Subido por fede0rico

Ensayo- Por una antropología que salte la cerca diciplinar

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Antopología, saltando el cerco diciplinar y por un enfoque desde el corazón
Joan Sebastian Cabuyales Cardona
Universidad del Cauca
Los nadies: los ningunos,
los ninguneados,
corriendo la liebre,
muriendo la vida, jodidos, rejodidos:
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Eduardo Galeano.
Introducción
A lo largo del ensayo pretendo abordar tres puntos: Una crítica a las formas extractivas de
obtener conocimiento, que operan en los métodos y herramientas en que se basa la
antropología. Para esto es importante tener claro que la antropología se posiciona desde un
lugar de conocimiento superior que se autovalida y que deslegitima e invalida lo que está fuera
de su prontuario y como hija de lo moderno/colonial, liquida o en el mejor de los casos
subsume a su mundo las voces de lo diferente. En segunda medida me sitúo en la búsqueda por
plantear un enfoque para mi forma de hacer antropología proponiendo que sea un enfoque
desde el corazón, asumiendo que hay que darle lugar a la experiencia vital dentro de la
reflexión antropológica, pues es mucho lo que se queda por fuera, es mucho lo que en las
formas habituales de análisis antropológico, no se permite dimencionar. Es necesario dar a
conocer y proponer otras formas, que permitan llevar las relaciones, que se dan más allá del
esquema de un trabajo de campo, relaciones que tienen que ver con otras formas de conocer y
que tal vez -afortunadamente-, no son del interés del conocimiento científico, pues no se
plantean desde ni para sus esquemas. En tercer lugar propongo llegar a una mirada que va en
busca de ampliar su sensibilidad, por medio de lo que ocurre durante la “experiencia vital”,
que es la que transforma y que para que sus condiciones sean dadas no necesita de
clasificaciones, ni de permisos y reconocimientos, para desplegarse y existir, es contraría de la
investigación que selecciona, que especifica, que profundiza y prioriza algunos de los elementos
que conforman el accionar de los grupos punto de partida de la investigación, más omiten o
no perciben el saber que cobra sentido en la vida; que la antropología, observa y encierra,
para controlar en la reducción a un marco “temático” especifico. Esto no supone una llamada
un nihilismo teórico en el que se desdeñan las herramientas y profundidades a las que puede
llegar el análisis social, si no un canto a ver más allá de “las ramas que no dejan ver el bosque”,
aquello de lo que no es plausible hablar, aquello que siempre ha estado allí, pero que no se
reconoce, ni se le da lugar, desde las narrativas hegemónicas imperante en el ejercicio
antropológico con fines y lógicas implícitas e importadas, que se insertan sin preguntar en
realidades y latitudes en mucho distantes a lo occdental-racional, que no se equiparan pero que
se homogenizan a la fuerza en el proyecto de lo moderno/colonial que sustenta el orden
económico global.
A modo de contexto
Lo que pretendo en este apartado es dar una idea, tanto a quien lee desde la antropología,
como a quien llega desde otro plano o campo de conocimiento; de las herramientas y
estrategias que ha empleado la antropología para estudiar a “otros” a partir de métodos
centrados desde su propio esquema de pensamiento, justificando su actuar desde su “status” de
“conocimiento científico”, sin reconocer responsabilidad alguna en la reproducción de los
valores coloniales: “Desde su origen la Antropología ha sido instrumento de la dominación
colonial, ha racionalizado y justificado en términos académicos, abierta o subrepticiamente, la
situación de dominio de unos pueblos sobre otros y ha aportado conocimientos y técnicas de
acción que sirven para mantener, reforzar o disfrazar la relación colonial.”
(Declaración de Barbados I, 1971.) contra este orden mundial, desde el siglo XX se vienen
planteando luchas de coloniales desde diferente latitudes subalternizadas.
Muchas son la definiciones que se pueden encontrar para la antropología, por poner un
ejemplo sobre la definición formal, en ell portal web de la Asociacion Americana de
Antropología fundada en 1922 se define la disciplina como: “La antropología es el estudio de
lo que nos hace humanos.” y su campo de acción se entiende, como el estudio de los seres
humanos y la forma en cómo abastecen sus necesidades, habla de como el hambre se debe a
problemas de distribución, (por no dejar de mostrar una pizca de crítica)2, además se lee desde
esta “autoridad” que la antropología se desempeña desde cuatro subcampos de especialización:
(Arqueología, Biológica, Lingüistica y cultural, el primero, para estudiar y entender la forma en
que vivían los antepasados,el segundo, versa de estudio sobre lo fisico-corporal en relación con
las dinámicas de adaptación al medio ambiente, el tercer campo mencionado estudia las
formas de comunicación oral, desde su estructura, y el cuarto subcampo, lo describe de algún
modo, en busca de entender cómo ve el mundo y piensa la gente, dependiendo de su
localidad, qué tienen en común dentro de sus prácticas, y en qué se diferencian y como se
organizan los seres humanos en conjunto).
Desde una lectura ingenua o alejada de la materia, uno podría decir que la antropología
abarca la experiencia humana. Mas en estas definiciones canónicas, no se habla de la “letra
pequeña” de la antropología, como tampoco, de la responsabilidad con quienes la disciplina
estudia, mucho menos de los métodos de investigación, que emplean los antropólogos/as, ni
de la linea epistemológica desde la cual los plantea, a través de artificios de la escritura y las
formas de narrar que perpetuando por medio de ellas, el orden global enlazado a la industria
colonial de la que es heredera, en su redacción: tergiversa, marginaliza y mantiene a las
sociedades que estudia, desde una condición relegada socialmente, inferior en pensamiento en
comparación a occidente. Estas formas de narrar, no operan solo en el ámbito académico,
tienen una relación directa con la realidad social de un país, o de muchos países que integran el
sistema-mundo, un ejemplo familiar a todos es la denominación de “Tercer mundo” o “países
en vía de desarrollo”, que es como se define a los países explotados por parte de las potencias
explotadoras, que encima de todo, se plantean cómo un ideal al que hay que llegar, cómo si
las riquezas que los mantienen, no hubieran sido obtenidas a la fuerza o por relaciones
ventajosas con los países que ellos llaman subdesarrollados, en primer lugar. Sin embargo el
lenguaje oculta el filo que lleva, pues mientras los medios y los burócratas dicen traer el
desarrollo, las políticas económicas, mandan a que no cese la guerra que desangra, a que el
racismo se mantenga y a las instituciones de control que repriman violentamente a quien
reclama porque el supuesto desarrollo se convirtió en hambre para su familia y su comunidad,
pues el rio donde pescaban, ahora está seco o contaminado, del mismo modo en las zonas
urbanas el lenguaje también opera para quien se manifiesta y toma acciones por tener un techo
bajo el cual vivir, o porque no se tienen las posibilidades garantizadas de ser empleado y
remunerado dignamente, a estas personas se las condena bajo el rotulo de vándalos o de
invasores. Desde otro punto de vista, pero guardando una relación respecto del lenguaje y las
narrativas, lo expone Wuaqcuant Loic en su articulo “Castigar a los parias urbanos”: “Si se
define a esa población como “trabajadores desempleados”, la respuesta —obviamente— tiene
que ser una política económica: creación de empleos,beneficios de desempleo, educación,
capacitación. Pero si uno puede definir a esa población como una población de “marginales”,
de “desposeídos”, de “inmigrantes ilegales”, entonces la respuesta lógica es usar el sistema de
justicia penal.” De esta manera es cómo la antropología termina alentando, dicotomías al
servicio de los imperios explotadores, como en el caso de duplas como Barbarismo/Civilización
de L. H. Morgan, que al ser planteadas persiguen en su trasfondo mantener el orden que cubre
y es regente de las lógicas de dominio, determinando lo bueno/malo el “aquí/el otro lugar”
como lo planteo ya el antropólogo Afro-Haitiano Michel-Rolph Trouillot, estos elementos
narrativos han sido la leña que ha alentado el fuego de las desigualdades a través del frente
ideológico y el dominio de la epistemología eurocentrica. El “extractivismo” que por años ha
marcado la antropología es un verdugo para la vida, que opera bajo una posición jerarquizada
y ordena la realidad desde truculencias en el discurso del que llega, estudia desde sus propias
categorías o más bien desde las que patrocina la institución, manteniendo el relacionamiento
solo por los caminos rectos que la institución le dicta y durante el tiempo que dura la
investigación,para después retirarse y nunca más volver. Esa forma de actuar en el que hacer ,
es lo que hoy en día predispone a las personas con las que uno pretende aprender y ha sido
uno de los sellos con que se identifica a la antropología, que se produce para las elites, desde
un conocimiento excluyente y aislante de la realidad, que no tiene en cuenta las problemáticas
de la gente y mucho menos sus intereses. Como lo planteo Eduardo Restrepo; un
“conocimiento-florero” cuyo fin está en “ las “temáticas” que le interesan al académico de la
urna de cristal son a menudo bastante alejadas y descontextuadas de la situación que
experimentan las gentes que son investigadas.” (E. Restrepo , 2018 p.119) si no más bien y
principalmente desde la vivencia que se interioriza, el campo que sucede en la experiencia de
vida con la que planteo un necesario compromiso, puesto que es esta la que puede
transformarnos.
La antropología ha contribuido a la construcción de una realidad prefabricada que se
superpone como escenario único, a un invento regulado de la realidad social investigada, por
ejemplo desde la misma “observación participante”, que de no hacerse uno consciente limita y
cierra una comprensión amplia, porque la teoría llega a encuadrar el campo de visión y
entonces la interpretación, puede llegar a ser en demasía jerárquica y cerrada. Esto lo plantea y
lo expande Rosana Guber cuando habla en su apartado sobre “Trabajo de campo y
reflexividad”: “ El bagaje teórico y de sentido común del investigador no queda a las puertas
del campo, sino que lo acompaña, pudiendo guiar, obstaculizar, distorsionar o abrir su
mirada.” (Guber, 2004. p.49.).
¿Una antropología comprometida con qué y con quiénes?.
En detrimento de la “racionalidad científica” y en busca de un enfoque desde el
corazón.
Resulta innegable la responsabilidad que se establece con las personas con las que uno va
desarrollar una propuesta investigativa y con el territorio donde va expandirse y darse la
experiencia. Está responsabilidad debe tomarse como una consecuencia de primer orden, aún
cuando la solapada neutralidad que “debería” expresar un antropólogo en pleno ejercicio.
Cuando se apertura las puertas de acceso a un territorio y se da el relacionamiento, para la
experiencia de campo y su producto la etnografía; en ese ejercicio entre recolección de datos a
partir de la experiencia observada y sistematizada hay que poner ojo al ojo a desde que
narrativa estoy hablando y mucho más, a si uno habla más de lo que escucha. Es ahí cuando el
sesgo cultural, pueden imponer visiones externas sobre la construcción de un conocimiento y
una comprensión colectiva, de la realidad social, pues esta siempre va mas allá de la
interpretación del antropólogo, como la plantea Fals-Borda: “No se trata de una experiencia
personal si no que supone siempre un contexto social y el investigador no puede aducir nunca,
que es dueño de nada, si no que aporta dentro de un grupo. Lo bueno del asunto, es que los
datos que salen de la aplicación de esa metodología colectiva son mucho más correctos, más
cercanos a la realidad, no son engañosos como muchas encuestas”. (Fals Borda, Revista
Magisterio Internacional, 2007p.11). Posicionando el conocimiento que la gente tiene de si y
de su localidad, como un elemento que le da mayor amplitud y acertividad, mayor fidelidad
cuando se incluye la voz de la gente, la experiencia del día día, el trabajo, la habilidad la
oralidad generacional... complementa y alarga los alcances de la investigación cerrada, la
apertura a otras posibilidades. Sobre lo que antes, no pocas veces, desembocaba en un
conocimiento parcial, desde métodos que se presuponén infalibles, completos y
autosuficientes, desconociendo o más bien enmascarando las implicancias metodológicas o
más grave aún no asumiendolas, después de que se da la “intromisión” en un territorio no
propio. En el trabajo de campo se pueden sembrar y germinar vínculos fuertes, que como
todo lo vivo es necesario cuidar y alimentar para mantener y son elementos que van más allá
de la disciplina y de los que depende la vida en sociedad más, no el acto investigativo, son
elementos y deberían serlo siempre, imprescindibles,para permanecer y volver a partir del
hacer aprendiendo del esfuerzo que pone la gente sabe la gente para contribuir a la
generación un fortalecimiento, una amplitud en las ideas y la comprensión del “otro” desde
acompañar y hacer parte de la experiencia de vida “Todo puede ser transformado en la acción;
por eso la formación en el trabajo que acompaña la vida es apertura del mundo que no
engrosa un acervo de ideas y “datos” en nuestra “mente”, sino que crece con las labores
materiales que acometemos” (Guzmán Peñuela, L., & Suárez Guava, L. A. 2022, p.184) de las
lógicas de una antropología consiente, comprometida con la vida y no solo con los datos, en
detrimento de la instrumentalización de la gente, transformadora y por ende una antropología
que le de lugar a la vida dentro de sus prácticas.
Mas allá de los datos está la experiencia vital
Más allá de los intereses superficiales e ingenuos que se puedan tener sobre la antropología,
como decir que es apasionante porque uno contacta con “otros mundos”, donde se abre la
posibilidad de vivir nuevas experiencias, probar nuevos sabores, escuchar y hasta aprender
otras lenguas, para mi lo importante es ser parte de una experiencia transformadora para darle
esencia al molde cognoscitivo que a uno lo constituye, para modelar su forma es necesario
que sea desde el hacer. “Se trata de educarnos como gente que trabaja, que opera cambios
materiales gracias a la comprensión de las correspondencias objetivas entre el agua, la tierra, la
fuerza de los brazos con la azada, el sol, el viento, los abonos, los jabones y todos los demás
materiales con los cuales llevamos nuestras vidas.” (ACANT,Guava,2021 P.80) más no de la
forma tradicional, en la que realmente no se vincula con las necesidad, embates, ni propósitos
de las personas a partir de las que se plantea investigar y que a partir de ahí el resultado final
relegado al reconocimiento y la vanagloria en un hacer indiferente, terminar haciendo
“Antropología para la antropología” Es necesario que mediante lo que se vive puedan plantear
otras relaciones y asumir que no solo occidente puede conocer. Que hay vacios y trampas en
su lógica. Que estamos adoctrinados por un patrón de pensamiento que viene poniendo su
impronta helénica desde hace mucho tiempo y que siempre se ha planteado como lo más
elevado y la lógica dominante,que no vasta con tener una “buena vibra” que ni sonreír de
dientes para afuera cuando se llega a una comunidad, porque uno puede ser inconsiente o
irreflexivo y con mucha educación, agradecido por la oportunidad que se brinda pero si los
datos son datos sobre los datos a partir de datos de vieja data la pretensión de ser como ellos
cae en un engaño, por que se hace como una emulación efímera. “También nos inducen a creer
en la superioridad del pensamiento, poniéndonos delante tareas que sistemáticamente le dan la
espalda al mundo: estar allá y reflexionar aquí, extraer datos y sistematizar como dos
momentos distintos, formular proyectos con preguntas prefabricadas, hacer campo aplicando
múltiples tips para no ser tocados por el campo y escribir informes tan planos como el resto
del proceso. Todo se reduce a pensar pensamientos sobre pensamientos. Como si los
pensamientos fueran engendrados por el pensamiento puro.” ACANT,Guava,2021 P.105 Busco
abrir una posibilidad para cambiarnos durante el fluir de la vida y por medio de primar, el
sudor del trabajo y empatía con las necesidades y problemáticas de las vidas que nos
acompañan y nos muestran, las formas de resolver o de abordar las dificultades prácticas,
propias de un territorio, que antes no conocíamos, desde otras realidades y “mundos vecinos”
“inmersos en sus universos de significados y sentidos, todos estos elementos dificilmente se
aprenden en la universidad, aunque hoy en día se estén proponiendo la mayoría de programas
y sobre todo los de mayor “prestigio” no versan se erigen ni tratan sobre esto, incluso en la
universidad pública estas propuestas no deja de ser tratadas por “los laditos” y tal vez deba de
ser así en esa micro-realidad institucional donde también se reproducen las jerarquias y
desigualdades de las realidades mas grandes donde al igual que ahí los cambios son planteados
y peleados desde la “periferia”. Porque desde allí se dá un vinculo más directo con esa otra
forma que convive con occidente,ese conocimiento de voz a voz y de mano a mano...
“Si quisiéramos tener una prueba de esto, podríamos simplemente usar como ejemplo la última
edición del informe sobre los riesgos mundiales del Foro económico Mundial de davos2, y
confrontarlo con los ejes temáticos del Foro Social Mundial (FSM): nos daríamos cuenta de que
no hablan del mismo mundo, tratan de cosas distintas.” (Santos, B. D. S. (2018). Introducción a
las Epistemologías del Sur. Epistemologías del sur, 25-61.) “Se trata más de vivir atentos a las
exigencias de la vida y el mundo que de poner en práctica máximas acumuladas u ocultas en
alguna tradición, incluso si esta es académica. Por ejemplo, en las vidas campesinas, el terreno
enseña. Ellos saben que el mundo y el trabajo imponen seguir instrucciones que, al seguirse, se
muestran/se revelan como ineludibles.” (Guzmán Peñuela, L., & Suárez Guava, L. A. 2022,
p.185) Operar desde ahí implica “saber escuchar” y no preguntar cosas de las ya sabemos la
respuesta,trabajar desde la comunidad y para la comunidad, prestando las manos y conocer los
callos, moverse por los caminos sin perderse, andar por los barriales en donde uno se puede
quedar clavado, aprender a llevar las pantaneras siempre para “no vivir en el piso”, hay que te
tener claro que uno no es dios, ni tampoco tiene la fuerza de una multitud, para solucionarlo
todo, ni “cogerlas todas en el aire”, pero lo seguro es que desde este enfoque se aprende más
allá de lo que se busca aprender y que las puertas quedarán abiertas para poder volver y seguir
aprendiendo. esas son las semillas que germinarán no solo en conocimiento occidental del que
se puede escribir y será necesario pero ya no con el mismo fin centralizado, desde y para la
vida humana, para la practica, en un “Se vive, se investiga, se vive”.
A modo de cierre
Pienso que es importante estar siempre en un ejercicio de constante auto-cuestionamiento de
las posturas personales y de buscar una investigación que esté abierta a construirse con la gente
desde el territorio en que se va estudiar, que se deje cuestionar por la gente. la par que uno
entiende lo que moviliza el accionar de la gente y más allá, de eso, los elementos vitales para
los cuales quedaría corta la estadística. Hay comunidades que viven y se direccionan ese vivir a
partir de lo que los mas ortodoxos podrían llamar creencias, que de al ser entendida como tal
queda relegada a un mero ejercicio naturalizador para resolver las necesidades básicas, o según
se plantea desde occidente en libros como los del novelista juvenil Jostein Gaarder en su libro
“El mundo de Sofía: ”para dar respuesta a lo que desconocen”, más bien sería decir que es lo
que conocen pero no a la manera del método cartesiano. Hay mucho por des-aprender y
mucho por aprender en la marcha y compromiso, como cuando se pinta un mural o se hace
una investigación antropológica no indiferente, se establece un compromiso con el lugar
donde se hace, con la gente que va quedar plasmada allí, y que por lo general lleva su vida en
ese lugar y tiene su propia historia que contar, no solo son anécdotas o relatos mitológicos, por
que la gente actúa en ese sentido el académico es el que menos sabe, la gente es la que sabe y
uno asiste a ese conocimiento desde una laguna, que no se llena por mas que se le pongan
máximas y formulas sociológicas, pues por lo general esta laguna no se dimenciona, sino hasta
que se confronta desde la vida, la experiencia, en convivencia con ese “mundo-otro” esa
laguna puede que nunca se llene o que muy seguramente muchas más y entonces desde ahí se
entiende que no hay conocimiento autosuficiente alguno, ni congelado en el tiempo.
Fuentes bibliográficas
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