Subido por Ma Carme Costafreda Farran

LA MORT

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UN CURSO DE MILAGROS
¿QUÉ ES LA MUERTE?
27. MANUAL DEL MAESTRO.
1. La muerte es el sueño central de donde emanan todas las ilusiones. 2 ¿No es acaso una
locura pensar que la vida no es otra cosa que nacer, envejecer, perder vitalidad y finalmente
morir? 3 Ya hemos planteado esta pregunta anteriormente, pero ahora debemos examinarla
con mayor detenimiento. 4 La creencia fija e inalterable del mundo es que todas las cosas
nacen para morir. 5 Se considera que así es como “opera la naturaleza”, y que no se debe
poner en tela de juicio, sino que debe aceptarse como la ley “natural” de la vida. 6 Lo cíclico, lo
cambiante y lo incierto; lo inestable y lo inconstante; lo que de alguna manera crece y mengua
siguiendo una trayectoria determinada es lo que se considera la Voluntad de Dios. 7 Y nadie se
pregunta si un Creador benigno hubiese podido disponer algo así.
2. Si el universo que percibimos fuese tal como Dios lo creó, sería imposible pensar que Dios es
amoroso. 2 Pues aquel que ha decretado que todas las cosas mueran y acaben en polvo,
desilusión y desesperanza, no puede sino inspirar temor. 3 Tu insignificante vida está en sus
manos, suspendida de un hilo que él está listo para cortar sin que Le importe o lo lamente, tal
vez hoy mismo. 4 Y aun si esperase, el final es seguro de todas formas. 5 El que ama a un dios
así no conoce el amor, ya que ha negado que la vida sea real. 6 La muerte se ha convertido en
el símbolo de la vida. 7 Su mundo es ahora un campo de batalla, en donde reina la
contradicción y los opuestos luchan en una guerra interminable. 8 Donde hay muerte la paz es
imposible.
3. La muerte es el símbolo del temor a Dios. 2 La idea de la muerte oculta Su Amor y lo
mantiene al margen de la conciencia cual un escudo puesto en alto para bloquear el sol. 3 Lo
siniestro de este símbolo basta para demostrar que la muerte no puede coexistir con Dios. 4 La
muerte muestra una imagen del Hijo de Dios en la que éste acaba “descansando en paz” en
los brazos de la devastación, donde los gusanos lo esperan para darle la bienvenida y, gracias a
su muerte, prolongar un poco más su propia existencia. 5 Mas los gusanos están igualmente
condenados a morir. 6 Y de esta forma, todas las cosas viven gracias a la muerte. 7 En la
naturaleza, el devorarse unos a otros es “ley de vida”. 8 Dios está loco y sólo el miedo es real.
4. La extraña creencia de que una parte de las cosas que mueren puede seguir existiendo
separada de lo que muere, tampoco proclama a un Dios amoroso ni vuelve a sentar las bases
para que se tenga confianza. 2 Si la muerte es real para una sola cosa, la vida no existe. 3 La
muerte niega la vida. 4 Pero si la vida es real, lo que se niega es la muerte. 5 En esto no puede
haber transigencia alguna. 6 O bien existe un dios de miedo o bien Uno de Amor. 7 El mundo
intenta hacer miles de transigencias al respecto y tratará de hacer mil más. 8 Ni una sola puede
ser aceptable para los maestros de Dios, ya que ninguna de ellas sería aceptable para Dios. 9 Él
no creó la muerte, puesto que no creó el miedo. 10 Para Él ambas cosas están igualmente
desprovistas de sentido.
5. La “realidad” de la muerte está firmemente arraigada en la creencia de que el Hijo de Dios
es un cuerpo. 2 Y si Dios hubiese creado cuerpos, la muerte sería ciertamente real. 3 Pero en
ese caso Dios no sería amoroso. 4 Ningún otro punto ilustra de forma tan evidente el contraste
entre la percepción del mundo real y la del mundo de las ilusiones. 5 Si Dios es Amor, la
muerte es, de hecho, la muerte de Dios. 6 Por lo tanto, Su Propia Creación no puede sino
temerle. 7 Dios no es un Padre, sino un destructor; 8 un vengador, no un Creador. 9 Sus
Pensamientos son aterradores y Su Imagen temible. 10 Contemplar Sus Creaciones es morir.
6. “El último enemigo destruido será la muerte.” 2 ¡Por supuesto que sí! 3 Sin la idea de la
muerte no habría mundo. 4 Todos los sueños acabarán con éste. 5 Ésta es la meta final de la
salvación, el fin de todas las ilusiones. 6 Y todas las ilusiones nacen de la muerte. 7 ¿Qué puede
nacer de la muerte y tener vida? 8 Por otra parte, ¿qué puede originarse en Dios y morir? 9
Las inconsistencias, las transigencias y los ritos que el mundo fomenta en sus vanos intentos de
aferrarse a la muerte y al mismo tiempo pensar que el amor es real, no son más que necios
trucos mágicos, ineficaces y desprovistos de sentido. 10 Dios es, y en Él todas las cosas creadas
no pueden sino ser eternas. 11 ¿No ves que de no ser así Él tendría un opuesto y el miedo sería
tan real como el amor?
7. Maestro de Dios, tu única tarea puede definirse de la siguiente manera: no hagas ningún
trato en el que la muerte sea parte integrante. 2 No creas en la crueldad ni permitas que el
ataque oculte la verdad de ti. 3 Lo que parece morir, tan sólo se ha percibido incorrectamente y
se ha llevado al campo de las ilusiones. 4 De ahí que tu tarea sea ahora permitir que las
ilusiones sean llevadas ante la verdad. 5 Mantente firme sólo en esto: no te dejes engañar por
la “realidad” de ninguna forma cambiante. 6 La verdad no cambia ni fluctúa, ni sucumbe ante
la muerte o ante la destrucción. 7 ¿Y cuál es el final de la muerte? 8 Nada más que esto: el
reconocimiento de que el Hijo de Dios es inocente ahora y siempre. 9 Nada más que eso. 10
Pero no olvides que tampoco es menos
Capítulo 1. Principios de los milagros
24. Los milagros te capacitan para curar a los enfermos y resucitar a los muertos porque tanto
la enfermedad como la muerte son invenciones tuyas y, por lo tanto, las puedes abolir. 2 Tú
mismo eres un milagro, capaz de crear a semejanza de tu Creador. 3 Todo lo demás no es más
que tu propia pesadilla y no existe. 4 Sólo las creaciones de luz son reales.
Capítulo 3 LA PERCEPCIÓN INOCENTE
VII. Crear en contraposición a crear una imagen propia
5:10 A medida que te acercas a tu Origen, experimentas el miedo a la destrucción de tu sistema
de pensamiento como si se tratase del miedo a la muerte. 11 Pero la muerte no existe; lo que
existe es la creencia en la muerte.
Capítulo 6 LAS LECCIONES DEL AMOR
A. Para poder tener, da todo a todos
1. Cuando tu cuerpo, tu ego y tus sueños hayan desaparecido, sabrás que eres eterno. 2 Tal vez
pienses que esto se logra con la muerte, pero con la muerte no se logra nada porque la muerte
no es nada. 3 Todo se logra con la vida y la vida forma parte del ámbito de la mente y se
encuentra en la mente. 4 El cuerpo ni vive ni muere porque no puede contenerte a ti que eres
vida. 5 Si compartimos la misma mente, tú puedes superar la muerte puesto que Yo la superé.
6 La muerte es un intento de resolver conflictos no tomando ninguna decisión.
Capítulo 8 EL VIAJE DE RETORNO
IX. La curación como resultado de una percepción corregida
2. Toda clase de enfermedad, e incluso la muerte, son expresiones físicas del miedo a
despertar. 3 Son intentos de reforzar el sueño debido al miedo a despertar. 4 Ésta es una forma
patética de tratar de no ver inutilizando la facultad de ver. 5 ”Descansa en paz” es una
bendición para los vivos, no para los muertos, ya que el descanso procede de despertar, no de
dormir
Capítulo 12 El PROGRAMA DE ESTUDIOS DEL ESPÍRITU SANTO
IV. Buscar y hallar
6.1 Contempla el Guía que tu Padre te ha dado, para que puedas aprender que posees vida
eterna, 2 pues la muerte no es la Voluntad de tu Padre ni la tuya, y todo lo que es verdad es la
Voluntad del Padre.
6.4 Si la muerte es tu tesoro, venderás todo lo demás para comprarla. 5 Y creerás haberla
comprado, al haber vendido todo lo demás.
VII. Introspección
13.2 La pena de muerte es la meta final del ego porque está convencido de que eres un
criminal que merece la muerte, tal como Dios sabe que eres merecedor de la vida. 3 La pena de
muerte nunca abandona la mente del ego, pues eso es lo que siempre tiene reservado para ti
al final. 4 Deseando destruirte como expresión final de sus sentimientos hacia ti, te deja vivir
sólo para que esperes la muerte. 5 Te atormentará mientras vivas, pero su odio no quedará
saciado hasta que mueras, 6 pues tu destrucción es el único fin que anhela y el único que lo
dejará satisfecho.
14. El ego no traiciona a Dios, a Quien es imposible traicionar. 2 Pero te traiciona a ti que
crees que has traicionado a tu Padre. 3 Por eso es por lo que la erradicación de la culpa es un
aspecto esencial de las enseñanzas del Espíritu Santo. 4 Pues mientras te sientas culpable
estarás escuchando la voz del ego, la cual te dice que has traicionado a Dios y que, por lo tanto,
mereces la muerte. 5 Pensarás que la muerte procede de Dios y no del ego porque, al
confundirte a ti mismo con él, creerás que deseas la muerte. 6 Y de lo que deseas, Dios no te
puede salvar.
Capítulo 13 EL MUNDO INOCENTE
III. El miedo a la redención
3 Tu muerte individual parece más valiosa que tu unicidad viviente, pues lo que se te ha dado
no te parece tan valioso como lo que tú has fabricado. 4 Tienes más miedo de Dios que del
ego, y el amor no puede entrar donde no se le da la bienvenida.
IV. La función del tiempo
3.2 Aunque tal vez se podría argumentar que la muerte indica que antes hubo vida, nadie
sostendría que prueba que la vida existe.
3.3 Incluso la vida previa a la que la muerte parece señalar, habría sido inútil si tan sólo hubiera
desembocado en la muerte y necesitara de ésta para probar que existió. 4 Pones en duda el
Cielo, pero no pones en duda la muerte. 5 No obstante, podrías sanar y ser sanado si la
pusieras en duda. 6 Y aunque no sabes lo que es el Cielo, ¿no sería éste más deseable que la
muerte?
XI. La paz del Cielo
1. Las mejores alternativas que el ego ofrece para contrarrestar lo que se percibe como la ruda
intromisión de la culpabilidad en la paz son: el olvido, el sueño y la muerte.
Capítulo 15 EL INSTANTE SANTO
I. Los dos usos del tiempo
2. La razón del aparente desaliento del que tal vez padezcas es tu creencia de que ello toma
tiempo y de que los resultados de las enseñanzas del Espíritu Santo se encuentran en un futuro
remoto. 2 Sin embargo, no es así, 3 pues el Espíritu Santo usa el tiempo a Su manera y no está
limitado por él. 4 El tiempo es Su amigo a la hora de enseñar. 5 No causa deterioro en Él como
lo hace en ti. 6 Todo el deterioro que el tiempo parece ocasionar se debe únicamente a tu
identificación con el ego, que se vale del tiempo para reforzar su creencia en la destrucción. 7 El
ego, al igual que el Espíritu Santo, se vale del tiempo para convencerte de la inevitabilidad del
objetivo y del final del aprendizaje. 8 El objetivo del ego es la muerte, que es su propio fin. 9
Mas el objetivo del Espíritu Santo es la vida, la cual no tiene fin.
3. El ego es un aliado del tiempo, pero no un amigo. 2 Pues desconfía tanto de la muerte como
de la vida, y lo que desea para ti, él no lo puede tolerar. 3 Él ego te quiere ver muerto, pero él
no quiere morir. 4 El resultado de esta extraña doctrina no puede ser otro, por lo tanto, que el
de convencerte de que él te puede perseguir más allá de la tumba. 5 Y al no estar dispuesto a
que ni siquiera en la muerte encuentres paz, te ofrece inmortalidad en el infierno. 6 Te habla
del Cielo, pero te asegura que el Cielo no es para ti. 7 Pues ¿qué esperanzas pueden tener los
culpables de ir al Cielo?
4. Creer en el infierno es ineludible para aquellos que se identifican con el ego. 2 Sus pesadillas
y sus miedos están asociados con él. 3 El ego te enseña que el infierno está en el futuro, pues
ahí es hacia donde todas sus enseñanzas apuntan. 4 Su objetivo es el infierno. 5 Pues aunque
tiene por finalidad la muerte y la disolución, él mismo no cree en ello. 6 El objetivo de muerte
que ansía para ti le deja insatisfecho. 7 Nadie que siga sus enseñanzas puede estar libre del
miedo a la muerte. 8 Sin embargo, si se pensase en la muerte simplemente como el fin del
dolor, ¿se le tendría miedo? 9 Hemos visto antes esta extraña paradoja en el sistema de
pensamiento del ego, pero nunca tan claramente como aquí. 10 Pues el ego tiene que dar la
impresión de que mantiene al miedo alejado de ti para conservar tu fidelidad. 11 Pero tiene
que generar miedo para protegerse a sí mismo. 12 Una vez más, el ego intenta—y lo logra con
demasiada frecuencia—hacer ambas cosas, valiéndose de la disociación para mantener sus
metas contradictorias unidas, de manera que parezcan estar reconciliadas. 13 El ego enseña,
por lo tanto, que la muerte es el final en lo que respecta a cualquier esperanza de alcanzar el
Cielo. 14 Sin embargo, puesto que tú y el ego no podéis estar separados, y puesto que él no
puede concebir su propia muerte, te seguirá persiguiendo porque la culpa es eterna. 15 Tal es
la versión que el ego tiene de la inmortalidad. 16 Y eso es lo que su versión del tiempo apoya.
Capítulo 19 LA CONSECUCIÓN DE LA PAZ
C. El tercer obstáculo: La atracción de la muerte
1. A ti y a tu hermano, en cuya relación especial el Espíritu Santo entró a formar parte, se os
ha concedido liberar —y ser liberados—del culto a la muerte. 2 Pues esto fue lo que se os
ofreció y vosotros lo aceptasteis. 3 No obstante, tenéis que aprender más acerca de este
extraño culto, pues encierra el tercer obstáculo que la paz debe superar. 4 Nadie puede morir a
menos que elija la muerte. 5 Lo que parece ser el miedo a la muerte es realmente su
atracción.
2.13 Cuando aceptaste el glorioso propósito del Espíritu Santo en vez de el del ego, renunciaste
a la muerte y la substituiste por la vida. 14 Ya sabemos que ninguna idea abandona su fuente.
15 Y la muerte es el resultado del pensamiento al que llamamos ego, tan inequívocamente
como la vida es el resultado del Pensamiento de Dios.
i. El cuerpo incorruptible
3. El pecado, la culpa y la muerte se originaron en el ego, en clara oposición a la vida, a la
inocencia y a la Voluntad de Dios Mismo. 9. El miedo a la muerte desaparecerá a medida que
la atracción que ejerce ceda ante la verdadera atracción del amor. 2 El final del pecado, que
anida quedamente en la seguridad de tu relación, protegido por tu unión con tu hermano y listo
para convertirse en una poderosa fuerza al servicio de Dios está muy cerca. 3 El amor protege
celosamente los primeros pasos de la salvación, la resguarda de cualquier pensamiento que la
pudiera atacar y la prepara silenciosamente para cumplir la imponente tarea para la que se te
concedió.
4 Los ángeles dan sustento a tu recién nacido propósito, el Espíritu Santo le da abrigo y Dios
Mismo vela por él. 5 No tiene necesidad de que lo protejas; él es tu protección. 6 Pues es
inmortal, y en él reside el final de la muerte.
6.5 La muerte, de ser real, supondría la ruptura final y absoluta de la comunicación, lo cual es
el objetivo del ego.
7. Aquellos que tienen miedo de la muerte no ven con cuánta frecuencia y con cuánta fuerza
claman por ella, implorándole que venga a salvarlos de la comunicación. 2 Pues consideran que
la muerte es un refugio: el gran salvador tenebroso que libera de la luz de la verdad, la
respuesta a la Respuesta, lo que acalla la Voz que habla en favor de Dios. 3 Sin embargo,
abandonarte a la muerte no pone fin al conflicto. 4 Sólo la Respuesta de Dios es su fin.
7.5 El obstáculo que tu aparente amor por la muerte supone y que la paz debe superar parece
ser muy grande. 6 Pues en él yacen ocultos todos los secretos del ego, todas sus insólitas
artimañas, todas sus ideas enfermizas y sus extrañas imaginaciones. 7 En él radica la ruptura
final de la unión, el triunfo de lo que el ego ha fabricado sobre la Creación de Dios, la victoria de
lo que no tiene vida sobre la Vida Misma
D. El cuarto obstáculo: El temor a Dios
1.1.¿Qué verías si no tuvieras miedo de la muerte? 2 ¿Qué sentirías y pensarías si la muerte
no te atrajera? 3 Simplemente recordarías a tu Padre. 4 Recordarías al Creador de la Vida, la
Fuente de todo lo que vive, al Padre del universo y del universo de los universos, así como de
todo lo que se encuentra más allá de ellos.
3.1 Este velo, que la creencia en la muerte mantiene intacto y que su atracción protege, es el
más tenebroso de todos. 2 La dedicación a la muerte y a su soberanía no es más que el voto
solemne, la promesa que en secreto le hiciste al ego de jamás descorrer ese velo, de no
acercarte a él y de ni siquiera sospechar que está ahí.
4.4 Tu miedo a la muerte no es mayor que el que le tienes al ego. 5 Ambos son los amigos que
has elegido, ya que en tu secreta alianza con ellos has acordado no permitir jamás que el temor
a Dios se revoque, de manera que pudieras contemplar la faz de Cristo y unirte a Él en Su Padre.
Capítulo 20 LA VISIÓN DE LA SANTIDAD
IV. La entrada al arca
1.4 Todo poder es de Dios; Él lo otorga, y el Espíritu Santo, que sabe que al dar no puedes sino
ganar, lo revive. 5 Él no le confiere poder alguno al pecado, que, por consiguiente, no tiene
ninguno; tampoco le confiere poder a sus resultados tal como el mundo los ve: la enfermedad,
la muerte, la aflicción y el dolor. 6 Ninguna de estas cosas ha ocurrido porque el Espíritu Santo
no las ve ni le otorga poder a su aparente fuente.
Capítulo 27 LA CURACIÓN DEL SUEÑO
II. El temor a sanar
6.8 Hermano, la muerte no existe. 9 Y aprenderás esto cuando tu único deseo sea mostrarle a
tu hermano que él jamás te hirió.
VII. El soñador del sueño
10. 1¿Qué otras alternativas tienes ante ti sino la vida o la muerte, despertar o dormir, la guerra
o la paz, tus sueños o tu realidad? 2 Existe el riesgo de pensar que la muerte te puede brindar
paz porque el mundo equipara el cuerpo con el Ser que Dios creó. 3 No obstante, una cosa
jamás puede ser su propio opuesto. 4 Y la muerte es lo opuesto a la paz porque es lo opuesto
a la vida. 5 Y la vida es paz. 6 Despierta y olvida todos los pensamientos de muerte, y te darás
cuenta de que ya gozas de la Paz de Dios.
Capítulo 28 EL DES-HACIMIENTO DEL MIEDO
II. La inversión de efecto y causa
4. En realidad no ha ocurrido nada, excepto que te quedaste dormido y tuviste un sueño en el
que eras un extraño para ti mismo y tan sólo una parte del sueño de otro. 2 El milagro no te
despierta, sino que simplemente te muestra quién es el soñador. 3 Te enseña que mientras
estés dormido puedes elegir entre diferentes sueños, dependiendo del propósito que le hayas
adscrito a tu soñar. 4 ¿Deseas sueños de curación o sueños de muerte?
Capítulo 29 EL DESPERTAR
VI. El perdón y el final del tiempo
4. 9 La muerte no existe porque todo lo que vive comparte la función que su Creador le asignó.
10 La función de la vida no puede ser morir.
Capítulo 31 LA VISIÓN FINAL
VII. La visión del salvador
9. El velo que cubre la faz de Cristo, el temor a Dios y a la salvación, así como el amor a la culpa
y a la muerte no son sino diferentes nombres de un mismo error: que hay un espacio entre tu
hermano y tú que os mantiene aparte debido a una ilusión de ti mismo que lo mantiene a él
separado de ti y a ti alejado de él.
LECCIÓN 72 Abrigar resentimientos es un ataque contra el plan de Dios para la salvación.
3. Aunque el intento de mantener las limitaciones que un cuerpo impone es obvio aquí, tal vez
no sea tan evidente por qué razón abrigar resentimientos constituye un ataque contra el plan
de Dios para la salvación. 2 Examinemos, pues, cuáles son las cosas contra las que tienes la
tendencia a abrigar resentimientos. 3 ¿Acaso no están siempre asociadas con algo que un
cuerpo hace? 4 Una persona dice algo que no te gusta. 5 O bien hace algo que te desagrada. 6
Dicha persona “delata” sus pensamientos hostiles con su comportamiento.
4. En este caso no estás tratando con lo que la persona realmente es. 2 Por el contrario, en lo
único que te fijas es en lo que esa persona hace en el cuerpo. 3 Y no sólo no la estás ayudando
a librarse de las limitaciones de su cuerpo, sino que estás tratando activamente de atarla al
cuerpo al confundirla con éste y juzgar que ella y su cuerpo son una misma cosa. 4 De este
modo se ataca a Dios, pues si Su Hijo no es más que un cuerpo, eso es lo que Él
necesariamente debe ser también. 5 Es inconcebible que un creador pueda ser radicalmente
distinto de su creación.
5. Si Dios fuese un cuerpo, ¿cuál sería Su plan para la salvación? 2 ¿Qué otra cosa podría ser
sino la muerte? 3 Y al tratar de presentarse a Sí Mismo como el Autor de la Vida y no de la
muerte, resultaría ser un mentiroso y un impostor lleno de falsas promesas, que ofrece
ilusiones en vez de la verdad. 4 La aparente realidad del cuerpo hace que esta perspectiva de
Dios parezca convincente. 5 De hecho, si el cuerpo fuese real, sería imposible no llegar a esta
conclusión. 6 Cada resentimiento que abrigas reitera que el cuerpo es real. 7 Cada
resentimiento que abrigas pasa por alto completamente lo que tu hermano es. 8 Refuerza tu
creencia de que él es un cuerpo y lo condena por ello. 9 Y afirma que su salvación tiene que
ser la muerte, al proyectar este ataque sobre Dios y hacerlo responsable de ello.
6. A este escenario cuidadosamente preparado, donde animales feroces acechan a sus presas y
la clemencia no puede hacer acto de presencia, el ego viene a salvarte. 2 ”Dios te hizo un
cuerpo. 3 Muy bien. 4 Aceptemos esto y alegrémonos. 5 En cuanto que cuerpo, no te prives de
nada de lo que el cuerpo ofrece. 6 Apodérate de lo poco que puedas. 7 Dios no te dio nada. 8 El
cuerpo es tu único salvador. 9 Representa la muerte de Dios y tu salvación.”
LECCIÓN 93 La luz, la dicha y la paz moran en mí.
4. ¿Por qué no habrías de dar saltos de alegría cuando se te asegura que todo el mal que crees
haber hecho nunca ocurrió; que todos tus pecados no son nada; que sigues siendo tan puro y
santo como fuiste creado, y que la luz, la dicha y la paz moran en ti? 2 La imagen que tienes de
ti mismo no puede resistir la Voluntad de Dios. 3 Tú piensas que eso es la muerte, sin
embargo, es la vida. 4 Tú piensas que se te está destruyendo, sin embargo, se te está salvando.
LECCIÓN 110 Soy tal como Dios me creó.
1.4 Si sigues siendo tal como Dios te creó, el miedo no tiene sentido, la maldad no es real y la
aflicción y la muerte no existen.
LECCIÓN 138 El Cielo es la alternativa por la que me tengo que decidir.
1.Así pues, hoy comenzamos a examinar la decisión que el tiempo tiene como finalidad
ayudarnos a tomar. 2 Tal es su santo propósito, diferente ahora del que tú le habías conferido:
ser un medio para demostrar que el infierno era real, que toda esperanza acaba en
desesperación y que la Vida Misma finalmente sucumbirá ante la muerte. 3 Pues sólo con la
muerte se reconcilian los opuestos, ya que poner fin a la contradicción es morir. 4 Y así, se
considera que la salvación es la muerte, pues la vida se ve como un conflicto. 5 Resolver el
conflicto es, por lo tanto, poner fin a tu vida.
LECCIÓN 152 Tengo el poder de decidir.
1. Nadie puede sufrir pérdida alguna a menos que ésa haya sido su decisión. 2 Nadie sufre dolor
salvo cuando él mismo así lo decide. 3 Nadie puede estar afligido, sentir temor o creer que está
enfermo a menos que eso sea lo que desee. 4 Y nadie muere sin su propio consentimiento.
5 Jamás ocurre nada que no sea una representación de tus deseos ni se te niega nada de lo
que eliges. 6 He aquí tu mundo, completo hasta el más ínfimo detalle. 7 He aquí toda la
realidad que tiene para ti. 8 Mas es sólo ahí donde se encuentra la salvación.
LECCIÓN 163 La muerte no existe. El Hijo de Dios es libre.
1. La muerte es un pensamiento que adopta muchas formas que a menudo no se reconocen.
2 La muerte puede manifestarse en forma de tristeza, miedo, ansiedad o duda; en forma de ira,
falta de fe y desconfianza; preocupación por el cuerpo, envidia, así como en todas aquellas
formas en las que el deseo de ser como no eres pueda venir a tentarte. 3 Todos esos
pensamientos no son sino reflejos de la veneración que se le rinde a la muerte como salvadora
y portadora de la liberación.
2. En cuanto que encarnación del miedo, anfitrión del pecado, dios de los culpables y señor de
toda ilusión y engaño, el pensamiento de muerte parece ser muy poderoso. 2 Pues parece
encerrar a todo ser vivo en sus marchitas manos; a todo deseo y esperanza en su puño funesto,
y percibir toda meta únicamente a través de sus ojos invidentes. 3 Los débiles, los indefensos,
así como los enfermos se postran ante su imagen, al pensar que sólo ella es real, inescapable y
digna de su confianza. 4 Pues la muerte es lo único que inevitablemente llegará.
3. Todas las cosas, excepto la muerte, parecen ser inciertas y perderse demasiado pronto, sin
importar lo difícil que haya sido adquirirlas. a Ninguna de ellas parece ofrecernos seguridad con
respecto a lo que nos ha de brindar, y son propensas a defraudar las esperanzas que una vez
nos hicieron abrigar y a dejar tras sí un mal sabor de boca en lugar de aspiraciones y sueños. 2
Pero con la muerte se puede contar, 3 pues vendrá con pasos firmes cuando haya llegado su
hora. 4 Nunca cesará de tomar como rehén todo lo que tiene vida.
4. ¿Te postrarías ante ídolos como éste? 2 Aquí la Fortaleza y el Poderío de Dios Mismo se
perciben dentro de un ídolo hecho de polvo. 3 Aquí se proclama que lo opuesto a Dios es señor
de toda la Creación, más fuerte que la Voluntad de Dios por la vida, más fuerte que la infinitud
del amor y la perfecta e inmutable constancia del Cielo. 4 Aquí la Voluntad del Padre y del Hijo
es finalmente derrotada y enterrada bajo la lápida que la muerte ha colocado sobre el cuerpo
del santo Hijo de Dios.
5. Impío ahora por la derrota, el Hijo de Dios se ha convertido en lo que la muerte quería hacer
de él. 2 En su epitafio, escrito por la propia muerte, no se menciona su nombre, pues ha pasado
a ser polvo. 3 En él sólo se menciona esto: “Aquí yace un testigo de que Dios ha muerto”. 4 Y
esto es lo que la muerte escribe una y otra vez, mientras sus veneradores asienten y,
postrándose con sus frentes en el suelo, susurran llenos de miedo que así es.
6. Es imposible venerar a la muerte en cualquiera de las formas que adopta y, al mismo
tiempo, seleccionar unas cuantas que no favoreces—y que incluso deseas evitar—mientras aún
sigues creyendo en el resto. 2 Pues la muerte es total. 3 O bien todas las cosas mueren o bien
todas viven y no pueden morir. 4 En esto no hay términos medios. 5 Pues aquí nos
encontramos de nuevo ante algo que es obvio y que debemos aceptar si queremos gozar de
cordura: lo que contradice totalmente un pensamiento no puede ser verdad, a menos que se
haya demostrado la falsedad de su opuesto.
7. La idea de que Dios ha muerto es algo tan absurdo que incluso a los dementes les resulta
difícil creerlo. 2 Pues implica que Dios estuvo vivo una vez y que de alguna manera murió,
aparentemente asesinado por aquellos que no querían que sobreviviese. 3 Al ser la voluntad
de éstos más fuerte pudo vencer a la Suya y, de esta manera, la vida eterna sucumbió ante la
muerte. 4 Y al morir el Padre, murió también el Hijo.
8. Puede que los que veneran la muerte tengan miedo. 2 Sin embargo, ¿pueden ser estos
pensamientos realmente temibles? 3 Si se dieran cuenta de que eso es lo que creen, se
liberarían de inmediato. 4 Esto es lo que les vas a mostrar hoy. 5 La muerte no existe, y
renunciamos a ella en todas sus formas, tanto por la salvación de ellos como por la nuestra. 6
Dios no creó la muerte. 7 Por lo tanto, cualquier forma que adopte tiene que ser una ilusión.
8 Ésta es la postura que hoy vamos a adoptar. 9 Y se nos concede poder mirar allende la
muerte y ver la vida que se encuentra más allá.
LECCIÓN 167 Sólo hay una vida y ésa es la Vida que comparto con Dios.
1. No existen diferentes clases de vida, pues la vida es como la verdad: 2 no admite grados. 3 Es
la única condición que todo lo que Dios creó comparte. 4 Y al igual que todos Sus Pensamientos, no tiene opuesto. 5 La muerte no existe porque lo que Dios creó comparte Su Vida. 6 La
muerte no existe porque Dios no tiene opuesto. 7 La muerte no existe porque el Padre y el
Hijo son Uno.
2. En este mundo parece haber un estado que es lo opuesto a la vida. 2 Tú lo llamas muerte. 3
Sin embargo, hemos aprendido que la idea de la muerte adopta muchas formas. 4 Es la idea
subyacente a todos los sentimientos que no son de suprema felicidad. 5 Es la alarma a la que
respondes cuando reaccionas de cualquier forma que no sea con perfecta alegría. 6 Todo pesar,
toda pérdida y ansiedad, todo sufrimiento y dolor, e incluso el más leve suspiro de cansancio,
ligera incomodidad o el menor fruncimiento de ceño dan testimonio de la muerte. 7 Por lo
tanto, niegan que vives.
3. Crees que la muerte es algo relativo al cuerpo. 2 Sin embargo, la muerte es sólo una idea y
no tiene nada que ver con lo que se considera físico. 3 Los pensamientos se encuentran en la
mente. 4 Éstos pueden entonces aplicarse según lo dicte la mente. 5 Y es en su punto de origen
donde debe efectuarse el cambio si es que éste ha de tener lugar. 6 Las ideas no abandonan su
fuente. 7 El énfasis que este curso ha puesto en esta idea se debe al papel central que ocupa en
nuestros intentos de que cambies de parecer con respecto a ti mismo. 8 Es la razón de que
puedas curar. 9 Es la causa de la curación. 10 Es la razón de que no puedas morir. 11 Su
veracidad te estableció como uno con Dios.
4. La muerte es el pensamiento de que estás separado de tu Creador. 2 Es la creencia de que
las condiciones cambian y de que las emociones varían debido a causas que no están bajo tu
control, que no son obra tuya y que nunca podrás cambiar. 3 Es la creencia fija de que las
ideas pueden abandonar su fuente y adquirir cualidades que ésta no posee, convirtiéndose
así en algo diferente de su origen, aparte de éste en lo relativo a su naturaleza, así como en lo
relativo al tiempo, a la distancia y a la forma.
6.7 Lo que parece morir no es sino la señal de que la mente está dormida
8.3 El pensamiento de muerte no es lo opuesto a los pensamientos de vida.
9.1 Lo que parece ser lo opuesto a la vida es meramente un sueño.
LECCIÓN 198 Sólo mi propia condenación me hace daño.
7.1 Este mundo parece tener muchos escondrijos donde la piedad no tiene sentido y el ataque
parece estar justificado. 2 Mas todos son uno: un lugar donde la muerte es la ofrenda que se
le hace al Hijo de Dios así como a su Padre.
7.3 Tal vez pienses que Ellos la han aceptado. 4 Mas si miras de nuevo allí donde antes
contemplaste Su sangre, percibirás en su lugar un milagro. 5 ¡Qué absurdo creer que Ellos
podían morir! 6 ¡Qué absurdo creer que podías atacar! 7 ¡Qué locura pensar que podías ser
condenado y que el santo Hijo de Dios podía morir!
LECCIÓN 248 Lo que sufre no forma parte de mí.
1.6 Lo que muere, en realidad nunca vivió, y sólo se burlaba de la verdad con respecto a mí.
LECCIÓN 331 El conflicto no existe, pues mi voluntad es la Tuya.
9 La muerte es una ilusión; la vida, la eterna verdad. 10 Nada se opone a Tu Voluntad. 11 El
conflicto no existe, pues mi voluntad es la Tuya.
L. pII. 4. ¿Qué es el pecado?
4.3 El Hijo de Dios puede jugar a haberse convertido en un cuerpo que es presa de la maldad y
de la culpa, con una corta vida que acaba en la muerte. 4 Mientras tanto, su Padre ha seguido
derramando Su Luz sobre él y amándolo con un amor eterno que sus pretensiones no pueden
alterar en absoluto.
CLARIFICACIÓN DE TÉRMINOS. Jesús-Cristo
Jesús es el portador del único mensaje de Cristo acerca del Amor de Dios. 5 No tienes
necesidad de ningún otro. 6 Es posible leer sus palabras y beneficiarse de ellas sin aceptarlo en
tu vida. 7 Mas él te ayudaría todavía más si compartieras con él tus penas y alegrías, y
renunciaras a ambas para hallar la Paz de Dios. 8 Sin embargo, lo que Él quiere que aprendas
por encima de todo sigue siendo la lección que vino a enseñar, la cual reza así: 9 La muerte no
existe porque el Hijo de Dios es como su Padre. 10 No puedes hacer nada que pueda alterar el
Amor Eterno. 11 Olvida tus sueños de pecado y de culpabilidad, y en su lugar ven conmigo a
compartir la resurrección del Hijo de Dios. 12 Y trae contigo a todos aquellos que Él te ha
enviado para que cuides de ellos como yo cuido de ti
MANUAL MAESTRO
20. ¿QUÉ ES LA PAZ DE DIOS?
5. Vivir es júbilo, pero la muerte no es sino llanto. 2 Ves en la muerte tu escapatoria de lo que
has hecho. 2 Pero lo que no ves es que tú mismo inventaste la muerte, la cual no es más que la
ilusión de un final. 4 La muerte no puede ser una escapatoria porque el problema no radica en
la vida. 5 La Vida no tiene opuesto, pues es Dios. 6 La vida parece ser lo opuesto a la muerte
porque tú has decidido que la muerte acaba con la vida. 7 Perdona al mundo y comprenderás
que nada que Dios creó puede tener fin y que nada que Él no haya creado es real. 8 Con esta frase se
resume nuestro curso. 9 Con esta frase se les confiere a nuestras prácticas el único objetivo que tienen.
10 Con esta frase se describe el programa de estudios del Espíritu Santo exactamente como es.
6. ¿Qué es la Paz de Dios? 2 La Paz de Dios no es más que esto: el simple entendimiento de que Su
Voluntad no tiene opuestos. 3 Ningún pensamiento que La contradiga puede ser verdadero. 4 La
disparidad entre Su Voluntad y la tuya tan sólo daba la impresión de ser real. 5 En realidad no
había conflicto, pues Su Voluntad es la tuya. 6 Ahora la poderosa Voluntad de Dios Mismo es Su
regalo para ti. 7 Él no desea quedarse con Ella sólo para Sí. 8 ¿Por qué querrías mantener tus
insignificantes y frágiles alucinaciones ocultas de Él? 9 La Voluntad de Dios es Una y es lo único
que existe. 10 Ése es tu patrimonio. 11 Todo el universo que se encuentra más allá del sol y las
estrellas, así como de todos los pensamientos que puedas concebir, te pertenece. 12 La Paz de
Dios es la condición de Su Voluntad. 13 Alcanza Su Paz y Le recordarás
Libro de la Oración
3. LA CURACIÓN
Introducción
1. La oración tiene ayudantes y testigos que hacen más llevadero y seguro el empinado
ascenso, aliviando el dolor causado por el miedo y ofreciendo consuelo y promesas de
esperanza. 2 Testigo del perdón y ayudante en la oración, dadora de la certeza de que
finalmente alcanzarás la meta, eso es la curación. 3 Su importancia no debe enfatizarse
demasiado, pues la curación es una señal o símbolo de la fuerza del perdón y tan sólo un
efecto o sombra de un cambio de parecer con respecto a la meta de la oración.
I. La causa de la enfermedad.
1. No confundas el efecto con la causa ni pienses que la enfermedad se encuentra aparte y
separada de lo que no puede sino ser su causa. 2 La enfermedad es una señal, la sombra de un
pensamiento malvado que parece ser real y justo de acuerdo con las normas de este mundo.
3 Es la prueba externa de “pecados” internos, y da testimonio de pensamientos rencorosos
que hieren y procuran hacerle daño al Hijo de Dios. 4 Curar el cuerpo es imposible, y esto
queda demostrado por la brevedad de la “cura”. 5 El cuerpo acabará muriendo de todas
formas, y así lo único que hace su curación es demorar su retorno al polvo, de donde nació y
al que volverá.
2. La falta de perdón del Hijo de Dios es la causa del cuerpo. 2 No ha abandonado su fuente, y
esto queda claramente demostrado por su dolor y envejecimiento, y por la marca de la muerte
que pesa sobre sí. 3 El cuerpo les parece temeroso y frágil a quienes piensan que sus vidas
están bajo su mandato y vinculadas a su inestable y nimio aliento. 4 La muerte los contempla
conforme cada momento que pasa se escapa irrevocablemente de sus avariciosas manos, las
cuales no los pueden retener. 5 Y sienten miedo cuando sus cuerpos cambian y enferman. 6
Pues sienten el fuerte hedor de la muerte en sus corazones.
3. El cuerpo puede sanar como efecto del verdadero perdón. 2 Sólo eso puede traer el
recuerdo de la inmortalidad, que es el don de la santidad y del amor. 3 El perdón no puede sino
ser concedido por la mente que comprende que debe pasar por alto todas las sombras que
cubren la santa faz de Cristo, entre las cuales la enfermedad debe considerarse una de ellas. 4
No es nada más que esto: la señal del juicio de un hermano sobre otro hermano y del Hijo de
Dios sobre sí mismo. 5 Pues ha condenado al cuerpo a ser su prisión, y olvidó que fue él mismo
quien le adjudicó ese papel.
II. La falsa curación en contraposición a la verdadera
1.4 La falsa curación puede, en efecto, eliminar ciertas formas de dolor y enfermedad. 5 Pero la
causa sigue ahí, y no cesará de producir efectos. 6 La causa sigue siendo el deseo de morir y de
vencer a Cristo.
7 Y con este deseo la muerte es segura, pues a la oración se le da respuesta. 8 No obstante, hay
una clase de aparente muerte que tiene otra fuente. 9 No es el resultado de pensamientos
hirientes ni de una furia desenfrenada contra el universo. 10 Significa simplemente que la
utilidad del funcionamiento del cuerpo ha concluido, 11 de manera que se elige abandonarlo,
en forma similar a como uno se desprende de una vestimenta raída.
2. Esto es lo que debiera ser la muerte: una elección tranquila, que se lleva a cabo felizmente
y con una sensación de paz, pues el cuerpo se ha usado con bondad para ayudar al Hijo de
Dios en el camino que lo lleva a Dios. 2 Le damos gracias al cuerpo por el servicio que nos ha
prestado. 3 Pero nos sentimos agradecidos también de que ya no haya necesidad de seguir
transitando por el mundo de las limitaciones ni de alcanzar al Cristo en formas borrosas y, a lo
sumo, poder verlo claramente en amorosos destellos. 4 Ahora podemos contemplarle sin velos,
en la luz que hemos aprendido a ver de nuevo.
3. Llamamos a eso muerte, pero es libertad. 2 No se presenta en formas que parecen
imponérsele con dolor a una carne renuente, sino como una dulce bienvenida a la liberación. 3
Si ha habido una verdadera curación, ésa puede ser la forma en que la muerte llegue cuando
sea el momento de descansar por un rato de una labor gustosamente realizada y
gustosamente concluida. 4 Ahora nos dirigimos en paz a una atmósfera más despejada y climas
más suaves, donde no es difícil ver que los regalos que dimos nos fueron salvaguardados. 5
Cristo nos resulta más claro ahora; Su visión es más sostenida en nosotros, y Su Voz, la
Palabra de Dios, más claramente la nuestra.
4. Este sereno pasar a un nivel de oración más elevado y a un tierno perdón de las cosas del
mundo sólo puede recibirse con agradecimiento. 2 Pero primero la verdadera curación tiene
que haber bendecido a la mente con amoroso perdón por los pecados con los que ésta soñó y
descargó sobre el mundo. 3 Ahora sus sueños se desvanecen en un tranquilo descanso. 4 Ahora
su perdón viene a sanar el mundo y está lista para partir en paz, pues la jornada ha llegado a su
fin y las lecciones se han aprendido.
5.1 Eso no es muerte de acuerdo con el pensar del mundo, pues la muerte es cruel ante sus
atemorizados ojos y se presenta en forma de castigo por los pecados.
5.10 Si has sanado, tu curación es total. El perdón es el único regalo que puedes dar y el único
que puedes recibir.
6.1 La falsa curación se basa en la sanación del cuerpo, pero deja la causa de la enfermedad
intacta, lista para arremeter de nuevo hasta que, en aparente victoria, provoca una muerte
cruel. 3 Mas no se puede superar hasta que toda la fe que se había depositado en ella se deje a
un lado y se ponga en cambio en el substituto que Dios ha provisto para los sueños malvados:
un mundo en el que no hay un velo de pecado que lo mantenga en las tinieblas y desconsolado.
4 Por fin las puertas del Cielo se abren de par en par y el Hijo de Dios es libre para entrar al
hogar que está listo para darle la bienvenida, y que fue preparado antes de que el tiempo
fuese y aún continúa esperando por él.
EL CANTO DE LA ORACIÓN. FINAL
IV. La santidad de la curación
1. ¡Cuán santos son los que han sanado! 2 Pues ante su presencia sus hermanos comparten
su curación y su amor. 3 Portadores de paz—la voz del Espíritu Santo, a través de quienes Él
habla en favor de Dios, Cuya Voz Él es —tales son los sanadores de Dios. 4 Ellos sólo hablan
en favor de Él y nunca en favor de sí mismos. 5 No tienen más dones que los que han recibido
de Dios. 6 Y los comparten porque saben que ésa es Su Voluntad. 7 No son especiales. 8 Son
santos. 9 Han optado por la santidad y renunciado a todo sueño de poseer atributos
especiales mediante los cuales habrían otorgado regalos desiguales a los menos afortunados.
10 Su curación ha restaurado su plenitud, de manera que pueden perdonar y unirse al canto
de la oración en el que los que han sanado cantan acerca de su unión y agradecimiento a
Dios.
2. En cuanto que testigo del perdón, ayuda en la oración y efecto de la misericordia
verdaderamente enseñada, la curación es una bendición. 2 Y el mundo responde en animado
coro a través de la voz de la oración. 3 El perdón irradia su misericordioso indulto sobre cada
brizna de hierba y ala emplumada, así como sobre todos los seres vivos de la tierra. 4 El
miedo no puede encontrar refugio ahí, pues el Amor ha llegado en toda su santa unidad. 5 El
tiempo continúa sólo para permitir que el último abrazo de la oración descanse sobre la tierra
un instante, conforme el mundo desaparece en la luz. 6 Este instante es la meta de los
verdaderos sanadores, a quienes el Cristo ha enseñado a ver Su semejanza y a enseñar como
Él.
3. ¡Imagínate lo que significa ayudar a Cristo a curar! 2 ¿Puede haber algo más santo? 3 Dios
da gracias a Sus sanadores, pues sabe que la Causa de la curación es Él Mismo, Su Amor, Su
Hijo, reinstaurado como Su compleción y de regreso para compartir con Él la santa dicha de la
Creación. 4 No pidas curación parcial ni aceptes un ídolo en lugar del recuerdo de Aquél Cuyo
Amor nunca ha cambiado ni cambiará jamás. 5 Eres tan preciado para Él como lo es la
totalidad de Su Creación, pues ésta se encuentra en ti como Su regalo eterno. 6 ¿Qué
necesidad tienes de sueños cambiantes en un mundo triste? 7 No te olvides de la gratitud de
Dios. 8 No te olvides de la santa gracia de la oración. 9 No te olvides de perdonar al Hijo de
Dios.
4. Primero perdonas, luego oras y de este modo te curas. 2 Tu oración se ha elevado y ha
invocado a Dios, Quien escucha y responde. 3 Has comprendido que sólo te perdonas a ti
mismo y que, igualmente, sólo oras por ti. 4 Y mediante esta comprensión sanas. 5 Te has
unido a tu Fuente en oración y comprendes que jamás te separaste de Ella. 6 Este nivel no se
puede alcanzar hasta que ya no quede nada de odio en tu corazón ni deseo alguno de atacar
al Hijo de Dios.
5. Nunca olvides esto: eres tú quien es el Hijo de Dios, y tal como elijas ser con él, así serás
contigo mismo y así será Dios para ti. 2 Tus juicios se extenderán incluso hasta Dios porque le
asignarás a Él el papel que veas en Su Creación. 3 Elige bien, pues de otro modo creerás que
eres tú el creador y no Él y, por ende, que Él ya no es Causa, sino tan sólo un efecto. 4 Ahora
la curación es imposible, pues lo culpas a Él de tu engaño y de tu culpabilidad. 5 Él, que es
Amor, se convierte en la fuente del miedo, pues sólo el miedo puede justificarse ahora. 6
Suya es la venganza. 7 Y la muerte, Su gran destructor. 8 La enfermedad, el sufrimiento y las
dolorosas pérdidas se vuelven la suerte de todo el mundo en la tierra, que Él abandonó al
cuidado del demonio, jurando que no la volvería a liberar nunca más.
6. Venid de nuevo a Mí, criaturas Mías, sin ninguno de esos tergiversados pensamientos en
vuestros corazones. 2 Seguís siendo santos junto con la Santidad que os creó en perfecta
impecabilidad y que aún os rodea con los brazos de la paz. 3 Soñad ahora con la curación. 4
Luego, levantaos y dejad atrás todo soñar para siempre. 5 Sois Aquel a Quien vuestro Padre
ama, Aquel que nunca abandonó Su hogar ni vagó por un mundo salvaje con los pies
ensangrentados y el corazón endurecido, cerrado al amor que es la verdad en vosotros. 6
Entregad todos vuestros sueños a Cristo y dejad que Él sea vuestro Guía a la curación y que os
conduzca en oración más allá del penoso alcance del mundo.
7. Él viene en Mi lugar y os comunica Mi Palabra. 2 Deseo que Mi fatigado Hijo regrese a Mí, y
pase de sueños malvados al dulce abrazo del Amor eterno y la perfecta paz. 3 Mis Brazos
están abiertos para recibir al Hijo que amo, que no sabe que ha sanado ni que sus oraciones
jamás han dejado de entonar su jubiloso canto de agradecimiento al unísono con toda la
Creación, en la santidad del Amor. 4 Aquiétate un instante. 5 Bajo los ásperos y amargos
sonidos de lucha y de derrota hay una Voz que te habla de Mí. 6 Escúchala un instante y te
habrás sanado. 7 Escúchala un instante y te habrás salvado.
8. Ayúdame a despertar a Mis Hijos del sueño de castigo y de una corta vida llena de miedo,
que termina tan pronto que bien podría no haber sido nunca. 2 En lugar de ello, deja que te
recuerde la eternidad, en la que tu dicha aumenta a medida que tu amor se extiende junto
con el Mío más allá del infinito, donde el tiempo y la distancia no significan nada. 3 Mientras
esperas apesadumbrado, la melodía del Cielo está incompleta porque tu canto es parte de la
eterna armonía del amor. 4 Sin ti la Creación no está completa. 5 Regresa a Mí que nunca
abandoné a Mi Hijo. 6 Escucha, Hijo Mío, tu Padre te llama. 7 No rehúses escuchar la Llamada
del Amor. 8 No le niegues a Cristo lo que es Suyo. 9 El Cielo está ahí y el Cielo es tu hogar.
9. La Creación se inclina a través de las barreras del tiempo para liberar al mundo de su
pesada carga. 2 Elevad vuestros corazones en grata bienvenida a su llegada. 3 Ved las
sombras desvanecerse calladamente y las espinas desprenderse de la ensangrentada frente
de aquel que es el santo Hijo de Dios. 4 ¡Qué hermoso eres, Criatura de la Santidad! 5 ¡Cuán
parecido a Mí! 6 ¡Cuán amorosamente te sostengo en Mi Corazón y en Mis Brazos! 7 ¡Cuán
querido es para Mí cada regalo que Me has hecho, tú que sanaste a Mi Hijo y lo bajaste de la
cruz! 8 Levántate y deja que te dé las gracias. 9 Y con Mi gratitud llegará primero el regalo del
perdón, y luego, la paz eterna.
10. Devuélveme ahora, pues, tu santa voz. 2 El canto de la oración queda en silencio sin ti. 3
El universo aguarda tu liberación porque es la suya propia. 4 Sé bondadoso con él y contigo
mismo, y luego sé bondadoso Conmigo. 5 Sólo te pido una cosa: que halles consuelo y no
vivas más en el terror y el dolor. 6 No abandones el Amor. 7 Y recuerda esto: sea lo que fuere
que pienses acerca de ti mismo, sea lo que fuere que pienses acerca del mundo tu Padre te
necesita y te seguirá llamando hasta que por fin regreses a Él en paz.
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