La historia de Lázaro Lázaro vivía junto a sus Padres y sus Hermanas (Marta y Maria) en Betania, una ciudad en las afuera de Jerusalén, era más una ciudad de paso de los comerciantes y peregrinos de esa época. Los padres de Lázaro eran esenios y una de las cualidades mas apreciadas dentro de los esenios era la hospitalidad. Así, la familia de Lázaro tenía como costumbre principal dar hospedaje a cualquier peregrino que solicitaba quedarse en su casa, de ese modo conocieron a Jose y luego unos años después recibieron y dieron alberge a la familia de Jose (Maria y Jesús). Las crónicas cuentan que siendo Jesús muy pequeño (desde los 4 a los 15 años aproximadamente) tuvo la suerte que en la familia que los hospedaba en Betania, había un niño de su misma edad, con el cual comenzó a compartir sus primeros juegos, como ser jugar con la arena, escalar algunas montañas, subir árboles, etc. Por lo que desarrolló una amistad muy estrecha con el hijo de la familia que lo hospedaba. Lázaro cuenta, que siguió desarrollando una fuerte amistad con Jesús y aparte de su compañero de juegos, Jesús era como un hermano mayor para el pues también le aconsejaba y le hablaba de Dios. Un día, poco antes de cumplir los 15 años, los Padres de Lázaro enfermaron, el y sus hermanas se preocuparon mucho y se desvelaban para atenderlos, hicieron lo que sus humanas fuerzas le permitieron para tratar de que no sufrieran tanto y principalmente que se sanen, pues ellos y en especial Lázaro los amaban mucho y aun los necesitaban. Lázaro quedo realmente triste y rabioso cuando le comunicaron la muerte de sus padres y verdaderamente le costo mucho asimilar la paternidad ante sus queridas hermanas; Martha y Maria. Semanas después coincidió un viaje de la Sagrada Familia de Nazaret a Jerusalén y Jesús se encuentra con su amigo muy dolorido y acongojado como alguien que fue obligado a madurar de golpe. Cuando Lázaro tiene enfrente a Jesús, le grita de dolor e impotencia la siguiente frase, No quiero oír mas hablar de tu Padre; porque me abandonó cuando mas lo necesitaba, ¿donde estaba tu Padre y su bondad cuando sentí el dolor mas profundo de perder a quienes amo?, y donde estabas vos? No quiero que me vuelvas a hablar nunca mas, déjame en paz y al decir esto le volteo la espalda para siempre. Jesús sin decir nada se marchó. Quince años de lucha y trabajo separaron a aquellos dos amigos, nunca mas Lázaro volvió a hablarle a Jesús durante esos 15 años, sin embargo su conciencia siempre le hacia recordar de su amigo, de sus ojos bondadosos y sus consejos siempre alentadores y positivos, mas, su orgullo le impedía recordar con gozo nada de él. Un día, cuando Lázaro fue al centro de la Ciudad a hacer unos trámites, diviso una multitud de gente reunida entorno a alguien que hablaba, en esa época, de seguro se trataba de un mitin político. Grande fue su sorpresa, que al acercarse comenzó a distinguir una voz conocida, percibió que esa voz transmitía calma, seguridad, sabiduría pero por sobre todas las cosas paz. Al rato comprendió, se trataba de su amigo del alma, su compañero de juegos y se dio cuenta cuanto lo había extrañado, corrió desesperadamente hacia él abriéndose paso a los que se le oponían, sintió la necesidad imperiosa de tirarse al suelo a sus pies y clamó; JESUS MAESTRO ¡PERDONAME!; Comenzó a llorar y de nuevo dijo; Perdóname.