Biografía de Sigmund Freud Sigmund Freud (6 de mayo de 1856 y fallecido el 23 de septiembre de 1939) fue un neurólogo de origen checo. Nació en Příbor, donde su padre se desempeñaba como comerciante de lanas. Debido a que su padre era bastante mayor al momento de su nacimiento y tenía hermanos mucho mayores, Sigmund desarrolló una gran curiosidad y realizó muchas preguntas desde temprana edad. Era muy inteligente y hábil desde su juventud. La crisis económica del país obligó a la familia a mudarse a Viena, donde continuaron enfrentando problemas económicos debido a la falta de trabajo de su padre. Sin embargo, a pesar de su desagrado por Viena debido a estas dificultades, Freud vivió en esta ciudad hasta un año antes de su muerte. Durante un tiempo, debido a su condición de judío, tuvo que exiliarse a Londres a causa del Anschluss, la anexión de Austria al proyecto pangermanista de la Gran Alemania liderado por el canciller austriaco Arthur Seyss-Inquart. Aunque intervencieron personajes como Roosevelt y Mussolini, estos esfuerzos no tuvieron éxito y sus obras fueron quemadas. A pesar de la persecución, la familia de Freud se mantuvo fiel a la comunidad judía y sus costumbres, aunque no eran especialmente religiosos ya que su padre estaba inclinado hacia el librepensamiento, y en consecuencia Freud había perdido sus creencias religiosas desde la adolescencia. Desde que se graduó con excelentes calificaciones de la escuela, un logro alcanzado gracias al esfuerzo de sus padres, mostró mucho interés y motivación por su futuro. Aunque inicialmente se inclinó hacia el derecho, finalmente decidió estudiar medicina, su intención no era ejercerla, sino estudiar la condición humana con rigor científico. Después de un periodo en la universidad, comenzó a enfocarse en la investigación biológica, desde 1876 hasta 1882 trabajó en el laboratorio del fisiólogo Ernst von Brücke, donde estudió algunas estructuras nerviosas de los animales y la anatomía del cerebro humano. Durante este tiempo conoció al médico vienés Josef Breuer, quien fue fundamental para su desarrollo económico e intelectual. También conoció a Martha Bernays, hija de una familia de intelectuales judíos, con quien se casó posteriormente. Inicios de su carrera En ese momento, para asumir las responsabilidades de ser esposo, comenzó a trabajar como médico, dejando de lado su carrera investigativa, sin tener una verdadera convicción sobre esta decisión. Sin embargo, logró adquirir la experiencia clínica necesaria para alcanzar cierto prestigio. En ese sentido, obtuvo importantes trabajos en varios departamentos del Hospital General de Viena, decidiendo especializarse en neuropatología. En 1884 realizó un estudio sobre el uso terapéutico de la cocaína, generando varias críticas debido a que experimentó de manera imprudente con personas a las cuales afectó gravemente. Por esta razón, su reputación quedó un poco dañada. En 1885 comenzó a enseñar neuropatología en la Facultad de Medicina de Viena, y tiempo después, psicoanálisis. En otoño del mismo año viajó becado a París para estudiar en la Salpetriére donde conoce a JeanMartin Charcot de quien aprendió la observación de los fenómenos histéricos y la clínica de la hipnosis. A su regreso debía responder sobre lo aprendido ante la Sociedad de Medicina. Recibió una mala acogida, lo que logró transmitir de la experiencia adquirida en París fue cuestionada, no le dieron crédito a sus exposiciones. A partir de allí comenzó un largo período de investigación solitaria avanzó con los obstáculos que la clínica le presentaba. Al método catártico, herencia de Breuer, se le sumaron una serie de conceptualizaciones de su creación: la doctrina de la represión y de la resistencia, la postulación de la sexualidad en el infante, el fenómeno de la transferencia, la existencia de una realidad inconsciente a través de sus manifestaciones, la doctrina de los sueños y el usos de la interpretación, sentaron las bases del psicoanálisis. Pero, es al innovar la técnica, abandonando el método hipnótico a cambio de la enunciación de la regla fundamental: la asociación libre y la escucha parejamente flotante, que se sitúa el comienzo del psicoanálisis propiamente dicho. Con Breuer tuvo un lazo de amistad y un trayecto de trabajo compartido en la clínica del método catártico, diferencias relativas al mecanismo específico de la histeria y sobre la etiología sexual de las neurosis, sostenida por Freud, pusieron punto final a la relación. Freud se caracterizó por ser un hombre celoso en extremo, lo que le ocasionó varios problemas y conflictos con su esposa. Al regresar a Viena, Freud abrió una consulta privada como neuropatólogo, utilizando la electroterapia y la hipnosis como tratamientos para las enfermedades nerviosas. Su libro escrito junto a Josef Breuer sobre el tratamiento de la histeria mediante la hipnosis fue todo un éxito, titulado Estudios sobre la histeria (1895). A partir de ese momento Freud comenzó a esbozar sus primeras ideas sobre el psicoanálisis. Freud empezó a hablar del método de “libre asociación” y en ese momento muchos amigos médicos habían preferido dejarlo solo. Sin embargo, esto no impidió que continuara con sus investigaciones y surgieran conceptos psicoanalíticos como el inconsciente, la represión y la transferencia. En 1899, publicó su famoso tratado La interpretación de los sueños, editado en 1900. Cinco años después, publicó Tres contribuciones a la teoría sexual. Su obra, aunque innovadora y admirada, contó con pocos seguidores. Sin embargo, en 1906 la situación cambió; logró consolidar un círculo de médicos que luego se convirtieron en una sociedad psicoanalítica. En 1908 celebró en Salzburgo el Primer Congreso Psicoanalítico. A partir de ese momento su reconocimiento fue internacional, fue invitado a Estados Unidos para dar una serie de conferencias en la Universidad Clark de Worcester, Massachusetts, donde su pensamiento había causado gran admiración. En 1910 se fundó en Nuremberg la Sociedad Internacional de Psicoanálisis, dirigida por el compañero de Freud, Jung, quien la lideró hasta 1914. Todo parecía ir bien, hasta que en 1911 algunos de los seguidores que Freud había adquirido comenzaron a darse de baja de la Asociación Psicoanalítica Vienesa, incluido Carl Gustav Jung, el psicólogo suizo fundador de la escuela de psicología analítica. Ello, unido al cáncer de paladar que se le diagnosticó a causa de su gran adicción a los puros que le provocó sordera le obligó a llevar prótesis, dificultó sus capacidades, a pesar de lo que continuó escribiendo libros, ensayos y artículos hasta el final de su vida, que tuvo lugar en el año 1939 tras su exilio a Londres, ciudad a la que tuvo que trasladarse tras la anexión de Austria a la Alemania nazi, donde fue considerado enemigo del Tercer Reich, sus libros fueron quemados públicamente y su vida estaba amenazada de muerte. En 1916 Freud publicó Introducción al psicoanálisis. Continuó escribiendo importantes libros como El porvenir de una ilusión (1927), El malestar en la cultura (1930) y Moisés y el monoteísmo (1939). Durante este período se le diagnosticó un cáncer de mandíbula y tuvo que someterse a varias intervenciones quirúrgicas. A partir de entonces, su enfermedad a menudo impedía su producción intelectual, pero logró completar varios textos. Finalmente, perdió la batalla contra la enfermedad el 23 de septiembre de 1939. Contribución a la psicología La principal contribución de Freud a la psicología fue su concepto de inconsciente. Freud afirmaba que el comportamiento de una persona está profundamente determinado por pensamientos, deseos y recuerdos reprimidos, los cuales pueden influir fuertemente en su conducta. Como método de tratamiento, el psicoanálisis busca llevar estos recuerdos a la conciencia para liberar al individuo de su influencia negativa. Sin duda, sus planteamientos recibieron importantes críticas, pero aún así representan un gran aporte a la psicología. Es indudable que la difusión del psicoanálisis revolucionó la visión del ser humano y su influencia se extendió a campos como la filosofía, la literatura y las artes.