ACTUALIDAD DEL FEDERALISMO Días pasados cuando escuchaba hablar a los dirigentes rurales sentí particularmente algo que en realidad me emocionó. Es cierto nunca como hasta ahora desde que yo recuerdo se levantaron las banderas federales pero no banderas de exclamatorias como las que nos tienen acostumbrados no solamente en La Rioja sino en tantos otros lugares del país pues de la boca de los ruralistas varias veces se oyó decir que esta lucha federal, auténticamente federal tenía aquellos lejanos antecedentes de los caudillos federales. Es como si el país luego de haber vivido más de un siglo y medio engañando y mintiendo sobre el legado federal y aceptando los presupuestos liberales de Mitre y compañía hubiera retomado o esté en camino de hacerlo el largo y trágico camino del enfrentamiento entre dos concepciones de país. Cuando los ruralistas se referían a los caudillos federales no pude menos que meditar que esa lucha postergada, que esa historia irresuelta podría llegar el día que definitivamente se saldara. Y entonces se me ocurre pensar que el viejo ideario federal es hoy más vigente que nunca porque vive en el pueblo que trabaja en el interior del país el ejemplo luminoso de personajes como Peñaloza, como Varela, como Facundo, Etanislao López, que tanto hicieron por el triunfo de esta bandera. Pero nuestra historia se podría reducir a una simple palabra: sometimiento, sometimiento de las soberanías provinciales, sometimiento a los dictados de la metrópolis, sometimiento a todo lo que fuera disenso y desarrollo regional. Cuando hace cien años Rodolfo Rivarola escribió un ensayo donde decía que los estados federales eran absolutamente inútiles y que había que alentar al estado nacional y a los municipios muchos quizás habrá creído que se trataba de un tramontano, de un fundamentalista liberal, pero lo que hizo Rivarola no fue sino plasmar en el papel lo que ya era una constante de la política argentina. Subalternización de los estados provinciales, avance de la nación sobre las autonomías y olvido total de su capacidad de gobernarse a si misma. Y, cosa curiosa serían dos de los gobiernos más votados por el pueblo (Irigoyen y Perón) los que más participaron en el fortalecimiento hegemónico del poder nacional. Y ambos lo hicieron interviniendo en forma continua y crónica las provincias. Irigoyen alegando que había que destruir el “Régimen falaz y descreído” y Perón alegando la necesidad de construir “La sociedad organizada” ambos hicieron mucho para borrar el federalismo de la faz del país algo que también hicieron todos y cada uno de los gobiernos militares que hemos tenido desde el año treinta a los últimos años. Ninguno, gobiernos democráticos o militares, se olvidó de borrar una y mil veces los limites provinciales que para la Nación nada significaron. Por eso cuando uno de los oradores ruralistas habló que había que abandonar el sistema de los gobernadores delegados del gobierno central, dijo una verdad de a puño. Argentina es un país remachadamente unitario con todas las lacras y todas las desventajas de esto como bien le consta al interior argentino empobrecido y que subsiste por la dadiva o el puesto público que es exactamente lo mismo. Por eso al escuchar en las palabras de los ruralistas en lucha las emocionadas referencias a nuestros caudillos pienso que Peñaloza, Varela, Facundo, siguen teniendo plena vigencia. MIGUEL BRAVO TEDIN