Subido por Nieves Jiménez Martínez

TEMA 7

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TEMA 7.- REPRODUCCIÓN.
LA REPRODUCCIÓN Y LA SEXUALIDAD.
El nacimiento de nuevos individuos que sustituirán a los que mueren es fundamental para evitar la
desaparición de nuestra especie y asegurar su supervivencia. La función de reproducción es, por tanto,
básica.
La reproducción humana es sexual y, por ello, tiene dos características:
 El nuevo individuo se forma a partir de una única célula, llamada cigoto o célula huevo.
 El cigoto surge de la unión (fecundación) de dos gametos o células sexuales.
Los órganos encargados de la función de reproducción constituyen el aparato reproductor. Aunque los
aparatos reproductores masculino y femenino son diferentes, ambos constan de gónadas, que son los
órganos que producen los gametos y las hormonas sexuales, y de unos conductos de salida denominados
vías reproductoras. En los seres humanos, los gametos son de dos clases: espermatozoides y óvulos. Los
primeros se forman en los hombres y los segundos, en las mujeres.
Para que la reproducción se lleve a cabo es recomendable que exista una atracción entre los individuos que
los incite a buscar la relación y el contacto con otros, es decir, lo que conocemos como sexualidad.
En la especie humana, la sexualidad es una parte muy importante de la vida, pues tiene que ver, no solo
con la reproducción, sino también con sentimientos y emociones básicos para el desarrollo psicológico de
las personas. La sexualidad es independiente del proceso reproductivo, y debe ser libre, voluntaria y
optativa.
No hay un único modo de vivir la sexualidad, sino que ello depende de la naturaleza de cada individuo, de
sus valores culturales, creencias religiosas, actitudes éticas… En definitiva, se trata de una elección
personal. Una sociedad que se reconozca libre y democrática debe respetar las diferentes opciones
sexuales y favorecer su desarrollo en igualdad de condiciones.
LOS CAMBIOS EN LA VIDA REPRODUCTIVA.
En la vida reproductiva de cualquier ser humano se suceden una serie de etapas que se corresponden con
los cambios que el organismo experimenta con la edad.
Vamos a estudiar las tres grandes etapas en las que se divide la vida reproductiva: la pubertad, la
adolescencia y el final de la vida reproductiva.
La pubertad.
La pubertad se inicia cuando tienen lugar las primeras eyaculaciones (espermaquia), en los hombres, o las
primeras reglas (menarquia), en las mujeres. Estos fenómenos se deben al aumento de la secreción de las
hormonas de la hipófisis, hormona estimulante del folículo (FSH) y hormona luteínica (LH), que estimulan
la producción de los gametos.
La pubertad dura unos tres o cuatro años; en las chicas comienza en torno a los 10 -13 años y en los chicos,
hacia los 12-14 años. Como consecuencia de la secreción hormonal, se producen importantes cambios
anatómicos, fisiológicos e incluso psicológicos, que transforman al niño o a la niña en adolescentes.
La adolescencia.
En esta etapa tienen lugar muchos cambios físicos y psíquicos que preparan al individuo para desarrollar su
sexualidad plena y reproducirse. Todos son consecuencia de la liberación de óvulos y hormonas sexuales
(estrógenos y progesterona) por parte de los ovarios, y de espermatozoides y hormonas sexuales
(testosterona) de los testículos. Los cambios físicos más importantes son el aumento del tamaño de los
órganos sexuales, la aparición de vello corporal en las axilas y el pubis, así como de barba en los hombres.
En las mujeres se desarrollan las mamas y se ensancha la pelvis, mientras que en los hombres la pelvis se
estrecha y los hombros se ensanchan. En ellos, además, la laringe y las cuerdas vocales crecen y se
engrosan, lo que ocasiona cambios en la voz.
El fin de la vida reproductiva.
A partir de los 50 años disminuye parcialmente la actividad de los testículos y totalmente la de los ovarios.
Esto provoca una serie de cambios físicos y psicológicos que en las mujeres se denomina menopausia y en
los hombres, andropenia.
EL APARATO REPRODUCTOR.
El aparato reproductor humano se ajusta a dos modelos, el masculino y el femenino, que en ambos casos
están constituidos por las gónadas, órganos productores de gametos, y una serie de conductos y glándulas
que participan tanto en el acto sexual como en el desarrollo del embrión.
El aparato reproductor masculino.
El aparato reproductor masculino está constituido por los testículos, el pene, las vías reproductoras y las
glándulas anejas. Gran parte del aparato reproductor masculino está situado en el exterior del cuerpo.
Los testículos.
Son los órganos productores de gametos masculinos o espermatozoides. Los testículos tienen forma de
huevo y están constituidos por numerosos túbulos seminíferos enrollados, en cuyas paredes se encuentran
las células que originan los espermatozoides. Entre los túbulos hay células productoras de hormonas
sexuales masculinas (andrógenos). Los testículos están situados fuera de la cavidad abdominal cubiertos
por un repliegue de la piel denominado escroto.
Las vías reproductoras.
Reciben este nombre los conductos que recogen los espermatozoides y los transportan al exterior. Son los
siguientes:
 Epidídimo. Está formado por los túbulos seminíferos de cada testículo. En él, los espermatozoides
terminan el proceso de maduración que los hará aptos para la fecundación.
 Conducto deferente. Constituye la continuación del epidídimo y asciende hacia el interior del
abdomen. Sirve como almacén de los espermatozoides producidos en los testículos, que permanecen
en él hasta el momento de su salida.
 Uretra. Este conducto pertenece también, como sabes, al aparato urinario (conecta la vejiga con el
exterior), y la última parte de su recorrido se aloja en el interior del pene.
 El pene. El pene es el órgano copulador masculino. Está constituido por dos masas esponjosas de un
tejido característico (eréctil) denominadas cuerpos cavernosos, que se sitúan por encima de la uretra.
Esta se halla rodeada por otra sección de tejido, el cuerpo esponjoso, que se ensancha en su parte final
y forma el glande, el cual está recubierto por un repliegue de la piel llamado prepucio. Durante la
copulación, las arterias inyectan sangre a presión en los cuerpos cavernosos, lo que hace que
aumenten de tamaño. Esto provoca la rigidez del pene (erección) lo que facilita su penetración en la
vagina para depositar los espermatozoides.
 Las glándulas anejas. El aparato reproductor masculino posee unas glándulas que segregan sustancias
que se mezclan con los espermatozoides, producidos en los testículos, para constituir el semen o
facilitar la penetración durante el coito. Estas glándulas son las siguientes:
o Vesículas seminales. Están situadas detrás de la vejiga urinaria y desembocan en los conductos
deferentes. Su secreción, el líquido espermático, contiene glucosa, un nutriente para los
espermatozoides.
o Próstata. Se localiza debajo de la vejiga urinaria y su secreción, el líquido prostático, está
formada por sustancias que protegen a los espermatozoides de la acidez de la vagina.
o Glándulas de Cowper. Se trata de un par de glándulas situadas en la base del pene. Su función
es segregar un líquido lubricante que facilita el acto sexual.
El semen es un fluido que contiene los espermatozoides. Estos constituyen el 10 % de la secreción; el otro
90 % está compuesto por: nutrientes para los espermatozoides, formados en las vesículas seminales;
sustancias neutralizantes de la acidez vaginal, producidas por la próstata, y mucus lubricante, originado en
las glándulas de Cowper.
El aparato reproductor femenino.
El aparato reproductor femenino está constituido por los ovarios y las vías reproductoras, que son: las
trompas de Falopio, el útero, la vagina y la vulva. A diferencia del aparato reproductor masculino, todos sus
órganos se encuentran en el interior de la cavidad abdominal.
Los ovarios.
Las gónadas del aparato reproductor femenino son los ovarios. En ellos, se producen los gametos
femeninos u óvulos. Los ovarios son dos órganos del tamaño y la forma de una almendra, que se alojan en
la cavidad abdominal. En cada uno se distinguen una parte interna y otra externa o corteza. En esta última
se localizan unas estructuras circulares, los folículos ováricos, en cuyo interior se forman los óvulos.
El tamaño de los folículos ováricos es mayor cuanto más cerca se encuentran de la superficie: los más
externos y grandes, conocidos como folículos de De Graaf, contienen los óvulos que están listos para ser
expulsados.
Además de los gametos femeninos, los ovarios producen hormonas sexuales femeninas, estrógenos y
progesterona, fundamentales para el correcto desarrollo sexual de la mujer y para el proceso reproductivo.
En el momento de nacer, las niñas tienen en sus ovarios alrededor de 750 000 folículos sin desarrollar. Al
llegar a la pubertad, se han reducido a 400 000; de estos, solo 450 originarán óvulos a lo largo de su vida
reproductiva.
Las vías reproductoras.
Son los conductos que intervienen en los procesos de fecundación y de gestación. Se distinguen:
 Trompas de Falopio, oviductos o trompas uterinas. Son dos pequeños tubos con una abertura en
forma de embudo (infundíbulo) situados en el extremo máspróximo a los ovarios. Recogen los óvulos
liberados por estos órganos y es donde se produce, habitualmente, la fecundación. En la capa más
interna existen células con cilios que, al moverse, permiten el avance de los óvulos a lo largo de las
trompas. También segregan un líquido que, además de facilitar el movimiento, sirve de alimento al
cigoto (si ha habido fecundación) antes de su llegada al útero.
 Útero o matriz. Es una cavidad con forma troncocónica en la que desembocan las trompas de Falopio.
Su pared presenta una gruesa capa muscular, el miometrio, y está tapizada internamente por una capa
mucosa, la mucosa uterina o endometrio. En su parte inferior, denominada cuello o cérvix, el útero se
estrecha y se comunica con la vagina. En el útero se lleva a cabo el proceso de gestación del nuevo ser.
 Vagina. Es un conducto elástico provisto de glándulas que segregan sustancias lubricantes para facilitar
la introducción del pene. En la entrada, existe una pequeña membrana incompleta (himen) que se
rompe durante las primeras relaciones sexuales. En la vagina se depositan los espermatozoides durante
el acto sexual.
 Vulva. Es el órgano genital externo de la mujer. Presenta unos repliegues cutáneos (labios mayores y
labios menores) entre los cuales se encuentra el clítoris, un órgano muy sensible formado por un tejido
eréctil semejante al del pene. En los labios vaginales se encuentran las glándulas de Bartolini. Estas
glándulas de secreción externa producen fluidos que lubrican los órganos genitales externos para
facilitar las relaciones sexuales.
ETAPAS DE LA REPRODUCCIÓN.
En la reproducción humana podemos diferenciar una serie de etapas: la formación de los gametos o
gametogénesis, que es diferente en cada sexo; la fecundación, o unión de los gametos para formar el
cigoto, que es la primera célula del nuevo ser y, por último, el desarrollo del embrión en el útero materno,
lo que se denomina gestación y el parto.
La gametogénesis.
La formación de los óvulos se denomina ovogénesis y la de los espermatozoides, espermatogénesis. Son
procesos muy diferentes, pese a que su fin es el mismo (formar gametos) y el mecanismo básico, también
es igual (meiosis a partir de células primordiales).
La ovogénesis es un proceso cíclico que va acompañado de cambios, también cíclicos, de la mucosa del
útero. De ahí que se distinga entre ciclo ovárico y ciclo uterino, aunque ambos se deben a variaciones en la
secreción de hormonas y están relacionados.
El ciclo ovárico.
La ovogénesis se produce regularmente en la mujer desde la pubertad. Tiene lugar, aproximadamente,
cada 28 días. Su finalidad es la formación, maduración y liberación e un óvulo cada vez. El ciclo ovárico se
lleva a cabo en tres etapas:
 Fase folicular. Dura unos 14 días y se realiza gracias a la acción de la hormona estimulante del folículo
(FSH), producida por la hipófisis. La FSH estimula el desarrollo de uno o varios folículos del ovario a la
vez, aunque normalmente solo uno de ellos llega a madurar.
 Ovulación. Consiste en la liberación de un óvulo por el ovario como consecuencia de la producción de
la hormona luteínica (LH) por la hipófisis.
 Fase secretora. Una vez expulsado el óvulo, la zona correspondiente del ovario se transforma en una
masa de células (cuerpo lúteo o amarillo) que produce y segrega la hormona progesterona. Al cabo de
unos 10 –12 días, el cuerpo lúteo degenera y deja de segregar hormonas, lo que señala el inicio de un
nuevo ciclo.
El ciclo uterino o menstrual.
El ciclo menstrual abarca las modificaciones periódicas que experimentan los órganos sexuales de la mujer.
Su finalidad es preparar el útero para alojar al embrión en el caso de que el óvulo sea fecundado. En este
ciclo pueden distinguirse también tres fases:
 Fase menstrual, regla o período. Se considera el comienzo del ciclo. Debido a un descenso brusco de
las secreciones hormonales del ovario, la mucosa del útero, que tiene bastante grosor y está muy
vascularizada, se desprende y es expulsada al exterior junto con la sangre de los capilares. El flujo
menstrual dura unos cuatro a cinco días.
 Fase de proliferación. La mucosa uterina se reconstruye gracias a la acción de los estrógenos
producidos por el ovario. Dura unos once días.
 Fase secretora. La mucosa del útero alcanza el máximo espesor y se prepara para albergar y alimentar
al óvulo fecundado. Tiene lugar gracias a la acción de la progesterona que segrega el cuerpo lúteo del
ovario y dura unos doce días, hasta que cesa la producción de dicha hormona. Si hay fecundación, el
cuerpo lúteo sigue segregando progesterona y la mucosa uterina no se desprende.
La fecundación.
La fecundación se produce en el interior del aparato reproductor femenino, habitualmente en las trompas
de Falopio. En cada eyaculación (salida del semen) se liberan entre 300 y 400 millones de espermatozoides,
pero solo uno de ellos fecundará el óvulo. Los espermatozoides viven únicamente cinco días después de la
eyaculación, y el óvulo, 48 horas tras la ovulación, por lo que el encuentro entre los dos gametos para que
exista fecundación debe realizarse en ese período de tiempo.
Cuando los espermatozoides rodean el óvulo, segregan unas sustancias que separan las células que lo
acompañan. A continuación, tras reconocerse ambos gametos, los espermatozoides se unen a la zona
pelúcida del óvulo. Para que la unión entre el espermatozoide y el óvulo se lleve a cabo con éxito, es
imprescindible que ambos puedan identificarse. Dicho reconocimiento se produce gracias a la presencia, en
las membranas de los gametos, de unas proteínas características de cada especie. Si los gametos
pertenecen a especies diferentes, este proceso no llegará a completarse.
Cuando el primer espermatozoide atraviesa la membrana del óvulo, los núcleos de los gametos se unen. Se
forma, entonces, el cigoto o célula huevo. Una vez fecundado, el óvulo se rodea de una cubierta que impide
la entrada de otros espermatozoides.
La gestación y el parto.
La gestación.
Tras la fecundación, el cigoto avanza lentamente por la trompa de Falopio. A los siete días llega al útero y se
une al endometrio, cuyas paredes se han engrosado y han desarrollado una densa red de vasos sanguíneos.
Este proceso, conocido como nidación, marca el comienzo de la gestación propiamente dicha o embarazo.
La gestación es el tiempo comprendido entre la fecundación y el parto. Dura unos 280 días, es decir, nueve
meses aproximadamente, y en él una única célula, el cigoto, se convierte en un ser humano formado por
nos 100 billones de células, especializadas para originar los distintos tejidos y órganos.
Durante las primeras semanas, la masa celular que se desarrolla en el útero se denomina embrión y tiene
un aspecto muy diferente al del ser definitivo. Cuando adquiere forma humana, se le denomina feto. El
desarrollo del embrión comprende tres etapas:
 Segmentación. Tras una serie de divisiones, el cigoto se transforma en una masa de células (mórula),
que se ahueca y da lugar a otra estructura denominada blástula.
 Gastrulación. A partir de la blástula se forman tres capas celulares que originan los tejidos y órganos:
una interna o endodermo, intermedia o mesodermo y otra externa o ectodermo.
 Organogénesis. En esta etapa, más larga, se forman todas las estructuras corporales, y a partir de
entonces el embrión se denomina feto.
El embrión, posteriormente, el feto, se desarrolla en el interior de una membrana llamada amnios,
sumergido en el líquido amniótico, que le protege de golpes y de presiones externas. Además, al comienzo
de la gestación se forma un tapón mucoso que cierra el cuello del útero para protegerlo del exterior.
El embrión se nutre a través de la placenta, un órgano membranoso que se desarrolla en el segundo mes de
gestación. En la placenta tiene lugar el intercambio de sustancias entre la madre y el feto: los nutrientes
pasan a este desde la sangre materna, y las sustancias de desecho producidas por el feto regresan a la
sangre de la madre para ser eliminadas por su aparato excretor. A medida que avanza la gestación, el feto
se separa de la mucosa uterina y queda unido a la placenta por el cordón umbilical.
El parto.
A partir del octavo mes de embarazo, el feto se coloca en el útero con la cabeza hacia abajo y se prepara
para el momento del parto, es decir, para salir al exterior, lo que sucede aproximadamente en la semana 40
de la gestación.
La expulsión del tapón mucoso del cuello del útero anuncia el comienzo del parto, que transcurre en tres
etapas:
 Dilatación del cuello del útero. Esta fase dura, por lo general, entre tres y doce horas. A la vez que el
cuello uterino se dilata, el miometrio experimenta una serie de contracciones que se van haciendo más
intensas y frecuentes y empujan al feto hacia la vagina. La hormona oxitocina es la responsable de
estos movimientos uterinos.
o Al terminar esta fase, se produce la rotura del amnios y la salida al exterior del líquido
amniótico, lo que se conoce como rotura de aguas.
 Expulsión del feto. Puede durar desde treinta minutos a una hora. El feto asoma la cabeza en primer
lugar. Si no sucede así, el parto se complica, y a veces es necesario extraerlo mediante una cesárea, que
se practica a la madre. Tras la salida al exterior del recién nacido, el cordón umbilical se pinza y se corta,
lo que deja una herida en esta zona que más tarde cicatriza y constituye el ombligo.
 Alumbramiento. Tras el nacimiento del bebé, el útero sufre nuevas contracciones y se expulsan la
placenta y el cordón umbilical. Finaliza así el proceso del parto.
En los dos primeros días después del parto, las glándulas mamarias de la madre producen un líquido muy
nutritivo y rico en anticuerpos llamado calostro. A partir del tercer día, ya empiezan a segregar leche.
En la especie humana los embarazos de un solo feto son los más habituales, pero en ocasiones puede haber
embarazos múltiples. Los más frecuentes son los de dos fetos, que reciben el nombre de gemelos y pueden
ser de dos tipos:
 Gemelos bivitelinos. Proceden de dos óvulos que han sido fecundados por dos espermatozoides
distintos. Ocurren cuando ha habido una doble ovulación. Ambos individuos pueden ser de distinto
sexo y no se parecen más que dos hermanos cualesquiera.
 Gemelos univitelinos. Provienen de un solo cigoto que se ha dividido en dos células que se han
separado, dando lugar cada una de ellas a un embrión. Son individuos genéticamente idénticos y, por lo
tanto, del mismo sexo y similares características.
LOS MÉTODOS ANTICONCEPTIVOS.
La maternidad y la paternidad deben ser actos voluntarios y responsables, y por tanto deben producirse en
el momento adecuado. Los métodos anticonceptivos se utilizan desde la antigüedad y permiten mantener
relaciones sexuales eliminando o reduciendo el riesgo de embarazo. Hay que tener en cuenta que ningún
método es fiable al cien por cien.
Los métodos anticonceptivos son variados, y cada individuo debe elegir aquel que se adapte mejor a sus
circunstancias personales: edad, frecuencia de las relaciones sexuales, preferencias individuales, eficacia o
creencias religiosas y morales. Es recomendable acudir a un centro de salud o de planificación familiar para
recibir la información que nos permita escoger el método más adecuado. Los métodos anticonceptivos se
pueden clasificar en dos grupos: naturales y artificiales.
MÉTODOS ANTICONCEPTIVOS NATURALES.
Se basan en el cálculo del período fértil del ciclo menstrual, es decir, del momento de la ovulación, con el
fin de evitar el coito en esos días.
Estos métodos no requieren control médico y carecen de efectos secundarios. Además, pueden ser
utilizados por personas cuyos principios éticos o creencias religiosas les impiden emplear métodos
anticonceptivos artificiales.
Presentan el inconveniente de que son poco seguros, ya que muchas mujeres tienen ciclos irregulares y,
como verás, existen otros factores que pueden dificultar el cálculo del período fértil. Por otra parte, no
ofrecen protección alguna contra las enfermedades de transmisión sexual.
Los principales métodos anticonceptivos naturales son los siguientes:
Temperatura basal. Consiste en medir diariamente la temperatura corporal de la mujer que se eleva entre
0,2 °C y 0,5 °C tras la ovulación y se mantiene así durante unos días. Detectar esa elevación permite
predecir cuáles son los días fértiles. No obstante, otros factores, como las infecciones, la tensión nerviosa,
la gripe, etc., también pueden modificar la temperatura corporal por lo que no es un método seguro.
 Ogino. Consiste en observar los ciclos menstruales durante varios meses y calcular los días
aproximados en que tendrá lugar la ovulación, con el fin de evitar el coito durante ese tiempo. No es un
método eficaz debido a la variabilidad del ciclo menstrual. Aun cuando los ciclos sean regulares, puede
haber factores que los alteren (enfermedades, cambios climáticos, emociones fuertes…).
 Método Billings. Se trata de averiguar el momento aproximado de la ovulación observando los cambios
en el flujo vaginal, procedente del cuello del útero, que se producen en las diferentes fases del ciclo
menstrual. Es un método inseguro, debido a que la consistencia del flujo puede variar por diversas
causas: infecciones, estrés, etcétera.
 Sintotérmico. Este método es una combinación de los anteriores, es decir, se mide la temperatura
basal, se observa el moco cervical y se calculan los días fértiles.

Coitus interruptus. Consiste en retirar el pene de la vagina un momento antes de la eyaculación, para
evitar que el semen penetre en ella. Es muy poco seguro, ya que los líquidos preseminales pueden
contener espermatozoides.
Métodos anticonceptivos artificiales.
Se basan en diferentes sistemas y son de tres tipos: de barrera, químicos y quirúrgicos.
Métodos anticonceptivos de barrera.
Impiden mecánicamente la llegada de los espermatozoides al óvulo. Son los siguientes:
 Preservativo masculino (condón). Se trata de una funda de látex que se coloca sobre el pene erecto y
recoge el semen eyaculado.
 Preservativo femenino. Es una funda que se coloca en el interior de la vagina e impide que los
espermatozoides pasen al útero.
 Diafragma. Es un capuchón de goma que se coloca en la entrada del útero, para cerrar el paso a los
espermatozoides.
 DIU (dispositivo intrauterino). Es un dispositivo de plástico y cobre que se coloca en el útero e impide
la implantación de la blástula. El cobre, además, es tóxico para los espermatozoides.
Tanto los preservativos masculino y femenino como el diafragma son fáciles de utilizar y no requieren
control médico (el primero, además, evita el contagio de enfermedades de transmisión sexual). Tan solo
puede existir riesgo de reacción alérgica a sus componentes. El DIU debe ser colocado por un ginecólogo.
Métodos anticonceptivos químicos.
Se basan en la utilización de productos químicos. Entre ellos, cabe citar los siguientes:
 Espermicidas. Son sustancias que, aplicadas en la vagina, destruyen los espermatozoides. Se presentan
en fórmulas distintas (espumas, geles, películas protectoras…) y pueden combinarse con otros métodos
anticonceptivos.
 Contraceptivos hormonales. Incorporan hormonas sexuales femeninas que alteran el ciclo ovárico e
impiden la ovulación. Pueden tomarse diariamente (píldoras) o bien aplicarse una vez por semana
(parches) o cada mes (inyecciones).
 Píldora del día siguiente. Contiene una alta concentración de hormonas que impiden la implantación
de la blástula en la mucosa del útero. Se considera un método anticonceptivo de emergencia y no debe
ser usado de forma habitual.
 Píldora de los cinco días siguientes. Actúa de forma similar a la píldora del día después (impide la
nidación y altera el endometrio, evitando que un óvulo fecundado se implante en el útero), pero es
eficaz hasta cinco días tras el coito.
A diferencia de los espermicidas, los contraceptivos hormonales y las píldoras de los días siguientes
requieren control médico y tienen una eficacia elevada, por lo que, si se administran adecuadamente, son
muy seguros. En el caso de la píldora del día siguiente, el efecto es inmediato, pero no se debe utilizar
como anticonceptivo habitual, sino solo en caso de necesidad, pues su uso continuado puede resultar
perjudicial.
Métodos anticonceptivos quirúrgicos.
Se trata de intervenciones quirúrgicas sencillas cuyo objetivo es impedir la fecundación de forma
permanente y definitiva. Son muy útiles cuando el embarazo supone un peligro para la vida de la mujer o
en aquellas personas que no desean tener más hijos.
 Ligadura de trompas. Las trompas de Falopio se cortan y se ligan para impedir que el óvulo llegue al
útero. Es un método de esterilización femenina permanente.
 Vasectomía. Se seccionan y ligan los conductos deferentes para evitar que los espermatozoides pasen
al semen. Provoca una esterilidad prácticamente irreversible.
LA REPRODUCCIÓN ASISTIDA.
La infertilidad se define como la condición por la que una pareja no consigue el embarazo tras un año de
relaciones sexuales sin utilizar ningún método anticonceptivo. También puede ocurrir que el embarazo se
produzca, pero no llegue a término.
La infertilidad puede deberse a diversas causas. En los hombres las más frecuentes son: un número bajo de
espermatozoides, espermatozoides defectuosos, o incompatibilidad de estos con el mucus vaginal. En las
mujeres, puede estar provocada por la obstrucción de las trompas de Falopio, por ausencia o problemas de
ovulación, o por anomalías en el útero que dificultan la implantación del cigoto.
La infertilidad afecta a un 12 % de la población y se puede tratar mediante técnicas de reproducción
asistida. Las principales son:
 Inseminación artificial. Los espermatozoides se introducen en el útero mediante una jeringuilla,
durante el período cercano a la ovulación. El semen puede proceder de la pareja de la mujer o bien de
un banco de semen. Antes de realizar esta técnica, la mujer suele someterse a un tratamiento
hormonal para estimular la ovulación. Esta técnica puede realizarse con óvulos y semen de la pareja,
con semen de un donante, con óvulos de una donante o con semen y óvulos de donantes.
 Transferencia intratubárica de gametos. Los óvulos se extraen para mezclarlos con los
espermatozoides y después se introducen en las trompas de Falopio para que la fecundación se
produzca de la forma más natural posible.
 Inyección intracitoplásmica de espermatozoides. Es una técnica más compleja, muy útil en caso de
esterilidad masculina. Los espermatozoides se obtienen bien del semen, bien del epidídimo o del
testículo y después, con la ayuda del microscopio, uno solo de ellos se inyecta en el óvulo (previamente
extraído a la mujer); finalmente, el óvulo así fecundado se implanta en el útero.
 Transferencia ooplásmica. Consiste en utilizar dos óvulos para crear uno nuevo y fecundarlo in vitro
con un espermatozoide. Para ello, se inyecta el citoplasma del óvulo de una donante fértil en el de una
mujer infértil. De este modo, se produce la transferencia de mitocondrias desde la donante a la
receptora, por lo que el nuevo ser tendrá genes de tres progenitores.
 Fecundación in vitro. La fecundación se realiza fuera del cuerpo de la mujer. Se emplea esta técnica
cuando existen dificultades para que el óvulo y el espermatozoide se unan de forma natural. El
procedimiento consiste en extraer varios óvulos y ponerlos en contacto con los espermatozoides. Una
vez fecundados, el cigoto comienza a desarrollarse y, cuando alcanza el estado de blástula, se implanta
en el útero. Como medida de seguridad, suele implantarse más de un cigoto, y el resto se conserva
congelado para poder repetir el procedimiento en caso necesario.
HÁBITOS SALUDABLES. ENFERMEDADES DE TRANSMISIÓN SEXUAL.
Para lograr el equilibrio físico y psíquico del organismo, la sexualidad y los órganos que en ella intervienen
deben funcionar correctamente. Conseguir una vida sexual y reproductiva sana y gratificante requiere
conocer y practicar ciertos hábitos saludables, así como estrategias de prevención de enfermedades de
transmisión sexual.
La salud sexual y del aparato reproductor.
Para tener una vida sexual y un aparato reproductor sanos puedes adoptar estos hábitos:
 Conoce, acepta y valora tu propio cuerpo. Evita los sentimientos de culpabilidad o vergüenza que han
de desarrollarse con amor y respeto hacia la pareja.
 Respeta a todas las personas, independientemente de su orientación sexual y valora a cada una de ellas
según sus cualidades personales y no por sus preferencias sexuales.
 Cuida al máximo la higiene diaria de tus órganos sexuales externos.
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Examina tus órganos sexuales periódicamente para detectar posibles alteraciones, como hinchazón,
enrojecimiento, úlceras, secreciones, olores intensos, etcétera. En caso de notar alguna alteración,
acude al médico.
Infórmate sobre los modos de transmisión, síntomas y consecuencias de las enfermedades de
transmisión sexual (ETS). Acude a los centros de salud o de planificación familiar en caso necesario.
Utiliza preservativos. Evita mantener relaciones sexuales sin preservativo sobre todo si padeces alguna
ETS, para no contagiar a otras personas.
No compartas utensilios que puedan causar lesiones en la piel y las mucosas: jeringuillas, cuchillas de
afeitar, cepillos de dientes, etcétera, ya que la sangre puede ser una vía de contagio de diversas
ENFERMEDADES DE TRANSMISIÓN SEXUAL.
Son aquellas que se transmiten por prácticas sexuales o por contacto con secreciones como el semen o el
flujo vaginal, enfermedades, como el sida o la hepatitis B.
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Sífilis: producida por la bacteria Treponema pallidum, en las etapas finales produce graves lesiones en
el sistema nervioso y el aparato circulatorio.
Gonorrea: causada por la bacteria Neisseria gonorrhoeae, puede producir esterilidad y ceguera en el
recién nacido.
Sida: causada por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Su principal manifestación es la
disminución de las defensas frente a microorganismos, lo que conlleva la aparición de infecciones
oportunistas y tumores.
Hepatitis B: ocasionada por el virus VHB, produce fatiga, fiebre, ictericia y otros síntomas de las
hepatitis. Causa lesiones hepáticas graves y cáncer.
Herpes genital: causada por el virus VHS, provoca la aparición de vesículas dolorosas en los órganos
sexuales y, en ocasiones, una infección crónica que se reactiva cada cierto tiempo.
Verrugas genitales: las causa el virus del papiloma humano (VPH). El síntoma principal es la aparición
de verrugas en los órganos sexuales, pero puede evolucionar hasta provocar cáncer en esta zona.
Hongos vaginales: causados por el hongo Candida albicans, sus síntomas principales son picor intenso
y flujo vaginal espeso. Favorece la aparición de otras infecciones.
Tricomoniasis: originada por el protozoo Trichomonas vaginalis. En la mujer se manifiesta como una
secreción vaginal anormal y dolor; en el hombre, causa escozor al orinar y molestias en el pene.
Favorece la aparición de otras infecciones.
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