1 Taller en torno a la decolonialidad y sus vicisitudes 9/6/2023 Segundo Encuentro Estela Espezel, Colonialismo y Colonialidad. Tipos de colonialidad. Si -como puse al final del primer texto- el juego europeo está definitivamente terminado y es necesario encontrar otra cosa, el problema es cómo abandonar los conceptos instituidos y horneados por siglos de historia para reemplazarlos por otros que requieren ser construidos y reconocidos como aceptables. También puse, en último lugar en la bibliografía del primer texto, el artículo de Catherine Walsh, (Re)pensamiento crítico y (de)colonialidad, en el cual ella se pregunta: ¿Cómo ocuparse con un pensamiento crítico no arraigado en el proyecto de la modernidad, sino en lo que ha sucedido en sus márgenes o fronteras, y con la necesidad de alumbrar su lado oscuro, es decir, la colonialidad? No quiero extenderme en lo que es para la filosofía el aporte de la modernidad y en cómo se ha mantenido vigente a través del tiempo, pero, creo, se hace necesaria una aclaración sobre el pensamiento de la modernidad. Y las precisiones lingüísticas y conceptuales que voy a hacer pertenecen a una Red o Colectivo en Diálogo (¿?), cuyos participantes son los responsables de una nueva mirada antropológica compartida de las experiencias vividas en torno a dos lineamientos: el giro decolonial y el proyecto Colonialidad/Modernidad. La palabra giro apunta al giro copernicano que puso en movimiento a la Tierra, el planeta que habitamos, para que dé vueltas junto a los demás alrededor del sol. Copérnico le quito a la Tierra el privilegio de ser el centro inmóvil del universo. El giro decolonial también quiere generar un movimiento que le quite a Europa su ubicación geopolítica en el centro y genere cambios en la así llamada periferia. El giro decolonial no es “un” giro, son giros de los presupuestos no-explícitos que han dejado fuera a la mayor parte de la humanidad. Por eso, se busca un nuevo pensamiento desde un lugar de producción y desde los cuerpos que lo producen. Y, a partir de eso, se intenta reemplazar la unidad por la multiplicidad. Chimamanda Ngozi Adichie dio una charla sobre este tema, El peligro del pensamiento único. Múltiples miradas, diversos modos de pensar, sentir y actuar: esto es lo que Mignolo y otros entienden por la diferencia decolonial. Las perspectivas subalternas, no sólo indígenas y afro, también de otras regiones del globo. El giro decolonial, un pensamiento intempestivo, de ruptura. Algo impensable. Allí es donde entran Frantz Fanon y Aimé Césaire. Fanon es discípulo de Césaire. Algunos llaman al giro decolonial, giro cesairiano y consideran que dio origen al proyecto colectivo modernidad/colonialidad latinoamericana que ve en la raza la norma que establece el prestigio y el valor. El racismo, la matriz del sistema mundial moderno/colonial, regula la organización de los espacios y controla las subjetividades. 2 Como ya dije, los principios del giro decolonial se fundan sobre ”el grito” de espanto del colonizado ante la transformación de la guerra y la muerte en elementos ordinarios de su mundo de vida que viene a transformarse, en parte, en mundo de la muerte, o en mundo de la vida a pesar de la muerte. De este modo siembra la duda en relación al proyecto colonial. El giro no significa la terminación de las relaciones formales de la colonización, sino una oposición radical al legado y producción continúa de colonialidad en sus tres formas: del poder, del saber y del ser. Se trata de poner fin al Paradigma Moderno que permitió el proceso de conquista y esclavización de un sin número de pueblos en el planeta apoyándose en las jerarquías de raza, género y sexualidad. También es un giro humanista que intenta lo que el “Yo conquisto” hizo imposible: el reconocimiento de todo humano como miembro de la misma especie. y se pretende que esto constituya una apertura a la convivencia. No se trata de excesos del capitalismo o del imperialismo, ni de descolonización de una colonización que ya fue. Se trata de la lucha y resistencia a un paradigma que intenta imponerse en forma constante y que lleva a la invisibilización o a la visibilidad distorsionada. Por lo tanto, el giro decolonial significa en primer lugar un cambio de perspectiva y de actitud en las prácticas y formas de conocimiento de los colonizados. También del proyecto colectivo de transformación sistemática y global de los presupuestos e implicancias de la modernidad asumida por una variedad de sujetos en diálogo. ¿Quiénes componen este colectivo en diálogo? Así responde Catherine Walsh, profesora principal y directora del doctorado en Estudios Culturales Latinoamericanos de la Universidad Andina Simón Bolívar,: “Nosotros entendemos las geopolíticas del conocimiento como una estrategia medular del proyecto de la modernidad; el conocimiento científico como única forma válida de producir verdades sobre la vida humana y sobre la naturaleza –como conocimiento que se crea “universal”- invisibiliza, oculta y silencia las otras epistemes. También invisibiliza, oculta y silencia los sujetos que producen “otro” 3 conocimiento. … Implícita en este pensar esta la idea de que la colonialidad es constitutiva de la modernidad, es decir, que la modernidad en general, pero particularmente en relación a América Latina, no puede ser entendida sin tener en cuenta sus nexos con los legados coloniales y las diferencias étnico-raciales que el poder moderno/colonial ha producido en esta parte del mundo. Como dice Rita Segato, las ciencias sociales no son neutrales, hay un bloqueo de la autoridad e influencia que repite el esquema jerárquico entre los blancos europeos y nosotros, los blancos sudacas, en nuestro propio medio local entre blancos y no-blancos. Son pocos los que consiguen avanzar en la dirección inversa a la del sistema de influencia institucionalizado. La geopolítica y la corpolítica incluidas en el giro decolonial, según Walter Mignolo. Voy a comenzar con Enrique Dussel, un pionero en la crítica, quien debido a su pertenencia a la filosofía de la liberación empezó hace ya muchos años a problematizar el concepto de Modernidad y la necesidad de liberarse de la tutela que ejerce Europa tanto en la organización política y cultural como en el campo del conocimiento. Toda la historia que hemos estudiado en la escuela constituye un encubrimiento del modo en que el descubrimiento de América le facilitó a Europa la creación del “mito de la modernidad” en la que también España y Portugal fueron postergadas y Alemania, Dinamarca e Inglaterra se constituyeron en el corazón de Europa y el eje de su pensar. Una visión del mundo y del universo que se origina en un lugar y por tanto es un pensamiento local y provincial. Pero se instituye como abstracto, no localizado y universal. Enrique Dussel, Eurocentrismo y Modernidad. Hoy lo que hay que hacer es negar la negación de los europeos que inventó la MODERNIDAD, dice Dussel. Y mostrar la cara oscura: la COLONIALIDAD. Lo cierto es que los efectos negativos que tenían los descubrimientos científicos y tecnológicos hoy están a la vista. La Modernidad se empeñó en no ver la devastación que sembraba con su afán de dominación y ganancia. Dussel se burla del dicho de Thomas Hobbes: ”El hombre es lobo del hombre”. Debería haber dicho “el hombre es humano del hombre”, pues el lobo es un mamífero que jamás atacaría a un individuo de la propia especie: lo cuida y lo protege. Sólo el humano es capaz de matar y destruir a los de su propia especie con justificaciones irrisorias. La dificultad reside en pensar por fuera de las políticas imperialistas del conocimiento. Decolonialidad no implica únicamente el horror vivido por las personas, sino el estado del conocimiento; hay que decolonizar la producción del conocimiento. Es imposible no citar a Immanuel Kant (1724-1804) en relación al desarrollo del pensamiento crítico de la modernidad. Kant dice: David Hume (1771-1776), filósofo escocés, me sacó del sueño dogmático en que yo vivía. Instaló la duda en 4 relación al conocimiento de la realidad. Pero, Kant construyó la certeza respecto a la razón. La realidad es incognoscible. Sin embargo, las categorías de la razón le permiten al humano la construcción de un conocimiento sólido: la verdad racional. ¿A todo humano? Pero, al mismo tiempo que por su posesión de la razón el humano se eleva por encima del mundo animal, esta posición lo obliga al ejercicio de una ética. Y esto es lo que plantea en ese artículo, que tanto inquietó a Michel Foucault en su último año de vida, publicado en el periódico en 1784 con el título ¿Qué es la Ilustración? Pero Foucault no percibió la colonialidad. Así lo explica Enrique Dussel: “Unmunding”: estado de minoridad, en el que se necesitan andadores para ponerse de pie. Los elementos que componen “el mito de la modernidad”, según Dussel: 1. La civilización moderna europea se considera a sí misma como más desarrollada y superior. 2. Esta condición de superioridad le impone como imperativo ético ocuparse de civilizar a los pueblos más primitivos, bárbaros o salvajes, 3. Si los primitivos se oponen a la acción civilizatoria de la Modernidad, se debe recurrir a la violencia (guerra justa). 4. Dice Dussel: 5 El año pasado vi, en un ciclo de cine debate intercultural on line que organizó el grupo Documenta, la película “Nuestro Mundo: Anuhu Yrmo” dirigida por Darío Arcella. Es un documental sobre la comunidad Yshir, un pueblo originario que habita en el Chaco Paraguayo. Este pueblo que vivió durante más de 15 mil años cazando y pescando carpinchos y yacarés, de un día para el otro, vio prohibida la caza y se le acotó la pesca a 300 metros de la costa. Así lo relata Arcella: "Entonces, comenzó una persecución policial. Y esa persecución policial quedó a cargo de la Policía Forestal Brasileña. En 1994 se enteraron de que hubo en aquellos años treinta desaparecidos a manos de la Policía Forestal Brasileña, que actúa sobre territorio paraguayo. En ese momento, los mataban y los tiraban al río para que se los comieran los yacarés y las pirañas. Frente a eso, surgió la necesidad de la comunidad de hacer la denuncia. Y conjugó que estaba yo en el lugar exacto y en el momento justo como para hacer esta película. Con Mario Blaser y su investigación confluimos todos: tanto el interés de la Unión de Comunidades Indígenas de la Nación Yshir (Uciny), que son coproductores de la película.” Los habitantes de la Tierra que -por tantos siglos conservaron la biodiversidad- están acorralados en una estrecha franja de su territorio junto al rio sin poder pescar ni cazar para sobrevivir. ¡Pagan con su vida la transgresión de la norma! Mientras los turistas que vacacionan en los grandes hoteles -construidos en el territorio que les usurparon y convirtieron en reserva natural- disfrutan de la pesca y la caza deportivas… y de exquisitos platillos. Aquellos funcionarios nacionales e internacionales y de las ONGs, representantes de la modernidad occidental que administran este desastre se instalan en el rol de asesores, consejeros y censores de los pueblos originarios y se animan a afirmar: “Sin represión no hay conservación”. Walter Mignolo, Colonialidad, la cara oculta de la modernidad. Para mí, el trasfondo (y la cara oculta) de la modernidad: La Colonialidad. La tesis básica es la siguiente: la «modernidad» es una narrativa europea que tiene una cara oculta y más oscura, la colonialidad. En otras palabras, la colonialidad es constitutiva de la modernidad: sin colonialidad no hay modernidad. Como una respuesta a la preocupación Europea por la MODERNIDAD, en el mundo noEuropeo, que es muy diverso, la preocupación fundamental es la COLONIALIDAD, esto es, la devastación producida por la modernidad. Hoy podemos ver que hay dos tipos de críticas a la modernidad: un tipo que tiene su punto de origen en la Europa misma, desde Las Casas a Marx y, hoy en día, en la postmodernidad y la altermodernidad. El otro tipo de crítica tiene sus puntos de origen fuera de Europa: el postcolonialismo, que proviene de intelectuales hindúes, la des-occidentalización, que se origina en el este asiático y en las zonas musulmanas y la decolonialidad, que tiene su punto de partida en la conferencia de Bandung de 1955. 6 Aníbal Quijano, Colonialidad y Modernidad/Racionalidad. La colonialidad, aunque está vinculada al colonialismo es un concepto diferente. El colonialismo es más antiguo, pero la colonialidad, como hemos visto, más duradera. El colonialismo es una estructura de dominación y explotación en la que el control de la autoridad política, de los recursos de la producción y del trabajo de una determinada población la detenta otra que no sólo tiene otra identidad, sino que también vive en otra jurisdicción territorial. Pero no necesariamente implica relaciones racistas como las que se dieron en el proyecto moderno colonial. La dominación directa política, social y cultural de los europeos sobre los conquistados de los distintos continentes, en su aspecto formal y explícito ha sido derrotada. Primero en América, y, después de la Segunda Guerra Mundial, en África y Asia. El proceso de independencia política de una colonia o territorio en relación con la nación extranjera que lo domina en condición de dependencia política, social y económica pone fin al colonialismo. La Colonialidad sobrevive, se mantiene viva en manuales de aprendizaje, en el criterio para el buen trabajo académico, en la cultura, en el sentido común, en la auto-imagen de los pueblos, en las aspiraciones de los sujetos, y en tantos otros aspectos de nuestra experiencia moderna. Respiramos la colonialidad en la modernidad cotidianamente, dice Nelson Maldonado Torres, filósofo puertorriqueño. Con América Latina, el capitalismo se hace mundial, eurocentrado y la colonialidad y la modernidad se instalan, hasta hoy, como los ejes constitutivos de este específico patrón de poder. La colonialidad no es un acontecimiento, período o formación histórica discreta, sino una condición estructurante del presente que conforma los imaginarios, los aparatos conceptuales disponibles y la organización jerárquica de las relaciones sociales. De la misma manera fueron naturalizadas las experiencias. También el conocimiento, por su carácter y por su origen eurocéntrico, fue denominado racional; fue impuesto y admitido en el conjunto del mundo capitalista como la única racionalidad válida y el símbolo de la modernidad. En base a la colonialidad del poder que, a partir del uso de raza como criterio fundamental los reduce a primitivos, se establece la colonialidad del saber como la represión de las formas de conocimiento que no sean blancas, europeas y científicas. Nelson Maldonado-Torres, Sobre la Colonialidad del Ser. La idea era que, si en adición a la colonialidad del poder también existía la colonialidad del saber, entonces muy bien podía haber una colonialidad específica 7 del ser. Si la colonialidad del poder se refiere a la interrelación entre formas modernas de dominación y explotación y la colonialidad del saber tiene que ver con el rol de la epistemología y las tareas generales de la producción del conocimiento en la reproducción de regímenes de pensamiento coloniales, entonces la colonialidad del ser remite a la experiencia vivida de la colonización y su impacto en el lenguaje. La colonialidad del ser opone el ‘dassein´, al ‘damné’. El “ser ahí” de Heidegger, el filósofo alemán, y el invisible y demasiado visible “condenado de la Tierra” de Franz Fanon: el ser que no está ahí para el ser ahí. Pero tampoco es nada, dice Fanon. El colonizado no es un ser, tiene una constitución distinta. La elaboración de la colonialidad del ser exige una aclaración acerca de la experiencia vivida por el negro, la gente de color y el colonizado, mientras que la colonialidad del saber está vinculada con la mente de los sujetos subalternos. La colonialidad del ser pone el acento en la actitud, actitud de blancos hacia negros y negras, colonizados y colonizadas. Y la actitud de cada una de estas categorías hacia sí mismas y hacia el alter similar o diferente. Fanon dice: “¡Las verdades me quemaban demasiado!” Tuvo que tomarse tres años para encontrar la emoción y la orientación adecuadas para expresar lo que sentía y ningún lector le demandaba. Espero haber señalado, a pesar de que las palabras sean engañeras (como el pan de bar) que para el “colectivo en diálogo” que sigo –me gusta llamarlo así- no se trata de corregir o subsanar los errores cometidos sino de objetivos claros y precisos que se mantienen en pie a través de los siglos. “Pienso, luego existo”. Es más fácil para la Modernidad instalar la duda o la incertidumbre en la realidad que en el pensamiento. Y, por el contrario, se hace difícil admitir que el humanismo renacentista tuviera desde un comienzo un rostro poco visible de encubrimiento del otro. Pero hace muchos más siglos en la Grecia Clásica, en la Polis de Atenas que tanto valoraba el saber y las facultades cognitivas del humano, Aristóteles establece la inferioridad natural de la mujer pues sólo estaba capacitada a pensar adecuadamente con la ayuda del varón. Y a los esclavos se los consideraba instrumentos animados del varón humano libre. Entonces la raza no se tenía en cuenta. Aristóteles fue el primero en dar una “explicación” biológica y sistemática de la mujer en la que esta aparece como un humano imperfecto, justificando así el papel subordinado que social y moralmente debían desempeñar las mujeres en la Polis. Esta es una de las pocas verdades que se ha mantenido a través de los siglos a pesar de las sucesivas críticas a la concepción aristotélica de la mujer. El 14 de enero del 2005, Lawrence Summers, presidente emérito de la Universidad de Harvard declaró: “Si las mujeres no logran llegar a lo más alto en matemáticas, ciencias e ingenierías se debe a una incapacidad innata en ellas”. 8 Hoy, tantos siglos después de la conquista de América, la Modernidad que tanto valora las capacidades intelectuales y el pensamiento expande la inferioridad natural a la “gente de color” y al colonizado. Esto deja a la “mujer de color” en la peor situación; en ella se entrecruzan de modo especial “raza, género y sexualidad”. Ellas no son más débiles y frágiles que el varón como las mujeres blancas. Y además son dueñas de un erotismo provocativo que pone de manifiesto su peligrosidad. Algunos consideran que, así como la inferioridad de las mujeres se sostuvo con el debate de si tenían o no alma, con los indígenas pasa lo mismo. Pero lo cierto es que, en el año 1537, el Papa Pablo III declaró a los amerindios humanos, con racionalidad, y prohibió esclavizarlos. Sin embargo, como señala Quijano: “Desde entonces, en las relaciones intersubjetivas y en las prácticas sociales del poder, quedó formada la idea de que los no-europeos tienen una estructura biológica, no solamente diferente de la de los europeos, sino, sobre todo, perteneciente a un tipo o a un nivel “inferior”. Y se establecen las nuevas identidades; blanco, mestizo, mulato, indio negro, que mantienen una relación vertical de superioridad de unas sobre otras.” “En términos generales, entre más clara sea la piel de uno, más cerca se estará de representar el ideal de una humanidad completa”, dice Walter Mignolo. Como ya lo decía Fanon, ¡Cuánto más blanco más humano! . Pero así cuestionó esta supuesta verdad: Bibliografía Enrique Dussel, Eurocentrismo y Modernidad, en Capitalismo y Geopolítica del Conocimiento. Eurocentrismo y Filosofía de la Liberación en el Debate Contemporáneo, Ediciones del Signo, Buenos Aires, 2001. Walter Mignolo, Colonialidad, la cara oculta de la Modernidad, Ponencia en el Simposio de Estéticas Decoloniales, 2009. Anibal Quijano, Colonialidad, Modernidad/Racionalidad, publicado por Perú Indígena, 13 (29):11-20,1992. Nelson Maldonado Torres, Sobre la Colonialidad del Ser. Contribuciones al desarrollo de un concepto. Ensayo publicado en Antología del Pensamiento Puertorriqueño Contemporáneo, CLACSO, 2007,