Revista de Educación Menú Principal Tendencias Carolina Pérez, autora de “Secuestrados por las pantallas”: Los riesgos de una a++ generación hiperconectada ara conversar más a fondo P de este tema, entrevistamos a Carolina Pérez Stephens, educadora de párvulos de la Universidad Católica de Chile y Máster en Educación de la Universidad de Harvard, quien acaba de publicar su libro “Secuestrados por las Pantallas, Una adicción en niños, niñas y adolescentes” (Editorial Zig-Zag). Para conversar más a fondo de este Imagen: tema, entrevistamos a Carolina Pérez Gentileza Stephens, educadora de párvulos de de Teresita la Universidad Católica de Chile y Pérez. Máster en Educación de la @tereperez Universidad de Harvard, quien acaba de publicar su libro “Secuestrados por las Pantallas, Una adicción en niños, niñas y adolescentes” (Editorial Zig-Zag). Ud. estudió neurociencias en la Universidad de Harvard, ¿qué dice hoy esa disciplina respecto del uso de pantallas en niños y adolescentes? Antes de hablar del efecto de las pantallas, uno como profesora tiene que tener muy claro cómo aprende el cerebro humano. Y el cerebro de los niños y adolescentes no ha cambiado en nada desde la época de las cavernas, por lo tanto, el cerebro sigue aprendiendo con las manos en la masa, con cariño, pasándolo bien, riéndose, y experimentando. Muchos profesores, papás y mamás, ven en el tablet o teléfono aplicaciones que les enseñan al niño a hablar, o las tablas o la comprensión lectora, creen que encontraron la panacea porque así tienen al niño callado, quieto y según ellos está aprendiendo. Pero a un profesor o profesora que duda, que cuestiona y que lee y estudia neurociencias no le a++ van a meter el dedo en la boca y va a decir: “sí, esto es muy brillante, muy bonito, pero mis alumnos aprenden de otra forma”. Eso se analizó en EE.UU. a principios de los 90, invirtieron toneladas de millones de dólares en pasarles computadores a todos los niños y niñas de los colegios públicos y se dieron cuenta que no sólo no habían aprendido más, sino que menos y estaban mucho más ansiosos y nerviosos. Hay que ver qué es lo que hacen los países líderes en educación, cómo lo hacen, cómo incorporan la tecnología y también a qué edad. La tecnología es maravillosa, pero yo quiero que mis alumnos el día de mañana sean creadores de tecnología. Lo que pasa en Chile es que nuestros niños son simples consumidores de tecnología. “Cero pantalla hasta los 13 años” ¿Cómo debería ser el acceso a tecnología al llegar a la adolescencia? En los colegios de Silicon Valley, donde estudian los hijos de millonarios y CEO (término en inglés “Chief Executive Officer” que se traduce al español como “director ejecutivo” y se usa para hacer referencia a la persona que ocupa el puesto directivo más alto en la jerarquía de una organización) de empresas tecnológicas, hay cero pantalla hasta los 13 años. Y esos 13 primeros años, los niños leen libros en papel, hacen experimentos, aprenden tres idiomas, aprenden instrumentos musicales, debaten, van a la ópera, etc. a++ Así llegará un momento en que sus profesores dirán: ‘nuestros alumnos son pensadores críticos, comprenden el 100% de lo que leen, son creativos e innovadores, saben resolver problemas. Por lo tanto, ya están en condiciones de aprender programación, robótica o cuantificación’. Eso les permitirá trabajar después en la NASA, ir al MIT (Massachusetts Institute of Technology) o a la Universidad de Harvard (…) Son ellos los que crearán tecnología para que nosotros, los latinoamericanos, la consumamos y gastemos nuestra plata en eso. Ellos cuidan a sus hijos. Lo leí en el New York Times durante la pandemia. Decían que su mayor negocio es Latinoamérica porque son clase baja, o sea, tercermundistas, porque no cuestionamos y compramos todo lo que nos ofrecen. Y ése es el problema. Un papá o una mamá no tiene por qué a++ saber de neurociencias, somos nosotros los profesores, los expertos en educación, quienes debemos capacitarnos de manera constante y ser el primer cortafuego de la industria. Porque puede ser que la industria tecnológica llegue a un colegio y diga: “Les voy a regalar realidad virtual y visores para que los niños de 3° básico aprendan biología”. Yo le diría: “discúlpeme, muchas gracias, pero no, gracias”. Incluso venden juegos de video para promover la comprensión lectora, pero un director de colegio que sabe del cerebro humano, dirá: “A ver, conozco mil técnicas para mejorar la comprensión lectora y los videojuegos no están en esa lista”. Porque los papás, insisto, no tienen por qué saber. En niños de 3° básico, por ejemplo, ¿cómo se está desarrollando su cerebro?, ¿cuál es la implicancia de aprender biología en el metaverso o la realidad virtual?, eso provoca daño a un nivel muy profundo. Nosotros los profesores tenemos que estudiar, no nos queda otra. ¿Por qué hoy vemos tantos niños que no regulan sus emociones? ¿El uso excesivo de pantallas influye en la capacidad de autorregulación de los menores? La última parte del cerebro que termina de conectar neuronas es la corteza prefrontal, que tenemos justo detrás de la frente. También se le llama función ejecutiva y yo, en simple, digo que es el “jefe del cerebro”. La naturaleza es sabia y nos regala 25 largos años para conectar esas neuronas. Pues bien, el jefe del cerebro tiene solo dos tareas: a++ la primera, es la planificación y la organización. Imaginemos que me despierto en la mañana y digo: ¿qué es lo que tengo que hacer?, tengo esta reunión, después tengo esto, el próximo año quiero veranear en tal parte, a dónde quiero llegar con mi vida. Todo eso lo hace la corteza prefrontal. Y la segunda, es la autorregulación. Yo no digo todo lo que pienso ni hago todo lo que quiero, porque me autorregulo. Siempre a los niños les pongo este ejemplo: si fuera caminando por la calle y veo a Cristiano Ronaldo, me darán unas ganas locas de abrazarlo, pero mi corteza prefrontal me diría: “Carolina, eres una mujer casada, eres madre, no hagas el ridículo”. Yo puedo querer hacer muchas cosas, pero no las hago porque me autorregulo. “¿Cómo le puedo pedir a una niñita de 12 años, que tiene un cerebro inmaduro en la parte de la autorregulación, que más encima está diseñado para que no se pueda autorregular, que se comprometa conmigo para hacer un buen uso de un smartphone? Si firma un contrato que dice que no va a subir fotos inapropiadas, que no va a hacer bullying, esa niñita está firmando un papel que se volará en el viento porque su cerebro no puede autorregularse”. Por lo tanto, un niño de 4 años, ¿cuánta autorregulación tiene? Prácticamente nada porque el 100% de la autorregulación se logra en un adulto de 25 años. Si las redes sociales y los juegos de a++ video son diseñados para generar adicción y para que no te puedas autorregular, ¿cómo le puedo pedir a una niñita de 12 años, que tiene un cerebro inmaduro en la parte de la autorregulación, que más encima está diseñado para que no se pueda autorregular, que se comprometa conmigo para hacer un buen uso de un smartphone? Si firma un contrato que dice que no va a subir fotos inapropiadas, que no va a hacer bullying, esa niñita está firmando un papel que se volará en el viento porque su cerebro no puede autorregularse. Entonces, si los papás y el profesor saben cómo funciona la corteza prefrontal de sus alumnas o alumnos, sabrán que por más que le explique, le enseñe o le castigue y le quite ese aparato, no va a poder autorregularse. Por eso es tan importante que los profesores lean sobre este tema. Es necesario que sean los directores de colegios y ojalá nuestros legisladores los que digan: “prohibición total de smartphone durante toda la jornada escolar, desde prekínder hasta 4° medio”. Porque así al menos vamos a tener toda la educación protegida de lo que significan las redes sociales. Y no tendríamos niños viendo pornografía en la hora de recreo o adolescentes mostrándoles porno violento a un niño de 1° básico. Todos los colegios tienen sus normas. Prohibir el smartphone también podría estar dentro de ellas. Hay directores que me han dicho: “ojalá haya una ley porque así nosotros cumplimos la ley no más”. Los colegios tienen terror de los papás y la excusa a++ que dan los papás es: ¿qué pasa si mi hijo tiene un accidente grave? Pero para eso está la enfermería, les van a llamar si algo grave pasa en el colegio. Además, la mamá o el papá no tiene por qué llamar a su hijo a las 11.00 de la mañana para preguntarle qué quiere de almuerzo, o a las 12.00 para preguntarle cómo le fue en la prueba. Eso distrae. Está comprobado que un niño con un smartphone en la mochila está pensando solo en encontrar el momento para usarlo y eso le prohíbe a su cerebro poner atención y relacionarse bien con los demás. Algunos incluso se escapan al baño para verlo y dejan de leer y de estudiar. Por eso tenemos que hacer un cambio radical en este país. Así al menos vamos a tener a los estudiantes, en sus colegios, protegidos de todo lo que significan las redes sociales. Somos el país N° 1 del planeta de niños pegados a las pantallas. Entonces tenemos que hacer algo drástico, sino los números rojos –representan más intentos de suicidio, más niñitas cortándose brazos y piernas- van a ir en aumento y los psiquiatras norteamericanos dicen: “la única forma de que nosotros los adultos tomemos conciencia de esto es que aumenten de forma significativa los números rojos”. Pero esos números rojos tienen nombre y apellido y son hijos de alguien y nosotros tenemos el poder para prevenir. “Las pantallas interactivas provocan estrés cerebral” Usted dice en su último libro, que el uso de las pantallas afectaría una zona del cerebro encargada de ser bueno y generoso. ¿Podría explicar eso? Cuando empecé a estudiar este tema y leía que los niños que usaban pantallas o jugaban videojuegos, no iban a comprender bien lo que leen, yo decía: “mis hijos no usan pantalla”. Cuando leía que los niños que usaban pantallas o jugaban videojuegos iban a tener problemas para aprender vocabulario, yo decía: “no importa, los míos no usan pantalla”. Pero llegué al capítulo en que los doctores decían que ellos no saben por qué, pero gran parte de este loop de placer y estrés –dopamina – cortisol – dopamina- cortisol- que producen las pantallas interactivas, provoca estrés cerebral. a++ Y una parte significativa de este estrés cerebral va directamente a matar las neuronas de la “ínsula”, que es la responsable de la compasión y la empatía. En las charlas a los niños, yo les digo que es “la oficina del cerebro encargada de ser buena persona”. Los padres no sacamos nada con dar excelentes ejemplos de ser buena persona, con leerles libros para ser buena persona, si no tiene materia prima en la ínsula. Por lo tanto, si Chile es el país N° 1 del planeta, según la OCDE, de niños y adolescentes pegados a las pantallas, ¿cuál vendría siendo por analogía el país N° 1 del planeta cuyos niños y adolescentes matan neuronas en la zona del cerebro que está dedicada a ser buena persona, buen amigo, generoso y compasivo? Esto no es un problema que me atañe solo a mí y a mis hijos porque a ellos yo los podré querer, cuidar y enseñar, pero viven en un barrio, van a un colegio, el día de mañana van a tener pareja, van a formar a++ familia, entonces quiero que sean buenas personas aquellos con quienes se relacionen. Y para eso hay que hacer el trabajo. A los papás hoy día no les gusta ser activistas, pero al igual que los profesores no tenemos otra alternativa que ser activistas por el bienestar de esta generación, porque en unos años más vamos a ser viejitos y los futuros líderes: ¿van a tener empatía con nosotros o nos van a dejar botados? “Si Newton hubiera estado chateando, no se le habría ocurrido nada” ¿Las pantallas atentan contra la creatividad de los niños? ¿Por qué y de qué manera? Newton inventó varias de sus teorías en un renacer de la peste negra. Estaba en la Universidad de Cambridge y lo mandaron a su casa. Obviamente no había clases online, los profesores le pasaron un cerro de libros y le dijeron que estudiara hasta que se acabe la peste negra. Él, en su casa aburrido, con los libros, descubrió la teoría de la gravedad porque estaba en su patio y le cayó una manzana en la cabeza. Si Newton hubiera estado chateando con sus amigos, le hubiese caído la manzana en la cabeza y no se le habría ocurrido nada. “Hoy día se le tiene terror al niño aburrido porque va a hacer maldades y un niño aburrido no hace maldades, está descubriendo el mundo. Entonces, es responsabilidad nuestra tener materiales de desecho, piedras, masas, para que ese niño deje fluir su creatividad”. Para ser creativo se necesita tiempo de ocio, tranquilidad. Cuando estoy aburrida, empiezo a pensar qué cosas voy a hacer. Pero hoy día se le tiene terror al niño aburrido porque va a hacer maldades y un niño aburrido no hace maldades, está descubriendo el mundo. Entonces, es responsabilidad nuestra tener materiales de desecho, piedras, masas, para que ese niño deje fluir su creatividad. Hay que tener claro algo importante, el tema de la economía: de aquí a 25 años más los expertos en economía han dicho que gracias a la inteligencia a++ artificial y la automatización, muchos de los trabajos que hoy día existen no van a existir y habrán trabajos que no sabemos cuáles son. Muchos adultos, que hoy son niños, van a ser inempleables por toda su vida. ¿Eso qué significa? Que no van a poder encontrar trabajo nunca. Y eso es grave. Porque van a formar su familia, igual van a comer y vivir. ¿Qué es lo que va a salvar a esos adultos? Que hoy, siendo niños, desarrollen la creatividad, la innovación, la capacidad de resolución y el pensamiento crítico, porque entonces van a saber reinventarse. Alguien que hoy es actor, por ejemplo, si viene otra pandemia quizá va a saber reinventarse como panadero o pastelero. Yo no tengo cuentas en Suiza ni palacios para heredarle a mis hijos, lo único que les voy a heredar es su educación. Por eso me saco los zapatos para que ellos se aburran y busquen cómo entretenerse, a++ cómo buscar soluciones y que así vayan desarrollando su creatividad; es clave para su futuro como persona. Hoy tenemos adolescentes de 17 y 18 años, que debido a que “da lo mismo” entregarles un smartphone a los 12 años o que disfruten de videojuegos, solo quieren estar encerrados en su pieza, sin estudiar ni trabajar, no quieren hacer nada. Esos son futuros adultos inempleables. ¿La mamá y el papá los va a mantener de por vida? ¿El Estado los va a mantener de por vida? Ese es un problema social muy importante. Y nosotros los profesores, insisto, no tenemos otra alternativa que estudiar para hacer los cambios que correspondan. ¿Qué pueden hacer los docentes frente a estos niños con problemas de autorregulación emocional y/o faltos de creatividad? Yo siempre pongo este ejemplo: “si mañana el director de tu colegio te dice que obligatoriamente tienes que mandar a tu hijo/a con una botella con piscola para el primer recreo, ¿lo harías?” No, obvio que no, sabemos cuál es el efecto del alcohol en los niños. Pues bien, esto requiere medidas inteligentes, pero drásticas. Necesitamos prohibición total de smartphone, a nivel legal. Y profesores muy capacitados en este tema para que le transfieran esa información a los papás. Porque ningún papá, ninguna mamá, quiere dañar a sus hijos. Si les pasan el smartphone y lo dejan jugar videojuegos y estar en redes sociales, es simplemente porque no conocen las futuras consecuencias de este hecho. ¿Cuáles son las mejores prácticas educativas para disminuir el tiempo de niños y jóvenes frente a las pantallas? La lectura y el juego, ¿podrían ser útiles como estrategia pedagógica? Si uno analiza la metodología educativa de los países escandinavos, ellos son super pro y desde hace mucho tiempo promueven el juego libre no estructurado en la naturaleza. Yo estuve en Finlandia, con frío y nieve. Vi cómo los niños salían a jugar con sus profesoras. Si hay que enseñar números, enseñemos números con las rocas; si hay que enseñar seriación, enseñemos con rocas, semillas y ramitas. a++ Además, en el tiempo de juego libre y no estructurado se desarrollan muchísimas destrezas sociales, de las que nuestros adolescentes carecen: mirar a los ojos, tener un debate, ser capaz de comprender el punto de vista del otro, ayudarse, el trabajo en equipo. Y sobre el tema de la lectura. En pandemia estábamos estresados, colapsados. Le dije a mi marido: “si mi hijo no se mete a clase de esto o de lo otro da lo mismo, yo prefiero que juegue, pero lo que sí vamos a hacer de lunes a lunes es la lectura. Se lee todos los días”. Porque la lectura es lejos el mejor ejercicio si uno piensa el cerebro como un músculo. Leer hace imaginar, profundizar en ideas, da temas de conversación, entonces en mi casa no se transó con la lectura. Todos leímos toneladas de libros y si uno tiene que rescatar algo bueno de la cuarentena fue eso, leímos mucho. Lo que está pasando actualmente es que los niños estuvieron expuestos a tanta pantalla durante el confinamiento por Covid 19, que ahora al tratar de leer un libro, no tienen la concentración suficiente y se aburren muy rápido, pues el cerebro se acostumbró a demasiado placer producto de las redes sociales, a la inmediatez y no tienen paciencia. Y el problema es que los papás tampoco tienen paciencia porque también están con el tema de la inmediatez. Tenemos que ver esto como una maratón a largo plazo: ¿qué tipo de adultos queremos que nuestros niños sean?, ¿que sean buenas personas?, ¿que sean generosos?, ¿que sean pacientes?, ¿que sean creativos? Entonces, tenemos a++ que empezar haciendo cambios desde que el niño está en el jardín infantil. Y el juego dramático, ¿qué rol tiene en ese contexto? El juego sociodramático, donde los niños pueden disfrazarse y tener a su disposición todo tipo de elementos para inventar cosas, lamentablemente solo se da en los jardines infantiles. En los colegios se empieza a usar el pizarrón y el lápiz y se olvida todo el juego sociodramático, que es crucial. A ver, ese juego libre y no estructurado es como una caparazón que protege al niño de todos sus problemas y de los estresores externos. Imaginemos un niño que vive dificultades en su casa o en su barrio, a ese niño o niña el juego libre y no estructurado le da placer, puede conversar con su profesora y eso lo blinda de sus otros problemas. Por eso es tan esencial que el niño juegue y que sea ++ a un juego libre. “Tengo que desintoxicarme como mamá y papá, y apagar el teléfono” Ud. dicta charlas en colegios sobre esta materia, ¿cuáles son hoy las principales preocupaciones de los padres, docentes y estudiantes? Maravillosa pregunta. Siempre que me pide un colegio una charla, les digo: “Esto es sin juzgar, necesito que ustedes me cuenten todos sus problemas, lo lindo y lo super feo”. Hace cuatro años atrás, me decían: “estamos super bien”. Y desde la pandemia una psicóloga de Convivencia Escolar me dijo: “te voy a contar”. Y yo le dije: “no me sorprende nada”. Porque es lo que yo he estado leyendo y los gringos en ese sentido son super transparentes: aquí en Chile hay un temor a ser juzgados, a que piensen que el colegio es malo si cuentan lo que está pasando. Y tengo informantes en muchos colegios así que me entero de todo y este es un asunto transversal, desde el colegio privado al público. Es un problema que afecta a todos. Ese síndrome de “a mi hijo no le pasa”, “en este colegio no”, “en esta familia amorosa no”, a ver, esto le puede pasar a todo el mundo. Los grandes problemas que he visto en todos los colegios son: primero, el nivel de agresividad, hoy día al mínimo toque los niños se agarran a combos; segundo, el ciberacoso y tercero, el acoso. Imagina a un profesor que va a su clase de historia y una niñita le dice: “profesor, la Juanita se está cortando en el baño”, obviamente va a correr al a++ baño, pero ¿cómo queda ese curso pensando que la niñita se está cortando y se va a matar?, ¿cómo va ese profesor a volver a hacer clases y esos niños van a prestar atención y querer estudiar? Este tema es grave y los profesores no saben qué hacer. El intento de suicidio en general pasa en las casas, pero no se habla. Creo que en Chile pasamos del 2° lugar al 1er lugar de muerte en adolescentes por suicidio. El niño y el adolescente no se intenta suicidar porque no quiere vivir, lo que quiere es dejar de sufrir. La pregunta es: ¿por qué sufre mi hijo, mi alumno y mi adolescente? ¿Cómo lo puedo ayudar? ¿Qué puedo hacer para que en vez de sufrir goce y disfrute su vida? Fui a La Serena y un profesor de biología, que es director de Convivencia Escolar de un colegio en el campo, dijo que por primera vez había visto en su colegio este fenómeno de que alumnos le peguen a los profesores. Insisto: yo también quise pegarle a muchas profesoras en mi vida, pero lo pensé, no lo hice. Por la autorregulación. Y para autorregularse se necesitan neuronas conectadas en la corteza prefrontal. Si desde el día 1, le paso a mi hijo una tablet con acceso a redes sociales y juegos de video, no va a tener autorregulación, porque no habrá materia prima en esa zona del cerebro que está a cargo de la autorregulación. Cualquiera hubiera pensado que solo es un mal hábito esto de estar pegado a las pantallas. Las empresas no quieren que la gente sepa esta información, porque no les conviene. Es mucho mejor tener niños que no piensen, que no cuestionen, porque el día de mañana van a ser empleados dóciles a los que les van a poder pagar la nada y van a vivir con lo mínimo. Si uno analiza esto a largo plazo y empieza a analizar las aristas económicas, vemos que el panorama se viene complejo. ¿Qué podemos hacer los adultos para ayudarlos a descubrir goces más sanos, que sean felices? Una de las cosas que a mí me da pena en mis charlas presenciales es un momento con los adolescentes en que los miro a los ojos y les pregunto: “¿qué es lo que a ti más feliz te hace en la vida?” y los niños te dicen: “no sé”. Miro a los papás y se desfiguran. a++ Nuestro cuerpo está diseñado para buscar placer. Yo puedo tener un mal día, pero sé que voy a llegar a mi casa, voy a tomar té verde y voy a ir a abrazar al gato. Sé qué cosas me dan placer y eso es lo que busco en mis momentos de aflicción. Si un adolescente no sabe qué lo consuela o qué le da placer, va a buscar placer en lo que le ofrezca quien esté al lado. “Tengo que desintoxicarme como mamá y papá, apagar el teléfono y luego, preguntarle a mi hijo o hija: “¿qué te hace feliz?” Y si no tiene idea, salir con él o con ella a jugar un partido de vóleibol, a un museo, a una galería de arte, a andar en bicicleta, a subir un cerro o cualquier otra actividad”. Es importante que los padres hagan una autorrevisión de cuánto rato pasan con sus propios aparatos, porque nosotros también sentimos placer con nuestras pantallas. La diferencia es que nuestro cerebro es un cerebro maduro. Entonces, tengo que desintoxicarme como mamá y papá, apagar el teléfono y luego, preguntarle a mi hijo o hija: “¿qué te hace feliz?” Y si no tiene idea, salir con él o con ella a jugar un partido de vóleibol, a un museo, a una galería de arte, a andar en bicicleta, a subir un cerro o cualquier otra actividad. Incluso hay muchos adultos que no saben qué cosas les dan placer. a++ Las pantallas fueron un apoyo importante para las docentes durante el confinamiento por Covid 19. ¿Qué opina al respecto? ¿Las pantallas causan daño si se usan con fines educativos? Muy buena pregunta. Lamentablemente en Chile se mete en una misma bolsa la clase por zoom, la planilla Excel, las redes sociales y los videojuegos. Y no es así. Tenemos que pensar qué tecnología, con qué fin y para qué edad. Ni Excel ni Power Point ni Word se diseñaron para generar adicción. Nadie al despertar en la mañana dice: “¡Guauu, quiero hacer una planilla Excel!” En cambio, al despertar, todo el mundo revisa sus redes sociales. En pandemia la única forma que tuvimos de educación fue a través de Meet y Zoom y con eso no hay ningún problema. Ahora, en una clase de Zoom, de 1 a 10, los niños aprendieron 2 y con suerte, pero al menos podían a++ ver a sus profesoras, a los compañeros, a los amigos. El problema es que muchos niños después de la clase de Zoom, se mandaban el link para los videojuegos y ahí se quedaban pegados. Si un niño tiene que hacer un trabajo de investigación y escribir, eso no tiene ningún problema. El problema es a dónde se van después de terminado el trabajo o de terminada la clase. El gobierno francés tuvo cuarentena y clases online solo cuatro meses, y el ministro de Educación dijo: “en estos cuatro meses, nuestros niños no aprendieron nada”. Así de simple. Por lo tanto, hay que rebobinar hacia atrás y seguir enseñando. ¿En qué momento un niño o adolescente se puede tildar de “adicto” a las pantallas? ¿Y qué podemos hacer los padres y el colegio? La adicción a las pantallas puede pasar a cualquier edad: si tu hijo deja de hacer las cosas que le gustaban y que hacía que le brillaran los ojitos y ahora solamente pide pantalla. En mis charlas presenciales, veo ojitos brillantes hasta los 11 años. A partir de los 12, llegan con sus ojitos tristes, no se les iluminan y eso es grave. Porque uno quiere que los hijos se quieran comer el mundo en unos años más, que a los 18 años quieran ir de mochileo a recorrer el planeta. Y los ojitos que dejaron de brillar a los 12 años son los mismos que a los 18 años no quieren hacer nada con su vida. Mi experiencia “clínica”, porque no soy psicóloga a++ pero lo he visto en mis toneladas de charlas, coincide con la de los psiquiatras en EE.UU. Hasta los 8 años, si ves que está pegado todo el día, le quitas todas las pantallas rápidamente y va a alegar dos días. A los 9, 10 y 11 y 12 años, el cerebro de este preadolescente está acostumbrado a umbrales de placer mucho más altos y si le quitas todo de una, necesitas ser “coach” de tu hijo por un mes. En ese mes lo tienes que llevar al fútbol, a la galería de arte, al museo, a la plaza, tienes que entretener a tu hijo porque es incapaz de entretenerse solo. Y en ese mes, su cerebro se reinicia y puede volver a buscar placer en las cosas simples. De 13 años en adelante, necesitará terapia psiquiátrica y/o psicológica. La clave es preocuparse antes de que cumplan 12 años. Porque de 12 años para abajo hacemos todo este trabajo de manera gratuita y es fácil; de 13 para arriba necesitamos psiquiatras y psicólogos. Por lo tanto, los profesores de alumnos de 13 años para arriba necesitan mayor asesoría. En Chile no existen psiquiatras ni psicólogos expertos en rehabilitación de las pantallas y tampoco hay clínicas de rehabilitación. Las clínicas top en EE.UU. tienen cuatro años de lista de espera y un programa de tres meses vale 70 mil dólares. Entonces, lo mejor es prevenir y prevenir ya. “Todos los videojuegos, los violentos y los educativos, son diseñados para generar adicción” Los niños y jóvenes, ¿no podrían ver un poco de pantallas, con un tiempo limitado? “El niño se da cuenta que ese tablet o teléfono le da una sensación de placer inigualable. Después, si va a jugar a la pelota, se aburre; si la mamá le dice: “vamos a la plaza”, le da lata. Estamos frente a una generación con anedonia: nada le da placer, solo le da placer tener el celular en la mano o la tablet o estar frente al computador. ¿Eso es lo que queremos para nuestros niños?” Todos los videojuegos, los violentos y los educativos, son diseñados para generar adicción. El niño se da cuenta que ese tablet o teléfono le da una sensación de placer inigualable. Después, si va a++ a jugar a la pelota, se aburre; si la mamá le dice: “vamos a la plaza”, le da lata. Estamos frente a una generación con anedonia: nada le da placer, solo le da placer tener el celular en la mano o la tablet o estar frente al computador. ¿Eso es lo que queremos para nuestros niños, que solo sientan placer con ese aparato o queremos hijos o alumnos que sientan placer al hacer un experimento científico, al jugar voleibol, al ir a un concurso de debate? Yo no quiero que mis hijos sean adictos, porque si empiezan con esos niveles de placer o adicción a los 10 años, ¿qué es lo que dicen los psiquiatras norteamericanos? Que ese cerebro se va a ir acostumbrando a niveles de placer tan altos que cuando tenga 25 años y su cerebro esté maduro, no va a ser suficiente el juego de video y las redes sociales, va a necesitar más placer. ¿Y qué dará más a++ placer a ese cerebro hipersaturado de placer? Las drogas duras. Y el problema de las drogas duras es que según sea la predisposición genética de la persona a lo mejor colapsa con una pastilla o con tres. Es una ruleta rusa, desconozco cuál es la predisposición genética de mis hijos. ¿Quiero hacer eso con mis hijos? Yo, no. Hoy día los profesores necesitan más capacitación, más material concreto, más ayuda del Estado y de las municipalidades para tener más actividades porque uno no es profesora de karate o de ajedrez. Necesitamos que nuestros niños disfruten su vida porque si no el costo que vamos a pagar como sociedad es muy alto: niños sin empatía, sin ínsula. Ud. dice en su libro que quitarle las pantallas a un adolescente puede conducirlo al suicidio, ¿es tan así? Todo depende de la predisposición genética del niño. En el caso de los hombres, 1 de 8 viene con predisposición genética a cualquier adicción. En un curso de 45 hombres, basta calcular cuántos tienen predisposición genética a la adicción. No sabemos cuál va a ser la reacción al quitarle todas las pantallas, porque las redes sociales y los videojuegos provocan toneladas de dopamina, que es el neurotransmisor del placer y si les quitas eso, viene la reacción inversamente proporcional con el cortisol, que es la hormona del estrés. Cuando uno está con demasiado estrés, la corteza prefrontal no piensa claramente, por lo tanto yo no sé si al quitarle todas las pantallas a un adolescente de 15 va a quebrar un mueble y después va a salir a jugar a++ a la pelota o si siente tanto dolor que su decisión será quitarse la vida. Por eso digo que esto es una ruleta rusa, a la suerte de la olla. Una persona con su corteza prefrontal madura dice: “sí, me da pena, voy a buscar soluciones”. Pero busca soluciones cuando está tranquilo. Siempre le digo a mis hijos: “cuando voy manejando no me pregunten nada, no puedo pensar en un cumpleaños o lo que sea porque tengo que concentrarme en el camino”. Y cuando estoy preocupada de otras cosas, no tomo buenas decisiones. Por eso los psicólogos dicen que cuando uno está en una pelea, en una situación de estrés, no tome decisiones porque esas decisiones van a ser malas. “El tema de los cortes en adolescentes es algo que he hablado con muchas psiquiatras y antes de la pandemia partía a los 14 años; hoy, en cambio, tenemos bulimia, anorexia y cortes desde los ocho años”. Un adolescente, una niñita, ¿por qué se corta? Porque es tanto el placer que siente con las redes sociales y lo está pasando tan mal, que él o ella no sabe cómo procesar esas emociones. Y al cortarse, siente que se libera. Basta con preguntarle a cualquier director/a de colegio qué está pasando en los baños en los recreos. El tema de los cortes es algo que he hablado con muchas psiquiatras y antes de la pandemia partía a los 14 años; hoy, en cambio, tenemos bulimia, anorexia y cortes desde a++ los ocho años. Si yo no sé qué me hace feliz, no estoy contenta conmigo misma, soy candidata al corte y al intento de suicidio. Y en radio Duna hablaron hace poco el tema de la dismorfia cultural, niñitas de 8 años que quieren liposucción. Las cirujanas plásticas dicen que llegan mamás con niñitas de 14 años porque ellas quieren ser como la super top model o la amiga influencer del otro colegio. ¿Cómo se puede solucionar todo esto? Con deporte, ingresando al equipo de vóleibol o a los scouts. ¿Por qué un adolescente está tan pegado al celular, acaso tiene otras alternativas? Si se le ofrecen, va a preferir practicar algún deporte u otra actividad. Somos seres sociales, lo podemos lograr, pero para eso los adultos nos tenemos que hacer cargo del tema. Hoy día nuestras niñitas están sufriendo por soledad y porque no tienen otra alternativa. ¿Qué le sugeriría a familias donde ambos padres trabajan fuera del hogar buena parte del día? ¿Es posible en esos casos evitar o limitarles el uso de pantallas? Esta es la primera generación de padres en la historia de la humanidad que tiene tecnología para dejar callados a sus hijos. Desde nuestros padres hasta el Homo Sapiens y el Australopithecus se las tuvieron que arreglar como sea. Por lo tanto, tenemos que buscar soluciones. Obviamente, un papá y una mamá que trabajan todo el día afuera y ++ a un niño que llega solo a la casa, es un problema que tenemos como sociedad. ¿Por qué este niño o niña está solo en su casa?, ¿dónde está la municipalidad?, ¿dónde está el Estado?, ¿y los clubes deportivos que ayudan? No porque a nosotros los adultos no se nos ocurran soluciones, los que tienen que pagar las consecuencias son nuestros niños y ellos tiene que freírse viendo juegos de video o redes sociales en su casa. Entonces, cuestionémonos nosotros. Ahora, lo que tenemos que hacer los papás es: si tengo un computador con acceso a Internet, tengo que comprar filtros, cortafuegos, etc. Además, tenemos que hacer un llamado a la sociedad porque hoy día los colegios podrían tener actividades culturales y deportivas después de la hora de clases. Las municipalidades, en sus centros deportivos o comunitarios, podrían tener buses de acercamiento para ir a buscar a los niños al colegio y llevarlos a hacer deporte: karate o ajedrez, por ejemplo, de manera que después los papás los pasan a buscar y se van a sus casas a comer y estar un ratito juntos. ¡Para eso necesitamos ganas! Buscador - Encuentra aquí las noticias, crónicas y reportajes publicados por Revista de Educación. a++ ¡Escríbenos! Si tienes dudas o consultas respecto de los contenidos de la Revista de Educación, no dudes en contactarnos. Redes Sociales ¡Suscríbete! a++ Te invitamos a inscribirte para recibir nuestra revista virtual. 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