Subido por Ariel Talavera (Tala)

Byung Chul Han Razones para huir del pre

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UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID
FACULTAD DE FILOSOFÍA
TITULO PROPIO PENSAR EL PRESENTE
Trabajo fin de Curso año 2017-2018
Byung Chul Han:
Razones para huir del presente
(Cansancio, agonía erótica y psicopolítica)
Especialidad: Filosofía.
Apellidos y nombre: Moriche Escaso, Víctor Manuel
DNI: 52876831-S
Directores del título: José Luis Villacañas Berlanga y Paloma Martínez
Matías.
Madrid, septiembre 2018
1
Byung Chul Han:
Razones para huir del presente
(Cansancio, agonía erótica y
psicopolítica)
Victor Manuel Moriche Escaso
2
Índice
Resumen y abstract
4
Introducción
5
1. El cansancio
11
2. El enjambre transparente
17
3. La agonía erótica
23
4. Psicopolítica
27
Conclusión y Consideraciones críticas
33
Bibliografía
47
3
1. Resumen y Abstract
Resumen: La era digital nos lleva a una sociedad del rendimiento, con imperativos
como la transparencia, y la maximización del individuo mediante el culto a la salud, y
empuja a las subjetividades a un horizonte fracturado de instantes donde el colapso está
garantizado. Ante la acumulación de información, el tiempo acelerado, y la constante
exposición que hace del cuerpo una mercancía más, el individuo se colapsa y se
convierte en víctima de la psicopolítica del sistema neoliberal, que a todos lleva al
infierno de lo igual. En este contexto es en el que el filósofo Byung Chul Han analiza el
tiempo presente y trata de plantear una salida para demorarse en el tiempo y no
sucumbir a los estragos que provoca el excesivo consumismo disfrazado de libertad.
Veremos, tras exponer este diagnóstico, si su salida es factible para cuestionar el exceso
de individualidad, y si se puede recuperar el concepto necesario de comunidad para
poder influir en el tiempo presente. Plantearemos el alcance fantasmagórico de algunas
de sus propuestas.
Palabras clave: Byung-Chul Han, sociedad del rendimiento, transparencia,
psicopolítica, sociedad del cansancio.
Abstract: The accumulation of information that we have in the networks, and the
digital market, as well as the excessive acceleration of consumption processes and
human relations, are modified by virtuality in the digital era, which leads us to a society
of performance, with imperatives such as transparency, and the maximization of the
individual through a cult of health, which push subjectivities to a fractured horizon of
instants where collapse is guaranteed. Before the accumulation of information, the
accelerated time, and the constant exposure that makes the body one more commodity,
the individual collapses and becomes a victim of the psycho-politics of the neoliberal
system, which leads everyone to the hell of the same. In this context, the philosopher
Byung Chul Han analyzes the present time and tries to propose an exit to delay in time
and not succumb to the ravages caused by excessive consumerism disguised as freedom.
We will see, after explaining this diagnosis, if its exit is feasible to question the excess
of individuality, and if the necessary concept of community can be recovered to be able
to influence the present time. We will raise the phantasmagorical scope of some of their
proposals.
Keywords:
Byung-Chul Han, performance society, transparency, psychopolitics,
fatigue society.
4
INTRODUCCIÓN
“Parece absurdo, y sin embargo es la pura verdad, que,
puesto que todo lo real es una nada, la única realidad
y la única sustancia del mundo consiste en las ilusiones.”
GIACOMO LEOPARDI
Zibaldone de Pensamientos
El presente trabajo pretende señalar los aspectos más importantes del
pensamiento del surcoreano y alemán de adopción Byung- Chul Han, y analizar las
consecuencias que se extraen del diagnóstico que realiza de la actual sociedad.
Especialista en Martin Heidegger (realizó su tesis doctoral sobre el filósofo
alemán), sus pequeños tratados publicados por la editorial Herder recorren los recovecos
de las obras de pensadores desde la antigüedad (Platón, Aristóteles) hasta recalar y
cuestionar a pensadores de la talla de Kant, Hegel, Nietzsche, M. Foucault, Arendt,
Schmitt, Benjamin, Espósito, Agamben, René Girard, Baudrillard, y un largo etcétera.
Siempre apoyado en pequeños tesoros literarios de Peter Handke y con resonancias no
tan patentes de la Escuela de Kioto1, asistimos en cada capítulo de sus obras a una
exhibición de sencillez y claridad expositiva, hecho que le acerca a lectores que no
tienen conocimientos filosóficos, lo que explica parte de su éxito. Su filosofía está
claramente influida por el estudio de su cultura oriental, (no en vano, una de sus obras
está dedicada al budismo Zen)2, y pone de manifiesto su gusto por tratar de encontrar un
nexo entre Oriente y Occidente, siempre en diálogo con pensadores intempestivos como
Nietzsche.
1
Kitaro Nishida (1870-1945), Hajime Tanabe (1885-1962) y Keiji Nishitani (1900-1990). Para los
conocedores de la filosofía oriental, resulta más que obvia la fuerte relevancia que esta tríada ha tenido en
la introducción de la filosofía occidental en Oriente. A pesar de formarse en un inicio en estudios técnicos
(emigró a Alemania para seguir sus estudios de Metalurgia) Byung -Chul Han retoma la constante
preocupación por el concepto de vacuidad de dicha escuela, transformando el contenido del mismo en los
autores occidentales llamados nihilistas. Sus alusiones constantes a Nietzsche, Heidegger, Eckhardt, su
rodeo para dotar al vacío de un contenido positivo y a la necesidad de la negatividad, le emparenta con la
religiosidad sin dios del Budismo Zen y le sitúa en la estela de dichos pensadores.
2
HAN Byung- Chul, Filosofía del Budismo Zen, Herder, 2015. Es en esta obra donde más puede
encontrarse la influencia comentada en la nota anterior.
5
Sus dardos y cuestionamientos se dirigen a los conceptos principales de filósofos
como Foucault, al que discute su análisis de la sociedad disciplinaria y la biopolítica, o
la sociedad inmunitaria de Esposito, así como la dupla schmittiana amigo-enemigo. Sus
reflexiones sobre la sociedad contemporánea le han situado en la primera plana de todos
los medios, es junto con Zizek, el filósofo de moda, sobre todo en las redes sociales, a
pesar del rechazo que le provocan, y de carecer de ellas, como pone de manifiesto hasta
la saciedad en sus obras. Sin embargo, muchos de sus conceptos resuenan en la mente
del lector, y recuerdan a pensadores como Sloterdijk y sus Esferas, Bauman y sus
estados líquidos, la sociedad transparente de Vattimo o Baudrillard, la crítica de
Adorno, o los análisis del capitalismo de Marcuse. A pesar de ello, no por recordar a los
conceptos de todos ellos, los planteamientos de Han resultan menos acertados que los
de dichos autores en cuanto al diagnóstico que realiza del presente.
Cuando leemos a Han, parece que el presente desaparece a toda velocidad. Que
no podemos pensarlo por estar inscritos en él y no poder escapar a su poder, que se nos
impone con gran presencia, y sin embargo no se deja atrapar en definiciones ni formas
definidas, la velocidad de su aparición propicia su paso fugaz, lo que lo hace difícil de
asir, de constatar y hacer que tenga peso, nos somete con las armas de la nueva
tecnología y el consumo desaforado de productos de entretenimiento, la mayoría de
ellos con una existencia virtual, apantallada, como dirá Gilíes Lipovetsky, un autor
contrario a las tesis de Byung Chul Han:
“Tal vez llegue el día en que lo que no esté disponible en pantalla no tendrá ya interés
ni existencia para muchísimos individuos: casi todo se buscará y se recibirá en pantalla. Ser en
pantalla o no ser”3.
Las imágenes pesan, se incorporan, se sufren, los cuerpos son avasallados y
atropellados por un sinfín de estímulos visuales que los metamorfosean en pura
virtualidad, la carne semántica deja paso a los píxeles, a la definición lisa, pulcra,
acabada, sin mezcla de vísceras y emociones, al puro dato, a la medida exacta, lo pulido
3
Gilíes Lipovetsky y Jean Serroy. La pantalla global. Cultura mediática y cine en la era hipermoderna.
Ed. Anagrama, 2009. p.22.
6
nos resuelta hermoso, porque no opone resistencia, “lo pulido y e impecable no daña”4
al decir de Han, esa “es la seña de identidad de la época actual”5.
El cuerpo es el reflejo de una salud cuidada al detalle, la vida pasa a ser una serie
de procesos de optimización, donde la altura, el peso, los pasos del día, forman parte de
una tarjeta de presentación que permite obtener un pase privado para un intercambio
corporal con otro sujeto igual de óptimo. La sociedad neoliberal explota dicho deseo de
optimización, convirtiendo el interés del individuo en coacción disfrazada de libertad, el
sujeto de rendimiento cree estar realizándose llevando a cumplimiento los imperativos
de la sociedad del hiperconsumo. La emprendeduría, la mejora incesante, la extrema
explotación de la subjetividad son notas distintivas de la época actual, en afirmaciones
que recuerdan a Webber, llegará a afirma que
“el trabajo sin fin en el propio yo se asemeja a la introspección y al examen
protestantes, que representa a su vez una técnica de subjetivización y dominación”.6
Todo está mediado por la pantalla y la imposibilidad de atender a quien se
manifiesta como diferente. Lo distinto retrasa, demora al consumidor, lo saca del ritmo
acelerado del proceso de consumo, su neofilia lo arrastra de manera indefinida hacia la
perpetuación y repetición de los procesos que lo mantienen explotado, no tolera la
lentitud de los procesos, pues entienden que anticipa la muerte, porque se piensa que lo
que se demora es aquello que muere, cuando en realidad lo único que le tiende los
brazos a la muerte es la aceleración, pues provoca colapso y acabamiento. Sin embargo,
a través de la adquisición de nuevos productos, el consumista experimenta una
redención pasajera.
Vivimos en una era que es incapaz de captar matices, registramos toda la
realidad mediante la vista, no olfateamos, tocamos cada vez menos y sólo acariciamos
lo que no opone resistencia, y definitivamente, nos cuesta escuchar cada vez más,
porque sucumbimos al ruido de sociedades hiperpobladas, hipercomunicadas, no es
posible escuchar la propia voz, porque la hemos convertido en un murmullo más
4
HAN, Byung-Chul, La salvación de lo bello. Herder, 2015. p.11.
5
Ibid, p.11.
6
HAN Byung-Chul, Psicopolítica. Neoliberalismo y nuevas técnicas de poder. Ed.Herder, 2014. P. 49.
7
atrapado entre el tráfico de las ciudades y la indiferencia de las pantallas móviles. En
este sentido encontramos en las obras de Han un rechazo a la multitud ruidosa actual:
“El enjambre digital, por contraposición a la masa, no es coherente en sí. No se
manifiesta en una voz. Por eso es percibido como ruido”7.
La equivalencia nos ha llevado a asumir que necesitamos todo aquello que el
capitalismo tecnológico produce en serie, y una vez dado el paso hacia esa cadena de
montaje, el regreso parece imposible. No tener las últimas novedades lanzadas al
mercado, no adquirirlas rápidamente provoca un sentimiento de exclusión, de quedarse
fuera, de ser un marginal. No es raro en estos días, encontrar personas durmiendo a las
puertas de una tienda, haciendo cola días antes, para adquirir el último modelo de
IPhone. Lo que antes sucedía ante una iglesia o un profeta, que el creyente acudiera allí
buscando la salvación, o la sanación de su mal, ahora ocurre ante tiendas de diseño
minimalista.
Los seres humanos se consumen unos a otros como productos de un lineal de un
supermercado. Se constata el hecho de haber interactuado con otro cuerpo, el hecho de
que sea distinto a otro, no supone un cambio cualitativo, se suma como vivencia, pero
como experiencia no da tiempo a que cuente. 8
La equivalencia es la norma en nuestras sociedades. Lo que se busca, por
ejemplo, en las redes sociales, es tener un círculo de cientos o miles de amigos virtuales,
todos aquellos que comparten con otro todos sus gustos e inclinaciones políticas,
quienes se identifican con cierto estilo de vida. Nunca se produce un encuentro con el
otro, no se le asume ni incorpora para encontrarse uno mismo, se busca lo mismo que
ante el espejo, al otro se le desplaza, se le niega, y si es posible se le destruye o se le
ahoga en el mar de la información, o en ese océano en el que se arriesgan a morir
quienes representan al otro, al extranjero, aquellos que nos recuerdan nuestra
vulnerabilidad, nuestras miserias, el hecho de que hemos olvidado cuáles son nuestras
necesidades. El extranjero se convierte en una carga9, no en amenaza. El otro ya ni
7
HAN Byung-Chul, En el enjambre. Ed. Herder, 2014. p.27
8
HAN Byung-Chul, Psicopolítica. Neoliberalismo y nuevas técnicas de poder. Herder, 2014, pág. 116.
Precisamente Han distinguirá entre vivencia y experiencia, ésta última radica en una discontinuidad.
9
HAN Byung-Chul, La sociedad del cansancio, Ed. Herder, 2012. Pág. 16. Es curioso como este
concepto de “carga “comienza a proliferar por toda Europa con el auge de los nacionalismos, hasta el
8
siquiera es aquel desconocido en el que me reconozco, sino que supone una carga de la
que hay que librarse pues la atención desplaza su foco del ego narcisista y virtual.
Decía Ortega que una de las tareas del futuro sería definir los deseos del hombre,
pues en la era de la técnica “son en realidad “pseudo-deseos, espectros de apetitos sin
sinceridad ni vigor.”10
El concepto de comunidad, que parecía recobrado con los movimientos de los
indignados, ha sido engullido por la excesiva exposición de sus protagonistas, la
sociedad exhibicionista del espectáculo ha generado dobles virtuales dejando en una
zona de penumbra a los líderes políticos y a cualquier agente social que se atreva a
pronunciarse, de manera que, en esa oscuridad, han quedado en la indefinición de lo
igual, o han sido iluminados hasta en las más íntima de sus facetas como individuos. Al
fin y al cabo, de lo que hablaremos aquí es de transparencia, de cómo la virtualidad de
la sociedad del capitalismo postecnológico todo lo muestra, dejando al margen las zonas
oscuras, o eliminándolas por completo. El instrumento del homo digitalis11, el
smartphone, congrega a los iguales ante la presencia de una superficie que sólo
devuelve el reflejo de lo idéntico, “en el ruido digital de lo igual hemos dejado de
percibir la voz del otro”12, y añadiría yo, la propia voz.
Producto de la excesiva transparencia que demanda la sociedad, y de la
apabullante positividad que todo lo inunda, en este sentido Chul Han señala que en
primer lugar “…la sociedad de la transparencia es una sociedad positiva”13, maquinal,
obsesionada con el cálculo, hecho que afecta al concepto de comunidad, que ha quedado
trasladado a la virtualidad, al infierno de lo igual14, despojándolo de toda su
punto de que un primer ministro de un país como Italia se refiera a seres humanos en peligro de naufragio
y
muerte
como
carne
humana
(visto
en:
https://www.eldiario.es/zonacritica/Carnehumana_6_805679446.html).
10
Ortega y Gasset, J. Meditación de la Técnica, 2004-2010, OC, vol. V, p. 575
El uso de este término es más generalizado que el que me gustaría emplear, “smartphnonita”, pero a
riesgo de incurrir en error, o de emplear sin autoridad alguna, un neologismo, lo dejaré para otra ocasión
más propicia o informal.
11
12
HAN Byung-Chul, La expulsión de lo distinto. Ed. Herder, 2017. Pág. 84.
13
HAN Byung-Chul, La sociedad de la transparencia. Ed. Herder, 2013. Pág. 11
14
Ibid. Pág. 12.
9
materialidad, debido principalmente a la pereza que se encuentra detrás de cuerpos
extenuados por la explotación voluntaria y la hiperexposición en todo espacio, a la que
se entregan, con gusto, individuos cuya única vía de salvación parecen ser los nuevos
productos que no pueden dejar de adquirir, los nuevos movimientos que no cesan de
poner en marcha, el emprendimiento feroz al que se ven empujados por eslóganes
visuales que lo perturban y coaccionan, en su espacio de materialidad difusa, el espejo
es su superficie predilecta.
El networking empuja al individuo anónimo a participar de manera incesante en
él, desprovisto de su propia fisiología y desideologizado por completo, cree formar
parte de una comunidad que sólo es de iguales, una equivalencia que curiosamente
imposibilita el concepto mismo de comunidad que reivindica la presencia del otro, de
aquel que no es uno mismo.
La aceleración de los procesos sociales hipertrofia nuestro horizonte, en el que
se enquistan proyectos de imposible cumplimiento. La crisis económica que se desató
en 2008, diez años después, se ha convertido en la crisis de los deseos y la
hiperexplotación del consumo. Al no saber qué deseamos, ni por qué lo hacemos,
consumimos de manera compulsiva, sin importar ni tan siquiera el producto, sino la
experiencia de comprar, convertida en ritual snob lo que se persigue, no importa qué se
adquiere, cuenta el simple hecho de hacerlo, mientras sea nuevo, la sacralización del
consumo como síntoma de subjetividades desoladas.
Pero caminemos con demora por este laberinto. ¿Es posible que sea un camino
de puros espectros atrapados en pantallas?
10
1. El cansancio.
Por falta de sosiego, nuestra civilización desemboca en una nueva
barbarie. En ninguna época se han cotizado más los desasosegados.
Cuéntese por tanto entre las correcciones necesarias de la humanidad
el fortalecimiento en amplia medida del elemento contemplativo.
F. NIETZSCHE
Humano, demasiado humano.
Uno de los principales atractivos de la filosofía de Byung Chul-Han es la
aparente sencillez de los conceptos que analiza y la claridad de su exposición. La
realidad es que resulta estimulante comprobar que esto no es así en el mayor de los
casos. El significado de los conceptos que descompone en sus pequeños tratados
fluctúa desde el sentido vulgar y desgastado por el lenguaje coloquial, parte por
tanto de la cotidianeidad para llevarlo al extremo, y se metamorfosea en las sombras
del reverso de dicho concepto, asaltando al lector para hacer dirigir su mirada en la
distancia de una perspectiva hasta entonces pasada por alto. Es lo que ocurre con
conceptos como transparencia, coacción, libertad, o cansancio.
En este primer apartado, descubrimos que el concepto de cansancio, en
apariencia cargado de negatividad y que se alimenta de las notas que la sociedad
neoliberal nos ha inculcado, amparada en la dinámica consumista del capitalismo
desaforado, deviene en un término que permite abogar por un alejamiento y
detenimiento del ritmo agotador que se impone el sujeto del rendimiento.
El cansancio se produce en connivencia con la sociedad de la positividad, del
continuo movimiento, de la imposibilidad de detenerse ante cualquier reto u
obstáculo que pudiera frenarnos. La figura a la que hace referencia Han es
Prometeo15, siempre encadenado y en guerra consigo mismo. Ese ritmo extenuante
de autoexigencia lleva al individuo al colapso neuronal que desemboca en la
depresión, ese infarto a cámara lenta16, la enfermedad de nuestra época.
15
HAN Byung-Chul, La sociedad del cansancio, Ed. Herder, 2012. Pág. 9.
16
BURGER, Hermann. Tractatus Logico-Suicidalis. Matarse uno mismo. Editorial Pre-textos. 2017.
11
El trastorno mental surge del interior del propio individuo, ya no nos
encontramos en una sociedad que se protege de lo extraño, del otro, pues en el
infierno de lo igual el propio reflejo no supone amenaza alguna, ni el virus ni la
bacteria, de la que ya podemos protegernos suponen obstáculo alguno, hemos
pasado de la sociedad de la inmunización, concepto central en la filosofía de
Roberto Esposito, a la sociedad postinmunológica que enloquece con la positividad,
no con la otredad amenazante. El hecho de que Han se oponga de manera frontal a
Esposito se debe principalmente a la concepción que ambos tienen del ser humano,
mientras que en el pensador italiano encontramos descripciones del dispositivo del
cuerpo humano en clave biopolítica y fronteriza, en la filosofía del surcoreano
veremos que el énfasis recae sobre el psiquismo extenuado y víctima de la sociedad
neoliberal y globalizada donde las fronteras han desaparecido y lo “exótico se
sustituye por lo extraño y el turista lo recorre”17
En Han el individuo aún soporta sobre su existencia una distinción, como
veremos más adelante, que parecía superada, la de la separación de la mente y el
cuerpo como dos estancias independientes, sólo así podemos entender que analice el
concepto de biopolítica foucaultiano en clave únicamente referida a las funciones
del cuerpo como objeto de control disciplinario en contraposición a su psicopolítica,
como si la psique no formara parte del cuerpo.18 Por ello, acudirá a Nietzsche,
curiosamente un defensor a ultranza de las razones fisiológicas del cuerpo y de su
carácter totalizante de la existencia, para contraponerlo a la obsesión por la salud,
una vez que se ha asumido la muerte de dios. De este modo nos recuerda que en
Nietzsche el último hombre eleva a diosa la salud, cuando realmente lo único que
hace es prolongar su sufrimiento trabajando de continuo, incapaz de asumir el
eslogan de su tiempo, el “nada es imposible”.
17
HAN Byung-Chul, La sociedad del cansancio. Ed. Herder, 2012. Pág. 14
18
Resulta desconcertante que no emplee el mismo análisis sutil para la obra de Foucault que el que
realiza para diseccionar el presente, ya que cuando el pensador francés concibe al ser humano lo analiza
como una expresión de un juego de fuerzas en el que el poder penetra a través de los discursos no sólo en
los límites de un cuerpo descabezado, sino de un cuerpo entendido precisamente como vida psíquica
donde el poder ocupa el eje central del control en la historia de las sociedades (ello a pesar de que la
mayor influencia foucaultiana, Nietzsche, superara el psicologismo en favor de una fisiología de las
emociones y la voluntad de poder).
12
En una sociedad inmunitaria, el organismo se protege de lo otro que lo invade, y
que pretende usurpar su lugar, existe una patente negatividad, mientras que en la
sociedad del cansancio no hay nada externo que pretenda agredir, el sujeto de
rendimiento es libre de oponerse a la positividad que le rodea, y en la que está
inmerso, pero se coacciona y explota a sí mismo hasta la disolución de sus fuerzas
en un aparente ejercicio de libertad. Precisamente el cansancio es una de las
consecuencias del nihilismo del que hablaba Nietzsche en sus obras, ya que el
hombre, una vez asumida la muerte de dios y todos aquellos puntos de referencia
que lo mantenían sujeto y anclado a la superficie, se entrega a la orgía de la acción y
la ficción al sentirse suspendido en el vacío. A pesar de ello, lejos de disolverse el
ego del individuo hipermoderno, lo que sucede es una exacerbación del mismo que
lo convierte en hiperneurótico e hiperactivo. 19
Advierte Heidegger que los límites de la libertad se encuentran en la muerte,
ahora la muerte ni siquiera se piensa, las religiones, como técnicas de liberación de
la tanatofobia no resultan funcionales, los límites de la libertad se disuelven en un
horizonte donde sólo la acción y el movimiento incesante y acelerado tienen un
sentido. Estos procesos no dejan espacio para la reflexión, pues esta exige demora y
detenimiento, parar es perder, el cálculo y el dato exigen de manera inmediata, el
sujeto se evapora en su intento de seguir la aceleración de los procesos.
Estamos en una época en la que la acción es cualquier cosa menos heroica, en el
que la concepción del nacimiento como posibilidad de acción y redención de la
especie, como recuerda Han, sino más bien subyugante y definitorio de la propia
identidad del individuo, se reafirma en las acciones que lo explotan, lo que empuja a
los sujetos hacia un desvanecimiento paulatino. En oposición a Arendt, para Byung
Chul-Han, no hay posibilidad de integrar al individuo en una narratividad debido a
la velocidad de los procesos. La pérdida de las creencias aparejada al nihilismo, la
fugacidad de la existencia hace que la única posibilidad de aparente sosiego sea el
mantener el cuerpo, la nuda vida, saludable. Para Han, la sociedad del rendimiento
no sólo trata a los excluidos como homo sacri (Agamben) sino a todos los sujetos,
que pasan a ser “absolutamente inaniquilables. Son, en cierto modo, muertos
19
HAN Byung-Chul, La sociedad del cansancio. Ed. Herder, 2012. Pág. 45
13
vivientes.”20 La vida se mantiene a toda costa, aunque no la impulse un sentido,
aunque carezca de ser, aunque sea un movimiento incesante de autoexplotación
mecánico que perpetua el proceso de producción del tardocapitalismo.
La figura del zombi, que posteriormente no explota lo suficiente Chul Han,
ejemplifica a la perfección el tiempo presente. La masa informe, el cuerpo
desmembrado, la mueca convertida en resorte, los cuerpos que gimen y se retuercen,
el arrastre de funciones corporales, los huesos astillados, la sangre, el mordisco, la
apatía, los ojos de los muertos fijos en el objeto perseguido emparentan al sujeto de
rendimiento consumista con este ente privado de sentido. El zombi persigue el
combustible que sacie su apetito mecánico, el individuo actual ni siquiera persigue
los objetos de consumo, es arrastrado hacia ellos víctima de la mercadotecnia. En el
excelente ensayo “Filosofía Zombi”, Jorge Fernández González, nos recuerda ese
vínculo con el muerto viviente. En una sociedad hiperestesiada de imágenes en
movimiento, incluso un video clip musical de zombis se convierte en el más exitoso
de la historia, el Thriller de Michael Jackson, cuyo disco supera ya los 50 millones
de copias vendidas21.
No sólo como consumidores que abarrotan los centros comerciales nos
asemejamos a zombis, también recorriendo las calles sin levantar la mirada del
smartphone, alimentándonos de esas imágenes y datos de la superficie lisa y pulida.
De nuestros cuerpos, como de los del zombi se ha suprimido el lenguaje, y por tanto
la posibilidad de construir una comunidad, al igual que el muerto viviente emite
gemidos, el individuo hiperactivo y digital se ha desmaterializado en los
metalenguajes que lo conectan a la pura y ruidosa virtualidad. En este sentido “la
pura actividad prolonga lo ya existente”22, por lo que es necesario detenerse, de lo
contrario seguimos enredados en la mismidad enfermiza de sí que lleva al abandono
de sí23, o como dice Nietzsche a la holgazanería:
20
Ibid. Pág. 47.
21
Fernández González, Jorge. Filosofía Zombi. Pág. 50. Editorial Anagrama. 2011.
22
HAN, Byung-Chul, La sociedad del cansancio, Ed. Herder, 2012. Pág. 55.
“El movimiento de la mismidad destructiva, que lleva a la conciencia a su último limite, la destruye: la
actividad del yo en su reafirmación enfermiza de sí desemboca en la pasividad absoluta del dejarse llevar,
del abandono de sí. El hundimiento del yo en su mismidad.” CARRASCO CONDE, A. Infierno
Horizontal. Sobre la destrucción del yo. Plaza y Valdés, 2012 . Pag 137.
23
14
“[…] la persona ociosa es siempre mejor persona que la activa. No creáis sin embargo
que con ocio y ociosidad estoy aludiendo a vosotros ¿eh, holgazanes?”24
Si en la actual sociedad del cansancio, donde incluso se llega al dopaje para
maximizar el rendimiento, es posible detenerse, esto sólo puede suceder oponiendo
resistencia a esos estímulos, de lo contrario, la hiperactividad empuja al individuo
hacia más acciones y es incapaz de despojarse de la aceleración que lo iguala a la
máquina, paradójicamente, le lleva a un estado de pasividad. Las acciones de una
máquina no se interrumpen, y en el contexto de la sociedad neoliberal y del sujeto
del rendimiento falta la oposición, el arrebato, la ira ante lo establecido, el miedo
que provoca determinado estado de cosas.
Byung-Chul Han pone de manifiesto la necesidad de dar salida a las emociones,
y a los sentimientos que nos conectan en última instancia con lo más íntimo de la
existencia propia y ajena. De esta manera afirma:
“La rabia, en cambio, cuestiona el presente en cuanto tal. Requiere un detenerse en el
presente que implica una interrupción.”
La sociedad positiva se ha encargado de mitigar sentimientos considerados
negativos, que suponen una ruptura, una herida en el estado normalmente aceptado,
convirtiendo el ejercicio del pensamiento en un ejercicio de cálculo. Es por tanto
todo aquello que no es cuantitativo, sino cualitativo, lo que es referido a nuestra
íntima experiencia, aquello que introduce la negatividad lo que nos lleva a un
proceso activo diferente del estado general de la positividad calculada.
Del encapsulamiento del yo, cuyo cansancio se sufre en soledad y acaba en
depresión, Han nos introduce en el concepto del cansancio elocuente de Peter
Handke, quien en su “Ensayo sobre el cansancio”, describe un cansancio que
24
NIETZSCHE F. Humano, demasiado humano. Editorial Akal, 2001, pág.180.
15
conecta con el otro y me introduce nuevamente en el mundo, que más que un hacer
nos indica qué es lo que hay que dejar de hacer:
“En la larga y pausada mirada del cansado, la determinación deja paso a un
sosiego.”25
Hay por tanto en este cansancio, una apertura de los límites del ego, que se
desborda y funda una nueva comunidad, “afloja la atadura de la identidad”26.
Este cansancio de la negatividad, del saber decir no, abre el espacio a la
cordialidad. De este modo, el concepto de cansancio positivo que conforma la
sociedad hace que parezca deseable la otra sociedad del cansancio, aquella en la que
sabemos decir no:
“Justo ahora cuando el pie se ha cansado,
me llega tu mirada,
me llega tu dicha.”27
25
HAN Byung-Chul, La sociedad del cansancio, Ed. Herder, 2012. Pág. 78.
26
Ibid.Pág.76.
27
F. NIETZSCHE. Poesía Completa (1869-1888). Editorial Trotta. 2000. “El sol se pone, 3” Pag. 73.
16
2. El enjambre transparente.
“Una dictadura perfecta tendría la apariencia de una democracia,
pero sería básicamente una prisión sin muros en la que los presos
ni siquiera soñarían con escapar. Sería esencialmente un sistema
de esclavitud, en el que, gracias al consumo y al entretenimiento,
los esclavos amarían su servidumbre.”
ALDOUS HUXLEY
Un mundo feliz (1932)
En la nueva sociedad de la hipercomunicación, el principio mismo de realidad
queda en entredicho. Los símbolos y necesidades que inoculan las redes, internet, y el
capitalismo tecnológico son creadores de un metalenguaje que genera cantidades
ingentes de información. La tecnología penetra cualquier espacio y proyecta en la
virtualidad una nueva realidad basada en imágenes, en estados de redes sociales, el “me
gusta” de Facebook es el nuevo demiurgo de identidades, las fotos de Instagram las
nuevas postales.
La hiperconexión ha convertido al ego en un avatar recargado de mismidad, que
volcándose sobre todo el ámbito tecnológico y virtual que tiene ante sí, se vacía y queda
registrado como mero dato. Ese universo egomaníaco alimentado por el selfie y la
exposición constante se produce en un universo propio de perfiles, “carente de
distancia”28. La comunicación digital destruye cualquier distancia y el individuo se
enclaustra y aísla en su porción de espacio virtual constantemente iluminado, se rodea
de iguales en una suerte de enjambre carente de contacto humano. Este enjambre digital,
a diferencia de la masa capaz de organizarse y luchar, “consta de individuos aislados”29
, en ellos no se percibe voz alguna, sino ruido30.
El exceso de información y transparencia engendrado por la exigencia de
positividad no hace que se posea más conocimiento. El hecho de acumular esa
información, tampoco nos garantiza tomar mejores decisiones. Cantidades ingentes (Big
28
HAN, Byung-Chul, En el enjambre. Editorial Herder, 2014. Pág.14.
29
Ibid. Pág. 26.
30
Ibid. Pág. 27.
17
Data) de información saturan y entorpecen la elección de fuentes fiables. Los individuos
que se congregan en la red son testigos de las shit storms, literalmente tormentas de
mierda, informaciones que se dirigen sobre un objetivo para desacreditarlo, para llenar
el espacio donde se manifiesta de ruido, de escándalo. En las comunidades digitales, los
sujetos engendran más información además de visualizar toda aquella por la que
circulan. En una sociedad sin distancia como la actual, se pierde el respeto por el otro:
“El respecto impone distancia. Tanto el poder como el respeto son medios de comunicación
que producen distancia, que ejercen un efecto de distanciamiento.”31
El conocimiento es manipulado por los mass media, que orienta y coacciona al
individuo, sometiéndolo a un control constante. En la red, el individuo se encuentra más
expuesto que en ningún otro lugar, pues deja su huella en los infinitos espacios a los que
accede y por los que navega. El sujeto de rendimiento no sólo se explota a sí mismo,
sino que se vigila constantemente en una suerte de panóptico digital que ya no requiere
de vigilancia externa, ni de dispositivos disciplinarios. Entre todos los sujetos del
enjambre ejercen control sobre ellos mismo al exponerse constantemente, y la paradoja
de esta sociedad de la hiperconexión es que, a pesar de los numerosos amigos virtuales,
el individuo queda aislado, no siente la necesidad del afuera, todo lo comparte en la red,
su mundo son las pantallas en las que vive. El ojo sólo ve ficciones, los cuerpos son
obstáculos, son las pantallas las que son inteligentes, en una sociedad así, los poemas no
referirán figurativamente a hojas movidas por el viento, sino a deslizamientos de las
yemas de los dedos por superficies pulidas como las de esas pantallas.
La sociedad en la que todo se muestra, que exige la eliminación de todo lo negativo,
de todo el misterio, de la distancia, engendra un lenguaje formal, maquinal, del dato.
Esta transparencia convierte al lenguaje en pornográfico, pues lo desnuda. Con el
lenguaje evocamos, pero en la actualidad lo que se busca es hacer ruido. Que las redes
sociales permitan comunicaciones inmediatas entre sujetos a miles de kilómetros, lo
asemeja al grito. Nuestros antepasados no hubieran podido comunicarse a voces, porque
corrían peligro de ser detectados por animales que podían dañarles. Se buscaba la
proximidad para comunicarse, ahora se suprime toda distancia. Independientemente del
31
Ibid. Pág. 18.
18
lugar, del espacio, de la materia, la virtualidad hace presente el símbolo que sustituye a
otros individuos, lo trae al frente, podemos verlo, y merced a las imágenes, más
desnudos que nunca. En la actualidad no se aparenta, todo se hace presente. La sociedad
transparente se basa en la presencia, las cosas “han de exponerse para ser”32, es una
sociedad de la exposición, una sociedad pornográfica pues el capitalismo “lo expone
todo como mercancía y lo entrega a la hipervisibilidad”33. El actual sistema económico
no conoce otro uso de la sexualidad que el del consumo. Con ello, la fantasía, la
imaginación también queda dañada, pues cuando las fantasías se exhiben
materializadas, la imaginación llega a un callejón sin salida. No queda distancia entre
los anhelos y la realidad, todo se vuelve presencia, el sentido de la vista traslada al tacto
a un escalafón inferior y le relega al contacto onanista. Si se visualiza todo aquello que
se imagina, no es necesario tocarlo, la eroticidad se dirige hacia uno mismo. Así mismo
lo explicita el propio Byung-Cual Han cuando afirma:
“La hipervisibilidad no es ventajosa para la imaginación. Así, el porno, que en cierto modo
lleva al máximo la información visual, destruye la fantasía erótica.”.34
Este narcisismo hace que las relaciones con otros sean equivalentes a un intercambio
entre iguales, entre productos equivalentes e intercambiables. La pornografía borra la
alteridad e “incrementa la dosis narcisista del yo”35. Ante el ruido, la falta de distancia
y la exposición, sería necesario ejercitar el silencio, aprender a mirar nuevamente, un
pathos de la distancia. No sólo sería necesaria una pedagogía del mirar36, a nuestro
hablar cotidiano también le falta música, el grito es la expresión de nuestro tiempo, la
transparencia sonora, lo transparente carece de música, es estridente, la exposición no
da lugar a la contemplación sino a la visualización inmediata, lo mismo ocurre con la
indefinición de las voces, que se tornan ruido carente de melodía alguna.
32
HAN, Byung-Chul, La sociedad de la transparencia. Editorial Herder, 2013, pág.25.
33
Ibid, pág. 51.
34
HAN, Byung-Chul, La agonía del Eros. Editorial Herder, 2014, pág.60.
35
Ibid, pág.69.
36
HAN Byung-Chul, La sociedad del cansancio, Ed. Herder, 2012. Pág. 53.
19
En “La sociedad Transparente” de Vattimo, ya habíamos podido comprobar que
la sociedad de la
“comunicación ilimitada, aquella en la cual se realiza la comunidad del socialismo lógico, es
una sociedad transparente que, justamente en la liquidación de los obstáculos y las opacidades,
mediante un procedimiento que, por lo general, se moldea de acuerdo con una cierta visión del
psicoanálisis, llega incluso a reducir radicalmente los motivos de conflicto”37.
Se tiende, sin embargo, a criticar la visión de Han, emparentándola con la crítica
que se realiza al pensador italiano, calificando la actual sociedad de opaca, y que todo
en ella es oscuro y de todo menos transparente38. El caso es que el propio Vattimo, en la
obra citada anteriormente, sostiene que:
“la liberación de las muchas culturas y las muchas Weltanschauungen (cosmovisiones), hecha
posible por los mass media, ha desmentido, al contrario, el ideal mismo de una sociedad
transparente” 39
Poco después afirma que el acceso a tanta información sobre la realidad pone en
cuestión el hecho de la idea misma de una realidad. Y es aquí donde efectivamente
Vattimo y Byung-Chul Han coinciden, pues el éste último, en un momento en el que
oponiéndose a Heidegger, para el que mediante la imagen estamos en poder del ente,
llegará a afirmar que
“[…] las imágenes mediáticas de hoy, […] son simulacros que ya no representan a ningún
«ente».”40
37
VATIMMO, G. La sociedad transparente. Ed. Paidós, 1998. Pág.101.
Véase a este respecto el artículo VASQUEZ ROCA, Adolfo. “BYUNG-CHUL HAN: La sociedad de la
transparencia. Autoexplotación neoliberal y psicopolítica. De lo viral inmunológico a lo neuronal
estresante.” En Nómadas. Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas. 2016. En dicho artículo
simplemente se exponen las tesis de Han para a continuación desacreditarlas sin más argumento de
autoridad que indicar que otros autores han dicho lo contrario, sin que se sostenga por qué una
perspectiva es más válida que otra.
38
39
VATIMMO, G. La sociedad transparente. Ed. Paidós, 1998. Pág.81.
40
HAN, Byung-Chul, La sociedad de la transparencia. Editorial Herder, 2013, pág.78.
20
En este sentido, ambos pensadores sostienen que la idea misma de realidad
queda en entredicho, aspecto que ya anticipaba Guy Debord, señalaba:
“Allí donde el mundo real se cambia en simples imágenes, las simples imágenes se convierten
en seres reales y en las motivaciones eficientes de un comportamiento hipnótico”41.
El mundo aparente, reducido a imágenes, consuma la historia de un error
nietzscheana, y parece entregarse al concepto de hiperrealidad de Baudrillard.42
Es cierto que los objetos, las pantallas y dispositivos tecnológicos de uso en la
sociedad son opacos, muestran una nitidez nunca antes vista, y muestran imágenes que
se sustraen del orden real, pero el autor protagonista del presente trabajo no refiere a
ellos cuando habla de transparencia, sino del lugar en el que esos dispositivos son
empleados, del producto que generan, no de su estructura física, ni de la superficie
reflectante que generan, ni siquiera de la nitidez con que muestran la luz y los colores.43
La transparencia a la que refiere Han es la producida por la exposición constante, por la
positivización de todo proceso existencial, refiere al proceso funcional de toda
información a la que le falta la negatividad, por la conversión en mercancía de todo
cuerpo:
“La transparencia no surge a través de una fuente de luz. El medio de la transparencia no es
ninguna luz, es más bien una irradiación sin luz, que, en lugar de esclarecer, lo penetra todo y
lo hace transparente.”44
También la transparencia se distingue de las imágenes de la sociedad del
espectáculo y pornográfica, aunque ellas se muestren nítidamente, no engendran verdad
alguna ni son más fiables. El homo digitalis, a pesar de ser consciente del exceso de
41
DEBORD, Guy. La sociedad del espectáculo, Epub, La separación consumada, 18.
42
BAUDRILLARD, Jean. El pacto de la lucidez o la inteligencia del mal. Amorrortu Editores, 2008,
pág.11.
43
CARRASCO CONDE, Ana. Presencias irreales. Simulacros, espectros y construcción de realidades.
Plaza & Valdés, 2017. Pág. 259. Podemos leer: “Nada hay de transparencia, frente a lo sostenido por
Byung Chul-Han, sino de una nitidez opaca en una continua yuxtaposición de imágenes”.
44
HAN, Byung-Chul, La sociedad de la transparencia. Editorial Herder, 2013, pág.77.
21
exposición, nada mantiene en secreto, incluso las emociones son explotadas y
comunicadas sin cesar, no hay ninguna sombra que cobije, no hay refugios, en el
panóptico digital no sólo hay comunicación constante, sus miembros procuran la
preservación del panóptico porque les da sensación de libertad, los sujetos ven a otros y
a su vez son vistos por otros, y además pueden elegir qué ver en cada momento:
“La peculiaridad del panóptico digital está sobre todo en que sus moradores mismos colaboran
de manera activa en su construcción y en su conservación, en cuanto se exhiben ellos mismos y
se desnudan. Ellos mismos se exponen en el mercado panóptico. La exhibición pornográfica y
el control panóptico se compenetran.” 45
En la sociedad del panóptico digital estamos ante una sociedad no disciplinaria,
al contrario que el panóptico de Bentham en el que hay un ojo que todo lo ve, como en
la novela distópica de G. Orwell “1984”, en la actual sociedad asistimos más bien a la
profecía de A. Huxley que encabeza este capítulo, pues gracias al espectáculo, al
entretenimiento de las pantallas, los sujetos son siervos libres y felices. Así, igualmente,
y antes que Han, se expresan Gilíes Lipovetsky y Jean Serroy:
“Uno de los grandes rasgos de la segunda modernidad es la desaparición de la omnipresencia
de los mecanismos de socialización e individuación que Foucault denominaba «disciplina».
Este gran dispositivo secular no es ya el esquema organizador de la hipermodernidad. Las
órdenes y reglamentos uniformes destinados a crear la obediencia sistemática de los cuerpos
han sido reemplazados por las desregulaciones, el hiperconsumo, la polifonía de las
incitaciones, la nebulosa caleidoscópica de las imágenes. Después del control panóptico y la
cuadrícula analítica, es el momento de la cultura mosaica de las pantallas y los estímulos
audiovisuales por doquier”46
45
Ibid. Pág. 89.
46
Lipovetsky, G. y Serroy, J. La pantalla global. Cultura mediática y cine en la era hipermoderna.
Ed.Anagrama , 2009, pág.104.
22
3. La agonía erótica.
“…en el amor está la experiencia del pasaje posible
de la pura singularidad de la casualidad a un elemento que
tiene valor universal. Como punto de partida, algo que,
en sí mismo, solo es un encuentro, casi nada,
aprendemos que podemos experimentar el mundo
a partir de la diferencia y ya no solamente de la identidad.”
ALAN BADIOU
Elogio del amor
El diagnóstico que Han realiza del presente y de sus formas de dominación, es
demoledor y afecta a todos los ámbitos de la vida. Uno de los más dañados es de las
relaciones personales. El excesivo narcisismo que apuntábamos más arriba conduce a la
erosión del otro47. Todo se convierte en objeto de consumo y las infinitas posibilidades
y los tiempos acelerados hacen muy difícil establecer contacto humano genuino. Falta
calma, distancia. Si a ello le unimos la exigencia de rendimiento y la explotación
voluntaria a la que se somete el individuo, tenemos seres humanos alcanzados por una
soledad destructiva sin posibilidad de captar la alteridad. No distinguimos entre la
diferencia, que es una positividad que explota el capitalismo para establecer más zonas
de consumo, de la alteridad, que sucede en un no-lugar, que es atópica y no se deja
reducir al consumo. En la explotación propia y del otro como objeto de consumo, el
sujeto de rendimiento trata de alcanzar el éxito, y busca el reconocimiento del otro
desde una óptica narcisista que le hace equivalente a quien se enfrenta, de esta manera
despoja de la alteridad a aquel con quien se relaciona y sucumbe a una depresión del
éxito.48
El Eros se opone a la depresión, pues mientras que ésta se vuelca sobre la mismidad
y es incapaz de volcarse hacia el exterior, el eros nos dirige hacia el otro. Para
ejemplificarlo Han utiliza el referente de la película de Lars Von Trier, Melancholia,
donde la depresión y el encapsulamiento del yo, sucumben ante el inminente desastre
que se anuncia. Es esa irrupción, esa herida, la que salva a su protagonista del infierno
de lo igual y la depresión.
47
HAN, Byung-Chul, La agonía del Eros. Editorial Herder, 2014, pág.9.
48
Ibid. Pág.12.
23
Más ilustrativa de los tiempos en los que nos encontramos, Her49, película de Spike
Jonze, muestra cómo su protagonista, que sufre una depresión por el duelo de una
ruptura sentimental, acaba encontrando el consuelo en un programa informático con voz
femenina que lo acompaña en su día a día y comparte con él todos sus intereses y
anhelos. La relación que se establece es la de un individuo consigo mismo, un igual que
le hace compañía pero que queda reducido al dispositivo en el que queda encerrada la
voz. La soledad no se mitiga porque la voz cada vez se hace más presente y no deja
espacio ni intimidad. Una vez desaparecida la voz, el protagonista comienza a sentir la
angustia propia de quien está volcado sobre sí mismo y no tiene referente externo
(alteridad), al contactar con ella descubre que el programa está interactuando con
millones de individuos conectados a él, que ha quedado reducido a mero dato. El
movimiento es el inverso al que podría esperarse, el protagonista en lugar de usar la
tecnología para su provecho es arrinconado como uno más por la voz de ella (Her) y es
arrojado al infierno de lo igual por la propia máquina. La interfaz que habla no
discrimina al usuario, le resultan equivalentes porque opera con la información que
obtiene de ellos. Es una voz a la que le falta la escucha. La velocidad de los procesos le
permite interactuar simulando relaciones románticas con millones de individuos.
A la virtualidad de Samantha, nombre del programa de inteligencia artificial que
simula amar, le falta la consistencia de lo real, la resistencia de lo otro 50, el cuerpo, la
escucha. El valor de la escucha se olvida con facilidad, sólo en la intencionalidad de
quien escucha encontramos la clave de la comunicación que va más allá de la mera
palabra, pues es entonces cuando se da la apertura, y no únicamente en el decir. La
comprensión queda albergada por el silencio cuando todos los signos se han agotado en
el aire de ese sonido, de esa voz que se agitó y que quedó extinta al decirse. Todo lo que
rodea al signo sonoro, el cuerpo, la modulación, la mirada, el inconsciente siempre
operativo, la intensidad, el movimiento de los miembros del cuerpo, la respiración, en
definitiva, todo aquello que no puede medirse sino interpretarse, todo aquello que no
posee Samantha, es lo que comunica y me acerca al otro.
49
JONZ, Spike. Her, Annapurna Pictures, 2013.
50
HAN, Byung-Chul, La sociedad de la transparencia. Editorial Herder, 2013, pág.79, nota.
24
Para Han, el principal enemigo del capitalismo es la ruptura, la herida que provoca el
amor, pues implica todo aquello que no puede ser cuantificable, sometido a valor de
cambio:
“el capitalismo elimina por doquier la alteridad para someterlo todo al consumo. El Eros es,
asimismo, una relación asimétrica con el otro. Y de esta forma interrumpe la relación de
cambio”51.
Por tanto, en una sociedad donde el capitalismo todo lo abarca, y triunfa, el Eros
tiende a desaparecer. También todo aquello que atenta contra la mera vida, como la
muerte52, se desliga del proceso productivo, la prolongación sin mesura de la existencia
se entrega a la nueva diosa, la salud:
“la muerte ya no tiene ningún puesto en el catálogo de rendimiento de la mera
vida”53
Y, sin embargo, al eros le es inherente la muerte pues en la entrega a la alteridad,
existe renuncia a sí mismo. Incluso en la película antes citada, el guionista quiere que
nos reconciliemos con la tecnología cuando el programa Samantha comunica a
Theodore, el protagonista, que debe marcharse, entendemos, porque otro programa de
A.I. vendrá a sustituirle, introduciendo el concepto de muerte del otro y de aquello
propio que se va con el amado, quebrando en la aceptación de la despedida el
narcisismo propio de la depresión solitaria.
La banalización que se hace de la violencia, paradójicamente, sustrae a la vida su
carácter de finitud, se produce un exceso de imágenes, una hiperestesia que insensibiliza
al individuo y lo vuelve ajeno a la posibilidad de la muerte.
51
HAN, Byung-Chul, La agonía del Eros. Editorial Herder, 2014, pág.30.
52
También Ortega vislumbra los efectos devastadores de encumbrar la salud y no aceptar la muerte, así,
en "Notas del vago estío" VII, en "El espectador V", OC, II, 547, podemos leer:"...el valor supremo de la
vida -como el valor de la moneda consiste en gastarla- está en perderla a tiempo y con gracia. De otro
modo, la vida que no se pone a carta ninguna y meramente se arrastra y prolonga en el vacío de sí
misma, ¿qué puede valer? ¿Va a ser nuestro ideal la organización del planeta como un inmenso hospital
y una gigantesca clínica?".
53
HAN, Byung-Chul, La agonía del Eros. Editorial Herder, 2014, pág. 35.
25
En la sociedad de la exhibición y la hipervigilia constante es prácticamente imposible
sustraerse a los estímulos. La coacción de estar al tanto de todo lo que ocurre
“dificulta cerrar los ojos. Y es responsable también del agotamiento neuronal del sujeto del
rendimiento”54.
No es posible una demora en el tiempo. la contemplación, curiosamente, no puede
darse en una sociedad de la hipervisibilidad, pues sólo hay contemplación allí donde
hay umbrales y límites. De todo ello saca provecho el actual sistema neoliberal, pues
sustituye Eros por sexualidad y pornografía para así despolitizar la sociedad, no caben
rebeldes, ni valentía, se hace imposible un nosotros al estar los sujetos del rendimiento
aislados en sí mismos.55
El conocimiento sufre las consecuencias también de la sociedad positiva y cansada,
pues carece asimismo de Eros, es acumulativo, en una sociedad donde conocer es
calcular no se transita, el logos, sin la dirección que le otorga el eros, no recorre ningún
camino, constata puros hechos, lo atraviesa la pura transparencia, para el dato le es
indiferente la pisada, la huella, el caminar.
54
Ibid. Pág.63.
55
Ibid. Pág.67.
26
4. Psicopolítica.
“Asimismo, sería preciso saber hasta dónde se ejerce el poder,
mediante qué relevos y hasta qué instancias, a menudo ínfimas,
de jerarquía, control, vigilancia, prohibiciones, coacciones.
En todo lugar donde hay poder, el poder se ejerce.
Nadie, hablando con propiedad, es su titular, y, sin embargo,
se ejerce en determinada dirección, con unos a un lado y los otros
en el otro; no sabemos quién lo tiene exactamente, pero
sabemos quién no lo tiene.”
MICHEL FOUCAULT
Un diálogo sobre el poder
A la crisis del eros contribuye un nuevo tipo de libertad que se experimenta como
coacción, una coacción libre que se da como exceso de capital, pues éste explota todos
aquellos ámbitos de la vida que se practican en libertad: la emoción, el juego, la
comunicación56. El capitalismo se comporta como un organismo que se adapta al
medio, crece y transforma. En su obra “Postcapitalismo” Paul Mason indica:
“En momentos que constituyen importantes puntos de inflexión, muta y se transforma en
respuesta al peligro, creando a partir de entonces pautas y estructuras nuevas que la
generación anterior apenas si lograría reconocer. Y su instinto de supervivencia más básico es
el consistente en impulsar el cambio tecnológico.” 57
Byung-Chul Han, en su análisis de la sociedad neoliberal va aún más lejos,
afirmando que el capitalismo genera necesidades que nosotros “percibimos como
propias”58 y cuando no las satisfacemos, como por ejemplo la necesidad constante de
rendir, nos avergonzamos, no se opone resistencia al sistema, uno no inicia la
revolución, sino que se deprime culpándose a sí mismo, y afecta a todas las clases por
igual. En la sociedad neoliberal el sistema crea consumidores, no ciudadanos, se
deshumaniza al individuo convirtiéndolo en una cifra, un quantum de fuerza que
contribuye al mecanismo del capitalismo. Como acertadamente señaló Walter
56
HAN Byung-Chul, Psicopolítica. Neoliberalismo y nuevas técnicas de poder. Herder, 2014, pág.14.
57
MASON, P. Postcapitalismo. Hacia un nuevo futuro. Paidós Ibérica. Epub. 2016, pág.12.
58
HAN Byung-Chul, Psicopolítica. Neoliberalismo y nuevas técnicas de poder. Herder, 2014, pág. 19.
27
Benjamin, la nueva trascendencia recae en el capital, la sociedad secularizada eleva al
absoluto una nueva forma de orden social basado en el dinero que convierte todo en
mercancía, el capitalismo es la nueva religión. Es ante el capitalismo ante el que
debemos expiar nuestras culpas, pero nunca sucede, la culpa se torna en deuda infinita.59
En nuestra época, se identifican el devoto religioso y el consumidor.
Tal como afirma P. Mason en el texto citado, el capitalismo impulsa el cambio
tecnológico, y en este sentido, podemos afirmar, tal como hace Han, que el smartphone
es el instrumento indispensable de nuestro tiempo, asemejado al rosario, permite al
sistema mantener el panóptico digital en funcionamiento y otorga al consumidor una
sensación de libertad y salvación constante, infinita (facilita soluciones instantáneas de
ocio, de geolocalización, etc), el entramado de dominación se completa con la pulsación
del me gusta, semejante al amén.60
El control mental y el dominio, el poder, se ejerce con mayor facilidad a través de
mecanismos que no infligen violencia física ni reclusión espacial, “cuanto mayor es el
poder, más silenciosamente actúa”.61 La dominación se produce aumentando en el
individuo su capacidad de quedar saciado, acrecentando los espacios donde pueda
participar y dejar su huella, de manera que queden expuestas las zonas que antes
quedaban en las sombras de la privacidad. El sujeto del rendimiento se exige participar
de continuo ante los estímulos virtuales y la cantidad ingente de información que
circula, así como ante las numerosas mercancías que tiene a su alcance. La presión se la
impone él mismo. Quien detenta el poder no tiene necesidad alguna de estar presente
para ejercer control, el propio individuo se vigila, se exige y se castiga si no responde
ante las demandas del mercado y de las redes.
En todos los ámbitos se invita al individuo a exponer sus gustos, sus preferencias, a
dar su opinión sobre cada aspecto de la realidad (mediante redes sociales, blogs, webs,
59
BENJAMIN, W. Capitalismo como religión, en Gesammelte Schriften, tomo IV, 100-103. Podemos
leer: “El capitalismo es probablemente el primer caso de un culto que no es expiatorio sino
culpabilizante. En esto, este sistema religioso se precipita en un movimiento colosal.”
60
HAN Byung-Chul, Psicopolítica. Neoliberalismo y nuevas técnicas de poder. Herder, 2014, pág.26.
61
Ibid.pág. 27.
28
videos, encuestas), de manera que quede más expuesto y sea más fácil de seducir, en
realidad, no elegimos libremente, sino que escogemos de entre un número muy elevado
de ofertas. De esta manera el poder no prohíbe, sino que genera dependencias, pero a
mayor cantidad de ofertas mayor sensación de libertad62, por tanto,
“la psicopolítica neoliberal está dominada por la positividad. En lugar de operar con
amenazas, opera con estímulos positivos”. 63
Habría que preguntar a Han, si el hecho de estimular las necesidades generadas por
el capital no cabría englobarlo en la sociedad disciplinaria, en tanto que el efecto que
genera es similar al de una droga, es más, cabría pensar que parte del psiquismo del
sujeto del rendimiento es una estructura construida y performada en base a nuevos
estímulos, inoculada desde fuera, que provocarían efectos semejantes a los de los
narcóticos.
El procedimiento apuntado más arriba de la psicopolítica trabaja con las emociones.
Las emociones remiten a la acción espontánea, a los impulsos, son dinámicas y
cambiantes según la situación, operan desde el sistema límbico, son instantáneas en su
manifestación y no se dejan mediar por la racionalidad, que incluye más tiempo en su
reacción. El capitalismo en el sistema neoliberal explota las emociones hasta volverlas
productivas y generadoras de fuerza de alto rendimiento. Al contrario del capitalismo
que concibe M. Webber, que es ascético y racional64, siempre persigue lo mismo, el
capitalismo del consumo remite a las emociones, y por tanto a la libertad, como medio
para la producción no tiene límite ni una sola forma definida, es variable. La
psicopolítica se apodera de ese nivel prerreflexivo para controlar al individuo.
El control se establece a través de los datos que previamente el sujeto de
rendimiento ha ido diseminando por toda la red de comercios, tiendas virtuales,
portales, redes sociales. El Big Data logra penetrar en la psique del individuo influyendo
en su toma de decisiones y a nivel inconsciente. El panóptico digital permite que un
62
Ibid. Pág. 124.
63
Ibid. Pág. 57.
64
Ibid. Págs. 69,70.
29
inconsciente digital del que los consumidores no tienen constancia pueda ser exprimido,
lo que puede influir en el comportamiento, no de la masa, sino del enjambre
byungchulhiano. De ahí que exista tal lucha por apoderarse de los datos, ya que son
susceptibles de ser económicamente explotados (Big Deal), de esta manera se crea un
banco de datos que es capaz de determinar qué usuarios son susceptibles de ser
rentables y quien directamente es un deshecho:
“El Bannoptikum digital identifica a los hombres sin valor económico como basura. La
basura es algo que hay que eliminar”65
Con el Big Data asistimos a la desaparición paulatina de todo aquello que funda la
singularidad, la diferencia, es, además, la disolución del silogismo que integra partes y
las narra para construir una totalidad. El dato es puramente aditivo, no elabora narración
alguna, es un conteo de unidades, no cuenta hechos ni experiencias. Algo muy similar
encontramos en el pensamiento de Nietzsche, en el que podemos encontrar afirmaciones
como la que refleja el texto que detallo a continuación, que, aunque extenso merece la
pena mostrar:
“Las cualidades son nuestros límites infranqueables; no podemos evitar de ninguna manera
sentir meras diferencias de cantidad como algo fundamentalmente diferente de la cantidad,
como cualidades que no son reducibles unas a otras. Pero todo aquello para lo que la palabra
«conocimiento» tiene un sentido se refiere al ámbito en el que se puede contar, pesar, medir, a
la cantidad —; mientras que, a la inversa, todas nuestras sensaciones de valor (es decir,
justamente nuestras sensaciones) están relacionadas precisamente con las cualidades, es decir,
con nuestras verdades perspectivistas, que sólo nos pertenecen a nosotros y que no pueden ser
«conocidas» en absoluto. Es evidente que todo ser diferente de nosotros siente otras cualidades
y vive, por consiguiente, en un mundo diferente al mundo en que nosotros vivimos. Las
cualidades son nuestra auténtica idiosincrasia humana: exigir que estas interpretaciones y
estos valores nuestros, humanos, sean valores universales y quizás constitutivos, es una de las
locuras hereditarias del orgullo humano que sigue teniendo en la religión su asiento más
firme.”66
65
Ibid, pág.100.
66
NIETZSCHE, Friedrich, Fragmentos Póstumos (1885-1889) Volumen IV. Tecnos, 1ª edición. 2006.
Pág.181. El texto continua: “¿Es necesario aún que añada que, a la inversa, las cantidades «en sí» no
aparecen en la experiencia, que nuestro mundo de experiencia es un mundo cualitativo, que por lo tanto la
30
En la sociedad actual nos encontramos con amantes del dato a los que las cualidades
perspectivistas, esto es, lo diferente, se mutila. El pensamiento no es tal, todo es un
proceso de cálculo que se repite, que no tiene acceso a lo completamente distinto67. No
acontece, el olvido del ser de Heidegger es esa ceguera ante lo distinto, es la entrega
absoluta al ruido y el infierno de lo igual68. Si el conocimiento se ha convertido en una
mera serie infinita de datos, de imágenes que se exponen de continuo, todo el ámbito del
ocio que el propio cuerpo es capaz de generar también sufre la coacción del rendimiento
y se expone a las estrategias de la psicopolítica.
Hoy en día, incluso el juego pasa por el proceso de mercantilización y se hace
necesario que recuperemos el uso improductivo, inútil de los objetos, ambientes y
compañeros con los que nos relacionamos:
“Nuestro futuro dependerá de que seamos capaces de servirnos de lo inservible más allá de
la producción.”69
Y precisamente, en relación con lo inservible, y en el contexto de un libro sobre el
control psíquico de las instituciones y el sistema, recupera Han, la figura de un sujeto
que escapa a toda definición, conteo, igualdad, que expresa por sí solo la diferencia, la
distancia, la ruptura, la herida y la mirada diferentes que elude el actual sistema del
neoliberalismo explotador, sólo una figura se muestra como hereje en la religión del
capital, y ese no es otro que el idiota. En todo tiempo la ignorancia fue un distintivo de
los diferentes, una característica que mantenía en la distancia a quien reconocía tal
atributo. Tanto Sócrates, quien no sabía nada, como Descartes, que duda de todo, son
ejemplares en ese sentido. Si bien, el tipo de idiotismo de los modernos es diferente al
actual, pues en este momento no se busca llegar a evidencia alguna al poner de
lógica y la lógica aplicada (como las matemáticas) forman parte de los artificios del poder ordenador,
dominador, simplificador, abreviador que se llama vida, es decir, que <son> algo práctico y útil, algo que
conserva la vida, pero no por ello, ni lejanamente, algo «verdadero»?
67
HAN, Byung-Chul. La expulsión de lo distinto. Herder. 2017. Pág. 13.
68
Ibid. Pág. 15.
69
HAN Byung-Chul, Psicopolítica. Neoliberalismo y nuevas técnicas de poder. Herder, 2014, pág 80.
31
manifiesto la ignorancia, sino el absurdo como fuerza engendradora, creadora.70
Mediante su idiotez, el sujeto abre un nuevo horizonte de verticalidad al ser capaz de
salir del sistema rígido de lo aceptado:
“El idiotismo abre un espacio virginal, la lejanía que requiere el pensamiento para iniciar
un hablar totalmente distinto.”71
La causalidad, o bien la casualidad del orden en el que estamos inmersos, nos
muestra que nunca hubo tantos inteligentes defensores de la verdad como en nuestra
época de la posverdad, que tal vez, en un reverso luminoso se podría compensar la falta
de inteligencia de los listos, por una idiotez creativa y salvífica. ¿Es casualidad, que la
libertad de expresión que carga contra el sistema y en especial el humor, el palacio de
los idiotas, se vea sometido cada día más a la censura y la denuncia?
“Sólo el humor está en posesión de la medida ética correcta, [134]; pues solo él puede
hacer justica a la verdad, que exige a menudo, tanto la difícil autosuperación que supone
actuar en contra de la propia idiosincrasia, como realizar en los momentos heroicos actos de la
más grandiosa autonegación.”72
70
Ibid. Pág. 120.
71
Ibid. Pág.124.
72
BAHNSEN, Julius, Lo trágico como ley del mundo y el humor como forma estética de lo metafísico,
PUV Universitat de Valencia, 2015. pág. 175.
32
CONCLUSIÓN Y CONSIDERACIONES CRÍTICAS
“El mundo no es de tal y cual manera: y los seres vivientes
lo ven tal como se les aparece. Sino: el mundo consiste en esos
seres vivientes, y para cada uno de ellos hay un pequeño ángulo
desde el cual mide, se percata, ve y no ve. Falta la «esencia»:
Lo «deviniente», «fenoménico» es el único tipo de ser.”
FRIEDRICH NIETZSCHE
Fragmentos Póstumos (1885-1889) Volumen IV
“El medio más seguro de no perder la razón inmediatamente:
recordar que todo es irreal—y que lo seguirá siendo…”
E.M. CIORAN
Ese Maldito Yo
Cuando nos enfrentamos a las obras de Byung-Chul Han, nos sentimos en
principio seducidos por la claridad y rotundidad de sus afirmaciones. El diálogo que
establece con sus contemporáneos nos hace testigos de un enriquecedor diálogo que nos
desvela un estado de cosas que, en principio pasa desapercibido.
Lo primero que llama la atención, y de lo que no podemos evitar percatarnos es
de que establece una ontología del presente dual. A un estado de cosas dado, se le opone
un estado anterior y diferente (se ha olvidado el ser de los entes, aún están, hay que
recordarlos), a una oposición externa, se le inyecta una tensión interna (la coacción no
viene de fuera sino de dentro, es libertad).
La sociedad disciplinaria no es la actual porque no se ejerce control sobre el
cuerpo, sino sobre el psiquismo, como si ambas instancias fuesen independientes y no
formaran parte de un todo fisiológico que se transforma de manera constante. A este
respecto ya nos referimos en el desarrollo del trabajo cuando indicábamos que para Han,
la dualidad mente-cuerpo no había sido aún superada. La psicopolítica no puede
diferenciarse de la biopolítica porque es un momento de ésta, la psiquis forma parte de
la vida, y por tanto del cuerpo sobre el que se ejerce control. Un dominio, por cierto,
que sí proviene de una coacción externa, y no libre, pues el sujeto de rendimiento forma
parte de un organismo, el capital, del que no puede huir. Es, literalmente, un huésped
que se alimenta de lo que le impone el control central del engranaje capitalista.
33
Estaríamos más de acuerdo con el análisis de H. Marcuse en este punto cuando afirma
del estado del bienestar algo que vale perfectamente para la sociedad neoliberal:
“Sin embargo, a pesar de toda su racionalidad, el Estado de bienestar es un estado sin
libertad porque su administración total es una sistemática restricción de: a) el tiempo libre
técnicamente disponible; b) la cantidad y la calidad de los bienes y servicios técnicamente
disponibles para las necesidades vitales individuales; c) la inteligencia (consciente e
inconsciente) capaz de aprehender y realizar las posibilidades de la autodeterminación.”73
Respecto a la naturaleza del sujeto de rendimiento, al que Han considera libre, y
que rechaza toda negatividad, hay que especificar que en ningún momento cuestiona
que su realidad sea precisamente como el sistema del que forma parte. Si concebimos el
capitalismo como un organismo que rechaza lo diferente y sólo tolera la positividad, tal
vez estaríamos en condiciones de afirmar que el propio sujeto forma parte de dicho
organismo, es decir, que su materialidad ya no sea tal, sino que el sujeto de rendimiento
sea mera virtualidad:
“el metalenguaje de la tecnología se ha independizado del lenguaje que le servía de
referencia, y ha comenzado a circular por sí solo, con la voracidad propia de los productos del
capitalismo de consumo: una hiperproducción de todos sus signos y una eliminación absoluta
de toda oposición o confrontación a sus principios. En ese proceso, el sujeto crítico ha fenecido
por “integración” con los objetos.”74
Efectivamente no habría necesidad de protegerse de lo otro, nuestra defensa
inmunológica sería superflua, no porque el sistema considere que exista algo otro que
rechazo, sino porque directamente no existe lo otro. El capitalismo y la sociedad
postecnológica no necesita protegerse de parásito alguno, todo lo engloba, es una esfera
gigante que todo lo recubre:
“Del sistema-global Tecnología no se sale, puesto
73
MARCUSE, Herbert. El hombre unidimensional. Editorial Ariel. 1981, pág.79.
74
LLORENS I CERDA, F. POSTECNOLOGÍA ¿El final del sueño? NOVADORS EDICIONS, 2008.
Pág.16.
34
que no se vive en él: se es él.”75
Que seamos algo asumido por el sistema y que nos haya absorbido es algo que parece
inconcebible para Han, del mismo modo, Sloterdijk afirmará que
“El espacio interior del mundo del capital no es un ágora ni una feria de ventas al aire
libre, sino un invernadero que ha arrastrado hacia dentro todo lo que antes era
exterior.”76
Parece pasar desapercibido también para el filósofo de las esferas que la
superficie de cristal de dicho invernadero está compuesta por la piel virtual de todos los
que componen el organismo del sistema capitalista, es en todo caso, una superficie
rugosa de piel77 virtual construida por imágenes transparentes del universo de las
pantallas. No parece por tanto un problema espacial, sino cualitativo de la sociedad y los
individuos que la conforman. La introspección que se ve afectada ha sido previamente
transformada por la realidad tecnológica, el resultado de reclamar de esa manera al
individuo es la mimesis, la identificación absoluta con el sistema.78
La realidad se ficcionaliza. No es el estar en el mundo tecnológico y neoliberal,
con sus virtualidades lo preocupante sino los modos de ser que asume el individuo,
somos virtuales, postecnológicos, formamos parte de los píxeles del universo lleno de
pantallas, somos las imágenes de las películas que contemplamos79, cambiamos como lo
hacen las modas y el mercado, los sujetos se diversifican, transforman. No podemos
entender que se in-corporan al organismo virtualidades y campos semánticos,
75
Ibid. Pág. 30.
76
Sloterdijk, P. En el mundo interior del capital. Para una teoría filosófica de la globalización. Ediciones
Siruela. 2010. Pág. 30.
77
“La lisura perfecta sólo es posible en idealizaciones, lo rugoso y lo real coinciden.” Ibid. Págs. 36-37.
78
MARCUSE, Herbert. El hombre unidimensional. Editorial Ariel. 1981, pág.40.
“El individuo de las sociedades modernas acaba viendo el mundo como si éste fuera cine, ya que el cine
crea gafas inconscientes con las cuales aquél ve o vive la realidad. El cine se ha convertido en educador
de una mirada global que llega a las esferas más diversas de la vida contemporánea.” La pantalla global.
Cultura mediática y cine en la era hipermoderna. Gilíes Lipovetsky y Jean Serroy. Ed. Anagrama, 2009.
Pag 28.
79
35
metalenguajes, cuando en realidad se produce una des-corporización entregada a la
maximización de sus propias funciones simbólicas. Cuanto más óptimo y susceptible de
cambios por coacción neoliberal, cuanto más potenciación, idealización, menos
materialidad
se
posee.
La
excesiva
simbolización
de
los
cuerpos
acaba
desmaterializándolos. Dicha simbolización genera virtualidades propias del sistema, que
le inocula nuevas necesidades.
Sería necesario volver a resignificar la materia para devolverle su materialidad
plural y creativa. Al exponer al cuerpo constantemente se explota y se degrada, dejando
paso a la pornografía de la desnudez, la carne semántica (el cuerpo) sufre de constantes
significaciones impuestas por el pensamiento hegemónico, en este caso el neoliberal, se
le fuerza y retuerce de tal manera que sólo entonces puede ser operativo para el
organismo que forma el capitalismo, de manera que se convierten en miembros que, con
su consumo, fagocitan al propio sistema. El resultado es que la búsqueda de
optimización, de rendimiento óptimo, de sentidos orientados a lo cuantitativo, a la
ganancia, arroja al individuo fuera de sí y lo convierte en carne mecánica, la carne
semántica se vacía de contenido y se rellena de datos, de ahí que el horizonte del Big
Data sea el nuevo océano en el que navegar a la deriva.
Cuando Han trata de dar relevancia a los sentimientos, los opone al pensamiento
racional y a las emociones. Le ocurre lo mismo que cuando trata de separar el psiquismo
del cuerpo, de la vida. La psicopolítica neoliberal no llega a la emoción tal como indica
Han en la página 75 de “Psicopolítica”, sino que previamente hay un entramado de
coacciones que consigue dirigir la emoción, para posteriormente construir un nuevo
psiquismo, sobre ese psiquismo opera el capital. Además, para el pensador surcoreanoalemán cabe hablar de un discurso aparte del emocional, del afectivo, del sentimental,
esto es, el de la razón. Esto es un error, no cabe separar como instancias el psiquismo,
como si hubiera una pausa en una parte del cerebro cuando interviene la otra. La
simultaneidad es inherente a los procesos cerebrales, que, por cierto, suceden a una
velocidad inconcebible para el sujeto, para quien, en su mayor parte, pasan
desapercibidos.
36
Respecto a esto último, Byung-Chul Han también no repara en sus análisis de la
psique, el elemento tiempo, el hecho de que la velocidad de los procesos neuronales es
más rápida que los flujos de información que pululan en la red. Sucede con Han, que el
poder de abstracción le lleva a ver dinamismo donde se establecen puntos fijos, por ello
da primacía a los sentimientos sobre las emociones, cuando éstas sí pueden suponer una
irrupción en el orden establecido, ya que los sentimientos responden a estándares,
establecen una narración orientada, mientras que las emociones son dinámicas,
impredecibles, únicas en su manifestación y no son aquellas que la psicopolítica
controla, pues como vimos, la coacción engendra nuevas necesidades, afecciones, y en
muchos casos inconscientes, que no siempre afloran a la conciencia.
La abstracción nos lleva continuamente y sin remedio a la conversión del objeto de la
representación en otro diferente siempre, en una copia, un espectro. Cuando la
interioridad se abre paso a través del cuerpo, el rostro, la piel, cuando se han visto
sombras y abismos, o se ha estado en el infierno, podría incluso decirse que el rostro ya
no es de ese cuerpo, sino que pertenece al acontecimiento en el que quedó adherido por
el peso de lo terrible, por la enajenación del horror, otro modo de ruptura, de herida, que
para Han no requiere dedicación. El cuerpo, la vida, el hombre es el que hace posible el
tiempo, no es el hombre un ser arrojado en el tiempo, o a la muerte, sino que es porque
puede morir y porque puede estar, por lo que existen el tiempo y la muerte.
En el sistema neoliberal de las imágenes y el rendimiento,
“se denuncia el crecimiento de una existencia abstracta, informatizada, sin vínculo humano
tangible. Conforme el cuerpo deja de ser el asidero real de la vida, el horizonte que se perfila
es el de un universo fantasma, un universo descorporeizado y desensualizado. El universo
hipermoderno de la pantalla o el mundo sensible en proceso avanzado de desrealización.”80
La percepción de nuestro cuerpo y la afectación que tenemos del mismo la
englobamos bajo unos parámetros siempre fijos, unos límites, abstracciones que nos
permiten guiarnos bajo unos preceptos concretos, (bajo una ideología hegemónica que
diría Zizek) porque no apreciamos los cambios o no queremos apreciarlos, o somos
incapaces de percibirlos, o más bien debido a que no tenemos la capacidad de darnos
80
Ibid. Pág. 276.
37
cuenta de ello. Es decir, que construimos esa imagen de nosotros mismos, un fantasma,
al que dotamos de continuidad, de cierta estabilidad. En realidad, lo que aquí estamos
haciendo es una salvaje criba de todo aquello que causa miedo, esto es, que sea posible
que no sea un sujeto siempre identificable, o que sea probable que se tomen decisiones
sin saber por qué, o que se ignore qué es lo que mueve en una dirección o en otra, o que
tu cuerpo esté sufriendo pequeños colapsos mientras la mente le dice que puede seguir
aguantando.
Para el sujeto del rendimiento de Han, podemos aplicar lo que considero crucial del
imperativo de Píndaro: “llega a ser el que”. Es el proceso de la realización, la
emanación del individuo a través de sus acciones en cada momento único y distinto en
el que se desciende hasta la completa metamorfosis del cuerpo en aquello en lo que se
encuentra inmerso (no elevado).
Los afectos están a la base de todo, y no pueden ser puestos en relación a la
razón como su opuesto, sino que es muy posible que deban ser entendidos como alógicos, en este sentido traemos a colación la concepción heideggeriana de los temples,
en la tesis de Sergio Lorente se indica lo siguiente:
“lo que nos “pone en conexión” con lo ente en su totalidad no es la razón, el
entendimiento, la conciencia, la reflexión, ni tampoco la circunspección, sino antes que todos
ellos los temples anímicos. Esa conexión naturalmente no consiste en conocer ni en juzgar, por
lo que no podrá ser evaluada en términos de verdadero o falso, ni tampoco ser comprobada
objetivamente. Todo eso se queda demasiado corto. Aquello que la existencia preserva, el
ocultamiento de lo ente en su totalidad, le está anunciado mediante su disposición afectiva.”81
Más adelante se señala que esos afectos son los que nos permiten alcanzarnos:
“sólo en ellos nos alcanzamos a nosotros mismos como un ser-ahí”.82
La totalidad es atravesada por los temples, y con cada afecto el Dasein se
transforma y orienta, por lo que para darle otra orientación deben ser contra-afectados,
81
Lorente Martínez, Sergio, Necesidad interna de la poesía en el pensar esencial (Hacia Hölderlin desde
la Kehre) Madrid, 2013. pag.47
82
Ibid., Pág. 48
38
contra templados.83 Así, Byung-Chul Han, señala que el vacío se manifiesta como un
temple de ánimo que “pone el fundamento”84 el vacío congrega.
Si entendemos que la necesidad de comunicación y el surgimiento de ese
lenguaje inherente a dicha necesidad son creaciones que nacen de un afecto, estaríamos
ante la posibilidad de que el lenguaje fuese una afección, no como algo que impacta al
humano desde fuera, sino como algo que forma parte del plano de la apetencia, como un
ímpetu que cobra forma como símbolo que se expresa a través de signos, voz, pinturas,
en definitiva, copias de todo aquello que nace desde nosotros en contacto con el
entorno.
Visto así el lenguaje formaría parte del arte, pero se aleja paulatinamente del
mismo en la medida en que a cada paso trata de negar los afectos (su origen) y se limita
a ser mero utensilio para medir y registrar información. Las emociones no se dejan
apresar en ese lenguaje, son más inmediatas, no medidas, no cabe conceptualizarlas, son
rapidísimas en su aparición, por eso el arte evoca, no necesita un rodeo descriptivo,
refiere a lo emotivo. Los sentimientos necesitan tiempo para establecerse, son una
narración, a reacciones similares se impone una definición y se la denomina
“sentimiento de”, cuando en realidad lo que sucede es que cada emoción es distinta en
su aparición, jamás sentimos la misma emoción, porque el momento, también es
distinto, ocurre en un tiempo arrebatado a Cronos, sucede como Kairós.
En la sociedad del neoliberalismo la vida se convierte en un engranaje, el
hombre se convierte en una pieza de ese engranaje. El hombre no sólo produce, sino que
se produce, y es ese se, el que es fundamental, pues lo convierte en un proceso de la
propia producción, en un producto, por tanto, en una obra si inscribimos al hombre en
esta lógica temporal. Sin embargo, si concebimos la vida en su carácter de apertura, de
infinito, de abierto, y concebimos que su situación se da como Kairós, tal como
podemos concebir también al hombre, se mantiene el carácter inconmensurable de
ambos, insondable, incalculable, siempre inacabado pues su apertura arroja a la vida
más allá de su materialidad. En este sentido el filósofo Jean Luc Nancy afirma:
83
Ibid., Pág. 50.
84
HAN, Byung- Chul, Filosofía del Budismo Zen, Herder, 2015.Pág. 79-80.
39
“…el ser-en-común que consiste en no dejarse hipostasiar en ninguna figura o
significación” “…la posibilidad de no ser medido de antemano por un sistema dado, sino al
contrario, ser en cada oportunidad la afirmación de un valor – o un sentido-, único,
incomparable, insustituible.”85
Es a través de los afectos como nos hacemos insustituibles. Esta concepción de la
existencia que no tiene en cuenta elementos esenciales rehúye sustancias, y parámetros
fijos y estables. Sin embargo, para alguien como Byung Chul Han las cosas aún tienen
esencia. En su libro “La salvación de lo bello” afirma lo siguiente:
“A la belleza le resulta esencial el ocultamiento. La transparencia se lleva mal con la belleza.
La belleza transparente es un oxímoron. La belleza es necesariamente una apariencia. De ella
es propia una opacidad. Opaco significa «sombreado». El desvelamiento la desencanta y la
destruye. Así es como lo bello, obedeciendo a su esencia, es indesvelable.”86
Para Han hay un resto de esencia, de aquello esquivo para el griego tras lo que se
adivinaba la presencia oculta de los dioses, de lo eterno. Pero si atendemos al hecho de
que resulta complicado que lo material circundante escape al poder de lo virtual, ya las
cosas no me fuerzan desde sí mismas a percibirlas desde su propio aparecer, un aparecer
que encierra un fondo de oscuridad e indeterminación. Lo material, en tanto que
concebido simbólicamente pasa a ser virtual, no hay algo detrás de lo múltiple que
conforme lo otro simbólico.
Como dice el fragmento póstumo de Nietzsche que encabeza esta sección, no
hay una esencia detrás de los fenómenos. También Baudrillard llega a la misma
conclusión cuando alude a la “hiperrealidad”. Nada es real, sino virtual87. Esto obedece
igualmente a la comprensión de la muerte de dios, no hay eternidad tras las cosas, no
hay esencia, sólo podemos concebir lo representado, como aquello que aparece
virtualmente como “cualitativamente indesvelable”. No es posible desvirtualizar una
85
J.L. Nancy. La verdad de la democracia, Ed. Amorrortu, 2009.págs. 41 y 45.
86
HAN, Byung-Chul. La salvación de lo bello.2015, Herder Editorial, Pág. 48.
También para Vattimo es así: “…se abre camino un ideal de emancipación a cuya base misma están,
más bien, la oscilación, la pluralidad, y, en definitiva, la erosión del propio «principio de realidad”
VATIMMO, G. La sociedad transparente. Ed. Paidós, 1998. Pág. 82.
87
40
materia virtualizada, sólo es posible modificarla con nuevas capas que la confieran otra
materialidad, curiosamente la de un nuevo lenguaje (que incluye el fenómeno complejo
del cuerpo), el volver a nombrar las cosas, tratar de oponerse a esa virtualidad vacía y
hegemónica que alimenta al neoliberalismo, que es unitaria de sentido y no implica una
simbología plural, imaginativa, creativa que no esté al servicio del capital.
Las cosas ya no tienen esencia, sino “virtualidad cualitativa” (que se opone a la
también operante y hegemónica cuantitativa). Lo representado y representable, tiene
que ser rellenado de sentido, opacado, y si se crea algo nuevo debe ser “arrojado de
velos”, como el movimiento que se hace al lanzar una sábana sobre una cama, quizá
debemos volvernos ocultos. La virtualidad en la que vivimos demanda del cuerpo
semántico creatividad, ruptura, quiebra, diferencia. La sociedad me fuerza al vómito
emocional (es importantísimo devolver su papel a las emociones para huir del régimen
psicópata que nos rodea). El afecto debe orientarse para transformar el exceso de
positividad externo en desafío de acción, modulación, compromiso, lucha. La
contemplación sólo cabe resignificando. Lo esencial, el hueco que deja lo eterno, abre
paso al valor, no en tanto que valor de cambio y uso, sino aquello que me une en la
diferencia, que me hace único, el valor no es una búsqueda de sentido sino realización,
algo parecido al cuidado de sí foucaultiano.88
La consecuencia que se extrae de las obras de Byung-Chul Han es que somos
más imagen que cuerpo, más esquizoides que sociales, más avatares que posibilidades
de encuentros, más velocidad que calma. Somos fantasmas liberados de las cadenas de
lo real. El exceso de positividad nos evapora. Así de contundente es un autor al que
vuelve constantemente el filósofo de la transparencia, Baudrillard:
“Lo Virtual: he aquí, sin duda, el último predador y depredador de la realidad, segregado por
ella misma como una suerte de agente viral y autodestructivo.
La realidad ha pasado a ser la presa de la Realidad Virtual. Última consecuencia del proceso
iniciado en la abstracción de la realidad objetiva y que culmina en la Realidad Integral.
“La publicatio sui se dedica a la búsqueda de la verdad. Las anotaciones sobre sí mismo sirven a una
ética del yo”. HAN Byung-Chul, Psicopolítica. Neoliberalismo y nuevas técnicas de poder. Herder, 2014,
pág. 93.
88
41
Con lo Virtual, ya no se trata de trasmundo: la sustitución del mundo es total; lo Virtual es su
doble idéntico, su espejismo perfecto, y el problema se resuelve con la aniquilación pura y
simple de la sustancia simbólica. La realidad objetiva pasa a ser una función inútil, una suerte
de desecho que es cada vez más difícil intercambiar y hacer circular.”89
La hipersexualización, que desvela de manera pornográfica los cuerpos y revela
sus secretos, su misterio, lo cierto es que no deja como resto aquello que explicita, como
da a entender Han, quien no saca todas las consecuencias que se derivan de su
diagnóstico, sino que lo pierde al exponerlo en todo tiempo y espacio, material y virtual.
El cuerpo que se retuerce extenuante en la pose y la mueca desaparece, no en vano, el
selfie se ha cobrado ya no pocas víctimas y como nueva forma de estar en el mundo ha
sido llevado a un espacio privado donde deleitarse con él: el museo del selfie.90 La
propia apariencia pierde consistencia y necesita explotar su exposición con un espacio
de dedicación exclusiva.
El exceso se torna pérdida. Sucede entonces lo que le ocurre a un organismo que
sufre una sobredosis, el narcótico lo lleva a la muerte, o al menos a la disolución o
merma de sus facultades. El cuerpo que se torna virtual, o imagen, no puede volver
sobre sí a recuperar algo que perdió, deberá re-crear una nueva eroticidad. Este
extrañamiento del propio cuerpo no pasa desapercibido para Han:
“En el momento en que el sujeto que se siente forzado a aportar rendimientos se
percibe a sí mismo —por ejemplo su propio cuerpo— como un objeto funcional que hay que
optimizar, entonces se va alienando progresivamente de él. A causa de la falta de negatividad,
esta autoalienación prosigue sin que nos demos cuenta. No solo la autoexplotación resulta
autodestructiva, también esa autoalienación que se expresa patológicamente como trastorno en
la percepción neuropsicológica del organismo. La anorexia, la bulimia o el trastorno de
sobreingesta compulsiva son síntomas de una progresiva alienación de sí mismo. Al final uno
ya no siente su propio cuerpo.”91
89
BAUDRILLARD, Jean. El pacto de la lucidez o la inteligencia del mal. Amorrortu Editores, 2008,
págs. 21-22.
90
Al menos 2 ciudades en una búsqueda rápida en la web disponen de uno: Los Ángeles y Manila. Puede
verse en https://www.youtube.com/watch?v=meT_a5EPK6U. Visto en:
https://www.lavanguardia.com/ocio/viajes/20180429/443014060512/museo-selfie-los-angeles.html
91
HAN, Byung-Chul, La expulsión de lo distinto. Ed. Herder, 2017. Pág.65.
42
El movimiento iniciado de des-realización a través de la tecnología y las redes,
fagocitado por el capitalismo, es imparable y no tiene marcha atrás. El transhumanismo,
que concibe una mejora tecnológica del ser humano maximizando las posibilidades de
su fisiología, aprovecha el combustible de la positivización del mundo que ve
claramente Han. Dicho movimiento, de manera inevitable se verá arrastrado por el
universo del consumo, y pronto dejará de aplicarse en el ámbito médico para aplicarlo
en el lúdico o deportivo, lo que nos emparentará con el ciborg, lo no-humano, un cuerpo
que ya no sólo será virtualidad, sino que materialmente tendrá un diseño con materiales
variados.
¿Cuáles son las opciones entonces para salir al paso de tanta positividad, al
infierno de lo igual, a la velocidad de los procesos del capital? Byung- Chul Han aboga
por una demora en el tiempo. Las figuras de una nueva sociedad opuesta a la del actual
neoliberalismo son el caminante, el que vagabundea, el contemplativo que se libera de
la etiqueta triunfante del animal laborans, que flota en el ocio92, también, como vimos
al final de la sección 4, el idiota es una alternativa, los distintos expulsados. La
diversidad de sujetos que pueden sustraerse de la actual sociedad del rendimiento, en
ocasiones, son también asumidos por el capital:
“Solo consiente aquellas diferencias que son conformes al sistema, es decir, la
diversidad. Como término neoliberal, la diversidad es un recurso que se puede explotar. De
esta manera se opone a la alteridad, que es reacia a todo aprovechamiento económico.”93
Habría por tanto que desprenderse de todo ámbito que pudiera ser explotado por
el sistema. Pero como vimos más arriba, somos órganos de dicho sistema, incluso en sus
más profundas heridas, el organismo nos cicatriza a gran velocidad:
“La diversidad solo permite diferencias que estén en conformidad con el sistema.
Representa una alteridad que se ha hecho consumible. Al mismo tiempo, hace que prosiga lo
igual con más eficiencia que la uniformidad, pues, a causa de una pluralidad aparente y
92
HAN, Byung-Chul, El aroma del tiempo. Un ensayo filosófico sobre el arte de demorarse. Herder.
2015. Pág.58.
93
HAN, Byung-Chul, La expulsión de lo distinto. Ed. Herder, 2017. Pág.38.
43
superficial, no se advierte la violencia sistemática de lo igual. La pluralidad y la elección
fingen una alteridad que en realidad no existe.”94
El ejemplo perfecto de que no hay posibilidad de afuera, de escapar al sistema,
nos lo brinda el propio filósofo surcoreano cuando en cada entrevista se asegura de dejar
bien claro que no tiene redes sociales ni correo electrónico, que está rodeado de aparatos
analógicos95. A pesar de ello, se encuentra absorbido completamente en la red, su
pensamiento es viral, puede encontrarse en Google, Facebook, Twitter, en videos de
Youtube. Sus libros, merced a la gran popularidad que ha alcanzado en las redes, son de
los más vendidos del género no-ficción. Ha sido literalmente asumido por el propio
sistema que le causa tanto rechazo. De hecho, hay quien no ve con tanto pesimismo los
aspectos de la realidad que denuncia Han:
“Transparencia, participación de la inmensa mayoría, acceso igual de todos a todo el saber: la
red se alza al servicio de la libertad, la igualdad y de una democracia en camino de
transformarse en profundidad.”96
La perspectiva de que la transparencia y la virtualidad sean un nuevo horizonte
de libertad que pueda generar comunidad no es algo descabellado. Los mismo autores
del texto que acabamos de citar sostienen afirmaciones que harían que Han sintiera
escalofríos. Para dichos autores:
“Aunque las pantallas nos separen, preparan el camino para una mayor proximidad humana,
para una mayor empatía de masas por los más desfavorecidos, y que se materializan en
movimientos de solidaridad y generosidad planetarias sin precedentes (donativos inigualados
con motivo del tsunami y otras catástrofes), aunque sean, como son, muy ocasionales”97
94
Ibid. Pág. 49.
“Yo soy diferente; estoy envuelto de aparatos analógicos: tuve dos pianos de 400 kilos y durante tres
años he cultivado un jardín secreto que me ha dado contacto con la realidad: colores, olores,
sensaciones... Me ha permitido percatarme de la alteridad de la tierra: la tierra tenía peso, todo lo hacía
con las manos; lo digital no pesa, no huele, no opone resistencia, pasas un dedo y ya está... Es la abolición
de la realidad; mi próximo libro será ese: Elogio de la tierra. El jardín secreto. La tierra es más que
dígitos y números.” En https://elpais.com/cultura/2018/02/07/actualidad/1517989873_086219.html.
95
96
Lipovetsky, G y Serroy, J. La pantalla global. Cultura mediática y cine en la era hipermoderna. Ed.
Anagrama, 2009. Pag 274.
97
Ibid. Pág. 276.
44
Lo que podemos concluir leyendo a defensores del tiempo presente o detractores
del mismo, es que se produce la posibilidad de realizar o bien una huida hacia delante, o
bien una huida hacia atrás. Hacia adelante encontramos un horizonte de
neoindividualismo narcisista obsesionado con la estetización de los procesos
tecnológicos, lanzado hacia un tiempo apresurado de opciones a la carta e intimidad
rodeada de pantallas, hologramas y prótesis a medida. 98 Tratar de detener el organismo
en expansión que son las nuevas tecnologías no parece posible. Años antes de que
Byung-Chul Han denunciara los peligros de la presente sociedad neoliberal, los
defensores de lo pulido y de la nitidez presagiaban un horizonte ajeno a la crisis
desatada en el 2008, sólo así se entenderían afirmaciones como la siguiente:
“Lo que ha traído el universo de la pantalla al individuo hipermoderno no es tanto el
reino de la alienación total, como se afirma con demasiada frecuencia, cuanto una capacidad
nueva para crearse un espacio propio de crítica, de distancia irónica, de opinión y deseos
estéticos. La singularización ha ganado más terreno que el aborregamiento.”99
Para el filósofo de la transparencia, dicho horizonte de una comunidad de
críticos del sistema que pueden influir en la sociedad de la positividad libremente sin
renunciar a su singularidad está lejos de cumplirse. No hay comunidad, sino enjambre,
no es posible la revolución porque todo el ámbito de la política resulta fascinante para el
ciudadano, que se ve atraído por las posibilidades de formar parte del mercado, el poder
es amable, le seduce, le invita a participar y a ser empresario de sí mismo, convierte su
casa en hotel, su coche en taxi, los aparatos que no usa en productos que puede vender,
y si no lo hace, él es el fracasado, no el sistema.
“La ideología de la comunidad o de lo común realizado en colaboración lleva a la
capitalización total de la comunidad. Ya no es posible la amabilidad desinteresada. En una
sociedad de recíproca valoración también se comercializa la amabilidad. Uno se hace amable
para recibir mejores valoraciones. También en la economía basada en la colaboración
98
“[…] la pantalla hace saltar por todas partes los límites del tiempo y el espacio. Comprimiendo el tiempo
al máximo y eliminando las barreras espaciales, la pantalla en red instaura una temporalidad inmediata
que genera intolerancia a la lentitud y necesidad de ganar tiempo. Aunque permite aumentar la autonomía
personal en la organización del tiempo, también intensifica la sensación de apremio y de vivir entre
rachas de hipertensión” Lipovetsky, G y Serroy, J. La pantalla global. Cultura mediática y cine en la era
hipermoderna. Ed. Anagrama, 2009. Pág. 314.
99
Ibid. Pág. 327.
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predomina la dura lógica del capitalismo. De forma paradójica, en este bello “compartir”
nadie da nada voluntariamente. El capitalismo llega a su plenitud en el momento en que el
comunismo se vende como mercancía. El comunismo como mercancía: esto es el fin de la
revolución.”100
Y en un mundo donde nos fundimos con el comercio y la economía colaborativa
resulta lo más conveniente, hemos asumido nuestro papel de fantasmas atrapados en el
proceso de intercambio, hasta que un médium pueda alcanzarnos y nos permita salir de
las pantallas en las que estamos atrapados. 101
100
HAN, Byung-Chul , En la sección de Opinión de El País, 03 de Octubre del 2014.
101
En la película de 1982 Poltergeist de Tobe Hooper, los espectros salen de la pantalla cuando Caroline
llega a la casa donde se encuentran. ¿Necesitaremos una Caroline en nuestros sistema neoliberal?
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BIBLIOGRAFÍA
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Recursos on-line
Entrevista a Mateo Salvini:
https://www.eldiario.es/zonacritica/Carne-humana_6_805679446.html
Artículo de opinión de Byung-Chul Han:
https://elpais.com/elpais/2014/09/22/opinion/1411396771_691913.html
Entrevista a Byung-Chul Han:
https://elpais.com/cultura/2018/02/07/actualidad/1517989873_086219.html
El museo del selfie:
https://www.youtube.com/watch?v=meT_a5EPK6U
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