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La Catedral de San Salvador de Michoacán: orígenes, ideales y realidades en su construcción, 1538-1565. Dr. IGOR CERDA FARIAS

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La Catedral de San Salvador de Michoacán:
orígenes, ideales y realidades en su
construcción, 1538-1565
Igor CERDA FARÍAS
Universidad Michoacana de
San Nicolás de Hidalgo
Morelia, Michoacán (México)
[email protected]
I.
Introducción.
II.
El obispado de Michoacán y su primera catedral.
III.
La elección de Vasco de Quiroga para su catedral: junto a las
peñas por donde suben y bajan los dioses del cielo.
IV.
La nueva ciudad de Pátzcuaro.
V.
La catedral de San Salvador.
VI.
Validación y rectificación del proyecto de la catedral.
VII. El máximo periodo constructivo de la catedral de Michoacán:
1555-1560.
VIII. La catedral de San Salvador, testimonio de los éxitos del obispo
y un fracaso constructivo.
IX.
Conclusiones.
El Mundo de las Catedrales (España e Hispanoamérica)
San Lorenzo del Escorial 2019, pp. 751-774. ISBN: 978-84-09-14193-7
I. INTRODUCCIÓN
La sede del obispo de Michoacán es parte de la historia de tres ciudades
(Tzintzuntzan, Pátzcuaro y Valladolid), de luchas entre poderes civiles y religiosos,
de enfrentamientos y querencias entre el obispo y su grey, del sueño y
empecinamiento del primer obispo, pero sobre todo, de un magno proyecto
arquitectónico que, de haberse logrado, habría resultado uno de los mejores
edificios catedralicios de la Nueva España y del Nuevo Mundo1.
Sobre esta catedral, el proyecto y las intenciones don Vasco de Quiroga2,
primer obispo de Michoacán, se han escrito numerosos trabajos que han logrado
establecer algunas líneas discursivas siempre en torno a la magnificencia del
proyecto3 y los altos ideales que lo animaban4. Otros trabajos han intentado
establecer el proceso histórico y constructivo de este proyecto catedralicio,
incluso con propuestas reconstructivas5, con ello, en la actualidad, las ideas
aceptadas popularmente y mayoritarias en el mundo académico acerca del
obispo y su catedral limitan la posibilidad de disentir, de salirse de los marcos
establecidos y simplemente siguen las líneas marcadas por los trabajos
existentes. Es nuestra intención, por tanto, repensar lo escrito, ordenarlo para
más claridad y aportar nuevos elementos acerca de la construcción de la
catedral de San Salvador.
II. EL OBISPADO DE MICHOACÁN Y SU PRIMERA CATEDRAL
En 1536, mediante la Bula Illius fulciti praesidio, el papa Paulo III creó el
Obispado de Michoacán, siendo presentado para obispo a fray Luis de Fuensalida
1
Agradezco la generosa ayuda de los profesores María Mercedes Delgado Pérez, José
Ignacio Barrera Maturana, René Becerril Patlán y Héctor Álvarez Contreras; así como a los
arquitectos Francisco Avalos e Iván Acosta.
2 WARREN, B. J., Vasco de Quiroga y sus hospitales de Santa Fe, Morelia 2015, UMSNH.
3 CHANFÓN OLMOS, C., “La catedral de San Salvador el gran proyecto de don Vasco de
Quiroga”, en Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, México 1986, UNAM, pp. 41-62.
4 ESCOBAR OLMEDO, A, La catedral perdida de don Vasco. Basílica de Pátzcuaro,
Michoacán, Morelia 2017.
5 RAMÍREZ MONTES, M., La catedral de Vasco de Quiroga, Zamora 1986, El Colegio
de Michoacán. Este trabajo es, con mucho, el que con mayor profundidad se ha realizado
sobre el tema.
LA CATEDRAL DE SAN SALVADOR DE MICHOACÁN…
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(OFM), quien rechazó el nombramiento6. Ante ello, el nombramiento recayó en
el oidor Vasco de Quiroga, quien se presentaría a tomar posesión de su obispado
el 6 de agosto de 1538, en Tzintzuntzan, la antigua capital del reino de Michoacán
que ostentaba el nombre de Ciudad de Michoacán7, en la catedral bajo la
advocación de San Francisco, como señalaba la bula de erección8.
Vasco de Quiroga, al frente de algunos clérigos y en presencia del cabildo
de españoles de la Ciudad de Michoacán, tomó posesión de una pequeña y
modesta iglesia en muy mal estado localizada en la parte media del cerro
Yarahuato, sobre una enorme plataforma prehispánica9 en la que posiblemente
se encontraban los palacios de los antiguos reyes michoacanos10 y que a la
sazón se encontraba abandonada. La presencia que hizo Quiroga en el sitio
fue meramente para dar legalidad al acto relacionado con la erección del
obispado alegando que Tzintzuntzan tenía un aire destemplado, que el sitio era
malo para la vida organizada y que no había condiciones dignas para el asiento de
la iglesia catedral11. Al día siguiente, Quiroga trasladaría la sede catedralicia a otro
sitio, Pátzcuaro, un poblado que se encontraba a poco más de 12 kilómetros al sur
de Tzintzuntzan argumentando que no se violentaba la bula de erección del
obispado pues sólo estaba moviendo la sede de la iglesia catedral a un barrio
de la misma Ciudad de Michoacán.
III. LA ELECCIÓN DE VASCO DE QUIROGA PARA SU CATEDRAL:
JUNTO A LAS PEÑAS POR DONDE SUBEN Y BAJAN LOS DIOSES
DEL CIELO
La decisión de mudar la silla episcopal al barrio de Pátzcuaro no fue al
azar. Vasco de Quiroga, siendo oidor, había estado en Michoacán en los años
1533 y 1534 y conocía perfectamente la Ciudad de Michoacán, que seguramente
6
MONTES, M., La catedral, o. c., pp. 45-46
Por una real cédula del 28 de septiembre de 1534, se otorgó a tzintzuntzan el título de
ciudad y se le concedió escudo de armas.
8 MORENO, J. J., Fragmentos de la vida y virtudes de don Vasco de Quiroga, Morelia
1998, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (en adelante, UMSNH), pp. 37-40.
9 Nosotros recorrimos el espacio donde se ubicó la primera catedral de Michoacán, y en la
parte centro-sur de la plataforma aún pueden verse los cimientos de esa pequeña iglesia,
orientado el altar hacia el este y con dimensiones aproximadas de 19.5 por 14.5 metros. Se
trata de una cimentación hecha con piedra basáltica unida con argamasa de lodo y seguramente sus
muros eran de barro y cubierta de madera y paja.
10 POLLARD, H.P., Tariacuri´s Legacy. The Prehispanic Tarascan State, Oklahoma 1993,
The University of Oklahoma Press, p. 38.
11 Archivo General de Indias (AGI), Justicia, 173. N. 1, en ESCOBAR OLMEDO, A. M.,
Vasco de Quiroga y la fundación de la Ciudad de Michoacán. (Tzintzuntzan, Pátzcuaro y la actual
Morelia), Morelia 2016, pp. 50-51.
7
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IGOR CERDA FARÍAS
en esas fechas nada habría cambiado desde tiempos prehispánicos: las poblaciones
mantenían su estructura urbana, la evangelización apenas se manifestaba
debido a la escasa presencia de los franciscanos, había un gobierno indígena en
manos de un antiguo noble (Pedro Cuinierángari) y se mantenían los significados
sociales sobre el espacio natural y construido.
El espacio elegido por Vasco de Quiroga no era fruto de la casualidad ni
una elección debido a una “sorpresa” por el tipo de catedral que recibía en
Tzintzuntzan, sino una acción preparada por el obispo y sus clérigos tiempo
antes de presentarse a tomar posesión del obispado. Él sabía perfectamente
que recibiría una capilla muy humilde como catedral, que el sitio de Pátzcuaro
estaba en una mejor posición para fundar una ciudad que lo que se le presentaba
en Tzintzuntzan y, fundamentalmente, sabía lo que representaba histórica y
simbólicamente ese nuevo emplazamiento para los indios michoacanos.
Quiroga había sido toda su vida una persona al servicio de la monarquía, y
por ello, no debe extrañar su intención de hacer manifiestos los símbolos del
poder hispano, colocando sobre los templos indígenas los edificios cristianos, lo
que casaba muy bien con su ideario de fortalecer la presencia real en los
nuevos dominios12. Por ello, no es de extrañar que en su visita a Michoacán
como oidor, donde además de los asuntos que su cargo y comisión le
imponían, hubiera destinado tiempo a la destrucción de ídolos y otras cosas
relativas a la enseñanza de la doctrina cristiana13. Entre 1533 y 1534, el oidor
conoció bien Michoacán y su realidad, lo que le permitió estar al tanto de la
religión y sus símbolos. En ese tiempo fundó entre los tarascos su segundo
Hospital-Pueblo14, y organizó a los españoles residentes en la Ciudad de
Michoacán y a los principales encomenderos de Michoacán para que se
establecieran de manera organizada en la misma ciudad, que sería rebautizada
como “Nueva Granada”15. Si bien la ciudad no prosperó y no recibió el nombre
propuesto, la presencia de Quiroga y el influjo que sobre él sentía la ciudad
de Granada, comenzaba a permear sobre el territorio del Michoacán central.
12 DELGADO PÉREZ, M. M., “De Granada a Michoacán: Vasco de Quiroga y la génesis de
un códice fronterizo”, en Actas de los IX Estudios de Frontera. Economía, derecho y sociedad en la
frontera. Congreso homenaje a Emilio Molina López, Alcalá la Real 2014, pp. 174-177.
13 ESCOBAR OLMEDO, A. M., Don Vasco de Quiroga, el oidor, Morelia 2016,
Secretaría de Cultura-Gobierno del Estado de Michoacán, p. 250. Esta obra contiene la el
juicio de Residencia que se les practicó a los oidores de la segunda audiencia de México, en
1536. AGI, Justicia 222, N.1.
14 WARREN, B. J., Vasco de Quiroga, o. c., p. 101. “El propósito y naturaleza de Santa
Fe de la Laguna, como llegó a llamarse la fundación de Michoacán, fueron (…) que ahí
pudieran encontrar refugio los que anduvieran errantes; a donde pudiera ir el pobre; donde los
huérfanos recibieran protección y donde se practicaran los oficios divinos”.
15 WARREN, B., “Vasco de Quiroga y la fundación de Pátzcuaro colonial”, en Estudios
sobre el Michoacán colonial. Los inicios, Morelia 2005, UMSNH, p. 84.
LA CATEDRAL DE SAN SALVADOR DE MICHOACÁN…
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No es de extrañar que el sitio elegido por Vasco de Quiroga para
establecer su catedral fuera, entonces, el mismo en donde se levantaban los
templos de los indios. Sin embargo, no sólo era reemplazar un templo indígena
por uno cristiano: se trataba de establecer con claridad la primacía de este último
sobre los de los indios, y para ello, pocos lugares en Michoacán con las
características de Pátzcuaro. Este asentamiento había sido, de acuerdo con
la Relación de Michoacán, uno de los más importantes pues en él se
encontraban los templos donde estuvieron enterrados varios reyes, entre
ellos Tariacuri, personaje central en la epopeya de la construcción del estado
tarasco. Era el único lugar donde se hallaba la puerta del cielo y el sitio
donde tenía su templo su principal dios, Curicaueri16:
“Como tuviesen su asiento en el barrio de Pázquaro llamado Tarímichúndiro,
hallaron el asiento de sus cúes llamado Petázequa, que eran unas peñas
sobre alto, encima las cuales edificaron sus cúes, que decían esta gente
en sus fábulas quel dios del infierno les envía aquellos asientos para
sus cúes a los dioses más principales. (…) Andaban mirando las aguas
que habían en el dicho lugar, y como las viesen todas, dijeron: "aquí
es, sin duda Pázquaro: vamos a ver los asientos que habemos hallado de
los cúes". Y fueron aquel lugar, donde ha de ser la iglesia catedral y hallaron
allí los dichos peñascos llamados petázequa que quiere decir asiento de cu.
(…) Y fueron a otro lugar, donde hay otros peñascos, y conoscieron que
era el lugar que decían sus dioses… En este susodicho lugar, tuvieron
sus antepasados, en mucha veneración y dijeron que aquí fué el asiento de
su dios Curícaueri. Y decía el caçonzi pasado, que en este lugar, y no en otro
ninguno, estaba la puerta del cielo por donde descendían y subían sus dioses.
Y de contino trujeron aquí sus ofrendas. Aunque se mudó la cabecera a
otras partes, aquí había tres cúes y tres fogones, con tres casas de papas,
en un patio que hicieron después a mano…”17.
Como se desprende del texto de la Relación de Michoacán, Pátzcuaro era
quizá el sitio con mayor carga simbólica del reino de Michoacán, ello a pesar
que la capitalidad residía en Tzintzuntzan18 e incluso, es posible que para
finales de la década de los treinta, Pátzcuaro hubiera estado reducido a un
16 ALCALÁ, J., Relación de Michoacán, México 2000, El Colegio de Michoacán-Gobierno
del Estado de Michoacán, p. 363.
17 ALCALÁ, J., Relación de Michoacán, o. c. pp. 363-364.
18 Sobre la situación política del Michoacán prehispánico, cfr. POLLARD, P. H.,
Tariacuri´s, o. c. pp. 29-62; BELTRÁN, U., “Organización política y población de los tarascos”,
en El Michoacán Antiguo, México 1994, Gobierno del Estado de Michoacán-El Colegio de
Michoacán, pp. 109-122.
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IGOR CERDA FARÍAS
pequeño poblado19 que aún soñaba cuando había sido cabecera de una parte
del reino de Michoacán20. Esta situación no debió pasar desapercibida a los
ojos del oidor y ya como obispo debió entender que si quería convertir a los
indios al cristianismo bajo sus parámetros, debía construir la condiciones
para hacerlo. Y así como había hecho con los ídolos en su primera visita a
Michoacán, destruyéndolos, debía hacer lo mismo con el principal santuario
indígena ahora en calidad de obispo.
El traslado del asiento de la catedral no debió ser fácil ya que la nobleza
indígena de la Ciudad de Michoacán se opuso21 y quizá los franciscanos que
administraban allí los sacramentos desde 1525. Quiroga contó con el apoyo
del gobernador indígena, don Pedro Cuinierángari y otros prominentes nobles
de Pátzcuaro22. El acta de toma de posesión del sitio para el establecimiento
de la catedral en Pátzcuaro es muy elocuente respecto a que cuando Quiroga
ordenó mudar la silla episcopal a Pátzcuaro, ya existía allí un templo administrado
por un cura diocesano23 e incluso, que ya se estaban realizando algunos trabajos
para construir la catedral, las casas de los canónigos, el palacio episcopal y
otros inmuebles para la nobleza indígena patzcuarense:
“…luego otro día siguiente adelante, en el dicho sitio de Pázcuaro (…)
aprehendió e fue metido en la posesión donde el dicho sitio de
Pázcuaro esta señalado que se a de fundar e trasladar la dicha Iglesia
Catedral e se han de edificar las casas e palacios e audiencia episcopales
del dicho obispado, como está comenzado a edificar juntamente con la
dicha Iglesia Catedral, so la invocación de San Salvador, que el todo lo
uno y lo otro en la dicha ciudad de Mechuacán e barrio de Pázcuaro”24.
Como se puede observar, el obispo Quiroga pretendía enviar un mensaje
de una conquista total que proclamaba la alianza entre Dios y los monarcas
hispanos, de la primacía del cristianismo sobre la religión prehispánica; tal y
19 Cfr. WARREN, B., “Fray Jerónimo de Alcalá, autor de la Relación de Michoacán”, en
Estudios, o. c., p. 179.
20 ALCALÁ, J., Relación de Michoacán, o. c. pp. 459-468.
21 RAMÍREZ MONTES, M., La catedral, o. c., pp. 49-50.
22 Es lógico pensar en el malestar que el traslado de la silla episcopal causó en la nobleza
de Tzintzuntzan, quienes sabían que con este acto se despojaba de simbolismo a la capital de los
tarascos; y el mismo Vasco de Quiroga actuaba sabiendo que su acto deslegitimaba el asiento de
los reyes y principal nobleza indígena a favor de los indios principales de Pátzcuaro.
23 Archivo de los Duques del Infantado, Manuscritos de América, Libro X, fs. 194v-195,
en ESCOBAR OLMEDO, A. M., La catedral perdida, o. c. pp. 184-185. Este mismo parecer
se extrae de WARREN B., “Vasco de Quiroga”, o. c. p. 86
24 AGI, Justicia 130, f. 127-127v.
LA CATEDRAL DE SAN SALVADOR DE MICHOACÁN…
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como había ocurrido en Granada25. Es difícil precisar actualmente dónde
estaban pensadas, fuera de la catedral, el colegio, el hospital y los edificios
del cabildo, sin embargo, queda claro que se trababa de ocupar por completo
la gran plataforma prehispánica. Estas plataformas, cuyas dimensiones hoy
son reconocibles en Tzintzuntzan26 e Ihuatzio27 eran construidas28 por los
tarascos como soporte para los templos y palacios de la clase gobernante. El
espacio por donde subían y bajaban los dioses quedó pues, cristianizado:
“…que es parte de ella, como esta dicho, allí, en la parte e lugar donde
solían ser el asiento y ciudad principal de los dichos naturales y la
cabecera de la dicha provincia de Mechuacán, donde solían morar e
residir los que gobernaban e servían a sus cues mayores primeros e
principales de toda la provincia y ser sus sacrificios mayores como en
lugar principal de toda la provincia, e donde están e parecen hoy los
edificios y señal de ello, y ansi mismo, en la posesión de otro sitio
contiguo (…) que es toda la plaza donde estaban los dichos cues principales
(…) que es todo donde solían morar los que servían y tenían cargo de
los cues y estaban dedicado a ellos con parte del aposento donde solían
morar los caciques que estaban, y esta todo desamparado e derrocado”29.
IV. LA NUEVA CIUDAD DE PÁTZCUARO
Antes de hablar de la catedral, debemos señalar que nos es imposible, al
momento de escribir estas líneas, reconstruir la disposición urbana que el obispo
Quiroga tenía para su ciudad episcopal, donde congregaría miles de indios de
todos los pueblos comarcanos y al parecer, de aún más lejos, como chichimecas30.
La traza urbana actual que se extiende al oriente del emplazamiento donde se
proyectó la catedral ofrece muy pocos elementos para tratar de encontrar
algún fundamento del sistema urbano que acaso tuviera en mente el obispo31,
25 GARCÍA-ARENAL, M., “Granada as a New Jerusalem: The Conversion of a City”, en Space
and Conversion in Global Perspective, Leiden 2014, Brill, p. 30.
26 En este sitio alcanzan los 400 metros de largo por 200 de ancho y altura de 14 metros
en promedio.
27 La gran plataforma de este sitio supera los 1000 metros de largo y los 250 de ancho y
más de 12 de altura, con numerosas plazas internas, templos, el muelle, murallas y caminos.
28 El sistema constructivo de una plataforma, o yácata, consiste en el acumulamiento de piedras
y tierra sobre una ladera hasta formar una plataforma cuya altura se ajusta a la topografía, la cual se
termina con una hilada de lajas a presión y se recubre con losetas de basalto.
29 AGI, Justicia 130, f. 127v-128v,
30 AGI, Justicia 173, N.2, R.1 en ESCOBAR OLMEDO, A. M., La catedral perdida, o. c.
p. 153.
31 QUIROGA, V. de, Información en Derecho, biografía e Ideario, Morelia 1992, UMSNH,
pp. 113-130. En el apartado “Es lícita cierta compulsión para ordenar”, Quiroga manifiesta
sus ideas acerca de cómo congregar y ordenas poblaciones, así como sus fines.
758
IGOR CERDA FARÍAS
sin embargo, creemos que la ciudad de los indios estaría ordenada con una
lógica espacial, y la de los españoles, a dos leguas, en un sitio llamado
Chapultepec, que se encontraba en línea recta al nororiente de la extendida
Ciudad de Michoacán.
Respecto a la ciudad nueva del obispo, creemos que hay dos posibilidades:
una, que Quiroga mantuviera la idea de una congregación pero bajo el orden
urbano de los asentamientos tarascos, en donde el tramado ortogonal o
reticular no existía y la forma de vida estaba en función de la existencia de
una a varias casas juntas con tierras alrededor para sementeras, y en otro sitio,
otra casa o grupo de casas32 sin un orden aparente, o al menos, no visible para
los españoles; y dos, que se hubiera quedado solamente planeado un orden
urbano hispano también para los indios. Nosotros creemos que el obispo no
forzó a los indios a un sistema urbano ajeno al suyo, y ello se desprende de
lo dicho por varios testigos que a petición del segundo obispo, declararon
sobre la calidad del sitio de Pátzcuaro33. Por descontado que el sitio de los
españoles en Chapultepec sería en un sitio abierto, con salidas, cerca del camino
real a México, trazado a la manera hispana bajo un esquema si no reticular, al
menos ortogonal, quizá teniendo en mente lo que más tarde plasmaría para su
propuesta de ciudades costeras en su Summa (sobre) como seran compellidos
los yndios que quedan por allanar e subiectar de 155334.
El cambio de sede generó molestias tanto a los indios de la Ciudad de
Michoacán como a los españoles que ya tenían sus casas en la cabecera
política y ahora se esperaba que lo hicieran en un espacio alejado tanto de
Pátzcuaro como de Tzintzuntzan. Así pues, a mediados de septiembre de
1538 el obispo se vio obligado a preparar una defensa del hecho de haber
movido la sede episcopal35 sin haber notificado al virrey ya que la elección
del sitio no solo era del obispo sino también del virrey36. Quiroga debió
32
AGI, Justicia 130, f. 474.
AGI, Patronato 182, R. 33, fs. 13, 18. Fray Juan de San Román decía que: “… y está todo
poblado de yndios y lo tienen ocupado con sus casas y sementeras que en saliendo el cavallo de el
español de su casa entra en las casas y lavores de los yndios y les hazen daño…”. Alonso
Martínez decía “…y tiene tan poco sitio y suelo para asentar y hazer casas de españoles que si
no es quitando las casas de los yndios no ay donde poderse hazer una casa de españoles (…)
si no es entre los maiçales y sementeras de los naturales…”.
34 DELGADO PÉREZ, M. M., “Granada en el horizonte civilizatorio mexicano: la
instrucción del obispo Vasco de Quiroga (Ca. 1553)”, en El quinto centenario de la fundación
de Veracruz y el proceso civilizatorio hispano en Mesoamérica, México 2019, Editorial Notas
Universitarias S. A. de C. V., pp. 50-52. Véase también: DELGADO PÉREZ, M. M., “De
Granada a Michoacán”, o. c., pp. 168.
35 AGI, Justicia 155 en ESCOBAR OLMEDO, A. M., La catedral perdida, o. c., pp. 143-144.
36 AGI, Justicia 140 en ESCOBAR OLMEDO, A. M., La catedral perdida, o. c., pp. 136-137.
33
LA CATEDRAL DE SAN SALVADOR DE MICHOACÁN…
759
escribir al rey para que se autorizara el movimiento de la sede catedralicia,
mismo que logró en junio de 153937.
Creemos que a Vasco de Quiroga lo que más le interesaba en un primer
momento era el espacio donde se desplantarían los edificios para el servicio de
la catedral y por ello, se apropió de todo el antiguo centro ceremonial38, en el
cual se encontraban también los montes pequeños donde estaban las piedras
por donde subían y bajaban los dioses del cielo prehispánicos. Para ubicarnos en
el terreno actual puede verse la figura número 1, donde se puede observar la
plataforma prehispánica que comparte, en lo general, las dimensiones de
Tzintzuntzan, con alrededor de 400 metros de largo, siendo lo ancho variable
pues se ajusta a la topografía existente. En este espacio se ubican ahora la
basílica de Nuestra Señora de la Salud, el Museo de Artes Populares (se dice que
ahí estuvo el Colegio de San Nicolás) y, a juzgar por la forma que adoptan los
edificios a la topografía y el perfil urbano, al menos una parte del colegio de
la Compañía de Jesús, es decir, los límites que forman las calles Enseñanza y
Arciga por el oeste, la calle Jardín de la Basílica por el norte y por el sur
como máximo la calle Madrigal de las Altas Torres.
V. LA CATEDRAL DE SAN SALVADOR39
Ya con el permiso real para asentar su catedral y congregar indios, Quiroga
pudo dedicarse a la tarea de hacer realidad el proyecto constructivo de la
sede episcopal del que, lamentablemente, nunca dejó noticias claras. Para la
catedral, se dispuso el terreno donde se levantaban los tres templos para lo
cual el obispo dio la instrucción para que se destruyeran, se hicieran zanjas y se
retiraran los huesos que había en el sitio “enterrados”, pues no era correcto que
el sitio donde se levantaría la catedral conviviera con restos de la idolatría
37 AGI, Justicia 173 N.1, R.2, en ESCOBAR OLMEDO, A. M., La catedral perdida, o.
c., pp. 152-153.
38 RAMÍREZ MONTES M., La catedral, o. c., p .174. La autora cita el testimonio de Diego
Hurtado, un personaje muy importante para la historia michoacana del siglo XVI, quien en 1566
declaraba: “…que le parece a este testigo que cuando el dicho señor obispo fundó la dicha iglesia,
todo el circuito como está ahora cuadrado, según que estaba en el tiempo de los cúes…”
39 Cuando Vasco de Quiroga decidió mudar la sede episcopal, cambió también la advocación a
San Salvador. Las razones que existen nunca fueron dadas por Quiroga. ¿Quizá una nueva
evocación de Granada? Recuérdese que fray Hernando de Talavera, Arzobispo de Granada,
había transformado la advocación de la mezquita del Albaicín en la Colegiata del Salvador o
de San Salvador, y que ese lugar había sido el epicentro del proyecto evangelizador de Talavera,
que podría haber inspirado las políticas de Vasco de Quiroga.
760
IGOR CERDA FARÍAS
indígena40. Estamos de acuerdo con Mina Ramírez acerca de que la paternidad del
proyecto catedralicio recae en el mismo Vasco de Quiroga41, sin embargo,
cualquier persona con una mínima idea de lo que implica la construcción,
sabe que una idea puesta sobre un papel, incluso una montea, no equivale a un
edificio, es decir, a una obra arquitectónica en la realidad. Sabemos entre 1538 y
1545, las obras se ejecutaron bajo la dirección del propio obispo y con el
concurso de los indios de la ciudad de Pátzcuaro y de algunos de los pueblos
comarcanos42.
Las primeras noticias acerca de la traza de este edificio las otorgó en 1545
el alcalde mayor de Jalisco, Baltasar Gallegos, quien realizó una visita al sitio de
la ciudad de Pátzcuaro y la traza y calidad de la iglesia catedral. Los testigos,
casi todos ellos vecinos de la Nueva Ciudad de Michoacán de Guayangareo,
opinarían acerca de la obra de la catedral que “… no se le entiende nada a lo
que toca al edificio y traza de ella, y que nunca ha visto otra traza como
ella…”, diría Juan Infante; por su parte, Juan Pantoja dijo “…que ha visto
muchas iglesias de España y que ha no visto ninguna como ella y que no la
entiende…”; el mismo Baltasar Gallegos señaló que “…en lo de la traza y
edificio de ella, digo que yo no he visto otra semejante”; y por último, el
Maestro en Geometría Juan Ponce declaraba que “…la ha visto tres o cuatro
veces, porque la llevaron como maestre a que la viese, y que le parece a este
testigo que la traza de ella nunca la ha visto ni oído decir, mas que la entiende, y
que para el propósito de los indios para que quepa gente mucha más que en otras
iglesias y vean todos una misa sola, que le parece bien. Fuele preguntado si le
parece edificio y obra perpetua y durable, dijo que le parece como hombre que
la entiende que la obra va mucho demasiada en grosura y que para los cimientos
lo vio este testigo con sus ojos y que no llevan cal ninguna, sino barro y piedra,
y que el señor obispo no quiere tomar consejo de ningún oficial y que por eso va
la obra tan gruesa y tan grosa…”43.
De los testimonios ofrecidos se observa que, al menos en los primeros
meses de 1545, casi nadie entendía la planta arquitectónica del obispo, y que
40
RAMÍREZ MONTES, M., La catedral, o. c., p .173. Evidentemente, los huesos ahí
“enterrados” no eran tales, sino muy posiblemente, producto de sacrificios rituales.
41 RAMÍREZ MONTES, M., La catedral, o. c., p. 70, 132.
42 AGI, Audiencia de México 374, f. 11, en RAMÍREZ MONTES, M., La catedral, o. c.,
p. 158. Así lo declaró en 1560 Hernando Toribio de Alcaraz, quien era el maestro de obras
“… yo le allané así en lo por mi edificado, como en lo antiguo hecho antes de que viniese, ni
estuviese a mi cargo, antes de lo cual está edificado por el reverendísimo señor don Vasco de
Quiroga primer obispo de este obispado…
43 AGI, Justicia 155 en ESCOBAR OLMEDO, A. M., La catedral perdida, o. c. pp. 159165. No debe confundirse: Juan Ponce realizaba las obras de la Ciudad de Michoacán en
Guayangareo, por órdenes del virrey.
LA CATEDRAL DE SAN SALVADOR DE MICHOACÁN…
761
Juan Ponce, como especialista en trazos que era, vio que el diseño giraba en
torno a una idea de un panóptico, aunque no mencionó más características del
proyecto. Por otro lado, hizo mención a dos aspectos que fueron ser determinantes
en el futuro de la obra: el obispo no hacía caso a nadie y la obra, aunque
presumía de muros gruesos y aparentemente sólidos, tenía una muy mala
cimentación.
Después de la segunda mitad del año de 1545, es muy posible que el obispo
Quiroga decidiera contratar a un maestro de obras español para que dirigiera
la obra, recayendo la decisión en el maestro cantero Hernando Toribio de Alcaraz44.
Su llegada a Michoacán pudo haber sido el resultado de la conjugación de
varias circunstancias: que la obra hubiera llegado al máximo posible con el
saber técnico constructivo de los indios, que era muy diferente al español y
al necesario para levantar una obra como la planeada, que los deberes del
obispo le impidieran estar al frente de la obra y/o que por sus viajes a México
para atender los pleitos que mantenía en la Real Audiencia le ocuparan en
demasía45 como para estar permanentemente en la obra. La obra de la catedral de
Vasco de Quiroga comenzaría a tomar forma con llegada de Toribio de Alcaraz,
sin embargo, no debió avanzar mucho la obra, pues en 1547, el obispo viajó
a España acompañado, sorprendentemente, por su maestro de obras46.
Entre 1547 y 1550 la obra de la catedral debió prácticamente suspenderse
ya que la ausencia del obispo dejaba sin oportunidad al cabildo catedralicio
ante el empuje de las órdenes mendicantes y los vecinos de la Nueva Ciudad
de Michoacán en Guayangareo. Aunque el obispo había dejado instrucciones a los
indios de Pátzcuaro de seguir avanzando conforme a lo señalado por Hernando
Toribio de Alcaraz, los trabajos se limitaron a llevar materiales para el edificio47.
44 Cfr. RAMÍREZ MONTES, M., La catedral, o. c., pp. 41, 137. Esta fecha se desprende
de un acuerdo de trabajos entre el gobernador de Michoacán y otros nobles con Toribio de
Alcaraz para la realización de algunas obras.
45 Algunos autores como RAMÍREZ MONTES, M., La catedral, o. c., pp. 75, mencionan
que los indios de Tiripetío, donde desde 1538 habían logrado constituir al pueblo como el
principal centro artesanal de Michoacán podrían haber ayudado en las obras, sin embargo y a
pesar de las buenas relaciones en ese entonces con los agustinos pero dado el enfrentamiento
que debió existir entre Alvarado (uno de los tres comisionados por el virrey para la fundación
de Guayangareo y quien pagaba a los maestros españoles) y Quiroga, creemos difícil que
Alvarado hubiera apoyado el proyecto quiroguiano. Cfr. CERDA FARÍAS, I., Relación
Geográfica de Tiripetío 1580, Morelia 2002, pp.66-70, 80-81.
46 RAMÍREZ MONTES, M., La catedral, o. c., p. 57
47 Las cartas que en enero y marzo de 1549 envió al obispo Quiroga el provisor de la
catedral son claras en que las obras de la catedral no avanzaban pues los indios de la ciudad
eran obligados a trabajar en Guayangareo. Y en este tenor son las cartas que enviaron a Quiroga tanto
el arcediano como los indios de Pátzcuaro. Cfr. AGI, Justicia 173-1 en ESCOBAR OLMEDO, A.
M., Vasco de Quiroga, pp. 103-142.
762
IGOR CERDA FARÍAS
Hernando Toribio de Alcaraz regresó a la Nueva España con cuatro criados
(pudieron ser ayudantes o aprendices) a finales de 1549 o principios de 155048,
aunque se presume su presencia en Michoacán de nuevo hacia 155249.
VI. VALIDACIÓN Y RECTIFICACIÓN DEL PROYECTO DE LA
CATEDRAL
De la estancia de Toribio de Alcaraz y labores hechas allá, no se ha
localizado ninguna información al respecto aunque se ha especulado acerca
de que Quiroga lo llevara para que sustentara ante las autoridades reales el
proyecto de la catedral50. Por nuestra parte, creemos que Quiroga llevó a
Alcaraz para que, ante lo inusual del proyecto y la dificultad técnica que
implicaba, se consultara con otros maestros de obras que ayudaran a crear la
planimetría completa del proyecto catedralicio de acuerdo con las ideas del
obispo que, de una forma inicial, estaban ya iniciadas en Pátzcuaro51.
El 21 junio de 1553, por una real cédula, el emperador Carlos otorgaba
armas a la Ciudad de Michoacán en Pátzcuaro y formalmente, por primera vez,
apareció la planta arquitectónica del proyecto de la catedral en Pátzcuaro.
(Figura 2) Con esta cédula Pátzcuaro arrebataba a Tzintzuntzan la primacía
urbana y quitaba a Guayangareo cualquier posibilidad de intitularse como
Ciudad de Michoacán52. En ese escudo se puede ver la planta de la catedral con
cinco naves exentas, dos perpendiculares y dos adyacentes o casi perpendiculares
a la central, todas convergentes una capilla una central donde estaría al altar
y detrás de éste, el testero, recto, de menores dimensiones. Todo el conjunto
contaba con cuatro espacios ajardinados al interior entre las naves y estaba
rodeado de un muro perimetral. El acceso a la catedral se realizaría por las
naves adyacentes53, y por supuesto, por la principal, la cual presentaba un
cuerpo de planta cuadrada al frente. Nótese que, a diferencia de la enorme
48
AGI, Indiferente General, L. 11, f. 279. Real cédula (extracto) del 24 de agosto de 1549.
RAMÍREZ MONTES, M., La catedral, o. c., p. 80.
50 RAMÍREZ MONTES, M., La catedral, o. c., p. 57.
51 A partir de este momento, debe considerarse que comprender la construcción de una obra
como esta implica necesariamente estar familiarizado con la práctica constructiva, aunque sea de
manera general. Por ello, la idea de solicitar el auxilio de otros constructores ante un problema
complejo, antes y ahora, no extrañar en lo absoluto.
52 RUBIAL GARCÍA, A., “Los escudos urbanos de las patrias novohispanas”, en Estudios de
Historia Novohispana (Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM), 45 (2011) 2830 y 35-37.
53 Esto, de acuerdo al escudo de armas. Seguramente que el proyecto presentado y más aún, el
constructivo, contemplaba accesos todas las naves e incluso portadas laterales para acceder a
las áreas jardinadas y comunicar las naves.
49
LA CATEDRAL DE SAN SALVADOR DE MICHOACÁN…
763
mayoría de los escudos de armas donde se representan edificios, éstos siempre
se muestran en alzado o fachada, incluso con cierta perspectiva, como los de
Málaga, el de Ciudad Real o el de México, no así en el caso de Michoacán.
La razón, a nuestro juicio, es que no se tenía con claridad el aspecto formal que
podría tener en alzado el edificio proyectado (quizá Quiroga era consciente de
que los proyectos arquitectónicos casi nunca se terminaban de acuerdo al diseño
original) a pesar de los planos que seguramente estaban elaborados; o bien,
por la imposibilidad de dibujar en un escudo un edificio de estas características.
Vasco de Quiroga tenía en mente un proyecto único en su diseño al
pensar en una catedral con cinco naves, sin embargo, creemos que abrevaba
de dos fuentes muy importantes en su vida: el tema de los hospitales y el
simbolismo de la ciudad de Granada:
1) Es posible que en el pensamiento de Quiroga se amalgamaran el concepto
arquitectónico hospitalario de los hospitales reales de Granada y especialmente, el de Santiago de Compostela. (Figura 3) Estos edificios, inspirados
en el Ospedale Maggiore de Milán, repiten el modelo de una planta de
cruz latina con un altar central en donde convergen las crujías desde
donde todos los enfermos podían participar de la misa54. De esta forma, la
catedral de Quiroga se habría inspirado en este esquema hospitalario
donde todos podían acceder a la misa, juntos pero a la vez separados por
crujías o naves y en donde las áreas internas ajardinadas de la catedral
harían las veces de los patios de aquellos. Por último, el diseño de Quiroga,
acorde con los dos hospitales señalados, también incluiría un zaguán o
espacio intermedio entra la nave principal y la calle. En la figura 4 puede
verse que, si sobreponemos el proyecto de la catedral quiroguiana a los
hospitales de Santiago y Granada en donde hemos añadido las naves
diagonales, podría existir algún paralelismo.
2) La familia Quiroga tenía una larga tradición de vínculos con la Orden
de San Juan de Jerusalén, ahora conocida como Orden de Malta. Esta
Orden, de larga tradición hospitalaria y de la que Quiroga hacía ostentación
en los escudos que usaba, puede ser el origen del espíritu que lo llevó
a la idea de sus hospitales (junto a sus conocidas preocupaciones de
evangelizar a los indios, organizarlos al modo de vida español y el cuidado
de los enfermos, a los que dio forma americana con la utopía de
54 GRANDE NIETO, V., “Métrica y arquitectura del Hospital de los Reyes Católicos en
Santiago de Compostela, en Cuadernos de Estudios Gallegos, 63, nº 129 (2016) 290-293. El
autor señala que aunque dentro de la misma política hospiatalria real, el de la Santa Cruz de
Toledo no llegó a construirse completamente durante el periodo de vida de Quiroga en España, por
lo que enfatizamos solo dos.
764
IGOR CERDA FARÍAS
Tomás Moro)55, en los cuales la enfermería contaría con salas separadas
convergentes en un punto central donde se encontraría el altar56.
VII. EL MÁXIMO PERIODO CONSTRUCTIVO DE LA CATEDRAL
DE SAN SALVADOR: 1555-1560
Vasco de Quiroga regresó a la Nueva España a mediados de 1554 con varias
reales cédulas bajo el brazo, con lo cual su posición se reforzó notablemente
ante el claro avance que habían registrados sus opositores, tanto laicos como
religiosos. Todos estos documentos no sólo garantizaban el financiamiento real a
la obra, sino que aseguraba que, por tercios, los encomenderos y los indios de la
provincia participaran en los gastos y en la mano de obra necesaria. En adición,
ratificaban la capitalidad de Pátzcuaro y la dotaban de armas, mientras se humillaba
a los españoles de Guayangareo ordenándoles que regresaran a Chapultepec57.
Las instrucciones reales que mostró Quiroga al virrey Luis de Velasco se
obedecieron, y en octubre de 1554, se libraron mandamientos a los oficiales
de la Real Hacienda para pagar al obispo lo mandado por el Rey y para el
alcalde mayor de Michoacán para que procediera a cobrar lo correspondiente
a indios y españoles58. En marzo de 1555 se efectuó la relación de pueblos y
encomenderos que aportarían dinero para la construcción de la catedral, además
del número de obreros que cada pueblo aportaría59. Ante este escenario, las
quejas contra la obra de la catedral aumentaron tanto por los indios de Tzintzuntzan
como de los españoles. Este y otros asuntos complejos obligaron al virrey a
realizar una visita a Michoacán a fines de 1554 y estando en Pátzcuaro, acompañado
por el maestro cantero García de la Fuente y del maestro en carpintería Alonso
Lucero, vieron las obras de la catedral y posteriormente le manifestaron una
opinión quizá no muy favorable, ya que escribiría al rey meses después que:
“Vista la obra de la iglesia y llevé oficiales para que me diesen su
parecer sobre si iba bien fundamentada la cual va con ésta. Y visto el
mal fundamento que llevaba y que para cubrirse de bóveda era
55
DELGADO PÉREZ, M. M., “De Granada a Michoacán”, o. c. p. 173-175; ESCOBAR
OLMEDO, A. M., Los Escudos de don Vasco de Quiroga, Morelia 1999, Edición del autor,
pp. 30-42. En WARREN, B. J., Vasco de, o. c., pp. 30 y ss. no se mención a la relación de Quiroga
con la Orden de San Juan, porque aún no había sido descubierta.
56 MORENO, J. J., Fragmentos, o. c. pp. 25-26.
57 AGI, México, L. 4, f. 156v.; AGI, México, 1089, L.4, f. 216v, 217r.; AGI, Patronato,
275, R. 51, fs. 1-2.
58 Archivo General de la Nación (AGN), Mercedes, Vol. 4, f. 73v.; AGN, Mercedes, Vol. 4, f. 74.
59 AGI, Justicia, 155, fs. 28-30.
LA CATEDRAL DE SAN SALVADOR DE MICHOACÁN…
765
necesario derribar mucha parte de lo edificado y tornarse a hacer, y
la gran costa que se recrecía en la Real Hacienda y a los encomenderos
que contribuyen y a los naturales, y el continuo y perpetuo trabajo, me
pareció moderar la obra, y lo traté con el obispo; a los principios se le
hizo mal porque pretendía que se prosiguiese y acabase conforme a
su traza y se cubriesen todas sus cinco naves, que es la mayor de sesenta
pies de hueco y ciento veinte de largo, y las cuatro de cuarenta y cinco y
cuarenta pies de hueco y los ciento veinte de largo, además de esto
tenía trazada una sobre puerta y torre60 de mucha costa, moderé la obra
en que las naves se cubriesen de maderamiento, así porque se erigieron
las paredes de pilares para esto (…) La capilla de bóveda tendrá cien
pies de hueco en cuadro, quitáronsele cuarenta, será el mejor templo en
Indias acabado, y para los naturales no era necesaria obra tan grande ni
suntuosa”61.
Es nuestra opinión y en contra de lo que mayormente se ha escrito, que en
este momento la obra no solo mostraba carencias constructivas sino que
además, los avances no eran tan relevantes como para poder modificar incluso la
traza. Creemos que algunos elementos seguían a nivel de cimentación, como
algunas naves y la capilla central. Este tipo de modificaciones es factible de
hacer cuando el avance de la construcción no es significativo y por ello fue
aceptado -muy a su pesar- por el obispo. Por lo anterior, el parecer de los
maestros de obra llevados por el virrey y del maestro de obras de la catedral
debe entenderse en este contexto:
“Decimos nos García de la Fuente y Hernando Toribio de Alcaraz
maestro del arte de la cantería y Alonso Luzero maestro del arte de
carpintería, que vimos la iglesia catedral que está hecha y se hace en
esta ciudad de Michoacán por mandado del ilustrísimo señor don Luis
de Velasco visorrey de esta Nueva España.
La cual, vista por nos como dicho es, por lo que Dios nos da a entender
en nuestro oficio y arte y habiendo medido por nuestros propios pies los
huecos de toda ella y entendido los gruesos que para la fortaleza de ella
se requiere, declaramos que las cinco naves cubriéndose de madera,
60 Un elemento como una torre, que incluso ocultaba la portada, quizá buscara dotar a la
iglesia, junto con los muros perimetrales, de un aspecto de fortaleza, más simbólica que efectiva.
Cfr. VÁZQUEZ CASTRO, J., “La fortaleza del Apóstol Santiago. Imagen real e imaginario
colectivo de la catedral de Santiago de Compostela en la Edad Media”, en Codex Aquilarensis.
Revista de arte medieval (Aguilar de Campoo), 31 (2015) 156-162.
61 Archivo de los Duques del Infantado, Manuscritos de América, Libro X, fs. 194v-195,
en ESCOBAR OLMEDO, A. M., La catedral perdida, o. c. p. 184.
766
IGOR CERDA FARÍAS
es bastante la fortaleza para sustentarla y que perfectamente se pueden
cubrir y cubría sin sospecha alguna, y en cuanto a la capilla mayor que
es cabeza de todas las naves, decimos y declaramos que se puede cerrar
de piedra de cantería, según las bastantes fuerzas que para ello tiene
según el hueco que son cien pies en cuadrado, para el cual dicho hueco
tiene doblado estribo y fuerza de lo que es menester (…) y así mismo
decimos que la torre de la dicha iglesia se haga de piedra de cantería
con su bóveda, que no se compadece de otra manera”62.
Con el cumplimiento de las cédulas que el obispo había ganado en España
para su causa y la rectificación que hiciera el virrey, la obra debió avanzar de
manera importante entre los años 1555 a 1560. Sin embargo, las quejas contra la
construcción debieron ser constantes debido al enfrentamiento que mantenía
al obispo con los indios de la provincia, los vecinos de Guayangareo63, y con
los franciscanos64 y agustinos. El virrey, por su parte, quien seguía la política
real de protección a los indios y abiertamente había favorecido los intereses
de los españoles de Guayangareo y de las órdenes mendicantes, decidió enviar al
maestro mayor de obras de la Nueva España a revisar el estado de la construcción
de la catedral y determinar si se habían seguido las instrucciones por él dejadas en
1555. De este modo, en febrero de 1560, se presentó en Pátzcuaro el maestro
Claudio de Arciniega, para ver si las obras habían seguido la traza acordada.
La visita de Arciniega generó un gran malestar tanto en el obispo como en el
maestro de las obras ya que el parecer que dio al virrey65 no dejaba dudas acerca
de los problemas constructivos que presentaba la catedral. El parecer de
Arciniega, después de revisar, medir y calcular cada uno de los elementos
constructivos existentes, señalaba los siguientes errores en la construcción:
“Primeramente digo, que la obra de los cimientos y paredes y estribos de
mampostería que caen a la parte de adentro de las canales de la iglesia, es
obra falsa porque tienen ruines fundamentos, los cuales no están en lo
fijo sino sobre tierra muerta y las mezclas con que se sacaron los
dicho cimientos y se labraron los estribos y paredes de toda la obra de
62 AGI, México, 374 en RAMÍREZ MONTES M., La catedral, o. c., pp. 147-148. En este
mismo expediente del AGI está el testimonio individual de García Lucero, que señalaba que
los pilares eran suficientes para cargar la bóveda y que el esviaje que mostraban los pilares no
afectaban la obra por el espesor que mostraban.
63 AGI, Justicia, 204, N. 3, R. 2.; AGI, Justicia, 173, N. 1, R. 2
64 En 1563, fray Maturino Gilberti (OFM), el gran lingüista michoacano, lo mismo que el
comisario provincial de su orden, se quejaron del maltrato que sufrían los indios en las obras
de la catedral en RAMÍREZ MONTES, M., La catedral, o. c., pp. 82-83.
65 Completo, el parecer de Arciniega, en RAMÍREZ MONTES, M., La catedral, o. c., pp.
153-157 y en ESCOBAR OLMEDO, A. M., La catedral perdida, o. c. pp. 68-72.
LA CATEDRAL DE SAN SALVADOR DE MICHOACÁN…
767
mampostería de toda esta dicha iglesia es tierra, que a causa de no tener la
cal que requiere y ser poca se ha convertido toda la mezcla en tierra,
además que los cimientos están huecos y atronados y mal sacados66
por donde parece bien claro estar falsos y así mismo donde se juntan
las paredes con los estribos están despegados lo uno de lo otro, cada cosa
por sí y de industria atapados con barro para que no se vea, demás de
estar mal labrados y ruin mezcla y la faección y elegimiento de los dichos
estribos son, por la una parte viaje y por la otra cuadrado…”67.
Además de sus comentarios sobre lo que estaba mal en la obra, Arciniega
dejó por escrito, en planos y debidamente tratado con el responsable de la
fábrica catedralicia, lo que a su juicio se debía hacer para terminar los trabajos. Lo
anterior molestó a Toribio de Alcaraz, quien se inconformó ante el escribano de
la ciudad de Michoacán dado que él tenía un parecer completamente diferente.
En México, el virrey dio fe al informe de Arciniega, y mandó interrumpir las
obras de la catedral, lo que motivó que el obispo iniciara un nuevo pleito ante la
Real Audiencia defendiendo su obra, denostando el parecer de Arciniega y aun
argumentó que las reparaciones que se señalaran las absorbería el obispo y no
costarían ni a la corona o a los indios, que si la capilla mayor no se terminaba
conforme a la traza y no cerraba de bóveda, la iglesia en su conjunto carecería de
las condiciones para lo que estaba proyectada, que los indios de la ciudad de
Michoacán se entristecerían mucho si la obra hecha parcialmente se demoliese y
que, principalmente, hacía cinco años que especialistas que había llevado el
virrey cuando visitó la obra, habían declarado que la fábrica era suficientemente
robusta para la proseguir como iban68.
Esta vez el obispo no tuvo la misma suerte que años anteriores, pues la
Audiencia no dictaminó en su favor y el fiscal le informó que siguiese el
asunto ante el Consejo de Indias. En 1561, Quiroga escribió al rey acerca de
la necesidad de proseguir con las obras aunque para entonces, el doctor Luis
de Anguis, provisor del arzobispado de México y agente secreto de Felipe II,
había también enviado una larga carta acerca de las cosas de la Nueva España
en la que recriminaba que el obispo de Michoacán en más de veinte años
apenas había residido tres en su diócesis por estar siempre en México en diversos
pleitos y que la obra de la catedral estaba “… con otra imaginación que no
lleva pies ni cabeza y que nunca en la vida de los hombres se acabará, ni al
cabo sirve de cosa, ni hay para que V. M. le gasten cada un año en ella tanta
66
Recuérdese el testimonio (vid supra) de Juan Ponce, quien declaró en 1545 que los cimientos
no llevaban cal sino barro y piedra, y que el señor obispo no pedía consejo a ningún especialista.
67 RAMÍREZ MONTES, M., La catedral, o. c., pp. 153-157.
68 AGI, México, 374.
768
IGOR CERDA FARÍAS
millarada de pesos para efectos de tres o cuatro vecinos españoles que allí
hay y para indios que cualquiera cosa humilde les está mejor”69.
Al parecer, la fábrica de la catedral volvió a recibir algún tipo de impulso,
aunque no parece que al nivel que había gozado en los años 1555-1560. Entre
1563 y 1564, seguían acudiendo a la obra algunos indios de Tzirosto, se construía
un cimborrio, los indios de Tarímbaro y Tuxpan conmutaban el trabajo por
dinero y el virrey ordenaba que se librasen 980 pesos anuales para las obras70.
VIII. LA CATEDRAL DE SAN SALVADOR, TESTIMONIO DE LOS
ÉXITOS DEL OBISPO Y UN FRACASO CONSTRUCTIVO
Vasco de Quiroga, el combativo obispo, moriría el 14 de marzo de 1565
sin haber podido ver terminada su catedral, acaso sin haber celebrado allí
una misa con la dignidad y solemnidad que pretendía71. Poco después de la
muerte del obispo, desaparecen las noticias acerca de las obras. En 1566 fue
nombrado obispo de Michoacán don Antonio Ruiz de Morales y Molina
(O.S), quien al parecer se presentó en Pátzcuaro dos años después. Diferente
en muchos aspectos a Quiroga, rápidamente valoró la situación de la Ciudad de
Michoacán y el estado de la fábrica de la catedral, que al parecer, no presentaba
grandes avances ni un aspecto digno; así como la posición de Guayangareo
donde residía la mayoría de los españoles. De esta forma, a finales de 1568,
el obispo presentó ante el virrey don Martín Enriquez una relación donde le
informaba que en “…el dicho obispado ay una yglesia catedral en que se
dicen los diuinos oficios de paja y tan pequeña y mal adereçada que pareçe
que no a avido en ella yglesia (...) y en la otra yglesia que se haze es una cosa tan
estraordinaria y tan diferente de todas las traças que ha visto, tanto, que no lo
sabrá dar a entender y que no tiene manera pa hazerla aunque la quisiera cubrir
de madera alguna parte della no lo sufriran las paredes y que con averse
gastado gran cantidad de dinero en ella se están cayendo de suyo todas y que
qualquiera estribo que se obiese de hazer en ella y acabarlo que falta hasta la
cubrirla parecería muy mal y costaría mas que dos yglesias…”72.
69
CUEVAS M., “Carta del Doctor Luis de Anguis a Felipe II – México, 20 de febrero de
1561”, en Documentos inéditos del Siglo XVI para la historia de México, México 1975, Editorial
Porrúa, S. A., p. 262.
70 AGN, Mercedes, Vol.6, f. 473.; RAMÍREZ MONTES, M., La catedral, o. c., p. 183.;
AGN, Mercedes, Vol.7, fs. 117v-118; AGN, Mercedes, Vol.7, fs. 322-322v.; AGN, Mercedes,
Vol. 7, fs. 328.
71 El obispo argumentaba en 1561, AGI, Justicia, 374, en ESCOBAR OLMEDO, A. M.,
La catedral perdida, o. c. p. 63, que desde hacía más de 20 años, las misas se decían en la iglesia
del hospital. Quizá debería repensarse la idea que corre, que el actual templo del excolegio jesuita
de Pátzcuaro, fue la sede del obispo.
72 AGI, Patronato, 182, R. 33, fs. 5, 9.
LA CATEDRAL DE SAN SALVADOR DE MICHOACÁN…
769
Para probar la información, el obispo Ruiz de Morales solicitó el testimonio
de diversos personajes relacionados con la vida michoacana, y, como era
común, en todos los casos, el testigo ratificaba lo que la pregunta decía, y así
sólo citaremos a algunos de los que estuvieron plenamente enterados de la
construcción de la catedral. Así, leemos que Rodrigo Maldonado, alcalde mayor
de Michoacán entre 1551 y 1554 dice de la catedral: “…que se avía traçado
e hazía de cantería a este testigo nunca paresçió bien la traça della y vio que
aunque estavan acabadas las paredes llevavan tan ruines fundamentos que
este testigo vio a fulano alcaraz maestro de la dicha obra que en mucha parte
della reformava los çimyentos de cuya causa cree que tiene por çierto este
testigo que no aprovecharían las dichas fortificaciones e que caerán porque
las paredes son gruesas y de piedra pesada y los fundamentos ruines y la traça de
las naves della tan abiertas y tan mala traça que no sabe este testigo como la
vian de cubrir pa que se estuviese fixa y perpetua…); el encomendero de
Uruapan, Pedro de Villegas, quien dijo que
“… este testigo ha visto la yglesia nueva de la dha çibdad de pazcaro y
el edifiçio della la qual es una obra mala y sin fundamento y de mala
traça y le paresçe contramida por debajo y que entiende este testigo
que ni de madera ni de otra obra no se podrá cubrir la dha yglesia e se
acuerda este testigo que el virrey don luis de velasco fue a ver el sitio de
la dicha çibdad de pazquaro e la yglesia del e llevó maestros que la viesen
y este testigo fue con el dicho virrey e vio y entendio como los dichos
maestros vieron por paresçer que no fundase ni acabase la obra de la
dha yglesia por ser la obra falsa y que como dicho tiene sobre ella no se
podia cavar…”; y finalmente, Claudio de Arciniega declaró que “…este
testigo fue a visitar e ver la obra de la yglesia que allí se hazía de cantería
por mandado del visorrei don luis de velasco y halló que el fundamento
della estava sobre un qu de piedra movediza que es edifiçio antiguo de
yndios como quien haze un çerro de piedra y tierra movediza y mal
fundada por no tener firmeza el suelo e como a la sazón no se tratava
de mudar la yglesia sino de dar algunos remedios se quedo así y este
testigo dio paresçer por escripto sobre ello al qual se remite y en lo que al
presente se le pregunta en lo de la traça es de una forma estraña de cinco
naves ynusada y la nave de en medio tiene mas de sesenta y quatro pies de
largo y que para averla de çerrar de madera era menester mui grande
estribos y paresçe las quales ello no tiene y quedaría en condiçion por causa
de los ruines çimientos y se ofreçe mucha costa en ello para acabarla de
la forma que va e que si se propone de hazer una yglesia moderada de
tres naves se podrá hazer porque en toda ella se ofreçe mucha costa…”73.
73
AGI, Patronato, 182, R. 33, fs. 10, 15, 19, 24, 25, 27.
770
IGOR CERDA FARÍAS
La imagen descrita de la catedral, apenas cinco años después de la muerte
de Quiroga, no era, de ninguna manera, la mejor posible.
IX. CONCLUSIONES
La catedral de Michoacán surgida de la mente de Vasco de Quiroga debió
abrevar de ciertos modelos que habían tenido un gran nivel de significado para
el futuro obispo. Su larga carrera al servicio de la Corona le dio oportunidades de
conocer y aplicar su filosofía de vida, como se manifestó en España, en Orán
y en la Nueva España. Su visión de obispado, a caballo entre el humanismo
con el que se identificaba y una concepción aún medieval de una ciudad donde
el centro del poder giraba en torno al diocesano lo llevó a idealizar una
ciudad donde la organización de la sociedad giraría en torno a las instituciones
por él ideadas, con el epicentro de todo, en la catedral.
La creación de una nueva sociedad era la esperanza de un nuevo comienzo, la
posibilidad de empezar con un modelo cristiano desde sus orígenes, un
modelo que tendría su realidad más cercana en la ciudad de Granada. De esta
ciudad debió tomar las ideas para nombrar a sus hospitales pueblo como
“Santa Fe”; la idea de crear, cerca de ese Santa Fe una ciudad que se llamaría
“Nueva Granada”; de cambiar la advocación de la catedral a “San Salvador” y la
idea de una iglesia catedral con un modelo panóptico como los hospitales reales
de Santiago y Granada, donde todos los asistentes, debidamente separados
por naves, podían presenciar una misma misa.
La elección del sitio para la nueva catedral respondió más a cuestiones de
simbolismo que a cuestiones técnicas. Esta mala elección del terreno,
producto de su inexperiencia como constructor, sería el primer error cometido
por el obispo de cara al futuro de su catedral; aun así, decidió iniciar los
trabajos que, en algún punto, debieron detenerse cuando la obra comenzó a
requerir de un saber técnico-constructivo más allá del que pudieran aportar
los indígenas. Para ello, llamó a su lado a un maestro en cantería que poco
pudo corregir antes de partir con el obispo a España.
Será después de 1555 cuando las obras de la catedral tendrían cinco años
muy afortunados, fluyendo recursos humanos y materiales. No obstante estos
apoyos, en las obras existen factores –además de las dimensiones de la obraque determinan la viabilidad en el largo plazo de los edificios, y una de esas
es, sin duda, la cimentación, que desde los primeros años acusaba defectos
importantes como el emplear métodos de construcción más cercanos a los
prehispánicos (útiles para esa arquitectura) que los que requería una obra
europea. Por ello, es posible que el maestro Toribio de Alcaraz no haya podido
LA CATEDRAL DE SAN SALVADOR DE MICHOACÁN…
771
corregir los errores iniciales en la cimentación o bien, no por falta de pericia
pero sí acusando algunas malas decisiones74, los avances no siempre fueron
de la mejor calidad y no eran sostenibles en el largo plazo. Por ello, el dictamen
de Claudio de Arciniega de 1560 reflejó, más allá de la posible “mala fe”
hacia el proyecto catedralicio, los errores técnicos de la obra, mientras que las
recomendaciones hechas, esas quizá sí, manifestaban cierto interés, sabiendo
de antemano la imposibilidad de efectuarse debido a que implicaba destruir
buena parte de lo hecho y hacerlo de nuevo.
Después de la muerte del obispo Quiroga y el abandono de la obra de su
sucesor, Antonio Ruiz de Molina, quien prefería a todas luces vivir con los
españoles de Guayangareo, la obra debió quedar prácticamente parada y se
debió deteriorar bastante. Esto es notorio ya en 1579, cuando se les ofreció a
los agustinos el edificio de la catedral para que la utilizaran para fundar un
convento75, pero éstos finalmente no aceptaron y edificaron en la parte baja
de la ciudad, en el sitio donde ahora aún están su iglesia y los restos de su
convento. Al final, la catedral se trasladó en 1580 a la ciudad de Valladolid,
y con ello, se evaporó toda posibilidad de construcción.
Si la obra de la catedral diseñada por Vasco de Quiroga se hubiera
asentado en un mejor sitio, si hubiera existido mejores ánimos entre todos los
diferentes actores, estamos ciertos que los recursos hubieran fluido y con
ello, quizá existiría un templo que sería un referente de la arquitectura novohispana
y uno de los mejores ejemplos de la arquitectura religiosa en América.
74 Los maestros de obras en ocasiones, incluso los más avezados, tomaban decisiones
equivocadoas. La mejor prueba de ellas es la del Hospital Real de Santiago de Compostela, donde
“Frente a la inmensa originalidad de la obra de Egas hay que reseñar una puesta en obra
desastrosa: la total impericia de las obras de cimentación y el desacierto en la elección de los
materiales y en el cálculo estructural amenazaban ya a partir de la segunda mitad del siglo XVI
la estabilidad del edificio. Por ello, el inmueble sufrió una masiva obra de consolidación
estructural y rehabilitación general…” Cfr. PERRIA, R., El hospital cruciforme: formación y
transformación. Estudios tipológicos para la reconversión patrimonial, Granada 2013, Tesis
Doctoral de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura, Universidad de Granada, p. 337.
75 AGI, México 1090, Libro 9 de Oficio y Partes, fs. 109-109v.
772
IGOR CERDA FARÍAS
Figura 176.
Figura 2.
76
Imagen modificada, tomada de Google Earth.
LA CATEDRAL DE SAN SALVADOR DE MICHOACÁN…
773
Figura 3. Planos de los hospitales de Santiago (izq.) y Granada77.
77 Imágenes tomadas de GRANDE NIETO, V., “Métrica”, p. 289 y https://www.viajejet.com/
hospital-real-%E2%80%93-granada/plano-del-hospital-real-de-granada/.
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IGOR CERDA FARÍAS
Figura 4. Superposición de planos.
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