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El presente trabajo de fin de grado tiene como finalidad describir algunas consideraciones
sobre el estudio de los derechos fundamentales afectados en el estado de alarma que
acaeció nuestro país en el año 2020 durante la pandemia del coronavirus.
En España, la constitución permite la limitación o suspensión de determinados derechos
fundamentales reconocidos en la constitución en casos excepcionales. Este derecho
excepcional permite declarar tres situaciones diferentes: estado de alarma, estado de
excepción y estado de sitio. Según los argumentos tradicionales, los derechos
fundamentales previstos en el artículo 55 de la Constitución Española pueden
suspenderse en los estados de excepción y de sitio, mientras que en los estados de
excepción sólo pueden limitarse. La diferencia es que la suspensión significa afectar el
6
contenido esencial de estos derechos. A partir de la experiencia española de los tres
estados de alarma declarados en 2020 como respuesta a la pandemia de la Covid-19 y de
la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, en particular la STC 148/2021, de 14 de julio,
este trabajo presenta una interpretación crítica, examina los tradicionales argumentos y
muestra dificultad para distinguir entre limitación y suspensión de derechos.
La tesis principal
23
de este trabajo de fin de grado es que los derechos fundamentales
realmente no pueden suspenderse bajo ninguna circunstancia, porque no desaparecen, ni
siquiera temporalmente. Simplemente reduce o redefine su contenido esencial. Siguen
vigentes
6
las garantías de los derechos fundamentales en la constitución y la LO
4/1981, de 1 de junio, sobre el estado de alarma, excepción y sitio. La diferencia entre
8
los estados de emergencia y los estados de excepción y sitio debe distinguirse en los
supuestos de hecho que legitiman las declaraciones de cada estado, los procedimientos
impuestos por tales declaraciones, y los casos especiales de derecho que pueden
limitarse directamente en cada estado, y las condiciones específicas. medidas que dichas
limitaciones puedan incluir.
6
Estas medidas están claramente definidas en la LO 4/1981.
LOS DERECHOS FUNDAMENTALES
Los derechos fundamentales son aquellos “derechos declarados por la Constitución que
gozan del máximo nivel de protección”, por lo que hablamos de unos derechos que son de
carácter irrenunciables e inviolables. El derecho fundamental es aquel que está vinculado
a la persona solo por existir. Todos los ciudadanos gozan de estos derechos, a diferencia
de otros tipos de derecho que se ejecutan por una condición. Los derechos fundamentales
ostentan las siguientes características:
 Son inherentes al ser humano, es decir, se adquieren solo por ser persona.
 Son exigibles en cualquier momento de la vida.
 Tienen una aplicación expresa e inmediata.
 Son irrenunciables,
3
nadie puede decidir si se le otorga el derecho de la libertad o no.
Otra cosa es que sea modificado el estatus por cometer algún delito.
 Son inalienables, no se pueden negar bajo ningún concepto.
 Son intransferibles porque no hace falta pasárselos a nadie ya que cada persona los
posee.
 Los derechos fundamentales de una persona terminan con su desaparición física.
Dichos derechos pertenecen a todas las personas por su dignidad y, tanto los individuos
que son objeto de estos derechos como los poderes públicos, deben respetarlos por
encima de todas las cosas.
3
En nuestra legislación, los derechos fundamentales están contenidos por completo en
el Título I de la Constitución es dedicada a estos derechos. Dentro de esto, a las primeras
disposiciones a las que se les hace referencia es la nacionalidad, el tratamiento de
extranjeros y la mayoría de edad.
EVOLUCIÓN HISTORICA DE LOS DDFF
El precedente histórico más importante (aunque no el más antiguo) es la Declaración de
Derechos, que se encuentra en Inglaterra. Podemos mencionar la Carta Magna de 1215,
la petition of Rights de 1677, la habeas corpus de 1679, el Hill of Righs de 1689, el acto of
seattlement 1700.
En la historia del constitucionalismo también podemos mencionar las cartas forales de
España, especialmente las de Aragón y Castilla y sus órganos subordinados. Desde las
constituciones de las primeras colonias, que luego incluyeron a los Estados Unidos, y
esencialmente desde la constitución de la Primera República Francesa en 1791,
3
la
Declaración de Derechos aparece en todas las constituciones escritas y codificadas, ya no
como una concesión de los príncipes sino como un reconocimiento.
8
Ciertos derechos y
libertades y garantías de la dignidad humana más allá de todo poder temporal y dignidad
esenciales para la legitimidad de cualquier sistema de gobierno.
En 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Declaración Universal de
los Derechos Humanos, y el mismo año la Organización de los Estados Americanos
adoptó la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Posteriormente, en 1966, la
Asamblea General de los Estados Unidos ratificó dos convenciones internacionales de
derechos humanos, una sobre derechos económicos, sociales y culturales, y otra sobre
derechos civiles y políticos, y un protocolo facultativo que entró en vigor en 1976.
Ratificado por diez países.
CONTEXTO DE LOS DDFF
Analizando los derechos fundamentales, podemos determinar que estos desempeñan
ciertas funciones principales dentro del sistema jurídico:
1) Objetivamente hablando, se trata de un sistema en el que estos derechos son una parte
que compone la norma fundamental de todo sistema jurídico para reconocer cuales son
las normas que pertenecen al Ordenamiento jurídico
2) Subjetivamente hablando, los derechos fundamentales permiten transponer ideales
17
de las personas y de los grupos que están forman, con la apariencia de potestades
jurídicas, de libertades, de inmunidades, y de derechos subjetivos. Esta es la forma por la
que se conocen actualmente los derechos humanos.
20
La sentencia del Tribunal Constitucional 11/1981 de 8 de abril, en su fundamento
jurídico n.Q 5, expone el doble carácter de los derechos fundamentales: “-En primer lugar,
son derechos subjetivos, derechos de los individuos. Al mismo tiempo son elementos
esenciales del orden jurídico objetivo de la comunidad nacional, cuando esta se configura
como el marco de una forma de vida en común humana, justa y pacífica”.
3
La utilidad de los derechos fundamentales se fundamenta en que posibilitan la
regulación de la vida social en los aspectos más generales de la ciudadanía. Este derecho
proporciona un requisito previo para la igualdad de los ciudadanos, incluso si tienen
diferencias en finanzas, negocios, etc. Su significado radica en que todos tenemos valor, y
ese valor tiene que ver con la vida misma. De esta manera, con este conjunto de reglas se
logra la maximización del valor y mejores resultados en la vida social. Respetar los
derechos fundamentales le da a una nación la oportunidad
3
de mantener la paz.
Además, aumenta la confianza de las personas en sí mismas y crea oportunidades para
su desarrollo versátil y feliz.
DERECHOS FUNDAMENTALES Y DERECHOS HUMANOS
Debemos relacionar los derechos fundamentales con los derechos humanos.
21
Los
derechos humanos se articulan en un documento llamado Declaración Universal de los
Derechos Humanos. Lo anuncia la organización de la ONU, por lo que es obligatorio para
todos los estados miembros. Esto significa
3
que los derechos humanos son de carácter
universal. Hay que tener mucho cuidado de no confundir los derechos humanos con los
derechos fundamentales, ya que no son lo mismo. Como hemos visto, los derechos
fundamentales en todos los países van de la mano de las normas.
Pese a que muchos de estos países buscan que sus derechos fundamentales se enuncien
en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, no siempre es así. En cuanto a las
leyes individuales de los países individuales, brindan garantías y depende de ellos evaluar
sus propias pautas específicas. En su mayor parte, la constitución de cada país
proporciona estas garantías y los términos generales se adoptan a partir de ahí.
Siguiendo al jurista Antonio Enrique Pérez Luño que: “los derechos humanos poseen una
insoslayable dimensión deontológica. Se trata de aquellas facultades inherentes a la
persona que deben ser reconocidas por el derecho positivo. Cuando se produce ese
reconocimiento aparecen los derechos fundamentales, cuyo nombre evoca su función
fundamentadora del orden jurídico de los Estado de Derecho.”
Por lo tanto, es claro que los derechos humanos son derechos que todo individuo posee al
nacer y son universales en el sentido de que se aplican a todos, independientemente del
lugar donde vivan, su nacionalidad, raza, género, religión, etc. Sin embargo, los derechos
fundamentales son derechos contenidos en el ordenamiento jurídico de un país,
especialmente en su constitución.
Puede ser una coincidencia que los derechos fundamentales sean a su vez derechos
humanos, pero esto no debe confundirnos y confirmar
7
que todos los derechos
humanos son derechos fundamentales. Tomemos, por ejemplo, el derecho fundamental a
la vida contenido en el artículo 15 de la Constitución Española. En este caso, son
derechos fundamentales en España, además de derechos humanos tal y como se definen
en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y el Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos. Sin embargo, no podemos decir lo mismo del derecho a la
salud, que no es un derecho fundamental en el ordenamiento jurídico español, aunque en
realidad es un derecho humano recogido en los documentos internacionales mencionados
anteriormente.
Si bien los derechos humanos tienen un alcance universal, ya que todas las personas del
mundo son reconocidas desde su nacimiento, los derechos fundamentales tienen un
alcance nacional y pueden diferir de un país a otro.
3
Los derechos humanos están
definidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos, adoptada en 1948, y los
derechos fundamentales están definidos en las constituciones nacionales.
ANALISIS DEL ARTÍCULO 19
Analizando más en concreto el articulo 19 de la Constitución, podemos tomar en cuenta la
sinopsis del presente articulo, la cual dice lo siguiente: “…la libre circulación sólo podrá ser
suspendida con motivo de la declaración
4
de cualquiera del estado de excepción o sitio,
siempre que así se establezca expresamente en la autorización correspondiente, y podrá
limitarse su ejercicio en caso de declaración de estado de alarma, de acuerdo con las
características y motivos que provocaran la declaración de este estado excepcional. En
ambos casos habrá de señalarse el alcance de las medidas (art. 55 CE en relación con
art. 116 CE, desarrollado por la L.O. 4/1981, de 1 de junio, de los estados de alarma,
excepción y sitio). Al margen de esto podrá limitarse o restringirse por circunstancias de
carácter excepcional, ya sean naturales (p.ej., el cierre de una carretera a causa de unas
inundaciones) o de otro carácter (p.ej., restricción de movimientos en un área para facilitar
las tareas policiales en la búsqueda de unos delincuentes). En ocasiones la limitación
puntual del derecho puede venir dada por el ejercicio de otros derechos por parte de otras
personas, tal es el caso del derecho de manifestación o del derecho de huelga que puede
condicionar temporalmente la libertad de circulación (SSTC 26/1981, de 17 de julio;
59/1990, de 29 de marzo).”
En el momento de la ratificación de la Constitución, el artículo 19 estaba sujeto a las
preocupaciones de la época dentro de la transición. Comentando esto, se inicia el proceso
de redacción de la legislación a la luz de una legislación basada en otros valores y
principios jurídicos; así, la primera versión de este estudio se basa en los instrumentos
disponibles de carácter legislativo y teórico actual. El paso del tiempo ha arrojado luz
sobre muchos aspectos de los campos mencionados. En cuanto al desarrollo normativo
de esta disposición, cabe destacar la Ley Núm. 5/1984 sobre el
12
derecho de asilo y la
condición de refugiado, modificada por la Ley de 19 de mayo núm. 9/1994, Ley Orgánica
No. 7/1985. sobre derechos humanos y libertades en España, adoptado por el Real
Decreto 1119/1986, de 26 de mayo, y los matices introducidos por el Real Decreto
155/1996, de 2 de febrero y 2 de noviembre, así como la vigente Código Penal vigente
aprobada por la Ley Orgánica 10 /1995 de 23 de noviembre. Por supuesto, este desarrollo
no es ajeno a los aportes de la doctrina y jurisprudencia de los tribunales ordinarios y
constitucionales.
Este artículo incluye
18
la libertad de residencia y circulación, un aspecto del cual se
define en la sección segunda: la capacidad de circular libremente dentro y fuera del
territorio nacional. Es uno de los aspectos más importantes de la libertad personal, ya que
se relaciona con la proyección espacial de la persona y constituye la base de muchas
otras formas de expresión.
El sentido
9
literal del artículo 19 es que sus derechos reconocidos corresponden por
tanto a los españoles, y que las autoridades nacionales, interpretando sistemáticamente el
citado precepto, junto con el artículo 10, apartado 2, y el artículo 13, apartado 1 de la C.E.,
están obligadas a extender el uso de estos derechos también al extranjero según lo que
establezcan los tratados internacionales y la legislación, es decir, el concepto de
extranjería y su estatus legal varían de acuerdo a los tratados existentes, y se examinan
las limitaciones de los derechos. Pero el mensaje más importante es que cuando se creó
9
la ciudadanía europea en el Tratado de la Unión Europea, desapareció la dicotomía
entre el sujeto nacional- extranjero; por tanto, en el momento de la ratificación, había que
distinguir entre ciudadanos españoles, ciudadanos municipales y extranjeros en general,
con las excepciones anteriores aplicables.
Así, el contenido de la libertad de circulación y la libertad de residencia en la legislación
moderna conforma los derechos de los individuos directamente relacionados con el
Estado, independientemente de su pertenencia a una determinada clase o clase social;
período estatal, y combinado con ideas y hechos revolucionarios en el segundo tercio del
siglo XVIII. Por todas estas razones, se abandona cualquier análisis histórico anterior a
este período.
CONTEXTO
8
DEL ESTADO DE ALARMA
Un tiempo después del intento de golpe de estado de 23 de febrero de 1981 perpetrado
por algunos mandos militares en España., se promulga la Ley Orgánica 4/1981, de 1 de
junio, que regula los estados de alarma, excepción y sitio, en concreto se desarrolla
5
el
artículo 116 de la Constitución española de 1978, aunque este no desarrolla
especialmente el estado de alarma. Esta Ley Orgánica se inició en
19
septiembre de 1979
bajo una forma bien diferente: como Proyecto de Ley Orgánica de seguridad ciudadana
que suponía “un importante cambio en relación con la Ley de Orden Público de 1959 y
criterios inspiradores de la misma, al conjugar la nueva normativa la defensa de las
instituciones con el fortalecimiento de los sistemas de garantía de las libertades públicas”.
Este Proyecto de Ley dedicaba el Capítulo III a la regulación de los estados de alarma,
excepción y sitio.
El texto que desarrolla en el Informe de la Ponencia, realizado
5
por el Congreso de los
Diputados, se dividió en cuatro proyectos de ley distintos, uno de los cuales versaba sobre
los estados de alarma, excepción y sitio. El estado de alarma se usaría para enfrentar a:
“a) catástrofes, calamidades o desgracias públicas, tales como terremotos, inundaciones,
incendios urbanos y forestales o accidentes de gran magnitud. b) Crisis sanitarias, tales
como epidemias y situaciones de contaminación graves.
11
c) Paralización de servicios
públicos esenciales para la comunidad, cuando no se garantice lo dispuesto en los
artículos veintiocho, dos, y treinta y siete, dos, de la Constitución, concurra alguna de las
demás circunstancia o situaciones contenidas en este artículo. d) Situaciones de
desabastecimiento de productos de primera necesidad.”
Me gustaría destacar que la Ley Orgánica 4/1981 en ningún momento hace alusión al
“orden público” hasta que se llega al estado de excepción.
3
Esto quiere decir que se
pasa directamente de una situación común a una anómala (estado de excepción), sin que
existan circunstancias a medio camino entre las dos. Por tanto, las
15
medidas que se
pueden tomar cuando se declara el estado de alarma son menos intensas que las que se
pueden tomar cuando se declara el estado de emergencia. Para explicarlo de forma
sencilla y ligarlo con el tema central del TFG:
6
en el estado de alarma no cabe la
anulación de los derechos fundamentales.
Como es lógico,
1
cada estado no responde a un proceso gradual dentro del derecho de
excepción, sino que atiende a situaciones cualitativamente diferenciadas. El estado de
alarma es, en palabras del jurista Pedro Cruz Villalón, “destinado a combatir crisis
sanitarias y catástrofes naturales o tecnológicas; y el de excepción, previsto para las crisis
de orden público y otras alteraciones del orden político.”
Teniendo en cuenta la situación de emergencia en el ámbito de la salud provocada por la
propagación del Covid-19, el Gobierno declaró el estado de alarma con el Decreto del 14
de marzo de 2020, siendo autorizadas sus prórrogas
8
por el Congreso de los Diputados.
La lógica del estado de alarma evita procedimientos prolongados.
1
En primer lugar, la
cuestión es importante por el contenido del hecho desencadenante contenido en el
estatuto por su alcance temporal y espacial limitado y por las diferencias conceptuales
entre el common law y el estado. ley de emergencia. Cuando se declara un estado de
alarma, la ley solo se refiere a un número reducido de circunstancias que se definen como
incidentes temporales. La naturaleza inusual y temporal de los hechos que llevaron a su
anuncio son demasiado evidentes para ponerlas en duda. Un estado de emergencia es
una anomalía que responde a cambios en la realidad sin demostrar que es el estado
normal de derecho. No puede reemplazar el orden constitucional.
La declaración suscitó un debate en la sociedad española sobre el origen
1
del estado
de alarma y su incidencia en los derechos fundamentales, especialmente en la libre
circulación de las personas, y que fue objeto declarado inconstitucional por el Tribunal
Constitucional tras un recurso de inconstitucionalidad
Pese a lo dicho anteriormente, si nos remitimos a la práctica, cuando se declaró el estado
de alarma por el Real Decreto 463/2020, de 14 de marzo, en el cual nos centraremos en
este TFG, podemos apreciar que la presente ley no hace distinciones entre “medidas
suspensivas” y “medidas limitativas”. Si observamos detenidamente estas limitaciones
contenidas
1
en el artículo 7 del Real Decreto 463/2020, de 14 de marzo, el cual dice así:
“Durante la vigencia del estado de alarma, las personas únicamente podrán circular por
las vías o espacios de
14
uso público para la realización de las siguientes actividades, que
deberán realizarse individualmente, salvo que se acompañe a personas con discapacidad,
menores, mayores, o por otra causa justificada:
a)
Adquisición de alimentos, productos farmacéuticos
1
y de primera necesidad, así
como adquisición de otros productos y prestación de servicios de acuerdo con lo
establecido en el artículo 10.
b)
Asistencia a centros, servicios y establecimientos sanitarios.
c)
Desplazamiento al lugar de trabajo para efectuar su prestación laboral, profesional o
empresarial.
d)
Retorno al lugar de residencia habitual.
e)
Asistencia y cuidado a mayores, menores, dependientes, personas con discapacidad
o personas especialmente vulnerables.
f)
Desplazamiento a entidades financieras y de seguros.
g)
Por causa de fuerza mayor o situación de necesidad.
h)
Cualquier otra actividad de análoga naturaleza.”
Por todo lo expuesto, podemos afirmar que estas medidas son más propias del estado de
excepción que del estado de alarma. Por ejemplo, el derecho fundamental que contiene el
articulo 19 de la Constitución de 1978 nos habla de la libertad de circulación: “Los
españoles tienen derecho a elegir libremente su residencia y a circular por el territorio
nacional. Asimismo, tienen derecho a entrar y salir libremente de España en los términos
que la ley establezca. Este derecho no podrá ser limitado por motivos políticos o
ideológicos.” Por tanto, si extrapolamos estas palabras con las medidas restrictivas del
estado de alarma, nos encontramos con una verdadera y absoluta negación del ejercicio
de este derecho fundamental por los ciudadanos que forman este país. Así, si nos fijamos
en la práctica
1
derivada de la declaración del estado de alarma acordada por el Real
Decreto 463/2020, no existe diferencia entre las medidas restrictivas a acordar en estado
de alarma y las medidas normales de suspensión en estado de excepción. Debe
entenderse que la primera es una restricción en estado de alarma y la segunda es una
prohibición en estado anómalo. Tomemos como ejemplo nuestra libertad de movimiento o
circulación, el cual es una verdadera prohibición general de ejercer ese derecho en una
cuarentena. Otros países europeos tienen restricciones a estos derechos, pero no la
prohibición que ya existe en España.
No hay por tanto
5
un estado de alarma gubernativo pasados los primeros quince días y
en caso de prórroga, sino un estado de alarma parlamentario. La determinación, duración
y restantes condiciones de aplicación de estas medidas son competencia de la Cámara de
Comercio y no están limitadas por el contenido
8
del estado de alarma del Gobierno.
Es conveniente entender que es la suspensión. Esto significa que la suspensión debe
entenderse como un determinado tipo de decisión, que está claramente definida en el art.
55.1 CE, emitido únicamente por Gobierno. Solo en circunstancias excepcionales de
orden público; sólo con la autorización previa del Congreso; y sólo
1
en el contexto de un
estado de excepción o de sitio. Una decisión que no pueden imponer las Cortes, aunque si
puede desarrollar o regular el ejercicio de los derechos fundamentales (artículos 81 y 53.1
CE), pero que, en ningún caso, puede suspenderlos.
La suspensión como una decisión formal del Gobierno, es el único entendimiento
compatible con nuestra historia reciente. Desde finales del siglo XIX, y durante la dictadura
franquista preconstitucional, la suspensión fue una decisión política para frenar
temporalmente la vigencia de determinados derechos y sus garantías. Es una renuncia de
derechos
2
formal, expresa y transitoria.
En nuestro precedente más reciente durante la dictadura franquista, el artículo 35 del
Fuero de los Españoles de 1945 se establece claramente que: “la vigencia de los artículos
doce, trece, catorce, quince, dieciséis y dieciocho podrá ser temporalmente suspendida
por el Gobierno total o parcialmente mediante Decreto-Ley, que taxativamente determine
el alcance y duración de la medida”. La suspensión formal de derechos fue posteriormente
confirmada por el artículo 25.2 de la Ley franquista 45/1959 de orden público, que
permaneció en vigor hasta que fue derogada por la Ley Orgánica 4/1981. En base a ello,
durante la presidencia de Adolfo Suárez, se promulgó el Real Decreto nº 28 de enero.
4/1977 Artículo 1, el cual afirma lo siguiente: “se suspende en todo el territorio nacional,
durante el plazo de un mes, a partir de la entrada en vigor del presente Real Decreto-ley,
la vigencia de los artículos quince y dieciocho del Fuero de los Españoles, respecto de
aquellas personas sobre las que recaiga la sospecha fundada de colaborar a la realización
o preparación de actos terroristas.”
Se puede apreciar que la suspensión de derechos en el contexto inmediato de nuestro
país en particular fue más una decisión expresa y formal del gobierno, más que una
reflexión que evaluara
4
el alcance de las restricciones efectivamente impuestas a
derechos específicos. Si bien
2
la legitimidad del Estado franquista nada tiene que ver
con la legitimidad del actual Estado de derecho, no se puede negar el art. 55.1 CE no
regula la suspensión de derechos fundamentales “ex nihil”, sino a partir de sus
antecedentes. Esto también explica por qué el sistema de suspensión de derechos
fundamentales en la Ley de Orden Público de 1959 estuvo vigente hasta 1981, cuando ya
estaba en vigor la Constitución.
En definitiva, suspensión es, en el art. 55.1 CE, un tipo especial de decisión gubernativa,
aprobada expresa y previamente por el Congreso, que irrumpe temporalmente la vigencia
de determinados derechos fundamentales. Se trata de la posibilidad última que
12
en los
supuestos en que el orden constitucional o la soberanía del Estado se encuentren en
grave riesgo de quiebra, en el cual no sean válidos determinados derechos fundamentales
(derechos a los que se refiere
2
el art. 55.1 CE). Esta hipotética situación es bastante
extraordinaria en nuestro orden constitucional. Y todavía hay algo bastante inusual en el
desarrollo de la legislación del art. 55.1 y 116.3 y 4 CE de conformidad con la Ley
Orgánica de 1 de junio núm. 4/1981 sobre Estados con Alertas, Excepciones y Cercos
(LOEAES). Llegados a este punto,
2
la cuestión a la que nos enfrentamos en este TFG
no es si el Real Decreto 463/2020 es compatible con el marco constitucional por haber
suspendido derechos fundamentales, contra lo establecido en el art. 55.1 CE., puesto
1
que es evidente que es inconstitucional.
Es importante mencionar que,
12
conforme a la Ley Orgánica 4/1981, se afirma que, tanto
la limitación como la prohibición no tienen que ser totales, sino que pueden condicionarse
a requisitos, horas o lugares. Por tanto, nos encontramos ante restricciones formales, que
suponen
1
una suspensión general de la libre circulación.
El Tribunal Supremo, en dos recientes sentencias, sostiene que el estado de alarma “que
no está previsto para supuestos como el que nos afecta sino para aquellos en que se vea
alterado muy gravemente el orden público”.
Si asumimos que la declaración del estado de alarma se instrumenta por orden del
Consejo de ministros, no parece disparatado entender que su legalidad puede ser
verificada por la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo.
Ya en el año 2010 se realizó otro estado de alarma por la huelga de controladores aéreos,
el cual fue Real Decreto 1673/2010, de 4 de diciembre por el que se declaró el estado de
alarma para la normalización del servicio público esencial del transporte aéreo. Y a en ese
entonces, el propio Tribunal Supremo la consideró que
5
declarar el estado de alarma no
era un ejercicio de las facultades del Gobierno, en concreto mencionó que: “… que la
declaración del estado de alarma no es ejercicio de la potestad reglamentaria que le
atribuye al Gobierno el artículo 96 CE, sino de la competencia constitucional, diferente,
regulada en artículo 116.2 CE”.
El Tribunal Constitucional,
1
tras la declaración del primer estado de alarma como
respuesta al cierre del espacio aéreo español en diciembre de 2010, determinó el alcance
de la declaración de derechos fundamentales del estado de alarma y destacó su solidez
frente a
6
los estados de excepción y estados de excepción. Modos de asedio más
bajos. En cambio, la Declaración de Emergencia no permite ninguna
1
suspensión de los
derechos fundamentales,
El Tribunal Constitucional adoptó esta doctrina primero por mayoría (Auto 7/2012 de 13 de
enero) y luego por unanimidad (STC
13
83/2016 de 28 de abril), entendiendo que, dado el
contenido normativo y fuerza jurídica, la decisión de declarar el estado de alarma se
queda configurada en nuestro ordenamiento como una decisión o disposición con rango o
valor de ley.
En cualquier caso,
1
el estado de alarma no implica la suspensión de derechos
fundamentales. Esta presunción es una privación temporal, que suele utilizarse en
5
estados de excepción o sitio (artículo 55, inciso 1 de la Constitución) y en determinados
casos cuando se realiza una investigación relevante sobre grupos armados o actividades
terroristas (artículo 1)55. 2).
Otra cosa
1
a tener en cuenta es en qué medida las restricciones al ejercicio de los
derechos fundamentales establecidas con la máxima intensidad durante el estado de
alarma pueden suponer el deterioro de estos derechos fundamentales, en la medida en
que se encuentran constitucionalmente fortalecidos. En cuanto a esto último, la dogmática
jurídica tiende a afirmar que no se produce tal deterioro. De ahí que el Tribunal
Constitucional explicara en un auto de 30 de abril de 2020 que “las medidas de
distanciamiento social, confinamiento domiciliario y limitación extrema de los contactos y
actividades grupales, son las únicas que se han adverado eficaces para limitar los efectos
de una pandemia de dimensiones desconocidas hasta la fecha. Desconocidas y, desde
luego, imprevisibles cuando el legislador articuló la declaración de los estados
excepcionales en el año 1981”.
Se rechazaron los
16
mismos bienes constitucionales (vida e integridad del cuerpo) así
como la protección de la salud pública contenidos en el orden público (LO 9/83 artículo 5b,
que desarrolla los derechos fundamentales de reunión y manifestación). El Tribunal
Constitucional rechazó
1
el recurso de amparo presentado por un sindicato de
trabajadores contra la sentencia del Tribunal Supremo de Galicia, que confirmó la
prohibición de la manifestación en Vigo el 1 de mayo de 2020, con la finalidad de evitar
que el virus se propagase. Por tanto, los derechos a la vida, a la integridad corporal, a la
salud humana y
1
a la protección de la salud, cuyos limitados recursos es necesario que
se garanticen pues son muy importantes, fueron establecidos como fines
constitucionalmente legítimos que prohíben el derecho fundamental de manifestación.
En consecuencia, nos encontramos ante una normativa que fue insuficiente para afrontar
con éxito la pandemia del COVID-19 y que ha inspirado a este TFG la investigación
jurídica sobre las implicaciones de estos derechos fundamentales. En ese momento, dos
Tribunales Superiores de Justicia habían confirmado los arrestos domiciliarios de sus
respectivos gobiernos locales, que luego fueron anulados
17
por el Tribunal Supremo. El
magistrado Luis López Guerra señala que: “En supuestos límite o dudosos, cuando haya
que adoptar medidas restrictivas de derechos fundamentales, la elección debe hacerse en
favor de la opción que mejor salvaguarde esos derechos y que confiera menor ámbito de
acción al Poder Ejecutivo”
LOS REALES DECRETOS
1
463/2020, DE 14 DE MARZO Y 926/2020, DE 25 DE
OCTUBRE
Ya hemos mencionado la diferencia entre suspensión individual de derechos y suspensión
colectiva de derechos. La diferencia es fundamental, porque en el primer caso sólo se
contemplan los derechos mencionados en el artículo 55.2 de la Constitución, es decir,
pueden suspenderse colectivamente los derechos contenidas en el artículo 17.2, y los
artículos 18.1 y 18.2.
En el primer caso, existen garantías específicas como las normas de ley orgánica, la
individualidad,
22
la necesaria intervención judicial y el adecuado control parlamentario y
la obligatoriedad de investigar las actividades de grupos armados o terroristas.
En el segundo caso, no existe un control claro de las medidas como en el primer caso,
sino
17
que se aplica el procedimiento general para la realización de actuaciones
administrativas (incluidas las sanciones). Fuera de este supuesto, no puede ser
sancionado por estar fuera de casa o trasladarse de una provincia a otra, ya
que se
1
trata de actividades lícitas.
Esta distinción es importante para examinar la constitucionalidad del Real Decreto
463/2020, de 14 de marzo, y sus medidas de prórroga. Se trata de la diferencia entre un
estado de emergencia y la pérdida de los llamados derechos fundamentales, aunque con
diferente redacción y diferentes condiciones previas. Esta diferencia es esencial, es decir,
corresponde -por su realidad, no por su nombre- al tipo de estado de excepción,
independientemente del valor nominal contenido
5
en el artículo 116 de la Constitución.
Los Reales Decretos afectan principalmente a la libertad, que también es un valor
constitucional. Esta restricción no debe confundirse con otras restricciones también
contenidas en
1
el mencionado Real Decreto. Las medidas contenidas en el decreto son
restricciones al derecho general a la libertad, consagrado en el artículo 17 y
18
19 de la
Constitución, incluidas las restricciones a la libertad de circulación y residencia, en cuanto
se derivan y guardan relación con la primera condición.
Las prohibiciones de salida del domicilio
1
del Real Decreto 463/2020, de 14 de marzo,
afirma que la limitación de la circulación equivale a un confinamiento en el domicilio,
mientras que en el Real Decreto 926/2020 se trata del llamado toque de queda. ,
incluyendo el respectivo ámbito regional provincial o incluso restricciones menores. En el
primer caso, se aplica a todo el territorio del país ya todas las actividades ordinarias de los
ciudadanos, excepto los impuestos. En el segundo real decreto por el que se autorizan las
actividades de las autoridades de las comunidades autónomas.
Debemos resaltar que existen excepciones, pero son excepciones claras que están
justificadas por el derecho a la salud, como visitar una farmacia o una tienda de
comestibles o trabajar en la industria en la que están empleados.
Los acuerdos hacen referencia al régimen sancionador de la Ley 4/1981 "Estado de
alarma, estado de excepción o estado de sitio". Lo que sucedió fue que la Ley no tenía
sanciones, sino que se refería a otras Leyes en la sección 10. De ello se deduce que se
aplican las sanciones
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de la Ley de Seguridad Civil. Es decir, un estado de emergencia
aplica las reglas a las circunstancias ordinarias, pero no cumple con el típico principio de
sanciones y no cumple con normas estatales como
Esto fue facilitado por la redacción de un
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la alteración del orden público.
proyecto de ley que creó el artículo 116 de la
Constitución en 1981, que se refería al estado de excepción. Al principio, no se menciona
el derecho a suspender, sino una lista de los conocidos derechos de intervención
administrativa, como la restricción de circulación, el decomiso temporal, etc., sin añadir las
necesarias restricciones que no pueden afectar derechos fundamentales. Pero, en
segundo lugar,
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el estado de alarma no tiene un límite de tiempo absoluto, que puede
prorrogarse varias veces.
LA RESERVA CONSTITUCIONAL DE DECLARACIÓN DE ESTADOS EXCEPCIONALES
Después de todo lo expuesto en el TFG, que se puede hacer a través de otras leyes
orgánicas o comunes sin declarar un estatuto especial. O, más específicamente, ¿es
posible proteger las medidas tomadas sin utilizar una
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declaración de estado de
excepción?
Germán Teruel, por su parte, estima que “hay un contenido propio de los estados
excepcionales que la Constitución reserva a los mismos. Ese contenido propio consistiría,
en primer lugar, en «una radical concentración del poder (mando único), con el
sometimiento de todos los poderes públicos al Gobierno de la Nación (o autoridad
delegada) en el ámbito de respuesta a la emergencia, el cual podrá ejercer facultades
normativas y ejecutivas al margen del orden constitucional de competencias». Y, en
segundo lugar, en el establecimiento de un régimen general que implique graves
restricciones temporales de los derechos fundamentales. Por consiguiente, el Derecho
ordinario de emergencias no podrá suponer alteraciones competenciales y tampoco podrá
habilitar, ni siquiera
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a través de una ley orgánica, para que la Autoridad administrativa
competente, sea nacional o autonómica, dicte medidas que comporten graves
restricciones
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de derechos fundamentales de forma general e indiscriminada para la
población de un territorio”.
En el texto de la constitución no se menciona la reserva. Por el contrario,
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el apartado 1
del artículo 81 y el apartado 1 del artículo 116 de la CE se refieren a restricciones que los
legisladores medioambientales pueden introducir en los estados de alarma, emergencia y
sitio, así como fuera de estos países. Y ninguna de las normas menciona las salvedades
que deben seguir los legisladores organizacionales en esta materia. La única limitación
que se puede derivar claramente del texto constitucional es el artículo 55: la suspensión
de ciertos derechos se reserva para
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los estados de excepción o sitio, pero no el de
alarma.
En este TFG hemos visto que, independientemente de las razones o presunciones
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del
estado de alarma, las medidas previstas en la Ley 4/1981 por Real Decreto y medidas
posteriores son medidas que afectan al derecho general a la libertad como derecho
fundamental. a la autodeterminación que garantiza la agencia humana universal. En otras
palabras, con independencia de
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que se trate de un estado de excepción o de un
estado de excepción, es evidente que las medidas sólo pueden tomarse en el marco de la
ley general 4/1981 y sólo dentro de este marco, independientemente de la forma que se
prevea.
Ya en su día, el Tribunal Constitucional, en su Sentencia 183/2021, de 27 de octubre de
2021, declaró inconstitucional el estado de alarma.
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La sentencia cuenta con votos
particulares del presidente Juan José González Rivas, y los magistrados Juan Antonio
Xiol, Cándido Conde-Pumpido y María Luisa Balaguer. De hecho, debemos destacar que,
en julio del 2021, el tribunal de garantías declaraba inconstitucionales muchos aspectos
del primer estado de alarma. Los magistrados declararon inconstitucional tanto la prórroga
de seis meses, así como el nombramiento de las autoridades competentes autorizadas
por el segundo estado de alarma establecido por el Real Decreto núm. 926/2020.
Por todo ello, debemos concluir que,
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desde un punto de vista jurídico, debería haberse
llevado a cabo el estado de excepción y no el estado de alarma.
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