Subido por Gabriela Dascalakis

construction mito argentina centenario

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La construccion de los mitos nacionales en la Argentina del centenario
Author(s): Diana Sorensen Goodrich
Source: Revista de Crítica Literaria Latinoamericana , 1998, Año 24, No. 47 (1998), pp.
147-166
Published by: Centro de Estudios Literarios "Antonio Cornejo Polar"- CELACP
Stable URL: https://www.jstor.org/stable/4530971
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REVISTA DE CRITICA LITERARIA LATINOAMERICANA
Afo XIV, Ng 47. Lima-Berkeley, ler. semestre de 1998; pp. 147-166.
LA CONSTRUCCION DE LOS MITOS NACIONALES
EN LA ARGENTINA DEL CENTENARIO
Diana Sorensen Goodrich
Wesleyan University
Los cambios profundos entre el letrado y su pu'blico que tienen
lugar a principios de nuestro siglo seran el punto de partida para
especular sobre la relacion entre cultura e instituciones en el caso
de Argentina. La conferencia pu'blica es una de las formas en que
la cultura crea zonas de contacto donde se intenta articular y do-
mesticar las problemaiticas configuraciones politicas, demograificas, etnicas y sociales en el momento de crisis que representa el
Centenario. Dos casos particulares seran el punto de entrada para
estas meditaciones: las conocidas conferencias de Leopoldo Lugones en el Teatro Odeon en 1913 (recogidas en 1916 bajo el titulo de El
payador) y, en forma menor, el discurso que Joaquin V. Gonzalez
dio en el Teatro Colon el 15 de mayo de 1911, marcando el centenario
del nacimiento de Sarmiento.
No hay duda que el Centenario es un momento clave en la construcci6n de esa entidad tan fluida y en necesidad de constantes reajustes que liamamos la nacion. A pesar del optimismo reinante en
los suntuosos festejos de la Revolucion de Mayo, en desfiles, monumentos, exposiciones y grandes agasajos a los distinguidos visitantes, hay claros indicios de lo que Natalio Botana llama "una realidad alterada por presagios de amenaza".1 Se van haciendo mas y
mas agudos los enfrentamientos entre quienes ponen en duda la
hegemonia de la vieja oligarquf a y los intentos de esta de proteger
sus privilegios. De hecho, la ya celebre "comunidad imaginada" tan
sugestivamente propuesta por Benedict Anderson, se nos presenta
en el caso argentino alrededor de 1910 como carente de los lazos
solidarios de una comunidad. Pareceria tratarse mas bien de una
sociedad heterogenea (frase que tomo de Antonio Cornejo Polar)2
atravesada por fracturas y marcas de exclusion que revelan fuerzas sociales en pugna: se trataria de un proceso ma's inestable en el
que las fronteras son porosas y no siempre estan claramente deter-
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minadas. Es mas, en estas comunidades heterogeneas los grupos
construyen sus identidades con frecuencia en circunstancias contestatarias, en oposicion a otros grupos que procuran ocupar lugares en pugna. Se van asl articulando significados y sistemas simbolicos asegurandose tanto de la lealtad como del sacrificio de diversos individuos.
Los cambios que derivan de la inmigracion masiva que se inicia
a partir de las u(ltimas decadas del siglo XIX ilustran el contexto en
que la produccion cultural inscribe las fuerzas contestatarias. Lo
que se plantea en el caso argentino que me ocupa es un intento por
parte de la cultura letrada y dominante de co-optar las formas
culturales emergentes y, asf, de participar en el ejercicio de control.
Pasemos una breve revista a los factores que configuran esta
"sociedad heterogenea" del Centenario. Una manera de pensarlos
seria como la consecuencia o crisis del progreso que se habia logrado en 1880. La revolucion del '90 puso de manifiesto no solo la
magnitud de los problemas economicos de la presidencia de Juairez
Celman sino tambien las divisiones que atravesaban la sociedad
que surgia como resultado del aluvi6n inmigratorio. La composicion demografica de la ciudad de Buenos Aires ilustra la diversidad
de clase y de origen que se registraba a principios del siglo XX. Un
vistazo a las cifras inmigratorias sugerira los lugares que se
pueden ocupar en la Argentina del Centenario. Entre 1869 y 1929, el
60% del crecimiento de la poblacion puede atribuirse a la inmigracion. En terminos numericos concretos, entre 1857 (anio en que
se comenzo a registrar el flujo inmigratorio), y 1916, llegaron
4.758.729 inmigrantes a la Argentina3. En 1914, el 40% de la poblacion ha nacido fuera del pais4. Aunque en un primer momento la
inmigracion habria procurado satisfacer la necesidad de mano de
obra en las cosechas, y hubo casos como el de la Colonia Esperanza
en que se lograron asentamientos rurales estables, las posibilidades
de ascenso economico y social ofrecidas en las ciudades eran
mucho mayores, ya que en el campo la transicion de arrendatario a
duenlo de la tierra estaba poderosamente controlada, y a menudo
bloqueada, por la elite terrateniente. Pero en 1914 esas posibilidades
de ascenso eran obviamente problematicas si se tiene en cuenta que
las clases trabajadoras representaban las dos terceras partes de la
poblacion de Buenos Aires, mientras que la elite representaba
menos del 1%, los grupos burocraticos y profesionales el 15%, los
empresarios y propietarios el 8%, y los empleados por el sector privado el 8%. Estas cifras sugieren el registro de posiciones que se podian ocupar en los anios del Centenario y la proporcion de indivi-
duos que buscaria la movilidad ascendente y un espacio en la cultura5. Es significativo que en 1902 se promulgue la Ley de expulsion
de extranjeros indeseables: el ritmo entre inclusion y exclusion ira'
pautando las praicticas sociales mientras estructura las marcas de
la diferencia. La cuestion de la identidad nacional se ira desarro-
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Ilando seguin esas marcas, que son las de una frontera. Se acusan
severas limitaciones a la construccion de una idea moderna de naci6n: el inmigrante no se incorpora efectivamente a lo que podria
irse liamando 'el pueblo argentino". La transicion se hace aumn mas
dificil por el bajo grado de naturalizaciones; de ahi que la participacion del inmigrante en la vida politica y cultural en las primeras
decadas sea escasa o abiertamente contestataria (como en el caso de
los anarquistas, cuya influencia fue muy marcada en las primeras
dos decadas del siglo, para ser luego eclipsada por la ascendencia
del radicalismo). Sin participar en los rudimentos de una vida
civica, pero constituyendo la mayoria de los habitantes, los recien
Ilegados contribuyen a la crisis de identidad del Centenario6. Ante
ella, una de las tareas que debera cumplir la cultura sera' la de la
articulacion de un proyecto nacional. Como se discutira luego, los
valores esteticos y culturales son utilizados como pautas de distincion que ayudan a marcar fronteras entre clases subalternas y
elites, y, a la vez, como formas ideologicas mediante las cuales se
intenta aglutinar la atomizacion problemaitica. De ahf que la funcion mitologizadora se vaya agudizando en forma creciente.
Las diferencias en los espacios de la nacion ocuparatn un lugar
importante en este proceso. Aqui volvemos a la consabida polaridad
campo-ciudad (parte arquetfpica entre civilizaci6n y barbarie) y a
las mutaciones que se observan en la distribucion de valoraciones
positivas y negativas. Si en el atmbito rural la conciencia territorial
se afianza a partir de la Campana del Desierto y la fijacion de las
fronteras (no hay que olvidar que el Gran Chaco se incorpora recien
en 1911), por otro lado la capitalizacion de Buenos Aires en 1880
promueve una nueva relacion entre el estado y el espacio urbano
que privilegia la ciudad, con su fuerza centripeta. La ciudad sera' el
escenario central de manifestacion de las crisis sociales y polfticas,
pero tambien el de las respuestas que las articulan frente a condiciones materiales en proceso de cambio. Hasta desde un punto de
vista visual y arquitectonico la ciudad de Buenos Aires a principios
del siglo XX fue el escenario de profundos cambios que afectaron la
relacion que esta podia sugerir con una tradicion y un pasado concebidos como argentinos.7 No es sorprendente que las clases altas
marcaran las coordenadas de estos cambios, especialmente a partir
de la intendencia de Torcuato de Alvear y los disenios de arquitectos
educados en Francia, tales como Carlos Agote, Alejandro Christophersen, Jacques Dunant y Eduardo Marfa Lanus que, junto con
un grupo mas reducido de arquitectos ingleses y alemanes, transformaron la fisonomfa de la ciudad y desplazaron su centro hacia
el norte y, luego, paulatinamente, hacia los suburbios. La matriz
visual imitaba los espacios urbanos metropolitanos, en particular
los del Paris de Haussman.8
En cambio, el campo mantenfa sus condiciones intrinsecamente autoctonas, aunque se hubieran registrado cambios en el sistema
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de produccion. Tanto la fisonomia de la lianura como sus tipos humanos provelan un rico inventario de elementos que se prestaban a
la evocacion de epocas pasadas. Como tan bien nos lo recuerdan
Raymond Williams y Beatriz Sarlo,9 el consabido rescate de la tradicion rural y la construccion del mito gaucho procuran restaurar
en el ambito simbolico un orden ya pasado, cargado de sentimientos
de perdida y percibido como justo, armonico y por lo tanto capaz de
contrarrestar las ansiedades desatadas por los profundos cambios
que se registran en la sociedad a principios del siglo XX. Por lo
demas, con el fin de las guerras civiles y de la lucha contra el indio,
el campo ya no esta en crisis. Las ardientes quejas contra el reclutamiento arbitrario tan elocuentemente articuladas por el Martin
Fierro perdieron su actualidad una vez concluida la Campafia del
Desierto y afirmada la estabilidad politico-laboral en el ambito rural. El trabajo de rescate esta minuciosamente desplegado en los
dos largos volu'menes que comprende La tradicion nacional de
Joaquin V. Gonzalez, publicado en 1888,10 en libros del Centenario
como La restauracion nacionalista de Ricardo Rojas (de 1909),11 o
El diario de Gabriel Quiroga. Opiniones sobre la vida argentina
(1910) de Manuel Galvez;12 lo veremos operando en las conferencias
de Lugones de las que me ocupare despues, y, desde luego, bastaria
evocar Don Segundo Sombra para tocar el punto de su maxima
elaboracion literaria. Como mito cultural resulta efectivo, planteado
en los terminos de Malinowski, es decir, como "una resurreccion ...
de lo que fue una realidad primordial que se narra para satisfacer
profundas necesidades religiosas, anhelos morales, sumisiones
sociales, reivindicaciones e incluso requerimientos practicos".13
Mas significativo aun serna pensar el mito en terminos de Roland
Barthes, centrando la atencion en el tipo de signo que esas profundas necesidades requieren para hallar su expresion. La construccion del mito gaucho ilustra las condiciones de existencia del
mito como artefacto cultural. En el, los conceptos circulan en forma
inestable, en condensaciones que pueden ser sujetas a un concepto
que pareceria no surgido de la historia sino de la naturaleza. Es en
parte por eso que lo fundamental en el mito es que existe para ser
apropiado en un proceso semiologico intensamente productivo:
engendra un nuimero plural de significados. Pero hay mas: en el
mito se detecta una funcion deformante que no se ajusta necesariamente a un criterio de verdad: aunque aparece en terminos
inocentes (ya que naturaliza exitosamente sus intenciones), y se da
a leer como un sistema factual, se mantiene en una suerte de juego
de escondidas entre sus diversos significados.14 El mito del gaucho
evoca como pocas otras constelaciones culturales la vision de una
Argentina homogenea, tradicional y rural. El proceso deformador
yace en el enmascaramiento de la opresion padecida por el gaucho,
de su condicion de peon de estancia y de las penosas circunstancias
economicas a que se le ha relegado. Se le construye como mito
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telurico, prelapsario, anterior a la mancha inmigratoria, y queda
abierto a una activa produccion semiologica de naturaleza literaria,
artistica y musical cuyo poder aglomera operaciones de rescate (no
en vano elige Rojas la palabra "restauracion" para designar el programa de su libro de 1909),15 de regreso a las provincias (como lo
plantea insistentemente El diario de Gabriel QuirogaLl6 o de proyecto de integracion para el inmigrante (como se observa en Los
gauchos judios que publica Alberto Gerchunoff en 1910).17
Valdria la pena examinar las condiciones de produccion de este
mito y las posiciones que ocupan con respecto a el los sujetos que
hablan, escriben y leen en el dinaimico campo cultural de las primeras decadas del siglo. Mi punto de abordaje es el lugar del letrado, enmarcado por la profesionalizacion del escritor, que ha perdido
el privilegiado status hegemonico del escritor-politico, personificado
por Mitre o Sarmiento. Si se autodefine como tipo humano diferenciado, no deja de hacerlo a expensas de una marginalizaci6n
que se adivina en las ideologias de artista, en las bohemias, en la vida literaria de los cafes o en las comidas. A pesar de que establece
relaciones con los periodicos, el teatro y su publico, o la universidad,
son muchas las pruebas de que se siente incapaz de dominar un
puiblico lector consumidor de libros. Si algunos optan por la flainerie
del que disfruta del ocio como respuesta al tiempo libre que le depara al escritor su marginalizacion, no son los menos los que lamentan las consecuencias del valor de intercambio que va adquiriendo
su trabajo. Bastarfa citar algunas de las quejas de Roberto J. Payro
o de Manuel Gailvez sobre las tiradas minimas de las ediciones de
sus libros y la escasez de sus ventas. El diario de Manuel Quiroga
bien podria leerse como una apenas velada protesta de GaLlvez ante
su falta de reconocimiento en el mercado y la responsabilidad que
les atribuye a los inmigrantes. Las quejas de Gabriel describen
angustiosamente las dificultades del hombre de letras que se resis-
te tanto a la profesionalizacion como a la subordinaci6n a los valores comerciales:
En este pais de comerciantes los valores intelectuales, espirituales y auin
morales son articulos que s6lo tienen salida en plaza mediante un sonoro
reclamo. 18
Pero estos mismos valores se quieren libres de todo utilitarismo:
Gabriel/Gailvez condena hasta a los que escriben dentro de las profesiones liberales porque se siente excluido en una Argentina que
exclamaria "jQue estupidez!" ante la idea de "escribir por escribir".19 Su odio por los universitarios se centra en los abogados.20 y
en los egresados de la flamante Universidad de Filosofia y Letras, a
quienes clasifica de "mulatos diplomados" y "analfabetos patentados". No solo se opone a la ascendencia de la ciencia y de la tecnologia, sino a todo lo que regule una actividad artfstica que se quiere
independiente, regida por los ideales del arte por el arte. La angus-
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tia del Diario se debe a la tensi6n producida por el exito ajeno de
otros escritores. Contra ellos, la virulencia queda sin mitigar; Gabriel los describe como:
turba an6nima de literatoides cuya unica labor consiste en eyacular pedantescamente diatribas insustanciales para atraer sobre si un momento
la atenci6n del publico. Tales individuos -mulatillos envenenados o hijos
de inmigrantes que aun apestan a conventillo-, nutren su espiritu a base
de peri6dico, de conversaciones de caf6, y de biblioteca Sempere.21
Inmigracion, debilitamiento de la sociedad tradicional, nuevas formas de congregacion social y de acceso al puiblico lector -todo es
vilipendiado por el refinado Gabriel, cuya neurastenia surge de un
espiritu sublime mal avenido a las circunstancias materiales. Gailvez bien se sabla parte de un grupo marginado, en el que se inclufa,
tambien, Lugones. De el nos cuenta el mismo Galvez:
Los libros de Lugones fueron leidos por insignificantes minorfas. Las ediciones eran reducidisimas y tardaron anlos en venderse. De La guerra gaucha, su mejor obra, se hicieron mil o mil quinientos ejemplares y no los
compr6 el publico, sino el Ministerio de Guerra, el de Instrucci6n Puiblica, el
Consejo de Educaci6n, que edit6 despu6s varios de sus libros, y la Comi-
si6n Protectora de Bibliotecas Populares.22
Esta situacion ya habfa sido descrita en las decadas de 1870 y 1880
por Pedro Goyena y Vicente Quesada respectivamente, por lo que es
licito afirmar que el circuito material de la cultura letrada poco
habia cambiado en cuanto al consumo de libros.
En la relacion del letrado y su discurso con las instituciones,
hay que tomar en cuenta el hecho de que en 1896 se separa la Facultad de Filosofia y Letras de la Facultad de Derecho, lo que implica
por un lado el acceso a un lugar de trabajo y de contactos para el
escritor y, por otro, como lo explica Julio Ramos, la escision entre la
"verdad" de la ley y la cuestion (,accesoria?) de su expresion.23 En
mi opini6n esta separacion de instituciones incide en el desarrollo
de un efecto discursivo: la produccion de una retorica hiperbolica
que se detecta con particular notoriedad en el medio oral de las conferencias.24
Si el letrado se encuentra ubicado en el espacio separado que
acabo de esbozar, ,que ocurre con esa otra veta de la cultura cuya
produccion transita por canales diferentes en los centro urbanos y
en sus regiones aledanias? Las ultimas decadas del XIX detentan la
emergencia de una cultura de masas que escapa al control de las
librerias y de las editoriales cultas. El tango, el sainete y las novelas
criollistas adquieren una popularidad ascendente que alarman a
quienes se erigen en monitores culturales. Poco habria aqui que
agregar al importante libro de Adolfo Prieto sobre el discurso criollista, pero querria hacer hincapie en dos fenomenos que el analiza:
por un lado, que estas novelas criollistas (el ejemplo canonico, por
decirlo asi, serian las novelas de Eduardo Gutierrez, cuya difusion
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fue tal que dej6 empequenecido el exito inicial del Martin Fierro,
que habia vendido 62.000 ejemplares) se venden a traves de la prensa periodica, como folletines, antes de ser publicadas como libros
por el mismo sello editorial; por otro el hecho significativo de que
responden al gusto del lector urbano por la experiencia de un mundo campesino relativamente proximo pero, creo yo, diferente del que
se vivia en las ciudades.25 Al apropiarse del Martin Fierro Lugones
estaria apoyandose en ese gusto pero enmarcaindolo dentro de los
paraimetros de la cultura letrada, que busca afirmar su hegemonia
cooptando las formas contrahegemo6nicas dentro de la construccion
y distribucion del capital cultural, como parte de la compleja relacion entre estetica y valor de intercambio. El letrado se erige en alguien capaz de deslindar, de clasificar, de establecer distinciones
dentro de la cultura a los efectos de recortar un "adentro" y un
"afuera", de pautar las normas del gusto y de asi ejercer poder en la
construccion de un canon nacional.26 En una maniobra conjuga
dos operaciones: distingue y produce los iconos de lo nacional.
No es de extraniar que el letrado responda con desprecio al envidiable exito de las obras de Gutierrez lamentando la vulgaridad de
su estilo y escenario, o su "filosofia del presidio". Mas interesante,
sin embargo, es observar las maniobras mediante las cuales reclama su autoridad. Las conferencias ilustran dichas maniobras en
tanto, por la inmediatez del contacto con el puiblico, exacerban
algunos de los gestos que se verificarian en otras formas de comunicacion mediatizadas por la lectura y la escritura. Ademas, el mero hecho de pronunciar un discurso en el Teatro Colon o en el
Odeon implica cierto acceso al poder, como lo prueba la presencia
del presidente Roque Saienz Pefna y todos sus ministros en las
conferencias de Lugones. Se adivina una relacion entre intelectual
hegemonico y estado que sugerirfa, entre otras cosas, una empresa
compartida con respecto a los usos de la cultura en la formacion de
la nacionalidad. Como punto de contacto, el teatro pertenece a las
instituciones de comercializacion que permiten la comunicacion
entre el letrado y el puiblico. Esta situacion conlleva el doble efecto de
la modernidad y de lo tradicional: implica participar en las estructuras empresariales de la cultura que la acercan al puiblico de
masas y por lo tanto a nuevas formas de consagracion, mientras,
por otro lado, restauran y remedan, a traves de la oralidad, el contacto directo y casi dialogico entre el hablante letrado y sus oyentes.
Los afios del Centenario institucionalizaron la conferencia con la
llegada a Buenos Aires de figuras ilustres: el puiblico tuvo la oportunidad de escuchar a Georges Clemenceau, Anatole France, Enrico
Ferri, Vicente Blasco Ibaniez y Ruben Dario en los teatros de reciente construccion. Los empresarios teatrales consolidaron su papel de
intermediarios tanto culturales como comerciales.
Ampliando la conexion comentada por Roberto Gonzailez Echevarria en The Voice of the Masters,27 se podria ver el sustento filo-
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sofico que subyace en la ilusion de inmediatez que produce la voz
del letrado como aquello que habilita un contacto que se ve amenazado por cambios economicos y sociales. Se trata de la proximidad
entre la voz y la presencia del ser que Derrida ha acotado:
La voix s'entend. Les signes phoniques (les 'images acoustiques" au sens
de Saussure, la voix ph6nomenologique) sont "entendus" du sujet qui les
profere dans la proximit6 absolue de leur present. Le sujet n'a pas a passer hors de soi pour etre imm6diatement affecte par son activit6 d'expression. Mes paroles sont "vives" parce qu'elles semblent ne pas me quitter:
ne pas tomber hors de moi, hors de mon souffle, dans un 6loignement visible, ne pas cesser de m'appartenir, d'8tre a ma disposition, "sans acces-
soire".28
Este "presente" que se recorta en la conferencia construye la experiencia de una comunidad convocada por el magisterio del letrado.
El componente metaffsico de esta situacion puede apropiarse con
fines religiosos, como ocurre con el discurso pronunciado por Joaquin V. Gonzailez en el Teatro Colon para conmemorar el centenario de la muerte de Sarmiento: ante los problemas de una sociedad
fragmentada se detectan los ecos del sermon buscando recuperar
una unidad perdida. El letrado evoca los ecos de la religion en el
momento en que la sociedad esta regida por las formas seculares
del positivismo (y aquf podrfamos recordar la controvertida Ley 1420
de 1884, que sanciona la educacion laica, o la creacion del Registro
Civil, medidas que produjeron virulentos debates).29 En su discurso, Joaquin V. Gonzalez ilustra esta maniobra al transformar a
Sarmiento en un maestro-profeta que no solo remedia la ignorancia
del puiblico, sino que tambien regula la conducta nacional en terminos de una moralidad biblica: "habfa forjado en su mente el concepto de una patria mas efectiva, mas amplia y mas desinteresada,
que el imaginaba en sus hondas cavilaciones profeticas, semejante
al reino ideal de Isalas "30 que pasa a describir con una cita bfblica.
La creacion del procer como mito nacional (tan sintomatica de las
celebraciones del Centenario) se apoya en un imaginario telutrico y
mistico que transforma a un Sarmiento anticlerical en un "futuro
fundador de religiones, como un predestinado de destinos extrahumanos".31 Sarmiento como fundador de la nacionalidad se transforma asf en fundador de religiones, con lo que se logra ese rescate
de la religion en el teatro-templo dominado por la voz metafisica.
,Por que urge lograr esta transformacion? Porque hay que sanar
una sociedad que esta voz representa como enferma: "de un lado la
mayor prosperidad economica, y del otro ... la mas visible regresion
o atonia moral o polftica", vista como "cr6nica dolencia del alma argentina".32 Es notable observar las excrecencias ret6ricas que
acompafian este discurso redentor. A mi parecer, este marcaria un
posible origen de una forma de hablar sobre la nacionalidad marcada por un excedente verbal que casi inscribe su propia parodia.
He aqui una muestra de Gonzalez: "Y Sarmiento ya no vive para
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realizar el milagro de las resurrecciones: su espiritu solo nos ha
quedado, difundido como la savia de una selva tropical ... millares
de escuelas ... como alveolos abiertos de una vasta colmena, abren
sus calices vacios a la miel intelectual que ha de venir a depositar
en ellos el maestro errante e invisible..." 33
Las conferencias de Lugones sobre el Martin Fierro revisten
operaciones de mayor complejidad y, a la vez, de naturaleza mas
contradictoria. Que la situacion enunciativa del discurso se prestaba a la modalidad estilistica lugoniana ya lo deja establecido Bor-
ges: "No hay una paigina de su numerosa labor que no se pueda leer
en voz alta y que no haya sido escrita en voz alta".34 Pero adema's de
predicar en voz alta, Lugones se presenta como el que media entre
las dos formas de cultura que estaban en pugna en ese momento: la
popular que circulaba en los folletines de venta tan exitosa y la cul-
ta, que se senti'a soslayada por el nuevo pui.blico masivo. Su presencia no solo garantiza la comunicacion entre ambas sino que ratifica
el orden establecido del poder, cuyo recinto son las llamadas "clases
superiores". Asf lo anuncia el mismo: "Felicltome por haber sido el
agente de una intima comunicacion nacional entre la poesia del
pueblo y la mente culta de la clase superior, que es asi como se forma el espiritu de la patria" (pag. 201). Como si la funcion mediadora fuera poco, al letrado hasta le toca construir la patria.
Canonizar el Martin Fierro implica rescatar un tipo particular
de mito gauchesco y excluir a otros que circulaban en el discurso
criollista. Las conferencias de Lugones recortan y enmarcan al
gaucho segu'n los criterios de inclusion y exclusion de la alta cultura que se opone a la "triste chusma" y a la "plebe ultramarina". La
maniobra evoca lo que Ernest Gellner les atribuye a los letrados en
la empresa de construccion del estado: apropiarse de la cultura folk
con los instrumentos de la alta cultura, haciendolo en nombre de
un proyecto nacional.35 Buscando una vision totalizadora y armonica de la sociedad cuando su cuerpo politico parece irreconocible,
Lugones hace del poema de Hernaindez la base genealogica para
una lengua y cultura comunes. La ambivalencia estructural del intento no queda totalmente encubierta por la vigorosa impronta ret6rica e ideologica del habil conferenciante, por lo que El payador se
da hoy a leer como sintoma de una profunda ansiedad personal y
nacional. Se nos presenta tanto afirmando como minando la perspectiva nacional unificada y su propia autoridad: da lugar a preguntas que interrogan la representatividad del mito que Lugones
confecciona.
Parte significativa de su trabajo reside en-el deslinde que efec-
tuia no solo en las fronteras entre masa y letrado, sino tambien dentro mismo de la cultura letrada. Como lo observa Foucault, la produccion del discurso invoca procedimientos de exclusion en una
red compleja que va dividiendo o rechazando los elementos que integraran un saber. En El payador, Lugones establece una compleja
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serie de distinciones para recortar una disciplina, con su corpus de
proposiciones, sus reglas, definiciones y tecnicas, trazando los fundamentos de la literatura nacional.36 Asl, por ejemplo, declara excluidos del canon a La cautiva de Echeverria y al Fausto de Estanislao del Campo, al primero por pecar de romaintico como "mero
ensayo de color local", al segundo por ser un "pasquin en verso". De
modo que no se trata de reivindicar la literatura gauchesca, sino de
dar excepcional entrada a un poema fruto de la "creacion inconsciente" de Jose Hernaindez, tocado por el genio s6lo en esa ocasi6n.
Lugones procede marcando el campo de las lecturas, excluyendo tambien la critica del Martin Fierro que lo precede, aquejada de
una "extrema inopia" que lo Ilevaba a elogiar solo "lo efectista y lo
cursi" (paig. 133). Erigiendose como lector erudito con las tecnicas de
apropiacion de la alta cultura, Lugones despliega su saber como
ejercicio de distincion que establece lo aceptable en cuestiones de
canon literario.37 De esta manera contribuye a deslindar cultura y
barbarie dentro del marco de una estratificacion social atravesada
por los problemas de la inmigracion y de los conflictos urbanos.
Saber leer el Martin Fierro con los procedimientos de la alta cultura producira' en la empresa lugoniana un efecto de diferenciacion
social. Resulta asf que Lugones rescata el poema de Hernandez
tanto de los criticos que no saben apreciarlo por la aparente rudeza
del universo gauchesco sino tambien de los que no son capaces de
rastrear las rafces antiguas de los elementos populares que lo integran. Un caso ilustrativo es el de la conferencia dedicada a la
musica gaucha, que despliega el saber lugoniano sobre los orfgenes
comunes de la mu'sica, la voz humana y la accion representativa.
Esto le permite emparentar "la tribu ma's salvaje, con sus ru'sticos
tambores" con "la sociedad mas civilizada, con sus ricas orquestas"
(paig. 77). A traves de estas conexiones, la conferencia elabora una
meticulosa genealogla de los ritmos poeticos que logra siempre
llegar hasta un origen remoto de alto valor explicativo. Para validar
el octosilabo en la poesia popular, Lugones hasta sugiere un para-
lelo con el paso de los cuadrutpedos. Tambien estudia cuidadosa-
mente el grado en que el latin popular que dio origen a las lenguas
romances conserva como un residuo de la antigua escansion los
miembros ternarios y cuaternarios que engendraron los hexasiflabos y los octosilabos (pag. 79). Tras un erudito rastreo a traves de
los siglos de la evolucion poetica, Lugones ratifica su codificacion
culta del arte popular:
Entonces viene a descubrirse que todos los elementos de evoluci6n, es decir, los rudimentos vivaces del arte antiguo y de la libertad futura, estan
en la MELODIA GENUINA (sic) de la mdsica popular, que no necesita
acompafiamiento, desarrollo ni armonizaci6n decorativa, por ser de suyo
un ORGANISMO PERFECTO. (p6g. 81)
En otros casos el saber de Lugones regulariza las formas fluidas de
la mu'sica popular proponiendo semejanzas con la musica culta.
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LOS MITOS NACIONALES EN LA ARGENTINA DEL CENTENARIO 157
En el "Cuando" descubre analogias con ciertas sonatas de Scarlatti;
en una "Chacarera" demuestra "el matiz beethoveniano F-PP en el
momento del cambio de ideas" (pag. 89-90). En general, la miusica
argentina, reveladora del alma nacional, tiene, tambien, analogias
importantes con la mu'sica griega y, por lo tanto, con el alma helenica. El vinculo entre mu'sica y alma argentina permite reforzar la
empresa de construccion nacional que impulsa a Lugones y tambien, en el centro de la misma, a recortar exclusiones. La mu'sica y
la danza gauchas, meticulosamente valoradas con la sofisticada
utileria de la alta cultura, se oponen a una forma emergente que
Lugones rechaza: el tango. Con sus origenes urbanos y sus huellas
inmigratorias, no es sorprendente que quede censurado como "reptil de lupanar, tan injustamente llamado argentino en los momentos de su boga desvergonzada" (pag. 92).
Codificar el discurso de la gauchesca implica montar una maquina interpretativa que elabora la genealogia del gaucho, la arqueologia cultural de todos los elementos de su vestimenta (el chiripa, por ejemplo, palabra de origen quichua, derivaria, segun Lugones, de "la primera manta que alguin conquistador se echo sobre
las piernas para suplir sus desfondados greguescos" [paig. 47],
mientras que las bombachas serfan de origen aLrabe) y de los objetos
que usaba, como el latigo o el facon. Hasta esboza una antropologfa
de la vida gaucha, centrandose en el contenido cultural de la vivienda, el trabajo o el matrimonio. El uso del imperfecto contribuye
a la distancia nostalgica que promueve el proceso mitificador: si el
Marttn Fierro es el poema nacional, lo es porque en parte recupera
un pasado que de por si valida la nacionalidad. Como recuperacion
genealogica, demuestra que escribir el pasado y el presente pueden
resultar empresas comunes.
La produccion del mito se apoya centralmente en una categoria
discursiva que circula activamente en el siglo XIX: la categorna de
raza. Su presencia llama la atencion por lo insistente, pero tambien
por la pluralidad de sus significados. En ciertos casos, Lugones la
emparenta con las palabras "alma", "'poesia" y "patria", aglomerando conceptualmente nociones que evocan la fuerza de la tradicion
en un sentido lato con gran poder connotativo. En otros casos construye un mapa etnico con claras raices biologicas y positivistas,
como si fuera deslindando los elementos constitutivos de la quimica
nacional al explicar las caracteristicas etnicas del indio (manifestadas tanto fisica como moralmente), la produccion del mestizaje,
la diferencia entre gaucho e indio (categoria huidiza esta, que tendra mayor o menor peso segun se trate de enaltecer al gaucho como
mito o justificar su desaparicion como quien estaba marcado por
esa "raza inferior"). Como concepcion totalizadora, "raza" en Lugones va adquiriendo variados registros semanticos que no siempre
dialogan coherentemente entre si pero que contribuyen al discurso
mitificador. El Payador conjuga estos variados registros en una
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158 DIANA SORENSEN GOODRICH
constelacion diacronica donde se detectan paradigmas de procedencia mezclada que sobreviven como parte de la funcion deformante que Barthes le atribuye al mito. Sus raices decimononicas
son indisputables y, justamente, los aspectos contradictorios que se
pueden detectar en la discusion lugoniana se originan en la heterogeneidad temporal que el mito habilita. La vertiente temprana de
principios del XIX se afilia con el historicismo romantico, que exaltaba un principio etnico vinculandolo con la idea nacional, expresada por la lengua tambien nacional: se habla de "raza inglesa", de
"raza francesa" o de "raza espainola". Es significativo que en este
momento temprano se va delineando la idea de la "raza latina" en
el pensamiento frances: ya en 1831 decfa de Francia Michelet: "Su
intima union sera ... con los pueblos de lenguas latinas, con Italia y
Espania [...] Jefe de esta gran familia, devolvera' al genio latino algo
de la preponderancia material que tuvo en la antiguedad, de la supremacia espiritual que obtuvo en la Edad Media".38 A mediados de
siglo Hyppolyte-Adolphe Taine definira la raza como el poder fun-
dador del alma nacional: en su Historia de la literatura inglesa,
sefiala que la raza permite comprender las causas universales,
permanentes y supremas de las manifestaciones culturales de un
pueblo, ya que todas las formas de expresion llevan su marca.39
Pero el siglo XIX es tambien el que desarrolla con mas ahinco nociones presuntamente cientificas, con base biologica, para explicar
las diferencias raciales: la ascendencia del positivismo le da una
inflexion cientifica al concepto que lo asimila a cierto determinismo
biologico muy integrado a las ambiciones imperiales europeas de
finales de siglo.40 Lugones se vale ya de la concepci6n sociohistorica, ya de la biologica, segun el argumento que busque desarrollar.
Cuando se trata de enaltecer la contribucion del gaucho al espiritu
nacional, Lugones utiliza el vocablo "raza" en su registro mitologizante ma's poderoso, con ecos arielistas que sugieren la tradicion
helenica y sus valiosas manifestaciones culturales. En estos casos
le asigna al termino significancia moral y a veces hasta metafisica,
donde el mensaje adquiere caracterfsticas mais bien de valor que de
diferencia. El gaucho pertenece a la "raza" en la medida en que
ejemplifica valores menos etnicos que poeticos, hidalgos, heroicos.
"Somos este ser", dirai Lugones, como si en el se condensara el resumen de las generaciones.41 La operacion lugoniana borra, a veces, el significado del termino "raza" para suplantarlo por el de "civilizacion" cuando este ya estaba demasiado marcado por las con-
notaciones sarmientinas que la Argentina del Centenario habia
empezado a desechar. Ante la crisis de la empresa "civilizadora" de
Sarmiento y Alberdi que se traduce en las circunstancias socioeconomicas anotadas mas arriba, el termino "raza" parece ma's
productivo. Se alia admirablemente con la impronta arielista al
apelar tambien a nociones de belleza y espfritu que amplian el registro semaintico del termino. Pero cumple adema's una importante
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LOS MITOS NACIONALES EN LA ARGENTINA DEL CENTENARIO 159
funcion genealogica que emparenta a la nacion con un linaje en
una estructura de familia: "El linaje de Hercules" traza lazos de
parentesco entre un origen helenico, el cristianismo, la civilizacion
provenzal de los trovadores, los heroes epicos de Espania y el gaucho, paladin de la pampa que hereda rasgos de lirismo y caballerosidad. Es Hercules quien media entre Grecia y Espania, por ser considerado creador del estrecho de Gibraltar y fundador de Avila. De
este modo, como ya lo habia logrado Rodo, Lugones construye una
vision de la nacionalidad ligada a un pasado heroico que se transmite por via de la raza, portadora del ideal de belleza como "maxima expansion de vida espiritual". Salta a la vista que en esta apropiacion del concepto de "raza" Lugones se esta' valiendo tanto de su
connotacion biologica (la raza se transmitiri'a geneticamente, de
Grecia a Espania y de Espafia a America), como de las adhesiones
ideologicas que incorpora.
En la apropiacion lugoniana del concepto de raza entran tambien en juego fuerzas discursivas e ideologicas que se desprenden
de las tensiones internacionales de finales del siglo XIX. Lugones
est'a recurriendo a un concepto que circulaba activamente en el
mundo hispanico de ese momento. Un rastreo somero de la nocion
de raza en dicho contexto vuelve a confirmar la afirmacion de Raymond Williams de que la historia de un vocablo se emparenta con el
acaecer historico, las adherencias ideologicas que lo acompafian, y
la empresa de construcci6n de una comunidad imaginada con lazos supra-nacionales.42 La valoraci6n enfatica de la genealogia latina que tanto se ha anotado en Ariel proviene en su vertiente hispana (y ya no exclusivamente francesa como en los casos anteriormente citados) de un concertado esfuerzo montado por el gobierno
espafiol a partir de la decada de 1880 para contrarrestar la ascendencia del poderio norteamericano en la regi6n. Asl, por ejemplo,
ante la conferencia de Washington de 189043 que da lugar a la
Uni6n Panamericana, se funda en la Universidad de Madrid la
"Union Iberoamericana" en 1884 con sedes en diversas ciudades latinoamericanas. Es ilustrativa la formulacion del ministro espaniol
Segismundo Moret al inaugurarse en 1886 la sede mexicana:
Cuando los ninios liaman a su madre con el mismo acento con que los
nuestros Ilaman a la suya; cuando si ellos ruegan a Dios es con oraciones
espaniolas, y cuando marcan con la lengua de Cervantes estas tres grandes
cosas -lengua, familia y religi6n-, son un lazo que no podra romperse a
trav6s de las vicisitudes de la historia, y que nos llevard a la federaci6n; y
digo federaci6n, porque cuando se trata de uni6n se piensa que es algo asi
como forzar las voluntades.44
Que en el proyecto de federacion se le diera un papel central a la
produccion cultural se hace evidente a traves de revistas y diversas
publicaciones, discursos y exhibiciones arqueol6gicas y artisticas.
Los actos de conmemoraci6n del IV Centenario del Descubrimiento
de America reafirman el poder aglutinante de la "raza" como
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160 DIANA SORENSEN GOODRICH
concepto.45 El proceso parece culminar con un real decreto de 1917,
originado en la Casa de America en Barcelona, en que se declara la
fiesta del 12 de octubre como el Dia de la Raza, y que se va
instaurando en los palses latinoamericanos en el curso de la decada del '20. Asi, conceptos articulados por Rodo o Lugones en decadas anteriores se institucionalizan en la decada del '20 a traves de
un ceremonial meticulosamente orquestado que celebra una recuperacion de la tradicion hispana.46 En Argentina fue el Presidente
Yrigoyen quien en 1922 decreto que la celebracion del Descubrimiento tomara el nombre de "Di'a de la Raza" en homenaje a Espania, "progenitora de naciones a las cuales ha dado con la levadura
de su sangre y la armonia de su lengua una herencia inmortal".47
El espiritu de las celebraciones se afirma en la revista Raza Espahola, dedicada a la publicacion de numerosos discursos pronunciados en Peru, Mexico, Argentina, Chile, Cuba, Uruguay. En ellos se
insiste en la comunidad de raza, idioma y fuerza.
El payador ilustra la circulacion de estas ideas sobre la raza latina asi como tambien las del discurso positivista que identifica raza y biologia. Gracias a este Lugones puede producir una estrategia
explicativa para justificar la desaparicion del gaucho en terminos
evolutivos darwinianos. El vocabulario etnico le proporciona un
modelo sintaictico que plantea la evoluci6n racial argentina, comenzando con la conquista. Siempre aprovechando el valor explicativo
de la genealogia, Lugones titula su segunda conferencia "El hijo de
la pampa", y pasa en ella a rastrear el origen etnico del gaucho a
partir del fracaso de la conquista en su intento de civilizar a "la
barbarie pampeana". Como lo habi'a presentado el siglo XIX, aqui
tambien el indio es considerado refractario a la cultura: sus instintos son salvajes, y el determinismo de su condicion solo agudiza su
"antagonismo con la civilizacion" (pag. 40). El mapa etnico de Lugones ubica luego al mestizo en el paisaje nacional, caracterizado
como quien no es apto para el trabajo de las ciudades, y que debe por
consiguiente trasladarse a la frontera, su terreno natural. Este es el
origen del gaucho, "representante de una sub-raza de transicion".
Su diferencia con respecto al negro yace en su rechazo de las tareas
serviles, fundado en un condicionamiento genetico que le viene del
"orgullo que heredo con la sangre fidalga, y la independencia del
indio antecesor" (patg. 42). De hecho, la antropologia gaucha que
elabora Lugones se traduce clarisimamente en una compleja
combinacion de caracterlsticas raciales heredadas de la "raza superior" por un lado y del "atavismo salvaje" de la raza inferior por el
otro. Aqui Lugones nos recuerda las teorias raciales de Carlos Octavio Bunge y de Jose Ingenieros, ambos en parte herederos del
Sarmiento de Conflictos y armonias de las razas en Amenrica. En
Nuestra America (1903) Bunge condena la herencia indigena conforme a las teorias de Gustave Le Bon, quien equiparaba caracteristicas fisicas y pslquicas a la manera de Lombroso. El paradigma
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LOS MITOS NACIONALES EN LA ARGENTINA DEL CENTENARIO 161
evolucionista, sumado a las ideas de Louis Agassiz, lo lleva a sugerir, como lo harai Lugones, que las combinaciones con "razas inferiores" estan destinadas a dejar de existir. Por su parte, Jose Ingenieros tambien predice la desaparicion de dichas razas por su
incapacidad para adaptarse a la civilizaci6n "blanca".48
La operacion fundamental que canoniza al Martin Fierro le
otorga un lugar fundador por su genealogi a literaria en la serie del
genero epico y, asi, en la tradicion helenica. Ubicar el poema de
Hernandez en el devenir de la historia literaria le permite a Lugones efectuar un nu'mero de maniobras interrelacionadas. El linaje
epico lo emparenta con el de Hercules (al que alude en su uiltima
conferencia), asi como tambien con el del "campeador del ciclo heroico" de las leyendas espaiiolas, como "campeon del derecho que le
han arrebatado" (paig. 129). Los lineamientos del genero le permiten
atribuirle al gaucho una dimensi6n heroica, civilizadora y, adem-as
de literaria, nacional: el gaucho expresa la "vida heroica de la raza"
(pag. 129). Hasta el idioma de los argentinos tendria sus raices en
"la corrupcion fecunda de una lengua clasica" representada por la
gauchesca en la Argentina y por la lengua del Romancero en Espania. La historia literaria le permite tambien darle al gaucho su
certificado de defuncion: el heroe epico tanto en la cultura helenica
como en la medieval estaba destinado a desaparecer y el gaucho,
"he6roe y civilizador de la pampa" se tuvo que alejar "al tranco de su
caballo" y resulta asi que el gesto que lo enaltece se transforma en
"conmovedora despedida". Pero la economi'a cultural en que se
desenvuelve Lugones no puede quedarse con las manos vacias y el
proyecto nacional requiere una vision del futuro que se desprenda
del mito y que, a la vez, sea legitimada por el. Para lograr su cometido, pasa por alto una contradiccion y, echando mano del discurso
etnico, afirma que el que habia sido "agente mas genuino de la
nacionalidad" (pag. 50) es representado ahora como perteneciente a
una raza inferior 'en su parte de sangre indigena". "Su desaparicion es un bien para el pais", proclama Lugones en nombre del
progreso y la grandeza nacional. En el espacio cedido por el gaucho
se esboza el germen de otro mito de gran peso politico en el futuro
de la Argentina: el del patron criollo, "blanco puro" en quien los
gauchos reconocen "una especie de poder dinastico que residia en
su capacidad urbana para el gobierno" (paig. 53). Constituye una
"casta digna para el mando" y no es dificil reconocer las caracteristicas de la clase terrateniente en el estilizado retrato de sus integrantes que presenta Lugones: hombres capaces de dominar el caballo, de padecer las penurias de la vida campesina (que tan elegantemente describiria Guiraldes 20 anios despues), pero lectores de
Lamartine en frances, del Federalista en ingles, de las Georgicas
en latin y hasta versados en el italiano por frecuentar la opera.
Lugones construye una vision de estos "caudillos de gauchos en la
pampa", que recibian citaciones del senado y hasta "alguna esquela
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162 DIANA SORENSEN GOODRICH
confidencial del presidente de la Reputblica". Garantizaban su
fecundidad como casta sus exquisitas se-noras, "vida y amor tran-
substanciados en la misma abnegacion" (paig. 54). Ant67 su puiblico
distinguido (ante el mismo presidente de la nacion) Lugones construye un lujoso objeto cultural que procura silenciar la "mala" literatura de los folletines y ratificar el orden establecido en un proyecto que refuerza los lazos entre alta cultura y clase dominante.49
Con sus elocuentes ecos populistas, el poema de Hernandez seguira
dando lugar a multiples transformaciones, tanto cultas como populares, del mito del gaucho. Bastaria recordar las apropiaciones vanguardistas y borgeanas para empezar a rastrear sus productivas
huellas.
NOTAS
1. En El orden conservador. La politica argentina entre 1880 y 1916, (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1914, p. 235). Citando a Nicolas Repetto, apunta Botana: "Durante el periodo que se prolong6 desde principios de siglo hasta el afio 10, estallaron mas de cien huelgas parciales, seis huelgas generales,
se decret6 cinco veces el estado de sitio, se sancion6 la ley de residencia, se
Ilevaron a cabo cinco matanzas obreras, se perpetr6 el asesinato del jefe de
policia Falc6n y de su secretario Lartigau".
2. Vease su Literatura y sociedad en el Peru. La novela indigenista, Lima: Lasontay, 1988.
3. Ver David Rock. Politics in Argentina, 1890-1930. The Rise and Fall of Radicalism. New York & London: Cambridge University Press, 1975, p. 10 y ss.
4. Tomo la cifra de Tulio Halperin Donghi, "Politica inmigratoria y proceso modernizador: Argentina", Jahrbuch fur Geschichte von Staat, Wirtschaft and
Gesellschaft Lateinamerikas 13 (1976): 481.
5. David Rock propone una tesis sugestiva para explicar las tensiones que marcaron las relaciones con los inmigrantes desde un primer momento. Si por un
lado las 6lites querian atraer mano de obra extranjera, procuraban tambi6n
controlar los salarios por debajo de los niveles internacionales. A diferencia de
las 6lites industriales urbanas en los Estados Unidos, que buscaban expandir los mercados de consumo apoyando las aspiraciones de los inmigrantes y
que lograron control sobre el mercado laboral y la maquinaria politica, las elites terratenientes argentinas, alejadas del comercio y la industria, intentaron
en cambio excluir de dicha maquinaria a los inmigrantes a trav6s de la represi6n. Como bien lo observa Rock, el acceso de los inmigrantes al poder era
visto como una amenaza por los miembros de una 6lite terrateniente reacia a
ceder sus privilegios. De ahi que el enfrentamiento haya conducido a la violencia y que la aparici6n en las ciudades de los movimientos obreros, las huelgas, las manifestaciones de socialistas y anarquistas se atribuyera a las actividades subversivas de los inmigrantes, como lo eran en buena medida.
6. Para una discusi6n sagaz sobre la participaci6n politica de los inmigrantes en
la Argentina del Centenario, vease Juan Carlos Portantiero, "Naci6n y democracia en la Argentina del Novecientos", Punto de vista IV, 14 (marzo-julio
1982): 3-6.
7. Vease James Scobie. Buenos Aires. Plaza to Suburb, 1870-1910, New York:
Oxford University Press, 1974.
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LOS MITOS NACIONALES EN LA ARGENTINA DEL CENTENARIO 163
8. Citamos la elocuente presentaci6n que hace Rama de este proceso en La.ciudad letrada, Hanover, New Hampshire: Ediciones del Norte, 1984: 'La ciudad
empez6 a vivir para un imprevisible y so-nado mafiana y dej6 de vivir para el
ayer nostalgico e identificador. Dificil situacion para los ciudadanos. Su experiencia cotidiana fue la del extrafiamiento" .(96)
9. En, respectivamente, The Country and the City, New York: Oxford University
Press, 1973 y Una modernidad periferica: Buenos Aires 1920 y 1930 Buenos
Aires: Ediciones Nueva Visi6n, 1988, pp. 31 ss.
10. La edici6n que yo he manejado es posterior: Buenos Aires, La Facultad,
1912.
11. Buenos Aires: La Facultad, 1922, 2a edici6n.
12. Buenos Aires: Arnoldo Moen & Hno., Editores, 1910.
13. "El mito en la psicologia primitiva," en Magia, ciencia, religi6n, Barcelona:
Ariel, 1974, p. 124.
14. Ver "Myth Today" en Mythologies, trad. Annette Lavers, St Albans: Paladin,
1973, pp. 109-158.
15. El doble movimiento esta claramente articulado en t6rminos de pasado y futuro: "La lecci6n del patriotismo fincaria, de por si, en el s6lo hecho de pensar
en el pasado y en el destino del propio pais y de la civilizaci6n." La restauraci6n nacionalista, p. 62.
16. Galvez exalta el valor de las provincias como contrapartida a la presencia del
inmigrante: las afiora porque estan "libres aun del desborde inmigratorio,
ignoran las llagas que nutre con sus vicios la cosmopolita Buenos Aires." El
diario de Gabriel Quiroga, p. 109. El mensaje conservador apenas logra encubrir el pasatismo decadente con sus velos arcaicos: "Yo encuentro la poesia de
estas ciudades [provincianas] ... en sus calles desiertas y silenciosas ... en
esas dolientes tardes de plaza en que la banda toca viejos aires de zarzuelas
cursis ...; en las estaciones desoladas; ... en las procesiones que tienen no se
qu6 de arcaico y de buc6lico; ... en esas acequias tristes que bordean las veredas ruinosas...", pp. 147-9.
17. El breve pr6logo de Gerchunoff a la primera edici6n, identificada como la del
"primer afio del Centenario Argentino" plantea la integraci6n en una amalgama de elementos sagrados y patri6ticos representada por el Himno Nacional
Argentino: Bajo el "generoso pabell6n" de la bandera argentina, Gerchunoff
proclama : "Judios errantes, desgarrados por viejas torturas, cautivos redimi-
dos, arrodillemonos, y bajo sus pliegues enormes, junto con los coros enjoyados de luz, digamos el cantico de los canticos, que comienza asi: Oid morta-
les... " Ver Los gauchos judios, Santiago de Chile: Ediciones Ercilla, 1940.
18. El diario de Gabriel Quiroga, p. 110.
19. Ibid.p. 97.
20. Sintomaticamente, Gabriel abandona sus estudios juridicos despu6s de haber
sido aplazado por tercera vez en Derecho comercial. La creaci6n de la Fa-
cultad de Filosofia y Letras en 1896 ha enmarcado la abogacia dentro del
campo mas especializado del saber legal.
21. Ibid.p. 198.
22. Vease su Amigos y maestros de mi juventud, Buenos Aires,1961. Citado por
Adolfo Prieto. El discurso criollista en la formaci6n de la Argentina moderna
Buenos Aires: Editorial Sudamericana,1988, p. 51.
23. En Desencuentros. de la modernidad en America Latina, M6xico: Fondo de Cultura Econ6mica, 1989.
24. A esto se estaria refiriendo Angel Rama al comentar la "diglosia" caracteristica de la sociedad latinoamericana, cuyo origen estaria en la Colonia: "En el
comportamiento linguistico de los latinoamericanos quedaron nitidamente
separadas dos lenguas. Una fue puiblica y de aparato, que result6 fuertemente impregnada por la norma cortesana procedente de la peninsula .... La otra
fue popular y cotidiana utilizada por los hispano y lusohablantes en su vida
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164 DIANA SORENSEN GOODRICH
privada y en sus relaciones sociales ...". V6ase La ciudad letrada, pp. 43-44.
25. Sintomaticamente, Gabriel Quiroga crea el neologismo "moreirismo" para condenar "la enfermedad" del pueblo, manifestada por la aficion popular a los foIletines. Ver El diario de Gabriel Quiroga, p. 225.
26. V6ase la sagaz discusi6n de John Guillory en su Cultural Production. The
Problem of Literary Canon Formation, Chicago & London: University of Chicago Press, 1993, especialmente los capitulos uno y cinco ("Canonical and Noncanonical" y "The Discourse of Value: From Adam Smith to Barbara Herrnstein Smith").
27. En su estudio sobre Rod6, Gonzalez Echevarria reconoce tanto la fuerza de la
voz como los ecos derrideanos de su propuesta: "The figure that emerges to
preside over the essay is the maestro, the teacher whose task is to plumb the
depths of language and history in order to render the voice of culture articulate and apt for dissemination, in short, to turn this voice--pure, autochtonous--into a source of authority." V6ase The Voice of the Masters. Writing and
Authority in Modern Latin American Literature, Austin, Texas: University of
Texas Press, 1985, p. 14.
28. Jacques Derrida. La voix et le phenomene. Introduction au probleme du signe
dans la phenomenologie de Husserl. Paris: Presses Universitaires de France,
1967, p. 85.
29. Aun en el auge del positivismo franc6s Comte les dio a sus conferencias cierta
impronta religiosa en un marcado espiritualismo que se detecta particularmente en su Discours sur L'Ensemble du Positivisme de 1848, basado en un
curso pronunciado en una de las "mairies" de Paris en febrero, marzo y abril
de 1847. Las conferencias de Comte estin tensionadas por las fuerzas tanto
del vuelo espiritual, a menudo sagrado, como de un rotundo anclaje en lo racional.
30. Dr. Joaquin V. Gonzalez. Sarmiento. Discurso pronunciado en el Teatro Col6n
el 15 de mayo de 1911. Buenos Aires: Est. Tip. E. Malena, 1911, p. 15.
31. Ibid. p. 14.
32. Ibid. p. 11.
33. Ibid. p. 16-17.
34. V6ase el pr6logo de Borges a Leopoldo Lugones, El payador y antologia de
poesia y prosa, Caracas: Biblioteca Ayacucho, 1979, p. x. En adelante, los numeros de paginas de las conferencias de Lugones se indicaran entre parentesis.
35. V6ase Ernest Gellner. Nations and Nationalism, Oxford: Basil Blackwell,
1983 y Culture, Identity and Politics, Cambridge: Cambridge University Press,
1987.
36. V6ase L'ordre du discours, Paris: Gallimard, 1971.
37. Para el concepto de cultura como trabajo de diferenciaci6n, vease a Pierre
Bourdieu. La Distinction: critique social du jugement, Paris: Les Editions de
Minuit, 1979.
38. V6ase su Introduction a l'Histoire Universelle, en el volumen p6stumo Histoire
et philosophie, Paris, 1900, pp. 73-74. Citado en Arturo Ardao. Genesis de la
idea y el nombre de Am6rica Latina, Caracas: Centro de Estudios Latinoamericanos R6mulo Gallegos, 1980, p. 41. Bien conocida es la estrategia ideol6gica francesa que exalta la latinidad durante la empresa imperial de Napole6n
III en M6xico. El informativo libro de Ardao demuestra que los vinculos con la
"raza latina" son promovidos mucho antes, como parte de la vieja pol6mica
francesa en torno al conflicto 6tnico entre los galo-romanos conquistados y los
francos conquistadores. Este debate ocupa un lugar central en los escritos de
Guizot y Thierry de la decada de 1820. Sera Michel Chevalier quien en 1836
trasplantarA esta idea al Nuevo Mundo, separando una America del Sur meridional, cat6lica y latina, de una Am6rica del Norte protestante y anglosajona.
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LOS MITOS NACIONALES EN LA ARGENTINA DEL CENTENARIO 165
39. V6ase su introducci6n a The History of English Literature. citado por Hen
Louis Gates, Jr. "Writing 'Race' and the Difference it Makes', en Race Writing
and Difference, ed. Henry Louis Gates, Jr. Chicago & London: The University
of Chicago Press, 1985, p. 3.
40. Sarmiento se rinde al llamado del positivismo racista en su Conflicto y armonias de las razas en America de 1888.
41. Aproximadamente en la misma epoca el pensador afro-americano W. E. B. Du
Bois elaborara un similar desplazamiento, en su caso dejando de lado la
concepci6n biol6gica de las razas para presentar una concepci6n fundada en
una historia comun. En un discurso pronunciado ante el American Negro
Academy en 1897, declara lo siguiente: "What, then, is a race? It is a vast
family of human beings, generally of common blood and language, always of
common history, traditions and impulses, who are both voluntarily and involuntarily striving together for the accomplishment of certain more or less
vividly conceived ideals of life." ["The Conservation of Races," en W. E. B. Du
Bois Speaks: Speecehes and Addresses, 1890-1919, ed. Philip S. Foner, New
York, 1970, pp. 75-76. Citado en Anthony Appiah. "The Uncompleted Argument," en "Race," Writing and Difference, ed. Henry Louis Gates, Jr. Chicago
and London: The University of Chicago Press, 1985, p. 23.]
42. Vease su Keywords, London: Oxford University Press, 1976.
43. Es elocuente el hecho de que Benito P6rez Gald6s escribiera un articulo titulado "Las dos razas del Nuevo Continente" en respuesta a las noticias de la
reuni6n que creara la Uni6n Panamericana en Washington. Gald6s afirma
que las dos razas del norte y del sur no seran amigas y que "conservardn
siempre sus lazos ... con las dos razas de que provienen". Ver Carlos Rama,
Historia de las relaciones culturales entre Espana y la America Latina, Madrid:
Fondo de Cultura Econ6mica, 1982, p. 194.
44. Citado en Carlos M. Rama. Historia de las relaciones ..., p. 181.
45. No deja de ser interesante que el apoyo mas vigoroso para estas iniciativas
proviniera de gobiernos conservadores como el del general Porfirio Diaz. Tambi6n es de notar que Ricardo Palma desempena un papel destacado en las
celebraciones de 1892: como las conferencias de Lugones, los Recuerdos del
pasado de Perez Rosales o Mexico en cinco siglos de Riva Palacios, su obra
tiende a la recuperaci6n nostalgica de un mundo pasado como respuesta a las
ansiedades de la modernizaci6n.
46. La revista Raza Espaiiola public6 muchos de los discursos pronunciados en
estas fiestas en Perui, M6xico, Argentina, Chile, Cuba y otras naciones. Un
orador proclam6: "Nuestro idioma comuin y nuestra raza comuin constituyen
nuestra fuerza comun."
47. Citado en la Enciclopedia Espasa Calpe, tomo xxx, p. 946.
48. Jos6 Ingenieros. Sociologia argentina, Madrid: D. Jorro Editor, 1913; "La
formacion de una raza argentina," Revista de Filosofia, Cultura, Ciencias,
Educaci6n 2 (1915):464-483. V6ase el instructivo articulo de Aline Helg. "Race
in Argentina and Cuba, 1880-1930," en The Idea of Race in Latin America,
1870-1940, ed. Richard Graham, Austin: University of Texas Press, 1990,
pp. 37-69.
49. En respuesta a las conferencias de Lugones, la revista Nosotros dedic6 su
nuimero 50 (1913) a realizar una encuesta que investigara hasta que punto
los intelectuales apoyaban la formulaci6n de que el Martin Fierro era el poema nacional argentino. La redacci6n envi6 a los "mas distinguidos hombres
de letras" una circular que formulaba en esencia la pregunta "eICual es el
valor del Martin Fierro?" Respondieron entre otros Manuel Galvez, Martiniano
Leguizam6n, Enrique de Vedia, Rodolfo Rivarola, Juan Mas y Pi, Manuel
Ugarte, Alejandro Korn y Alvaro Melian Lafinur. Galvez apoya las opiniones
de Lugones (secundadas mayormente por Ricardo Rojas en su catedra de Li-
teratura Argentina y en su inaugural Historia de la literatura argentina), pero
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166 DIANA SORENSEN GOODRICH
la mayor parte de los otros intelectuales formulan opiniones contrarias a las
de Lugones. En ciertos casos hasta se recurre a la burla socarrona y par6dica,
como en el de 'Maestro Palmeta". Vease Martin Fierro y su critica. Antologia.
Selecci6n, pr6logo y notas de Maria Teresa Gramuglio y Beatriz Sarlo, Buenos
Aires: Centro Editor de Am6rica Latina, 1980.
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