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Trabajo de Fin de Grado

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UAX
UNIVERSIDAD ALFONSO X EL SABIO
EL IMPACTO DEL COVID-19 EN LOS DERECHOS FUNDAMENTALES
FACULTAD DE ESTUDIOS SOCIALES
Y LENGUAS APLICADAS
4º GRADO EN DERECHO
TRABAJO DE FIN DE GRADO
Universidad Alfonso X El Sabio
Facultad de Derecho
EL IMPACTO DEL COVID-19 EN LOS DERECHOS
Autor: Ana María Miguel Pastor
FUNDAMENTALES
Director: Juan Luis Jarillo Gómez
4º Grado en Derecho y Relaciones Internacionales
AUTOR: JAVIER CORRALEJO JALDÓN
DIRECTOR: ENRICCO PASCUCCI DE
PONTE
CURSO 2022/2023
Agradecimientos.
Me gustaría agradecer a todos aquellos que me han ayudado a lo largo de toda la carrera de
derecho.
En primer lugar, deseo agradecer tanto a mi tutor Don Enrico Pascucci de Ponte, como a la
Universidad Alfonso X El Sabio, por su ayuda en la planificación y organización del trabajo de
fin de grado y de la carrera en general.
En segundo lugar, deseo agradecer a mi familia todo el apoyo que me han dado para poder
alcanzar mis objetivos tanto profesionales como personales.
2
ÍNDICE
RESUMEN………………………………………………………………………………………4
1.
INTRODUCCIÓN……………………………………………………………………………….5
2.
OBJETIVOS…………………….……………………………………………………………….6
3.
METODOLOGIA……………………………………………………………………………….7
4.
LOS DERECHOS FUNDAMENTALES……………………………………………………….8
5.
EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES……………………9
6.
CONTEXTO DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES……………………………………10
7.
DERECHOS FUNDAMENTALES Y DERECHOS HUMANOS………………………….….12
8.
ANALISIS DEL ARTICULO 19……………………………………………………………….14
9.
CONTEXTO DEL ESTADO D ALARMA…………………………………………………….16
10. LOS REALES DECRETOS 463/2020, DE 14 DE MARZO Y 926/2020, DE 25 DE
OCTUBRE………………………………………………………………………………………22
11. LA RESERVA CONSTITUCIONAL DE DECLARACIÓN DE ESTADOS
EXCEPCIONALES……………………………………………………………………………..24
12. CONCLUSIONES………………………………………………………………………………26
13. BIBLIOGRAFIA………………………………………………………………………………..28
3
Resumen.
En este trabajo de fin de grado abordaremos la problemática del Coronavirus desde un
punto de vista jurídico, en concreto estudiaremos como esta pandemia mundial ha afectado a
ciertos Derechos Fundamentales y también estudiaremos si los Estados de Alarma que se
declararon eran inconstitucionales.
Palabras clave: Derechos Fundamentales, COVID-19, pandemia y Estado de Alarma.
4
1. Introducción
El presente trabajo de fin de grado tiene como finalidad describir algunas consideraciones
sobre el estudio de los derechos fundamentales afectados en el estado de alarma que acaeció
nuestro país en el año 2020 durante la pandemia del coronavirus.
En España, la constitución permite la limitación o suspensión de determinados derechos
fundamentales reconocidos en la constitución en casos excepcionales. Este derecho excepcional
permite declarar tres situaciones diferentes: estado de alarma, estado de excepción y estado de
sitio. Según los argumentos tradicionales, los derechos fundamentales previstos en el artículo 55
de la Constitución Española pueden suspenderse en los estados de excepción y de sitio, mientras
que en los estados de excepción sólo pueden limitarse. La diferencia es que la suspensión significa
afectar al fondo primordial de los derechos afectados por la crisis. Empezamos con la experiencia
ganado durante los estados de alarma que se declaró en 2020 como respuesta a la pandemia de la
Covid-19. También debemos mencionar la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, en
particular la STC 148/2021, de 14 de julio, este trabajo presenta una interpretación crítica,
examina los tradicionales argumentos y muestra dificultad para distinguir entre limitación y
cesación de derechos.
La tesis principal de este trabajo de fin de grado es que los derechos fundamentales realmente
no pueden suspenderse bajo ninguna circunstancia, porque no desaparecen, ni siquiera
temporalmente. Simplemente reduce o redefine su contenido esencial. La diferencia entre los
estados de emergencia y los estados de excepción y sitio debe distinguirse en los supuestos de
hecho que legitiman las declaraciones de cada estado, los procedimientos impuestos por tales
declaraciones, y los casos especiales de derecho que pueden limitarse directamente en cada estado,
y las condiciones específicas. medidas que dichas limitaciones puedan incluir.
5
2. Objetivos
En este punto trataremos de definir el problema que hemos tratado y planteado en el trabajo de
fin de grado de forma clara y ordenada.
El problema tiene que definir seria si el Estado de Alarma que se declaró durante la pandemia
del coronavirus vulneraba ciertos Derechos Fundamentales que no eran objeto de dicho Estado de
Alarma.
El siguiente paso sería plantearse la siguiente cuestión: ¿los Derechos Fundamentales afectados
por la declaración del Estado de Alarma del año 2020 por la pandemia del COVID-19 podían ser
objeto de tal suspensión, puesto que por el hecho de declararse un Estado de Alarma no implica
explícitamente que deba vulnerarse los Derechos Fundamentales?
La respuesta a esta cuestión es que estos Derechos Fundamentales, que no podían ser infringidos
por el Estado de Alarma, fueron transgredidos, por lo que dicho Estado de Alarma es inconstitucional.
Tal y como hemos observado a lo largo de todo el trabajo de fin de grado, podemos afirmar que,
efectivamente, esta cuestión es correcta, puesto que ciertos derechos fundamentales sufrieron una
limitación excesiva en su contenido y aplicación que no se corresponde con el estado de alarma.
La tesis principal de este trabajo de fin de grado es que los derechos fundamentales no pueden
suspenderse bajo ninguna circunstancia, porque no pueden desaparecen, ni siquiera de una forma
temporal o a corto plazo, solo se puede reducir o redefinir su contenido esencial. Afirma Josep María
Tamarit, catedrático de Derecho Penal de la UOC lo siguiente: [...]lo que prevé la ley es que el Gobierno
pueda restringir movimientos de la población en determinados sitios y tiempos, pero no le permite hacer un
confinamiento de la población en el domicilio durante un tiempo tan largo, con solo algunas excepciones; este
es uno de los abusos que se están cometiendo en esta crisis1
La prueba de todo ello la encontramos en la Sentencia del Tribunal Constitucional 183/2021, de
27 de octubre de 2021, declaró inconstitucional el estado de alarma. En su sentencia, el Tribunal
Constitucional dictaminó que lo contemplado en los apartados 1, 3 y 5 del artículo 7 del Real Decreto
del estado de alarma no se ajustan al marco constitucional, puesto que debilitan el derecho
fundamental a circular de forma libre por todo el territorio español, el derecho de reunión pacífica y
sin armas. el derecho a elegir un domicilio.
La decisión del Tribunal Constitucional de declarar inconstitucionales las medidas del estado de
alarma se fundamenta en que:
[...] estas drásticas medidas han supuesto, en la práctica, la suspensión del derecho a circular libremente, esto es la
cancelación temporal del ejercicio de este derecho. Y esa suspensión solo está prevista, para determinados derechos
fundamentales, en los casos de declaración de los estados de excepción o de sitio (art. 55.1 CE).
1
TAMARIT, Josep María, Derechos y libertades en el estado de alarma, revista de la Universitat Oberta de Catalunya. 2020
6
3. Metodología
El estudio del TFG se apoya en paradigmas cuantitativos y cualitativos; es decir, recogeremos,
analizaremos y relacionaremos datos para poder concebir un marco metodológico apropiado, con la
finalidad de responder el enunciado del problema del TFG. El marco metodológico describe cómo
llevará a cabo la investigación relacionada con nuestro TFG. Para conseguir nuestro objetivo
usaremos una función metodología cualitativa. La investigación cualitativa se emplea con frecuencia
en campos donde el conocimiento preexistente puede ser incorrecto o escueto. De esta manera, es
posible obtener una primera impresión del campo y las posibles teorías, allanando así el camino para
investigar el tema en estudios posteriores.
Este enfoque ofrece las siguientes ventajas:
•
Se obtiene una imagen más precisa del fenómeno, aumenta la confianza de que el resultado
es una imagen verdadera y confiable de lo que está sucediendo con el fenómeno en estudio, ayuda a
aclarar y teorizar soluciones a los problemas, así como los métodos más adecuados para investigar y
teorizar preguntas de investigación.
•
Al combinar métodos, no solo aumentamos la posibilidad de ampliar nuestros tamaños, en
los proyectos de investigación, si no para comprender más y más rápido, la creatividad teórica se ve
reforzada por los procedimientos de evaluación crítica apropiados.
•
Los modelos mixtos nos permiten “explorar y usar” mejor los datos que serán analizados y
presentados como resultados de investigación.
Básicamente, se ha tratado de recopilar, interpretar y exponer información relacionada con el
tema del TFG. Para ello, se ha realizado un trabajo de investigación exhaustivo utilizando medios de
comunicación, jurisprudencia, diversas obras de muchos juristas, abogados, jueces, etc., …
Toda esta información se ha ordenado de manera que podamos entender el problema y su
conjunto, empezando por su contexto, sus causas, posibles consecuencias, antecedentes, …
Estudiaremos y analizaremos el concepto de los derechos fundamentales, especialmente
aquellos que fueron vulnerados en el estado de alarma, teniendo en cuenta tanto la doctrina como la
jurisprudencia y la legislación, a la vez que los compararemos con otros derechos fundamentales.
En el marco de esta estructura, trataremos el conflicto entre los derechos fundamentales y los
derechos humanos, a la vez que realizaremos un análisis jurisprudencial de este tipo de casos donde
aplica la ponderación entre derechos fundamentales atendiendo a las circunstancias y al caso
concreto.
También se realizará un estudio independiente del derecho fundamental contenido en el artículo
19 de la Constitución de 1978, así como el análisis de diversas sentencias relacionadas con el tema a
tratar y la posterior investigación de los Reales Decretos 463/2020, de 14 de marzo y 926/2020, de
25 de octubre.
7
4. Los derechos fundamentales
La doctrina y la jurisprudencia están llevando a cabo un gran trabajo para adecuar el Derecho
a la pandemia que sufrimos hace un par de años.
Los derechos fundamentales son aquellos “derechos declarados por la Constitución que gozan
del máximo nivel de protección”, por lo que hablamos de unos derechos que son de carácter
irrenunciables e inviolables. El derecho fundamental es aquel que está vinculado a la persona solo
por existir. Todos los ciudadanos gozan de estos derechos, a diferencia de otros tipos de derecho
que se ejecutan por una condición. Los derechos fundamentales ostentan las siguientes
características:
•
Son inherentes al ser humano, es decir, se adquieren solo por ser persona.
•
Son exigibles en cualquier momento de la vida.
•
Tienen una aplicación expresa e inmediata.
•
Son irrenunciables, ningún particular puede decidir por su propia cuenta otorgar el
derecho de la libertad o no, pero si puede ser modificada dicha libertad por la comisión de un
delito.
•
Son inalienables, en ningún caso se pueden negar los derechos fundamentales.
•
Son intransferibles puesto que cada persona también los posee.
•
Los derechos fundamentales acaban cuando la persona desaparece físicamente.
Dichos derechos pertenecen a todas las personas por su dignidad y, tanto los individuos que
son objeto de estos derechos como los poderes públicos, deben respetarlos por encima de todas
las cosas.
En el caso de la legislación de España, los derechos fundamentales están contenidos por
completo en el Título I de la Constitución es dedicada a estos derechos. Dentro de esto, a las
primeras disposiciones que se mencionan son la nacionalidad, el régimen de extranjería y la
mayoría de edad de los ciudadanos.
8
5. Evolución histórica de los DDFF
El precedente histórico más importante (aunque no el más antiguo) es la Declaración de
Derechos, que se encuentra en Inglaterra. Podemos mencionar la Carta Magna de 1215, la petition of
Rights de 1677, la habeas corpus de 1679, el Hill of Righs de 1689, el acto of seattlement 1700.
En la historia del constitucionalismo también podemos mencionar las cartas forales de España,
especialmente las de Aragón y Castilla y sus órganos subordinados. Desde las constituciones de las
primeras colonias, que luego incluyeron a los Estados Unidos, y esencialmente desde la constitución
de la Primera República Francesa en 1791, la Declaración de Derechos aparece en todas las
constituciones escritas y codificadas, ya no como una concesión de los príncipes sino como un
reconocimiento. Ciertos derechos y libertades y garantías de la dignidad humana más allá de todo
poder temporal y dignidad esenciales para la legitimidad de cualquier sistema de gobierno.
En 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Declaración Universal de los
Derechos Humanos, y el mismo año la Organización de los Estados Americanos adoptó la
Declaración Universal de los Derechos Humanos. Posteriormente, en 1966, la Asamblea General de
los Estados Unidos ratificó dos convenciones internacionales de derechos humanos, una sobre
derechos económicos, sociales y culturales, y otra sobre derechos civiles y políticos, y un protocolo
facultativo que entró en vigor en 1976. Ratificado por diez países.
9
6. Contexto de los DDFF
Analizando los derechos fundamentales, podemos determinar que estos desempeñan ciertas
funciones principales dentro del sistema jurídico:
1) Objetivamente hablando, se trata de un sistema en el que estos derechos son una parte que
compone la norma fundamental de todo sistema jurídico para reconocer cuales son las normas
que pertenecen al Ordenamiento jurídico
2) Subjetivamente hablando, los derechos fundamentales permiten transponer ideales de las
personas y de los grupos que están forman, con la apariencia de potestades jurídicas, de libertades,
de inmunidades, y de derechos subjetivos. Esta es la forma por la que se conocen actualmente los
derechos humanos.
La utilidad de los derechos fundamentales se fundamenta en que posibilitan la regulación de
la vida social en los aspectos más generales de la ciudadanía. Este derecho proporciona un
requisito previo para la igualdad de los ciudadanos, incluso si tienen diferencias en finanzas,
negocios, etc. Su significado radica en que todos tenemos valor, y ese valor tiene que ver con la
vida misma. De esta manera, con este conjunto de reglas se logra la maximización del valor y
mejores resultados en la vida social. Respetar los derechos fundamentales le da a una nación la
oportunidad de mantener la paz. Además, aumenta la confianza de las personas en sí mismas y
crea la posibilidad para que estas puedan desarrollarse completamente de una forma correcta y
feliz.
En su obra “El Contenido Esencial de los Derechos Fundamentales”, la jurista Ascensión
Martín Huertas afirma que:
[...] La conexión de la dignidad con los derechos fundamentales se materializa en el contenido esencial,
que es lo específico de cada derecho y se concreta en una serie de rasgos propios del mismo. La dignidad
constituye, pues, el sustrato y punto de partida común a todos los derechos fundamentales que adquieren
notas diferenciales desde dicha dignidad. Con razón afirma el Tribunal Constitucional que el instinto
debería decirnos inmediatamente lo que pertenece a ese núcleo irrenunciable (...) extraído de la dignidad de
la persona que no puede valer en unos sitios sí y en otros no» (217). La alusión a la intuición como método
válido para determinar el contenido esencial partiendo de la realidad universal de la dignidad humana
permite superar el encorsetamiento positivista, al no reducir la realidad humana de los derechos
fundamentales en los confines de su formulación normativa.2
En relación a lo mencionado en el último párrafo, destacamos la doctrina sustentada por López
Calera: “El dogma positivista de los ‘derechos legales’, de que sólo son derechos subjetivos los
reconocidos en las leyes positivas, es, en mi opinión, un dogma gravemente conservador”3
La sentencia del Tribunal Constitucional 11/1981 de 8 de abril, en su fundamento jurídico
2
3
MARTÍN HUERTAS, Ascensión, El Contenido Esencial de los Derechos Fundamentales, Revista de las Cortes Generales 2008
LÓPEZ CALERA, Nicolás, ¿Hay derechos colectivos? Individualidad y socialidad en la teoría de los derechos, Ariel España, 2000
10
n.Q 5, expone el doble carácter de los derechos fundamentales: «-En primer lugar, son derechos
subjetivos, derechos de los individuos. Al mismo tiempo son elementos esenciales del orden
jurídico objetivo de la comunidad nacional, cuando esta se configura como el marco de una forma
de vida en común humana, justa y pacífica.»
11
7. Derechos fundamentales y derechos humanos
Debemos relacionar los derechos fundamentales con los derechos humanos. Los derechos
humanos se articulan en un documento llamado Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Lo anuncia la organización de la ONU, por lo que es obligatorio para todos los estados miembros.
Esto significa que los derechos humanos son de carácter universal. Debemos tener una especial
atención para que no confundamos los derechos humanos con los derechos fundamentales, puesto
que son diferentes entre sí.
Destacamos la opinión de Paulo Gustavo Gonet Branco, profesor de derecho constitucional:
[...] Los derechos fundamentales asumen una posición de definitivo realce en la sociedad cuando se
invierte la tradicional relación entre Estado e individuo y se reconoce que el individuo tiene, primero,
derechos y, después, deberes ante el Estado, y que éste tiene, con relación al individuo, primero deberes y,
después, derechos.4
Pese a que muchas naciones intentan que sus derechos fundamentales se enuncien en la
Declaración Universal de los Derechos Humanos, tales intenciones no se cumplen siempre. En
cuanto a las leyes individuales de los países individuales, brindan garantías y depende de ellos
evaluar sus propias pautas específicas. En su mayor parte, la constitución de cada país proporciona
estas garantías y los términos generales se adoptan a partir de ahí.
Siguiendo al jurista Antonio Enrique Pérez Luño que:
[...] los derechos humanos poseen una insoslayable dimensión deontológica. Se trata de aquellas
facultades inherentes a la persona que deben ser reconocidas por el derecho positivo. Cuando se produce
ese reconocimiento aparecen los derechos fundamentales, cuyo nombre evoca su función fundamentadora
del orden jurídico de los Estado de Derecho.5
Por lo tanto, está claro que los derechos humanos son también privilegios que todo individuo
posee al nacer y son universales en el sentido de que se aplican a todos, independientemente del
lugar donde vivan, su nacionalidad, raza, género, religión, etc. Sin embargo, los derechos
fundamentales son derechos contenidos en el ordenamiento jurídico de un país, especialmente en
su constitución.
Puede ser una coincidencia que los derechos fundamentales sean a su vez derechos humanos,
pero esto no debe confundirnos y confirmar que todos los derechos humanos son derechos
fundamentales. Esto podemos ejemplarizarlo si explicamos que el derecho la vida, contenido en
el artículo 15 de la Constitución Española, es un derecho fundamental en España, además de ser
un derecho humano tal y como se definen en la Declaración Universal de los Derechos Humanos
y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Sin embargo, si hablamos ahora del
4
GONET BRANCO, Paulo Gustavo, Resenha da jurisprudência do Supremo Tribunal Federal em 2021 sobre a liberdade de expressão,
IDP/Brasília, 2021
5
PÉREZ LUÑO, Antonio Enrique, Los Derechos Fundamentales, Madrid,Tecnos, 2004
12
derecho a la salud, este derecho no se encuentra contenido en los derechos fundamentales en el
ordenamiento jurídico español, aunque si forma parte de los derechos humanos reconocidos en
los documentos internacionales mencionados anteriormente.
Si bien los derechos humanos tienen una trascendencia internacional, ya que todas las
personas del mundo son reconocidas desde que nacen, los derechos fundamentales tienen una
relevancia de carácter universal y pueden diferir de un país a otro. Los derechos humanos están
definidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos, adoptada en 1948, y los derechos
fundamentales están definidos en las constituciones nacionales.
13
8. Análisis del artículo 19
Analizando más en concreto el artículo 19 de la Constitución, podemos tomar en cuenta la
sinopsis del presente artículo, la cual dice lo siguiente:
[...] la libre circulación sólo podrá ser suspendida con motivo de la declaración de cualquiera del estado
de excepción o sitio, siempre que así se establezca expresamente en la autorización correspondiente, y podrá
limitarse su ejercicio en caso de declaración de estado de alarma, de acuerdo con las características y motivos
que provocaran la declaración de este estado excepcional. En ambos casos habrá de señalarse el alcance de
las medidas (art. 55 CE en relación con art. 116 CE, desarrollado por la L.O. 4/1981, de 1 de junio, de los
estados de alarma, excepción y sitio). Al margen de esto podrá limitarse o restringirse por circunstancias de
carácter excepcional, ya sean naturales (p.ej., el cierre de una carretera a causa de unas inundaciones) o de
otro carácter (p.ej., restricción de movimientos en un área para facilitar las tareas policiales en la búsqueda
de unos delincuentes). En ocasiones la limitación puntual del derecho puede venir dada por el ejercicio de
otros derechos por parte de otras personas, tal es el caso del derecho de manifestación o del derecho de
huelga que puede condicionar temporalmente la libertad de circulación (SSTC 26/1981, de 17 de julio;
59/1990, de 29 de marzo).
En el momento de la ratificación de la Constitución, el artículo 19 estaba sujeto a las
preocupaciones de la época dentro de la transición. Comentando esto, se inicia el proceso de
redacción de la legislación a la luz de una legislación basada en otros valores y principios
jurídicos; así, la primera versión de este estudio se basa en los instrumentos disponibles de carácter
legislativo y teórico actual. El paso del tiempo ha arrojado luz sobre muchos aspectos de los
campos mencionados. En cuanto al desarrollo normativo de esta disposición, cabe destacar la Ley
Núm. 5/1984 sobre el derecho de asilo y la condición de refugiado, modificada por la Ley de 19
de mayo núm. 9/1994, Ley Orgánica No. 7/1985. sobre derechos humanos y libertades en España,
adoptado por el Real Decreto 1119/1986, de 26 de mayo, y los matices introducidos por el Real
Decreto 155/1996, de 2 de febrero y 2 de noviembre, así como la vigente Código Penal vigente
aprobada por la Ley Orgánica 10 /1995 de 23 de noviembre. Por supuesto, este desarrollo no es
ajeno a los aportes de la doctrina y jurisprudencia de los tribunales ordinarios y constitucionales.
Este artículo incluye la libertad de residencia y circulación, un aspecto del cual se define en
la sección segunda: la capacidad de circular libremente dentro y fuera del territorio nacional. Es
uno de los aspectos más importantes de la libertad personal, ya que se relaciona con la proyección
espacial de la persona y constituye la base de muchas otras formas de expresión.
El sentido literal del artículo 19 es que sus derechos reconocidos corresponden por tanto a los
españoles, y que las autoridades nacionales, interpretando sistemáticamente el citado precepto,
junto con el artículo 10, apartado 2, y el artículo 13, apartado 1 de la C.E., están obligadas a
extender el uso de estos derechos también al extranjero según lo que establezcan la legislación y
los tratados internacionales, dicho de otro modo, el concepto de extranjería y su estatus legal
14
varían de acuerdo a los tratados existentes, y se examinan las limitaciones de los derechos. Pero
el mensaje más importante es que cuando se creó la ciudadanía europea en el Tratado de la Unión
Europea, desapareció la dicotomía entre el sujeto nacional- extranjero; por tanto, en el momento
de la ratificación, había que distinguir entre ciudadanos españoles, ciudadanos municipales y
extranjeros en general, con las excepciones anteriores aplicables.
Así, el contenido del derecho a la libertad de circulación y la libertad de residencia en la
legislación moderna conforma los derechos de los individuos directamente relacionados con el
Estado, independientemente de su pertenencia a una determinada clase o clase social; período
estatal, y combinado con ideas y hechos revolucionarios en el segundo tercio del siglo XVIII. Por
todas estas razones, se abandona cualquier análisis histórico anterior a este período.
15
9. Contexto del estado de alarma
Un tiempo después del intento de golpe de estado de 23 de febrero de 1981 perpetrado por
algunos mandos militares en España., se promulga la Ley Orgánica 4/1981, de 1 de junio, que
regula los estados de alarma, excepción y sitio, en concreto se desarrolla el artículo 116 de la
Constitución española de 1978, aunque este no desarrolla especialmente el estado de alarma. Esta
Ley Orgánica se inició en septiembre de 1979 como una especie de Proyecto de Ley Orgánica de
seguridad ciudadana que suponía “un importante cambio en relación con la Ley de Orden Público
de 1959 y criterios inspiradores de la misma, al conjugar la nueva normativa la defensa de las
instituciones con el fortalecimiento de los sistemas de garantía de las libertades públicas”. Este
Proyecto de Ley dedicaba el Capítulo III a la organización de los estados de alarma, excepción y
sitio.
El texto que desarrolla en el Informe de la Ponencia, realizado por el Congreso de los
Diputados, se dividió en cuatro proyectos de ley distintos, uno de los cuales versaba sobre los
estados de alarma, excepción y sitio. El estado de alarma se usaría para enfrentar a:
[...] a) catástrofes, calamidades o desgracias públicas, tales como terremotos, inundaciones, incendios
urbanos y forestales o accidentes de gran magnitud. b) Crisis sanitarias, tales como epidemias y situaciones
de contaminación graves. c) Paralización de servicios públicos esenciales para la comunidad, cuando no se
garantice lo dispuesto en los artículos veintiocho, dos, y treinta y siete, dos, de la Constitución, concurra
alguna de las demás circunstancia o situaciones contenidas en este artículo. d) Situaciones de
desabastecimiento de productos de primera necesidad.
Me gustaría destacar que la Ley Orgánica 4/1981 en ningún momento hace alusión al “orden
público” hasta que se llega al estado de excepción. Esto quiere decir que se pasa directamente de
una situación común a una anómala (estado de excepción), sin que existan circunstancias a medio
camino entre las dos. Por tanto, las previsiones que se pueden dar cuando se declara el estado de
alarma son menos intensas que las que se pueden tomar cuando se declara el estado de emergencia.
Para explicarlo de forma sencilla y ligarlo con el tema central del TFG: en el estado de alarma no
cabe la anulación de los derechos fundamentales.
Como es lógico, cada estado no responde a un proceso escalonado o progresivo del derecho
de excepción, sino que atiende a situaciones que son diferentes según el caso. El estado de alarma
es, en palabras del jurista Pedro Cruz Villalón, «destinado a combatir crisis sanitarias y catástrofes
naturales o tecnológicas; y el de excepción, previsto para las crisis de orden público y otras
alteraciones del orden político.»6
Teniendo presente la situación de emergencia en el ámbito de la salud provocada por la
propagación del Covid-19, el Gobierno declaró el estado de alarma con el Decreto del 14 de marzo
6
CRUZ VILLALON, Pedro, El estado de sitio y la Constitución, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 1980
16
de 2020, siendo autorizadas sus prórrogas por el Congreso de los Diputados.
La lógica del estado de alarma evita procedimientos prolongados. En primera instancia, la
cuestión es importante por el contenido del hecho desencadenante contenido en el estatuto por su
alcance temporal y espacial limitado y por las diferencias conceptuales entre el common law y el
estado. Cuando se declara un estado de alarma, la ley solo se refiere a un número reducido de
circunstancias que se definen como incidentes temporales. La naturaleza inusual y temporal de
los hechos que llevaron a su anuncio son demasiado evidentes para ponerlas en duda. Un estado
de emergencia es una anomalía que responde a cambios en la realidad sin demostrar que es el
estado normal de derecho. No puede reemplazar el orden constitucional.
Entiende Aba Catoira, profesora de derecho constitucional, por estado de excepción:
[...] una institución constitucional o legal que adquiere vigencia ante el surgimiento de situaciones de
excepcionalidad, siendo de aplicación un conjunto de normas con vigencia limitada en el tiempo, lo que
dure la situación excepcional, que van a desplazar a las normas ordinarias de Derecho común, cuya
justificación reside en la necesidad de proteger el sistema constitucional. Son situaciones previstas y
reguladas en la Constitución, por lo que forman parte del Derecho Constitucional como la defensa política
de la Constitución, en el sentido señalado por el prof. Cruz Villalón, esto es, son normas de aplicación
preferente frente a la legalidad ordinaria que bajo estas circunstancias extraordinarias no resulta de
aplicación.7
La declaración suscitó un debate en la sociedad española sobre el origen del estado de alarma
y su incidencia en los derechos fundamentales, especialmente en la libre circulación de las
personas, y que fue objeto declarado inconstitucional por el Tribunal Constitucional tras un
recurso de inconstitucionalidad
Pese a lo dicho anteriormente, si nos remitimos a la práctica, cuando se declaró el estado de
alarma por el Real Decreto 463/2020, de 14 de marzo, en el cual nos centraremos en este TFG,
podemos apreciar que la presente ley no hace distinciones entre “medidas suspensivas” y
“medidas limitativas”. Si observamos detenidamente estas limitaciones contenidas en el artículo
7 del Real Decreto 463/2020, de 14 de marzo, el cual dice así:
[...] Durante la vigencia del estado de alarma, las personas únicamente podrán circular por las vías o
espacios de uso público para la realización de las siguientes actividades, que deberán realizarse
individualmente, salvo que se acompañe a personas con discapacidad, menores, mayores, o por otra causa
justificada:
a)
Adquisición de alimentos, productos farmacéuticos y de primera necesidad, así como adquisición
de otros productos y prestación de servicios de acuerdo con lo establecido en el artículo 10.
7
b)
Asistencia a centros, servicios y establecimientos sanitarios.
c)
Desplazamiento al lugar de trabajo para efectuar su prestación laboral, profesional o empresarial.
d)
Retorno al lugar de residencia habitual.
ABA CATOIRA, Ana, La Limitación de los Derechos en la Jurisprudencia del Tribunal Constitucional Español, Tirant lo Blanch,
Valencia, 1999.
17
e)
Asistencia y cuidado a mayores, menores, dependientes, personas con discapacidad o personas
especialmente vulnerables.
f)
Desplazamiento a entidades financieras y de seguros.
g)
Por causa de fuerza mayor o situación de necesidad.
h)
Cualquier otra actividad de análoga naturaleza.
Por todo lo expuesto, podemos afirmar que estas medidas son más propias del estado de
excepción. Por ejemplo, el derecho fundamental que contiene el artículo 19 de la Constitución de
1978 nos habla de la libertad de circulación:
[...] Los españoles tienen derecho a elegir libremente su residencia y a circular por el territorio nacional.
Asimismo, tienen derecho a entrar y salir libremente de España en los términos que la ley establezca. Este
derecho no podrá ser limitado por motivos políticos o ideológicos.
Por tanto, si extrapolamos estas palabras con las medidas restrictivas del estado de alarma,
nos encontramos con una verdadera y absoluta negación del uso de este derecho fundamental por
los ciudadanos que forman este país. Así, si nos fijamos en la práctica derivada de la declaración
del estado de alarma acordada por el Real Decreto 463/2020, no existe diferencia entre las
medidas restrictivas a acordar en estado de alarma y las medidas normales de suspensión en estado
de excepción. Debe entenderse que la primera es una restricción en estado de alarma y la segunda
es una prohibición en estado anómalo. Tomemos como ejemplo nuestra libertad de movimiento
o circulación, el cual es una verdadera prohibición general de ejercer ese derecho en una
cuarentena. Otros países europeos tienen restricciones a estos derechos, pero no la prohibición
que ya existe en España.
No hay por tanto un estado de alarma gubernativo pasados los primeros quince días y en caso
de prórroga, sino un estado de alarma parlamentario. La determinación, duración y restantes
condiciones de aplicación de estas medidas son competencia de la Cámara de Comercio y no están
limitadas por el contenido del estado de alarma del Gobierno.
Es conveniente entender que es la suspensión. Esto significa que la suspensión debe
entenderse como un determinado tipo de decisión, que está claramente definida en el art. 55.1 CE,
emitido únicamente por Gobierno. Solo en circunstancias excepcionales de orden público; sólo
con la autorización previa del Congreso; y sólo en el contexto de un estado de excepción o de
sitio. Una decisión que no pueden imponer las Cortes, aunque si puede desarrollar o regular el
ejercicio de los derechos fundamentales (artículos 81 y 53.1 CE), pero que, en ningún caso, puede
suspenderlos.
La suspensión como una decisión formal del Gobierno, es el único entendimiento compatible
con nuestra historia reciente. Desde finales del siglo XIX, y durante la dictadura franquista
preconstitucional, la suspensión fue una decisión política para frenar temporalmente la vigencia
de determinados derechos y sus garantías. Es una renuncia de derechos formal, expresa y
transitoria.
18
La suspensión de derechos en el contexto inmediato de nuestro país en particular fue más una
decisión expresa y formal del gobierno, más que una reflexión que evaluara el alcance de las
restricciones efectivamente impuestas a derechos específicos. Aunque es cierto que, desde un
punto de vista legal, el Estado franquista nada tiene que ver con el actual Estado de derecho, no
se puede negar el art. 55.1 CE no contempla la paralización de derechos fundamentales de la nada.
Esto también explica por qué el sistema de suspensión de derechos fundamentales en la Ley de
Orden Público de 1959 estuvo vigente hasta 1981, cuando ya estaba en vigor la Constitución.
En definitiva, en el art. 55.1 CE, la suspensión es un tipo especial de decisión gubernativa,
aprobada expresa y previamente por el Congreso, que irrumpe temporalmente la eficacia de
ciertos derechos fundamentales. Se trata de la posibilidad última que en los supuestos en que la
soberanía del Estado o la Constitución Española se encuentren en grave riesgo de quiebra, en el
cual no sean válidos determinados derechos fundamentales (derechos a los que se remite el art.
55.1 CE). Esta teórica posibilidad es bastante extraordinaria en nuestro orden constitucional. Y
todavía hay algo bastante inusual en el desarrollo de la legislación del art. 55.1 y 116.3 y 4 CE de
conformidad con la Ley Orgánica de 1 de junio núm. 4/1981 sobre Estados con Alertas,
Excepciones y Cercos (LOEAES). Llegados a este punto, la pregunta a la que nos enfrentamos
en este TFG no es dilucidar si el Real Decreto 463/2020 es compatible con el marco constitucional
por haber paralizado ciertos derechos fundamentales, contra lo contemplado en el art. 55.1 CE.,
puesto que es evidente que es inconstitucional.
Es importante mencionar que, conforme a la Ley Orgánica 4/1981, se afirma que, tanto la
limitación como la prohibición no tienen que ser totales, sino que pueden condicionarse a
requisitos, horas o lugares. Por tanto, nos encontramos ante restricciones formales, que suponen
una suspensión general de la libre circulación.
El Tribunal Supremo, en dos recientes sentencias, sostiene que el estado de alarma «que no
está previsto para supuestos como el que nos afecta sino para aquellos en que se vea alterado muy
gravemente el orden público.»
Debemos mencionar que, ya en el año 2010, se produjo otro estado de alarma ocasionado por
la huelga de controladores aéreos. Fue el Real Decreto 1673/2010, de 4 de diciembre por el que
se declaró el estado de alarma, con la finalidad de estabilizar el servicio público del transporte
aéreo. Ya en ese entonces, el propio Tribunal Supremo la consideró que llevar a efecto el estado
de alarma no era un ejercicio de las facultades del Gobierno, en concreto mencionó que: «… que
la declaración del estado de alarma no es ejercicio de la potestad reglamentaria que le atribuye al
Gobierno el artículo 96 CE, sino de la competencia constitucional, diferente, regulada en artículo
116.2 CE».
El Tribunal Constitucional, tras la declaración del primer estado de alarma como respuesta al
cierre del espacio aéreo español en diciembre de 2010, determinó el alcance de la declaración de
19
derechos fundamentales del estado de alarma y destacó su solidez frente a los estados de
excepción y estados de excepción. Modos de asedio más bajos. En cambio, la Declaración de
Emergencia no permite ninguna paralización o trasgresión de los derechos fundamentales,
El Tribunal Constitucional adoptó esta doctrina primero por mayoría (Auto 7/2012 de 13 de
enero) y luego por unanimidad (STC 83/2016 de 28 de abril), entendiendo que: «dado el contenido
normativo y fuerza jurídica, la decisión de declarar el estado de alarma se queda configurada en
nuestro ordenamiento como una decisión o disposición con rango o valor de ley.»
En cualquier caso, se debe aclarar que el estado de alarma no acarrea en ningún caso la
suspensión total o parcial de los derechos fundamentales. Esta presunción es una privación
temporal, que suele utilizarse en estados de excepción o sitio (artículo 55, inciso 1 de la
Constitución) y en determinados casos cuando se realiza una investigación relevante sobre grupos
armados o actividades terroristas (artículo 1)55. 2).
Otra cosa a tener en cuenta es en qué medida la limitación al ejercicio de los derechos
fundamentales establecidas con la máxima intensidad en el estado de alarma pueden suponer el
deterioro de estos derechos fundamentales, en el hecho en que se encuentran constitucionalmente
fortalecidos. En cuanto a esto último, la dogmática jurídica tiende a afirmar que no se produce tal
deterioro. De ahí que el Tribunal Constitucional explicara en un auto de 30 de abril de 2020 que
[...]las medidas de distanciamiento social, confinamiento domiciliario y limitación extrema de los
contactos y actividades grupales, son las únicas que se han adverado eficaces para limitar los efectos de una
pandemia de dimensiones desconocidas hasta la fecha. Desconocidas y, desde luego, imprevisibles cuando
el legislador articuló la declaración de los estados excepcionales en el año 1981.
Se rechazaron los bienes constitucionales de la vida, integridad del cuerpo y la salud pública,
contenidos en el orden público (LO 9/83 artículo 5b, que desarrolla los derechos fundamentales
de reunión y manifestación). El Tribunal Constitucional rechazó el recurso de amparo presentado
por un sindicato de trabajadores contra la sentencia del Tribunal Supremo de Galicia, que
confirmó la negativa de la manifestación en Vigo el 1 de mayo de 2020, con la finalidad de evitar
que el virus se propagase. Por tanto, los derechos a la vida, a la protección de la salud, a la
integridad corporal, a la salud humana, cuyos limitados recursos es necesario que se garanticen
pues son muy importantes, fueron establecidos como fines constitucionalmente legítimos que
prohíben el derecho fundamental de manifestación.
En consecuencia, nos encontramos ante una normativa que fue insuficiente para afrontar con
éxito la pandemia del COVID-19 y que ha inspirado a este TFG la investigación jurídica sobre
las implicaciones de estos derechos fundamentales. En ese momento, dos Tribunales Superiores
de Justicia habían confirmado los arrestos domiciliarios de sus respectivos gobiernos locales, que
luego fueron revocados por el Tribunal Supremo. El magistrado Luis López Guerra señala que:
«En supuestos límite o dudosos, cuando haya que adoptar medidas restrictivas de derechos
fundamentales, la elección debe hacerse en favor de la opción que mejor salvaguarde esos
20
derechos y que confiera menor ámbito de acción al Poder Ejecutivo».
21
10. Los reales decretos 463/2020, de 14 de marzo y 926/2020, de 25 de octubre
Ya hemos mencionado la diferencia entre suspensión individual de derechos y suspensión
colectiva de derechos. La diferencia es fundamental, porque en el primer caso sólo se contemplan los
derechos mencionados en el artículo 55.2 de la Constitución, es decir, pueden suspenderse
colectivamente los derechos contenidas en el artículo 17.2, y los artículos 18.1 y 18.2.
En el primer caso, existen garantías específicas como las normas de ley orgánica, la
individualidad, la imprescindible actuación judicial y la oportuna supervisión parlamentaria y la
obligatoriedad de investigar las actividades de grupos armados o terroristas.
En el segundo caso, no existe un control claro de las medidas como en el primer caso, sino que
se aplica el procedimiento general para la realización de actuaciones administrativas (incluidas las
sanciones). Fuera de este supuesto, no puede ser sancionado por estar fuera de casa o trasladarse de
una provincia a otra, ya que se trata de actividades lícitas.
Esta distinción es importante para examinar la constitucionalidad del Real Decreto 463/2020, de
14 de marzo, y sus medidas de prórroga. Se trata de la diferencia entre un estado de emergencia y la
pérdida de los llamados derechos fundamentales, aunque con diferente redacción y diferentes
condiciones previas. Esta diferencia es esencial, es decir, corresponde -por su realidad, no por su
nombre- al tipo de estado de excepción, independientemente del valor nominal contenido en el
artículo 116 de la Constitución.
Los Reales Decretos afectan principalmente a la libertad, que también es un valor constitucional.
Esta restricción no debe confundirse con otras restricciones también contenidas en el mencionado
Real Decreto. Las previsiones contenidas en el decreto son restricciones al derecho general a la
libertad, consagrado en el artículo 17 y 19 de la Constitución, incluidas las restricciones a la libertad
de circulación y residencia, en cuanto se derivan y guardan relación con la primera condición.
Las prohibiciones de salida del domicilio del Real Decreto 463/2020, de 14 de marzo, afirma que
la suspensión de la circulación equivale a un confinamiento en el domicilio, mientras que en el Real
Decreto 926/2020 se trata del llamado toque de queda., incluyendo el respectivo ámbito regional
provincial o incluso restricciones menores. En el primer caso, se aplica a todo el territorio del país ya
todas las actividades ordinarias de los ciudadanos, excepto los impuestos. En el segundo real decreto
se autorizan las actividades de las autoridades de las comunidades autónomas.
Debemos resaltar que existen excepciones, pero son excepciones claras que están justificadas por
el derecho a la salud, como visitar una farmacia o una tienda de comestibles o trabajar en la industria
en la que están empleados.
Los acuerdos hacen referencia al régimen sancionador de la Ley 4/1981 "Estado de alarma,
estado de excepción o estado de sitio". Lo que sucedió fue que la Ley no tenía sanciones, sino que se
refería a otras Leyes en la sección 10. De ello se deduce que se aplican las sanciones de la Ley de
Seguridad Civil. Es decir, un estado de emergencia aplica las reglas a las circunstancias ordinarias,
22
pero no cumple con el típico principio de sanciones y no cumple con normas estatales como la
perturbación del orden público.
Esto fue facilitado por la redacción de un proyecto de ley que creó el artículo 116 de la
Constitución en 1981, que se refería al estado de excepción. Al principio, no se menciona el derecho
a suspender, sino una lista de los conocidos derechos de intervención administrativa, como la
restricción de circulación, el decomiso temporal, etc., sin añadir las necesarias restricciones que no
pueden afectar derechos fundamentales. Pero, en segundo lugar, el estado de alarma no tiene un límite
de tiempo absoluto, que puede prorrogarse varias veces.
23
11.
La reserva constitucional de declaración de estados excepcionales
Después de todo lo expuesto en el TFG, nos preguntamos qué se puede hacer a través de otras
leyes orgánicas o comunes sin declarar un estatuto especial. O, más específicamente, ¿es posible
proteger las medidas tomadas sin utilizar una declaración de estado de excepción?
Germán Teruel, por su parte, estima que:
[...] hay un contenido propio de los estados excepcionales que la Constitución reserva a los mismos. Ese
contenido propio consistiría, en primer lugar, en «una radical concentración del poder (mando único), con el
sometimiento de todos los poderes públicos al Gobierno de la Nación (o autoridad delegada) en el ámbito de
respuesta a la emergencia, el cual podrá ejercer facultades normativas y ejecutivas al margen del orden
constitucional de competencias. Y, en segundo lugar, en el establecimiento de un régimen general que implique
graves restricciones temporales de los derechos fundamentales. Por consiguiente, el Derecho ordinario de
emergencias no podrá suponer alteraciones competenciales y tampoco podrá habilitar, ni siquiera a través de
una ley orgánica, para que la Autoridad administrativa competente, sea nacional o autonómica, dicte medidas
que comporten graves restricciones de derechos fundamentales de forma general e indiscriminada para la
población de un territorio.8
El autor y jurista Miguel Ángel Ramiro, Profesor Titular en Universidad de Alcalá, afirma que:
"una dimensión individual de la enfermedad (la condición), sino también una dimensión social (la situación
y la posición), pues la vulnerabilidad de las personas enfermas trae causa de una discriminación sistémica que
afecta a su capacidad de decisión autónoma, al acceso a bienes y servicios esenciales, y al reparto equitativo de
los riesgos y de los beneficios”9
En el texto de la constitución no se menciona la reserva. Por el contrario, el apartado 1 del artículo
81 y el apartado 1 del artículo 116 de la CE se refieren a restricciones que los legisladores
medioambientales pueden introducir en los estados de alarma, emergencia y sitio, así como fuera de
estos países. Y ninguna de las normas menciona las salvedades que deben seguir los legisladores
organizacionales en esta materia. La única limitación que se puede derivar claramente del texto
constitucional es el artículo 55: la suspensión de ciertos derechos se reserva para los estados de
excepción o sitio, pero no el de alarma.
Juan José Solozábal, catedrático de Derecho Constitucional y Doctor en Derecho por la
Universidad Complutense de Madrid nos dice en su obra “
[...] El régimen parlamentario y sus enemigos (reflexiones sobre, el caso español)” que: «la razón de la
reserva legal es la importancia política de los derechos fundamentales y las oportunidades que el procedimiento
parlamentario —publicidad, discusión con intervención de los representantes directos del pueblo— asegura de
cara a una mejor y superiormente legitimada regulación de tal materia.10
En este TFG hemos visto que, independientemente de las razones o presunciones del estado de
8
TERUEL LOZANO, Germán, La legitimidad constitucional del marco jurídico para responder a la COVID-19 en cuestión: cronología
comentada a la luz de la jurisprudencia constitucional, Anuario iberoamericano de justicia constitucional, 2022
9
RAMIRO AVILÉS, Miguel Ángel, Vulnerabilidad y enfermedad en tiempos de COVID-19, Tiempo de paz, 2020
10
SOLOZÁBAL ECHAVARRÍA, Juan José, Derechos fundamentales y forma política, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales,
2020
24
alarma, las medidas previstas en la Ley 4/1981 por Real Decreto y medidas posteriores son medidas
que afectan al derecho general a la libertad como derecho fundamental. a la autodeterminación que
garantiza la agencia humana universal. En otras palabras, con independencia de que se trate de un
estado de excepción o de un estado de alarma, es evidente que las medidas sólo pueden tomarse en
el marco de la ley general 4/1981 y sólo dentro de este marco, independientemente de la forma que
se prevea.
La Sentencia del Tribunal Constitucional 183/2021, de 27 de octubre de 2021, declaró
inconstitucional el estado de alarma. De hecho, debemos destacar que, en julio del 2021, el tribunal
afirmaba que eran inconstitucionales muchas partes del primer estado de alarma. Los magistrados
declararon inconstitucional tanto la prórroga de seis meses, así como la designación de las autoridades
competentes autorizadas por el segundo estado de alarma establecido por el Real Decreto núm.
926/2020.
Por todo ello, debemos concluir que, desde un punto de vista jurídico, debería haberse llevado a
cabo el estado de excepción y no el estado de alarma.
25
12. Conclusiones
Finalmente hemos llegado al final del trabajo final de grado. Tras todos los análisis que hemos
realizado a lo largo del contenido del trabajo, podemos sacar muchas conclusiones, pero sobre todo
aspectos a mejorar para poder prevenir y paliar posibles situaciones sanitarias similares a las del
COVID-19 en el futuro. En concreto, pienso lo siguiente:
1. Considero que es oportuno que se debe evaluar la necesidad de las medidas tomadas durante
la pandemia. Las medidas puestas en marcha desde el primer Real Decreto de declaración del estado
de alarma son, desde luego, superfluas, y podemos afirmar que la libertad de circulación y reunión
de los ciudadanos ha contribuido en gran medida a esta restricción. En mi caso, no querría ni siquiera
pensar en lo que habría pasado si la interacción humana no hubiese sido limitada.
2. Desafortunadamente, debido a la naturaleza científica de Covid19, la transmisión del agente
patógeno se produce con el mero contacto directo entre una persona sana y otra infectada. Aristóteles
decía que los seres humanos somos esencialmente animales sociales caracterizados por un contacto
constante con la sociedad y con la comunidad que duraría casi todos los días de nuestra vida. Son
pocos los días en los que no tenemos contacto directo con otra persona, lo que hace que tener vigilada
la pandemia esté directamente relacionado con el control de nuestros contactos sociales diarios.
3. Ahora pasemos a las cuestiones que realmente nos importan, es decir, las preguntas jurídicas
y el derecho de excepción de España, pero nuestras conclusiones no pueden apuntar a otra cuestión
que no sea si el Estado de Alarma que se declaró durante la pandemia del coronavirus vulneraba los
derechos fundamentales y cómo actuaremos cuando vuelva a darse una realidad parecida o idéntica
a la pandemia mundial.
4. Por lo tanto, no cuestionamos la validez de las medidas dictadas por los gobiernos y
convalidadas por la sede de la soberanía nacional, pero debemos señalar que el estado de alarma no
fue un mecanismo adecuado para imponer tales restricciones o suspender medidas esenciales. Somos
muy conscientes de que un estado de alarma no es suficiente para cesar los derechos fundamentales
de los ciudadanos, al menos es necesario un estado de excepción.
5. Por tanto, nosotros, al igual que la Tribunal Constitucional, considero que es oportuna la
aplicabilidad de un estado de excepción cuando sea necesario suspender el derecho a circular
libremente por todo el territorio del país. Está claro que un estado de alarma no es suficiente para
desterrar a los ciudadanos en sus casas, por lo que, en efecto, en ese entonces era necesario, pero esto
debe hacerse mediante el estado de excepción de los artículos 13 y siguientes de la LOAES.
La solución que propongo ahora que estamos finalizando este TFG es reformar el derecho de
excepción de España. La primera opción es cambiar el presupuesto del estado de excepción,
incluyendo la organización de la epidemia, y permitir que su duración se prolongue en el tiempo,
siempre bajo la vigilancia del Congreso de los Diputados. La otra solución es crear un nuevo estado
de alarma para estas situaciones especiales. Este nuevo mecanismo del derecho de excepción español
26
debería dedicarse a combatir las enfermedades catalogadas como epidemias para frenar la
transmisión de persona a persona. En rigor, esta emergencia sanitaria se encuentra entre el estado de
alarma y el estado de excepción. Los derechos fundamentales que se podrían suspender serían
limitados, pero se podrían suspenderse legalmente derechos como la libre circulación de los
individuos.
27
13. Bibliografía.
• Fuentes Bibliográficas:
1. ABA CATOIRA, Ana, La Limitación de los Derechos en la Jurisprudencia del
Tribunal Constitucional Español, Tirant lo Blanch, Valencia, 1999
2. CRUZ VILLALON, Pedro, El estado de sitio y la Constitución, Centro de Estudios
Políticos y Constitucionales, 1980
3. GONET BRANCO, Paulo Gustavo, Resenha da jurisprudência do Supremo Tribunal
Federal em 2021 sobre a liberdade de expressão, IDP/Brasília, 2021
4. LÓPEZ CALERA, Nicolás, ¿Hay derechos colectivos? Individualidad y socialidad en
la teoría de los derechos, Ariel España, 2000
5. MARTÍN HUERTAS, Ascensión, El Contenido Esencial de los Derechos
Fundamentales, Revista de las Cortes Generales 2008
6. PÉREZ LUÑO, Antonio Enrique, Los Derechos Fundamentales, , Madrid,Tecnos,
2004
7. RAMIRO AVILÉS, Miguel Ángel, Vulnerabilidad y enfermedad en tiempos de
COVID-19, Tiempo de paz, 2020
8. SOLOZÁBAL ECHAVARRÍA, Juan José, Derechos fundamentales y forma política,
Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2020
9. TAMARIT, Josep María, «Derechos y libertades en el estado de alarma», revista de la
Universitat Oberta de Catalunya. 2020
10. TERUEL LOZANO, Germán, La legitimidad constitucional del marco jurídico para
responder a la COVID-19 en cuestión: cronología comentada a la luz de la
jurisprudencia constitucional, Anuario iberoamericano de justicia constitucional, 2022
•
Fuentes Normativas:
1.
Constitución Española de 1978.
2.
Ley 12/2009, de 30 de octubre, reguladora del derecho de asilo y de la protección
subsidiaria.
3.
Ley Orgánica 10 /1995 de 23 de noviembre, del Código Penal.
28
4.
Ley Orgánica 4/1981, de 1 de junio, de los estados de alarma, excepción y sitio.
5.
Real Decreto 463/2020, de 14 de marzo, por el que se declara el estado de alarma para
la gestión de la situación de crisis sanitaria ocasionada por el COVID-19.
6.
Real Decreto 926/2020, de 25 de octubre, 2003, por el que se declara el estado de
alarma para contener la propagación de infecciones causadas por el SARS-Cov-2.
•
Fuentes Jurisprudencial:
1. Sentencia del Tribunal Constitucional 11/1981 de 8 de abril.
2. Sentencia del Tribunal Constitucional 26/1981, de 17 de julio.
3. Sentencia del Tribunal Constitucional 59/1990, de 29 de marzo.
4. Sentencia del Tribunal Constitucional 83/2016 de 28 de abril.
5. Sentencia del Tribunal Constitucional 183/2021, de 27 de octubre de 2021.
29
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