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A cual santo le rezas cuando tiembla

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¿A cuál santo le rezas cuando tiembla?
Por Amelia Gutiérrez Solís
Colima, Colima. 20 de junio de 2017 (Agencia Informativa Conacyt).- En la
Red Temática de Estudios Interdisciplinarios sobre Vulnerabilidad, Construcción
Social del Riesgo y Amenazas Naturales y Biológicas, investigan los santos
patronos relacionados con desastres en México y países de Iberoamérica.
El doctor en antropología por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores
en Antropología Social (CIESAS), Raymundo Padilla Lozoya, nivel I en el Sistema
Nacional de Investigadores (SNI), señaló que en Colima hay objetos y esculturas
religiosas ubicadas en lugares especiales, ya que algunos son considerados
protectores y otros son marcas de desastres que han ocurrido en el pasado.
“Por ejemplo, en Cuyutlán, en el municipio de Armería, se encuentra un Cristo
color blanco en la entrada del poblado, a un lado de la ferrovía que, según
describen los informantes, esta imagen religiosa está ubicada justamente en el
lugar donde terminó la ola del tsunami del 22 de junio del año de 1932”, mencionó
el profesor investigador en la Facultad de Letras y Comunicación de la Universidad
de Colima (Ucol), experto en estudios sobre riesgos y desastres.
Agencia Informativa Conacyt (AIC): ¿Cómo se relacionan estas creencias con la
ciencia?
Raymundo Padilla Lozoya (RPL): Desde el punto de vista científico es
complicado si lo observas a través del cristal de la racionalidad científica fisicalista que suele imperar en las ciencias naturales, pero para las ciencias
sociales y las humanidades estas evidencias son parte de las respuestas que
desarrolla cada sociedad con base en un amplio marco contextual.
Como antropólogo respeto las creencias y estudio la forma de utilizar ese
conocimiento ancestral y ritual para incorporarlo al tema de los riesgos y la
prevención de desastres. En algunos casos, estos símbolos religiosos son una
vía de acceso al esquema interpretativo que tiene la población y le sirve
para desarrollar una percepción de seguridad, aunque sea simbólica y, en otros
casos, son señales de desastres ocurridos, a veces perdidos en la historia.
AIC: ¿Cómo surge este tema?
RPL: En una reunión en la Ciudad de México, realizada el año pasado, cada uno
de los integrantes del comité de la Red expuso un tema en el que estaba
interesado en profundizar.
De mi parte expuse parte del trabajo de campo que realicé para la tesis
doctoral que se llamó Estrategias adaptativas ante los riesgos por huracanes en
Cuyutlán, Colima, y en San José del Cabo, Baja California Sur. Cuando estaba
haciendo trabajo etnográfico, recorrí las calles y anoté en mi diario de campo
las características de las viviendas, materiales, ubicación, técnica, pero
gradualmente noté un patrón en el uso de imágenes religiosas en el interior y
exterior.
Al principio fue algo curioso, pero después noté en la playa de Cuyutlán
una escultura de Santa María del Mar, que al pie tiene unas conchas marinas,
arena y una estrella y tiene su mano levantada en dirección hacia el mar. Esta
imagen es considerada por los pobladores como una protectora contra
maremotos, marejadas y otras amenazas asociadas al mar.
Casi a la par noté que una de las conmemoraciones más importantes en el
estado es la festividad de la Virgen de La Candelaria, el 2 de febrero en Tecomán,
pero al indagar encontré que esa conmemoración aumentó su escala después
del tsunami de 1932 porque según los creyentes de este municipio cuando fueron
a visitar a la Virgen de Tecomán descubrieron que sus pies estaban llenos de
arena. Para los tecomenses, la Virgen de La Candelaria salió a la playa y detuvo
que el maremoto destruyera Tecomán.
También en Colima se tiene como santo patrono protector contra incendios
y temblores a San Felipe de Jesús. Es un personaje nacido en el siglo
XVI, santificado en el siglo XIX. Pero inició en 1609 la devoción del pueblo
colimense a San Felipe de Jesús. A este santo le dediqué varios meses de estudio
porque me pareció un personaje muy enigmático, interesante por ser el primer
santo mexicano y plenamente vinculado con una amenaza frecuente en Colima.
Me propuse entender por qué se le adjudicaba una responsabilidad tan grande
como protector contra sismos a un personaje que murió muy joven, a los 25 años
de edad.
En el libro Imaginarios y representaciones sociales y culturales en transición publiqué el capítulo “Representaciones de San Felipe de Jesús, santo
patrono contra incendios y temblores”, disponible en línea, donde expliqué la
relación de este santo con los desastres durante su vida y el fatal desenlace que lo
llevó a la crucifixión, así como las razones por las que fue implorado por el
pueblo colimense.
En conjunto, noté que las figuras religiosas tienen una gran significación y
la población colimense es muy devota por considerarlas protectoras ante las
peores amenazas naturales.
Esas investigaciones las expuse en una ponencia que realicé dentro de la
misma Red en el seminario internacional: "Desastres, amenazas naturales y
biológicas, construcción social de riesgos y resiliencia en perspectiva histórica.
Casos iberoamericanos". Después de la conferencia, varios investigadores de
México e Iberoamérica coincidimos en que en nuestros estudios sobre desastres
nos habíamos encontrado este tema y que era necesario exponer los casos en un
libro para hacer notar estas prácticas como una de las más extendidas respuestas
que las sociedades han perpetuado por siglos ante los desastres.
Avances de ese estudio los expuse recientemente en la conferencia Santos patronos contra amenazas naturales en el México colonial, en la
Academia Mexicana de la Historia, como parte del ciclo de conferencias
denominado Historia de los Desastres y Desastres en la historia de México,
coordinado por la reconocida historiadora Virginia García Acosta, en donde varios
colegas expusimos diversos temas atractivos para la población.
AIC: ¿Cuál es la finalidad de este tipo de investigaciones?
RPL: Con esta investigación me propongo, entre otras cosas, evidenciar estas expresiones religiosas como parte de una amplia estrategia simbólica
de protección ante las amenazas naturales que incide de manera directa con
un elemento importantísimo en la recuperación posdesastre que se llama
resiliencia, que es la capacidad que tenemos los individuos para recuperarnos
positivamente después de un impacto severo.
Me explico brevemente, la religiosidad y los santos patronos a lo largo de
los siglos han reunido a las sociedades después de un desastre, es decir,
los pobladores tras una tragedia se reunían para efectuar una rogativa y pedirle
al santo patrono protector su clemencia y su intervención ante Dios y su perdón
por los pecados cometidos, por lo cual consideraban que los habían castigado
con una inundación o un temblor.
Así, estas imágenes y conmemoraciones reúnen una gran cantidad de
población durante las rogativas, novenarios, misas y otros rituales, es decir, tienen
un gran impacto y convocatoria entre la sociedad, el cual podemos analizar como
parte de un comportamiento estratégico que ha brindado cohesión social y ha
evitado problemas como el éxodo o el desplazamiento posdesastre. Es
un comportamiento extendido en el mundo católico.
Desde finales del siglo XVI, se han nombrado santos protectores para
cada comunidad, pueblo, ciudad o país donde existen católicos. Es notable una
gran variabilidad de santos patronos, por ejemplo la Ciudad de México está
protegida por cuatro vírgenes, ubicadas cada una en los cuatro puntos cardinales:
al poniente está la Virgen de los Remedios, que es protectora contra escasez
de lluvia, sequía y enfermedades como epidemias y fiebres; al norte, la Virgen
de Guadalupe, que es protectora contra inundaciones y epidemias; al oriente está
la Virgen de la Bala, que es protectora contra enfermedades como la epidemia
de 1737, y al sur está la Virgen de la Piedad, que es defensora de distintos tipos
de amenazas. Cada una tiene un culto especial.
En la Red estamos investigando, entre otros temas, también las estrategias adaptativas, es decir, las formas en cómo las sociedades a lo largo del tiempo
han enfrentado distintos tipos de amenazas naturales. Y coincidimos en que
conocer las prácticas culturales de las comunidades es imprescindible para el
éxito de los programas de intervención en la reducción de riesgos de desastre. Los
rituales religiosos son como una puerta para comprender el imaginario social
asociado a la protección simbólica ante manifestaciones naturales consideradas
extremas por la población.
Estrategias adaptativas
AIC: ¿Son estratégicas esas conmemoraciones religiosas?
RPL: Estas formas de manifestación religiosa las caracterizo como estrategias adaptativas simbólicas de enfrentamiento ante amenazas naturales, ya que
son una de las formas como la población ha percibido cierta protección —
simbólica insisto— ante amenazas que le son muy importantes. Y noto en ellas
tres elementos que considero imprescindibles en toda estrategia: la escala,
la frecuencia y el plan.
Durante algunos meses he analizado varios casos para caracterizar en ellos
la escala local, regional, nacional o internacional de la percibida protección
simbólica. Hay que recordar que en México cerca de 80 por ciento de la población
es católica y cree en estos tipos de protecciones. La frecuencia con que se invoca
públicamente la protección puede ser anual, por evento desastroso o por
juramento; y el plan se ubica en todos los acuerdos, procedimientos
administrativos, documentos, permisos, sanciones y el orden que han acordado
las autoridades religiosas y las civiles para autorizar y perpetuar estos rituales
protectores.
Considero que es importante estudiar estos temas con seriedad y desde
una perspectiva académica porque son expresiones culturales muy difundidas
y arraigadas. Y cualquier investigador o institución que se proponga desarrollar
un programa o un proyecto social de gestión y prevención de riesgos y
desastres invariablemente debe involucrar la dimensión cultural propia de cada
comunidad y en cada una es imprescindible la religiosidad. Las sociedades
solamente atienden los riesgos que perciben. Y si planeas gestionar los riesgos,
debes comprender las creencias de la población para entender cuáles son sus
amenazas y las opciones que considera protección y prevención.
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