Subido por CARLOS ESCOBEDO

Textos el poder de la palabra

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El poder de la PAlabrA
Este es un fragmento del artículo titulado “Defensa del lenguaje”, publicado en el libro El defensor de
Pedro Salinas. Esta obra recoge una colección de cinco ensayos nacidos en el exilio puertorriqueño
entre 1942 y 1946.
No habrá ser humano completo, es decir, que se conozca y se dé a
conocer, sin un grado avanzado de posesión de su lengua. Porque
el individuo se posee a sí mismo, se conoce, expresando lo que
lleva dentro, y esa expresión sólo se cumple por medio del
lenguaje (...). Hablar es comprender, y comprenderse es
construirse a sí mismo y construir el mundo. A medida que se
desenvuelve este razonamiento y se advierte esa fuerza
extraordinaria del lenguaje en modelar nuestra misma persona,
en formarnos, se aprecia la enorme responsabilidad de una
sociedad humana que deja el individuo en estado de incultura
lingüística.
En realidad, el hombre que no conoce su lengua vive pobremente,
vive a medias, aún menos. ¿No nos causa pena, a veces, oír
hablar a alguien que pugna, en vano, por dar con las palabras,
que al querer explicarse, es decir, expresarse, vivirse, ante
nosotros, avanza a trompicones, dándose golpazos, de
impropiedad en impropiedad, y sólo entrega al final una deforme
semejanza de lo que hubiese querido decirnos? Esa persona sufre
como de una rebaja de su dignidad humana. No nos hiere su
deficiencia por vanas razones de bien hablar, por ausencia de
formas bellas, por torpeza técnica, no. Nos duele mucho más
adentro, nos duele en lo humano; porque ese hombre denota con
sus tanteos, sus empujones a ciegas por las nieblas de su oscura
conciencia de la lengua, que no llega a ser completamente, que no
sabremos nosotros encontrarlo. Hay muchos, muchísimos
inválidos del habla, hay muchos cojos, mancos, tullidos de la
expresión.
Una de las mayores penas que conozco es la de encontrarme con
un mozo joven, fuerte, ágil, curtido en los ejercicios gimnásticos,
dueño de su cuerpo, pero que cuando llega al instante de contar
algo, de explicar algo, se transforma de pronto en un baldado
espiritual, incapaz casi de moverse entre sus pensamientos; ser
precisamente contrario, en el ejercicio de las potencias de su
alma, a lo que es en el uso de las fuerzas de su cuerpo. Podrán
aquí salirme al camino los defensores de lo inefable, con su
cuento de que lo más hermoso del alma se expresa sin palabras.
No lo sé. Me aconsejo a mí mismo una cierta precaución ante eso
de lo inefable. Puede existir lo más hermoso de un alma sin
palabras, acaso. Pero no llegará a tomar forma humana completa,
es decir, convivida, consentida, comprendida por los demás.
#thepowerofthespeech
¿Para qué sirve la sintaxis?
PARA qué sirven las abuelas? ¿Para qué sirve nuestra sombra? ¿Para qué sirve el ácido hialurónico?
¿Para qué sirve el café? ¿Para qué sirve la alabanza a Dios? ¿Y el vidrio reciclado? ¿Y un catedrá?co
emérito de Estra?graBa, o hablar en ruso allá en Lubango, la capital de la provincia angoleña de
Huíla? ¿Y para qué sirve el Senado ahora? ¿Y los logaritmos neperianos? ¿Para qué sirve poner
normas de seguridad en un laboratorio de productos químicos? ¿Para qué votar en las europeas?
La Antropología se pregunta por qué vivimos bastantes más años de los que necesitaría la
capacidad reproductora de nuestra especie. No todos los cachorros conocen a sus abuelos. Los seres
humanos -y sus genomas- disfrutan de la generación que dio vida a sus progenitores.
Afortunadamente. Los padres quieren abuelos y abuelas jóvenes que cuiden y quieran de cerca y
despacio a sus nietos. Sirven. Siempre. Ayudan.
¿Pero para qué sirve la Sintaxis? «Para lo mismo que puede servir un crucigrama o un sudoku.
Fundamentalmente para pensar. Analizar el idioma es hacer gimnasia mental para u?lizarlo mejor,
para escribir mejor, para expresar mejor, para comprender mejor. O sea, para mejorar». Respuesta
de Álex Grijelmo, un periodista modélico, apasionado del idioma. También se piensa sentado ante un
tablero de ajedrez. Y ante las películas de ocho apellidos como los de Allen, Kieslowski, Eastwood,
Kubric, Lumet, Terrence Malick, Tarkovski o Erice o los ocho que quiera poner usted. También deja
pensa?vo la poesía que traspasa las paredes del corazón. Y todas las esquelas. A algunos les
remueven las entrañas las co?zaciones de Bolsa y su Íbex. A otros, los ?tulares de Deportes. A mí,
mirar lejano el oleaje (desde que no fumo). La sintaxis ayuda a pensar. Entre otras razones, porque se
ocupa del orden de las palabras. Un ejemplo: cualquier hispanohablante puede entender la
diferencia de significado entre estas dos frases aparentemente iguales: «Compró caro ese chalet» y
«Compró ese chalet caro». En una te engañan y en la otra estás forrado. No todos, sin embargo,
aciertan a explicar grama?calmente esas diferencias de sen?do su?les. Quien aprendió qué es un
complemento predica?vo y para qué sirve sabrá argumentarlo.
La Sintaxis, por tanto, sirve para pensar mejor, como los sudokus y los crucigramas, y también
para jugar. ¿Qué prefiere: «gorras de viaje» o «viajes de gorra»? ¿Es igual de humano «Una menos
vieja» que el despiadado «Una vieja menos»? Usted puede formar unas cuantas frases dis?ntas
cambiando el orden de estas nueve palabras: «Los socios que no vinieron ayer abonaron el importe».
Varía la semán?ca si se altera la alineación de la frase. En plan gratuito: «Los socios que vinieron ayer
no abonaron el importe». En plan selec?vo: «Los no socios que vinieron ayer abonaron el importe».
En plan tocateja para todos: «Los socios que no vinieron abonaron ayer el importe». En plan no?cia y
apremio: «Vinieron los socios que no abonaron el importe ayer».
Es cierto que -salvo al profesorado de Lengua-a un camarero o a una abogada, a casi ninguna
den?sta o a pocos policías o albañiles les exigen en sus trabajos analizar oraciones. Sí tendrán que
sumar, mul?plicar, viajar y dividir. Si ayudan a sus hijos con los deberes, puede que sí les toque
enzarzarse con atributos y circunstanciales y hasta con criaturas como los sintagmas. Ante una
parejita de frases formularias como esta, «La niña quiere la muñeca» y «La niña quiere a la muñeca»,
doña Sintaxis te da la cena y deja muchas puertas abiertas para reflexionar. ¿No servía para eso?
Habrá que reconocerlo: quien pregunta un porqué o un para qué no siempre reclama soluciones
o respuestas, puede manifestar una ac?tud de rechazo. Yo aplaudo y secundo esas rebeldías. No me
gustan los que se quejan pero sí quienes protestan. Aunque algunos quieren que la única respuesta
sea el tesoro del bienestar. «A veces hay que romper las normas para aclarar las cosas», suelta un
personaje de 'Las normas de la casa de la sidra'. Los temporeros que recolectan las manzanas se
niegan a cumplir las reglas porque las impusieron sin preguntar a los inquilinos.
La Sintaxis permite darles vueltas a las cosas. «Todo se resolviraba en un profundo pínice, en
niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las
gunfias». Cortázar. Para eso también sirve, por supuesto. El bienestar se refugia en «Haz las cosas
interesantes». Los apasionados prefieren el «Haz interesantes las cosas». Más vale. Vale más.
#thepowerofthespeech
la magia de las palabras
Uno de los grandes descubrimientos de mi vida, fue cuando conocí la “magia de las palabras”. Está
demostrado que nuestras palabras están estrechamente relacionadas con nuestra actitud, y
esta a su vez con nuestras creencias.
La pregunta sería, ¿qué fue primero el huevo o la gallina? ¿es mi actitud la que da lugar a mis
palabras o son mis palabras las que condicionan mi actitud?
Sinceramente, creo que la influencia se da en las dos direcciones. La manera en que nos
expresamos y como nos comunicamos está afectando a nuestra actitud, de igual forma la
actitud que tenemos ante algo origina nuestra manera particular de comunicarnos.
El cuidado en el uso de nuestro lenguaje es una herramienta poderosísima para condicionar nuestros
resultados en la vida, de la misma manera que observar como habla una persona, nos está
dando muchas pistas sobre su sistema de creencias, muchas veces asentado a nivel
subconsciente.El uso que hacemos de nuestro lenguaje es una herramienta poderosísima para crear
nuestros resultados en la vida. Aquí y ahora, no voy a hablarte del poder de la comunicación, que es
algo mucho más amplio.
Saber comunicarse correctamente implica aspectos como, hacerse entender, entender a otros,
comprender mejor lo que sucede, saber influenciar, crear conexión con tu interlocutor, fomentar
el respeto, ganarse la confianza de los demás, etc.Básicamente, el arte de la comunicación implica
dominar tres aspectos: lo que decimos (palabras), como lo decimos (tono, etc.) y como
actuamos (expresión corporal y facial). Hoy solo quiero centrarme en lo que decimos, en
nuestras palabras, en como hablamos, en definitiva, en el uso que hacemos de nuestro
lenguaje.
Si Quieres Algo, Debes Pedirlo
Lo primero que aprendí es que si quieres algo, debes pedirlo. ¿A que suena de evidente? Pues
aunque te parezca extraño, muchas veces sucede todo lo contrario.
Nos dedicamos a quejarnos y a decir lo que no queremos, y es entonces cuando nuestro cerebro
se enfoca, precisamente en eso (en lo que no queremos) y abandona cualquier opción de centrarse
en lo que realmente deseamos, perdiendo así muchos de los recursos que tenemos y
podríamos utilizar para alcanzar nuestros deseos. Así de simple.
Neurológicamente, nuestro cerebro tiene unos mecanismos de funcionamiento muy claros, por
ejemplo, no entiende los mensajes en negativo.
¿Qué quiero decirte con esto?
Si yo te digo que pienses en una galleta de chocolate, inmediatamente tu cerebro acudirá a los
archivos donde tiene guardada su representación de lo que es una galleta de chocolate y la
visualizarás. Pero si te digo que no pienses en una puesta de sol, tu cerebro prescinde del no, y
busca es su archivo la representación que tú tienes de lo que es una puesta de sol y eso es
precisamente lo que visualizarás.
Ha omitido el no completamente. Se hizo un estudio con niños en un colegio y se vio que sustituir
los carteles que indicaban no grites, por otros que decían habla en voz baja, era mucho más
efectivo.
Cuando nos expresamos tenemos que poner especial cuidado en hablar en positivo,
manifestando lo que realmente queremos y salir de la “actitud de la queja”, si lo que deseamos es
que nuestra vida empiece a manifestar unos resultados positivos …. Y tú, ¿cómo te expresas
habitualmente?
#thepowerofthespeech
"El lenguaje que dice la verdad, es el lenguaje Sentipensante. El que es capaz de pensar sintiendo y sentir
pensando.” Eduardo Galeano
creer o no creer
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#thepowerofthespeech
Siempre que estamos delante de niños hablamos con cuidado, porque no queremos que ellos
aprendan palabras incorrectas o porque no queremos que las pronuncien sin control y puedan
hacernos pasar vergüenza en cualquier momento. ¡Claro! Los niños dicen muchas cosas sin
detenerse a pensar en el efecto que puede causar el hecho de que las pronuncien en un
determinado contexto. Somos conscientes del gran poder de nuestras palabras.
Así son las palabras para nuestra vida, nuestra vida toma la acción que tienen las palabras que
decimos. Es por eso que pensar antes de hablar tiene mucho sentido, pues nos evita muchas
situaciones incómodas y desagradables.
Las palabras tienen el poder de crear y de destruir
Nuestras palabras tienen el poder de crear y el poder, también, de destruir. El mejor ejemplo de
esto lo podemos apreciar en una amistad o una relación. Cualquier palabra fuera de lugar o que
pueda generar algún tipo de malentendido, quizás provoque la ruptura de ese vínculo.
Incluso la ausencia de las palabras puede ocasionar algún tipo de problema. En las relaciones de
pareja, sobre todo, la comunicación es sumamente importante. Sin embargo, siempre hay algún
secreto o algo que no se le cuenta a la pareja “por su bien” y que termina derivando en una serie
de conflictos muy difíciles de abordar y superar.
Pero, el poder de nuestras palabras es mucho más poderoso. Su capacidad de crear y de destruir
también es aplicable a nosotros mismos. No escucharnos, dedicarnos afirmaciones negativas y
reprimir lo que deseamos decir son algunas de las múltiples maneras en las que nos haremos
daño, nos sentiremos frustrados y en las que, tal vez, consigamos alimentar una baja autoestima.
Si tú no te dedicas palabras bonitas nadie lo hará. Porque tal y como te ves, así te verán los
demás. Hemos aprendido a dedicarles estas palabras a los demás, pero ¿qué pasa con
nosotros? Parece que no sabemos darnos el valor que merecemos, nos ponemos en un segundo
lugar y esto provoca determinados problemas. Es entonces cuando los “soy incapaz” o “no
puedo” se hacen eco en nuestra vida llegando a ser una realidad.
Reeducando nuestro vocabulario
Llegados a este punto, sería ideal reeducar, alimentar y restaurar nuestro vocabulario. A medida
que vamos creciendo y madurando vamos perdiendo nuestra inocencia. Esto puede hacer que
nuestra capacidad para crecer disminuya. Así, empezamos a dudar de nosotros mismos, a ver lo
negativo y lo feo, en vez de lo positivo y lindo, a desconfiar antes de conocer.
Con expresiones cotidianas del tipo “¿No hay comida?” o “¿Hay comida?” a primera vista
prácticamente la pregunta es la misma, pero en la primera ya estamos condicionando que NO
HAY. Por lo tanto, empiezan a surgir una serie de afirmaciones como:
Soy pobre.
No tengo.
Soy incapaz.
No sé.
Ni siquiera lo intentaré.
Si digo no puedo, es cierto ¡no puedo! Pero si digo ¡sí puedo! también es cierto porque lo dije
también. A las palabras NO SE LAS LLEVA EL VIENTO, quedan enganchadas en nuestra mente y
en nuestro corazón y así van dirigiendo nuestra vida, por el camino que le vamos indicando.
Si nuestro vocabulario es pobre y pesimista, así será nuestra vida. Queremos abundancia,
queremos paz, queremos ser felices, etc., pero con nuestra boca declaramos todo lo contrario.
Cuando la incoherencia impregna nuestra existencia, lo que deseamos jamás llegará a cumplirse.
De nuestras palabras depende nuestro futuro, así que empecemos a cambiar nuestra vida,
cuidando las palabras que decimos y nuestra forma de hablar. Hagámoslo como si estuviéramos
rodeados de niños siempre y nuestra vida se dirigirá por ese camino que deseamos transitar.
#thepowerofthespeech
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