¿Es posible ser buen contador y mal escritor? Adriana Barrera Cuevas Desde una perspectiva pragmática, la escritura correcta propicia la comunicación efectiva entre individuos; por lo tanto, su importancia abarca todos los ámbitos de la cotidianidad. No obstante, destacarse profesionalmente no implica necesariamente poseer la capacidad de escribir de manera correcta, esto puede atribuirse especialmente a la priorización de otras competencias a causa de la naturaleza de las habilidades requeridas en el área de desempeño, en nuestro caso, al ser la contabilidad un campo altamente técnico que precisa de destrezas analíticas y numéricas sólidas, podría darse que el individuo involucrado reduzca su empeño en el refinamiento de sus aptitudes lingüísticas; el enfoque primordial en los aspectos cuantitativos y técnicos de la contabilidad, caracterizado por la elaboración de análisis financieros y estados contables donde los números se erigen como el epicentro de la labor, podría llevar al descuido del cultivo de habilidades gramaticales y expresivas. Sin embargo, la contabilidad y la escritura son disciplinas que se entrelazan en el mundo de las habilidades humanas, si bien es cierto que poseen naturaleza y requerimientos específicos, nuestro ejercicio profesional estará incompleto si no podemos dominar, hasta cierto punto, el arte de hablar y escribir correctamente, pues la escritura correcta es un indicador de profesionalismo y debe considerarse un deber hacia los demás, como muestra de respeto hacia quienes nos dirigimos.