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Creuzet, Michel - Los cuerpos intermedios

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Los cuerpos intermedios
por
M I C H E L CREUZET
Parte primera
La vida social
PROEMIO
La presente obra sobre los cuerpos intermedios no habrá de ser
un análisis completo de la vida social.
Su lugar debería estar, normalmente, a continuación de otros
estudios doctrinales sobre la labor de la sociedad, los problemas
del trabajo y las cuestiones de la familia.
Le debería preceder, lógicamente, también un estudio sobre el
Estado.
Creemos, sin embargo, oportuna ahora la aparición de este trabajo sobre los cuerpos intermedios, en un tiempo en el que se enfrentan dos concepciones opuestas del orden social.
Hay quien piensa- que una multitud jerarquizada de comunidades entre la familia —célula básica— y el Estado,
correspondientes
a cada necesidad de la vida humana, sería la mejor garantía de las
libertades personales, la condición del progreso social y de la paz
civil.
Otros, en cambio, estiman que vemos fatalmente hacia un nuevo
tipo de relaciones humanas, en el que' no habrá más que masas y
el Estado (o Supcrestado), que tomará a su cargo la totalidad de
la vida social.
Dos concepciones del hombre y de su lugar en la sociedad.
¿Cuál corresponde mejor a la naturaleza de las cosas? ¿Cuál
será la más capacitada para crear las mejores condiciones de vida
para que el hombre pueda alcanzar mejor su finalidad?
A estas cuestiones es a las que debe responder finalmente un
estudio sobre los cuerpos
intermedios.
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I
EL HOMBRE Y LAS COMUNIDADES EN LAS QUE VIVE
"En la sociedad —observa Pío XI— es donde el hombre desarrolla mejor su personalidad" (1). De ahí esa "tendencia a la
asociación", de la que habla Juan XXIII (2), "con el intento de
conseguir objetivos que sobrepasen las capacidades y medios de
que pueden disponer los individuos" (3).
Lo que cada cual no puede obtener solo, un instinto natural se
lo hace buscar en la ayuda aj ena. Esta observación no sólo es valedera para los bienes materiales, sino que se puede aplicar también
a bienes más altos. No en vano nos dice el Espíritu Santo, en el
Génesis: "No es conveniente que el hombre esté solo". La muerte de Nuestro Señor Jesucristo sella con la sangre redentora los
fundamentos divinos de la más perfecta de las sociedades: la Iglesia.
Esta tendencia natural de los hombres a agruparse, la encontramos realizada en multitud de entidades, comunidades, agrupaciones,
sociedades, asociaciones diversas, cuyo conjunto constituye el orden social. A cada uno de estos organismos le incumbre el objetivo
que persiguen sus miembros, desde la sociedad de pescadores de
(1) Carta a Duthoit, de 6 de julio.de 1937.
(2) Mater et Magistra, parte II.
(3) 'Cf. León XIII, encíclica Libertas Praestmitiss,immnJ párrafo 36
del texto latino: "Dios es quien iba hecho al hombre para la vida en sociedad y quien 3o ha unido a sus semejantes, con el fin de que las necesidades naturales que no pudiera satisfacer con sus solos esfuerzos, las satisficiera mediante la asociación.
Cf. Pío VI, encíclica Quod {iliquanhtm, 1791: "Es tal la debilidad de la
naturaleza humana, que para conservarse los hombres tienen necesidad unos
de otros, del socorro mutuo ... Es, pues, ;la misma naturaleza quien lia agrupado a los hombres y los ha reunido en sociedad".
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caña hasta la Iglesia, que se asigna el bien más alto: Dios. "Multitud de diversas sociedades jerarquizadas, escribe Jean Daujat (4),
corresponden a cada menester de la vida humana, para los que
el hombre aislado sería impotente".
Nuestra mira no es exponer aquí los beneficios de las instituciones temporales, consideradas en su generalidad (5), sino estudiar los diversos cuerpos sociales en los que ellas se sintetizan.
Pero, en primer lugar: ¿qué cuerpos son esos?
Elementos de la personalidad.
Lo que especifica al hombre, lo' que le caracteriza es su pertenencia a diversas comunidades.
Verdad de sentido común, de la que se puede afirmar que en. la
práctica es aceptada por todos, aun por los que la niegan "en
teoría".
Tomaremos como prueba una muestra trivial: lo que se observa a primera vista en un documento de identidad. ¿ Qué leemos
bajo la fotografía del titular de ese documento, entre las huellas digitales y sus sedas personales ? En primer lugar, su nombre.
Débil indicación en el plan social, es, sin embargo, la marca
por excelencia del individuo, que, como, tal, es inefable (6).
El apellido puede ilustrarnos algo más. La especificación empieza y puede ampliamente comenzar con él (7), ¿No'es esto ya
(4) J. Daujat, Catholicisme et socialisme, pág. 34. Edic. Le Gedre, 1,
rué Mazarin, París.
(5) Consúltese para esta cuestión la obra de Jean Ousset, Introducción
a la política, segunda parte, "Principio y fundamento", VERBO, núm. 11,
páginas 23 y sigs.
(6) "Todo lo que es individual, es inefable", dice el antiguó adagio latL
no. Lo inefable (incffabilis) es lo que no se puede describir, expresar. Hay
un misterio en 3o más íntimo de 'cada uno. El es él y no otro. En una misma familia, Julio no es -Héctor ni Juan, aunque tengan muchos rasgos comunes.
(7) No es indiferente saber que una persona pe llame Borbón, Hohenzollern, Foch, Pacelli o Rockefeller.
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una referencia a una comunidad, la comunidad básica, depositaría
de la vida, la primera edificadora, "el santuario familiar", como la
llama Pió XII? "Tiene un apellido", se dice de alguno cuya alcurnia es conocida por los servicios rendidos a Dios, a la patria o
al medio social de donde ha salido.
Pero a esto se podrá objetar que los Dupont, en Francia; los
García, en España, o los Tremblay, en Québec, están tan extendidos que la mención familiar resulta insuficiente. ¡ Y además, que
los sucesores de una familia de "lobos de mar" o de "conquistadores" pueden encontrarse perfectamente bajo la piel de un funcionario anticolonialista o de un coleccionista de mariposas!
Nacionalidad: elemento importante. La patria, la nación, señalan a un hombre con una marca casi indeleble. Con su título de
ciudadano británico, hindú o suizo, tenemos a nuestro hombre ligado a un tipo de vida social, a una cultura, a un grado de espiritualidad. Héle ahí participando de la índole propia de su nación,
con sus cualidades, sus defectos, su mayor o menor universalidad,
de los mil rasgos que dan a ese país su encanto particular (8).
Medios de vida geográficos.
La nacionalidad : indicación altamente preciosa, indispensable.
Sin embargo, insuficiente: "Paul Durand, francés". No podríamos discernir los rasgos del personaje si nos contentáramos solamente con estos índices y suprimiéramos la referencia a otros medios sociales incluidos en la vasta zona intermedia. Intermedia entre la familia y el Estado. Su supresión sería puramente abstracta,
ya que el documento de identidad continúa así:
"Fecha y ... lugar de nacimiento".
La fecha puede encarnar un poco mejor al personaje: un francés nacido en 1880 deberá tener la mentalidad de "un joven de
1900", o al menos, su porte característico. Esto puede indicar la
(8). No es cuestión" aquí de definir la nación en unas pocas líneas. No
aludimos a ella más que para ilustrar mejor lo que sigue.
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inserción en una comunidad nacional en un momento dado de la
historia. Por el lugar de nacimiento descubrimos una nueva comunidad: la del lugar de origen. El hecho de haber nacido o de haber pasado la infancia en Ouébec o en Saskatchewan es tan distintivo para un canadiense, como para un suizo, ser valesano o bernés, para un argentino el haber vivido sus primeros años en la
Patagonia ó'en la frontera boliviana, o para un francés ser alsaciano, bretón o provenzal.
Significaría, empero, desconocer totalmente la realdad el detenerse en la clasificación de turoneses, flamencos, lombardos, andaluces, etc.
El Sr. X ha nacido en tal ciudad, en tal aldea. Cada uno de esos
ambientes han contribuido a su educación. En el sentido etimológico, "e-ducere" es conducir, guiar hacia el crecimiento. En la aldea, en su barriada, ha crecido cada individuo. Allí ha aprendido a
ser hombre. Después ha completado su educación en la capital del
condado, del departamento, etc.
Aldea, barrio, villa o ciudad, municipio, cantón (bailía o distrito), condado, departamento, provincia o región, son todas ellas
unidades geográficas que hemos de estudiar en los siguientes capítulos.
Ambientes de vida profesionales.
No hemos aún leído todo .en el documento de identidad. Eri
una misma aldea, y, oon mayor razón, en una misma ciudad, no
tienen todos los ciudadanos las mismas actividades. Cada uno tiene una función determinada. Pero, ¿ por qué queda determinada,
si no es por'su profesión? Otra comunidad muy apropiada para
"marcar" al hombre y completar su personalidad. Abogado, oficial
de marina, matarife, vaquero, minero, estanciero, diplomático, pintor artístico ... ¿ No empezamos a saber ya de quién se trata ?
Una indagación más íntima nos hará descubrir, otros cuerpos
profesionales. La empresa que emplea a X y el oficio que ejercePor ejemplo: carpintero en una empresa de construcción naval.
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LOS CUERPOS INTERMEDIOS-,
La construcción naval (profesión), la carpintería (oficio), la firma Y ... que le emplea (empresa), son todas ellas cuerpos naturales en los que el individuo encuentra los recursos necesarios para
su existencia y para la vida de su familia, mediante el cumplimiento
de una actividad libre, creadora, en la que se manifiestan los dones personales recibidos de su Creador.
Como dice el buen sentido papular, ya se sabe "con quién se
está tratando". Cuando un patrono quiere contratar a un obrero
para un puesto de "confianza", poco le da que Jean Dupont sea
un francés.entre 45 millones. Lio que quiere saber es en qué comunidades sociales se ha formado, a qué comunidades profesionales
pertenece ahora.
Antiguo alumno de algún colegio técnico reputado, aprendiz
de un taller afamado por la calidad de su personal, inscrito en un
grupo gremial de una determinada ciudad..., éstos son los informes útiles a un empresario.
Cuando un padre casa a su hija, quiere saber de qué familia
es el novio. Pero también es a veces esencial conocer igualmente
los medios sociales en los que el joven ha vivido, las sociedades que
ha frecuentado, los grupos a los que ha dado su adhesión.
En una palabra, el patrono y el padre de familia, por diversas
razones, se preocupan de los medios educativos del obrero o del
novio. "Dime con quién andas, y te diré quién eres".
Primera definición de los cuerpos intermedios.
Estas variadas sociedades o comunidades, múltiples y ordenadas, en las que se forma y se completa la personalidad y de las
que hemos hecho un rápido inventario, son los cuerpos intermedios.
Procuremos darles una primera definición (9).
"Los cuerpos intermedios son grupos sociales o humanos situados entre el individuo aislado (o la familia, célula básica) y
el Estado.
(9) En sentido riguroso se trata más bien de una descripción bastante
elementa!, propia, del punto de partida en que nos encontramos.
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' "Están constituidos naturalmente (10) o por acuerdo deliberado (11), con vistas a conseguir una finalidad común de las personas que los componen" (12).
Son complementarios unos de otros en los planos siguientes:
— local: grupos relacionados con los lugares de nacimiento,
de vida, de educación de la persona: aldea, parroquia,' municipio,
barrio, ciudad, cantón, distrito, condado, provincia, diócesis, región...;
-— profesional: grupos relacionados con la actividad humana:
empresa, profesión, oficio, sindicatos, agrupaciones profesionales
diversas ...;
—• cultural: escuela (13), academia local, sociedad de música,
compañía teatral, grupo folklórico, cursos nocturnos ...;
—• religioso: la parroquia, la diócesis y sus obras;
— recreativo: grupos deportivos, de turismo, de festejos, de
coleccionistas, etc.
Cada cual en su ambiente tiene influencia sobre los que los
componen. Como decía Jean Daujat: "No se perfeccionan más
que dentro de esas sociedades". Vamos a verlo con detalle.
II
UNIDADES GEOGRAFICAS
Tratemos, en primer lugar, de los cuerpos intermedios locales.
El describir las múltiples comunidades locales parece una paradoja en un trabajo doctrinal.
(10) Por ejemplo, los cuerpos profesionales (empresa, oficio, profesión),
o locales (municipio, provincia).
(11) Cuando son consecuencia de un simple acuerdo1 entre sus miembros : sociedad de pesca, gremio, academia provincial ...
(12) Resumen de la definición de Rene Pierron en Bconomie
concertée et corps intermédiaires,
pág, 62. Edic. La Cité Catholiqwe, 3, ruie Copernic, Paris, XVI.
(13) La escuela no puede ser considerada como un cuerpo intermedio
más que 'bajo su aspecto, local particular. Por su alcance educador, no se la
podrá considerar como un cuerpo intermedio como ¡los demás.
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Los nombres de las unidades geográficas cambian de un país
a otro, y su superficie es extremadamente variable (14). Variable
es también la extensión de los poderes locales de una nación a
otra.
Fácil es pasar de la doctrina al sistema, cuando se entra en detalles técnicos sobre los que se puede tener legítimamente diversidad de opiniones (15).
Queremos por ello ceñirnos al aspecto doctrinal de la cuestión,
en el que aún el sentido común, el orden natural y el cristiano
pueden iluminarnos.
Porque las comunidades locales no deben ser divisiones arbitrarias, sino corresponder a un orden social duradero, permanente,
conforme a las exigencias de la naturaleza humana, cualesquiera
•que sean las modalidades concretas en las que tengan realidad estas
comunidades.
Pretendemos descubrir las nociones fundamentales que nos
permitan colocarnos en la encrucijada de los sistemas y programas diversos. Y para esto nos sometemos a las indicaciones de lo
verdaderamente real, sin separarnos de ello ni un ápice. Descubrir, se podría decir, los "cuerpos simples"' de la vida social, cuya
(14) Compárese un departamento o urna provincia europea con una provincia de la Argentina o idel Brasil, por |ejemplo. Grandes diferencias de
superficie de los cantones suizos entre sí.
(15) Doctrina: verdad permanente y universal (no se puede cambiar
de doctrina. Ella se refiere a verdades inmutables).
Sistema: política valedera para una época bastante larga o para un país
•o conjunto de países. El sistema puede y debe variar, pero a largo plazo.
Le lia ce falta una relativa estabilidad para dar sus frutos.
Programa: plan de aplicación preciso, limitado a un caso concreto (por
•esta razón es esencialmente ¡variable y debe variar bajo ¡pena de inadaptación o de esclerosis).
Se puede también ser víctima de las palabras, que toman sentidos diferentes según las versiones políticas tde unos y de otros : de ahí los nombres
de "provincia" y de "departamento" en Francia, país en el que las pasiones
lian ejercido un importante papel en la división del territorio, sobre todo
desdé la Revolución de 1789.
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posibilidad de indefinidas relaciones mutuas responda a la. complejidad de las realidades humanas.
En vez de llevarnos a insuperables antinomias, la complejidad
de las cosas nos mostrará multitud de fórmulas complementarias
de comunidades locales.
Componentes fundamentales de las comunidades locales.
La realidad que queremos estudiar puede ser geográfica, étnica, histórica, económica, política y hasta cultural. Estos caracteres van frecuentemente entrelazados. La geografía manda, de una
parte, a lo económico y a lo histórico. Lo histórico puede explicar lo político, lo cultural y hasta lo étnico. Lo político (acción del
hombre decuplicada por la palanca de las instituciones sociales),,
puede influir en otros campos: económico, histórico, cultural, étnico y geográfico (16).
Lo importante está en no olvidar nada, en no subestimar nada
arbitrariamente. El conjunto de estos elementos forma (digamos,,
más bien, puede o debe formar) como un equilibrio de fuerzas;
su designio está en cambiar perfectamente sus relaciones. Toda
negativa a admitir una sola parte de la realidad no dará por resultado más que ruinas y mutilaciones.
Por ello se ve desde el comienzo que es insuficiente ocuparse
solamente de economía y ordenar todo en su consecuencia, sin tener presente la historia, la política-y los datos culturales o étnicos.
Igualmente insuficiente es no querer saber más que historia,,
es decir, hablar sólo de condados o provincias de la antigüedad.
Puede acontecer que por el incremento de nuevas vías o por cualquier causa, la vida de una región haya sido modificada. Las antiguas provincias, además, no han tenido todas ese carácter de fije(16) Ejemplos de realizaciones económicas que han tenido consecuencias en la determinación de las unidades Apolíticas o sobre la vida de las
provincias o regiones: la construcción de presas de irrigación de regiones
semidesérticas; la apertura de canales, corno los de Suez o Panamá, que revolucionaron las relaciones entre continentes...
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za que es como el sello de las realidades formadas por la naturaleza. Si algunas se han mantenido de una manera casi constante,
.¿cuántas otras han tenido un carácter muy desigual, casi episódico ?
La Champaña, la Borgoña, sufrieron vicisitudes históricas y
sus fronteras no estuvieron jamás fijas en el curso de los siglos.
Otras, como la Isla de Francia, la Gu.yena, el Languedoc no eran
más que complejos administrativos que englobaban países de personalidad muy marcada. El Languedoc iba desde Montpellier hasta el Puy y comprendía el Velay y el Vivarais ...
Nápoles, Cataluña y Brandeburgo han conocido, bajo estatutos políticos diferentes, variaciones en su extensión, su jurisdicción y su influencia.
En el Canadá, en el Brasil, en el jar-'zvest americano, vastas
^extensiones han sido parceladas en regiones más delimitadas por
el repoblamiento progresivo y la inmigración.
Este último factor —histórico o étnico— es importantísimo
•en el Nuevo Mundo y en Australia.
Contribuye en gran medida a determinar ia fisonomía de un distrito, de un condado, de una provincia y hasta de un Estado: los
unos serán "irlandeses" ; los otros, "franceses" ; los otros, "alemaríes", "eslavos" o "japoneses".
Hay que tener en cuenta todo. Se observa, entonces, que las
antiguas referencias territoriales, que podrán ser legítimas en la
actualidad, no lo parecen sino por referencia a esos caracteres fundamentales acabados de enumerar.
El peligro reside en la uniformidad sistemática y puramente
centralizadora. Si se tuviera solamente en cuenta la economía, se
caería ciertamente en los trastornos de la revolución tecnocrática,
marxista y sinárquica (17).
(17) Las consecuencias lógicas son: la división arbitraria de territorios
ligados entre sí por un .pasado común (cf. el proyecto francés que situaba
Nantes, patria de la Duquesa Ana, fuera de la Bretaña), el desplazamiento
de poblaciones mamt militari (cf. el desarrollo económico de la Siberia soviética como consecuencia de deportaciones masivas) y, finalmente, el aban57
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Digamos que pertenece directamente a la política poner a punto
la fórmula de un justo equilibrio. Este es uno de sus fines principales. i No enseñaba Santo Tomás que, entre todas las ciencias ella
ocupa el primer puesto, teniendo el papel arquitectónico con relación a las demás ? A ella, pues, el cuidado de ordenar, teniendo en
cuenta las experiencias del pasado, del estado presente, las exigencias del .porvenir y las realidades geográficas, históricas, etc.
Pero le queda un margen considerable a la iniciativa benéfica
del político prudente. Ciertamente que no le es dado transformar
el clima o la constitución geográfica de una región, pero puede ha'cer mucho en su ordenación. Impedir, por ejemplo, que tal ciudad,
en otro tiempo próspera, pueda morir, estableciendo en ella o haciendo que en ella continúen los servicios administrativos, judiciales, culturales, militares, etc. (18).
Y en el capítulo del campesinado (19), una política fiscal juiciosa serviría de mucho para mantener en un estado de relativa
prosperidad las regiones menos fértiles o dé cultivo más difícil, cuyos habitantes sean incapaces de luchar en iguales condiciones con
los labradores de zonas más ricas y mejor situadas.
Estas realizaciones serán posibles a oondíción de renunciar a la
falsa idea de Igualdad, con mayúscula, que, a fin de cuentas, conduce a las más variadas formas de totalitarismo (20).
dono completo o vuelta al desierto de regiones decretadas como "no rentables".
(18) De ahí que muchos regionalistas estén de acuerdo en no querer que
la universidad regional se sitúe en la "ciudad-centro" de la región y prefieran que tenga su sede en una ciudad más ¡propicia a la calma de Jos
estudios.
(19) Sobre la política fiscal en favor de los medios agrícolas, Cf. Mater et Magistra, parte III.
(20) Igualdad revolucionaria absoluta y no la justa igualdad relativa
(igualdad civil, fundada sobre la común naturaleza humana) que se realiza
finalmente en la diversidad de jerarquías (cf. Pío XII, Mensaje
radiofónico
de Navidad, 1944).
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LOS CUERPOS INTERMEDIOS-,
III
DE LA ALDEA A LA CIUDAD
Sin llegar a discusiones contingentes, se puede hablar, de.la ciudad y de la aldea, porque se las encuentra en todas partes. Se
puede señalar también la función civilizadora de los diferentes peldaños de comunidades locales en la escala social, entre la familia y
el Estado. Poco importa que en una parte el jefe del municipio sea
un burgomaestre y en otra un alcalde. Poco importa que en los
países anglosajones se hable de condados y en los latinos de provincias (21).
Bajo estas diferencias accidentales se encuentran los mismos
tipos esenciales de los grupos humanos.
La aldea, primera forma de la vida pública.
La aldea es, como dice Jean Daujat, "el germen, el bosquejo,
la primera forma social del orden de la vida pública ..., la primera
comunidad de vida de los hogares". En ella se reúnen la agricultura o la pesca, artesanado, pequeño comercio que suministra lo
necesario. Tiene generalmente su escuela, su guarda rural, su cuerpo de bomberos. La vida religiosa está centralizada en la iglesia.
(21) Los ejemplos de cuerpos intermedios que damos en esta obra no
tienen en cuenta, voluntariamente, la organización política de los países
de que Ihemos )de tratar. La autonomía reconocida de los cuerpos intermedios, su papel político, no son idénticos en todas partes. En ciertos países
las provincias son verdaderos estados federados entre sí. En Suiza, las jerarquías políticas de la Confederación reproducen exactamente los cuerpos
intermedios. La unidad .política es el municipio. El cantón es una federación
de municipios. Pero se puede conseguir legítimamente un orden de cuerpos
intermedios sin tener que llegar a una fórmula federativa. Son dos cosas diferentes. Nos limitaremos a las comunidades sociales y nó a las formas de
regímenes políticos.
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La municipalidad dicta leyes, vela por la conservación y seguridad
de los habitantes.
"En los pueblos primitivos, añade Daujat, la aldea es la sola
íorma de vida pública y en ella la autoridad es soberana" (22).
Punción educadora de la aldea.
Vínculo familiar, hogar del campesinado, la aldea educa a los
hombres por varios motivos :
1.° Es una comunidad restringida en la que cada uno se conoce. La "sanción social" juega en ella un gran papel. La enseñanza
teórica de la moral se encarna aquí en las mismas costumbres, que
no se pueden infringir sin que "todo el mundo" lo sepa.
2.° Arraiga en su habitantes una tradición viviente. No estamos hablando solamente del pasado, rico en valores civilizadores
acumulados por generaciones, sino también en el acrecentamiento
progresivo de este capital por la juventud (23).
Cultura, obras del ingenio y del arte, éhtes, vocaciones reli(22) En los (países en vía de desarrollo, los caciques podrían, con una
buena educación social, constituir la primera selección básica de los cuerpos
intermedios por formar. Desgraciadamente, el predominio de los métodos
colectivistas los ha transformado, a veces, en simples agentes electorales,
o más aún, en delegados del partido comunista, encargados de la formación
ideológica de la aldea.
(23) Es abusivo identificar con la hiprocresía las buenas maneras sociales. El Dr. Labat escribe muy propiamente sobre la moral "tradicional"
{L'âme Paysanne, Delagrave, París, 1943) : "Se puede admitir que en esta
vida moral se hallen principalmente tradiciones y usanzas ; pero la usanza y
la tradición del bien son la coronación de largos esfuerzos interiores para hacer pasar ciertos actos de lo consciente a lo inconsciente. Mas, saber lo que en
las rutinas religiosas es superficial y corresponde a fórmulas, palabras o gestos, es cosa difícil, y mo es, además, racional, separar la idea religiosa de los
ritos, pues en la misma esencia de éstos está el ser comunicables, el religar
las almas entre sí (religare) ... Tomándolos hechos concretos como se presentan a la observación, la religión inspiraba la vida moral, 3e daba la dirección, el apoyo y el empuje. Nada lo muestra más claramente que el comportamiento de las almas durante la Revolución".
60
LOS CUERPOS INTERMEDIOS-,
glosas y sacerdotales deberían encontrar en la aldea la primera y
sólida raíz.
3.° La aldea permite al hombre mantener contacto con la tierra y con el mar.
4.° Y en último término, se tiene la conciencia de actuar como
hombres, de establecer con los demás relaciones humanas, y no
quedar ahogados, perdidos en el anonimato. El hecho de conocerse
no tiene solamente la ventaja de ser un freno a las procacidades.
Engendra también una forma de vida, un comportamiento que es
lo opuesto al "acondicionamiento". "La libertad, advierte Pierre
Péronnet (24), no reside en una proclamación teórica, sino en una
organización, es decir, en la armonía de un conjunto de órganos,
de cuerpos intermedios, que prácticamente la favorecen".
Por estas razones, la aldea es el tipo de comunidad humana sobre la cual se funda lo que se ha dado en llamar "la civilización
rural". ¿Qué más hay que añadir?
"Hay que velar, escribe Pío XII (25), con el mayor cuidado
para que los elementos esenciales de lo que se podría llamar la verdadera civilización rural (26), se conserven en la nación: ardor en
el trabajo, sencillez y rectitud respecto a la autoridad, sobre todo
a la de los padres, amor a la patria y fidelidad a las tradiciones
que en el curso de los siglos se han mostrado fecundas y beneficiosas, disposición de ayuda mutua, no solamente en el círculo de
la propia familia, sino igualmente entre familias diferentes, entre
(24) Cwilisation. et chrétienté, informe al X.° Congreso de la Cité Catholique (cf. Verbe, suplemento núm. 13, pág. 12 y traducido al castellano
en VERBO, núm. 2, pág. 45 y sigs.
(25) Carta Al vivo compiacimento,
18 de setiembre de 1957, al Cardenal Siri. Pío .XII declaraba a los labradores de Italia, el 15 de noviembre
de 1946: "El progreso ha acortado mucho las distancias, ha acercado el
campo a ía ciudad, ha facilitado los contactos entre los campesinos y los
ciudadanos; pero también ha derribado numerosas barreras que antes constituían una defensa de la pureza de las costumbres en los pueblos rurales.
"Todo esto, agravado por la propaganda antirreligiosa de los últimos
años, ha enfriado desgraciadamente la fe en numerosas zonas",
(26) No tratamos aquí de los problemas específicos del campesinado.
Se les encontrará tratados en el.número 20 de VERBO.
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casas diferentes; este valor único, en fin: nuestro espíritu religioso,
sin el cual todos éstos que se acaban de enumerar no tendrían ninguna consistencia y perderían toda su valía, quedando reducidos a
una avidez desenfrenada de ganancias". "La iglesia, añade el Papa,
es el corazón de la aldea" (27).
Hay que devolverle al hombre que, forzado por la necesidad,
fascinado por los "atractivos artificiales y febriles de las ciudades
tentaculares" (28), abandona su patria chica, bajo pena de declinación moral, un ambiente de vida que le recuerde su aldea natal (29). Este ha de ser el objetivo de las "obras de colonización,
que conservan las sólidas virtudes de la vida rural" (30), "teniendo el cuidado de no romper las tradiciones familiares y religiosas,
de restablecer, acto continuo, el contacto con el medio y con los
que tienen la misión divina de guiar las almas hacia su verdadera
felicidad; y facilitando todo lo que pudiere hacer nacer en los recién llegados el sentimiento de la solidaridad mutua, de las comunes responsabilidades y del amor a la nueva "patria chica", que los
acoge tan generosamente" (31).
5.° La vida rural, más cercana a la naturaleza, más alejada
(27) Bastantes trozos habría que citar de la obra del Dr. Labat, L'ame
paysanne, Delagrave, París, 1943, que exhiben, tomados a lo vivo, los frutos
de civilización de una aldea cristiana... y la vuelta a la barbarie bajo el
efecto de la centralización estatal. La misma raza se resiente de la relajación de las costumbres y ¡de la decadencia de los buenos habitus sociales.
(28) Pío XII, Carta pontificia a la IV Semana social del Canadá, en
Rimuski, 31 de agosto de 1947.
(29) "El Padre Santo, que en múltiples ocasiones ha denunciado el peligro del hacinamiento de las grandes masas humanas en las aglomeraciones urbanas, invitaba, hace poco, a los agricultores a no abdicar de la nobleza de su profesión para venir \SL '"perder en la ciudad, que no les reserva a.
menudo más que desilusiones, las economías laboriosamente reunidas, y muy
frecuentemente la salud, las fuerzas, la alegría, el honor y la misma alma".
Con esto se indica la gran importancia que el Soberano Pontífice da a la
cuestión del "asentamiento rural"." (Carta de la Secretaría de Estado de
Pío XII al Cardenal Léger, 23 de septiembre de 1954).
(30) Carta pontificia, de Mrs. Dell'Acqua, a la XVIII Semana social
de España, 30 de junio de 1958.
(31) A la Diócesis de Badajos, 15 de noviembre de 1957.
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LOS CUERPOS INTERMEDIOS-,
de las seducciones artificiales, es un factor de estabilidad económica. Dice Pío XII (32), hablando del "conflicto actual entre la
ciudad y el campo", "que se trata de formar hombres diametralmente opuestos.
"Las ciudades modernas, con su constante desarrollo y sus aglomeraciones humanas, son el producto típico del dominio interesado
del gran capital sobre la vida económica; y no sólo sobre la vida
económica, sino también. sobre eí mismo hombre. Efectivamente,
como lo ha advertido eficazmente nuestro glorioso predecesor
Pío XI en su encíclica Quadragesimo anno acontece demasiado a menudo que ya no son las necesidades humanas y su importancia natural y objetiva las que regulan la vida económica y el
uso del capital, sino, por el contrario, es el capital y sus afanes de
ganancia los que determinan las necesidades que hay que satisfacer
y su amplitud".
Este estado de cosas —calificado por Pío XII de antinatural (33)—, corre desgraciadamente el riesgo de extenderse hasta
las aldeas.
"Nio es al propio régimen (capitalista) a quien hay que culpar,
escribe Pío XII (34), sino al peligro que traería si su influencia
viniese a alterar el carácter específico de la vida rural, identificándola a la de los centros urbanos e industriales, haciendo del "campo", como aquí se entiende, una simple extensión o arrabal de la
"ciudad". Tal práctica y la teoría que la patrocina son falsas y
nocivas.
"Es el marxismo, como ya se sabe, quien las profesa".
El riesgo no es imaginario.
La podredumbre intelectual y moral está conquistando el campo .en tal grado, que la civilización rural ha sido gravemente herida.
(32) Alocución a la Confederación
italiana de labradores patronos, 15
de noviembre de 1946.
(33) Ibidem.
(34) Alocución al Congreso internacional para los problemas de la vida
rural, 2 de julio de 1961.
63
MIGHBL CRHVZÊT
Le queda, sin embargo, a esta última el contraveneno que ella
misma contiene: una vida naturalmente más estable, un estado de
espíritu cimentado ordinariamente sobre el sentido común y el
orden natural de las cosas.
Cuerpos subsidiarios de la aldea.
Al hablar de la aldea, ya hemos abordado los problemas de la
civilización rural. Les atañen también a las pequeñas ciudades, en
los escalones inmediatamente superiores, ya que los intercambios
con las aldeas son continuos. Son sus cuerpos subsidiarios inmediatos.
Los beneficios de la civilización rural se vuelven a encontrar
también en las comunidades a escala humana, como las barriadas
•de las ciudades, por ejemplo.
"En las grandes ciudades, escribe Jean-François Gravier (35),
los urbanistas modernos cuidan de organizar en torno de estos dos
polos (el campanario y la escuela), lo que ellos llaman "unidades
residenciales" ; en lenguaje normal: barrios" (36).
Se ve, pues, que el orden normal y natural de las cosas exige
<jue entre las aldeas y las grandes ciudades gravite una infinidad
de grupos humanos intermedios, proporcionando cada uno a las
•comunidades menos vastas que él mismo, su complemento necesario.
Las cwitas romana prefiguró esta "trabazón de ciudades y predios", ya que comprendía, además de la aglomeración urbana, un
sinfín de villas, con una población, cada una de ellas, de dos a tres
centenares de habitantes.
(35) Mise en valeur de la France, Ediciones de Le Portulan, Paris.
(36) Los habitantes de las grandes ciudades de los Estados Unidos tienden a volver a la ¡noción de los barrios. Los mismos contratistas empresarios
se inspiran en ellos al construir los grandes complejos residenciales. Quitando los centros de negocio, los barrios residenciales forman con frecuencia pequeñas comunidades, cuyos habitantes se conocen o se reúnen en los
clubs locales. Y son numerosos los que no dudan en hacer todas las tardes
sus 60 u 80 kilómetros para volver a su cottage o a-su pequeña ciudad
•campesina.
''
' :. : I • :
¿4
LOS CUERPOS INTERMEDIOS
El mal del urbanismo, denunciado .por Pío XII, no atañe más
que a las grandes ciudades, monstruos engendrados por la "civilización industrial", verdaderas Babilonias en las que desaparece
el hombre absorbido por la uniformidad de la masa gregaria.
No se trata, empero, de hacer volver toda la civilización a la
existencia aldeana.
Tan tentadoras como puedan serlo las nostalgias bucólicas, no
corresponden apenas a la realidad del mundo actual.
No obstante, se pueden perfectamente aliar las ventajas humanas de la civilización rural con el esfuerzo civilizador de las ciudades : por medio dé sus escuelas secundarias o superiores, sus locales de cultura intelectual y de formación de élites, el prestigio
de sus tradiciones, etc.
Pero, aun en esto, hay que distinguir eptre las "ciudades" y
la "ciudad", propiamente dicha. Algunas podrán tener universidades, academias, hospitales modernos, amplias bibliotecas. Otras,
en cambio, no tendrán más que un colegio, y aun habrá otras
que no lleguen más que a ser un centrvo administrativo, episcopal o
militar.
Igual al variado numero de posibilidades, así habrá un sinnúmero de pequeños focos en cuyo alrededor los hombres podrán civilizarse.
Esta es la vida social y su orden natural. Pero no es ésta la
concepción que preside el monstruoso crecimiento de las "ciudades tentaculares".
Las ciudades tentaculares.
"En Polonia, escribe el comunista Kolakowski (37), hay dos
factores que actúan con toda evidencia en favor de la laicización^
y de los que. se puede decir que tienen una fuerza objetiva en el
(37) "Proposiciones de sacro et profano", en Argumenty, revista po-,
laca, 7 de mayo de 1961 (texto reproducido por VERBO, núm. 13, "Catolicismo abierto").
65,
MIGHBL
CRBUZBT
país: primero, la urbanización de la vida social, y segundo, el progreso de la instrucción".
Dejemos de lado el segundo punto —función de la escuela laica eñ el progreso del comunismo, que no es nuestro objeto aquí.
En cuanto al primer punto, ¿ cómo puede favorecer "la urbanización de la vida social" a la "laicización" y, en la visión de Kolakorwski, a la marxistización de un país? (38). ¿Y cómo se puede
tener, con el simple hecho de aumentar las agrupaciones urbanas,
una influencia ideológica en el sentido revolucionario?
Es que se ha desviado a la ciudad de su objetivo natural.
"Centro en torno al cual las aldeas y los campos se agrupan
con la finalidad de recibir de él y de encontrar en él todo aquello
que les falta para poder participar de esta vida civilizada", nos
dice Jean Daujat.
Esta función complementaria de la ciudad con respecto al campo, desaparece del panorama común al capitalismo liberal y al marxismo.
La ciudad tiende a transformarse en la sola comunidad de vida
civilizada. Lejos de favorecer el desarrollo y la civilizazción de las
aldeas y los campos, los "grandes centros" vuelven anémico todo
lo que no les incumbe directamente, y, en primer término, las ciudades más pequeñas con sus predios respectivos.
Al capitalismo liberal, nos lo dijo Pío XI (39), le interesa
aumentar la producción y crear nuevas necesidades, a menudo artificiales, para acumular riquezas. El siglo x i x vivió en el anhelo
de que esta carrera hacia el bienestar aprovechase a todos los hombres, aun a los más desgraciados. Demasiado confiado en el automatismo de las leyes del mercado, el liberalismo económico ha api(38) Es sugestivo comprobar que Pío XII, hablando de la empresa
agrícola familiar, la presente como un dique contra el peligro del "urbanismo". Desde puntos de vista opuestos, concuerdan el diagnóstico del Papa
y el de líos comunistas. Cf. también la Carta del Secretario de Estado al
Cardenal Léger, de 23 de septiembre de 1954: "El Santo Padre, que en
muchas ocasiones ha denunciado los peligros de que se amontonen grandes
masas humanas en las aglomeraciones urbanas ..."
(39) Cf. mpra.
66
LOS CUERPOS INTERMEDIOS-,
fiado al elemento obrero venido de los campos en esos "cuarteles",
en esas chozas pestíferas que son aún el oprobio de las grandes
ciudades industriales.
Simultáneamente, la economía rural quedaba reducida a un estado de inferioridad con respecto a la industria,, más rápidamente
"rentable". De ahí el "éxodo del campo" y la concentración urbana en las ciudades muy grandes.
Desde hace aproximadamente dos años, Sao Paulo ha aumentado en más de un millón de habitantes.
En el "gran Dakar" se habían previsto construcciones para
alojar a la población venida del campo. ¡ No bien terminadas de
construir ya había a su alrededor, en 1960, una verdadera ciudad
hecha de latas, equivalente en superficie a las nuevas barriadas!
La. región parisiense ve llegar cada año cien mil provincianos.
En la Argentina, el tercio de la población total se agrupa en
unas pocas enormes aglomeraciones.
La construcción de ciudades "concentracionarias" con materiales muy ligeros y a precios elevadísimos, ha hecho la fortuna de.un
capitalismo abusivo.
También ha hecho la fortuna del marxismo. Nada favorece más
a la "enajenación", al desarraigo de los individuos que la urbanización excesiva. El "acondicionamiento" político, moral y psicológico queda favorecido por ello. La personalidad se diluye en "conglomerados" que ya no son de talla humana.
Un clima como este es el "baño" soñado por el materialismo.
La urbanización abusiva es una condición importante en esta "masificación" que Pío XII oponía a la organización humana del "pueblo verdadero" (40).
Separado de la naturaleza, preocupado con la sola producción
de bienes materiales, hundido en una vida artificial, sometido a
presiones sociales cada vez mayores-, desequilibrado físicamente por
la excesiva multiplicidad de sensaciones y por una tensión nerviosa anormal, ¿cómo podría resistir el hombre? ¿Cómo no habría
(40) Mensaje
radiofómco
de Navidad, 1944.
67
MIGHBL
CREUZET
de ser la presa determinada por los regímenes totalitarios? ¿Cómo
no habría de perder de vista su fin natural y sobrenatural?
Sin mencionar la miseria, generalmente mayor que en la vida
rural, porque en aquélla el número de los que no poseen nada propio es considerablemente mayor. Fuera de su empleo, el obrero de
las ciüdades no tiene apenas los medios de conseguir su alimento,
como lo puede hacer el de la. aldea, que posee un huerto,. algunas
aves y, a veces, un trozo'de tierra de cultivo (41).
El hombre de las ciudades excesivamente grandes tiende a convertirse en alguien que no puede nada por sí mismo, depende estrechamente del medió social y no tiene ya raíces (42), es decir,
en el propio tipo del proletario, instrumento de la revolución permanente (43).
A estos inconvenientes de las ciudades tentaculares hay que
áñadir el peligro moral del anonimato, de las grandes muchedumbres y del "descastamiento" (44), Dé él hemos hablado con respecto a la aldea. A él volveremos en el capítulo destinado a la civilización.
(41) Cf. Pío XII: "El aspecto exterior fde Roma es, sin género de duda,
en algunos sectores, bien triste, como es el caso en otras grandes ciudades.
Sin mencionar las casas que amenazan ruina o que son malsanas, aún se
ven —o por mejor decir, se ven siempre -aparecer de nuevo— chozas, chamizos, covachas minúsculas, todos, de una u otra forma, inhabitables. No
hay que olvidar que es siempre grande la afluencia de los que son atraídos
por el encanto* con frecuencia engañador, de la gran ciudad, y por el anhelo de encontrar en ella una vida más fácil y más holgada". (Alocución
a los directores de los institutos italianos para viviendas populares, 21 de
noviembre de 1953).
(42) Por ello, la reacción natural de los provincianos es agruparse en
las grandes ciudades por provincias de origen: los bretones, en París, por
ejemplo, o la colonia de las Marcas, en Roma.
(43) Expresión de Lenin comentada en la jbbra de Jean Ousset, El
Marxismo-leninismo,
2." parte, cap. II, "Alienaciones."
(44) Cuántos padres tiemblan al enviar a su hijo o hija a trabajar "a
la ciudad", pues saben la clase de conversaciones y de costumbres usadas
en las fábricas, grandes almacenes, moda, oficinas, restaurantes ...
68
LOS CUERPOS
INTERMEDIOS-,
"Urbanización" marxista de la vida rural.
Se comprende que el marxismo, como lo subrayaba Pío XII,
haya-pretendido llevar hasta el campo el "acondicionamiento urbano". Lo ha hecho matando la civilización rural, colectivizando y.
centralizando al máximo la tierra, los cultivos, la economía y la
misma vida de sus habitantes.
No es raro que haya católicos que presenten esta maniobra como
un progreso: como aquel periodista que recientemente se felicitaba
de ver desaparecer las aldeas. Ya no serán de ahora en adelante
más que prolongaciones de la gran urbe.
Esta colectivización tiene en mientes la posición de clases.
Prosigue la labor del urbanismo liberal, que dividía las aglomeraciones urbanas en barrios burgueses, obreros, etc., de tal manera
que las personas de condiciones diferentes pudieran ignorarse y combatirse más fácilmente.
En otros tiempos se podía vér al zapatero remendón codearse
con el financiero en el mismo inmueble y echar juntos úná parrafada.
Enrique IV de Francia apreciaba esta familiaridad "democrática" de las clases sociales, como se puede comprobar en una de
sus cartas, que cita Itinéraires (núm. 54. junio de 1961, rué Garaniére, París,'VI). . • ••
Complementariedad recíproca de la aldea y de la ciudad.
Si la aldea no puede pasar sin la ciudad, a su vez la "ciudad,
escribe Jean Daujat, no puede pasar sin la cooperación del campo:
y los recursos suministrados por la agricultura y la ganadería. Y
si la civilización no existe más que a partir del desenvolvimiento
de la vida urbana, no trae como consecuencia la desaparición^ ni.
siquiera la disminución de la vida rural; no obliga ni siquiera ai
predominio de la vida urbana, sino a una justa proporción, a un
equilibrio de cooperaciones y cualidades complementarias de la vida1
69
MIGUEL CREUZET
urbana y rural. Será necesaria, pues, la reunión de la ciudad con
los campos circundantes para construir un tipo acabado de vida
social en orden público" (45).
Este "vasto conjunto de ciudades y campos" expone en toda
su amplitud el problema de las comunidades locales intermedias,
desde el municipio hasta la región.
IV
DEL MUNICIPIO A LA REGION
Municipio o municipalidad.
Básica comunidad civil, el municipio ofrece igual carácter en
todos los países: es el centro donde se gestiona el bien público,
implantado para la vida y los intereses de los ciudadanos.
"En este municipio, escribe el R. P. Riquet, S. J. (46), se le
ofrecen a cada ciudadano las posibilidades inmediatas de actividad
benéfica y apremiante. Todos pueden ambicionar allí hacer un papel, si no espectacular, al menos, útil; estar en su puesto, ser la
pieza maestra de un conjunto del que cada uno puede sacar provecho".
'
No en todas partes son iguales los estatutos de los municipios
ni sus radios de acción.
Como dice muy bien Gravíer (47), ya que no pueden los muni(45) Esta armonía ciudades-campo es muy importante en la vida de un
país. El drama económico de Austria, nacido del tratado de Versalles, ha
producido el carácter anormal de este país : Viena, la antigua capital de un
imperio, es enorme con respecto a la superficie del país; Austria posee numerosos centros industriales, mientras que Hungría es casi totalmente rural.
El desmembramiento del Estado Austro-Húngaro ha. privado a las nuevas
naciones de un complemento .propicio a la economía común.
(46) Civisme, revista de la Jeune Chambre économique française, números 7-8, enero-febrero de 1962.
(47) Mise en valeur de la. France, Edic. Le Portulan.
70
LOS CUERPOS INTERMEDIOS-,
cipios importantes seguir manteniendo su contacto directo con los
individuos o con los pequeños cuerpos intermedios de sus localidades, se pretende ahora, oomo ya lo hemos visto, revalorizar la
noción de barrio, antaño tan viva. Pudiera ser conveniente que a
los intereses del barrio correspondiera una corporación pública
reconocida en las legislaciones, sin la cual el municipio correría el
riesgio de no ser ya como el vivero de abnegación por el bien público, obligación que le dio su grandeza (48). De lo contrarío las relaciones humanas cederían su puesto a las administrativas; los alcaldes y los concejales serían desconocidos por sus electores. Las
presiones ideológicas de los partidos o los intereses de las potencias económicas locales no dejarían de utilizar este fenómeno de
concentración en su propio provecho. Habría, pues, que volver a
una comunidad básica, que tenga relaciones directas con los vecinos, como sucede en los municipios rurales. Las municipalidades
(48) Cf. Pío XII, Discurso a los alcaldes y concejales de los municipios, 23 de octubre de 1950: "La labor paciente, ordenada, constructiva que
se realiza cada. día en el modesto, pero importante círculo vital de la administración comunal, deja (al mundo) a menudo indiferente.
"No es a los operarios de esta labor a quienes la opinión ¡pública trenza
coronas o erige monumentos. No obstante, en la casa del Padre común de
la cristiandad, el esplendor de los jepresentantes más ilustres de las naciones no deja en sombras aí valor de vuestra actividad.
"Nadie mejor que Nos la aprecia, porque nadie mejor que Nos comprende y valora la pesada carga que pesa sobre cada uno de vosotros. Nadie mejor que Nos estima, en su' justo valor, los dones y las cualidades de orden
intelectual y moral que el mantenimiento y la gestión de los asuntos locales requieren en los que son sus órganos competentes.
Y ¿cómo podría ser de otra manera, ya 'que 'La ímisma naturaleza de
vuestras fundones os pone en contacto permanente, directo e inmediato con
la realidad de la vida, con sus alternativas de gozos y dolores, de prosperidad y miseria, de luz y de sombra?
"Vuestra peregrinación a este centro de la cristiandad muestra que vuestro ideal no se limita a procurar solamente el bien material y económico de
vuestros conciudadanos, sino que apuntáis a mantener, len lo que depende de
vosotros, con la salud moral de vuestras poblaciones, la preciosa herencia
de fe y de tradiciones cristianas, gracias a las cuales habéis podido defender, contra todas las asechanzas del espíritu de incredulidad y desorden,
su verdadero progreso en la verdadera y justa libertad".
71
MIGHBL CRBUZBT
urbanas podrían ser perfectamente la representación de los barrios,
como ciertas municipalidades de Québec son la agrupación de muchas "parroquias" rurales (49).
Con este carácter bien asegurado, podría ser el municipio, por
medio de programas sucesivos elaborados con el concurso de los
entendidos del lugar, un foco de vida intenso.
Pero convendría aún que los municipios gozasen de libertades,
de "franquicias" que les permitiesen actuar con autonomía y no
ser los menos ejecutores pasivos de las órdenes ministeriales (50).
¿ Cómo podremos aspirar a que se instaure o renazca una vida
social, sí los interesados no tienen ya la posibilidad de administrar
lo que conocen mejor que nadie, pues sus ménores decisiones han
de estar sometidas a la autorización previa o al veto de un gobernador —con los ojos fijos en el gobierno central—, o de un servicio ministerial situado a 800 .kilómetros de la aldea?
El cantón, el distrito, el "país" y el condado.
Pero estas libertades, para ser realmente eficaces, deben tener
correspondencia en un poder real de ejecución.
"Los municipios rurales, escribe. J. F, Gravier (51), son más
complicados y más variados de lo que se cree. Sus posibilidades de
independencia y de "libertades municipales" reales son grandisi(49) Ciertas parroquias del Canadá francés han conservado poderes civiles además de sus atribuciones religiosas.
(50) Cf. León XIII,: La Iglesia... "no reprende en nada a los que se
afanan en conceder a los municipios la ventaja de vivir según, sus propias
leyes, y a los ciudadanos todas las facilidades concernientes al acrecentamiento de su bienestar. Con respecto a toda clase de libertades civiles, libres
de excesos, la Iglesia ha tenido siempre la norma de ser una antiquísima
protectora, como atestiguan particularmente las ciudades italianas que encontraron, bajo el régimen municipal, la prosperidad, la pujanza y la gloria, mientras la influencia saludable de la Iglesia, sin encontrar oposición
alguna, penetraba en todas las partes del cuerpo social (Libertas praestantissinmm, 20 de julio de 1888, ¡párrafo latino núm. 65).
(51) Mise en valeur de la France, Edic. Le Portulan.
72
LOS CUERPOS INTERMEDIOS-,
mas para unos y casi nulas para otros... De 38.000 municipios
"franceses, 22.900 tenían menos de 500 habitantes en 1936..., y
2.500, menos de 100.... Lo mismo, si se trata de conducción de
aguas que de la electrificación, hay que constituir sindicatos 'intercomunales. Si se quiere organizar la profesión agrícola, la enseñanza postescolar, los deportes, etc., hay que tener aldeas centrales,
es decir, en general, capitales de cantón.
"Brevemente: es imposible crear cierto dinamismo o alguna
autonomía concreta en nuestras comunidades rurales, sin "personalizar" previamente este sindicato natural: el cantón".
Si se quiere restaurar la civilización rural dentro de las condiciones de la vida presente, no hay. que dudar que el cantón tendrá una gran labor que realizar.
Además de ser un "sindicato" de municipios, es un centro de
vida cultural: con cursillos que completan la enseñanza elemental
de las escuelas aldeanas. En el cantón se conservan las tradiciones
folklóricas..., en donde existan. En la plaza, el domingo, se ve a
los mozos de las aldeas bailar la sardana o la farándula, tocar la
zampoña, etc.
Con sus intercambios comerciales y su administración local, el
cantón —o su equivalente, al mismo nivel— es el cuerpo local dé
segundo grado en el orden ascensional (52).
Por encima del cantón, el "país": el antiguo pagus, nombre
que los romanos dieron a los territorios en los que vivían los clanes o tribus de los galos. Cubre poco más o menos la superficie
del arrondissement
actual francés. Su homólogo canadiense o
anglosajón más cercano es el condado. El distrito (arrondissement) francés, en verdad, ha sido el objeto de vivas críticas. Los
- (52) Una vez más 'hay que tener en cuenta la realidad. De la misma
manera que la población de un cantón puede ser muy variable, la de su capital lo puede ser aún más. Algunas capitales de provincia o departamento
de baja densidad de población tienen, a veces, menos habitantes que las de
•ciertos cantones de zonas superpobladas. Pero, ¿qué importa esto, si la existencia de esas capitales es una necesidad para establecer el lazo de unión
entre los municipios? Son tanto, más necesarias, cuanto menos posibilidades
tienen las aldeas aisladas de "desembrollarse" por sí mismas.
73
MIGHBL CRBUZBT
sub-prefectos son, ciertamente, considerados por unos como "agradables ornamentos", evocando el célebre cuento de Alphonse Daudet; para otros, son simples agentes electorales, y para otros, aún,
un engranaje del prefecto: el "ojo" del Gobierno sobre las autoridades municipales o cantonales.
Los condados ingleses y canadienses no se libran. de análogos
reproches. Se los configura diversamente de acuerdo con el género
de elecciones, la potencia del candidato o el poder federal. Los "burgos podridos" de Inglaterra son ya célebres en este aspecto.
Pero tras estas disecciones políticas, y frecuentemente arbitrarias, se esconde repetidamente una de las comunidades más vivas
que existen: el país. "Comarca, escribe Vital-Mareille, en la que
los hombres se conocen recíprocamente, hablan su misma lengua (53) y tienen ocasiones de encontrarse en las ceremonias privadas o públicas".
La unidad del país ha sobrevivido muy a menudo a las vicisitudes de la historia (54).
Pequeñas unidades locales, verdaderas comunidades naturales,
territoriales y morales, y también históricas, al alcance de los hombres, los países aparecen, pues, como otros tantos cuerpos locales
excelentes de tercer grado, dentro" del marco de una división regional.
V
DEPARTAMENTO, PROVINCIA, REGION
El "país" es una unidad demasiado pequeña para que se pueda hacer de ella la más importante fórmula territorial. Es, pues*
(53) Que no se vea en esto una figura de estilo. Las lenguas locales,
dialectos o jergas, corresponden generalmente a los países y a las provincias. Son un elemento de cultura, un aspecto de la fisonomía de una región,
(nota de los editores franceses).
(54) Vaya un ejemplo francés: "En 1925 existían 382 arrondissements,
escribe J. F. Gravier,
y en .1789 un poco más de 400 bailías... Xa Galia
contaba con 300 pagus... Se puede advertir, pues, como una especie de trama indestructible, poco más densa, actualmente, que hace veinte siglos.,.".
74
LOS CUERPOS INTERMEDIOS-,
preciso unir los países en un cuerpo más vasto: el departamento,
la región o la provincia.
"La región, declaraba Pío XII a la colonia de las Marcas (55),
es, sin duda alguna, una de las varias unidades que la fuerza de las
cosas o, más aún, la libre voluntad de los hombres, ha establecido
dentro de los diferentes Estados. Tiene, pues, su valor que debe
ser conservado y, en cuanto sea posible, acrecentado. La región,
además, por otro lado, marca como una cierta homogeneidad de
sangre, ya que sus poblaciones, en su mayor parte, tienen la costumbre de formar sus familias en donde viven habitualmente. Y
como el hombre hereda por su parte material todo un conjunto de
inclinaciones que el alma podrá transformar libremente, pero que,
a pesar de todo, subsisten bajo muchos aspectos, resulta que las
virtudes de los antepasados reviven en vosotros, es decir, en vuestras inclinaciones determinadas. Y si, como podemos suponer, son
más fácilmente subordinadas al espíritu, se podrá decir .que vuestros padres han conseguido crear en vosotros una inclinación favorable a la probidad y al sentido del trabajo.
"Hay en la región todo un conjunto de valores estrictamente
espirituales, que son las glorias del pueblo, glorias militares, glorias artísticas, giorias literarias, glorias científicas. Hay, además,
toda una serie de gracias específicas que le son concedidas por
Dios: gracias de salvación, de santificación, de apostolado...
"Está bien que tengáis un justo orgullo de pertenecer a vuestra región; está bien que evoquéis con complacencia vuestras glorias y vuestros recuerdos; que cultivéis con modestia y con tenacidad vuestras virtudes tradicionales; que os mantengáis en una
noble emulación oon otras regiones con el afán de ser los únicos
que lleguéis, o si esto no fuera posible, los primeros, a ciertas metas... Pero para que vuestra arrogancia y vuestro legítimo amor
de predilección por las Marcas no degenere en una forma de regionalismo nocivo, es necesario que apuntéis más alto, que tengáis
en cuenta la patria común: Italia".
Patrimonio étnico, moral, espiritual, religioso, histórico, senti(55) Alocución del 23 de marzo de 1958.
75
MIGHHL
CRBUZBT
miento de buenas tradiciones, emulación con las otras provincias,
integración del regionalismo dentro del bien común nacional, toados,estos son los beneficios déla región.
' Y simultáneamente aparecen las lagunas de ciertos regionalismos, ya señaladas en un plan general (56) que aquí concretamos:
l.® 'Subordinar a la economía los otros factores de la vida
regional o provincial, Dividir el país • según un plan abusivamente
cartesiano, con la sola perspectiva de una rentabilidad máxima del
conjunto nacional.
Verdaderos "monistas" (57), los partidarios de este economismo no ven más que una parte de la realidad : la que se refiere a
los bienes materiales (58),
Las provincias alemanas, inglesas u holandesas tropiezan con
úna disparidad de religión. Igualmente, Francia, en lo que se refiere al Vivarais y a Alsacia. En las provincias belgas y en Suiza, las cuestiones lingüísticas ocupan un gran espacio. En en Canadá coexisten dos culturas: la francesa y la inglesa.
El hecho de que los habitantes de una provincia hayan sufrido
juntos, los une aúii más: regiones devastadas por la guerra u
ocupadas por el enemigo, como Alsacia y Lorena. Disparidad de
(56) Cf. el capítulo II de esta primera parte.
(57) Monistas: el griego manas; uno solo. Los monistas, en filosofía,
son aquellos que ¡proponen una sola solución, no viendo más que un solo aspecto de sus problemas.
(58) ¿ No será a ellos a quienes se dirige la advertencia de Juan XXIII
:
en Mater et Magistra (parte I V ) ? : "Nos invitamos con insistencia a Nuestros hijos a velar sobre sí mismos para mantener lúcida y viva la conciencia >de la jerarquía de los valores en el ejercicio de sus actividades temporales y ten la prosecución de sus propios fines particulares. Es verdad que los
progresos científicos y técnicos y el bienestar material que de ellos resulta
soh auténticos bienes, que marcan, ciertamente, un paso. importante en el
progreso de la civilización humana; pero deben ser apreciados según su
verdadera naturaleza, es decir, como instrumentos o medios utilizados para
conseguir con más seguridad un fin superior, que consiste en facilitar y promover la 'perfección espiritual de los hombres en el orden natural y en el
orden sobrenatural".
76
LOS CUERPOS
INTERMEDIOS
razas: en Hispanoamérica se encuentra urao con provincias en las
que predomina la raza india, o la mestiza o la española (59).
2.° Subordinar a la ideología igualitaria o al espíritu de partido, las relaciones provinciales o regionales, es el "monismo" político, cuyo tipo acabado es el proyecto de Thouret, el revolucionarío jacobino que quería dividir a Francia en cuadrados iguales.
""Este plan de división matemática, escribe H.-F. Lysop (60),
triunfo de la abstracción y de la arbitrariedad, se consideró irrealizable. Amenazaba con partir por medio a una ciudad o a una aldea... Se debió hacer algunas contemporarizaciones".
¿Cómo se ha podido llegar a este absurdo? "El principio de la
soberanía nacional exigía que los diputados fuesen considerados
como elegidos por el, cuerpo electoral entero (61) y no como los
representantes de las provincias, según el antiguo concepto de los
Estados Generales. Como había que dividir el cuerpo electoral,
prácticamente, en secciones, había que dar a estas secciones, por
otro lado, una igualdad geométrica de extensión. Se pensó utilizar
esta división electoral, como división administrativa, reemplazando
las antiguas, cuya supresión se pedía".
Este ejemplo histórico pone de relieve muchos peligros: las
disecciones arbitrarias dictadas por un espíritu de sistema y qué
se manifiestan, en la práctica, alejadas de la realidad (62).
(59) Y tomamos expresamente nuestro ejemplo de los países sudamericanos, en donde el racismo no existe. Y con mayor razón hay que tener en
cuenta las afinidades de raza cuando las ¡pasiones se excitan. Entre hacer
renacer el racismo o hacer entrar de golpe a todo el mundo en el mismo
molde, sin respetar los particularismos, hay la gran distancia que media entre. dos excesos igualmente dañinos. Al (poder político corresponde la delicada tarea de pasar del principio universal a su aplicación particular,
(60) Le
Régionalisme.
(61) Esto correspondía, como hemos de verlo, a la teoría de Rousseau.
(62) Por ejemplo, ciertos departamentos franceses. L¿> que se propone
para reemplazarlos es aún peor. Apoyándose en argumentos económicos, se
clasifican las regiones según su rentabilidad material. Se reagrupan, en consecuencia, las menos rentables. El resultado es extenuar la vida propia de
estos territorios, cuya economía podría haber sido desarrollada sin recurrir
MIGHBL
CRBUZBT
Quienes retienen el poder se amañan para que las regiones que
les son desfavorables se encuentren administrativamente fragmentadas, mientras que "reagrupan" las que les son favorables.
Este abuso se asocia al del economista abusivo: la pretendida
"rentabilidad" o la extensión de una región con respecto a otra
no son siempre apreciadas con un espíritu independiente de los intereses políticos partidistas.
Estos excesos, lo hemos de demostrar más adelante, no son
más que las manifestaciones particulares de un estado de ánimo y
de una concepción general del hombre y de sus instituciones. Conviene, pues, estar atentos a los regionalismos que se nos proponen : no todos respetan la realidad.
3.° Limitarse a divisiones territorialmente atrasadas. Se cuenta de la Reina Isabel II (de Inglaterra)' que un día preguntó por
qué cierto guarda se encontraba en un sitio del Palacio de Buckingham, en donde no había nada que guardar. Se le respondió
que la Reina Victoria había puesto allí, en otro tiempo, a un funcionario ante una rosa a la que ella tenía mucho aprecio. ¡ Desde
entonces se había mantenido al centinela!
Este conservadurismo es un poco el que denunciaba el Marqués
de Lur-Saluces en una carta a Charles Maurras (63): "Es cierto,
escribía, que si en algún sitio los antiguos y los nuevos intereses
coinciden, no tendremos ninguna razón de evitar, por razón de partido, esta concordancia histórica. Si todavía existen tona Bretaña, una
Provenza, una Borgoña o una Normandía, se tratará a estas provincias como a las demás, se tendrá constancia de su existencia y
se las reconocerá, pues, ¿por qué violar, en su detrimento, el derecho natural?
"Mas, si no fuera así, reconoceremos lo contrario. Estamos dispuestos a ello. Los ferrocarriles han tenido que crear nuevos centros, nuevas regiones; cien años de rebeldía sistemática contra la
a su supresión. El riesgo está en sacrificar, en esta operación, valores humanos y culturales, un tipo de vida o una civilización particular.
(63) L'Bnquéte sur la monarchie.
78
LOS CUERPOS INTERMEDIOS-,
naturaleza de las cosas habrán podido, al menos, convencer a Francia a no mutilar los hechos".
Regiones y vida nacional.
"Las regiones, escribe Lysop (64), deberían ser \o suficientemente extensas y lo bastante pobladas para poder vivir, para poder
encontrar en sí mismas los recursos suficientes y para poder resistir, sin poner en peligro la unidad nacional por la constitución de
verdaderos Estados, esa prepotencia de las grandes capitales".
1.° Suficientemente pobladas, recursos suficientes (65). La región podrá ser unas veces el acoplamiento de múltiples departamentos o de múltiples provincias; otras, quedará limitada a la- reunión de algunos condados o distritos o a una sola provincia. Lo
esencial es que, sin perjudicar a las comunidades inferiores, se de
una especial fuerza a la región. Como indica Gravier, una región
"gobernada por un alto funcionario conocido e influyente", tendrá
bastante más "peso" ante el Estado que un departamento con su
prefecto, o que una provincia solitaria.
2.° No ser un peligro para la unidad nacional y para la paz
internacional. Este riesgo atañe principalmente a las provincias que
hayan conservado su lengua, sus tradiciones o el culto a una rica
historia.
Escocia, Cataluña, Bretaña, Baviera o Flandes servirán de ilustración. Acontece que, bajo el peso de un centralismo abusivo, es(64) Op.cit.
(65) . "Cuando el equilibrio reina entre la densidad de población de una
zona y la producción de la misma, existen medios suficientes para el desenvolvimiento de la vida con sus menesteres diversos; hay, ¡pues, en esa
sociedad' lo que se iha ¡dado en, llamar la "ecuación económica del bienestar".
En consecuencia, todo el iproblema consiste en no dejar que ocurra un desequilibrio que rompa esa actuación y que obligue a la población excedente
a trasladarse ia otros lugares, "porque la antigua patria ya no puede alimentar a todos sus hijos". (Discurso a la Confederación internacional de
emigración, 17 ide octubre de 1957)..." ¡(Carta pontificia de Mons. Dell'Acqua « la ¡XVIII Semana social española de Vigo, del 30 de junio de 1958).
79
MIGUEL CREUZET
tas provincias ven en la proclamación de su independencia política
la única posibilidad de la supervivencia de los valores que ellas representan (66).
A veces, no hay otra solución. Pero puede ocurrir también que
una ruptura con el Estado al que están unidas, llevará a estas provincias a vegetar o a caer bajo otro yugo, mientras por ellas están
doblando las campanas en el país del que se han separado y con el
que asimismo una larga historia las había unido.
No se podrá aplicar automáticamente el revolucionario "derecho de los pueblos a disponer de sí mismos", sin desconocer la realidad.
Una provincia puede conseguir un bien mayor formando parte
de un Estado que segregándose de él.
Asimismo, conviene no sacar la consecuencia de que el regionalismo es una tendencia irreversible del "nacionalismo" de las provincias.
Posible utilización de los autonomismos locales por la subversión.
Los objetivos de esos "nacionalismos" no son siempre desinteresados ni determinados por el amor a una civilización provincial.
Es asombroso ver a los comunistas y socialistas apoyar los movimientos separatistas catalanes, vascos o bretones. ¿Cómo es que
estos sistemas, estatistas y centralistas por esencia, pueden sostener
hasta el paroxismo las emancipaciones locales ? Es que ven en estos movimientos provinciales fuerzas explotables para la revolución.
Mientras los Estados comunistas oprimen las libertades locales, sus agentes fomentan el separatismo con el fin de dividir, debilitar y finalmente dominar a las naciones "burguesas".
Muchas gentes honradas se dejan todavía engañar oon esa tác(66) En el caso, asimismo, de las minorías lingüísticas o étnicas en un
país : la ascendencia francesa en el Canadá, por ejemplo.
80
LOS CUERPOS INTERMEDIOS-,
tica de contradicciones y luchas, cuya verdadera finalidad no perciben.
l a causa de los regionalismos exige una clase dirigente selecta,
que tenga la suficiente formación política para no servir de instrumento a sus más terribles enemigos.
i
VI
LOS CUERPOS PROFESIONALES
Este capítulo no es más que un recuerdo de. otro anterior.
¿ Por qué describir aquí a los cuerpos profesionales y analizar
el mecanismo de su funcionamiento, cuando esto ha sido ya tratado
extensamente en una obra sobre el trabajo? (67). Nos limitaremos aquí a remitir a ella a nuestros lectores.
Ciñámonos, por el momento, a enumerar los principales aspectos de estos cuerpos profesionales.
Empresa, oficio y profesión.
Tres palabras, tres realidades fundamentales del orden económico-social.
La empresa: esto es, "la unidad económica natural resultante
del acoplamiento de dos factores de la producción: capital y trabajo; la comunidad de unos hombres unidos en una labor productora... Todos los miembros de una empresa tienen entre sí un intento
común: la buena marcha de la empresa, condición de su prosperidad (68).
(67) Jean Ousset, M. Creuzet, Le Traimi, Edic. La Cité 'Catholique,
Québec, 1962, recientemente traducida al castellano por Speiro, Madrid,
1964.
(68) Maurice H. Lenormand, Du syndicat à la corporation.
Technique de l'organisation corporative, Berger-Levrauit, Paris.
81
MIGHBL
CRBUZBT
La profesión "hace concurrir elementos de competencias diferentes con vistas a una actividad económica definida" en la producción de un objeto determinado (69).
La profesión se puede subdividir en especialidades. Dentro de
la profesión del automóvil, por ejemplo: garage, venta de coches,
venta de accesorios, etc. Profesiones afines se encuentran de nuevo
en organismos interprofesionales (la madera, la lana, la electricidad ...).
El oficio encarna el aspecto humano personal dentro de los cuerpos profesionales. "La habilidad y el conocimiento de procedimientos técnicos y metódicos constituyen la posesión del oficio". "El
oficio corresponde a un título, a una competencia: médico, ingeniero, contable ..." (70).
Se puede mudar de profesión, conservando el oficio (la mecanógrafa en un barco o en tina fábrica). Se puede cambiar de empresa, permaneciendo en la misma profesión (irse de la empresa
Renault a la empresa Mercedes). Se puede igualmente mudar de
oficio en el seno de una profesión: los estampadores de juguetes
metálicos y los fabricantes de los de madera de Oyonnax han tenido que convertirse en moldeadores de matrices plásticas.
Por ello, los tres cuerpos naturales (71) de que acabamos de
hablar constituyen los elementos básicos, a partir de los cuales to(69) Jbidem.
(70) Ibidém.
(71) Cuerpos naturales, por oposición a "clases", datos artificiales aptos
para hacer resaltar las discrepancias de intereses mejor que su concordancia. En la realidad no se encuentra tni el "proletariado", ni el "patronato",
sino patronos carpinteros y obreros carpinteros; directores de fábricas de
pastas alimenticias y lebreros o empleados que, .ellos también, trabajan en
pastas alimenticias. La virtud de ,los hombres y su deber deben siempre
marchar jen él sentido de su ¡propio interés, porque la naturaleza es débil.
La paz social no puede establecerse más que sobre esta búsqueda común de
bienes legítimos. Por ello, Pío XII declaraba al Movimiento Cristiano Obrero de Bélgica (11 de septiembre de 1949): "Nos no dejamos de recomendar
insistentemente la elaboración de un estatuto de derecho público de la vida
económica, de toda la vida social, en general, según la organización profesional".
82
LOSCUERPOS I N T E R M E D I O S - ,
das las combinaciones serán posibles; verdaderas "mallas de seguridad" en, las que el obrero podrá refugiarse, si una u otra de esas
comunidades no le puede asegurar sui subsistencia.
Estos tres tipos de asociaciones son legítimos. Despreciar, rechazar uno de ellos sería vano y aun ruinoso.
Sin embargo, es el error más frecuente.
El trinomio parece molesto. ¡ Sería tan sencillo, piensan algunos, levantar el plano de la organización general de la economía
oon un solo elemento! De ahí, el acto reflejo de eliminar a los otros
dos.
Pero, ¿qué se nos propone a cambio de estos cuerpos elementales cuya posibilidad de amalgama permite hacer frente a todas
las situaciones concretas? Fórmulas monovalentes, sistemas rígidos, abusivamente cartesianos, que reposan sobre una concepción
•"fijista" de la sociedad.
Para unos, el Estado solo puede resolverlo todo; para otros,
es sólo la profesión, sólo la empresa, sólo el oficio, o una cierta
combinación monetaria aislada.
Se llega así a un verdadero totalitarismo, a una incapacidad de
poder encontrar la solución de los problemas económicos sin suprimir la mitad de los datos, la que corresponde, precisamente, a esas
libertades particulares, a esas mil manifestaciones de iniciativa o de
necesidades legítimas que son la trama cotidiana de la vida.
Analizaremos en el capítulo de la descentralización las interacciones de estos cuerpos profesionales con los cuerpos locales y
con el Estado.
83
Los cuerpos intermedios
por
Michel Creuzet
PARTE SEGUNDA
Orden jerárquico y función supletoria de
cuerpos intermedios
I
LOS CUERPOS INTERMEDIOS AL SERVICIO
DE LAS PERSONAS
La primera parte de esta obra fue principalmente descriptiva^
Hemos confeccionado una especie de catálogo de cuerpos intermedios locales y profesionales.
Dejamos delimitados sus elementos constitutivos. Lo que entonces nos permitió establecer que, en la complejidad de las realidades
sociales, no habría que menospreciar ni rechazar ninguno de esos
elementos.
De nada serviría realmente desmontar un reloj y observar que
tal muelle o tal engranaje son indispensables para el buen funcionamiento del mecanismo, si no se supiese la utilidad del reloj, ni por
qué esas piezas están ensambladas de tal manera.
Por eso conviene determinar ahora la razón de ser de los cuerpos intermedios, conocer los principios que los rigen y desentrañar,
podríamos decir, su filosofía.
Tenemos que descubrir las ideas que dirigen su expansión, sus
relaciones mutuas y el buen orden del conjunto.
Esa será la finalidad de esta segunda parte.
Un orden social a la medida de los hombres.
El rasgo dominante del orden social descrito en la parte primera
es su complejidad: un verdadero matorral de cuerpos intermedios.
El ciudadano del municipio pertenece simultáneamente a otros cuerpos locales: cantón, provincia, condado, región... también es padre
de familia, es carpintero en una empresa y, por ello, depende de
una profesión y de un oficio. Y finalmente, ya lo vimos, puede de117
MICHEL
CREUZET
pender de otros cuerpos sociales: obras de apostolado, conferencias
de San Vicente de Paúl, club de bolos, agrupación de antiguos
alumnos, excombatientes, etc.
Para complicar aún más las cosas, la pertenencia a los cuerpos
intermedios varía con el tiempo: quien a los ocho años de edad frecuentaba la escuela primaria, se puede encontrar a los veinte inscrito en una facultad de medicina y recibiendo lecciones de violín
en el conservatorio. A los cuarenta ya no tiene tiempo de estudiar
música y ya están lejos las clases de la Facultad. En cambio, ya
médico, es propietario de una clínica, alcalde de su pueblo, consejero general y presidente de dos o tres sociedades y clubs.
Pero, ¿tiene que ir a vivir a otro país, Nuevo cambio. Los grupos a los que desde ahora tiene que pertenecer ya no están organizados de la misma forma, pues las costumbres son diferentes, los usos
y el clima intervienen, como igualmente la geografía.
Brevemente: los cuerpos sociales varían según las circunstancias de la vida, de los tiempos, de los lugares y de las funciones
sucesivas o simultáneas que haya que realizar.
Si su entrelazamiento es complicado, ¿no es su causa la complejidad de la misma vida?
Sería más conveniente agruparlos en algunos esquemas, reunirlos en haces menos dispersos, sistematizarlos, para ordenarlos mejor.
Pero este orden aparente, el que mejor satisfaría al espíritu, ¿ sería un verdadero orden?
Todos conocemos esas familias o esas escuelas en las que se tiene
el prurito de aplicar los mismos procedimientos pedagógicos a todos los niños.
El fracaso es normalmente la sanción de tal criterio sistemático. Cada niño tiene su personalidad, su carácter. No se puede
tratar lo mismo a Pedro que a Juan. Uno de ellos es terco, el otro
indolente. Uno tiene necesidad de una autoridad firme, el otro debe
ser animado, estimulado, etc. Hay que educarlos, pero el procedimiento debe ser distinto para cada caso.
Lo mismo sucede con los cuerpos intermedios. Todos deben
cooperar en el bien de las personas, pero tiene que haber tantos
118
LOS CUERPOS INTERMEDIOS.
cuerpos como necesidades por satisfacer, como etapas en la vida,
como regiones distintas,
Pero se podría correr el riesgo de desconocer una parte de la
realidad, si se quisiera simplificar demasiado. Ya lo hemos observado en los que conceden la primacía a un solo aspecto de los cuerpos sociales: al económico, al político o al étnico.
El verdadero servicio a la naturaleza humana no consistiría únicamente en el culto teórico a una humanidad abstracta (1), sino en
la posibilidad, para los hombres, de formar y desarrollar su propia personalidad: de conseguir, en su medio de vida, su fin natural y sobrenatural (2); en una palabra: hacer "fructificar sus talentos" personales.
¿Cómo cumplen esta misión educadora los cuerpos intermedios?
Es precisamente lo que vamos a ver.
E l e m e n t o s educativos de los cuerpos intermedios.
Los cuerpos intermedios educan al ser humano de muchas formas :
— desarrollando el sentido de iniciativa y el ejercicio de la li(1) Es cierto que hay que buscar el (bien de la humanidad entera.
Pero, precisamente, este bien no hay que buscarlo fuera de instituciones
que correspondan a las competencias de los 'hombres concretos, a sus necesidades, a su actividad.
(2) "El hombre, escribe San Ignacio, ha sido creado para alabar, servir y hacer reverencia a Dios nuestro Señor y, por ende, salvar su alma...".
Frase inmediatamente seguida de esta otra: "Y las otras cosas sobre la
haz de la tierra han sido creadas para el hombre, y para ayudarle a conseguir el fin para el que ha sido creado. Por lo que debe usarlas mientras
le sirvan para conseguir ese fin, y debe rechazarlas si le apartan de él"
(Ejercicios
Espirituales, Principio y Fundamento).
Entre esas "cosas de sobre la 'haz de la tierra", las comunidades naturales deben "ayudar" al hombre a conseguir ese fin. El uso de unas y
otras debe ser regulado por el "mientras" de la segunda proposición ígnaciana. Volveremos a encontrar su aplicación en el principio de su'bsidiariedad, en el próximo capítulo.
119
MICHEL CREUZET
bertad en las personas por medio del acceso a los cargos de su
competencia;
— creando entre los diversos medios sociales habituts, tradiciones favorables al desarrollo de la personalidad de cada uno de sus
miembros;
•— protegiendo moralmente á los individuos al insertarlos en
grupos humanos para que se puedan conocer mutuamente:
— asegurando la defensa de los particulares contra las fuerzas opresivas del Estado o de los grupos políticos y económicos
poderosos;
.
— preparando las condiciones temporales normalmente más favorables para su ascensión hacia Dios.
Sentido de las iniciativas y acceso a los cargos.
Si la familia parece ser la cédula educadora privilegiada, ¿no es
porque, como en ninguna parte, en ella están las funciones y las
actividades más diversificadas, los grados jerárquicos más armoniosamente repartidos?
Secreto del verdadero progreso social que encontramos por doquiera.
Vale un ejemplo tomado del medio menos natural que puedst
existir: el cuartel. Los reclutas arrancados de su aldea, de su provincia, de su oficio, de sus tradiciones, están lejos de encontrar en
él un marco moral y religioso normalmente satisfactorio, perdidos
como están en una masa impersonalizada.
¡ El humilde ascenso de un "segunda clase" a la función de "despensero" (3), no deja de producir su efecto en la mentalidad del
soldado!
(3) En francés se emplea 3a palabra o expresión de "garde-miítés",
traducción literal: "guarda-polillas", que en España no tiene sentido. A
esta expresión francesa el autor le da una explicación: "Expresión del argot militar con la que se designa al soldado empleado en e! cuidado y vigilancia de los uniformes".
120
LOS CUERPOS
INTERMEDIOS.
Indiferente la víspera,, cuando no era más que un "guripa" impersonal, hete aquí que toma iniciativas y que está feliz: saludable efecto de un modesto aumento de la responsabilidad.
La historia se repite en todos los medios.
¿ Qué se hace para estimular nuevas energías en un movimiento,
en una organización, en una fábrica o en una escuela? Se confían
cargos, por mínimos que sean, a los que se quiere que asciendan.
Método universal, que se aplica igualmente a los delincuentes.
Ante una "responsabilidad" que se les "confía", lo mejor de ellos
se revela: esclavos hasta entonces de sus vicios, de las malas compañías, de un medio depravado, encuentran desde ese momento la
ocasión de actuar libremente. Toman en sus manos un asunto que
son capaces de realizar y que tienen la conciencia de que depende
de ellos.
Meramente en un plan natural, alcanzan un orden de valores
que sobrepasa extraordinariamente los intereses mezquinos para,
los que vivían.
Solamente en instituciones a su escala es donde efectivamente
el hombre puede hacer valer sus cualidades y, de paso, adquirir una
personalidad más definida. El R. P. Riquet lo recordaba con respecto al municipio (4).
Papel educador de una actuación que perfecciona la propia capacidad y la obliga a progresar sin tregua, prototipo de la ejercida
en el seno de los cuerpos intermedios.
¿ No és en su país o en su provincia donde un bretón puede
encontrar el medio natural en que buscar normalmente el ejercicio
de su iniciativa para elevarse socialmente ?
El medio natural en el que un carpintero ejerce sus talentos
es su profesión, su empresa o su oficio. Nada más normal, ley misma de la vida. De esta forma se asienta una jerarquía social con mil
peldaños. En ella cada cual tiene más ocasiones de prosperar que
en una masa amorfa, igualitaria, en la que el espíritu de sistema,
el espíritu de partido, la picardía y el dinero ocupan, muchas veces,
el sitio de las verdaderas capacidades.
(4) Cf. supra.
121
MíCHBL
CRBUZnr
Del arsenal de hombres, de la, jerarquía social surgida de la
"base" nacen las élites dirigentes. Se produce como una decantación progresiva a medida que se sube dentro de la jerarquía de las
comunidades sociales. Cada una enriquece a su vez la competencia
de las élites. La práctica en los asuntos municipales o cantonales
es una preparación para los nacionales. La responsabilidad en una
empresa, la calificación en un oficio, contripuyen a suscitar élites
económicas.
Producir élites es la función permanente de los cuerpos intermedios.
Jean Ousset, en su obra La Familia, señala la magnífica labor
de educación y de auténtico ennoblecimiento realizado en el "santuario familiar". Pero no deja de haber comunidades que puedan,
aunque en menor grado, ser el objeto de reflexiones análogas: "doquiera se conserven las sanas tradiciones", podemos decir con Pío
XII. Porque si hay una palabra que no se pueda emplear sino refiriéndola a los cuerpos sociales, es la de tradición.
"Ahora bien,; los representantes de estas tradiciones, prosigue
el soberano Pontífice (5), son, ante todo, las clases dirigentes, es
decir, los grupos de hombres y mujeres, o las asociaciones, que dan,
como se dice, tono a la aldea y a la ciudad, a la región y al país entero. De ahí que, en todos los países civilizados, existan instituciones eminentemente aristocráticas en el más elevado sentido de la
palabra, como lo son ciertas academias de renombre tan vasto como
merecido..
Usos y tradiciones.
Los cuerpos intermedios no limitan su influencia a suscitar las
élites, mientras la masa permanece inculta. Esto sería como achacar
a la educación familiar el producir solamente estirpes de médicos,
de educadores, de oficiales o de magistrados. De la misma manera
que dentro de una familia, los más humildes, los menos dotados, los
(5) Discurso del 16 de enero de 1946.
122
LOS CUERPOS INTERMEDIOS.
"quedados a la cola" pueden adquirir una sana educación, un
buen sentido de juicio, sólidas virtudes naturales y sobrenaturales;
de la misma manera, en tos cuerpos intermedios auténticos ejerce
sobre todo su influencia bienhechora el medio ambiente. Ya lo hemos manifestado con respecto a la civilización rural, cuyo principio
es eminentemente educativo, cualesquiera que sean sus imperfecciones accidentales.
Pero no se pretende que en la aldea el muchacho no ha de ver
más que buenos ejemplos, que el aprendiz no hallará más que virtudes en su gremio, y que las provincias de Alsacia o de Aragón
no tengan más que puenas cualidades, porque tienen sólidas tradiciones.
Las mejores instituciones serían incapaces de cambiar radicalmente el corazón de todos los hombres. Tendremos ocasión de recordarlo. Pueden, no obstante, hacer patente una visión de la vida,
una espiritualidad, un ambiente, unos usos, unos gustos o habitus
sociales, como dirían los escolásticos. En los diversos escalones del
orden social, el hombre aprende a vivir, se "civiliza" dentro del
sinfín de comunidades sociales. Lo que hay que saber no se estudia necesariamente todo en los libros. La observación, la imitación
realizan una gran labor. Igualmente, las costumbres moralizadoras de las que se impregna inconscientemente (6) la lengua de la
provincia con la cultura que ella transmite.
Protección moral de las personas.
"Hágase esto, no se haga aquello". Justo es ironizar sobre estas
fórmulas cuando se las presenta como reglas de moral, Pero si el
marco social, por el solo hecho de existir, ayuda a la práctica del
bien, no hay que despreciar sus beneficios.
(6) "El progreso de un ser —escribía Pío X en su carta Notre charge apostolique— consiste en fortificar sus facultades naturales por medio
de nuevas energías y en facilitar la amplitud de su actividad dentro del
ambiente y en conformidad con las leyes de su constitución".
123
MICHBL
CRBUZBT
Cierto individuo no cometerá una falta porque es conocido,
porque "ello se sabrá", porque la gente hablará, porque sería deshonrado en su ambiente profes'onal, en la sociedad de música, en
el juego de bolos. Pero, ;está perdido en la gran ciudad? El anonimato es una buena excusa para todas las torpezas: "Aquí nadie
me conoce". El hábito malo arraigará con tanta más facilidad cuanto menos obstáculo encuentre en el medio ambiente. Lo hemos observado a propósito de la civilización rural y de la urbanización (7).
Caso doloroso de tantos desarraigados, verdaderas piltrafas humanas, proletarios en el pleno sentido de la palabra, que no tienen
"nada que perder" : presas escogidas de la "revolución permanente"
y del universo concentracionario. Encuadrad a esos desgraciados en
In vida, y lo más fácil es que se transformen en nuevos hombres (8).
Defensa contra las fuerzas opresivas.
"La paz —enseña Pío XII— no puede establecerse obligando al
débil a someterse al fuerte, No; es solamente la realización de la
verdadera libertad la que puede originar la verdadera paz" (9).
Hacen obra de paz social los cuerpos intermedios defendiendo
a la persona contra las diversas formas de tiranía: la de los individuos y la del Estado, de las colectividades mayores o del gregarismo masificante.
Lo mismo si se trata de defender a los intereses de la'profesión
o de la región, del municipio o de la provincia, siempre los cuerpos
intermedios forman el bastión de las libertades personales contra la
fantasía dominadora de un hombre, de un clan, de una potencia
financiera o de un Estado socializante.
(7) Cf. la primera parte, cap. III.
(8) Pío XII y Juan XXIII han insistido en muchas ocasiones sobre la
necesidad de integrar plenamente a los inmigrantes, con el fin de que vuelvan a encontrar una patria, un género de vida conforme a sus costumbres
pasadas que les permita adaptarse al país en el que se instalan.
(9) Alocución al representante
de la Gran Bretaña cerca de la Santa
Sede, de 23 de junio de 1951.
124
LOS CUERPOS INTERMEDIOS.
El hombre aislado es cada vez menos capaz de defenderse contra la invasión de los totalitarismos. Es un punto más que será abordado en la cuarta y quinta partes de este libro.
No considerando más que el '.'incremento de las relaciones sociales", de las que habla Juan XXIII en su Mater et Magistra (10),
los cuerpos intermedios son la condición indispensable para que este
fenómeno social no avasalle a la persona humana. Para sacar, por
el contrario, "las ventajas que contiene" es "necesario, según el
Papa, que los cuerpos intermedios y las diversas iniciativas sociales... gocen de una autonomía eficaz ante los poderes públicos",
"....sus miembros serán considerados y tratados como personas, estimulados a participar activamente en su vida".
Las condiciones más seguras, ordinariamente, en la ascensión
hacia Dios.
A los motivos de orden natural se pueden añadir razones de orden sobrenatural.
Naturaleza y sobrenaturaleza están tan íntimamente ligadas,
que sería raro que una influencia educadora natural no fuera, aunque indirectamente, educadora en lo sobrenatural. La Iglesia fomenta los cuerpos intermedios para que el hombre se salve en ellos más
fácilmente que dentro del gregarismo social.
"A entrar en las diversas comunidades (imperfectas, perfectas, naturales y sobrenaturales) son llamados, por así decirlo, todos
los hombres —escribe el abate Lefevre (11)—, para conseguir, de
acuerdo con la naturaleza y con la sobrenaturaleza, al Bien único
necesario, al Bien común último, a Dios creador y Padre de los
seres hechos a su imagen. La persona humana jamás servirá ni
amará a Dios fuera de las comunidades de las que es parte funcio(10) Parte IL
(11) Abate Luc. J. Lefèvre, La poursuite
Pensée Catholique", niim. 10, pâg. 33.
des biens communs,
"La
125
MICHEL CREUZET
pal, y en cuyo seno tiene, por ende, una misión que cumplir para
servir y amar a Dios."
La divina Sabiduría no ha creado un orden de cosas que de nada
serviría a la salud de los hombres. Kn ello habría una incongruencia, que no sería compatible con la perfección de Dios.
Si Dios es verdaderamente Dios, si ha querido verdaderamente
que: todo esté ordenado a Su gloria, si el hombre ha sido verdaderamente hecho para esta gloria, y si verdaderamente "todas las demás cosas que están sobre la haz de la tierra han sido creadas para
ayudarle a conseguir ese fin...", es natural que el hecho de que el
hombre sea un animal social y político (12), indique igualmente el
itinerario más seguro, o por lo menos el más normal, de su ascensión a Dios: itinerario educativo por excelencia, si no el único.
Pero, dado que los hombres son diversos y diversos son los caminos que han de seguir para elevarse hasta Dios, se puede afirmar
que la solución de un orden social centralizado, uniforme, no puede corresponder a las intenciones de la Sabiduría divina.
La sociedad fundada por Cristo nos da el ejemplo de un orden
jerarquizado. No está sólo el Papa y la masa de los fieles; sino
que están las diócesis, las provincias, las órdenes, las congregaciones innumerables, un sinnúmero de obras de santificación, de asistencia, de caridad social. Admirable unidad en la diversidad, que en
vano los enemigos de la Iglesia trataron de destruir en el curso de
los siglos (13).
Los cuerpos intermedios, elementos esenciales de la doctrina
social cristiana.
Los motivos naturales y sobrenaturales que acabamos de recordar bastarían para demostrar que la preferencia de la Iglesia por
(12) Como lo indicaba, no hace mucho, S. Erna, el Cardenal Roncalli,
siendo patriarca de Venecia, en una carta pastoral.
(13) Cf. anejo: la Iglesia modelo de vida social.
126
LOS CUERPOS INTERMEDIOS.
los cuerpos intermedios no es una afición pasajera, de la que debería "purificarse" para estar más "ajustada" al "mundo moderno".
"Aunque la misión de la Santa Iglesia —enseña Juan
XXIII (14)—- sea ante todo la santificación de las almas y hacerlas participar del bien en el orden sobrenatural, se desvela, no
obstante, por las exigencias de la vida cotidiana de los hombres, no
sólo por lo que respecta a su subsistencia y sus condiciones de vida,
sino también por la prosperidad y la civilización en sus múltiples
aspectos y épocas diferentes."
IvO sobrenatural está vinculado, injertado, en la naturaleza.
Dios no ha creado de un lado la naturaleza y del otro la sobrenaturaleza, aisladas por medio de un compartimiento estanco. Un orden
social favorable a la salvación no puede dejar de proporcionar la paz
social. Por el contrario, un orden social uniformado, mecanizado,
hace difícil la salvación, e igualmente precaria la dicha humana (15).
"Quien quiera llevar socorro a las necesidades de los individuos
y de los pueblos —escribe Pío XII (16)— no puede conseguir la
salvación en un sistema impersonal de hombres y de cosas, aunque
esté altamente desarrollado. Todo plan o programa debe inspirarse
en el principio de que el hombre, como súbdito, guardian y promotor de los valores humanos, está por encima de las cosas y por
encima de las aplicaciones del progreso técnico, y que ante todo
hay que preservar de una "despersonalización" malsana las formas fundamentales del orden social..., y utilizarlas para crear y
desarrollar las relaciones humanas...
"La sociedad humana no es una máquina, y no hay que tomarla
como tal ni siquiera en el campo económico."
De esta forma, la doctrina social de la Iglesia concede un
lugar preponderante a los cuerpos intermedios.
A Juan XXIII, en la encíclica Mater et Magistra, le gusta
recordar, siguiendo a Pío XI, la necesidad de una "renovación de la
vida en común mediante la reconstrucción de los cuerpos interme(14) Mater et Magistra, preámbulo, § 4.
(15) Cf. parte cuarta de esta obra.
(16) Mensaje radiofónico,
de 24 de diciembre de 1952.
127
MICHEL CREUZET
dios autónomos con finalidad económica y profesional, no impuestos por el Estado, sino creados espontáneamente por sus propios
miembros".
A esto se puede objetar que los soberanos pontífices no tienen
ante la vista más que el solo orden económico y no el orden social completo. Sus enseñanzas servirían para la organización profesional, pero no para los cuerpos intermedios locales.
Sería fácil la respuesta:
La economía es parte integrante del orden social, es uno de
sus elementos. La organización regional es de gran importancia para
la misma economía. Esta no encontraría condiciones de actividad
similares en un Estado centralizado como en un Estado que respete las autonomías locales. Por ello Juan XXIII no duda en emplear esta fortísima expresión de "renovación de la vida en común".
Y ¡la "vida en común" no es sólo la vida económica! (17).
Dicho de otra manera, lo que es valedero para el género "vida
económica", lo es igualmente para la especie "vida social". "Más
aún, el tipo de organización de la economía en cuerpos intermedios
es el modelo que hay que reproducir en el orden social completo.
Subrayemos hasta qué punto la Iglesia concede importancia a
h. doctrina de los cuerpos intermedios.
¡Dios sabe si la forma de gobierno es importante para el bien
de un país y, como consecuencia indirecta, para la salvación dé las
(17) Este argumento de razón se duplica con un argumento de autoridad "La organización profesional" en cuerpos intermedios, o, como la llaman aún los papas, "la forma corporativa", es el tipo propio de organización .de la vida social entera. "La forma corporativa de la vida social y,
especialmente, de la vida económica, favorece prácticamente a la doctrina
cristiana referente a la persona, a la comunidad, al trabajo y a la propiedad privada", escribió Pío XII a la Semana social de Estrasburgo (10 de
julio de 1946).
Y en su alocución al Movimiento Obrero Cristiano de Bélgica (11 de
septiembre de 1949) dijo: "He aquí por qué no nos cansamos de recomendar constantemente la elaboración de un estatuto de 'derecho público
de la vida económica, de toda la vida social en general} según la organización profesional".
\
128
LOS CUERPOS INTERMEDIOS.
almas! "Los hombres —decía Pío X • son los ,q.ue sus gobiernos
quieren que sean". Y yá se conoce el dicho de San Alfonso María
de Ligorio, doctor de la Iglesia: "Si consigo ganar a un rey, habré
hecho por la causa de Dios más que si hubiese predicado centenares y millares de misiones."
Parecerá, pues, que la cuestión de régimen, de la forma de gobierno, sea de una importancia capital por causa de su influjo sobre la vida de los ciudadanos.
Ahora bien; sobre este punto los soberanos pontífices abandonan a la sensatez de los hombres la libre elección de la forma de
sus gobiernos en conformidad con los tiempos y los lugares.
A cambio de esto "no cejan de recomendar constantemente",
según frase de Pío XII, sin considerarla nunca como facultativa,
la concepción del orden social en cuerpos intermedios.
La razón es fácil de comprender. Por un lado, el mejor de los
gobiernos no puede hacer nada durable sin restaurar y proteger a
los cuerpos intermedios. Por otro, a un buen gobierno le puede suceder uno mediocre o malo. Una forma buena de gobierno puede
estar en manos de hombres sin valor. Pero si los cuerpos intermedios quedan a salvo, el orden social no podrá ser conmovido en
sus fundamentos. Y se podrán conseguir las propias condiciones
de un resurgimiento nacional, dado que las élites, suscitadas por los
cuerpos intermedios, están presentes én toda la escala social.
Conclusión.
Hay que dar a los hombres libertades locales, profesionales, religiosas, culturales, etc., reconociéndoles derechos o, lo que viene a
ser lo mismo, poderes que correspondan a sus .competencias reales,
poderes auténticamente ordenados a la realización de su destino
temporal y eterno.
En consecuencia, a cada uno su oficio. A cada uno su misión,su función, ¡as justas libertades de sus auténticas autoridades y competencias.
129
MICHEL
CREUZET
Libertad y, por ende, autoridad, poderes, derechos reconocidos
a los municipios, a las regiones, a las provincias, en todo aquello que
es realmente de su incumbencia y competencia.
Libertad y, por ende, autoridad, poderes, derechos reconocidos
a los trabajadores para organizarse en el marco de su oficio, de
sus profesiones, de sus empresas.
Libertad y, por ende, autoridad, poderes, derechos reconocidos
a las múltiples sociedades culturales, artísticas, deportivas, de mutualidades, etc., en el marco de sus finalidades, que ellas mismas se
han fijado.
Libertad y, por ende, autoridad, poderes, derechos, a cada uno
de los cuerpos intermedios dentro de los límites de su competencia.
Esta es precisamente la condición del orden social.
Los cuerpos intermedios no son el fruto de una costumbre, una
fórmula valedera para un determinado tiempo. No son tampoco
un sistema, una teoría sociológica.
Los cuerpos intemedios son tos grupos sociales que corresponden a las diversas libertades, autoridades, competencias, y les permiten actuar para estar conformes con el ofden natural querido por
Dios. El orden social debe, por tanto, respetar y favorecer los cuerpos intermedios, sus libertades y sus derechos
correspondientes.
II
PRINCIPIO DE SUB SIDIARIEDAD
La variedad de cuerpos intermedios no es anarquía. Como los
grupos sociales no poseen todos la misma importancia ni el mismo
valor, es indispensable el ordenarlos. Y para ello, determinar el
criterio que permitirá apreciar la importancia y el valor respectivo
de cada grupo y su lugar en el orden social.
30
LOS CUERPOS INTERMEDIOS.
Ejemplos concretos de subsidiariedad.
Los cuerpos intermedios no existen más que para completar la
vida familiar. El padre debe trabajar, y se incorpora a una empresa
y a unos grupos profesionales.
La familia aislada sería, en general, incapaz de proveer a toda»
sus necesidades: materíáles, culturales, espirituales. Debe incorporarse a múltiples cuerpos locales o educativos.
A su vez, cada comunidad natural, en la que se integran directamente las familias, debe contár con la ayuda de otros cuerpos
importantes en extensión y en valor.
El municipio tiene necesidad del cantón, el cantón del condado o
del distrito, el distrito del departamento, de la provincia, de la región. Se afirma que estos últimos son subsidiarios o supletorios del
municipio.
Subsidium, escribe el R. P. Calvez (18), significa precisamente "ayuda", de donde el término de "subsidiariedad"...
Supletorio tiene un sentido análogo. Es lo que completa, suministra lo que falta o permite colmar una carencia. Un suplente hace
más aún que "completar" una función. La ejerce, reemplaza al
titular..., pero solamente mientras éste no pueda cumplir la labor
para la que está normalmente designado. Cuando el titular es "capaz de desempeñar sus atribuciones por su sola iniciativa y sus propios medios", como dice Pío XI (19), ¡ sería cometer una injusticia
confiarlas a un suplente!
No es conveniente, por lo tanto, que el departamento o el Estado retengan un servicio municipal que funcione bien.
Pero si se tratara de un suministro de agua muy costoso, el
cantón, el departamento, ayudarán al pequeño municipio, que no
podría, solo, subvenir a estos gastos.
(18) Eglise et intervention
de l'Etat en matière économique,
"Responsables", revista del USIC, enero-febrero de 1961, pág. 17, rue de Varenne, núm. 18, París (Vile).
(19) Pío XI, encíclica Quadragesimo anno (ver más adelante).
131
MICHBl
CREUZET
En último término, si los trabajos proyectados pudieran tener
u n a repercusión nacional, en los poblados turísticos, en las ciudades, museo, etc., el Estado ayudará a su vez al municipio... Pero
e n último término.
Intervendrá, en el mismo extremo, en la vida profesional.
Un problema, que puede ser resuelto dentro de la empresa no ha
de ser llevado ante una autoridad superior, oficio o profesión (20).
Un problema que la profesión o el oficio puedan resolver no
ha de ser llevado a la jurisdicción del Estado.
" Este tiene por misión zanjarlos en último recurso. A él le compete resolver los que no pueden serlo más que por él, y cuando
ninguna otra autoridad tenga competencia para hacerlo.
Estos ejemplos ponen de relieve una verdad de sentido común:
la razón de ser de un cuerpo intermedio más vasto o de "un rango
más elevado", es la de ayudar a los cuerpos inferiores (21).
Son subsidiarios, tien&n una función supletoria unos con respect o a otros.
Enunciados pontificios del principio de subsidiariedad.
Pío XI, en su encíclica Quadragesvmo anno, ha dado una síntesis notable del principio de subsidian edad" de los cuerpos intermedios. Juan XXIII ha vuelto a mencionar explícitamente el enunciado de este principio en Mater et Magistra (22).
(30) Ej emplo: el estatuto de paro invernal en los albañiíes es una cuestión que la empresa sola no puede subsanar. Pero el Estado no tiene que
intervenir, si la profesión sola es capaz de ocuparse de ello.
(21) La subsidiariedad no se refiere solamente al aspecto cuantitativo :
un cuerpo más vasto (provincia), que ayuda a otro menos vasto (municipio);
se refiere asimismo al aspecto cualitativo. Por ello Pío XI habla de colectividades de "un rango más elevado". Por ejemplo: el municipio tiene
necesidad de una escuela, la provincia tiene necesidad de santuarios, de universidad, de academias, etc., que representan valores superiores en sí mismos
a sus riquezas materialc-..
(22) Parte II.
132
LOS CUERPOS I N T E R M E D I O S .
"Fijo permanece, sin embargo, e innato en la filosofía social,
el gravísimo principio que no puede ser movido ni cambiado: así
como es nefasto el quitarles a los particulares lo que ellos por sus
propias fuerzas e ingenio puedan realizar y entregárselo a la comunidad ; de la misma manera, lo que pueda ser realizado por las comunidades inferiores y menores, es una injuria, un grave mal y una
perturbación del recto orden, el entregárselo a una sociedad mayor
y más alta; ya que cualquier organización social, por su propia virtud y naturaleza, debe prestar ayuda a los miembros del cuerpo
social, pero nunca destruirlos ni absorberlos."
Desarrollando este pensamiento a propósito de la misión det
Kstado (23), el mismo Papa añade: "Que los gobiernos se persuadan a fondo: cuanto más perfectamente sea realizado el orden jerárquico dejas diversas agrupaciones, según este principio de la función supletoria de toda colectividad, mayores serán la autoridad y
poder sociales, más feliz y más próspero el estado de los negocios
públicos."
Pío XII resume así la enseñanza de su predecesor: "Toda actividad social es por su propia naturaleza subsidiaria; debe servir
de sostén a los miembros del cuerpo social y nunca destruirlos ní
absorberlos. Palabras verdaderamente luminosas que son valederas
para la vida social en todos sus grados, e igualmente para la vida
de la Iglesia, sin perjuicio para su estructura jerárquica."
"Principio gravísimo de filosofía social" que no hay que "cambiar, ni mover" y cuyo olvido trastornaría de "una manera nefasta
al orden social".
La Iglesia mantiene visiblemente esta posición. Y hay que notar
que los papas, en este punto, no invocan motivos sobrenaturales,
sino el orden de las cosas, la conformidad con el orden natural,
los datos de la razón y de la historia.
Basta con decir que el "principio de subsidiariedad" es un elemento fundamental, esencial, de la vida social. La doctrina de la
Iglesia no puede desconocerlo, ni modificarlo, ni disminuir su alcance.
(23) Del que hablaremos en la tercera parte de esta obra.
133
MICHEL
CREUZET
De la experiencia y del enunciado de un principio de derecho
natural por los soberanos pontífices, se pueden deducir estas reglas
de la vida social:
—• hay que dejar a los particulares y a los grupos de orden inferior las atribuciones que puedan desempeñar por su propia iniciativa ;
— los grupos de orden superior tienen por sola finalidad ayudar a los particulares o a los grupos inferiores, suplirlos en lo que
ellos no puedan realizar por sí mismos. No deben ni destruirlos ni
ocupar su sitio;
—• el único caso en el que un grupo de orden superior podrá
reemplazar a otro de orden inferior será cuando a este último le
faltare lo necesario para actuar eficazmente, a la manera en que el
personal subsidiario suplente reemplaza a los titulares enfermos o
a los individuos en vacaciones.
Conexión entre la "función supletoria" y el "orden jerárquico".
"Función supletoria" y "orden jerárquico" de los cuerpos intermedios están íntimamente vinculados. La noción de jerarquía, si se
quiere despejar plenamente su sentido, no debe entenderse a la manera de un concepto matemático. Jerarquizar no es enristrar ajos.
K1 orden jerárquico supone disposiciones armoniosas, conforme a la
extrema complejidad de lo real. Dicho de otra manera: cada grupo
tiene su sitio. Delante: lo que allí debe estar; a un lado, lo que ahí
debe quedar; encima, lo que posee ese derecho; en un rango excepcional, lo que es de excepción, etc.
Problema de jerarquía, en primer lugar, problema del sitio que
deben ocupar, en el orden social, uno u otro grupo humano. Pero
problema que ya introduce el examen del mecanismo de esta "función supletoria", del que nos ocuparemos en seguida. La función
supletoria es, si se quiere, el aspecto dinámico del principio general
de subsidiariedad, mientras que el orden jerárquico es su aspecto estático. No bastaría determinar la jerarquía de los cuerpos inter134
LOS CUERPOS INTERMEDIOS.
medios si las agrupaciones "superiores" encontraran su razón de ser
en el solo hecho de su superioridad. No quedaría más posibilidad
que la de destruir y absorber los grupos "inferiores" para asegurarse la hegemonía. ¡ Se estaría en el lado opuesto al principio de
subsidíariedad!
En realidad, la determinación estática del lugar de cada cuerpo
intermedio en el orden social es, al mismo tiempo, la determinación dinámica de la función de ayuda, de subsidium, que ejercerá en
relación con los que están colocados por debajo de él. Porque ésta
es su razón de ser.
III
ORDEN JERARQUICO DE LOS CUERPOS INTERMEDIOS
Si hay comunidades principales, fundamentales, también existen las secundarias, cosa que no quiere decir superfluas.
Orden jerárquico, el de estas agrupaciones; pero, como lo hemos dicho, según el principio de función supletoria. Bien lejos de
oponerse a la familia, la escuela y las organizaciones juveniles, tienen por misión ayudarlas y complementarlas. Lo mismo, si nos
referimos a la banda de música que a los bomberos; bien lejos de
amenazar a la comunidad aldeana o urbana, ¿ no es- evidente, que
no tienen sentido si no es, en relación con ella, para alegrarla o
evitar que arda?
Sociedades perfectas y sociedades imperfectas.
#
. El abate Lefévre hablaba de "comunidades imperfectas y perfectas, naturales y sobrenaturales" (24). ¿ Qué hay que entender por
ello? Un pasaje de Pío XI en la encíclica Diuini UUus Magis(24) Cf. cap. primero de esta segunda parte.
135
MICHBL
CRBUZBT
Pri (25), nos responde. Ciertamente, "instituida inmediatamente por
Dios para su propio fin, que es la procreación y la educación de sus
hijos..., teniendo por esa razón una prioridad de naturaleza y, por
consiguiente, una prioridad dé derechos con respecto a la sociedad
civil..., ia familia es, sin embargo, una sociedad imperfecta,porque
no tiene en sí misma todos los medios necesarios para alcanzar su
propia perfección, mientras que la sociedad civil es una sociedad
perfecta, ya que tiene en sí misma todos los medios necesarios para
su propio fin, que es el bien común temporal. Tiene, pues, bajo
este aspecto, es decir, con respecto al bien común, preeminencia
sobre la familia, que halla en la sociedad civil la perfección temporal
que le corresponde..." (26).
Otra sociedad perfecta: la Iglesia, "porque tiene en sí, escribe
aún Pío XI, todos los medios requeridos para su fin, que es la salvación de los hombres".
Dos sociedades perfectas, pero con finalidades diferentes:
— la sociedad civil, gobernada por el Estado, comunidad perfecta, de orden natural;
(25) Sphre la educación cristiana de la juventud.
(26) Marcel Clément ilustra claramente estas definiciones en su Traite
de jormation sociale, Ediciones de Le Pélícan, Québec 1961: "Una familia,
escribe, que no tuviera ningún patrimonio social, que no estuviera sostenida por ningún ambiente social, estaría en un estado de miseria física y
cultural casi inimaginable. Meditemos sobre el. gran número de hombres
que son necesarios para dar a cada familia de nuestro país su nivel de vida
material. Se necesitan arquitectos, albañiles, carpinteros, pintores..; Se necesitan profesores, sacerdotes..., simplemente para que cada familia pueda vivir física, moral y culturalmente. ¿ Se podría imaginar qué sería, en
estas condiciones, la vida de un padre de familia, una madre y tres o cuatro
hijos que tuvieran que suministrarse lo que les da una sociedad civilizada ?...
Y sobre el plano social, ¿podría pensarse en una familia aislada que estuviese en la imposibilidad de casar a sus hijos?... Por todas estas razones
se dice que la familia es una sociedad "imperfecta", es decir, que "no tiene
eñ sí misma todos los medios necesarios para atender a su propia perfección". La familia no puede vivir ni expansionarse sino en una familia
de familias. Esta familia de familias es. la sociedad política, que es una
sociedad "perfecta", porque tiene en sí todos los medios necesarios para
su propio fin".
136
LOS CUERPOS I N T E R M E D I O S .
— la Iglesia, comunidad perfecta, de orden sobrenatural.
Podría dar lugar a error, sin embargo, el creer que el terminó
"sociedad perfecta" implica una superioridad de valor.
Puede que la Iglesia y el Estado no sean las únicas sociedades
perfectas.
La familia es una "sociedad imperfecta", aunque tenga, según
la frase de Pío XI, una "prioridad de orden natural", por ser lá
célula básica social.
Pero puede admitirse que grupos tan modestos como una asociación bolera, una banda de música de aldea o un club de jugadores
de ajedrez sean sociedades perfectas.
¿Por qué? Porque estas comunidades reúnen en sí mismas "todos los medios requeridos por su fin". Sus miembros garantizan lá
vida de la asociación. Y esto les basta para cumplir su finalidad:
música, ajedrez o bolos.
Comunidades fundamentales y comunidades secundarias.
Otra clasificación posible y apreciadísima: la que consiste en
considerar a las diversas comunidades según se las pueda clasificar
en más o menos fundamentales. En la imposibilidad de dejar de obedecer la humanidad a las leyes generales, es normal que encontremos agrupaciones forzosas, que nacen espontáneamente del hecho
de ser el hombre un animal sociable. Cuerpos directamente exigidos por el mismo orden de cosas, y que es imposible destruir sin
conmover, a la vez, todo el orden humano entero.
Demos por supuesto que lo es la familia, la más fundamental
de todas las sociedades. Cuerpo a la vez "natural" y "esencial",
afirmaba Pío XI.
Demos sentado que lo son las comunidades de vecindad (ciudades, aldeas o barriadas). Pueden, sin duda, tomar mil formas jurídicas según los tiempos o los lugares; imposible que no nazcan
espontáneamente de la vida en sociedad. Cuerpos que no son esenciales, a diferencia de la familia —puesto que, en último término*
137
MICHEL
CREUZET
los hombres podrían nacer y vivir sin ellos—; pero cuerpos naturales de todas formas, porque corresponden al orden normal del
desarrollo de nuestra naturaleza. "De la misma manera, en efecto
—escribe Pío XI— (27), que quienes se reúnen por relaciones de
vecindad acaban formando ciudades, de la misma manera la naturaleza inclina a los miembros de un mismo oficio o de una misma profesión... a crear agrupaciones corporativas" (28).
Demos por sentado, igualmente, que lo son los diversos grupos
políticos, llámense naciones, pueblos o tribus.
¡Tantas comunidades que no pueden dejar de existir! La locura del legislador podrá encarnizarse contra ellas; es posible que
no quede de ellas más que la caricatura ; pero son demasiado fundamentales para desaparecer completamente.
*
*
*
Pero ya no es así cuando se pasa a otra categoría de cuerpos
sociales.
Cuerpos secundarios, se podría decir, porque no tienen ese carácter de existencia indiscutible que hay que reconocer en los primeros.
Por acuerdo deliberado de sus miembros es por lo que quedan
constituidos. Por ejemplo, una sociedad de pesca, una academia, un
centro de formación cívica (29).
Dios, según frase de Blanc de Saint-Bonnet, por habernos
"creado lo menos posible", quiere que estas sociedades secundarias
aparezcan como la manifestación por excelencia de esa obra civi(27) Quadragesimo
anno.
(28) De León XIII a Juan XXIII, los términos de orden corporativo,
corporaciones, cuerpos sociales, organización por cuerpos, cuerpos intermedios, expresan la misma idea.
(29) Se podría añadir: una obra de caridad, de apostolado, una orden
religiosa. ¿No ha sido por iniciativa privada que se han formado las congregaciones que han florecido y aún florecen, en tan gran número, en la
Iglesia ? (Cf. el anexo: La Iglesia, modelo de orden social.)
138
LOSCUERPOS I N T E R M E D I O S .
lizadora que a Bossuet le gustaba tanto presentar como una participación del hombre en la mayor gloria de la obra divina: es como
si Dios se complaciera en confiarnos el cuidado de realizar en esta
forma como un coronamiento de Su creación.
A veces se han calificado estas comunidades de "artificiales", por
oposición a las comunidades fundamentales "naturales", de las que
acabamos de hablar.
Si se toma el término en su sentido riguroso, no hay en él nada
peyorativo, y no se puede deducir que estas agrupaciones sean inútiles, accesorias o superfíuas.
El "artificio", ¿no es la prolongación de la naturaleza? ¿Una
continuación de la creación, gracias a la inteligencia y al trabajo
humanos? La obra de arte, ¿no es un "artificio"?
Nada impediría, pues, calificar a estas comunidades secundarias de "artificiales", ya que se admite que son una manifestación
muy "natural" de la completa salud del cuerpo social. Aunque menos imperiosamente exigidas por el orden de las cosas, se insertan
estrictamente en el desarrollo normal del orden humano. El grado
de una civilización se mide por la proliferación., armoniosa y por la
vida interna de estos cuerpos "secundarios". ¡ Pero, cuán preciosos
para el hombre!
Nos ha parecido, sin embargo, que es mejor no hablar en este
lugar de comunidades "artificiales". Esta palabra, como hemos observado, tiene un sentido más bien peyorativo. Preferimos reservarla para otra categoría, que llamaremos asimismo cuerpos intermedios en discusión.
En resumen, las comunidades sociales pueden ser clasificadas en:
— comunidades perfectas e imperfectas;
— comunidades naturales y sobrenaturales;
— comunidades fundamentales y secundarias.
Veamos cómo, en la práctica, actúa la complementariedad de
estos cuerpos subsidiarios.
139
MICHEL. CREUZET
IV
FUNCION SUPLETORIA DE LOS CUERPOS INTERMEDIOS
Descrito el orden jerárquico bajo sus diferentes, ángulos —aspecto estático— conviene estudiar ahora el mecanismo de la "función supletoria" de los cuerpos sociales entre sí —aspecto dinámico—.
¿Es la Iglesia im cuerpo intermedio?
Se nos viene a la memoria un manifiesto político en el. que la
Iglesia estaba catalogada entre las actividades "folklóricas y religiosas".
¡ Cuántas veces no se la ha reducido a un elemento de la "cultura", simple epifonema de una economía considerada como realidad fundamental de las sociedades modernas! (30).
Por ello es importante saber si la Iglesia es un cuerpo intermedio, grupo ordinario, comparable a todos los demás, o si es conveniente reservarle un lugar aparte.
No es cuestión aquí de preguntarse si la Iglesia tiene derecho a
un mayor respeto que la "federación de jugadores de pinpón"; si,
como tal, y aun colmada de honores, puede ser legítimamente clasificada en el grupo de cuerpos intermedios. O si, por el contrario,
hay que tratarla como comunidad excepcional, cuyo lugar en la sociedad es único.
La Iglesia, ya lo hemos dicho, es una sociedad perfecta.
Este título no le basta para darle un rango aparte. Otras socie(30) Sé trata, con la mayor frecuencia, de una Iglesia truncada, reducida a lo "puramente espiritual", sin influencia en la sociedad. Los que
así conciben a la Iglesia se alian, sin pensarlo, al comunismo: para éste la
religión es una creación del espíritu humano, de la que el solo "progreso"'
nos puede liberar.
!40
LOS CUERPOS INTERMEDIOS.
<íades tienen en sí mismas "todos los medios requeridos para su
fin".
'
Pero ninguno tiene, como la Iglesia, un fin universal. Ni aun el
Estado, que no tiene por qué inmiscuirse en la vida de los individuos o de las familias.
Al contrario, la Iglesia debe actuar, a la vez, en la cumbre, en la
base y en todos los grados del orden social.
Ello depende de su carácter de sociedad sobrenatural, divinamente instituida.
Esta exigencia merece ser subrayada. No dudemos ver en esto
la manifestación concreta y verdaderamente política de esta verdad especulativa: la de que la moral es la ciencia universal de los
actos humanos considerados como tales, y que, por ello, ninguno
de nuestros actos, privados o colectivos, deja de depender poco o
mucho de su competencia.
La moral informa a todo lo humano (31).
La trasposición política de esta verdad exige reservar a la religión, a la Iglesia, un lugar y una función tan importante, que ella
pueda realmente informar, impregnar todas nuestras actividades,
la vida social entera.
Condiciones de una suficiente moralidad general.
Se comprende por qué hemos abordado este problema de la misión de la Iglesia con respecto a las otras comunidades. Es porque
resulta indispensable determinar, antes de hablar de la función supletoria de los cuerpos sociales, las que podrán llamarse condiciones
de una suficiente moralidad general.
Los cuerpos intermedios serán tanto más educadores, por sí mis(31) Informarf en sentido filosófico : dar su forma a los actos 'humanos, hacer que sean plenamente humanos, es decir, que contribuyan a realizar el fin natural y sobrenatural con miras al cual el hombre ha sido
creado.
141
MICHEL CREUZET
mos y dentro de su función supletoria, cuanto más impregnados
estén de un mejor espíritu, de abajo a arriba de la sociedad (32).
Lo que hemos dicho sobre la misión de la Iglesia en el orden
social no es una conclusión teórica. Está confirmada por la experiencia.
Admítase o no, la vida social está siempre informada por un
"espíritu", espíritu de verdad o de error, que determina la moralidad general. Que este espíritu no sea necesariamente el de una
religión positiva y visible, que este espíritu no sea siempre el espíritu de la verdad y bondad presente en la Iglesia católica, es evidente. Queda sentado que siempre hay un espíritu que reina sobre
y en el Estado, sobre y en el cuerpo social, porque es una exigencia
fundamental del orden de las cosas (33).
La Iglesia no es, pues, una "comunidad intermedia", porque es
necesario que informe a toda la sociedad, que la cubra como un forro de arriba abajo, presente por doquiera, en la cima del Estado,
como en el humilde grado de los municipios o de las parroquias;
presente finalmente en la familia por el sacramento del matrimonio.
Misiones reciprocas de los cuerpos intermedios y la Iglesia.
Si el orden que acabamos de citar es verdaderamente respetado,
distribuido por instituciones convenientes, la actuación de las diversas comunidades sociales, que nacen de las relaciones de los hombres, será necesariamente educativa.
(32) Es lo que Marcel Clément demuestra muy justamente en un artículo de Itinéraires (junio de 1962) sobre el "principio de subsidiariedad''.
Este cumplimentará plenamente su misión, si los cuerpos sociales se alimentan con la verdad y la caridad evangélicas. A lo que hay que añadir que
la virtud natural de un orden de cuerpos intermedios da a la Iglesia posibilidades importantes de irradiación social.
(33) Notemos de paso que los países que se dicen "laicos", en el sentido
de independencia de toda religión o filosofía, están siempre, de hecho,
animados por la ideología de un partido, de una secta o de una francmasonería. Estas especies de "poderes espirituales" no tienen siempre la discreción de la Iglesia a i sus relaciones con el poder temporal.
142
LOS CUERPOS INTERMEDIOS.
Va a producirse una complementariedad recíproca. La Iglesia,
animará de un buen espíritu los cuerpos intermedios. A su vez, la
función subsidiaria de estos últimos creará las condiciones sociales
más favorables para la moralidad pública y para la religión (34).
Ciertas naciones han salvaguardado sus libertades locales y profesionales, aunque sus gobiernos no estén animados por el espíritu
de verdad.
Ahora bien, la Iglesia —y, con ello todos los elementos civilizadores del país—• encuentran en el benefició de este marco natural
las condiciones favorables a sü progreso.
De ahí, una elevación de la moralidad general cuya consecuencia es la de reforzar el poder educador de los cuerpos intermedios.
Hay en ello una reciprocidad de influencias (35). Inversamente,
otras naciones han permanecido cristianas. Y aun, a veces, justas
y pacíficas relaciones unen en la cumbre a la Iglesia y al Estado.
Mas los cuerpos intermedios languidecen, las libertades locales se
adormecen, las libertades profesionales son aplastadas por los servicios administrativos.
(34) Conviene a la sociedad cristiana que la Iglesia no se agote en obras
de apostolado personal. La creación de éstas, ¿no coincide precisamente
con la laicización de la vida social y política ? Cf. a Pío XII: "No conviene dejar que pase inadvertida, ni sin reconocerla, la beneficiosa influencia, la
estrecha unión que hasta la Revolución francesa ponía en relación mutua,
en el mundo católico, a las dos autoridades establecidas por Dios; La Iglesia
y el Estado. La intimidad de sus relaciones sobre el terreno común de la
vida pública creaba, en general, como una atmósfera de espíritu cristiano
que eximía, en ibuena parte, del trabajo delicado en el que hoy deben afanarse los sacerdotes y los laicos para procurar la salvaguardia y el valor
práctico de la fe" (14 de octubre de 1952, Documentation catholique, número 1104, c. 1498). Lo que no quiere decir que las obras de apostolado dejen
de ser indispensables. Al menos, su rendimiento será mayor y el clima
más favorable a las conversiones, a la perseverancia y a la práctica de las
virtudes.
. (35) Ejemplo concreto: las libertades escolares por la ley de Weisser
(1917), en Holanda/ han permitido al catolicismo progresar rápidamente en
el país. Y, a su vez, las escuelas pueden encontrar un aumento de vitalidad
por la mayor fuerza del catolicismo.
143
Micnni
crkuzbt
Es de temer que una crisis de poder provoque una catástrofe social, no pudiendo los cuerpos intermedios mantener su misión de
directivos naturales. Seria el hundimiento en la anarquía o en el
totalitarismo. Tales choques no dejan de producir peligrosas repercusiones en las costumbres y en el espíritu de los ciudadanos,
i Mientras el Estado se fundamente sobre los principios del orden natural y cristiano, las cosas no van demasiado mal. Pero que
caiga en otras manos... y en otro espíritu: el riesgo de una decadencia moral será gravísimo. Entre las familias y el Estado ya
no habrá más medios naturalmente educadores sobre los que la
Iglesia pueda apoyarse como sobre palancas.
Los cuerpos intermedios son, pues, medios poderosos de educación e indirectamente de apostolado social.
Inversamente, los cuerpos intermedios, para ser plenamente educadores, y acaso para sobrevivir (36), necesitan de la Iglesia, de su
espíritu, de la vida espiritual que ella sola puede darles.
Sanciones del desorden.
Se estima el bien, cuando se pierde.
Una buena forma de comprender los beneficiosos efectos de la
misión supletoria de los cuerpos intermedios es la de examinar, por
oposición, esos grupos humanos de los que se dice que corrompen
a sus miembros.
Dos casos hay que distinguir:
— ¿ se trata de grupos corruptores por esencia, por naturaleza ?
i (36) Para sobrevivir. A partir del momento en que las élites dejen
de creer en la misión social educadora de los cuerpos intermedios, en que
abandonen al Estado la formación humana de los ciudadanos, estas comunidades serán reducidas a la defensa de intereses materiales intercambiables y
sin patria, cuando no a la conservación de un folklore convertido en pieza de museo. Las potencias económicas, los partidos, los Estados totalitarios
se darán prisa en atar corto a estos vestigios del orden social, en "reducirlos" o en "absorberlos", según expresión de Pío XI.
144
v
LOS CUBRPOS
INTERMEDIOS
— ¿o de grupos corruptores por accidente, sin que la corrupción dependa de ellos propiamente?
Primer caso. Sea, por ejemplo, un fumadero de opio. Es. evidente que su influencia nefasta depende de por sí de lo que es
esencialmente.
Segundo caso. Sea, en cambio, una sociedad de gimnasia que
parece que corrompe a sus miembros. No se puede afirmar esta vez
que el mal únicamente depende del hecho de ser una sociedad de
gimnasia, ya que el deporte es una actividad laudable en sí misma.
Puesto que el mal no procede de que sea una sociedad de gimnasia, hay que buscarlo en otra parte, verosímilmente en sus miembros : directivos o adherentes. Mal accidental, cuya consecuencia
es la de no poner en tela de juicio la sociedad de gimnasia como tal,
sino la moralidad general. La solución de este problema debe ser
buscado más lejos: en la familia, en la escuela, en el clima moral
de la ciudad o del barrio, en la prensa, en los espectáculos, etc.
La corrupción existente en esta sociedad de gimnasia complica
un. sinnúmero de grupos humanos con los que se encuentra ligada dentro de un orden geográfico determinado.
Sin género de duda, las cosas en este punto son de una extrema
complejidad. Queda sentado que, ciñéndose sólo a lo esencial y no
a la excepción que constituyen los casos de contaminación individual (37), siempre será por un desconocimiento de la jerarquía de
los diversos cuerpos intermedios y de su función supletoria, por lo
que pueden y deben explicarse las graves conmociones de la sociedad.
Ante todo, pecado del "príncipe", del Estado, cuando profesa el
laicismo de Estado o un "neutralismo" evanescente.
Laicismo, liberalismo, se imponen por lo mismo en las corrientes de ideas oficiales, principalmente en las escuelas, en las univer(37) Siempre las habrá. Siempre será necesario un apostolado personal dirigido a la conversión de los pecadores. Que pecarán tanto menos
cuanto más les ayude el marco social a vivir honestamente. Y más se facilitará la acción de la Iglesia sobre ellos, si sus faltas les ponen en contradicción con su propio ambiente.
145 '
t
MICHHL
CRBUZBT
sidades. Paso a paso el contagio avanza (38), ejerciendo más rápidamente sus estragos en aquellos grupos cuya- actividad específica está más alejada de lo que podría remediar su indigencia de
elementos, moralizadores: grupos con actividades físicas demasiado
absorbentes o demasiado directamente ordenadas a la posesión sola
de los bienes materiales (39).
Pero también pecado de las élites que dejan vegetar a las comunidades, la misión de las cUales debería ser principalmente moralizadora. Cuando sé acaba de acusar a ciertos grupos sociales de ser
"corruptores", ¿se medita en lo que este título tiene de chocante
aplicado a comunidades tan "naturales", tan indispensables a la
vida en sociedad de los hombres ?
En las perspectivas del orden divino, estos grupos son perfectamente legítimos. Decimos bien: en las perspectivas del orden divino, es decir, cada uno en su puesto.
Si estos grupos no parecen dotados por sí mismos de un poder
moralizador suficiente, es que en el orden divino esta labor moralizadora, doctrinal, espiritual, debe ser ejecutada por otros cuerpos sociales: de ahí esa ley de "jerarquía" y de "función supletoria1', tan magistralmente recordada por Pío XI.
Los pretendidos cuerpos corruptores hacen normalmente lo que
deben hacer, en su sitio, dentro de su orden.
Si son corruptores, la falta no procede de ellos, sino de la ausencia o de la indigencia de quien les debería dar lo que les falta. El
mal está en que, por la perversidad del Estado, como por la caren(38) Sobre todo, en los países en que se impone a los maestros un tra¡ bajo imposible, enseñando una moral sin Dios, o con un dios inconsistente
que cada uno puede acomodar a su gusto. Es imposible no acabar en un
pragmatismo rápidamente corruptor, aun en el caso en que el maestro,
comprendiendo la inanidad de semejantes diligencias, guarde silencio sobre
ese capítulo, lo que deja al mal la puerta abierta.
(39) Entre las causas de penetración del comunismo, el. Excmo. señor
Obispo de Campos, Mons. de Castro Mayer (Carta pastoral de 1961) pone
de manifiesto la laicización de los sindicatos. Limitar su. función a la sola
defensa de intereses materiales, es colocarlos en un materialismo práctico, condición soñada para la marxización (Cf. VERBO, núms. 9-10.)
146
LOS CUERPOS INTERMEDIOS.
cía de élites, los grupos, los organismos, que deberían asegurar esta
impregnación moral y espiritual de la sociedad, se hallan, en realidad, dejados de lado, ya sean oficialmente respetados, neutralizados, ridiculizados o combatidos.
Es, pues, normal, en estas condiciones, que nuestros talleres,
nuestras oficinas, nuestras fábricas y más particularmente nuestros
lugares de trabajo y de recreo sean corruptores.
La caridad individual podrá hacer maravillas. Estas medidas no
son más que parches en la ausencia del verdadero remedio (40),
cuando hay separación de la Iglesia y el Estado, de la Iglesia y
los cuerpos sociales; cuando se peca contra la jerarquía de éstos
y se perturba el mecanismo de sus funciones supletorias.
Pocas materias hay en donde sea más fácil comprender cómo el
orden social forma un todo. A los que creai que en la actualidad
se pueden modificar las leyes a su capricho, a los que dejan entender que la unión de la Iglesia y el Estado es una opinión "atrasada",
que el catolicismo ha "cambiado de frente", abandonando la consecución de sus objetivos sociales; las reflexiones que preceden les
pueden mostrar cuán razonable es, al contrario, la subsidiariedad,
impresa en la esencia misma del orden humano.
Esta verdad, ¿no es de aquellas que se reconocen por doquiera
sin dificultad? ¿Quien se asombrará, en mecánica, del mal funcionamiento de una máquina, si se advierte que se la ha maltratado o
que se ha suprimido una de sus piezas principales?
Si la Iglesia, la religión, tuviesen su recto puesto en la sociedad —en todos sus niveles-— por medio de las funciones supletorias, su acción bienhechora no dejaría de hacerse sentir poco a
poco, por un fenómeno de impregnación.
Si actualmente tantas células sociales se consideran corruptoras,
eso no depende de ellas mismas, sino de un fenómeno inverso al
precedente.
(40) Esta necesidad de una reforma social como condición de una reforma de los espíritus y de la moralidad, está bien puesta en evidencia por
Jean Oüsset en su Introduction à la Politique (Ed. La Cité Catholique, 3,
rue Copernic, Paris, 1962). [Cf. VERBO, núm. 12.]
147
MICHBL
CRBUZBT
Esto depende de que en el barrio, en la aldea, en la ciudad, etc.,
la religión, la Iglesia, no tienen el sitio que deberían tener. De aquí
que todo se encuentre trastornado.
Pero aún más corruptora es la ausencia de cuerpos intermedios
en un país.
Masificados, entregados al totalitarismo o al individualismo
anárquico, sometidos al adoctrinamiento de un poder o a las presiones de los medios de propaganda comerciales y otros, ¿ qué apoyo
moral encontrarán los hombres?
Peligrosa, pero limitada, cuando las comunidades sociales están
vivas, la corrupción amenaza alcanzar terribles proporciones cuando esas comunidades ya no existen, o existen en número excesivamente pequeño.
Todo recaerá, entonces, sobre la familia, hasta el momento en
que también sea tocada, a su vez, por el mal ambiente. Es el fin de
una sociedad. Sangrientas o doradas ¿no se ven ya en el mundo
contemporáneo tales decadencias?
¿ No tienen por causa, un doble vicio: la ausencia de un espíritu
cristiano en la sociedad y la atrofia de los cuerpos intermedios ?
Estos podrían hacer posible aun un resurgimiento moral, si tuviesen bastante existencia y vitalidad.
Complejidad de la realidad social.
El ejemplo de la sociedad de gimnasia parece ridículo cuando se
medita en la complejidad de la realidad social. Sin embargo, las ramas de un arbusto, aun entrelazadas, no dejan de tener cada una su
existencia.
Es una de estas ramas la que acabamos de seguir entre los entrelazamientos de los cuerpos sociales. Bastaría, para constituir el
arbusto, multiplicar el número de las ramificaciones diferentes.
Se puede hacer esto repasando el itinerario que la mayoría de
los hombres siguen en su vida. Encontraremos de camino gran cantidad de comunidades que hemos anotado en la primera parte de
148
LOS CUERPOS I N T E R M E D I O S .
esta obra: familia, escuela, barrio, aldea, ciudad, provincia cuyo dialecto se habla y cuyo acento se conserva.
Si el barrio, la aldea o la pequeña ciudad pueden ser "municipios", son también "parroquias". E igualmente, en lo que se refiere a la provincia o a la región: diócesis o archidiócesis se entrelazan en ellas estrechamente.
Para describirlo, todo esto es muy largo; pero, en realidad, muy
tino y simplicísimo. Una legislación que separa sus propios elementos no hace más que destrozarlo todo. Sin duda, hay que diferenciar para no confundir. Queda, pues, sentado que para no ser
utópicas o dañinas las instituciones, deben "desposarse", si así se
puede decir, con lo real.
Ahora bien, lo real está en esa compenetración, en esa cornplementariedad de las diversas células sociales. La vida está en el mecanismo armonioso de la función supletoria de las mismas.
No está en los cálculos arbitrarios de una planificación cartesiana, de la que nunca se subrayará suficientemente la nocividad en
política.
Lugar respectivo de los cuerpos intermedios en la realidad social.
Captado el problema de los fines religiosos, es fácil comprender
en qué especie de jerarquía deben ser clasificadas las diversas comunidades sociales y cuáles han de ser sus funciones supletorias.
Nacido en una familia, de ella recibe el niño como el fundamento de todo.
La escuela se encargará de desarrollar a continuación sus conocimientos. La participación de la vida parroquial (catecismo, obras,
terceras órdenes) tendrá por finalidad acrecentar en el alma del
niño, y más adelante del adolescente y del hombre, una vida religiosa, hasta entonces someramente despertada, tal vez tan sólo por
su madre.
Pero la vida del espíritu y del alma no es todo, queda aún por
ganar el pan de cada día; de ahí los talleres, los centros de forma149
MICHBL
CRBUZBT
ción profesional, antesala de las organizaciones de oficios, de profesiones, de empresas, adonde el hombre maduro está obligado a
ingresar. Y, en fin, las cumbres de la vida social, cuyo máximo
•desarrollo se manifiesta y remata en la "civilización" (41), resultante armoniosa de la acción de las diversas comunidades de pensamiento, de arte, de investigaciones científicas o culturales, de elevación espiritual, sobre todo: academias, círculos de estudios, círculos literarios, salones, obras de beneficencia, órdenes religiosas o cívicas.
La participación de cada uno de nosotros en la vida de estos
innumerables círculos sociales es evidentemente harto diferente...
Si todos los hombres nacen en familia, no todos son terciarios franciscanos, cantores del orfeón municipal o miembros de un sindicato.
Los grupos sociales en los que participa holgadamente el ciudadano no son los mismos que los del campesino. Sus modalidades concretas cambian según las naciones; pero, una vez más, cualesquiera
•que sean las innumerables diferencias posibles, 4a regla permanece
invariable: "Todos los hombres son llamados a entrar en las diversas comunidades —imperfectas o perfectas, naturales o sobrenaturales— para conseguir, de acuerdo con la naturaleza y sobrenaturaleza, el Bien único necesario..., Dios (41 bis).
V
LEGITIMAS AUTONOMIAS DE LOS CUERPOS
INTERMEDIOS
La cumbre de la vida social, decíamos, es el resultado de las
mil vidas de las diversas comunidades.
No basta que los cuerpos intermedios existan para que se ma(41) Civilización: de cwitas: la ciudad; de cvues:
civilización es la actuación de la ciudad.
(41 bis) Cf. nota 11.
150
el ciudadano. La
LOS CUERPOS INTERMEDIOS.
nifieste su función supletoria. Se necesita, además, que estén vivos,
que sean activos, que obtengan de sí mismos su propia vida.
"Juzgamos también necesario —escribe Juan XXIII (42)—
que los gremios, por otro nombre cuerpos intermedios, y demás
múltiples empresas, de los cuales dependen los incrementos de las
relaciones sociales, se rijan realmente por sus leyes, y asimismo,
con provecho del mismo bien común, lo que anhelan conseguir lo
disputen en sincera concordia. Y es muy necesario que tales sociedades exhiban la apariencia y la realidad de una verdadera convivencia; la que solamente manifestarán gobernando siempre a sus
socios como a personas humanas y llamándoles a tornar parte en
sus asuntos.
"Con el progreso de las necesidades por las que se agrupan los
hombres de nuestro tiempo, la sociedad conseguirá más fácilmente
un orden recto, cuanto más aune estas dos cosas : en primer lugar,
la potestad, por la que cada ciudadano o cada junta de ciudadanos
están ciertamente dotados para poder hacer uso de sus propias leyes,
conservando la mutua armonía en los trabajos; y en segundo lugar,
la acción del Estado, que debe ordenar y favorecer oportunamente
las empresas privadas.
"Y si se llevaran a cabo las relaciones sociales con tales normas y para la disciplina de las. buenas costumbres, nada impediría
que la propia realidad les diera incremento y se aliviaran las cargas y graves divergencias de los ciudadanos, y que también se cumpliera la esperanza de que no sólo las dotes propias del hombre mejorarán y se perfeccionarán, sino que ello conducirá felizmente a la
convivencia de los hombres, a una congruente comunidad que,
como recomendaba nuestro predecesor, de feliz memoria, Pío XI,
en su encíclica Quadragesimo anno, es totalmente necesaria para
satisfacer conjuntamente los derechos y deberes de la vida social".
Se ha podido observar en este pasaje la insistencia del Papa sobre dos conceptos:
— exteriormente: la autonomía que los poderes públicos deben
dejar a los cuerpos intermedios;
(42) Mater et Mágistra,
parte segunda, §§ 65, 66 y 67.
151
MICHEL CREUZET
—- interiormente: las iniciativas de los miembros de estas comunidades.
El Soberano Pontífice concede, al parecer, gran importancia a
estas libertades, a estas justas autonomías; y muchísimas gentes de
buen criterio reconocen la clarividencia de estas ideas.
Pero, a veces, la reconocen teóricamente y la abandonan en la
concepción práctica del orden social.
Dos tentaciones acechan a los mejores:
Primera tentación: el Estado, motor de los cuerpos
intermedios.
Hay quienes creen que, una vez instaurado un Estado cristiano^
ya no habrá más problemas. Fuerte, respetado, él es a quien le incumbirá rehacer la sociedad. Se le concede el cuidado de colocar a
cada cuerpo social en sü sitio, de fijarle sus objetivos, de prescribir
su modo de vida y su organización interior.
Dicho de otra manera, el Estado está concebido como el motor
de los cuerpos intermedios.
Hemos quedado sorprendidos con la lectura de ciertas constituciones políticas. La existencia de comunidades locales, profesionales, culturales, etc., queda reconocida, proclamada. Pero para colocarlas inmediatamente bajo un poder estatal que sobrepasa sus
propias atribuciones normales. Pues tan pronto decreta la obligación de pertenecer a un determinado cuerpo, como transforma sus
directivos en funcionarios, o, en fin, altera su naturaleza dándoles
un carácter de administraciones públicas.
Es el deslizamiento hacia un cierto corporativismo de Estado,
forma atenuada del socialismo (43).
(43) Limitándonos a países francamente alejados del bloque comunista, descubrimos en el Fuero del trabajo, según fue erigido en ley fundamental del Estado español, en 9 de marzo de 1938 (y bajo la reserva de
modificaciones posteriores que hayan podido disminuir su rigidez), proposiciones como ésta, que parecen favorecer las iniciativas personales o corporativas.
"La empresa habrá de informar a su personal de la marcha de la producción en ía medida necesaria para fortalecer su sentido de responsabilidad
en la misma, en los términos que establezcan las leyes-(III, 7).
152
LOS CUERPOS INTERMEDIOS.
A veces, el temor de ver caer al Estado bajo el golpe de potencias económicas sin rostro ni patria, conduce a esta forma de totalitarismo.
En realidad, es el Estado mismo quien se debilita por el ejercicio de tareas extrañas a sus propias funciones.
L,o veremos al estudiar las relaciones del Estado con los cuerpos
j '
intermedios.
.
Segunda tentación: la planificación abusiva.
A los ojos de los partidarios de un orden excesivamente exterior, la floración de cuerpos intermedios y, sobre todo, de derechos
correspondientes a sus competencias, sería una peligrosa tendencia
a la anarquía. Creen servir al bien general de la nación previendo
planes y organigramas que determinen, al detalle, las prerrogativas y prohibiciones relativas a cada grupo social (44).
"El artesano —herencia viva de un glorioso pasado gremial—, será fomentado y eficazmente protegido por ser una proyección completa de la
persona humana en su trabajo, y suponer una forma de producción igualmente apartada de la concentración capitalista y del gregarismo marxista (IV, 1).
"El Estado reconoce la iniciativa privada como fuente." fecunda de la
vida económica de la nación" (XI, 6). Pero, unas líneas más adelante, encontramos estos artículos:
"Todos los factores de la economía serán encuadrados por ramas de la
producción o servicios en sindicatos verticales. Las profesiones liberaLes
y técnicas se organizarán de modo similar, conforme determinen las leyes (XIII, 2).
"El sindicato vertical es una corporación de derecho público que se
constituye por la integración en un organismo unitario de todos los elementos que consagran sus actividades al cumplimiento del proceso económico dentro de un determinado servicio o rama de la producción, ordenado
jerárquicamente bajo ta dirección del Estado (X1IT, 3).
"El sindicato vertical es un instrumento al servicio del Estado, a través
del cual éste realizará principalmente su política económica... (XIII, 5).
"La ley de sindicación determinará la forma de incorporar a la nueva
organización las actuales asociaciones económicas y profesionales" (XIII, 9).
La misma orientación estatal se observa en las corporaciones portuguesas.
(44) Un amigo nos escribe estas pertinentes advertencias: "Hay que
evitar la transformación de los cuerpos intermedios en un SISTEMA que no
153
MICHBL
CRBUZET
En ambos casos topamos con "monistas". No ven más que el
aspecto estático de las cosas. El orden social les parece una pirámide que hay que levantar minuciosamente y no desarreglar nada
de su hermosa ordenación. Olvidan solamente la vida, el dinamismo natural en todo lo que existe. Pliegan la realidad al yugo
de sus categorías puramente intelectuales. Los cuerpos intermedios
ya no son más que casilleros para su sistema de clasificar las actividades humanas. En vez de ser focos de expansión de las libertades personales, son la prisión que las retiene.
Uno de los motivos por el que muchísimos militantes sociales
han rechazado la doctrina de la Iglesia, se debe a estas caricaturas
de los cuerpos intermedios, que han encontrado en las formas de
corporaciones estatales o en la descripción "fijista" que los planificadores abusivos han hecho de ellos.
De nuevo hemos de repetir que es a los valesianos a quienes
les competen los asuntos del Valais; a los habitantes de Chicago el
ocuparse de su ciudad; a los parisienses de Ménilmontant, el conocer las necesidades de su barriada, etc. En el campo profesional,
Juan XXIII (45) subraya que los promotores del desarrollo económico, del progreso social, del renacimiento cultural en los medios
rurales, deben ser los mismos interesados: los agricultores.
Este principio es válido igualmente para las "comunidades políticas en vía de desarrollo". La ayuda técnica y financiera que se
les da "debe tener por objeto poner a estas comunidades en vía de
desarrollo económico para así poder realizar por su propio esfuerzo
su ascensión económica y social".
Esta verdad no ha cambiado desde la Rerum novar um. León
XIII, en algunas frases lapidarias, proclama esta ley esencial de
los cuerpos intermedios:
"Proteja el Estado a estas asambleas de ciudadanos jurídicamenhubiera ¡más que aplicar para ordenar todo hasta en los últimos detalles.
"Esto sería caer en esquemas pueriles y artificiales. Nunca se insistirá
bastante sobre este punto: que los cuerpos intermedios son organismos NATURALES."
(45) Mater et Magistra,
154
tercera parte.
LOS CUERPOS INTERMEDIOS.
te asociadas y no se introduzca en Ja íntima disposición y orden de
ta vida de tas mismas, pues el movimiento vital se produce por un
principio interior, y jacilísimamente con toda certeza se borra por
impulso externo?' (RBRUM NOVARUM: § 38 al final).
Ley esencial de los cuerpos intermedios. Ella nos permite añadir un nuevo elemento, capital, a la definición que dábamos en los
primeros capítulos:
Están dotados de vida propia; esta vida no puede serles dada
desde el exterior, por el Estado o por cualesquiera otros cuerpos
sociales.
Proviene de las iniciativas de sus miembros.
Los cuerpos intermedios deben animar estas iniciativas, si quieren ejercer su supletoria función educativa.
1
Derechos de los cuerpos intermedios.
Subrayemos, terminando, que estos poderes autónomos de las
comunidades sociales, adecuados a sus competencias, les crean derechos en la nación. Juan Vallet señala admirablemente que la raíz
de estos derechos se halla en el carácter representativo de los cuerpos intermedios.
"Aunque se mantenga la idea —escribe— de que debe considerársele [al Estado] (46) como la agrupación principal, es necesario organizar una serie de agrupaciones distintas dotadas de derechos con poder público, pues sólo el pluralismo de órdenes jurídicos permitirá evitar la atrofia del derecho individual que conduciría a la tiranía.
"Claro que estos cuerpos intermedios —regiones, provincias,
(46) La Crise âia Droit, opúsculo difundido por el Office International
des Oeuvres de Formation civique et d'Action doctrinale selon le Droit
Naturel et Chrétien, caisse postale 22, Sion 2 (Suiza) 1962 .(apartado). [La
versión original española fue puiblicada con el título La crisis del derecho
en la Revista General de Legislación y Jurisprudencia, abril 1962. . El
Instituto Editorial Reus —Madrid, 1962— ha publicado separatas de dicho
traira.} o.]
155
MICHEL
CRBUZBT
municipios, corporaciones y sindicatos— han de ser representativos,
o sea han de brotar como las plantas, de abajo arriba, y no,, al
revés, descolgarse de arriba abajo, dominados, ya sea por el Estado,
por el partido mayoritario, por el partido único o por otros organismos superiores a las agrupaciones que deben ser representativas, pues en esos casos no hay tales cuerpos intermedios, sino simples sucursales del poder dominante, totalmente mediatizadas y,
por ende, no representativas."
Que "crezcan los cuerpos intermedios como las plantas, de abajo arriba..." He ahí una imagen bien cercana a la realidad.
Los cuerpos intermedios son el florecimiento de la vida social,
su producto natural.
Si se quiere que lleven frutos de civilización, no será bueno
arrancarlos de raíz, o volverlos a plantar en otra parte a capricho
de un afán planificador obstinado en desconocer las leyes de la naturaleza.
Como a las plantas, hay que asegurar a los cuerpos intermedios condiciones de vida favorables. Tal es la razón de ser de estos derechos particulares a los cuerpos sociales. Derechos intermedios, se puede decir, entre los de las personas y los que corresponden al Estado para el bien de todos.
Derecho intermedio, privata ¡ex, que se decía antaño. De ella
viene el nombre de "privilegio", ley privada. Contrariamente a lo
que se cree, los privilegios no son derechos arbitrarios concedidos
a las clases dirigentes. Son las leyes, los derechos privados correspondientes a la función social de cada cuerpo dentro de los límites
de su naturaleza particular.
Abolirlos sería colocar, a la vez, a los derechos individuales
completamente solos ante los derechos del Estado, con riesgo de
tiranía; y, semejantemente, poner al Estado solo frente a los múltiples derechos que tiene que hacer respetar. Ya no podrá contar
con las otras jurisdicciones, por ejemplo, de los tribunales de hombres-buenos, las cámaras de comercio, el tribunal de las aguas en
las provincias españolas de Levante, etc. Jurisdicciones que deberán ser numerosas como los géneros de actividades locales o pro156
LOS CUERPOS INTERMEDIOS.
fesionales que haya que cumplimentar. A falta de esto, el Estado
tendrá que multiplicar leyes para todo. De esta manera, el derecho
se esfuma tras la proliferación de textos jurídicos, a menudo inadecuados por estar alejados del objeto que pretenden conseguir.
No se podrá salir de esta "crisis de derecho", sino volviendo a
dar vida a las jurisdicciones profesionales y locales. Desgraciadamente, la centralización de los tribunales y la unificación de las leyes
afligen a muchísimos países, que suprimen con esto los últimos vestigios de la justicia al nivel de las comunidades sociales.
VI
CUERPOS INTERMEDIOS DISCUTIBLES
O COMUNIDADES ARTIFICIALES
Bajo estas apelaciones consideraremos tres categorías de grupos humanos:
1. a : los organismos sociales colocados bajo el poder del Estado;
2. a : los partidos políticos;
3. a : el sindicalismo de "masa".
Organismos sociales bajo el poder del Estado.
Una personalidad católica presentaba no hace mucho los "seguros sociales" franceses como un cuerpo intermedio.
Nadie ignora que están en manos del Estado. Su financiación
está asegurada por medio de cargas sociales impuestas por el Estado. Sus empleados están pagados con recursos del Estado.
Es verdad que este género de organismos "nacionalizados" —o
estatizados— es un intermediario entre las familias y el Estado.
Pero esto no es más que en apariencia.
Su "movimiento vital", como diría León XIII, no procede de
un "principio interior" constituido por las iniciativas de sus miembros, de acuerdo con las competencias de éstos, sino de una "cau157
MICHBL
CRBUZBT
sa externa": el Estado socializante, cuya intervención, presión y
veto son soberanos.
Hace algunos años, la mutualidad de agentes de policía de una
subprefectura francesa pidió a los "seguros sociales" le reconociera el derecho de administrar los intereses de sus adheridos, sin
tener que depender de la administración estatal. Se había previsto
una gestión más rentable.
Este derecho le fue totalmente rehusado.
El Estado socializante se propone englobar ahora las mutualidades agrícolas en los "seguros sociales", como ha englobado tantas otras (47).
Lejos de favorecer la gestión de los intereses profesionales por
los mismos miembros de las profesiones, el poder centralizador procura acapararla.
¿ Cómo hablar de cuerpos intermedios, cuando el Estado se interpone como intermediario obligado entre los particulares... y él
mismo ?
No es cuestión de negar sus posibles intervenciones.
"Y ciertamente —escribe Juan XXIII (48)—, las previsiones
y seguros que generalmente se constituyen, deben discrepar poco
entre sí, cualquiera que sea el territorio en que esté el negocio donde
los ciudadanos trabajen o de donde perciben sus rentas."
Coordinador, árbitro, factor de equilibrio, ése es el papel del
"príncipe". Tendremos ocasión de recordarlo.
Lo que es admisible, no es una justa intervención del Estado,
sino el abuso de esta intervención. En muchas ocasiones no presta
ayuda, sino que reemplaza. No ordena: confisca.
Los órganos, a los que les asegura la vida y el impulso, ya no
. son los cuerpos intermedios, son los cuerpos del Estado. Ilegítimos,
además, pues no entra entre las atribuciones del "príncipe" ase(47) Y esto, en el momento en que las mutualidades tratan de conseguir para sus miembros garantías equivalentes a las de los seguros sociales. En vez de facilitarles el camino, el Estado socializante no se ha detenido en nada hasta absorberlas.
(48) Cf. Mater et Magisira, parte tercera, § 135, al final.
158
LOS CUERPOS INTERMEDIOS.
gurar la seguridad social de las personas, si no es a título supletorio (cuando no existe ningún grupo intermedio) y a título provisional (49).
¿ Hará falta, para ello, que el legislador suprima de un plumazo los organismos sociales "nacionalizados"? Sería imprudente, si
no hubiera nada con qué reemplazarlos. Convendría, más bien, favorecer, en el seno de estos organismos, las iniciativas locales o profesionales que permitieran establecer libremente los seguros sociales de sus miembros o de sus territorios (50).
Los partidos políticos.
Más difícil es el caso de los partidos políticos.
Una obra de Guy Mollet los cita siempre cuando habla de cuerpos intermedios.
La objeción que se puede poner a semejante asimilación es el
desconocimiento de la finalidad de los partidos..., que normalmente
es conseguir el poder o, a lo menos, compartirlo. En esta medida cesan de ser intermediarios, pues se convierten en el mismo Estado.
Muy a menudo, estos partidos son creados como Estado o como
"príncipe" en potencia. No actúan, no parecen tener una razón de
ser, más que con el fin de conquistar el poder soberano.
Esta finalidad no deja de influir en la estructura de los partidos. Tienden, lógicamente, a descuidar los intereses específicos de
los cuerpos naturales en provecho de un agrupamiento de las masas capaz de asegurarles la mayoría. De ahí esas actitudes demagógicas que les fueron tantas veces reprochadas, y de las que Pío XII,
en su mensaje radiofónico de Navidad de 1944, subraya la gra(49) Entre los temores de Pío XII con respecto a una expresión que
ahora se emplea muy a menudo: "seguros sociales", retengamos esto: "... que
la sociedad civil cumpla una función, que por sí misma es extraña a su
menester..." (A los obispos reunidos en Roma, 2 de noviembre de 1950.)
(50) A veces, las dos cosas simultáneamente. La variedad de los sistemas de aplicación es inmensa y siempre en función de las circunstancias
particulares.
159
MICHEL
CREUZET
vedad. Después de haber recordado que una democracia no implica forzosamente tal régimen de partidos, el Soberano Pontífice no
ocultó el triste espectáculo de un "Estado democrático dejado al
capricho arbitrario de la masa". "No han de sobrevivir, dice, de
una parte más que las víctimas engañadas por la fascinación aparente de la democracia, que en su ingenuidad confunden lo que es
del espíritu, con la libertad y la igualdad; y de otra parte, los aprovechados, más o menos numerosos, que han sabido, gracias a la
potencia del dinero o de la organización, asegurarse por cima de
los otros una condición privilegiada y hasta el mismo poder" (51).
¿ La tentación de los partidos no es la de ser, con gran frecuencia, él solo el "partido único" ?
¡ Cuántos ambiciosos han escogido la fórmula del partido para
elevarse al poder y luego mantenerse allí gracias a su devotísimo
partido!
El camino queda así abierto a los totalitarismos. Ese es el peligro. Pero no hay que rechazar sistemáticamente todos los partidos
porque los haya malos, ni porque el riesgo de un desvío totalitario sea posible. Como tampoco hay que rechazar los cuerpos intermedios porque puedan existir malos cuerpos intermedios, como lo
sería un grupo de mercaderes de opio o una sociedad comercial
"ficticia" creada para la estafa.
Mientras defiendan los intereses reales de las regiones, de los
(51) Un Estado fundado únicamente en el juego de los partidos se
arriesga a no éstar ya en condiciones de encauzar la presión de las "fuer-zas colectivas frecuentemente anónimas", de las que habló Pío XII en su
carta a la XLI Semana social de Francia (1954). "Ya se trate de sindicatos patronales u obreros, escribe, de confabulaciones económicas, de agrupaciones profesionales o sociales, de los que algunos están también al servicio directo del Estado, estos organismos han adquirido una potencia tal,
que les permite pesar sobre el gobierno y sobre la vida de la nación. En
competencia con esas fuerzas colectivas, a menudo anónimas, y que a
veces, con -uno u otro título, desbordan las fonteras del país, corno también los límites de su competencia, el Estado democrático, brotado de las
normas liberales del siglo xrx, consigue difícilmente dominar , una tarea
cada vez más vasta y más compleja".
160
LOS CUERPOS INTERMEDIOS.
oficios, de las empresas, de las familias, los partidos completan o
reemplazan la acción de los cuerpos intermedios naturales. Se ironiza mucho sobre el diputado que promete a sus electores la creación de una carretera, la apertura de unas escuelas. Teniendo en
cuenta la demagogia y las pequeñas ambiciones locales, en este
género de actuación serían los partidos menos criticables. El mismo interés de su éxito les obliga a constituirse en defensores de los
intereses privados más legítimos.
Acontece también que su existencia resulta el único medio de
contrabalancear la empresa tiránica de un Estado descarriado. El
totalitarismo llega lógicamente a esta "corrupción que atribuye a la
legislación del Estado un poder sin freno ni límites, y que, a pesar
de vanas apariencias contrarias, hace igualmente del régimen democrático un puro y simple absolutismo...", fundado sobre el "principio erróneo de que la autoridad del Estado es ilimitada y que frente a ella... no se admite ningún recurso a una ley superior que
obligue moralmente" (52).
En este caso, los partidos de la oposición se transforman en verdaderos cuerpos intermedios, apoyo de las personas, de las familias,
de los otros cuerpos sociales, en su justa resistencia contra la tiranía.
El Estado omnipotente se burla sin reserva de lo que opinan
los campesinos en sus tierras o los obreros en sus fábricas. Con
una política fuerte y con "medios audio-visuales" de propaganda
bien disciplinados, se basta para mantener al pueblo mudo, cautivo, embrutecido, principalmente si se acallan sus veleidades de
iniciativa con la ilusión de una prosperidad ficticia.
En estos casos, los partidos no tienen más remedio que sostener
a los cuerpos intermedios oprimidos. Las élites locales o profesionales se equivocarían si prescindieran de tal apoyo.
Y lo deben hacer ciertamente con prudencia.
Se ha podido escribir del gran 'William Pitt el joven (53): "Sin
(52) Pío XII, Mensaje
radiofónico
de Navidad de 1944.
(53) Maurice Recltis, William Pitt, revista "Historia", enero de 1956,
núm. 110.' París.
i
161
MICHEL
CRBUZET
romper con su partido, supo (y esto fue simultáneamente su grandeza y el secreto de su fortuna) mirar a mayor altura y más lejos,
que el Parlamento y la oligarquía que lo manejaba, y actuar conforme a las ideas, a los sentimientos, y a. los intereses del país real".
Es a tales hombres, ansiosos del bien común, a quienes se debe
recurrir para que un partido sirva a los intereses verdaderos de los
cuerpos intermedios. Pero no se puede tener una confianza ilimitada
en los partidos como tales (54).
El vicio interno de estos grupos artificiales, a caballo entre el
ejercicio del poder legislativo y la defensa de los intereses particulares, organismos fundados sobre el número, demasiado vulnerables
a las potencias económicas, a las presiones de las masas, a las amenazas de las mafias del momento, los hace instrumentos, ciertamente
preciosos, pero frágiles, del orden social auténtico (55).
El sindicalismo de masa.
Se ha dado en llamar a las centrales sindicales "grandes cuerpos intermedios", con el mismo título que las organizaciones interprofesionales en el plano nacional.
Matiz justo, si se entiende con ello que estos organismos pueden representar "en la cumbre" los intereses más generales de los
cuerpos intermedios básicos.
Por esta razón, no se encuentra en ninguna parte de las ense(54) No hay que decir que no tratamos aquí el aspecto ideológico de
los partidos. Algunos son perfectamente ilegítimos, y ía Iglesia prohibe que
se les conceda confianza cuando mantienen posiciones contrarias al orden
natural y cristiano.
(55) Cuando un partido está en el poder, sería asimismo escandaloso que
dé demasiada importancia a la defensa de los cuerpos intermedios particulares, ya que entonces debería considerar el bien nacional sobre todo. "En
donde falten [los] hombres [íntegros], subraya Pío XII, otros vienen a
ocupar su puesto para hacer de la actividad política el ruedo de su ambición,
una carrera con ganancia ¡para ellos, para su casta o para su clase, y es así
que el ansia de los intereses particulares íes hace perder de vista y pone en
peligro al verdadero bien común."
«o
LOS CUERPOS INTERMEDIOS.
fianzas pontificias condenaciones ni reprobaciones de las centrales
sindicales. Es posible, en efecto, que la actual presión de trusts
financieros cosmopolitas sobre los Estados, obligue a los ciudadanos
a organizarse enérgicamente, si quieren que sean respetados sus
derechos más elementales.
Sin embargo, puede haber abuso en ello.
Deseosas, sobre todo, de ejercer presión sobre los gobiernos,,
las "grandes centrales" corren el mismo riesgo que los partidos:
manejar las masas en lugar de defender sus libertades.
Algunas, bajo la influencia de la ideología marxista, han opuesto
un "sindicalismo de masa" a la defensa de los trabajadores en sus.
oficios y profesiones.
A veces, esta masificación depende de la potencia material de
las "centrales", por ejemplo, en los Estados Unidos, donde son riquísimas y pesan en las decisiones gubernamentales. Este exceso
de "la fuerza de la organización", según frase de Pío XII, es tal,
que Juan XXIII pudo escribir en una carta a la XXXVII Semana
Social del Canadá (56): "Desde la última guerra mundial, las uniones sindicales más compactas han llegado a ser también más independientes. Pero esta potencia acrecentada trae consigo un nuevo
riesgo para la libertad: que el sindicato llegará en su día a "ejercer
una especie de patronato o de derecho, en virtud del cual dispondrá
libremente del trabajador, de sus fuerzas y de sus bienes" (57), o,
que utilizando la influencia que ejerce naturalmente sobre la política y sobre la opinión pública, esté tentado de abusar de la fuerza
que da el número: tentación común al resto de los sindicatos patronales y obreros, a los trusts económicos y a todas esas fuerzas colectivas que constituyen las diferentes agrupaciones profesionales
y sociales. Ni la libertad ni la dignidad obreras están plenamente
respetadas, cuando "la defensa de los derechos personales del trabajador está cada vez más en manos de una colectividad anónima,
(56) Carta ai Cardenal Tardini, Secretario de Estado (1960).
(57) Pío XII, Alocución a las ACLI (Asociaciones católicas de los trabajadores italianos), 11 de marzo de 1945. AAS. XXXVII, 1945, pág. 70
(nota de la carta
pontificia
163
MICHEL
CREUZET
que actúa por el intermedio de gigantescas organizaciones que tienden al monopolio" (58).
Los sindicatos son cuerpos intermedios en la medida en que
defienden los intereses reales de los tratej adores, es decir, cuando
permanecen en el campo de su competencia. Pero en cuanto se transforman en masas de maniobra al servicio de las fuerzas políticas,
pierden este carácter.
Para devolvérselo deben trabajar eficazmente los militantes sindicales, llevando más adelante sus esfuerzos en la defensa de las
auténticas realidades, que son los oficios, las profesiones, las empresas, las libertades familiares y escolares, evitando asimismo caer
en el partidismo o dejarse contaminar por las potencias económicas reinantes.
Pero, ¿cómo llegar a esto sí los sindicalistas no tienen una visión clara de la función de los cuerpos intermedios en el orden
social ?
"Harían falta, en primer lugar —se lee en El Trabajo (59)—,
equipos de militantes bien formados, conociendo la doctrina social
de la Iglesia, decididos a trabajar de verdad para difundirla, y a
renovar desde dentro, si se puede, a los sindicatos."
Conclusión.
La conclusión de esta segunda parte sobre el origen jerárquico
y la función supletoria, la hemos tomado de Pío XII en su mensaje de Navidad de 1944:
"Pueblo y multitud amorfa —enseña— o, como se tiene costumbre de decir: "masa", son dos conceptos diferentes. El pueblo
vive y se mueve por vida propia; la masa es en sí misma inerte,
(58) Pío XII, Mensaje radiofónico de 24 de diciembre de 1952. AAS.
XLV, pág. 42 (nota de la carta
pontificia)...
(59) J. Ousset-M. Creuzet, op. cit., pág. 345, Ed. C. C, case postale,
891; HauteviJle, Québec, Canadá, 1962, o su versión castellana, recién aparecida (Speiro, S. A. — Madrid, 1964).
64
LOS CUERPOS I N T E R M E D I O S .
y no puede ser movida más que desde el exterior. El pueblo
vive de la plenitud de la vida de los hombres que lo componen, de
los que cada una —en su sitio y en la manera que le es propia— es
una persona consciente de sus propias responsabilidades y de sus.
propias convicciones. La masa, por el contrario, atiende los impulsos del exterior, juguete fácil entre las manos de cualquiera que
explote sus instintos y sus impresiones, pronta a seguir, en cada,
ocasión, hoy esta bandera y mañana aquella otra. La exuberancia
vital de un verdadero pueblo imparte vida, abundante y rica dentro
del Estado y en todos sus órganos, infund:éndoles, con un vigor
sin cesar renovado, la conciencia de sus propias responsabilidades,,
el sentido verdadero del bien común. La fuerza elemental de la
masa puede ser también un instrumento al servicio de un Estado
que sepa hábilmente hacer uso de ella. El mismo Estado, en manosde uno o varios ambiciosos, agrupados artificialmente por sus tendencias egoístas, puede, apoyándose sobre la masa llegar a ser una.
pura máquina; imponer arbitrariamente su voluntad a la mejor
parte del pueblo. Entonces el interés común queda herido gravemente y por mucho tiempo, y la herida así hecha es muy a menudo difícilmente curable."
165
Los cuerpos intermedios
por
Michel Creuzet
PARTE TERCERA
Misión del Estado y descentralización
"Debes poner toda tu atención en que tus
subditos vivan en paz y en rectitud bajo tu
mando, e igualmente las nobles ciudades e villas de tu Reino; e las guardes en el estado e
franquicia que tus antepasados te las guarda*ron. Y si hay algo que emendar, emiéndalo
y
enderézalo y mantenías en favor y amor. Puesr
por la fuerza y la riqueza de tus nobles villas,
los propios y los extraños temerán
portarse
mal contigo, especialmente
los Pares y los Barones".
San Luis, rey de Francia,
Testamento.
251
I
EL
ESTADO
Y
LOS
CUERPOS
INTERMEDIOS
"Hay un orden natural, aun cuando sus formas cambien core
los acontecimientos históricos y sociales —escribe Pío XII (1)—.
Sus líneas esenciales siempre han sido y permanecido las mismas:
la familia y la propiedad; como factores complementarios de seguridad: las instituciones locales y las uniones profesionales, y,
finalmente, el Estado."
Dicho de otra manera, el Estado no interviene más que al
final, cuando los cuerpos profesionales y locales han actuado como"factores complementarios de seguridad" en pro de la familia y
de la propiedad.
Sin apelar a la autoridad pontificia, el simple sentido común,
lo confirmaría.
Si un municipio se basta para el cuidado de sus carreteras y
caminos, ¿por qué recurrir al departamento, a la provincia o al'
Estado ?
Y, ¿por qué pedir al Estado que arregle las cuestiones salariales, las garantías sociales, los establecimientos familiares, los
alojamientos, etc., si las empresas de carpintería, el gremio de
carpinteros, las profesiones de la madera, los municipios, las regiones, etc., son capaces de arreglarlas, interviniendo cada uno
de estos organismos en su nivel propio y dentro de los límites de
su competencia?
"El objetivo natural de toda intervención en materia social
—escribe Pío X I (2)—- está en ayudar a los miembros del cuerpo
social y no en destruirlos ni absorberlos."
(1) Mensaje radiofónico al mundo, 24 de diciembre de 1955.
(2) Encíclica Quadragesimo Anno, pasaje repetido por Juan XXIII en
Mater et Magistra, parte II.
253
MICHEL
CREUZET
La misión del Estado con respecto a los cuerpos intermedios
consiste también en ayudarlos..., perp "al final", cuando ningún
otro pueda hacer lo que él solo puede hacer,
— ya porque el bien que hay que realizar sea excesivamente vasto para cada uno de ellos : desarrollar, por ejemplo, una política social dirigida a sostener un sector económico infortunado;
— ya porque los cuerpos sociales tengan necesidad de un juez,
de un coordinador, cuya idoneidad sea incontestada y más
elevada que la suya ; el Estado ejerce entonces la misión de
àrbitro supremo, que nadie podría reemplazar.
Desde este punto de vista, se puede afirmar que el "principio de subsidiariedad", enunciado por Pío X I y repetido por
Juan X X I I I (3), se aplica al Estado, con respecto a los cuerpos
Intermedios, como se aplica a una comunidad "más vasta y de un
rango más elevado" con respecto a comunidades de "rango inferior".
Esta misión supletoria, complementaria del Estado, si exalta
•el carácter irreemplazable de este último, marca igualmente los límites de su intervención.
Los -papas en varias ocasiones lo han subrayado, y no es ésta
una de las menores aportaciones sociológicas de sus enseñanzas
en una época en la que la misión del Estado está tan mal comprendida.
Misión subsidiaria del Estado.
El texto de la Quadragesimo Anno relativo al "principio de
subsidiariedad" continúa así:
"Que la autoridad pública transfiera, pues, a las agrupaciones
de rango inferior el cuidado de los asuntos de menor importancia,
en los que se dispersaría excesivamente su esfuerzo, y así podrá,
(3) Mater et Magistra, parte II. Sobre el principio de subsidiariedad,
cf. supra, segunda parte, capítulo primero.
254'
LOS CUERPOS
INTERMEDIOS >
<iesde ahora, asegurar más libre, más exhaustiva, más eficazmente,
las funciones que sólo a ella pertenecen, porque ella sola las puede cumplir: dirigir, vigilar, contener, si las circunstancias lo precisan o lo exige a necesidad" (4).
Función recordada en dos textos pontificios que se complementan admirablemente:
El primero, de León XIII, en la encíclica Rerwm Novarum,
nos dice: "La salud pública no es solamente la ley suprema, sino
la misma causa y la razón de ser del principado (5); los límites de
su acción quedarán determinados por el mismo fin que reclama
el socorro de las leyes, es decir, que éstas no deben adelantarse,
o no emprender nada más que lo que es necesario para reprimir
los abusos y alejar los peligros."
El segundo, de Juan X X I I I (6), agrega a la labor negativa del^
Estado (prohibiciones, sanciones, protección) otra positiva, de la
(4) Mater et M agis tr a, parte II.
Acerca de la palabra "subsidiar i edad", el R. P. Calvez, S. ]., observa
en su artículo "La Iglesia y la intervención del Estado en materia económica" (Responsables,
órgano de la "Union sociale des ingénieurs catholiques", París, enero-febrero 1961, pág. 37: "Subsidium significa precisamente ayuda, de ahí la palabra "subsidíariedad". Esta expresión a veces es mal
comprendida, como si el Estado no tuviera sino un papel de suplencia accidental en caso de desfallecimiento de la iniciativa privada. Ciertamente,
tiene este papel •—por lo menos, cuando la suplencia es indispensable para
el bien público—; pero este papel se halla inscrito en la finalidad propia
del Estado. Es en virtud de su propio derecho y deber más estricto que
interviene por sustitución o de otro modo. De otro modo, es decir, mediante
las acciones positivas que realiza para la prosperidad esencial del bien público o para la represión de abusos e injusticias que dañan a ese misimo
bien público".
"Subsidiariedad quiere decir también que el Estado no debe sustituir la
iniciativa normal de los agentes de la vida económica, sino que la debe promover, ayudar, hacerle producir todos sus frutos —'bien entendido que debe
promover la iniciativa de todos aquellos que son capaces de iniciativa—
y desarrollar las capacidades de todos".
(5) Se designa así el poder del Príncipe, del gobierno del Estado.
(6) Mater et Magistra, parte II.
255=
MTCHHL CRBUZBT
cual la evolución de los tiempos hace sentir más la necesidad (7)"El Estado —dice Juan X X I I I — no tiene por finalidad reducir
cada vez más la esfera de libertad de la iniciativa personal de
los particulares, sino, al contrario, tiene por objeto asegurar a;
este campo de acción la más vasta amplitud posible, gracias a la
protección efectiva para todos y para cada uno de los derechos
esenciales de. la persona humana" (8). "Pero, cuando en la economía falta totalmente, o es defectuosa, la debida intervención del
Estado (civitatis debita actio), los pueblos caen inmediatamente
fprono itenere mere) en desórdenes irreparables y surgen al punto los abusos del débil por parte del fuerte moralmente despreocupado (o-c pontentiores, minus de honestate sollicitos, allorum
inopia ad hicrum indigne abuti). Raza ésta de hombres que, por
desgracia, arraiga en todas las tierras y en todos los tiempos, como
la cizaña (ceu loliwm inter frumenta) entre el trigo" (9).
El Estado ¿no es más que un cuerpo intermedio?
Se plantea esta cuestión: ¿la subsidiariedad del Estado es la
(7) Cf. Pío XII (Encíclica Swmmi Pontifica tus., § 51, 1939) (traducción,
española de la BAC): "Qué hombre sensato y prudente en esta gravísima
situación negará al Estado" (en latín: a la cosa pública) unos derechos
más amplios que los ordinarios, que respondan a la situación y con los
que se pueda subvenir a las necesidades del pueblo? Sin embargo, el orden
moral establecido por Dios exige que se determine con todo cuidado (diligentius), según la norma del bien común, la licitud o la ilicitud de las
medidas que aconsejen los tiempos, como también la verdadera necesidad
de estas medidas".
(8) Mater et Magistra> § 55 (al principio), traducción de la BAC r
"Pero manténgase siempre a salvo el principio de que la intervención de
las autoridades publicas en el campo económico, por dilatada (late pat e a f ) y profunda que sea, no sólo no debe coartar la libre iniciativa
(privaiorum
Ubertate) de los particulares, sino que, por el contrario, ha
de garantizar (sed etiam mgeat) la expansión de esa libre iniciativa, salvaguardando, sin embargo, incólumes los derechos esenciales de la persona humana.
(9) Ibídem, § 58.
,
256
LOS CUERPOS INTERMEDIOS >
misma que la de los cuerpos intermedios? O, si se prefiere: El
Estado ¿ es simpleménte un cuerpo intermedio superior, un cuerpo*
intermedio más extenso que los otros: intermediario entre las
provincias, los grupos ínterprofesionales, etc., por una parte, y
Europa, América, los organismos mundiales, por la otra?
Parece, efectivamente, que el Estado no es otra cosa cuando se
lee, por ejemplo, la obra de Louis Armand y Michel Drancourt„
Plaidoyer pour l'avenir. "Las únicas fronteras a la medida del
siglo —escriben (10)— son las que separan a los individuos que
aceptan las leyes económicas del conjunto de los que las rechazan..
Desde el momento en que se las acepta, no se. puede dejar de admitir los múltiples enlaces que suponen.
"Desde este punto de vista, se puede sugerir que lo define
actualmente a una nación es menos su carácter de potencia, como
se la definió en otro tiempo, que una forma y una densidad de
relaciones colectivas de tipo dado, principalmente las que resultan
de la repartición de las cargas y gastos colectivos, según unas
mismas leyes y reglamentos fiscales y sociales (11)."
En una visión en la que la economía es, como lo pretendía
Marx, la infraestructura de todas las relaciones humanas, se concibe que patria, nación, Estado, no valgan gran cosa. Si patria,
nación, Estado no tienen más que el valor material de las riquezas que producen, y si sus habitantes no tienen más razón de ser
que la producción, ¿no es normal que los autores reduzcan estas
realidades a simples divisiones cómodas para los intercambios comerciales? (12). Este primado de la economía no es más que una
forma agravada del materialismo.
(10) Pág. 94.
(11) Pretender que una nación se defina por su "carácter de potencia"„
permite afirmar que 'hoy la potencia dominante es ja de las riquezas materiales... ¡Y de ahí, las conclusiones de los autores 1 En realidad, una nación quedó definida —y aún se define— esencialmente por el patrimonio"
de civilización que hereda y transmite. Además de los bienes materiales,,
este patrimonio contiene una herencia espiritual, cultural, moral e histórica (nota de M. C.).
(12) Cuanto más pequeñas sean las unidades básicas así establecidas,.
257=
MICHEL
CREUZET
"Para el materialismo —enseña Pío X I I (13)— uno de los
.grandes principios es no tener patria, y a la pérdida de la patria
terrestre añade la de la patria espiritual. Para él, efectivamente,
•el hombre no es más que una cierta cantidad de materia. Y en
consecuencia, la materia puede ser desplazada a voluntad o canjeada por otra".
¿ Quién no ve que en este sistema no es solamente el Estado
•el que desaparece bajo la presión de los vastos organismos continentales y planetarios, el que se transforma en un engranaje administrativo del Superestado, la sucursal de una razón social del
mundo? Desaparecen asimismo los cuerpos intermedios que no
responden a los imperativos de la planificación teórica. Desaparecen finalmente las familias, las personalidades, la totalidad del
hombre se reduce a ser " e l " productor y "el" consumidor sin
rostro, sin hogar, sin otro valor reconocido que su productividad.
Es el reino de los tecnócratas y de los sinarcas, de que hablaremos más adelante.
El Estado, "unidad orgánica y organizadora del pueblo verdadero".
Sin negar la importancia de los organismos internacionales en
-nuestro tiempo, no por ello hay que reducir al Estado a la misión
•de un cuerpo intermedio.
"Unidad orgánica y organizadora del pueblo verdadero", lo
•definió Pío XII (14).
"L,a acción del poder público (haec autem reipublicae pro-
"tantos más extensos poderes tendrán los "grupos dirigentes" y más nos
acercaremos a la dominación universal por un puñado de "organizadores",
ideal común de la masonería, del comunismo y de la sinarquía. Puede ser
•que, desde el punto de vista de tal "porvenir", el "pleito" de Armand y
Drancourt se transforme en condena global del pasado, sin separar al
grano bueno de la cizaña.
{13) Carta al Catholikentag alemán de Passau, 16 de agosto de 1950.
(14) Mensaje radiofónico al mundo, 24 de diciembre de 1944.
.258
LOS CUERPOS INTERMEDIOS >
•videntia), que fomenta, excita, ordena, suple y completa, se
apoya en aquel principio de subsidiariedad que propone Pío X I
en su encíclica Quadragesimo Anno" (15).
Columna de la sociedad civil (16), el Estado, sigue diciendo
Pío XII, debe... "favorecer, ayudar, promover la íntima coalición, la activa cooperación en el sentido de una unidad más alta
de miembros, que, respetando totalmente su subordinación a los
fines del Estado, proveen de la mejor forma al bien de la comunidad, precisamente en tanto conserven y desarrollen su carácter
particular y natural" (17).
Estos textos demuestran evidentemente una verdad de sentido común que se detalla en los capítulos precedentes. El Estado
es el árbitro soberano. Posee en sí mismo "todos los medios necesarios para conseguir su propio fin, que es el bien común temporal" (18). Es el juez, el coordinador, el gerente del bien común
•de la nación. ¿ Cómo imaginar que pueda asegurar estas funciones
si no fuese más que un cuerpo intermedio como los demás ? ¿ Qué
independencia tendría para juzgar lo que conviene mejor al conjunto de la comunidad nacional ? ¿ De qué autoridad gozaría para
imponer sus juicios?
¿Sería el Estado, efectivamente, guardián del patrimonio del
país si no tuviese por este título y dentro de estos límites una
preeminencia sobre los cuerpos intermedios?
Estos defienden intereses particulares, más o menos extensos
y de valores desiguales.
Aquél defiende un interés general y que no es solamente material.
Es, pues, lógico, bajo este aspecto, considerar los cuerpos in(15) Mater et Magistra, § 53, de la BAC.
(16) Alocución al Consistorio- 1946. La familia y el Estado son considerados como las dos columnas de la sociedad.
(17) Alocución al Congreso de ciencias administrativas, de 5 de agosto
<le 1950. Bi este texto, Pío XII precisa que "la verdadera noción del Estado" es "la de un organismo moral fundado sobre el orden moral del
anundo. No es una omnipotencia opresora de toda autonomía legítima".
(18) Pío XI, encíclica Di-iñni illius
Magistri.
831=
MICHEL
CREUZET
termedios con respecto ai Estado como la parte con respecto al
todo.
El Estado no es simplemente un escalón superior en la jerarquía de los cuerpos sociales. Es una comunidad de un rango aparte, que engloba y gobierna el conjunto de los cuerpos intermedios,
que existen en su territorio.
El dilema: ¿Estado totalitario o supresión del Estado?
Hemos llegado a un punto delicado.
Si los cuerpos intermedios son una parte con respecto al todo^
es decir, al Estado; si existe entre aquéllos y éste la relación de
"subordinación" que reconocía Pío XII, ¿no dispondrá el Estado de los cuerpos intermedios a gusto del primero, suprimiéndoloso reforzándolos de acuerdo con el interés del propio Estado ? Cosa
ésta que parece que'hay que temer, si se tiene en cuenta la tentación de fuerza que sufren siempre los que ejercen el poder.
Se corre el riesgo,, entonces, de reducir a los cuerpos intermedios a no ser más que "órganos" del Estado.
; Hay que aceptar el siguiente dilema:
— o se admite la misión subsidiaria del Estado, y en este
caso es la misma noción de Estado la que está en juego, y, con
ella, las nociones de patria y de nación (19);
— o se admite la subordinación de los cuerpos intermedios,,
y en este caso pierden su razón de ser, no resultan más que ramificaciones administrativas del Estado, reducido por ello al único
cuerpo social?
El dilema no es más que aparente.
Quedándose con uno solo de los dos aspectos del Estado, se
mutila la realidad.
Las personas, las familias, así como las comunidades intermedias, no son simples "trozos" del Estado, de los que éste puede
servirse como el hombre se sirve de sus brazos o de sus ojos,.
(19) Cf. el pasaje citado más arriba de P l a i d o y e r pour
M
¡'avenir.
LOS CUERPOS INTERMEDIOS >
de modo que ejerza un poder total sobre ellos, y hasta el puntó
de que los cuerpos intermedios no tengan otra razón de ser que
la de formar parte del todo, sometidos a la fantasía o a la omnipotente ambición de aquél (20).
Un análisis más atento de los textos pontificios citados nos
muestra que las personas, las familias, los cuerpos intermedios,
están reunidos por el Estado ("unidad orgánica y organizadora
de un pueblo verdadero") en una "unidad más alta" que sus fina(20) Las relaciones que unen a los cuerpos intermedios con el Estado,
como la parte con el todo, se deducen del principio llamado "de totalidad". "Afirma éste —explica Pío XII— que la parte existe para el todo
y que, en consecuencia, el bien de la parte queda subordinado al bien del
conjunto, que el todo es determinante de la parte y que puede disponer de
ella en su propio interés." (Alocución al primer Congreso
internacional
de histopatología
del sistema nervioso, de 13 de septiembre de 1952.)
Pío XII pide que no se aplique este principió sin "explicar previamente ciertas propiedades". "El principio de totalidad —dice— no afirma
más que esto: donde se verifica la relación del todo con la parte, en la
medida exacta en que se verifica, la parte queda subordinada al todo, y
éste puede, en su propio interés, disponer de la parte. Demasiado frecuentemente, por desgracia, cuando se invoca el principio de totalidad, se dejan
de lado estas observaciones" (ibid.).
En el caso que nos ocupa, el principio de totalidad aplicado sin discernimiento al Estado acaba en el dominio de los gobernantes sobre los'
cuerpos intermedios, con la implantación, a la postre, de un régimen totalitario.
Por eso, Pío XII precisa las relaciones de la parte con el todo en las
sociedades humanas.
"En los organismos físicos —dice—, cada uno de los miembros, por
ejemplo, la mano, el pie, el corazón, el ojo, son una parte integrante, destinada por todo su ser a ingerirse en el conjunto del organismo. Fuera del
organismo no tienen por propia naturaleza ningún sentido, ningunafinalidad;
están enteramente absorbidos por la totalidad del organismo con el que se
relacionan."
"Sucede de modo totalmente distinto en una comunidad moral y en
los organismos de carácter puramente moral. El todo no tiene aquí unidad
que subsista por sí misma, sino una simple unidad de finalidad y de acción" (Pío XIl, ibíd.).
Esta precisión desecha las aplicaciones "totalitarias" del principio de
totalidad
261=
MICHHL
C&EUZBT
lidades y sus acciones particulares: la "finalidad" y la acción
comunes a todos en vista del bien de todos, "por el bien común
dé toda la comunidad, precisamente en cuanto (estos cuerpos
sociales-); conservan y desarrollan su carácter particular y natural" (21).
Dos aspectos complementarios del Estado.
De lo que hemos dicho se deduce que el Estado asegura en la
nación una acción unificante coordinadora, acción que los cuerpos
intermedios por sí solos no pueden ejercer. Tiene, pues, poder
para actuar sobre ellos con vistas a una finalidad común; por
ejemplo: hacerlos participar financieramente en la defensa nacional, en la construcción de grandes carreteras, en la provisión de
equipos científicos onerosos, etc. (22).
Pero, cuando actúe, siempre será en virtud del principio de
subsidiariedad: hace lo que sólo él puede hacer, como sociedad
encargada del bien temporal general. Confía a los cuerpos intermedios lo que puedan hacer por sí mismos dentro de los límites
de sus competencias particulares. Si un equipo científico, incluso
caro, pudiera ser provisto por un acuerdo de grupos profesionales,
investigadores, familias, etc., no hay por qué ocuparse de ello.
El Estado, pues, tiene por objetivo ayudar a los cuerpos intermedios* proteger sus iniciativas, pero también "integrar" sus ac(21) Alocución, al Congreso de ciencias administrativas, de 5 de agostode 1950.
(22) Cf. León XIII, igualmente: "Entre éstas y aquella gran: sociedad
(civil) media muchísimo por diferentes causas. Pues el fin propuesto a la
sociedad civil pertenece a todos, porque se contiene en el bien común, del
que es justo que todos participen proporcionalmente. Por ello se llama
pública, porque por ella los hombres se unen entre sí para constituir una
nación (homines sibi invicem communicant in tena república constituenda) En cambio, las sociedades que se constituyen en lo que se podría llamar
su seno, se tienen por privadas, y lo son, porque aquello que ansian es la
utilidad privada, que pertenece a los solos consocios." (Rerum
Novarum,
§ 35).
262
LOS CUERPOS INTERMEDIOS >
tividades dentro de la unidad más alta del bien nacional, indispensable a todos (23).
Esta doble relación: de las partes al servicio del todo y del
todo al servicio de las partes, la ha resumido Juan X X I I I en esta
fórmula (24): "Estimamos necesario que las asociaciones o cuerpos intermedios y otras muchas iniciativas privadas, de las que
las relaciones sociales reciben su incremento, se rijan por sus propias leyes y, sin merma del mismo bien común, adquieran lo que
desean en sincero acuerdo" (25).
Es necesaria a los cuerpos intermedios la acción unifícadora
de un Estado independiente y fuerte. Es necesaria para el propio
bien del Estado y para el de los cuerpos intermedios numerosos y
vivientes, expresión de la vida de la nación.
Lo que sólo el Estado puede hacer.
Decíamos que debe dejarse al Estado lo que sólo él puede
hacer.
¿ Qué es lo que sólo él puede hacer, sin que los cuerpos intermedios puedan legítimamente recusar su autoridad?
Al Príncipe (26), al Estado, les pertenece el cuidado de la
dirección general, de la paz interior y de la seguridad exterior de
la nación.
El ejército, la magistratura, la policía, la hacienda general, la
(23) No hay contradicción entre este principio de totalidad y el de
subsidiariedad. Suprimir el primero es privarse de la misión irreemplazable de Estado. Suprimir el segundo es dar al Estado un poder sin limite^
sobre los cuerpos intermedios.
(24) Mater et Magistra, parte II, § 65.
(25) El Papa define así al "bien común": "El que abarca la suma
de las condiciones de la vida social, por las que los hombres pueden conseguir de la manera más amplia y más expedita su propia perfección.)
(Ibid., § 65).
(26) Esta palabra se toma en su sentido más amplio, clásico entre los
Papas, cuando hablan del "principado". Se trata del poder, del gobierno^
cualquiera que sea la forma del régimen.
263=
MICHEL
CREUZET
•diplomacia, éstas son las funciones esenciales del Príncipe. No
parece propio verle confiar la diplomacia o el ejército a los cuidados de un cuerpo profesional o regional de diplomáticos. Y
aunque es bueno que haya policías locales, la experiencia enseña
también que el Príncipe debe tener autoridad sobre las mismas y
poseer una policía propia, so pena de ver las leyes respetadas aquí
<e infringidas allá. Nadie discute estas evidencias (27).
La discusión comienza cuando se trata de aplicar los principios
expuestos hace un momento sobre las relaciones del Estado con
los cuerpos intermedios.
TI
INTERVENCIONES LEGITIMAS E ILEGITIMAS
DEL ESTADO
'
• Mientras que, normalmente, la actividad de las empresas privadas está condicionada por el cálculo del precio de costo, que
(27) Salvo, puede ser, los que reducen al Estado a una misión de
""rama" económica dirigida por "grupos" continentales y mundiales. Para
ellos el Estado no es más que un ejecutante. No tiene que tomar iniciativas en estas materias. No tiene de' Estado más que el nombre, vestigio
de su autoridad pasada.
Esta teoría es falsaj aun en el caso legítimo en que exista una comunidad de Estados, en la que cada Estado miembro abandone una parte de
su propia soberanía, por ejemplo, en el capítulo de la defensa militar o de
la diplomacia. Porque el Estado no puede conceder este abandono parcial de soberanía más que en vista del bien que la comunidad de naciones
pueda aportar a su propio pueblo.
Si esta comunidad aportase al país o al conjunto de países inconvenientes mayores que las ventajas, el E=tado debería renunciar a integrarse
en ella. Caso por ejemplo, de una unión que llevara a la ruina económica
del país, o de una unión que llevara la prosperidad a todos, pero a cambio
de la perversión de ideas y de costumbres por las fuerzas ocultas. No se
podrá aceptar, pues, en ningún caso, la destrucción del Estado, que permanecerá siendo dueño de las decisiones que haya que tomar respectp a la
comunidad nacional, sea esta decisión la de integrarse en una comunidad
más vasta o de retirarse de ella.
264'
LOS CUERPOS INTERMEDIOS >
está directamente ordenado a la idea de ganancia, es necesario
que, en los organismos llamados "públicos", la consideración de
interés nacional, de servicio, prevalezca absolutamente sobre la
de ganancia y la de precio de costo. " ¡ N o pretendo en absoluto
—ha escrito R. Guy— que no se deban hacer economías en los
servicios públicos! No digo tampoco que una justicia bien administrada, un ejército bien equipado, bien instruido, no sean útiles
para el país. ¡ Al contrario! Son ganancias evidentes, pero incalculables, imposibles de enumerar para asentarlas en un balance."
Además, por ser estos servicios inapreciables, incalculables, correrían el riesgo de estar mal hechos o de no ser tan rigurosamente
ordenados, si fueran confiados a alguna empresa privada, cuya
finalidad normal es la ganancia más que el servicio.
Dicho de otra manera y para resumir: el Estado puede sólo,
asegurar tales funciones por esta doble razón: que sean, en primer
lugar, esenciales y que, si se abandonaran a la iniciativa privada,
el interés de la ganancia podría falsear completamente el sentido
de las mismas.
Se limitará la zona estatificada a las tareas designadas precedentemente, que corresponden a la función esencial del Estado y
a su misión de árbitro, de juez, de promotor del bien nacional.
Dentro de este orden, él es el amo, porque sólo él es competente. "Organismo moral" de la nación, debe tener en esta función
—y solamente dentro de esta función— la iniciativa y la autoridad.
Presiones anormales de los cuerpos intermedios.
Monopolio incontestable de derecho, pero que, de hecho, se
encuentra a veces combatido por ciertos cuerpos intermedios, naturales o artificiales. Queremos hablar de esos grupos impulsados
anárquicamente al terreno social y que proliferan como las células cancerosas, amenazando con adueñarse del poder político, si
pudieran. A veces son grandes empresas, oligarquías familiares o
trusts:
Ya conocemos el papel que desarrollan estos grupos,
265=
MICHEL
CREUZET
por ejemplo, en las elecciones americanas. A veces son profesiones: recuérdense aquellas asambleas francesas divididas entre
"remolacheros" del Norte ("de derechas") y "viticultores" socialistas del Mediodía. A veces son incluso regiones, provincias,
condados y hasta ciudades, más ricas en hombres influyentes o en
bienes materiales, que intentan poner la mano sobre los engranajes gubernamentales, con el fin de que el Estado defienda los
intereses particulares (28).
De aquí una primera función negativa del Estado con ^respecto
a los cuerpos intermedios:
1.°
tado.
Defender la independencia
política y económica del
Es-
"De individual —advierte Pío X I I (29)—, la falta de civismo
se convierte rápidamente en colectiva. Y la constitución de grupos de intereses potentes y activos es, posiblemente, el aspecto
más grave de la crisis (de civismo). Ya se trate de sindicatos
patronales u obreros, de trusts económicos, de grupos profesionales —de los que algunos están precisamente al servicio directo
del Estado—, estas organizaciones han adquirido un poder que
les permite pesar sobre el gobierno y sobre la vida de la nación.
En competencia con estas fuerzas colectivas, frecuentemente anónimas, y que a veces, con un título o con otro, desbordan las fronteras del país, como igualmente los límites de su competencia, el
Estado democrático, salido de las normas liberales del siglo xix>.
(28) Es normal que los cuerpos intermedios llamen la atención del
Estado sobre su caso particular, cuando parece que sólo él puede ayudarles. Pero lo que apuntamos aquí es la conquista por algunos grupos sociales del aparato del mismo Estado para convertirlo en Un instrumento a
su servicio, si no exclusivo, al menos, privilegiado. En este caso, los
cuerpos intermedios se salen de sus atribuciones naturales, ya que se transforman, más o menos, en el Estado, en el Príncipe.
(29) Carta a Charles Flory, presidente de la 41* Semana Social de
Francia, de 14 de julio de 1954.
266'
LOS CUERPOS
INTERMEDIOS >
llega difícilmente a dominar empeños cada vez más vastos y más
complejos,
"Sin duda, la enseñanza de la Iglesia exalta, dentro de la nación, a estos cuerpos intermedios que coordinan los intereses profesionales y facilitan al .Estado la gestión de los negocios del
país. Y, no obstante, "¿osarían vanagloriarse de servir a la causa
"de la paz interior estas organizaciones, que para la defensa de
"los intereses de sus miembros no recurren jamás a las reglas del
"derecho y del bien común, sino que se apoyan sobre la fuerza
"del número organizado y sobre la debilidad del contrario ?" (30)."
"Para proteger la libertad del ciudadano, al mismo tiempo
que para servir al bien común por la activa cooperación de todas
las fuerzas vivas de la nación, también deben los poderes públicos
ejercer su actividad con firmeza e independencia. Y lo harán así,
teniendo una clara visión de su misión y de sus límites."
Un gran servicio que el Estado presta a los cuerpos intermedios es el de protegerlos contra sí mismos, contra la tentación,
demasiado humana, de traspasar los límites de sus competencias
—y por ende, de su autoridad—, para dañar a la justa libertad
del Estado.
Crear las condiciones propicias para el libre ejercicio de las
actividades que manan de su propia competencia, es el primer
deber del Estado.
2.®
Defender a los "pequeños"
contra los
"grandes".
Las amenazas contra el Estado no provienen de los cuerpos
intermedios pequeños. Estos tienen, al contrario, necesidad de
una protección contra la invasión de los demasiado "grandes"León XIII subrayaba el deber del Príncipe de sostener sobre todo
a los pobres, a los débiles. Deber idéntico cuando se trata de
cuerpos sociales (31).
(30) Mensaje radiofónico de Navidad de 1950, citado en la carta a
Charles Flory.
(311) Igualmente el Estado, defendiendo a los "pequeños" contra los
267=
MICHBL
CRRUZBT
; • El Estado impedirá que las regiones menos favorecidas desaparezcan en provecho de zonas de gran producción (32) y qut;
las profesiones menos rentables en la actualidad sean totalmente
absorbidas por las otras. De la misma manera, con respecto a los
oficios :en vías de desaparición (33). Multitud de pequeñas empresas cierran sus puertas en las naciones modernas en que reina
yna fiscaljdad abusiva. Las grandes firmas consiguen defenderse
mejor. Es una injusticia. Un Estado digno de este nombre debe
dar oportunidades a las pequeñas empresas, protegerlas cuando los
organismos profesionales no puedan defenderlas con eficacia. El
Estado es el amortiguador final entre los mercados económicos y
la remuneración del trabajo (34), Es a él a quien le compete "el
Agrandes", debe hacerlo con toda independencia, en perspectiva del bien
de la nación y no por la satisfacción inmediata de una clase o de una
clientela electoral. De Fabrégues, en La Branee catholique, del 15 de marzo de 1963 ("Las comunidades básicas cada vez más necesarias"), muestra
las consecuencias desastrosas de la política francesa de alquileres bajos
desde 1918, so pretexto de proteger a los "pequeños arrendatarios". Resultado: no se ha construido durante treinta años, y los "pequeños no encuentran hoy dónde alojarse, víctimas de la demagogia que pretendía favorecerlos.
, (32) "No es raro encontrar desequilibrios acentuados, económicos j
sociales, entre los ciudadanos de una misma comunidad política. Esto proviene, ante todo, de que unos trabajan en regiones económicamente más
desarrolladas y otros en regiones económicamente retrasadas. La justicia
y la equidad piden que los poderes públicos se dediquen a reducir o a eliminar estos desequilibrios" (Juan XXIII, Mater et Magistra, parte III,
§ 150 (BAC)).
(33) Ciertamente, el poder central no es un conservador de museo.
No tiene que sostener, con grandes dispendios, actividades definitivamente desplazadas por el progreso técnico.
• ••. Pero éste no es el caso en todas. Algunas, que languidecen, podrían
volver a adquirir vida gracias a desgravacíones fiscales, una ayuda temporal o facilidades de exportación, etc.
Finalmente, hay profesiones antiguas a las que se puede ayudar a mantenerse por los servicios que puedan prestar en la producción de ealidad,
en lo que Juan XXIII llama "trabajo fino"; por ejemplo, sastres, herreros
y vidrieros artísticos, pasamaneros, papelería a mano, etc.
(34) Cf. J, Ousset y M. Creuzet, El Trabajo, parte III,
LOS CUERPOS
INTERMEDIOS >
contribuir al desarrollo gradual, simultáneo, proporcional, de lo&
tres sectores de la producción: agrícola, industrial y de servicios" (35).
3.°
Ayudarestimular,
orientar,
integrar.
Agrupamos estas cuatro acciones del Estado (36) bajo el mismo título porque van generalmente por parejas. ¿ N o es dentrode la medida del bien nacional, que el Estado ayuda lo que debe
ser ayudado y estimula lo que debe ser estimulado?
"Sin embargo, es preciso que los gobernantes se limiten a
adoptar tan sólo aquellas medidas que parezcan ajustadas al bien
común de los ciudadanos. Eas autoridades deben cuidar asiduamente, con la mira puesta en todo el país, que el desarrollo económico de los tres sectores de la producción: agrícola, industrial y
servicios, sea en todo lo posible simultáneo y proporcionado" (37).
Cuando los agentes dirigen la circulación en una encrucijada,,
están allí para que el gran camión no aplaste al ciclista, para indicar a los peatones dónde y cuándo podrán pasar, para hacer
señas de prudencia a unos, para apresurar a otros, para intervenir en caso de conflicto. A veces, les acontece que tienen que echar
una mano para empujar un coche que no arranca, ayudar a retirar un coche estropeado, indicar a un turista unas señas, aconsejar a un conductor novicio que manipula bajo el "capot", etc.
Su finalidad u objetivo no está en favorecer a los ciclistas o
a tos peatones porque estos medios de locomoción les agraden
más, en arreglar el auto que han ayudado a retirar o en describir
las bellezas de la ciudad a los turistas.
El papel del agente encuentra su razón de ser en el orden de
la calle. No está allí más que para esto. No sería un agente dé
la circulación, si su objetivo no fuese el de velar que esta circu(35) Juan XXIII, Mater et Magistra, parte III, § 151.
(36) Se las encontrará enumeradas más arriba, en las diversas citas de
Pío XII y de Juan XXIII.
(37) Mater et Magistra. parte III, § 151 (BAC).
269=
MICHEL
CREUZET
lación se haga con tranquilidad, sin accidentes ni perturbaciones, sin lentitudes excesivas ni carreras locas. Si al agente le gusta
arreglar automóviles, que se haga mecánico, pero que deje de ser
agente; que arregle automóviles en vez de hacerlos circular. Si le
gusta acompañar a los turistas, que se emplee en una agencia de
turismo, pero que deje de ser un agente que atasque la circulación porque se ocupa de los turistas, etc.
Analogía rigurosa con el Estado. Que ayude, estimule o reprima, todo ello con vistas al bien general de la nación. Es únicamente con este espíritu con el que debe intervenir, y no para
•ejercer menesteres particulares que los cuerpos intermedios son
capaces de efectuar sin él.
Sus fórmulas de actuación son innumerables.
¿Se trata de implantar una industria vital para el país? El
Estado puede favorecerla con préstamos a largo plazo, con exoneraciones de impuestos, con recompensas a los audaces que corren
•el primer riesgo. La misma política puede devolver la vida a una
región abandonada o hacer renacer una zona industrial en decadencia.
Los cantones, los municipios, pueden ser ayudados por este
medio. Se puede financiar la construcción de presas que produzcan energía eléctrica. Y se puede aplicar el mismo procedimiento
a la agricultura: en Camargue, como en Castilla la Vieja, bastó
estimular la irrigación de las tierras para ver regiones, hasta
•entonces pobrísimas, cambiar de aspecto. Un caso semejante fue
el de los inmensos trabajos de ordenación del valle de Tennessee, que nunca se hubieran ejecutado sin la operación "starter7'
del Estado americano.
Y llegamos al caso más complejo, en el que el Estado llega
hasta tomar en sus manos una actividad.privada: el problema de
las "nacionalizaciones".
El equívoco de las nacionalizaciones.
Equívocos. Acontece que las nacionalizaciones lo son por de270'
LOS CUERPOS INTERMEDIOS >
finición, como en ese texto aparecido después de la ultima guerra,
mundial y llamado precisamente: "Definición" (38).
" L a evolución misma del mundo económico moderno —escribe el autor— conduce con toda naturalidad a la idea de nacionalización. Las fuentes de energía y los grandes medios de producción están, en la economía capitalista, poseídos por personas o
por sociedades privadas que se arriesgan a explotarlas en su
propio provecho, en detrimento del interés general. Con toda naturalidad, entonces, surge la idea de suscitar reformas que permitan poner estos bienes al servicio de la colectividad, de la nación:
la nacionalización será, entonces..., la entrega gradual de la producción, del campo de la economía individual (orientada hacia los
beneficios particulares) al dominio de la economía nacional (ordenado en vista del interés general), teniendo por objetivo la producción más abundante y la venta al mejor mercado posible" (39).
"Producción más abundante, venta al mejor mercado posible."
A pesar del fracaso flagrante de las "nacionalizaciones" de
esta especie en Francia, Inglaterra, y hasta en los países comunistas, con este mismo "slogan" se procura ahora acreditarlos en
los países del Nuevo Mundo, en las naciones en que hasta ahora
el comunismo no había aún encontrado eco (40).
Por ello es conveniente precisar bien lo que se entiende por
"nacionalización", en qué sentido es inaceptable y en qué otro
puede ser legítima.
(38) Le probléme de la naiionalisation au regard de la pensée
sociale
chrétienne, Ed. Spes, París.
(39) "En este estudio, prosigue el autor, emplearemos indirectamente
los términos nacionalización y socialización". Cuando se sabe que en aquella época el término de "socialización" no era empleado más que para
designar la marcha hacia el socialismo (es en este sentido en el que
Pío XII lo ha empleado en repetidas ocasiones), se concibe que tal equivalencia puede llevar a ambigüedades sobre las "nacionalizaciones".
(40) Nos referimos particularmente a la nacionalización de la electricidad en el Canadá francés. Habíamos oído a anticomunistas notorios
ponderar esta nacionalización con el mismo argumento que la experiencia,
en otros países, no ha cesado de desmentir: "¡ Pagaremos la corriente
menos cara!".
271=
MIGUEL
CREUZET
Nacionalizaciones de tipo socializante.
En cuatro frases de elemental recuerdo sobre la necesidad de
hacer concurrir el trabajo de cada uno al mayor bien de todos,
el texto citado más arriba nos conduce a la idea socialista de una
"entrega gradual" de la economía privada a la colectividad nacional, es decir, al Estado.
Para corregir los posibles abusos del capitalismo (41), la reforma que con "toda naturalidad" vendría a las mientes sería la
de... suprimir el capital privado. Como si se quisiera quitar los
permisos de conducir a todos los chóferes, porque podrían provocar accidentes en el día en que bebieran demasiado (42).
Y el presentar esta consecuencia absurda en nombre de una
"evolución del mundo económico moderno", no es más que una
Solución fatalista. Se contentan con repetir: "Se va cada vez más
hacia el dominio de la economía por el Estado", como si nada se
pudiera hacer contra ello y como si hubiera que aceptar la corriente porque es la corriente, sin ver sus ventajas o sus peligros.
Es someter todas las cosas a un determinismo en el que se desvanecen las nociones de bien y mal, de lo justo y lo injusto.
. Pero, adoptando esta actitud pasiva no se explica nada, no se
prueba nada. No se demuestra por qué la "nacionalización" de
tipo socialista ha de ser un bien para las personas y las sociedades,
Se nos promete una mayor producción y mejores precios, pero
<¡¡sin decirnos el porqué y sin dar ejemplos históricos en apoyo
de semejante tesis!
Ningún espíritu objetivo puede conformarse con una explicación tan poco científica para justificar la nacionalización (43).
(41) ... que no pertenecen a la esencia del capitalismo, sino a las
excesos egoístas de un capitalismo liberal sin freno, sin control, sin inquietud humana. Sobre la diferencia entre el capitalismo y sus abusos, ci.
a Pío XI, Quadragesimo
Ánno.
(42) Se pasa del liberalismo absurdo, que confundía la propiedad con
el permiso de abusar de ella, a un estatismo no menos absurdo, que, para
evitar el abuso de la propiedad, la suprime,
(43) Es cierto que la operación es parte de un plan bien establecido
572
LOS CUERPOS
INTERMEDIOS:
Crítica de este género de "nacionalizaciones".
l.°
Nada "más provechoso para la
comunidad".
Si es el afán de ganancia la fuerza que asegura el desarrollo
de una empresa, se puede preguntar por qué el Estado tiene la
pretensión de asegurar una mayor rentabilidad, cuando su objetivo es procurar un servicio y no perseguir un interés material.
Y según esto, ¿por qué pretender que un negocio "nacionalizado" en el sentido socialista producirá más y menos caro?
Repitámoslo, no es el objetivo del Estado. No está organizado
para ello. De ahí que la gestión resulte mucho menos onerosa en
los negocios privados.
¿ Por qué ? Porque el impulso privado es más directo, porque
se ejerce normalmente con menos aparato, porque está constantemente sostenido, despierto, por la concurrencia siempre eficaz, aun
cuando ésta se encuentre contenida dentro de los límites prudentes
por buenas instituciones.
Cuando las nacionalizaciones se llevan hasta el monopolio exclusivo del Estado en una rama de actividades, el espíritu de
iniciativa privada tiende a desaparecer completamente. Cede el
puesto al funcionarismo (44).
por las fuerzas ocultas. Desde 1923, el Gran Oriente de Francia declaraba: "La nacionalización de los bancos y de los seguros sociales permitirá
el control eficaz de todas las grandes operaciones industriales y comerciales, es la clave de la bóveda del edificio. Otras nacionalizaciones más podrán ser iniciadas inmediatamente. La de los ferrocarriles, de las carreteras y canales, de correos y telégrafos, del tabaco y cerillas, de la marina mercante, de la fuerza motriz, de la producción y distribución de la
energía eléctrica, de las minas y canteras, de la molturación y panadería,,
de la producción y distribución del gas de alumbrado, de la captación y distribución del agua de los alojamientos y viviendas. Estas nacionalizaciones realizadas bajo forma industrial nos llevarán fatalmente a la nacionalización industrializada de la metalurgia, de las industrias textiles, etc.*"
(citado por Henrí du Passage, Le secret des loges, Ed. Epes, París).
(44) "El funcionario, en todos los escalones de la jerarquía, escribe
2*3
MICHBL
CRBUZBT
Lo que la iniciativa de los cuerpos intermedios puede emprender con un aparato más ligero, ¿ por qué confiarlo al Estado, cuyos
-engranajes se multiplican a medida que extiende su poder sobre la economía? (45).
«1 P. Mura (L'appel de Saint-Vincent de Paul, 7 rué Blomet, París XV*,
tercer trimestre de 1959), desde que dirige una empresa bajo la capa del
Estado anónimo, mantenido con «na retribución fija, sin relación con la
buena o mala marcha del negocio, no cuida de procurarle los frutos que
habrían podido esperar de él. No es su negocio, no encuentra en ello ese
estimulante del interés personal que la naturaleza ha colocado en toda obra
humana para procurar el éxito".
(45) En un informe de 1947 sobre la nacionalización de las minas
"francesas, una delegación belga para esta encuesta, que comprendía incluso
.a los socialistas, indicaba lo siguiente: "Una jerarquía muy compleja
fuerza, inevitablemente, a la política del "paraguas siempre abierto", haciendo perder el sentido de la responsabilidad. Más que tomar una decisión que podría desagradar a algunos y comprometer su porvenir, los dirigentes se abstienen y el espíritu de iniciativa disminuye".
"Todas las actividades están controladas, y en los diversos escalones
se ingenian las gentes en controlar a los controladores. Todo se agita en
trabajos de verificación, de papelería, funcionarismo al servicio del Estado, que es el gran responsable, aunque no es controlado ni tiene responsabilidad. El conjunto es abrumado y se atasca. La persona humana queda
sofocada y esclavizada...".
Este defecto se vuelve a encontrar, pero en grado bastante menor, en
las empresas excesivamente vastas, en las que la complicación de "servicios", el anonimato se deja sentir.
Después de experiencias tan concluyentes en Europa, ¿por qué querer estatizar, por ejemplo, los seguros sociales en los Estados Unidos, pues se está
pensando en ello, cuando un sistema de seguros personales satisface a todos
con menores gastos, sin obligaciones inútiles, dejando en libertad de organizar como se quiera el cuidado del porvenir personal o familiar? ¿Por
-qué hablar de "nacionalizaciones" en un país como el Canadá, en el que
instala el teléfono de un día al otro, con aparatos en perfecto estado,
y además se puede hablar todo el día por el solo precio de un módico
abono? Y al revés, en los países en los que los teléfonos dependen del
Estado, se los grava como si se quisiera castigar a los ciudadanos por
haberlos instalado. Estamos pensando en Francia, particularmente.
Estas nacionalizaciones en el Canadá, ¿no serán el fruto de una irreflexión y de un. conformismo poco de acuerdo con el bien común?
,274
a
LOS CUERPOS
INTERMEDIOS >
Se objetará que algunas compañías de ferrocarriles, por ejemplo, no eran rentables a causa de tener pequeñas líneas poco frecuentadas. Pero, en este caso, ¿ no sería más interesante ayudarlas financieramente que encargarse de ellas ? Y cuando se trata
del Estado, ganará con esto mayor libertad de movimiento para
poder ocuparse de otros asuntos esenciales a su misión. ¿Por
qué no contribuir a mejorar las cosas, en vez de querer hacerlo
todo... y hacerlo mal?
" E l Estado —escribe Charles Benoist (46)— no puede ser
industrial ni comerciante, al menos en beneficio propio, ni tampoco en beneficio de la nación. No lo puede ser por toda clase de
razones, y, en primer lugar, porque no concibe, no trata, no ejecuta
nada más que administrativamente, y porque no hay ninguna
analogía (más bien, contradicción) entre los métodos administrativos y los industriales o comerciales. Sostiene habitualmente el
contrato leonino. Sus agentes no son sensibles a nada de lo que estimula o retiene al industrial o al comerciante: ni al deseo de la
ganancia, ni al temor de la pérdida, ni a la amenaza de la quiebra.
La gestión más desastrosa no le producirá, posiblemente, ninguna
mala nota en su expediente. Si el negocio va mal, no resulta más
que un agujero que llenar en el presupuesto, una vuelta más que
dar al torniquete del impuesto."
Los hechos han probado que estas visiones pesimistas reflejalian exactamente la realidad.
¿Fueron beneficiadas las empresas nacionalizadas? No lo parece, y los partidarios de las nacionalizaciones no han dejado de
reconocerlo en su momento (47).
(46) Les lois de la politique française, pág. 199.
(47) Especialmente, Mendès-France, en La Republique moderne, Gallimard, París, 1962: "Én otros campos, asimismo, las nacionalizaciones
•no han producido los frutos que de ellas se esperaba. Muchos esperaban
una revolución en las relaciones de los trabajadores con la empresa; no
ha ocurrido nada, a pesar de las mejoras (misión de los delegados de taller, por ejemplo)".
En efecto, observa aún el mismo Pierre Mendès-France, si la política de ordenación del territorio y de la descentralización ha dado, hasta
275=
MICHHL
CRBUZET
• Los Conflictos sociales han estallado en las empresas del Estado con la misma virulencia, si no más, que en la industria privada. .
Y si hay que alabar algunas iniciativas —más bien suntuarias^- en favor del personal, hay que reconocer que han costado
demasiado caras (48).
* Nos podemos felicitar sí el Estado reconoce su error o su
mala gestión. Ha habido particulares que se han ofrecido a volver a tomar a su cargo minas abandonadas por no ser rentables.
El gobierno inglés se las concedió. El francés se las negó, alegando "¡el carácter intangible del principio de las nacionalizaciones" !
, 2.°
Desequilibrio
de la vida económica.
Los sectores nacionalizados entorpecen el movimiento de la
economía general.
Acontece que, al comienzo de la nacionalización, el producto
"nacionalizado" se vende más barato que el precio de costo.
¿Quién sufre las consecuencias? ;E1 Estado? Sí, pero esta
hoy, resultados mediocres, han sido las empresas nacionalizadas las que
han tenido una buena parte de la responsabilidad.
"En vez de construir sus instalaciones nuevas en las regiones deprimidas, las han multiplicado en zonas de fuerte densidad industrial, dando
mal ejemplo, también esta vez, al mismo sector privado. En Italia, la léy
exige de las empresas del Estado que empleen al menos el 40 por 100 de
sus inversiones en las regiones del Sur, y esta política ha resultado fructífera".
(48). A tal punto, que la simpatía de los obreros. parece alejarse de
las nacionalizaciones. "El mundo del trabajo —escribe el archiduque Otto
de Habsburgo— reconoce cada vez más que el Estado no es el amo ideal,
que los trabajadores y sus organizaciones se benefician raramente de las
grandes nacionalizaciones de la industria... No ha sido por casualidad
que numerosos miembros de los sindicatos británicos han votado por los
conservadores en octubre de 1959..." (National Revisw, de Nueva York,
de 4 de noviembre de 1961, citado por Nation Frangaise, de 15 de noviembre
de 1961).
276
LOS CUERPOS
INTERMEDIOS >
pérdida no la nota directamente: los recursos vienen... del sector
privado. Son los consumidores los que, a fin de cuentas, pagarán
los gastos de esta baja ficticia. Y principalmente, los más pobres
de entre ellos, que no podrán "repercutir" de rechazo esta pérdida sobre los compradores.
Una vez realizada la nacionalización, el subterfugio de la baja
ya no tendrá interés. Dueño del mercado, posiblemente el único
productor en el mismo, en los casos de monopolio, el Estado rio
se privará ya de aumentar sus tarifas, como se ha visto en Francia,
donde las de la electricidad no han cesado de subir desde la nacionalización.
En fin, la política de altos salarios, al no poder continuar durante mucho tiempo en los sectores estatizados, permite a los
sectores privados asegurar una mejor remuneración a su personal.
De ahí, la envidia del Estado... ¡que carga de impuestos a las
empresas privadas para henchir su propia caja y pagar mejor a
sus empleados! Lejos de ser un coordinador, el Estado socializante se transforma en el perturbador general de la economía.
Entre los inconvenientes del estatismo habrá que señalar también la "politización" partidista en los sectores nacionalizados,
por el hecho de que los partidos o grupos en el poder buscan colocar a sus "criaturas"; la imposibilidad de zanjar las diferencias sociales, pues el Estado resulta entonces juez y parte, etc.
3.°
El Estado debe servir al bien público y no absorberlo.
La objeción de la rentabilidad es, a pesar de todo, insuficiente.
Ya sea en Rusia, en Francia o en Inglaterra, el Estado confía
«cada vez más la administración a sociedades que conservan una
cierta autonomía de funcionamiento.
Con ello se consigue, en parte, paliar la falta de iniciativa.
Siempre se encuentran buenos técnicos y directores comerciales
á quienes les gusta que un negocio "vaya viento en popa". La
financiación queda asegurada por el erario, pero son los técnicos
de la sociedad "nacional" los que garantizan la administración.
277=
MICHBL
CRBUZUT
Hay que reconocer que se ha mejorado así la rentabilidad de
las empresas nacionalizadas (49). Y, como advertía no hace mucho
R. Le Bourre en su obra Le syndicalisme sous la Ve. République: ¿qué diferencia hay entre una sociedad financiada por el
Estado y otra financiada por grupos internacionales, cuyos accionistas están desperdigados por todo el mundo?
Reflexión interesante en una hora en la que el peligro .colectivista parece a veces confundirse con el de la fortuna anónima y
cosmopolita. Tendremos ocasión de hablar de él más extensamente en la cuarta parte de esta obra.
Todo esto, empero, no cambia en nada el problema.
Volvamos a la doctrina. Nos iluminará sobre estos puntos.
Observemos primeramente que disociando financiación y administración, el Estado abandona la mitad del "intangible principio de las nacionalizaciones'1. Tiene que llegar a conceder una
relativa autonomía de funcionamiento a las sociedades creadas
por él.
Mas, ¿ es razonable que les garantice, a pesar de todo, su financiación? ¿Es un derecho incontestable? El argumento de R. Le
Bourre no es verdadero más que en parte. A título de excepción,
el Estado puede llevar directamente negocios que de otra manera
serían la presa de finanzas vagabundas. No hay que apoderarse de
cuerpos intermedios cuando no presenten ningún peligro para la
independencia. Si hay enfermos que necesitan para curarse tomar algunas gotas de arsénico, no hay que darles arsénico en
cada comida, durante toda la vida, y menos aún recetarlo sin distinción a todos los enfermos. Puede alguna vez el Estado suplir
las deficiencias de los cuerpos intermedios o ayudarlos a combatir a los poderes destructivos más fuertes que ellos. Pero su
misión no es suplantar a estos cuerpos intermedios cuando pueden bastarse por sí solos.
(49) Pero hay que advertir aún cuán cara ha costado la experiencia
para llegar a ello. Con las sumas despilfarradas por el Estado se hubiera
podido ayudar regiamente a las empresas privadas útiles al bien general,
mucho más eficazmente que encargándose él mismo de la gestión de las
empresas.
278
LOS CUERPOS
INTERMEDIOS'
Y aún más, el Estado se debilita al querer acaparar demasiados negocios. Cada vez se vuelve más susceptible de que le dominen
(se fair e noyauíer) las potencias económicas (visibles u ocultas)*
en las que busca inmiscuirse, dentro de un campo que no es esencialmente el suyo (50).
Aunque las empresas nacionalizadas consigan una perfecta
gestión, aunque su financiación por el Estado no sea más escandalosa que la de los grandes trusts, aun así no habría razón para
no restablecer el poder de "la economía privada", en virtud de
estos dos motivos que nos parecen fundamentales :
a) El Estado interviene eficazmente cuando sólo él puede intervenir. De otra forma, perturba, suprimiendo el beneficio de:
las iniciativas libres. Su intervención es siempre dañina, cuando n o
es indispensable, es decir, mientras exista una fórmula que ler
permita no intervenir, o intervenir lo menos posible.
b) La misión económica del Estado está lejos de ser la única
que tiene que ejecutar. Es parte de su más amplio carácter d e
àrbitro supremo, del que tiene "la espada y la balanza". Por esto.,
el Estado no puede legítimamente dispersar sus energías en funciones que no dependen esencialmente de la misión del Príncipe..
"El Estado —decía Charles Benoist (51)— no debe hacer loque otros pueden o lo que puede ser hecho sin él.,. Es propio del
Estado, representante y guardián del interés general, àrbitro nataentre los intereses locales o particulares, el estudiar, el repartir^,
el combinar, el armonizar, el generalizar lo que sin él peligraría.
(50) "Estatizar no es precisamente hacer un Estado fuerte, sino debilitarlo-', escribe Gónzague de Reynold.
"El Estado viene a ser, entonces, como tina de esas personas obesasque no pueden moverse, sino que aplastan bajo ellas su propio asiento.
Cuanto más aumenta la competencia del Estado, más disminuye su autoridad. El estatismo es una tiranía estéril. Transforma a los ciudadanos
en esclavos. Provoca un conflicto mortal entre el Estado y la nación,
entre el pueblo y el régimen, entre la legalidad y la vida...
(Consciencede la Suísse. Billets a ees messieurs de Berne. Ed. de la Baconniére, Netlchatel, edic. definitiva, 1941).
(51) O pus cit.
•m>
MJCIIRL
CRFMZET
<ie ser demasiado particular, el nacionalizar, es decir, el elevar al
grado de nacional lo que sería miserablemente local sin su intervención. A él toca examinar, pesar, escoger, decidir, declarar
cuál solución es la más conforme con las condiciones geográficas
y económicas, permanentes o accidentales, no solamente de tal
zona más o menos grande del país, considerada sin relación con
las regiones próximas o lejanas, de tal o cual bloque provincial
separado de la nación, sino de la nación misma, una e indivisible
<n su vida, constituida por todas esas vidas respetables, necesarias, pero subordinadas, y que no darán de sí todo lo que debieran dar, si no se las coordina."
En este texto que acabamos de leer, Charles Benoist reconoce
al Estado esta misión de velar por el interés nacional y, en cierto
sentido, de "nacionalizar" (ahí queda la palabra). Pero sólo si,
gracias a esto, se pueden alejar los peligros de la anarquía liberal,
los excesos del capitalismo sin freno. Nada, sin embargo, puede
Tiacernos pensar por ello en la necesidad de una instauración
más o menos larvada del totalitarismo económico del Estado.
Todo lo contrario.
Planismo del Estado.
Es verdad que los totalitarios han renunciado a las "nacionalizaciones" del tipo clásico por una fórmula más difusa, pero posiblemente aún más perniciosa.
" L o que importa esencialmente —escribe Pierre MendésFrance (52)— no es saber si una empresa dada es o no propiedad
pública, sino si está al servicio de los objetivos que el Estado democrático le ha señalado. De esta forma, surge una distinción entre
¿1 problema de la propiedad de la empresa y el de la política que
persigue; esta distinción no deja de estar en relación con la separación que se opera lentamente entre los capitalistas, los propietarios, dé una parte, y los técnicos, los dirigentes, los que toman
(52) La République
m
moderne,
Gallimard, París, 1962.
LOS CUERPOS INTERMEDIOS >
las decisiones, por la otra. El primer puesto lo llegará a ocupar el
que domine la técnica y no, como antaño, el que poseía el título
de propiedad y el dinero."
Esta actitud socialista proviene del fracaso reconocido de las
nacionalizaciones clásicas. "Se ha visto en 1959, 1960 y 1961
—sigue escribiendo el mismo Mendés-France—, a una empresa
del Estado, la Compañía francesa de petróleos, rehusar la aplicación de las directivas gubernamentales en lo que se refería al
petróleo del Sáhara."
De esta manera, las nuevas "nacionalizaciones" actuarían esencialmente en la formación de un sentido colectivista de los técnicos, de los "cuadros" industriales, agrícolas y comerciales, y en
la imposición autoritaria, sobre las empresas y sobre las comunidades locales, de un plan de Estado, imperativo al que todo deberá ser subordinado. Gozar de un bien ajeno por gentes formadas
en su espíritu, es una forma elegante para el Estado socializante
de asumir la propiedad efectiva —en usufruto— ¡ sin tener sus
cargas y sus riesgos financieros!
Es cierto, y Mendés-France olvida decirlo, los "jóvenes levitas" formados en su templo serán los primeros en ofrecer sobre
el altar del Estado totalitario la posesión de sus bienes —raíces
o industriales—, siempre que tengan la satisfacción de ser "businessmen", de afirmar su voluntad de poder sobre los hombres,
cualquiera que sea, por otra parte, el propietario de los negocios (53). Tal estado de espíritu lleva al Estado a no contentarse
(53) Los jóvenes propietarios no lo han ocultado durante su congreso
de Deauville (1962). La misma tendencia en la agricultura. Cf. Debatisse,
en el Congreso del Centro Nacional de los Jóvenes Agricultores (septiembre de 1962, en París): "La propiedad del instrumento de trabajo, que
constituye la tierra, no nos interesa más que lo que esa misma propiedad
interesa al industrial que dirige una sociedad anónima. Pero, como él,
pedimos la explotación por nosotros mismos del instrumento, para que
todo agricultor siga siendo un hombre libre, dueño de sus deseos y de
sus decisiones y responsable de sus éxitos y de sus fracasos".
Esta evolución es deplorada por Juan XXIII en Mater et Magistra:
"Durante estas últimas décadas, ya se saberla brecha entre la propiedad
281=
MICHEL
CREUZET
con una gestión teledirigida, sino que se hunde cada vez más en
la- posesión del capital de la nación por toda suerte de medios:
préstamos, hipoteca sobre el crédito, impuestos directos e indirectos, etc.
En Francia, el Estado poseía en 1960 el 50 por 100 del capital
de la nación; en 1962, esta cifra pasaba del 60 por 100. \ Diez por
ciento más, en dos años!
¡ Dicho de otra manera, el Estado juega a todos los paños:
— en el de Mendés-France ... (administración y cuadros directivos).
— ... y en el otro (hipoteca sobre el capital).
Con este pequeño juego es capaz de ganar a ciencia cierta,,
salvo si los cuerpos intermedios...
En consecuencia, presentar tales "nacionalizaciones", "planificaciones estatales" y "socializaciones" directas e indirectas, como
normales, desde que alguien se preocupa de ordenar al servicio
de la nación los bienes y las iniciativas de orden privado, es hacer
violencia al orden fundamental, es falsear toda la ciencia social,
porque es todo el sentido del Estado, el que queda destruido.
Y éste era, ciertamente, el motivo de la condenación del socialismo en Rerum Novaram: " . . . porque la teoría socialista —ha
escrito León XIII— desnaturaliza las funciones del Estado".
"Es evidente —nota Pío X I I (54)— que, en lugar de atenuar
el carácter mecánico de la vida y del trabajo en común, esta nacionalización, aun cuando sea lícita, lo puede acentuar aún más, y
que, en consecuencia, la ventaja que aporta en beneficio de una
verdadera comunidad, como la entendéis, hay que tomarla con
mucha cautela. Estimamos que la institución de asociaciones o
unidades corporativas en todas las ramas de la economía nacional
habrá de ser mucho más ventajosa para el fin que perseguís, más
Ventajosa a la vez para el mejor rendimiento de las empresas".
de los bienes de producción y la responsabilidad de dirección en los grandes organismos económicos se lia ido ensanchando".
(54) Carta a Charles Flory, con ocasión de la Semana social de
Francia, de 10 de julio de 1946.
282'
LOS CUERPOS INTERMEDIOS >
El mismo Papa dice también (55): "Por el momento, se tiende
preferentemente al estatismo y a la nacionalización de las empresas. No hay que poner en duda que también la Iglesia —dentro
de ciertos límites— admite el estatismo y juzga "que es posible
legítimamente reservar a los poderes públicos ciertas categorías
de bienes que puedan presentar tal fuerza económica, que no es
lícíto, sin poner en peligro el bien común, abandonar en manos
de los particulares" (Quadragesimo Atino). Pero, hacer de este
estatismo la regla normal de la organización pública de la economía sería trastrocar el orden de las cosas. La misión del derecho
público es, en efecto, servir al derecho privado, no absorberlo^
La economía —menos que cualquier otra rama de la actividad
humana— no es por naturaleza una institución estatal. Es, al
revés, el producto viviente de la libre iniciativa de los individuosy de sus grupos libremente constituidos."
"Nuestro tiempo —observa Juan X X I I I (56)— marca una
tendencia a la expansión de la propiedad pública: Estado y colectividades. El hecho se explica por las atribuciones más extendidas
que el bien común confiere a los poderes públicos. No obstante,
conviene aún conformarse aquí con el principio de subsidiariedad
antes enunciado. De esta forma, el Estado y los establecimientos
de derecho público no deben extender su campo de acción más
que dentro de los límites evidentemente exigidos por razones de
bien común, y de ningún toodo con el solo fin de reducir y, peor
aún, de suprimir la propiedad privada."
Nacionalizaciones legítimas.
Toda nacionalización no es necesariamente del tipo socialista
descrito más arriba. Hay formas de nacionalización perfectamente
legítimas: Dos casos pueden darse:
(55) Alocución al Congreso de la Unión Internacional
ciones patronales católicas, de 8 de mayo de 1949.
(56) Mater et Magistra,parte
II, § 116.
de las
asocia-
283=
MICHEL
CREUZET
Primer caso: Incautación total por el Estado de una industria.
Pío XII, ya lo hemos visto, citaba un pasaje de la encíclica
Quadragesimo Anno en el que Pío X I precisó "que es posible legítimamente reservar a los poderes públicos" los bienes que presentaran tal poder, que no se pudieran abandonar, sin poner en
peligro el bien común, en manos de los particulares (57). Una
empresa cuyo objeto no concierna ya a necesidades privadas, sino
al propio bien común, puede ser nacionalizada. El Estado no sale
de su ambiente. Se puede concebir que el Estado posea sus fábricas de armas (58).
Sín embargo, no todos los países han adoptado esta solución
onerosa, o la han adoptado en parte. La "nacionalización" no implica forzosamente la posesión estatal de una fabricación. En los
Estados Unidos el armamento es una industria privada. Bien
•entendido que está bajo el control del Estado. Esta vigilancia le
(57) En el párrafo siguiente, el Papa añade: "Su actividad debe ser el
•objeto, además, de un control atento y constante, aunque no fuera más
que para evitar la formación en el seno del Estado de núcleos de potencia económica, perjudiciales al bien de la comunidad, que es, sin embargo,
su razón de ser". El peligro no es ilusorio. "Nacionalización y no estatismo", proclamaban no hace mucho los partidarios del sistema; que entendían con ello que las empresas nacionalizadas perteneciesen al Estado,
aunque teniendo una gestión autónoma. ¿Pero quién controlará esta gestión "autónoma"? La única garantía de una empresa entregada al Estado
es justamente el control, sin el cual se obtienen esos "núcleos de poder
económico" de los que habla Juan XXIII.
(58) Igualmente, el Estado, aun cuando se reserve la dirección general de los trabajos, puede descargarse, en numerosos contratistas del sector privado, de las obligaciones que éstos pueden cumplir mejor qae él
mismo y con menores gastos.
Una solución fue adoptada por los Estados Unidos durante la segunda
guerra mundial: las firmas privadas fueron estrechamente asociadas a la
-política de las fabricaciones militares. Aquéllas llegaron hasta "prestar" sus
técnicos al Estado para el control de las fabricaciones. Estos cobraban e!
simbólico "one dollard a year" (un . dólar por año) del Tesoro público.
Su mantenimiento estaba asegurado por las mismas firmas. Hermoso ejemplo de patriotismo. El Estado hacía su papel... sin gastos inútiles.
284'
LOS CUERPOS
INTERMEDIOS >
pertenece de derecho, así como la elección de los prototipos, la
cantidad a producir y todo lo que dependa normalmente de la
competencia de los jefes militares.
El Estado puede también contentarse con la adopción y la vigilancia de modelos estudiados por empresas privadas: la ametralladora Hotchkiss, el carro Renault, el mortero Brandt, los
camiones militares de la General Motors, son ejemplos conocidos.
Segundo caso: Sectores que se han de vigilar o estimular.
Antes de llegar a ello, hay muchos grados de intervencioneslegítimas del Príncipe.
Sin la menor traza de socialismo o estatismo, es normal que
el Príncipe intervenga, no para dirigir él mismo, sino para controlar, vigilar, contener o estimular los negocios cuyo desarrollo
inquiete o interese particularmente a la nación. La mayor parte
de las actividades ordinariamente presentadas como de conveniente nacionalización dependen, en realidad, de esta fórmula en
nada socialista.
Pero hay más; cuando sea necesario controlar, contener, y aun
seguir viviendo, el Estado será mucho más pujante, mucho más
libre en sus actos, mucho más fuerte, si no interviene en la gestión de la empresa que vigila o domina (59). Si esta empresa, al
contrario, esta llena de agentes del Estado, su acción y sus decisiones serán, ciertamente, mucho menos serenas. "Nada se zurra
mejor que el trasero ajeno", dice un proverbio.
El Estado puede aún intervenir cuando no hay iniciativas, pero
aun en ese caso no ha de haber necesidad más que de una ayuda
pasajera, operación de "lanzamiento", "empujón" provisional, no
sustitución de la iniciativa de los particulares.
El presidente Salazar ha dado ejemplo en uno de sus discursos :
"Cuando la iniciativa privada no está presente —dice—, cuan(59) "En Jos límites evidentemente exigidos por razones del bien común", dice Juan XXIII, op. cit.
r
285=
MICHEL
CREUZBT
do los capitales no quieren aventurarse y la impulsión y la acción
coordinadora del-Estado sé muestran indispensábles en los cuadros directivos de la producción, aquél ha de tomar la responsabilidad de formár y de dirigir las empresas. En los casos en que,
afectivamente, se tratase1 de ser o no ser, se ha tenido que recubrir a su intervención, pero adoptando con preferencia el régimen
de la empresa mixta, de la que el Estado podrá retirarse una vez
que ella esté lanzada y acreditada."
Otros ejemplos: el de las fábricas reales del antiguo régimen
y el de la introducción de la seda en Francia por Sully (60). Aun
en el primer caso el epíteto es equívoco, hace observar Pedro
Poulan, "porque la fábrica real no es cosa del Rey, como una empresa estatizada en la forma del monopolio francés de tabacos.
La fábrica real no es una empresa pública: es una empresa privada que el Rey ha reconocido de utilidad pública, concediendo al
empresario el beneficio del "privilegio" o de las "cartas patentes..." Y esto, siempre por las mismas razones: estimular, "lanzar" una actividad abandonada o juzgada demasiado aventurada
para la iniciativa privada (61), pero que el Principe juzgaba indispensable para la prosperidad nacional. De esta manera, ha habido, en cierto sentido, una "nacionalización", pero no socialismo.
LA fábrica estaba en poder de los prestamistas y lograda su
(60) Baja el ministerio de Sully fue, en primer lugar, el Estado quien
importó la ?eda para lanzarla al comercio sobre el mercado francés. Una
vez hecha la operación, el negocio de la seda quedó libre.
Este ejemplo esclarece claramente la verdadera y la falsa nacionalización. La verdadera corre el primer riesgo y estimula la libertad de acción de los particulares. La falsa espera a que los particulares hayan corrido el riesgo y se apodera de su negocio cuando está bien lanzado, y
lo guarda para el Estado.
- (61) Piénsese en el riesgo representado por los fabricantes de tapices,
como el de los Gobelinos, cuya producción es de algunos metros cuadrados por año solamente. Antes que se haya podido asegurar una venta regular y que'Sé haya podido encontrar una clientela asaz rica para adquirir estos tapices, ha habido que franquear una dura etapa. El Estado ayudaha. a -'"mantenerse" durante este período y se tranformaba éL misrtjo en
comprador de tina parte de la producción, al menos' en sus comiefizos.
286
IOS
CUERPOS
INTERMEDIOS
autonomía. En resumen, nada de fórmulas estatizadas y burocratizadas".
Estamos en las antípodas de las "nacionalizaciones" acabadas
de denunciar (62).
III
LA DESCENTRALIZACION
¿Qué es la descentralización?
La descentralización no es más que la política de reconocer
las libertades y los poderes de cada uno, según sus competencias.
De dejar a cada cuerpo intermedio lo que es capaz de hacer por
sí mismo, y al Estado su papel de arbitro y de coordinador, de
modo que realice lo que sobrepasa las posibilidades de los cuerpos intermedios, en tanto que sea necesario, y sólo en este caso.
" j Descentralización! •—exclama Marcel de la Bigne de Villeneuve (63)—, palabra feísima, pesadísima y bastante mal definida,
que suena a artificial y a falso, cuando corresponde, por el contrario, a una concepción muy respetuosa de la realidad... La descentralización es la forma de organización social en la que los diversos elementos particulares constitutivos de la comunidad estatal
son colocados en situación de administrar por sí mismos sus intereses particulares, en virtud de su autoridad y de su competencia
propias, y en vista de sus fines propios, respetando los bienes
superiores y especialmente el bien común."
El autor insiste seguidamente sobre lo que estima, con justo
(62) Uno de los argumentos de las nacionalizaciones fue el abandono
de ciertas compañías de electricidad o de carbones que, con la finalidad
de un provecho inmediato, no han renovado sus instalaciones. Paro, ¿sería
posible estimularlas a hacerlo, o hasta obligarlas, en vista de la utilidad
pública, sin hacerles perder su puesto? El procedimiento hubiera sido
menos oneroso.
(63) Principes de sociologie poütique et statologie genérale, Librería
Sirey, 22, rué Soufflot, París V®, 1957,
287
MICHBL
CRBUZBT
título, "el aspecto esencial de la cuestión". "La descentralización —dice— implica que el poder de administrarse a sí mismor
o por medio de representantes adecuadamente escogidos, pertenece de derecho natural a cada uno de los elementos de la comunidad. No es, pues, la organización superior, y, sobre todo, no es
el Estado quien concede o quita arbitrariamente esta competencia
y esta autoridad. Cada cual la posee por el solo hecho de su naturaleza, constituyendo, en suma, un centro propio, un centro autónomo más o menos importante" (64).
De nuevo y siempre encontramos, bajo otra forma, el principio de subsidiariedad aplicado al conjunto de la vida social.
Esta vida brota de abajo y no se desborda desde arriba.
Descentralizar no es, pues, para el Estado, "conceder" o "quitar" autonomías de las que no tiene poder de disponer. El papel
del Estado estribará solamente en favorecer, por el poder de las
leyes políticas, la vida de los cuerpos intermedios y su desarrollo
armonioso.
Creer que una descentralización habrá de surgir automáticamente de una decisión gubernamental, sería como confundir la
descentralización con la desconcentración.
¿Descentralización o desconcentración?
Desde que Kruschef ha decidido la dulcificación de las leyes
soviéticas en la agricultura, se ha querido ver en esta medida una
descentralización.
Kruschef reemplaza gradualmente los koljoses y sovjoses,
muy centralizados, por los sovnarjoses. Se ha dejado una mayor
iniciativa a las direcciones de empresas o a las regionales. ¿Es
(64) De la Bigne de Vjlleneuve añade: "Especifiquemos bien: centros autónomos y no -centros independientes... Porque cada elemento político y social (individuo, familia, municipio, profesión, región, etc.) nopractica solamente stt vida propia, sino además entra como factor en la
vida más amplia (fe los elementos superiores y se ve; en consecuencia,
en cierta parte, limitado y controlado por aquéllos".
288
LOS CUERPOS
INTERMEDIOS >
una descentralización, como se pretende ? Estamos aún muy lejos
de ella, ya que el Estado permanece siendo el propietario incon—
testado de todas las empresas y que las medidas emprendidas.
llegan solamente a modalidades de aplicación de un plan económico exclusivamente elaborado por el gobierno soviético. LA.
primera medida de descentralización efectiva en los países comunistas sería la de reconocer la legitimidad de la propiedad privada
y los derechos de las familias (65).
Solamente a paftir de estas libertades sería cuando podría
renacer la vida en los cuerpos intermedios, sin la cual hablar de
descentralización es una hipocresía.
"Llamar descentralización —escribe Ducrocq— a unas sencillas medidas de desconcentración o de simplificación de los engranajes administrativos es crear un equívoco" (66).
Puede ser, por lo demás, que haya medidas simplificadoras.
útiles desde el punto de vista de la economía y de la celeridad, y
que también, como creen algunos, abran el camino al regionalismo; pero esto es propiamente un negocio o un asunto entre el
Estado y sus agentes y una mejor organización de los servicios del
Estado.
Resuelven dichas medidas un problema administrativo. No
tienen nada que ver con la vida espontánea de los cuerpos íntermedios.
Paul Deschanel escribe (67):
"Se sabe que hay dos suertes de descentralizaciones administrativas. Una hace pasar los negocios de las manos de los funcionarios a las de los ciudadanos, y constituye el gobierno del país,
por el país. Pero hay otra que sin aprovechar a los ciudadanos ni
a la causa del self government puede tener su utilidad; es la
(65) Sobre la desconcentración soviética, cf. el artículo de Kichenberger, Libéralisme et communisme, systèmes dépassés, en Economie con~
certée et corps intermédiaires
(editorial La Cité Catholique, Paris, 1962,.
y cf. igualmente k>s artículos aparecidos en el semanario norteamericana
News Week, en noviembre de 1959, bajo la firma de Malcomb Muir).
(66) Cours de droit
administratif.
(67) La
décentralisation.
289=
MICHEL
CREUZET
•que traslada la solución de ciertos negocios ^del ministrój por
ejemplo, al prefecto, o del prefecto al subprefecto."
¡Fórmulas muy ambiguas!
¿ No parece que la descentralización consiste en distribuir por
la-periferia lo que hasta entonces era la obra del poder central?
Por el contrario, la descentralización evita semejante desmanteIamiento. No consiste en decir: " A los particulares, es decir, a
los diferentes cuerpos sociales, lo que dependía del Príncipe."
Sino en decir: " A cada uno lo que depende de su autoridad normal" (al lechero, los negocios de lechería; a las asociaciones
profesionales, lo que es de su menester; al Príncipe, y sólo al
Príncipe, lo que es del Príncipe...). Es tur ordenamiento, no
nina liquidación fraudulenta. De esta manera, la descentralización
no destruye nada. No aparece como un remedio que haya que
aplicar con precaución. No es un remedio, si se entiende por
•ello algo exclusivamente concebido para luchar contra el mal. Es
la misma salud, el orden social, simplemente, en lo que tiene de
más equilibrado y estable (68).
L a descentralización, fuerza del Estado y garantía de las libertades.
"Otro defecto" de la palabra descentralización, " y de los
más molestos", dice aún La Bigne de Villeneuve, es que suele
(68) No se puede llamar tampoco "descentralización" a las caricaturas que de ella hacen los Estados socializantes, por ejemplo, en Francia.
Las leyes de 1958, que favorecen la descentralización, han aprovado, demasiado frecuentemente, a los grandes negocios que pudieron fundar, gracias a la ayuda estatal, filiales en las provincias. Contrariamente, los pequeños artesanos son echados de París so pretexto de salubridad e ¡invitados a instalarse en las. provincias!..., donde no podrán vender nada
ni tendrán ninguna clientela. Como se puede ver, una descentralización
necesita una política de conjunto y sobre todo un espíritu favorable. Mientras se descentralice solamente para descongestionar una capital, se habrápodido franquear una etapa, pero se. estará lejos de una verdadera descentralización.
LOS CUERPOS INTERMEDIOS >
ser entendida como "eliminación de todos los centros de vida
particular".
Esta interpretación procede de dos categorías de personas,
opuestas, sin embargo:
— los liberales individualistas del tipo siglo x i x (y sus sucesores retrasados), que la encuentran plenamente satisfactoria.
Piensan que los cuerpos intermedios son una etapa hacia la colectivización, y que para el equilibrio de la vida social hay que someterse a una expansión económica regulada por el solo mecanismo
de la oferta y la demanda.
Descentralizar consiste para ellos en reducir cada vez más los
•poderes de los cuerpos intermedios distintos de la empresa, en
reducir esos "centros de vida", como decía La Bigne de Villeneuve.
— "Descentralización" significa para otros debilitamiento del
poder público. No la preconizan más que para esto, de tal manera
se oponen a los avances del Estado moderno. A sus ojos, la descentralización aparece como esencialmente negativa, antiestatal.
No siendo, según ellos, más que un remedio, no tiene sentido
más que en función del mal que quieren combatir: especie de contrapeso que no tiene más utilidad que la oposición a otra fuerza
aplastante, pero que podría ser tan destructor como la fuerza que
se quiere contrarrestar si estuviera solo, abandonado a su peso
natural. O dicho de otra manera, no estamos seguros de que estos apóstoles de la descentralización no la consideren un poco
-como un mal, útil por ser el mal menor en este caso, pero mal,
a pesar de todo, esencialmente, porque lleva en sí un principio de
anarquía y disgregación social.
Estos adversarios opuestos ignoran, unos y otros, el papel verdadero del Estado y de los cuerpos intermedios.
¡ A los primeros responderemos con lo que la historia nos enseña.
La libertad sin freno del liberalismo, aun cuando parezca dar
una prosperidad pasajera, restringe finalmente fortuna y liberf
tades a algunas empresas, generalmente anónimas y cada vez
menos numerosas. Los liberales se tienen por defensores de la pro291=
MICHBL
CRBUZBT
piedad, mientras la limitan de hecho a los solos poseedores suficientemente fuertes para vencer a sus competidores. Estas injusticias de un mecanismo que no tiene en cuenta la prioridad
del factor humano, invitan a una intervención acrecentada del
Estado, ya que no hay cuerpos intermedios.
La desaparición, el enrarecimiento de éstos, se hace sentir duramente en nuestra época. Las naciones modernas, debilitadas por
más de un siglo de instituciones animadas por el espíritu liberal,
-vuelven a sentir vivamente la necesidad de una autoridad reaL
Quieren dotarse de un jefe, cualquiera que sea la forma de stt
gobierno. Pero entre el jefe y el pueblo no hay nada.
Ya no queda ninguna representación de las necesidades reales
de la nación, de sus libertades, de sus autoridades naturales.
¿Quién, en adelante, podrá detener al Estado en el camino
hacia un totalitarismo desenfrenado?
A los segundos les diremos que, lejos de disminuir las justas
atribuciones del Estado, la descentralización refuerza su autoridad y le defiende de sí mismo contra el peligro de la omnipotencia,,
que arruina su autoridad haciéndola gravitar sobre objetos extraños a su función normal.
Porque si la descentralización parece, efectivamente, contraría
al estatismo, no significa debilitamiento del poder político. Al
contrario, significa refuerzo del mismo por el hecho de que este
poder se encuentra reducido a sus propias funciones y liberada
de todas las lacras que le paralizan y le agotan una vez que se
sale de sus atribuciones legítimas. Pero, refuerzo equilibrado, se
podría decir, que evita las alternativas entre la tiranía y la anarquía.
O dicho de otra manera, la descentralización no debilita nada
y refuerza todo. Es menos un remedio que la misma salud. Es
menos un parapeto que la misma carretera. Nada hay más erróneo
que considerarla una solución negativa. Es el orden normal. Es
la sanción más estricta del orden natural. Da a cada uno lo suyo.
Coloca a cada uno en su esfera legítima.
Es inexacto suponer que para ser beneficiosa su aplicación
no debe pasar de cierto grado, más allá del cual las cosas se rtia,92
LOS CUERPOS
INTERMEDIOS
lograrían. Es difícil ver dónde se puede ocultar un principio de
anarquía en la enseñanza de que hay que dejar a los zapateros
autoridad y libertad para ocuparse de sus asuntos de zapatería. Si
pareciera que los negocios de la zapatería amenazan el interés nacional o cualquier otro interés particular o colectivo, el cuidado de
semejantes conflictos dependería de la competencia del Príncipe...,
responsable del bien común y de la paz civil (69).
Una vez más, todo eso es perfectamente estable y nos lleva a
la imagen del "agente" en medio de la encrucijada. ¿Quién se
atreverá a afirmar qüe la iniciativa dejada a los conductores de
cada coche de ir a Saint-Denis o a Pontoise amenace a su autoridad? Nada tiene que ver ésta con ello. Sólo se la ejerce para
mejorar la circulación. Con este fin se la define y limita. No se
trata de pensar que una reducción de la autoridad del inspector
de tráfico pueda mejorar la circulación, que por esa reducción
correría el riesgo de ser más lenta y hasta de paralizarse.
Así, lejos de rechazarlo, la descentralización implica el poder
político, sin el cual el mismo término de descentralización cesaría
de tener sentido. No habría descentralización (lo que deja entender un "centro" permanente, con respecto al que se descentraliza). Habría pulverización pura y simple.
*
*
*
De esta forma, muy lejos de parecer un principio de disgregación social o de anarquía, la idea de descentralización permite
a cada autoridad lograr el mejor rendimiento en la esfera de su
competencia. A los médicos, las cosas de la medicina; al Estado,
(69) No hay nada de estatismo o socialismo, como lo pretende lyhosteLachaume (Le Corporativisme,
pseudo-remède
contre l'estatisme). Es la
la función normal del Estado. Si no interviniese cuando fuera necesario
y dentro de los límites de los que depende su autoridad, es de temer
que su intervención se hiciese sentir, demasiado pronto, más pesada todavía, aunque no fuera más que para defender a la pequeña propiedad, a la
pequeña empresa y a todo el que quisiera escapar de la tiranía de los vencedores del mercado.
293 .
MICHEL
CREUZET
Jo rque depende específicamente del Estado, juez y guardián deí
bien público.
Descentralización local y profesional.
No basta con volver a aceptar la fórmula del programa regionalista de Nancy (1865): "Los negocios del municipio para el
municipio, los de la región para la región, los de la nación para
el Estado."
La repartición es a veces difícil, cuando los intereses están
muy mezclados.
No hay "fórmulas" de descentralización. Lo esencial es no
perder de vista la regla de la subsidiaríedad (70).
Así, nos guardaremos de entrar en detalles prácticos cuya disposición depende de competencias particulares. Estas no faltan.
Es suficiente que estén orientadas constantemente por una buena
doctrina. Problema de formación de élites en todo sitio y medio (71).
Limitémonos a recordar las grandes líneas de aplicaciones locales y profesionales de la descentralización.
A la cabeza de las regiones o provincias se prevé una asamblea o consejo con su presidente (u otra denominación) que vele
por la ejecución de las medidas decididas.
Un representante del Estado (prefecto, gobernador...), ejerce
los poderes dependientes del Príncipe en la región, según lo que
se ha dicho más arriba de estos poderes.
(70) Por ello, el Estado ha tomado en ciertos países grandes participaciones de capital en las sociedades petrolíferas, a las que, a veces, incluso ha nacionalizado para evitar que sean absorbidas por los grandes
trusts internacionales. Esto puede ser perfectamente legítimo, si el Estado
está solo para hacer frente a los poderosos trusts. Pero tal solución na
debe ser más que provisional. En otras circunstancias, o si llega a ser un
"«principio intangible", esta apropiación del Estado sería ilegítima.
(71) Cuando estas élites no existen, se asiste a una proliferación dé
leyes y decretos de aplicación, a un legalísmo abusivo, teniendo que ocuparse el Estado entonces de los más pequeños detalles de la vida social-
294'
LOS CUERPOS INTERMEDIOS >
Las provincias o regiones, para tener vida propia, deben gozar
de una autonomía financiera (72), asegurada por una cierta base
económica. El Estado puede ayudar a las regiones pobres a realizar el equipo económico indispensable (73).
El municipio o municipalidad es uno de los cuerpos en donde
la descentralización puede ser más efectiva, porque permite una
verdadera representación democrática (74).
"En la administración comunal —hace observar Le Play—
es donde los abusos del sufragio universal son menos temibles. La
mayoría de los actos del poder comunal acaban en un impuesto,,
y, cuando alguien se equivoca, tiene que pagarse el error. El instinto de los municipios independientes (75) tiende a especializar
el impuesto para cada servicio y hacerlo votar por los más gravados."
(72) Las .provincias de las antiguas monarquías tenían a veces una:
autonomía financiera tan grande, que nos asombra en la actualidad.
Luis XIV, al que se le presenta frecuentemente como el modelo de los
soberanos absolutos, tuvo dos veces un fracaso ante los Estados del Languedoc, después de haberles solicitado la aplicación de un nuevo impuesto
nacional en su provincia, que estos Estados consideraron abusivo.
.• (73) Una fábrica de cierta importancia tiene necesidad de mano dé
obra, de suministros, e igualmente de ventas inmediatas. No puede siempre
instalarse en un "desierto". El interés de una región estará entonces en
facilitar la instalación de varias fábricas en una zona en la que las distancias puedan ser franqueadas tan rápidamente como entre dos barrios
de la gran ciudad. La multiplicación de empresas estimulará así la concurrencia y la vida del comercio. Es por esto que el Estado debe a veces
revalorizar las zonas pobres por medio de un plan de industrialización,
en "armoniosa coordinación con el artesanado y la agricultura, que haga
fructificar la producción multiforme y necesaria del suelo nacional"
(Pío XII, Carta a la IV Semana social de España, de 30 de junio de 1958.
citando el Discurso a los trabajadores de Italia del 15 de junio de 1943).
(74) "Expresar su opinión personal sobre los deberes y los sacrificios
que le son impuestos —escribe Pío XII— y no ser obligado a obedecer
sin haber sido oído, he aquí dos derechos del ciudadano que encuentran
en una democracia, como el nombre lo indica, su expresión" (Mensaje
radiofónico al mundo, de 24 de diciembre de 1944).
• (75) No es sin motivo que Le Play habla de "municipios independientes". Lo veremos algunas líneas más adelante.
295=
ÑÍChíZL
CRMVZBT
Los incapaces, si sorprenden a sus electores, tienen pocas
•ocasiones de mantenerse, porque su mala gestión aparece a los
o j o s de todos, y todos... pagarán las consecuencias. Tanto mejor
•es la educación del elector, cuanto más competente es éste en materia de voto, como lo es generalmente en la vida comunal.
El inconveniente de los partidos políticos, lo decíamos antes
(segunda parte, capítulo VI), es que están siempre pretendiendo
en su ambición llegar a ser ellos mismos el Estado, el Príncipe,
traspasando así la competencia natural de un cuerpo intermedio.
La vida municipal corre el riesgo de quedar perturbada: en lugar
de elegir a los mejores, se elige a los que "están en el gobierno"
y que podrán, de esta manera, favorecer a su clientela con el
erario. Intrusión del estatismo, disfrazada por medio de partidaríos electos. Un cartel colocado en mayo de 1929 en Cleder, en
Einisterre, da un buen ejemplo de esto. He aquí su texto:
"El domingo próximo la suerte del municipio se juega por
-seis años. Votaréis en bloque por la unión de las izquierdas, porque vuestro interés os lo manda.
"Acordaos de los desastres que habéis soportado el año último con vuestras coliflores. ¿Recordáis que alguno haya cobrando una indemnización por las pérdidas debidas al hielo? ¡No,
nadie, seguramente!
"¿Por qué?
"Porque vuestro Consejo municipal no era gubernamental.
"Ved a los viticultores; cada vez que la viña sufre enfermedad e s son indemnizados con cientos de miles de francos.
"¿Porqué?
"Porque sus consejeros municipales intervienen cerca del gobierno ...
"En Saint-Thegonnec, en Santec, en Plougoulm, en Sibiril,
•en Plouzévédé, en Saint-Mougay, en el mismo Mespaul, que era
reaccionario desde hace cincuenta años, los electores han comprendido que su interés era seguir a los verdaderos republicanos.
"Si estamos con el gobierno, que es nuestro, tendremos todo.
"Si estamos contra el gobierno, no tendremos nada, nada,
nada."
.296
LOS CUERPOS
INTERMEDIOS
En lo que concierne al juego de los cuerpos profesionales enxre sí, vayamos de nuevo una vez más a la obra El Trabajo, donde
esta cuestión está ampliamente tratada (76).
Se verá claramente que los cuerpos intermedios de este orden
deben ser considerados en dos planos: el de la organización vertical (organización interior de los cuerpos de oficios o de una
profesión sobre el plan nacional, o también internacional) y la
organización horizontal (agrupaciones de diversas profesiones,
oficios, empresas, con extensión municipal, regional o nacional).
Esta última representación, para no sobrepasar el dominio de
su competencia, no puede referirse a una vasta asamblea nacional
de cuerpos profesionales que se ocupen de la dirección general
de la economía. Todos tratarán allí de todo y la ventaja de las
calificaciones particulares perdería todo interés. Vuélvase a leer,
en este mismo capítulo del Trabajo, la crítica juiciosa de La Tour
du Pin sobre este punto.
Representación, pues, pero por medio de cámaras múltiples:
cámaras de comercio, de industria, consejo nacional agrícola, cámaras de oficios, colegios de médicos, de arquitectos, de abogados.
Cuerpos locales y cuerpos profesionales participan con el Estado en una descentralización auténtica (77).
Al nivel de la provincia o de la región se proveerá la instalación de empresas, la valorización de la agricultura local, se resolverá el problema de la vivienda...
Se apuntará a un doble fin: favorecer el establecimiento de
poblaciones obreras en el campo y salvar a las regiones pobres,
implantando allí una economía a la vez rural e industrial; las dos
se completan. Pero, más aún que en período de prosperidad, la
unión "cuerpos profesionales-cuerpos locales" será beneficiosa en
los períodos difíciles.
(76) J. Ousset y M. Creuzet, El Trabajo, Editorial Speiro, calle del
General Sanjurjo, 38, Madrid, 1964.
(77) No se excluirá, bien entendido, a los que representen los consumidores no productores: asociaciones familiares, agrupaciones de retirados, de enfermos, de inválidos, etc.
w
MICHEL
CREUZET
La escasez de la hulla por una parte, la mala venta de los
carbones de calidad secundaria por la otra, provocan crisis en las
regiones mineras en otro tiempo "rentables". La era liberal había centralizado las industrias mecánicas en torno a los pozosde extracción. Hoy en día la concurrencia de otras regiones
mineras no les permite ya seguir luchando. ¿Qué van a hacer
los cuerpos intermedios en unión con el Estado para salvar el
departamento o a la región ? Tratarán de convertir las industrias
locales, implantando otras nuevas e impulsando fabricaciones aún
poco extendidas en el territorio nacional (78).
Y hasta se puede llegar a los grupos intelectuales, artísticos,,
comerciales, turísticos, cuyo concurso podrá servir a la región:
publicidad, obras literarias e históricas sobre el país, rincones artísticos, invitación de personalidades, etc.
A los centros de montaña de Suiza,, Tirol y Francia no se les
"lanzó" de otra forma. Los valles de Saboya deben a la implantación de las industrias del aluminio, la estampación, el turismo, el
alpinismo, los deportes de invierno, un equilibrio económico jamás alcanzado. El tiempo de los "pequeños deshollinadores" saboyanos que llegaban a París durante el invierno, felizmente ha
pasado.
En los ejemplos que acabamos de dar, la combinación de los
cuerpos intermedios locales y profesionales crea las condiciones de
una sana democracia, en el sentido que Pío XII la entendía. Permite explotar mejor las riquezas de la naturaleza y estimula,
en este sentido, las iniciativas de los particulares (79).
(78) En Saint-Etienne, por ejemplo, una industria electrónica reemplaza poco a poco las fabricaciones de bicicletas, cintas, herramientas y a la
extracción de carbón, sometida a la concurrencia de las cuencas del Norte,
del Este y del extranjero. De la misma manera, la producción de juguetes en Oyonnax ha cedido el puesto a la de los objetos de plástico, hasta
el punto de hacer de esta ciudad una de las capitales de esta especialidad.
(79) Philippe Lamour, vicepresidente del Consejo superior de la construcción en Francia, aplica muy justamente la doctrina de los cuerpos intermedios al plan de habilitación del territorio. "Un plan dependiente deí
exterior, escribe, no recibe la adhesión profunda de los que son sus des298'
LOS CUERPOS
INTERMEDIOS
Patrimonios de los cuerpos intermedios.
La condición más importante de una libertad es que tenga los
medios para poderse ejercer.
Dijimos que las provincias o regiones debían estar aseguradas
por una relativa autonomía financiera, tener un presupuesto propio.
Es lo mismo que todas las comunidades sociales. A ejemplo de
una familia, los cuerpos intermedios encuentran una garantía en
su patrimonio material.
Lejos de "poner la mano encima", el Estado debe favorecer
la constitución de estos patrimonios: empresas, oficios, profesiones, sociedades diversísimas.
No podemos hacer cosa mejor que reproducir unas líneas de
un folleto publicado por los Círculos rurales de acción doctrinal (80), en las que leemos:
tinatarios. Un pían eficaz exige su. colaboración estrecha con las responsabilidades, así como con las cargas y sacrificios que proporcionan la decisión y la ejecución de los elementos de ese plan, para que se sientan
estrechamente solidarios con una empresa que ha llegado a ser la suya
por una libre adhesión de su voluntad y no por Ha presión de la autoridad.
"Si fuese de otra manera, parecería como una limosna que, lejos deser origen de una expansión autónoma, produciría contrariamente la rutina y el espíritu de facilidad, creador de costumbres y de necesidades
irreversibles, y engendraría exigencias crecientes que, si no fueran satisfechas, suscitarían la amargura y el resentimiento y recompensarían la
generosidad del donante con la ingratitud y la hostilidad de los beneficiarios".
Y hablando de las "regiones de economía deprimida o poco favorecida..." : "Es el papel del Estado moderno intervenir para suplir esta impotencia primitiva, asumiendo las cargas que estas regiones no puedan tomar
por sí solas. Pero tal intervención, para ser eficaz, debe estar limitada, a
la vez, en el espacio y en el tiempo" (Ph. Lamour, L'atnénagement
dtt
territoire).
(80) Réponses á quelques objections rencontrées au cours des réunions
sur les S. A. F. E. R. (Sociétés d'aménagement foncier et rural). Folleto
299
MICHEL
CREUZBT
"A pesar de sus inconvenientes, la propiedad privada de las
colectividades desarrolla un papel importante donde la propiedad
privada personal ya no es viable o parece menos ventajosa, por
una razón u otra. Y este papel es, sin duda, más importante en
la actualidad que antaño, por causa de la multiplicación de relaciones sociales (81).
"Cuando se evocan las ventajas posibles de la "propiedad colectiva" se subraya, sin darse frecuentemente cuenta de ello, la
necesidad de los cuerpos intermedios, de su personalidad jurídica
y, en consecuencia, de su aptitud para poseer en propiedad. Es
normal que el municipio (cuerpo intermedio dotado de personalidad jurídica) posea en propiedad hospitales y traídas de aguas
que no podrían ser mantenidos por individuos aislados. Sería
normal que las profesiones, por ejemplo, poseyesen en propiedad
laboratorios de investigaciones o fondos de retiro. Sería también
normal considerar a las "sociedades" bajo el aspecto de cuerpos
intermedios, y considerar también sus estatutos bajo este aspecto,
lo mismo que a las asociaciones, a las academias, etc. Cuerpos intermedios, expresiones de la "multiplicación de las relaciones
sociales". En materia rural, las cooperativas concebidas según
esta perspectiva se inscriben perfectamente dentro del pensamiento de la Iglesia, que sostiene este principio (82).
Hace algunos años fueron emprendidas campañas para mejorar los equipos sanitarios. ¿Su objetivo? Suprimir los pequeños
hospitales y construir vastos establecimientos... del Estado.
Fotografías sugestivas mostraban la gran sala del hospital aldeano y las salas rutilantes del "gran complejo" hospitalario.
¿Se había analizado convenientemente el problema? Se pudo
advertir que en los pequeños establecimientos las condiciones para
en venta en el secretariado de los "Cercles ruraux d'action doctrínale", 8, Bd. de Glatigny, Versátiles (S-et-O), Francia.
(81) A veces llamada "socialización" en algunas traducciones de Mater et Magistra.
(82) En los países alcanzados por las consecuencias de la Revolución
•de 1789, es el individualismo del Código civil lo que con mayor frecuencia ha presidido la legislación.
300
LOS CUERPOS
INTERMEDIOS
curar eran mayores ciertamente que en los inmensos "mortícolos"
de las grandes ciudades.
Quedaba el problema de los cuidados costosos y de las instalaciones perfeccionadas para los casos difíciles y urgentes. ¿ Por
qué volverse hacia el Estado ? También en esto un estudio serio
habría conducido a la creación o al esfuerzo de los patrimonios
privados, que no hubiesen costado absolutamente nada al Tesoro»
La ley americana, en vez de obligar a las fortunas a "camuflarse", so pena de ser reducidas por el fisco, favorece, al contrario, las "fundaciones". Se animan el mecenazgo, las inversiones benévolas en las obras de utilidad pública; citemos, para ilustración, el famoso centro de Rockefeller, de Nueva York.
De esta forma, las comunidades intermedias (municipios, cantones, etc.) han podido encontrar entre los donantes, o entre las
obras privadas, el medio de responder a las necesidades hospitalarias de sus poblaciones.
Si estos recursos fueran insuficientes, las intervenciones de
los poderes públicos guardarían, en tal caso, su verdadero carácter: el de una ayuda supletoria, subsidiaria.
301
Los cuerpos intermedios
por
Michel Creuzet
PARTE
CUARTA
Sistemas totalitarios
En substihicin del ser individual y concreto,
surgirán los nombres de organizaciones a la cabeza de las
cuales figurará la noción abstracta del Estado, encarnando el principio de la realidad política... Su finalidad y el sentido de la vida individual... no dependen ya
del desarrollo y de la madures del individuo, sino del
cumplimiento de una razón de Estado, impuesta al
hombre desde fuera; de la realizaciónpues,
de un
concepto abstracto que tiene tendencia, en definitiva, a
absorber toda la vida. El individuo se ve privado cada
ves más de las decisiones morales, de la dirección y
de la responsabilidad de su vida; en
contrapartida,
será, en tanto que unidad social, dirigido,
administrado, alimentado, vestido, educado, alojado en unidades de vivienda confortables y cómodas, distraído según una organización de ocios prefabricados,
culminando el conjunto en una satisfacción y un bienestar de
las masas que constituyen el ideal."
C.-G. JUNG.
Présent et avenir.
Ed. Bucbet-Chastel.
I
ORIGEN DE LOS CONCEPTOS TOTALITARIOS
DE LA VIDA SOCIAL
La descripción de los cuerpos intermedios, el estudio de su función supletoria y la del Estado, nos abren ya las perspectivas de
una vida social formada por la gradación armoniosa de comunidades en las que el hombre desarrolla su personalidad.
También hemos visto ya las oposiciones a esta concepción natural de la vida social.
Nos han sido propuestos "nuevos" tipos de sociedad civil.
A pesar de nuestro propósito de subrayar principalmente los aspectos positivos, racionales, dinámicos de los cuerpos intermedios, no
podemos, objetivamente, callar los ataques de que han sido objeto,
ni las consecuencias que de ello se desprenden.
Rousseau, padre de los sistemas liberales y totalitarios.
Hemos visto más arriba que se oponen a los cuerpos intermedios dos escuelas aparentemente enemigas: de una parte, el liberalismo; de la otra, los totalitarismos (1).
Para comprender esta coincidencia, es instructivo referirse al
Contrato social, de Juan-Jacobo Rousseau.
"El hombre ha nacido libre —escribe— y en todas partes está
aherrojado" (2).
Rousseau advierte este hecho: la pertenencia a comunidades so(1) Bajo sus aspectos diversos: socialismo, comunismo, colectivismo...
y sus numerosas formas híbridas.
(2) Libro I, cap. 1.
321
ii
MICHEL CREUZET
cíales constriñe. Impide hacer lo que nos viene en gana. No podemos dar rienda suelta a los impulsos personales, sin lesionar usos,
costumbres e ideas acreditadas.
A Juan-Jacobo, cuyo sueño es no obedecer más que a su conciencia, juez infalible del bien y del mal (3), le parece que los cuerpos sociales extinguen la personalidad y frenan la libertad, erigida
en absoluto.
Lo que nosotros consideramos como "natural", es a sus ojos una
esclavitud perpetua.
Lo que nosotros llamamos "autoridades competentes", es el resultada de una dominación prolongada y sufrida sin reacción (4).
Con el tiempo, una cortina de tiranías se ha interpuesto entre el
hombre y el orden primitivo de las sociedades, fundado, si se cree
a Rousseau, sobre la libertad absoluta de cada cual.
La "liberación" del hombre consiste, pues, en rechazar en bloque los cuerpos intermedios, y en encontrar una nueva forma de
asociación entre los hombres totalmente libres.
"Dado que ningún hombre tiene una autoridad natural sobre su
semejante (5) y que la fuerza no crea ningún derecho, quedan, pues,
las convenciones como base de toda autoridad legítima entre los
hombres."
Desde este momento, "encontrar una forma de asimilación que
defienda y proteja de toda fuerza común a la persona y a los bienes
de cada asociado y por la cual cada uno, uniéndose a todos, no obedezca más que a sí mismo y quede tan libre como antes, es el problema fundamental, cuya solución da el contrato social (6).
Conviene observar esta concepción puramente abstracta del hombre y de su libertad, que no considera la finalidad de la vida, ni las
circunstancias prácticas en las que vive el hombre, ni las condicio(3) "Lo que juzgo bueno, es bueno", escribe en otro sitio.
(4) "Los esclavos pierden todo en sus hierros, hasta el deseo de escaparse ; aman su servidumbre... Si hay, pues, esclavos por naturaleza, es porque >ha habido esclavos contra natura. La fuerza ha hecho los primeros
esclavos; su dejadez los ha perpetuado". (Op. dt., L. I., cap. 2.)
(5) Rousseau lo afirma sin demostrarlo verdaderamente.
(6) Op. cit., L. I., cap. 6.
322
LOS CUERPOS
INTERMEDIOS
res para ejercitar una libertad auténtica. Esta misma libertad se propone como un absoluto, sin que se prevea nada para demostrar el
fundamento de una afirmación grávida de consecuencias.
Pero si los hombres no tienen que obedecer "más que a sí mismos", ¿ cómo hablar de someterse a una alianza ? El contrato social
¿ no habrá caducado aun antes de que se hubieran fijado sus cláusulas? Un pueblo en que cada uno es rey, corre el riesgo de despertarse en la anarquía. Y como la anarquía jamás ha sido un estado durable, terminará en ia tiranía de un hombre, de un clan, del
dinero o de otra fuerza cualquiera, los cuales serán quienes dicten
las leyes.
La supresión de los cuerpos intermedios trae aparentemente
muy pocas ventajas para la libertad del hombre.
¿ Esperaba Rousseau eludir este obstáculo en su contrato social ?
He aquí su principal modalidad. Las cláusulas de este pacto, dice,
"... se reducen a una sola, a saber; La enajenación total de cada
socio, con todos sus derechos, en favor de toda la comunidad... Cada
uno de nosotros cederá al común toda su persona y todo su poder
bajo la suprema dirección de la voluntad general y recibiremos a
cada miembro como a parte indivisible del todo (7)". "... quienquiera
que rehuse obedecer a la voluntad general será obligado a ello por
todo el cuerpo: lo que no quiere decir sino que se le forzará a ser
libre; porque tal es la condición que, dando cada ciudadano a la patria, ésta le garantiza contra toda dependencia personal" (8).
Así, pues, en el mismo momento en que Juan-Jacobo afronta la
libertad, la pone de nuevo totalmente entre las manos de la colectividad anónima. En el momento en que pretende liberar al hombre
de "toda dependencia personal" en el seno de las comunidades sodales, le somete a la dominación total, irremediable y sin rostro
del Estado.
Paso radical, inmediato, lógico, del liberalismo a los sistemas totalitarios. Resultado esencial de un desconocimiento de la verdadera noción de libertad.
(7) Op. cit., L. I, cap. 6.
(8) Op. cit., L. I, cap. 7.
323
MICHEL CREUZET
Si la actividad libre de cada uno no conociera más límites que
su fantasía momentánea, ¿quién tendría fuerza bastante para garantizar semejante libertad? (9). Cuando se quiere gobernar a un
pueblo de dioses, hay que tener el puño de hierro del Estado-dios,
heredero de esas divinidades particulares y divergentes. Desde ese
momento, la sociedad ya no está al servicio del hombre. Es el hombre quien se hace esclavo de la sociedad, bajo el yugo del totalitarismo.
Y ya se siga el totalitarismo o el estatismo, se acaba siempre
aplastando al hombre con una fórmula totalitaria (10).
"Desde el siglo XVIII —advierte J. Le Cour Grandmaison (11)—, el orden social —comprendiendo en él al político— está
concebido en función del número, ya se defina éste por la sociedad, por el pueblo, por la masa, por el Estado... Todos estos sistemas tienen un rasgo común: subordinan —y no dudan en sacrificar— el individuo a la colectividad. Y es el interés (real o supuesto) de la colectividad el que constituye la ley suprema. Por muy
paradójico que parezca, el liberalismo de nuestros padres acaba en
el mismo resultado que la dictadura de hierro de los totalitarismos
modernos: deja al hombre aislado, sin defensa y sin recursos, ante
una masa que le aplasta, ¿Qué le importa la estructura liberal o
totalitaria de esta masa? Un montón de arena aplastada como un
bloque de cemento. En uno u otro caso el hombre es un "cero"
ante el "infinito"..." (12).
(9) Cf. sobre este punto el excelente folleto de Jean Ousset, Le couple
liberté-cmtorité,
"Collection Montalza, 16, rué Dufétel, Le Chesnay (S-O,
Francia), y su obra F&ndemettts de la Cité, Cercles canadíens de formation
civique, case póstale 3062 (Saint-Roch, Québec 3, Canadá); publicado en
castellano en VERBO, núms. 14 y 15-16, en INTRODUCCION A LA
POLITICA, tercera parte.
(10) Es la frase de G. Thibon: "No se sale de la obediencia más que
para caer en la servidumbre."
(11) La Frcmce catholique, 24 de noviembre de 1961, "La sociedad está
hecha para el hombre".
(12) Rousseau afirma explícitamente su intención de disolver al hombre en el todo de la sociedad. Cf. capítulo 7 de la II parte del 1 Contrato
social: "Quien ose emprender la instrucción de un pueblo, debe sentirse
324
LOS CUERPOS
INTERMEDIOS
¿Cuerpos intermedios o administración estatal?
¿ Habla Rousseau de los cuerpos intermedios y qué piensa de
ellos? Cuestión interesante, ya que estamos aquí dentro del nudo
del problema y que hemos de ver surgir del sistema de Rousseau
las oposiciones convergentes.
De ellas habla, pero en un sentido opuesto al nuestro.
"¿Qué es, pues, el gobierno? pregunta (13). Un cuerpo intermedio establecido entre los subditos y el soberano para su mutua correspondencia, encargado de la ejecución de las leyes y del mantenimiento de la libertad, tanto civil como política..." "Es en el gobierno, dice aún, en donde se hallan las fuerzas intermedias cuyas
relaciones componen la del todo al todo o del soberano al Estado."
Entre el pueblo, teóricamente soberano, y el Estado totalitario,
un solo intermediario: ¡el gobierno del Estado!.
Ea armonía social de cuerpos vivos cede su puesto al reino del
despacho central; la política del Estado se transforma en administración.
Desde este punto de vista, Rousseau viene a ser como un precursor cuando se examinan las consecuencias de su doctrina en nuestro tiempo. Esto es lo que vamos a hacer.
capaz de cambiar, se podría decir,, la naturaleza humana, de transformar a
cada individuo que por sí mismo es un todo perfecto y solitario, en parte
de Un todo mayor, del que este individuo recibe de cierta manera su vida y
su ser... Tiene, eti una palabra, que quitarle al hombre sus propias fuerzas
para hacérselas extrañas y para que no pueda usarlas sin la ayuda de otro:
de suerte que si cada ciudadano no es nada, no puede hacer nada sino gracias a los demás..., se puede decir también que la legislación -stá a la mayor altura de perfección que es posible conseguir".
(13) Op. cit.f L. I., cap. 1.
325
MICHEL CREUZET
II
LIBERALISMO
Los partidarios y los enemigos del liberalismo están conformes
en definirlo como un sistema en el que la libertad aparece como la
noción primera, la fundamental, la que revaloriza todo en el orden
del pensamiento como en el orden de la acción, la noción en función de la cual todo debe estar sometido, ordenado, regulado en el
orden humano.
En el plan económico reivindica la libertad total del trabajo y
de los intercambios (14). La ley suprema es el "dejad hacer, dejad
jsasar".
El Estado no debería intervenir más que para garantizar estas
libertades dentro de la nación y con respecto al extranjero. Los
cuerpos intermedios, cuando son aceptados (15), deberían limitarse
a acuerdos económicos con el fin de facilitar los intercambios. No
tienen estatuto político y, sobre todo, su derecho no se funda en
ningún poder práctico para hacer ejecutar las medidas tomadas en
común.
La última palabra pertenece a los particulares (16).
El liberalismo pone su confianza en el mecanismo de la oferta y
la demanda, el cual —asegura—• llevará fatalmente a la prosperidad.
Todos se beneficiarán, ya que los niveles de vida subirán.
Las intervenciones del Estado o las de los cuerpos intermedios
frenarían el mecanismo y desequilibrarían la economía.
Si interviniere el Estado, piensa el liberalismo, debería intervenir cada vez más, porque está obligado a compensar por medio
de medidas ficticias (devaluación de la moneda, protección estatal, etc.) la perturbación que cause en la ley del mercado.
(14) Es la tesis del liberalismo más radical. Pero existe una variedad
de tonalidades o de atenuaciones, según las escuelas.
(15) Esto sucede con algunas escuelas liberales.
(16) Que pueden ser también enormes sociedades internacionales.
326
LOS CUERPOS
INTERMEDIOS
E igualmente, respecto de los cuerpos intermedios, que pondrían freno al libre ejercicio de la concurrencia.
Algunos liberales pretenden sostener que el Estado totalitario se
sirve de los cuerpos intermedios para yugular la libre iniciativa (17).
Neoliberalismo internacional.
Se concibe que con el desarrollo de las técnicas de fabricación y
de los transportes, el liberalismo, después de haber provocado en el
siglo último las grandes concurrencias y la economía cerrada (18),
se haya visto forzado a traspasar las fronteras y a encontrar un terreno de aplicación más amplio.
El "ajuste progresivo de las diferentes economías entre sí por
medio del mecanismo del mercado" (19) transforma el ejercicio de
la concurrencia personal. La lucha queda circunscrita en adelante a
las grandes convenciones internacionales que las comunidades de
Estado, en la tesis liberal, deben amparar (20).
Insuficiencia de las tesis liberales.
El error de los liberales no está en la defensa de la ley de la
oferta y la demanda, estimulante irreemplazable del comercio y de
toda actividad económica. Sería difícil discutírselo.
El error está en que hacen de esta ley el único principio de la
vida social. Confiando excesivamente en este mecanismo, esperan
de él la prosperidad general y el bienestar de todos.
Ahora bien, como todos los mecanismos, el de la concurrencia es
(17) Los ejemplos están tomados generalmente de las experiencias desastrosas de los corporativismos de Estado (fascismo y otros).
(18) Cf. J. Ousset-M. Creuzet, El trabajof 5.a parte, cap. 6; Ediciones Speiro, Madrid, calle del General Sanjurjo, 38.
(19) Expresión de Mauricio Aliáis, L'Europe unte, route de la prosperité, Calmann Levy, editor, París.
(20) Ya no se habla más de Estados. No tienen otro derecho que ser los
engranajes de transmisión de las "comunidades" supranacionales.
327
MICHBL
CRBUZBT
ciego. Ignora demasiado frecuentemente las realidades sociales, las
de la vida de los hombres y de su finalidad. Sin que la mítica prosperidad hubiese beneficiado a todas las capas sociales, se observó en
el pasado siglo una concentración progresiva de las fortunas y un
empobrecimiento casi general de los trabajadores (21).
En la actualidad, son las firmas internacionales, cada vez más
importantes, las que monopolizan los negocios ejerciendo de esta
manera presión sobre los Estados y sobre las comunidades de Estados (22).
Los cuerpos intermedios, en donde existen, ejercen el papel de
amortiguadores entre el mecanismo de los mercados y de las realidades sociales: existencia decente para los individuos y sus familias, respeto a los derechos de los pobres, defensa de las regiones
y profesiones menos favorecidas.
Permiten el mantenimiento de una justa jerarquía de valores.
Mientras el liberalismo parte, de hecho, de una concepción materialista de la vida, encaminando el fin de la sociedad a la acumulación creciente de riquezas, los cuerpos intermedios, inversamente,
proporcionan a los bienes espirituales un medio institucional para
que se mantengan en su rango, por encima de los bienes materiales,
que no deben ser más que servidores.
De esta forma, desarrollan el sentido de la justicia social y del
verdadero progreso humano contra el implacable mecanismo liberal (23).
(21) "Mientras se acumulaban inmensas riquezas en manos de unos
pocos, las masas obreras se encontraban en condiciones de malestar creciente: salarios insuficientes o de hambre, condiciones de trabajo agotadoras y
sin preocupación alguna por la salud pública, las costumbres o la fe religiosa" (Juan XXIII, Mater et Magistra, parte I, § 13.
(22) "La dictadura económica ha suplantado al mercado libre; al deseo
del lucro ha sucedido la desenfrenada ambición del poder ; la economía toda
se ha hecho horriblemente dura, inexorable, cruel (Pío XI, Quadragesi&no
armo). De aquí se seguía lógicamente que hasta las funciones públicas se
pusieran al servicio de los económicamente poderosos; y de esta manera las
riquezas acumuladas tiranizaban en cierto modo a todas las naciones." Juan
XXIII, Mater et Magistra, § 35.
(23) "Lo que empuja al obrero americano a trabajar lo más eficaz328
/
LOS CUERPOS
INTERMEDIOS
Consecuencia del mecanismo liberal: las intervenciones estatales.
Cuando el liberalismo sacrifica las libertades y la vida de los
seres de carne y hueso a la "libertad de los mercados", tiene entonces el Estado el derecho de intervenir, sobre todo si los cuerpos
intermedios no existen o son incapaces de hacerlo.
El liberalismo reclama, de hecho, la intervención del Estado, que
rechaza en teoría, en tanto la justa repartición y la justa jerarquía
de bienes no quede asegurada por los cuerpos intermedios adecuados (24).
Ahora bien, como deploran los liberales, cuanto más interviene
el Estado, más tiene que intervenir. Tanto más disminuye la iniciativa privada cuanto más se hipertrofia el Estado. Y cuanto más
disminuya la iniciativa privada, tanto más es forzado el Estado a
ampliar su campo de función supletoria.
El totalitarismo es siempre la consecuencia lógica, ineludible, del
proceso liberal, ya se trate del totalitarismo de las potencias financieras internacionales, o del totalitarismo de los Estados o de los
superestados.
mente posible, escribe Maurice Aliáis (opus cit.), es el temor del despido
o del paro forzoso, y este temor no es ilusorio, ya que el volumen del paro
es siempre importante, y que, por otra parte, es usual despedir a los obreros ineficaces." Y el autor termina con toda serenidad: "Aquí (en Europa),
no aceptamos esta regla de juego, mientras que los americanos se doblegan
a ella". Para obtener un mejor rendimiento y "doblar el nivel de vida"
habría que aceptar: ¡paro permanente, despido, desplazamiento de las poblaciones, etc.! No hay que sacrificar a los beneficios hipotéticos de un nivel de vida, acrecentado cada diez o veinte años, la seguridad y los patrimonios de millares o de millones de contemporáneos.
(24) Reducirlos a no ser, según lo verdaderamente liberal, más que
coaliciones de intereses, sin poderes reales correspondientes, viene a ser
como favorecer a los "grupos" y monopolios en detrimento de las comunidades sociales naturales. A éstas no les queda más que una teórica facultad
de protestar... sin ningún medio de defensa de sus legítimos intereses.
329
MICHEL
CREUZBT
Cuanto más vivos sean los cuerpos intermedios, menos debe intervenir el Estado.
Cuanto más languidezcan los cuerpos intermedios, más pronto
el mecanismo liberal lleva al Estado totalitario.
Socialismo liberal del superestado.
El neoliberalismo se da perfecta cuenta de ello, y aprovecha las
intervenciones del superestado.
Maurice Aliáis ¿no acaba de incitar a que se tomen medidas
autoritarias contra los Estados poco propicios a las empresas de
los "grandes mercados" ? "La unión política —termina— debe preceder a la unión económica" (25).
El cerco está cerrado. El camino, trazado con miras a una alianza de los socialismos y del liberalismo, dentro de la visión totali-i
taria de un mundo en el que los "grandes imperativos" de la economía, nuevos ídolos, devoran cada día a los hombres, a sus inteleses, a sus almas destinadas por Dios para otra suerte.
(25) Contra las "resistencias particulares, pero muy fuertes (que) se
manifiestan dentro de los marcos nacionales", Aliáis no tiene en cuenta a
los Estados. Los obstáculos hallados "no podrán ser efectivamente superados si los poderes públicos nacionales permanecen totalmente dispuestos a
tomar la defensa de sus intereses nacionales verdaderos o pretendidos, como
habrá de ser el caso verosímilmente más frecuente". "Estas resistencias
—añade— no podrán ser superadas efectivamente más que si los gobiernos
nacionales se desentienden, en beneficio del gobierno europeo, del poder de
tomar ulteriormente las medidas que se opongan a los programas establecidos inicialmente de común acuerdo con el fin de realizar la unión." No se
puede decidir mejor la suerte de las naciones en virtud de vastos planes tecnomáticos, que, una vez admitidos, no dejan ya a los intereses reales de los
hombres y de los cuerpos sociales el medio de defenderse por la voz de sus
Estados. ¿Están dentro de lo justo estos abandonos tan radicales de la soberanía política? (Ver la tercera parte de esta obra, cap. primero, nota 27).
330
LOS CUERPOS
INTERMEDIOS
III
LA BARBARIE SOCIALISTA
Llámesela socialismo, colectivismo, estatismo, dirigismo, jacobinismo (26); que sea marxista, proudhoniana, fabiania, laborista,
"democrática", o que alcance su forma más exacerbada en el comunismo, esta corriente del pensamiento reside esencialmente en la
visión totalitaria de la vida social.
El Estado está concebido como una totalidad: el único lazo social que tiende a absorber a toda otra forma de comunidad, lo mismo en el plano económico que en los de la instrucción, formación o
información de los ciudadanos, hasta la absorción de su vida entera (27).
Entre el Estado y los individuos no hay cuerpo intermedio
como tal (28).
"No debe haber sociedades particulares dentro del Estado", escribe Rousseau (29).
(26) Forma de centralismo debida al club de los jacobinos, en los
tiempos de la Revolución "francesa". Algunos han conservado su espíritu
aunque, por otro lado, no quieren llamarse ni comunistas ni socialistas.
"El centralismo jacobino —escribe Pierre Eflimlin— me parece que es
una de las fuentes del mal que estamos sufriendo. Ha destruido y perseguido
a los cuerpos intermedios y ha colocado al individuo frente a un Estado omnipotente" (Combatr 29 de mayo de 1961).
(27) Nos limitaremos a la línea directriz de los socialismos. Hay matices entre los mismos. Pero la omnipotencia del Estado ni siquiera se pone
en duda por ninguno. Que haya habido alcaldes o diputados socialistas que
resistiesen a las ingerencias del Estado en las comunidades locales, no quita
nada de lo que decimos de la visión socialista. Estos alcaldes o diputados,
por quedar en ellos algo de las virtudes naturales, ya por el interés o ya
por el aburguesamiento, reaccionan bien ante los abusos estatales. Pero
no reaccionan entonces como socialistas.
(28) Decimos bien: como tal; ciertas teorías socialistas contemporáneas
admitirían la existencia de cuerpos intermedios, pero solamente como engranajes del Estado, elementos de ejecución de un planismo de Estado. Lo
que rechazan es la autoridad natural de estas agrupaciones.
(29) El contrato social.
331
MICHEL
CRBUZBT
¿Seguridad social o seguridad estatal?
Si nos oponemos al socialismo, no es por una oposición sistemática hacia el Estado. Hemos señalado, en el capítulo de las nacionalizaciones (30). que las intervenciones estatales son legítimas cuando
ayudan a los cuerpos intermedios, expresión de las libertades concretas de las personas. No resultan inaceptables más que cuando el
"príncipe" pretende inmiscuirse en lo que las comunidades naturales son capaces de hacer por sí mismas.
Este criterio no se aplica solamente a la economía, sino a todos
los aspectos de la vida en sociedad.
Por ello, uno de los cebos del socialismo es la promesa de unos
seguros sociales" enteramente estatizados. Ya no más riesgos debidos a cargas de familia, accidentes, enfermedades, muertes, vejez...:
el Estado se encarga de todo, subviene a todo.
Pío XII ha señalado bien el peligro de esta fórmula (31).
"Tememos no solamente, dice, que la sociedad civil se ocupe de
una cosa que de suyo es extraña a sus atribuciones, sino también
que el sentido de la vida cristiana y el mismo plan de su organización queden heridos, y aun dañados de muerte... Para los cristianos y, en general, para todos aquellos que creen en Dios, los seguros sociales no pueden ser sino seguros dentro de una sociedad y
con una sociedad que mire a la vida natural del hombre y al desarrollo de la familia como al fundamento sobre el que se apoya
la misma sociedad, para ejercer regularmente y con seguridad todas sus cargas y obligaciones."
Este texto pone en evidencia la confusión entre seguros sociales y
seguros estatales.
Unos verdaderos seguros sociales se apoyan en "la vida natural"
del hombre, con sus libertades, su capacidad de organizar su propia
vida, de velar por su porvenir y sobre el "desarrollo de su familia".
(30) Tercera parte de esta obra, VERBO, núm. 25.
(31) Discurso a los obispos presentes en Roma para la
del dogma de la Asunción, de 2 de noviembre de 1950.
332
proclamación
LOS CUERPOS
INTERMEDIOS
No solamente el Estado socializante se mezcla en cuestiones que
no dependen esencialmente de su poder (32), sino que además viola
el orden natural sobre el que descansa la sociedad. Tiende a absorber totalmente a las personas en vez de ayudarlas. De ahí, esa ruina
de la libertad y de la iniciativa que han hecho la grandeza del
hombre.
El Papa Juan XXIII ha insistido mucho en Mater et Magistra
sobre la necesidad del ahorro y sobre la difusión de la propiedad
privada, porque éstos son los medios con los que el hombre puede organizar su vida y la de su familia. Los cuerpos intermedios,
con sus patrimonios, ayudan a sus miembros, cuando el patrimonio
familiar no basta a prevenir los riesgos o a asegurar el porvenir,
Pero su oficio no es más que supletorio, y la persona queda directamente unida al cuerpo intermedio más cercano, ligada a él por un
interés mutuo (33).
Otra cosa acontece en el Estado socializante.
Este paga todo, subviene a todo, garantiza todo. ¿ No es normal
que, a cambio, lo pida todo, comprendiendo en ello el inmiscuirse
en la vida familiar y personal de los ciudadanos, destruyendo los
fundamentos de la sociedad ?
No tachamos de totalitarios a los socialistas para insultarles. Lo
son, en realidad, por definición, por su concepción de la vida social.
''No pidáis demasiado al Estado —decía el Mariscal Petain— no
puede dar más de lo que recibe." Para dar todo el Estado tiene que
poseerlo todo. Es tanto más devorador, cuanto más se le pide; tanto
más totalitario, cuanto más los hombres, para asegurar su propia
seguridad, renuncian a sí mismos, a sus familias y a sus cuerpos intermedios (34).
(32) A no ser a título supletorio, cuando no sea capaz ninguna familia o ningún cuerpo intermedio de responder a una necesidad social determinada.
(33) Cf. primera y segunda parte de esta abra, VERBO, núms. 22 y 23.
(34) Síntoma grave, cuando los ciudadanos se vuelven espontáneamente hacía el Estado para educar a su$ hijos, adquirir una vivienda, organizar
un juego de bolos, determinar el precio de los alimentos o de la tierra,
construir sus habitaciones, etc.
333
MICHEL CREUZET
El Estado socialista tiene el arte de dominar, de reducir a servidumbre a los que ayuda... con dinero de ellos mismos.
Se podrían tomar a broma las triquiñuelas administrativas que
hacen las delicias de un Courteline o de un Fernando Reynaud. Pero
no se tiene ganas de reír cuando la salud, el retiro de los ancianos, la
orientación profesional, la educación de los hijos, dependen de algún reglamento anónimo o caprichoso (35).
Consecuencias del sistema.
La "cadena sin fin" de los socialismos no es una palabra vana.
Cuanto más arruine el Estado a los cuerpos intermedios, tanto
más tiende él a reemplazar lo que ha destruido.
Los corolarios de esta intrusión son: la despersonalización de las
relaciones sociales, la masificación, la pérdida del sentido social. El
socialismo cambia las relaciones de hombre a hombre por el lazo artificial de las relaciones administrativas. ¿ Por qué ocuparse de otras ?
"colectividad" estatal, ¿no está hecha para esto? Toda solidaridad se reduce a ella, no es posible más que en ella y para ella (36).
Para funcionar, el aparato tiene necesidad de vastas simplificaciones, normalizaciones, nivelaciones en las que serán deliberada(35) La misma "rentabilidad" no se tiene en cuenta. Barbu, fundador de
la comunidad de trabajo de Boismondeau, explicaba, en sus conferencias
dadas en 1947-4S, que, sin ninguna intervención del Estado, su "comunidad"
podía encargarse del retiro honroso, no solamente de los ancianos empleados de la fábrica, sino también de todos los del barrio. Aquélla entregaba
su salario íntegro a los obreros enfermos y procuraba, sin ayuda ajena, la
totalidad de las garantías sociales de su personal. Llegó un momento en
que Banbu pidió a la administración francesa no entregar nada a los "Seguros sociales" del Estado, ya que la "comunidad" lo hacía mejor, sin reclamar nada a nadie. Esta petición, naturalmente, fue denegada.
(36) "Añádase a esto el hecho complementario de que hay siempre
una amplia gama de situaciones angustiosas, de necesidades ocultas y al
mismo tiempo graves, a las que no llegan las múltiples formas de acción
del Estado y para cuyo remedio se halla éste totalmente incapacitado; por
lo cual, siempre quedará albierto un vasto campo para el ejercicio de la
misericordia y de la caridad cristiana por parte de los particulares. Por
334
LOS CUERPOS
INTERMEDIOS
mente sacrificadas estas variedades, estas diferencias saludables, esta
benéfica diversidad de cuerpos intermedios, que son la manifestación
de lo real.
Nada mejor para mandar a estos hombres despersonalizados, que
agruparlos en vastas masas anónimas dirigidas por un partido, por
un clan de "organizadores", con los medios de presión teledirigidos
por el equipo en el poder (37).
Esta masificación favorece revoluciones y golpes de Estado,
ya porque facilita el "reclutamiento de grupos subversivos-entre los
que nada tienen que perder (38), ya porque vuelve indiferente a la
multitud con respecto a las sanas exigencias del orden político.
Aventureros o vividores pueden hacerse una carrera hasta conseguir establecer uno de esos regímenes policíacos que impiden, por
el terror, el intento de nuevos levantamientos.
Suprimiendo los cuerpos intermedios, la centralización abusiva
hace imposible al ciudadano toda "autoridad en los negocios públicos, que por la monstruosidad de sus dimensiones, sobrepasan su
competencia normal.
Hastiado de "la política", se repliega en una pasividad de autómata, dejando el sitio a los políticos y a los tecnócratas (39).
último, es evidente que para el fomento y estímulo de los valores del espíritu resulta más fecunda la iniciativa de los particulares o de los grupos
privados, que la acción de los poderes públicos" (Mater et Magistra, parte
II, § 120).
(37) Sobre el papel del partido único, que asegure la ejecución de las
medidas totalitarias hasta en los más modestos escalafones, cf. Juan Madiran, La praiigue de la dialectigue, separata de Itméraüres (4, rué Garantiere, París, VIe).
(38) Verdaderos proletarios, gentes que nada tienen propio, que nada
les importa, los ciudadanos del "nuevo orden" están perfectamente preparados para la acción revolucionaria. Es, sin género de duda, el fin de la
"desalienación" marxista: arrancar al hombre de todo lo que le ata
a algo fijo, inmutable (familia, oficio, patria, posesión de un patrimonio),
con el fin que se injerte en el "movimiento de la historia". (Cf. J. Ousset,
El Marxismo-leninismo,
parte II, cap. II, ediciones Speíro, calle del General Sanjurjo, 38, Madríd-3.)
(39) Así lo ha podido observar Joseph Folliet. En los hombres ac335
MICHEL
CREUZET
¿Ha evolucionado el socialismo?
La barbarie de los socialismos explica por qué los soberanos
pontífices no los han condenado únicamente por motivos religiosos.
Si así hubiera sido, habría que tener por legítimo, como se proclama
aquí o allá, un socialismo que fuera respetuoso con el culto, con el
clero.
Por tanto, cuando se lee el pasaje de Mater et Magistra en el
que Juan XXIII recuerda la condenación del socialismo, aun "moderado", se aprecia que se limita a invocar los argumentos de derecho natural, admisibles por todos los hombres dotados de razón,
sean o no cristianos.
"Pío XI, se lee, añade que no se puede admitir de ninguna manera que los católicos den su adhesión al socialismo moderado:
— bien porque sea una concepción de vida limitada a lo temporal, en la que el bienestar está considerado como el objetivo supremo de la sociedad;
—• bien porque persiga una organización social de la vida común
considerando sólo la producción, con gran perjuicio para la
libertad humana;
tuales, perdidos totalmente en la masa, la única libertad posible es, prácticamente, la de la indiferencia: "Su libre arbitrio desaparece simultáneamente bajo las presiones sociológicas que le aplastan, y 'bajo el empuje de
instintos que ninguna disciplina interior puede combatir. Esclavo de la imitación, de la moda, de las atracciones gregarias, el hombre de la masa ya
no tiene fuerza para resistir a las corrientes sociales que le arrastran; por
ello se explica su pasividad, que descubre menos una maldad individual, que
la imposibilidad práctica de pensar y de actuar contra la fuerza del medio
ambiente. Simultáneamente, falto de apoyos sociales, de educación y de
vida interior, es asimismo el esclavo de sus instintos y, en particular, del
instinto sexual" (Semana social de 1947: El advenimiento de las masas y la
Revolución del siglo XX).
Convendría hablar también de la esterilidad en el orden intelectual, que
resulta de un estrecho dogmatismo de Estado, de una burocratización de la
investigación y de la enseñanza, etc.
336
LOS CUERPOS
INTERMEDIOS
— bien porque en él falte todo principio de verdadera autoridad social."
A pesar de la insistencia pontificia sobre su carácter antinatural, ciertos novadores estiman que el socialismo ha evolucionado y
no presenta ya los mismos peligros (40).
Los argumentos de Mater et Magistra permiten responder a estas alegaciones:
1.° Aunque respetuosas con el culto católico, las "nuevas" formas
del socialismo, ¿ conciben la sociedad de otro modo que limitada
a lo temporal? ¿Han renunciado a la primacía del factor económico en la organización de la ciudad ? ¿ Se proponen restablecer la justa jerarquía de valores, y de considerar, en primer
lugar, el fin natural y sobrenatural de la vida humana? (41).
2.® Los "nuevos" socialismos, ¿favorecen concretamente el uso de
las libertades individuales, profesionales, locales? ¿Favorecen
una "amplia difusión de la propiedad privada"? (42).
3.° Su concepción del Estado, ¿ya no es un totalitarismo, ni en la
teoría ni en la práctica?
Cuando los "nuevos" socialismos defiendan con vigor a los cuerpos intermedios contra el "poderío opresivo de toda legítima autonomía", que es el Estado socialista clásico; cuando se conviertan en
los campeones del derecho natural, que la Iglesia es casi la única
que recuerda en la actualidad en su doctrina social, entonces aceptaremos a tales "socialismos".
Desgraciadamente, la etiqueta hasta ahora sólo oculta un dominio totalitario del Estado, correspondiente a la visión totalitaria
de la vida social y política (43).
(40) Los "socialismos africanos", entre otros, no tienen nada que ver
con los "antiguos" socialismos europeos: los cristianos podrían, pues, aceptarlos.
(41) Y esto, en los hechos. No en los discursos, en los que la alusión
al carácter sagrado de la persona humana forma parte de los floreos oratorios.
(42) Preconizada por Juan XXIII en Maier et Magistra.
(43) Las cosas no han cambiado mucho desde que Pío XI, que advertía ya en Quadragesimo armo: "Pero ¿qué decir si, en lo tocante a la
337
MICHEL
CREUZBT
Siempre es por medio de un refuerzo de la máquina estatal —o
superestatal—, siempre por una disminución concomitante de las libertades reales y de los cuerpos intermedios, con lo que se rematan
las campañas socialistas, "moderadas" o no (44).
Afirmar que un tal socialismo es cristianizable sería lo mismo
que pretender que el orden natural no tiene relación alguna con el
orden de la gracia, ya que Dios ¡ "santificaría" una forma de estructuras sociales opuestas a su plan creador!
¿ Cómo encajar en las perfecciones divinas tal incoherencia ? (45).
lucha de clases y a la propiedad privada, el socialismo se suaviza y se enmienda hasta el punto de que, en cuanto a eso, nada haya de reprensible
en él ? ¿ Acaso abdicó ya por eso de su naturaleza, contraria a la religión
cristiana? Es ésta una cuestión que tiene perplejos los ánimos de muchos.
Y son muchos los católicos que saibiendo perfectamente que los principios
cristianos jamás pueden abandonarse ni suprimirse, parecen volver los ojos
a esta Santa Sede y pedir con insistencia que resolvamos si tal socialismo
se ha limpiado de falsas doctrinas lo suficientemente, de modo que pueda
ser admitido y en cierta manera bautizado, sin quebranto de ningún principio cristiano. Para satisfacer con nuestra paternal solicitud estos deseos,
declaramos lo siguiente: considérese como doctrinal, como hecho histórico
o como "acción" social, el socialismo, si sigue siendo verdadero socialismo,
aun después de 'haiber cedido a la verdad y a la justicia en los puntos indicados, es incompatible con los dogmas de la Iglesia católica, puesto que
concibe la sociedad de una manera sumamente opuesta a la verdad cristiana (§ 117)... Socialismo religioso, socialismo cristiano, implican términos
contradictorios: nadie puede ser a la vez buen católico y verdadero socialista (§ 120)".
(44) Grandes concentraciones urbanas, escuela única del Estado, centralización industrial y administrativa, ocios organizados, juventud de Estado, prensa del Estado, planificación de los nacimientos, destrucción progresiva de la propiedad privada...: éstas son las perspectivas generalmente ofrecidas. Altamente alentadoras, como se puede ver.
(45) En múltiples ocasiones, Juan XXIII insiste, en la encíclica Pacem in terris, sobre este orden fundamental deseado por Dios dentro de las
sociedades: "Pero una opinión equivocada induce con frecuencia a muchos,
al error de pensar por las relaciones de los individuos con sus respectivas
comunidades políticas pueden regularse por las mismas leyes que rigen las
fuerzas y elementos irracionales del universo, siendo así que tales leyes son
de otro género y hay que buscarlas solamente allí donde las ha grabado el
Creador de todo, esto es, en la naturaleza del hombre." (Preámbulo, § 6.)
338
LOS CUERPOS
INTERMEDIOS
¿Es fatal el socialismo?
Un sistema que va contra los fundamentos constantes del orden
humano no se instaura "fatalmente". Si puede acelerar su propio
desarrollo en un clima de errores y de pasiones, suscita, en cambio,
reacciones de la naturaleza humana vejada (46).
El socialismo no es término de un movimiento irreversible. Su
historia muestra que ha sido, y lo es todavía, deseado, preparado
metódicamente, pacientemente.
¿ "Evolución" ? ¡ Puede ser! Pero también es el resultado de actuaciones revolucionarias cuidadosamente calculadas (47).
Es deber de los "hombres de buena voluntad" el oponer, en un
combate reflexivo y tenaz, un orden social de cuerpos intermedios
a la barbarie totalitaria.
Tienen en su contra: el embrutecimiento progresivo de los individuos por los medios de presión, los apremios del Estado, la sincronización a escala mundial de los esfuerzos revolucionarios.
Pero tienen a su favor el poderío de la verdad, del sentido co(46) Todo fallo en el estatismo es inmediatamente explotado por lo que
queda de ingenio personal dentro de una población colectivizada.
Se ha visto recientemente a los aldeanos rusos hacer transportar a .Moscú, por avión, tomates cultivados en la parte de huerto personal que el
régimen les ha concedido, ¡ en su propio bien! Corrían el riesgo de un
transporte oneroso, estando convencidos de que sus productos, más hermosos, más cuidados que los de los kholkhoses", serían adquiridos con toda
seguridad.
(47) Cf. el abate Lefiévre: "Es a la cristiandad, es a la Iglesia a quienes —con una lucidez evidentemente genial—• se ha podido pensar en sorprender más eficazmente, desgarrando primeramente los lazos sociales naturales de los hombres... ¿Qué dominio podría ejercer la Iglesia, en efecto,
sobre una masa informe de proletarios desarraigados, excomulgados ? ¿ Qué
podría hacer la Iglesia sin las familias y sin las ciudades ? Es por su constitución, que le dio Cristo, una sociedad —sociedad exterior y visible— que
se funda sobre una roca sólida y que supone la existencia y el crecimiento de otras sociedades inferiores..." (La pensée catholique, núm. 8, página 92)
339
MICHEL CREUZET
mún, de la justicia, la fuerza latente de las libertades humanas subyugadas y la ayuda de la gracia, cuando la saben pedir a Dios.
En esta situación, ¿qué cristiano, qué hombre de buen sentido,
permanecerá sordo a las llamadas reiteradas de Pío XII?
"Hay que evitar —decía (48)— que la persona y la sociedad se
dejen arrastrar al abismo, al que las quiere lanzar la socialización
de todas las cosas, socialización en cuyo término la imagen terrífica
del Leviatán llegaría a ser una horrible realidad. Con su última energía, la Iglesia libraría la batalla en la que están en juego los valores supremos: la dignidad del hombre y la salvación eterna de las
almas."
Y aún más: "El estado está a punto de renunciar a su misión
de defensor del derecho, para transformarse en ese Leviatán del
Antiguo Testamento que domina iodo, porque quiere atraer todo
hacia sí" (49).
IV
EL MUNDO CERRADO DE LOS TECNOCRATAS
En el siglo pasado, los socialistas y los anarquistas se presentaban como los destructores del Estado (50).
(48) Mensaje radiofónico a los católicos austríacos, de 14 de septiembre de 1952.
(49) Alocución al ^Consistorio, de 20. de febrero de 1946.
(50) León XIII habla así del socialismo: "Sin dificultad alguna comprenderéis, venerables hermanos, que nos referimos a esos hombres sectarios que, con diversos y casi bárbaros nombres, se denominan socialistas, comunistas y nihilistas. Esparcidos por toda la tierra y coaligados estrechamente entre sí con una inicua asociación, no buscan ya la defensa en las
tinieblas de las reuniones ocultas, sino que confiados y a cara descubierta
salen a la luz pública y se empeñan en ejecutar el plan, hace tiempo concebido, de derribar los fundamentos de la sociedad civil" (Encíclica Quod
apostolici muneris, § 1). Y en otra parte: "Para solucionar este mal, los
socialistas, atizando el odio de los indigentes contra los ricos, tratan de acabar con la propiedad privada de los bienes, estimando mejor que, en su
lugar, todos los bienes sean comunes y administrados por las personas que
340
LOS CUERPOS
INTERMEDIOS
En cuanto a los liberales, éstos querían justamente conservar lo
preciso de autoridad pública para poder conservar sus cajas de
caudales.
Parece que después de esta dislocación del orden social tradicional, las fuerzas adversas tienden a organizar un "orden nuevo",
enteramente condicionado por la producción y apoyado sobre un
fundamento materialista (51). Ya hemos visto cómo el liberalismo
contemporáneo sabe hacer buenas migas con la organización socialista internacional (52).
La concentración capitalista, descrita por Carlos Marx, actuó por
largo tiempo en provecho de patronos personales : los "reyes" del
petróleo, del caucho...
El poderío económico se va haciendo cada vez más anónimo. La
riqueza ya no tiene rostro (53). El colectivismo ya no es solamente
rigen el municipio o gobiernan la nación. Creen que con este traslado de
los bienes de los particulares a la comunidad, distribuyendo por igual las
riquezas y el bienestar entre todos los ciudadanos, se podría curar el mal
presente. Pero esta medida es tan inadecuada para resolver la contienda,
que incluso llega a perjudicar a las propias clases obreras; y además, sumamente injusta, pues ejerce violencia contra los legítimos poseedores, altera
la misión de la república y agita el fundamento de las naciones" (Rerum
ftovarumy § 2).
(51) Dom Paul Ñau advierte: "Mientras que León XIII, después de
las revoluciones de comienzos del siglo xix, debía insistir sobre el deber de
la obediencia que incumbe a los ciudadanos, Pío XI y Pío XII más bien
insistieron en hacer resaltar los excesos de los totalitarismos" (Le Magistere
pontifical ordinaire, lien théologiqwe, artículo de la Revue Thomiste, reproducido en VERBO, núm. 14, págs. 31-621).
(52) ¿Es en el espíritu de esta conjunción en el que el ministro francés
Frey ha declarado al diario Notre Répvbligue:
"... hay que remodelar el
aspecto de Francia. En verdad que hay que mantener los departamentos
—este marco tradicional siempre ha asegurado el dominio del Estado—;
pero hay que hacer saltar las barreras económicas interiores. El objetivo
que han de conseguirse en los meses por venir será doble: estructurar administrativamente, liberar económicamente"? (Citado por Aspects de la
France, de 24 de enero de 1963.)
(53) "Soy un asalariado como Vds.", podrá contestar el director de tina
gran sociedad al personal que proteste contra una decisión injusta; comu341
MICHEL CREUZET
estatal. Desde ahora existe un colectivismo del capital: el de la
"fortuna anónima y vagabunda", como lo llamaba el duque de Orleáns (54).
A despecho de las divisiones entre potencias "orientales" y "occidentales", entre países comunistas y "burgueses"; a despecho de
las luchas de clases, de partidos, de grupos financieros o étnicos, se
converge en el materialismo, con vistas al reino universal del homo
oeconomicus.
Sinarcas y tecnóeratas. La era de los organizadores.
El cardenal Spellman refiere en sus Memorias las curiosas confidencias del presidente Roosevelt sobre el reparto del mundo concertado entre las grandes potencias. Estas extrañas alianzas aparecen
de nuevo en las ayudas prestadas por las altas finanzas a las revoluciones comunista y nazi, especialmente en el sostén simultáneo a
Hitler y a Stalin hacia 1943. La participación creciente de los grandes encargados de negocios en los gobiernos progresistas, el recibimiento hecho a Kruschef por las altas finanzas americanas, la neutralización de toda resistencia efectiva al comunismo desde que brilla
el oro de Wall Street, el éxito de ciertos diarios socialistas entre los
"businessmen", estos hechos revelan la existencia de un elemento
sincronizador, aparente u oculto, entre sectas, "grupos", masonerías,
potencias del dinero y escuelas revolucionarias de toda categoría,
elemento al cual se le suele dar el nombre de sínarquía (55).
A estas observaciones históricas es conveniente añadir otra de
orden económico.
Juan XXIII habla, en Mater et Magistra, del foso que se agrannicaré la protesta al consejo de administración". Antes, los exaltados hablaban mucho de "colgar a los gordos patronos". Pronto dejará de haber
gordos patronos en carne y hueso, para haber solamente "sociedades" sin
rostro humano: ¡ no se puede colgar a una "persona moral" !
(54) Peligro señalado en Mater et Magistra, parte I, § 34.
(55) En sentido exacto: gobierno simultáneo de varias personas o de
varios grupos.
342
LOS CUERPOS
INTERMEDIOS
da entre la propiedad de los bienes de producción y la administración de las empresas (56).
Es un pequeño número de grandes accionistas el que dirige a las
sociedades financieras importantes esparcidas por el mundo entero.
Ejerce un poder enorme, ligados sus miembros entre sí por alianzas
de familias o por la mutua imbricación de las sociedades (comprendiendo entre éstas a las nacionalizadas que tengan intereses en esos
trusts).
Y en cuanto a la explotación administrativa, técnica, comercial
de estas sociedades, tiende cada vez más a restringirse entre las manos de algunos grandes técnicos, que controlan de esta forma sectores económicos enteros.
"¿Qué es la tecnocracia? ¿Qué son, qué quieren los tecnócratas?, pregunta Henri Costón (57). Se puede calificar de tecnocracia
a un sistema que da el poder de organización y de decisión sólo al
Estado y a la gran empresa, que lo pone en manos de un grupo
de técnicos. Los tecnócratas, ligados por una formación común, por
un "espíritu de cuerpo", no son sólo técnicos, sino partidarios del
gobierno de los técnicos. Gozando de una autonomía creciente con
respecto a los grupos capitalistas y a los ministros que los han
hecho sus mandatarios, ejercen (o intentan ejercer) el poder real en
sus puestos" (58).
(56) "No olvidó, sin embargo, Pío XI que, a lo largo de los cuarenta
años transcurridos desde la publicación de la encíclica de León XIII, la
realidad de la época había experimentado profundo cambio. Varios hechos lo probaban, entre ellos, la libre competencia, la cual, arrastrada por
su dinamismo intrínseco, había terminado por casi destruirse y por acumular
una enorme masa de riquezas y el consiguiente poder económico en menoscabo de unos pocos, los cuales, la mayoría de las veces, no son dueños, sino
sólo depositarios y administradores de bienes que manejan al arbitrio de
su voluntad" (Mater et Magistra, parte I, pág. 35).
(57) Les technocrates
et la synarchie, artículo publicado en Lectures
françaises, número especial de febrero de 1962 (58, rue Mazarine, Paris Vie).
(58) "Se les recluta prácticamente por votación interna, continúa Costón, lo mismo entre los expertos financieros y los directores de las grandes administraciones públicas o privadas, que entre los dirigentes de los
343
MICHBL
CREÜZET
Aseguran su señorío por medio de la concentración industrial,
comercial, administrativa, por la supresión de las pequeñas y medianas empresas, de las aldeas, de lo que les es un freno para el
dominio anónimo y totalitario sobre los bienes, las personas y las
instituciones.
"Situados en los engranajes esenciales del Estado, escribe George Virebeau (59), los tecnócratas tienen un papel considerable
dentro de la nación. Son los que organizan, prevén, deciden, ordenan, planifican; hasta el punto de que el gobierno no es más, sobre
todo en el campo financiero, económico y social, que la fachada del
poder tecnocrático" (60). Y se puede encontrar lo mismo bajo una
forma comunista, que liberal o sinárquica.
Es la "era de los organizadores", de la que habló el filósofo
americano Burnham.
Peligro para la humanidad de esta convergencia totalitaria.
Jacques Ellul, especialista en el estudio de las cuestiones de publicidad y de propaganda, traza este cuadro, esbozando al "hombre
de 1970" (61).
El hombre occidental de 1970 es un profesional, ante todo. Todas sus otras actividades, todas sus otras relaciones, todos sus otros
centros de interés no son más que anexos. El hombre está preparado, por medio de la enseñanza cada vez más especializada, para
realizar una función y no para ser un hombre (¡ en el sentido más
amplio o completo que se quiera!). Está incorporado a una profeorganismos internacionales o de los trusts. Los ingenieros y los técnicos subalternos, lo mismo que los investigadores especializados, no entran en la categoría de los tecnócratas, porque no tienen ningún poder de decisión sobre
la marcha del ministerio o de la empresa".
(59) Les technocrates
et la synarchie, op. cit.
(60) Cf. ciertos pasajes del libro de Armand y Drancourt, Plaidoyer
Pour Parvenir, especialmente en la pagina 99 (Calmann-Levy, edit. Paris).
(61) Reproducido en Ingénieurs ICAM (Ingénieurs anciens élèves de
l'Institut catholique d'arts et métiers de Lille), núm. 98, octubre 1962.
344
LOS CUERPOS
INTERMEDIOS
sión que le reclama lo mejor de su inteligencia, de sus fuerzas y de
su tiempo. En ello encuentra a la vez el sentido, lo serio de su vida,
e igualmente la posibilidad de su felicidad... Todas las otras actividades aparecen, por ello, como un anejo del resto y como cosa superfina. La vida intelectual, la vida familiar, la vida religiosa, la creación personal, etc., todo esto se hace en el tiempo que le queda libre,
todo es a la vez función de lo que puede ser su profesión y es igualmente fútil, porque no se puede considerar artefacto ni colocar entre lo que resulta de la producción industrial; en fin, es algo poco
importante por el hecho de ser individuad.
El hombre se pierde asimismo en sus ocios, "diversiones que le
vienen del exterior, que le ofrece la sociedad: televisión, cine, periódicos, espectáculos deportivos... Se divierte. No tiene ciertamente tiempo para conocerse a sí mismo ni para crear una relación
compleja, difícil y molesta, con los demás. La diversión confirma la
tendencia general; este hombre está bastante bien equilibrado,
pero perfectamente extravertído" (62).
¿ Quién va a dar el impulso a estos hombres aglomerados, gregarizados ?
El hombre (de 1970), advierte Ellul, está muy politizado. "Politizado, por estar viviendo en una sociedad en la que el poder político asume la totalidad de las actividades, organiza la vida de cada
uno, pidiendo al mismo tiempo a cada uno el máximo de servicios y
de esfuerzos. Politizado, porque espera todo, en definitiva, de las
intervenciones y decisiones del Estado: éste se manifiesta como el
agente de cada pulsación colectiva o de cada reivindicación social.
"El Estado es una especie de mediador entre el hombre y todos
sus problemas personales o generales. Por medio del Estado todo
(62) "... los ocios y las distracciones se han transformado en operaciones colectivas —prosigue Ellul—; basta pensar en las muchedumbres ante
los cines parisienses en domingo, en las muchedumbres de las playas en verano. Asimismo, la cultura se ha transformado igualmente en "cultura de
m a s a s " . . . Parece como si el individuo ya no buscase escapar de allí: la soledad material le parece una prueba temible. Y en cuanto se le deja solo,
intenta aglomerarse."
345
MICHBL
CRBUZBT
se puede arreglar; es el Estado de donde el hombre espera, en
efecto, la respuesta a cada acontecimiento aun en la vida privada: los
servicios sociales sirven para los problemas individuales."
Destrucción física del hombre.
No es solamente la libertad, lo que el hombre pierde en este
campo de concentración mundial de la tecnocracia. Pierde su razón
y hasta su vida.
Los nacimientos están planeados de antemano, el aborto se mantiene como una práctica generalizada. La muerte es el solo método
preconizado por los "organizadores" para arreglar los problemas...
¡ de la vida! (63).
Al pensamiento se le cambia por el reflejo condicionado, resultado de la domesticación de los animales. La facultad de juicio y de
elección, que caracteriza la actividad intelectual del hombre y su
libertad, cede el sitio a las determinaciones globales que las masas
ejecutan pasivamente.
"Ganado manso y educado", preveía ya Saint-Exupéry (64).
"El hombre, nos dice también EHul, recibe un cierto número de
señales determinadas por razones globales y a ellas responde por reflejos", como el automovilista ante las luces rojas o verdes... (65).
"Este hombre está de tal forma incitado por esas señales, que adopta una actitud total de pasividad, atendiendo la señal para actuar. .. A medida que el organismo socio-económico se vuelve más
técnico, las señales se vuelven más indispensables y más numero(63) La O. N. U. envía a las Indias enfermeras especializadas que hacen propaganda en favor de la esterilización voluntaria de las mujeres.
(64) Lettre au general X...
(65) Ellul continúa: "Si se desea examinar de cerca la vida concreta
del hombre de nuestra sociedad, se advierte que no son solamente las luces rojas o verdes las que intervienen. Su día entero (por ejemplo, en su
trabajo, llamadas telefónicas, timbre de la máquina de escribir, luces rojas
y verdes de las máquinas de la fábrica, etc.) está marcada por señales que
provocan reflejos."
346
LOS CUERPOS
INTERMEDIOS
sas, y al mismo tiempo un número creciente de acciones humanas
queda así determinado" (66).
Esta verdadera mecanización del hombre, su reducción a un estado de robot, no deja de influir sobre su constitución psico-fisiológica, provocando una verdadera degeneración, como lo ha mostrado
Gonzague de Reynold.
¿Es éste el porvenir dorado prometido a la juventud por Armand y Drancourt (67) y expresado en la extraña ecuación:
"Técnica -f- organización — cultura?" (68).
(66) "Además hay que poner todo esto en relación con el fenómeno de
las señales psicológicas. Se sabe que, para muchos psicólogos americanos,
una gran parte de la vida psicológica está constituida por la acción del
"estímulo-respuesta". Ahora bien, su aplicación está requerida por los técnicos para la influencia psicológica, para la publicidad, para la acción psicológica, etc.; se llegan a establecer conexiones infalibles, reflejos condicionados creados sistemáticamente, de tal modo que la acción del individuo queda entonces determinada por una señal (palabra, enseña, bandera,
sigla) que actúa no ya sobre ios actos inmediatos, sino sobre los sentimientos, sobre las "ideas" y sobre las imágenes" (op. cit., ibíd.).
(67) Op. cit.
(68) En esta masificación totalitaria dom Delatte ve una inspiración
satánica. Comenta este pasaje de la Epístola de San Pablo a los Tesalonicenses (cap. II, 5-8): "¿ No recordáis que, estando entre vosotros, ya os
decía esto? Y ahora sabéis qué es lo que le retiene hasta que llegue el
tiempo de manifestarse. Porque el misterio de iniquidad está ya en acción,
sólo falta que el que le retiene sea apartado. Entonces se manifestará el
inicuo, a quien el Señor Jesús matará con el aliento de su boca..."
Dom Delatte ve ese poder que contiene en "la fuerza social y la energía del orden (que) había entonces en el Imperio romano", en tiempos del
Apóstol.
"Es evidente, prosigue el ilustre abad de Solesmes, que el día en que
este poder de orden y de paz, que de. manos de la Roma pagana ha pasado
a la Roma cristiana, después de haber sido lentamente minado por los legitas, sacudido por la pretendida Reforma y por la Revolución, fuese definitivamente arruinado por el asalto del mal desencadenado, las puertas quedarán abiertas y las entradas libres para el mal. Nada podrá ya detener a
este último."
"Contra ese poder de orden, paz y armonía, que no solamente tiene por
misión asegurar, en el seno de Dios, la dicha eterna de todos los miembros
347
MICHBL
CRBUZBT
de la familia humana que hayan querido unirse a él, sino que, por designio divino, es —repitámoslo— la sola condición del orden en el hombre, en
la familia, en la sociedad, en la nación, en toda la humanidad; contra ese
poder, todo está coaligado, lo mismo las pasiones populares, que minan
el orden, como los políticos que arden por su propia ruina... (entonces)...
nada impedirá el advenimiento del enemigo de .Cristo..." ... "Tendrá todos
los derechos, toda la autoridad; se llamará el Estado y doblegará todo
ante él..." (Les Epitres de Saint-Paúl replocées dans le milieu
historique
des Actes des apotres, Mame, edit, Tours, París.)
348
CONCLUSION
LA CIVILIZACION
"Un pueblo no es un número determinado de individuos arbitrariamente contados. Un pueblo es una jerarquía de familias, de profesiones,
de comunidades,
de
responsabilidades
administrativas,
de familias
espirituales, articuladas y federadas para hacer una patria.
La solución consiste en restablecer al ciudadano en la
realidad familiar, profesional,
comunal, provincial
y
nacional..."
Mariscal PET'AIN.
"A la luz de esta unidad dé derecho y de hecho de la
humanidad enterat no nos parece que los
individuos
carezcan de relación entre sí, como granos de arena,
sino, más bien, que están unidos por relaciones
orgánicas, armoniosas y mutuast distintas según la variedad de los tiempos —relaciones que son el efecto del
destino y del impulso natural y sobrenatural del hombre
PIO XII, Summi Pontificatus.
I
ACTUALIDAD DE LOS CUERPOS INTERMEDIOS
La gravedad de los peligros que amenazan a la sociedad no debe
hacer olvidar que existe un remedio, siempre al alcance de los hombres : el retorno a un orden social fundado sobre los cuerpos intermedios. Ellul subraya, en su estudio, la ansiedad del hombre de
1970, cogido como una rata entre las mallas totalitarias. Pero, a diferencia de la rata, siempre le es posible escapar, con la condición
de que quiera hacerlo y que sepa cómo hacerlo. Dicho de otra forma,
le falta al hombre contemporáneo una doctrina social.
Muchos cuerpos intermedios renacerían o harían fracasar las intrigas socialista-sinárquicas, sí sus miembros conocieran los principios del derecho natural y cristiano.
"Se habría ensayado todo, decía el cardenal Pie, si se hubiera
ensayado la verdad."
Decir que los progresos de las ciencias y de la técnica, han vuelto caduca la noción de los cuerpos intermedios y provocado el ineludible empuje totalitario, sería un error histórico.
Cuando se produjo la "revolución industrial" del siglo xix, en
Inglaterra primero, después en Francia, en Alemania y finalmente
en los Estados Unidos, los cuerpos intermedios habían dejado de
existir, aplastados por las teorías jacobinas de la Revolución llamada francesa.
La evolución hacia los totalitarismos actuales no es una consecuencia del progreso material. Es el fruto de la concepción del hombre y de la sociedad que ya hemos analizado en la parte cuarta
de esta obra.
Si se hubieran aplicado a la organización social los principios
del derecho natural y cristiano, los mismos progresos se habrían
351
MICHBL
CRBUZBT
producido, pero dentro de un espíritu que hubiera sido beneficioso
para el hombre, en vez de haber provocado su decadencia.
Desgraciadamente, estos principios, que la Iglesia no cesa de
proponer a los hombres (1), fueron desconocidos o, aún peor, menospreciados, rechazados. A mediados del siglo xix, el consejero
Dupin lanzaba la divisa: "Cada uno en su casa, cada uno para sí."
Hoy los tecnócratas (sinarcas o comunistas) dirán: "Poseer todo, dominar todo." Unos y otros están en las antípodas de las enseñanxas sociales del catolicismo.
De nosotros solos depende el volver a ellas —aunque no fuéramos creyentes—porque son el fruto de una prudencia y de una sabiduría eternas y de un sentido del hombre que sobrepasa las ambiciones temporales o los triunfos políticos de un día. Y ante todo,
rompiendo esta "conspiración del silencio", voluntario o tácito, que
rodea al derecho natural y cristiano.
Pero les faltan aún a los hombres "prácticos" de nuestro tiempo otros motivos de acción que la sola certeza teórica de estar en lo
cierto. El materialismo ambiente ha arruinado en muchos corazones
el amor de "gestas" heroicas por una verdad claramente percibida.
Ahora bien, la evolución de la técnica y de la industria, lejos de
debilitar la doctrina de los cuerpos intermedios, la vuelve aún más
factible. Renueva su fecundidad para todo lo que los descubrimientos modernos permiten poner en práctica.
Numerosos indicios muestran que el redescubrimiento de los
cuerpos intermedios es objeto de atención creciente por parte de
(1) No solamente desde León XIII, como se escribe demasiado frecuentemente. La Iglesia, en todas las épocas de su historia, ha recordado las
exigencias del derecho natural. Se levantó la primera contra los principios
liberales cuya aplicación social, en el siglo xix, iba a ser tan nefasta. Que
haya habido clérigos o laicos excesivamente oportunistas, que cayeron en
-el liberalismo o que callaron sus fechorías, no quita valor a las enseñanzas del catolicismo. La carencia de hombres no hace más que demostrar los
peligros de la ignorancia y de la "apatía de los 'buenos", fustigada por
Pío XII. Sobre el papel social de la Iglesia en el siglo xix, cf. A. d'Andigué, Un apotre de la charité, Armand de Meluft, 2.a parte, cap. I.
rJí?f¡
352
LOS CUERPOS INTERMEDIOS
919
economistas clarividentes, amigos auténticos del progreso, de todos,
aquellos que no se ciegan con prejuicios totalitarios ya retrógrados (2).
Folklore y descentralización.
Se confunde demasiado frecuentemente la descentralización con
el folklore, lo que incita a la gente "práctica" a considerar aquélla como el sueño de los tocadores de gaita y tamboril, agradables
supervivencias de un tiempo acabado. Ciertamente que el folklore
desarrolla Un papel importante. Nos recuerda lo que la vida provinciana pudo producir antaño de hermoso y bueno (3).
Pero una provincia, un condado, una región no son un traje ni
un tocado. Son una realidad profunda que hoy puede manifestarsede una forma muy diferente en sus aspectos secundarios, transitorios.
No hay regionalismo eficaz, si no es institucional; de otra forma, todo serán tinglados para turistas, decoraciones para comicios
agrícolas (4).
(2) Estos prejuicios pueden dominar en ía actualidad, pueden haber llegado al cénit: Pero miles de señales hacen presentir que retrocederán, en.
tanto avanzan las ideas contraria? dentro de la sociología contemporánea..
Socialistas y tecnócratas de 1963 no tardarán en aparecer como luisfilipenses.
retrasados, como los que se veían todavía antes de la guerra de 1939.
(3) Alocución de Pío XII a grupos de folkloristas de diferentes
países,.
<3e 13 de junio de 1953: "Los recursos íntimos de un pueblo se reflejan naturalísimámente por el conjunto de sus usos, por las narraciones, leyendas,,
juegos y procesiones en los que se despliegan el esplendor de las costumbres
y la originalidad de los grupos y de las imágenes. Las almas que quedaron,
en contacto permanente con 3as duras exigencias de la vida, poseían frecuentemente por instinto un sentido artístico que, de tina simple materia, consiguieron lograr magníficos resultados. En estas fiestas populares, en las queel folklore de buena ley ocupa el lugar que le corresponde, cada cual goza,
del patrimonio común y con él se enriquece tanto más, cuanto más le lleva
su aportación personal".
(4) "No hay que perder de vista, observa Pío XII, que en los países,
cristianos, o que fo fueron antaño, la fe religiosa y la vida popular forma—
n
MICHEL
CREUZET
Hoy, el alcance de los cuerpos intermedios y de la descentralización es mucho más importante.
Los cuerpos intermedios y el fenómeno de la "socialización".
Juan XXIII observa en la encíclica Mater et Magisira (5):
"Hay que añadir, a las características más importantes que parecen propias de nuestro tiempo, principalmente los incrementos de
las relaciones sociales; es decir, las mutuas y cada día mayores necesidades de los ciudadanos, los cuales en su vida y actividades formaron asociaciones que han sido frecuentemente recogidas en el derecho privado o en el público" (6).
"Varias cosas son las que parecen como el origen y fuente y que
han dado a luz a esta edad presente: entre ellas, los incrementos en
la enseñanza y en las artes, medios más eficaces para la creación de
obras, una manera de ser más cultivada de los ciudadanos."
Las consecuencias normales de esta evolución son una reducción del campo de actividades exclusivamente personales y la tendencia a una "intervención creciente de los poderes públicos". De ahí
el riesgo de un dominio totalitario, riesgo que el Papa no disimula.
La única posibilidad de "sacar ventaja" de tal estado de cosas y de
ban una unidad comparable con la unidad del alma y del cuerpo. En las
Tegiones en las que esta unidad se conserva aún, el folklore no es, pues,
una supervivencia curiosa de una época pasada, sino la manifestación de
la vida actual, que reconoce lo que debe al pasado, intenta continuarlo y
adaptarlo inteligentemente
a las muevas situaciones."
(5) Parte II, § 59.
(6) Este "progreso de las relaciones sociales" designado como "uno de
los aspectos característicos de nuestra época", es llamado "socialización" en
muchas traducciones de la encíclica, y "fenómeno asociativo" en la obra española Doctrina social de ta Iglesia desde la Rerum novarum a la Mater
et Maigistra (publicada por la Comisión Episcopal de Apostolado Social,
ediciones Rialp, Preciados 44, Madrid). El término "sorietización" ha sido
propuesto juiciosamente por De Cafarelli, en una conferencia dada en el
Centro de Estudios Políticos y Cívicos de París.
354
LOS CUERPOS
INTERMEDIOS
'"conjurar o reducir sus efectos negativos" sería "la autonomía de
los cuerpos intermedios ante los poderes públicos" (7).
Desarrollando el ejercicio de la libertad personal en el caso de
las comunidades naturales, aquéllos pueden compensar ampliamente
lo que esta libertad puede perder de hecho en el "crecimiento de las
relaciones humanas".
Hay otros signos de su oportunidad.
Los cuerpos intermedios, condición del progreso social.
L°
Confluyen en la misma dirección que el progreso técnico.—
Philippe Ribot escribe (8) : "Desde 1930 aproximadamente, época
en la que grandes descubrimientos alcanzan al sector industrial, estamos en "la edad neo técnica", es decir, en la edad de nuevas
técnicas.
Esta época, la nuestra, está caracterizada, contrariamente a las
precedentes, por una gama muy rica y muy flexible :
- de fuentes de energía,
- de materias primas,
- de medios de transporte.
Por ello, la electricidad térmica y, sobre todo, la hidráulica se
transporta por cables, el petróleo por oleoductos, en camiones.
En cuanto a la energía nuclear, se sabe bastante por los numerosos ejemplos citados, cuán fácil será usarla. Los medios de transporte se vuelven instrumentos más y más útiles, permitiendo alcanzar zonas cada vez más lejanas. Contrariamente al ferrocarril, favorecen el fraccionamiento de los cargamentos". El autor cita, siguiendo a J.-F. Gravier, "el hecho de que un comerciante de no importa qué rincón recóndito de La Lozère, emplea menos tiempo
(7) Mater et Magistra, parte II.
(8)) Les corps intermédiairesJ
condition du progrès social, J. Ousset,
M. Creuzet, El Trabajo, anejo III, pag. 372, edic. Speiro, Madrid.
355
MICHEL
CREUZET
en su automóvil "dos caballos" para llegar a Mende, que un comerciante de Gennevilliers para ir a la Prefectura del Sena" (9).
Se puede fabricar ahora cualquier cosa, escribe Gravier (10),
siempre que haya:
- hombres,
- carreteras,
- electricidad.
l a concentración industrial es una visión retrógrada y no puede
defenderse sino por espíritu de sistema, especialmente por los marxistas.
Sin embargo, queda todavía un riesgo, aun para las actividades
más descentralizadas: la interdependencia creciente de los sectores económicos. "Los distintos aspectos de la técnica moderna —escribe Harry R. Welton (11)— están muy entrelazados, lo que hace
el complejo sumamente sensible, incluso en lugares aparentemente
de poca importancia. Se vio esto claro cuando Londres casi se paralizó por una huelga que hizo faltar el oxígeno líquido durante
diez días; por esta circunstancia se advirtió que el "pequeño sindicato" que había desatado el movimiento en el "pequeño sector",
aparentemente marginal, había sido conquistado por los comunistas
desde hacía largo tiempo, sin que nadie lo notase" (12).
Lejos de desvirtuar la necesidad de los cuerpos intermedios, estos ejemplos los confirman. El Estado tiene que ser totalmente independiente de los diversos sectores económicos para velar por la
seguridad general con la libertad y la autoridad que esta tarea
exige.
Y, finalmente, la infiltración de los sindicatos de elementos sub(9) Gennevilliers es un municipio industrial de los alrededores de París.
Mende es la capital del departamento de La Loztére, departamento muy
pobre del sureste de Francia.
(10) Jeme Patrom, febrero de 1960.
(11) Sabotage économique sovietique, en Vie ou mort du monde libre,
pág. 12.
(12) Basta cortar ta corriente en una central para paralizar la industria,
una parte de los transportes y aun suprimir la calefacción de fuel-oil, lo
que puede provocar verdaderas catástrofes en los países fríos.
356
LOS CUERPOS
INTERMEDIOS
versivos es bastante más difícil cuando estos sindicatos ejercen sus
actividades dentro del marco de una profesión, que cuando son instrumentos dóciles de las fuerzas políticas que buscan el poder.
2? Favorecen el progreso económico.—Una "política de conjunto de la economía" (13) se hace indispensable dentro de cada
país a causa de la multiplicación de los intercambios internacionales y para salvaguardar los intereses de los ciudadanos contra los
"grupos" de negocios cosmopolitas. Para alcanzar su meta, esta "política de conjuntó" debe comprender la participación de los cuerpos
intermedios en su elaboración y puesta en práctica. En caso contrario, se cae en la planificación totalitaria.
3.°
oincidir <con ¡os otros progresos.
Se ha visto cómo la descentralización coincide con el verdadero
progreso político, salvaguardando la más auténtica representación
democrática, como lo intuía Pío XII, a la altura de las competencias
y directamente ligada a la vida de los ciudadanos.
Los progresos del espíritu están en función de esta libertad "en
la búsqueda de la verdad, esencial en el hombre", como lo ha recordado Juan XXIII en Pacem in tenis. El estatismo, ya lo hemos
dicho, es esterilizante. No es él quien estimulará los descubrimientos y la cultura.
Se podrá decir otro tanto del progreso de la vida espiritual y
religiosa, íntimamente ligada con el respeto al orden natural.
En cualquier dirección que se mire en la hora presente, se observa siempre esta alternativa:
—• o el retorno a la barbarie con las diversas formas de totalitarismo, que hemos descrito;
—• o el progreso de la civilización por la descentralización y Ioscuerpos intermedios, progreso que analizaremos para terminar(13) La expresión es de Pío XII.
357
MICHEL
CREUZET
II
CUERPOS INTERMEDIOS Y CIVILIZACION
¿Qué es la civilización?
El "Vocabulario técnico y crítico de la Filosofía", de Lalande (14), nos enseña que "una civilización es un conjunto complejo
de fenómenos sociales de naturaleza transmisible, que presenta un
carácter religioso, moral, estético, técnico o científico, común a todas
las partes de una vasta sociedad o a múltiples sociedades relacionadas: la civilización china, la civilización mediterránea".
Esta definición es descriptiva e insiste sobre las civilizaciones
concretas, variadas... "cuya originalidad —comenta Pierre Péronnet (15)— merece el respeto en la medida en que es valedera".
¿Qué es lo que nos permitirá llamarla así?
"La debilidad de nuestra definición, continúa Peronnet, procede
de que ninguna jerarquía fundamental de valores se dibuja en ella...
Porque no todas las civilizaciones están igualmente civilizadas. No
solamente poseen riquezas más o menos abundantes y de diferentes
órdenes, sino que en la misma proporción sufren los gérmenes de
la muerte, los elementos destructores; son capaces de progresar,
pero también de retroceder, y hasta de hundirse; acontece también
que una decadencia profunda se disimula bajo ciertos progresos particulares o superficiales. Para juzgarlos hay un principio fundamental que fija la jerarquía de valores más o menos indispensables
a la existencia de una civilización."
El autor de "Civilisation et Chrétienté" ve tres niveles en esta
jerarquía de valores. En primer lugar, un conjunto de bienes y de
1 elementos materiales y temporales (16).
(14) Págs. 141-142.
(15) Civilisation et chrétienté estudio aparecido en la revista Verbe,
mini. 115 (3, rue Copernic, París XVIe).
(16) Pío XI, Carta de la secretaría de Estado a Duthoit, de 18 de julio de 1936.
358
LOS CUERPOS
INTERMEDIOS
"En segundo lugar, una suma de valores intelectuales, morales,
jurídicos, espirituales" (17), es decir, la "cultura", que es "como el
alma de la civilización" y a la cual corresponde la primacía.
Y finalmente, "lo que hace a una civilización es la ciencia, pero
más aún, las costumbres."
"Cuanto más desarrolla una sociedad al hombre total en todos los hombres que la constituyen —subraya el canónigo Bricout (18)—, y cuanto más les vuelve felices, tanto más civilizada es."
Sentido del hombre, de la plenitud a que ha sido llamado, en una
palabra, sentido de lo universal en lo que respecta a las cualidades
particulares de cada persona y de cada medio ambiente, tal podría
ser el carácter de la verdadera civilización.
La etimología nos enseña que es una "acción de la ciudad" sobre los miembros que la componen.
Una civilización será tanto más civilizada, cuanto más ayude
al hombre a desarrollar, en su medio ambiente, las cualidades personales con vistas a alcanzar su fin supremo: "Dios sobrenatwralmeníe conocido y amado" (19).
(17) Pío XI, ibid.
(18) Dictionmre prati-que des conncdsonces retigieuses} t. II, pág. 181,
col. 1.
(19) Una civilización que permitiera conocer y amar naturalmente a
Dios, sería buena (en teoría), pero imperfecta, porque los hombres están llamados también a un fin sobrenatural, que no es facultativo. En la práctica,
por otro lado, la negligencia de este fin sobrenatural entraña el menosprecio
del mismo orden natural, por causa de la debilidad debida al pecado original (cf. Pío XII, Humcmi generis). Péronnet subraya oportunamente los siguientes tres puntos de la encíclica Mit brennender Sor ge, 14 de marzo
de 1937:
"1.° No cree en Dios aquel que se limita a usar la palabra de Dios
en sus discursos, sino únicamente aquel que une a esta palabra sagrada
el verdadero y digno concepto de la Divinidad..."
"2.° Ninguna fe en Dios puede conservarse duraderamente pura y sin
mezcla, sí no es sostenida por la fe en Cristo..."
"3."° La fe en Dios no se podrá mantener pura y sin mezcla, si no es
protegida y sostenida por la fe en la Iglesia, columna y fundamento de la
verdad (I Tim., III, 15)."
359
MICHEL
CREUZET
De ahí la afirmación neta de S. Pío X: "La civilización de la
humanidad es una civilización cristiana" (20).
Los cuerpos intermedios, instrumentos necesarios de civilización.
"Los hombres, se ha dicho, no han nacido para las grandes,
cosas." Hay mucho de verdad en esta ironía. Los hombres están;
hechos para amar las grandes cosas, porque están hechos por
Dios; pero el orden de nuestros apegos está dispuesto de tal forma,
que se nos lleva a los grandes amores y se nos sostiene en ellos por
medio de un cariño directo para las cosas más humildes.
¿Por qué se habla de "amor al pueblo" o de "solidaridad humana", si se desconocen, si se destruyen las comunidades que pueden unir más directamente a los hombres entre sí?
El mejor medio, el medio normal de llevar a un amor real, eficaz:
a la mayor parte de una importante comunidad, como la nación, o
aún más vasta, es el de favorecer, mantener el ardiente amor a las.
comunidades intermedias.
El amor a la patria chica, ¿no es la mejor iniciación para el de la.
grande? (21).
Un orden social justo favorece la armonía de los intereses de
la persona con los de la ciudad (22).
"El primer efecto de una constitución sana —escribe Gusta ve
(20) II fcrmo proposito (11 de junio de 1905).
(21) "No me relaciono con mi familia, mi pueblo, mi provincia, por
medio de mi país en primer lugar (aunque éste les dé su total significación) —escribe Louis Salieron—; al contrario, me relaciono con mí país y
lo siento plenamente, porque llego a él mediante mi familia, mí pueblo, mi
provincia..."
(22) El respeto a las libertades sociales en la Confederación helvética,,
por ejemplo, valoriza el destino del más humilde de los suizos, asociándolo
no a la administración verbal de un Estado abstracto; sino a la administración real de comunidades concretas. Y, por esto mismo, el país es tm semillero de élites que, a su vez, valorizan a la Confederación.
360
LOS CUERPOS
INTERMEDIOS
Thibon (23)— es doblegar el egoísmo individual (24) en servicio del
Ibien común y hacer coincidir, en la más amplia medida posible, el interés privado con el deber social.
¿ Cómo tender hacia esa armonía ? Por medio de una organizar o n de la ciudad en la que cada individuo, que faltase a su misión
social, fuera necesariamente el objeto de sanciones orgánicas e inmediatas.
"Está claro, ciertamente, que, aun en el orden más material, el
•conflicto entre el interés personal y el bien común no puede ser más
que aparente o provisorio; en último análisis, el individuo no puede servir a su propio interés más que sirviendo también al de la colectividad, de la que depende; recíprocamente, no puede actuar contra el bien común, sino destruyéndose a sí mismo. Tarde o temprano, el egoísmo económico o social será sancionado. Ciertamente,
•entre las múltiples sanciones posibles de este egoísmo, hay algunas
•que son inmediatas, y en esta misma medida, eficaces, y hay otras
lejanas, inoperantes. El agricultor que deja de dar a su cosecha o a
su ganado los cuidados suficientes, el monarca que por su incuria
o su tiranía lleva a su pueblo a la ruina, son castigados, personal y
prontamente, en su rango social. Un funcionario perezoso, o al re(23) "Diagnósticos de fisiología social"; Editora Nacional, Madrid.
(24) No se trata de alabar tn oralmente este egoísmo. Hay que manifestar que existe, que existirá siempre, que descansa sobre la búsqueda legítima de intereses, pero viciada por el desequilibrio de las pasiones. Al menos,
es necesario que esta miseria humana, lejos de disolver a la sociedad, sirva
•al bien común. G. Xhibom lo ha dicho en otra forma: "Es menester que el
deber vaya en el mismo sentido que el interés. No se puede pedir a los
hombres que sean siempre héroes de generosidad. Un aldeano a quien la
avaricia inclina noche y; día 'hacia el suelo, un jefe de empresa, devorado
por la actividad, son egoístas. Un financiero cosmopolita, un demagogo
•corruptor, un funcionario parásito, un beneficiario de seguros sociales cuya
•única preocupación sea ordeñar todo lo posible la vaca estatal, lo son
igualmente. No se trata de cargar sobre estos diversos egoísmos un veredicto moral. Basta observar que unos sirven a la armonía y a la prosperidad colectiva, y que los otros actúan en sentido inverso. Esto supuesto,
es fácil comprender que las instituciones que tienden a cultivar y a multiplicar este egoísmo antisocial, se condenan a sí mismas..."
361
MICHBL CRBUZBT
vés, un asegurado social que chupa de la "caja" escondida y lejana, un ministro efímero e irresponsable no son alcanzados por las
sanciones más que durante una profunda catástrofe social (hundimiento de la moneda o del Estado, revolución, etc.), de la que pueden, por otra parte, escapar. Sanciones tan alejadas, tan aleatorias,
tan impersonales, no podrían frenar eficazmente las tendencias antisociales de los individuos. Hace falta algo más que la oscura y lejana amenaza de un diluvio universal para mantener al hombre en su
humilde deber particular" (25).
Clases medias y promoción de las élites.
Desde la primera parte de esta obra, hemos visto el papel indispensable de los cuerpos intermedios en la educación permanente de
cada individuo.
AI término de nuestro estudio, todo lo que ha sido demostrado
precedentemente nos permite comprender el beneficio de los cuerpos intermedios para la sociedad, para la civilización.
Eos individuos ceden a la ciudad lo que han recibido de ella por
la feliz influencia de las comunidades naturales.
Si son necesarias autoridades sociales para que los cuerpos intermedios sean formados, animados, desarrollados; a su vez, los
cuerpos intermedios serán un vivero de autoridades sociales, un
poco como los colegios de frailes son el manantial normal del reclutamiento de los mismos frailes entre los alumnos.
(25) Beneficio de enraizamiento tan ibien sacado a la luz por Simóme
Weil: "El enraizamiento —escribe— puede ser la necesidad más importante
y más desconocida del alma. Es una de las más difíciles de definir. Por
su participación real, activa y natural en la existencia de una colectividad,
el ser humano tiene una raíz que conserva vivos ciertos tesoros y ciertos
presentimientos del porvenir. Participación natural, es decir, efectuada automáticamente 'por medio del lugart nacimiento, profesión, medio ambiente.
El ser humano tiene necesidad de tener múltiples raíces. Necesita recibir
casi la totalidad de su vida moral, intelectual, espiritual, por el intermedio
del ambiente del que forma naturalmente parte."
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LOS CUERPOS
INTERMEDIOS
Más independientes por su situación profesional, mejor colocadas para ser comprendidas, seguidas; más valientes, menos corruptibles, más estrechamente ligadas a los grupos de donde han
salido; más competentes, pues, y más enérgicas en la defensa de
estos grupos, tales son las verdaderas autoridades sociales (26).
¿Quién no ve que un papel así sólo puede quedar asegurado
por el "arraigo" de estas élites en sus cuerpos sociales respectivos,
mediante los diversos cargos que ocupan de arriba abajo en la escala social, sin riesgo de aventuras políticas ? (27).
De esas élites sociales se debe sacar a quienes lleguen a los cargos públicos, sin precipitaciones, como una prolongación gradual,
normal de los puestos cada vez más elevados que habrán de ocupar (28).
Bajo este aspecto, parece que una sociedad está tanto más civilizada, cuanto más rica es en comunidades intermedias más diver(26) "Cuando son propuestas para el gobierno local —escribía Le
Play— se sirven de su ascendiente personal para mantener en la obediencia
a la población y para engrandecer, en la opinión de ésta, al soberano en
nombre del cual tienen constantemente qúe ejercer ciertas presiones. Al
contrario, las autoridades ficticias que se encargan del gobierno local en las.
regiones de centralización exagerada, no aportan por sí mismas ningún concurso a la conservación de la paz pública y no pueden más que comprometer al soberano que las ha nombrado; no pueden tampoco criticar al gobierno cuando es fuerte, ni sostenerlo cuando se debilita."
(27) El desarraigo de los jefes, su formación fuera de toda tradición
viviente, fuera de todo medio natural, es el tipo mismo de la concepción
revolucionaria de las élites. Jean Ousset pone en guardia contra esta idea,
a veces extendida aun entre los antícomunistas. Cf. su obra: Pour une
doctrine catholique d'actxon politique et sociale, pág. 81 y siguientes, ediciones Cité Catholique (3, rué Copernic, París XVIe).
(28) Pero estas élites tienen que estar convencidas dé su papel. El fracaso de los notables reunidos por Turgot dependió ciertamente de que la
mayoría ya no creía en su misión. De ahí la necesidad' de una formación
constante de los espíritus, de una acción doctrinal.
Las élites deben evitar atascarse en la rutina, deben ser técnicamente
aptas para su laibor. También deben tener gusto por los negocio® públicos.
Pero, ¿cómo lo podrán tener si nada les anima a ocuparse de ellos?
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MICHEL CREUZET
sas, más prósperas. Como una escala con los peldaños más juntos,
más fácil de escalar, de subida más accesible.
Es la obra maestra civilizadora de estas naciones ricas en "clases medias" muy diferenciadas (29).
"La sociedad se eleva —enseña Pío XII-— cuando las virtudes
-de una clase se difunden en las otras" (30). Cada clase media, multiplicando las comunidades de un medio social a otro, permite esta
'difusión (31).
Toda sociedad tiende a aparecer como una sociedad de élites,
trabajada, purificada, refinada. La aristocracia es cosa general: élites
aldeanas, obreras, arte sanas, élites locales, artísticas, intelectuales,
espirituales, élites de servicio y de honor. Nada de esos vastos sectores de la masa social que avergüenza observar, ¡de tal forma, sus
miembros son miserables, viles o groseros! Al contrario, las capas
más humildes, hasta las más pobres no suelen ser así... Una rica
cultura popular, exclusivamente oral a veces, es para ellas un tesoro
más precioso que el relativo confort doméstico de ciertas poblaciones acondicionadas, en las que las estrellas del cine o los cam(29) Las sociedades bárbaras, antiguas o modernas, son mucho más
unitarias, reducidas a la tribu, al clan o, coano en la actualidad, a algunas
Telaciones económico-políticas. La ausencia de clases medias provoca el
•estancamiento social y ofrece un terreno propicio a las luchas de clases y
;a los acontecimientos revolucionarios. El ejemplo de Rusia es sintomático.
(30) Alocución al patririado y a la nobleza romanos.
(31) "La nota particular de esta clase -—declara Pío XII— es la independencia económica, gracias a la cua.1 le es posible asegurarse la estabili•dad social y la producción de bienes, formando así una feliz armonía entre
•el trabajo personal y la propiedad privada. Por su propio esfuerzo y su
propio trabajo el hombre de la clase media conserva su autonomía y su
dignidad, sin estar obligado a mendigar su subsistencia; por medio de sus
bienes privados realiza una sana y digna división de la propiedad, la cual
•guarda así su carácter de responsabilidad, sin degenerar en las formas del
•colectivismo anónimo y conservando su verdadera función de columna del
•orden social..." (Carta pontificia de Mons. J. B. Montini) sustituto, a S. Exc.
Mons. Fr. Albino González Menéndez-Reigada,
obispo de Córdoba, con ocasión dé la Semana social de Barcelona, de 16-22 de abril de 1951)
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LOS CUERPOS
INTERMEDIOS
peones deportivos son los únicos modelos de la perfección humana (32).
He aquí la sola justa y beneficiosa "promoción social" digna de
protección contra la marea totalitaria (33).
"Sin cesar —había advertido Blanc de Saint-Bonnet—• se están
haciendo burgueses y nobles, y sin cesar se acaban, se hunden...
Las almas son personalmente libres. Siempre hay quienes suben,
siempre quienes bajan. La sociedad no es más que el medio para
ayudar a todos a la vez. Ahí cada cual encuentra a su lado su nivel y su palanca; ahí cada uno sube por su virtud; y se ve, de esta
forma, a todo un pueblo escalar la magnífica escala de la jerarquía...
Es, pues, un signo de decadencia el que un pueblo envidie a su aristocracia, porque su aristocracia es él mismo. Sale de él y forma
como su cerebro, el centro de su fuerza, el origen de su inervación..." (34).
No hay elección: o la barbarie o la civilización; o los totalitarismos o el orden social natural de los cuerpos intermedios.
(32) Entre los tesoros culturales de las poblaciones obreras no hay
•que despreciar la posesión de un oficio, verdadera forma del arte, en el
sentido más amplio de la palabra. Pero ¿cómo interesar en un oficio a un
obrero "taylorizado" y perdido en el anonimato de empresas sin "verdadera
comunidad"? Advirtamos, a este respecto, que la utilización de las máquinas automáticas muy complicadas puede obligar a volver al principio
de una élite obrera cualitativamente formada. El tipo social dte peón está
felizmente en declive, si se ha de creer a los especialistas en estas cuestiones.
(33) "La clase obrera, en sus mejores elementos —escribe Marcel
de Corte—, sube sin cesar por medio del pequeño comercio, de la artesanía,
de la pequeña industria, del estudio y del saber, a uno u otro de los
múltiples sectores de estas "clases medias" que le están ampliamente abiertas. Se quiera o no, la suerte de las "clases medias" y la del obrero son
solidarias. Los hechos lo proclaman."
(34) La aristocracia no es una clase del pasado que haya sobrevivido
más o menos. En toda sociedad hay una aristocracia, cuando no es la de la
sangre, del ¡mérito o de los servicios rendidos es la del dinero, la del partido. Que el pueblo sea hostil a esta última categoría, que rechace, por otro
lado, identificar la aristocracia con los vestigios sociales de otro tiempo,
se comprende. Son sanas reacciones de un sentido del orden verdadero y
viviente.
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