Subido por JULIO Fretes

Patogenia, prevención y tratamiento de aterosclerosis - Harrison

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291e-1
SECCIÓN 5
291e
ENFERMEDAD CORONARIA Y VASCULAR PERIFÉRICA
Patogenia, prevención
y tratamiento
de la aterosclerosis
Monocito
Peter Libby
CAPÍTULO 291e
PATOGENIA
INICIO DE LA ATEROSCLEROSIS
Un criterio integrado, con los resultados de experimentación en animales
y con estudios de aterosclerosis humana, indica que la “estría grasa” constituye la lesión inicial de la aterosclerosis. La formación de estas primeras
lesiones parece deberse a la acumulación localizada de lipoproteínas en
ciertas regiones de la íntima. En particular, la fracción de lipoproteínas
relacionadas con las lipoproteínas de baja densidad (LDL) que portan la
apolipoproteína B parece tener relación causal con la aterosclerosis. La
acumulación de las partículas lipoproteínicas en la capa íntima arterial
durante la primera fase de la aterogénesis no se debe tan sólo a una mayor
FIGURA 291e1. Corte transversal de una arteria que muestra los pasos en la
formación del ateroma, de izquierda a derecha. El cuadro superior exhibe un
detalle del área marcada en la parte inferior. La capa endotelial que cubre a la íntima
tiene contacto con la sangre. La hipercolesterolemia facilita la acumulación de
partículas de LDL (esferas amarillas) en la capa íntima. Las partículas de lipoproteína a menudo se asocian con componentes de la matriz extracelular, principalmente proteoglucanos. El secuestro dentro de la capa íntima separa a las lipoproteínas
de algunos antioxidantes plasmáticos y favorece la modificación oxidativa. Estas lipoproteínas modificadas (esferas oscuras) pueden desencadenar una respuesta
inflamatoria local que provoca una serie de señales para que prosigan los pasos en
la formación de lesiones. La expresión acentuada de varias moléculas de adhesión
para leucocitos recluta monocitos hasta el sitio donde se origina la lesión arterial.
Una vez que son adheridos, algunos leucocitos migran hasta la capa íntima.
Este desplazamiento dirigido de los leucocitos quizá depende de una serie de
factores quimiotácticos que incluyen a las lipoproteínas modificadas y citocinas
quimiotácticas ilustradas por las esferas más pequeñas verdes, como la proteína 1
quimiotáctica de macrófago producida por las células de la pared vascular en respuesta a las lipoproteínas modificadas. Los leucocitos en la estría grasa en evolución se dividen y muestran una expresión acentuada de receptores para lipoproteínas modificadas (receptores fagocíticos). Estos mononucleares fagocitan lípidos
y se convierten en células espumosas, representadas por un citoplasma lleno de
gotas de lípido. Conforme la estría grasa evoluciona hasta formar una lesión aterosclerótica más compleja, las células del músculo liso viajan desde la capa media
(línea del fondo del cuadro inferior) a través de la membrana elástica interna
(línea ondulada continua) y se acumulan dentro de la capa íntima en expansión,
donde forman una matriz extracelular que constituye la base de la lesión avanzada
(cuadro inferior, lado derecho).
permeabilidad o “fugas” a través del endotelio suprayacente (fig. 291e-1).
Más bien sería su unión a los componentes de la matriz extracelular, que
facilitarían su permanencia en la pared arterial, la que favorecería el depósito de las lipoproteínas en la íntima arterial. Las lipoproteínas que se acumulan en el espacio extracelular de la capa íntima arterial a menudo se
acompañan de moléculas de proteoglucanos de la matriz extracelular arterial, acción recíproca que facilita la retención de partículas de lipoproteínas al captarlas y obstaculizar su salida de la capa íntima. Las partículas
lipoproteínicas del espacio extracelular de la íntima, sobre todo aquéllas
que se unen a las macromoléculas de la matriz, podrían experimentar
también modificaciones oxidativas.
Pruebas sólidas apoyan la importancia patogénica de los productos de
las lipoproteínas oxidadas en la aterogénesis. Las lipoproteínas secuestradas provenientes de los antioxidantes plasmáticos, en el espacio extracelu-
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Patogenia, prevención y tratamiento de la aterosclerosis
La aterosclerosis sigue siendo la causa principal de muerte y discapacidad
prematura en sociedades desarrolladas. Además, las predicciones, actuales
estiman que para el año 2020 las enfermedades cardiovasculares, en particular la aterosclerosis, serán la primera causa de la carga total de enfermedad. Son muchos los factores de riesgo de tipo general o sistémico que
favorecen su desarrollo, pero la enfermedad afecta preferentemente a determinadas regiones de la circulación y produce manifestaciones clínicas
singulares que dependen del lecho vascular afectado. La aterosclerosis coronaria suele causar infarto de miocardio (cap. 295) y angina de pecho
(cap. 293); la del sistema nervioso central se asocia sobre todo a isquemia
cerebral transitoria y apoplejía (cap. 446); en la circulación periférica puede desencadenar claudicación intermitente y gangrena y poner en peligro
la viabilidad del miembro afectado. La afección del territorio esplácnico es
causa de isquemia mesentérica. La aterosclerosis puede dañar directamente el riñón (p. ej., por estenosis de la arteria renal) y, además, el riñón constituye un asiento frecuente de enfermedad ateroembólica (cap. 301).
Incluso dentro de un lecho arterial dado, las estenosis por aterosclerosis
tienden a producirse focalmente, característica de ciertas regiones predispuestas. Así, en la circulación coronaria, la enfermedad oclusiva aterosclerótica muestra una especial predilección por la parte proximal de la arteria
descendente anterior izquierda. De igual manera, la aterosclerosis afecta
preferentemente a las porciones proximales de las arterias renales y, en circulación extracraneal cerebral, a la bifurcación carotídea. En efecto, las lesiones ateroscleróticas a menudo se forman en puntos de ramificación de
las arterias, regiones que se caracterizan por alteraciones hemodinámicas.
No todas las manifestaciones de la aterosclerosis son consecuencia de la
enfermedad estenótica oclusiva y así, por ejemplo, en la aorta son frecuentes la ectasia y desarrollo de aneurismas (cap. 301). Además de las estenosis
focales que limitan el flujo, la aterosclerosis de la íntima que no produce
oclusión también aparece de manera difusa en arterias afectadas, como lo
demuestran los estudios intravasculares por ecografía o de necropsia.
En el ser humano, la aterogénesis es un proceso que generalmente se
extiende a lo largo de muchos años, en forma típica en varias décadas. Sin
embargo, es probable que el crecimiento de las placas ateroscleróticas sea
discontinuo en lugar de lineal, con periodos de inactividad relativa interrumpidos por episodios de rápida evolución. Después de una fase “asintomática” habitualmente prolongada, la aterosclerosis puede hacerse
clínicamente manifiesta. Sus expresiones clínicas pueden ser de naturaleza
crónica, como sucede en la angina de pecho estable asociada al esfuerzo o
en la claudicación intermitente, previsible y reproducible; otras veces, en
cambio, provoca episodios clínicos agudos mucho más graves, como infarto de miocardio, accidente vascular cerebral o muerte súbita de origen
cardiaco, que constituyen la primera manifestación de la enfermedad. Algunas personas pueden no presentar manifestaciones clínicas de la arteriopatía, pese a la presencia de aterosclerosis difusa y generalizada
demostrada en estudios post mortem.
291e-2 lar de la íntima, se tornan particularmente susceptibles a modificaciones
oxidativas y generan hidroperóxidos, lisofosfolípidos, oxiesteroles y aldehídos derivados de degradación de ácidos grasos y fosfolípidos. Las modificaciones de las fracciones apolipoproteínicas pueden incluir “roturas”
con el esqueleto péptido, así como la derivación química de algunos residuos de aminoácidos. La producción local de ácido hipocloroso por mieloperoxidasa, que se genera en células inflamatorias dentro de la placa,
hace que se formen radicales clorados como las fracciones de clorotirosilo.
Hay evidencia considerable que apoya la presencia de tales productos de la
oxidación en las lesiones ateroscleróticas.
PARTE 10
Trastornos del aparato cardiovascular
Reclutamiento de leucocitos La acumulación de leucocitos caracteriza a la
formación de las lesiones ateroscleróticas incipientes (fig. 291e-1). Por
consiguiente, desde el comienzo real, la aterogénesis comprende elementos de inflamación, fenómeno que ha constituido un tema “unificador” en
la patogenia de la enfermedad. El tipo de células inflamatorias que típicamente se encuentra en el ateroma en evolución incluye monocitos derivados de macrófagos y células dendríticas, linfocitos T y B y células cebadas.
La hipercolesterolemia incrementa la porción de monocitos proinflamatorios en la sangre que entran de manera preferencial al ateroma naciente en
el ratón. Varias moléculas de adhesión o receptores para linfocitos que se
expresan en la superficie de las células del endotelio arterial probablemente participen en el reclutamiento de leucocitos al ateroma naciente. Las
citocinas proinflamatorias pueden incrementar la expresión de moléculas
de adhesión leucocítica.
Las fuerzas de corte laminar, como las encontradas en la mayor parte de
las regiones de las arterias normales pueden causar supresión de la expresión de moléculas de adhesión leucocítica. Los sitios de predilección para
las lesiones ateroscleróticas (p. ej., distal a los puntos de división del flujo),
a menudo tienen baja carga de fuerzas de cizallamiento, alteración del flujo o ambos. El flujo sanguíneo laminar pulsátil normal aumenta la producción de óxido nítrico por las células endoteliales. Esta molécula, además de
sus propiedades vasodilatadoras, puede actuar en bajas concentraciones
de forma constitutiva producida por endotelio arterial, como autacoide
local antiinflamatorio, por ejemplo limitando a expresión de moléculas
de adhesión local. La exposición de las células endoteliales a las fuerzas de
corte laminares incrementa la transcripción de factor 2 similar a Krüppel
(KLF2), que aumenta la actividad de numerosas funciones endoteliales
saludables, lo que incluye a la sintasa de óxido nítrico. Las fuerzas de corte
laminar también estimulan a las células endoteliales para que produzcan
superóxido dismutasa, una enzima antioxidante. Estos ejemplos indican la
forma en que las fuerzas hemodinámicas pueden influir en los eventos
celulares subyacentes al inicio de las lesiones ateroscleróticas y podrían
explicar la localización de lesiones ateroscleróticas en sitios que experimentan alteraciones del flujo o fuerzas de corte.
Una vez adheridos a la superficie de la célula endotelial arterial por su
interacción con receptores de adhesión, los leucocitos penetran en la capa
endotelial y permanecen en la íntima. Además de los componentes de las
lipoproteínas modificadas, las citocinas (un grupo de mediadores proteínicos de la inflamación) también regulan la expresión de las moléculas de
adhesión que intervienen en el reclutamiento de los leucocitos. Por ejemplo, las citocinas interleucina (IL) 1 o factor de necrosis tumoral (TNF, tumor necrosis factor) inducen o incrementan la expresión de moléculas de
adhesión leucocítica en las células del endotelio. Como los productos de la
oxidación de lipoproteínas modificadas pueden inducir la liberación de
citocinas a partir de las células de la pared vascular, esta vía supone otro
vínculo entre la acumulación y modificación de las lipoproteínas y el reclutamiento leucocítico. Al parecer, las citocinas con función de factores quimotáticos dirigen la migración de leucocitos al interior de la pared arterial.
Formación de las células espumosas Una vez dentro de la íntima, los fagocitos mononucleares maduran y se transforman en macrófagos y en células
“espumosas” lipidóforas, transformación que requiere de la captación de
partículas lipoproteínicas por endocitosis mediada por un receptor. Se
podría suponer que el receptor “clásico” reconocido de LDL es el que
media dicha captación de lípido; sin embargo, los humanos o los animales
que no tienen receptores eficaces de LDL, por alteraciones genéticas
(como la hipercolesterolemia familiar), muestran abundantes lesiones
arteriales y xantomas extraarteriales, ricos en células espumosas provenientes de macrófagos. Además, el colesterol exógeno suprime la expresión del receptor de LDL; el nivel de este receptor superficial celular de
LDL, disminuye en condiciones de exceso de colesterol. Otros posibles
receptores que podrían mediar la acumulación de lípidos en las células
espumosas, son el creciente número de receptores depuradores (o “fagocíticos”), que captan preferentemente, por endocitosis, lipoproteínas modi-
ficadas, y otros receptores de LDL oxidadas o de lipoproteínas de muy baja
densidad beta (VLDL, beta very low density lipoprotein). De esta manera,
la adherencia de monocitos al endotelio, su migración al interior de la íntima y su maduración hasta formar macrófagos lipidóforos representan
fases fundamentales en la génesis de una estría grasa como la precursora
de la placa aterosclerótica totalmente formada.
EVOLUCIÓN DEL ATEROMA Y COMPLICACIONES
Aunque la estría grasa normalmente precede al desarrollo de una placa
aterosclerótica más avanzada, no todas las estrías evolucionan hasta formar ateromas complejos. Por la ingestión de lípidos provenientes del espacio extracelular, los fagocitos mononucleares que poseen los receptores
fagocíticos pueden eliminar lipoproteínas de la lesión en desarrollo. Algunos macrófagos lipidóforos pueden abandonar la pared arterial y en tal
proceso exportar lípidos. Si la cantidad de lípidos que penetra en la pared
arterial excede de la eliminada por fagocitos mononucleares o por otros
mecanismos o vías, surge la acumulación de lípidos y con ello propensión
a la formación de ateromas. Los macrófagos también proliferan en placas
en respuesta a factores de crecimiento hematopoyéticos que se expresan
de manera excesiva en las lesiones, otro aspecto de la regulación dinámica
y del flujo de células durante la aterogénesis.
La exportación por parte de fagocitos pudiera constituir una respuesta
a la sobrecarga local de lípidos en la lesión en evolución. Otro mecanismo,
el transporte inverso de colesterol mediado por lipoproteínas de alta densidad (HDL, high-density lipoproteins), quizá constituya una vía independiente para la eliminación de lípidos desde el ateroma. Dicha transferencia de
colesterol desde la célula a la partícula de HDL entraña la participación
de moléculas de superficie celular especializadas como los transportadores de
secuencias de unión a trifosfato de adenosina (ATP, adenosine triphosphate) (ATP binding cassette, ABC). ABCA1, que es el gen mutado en la enfermedad de Tangier, condición caracterizada por concentraciones muy
bajas de HDL, transfiere colesterol de las células a las partículas de HDL
incipientes y ABCG1 a las partículas maduras. Dicho “transporte inverso
de colesterol” mediado por los transportadores ABC, permite que la HDL
cargada con colesterol sea entregada a los hepatocitos al unirse al receptor
B1 fagocítico u otros receptores. El hepatocito metaboliza el esterol hasta
la forma de ácidos biliares que pueden ser excretados. Por lo expuesto, los
macrófagos pueden intervenir de manera decisiva en la economía dinámica de la acumulación de lípidos en la pared arterial durante la aterogénesis.
Algunas células espumosas lipidóforas dentro de la lesión expansiva de
la íntima perecen. Algunas células espumosas pueden morir como consecuencia de la apoptosis, es decir, la muerte celular programada; esta muerte de los fagocitos mononucleares forma un centro con abundante lípido
llamado a menudo centro necrótico, en placas de aterosclerosis establecidas. La alteración de la eliminación de células espumosas muertas (eferocitosis) en las placas puede acelerar la formación del centro lipídico. Los
macrófagos cargados con lipoproteínas modificadas pueden elaborar micropartículas o exosomas (que pueden contener microRNA regulador),
citocinas y factores de crecimiento que pueden señalar algunos eventos
celulares en las complicaciones de lesiones. Mientras la acumulación de
los macrófagos lipidóforos caracteriza a la estría grasa, el desarrollo de tejido fibroso, formado por la matriz extracelular, es el signo característico
de la lesión aterosclerótica más avanzada. Las células de músculo liso sintetizan la mayor parte de la matriz extracelular de la lesión aterosclerótica
compleja. Diversos factores de crecimiento o citocinas elaborados por fagocitos mononucleares estimulan la proliferación de células de músculo
liso y la producción de matriz extracelular. Las citocinas identificadas en la
placa, que incluyen IL-1 o TNF, inducen la producción local de factores de
crecimiento que comprenden formas del factor de crecimiento derivado
de plaquetas (PDGF, platelet-derived growth factor), los factores de crecimiento fibroblásticos y otros más que pueden contribuir a la evolución y
complicación de la placa y a complicaciones. Otras citocinas, en particular
el interferón gamma (IFN-γ) derivados de linfocitos T activados intralesionales, limitan la síntesis de formas intersticiales de colágena por parte
de células del músculo liso. Los ejemplos mencionados ilustran la manera
en que la aterogénesis comprende una mezcla compleja de mediadores
que en el balance final constituyen los que rigen las características de lesiones particulares.
La acumulación de células de músculo liso y la elaboración de la matriz
extracelular por parte de ellas quizá constituya una transición crítica con
la cual surge una lesión fibroadiposa en vez de la simple acumulación de
células espumosas provenientes de macrófagos. Por ejemplo, el PDGF elaborada por plaquetas activadas, macrófagos y células endoteliales, estimula la migración de células de músculo liso que normalmente se encuentran
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CALCIFICACIÓN Las placas ateroscleróticas, en su evolución también acumulan calcio. Las microvesículas derivadas de las células lesionadas pueden estimular la calcificación y este proceso se colocaliza con regiones de
incremento de la inflamación. La mineralización de la placa aterosclerótica recapitula muchos aspectos de la formación de hueso, lo que incluye la
participación reguladora de factores de transcripción como Runx2.
Células de músculo liso
A
Linfocito T
Macrófago
B
D
C
FIGURA 291e2. Rotura de la placa, trombosis y cicatrización. A. Remodelación
arterial durante la aterogénesis. Al principio de la formación de un ateroma, el
crecimiento es hacia el exterior, conservando el calibre de la luz. Este fenómeno
de “crecimiento compensador” explica en parte la tendencia de la coronariografía
a subestimar el grado de aterosclerosis. B. La rotura del extremo de la placa fibrosa provoca trombosis. Esta rotura física de la placa aterosclerótica origina trombosis arterial al permitir que una serie de factores coagulantes sanguíneos tengan
contacto con la colágena trombógeno encontrado en la matriz extracelular arterial y el factor hístico producido por las células espumosas derivadas de los macrófagos en el centro lipídico de las lesiones. De esta forma, los sitios donde se
rompe la placa forman el nido de los trombos. La pared arterial normal posee una
serie de mecanismos fibrinolíticos o antitrombóticos que tienden a resistir la
trombosis y lisar los coágulos que empiezan a formarse. Algunas de estas moléculas antitrombóticas o trombolíticas son la trombomodulina, activadores del
plasminógeno hístico y similar a urocinasa, proteoglucanos de heparano sulfato,
prostaciclina y óxido nítrico. C. Cuando el coágulo supera los mecanismos fibrinolíticos endógenos, se propaga originando oclusión arterial. Las consecuencias de
esta oclusión están sujetas a la presencia de vasos colaterales. En el paciente con
coronariopatía obstructiva crónica de varios vasos casi siempre ya se ha formado
circulación colateral y en estos casos la obstrucción arterial incluso completa no
produce un infarto del miocardio o bien origina un infarto moderado sin elevación del segmento ST gracias a la circulación colateral. Por el contrario, en el paciente con coronariopatía menos avanzada y sin lesiones estenóticas suficientes
como para estimular la formación de vasos colaterales, la rotura repentina de la
placa con obstrucción arterial origina un infarto con elevación del segmento ST.
Éstos son los tipos de pacientes que padecen un infarto del miocardio o muerte
súbita como primera manifestación de aterosclerosis coronaria. En algunos casos,
el trombo sufre lisis o se organiza formando un trombo mural sin obstruir el vaso.
Estos casos a menudo son asintomáticos desde el punto de vista clínico. D. La fibrosis subsecuente inducida por trombina y cicatrización origina una respuesta
fibroproliferativa que causa una lesión más fibrosa, una que puede producir una
placa excéntrica que provoca estenosis importante desde el punto de vista hemodinámico. De esta manera, un trombo mural no obstructivo, a pesar de ser
asintomático desde el punto de vista clínico o de producir angina inestable en
lugar de un infarto, puede provocar una respuesta cicatricial que fomenta la fibrosis de la lesión y reducción de la luz. Esta secuencia de episodios puede convertir
un ateroma “vulnerable” con una capa fibrosa delgada, propensa a romperse, en
una placa fibrosa más “estable” con una capa reforzada. La angioplastia de las lesiones coronarias inestables permite “estabilizar” las lesiones a través de un mecanismo similar, produciendo una herida seguida de cicatrización.
Evolución de la placa Las células de músculo liso y los macrófagos mueren
en la placa aterosclerótica. Además, los ateromas complejos a menudo tienen características predominantemente fibrosas y carecen de la celularidad de las lesiones menos avanzadas. Esta relativa escasez de células de
músculo liso en los ateromas avanzados puede ser consecuencia del predominio de mediadores citostáticos como TGF-β e IFN-γ (que pueden
inhibir la proliferación de células de músculo liso) y también la apoptosis
de células de músculo liso. Así, durante la evolución de la placa aterosclerótica, un equilibrio complejo y muy regulado entre la entrada y salida de
lipoproteínas y leucocitos, la proliferación y muerte celulares, la producción de matriz extracelular y remodelamiento, así como de la calcificación
y la neovascularización contribuyen a la formación de la lesión. Muchos que vincula los factores de riesgo con la patogenia de la aterosclerosis y sus
mediadores relacionados con factores de riesgo aterógenas, incluidos complicaciones.
aquellos derivados de lipoproteínas, tabaquismo y angiotensina II, provocan la producción de citocinas proinflamatorias y alteran el comportamiento de las células de la pared vascular y los leucocitos infiltrados que CONSECUENCIAS FISIOPATOLÓGICAS DE LA ATEROSCLEROSIS
subyacen en la patogenia compleja de estas lesiones. Los avances en la bio- Las lesiones ateroscleróticas ocurren ubicuamente en sociedades occidenlogía vascular han llevado a una mayor comprensión de los mecanismos tales y la prevalencia de esta enfermedad se ha incrementado de manera
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Patogenia, prevención y tratamiento de la aterosclerosis
Microvasculatura A medida que avanzan las lesiones ateroscleróticas se
forman abundantes plexosmicrovasculares que tienen comunicación con
los vasa vasorum de las arterias. Estas nuevas redes microvasculares pueden favorecer la complicación de la lesión por diversos mecanismos. Los
vasos de estas redes ofrecen una generosa superficie para el tránsito de los
leucocitos y pueden servir de puerta para la entrada y salida de éstos hacia
y desde los ateromas ya establecidos. Estos pequeños vasos también pueden constituir focos de hemorragia dentro de la placa. Al igual que los
vasos neoformados en la retina de individuos diabéticos, los vasos sanguíneos microscópicos de la placa son friables y tienden a romperse y a producir hemorragia local, estas extravasaciones pueden causar trombosis in
situ, que induce la generación local de trombina, que a su vez puede activar
las células de músculo liso y endoteliales mediante la unión de receptores
activados por proteasa. Las placas ateroscleróticas suelen contener fibrina
y hemosiderina, signo de que los episodios de hemorragia en el interior de
la placa contribuyen a las complicaciones de tal estructura.
291e-3
CAPÍTULO 291e
en la túnica media, a la íntima. Tales factores de crecimiento y citocinas
producidas localmente pueden estimular la proliferación de células de
músculo liso residentes o de células madre residentes en la íntima así
como aquellas que migran a partir de la capa media. Entre otros mediadores, el factor transformador del crecimiento β (TGF-β, transforming growth factor-beta), puede estimular la producción de colágena intersticial por
parte de las células musculares lisas. Estos mediadores no sólo se originan
en las células vasculares o leucocitos vecinos (vía “paracrina”), sino también, en algunos casos, en la propia célula que responde al factor (vía “autocrina”). En conjunto, estas alteraciones en las células del músculo liso,
inducidas por los mediadores locales, aceleran la transformación de la estría grasa en una lesión fibrosa que contiene una mayor cantidad de células
del músculo liso y matriz extracelular.
Además de los mediadores producidos localmente, es posible que los
productos de la coagulación sanguínea y la trombosis contribuyan a la
evolución y complicación del ateroma; tal participación justifica el empleo
del término aterotrombosis para señalar los vínculos muy complejos entre
la aterosclerosis y la trombosis. La formación de la estría grasa comienza
por debajo del endotelio morfológicamente intacto. Sin embargo, en las
estrías avanzadas, se observan a veces grietas microscópicas en la integridad del endotelio. En los sitios en cuestión en que hay desnudez del endotelio limitada, se pueden formar microtrombos con abundantes plaquetas
por la exposición de la matriz extracelular trombógena, que está en la
membrana basal subyacente. Las plaquetas activadas liberan innumerables factores que estimulan la respuesta fibrótica, entre ellos PDGF y
TGF-β. La trombina no sólo genera fibrina durante la coagulación, sino
que también estimula receptores activados por proteasa que pueden enviar
señales para la migración y proliferación de células de músculo liso y la
producción de matriz extracelular. Muchos microtrombos de la pared de
arterias se resuelven sin producir manifestaciones clínicas, por procesos
de fibrinólisis, resorción y reparación endotelial locales, pero aun así pueden permitir que la lesión evolucione al estimular tales funciones profibróticas de las células de músculo liso (fig. 291e-2D).
291e-4 global. La mayor parte de los ateromas no producen síntomas y muchos
PARTE 10
Trastornos del aparato cardiovascular
nunca causan manifestaciones clínicas. Numerosos pacientes con aterosclerosis difusa pueden fallecer por enfermedades no relacionadas sin haber experimentado manifestaciones clínicas significativas de aterosclerosis.
El remodelamiento arterial durante la formación del ateroma explica parte
de esta variabilidad en la expresión clínica de la enfermedad aterosclerótica (fig. 291e-2A). En las fases iniciales de desarrollo del ateroma, la placa
suele crecer alejándose de la luz (crecimiento abluminal). Los vasos afectados por la aterogénesis tienden a aumentar de diámetro, una especie de
remodelación vascular conocida como agrandamiento compensador. El
ateroma en crecimiento no invade la luz arterial hasta que la carga de la
placa aterosclerótica supera 40% del área abarcada por la lámina elástica
interna. Por ello, durante gran parte de su evolución el ateroma no produce estenosis capaz de limitar la perfusión hística.
Las estenosis con limitación de flujo normalmente se forman en fases
avanzadas de la placa. Muchas de estas placas se manifiestan a través de
síndromes estables como la angina de pecho inducida por el esfuerzo o la
claudicación intermitente en las extremidades. En la circulación coronaria
y en otros territorios, la oclusión producida por un ateroma no siempre
provoca infarto. El estímulo hipóxico de las crisis repetidas de isquemia
induce de manera característica la formación de vasos colaterales en el
miocardio que mitigan las consecuencias de la obstrucción aguda de una
arteria coronaria epicárdica. Por otro lado, muchas lesiones causantes de
síndromes ateroscleróticos agudos o inestables, sobre todo en el lecho coronario, se deben a placas de ateroma que no producen una estenosis limitadora del flujo. Estas lesiones sólo ocasionan mínimas irregularidades de
la luz en los angiogramas tradicionales y no cumplen los criterios tradicionales por arteriografía “significativa”. Los trombos resultantes de estas estenosis no oclusivas explicaría por qué el infarto de miocardio constituye
la primera manifestación de enfermedad coronaria en cerca de la tercera
parte de todos los casos en pacientes que no refieren antecedentes de angina de pecho, un síndrome causado habitualmente por las estenosis que limitan el flujo sanguíneo.
la síntesis de colágena necesaria para mantener y reparar la capa fibrosa e
inducir la degradación de las macromoléculas de la matriz extracelular, procesos que debilitan la capa y favorecen su rotura (también llamadas placas
susceptibles a romperse, fig. 291e-3). Por el contrario, las placas con una
matriz extracelular densa y una capa fibrosa realmente gruesa, sin un núcleo
lipídico considerable, parecen bastante resistentes a la rotura y no suelen
provocar trombosis.
Las características funcionales de la placa ateromatosa, además de la
magnitud de la disminución del calibre interior, influyen en las manifestaciones clínicas de la enfermedad. Los mayores conocimientos de los aspectos biológicos de las placas han permitido entender los mecanismos diversos
por los cuales la aterosclerosis puede presentar manifestaciones clínicas y
las razones por las que la enfermedad es inactiva o estable por lapsos duraderos, e intercalada por complicaciones agudas en algunos momentos.
El conocimiento más amplio sobre la aterogénesis ha permitido elaborar
nuevos conceptos sobre los mecanismos que la vinculan con los factores
de riesgo descritos más adelante en este capítulo, indica las formas en que
los tratamientos actuales pueden mejorar los resultados y sugiere nuevos
aspectos en que están justificadas las intervenciones futuras.
PREVENCIÓN Y TRATAMIENTO
CONCEPTO DE FACTORES DE RIESGO DE ATEROSCLEROSIS
El estudio sistemático de los factores de riesgo de que surja aterosclerosis
nació de la combinación de resultados experimentales y de los datos de
investigaciones transversales y longitudinales en seres humanos. El Framingham Heart Study fue un estudio clínico prospectivo, de tipo comunitario, que aportó datos rigurosos en apoyo del concepto de la correlación
de la hipercolesterolemia, la hipertensión y otros factores, con el riesgo
cardiovascular. Estudios observacionales similares realizados a nivel mundial, reforzaron el concepto de “factores de riesgo” para enfermedades cardiovasculares.
Desde el punto de vista práctico, los factores de riesgo cardiovascular
identificados en los estudios en cuestión, pertenecen a dos categorías: los
que se pueden modificar por medio de cambios en el modo de vida, farmacoterapia o ambas modalidades y los no susceptibles de modificación, como
edad y sexo. El peso de la evidencia que soportan los diferentes factores de
riesgo, difiere. Por ejemplo, la hipercolesterolemia y la hipertensión indudablemente predicen el riesgo coronario, pero no hay consenso respecto a
otros de los llamados factores no tradicionales de riesgo, como los niveles
de homocisteína, lipoproteína (a) [Lp(a)], o infección. Además, es probable
que algunos biomarcadores que predicen el riesgo cardiovascular no participen en la vía causal para la enfermedad o sus complicaciones. Estudios
genéticos utilizando asociación amplia del genoma (GWAS) y asignación al
azar mendeliana han ayudado a diferenciar entre los marcadores de riesgo
y los factores que contribuyen como causa de la enfermedad. Por ejemplo,
estudios genéticos recientes sugieren que la proteína C reactiva (CRP) no
media por sí misma la aterogénesis, pese a su capacidad para predecir el
riesgo, mientras que la Lp(a) y la apolipoproteína C3 han surgido como
factor de riesgo causal. En el cuadro 291e-1 se enumeran varios factores de
riesgo implicados en la aterosclerosis. En las secciones siguientes se revisarán algunos de estos factores y métodos para modificarlos.
Inestabilidad y rotura de la placa Los estudios de necropsia han aportado
importantes conocimientos sobre el sustrato microanatómico en que se
basa la “inestabilidad” de las placas que no originan estenosis críticas. Una
erosión superficial del endotelio o una rotura o fisura franca de la placa
normalmente producen el trombo que causa los episodios de angina inestable, o el trombo oclusivo y relativamente persistente que causa el infarto
agudo de miocardio (fig. 291e-2B). La rotura de la capa fibrosa de la placa
(fig. 291e-2C) permite que los factores de coagulación de la sangre entren
en contacto con un factor hístico extraordinariamente trombógeno, expresado por las células espumosas derivadas de macrófagos en el núcleo lipídico de la placa. Si el trombo así formado no genera oclusión o sólo
produce una obstrucción transitoria, el episodio de rotura de la placa puede no causar ningún síntoma o tan sólo síntomas de isquemia como la
angina de reposo. Los trombos oclusivos permanentes suelen provocar un
infarto agudo de miocardio, sobre todo en ausencia de una circulación
colateral bien desarrollada que irrigue el territorio dañado. Los episodios
repetidos de rotura y cicatrización de la placa son uno de los mecanismos
más probables por los que la estría grasa se transforma en una lesión fibrosa más compleja (fig. 291e-2D). El proceso de cicatrización arterial, al
igual que el de las heridas cutáneas, se basa en el depósito de nueva matriz
TRASTORNOS DE LOS LÍPIDOS
extracelular y fibrosis.
No todos los ateromas muestran la misma tendencia a la rotura. Los Las anomalías en las lipoproteínas plasmáticas y las alteraciones en el meestudios sobre la anatomía patológica de las lesiones causantes del infarto tabolismo de los lípidos se encuentran entre los factores de riesgo firmeagudo de miocardio muestran diversos rasgos característicos. Estas placas mente establecidos y mejor comprendidos para la aterosclerosis. En el
suelen tener una capa fibrosa fina, un núcleo lipídico bastante grande y capítulo 421 se describen las clases de lipoproteínas y se proporciona
gran contenido de macrófagos, remodelamiento hacia el exterior de la luz una revisión detallada del metabolismo de las lipoproteínas.
vascular y calcificación punteada (más que densa). Estudios morfométriEl American College of Cardiologyy la American Heart Association
cos de las lesiones patógenas indican que en sitios de rotura de la placa (ACC/AHA) publicaron nuevas guías para la valoración del riesgo, medipredominan los macrófagos y los linfocitos T y que contienen relativa- das del estilo de vida y tratamiento del colesterol en el año 2013. El grupo
mente pocas células de músculo liso. Las células que se concentran en las de expertos que elaboró estas guías siguió un método basado en evidenzonas de rotura de la placa poseen marcadores de activación inflamatoria. cias. La guía de 2013 para el colesterol se enfocó en los inhibidores de la
Además, los pacientes con aterosclerosis activa y síndromes coronarios 3-hidroxi-3-metil glutaril coenzima A (HMG-CoA) (estatinas) más que
agudos presentan signos de inflamación sistemática. Los mediadores in- en otros fármacos moduladores de los lípidos, incluidos los derivados del
flamatorios regulan procesos que a su vez rigen la integridad de la capa ácido fíbrico, inhibidores de la absorción del colesterol como ezetimiba y
fibrosa de la placa, y por tanto su propensión a la rotura. Por ejemplo, IFN-γ, derivados de niacina. Las guías citan la falta de evidencia de estudios clínicitocina proveniente de linfocitos T identificada en placas ateroscleróticas, cos con asignación al azar, realizados en fechas recientes, que apoyen la
inhibe la proliferación y la síntesis de colágena de las células de músculo liso, eficacia de los fármacos modificadores de los lípidos que no pertenecen al
como se señaló antes. Las citocinas derivadas de macrófagos activados y los grupo de las estatinas. La guía de colesterol definió cuatro grupos que oblinfocitos T lesionales facilitan la expresión de genes que codifican enzimas tienen beneficios por el tratamiento con estatinas (cuadro 291e-2): 1) toproteolíticas que descomponen la matriz extracelular de la cubierta fibrosa dos los individuos con enfermedad cardiovascular aterosclerótica clínica
de la placa. Por consiguiente, los mediadores inflamatorios pueden alterar (ASCVD), por lo que se considera “prevención secundaria”; 2) aquellos
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291e-5
Disminución de la
producción de colágena
Fibrillas de
colágena
Incremento en la
degradación de colágena
MMP-1, 8, 13
Factor hístico
procoagulante
Ligando CD 40
Interferón-γ
Linfocitos T
CAPÍTULO 291e
Células de
músculo liso
CD40
Célula espumosa a partir
de un macrófago
Linfocitos T
Media
FIGURA 291e3. Vías inflamatorias que predisponen a la rotura de placas ateroscleróticas y que provocan trombosis. El corte transversal de una placa ateromatosa en la parte inferior de la figura muestra un núcleo lipídico central que contiene células espumosas a partir de macrófagos (en color amarillo) y linfocitos T (en
color azul). Las capas íntima y media contienen células de músculo liso arterial (en color rojo) que son la fuente de colágena arterial (ilustrada como estructuras helicoidales). Los linfocitos T activados (del subtipo de linfocitos T colaboradores de tipo I) secretan la citosina interferón γ, que inhibe la producción de nueva colágena
intersticial necesaria para reparar y conservar la cubierta fibrosa protectora de la placa (arriba a la izquierda). Los linfocitos T también activan macrófagos en la íntima
de la lesión al expresar el mediador inflamatorio ligando de CD40 (CD154) que se une con su receptor (CD40) en el fagocito. Esta señalización inflamatoria causa producción excesiva de colagenasas intersticiales (metaloproteinasas de matriz [MMP] 1, 8 y 13) que catalizan el paso inicial limitante de la velocidad de reacción en el
desdoblamiento de la colágena (superior derecha). La unión de CD40 también causa que los macrófagos produzcan cantidades excesivas de factor hístico procoagulante. Así, la señalización inflamatoria pone a la colágena de la cubierta fibrosa de la placa en doble riesgo (disminución de la síntesis e incremento de la degradación), lo que la hace susceptible a romperse. La activación inflamatoria también acelera la producción de factor hístico, lo que desencadena la formación de trombos
en la placa rota. Estos mecanismos vinculan a la inflamación en la placa con las complicaciones trombóticas de la aterosclerosis, lo que incluye los síndromes coronarios
agudos. (Adaptado de P Libby: N Engl J Med 368:2004, 2013.)
con cifras de colesterol LDL ≥190 mg/100 mL sin una causa secundaria
como sería el elevado consumo de grasas saturadas o trans, varios fármacos
o ciertas enfermedades; 3) individuos con diabetes sin enfermedad cardiovascular establecida de 40 a 75 años de edad y que tienen cifras de colesterol
LDL de 70 a 189 mg/100 mL y 4) aquellos con ASCVD establecida sin diabetes que tienen de 40 a 75 años de edad y que tienen cifras de colesterol
LDL de 70 a 189 mg/100 mL y un riesgo calculado para ASCVD ≥7.5%.
Las calculadoras de riesgo que se encuentran en páginas electrónicas, basadas en grupos acumulados, han proporcionado ayuda a los médicos y
pacientes para calcular su riesgo (http://my.americanheart.org.professional/StatementsGuidelines/PreventionGuidelines/Prevention- Guidelines_
UCM_457698_SubHomePage.jsp). Otras calculadoras de riesgo validadas
incorporan los antecedentes familiares de CAD y existe un marcador de
inflamación (CRP de alta sensibilidad [hsCRP]) que se aplican a hombres
y mujeres estadounidenses (http://www.reynoldsriskscore.org). Se encuentran disponibles aplicaciones descargables para calcular el riesgo en
dispositivos portátiles.
Las guías de 2013 hicieron énfasis en el método centrado en el paciente
y recomendaron que los médicos y pacientes tengan una conversación sobre los riesgos y beneficios antes de iniciar el tratamiento con estatinas y
que no se dependan solamente de calculadoras de riesgos o de asignación
arbitraria a categorías. Se hace énfasis adicional en que los fármacos no
sustituyen un estilo de vida saludable. Las guías también proporcionan algunas sugerencias prácticas con respecto al tratamiento de los síntomas
musculares atribuidos a las estatinas, un problema de preocupación considerable para muchos pacientes y médicos. En una modificación importante a partir de las guías previas, las guías del año 2013 eliminaron las cifras
ideales de LDL como objetivo terapéutico. El grupo de expertos tomó esta
decisión porque la mayor parte de los estudios clínicos no ajustaron el tratamiento para obtener cifras ideales, sino que utilizaron dosis fijas de estatinas.
Además, las nuevas guías sugieren intensidades diferentes de tratamiento
con estatinas con base en la categoría de riesgo (fig. 291e-4).
Las guías del año 2013 sobre el tratamiento con estatinas reflejan la gran
evidencia que apoya la eficacia de esta clase de fármacos en la reducción de
eventos cardiovasculares y una relación aceptable de riesgo/beneficio (fig.
291e-5). Además, como casi todas las estatinas se encuentran disponibles
como fármacos genéricos, los costos han sido un obstáculo mucho menor
para su uso.
El uso clínico de estrategias farmacológicas eficaces para reducir las
concentraciones de LDL ha reducido notablemente los eventos cardiovasculares, pero aún persiste una carga considerable de riesgo residual incluso
en pacientes tratados con altas dosis de estatinas. Por tanto, los estudios
actuales están valorando otros métodos para corregir la carga residual de
la enfermedad cardiovascular que persiste pese al tratamiento con estatinas. Los estudios de inhibidores genéticos identificaron a la proproteína
convertasa subtilisina similar a kexina 9 (PCSK9) como reguladora de las
concentraciones de LDL y relacionada con resultados cardiovasculares. La
interacción del receptor de LDL con PCSK9 acelera la degradación del
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Patogenia, prevención y tratamiento de la aterosclerosis
Íntima
291e-6
CUADRO 291e1 Factores de mayor riesgo para aterosclerosis
PARTE 10
Cifras elevadas de colesterol LDL
Tabaquismo
Hipertensión (presión arterial ≥140/90 mmHg o en tratamiento antihipertensivo)
Bajas concentraciones de colesterol HDLa[<1 mmol/L (<40 mg/100 mL)]
Diabetes mellitus
Antecedentes familiares de CHD prematura
Edad (varones ≥45 años; mujeres ≥55 años)
Factores de riesgo del estilo de vida
Obesidad (BMI ≥30 kg/m2)
Sedentarismo
Dieta aterógena
Factores de riesgo emergentes
Lipoproteína (a)
Factores protrombóticos
Factores proinflamatorios
Intolerancia a la glucosa en ayuno
Aterogénesis subclínica
a Concentraciones de colesterol de HDL ≥ 1.6 mmol/L (≥60 mg/100 mL) se han percibido
como factor de riesgo “negativo”.
Trastornos del aparato cardiovascular
Abreviaturas: LDL, lipoproteínas de baja densidad; HDL, lipoproteínas de alta densidad; CHD,
cardiopatía isquémica; BMI, índice de masa corporal.
receptor y por tanto, se incrementan las concentraciones de LDL circulante. Las variantes genéticas que reducen la actividad de PCSK9 parecen proteger contra los eventos cardiovasculares. Los anticuerpos monoclonales
que neutralizan PCSK9 reducen las concentraciones de LDL incluso en
pacientes tratados con estatinas y a la fecha se encuentran bajo investigación como tratamiento novedoso para reducir el riesgo cardiovascular.
Los tratamientos que reducen las concentraciones de LDL no parecen
ejercer sus efectos beneficiosos en los eventos cardiovasculares al causar “regresión” notable de las estenosis. Los estudios de reducción de las concentraciones de lípidos vigilada por angiografía o por modalidades de imágenes
intravasculares han mostrado en el mejor de los casos una reducción leve en
la estenosis de las arterias coronarias a lo largo de la duración del estudio,
pese a evidencia abundante de reducción de los eventos. Estos resultados
sugieren que el mecanismo beneficioso resultante del descenso de lípidos
conseguido por estatinas no requiere una reducción sustancial en las estenosis fijas. Más bien, los beneficios pueden derivarse de la “estabilización” de
lesiones ateroscleróticas sin reducción sustancial de las estenosis. Tal estabilización de las lesiones ateroscleróticas y la disminución concomitante de los
eventos coronarios puede ser consecuencia de la salida de lípidos o por aspectos que influyen favorablemente la biología de la aterogénesis y que se
revisan más adelante. Además, una lesión puede protruir hacia fuera de la luz
del vaso más que hacia su luz por un crecimiento complementario y la reducción de tales placas podría no ser aparente en las angiografías. Los beneficios
consecuentes de las estatinas podrían depender no sólo de sus efectos beneficiosos sobre el perfil de lípidos, sino también sobre la modulación directa
de la biología de la placa con independencia de la reducción de lípidos.
Conforme se incrementa la prevalencia de síndrome metabólico y diabetes, muchos pacientes acuden con concentraciones bajas de HDL (colesterol HDL <1.12 mmol/L [<40 mg/100 mL]). Una medición basal de HDL
se correlaciona de manera indudable con el riesgo cardiovascular futuro.
La utilidad de los tratamientos que elevan las concentraciones de colesterol HDL en sangre como intervenciones eficaces para reducir los eventos
cardiovasculares ha sido motivo de controversia. Las concentraciones sanguíneas de HDL tienen una relación inversamente proporcional con las de
los triglicéridos y aún debe establecerse la participación independiente
de HDL en comparación con los triglicéridos como factor de riesgo cardiovascular. En las guías de 2013 no se recomienda ningún tratamiento
específico para incrementar las concentraciones de HDL. Estudios clínicos
recientes no han demostrado que el incremento de las concentraciones de
colesterol HDL mejore los resultados cardiovasculares y estudios genéticos recientes han puesto en duda que las bajas concentraciones de HDL
sean un factor de riesgo causal para eventos de aterosclerosis. La pérdida
de peso y la actividad física pueden incrementar las concentraciones de
HDL y estas medidas del estilo de vida ameritan adopción universal (cuadro 291e-3). El ácido nicotínico, en particular en combinación con estatinas, pueden incrementar notablemente las concentraciones de HDL, pero
los estudios clínicos no apoyan la eficacia del ácido nicotínico en la reducción del riesgo cardiovascular. Los agonistas de receptores nucleares proporcionan otro método potencial para incrementar las concentraciones de
HDL. Los pacientes tratados con agonistas de los receptores activados del
proliferador del peroxisoma α y γ (PPAR-α y PPAR-γ) no han mostrado de
manera consistente mejoría en los resultados cardiovasculares y al menos
algunos agonistas de PPAR se han relacionado con peores resultados cardiovasculares. Otros fármacos en desarrollo clínico elevan las concentraciones de HDL al inhibir la colesterilo éster proteína transferasa (CETP).
Los fármacos han sido sometidos a valoración clínica a gran escala y no
han demostrado eficacia para mejorar los resultados cardiovasculares. Se
están llevando a cabo estudios que valorarán la eficacia de otros dos inhibidores de CETP que carecen de algunas de las acciones adversas encontradas con los primeros agentes estudiados.
El mecanismo por el cual el aumento de las concentraciones de LDL
favorece la aterogénesis puede implicar la modificación oxidativa. Estudios clínicos cuidadosos y con grupo testigo no han demostrado que el
tratamiento con vitaminas antioxidantes mejore los resultados de la arteriopatía coronaria (CHD). Con respecto a los factores de riesgo no tradicionales que incluyen homocisteína e infecciones, los estudios clínicos a
gran escala utilizando vitaminas para reducir las concentraciones de homocisteína o usando antibióticos no han reducido los eventos cardiovasculares. Por tanto, la evidencia disponible no apoya el uso de vitaminas o
antibióticos para reducir el riesgo cardiovascular.
Hipertensión (Véase también el cap. 298) Numerosos estudios epidemiológicos apoyan la relación entre la hipertensión y el riesgo aterosclerótico;
evidencia amplia de estudios clínicos han establecido que el tratamiento
farmacológico de la hipertensión puede reducir el riesgo de apoplejía, insuficiencia cardiaca y eventos de cardiopatía isquémica.
Diabetes mellitus, resistencia a la insulina y síndrome metabólico (Véase también el cap. 417) La mayor parte de los pacientes con diabetes mellitus fallecen de aterosclerosis y sus complicaciones. El envejecimiento y la obesidad
son la causa subyacente de la epidemia actual de diabetes mellitus tipo 2. El
perfil de lipoproteínas anormal relacionado con resistencia a la insulina,
conocida como dislipidemia diabética representa parte del elevado riesgo
cardiovascular en pacientes con diabetes mellitus tipo 2. Aunque los pacientes diabéticos a menudo tienen concentraciones de colesterol LDL cercanos
a las cifras promedio, las partículas LDL tienden a ser más pequeñas y más
densas y por tanto, más aterógenas. Otras características de la dislipidemia
diabética incluyen bajas concentraciones de HDL y aumento de las concentraciones de triglicéridos. La hipertensión a menudo acompaña a la obesidad, resistencia a la insulina y dislipidemia. Este grupo de factores de riesgo
comúnmente encontrados en la clínica se conocen como síndrome metabóCUADRO 291e2 Resumen de los cuatro grupos que se benefician con el
lico (cap. 422). Pese a las preocupaciones legítimas sobre si los componentes
tratamiento con estatinas descrito en las Guías de 2013 de
agrupados confiere más riesgo que los componentes individuales, el concepla ACC/AHA sobre tratamiento del colesterol en sangre para
to de síndrome metabólico puede ser de utilidad clínica.
reducir el riesgo aterosclerótico cardiovascular en adultos
Los objetivos terapéuticos para intervención en estos pacientes inclu• “Prevención secundaria” de ASCVD clínica
yen la corrección de las causas subyacentes, incluida la obesidad y la baja
• Concentraciones de LDL-C ≥190 mg/100 mL sin una causa secundaria (p. ej.,
actividad física, así como el inicio de cambios en el estilo de vida (véase
grasas trans saturadas, fármacos, ciertas enfermedades)
más adelante). Establecer que el control estricto de la glucemia reduce el
• Prevención primaria con diabetes mellitus: edad de 40-75 años, LDL-C de 70
riesgo de complicaciones macrovasculares de la diabetes ha demostrado
a 189 mg/100 mL
ser más difícil de alcanzar que el efecto beneficioso en las complicaciones
• Prevención primaria sin diabetes mellitus: edad de 40-75 años, LDL-C de 70 a
microvasculares como la retinopatía y enfermedad renal. Además, el con189 mg/100 mL, riesgo calculado de ASCVD ≥ 7.5 por ciento
trol glucémico “estricto” puede incrementar los efectos secundarios en
Abreviaturas: ACC/AHA, American College of Cardiology and American Heart Association;
pacientes con diabetes mellitus tipo 2, brindando mayor importancia al
ASCVD, enfermedad cardiovascular aterosclerótica; LDL-C, colesterol de lipoproteínas de baja
control enérgico de otros factores de riesgo en esta población de pacientes.
densidad.
En este sentido, múltiples estudios clínicos han demostrado los beneficios
Fuente: Adaptado de NJ Stone et al.: 2013 ACC/AHA Guideline on the Treatment of Blood
indudables del tratamiento con estatinas en pacientes diabéticos con cualCholesterol to Reduce Atherosclerotic Cardiovascular Risk in Adults. J Am Coll Cardiol 2013,
quier cifra de colesterol LDL (pero no en individuos con nefropatía en
doi: 10.1016/j.jacc.2013.11.002
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291e-7
Grupos de pacientes con ASCVD que se benefician del tratamiento con estatinas
Las bases para la prevención de ASCVD son los hábitos saludables del estilo de vida para el corazón.
En individuos que no reciben tratamiento farmacológico para la reducción del colesterol, calcular el riesgo de ASCVD a 10 años
cada cuatro a seis años y en individuos de 40 a 75 años de edad sin ASCVD clínica o diabetes, con LDL-C de 70 a 189 mg/100 mL.
Edad ≤75 años
Tratamiento con estatinas de gran intensidad
(Tratamiento con estatinas de moderado a intenso si no es
elegible para tratamiento de gran intensidad con estatinas)
Sí
Adultos >21 años y elegibles
para el tratamiento con estatinas
Sí
ASCVD
clínica
No
Definición de tratamiento con
estatinas de intensidades
alta y moderada
LDL-C ≥190
mg/100 mL
Tratamiento con estatinas
de gran intensidad
(Tratamiento con estatinas de intensidad
moderada si no es elegible para tratamiento
con estatinas de gran intensidad)
No
Sí
Tratamiento con estatinas
de gran intensidad
Diabetes
Tipo I o 2
Edad de
40-75 años
Riesgo de ASCVD calculado
a 10 años ≥7.5%
Tratamiento con estatinas
de gran intensidad
Sí
No
Calcular el riesgo de ASCVD a 10 años
con ecuaciones adecuadas para el grupo
Riesgo de ASCVD a
10 años calculado en
≥7.5% y edad
de 40-75 años
Sí
Tratamiento con estatinas
de intensidad moderada o alta
No
El beneficio de la prevención de ASCVD del tratamiento con estatinas puede ser menos claro en otros grupos
En individuos selectos, considérense factores adicionales que influyen en el riesgo de ASCVD y otros beneficios potenciales para
el riesgo de ASCVD y efectos secundarios, interacciones farmacológicas y preferencias del paciente para el tratamiento con estatinas
FIGURA 291e4. Principales recomendaciones para el tratamiento con estatinas para la prevención de la enfermedad cardiovascular aterosclerótica
(ASCVD). LDL-C, colesterol de lipoproteínas de baja densidad. (Tomado de NJ Stone et al.: J Am Coll Cardiol, 2013, doi: 10.1016/j.jacc.2013.11.002.)
etapa terminal o insuficiencia cardiaca avanzada). Entre los fármacos hipoglucemiantes orales, la metformina posee la mejor evidencia para la
reducción de eventos cardiovasculares. Los fármacos hipoglucemiantes
novedosos de administración oral sometidos a estudios clínicos con suficiente potencia estadística con inhibidores de la dipeptidil peptidasa-4
(DPP-4), saxagliptina y alogliptina, no han demostrado beneficios cardiovasculares. La saxagliptina se ha relacionado con ligero incremento en la
insuficiencia cardiaca. La población de diabéticos parece obtener beneficios particulares de las estrategias antihipertensivas con antagonistas de la
angiotensina II. Así, los regímenes antihipertensivos para pacientes con
síndrome metabólico deben incluir inhibidores de la enzima convertidora
de angiotensina o antagonistas de los receptores de angiotensina cuando
esto sea posible. Muchos de los individuos requerirán más de un fármaco
antihipertensivo para alcanzar los objetivos terapéuticos recomendados
en las guías de 2013 para individuos de 18 años de edad o mayores con
diabetes a fin de lograr cifras de presión arterial sistólica inferior a 140
mmHg y cifras de presión diastólica inferiores a 90 mmHg.
Género masculino/estado posmenopáusico Décadas de estudios observacionales han verificado el riesgo coronario excesivo en varones en compara-
ción con mujeres premenopáusicas. Sin embargo, después de la menopausia
el riesgo coronario se acelera en las mujeres. Aunque estudios observacionales y experimentales han sugerido que el tratamiento con estrógenos
reduce el riesgo coronario, estudios clínicos a gran escala, con asignación
al azar no han demostrado un beneficio neto de los estrógenos con o sin
progestágenos en los resultados de CHD. En el Heart and Estrogen/Progestin Replacement Study (HERS) (Estudio sobre tratamiento sustitutivo con
estrógenos/progestágenos y el corazón), las mujeres posmenopáusicas que
sobrevivieron a infarto agudo de miocardio se dividieron en dos grupos:
uno recibió una combinación de estrógenos y progestágenos y otro que
recibió placebo. En este estudio no se demostró una reducción global de la
recurrencia de eventos coronarios entre las mujeres que recibieron tratamiento activo. De hecho, al principio de los cinco años que duró este estudio se observó cierta tendencia a que aumentaran los episodios vasculares
entre las mujeres que recibieron tratamiento. El seguimiento prolongado
de este estudio tampoco demostró mayores beneficios en el grupo que recibió tratamiento. La parte del estudio Women’s Health Initiative (WHI) que
utilizó un esquema similar de estrógenos combinados con progestágenos
se suspendió por el peligro reducido pero significativo de episodios cardiovasculares, apoplejía y cáncer mamario. El componente del estudio WHI
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Patogenia, prevención y tratamiento de la aterosclerosis
Alta
Moderada
La dosis diaria
la dosis diaria
reduce en casi reduce en 30 a 50%
≥50% las
las concentraciones
concentraciones
de LDL-C
de LDL-C
Sí
CAPÍTULO 291e
Edad >75 años o si no es elegible para
tratamiento con estatinas de gran intensidad
Tratamiento con estatinas de moderada
intensidad
Sí
291e-8
46
50
PARTE 10
Trastornos del aparato cardiovascular
Muertes de causa vascular evitadas por 1000
45
38
40
30
35
30
20
25
21
25
16
20
11
17
14
11
15
8
≥30%
10
≥20% a <30%
4
5
1.2
0
1
5
1.7
1.5
7
2.2
8
≥10% a <20%
≥5% a <10%
2.7
2
<5%
Riesgo de
muerte por
enfermedad
vascular
a los
5 años
2.5
Reducción en la concentración de colesterol LDL (mmol/L)
con el tratamiento con estatinas
FIGURA 291e5. En el metaanálisis Cholesterol Treatment Trialists Collaboration se analizaron 27 estudios clínicos con asignación al azar que utilizaron
tratamiento con estatinas. Se encontró una notable disminución en los eventos vasculares mayores y en la muerte por causa vascular (que no se muestra) y que es
proporcional con la magnitud de la reducción de lipoproteínas de baja densidad (LDL) lograda con el tratamiento con estatinas. El diagrama muestra los resultados de
este metaanálisis para muerte de causa vascular. (Tomado de Lancet 380:581, 2012.)
de estrógenos sin progestágenos (realizado en mujeres sin útero) se interrumpió temprano por el incremento en la frecuencia de accidentes vasculares cerebrales y porque no brindó protección contra infarto del miocardio
o muerte por CHD durante el periodo de observación de siete años. El
número excesivo de episodios cardiovasculares agudos en tales investigaciones quizá fue consecuencia de un incremento en la frecuencia de tromboembolia (cap. 413). Los médicos deben obtener información de las
mujeres y comparar el peligro pequeño pero evidente de CHD con la combinación de estrógeno y progestágeno y compararlos con los beneficios que
se obtienen en el cuadro de síntomas posmenopáusicos y en la osteoporo-
CUADRO 291e3 Conductas saludables para el corazón relacionadas con
nutrición y actividad física recomendadas en las Guías de
2013 ACC/AHA sobre las modificaciones en el estilo de vida
para reducir el riesgo cardiovascular
Se debe alentar a la población adulta a practicar un estilo de vida saludable
para el corazón, lo que incluye:
• Consumir una dieta con énfasis en el consumo de verduras, frutas y granos
enteros, incluir productos lácteos descremados, aves de corral, pescado,
leguminosas, aceites de vegetales no tropicales y nueces y limitar el consumo de sodio, azúcares, bebidas endulzadas con azúcar y carnes rojas
• Adaptar su patrón dietético a los requerimientos calóricos apropiados, a
las preferencias alimentarias personales y culturales y al tratamiento nutricional para otras enfermedades (incluida la diabetes mellitus)
• Lograr estos patrones mediante el seguimiento de planes como la dieta
DASH, las recomendaciones alimentarias de la USDA y la dieta AHA
• Realizar 2.30 h semanales de actividad física de moderada intensidad o 1.15
h (75 min) de una actividad física aeróbica de gran intensidad por realizar
una combinación equivalente de actividad física aeróbica moderada a
intensa. La actividad aeróbica debe realizarse en episodios de al menos 10
minutos, de preferencia distribuidos a lo largo de la semana
• Obtener y conservar un peso saludable. Véanse las recomendaciones de
2013 Obesity Expert Panel Report para la pérdida y conservación del peso
Abreviaturas: ACC/AHA, American College of Cardiology and American Heart Association;
DASH, Dietary Approaches to Stop Hypertension; USDA, U.S. Department of Agriculture.
Fuente: Adaptado de RH Eckel et al.: 2013 AHA/ACC Guideline on Lifestyle Management to
Reduce Cardiovascular Risk. J Am Coll Cardiol 2013, doi: 10.1016/j.jacc.2013.11.00
sis y en tal decisión intervendrán preferencias personales. Los análisis después de haber concluido los estudios observacionales sugieren que con la
estrogenoterapia en mujeres antes de la menopausia o en un punto cercano
a ella, en comparación con las que participaron en WHI, se podrían obtener beneficios cardiovasculares. Por todo lo comentado, la fecha en relación con la menopausia, o la edad en que comience la estrogenoterapia,
pudieran ser elementos que influyan en la proporción de riesgo/beneficio.
La ineficacia de la estrogenoterapia para disminuir el riesgo cardiovascular destaca la necesidad de redoblar la atención hacia los factores de
riesgo modificables en mujeres. Los metaanálisis apoyan la eficacia de las
estatinas para reducir los eventos cardiovasculares en mujeres como medida de prevención primaria, así como en aquellas que ya han experimentado un evento cardiovascular.
Alteración de la regulación de la coagulación o fibrinólisis En último término,
la trombosis es la causante de la complicación más grave de la aterosclerosis. La tendencia a formar trombos o a la lisis del coágulo una vez formado
puede influir claramente en las manifestaciones de la aterosclerosis. El
trombo provocado por la rotura del ateroma se rompe y la cicatrización
posterior puede facilitar el crecimiento de la placa. Determinadas características individuales podrían influir en la trombosis o en la fibrinólisis, lo
que les ha hecho merecedoras de atención como posibles factores de riesgo
coronario. Por ejemplo, las concentraciones de fibrinógeno son proporcionales al riesgo coronario y proporcionan información sobre este último,
con independencia del perfil de lipoproteínas.
La estabilidad de un trombo arterial depende del equilibrio entre los
factores fibrinolíticos, como plasmina y los inhibidores del sistema fibrinolítico, como inhibidor del activador de plasminógeno 1 (PAI-1, plasminogen activator inhibitor). Los individuos con diabetes mellitus o síndrome
metabólico tienen elevada la concentración plasmática de PAI-1 y esto
problamente contribuye a incrementar el riesgo de episodios trombóticos.
La Lp(a) (cap. 421) quizá modula la fibrinólisis y aunque los individuos
con Lp(a) elevado tienen un mayor riesgo coronario.
El ácido acetilsalicílico reduce los episodios coronarios en varios contextos. En el capítulo 293 se describe el tratamiento de la cardiopatía isquémica
estable con ácido acetilsalicílico. En el capítulo 294 se revisan las recomen-
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30.0
25.0
20.0
15.0
10.0
>10.0
3.0-10.0
5.0
0.0
10-20
5-10
<5
Riesgo a 10 años calculado con base en
la puntuación de Framingham
1.0-3.0
/L
0.5-1.0
mg
<5
RP
hsC
FIGURA 291e6. La utilidad de conocer la concentración de proteína C reactiva (CRP) se suma al valor predictivo de la puntuación de Framingham.
hsCRP, medición de CRP de alta sensibilidad (high sensitivity measurement CRP).
(Con autorización de PM Ridker et al.: Circulation 109:2818, 2004.)
Inflamación Cada vez hay más información clínica de que los indicadores
de inflamación se correlacionan con el riesgo coronario. Por ejemplo, las
variaciones en la concentración plasmática de proteína C reactiva (CRP),
calculada por medio de un análisis altamente sensible (hsCRP), pronostica
de manera prospectiva el riesgo de infarto de miocardio. Asimismo, la
concentración de CRP se correlaciona con el desenlace de los pacientes
con síndromes coronarios agudos. A diferencia de otros factores de riesgo,
la CRP añade información de pronóstico a la que se deriva de los factores
de riesgo establecidos, como los que se consideran en la puntuación de
Framingham (fig. 291e-6). Estudios con distribución aleatorizada mendeliana no apoyan un papel causal de la CRP en la enfermedad cardiovascular. Por tanto, la CRP sirve como biomarcador validado del riesgo, pero es
probable que no contribuya en forma directa en la patogenia.
Las elevaciones de los reactivos de la fase aguda como fibrinógeno y CRP
reflejan la carga aterosclerótica global, no sólo los focos vasculares de inflamación. El tejido adiposo visceral libera citocinas proinflamatorias que estimulan la producción de CRP y podrían constituir un estímulo extravascular
importante para el mayor nivel de marcadores inflamatorios en obesos y en
personas con sobrepeso. Por tal razón, los niveles de CRP aumentan con el
índice de masa corporal (BMI, body mass index) o el depósito de grasa visceral, valorado por estudios de imagen y la disminución ponderal aminora
las concentraciones de CRP. Los agentes infecciosos también podrían generar estímulos inflamatorios vinculados con el riesgo cardiovascular. El tratamiento con estatinas probablemente reduce los eventos cardiovasculares en
Grupo
Placebo
LDL ≥ 70 mg/100 mL, hsCRP ≥ 2 mg/L
LDL < 70 mg/100 mL, hsCRP ≥ 2 mg/L
LDL ≥ 70 mg/100 mL, hsCRP < 2 mg/L
LDL < 70 mg/100 mL, hsCRP < 2 mg/L
N
7 832
1 384
2 921
726
2 685
Tasa
1.11
1.11
0.62
0.54
0.38
Aspectos de la valoración de riesgos El médico a veces se siente perplejo ante
el número cada vez mayor de marcadores de riesgo coronario. Entre los que
se miden en sangre periférica está el tamaño de las fracciones de las partículas de LDL y las concentraciones de homocisteína, Lp(a), fibrinógeno, CRP;
PAI-1, mieloperoxidasa y con lipoproteína vinculada a fosfolipasa A2, y la
valoración de imágenes de aterosclerosis subclínica, entre otros. En términos
generales, los datos de los estudios especializados aportan poca información
adicional a la que se obtiene con el interrogatorio y la exploración física cuidadosos, en combinación con la cuantificación del perfil de lipoproteínas
plasmáticas y la glucemia en ayunas. Las mediciones de hsCRP podrían
demostrar una excepción en el punto de vista de su eficacia para predecir el
riesgo, como una medición estandarizada y susceptible de reproducción con
facilidad, relativa estabilidad en individuos con el paso del tiempo, capacidad para añadir información del riesgo descubierta por mediciones estándar como los componentes de la calificación de riesgo de Framingham y,
de mayor importancia, la demostración en un estudio clínico a gran escala
(JUPITER) de que el tratamiento puede reducir los eventos cardiovasculares
en aquellos individuos que no parecían elegibles para los criterios tradicionales para la valoración del riesgo. La adición de información con respecto a los
P < 0.001
FIGURA 291e7. Evidencia del estudio JUPITER de qué tanto la reducción de LDL como las acciones antiinflamatorias contribuyen al beneficio del tratamiento con estatinas en la prevención primaria. Véase el texto para una explicación más amplia. hsCRP, medición de alta sensibilidad de la proteína C reactiva
(CRP). (Adaptado a partir de PM Ridker et al.: Lancet 373:1175, 2009.)
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Patogenia, prevención y tratamiento de la aterosclerosis
daciones del tratamiento de los síndromes coronarios agudos con ácido acetilsalicílico y en el capítulo 446 se describe la función del ácido acetilsalicílico
en la prevención de los episodios isquémicos cerebrales recurrentes. En la
prevención primaria, los resultados de los estudios clínicos muestran que las
dosis reducidas de ácido acetilsalicílico (de 81 mg una vez al día o 325 mg
cada tercer día) disminuyen el riesgo de padecer el primer infarto del miocardio en varones. El reciente Women’ s Health Study (WHS) indicó que el consumo de ácido acetilsalicílico (100 mg cada tercer día) disminuía en 17% la
frecuencia de accidentes vasculares cerebrales, pero no evitó el infarto del
miocardio en mujeres. Las directrices actuales de la American Heart Association (AHA) recomiendan consumir ácido acetilsalicílico en dosis bajas (75 a
160 mg/día), en mujeres con elevado riesgo cardiovascular (≥20% de riesgo
a 10 años), en varones con un riesgo a 10 años de CHD de 10% o mayor y en
el caso de individuos que toleren ácido acetilsalicílico y que tienen enfermedad cardiovascular establecida pero sin contraindicaciones.
Modificaciones del estilo de vida La prevención de la aterosclerosis presenta un reto a largo plazo para todos los profesionales de la salud y para el
personal de salud pública. Los médicos de manera individual y las organizaciones que proporcionan servicios de salud deben favorecer que el
paciente optimice sus factores de riesgo antes de que se haga manifiesta la
enfermedad aterosclerótica. La acumulación actual de riesgo cardiovascular en jóvenes en ciertas poblaciones minoritarias presenta una preocupación notable desde la perspectiva de salud pública.
Las ACC/AHA 2013 Guideline on Lifestyle Management to Reduce Cardiovascular Risk se basan en revisiones estrictas. Pocas intervenciones en el estilo de vida han sido sometidas a valoraciones rigurosas en estudios clínicos
con asignación al azar. Por tanto, estas guías reflejan un análisis juicioso de
estudios observacionales cuidadosamente elegidos y de estudios de intervención que se basan principalmente en biomarcadores o puntos de valoración más que en resultados cardiovasculares “duros”. En el cuadro 291e-3 se
resumen las recomendaciones para el estilo de vida de la ACC/AHA.
El plan asistencial para todos los pacientes que acuden al internista
debe incluir medidas destinadas a valorar y reducir al mínimo el riesgo
cardiovascular. Los médicos deben aconsejar a los pacientes sobre riesgos
sanitarios como el hábito de fumar y proporcionarles ayuda para abandonarlo. De igual forma, deben aconsejar a todos los pacientes sobre los hábitos dietéticos y de ejercicio prudentes para mantener el peso corporal
ideal. Los National Institutes of Health (NIH) y la AHA han recomendado
que como mínimo se realicen 30 min de actividad física moderada o intensa todos los días. La obesidad, especialmente la del patrón masculino
con acumulación de grasa centrípeta o visceral, contribuye a los elementos
del síndrome metabólico. Los médicos deben incitar a sus pacientes para
que asuman la responsabilidad de cambiar las conductas relacionadas con
los factores de riesgo modificables del desarrollo de aterosclerosis prematura. El asesoramiento concienzudo e información a los pacientes podrían
evitar la necesidad de establecer medidas farmacológicas encaminadas a
reducir el riesgo coronario.
CAPÍTULO 291e
Riesgo según la puntuación de
Framingham modificada por la CRP
parte al debilitar los aspectos inflamatorios de la patogenia de la ateroscle- 291e-9
rosis. Por ejemplo, estudios clínicos con estatinas realizados en poblaciones
para la prevención primaria (JUPITER) y prevención secundaria (PROVE-IT/TIMI-22), con análisis especificados con anterioridad demostraron
que aquellos que lograban menores concentraciones de LDL y CRP tenían
mejores resultados clínicos que aquellos que sólo alcanzaron una reducción
ya sea de los marcadores inflamatorios o de las lipoproteínas aterógenas
(fig. 291e-7). El efecto antiinflamatorio de las estatinas parece independiente de la reducción de LDL, porque estas dos variables se correlacionan
mal en sujetos individuales en varios estudios clínicos.
291e-10 antecedentes familiares de aterosclerosis prematura (un indicador obtenido
PARTE 10
Trastornos del aparato cardiovascular
de susceptibilidad genética), junto con el marcador de inflamación hsCRP,
permite corregir la clasificación del riesgo en individuos, en especial en aquellos cuyas calificaciones de Framingham los colocan en riesgo intermedio.
Los datos disponibles no apoyan el uso sistemático de estudios de imagen para detectar la enfermedad subclínica (p. ej., la medición del grosor
de la íntima-media carotídeas, calcificación de arterias coronarias y uso de
angiografías por tomografía computarizada de arterias coronarias [CTA]).
El uso inapropiado de tales modalidades de imagen puede favorecer alarma
excesiva en individuos asintomáticos y llevar a procedimientos diagnósticos y terapéuticos con penetración corporal de utilidad no demostrada
para la aterosclerosis asintomática y cuando ocurren hallazgos incidentales. La aplicación amplia de tales modalidades para la detección está en
espera de probar que los tratamientos dirigidos proporcionan beneficios
clínicos.
Las 2013 ACC/AHA Guideline on the Assessment of Cardiovascular Risk
recomiendan el uso de nuevos marcadores de riesgo si persiste la duda
después de la cuantificación del riesgo utilizando calculadoras para grupos
de pacientes. Las guías establecen que los antecedentes familiares, hsCRP,
depósito de calcio en arterias coronarias (CAC) o el índice tobillo/brazo
(ABI) pueden considerarse para la toma de decisiones informadas sobre el
tratamiento. Se desalienta la medición sistemática del grosor de la íntima-media carotídeas (CIMT) en la práctica clínica para la valoración del
riesgo para el primer evento de ASCVD. A la fecha se desconoce si será de
utilidad el empleo del riesgo del primer evento de ASCVD utilizando la
apolipoproteína B (Apo B), enfermedad renal crónica, albuminuria o estado cardiorrespiratorio para la valoración del riesgo.
Los progresos en la genética humana son una promesa para la predicción del riesgo y para la individualización del tratamiento cardiovascular.
Muchos reportes tempranos identificaron polimorfismos de un solo nucleótido (SNP) en posibles genes para el pronóstico del riesgo cardiovas-
cular. La validación de tales marcadores genéticos de riesgo y respuesta a
los fármacos en múltiples poblaciones a menudo han demostrado ser desalentadores. La era de GWAS ha llevado al descubrimiento de sitios de
variaciones genéticas cuya reproducibilidad indicarían incremento del
riesgo cardiovascular (p. ej., cromosoma 9p21). El advenimiento de la tecnología que permite una secuenciación del exoma o del genoma completo
a bajo costo promete la identificación de nuevos objetivos terapéuticos, una
reducción más precisa del riesgo y el desarrollo de medidas preventivas o
terapéuticas de una forma más personalizada. Pese a esta promesa considerable, las calificaciones genéticas para la predicción del riesgo no han
demostrado de manera consistente una mejoría en comparación con los
algoritmos que utilizan herramientas más tradicionales.
EL RETO DE LA APLICACIÓN: CAMBIO DE CONDUCTA
DEL MÉDICO Y EL PACIENTE
A pesar de que la tasa de mortalidad coronaria mundial ajustada para la
edad está disminuyendo, la mortalidad cardiovascular sigue aumentando
por el envejecimiento de la población general y la disminución de las enfermedades infecciosas y la mayor prevalencia de los factores de riesgo en
países desarrollados. Los retos para convertir la evidencia actual en hechos
prácticos son enormes. Se debe aprender la manera de ayudar a los individuos a que adopten un estilo de vida saludable en una forma culturalmente
apropiada y aprendan a utilizar las herramientas farmacológicas poderosas
y crecientes de la forma más económica y eficaz. Algunos de los obstáculos
para instaurar la prevención y tratamiento de la aterosclerosis basados en
la evidencia actual son aspectos económicos, educativos, la conciencia de
los médicos y apego terapéutico de los pacientes a los esquemas recomendados. Algunos de los objetivos en el campo del tratamiento de la aterosclerosis incluirán la aplicación más generalizada de guías basadas en la
evidencia con respecto al control de los factores de riesgo y, cuando sea
necesario, de la farmacoterapia.
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