EL AGRIDULCE DE LA CAÑA DE AZÚCAR EN EL VALLE DEL CAUCA Francisco Javier Medina Pérez1 Licenciado en Educación Popular CARACTERIZACIÓN GENERAL DEL VALLE DEL CAUCA En el suroccidente de Colombia, en la región geográfica del río cauca, se encuentra con una extensión de 22.140 Km² el Departamento del Valle de Cauca. Según datos del plan de desarrollo 2020-2023 nos indica que cuenta con 42 municipios que se dividen en cuatro Subregiones Norte, Centro, Sur y Pacífico, y a su vez en ocho Microregiones2, el Departamento adopta a esta agrupación territorial por la Ordenanza Departamental Nº 513 de 2019 que da adopción del Plan de Ordenamiento Territorial Departamental- POTD. Es importante destacar que en este territorio, según el censo del DANE (2019). Viven 4.475.886 habitantes, mayoría mestizos 72.23%, seguido por negros y afrocolombianos 27%, indígenas 0.54% y ROM 0.02% Siendo mujeres (52,5%), hombres (47,5%); en el Valle del Cauca se encuentra el 9.7% del total de la población nacional. los cuales constituyen cerca del 86.4% de la población que está caracterizada en núcleos urbanos El sector de Agricultura en el Departamento tiene grandes retos en la diversificación de sus productos para lograr una mejor competitividad a nivel nacional e internacional. En la región hay sembradas 160.000 hectáreas en caña de azúcar, siendo este el producto más característico del sector agro; sin embargo, existen 50.000 hectáreas en las cuales se producen frutales, tales como: piña, mango, limón tahití, guayaba, uvas, papaya, aguacate hass y otros frutos.3 El Departamento tiene una importante ubicación geo-estratégica para el desarrollo agroindustrial y es rico en recursos hídricos, contando por dos vertientes, la del Pacífico y el Magdalena, a través del río Cauca y numerosas corrientes, la región del Pacífico posee una serie de ríos de corto recorrido, pero caudalosos, los cuales son alimentados por la alta pluviosidad de la región Pacífica, entre los cuales se destacan como principales los ríos: Naya, Yurumanguí, Cajambre, Mallorquín, Raposo, Anchicayá, Dagua, Calima y Garrapatas; ríos secundarios: Dagua, río Grande, Agua Clara, Bravo, Azul, Dovio, además de esto, el Departamento cuenta con 218 Kilómetros de Costa. Para la vertiente del río Cauca, su principal drenaje o arteria fluvial, el río Cauca, cruza el Departamento de sur a norte y en su recorrido recibe los caudales de sus tributarios, por la margen derecha, los ríos: Desbaratado, Bolo, Frayle, Guachal, Amáime, El Cerrito, Sabaletas, Guabas, Sonso, Guadalajara, Tuluá, Morales, Bugalagrande, La Paila, La Vieja, y por la margen izquierda los ríos: Timba, rio Claro, Jamundí, Meléndez, Lilí, Cali, Arroyo Hondo, Media canoa, Piedras, Riofrío, Pescador, Chanco, Catarina y Cañaveral, entre otros. 4 Según (ASOCAÑA, 2004) las condiciones geográficas y ambientales del valle del río Cauca (Cauca, Valle y Risaralda) son excepcionales para el desarrollo del cultivo de la caña de azúcar: 1000 metros sobre el nivel del mar, temperatura promedio de 25º C con oscilaciones de 12º entre el día 1 Licenciado en Educación Popular, Universidad del Valle. Correo: [email protected] Abril 11 de 2023 2son áreas funcionales organizadas, por lo menos, por una ciudad intermedia que reconoce las dinámicas propias de los diferent es territorios que existen en el departamento. 3 Plan de desarrollo departamental 2020-2023 4Toda Colombia. Departamento de Valle del Cauca. Consultado el 2 de abril de 2023. Disponible en internet: http://www.todacolombia.com/departamentos/valledelcauca.html y la noche, brillo solar superior a 6 horas diarias, humedad relativa de 76% y una precipitación promedio de 1.400 milímetros. Estas condiciones han permitido el avance de la cañicultura en esta zona del país. Figura 1 hidrografías Valle del Cauca UN POCO DE HISTORIA “Se alzaron los cañaverales en el litoral húmedo y caliente del nordeste de Brasil y, posteriormente, también las islas del Caribe –Barbados, Jamaica, Haití y la Dominicana, Guadalupe, Cuba, Puerto Rico– y Veracruz y la costa peruana resultaron sucesivos escenarios propicios para la explotación, en gran escala, del “oro blanco”. Inmensas legiones de esclavos vinieron de África para proporcionar, al rey azúcar, la fuerza del trabajo numerosa y gratuita que exigía: combustible humano para quemar. Las tierras fueron devastadas por esta planta egoísta que invadió el Nuevo Mundo arrasando los bosques, malgastando la fertilidad natural y extinguiendo el humus acumulado por los suelos”. Eduardo Galeano. Las Venas Abiertas de América Latina, 2004, p. 83. El modelo económico neoliberal que predomina en el Departamento del Valle del Cauca llega desde tierras lejanas, citando a James (2004), la caña de azúcar es originaria del Sudeste Asiático, específicamente de la región de Nueva Guinea e Indonesia, quien plantea que en esta región del subcontinente indio hace más de 2500 años se hacía uso de este edulcorante y fue en ese país y en China, donde se produjo por primera vez azúcar comercial a partir del procesamiento de esta planta herbácea. La nobleza del norte de Europa empezaron a importarla como medicina y como un aditivo raro y costoso para alimentos y bebidas. Poco a poco, el azúcar pasó del botiquín a la cocina. Con la revolución industrial y la llegada de la clase obrera, las largas horas que hombres y mujeres pasaban en los telares, molinos y otras maquinarias, les daba menos tiempo para preparar las comidas en casa. En consecuencia, una de las respuestas de la clase obrera británica fue incorporar muchas tazas de té dulce en su dieta, "un estimulante cargado de calorías que reaviva el espíritu, mitiga el hambre, pero no nutre". Según Brandes, en la historia de la caña de azúcar hubo tres principales movimientos desde Nueva Guinea. El primer movimiento supuso la introducción a las Islas Salomón, Vanuatu y Nueva Caledonia hacia el 8000 a.C. El siguiente movimiento comenzó alrededor del 6000 a.C. y fue en dirección oeste hacia Indonesia, Filipinas y, finalmente, al subcontinente a través de la Península Malaya y Birmania. Se cree que el último movimiento se produjo entre el 600 y el 1100 d.C., alcanzando finalmente el subcontinente indio a través de la Península Malaya y Birmania. Posteriormente, las constantes invasiones musulmanas al continente europeo habrían permitido su propagación, específicamente hasta la región de Málaga (España). Más tarde, fue llevada por los españoles a las Islas Canarias y luego a América, a países como El Salvador, Cuba, Guatemala, Brasil, México, Argentina, Perú, Ecuador, Colombia, República Dominicana y Venezuela, países entre los cuales se encuentran los actuales productores de caña a nivel mundial. Actualmente, el principal productor de caña de azúcar a nivel mundial es Brasil, seguido por India, China y Pakistán. Si observamos las cifras en el siguiente cuadro, se identifica a Brasil como el mayor productor con casi 720 millones de toneladas, generando más del 40% de la producción mundial. Esto, sumado a las cifras de India y China, da como resultado que los tres países son responsables de dos tercios de la producción mundial de caña de azúcar en un área de casi 15 millones de hectáreas. Como recuento histórico está que en la capitulación a Pedro de Heredia para poblar y conquistar desde el Río Grande en la provincia de Cartagena hasta el golfo de Urabá, dada en Medina del Campo el 5 de agosto de 1532, el rey promete hacerlo gobernador de la provincia y le otorga la tenencia de las tierras y licencia y facultad para que hiciese una fortaleza, Resalta que el primer ingenio de azúcar que hiciere en la provincia sería suyo de por vida y de sus herederos, y que para montar dicho ingenio podría llevar del reino e importar todas las herramientas de hierro que necesitase sin pagar el tributo del almojarifazgo, ni otros derechos y todo lo demás necesario para dicho ingenio hasta estar acabado para poder moler, así como herramientas y otros materiales. Anotaba, asimismo, que los otros ingenios que se hicieren en dicha provincia tendrían la misma libertad que los que tenía la isla española. Dicho documento ilustra una de las primeras disposiciones del rey en materia de política agropecuaria, que buscaba estimular la producción de caña de azúcar y su procesamiento mediante el montaje de un ingenio azucarero, la asignación de tierras y la exención de impuestos para la importación de la maquinaria y herramientas, o sea, de los bienes de capital para montar el ingenio azucarero. Además, le da licencia de traer a dicha provincia cien esclavos para facilitar las labranzas. El documento decía y prometía que durante un período de veinte años no encomendaría, ni mandaría encomendar persona, ni personas algunas, indios de dicha provincia, salvo que estuviesen y viviesen en libertad para colaborar en las labores del campo5. Diferentes historiadores como Ordóñez, Mejía y Bejarano coinciden en la caracterización, desarrollo agropecuario del Valle del Cauca y el momento del despegue industrial, como propiciador del desarrollo económico en el Departamento, del mismo modo destacan el papel de empresarios como Santiago M. Eder, Hernando Caicedo, Modesto Cabal, Cayetano Sarmiento y Jorge Garcés Borrero, sin olvidar otras familias que incursionaron en el desarrollo de otras empresas. Es importante tener presente que, en el segundo viaje, Colón trajo las primeras raíces de caña (Galeano, 2004) y desde los primeros años de la presencia española en el actual territorio colombiano, la caña de azúcar (Saccharum officinarum) hizo parte de algunas de estas estancias. La caña de azúcar llegó a Cali traída por Sebastián de Belalcázar en 1538 o en 1541, quien la plantó en su estancia de Yumbo; de allí el cultivo se diseminó por la cuenca del río Cauca y se esparció por las mercedes de tierras que los capitanes conquistadores habían recibido en la vega izquierda del río Cauca. Hacia el año 1560 se fundaron tres ingenios a orillas del río Amaime en la otra banda del río Cauca: el de San Jerónimo, perteneciente a Gregorio de Astigarreta, y los otros dos, uno a Andrés y otro a Lázaro Cobo. Hubo también un ingenio en Caloto, propiedad de Francisco de Belalcázar6. Según Víctor Manuel Patiño en su libro Esbozo Histórico sobre la Caña de Azúcar: “La caña vino a Colombia en el año 1538 a través del puerto de Cartagena y dos años después, en 1540, entró por Buenaventura al Valle Geográfico del río Cauca, plantándose inicialmente en la margen izquierda del río Cauca, en Arroyohondo y Cañas Gordas, lugares muy cercanos a Cali, donde operaron sendos trapiches paneleros”. El desarrollo inicial de la agroindustria azucarera está básicamente asociado con la expansión, hegemonía y monopolio económico de diferentes grupos -Eder, Cabal y Caicedo- así que, aunque se dio la entrada de otros empresarios con inversiones en ingenios nuevos, estas familias mantuvieron su posición predominante. Destaca Pérez, Álvarez (2009) que entre 1920 y 1930 se crean los primeros ingenios: la Central Azucarera del Valle (hoy conocida como el Ingenio Providencia), los ingenios Riopaila, Mayagüez, 5 Del Vas Mingo, Milagros (1986). “Documento 33: Capitulación con Pedro de Heredia para poblar y conquistar desde el Río Grand e en la provincia de Cartagena hasta el golfo de Urabá”, en Milagros del Vas Mingo, Las capitulaciones de Indias en el siglo XVI, Madrid: Ediciones de Cultura Hispánica, Instituto de Cooperación Iberoamericana. 6 Solera de la Caña de Azúcar Oscar Gerardo Ramos Bengala, Parodias, La Industria y María Luisa. En los años 40 aparecen San Carlos, Pichichi, Oriente, Papayal, La Esperanza, El Arado, Castilla, El Porvenir, Meléndez y San Fernando. En 1928 se funda la Central Providencia de Modesto Cabal, en el mismo año entra en funcionamiento Riopaila, con cerca de 600 obreros, propiedad de Hernando Caicedo, En la década del treinta se fundan nuevos ingenios, tres de estos en la zona del valle del alto Cauca: Castilla, Bengala y Mayagüez. Para 1945 ya había 18 ingenios en el área vallecaucana y 21 para 1955. A continuación la relación entre los cuatro grupos económicos familiares y los ingenios azucareros del Valle del Cauca 1930- 1950 En 1977, doce ingenios pertenecientes a 4 familias tenían control del 76,3% del mercado azucarero: Caicedo (30%), Eder (24%), Cabal (17,8%) y Garcés (4,5%) [Silva Colmenares, 2007]. El crecimiento de los ingenios se construyó con base en la explotación laboral, hasta convertirse hoy en día en una de las principales industrias del país, con más de 100 empresas relacionadas, en renglones como la energía, papel, sucroquímica, azúcar, mieles, abonos orgánicos, alimentos, bebidas, alcoholes, licores y otras. Con el proyecto modernizador y proteccionista del gobierno de Rafael Reyes (1904- 1909), unido a la estabilidad política y, principalmente, al auge exportador de café, la economía colombiana logró un desarrollo que se expresó claramente en los años veinte. Según Ordoñez “era indispensable incorporar tecnología en sus negocios, y que para ello debían multiplicar relaciones con diferentes localidades del mundo, y para este caso es de gran relevancia la construcción del ferrocarril para el desarrollo de la región, la cual denominan como un desarrollo tardío, pero acelerado si lo comparamos con otras regiones del país como Cundinamarca, Antioquia y Barraquilla. Para Orlando Fals Borda (2008), el tractor desempeñó en todo este proceso un papel central como herramienta para impulsar la modernización de la tecnificación agrícola comercial. La región del valle geográfico del río Cauca, junto con la del Tolima y Cundinamarca, concentró un número importante de esta maquinaria con respecto a la existente en todo el país. Según Manuelita (1964), hasta entrada la primera década del siglo XX ingenios como Manuelita mantenían los sistemas de cultivo y beneficio de tierras mediante esquemas técnicos rudimentarios con escasas mejoras. Para enfrentar estos escollos, los Éder, en cabeza de Carlos J. Éder, importaron el primer tractor marca Cletrac movido con gasolina e, igualmente, introdujeron unas nuevas variedades de caña, rayada y cristalina. Hacia 1921 se importaron equipos de marca Fowler, consistentes en pequeñas locomotoras de ferrocarril (de unas 30 toneladas), dotadas de calderas tubulares de vapor que se alimentaban con leña o carbón, así como los tractores Caterpillar que se les unía a arados de discos. Para 1928, ya se encontraban en las áreas de cultivos otros tractores como el famoso Rastrillado con implemento de discos y tractor Internacional. En la primera mitad del siglo XX, familias del Valle del Cauca aprovecharon las posibilidades brindadas por el Estado a cierto tipo actividades económicas, como resultado de ellos surgió una clase dominante que asumió el control de la economía regional y además unió sus esfuerzos en torno a un propósito concreto, la transformación de todas las esferas de la producción agrícola, lo cual implicaba comprometerse con cambios cómo el reemplazo del simple arado, hasta el fortalecimiento del uso intensivo de la tierra pasando por la desecación de ciénagas, así los intereses particulares de esa misma clase dominante terminaron convertidos y asimilados como los intereses de toda la sociedad. Básicamente, el cultivo de caña de azúcar se introdujo en la región entre los siglos XVII y XIX , cuando aún existían las grandes haciendas coloniales que usaban la fuerza de trabajo esclava para su sostenimiento, cómo bien lo expuso el historiador German Colmenares en sus investigaciones de terratenientes, mineros y comerciantes en el siglo XVIII . Después de la consolidación de la República, las nuevas “Elites Locales” que llegaron a la región comenzaron un fuerte proceso de acaparamiento de tierras, ya que, para implementar este nuevo proyecto de agricultura extensiva, tuvieron que desplegar mecanismos de despojo y usurpación territorial, afectando a aquellos campesinos con tierras que habían sobrevivido del sistema colonial de las haciendas. (Sánchez, 2008) Negocios de familias que con excusas del desarrollo de la agroindustria azucarera prolongaron la herencia señorial en conjunción con lógicas de sobreexplotación del capitalismo moderno. Otro elemento importante a tener en cuenta para el desarrollo económico de un sector e implementación de este monocultivo es la creación del Departamento del valle del Cauca en el mes de abril de 1910, la creación de la unidad político-administrativa que les diera autonomía, representara sus intereses y les permita forjarse como una clase dominante de alcance regional (Santos-Sánchez, 2010) El nuevo Departamento ofreció un marco institucional a actores sociales interesados en la transformación de la productividad regional, el actuar como una institución “moderna” que constantemente generaba estimulos al progreso agropecuario. Es decir, como una institución que -como señala Douglas North- incentivó el crecimiento económico de manera consensuada y hacía coincidir los intereses de todos los habitantes, bajo la premisa de aprovechar la feracidad de las tierras del valle geográfico. Las políticas económicas tradicionales y el modelo Neoliberal no se han caracterizado por la valoración ambiental de los impactos en la base ecosistémica que soporta la producción de bienes y servicios requeridos por la sociedad. Las decisiones de política relacionadas con la apertura económica impulsadas por el gobierno nacional, como respuesta al llamado Consenso de Washington de los noventa en el siglo pasado, no han considerado el aumento de los impactos ambientales del cultivo de la caña en el Valle del cauca. Señala Uribe Castro. “El equilibrio natural se perdió por los usos de los recursos existentes en el ecosistema y la explotación del monopolio cañero”. Fuentes hídricas que son explotadas en las siguientes proporciones: producción agrícola, con el 75%; seguido de la producción industrial, con el 14%, y del abastecimiento doméstico, con el 9,7%. Esta distribución se evidencia en los diferentes conflictos por el agua que existen actualmente en la región geográfica del río cauca, donde podemos encontrar municipios carentes de acueductos. En el caso particular del agua, la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC), autoridad ambiental de la región, señala un alto grado de concentración del uso del recurso en actividades agrícolas, en donde se destaca el cultivo de la caña de azúcar. Esta dinámica de uso no solo ha afectado su función abastecedora, como también la calidad del recurso, destacándose dentro de ello la contaminación dispersa asociada a la actividad agrícola (herbicidas, abonos y otros vertimientos). Esto ha originado importantes conflictos ecológicos por el control del agua y por evadir la responsabilidad social. Colombia se encuentra entre los 15 mayores productores y exportadores de azúcar del mundo. La agroindustria de la caña se ubica actualmente como el cuarto generador de divisas después del café, las flores, el cultivo de banano y el aceite de palma. Este producto ha experimentado un crecimiento en la participación de las exportaciones vallecaucanas desde el año 2016, representando el 12,5% de las exportaciones totales del departamento, con un valor de USD 234,6 millones. En la gráfica a continuación podemos observar la relación en las hectáreas plantadas en 2017 2019 con relación a la producción. El sector agroindustrial de la caña se encuentra ubicado en el valle geográfico del río Cauca, con 13 ingenios azucareros que abarca 51 municipios, 6 departamentos (Valle del Cauca, Cauca, Risaralda, Caldas, Quindío). En esta región hay actualmente 241.205 hectáreas sembradas en caña de azúcar, de las cuales, el 25% corresponde a tierras propias de los ingenios y el restante 75% a más de 2.750 cultivadores de caña. Dichos cultivadores abastecen a 12 ingenios (Carmelita, Incauca, La Cabaña, Manuelita, María Luisa, Mayagüez, Del Occidente, Pichichi, Providencia, Riopaila Castilla, Risaralda y San Carlos). Un estudio de la Universidad Nacional sede Manizales nos indica que en el 2019 existían 232.000 hectáreas sembradas en esta herbácea, los cuales consumen 2.000 millones de metros cúbicos de agua al año. Durante el gobierno de Andrés Pastrana se crea una ley la 693 de 20017 “que estableció que a partir de 2005 la gasolina comercializada en las ciudades de más de 500.000 habitantes debía incluir un porcentaje determinado y progresivo de etanol en la mezcla”. La dinámica de especialización productiva incrementó el área sembrada en caña de azúcar de 140.000 hectáreas en 1990 a 230.000 en 2009, teniendo como meta alcanzar un millón de hectáreas sembradas en todo el territorio nacional, la mayoría dirigida a la producción de etanol. Estos propósitos no consideran si los territorios están en capacidad de proveer los recursos naturales (agua y tierra). A partir de entonces, seis de los 14 ingenios de caña ubicados en el valle geográfico del río Cauca adecuaron sus fábricas y adoptaron la estrategia de producción dual: por un lado, azúcar y sus derivados; por el otro, etanol. Los afortunados fueron Incauca, Providencia y Risaralda, los tres propiedad de la familia Ardila Lülle; Mayagüez, de la familia Holguín Correa; Manuelita, de los Eder, y Riopaila Castilla, de los Caicedo. Desde 2005, cinco de los doce ingenios tienen destilerías anexas para la producción de alcohol carburante (Incauca, Manuelita, Providencia, Mayagüez y Risaralda) y desde 2015, el ingenio Riopaila Castilla. El negocio ha sido tan rentable para estas cuatro familias y sus socios que desde ese momento hasta hoy no han dejado de aumentar la producción anual de etanol. Su riqueza tampoco ha parado de crecer. Según el último informe de Asocaña, en 2020 se produjeron 394 millones de litros de etanol para el programa gubernamental “Oxigenación de la gasolina en Colombia”, 60% más de lo generado en 2008 con el mismo fin, cuando se distribuyeron 247 millones de litros. Hoy en día el Grupo Económico Ardila Lulle es propietario del ingenio del Cauca, Incauca, tiene el 52% de Providencia y por lo menos el 35% del ingenio Risaralda, principales ingenios en la producción de etanol. Estos 3 ingenios concentran el 65% de la producción del etanol colombiano a partir de caña de azúcar, en tanto que Manuelita produce el 20% y Mayagüez el 15%. Por otro lado, Ibarra, investigador de la Universidad Nacional, indicó que por cada litro de etanol de caña de azúcar producido se generan entre 2 y 3 litros de aguas residuales, lo que implica que la producción de 1.650.000 litros/día de bioetanol genera alrededor de 5 millones de litros de aguas residuales en el país, produciendo una alta carga orgánica en los cuerpos de agua superficiales que las reciben. El siguiente Gráfico muestra la distribución geográfica de los municipios cultivadores de caña de azúcar y la ubicación de los 13 ingenios azucareros. 7 Marco normativo que da garantía a los inversionistas: Ley 693 de 2001 estimula el uso y la producción de alcohol carburante, a partir de 2005 en ciudades como Medellín, Cali, Barranquilla y Bogotá la gasolina se mezclara con un 10% de alcohol carbur ante; Ley 788 de 2002 introdujo las exenciones del IVA, impuesto Global y sobretasa al componente alcohol de los combustibles oxigenados; Reso lución 180687 de 2003 en donde se reglamenta la producción, acopio, distribución y puntos de mezcla de los alcoholes carburantes y su uso en los combustibles nacionales e importados; Decreto 383 de 2007, reglamenta el establecimiento de zonas francas especiales para proyectos de alto impacto económico y social, CONPES 3510 de 2008 en donde se definen las políticas y estímulos para el sector, Decreto 2328 de 2008 del MADR, por el cual se crea la Comisión Intersectorial para el manejo de biocombustibles. Tomado de Álvarez, P. (2008). Los agrocombustibles en Colombia: una historia de ciencia ficción. En tierra y territorios sin agrocombustibles. Asproinca y Grupo Semillas. La producción de caña de azúcar se encuentra concentrada principalmente en el Valle del Cauca. Este Departamento cuenta con 26 municipios cañicultores, cuya área urbana y rural representa el 48% del área total del departamento, seguido por el departamento del Cauca (8 municipios) con 17% y finalmente Caldas (13 municipios) y Risaralda (4 los municipios), cada uno con el 1% de la producción total 8. La cantidad de hectáreas de caña de azúcar sembradas en la región, según cifras de ASOCAÑA 2015 -2016 en el municipio de Tuluá, había aproximadamente 8000 hectáreas sembradas de caña, en 2020 en Colombia se molieron 23,5 millones de toneladas de caña que produjeron 2,21 millones de toneladas de azúcar y 400 millones de litros de etanol. 8 Fuente DANE-IGAC Otro municipio como Palmira, posee 50500 hectáreas de tierra plana, de los cuales el 97% (40.000 hectáreas) está sembrado de caña de azúcar (Olaya y Ramírez, 2003). Además de los problemas hídricos que se tienen en la zona agregamos el de la quema que sigue siendo una constante a pesar de estar controlado por la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca mediante RESOLUCIÓN 91 de febrero 6 de 2006 problemas que no solo afecta a humanos sino también a especies de animales que sufren y mueren por la quema de su ecosistema. De acuerdo con la CVC, en los cultivos se han encontrado zorros cañeros, serpientes, guatines, jaguarundíes, osos hormigueros, guaguas, aves, insectos y otras El principal motivo que lleva a la quema de la caña de azúcar es netamente económico, sin importar otras consecuencias, según (Asocaña-Cenicaña, 2003) un cortero corta entre dos y tres toneladas diarias (Madriñán, 2002), mientras que si se quema la caña, se alcanza un rendimiento de entre cinco y seis toneladas diarias por cortero. Por consiguiente, quemar la caña de azúcar antes de la cosecha facilita la tarea de cortar generando un aumento del 100% en la productividad de los corteros. Además, numerosos estudios en México y Brasil han demostrado que estos incendios generan altas cantidades de dióxido de carbono que contaminan el aire y afectan la capa de ozono. Sobre la contaminación del aire y la afectación en la salud de las poblaciones, los estudios de Madriñán (2002) concluyen que la quema y requema de la caña de azúcar (Saccharum officinarum L), en el valle geográfico del río Cauca, contribuyen en gran medida al deterioro de la calidad del aire, toda vez que genera gran cantidad de contaminantes discriminados así: 34.155 Kg/día de partículas; 370.012 Kg/día de CO y 54.648 Kg/día de hidrocarburos, para un promedio de 450 ha que se queman diariamente. A pesar de ello, se considera que no existe evidencia de la relación entre estas quemas y la muerte de corteros por enfermedades pulmonares. No obstante Davalos Álvarez (2007) logró establecer que la quema de caña explica en gran medida el aumento en la atmósfera de partículas menores de diez micras (PM10), es decir, aquellas que son tan pequeñas como para que sean respirables y que son consideradas como altamente contaminantes. A continuación, se relaciona el aumento de PM10 con el incremento de visitas al Hospital de San Vicente de Paúl por consultas de Infecciones Respiratorias Agudas (IRA), que comprenden enfermedades como la faringitis y la bronquitis. “Los pacientes más afectados son los niños y los adultos mayores. Los menores por una exposición permanente a factores que desencadenen una hiperactividad bronquial y los ancianos porque sufren de una enfermedad pulmonar obstructiva crónica, que al someterse a factores externos como las partículas generadas por la quema de la caña pueden generar fácilmente una crisis”. Así mismo, la principal fuente de contaminación atmosférica es la quema de la caña de azúcar, que emite el 50% del total de la contaminación por PM10; relación que se corrobora a través de la estimación de la función lineal, hallando una estrecha relación entre la quema de la caña de azúcar y la concentración de PM10 en la atmósfera. De modo indirecto, la quema de la caña de azúcar está causando un efecto nocivo en la población, pues la quema de la caña genera PM10 y éste genera IRA. El estudio que desarrolla Davalos (2007) nos señala que la quema de la caña de azúcar no solo genera un aumento en la productividad de los corteros, sino también una externalidad negativa sobre la población, incrementando las visitas que estos hacen al médico. Esta franja de la población está padeciendo, a través de sus problemas de salud, las debilidades de las leyes ambientales colombianas, las cuales en este caso no están protegiendo a aquellos que lo requieren. Actualmente estos emporios azucareros están divididos en tres grandes grupos. Grupo Río Paila Hernando Caicedo configuró el grupo a partir de la creación del ingenio Río Paila en 1931 y la creación de Colombina, como la primera empresa grande de confitería, establecida en la región en los años treinta. Hoy, el encadenamiento productivo está conformado por más de 20 000 hectáreas sembradas de caña, dos ingenios en Colombia: Río Paila y Central Castilla, cuya participación en la producción nacional es del 18.3% y participación accionaria no mayoritaria, en el ingenio Escuintlia en Guatemala. Nueve empresas elaboran tales productos: Colombina, Colombina Snak y Productora Andina de Dulces que se ubican en los terrenos contiguos al ingenio Río Paila; Procalidad, que se encuentra ubicado en terrenos cercanos al ingenio Escuintlia, en Guatemala; Pierrot, en México; Colcandy y Fiesta en Venezuela; Industria Nacional de Conservas en Bucaramanga; Colombina del Cauca, en la región Paez, al norte del Departamento del Cauca. Algunas de las empresas fueron adquiridas —no creadas— por el grupo, como estrategia de crecimiento y gradualmente ha especializado y concentrado la producción de las diferentes plantas. Grupo Ardila Llule Debido al alto costo que para la fabricación de bebidas representa el azúcar, el grupo asumió en los años setenta, una estrategia de toma y control que les permitió el control de la propiedad de los ingenios Cauca, Providencia y Risaralda, con lo cual se convirtieron en los mayores productores de azúcar a nivel nacional. La adquisición de tales ingenios incluyó las tierras asociadas, que en conjunto representan más de 20 000 hectáreas y de una de las empresas sucroquímica más importante del país: Sucromiles. Sucromiles produce alcohol etílico, ácido cítrico, levaduras, yeso, micelio, citrato de calcio, citrotex, citrato de sodio, ácido acético, vinagre, gas carbónico, acetatos, carbonato de calcio y fertilizantes agrícolas. Esta empresa es propiedad de los grupos Tate & Lyle de Inglaterra y Ardila Llule; exporta sus productos a la Comunidad Andina de Naciones, Chile, Centroamérica y el Caribe. Grupo Manuelita Ingenio Manuelita, el primero del país, fundado en 1863. Fueron los pioneros de la industria azucarera. Dueño de 22 000 hectáreas de tierra cultivada de caña, el ingenio vendió en el año 2000, cerca de 125 millones de dólares. En los años sesenta, Manuelita fue el creador del ingenio Cauca y de la empresa Sucromiles, como una estrategia de expansión y agregación de valor al azúcar. Sin embargo, la estrategia no se consolidó y estas dos empresas, pasaron al control del grupo Ardila Llule. En la década de 1990, el grupo compró en el Perú el Ingenio Laredo, en 2008 adquiere el 51% del ingenio Presidente Benito Juárez, en la ciudad de tabasco México. A modo de conclusión Azúcar amarga El fenómeno del azúcar amargo se refiere a la explotación y las duras condiciones laborales que enfrentan los trabajadores en la industria azucarera. A pesar de las ganancias y prebendas que brinda el Estado, estas empresas implementan la política de tercerización laboral, utilizando las Cooperativas de Trabajo Asociado (CTA) como formas de contratación laboral, liberando a los industriales de su relación laboral permitiéndoles rebajar los salarios a cifras mínimas. De esa forma reducen sus costos de producción para poder competir en el mercado global. Acorde a la información de la Superintendencia de Economía Solidaria (SES), para 2007 en Colombia existían 444 Cooperativas de Trabajo Asociado (CTA) vinculadas a diferentes sectores, de estas Cooperativas, 117 (26,4%) correspondían a CTA vinculadas al sector de la caña de azúcar de los Departamentos del Valle del Cauca y Cauca. El crecimiento de los ingenios se construyó con base a la apropiación de baldíos, expropiación, acaparamiento de tierras, desplazamiento de campesinos y propietarios, explotación laboral y a beneficios otorgados por los diferentes gobiernos para la producción del agrocombustible, asegurando el mercado interno con base en subsidios y exención de impuestos. Del mismo cabe destacar la adquisición de terrenos por medio de compra de tierra una vez copado intensivamente los cascos originales de herencia colonial destaca (Sánchez-Santos, 2010) que hubo dos modalidades, uno por clarificación de derechos de propiedad bien fuera de la colonia o del siglo XIX. Haciendo uso de instancias judiciales se enfrentaron y ganaron sus derechos a arrendatarios y terrazgueros que ocupaban los bordes de sus unidades productivas allí se cuenta con un proceso no exento de violencia, no obstante, también implicó la resolución de conflictos a través de instrumentos legales. Un segundo momento y no menos violento correspondió a la compra de manera precaria de propiedades en cuanto algunos propietarios que no querían vender fueron presionados para que lo hicieran, todo esto amparados en la ley 200 de tierras de 19369. De esta forma los derechos de propiedad se resolvieron a favor de garantizar los derechos de los ingenios, los cuales aumentaron la presión sobre la tenencia de la tierra. Por su parte, las exoneraciones fiscales fueron acondicionadas en la Ley 788/2002 (de Reforma Tributaria), la cual introduce las siguientes exenciones a la producción de etanol: IVA 10, Impuesto Global11 y Sobretasa a la Gasolina12 En el país existe la obligatoriedad de la mezcla de gasolina con 9 Fue a través de esta ley que se legitimó el modelo de expansión del ingenio y se le da seguridad a sus propietarios con respeto a la improbabilidad de perder sus tierras en el largo plazo 10 El Art. 31 excluye a la caña de azúcar del pago de este impuesto el cual equivale al 16%, mientras que la producción de Alcohol Carburante para mezcla con gasolina para vehículo automotor queda exenta de este pago. 11 El Decreto 1774 de 1996 colocó este impuesto al combustible (gasolina y ACPM), el cual se incrementaría anualmente acorde a l a meta de inflación, partiendo de $ 330/galón de gasolina corriente y $405 para la extra. etanol en un 10%. De acuerdo a esa política en los años venideros ese porcentaje seguirá subiendo gradualmente. Los subsidios implícitos para el etanol, tanto los provenientes de los consumidores relacionados con el diferencial de precios como los tributarios, encontramos que estos son de gran magnitud ascendiendo los mismos a una suma cercana a los 671 mil millones de pesos (US$311 millones) para los tres años: 2005, 2006 y 2007. Lo anterior asociado al desinterés de política ambiental efectiva es preocupante, la CVC expresó que entre 1957 y 1986, el Valle del Cauca había perdido el 72% de sus humedales y el 66% de sus bosques. Los resultados en términos ecosistémicos son claros cuando se observan los datos de las entidades oficiales: la cobertura de humedales en 1957 era de aproximadamente 10.049 ha y en 1986 había tan solo 2795 ha, una reducción del 72 %; en bosques, en 1957, la cobertura era de 25.320 ha y en 1986 había tan solo 8668 ha, una reducción de 66 % (CVC, 1998). De este modo, los ecosistemas continúan amenazados por la expansión de la caña (Perafán, 2013). En marzo de 2016 el periódico el país reporto la destrucción de humedales en diferentes zonas del departamento, 47 hectáreas fueron destruidas con el objetivo de ampliar cultivos, esto ocurrió en el corregimiento de Sonso, pero también fueron arrasados con maquinaria el humedal El Conchal, ubicado en el municipio de Buga, y el humedal de Videles, localizado en el corregimiento de Guabas, en Guacarí. Todos los predios afectados estaban al cuidado de la DAR 13 Centro Sur. El Instituto Humboldt, en una de sus más recientes publicaciones, indica que el 88 % de los humedales de Colombia no están protegidos, reconoce que los humedales permanentes del país son especialmente frágiles y recomienda la conservación estricta de sus espejos de agua. Ignorar a los humedales en la planificación territorial, y en el desarrollo de las poblaciones que conviven con ellos, puede traer consecuencias ecosistémicas, sociales y económicas profundas. Solo el 7 % de los humedales están dentro de parques nacionales, la figura de protección más estricta. El ingeniero agrónomo australiano Douglas Laing, director por dos décadas del Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), de Palmira, resumió la problemática en una entrevista con la agencia de noticias de Univalle: “Con caña, el Valle no será sostenible al 2065”, dijo Laing. “El gran problema del Departamento a futuro es que los cañeros están acabando con el último reservorio de agua de la región, que es irremplazable”. 14 El investigador, doctor en Climatología Agrícola y Fisiología de Plantas de la Universidad Estatal de Iowa, explicaba que el sector cañicultor del Valle utiliza, para el riego de la caña, el agua fósil ubicada a 200 y 500 metros de profundidad. “Es un agua costosísima de bombear, con más de 20 mil años de edad que podría resultar vital para el futuro de la región”. De esta cuantía, el 1.1% es para ECOPETROL y el resto (98.9%) para la Tesorería Nacional. El 1.1% se distribuirá en los depar tamentos acorde a su participación en los galones vendidos a nivel nacional. Del restante 98,9%, 25,6% será para cubrir las transferencias de la Nación a los municipios para los gastos de agua, educación, salud, etc. 12 La sobretasa a la gasolina equivale al 25% de cada unidad vendida sobre el precio de referencia extra y corriente. De este 25%, 6.5% son para el Departamento y el 18.5% restante para los Municipios acorde a la Ley 488 de 1998. 13 Dirección Ambiental Regional 14 https://www.univalle.edu.co/medio-ambiente/con-cana-el-valle-no-sera-sostenible-al-2065 BIBLIOGRAFIA Castillejo Cuellar, A. (2003). Empresas y empresarios en la historia de Colombia. Siglos XIX-XX. Una colección de estudios recientes. Volumen I. Universidad de los Andes. Colmenares, Germán. (1983). Cali: Terratenientes, mineros y comerciantes, siglo XVIII. En Universidad del Valle, Sociedad y economía en el Valle del Cauca (Vol. I). Bogotá: Talleres Gráficos Banco Popular. 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