Subido por HugoShadows cárdenas

Carta 1 : 19 de marzo

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Medellín, 9 de mar. de 23
Mi querida,
M.J.
Hace tiempo no escribo y, aún menos, lo hago en cartas donde la retórica hace presencia
en estas superficies uniformes de un matiz blanco que intimida hasta el más perfeccionista
de los prosistas. Me encuentro aquí postrado en mi cama “twin-single” pensando en las
palabras que puedan abogar por este reo que, solicita ante su togado que su proceso sea
revisado, puesto que, en los tiempos pretéritos acometí desaciertos que tuvieron
repercusiones, me explico:
¿Alguna vez has sentido la sensación de impotencia con una rara mezcla de imágenes,
olores, sabores...? ¡Ah! Que no se olvide ese corrientazo perplejo y azaroso que recorre las
entrañas de abajo hacia arriba, mutilando el hígado… Te diré que es como una miel del
escorpión que trae consigo sentimientos que chocan unos con otros: que, si en ocasiones
fueron virtuosos, banales, dionisiacos, ebrios, una suculenta ambrosía…. créeme que,
cuando se cortan abruptamente y se deja de recibir esos servicios, recorres el camino de
Luzbel: un día te sientes en la gloria y, al otro, caes con tus alas desplumadas cual Ícaro al
mar de brea.
Fueron días inciertos donde la bebida obraba como mal consejera, mis falanges
aprisionaban tan fuerte la pantalla del móvil que fueron incapaces de articular las palabras:
¿miedo, cobardía? Lo cierto es que, tiempo después de consumido el tanque “inerme de
mis miedos” otro ser se encontraba disfrutando de lo que fuera antes mi pasaje. Traté
durante muchos meses evitar esos parajes, porque me llevaban deliberadamente a tus
brazos fantasmales, a tu pecho marmoleo, a tu pubis castaño y a tu gruta húmeda de sabor
a caña y riachuelo. Suelo ser, en muchas ocasiones, verdugo de mí mismo, siento una
especie de masoquismo cuando recorro con mis pensamientos espinosos la vieja herida de
tu ausencia y retiro lentamente la costra del olvido y dejo que emane la sangre de tu
recuerdo…
Mi querida M.J., tengo los videos de nuestros encuentros, pero, hasta en eso soy incapaz
de volver a verlos, siento que aquel personaje que te acompaña es una quimera en tu
corazón, a veces no quisiera ser como un oráculo pesimista y revelar la triste tragedia que
tu corazón devela: que me convertí en un ser gelatinoso y traslucido en el fondo marino,
incapaz de incomodar tu sueño y tu serenidad cotidiana. Será que ese mal de nuestros
tiempos de creer que somos los únicos en la vida de… han hecho tanto daño que se nos
olvida la finitud que cargamos en las espaldas, tratamos de no confrontar la sola idea de
morir físicamente en este plano, sino que también, no queremos aceptar que perecemos
en los pensamientos del otro.
Att,
Seugo
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