ADAMO VSKY Historia de la clase media argentina. Apogeo y decadencia de una ilusión, 1919–2003, tiene la virtud intelectual de emprender un desafío de gran envergadura. Éste es el de preguntarse cuándo y por qué determinados grupos adquieren la identidad de clase media en la Argentina. Según el autor, la expresión "clase media" remite a una suerte de imagen mental que se fue afianzando entre los años de 1930 y 1940. En rigor, su análisis supone que la construcción de esa identidad se produjo tardíamente, y que se entroncó con la idea misma de Nación. La compulsa documental es profusa. Abarca diarios, revistas locales y nacionales, textos e imágenes que remiten a una representación de la clase media, publicados por autores argentinos de las más diversas ideologías; folletos y boletines de disímiles corporaciones, obras de teatro y películas. El material empírico está ordenado cronológicamente de 1920 hasta el año 2003. Abordar una labor de investigación que contenga más de ochenta años de historia no es una tarea ni fácil ni habitual en los trabajos historiográficos. En las últimas décadas han predominado los análisis en periodos breves y temas acotados, ligados a los cortes de tipo político. No obstante, el desafío aquí se puede encarar dado que el autor logra concentrase en las representaciones de la clase media con un relato ameno y, en cierto sentido, pretencioso. El recorte temporal comienza en la década de 1920 y va marchando cronológicamente hasta llegar al 2003, año que coincide con el ascenso al ejecutivo nacional del peronista Néstor Kirchner. De partida, el historiador destaca que a comienzos de 1920 hay síntomas de la existencia de una identidad de "clase media" en formación en un sector de la población (p. 27). El libro se encuentra dispuesto en cuatro partes, a saber: "El escenario social en la Argentina entre 1860 y 1943"; "Hacia la formación de una identidad de 'clase media' (1919–1943)"; "La Argentina peronista (1944–1962)" y "Entre el sueño socialista y la imposición del capitalismo global. La clase media y una victoria que fue derrota, 1962–2003". A su vez, se halla dividido en dieciséis capítulos, en los que discurre el análisis propuesto con una dinámica coherente y efectivamente atractiva. Adamovsky sostiene que la élite liberal que gobernó el país a fines del siglo XIX, definió un sentido de Nación sustentado en el binomio sarmientino "Civilización y Barbarie". Los pueblos originarios se radicaron en la plaza de los "perdedores" en el proceso de modernización que incorporó a la Argentina al mercado mundial con el modelo agroexportador. El proceso mismo generó una mayor desigualdad entre las diversas regiones del país. En esa dirección, su visión va a contrapelo de determinadas corrientes historiográficas que destacaron un sesgo igualitario en el desarrollo mencionado. El autor estima que desde comienzos del siglo XX subyace una ausencia referencial a una "clase media". Fundamentándose en las obras que se propusieron describir las diferentes clases vernáculas, en boca de los ensayistas más destacados como José Ingenieros o Martínez Estrada, la mención a la clase media es casi nula. Habría que esperar hasta la década de 1930 para hallar referencias más sustanciosas hacia ese sector. Tampoco encuentra mención a la clase media en los textos elaborados por los reformistas universitarios del año 1918 en la ciudad de Córdoba. Menos aún en los numerosos textos gestados por el partido de la Unión Cívica Radical, que se suponía representante, por aquellos años, de una clase media en ascenso. Desandando los derroteros de la obra, encontramos un concepto de clase que no remite a la homogeneidad. Empleados, comerciantes y docentes auspiciarán el imaginario de clase media. El respaldo documental le permite analizar la conformación de esa identidad social, a la que apelará el espectro político argentino en diferentes etapas históricas. En tal escenario, el término "clase media" fue convocado, según Adamovsky, durante la década de 1920 por el campo político de la época: liberales, nacionalistas de extrema derecha, grupos católicos, radicales y socialistas (capítulo VII). Puntualmente, la expresión comenzó a ser utilizada con fines políticos precisos. La élite gobernante apeló a esa identidad en construcción. El objetivo era debilitar la influencia comunista y anarquista que aglutinaba principalmente a los sectores de los trabajadores. La misma élite intentó rearmar las jerarquías sociales que habían sido erosionadas por el proceso de modernización (capítulo III). A colación de esa aseveración, uno de los ejes más interesantes del análisis remite a las "operaciones de clasificación"; fueron forjados por la clase dirigente con el objetivo de separar y catalogar a las personas. La acción de clasificar se sustentó en un conjunto de operaciones político–culturales: el consumo, la publicidad, la vida social y el bienestar privado; la educación pública, las pautas de vivienda y la imposición de determinados códigos genéricos, construyeron un paradigma de "estilo de vida" (p. 72). Los tópicos combinaron un ideal de Nación y fueron proyectados por la élite hacia las clases populares. Por añadidura, los criterios de clasificación formarían parte de la identidad propia de "clase media" en la década de 1930. La relación entre el peronismo y la clase media es abordada en los capítulos IX y X. Según el autor, en su primer y segundo mandato (1946–1955), "Perón hizo grandes esfuerzos por movilizar a la 'clase media', de modo de no depender sólo del apoyo de los trabajadores" (p. 245). Desde su punto de vista, el peronismo habría cosechado, en su origen, un consenso importante por fuera de las clases bajas, específicamente entre los sectores medios. Pero, paulatinamente, se fue gestando un sentimiento de oposición a los postulados gubernamentales. Por ejemplo, el fin de la autonomía en el ámbito universitario –que suponía ser un reducto de la clase media y de la élite– y los despidos de muchos profesores no afines a la ideología estatal; ello cosechó una suerte de distanciamiento entre el oficialismo y la comunidad educativa. Los antagonismos conllevaron al afianzamiento de una identidad de clase media ligada al antiperonismo. Tras el derrocamiento de Perón en 1955, la "clase media" se convirtió en una pieza central en el proceso de "desperonización de la sociedad" (capítulo XIII). Según el historiador, en dos contextos puntuales, el derrocamiento de Perón y el de mayor aceptación del modelo neoliberal en la década de 1990, "...la identidad de 'clase media' constituyó un factor importante para dividir y enfrentar el cuerpo social, generando corrientes de opinión favorables a los proyectos de la élite y debilitando posibles resistencias" (p. 479). Los últimos capítulos (XV y XVI) avanzan sobre los avatares sufridos por los distintos sectores sociales en la década de 1980. El programa neoliberal impulsado por el gobierno peronista de Carlos Menen (1989–1999), significó una ruptura sustancial en la cohesión de los sectores medios. La identidad se vio debilitada por el modelo económico que seguía fielmente las directivas del Consenso de Washington. El punto de inflexión fue la crisis del año 2001. La rebelión popular que desplazó del poder al entonces presidente Fernando De La Rua, no fue hegemonizada sólo por "la clase media", que ahora salía a la calle mancomunada con los sectores bajos de la sociedad, en protesta por las medidas económicas impulsadas por el gobierno (p. 458). En tal sentido, el largo periodo analizado le permite al autor preguntarse si luego de esa crisis, la "clase media" perdió el componente fuertemente antiplebeyo con el que surgió durante el peronismo. En resumen, Adamovsky cumple con el objetivo propuesto. Es un libro que indaga en los imaginarios y, en cierta forma, en la esfera simbólica de un sector de la población. Hay que destacar, sin embargo, una inquietud en referencia a las fuentes utilizadas y a las pretensiones esbozadas por el historiador. A partir del uso de esas fuentes, en algunos tramos del trabajo, el autor pareciera proyectar a nivel nacional determinados fenómenos gestados en Buenos Aires. Quizás ese sea uno de los riesgos por el cual transita la obra. A pesar de ese señalamiento, el libro heredará un lugar destacado en la historiografía local. Sus frutos intelectuales serán acopiados tanto por investigadores profesionales como por el público en general, teniendo en cuenta la vigencia de la temática relevada. Y abrirá las puertas para nuevos sondeos históricos que se realizarán desde el plano local y provincial, dando cuenta de la génesis de las clases medias en esas dos dimensiones geográficas mencionadas. Resumen de la historia argentina 1) Formas de penetración del estado nacional entre 1862-1880 2) Diferencias entre los gobiernos de Roca y Juárez Celman 3) Ley Saenz Peña TODO (consecuencias principalmente) 4) Radicalismo, cómo surge hasta llegar al poder, TODO 5) Revolución de 1890. 6) Cuestión social 7) Reforma Universitaria. 8) Doble Juego 9) Actitud de Lonardi y Aramburu frente a la cuestión peronista 10) Características del golpe que le dan a Irigoyen. 1930 11) Consecuencias del discurso peronista. (PERON SI O SI) 12) Medidas económicas que tomó el estado argentino con la crisis de 1930, cambios del rol del estado 13) A que se le llamo la cuestión capital? Explique la federalización de la ciudad de bs as (no esta en el resumen) -Que quiere decir James cuando dice que el peronismo reconfiguró la ciudadanía en términos sociales - Postule las principales ideas de desarrollismo. -Explique las causas del golpe del treinta y la actitud que tomaron Uriburu y Justo 1) Formas de penetración del estado nacional entre 1862-1880 Modalidades de penetración Una primera modalidad, represiva, supuso la organización de una fuerza militar unificada y distribuida territorialmente, con el objeto de prevenir y sofocar todo intento de alteración del orden impuesto por el Estado nacional. Una segunda, cooptativa, incluyó la captación de apoyos entre los sectores dominantes y gobiernos del interior a través de la formación de alianzas y coaliciones basadas en compromisos y prestaciones recíprocas. Una tercera, material, presupuso diversas formas de avance del Estado nacional, a través de la localización en territorio provincial de obras, servicios y regulaciones indispensables para su progreso económico. Una cuarta y última, ideológica, consistió en la creciente capacidad de creación y difusión de valores, conocimientos y símbolos reforzadores de sentimientos de nacionalidad que tendían a legitimar el sistema de dominación establecido. PENETRACIÓN REPRESIVA Esta modalidad implica la aplicación física o amenaza de coerción, tendientes a lograr el acatamiento a la voluntad de quien ejerce y a suprimir toda eventual resistencia a su autoridad. En la experiencia argentina, el instrumento clave empleado por el Estado para imponer esta forma de control coercitivo fue la institucionalización de un ejército nacional. PENETRACIÓN COOPTATTVA Como he señalado, la penetración optativa se refiere a la captación de apoyos entre los sectores dominantes locales y gobiernos provinciales, a través de alianzas y coaliciones basadas en compromisos y prestaciones recíprocas tendientes a preservar y consolidar el sistema de dominación impuesto en el orden nacional. La esencia de este mecanismo remite a las reglas más elementales del juego político: debilitar al adversario y reforzar las propias bases sociales de apoyo. Sin embargo, su aparente simplicidad no debe ocultar dos importantes consideraciones: 1) la estrecha relación entre cooptación y otras formas de penetración estatal, que en experiencias históricas concretas se reforzaban o cancelaban mutuamente; 2) la variedad de tácticas y recursos puestos en juego, cuyo examen; puede iluminar algunos aspectos todavía no suficientemente aclarados del proceso de constitución de la dominación estatal. Ciertas formas de cooptación ya habían sido ensayadas por Buenos Aires durante los años de virtual secesión de la Confederación Argentina. PENETRACIÓN MATERIAL Formas de avance del Estado nacional sobre el interior, expresadas en obras; servicios, regulaciones y recompensas destinados fundamentalmente a incorporar las actividades productivas desarrolladas a lo largo del territorio nacional al circuito dinámico lié la economía pampeana. Esta incorporación producía dos tipos de consecuencias: 1) ampliaba el mercado nacional, Multiplicando así las oportunidades y el volumen de los negocios, y 2) extendía la base social de la alianza que sustentaba al nuevo Estado, al suscitar el apoyo de los sectores económicos del interior beneficiados por dicha incorporación. La penetración del Estado se hacía efectiva en la medida en qué los recursos movilizados permitían la articulación de actividades e intereses, conformando nuevas modalidades de relación social. PENETRACIÓN IDEOLÓGICA La penetración ideológica apeló a mecanismos mucho más sutiles, a veces subliminales. Mecanismos que, operando sobre un campo de percepciones, valores, actitudes, representaciones y comportamientos sociales claramente asociados á los sentimientos de pertenencia a una comunidad nacional tendieran a legitimar .el nuevo patrón de relaciones sociales que se venía conformando. La penetración ideológica, junto con la cooptación y las diversas formas de penetración material del Estado, contribuyeron a crear la base consensual sobre la cual, podía construirse un sistema de dominación; Si bien la penetración ideológica del Estado Nacional implica lograr que en la conciencia ordinaria de los miembros de una sociedad "se instalen ciertas creencias y valores hasta convertirlos en componentes propios de una conciencia colectiva, es preciso diferenciar dos aspectos distintos de este roceso. Por una parte, la creación de una conciencia nacional, es decir un sentido profundamente arraigado de pertenencia a una sociedad territorialmente delimitada, que se identifica por una comunidad de origen, lenguaje, símbolos, tradiciones, creencias y expectativas acerca de un destino compartido. Por otra, la internalización de sentimientos que entrañan una adhesión "natural" al orden social vigente y que; al legitimarlo, permiten que la dominación se convierta en hegemonía. Así como en el primer caso, la penetración ideológica procura crear una mediación entre Estado y sociedad –basada en el sentido de pertenencia a una nación, en el segundo promueve el consenso social entorno a un orden capitalista, un modo de convivencia, de producción y de organización social que aparece adornado de ciertos atributos y valores deseables, tales como la libertad e iniciativa individual, la aparente igualdad ante la ley de empresarios y asalariados, la promesa del progreso a través del esfuerzo personal o la equidad distributiva: que eventualmente eliminará el conflicto social. En ambos casos, sin embargo, lo que está en juego es la capacidad de producción simbólica del Estado, que como se recordará es uno de los atributos de la estatidad que apela al control ideológico como mecanismo de dominación. 2) Diferencias entre los gobiernos de Roca y Juárez Cellman PRESIDENCIA DE ROCA POLITICA CRIOLLA. Con la presidencia de Roca, se consolidó el PAN, un tejido de alianzas nacionales que permitió a sus integrantes dominar la política del país hasta 1916. El PAN fue formalmente fundado en 1881, pero diez años antes fue su génesis con la asociación de significativas figuras políticas del interior organizaron un sistema de alianzas que luego se consolida en la LIGA DE GOBERNADORES, cuyo objetivo inmediato fue competir en las elecciones presidenciales de 1874 contra los mitristas y los alsinistas. Para ello, esta liga de gobernadores realizo un pacto de lealtades con el Partido Autonomista (Alsina) –Presidencia primero de Pellegrini y luego, de Alsina. Para las elecciones de 1880, con Alsina ya fallecido, cambia el escenario político, donde Roca lo reemplazo en el Ministerio de Guerra. El ejército le dio a Roca una sólida reputación, conocimiento del territorio argentino y una amplia red de contactos. Roca vence en las elecciones de 1880 y así confirma una tendencia: ascenso de una liga del interior y descenso delos partidos políticos porteños. La oposición, se refugiaron en la prensa. Roca y Juárez Cellman, gobernaronprácticamente sin oposición. *El PAN –orden conservador- fue un sistema político (gobiernos electores) donde los gobiernos fabrican elecciones que garantizan la victoria de sus propios candidatos. Sus dirigentes, desde el poder, usaron resortes de control: Fraude electoral. Los comicios estaban repletos de vicios y el voto no era secreto ni obligatorio. Intervención federal. Así ejercía su influencia sobre los asuntos provinciales. El gobierno nacional tenía un amplio margen de discrecionalidad para decidir y actuar por las provincias. Patronazgo estatal. El gobierno nacional tenía a su cargo la distribución del ingreso nacional, la venta de tierras públicas y el control de créditos mediante el Banco Nacional. Los gobiernos del 80 gozaron de un gobierno nacional más rico y con más áreas de jurisdicción, el monopolio de la violencia ejercido por el Ejército Nacional, una red cohesiva de relaciones de poder (PAN) periodo de paz y ausencia de oposición política significativa. A pesar del uso de los resortes de control, no se da por extinguida la vida política, puesto que una serie de factores garantizaron la existencia de una actividad política de variada intensidad: 1. SISTEMA FEDERAL: protegía a las provincias del control centralizado. Era una negociación constante la relación de las provincias con el gobierno central: ambos esperaban obtener beneficios. 2. .AGITADO CALENDARIO ELECTORAL: prácticamente, todos los años había una elección. 3. PRENSA: el periodismo político era un componente esencial en la vida política argentina. Cumplía con estos roles:forjaban la imagen pública de quien representaban, le daban voz, identidad y una herramienta de propaganda. El periodismo político hacia de la política una cosa pública y a la vez integraba al publico a la política. 4. LA NATURALEZA DEL PAN: no era una organización rígida, homogénea y organizada. Era una coalición nacional.Los rasgos significativos que presentó fueron: Relativa autonomía de las ramas provinciales. El sistema federal protege a los gobernadores de una intervencióndirecta del gobierno central, el control electoral que podía ejercer el gobernado en su provincia le otorgaba una fuerteherramienta de negociación nacional: el candidato presidencial necesita del apoyo de los gobernadores, sin el notenía muchas posibilidades de victoria. Lealtades políticas. Las lealtades eran volátiles, no solo entre las provincias y el Ejecutivo, sino también en elCongreso. Se negociaba por beneficios. Estilos de liderazgos fuertes. El tipo de control que los líderes del PAN ejercieron dentro de su partido fue variado. *ROCA: el éxito del PAN consiste en mantener el delicado equilibrio entre los distintos componentes de la coalición nacional. Cooptar con sus negociadores, no ir a la confrontación. *JUAREZ CELMAN: demando lealtad estricta, modo ultra controlador, centralizador. Sistema jerárquico con él a la cabeza. La naturaleza del PAN y la dinámica política fueron cruciales para el nacimiento de la UCR. DISCURSO POLITICO DEL ROQUISMO: Roca, tuvo la expresa intención de diseñar una imagen de ruptura, de cambio, de progreso y de grandes destinos, con lo que su gobierno deseaba verse asociado. Su principal herramienta, fue su periódico: La Tribuna Nacional (LTN). Trato de construir una deseada imagen de cambio, instruir al público sobre la naturaleza de la nueva era. Con el orden y el progreso económico, se alcanza el progreso moral (liberalismo ingles). A través del impulso económico se conquista al progreso en su concepción más amplia. El progreso económico es el medio para construir la civilización. La paz era el fruto más preciado del progreso. El país entro en una nueva era a partir de 1880. Señales del arribo del progreso: buenas cosechas, industrias nuevas, empresas que necesitan capitales, las vías férreas… Era necesaria una concepción pragmática de la política: reducir el rol de la política y de los partidos políticos a las luchas electorales establecidas en el calendario constitucional (una manera de acomodarse a la Modernidad). Relativo consenso ideológico. El discurso del PAN estaba dirigido al pasado argentino más que a una oposición fuerte y organizada, ya que en el 80 esta fue débil y estuvo centrada en las editoriales de los diarios. LA PRESIDENCIA DE JUAREZ CELMAN Llego a la presidencia en 1886, tras haber hecho una corta y exitosa carrera en Córdoba. Encontró mayor resistencia a su candidatura en la ciudad de Buenos Aires, donde las principales facciones de la dividida oposición se unieron para crear una laxa coalición: Partidos Unidos. En ellos se agruparon la Unión católica, los respectivos grupos de Aristóbulo del Valle, Bernardo de Irigoyen y Bartolomé Mitre. Cada facción de los Partidos Unidos tenía sus propios objetivos, su propia organización partidaria, sus propios dirigentes y sus propios aspirantes a presidente; lo que dificultaba la organización partidaria y la definición de candidaturas. Con la derrota electoral, la coalición se desarmo. Juárez Cellman era un hombre terco, impaciente e intolerante, dispuesto a usar todos los medios a su alcance para imponer su voluntad, incluida la violencia. Un año después de la asunción del mando, Juárez Cellman, se autoproclamo “jefe único” del PAN y limpio el partido de roquistas. Puso a la economía al servicio de la política: sancionó la ley de Bancos Garantidos de 1887, donde habilito a todo banco cuyo capital superara un umbral fijo, a imprimir papel moneda después de comprar bonos nacionales en oro por la cantidad de dinero a emitir. Al principio la economía florecía y el se forjaba como líder indiscutido, pero los costos políticos y económicos de sus políticas pronto se hicieron sentir. La resistencia a Juárez Cellman creció dentro del PAN y además se comenzó a gestarse en la oposición. Los dirigentes del Partidos Unidos (ahora separado) ejercían desde la prensa una fuerte crítica al régimen juarista. A los diferentes errores políticos del presidente, se le tienen que sumar los efectos de la crisis económica. En 1889, al ya anunciado déficit comercial, se le sumo el aumento del precio del oro. El gobierno culpo a la Bolsa de Comercio de esto y la cerró. Y con esto unió a la oposición de la ciudad. La crisis económica tuvo serias consecuencias políticas: produjo una ola de descontento público, favoreció la organización de una oposición en Buenos Aires y empujo al presidente a la renuncia. 3) Radicalismo, cómo surge hasta llegar al poder NACIMIENTO DE LA UNION CIVICA: el cierre de la Bolsa inicio una serie de reuniones de políticos porteños, que se oponían al régimen juarista. Mitre, Irigoyen y Estrada se reunían en la casa de Aristóbulo del Valle entre julio y agosto Trataron el tema de la organización de una oposición, pero sus rivalidades personales eran un fuerte obstáculo. Mientras tanto, un grupo de universitarios organizó un club de oposición independiente. Un discurso de lealtad incondicional por parte de un grupo de universitarios en un banquete provocó a Francisco Barroetaveña a escribir el artículo “Tu quoque juventud” (condenatorio a la juventud juarista y su líder) en La Nación. El efecto inmediato fue unir a la oposición universitaria en la Unión Cívica de la Juventud (UCJ) en un acto de oposición pública en el Jardín Florida el 1 de septiembre de 1889. Del Valle y Demaría apoyaron esto y buscaron atraer ex dirigentes de los Partidos Unidos a esta asociación. Mitre, Irigoyen, Alem, y Gorostiaga también lo apoyaron. Al tratar de definir la nueva agrupación, se decidió que Alem presidiría la nueva organización ahora llamada UNION CIVICA (UC). Detrás de su rostro publico, los miembros iniciaron los preparativos para lanzar una revolución que derrocase a Juárez Cellman. La UC no fue una organización política con fines electorales, trato de levantar a la opinión pública contra el gobierno, pero nunca alentó a votar. Para la revolución del 90, sus miembros estaban unidos por el objetivo del derrocamiento, pero no hicieron planes para que la organización subsistiera después de concretado. Triunfada la revolución, debían realizarse elecciones generales luego de 3 meses de gobierno provisional. Cuando el precio del oro aumento más, la UC comenzó a traer adhesiones de sectores de Buenos Aires, generalmente indiferentes a la política partidaria. El 13 de abril de 1890, se produjo el acto inaugural de la UC con muchísimo público. El acto fue un éxito, ya que al día siguiente renunció todo el gabinete y pocos días después Cárcano (candidato a presidente por el PAN, apadrinado por Juárez Cellman) retiro su candidatura. Mientras tanto, los planes de la oposición se concretaban y el prestigio del gobierno continuaba en declive. Después de algunos cambios ministeriales, Juárez Cellman intentó salvar la delicada situación con una serie de medidas, las cuales ninguna calmó a la oposición. GOBIERNO Y OPOSICION DURANTE LA CRISIS DE 1890. Entre julio y agosto de 1889, se reunieron en la casa de Del Valle un grupo de políticos donde se discutió la posibilidad de organizar una oposición que le hiciera frente al PAN. Los participantes de estas charlas fueron antiguos adeptos a la coalición Partidos Unidos (1886). Los partidos porteños habían entrado en declinación, mientras que el PAN se había alzado como una coalición nacional que unía diversidad de intereses provinciales y que tenía adherentes en Capital. El presidente Juárez Cellman, ya había elegido sucesor: Cárcano. Una serie de procesos y circunstancias se combinaban para alterar el curso de los acontecimientos y crear un clima favorable para la organización de una oposición: Crisis económica (déficit comercial, luego suba del precio del oro). Momento de actividad política (elecciones para el Congreso). La actividad política implicaba banquetes, y en uno de ellos, un grupo de universitarios dio un discurso de lealtad juarista. Este evento inspiro a F. Barroetaveña a escribir “Tu quoque juventud. En tropel del éxito”, condenando a la juventud juarista y al presidente. Este texto unió a la oposición universitaria en la Unión Cívica de la Juventud (UCJ), que convoco a un acto público de oposición a Juárez Cellman en el Jardín Florida del 1º de septiembre de 1889. El escritor fue el vínculo entre los universitarios y los políticos mas viejos; Aristóbulo del Valle y Mariano Demaria, se encargaron de convencer a otros para que se enfilen con ellos. Se adhirieron Mitre, B. Irigoyen, Vicente F. López y Alem. Se decidió que Alem presidiría la nueva organización, rebautizada Unión Cívica (UC), se abrieron comités para recibir adhesiones y planifico un acto inaugural para el 13/abril/1890. La UC no fue una unión política con fines electorales, su objetivo fue agitar a la opinión pública contra el gobierno pero no alentó a los ciudadanos a votar. Realmente la UC era una cortina de humo para ocultar la preparación de una revolución que derroque al presidente. El general Campos seria el jefe militar del alzamiento y Alem su jefe civil. Se planeaba que con el triunfo de la revolución, un gobierno provisional llamaría a elecciones genuinas 3 meses después. El acto del 13 de abril fue un éxito y al día siguiente, renuncio todo el gabinete y después Cárcano bajo su candidatura. El 17 de julio hubo una reunión final de los revolucionarios para evaluar los recursos y definir estrategias. A pesar de avisos, Juárez Cellman subestimaba a la oposición, y recién a mediados de julio se convenció y tomo medidas: detuvo al general Campos y otros efectivos del ejército. A pesar de perderlo a Campos, se decidió seguir con el plan y el día elegido fue el 26 de julio de 1890. La revolución duro 4 días de combate donde los rebeldes fueron vencidos. A pesar de la victoria del gobierno, Juárez Cellman se vio obligado a renunciar el 6 de agosto, y Pellegrini asumió el gobierno. Esta revolución y la renuncia de JC abrieron un periodo de incertidumbre en el panorama político porque la escena política se fragmentaba. Después del triunfo político de la UC, se acentuaron las disputas internas dentro de ella y las distintas facciones expresaron diferentes lecturas de la situación post-juarista: Mitristas: el resultado de la revolución fue satisfactorio y estaban dispuestos a aceptar los ofrecimientos del nuevo gobierno. Del Valle: la UC debía mantener el papel opositor. Se debe convertir en un partido político bien organizado para competir con el PAN. Alem: se mostró insatisfecho con el resultado de la revolución. La UC no estaba en el gobierno ni acabo con el PAN. Levalle y Roca estaban en el poder. El disenso dentro de la UC se manifestó en las contradictorias actitudes públicas que emergieron de sus principales miembros: se tradujeron en luchas internas por apoderarse de su dirección y de los espacios de poder en la vida pública. La existencia misma de la UC se encontraba amenazada por los conflictos internos y por la cultura política de que un partido gire en torno a una figura (personalista). La UC tenía muchos líderes. Como se decidió la UC a reorganizar sus filas, se copió el modelo norteamericano de organización partidaria en comités y convenciones (respondía a la creencia de que era tiempo de legitimar las practicas políticas). En septiembre/1890 se probó una Carta Orgánica: la selección de candidatos comenzaría en convenciones seccionales, después en convenciones por circunscripción y por provincia para luego llegar a una Convención Nacional. La 1º y última convención nacional fue en Rosario el 15 de enero de 1891. Luego de resistencias, se aprobó la formula presidencial MITRE-IRIGOYEN. Pero Mitre, que estaba en Europa, se alió a Roca en un acuerdo en el cual el PAN y la UC se presentarían juntos para las elecciones. Esta iniciativa la tuvo Roca, por dos motivos: no tenía fuerzas propias para contrarrestar el poder de los juaristas y por la delicada situación económica. El acuerdo Mitre-Roca, encontró dificultades: Alem rompió con Mitre, y la UC se dividió en “acuerdistas” (a favor del acuerdo) y los “antiacuerdistas”, en contra y liderados por Alem y B. Irigoyen, organizaron su propia convención partidaria y lanzaron la formula IRIGOYEN-GARRO. En el PAN también se observaron resistencias y el ejército no estaba a gusto. Por la presión, Roca y Mitre rompieron el pacto en octubre. Surgió un grupo de ex-juaristas, Modernistas, lanzó la formula Roque SAENZ PEÑA-PIZZARO. Con esto, Mitre y Roca reaccionaron y en un intento desesperado, le dieron a Luís SAENZ PEÑA la candidatura presidencial. Por el respeto filial, el hijo retiro la candidatura y el padre fue elegido presidente en abril de 1892. En las elecciones, unos días antes Pellegrini declaro el estado de sitio y arresto a miembros de la UCR, bajo el pretexto de haber frustrado una revolución radical. LOS DIRIGENTES. Después de ganar Sáenz Peña, los antiacuerdistas reordenaron sus filas. Durante la etapa fundacional de la UCR sus líderes indiscutidos fueron Alem y Bernardo de Irigoyen. Leandro Alem: tenía la misión de la restauración de la república. Le gustaban los actos públicos, la confrontación y los absolutos. Irigoyen: perteneciente a una tradicional familia, conservador, dialogo fluido con otros políticos. Su fortuna personal financiaba el diario de la UCR (El Argentino). En las filas de la UCR, la heterogeneidad se da en las distintas trayectorias políticas de sus integrantes, la diferencia generacional, pero en lo que tenía en común era la falta de experiencia política de la mayoría de sus miembros. Cuando estos políticos rechazaron el acuerdo ROCA-MITRE y fundaron la UCR, el principal motivo fue la conveniencia política, puesto que los nombramientos serían distribuidos principalmente entre mitristas y roquistas. Una vez fundada la UCR, su campaña contra la situación política pos juarista, su rechazo a cualquier acuerdo con el PAN, y su defensa de la violencia como recurso legítimo, invistieron a los radicales de una identidad política distintiva que se mantuvo a lo largo del 90. LAS PALABRAS. A través del diario El Argentino, la UCR articulo un discurso de rechazo a los cambios introducidos en las gestiones de Roca y Juárez Cellman. Los radicales acusaban al gobierno de corromper las instituciones del país (corrupción), de haber quebrado las tradiciones políticas del país y de haber arrasado con sus instituciones. El PAN era acusado de imponer nuevas teorías y doctrinas malsanas, la concepción “pragmática” de la política: reducía a la política una serie de transacciones destinadas a evitar conflictos y confrontaciones abiertas. El progreso incitaba a la desmovilización política. Las administraciones del PAN eran acusadas de corromper los principios de gobierno establecidos en la Constitucional de 1853: con la centralización del poder y el fraude electoral. Los radicales consideraban que su diagnóstico de la situación justificaba el uso de la revolución para derrocar al gobierno. El concepto “revolución” estaba usado para designar restauración, el legítimo uso de la violencia para retornar al viejo orden, la restauración de las costumbres y de la constitución. Para la UCR los principios de orden y progreso que enorgullecían al oficialismo, era una muestra del decaimiento que el país sufrió durante el gobierno del PAN. El dinero y el lujo, corrompieron el sistema político y adormecieron el sentido de la virtud cívica de los argentinos. LAS ARMAS. La idea de que la presidencia de Sáenz Peña pondría fin a la incertidumbre política fue solo una ilusión. Su presidencia fue inestable, por el colapso del acuerdo de Mitre-Roca que lo dejo sin base política. El presidente trato de gobernar con el apoyo aislado de personalidades de diferente contextura política. Con los constantes cambios de gabinete, en 1893, le pidió a Aristóbulo del Valle que formara un nuevo gabinete. Como Ministro de Guerra, él arremetió contra dos de los pilares en que se baso la administración juarista: las armas y las finanzas. El nuevo gabinete de Del Valle y las medidas tomadas, fueron determinantes para el plan de una nueva revolución. En noviembre/1892, la UCR llamó a Convención Nacional, esta no reconoció la legitimidad del gobierno de Sáenz Peña, y que la UCR mantenía los principios de intransigentes y revolucionarios. Era una declaración de guerra al gobierno. Los planes revolucionarios se aceleraron con el nombramiento de Del Valle, y en julio de 1893 estallaron simultáneamente 3 revoluciones en Santa Fe, San Luís y Buenos Aires. Estos alzamientos difirieron marcadamente entre sí. Fueron exitosas y por unos días las tres provincias quedaron con gobiernos provisionales radicales que reemplazaron las viejas autoridades, reorganizaron el Poder Judicial, y ordenar la confección de nuevos patrones. El gobierno nacional, reacciono y Del Valle tuvo que renunciar. Después se aprobaron intervenciones federales en las provincias convulsionadas. Luís Sáenz Peña puso a Quintana, quien manda intervenciones, convoco a la Guardia Nacional, declaro estado de sitio, y censuró y clausuro a la prensa. Pero estas medidas no disuadieron a los rebeldes de nuevos alzamientos. Estallaron insurrecciones locales en las provincias de Corrientes, Tucumán y Santa Fe. El 14 de agosto, tuvo lugar el 1º estallido revolucionario en Corrientes, el 24 de septiembre en Santa Fe. Alarmado por las convulsiones políticas, Sáenz Peña recurrió a Roca, nombrado comandante en Jefe del Ejército. Frente a las medidas roquistas, los radicales se vencieron. Las revoluciones de 1893 tuvieron consecuencias significativas: Aceleró la restauración del poder de Roca. Tranquilizo al gobierno sobre la disciplina del ejército. Para la UCR, significo un aumento de simpatizantes e incremento su popularidad. Así, pudo obtener victorias electorales en Buenos Aires, con lo que alcanzo una significativa representación en el Congreso. LOS VOTOS. El partido radical participo regularmente en el 90 en las elecciones en Buenos Aires (ciudad y provincia). Su trayectoria electoral fue exitosa. La UCR se convirtió en una fuerza rival en las elecciones, que el PAN y la UCN tuvieron que hacer coaliciones entre ellos para no ser derrotados. El partido no conquisto a los sectores populares, el apoyo surgió de los sectores medios y altos, aunque el status social no es un factor crucial en la determinación de las preferencias políticas de los votantes porteños. La actuación electoral de los radicales declinó en 1898, por los conflictos internos del partido. LA OPOSICION PARLAMENTARIA. En el 90, la UCR estuvo representada en el Congreso. Presentaron proyectos, que apuntaban a restringir los instrumentos institucionales que podían ser empleados por el gobierno nacional con fines políticos. La única propuesta introducida por radicales que recibió aprobación final fue un proyecto de Alem de enmendar la ley electoral vigente: era una reforma temporal para agilizar el procedimiento de la votación durante los comicios y facilitar el control de los registros. Con la derrota en las revoluciones de 1893, el discurso político de la UCR se concentró en el ámbito económico. Hacia fines del 1894 se debatía en el Congreso una nueva ley de aduana; así los radicales impulsaron una campaña a favor del libre comercio y de la reducción de las tasas aduaneras. El PAN y la UCR debatieron a lo largo de 1894 sus respectivas posturas proteccionistas y librecambistas dentro y fuera del recinto. La prensa partidaria venía tratando el tema y tomó posiciones a partir de comienzos del 94. El debate lleno durante meses las editoriales periodísticas y atrajo una atención del público excepcional. En la primavera de 1894, en el Congreso hubo un incidente entre el PAN y la UCR: B. de Irigoyen, solicito una interpelación a Quintana para que explique las políticas de seguridad nacional impuestas en octubre del 93 y mantenidas en el 94, cuando ya había paz en el país. Quintana se vio obligado a renunciar a su cargo con motivos de nuevos enfrentamientos en el Congreso, esta vez protagonizado por el PAN. Arrastrado por la crisis, Sáenz Peña renunció. Sus caídas representaron un punto de inflexión en la política nacional. Marcaron la victoria final de Roca en su máquina política y en el liderazgo del PAN, además lo confirmó como el candidato para las elecciones presidenciales del 1898-1904. (Durante 1895-1898, en el periodo que dejó Sáenz Peña, gobierna URIBURU). LAS ALIANZAS. A fines del 1894, la UCR entró en decadencia; se dividió internamente entre los que privilegiaban un cambio en la naturaleza del partido aspirando a que se abocara por completo a la competencia electoral y terminara con la retórica virulenta y el uso de las armas; y estaban los que se resistían a esto. Sin el carácter combativo y las fisuras internas terminaron en un pobre desempeño electoral entre 1895 y 96.Decepcionados por las nuevas políticas adoptadas, muchos grupos provinciales de la UCR abandonaron las viejas banderas y pactaron acuerdos con los partidos rivales. Solo en Buenos Aires provincia la UCR continuó siendo un partido de oposición independiente y relativamente fuerte. En la capital federal, además de las fisuras, los problemas de disciplina interna en los comités, se le aumentaron las fuertes dificultades financieras. El Argentino (diario partidario) fue reducido y luego fue cerrado. Esto afecto particularmente a Alem y se mata el 1º de julio de 1896. En contraste con la agonía de la UCR de Capital, la UCR de la provincia de Buenos Aires era dirigida por Hipólito Yrigoyen, demostró gran capacidad organizativa y manejaba los asuntos partidarios con absoluta independencia del Comité Nacional y de Alem. Durante 1895, las relaciones entre la UCR de capital y provincia se crisparon: los porteños querían organizarse bajo los mismos valores de intransigencia y revolución, mientras que los bonaerenses querían adoptar una política moderada y flexible, que estableciera relaciones con otros partidos políticos. Como Alem no dejo ningún reemplazo para la presidencia, y su desaparición aumento las rivalidades entre Capital y Provincia, las tensiones siguieron hasta un conflicto desarrollado desde 1897. Los partidarios de Alem se reorganizaron alrededor de la figura de Bernardo de Irigoyen y controlaron el Comité Nacional, desde donde comenzaron a pensar en una nueva alianza con la Unión Cívica Nacional de Mitre, que fue conocida como "política de las paralelas". Por su parte, Lisandro de la Torre, enfrentado irreconciliablemente con Hipólito Yrigoyen con quien se batió a duelo, abandonó la UCR para fundar la Liga del Sur, antecesora del Partido Demócrata Progresista. Entonces Hipólito Yrigoyen, desilusionado, decide disolver la única estructura real que tenía el partido: el Comité de la Provincia de Buenos Aires, lo que se concreta el 29 de septiembre de 1897. Al año siguiente Roca da el golpe de gracia a la Unión Cívica Radical, cuando le ofrece a Bernardo de Irigoyen la candidatura a gobernador de la provincia de Buenos Aires y este acepta. Las dos facciones de la UCR nunca se reunificaron y la ruptura del partido radical en 1897 marca el fin del periodo fundacional del partido. REORGANIZACION, ABSTENCION Y TRIUNFO. La supervivencia de partido radical en el siglo 20 fue gracias a Hipólito Yrigoyen y su círculo. La reorganización partidaria comenzó el 26 de julio de 1903 con un acto conmemorativo de la revolución del 90. Se organizó un comité de la Capital en septiembre y un comité nacional en febrero/1904. Acudió a la simbología partidaria de la UCR original: se reiteraban las demandas por el retorno de los derechos y libertades garantizadas por la Constitución, y el deseo por la reconquista de la vida cívica y la austeridad democrática. Se destacaba la corrupción del gobierno y la ausencia de garantías electora Planeó nuevas revoluciones radicales que estallaron el 4 de febrero de 1905 en Buenos Aires, Córdoba, Rosario y Mendoza: fueron levantamientos cívico-militares con distintos grados de injerencia civiles y de militares. Fueron fallidos en Capital y Rosario, pero los levantamientos de Córdoba y Mendoza tuvieron inicialmente mejor suerte. Si bien derrotadas, estas revoluciones dieron fuerza a la nueva reorganización del partido. La UCR no participo activamente en la vida política hasta 1912, pero se fue organizando en comité provincial, capitalino y nacional. El liderazgo de Hipólito Yrigoyen, que lo llevo a su primera presidencia en 1916 se basó en: Demostró amplia capacidad de organización. Un discurso etéreo Dirección silenciosa Tuvo un nuevo lenguaje y contenido: transitó un nuevo camino ideológico; recriminó al progreso como insuficiente, dejó de alentar el librecambio, se abstuvo de aparecer en elecciones (por la ausencia de garantías para una Competencia limpia) hasta que se sanciona la ley Sáenz Peña. PARTIDOS Y ORIENTACIONES DEL ELECTORADO (1916-1930): En las elecciones de 1916, las fuerzas en lucha eran tres: el PAN, la UCR y el Partido Socialista. Las expectativas oficiales eran de que con el voto universal y obligatorio, se dé lugar a la elección de gobiernos con títulos mas legítimos que los anteriores. Los partidos nuevos atrajeron caudales de votos significativos, y se engrandecieran aun a costa de las agrupaciones conservadoras. En ese año, alcanzan la victoria presidencial la formula radical H. YRIGOYEN- P. B. LUNA para el periodo 1916-1922. El triunfo de la UCR fue un cambio casi revolucionario pero se debe señalar que fue un triunfo ajustado y dejó en manos de los adversarios conservadores muchos de los resortes de poder. La tarea de Yrigoyen, fue la de gobernar y consolidar su precaria situación inicial, con lo que se valió de: INTERVENIR LAS PROVINCIAS. Para que puedan elegir libremente sus autoridades (comenzó con Buenos Aires). Tanto como las medidas destinadas a despejar el camino para que los electores se expresen libremente, también contaban con que las autoridades sean libres para solucionar los problemas o conflictos que se le planteaban. ACTITUD BENEVOLA DEL GOBIERNO ANTE LAS HUELGAS OBRERAS. El Estado como mediador amigable y teniendo conciencia de las necesidades de los obreros. Actitud obrerista. ACTITUD POCO PROTOCOLAR. Acercaba a las clases populares. POSICION NEUTRAL ANTE LA 1ERA GUERRA MUNDIAL. Eficiente conducción de las relaciones exteriores. Logró que se respetaran los principios de derecho internacional vigentes. El partido mismo había cambiado, lo que se hacía más difícil la tarea de gobernar. Con los éxitos iniciales, se incorporaron nuevos militantes y dirigentes. La oposición se desgranó en muchas agrupaciones, el triunfo radical pareció anonadar al antiguo oficialismo, que se entregaba la crítica tenaz. Críticas a la gestión radical: DESDE EL PARTIDO CONSERVADOR: se denunciaba un desorden institucional de la presidencia radical irresponsable. Eran críticas de un conservadurismo a la defensiva. DESDE EL SOCIALISMO: los socialistas, sintiéndose los únicos interpretes legítimos de la clase trabajadora y sus líderes naturales, ven con resentimiento cómo la UCR obtiene mayorías populares. A principios de 1922, año de renovación presidencial, el radicalismo vuelve a imponerse en los comisiones presidenciales con la formula M. ALVEAR-E. GONZALEZ. Alvear, define su ministerio con dirigentes que no se adherían a la línea de Yrigoyen. Esta es la primera muestra de una ruptura de continuidad que es el hecho central alrededor del cual gira el acaecer político de ese periodo presidencial. Rasgos de la presidencia de Alvear: Una figura más pública, presencial, contestataria. Sometimiento a una facción del Ejército (que tendrá un papel fundamental en la Revolución del 30) Enfrentamientos en el Congreso: protestas entre los personalistas (con Yrigoyen) y los anti personalistas (en contra). Se tienden las líneas de la división partidaria del radicalismo. Por la renuncia del Ministro del Interior, Alvear coloca a Gallo (anti personalista más beligerante) que trata de intervenir la provincia de Buenos Aires sin éxito. El primer enfrentamiento electoral de las dos fuerzas de la UCR se da en 1924 (comicios municipales). Los intentos de Gallo por intervenir Buenos Aires fracasan y renuncia a mediados de 1925. En las elecciones del 26 y en las Cámaras ya se enfrentan estas dos facciones. Los irigoyenistas acusan a los que no lo son de haber hecho causa común con antiguos opositores traicionando el mandato expreso del partido. Fracasadas las tentativas de entendimiento como las de intervenir Buenos Aires, a principios de 1927, los anti- personalistas publican un manifiesto rechazando el personalismo, y un grupo de partidos conservadores unidos le da su apoyo al documento. En abril de 1927, los anti personalistas presentan su fórmula presidencial: MELO-GALLO. Pero estas divisiones partidarias no eran excluyentes a los otros partidos, el socialismo también estaba agrietado y en los conservadores había muchos que cuestionaban la política del acuerdo con los anti-personalistas. El yrigoyenismo, centró su propaganda electoral en recursos eficaces que podía avalar con sus obras y con los errores de sus opositores (acción de defensa de los intereses nacionales en los debates del petróleo de 1927). Maniobrando con gran habilidad y favorecido por la intensa propaganda electoral, H. Yrigoyen vuelve a la presidencia en 1928. El abrumador triunfo radical yrigoyenista fue un mazazo para el resto de los partidos. Yrigoyen asumió el cargo del 12 de octubre de 1928. Esta presidencia lo encontró deteriorado físicamente y con su permanente estilo de decidir personalmente todos los asuntos de gobierno. Los dirigentes que lo secundaban no tenían la capacidad para afrontar con inteligencia la crisis económica que se avecinaba, más las crisis políticas y militares que la acompañarían. A las protestas en el Parlamento y la realización de mítines, se unían las críticas periodísticas y la simultanea puesta en marcha de una conspiración militar liderada por el Gral. Uriburu más las luchas de facción dentro del partido gobernante. La perdida de caudal electoral del radicalismo, dio a las a la oposición. Entre tanto, en el Ejército preparaban un golpe. Habían dos tendencias: la NACIONALISTA (encabezada por Uriburu, cambiar las bases del sistema existente por una suerte de cooperativismo) y la LIBERAL (encabezada por Alvear, Gral.Justo). La conspiración era pública y evidente para todos, salvo para Yrigoyen. Con acontecimientos rebeldes en crecimiento, sumado a la agitación estudiantil, Yrigoyen delega el mando el 5 de septiembre/1930 y al siguiente día se produce el levantamiento. 18 años de aplicación de la ley Sáenz Peña terminaban así con la primera ruptura exitosa del orden institucional realizado por las Fuerzas Armadas. 4) Revolución de 1890 LA REVOLUCIÓN DE 1890. Para diciembre de 1889, la UC organizo una junta revolucionaria compuesta por Alem, Del Valle, Demaría, Goyena, entre otros. Los oficiales del Ejército no eran promisorios, por lo que buscaron la adhesión de oficiales de los más altos rangos. Al final, Alem fue elegido el jefe civil (organiza los rebeldes civiles) y el general Campos el jefe militar (a cargo de los oficiales). Triunfada la revolución, la Junta Revolucionaria se haría cargo de un gobierno provisional que llamaría a elecciones a los 3 meses y para garantizar la respetabilidad de la sublevación, se acordó que ninguno de los miembros del gobierno provisional seria candidato. El 17 de julio, se aprobó un plan preparado por el General Campos y se determinó que la revolución se limitaría geográficamente a los límites de Buenos Aires. El día elegido para el alzamiento fue el 21 de julio. A mediados de julio una filtración convenció al presidente Juárez Cellman de la revolución y el 18 de julio se tomaron medidas: se apreso al general Campos. Con esto, aunque la revolución perdía a su jefe militar, los conspiradores siguieron con el plan. Se cambio el día del alzamiento para el 26 de julio. El combate duró cuatro días, las tropas revolucionarias fueron escindidas y el martes se rindieron. Tomaron parte de ella entre cinco y seis mil hombres, y hubo entre 800 y mil muertos. Pese a la derrota militar de la revolución, Juárez Cellman se vio obligado a renunciar el 6 de agosto. El estallido de la revolución fue fuente de enorme embarazo para el gobierno: había revelado la ausencia de disciplina del ejército, y expuso el poco tino del presidente para juzgar a la naturaleza de la oposición y para advertir sus planes. LOS RELATOS DEL 90. Para el radicalismo el año 90 es el origen, la revolución es el grito inicial de una larga lucha or el sufragio universal, por la extensión del derecho a voto para todos los argentinos; para la ampliación de la ciudadanía. Un paso decisivo en la transición democrática. Aparece la imagen del ciudadano, sintetizando los nuevos reclamos y aspiraciones colectivas. La revolución es como un momento de eclosión de lo nuevo que estaba destinado a eliminar lo viejo (el régimen oligárquico). Se ha considerado a la revolución del 90 como el preludio de 1912 (Ley Sáenz Peña) que como el epilogo de 1880; pero en el terreno especifico del funcionamiento del sistema político, mientras que en 1912 se pone en marcha una reforma que cambia las reglas del sistema, en 1890 todavía las nociones de soberanía popular y derechos del ciudadano vigentes, pueden vincularse con el funcionamiento político de las décadas que precedieron a la revolución. En 1890, el énfasis estuvo puesto en garantizar el sufragio universal en la primera de sus acepciones. LA VIDA POLITICA PORTEÑA: SUFRAGIO Y PARTICIPACION. A pesar de la universalidad del sufragio, las elecciones convocaban a muy poca gente. Los participantes característicos de las jornadas electorales no eran ni los ricos, ni los burgueses, ni los profesionales: lo eran los peones y la clase popular. Su intervención no era de ejercer el voto, sino como grupos movilizados colectivamente para la ocasión, huestes disponibles para la emisión del voto y para ser frente de choque. La participación en Buenos Aires estaba sujeta a una organización meticulosa a cargo de las dos facciones políticas disputadas: el nacionalismo (Mitre) y el autonomismo (Alsina). Estas facciones desarrollaron un sistema muy particular del funcionamiento electoral. Apoyados en el control de estado, formaron clientelas integradas en sus bases por los sectores no favorecidos económicamente. Las elecciones producían resultados que garantizaban la resolución relativamente pacifica de los conflictos de la elite local. La movilización de sectores populares implicaba las formas complejas de vinculación entre dirigentes y bases e imprimía a las elecciones rasgos de combates simbólicos y no tanto. Durante los años 60 y 70 este sistema funciono sin inconvenientes, la violencia y el fraude aumentaron aunque las denuncias siempre eran del bando perdedor. Los reclamos se centraban en garantizar el sufragio universal para que cualquiera pudiera votar, derecho que estaba en las bases de la organización de las facciones políticas de la época. Ese era el espíritu de de las discusiones en la legislatura y en la prensa. Las posiciones que cada uno adoptaba resultaban de sus principios y de la posición con respecto al poder en la que se encontraban. Pronto apareció otra preocupación en el escenario porteño: el interrogante de por qué las clases adineradas no se interesaban en los comicios, puesto que su ausencia era evidente. Una “oligarquía” política apelaba al voto de clientelas populares para dirimir sus controversias internas mientras quienes debían ser los interesados (la clase pudiente) se abstenían de la participación electoral. Para ellos, existían otros mecanismos para incidir en el terreno político sin la mediación del voto fue algo característico en esta época. Frente a la erosión del sistema político a partir del 70, políticos y publicistas se dieron cuenta de la necesidad de constituir una ciudadanía propiamente dicha; se debía integrar a partir de los sectores más acomodados. Es así que se hicieron diferentes propuestas (obligatoriedad del voto, sufragio censatario) aunque fueron desechadas. Hacia 1880 las facciones de Mitre y Alsina, perdieron la partida en manos de una nueva clase política a nivel nacional, que incorporó a sectores de la dirigencia porteña. Las bases de este nuevo régimen, se asentaron sobre otros pilares y sobre el fraude burocrático (el gobierno elector controlaba el sufragio). LA REVOLUCION. La revolución del 90 se levantó ante el monopolio y la marginación ciudadana. Se trataban de defender los derechos establecidos en la Constitución y las leyes suprimidos “en el hecho”, cuestionaba las prácticas sobre las que se asentaba el régimen político vigente. El cambio exigido era la libertad de sufragio para todos. El reclamo era en contra del fraude, contra el control del voto desde el estado, exigiendo garantías para que cualquiera pudiera votar. Pero no había ninguna discusión acerca de quiénes eran los que debían votar; el problema de la constitución de la ciudadanía no fue un tema durante la revolución del 90. Argentina no experimento en el siglo 19 un proceso progresivo de incorporación ciudadana. El sufragio universal no significo ciudadanía universal. Otras fueron las formas de relación entre la sociedad civil y el poder político, que dieron lugar a un complejo sistema y a una transformación continua. Puede entenderse que el hecho revolucionario mismo, con su cuota de movilización política y social, haya ayudado a cambiar los términos de las preocupaciones políticas tanto de los sectores del poder como de los que militaban en la oposición. 5) Ley Sáenz Peña El 12 de octubre de 1910, Roque Sáenz Peña ascendía a la primera magistratura de la República. Fue elegido con la formula operativa de un régimen conservador. Después de 1912, hubo un aumento en el numero de votantes de las elecciones por la incorporada legalidad electoral (la UCR participa en esta). Se modifico sustancialmente el régimen político conservador, y se preparaba el camino para realizar la única transferencia pacifica de poder a un partido opositor. La ley Sáenz Peña es consecuencia de una serie de circunstancias históricas que configuran el contexto: Se quebró definitivamente las alianzas del PAN Se manifestaba públicamente la contradicción entre los mandatos constitucionales y las prácticas políticas corrientes Se desarrollo un nuevo conflicto político: el partido político creado independiente de las fuentes de recursos gubernamentales. Estas tres circunstancias surgían en una sociedad poco permeable a la internalización de nuevas pautas políticas, donde los extranjeros eran el mayor factor de incremento demográfico pero eran marginados políticamente. El inmigrante se asimilaba a la actividad socioeconómica, pero seguía fiel a su nacionalidad de origen. CLIMA MORAL DEL CENTENARIO Y EL OCASO DE UNA CLASE DIRIGENTE. El centenario fue un motivo inmejorable para manifestar los logros del plan de inserción de la Argentina en el mundo por parte del PAN. La nación recién consolidada, tuvo un rápido desarrollo económico, estructural y educativo, bajo la ideología del progreso ilimitado. Esa ideología contribuyo a reforzar la confianza interna y proyectaba al país en abierta competencia con EEUU. Sin embargo, debajo de ese telón de confianza, se abren nuevos interrogantes y se advierten graves conflictos: un problema social que se desarrollaba con intensidad. El centro de preocupación del intelectual y de los hombres públicos era el problema político, que se planteaba como una cuestión moral fundamentalmente. Circulaban dos ideologías paralelas: la del progreso ilimitado y de la reparación moral que impugnaba al régimen político. Sin embargo, detrás del movimiento de ideas y descripciones críticas que alimentaban el clima moral del Centenario, el grupo dirigente de 1880 había perdido definitivamente el control del poder presidencial. Por la coyuntura, Roca es presidente por segunda vez en 1898, su defensor público fue Pellegrini, hasta que tuvieron una querella por un proyecto en el Congreso y el segundo se convirtió en opositor de Roca y comienza a impugnar abiertamente a la legitimidad del régimen político que él había apoyado con tanta energía. Los diez años antes que transcurren entre el nuevo siglo y el Centenario registran un conflicto que quiebra en forma irreversible una formula operativa de asociación entre gobernantes, dentro de un régimen que bloqueaba la participación popular. SÁENZ PEÑA, EL DESARROLLO DE LOS PARTIDOS POLITICOS Y LA CRISIS DEL CONSERVADURISMO. Roque Sáenz Peña fue elegido presidente por el sector anti-roquista, conquistando las antiguas maquinarias electorales y situaciones provinciales. Su partido, la Unión Nacional, no difería del PAN, puesto que era un vehículo eficaz para vincular oligarquías. La Unión Nacional reorientó su mensaje ideológico y contradijo la realidad de los mecanismos de Designación manipulados por sus dirigentes. Cuando Roque asumió la presidencia, había conflictos en el PAN y surgía una nueva organización, que prescindía de los recursos públicos para persistir en la acción política. Yrigoyen hizo de la UCR el primer partido de movilización popular que abarcó todo el país. La UCR y la Liga del Sur (De la Torre) constituyeron dos típicos partidos de clase media, sus manifiestos y programas traducían el consenso básico de un sector social. El partido Socialista, pretendía una representación de la clase alternativa. La UCR fue la que sobresalió como principal fuerza opositora debido a los recursos de organización política y a las estrategias alternativas seleccionadas: comunicó entre si a las distintas partes de una estructura de partido. Combino una ideología de intransigencia moral con la abstención revolucionaria, movilizo a sectores de las fuerzas armadas. Representaba la exigencia de reforma política más significativa gestada por un grupo organizado. El núcleo en torno al cual se cristalizo la incorporación efectiva de los partidos al sistema político fue la ley electoral cuyo proyecto fue enviado al Congreso en agosto de 1911. Garantizar y crear al sufragante, implantando el voto secreto y obligatorio; asegurando las máximas garantías en los comicios y en el escrutinio; y dar representación a las minorías, era lo que rezaba. El proyecto fue aprobado y a partir de la sanción de la ley hubo 4 años de acción política durante los cuales se hizo evidente el fracaso del PAN para adaptarse a las nuevas condiciones de participación popular. Aparte de la victoria de los radicales, se notó la fidelidad de las agrupaciones conservadoras a las viejas prácticas electorales. El partido radical fue la única fuerza política adaptada al contexto nacional de movilización popular: presento un candidato, difundió un programa y trazo una estrategia en el país. El PAN, en cambio, hizo crisis a partir de 1914. PROPOSITOS Y CONTRADICCIONES DE LA REFORMA POLITICA DE 1912. Durante la presidencia de Roque Sáenz Peña, se preocupó por los problemas institucionales y la escasa importancia otorgada a la gestión cotidiana de los asuntos públicos. Estaba convencido de dos cosas: 1) la necesidad de movilizar al ciudadano imponiendo por ley la obligación de votar (el votante era una entidad abstracta a la que había que crearla y volcarla a la participación responsable); 2) la certeza de que devolviendo la vida a un cuerpo electoral vigente, surgirían naturalmente los grandes partidos orgánicos. La reforma de 1912 se introdujo en un campo político donde se habían arraigado dos tradiciones contradictorias: la del régimen de Roca y la de la UCR, que valorizaba un régimen abierto de participación popular. En medio de estas dos, se encuentra el proyecto de Sáenz Peña. La UCR fue una estructura adaptada al cambio, mientras que el PAN continuó aferrados a su tradición. Esta contradicción, elimino la posibilidad de establecer un sistema de partidos competitivo, porque falto la estructura organizativa que contrapesara efectivamente la capacidad electoral del radicalismo. El proyecto de Sáenz Peña le dio al país un principio de legitimidad para los futuros gobernantes, dejo como legado: la vigencia de la democracia representativa, con participación popular realmente garantizada, entendida como una fórmula de legitimidad posible y operativa para la Argentina del siglo 20. 6) Cuestión social Se aborda un análisis de la cuestión social desde diferentes perspectivas y en el periodo de 1870 hasta 1940. La cuestión social (según Morris) es la totalidad de las consecuencias sociales, laborales e ideológicas de la industrialización y urbanización naciente: los problemas de los obreros, sus trabajos, sus agrupaciones que defienden sus derechos, la sanidad. El autor, amplio esta definición y agrega dos temas significativos: los problemas del género y el papel del rol de la mujer y la cuestión indígena, que fueron exterminados y modificados en sus culturas. Este concepto es mas abarcador que “cuestión obrera”, pero si es significativa, porque si bien el problema obrero no es la primera manifestación de la cuestión social, esta en el centro del debate y cruza inherentemente la mayoría de los problemas a la cuestión social. La cuestión social se manifestó en diferentes momentos en la agenda de los problemas vinculados al progreso modernizador: principalmente los temas de preocupación eran: La cuestión urbana y la inmigración. El aumento urbano fue notable y se visualiza en el aumento de la población de las principales ciudades del país. Un crecimiento descontrolado y escasamente planificado, provocaría problemas de diferente índole: temas vinculados a la atención médica, el hacinamiento, la salubridad o la criminalidad. Las epidemias se solucionaban con la segregación espacial. La cuestión de los inmigrantes. El aluvión generó en la elite la sensación de perturbación del orden social. Ellos traían de sus países de origen nuevas ideologías, de forma que se vinculó a los extranjeros con los disturbios sociales. La cuestión obrera. Tomó un sesgo más complejo con el tiempo y se incorporó plenamente en la agenda de problemas sociales. La presencia de los trabajadores ocupó un lugar cada vez más significativo y visible. Este crecimiento cuantitativo se correspondió con un desarrollo cualitativo evidente (aumento de las tasas laborales, aumento de las tasas de sindicalización). Al comenzar el siglo 20 la cuestión social se hizo visible y se transformó en una cuestión de Estado. En torno a la cuestión social se entablaron debates y confrontaciones que definieron la relación de las partes implicadas: el Estado, los grupos gobernantes, los intelectuales, los funcionarios, los industriales y los trabajadores. Se debe enfocar el concepto a partir de su historicidad: no es un concepto exclusivo de la sociedad capitalista e industrial, y presenta contenidos diferentes de acuerdo al tipo de sociedad en que se plantea el problema. El tema está atravesado por el lugar que se ocupa en la división del trabajo y la participación en las redes sociales, además de los sistemas de protección que cubren al individuo. Al comienzo del proceso modernizador, se homologa los sectores sociales que integran la zona baja: los vagabundos, los mendigos, etc. La existencia de estas zonas de descohesión social a lo largo del tiempo fue diferente. El Estado, por ser liberalista, fomentaba la capacidad laboral de la población pero no se encargaba de garantizar el derecho al trabajo. El libre acceso al trabajo reemplazaba la obligatoriedad laboral disciplinaria de la sociedad pre capitalista y por ese motivo fue importante el desmembramiento del sistema gremial de origen Medieval y la abolición de las reglamentaciones proteccionistas que impedían la circulación de los trabajadores. El acceso libre al trabajo no implica el derecho al trabajo, no equilibra la relación CAPITAL-TRABAJO. Así es que existe una gran disfunción social por la ausencia del derecho al trabajo, lo que generó una amplia zona de desocupados. Se obtienen dos interpretaciones: la de los trabajadores que considera al sistema injusto, y la de la clase dominante que considera que los que no tienen trabajo eran mendigos voluntarios. El trabajo, es un acto de responsabilidad individual (liberalismo). La nueva sociedad liberal, liberó el acceso al trabajo pero por su propia concepción, no prestó atención a las condiciones laborales y salariales; lo que provocó la aparición-irrupción del pauperismo (POBREZA EXTREMA). El pauperismo puso en duda los fundamentos sobre los que se asentaban la organización social poniendo en peligro el equilibrio entre el derecho de propiedad y el derecho a la asistencia. Los grupos dominantes comenzaron a percibir la necesidad de resolver el problema, que se tornaba una amenaza evidente para el orden público. El tema obrero era complejo y de difícil resolución, era necesario que el Estado se inmiscuya. Existe un problema de integración de la resolución del conflicto de la clase obrera y la emergencia de las restricciones del modelo liberalista. El liberalismo de Argentina de esta época conjugaba la defensa doctrinaria de las libertades individuales con la necesidad de construir un Estado-Nación fuerte y centralizado. En el proceso de construcción, los gobernantes liberales recurrieron contra la filosofía anti-intervencionista que los guiaba a estrategias estatales fuertemente intervencionistas en algunas esferas de actuación. Se construyó un Estado fuerte e interventor, y una sociedad civil débil. En la Argentina de la segunda mitad del siglo 20, hay una sociedad civil de escasa autonomía ante el poder y con un liberalismo fuerte desde el discurso, pero débil en las prácticas institucionales. En el plano social, los hombres de gobierno intentaron intervenir en la menor medida posible y sólo donde su presencia resultaba indispensable. Intervención sanitaria para preservar la salud de la población. La cuestión social, para el liberalismo se resolvía mediante una política sin Estado, que no comprometiera a la estructura estatal o que lo hiciera mínimamente con políticas de reglamentación y control. Mecanismos para intervenir: 1. Creación de organismos (Dpto. de Higiene) que vigilaban y reglamentaban los modos de vida de los actores populares. 2. Aumento de la atención a las organizaciones de beneficencia que actúan combinados con los poderes públicos. (A las organizaciones se le entregaban aportes del Tesoro Nacional). Pensar los límites de la concepción liberal para comprender la cuestión social implica trascender la interdicción estatal. Esta concepción estaba arraigada y era inherente a la visión de diversos sectores de la sociedad, pero el mismo Código Civil era una traba de carácter legal para avanzar hacia una política de regulación de las relaciones laborales. La crisis de la visión liberal también se vincula a la incorporación de la cuestión obrera a partir del desarrollo del movimiento obrero y a la constitución de la identidad de este sector; esto acelero la crisis de la interpretación liberal. La cuestión social no fue solo una construcción del discurso dominante, sino también una construcción discursiva de los propios actores involucrados. El COMITÉ INTERNACIONAL OBRERO y los anarquistas denunciaron la cuestión social. El malestar social y el desarrollo del movimiento obrero, aceleraban y visualizaba la emergencia de la cuestión social, la radicalizaba y obligaba a pensar en el tema. Esta situación forzaba la creación-aparición de reformados de los grupos dominantes. Las respuestas a la cuestión social era una consecuencia del aumento de la conflictividad social, desde el aumento de la pobreza hasta las huelgas. Los reformadores tomaron conciencia de algunos aspectos de la cuestión social con el descubrimiento del pauperismo urbano, pero contra su voluntad, aceleraron el proceso de recurrir y convocar al Estado a resolver este problema debido esencialmente al desarrollo de las organizaciones obreras. Los signos de desajustes sociales eran evidentes desde mediados de 1870 y se acentuaron con la crisis de 1890, destacando: 1) los problemas en el mundo del trabajo (bajos salarios, desocupación, etc.); 2) las condiciones de habitabilidad de los trabajadores (hacinamiento, falta de higiene, altos alquileres). En ambos casos, las ideas de mejoramiento y resolución aparecieron por doquier pero esto solo puso en locución la cuestión social; no se plasmaron en proyectos o acciones estatales. Los problemas obreros eran temas de orden público y la pobreza se vinculaba en su resolución con la filantropía y la beneficencia. La cuestión social, no mereció una mención en los discurso del Ejecutivo, pero cuando se agudizó el conflicto motorizó la preocupación de los gobernantes. Liberalismo Reformista: es una visión histórica que pone un fuerte énfasis en el tratamiento de la cuestión social. Esta visión tiene una tendencia a automatizar el discurso de estos liberales reformistas y a desligar la preocupación provocada por el conflicto social, encausando este discurso que busca resolver el pauperismo y los problemas sociales casi desde una autoconciencia científica-humanitaria alejada de los intereses en pugna. Esto es en parte falso, ya que el sesgo dominante en la primera intervención gubernamental fue coercitivo: las medidas del Estado fueron defensivas-represivas y esto no fue cuestionado por los reformistas. La aplicación de medidas represivas a comienzos del siglo, fueron un acto reflejo de los grupos gobernantes como consecuencia del fuerte impacto causado por las huelgas de 1901-1905. Otro problema de interpretación con respecto a estos reformistas, es que no pueden ser agrupados sin discriminación en un campo reformador junto a católicos y socialistas. Las motivaciones, las fundamentaciones y los objetivos que impulsaban sus planteos difieren en forma radical, ya que se manifiestan desde doctrinas distintas: Partido Socialista: Denuncia de la explotación capitalista de la fuerza de trabajo, y en cuanto al problema del orden social, el ordenamiento burgués excluía a los trabajadores del sistema y el desorden social eran consecuencia de la injusticia y la desigualdad provocada por el capitalismo y el moderno sistema industrial. La preocupación por los trabajadores era de un carácter completamente diferente al manifestado por los reformistas liberales, que se proyectaba en varios sentidos. El interés por los trabajadores y por la misma cuestión social, era inherente a una doctrina de carácter político y filosófico que planteaba no solo el mejoramiento de las condiciones de vida y del trabajo de la clase obrera, sino en un proceso largo y gradual, la misma toma de poder. 7) Reforma Universitaria La acelerada urbanización y el proceso de tercialización propios de la época de 1880, se visualizaron al nivel elemental como una herramienta para la homogenización de la población. En el nivel medio, estuvo desde sus orígenes orientado a formar al personal necesario para el cumplimiento de la función pública. Hubo diferentes mecanismos de la clase dirigente para trabar el ingreso de los numerosos contingentes de los sectores medios que intentaban con el, un ascenso económico o legitimarlo en la vida social (diversificación de los estudios del nivel medio y la exclusividad del Colegio Nacional) que fueron rechazados por estos sectores. Las propias características de la estructura productiva hacia poco necesaria una acentuada especialización técnica dentro de la enseñanza formal. El gobierno hizo esfuerzos para que se expanda el nivel de educación inicial, mientras que el medio se desarrolla numéricamente en forma más lenta y gradual pero el ritmo de expansión resulta superior. Capital Federal y Buenos Aires con Santa Fe poseían bajos niveles de analfabetismo y alta participación en la educación media. Las realidades de las otras provincias varían, mientras que la provincia de Córdoba tenia más analfabetos que el promedio del país y pocos inscriptos en la educación media (probablemente la subsistencia de rasgos coloniales -mucho poder eclesiástico y rígida jerarquización- complicaban la situación). LA UNIVERSIDAD COMO BALUARTE DE LA TRADICION. El régimen político es casi determinante para definir a la situación de la universidad. Aunque la universidad tenía relativa autonomía, las lógicas del funcionamiento y evolución de los gobiernos conservadores y radicales son claves en el devenir de la institución. La ley Sáenz Peña trajo como consecuencia directa la pérdida de votos de la oligarquía, pero aun conservaban espacios de poder: mayoría parlamentaria y dominaban el Poder Judicial y la universidad. Esta era un objetivo para los grupos en ascenso y un bastión a defender para los sectores tradicionales. En la Argentina moderna, los estudios universitarios se expandieron y la nueva presencia social se hizo visible a principios de siglo 20. La expansión matricular no tenía que ver con el desarrollo productivo y además no era bien vista por las clases dominantes, ya que desconfiaban de la entrada de los sectores sociales en ascenso. La lógica de expansión de la demanda educativa pasó de la enseñanza fundamental a la media, para luego focalizar en la universidad: símbolo de la oligarquía en el poder. La universidad era el vehículo de las clases medias para la inserción en la estructura económica. La dinámica impuesta por el gobierno, es la que permite explicar el crecimiento en los claustros universitarios (todos querían ascender). El gobierno procuró frenar este avance por distintos proyectos, aunque fueron vanos. La función política que cumplía la universidad era como formadora de la clase dirigente del régimen. Por esto, no podía extenderse por lo que se hacia necesario poner vallas para desviar la presión que se ejercía sobre la institución. La sociedad reclamó un lugar en los espacios simbólicos históricamente valorados. LA EXPANSION INSTITUCION Y MATRICULAR DE LOS ESTUDIOS UNIVERSITARIOS. El sistema universitario argentino, contaba en la década de 1910 de tres universidades nacionales: Córdoba (1613), Buenos Aires (1821) y La Plata (1905). La creación de la UNC y de la UBA esta ligada a la primacía de sus ciudades como centro dominante. La de La Plata, Santa Fe (1889) y la de Tucumán (1921) son el resultado de las presiones ejercidas por los sectores dominantes de sus provincias y fueron creadas con un esquemas diferente de las otras dos, tradicionales. Albergan carreras nuevas y de carácter científico. UNC: orientación eminentemente teológica. Mantuvo un férreo carácter aristocrático hasta bien entrado el siglo 19. Era producto del clericalismo cordobés, universidad positivista pero confesional. Sus características no son ajenas a la situación de la provincia: Córdoba permaneció en el siglo 19 en una atmósfera colonial y su economía poco diversificada, donde el comercio ocupaba un lugar central. UBA: entraño una verdadera reorganización educacional en la medida en que se desarrollaba una política de centralización de todos los niveles. Con modelo napoleónico, fue concebida como instancia suprema de la educación en el territorio nacional. Reconoció muchos momentos de adhesión a vanguardias europeas. A partir del siglo 20, se encontraba estancada, trasmitiendo un conocimiento dogmático y ritual. UNLP: establecimiento destinado a la investigación y a la formación de profesionales ligados a las ciencias y a las técnicas teniendo como meta el crecimiento material de la región. Suponía un nuevo tipo de institución llamada a superar las insuficiencias de la universidad tradicional, dotada de carreras nuevas y centros de experimentación. Tuvo personalidad propia y se adaptó con menos resistencias a las transformaciones de la Reforma. La UNT siguió este modelo. Resultan destacables los esfuerzos invertidos por lograr una diversificación de carreras, que superen la concentración de la demanda en abogacía y medicina. La inserción del país en la división internacional del trabajo como proveedora de materias primas actuó provocando los reflejos de la sociedad y su reacción prefiriendo carreras de servicio y no de producción. El proceso de modernización, además, no ofrecía un terreno firme para el desarrollo de las profesiones modernas. CRITICAS A LA UNIVERSIDAD. Se rastrean dos órdenes de problemas en el sistema universitario: Referidos a la ENSEÑANZA: ausencia de criterio experimental y la falta de un profesorado competente. La escasa capacitación e idoneidad del profesorado que en su mayoría repetía la bibliografía sin contemplar la actualización de contenidos. La formación que recibían los estudiantes era netamente profesional, relegando a un segundo plano la investigación científica y la elaboración de la cultura. Las instituciones se convirtieron en espacios de transmisión ritual de asignaturas (indispensables para el ejercicio de la profesión) pero poco ligadas a la formación de cientistas. Aumento de la matricula y una falta de espacio e inadecuada dotación de recursos por parte del Estado. Referidos al GOBIERNO UNIVERSITARIO: se reclamaba una ampliación de la participación en los órganos respectivos, que quedaban reservados a los miembros de las Academias (oligarquías del saber, con cargos vitalicios que le quitan el dinamismo y la renovación en materia de ideas y procedimientos. LOS PRIMEROS CONFLICTOS. Con la expansión de la universidad, se visualiza la imposibilidad de seguir clausurando una participación más amplia en el gobierno universitario. Es así que en este contexto, se comienza a oír voces de denuncias. En las últimas décadas del siglo, ya se realizaron enfrentamientos entre los estudiantes y las autoridades universitarias; en la UBA, hubo conflictos estudiantiles que condujeron a la reforma estatutaria de 1906: Facultad de derecho: los estudiantes piden una reforma de la ordenanza de exámenes, ante la negativa comenzaron huelgas. El movimiento estudiantil, se organizó tras las banderas de docencia libre, nuevo sistema de exámenes y disminución de los aranceles. Aparecía así un reclamo de ampliación de la base social de la universidad. Facultad de medicina: (1905) a raíz del concurso de Clínica Medica. Se declaró huelga y se profundizo por una resolución. En 1906 se solucionó el conflicto a través del retiro de la polémica resolución. Una consecuencia más o menos directa del conflicto, fue la constitución de la FUBA (Federación Universitaria de Buenos Aires) en 1908, primer intento de movimiento estudiantil. La importancia adquirida con estos dos conflictos en la UBA se relaciona en forma directa con la toma de conciencia por parte de la sociedad y los universitarios de la necesidad de una reforma que democratizara el gobierno universitario. Pero estos cambios solo se limitaron a Buenos Aires, en Córdoba no hubo movilización y siguieron vigentes los antiguos estatutos. LA REFORMA UNIVERSITARIA. La necesidad de desarrollar un proceso de reforma en la universidad era un hecho ineludible que planteaban los estudiantes pero también lo prestigiosos profesores y graduados que consideraba que esta constituía l única vía para elevar a la institución del estado de la postración en que se hallaba. Proyectos de esta corte surgieron a partir de 1907 en la UNC. Esto supone que el clima era propicio para la elaboración de una reforma sustancial de los estatutos que permitieran ampliar la participación de los órganos de gobierno. El conflicto comenzó en la UNC, donde una ordenanza saturó los ánimos: establecía nuevas condiciones de asistencia a clase y se suprimía el internado en el Hospital de Clínicas de Córdoba (1917). Al no obtener respuesta de las autoridades, los estudiantes se aglutinaron en el COMITÉ PRO-REFORMA (CP-R), que proclama huelga general el 31 de marzo de 1918. El 2 de abril, el Consejo Superior clausuró la UNC y después el CP-R pidió la intervención del gobierno nacional. Yrigoyen designa interventor a José N. Matienzo. Durante su gestión de 10 días, Matienzo presento el 22 de abril un proyecto de reformas, aprobado por decreto presidencial después, diagnosticando la anquilosis de la institución, la inamovilidad de los cargos y proponía la participación del cuerpo de profesores en la elección de consejeros y rector. Todo el proceso que condujo a estar reforma, se interpreta como un acto mas de la disputa entre el viejo régimen con los radicales, que intentaba afianzar su poder en las universidades. La reforma fue aceptada con premura por el gobierno nacional y resistida por los sectores universitarios tradicionales. No obstante los avances que implica la nueva normativa, los estudiantes quedan excluidos del proceso de elección de las autoridades. Matienzo declara vacantes los cargos de rector y decanos. El 15 de junio faltaba designar rector. El candidato reformista era Enrique Martínez Paz y el de la Universidad de Córdoba, Antonio Nores. Hubo dos votaciones y ninguno obtuvo mayoría absoluta. Se hizo una tercera en la que ganó Nores, pero no se proclamó ganador por la irrupción violenta de los estudiantes, dispuestos a no permitir que se burlara la voluntad general. Se constituyeron entonces en Asamblea y convocaron nuevamente a la huelga general. El conflicto estudiantil se extendió y se desarrollaron marchas que recorrieron la ciudad. En septiembre llegó una nueva intervención a cargo de Salinas (Ministro de Justicia e Instrucción Publica de la Nación) quien se dedicó inmediatamente a reorganizar los aspectos administrativos y docentes de la UNC, instaurándose así el régimen democrático en la Universidad, dando participación a los estudiantes en la composición de los órganos colegiados de gobierno. En octubre se desarrollaron nuevas elecciones que dieron vencedor a Eliseo Soaje como rector de la UNC, y así, el movimiento estudiantil de reforma universitaria había triunfado. Luego vendrían los 3 primeros CONGRESOS DE ESTUDIANTES (dos de carácter nacional y uno internacional). SOBRE EL ASEDIO Y SUS VISPERAS. La reforma universitaria puede interpretarse como el resultado de la tensión entre las transformaciones políticas y sociales ocurridas en el país y las nuevas características asumidas por el contexto internacional. En el orden nacional, la oligarquía mantuvo durante mas de tres décadas el control de la maquinaria estatal a través de la restricción del sufragio, sin embargo, las demandas para ampliar la participación política procedentes de sectores sociales en ascenso quedaron finalmente plasmadas en la Ley Sáenz Peña. Con la llegada de Yrigoyen a la presidencia, no implico el control de los radicales en los principales resortes de la vida institucional que permanecieron en manos de los tradicionales. Aunque el radicalismo no introdujo cambios sustanciales en materia económica ni en el modelo de acumulación vigente, significó un crecimiento considerable de la participación política Los sucesivos conflictos estudiantiles que sacudieron a la universidad, fueron creando en la sociedad una cierta conciencia sobre la necesidad de transformación de la institución. Surgen además, paralelamente una serie de proyectos legislativos tendientes a introducir reformas en materia de educación universitaria. La democratización interna de la universidad era como una asignatura pendiente cuya ausencia resultaba extemporánea en tiempos de agitación como los que transcurrían entonces. Los reformistas consideraron a la autonomía y al co-gobierno como herramientas fundamentales n lucha contra la mediocridad reinante en la institución. Con la reforma, la institución permitiría contener a otros sectores sociales y plantearía una relación diferente con su entorno. En fin, puede decirse que con la sanción de la ley Sáenz Peña, los cambios en la universidad eran cuestión de tiempo. 8) Características del golpe que le dan a Irigoyen. 1930 La crisis del yrigoyenismo Con la victoria de Yrigoyen para presidente por segunda vez, la perfilaron dos reacciones extremas: el personalismo y en la oposición, un profundo desconcierto que paulatinamente provoco el acercamiento a opciones conspirativas, junto con el desencanto de la “cultura cívica” de los argentinos y frente a la practica del sufragio. El radicalismo concebió a la reelección de Yrigoyen como un verdadero plebiscito. Exhibía una vez más una vocación totalizante de la cultura política local, adaptada ahora a lenguajes y procedimientos, que como el plebiscitario, se usaban en otras latitudes como alternativa a la democracia liberal en crisis. La ley Sáenz Peña, había permitido consolidar esta cultura política, en parte porque los autores de la ley la tomaron como propia y porque acrecentó el dramatismo en la competencia electoral, al aumentar las dimensiones del electorado. A pesar del establecimiento de la representación de las minorías, la reforma de 1912 fue refractaria al pluralismo, ya que la sociedad fue concebida como un bloque único con un atributo también único y determinante: su ideal de progreso. La ley electoral, así consagraba una visión de la sociedad que la planteaba homogénea en clave espiritual: la representación política estaba llamada a “expresar el alma de la nación”. A pesar del optimismo de Sáenz Peña, quien se benefició con la reforma fue la UCR que fue asociando su propia identidad a la integración ciudadana en la monolítica comunidad política nacional. Otro factor preponderante de esta asociación, fue la “religión cívica proclamada por el partido a través de su autoidentificacion con una causa llamada providencial a desplazar a la clase oligarca. Su éxito demuestra el potencial ideológico de la religión cívica radical. En efecto, entre sus tópicos no se advierte ni un solo rastro de un pluralismo sociológico o político. Esta identidad política se adecuaba bien a una sociedad articulada alrededor de la experiencia de la movilidad real y virtual: más que a la clase media, el radicalismo apelaba al “pueblo” o la “nación”. Su mayor virtud no era el recorte de un sector económico-social determinado, sino su asociación con un conjunto de valores integradores. Yrigoyen, supo despertar una gran expectativa alrededor de su figura durante la campaña de 1928. Pero esto sufrió un desgaste cuando los datos de la realidad comenzaron a manifestarse diferentes de los previstos. Las primeras señales de la crisis del 29 hicieron decaer la adhesión al presidente. En este clima, entre 1928-29 el gobierno inició un avance sobre la oposición con el objeto de ganar el control del Senado. Las elecciones legislativas nacionales de marzo de 1930 revelaron la gravedad de la situación entre la UCR y la oposición. Tanto la campaña como los comicios se vieron plagados de incidentes, fraude y represión a la oposición. Finalmente triunfo la UCR pero la victoria fue más bien procesada como una derrota. Un radicalismo confundido aparecía dando la espalda a esa religión cívica, que incluía la asociación del partido a procedimientos electorales transparentes y con la mayoría incontrastable. La doble situación de la crisis económica y política, se veía agravada por la crisis interna que vivía el gobierno, consecuencia del rápido desgaste de la autoridad de Yrigoyen. Esta situación, dio el tono a la estrategia seguida frente a las notorias actividades conspirativas de civiles y militares. ¿Golpe o revolución? La dispersión del poder y centralización en la toma de decisiones fueron las dos caras de la crisis del gobierno, y ambas ofrecieron varios flancos para las estrategias de la oposición: las prácticas conspirativas atravesaban la escena política. El movimiento del 6 de septiembre recibió múltiples apoyos: desde instituciones patronales hasta algunos sindicatos, de dirigentes de la derecha y de izquierda, de todos los partidos importantes, de la prensa y de los estudiantes universitarios. Este golpe tenía el objetivo proclamado: la restauración de un régimen democrático e institucional que estaría siendo violado por los personalistas radicales. Se impugnaba al gobierno afirmando los mismos pilares que lo sostenían: la constitución nacional y la ley Sáenz Peña. La UCR era también culpada de males que se atribuían a la democracia en general. Así, muchos opositores formulaban críticas habituales en el marco de la crisis de las de democracias occidentales de entreguerras contra la UCR y se lanzaban desde las promesas de una democracia liberal naturalmente positiva. Al sobredimensionarse el poder de Uriburu, no se consideraba la impotencia de este para imponer su visión militarista y corporativista del golpe, sino también la rápida conformación de una oposición al presidente provisional dentro del mismo grupo revolucionario. La insistencia de Uriburu de imponer la reforma constitucional en un sentido corporativista, solo sirvió para erosionar su poder ya escaso desde si y para consolidar la figura de Justo, como abanderado posible de la continuidad legal EL EJÉRCITO HACIA 1930 Desde comienzo de los 20, el ejército se encontraba en pleno consolidación de una serie de estructuras institucionales; como parte de esto, se había formado una poderosa burocracia que controlaba el funcionamiento. La burocracia castrense consideraba toda interferencia externa como perjudicial para su ascendiente. Sin embargo, la prolongación de la política en el ejército, era una tradición demasiado sólida como para desaparecer con facilidad; un importante grupo de militares radicales se había conformado al calor de los levantamientos revolucionarios con lo que Yrigoyen buscó asegurarse el control de la institución favoreciendo a estos oficiales con destinos importantes y ascensos. La política militar de Yrigoyen chocó rápidamente con la estructura burocrática del ejército y despertó rechazos. A comienzos de los años 20, los grupos descontentos comenzaron a organizarse en logias y a identificarse como “profesionalistas” para distinguirse de los radicales. Durante la administración de Alvear, la balanza se inclinó a favor de ellos, destacándose la figura de Justo en uno de los ministerios. Es así, que durante la gestión de Uriburu, Justo recuperó para su sector las posiciones perdidas y las usó contra el. A comienzos de 1931, un nutrido grupo de altos oficiales reclamo al dictador un rápido retorno a la normalidad institucional. Acorralado en la opinión y derrotado en el ejército, Uriburu ensayó una salida electoral: plebiscitó la figura y los proyectos presidenciales mediante un sistema de elecciones de autoridades provinciales que comenzaría en Buenos Aires. Además de consagrar el derrumbe de Uriburu, el acto electoral demostró claramente que la retirada del radicalismo distaba mucho de ser retirada, ya que aun su maquina electoral se mostraba eficaz y vital. 9) Medidas económicas que tomó el estado argentino con la crisis de 1930, cambios del rol del estado LA CRISIS ECONOMICA: tanto durante la presidencia de Alvear, como la segunda de Yrigoyen, ninguno de los dos se preocupo de modificar la situación de dependencia argentina con respecto a su comercio de granos. En la segunda vuelta de Yrigoyen, ya se era víctima de la crisis mundial: una grave crisis en las finanzas del Estado, baja en los productos agropecuarios (las portaciones argentinas sufrieron el descenso del comercio mundial) y la situación de los grandes países que imponían tendencias dirigistas y proteccionistas. El proceso se agudizo en el movimiento internacional de capitales que se redujo apreciablemente. Con la consecuencia básica de la crisis internacional y de la falta de iniciativa de los gobiernos anteriores a 1930, esto repercutió violentamente sobre el nivel de ocupación e ingresos internos, el balance de pagos y las finanzas públicas. Se implanto una política compensatoria, que con distintos resortes financieros se fueron complementando con cambios en las políticas económicas y de administración del Estado, que introdujeron las primeras manifestaciones de dirigismo estatal. EL PACTO ROCA-RUNCIMAN: además de la crisis en las importaciones, uno de los motivos determinantes de la actitud seguida por el gobierno argentino con relación a Gran Bretaña, fue el pacto Roca-Runciman. Para evitar que la política comercial inglesa afectara la balanza comercial argentina, el Gobierno del Presidente Agustín Pedro Justo, suscribió este pacto, el Senado luego lo ratificó en Ley 11.693. El 7 de febrero de 1933 la misión encabezada por el presidente de la República Argentina, Agustín Pedro Justo, llegó a Londres. Fue recibida por Eduardo de Windsor, príncipe de Gales y futuro rey. Finalmente, el 1º de mayo de 1933 se firma el tratado Roca- Runciman, por el cual Inglaterra se comprometía a continuar comprando carnes argentinas en tanto y en cuanto su precio fuera menor al de los demás proveedores mundiales. Como contrapartida, Argentina aceptó la liberación de impuestos para productos ingleses al mismo tiempo que tomó el compromiso de no habilitar frigoríficos de capitales nacionales. Paralelamente se creó el Banco Central de la República Argentina con competencias para emitir billetes y regular las tasas de interés bajo la conducción de un directorio con fuerte composición de funcionarios del Imperio Británico. No obstante todas estas concesiones, se le adjudicó además a Inglaterra el monopolio de los transportes de Buenos Aires. Se protegía así a los grandes ganaderos y a sus asociados (los frigoríficos extranjeros) en perjuicio de los medianos y pequeños productores. La favorable posición de Inglaterra frente a nuestro país, llevó a muchos a considerar a Argentina como una colonia más de la potencia. El que más denuncio esta situación, fue Lisandro de la Torre. Esto conduce a un escándalo político que termina con el asesinato de Enzo Bordabehere por lo que De la Torre pone fin a la investigación. LA POLITICA ECONOMICA: TENDENCIAS Y LÍMITES DEL DIRIGISMO CONSERVADOR. La crisis del 29 obliga a todos los países a la adopción de medidas severas para contrarrestarlas. La influencia de KEYNES es la predominante en la década del 30 a nivel mundial: defensor del capitalismo monopolista, enfrentado a la severa crisis que azotaba a Gran Bretaña y al imperio, trató de demostrar la posibilidad de, dentro del mismo régimen capitalista, lograr la plena ocupación, evitar las crisis cíclicas en la economía y aumentar los ingresos populares. Es necesario un ensanchamiento del las funciones del Estado, fundamentalmente en la esfera de la circulación puesto que es el único medio practicable para evitar la destrucción total de las formas económicas existentes. El intervencionismo estatal es un fundamento básico de Keynes, pero esta debe ser transitoria, para suavizar los efectos más apremiantes de la crisis. En el país, se tomaron dos medidas fundamentales: ECONOMICA: regular la producción para adecuarla a la demanda, que llegaba a su nivel mas bajo por la falta de capacidad adquisitiva de los consumidores. FINANCIERA: creación de un esquema que permita mantener el valor estable de la moneda dentro del mercado interno. Reforma monetaria y bancaria: *Creación del Banco central. *Reevaluación de las existencias de oro y divisas extranjeras, donde el Estado coloco su apoyo efectivo a favor de los intereses bancarios privados. El Estado, antes que destinar su protección a la sociedad en general, prefería volcarse al apoyo de un sector limitado de grandes deudores. La reforma monetaria comenzó con rígidas disposiciones cambiarias y una restricción directa a muchas importaciones para pasar luego a un procedimiento más flexible del control de cambios. También se estableció el impuesto a los réditos, que vino a reemplazar a los derechos de aduana como principal fuente de recursos del Estado. Lo importante de estas medidas es que no fueron tomadas en función de las necesidades del abastecimiento interno, ni de las posibilidades de exportación; sino en defensa de los productores (principalmente de los grandes) para que estos obtuvieran los mínimos ingresos necesarios para la prosecución de sus actividades económicas. Esto no redundo a favor de los sectores populares argentinos. Estas medidas deben examinarse a la luz de la serie de acuerdos comerciales y financieros que estrechan aun más la relación de dependencia de nuestro país con Gran Bretaña. ECONOMIA ARGENTINA Y ECONOMIA MUNDIAL: CONSECUENCIAS DE LA CRISIS EN LAS RELACIONES CON GRAN BRETAÑA Y ESTADOS UNIDOS. La economía argentina desde antes de 1930, dependía en menor grado de EUA que de GB. El esquema general que permite entender la rivalidad de estos dos países por nuestro mercado, se ve claramente en el 30. El comercio de nuestro país con GB y EUA se traducía en la erosión del equilibrio de exportaciones de carne y cereales a cambio de combustibles. Si la Argentina se abastecía de petróleo por sus propios medios o por intermedio de compañías privadas xtranjeras, su comercio con GB se desequilibraría y este se vería forzado a disminuir sus adquisiones de carnes y cereales, lo que perjudicaba a la Argentina agroexportadora. EUA, por su parte, vendía a la Argentina mas de lo que se le podía ofrecer a compensación, lo que significaba que la explotación de petróleo a cargo de empresas norteamericanas prometía servir de valor de cambio para las crecientes importaciones de mercaderías norteamericanas. La contradicción norteamericana se reflejaba de este modo sobre los YPF: los EUA se oponían a la nacionalización de esa riqueza, moviendo hilos diplomáticos para lograr la entrega de los yacimientos y reservas a empresas privadas; mientras que GB toleraba a los YPF como valla de contención de la Standard Oil, pero tratando por todos los medios que el país no logre el autoabastecimiento ni tuviese una política de precios independientes de las compañías privadas. Los norteamericanos querían que los YPF desaparecieran, mientras que GB querían que fuera el guardián de las reservas de petróleo sin explotar. Estrechamente conectada con el petróleo, la rivalidad entre ferrocarriles y transporte por carretera reflejo una oposición entre intereses de GB y de EUA, así como también en el campo de las empresas eléctricas. CONSECUENCIAS INDIRECTAS DE LA CRISIS: COMIENZOS DEL AVANCE INDUSTRIAL: Ciertos factores externos, como la 1era GM y la crisis del 30, serán en buena medida responsables del crecimiento industrial de nuestro país. Las causas principales de la industrialización son las siguientes: 1. La disminución de las exportaciones argentinas 2. La desvalorización del signo monetario 3. El aumento de los derecho aduaneros 4. La regulación gubernativa de las importaciones 5. La existencia de mano de obra abundante, barata y competente 6. Existencia de un mercado consumidor relativamente importante 7. La presencia de industrias auxiliares desarrolladas 8. El desmantelamiento de industrias en los países mas avanzados La industrialización fue paralela al fenómeno de las migraciones internas rural-urbanas. El proceso genérico de industrialización abarco solo determinadas áreas geográficas de nuestro país (Buenos Aires – ciudad y provincia- y la región del litoral). En el resto del país, la época contempla precisamente la culminación del proceso inverso, el del retroceso industrial. En el NOA disminuyen los establecimientos industriales, y esta realidad también se encuentra en otras provincias pobres. La política oficial con respecto a la industria: el Estado practico un proteccionismo al revés”, en lugar de apoyar decididamente el proceso. Con las consecuencias de la 1era GM, se intentaron remedios para consolidar la economía y las finanzas: reorganización de la política impositiva, fortalecimiento de los ingresos de los grandes ganaderos y agricultores y el desarrollo de las fuerzas productivas nacionales mediante la industrialización (esta tercera medida no se alcanzó, porque el Estado no contaba con la adecuada protección y fomento que debió Presentar a las industrias). Bajo el sistema predominante, las autoridades: Favorecían la importación de artículos terminados. El industrial argentino debía comprar divisas en el mercado libre para importar maquinarias o ciertas materias primas. Los derechos de aduana fueron usados de tres maneras para desalentar a la industria nacional: 1) los derechos sobre materias primas eran con frecuencia superiores a los de los artículos terminados o semiterminados; 2) funcionaba una discriminación debida al sistema de los aforos, que eran estimaciones fijas, adecuados a 30 o 40 años antes de los valores reales; 3) no considerar la merma o pérdida de materia prima en el proceso de la manufactura. Otras desventajas que encontraba la naciente industria nacional en su camino fueron la falta de capitales dispuestos a intervenir en ella y la renuncia de los bancos a conceder créditos a mediano plazo. Si bien hacia 1943 la base de las actividades económicas argentinas todavía reposaba en el campo, se centraba en un número limitado de productos, y apenas se había explotado las riquezas forestales y mineras, las industrias de la transformación ya se habían desarrollado con firmeza y variedad. Durante 1935-43 el país vivió un importante desarrollo industrial al que falto totalmente la protección estatal, brindada en cambio con premura a los productores y comerciantes en carnes y granos, y que en buena medida fue consecuencia espontánea de un proceso histórico natural estimulado por acontecimientos internacionales. LA RECUPERACION ECONOMICA Y LAS PRIMERAS CONSECUENCIAS DE LA 2DA GUERRA M UNDIAL: el sistema de la Restauración conservadora enfrento hacia mediados de 1940 otra seria crisis, provocada por la 2da GM. Esto prácticamente cerró todos los puertos europeos a los productores argentinos y limito de forma considerable las bodegas extranjeras disponibles para nuestras exportaciones. La balanza comercial de nuestro país comenzó a adquirir signos desfavorables también a partir de mediados de 1940. Distintos hechos provocaron que el Ministro de Hacienda (Pinedo-nombrado por Castillo), elaborara un plan para enfrentar la crisis. Trataba de emplear soluciones ajenas al liberalismo económico. El plan de “REACTIVACION ECONOMICA” seria la respuesta de los conservadores ilustrados a los acontecimientos: contaba con diferentes medidas, pero principalmente era indispensable que el Estado cree las condiciones favorables y ofrezca el incentivo necesario con el fin de que esas actividades adquieran todo el impulso de que son capaces para combatir eficazmente la depresión que comenzaba. El parlamento le negó su aprobación, (donde radicales alvearistas y socialistas tenían mayoría), pudiéndose explicar esta posición por diversas razones, entre ellas la de no contribuir al prestigio del gobierno en manos de Castillo. La guerra (entre otras consecuencias) freno el drenaje de divisas al reducirse la importación, facilito la creación y el desarrollo de nuevas industrias para reemplazar a los productos que ya no podían importarse, contribuyó a la acumulación de grandes reservas de oro en las naciones beligerantes, fomento las migraciones internas que llenaban las vacantes en las fábricas que se establecían en el Litoral, hizo desaparecer la desocupación y produjo una rápida circulación de bienes. 10/11/12) PERÓN INTRODUCCION A LOS AÑOS PERONISTAS. Los años peronistas tienen su comienzo en 1943, cuando se inicio la secuencia histórica que llevo al encuentro a Perón y a las masas obreras y a la conquista del poder político. Su terminación se produjo en 1955 por un golpe militar con un fuerte respaldo civil. LA REVOLUCION DEL 4 DE JUNIO Y EL ASCENSO POLITICO DE PERÓN. En 1943 el ciclo de la restauración conservadora abierto en septiembre de 1930 con el derrocamiento de Yrigoyen, termino también por un abrupto golpe militar. Comenzó así un uno ciclo político destinado a producir transformaciones de amplio y duradero impacto en los equilibrios políticos y sociales del país. La revolución de junio fue obra de unas Fuerzas Armadas atravesadas también ellas por los principales contrastes que dividían a la vida política nacional: La actitud frente a los bandos en pugna en la 2da GM: en sintonía con la tradición, Castillo optó por la política de neutralidad, pero decidió persistir en ella después de que EUA la abandonara. Así, la posición oficial se convirtió en objeto de ásperas controversias y fuertes presiones; por su parte, EUA respondió al neutralismo de Castillo suspendiendo la venta de armamentos. El funcionamiento de las instituciones políticas: durante la presidencia de Ortiz, se comenzó un proceso para depurar las prácticas políticas de la restauración conservadora, buscando un acercamiento con los radicales. El programa de regeneración de la democracia de Ortiz fue de corta duración, y cuando entro Castillo, se desando el camino recorrido, significando el deslizamiento hacia una gestión cada vez mas autoritaria, el se replegó sobre el respaldo que le brindaban las Fuerzas Armadas. El contexto definido por estos contrastes, a principios de 1943 Castillo tomó una decisión fatal para su suerte política: para las elecciones presidenciales, con una coalición llamada Unión Democrática, impone como candidato al senador conservador Patrón Costas, que resumía los rasgos más irritativos de la restauración conservadora. La decisión de Castillo provocó un rechazo unánime para las Fuerzas Armadas: el 6 de septiembre de 1943 se realizo un golpe al gobierno de Castillo, donde las distintas facciones militares se sumaron a la Revolución de junio, creyendo que así quedaba despejado el camino para sus propias aspiraciones, pero en un punto el acuerdo fue total: la represión al comunismo y a las organizaciones obreras. Quienes fueron los primeros en ver frustradas sus esperanzas puestas en el golpe, fueron los radicales ya que el régimen limitaría la vida política. Luego fue el turno de los que abogaban la ruptura con el Eje. En octubre de 1943 se produjo una revolución dentro de la revolución y el poder pasó a manos de la GOU (Grupo de Oficiales Unidos), que eran un núcleo de generales y tenientes. Apoderados de la conducción política, estos partidarios de un neutralismo intransigente, consideraron el 4 de junio como la oportunidad histórica para reorganizar las bases institucionales del país para ponerlo al abrigo de la corrupción de los políticos y de la amenaza comunista. Con los resortes del poder bajo control pasaron a la acción rápida y contundente: redoblaron las medidas represivas contra los grupos de izquierda y los sindicatos, declararon fuera de la ley a los partidos políticos, intervinieron las universidades, lanzaron una campaña moralizadora e implantaron la obligatoriedad de la enseñanza religiosa en las escuelas publicas. En la opinión democrática del país y del exterior, el régimen fue visto como un experimento fascista. En un esfuerzopor salir de una situación que se tornaba insostenible y bajo la presión de EUA, en enero de 1944 el presidente Ramírez rompe las relaciones con países del Eje. Esta decisión genero una fuerte conmoción en la cúpula militar: se desplazo a Ramírez de la residencia y se instalo Farrell; y también desencadeno una intensa y sorda puja entre los miembros del GOU, donde surgiría la figura fuerte del coronel Juan Domingo Perón. *La figura de Perón: en esa época tenía 49 años, hijo de un propietario con modesta fortuna del sur del país; en 1913 se graduó del Colegio Militar con el grado de subteniente y optó por el arma de infantería. Hizo una gran carrera militar; dos acontecimientos marcaron su trayectoria profesional: 1) en el plano privado, fue su casamiento con Aurelia Tizón en 1929, perteneciente a una respetable familia; 2) en el plano profesional: participó del movimiento que derrocó a Yrigoyen; inicialmente se vinculó a la línea de Uriburu, pero por su incompetencia lo deja y para el momento del golpe, el formaba filas en la línea de Justo. Los avatares de la política lo condujeron al podio de profesor, en donde adquiriría una experiencia crucial para su futura carrera política. Con Justo en la presidencia, Perón fue designado ayudante de campo del Ministro de Guerra, el gral. Rodríguez. Desde esta perspectiva, percibió el proceso de “profesionalización” del cuerpo militar (devolverle la disciplina profesional, y que no se muestren sus preferencias políticas). Se desempeñó en la agregaduría militar en la Embajada Argentina en Chile en 1936, obteniendo información sobre los planes expansionistas de Chile en el sur. Cuando se reintegra al Ejército en 1938, este era una institución en plena efervescencia política. La opinión del Ejército evolucionó a una orientación más nacionalista; la combinación de diferentes influencias hizo que cada vez sea mayor la brecha entre la concepción oficial del papel del Ejército y la que era propia de una mayoría creciente de oficiales. Para estos, la misión del Ejército debía ser concebida como una defensa de la nacionalidad, de una identidad argentina radicada en la tradición, la historia y los valores cristianos. Con la muerte de su esposa, lo destinaron a una misión en el extranjero en 1939: fue a la Italia de Mussolini con la finalidad de perfeccionarse en las prácticas del ejército de montaña. Fue una experiencia formadora, ser testigo directo del fascismo en el poder. De regreso al país en 1940, lo trasladan a Mendoza donde se desempeña como profesor del centro de instrucción de las tropas de montaña. Allí tuvo oportunidad de frecuentar y hacer amistad con varios oficiales (Mercante, Farrell) que lo acompañarán después en su carrera política. Estuvo entre los fundadores de la GOU, y cuando en 1944 estallo el conflicto dentro de la GOU, la revolución de junio se hallaba a la defensiva, en parte por el giro adverso de la situación internacional (avance triunfal de los aliados sobre el Eje). Durante el año transcurrido de gobierno, la elite revolucionaria había invertido más sus energías en la condena doctrinaria que en las políticas concretas, todo parecía indicar que se encaminaba a una frustración como la de Uriburu. Es allí donde Perón hace su aporte oportuno: ofrece al régimen un programa social y económico, y una apertura hacia grupos estratégicos de la sociedad. Así, en 1944, acumula los cargos de vicepresidente, de ministro de Guerra y secretario de Trabajo. Creó organismos para permitir al país afrontar las consecuencias de la guerra y se propuso a desactivar la amenaza del comunismo, mediante una política de concesiones a los trabajadores. Al tiempo que puso en marcha la apertura laboral, Perón convocó a los sectores empresarios invitándolos a colaborar con ella. En la campaña de elecciones presidenciales de 1946, Perón aspira a la presidencia y busca contactos entre los radicales y conservadores para formar una coalición. En ellos no encontró respaldo, y además la apertura laboral fue recibida con hostilidad por el mundo de los negocios. Las políticas laborales del general no alteraron la visión crítica de la resistencia democrática, que lo veían como un demagogo y estratega. Estimulada por la derrota del Tercer Reich y por la forzada reorientación del gobierno, la Movilización opositora a Perón redobló la defensiva, decidida a imponer la rendición incondicional del Gral., en junio se le sumaron los empresarios; cuestionaron las concesiones a los Trabajadores. Esto, obligó a los sindicatos a tomar partido, y en julio organizaron un gran acto en defensa de las reformas laborales. Es en estas circunstancias donde Perón, aprovecha y toma una decisión estratégica: apelando a una retórica que ganaría en el fervor popular, proclamó el advenimiento de la era de las masas, el fin de la dominación burguesa y convocó a los trabajadores a movilizarse contra el complot reaccionario que amenazaba la obra de la Revolución de Junio: cobra así un nuevo intento político, donde el sobredimensionamiento del lugar político del trabajador fue el principal soporte de la fórmula política de Perón. El llamado a los trabajadores no recibió una respuesta inmediata y esto propició la última arremetida del movimiento opositor. El 19 de septiembre la Junta de Coordinación Democrática organizó una formidable demostración de fuerzas en la ciudad; por esto el gobierno reaccionó dando marcha atrás a la liberalización política: estado de sitio y la policía ocupó la universidad. El 9 de octubre la poderosa Guarnición de Campo de Mayo impuso a Perón la renuncia de todos sus cargos y fue enviado a prisión. El desplazamiento de Perón fue corto, ya que una semana después sus adversarios no supieron explotar la momentánea victoria alcanzada, Perón retornó con el poder político de un líder de masas. Esto sucedió, por varios factores, entre ellos por el error táctico de la oposición democrática. También, la noticia de su renuncia y encarcelamiento, hicieron cundir inquietud y descontento en las fábricas y barrios obreros: la CGT declara el 16 de octubre la huelga general, al otro día, columnas de manifestantes afluyeron a la Plaza de Mayo con la consigna de la libertad a Perón. Por la actitud del general Avalos ante la movilización obrera, que no tuvo ningún plan y negó que los oficiales avancen ante la muchedumbre, tuvo que admitir la derrota e inició negociaciones con oficiales cercanos a Perón. Avalos y sus aliados debían renunciar, Farrell nombraría un nuevo gabinete con hombres de la confianza de Perón y este Podría proseguir con libertad su carrera a la presidencia. Con la aparición de Perón en los balcones de la Casa de Gobierno en la noche del 17 de octubre, aclamado por la muchedumbre, nació el movimiento peronista a la vista de la política nacional. LA PRIMERA PRESIDENCIA (1946-1952) Perón era el candidato del oficialismo. Para los cuadros oficiales, Perón representaba la continuidad del proyecto revolucionario y su victoria en las urnas suponía la oportunidad de poner a salvo el prestigio militar. Perón, también era el candidato de la Iglesia; ya que la oposición no ocultó su intención de poner fin a la orientación clerical del régimen. En las elecciones del 24 de febrero de 1946 Perón se presentó como candidato de una coalición de tres partidos aliados: el Partido Laborista, organizado por los sindicatos, la Unión Cívica Radical Junta Renovadora y el Partido Independiente, de tendencia conservadora. Su vicepresidente fue Hortensio Quijano, un radical de la disidente Unión Cívica Radical Junta Renovadora. La oposición se nucleó bajo el estandarte de la Unión Democrática. Los programas de gobierno no diferían en sí: ambos se dirigían a un país en que la industrialización era un proceso irreversible y respondían al clima ideológico de la posguerra, con su énfasis en la intervención del Estado en la economía y la distribución mas igualitaria de la riqueza. Dos incidentes marcaron la batalla electoral: El decreto de Farrell firmado en diciembre del 45, que establecía beneficios para los trabajadores. Los empresarios lo califican de inconstitucional y se niegan a aceptarlo, pero por la movilización obrera al final lo aceptaron. Fue un golpe electoralista del gobierno para atraer más la simpatía de los trabajadores. Intervención intempestiva del ex embajador norteamericano en Buenos Aires, S. Braden. Afirmaba que tenía un informe de antiguas conexiones de los círculos militares con el régimen nazi. En las elecciones triunfó Perón, con el 57% de los votos. Tras asumir la presidencia, Perón comienza rápidamente a consolidar su poder: En lo interno fusionó los partidos que lo apoyaron para formar el Partido Peronista o Justicialista (llamado brevemente Partido Único de la Revolución). El personalismo fue una consecuencia casi inevitable de la trayectoria de este vasto conglomerado político. Perón fue el conductor político. CGT: la transformo en un agente de las directivas oficiales en el movimiento obrero. Fuerzas Armadas: se fijo como objetivo la neutralidad del cuerpo de oficiales y para conseguirlo apeló ante todo a la satisfacción de sus demandas profesionales. Iglesia: convirtió en ley el decreto que implantaba la educación religiosa en las escuelas y aumentó las partidas de presupuesto con destino a las actividades de culto. A su vez, Perón tuvo manifestaciones de consideración y respeto a la religión. Con el respaldo de las Fuerzas Armadas y la Iglesia, y la adhesión de una masa popular encuadrada en una conducción centralizada, el nuevo orden tenía un futuro relativamente seguro. Aun así, Perón reforzó el régimen mediante mecanismos de control burocrático y represivo: sus víctimas fueron la Corte Suprema y la Universidad. Con esta progresiva supresión a las libertades públicas, la oposición política quedo limitada al Parlamento. Las políticas del gobierno: Relaciones internacionales: busco una reaproximación a los EUA, que surgía como la potencia hegemónica. Aunque también se dio el gesto de reanudar relaciones con la URSS. Las iniciativas de Perón coexistieron con la proclamación de la Tercera Posición en el plano de la política internacional: respeto por la autodeterminación de los Estados nacionales y la aspiración de un orden económico mundial más equitativo. Política económica: expansión del gasto público, otorgándole al Estado un papel más central en la producción y en los servicios a través de una política de nacionalizaciones, la distribución más equitativa del ingreso nacional y el paulatino montaje de un régimen de incentivos que premió a las actividades orientadas al mercado interno y desestimuló la producción destinada a los mercados internacionales. Los apoyos sociales de Perón condicionaron sus opciones en materia económica. Perón escogió un plan de continuidad de la industrialización liviana, ya que era más congruente con una distribución progresiva del ingreso. La excepcional evolución del mercado internacional de la posguerra, los acrecidos ingresos fiscales y la masificación del ahorro institucionalizado fueron las condiciones de posibilidad de la economía peronista, plasmado en el Primer Plan Quinquenal del 1947. Esto significaba un ascenso en el poder adquisitivo de los trabajadores. Sindicatos: creció la tasa de sindicalización, lo que promovió la extensión de la cobertura de las negociaciones colectivas sobre el mercado de trabajo. Los nuevos convenios comportaron una verdadera redistribución del poder en la empresa al incorporar garantías y ventajas a los trabajadores que recortaban la autoridad patronal. Con la consigna de la justicia social, el gobierno prosiguió ensanchando los cambios en el nivel de vida de las clases trabajadoras mediante política de un Estado Benefactor. Es así, que con el tiempo, las masas que habían entrado en la arena política como “los descamisados” (excluidos) pasaron a identificarse como “los trabajadores”, subrayando el reconocimiento alcanzado en una sociedad ahora más igualitaria. La figura de Evita: en el papel de intermediaria entre el líder y las masas, tomó a su cargo la actividad política del movimiento oficial, también distribuyo premios y castigos a los dirigentes sindicales. Creó la Fundación Eva Perón, una vasta red de asistencia social, mantenida con donaciones no siempre voluntarias de las empresas y el aporte de los trabajadores. Participó en la campaña por el derecho del voto femenino, sancionado en 1947. Reforma constitucional de 1949: se convocó elecciones para la Asamblea Constituyente que dictó una nueva Constitución acorde con los principios del peronismo, estableciendo, entre otras cosas la igualdad jurídica de hombres y mujeres, los derechos de los trabajadores, la autonomía universitaria y las facultades de intervención del Estado en la economía, y en especial, la reelección presidencial, que Perón utilizó En los comicios de noviembre de 1951 Perón, con la compañía de Quijano por segunda vez alcanzo una victoria aplastante. El peronismo dejó de ser un partido cuyo predominio electoral era el resultado de su mejor oferta política en la contienda con los partidos opositores por el voto de los ciudadanos. El sistemático atrofiamiento del pluralismo político y de las libertades públicas modifico ese estado de cosas. A partir de entonces, los partidos opositores se encontraron despojados de los recursos elementales para disputar por las preferencias del electorado. LA SEGUNDA PRESIDENCIA. El segundo gobierno peronista se caracterizó por el agotamiento de la política distributiva que caracterizó al primer gobierno. Las huelgas y los conflictos sociales se generalizaron. En 1952 Perón convoca a sindicatos y empleadores al Congreso Nacional de la Productividad, con el fin de generar un proceso de diálogo social tripartito para enfrentar la crisis. El Congreso fracasa por la incomprensión de los mecanismos de diálogo social tanto por parte de los sindicatos como de las empresas, e incluso de los propios funcionarios del gobierno peronista. A partir de su reelección, en la cual obtuvo la victoria con un 62% de los votos, se producen algunos cambios significativos en el plano económico. Los salarios, que habían aumentado considerablemente hasta ese momento, se congelaron al igual que los precios por medio de contratos bianuales. El IAPI comenzó nuevamente a subvencionar al sector agrario. Se logró controlar el proceso inflacionario. El llamado al capital extranjero con el propósito de desarrollar la industria pesada fue motivo de polémicas, y atrajo las críticas de los opositores, entre ellos Frondizi. En 1954 Perón envía y logra la sanción de la Ley Nº 14.394 cuyo artículo 31 incluye el divorcio como parte de un enfrentamiento con la Iglesia Católica que había apoyado activamente al peronismo hasta ese año. Tras el derrocamiento de Perón, este artículo fue suspendido mediante el decreto ley 4070/1956. El divorcio recién volvería a ser aceptado en 1987 mediante la sanción de la Ley Nº 23.515. Desde 1951 sectores cívico-militares antiperonistas habían venido desarrollando actos terroristas a través de los denominados Comandos Civiles. El 16 de junio de 1955 los Comandos Civiles, integrados por conservadores, radicales y socialistas, junto con la Marina de Guerra y sectores de la Iglesia Católica intentaron un golpe de Estado que incluyó el Bombardeo de la Plaza de Mayo y el centro de la ciudad de Buenos Aires con más de 364 muertos y centenares de heridos. El ataque se produjo con una veintena de aviones de la Aviación Naval sobre la multitud que se encontraba en una manifestación. Los ataques continuaron hasta las 18 horas. El Ejército instaló tanques y baterías antiaéreas para proteger al presidente, por lo que a los insurgentes se les ordenó atacar a los miembros del Ejército y a los civiles que apoyaban a Perón. Finalmente, los atacantes pidieron asilo político en Uruguay. Tropas leales al gobierno de Perón resisten el Golpe de Estado en la localidad bonaerense de Ensenada. Luego Perón pidió en un discurso público por radio, calma a la población. Pero sus seguidores, en respuesta a los ataques, incendiaron varias iglesias en el centro de la capital. Perón dio entonces por finalizada la llamada revolución justicialista, y llamó a los partidos políticos opositores a establecer un proceso de diálogo que evitara la guerra civil. Por primera vez en años los opositores pudieron utilizar los medios de difusión estatales. Pero para entonces los partidos opositores no estaban interesados en llegar a un acuerdo con Perón, y utilizaron la oportunidad para difundir su oposición al gobierno y denunciar por radio la falta de libertades. Poco después Perón dio por concluidas las conversaciones. El 16 de septiembre de 1955 las Fuerzas Armadas derrocaron a Perón. La CGT, sectores del peronismo e incluso sectores opositores fueron a reclamar armas para impedir la toma del poder por los militares, pero el presidente se las negó y se exilió temporalmente en Paraguay. Finalmente se instaló en Madrid, en el barrio residencial de Puerta De Hierro. Allí se casó con la bailarina María Estela Martínez de Perón, Isabelita, a quien había conocido en Panamá, en 1956. LOS PILARES DE LA ECONOMIA PERONISTA ENTRE 1950-1955 Aumento del déficit fiscal (por haber poca presión impositiva) Emisión monetaria para financiar el déficit. Caída de las importaciones, las exportaciones y las reservas Aumento de la deuda externa Estrangulamiento de la capacidad productiva Pleno empleo de la capacidad pre instalada Caída de la producción agropecuaria (sequía en 1951-52) Alta demanda frente a una oferta de bienes y servicios escasa: inflación de costos vía salarios Aumento del desempleo Caída de la demanda, la inversión y los salarios Reforma económica: aumento de la producción agropecuaria, las importaciones y la producción en general Subsidios al consumo Estímulo al sector rural por medio de mejoras de precios relativos (esto falló) Promoción al capital extranjero (créditos del Exim Bank, acuerdos con Mercedes Benz y California Oil) Menores aumentos del circulante y los salarios 1955: caída del salario real, el PBI y la inflación El peronismo dejó intacto el régimen de propiedad LOS ANTECEDENTES. La economía argentina respondió a la recesión mundial de la década de 1930-40 mediante la producción local de un creciente número de bienes manufacturados que antes se importaban. El Estado argentino, estimuló esta sustitución de importaciones mediante una juiciosa política de protección arancelaria: entre 1930-35 y 1946-49 la producción industrial creció hasta más que duplicarse. Durante la 2da GM, se asistió a un considerable aumento del crecimiento industrial argentino, encabezado por las exportaciones a medida que bienes manufacturados de la Argentina penetraron en mercados extranjeros. En la estructura social, se operaron cambios que reflejaban esa evolución económica. El número de establecimientos industriales aumento, se integraban con migrantes del interior antes que extranjeros. Si bien la economía industrial se expandió rápidamente, la clase trabajadora no fue beneficiada por este proceso: los salarios reales en general se declinaron al rezagarse detrás de la inflación; la legislación social y laboral era escasa y su cumplimiento se imponía esporádicamente. Fuera de los lugares de trabajo la situación no era mejor, ya que las familias obreras tenían que afrontar sin ayuda del Estado, los problemas sociales de la rápida urbanización. El movimiento laboral existente en el tiempo del golpe de 1943 estaba divido y era débil, y la mayoría del proletariado industrial estaba al margen de toda organización sindical. Perón, mientras era vicepresidente en 1943 se consagró a atender algunas de las preocupaciones fundamentales de la emergente fuerza laboral industrial. Su política social y laboral creó simpatías por el tanto entre los trabajadores agremiados como en los ajenos a toda sindicalización. El creciente apoyo obrero a Perón provocado por estas circunstancias se cristalizó el 17 de octubre de 1945. Aunque en el periodo de 1943-46 hubo mejoras en las condiciones laborales y la legislación social, la década del gobierno peronista 1946-55 tuvo un efecto mucho mas profundo: se asistió a un considerable aumento de la capacidad de organización y el peso social de la clase trabajadora. Una política de ventajas concretas determinó una rápida extensión del sindicalismo. Los convenios firmados por toda la industria argentina en el periodo de 1946-48 regulaban la escala de salarios y las especificaciones laborales, e incluían además un conjunto de Disposiciones sociales que contemplaban licencias. La estructura de organización impuesta a la expansión sindical fue importante en el sentido de que moldeó el futuro desarrollo del movimiento gremial. Ley de Asociaciones Profesionales: se sanciono en octubre de 1945, donde se estipulaba el derecho del Estado a supervisar vastas áreas de la actividad sindical, la sindicalización se debí basar en la unidad de actividad económica antes que en el oficio o la empresa particular. Se creó una estructura sindical específicamente centralizada, que abarcaba las ramas locales y ascendía hasta una única central: la CGT. El Ministerio de Trabajo era la autoridad estatal que otorgaba a un sindicato el reconocimiento que lo facultaba. Mientras la expansión en gran escala de la organización sindical aseguraba el reconocimiento de la clase trabajadora como fuerza social en la esfera de la producción, durante el periodo peronista también se asistió a la integración de esa fuerza social a una coalición política emergente, supervisada por el Estado. En el primer periodo de 1946-51, se operaron la gradual subordinación del movimiento sindical al Estado y la eliminación de los líderes de la vieja guardia. A medida que en la 2da presidencia se perfiló mas claramente el Estado Justicialista, se tornó evidente el papel oficialmente asignado al movimiento sindical: incorporar la clase trabajadora a ese Estado. Se creó una vasta red de bienestar social, se dieron ventajas económicas concretas para la clase trabajadora (y eran claras e inmediatas): entre 1946-49 los salarios reales de los trabajadores industriales aumentaron un 53%. Si bien surgieron expresiones de oposición de la clase trabajadora a ciertos aspectos de la política económica peronista, los términos de la integración política del sindicalismo al Estado peronista fueron muy poco cuestionados: la era peronista borró en gran medida las anteriores lealtades políticas que existían en las filas obreras e implantó otras nuevas. Los socialistas, los radicalistas y comunistas en 1955 se encontraban marginados en lo que concierne a influencias. Ninguno de ellos pudieron desafiar la hegemonía política del peronismo en las filas sindicales. LOS TRABAJADORES Y LA ATRACCION POLITICA DEL PERONISMO. La relación entre los trabajadores y sus organizaciones y el movimiento y el Estado peronistas resultan indudablemente vitales para la comprensión del periodo 1943-55. El apoyo de la clase trabajadora a Perón, ha sido vista como el lógico compromiso de los obreros con un proyecto reformista dirigido por el Estado que les prometía ventajas materiales concretas. No se los ve como una clase pasiva, sino como actores dotados de conciencia de clase que procuraban encontrar un camino realista para la satisfacción de sus necesidades materiales. La adhesión política se vio como irreductible a un racionalismo social y económico básico. El peronista, fue en un sentido fundamental una respuesta a las dificultades económicas y de la explotación de clases. También era un movimiento representativo de un cambio decisivo en la conducta y las lealtades políticas de la clase trabajadora, que adquirió una visión política de la realidad diferente. Lo que se trata de entender en este texto es el éxito del peronismo, sus cualidades distintivas, la razón por la cual su llamamiento político inspiró más confianza a los trabajadores: las facetas que tocó y otros no lo hicieron. Es así que se considera el atractivo político e ideológico de Perón, así como examinar la índole de la retórica peronista y compararla. Los trabajadores como ciudadanos en la retórica política peronista: el atractivo político fundamental del peronismo reside en su capacidad de redefinir la noción de ciudadanía dentro de un contexto más amplio, esencialmente social. Capacidad para articular exigencias de participación política y pleno reconocimiento de los derechos de la ciudadanía. La cuestión de la ciudadanía en si misma, y la del acceso a la plenitud de los derechos políticos, fue un aspecto poderoso del discurso peronista, donde formó parte de un lenguaje de protesta, de gran resonancia popular, frente a la exclusión política. La fuerza del interés por los derechos políticos de la ciudadanía por parte de los partidos, se origina durante la Década Infame, donde se asistió a la reimposición y el mantenimiento del poder político de la elite conservadora mediante un sistema de fraude y corrupción institucionalizados. Esto, le dio un tinte de degeneración social a la elite tradicional, protagonista de una serie de escándalos. El peronismo, pudo reunir el capital político denunciando la hipocresía de un sistema democrático formal que tenia escaso contenido democrático real. Capacidad para refundir el problema total de la ciudadanía en un nuevo molde de carácter social. La ciudadanía ya no debía ser definida simplemente en función de derechos individuales y relaciones dentro de la sociedad política, sino redefinida en función de la esfera económica y social de la sociedad civil. Luchar por los derechos en el orden de la política implicaba inevitablemente el cambio social. Se reclamaba una democracia que incluyera derechos y reformas sociales, así como en una actitud que trataba con escepticismo las demandas políticas formuladas por la retórica del liberalismo formal. UNA VISION DISTINTA Y NUEVA DEL PAPEL DE LA CLASE TRABAJADORA EN LA SOCIEDAD. El peronismo fundaba su llamamiento político a los trabajadores en un reconocimiento de la clase trabajadora como fuerza social propiamente dicha, que solicitaba reconocimiento y representación como tal en la vida política de la nación. La clase trabajadora, como fuerza social autónoma, había de tener acceso directo y privilegiado al Estado por intermedio de sus sindicatos. Entre 1945-46, Perón no se dirigió a los obreros como individuos atomizados, sino como a una fuerza social cuya organización y vigor propios eran vitales para que el pudiera afirmar con éxito los derechos de ellos. La afirmación de los trabajadores como presencia social y su incorporación directa al manejo de la cosa pública suponía obviamente un nuevo concepto de las legítimas esferas de interés y actividad de la clase obrera y sus instituciones. Los trabajadores tenían derecho a interesarse por el desarrollo económico de la nación y a contribuir a determinarlo. Las cuestiones de la industrialización y del nacionalismo económico, debían ser situadas en el marco de esa nueva visión del papel de los obreros en la sociedad. Perón definió los parámetros de la industrialización en una forma nueva que atrajo a la clase obrera, así como la habilidad de abordar este problema en una forma que le permitió apropiarse del tema y el símbolo del desarrollo industrial y convertirlo en un arma política mediante la cual pudo diferenciarse de sus adversarios. El éxito de esta apropiación fue cuestión de cómo se percibiera: la clase obrera veía en el apoyo a Perón al desarrollo industrial un papel vital para si mismo como agente en la esfera pública, considerablemente ampliada, que el peronismo le ofrecía como campo de actividad. En efecto, Perón por cierto establecía el concepto mismo de desarrollo industrial la plena participación de la clase trabajadora en la vida pública y la justicia social. En la retórica peronista, la justicia social y la soberanía nacional eran temas verosímilmente interrelacionados antes que consignas abstractas meramente enunciadas. Una visión digna de crédito: carácter concreto y creíble del discurso político de Perón. El vocabulario del Peronismo era a la vez visionario y creíble. La credibilidad arraigaba en parte en la índole inmediata y concreta de esa retórica. La glorificación de estilos de vida y hábitos populares involucró un estilo y un idioma políticos bien a tono con las sensibilidades populares. Que Perón estructurara en ese lenguaje su llamamiento político, y nos parece un remanente de la condescendencia paternalista propia de la tradicional figura del caudillo. No hay duda de que esa capacidad para reconocer, reflejar y promover un estilo y un idioma políticos y populares basados en el realismo plebeyo contrastaba nítidamente con el llamamiento alzado por los partidos políticos que tradicionalmente representaban a la clase obrera. La capacidad de Perón para apreciar el tono de la sensibilidad de la clase trabajadora y los supuestos con que esta se manejaba se reflejo en otros terrenos. EL HERETICO IMPACTO SOCIAL DEL PERONISMO. El peronismo represento una presencia social y política mucho mayor de la clase trabajadora en la sociedad argentina. Existieron factores que se deben tener en cuenta al evaluar el significado social del peronismo para la clase trabajadora: respeto propio y dignidad. Significado de la década infame: respuestas a la clase obrera. Esta época fue experimentada por muchos trabajadores como un tiempo de frustración y humillación profundas, sentidas colectivamente e individualmente. La dureza de las condiciones de trabajo y la disciplina testimoniada por la mayoría de los observadores de aquel periodo tuvo impacto sobre la clase trabajadora en general. Algunos de los indicios más reveladores al respecto pueden obtenerse en formas culturales, en particular el tango: en sus letras se evidenciaban el desencanto y las malas situaciones de la época. La idea popular de la vida social, según sus letras, aconseja adoptar los valores dominantes, el egoísmo y la inmoralidad. La inmensa popularidad de estos tangos en la clase trabajadora de Buenos Aires, a pesar de las manipulaciones de la industria cultural y con todas las precauciones, respondían a algunas actitudes y experiencias que los trabajadores reconocían como propias. También se debe admitir que las únicas respuestas con que contaron los trabajadores no consistieron en el cinismo, la apatía o la resignación: aun se encontraba presente la característica militante que la cultura de la clase trabajadora había tenido en una época anterior. Hubo un aumento de la actividad gremial y la asistencia a las reuniones sindicales a fines de 1930-40 y principios de la siguiente década. Experiencia privada y discurso político: el más profundo impacto social del peronismo debe ser considerado a la luz de esa experiencia de la clase trabajadora en el periodo anterior a 1943. El poder del peronismo, radico en su capacidad de dar expresión pública a lo que hasta entonces solo había sido internalizado, vivido como una experiencia privada. En esa época, la imagen del silencio es algo corriente entre los trabajadores. El poder herético que el peronismo expresaba se reflejó en su empleo del lenguaje. Términos que traducían las nociones de justicia social, equidad, decencia, ocupaban ahora posiciones centrales en el nuevo lenguaje del poder. Es el caso de los “descamisados”, “cabecita negra”, “negro”, “negrada”, expresiones burlonas y despectivas, fueron incorporadas al discurso peronista, que les otorgó un nuevo status. Algo de ese significado social herético se torno patente en la vasta movilización de la clase trabajadora desde el 17 de octubre de 1945. Esa movilización demostró la capacidad de los trabajadores para actuar en defensa de lo que consideraban sus intereses, y represento un rechazo de las formas aceptadas de jerarquía social y los símbolos de autoridad. Gran parte del espíritu de efervescencia y blasfemia, y esa redistribución del espacio público ese día de octubre, dio por resultado la recuperación del orgullo y de la autoestima de la clase trabajadora. Los límites de la herejía: ambivalencia del legado social peronista: una vez en el poder el peronismo no contemplo la ebullición y la espontaneidad de la clase trabajadora. Es mas, gran parte de los esfuerzos del Estado peronista desde 1946-55 pueden ser vistos como un intento por institucionalizar y controlar el desafío herético que había desencadenado en el periodo inicial y por absorber esa actitud desafiante en el seno de una nueva ortodoxia patrocinada por el Estado. Considerado bajo esta luz, el peronismo fue en este sentido para los trabajadores un experimento social de desmovilización pasiva. La ideología también subrayaba que los intereses de la nación y su desarrollo económico debían identificarse con los de los trabajadores y sus sindicatos. En este contexto de estas consideraciones sobre el significado social del peronismo para los trabajadores y el éxito que alcanzó a canalizar y absorber lo que hemos llamado el potencial social herético de esta clase. El Estado peronista tuvo éxito en el control de la clase trabajadora, tanto social como políticamente por: Capacidad de la clase trabajadora para satisfacer sus aspiraciones materiales dentro de los parámetros ofrecidos por el Estado. El prestigio personal de Perón. La habilidad del Estado y su aparato cultural, político e ideológico del Estado para promover e inculcar nociones de armonía e intereses comunes de las clases. El peronismo tuvo la capacidad de apropiarse de los símbolos de las tradiciones de las clases obreras anteriores y rivales, absorbiéndolas y neutralizándolas. Al resumir el análisis de la naturaleza de la experiencia peronista para los trabajadores argentinos en el periodo 1943- 55 se debe mencionar: 1. El peronismo marco una coyuntura decisiva en la aparición y formación de la moderna clase trabajadora argentina. Su existencia y su sentido de identidad como fuerza nacional coherente (tanto social como política) se remontan a la era de Perón. Este legado no fue fácil de hacer a un lado, aun derrocado Perón. 2. El apoyo que le dieron los trabajadores a Perón se basó en su experiencia de clase en las fábricas, su adhesión de índole política generada por una forma particular de movilización y discurso político. LONARDI PRESIDENTE: LA FICCION NACIONALISTA La revolución de septiembre de 1955, contó con el apoyo del conjunto del arco político. Tras el objetivo de poner fin a la presidencia de Perón, confluyeron radicales intransigentes y unionistas, conservadores y socialistas, demócratas cristianos y grupos nacionalistas. Estos últimos, le confirieron al gobierno posperonista un sello distintivo. Lonardi, se levantó en armas con una fuerte convicción religiosa y nacionalista. La cuestión peronista fue el hilo conductor de los Enfrentamientos que separaban a los lonardistas de sus adversarios. Lonardi tenía la intensión de reeditar la vieja alianza de 1943 con militares nacionalistas y jefes sindicales, pretendía hacer un peronismo sin Perón. Tenia que legitimar la revolución de septiembre ante los ojos de los trabajadores, por lo cual uso una terminología fraterna con ellos, lo que repudiaban los antiperonistas de la Marina, encabezados por el vicepresidente, Isaac Rojas. Rojas impulso la formación de una Junta Consultiva Nacional de los partidos políticos, a efectos de contrarrestar el poder de los lonardistas. La creación de estos organismos, suponía un reconocimiento a los partidos políticos y reflejaba el encuentro de estos con las Fuerzas Armadas. Hubo muchas tensiones en el gabinete nacional: una en el Ministerio de Trabajo, ya que su titular (que era una pieza clave de las relaciones entre el gobierno y la CGT) se negó a intervenir la institución de los trabajadores. Otra tensión, fue la influencia de Achával, que contaba con facultades para presentar proyectos de decretos-ley al presidente sin pasar por los ministerios correspondientes. Con esto, los integrantes de la Junta Consultiva Nacional, renunciaron a pleno, y presionado por un grupo de oficiales del Ejército con aval de la Marina, Lonardi tuvo que renunciar el 13 de noviembre de 1955. ARAMBURU: ILUSION PEDAGOGICA, REPRESION E INGENIERIA INSTITUCIONAL. La asunción del nuevo presidente, Gral. Pedro E. Aramburu fue bien recibida por el arco político. Isaac Rojas permanecía en la vicepresidencia, lo cual era percibido como un factor positivo para la transición política que se avecinaba. Se requería la disolución de su identidad política y la reabsorción gradual por las sedicentes fuerzas democráticas. La viabilidad de esta tarea, se alimentaba de una concepción del peronismo, concebido como mero fruto de un líder demagógico dotado de un eficaz aparato de propaganda. La consecución de los objetivos mencionados suponía el despliegue de un conjunto de medidas persuasivas y represivas: intervino la CGT, disolvió el partido peronismo, inhabilito a sus integrantes a ocupar puestos en la administración pública y proscribió (desterró) de la representación gremial a los que habían ocupado cargos sindicales a partir de 1952. En junio del 1956 un grupo de militares retirados con civiles produjeron un levantamiento. El uso de la violencia política por los peronistas estaba en consonancia con las instrucciones emanadas por Perón desde el exilio. El gobierno reaccionó e implantó la ley marcial y fusiló a 6 militares sublevados y a civiles (incluido un grupo de obreros – lo que denuncia Operación Masacre). El contexto descripto fue un catalizador de las tensiones internas en la UCR. La reelección de Frondizi como presidente de su Comité Nacional en marzo del 1956, precipitó los Acontecimientos. El propuso que se eligieran los candidatos para la fórmula presidencial de la UCR mediante una encuesta de las figuras mas representativas del Movimiento de Intransigencia y Renovación. Para enfrentar esa medida, los congresos radicales de Buenos Aires y Córdoba resolvieron defender una reforma de la carta orgánica partidaria para que los candidatos a presidente y vice fuesen elegidos por el voto directo de los afiliados. Así, según la encuesta ganó la candidatura Frondizi, y mediante el voto directo, Balbín. La aprobación del método de la encuesta provocó la renuncia de Balbín como integrante de la Junta Nacional del MIR y sentó las bases materiales y políticas de para la ruptura de la unidad orgánica del partido. Las siglas de UCRI (Unión Cívica Radical Intransigente) fue la facción de Frondizi y las siglas UCRP (Unión Cívica Radical del Pueblo), a sus adversarios. Los resultados de la encuesta interna legitimó la pre-candidatura de Frondizi y con la aprobación de la Convención Nacional, se aprobó la formula Frondizi-Gomez. La primera prueba que midió la correlación de fuerzas entre los dos partidos, fue en julio de 1957 con motivo de la convocatoria a elecciones constituyentes. La iniciativa gubernamental estuvo inspirada en la necesidad de construir un diseño institucional que facilitase la erradicación del peronismo. La convocatoria situó a la UCRI (Frondizi) en una difícil disyuntiva. Si optaba por competir con la UCRP en la captación del voto radical fiel, debía ser condescendiente con los sentimientos antiperonistas de ellos. Si se inclinaba por competir con el voto en blanco de los trabajadores (como lo indicó Perón) debía aproximarse a las expectativas de ellos. Frondizi optó por la segunda opción, empuñando con firmeza su rechazo a la Convención Constituyente. Acompañado por la influencia de la Revista QUE (dirigida por Frigerio) articuló su campaña en torno a la contraposición pueblo-oligarquía. La convención nacional de la UCRP resolvió concurrir a las elecciones e impulsar un programa de 21 puntos de reformas, incluidos ahí los derechos sociales, la reforma agraria y la enajenabilidad del petróleo argentino. El 4 de febrero de 1958, Perón anunció su respaldo a la candidatura de Frondizi. Hubo un acuerdo entre ellos: el lo apoyaba si Frondizi se comprometía a poner en práctica una amplia amnistía, reconocer legalmente al justicialismo y eliminar las trabas de la consolidación de la CGT. De esta forma, Perón se legitimó como actor político independiente de la escena nacional y reafirmo su posición de predominio en el interior del justicialismo. La retórica de Frondizi era amplia e inclusiva: destacaba el papel de los obreros y empresarios en la modernización del capitalismo argentino, suponía una tímida actitud benévola con respecto a la Iglesia Católica y auguraba el fin de las discriminaciones ideológicas contra la izquierda. Esto fue eficaz: apoyado por nacionalistas y comunistas, por ateos de izquierda y cristianos fervientes el 23 de febrero de 1958 su triunfo en las elecciones presidenciales fue arrasador. Sindicatos, burócratas y movilización. En su discurso de asunción, Lonardi (55) afirmó que en la Argentina pos- peronista: “no habría NI VENCEDORES NI VENCIDOS”. Así, trataba de calmar las grandes masas de trabajadores peronistas preocupados por el destino de las conquistas sociales y económicas alcanzadas con Perón, y de las organizaciones sindicales que las garantizaban. El presidente y sus partidarios estaban dispuestos a admitir que los peronistas siguieran controlando los sindicatos; su única salvedad era que debía tratarse de un peronismo purificado de los vicios que lo habían corrompido y llevado a la derrota. Se esperaba que los sindicatos estén alejados de excesos y mantengan sus límites, y así tendrían un papel crucial en la Argentina Posperonista, como órganos de control social y canales de la expresión de la clase obrera. El intento de Lonardi de llevar esta práctica a cabo fracasó y fue reemplazado por su vice, ARAMBURU (líder militar del campo antiperonista 55-58) esto sucedió porque: La posición de Lonardi era minoritaria El grupo dominante antiperonista consideraba que se debía hacer una purga del peronismo COMANDOS CIVILES: Grupos armados de antiperonistas que se apoderaron de muchos sindicatos en las semanas siguientes al golpe. Mientras la gestión de Lonardi procuraba concentrar con la conducción gremial peronista un compromiso que posibilitara una continuidad modificada, los antiperonistas intensificaban sus ataques a los locales gremiales e instaban a efectuar una PURGA del peronismo. Es así que la conducción peronista de la CGT duda de la capacidad de Lonardi de cumplir sus promesas; ya que el sector nacionalista del movimiento no tenía autoridad suficiente. En este contexto de tensión, las bases gremiales peronistas demostraron los dos meses siguientes una creciente disposición a RESISTIR y preservar los logros alcanzados. Gran parte de esa resistencia dejó a un lado a la conducción sindical peronista. El 17/oct y a principios de noviembre, se realizaron huelgas como protesta por la situación nacional en general, y por los ataques antiperonistas contra los sindicatos en particular. La CGT convocó a un paro general para el 14/nov/1955 para protestar contra la asunción de Aramburu; este a su vez reprimió eficazmente la medida y el 16/nov el nuevo gobierno intervino la CGT, todos sus sindicatos miembros y detuvo a muchos dirigentes. La clase obrera peronista comenzó a exhibir una firme voluntad de defender sus sindicatos; esta voluntad seria un factor clave en el desarrollo de las relaciones entre los gremios, los trabajadores y el régimen militar en el periodo siguiente. EL GOBIERNO DE ARAMBURU, LA RESISTENCIA OBRERA Y LA SUPERVIVENCIA DEL PERONISMO. El nuevo gobierno de Aramburu e Isaac Rojas (vice) se dispuso a abordar de inmediato la persistente influencia peronista en todos los niveles de la sociedad argentina (PURGA DEL PERONISMO). las autoridades intentaron proscribir a toda generación de funcionarios gremiales peronistas mediante un decreto; y quedaron proscriptas todas las actividades políticas peronistas. Estas medidas antiperonistas se extendieron a la base fabril: Se declaró disueltas todas las comisiones de delegados La CGT estaba bajo el control de un interventor militar Se designaron interventores militares y antiperonistas en todos los sindicatos. El objetivo de esta ofensiva era que el terreno quedara despejado para la elección de dirigentes gremiales “democráticos”. Para la patronal y el gobierno la cuestión era fundamental: la industria argentina se caracterizaba por una situación de hecho que daba a las comisiones internas un amplio margen de control del proceso productivo. Esto impedía eficazmente la implementación de nuevos ordenamientos laborales racionalizados que podían incrementar la productividad del trabajo. Para defenderse a si mismos del ataque contra los sindicatos y las condiciones fabriles, los trabajadores iniciaron el proceso de reorganización espontánea y localizada: LA RESISTENCIA PERONISTA. Tuvo una diversidad de formas de accionar y confirmó la dominación peronista de la clase obrera. La fidelidad a Perón seguía, a pesar de los ataques del gobierno, que estos expresaban con mucha claridad para los trabajadores lo que estaba a punto de perderse y el contraste con la época de Perón. De ese modo, reforzaba la identificación de Perón y el Peronismo con las experiencias obreras concretas. Las luchas defensivas de 1956-57 pusieron en primer plano una camada de dirigentes gremiales más jóvenes (por la proscripción de la generación anterior a 1955). Dos serian los principales desafíos que estos dirigentes enfrentaron en 1957-58: 1. Negociar eficazmente entre la patronal y el gobierno: por espacios institucionales algunos gremios normalizados (tanto peronistas como antiperonistas) formaron la COMISION INTERSINDICAL a principios de 1957. Mas adelante, el interventor militar de la CGT llama a un Congreso Normalizador. Los socialistas y antiperonistas que controlaban algunos sindicatos eran minoría, por lo que abandonaron el Congreso y constituyeron los 32 GREMIOS DEMOCRATICOS. Los restantes, peronistas en su mayoría formaron las 62 ORGANIZACIONES. De este modo, el peronismo como el antiperonismo encontró expresión institucional dentro del movimiento sindical. Las 62 ORGANIZACIONES representaban para los gremialistas peronistas la primera organización Justicialista completamente legal desde el derrocamiento de Perón. Usarían esta institución (62 ORGANIZACIONES) para coordinar y presionar al Gobierno en el campo sindical como en otros. La resistencia fabril estaba estrechamente asociada a la resistencia en otros terrenos. Para muchos militantes el dilema radica en el hecho de que el éxito mismo de la resistencia en los sindicatos estaba cambiando el contexto dentro del cual debía actuar el movimiento. El gobierno se retiraba y abría posibilidades de actividad legal dentro de las estructuras existentes. Aunque, en el movimiento eran muchos los que rechazaban esa opción táctica, porque dejaba un lado el derrocamiento del régimen y el retorno de Perón. El punto focal de esta tensión se centró en las elecciones presidenciales convocadas para febrero de 1958. Frondizi cortejó abiertamente al peronismo para obtener su voto. Para los dirigentes sindicales peronistas, apoyar su candidatura era una opción con muchos atractivos y el contraste con el gobierno militar era evidente. LOS AÑOS DE FRONDIZI: LA LOGICA EMERGENTE DEL PRAGMATISMO INSTITUCIONAL: El gobierno de Frondizi (58) disfrutó de una tregua inestable con los sindicatos durante sus primeros 8 meses. Las bases peronistas habían salido del régimen militar con una confianza muy robustecida en sus propias fuerzas. Alentados por la nueva situación institucional por un presidente que debía ese cargo a sus votos, los trabajadores peronistas lanzaron una cantidad creciente de huelgas. Al mismo tiempo, Frondizi cumplió una de sus principales promesas de campaña: sancionó la LEY DE ASOCIACIONES PROFESIONALES (14.445). La promesa de estabilidad en el frente se disipó rápido. En enero/1959 Frondizi anunció un plan de estabilización que reducía de manera drástica las protecciones arancelarias, devaluaba el peso, aumentaba la mayoría de los precios controlados y prometía un virtual congelamiento salarial. La respuesta del movimiento obrero fueron una serie de acciones defensivas en 1959-60. Por esto, muchos gremios fueron intervenidos durante el 59. La lucha era desigual porque con la aguda rescisión, la posición negociadora de los sindicatos quedó muy debilitada. Esto desmovilizó y puso a la defensiva al movimiento obrero. Los sindicatos peronistas experimentaron esto como una traición. La afinidad entre elementos centrales de la filosofía desarrollista (Frondizi) y concepciones que podían encontrarse en la ideología justicialista fue un factor crucial que apuntaló las acciones sindicales durante El gobierno de FrondizI y sus sucesores. Frondizi y sus partidarios argumentarían que el plan de estabilización fue una necesidad temporaria y que las concesiones al capital extranjero eran imprescindibles para romper con las ataduras del subdesarrollo. Una importante minoría militante dentro del peronismo y la clase obrera se resistiría a esta lógica práctica. Apoyados en la resistencia, denunciaron el compromiso con Frondizi. Esta oposición a Frondizi (línea DURA) no elaboró una critica fundamental de la estrategia desarrollista. Antes bien, perduró como un rechazo moral de su impacto y los asociados a ella y una insistencia en la importancia de los criterios sociales y morales para establecer las políticas estatales. Los “duros” conservaron una mayoría formal dentro de las 62 ORGANIZACIONES durante los años de Frondizi. La línea dura, creía que la participación en la negación, el compromiso y la defensa de lo que se vería una apuesta por el sistema, implicaría inevitablemente la postergación para algún vago futuro de las aspiraciones fundamentales que habían sido la base de la lucha obrera desde 1955, sobre todo la vuelta de Perón. La política de Frondizi consistía en precisamente divorciar a Perón del movimiento y en especial de su rama gremial. INSISTENCIA EN LAS VIRTUDES DE LA DUREZA, LA INTRANSIGENCIA Y LA LEALTAD Y EN LA FIDELIDAD A QUIENES HABIAN LUCHADO Y A PERON. La lógica del pragmatismo termino por imponerse. El periodo posterior a 1959 se caracterizó por el crecimiento de cierta resignación y desmovilización, que seria el telón de fondo de un proceso de burocratización de los sindicatos. Esto implicaba un cambio en la relación entre los dirigentes y las bases y en las actitudes de los propios líderes sindicales. La lógica de cierto convenio era difícil de resistir. Los militantes peronistas se enfrentaban a la realidad de que a medidos de 1960 la opción insurreccional era una mera ilusión. El PLAN CONNITES instaurado destruyó eficazmente la estructura clandestina de la resistencia peronista. Al mismo tiempo, Frondizi ofreció oportunidades institucionales más concretas a los sindicatos: Contratos de negociaciones colectivas firmados en 1960-61. Se tomaron algunas medidas para cumplir su promesa de devolver la CGT. El pragmatismo institucional presentaba sus propios desafíos a los dirigentes sindicales. Facetas: Los gremios tenían que representar las necesidades institucionales de sus organizaciones y los intereses económicos de sus afiliados. Los gremios tenían a su cargo la negociación de las demandas del movimiento peronista con otros actores del sistema político institucional. Los dirigentes sindicales debían negociar dentro del peronismo con otros sectores del movimiento. La primera prueba real de la capacidad de los dirigentes para desempeñar estos roles se produjo en las elecciones de mitad del mandato presidencial en 1962. Dentro de la dirigencia sindical prevalecía la idea de que el peronismo debía intentar presentar sus propios candidatos en vez de elegir el voto en blanco. Se trataba de un juego complejo por todas las situaciones que ameritaba, pero en definitiva los líderes sindicales de las 62 ORGANIZACIONES consideraron las elecciones como una oportunidad única para afirmar el peso del gremialismo tanto dentro del peronismo como en el sistema político argentino. El resultado de los comicios fue una resonante victoria peronista: sus candidatos ganaron 8 de 14 gobernaciones. Frondizi anuló de inmediato las elecciones e intervino esas provincias, pero no pudo salvar su presidencia. El 29/marzo, con apoyo militar jura como presidente provisional José Maria GUIDO, y formó un gabinete antiperonista. Estas elecciones demostraron con claridad el nuevo status del sindicalismo peronista. Dentro del Justicialismo, impusieron sus candidatos. La expresión política de la clase obrera peronista estaría ahora muy atada al movimiento sindical. LOS AÑOS VANDORISTAS: APOGEO DE LA BUROCRACIA SINDICAL. Augusto VANDOR simbolizo el proceso de integración del aparato sindical al sistema político institucional argentino y su corolario de burocratización y uso creciente de métodos autocráticos para controlar la vida interna de los sindicatos. Políticamente, el vandorismo implicaba el uso del poder y la representatividad que los sindicatos debían a su posición de fuerza dominante dentro del peronismo a fin de negociar con otros factores de poder. Su imagen, contribuyó a fortalecer la percepción de los sindicatos peronistas como una parte fundamental del sistema social y político. También, su imagen proyectada recordaba el modelo del gangsterismo sindical; el líder metalúrgico llegó a personificar la traición al espíritu de la resistencia y la esencia de un peronismo obrero radical. La base del poder de esta dirigencia eran: 1) LEY DE ASOCIACIONES PROFESIONALES (ya que no solo garantizaba a las dirigencias gremiales el derecho a negociar sin tener la competencia de sindicatos rivales, sino que también sentaba las bases de una estructura sindical que contribuía en mucho a asegurar el control centralizado dentro de un sindicato); 2) EL MANEJO DE LAS FINANZAS: las finanzas gremiales tenían 3 fuentes: · Cuota sindical · Cuota asistencial · Cuota empresarial (pagada por la patronal como un aporte para el bienestar social) La ley de asociaciones profesionales establecía un sistema de retención automática de estas diferentes cuotas, de la que se encargaban los empleadores. Dada la preponderancia de un tipo de estructura gremial centralizada; este sistema proporcionaba grandes recursos económicos a la dirigencia sindica 3) SISTEMA DE ELECCIONES GREMIALES: la ley, instituyó una política por la cual la lista ganadora se llevaba todo. La mayoritaria asumía el completo control del sindicato. Una vez elegido el grupo, era muy difícil desalojarlo. Vandor y otros líderes sindicales, utilizaron este sistema para convertirse en decisivos interlocutores sociales y políticos dentro de la sociedad argentina. En enero de 1963 se reconstituyó formalmente la CGT. Las 62 ORGANIZACIONES tenían una clara mayoría frente a los sindicatos no peronistas. El secretario general elegido con la bendición de Vandor fue José Alonso. Con la recién recuperada CGT en funcionamiento y su base de poder de las 62 ORGANIZACIONES ahora consolidada, la conducción sindical peronista lanzó una campaña para buscar soluciones a las penurias económicas y sociales de sus afiliados. El gobierno implementó un plan de estabilización similar al de Frondizi. La primera etapa de aquella campaña culminó con el lanzamiento del PLAN DE LUCHA: *una semana de protesta contra la política económica *otras acciones (debates, reuniones públicas) Con la mejora de la situación económica de 1963-64, la CGT intensificó su campaña para recuperar el territorio perdido. Sus intentos de presionar a Illía, condujeron a la implementación de la 2da fase del PLAN DE LUCHA (mayo- junio 1964): escalada de ocupaciones de fábricas en todo el sector industrial argentino.Con la conducción de José Alonso, la CGT asumió su papel de actor fundamental en los cruciales debates nacionales; también cultivo asiduamente la imagen de una central obrera avanzada y capacidad técnica; que podía discutir científica y responsablemente el futuro de la Nación. EL DOBLE JUEGO: LAS VENTAJAS Y DESVENTAJAS DE JUGAR A LA POLITICA. La ley de asociaciones profesionales, daba a la condición sindical un poder considerable. Era un poder ambiguo: la legislación laboral argentina otorgaba al gobierno el control de la mayoría de los asuntos internos de un sindicato. La capacidad misma de negociar con la patronal dependía de lo que consiguiera y mantuviera la personería gremial. La ley laboral se ocupaba de todos los aspectos del funcionamiento sindical, desde la realización de elecciones hasta la contabilidad de los recursos económicos. Regulaba la frecuencia de las asambleas generales, determinaba los requisitos para ser delegado y establecía plazos previos para la publicidad de una asamblea. Ahora bien, el uso concreto que el gobierno en ejercicio hacia de este poder, era precisamente la BASE DE LAS NEGOCIACIONES entre los sindicatos y el Estado. (Dada la vasta gama de actividades gremiales cubiertas por las regulaciones laborales, el ministerio de trabajo siempre podía encontrar infracciones cometidas por los sindicatos si era necesario presionar alguna conducción gremial en particular). El hecho de que una parte tan grande del funcionamiento sindical normal estuviera sujeta a esta estrecha supervisión potencial del Gobierno, implicaba una inevitable POLITIZACION de los asuntos gremiales en la Argentina. Obligaba a los líderes sindicales a interesarse en el carácter del gobierno nacional: su actitud potencialmente amistosa u hostil hacia ellos. Por si mismo, este era un factor importante que contribuía a explicar el proceso de “integración” sufrido por los sindicatos peronistas en esos años; inducía vigorosamente a la conducción sindical a adoptar un realismo pragmático. La situación era bilateral: el gobierno, resuelto a ampliar su control legal de los gremios, podía chocar con la determinación sindical de procurar su desplazamiento del poder (negociaciones con figuras militares). Los sindicatos peronistas también cumplían una función mas específicamente política que se deducía de su papel como principal fuerza organizadora del movimiento justicialista. Esto implicaba su participación en el doble juego consistente en representar: 1) a sus afiliados en la lucha por las demandas económicas 2) al movimiento peronista en sus conflictos y maniobras con otras fuerzas políticas del país. En los años siguientes serian cada vez más notorios la tensión y el conflicto que este papel generaba dentro del movimiento justicialista y en las relaciones con el propio Perón. La tensión se centraba en el intento de la conducción sindical que rodeaba a Vandor de afirmar su dominación del movimiento peronista e institucionalizarla en una expresión política aceptable para las otras fuerzas actuantes en el sistema político argentino. Para Vandor, el problema fundamental era el EQUILIBRIO INTERNO de fuerzas dentro del peronismo. Si en sus relaciones con el Estado y “otros factores de poder” los sindicatos tenían que afirmar su derecho a actuar mas allá de la esfera estrictamente económica de las negociaciones colectivas, también debían plantear una pretensión de hegemonía dentro del movimiento justicialista. Esta pretensión chocaba tanto con los grupos neo-peronistas como con el ala política oficial del movimiento. Por otra parte también significaba una demanda al menos implícita de independencia relativa con respecto a Perón. En una conferencia de las 62 ORGANIZACIONES en octubre/1965 los delegados vandoristas reafirmaron su “voluntad de promover la institucionalización del movimiento”. Esto implicaría la creación de un partido político legal organizado de abajo hacia arriba y donde el papel de Perón sería limitado. El poder político que podía extraer Vandor del doble juego, también tenía claros límites: El hecho de ser los principales representantes políticos de Perón confería a los líderes sindicales cierta autoridad frente a las bases y una reserva esencial de apoyo que los fracasos en el campo estrictamente económico tal vez le había negado. Su capacidad de movilizar a la clase obrera en nombre de Perón era un arma importante que podían emplear para presionar al gobierno de turno con el fin de obtener beneficios económicos concretos. Las Fuerzas Armadas se convencerían así de la necesidad de llegar a un acuerdo con la dirigencia gremial en caso de planificar un golpe, o bien, de dejar a un lado sus objeciones a la participación electoral peronista, con el argumento de que la intervención en el proceso político disiparía el poder social militante desplegado en las ocupaciones de las fabricas. El celebre pragmatismo de Vandor implicaba una actitud oportuna cuando se trataba de tácticas y formas políticas. La lógica le indicaba la preferencia por la política electoral. La conducción sindical era muy consciente de su capacidad de alcanzar el poder y ejercer influencia dentro del sistema político provenía de su aptitud de movilizar a sus afiliados. Por definición, la vigencia de un sistema electoral les daba el mayor campo de acción para ejercer presiones y negociar. El uso de la camiseta peronista, les daba un margen consideraba de maniobra y cierta independencia en sus tratos con Perón y los gobiernos, pero no era equivalente a negociar políticamente desde una posición de fuerza sindical autónoma. Así, Perón y los líderes sindicales estaban atrapados en un círculo vicioso. Dada la índole de la situación posterior a 1955, aquel estaba obligado a apoyarse primordialmente en los sindicatos como su principal herramienta de negociación y afirmación de las pretensiones peronistas dentro del sistema político. Al mismo tiempo, el éxito de los sindicatos alcanzaban a cumplir este papel, planteaba inevitablemente un desafió a la capacidad de Perón de determinar el destino del movimiento. Esta fue la tensión que se exteriorizó en la disputa entre el líder justicialista y Vandor, en las elecciones de 1965 en Mendoza. El triunfo del candidato de Perón sobre el vandorista Serú García, mostró los límites de la independencia del poder político sindical y su imposibilidad de crear un partido basado en los sindicatos que relegara a Perón al papel de una mera figura decorativa. En una situación económica que luego de 1955 fue testigo de frecuentes ataques contra los salarios y las condiciones laborales, Vandor y sus compañeros de la conducción sindical eran muy conscientes de la necesidad de ser vistos como adversarios de la patronal y el Estado en esta cuestión fundamental. Por lo demás, el doble juego los obligaba a estar en condiciones de movilizar a sus afiliados cuando era necesario con el fin, por lo menos, de mantener su credibilidad como una fuerza que los otros “factores de poder” debían tener en cuenta.