Carlos II

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Carlos II
indice
1−Introducción
2−Su reinado
• Política interior
• Política exterior
• Guerra de Sucesión
6− Conclusión
7− Fuentes
1− Introducción
Carlos II, fue rey entre los años 1665 y 1700. Perteneció a la dinastía de los Habsburgo, de la que fue el
último eslabón antes de los borbones. En la época que reinó España estaba en decadencia. Tuvo dos esposas,
pero debido a sus enfermedades no tuvo hijos. Su carácter débil le hizo depender, en exceso, de las opiniones
o caprichos de su madre y esposas.
2− Su reinado
El rey Carlos II, llamado el Hechizado, nace el 11 de Noviembre de 1661, es hijo de Felipe IV y Doña
Mariana de Austria. Carlos nació raquítico y se crió enfermo. Si no hubiera sido por los cuidados de su madre
y los de su aya, doña María Engracia de Toledo,que era marquesa de los Velez, el rey no habría podido
sobrevivir en sus primeros años de vida.
Recibió una educación muy mala (hasta los nueve años Carlos no sabía leer ni escribir). Los culpables fueron
su madre y su preceptor, Ramos, que debido a su debilidad física no se esforzaron en prepararle para reinar.
Pero el rey dio unas muestras de inteligencia y energía que muchas veces se olvidan.
La mayor preocupación de los españoles de la época era la boda del rey y la consecución de un heredero que
asegurase la corona. Sin embargo, hasta 1678, tras la paz de Nimea, no se proyecta la boda de Carlos. Don
Juan José de Austria determinó la boda del rey con María Luisa de Orleans, sobrina de Luis XIV, en contra de
la reina madre, que habría preferido una boda alemana. La boda tuvo lugar en 1679.
Pero la reina María Luisa murió en 1689 sin que existiera un heredero para la Corona española. En 1690 el rey
se volvió a casar, esta vez lo hizo con Ana María de Neoburgo, pero en este matrimonio tampoco se obtuvo un
heredero.
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Pero los problemas de gobierno no fueron sólo por la obtención de un heredero. Carlos II había heredado la
corona a la edad de cuatro años, quedando su madre al frente del gobierno de la nación durante su minoría.
España siguió en la decadencia que se había iniciado en el gobierno anterior.
En 1675, cuando tenía catorce años el rey es declarado mayor de edad, recayendo el gobierno en el enemigo
de la reina madre, Don Juan José de Austria, hijo de Felipe IV. En 1679 cayó en una enfermedad y murió al
poco tiempo, pasando la responsabilidad del gobierno al Duque de Medinaceli; su gobierno no solucionó
ninguno de los problemas planteados. En 1685 las continuas intrigas en la corte provocan la caída del Duque
de Medinaceli, al que sucede el Conde de Oropesa. Durante su gobierno se determina el matrimonio del rey
con María Ana de Neoburgo, que consigue apoderarse de la voluntad del rey y fuerza la caída de Oropesa. La
reina se rodeó de una camarilla que sumió al país en una absoluta corrupción administrativa. El conde de
Oropesa es llamado nuevamente por el rey para asumir las tareas de gobierno, pero la camarilla de la reina se
había hecho tan poderosa que le hicieron caer nuevamente en desgracia.
A la muerte del rey el 1 de Noviembre de 1700 y no existir un heredero directo abre uno de los episodios más
sangrientos de la España de la Edad Moderna, la Guerra de Sucesión; tras ella el gobierno será asumido por el
Borbón Felipe de Anjou, que había sido designado por Carlos II en su testamento como heredero de la Corona
de España.
3− Política interior
Francia y Austria, al ver que no había sucesión, se esmeraban en conseguir el trono. Los austríacos tienen a
favor a la reina, por su parte el Emperador Leopoldo, propone a su segundo hijo Carlos, los franceses por su
parte, proponen al segundo nieto de Luis XIV, Felipe, su derecho provenía por su matrimonio María Teresa,
hermana de Carlos II. A pesar de que España ya no es lo que era, todavía sigue teniendo vital importancia la
herencia de sus vastos territorios, teniendo en cuenta que cualquiera de los países favorecidos por esta
herencia recibiría un elemento desequilibrante a su favor, en contra de la hegemonía que tenía Francia con
Luis XIV.
En un principio, se quiere dar la herencia al príncipe José Fernando de Baviera, pero este intento se frustra por
la muerte de éste. En sus últimos días, preocupado por mantener la unidad de la monarquía, lega en favor de
Felipe de Anjou.
Es necesario comprender que si en las épocas de Carlos V, Felipe II, Felipe III y Felipe IV sus maquinarias
propagandistas neutralizaron los intentos de desprestigio de la Monarquía y lograron exaltar su grandeza y su
reputación, durante el reinado de Carlos II las pretensiones de degradación de los enemigos de la corona,
fundamentalmente Francia, funcionaron para extender la imagen de débil sin descendencia del rey Carlos,
cuya gran herencia deseaban repartirse. Así se explica que las burlas y chanzas se cebaran con un recién
nacido al que se le pronosticaba una vida corta y después con un rey niño, del que se exageraban y aireaban
sospechosamente sus carencias:
El Príncipe, al parecer,
por endeble y patiblando,
es hijo de contrabando,
pues no se puede tener.
Aún hoy para buena parte de los españoles el nombre del último Austria se asocia a la imagen de un rey feo,
esquizofrénico, desaseado y con un solo testículo, por cuyo alcázar pululaban toda clase de peleles y
engreídos. En el esperpento del Hechizado, al que burlonamente se le hizo hijo de la última cópula conyugal
de su padre, nadie se salva: doña Mariana de Austria es una madrastra dominante y temerosa, el padre Nithard
un jesuita integrista e inútil, Valenzuela un trepa graciosillo y camelista, don Juan José de Austria un bastardo
ambicioso y soberbio, la reina María Luisa una amazona muy caprichosa, su sucesora doña Mariana de
Neoburgo una gigantona pelirroja de mal carácter y buen beber, los embajadores unos desvergonzados, y la
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nobleza una banda de intrigantes e inútiles, que confiaba en que los exorcismos y la alquimia corrigieran todos
los desarreglos del reino. En conclusión, se diría que no eran más que un desordenado grupo, que se creían
olvidados de Dios y perseguidos por el diablo, y que se volcaban en deshechizar a su rey, en vez de exigirle
un buen gobierno.
4− Política exterior
Continuaba la guerra en Portugal, y en 1668 se tuvo que reconocer su independencia. Luis XIV se apoderó de
las ciudades más importantes de Flandes y del Franco Condado, sin que se pudiera hacer nada, ya que la Corte
de Carlos II estaba llena de rivalidades para conseguir puestos en el gobierno.
Guerras con Francia: La tradición de las guerras continúa en este reinado, pero no por iniciativa española.
En la primera guerra, Luis XIV invade los Países Bajos españoles, con la excusa de que no había pagado la
dote de su esposa, por ello se le llama la guerra de la devolución. El rey francés, además de vencer en
numerosas batallas, busca alianzas con otros países con el fin de aislar a España. En 1668, se firma la paz de
Aguisgrán, por lo que Luis XIV devolvió el Franco Condado.
Luis XIV ofrece el Rosellón y la Cerdaña, a cambio de los P. Bajos, que le interesaban para su guerra
particular con Holanda, pero España, se niega, y empieza la segunda guerra. Luis invade Holanda, que se alía
con España, y el rey francés les aplasta con un ejército de 35000 soldados. En 1678 se firma la paz de
Nimega, por la que España pierde el Franco Condado y plazas en los Países Bajos.
Los franceses, atacan Cataluña, y España se alía con Inglaterra, Holanda y Suecia, por lo que el rey francés
firma la paz de Reysmick, devolviendo muchos terrenos, pero no le importaba, porque su hijo Felipe, había de
reinar en España. Con esto, terminó la tercera guerra.
En 1684, ante las continuas hostilidades francesas, se firma la Paz de Ratisbona, con la que se establecía una
tregua de veinte años.
5− Guerra de Sucesión
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La muerte de Carlos II sin descendencia planteaba un problema de sucesión en el trono español. Varios fueron
los aspirantes que decían tener derechos a la corona española. Luis XIV la quería para su nieto Felipe de
Anjou mientras el emperador Leopoldo I de Austria la reclamaba para su hijo el archiduque Carlos. Ambos
estaban emparentados con el monarca español. Tras numerosas intrigas el cardenal Portocamero logró de
Carlos II un testamento antes de que muriera, a favor de Felipe de Anjou.
El peligro de que se rompiera el equilibrio europeo a favor de Francia hizo que una Gran Alianza formada por
Inglaterra, Holanda, Portugal, Saboya y el imperio lucharan contra Francia y España defendiendo al
archiduque Carlos. Dentro de España los catalanes, aragoneses y valencianos apoyaron a don Carlos
considerándole representante del federalismo político de la corona de Aragón frente al nuevo centralismo de
origen francés.
La guerra de sucesión empezó con las derrotas francesas en el Danubio, Flandes y Turín. A primeros de mayo
de 1704 el pretendiente austriaco desembarcó en Lisboa y en octubre llegó a Barcelona donde estableció su
corte siendo proclamado rey de España en Valencia, mientras un ejército anglo−portugués se apoderaba de
Madrid que pronto caería de nuevo en manos de Felipe V.
Las campañas de 1710 en la Península decidieron el resultado de la guerra. Las batallas de Brihuega y
Villaviciosa fueron favorables a Felipe V y dejaron relegado al archiduque Carlos a Barcelona. Poco después
la muerte del emperador José I, convierte a Carlos en emperador de Austria. Ninguna potencia europea
deseaba la unión entre Austria y España que llevaría a resucitar el imperio de Carlos V de forma que la Paz de
Utrecht puso fin a la guerra de sucesión. Felipe V fue reconocido como rey de España, renunciando a sus
derechos al trono de Francia. Pero el imperio español sufrió seria pérdidas: Austria se quedó con Flandes,
Nápoles y Cerdeña; Saboya con Sicilia; Inglaterra con Gibraltar y Menorca. Inglaterra fue la gran ganadora,
ya que además de las posesiones españolas y otras que tuvo que cederle a Francia, obtuvo importantes
ventajas en el tráfico colonial concedidas por España como el monopolio, durante 30 años, para la
importación de esclavos negros (Tratado del Asiento) y el derecho a enviar anualmente un navío de permiso a
América del Sur, lo que fue el origen de todo tipo de abusos mercantiles.
6− Conclusión
Creo que el declive de España fue provocado por las ganas de poder y falta de responsabilidad que tuvieron
los reyes anteriores a Carlos II y, él, sólo fue la culminación del proceso, al que también ayudaron los que le
rodeaban. España tuvo su gran momento de gloria, riqueza y poder que de algún modo tenía que terminar,
igual que después le tocaría a Francia.
7− Fuentes
www.rincondelvago.com
Microsoft Encarta 2002
Enciclopedia Universal Ilustrada ESPASA−CALPE
Páginas web varias
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