Subido por Carlos Gill

resumen I de la biblia

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III. LA BIBLIA Y LA REVELACIÓN
Cristo es la revelación de Dios al hombre. El unigénito Hijo declaró al Padre
( <430118>Juan 1:18). El es la substancia de la revelación. El registro de esta
revelación —los medios literarios de su transmisión a nosotros— es la Biblia.
La revelación produjo la Biblia. O, limitando por ahora nuestra consideración
sólo al Nuevo Testamento, la revelación produjo al Nuevo Testamento. Dios
dio a Cristo como la expresión de su voluntad para el género humano. De este
descubrimiento personal por parte de Dios surgió el Nuevo Testamento.
1. Los Cuatro Evangelios son el corazón de la Biblia.
El centro de la Biblia son los Cuatro Evangelios, los cuales nos brindan el relato
del nacimiento, de la vida, de las enseñanzas, de la muerte, de la resurrección y
de la ascensión de Jesús. Si quitáramos de la Biblia los Cuatro Evangelios, este
Libro se quedaría sin corazón. La mayor parte del Libro perdería su
significado. La Biblia es un grupo de literatura que encuentra su unidad en
Cristo; y si el relato de su vida sobre la tierra se sacara de la literatura, ya
nopodríamos hablar más de esta como un Libro, siendo que su unidad habría
desaparecido. El es la llave de todo lo que le precede, y todo lo que viene
después guarda relación con él.
2. El Libro de Los Hechos registra la obra del evangelio.
El Libro de Los Hechos contiene la historia empezada en los Evangelios.
(Véase <440101>Hechos 1:1). El nos da a entender que Cristo es un Cristo
superhistórico. El vivió en la historia; pero en su muerte y en su resurrección se
elevó sobre la historia y su actuación sobre la historia viene de arriba. El es “un
evangelio perpendicular a un mundo horizontal”. El derrama desde arriba una
corriente de nueva vida sobre las debilitadas fuerzas morales y espirituales del
mundo. Esa es la única esperanza del mundo.
La primera gran demostración de esto la tenemos en el día de Pentecostés.
Pentecostés fue la liberación del poder redentor del Calvario. El Cristo
resucitado envió a su Espíritu sobre su pueblo con el propósito de que éste
hiciera la obra que Cristo le había comisionado que hiciera (<440108>Hechos 1:8;
2:33).
De manera que en el Libro de Los Hechos tenemos un bosquejo del plan
redentor de Cristo (<440108>Hechos 1:8), y la inauguración del movimiento que
llevó adelante este plan. Tenemos el relato de cómo el evangelio rompió las
estrechas limitaciones raciales de los judíos, llegando a ser un evangelio de
alcances mundiales.
3. Las Epístolas interpretan el significado del evangelio.
Las Epístolas del Nuevo Testamento son mayormente tratados escritos por
Pablo y por otros apóstoles o por personas que se relacionaron muy de cerca
con el grupo apostólico. Estas Cartas explican los principios de la nueva
religión, corrigen los errores que aparecían en las iglesias, y aplican los
principios de la nueva religión a diversos asuntos de la vida personal,
doméstica, social y eclesiástica. Pero todas las cosas vuelven a Cristo y a lo
que él ha hecho por los hombres así como a lo que significa para la vida
humana.
4. El Apocalipsis predice el triunfo del evangelio.
El Apocalipsis anuncia el triunfo final del reino de Dios en la tierra. El
representa el fiero conflicto que se libraba en los días de Juan entre el Cristoresucitado
y las fuerzas del mal —principalmente la falsa religión y las fuerzas
civiles corruptas. Se escribió con el propósito de llevar seguridad y esperanza a
los atribulados cristianos de aquel día, respecto a la victoria final que
indefectiblemente llegaría. Era la victoria que Cristo ganaría por su Espíritu
obrando por medio de sus iglesias. Dicho libro representa el triunfo final del
movimiento que vemos inaugurándose en Los Hechos.
5. La Biblia tiene su centro en Cristo.
Es así como vemos que Cristo constituye el corazón y el centro del Nuevo
Testamento. ¿Pero qué diremos en cuanto al Antiguo Testamento? Podemos
decirlo en una palabra: El Antiguo Testamento era una preparación para Cristo
y para su venida.
Dios escogió a Abraham y a sus descendientes como su pueblo en un sentido
especial —no solamente por causa de ellos sino también por causa del mundo
( <011201>Génesis 12:1-3). Dios tuvo un trato muy particular para este pueblo y le
dio un conocimiento de él, que ningún otro pueblo poseyó. Por medio de su
trato providencial con dicho pueblo, de sus juicios sobre sus pecados, de su
paciencia, de su gentileza y misericordia, por medio de las instituciones para el
culto y de los caudillos que les levantó, y especialmente por el hecho de
revelarse a ellos a través de los profetas, fue que Dios preparó el camino para
Cristo y para su obra salvadora. Con tales métodos, él hizo ahondar en ellos su
sentido de Dios y su necesidad de él; afinó el sentido de ellos con relación al
pecado, contrastándolo con su santidad; él preparó el camino para la
inauguración de una religión espiritual y para su introducción en el Imperio
Romano. El afianzó de tal modo esta religión, que las fuerzas del mal no podían
desarraigarla.
Para corroborar esta tesis no se necesitan referencias específicas del Nuevo
Testamento. Tal tesis es la de Jesús y la de todos los escritores del Nuevo
Testamento. Y ella arroja un caudal de luz sobre el Antiguo Testamento y sobre
los tratados de Dios, allí relatados, con su pueblo escogido.
6. La Biblia es el registro de una revelación progresiva.
La Biblia es el registro de una revelación progresiva, que tuvo su culminación en
Cristo.
Pocos hombres se atreven a negar en el día de hoy que la revelación registrada
en la Biblia es progresiva. Y no obstante, esto no ha sido claramente captado.El autor
del Libro de los Hebreos, en el primer versículo de su epístola
demuestra que él entendió este principio. Jesús lo entendió también. El vino a
completar una revelación que era incompleta (<400517>Mateo 5:17). Eso es lo que
enseña Pablo. El dice que Cristo vino en el cumplimiento del tiempo
( <480404>Gálatas 4:4). Una revelación, históricamente condicionada, difícilmente
dejaría de ser progresiva. Podemos ver esto en la doctrina de Dios en la Biblia.
En la primera parte del Antiguo Testamento se pone énfasis en el poder de
Dios. No se desatienden sus cualidades morales, pero éstas no reciben el
énfasis que encontramos después en los Salmos y en los Profetas. Y no
arribamos al pináculo del concepto bíblico de Dios, sino hasta que llegamos a la
revelación de Dios en Cristo según se registra en el Nuevo Testamento.
Pero, ¿a qué se debe la prolongada dilación en llevar la revelación hasta su fin?
La razón es porque la entrega de una revelación por parte de Dios está moral y
espiritualmente condicionada por parte del hombre. Había condiciones morales,
sociales, políticas y espirituales envueltas. Estas condiciones debían alcanzar su
madurez antes de que la revelación final de Dios pudiera ser dada. Dios no
tiene prisa. Para cumplir sus propósitos, él espera hasta que todas las cosas
estén en forma correcta.
Esto no debe interpretarse en el sentido de que la revelación sea sólo una
evolución naturalista, o en el sentido de que ella puede ser dada sólo en cuanto
las cosas se desarrollan por sí mismas de modo que haya una revelación que
dar. Una parte de la revelación consiste en la creación por parte de Dios de
aquellas condiciones que hacen posible que el hombre reciba la revelación.
Dios puede dar solamente en la proporción en que el hombre puede recibir;
pero la receptividad del hombre es creación de Dios. Pero para crear esta
receptividad, o, en otras palabras, para producir las condiciones necesarias
para la recepción de una revelación, Dios está limitado por las condiciones que
él tiene que manejar.
En lo que Jesús dijo acerca del divorcio, vemos que reconoció este principio en
su aplicación a las cuestiones morales (<401903>Mateo 19:3-12). Si uno mira las
enseñanzas de la Biblia como estando todas ellas sobre el mismo plano moral y
espiritual, entonces estas dificultades no tienen solución. Sobre la base de una
revelación progresiva, algunos asuntos, como el de la destrucción total de los
enemigos por orden expresa de Dios, se pueden entender con mayor facilidad.
Asuntos como ése no pueden resolverse con sólo atribuirlos a la soberanía de
Dios. Aun el Dios soberano debe actuar correctamente. Pero cuandorecordamos que
los hombres que Dios estaba usando para llevar adelante sus
propósitos fueron hombres de ideales morales muy bajos en comparación con
los hombres de épocas posteriores, y cuando recordamos que las naciones que
iban a ser destruidas eran tan depravadas moral y espiritualmente que su
completo exterminio era probablemente lo más beneficioso para el mundo,
entonces estas cuestiones no son tan difíciles. ¿Acaso no usa Dios todavía a las
naciones para castigarse entre ellas mismas? ¿Y no es cierto todavía que el
inocente sufre a causa de los pecados de otros? O, tómese el caso de los
salmos imprecatorios. Parece que el Salmista pensaba que sería una cosa
piadosa la destrucción de los niños de sus enemigos (<19D708>Salmo 137:8, 9).
¿Debe el cristiano en el día de hoy tener tales sentimientos para con sus
enemigos? Por cierto que no. Pero cada hombre debe ser juzgado según las
normas de su tiempo y no por las de un tiempo posterior. Además, si Dios no
podía emplear a hombres imperfectos, ¿cuánto tiempo hubiera tenido que
esperar para encontrar al hombre que sí podía utilizar? El manifiesta su
sabiduría al usar a hombres imperfectos, especialmente si éstos son rectos de
corazón y se mueven en la dirección correcta.
Viniendo al uso práctico de la Biblia, nadie cree que todas las partes de ella
sean de igual valor. No hay ninguno que colocaría las listas genealógicas del
Antiguo Testamento en el mismo nivel que <430316>Juan 3:16. Y sin embargo, esto
no significaría que las listas genealógicas no tienen su lugar. Mi dedo meñique
no es de una importancia tan vital para mi cuerpo como lo es mi corazón, y no
obstante, es una parte de mi cuerpo y no haría que me lo cortaran
innecesariamente. Si un hombre quisiera emparejar su cuerpo permitiendo que
le cortaran todos los miembros sin los cuáles él pudiera vivir, semejante
despropósito nos recordaría las llamadas “Biblias mutiladas”.
7. La Biblia, entonces, es el mensaje de Dios transmitido por agencia
humana.
La Biblia no tiene su origen en la vida del hombre, sino que fue enviada de Dios
para resolver las necesidades de la vida del hombre.
¿Es la Biblia un libro humano o un libro divino? Es ambas cosas. Fue escrita
por hombres inspirados por Dios. Su mensaje vino de Dios, pero él usó a los
escritores bíblicos para comunicar ese mensaje a los hombres. Y al escribir ese
mensaje, cada escritor fue libre. El escritor no perdió su individualidad. El
hombre fue libre, sin perder su individualidad, como si Dios nada hubiera tenido
que ver con la entrega del mensaje y con su reducción a la forma escrita. Cadaescritor
tiene su propio estilo y su modo particular de pensar. El dice las cosas
a su propia manera.
Una de las principales causas que han originado problemas con respecto a la
Biblia ha sido la suposición en la mente de los hombres, a menudo
inconscientemente mantenida, de que los elementos humano y divino eran
mutuamente antagónicos y exclusivos. Esta suposición ha acarreado resultados
perniciosos en muchos lugares. Por ejemplo, en la doctrina de la persona de
Cristo, en la doctrina de la salvación por gracia en relación con la libertad del
hombre, en la doctrina de la regeneración y de la fe, en la doctrina de la
conservación y de la perseverancia, etc. En relación con la Biblia, los hombres
a menudo han supuesto que, si Dios inspiró a los hombres a escribir la Biblia,
que el hombre, entonces, deja de ser él mismo, ya que no puede tener
pensamientos propios, ni escribir en su propio estilo, ni decir las cosas según él
las piensa; de hecho, que el hombre debe convertirse en un instrumento pasivo,
si acaso no inconsciente, en las manos de Dios; mas todo esto no es otra cosa
sino desconocer que la verdadera expresión del hombre está en el uso
adecuado de sus poderes.
La grandeza moral y espiritual de la Biblia está en su inspiración divina. Hay
desde el principio en la Biblia una grandeza moral y espiritual tal, que no se
encuentra en ningún otro tipo de literatura. En este respecto, la Biblia forma su
propia clase. Posee esta cualidad en virtud del hecho de que es inspirada por
Dios. Tiene la vida de Dios en su mensaje. Esta cualidad de la revelación no
proviene del hombre; proviene de Dios. Y sin embargo, no es tan extraña a la
vida del hombre como la ceniza lo sería al ojo. Es más bien lo que la luz es para
los ojos, es decir, que los ojos fueron hechos para la luz, y sin la luz no podrían
desempeñar bien su función.
La Biblia, entonces, es el libro inspirado por Dios (<550316>2 Timoteo 3:16, 17;
<610121>2 Pedro 1:21). Es el mensaje de Dios para un mundo perdido. Tiene en sí
mismo la vitalidad de Dios. En él el hombre encuentra a Dios. Quizá sería más
cierto decir que en él Dios halla al hombre. Es esto lo que le da el poder a la
Biblia sobre la vida de los hombres. Es esto lo que le da al cristiano su
confianza con referencia a la Biblia en cuanto al futuro religioso del género
humano. El lugar que ocupará la Biblia en el futuro de la vida humana, estará
determinado principalmente por lo que la Biblia hace por la vida religiosa de los
hombres y no por lo que los críticos decidan acerca del origen y de las fechasde sus
libros. Siempre que los hombres hallen a Dios en el mensaje de la Biblia,
también la amarán y vivirán en conformidad con sus enseñanzas.
8. La autoridad de la Biblia.
La Biblia tiene tanta autoridad como la voz de Dios la tiene para el alma
humana. Ella encuentra al hombre, lo escudriña, y lo hace darse cuenta de su
necesidad de ayuda espiritual. Si Dios le habla al hombre, debe hablarle en
tonos de autoridad. Dios no está simplemente ofreciéndole al hombre consejos
sobre cuestiones espirituales, como si el hombre pudiera aceptarlos o
rechazarlos indiferentemente. El se refiere al pecado del hombre, a su salvación
y destino, en tonos que revelan su autoridad. Hay un imperativo moral en el
mensaje. En el día de hoy, los hombres hablan de un Dios democrático como si
Dios fuera uno del rebaño como son los otros, y como si su voz no tuviese más
autoridad de la que tiene cualquier otro miembro del grupo. La Biblia no
conoce a esa clase de Dios. El Dios de la Biblia es un Dios de santidad que le
habla al hombre con toda la autoridad.
La autoridad de la Biblia no intercepta la libertad del hombre. Pero aquí
encontramos una objeción. La objeción es la de que una autoridad externa de
esta clase impide la libertad del hombre, con su autonomía moral y espiritual.
Se objeta el que la sumisión a cualquier autoridad externa resulta subversiva a
la libertad del hombre lo mismo que a su más alto desarrollo. Esta es una
noción equivocada. No hay conflicto entre la sumisión a la verdadera autoridad
y la libertad. A decir verdad, la única manera por la que el hombre puede
realizar su verdadera libertad es por la sumisión a la autoridad legítima. El
rehusar someterse a la autoridad legítima no es libertad. Tal cosa no es más que
anarquía espiritual.
Y sin embargo, la mayor parte de la objeción a la autoridad de la Biblia se basa
en esta noción equivocada con referencia a la relación entre la autoridad y la
libertad.
Hagamos un esfuerzo para presentar esta afirmación con mayor claridad. Una
cosa que nos puede ayudar es recordar que la autoridad de la Biblia es la
autoridad de Cristo. Se sigue esto de lo que se ha dicho acerca de la relación
entre la Biblia y Cristo. Nosotros no tenemos dos autoridades, esto es, una
autoridad de Cristo y otra de la Biblia; sólo tenemos una. Cristo nos habla a
través de la Biblia. Después de todo, la autoridad es personal en su naturaleza.
Nuestra última autoridad en el cristianismo es la autoridad de Cristo como
larevelación de Dios. La Biblia es el instrumento por el cual nosotros conocemos
la voluntad de Cristo. Como la revelación de la mente y de la voluntad de
Cristo, la Biblia tiene autoridad. Pero la autoridad de Cristo no esclaviza sino
que liberta. Pablo se gloriaba en su libertad como cristiano y no obstante, él se
llamaba el esclavo de Cristo. Es por la sumisión a la autoridad espiritual de
Cristo que el hombre halla su libertad espiritual.
La autoridad de la Biblia es entonces, la autoridad de la gracia de Dios puesta a
nuestro alcance por medio de Cristo, la gracia que liberta de la culpa y de la
servidumbre del pecado. Según lo demuestra Pablo en Romanos capítulo 6,
sólo hay dos posibles amos para el hombre: Cristo o el pecado. Cuando
Cristo, como el mediador de la gracia de Dios nos liberta del pecado, nos
convierte en siervos suyos. De consiguiente, la autoridad que nos gobierna
como cristianos, es la autoridad del santo amor de Dios en Cristo Jesús. Esta
es una esclavitud, es cierto, pero es una esclavitud voluntaria de amor. La
gracia captura nuestro corazón y nos hace libres de la servidumbre del pecado.
El Antiguo Testamento
Anotado
INTRODUCCIÓN AL
ANTIGUO TESTAMENTO
La Biblia es un Libro de libros, sesenta y seis en total, divididos
en dos testamentos o pactos. Las designaciones Antiguo
Testamento y Nuevo Testamento, aunque no fueron usadas
comúnmente hasta el final del siglo II de nuestra era, se
centran en los dos grandes pactos que Dios hizo con Su pueblo:
El Pacto Mosaico (Éxo_24:8; 2Re 23:2) y el Nuevo Pacto (Mat
26:28).
El Antiguo Testamento registra principalmente el
comportamiento de Dios con el pueblo de Israel, basado en el
pacto que hizo con ellos por medio de Moisés en el monte Sinaí.
Las porciones anteriores del Antiguo Testamento refieren la
creación del hombre, el diluvio, el llamamiento de Abraham y
el deslinde del pueblo de Israel a través de la línea genealógica
de Isaac y Jacob.
Después de relatar el establecimiento del Pacto Mosaico, el
Antiguo Testamento registra la historia de la relación de Dios
con Israel: su vagar por el desierto; la conquista, que dejaron
incompleta, del país de Canaán; su vida bajo jueces y reyes,
incluyendo la división de la nación en los reinos del norte y del
sur; las muchas advertencias proféticas sobre la inminente
cautividad; las deportaciones; y el regreso de Judá a Palestina.
A lo largo del Antiguo Testamento, se extiende una línea de
profecías concernientes a un Libertador-Salvador venidero, el
Mesías, y a la institución de un nuevo pacto. El cumplimiento
de estas proferías constituye la historia del Nuevo Testamento.
DIVISIÓN DE LOS LIBROS DEL ANTIGUO TESTAMENTO
Es probable que la más temprana división del Antiguo
Testamento fuese en dos partes (cp. Mat 5:18): La Ley
(Génesis-Deuteronomio) y los Profetas (Josué-Malaquías).
Surgió también una triple división (cp. Luc 24:44): La Ley
(Génesis-Deuteronomio), los Profetas (Josué, Jueces, Samuel,
Reyes, Isaías, Jeremías, Ezequiel, los doce profetas menores), y
los Escritos (el resto de los libros). Nuestro Antiguo
Testamento en español se divide del modo siguiente: La Ley
(desde Génesis hasta Deuteronomio), Historia (desde Josué
hasta Ester), Poesía (desde Job hasta el Cantar de los Cantares),
y los Profetas (desde Isaías hasta Malaquías). El contenido del
Antiguo Testamento es el mismo en la Biblia hebrea y en
nuestras versiones, aunque el orden de los libros en nuestras
versiones difiere del que se halla en la Biblia hebrea.
ORDEN DE LOS ACONTECIMIENTOS EN LOS LIBROS DEL
ANTIGUO TESTAMENTO
La ordenación de los libros del Antiguo Testamento no sigue el
orden cronológico en que ocurrieron los acontecimientos
registrados. La lista siguiente muestra qué libros abarcan
aproximadamente los mismos períodos de tiempo:
Génesis
Job
Éxodo
Levítico
Números
Deuteronomio
Josué
Jueces
Rut
1 Samuel
2 Samuel
Salmos
1 Reyes
1 Crónicas, Cantar de los Cantares, Proverbios,
Eclesiastés
2 Reyes
2 Crónicas, Abdías, Joel, Jonás, Amos, Oseas,
Miqueas, Isaías, Nahum,
Sofonías, Habacuc, Jeremías, Lamentaciones
Daniel
Ezequiel
Esdras
Nehemías
Ester, Hageo, Zacarías
Malaquías
COMPILACION DE LOS LIBROS DEL ANTIGUO
TESTAMENTO
La compilación y el reconocimiento de los libros del Antiguo
Testamento se llevaron un considerable lapso de tiempo.
Creen algunos que el procedimiento quedó acabado en
tiempos de Esdras, en el siglo V a.C. Las referencias halladas en
Flavio Josefo (hacia el año 95 de nuestra era) y en el apócrifo
Sir 14:1-19 (hacia el año 100 de nuestra era) indican que las
Escrituras hebreas contenían entonces los mismos treinta y
nueve libros de nuestro Antiguo Testamento. Los registros de
la casa-docente de Jamnia (años 70-100 de nuestra era)
parecen reflejar el mismo canon.
Sin embargo, es más significativa que ninguna otra la
declaración del Señor (Luc 11:51) en la que Él mismo deslindó la
extensión de los libros canónicos del Antiguo Testamento
cuando acusó a los escribas de ser culpables del asesinato de
todos los profetas que Dios había enviado a Israel desde el
tiempo de Abel hasta el tiempo de Zacarías. La muerte de Abel
está registrada en el Génesis; la de Zacarías, en 2Cr 24:20-21,
que es el último libro en la Biblia hebrea (mientras que
Malaquías lo es en nuestras versiones). Jesús venía a decir que
la culpabilidad de los judíos quedaba registrada desde el
principio hasta el fin de las Escrituras hebreas. Excluía así todos
los Apócrifos, todos los cuales existían ya en aquel tiempo.
ENTRE LOS DOS TESTAMENTOS
Durante los cuatrocientos años que mediaron entre la clausura
de la revelación del Antiguo Testamento y la primera venida de
Cristo, sucedieron algunos acontecimientos importantes.
(1) Los griegos, bajo Alejandro Magno y sus sucesores,
gobernaron el mundo por algún tiempo.
(2) Bajo los macabeos, los judíos se sublevaron e intentaron
emanciparse del dominio de los griegos.
(3) El imperio romano sucedió al griego y gobernaba el
mundo entonces conocido cuando nació Cristo.
(4) La sinagoga judía, el Sanedrín y sectas como los fariseos y
saduceos se fueron desarrollando.
Todos estos acontecimientos y desarrollos prepararon el
escenario para el nacimiento y ministerio de Jesucristo y para
el nacimiento y desarrollo primitivo de Su Iglesia.
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