Gracias por adquirir este eBook Visita Planetadelibros.com y descubre una nueva forma de disfrutar de la lectura ¡Regístrate y accede a contenidos exclusivos! Primeros capítulos Fragmentos de próximas publicaciones Clubs de lectura con los autores Concursos, sorteos y promociones Participa en presentaciones de libros Comparte tu opinión en la ficha del libro y en nuestras redes sociales: Explora Descubre Comparte SINOPSIS ¿Qué puede aprender su empresa de Toyota? Doblar o triplicar la velocidad de cualquier proceso empresarial Desarrollar la calidad en el puesto de trabajo Eliminar los enormes costes del despilfarro escondido Convertir a cada empleado en un inspector de control de calidad Hoy en día, las empresas de todo el mundo están intentando implementar el método radical de Toyota para aumentar el ritmo de los procesos, reducir el despilfarro y mejorar la calidad. Pero, ¿están encontrando el fundamento real del éxito de Toyota, bajo la superficie de herramientas y técnicas Lean? Las claves del éxito de Toyota expone el único enfoque de Toyota acerca de la gestión Lean —los 14 principios que guían la calidad de la empresa japonesa y su cultura marcada por la eficiencia—. Se entiende muy bien qué puede aplicarse a cualquier organización y a cualquier proceso de negocio, ya sea en servicios o en la industria, y cómo la correcta combinación de una filosofía a largo plazo, procesos, personas y soluciones a los problemas, puede transformar la organización en Lean, aprendiendo iniciativas del modo de proceder de Toyota. Jeffrey K. Liker Las claves del éxito de Toyota 14 principios de gestión del fabricante más grande del mundo Para Deb, Emma y Jesse, por el sorprendente viaje de nuestras vidas Prólogo Cuando me uní a Toyota después de dieciocho años trabajando en el sector del automóvil en Estados Unidos, no sabía exactamente lo que me esperaba. Pero estaba animado. No estaba cómodo con la dirección que la fabricación de automóviles americana estaba tomando, y presentía que en Toyota podría ser distinto. Enseguida me di cuenta de la diferencia fundamental entre Toyota y las empresas en las que trabajé previamente. En la planta fruto de la joint-venture entre Toyota y GM, llamada «Nummi» (New united motor manufacturing), en Fremont, California, fui testigo de la transformación de uno de los peores sistemas de fabricación de General Motors en la mejor planta de Estados Unidos. La diferencia era el modelo Toyota. En este libro, el doctor Liker explica los sistemas de dirección, pensamiento y filosofía que constituyen las bases del éxito de Toyota, dando al lector valiosas ideas que pueden ser aplicadas a cualquier negocio o situación. Mientras muchos libros dan ideas sobre las herramientas y métodos del sistema de producción de Toyota (TPS), el libro del profesor Liker es único en su explicación de los amplios principios de trabajo en la cultura de Toyota. El modelo Toyota no es ni la vía japonesa ni la vía americana, ni tampoco la vía de Gary Convis de dirección. Es el camino fundamental por el que Toyota ve su mundo y hace negocios. El modelo Toyota, junto con el TPS, configura el ADN de Toyota. Este ADN nació con los fundadores de nuestra compañía y continúa siendo desarrollado y fomentado por nuestros actuales y futuros líderes. La vía de Toyota se sustenta sobre dos pilares o conceptos básicos que la resumen rápidamente: «mejora continua» y «respeto a la gente». La mejora continua, a menudo llamada «kaizen», define la primera aproximación de Toyota a los negocios. Desafiarlo todo. Más importantes que las actuales mejoras individuales, el valor verdadero de la mejora continua está en crear la atmósfera de aprendizaje continuo y un entorno que no sólo estimule, sino que además favorezca el cambio. Un entorno como éste sólo puede ser creado donde haya respeto por las personas y he aquí el segundo pilar del modelo Toyota. Toyota demuestra este respeto dando al empleado la seguridad y buscando la complicidad de los miembros del equipo con una participación activa en la mejora de sus trabajos. Como directores, debemos asumir la responsabilidad de desarrollar y fomentar la confianza y el entendimiento mutuos entre todos los miembros del equipo. Creo que la dirección no tiene función más esencial que la de motivar e involucrar al mayor número de personas para trabajar juntos en el objetivo común. Definir y explicar cuál es este objetivo, compartir el camino para conseguirlo, motivar a todos para emprender el viaje, dar apoyo, y eliminar los obstáculos; éstas son las razones de ser de la dirección. Debemos involucrar las mentes del personal de la empresa para que den apoyo y contribuyan con sus ideas a la organización. En mi experiencia, el modelo Toyota es el mejor método para cumplir esta función. De todas formas, los lectores de este libro comprenderán que toda organización debe desarrollar su propia vía de hacer los negocios. El modelo Toyota es el especial producto de la gente que creó Toyota y de su historia única. Toyota es una de las compañías con más éxito en el mundo. Espero que con este libro averigüen el porqué de su éxito y obtengan algunas ideas prácticas para desarrollar su propia experiencia. GARY CONVIS, Managing Officer de Toyota y Presidente, Toyota Motor Manufacturing, Kentucky Prefacio En 1982, cuando llegué por primera vez como nuevo asistente de profesor a la universidad de Michigan, Ann Arbor, la industria del automóvil se encontraba en un serio caos en medio de una grave recesión nacional. La situación parecía nefasta. La compañía Ford flirteaba seriamente con la bancarrota y los tres grandes estaban perdiendo su porción del mercado rápidamente. Había en esa época muchos debates sobre la raíz del problema. En el ambiente entre los ejecutivos del automóvil de Detroit se suponía que el motivo era la «invasión japonesa». En Japón, se habían aliado la industria y el gobierno construyendo unas barreras al comercio para prevenir la venta de automóviles americanos en Japón y bajando los precios artificialmente de los coches japoneses que vendían en Estados Unidos. Por supuesto, en las mentes de los ejecutivos de las compañías americanas, mientras la raíz fuera la competencia injusta, no había necesidad seria de cambiar la manera de construir los automóviles. En cambio, confiaban en que los canales políticos corregirían los errores. Entonces tuve la fortuna de ser invitado por David Cole y Robert Cole (dos profesores de la universidad de Michigan que estaban llevando a cabo un estudio de la calidad japonesa) para trabajar en un estudio del ámbito de la automoción de Estados Unidos-Japón. De este estudio nació la idea de emplear el esfuerzo para ayudar a las compañías estadounidenses a aprender de los fabricantes de automóviles japoneses. Mi proyecto enfocaba la forma cómo los fabricantes del automóvil trabajaban con sus proveedores en el desarrollo de un nuevo producto en Estados Unidos y en Japón. Los numerosos estudios que se hicieron sobre la industria del automóvil Estados Unidos-Japón analizaban muchos aspectos, y todos coincidieron en una misma conclusión. Independientemente de las actuaciones del gobierno japonés, el valor del yen, y de otros factores macroeconómicos, las compañías automovilísticas japonesas eran muy buenas en la ingeniería y en la construcción de automóviles. No precisaban necesariamente de trucos financieros o de marketing. No eran los líderes en tecnologías avanzadas de fabricación, ni tampoco en automatizaciones complejas. Ellos «diseñaban en calidad», construían en calidad en todos los pasos del proceso, y lo hacían, de manera remarcable, con pocas horas de dedicación. No sólo los fabricantes japoneses de automoción eran buenos, sus proveedores principales también eran de los primeros en ingeniería y fabricación, y trabajaban juntos como equipo. Pero ya en estos primeros estadios de mi introducción en la industria del automóvil de Japón, había indicadores que decían que Toyota era diferente a los demás fabricantes japoneses. Mientras en el proceso básico de desarrollo del producto, los tres fabricantes de automóvil parecían similares, y los proveedores principales estaban todos integrados en parte del proceso de desarrollo del producto, había un tipo de asociación entre Toyota y sus proveedores que no era tan fuerte en el keiretsu de Mazda y Nissan. Posteriormente, en 1991, John Campbell y yo obtuvimos la autorización para crear el JTMP (Japan Technology Management Program) en la universidad de Michigan, Ann Harbor, el cual aún dirijo. Los objetivos de este programa eran aprender las técnicas que habían ayudado a las mejores compañías japonesas a convertirse en industrias globalmente fuertes, enseñar cuanto aprendíamos, y además animar a los estudiantes técnicos a aprender el idioma y la cultura japoneses mediante cursos e inmersiones en Japón. Este programa de investigación me permitió continuar mis estudios sobre la industria japonesa del automóvil, y escogí ocuparme exclusivamente de Toyota, y en particular de su proceso de desarrollo de productos y el sistema de producción de Toyota (TPS). La beca del gobierno estadounidense se centraba en la transferencia de conocimientos, y empecé a estudiar los esfuerzos de Toyota en transferir sus métodos a sus empresas subsidiarias estadounidenses y en los esfuerzos de las compañías americanas de aprender de Toyota. A principios de los años noventa, los tres grandes productores del automóvil conocían ya la realidad de la calidad japonesa y llegaron a la conclusión de que Toyota era la compañía que debían batir. Todos estudiaron activamente a Toyota y trataron de crear sus propias versiones de los sistemas de Toyota. Copiaron a la compañía en su sistema de producción, en el sistema de desarrollo de producto, y en la relación con los proveedores. Este gran interés por los sistemas de Toyota me permitieron enseñar sobre el sistema de producción de Toyota y el proceso de desarrollo de producto, e incluso me involucraron ejerciendo de consultor para implementar esos sistemas. Tuve la oportunidad de trabajar en Estados Unidos, en el Reino Unido y en México en diversas industrias además de la del automóvil; en fabricación de pintura, barras de combustible nuclear, construcción y reparación de barcos, en organizaciones profesionales de ingeniería y de equipamiento judicial. He formado a agentes del cambio lean en cerca de un millar de compañías alrededor del mundo, y mi participación en estos cambios me ha dado un profundo conocimiento de lo que implica transformar una cultura y en aprender de Toyota. Mis estudios de compañías estadounidenses que trabajan para implementar versiones del sistema de producción de Toyota se recogen en un libro que edité titulado Becoming Lean: Experiences of US Manufacturers (Liker, 1997), ganador del premio «Shingo prize» (en honor de Shigeo Shingo, que ayudó a crear el TPS), en 1998. También en artículos que escribí en colaboración sobre el sistema de desarrollo de producto de Toyota y la gestión de proveedores en Sloan Management Review y Harvard Business Review que a su vez también ganaron sus «Shingo prize». Pero no fue hasta que me invitaron a escribir Las claves del éxito de Toyota que no tuve la oportunidad de poner juntos en un solo volumen 20 años de observaciones sobre Toyota y las compañías que aprendían de Toyota. Leyendo este libro se tendrá la impresión de que soy un fuerte defensor de Toyota. Como profesor y científico social, trabajo para ser objetivo, pero debo admitir que soy un fan del modelo Toyota. Creo que Toyota ha avanzado en la mejora continua, logrando involucrar a sus operarios con la empresa a un nivel único, creando uno de los pocos ejemplos reales de aventura del aprendizaje de la historia humana, siendo por esto solo, un logro. Mucha de la investigación que hay tras este libro proviene de 20 años de visitas a Japón, y entrevistas en las instalaciones de Toyota de allí y de Estados Unidos. Cuando fui invitado a escribir este libro, inmediatamente pregunté por el apoyo que me facilitaría Toyota con entrevistas específicamente centradas en el modelo Toyota. Amablemente accedieron. Justo en ese momento divulgaron su propia versión interna del modelo Toyota para preservar el «ADN de Toyota» fuerte mientras se globalizaba y además fortalecían a los miembros de sus equipos internacionales para poner en marcha más subsidiarias. Éste era el proyecto personal de Fujio Cho, presidente de Toyota motor Co., que aprendió el modelo Toyota de uno de sus inventores, Taiichi Ohno, y que accedió a una poco frecuente entrevista personal. Le pregunté cuál era el secreto que hacía único el importante éxito de Toyota. Su respuesta fue bastante sencilla: «La clave del modelo Toyota, y lo que hacía del éxito de Toyota algo único, no eran sus elementos individuales… lo importante era tener todos esos elementos juntos en un solo sistema. Esto debe ser practicado a diario de manera muy constante y no en sprints.» Durante un año pude entrevistar a cerca de 40 directores y ejecutivos de Toyota; de fabricación, ventas, desarrollo de producto, logística, recambios, e ingeniería de producción. Reuní unas 120 horas de entrevistas, todas transcritas. En esas entrevistas incluí varios antiguos directores de Toyota, que dejaron la compañía para aplicar lo aprendido en compañías estadounidenses y también a varios proveedores de Toyota. Visité bastantes plantas de Toyota, plantas de proveedores, concesionarios de Toyota, almacenes distribuidores, un cross-dock de proveedores, el campo de test de Arizona y el centro técnico de Toyota. He meditado sobre el impacto que me gustaría crear en los lectores de Las claves del éxito de Toyota. En primer lugar, he tenido la oportunidad especial de entrar en la cultura de una única y excelente compañía y me gustaría compartir esta experiencia; en segundo lugar, Toyota es un modelo para muchas compañías de todo el mundo, y por eso me gustaría darles una visión diferente de lo que hace a Toyota tan exitosa. La idea fundamental que tengo en mis estudios de Toyota es que su éxito deriva del equilibrio entre el rol de la gente en una cultura organizacional que espera y valora su mejora continua, y un sistema técnico enfocado en obtener el flujo de alto valor añadido. Esto conduce a mi tercer y más desafiante objetivo: ayudar a otras compañías a aprender de Toyota, de forma que ellos mismos puedan mejorar continuamente y situarse en el lugar que les corresponda. Para poder captar la complejidad del modelo Toyota y del sistema de producción de Toyota (TPS), he dividido este libro en tres partes. La primera parte es una introducción a sus éxitos actuales y a la historia de Toyota. Describe cómo el TPS se ha convertido en un nuevo paradigma de la fabricación, transformando los negocios de muchas industrias. La mejor forma de mostrar el modelo Toyota es ver su aplicación en el desarrollo del Lexus y del Prius. En la segunda parte se exponen los 14 principios del modelo Toyota que he identificado durante mi investigación. Estos principios básicos constituyen las herramientas técnicas de los sistemas de producción de Toyota (TPS) y la dirección de Toyota en general. Los 14 principios están divididos en cuatro secciones: Filosofía a largo plazo. Toyota se toma seriamente los proyectos a largo plazo. El interés desde la cúpula dirigente de la compañía es añadir valor para los clientes y la sociedad. Esto conduce a realizar una inversión a largo plazo para construir una organización del aprendizaje, de forma que se pueda adaptar a los cambios del entorno y sobrevivir como organización productiva. Sin estos cimientos, ninguna de las inversiones de Toyota hechas en mejora continua y formación serían posibles. El proceso correcto producirá los resultados correctos. Toyota es una compañía orientada al proceso. Han aprendido por su experiencia qué procesos funcionan, empezando con el ideal de un flujo pieza a pieza, (ver capítulo 8 para detalles). El flujo es la clave para conseguir la mejor calidad y el menor coste con una alta seguridad y entusiasmo. En Toyota, esta centralización del proceso se encuentra en el ADN de la compañía, y los directivos creen firmemente que usando el proceso correcto les conducirá a los resultados deseados. Para añadir valor a una organización, ésta debe desarrollar a su gente y colaboradores. El modelo Toyota incluye una serie de herramientas que están diseñadas para dar soporte a la gente en la mejora continua y el desarrollo continuo. Por ejemplo, el flujo pieza a pieza es un proceso muy solicitado y que rápidamente pone de relieve problemas que piden soluciones rápidas o la producción pararía. Esto encaja perfectamente en los objetivos de desarrollo del empleado de Toyota, porque le da a su gente el sentido de urgencia que necesitan para enfrentarse con los problemas del negocio. La visión de los directivos en Toyota es que ellos construyen personas, no sólo coches. Resolver continuamente la causa raíz de los problemas permitirá tener una organización del aprendizaje. El más alto nivel del modelo Toyota es lograr la organización de la formación. Identificar las causas raíz de los problemas y evitar que ocurran, es la base del sistema de aprendizaje continuo de Toyota. Los duros análisis, las reflexiones y la comunicación de las acciones emprendidas son el centro de la mejora como lo son también la disciplina para estandarizar las mejores técnicas conocidas. La tercera parte del libro trata de cómo las organizaciones pueden aplicar el modelo Toyota y qué direcciones hay que tomar para convertirse en una organización del aprendizaje, en una organización lean. Hay un capítulo donde se orienta específicamente cómo aplicar los principios del modelo Toyota a las compañías de servicios que no fabrican productos. Comprender el éxito de Toyota y de la mejora de la calidad de sus sistemas no significa que automáticamente usted pueda transformar una compañía con una cultura y circunstancias diferentes. Toyota puede ser fuente de inspiración, demostrando la importancia de la estabilidad en el liderazgo, y en los valores que van más allá del rédito a corto plazo; y sugerir cómo la combinación correcta de filosofía, procesos, gerencia y resolución de problemas puede crear una empresa del aprendizaje. Creo que todas las compañías que fabrican o dan servicio y que quieran tener éxito a largo plazo, han de convertirse en empresas del aprendizaje. Toyota es uno de los mejores modelos en el mundo. Aunque toda compañía debe encontrar su propio camino para aprender de ella misma, entender el modelo Toyota puede ser un gran paso para iniciar este viaje. JEFFREY K. LINKER, PH.D., University of Michigan, Ann Arbor Introducción del Instituto Lean Management de España A mediados de la primera década del siglo XXI, el halo que rodea al sistema de producción de Toyota (TPS) está acaparando la atención mundial, en la medida que va siendo más difundido, conocida su elevada eficiencia y los extraordinarios resultados que está obteniendo Toyota, en puertas de ser el líder mundial en ventas y, también, consolidada su valoración global como compañía, la mejor del sector. El sistema de producción de Toyota es ampliamente conocido, en la actualidad, como LEAN MANAGEMENT, denominación debida a James Womack y Daniel Jones en 1990, sobre todo desde que Womack fundara el Lean Enterprise Institute en Estados Unidos, para ayudar a las empresas a instaurar este particular modelo de gestión y extenderlo después a otros países, entre los que ahora también se cuenta España con su Instituto Lean Management. Además, nos consta que hay un fuerte interés en ello, por parte de diversos países hispanoamericanos, como hemos podido comprobar recientemente en el Congreso «Lean Summit 2006» celebrado en Sao Paulo (Brasil), donde coincidimos con representantes de México, Argentina y otros países, a quienes brindamos nuestro apoyo, basado en el denominador común de la lengua. El lean management y, por tanto, el TPS, ha superado ya el ámbito del automóvil y está siendo adoptado por empresas de otros sectores, con casos de éxito conocidos, como el de Zara, en España, por lo que puede implantarse en cualquier empresa industrial o de servicios, aunque exige una nueva forma de pensar y hacer, y una mentalidad muy abierta. Pero el sector de la automoción es, en efecto, el que suele implantar primero la gestión lean, fruto de lo cual es su elevada eficiencia y competitividad que, como decimos, debe ser trasladable a otros sectores. Afortunadamente, tanto en España, como en Latinoamérica (sobre todo en México y el cono sur), hay empresas del sector de la automoción, con implantaciones avanzadas, que pueden servir de modelo para que los países hispanoparlantes puedan adoptar el sistema de producción de Toyota, en multitud de otros sectores de actividad. El libro para el que estamos realizando este prefacio introductorio expone el TPS con mucha claridad y viene acompañado de muchos casos y testimonios muy clarificadores. Además, no se limita a las técnicas de gestión, ya conocidas y expuestas en muchos otros libros, sino que insiste en los aspectos relacionados con la particular forma de hacer del TPS, basada en la profunda reflexión, la mejora continua, un especial trato humano, la consideración de los proveedores como extensión de la empresa, etcétera. El sistema de producción de Toyota, que va más allá de ser una forma de gestionar operaciones, busca deliberadamente la excelencia operacional como un arma estratégica y basa sus decisiones de gestión en una filosofía a largo plazo, en lugar de estar enfocado al corto plazo, como sucede con las empresas tradicionales, sobre todo si cotizan en Bolsa, pese a que Toyota lo hace. Quizá la parte más conocida de los sistemas lean, que encontrará muy correctamente expuesta en este libro, es la que trata de la gestión de los procesos buscando la perfección. En efecto, para Toyota, el proceso correcto producirá los resultados correctos y, yendo más allá aún, Toyota prefiere un mal directivo gestionando un proceso correcto que un buen directivo que gestione un mal proceso. Podríamos decir que el «secreto» básico del TPS es el establecimiento de los procesos en flujo continuo, a fin de provocar que afloren los problemas, flujo que conviene sea tirado desde la demanda, adecuadamente «filtrada» por medio del nivelado de las cargas de trabajo. Cuando los problemas afloran, el TPS aboga por parar los procesos a fin de resolver los problemas, para lograr una buena calidad a la primera, lo que supone una forma de pensar muy alejada de la gestión convencional. La reflexión (hansei) y la mejora continua desde grupos de trabajo (kaizen), deben resolver los problemas y es importante que los métodos mejorados se estandaricen para asegurar que se opere de acuerdo con ellos en lo sucesivo. Otra gran característica de la gestión lean, en la que se insiste en la obra que tiene en sus manos, es la utilización de sistemas sencillos de planificación y control, visuales siempre que sea posible y la utilización de tecnología fiable y absolutamente probada. Pero tan importante como todos los aspectos relacionados con la gestión, son los aspectos relacionados con el liderazgo, el aprendizaje, los equipos humanos y el trato a las personas. Dos de los principios expuestos en este libro abogan por el trabajo con personas y equipos excepcionales que sigan la filosofía de la empresa y el crecimiento de los líderes que comprendan perfectamente el trabajo, vivan la filosofía y la enseñen a otros. Continuando en la línea menos conocida del TPS, la que va más allá de las técnicas de gestión, en esta obra el lector verá cómo se insiste y mucho, en el particular estilo de dirigir el sistema, tan alejado del estilo convencional. Así, por ejemplo, la dirección en Toyota se encuentra más fácilmente en el gemba, o sea, en el lugar donde se trabaja con las operaciones, que no en lustrosas oficinas de administración, alejadas de donde realmente ocurren las cosas. Desde el Instituto Lean de España, consideramos esta obra, sobre todo ahora que se encuentra traducida al español, como un buen material de apoyo para la difusión de los conocimientos del Lean Management, cualquiera que sea el sector en el que quiera implantarse y el tipo de actividad desarrollada. Las personas y, con ellas, los procesos, son lo que cuenta. INSTITUTO LEAN MANAGEMENT de España Primera parte El poder de talla mundial del modelo Toyota 1 El modelo Toyota: utilización de la excelencia operacional como un arma estratégica Nosotros damos un gran valor a la implementación inmediata y a pasar a la acción. Hay muchas cosas que no entendemos y, por consiguiente, nos preguntamos ¿por qué simplemente no avanzamos y pasamos a la acción y probamos a hacer algo? Te das cuenta de lo poco que sabes, descubres tus propios fallos y puedes corregir simplemente esos fallos; y en un segundo intento, al hacerlo otra vez te das cuenta de otro fallo o de otra cosa que no te gusta y puedes volverlo a hacer una vez más. Por eso, sólo con una mejora constante, o debería decir, con la mejora basada en la acción, uno puede acceder a un nivel más alto de práctica y de conocimiento. FUJIO CHO Presidente de Toyota Motor Corporation, 2002 Toyota captó por primera vez la atención mundial en los ochenta, cuando se intuía que había algo especial en la eficiencia y la calidad japonesas. Los coches japoneses duraban más que los coches americanos y requerían muchas menos reparaciones. En los años noventa se hizo evidente que había un plus (alguna cosa más especial) en Toyota comparada con los demás fabricantes de automóviles en Japón (Womack, Jones y Roos, 1991). No fueron los diseños atractivos o las prestaciones, aunque el montaje fuera mas cuidado y los diseños mucho mas refinados. Era la forma en que Toyota diseñaba y fabricaba los coches que los elevaba a una consistencia increíble en su proceso y su producto. Toyota diseñaba coches más rápido, con más fiabilidad, a un coste competitivo y pagando los sueldos relativamente altos de los trabajadores japoneses. Igualmente impresionante era que cada vez que Toyota mostraba una aparente debilidad y parecía vulnerable a sus competidores, milagrosamente solucionaba el problema y continuaba aún con más fuerza. Es cierto que Toyota es el tercer fabricante de coches más grande en el mundo, detrás de General Motors y de Ford, con una venta global de 6 millones de vehículos por año en 170 países. Aunque de todos modos, Toyota es mucho más rentable que cualquier otro fabricante de automóviles. Los analistas del automóvil estimaron que Toyota superaría a Ford en el número global de vehículos vendidos en 2005, y si la tendencia continuaba, acabaría adelantando a GM para convertirse en el fabricante de automóviles más grande del mundo. Toda la industria del automóvil y muchos consumidores ya están familiarizados con el tremendo éxito de Toyota y su liderazgo en calidad: El beneficio anual de Toyota al final de su año fiscal en marzo de 2003, fue de 8.130 millones de dólares –más que las ganancias combinadas de GM, Chrysler y Ford, y el mayor beneficio anual de cualquier fabricante de automóviles en al menos una década–. Su margen de beneficio neto también es grande, 3 veces mayor que la media de la industria. Mientras el valor de mercado de los tres grandes fue cayendo en 2003, las acciones de Toyota se han incrementado un 24% durante 2002. La capitalización de Toyota en el mercado (el valor total de las acciones de la compañía) fue de 105.000 millones de dólares en 2003 –más que la combinación de capitalización de mercado de Ford, General Motors y Chrysler–. Ésta es una estadística asombrosa. Su retorno de inversión es ocho veces más alta que la media de la industria. La compañía ha tenido beneficios todos los años durante los últimos 25 años y tiene entre 20.000 y 30.000 millones de dólares en su muy consolidada caja. Toyota ha sido, durante décadas, el fabricante de automóviles número uno en Japón, aunque a un distante cuarto lugar detrás de los tres grandes fabricantes en Norteamérica. Pero en agosto de 2003, por primera vez, Toyota vendió más vehículos en Norteamérica que uno de los tres grandes (Chrysler). Parecía que Toyota podría, aunque fuera provisionalmente, convertirse en miembro permanente de los tres grandes norteamericanos. (De los 1,8 millones de vehículos Toyota/Lexus vendidos en Norteamérica en 2002, 1,2 millones fueron producidos en Norteamérica. Toyota está rápidamente incrementando su capacidad de producción en Estados Unidos, justo cuando los fabricantes estadounidenses están estudiando cerrar plantas, reducir capacidad y llevarse la producción fuera del país.) En 2003 la marca Toyota iba camino de vender más vehículos en Estados Unidos que cualquiera de las dos marcas que lideraban las ventas norteamericanas desde hacía 100 años (Ford y Chevrolet). El coche más vendido en Estados Unidos en 2003 y por quinto año consecutivo fue el Camry. El coche más vendido del segmento compacto en todo el mundo fue el Corolla. Toyota no hace mucho era conocida por fabricar vehículos pequeños y básicos, aunque en los últimos diez años se ha convertido también en un líder de los vehículos de lujo. Lexus empezó en 1989 y en 2002, y por tercer año consecutivo, sobrepasó en ventas a BMW, Cadillac y Mercedes-Benz en Estados Unidos. Toyota inventó la «producción lean» (también conocida como «el sistema de producción de Toyota» o «TPS»), lanzando durante la última década, a prácticamente toda la industria, a una transformación global del sistema de fabricación y de la cadena de proveedores a la filosofía de Toyota y sus métodos. El sistema de producción de Toyota es la base de docenas de libros sobre lean incluyendo a dos best sellers: La máquina que cambió el mundo: la historia de la producción lean (Womack, Jones, Roos, 1991) y Lean Thinking (Womack, Jones, 1996). Los empleados de Toyota por su experiencia son buscados por otras compañías en prácticamente cualquier industria en todo el mundo. Toyota tiene el proceso de desarrollo de productos más rápido del mundo. Para diseñar nuevos camiones necesitan tan sólo 12 meses o incluso menos, mientras que los competidores normalmente requieren de dos a tres años. Toyota es copiada como lo mejor en su clase por sus competidores en todo el mundo por su elevada calidad, alta productividad, rapidez en su fabricación y flexibilidad. Los automóviles de Toyota han estado constantemente en los rankings más altos de calidad según J. D. Powers and Associates, Consumer Reports, y otras firmas durante muchos años. Gran parte del éxito de Toyota proviene de su increíble reputación de calidad. Los consumidores saben que pueden confiar en su vehículo Toyota para trabajar desde el primer día y durante tiempo, mientras muchas de las compañías norteamericanas y europeas de automóviles producen vehículos que funcionan bien cuando son nuevos, pero seguramente ya deberán pasar por el taller al cabo de un año. En 2003, en Estados Unidos, los vehículos Toyota tuvieron un 79% menos de problemas que los Ford, y un 92% menos que los Chrysler. Según un estudio de 2003 de Consumer Reports, una de las revistas más leídas por los consumidores de coches, 15 de los 38 modelos más fiables durante los últimos siete años estaban hechos por Toyota/Lexus. Ningún otro fabricante le seguía de cerca. GM, Mercedes y BMW no tenían ningún coche en esa lista. Ningún Toyota se mencionaba en la lista de «vehículos a evitar» según Consumer Reports, mientras que un montón de Ford, al menos la mitad de los GM, y más de la mitad de Chrysler aparecían en dicha lista. He aquí otras estadísticas del informe anual de 2003 de Consumer Reports: En la categoría de coches compactos (Toyota Corolla, Ford Focus/Escort, GM Cavalier y Chrysler Neon), Toyota ganó durante los últimos tres años en fiabilidad global, como ya lo había hecho anteriormente, y en fiabilidad futura para el modelo del año 2003. En cuanto a los sedanes familiares, el Toyota Camry desbancó al Ford Taurus, al GM Malibu y al Dodge Intrepid, ganando en los tres últimos años, y presumiendo de fiabilidad para el modelo del año 2003. Más de la mitad de los Toyota de segunda mano se venden como «recomendación de compra», mientras esta cifra es menos del 10% de Ford, el 5% de GM y ninguno de Chrysler. Toyota/Lexus también ha dominado los rankings de «calidad inicial» y durabilidad a largo plazo (de J. D. Powers) durante años. Lexus fue una vez más el coche número uno en fiabilidad, según un informe de calidad de 2003 de J. D. Powers, seguido por Porsche, BMW, y Honda. ¿Cuál es el secreto del éxito de Toyota? La increíble consistencia del rendimiento de Toyota es el resultado directo de su excelencia operacional. Toyota ha convertido a su excelencia operacional en un arma estratégica. Esta excelencia operacional está basada en parte en herramientas y métodos de mejora de calidad, hechas famosas por Toyota en el mundo de la fabricación, como «just-in-time», «kaizen», «flujo pieza a pieza», «jidoka», y «heijunka». Estas técnicas han ayudado a expandir la revolución lean manufacturing. Pero las herramientas y las técnicas no son ningún arma secreta para transformar un negocio. El éxito de Toyota al implementar estas herramientas proviene de la filosofía más profunda del negocio basada en su comprensión y en la motivación de la gente. Su éxito está finalmente basado en su habilidad para cultivar el liderazgo, los equipos, y la cultura, para proyectar una estrategia, para construir relaciones con los proveedores y para mantener una organización del aprendizaje. Este libro, basado en mis 20 años de estudio de la compañía, describe los catorce principios que constituyen el modelo Toyota. Estos catorce principios son también la base del sistema de producción de Toyota (TPS) practicado en las plantas de Toyota de todo el mundo. Para su mejor comprensión he dividido estos principios en cuatro categorías, todas con la inicial «P», Filosofía (del inglés Philosophy), Proceso, Gente (del inglés People/Partners) y resolución de Problemas (ver figura 1-1). (Para un resumen de los catorce principios del modelo Toyota, ver capítulo 4.) En las mismas fechas que yo empezaba a escribir este libro, Toyota me mostró su propio documento interno del modelo Toyota para sus propósitos de formación. Este documento tuvo influencia en mi planteamiento sobre estos catorce principios y, consecuentemente, lo he incorporado en estos cuatro niveles de este documento (Genchi, Genbutsu, Kaizen, Respeto y trabajo en equipo y desafío) y los relaciono con mis cuatro categorías de principios: Filosofía, Proceso, Gente y resolución de Problemas (ver figura 1-1). El modelo Toyota y el sistema de producción de Toyota (el método de fabricación de Toyota) son la doble hélice del ADN de Toyota; definió su estilo directivo y lo que hace única a esta compañía. En este libro espero explicar y demostrar que este modelo de Toyota puede ser aplicado en cualquier organización, para mejorar su negocio, desde las ventas al desarrollo de producto, marketing, logística y dirección. Para ayudarle en ese viaje ofrezco numerosos ejemplos de cómo Toyota mantiene este alto nivel de lóbulos, también exploraremos compañías de una gran variedad de industrias y servicios que han aplicado de una manera eficaz los principios de Toyota. Figura 1-1. La pirámide «4P» del modelo Toyota. El sistema de producción de Toyota (TPS) y el lean production El sistema de producción de Toyota es una aproximación única a la producción. Es la base de gran parte del movimiento lean production que ha dominado las tendencias de producción (juntamente con seis sigma) durante los últimos diez años. A pesar de la gran influencia del movimiento lean, espero mostrar en este libro que muchos de los intentos de implementar lean han sido bastante superficiales. La razón es que muchas compañías se concentran demasiado en herramientas como las «5S» y el JIT, sin entender el lean como un sistema completo que debe incorporar también una organización cultural. En muchas compañías donde el lean se ha implementado, la dirección no estaba involucrada en el día a día ni en la mejora continua que forman parte del lean. La realidad de Toyota es muy diferente. ¿Qué es exactamente una empresa lean? Se podría decir que es el resultado final de aplicar el sistema de producción de Toyota a todas las áreas del negocio. En su excelente libro Lean Thinking, James Womack y Daniel Jones definen el lean manufacturing como un proceso de cinco pasos: definir el valor del cliente, definir el flujo de valor, hacerlo «fluir», tirarlo (pull) desde el final (cliente) y perseguir la excelencia. Para una producción lean se requiere una mentalidad que enfoque la realización del flujo de producto a través de procesos de valor añadido, sin interrupción (flujo pieza a pieza), con un sistema pull que avanza desde el final a partir de la demanda del cliente completando sólo lo que la siguiente operación necesita o se ha llevado, en intervalos cortos, y en una cultura en que cada uno está continuamente persiguiendo la mejora. Taiichi Ohno, fundador del TPS, lo dijo de forma más sucinta: Lo que todos controlamos es la cronología desde el momento del pedido del cliente hasta que cobramos. Durante el proceso todos estamos reduciendo ese tiempo y eliminando el desperdicio que no añade valor (Ohno, 1988). Como veremos con más detalle en el segundo capítulo, Toyota desarrolló su sistema de producción después de la segunda guerra mundial, en una situación y frente a unas condiciones de negocio muy diferentes de las de Ford y GM. Mientras que Ford y GM usaban la producción en masa, las economías de escala y las grandes máquinas para producir el mayor número de piezas y lo más económicas posible, el mercado de Toyota en la posguerra japonesa era pequeño. Toyota además debía fabricar una gran variedad de productos en la misma línea de montaje para satisfacer a sus clientes. Por eso, la clave de sus operaciones fue la flexibilidad. Esto ayudó a Toyota a hacer un descubrimiento crítico: cuando los tiempos totales (lead time) se reducen y el interés se centra en flexibilizar las líneas de producción, se consigue una calidad más alta, una mejor respuesta al cliente, una mejor productividad y una mejor utilización de la maquinaria y del espacio. Mientras la tradicional producción en masa de Ford parece buena cuando se mide el coste por pieza en la máquina individualmente, lo que los clientes quieren es una mayor variedad de elección de la que puede ofrecer esta fabricación tradicional de manera efectiva en cuanto al coste. El objetivo de Toyota en los años cuarenta y cincuenta de eliminar el tiempo y el material desperdiciado en cada uno de los pasos del proceso de producción –desde la materia prima al producto terminado– estaba diseñado para hacer frente a las mismas condiciones que se encuentran muchas empresas hoy en día: la necesidad de procesos más rápidos y flexibles, haciendo lo que quieren los clientes, cuando lo quieren, con la mejor calidad y a un coste competitivo. El interés en el «flujo» ha continuado como una de las bases del éxito global de Toyota en el siglo XXI. Compañías como Dell también se han convertido en famosas por usar lead times cortos, con alta rotación de inventarios, que son pagados rápidamente, para también rápidamente desarrollar una compañía de crecimiento rápido. Pero incluso Dell está tan solo iniciando el camino para poder convertirse en la sofisticada «empresa lean» que Toyota ha desarrollado durante décadas de aprendizaje y de duro trabajo. Desafortunadamente, muchas compañías aún están usando las técnicas de producción en masa que funcionaron tan bien para Henry Ford en los años veinte, cuando la flexibilidad y la posibilidad de elección del cliente no eran tan importantes. El interés en la eficiencia de los procesos individuales de la producción en masa nos devuelve a Frederick Taylor y a su «dirección científica» de principios del siglo XX. Al igual que los creadores del sistema de producción de Toyota, Taylor intentó eliminar el desperdicio de los procesos de producción. Él observó a los trabajadores y trató de eliminar cualquier segundo de movimiento ineficiente. Los ideólogos de la producción en masa comprendieron más tarde que los paros de las máquinas también eran otro desperdicio sin valor añadido: una máquina apagada por reparaciones no hace piezas que podrían dar dinero. Pero considere las siguientes anti-intuitivas verdades acerca del desperdicio sin valor añadido en la filosofía del TPS: Muchas veces lo mejor que se puede hacer es parar una máquina y dejar de producir piezas. Esto se hace para evitar la sobreproducción, un desperdicio fundamental en el TPS. A menudo es mejor construir un inventario de piezas acabadas para poder nivelar una producción programada, que producir acorde con una demanda fluctuante de órdenes de clientes. Nivelar la programación (heijunka) es fundamental para el flujo, los sistemas pull y para minimizar el inventario en la cadena de suministros. (Nivelar la producción significa amortiguar el volumen de mezcla de referencias producidas para que haya sólo una pequeña variación en la producción de un día a otro.) A menudo es mejor sustituir selectivamente gastos generales por trabajadores directos. Cuando nos hemos liberado del desperdicio de nuestros trabajadores con valor añadido, es necesario proveerles de apoyo de alta calidad del mismo modo que nos gustaría ayudar a un cirujano en una operación complicada. No ha de ser una prioridad principal mantener a los trabajadores ocupados haciendo piezas tan rápido como sea posible. Se deberán producir piezas al mismo ritmo de la demanda. Trabajar más rápido solamente por el gusto de sacar el máximo provecho de los trabajadores es otra manera de sobreproducción y eso nos conduce a emplear más gente de la necesaria. Conviene usar selectivamente la informática, y a menudo es mejor utilizar procesos manuales en lugar de posibles automatizaciones, aunque parezca justificarse su coste por la reducción en mano de obra. La gente constituye el recurso más flexible del que se dispone. Si no se ha trabajado de manera eficiente en el proceso manual, no estará claro donde es necesaria la automatización para ayudar en el proceso. En otras palabras, las soluciones de Toyota a los problemas particulares a menudo parecen añadir más desperdicio en lugar de eliminarlo. La razón para esta paradoja es que Ohno aprendió de sus experiencias de taller un significado muy peculiar del desperdicio de valor añadido: se puede hacer poco con operarios ocupados y equipos que trabajan al máximo, y mucho con la forma de transformar la materia prima en un bien vendible. Para Ohno, la finalidad de sus «excursiones» por la planta es identificar las actividades que deberían dar valor a la materia prima, y deshacerse de todo lo demás. Aprendió a hacer un mapa del flujo de valor de la materia prima que se transforma en un producto acabado por el que el cliente desearía pagar. Este método era radicalmente diferente del sistema de producción en masa de simplemente identificar, enumerar y eliminar el tiempo desperdiciado y centrar los esfuerzos en los procesos de producción existentes. Si hacemos «la excursión», como Ohno, en nuestra propia organización para mirar los procesos veremos materiales, facturas, llamadas de servicio y piezas de prototipos en I+D (y así podría añadir todos los procesos de su negocio) que son transformados en algo que el cliente quiere. Pero una inspección más minuciosa delatará que a menudo hay materiales que son desviados a un rincón, a algún lugar donde se acumulan y esperan largos períodos de tiempo, hasta que los mueven al siguiente proceso o transformación. Ciertamente, a la gente no le gusta ser desviada de su trayecto o sus propósitos y tener que esperarse en largas colas. Ohno veía a los materiales como si tuvieran el mismo nivel de impaciencia. ¿Por qué? Si cualquiera de los largos lotes de material son producidos y después aparcados a la espera de ser procesados, si las llamadas de servicio son archivadas, si el I+D recibe piezas de prototipos y no tienen tiempo para inspeccionarlas, entonces este paro y la espera para la siguiente operación se convierte en desperdicio. El resultado es que tanto los clientes internos como los externos se acaban impacientando. Por esta razón el TPS empieza por preguntar al cliente: «¿Qué valor le estamos añadiendo al producto según su perspectiva?». Porque el único indicativo de valor en cualquier tipo de proceso –sea en la fabricación, marketing o desarrollo de procesos– es la transformación física o de información de un producto, servicio o actividades en algo que el cliente desea. Por qué las compañías a menudo piensan que son lean, pero no lo son Cuando empecé a descubrir el TPS, estaba admirado por el flujo y del poder que tiene el flujo pieza a pieza. Cuanto más aprendía de los beneficios del flujo y del pull de piezas cuando se necesitan, en lugar de producir y crear inventario, más deseaba experimentar en primera línea la transformación de procesos de producción en masa a procesos lean. Aprendí que todas las herramientas de apoyo del lean, como son: equipamiento rápido de cambios de preparación, trabajo estandarizado, sistemas pull y sistemas anti-error poka-yoke, eran todas necesarias para crear flujo. Pero mientras avanzaba en mi apredizaje, líderes experimentados de Toyota me advertían que esas herramientas y técnicas no eran la clave del TPS. Más allá del poder del TPS, hay detrás además un compromiso directivo de una compañía de invertir constantemente en su gente y promover la cultura de la mejora continua. Creía saber de qué me estaban hablando y continué estudiando cómo calcular sistemas kanban y construir células de flujo pieza a pieza. Fue después de estudiar Toyota durante casi 20 años y observar cómo finalmente se hundían otras compañías a pesar de sus esfuerzos aplicando fabricación lean, que comprendí lo que esos maestros de Toyota (llamados «sensei») querían decir. La intención de este libro es demostrar que el modelo Toyota consiste en algo más que un conjunto de herramientas del lean, como el justin-time. Pongamos por ejemplo que usted compra un libro de cómo crear células de flujo pieza a pieza, o que quizás usted va a clases de formación, o quizás ha contratado un consultor lean. Usted escoge un proceso y desarrolla un proyecto de mejora lean. Una revisión del proceso ya revela montones de «desperdicio» o «muda», término que utiliza Toyota para designar cualquier cosa que lleva tiempo pero que no añade valor a su cliente. Se da cuenta de que está desorganizado y el sitio es un desorden. Entonces usted lo limpia y endereza el flujo del proceso. Todo empieza a fluir más rápido. Tiene mejor control sobre el proceso. La calidad también mejora. Esto es estimulante y se anima a desarrollarlo en otras partes de la planta. Entonces, ¿dónde está la dificultad? He visitado centenares de organizaciones que se proclaman avanzadas en la práctica de métodos lean. Muestran orgullosas su pequeño proyecto lean. Y, sin duda, han hecho un buen trabajo. Pero después de estudiar Toyota durante 20 años está claro que si los comparo son simplemente amateurs. En Toyota emplearon décadas en la creación de una cultura lean para llegar donde están ahora y según ellos opinan, justo ahora están empezando a entender «el modelo Toyota». ¿Qué porcentaje de compañías, fuera de Toyota y un cerrado grupo de proveedores conseguirían una puntuación de 10 o incluso de 8 en una escala lean? Yo no podría responder con precisión pero estaría lejos del uno por ciento. El problema es que las compañías han confundido el conjunto de herramientas lean con una profunda «filosofía lean». El pensamiento lean basado en el modelo Toyota implica una transformación cultural más profunda y más amplia de la que muchas compañías puedan ni tan sólo imaginar. Empezar con uno o dos proyectos para generar algún éxito es la manera correcta de hacerlo. El propósito de este libro es explicar la cultura de Toyota y los principios en que se basa. He aquí un ejemplo que encontré en el movimiento lean en Estados Unidos. El centro de apoyo para proveedores de Toyota (TSSC) fue fundado por Toyota en Estados Unidos para trabajar con compañías americanas para enseñarles TPS. Su líder, Hajime Ohba (un discípulo de Taiichi Ohno, el fundador del TPS), configuró el centro siguiendo la pauta de la organización consultora similar de Toyota en Japón. Habían trabajado con diversas compañías americanas de industrias diferentes, en cada caso realizando un «proyecto lean» que consistía en transformar una línea de producción de una compañía usando las herramientas y métodos del TPS, normalmente durante un período de 6-9 meses. Por lo general, las compañías iban al TSSC y solicitaban estos servicios; sin embargo, en 1996, el TSSC hizo un inusual paso de aproximación a una compañía fabricante de sensores industriales a la que llamaré empresa «Lean X». Era extraño que Toyota ofreciese su ayuda a esta compañía, ya que la compañía «Lean X» ya gozaba del prestigio de ser un ejemplo de buenas prácticas de fabricación lean. Se había convertido en un lugar visitado frecuentemente por compañías que deseaban ver un fabricante de primer nivel en Estados Unidos. La empresa «Lean X» incluso había ganado el premio Shingo Prize de fabricación, un galardón norteamericano en honor de Shigeo Shingo, que contribuyó a la creación del sistema de producción de Toyota. Desde el momento en que acordaron trabajar con el TSSC, esta planta de primer nivel incluyó en los trabajos: Establecer células de producción. Grupos de resolución de problemas. Tiempo, dentro de los turnos e incentivos, para la resolución de problemas por los trabajadores. Un centro de aprendizaje y desarrollo para los empleados. El premio Shingo se basa en gran medida en mostrar mejoras importantes en los ratios clave de productividad y calidad. La razón por la que el TSSC quería trabajar con la empresa «Lean X» era porque la consideraba como producto de aprendizaje, ya que era reconocida como ejemplo de buenas prácticas. El TSSC acordó tomar una línea de productos en esta planta «de primer nivel» y usar los métodos del TPS para transformarla. Al final del proyecto, después de nueve meses, la línea de producción era difícilmente reconocible comparada con su estado original «de primer nivel» y alcanzó un nivel de «leanidad» que la planta nunca pensó que fuera posible. Esta línea de producción saltó por encima del resto de la planta en todos los ratios y medidas, incluyendo: 93% de reducción en el tiempo para producir el producto (12 días a 6,5 horas). 83% de reducción en el inventario en proceso (de 9 a 1,5 horas). 91% de reducción en el inventario de piezas acabadas (de 30.500 a 2.890 unidades). 50% de reducción de horas extras (de 10 a 5 horas por persona semanales). 83% de mejora en productividad (de 2,4 a 4,5 piezas por operario hora). Cuando doy conferencias en compañías sobre el modelo Toyota, describo este caso y pregunto «¿qué les sugiere esto a ustedes?». La respuesta es siempre la misma: «siempre es posible la mejora continua». Pero ¿fueron estas mejoras continuas pequeñas e incrementales? Yo respondo: No. Estas fueron mejoras radicales. Si se observa la línea de producción en su estado original, al inicio de este proyecto de nueve meses, está claro por los resultados que la compañía realmente estaba lejos de un primer nivel (12 días de lead time para hacer un sensor, 9 horas de trabajo en proceso, 10 horas extras semanales por persona). Las conclusiones de este caso (y en otros casos que he visto hasta 2003) son claros: Esta «planta lean» estaba lejos de ser lean, según los estándares de Toyota, a pesar de ser reconocida a nivel nacional como una planta lean. Los cambios implantados por la empresa antes de las indicaciones del TSSC apenas fueron superficiales. Los visitantes de la planta la admiraban convencidos de estar viendo una producción de primer nivel, aunque seguramente no tenían ninguna pista de lo que era una fabricación de primer nivel. Los examinadores del premio que honraron esta planta con el nombre de Shigeo Shingo, al igual que los visitantes, ignoraban lo que es realmente el sistema de producción de Toyota. (Aunque han mejorado mucho desde entonces.) Desafortunadamente para las compañías que aún están detrás de Toyota, también están lejos en su comprensión del TPS y del lean. He visitado centenares de empresas e instruido empleados de un millar de compañías. He intercambiado impresiones con muchos a los que he enseñado. He visitado también compañías norteamericanas que habían sido afortunadas de recibir asistencia del TSSC, que ha continuado ayudando a empresas a alcanzar el nivel de mejora como la empresa «Lean X». Desafortunadamente, observo una tendencia persistente en la falta de habilidad de estas empresas para implantar el TPS y el lean. Al pasar el tiempo, la línea de producción lean que el TSSC levantó se va degradando en lugar de mejorar. Poco de lo que Toyota les enseñó es finalmente extendido a otras líneas de producción menos eficientes y a otras partes de la planta. Hay una «célula de producción lean» aquí, un sistema pull allí y el tiempo de un cambio de preparación de la prensa a un nuevo producto ha sido reducido, pero aquí es donde el parecido con un modelo lean de Toyota acaba. ¿Qué está pasando? Estados Unidos ha estado en contacto con el TPS durante al menos dos décadas. Por tanto, los conceptos básicos y las herramientas no son nuevos. (El TPS se ha estado utilizando en Toyota durante al menos 40 años.) El problema, creo, es que las compañías americanas han adoptado las herramientas lean pero no han entendido qué es lo que las hace trabajar juntas en un sistema. Normalmente la dirección ha adoptado algunas de estas herramientas técnicas, a veces incluso se esfuerzan para ir más allá de su aplicación amateur y para crear un sistema técnico. Pero no entienden el poder que hay detrás de un verdadero TPS: la cultura de la mejora continua necesaria para sustentar los principios del modelo Toyota. En el modelo 4P que he mencionado anteriormente, la mayoría de las empresas son amateurs del nivel 1, el nivel de «proceso» (ver figura 1-2). Sin adoptar las otras 3 Ps, no pasarán de ser simples aficionados porque las mejoras que harán no tendrán el impulso/alma/espíritu y la inteligencia necesarias para hacerlas sostenibles en la empresa. Sus prestaciones continuarán flaqueando y se situarán por detrás de las empresas que sí adopten una verdadera cultura de la mejora continua. Figura 1-2. Modelo «4P» del modelo Toyota y donde se encuentran la mayoría de compañías. La cita del principio de este capítulo de Fujio Cho, presidente de Toyota, no es sólo retórica. Desde los ejecutivos «hasta» los trabajadores del taller que hacen el trabajo de valor añadido, Toyota estimula a su gente a aprovechar su propia iniciativa y creatividad para experimentar y aprender. Es interesante que abogados de todo tipo durante años hayan criticado el trabajo en la empresa sin esta consigna ya que así el trabajo se vuelve opresivo y rutinario, desaprovechando las facultades intelectuales de los trabajadores. Incluso, cuando Toyota pone en marcha líneas de montaje, para constituir su plantilla de trabajadores selecciona sólo a los mejores y más facultados profesionales y les desafía a que se desarrollen en sus trabajos resolviendo constantemente problemas. De igual forma, en el equipo de Toyota de ventas, ingeniería, recambios, administración, recursos humanos y en cualquier otro aspecto del negocio, las personas son cuidadosamente seleccionadas y se les da la directriz de mejorar sus procesos y encontrar maneras más innovadoras de satisfacer a sus clientes. Toyota es realmente una organización del aprendizaje que ha ido evolucionando y aprendiendo durante el último siglo. La inversión en sus empleados desconcertaría a aquellas empresas tradicionales de producción en masa que únicamente se preocupan de hacer piezas y en contar dinero mientras cambian de líderes y de estructuras organizacionales cada pocos años. Utilización del modelo Toyota para alcanzar el éxito a largo plazo Los críticos a menudo describen a Toyota como una «empresa aburrida». Ésta es la clase de aburrimiento que me gusta. Ser los mejores en calidad año tras año. Las ventas creciendo continuamente. Con un rendimiento consistente. Con enormes reservas de líquido. Y por supuesto, con una eficiencia operacional que por sí misma ya puede ser peligrosa. Piensen en las compañías suizas que fueron tan eficientes en la fabricación de relojes mecánicos y que ahora están fuera del negocio. Junto con la eficiencia operacional se necesita estar constantemente mejorando e innovando para estar en la cabeza de la competición y evitar la obsolescencia. Mirando el camino recorrido, Toyota lo ha cumplido de forma superlativa. A pesar de la reputación mundial de Toyota como mejor fabricante del mundo, no hay ningún libro (en inglés o español) que haya explicado al público en general sus principios de negocio únicos, y la filosofía que ha hecho que las marcas Toyota/Lexus sean sinónimo de calidad y fiabilidad. Las claves del éxito de Toyota es el primer libro que introduce este pensamiento fuera del Japón. El libro explica a los directivos de cualquier entorno –producción, servicios–, cómo pueden mejorar sustancialmente sus procesos de negocios: Eliminando el tiempo y los recursos desperdiciados. Construyendo calidad en cada uno de los lugares de trabajo. Encontrando alternativas fiables y económicas a nuevas tecnologías costosas. Perfeccionando los procesos del negocio. Construyendo la cultura del aprendizaje para la mejora continua. El modelo Toyota incluye perfiles de un diverso grupo de organizaciones que han tenido éxito usando los principios de Toyota para mejorar su calidad, eficiencia y velocidad. Mientras bastantes personas piensan que es difícil aplicar las formas de pensar de Toyota fuera del Japón, Toyota está exactamente haciendo esto –constituyendo empresas de formación alrededor del mundo para enseñar el modelo Toyota–. De hecho, la mayor parte de la investigación para este libro la he hecho en Estados Unidos, donde Toyota está en camino de construir la rama autónoma de la empresa liderada y conducida por americanos. Este libro es un esbozo de la filosofía de gestión de Toyota. Nos da las herramientas y los métodos específicos que le pueden ayudar a convertirse en el mejor de su industria en coste, calidad y servicio. Las claves del éxito de Toyota es una lección, una visión, una inspiración para cualquier organización que desee obtener éxito a largo plazo. 2 Cómo Toyota se convirtió en el mejor fabricante del mundo: la historia de la familia Toyoda y del sistema de producción de Toyota Mi plan era recortar lo máximo posible las restricciones de tiempo en los procesos de trabajo y los envíos de piezas y materiales. Como principio básico en la realización de este plan, me apoyaría en una aproximación al just-in-time. La regla que se debe seguir es no enviar productos ni demasiado pronto ni demasiado tarde.1 KIICHIRO TOYODA Fundador de Toyota Motor Company, 1938 El producto más visible de Toyota, en su búsqueda de la excelencia, es el de la filosofía de fabricación, llamada «sistema de producción de Toyota» (TPS). El TPS es el siguiente gran paso, en la evolución de la eficiencia de los procesos de negocios, después del sistema de producción en masa ideado por Henry Ford. Ha sido documentado, analizado y exportado a empresas de cualquier industria de todo el mundo. Fuera de Toyota, el TPS es muchas veces conocido como lean o «producción lean», desde que estas expresiones se han hecho populares en dos best sellers, La máquina que cambió el mundo (Womack, Jones y Roos, 1991) y Lean Thinking (Womack y Jones, 1996). Los autores han dejado claro, por otra parte, que la base de investigación en lean es el TPS y el desarrollo que Toyota ha hecho del mismo. Aunque Toyota tiene ahora cerca de 240.000 empleados en todo el mundo, de alguna manera es aún una gran «empresa familiar» con una considerable influencia ejercida aún por la familia fundadora, los Toyoda. Para poder entender el TPS y el modelo Toyota y cómo la compañía se ha convertido en el mejor fabricante del mundo, es de gran ayuda entender primero la historia y la personalidad de los miembros de la familia fundadora, quienes dejaron una marca indeleble en la cultura de Toyota. Lo que es más importante no es el hecho de que una sola familia tuviera el control, sino lo verdaderamente remarcable es la constancia de su liderazgo y su filosofía durante toda la historia de Toyota. Las raíces de todos los principios del modelo Toyota se pueden hallar en los primeros inicios de la compañía. Y el «ADN» del modelo Toyota está codificado en cada uno de los líderes de Toyota, sean miembros o no de la familia Toyoda. La familia Toyoda: generaciones de liderazgo constante La historia empieza con Sakichi Toyoda, un artesano e inventor, distinto a Henry Ford, que creció a finales del siglo XIX en una remota comunidad agrícola en las afueras de Nagoya. En esos tiempos la industria más importante era la textil, y el gobierno japonés, queriendo promover el desarrollo de pequeños negocios, alentó la creación de pequeñas industrias rurales diseminadas por todo el Japón. Lo más frecuente en estos pequeños talleres y molinos era que emplearan a familiares, de esta forma pronto las amas de casa se ganaron un pequeño sueldo fuera de casa trabajando en esos talleres. Cuando era niño, Toyoda aprendió carpintería de su padre e incluso posteriormente publicó sus conocimientos en el diseño y construcción de hiladoras de madera. En 1894 empezó a fabricar telares manuales que eran más baratos y trabajaban mejor que los existentes hasta entonces. Toyoda estaba satisfecho con sus telares, pero le contrariaba ver que su madre, su abuela y sus amigos aún tenían que trabajar muy duro hilando y tejiendo. Él deseaba encontrar la manera de liberarles de este doloroso trabajo, por eso empezó a desarrollar unos telares de madera movidos por transmisión mecánica. Era una época en que los inventores tenían que hacerlo todo ellos mismos. No había grandes departamentos de I+D en quien delegar el trabajo. Cuando Toyoda desarrolló su telar mecánico, no había ninguna fuente de energía disponible para ponerlo en marcha, por eso puso su atención en el problema de la generación de energía. Los motores de vapor eran la más común de las fuentes de energía, por eso compró un motor de vapor usado y empezó a experimentar con él para mover los telares. Fue configurando su prototipo probando y rectificando los errores con su ingenio y sus propias manos –una aproximación a lo que más tarde formaría parte de los fundamentos del modelo Toyota, el genchi genbutsu—. En 1926, fundó la Toyoda Automatic Loom Works, la firma madre del grupo Toyota y que aún hoy en día es un pilar en el conglomerado (keiretsu) Toyota. El afán artesano e inventor de Toyoda acabó generando unos sofisticados telares automáticos que le hicieron «tan famoso como las perlas de Mikimoto y los violines de Suzuki» (Toyoda, 1987). Entre sus inventos destaca un mecanismo especial para parar automáticamente un telar cuando un hilo se rompiera –un invento que evolucionó hacia un sistema más amplio que se convirtió en uno de los dos pilares del sistema de producción de Toyota, llamado jidoka (automatización con un toque humano)—. Esencialmente, jidoka significa construir en calidad o «anti-error» mientras se produce el material. Pero también se refiere al diseño de las operaciones y el equipamiento, de manera que los trabajadores no estén atados a las máquinas y sean libres para llevar a cabo trabajo con valor añadido. Durante toda su vida, Sakichi Toyoda fue un gran ingeniero e incluso más tarde fue llamado en Japón «el rey de los inventores». De todas maneras, su mejor contribución al desarrollo de Toyota fue su filosofía y su manera de entender el trabajo, basada en una obsesión por la mejora continua. Es interesante que su filosofía, en último término el modelo Toyota, fuera significativamente influenciada por la lectura de un libro publicado en Inglaterra en 1859 por Samuel Smiles y titulado Autoayuda (Self-Help, Smiles, 2002). En él, se glosaban las virtudes de la industria, del ahorro, del hacerse a uno mismo, ilustrado con historias de grandes inventores como James Watt, que colaboró en el desarrollo de la máquina de vapor. El libro inspiró de tal forma a Sakichi Toyoda que una copia del mismo está expuesto en un museo construido en su pueblo natal. Al leer el libro de Samuel Smiles, puede observarse cómo ejerció su influencia en Toyoda. Primero, la inspiración de Smiles para escribir el libro fue puramente filantrópica. Se gestó en sus esfuerzos por ayudar a jóvenes en dificultades económicas que estaban empeñados en salir de su situación –el fin de Smiles no era pues hacer dinero–. En segundo lugar, el libro explicaba biografías de inventores que de manera natural e intuitiva desarrollaron grandes invenciones que cambiaron el curso de la humanidad. Por ejemplo, Smiles concluía que el éxito e impacto de James Watt no procedía de ningún talento natural, sino del fruto de un duro trabajo, de perseverancia y de disciplina. Éstas eran exactamente las cualidades mostradas por Sakichi Toyoda en la construcción de sus telares a vapor. Hay muchos ejemplos en el libro de Smiles de «gestión mediante hechos» y la importancia de tener a gente que preste atención de manera activa –uno de los sellos distintivos de la manera que tiene Toyota de resolver los problemas, basado en el genchi genbutsu. La Toyota Automotive Company Sus telares «anti-error» convirtieron al modelo de Toyoda en el más popular y, en 1929, envió a su hijo, Kiichiro, a Inglaterra para negociar la venta de los derechos de la patente a Platt Brothers, el primer fabricante de máquinas de hilar y tejer. Su hijo negoció un precio de 100.000 libras esterlinas y, en 1930, invirtieron este capital en la fundación de la Toyota Motor Corporation (Fujimoto, 1999). Es irónico que el fundador de Toyota Motor Company, Kiichiro Toyoda, fuera un niño frágil y enfermizo, al que muchos no le creyeron con capacidad física suficiente para convertirse en líder. A pesar de todo su padre no estaba de acuerdo con esta opinión y Kiichiro tuvo perseverancia. Cuando Sakichi Toyoda encargó a su hijo la construcción de un negocio de automoción, no lo hizo para incrementar la fortuna familiar. Para eso le hubiera bastado simplemente con traspasarle el negocio familiar de telares. Sakichi Toyoda estaba indudablemente atento a un mundo cambiante e intuía que los telares automáticos se convertirían pronto en tecnología del pasado, mientras que los automóviles representaban la tecnología del futuro. Es más, él que ya había dejado su huella en el mundo industrial con la fabricación de sus telares, quería que su hijo tuviera también la oportunidad de contribuir con sus logros al progreso del mundo. Así le explicó a Kiichiro: Toda persona debe emprender algún gran proyecto como mínimo una vez en su vida. He dedicado gran parte de mi vida a inventar nuevas formas de telares. Ahora es tu turno. Tú debes esforzarte en concretar algo que pueda beneficiar a la sociedad (Reingold, 1999). El padre de Kiichiro le envió a la prestigiosa universidad imperial de Tokio para estudiar ingeniería mecánica; se especializó en tecnología del motor. En ella fue capaz de aumentar la riqueza de conocimientos en fundición y mecanizado de piezas metálicas que tenía de Toyoda Automatic Loom Works. A pesar de su educación en ingeniería, siguió los pasos de su padre de aprender con la práctica. Shoichiro Toyoda, su hijo, describió a Kiichiro Toyoda como un «ingeniero genuino» quien: …le daba un enfoque genuino a cualquier tema antes de confiar en la simple intuición. Siempre le gustaba acumular hechos. Antes de decidir fabricar un motor de automóvil él ya había construido uno de pequeño. El bloque de cilindros era la pieza más difícil de fundir, pero como en ese tema tenía mucha habilidad obtenida gracias a la experiencia práctica adquirida, podía continuar adelante sin demasiada dificultad (Reingold, 1999). Su inclinación al aprendizaje y a la creación era un reflejo de su padre. Después de la segunda guerra mundial, Kiichiro Toyoda escribió: «Tendría grandes dudas sobre nuestra capacidad para reconstruir la industria del Japón si nuestros ingenieros fueran del tipo de los que se sientan a comer sin lavarse previamente las manos.» Él fundó la Toyota Automotive Company bajo la filosofía y la orientación de su padre, pero añadió sus propias innovaciones. Por ejemplo, mientras Sakichi Toyoda fue el padre de lo que sería el pilar del jidoka en el sistema de producción de Toyota, la contribución de Kiichiro Toyoda fue el just-in-time. Sus ideas están influenciadas por un viaje de estudios a las plantas de Ford en Michigan, para ver la industria del automóvil, así como por la observación, en los supermercados nortea–mericanos, del sistema para reemplazar productos de los estantes, justo en el momento en que los clientes los compraban. Como se verá en el capítulo 11, esta visión será la raíz del sistema kanban, que fue ideado siguiendo el sistema de los supermercados. A pesar de estos logros, fueron sus acciones como líder, al igual que su padre, las que dejaron la huella más profunda en Toyota. Mientras se fundaba la compañía automovilística tuvo lugar la segunda guerra mundial, Japón fue derrotado y los vencedores americanos podrían haber parado la producción de coches. De hecho, a Kiichiro Toyoda le preocupaba la posibilidad de que, con la ocupación de la posguerra, debiera cerrar su compañía. Al contrario, los americanos se dieron cuenta de la necesidad de camiones para poder reconstruir Japón e incluso ayudaron a Toyota a empezar de nuevo la fabricación de camiones. Como la economía se revitalizó durante la ocupación, Toyota tuvo pocas dificultades en obtener pedidos para sus automóviles, pero la inflación disparada hacía que el dinero perdiera valor y poder cobrar de sus clientes era muy difícil. La falta de líquido fue tan horrible que en un momento de 1948 la deuda de Toyota era ocho veces el valor total de su capital (Reingold, 1989). Para evitar la bancarrota, Toyota adoptó medidas muy severas de reducción de costes, incluyendo reducciones voluntarias de salario de los directivos, y del diez por ciento del salario de todos los empleados. Esto fue parte de una negociación laboral para evitar los despidos y para mantener la política de Kiichiro Toyoda contraria a los despidos. Finalmente, ni tan sólo las reducciones del salario fueron suficientes. Ello forzó a pedir a 1.600 trabajadores que se «retiraran» voluntariamente. Esto provocó huelgas y manifestaciones de los trabajadores, que en esos tiempos eran algo muy frecuente en todo Japón. Todos los días cerraban empresas. Eran normales las historias de presidentes que perseveraban y luchaban por salvar sus amados paquetes de acciones o, a veces, vendían sus compañías para ser troceadas por cualquier activo valioso. Siempre la culpa de que la empresa quebrase era de otra persona. Kiichiro Toyoda tomó una decisión distinta. Aceptó la responsabilidad por el fracaso de la empresa de automóviles y dimitió como presidente, aun comprendiendo que en realidad los problemas estaban muy por encima de su control o de cualquier otra persona. Su sacrificio personal ayudó a sofocar el malestar de los trabajadores. Muchos trabajadores dejaron voluntariamente la compañía y se restauró la paz laboral. De todas maneras, su tremendo sacrificio personal dejó un profundo impacto en la historia de Toyota. Todo el mundo en Toyota sabe lo que hizo y por qué. La filosofía Toyota desde ese día irá más allá de los problemas individuales, velará por el bien de la empresa a largo plazo y asumirá la responsabilidad ante los problemas. Kiichiro Toyoda lideró con su ejemplo, de una forma incomprensible para la mayoría de nosotros. Todos los miembros de la familia Toyoda han crecido con una filosofía similar. Todos ellos han aprendido a ensuciarse las manos, han adquirido el espíritu de innovación y entendido los valores de la compañía en su contribución a la sociedad. Más aún, todos han tenido la visión de crear una empresa especial con un futuro a largo plazo. Después de Kiichiro Toyoda, otro de los líderes de la familia Toyoda que dirigió la compañía fue Eiji Toyoda, el sobrino de Sakichi y el primo más joven de Kiichiro. Eiji Toyoda también estudió ingeniería mecánica, tras ingresar en la universidad imperial de Tokio en 1933. Cuando se graduó, su primo Kiichiro le encomendó la tarea de construir, por sí mismo, un laboratorio de investigación en un «aparcamiento» en Shibaura (Toyoda, 1987). Por «aparcamiento» Kiichiro se refería al equivalente de un gran taller, del cual era copropietario Toyota junto con otras empresas, para impulsar la compra de coches entre un reducido número de personas ricas que se lo podían permitir. Eiji Toyoda empezó limpiando una habitación en un rincón del edificio, preparando tableros y algunos muebles sencillos. Trabajó solo durante un tiempo y al cabo de un año ya había formado a un grupo de 10 personas. Su primer trabajo fue investigar las máquinas-herramienta, de las que él lo desconocía todo. También revisaba coches con alguna anomalía, ya que una de las funciones de este garaje era dar servicio a los productos de Toyota. En su tiempo libre, examinaba empresas que pudieran fabricar piezas de automoción para Toyota, además de buscar proveedores fiables de piezas en el área de Tokio, a tiempo para completar la planta Toyota. Por eso, Eiji Toyoda, al igual que su primo y tío, creció creyendo que la única manera de hacer las cosas era hacerlas por uno mismo y ensuciarse las manos. Cuando había un reto, la respuesta era probar –aprendiendo de lo que se hacía–. Con este sistema de creencias y valores, hubiera sido inimaginable entregar la compañía a alguien, un hijo, primo, sobrino que no se hubiese ensuciado las manos y que realmente no amara el negocio automovilístico. Los valores de la compañía habían dado forma al desarrollo y a la selección de cada generación de líderes. Al final, Eiji Toyoda se convirtió en el director y, luego, en el presidente de Toyota Motor Manufacturing. Ayudó a dirigir, y luego presidió la compañía durante gran parte de los años de crecimiento vital después de la guerra y hasta su globalización. Eiji Toyoda jugó un papel clave en la selección y fortalecimiento de los líderes que estructuraron las ventas, la producción, el desarrollo de productos y lo más importante, el sistema de producción de Toyota (TPS). Ahora el modelo Toyota se ha difundido más allá de los líderes en Japón, a los asociados de Toyota en todo el mundo. Pero como los líderes de hoy no han sufrido los dolorosos inicios de los orígenes de la compañía, Toyota está siempre pensando cómo enseñar y reforzar el sistema de valores que condujo a los fundadores de la compañía a ensuciarse las manos en el taller, a innovar verdaderamente y a meditar y resolver los problemas de una manera profunda, basándose siempre en hechos comprobados. Éste es el legado de la familia Toyoda. El desarrollo del sistema de producción de Toyota (TPS)2 Toyota Motor Corporation pasó apuros durante los años treinta, cuando principalmente fabricaba camiones sencillos. En los primeros años, la compañía producía vehículos de baja calidad con tecnología primitiva (por ejemplo, dando forma a la carrocería sobre troncos), y tuvo poco éxito. Durante estos años, los directivos de Toyota visitaron Ford y GM para estudiar sus líneas de montaje y leyeron cuidadosamente el libro de Henry Ford, Hoy y mañana (1926). Ellos ya habían estudiado las ideas sobre cintas transportadoras, máquinas-herramienta de precisión y economías de escala en su producción de telares. Incluso antes de la segunda guerra mundial, Toyota se dio cuenta de que el mercado japonés era demasiado pequeño y la demanda demasiado fragmentada para soportar los altos volúmenes de producción de Estados Unidos (una línea de producción estadounidense producía 9.000 unidades por mes, mientras que Toyota producía tan sólo 900 unidades mensuales, y Ford era unas diez veces más productiva). Los directivos de Toyota sabían que si querían sobrevivir a largo plazo debían adaptar la fabricación en masa al mercado japonés. ¿Pero cómo? Veamos ahora cuál era la situación de Toyota después de la segunda guerra mundial, en 1950. Entonces tenían un incipiente negocio automovilístico. El país había sido diezmado por dos bombas atómicas, la mayor parte de las industrias habían sido destruidas, la base de aprovisionamiento era nula y los consumidores tenían poco dinero. Imagine que usted es el gerente de la planta, Taiichi Ohno. Su jefe, Eiji Toyoda, ha vuelto de otro viaje por las plantas estadounidenses, incluyendo en la visita el complejo de Ford de River Rouge, y le llama a su despacho. Pausadamente le encarga una nueva tarea. (¿Verdad que todos los jefes vuelven de sus viajes con nuevos trabajos?) La tarea era mejorar el sistema de fabricación de Toyota hasta igualarlo en productividad con Ford. ¿Puede imaginar lo que debía estar pensando Toyoda? Basado en el paradigma de la producción en masa de ese momento, solamente la propia economía de escala debería hacerlo imposible para una pequeña Toyota. Era David reintentando dominar a Goliat. El sistema de producción en masa de Ford fue diseñado para fabricar grandes cantidades de un limitado número de modelos. Ésta es la explicación de que todos los modelos T fueran inicialmente negros. En contraste, Toyota necesitaba producir pequeñas cantidades de diferentes modelos utilizando la misma línea de montaje, porque la demanda de su mercado automovilístico era demasiado pequeña para dedicar una línea a cada vehículo. Ford tenía toneladas de dinero en líquido y un gran mercado doméstico e internacional. Toyota no tenía liquidez y operaba en un pequeño país. Con pocos recursos y capital, Toyota necesitaba una rápida conversión de las inversiones en dinero (desde la recepción de la orden hasta cobrar). Ford tenía un completo sistema de proveedores, Toyota no. Toyota no se podía permitir el lujo de refugiarse bajo grandes volúmenes y las economías de escala que proporcionaba el sistema de producción en masa de Ford. Necesitaba adaptar el sistema de fabricación de Ford para conseguir simultáneamente alta calidad, bajo coste, lead times cortos y flexibilidad. Flujo pieza a pieza, un principio fundamental Cuando Eiji Toyoda y sus directivos hicieron sus doce semanas de viaje de estudios por plantas de Estados Unidos en 1950, se esperaban quedar deslumbrados por sus progresos en producción. Por el contrario, quedaron sorprendidos al comprobar que el desarrollo de las técnicas de producción en masa no habían cambiado mucho desde los años treinta. De hecho, el sistema de producción tenía muchos fallos inherentes. Lo que vieron fueron grandes cantidades de equipos, haciendo grandes cantidades de productos, que eran guardados en almacenes, sólo para ser movidos más tarde a otro departamento donde grandes equipos procesaban el producto, y así paso a paso. Vieron cómo los pasos discretos del proceso se basaban en grandes volúmenes, con interrupciones entre ellos, lo que provocaba que grandes cantidades de material en stock debieran esperar. Constataron los altos costes en equipos y su llamada «eficiencia en producción», basada en la reducción del coste por pieza y en trabajadores ocupados que mantenían el equipamiento ocupado. Se fijaron en las mediciones tradicionales de contabilidad que seguían los directivos, que producían grandes cantidades de piezas y mantenían las máquinas y los trabajadores ocupados, cuyo resultado era la sobreproducción y un flujo muy poco consistente, con defectos escondidos en estos grandes lotes que podían pasar desapercibidos durante semanas. Puestos de trabajo completos estaban desorganizados y fuera de control. Con grandes carretillas movían montañas de materiales por todos lados y las fábricas se parecían más a almacenes que otra cosa. Resumiendo, no quedaron impresionados. De hecho, vieron la oportunidad de atraparlos. Afortunadamente para Ohno, la misión encomendada por Eiji Toyoda de «atrapar la productividad de Ford» no significaba competir en las mismas condiciones que Ford. Simplemente tenía que focalizarse en mejorar el sistema de fabricación de Toyota dentro del protegido mercado japonés –un proyecto no obstante poco alentador–. Por eso Ohno hizo lo que cualquier buen directivo habría hecho en su situación: hacer benchmarking de la competencia, a través de varias visitas a Estados Unidos. También estudió el libro de Ford, Hoy y mañana. Después de todo, uno de los componentes más importantes que Ohno creía que Toyota necesitaba era mejorar el flujo continuo y el mejor ejemplo, en esos momentos, se encontraba en la línea de montaje en movimiento de Ford. Henry Ford había roto la tradición de la producción artesanal, creando el paradigma de la producción en masa que satisfacía las necesidades del joven siglo XX. Una de las claves que permitían el éxito de la producción en masa era el desarrollo de máquinasherramientas de precisión y piezas intercambiables (Womack, Jones y Roos, 1991). Usando los principios de la dirección científica iniciada por Frederick Taylor, Ford también trabajó duramente en los estudios de tiempos, en la alta especialización de los trabajadores en tareas, y la separación entre la planificación hecha por los ingenieros y el trabajo llevado a cabo por los trabajadores. En su libro, Ford también predicaba la importancia de crear flujo continuo de material a través de todo el proceso de producción, estandarizando procesos y eliminando desperdicio. Pero mientras lo predicaba, su compañía nunca lo puso en práctica. Su compañía produjo millones de modelos T negros y más tarde modelos A usando ineficientes métodos de producción por lotes, erigiendo enormes montañas de stock en proceso a través de toda la cadena de valor, empujando el producto al siguiente paso de producción (Womack, Jones y Roos, 1991). Toyota vio que esto era un defecto inherente al sistema de producción en masa de Ford. Toyota no se podía permitir el lujo de crear desperdicio, carecía de almacenes, espacio en la planta y dinero, y no producía grandes volúmenes de sólo un tipo de vehículo. Pero determinó que podía usar la idea original de Ford de flujo de material continuo (ilustrada en la línea de montaje) para desarrollar un sistema de flujo pieza a pieza que podía ser cambiado de manera flexible según la demanda de cliente y que fuera eficiente al mismo tiempo. La flexibilidad requería conducir metódicamente la ingenuidad de los trabajadores para mejorar los procesos de manera continua. La creación del sistema de producción que cambió el mundo En los cincuenta, Ohno volvió al lugar que él entendía mejor, la planta, y fue para cambiar las reglas del juego. No disponía de una gran consultoría, post-its, ni PowerPoint para reinventar los procesos de su negocio. No podía instalar un sistema ERP o usar Internet para hacer que la información se moviera a la velocidad de la luz. Se presentaba armado con su conocimiento de la planta, y con ingenieros, directivos y trabajadores que darían lo mejor de ellos para alcanzar el éxito de la compañía. Así empezaron sus muchos viajes por las entonces escasas fábricas de Toyota con los «brazos arremangados», aplicando los principios del jidoka y del flujo pieza a pieza. Tras años y décadas de práctica, había construido el nuevo Sistema de Producción de Toyota (TPS). Por supuesto, Ohno y su equipo no lo hicieron solos3. Siguiendo con las lecciones de Henry Ford, el TPS tomó prestadas muchas de sus ideas de Estados Unidos. Una idea muy importante fue el concepto de «sistema de tirado» (pull), inspirado en los supermercados americanos. En cualquier supermercado bien gestionado, cada uno de los artículos se repone cuando alguno de ellos empieza a escasear en la estantería. De manera que la reposición de material se inicia en su consumo. Aplicado a una planta, significa que la etapa 1 de un proceso no debería reponer sus piezas hasta que el siguiente proceso (etapa 2) utilizase las piezas ya aprovisionadas anteriormente desde la etapa 1 (hasta llegar a una pequeña cantidad de «stock de seguridad»). En el TPS, cuando la etapa 2 agota la pequeña cantidad de stock de seguridad, dispara una señal a la etapa 1, que pide más piezas. Esto se parece a lo que sucede cuando se llena el depósito de gasolina de un automóvil. Tal y como sucede en la «etapa dos», el coche da la señal de que necesita más carburante cuando la aguja indica que el nivel de combustible es bajo. Entonces hay que dirigirse a la gasolinera, la etapa 1, para llenar el depósito. Sería de locos llenar el depósito cuando no está vacío, pero el equivalente de esto –la sobreproducción– siempre está presente en los sistemas de producción en masa. En Toyota cada etapa de cada proceso de producción tiene su equivalente «aguja del depósito» pegada (llamada kanban), que da la señal a la anterior cuando es necesario reaprovisionar. Esto crea un «tirado» (pull) que continúa en cascada hacia atrás hasta el principio del ciclo de producción. En contraste, muchos negocios usan procesos que están llenos de desperdicio, porque el trabajo en la etapa 1 se lleva a cabo en grandes lotes antes de que sea necesario para la 2. Esto genera un «stock en proceso» que deberá ser almacenado, registrado y mantenido hasta que sea necesario por la etapa 2 –un desperdicio de múltiples recursos–. Sin este sistema de tirado, el just-in- time (JIT), uno de los dos pilares del TPS (el otro es el jidoka, la calidad integrada), nunca se habría desarrollado. El JIT es un conjunto de principios, herramientas y técnicas que permiten a una compañía producir y entregar productos en cantidades pequeñas, con tiempos de producción cortos, para ajustarse a las necesidades específicas de los clientes. Simplemente, el JIT entrega la pieza correcta, en el momento adecuado, en la cantidad acordada. El poder del JIT está en que permite ser reactivo en el día a día a la demanda del cliente, que era lo que necesitaba exactamente Toyota. Toyota también cogió el núcleo de las enseñanzas del pionero americano de la calidad, W. Edwards Deming, que impartió seminarios de calidad y productividad estadounidenses en Japón y enseñó que, en un negocio corriente, dar cabida y exceder los requerimientos de los clientes es una tarea que todos tienen dentro de una organización. Además, amplió drásticamente la definición de «cliente» para incluir tanto los clientes internos como externos. Toda persona o etapa de una línea de producción o proceso de negocio debía ser tratado como «cliente» y ser proveído con exactamente lo que era necesario, en el momento en que fuera necesario. Éste fue el origen del principio de Deming, «el siguiente proceso es el cliente». La frase japonesa para esto, atokotei wa o-kyakusama, se convirtió en una de las expresiones más significativas en el JIT, porque en un sistema tirado significaba que los procesos precedentes debían siempre hacer lo que los procesos subsecuentes decían. De otra manera, el JIT no funcionaba. Deming también animó a los japoneses a adoptar una aproximación sistemática a la resolución de problemas, que más tarde se convirtió en el conocido «ciclo de Deming» o «ciclo Planificar-Hacer-Comprobar-Actuar» (PDCA en sus siglas en inglés Plan-Do-Check-Act), un puntal de la mejora continua. El término japonés para la mejora continua es kaizen y significa el proceso de hacer mejoras incrementales, sin importar lo pequeñas que sean, alcanzando el objetivo de la gestión lean, de eliminar todo el desperdicio que añade coste sin añadir valor4. El kaizen muestra habilidades individuales para trabajar de manera efectiva en pequeños grupos, resolviendo problemas, documentando y mejorando procesos, recolectando y analizando datos y autodirigiéndose en un grupo de trabajo. Esto empuja la toma de decisiones (o la propuesta de tomarlas) hacia los trabajadores, que requieren de discusiones abiertas y de consenso en los grupos antes de implantar ninguna decisión. Kaizen es una filosofía total que lucha por la perfección y sustenta al TPS en el día a día. Cuando Ohno y su equipo salieron de la planta con un nuevo sistema de producción, no era sólo para una compañía en particular, en un mercado y cultura concretos. Lo que habían creado era un nuevo paradigma para entregar la producción o un servicio –una nueva manera de ver, entender e interpretar lo que sucede en un proceso de producción y que lo podía lanzar más allá del sistema de producción en masa. En los años sesenta, el TPS fue una potente filosofía que todo tipo de negocio y proceso podría aprender a usar, aunque esto le llevara un tiempo. Toyota dio los primeros pasos para difundir el lean formando diligentemente en los principios del TPS a sus proveedores clave. Esto le llevó de unas plantas aisladas de fabricación lean, hacia un completo sistema empresarial lean –donde cada uno en la cadena de suministros practicara los mismos principios del TPS–. ¡Un modelo de negocio potente! De momento, el poder del TPS era bastante desconocido fuera de Toyota y de sus proveedores afiliados hasta la primera crisis del petróleo de 1973, que condujo al mundo a una recesión global, con Japón como uno de los más damnificados. La industria japonesa caía en picado convirtiéndose en un sálvese quien pueda. Pero el gobierno japonés se dio cuenta de que Toyota capeó la crisis en menos tiempo que las otras compañías y volvió a los beneficios de manera rápida y tomó la iniciativa de lanzar seminarios en TPS, aunque sólo habían entendido una fracción de lo que había hecho a Toyota tan robusta. A principios de los ochenta, cuando visité por primera vez Japón, experimenté que al salir de Toyota City y el grupo de afiliados de Toyota hacia otras compañías japonesas, la aplicación de los principios del TPS rápidamente se aguaban y debilitaban. Aún faltaba algo de tiempo antes de que el mundo pudiera entender el modelo Toyota y el nuevo paradigma de la producción. Parte del problema era que la producción en masa después de la segunda guerra mundial se focalizaba en coste, coste, coste. «Hacer máquinas más grandes y a través de la economía de escala bajar los costes.» «Reemplazar a trabajadores por automatismos si el coste puede ser justificado.» Este tipo de ideas dominaban el mundo de la producción hasta los años ochenta. Entonces el mundo de los negocios adoptó la religión de la calidad de Deming, Joseph Juran, Kaoru Ishikawa y otros gurús de la calidad. Se aprendió que, focalizándose en la calidad, se reducía más el coste que focalizándose sólo en el coste. Finalmente, en los años noventa, a través del trabajo del programa del MIT sobre la industria del automóvil y el libro producto de su investigación, La máquina que cambió el mundo (Womack, Jones y Roos, 1991), la comunidad industrial mundial descubrió la «producción lean» –el término dado por sus autores a lo que Toyota ya había aprendido décadas antes focalizándose en la velocidad de la cadena de suministro: recortar el lead time eliminando desperdicio en todos los pasos del proceso conduciendo hacia la mejor calidad y el coste más bajo, mientras se mejora la seguridad y la moral. Conclusión Toyota empezó con los valores y los ideales de la familia Toyoda. Para entender el modelo Toyota, debemos empezar con la familia Toyoda. Fueron innovadores, fueron idealistas pragmáticos, aprendieron mediante hechos y siempre creyeron en la misión de contribuir a la sociedad. Fueron implacables en conseguir sus objetivos. Y lo más importante, fueron líderes en dar ejemplo. El TPS evolucionó para responder a los retos a los que Toyota se enfrentó al ir creciendo como compañía. Evolucionó al ir Taiichi Ohno y sus contemporáneos poniendo estos principios en marcha en la planta a través de años de ensayo-error. Cuando tomamos una instantánea de esto podemos describir los rasgos técnicos y los logros del TPS. Pero la manera en que Toyota desarrolló el TPS, los desafíos a los que se enfrentó y la forma en que abordó estos problemas es realmente el reflejo del modelo Toyota. El documento interno de Toyota sobre el modelo Toyota habla acerca de un «espíritu de reto» y de la aceptación de la responsabilidad para alcanzar este reto. El documento dice: Nosotros aceptamos los retos con espíritu creativo y con el coraje necesario para alcanzar nuestros propios sueños sin perder fuerzas o energía. Abordamos nuestro trabajo vigorosamente, con optimismo, basándonos en la creencia sincera del valor de nuestra contribución. Y sigue: Nos esforzamos para decidir nuestro propio destino. Actuamos con convicción, creyendo en nuestras propias habilidades. Aceptamos la responsabilidad de nuestra conducta y de mantener y mejorar las habilidades que nos permiten producir valor añadido. Estas poderosas palabras describen bien lo que Ohno y su equipo consiguieron. Tras los escombros de la segunda guerra mundial aceptaron un desafío que parecía imposible de alcanzar: la productividad de Ford. Ohno aceptó el reto y «con espíritu creativo y coraje», resolvió problema tras problema y desarrolló un nuevo sistema de producción. Lo hicieron ellos y su equipo por sí mismos y no buscando el cobijo del gobierno japonés o de cualquier tercera parte. Este mismo proceso se ha repetido una y otra vez en la historia de Toyota. 3 El corazón del sistema de producción de Toyota: eliminación del desperdicio Muchas buenas compañías americanas respetan a las personas, practican kaizen y otras herramientas del TPS. Pero lo que es importante es tener todos estos elementos juntos como un sistema que debe ser practicado día a día, de manera muy constante –no en sprints– y de forma exclusiva en el taller. FUJIO CHO Presidente de Toyota Motor Corporation En el capítulo anterior hemos visto la filosofía de eliminar el desperdicio o muda, en japonés, al realizar un paseo por planta con Ohno. Allí pasó gran parte de su tiempo aprendiendo a plasmar sobre el papel las actividades que añadían valor al producto y deshaciéndose de las que no lo hacían. Es importante tener presente esto, ya que la mayoría de herramientas del TPS y principios del modelo Toyota derivan de esta base. Quiero dejar claro que el sistema de producción de Toyota (TPS) no es el modelo Toyota. El TPS es el ejemplo más sistemático y más desarrollado para demostrar que los principios del modelo Toyota pueden cumplirse. El modelo Toyota se basa en los principios esenciales de la cultura de Toyota, que permiten al TPS funcionar de manera tan efectiva. Sabiendo que son diferentes, el desarrollo del TPS y su increíble éxito están íntimamente ligados a la evolución y desarrollo del modelo Toyota. Aplicando el TPS se puede empezar a examinar el proceso de fabricación desde la perspectiva del cliente. La primera pregunta en el TPS es siempre «¿qué quiere el cliente de este proceso?». (Esto sirve tanto para el cliente interno de las siguientes etapas de la producción, como al final, para el cliente externo). De esta manera queda definido el valor. Si conocemos la visión del cliente, se puede observar un proceso y separar los pasos con valor añadido de los que no lo aportan. Esto se puede aplicar a cualquier proceso: de producción, información o servicios. Tomemos el ejemplo de una operación de montaje manual en una línea de ensamblaje de chasis de camión (ver figura 3-1). El operario realiza muchas actividades, pero generalmente sólo un reducido número añaden valor al producto, que es lo único que al cliente realmente le interesa. En este caso, sólo hay tres pasos identificados que añaden valor. Algunos de los pasos que no añaden valor también son necesarios; por ejemplo, el operario ha de alcanzar el destornillador. Conviene minimizar el tiempo empleado en las operaciones sin valor añadido colocando las herramientas del material lo más cerca posible al punto de montaje. A continuación describimos los siete grandes tipos de pérdidas que ha identificado Toyota, el desperdicio que no añade valor en procesos de la empresa o de la producción. Estos tipos se pueden aplicar al desarrollo de producto, a la generación de órdenes, válidos también en la oficina y no sólo en las líneas de producción. A éstos se les añadiría un octavo desperdicio, que también he incluido. Figura 3-1. Desperdicio en una línea de montaje de chasis de camión. 1. Sobreproducción: En la producción de artículos para los que no hay pedido, se generan desperdicios tales como sobreutilizar recursos, almacenar el exceso de materiales y generar costes de transporte por exceso de inventario. 2. Esperas (tiempo con inactividad): Generado cuando se desaprovechan los operarios haciéndoles vigilar máquinas automáticas o dando vueltas esperando el siguiente paso del proceso, la siguiente herramienta, el siguiente proveedor, la siguiente pieza, etcétera, o simplemente sin poder trabajar por falta de material, retrasos en el procesado de lotes, parada de equipos y cuellos de botella. 3. Transportes o movimientos innecesarios: Tiene lugar cuando se desplazan el producto en proceso (WIP) en largos recorridos, lo que crea ineficiencias del transporte, movimientos de materiales, piezas, artículos acabados a un o desde un almacén, o entre procesos. 4. Sobreprocesar o procesar incorrectamente: Ocurre como consecuencia de la realización de pasos innecesarios para procesar las piezas. Cuando se procesa ineficientemente debido a herramientas defectuosas o al diseño de producto, lo que causa movimientos innecesarios y produce defectos. También se genera desperdicio cuando se producen productos de una calidad más elevada de la requerida. 5. Exceso de inventario: El exceso de materia prima, de piezas en proceso o de piezas acabadas que causan tiempos de proceso más largos, obsolescencias, daños en los artículos, en costes de transporte e inventario y retrasos. Además, el exceso de inventario esconde otros problemas como producciones no equilibradas, retrasos en las entregas de los proveedores, defectos, paros en los equipos y largos tiempos de preparación de las máquinas. 6. Movimientos innecesarios: Cualquier movimiento inútil de los operarios mientras trabajan, como mirar, alcanzar, apilar piezas, herramientas, etcétera. También por caminar se considera desperdicio. 7. Defectos: La producción de piezas defectuosas o por retocar. Las reparaciones por trabajos, chatarra, sustituciones e inspecciones que signifiquen desperdicio por movimiento, tiempo y esfuerzo. 8. Creatividad de los empleados no utilizada: Se pierde tiempo, ideas, aptitudes, mejoras y se desperdician oportunidades de aprendizaje por no motivar o escuchar a los empleados. Ohno consideró que, de todos los desperdicios, el más importante es la sobreproducción, ya que causa la mayoría de los demás desperdicios. Produciendo más de lo que el cliente necesita en cualquier operación del proceso de fabricación, necesariamente creamos más inventario en algún lugar aguas abajo: el material estará en algún lugar aparcado esperando a ser procesado en la siguiente operación. Los fabricantes de producción en masa o en grandes lotes se excusan preguntando, «¿qué problema existe, si la gente y los equipos están produciendo piezas?». El problema es que estos grandes almacenes (el inventario entre procesos) conducen a comportamientos poco óptimos, como reducir la motivación de mejorar continuamente las operaciones. ¿Por qué preocuparse sobre mantenimiento preventivo en los equipos si de todos modos cuando hay paradas el montaje final no se ve afectado de una manera inmediata? ¿Por qué estar preocupados por unos pocos fallos de calidad cuando simplemente basta con apartar las piezas defectuosas? ¡Porque durante el transcurso del tiempo en que una pieza defectuosa recorre su camino hasta la siguiente operación, cuando el operario la intente usar, podrían llegar a haber semanas de piezas defectuosas dentro del proceso amontonadas en los almacenes!1 La figura 3-2 muestra este desperdicio a través de una simple cronología del proceso de fundición, mecanizado y montaje. Como sucede en la mayor parte de las operaciones orientadas de una manera tradicional, la mayoría del tiempo empleado por el material es en realidad desperdiciado. Y como cualquiera que haya asistido a un seminario sobre producción lean o TPS reconocerá este porcentaje, no voy a repetirme. Desde una perspectiva lean, lo primero que hay que hacer en cualquier proceso es cartografiar el mapa del flujo de valor siguiendo el camino del material (o papel o información) a través del proceso. Es mejor caminar por el flujo actual para poder recoger la mayor cantidad de datos. Podemos dibujar este camino en un plano, calcular el tiempo y la distancia recorrida y darle un nombre técnico: «diagrama de espagueti». Incluso los que lleven más tiempo trabajando en esa planta quedará sorprendida por los resultados de este ejercicio. La importancia de la figura 3-2 es que se han tomado los procesos de transformación más básicos y se han desplegado, hasta el punto de que el valor añadido apenas se distingue. Figura 3-2. Desperdicios en una cadena de valor. Descubrí un ejemplo increíble de todo esto mientras hacía de consultor en un fabricante de tuercas de acero. Los ingenieros y directivos me aseguraron que su proceso no se podría beneficiar de la producción lean porque era muy simple. Llegaban bobinas de alambre y se cortaban, se conformaban, eran tratadas térmicamente y colocadas en cajas. El material fluía a través de máquinas automáticas a un ritmo de cientos de tuercas por minuto. Cuando seguimos el flujo de valor (y de no valor), sus declaraciones resultaron cómicas. Empezamos en el muelle de entradas y cada vez que creía que el proceso ya había finalizado, recorríamos de nuevo toda la planta hacia la siguiente operación. Las tuercas en un momento dado abandonaban la planta durante unas cuantas semanas para ser tratadas, porque la dirección había calculado que subcontratar el tratamiento térmico era más económico. Cuando todo estuvo analizado, el proceso de fabricación de tuercas, que representaba unos pocos segundos en la mayoría de las operaciones, con excepción del tratamiento térmico que tardaba unas cuantas horas, llegaba a alargarse semanas o incluso meses. Calculamos el porcentaje de valor añadido para diferentes líneas de producto y obtuvimos cifras entre un 0,008% y un 2 o 3%. Y, ¡atención! Para empeorar las cosas, las paradas y averías de las máquinas eran un problema frecuente, a consecuencia del cual se acumulaban grandes cantidades de materiales alrededor. Algunos directivos avispados habían calculado que subcontratar los trabajos más profesionales era más barato que contratar a gente a jornada completa. Por eso a menudo no había nadie para arreglar una máquina estropeada, abandonada sin un buen trabajo de mantenimiento preventivo. Los rendimientos locales eran potenciados a costa de ralentizar el flujo de valor, que le creaba grandes cantidades de inventarios en proceso de piezas acabadas y hacía perder mucho tiempo en la identificación de los problemas (defectos) que reducían la calidad. Como resultado, la planta tenía una flexibilidad nula respecto a los cambios en la demanda del cliente. La mejora tradicional de procesos frente a las mejoras lean El punto de vista tradicional de las mejoras de los procesos se basa en identificar las deficiencias locales: «Ir a las máquinas, los procesos con valor añadido y mejorar su rendimiento o acelerarlos o cambiar a la persona por un automatismo.» El resultado debería ser un porcentaje significativo de mejora para estos procesos individuales, pero se logra poca incidencia en el flujo de valor global. Todo esto se ratifica por el hecho de que en la mayoría de los procesos hay relativamente pocos pasos con valor añadido, por lo que mejorar estos pasos no nos aporta mayor valor añadido. Sin una mentalidad lean, la mayoría de la gente no puede ver las enormes oportunidades de reducir desperdicios eliminando o reduciendo las actividades sin valor añadido. En un proyecto de mejora lean, la mayor parte del avance es fruto del gran número de actividades sin valor añadido que se suprimen. A lo largo del proceso, el tiempo, que es un factor con valor añadido, también se ha reducido. Estos aspectos pueden verse claramente tomando el proceso de fabricación de tuercas como ejemplo y creando una célula de flujo pieza a pieza. En la producción lean, una célula consiste en colocar de forma cerrada a personas, máquinas o estaciones de trabajo siguiendo la secuencia del proceso. Se crean células para facilitar el flujo pieza a pieza de un producto o servicio a través de varias operaciones, por ejemplo, soldadura, montaje, empaquetado de unidad en unidad, a un ritmo determinado por las necesidades del cliente con los menores retrasos y esperas posibles. Tomemos el caso de las tuercas. Si se implantan en línea los procesos necesarios para fabricarlas en una célula y luego enviamos las tuercas en lotes muy pequeños de una operación a otra en un flujo pieza a pieza, lo que antes tardaba semanas en ser completado ahora puede hacerse en pocas horas. Y este caso no es un caso atípico. En empresas de todo el mundo y en bastantes ocasiones, ha sido demostrada la magia de obtener grandes ganancias en productividad y calidad y grandes reducciones de stocks y tiempo de proceso, a través del flujo pieza a pieza. Parece milagroso y los resultados son siempre los mismos. Ésta es la causa de por qué el flujo pieza a pieza es el objetivo último de la producción lean. En él se han eliminado muchos de los ocho tipos de desperdicios de Toyota. En realidad, el objetivo último de la producción lean se cumple en la aplicación del flujo pieza a pieza para cualquier tipo de operación, desde el diseño del producto, al lanzamiento, la generación de órdenes y la producción física. Todos los que conozco que experimentan el poder de la filosofía lean se convierten en fanáticos defensores y quieren eliminar el desperdicio en todas partes, aplicándolo a cualquier proceso, desde la administración a la ingeniería. Pero les advierto que, como cualquier otra herramienta o proceso, la respuesta no consiste en crear células en cualquier sitio. Ocurrió, como ejemplo, en la planta de tuercas donde se creó una célula para cortar y conformar. Desafortunadamente, también compraron una máquina muy cara, compleja y totalmente informatizada. La máquina estuvo averiada durante mucho tiempo, lo que ocasionó retrasos. Además las tuercas continuaban saliendo de la célula para ser tratadas térmicamente, tardando semanas en volver. El inventario se incrementaba en lugar de disminuir. La «célula lean» se convirtió en el hazmerreír de los trabajadores de la planta, ya que podían ver claramente el desperdicio, un problema serio para cualquier mejora de proceso lean. El diagrama de la «casa del TPS»: un sistema basado en una estructura, no sólo en un conjunto de técnicas Durante décadas, Toyota simplemente se dedicó a aplicar y mejorar el TPS en las plantas, día tras día, sin documentar la teoría del TPS. Los trabajadores y directivos estaban constantemente aprendiendo nuevos métodos y variando antiguos métodos a través de su aplicación en las plantas. La comunicación era fuerte en tanto que era una empresa relativamente pequeña, por eso «las buenas prácticas» desarrolladas en Toyota se divulgaban a otras plantas de Toyota y finalmente a los proveedores. Pero al ir madurando estos procedimientos en Toyota, quedaba claro que la tarea de enseñar el TPS a los proveedores nunca acabaría. Para eso, Fujio Cho, discípulo de Taiichi Ohno, lo desarrolló con una representación simple: una casa. El diagrama de la «casa del TPS» (ver figura 3-3) se ha convertido en uno de los símbolos más reconocibles de la fabricación moderna. ¿Por qué una casa? Porque una casa es un sistema estructural. La casa es sólida sólo si el techo, los pilares y los cimientos son fuertes. Unas uniones débiles debilitan todo el sistema. Hay diferentes versiones de la casa, pero los principios esenciales se mantienen. Empieza con los objetivos de la mejor calidad, el coste más bajo y el lead time más corto –el techo–. Luego hay dos pilares: el just-in-time, probablemente la característica más visible y publicitada del TPS, y el jidoka, que en esencia significa no dejar pasar nunca un defecto a la siguiente operación y liberar a la gente de las máquinas, la automatización con implicación humana. En el centro del sistema está la gente. Finalmente, hay varios elementos en los cimientos, que incluyen la necesidad de unos procesos estandarizados, estables, confiables y, también, el heijunka, que significa nivelar la programación de la producción tanto en volumen como en variedad. La programación nivelada o heijunka es necesaria para mantener el sistema estable y permitir trabajar con un inventario mínimo. Los grandes picos en la producción de ciertos productos o la exclusión de otros provocarán escasez de referencias a menos que se le añada al sistema un inventario. Figura 3-3. El sistema de producción de Toyota. Todo elemento de la casa es en sí mismo crítico, pero lo más importante es la manera en que estos elementos se refuerzan unos a otros. El JIT significa eliminar, tanto como sea posible, el inventario utilizado para proteger las operaciones contra los problemas que aparecen en la producción. El ideal de un flujo pieza a pieza es fabricar una unidad al ritmo de la demanda del cliente o takt (palabra de raíz alemana que se refiere al ritmo). Usando pequeños almacenes (eliminando la «red de seguridad») los problemas como los defectos de calidad serán inmediatamente visibles. Esto refuerza el jidoka, que interrumpe el proceso de producción. Esto significa que los trabajadores deben resolver los problemas inmediatamente y urgentemente para reanudar la producción. En los cimientos de la casa está la estabilidad. Irónicamente, el requerimiento de trabajar con poco inventario y parar la producción cuando hay un problema causan inestabilidad y la sensación de urgencia entre los trabajadores. En la producción en masa, cuando la máquina se avería, no hay sensación de urgencia: el departamento de mantenimiento puede programarse la reparación mientras el inventario mantiene el resto de las operaciones funcionando. Contrasta con la producción lean, donde un operario que para un equipo para arreglar el problema, provoca que otras operaciones paren de producir a continuación, lo que crea una crisis. Por eso hay siempre una sensación de urgencia en todo el personal de producción para arreglar los problemas conjuntamente y mantener los equipos funcionando. Si el mismo problema se sucede repetidas veces, los responsables deberán rápidamente poder concluir que es una situación crítica y que es momento de invertir en mantenimiento TPM (Total Productive Maintenance), donde todos aprendan cómo limpiar, inspeccionar y mantener a los equipos. Para que un sistema no esté constantemente parándose es necesario un alto nivel de estabilidad. La gente está en el centro de la casa, porque sólo a través de la mejora continua pueden las operaciones alcanzar esta necesaria estabilidad. La gente debe ser formada para poder ver el desperdicio y solucionar los problemas hasta su causa raíz –preguntándose repetidamente por qué ocurre realmente el problema–. La resolución de problemas debe llevarse a cabo en el lugar adecuado para ver lo que ocurre realmente (genchi genbutsu). En algunas versiones del modelo de la «casa» se añaden a los cimientos algunas de las filosofías del modelo Toyota, como el «respecto a la humanidad». Mientras Toyota a menudo presenta esta casa con los objetivos de coste, calidad y tiempo de entrega, actualmente, en sus plantas, siguen una práctica común en Japón de focalizarse en el QCDSM (del inglés calidad, coste, entregas, seguridad y moral) o alguna de sus variantes. Toyota nunca sacrificaría la seguridad de sus trabajadores por la producción. Y no lo necesita, ya que eliminar el desperdicio no implica crear ambientes de trabajo estresantes o inseguros. Tal como Ohno escribió:2 Cualquier método disponible de mejora de la productividad para reducir el coste debe, por supuesto, ser perseguido vigorosamente; pero nunca debemos olvidar que la seguridad es la base de todas nuestras actividades. Hay momentos en que las actividades de mejora no actúan en nombre de la seguridad. En esos momentos, debe volverse al punto de partida y coger otro camino para lograr nuestro propósito. Pero nunca hay que estar satisfecho con la no acción, sino que se debe cuestionar y redefinir el propósito para lograr la mejora. Conclusión El TPS no es un kit de herramientas. No es sólo un conjunto de herramientas lean como el just-in-time, las células, las 5S (ordenar, estabilizar, limpiar, estandarizar y mantener, como se verá en el capítulo 13), kanban, etcétera. Se trata de un sistema de producción sofisticado en el que todas las partes contribuyen en el todo. Todo el conjunto, desde sus raíces, se focaliza en el apoyo y la motivación a la gente para mejorar continuamente los procesos en los que trabajan. Desafortunadamente, demasiados libros sobre producción lean refuerzan este malentendido de que el TPS es una colección de herramientas que nos conducen a operaciones más eficientes. El propósito de estas herramientas se olvida y la importancia central de las personas está ausente. Cuando se ve de una manera más abierta, el TPS sólo trata de aplicar los principios del modelo Toyota. El foco inicial está en la planta, pero los principios son amplios y, de hecho, se aplican de la misma manera a la ingeniería y a los negocios. En el próximo capítulo revisaremos los 14 principios del modelo Toyota, que son la base de la cultura que hay detrás del TPS, y el objetivo de este libro. En los capítulos 5 y 6 se verán los 14 principios en acción –a través de la historia de los desafíos que Toyota afrontó para desarrollar el Lexus y el Prius. 4 Los 14 principios del modelo Toyota: un resumen ejecutivo de la cultura detrás del TPS Desde la fundación de Toyota nos hemos adherido al principio clave de contribuir a la sociedad mediante la práctica de fabricar productos y servicios de alta calidad. Nuestras prácticas y actividades empresariales basadas en ese principio clave han creado valores, creencia y métodos empresariales que a lo largo de los años se han convertido en una fuente de ventaja competitiva. Estos son los valores directivos y los métodos empresariales que se conocen colectivamente como el modelo Toyota. FUJIO CHO Presidente de Toyota Motor Corporation (del documento The Toyota Way, 2001) El modelo Toyota es más que herramientas y técnicas Así que usted puso en marcha su sistema kanban. (Kanban en japonés significa «tarjeta», «ticket» o «señal» y es una herramienta para gestionar el flujo y la producción de materiales en el sistema de producción pull de Toyota.) Luego conecta el andon, un dispositivo de control visual en el área de producción que avisa a los trabajadores de los defectos, las anomalías en los equipos, u otros problemas usando señales luminosas, audibles, etcétera. Finalmente, con estos dispositivos su sitio de trabajo parece una planta de Toyota. Pero con el tiempo, ese sitio de trabajo vuelve a operar como lo hacía antes. Por eso llama a un experto en TPS (Toyota Production System) que sacude su cabeza en señal de desaprobación. ¿Qué fue mal? El trabajo real de implantar la filosofía lean no ha hecho más que empezar. Sus trabajadores no comprenden la cultura que hay detrás del TPS. No contribuyen a la mejora continua del sistema ni de sí mismos. En el modelo Toyota es la gente la que da a luz el sistema: trabajando, comunicándose, resolviendo los problemas y creciendo juntos. Desde la primera impresión, viendo a excelentes empresas japonesas cómo practican la fabricación lean, queda claro que los trabajadores están activos haciendo sugerencias de mejora. Pero el modelo Toyota va más allá de esto: anima, da apoyo y de hecho solicita la implicación del empleado. Cuanto más estudio el TPS y el modelo Toyota, más comprendo que es un sistema diseñado para suministrarle herramientas a la gente para que mejoren continuamente su trabajo. El modelo Toyota significa más dependencia de la gente, no menos. Es una cultura, es mucho más que un conjunto de técnicas de eficiencia y mejora. Usted depende de los trabajadores para reducir el inventario, para identificar y solucionar problemas ocultos. Los trabajadores tienen un sentido de urgencia, de propósito y trabajan en equipo porque si no lo solucionan habrá una rotura de stock. En una base diaria, los ingenieros, los especialistas de producción, los especialistas de calidad, los proveedores, los jefes de equipo y –lo más importante– los operarios se implican todos en la resolución de problemas y en la mejora, lo que les forma con el tiempo para que sean cada vez mejores resolviendo problemas. Una herramienta lean que facilita el trabajo en equipo se denomina «las 5S» (clasificar, ordenar, limpiar, estandarizar y sostener, que veremos en el capítulo 13), una serie de actividades para eliminar los despilfarros que contribuyen a los errores, los defectos y los accidentes. En este método de mejora, la quinta S, sostener, es posiblemente la más dura. Es la que mantiene en vigor las otras cuatro S enfatizando la educación, la formación y las recompensas necesarias para animar a los trabajadores a mantener adecuadamente y mejorar continuamente los procedimientos operativos y el entorno del puesto de trabajo. Este esfuerzo requiere una combinación de una dirección comprometida, una formación adecuada y una cultura que haga que la mejora sostenida sea el comportamiento habitual desde el taller hasta la dirección. Este capítulo suministra una sinopsis de los 14 principios que constituyen el modelo Toyota. Los principios están organizados en cuatro grandes categorías: 1) Filosofía a largo plazo, 2) El proceso correcto producirá los resultados correctos (éste utiliza muchas de las herramientas del TPS), 3) Añada Valor a la Organización mediante el Desarrollo de su Personal y de sus Socios y 4) La Resolución Continua de los Problemas fundamentales impulsa el aprendizaje organizativo. Note que la Segunda Parte de este libro se organiza también en estas mismas cuatro categorías (las cuatro P del modelo Toyota del capítulo 1). En los siguientes dos capítulos demostraremos algunos de estos 14 principios funcionando en el desarrollo del Lexus y del Prius. Si prefiere saltar más adelante para empezar a leer el comentario detallado de cada uno de esos 14 principios, pase directamente al capítulo 7. Sin embargo, le recomiendo la lectura detallada de los siguientes principios. Resumen ejecutivo de los 14 Principios del Toyota Way Sección I: Filosofía a largo plazo Principio 1. Base sus decisiones de gestión en una filosofía a largo plazo, a expensas de lo que suceda con los objetivos financieros a corto plazo. Tenga un sentido filosófico de propósito que reemplace cualquier toma de decisión basada en el corto plazo. Trabaje, crezca y alinee toda la empresa hacia un propósito común que supere el ganar dinero. Comprenda su lugar en la historia de la empresa y trabaje para situar a la empresa en un nivel más alto. Su misión filosófica es el fundamento de todo el resto de principios. Genere valor para el cliente, la sociedad y la economía –éste es su punto de partida–. Evalúe toda función de la empresa según su capacidad de lograrlo. Sea responsable. Luche por decidir su propio destino. Actúe con confianza y fe en sus propias capacidades. Acepte la responsabilidad por su conducta y mantenga y mejore las capacidades que le permitirán producir valor añadido. Sección II: El proceso correcto producirá los resultados correctos Principio 2. Cree procesos en flujo continuo para hacer que los problemas salgan a la superficie. Rediseñe los procesos de trabajo para lograr un flujo continuo de alto valor añadido. Esfuércese por reducir a cero el tiempo en que cualquier proyecto de trabajo esté parado o esperando a que alguien trabaje en él. Cree un flujo para mover rápidos el material y la información así como para unir los procesos y el personal de modo que los problemas salgan a la superficie. Haga evidente el flujo por toda su cultura organizativa. Es la clave para un proceso de mejora continua de verdad y para el desarrollo del personal. Principio 3. Utilice sistemas pull para evitar producir en exceso. Suministre a sus clientes aguas abajo en el proceso de producción lo que quieran, donde quieran y en la cantidad que quieran. La reposición de material basándose en consumo es el principio básico del just-in-time. Minimice su trabajo en proceso y el almacén de inventario almacenando cantidades pequeñas de los productos y reponiéndolos frecuentemente según lo que el cliente se lleva realmente. Sea receptivo a los cambios diarios en la demanda del consumidor en lugar de confiar en programaciones y sistemas informáticos que siguen la evolución de un inventario poco económico. Principio 4. Nivele la carga de trabajo (heijunka). (Trabaje como la tortuga, no como la liebre.) Eliminar el despilfarro es sólo un tercio de la ecuación para lograr el éxito del lean. Es tanto o más importante evitar sobrecargar a la gente y a los equipos y eliminar los desequilibrios en el programa de producción –sin embargo esto es algo que por lo general no entienden las empresas que intentan implantar los principios lean. Trabaje para nivelar la carga de trabajo de todos los procesos de fabricación y servicio como alternativa al enfoque de parar/empezar de trabajar en proyectos en lotes, habitual en la mayoría de empresas. Principio 5. Cree una cultura de parar a fin de resolver los problemas, para lograr una buena calidad a la primera. La calidad para el cliente impulsa su proposición de valor. Use todos los métodos modernos disponibles de aseguramiento de la calidad. Incorpore en su equipo la capacidad de detectar problemas y de pararse automáticamente. Diseñe un sistema visual para avisar al equipo o a los líderes del proyecto de que una máquina o un proceso necesita su asistencia. El jidoka (las máquinas con inteligencia humana) es el fundamento para «incorporar» la calidad. Incorpore en su organización sistemas para resolver fácilmente problemas y ponga en vigor contramedidas. Incorpore en su cultura la filosofía de parar o bajar el ritmo a fin de lograr una buena calidad a la primera a fin de mejorar la productividad a largo plazo. Principio 6. Las tareas estandarizadas son el fundamento de la mejora continua y de la autonomía del empleado. Use en todas partes métodos estables, repetibles, para mantener la previsibilidad, los plazos de entrega y las salidas regulares de su proceso. Ése es el fundamento del flujo y del sistema pull. Capture los conocimientos acumulados sobre un proceso hasta un momento dado mediante estandarizar las mejores prácticas actuales. Deje que la expresión creativa e individual mejore ese estándar; luego incorpore esa mejora en un nuevo estándar de modo que cuando un empleado se traslade usted pueda traspasarle los conocimientos al nuevo empleado. Principio 7. Use el control visual de modo que no se oculten los problemas. Use indicadores visuales sencillos para ayudar a la gente a determinar inmediatamente si están en una condición estándar o se han desviado de ella. Evite usar una pantalla de ordenador si traslada el foco del trabajador de su sitio de trabajo. Diseñe sistemas visuales sencillos para el lugar donde se haga el trabajo, para apoyar el flujo y el sistema pull. Reduzca sus informes a una hoja de papel siempre que sea posible, incluso para sus decisiones financieras más importantes. Principio 8. Use sólo tecnología fiable y absolutamente probada que dé servicio a su gente y a sus procesos. Use la tecnología para apoyar a la gente, no para reemplazarla. A menudo lo mejor es diseñar un proceso manualmente antes de añadirle tecnología para darle apoyo. Las nuevas tecnologías a menudo son poco fiables y difíciles de estandarizar y por tanto ponen en peligro el «flujo». Un proceso probado que funciona por lo general tendrá preferencia frente a una nueva tecnología no probada. Lleve a cabo ensayos reales antes de adoptar nuevas tecnologías en los procesos de negocio, en los sistemas de producción o en los productos. Rechace o modifique las tecnologías que entren en conflicto con su cultura o que puedan perturbar la estabilidad, la fiabilidad y la previsibilidad. Sin embargo, anime a su gente a que tenga en cuenta las nuevas tecnologías cuando examine nuevos enfoques para el trabajo. Implemente rápidamente una tecnología que se haya estudiado meticulosamente si se ha probado mediante ensayos y puede mejorar el flujo de sus procesos. Sección III: Añada valor a la organización mediante el desarrollo de su personal y de sus socios Principio 9. Haga crecer a líderes que comprendan perfectamente el trabajo, vivan la filosofía y la enseñen a otros. Haga crecer a sus líderes internamente, en lugar de obtenerlos de fuera de la organización. No vea el trabajo de un líder como simplemente ejecutar tareas y gestionar bien la gente. Los líderes deben ser modelos ejemplares de la filosofía de la empresa y de su manera de hacer negocios. Un buen líder debe comprender el trabajo diario con gran detalle de modo que pueda ser el mejor maestro de la filosofía de su empresa. Principio 10. Desarrolle personas y equipos excepcionales que sigan la filosofía de su empresa. Cree una cultura estable y fuerte en la que los valores y creencias de la empresa se compartan ampliamente y vivan durante un período de muchos años. Forme a individuos y equipos excepcionales para que trabajen dentro de la filosofía corporativa de modo que logren resultados excepcionales. Trabaje muy duro para reforzar la cultura continuamente. Use equipos multifuncionales para mejorar la calidad y la productividad y fomentar el trabajo en flujo resolviendo los problemas técnicos difíciles. La autonomía se produce cuando el personal usa las herramientas de la empresa para mejorar la empresa. Haga un esfuerzo continuo por enseñar a los individuos a trabajar juntos como equipo para lograr objetivos comunes. Debe aprenderse el trabajo en equipo. Principio 11. Respete su red extendida de socios y proveedores, desafiándoles y ayudándoles a mejorar. Tenga respeto por sus socios y proveedores y trátelos como una extensión de su empresa. Desafíe a sus socios externos de negocio a que crezcan y se desarrollen. Muéstreles que los valora. Fíjeles objetivos desafiantes y asístales para que puedan conseguirlos. Sección IV: La resolución continua de los problemas fundamentales impulsa el aprendizaje organizativo Principio 12. Vaya a verlo por sí mismo para comprender a fondo la situación (genchi genbutsu). Solucione los problemas y mejore los procesos yendo a la fuente y observando personalmente y verificando los datos en lugar de teorizar según lo que otros o la pantalla del ordenador le están diciendo. Piense y hable basándose en datos verificados personalmente. Incluso la alta dirección y los ejecutivos deberían ir y ver las cosas por sí mismos, de modo que tengan más que una comprensión superficial de la situación. Principio 13. Tome decisiones por consenso lentamente, considerando concienzudamente todas las opciones; impleméntelas rápidamente. No elija una única dirección y vaya por ese camino hasta que haya considerado concienzudamente alternativas. Cuando haya elegido una, muévase rápidamente pero con cuidado por ese camino. Nemawashi es el proceso de debatir los problemas y las soluciones potenciales con todos los afectados, para recoger sus ideas y llegar a un acuerdo sobre el camino que se va a tomar. Este proceso de consenso, aunque lleva tiempo, ayuda a ampliar la búsqueda de soluciones, y una vez se ha tomado una decisión, el escenario está listo para una implementación rápida. Principio 14. Conviértase en una organización que aprende mediante la reflexión constante (hansei) y la mejora continua (kaizen). Una vez haya establecido un proceso estable, use las herramientas de mejora continua para determinar la causa raíz de las ineficiencias y aplicar contramedidas efectivas. Diseñe procesos que no requieran casi inventarios. Esto hará visible el tiempo y los recursos malgastados visibles a todo el mundo. Una vez que se exponen los despilfarros, tenga empleados que usen un proceso de mejora continua (kaizen) para eliminarlos. Proteja la base del conocimiento organizativo desarrollando personal estable, con promociones lentas y sistemas de sucesión muy cuidadosos. Use hansei (reflexión) en los hitos clave y después de que finalice un proyecto a fin de identificar todos sus puntos débiles. Desarrolle contramedidas para evitar cometer de nuevo los mismos errores. Aprenda mediante estandarizar las mejores prácticas, en lugar de reinventar la rueda con todo nuevo proyecto o director. Es bastante posible usar una variedad de herramientas del TPS y aun así seguir sólo con unos pocos principios seleccionados del modelo Toyota. El resultado será saltos en las medidas de productividad a corto plazo que no serán sostenibles. Por otra parte, una organización que practica verdaderamente el conjunto completo de los principios del modelo Toyota estará siguiendo el TPS en el camino a lograr una ventaja competitiva sostenible. En los cursos que he dado sobre fabricación lean, una pregunta común es: «¿Cómo se puede aplicar el TPS a mi empresa? No hacemos coches, producción de gran volumen; hacemos productos especializados, de bajo volumen» o también: «Somos una organización de servicios profesionales, de modo que el TPS no se nos puede aplicar». Esta línea de pensamiento me indica que no entienden la cuestión. Ser una empresa lean no es imitar las herramientas usadas por Toyota en un proceso de fabricación en particular. Significa desarrollar principios que sean apropiados para su organización y luego practicarlos diligentemente para lograr un alto rendimiento que continúe añadiendo valor a sus clientes y a la sociedad. Esto, por supuesto, significa ser competitivo y rentable. Los principios de Toyota son un excelente punto de partida. Y Toyota practica estos principios mucho más allá de sus líneas de montaje de gran volumen. Por ejemplo, veremos en el próximo capítulo cómo algunos de esos principios se aplican en las organizaciones de servicios profesionales que diseñan los productos de Toyota. 5 El modelo Toyota en acción: el desarrollo «sin compromisos» del Lexus Aunque el objetivo parezca, a primera vista, tan elevado como para ser inasequible, si se explica su necesidad a todas las personas involucradas y se insiste en ello, todo el mundo se entusiasmará por el espíritu del desafío, trabajarán juntos y lo alcanzarán. ICHIRO SUZUKI Ingeniero jefe del primer Lexus Toyota es conocida por ser una compañía muy conservadora. Cuando por primera vez escuché esto sobre su reputación en Japón en 1983, me quedé sorprendido. Pensaba que Toyota era una compañía muy innovadora y que por ese motivo me encontraba allí, para aprender las técnicas de Toyota, con las que dominaba la industria del automóvil. Pero los japoneses se reían y comentaban que Toyota era «muy conservadora incluso para los estándares japoneses». «¿Qué significa en este caso “conservadora”?», preguntaba. La respuesta era: «políticamente conservadora, de estilo conservador, financieramente conservadora, conservadora en cambiar las maneras de hacer… todo esto». Lo cierto es que gran parte de este conservadurismo deriva de la cultura del modelo Toyota, que le ayuda a mantener su excelencia. El principio del modelo Toyota es la innovación, el no conformarse y el estar siempre un paso por delante de las tendencias del mercado. Existen muchos niveles de innovación, desde los pequeños cambios en el puesto de trabajo realizados por los trabajadores en el taller, hasta los grandes cambios en tecnologías de la producción y de la ingeniería de la automoción. También es cierto que gran parte de lo que sucede en los centros de automoción de Toyota es rutina de desarrollo de producto, realizando cambios incrementales de un modelo al siguiente. Pero lo bueno del modelo Toyota es que esto permite a Toyota romper periódicamente con su molde «conservador» y desarrollar un nuevo vehículo con un nuevo enfoque de desarrollo. Estos son momentos que definen a Toyota. Todos los ingenieros que entrevisté para este libro estaban de acuerdo en que dos de los mejores ejemplos del modelo Toyota en acción, fueron el Lexus y el Prius, dos de los vehículos que remodelaron a Toyota como compañía. Los dos próximos capítulos hablan de estas historias, con el objetivo de desarrollar los principios del modelo Toyota. Lexus: un nuevo coche, una nueva división para el «Michael Jordan» de los ingenieros jefe Yukiyasu Togo era un ejecutivo con éxito en Toyota, responsable de Toyota Motor Sales, Estados Unidos, en el sur de California. Sus amigos y asociados eran también pudientes ejecutivos. Pero pocos hubieran contemplado la posibilidad de comprarse un Toyota. Los Mercedes y BMW eran coches más «adecuados» a su estilo. A Togo esto le molestaba. Era un luchador y no estaba dispuesto a aceptar ser un «segunda clase». Hacer coches económicos de alta calidad y con bajos consumos era magnífico pero no veía motivo por el que Toyota no pudiera fabricar también vehículos de lujo, que compitieron con los mejores en el mundo. «Quizá lo que necesitamos es un coche de lujo que cree una nueva imagen, un coche de alta calidad, quizás igualando los Mercedes Benz del mercado más alto» (tal y como citó en Reingold, 1999). Para hacer esto, Togo se dio cuenta de que Toyota necesitaría un nuevo canal de ventas y un nuevo nombre. Comentó la idea con la dirección. Al principio encontró oposición. En Toyota, esto no era de extrañar. La mayoría de los éxitos en Toyota derivan de la mejora continua, de año tras año, parte de la cultura conservadora. Construir un coche lujoso significaba romper con el molde de la construcción de coches japoneses robustos y fiables pero básicos, para competir con los reyes del lujo de Europa. Además el desarrollo de un coche de lujo significaría simultáneamente desarrollar un vehículo y una compañía de coches: es decir, una compañía de coches dentro de otra compañía de coches. Después de algunas discusiones estaba claro que Toyota no iba a dejar de cumplir con el reto de estar siempre un paso adelante de la tendencia mercado y por tanto el concepto de Lexus obtuvo la luz verde. Tal esfuerzo no podía ser confiado a cualquiera. En este caso la tarea fue encargada a uno de los mejores y más alabados jefes de ingeniería en la historia de Toyota, Ichiro Suzuki, a quien me presentaron como el «Michael Jordan» de los ingenieros jefe y una leyenda dentro de Toyota. Sus comentarios en este capítulo derivan de una entrevista que tuve con él en el Toyota Technical Center en Ann Arbor, Michigan, en abril del 2002, justo unos meses después de su jubilación «real». Toyota le había llamado, una vez ya jubilado, para actuar como «Ingeniero Ejecutivo Consultor». Básicamente estaba haciendo un último servicio para enseñar a las generaciones más jóvenes lo que significaba ser un excelente Ingeniero en Toyota. (Principio 9, generar líderes que comprendan completamente el trabajo, vivan la filosofía y la enseñen a otros.) Escuchar al cliente y hacer benchmarking de la competencia Concretar un buen concepto, con sus consecuentes objetivos, puede hacer o deshacer cualquier planificación del desarrollo de un vehículo. Si el concepto de producto no está bien pensado y no se ha identificado convenientemente el mercado, si el vehículo no impacta en el mercado correctamente, entonces no importará ni siquiera una excelente ejecución del programa. La eficiencia no es lo mismo que la efectividad en el desarrollo de un nuevo producto. La efectividad empieza con lo que popularmente se conoce como «frontal impreciso» cuando el juicio y los datos cualitativos normalmente toman un mayor rol que los análisis científicos y los precisos estudios de ingeniería. En términos del modelo Toyota, una consideración completa en la toma de decisiones (Principio 13: tomar decisiones detenidamente y consensuadas, considerando completamente todas las opciones, implementándolas rápidamente) significa pensar delicadamente en los pros y los contras de todas las posibles soluciones, basadas en los hechos, antes de seguir avanzando por un camino en concreto. El Lexus empezó con una completa evaluación de las metas del vehículo, liderada por experimentados e intuitivos ingenieros. Para ajustar sus objetivos, Suzuki tuvo en cuenta cuidadosamente a la competencia. Suzuki empezó con unas entrevistas de grupo en Estados Unidos, en el Hotel Marriott de Long Island –un área de gran afluencia–. No era un estudio complicadísimo, simplemente había dos grupos con unas doce personas en cada uno. Los individuos de los grupos fueron escogidos en función del coche que poseían. Por ejemplo, en el grupo A cuatro personas eran propietarias de un Audi 5000, una de un BMW 528e, dos personas tenían un Mercedes Benz 190E y tres personas tenían un Volvo 740/760. El grupo B estaba constituido de forma análoga. Suzuki clasificaba las razones de compra y las de rechazo frente a otros vehículos de la competencia, y también la idea que tenían de distintos coches. Simplificó los resultados en unas tablas, resumiendo de manera cualitativa los resultados usando términos que evocaban más a las emociones que a la precisión científica (ver figuras 5-1 y 5-2). La figura 5-1 muestra las razones de compra y de rechazo. No existen sorpresas, pero merece la pena observar cómo la tabla resume de manera precisa lo que muchos de nosotros hemos pensado y sentido sobre estos vehículos, a mediados de la década de los ochenta. Se extrae mucho con muy pocas palabras. Esto es parte de la gestión visual de Toyota; reflejado en el Principio 7. Utilizar controles visuales, de esta manera no hay problemas escondidos. En este resumen en forma de tabla, Suzuki se esfuerza en comunicarse en un solo trozo de papel, de esta manera el lector ve de un vistazo los puntos más importantes considerados en la toma de decisiones. Figura 5-1. Razones de compra y rechazo de coches de lujo (años ochenta). Razón de compra Razones de rechazo frente a los competidores Mercedes Benz Calidad, valor de inversión, robustez Demasiado pequeño, estilo poco atractivo (vs. BMW) BMW Estilo, maniobrabilidad, funcionalidad Demasiados por la calle Audi Estilo, espacio, equipamiento Pobre en calidad y servicio Volvo Seguridad, calidad, robustez Estilo encajado Jaguar El estilo más atractivo Calidad pobre, interior pequeño Figura 5-2. Imagen de los coches de lujo europeos, americanos y japoneses (años ochenta). Europeos Calidad, valor de inversión, robustez Americanos (Cadillac) Mecanismos y dispositivos, pobre calidad, grandes, exagerados, sofá sobre ruedas (conducción demasiado suave), después de seis meses tiemblan Japoneses (Nissan Maxima) Demasiado pequeños, no estatus, llenos de detalles, imagen no demasiado lograda (Acura = un Honda bien hecho, un Accord alargado) La figura 5-2, de manera similar, resume un conjunto esencial de imágenes asociadas a los coches de lujo europeos, americanos y japoneses. El primer aspecto que trataban los grupos eran el estatus y el prestigioimagen. Los Mercedes Benz eran los más asociados al estatus y al éxito; los modelos japoneses eran los menos valorados en este aspecto. Claramente, el mayor obstáculo para Suzuki, era vencer el arraigado estereotipo de coche japonés práctico, eficiente, seguro, pero nunca lujoso. Seguidamente se muestra un ranking de lo particularmente importante para los compradores de Mercedes (1 = lo más importante): 1. Estatus y prestigio de imagen. 2. Alta calidad. 3. Precio de reventa. 4. Prestaciones (por ejemplo, maniobrabilidad, conducción, potencia). 5. Seguridad. Más que cualquier otra información recogida, en esta clasificación la importancia de la fuerza emocional en la elección rompió los esquemas a Suzuki, ya que consideraba el coche como un vehículo de transporte y no como «un ornamento». Descubrió a la gente valorar en primer lugar Mercedes Benz por el estatus y el prestigio, mientras que el equipamiento, de hecho la función básica de un coche, era relegada al cuarto puesto. Quizá debido a su mentalidad como ingeniero, Suzuki no podía aceptar que la gente que escogía Mercedes Benz se sintiera atraída prioritariamente por el estatus en lugar del equipamiento. Después de todo, era un coche y no un «ornamento». Según Suzuki: El coche no sólo es algo en lo que debemos sentarnos, es algo con lo que debemos movernos. Así que pensé: «Quiero construir un coche que sea capaz de batir a Mercedes Benz en la función más básica que tiene un coche, sus prestaciones en la conducción». Suzuki se preguntó asimismo, ¿qué significa tener un producto de alta calidad?, ¿qué significa tener un coche de lujo de alta calidad? ¿Qué puedes introducir en un coche que proporcione a la gente una sensación de que «son adinerados… que son algo, espiritualmente hablando»? ¿Y qué puedes introducir en un coche que, a medida que pasen los años, te haga sentir más ligado a ese coche? Así pues, las dos características que él creía más importantes eran, por orden de importancia, unas excepcionales y funcionales prestaciones y una elegante apariencia, no la tradicional solidez de un Toyota. «Mercedes Benz era en cierta manera un vehículo un poco frío en términos de estilo. Ha cambiado desde entonces, pero decidí que el vehículo debía tener calor humano, belleza, elegancia y refinamiento.» Sentía que si Toyota podía hacer un coche equipado no un poco mejor que un Mercedes Benz, sino considerablemente mejor, con un estilo mejorado, entonces Toyota debía ser capaz de cambiar su imagen y competir. Pero tener unas excepcionales prestaciones funcionales y calor humano eran términos contradictorios entre sí, ya que cuando se construye para obtener unas buenas prestaciones, pierdes algo de calor y de características humanas. No es suficiente intentar hacer que estas características existan al mismo tiempo, ya que esto implica un compromiso, un intercambio. Lo que Suzuki quería era fusionar estas dos características, para que las dos se convirtieran en una misma cosa. Esto llevaría consigo algunas decisiones de alto nivel en cuanto a la ingeniería y el diseño. De esta manera y con esta finalidad, desarrolló objetivos cuantitativos para el vehículo. La figura 5-3 resume los objetivos que Suzuki fijó para el Lexus, comparado con BMW y Mercedes Benz, los principales competidores. Se basaban en el supuesto de que el Lexus lo podría tener todo. «Cuando enseñé esto a los ingenieros de Toyota, se rieron de mí. Dijeron que era imposible», explicaba Suzuki. Figura 5-3. Objetivos para el Lexus. Celsior (LS400) Mercedes Benz BMW 735i 420SE/560SE Velocidad máxima 250 km/h (europea) 222 km/h (europea) Consumo (ciudadautopista) 23,5 mpg o más (USA) 7,0 km/l o más (Japón) 19 mpg (USA) 18,8 mpg (USA) 5,4 km/l (Japón) 220 km/h (europea) Comportamiento Extremadamente silencioso hasta ruido velocidad máxima (58db@100km/ h73db@ 200km/h) (61db@100 km/h76db@200 km/h) (63db@100 km/h78db@200 km/h) Aerodinámica (CD)** 0,32 0,37 0,28 ~ 0,29 Peso del vehículo 1.710 kg (USA) 1.760 kg (USA) 1.760 kg (USA) * En esta tabla se muestran los objetivos para el Lexus, comparándolos con dos vehículos similares de motorización de 4,2 l. ** Coeficiente de resistencia al avance. Pensó un poco más al respecto. Fue poniendo aparte los distintos elementos. Si se pretende diseñar un coche que vaya muy rápido, es muy conveniente reducir la resistencia aerodinámica. Estos dos elementos están en armonía. Cuando se corre a velocidades de 250 km/h, la resistencia del aire alcanza valores iguales o superiores al 95 por ciento. Así que cuanto más capaz seas de reducir este coeficiente aerodinámico, mayor será la velocidad que puedas alcanzar. Una cosa viene bien a la otra, a los dos objetivos. De igual manera, mejorar el consumo de combustible está en armonía con el objetivo de reducir la masa del vehículo. Sin embargo, no sabíamos cómo actuar con el factor insonoridad, ya que conseguir la insonoridad hasta un nivel extremo conllevaría incrementar la masa. Así que necesitábamos empezar a pensar sobre un nuevo principio de funcionamiento. Y el nuevo principio que adoptamos no fue amortiguar el ruido que existía, sino que fue reducir la cantidad de ruido desde su origen, diseñando motores más silenciosos. Suzuki explicaba que añadir estructura (masa) para reducir el ruido era tratar el problema de manera superficial. La causa raíz del ruido y la vibración que experimentaban los clientes era el motor. Una técnica que forma parte de kaizen (mejora continua, Principio 14) es preguntar cinco veces por qué un problema existe, profundizando con cada «¿por qué?», hasta llegar a la causa raíz del problema. Así, entendiendo la causa raíz del problema e identificando contramedidas para amortiguar el ruido, Suzuki se dio cuenta de que podía eliminar el ruido del motor, sin acudir a una solución superficial de añadir masa. Desarrolló entonces una lista de prestaciones opuestas donde quería tener A y aun así también B y C y más aún, también D. Por ejemplo, quería tener buen manejo, alta estabilidad a altas velocidades y al mismo tiempo un buen confort en la conducción. Estos aspectos pueden verse resumidos en la figura 5-4 como un conjunto de objetivos «sin compromiso». Esto conduce a los dos objetivos de guía para la planificación del Lexus. 1. Eliminar los ruidos, las vibraciones y dureza desde su causa raíz (y no con medidas sobre el efecto). 2. Mantener el concepto de «y aun así», comparando sin compromisos a diferencia del diseño tradicional del automóvil. El primero, en el fondo, estaba relacionado principalmente con la precisión de las diferentes piezas –la precisión con que las piezas eran fabricadas. Figura 5-4. Objetivos «sin compromiso». 1. Alta velocidad, manejabilidad/estabilidad Y AUN ASÍ Una conducción agradable 2. Conducción rápida y suave Y AUN ASÍ Bajo consumo 3. Muy silencioso Y AUN ASÍ Peso ligero 4. Estilo elegante Y AUN ASÍ Gran aerodinámica 5. Acogedor Y AUN ASÍ Interior funcional 6. Gran estabilidad y alta velocidad Y AUN ASÍ Gran valor de CD (baja fricción) Alcanzando objetivos «sin compromiso» La clave del éxito del Lexus dependía de estos avances novedosos del diseño del motor y principalmente de la ingeniería de producción. Suzuki presentó unas condiciones muy rigurosas para los ingenieros de producción de motores, pero su respuesta fue muy desalentadora. Su primera reacción fue decir que no es posible hacer piezas más precisas que las tolerancias de precisión de los instrumentos utilizados para producirlas. En ese momento, Toyota tenía los instrumentos más precisos del mundo para mecanizar motores (por ejemplo, máquinas herramienta de alta precisión para el mecanizado del molde de los cigüeñales, pistones, etcétera). Así que Suzuki dijo: «Muy bien, entiendo vuestra puntualización.» Pero alejarse de este nuevo concepto de equipamiento, significaba el fin de su «coche soñado». Pidió entonces ayuda a sus superiores y consiguió reunirlos en el Flagship Quality Committee (El «FQ Committee»). Este comité estaba compuesto por altos ejecutivos, que representaban a tres divisiones de Toyota –R&D, Ingeniería de Producción y la planta de fabricación–. La persona encargada de la Ingeniería de Producción era Akira Takahashi. Éste le comentó a Suzuki: «Mira, Toyota realiza productos que son excepcionalmente de alta calidad y traer los equipos capaces de alcanzar los niveles de exactitud y precisión que pides está fuera de las posibilidades, es ridículo. Estás pidiendo demasiado.» Sin rendirse aún, Suzuki le planteó: «Muy bien, hagamos la prueba. Intentemos producir uno de esos productos de alta precisión, un motor o una transmisión; si no podemos hacerlo, si no es posible producirlo, abandonaremos. Renunciaré a mi petición.» Takahashi estuvo de acuerdo, él era capaz de producir cualquier cosa si no debía producirse en masa. Así que reunió en un equipo a sus mejores ingenieros de motores y desarrollaron un motor de alta precisión que alcanzara las altas especificaciones pedidas por Suzuki. El resultado fue un motor «hecho a mano» que, cuando fue probado sobre un vehículo ya existente, experimentó sólo pequeñas vibraciones y un excelente consumo de combustible. El equipo de ingenieros y Takahashi se animaron y empezaron a discutir inmediatamente cómo podrían repetir la experiencia en una producción en masa. Trabajando con Takahashi, con sus superiores y con la creación del FQ Committee, Suzuki estaba claramente aplicando el Principio 13: tomar decisiones detenidamente y consensuadas, considerando completamente todas las opciones, implementándolas rápidamente (nemawashi). Parte del principio del nemawashi es tomarse el tiempo necesario para lograr el consenso en todos los niveles de la organización. Al preguntar a los ingenieros cómo construir un motor, se estaba aplicando la tendencia de Toyota hacia el genchi genbutsu (Principio 12: ve y mira por ti mismo, para comprender globalmente la situación). En este caso, al escoger trabajar en un motor real en lugar de especular sobre su viabilidad basándose en argumentos teóricos. Tal y como explicaba Suzuki: Cada una de las personas de estos distintos departamentos, I+D, Ingeniería de Producción, etcétera, observaban la política seguida por sus superiores, para saber cómo actuar, naturalmente, a partir del momento en el que el señor Takahashi pasó de la Ingeniería de Producción a estar de mi parte, la forma de hacer las cosas se simplificaron. Existieron muchos inconvenientes y problemas por el camino, sin embargo, cada vez que surgía uno yo decía mil veces, diez mil veces, «las medidas de contención en la raíz, llevan consigo el concepto de “esto y, aun así, esto otro”». El resultado no dependía únicamente de mi esfuerzo personal, sino también de todos los que a lo largo del camino se oponían al proyecto y a todos los que sí seguían la idea de alcanzar los objetivos que yo había fijado al principio. Otro reto clave en la ingeniería era eliminar los ruidos derivados del viento. Los ingenieros debían instalar una gran cantidad de minúsculos micrófonos en la ventana del modelo de arcilla de prueba y chequear entonces si habían alcanzado el nivel de insonoridad requerido. El reto de «y aun así» era intentar equilibrar aerodinámica y estilo. Si se intenta adoptar un estilo elegante, se tiende a empeorar la eficiencia aerodinámica. Por otro lado, si se intenta tener una buena eficiencia aerodinámica, el estilo sufrirá. El estilo derivó en un conjunto de modelos hechos en arcilla para alcanzar la distintiva y refinada imagen que Suzuki buscaba; los estilistas estaban evidentemente muy orgullosos. Desafortunadamente, ningún modelo pasó el exigente test de aerodinámica. ¿Qué se podía hacer? Suzuki actuó igual que con el motor, buscó los ingenieros con más talento para retarlos con este objetivo y pedirles que hicieran cosas reales, en lugar de sólo analizar y teorizar. Encontró un excepcional ingeniero aerodinámico y, seleccionando un modelo del estudio de diseño, le invitó a modificar el diseño hasta que alcanzara unos valores de aerodinámica correctos. El ingeniero se comprometió: «Cogeré este modelo y alcanzaré los valores que buscas; 0,28 en el coeficiente de resistencia al avance.» Él mismo decidió cortar y modificar físicamente el modelo de arcilla, trabajo que normalmente realiza un modelista, siendo necesarias muchas interacciones llenas de discusiones entre el modelista y el ingeniero. Finalmente, cortó por aquí y por allí obteniendo un vehículo que igualaba el objetivo aerodinámico. ¡Era horrible! Había perdido todas las características del refinado estilo logrado por los diseñadores. Pero con este proceso había conseguido que se entendieran más profunda y rápidamente las características de la aerodinámica, que dando instrucciones verbales a los modelistas y esperando los modelos revisados. A través de esta experiencia de manos a la obra, descubrió puntos que podían ser transmitidos a los estilistas con el fin de mejorar las prestaciones aerodinámicas y, a su vez, alcanzar un inmejorable estilo. Al decidir cortar la arcilla personalmente, animado por Suzuki, el ingeniero aerodinámico consiguió acelerar el desarrollo del Lexus y que se adquiriera un mejor conocimiento de la aerodinámica. Otro ejemplo del Principio 12 (genchi genbutsu). Como resultado del concepto de ingeniería de Suzuki de alcanzar objetivos «sin compromiso», el plan para el Lexus despegó, cumpliendo exactamente con su deseo –un ingenioso diseño y una agradable conducción–. La sensación en la conducción a 100 y a 160 kilómetros por hora era prácticamente la misma, a pesar de estar viajando 1,6 veces más rápido. Así finalmente, el consumidor quedó tan impresionado que aumentó rápidamente el número de ventas. Cuando se realizó el lanzamiento del Lexus, tres modelos de Mercedes Benz no tenían rival en el mercado estadounidense (300E, 420SE, 560 SEL). El Lexus, con sólo un modelo, consiguió vender en un solo año 2,7 veces más que estos tres consolidados modelos de Mercedes juntos. Así, en el 2002, el Lexus se convirtió en el coche de lujo más vendido en Estados Unidos. La creación del Lexus engendró una nueva división de lujo en Toyota y su imagen se situó en la elite del mercado de lujo, la idea original del visionario Togo. Además provocó la aparición de un nuevo espíritu de innovación en la ingeniería de Toyota. Cuando Toyota empezó en el negocio del automóvil, los ingenieros no tenían oportunidad de ser innovadores. Al convertirse en una central universal, con familias de productos claramente definidas, sus miles de ingenieros se convirtieron en especialistas ajustando el diseño del siguiente Crown y el siguiente Camry1. Lexus rompió la manera de funcionar y los ingenieros que sólo habían conocido la Toyota conservadora, y poco amante del riesgo, de repente se encontraron trabajando en un proyecto valiente, nuevo y aventurero. Este renovado espíritu sería traspasado a un nuevo proyecto, con nuevos objetivos y retos. Toyota estaba a punto de reinventar su proceso de desarrollo de vehículos con el Prius. 6 El modelo Toyota en acción: nuevo siglo, nuevo combustible, nuevo diseño de proceso: el Prius1 Los ejecutivos de Toyota contemplaron que a principios de la década de los noventa existirían unas condiciones adversas para el negocio de Toyota. El problema era que Toyota estaba teniendo demasiado éxito. Era el principal causante de la burbuja económica japonesa y parecía que la prosperidad nunca iba a finalizar en Japón. El negocio de Toyota estaba en pleno auge. Éste es exactamente el entorno que conduce a muchas compañías al conformismo. Pero las mayores crisis, desde el punto de vista de los directivos de Toyota, suceden cuando los socios no quieren creer que existe una crisis o no sienten la urgencia de mejorar continuamente su manera de trabajar. Al mismo tiempo Toyota tenía un sistema de desarrollo de producto para las modificaciones en los modelos ya existentes muy consistente pero, por el contrario, la compañía no había cambiado desde hacía décadas su sistema básico de desarrollo de producto. El presidente de Toyota, Eiji Toyoda, estaba preocupado y aprovechaba cualquier ocasión que tenía para sermonear insistiendo en las crisis. En una reunión en Toyota, preguntó: «¿Debemos continuar fabricando coches tal y como hemos venido haciendo hasta el momento? ¿Podremos sobrevivir en el siglo XXI con el concepto de I+D que estamos desarrollando?… No existe ningún indicio de que esta situación de bonanza tenga por qué durar mucho más tiempo.» Más allá de que Toyota hubiera tomado la decisión de producir un coche de lujo, y aun cuando se estaba haciendo bien, Toyoda ponía en práctica el Principio 1: Basa tus decisiones de estrategia en una filosofía de largo plazo, incluso a expensas de los objetivos financieros a corto plazo. Aunque la situación financiera de Toyota a corto plazo era excepcional en la época de la concepción del Lexus y del Prius, se desafió asimismo con futuras consideraciones a largo plazo. Toyota tenía todavía una mentalidad de crisis y los directivos de Toyota sacudían los cimientos a menudo, creando una crisis cuando era necesario. Fue Yoshiro Kimbara, entonces director de I+D que, siguiendo las indicaciones de Toyoda, fundó Global 21 (G21), el coche que se convertiría en el Prius. Kimbara lideró el proyecto encargado de investigar sobre los nuevos coches para el siglo XXI. En sus modestos inicios, la única recomendación fue la de desarrollar un vehículo de bajo consumo (fuel efficient), de tamaño reducido, todo lo contrario de los enormes engullidores de combustible que se estaban vendiendo en ese momento. Además de un tamaño pequeño, una característica destacable del encargo original, era que tuviera un habitáculo grande y espacioso. Es decir debía ser pequeño y eficiente pero parecer grande en su interior, el principal reto del diseño desde un principio. El proyecto Prius Risuke Kubochi, el director general de Ingeniería, dio el paso y aceptó liderar el proyecto. Había sido ya el ingeniero jefe del Celica. Tenía reputación de ser agresivo y poco amigable, pero era una persona absolutamente decidida a cumplir con cualquier tarea que emprendiera. Kubochi seleccionó personalmente diez mandos intermedios para trabajar en su equipo. Esta comisión de trabajo dependía directamente de una comisión de alto nivel de miembros de Toyota, conocida informalmente como kenjikai («comisión de los hombres sabios»), que se reunían semanalmente. El proyecto tenía espónsores de más alto nivel desde sus principios. En sus inicios, el proyecto del G21, no fue definido como un proyecto para un vehículo híbrido. Existían dos objetivos: 1. Desarrollar un nuevo método para fabricar coches para el siglo XXI. 2. Desarrollar un nuevo método para desarrollar coches para el siglo XXI. El trabajo para la comisión fue simplemente identificar el concepto general, tomando como primera tarea, básicamente, la cuestión del embalaje –cómo minimizar el tamaño del vehículo, a pesar de tener que maximizar el espacio interior–. Se marcó también un objetivo para el consumo de combustible. El para entonces motor básico del Corolla, conseguía 30,8 mpg y el objetivo fijado fue de un 50 por ciento más, 47,5 mpg. Se creyó que éste era un objetivo rompedor. A pesar de que la comisión estaba bien informada respecto al proyecto de un motor híbrido, asumían que no estaría listo a tiempo para el G21. Los miembros de la comisión trabajaban todos a tiempo completo además del G21 y al principio sus encuentros eran semanales. La comisión empezó a reunirse en septiembre de 1993, disponían de tres meses para presentar el concepto a la comisión ejecutiva de altos cargos. Cerca de 30 personas, incluyendo el director ejecutivo Kimbara y el miembro del consejo de administración Masumi Konishi, asistieron a la reunión. Obviamente, tres meses era tiempo insuficiente para producir un prototipo. Pero la comisión no se conformaba con la simple presentación de ideas, así que desarrollaron un esquema a escala 1:2 para el vehículo que representaba buena parte de esta presentación. Uno de los miembros de la comisión de trabajo que Kubochi había seleccionado era Sateshi Ogiso, que se convertiría en la única persona que permanecería en el proyecto del Prius hasta su lanzamiento años después. El G21, como una hoja en blanco, era un proyecto de sueño para un joven ingeniero. A Ogiso se le había encargado organizar las reuniones de la comisión y esto le otorgó un cierto papel de liderazgo. En la reunión de revisión del diseño, Ogiso propuso a Kubochi para iniciar la presentación, pero se quedó atónito cuando Kubochi le sorprendió diciéndole: «Ogiso, me gustaría que fueses tú quien hiciera la comunicación.» Ogiso era entonces un joven de 32 años al que recientemente se le había nombrado «ingeniero». Enseguida se percató de que había sido engañado, ya que no era la primera vez que Kubochi le había puesto en la palestra para cultivar su habilidad de liderazgo. De todas maneras Ogiso hizo una excelente intervención en su comunicación, que fue recibida favorablemente por la comisión ejecutiva. Los requerimientos para el vehículo se identificaron como: 1. Amplio espacio de cabina alcanzado maximizando la longitud entre ejes. 2. Posición alta del asiento, con el fin de facilitar la entrada y salida del coche. 3. Exterior aerodinámico, con una altura de 1.500 mm, un poco menos que una minivan. 4. Economía en el consumo de 20 kilómetros por litro (47,5 mpg). 5. Pequeño motor situado horizontalmente con transmisión automática continuamente variable (lo que mejora la eficiencia del combustible). La Fase I de este proyecto muestra tres principios Toyota: 1. Principio 9, generar líderes que comprendan completamente el trabajo, vivan la filosofía y la enseñen a otros. Vemos cómo los ejecutivos de alto cargo están involucrados en un proyecto muy abstracto orientado al futuro, lo contemplan como esencial para el futuro de la compañía y le prestan un gran apoyo, incluyendo las reuniones semanales del grupo de trabajo. 2. Principio 10, desarrollar gente y equipos excepcionales que comprendan la filosofía de la empresa. Vemos cómo algunas de las mejores personas tratan de encontrar un proyecto visto como de importancia para la compañía, trabajando duramente durante horas para cumplir con agresivos plazos. Tienen sólo tres meses, y como actividad extra, para realizar amplias investigaciones y desarrollar una visión para el proyecto. También hemos echado un vistazo a cómo los líderes de Toyota potencian a la gente joven. Kubochi podría haberse acreditado encabezando esta tentativa, pero era más importante proveer de una lección de vida a Ogiso, quien posteriormente reflejó que «por el hecho de haberme encomendado la difícil tarea de realizar la presentación, aprendí a organizar los temas en mi mente a medida que hablaba, y adquirí un sentimiento de confianza en mí mismo» (Itazaki, 1999). 3. Principio 12, ve y mira por ti mismo para comprender globalmente la situación (genchi genbutsu). El equipo no se sentía cómodo presentando simplemente conceptos abstractos sobre la construcción de un modelo real, hicieron una cosa mejor, desarrollaron un esbozo a escala 1:2 para que los ejecutivos pudieran hacerse la idea de cómo sería el vehículo en realidad. Un ingeniero jefe atípico propone un nuevo enfoque para el desarrollo de los coches El siguiente paso era desarrollar un esquema más detallado del vehículo. Los altos cargos reflexionaban sobre quién debía liderar la tentativa y se escogió a la menos probable de las alternativas: a Takeshi Uchiyamada como el ingeniero jefe. Uchiyamada nunca se había planteado ser ingeniero jefe y nunca antes había sido valorado para desempeñar tal función. Sus conocimientos técnicos se basaban en pruebas de ingeniería, pero jamás había trabajado en el diseño de vehículos. Se le asignó la «administración técnica» y de hecho, lideró la reestructuración de la organización de desarrollo de producto de Toyota en «Vehicle Development Centers» (Centros de Desarrollo de Vehículos), la mayor reestructuración de su historia. Su intención después de haber estado en la administración técnica era la de volver a la investigación. A pesar de esto, fue nombrado por los altos cargos para liderar este proyecto, bendecido por el presidente de la compañía. A simple vista, la decisión de Toyota de nombrar a Uchiyamada como ingeniero jefe podría parecer precipitada e ilógica, pero sigue de nuevo el Principio 13, tomar decisiones detenidamente y consensuadas, considerando completamente todas las opciones, implementándolas rápidamente (nemawashi). De hecho, Uchiyamada estaba especialmente calificado para este trabajo por distintas razones. La primera, éste era el primer proyecto durante décadas que implicaba un avance tecnológico, lo que requeriría un nivel de apoyo a la investigación atípico en la mayoría de los proyectos de desarrollo. Uchiyamada provenía del ámbito de la investigación. Pese a que él no era un ingeniero de diseño, le encantaban los coches, tenía un conocimiento técnico profundo en ingeniería y su padre había sido el ingeniero jefe del Crown, un estandarte dentro de los vehículos Toyota, así que lo llevaba en la sangre. La segunda razón era que el vehículo no fue concebido en un «vehicle center» (centro de automoción), lo que requería de una persona con un excelente conocimiento de la organización para poner en orden los recursos, característica que cumplía Uchiyamada, que había sido uno de los arquitectos de la nueva estructura organizativa implementada recientemente. La tercera de las razones, uno de los principales propósitos del proyecto, era trabajar un nuevo concepto para el desarrollo de los vehículos. Alguien formado para ser jefe bajo el viejo sistema, podría quedar cegado por el sistema actual. Se requería alguien con un probado perfil organizativo para transmitir una nueva imagen. Nadie quedó más sorprendido por esta decisión que el propio Uchiyamada. Tal y como me contó: Como ingeniero jefe, si existen problemas con proveedores, tienes la responsabilidad de visitar a los proveedores, chequear la línea y resolver el problema. No siempre estás seguro de si sabrás qué hacer en muchos casos. Una de las características de los ingenieros jefe es que lo saben todo, así, cuando se desarrollan distintas piezas del vehículo, sabes dónde pueden ir juntos los tornillos y además sabes qué es lo que desea el cliente. Así entonces, ¿qué podía hacer Uchiyamada sin «conocerlo todo»? Se rodeó de un equipo matricial de expertos, confiando en ellos. Uno de los resultados más importantes en el proyecto del Prius, desde la perspectiva organizativa del diseño, fue la creación del sistema obeya de desarrollo de vehículos. Obeya significa «gran sala». Es como la sala de control. En el antiguo sistema de desarrollo de vehículos, el ingeniero jefe viajaba reuniéndose con gente con el fin de coordinar el programa. Para el Prius, Uchiyamada reunió a un grupo de expertos en una «gran sala» para revisar el estado del programa y discutir las decisiones clave. Así el equipo del proyecto se encontró en una sala, apartados de las discusiones derivadas de los aspectos del día a día, que se hizo famosa por alojar a un grupo extraño y «top-secret» (proyecto G21) respaldado por la alta dirección. Durante el desarrollo del proceso, Uchiyamada documentó en tiempo real la experiencia de diseñar un nuevo modelo desde un esbozo. Esto lo llevó a un documento de 200 páginas confidencial que podía ser revisado únicamente bajo un permiso de alto nivel. Los ejecutivos de Toyota alcanzaron el objetivo de reinventar el proceso de diseño de la compañía, seleccionando a un ingeniero jefe inexperto en la materia. El coche del siglo XXI: respetuoso con el medio ambiente, conservador de los recursos naturales Uchiyamada resultó ser un líder creativo, muy centrado en alcanzar objetivos en plazos agresivos. De hecho, el diseño conceptual más amplio fue completado en sólo seis meses. Normalmente, el primer paso en esta etapa debería haber sido desarrollar un prototipo. Pero Uchiyamada decidió que si realizaban un prototipo rápidamente, podría haberse retrasado intentando mejorar los detalles. Quería discutir profundamente múltiples alternativas en lugar de limitarse a una sola. Mis colegas y yo le dimos el término de «ingeniería concurrente» (tema tratado posteriormente en el capítulo19), de forma que diferentes conjuntos de alternativas son ampliamente consideradas en lugar de centrarse en una única solución2. Existieron muchos ejemplos de este tipo de planteamiento durante el desarrollo del Prius. En una primera etapa, el equipo estuvo empantanado discutiendo detalles técnicos sobre la tecnología de la transmisión. Uchiyamada consideraba que esto era un problema. Reunió al equipo y les dijo: «Vamos a parar. Vamos a dejar de fijarnos en el hardware (estructura). Nosotros los ingenieros tendemos a fijarnos en el hardware. Por este motivo, lo que tenemos que hacer es centrarnos en los aspectos de soft y no en el hardware. Olvidémonos de todo lo que atañe al hardware y volvamos a empezar desde el origen, revisemos desde el inicio el concepto de coche que estamos intentando construir» (Itazaki, 1999). Uchiyamada dirigió una reunión de brainstorming sobre los conceptos claves para definir el coche del siglo XXI. Algunos días más tarde, después de plantear y discutir, la lista se redujo a dos conceptos clave que llegarían al subsiguiente paso: «recursos naturales» y «medio ambiente». Los automóviles justifican un 20 por ciento del dióxido de carbono generado por causas humanas, y disfrutan de sus beneficios una cuarta parte de la población mundial. El objetivo para el G21 era declararlo como un «coche pequeño (compacto) y de bajo consumo». Finalmente, un motor híbrido fue la clave de la solución. Un vehículo eléctrico podría haber sido adoptado por su bajo consumo y por no contaminante «cero emisiones», pero no se consideró ni práctico ni cómodo. Para su mantenimiento se requiere de una infraestructura independiente para recargar las baterías, la duración entre cargas es corta con la tecnología disponible, y las baterías que aportan la energía son enormes. El coche se convertiría en un «transportador de baterías». La tecnología basada en células de combustible, por otro lado, prometía mucho, pero no estaba desarrollada hasta el punto de ser una solución viable y posiblemente tardaría décadas para que lo fuera. La tecnología híbrida presentaba una buena mezcla de economía en el consumo, bajas emisiones y practicidad. La idea básica era dejar actuar cada motor (gasolina o batería) alternando su funcionamiento buscando sus mejores prestaciones, de esta manera se aprovechaba toda la energía posible generada durante la conducción y el frenado. Los motores de combustión interna son muy eficientes en un determinado nivel de rpm y lo son poco durante la aceleración. Los motores eléctricos, en cambio, son más eficientes en las aceleraciones rápidas. Cuando los motores de gasolina están funcionando, pueden recargar las baterías, lo que establece una armonía entre los dos motores. En los híbridos más sofisticados, el ordenador determina cuál de los dos motores es más eficiente en cada condición de velocidad, desnivel de la carretera, número de pasajeros y otras variables. Además, la energía usada durante el frenado se reconvierte en energía eléctrica. El híbrido recibe ayuda desde arriba Llegado este punto, en 1994, el equipo todavía rechazaba el concepto de un motor híbrido. Se consideraba que era demasiado novedoso y arriesgado tecnológicamente. En septiembre de 1994, el equipo se reunió con el vicepresidente ejecutivo Akihiro Wada y el director general Masanao Shiomi y trataron el tema de la tecnología hibrida, pero sin llegar a ninguna conclusión. El grupo del G21 estaba ocupado con otros encargos además del desarrollo continuo del G21. Se les pidió presentar el concepto Toyota del G21 para el Salón del Automóvil de Tokio en octubre del 1995. Esto significaba que tenían un año para desarrollar el producto estrella del Salón. Cuando se reunieron con Wada en noviembre de 1994, éste dijo casualmente: «¿Es cierto que tu grupo está trabajando en el nuevo concepto de coche de cara al Motor Show? Hemos decidido recientemente desarrollarlo como vehículo híbrido. Esto significa que debería ser sencillo explicar su bajo consumo» (Itazaki, 1999). Poco después, en otra reunión con Wada y Shiomi, a finales de 1994, el listón se situó todavía más alto. Parece ser que concluyeron que un 50 por ciento de mejora en el consumo de combustible no era suficiente para el coche del siglo XXI. Querían doblar este ahorro de combustible. Uchiyamada protestó diciendo que era imposible con la tecnología de motores disponible, a lo que ellos respondieron: «Ya que estás desarrollando un vehículo híbrido para el Motor Show, no hay razón para no usar un híbrido para el modelo de producción.» Desde ese momento el equipo pudo entender qué era lo pretendían hacer los dos ejecutivos. No querían ordenar al equipo realizar un híbrido. Lo que deseaban era desafiarles pidiéndoles un híbrido que fuera también un modelo de producción para el Motor Show. Fue entonces cuando llegaron a la conclusión natural de que el coche del siglo XXI debía tener avances en ahorro de combustible y por este motivo un híbrido parecía ser la única alternativa práctica. A pesar de que este punto de vista parece ir en contra del espíritu general del Principio 8: «Usar sólo tecnología fiable y profundamente comprobada; que sea suficiente para los operarios y los procesos», Toyota siempre considera cada una de las nuevas tecnologías «detenidamente» y las adapta cuando considera apropiado. El coche del siglo XXI era como desarrollar un avance. En aquel momento el sistema híbrido era ya una tecnología muy contemplada. Lo que era distinto para Toyota era que esta tecnología no se había probado todavía en un sistema de producción en serie. Así que, cuando Uchiyamada propuso el reto, obtuvo un destacado apoyo desde la dirección: podía seleccionar los mejores ingenieros disponibles dentro de la compañía para trabajar en el sistema híbrido. Fase III: Acelerando el desarrollo del proyecto Desde el momento en que Uchiyamada había aceptado desarrollar un concept-car híbrido en noviembre de 1994 hasta el Salón del Automóvil de octubre de 1995, quedaba menos de un año de plazo para desarrollar como mínimo un motor híbrido viable y el vehículo en sí mismo. Con una presión extrema en el plazo de ejecución, la tentación hubiera sido tomar una decisión rápida en la tecnología híbrida y empezar a trabajar inmediatamente. En lugar de hacer esto, el equipo reexaminó todas las opciones con escrupuloso detenimiento (aplicando el Principio 13). Usaron un sistema de aproximación, examinaron 80 tipos de híbrido, eliminaron sistemáticamente motores que no cumplían con los requerimientos exigidos, y se quedaron con 10 tipos. El equipo analizó detenidamente los méritos de cada uno de ellos, seleccionando los 4 mejores. Cada uno de estos cuatro tipos fue entonces evaluado detenidamente con una simulación por ordenador. Basándose en estos resultados, tenían la confianza suficiente para plantear una alternativa al equipo del G21 en mayo de 1995, justo 6 meses después. Hasta ese momento, el foco estaba en el desarrollo del concepto e investigar entre las alternativas tecnológicas. Ahora existía una dirección clara para el programa y la tecnología por desarrollar para el primer vehículo híbrido producido en serie. La dirección de Toyota podía aprobar un presupuesto real, recursos humanos y una cronología aproximada. En junio de 1995, el Prius se convirtió en un proyecto oficial de desarrollo. Hasta ese momento era una buena operación en nueva tecnología de producto así como también una tarea de creación de un nuevo sistema de producción, que se desarrollaría en un plan a tres años vista. El primer año se emplearía para desarrollar un prototipo completo. El segundo año se debería dedicar a trabajar resolviendo los detalles a través de una detenida investigación. El tercer año se destinaría a finalizar la preparación del ámbito productivo. Basado en el análisis más optimista, la previsión era empezar la producción efectiva a finales del 1998, con cierto margen por si era necesario retardarla hasta principios de 1999. Estaban muy orgullosos de su exigente planificación. Un nuevo presidente con una nueva misión: el «Prius» asume el liderazgo Pero algo importante sucedió en agosto de 1995. Toyota nombró nuevo presidente a Hiroshi Okuda. Era la primera vez en la historia de la compañía que un presidente no pertenecía a la familia Toyoda. Externamente se vio como algo atípico para la cultura Toyota. Okuda era más agresivo en su visión de los negocios, incluyendo la globalización. Tenía, además, perfil de empresario más que de ingeniero o de fabricante y no se andaba con rodeos al decir las cosas, al contrario que los anteriores presidentes, que eran más indirectos y prudentes con sus palabras. Todo gran cambio tiene una buena explicación. Estaba claro que se planteaban nuevos retos para globalizar y preparar el siglo XXI. Mientras se esperaba que un nuevo ejecutivo no ingeniero quisiera imponer su huella en la compañía para cambiar la dirección y las prioridades de la empresa, Okuda mantuvo las normas de juego globales de Toyota. Él, simplemente las retomó con más fuerza y dinamismo. En el caso del G21, podría haber sucedido que dejara olvidado el proyecto como si fuera el proyecto personal de un antiguo ejecutivo. En cambio, lo tomó aún con más interés. Cuando preguntó a Wada cuándo debía estar listo el vehículo híbrido, Wada explicó que tenían prevista la fecha de diciembre de 1998, «si no surgen contratiempos». Okuda comentó: «Esto no me parece bien, es demasiado tarde. ¿Lo puedes conseguir un año antes? Tendrá una gran trascendencia lanzar el vehículo antes. Este coche debe cambiar el curso del futuro de Toyota y también el de la industria de la automoción» (Itazaki, 1999). La presión que este encargo ejerció sobre Wada y su equipo fue grande, pero a su vez, inyectó renovados alicientes, debido a que Okuda creía en la importancia esencial del proyecto. El objetivo fue avanzado a diciembre de 1997. Finalmente, el prototipo del Prius se presentó públicamente en octubre de 1995 en el Salón del Automóvil de Tokio y fue un éxito. El equipo se llenó de energía. Energía que buena falta les haría para desarrollar una producción real del vehículo híbrido, en un plazo menor a dos años como objetivo. Allí estaban, con un vehículo presentado ya, que rompía con todo, del cual no existía ni un modelo en barro, ni un diseño de estilo definitivo y toda la ingeniería de los principales sistemas, casi todos nuevos, por realizar. Los plazos ejercían una presión enorme, pero esto no llevó a los jefes de proyecto a tomar atajos. Uchiyamada rechazaba también comprometerse con propuestas de «menor riesgo» para el proyecto. Por ejemplo, se sugería utilizar una versión híbrida del Camry para el primero de los vehículos híbridos, debido a que su mayor dimensión podría alojar perfectamente el nuevo y más complejo motor eléctrico. Otra ventaja era la gran diferencia en ahorro de combustible entre el modelo existente y el vehículo híbrido. Uchiyamada rechazó esta sugerencia diciendo: Estamos intentando construir el coche del siglo XXI, y nuestro trabajo no consiste en aplicar el sistema híbrido a modelos existentes. Si tomamos el método convencional de primero probar el sistema en un gran coche, acabaremos tomando demasiados compromisos en términos de coste y tamaño. Habrá menor desperdicio si trabajamos con un coche pequeño desde el principio. El modelo de barro congelado: 15 meses para el inicio Durante años, Uchiyamada trabajó muy de cerca con los estudios de diseño, considerados los artistas de la industria, para diseñar el Prius. Finalmente, en julio de 1996, Uchiyamada tuvo un coche para desarrollar. Una vez el desarrollo del estilo de un coche alcanza este punto, se denomina «modelo en barro congelado» aunque los ejecutivos de la automoción tienen fama de realizar después cambios significativos en el diseño básico «congelado». Pero en Toyota no sucede tanto. Toyota se distingue por afirmarse en sus decisiones ya tomadas sobre el vehículo en el modelo de barro congelado. Esto funciona por un inusual grado de «energía en la toma de decisiones» (nemawashi) que les permite tomar la decisión correcta en este punto. Uchiyamada, que nunca había liderado un proyecto de desarrollo de un nuevo vehículo, tenía sólo 17 meses, a partir del mes de julio, para producir el Prius. La revisión del diseño, así como la aprobación formal por parte de la dirección fue en septiembre, así que, en realidad, disponía de sólo 15 meses. Además del desarrollo de la tecnología, Toyota tenía que diseñar y preparar un nuevo proceso productivo, crear un nuevo plan de ventas para el Prius, y también organizar el servicio posventa para los vehículos. En 1996 la industrialización estándar para el desarrollo de vehículos, particularmente en los Estados Unidos, se situaba entre los 5 y 6 años. Pero ya en 1982, las industrias japonesas de la automoción los estaban desarrollando en 48 meses. Así que cuando las compañías estadounidenses conocieron que Toyota situaba en 18 meses el ciclo de desarrollo, desde el modelo en barro hasta el inicio de la producción, empezaron a respetarla. El ciclo de 18 meses en Toyota era característico para las variaciones de un modelo ya existente, pero los adelantos del Prius ocuparían sólo 15 meses. Los ingenieros de Toyota trabajaron sin tregua, cancelando todas las vacaciones, para desarrollar la carrocería basada en el modelo de barro seleccionado en julio. En septiembre realizaron una presentación formal a la dirección, que aprobó el trabajo realizado. Desde ese momento, el desarrollo del vehículo se convirtió en una carrera contra reloj con el objetivo de alcanzar la fecha fijada por Okuda: diciembre de 1997. Según el Principio 10: Desarrollar gente y equipos excepcionales que comprendan la filosofía de empresa, cualquiera puede entender que decidieran hacer un sacrifico personal para trabajar en este proyecto, que parecía importante para la empresa y que, a su vez, tenía objetivos exigentes en plazos muy reducidos. Por ejemplo, Takehisa Yaegashi, que era el directivo encargado de la supervisión de distintos proyectos de desarrollo de motores, fue reclutado por un miembro de la dirección, para liderar el equipo del motor híbrido. Cuando aceptó el reto, se fue inmediatamente a casa para explicar la situación a su mujer, ya que había decidido mudarse a vivir a la compañía, para aislarse de cualquier distracción que no fuera el proyecto. No fue siempre sencillo el desarrollo del proceso. Itazaki (1999) encargó realizar una descripción paso a paso del proceso, de los numerosos problemas encontrados y de las soluciones creativas y, a veces, valientes de dichos problemas. Por ejemplo, la batería que alimentaba la parte del motor híbrido era un problema continuo. Un requerimiento básico era realizar la batería tan pequeña como fuera posible, de manera que el Prius no fuera considerado un «transportador de baterías», aun y teniendo la potencia requerida para conseguir el objetivo de doblar la eficiencia de combustible en el coche. De hecho, necesitaban hacer la batería una décima parte menor que el tamaño de una batería de un vehículo eléctrico. La consecuencia era que esta batería sería muy sensible a las condiciones climáticas. El frío y el calor la estropeaban fácilmente. Los ejecutivos, incluyendo el presidente, participaban en los tests funcionales, pero el vehículo seguía estropeándose. La clave de la solución fue instalar la batería en el maletero, el lugar más protegido del calor y el más fácil de mantener fresco. Después de luchar con éste y con otros problemas relacionados con la batería, Toyota decidió iniciar una joint-venture con Matsushita Electric llamada «Panasonic EV Energy», con la idea de vender también la batería a otros fabricantes de coches. A pesar de que Toyota podía verse presionado dentro de esta sociedad, no se asociaba con ellos, más bien les retaba siguiendo el Principio 11: Respeta al conjunto de tus socios y proveedores, retándoles y ayudándoles a mejorar. Juntas, dos culturas de empresa encaminadas a salvar sus diferencias y fusionarse en una única y viable compañía. En 1997, mil ingenieros de Toyota estuvieron trabajando febrilmente para cumplir con el objetivo de iniciar la producción en serie en septiembre. Pero increíblemente Toyota no tenía todavía un prototipo a punto. Normalmente, justo antes del inicio de las producciones en serie, los prototipos se prueban y la mayoría de ellos funcionan a la perfección. En el caso del Prius, en cambio, desde I+D se habían estado realizando simultáneamente con el desarrollo de producto ya que, prácticamente, todo avance tecnológico requería de un nuevo coche prototipo. Con la dificultad añadida de que los nuevos prototipos normalmente no funcionan nunca a la primera. Todo esto era muy preocupante, ya que ni los jóvenes ingenieros de test, ni los ingenieros de producción nunca habían visto tan cerca un lanzamiento de un vehículo en tan malas condiciones. Los ingenieros veteranos, sentían un cierto déjà vu similar al de sus primeros años en Toyota, cuando los lanzamientos de todos los vehículos eran parecidos a éste. El presidente de Toyota, Okuda, no era ingeniero, pero era un director y un líder excepcional que sabía cómo motivar a la gente. Quería dar un pequeño empujón al equipo debido a que diciembre se estaba acercando. La fecha de lanzamiento para el Prius se mantenía en secreto y sólo se conocía dentro de la compañía. Deliberando con Wada, escogieron marzo como fecha para anunciarlo públicamente. Sabían que un anuncio público enorgullecería y crearía un sentimiento de responsabilidad a los ingenieros para entregar dentro de plazo. Okuda en su discurso a la prensa explicó: Toyota ha desarrollado un sistema híbrido que es la respuesta a los problemas de medio ambiente del siglo XXI. Se ha logrado que el consumo de combustible sea dos veces menor que los coches convencionales de la misma clase, emitiendo por lo tanto la mitad de CO2. Nos gustaría realizar el lanzamiento de este coche en el transcurso de este mismo año. Uchiyamada me describió su reacción: En agosto de 1995 solicité más de tres años para la etapa de desarrollo. El señor Okuda me dijo que deberíamos hacer el lanzamiento a finales de 1997 y hacerlo lo mejor posible. Si es imposible, puedes retrasar la fecha de lanzamiento. Así que dije OK. Pero a principios de 1997 fue ya anunciado públicamente por el señor Okuda que Toyota aparecería con un híbrido. Él había subido la escalera y la escalera había sido retirada de debajo nuestro. Actualmente estamos trabajando 24 horas al día (dos turnos) rotando a la gente. El lanzamiento del Prius se hizo dentro del plazo estipulado. De hecho, fue lanzado en octubre de 1997, dos meses antes de diciembre, la fecha fijada; de esta manera el primer coche híbrido producido en serie fue ofrecido al mercado japonés, que pronto fue seguido también por el estadounidense. El precio fue subvencionado por Toyota al increíble precio de dos millones de yenes en Japón, no mucho más que un Corolla, pero Okuda sabía que, debido a que los volúmenes crecían y las oportunidades de reducción de coste estaban identificadas, podría obtener beneficios a ese precio de venta. Ya en el lanzamiento, el Prius ocupó la primera plaza en las dos competiciones más prestigiosas de automóviles en Japón, ganando en ambas los prestigiosos galardones de «Japan Car of the Year» (Coche japonés del año) y «RJC New Car of the Year» (Premio al coche nuevo del año). Toyota fue bombardeada por potenciales clientes que querían informarse, y al mes siguiente del lanzamiento, ya se recibían pedidos por 3.500 unidades, unas tres veces el objetivo de ventas mensual. Lo que era bastante inusual para un coche que costaba dos millones de yenes y que se vendía sin descuento. Las ventas mundiales desde entonces, continuaron creciendo, hasta las 120.000 unidades de principios de 2003. Toyota tiene actualmente el 80 por ciento del mercado mundial de híbridos y muchos más vehículos híbridos en desarrollo. Las críticas a Toyota por la enorme inversión en el Prius, estimada en casi mil millones de dólares, habían cuestionado la recuperación de la inversión. Koji Endo, un analista imparcial del Credit Suisse First Boston en Tokio, estima que Toyota debería vender 300.000 híbridos anualmente para amortizar dicha inversión. Toyota no ha llegado todavía a ese nivel3. La segunda generación del Prius salió al mercado en 2003 con mejoras sustanciales respecto al primer modelo y con un ahorro de combustible que pasó de 48 mpg a 55 mpg. Las primeras ventas rebasaron enormemente las expectativas. Además, la versión híbrida del Lexus RX330 se añadiría pronto a las ventas y a la recuperación de la inversión. Pero las metas del Prius iban más allá de la rentabilidad a corto plazo. Un beneficio para la sociedad era haber entrado en un mercado en serie, que buscaba tener más vehículos respetuosos con el medio ambiente. Un estudio de A.J.D. Power a finales del 2002, mostraba que el 60 por ciento de los encuestados en los Estados Unidos estaría dispuesto «con toda seguridad» o «casi seguro» a comprar un híbrido. J.D.Power preveía que la demanda alcanzaría 500.000 unidades hacia el año 2006 y que seguiría creciendo en adelante. Para Toyota, también supuso un beneficio el desarrollo de sus jóvenes ingenieros, que ahora entendían lo que significaba desarrollar nueva tecnología (Principio 10: Desarrollar gente y equipos excepcionales que comprendan la filosofía de empresa). Toyota desarrolló también nuevas propiedades técnicas en motores híbridos a partir del Prius, lo que le permite ahora vender componentes a otros fabricantes. Finalmente, se realizaron innovaciones básicas en sus procesos de desarrollo de producto que hoy están siendo usadas en el desarrollo de otros vehículos. Con estas medidas, el retorno del proyecto Prius es inestimable y la inversión se convierte casi en trivial. La importancia del Prius fue el aprendizaje. Los empleados de Toyota consiguieron encontrar por sí mismos su camino, en la empresa, desarrollando conocimientos y nuevas capacidades. El nuevo proceso de desarrollo de producto de Toyota Los plazos fijados por el líder del proyecto Prius que parecían imposibles y los numerosos retos técnicos presentados a los ingenieros del Prius, ayudaron a mejorar drásticamente el ya excelente proceso de desarrollo de producto de Toyota en dos aspectos básicos: 1. El equipo matricial y el ingeniero jefe trabajan juntos casi diariamente en la misma sala (obeya). Según el enfoque tradicional de Toyota, en la fase de planificación el ingeniero jefe propone un concepto y lo discute con los grupos de diseño y de planificación, y como resultado de dichas discusiones colectivas se formula un plan concreto. Para el caso del Prius, un equipo de especialistas extraído de los distintos grupos funcionales de diseño, evaluación y producción se reunió en una gran sala con el ingeniero jefe, tomando decisiones en tiempo real. En este grupo no estaban solamente los ingenieros de diseño; también estaban los ingenieros de producción con quienes podían discutir conjuntamente. Con el fin de ayudar al desarrollo de los debates, se instalaron en la sala terminales con programas de diseño asistido por ordenador (CAD), y se le dio el nombre de «obeya» (gran sala). El obeya perseguía dos objetivos-información sobre la gestión y toma de decisiones «en el acto». La metodología del nemawashi puede suponer mucho tiempo para tomar decisiones, pero en el obeya se encuentran los participantes necesarios para tomar las decisiones en el acto. En el obeya pueden encontrarse herramientas de Gestión Visual (Principio 7) dibujos de vehículos y planificaciones con puntos de seguimiento, de manera que los miembros puedan rápidamente determinar dónde se encuentran para cada aspecto del programa. ¿Con qué frecuencia se reúne la gente en la sala? «Puede variar», según Uchiyamada, «pero normalmente una vez cada dos días se reúne el equipo al completo». El ingeniero jefe un día está en el obeya y el otro en su despacho. La sala obeya es la «war room». Anteriormente al proyecto del Prius, era el ingeniero jefe quien controlaba todo individualmente, pero ahora es el equipo cross-functional quien controla el programa. A partir del Prius, se ha adoptado el sistema obeya y ahora ya es un estándar para el desarrollo de los procesos en Toyota. 2. Ingeniería concurrente. Los ingenieros de fabricación y de producción se involucran en el diseño de los procesos desde el inicio del proyecto, trabajando con los ingenieros de diseño en la etapa de desarrollo del concepto, con el objetivo de dar su punto de vista en aspectos de fabricación. Este nivel de cooperación en una etapa inicial, es del todo inusual en la industria de la automoción. Toyota ya había estado incorporando la ingeniería simultánea algunos años antes al proyecto Prius. Pero Uchiyamada la intensificó. Debido a que muchos aspectos eran nuevos y a la intensa presión en los plazos, hubo una cooperación incomparable entre las divisiones, el diseño y la fabricación del Prius. Como resultado de estas innovaciones, junto con la introducción del uso de la tecnología informática, el proceso de desarrollo de producto de Toyota está hoy situado de manera habitual por debajo de los 12 meses, o incluso menos, para los vehículos desarrollados en Japón, una proeza impresionante, considerando que la mayoría de competidores necesitan al menos el doble de tiempo. Pero el principio básico del sistema de desarrollo de producto de Toyota no son ni los ordenadores ni los cambios organizativos. El principio básico es el ingeniero jefe y los principios del modelo Toyota que tanto él como su equipo apliquen en sus respectivos trabajos. Según Uchiyamada: El rol del ingeniero jefe no ha cambiado en exceso. La personalidad que tenga, así como conseguir que la gente coopere, continúa siendo muy importante. La personalidad, la perseverancia y la habilidad del ingeniero jefe determinan a la hora de la verdad el éxito de un coche. Otros principios del modelo Toyota extraídos de la experiencia del Prius Entremezclados en esta historia, se encuentran también los Principios 2-6 del modelo Toyota (bajo el título: «El proceso correcto se encargará de obtener los resultados correctos»). Su misión es definir cuáles son los procesos seguidos en Toyota para realizar un trabajo detallado. Estos principios (crear flujo, equilibrar las cargas de trabajo, detener los procesos para asegurar una alta calidad, estandarización) son esenciales para el desarrollo de producto y de los avances en vehículos. Éstos fueron los detalles del día a día que permitieron que el Prius fuera completado en un tiempo récord una vez el grupo del G21 acabara de definir detalladamente el concepto técnico. Otros principios clave del modelo Toyota que pueden encontrarse en la historia del Lexus o del Prius, son descritos a continuación. Principio 1: «Basa tus decisiones de gestión en una filosofía a largo plazo, a expensas de lo que suceda con las metas a corto plazo». Tanto el Lexus como el proyecto Prius fueron inversiones a largo plazo en el futuro de la compañía. En el momento en que el proyecto del Prius se inició, nadie sabía si los vehículos híbridos tendrían aceptación. Toyota decidió ser la primera y apostó por los híbridos como inversión de futuro. El mejor personal con el apoyo activo de la cúpula de la compañía fue asignado al proyecto Prius. Todos ellos sentían que estaban trabajando en un proyecto que era crítico para el futuro de la compañía. De igual manera, ¿quién iba a saber que el Lexus podría entrar con éxito en el mercado de los coches de lujo dominado por el prestigio europeo? Invertir en el futuro, sin buscar el beneficio a corto plazo, fue el objetivo de estos proyectos. Principio 9: «Generar líderes que comprendan completamente el trabajo, vivan la filosofía y la enseñen a otros». Estos dos proyectos fueron dirigidos por líderes que confiaban plenamente en el éxito de los mismos. En general, los ingenieros jefe personificaban la filosofía de liderazgo de Toyota. Crecieron en el sistema, empezando con los trabajos de ingeniería más básicos, siguiendo con 15 o 20 años de práctica en ingeniería y finalizando con la responsabilidad en la gestión de proyectos. Son seleccionados debido a una combinación de perfil técnico y una habilidad de liderazgo desarrollada durante esos años de experiencia. Encajan en la filosofía del «esto y aun así esto otro» de Suzuki en el trabajo de desarrollo del Lexus. Son líderes con una amplia perspectiva que conocen el desarrollo del vehículo hasta el menor detalle. Son pensadores independientes que realizan lo que creen mejor para el cliente y el producto, de igual manera que son expertos trabajando en el sistema Toyota y pueden reunir todos los recursos y aprobaciones necesarias. Llevan a cabo muchos trabajos como individuos que otros directores hubieran delegado, y aun así son capaces de motivar a cualquiera que participe en el proyecto a hacer un excepcional trabajo de ingeniería que en un principio podía parecer imposible. Principio 13: «Tomar decisiones detenidamente y consensuadas, considerando completamente todas las opciones, implementándolas rápidamente (nemawashi)». Está claro que el ingeniero jefe se convierte en un perseguidor de objetivos y plazos, incluso cuando da un paso atrás para meditar sobre el abanico de posibilidades disponibles. Un aspecto remarcable en los proyectos del Lexus y el Prius es la actitud de «no compromiso» de los ingenieros jefe. En algunos momentos, bajo la intensa presión de realizar un trabajo aparentemente imposible, se podría esperar que el líder dijera: «OK, escojamos una alternativa y adelante con ella.» Pero repetidamente durante el desarrollo del Prius, Uchiyamada retrocedería y diría: «Vamos a parar y a reflexionar» (hansei). «Vamos a pensar de nuevo en qué se basa este proyecto. Vamos a probar todo diseño posible de motor híbrido en el mundo. Tengamos una competición de diseños, y hagamos que todos los estudios de estilo generen diseños competitivos» (tal y como se ilustra en el capítulo 19). Suzuki decidió hacer lo que nunca se había realizado en la tecnología de motores, aerodinámica y ahorro de combustible, experimentando y probando nuevas ideas. No parece ser ésta la vía que una persona racional seguiría para realizar un trabajo con rapidez. Pero un aspecto esencial en el modelo Toyota es tener una completa consideración en la toma de decisiones. Es inaceptable escoger precipitadamente una dirección y correr hacia dicha dirección. Explorar todas las posibles alternativas y considerar todos los pros y contras de cada una de ellas, a la vez que preguntar a todos los implicados si tienen algo que aportar permite a Toyota actuar rápidamente. Una vez se ha tomado una decisión, no se retrocede para replantearla. ¿Es Toyota una compañía conservadora? Sí. Da la sensación de que es muy laborioso y lento realizar cambios. Esto es cierto para determinado tipo de cambios. ¿Es innovadora? Extraordinariamente. En este aspecto Toyota por sí misma es un «y aun así» de Suzuki. Ir lento, construir desde el pasado y considerar continuamente todas las implicaciones de cualquier decisión, aun y cuando se actúa con agresividad para batir a la competencia introduciendo en el mercado excepcionales productos que rompen los moldes. Esto es el modelo Toyota. Segunda parte Los principios empresariales del modelo Toyota Sección I Filosofía a «largo plazo» 7 Principio 1: Base sus decisiones de gestión en una filosofía a largo plazo, a expensas de lo que suceda con los objetivos financieros a corto plazo Los factores de mayor importancia para alcanzar el éxito son la paciencia, un enfoque a largo plazo en lugar de los resultados a corto plazo, reinvertir en las personas, producto y fábrica, sin olvidar en ningún momento el compromiso total con la calidad. ROBERT B. MCCURRY Ex vicepresidente ejecutivo de Toyota Motor Sales En las últimas décadas, el mundo ha estado moviéndose hacia el capitalismo como sistema dominante socioeconómico. La creencia que prevalece es que, si las compañías y las personas buscan su propio interés, el suministro y la demanda conducirán mágicamente a la innovación, al crecimiento económico y a un bienestar económico global para la humanidad. Lo más cómodo es pensar que lo que todos podemos hacer es, simplemente, realizar lo que es mejor para nuestros intereses económicos a corto plazo y que, de esta manera, todo irá bien en el mundo, pero existe un lado oscuro en este propósito de interés propio como motor del crecimiento económico. Lo vemos, con Enron y otros escándalos, en las secuelas de total desconfianza hacia las grandes sociedades y la moralidad de los ejecutivos corporativos. Lo vemos cuando se origina una recesión económica y millones de personas pierden su trabajo para arreglárselas como puedan. Una misión más importante que ganar un sueldo ¿Puede una sociedad moderna prosperar en un mundo capitalista y ser rentable haciendo lo correcto, a pesar de que esto signifique que la rentabilidad a corto plazo no sea el primer objetivo? Creo que la mejor contribución que puede hacer Toyota al mundo empresarial es hacer creer que esto es posible proporcionando ejemplos de la vida real. Durante mis visitas a Toyota en Japón y en Estados Unidos, a los departamentos de ingeniería, compras y fabricación destacó siempre un aspecto. Todas las personas con las que hablaba tenían otro propósito además del de simplemente ganar un sueldo. Tenían un gran sentimiento de misión para la compañía, siendo capaces de distinguir lo correcto de lo incorrecto en lo referente a dicha misión. Habían aprendido el modelo Toyota a través de sus senseis (mentores) japoneses con un mensaje coherente: haz lo correcto para la compañía, sus empleados, el cliente y para la sociedad, tratándolo como un conjunto. El fuerte sentimiento de misión y de compromiso de Toyota con sus clientes, empleados y sociedad es la base para otros principios, aspecto que no consideran en otras compañías que intentan emular a Toyota. Cuando entrevisté a los ejecutivos y directivos de Toyota para la realización de este libro, les pregunté por la existencia de Toyota como negocio. Las respuestas fueron extremadamente coherentes. Como ejemplo, Jim Press, vicepresidente ejecutivo y COO de Toyota Motor Sales en Norteamérica y uno de los dos directores ejecutivos americanos de Toyota, explicaba: El objetivo del dinero que generamos no es como compañía ganarlo, ni nada relacionado a ver cómo engrosa nuestra cartera ni ninguna otra cosa parecida. El objetivo es que podamos reinvertir en futuro, y seguir haciéndolo de manera continua. Éste es el propósito de nuestra inversión. Con el objetivo de ayudar a nuestra sociedad y a nuestra comunidad que nos hace afortunados por el hecho de poder crear negocio. Tenemos un trillón de ejemplos al respecto. Esto no significa que Toyota no se preocupe por recortar costes. Poco después de la segunda guerra mundial, Toyota cayó en bancarrota, lo que llevó a la dimisión del fundador de la compañía Kiichiro Toyoda. Toyota se comprometió a quedarse libre de deudas. La reducción de costes se había convertido en una obsesión desde que Taiichi Ohno empezó eliminando movimientos de despilfarro en planta. Normalmente esto conllevaba retirar un operario de una línea o célula, para situarlo en otro puesto de trabajo de manera que en un futuro tuviera que contratarse un operario menos. Toyota tiene ahora un riguroso «Sistema de control total del presupuesto» («Total Budget Control System») en el que se utilizan datos mensuales para controlar los presupuestos de todas las divisiones hasta el menor gasto. Pregunté a muchos de los directivos de Toyota que entrevisté, si la reducción de costes era una prioridad y ellos se rieron. Sus respuestas eran tales como: «No has visto nada hasta que no has experimentado la consciencia de coste de Toyota, hasta los céntimos.» Aun así la reducción de coste no es uno de los principios esenciales que persigue Toyota. Por ejemplo Toyota no despediría rápidamente a sus empleados por una bajada temporal de las ventas. Muchos de nosotros, en cambio, pondríamos a nuestros hijos en la calle si nuestras inversiones en acciones fueran mal. No están trabajando bajo una filosofía de largo plazo con el objetivo de llevar la compañía a un siguiente nivel. La compañía es como un organismo que se nutre asimismo, continuamente protegiendo y desarrollando a su prole, de manera que pueda continuar estando fuerte y seguir así creciendo. En estos tiempos de cinismo sobre la ética de los cuadros de mando de las empresas y el puesto que ocupan las grandes compañías capitalistas en la sociedad civilizada, el modelo Toyota aporta un modelo alternativo de lo que sucede cuando se alinean a 250.000 personas bajo un propósito común que va más allá de simplemente generar dinero. El punto de partida del negocio de Toyota es generar valor para el cliente, la sociedad y la economía. Haciendo lo correcto para el cliente Pregunté a Jim Press cómo aprendió el modelo Toyota. Me contó que uno de los motivos de unirse a la compañía fue en parte para cambiar de ambiente. En Ford había una constante tensión entre hacer el trabajo de forma correcta y el camino que finalmente se seguía. Cuando asistía a un evento social, evitaba decir a la gente que trabajaba para Ford. Explica: La gente me explicaba todos los problemas que tenía con sus coches Ford. Por otra parte podía ver el resultado final, ya que estaba trabajando como responsable de un departamento de servicio de Ford. Uno de los trabajos que tuve fue conducir un Thunderbird antes de que fuera expedido; podría decir cómo se iban a sentir de mal los clientes. Intuitivamente sabía que no iba bien. Por contra, Toyota se centra en satisfacer al cliente. Me hace sentir como si hubiera encontrado una casa. El proceso de aprendizaje vino de la gente que conocí en Japón. Los ejecutivos coordinadores de Japón estaban allí no sólo para dirigir el desarrollo de la compañía sino también el desarrollo de los empleados. El entorno te permitía trabajar de la forma que sabías que era la correcta. Lo veíamos directamente. La prensa describió un ejemplo del compromiso de Toyota de hacer lo correcto para el cliente durante el «escándalo Nixon» de 1971. El presidente Nixon había impuesto una sobretasa a la importación, de manera que el yen empezó a salir a flote. Tenemos en los concesionarios tres precios de venta distintos para el mismo coche a la vez –tres costes comerciales, tres MSRP (precio sugerido de venta al público en Estados Unidos) distintos–. Cuando ibas a un concesionario, había tres modelos Corona 1971, del mismo color, las mismas especificaciones, con tres distintos precios. Los comerciales habían previsto tres precios diferentes. Los concesionarios pagaban, pues, distintos precios. Era un lío. Por entonces, éramos una compañía muy joven. Finalmente el recargo de Nixon dio marcha atrás, pero el gobierno no nos devolvió el dinero. Nosotros devolvimos a cada cliente y comercial las tasas extras que habían pagado por cada coche que nos compraron. Perdimos dinero. Pero lo hicimos con la intención de satisfacer al cliente y ganarnos su interés a largo plazo… Fuimos la única compañía que hizo esto. Recibimos la aprobación desde Japón, cuando además no éramos precisamente una compañía rica. Teníamos que hacer esfuerzos para poder pagar. Jim Press lo trasladó al Lexus en 1996-1997: Queríamos tener un Lexus que se distinguiera por su conducción y queríamos a la vez realizar nuevos descubrimientos en la calidad de conducción. Los componentes de los neumáticos eran demasiado suaves para conseguirlo. Esto hacía que aunque los clientes experimentaran una conducción agradable y los neumáticos funcionaran bien dentro de nuestras especificaciones, no duraban tanto como los clientes hubieran deseado. Creo que entre un 5 y un 7 por ciento de los clientes estaban realmente insatisfechos con la vida de los neumáticos. Esto constituyó un gran problema, ya que teníamos niveles de reclamaciones no mucho más allá de un uno por ciento. Así que enviamos a los clientes de cada Lexus con neumáticos de ese tipo, un cupón que podían canjear por 500 dólares y las disculpas por los inconvenientes causados por los neumáticos y por si pensaban que habían durado poco. Muchos de ellos eran clientes que habían vendido ya su coche. La forma de tratar al cliente cuando no le debes nada, es la misma que con alguien que no puede defenderse. La historia del NUMMI: crear confianza entre los empleados A principios de los ochenta, Toyota llevó a cabo una joint-venture con GM. Era la primera planta en el extranjero y no quisieron emprenderla solos. Acordaron enseñar a GM los principios del Toyota Production System (TPS). Toyota propuso empezar por una fábrica de camionetas en Fremont, California, que GM había cerrado en 1982. Decidieron arrancarla bajo los principios del modelo Toyota. Dennos Cuneo, actualmente sénior VP de Toyota Motor Manufacturig North America, era en aquel momento abogado de Toyota. Explicaba: La percepción que tenía la gente en ese momento era que el Toyota Production System servía sólo para hacer trabajar a las personas al límite. Se entendía básicamente como «¡acelera!». De hecho, recuerdo la primera reunión que tuvimos en el vestíbulo del sindicato con el líder sindical, llamado Gus Hill. Estaba sentado al final de la mesa y hablábamos del Toyota Production System, de kaizen, etcétera. Dijo: «A mí, esto me parece una aceleración de la producción. Todo este tipo de sugerencias, parecen que estén intentando que te vayas del trabajo». Ésta no fue una actitud aislada de comportamiento hostil. Pues, incluso cuando la planta pertenecía a GM, el sindicato local tenía la reputación de ser activista hasta el punto de convocar huelgas salvajes. Aun así, cuando Toyota tomó la gestión de la planta, en contra de las recomendaciones de GM, Toyota decidió restituir el UAW local y a las personas que representaban a este sindicato en la fábrica. Cuneo dijo: Creo que sorprendió a GM. Mandos de relaciones laborales nos sugirieron que no lo hiciésemos. Hablamos y evaluamos el riesgo. Sabíamos que los trabajadores de la antigua GM necesitaban un líder; en el Comité de Planta se encontraban los líderes naturales de esa plantilla. Teníamos que cambiar sus actitudes y opiniones. Enviamos al Comité de Planta tres semanas a Japón. Pudieron ver en primera persona lo que era el TPS. Volvieron «convertidos» y convencieron al resto del personal, afirmando que el Toyota Production System no era un sistema tan malo. De hecho, bajo la nueva gestión de Toyota, cuando la vieja fábrica reabrió en 1984, superó al resto de plantas de GM en Norteamérica en productividad, calidad, espacio y en rotaciones de inventario. Este caso se usa como ejemplo de cómo el TPS puede ser aplicado con éxito en plantas de Estados Unidos sindicalizadas con trabajadores que han crecido aprendiendo la cultura tradicional de General Motors y bajo las tradicionales relaciones entre sindicatos y dirección. Cuneo comenta que la clave está en generar confianza en los trabajadores: En un principio generamos confianza en nuestros miembros de equipo (team members). GM tuvo problemas vendiendo el Nova en el período de 1987 a 1988 y recortaron sustancialmente los pedidos de nuestra planta. Debíamos reducir la producción, de manera que funcionábamos al 75 por ciento de nuestra capacidad, pero decidimos no despedir a nadie. Pusimos a la gente en equipos kaizen de mejora continua, y les encontramos nuevas funciones. De todas las cosas que hicimos en NUMMI, la principal fue infundir confianza. Según Cuneo, la motivación inicial de GM para entrar en la joint-venture era subcontratar la producción de coches pequeños. Debido a que GM aprendió más sobre el TPS, se interesaron aún más en utilizar a NUMMI como un laboratorio de aprendizaje. Cientos de ejecutivos, directivos e ingenieros de General Motors entraron en NUMMI, para reconvertirse aprendiendo el TPS y regresar a GM. He visitado plantas de GM en Estados Unidos y China, donde la Biblia en fabricación es una versión del Toyota Production System escrita por Mike Brewer, uno de los primeros alumnos de NUMMI enviado por GM a aprender el TPS. El «Global Manufacturing System» de GM es una copia directa del Toyota Production System. Desafortunadamente, a GM le llevó cerca de 15 años tomar en serio las lecciones de NUMMI. Una vez empezaron a tomarlo en serio, costó 5 años llegar a ver mejoras de productividad y calidad a lo largo de la compañía (tal y como puede verse en los Harbour Reports de la industria de la automoción y en las investigaciones acerca de los consumidores realizadas por J. D. Powers, y Customers Reports). Se preguntarán: «¿Por qué Toyota querría enseñar su codicioso sistema de fabricación a uno de los principales competidores, GM?» Había una infinidad de distintas motivaciones para iniciar la joint-venture. Una de las principales consideraciones era que Toyota se dio cuenta de que GM era el mayor fabricante de coches del mundo y tenía problemas en sus operaciones de fabricación. Ayudando a elevar los niveles de fabricación en GM, ayudaban a la sociedad y a la comunidad, además de crear puestos de trabajo con niveles elevados de sueldo para los americanos. Los altos ejecutivos de Toyota se plantearon devolver algo a Estados Unidos por la ayuda prestada a Japón para reconstruir su industria después de la segunda guerra mundial. No se trataba de hablar «de boquilla» o de un idealismo absurdo. Ellos lo creían realmente. No dejes que las decisiones de negocio minen la confianza y el respeto mutuo Toyota entiende que mantener el trabajo de sus asociados es parte de la obligación que tiene con la sociedad y la comunidad. Un buen ejemplo de esto es el caso de la operación de Toyota que más tiempo estuvo funcionando en Estados Unidos –una planta de plataformas para camionetas llamada «TABC». En los años sesenta Estados Unidos impuso un recargo del 30 por ciento a las camionetas importadas, llamado «chicken tax». Fue en represalia por la prohibición europea de importar aves de corral. Para evitar este impuesto, la mayoría de las compañías extranjeras importaban camionetas sin plataforma, de manera que fuera considerado como una pieza en lugar de una camioneta. Importaban de forma separada la plataforma, que era también una pieza, y se unía el camión con la plataforma en el puerto. Toyota quiso evitar también el impuesto, pero decidió construir las plataformas de las camionetas en Estados Unidos, en parte porque de esta manera contribuiría además al empleo local. Escogieron Long Beach, California, ya que estaba cerca del puerto por donde Toyota entraba las camionetas a Estados Unidos. TABC era por entonces la primera compañía que aplicaba seria y exitosamente el TPS. Actualmente tiene 600 empleados. En junio de 2002, TABC celebró su 30 aniversario en Long Beach. Pero la celebración podría haber sido un triste evento, ya que en 2001 Toyota decidió trasladar el negocio de plataformas de camionetas a una nueva fábrica en México. Esto recuerda el escenario habitual de las fábricas que pretenden operar con sueldos bajos, los de los trabajadores mexicanos, aunque en este caso, la historia concluyó de manera distinta, ya que Toyota siguió los principios del modelo Toyota. En efecto, Toyota tenía varias razones para desear una planta mexicana de plataformas de camión, incluyendo la de construir vehículos allí donde se vendían y la de evitar las estrictas leyes medioambientales para poder pintar en California, lo que requería de nuevas y grandes inversiones en la planta de Estados Unidos. Dejaré que Cuneo explique lo que Toyota hizo y por qué no despidió a nadie. Esta planta de Long Beach tiene 30 años; está estancada. ¿Quién deja aún abiertas las plantas en California? Muchas empresas están buscando excusas para cerrar sus fábricas de California. Pero nosotros y nuestra alta dirección reconocíamos que la plantilla de TABC había trabajado bien. Con recursos limitados, realmente habían implementado el TPS. Sería injusto y se enviaría el mensaje erróneo a los miembros de equipo de nuestras otras plantas, si se penalizaba a una plantilla que había hecho todo lo que les habíamos pedido. Así que buscamos nuevos cometidos para TABC. Durante mi estancia en NUMMI a finales de los ochenta, GM cerró su planta de Norwood, en Cincinatti, que era una planta muy productiva. Construían Firebirds y Camaros y enviaron toda la producción a su planta Van Nuys debido a que aplicaron la estrategia del corto plazo. Recuerdo algunas de las personas de GM en NUMMI que posteriormente lamentaban: «teníamos la fábrica de Norwood, que había mejorado de manera efectiva en productividad y… ¿qué hicimos? La cerramos». Pues, cuando se ha pedido a los miembros de equipo que den el cien por cien, dando contenido a los puestos de trabajo y mejorar así la productividad, ¿qué reciben a cambio? Si reciben a cambio una semana de sueldo, pero tan pronto como hay una recesión les damos la carta de despido, difícilmente se engendrará la confianza y respeto mutuo que se necesitan. No se puede decir simplemente que los recursos humanos son nuestro primer elemento; hay que demostrarlo día a día. En realidad, la gente observa lo que se hace, más que escuchar lo que se dice. Esto es el sistema Toyota. Todo ello nos devuelve a la idea de los stakeholders. Si los analistas financieros de Wall Street fueran los principales stakeholders para Toyota, no podríamos hacer algo como esto. Es simplemente una gran diferencia de filosofía. Siempre se ha seguido este camino en Toyota. Mi entrevista con Cuneo fue en febrero de 2002, cuando no estaba claro cómo Toyota iba a mantener abierta la planta de TABC, a pesar de que Toyota se había comprometido a encontrarle nuevo trabajo. En junio, la planta celebró su 30 aniversario y un nuevo negocio en común con Hino Motors, una compañía afiliada de la que Toyota era parcialmente propietaria. En lugar de cerrarla, Toyota ayudó a TABC a expandir sus operaciones para construir nuevas camionetas, convirtiéndola en la primera empresa de California que montaba nuevos vehículos desde que abriera NUMMI en 1984. Un artículo sobre la celebración decía: «Durante la celebración del presente aniversario, TABC dio cheques por valor de 2.000 dólares a diez organizaciones locales para agradecer a la comunidad su participación en los 30 años de éxito de la compañía. Además, la compañía hizo un reconocimiento a diez trabajadores de TABC que estaban en la compañía desde sus inicios en 19721. Así que en lugar de 600 trabajadores unidos por el desempleo, la compañía estaba celebrando y dando dinero a organizaciones de la comunidad. Toyota ha dado desde entonces la responsabilidad a TABC de producir 68.000 motores de cuatro cilindros por año para la camioneta Tacoma –a una planta de California con su alto de coste de generar negocio–. Para la mayoría de las compañías, esto no tiene absolutamente ningún sentido, basándose en la lógica de la economía a corto plazo. Pero Toyota pone en práctica el Principio 1. Basa tus decisiones de gestión en una filosofía a largo plazo, a expensas de lo que suceda con las metas a corto plazo. Toyota no estaba midiendo su inversión en presupuestos trimestrales; lo medía sobre la marcha en función de lo que el cliente y sus empleados hacían por su compañía y sus productos. Y, por supuesto, a través del TPS, Toyota sabía que este sofisticado y comprometido personal podría trabajar con calidad y eliminar los desperdicios continuamente. Toyota cree que esto es lo que conduce a los beneficios a largo plazo. Véase otro ejemplo del sentido profundo de responsabilidad hacia la comunidad de Toyota, extraído de una conversación que tuve con Cuneo: Dennis: Acabo de recibir una nota hace dos días de uno de nuestros directores sénior de Japón, acerca de las quejas por los olores, enviadas por un par de propietarios que viven cerca de nuestra planta de Georgetown (Kentucky). Estas casas estaban cerca de la planta y debían ser compradas en el momento en el que construimos la planta. Recientemente dispusimos algún dinero para la compra de estas casas. Desde entonces, los propietarios de las casas han estado utilizando las quejas por los olores como herramienta de negociación. Estas quejas llegaron a Japón, y recibí una nota del señor director ejecutivo preguntándonos qué teníamos planeado hacer al respecto de estas quejas. Nuestra política es cero infracciones –aunque fuera simplemente una queja para favorecer una negociación–. Así que tenía que explicar la diferencia entre una queja y una infracción. Jeff: ¿Son un par de casas? Dennis: Sí, sólo dos. Jeff: ¿Dos casas y los directores ejecutivos escriben una carta? Dennis: Dos tipos se están quejando porque quieren obtener un precio más alto por su propiedad. Así que, debido a esto, tengo a un director ejecutivo escribiéndonos una carta que dice: «Esta es nuestra política: cero infracciones». ¿Qué es lo que para ti significa esto? Jeff: Puedo darte algunas hipótesis. Una es que, en cierta manera, esto es japonés. Los japoneses se preocupan por la armonía o desarmonía. Otra es que existe una paranoia sobre cualquier problema que ocurre en Estados Unidos debido a potenciales tensiones con el gobierno. Del otro lado, puedo atribuirlo a un engrandecimiento del sistema de valores. ¿Dónde crees que puede estar el motivo? Dennis: En el sistema de valores. Evidentemente, siempre quieres evitar aspectos legales y de regulación, pero esto va más encaminado al sistema de valores. Nosotros, Toyota, hemos alcanzado este compromiso con el medio ambiente. Nuestra política es cero infracciones. Éste es uno de nuestros ocho indicadores de rendimiento global, junto con la calidad, la productividad, etcétera. Se puede cuestionar la pureza de los motivos de Toyota. Seguramente una compañía japonesa que ha penetrado en la mayor parte del mercado estadounidense tendría que estar preocupada por las repercusiones políticas de cualquier publicidad negativa. Pero la política de cero infracciones de Toyota va más allá de los motivos puramente políticos. Los ejecutivos de Toyota intentan hacer realmente lo correcto. Utiliza la confianza en ti mismo y la responsabilidad para decidir tu destino Una de mis favoritas deliberaciones sobre la historia del desarrollo de la industria de la automoción japonesa está en el libro de Michael Cusumano, The Japanese Automobile Industry (Cusumano, 1985), que compara en detalle la evolución de Nissan y la de Toyota. En este libro, Cusumano ilustra de manera muy clara las distintas trayectorias de las dos compañías. Una de las diferencias clave es que Toyota siempre escoge un camino de confianza en uno mismo y lo deja «hacer a nuestra manera», más que contando con socios de negocio externos. Por ejemplo, cuando Toyota quiso entrar en el mercado de los coches de lujo, no compró a BMW. Lo que hizo fue crear su propia división de lujo, Lexus, desde el esbozo, con el fin de aprender y entender por sí mismo la esencia de un coche de lujo (siguiendo el espíritu de genchi genbutsu). Igual que los pequeños granjeros del pasado que habían construido sus propias casas, reparado sus propias máquinas y habían resuelto sus propios problemas de manera creativa, Toyota Motor Company empezó pequeña, con pocos recursos. Cada uno debía contribuir en cada actividad y hacer lo que fuera necesario para crear y construir un coche. De hecho, en 1930 el presidente de Toyota Automatic Loom, Kodama Risaburo, pensaba que el negocio de la automoción era arriesgado y fue reacio a invertir todo el capital, aunque pequeño, en la nueva iniciativa (Cusumano, 1985). Así que la compañía de automóviles Toyota tenía que aprender a hacerlo todo por sí misma. Mientras que muchas compañías pueden alegar que potencian el valor de la confianza en uno mismo, Toyota lleva a cabo esta filosofía a un nivel corporativo institucional. El fundador de Toyota Motor Company, Kiichiro Toyoda, dijo: Mi padre no fue instruido. La única fuerza que tenía era creer en una cosa en todo momento: los japoneses tienen capacidades latentes. El telar automático fue producto de esta convicción. Kiichiro, hijo de Sakichi y primer presidente de Toyota Motor Company, llevó a cabo la tradición filosófica de su padre de creer en uno mismo. En 1920 era estudiante de ingeniería, pero no sólo un estudiante que iba a clases y aprobaba exámenes. Igual que su padre, inventaba cosas, e inventó en 1926-1928 procesos para construir un coche. Jim Press, un aficionado a la historia de Toyota, explica cómo esta filosofía de «hazlo por ti mismo» fue desarrollada en la nueva compañía de coches liderada por Kiichiro: La orientación de Toyota desde un principio era que cualquiera podría contratar a un mecánico, contratar a un ingeniero, contratar esto y comprar aquello. El punto de vista de Toyota era que antes de construir un coche, necesitaba perfeccionar nuevos y revolucionarios procesos para construir un molde, para fabricar un motor, para poder volver al nivel inicial. Esto es lo que hace a la compañía distinta. Volver a la esencia. Posteriormente, cuando otros fabricantes de coches japoneses estaban deseando comprar equipamientos desde Estados Unidos y montar clones de sus vehículos, Toyota escogió diseñar y construir sus propios coches, recurriendo a diseños de piezas sacadas de una variedad de vehículos estadounidenses. De hecho, Toyota fue la primera compañía de la automoción en Japón, en desarrollar vehículos sin acuerdos de asistencia técnica con las más avanzadas compañías del automóvil en Europa y Estados Unidos. No quería tener que depender de asistencia del exterior. Tanto en lo físico como en lo psicológico, Toyota es algo aislado del resto de Japón. Toyota City está en medio de la nada. Para llegar es necesario ir a Nagoya, una gran aunque poco céntrica ciudad en Japón. Un largo viaje en tren y finalmente un taxi llevan a la sede central de Toyota. Incluso ahora, con Toyota y sus proveedores ocupando el paisaje, existe un entorno rural. Por este motivo, los ejecutivos de Toyota se autoproclaman pueblerinos del campo. Visité la oficina de Mikio Gitano, antiguo presidente de Toyota Motor Manufacturing Kentucky y a la vez director de la compañía, tenía en ella un enorme gorila disecado. Se describió a sí mismo como un mono –pero no como los sofisticados de Tokio. En Toyota el compañero para la «confianza en uno mismo» es la responsabilidad para sus propios éxitos y fallos. El Modelo Toyota 2001 exponía: «Nos esforzamos por decidir nuestro propio destino. Actuamos con confianza en uno mismo, confiando en nuestras propias habilidades. Aceptamos la responsabilidad por nuestra conducta y por mantener y mejorar los niveles que nos permiten producir valor añadido.» Declaración de la misión de Toyota y manual de principios Tenemos un ejemplo de lo que distingue a Toyota de Ford, en el extracto de su declaración de misión para las empresas de Estados Unidos (ver figura 71). La declaración de misión de Ford parece razonable. La compañía está preocupada por ser líder en sus productos y servicios y quiere mejorarlos de manera continua para prosperar en el negocio y proveer de un «retorno razonable» a sus accionistas, los «propietarios» del negocio. Figura 7-1. Misión de Toyota versus la de Ford. Toyota Motor Manufactuing North America MISIÓN 1. Como compañía americana, contribuir al crecimiento económico de la comunidad y de Estados Unidos. 2. Como compañía independiente, contribuir a la estabilidad y al bienestar de sus miembros. 3. Como compañía del grupo Toyota, contribuir al crecimiento global de Toyota añadiendo valor a nuestros clientes. Ford Motor Company MISIÓN 1. Ford es líder mundial en automoción y en artículos relacionados con ella, así como en servicios de nuevas industrias como la aerospacial, comunicaciones y servicios financieros. 2. Nuestra misión es mejorar continuamente nuestros productos y servicios para satisfacer las necesidades de nuestros clientes, dejándonos prosperar como negocio y devolviendo un retorno razonable a nuestros accionistas, los propietarios de nuestro negocio. Por el contrario, Toyota no menciona a los accionistas, a pesar de que en su momento fue listada en la Bolsa de valores de Nueva York. No se menciona tampoco la calidad de sus productos a pesar de que es conocido lo que apasiona este aspecto en Toyota. El propósito de Toyota no es hacer un producto de calidad que se venda bien y sea lucrativo para sus propietarios. Este es el requerimiento para alcanzar la misión. La auténtica misión, de acuerdo con la declaración, tiene tres partes: 1. Contribuir al crecimiento económico del país en la que se encuentre localizada (socios externos). 2. Contribuir a la estabilidad y al bienestar de los miembros (socios internos). 3. Contribuir al crecimiento global de Toyota. El conmovedor mensaje es que la compañía debe realzar el crecimiento de la sociedad, de no ser así no puede contribuir a sus socios externos e internos. Ésta es la razón de hacer productos excelentes. Toyota reta a sus trabajadores a contribuir en Toyota haciéndole un lugar en la historia. Toyota verdaderamente quiere que sus asociados crezcan y aprendan, para invertir en tecnologías a largo plazo, generando satisfacción final en el cliente, con el objetivo de conseguir un negocio de por vida. Otro punto de vista de la guía de principios de Toyota viene del siguiente documento interno (ver figura 7-2). Fue revisado después de la expansión global de Toyota, para remarcar la responsabilidad de la compañía en una ciudadanía global. Los principios expresan detalladamente el sentimiento de Toyota de responsabilidad hacia los socios de negocio para la estabilidad, crecimiento a largo plazo y beneficios mutuos. Desafortunadamente la mayoría de compañías sufren todavía la miopía del corto plazo. He hecho presentaciones sobre Toyota por todo el mundo, y a menudo me plantean preguntas que encajan perfectamente en las compañías cuya única meta es el beneficio a corto plazo. Algunos ejemplos: ¿Seguiría Toyota utilizando el JIT aunque hubiera un grave problema que hiciera parar la cadena de suministro? ¿No se despiden empleados en Toyota cuando un negocio va mal para un determinado producto en una planta? Si Toyota no despide a empleados, ¿qué hace con ellos? Ahora que Toyota está incluida en la lista de la Bolsa de Valores de Nueva York, ¿no están más preocupados por las ganancias trimestrales? ¿Cómo justifica Toyota el coste de inversiones en tecnologías para cambios de preparación rápidos y equipamientos de formato compacto para crear el flujo pieza a pieza? Figura 7-2. Guía de principios en Toyota Motor Corporation. 1. Hacer honor al lenguaje y espíritu de la ley de cada nación y emprender actividades corporativas transparentes y limpias para ser un buen ciudadano corporativo en el mundo. 2. Respetar la cultura y las costumbres de cada nación y contribuir al desarrollo económico y social a través de actividades corporativas en las comunidades. 3. Dedicarnos a proveer de limpios y seguros productos, dando importancia en todo momento a la calidad de vida, a través de todas nuestras actividades. 4. Crear y desarrollar tecnologías avanzadas, proveyendo de destacados productos y servicios que satisfagan a nivel mundial las necesidades de los clientes. 5. Acoger un cultura corporativa que potencia la creatividad individual y el valor de trabajo en equipo, mientras se hace honor a la confianza y respeto mutuo entre trabajadores y dirección. 6. Propósito de crecimiento en armonía con el conjunto de la comunidad a través de una gestión innovadora. 7. Trabajar con socios de negocio en investigación y creación para alcanzar sólidos crecimientos a largo plazo y beneficios mutuos, a medida que somos transparentes con nuestros nuevos socios. La respuesta a todas estas preguntas de visión a corto plazo es simplemente que las decisiones de negocio en Toyota se llevan a cabo bajo su filosofía. No las abandonará fácilmente. El único motivo por el que podría cambiar su filosofía de fabricación, inversiones y gestión de personal sería un cambio a nivel mundial que amenazara su supervivencia a largo plazo… y después de minuciosos análisis. Las filosofías descritas en este capítulo no se desarrollan de la noche a la mañana, por lo que Toyota no las abandonará repentinamente. John Shook, reflejando lo que aprendió como director en Toyota, explica este aspecto: Toyota intuyó hace años que debía focalizarse en sobrevivir, a la vez que debía realizar una integración de todas las funciones corporativas para asegurar esta supervivencia. Así, el TPS es el resultado de dirigir todos los esfuerzos en actividades para dar apoyo al objetivo de la supervivencia de la empresa. Esto es radicalmente distinto al simple objetivo de «hacer dinero», si bien en muchos microinstantes del desarrollo del trabajo real, puede parecer lo mismo… Yo postulo que Toyota ha desarrollado la estructura más efectiva que cualquier organización industrial haya jamás concebido. En el corazón de esta organización está el enfoque de su propia supervivencia. Es este enfoque el que permite a Toyota comportarse como un organismo natural, permitiéndole desarrollarse como un verdadero sistema emergente (Shook, 2002). Crear una constancia del propósito y situarlo en la historia Cuando pienso en Toyota y en cómo opera, pienso en la célebre cita del gurú de la calidad W. Edward Deming: «Constancia del propósito». La constancia del propósito explica por qué, en un año determinado, si apostabas que Toyota obtendría beneficios, probablemente ganarías. Si apostabas que sus ventas iban a crecer por encima del año anterior, con toda probabilidad ganabas. No se iba a ver un enorme crecimiento de un año a otro ni tampoco enormes cambios de estrategia. No se iban a ver golpes de estado en las salas de reuniones cuando se asumía un nuevo régimen y se rehacía la compañía. En cambio, se podía ver un movimiento lento y estable año tras año. Esto es la «constancia del propósito» tal y como creo que Deming se lo imaginaba, algo más allá del beneficio a corto plazo y del enriquecimiento de unos cuantos ejecutivos. El modelo Toyota trata acerca de dar valor a los clientes, empleados y sociedad. Todo esto provee a Toyota de un marco para la toma de decisiones a corto y largo plazo, a la vez que reúne a todos los trabajadores bajo un propósito compartido, que es mayor que cualquiera individualmente. La destrucción de la cultura de Chrysler: una historia de prevención Cualquiera que presenciara el renacimiento de Chrysler bajo Lee Iacocca sabe que una de las mejores decisiones de producto que tomó fue invertir en el K-Car, la base para todos los nuevos coches de pasajeros lanzados en los ochenta. Salvó a la compañía de la ruina. Entonces, en los noventa, quiso dar un paso atrás y dejar que algunos líderes como Bob Eaton, Tom Stallkamp, Bob Lutz y François Castaing, reorganizaran la compañía. Se focalizaron en el desarrollo de producto, de forma que los centros de vehículos (tomando como modelo Honda), se crearon para reestructurar la vieja organización funcional hacia una organización focalizada en el producto. Los ingenieros responsables de los componentes eléctricos, de la ingeniería de la carrocería, de la ingeniería del chasis y de la ingeniería de fabricación fueron puestos a las órdenes de un director general, que tomó un rol similar al de ingeniero jefe en Toyota. Estos grupos tenían una única misión: producir vehículos excelentes, que los clientes quisieran comprar a bajo precio, de manera que Chrysler obtuviera un beneficio. Todo esto llevó a las series LH de vehículos (Chrysler Concorde, Dodge Intrepid, etcétera), a un modernizado monovolumen, al Neon, a un nuevo y galardonado Jeep Grand Cherokee y el estrafalario pero popular PT Cruiser. Todo director general aprendía del anterior y la organización, al menos en el desarrollo de producto, se iba haciendo más y más fuerte. Mientras tanto, Tom Stallkamp revolucionaba las compras y creaba lo que un artículo de la Harvard Business Review llamó el «American keiretsu» (Dyer, 1996). Chrysler se convirtió en poco tiempo en la empresa de automoción más rentable del mundo, en términos de beneficio por vehículo –no la mayor, pero sí la más rentable por vehículo. Toyota estaba preocupada por estos avances. Hasta el momento, ninguna compañía estadounidense había mostrado signos de hacerlo bien y de desarrollar una cultura capaz de competir con Toyota. Pero Chrysler estaba empezando a hacerlo correctamente. Afortunadamente para Toyota, Chrysler fue comprada por Daimler. El renacimiento de Chrysler no pasó de ser una amenaza pasajera que se desvanecería tan rápidamente como apareció. En 2000, Chrysler estaba de nuevo en el borde de la bancarrota y luchando simplemente por cubrir gastos. ¿Qué sucedió? La fusión de Daimler y Chrysler fue interpretada inicialmente como una iniciativa de cooperación por iguales, de la que se aprendería lo mejor de cada una de ellas. Rápidamente fue obvio que se trataba de una absorción consumada. Evidentemente, en cualquier absorción, existe una limpieza de la vieja guardia que se resiste a los cambios –así que se fueron todos los buenos mandos, que estaban empezando a hacer realmente algo–. Y, con ellos, se perdió lo que estaban intentando construir, hasta que llegó el momento en el que todo lo que preocupaba eran los recortes de costes a corto plazo para recuperar la rentabilidad. Se fueron las «relaciones» con los proveedores que Stallkamp había cuidadosamente establecido… así como la confianza… y el compartir la tecnología que había estado presente durante el desarrollo de nuevos vehículos… No está del todo claro qué propósito a largo plazo tenía Daimler cuando compró a Chrysler. A corto plazo, parecía lógica la expansión de un fabricante europeos de coches de lujo para entrar en el mercado estadounidense a toda máquina, haciendo vehículos de bajo nivel. Pero ¿pensó realmente Daimler en las implicaciones de integrar una compañía tan distinta con una cultura completamente diferente a ella? ¿Pensaron en las implicaciones en la opinión pública de Estados Unidos? ¿Pensaron en qué efecto tendría en la cultura existente de Chrysler, su nuevo estilo de compras y de gestión? Hundiendo el liderazgo de Chysler, Daimler apisonó la cultura que Chrysler había ido construyendo magníficamente –una cultura que ponía nerviosa a compañías como Toyota–. En lugar de construir sobre esta soberbia cultura protegiéndola, Daimler la rompió a través de un radical recorte de costes, destruyendo los puntos fuertes de Chrysler. Desde la perspectiva de Toyota, la reacción apropiada podría haber sido: «Gracias, Daimler, por haber hecho lo que nosotros no hubiéramos podido, ni querríamos hacer a un competidor, destruir su cultura.» Sección II El proceso correcto producirá los resultados correctos 8 Principio 2: Cree procesos en flujo continuo para hacer que los problemas salgan a la superficie Si ocurre algún problema en una fabricación en flujo pieza a pieza la línea productiva para al completo. En este sentido es un sistema de producción muy malo. Pero por contrapartida, cuando la producción se detiene todo el mundo se ve forzado a resolver el problema inmediatamente. De esta forma los miembros de los equipos deben esforzarse en pensar para encontrar soluciones. Esta actividad los desarrolla, los vuelve mejores miembros de equipos y mejores personas. TERUYUKI MINOURA Ex presidente de Toyota Motor Manufacturing, North America Los líderes de Toyota creen realmente que, si ellos desarrollan el proceso correcto, los resultados vendrán como consecuencia. En este capítulo empezaremos viendo el primero de siete de los 14 principios del modelo Toyota que forman parte de la segunda y amplia categoría «el proceso correcto produce los resultados correctos». Dentro de estos siete principios está la mayoría de las herramientas TPS para la mejora de los procesos de fabricación, así como los procesos más rutinarios para el desarrollo de producto y la organización de servicios, lo que muchas compañías equivocadamente creen que es «lean thinking». Lo importante y poderoso de estas herramientas y procesos es que son simplemente el aspecto «táctico» o «operacional» del modelo Toyota y de la conversión al lean. Tal y como se ha aprendido en el capítulo 7, estas herramientas son más efectivas cuanto más respaldadas están por la totalidad de la compañía, la filosofía de gestión a largo plazo. La mayoría de los procesos en los negocios son un 90% de desperdicio (waste) y un 10% de trabajo con valor añadido Una buena manera de empezar el viaje hacia el lean es crear flujo continuo allí donde sea aplicable, tanto en procesos de fabricación como en los de servicios. El flujo está presente en el corazón del mensaje lean que sostiene que, acortando el tiempo desde la materia prima hasta los productos acabados (o servicios), se consigue la mejor calidad, al menor precio y con los tiempos de entrega más cortos. El flujo tiende a forzar la implementación de una gran cantidad de herramientas lean y filosofías tales como los mantenimientos preventivos y la fabricación en calidad (jidoka). Una de las expresiones lean dice que bajando «el nivel del agua» de los inventarios, emergen los problemas (igual que las rocas en el mar), de manera que tienes que luchar contra los problemas o acabas por hundirte. Creando flujo, ya sea de materiales o de información, se baja el nivel del agua y se exponen las ineficiencias que exigen una solución inmediata. Todos los implicados están motivados a solucionar los problemas y las ineficiencias, ya que el proceso para si no lo hacen. Los procesos tradicionales en los negocios, por el contrario, tienen la capacidad de esconder grandes ineficiencias sin que nadie se dé cuenta, se asume que un proceso normal tarda días o semanas en ser completado. No se dan cuenta de que un proceso lean cumpliría la misma tarea en cuestión de horas o a veces de minutos. Para ilustrar el hecho de que la mayoría de procesos en los negocios están llenos de desperdicios (waste), imaginemos que ha sido ascendido y realiza un pedido de muebles para una nueva oficina con un verdadero escritorio, con una silla ergonómica y diversos compartimientos con muchos cajones. No puede esperar a deshacerse de los muebles viejos que tiene actualmente. Aunque para ello tendrá que esperar. Por una parte, el compromiso de fecha de entrega de los nuevos es de ocho semanas y, si se investiga más allá, es probable que los muebles tarden otro mes o más. ¿Por qué tanto tiempo? ¿Son artesanos cualificados los que trabajan arduamente cada una de las piezas para que parezcan perfectas? Sería una buena explicación, pero la calidad tiene poco que ver con los retrasos. Esta demora es el resultado de un torpe proceso de fabricación llamado «colas de lotes». Su escritorio y su silla de oficina se producen en masa por etapas. Grandes lotes de material estandarizado se colocan en una cola en cada fase del proceso productivo y esperan durante largos períodos de tiempo (desperdiciado) hasta que los mueven hacia la siguiente fase de producción. Fijémonos en el pedido de la silla de oficina que se entrega dos meses después. El trabajo con valor añadido (es decir, el trabajo realmente llevado a cabo) en el proceso de montaje consiste en juntar la tapicería y la funda con los cojines de espuma, anclándolo posteriormente a la estructura de la silla. Esto lleva, como mucho, unas cuantas horas. Realizar la tela, la espuma, la estructura y las piezas, en paralelo supone como máximo un día. Todo lo demás durante los dos meses de espera es desperdicio (waste o muda). ¿Por qué hay tanto desperdicio? El departamento que hace las fundas de los asientos, el proveedor encargado de hacer los muelles y la planta que realiza la espuma trabajan con grandes lotes en cada uno de estos aspectos enviándolos posteriormente al fabricante de muebles, donde esperan en pilas en forma de inventario. Entonces usted, el cliente, espera a que alguien las coja de este inventario y construya la silla. Más tiempo desperdiciado (waste). Añadamos algunas semanas más para que la silla salga del inventario de la planta y a través del sistema de distribución llegue a su oficina, mientras ha estado esperando meses sentado en esa vieja e incómoda silla. En un entorno TPS/lean el objetivo es crear un flujo pieza a pieza (onepiece flow) a través del recorte constante de esfuerzos en forma de desperdicio y de los tiempos que no añaden valor a nuestra silla. Las iniciativas lean en compañías como Herman Millar y Steelcase han reducido a días el tiempo de este proceso de producción de sillas. En el capítulo 3 se resumían los ocho desperdicios de valor no añadido que Toyota persigue continuamente con el fin de eliminarlos de sus procesos: 1. Sobreproducción. 2. Espera. 3. Transporte innecesario. 4. Procesamiento excesivo. 5. Exceso de inventario. 6. Movimientos innecesarios. 7. Defectos. 8. Creatividad del empleado desaprovechada. En el capítulo 10 se aprenderán dos fuentes más de desperdicios, muri y mura, que significan «valor no añadido más allá de la capacidad» y «variaciones». ¿Cómo se distingue el trabajo con valor añadido del desperdicio? Imaginemos una oficina donde los ingenieros están todos muy ocupados diseñando productos, sentados delante del ordenador, buscando especificaciones técnicas y teniendo reuniones con los colaboradores o proveedores. ¿Están haciendo trabajo con valor añadido? La respuesta es que no se puede medir la productividad en valor añadido de un ingeniero mirando lo que él o ella está haciendo. Se debe seguir el progreso del producto en el que el ingeniero está trabajando actualmente y cómo ha sido transformado en un producto final (o servicio). Los ingenieros transforman información en un diseño, de manera que deben observarse aspectos como 1) ¿En qué momento los ingenieros toman decisiones que afectan al producto? y 2) ¿Cuándo realizan realmente los ingenieros tests importantes o hacen análisis que impactan en dichas decisiones? Cuando se empiezan a realizar este tipo de preguntas, probablemente se encuentran a los habituales ingenieros (o algunos empleados de oficinas) obsesionados en producir todo tipo de información. El problema es que muy poca parte de su trabajo es de «valor añadido», es decir, trabajo que acaba formando realmente parte del producto final. Consideremos el ejemplo de un grupo de analistas de ingeniería. Ellos generan y acumulan varios análisis complejos sobre el proyecto. ¿Qué ocurre entonces? Los informes yacen y esperan en un almacén de información (inventario) hasta que alguien de otro departamento accede a ellos. Si seguimos el camino de la información, encontraremos que cualquier decisión tomada sobre estos datos puede haber estado meses yendo a través de distintas personas, procesos y/o departamentos. O las personas responsables de las tomas de decisiones no conocían que el análisis estaba ya hecho y actuaban sin dicha información. El trabajo con valor añadido, que en este caso es el flujo de información y su transformación en un diseño, se retrasa por un número de ineficiencias debido a que el proceso está organizado alrededor de las antiguas reglas de fabricación de batch-andqueue (lotes y colas). En este ejemplo, los ingenieros y los departamentos están produciendo en masa información que está ganduleando, que es inaccesible. Así es como está organizado el trabajo de la mayoría de personas de oficina. ¿Cuál es la alternativa? Flujo. Flujo significa que cuando un cliente emite una orden, tira del proceso de obtención de materia prima requerida, justo para su propia orden. La materia prima fluye inmediatamente hacia las plantas proveedoras, donde sin demora los trabajadores montan la orden, fluyendo inmediatamente la orden completada hacia el cliente. El proceso al completo debería llevar unas pocas horas o días, en lugar de unas cuantas semanas o meses. Un ejemplo de esto es el hecho de que Toyota desarrolla nuevos vehículos en Japón en menos de un año. A sus competidores les supone más de dos años. La razón es que el trabajo de ingeniería en Toyota está organizado en forma de flujo, de manera que los esfuerzos se focalizan en reducir el desperdicio en este flujo. Su trabajo de ingeniería, las decisiones de diseño, la construcción de prototipos y la construcción de herramientas fluyen de manera uniforme y «comunican» desde el principio hasta el final del proceso de diseño del vehículo. Nadie produce nada hasta que es requerido por la siguiente persona o fase en el proceso. Por supuesto, el ideal de flujo pieza a pieza no se cumple absolutamente y Toyota se sitúa en la realidad. Por este motivo no verás a Toyota juntando máquinas y proveedores, forzando el flujo pieza a pieza donde no haga falta. Taiichi Ohno escribió que alcanzar el flujo lleva tiempo y paciencia. Y tal y como se verá en los capítulos 9 y 10, los inventarios son usados prudentemente allí donde hoy no es posible el flujo continuo. Pero el ideal de flujo inspira una clara dirección. En Toyota esto significa que utilizar pequeños lotes, tener los procesos dispuestos lo más cerca posible y mantener el material moviéndose a través de los procesos sin interrupciones es mejor que producir en grandes lotes de piezas acomodados y en espera. Los directivos e ingenieros de Toyota no tienen que hacer un análisis detallado de coste y beneficios cada vez que quieren implementar algo que mejora el flujo. El coste es obviamente un factor, pero la idea es crear flujo allí donde sea posible y continuamente mejorar en esta dirección. Aun y cuando Toyota instala inventarios en lugares donde el flujo pieza a pieza no es posible, el objetivo es continuar reduciendo el inventario en todo momento para mejorar el flujo. De hecho, los inventarios puestos en el lugar correcto pueden realmente permitir un mejor flujo global a lo largo de la empresa. El pensamiento tradicional de la producción en masa ¿Cuál es el camino ideal para organizar los equipos y procesos? En el pensamiento de producción en masa (que es como se organiza la mayoría de las compañías), la respuesta parece obvia: agrupar máquinas parecidas y juntar perfiles de gente similares. De esta manera, el pensamiento de la producción en masa instala departamentos de ingeniería mecánica, ingeniería eléctrica, contabilidad, compras y fabricación, así como departamentos para la estampación, soldadura, soldadura de cables, montaje, etcétera. Los beneficios percibidos por agrupar similares perfiles de personas y equipos juntos, son los que siguen: 1. Economías de escala. En primer lugar, el pensamiento de producción en masa se basaba en realizar la mayor producción posible al menor coste por unidad yendo al límite con cada una de las piezas en el caso de equipamientos o cada uno de los trabajadores en una operación manual. Tener una enorme prensa de estampación para satisfacer las necesidades de todos los productos de fábrica llevaría al menor coste por pieza. Así que se pretende hacer funcionar la prensa perfectamente el cien por cien del tiempo para obtener la mayor utilización de máquina. De igual manera, organizando las personas en departamentos es posible centrarse en las mejores prácticas en cada especialidad profesional y conseguir la mayor productividad (o innovación) posible de cada una de las personas. 2. Aparente flexibilidad en la planificación. Cuando pones a todos los soldadores juntos en un departamento, es más sencillo para el director del departamento de soldadura planificar las máquinas disponibles y los soldadores para cualquier trabajo que tenga que realizarse. Si se crean células de flujo pieza a pieza, se tienen las máquinas de soldadura y los soldadores dedicados a una célula, de manera que no se sienten libres para poder realizar otro trabajo que pueda surgir. En el pensamiento de producción en masa, una vez se ha decidido agrupar a todos los tipos similares de personas y procesos por departamentos, la siguiente cuestión es saber cuántas veces hay que mover el material o la información entre departamentos. Desde el momento en que se ha organizado a la gente y a los equipos por especialidades, debe crearse otra especialidad, el departamento de manipulación de materiales o el departamento de planificación, para mover los materiales. A ese departamento se le mide también por eficiencia. La manera más eficiente de utilizar a esta persona que mueve materiales es conseguir que mueva el mayor material posible en cada viaje. Desde el punto de vista del departamento de manutención de materiales, el tiempo menor en el movimiento de materiales de un departamento al siguiente, se alcanza cuando el lote tiene el mayor tamaño posible. El objetivo es mover el material una vez al día o, mejor aún, una vez a la semana. La mejor manera de planificar una operación que está organizada en procesos separados es enviar planificaciones separadas a cada departamento individualmente. Por ejemplo, si las planificaciones se desarrollan semanalmente, entonces cada jefe de departamento puede decidir qué debe hacer cada día con el objetivo de optimizar los equipos y utilizar a la gente durante aquella semana. Una planificación semanal provee además de una flexibilidad respecto la gente que está de baja. Ese día se produce menos y se compensa con una mayor producción otro día de la semana. Si el viernes se ha cumplido con el target de producción, todo está en orden. El pensamiento lean mira esta forma de organizar la producción y ve a una compañía produciendo mucho trabajo en proceso (work-in-process, WIP). Los equipos más rápidos, como la estampación, fomentarán al máximo el WIP. El material almacenado en inventarios es producto del desperdicio fundamental, la sobreproducción. El sistema de producción en masa garantiza sobreproducción en grandes lotes, que a su vez genera inventarios intermedios que ocupan un espacio valioso en planta y, más importante aún, que esconden problemas. Otro problema, propio de la organización por similitud de especialidades profesionales y por similitud de equipos de fabricación juntos en departamentos, es que un producto que se está produciendo para un cliente no se ubica en un único departamento. Se deberá mover entre departamentos para convertirse en lo que el cliente quiere. Ingeniería, compras y contabilidad están situadas en distintos departamentos. Muchos flujos de valor cruzan a través de estos departamentos, lo que causa un retraso cada vez que un proceso entra en un nuevo departamento. En un flujo pieza a pieza se alinean físicamente los procesos en la secuencia que produzca los pedidos de cliente en el menor tiempo. La figura 8-1 muestra una sencilla visualización de un constructor de ordenadores que está organizado en tres departamentos. Un departamento construye las bases de los ordenadores, el segundo construye los monitores uniéndolos a las bases y el tercero testea los equipos. (Evidentemente, en la realidad habría distintos departamentos y compañías en una cadena de suministros para montar un ordenador completo.) En este modelo, el departamento de manutención de materiales decidió que quería mover un tamaño de lote de 10 unidades a la vez. A cada departamento le supone un minuto por unidad realizar su trabajo, de manera que se requieren 10 minutos por lote de ordenadores para moverlos a través de cada departamento. Sin tener en cuenta el tiempo empleado para el movimiento de materiales entre departamentos, se requieren 30 minutos para construir y testear el primer lote de 10 para ser expedido al cliente. Llevará 21 minutos tener el primer ordenador listo para ser expedido, a pesar de que sólo son necesarios tres minutos de trabajo de valor añadido para construir dicho ordenador. Figura 8-1. Ejemplo de procesado por lotes. El sistema que Ohno propone no asume que el tamaño de lote ideal es el que sea más eficiente para cada proceso individual o para el departamento de movimiento de materiales. En el pensamiento lean, el tamaño de lote ideal es siempre el mismo, uno. Esto es debido a que Ohno no intentaba optimizar la utilización de gente o equipos en cada departamento. Cuando la fábrica de Toyota fue organizada por primera vez, fabricaba de esta manera, como las plantas de Ford. Pero no funcionaba debido a que Toyota no podía competir con los volúmenes de Ford y las economías de escala. Así que Ohno decidió optimizar el flujo de material de manera que se moviera más rápido a través de la planta. Esto significaba reducir el tamaño de lote. La manera más rápida de alcanzarlo era eliminar los departamentos y las «islas de procesos» y crear células de trabajo que estuvieran agrupadas por producto, en lugar de por proceso. La figura 8-2 muestra una visualización del mismo proceso de fabricación de ordenadores anterior, organizado como una célula de trabajo de flujo pieza a pieza. Si Ohno hubiera dirigido este proceso, habría tomado el equipo necesario para fabricar una base del departamento de bases, el equipo para hacer un monitor del departamento de monitores y un puesto de test del departamento de tests, situando entonces estos tres procesos uno tras otro. Lo que significa que habría creado una célula para alcanzar el flujo pieza a pieza. Habría dejado claro que a los operarios no se les permitía crear inventarios entre las tres operaciones. Por ejemplo, el montador de la base del ordenador no haría la siguiente base hasta que el montador de monitores hubiera acabado de montar el monitor y lo hubiera ensamblado sobre la última base. En otras palabras, nadie iba a trabajar más de lo que era requerido inmediatamente. El resultado es que la célula tarda 12 minutos en hacer 10 ordenadores, mientras que en el proceso de flujo de lotes tardaba 30 minutos para 10 ordenadores. En el proceso lean se tarda sólo 3 minutos en lugar de 21 minutos para tener listo el primer ordenador para ser expedido. De hecho, los tres minutos es puro valor añadido. Lo que ha hecho el flujo es eliminar la sobreproducción y los inventarios. Figura 8-2. Ejemplo flujo en continuo. Por qué más rápido significa mejor en cuestión de flujo A menudo se piensa que incrementar la velocidad de un proceso significa comprometer la calidad, ya que cuanto más rápido existe mayor desorden. Pero el flujo consigue justo lo contrario y normalmente mejora en calidad. En las figuras 8-1 y 8-2 se muestra un ordenador defectuoso, con una X en el monitor. Éste falla al ser probado en la fase de tests. En la propuesta de lote grande de la figura 8-1, en el momento que se descubre el problema, hay como mínimo 21 piezas en proceso que pueden tener también dicho problema. Si el defecto ocurre en el departamento de bases, se tardará tanto como 21 minutos en descubrirlo en el departamento de tests. En la figura 82, por el contrario, cuando se descubre un defecto, puede haber sólo dos ordenadores en proceso que tengan también el defecto y el tiempo máximo que se tarda en descubrir el defecto es de dos minutos desde que ha sido montado. La realidad es que en la operación de un lote grande hay seguramente semanas de piezas en proceso (WIP) entre operaciones, lo que puede suponer semanas o incluso meses desde el momento en que se causó un defecto hasta que es descubierto. Para entonces la traza de la causa y efecto se ha enfriado, haciendo casi imposible poder estar al día e identificar por qué ocurrió el defecto. La misma lógica se aplica a los procesos de negocios o ingeniería. Si se deja a los departamentos individuales hacer el trabajo en lotes y pasar los lotes a otros departamentos, se garantizan grandes retrasos en la recepción del trabajo realizado. Irá creciendo sigilosamente la excesiva burocracia, gobernando los estándares para cada departamento y se crearán posturas de valor no añadido para monitorizar el flujo. La mayor parte del tiempo se gastará con espera de proyectos, de decisiones o de acciones. El resultado será un caos y una baja calidad. Tome a las personas correctas dedicadas a los trabajos de valor añadido, alinéelas y haga fluir el proyecto a través de ellas con las reuniones necesarias para trabajar la integración; de esta manera conseguirá velocidad, productividad y mejores resultados de calidad. Takt Time: el latir del corazón del flujo pieza a pieza En las competiciones de remo, una posición clave es la del patrón, la pequeña persona de la parte posterior de la embarcación que ordena: «remar, remar, remar». Él o ella coordinan las actividades de todos los remeros, de manera que remen al unísono. Introduzca a un remero inconformista que supere a todos los demás y ¡adivine qué sucede!, la embarcación se desvía de su trayectoria y disminuye de velocidad. Una fuerza y una velocidad extra pueden llegar realmente a disminuir la velocidad. Algo similar sucede en cualquier operación de fabricación o servicio. Crear un departamento determinado muy eficiente puede enterrar a los demás departamentos con exceso de inventarios y papeleos, haciéndoles perder agilidad y creando desorden. Así que existe una necesidad de coordinar actividades. Cuando uno introduce un flujo pieza a pieza en una célula, ¿cómo puede saber a qué velocidad debe estar diseñada para funcionar? ¿Cuál debería ser la capacidad de los equipos? ¿Cuánta gente se requiere? La respuesta es el takt time. Takt es una palabra alemana referida a ritmo o compás. Takt es la frecuencia de demanda del cliente, la frecuencia a la que el cliente compra un producto. Si trabajamos siete horas y 20 minutos por día (440 minutos), 20 días al mes y los clientes compran 17.600 unidades por mes, deberían hacerse 880 unidades al día o una unidad cada 30 segundos. En un proceso real de flujo pieza a pieza, cada paso del proceso debería estar produciendo una pieza cada 30 segundos. Si se va más rápido, se estará produciendo en exceso y si se va más lento, se creará un departamento cuello de botella. El takt puede utilizarse para fijar el ritmo de la producción y alertar a los trabajadores cuando estén adelantados o retrasados. Los conceptos de flujo continuo y takt time son más fáciles de aplicar en operaciones repetitivas de fabricación y servicios. Pero con un poco de creatividad, los conceptos pueden ser extendidos a cualquier proceso repetitivo posible, donde las actividades puedan ser descritas y los desperdicios identificados y eliminados para crear un mejor flujo (ver capítulo 21). Al final de este capítulo se incluye un ejemplo de creación de esquemas de tareas en plantas de reparación de embarcaciones de la Marina. Hay muchos otros ejemplos en operaciones de servicios en las que tanto mis socios como yo hemos estado trabajando, completando cuentas de materiales para la ingeniería naval, procesando personas en una oficina de seguridad de un astillero de la Marina, procesando miembros dentro de una asociación profesional, reembolsando gastos a empleados, procesando solicitudes de empleo… y pueden pensarse muchas otras. Obviamente es más sencillo aplicar los conceptos de takt time y flujo pieza a pieza en operaciones de servicio repetitivas y de relativamente de alto volumen donde existe cierta constancia en el tiempo de ciclo por unidad, pero el modelo Toyota no se satisface nunca realizando simplemente lo que es fácil. Beneficios del flujo pieza a pieza Cuando se intenta conseguir un flujo de pieza a pieza, se están también promoviendo actividades para eliminar el desperdicio (muda o waste). Echemos un vistazo a las ventajas de trabajar en flujo. 1. Fabricar calidad. Es mucho más sencillo trabajar en calidad en el flujo pieza a pieza. Todo operario es un inspector y trabaja para resolver cualquier problema en el puesto, en lugar de dejarlos pasar hacia adelante. De todas maneras, aunque exista un fallo y se deje pasar, será detectado de inmediato de forma que el problema podrá ser rápidamente diagnosticado y corregido. 2. Creación de flexibilidad real. Si se dedica el equipamiento a una línea de producto, se tiene menos flexibilidad para planificarla para otro propósito. Pero si el «lead time» para fabricar un producto es muy corto, se tiene más flexibilidad para responder y hacer lo que el cliente realmente desea. En lugar de introducir un nuevo pedido dentro del sistema y esperar semanas a que el producto salga, si el «lead time» es de horas, se puede generar una nueva orden en poco tiempo. Cambiar a una combinación distinta de producto, para absorber los cambios de la demanda de cliente, puede ser prácticamente inmediato. 3. Alcanzar una mayor productividad. La razón por la que parece que la productividad es mayor cuando el proceso está organizado departamentalmente, es debido a que cada departamento es medido por la utilización de su equipamiento y de su gente. De hecho es complicado determinar cuánta gente es necesaria para producir una cierta cantidad de unidades en un sistema que opera con grandes lotes, ya que la productividad no se mide en términos de valor añadido. ¿Quién sabe cuánta productividad se pierde cuando la gente es utilizada para sobreproducir piezas que deben ser movidas posteriormente para ser almacenadas? ¿Cuánto tiempo se pierde localizando piezas y componentes defectuosos y reparando productos acabados? En una célula de flujo pieza a pieza existe una pequeña cantidad de actividad de valor no añadido, utilizada para que los materiales se muevan de fase a fase. Enseguida puede verse quién está muy ocupado y quién está libre. Es sencillo calcular el trabajo de valor añadido y llegar a evaluar cuánta gente es necesaria para alcanzar un determinado nivel de producción. En cada caso del Toyota Supplier Support Center, cuando cambiaban a un proveedor de un sistema de producción en masa a una línea de estilo TPS, alcanzaban como mínimo un cien por cien de mejora en la productividad de cada operario. 4. Liberación de espacio en planta. Cuando el equipo está organizado departamentalmente, existen muchos espacios desaprovechados entre los equipos, aunque la mayor parte está ocupada por los inventarios, montones de inventarios. En una célula, todo está situado cerca y hay muy poco espacio desperdiciado por inventarios. Haciendo un mayor uso del espacio de planta normalmente se elimina la necesidad de generar más capacidad. 5. Mejora de la seguridad. Wiremold Corporation, una de las plantas pioneras de América en adoptar el sistema TPS, tiene un récord ejemplar en seguridad y ha ganado un buen número de premios por ello. Todo esto a pesar de que cuando decidieron transformar sus procesos de trabajo en grandes lotes en una compañía con procesos pieza a pieza, no aplicaron ningún programa especial de seguridad. Art Byrne, antiguo presidente y un estudioso del TPS, lideró la transformación, sabiendo que el flujo pieza a pieza mejoraría de manera natural la seguridad, debido a que el material movido en planta lo haría en lotes menores. Lotes más pequeños significaba deshacerse de las carretillas elevadoras, que eran la principal causa de accidentes. Todo esto significaba elevar y mover contáineres de material más pequeños, de manera que los accidentes relacionados con la elevación desaparecieron. La seguridad mejoraba debido a una mejora del flujo a pesar de no estar focalizado en seguridad1. 6. Mejora en el estado de ánimo. Wiremold, en su transformación al lean, vio también mejorado su espíritu en cada uno de los años de transformación. Antes de la transformación, sólo el 60% de la plantilla estaban de acuerdo, bajo distintas reacciones, en que la compañía era un buen sitio para trabajar. Fue mejorando año tras año, para situarse sobre el 70% en el cuarto año de transformación (Emiliani, 2002). En el flujo pieza a pieza, las personas realizan más trabajo de valor añadido, observan de inmediato los resultados de su trabajo, lo que les proporciona una doble sensación de realización y de satisfacción en su tarea. 7. Reducción en el coste por inventario. Cuando no se invierte en inventario inmovilizado en planta se libera capital para invertir donde sea necesario. Las empresas no tienen que pagar impuestos por el espacio liberado. Además, el inventario obsoleto tiende a desaparecer. La figura 8-3 muestra una planta tradicional con las máquinas agrupadas por tipo. Hay una herramienta que puede ser utilizada para conocer el camino de los materiales: el diagrama de espagueti. Cuando se dibuja el flujo del material a través de esta planta, acaba pareciendo un plato de espaguetis, como en la figura 8-3. El producto se mueve por todas partes. No existe coordinación de productos entre los departamentos. Ningún tipo de planificación es capaz de controlar la variación inherente en el sistema, cuando éste hace que los materiales se muevan por donde sea. Figura 8-3. Organización por tipo de máquina con flujo enrevesado. En contrapartida, la figura 8-4 muestra una célula lean. El equipamiento está organizado para seguir al flujo de material hasta que es transformado en un producto. Está organizado en forma de U, lo que es particularmente bueno para conseguir eficiencia en el movimiento de las personas, materiales y buena comunicación. Se puede adaptar también la célula en un línea recta o bien en una L. La figura muestra el camino recorrido por dos personas que trabajan en la célula. ¿Qué ocurre si la demanda se divide por dos? Se pone una sola persona en la célula. ¿Qué ocurre si la demanda se dobla? Se ponen cuatro personas en la célula. Obviamente, las personas deberán tener formación polivalente para poder trabajar en distintos procesos de fabricación, un requerimiento habitual en las plantas de Toyota. Figura 8-4. Célula en forma de U con flujo pieza a pieza. ¿Por qué es complicado crear flujo? Así que la vida es bella y los problemas y penalidades simplemente desaparecen creando un flujo pieza a pieza. ¡No como una apuesta arriesgada! En el pensamiento lean, la vida será dura durante un tiempo, al menos hasta que se aprenda cómo se pueden mejorar continuamente los procesos. Ohno explicaba: En 1947, organizamos las máquinas en líneas paralelas o en forma de L, intentando tener un operario para tres o cuatro máquinas a lo largo del proceso de fabricación. Tropezamos con una dura resistencia de los trabajadores, a pesar de que no existía un incremento de trabajo o de horas. A nuestros artesanos no les gustaba la nueva organización ya que requería que funcionaran como operarios polivalentes. No les gustaba el cambio de pasar de un operario, una máquina a un sistema de un operario, muchas máquinas en proceso. Su resistencia era comprensible. A medida que surgían los problemas era evidente la dirección en que ellos deseaban continuar. Aunque deseaba presionar, decidí no hacerlo con rápidos y drásticos cambios, sino pacientemente (Ohno, 1988). Uno de los aspectos cómodos del pensamiento de fabricación en masa es que si alguno de los procesos deja de producir, debido a que lleva mucho tiempo cambiar una máquina para un nuevo proceso o porque una persona está de baja o porque el equipo se ha estropeado, las otras operaciones del proceso, que están «separadas», pueden seguir trabajando porque tienen grandes cantidades de inventario. Cuando se unen operaciones en un flujo de pieza a pieza, la totalidad de la célula desacelera si alguna pieza del equipamiento falla. Te hundes o nadas a la vez, como una unidad. Visto esto, ¿por qué no se tiene algo de inventario para hacer la vida un poco más cómoda? Porque si existe una cantidad de material físico o virtual de información esperando a ser procesada, los inventarios esconden problemas e ineficiencias. Los inventarios permiten el mal hábito de no tener que enfrentarse a los problemas. Si no resuelves tus problemas, no mejorarás tus procesos. El flujo pieza a pieza y la mejora continua (kaizen) ¡van cogidos de la mano! Si la competencia se propone el reto del esfuerzo y la «confusión» que supone adoptar el pensamiento lean, ya no se podrá estar cómodamente escondido por mucho tiempo detrás del inventario, porque se estará fuera del negocio. Tal y como Minoura, antiguo presidente de Toyota Motor Manufacturing, North America, y la disciplina de Taiichi Ohno explicaban: Cuando funcionan con producción pieza a pieza, no pueden llegar a hacer la cantidad que quieren, de manera que los empleados se sienten frustrados y no saben qué hacer. Pero a la vez, tienen que encontrar la manera de pensar: ¿cómo podemos alcanzar la cantidad requerida? Esta es la esencia verdadera del TPS y, en este sentido, creamos confusión, de manera que tenemos que hacer algo distinto en la manera de atacar este problema. Muchas compañías que he visitado caen en uno o dos errores cuando implementan flujo. El primero es que instalan un falso flujo. El segundo es que vuelven hacia atrás, lo que hace que surja un nuevo problema. Un ejemplo de falso flujo sería mover las máquinas poniéndolas cerca para crear lo que parecería una célula de flujo pieza a pieza, creando lotes de productos en cada estación sin sentido de takt time de cliente. Parece una célula, pero trabaja como un proceso por lotes. Por ejemplo, la Hill-Burt Company en Orrville, Ohio, fabrica muchos productos basados en piezas de acero. Uno de sus productos de mayor volumen es la familia de mástiles de acero para telescopio usados en furgonetas para radar o equipos de cámara. Cada mástil es distinto, dependiendo de la aplicación, de manera que existe variación entre unidad y unidad producida. Esta compañía le puso el nombre de «célula» a su proceso de fabricación de mástiles y creyó que estaba haciendo una correcta aplicación de la fabricación lean. De hecho, antes de asistirles con una consultoría de sus procesos, un director de producción nos advirtió de que, con la variedad de productos que tenían, no tendríamos ninguna posibilidad de mejorar el flujo. En un workshop kaizen de una semana, la situación real fue analizada y resultó ser un clásico caso de falso flujo2. El tiempo de trabajo (valor añadido) que llevaba fabricar una unidad de estos mástiles era de 431 minutos. Pero las piezas del equipo para hacer cada mástil estaban físicamente separadas, de manera que las carretillas elevadoras movían grandes palets de mástiles de una estación de trabajo a otra. El WIP se iba incrementando en cada una de las fases. Teniendo en cuenta este WIP, el lead time total desde la materia prima hasta el producto acabado era de 37,8 días. La mayor parte de este tiempo se centraba en el almacenaje de tubo en materia prima y en el almacenaje de piezas acabadas. Si se observaba el tiempo de proceso en planta, llevaba casi cuatro días desde que se serraba el material hasta el soldado final para realizar 431 minutos de trabajo. La distancia de desplazamiento del mástil dentro de planta era de 537 metros. Las soluciones se centraban en mover los equipamientos y ponerlos más cerca, moviendo una pieza cada vez a través del sistema, eliminando el uso de carretillas elevadoras entre operaciones (se debía construir un carro especial para mover esta gran unidad a la altura de la estación de trabajo, entre dos de las operaciones que no podían situarse una cerca de la otra), creando una orden única de fabricación para un mástil en lugar de lotes de ordenes de fabricación para un conjunto de mástiles. Los resultados de estos cambios fueron mejoras significativas en lead time (ver figura 8-5), un inventario reducido y un asimismo reducido espacio en planta. Uno de los beneficios del workshop fue el análisis del tiempo para preparar una orden de fabricación. La acumulación de órdenes de fabricación estaba creando mucho desperdicio; cuando este sistema fue eliminado, se redujo el tiempo de 207 minutos a 13 minutos. La figura 8-6 muestra el flujo de proceso antes y después del workshop kaizen de una semana. Puede observarse que la situación de «antes» era realmente un caso de falso flujo. Las piezas de los equipamientos estaban en cierto modo cerca unas de otras, pero no había realmente un flujo pieza a pieza. La gente que trabajaba en la planta no entendía demasiado lo que era flujo para detectar que se trataba de un falso flujo. La situación de «después» fue una mejora tan destacable que sorprendió y deleitó a toda la compañía. Quedaron impresionados de que se pudiera haber hecho todo en una semana. Figura 8-5. Resultados de la transformación lean en la fabricación de mástiles. Antes Después Lead time de producción (de muelle a muelle) 37,8 días 29,2 días Lead time de producción (de serrado a soldado) 3,75 días 0,8 días 11 2 Distancia de transporte (de muelle a muelle por mástil) 537 metros 309 metros Tiempo de entrada para orden de fabricación (por mástil) 207 minutos 13 minutos Cantidad de carretillas elevadoras El segundo error al implementar flujo es la vuelta atrás, que sucede tan pronto como la compañía se da cuenta de que crear flujo puede suponer un coste. Este coste extra puede darse en cualquiera de las siguientes situaciones: Se produce una avería en un equipamiento, motivando que toda la célula interrumpa la producción. Un cambio en el equipamiento tarda más de lo esperado, lo que retrasa el conjunto de la célula y para la producción. Para crear flujo real puede generarse la necesidad de una inversión en un proceso (como, por ejemplo, el tratamiento térmico) que actualmente se halle subcontratado a un proveedor y convertirlo en un proceso interno. En todos estos casos he visto algunas compañías renunciar al flujo. Su idea es que el flujo es una gran idea cuando hacemos una simulación con piezas de juego para ilustrar los beneficios de reducir el tamaño de lote y de la creación de flujo. Pero es una mala idea cuando se aplica a una fabricación real y causa problemas y costes a corto plazo. Cuando se instala una célula, su mantenimiento requiere disciplina, lo que normalmente está fuera de la capacidad de muchas compañías de fabricación, debido a que no entienden los retos y las dificultades por superar en la mejora continua. A largo plazo, los retos, dificultades y costes a corto plazo, casi siempre producen resultados mejorados drásticamente. El objetivo de Toyota en cualquier proceso es crear siempre un sistema de flujo pieza a pieza libre de desperdicios, tal y como expresa el Principio 2 del modelo Toyota. Crea procesos de flujo continuo para que los problemas salgan a la superficie. Crear flujo significa poner juntas operaciones que de lo contrario estarían separadas. Cuando las operaciones se unen, existe más trabajo de equipo, una realimentación rápida y presión directa hacia la gente para resolver los problemas, de manera que se piensa y se crece. Por último, según el modelo Toyota el principal beneficio del flujo pieza a pieza es que reta a la gente a pensar y a mejorar. Debido al objetivo del pensamiento, el TPS está siendo tomado por Toyota como el «Thinking Production System». Toyota está deseando arriesgar, parando la producción con el objetivo de sacar a la superficie los problemas y desafiar a los miembros de equipo a solucionarlos. Los inventarios esconden problemas y reducen la urgencia de solucionarlos. El modelo Toyota pretende parar y encarrilar todo problema en función de cómo se exponga. En el capítulo 11 (que trata sobre el jidoka) se explica esto con mayor detalle. Figura 8-6. Proceso de fabricación del mástil, antes y después de una semana de transformación lean. Ejemplo de caso: Resúmenes de trabajos en una planta de reparaciones de barcos de la Marina Un excelente ejemplo de flujo pieza a pieza en una empresa de servicios fue implementado en los astilleros Puget Sound Naval Shipyard, a finales del 2001. En estos astilleros no se construían embarcaciones, sino que se reparaban naves de las fuerzas navales, desde submarinos hasta varios tipos de portaviones. Toda reparación es especial, de manera que existe un alto contenido de ingeniería en el diagnóstico del problema y en redactar las instrucciones de trabajo para su reparación. La documentación de ingeniería, incluyendo las instrucciones de trabajo, está recogida en una carpeta que va a los astilleros, de manera que mecánicos especializados puedan llevar a cabo la reparación. Esto lleva a la autorización, a la financiación y al papeleo que los mecánicos suelen realizar para el trabajo de reparación. La carpeta con las instrucciones de trabajo se ha convertido en el cuello de botella en el proceso de planificación, así como el controlador de costes. Para mejorar el proceso, se llevó a cabo un workshop kaizen de una semana. Ello exigió una gran preparación para hacerlo, incluyendo la reorganización y un espacio de oficina asignado para la creación de una célula de funcionamiento matricial y multifuncional para procesar las instrucciones de trabajo. El workshop se centró en dibujar el mapa del proceso real y desarrollar un nuevo proceso. Los desperdicios se identificaban analizando el proceso paso por paso, incluyendo los reprocesos, los sistemas redundantes, los distintos medios de comunicación (por ejemplo, hojas de cálculo), espera causada por los formularios, inspecciones, exceso de revisiones y de firmas, malos sistemas de clasificación, falta de material de referencia, exceso de desplazamientos, espera e información incompleta. La solución fue desarrollar una célula de funcionamiento matricial para poner juntas las instrucciones de trabajo. Como resultado, se eliminaron muchas de las trasferencias y pasos sin valor añadido. Se calculó el takt time, basado en la demanda de instrucciones de trabajo (las demanda era bastante sencilla de predecir) y el tiempo disponible para trabajar sobre ellas. Un aspecto clave fue coger al núcleo de personas que realizaba la mayor parte del trabajo y colocarlos en una oficina de entorno abierto. Se creó físicamente una célula de trabajo en la oficina, de manera que las funciones clave requeridas para producir una carpeta de instrucciones de trabajo podían efectuarse pasando el paquete de estación a estación en un tiempo récord. La antigua oficina tenía organizada a las personas por funciones separadas y cada persona tenía un despacho con grandes divisiones físicas. En la nueva célula de trabajo, las personas clave tenían escritorios dispuestos en torno a una mesa redonda. Los resúmenes de trabajos se movían alrededor de la mesa de persona a persona en un flujo unidad a unidad. El tiempo de valor añadido fue registrado antes y después, con resultados sorprendentes. Se requieren, aún, algunos tiempos de valor no añadido, como por ejemplo, llenar papeleo exigido por políticas de las fuerzas navales, aunque no sea necesario para los mecánicos. Lo hemos separado del «tiempo de espera», que es desperdicio puro. La figura 8-7 muestra los resultados de la transformación. Figura 8-7. Mejora documentada en un proceso de resumen de trabajos. Antes Después Mejora Tiempo de valor añadido (días) 15 15 0% Tiempo requerido de valor no añadido (días) 20 8 60% Tiempo puro de espera de valor no añadido (días) 62 3 95% Lead time total (días) 67 26 73% 9.223 750-4.200 55-92% Número de pasos de proceso 70 23 67% Transferencias 58 10 80% Distancia de recorrido del papeleo (metros) 9 Principio 3: Utilice sistemas pull para evitar producir en exceso Cuanto más inventario tenga la compañía, …menos probable será tener aquello que es requerido. TAIICHI OHNO Imaginemos que usted descubre un gran servicio de Internet en el que puede adquirir todos los productos lácteos, los cuales le serán entregados directamente en su casa y con un descuento considerable. El único inconveniente es que tiene que solicitar y especificar una cantidad semanal de cada artículo. La compañía sólo le garantiza que la entrega se realizará durante la semana. La compañía tiene que planificar envíos semanales de productos acabados a su almacén, así que lo que desea es avanzar pedidos cerrados para estar segura de que vende todo el inventario que recibe. Se lo dejarán en su porche en un contáiner térmico que se mantiene fresco unas horas. Usted especifica la cantidad de huevos, leche y mantequilla que necesitará durante la semana. Pero no sabe qué día de la semana recibirá los productos. Puede ser el lunes o tal vez el viernes. De manera que necesitará tener suficientes productos lácteos en su nevera para poder pasar la semana. Si la entrega se realiza el lunes, tendrá la nevera llena de valiosos productos lácteos de toda una semana, más lo que le haya llegado y es probable que sea demasiado para que quepa en la nevera. Quizá necesitará comprar una segunda nevera e instalarla en el garaje. Si se va de vacaciones y se olvida de anular el pedido de esa semana, cuando vuelva, tendrá toda la cantidad semanal de valiosos productos lácteos en su porche echados a perder. Éste es un ejemplo de inventario en sistema push. En los negocios, los productos finalizados y los servicios son a menudo enviados al minorista tanto si puede venderlos en ese mismo momento como si no puede hacerlo. El minorista trata de enviártelos tanto si los necesitas en ese momento como si no. El resultado es una gran cantidad de inventario de productos que no se necesitan inmediatamente, lo que probablemente haga que el minorista esté también reteniendo una gran cantidad de inventario. Imaginemos ahora que el servicio de Internet recibe una gran cantidad de quejas y mejora su servicio. Le envían un dispositivo inalámbrico que contiene una tecla para cada producto. Cuando abra una nueva botella de leche o un nuevo envase de huevos, pulsa la tecla de dicho producto. Al día siguiente ellos le hacen llegar una unidad para suplir lo que ha empezado a consumir. Esto significa que tendrá una unidad parcialmente consumida si no la finaliza, y una más. Algo de inventario, pero no mucho. Si piensa que va a consumir una gran cantidad de un producto, como por ejemplo leche, puede pedirlo a través de Internet o bien llamando por teléfono e inmediatamente le entregarán lo que necesita. Al final, han renegociado los acuerdos con sus proveedores de productos lácteos. Cuando el cliente pide más producto, enviará una señal a las compañías de productos lácteos para que envíen la cantidad al minorista. Este es un ejemplo de sistema pull. Recibe los productos sólo cuando los pide y el minorista recibe productos basados en la demanda real de cliente. Para evitar que los productos sean enviados en forma push, debe estar dispuesto a pagar un poco más por este servicio «bajo pedido». Muchas compañías y organizaciones de servicios trabajan de acuerdo con su planificación interna. Hacen lo que más les conviene de acuerdo con esta planificación. De manera que producen piezas, artículos y servicios de acuerdo con su planificación o bien planifican y envían en forma push productos a sus clientes, que tienen que guardarlos en inventarios. Como ya es conocido, el modelo Toyota no trata de gestionar inventarios; lo que trata es de eliminarlos. Ya desde un principio, Toyota pensaba en términos de tirar del inventario basándose en la demanda de cliente, en lugar de utilizar un sistema push que se anticipara a la demanda de cliente. En el modelo Toyota, pull significa el estado ideal de fabricación just-in-time: entregando al cliente (que debería ser el siguiente paso en el proceso de producción) lo que desea, cuando lo quiere y en la cantidad que desee. La forma más pura existente de pull es el flujo pieza a pieza, tratado en el capítulo 8. Si puede seleccionar un pedido y fabricar un único producto para este pedido –utilizando una célula de producción con flujo pieza a pieza– éste sería el sistema más lean posible. Esto es, se ajusta al cien por cien a la demanda y el inventario es nulo. Pero debido a que existen interrupciones naturales de flujo desde la transformación de la materia prima hasta los productos terminados por entregar al cliente, es necesario crear algo de inventario. En el capítulo 10 se expondrá que nivelar la planificación implica tener algunos artículos en forma de inventario. El ejemplo de utilizar Internet no es un sistema de inventario cero. Existe inventario, también calificado como buffer. El servicio de Internet (el mejorado) le pide que le diga cuándo va a empezar a utilizar un producto, de manera que pueda reemplazarlo cuando haya empezado a utilizarlo. La mayoría de supermercados trabajan de este modo. De hecho, los supermercados son simples almacenes, que operan de una manera particular. Existe una cantidad muy específica de inventario guardado en el almacén, basado en los patrones de compras pasadas y la demanda esperada futura. Los clientes vienen y cogen de los estantes los productos que desean. El encargado de reposición del supermercado periódicamente revisa qué ha sido retirado de las estanterías y lo repone. El encargado de reposición no vuelve a llenar simplemente el inventario de las estanterías, sino que pide los artículos de manera directa al fabricante para reponer en las estanterías. El encargado de reposición tira del inventario del supermercado, que es una pequeña y controlada cantidad de inventario que usa un sistema de rellenado. Los supermercados que operan correctamente son un ejemplo de sistema pull. Existe inventario en almacenes, pero en lugar de enviar el material en forma de push a los inventarios de los almacenes basándose en una planificación, se está simplemente viendo lo que el cliente se está llevando y se rellena antes de que se agote. De manera similar, el sistema de producción de Toyota no es un sistema de inventario cero. Depende de «almacenes» de materiales que son rellenados usando sistemas pull. El principio pull de cliente y rellenado Taiichi Ohno y sus socios estaban fascinados por la importancia del supermercado en la vida diaria durante los años cincuenta. Esto atrajo la atención de los minoristas en Japón y fue importado allí, donde Ohno lo estudió detenidamente. Aunque Ohno reconoció desde un principio que en muchos casos el inventario era necesario para permitir un flujo suave, reconocía también que los departamentos individuales que fabricaban productos bajo una planificación usando un sistema push, podían producir en exceso de manera natural y crear grandes cantidades de inventario. En un sistema push, la producción de artículos está basada en un plan (planificación) que ha sido realizado con anterioridad, lo que significa que las órdenes de fabricación y de compra han sido iniciadas bajo demandas de cliente proyectadas. La fábrica continúa produciendo contra la planificación y genera desperdicios (waste). Pero la demanda del cliente puede cambiar de repente y las cosas pueden ir mal. ¿Qué sucede entonces con la planificación? La mayoría de departamentos de producción en masa intentarán minimizar los cambios de preparación necesarios para fabricar los distintos tipos de productos con el mismo equipamiento. Como resultado, un departamento específico deberá hacer todos los artículos de mayor volumen a principios de semana antes de realizar el cambio de preparación. Debido a que cada departamento está haciendo lo que quiere durante la semana, no existe ninguna coordinación real entre departamentos. Para mantener ocupados a los departamentos de aguas abajo del proceso, existirán almacenes con inventario entre los distintos departamentos. De manera que si los departamentos trabajan de acuerdo a planificaciones independientes estarán enviando el material en forma de push hacia estos almacenes. Como compromiso entre el flujo ideal de pieza a pieza y un sistema push, Ohno decidió crear pequeños almacenes de piezas entre operaciones para controlar el inventario. Cuando el cliente se llevaba un artículo determinado, se reponían. Si el cliente no utilizaba un artículo, yacía en el almacén pero no se reponía. No existe más sobreproducción que la pequeña cantidad en las estanterías y existe como mínimo alguna conexión directa entre lo que los clientes quieren y lo que la compañía produce. Pero debido a que las fábricas pueden ser grandes y estar separadas y los proveedores de piezas pueden estar lejos, Ohno necesitaba una metodología para indicar que la línea de montaje había usado las piezas y necesitaba más. Utilizó como señales simples tarjetas, contenedores vacíos, carros vacíos llamadas kanban. Kanban significa señal, cartel, placa, póster, cartelera, tarjeta, pero es adoptado en términos generales como una señal de cualquier tipo. Enviar hacia atrás un contenedor vacío –un kanban– es una señal para rellenar con un número específico de piezas o bien enviar atrás una tarjeta con información detallada teniendo en cuenta la pieza y su localización. El conjunto de la operativa del uso de kanban en Toyota es conocida como el kanban system (sistema kanban) para gestionar y asegurar el flujo y la producción de materiales en un sistema de producción just-in-time. Aún hoy, en el mundo de las comunicaciones electrónicas de alta velocidad, se puede pasear por una planta de Toyota que hace y usa miles de piezas distintas, viéndose tarjetas y otros tipos de kanban moviéndose por la fábrica, tirando en forma de pull de la producción y entregando piezas. Es destacable, simple, efectivo y altamente visual. Hoy en día, por todo el mundo, las compañías están aprendiendo el poder del sistema kanban. Están dejando de lado las sofisticadas planificaciones con ordenadores en muchas partes de los procesos. Mientras puede parecer que se realiza un paso hacia atrás, ha sido repetidamente demostrado que es un paso hacia delante, ya que los inventarios de las compañías disminuyen mientras que la frecuencia de tener las piezas correctas aumenta. De esta manera todos los sistemas complejos dedicados a llevar la cuenta detallada de los inventarios se convierten en desperdicio innecesario. Pull rellenado en la vida diaria Una manera de desmitificar el concepto de kanban es pensando en ejemplos simples de sistema de pull rellenado en la vida diaria. Igual que cuando se decide comprar gasolina para el coche. ¿Se rellena el depósito de acuerdo con una planificación? ¿Podría usted considerar llenar el depósito simplemente una vez por semana, los lunes por la mañana? Lo dudo. Si lo hiciera, observaría que a veces no necesita realmente gasolina los lunes por la mañana, mientras que otras veces se quedaría sin ella, antes del lunes. Lo más probable es que, cuando vea que el indicador de gasolina se está acercando a cero, pare en una estación de servicio. El mismo comportamiento del sistema pull funciona para la mayoría de cosas rutinarias que compramos en la vida familiar. El desencadenante es, simplemente, que vemos que el nivel del stock de un artículo nuestro está bajo y, en un momento dado decimos, «mejor será que vaya y pida un poco más de esto». No todo puede ser rellenado basándose en un sistema pull; algunas cosas deben ser planificadas. Tómese como ejemplo los productos de alta calidad, como un Rolex, un coche deportivo o esos palos de golf de alta tecnología anunciados por Tiger Woods. Siempre que se esté comprando un artículo especial o de un solo uso, hay que pensar qué es lo que se desea, considerar los costes y los beneficios y planear cuándo comprarlo. En otras palabras, se crea una planificación para comprar algo, debido a que no existe una necesidad inmediata para ello. Los servicios son otro tipo de compra que no es inmediata pero debe ser planificada. Por ejemplo, recientemente hemos limpiado nuestra fosa séptica. No teníamos forma de conocer si estaba llena y requería ya ser vaciada. Así que seguimos la planificación generalmente recomendada (y probablemente de forma incorrecta) para la limpieza de la fosa séptica. Ahora existe un dispositivo en el mercado que puede ser instalado para detectar el nivel de la fosa séptica; cuando se alcanza el punto de pedido, se indica a través de una señal de radio el momento en que se requiere su limpieza. Si adquirimos este dispositivo, podemos eliminar la necesidad de un sistema de planificación y sustituirlo con un sistema de rellenado por sistema pull con una señal para rellenar (en este caso, para vaciar) basado en el uso actual en lugar de una imprecisa conjetura sobre su utilización. Debido a que el sistema pull corresponde al actual uso o consumo, Toyota trabaja constantemente para alcanzar el ideal de rellenado just-in-time. Usando kanban, se está monitorizando y coordinando detalladamente el uso y rellenado de miles de piezas y herramientas, organizando planificaciones específicas para el rellenado, desarrollando reglas para determinar el momento de enviar la señal pull de llenado, calculando la máxima cantidad de inventario permitido, etcétera. En la mayoría de casos el sistema kanban/pull trabaja mejor que un sistema de planificación. Aunque siga dependiendo de pequeños buffers de inventario o «almacenes de piezas», el inventario es siempre un compromiso. De esta manera la meta es eliminar el «almacenado de piezas» y conseguir un flujo de pieza a pieza allí donde sea posible. El sistema Kanban de Toyota pull allí donde es necesario Un sistema real de flujo pieza a pieza debería ser un sistema donde los productos aparezcan cuando sean requeridos por el cliente. El sistema más cercano que Toyota ha concebido para alcanzar esto es la célula de flujo pieza a pieza que fabrica bajo pedido sólo en el momento preciso el producto que es requerido. Cuando el flujo puro no es posible debido a que los procesos están muy alejados o los tiempos de ciclo para realizar las operaciones son muy distintos, la siguiente mejor elección es el sistema kanban de Toyota. En un libro ampliamente conocido sobre el Toyota Production System llamado Learning To See, Rother y Shook (1999), comentan: «Crea flujo donde puedas y pull donde es debido.» Si quieres diseñar sistemas lean, repite esta frase todos los días cuando te levantes para empezar el día. Puedes llegar lejos con este simple principio. Donde no es posible crear un flujo pieza a pieza, la siguiente mejor opción es diseñar un sistema pull con algún inventario. Consideremos un sistema pull en una planta de montaje de Toyota. Hay pedidos acumulados de los concesionarios de coches. El departamento de Control de Producción crea una planificación nivelada. Por ejemplo fabrican un Camry blanco, seguido de un Camry verde, seguido de un Avalon rojo y así sucesivamente. Cada uno de estos coches tiene un completo juego de opciones asociado. Esta planificación se envía a la planta de carrocerías, donde se estampan los paneles de acero (desde un «supermercado» de paneles pre-estampados) y se sueldan juntos en una sola carrocería. La estampación de paneles es una operación más rápida que el takt time en las plantas de montaje (por ejemplo, es bastante corriente tener un segundo por panel estampado contra 60 segundos de takt time en planta), de manera que ponerlos en un sistema de flujo pieza a pieza no es práctico. Estarían produciendo uno de cada 60 segundos. De manera que se usa un sistema pull. En un determinado punto de pedido, cuando un determinado número de paneles han sido utilizados por la planta de carrocería, un kanban vuelve a la prensa de estampación, ordenándole hacer otro lote para rellenar el almacén. De manera similar, cuando una línea de trabajadores empiezan a utilizar piezas de un contenedor (bisagras, manetas de puerta, limpiaparabrisas), retiran una tarjeta kanban y la ponen en un buzón. El operario de manutención vendrá en una ruta preestablecida y la recogerá, llevándola al almacén para rellenar lo que se usa en la línea de montaje. Otro operario de manutención rellenará el almacén recogiendo piezas de un supermercado de piezas de proveedor. Éste realizará una orden hacia atrás a los proveedores de piezas. Y así sucesivamente. La figura 9-1 muestra un sistema como éste, donde las piezas en la planta de montaje son rellenadas desde un proveedor. El proceso empieza en la fábrica de montaje (en la parte derecha del diagrama), entonces el «pedido kanban» y los contenedores vacíos regresan en camión al proveedor, para ser rellenados. El proveedor tiene un pequeño almacén de piezas acabadas en un «almacén de piezas», que es usado para rellenar el kanban. Cuando se retiran las piezas de las estanterías del almacén de piezas, deben ser rellenadas enviando un kanban y un contenedor vacío a la célula de producción donde se fabrican las piezas nuevas y son enviadas para rellenar las estanterías del «almacén de piezas». La información pide piezas en forma de kanban, fluyendo hacia atrás desde el cliente (la planta de montaje). Los materiales en este caso son enviados de atrás hacia el cliente. Es fascinante observar esta manera de trabajar, con muchas piezas y materiales moviéndose a través de la fábrica con un ritmo. En una gran planta de montaje como la de Georgetown, Kentucky, existen miles de piezas moviéndose. A lo largo de la línea de montaje, existen pequeños contenedores de piezas y son estos pequeños contenedores los que se mueven desde los almacenes diestramente organizados. Es difícil imaginar cómo un sistema informático puede realizar un trabajo tan preciso de organización con tal movimiento de piezas. Es chocante darte cuenta de que no es un ordenador el que lleva la organización, sino el movimiento de pequeñas tarjetas. Figura 9-1. Sistemas pull interno y externo. Todavía, expertos del TPS se revuelven y se irritan cuando oyen a gente entusiasmarse y centrarse en el kanban como si fuera por sí solo el Toyota Production System. Kanban es un concepto fascinante y es divertido verlo funcionar. He realizado muchas visitas en plantas lean, empleando horas y horas en hablar sobre detalles técnicos de muchos tipos distintos de sistemas kanban. ¿En qué momento debe ser lanzado el kanban? ¿Cómo deben calcularse las cantidades? ¿Qué debe hacerse cuando un kanban se pierde? Pero éste no es el motivo de discusión. Aunque sea necesario conocer estas cosas cuando se establece el sistema, en realidad son sencillas en términos técnicos. El reto es desarrollar una organización dispuesta a aprender, que encuentre caminos para reducir el número de kanban y, por consiguiente, reducir y finalmente eliminar el inventario. Recuerde: el kanban es un sistema de organización de los inventarios y, según Ohno, el inventario es desperdicio, ya sea en un sistema push o en un sistema pull. De manera que el kanban es un esfuerzo para sentirte libre, pero no para estar contento. De hecho uno de los mayores beneficios de usar kanban es que es sencillo de utilizar para forzar mejoras en el sistema de producción. Imaginemos que hemos impreso cuatro kanban. Cada uno corresponde a un contenedor de piezas. La regla es que un contenedor no puede moverse a menos que exista un kanban con él. Seleccione un kanban y retírelo del sistema. ¿Qué sucede? Existirán sólo tres contenedores circulando en el sistema. De esta manera, si una máquina para, el siguiente proceso sacará piezas un 25% más rápido. Esto pondrá al sistema en tensión y causará algunos paros, pero forzará que aparezcan equipos con mejoras de proceso. El sistema de planificación en push tiene su lugar El modelo Toyota no está preocupado con adherirse al Principio 3. Utilice sistemas pull para evitar un exceso de producción. Existen muchos ejemplos de planificación en push en Toyota. Un ejemplo son las piezas expedidas desde Japón a Estados Unidos o incluso movidas por Estados Unidos. Se utilizan sistemas tradicionales de planificación para pedir estas piezas, con el lead time asignado para hacerlas llegar a la planta según lo planificado. La ingeniería de nuevos productos es también un ejemplo de planificación ajustada, tal y como se describe en el capítulo 6. Cuando los directivos de Toyota planifican, se preocupan por los plazos. En otras palabras, la planificación no es simplemente una guía para hacerlo lo mejor posible, en mayor o en menor medida. Hay un plazo y se debe remover cielo y tierra para cumplirlo. Por este motivo, también en los sistemas planificados, los materiales y la información se mueven de forma notablemente uniforme. Los sistemas planificados trabajan mejor cuando los lead times son muy cortos; por ejemplo, petición de piezas en base día en lugar de petición de piezas una vez al mes. Por este motivo, cuando se plantean sistemas de planificación, Toyota trabaja para hacer los lead times tan cortos como sea posible. Hoy en día Toyota está utilizando cada vez más sistemas informáticos para la planificación. Por ejemplo, para los pedidos de piezas a proveedores, Toyota está aplicando kanban electrónicos en lugar de clasificar y enviar hacia atrás tarjetas. Pero no tiene por qué ser una de las dos posibilidades. Tal y como se verá en el capítulo 13 en el control visual, Toyota utiliza a menudo un sistema informático para planificar algunas operaciones, pero utiliza también sistemas manuales como tarjetas o pizarras blancas para controlar de manera visual el proceso. Por ejemplo, la columna principal de la planificación logística de los Service Parts Distribution Centres de Toyota está basada en un sistema de planificación informático pero que utiliza a su vez pizarras de «control de proceso» que controlan realmente la fabricación. Si se utiliza el modelo Toyota para convertirse en lean, la recomendación es no limitarse a imitar a Toyota con la aplicación de determinadas herramientas, para parecer lean como Toyota. El modelo Toyota es una filosofía y un conjunto de herramientas que deben ser aplicadas apropiadamente a cada situación. Hay que entender que estos principios son algo en que creer y luchar para conseguirlos. Forman parte de un gran sistema que busca la armonía y la perfección para mantener el éxito. A medida que se avance por los capítulos de esta sección, se seguirá viendo cómo cada uno de estos procesos depende de otros, «El proceso correcto producirá los resultados correctos». Utilizando pull en una oficina de GM Pueden utilizarse sistemas de pull rellenado en la oficina para ahorrar dinero y ayudar a evitar cortes de suministro. La mayoría de oficinas ya utilizan alguna variante de sistema pull. Nadie conoce exactamente cuántos lápices, gomas de borrar o resmas de papel serán utilizados en una oficina. Si cada cierto tiempo se realizara un pedido planificado de todas estas cosas, se acertaría en algunos casos, se tendría demasiado en otros y se agotarían algunos de los artículos más críticos. Así que, en una oficina bien dirigida, el trabajo de alguna persona consiste en mantener el almacén de provisiones con stock, revisando y controlando lo que se está consumiendo y reponiéndolo posteriormente. General Motors tiene una Technical Liaison Office en California, para organizar visitas de su joint-venture con Toyota –la planta de NUMMI–. El primer lugar que ven los empleados de GM al entrar para evidenciar la fama del Toyota Production System, en NUMMI, es esta oficina donde se llevan a cabo algunos tipos de formación. GM la convirtió en modelo lean de oficina. En su caso, el sistema kanban para el aprovisionamiento es muy formal y raramente se agota algo. Existe un lugar para cada cosa y cada cosa tiene su sitio en los almacenes, en los escritorios, cerca del ordenador. En las áreas de almacenaje de provisiones existen pequeñas tarjetas kanban que indican cuándo deben ser enviadas. Por ejemplo, cuando el envase de aspirinas alcanza el nivel de un cuarto, el kanban de aspirinas se introduce en un bote de café. Solían tener una nevera convencional de bebidas, de algunas había grandes cantidades, mientras otras se hallaban agotadas. Al no poder ver a través de la puerta, no era difícil encontrar su interior desordenado. Para solucionar esto compraron una gran máquina de refrescos con un frontal de cristal y le suprimieron el sistema de pago. El frontal de cristal permite ver fácilmente el estado de los refrescos. Se colocó una variedad de zumos y refrescos en las estanterías. Cuando el stock de un refresco en particular baja a un cierto nivel, se coge el kanban de ese refresco y se coloca en una caja para pasar un nuevo pedido. Puede que piense que un sistema pull no sea el más apropiado para una pequeña oficina y le parezca un sistema demasiado elaborado para mantener el ahorro en costes prometido. Puede que quiera hacer un análisis costebeneficio antes de decidir si vale la pena. Pero ése es el pensamiento de la producción tradicional en masa. Los beneficios pueden ir más allá de los céntimos que ahorremos. El poder del Sistema de Producción de Toyota es que desencadena la creatividad y la mejora continua. Y que se esfuerza en la búsqueda de la perfección. Así que instaurar estos sistemas de kanban puede que intrigue a sus compañeros de oficina y que haga que se interesen en mejorar el proceso de pedir suministros de oficina y, finalmente, en encontrar maneras de crear un flujo en su trabajo principal. El despilfarro en la oficina, por lo general, es mucho mayor que en las fábricas. Un poco de esfuerzo creativo para mejorar el proceso tiene efectos multiplicadores. 10 Principio 4: Nivele la carga de trabajo (heijunka) Por lo general, cuando uno intenta aplicar el TPS, lo primero que tiene que hacer es equilibrar o nivelar la producción. Y ésa es la responsabilidad ante todo del personal de control de producción o de gestión de producción. Nivelar el programa de producción puede requerir adelantar o posponer algunos envíos de modo que quizá tenga que pedirles a sus clientes que esperen un poco de tiempo. Una vez que el nivel de producción sea más o menos el mismo o constante, en un mes, le será posible aplicar sistemas pull y equilibrar la línea de montaje. Pero si los niveles de producción –la salida– cambian diariamente, no tiene sentido intentar aplicar esos otros sistemas, porque simplemente, uno no será capaz de establecer un trabajo estandarizado en esas circunstancias. FUJIO CHO Presidente de Toyota Motor Corporation Siguiendo la estela de Dell Computer y de otras empresas de éxito, muchas empresas en América se apresuran hacia un modelo de producción de fabricación bajo pedido. Quieren fabricar sólo lo que sus clientes quieren que hagan, la solución lean final. Por desgracia, muchos clientes son impredecibles y los pedidos reales cambian mucho de semana a semana o de mes a mes. Si uno fabrica el producto según se recibe el pedido, puede que esté construyendo mucho durante una semana, pagando horas extras y poniendo a tope a su gente y a sus máquinas, pero luego, si los pedidos bajan la siguiente semana, su gente tendrá poco trabajo que hacer y su equipo se infrautilizará. Tampoco sabrá cuántos pedidos pasarle a sus proveedores, de modo que tendrá que almacenar la máxima cantidad posible de cada artículo que sus clientes puede que posiblemente pidan. Es imposible gestionar una operación lean de esta manera. Un modelo estricto de fabricación bajo pedido crea montañas de inventarios, problemas ocultos y al final una menor calidad y los tiempos de entrega finales puede que aumenten a medida que la fábrica se haga desordenada y caótica. Toyota ha descubierto cómo crear la operación más lean y como resultado les da a sus clientes un mejor servicio y una mejor calidad equilibrando el programa de producción y no fabricando siempre bajo pedido. Algunas de las empresas con las que trabajo para intentar «fabricar bajo pedido» están, de hecho, pidiéndoles a sus clientes que esperen entre seis y ocho semanas para su producto «fabricado bajo pedido». Unos pocos clientes «especiales» pueden saltarse la secuencia y lograr que sus pedidos se expidan antes, a costa de la mayoría de los clientes. Pero ¿por qué alterar el ritmo de sus operaciones para fabricar hoy un pedido que acaba de entrar si el cliente no recibirá el producto hasta dentro de seis semanas? En lugar de eso, acumule los pedidos y nivele el programa y puede que sea capaz de recortar los tiempos de entrega de fabricación y el nivel de inventarios de piezas de modo que pueda ofertar tiempos de entrega estándar más cortos para todos sus clientes, lo que resultará en una mayor satisfacción de sus clientes que un enfoque de «producción bajo pedido» en el que primero nos damos mucha prisa y luego bajamos el ritmo. Los directivos y empleados de Toyota usan el término japonés muda cuando hablan sobre el despilfarro y la eliminación del muda es el foco de la mayoría de iniciativas de producción lean. Pero hay otras dos M igual de importantes para hacer que un trabajo sea lean, y estas tres M encajan como un único sistema. De hecho, centrarse sólo en los ocho tipos de muda puede dañar de hecho la productividad del personal y el sistema de producción. El documento del modelo Toyota se refiere a la «eliminación de Muda, Muri, Mura» (ver figura 10-1). Las tres M son: Muda: Sin valor añadido. La M más familiar incluye los ocho tipos de despilfarro mencionados en los capítulos anteriores. Éstas son actividades que generan despilfarros al alargar los tiempos de entrega, causar movimientos extras para conseguir piezas o útiles, crear inventarios en exceso o resultar en cualquier tipo de espera. Muri: Sobrecarga de trabajo del personal o de las máquinas. En algunos aspectos está en el polo opuesto del Muda. El Muri fuerza a una máquina o una persona más allá de sus límites naturales. La sobrecarga del personal resulta en problemas de seguridad y de calidad. La sobrecarga de las máquinas resulta en averías y defectos. Mura: Desnivelado. Puede ver esto como la resolución de las otras dos emes. En sistemas de producción normales, a veces hay más trabajo del que las personas o las máquinas pueden manejar y otras veces hay falta de trabajo. El desnivelado resulta como resultado de un programa de producción irregular o de volúmenes de producción fluctuantes debido a problemas internos, como averías, falta de materiales o defectos. El Muda será un resultado del Mura. El desnivelado de los niveles de producción significa que será necesario tener disponibles el equipo, los materiales y el personal correspondientes al nivel máximo de producción, aunque los requerimientos en promedio sean mucho más bajos que ése. Supongamos que tiene un programa de producción que oscila mucho y un proceso productivo que no está bien equilibrado ni es fiable. Ha decidido empezar a aplicar el pensamiento lean y enfocarse sólo en «eliminar el Muda» de su sistema de producción. Empieza a reducir el inventario de su sistema. Luego examina el balance de la carga de trabajo y reduce el número de operarios del sistema1. A continuación organiza mejor el puesto de trabajo para eliminar movimientos innecesarios. Finalmente, regresa al principio y hace operar el sistema. Lo que por desgracia verá es ¡un sistema donde la gente se deja la piel en el trabajo debido a los picos en la demanda de los clientes que fuerzan al personal y a las máquinas a trabajar más duro de lo que pueden de un modo eficiente! Cuando el flujo de trabajo empieza, con sólo una pieza a la vez entre los centros de trabajo, sin inventario, el ritmo y la mezcla de producción avanzan a saltos por todos los sitios. Lo único que consigue es un flujo de una pieza errático. Los trabajadores estarán sobrecargados. Las máquinas se estropearán como nunca antes. Se quedará sin materiales. Y al final llegará a la conclusión: «La fabricación lean no funciona aquí.» Figura 10-1. Las tres M. Es interesante que el enfoque en el muda sea el método más común de «implementar las herramientas lean» porque el despilfarro es fácil de identificar y de eliminar. Pero en lo que muchas empresas fallan es en el proceso más difícil de estabilizar el sistema y crear un «nivelado», un flujo de trabajo lean verdaderamente equilibrado. Éste es el concepto de heijunka en Toyota, nivelar el programa de trabajo. Es quizás el principio del modelo Toyota menos intuitivo. Conseguir el heijunka es fundamental para eliminar el mura, que a su vez es fundamental para eliminar el muri y el muda. Empezar y parar la producción, una sobreocupación y luego una subocupación es un problema porque eso no nos conduce a la calidad, a la estandarización del trabajo, a la productividad o a la mejora continua. Como explicaba Taichi Ohno: La tortuga, más lenta pero más constante causa menos desperdicio y es mucho más deseable que la liebre veloz que corre y se adelanta pero luego se detiene de vez en cuando a echar una cabezada. El Sistema de Producción de Toyota sólo puede llevarse a cabo cuando todos los trabajadores se convierten en «tortugas» (Ohno, 1988). He oído lo mismo de boca de otros líderes de Toyota: «Preferimos ser lentos y constantes como una tortuga que rápidos pero avanzando a saltos como una liebre.» Los sistemas de producción en Estados Unidos fuerzan a los operarios a ser como conejos. La verdad es que trabajan muy duro, se agotan y luego se echan una siesta. En muchas fábricas estadounidenses los operarios a veces doblan su trabajo en la línea de montaje, haciendo uno el trabajo de dos porque el otro tiene el día libre, y mientras que los operarios cumplan con sus cuotas de producción diarias, la dirección no se preocupa del tema. Heijunka: nivelando la producción y los programas El heijunka es el nivelado de la producción tanto por volumen como por mezcla de productos. No fabrica los productos según el flujo real de los pedidos de los clientes, que pueden subir y bajar rápidamente, sino que coge el volumen total de pedidos en un período dado y los nivela de modo que cada día se haga la misma cantidad y la misma mezcla de productos. El enfoque del TPS2 desde el principio fue mantener pequeño el tamaño del lote y fabricar lo que el cliente (externo o interno) quiere. En un flujo de verdad de una sola pieza, usted puede fabricar dos productos, A y B, en la misma secuencia de llegada de los pedidos de los clientes (por ejemplo A, A, B, A, B, B, B, A, B…). El problema de fabricar una secuencia de producción real como ésta es que ocasiona que fabrique piezas de un modo irregular. De modo que si los pedidos del lunes son el doble que los pedidos del martes, uno debe pagarle a los operarios horas extras el lunes y enviarlos a casa antes el martes. Para suavizar esto, debe tomar la demanda real del cliente, determinar el patrón de volumen y mezcla y fabricar cada día un nivel programado. Por ejemplo, suponga que fabrica cinco Aes por cada cinco Bes. Ahora puede crear una secuencia de nivelado de producción ABABAB. Esto se llama producción nivelada con mezcla de modelos, porque está mezclando la producción pero está también nivelando la demanda de los clientes a una secuencia predecible, que separa los diferentes tipos de productos y nivela su volumen. Figura 10-2. Producción tradicional (sin nivelar). La figura 10-3 da un ejemplo de un programa sin nivelar de una planta de motores que fabrica pequeños motores para máquinas de cuidar el césped (basado en un caso real). En este caso, una línea de producción fabrica tres tipos de motores – pequeños, medianos y grandes–. Los motores medianos son los de mayor venta, de modo que se fabrican al principio de la semana, desde el lunes hasta parte del miércoles. Luego hay unas horas para hacer el cambio de la línea para fabricar los motores pequeños, el resto del miércoles y hasta el viernes por la mañana. Finalmente los motores grandes, los de menor demanda, se fabrican el viernes por la tarde. Hay cuatro cosas erróneas en este programa sin nivelar: 1. Normalmente los clientes no compran productos de un modo predecible. El cliente compra motores medianos y grandes a lo largo de toda la semana. De modo que si el cliente de modo inesperado decide comprar un gran número de motores grandes al principio de la semana, la fábrica tendrá problemas. Uno puede solventar esto manteniendo mucho stock de producto acabado de todos los motores, pero esto se traduce en un coste alto de inventarios con todos los costes asociados. 2. Hay un riesgo de productos sin vender. Si la planta no vende todos los motores fabricados del lunes hasta el miércoles debe mantenerlos como inventario. 3. El uso de recursos no está equilibrado. Lo más probable es que haya diferentes requerimientos de trabajo para estos tres motores distintos, siendo los de más trabajo los motores grandes. De modo que la planta necesita una cantidad media de mano de obra al principio de la semana, menos mano de obra a mitad de la semana y luego mucha mano de obra a final de la semana. Potencialmente puede haber mucho muda y mura. 4. Se transmite una demanda desnivelada en procesos aguas arriba. Éste es quizás el problema más serio. Como la planta compra diferentes piezas para los tres tipos de motores, pedirá a sus proveedores que envíen ciertas piezas del lunes al miércoles y piezas distintas el resto de la semana. La experiencia nos dice que la demanda del cliente cambia siempre y que la planta de motores será incapaz de todos modos de cumplir con el programa. Lo más probable es que haya grandes cambios en la mezcla de modelos, por ejemplo, un pedido urgente inesperado de motores grandes y la necesidad de centrarse en su fabricación durante toda una semana. El proveedor necesitará estar preparado para el peor escenario posible y necesitará mantener en stock como mínimo el valor de una semana de todas las piezas para los tres tipos de motor. Y lo que se denomina «efecto látigo» multiplicará este escenario hacia atrás por toda la cadena de suministro. Piense en la pequeña fuerza de su muñeca creando una fuerza enorme y destructiva en la punta de un látigo. De manera similar, un cambio pequeño en la programación de una planta de montaje de motores dará como resultado una oleada de inventario creciente en cada etapa de la cadena de suministro a medida que se desplace hacia atrás a partir del consumidor final. Figura 10-3. Producción con mezcla de modelos (nivelada). En el modo de proceso por lotes, el objetivo es lograr economías de escala para cada máquina individual. El cambio de útiles para alternar la producción entre el producto A y el producto B parece un despilfarro porque no producimos piezas durante el cambio de útiles. También le pagamos al operario de la máquina durante el tiempo de cambio de modelo. De modo que la solución lógica es fabricar un lote grande del producto A antes de cambiar al producto B. Pero este enfoque no nos permite el heijunka. En el caso de los motores, la planta hizo un análisis cuidadoso y descubrió que el tiempo tan largo de cambio de modelo en la línea se debía a la entrada y salida de las piezas y útiles para el motor grande y a la entrada y salida de las piezas y útiles para el motor pequeño. Había también diferentes tipos de palés para los distintos motores. La solución fue llevarle al operario una pequeña cantidad de todas las piezas en estanterías en la línea. Los útiles necesarios para los tres motores también se ubicaron en la línea de producción. También fue necesario crear un pallet flexible que pudiera sostener cualquier tipo de motor. Esto eliminó por completo el equipo de cambio de modelo, permitiendo que la planta fabricase los modelos en la secuencia deseada en una línea de montaje con mezcla de modelos. Luego se programó una secuencia repetida de los tipos de motores, de modo que la mezcla encajara con los pedidos de los clientes (ver figura 10-3). Hubo cuatro beneficios al nivelar la programación: 1. Flexibilidad para hacer lo que los clientes quieren cuando lo quieren. Esto redujo el inventario de la planta y los problemas asociados. 2. Riesgo reducido de productos sin vender. Si la planta fabrica sólo lo que el cliente pide, no tiene por qué preocuparse de tragarse los costes de mantener y almacenar un inventario. 3. Uso equilibrado de personal y máquinas. La planta puede crear operaciones estándar y una producción nivelada teniendo en cuenta que algunos motores necesitarán menos mano de obra y otros más. En tanto que un motor grande no sea seguido por otro motor grande, los operarios podrán manejar la secuencia. Una vez la fábrica tiene esto en cuenta y mantiene el nivel programado, puede tener una carga de trabajo equilibrada y manejable a lo largo del día. 4. La demanda se transmite suavizada a los procesos aguas arriba y a los proveedores. Si la planta usa un sistema just-in-time para los procesos aguas arriba y los proveedores entregan varias veces al día, los proveedores lograrán unos pedidos estables y nivelados. Esto les permitirá reducir inventarios y luego compartir algo de sus ahorros con su cliente de modo que todo el mundo se beneficie de ello. Nada de esto hubiera sido posible si la planta no hubiera encontrado una manera de eliminar el tiempo de cambio de útiles. Aunque parezca poco realista que usted pueda hacerlo en todas las circunstancias, hace varias décadas Shigeo Shingo demostró en su estudio de tiempos que eso es exactamente lo que uno debe hacer. Shingo no era empleado de Toyota, pero trabajaba estrechamente con Toyota. Era un ingeniero de organización industrial meticuloso que prestaba atención con todo detalle a los movimientos de alcanzar y coger de los operarios. Al estilo de Toyota analizó con profundidad el proceso de cambio de útiles en grandes prensas de estampación y descubrió que la mayor parte del trabajo realizado caía en dos categorías: era muda o algo que podía hacerse mientras la prensa estaba aún fabricando piezas. Llamó a esta segunda categoría «preparación externa» en oposición a la «preparación interna», que era el trabajo que debía hacerse mientras las prensa estaba parada. En la producción en masa tradicional, lo primero que hacían los equipos de cambio de útiles cuando efectuaban un cambio de modelo en la línea de producción era parar la prensa. Shingo se preguntó cuánto del proceso de cambio de modelo se podía hacer mientras la prensa seguía en marcha, así que organizó el puesto de trabajo del operario con ese propósito e hizo otras mejoras técnicas hasta que el operario no podía hacer nada más para preparar el cambio sin parar la prensa. Algunas cosas eran externas, como conseguir la siguiente matriz y los útiles, precalentar la matriz, y colocarla junto a la prensa, y podían hacerse mientras la prensa fabricaba piezas. Cuando se paraba la prensa, prácticamente sólo faltaba el cambio de la matriz y empezar de nuevo. Sorprendentemente, el cambio de útiles en prensa de varias toneladas que llevaba muchas horas, resultó que podía hacerse en minutos. Piense como ejemplo en el personal de los boxes en una carrera de fórmula 1 que da servicio al coche rápidamente para que vuelva a estar en la pista en menos de un minuto. A lo largo de los años, el cambio rápido de útiles se ha convertido en una especie de deporte en Japón, como si fuera el equivalente del rodeo norteamericano. En un viaje que hice a Japón en los años ochenta, visité a un proveedor de Mazda de puertas estampadas, cuyo equipo había ganado un premio en una competición nacional por hacer el cambio de útiles de una prensa de varios cientos de toneladas en sólo 52 segundos. Nivelando el programa: el rol del inventario El nivelado del programa tiene grandes beneficios en todo el flujo de valor, además de darle la habilidad de planificar meticulosamente todo detalle de la producción y de estandarizar los métodos de trabajo. Si usted visita una planta o un proveedor de Toyota, verá sus grandes esfuerzos por nivelar la producción. Los mejores proveedores de Toyota también trabajan bajo la hipótesis de que la demanda de Toyota de sus piezas estará nivelada. Eso es un riesgo, porque al no mantener inventario de producto acabado quedan totalmente expuestos a variaciones bruscas en el volumen y mezcla de productos de sus clientes. Ellos pueden hacer eso y dormir tranquilos por la noche, porque Toyota es un cliente muy fiable y nivela su programa de fabricación. Por ejemplo, Trim Masters es un proveedor en Georgetown, Kentucky que fabrica asientos para los modelos Camry y Avalon que se fabrican allí. Trim Masters fabrica y entrega asientos just-in-time, basándose en la información que recibe de la planta de Toyota que pide los asientos de uno en uno. Desde el momento en que se pasan los pedidos, Trim Masters tiene tres horas para fabricar los asientos, ponerlos en un camión en la secuencia correcta y entregarlos en la planta de Toyota, de modo que aparezcan en la línea de montaje en el orden exacto que se necesita en fábrica. Trim Masters cursa los pedidos de sus piezas a sus proveedores just-in-time manteniendo un inventario muy bajo, siendo la rotación de inventarios 128 veces al mes. El Camry y el Avalon usan asientos distintos que requieren piezas diferentes, de modo que Trim Masters tiene que confiar en que Toyota fabricará la mezcla de Camrys y Avalons que prevé. Si de pronto hay una subida inesperada en la producción de asientos de Avalon, Trim Masters se quedará sin piezas y deberá pagar por entregas urgentes de piezas. Eso ocurre habitualmente en las empresas automovilísticas estadounidenses, lo que hace que los conductores de camiones y los pilotos de helicópteros se ganen muy bien la vida por expediciones urgentes de precio alto. Eso ocurre de vez en cuando en Toyota, pero lo habitual es que mantenga cuidadosamente un programa de producción nivelado y que fabrique lo que dijo que se fabricaría. La mayoría de proveedores no son como Trim Masters y deben satisfacer a clientes cuya demanda fluctúa muchísimo. En esos casos, los expertos en el TPS3 le recomendarán a menudo mantener como mínimo un inventario pequeño de producto acabado. Eso parece contradecir el pensamiento lean. Teóricamente, la solución más lean sería fabricar bajo pedido y expedir sólo lo que quiera el cliente. (Si uno va a mantener un inventario, ¿por qué tenerlo del inventario más caro, el de producto acabado? En vez de eso, fabrique bajo pedido y almacene sólo materias primas.) Pero ese razonamiento no tiene en cuenta la importancia del heijunka. Muchas veces es necesario un pequeño inventario de producto acabado para proteger de subidas y bajadas el nivel del programa de producción de un proveedor debido a cambios bruscos en la demanda. Puede que nos parezca un despilfarro, pero gracias al despilfarro de tener algún inventario de producto acabado, uno puede eliminar mucho más despilfarro en todo el proceso de producción y de la cadena de suministros, si se mantiene el nivel de producción. Ésa es una de las razones por las que empresas que han aplicado el TPS con éxito suelen programar su producción con una combinación de fabricación bajo pedido y un nivel predeterminado de inventario de producto acabado. El caso al final de este capítulo muestra a una empresa que fabrica un volumen alto de productos de gran estacionalidad que mantiene en sus inventarios y luego fabrica productos bajo pedido. Esta combinación le permite nivelar su producción año tras año, tener un flujo estable y fabricar la mayoría de sus productos bajo pedido. «Fabricación bajo pedido», sin embargo Heijunka La cita de Cho al principio de este capítulo sugería que los clientes puede que tengan que esperar un poco más si quieren hacer el pedido de un vehículo fabricado especialmente para ellos. No está dispuesto a sacrificar los beneficios de la calidad y eficiencia del heijunka por causa de la «fabricación bajo pedido». Sin embargo, otros fabricantes de automóviles han diseñado sistemas de fabricación bajo pedido, que potencialmente les dan una ventaja competitiva. Una de las soluciones convencionales de fabricación bajo pedido es mantener un inventario de automóviles en muchos concesionarios por todo el país y luego intercambiar esos vehículos entre los concesionarios cuando se cursan pedidos que encajan con esos modelos. De modo que ¿está satisfecha Toyota diciendo a sus clientes que esperen, cuando ellos pueden conseguir el coche específico que quieren de sus competidores? En respuesta a ese desafío, Toyota ha diseñado una solución que le permitirá nivelar la producción y al mismo tiempo fabricar bajo pedido. Nunca le satisface las soluciones en las que hay que optar por una alternativa. Alan Cabito, vicepresidente corporativo de Toyota Motor Sales, explicó: El sistema de Toyota no es un sistema de fabricación bajo pedido. Es un sistema de «cambio bajo pedido». Y la gran diferencia entre ambos es que tenemos coches moviéndose por una línea cuyas especificaciones cambiamos. Siempre hemos hecho eso. Pero ahora damos un paso más allá. Elegimos un coche en la línea, cualquier coche y lo cambiamos. Y como obviamente hay una guía sobre cuántos cambios uno puede hacer al día, tenemos siempre las piezas disponibles para hacerlos. Todo esto se hace dentro del programa nivelado que se creó con varios meses de antelación. Cabito explicó con más detalle la realidad de una línea de producción con mezcla de modelos: Puede que en la secuencia uno tenga una furgoneta, un camión y luego otro camión. Eso no va a cambiar. Usted puede cambiar el color, que no es simplemente la pintura, es el interior y todo lo demás. Usted puede tener unos espejos a juego con ese color, etcétera. Hay mucha complejidad en el cambio de color, uno tiene que cambiar prácticamente todos los accesorios. Y el modo de gestionarlo es el nivel de cambio que se permite. Tiene que haber un límite al número de Siennas verdes con interior de piel que podamos fabricar el mismo día. Como es habitual, Toyota experimentó la fabricación bajo pedido en un piloto real –el Solara, una versión coupé deportiva del Camry– en su planta en Canadá. Tenía un volumen relativamente bajo. Para el Solara lograron un 100% de «cambio bajo pedido». Para el camión Tacoma existe un elevado número de combinaciones de motores; fueron capaces de lograr un 80% de los «cambios bajo pedidos» de los concesionarios que llamaban con peticiones de los clientes. Cabito me dio una perspectiva del área de ventas de cómo funciona esto: Colocamos los pedidos de un mes en concreto tres veces. Pasamos los pedidos para entrega dentro de cuatro meses, luego para tres y al final para dos meses. Durante ese tiempo, se preparan las piezas y los proveedores. Para la producción de julio, el pedido final se pasará en mayo. De modo que su pedido se hace con 60 días de antelación. Luego podemos cada semana cambiar el pedido a las plantas en Estados Unidos. Todas las semanas podemos modificar cualquier cosa que no esté fabricada, excepto el modelo básico del vehículo. El punto importante aquí es que la cultura Toyota no permite que sus directores e ingenieros digan: «Eso no se puede hacer aquí.» El principio rígido del heijunka no dura rígido mucho tiempo. Por otra parte, no es cuestión de sencillamente abandonarlo debido a una nueva tendencia como la fabricación bajo pedido. La pregunta aquí es: ¿Cómo podemos acomodar el deseo del cliente de elegir opciones con el lograr fabricar el coche rápidamente sin comprometer la integridad del sistema de producción? En el verdadero estilo de resolver problemas en Toyota, los ingenieros estudiaron cuidadosamente la situación, experimentaron en el taller e implementaron un nuevo sistema. Heijunka en las operaciones de servicios Nivelar un programa de producción es más fácil en una fabricación de gran volumen que en el mundo de los servicios, normalmente de bajo volumen. ¿Cómo se nivelan los programas de una operación de servicios en la que los proveedores responden a los clientes y en la que los tiempos de entrega del servicio varían mucho de un caso a otro? Las soluciones son similares a las soluciones en fabricación: 1. Encaje la demanda del cliente en una programación nivelada. Eso es más común en operaciones de servicio que lo que pueda pensar. ¿Por qué si no los doctores y los dentistas tienen una programación y usted tiene que encajar en sus agendas? Así pueden nivelar la carga de trabajo y tener un flujo de ingresos constante. El tiempo es dinero en las operaciones de servicios. 2. Establezca tiempos estándar para la entrega de los diferentes tipos de servicios. Otra vez el ejemplo del sector médico es instructivo. Aunque todo el mundo tiene necesidades médicas distintas, los doctores y los dentistas han sido capaces de establecer tiempos estándar para sus diferentes tipos de tratamientos. Y separan la diagnosis del tratamiento. Le visitan, le diagnostican y luego, en la mayoría de los casos, pueden predecir el tiempo que se necesitará de tratamiento. Toyota ha sido capaz de nivelar el programa del desarrollo de nuevos productos, aunque los plazos son meses e incluso años. En la mayoría de los casos, Toyota hará modificaciones menores en un vehículo cada dos años, añadiendo prestaciones y cambiando su estética, y rediseñará el vehículo cada cuatro o cinco años. El desarrollo de producto de Toyota trabaja con una matriz, en la que las filas son los diferentes vehículos de Toyota –Camry, Sienna, Tundra– y las columnas los años. Deciden cuándo se renovará cada vehículo y sufrirá un rediseño importante. Nivelan a propósito el programa de modo que un porcentaje fijo de vehículos se rediseñe cada año. Planificar cuándo se rediseñarán los vehículos sería inútil si los tiempos de entrega requeridos para diseñar y desarrollar realmente un vehículo fuesen impredecibles. Ahí es donde Toyota tiene una gran ventaja sobre algunos de sus competidores. A diferencia de algunas empresas de automóviles que retrasan el inicio de producción por meses o incluso un año, Toyota es como un reloj. Los hitos del plan de desarrollo se cumplen prácticamente con un cien por cien de exactitud. De modo que el plan nivelado se hace realidad. Toyota también ha descubierto que existe un ritmo en los requerimientos de la carga de trabajo a lo largo del proyecto de desarrollo: la carga de trabajo es relativamente baja al principio en la etapa de concepto, luego aumenta al entrar en el diseño detallado y luego se reduce de nuevo en el lanzamiento. Mediante la compensación de los distintos proyectos de vehículos, saben cuándo uno está en su carga máxima y otros en el período de mínima carga, de modo que pueden asignar el número de ingenieros adecuado a los productos. También puede flexibilizar el número de la gente necesaria mediante tomar prestado ingenieros de empresas asociadas (proveedores y otras divisiones de Toyota como Toyota Auto Body). Los ingenieros de las empresas asociadas pueden incorporarse al proyecto según se necesita y luego regresar a sus empresas, logrando un sistema extremadamente flexible que requiere un mínimo de empleados a tiempo completo. Éste es el resultado de otro de los principios de Toyota, en concreto la estandarización. Toyota ha estandarizado su sistema de desarrollo de producto y los mismísimos diseños de productos, hasta el punto de que los ingenieros pueden entrar y salir a la perfección en los proyectos de desarrollo, porque esos ingenieros tienen un conjunto de capacidades técnicas estandarizado similar al de otros ingenieros de Toyota y años de experiencia trabajando en el sistema de Toyota. El principio de colaboración conjunta a largo plazo que comentaremos en el capítulo 17 le permite a Toyota tener un conjunto de socios capaces y confiables en los que puede confiar si necesita ayuda extra. Resumiendo, es posible nivelar la programación de las operaciones de servicios. Pero existen algunos requerimientos básicos. Para controlar los plazos de entrega debe seguir todo el resto de principios del proceso del modelo Toyota –flujo, pull, estandarización e incluso la gestión visual–. La estandarización es crítica para controlar los plazos de entrega y también para colocar o sacar a gente de los proyectos a fin de atender las cargas de trabajo máximas. Debe también desarrollar asociaciones estables con empresas externas que sean capaces y en las que pueda confiar. Juntando el nivelado y el flujo: una venta difícil A cualquier empresa le gustaría tener un volumen constante a lo largo del tiempo de modo que su carga de trabajo fuese constante y predecible. Eso es un concepto fácil de vender. Pero si su departamento de ventas no se comporta como la red de ventas de Toyota que coopera para evitar picos en la demanda, ¿qué puede hacer? El experto en el TPS4 puede que le diga que un fabricante debería mantener algún inventario de producto acabado y fabricar a un ritmo nivelado de modo que reponga todo lo que se lleve el cliente en un sistema pull (como vimos en el capítulo 9). El fabricante exclama: «¡Pero tenemos 15.000 referencias!» El experto contesta: «Busque un número pequeño de referencias que tengan gran demanda y quizás incluso estacionales; fabríquelas cuando tenga pocos pedidos reales, y manténgalas en su inventario.» Es decir, use una combinación de fabricación para stock con fabricación bajo pedido como la empresa de canaletas de aluminio que figura como caso de estudio al final de este capítulo. Eso puede que le parezca razonable al fabricante. Pero luego hay que vender la idea. El experto en el TPS dice que hay que cambiar el modelo frecuentemente para equilibrar cada día la mezcla de productos. La mayoría de fabricantes intentarán evitarlo. Al fin y al cabo, es tan cómodo fabricar en lotes, primero haciendo el A un rato, luego cambiar los útiles, fabricar el B por un rato, y así sucesivamente. Un cambio rápido de útiles no parece posible, hasta que un experto les muestra cómo pueden hacer un cambio de tres horas en cinco minutos. Incluso entonces, a muchos fabricantes les resulta difícil mantener la disciplina del cambio rápido de modelo. Y la causa real del problema puede que sean las estrategias de promoción de ventas que contribuyen a una demanda desequilibrada. Las empresas lean más sofisticadas empiezan por cambiar sus políticas de ventas para mantener nivelada la demanda del cliente. Eso requiere un gran compromiso a primer nivel de la empresa, pero esas empresas rápidamente descubren los enormes beneficios que hacen que el heijunka valga la pena. No podemos dejar de enfatizarlo. Para lograr los beneficios lean del flujo continuo, necesita el Principio 4: Nivelar la carga de trabajo (heijunka). Eliminar el muda es sólo un tercio de lo necesario para lograr el flujo. Son igualmente importantes eliminar el muri y suavizar el mura. El Principio 4 se centra en el muri y el mura nivelando su volumen y mezcla de productos y lo más importante, nivelando la demanda de su gente, equipos y proveedores. El trabajo estandarizado es más fácil, más barato y más rápido de gestionar. Se hace cada vez más fácil ver los despilfarros de piezas que faltan o de los defectos. Sin nivelar el trabajo, los despilfarros tienden a aumentar de modo natural a medida que la gente y el equipo se ponen a trabajar como locos, para luego parar y esperar como una liebre. Trabajar según un programa nivelado se aplica a todas las áreas de Toyota, incluyendo ventas. Todo el mundo en la empresa trabaja para lograrlo. Caso de estudio: Fabricación de canaletas de aluminio según un programa de producción nivelado En la actualidad, al menos en Estados Unidos, las canaletas de aluminio se fabrican bajo pedido para instalar en una casa. Se llevan los rollos de material al lugar de trabajo, donde se cortan a la longitud deseada, se conforman los extremos y se instalan. Una planta en la región central de los Estados Unidos fabrica mucho del material que usan los instaladores: los rollos de aluminio pintado. Aunque no son complejos, hay mucha variación en su anchura, longitud y color. También se embalan en diferentes cajas dependiendo del cliente. Esta empresa adoptó originalmente el modelo de fabricación bajo pedido. Las entregas se hacían por lo general a tiempo, pero el proceso de conseguir la materia prima, programar las operaciones, construir el producto, trasladar el producto acabado a un almacén, y luego expedirlo desde una docena de muelles de expedición era caótico, como mínimo. Había stocks por todas partes. Sin embargo, había regularmente falta de materiales críticos necesarios para fabricar los pedidos. Los costes de expediciones a los grandes clientes subían y subían. Se contrataba y se despedía a la gente con regularidad. Un gran problema era la estacionalidad del negocio. Los grandes almacenes como Home Depot compraban grandes cantidades de canaletas en la primavera y a principios del verano, y luego las ventas caían drásticamente el resto del año. Por eso muchos trabajadores temporales se contrataban en la época de pico. Entonces, la empresa decidió contratar a un consultor que había trabajado en el Centro de Apoyo a Proveedores de Toyota. El consultor dijo algo increíble: ¡La planta en global sería más lean si fabricase productos seleccionados para guardar como inventario de producto acabado! Eso quería decir que se añadiera algún despilfarro de modo selectivo. Decidieron seguir el consejo del consultor. Él sabía que no hay un solo tipo de inventario de producto acabado, sino cuatro. El primero es el producto fabricado bajo pedido que debería estar en la línea final para colocarlo inmediatamente en el camión. El segundo es el producto estacional para artículos de gran volumen que la planta sabe que venderá, y que deberían fabricarse a lo largo de todo el año y acumularse como inventario estacional, del que iremos sacando productos en la temporada de pico, en primavera/verano. El tercero es el stock de seguridad, un inventario que se usa para tener un margen frente a una inesperada gran demanda de productos que no se prevé en el inventario estacional; responde a una variación causada por el cliente. El cuarto es un stock amortiguador que se mantiene para minimizar el impacto de los tiempos de paro en la fábrica, de modo que los clientes sigan consiguiendo el producto incluso cuando las máquinas se paran para su reparación; es una variación causada por la planta. Siguiendo la recomendación del consultor, cada uno de estos tipos distintos de inventario se almacenaron en áreas separadas en la planta de canaletas de aluminio, de modo que cualquiera podía ver cuánto inventario de cada tipo había disponible. (Principio 7 del modelo Toyota.) El inventario se reponía usando el sistema kanban (tarjetas que dan instrucciones a la línea de producción sobre qué cantidad de determinado producto final debe fabricar) que se explicó en el capítulo 9. Por ejemplo, el mayor nivel de inventario se da en el stock estacional. Se fabrica durante la temporada de menor actividad y llega al máximo justo antes de la primavera, donde las ventas son las más elevadas. Existe una cantidad especificada de antemano de stock estacional y según la cantidad prevista, la célula de producción usa el kanban para fabricar sólo el número de unidades que hagan falta. En frente del inventario hay algo parecido a una cuerda para tender la ropa con los nombres de los meses. Por ejemplo, la cantidad que debería fabricarse en agosto, basándose en un nivel de producción constante a lo largo del año, viene señalada por una etiqueta marcada «agosto». En agosto, si el nivel de inventario es mayor que el que debería haber en esa época, el inventario se ubicará más allá de la etiqueta «agosto» de modo que todo el mundo sabrá que hay un problema de exceso de inventario que necesita resolverse. En el kanban, como se comentó en el capítulo 9, el flujo de información empieza con el pedido del cliente y se mueve hacia atrás hasta la operación. En esta empresa, la célula de corte final y embalaje (flujo en una pieza) recibe los pedidos de los clientes. Pero cuando esos pedidos son bajos, los trabajadores no tienen que quedarse con los brazos cruzados sin hacer nada. Entonces pueden fabricar para el stock estacional, para reponer stock de seguridad o para el stock amortiguador que se haya usado. El stock estacional, el stock de seguridad y el stock amortiguador que necesitan fabricarse se representan con tarjetas kanban. Las tarjetas son clasificadas por un planificador en una caja de programación visual denominada «caja heijunka» que nivela la programación. Para cada producto, la caja dice qué hay que fabricar a las 8.00, a las 8.10, a las 8.20, etcétera. Las tarjetas se colocan en las ranuras y se entregan a la célula de producción. Éstas le dicen a la célula qué tienen que fabricar y a qué ritmo de trabajo. A medida que la célula consume materiales, por ejemplo el aluminio pintado, se envía un kanban a la operación anterior pidiendo más. Se ha establecido un sistema pull hacia atrás hasta llegar a los proveedores, incluso el proveedor de pintura. Siguiendo las sugerencias del consultor en el TPS, se hicieron otras mejoras, como estandarizar los procedimientos de trabajo, reducir el tiempo de cambio de modelo e incluir dispositivos a prueba de error (que se explican en los capítulos 11 y 12). El resultado fue un flujo de producto por toda la planta muy nivelado, tan constante que toda la expedición se podía manejar con sólo dos muelles de modo que se cerraron los otros 10. Además, la planta logró mejoras de rendimiento increíbles. El tiempo total para entregar un producto se redujo en un 40%, el tiempo de cambio de modelo en un 70%, el WIP del producto pintado en un 40%, el inventario obsoleto en un 60% y las entregas en el plazo previsto se aproximaron al 100%. ¡Una típica transformación lean! 11 Principio 5: Cree una cultura de parar a fin de resolver los problemas, para lograr una buena calidad a la primera El señor Ohno solía decir que ningún problema descubierto al parar la línea debería esperar más que a la mañana siguiente para su resolución. Porque al fabricar un coche cada minuto sabíamos que al día siguiente tendríamos el mismo problema. FUJIO CHO Presidente de Toyota Motor Corporation Russ Scaffede era el vicepresidente de Toyota Powertrain cuando lanzó la primera planta de motores y sistemas de transmisión en Georgetown, Kentucky. Había trabajado durante décadas en General Motors y tenía una reputación excelente como un tipo de fabricación que lograba que se hicieran las cosas trabajando bien con la gente. Estaba muy contento de tener la oportunidad de trabajar con Toyota y de ayudar en la creación de una nueva planta de última generación siguiendo los principios del TPS1. Trabajó día y noche para levantar una planta conforme a las exigentes especificaciones de Toyota del agrado de sus mentores japoneses, en particular, Fujio Cho, el presidente de Toyota Motor Corporation en Kentucky. Scaffede había aprendido la regla de oro de la producción de motores de automóviles: ¡No parar la planta de montaje! En General Motors los directores eran juzgados por su capacidad de cumplir con los números. Haz que se haga el trabajo no importe lo que ocurra, y eso significa enviar los motores a la planta de montaje de modo que siga fabricando. Demasiados motores, eso era bueno. Demasiado pocos, te enviarían a las colas del desempleo. De modo que cuando Cho le hizo notar a Scaffede que no había parado la planta de producción ni una sola vez en todo un mes, Scaffede mostró su alegría diciendo: «Sí, señor. Hemos tenido un gran mes. Pienso que se sentirá encantado de ver más meses como éste, señor.» Scaffede se quedó estupefacto al oír de Cho2: Russ san3, usted no comprende. Si usted no para la planta de montaje, eso quiere decir que no tiene problemas. Todas las plantas de producción tienen problemas. De modo que usted debe estar ocultando sus problemas. Por favor, elimine algunos inventarios de modo que afloren los problemas. Usted parará la planta de montaje, pero también continuará resolviendo los problemas haciendo motores con más calidad y con más eficiencia. Cuando entrevisté a Cho para este libro, le pregunté sobre las diferencias culturales entre lo que había experimentado poniendo en marcha la planta de Georgetown, Kentucky y al dirigir plantas de Toyota en Japón. No dudó en destacar que su problema número uno era lograr que los encargados y miembros de los equipos pararan la línea de producción. Ellos creían que si paraban la línea, se les culparía de hacer un mal trabajo. Cho me explicó que le llevó varios meses «reeducarlos» de que era necesario parar la línea de producción si querían mejorar continuamente el proceso. Tenía que bajar al taller todos los días, reunirse con los directores y luego, cuando encontraba una razón para parar la línea, animar a los encargados a pararla4. El principio: parar el proceso para incorporar la calidad (Jidoka) Jidoka, el segundo pilar del TPS5, se remonta a Sakichi Toyoda y su larga serie de inventos que revolucionaron el telar automatizado. Entre sus inventos hubo un dispositivo que detectaba la rotura de una hebra y, cuando lo hacía, paraba inmediatamente el telar. Uno podía luego volver a poner en marcha el telar y, lo más importante, resolver el problema evitando que se repitiera el defecto (despilfarro). Como muchos elementos del TPS, un invento y una idea sencillos tuvieron implicaciones profundas y amplias. La calidad debía incorporarse en el proceso. Eso significa que usted necesita un método para detectar los defectos cuando ocurren y parar automáticamente la producción de modo que un empleado pueda resolver el problema antes de que el defecto siga adelante en el proceso. Uno de los principales estudiosos norteamericanos del TPS, Alex Warren, ex vicepresidente ejecutivo de Toyota Motor Corporation en Kentucky, definía el jidoka y cómo se relaciona con el mayor poder que se da a los empleados6: En el caso de las máquinas, les incorporamos dispositivos que detectan anormalidades y las paran automáticamente si éstas ocurren. En el caso de las personas, les damos autoridad para pulsar botones o tirar de cuerdas (que denominamos «cuerdas andon») que pueden parar por completo toda la línea de montaje. Todo miembro del equipo tiene la responsabilidad de parar la línea cada vez que vea que algo está fuera de la norma. De ese modo ponemos la responsabilidad de la calidad en manos de los miembros del equipo. Ellos sienten así su responsabilidad –sienten así su poder–. Saben que cuentan. El jidoka se conoce también como autonomatización, equipo al que se dota de inteligencia humana para pararse cuando tenga un problema. La calidad en el puesto de trabajo (prevenir que los problemas sigan avanzando en la línea) es mucho más efectiva y menos costosa que inspeccionar y reparar los problemas de calidad después de su aparición. La fabricación lean aumenta de un modo tremendo la importancia de hacer bien las cosas a la primera. Con niveles muy bajos de inventario, no hay ninguna reserva de la que tirar si se produce un problema de calidad. Los problemas en la operación A pararán rápidamente la operación B. Cuando el equipo se para, se usan indicadores o luces, acompañados generalmente de música o de una alarma, para señalar que se necesita ayuda para resolver un problema de calidad. Este sistema de señalización se denomina ahora como «andon». Andon se refiere a la señal luminosa que pide ayuda. Aunque pueda parecer obvio que usted debería coger y tratar los problemas de calidad inmediatamente, la última cosa que permitiría la dirección en un proceso de fabricación tradicional sería parar la línea. Las piezas defectuosas, si se detectan, se etiquetan como malas y se apartan para ser reparadas en otro momento y por otro departamento. El mantra es: «Producir grandes cantidades a cualquier coste y reparar luego los problemas». Como Gary Convis, Presidente de la fábrica de Toyota en Georgetown me explicó: Cuando estaba en Ford, si no fabricabas durante el 100% del turno, tenías que darle explicaciones a la División. Nunca parabas la línea. Aquí no trabajamos el 100% del tiempo programado. La fortaleza de Toyota, creo, es que la alta dirección entiende qué pretende el sistema andon… Ellos lo han vivido y lo apoyan. De modo que en todos los años que he estado en Toyota, nunca recibí quejas por haber perdido producción y por dar prioridad a la seguridad y a la calidad por encima del cumplimiento de los objetivos de producción. Todo lo que quieren saber es: ¿Cómo vas a resolver el problema llegando a la causa raíz? ¿Cómo te podemos ayudar? Mire, le digo que nuestros miembros de los equipos tendrán aquí problemas por dos cosas: La primera, si no vienen a trabajar y la segunda, si no tiran de la cuerda si tienen un problema. El sentido de responsabilidad para asegurar la calidad en cada puesto de trabajo es realmente crítico. De modo que tenemos una paradoja. La dirección de Toyota dice que está bien fabricar menos del 100% del tiempo, incluso cuando la línea es capaz de operar a plena capacidad, y sin embargo Toyota figura habitualmente entre las plantas más productivas de la industria automovilística. ¿Por qué? Porque Toyota aprendió hace mucho que resolver los problemas de calidad en el origen ahorra tiempo y dinero aguas abajo. Al hacer aflorar continuamente los problemas y resolverlos inmediatamente cuando ocurren, usted elimina el despilfarro, su productividad aumenta y sus competidores que operan al máximo en sus líneas dejando que se acumulen los problemas morderán el polvo. Cuando los competidores de Toyota finalmente empezaron a usar el sistema andon de Toyota, cometieron el error de asumir que el sistema de parada de línea estaba conectado a cada uno de los puestos de trabajo –pulse el botón y toda la línea de montaje se parará chirriando–. En Toyota, el andon en cada una de sus plantas de montaje y de motores se llama un «sistema de paro de línea de posición fija». Como se muestra en la figura 111, cuando un operario en la estación de trabajo cinco pulsa el botón andon, el número 5 en el marcador se iluminará de color amarillo, pero la línea seguirá moviéndose. El jefe de equipo tiene un tiempo de respuesta hasta que el vehículo llega a la siguiente estación de trabajo, antes de que el andon se ponga de color rojo y el segmento de la línea se pare automáticamente. Eso es probable que sea en cuestión de 15-30 segundos en una línea de montaje de coche de uno por minuto. En ese tiempo, el jefe del equipo puede solucionar el problema inmediatamente o apreciar que puede solucionarse mientras el coche se mueve a otras estaciones de trabajo, pulsar el botón de nuevo y cancelar el paro de línea. O puede concluir que hay que pararla. Los jefes de equipo han sido formados cuidadosamente en procedimientos estandarizados sobre cómo responder a las llamadas del andon. La línea de montaje se divide en segmentos con un pequeño número de coches entre ellos (entre 7 y 10 coches por lo general). Debido a esos stocks, cuando para un segmento de la línea, el segmento siguiente puede seguir trabajando entre 7 y 10 minutos antes de pararse, y así sucesivamente. Es muy extraño que toda la planta pare por completo. Toyota logró su propósito con el andon sin asumir riesgos innecesarios de pérdidas de producción. Le llevó años a las empresas automovilísticas estadounidenses comprender cómo aplicar esta herramienta del TPS7. Ésa puede ser una de las razones por las que los trabajadores y los supervisores dudaban a la hora de parar la línea, ¡porque paraban por completo realmente toda la línea! Figura 11-1. El sistema andon en una línea de montaje manual. La calidad incorporada por el jidoka no ha sido nunca tan importante para Toyota como con el modelo Lexus y la necesidad de cumplir con las extremadamente altas expectativas de los propietarios de los Lexus. Hasta hace poco, los automóviles Lexus se fabricaban sólo en Japón, donde la cultura y los sistemas de calidad son sin duda alguna de primera clase. Pero ¿podía fabricarse un Lexus en Norteamérica y aun así mantenerse los niveles meticulosamente increíbles de calidad que esperan sus clientes? La respuesta es sí, y se logran en la fábrica de Toyota en Cambridge, Ontario (Canadá). Entre las innovaciones usadas para mantener esa «búsqueda de la perfección» están varias tecnologías y procesos que están llevando el andon a otro nivel más alto. Ray Tanguay, presidente de Toyota Motor Corporation en Canadá, sabía que con el Lexus RX 330 el listón sería mucho más alto que fabricando el Toyota Corolla o el Matriz. Existen muchas innovaciones diseñadas en la gente, los procesos y las tecnologías de la nueva línea de producción del Lexus para garantizarles a sus compradores la calidad Lexus. Por ejemplo, los útiles y los robots de producción en la línea se han diseñado con sensores incorporados que detectan cualquier desviación del estándar y envían en ese caso señales electrónicas mediante emisores de radio a los auriculares de los jefes de equipo. Como no se pueden detectar todos los problemas en el proceso, el RX 330 tiene un control de calidad final muy detallado con 170 puntos de control. El señor Tanguay lleva siempre a donde va una PDA Blackberry en su cinturón, y cada vez que se produce un error en un vehículo acabado, recibe instantáneamente un informe junto con una foto digital del problema. Tanguay puede transferir la foto a un marcador electrónico en la planta, donde los operarios pueden verla en grandes pantallas y así tener cuidado para evitar que ese mismo error vuelva a ocurrir. Aunque son nuevas tecnologías el principio sigue siendo el mismo: traer los problemas a la superficie, hacerlos visibles y trabajar en obtener inmediatamente soluciones. Utilizar contramedidas y sistemas a prueba de error para solucionar los problemas Ya comentamos este punto antes, pero permítame un momento que lo repita: cuanto más cerca esté del flujo de una pieza, antes aflorarán los problemas de calidad que tiene que abordar. Yo me di cuenta de esto personalmente en una oportunidad única que tuve en el verano de 1999. General Motors tenía un programa de formación para sus empleados de la planta de NUMMI, Freemont, California, una joint-venture con Toyota, de una semana de duración sobre el TPS8. Esa formación incluía dos días de trabajo en la línea de montaje de Toyota, fabricando realmente coches. Me dieron la oportunidad de participar. Me asignaron a una operación de un submontaje fuera de la línea de montaje principal que hacía unos ejes para el Toyota Corolla y el modelo equivalente de General Motors. En los coches en los que no hay un chasis, no hay un eje real sino cuatro módulos independientes que incluyen la rueda, los frenos y el amortiguador. Se fabrican en la misma secuencia de los coches en la línea de montaje, se colocan en palés y se entregan siguiendo el orden de los coches en la línea de montaje. Pasan unas dos horas entre el momento de fabricación del módulo y su montaje en el coche, de modo que si hay algún problema uno tiene como máximo dos horas para solucionarlo antes de que el segmento de la línea de montaje principal se pare. Uno de los trabajos fáciles que tuve como novato fue montar una chaveta para fijar una rótula. Uno coloca la chaveta, extiende los terminales y fija en su sitio la rótula. Esto afecta al frenado, de modo que es una pieza de seguridad y, por tanto, muy importante. En un momento al principio de la tarde, vi a la gente revuelta y que tenían lugar varias reuniones improvisadas. Le pregunté al operario junto a mí que qué pasaba y me explicó que una unidad había llegado a la línea de montaje sin la chaveta y que aquello era un problema serio. Un operario en la línea de montaje que instalaba el subconjunto en el coche lo había detectado. El equipo sabía que sólo podía haber ocurrido un par de horas antes. Asumí que aquello era un fallo mío e inmediatamente me sentí muy mal por haber cometido el fallo de no instalar la chaveta. El miembro del equipo me dijo que había ocurrido mientras yo estaba descansando. ¿Quién sabe? Pero su respuesta a mis sentimientos de culpabilidad fue aún más importante. Me dijo: Lo más importante es que el error pasó por ocho personas que no lo vieron. Se supone que tenemos que inspeccionar el trabajo que nos llega. Y el chico al final de la línea se supone que lo verifica todo. Esto no debería haber llegado nunca a la línea de montaje. Ahora nos sentimos avergonzados porque no hicimos nuestro trabajo. El otro trabajo que hice fue el trabajo final de la línea –una inspección al 100% antes de cargar los ejes en el palé–. La inspección incluía el marcado con rotuladores de colores de todos los puntos que se supone hay que inspeccionar, incluyendo la chaveta. Resultó que en la unidad a la que le faltaba la chaveta, un pasador no estaba marcado, de modo que el inspector al final de la línea (que podía haber sido yo otra vez, no estoy seguro) falló al no hacer una inspección completa. Pero de nuevo, lo que importaba es que el equipo realizó un intenso trabajo para identificar la causa raíz del problema y puso en marcha una contramedida –todo en el intervalo de dos horas desde que ocurrió el problema. Aunque la falta de este pasador pasó sin ser detectada por todo el sistema de inspección, se habían implantado un número notable de contramedidas en la línea de ejes para evitar que eso ocurriese. De hecho, en cada estación de trabajo había numerosos dispositivos poka-yoke. Poka-yoke quiere decir «a prueba de fallos» (también «a prueba de errores» o «a prueba de tontos»). Son dispositivos creativos que hacen prácticamente imposible que un operador cometa un error. Obviamente, no había un poka-yoke para detectar la presencia del pasador. Sin embargo, el nivel de sofisticación de la línea era impresionante: había 27 dispositivos poka-yoke sólo en la línea del eje frontal. Cada dispositivo poka-yoke tenía también su propio impreso estandarizado que resume el problema que ataca, la alarma de emergencia que sonará, la acción que se llevará a cabo en caso de emergencia, el método y la frecuencia de confirmación de que el dispositivo poka-yoke funciona correctamente, y el método de efectuar un control de calidad en caso de que el dispositivo poka-yoke se estropee. Éste es el nivel de detalle que Toyota usa para incorporar la calidad en el proceso. Como ejemplo, aunque no tenían un poka-yoke para controlar la presencia de la chaveta, sí tenían una barrera óptica sobre la bandeja de los pasadores. Si la barrera óptica no se obstaculizase al intentar el operario coger un pasador, la línea de montaje se pararía, se encendería una luz andon y sonaría una alarma. Otro dispositivo poka-yoke requería que yo colocara una herramienta (algo parecido a una lima que se usaba para expandir la chaveta) de nuevo en su soporte cada vez que la usaba o de lo contrario la línea pararía y sonaría una alarma. Suena un poco extraño, a sólo un paso de recibir un shock eléctrico por cometer un fallo. Pero es efectivo. Por supuesto, hay siempre métodos para saltarse el sistema y los operarios de la línea los descubren todos. Pero en Toyota hay una disciplina basada en seguir las tareas estandarizadas a la que los operarios tienden a adherirse. El trabajo estandarizado (Principio 6 del modelo Toyota) es en sí mismo una contramedida a los problemas de calidad. Por ejemplo, el trabajo en particular que tenía se había diseñado para que pudiera lograrse en 44,7 segundos de trabajo y desplazamiento. El tack time (la velocidad de la línea en este caso) era de 57 segundos por trabajo, de modo que había tiempo de sobra; era un trabajo para un novato. Sin embargo, incluso para una tarea tan simple había 28 fases que figuraban en el «gráfico de trabajo estándar», junto al número de pasos para ir y volver de la cinta transportadora. Este «gráfico de trabajo estándar» se colocaba en mi puesto de trabajo, donde había ayudas visuales que explicaban los problemas de calidad potenciales. Una versión más detallada contenía en un libro las hojas propias de cada una de las 28 fases, descritas en mayor detalle, acompañadas de una foto digital de la fase ejecutada correctamente. Muy poco se dejaba al azar. Siempre que ocurre un problema de calidad, se revisa el gráfico de trabajo estándar para ver si se nos pasó por alto algo que ocasionó el error y, si fue así, se actualiza en consecuencia. Mantenga simple el control de calidad e implique a los miembros del equipo Si las empresas norteamericanas y europeas lograron algo de la invasión de productos japoneses en el mercado en los años ochenta, fue la fiebre por la calidad. El nivel de conciencia por la calidad de las empresas japonesas hizo que nos diera vueltas la cabeza. Ellos construían piezas de arte y nosotros juntábamos piezas. Pero nos despertamos y trabajamos duro para resolver esto. Los informes recientes de J. D. Power sobre la calidad inicial (los tres primeros meses tras la compra) muestran que la diferencia entre las empresas automovilísticas japonesas y sus competidoras en Estados Unidos y Europa no se nota prácticamente. Pero los datos a largo plazo muestran que el diferencial en calidad no ha desaparecido. Sólo se ha ocultado. Es relativamente fácil inspeccionar un vehículo montado y solucionar todos los problemas antes de que el cliente tenga la oportunidad de verlos. Pero la calidad basada en la inspección suele ser a menudo una calidad temporal. He visto muchos informes de calidad interna no públicos de empresas automovilísticas, incluyendo datos de J. D. Power y los resultados son terribles. La calidad inicial no presenta prácticamente ninguna diferencia entre los fabricantes. Pero al cabo de tres años, la diferencia aumenta. Al cabo de cinco años, es aplastante. En el número anual del 2003 de Consumer Reports dedicado a los automóviles, la revista resume sus estudios de durabilidad. No es extraño que Acura, Toyota y Lexus sean los tres mejores en cuanto a problemas por 100 vehículos durante los tres primeros años desde la compra, con 25 problemas por 100 vehículos en el caso de Toyota y Lexus. Los fabricantes de Estados Unidos y Europa están abajo en la lista, con 50,60 y 70 problemas por cada 100 vehículos, dos o tres veces peores que Toyota y Lexus. ¿Por qué subsiste esa diferencia? Por desgracia, en muchas empresas la esencia de incorporar la calidad se ha perdido en medio de detalles burocráticos y técnicos. Cosas como la ISO 9000, una norma de calidad industrial que pide todo tipo de detalles de los procedimientos de operación estándar, por mucho bien que hayan hecho, le han hecho creer a las empresas que juntar en un libro todas las normas hará que se cumplan esas normas. Los departamentos de planificación de la calidad están armados con cientos de datos que se analizan usando los métodos estadísticos más sofisticados. Seis Sigma nos ha traído bandas itinerantes de black belts que atacan los problemas principales de calidad con venganza, armados con un arsenal de métodos técnicos sofisticados. En Toyota mantienen simples las cosas y usan pocas herramientas estadísticas complejas. Los especialistas de calidad y los miembros de los equipos tienen sólo cuatro herramientas: Vaya y vea. Analice la situación. Use el flujo de una sola pieza y el andon para que afloren los problemas. Pregunte «¿por qué?» cinco veces. (Preguntar «por qué» cinco veces siempre que descubra un problema le suministrará un análisis de la causa raíz del problema así como contramedidas para resolverlo. Como comentaremos en el capítulo 20, es una excelente herramienta para que el equipo se siga centrando en resolver los problemas en lugar de buscar culpables, lo que es sólo otra forma de muda.) Don Jackson, vicepresidente de producción en la planta de Toyota en Georgetown, fue director de calidad de un proveedor del sector del automóvil en Estados Unidos antes de unirse a Toyota. Había sido un rigorista por el detalle y había defendido los complejos manuales de calidad que había ayudado a escribir. En Toyota aprendió el poder de lo sencillo. Como él lo describe: «Antes de unirme a Toyota elaboré muchas normas y procedimientos que eran difíciles de seguir. Estaban condenados al fracaso.» Aún participa en auditorías de calidad en proveedores, pero su enfoque y filosofía son ahora completamente distintos del marco más burocrático que tenía antes de unirse a Toyota: Usted puede escribir un procedimiento complejo que abarque al operador, el mantenimiento del equipo y la auditoría de calidad, y teóricamente, ese proceso funcionará para siempre. Pero mi filosofía es dar apoyo a los miembros del equipo que realizan ese proceso. Quiero que sean capaces de saberlo todo porque ellos son los que producen el producto. De modo que los miembros del equipo tienen que saber si el mantenimiento preventivo se hizo según lo programado, y que su equipo está en buen estado mediante algún sistema de control visual. Se hace un control de calidad cada hora… esos miembros del equipo deberían saber lo que se hizo y qué estaba bien cada hora o bien parar la línea. Luego, finalmente, deben saber cuáles son los requisitos de su trabajo y cómo lograrán incorporar la calidad mediante algún método. De modo que esos miembros del equipo tienen un control total. Quiero que los miembros del equipo sepan que tienen todo lo que necesitan para fabricar el producto correctamente… personas, materiales, métodos, máquinas. Obviamente esa auditoría es muy distinta de la auditoría estándar siguiendo los procedimientos detallados en un manual, quizás analizando algunos datos estadísticos, o incluso comprobando si se siguen o no los procedimientos. Jackson observa con unos ojos distintos: los del operario que controla el proceso. Está viendo la calidad desde el punto de vista del taller –de la situación real (genchi genbutsu). Incorporando la calidad en un ambiente de servicios Usted puede extender el Principio 4 del modelo Toyota: Crear una cultura de parar a fin de resolver los problemas, para lograr una buena calidad a la primera a un entorno de oficina. Por supuesto, no va a colocar luces andon encima de la mesa de despacho de todo el mundo de modo que la enciendan si hay un problema. Está claro que la herramienta de andon como se usa en producción está diseñada para trabajos repetitivos de ciclo corto donde se necesita una ayuda inmediata y cuentan los segundos. Ése sería el caso de algunos trabajos de oficina muy repetitivos, como call centres o departamentos de entrada de datos. Pero en la mayoría de oficinas tienen un trabajo no rutinario donde el «pare cuando haya un problema de calidad» es una cuestión de filosofía y de hábitos de trabajo personal. En un ambiente de oficina corriente, la persona espera y espera por información a fin de avanzar por pilas de trabajo en proceso y luego, cuando llega esa información, muchas veces tiene que correr como un loco para cumplir los plazos, cometiendo numerosos errores y dejándose detalles importantes por el camino. Obviamente ese «sistema» de trabajo necesita un modelo de calidad distinto. La ingeniería de Toyota aporta uno de los mejores ejemplos de diseñar la calidad dentro de un ambiente de servicios profesionales. Por ejemplo, el uso extenso de listas de control y de normas que se comentará en el capítulo 12 es una manera de asegurar la calidad en el origen. También, ayuda mucho la tendencia de Toyota a un desarrollo incremental –transfiriendo componentes estándar de un vehículo a otro y enfocándose en los aspectos seleccionados del vehículo para su cambio–. Hay muchas cosas que Toyota hace para asegurar la calidad desde el principio. Destacaremos dos áreas más para ilustrar la filosofía jidoka en su ingeniería. Primera, vimos en el caso del Prius que en varias crisis clave del programa, el jefe de ingeniería estuvo dispuesto a parar y a reflexionar considerando todas las opciones (Principio 13 del modelo Toyota) antes de seguir adelante. Éste era un programa de enorme visibilidad dentro de Toyota y más tarde, con el público, de modo que los plazos autoimpuestos eran difíciles. La clave era el tiempo. Sin embargo, en las etapas iniciales del desarrollo del concepto Prius, Uchiyamada vio que el equipo se enredaba con detalles técnicos muy concretos sobre la tecnología del motor. Le pidió al grupo que «dejara de enfocarse en el hardware». El equipo dio marcha atrás e invirtió varios días generando ideas sobre conceptos clave que permitieran describir el vehículo del siglo XXI y reduciéndolos al objetivo de «coche pequeño, de consumo eficiente». Varias veces a lo largo del desarrollo del Prius, Uchiyamada pidió un «tiempo muerto» del desarrollo detallado para dar un paso atrás y considerar adónde se dirigía el programa. Cuando mis colegas, estudiantes y yo estudiamos por primera vez el sistema de desarrollo de producto de Toyota, lo llamamos «ingeniería concurrente basada en conjuntos» (Ward, Liker, Cristiano y Sobek, 1995). Notamos que los responsables de Toyota tendían a tener en cuenta un conjunto amplio de alternativas que estudiaban minuciosamente antes de tomar una decisión final. Varios responsables explicaron que el mayor desafío al que se enfrentaban al entrenar a ingenieros jóvenes era frenarlos para que se pararan y reflexionaran en todas las alternativas que deberían tener en cuenta. Éste es un ejemplo de parar y resolver el problema antes de acelerar y causar defectos más adelante en el proyecto. Un segundo ejemplo más relacionado está en las etapas iniciales de desarrollo, antes de que el departamento de diseño industrial haya decidido el diseño final del vehículo, denominado en el argot del sector «modelo de arcilla congelado». En empresas de automóviles tradicionales, los ingenieros de desarrollo piensan que no hay nada que proyectar, puesto que el trabajo de ingeniería se malgastaría, ya que partes clave del vehículo pueden aún cambiar. Toyota ve ese tiempo como una oportunidad para estudiar alternativas y para tenerlas listas cuando se congela el diseño industrial. Se denomina la fase kentou (dibujo de estudio) y el foco en este período es generar cientos de dibujos de estudio, denominados «kentouzu». Mientras el artista está dibujando el diseño en su estudio, los ingenieros están estudiando múltiples alternativas de ingeniería para el interior del coche, el exterior y el motor. Saben con bastante exactitud cuáles serán las dimensiones principales del vehículo y han tomado muchas decisiones sobre la aerodinámica, la potencia y la sensación al conducir. De modo que pueden hacer un bosquejo de esas alternativas y compartirlo entre las diferentes especialidades. Por ejemplo, los faros del Camry de 2002 tenían un diseño muy agresivo, extendiéndose mucho hacia atrás y recortando el capó y el guardabarros. Los ingenieros de la carrocería hicieron sus bosquejos y determinaron, basándose en las listas de control del proceso de estampación, que eso podía ocasionar piezas metálicas estampadas con problemas de calidad. Le sugirieron al departamento de diseño industrial un cambio en los faros que evitara los problemas de calidad y sin embargo mantuviera el diseño deseado. Los diseñadores aprobaron los cambios. De ese modo, se evitó un problema de calidad que podía haber angustiado a producción durante muchos años, así como a los clientes varios años después de su adquisición, gracias a ese período de estudio intenso que permitió incorporar la calidad en el vehículo desde el principio del proceso de diseño. Incorporar la calidad es un principio, no una tecnología Una historia que escuché de un director de planta de Reiter Automotive (proveedor de material amortiguador del ruido) me ayudó a poner en su justo contexto lo que implica incorporar la calidad a un producto. Él dirigía una planta ‘que suministraba a Toyota’ que fabricaba materiales para amortiguar el ruido. Tenía un mentor de Toyota que le estaba enseñando el TPS9. Dicho mentor le había sugerido que necesitaba un andon para detectar inmediatamente problemas de calidad. Así que el director de la planta entregó a sus ingenieros las especificaciones de un sistema andon que detectara inmediatamente problemas de calidad, con tableros luminosos colgados de las vigas directamente conectados con los botones que pulsan los operadores. Ésta era una planta relativamente pequeña comparada con la de Toyota, pero él quería usar lo mejor para implementar este sistema tan importante. Cuando el mentor de Toyota le visitó y él le enseñó el sistema tan elaborado de andon que había pedido, el mentor le dijo: «No, no, no. No lo comprendes. Ven conmigo.» Y se llevó al director de planta a un gran almacén local. Eligió una bandera roja, una amarilla y una verde. Se las entregó al director de planta diciéndole: «Andon». Su idea era que implementar andon no requiere la compra de la última tecnología. El andon sólo funciona cuando usted les enseña a sus empleados la importancia de aflorar los problemas de modo que puedan solucionarse fácilmente. A menos que tenga un proceso de resolución de problemas en marcha, y la gente lo siga, no vale la pena gastarse dinero en nuevas tecnologías. Los norteamericanos suelen pensar que la compra de nueva tecnología es una buena manera de solucionar los problemas. Toyota prefiere usar primero la gente y los procesos para solucionar los problemas, y luego suplementar y dar apoyo a la gente mediante la tecnología. General Motors fue de los primeros en copiar el sistema de jefes de equipo de la planta NUMMI de Toyota –empleados cuyo trabajo principal es dar apoyo a los miembros del equipo–. Pero los jefes de equipo se pasaban mucho tiempo en la sala de descanso fumando cigarrillos o jugando a cartas. ¿Qué lógica tiene pulsar el botón de andon si no hay nadie que responda? En una implantación posterior, GM se hizo más inteligente. En su planta de Cadillac en Hamtrack, Michigan, montaron andon de paro sofisticados de posición fija. Son sistemas automatizados de verdad. Cuando se pulsa el botón, la línea se sigue moviendo hasta que el coche entra en la siguiente estación de trabajo y luego se para automáticamente en una «posición fija». Son muy caros y en el pasado GM tendría que haber implantado la solución rápidamente para acortar el período de recuperación de la inversión. En vez de eso, rehusaron conectar la función de paro automático hasta que el equipo de trabajo superase una auditoría lean global. GM se dio cuenta de que el sistema andon sería eficaz sólo si los operarios seguían un trabajo estandarizado, el sistema kanban fuese tirando de los materiales de un modo fiable hasta la estación de trabajo, se siguiera una disciplina en el sitio de trabajo, y los jefes de equipo respondieran a los problemas. Como resultado de eso, todos los equipos de trabajo se esforzaron por superar la auditoría de modo que tuvieran el privilegio de tener conectado todo el sistema andon. Había celebraciones cada vez que un equipo lo lograba. En la filosofía del modelo Toyota, lo que importa para mejorar la calidad es que funcione el proceso y la gente. Uno puede gastarse mucho dinero en el último andon, en el más grande y no tener ningún impacto en la calidad. En vez de eso, uno necesita reforzar constantemente el principio de que la calidad es responsabilidad de todo el mundo en la empresa. La calidad para el cliente hace funcionar su proposición de valor, de modo que no se comprometa la calidad, porque el valor añadido para su cliente es lo que mantendrá su negocio y le permitirá ganar dinero de modo que todo el mundo pueda continuar siendo parte de la empresa. Una táctica de calidad común en Toyota es programar una serie de proyectos de todo tipo para anticipar los problemas tan pronto como sea posible e implantar contramedidas antes de que los problemas puedan ocurrir. De vez en cuando se requiere un respiro para reflexionar sobre el propósito y la dirección del proyecto antes de seguir adelante. Esto se hace dentro del contexto de objetivos de plazos limitados que raramente se transigen. El modelo Toyota es incorporar en la cultura de la empresa la filosofía de parar o bajar el ritmo para lograr una calidad buena a la primera para mejorar la productividad a largo plazo. Vimos esto repetidamente en el caso Prius. Muy próximos a esta filosofía están los enfoques del modelo Toyota sobre la resolución de problemas y el aprendizaje organizativo. A estas alturas debe quedarle claro al lector que todos los aspectos del modelo Toyota –filosofía, procesos, socios y resolución de problemas– apoyan su capacidad de «incorporar la calidad» y satisfacer a los clientes. 12 Principio 6: Las tareas estandarizadas son el fundamento de la mejora continua y de la autonomía del empleado Las hojas de trabajo estándar y la información que contienen son elementos importantes del Sistema de Producción de Toyota. Para que una persona de producción sea capaz de escribir una hoja de trabajo estándar que otros operarios puedan comprender, él o ella deben estar convencidos de su importancia… Se ha mantenido una alta eficiencia en la producción gracias a la prevención de productos defectuosos, de errores operativos y de accidentes, así como a la incorporación de las ideas de los trabajadores. Todo esto es posible gracias a la hoja de trabajo estándar que pasa inadvertida. TAIICHI OHNO Sea que sus empleados diseñen unos nuevos y complicados dispositivos, que dibujen unos nuevos y atractivos productos, que procesen cuentas a pagar, que desarrollen un nuevo software o que trabajen como enfermeros, es probable que todos respondan a la idea de estandarizar su trabajo de la misma manera: «Nosotros somos unos profesionales creativos, con ideas y cada tarea que hacemos es un proyecto único.» Si usted no está en producción, quizá se sorprenda de saber que incluso los operarios en una línea de montaje creen que tienen un don para hacer mejor el trabajo a su manera y que las normas sólo impiden que lo logren. Pero algún nivel de estandarización siempre es posible y, como veremos, ése es el eje principal de los procesos en el modelo Toyota. Las tareas estandarizadas se convirtieron en una «ciencia» cuando la producción en masa reemplazó la producción artesanal. La mayor parte de la fabricación y estandarización modernas se basan en los principios de la organización industrial establecidos por Frederick Taylor, el padre de «la dirección científica». En el mundo del automóvil, las plantas tenían ejércitos de ingenieros de organización industrial que implementaban el enfoque de Taylor sobre los estudios de tiempos y movimientos. Los ingenieros de organización industrial estaban en todas partes, midiendo los segundos de las tareas de los operarios e intentando sacar cualquier mejora, por pequeña que fuera, de la productividad de la fuerza laboral. Los trabajadores abiertos y honestos que compartían sus mejores prácticas con los ingenieros descubrían rápidamente que sus estándares de trabajo subían y que tendrían pronto que trabajar más duro sin recibir dinero extra a cambio. De modo que los operarios se guardaban para sí sus mejores técnicas y los dispositivos que habían inventado para ahorrarse trabajo, que ocultaban siempre que veían acercarse a los ingenieros de métodos. Deliberadamente trabajaban más lento cuando los ingenieros hacían un estudio de tiempos, para fijar unas expectativas bajas. Los ingenieros lo sabían y por eso intentaban a hurtadillas pillar al operador vigilándole en su trabajo. En muchas ocasiones los estudios de métodos y tiempos que cambiaban una descripción del puesto de trabajo y sus responsabilidades acababan con quejas a los sindicatos convirtiéndose en una gran fuente de conflictos entre la dirección y los trabajadores. Ahora las empresas usan ordenadores para observar con exactitud los movimientos de la persona e informar instantáneamente sobre la productividad de los operarios individuales. Como resultado de eso, la gente sabe que está siendo observada, de modo que trabaja para cumplir con los números, a menudo a costa de la calidad. Es triste, pero se convierten en esclavos de los números, en lugar de enfocarse en la declaración de la misión de la empresa o en su filosofía. No tiene que ser forzosamente así, como veremos en el enfoque de Toyota a las tareas estandarizadas. Ford Motor Company fue uno de los primeros gigantes de la producción en masa asociados con una estandarización rígida de la línea de montaje móvil y el enfoque de Toyota al trabajo estandarizado se desarrolló en parte bajo el punto de vista de Henry Ford. Aunque al final Ford se convirtió en una rígida burocracia que seguía las prácticas destructivas de la dirección científica de Taylor, ése no era el punto de vista que su fundador tenía de los estándares. La perspectiva de Henry Ford (1988), escrita en 1926, encaja bien con el punto de vista de Toyota: La estandarización de hoy… es el fundamento necesario en el que se basa la mejora de mañana. Si uno piensa en la «estandarización» como aquello que refleja la mejor práctica que se conoce hoy en día, pero que se mejorará mañana… llegará lejos. Pero si uno piensa en los estándares como algo limitador, entonces se parará el progreso. Mucho más influyente que Henry Ford fue la metodología y la filosofía del servicio del ejército norteamericano TWI1 (Formación Dentro de la Industria). Este programa se estableció en 1940, durante la segunda guerra mundial, para aumentar la producción y apoyar a las fuerzas aliadas. Se basaba en la idea de que la manera de aprender sobre los métodos de organización industrial era mediante su aplicación en el taller y que el trabajo estandarizado debería ser un esfuerzo colaborativo entre el encargado y el operario (Huntzinger, 2002). Durante la ocupación de Japón y los esfuerzos de su reconstrucción por Estados Unidos después de la segunda guerra mundial, un ex formador de TWI y su equipo, denominado «Los Cuatro Jinetes», enseñaron a las empresas japonesas esos procesos de estandarización. El modelo Toyota de ir a la fuente, observar en detalle y aprender mediante la práctica estuvo muy influenciado por el TWI (Dietz y Bevens, 1970) y se convirtió en el eje principal de la filosofía de estandarización en Toyota. El trabajo de estandarización de la producción en Toyota va más allá de escribir una lista de los pasos que debe seguir el operario. El señor Cho, presidente de Toyota lo describe de esta manera: Nuestro trabajo estandarizado consiste en tres elementos: el takt time (tiempo requerido para completar un trabajo al ritmo de la demanda del cliente), la secuencia de hacer las cosas o secuencia del proceso, y cuánto inventario o stock necesita tener a mano el trabajador individual para poder realizar el trabajo estandarizado. Según estos tres elementos, el takt time, la secuencia y el stock a mano estandarizado, se fija el trabajo estándar. En este capítulo veremos que, como en muchas prácticas organizativas, el modelo Toyota le ha dado la vuelta a la práctica del trabajo estandarizado. Lo que se percibe en otras empresas como negativo o ineficaz se convierte en positivo y eficaz dentro del modelo Toyota y crea equipos colaboradores en lugar de conflicto entre la dirección y los empleados. Como veremos, Toyota nunca pretendió imponer en su fuerza laboral de un modo coercitivo el trabajo estandarizado como una herramienta de gestión. Al contrario, en vez de forzar estándares rígidos que pueden convertir los trabajos en algo rutinario y degradante, el trabajo estandarizado es la base para darles autonomía a los trabajadores y para que innoven en su puesto de trabajo. El principio: la estandarización es la base para la mejora continua y para la calidad Los estándares en Toyota tienen un papel más amplio que lograr que las tareas de los operarios en el taller sean repetitivas y eficientes. El modelo Toyota da como resultado tareas estandarizadas en todos los procesos de trabajo de los empleados en las oficinas, inclusive de ingeniería. Todo el mundo en la empresa está al tanto de la estandarización y la pone en práctica. Por ejemplo, un ingeniero puede visitar cualquier planta de Toyota en el mundo y observar procesos prácticamente idénticos. Toyota aplica también estándares en el diseño de productos y de equipo de producción. Los directores tienen el error de creer que la estandarización es sólo descubrir científicamente el mejor método de hacer una tarea y luego congelarlo. Como Imai (1986) explicó en Kaizen, su famoso libro sobre la mejora continua, es imposible mejorar ningún proceso hasta que se haya estandarizado. Si el proceso cambia continuamente, cualquier mejora será sólo una variación más del método que se usará alguna vez y se ignorará en la mayoría de las ocasiones. Uno debe estandarizar y así estabilizar el proceso, antes de que se hagan en él mejoras continuas. Por ejemplo, si usted quiere aprender a jugar al golf, lo primero que un instructor le enseñará será el golpe básico a la pelota. Luego usted necesita practicar, practicar y practicar para estabilizar su golpe. Hasta que no tenga la habilidad fundamental de golpear la bola de modo consistente, no espere mejorar su juego de golf. El trabajo estandarizado es también un facilitador clave para incorporar la calidad. Hable con cualquier jefe de equipo bien entrenado en Toyota y pregúntele cómo puede asegurar cero defectos. Su respuesta será siempre: «Mediante el trabajo estandarizado.» Siempre que se descubre un defecto la primera pregunta que se hace es: «¿Se ha seguido el trabajo estandarizado?» Como parte del proceso de resolución del problema, el jefe de equipo observará al trabajador e irá paso por paso de la hoja de trabajo estándar para buscar cualquier desviación. Si el trabajador ha seguido la hoja de trabajo estandarizada y aun así hubo defectos, se necesitará modificarla. De hecho, en Toyota las hojas de trabajo estandarizado están lejos del puesto de trabajo del operario. Al trabajador se le forma usando el trabajo estandarizado, pero luego debe hacer ese trabajo sin mirar a la hoja de trabajo estandarizada. La hoja de trabajo estandarizado está visible para los jefes de equipo y encargados para que puedan auditar si los operarios la siguen. Cualquier buen director de calidad en una empresa sabe que no puede garantizar la calidad sin procedimientos estándar que aseguren la constancia en el proceso. Muchos departamentos de calidad se ganan la vida produciendo volúmenes de esos procedimientos. Por desgracia, muchas veces el rol del departamento de calidad, cuando surge un problema de calidad, es asignar la culpa a quien falla en «seguir los procedimientos». El modelo Toyota es facilitar medios a los que hacen el trabajo para que diseñen e incorporen la calidad haciendo que ellos mismos escriban los procedimientos de las tareas estandarizadas. Los procedimientos de calidad tienen que ser lo suficientemente sencillos y prácticos para que la gente que hace el trabajo los use todos los días. Burocracias facilitadoras versus burocracias coactivas: la autonomía del empleado Bajo la dirección científica de Taylor (1947) los trabajadores se veían como máquinas que se necesitaba fueran lo más eficientes posibles mediante la manipulación de ingenieros de organización industrial y directores autocráticos. El proceso consistía en lo siguiente: Determinar científicamente el mejor método para hacer el trabajo. Desarrollar científicamente el mejor método para enseñarle a alguien a hacer el trabajo. Seleccionar científicamente la gente más capaz para hacer el trabajo con ese método. Formar a los encargados para que enseñen a sus «subordinados» y los vigilen de modo que sigan el único y mejor método. Crear incentivos financieros para que los trabajadores sigan el único y mejor método y superen el estándar de productividad fijado científicamente por el ingeniero de organización. Taylor logró tremendas ganancias de productividad mediante la aplicación de los principios de la dirección científica. Pero también creó burocracias muy rígidas en las que se suponía que los directores eran los que pensaban y los trabajadores tenían que ejecutar ciegamente los procedimientos estandarizados. Los resultados fueron predecibles: Papeleo. Estructuras organizativas jerarquizadas de muchos niveles. Control desde arriba hacia abajo. Libros y más libros de reglas y procedimientos escritos. Implementación y aplicación lentas y engorrosas. Mala comunicación. Resistencia al cambio. Reglas y procedimientos estáticos e ineficientes. La mayoría de las burocracias son estáticas, enfocadas internamente en la eficiencia, controlan a los empleados, no responden a los cambios en el entorno, y por lo general a pocos les gusta trabajar en ellas (Burn y Stalker, 1994). Pero según la teoría organizativa, las burocracias no son forzosamente malas. Las burocracias pueden ser muy eficientes si el entorno es muy estable y la tecnología cambia muy poco. Sin embargo, la mayoría de organizaciones modernas intentan ser muy flexibles y «orgánicas», lo que significa que se enfocan en la efectividad, en adaptarse al cambio y en dar poder a sus empleados. Las organizaciones orgánicas son más efectivas cuando el entorno y la tecnología cambian más rápidamente. De modo que parecería, ya que el mundo a nuestro alrededor cambia a la velocidad de la luz, que es hora de tirar los estándares y las normas burocráticas y crear equipos autogestionados para llegar a ser flexibles y competitivos. El modelo Toyota no sigue ninguno de esos dos enfoques. Paul Adler, un experto en teoría organizativa, que ha estudiado las prácticas organizativas de Toyota, se dio cuenta en sus estudios en profundidad de la planta NUMMI de Toyota en California, que los trabajos eran altamente repetitivos con ciclos de trabajo muy cortos (es decir, de un minuto aproximadamente antes de repetirlo). Los operarios seguían procedimientos estandarizados muy detallados que tocaban todo aspecto de la organización. En el puesto de trabajo hay un sitio para todo y cada cosa está en su sitio. Se elimina el despilfarro para aumentar continuamente la productividad. Hay muchos encargados y jefes de equipo y una extensa jerarquía. Hay una disciplina estricta en asuntos como el tiempo, los costes, la calidad… –y la seguridad– prácticamente cualquier minuto del día está estructurado. En resumen, NUMMI tiene todas las características asociadas a la burocracia y una organización muy «mecanicista». ¿No era eso exactamente lo que intentaba lograr la dirección científica de Fredrick Taylor? Pero NUMMI tiene también muchas de las características asociadas con organizaciones flexibles que se denominan «orgánicas»: implicación extensa del empleado, mucha comunicación, innovación, flexibilidad, moral elevada y un gran enfoque al cliente. Eso hizo que Adler reflexionara sobre las teorías tradicionales sobre las organizaciones burocráticas. Se dio cuenta de que no hay sólo dos tipos de organizaciones, la burocrática/mecanicista versus la orgánica, sino que al menos hay cuatro, como se muestra en la figura 12-1. Uno puede distinguir organizaciones con extensas reglas y estructuras burocráticas (mecanicistas) de las que están liberadas de la burocracia (orgánicas). Pero a menudo, cuando pensamos en la burocracia, pensamos en un conjunto rígido de reglas y procedimientos rígidos. Las reglas y procedimientos son todos una parte de la estructura técnica de la organización. Pero esto ignora su estructura social, que puede ser «coactiva» o «facilitadora». Cuando uno combina las dos estructuras técnicas con las dos estructuras sociales, se obtienen los cuatro tipos de organización y los dos tipos de burocracia. El TPS2 en NUMMI demostraba que la estandarización técnica cuando se combina con estructuras sociales facilitadoras puede resultar en una «burocracia facilitadora». Figura 12-1. Burocracias coactivas versus las facilitadoras. Fuente: Adaptación de «Building better bureaucracies», P. S. Adler, Academy of Management executive, 13:4, noviembre 1999, págs. 36-47. Addler (1999) fue más allá al contrastar las burocracias coactivas con las burocracias facilitadoras. Aunque las dos diseñan cuidadosamente sistemas y procedimientos que deben seguirse, cualquier parecido termina ahí. La figura 12-2 resume cómo la burocracia coactiva usa los estándares para controlar a la gente, cogerlos cuando rompen las reglas y castigarlos para ponerlos en orden. Los operarios se sienten como una cuadrilla contratada para la cadena de producción, no como un equipo de la empresa. En contraste, los sistemas facilitadores son sencillamente los métodos con la mejor práctica, porque se diseñan y mejoran con la participación de la fuerza laboral. Los estándares ayudan de verdad a la gente a controlar su propio trabajo. Figura 12-2. Diseño de sistemas y procedimientos coactivos versus facilitadores. Sistemas y procedimientos coactivos Sistemas y procedimientos facilitadores Los sistemas se enfocan en los estándares de rendimiento, de modo que destaquen un rendimiento bajo. El foco son los métodos con la mejor práctica: la información sobre estándares de rendimiento no es útil sin información sobre las mejores prácticas para lograrlos. Los sistemas se estandarizan para minimizar que el empleado juegue con la empresa y controlar los costes. Los sistemas deberían permitir su adaptación en función de los diferentes niveles de habilidad o experiencia y deberían guiar una improvisación flexible. Los sistemas deberían diseñarse para mantener a los empleados fuera de la órbita de control. Los sistemas deberían ayudar a que la gente controle su propio trabajo; ayudarles a formar modelos mentales del sistema mediante un diseño de «caja transparente». Los sistemas son instrucciones que deben seguirse, no desafiarse. Los sistemas son plantillas de las mejores prácticas que deben mejorarse. Fuente: «Building better bureaucracies», P. S. Adler, Academy of Management executive, 13:4, noviembre 1999, págs. 36-47. La diferencia clave entre el taylorismo y el modelo Toyota es que el modelo Toyota predica que el trabajador es el recurso más valioso –no es sólo un par de manos que recibe órdenes, sino un analista capaz de resolver problemas–. Desde esta perspectiva, el sistema burocrático, de Toyota se convierte en la base para la flexibilidad y la innovación. Addler denominó a este comportamiento un «taylorismo democrático». La hipótesis de que una organización de alto rendimiento significaba abandonar los libros de reglas burocráticas mecanicistas y adoptar un sistema orgánico que diese poder a los empleados causó mucho daño a las organizaciones en los años ochenta y noventa. El modelo Toyota muestra que, para permanecer competitiva año tras año y seguir entre los líderes industriales, una empresa debe tener estándares viables y facilitadores de modo que pueda continuamente mejorar sus procesos repetitivos. El trabajo estandarizado en el lanzamiento de un nuevo producto El modelo Toyota de gestión del caos implicado en conseguir que un ejército de gente cree y lance un nuevo vehículo es estandarizar el trabajo de un modo equilibrado que no le dé el control completo a ningún grupo de empleados. Tener sólo a ingenieros diseñando las normas sería una forma de Taylorismo. Por otra parte, pretender que todos los trabajadores lleguen a un consenso en cada paso sería algo excesivamente orgánico, que resultaría en el caos. El enfoque innovador de Toyota es desarrollar un «equipo piloto». Cuando un nuevo producto está en sus etapas de planificación inicial, se junta en un área de oficinas a un grupo de trabajadores que representan las áreas principales de la fábrica, que como equipo ayudarán, con dedicación completa, en el plan de lanzamiento del vehículo. Trabajan codo a codo con ingeniería y desarrollan el trabajo estandarizado inicial que se usa cuando se lanza el vehículo por primera vez. Luego se pasa a los equipos de producción para que lo mejoren. Como explica Gary Convis, Presidente de las operaciones de fabricación de la planta de Toyota en Kentucky: Los equipos pilotos se crean, especialmente cuando lanzamos un nuevo modelo, como cuando lanzamos el Camry. Las voces de los miembros de los equipos se escuchan a través de ese enlace. Normalmente es una asignación de tres años. Tenemos un ciclo de cambio de modelos cada cuatro años, de modo que habrá un cambio de modelo del Avalo, luego el cambio de modelo del Camry y luego el cambio de modelo del Sienna. De modo que habrá suficientes cambios de modelo como para que esos chicos pasen al menos por uno o dos equipos antes de que regresen a sus departamentos. Hay mucho por aprender para los miembros de equipo en ese «equipo piloto» sobre diseño y producción de un nuevo vehículo, y cuando terminen su rotación y regresen al taller como miembros de equipo, contribuirán a mejorar el trabajo estandarizado. Esto es importante, porque lanzar un nuevo vehículo es un ejercicio de coordinar miles de personas que toman decisiones detalladas de ingeniería sobre miles de piezas, que deben encajar todas juntas a la primera. Cuando mis asociados y yo estudiamos el sistema de desarrollo de producto de Toyota, encontramos que la estandarización promueve el trabajo en equipo efectivo al enseñarles a los empleados una terminología, habilidades y reglas de juego similares. Desde el momento en que son contratados por la empresa, los ingenieros reciben formación en los estándares del desarrollo de producto. Pasan a través de un régimen de formación similar de «aprender haciendo» (Sobek, Liker y Ward, 1998). Los ingenieros de Toyota también hacen un uso amplio de libros con normas de diseño que se remontan a cuando Toyota empezó a diseñar coches. Dentro de cada sección –cerraduras de puertas, mecanismos para subir el asiento, volantes, etcétera– las listas de control de ingeniería han evolucionado basándose en lo que se ha aprendido como una buena o una mala práctica de diseño. El ingeniero usa esos libros con listas de control que recibió en sus primeros días en Toyota y las va actualizando con cada nuevo programa de vehículos. Más recientemente, Toyota ha informatizado esos libros. Las empresas estadounidenses han intentado imitar el enfoque de Toyota yendo directamente a los ordenadores y creando grandes bases de datos de normas de ingeniería, pero sin demasiado éxito. La razón es que no han formado a sus ingenieros en que tengan la disciplina de usar esas normas y luego mejorarlas. Capturar el conocimiento no es difícil. La parte más dura es hacer que la gente use las normas en las bases de datos y contribuyan a mejorarlas. Toyota ha invertido años en trabajar con su gente inculcándoles la importancia de usar y mejorar las normas. La estandarización como facilitador La tarea crítica a la hora de implantar la estandarización es encontrar el equilibro entre suministrarle a los empleados rígidos procedimientos y darles la libertad para innovar y ser creativo para cumplir consistentemente objetivos que sean un desafío en términos de coste, calidad y plazo de entrega. La clave para conseguir ese equilibrio está en la manera en la que gente redacta esos estándares así como en quién contribuye a ellos. Primero, los estándares tienen que ser lo suficientemente específicos como para ser guías útiles, pero lo suficientemente generales como para permitir alguna flexibilidad. En un trabajo manual repetitivo, los estándares deben ser bastante específicos. En ingeniería, como no existen cantidades fijas, los estándares deben ser más variables. Por ejemplo, saber cómo la curvatura del capó de un coche se relaciona con la resistencia al aire/viento de esa parte de la carrocería será más importante que saber un parámetro específico de la curvatura del capó. Segundo, la gente que hace el trabajo tiene que mejorar esos estándares. No hay suficiente tiempo en la semana para que los ingenieros de organización puedan estar en todas partes escribiendo y revisando los estándares. A nadie le gusta seguir reglas y procedimientos detallados cuando se le imponen. Las reglas impuestas que se vigilan estrictamente se convierten en coactivas y en una fuente de fricción y resistencia entre la dirección y los trabajadores. Sin embargo, la gente que está contenta, centrada en hacer un buen trabajo, aprecia que le den sugerencias y las mejores prácticas, particularmente si tienen alguna flexibilidad para añadir sus propias ideas. Además, uno percibe mucha autonomía si todo el mundo va a usar su mejora como nuevo estándar. El uso de la estandarización en Toyota es el fundamento de la mejora continua, de la innovación y del desarrollo del empleado. 13 Principio 7: Utilice el control visual de modo que no se oculten los problemas El señor Ohno sentía pasión por el TPS1. Te decía que debías limpiarlo todo de modo que pudieras ver los problemas. Se quejaba si no podía observar y saber si había un problema. FUJIO CHO Presidente de Toyota Motor Corporation Si hubiera visitado la mayoría de plantas de fabricación fuera de Japón en los años ochenta, habría visto su desorden. Pero no hubiera visto lo más importante. No habría sido capaz de ver los montones de inventarios que llegaban hasta el techo. No habría sido capaz de decir si los artículos estaban o no en su sitio. Y seguramente no podría ver si se estaba haciendo el trabajo como quería Taiichi Ohno. La disfunción de moda aceptada era no ver ni oír hablar de los problemas, que se hallaban ocultos, hasta que explotaban y le golpeaban a uno en la cara. Para entonces, ya no se trataba de un problema, sino de una crisis incendiaria y los directivos se pasaban la mayor parte de su tiempo apagando un fuego tras otro. En resumen, la gestión de las crisis era la mentalidad de moda del día. La planta en Grand Haven de Donnelly Mirrors (ahora Magna Donnelly), que fabrica espejos para retrovisores exteriores, estaba tan desorganizada cuando empezaron a implantar la fabricación lean que no se podía ver casi nada excepto materiales de desecho. Un día desapareció misteriosamente un Ford Taurus. Había estado en la fábrica y lo buscaban para montarle unos prototipos de retrovisores. Dado por desaparecido, presentaron denuncia ante la policía. Meses más tarde apareció. Adivinen dónde. En la parte de atrás de la fábrica, rodeado de inventarios. Los socios de Donnelly te cuentan hoy esa historia, para ilustrar cuán lejos han llegado desde que empezaron a implementar la metodología lean (Liker, 1997). Por escandalosa que parezca la historia de Donnelly, ilustra con qué nos topamos muchos hoy día en nuestros lugares de trabajo. Intente el siguiente ejercicio en su propio lugar de trabajo. Vaya a un colega y pídale un documento específico, una herramienta o algo que haya en su ordenador o en la intranet de la empresa. Observe si la persona puede ir directamente a un sitio y obtener el documento, localizar la herramienta o encontrar la información en el ordenador a la primera. La cantidad de tiempo que le lleve esa tarea, y quizás el nivel de frustración del individuo, le dirán probablemente enseguida si su colega tiene bajo control o no la manera de organizar visualmente su puesto de trabajo. O bien, observe una sala de reuniones que se ha utilizado para reuniones importantes de planificación. (Algunos las llaman «salas de guerra».) ¿Resulta fácil ver echando sólo un vistazo el estado de lo que ocurre? ¿Qué ve cuando mira a las paredes? ¿Hay gráficos y diagramas que le digan si hoy los responsables van por delante o retrasados con respecto a sus planes de acción? ¿Hay anomalías o retrasos en el proyecto o en las operaciones que sean fácilmente visibles? Es decir, ¿hay «controles visuales», la capacidad de ver las anomalías echando un vistazo? El principio: límpialo, hazlo visual Cuando los norteamericanos hacían peregrinajes a las plantas japonesas en los años setenta y ochenta, la primera reacción era decir siempre: «Las fábricas estaban tan limpias que uno podía comer en el suelo.» Para los japoneses esto era simplemente un motivo de orgullo. ¿Por qué querría uno vivir en una pocilga? Pero sus esfuerzos fueron más allá de hacer que la fábrica estuviera limpia y ordenada. En Japón hay los «programas de las 5 S» que abarcan una serie de actividades para eliminar los despilfarros que contribuyen a errores, defectos y accidentes en el puesto de trabajo. Éstas son las cinco S: seiri, seiton, seiso, seiketsu y shitsuke. Su significado, traducido, es: 1. Clasificar: Revise las piezas y guarde sólo lo que se necesita y elimine el resto. 2. Ordenar (orden): «Un sitio para cada cosa y cada cosa en su sitio.» 3. Limpiar (limpieza): El proceso de limpieza muchas veces actúa como una forma de inspección que expone las anomalías y las condiciones previas a una avería que pueden dañar la calidad o causar el fallo de la máquina. 4. Estandarizar (normalización): Desarrollar sistemas y procedimientos para mantener y controlar las anteriores tres S. 5. Sostener (autodisciplina): Mantener un sitio de trabajo estabilizado es un proceso en curso de mejora continua. En la producción en masa, sin las cinco S, se acumula mucho despilfarro a lo largo de los años, tapando los problemas, convirtiéndose en una manera disfuncional pero aceptada de gestionar la empresa. Las cinco S juntas crean un proceso continuo de mejora del entorno de trabajo, como se ilustra en la figura 13-1. Se empieza revisando lo que hay en la oficina o en el taller para separar lo que se necesita día a día para hacer un trabajo de valor añadido de lo que se usa rara vez o nunca. Marque las piezas que se usan pocas veces con etiquetas rojas y llévelas fuera del área de trabajo. Luego cree ubicaciones permanentes para cada pieza o herramienta a fin de saber cuántas se necesitan para apoyar al operario como si éste(a) fuese un cirujano. El operario debería ser capaz de coger inmediatamente cualquier pieza o herramienta que necesita comúnmente. Luego limpie, asegurándose de que todo esté limpio día tras día. Estandarice, como se describió en el capítulo anterior, para mantener los primeros tres pilares. La fase de sostener logra que se mantengan los beneficios de trabajar con las 5S, al convertir en un hábito el mantenimiento apropiado de los procedimientos correctos. Sostener es una técnica de mejora continua orientada a equipos en la que los directores juegan un papel crítico en la implementación para apoyar las 5S. Los programas de 5S que se sostienen mejor, según mi experiencia, son los que son auditados regularmente, por ejemplo, cada mes, por directores que usan un impreso de auditoría estándar y a menudo dan recompensas simbólicas al mejor equipo. Una planta recompensó al mejor equipo con una escoba dorada, que pasaría al siguiente equipo que lo hiciera mejor. En plantas lean avanzadas, los equipos de trabajo auditan sus propias áreas semanal o incluso diariamente y luego los directores hacen inspecciones aleatorias. Figura 13-1. Las 5 S. Por desgracia, algunas empresas han confundido las 5S con la producción lean. Más de una empresa de las que he visitado tiene su versión parecida a la siguiente historia: «Hace unos años, la dirección decidió probar este cuento del lean. Le pagaron un millón de dólares a una empresa de formación que nos enseñó las 5S y que hizo muchos talleres de 5S. Los sitios de trabajo se limpiaron y lograron la mejor presencia desde que yo trabajo aquí. Pero no ahorramos dinero, la calidad tampoco mejoró y al final la dirección paró el programa. Al final volvimos al punto de partida.» El modelo Toyota no es usar las 5S para organizar y etiquetar perfectamente los materiales, herramientas y desechos para mantener un ambiente limpio y brillante. El control visual de un sistema lean bien planificado es muy diferente de lograr que una operación de producción en masa esté limpia y brillante. Los sistemas lean utilizan las 5S para apoyar a un flujo continuo para lograr el takt time. Las 5S son también una herramienta para ayudar a que los problemas se hagan visibles y, si se usan de una manera sofisticada, pueden ser parte del proceso de control visual de un sistema lean bien planificado (Hirano, 1995). Los sistemas de control visual tratan de mejorar el flujo del valor añadido El control visual es cualquier dispositivo de comunicación en el ambiente de trabajo que nos dice, echándole un vistazo, cómo debería hacerse el trabajo y si se desvía del estándar. Ayuda a los empleados que quieren hacer bien su trabajo a ver cómo lo están haciendo. Puede mostrar dónde van las piezas, cuántas deben ir allí, cuál es el procedimiento estándar para fabricar algo, el estatus del trabajo en proceso y muchos otros tipos de información crítica para el flujo de las actividades del trabajo. En un sentido más amplio, el control visual se refiere al diseño de la información justo a tiempo de todo tipo para asegurar la ejecución rápida y apropiada de las operaciones y procesos. Hay muchos ejemplos excelentes en la vida cotidiana: las señales de tráfico por ejemplo. Como son cuestión de vida y muerte, las señales de tráfico suelen ser controles visuales bien diseñados. Una buena señal de tráfico no requiere que usted tenga que estudiarla: su significado está inmediatamente claro. El control visual va más allá de captar desviaciones del objetivo o de la meta en tablas y gráficos y luego desplegarlos públicamente. Los controles visuales en Toyota están integrados en el proceso del trabajo de valor añadido. El aspecto visual significa ser capaz de observar el proceso, una pieza del equipo, el inventario, la información o a un operario haciendo una tarea e inmediatamente ver el estándar que se usa para ejecutar dicha tarea y ver si hay una desviación de ese estándar. Hágase esta pregunta: ¿Puede su director ir por el taller, la oficina o cualquier tipo de instalación donde se ejecuta el trabajo y reconocer si se siguen los procedimientos estándar de trabajo? Si usted tiene una norma clara para que cada herramienta cuelgue en un sitio en concreto, y ésta se hace visual, el director podrá ver si algo está fuera de su sitio. Por eso es que una actividad popular de las 5S es crear tableros con las «sombras» de las herramientas. Se pintan en el tablero las «sombras» de cada una de las herramientas en los sitios donde deben colgarse: Por ejemplo, la silueta de un martillo muestra dónde debe ir el martillo, así que es obvio si falta o no el martillo. Del mismo modo, tener indicadores visibles de los niveles mínimo y máximo de los inventarios le ayudará al director (y a todo el mundo) a ver si se gestionan bien los inventarios. Gráficos y tablas bien diseñados que se actualicen diariamente pueden controlar visualmente los proyectos en oficinas. El Principio 7 del modelo Toyota es usar el control visual para mejorar el flujo. Las desviaciones del estándar deberían ser las desviaciones de lograr el takt time con una pieza a la vez. De hecho, muchas de las herramientas asociadas con la producción lean son los controles visuales usados para hacer visibles las desviaciones del estándar y facilitar el flujo. Como ejemplos tenemos el kanban, la célula de flujo de una pieza, el andon y el trabajo estandarizado. Si no hay ninguna tarjeta kanban que pida que se llene un contenedor, no debe haber ningún contenedor. Un contenedor lleno sin una tarjeta kanban es una señal visual de exceso de producción. Una célula bien diseñada revelará inmediatamente piezas extras de WIP porque excederán las zonas marcadas para el WIP estándar. La activación del andon señala una desviación de las condiciones de operación estándar. Los procedimientos de operación estándar están colgados, de modo que está claro cuál es el método mejor conocido para lograr el flujo en cada estación de un operario. Las desviaciones observadas del procedimiento estándar indican un problema. En esencia, Toyota usa un conjunto integrado de controles visuales o un sistema de control visual diseñado para crear un ambiente transparente y libre de desechos. Examinemos un sitio donde parece muy improbable que el control visual mejore el flujo, un megaalmacén lean. El control visual para mejorar el flujo en un almacén de piezas de recambio Los fabricantes de automóviles en Estados Unidos y Japón tienen, por ley, que guardar piezas de recambio para los coches como mínimo 10 años después de que cese su producción. Esto hace que tengan que tener disponibles millones de piezas distintas. El objetivo de Toyota es tener disponibles justo a tiempo, tal como predica su filosofía de fabricación. Hebrón, Kentucky es la sede del centro de piezas de recambio más grande y más moderno de Toyota en todo el mundo. Este centro envía las piezas a los centros de distribución regionales por toda Norteamérica, que a su vez las reenvían a los concesionarios. Al contrario de los principios del JIT es un verdadero almacén, con 843.000 pies cuadrados de espacio, 232 operarios y 86 administrativos trabajando allí. En 2002 expidieron un promedio de 51 camiones de recambios por día, lo que representó 154.000 piezas al día. Las piezas se reciben de 400 proveedores de Estados Unidos y México y la mayoría se colocan en estanterías hasta que un concesionario las necesita. El centro de Hebrón envía las piezas a nueve centros regionales de distribución que luego envían a los concesionarios de Toyota. Siendo global y moderno, esta instalación usa las tecnologías de información más sofisticadas, aunque los principios básicos de Toyota son aparentes, incluyendo el control visual. Primero, el almacén está organizado en células denominadas posiciones locales. Las posiciones locales tienen piezas de tamaño similar almacenadas de la misma manera, por ejemplo piezas pequeñas. Los equipos de los empleados están dedicados a las posiciones locales. Segundo, se diseñó un potente sistema informático a medida. El volumen de cada pieza así como su localización física se introdujo meticulosamente en el ordenador. Un lote de una variedad de piezas pequeñas se embala en una caja de tamaño estándar para ser expedido a un centro de distribución regional en particular. Un algoritmo de programación calcula el número de piezas que, yendo a un destino en particular, llenará justo la caja que se envía a ese destino, según sus volúmenes, y desarrolla una ruta de recogida de piezas que pueda completarse en 15 minutos. Los encargados de la recogida tienen un dispositivo manual controlado por radio frecuencia con una pequeña pantalla; les dice qué coger a continuación y pueden explorar cada artículo cuando lo cogen. Tercero, el control visual se usa extensamente. Por todo el centro uno verá varios tipos de pizarras blancas denominadas «tableros de control del proceso». Éstos son la espina dorsal de la operación. La figura 13-2 ilustra un tablero de control del proceso con datos reales del centro de Hebrón. Los datos se escriben a mano con rotuladores de tinta no indeleble. Éste corresponde a la recogida de piezas en una posición local para colocar en una caja para su expedición. Captura una cantidad de información enorme, incluyendo el estado de la operación cada 15 minutos. Vale la pena describir cómo opera para ilustrar el poder del control visual para marcar el ritmo en una operación y controlar su progreso versus el takt time. Figura 13-2. Tablero de control del proceso en el centro de distribución de piezas de Kentucky. Todas las mañanas, antes de que los encargados de la recogida lleguen al trabajo, los pedidos de piezas del día salen en el ordenador. Éste los clasifica por posición local. Luego el algoritmo descrito antes asigna las piezas a lotes de quince minutos, en este caso a las rutas de recogida de piezas. El supervisor del equipo rellena los tableros de control del proceso. El supervisor empieza con los datos a la derecha. En este caso, escribió el número de piezas que se recogerían en el día (2.838) que el ordenador calculó serían 82 lotes de 15 minutos. La «ventana de tiempo» para recoger esas piezas serían 420 minutos del turno, descontados los descansos. 420 minutos divididos por 82 lotes da un takt time de 5,1 minutos por lote, el ritmo al que las cajas tienen que llenarse con piezas para satisfacer al cliente. Un tiempo de ciclo de 15 minutos por lote dividido por los 5,1 minutos de takt time significa que necesitaremos 2,9 empleados para preparar los pedidos del día. A la izquierda, el supervisor del equipo anota que se necesitarán tres de sus cuatro miembros del equipo para recoger las piezas del día, de modo que busca otro trabajo ese día para Juan. Luego escribe el número planificado y el acumulado de los lotes por preparar, distribuidos proporcionalmente a lo largo del turno. Hay unos cuantos períodos de baja carga durante los cuales se prepararán 11 cajas en lugar de 12 y ésos incluirán los descansos programados. Al inicio de cada ruta de recogida de piezas de 15 minutos, los empleados colocarán un imán pequeño en forma de círculo en el lote que están preparando, un imán verde si van según el tiempo previsto o uno rojo si están retrasados. En este caso vería que Bill va por donde estaba previsto, puesto que son las 10:18 a.m., mientras Juana y Linda van retrasadas. Pero en este período la carga es baja –11 cajas– de modo que están descansando y tenemos alguna flexibilidad. Así que todo el mundo va bien. De un vistazo, el supervisor conoce el estado de la operación. Aún más, el tablero ayuda a forzar un flujo de trabajo continuo durante todo el día. Los empleados sabrán inmediatamente si están retrasándose y tienen que hacer un esfuerzo extra o pedir ayuda para recuperar el retraso. También le quedará claro al supervisor si intentan trabajar por encima del plan nivelado. Así se fuerza cada día el heijunka. Este sistema en Hebrón es bastante potente y es un buen ejemplo del ingenio de los expertos en TPS2 de Toyota que descubrieron cómo crear un flujo continuo en un entorno no tradicional, el de preparación de pedidos, un ámbito en el que muchos habrían abandonado diciendo que las herramientas del TPS «no tienen aplicación aquí». A pesar de los complejos sistemas informáticos, las herramientas clave que gobiernan las operaciones día a día son herramientas de gestión visual. Una de las historias más importantes en Hebrón es cómo construyen una cultura de implicación de los empleados para mejorar este sistema de clase global (se comentará en el capítulo 16). Pero antes incluso de que se construyera este gran centro de distribución, las instalaciones más pequeñas para recambios de Toyota, usando estos mismos métodos del TPS, lideraban el sector en productividad cumpliendo con los indicadores clave que controlan y miden este tipo de centros: la tasa de cumplimiento de la petición y la tasa de cumplimiento en el sistema. (La tasa de cumplimiento de la petición es el porcentaje en tiempo de que una pieza pedida esté inmediatamente disponible en el centro de distribución asignado al concesionario. La tasa de cumplimiento en el sistema es el porcentaje en tiempo de que una pieza pedida esté inmediatamente disponible en algún sitio en un centro de distribución de piezas de Toyota). Por ejemplo, de 1992 a 1998 el centro de distribución de piezas de Toyota en Cincinnati tuvo el nivel más alto de productividad del sector: la tasa de cumplimiento de la petición era de un 95% y la tasa de cumplimiento en el sistema estaba por encima del 98%. Por lo general, las tasas de cumplimiento de Toyota están entre las tres más altas del sector. El control visual y el trabajo administrativo He invertido mucho tiempo en el Centro Técnico de Toyota en Michigan, donde diseñan vehículos como el Camry y el Avalon. Durante mucho de ese tiempo, Kunihiko («Mike») Masaki fue el presidente. Masaka había trabajado en muchas organizaciones de ingeniería y de fabricación durante su carrera en Toyota, usando en todas excelentes controles visuales, de modo que le parecía bastante natural que el entorno de oficinas del Centro Técnico de Toyota siguiera los principios de las 5S. Dos veces al año, Masaka visitaría a cada persona en su mesa de trabajo y le pediría ver un archivador de ficheros (como parte del programa de conservación de documentos de Toyota). Así auditaría los archivadores de ficheros para ver que estuvieran organizados adecuadamente y no hubiera documentos donde no se necesitaran. Hay un método estándar de organizar ficheros en Toyota y Masaka estaba buscando desviaciones de ese estándar. Se emite un informe y se otorga un nivel. Si un área es deficiente, los asociados de esa área deben preparar un plan de contramedidas y se programa una revisión de seguimiento para asegurar que se tratan las deficiencias. Aunque esto pueda parecer excesivo o incluso impertinente para actividades tan rutinarias como el archivo de documentos, esto le indica claramente al empleado la importancia del control visual, especialmente en vista del hecho de que era el presidente quien seguía el principio de Toyota de enseñar, yendo directamente a la fuente y observando él mismo (genchi genbutsu). Más recientemente, su responsabilidad ha cambiado a la de vicepresidente y él ha expandido su auditoría in situ examinando la organización del sistema de correo del empleado, para asegurar que los mensajes están bien organizados en carpetas y que se borran los mensajes antiguos. Una de las innovaciones más grandes en control visual del sistema de desarrollo de producto de Toyota, considerado una referencia mundial, fue la obeya (gran sala) que se usó en el desarrollo del Prius que se explicó en el capítulo 6. El sistema data de hace sólo unos pocos años. El ingeniero jefe del proyecto de desarrollo del vehículo reside en la obeya, junto con los responsables de los grupos principales de ingeniería que trabajan en el proyecto. Es una sala de conferencias («de guerra») muy grande en la que se despliegan muchas herramientas de gestión visual mantenidas por representantes de las diversas especialidades funcionales. Esas herramientas incluyen el estado de cada área (y de cada proveedor clave) con respecto a los plazos, gráficos de diseño, comparación con competidores, información sobre calidad, gráficos de recursos, estado financiero y otros indicadores de rendimiento importantes. Esas herramientas pueden ser revisadas por cualquiera de los miembros del equipo. Cualquier desviación del plan o de los objetivos de las prestaciones se hace inmediatamente visible en la obeya. La obeya es un área de alta seguridad a la que sólo tienen acceso los representantes apropiados de las áreas funcionales. Toyota ha descubierto que el sistema de un equipo en la obeya facilita la toma de decisiones rápidas y exactas, mejora la comunicación, mantiene la alineación con los objetivos, acelera la recogida de información y crea un sentido importante de integración de equipo. Cuando entrevisté a Ichiro («Michael Jordan») Suzuki, el ingeniero jefe del primer Lexus, él estaba en el Centro Técnico de Toyota para enseñarles el secreto de una ingeniería excelente. Su foco en este viaje era la gestión visual. Daba énfasis a la importancia de usar en todos lados gráficos y tablas de gestión visual (mostrando el grado de avance, los costes, etcétera, en una hoja de papel). También señaló el hecho de que: «Usar una pantalla electrónica no funciona si sólo una persona usa esa información. Los gráficos de gestión visual deben permitir y facilitar la comunicación.» Informes A3: capturando todo lo que necesita saber en un hoja de papel Cuando entrevisté a David Baxter, vicepresidente del Centro Técnico de Toyota, estaba un poco nervioso por un informe en el que estaba trabajando. Era la propuesta de presupuesto para todo el centro. Todo el rato que estaba hablando, veía un documento del tamaño de un libro grande. De repente me di cuenta de que estaba hablando acerca de una hoja de papel tamaño A3 y de cómo iba a poner todo el presupuesto y su justificación en tan sólo una hoja. Toyota es muy estricta con respecto a los esfuerzos que deben hacer los directores y los asociados para poner toda la información clave en tan sólo una cara de una hoja de papel A3. ¿Por qué un A3? Porque es el tamaño de papel más grande que se puede enviar por fax. Un informe A3 corriente no es un resumen: es un informe completo que documenta un proceso. Por ejemplo, un A3 de resolución de un problema, lo mencionaría sucintamente, documentaría la situación actual, determinaría la causa raíz, propondría varias soluciones alternativas y la solución recomendada, y añadiría un análisis coste-beneficio. Esto estaría en una hoja de papel, usando tantas figuras y gráficos como fuese posible. La presión en los últimos años en Toyota ha sido pasar a un formato A4 –la idea de que menos es más–. El ingenioso proceso para desarrollar informes A3 se describe con mayor detalle en el capítulo 19. Manteniendo la gestión visual mediante sistemas tecnológicos y humanos En el mundo actual de los ordenadores, de la tecnología de la información y de la automatización, una de las metas es lograr la oficina y la fábrica sin papeles. Uno puede usar los ordenadores, Internet y la intranet corporativa para recuperar cantidades ingentes de datos, escritos y visuales, a la velocidad de la luz y compartirlos vía diversos programas o correo electrónico. Como comentaremos en el próximo capítulo, Toyota se ha resistido a esta tendencia centrada en las tecnologías de la información. Como señalaba Suzuki, mirar en la pantalla de un ordenador es algo que suele hacer una persona que está sola. Trabajar en un mundo virtual te quita del trabajo en equipo práctico y lo más importante, por lo general (a menos que hagas tu trabajo en el ordenador) te separa del lugar donde se lleva a cabo el trabajo «real». El modelo Toyota reconoce que la gestión visual complementa a los humanos porque nosotros estamos orientados por la vista, el oído y el tacto. Y los mejores indicadores visuales son los que están justo en el puesto de trabajo, donde pueden saltar e indicarte claramente mediante la vista, el oído y el tacto cuál es el estándar y cualquier desviación de dicho estándar. Un sistema de control visual bien diseñado aumenta la productividad, reduce los defectos y los errores, ayuda a cumplir los plazos, facilita la comunicación, mejora la seguridad, baja los costes y normalmente les da más control a los trabajadores sobre su entorno. A medida que los ordenadores, los sistemas informáticos y los programas continúen reemplazando el trabajo de los operarios y las empresas sigan desplazando departamentos enteros a países como India, donde la fuerza laboral está formada en las tecnologías de la información, Toyota tendrá un desafío cada vez mayor para mantenerse competitiva con su «anticuado» sistema físico humano. ¿Cómo puede continuar empleando el trabajo visual y orientado a las personas y al mismo tiempo utilizar el poder y los beneficios de la tecnología informática? La respuesta es seguir el Principio 7 del modelo Toyota: Use el control visual de modo que no se oculten los problemas. El principio no dice que hay que evitar la tecnología informática. Simplemente significa pensar creativamente usando los mejores medios que estén disponibles para crear un control visual real. Toyota ya ha reemplazado algunos modelos de prototipos físicos con modelos digitales que se ven en pantallas grandes, con una gran implicación de los ingenieros que evalúan el diseño. Una cosa es segura: Toyota no va a transigir fácilmente con sus principios y sus objetivos por algo que es meramente más rápido y más económico, como comentaremos en el próximo capítulo sobre nuevas tecnologías. El simplemente ponerlo todo en la intranet de la empresa y usar las tecnologías de la información para recortar costes puede tener muchas consecuencias no buscadas que pueden cambiar profundamente o incluso perjudicar la cultura de una empresa. El modelo Toyota buscará un equilibrio y tomará un enfoque conservador al uso de la tecnología informática para mantener sus valores. Eso puede implicar un compromiso, como mantener una señal visual física al lado de un ordenador al fondo, como ocurre en el centro de recambios de Toyota en Hebrón. O puede significar usar una pantalla gigante para visualizar la imagen en 3D de un vehículo completo. Pero el principio importante seguirá siendo el mismo: dé apoyo a sus empleados mediante el control visual de modo que tengan excelentes posibilidades de hacer un buen trabajo. 14 Principio 8: Utilice sólo tecnología fiable y absolutamente probada que dé servicio a su personal y a sus procesos La sociedad ha llegado al punto de que uno puede pulsar un botón y recibir inmediatamente un aluvión de información técnica y de gestión. Todo esto es muy conveniente, por supuesto, pero si uno no tiene cuidado corre el peligro de perder la habilidad de pensar. Debemos recordar que al final es el ser humano individual quien debe resolver los problemas. EIJI TOYODA Creatividad, Desafío y Valor, Toyota Motor Corporation, 1983 Todo el mundo, en un momento u otro, tiene que ponerse a buscar un trabajo. En la actualidad alguien que busque trabajo no puede ignorar Internet –la solución tecnológica al problema de buscar empleo–. Sin embargo, según la «Biblia» de los que buscan empleo, ¿De qué color es su paracaídas? (R.N. Bolles, 2004, Ed. Gestión 2000), Internet es absolutamente el peor método para encontrar un empleo. Un estudio mostró que «el 96 por ciento de todos los que buscan empleo, lo encuentran finalmente por métodos distintos a Internet. Y las empresas encuentran el 92 por ciento de sus nuevos empleados por métodos distintos a la búsqueda en Internet». De modo que ¿cuál es el mejor método para encontrar empleo? Ir a las páginas amarillas y llamar a empresas potenciales de su área tiene una tasa de éxito del 84 por ciento. Llamar a la puerta de un sitio cualquiera que le interese tiene una tasa de éxito del 47 por ciento. ¿Qué nos dice eso? Que el contacto personal importa. Podría haber obtenido ese consejo directamente del manual del modelo Toyota. A lo largo de los años, Toyota ha estado rezagada con respecto a sus competidores a la hora de adquirir todo tipo de nuevas tecnologías. Note que he dicho «adquirir», no «usar». Por desgracia, mucho de lo que adquieren las empresas que llevan la delantera en adoptar nuevas tecnologías nunca se acaba utilizando realmente. El modelo Toyota es moverse poco a poco, porque más de una tecnología no ha superado la prueba de fuego de dar servicio a las personas, a los procesos y a los valores y ha sido desplazada por sistemas manuales más sencillos. Toyota aún sigue esta política en la era de la tecnología digital. Aunque Toyota no lidera el sector en la adquisición de tecnología, es una referencia mundial en cuanto a cómo utilizar tecnología con valor añadido que dé apoyo a los procesos apropiados y a la gente. El principio: la adopción de una nueva tecnología debe dar apoyo a su personal, a sus procesos y a sus valores En Toyota, una nueva tecnología se introduce sólo después de haber sido probada mediante su experimentación directa con la implicación de un grupo multifuncional amplio. Eso no excluye nuevas tecnologías o de última generación. Significa que la tecnología ha sido evaluada minuciosamente y probada para asegurar que añade valor. Antes de adoptar una nueva tecnología, Toyota hará grandes estudios para analizar el impacto que tendrá en sus procesos actuales. Primero, irá y observará de primera mano la naturaleza del trabajo con valor añadido que lleva a cabo el personal, en ese proceso en particular. Buscará nuevas oportunidades para eliminar el despilfarro y equilibrar el flujo. Luego, Toyota tratará de mejorar el proceso con el equipo, la tecnología y el personal actuales, en un área piloto. Cuando haya logrado mejorar tanto como sea posible el proceso, Toyota se preguntará de nuevo si se pueden hacer mejoras adicionales añadiendo una nueva tecnología. Si determina que la nueva tecnología puede añadirle valor al proceso, esa tecnología se analizará luego cuidadosamente para ver si entra en conflicto con las filosofías y principios operativos de Toyota. Éstos incluyen valorar a las personas por encima de la tecnología, el uso del consenso para la toma de decisiones y el enfoque operativo en la eliminación del despilfarro. Si la tecnología viola esos principios, o si existe alguna posibilidad de que pueda afectar negativamente a la estabilidad, la fiabilidad y la flexibilidad, Toyota rechazará esa tecnología o, como mínimo, retrasará su adopción hasta que se resuelvan esos problemas. Si la nueva tecnología es aceptable, el principio rector es diseñarla y usarla para que dé apoyo al flujo continuo en el proceso de producción y para ayudar a los empleados a que lo hagan mejor dentro de los estándares de Toyota. Eso significa que la tecnología debería ser muy visual e intuitiva. Idealmente, debería utilizarse justo donde se hace el trabajo de modo que no requiera una persona en la oficina entrando datos. El principio más importante es descubrir maneras de dar apoyo al proceso de trabajo real sin distraer a la gente de su trabajo con valor añadido. Mediante este análisis y planificación, Toyota implicará a todas las partes involucradas, en el sentido más amplio, en un proceso de lograr el consenso. Una vez que Toyota haya pasado por este proceso minucioso, implementará rápidamente esa nueva tecnología. Debido a este proceso cuidadoso, Toyota suele implantar la nueva tecnología de un modo suave, sin tener la oposición del empleado ni afectar al proceso, algo que a menudo experimentan otras empresas. La gente hace el trabajo, los ordenadores mueven la información Cuando explico el sistema de Toyota, empiezo con los temas básicos, incluyendo el kanban, que básicamente es un proceso visual manual. Si hay un(a) especialista en sistemas de información en la casa, inevitablemente me hace la pregunta: «¿No hay cabida para las tecnologías de la información en el Sistema de Producción de Toyota?» Le aseguro que no se va a quedar sin trabajo aunque su empresa se convierta en una empresa absolutamente lean. Pero su rol va a ser distinto. Los sistemas de información no deberán afectar a la manera de gestionar la empresa de Toyota y, por supuesto, no se permitirá que perturben los valores del modelo Toyota. Toyota es una empresa moderna, y como cualquier otra empresa moderna, podría paralizarla en un segundo si desconectara sus sistemas informáticos. Se usan ordenadores para las finanzas, el pago de facturas, el seguimiento de los millones de pedidos de clientes y de las decenas de millones de transacciones de piezas de recambio, para capturar los datos del diseño de nuevos productos y para planificar muchas cosas. Los sistemas de información son críticos para Toyota, pero Toyota contempla la tecnología como una herramienta, que como cualquier otra herramienta, existe para dar apoyo a las personas y a los procesos. Por ejemplo, en las operaciones de piezas de recambio, siguen usando un programa antiguo desarrollado en la propia empresa hace años bajo circunstancias mucho más simples. Ha evolucionado constantemente a lo largo de los años y no es exactamente lo que se necesitaría hoy en día. Jane Beseda, directora general y vicepresidenta de Operaciones de Recambios de Norteamérica no ve una necesidad apremiante de modernizarlo, pero tiene planificada una transición gradual a una tecnología más moderna. En contraste, tuve una experiencia de consultoría muy interesante con un proveedor de piezas para el automóvil norteamericano que había trabajado durante años con Toyota aprendiendo el TPS1. El consejero delegado de la empresa se enganchó con la idea de aumentar la rotación de inventarios, lo que sería un objetivo principal lean corporativo. Le dio a todas las unidades de negocio unos objetivos agresivos para la rotación de inventarios que, de entrada, parecían dar apoyo a los principios del TPS de eliminación del despilfarro. Se convirtió en una manía de la empresa. Un gran grupo de «ingenieros de la cadena de suministro» de la empresa recibió la tarea de solucionar este problema. Los estudios del líder del grupo de la cadena de suministro eran en tecnología informática. Su prioridad principal era introducir nueva tecnología de Internet que aportara «visibilidad de la cadena de suministro». Hay muchas «soluciones» de programas de cadena de suministro que prometen recortar radicalmente los inventarios y proporcionar control del proceso. Se supone que lo logran mostrándole a cualquiera que se conecta al sitio web, cuánto inventario hay en tiempo real en cada etapa de la cadena de suministro. Sus subordinados estaban muy orgullosos de su jefe, quien era extremadamente inteligente y pensaba muy rápido, y muchas veces repetían una historia que les contaba. Describía el programa de visibilidad de la cadena de suministro como algo análogo a un buldózer. Uno puede cavar zanjas manualmente y eso funcionará. Pero un buldózer hará lo mismo en una fracción de ese tiempo. Los sistemas de información actúan de manera semejante –aceleran radicalmente el trabajo que podría hacerse a mano. Esta creencia me dejó helado. ¿Cómo es posible que el control de los inventarios por ordenador te facilite su eliminación? De mi formación en el TPS, sabía que los inventarios son, por lo general, un síntoma de procesos mal controlados. Al final, la fabricación supone hacer cosas. Hablé con el jefe y le di mi perspectiva. Le expliqué que el programa puede ser muy rápido, pero no es ni una persona ni una máquina que trabajen. De hecho, la «visibilidad de la cadena de suministro» de verdad, se parecería más a montar una cámara de vídeo en el lugar de trabajo e instalar un monitor remoto en otro lugar, de modo que puedas sentarte y observar cómo trabajan los que cavan las zanjas. Para conseguir más productividad del proceso de trabajo, uno tiene que cambiar la manera de llevar a cabo el trabajo, eliminando el despilfarro. Un programa de cadena de suministro no elimina por sí mismo el despilfarro. Mi perspectiva se confirmó cuando hice un proyecto en una de sus plantas. Sin la ayuda de ningún sistema informático, fuimos capaces de recortar en un 80% el inventario de la línea de montaje. Lo logramos evolucionando desde un sistema de empuje, creando inventarios según la programación prevista, a un sistema manual tipo pull, usando kanbans. Se redujo una tercera parte el plazo de entrega –sin nuevas tecnologías–. Eliminar la mayor parte del inventario de piezas requirió trabajar con un proveedor en México –también propiedad de la misma empresa– que estaba enviándoles el máximo de inventario que podía, de modo que quedara bien la rotación de stocks en su propia planta. La mejora del proceso es la única manera de controlar los inventarios. Cómo los sistemas de información dan apoyo al modelo Toyota Hace unos años, acompañé al decano de ingeniería de la Universidad de Michigan en un viaje a Japón. Uno de nuestros anfitriones era Mikio Kitano, que en esa época era el responsable del complejo de Motomachi –el complejo industrial más grande de Toyota–. El decano le hacía muchas preguntas sobre el uso de los sistemas de información en Toyota. Kitano daba muestras de impaciencia. Para dejarle clara la cuestión al decano, sacó un diagrama de flujo corriente con el diseño de un sistema informático con todos los símbolos propios de los sistemas de información –el flujo de información que va de un ordenador a otro, los dispositivos de almacenamiento, los dispositivos de entrada y salida, etcétera–. Se lo había dado hacía algún tiempo un especialista en sistemas de información de Toyota como una propuesta para la planta de montaje en Motomachi. Le dijo al decano que se lo había devuelto a ese chico diciéndole: «En Toyota no hacemos sistemas de información. Hacemos coches. Muéstrame el proceso de hacer coches y cómo ese sistema de información le da apoyo». Luego sacó otro diagrama de flujo del proceso que el hombre de los sistemas de información había obtenido en respuesta a la demanda de Kitano. En la parte de arriba se veían las líneas de carrocería, de pintura y montaje, mostrando cómo Toyota fabrica los coches. En la parte de abajo del diagrama se veían varios sistemas de información y la manera en que podían dar apoyo a la producción de los automóviles. En la opinión de Kitano, el diagrama de flujo del proceso mostraba los sistemas de información en su lugar apropiado –dando apoyo a las líneas de producción. Toyota ha tenido experiencias promoviendo las últimas y las más importantes tecnologías, para luego lamentarlo más tarde. Un ejemplo fue el experimento hace 10 años en el Centro de Distribución de Recambios de Toyota en Chicago, donde la empresa instaló un sistema muy automatizado de racks rotativo. Cuando se construyó el almacén, los concesionarios pasaban semanalmente los pedidos de piezas. Pero poco después de terminar el almacén, la empresa puso en marcha los pedidos y entregas diarios a fin de reducir el plazo de entrega y reducir los inventarios en los concesionarios. Cuando cambió el proceso de ciclo de envíos de cinco días a un día, el equipo se quedó de pronto obsoleto e inflexible, porque la longitud de la cinta transportadora –fija– había sido diseñada para tamaños de pedidos más grandes. Es decir, los pedidos diarios más pequeños deberían haberse preparado en cajas más pequeñas mucho más rápido que los de las cajas más grandes necesarias para pedidos semanales, pero la persona al final de la cinta tenía que seguir esperando mucho tiempo hasta que le llegaban los recambios por una larga cinta transportadora. Esa persona invertía mucho de su tiempo esperando –uno de los ocho despilfarros–. El beneficio de la nueva tecnología duró poco y la instalación en Chicago se convirtió en uno de los almacenes menos productivos de Toyota. En 2002, la empresa de nuevo hizo una gran inversión en Chicago, pero esta vez fue para eliminar la automatización y el sistema informático que la apoyaba. En comparación con esto, el almacén de recambios más productivo del país es el de Cincinnati, donde hay muy poca automatización. Beseda explicaba: Cuando una vive en el mundo de la logística, nada se mueve sin información. Pero, somos conservadores en nuestro enfoque a aplicar automatización. Uno puede hacer kaizen fácilmente en procesos con personas, pero es difícil el kaizen con una máquina. Nuestros procesos son cada vez más productivos y eficientes, pero la máquina no. De modo que hay que retirar la máquina. En 2002, los Centros de Distribución de Recambios de Toyota completaron una iniciativa de sistemas que duró 2 años, denominada «Proyecto Monarca», para mejorar su previsión de la demanda y la planificación de inventarios. Un equipo conjunto de expertos en logística y especialistas en sistemas de información se pasaron un año identificando qué componentes del sistema actual funcionaban bien, qué componentes necesitaban una actualización o sustitución y qué nuevas funcionalidades se necesitaban añadir. El foco del sistema Monarca era trabajar en el Back Office dando apoyo a un sistema visual en el taller, al que la gente pudiera acudir para ver la situación real. Como lo describía Beseda: Desde la perspectiva de la persona del almacén, sentarse y mirar la pantalla del ordenador no te dice todo lo que necesitas saber. Tienes que tener una idea sobre el tamaño de las piezas y de su ubicación real en el almacén. El ordenador le recomienda un nivel de inventario al analista de compras, pero no te dice si ese nivel de inventario le hará la vida difícil a la persona que está en el almacén porque, por ejemplo, no tenga suficiente espacio para guardarlo. Los analistas de compras están ubicados en los centros de recambios para mejorar la observación in situ de los stocks y la comunicación frecuente entre el grupo de inventarios y el de operaciones en el almacén. A menudo los dos grupos colaboran para refinar empíricamente los niveles de inventario de piezas problemáticas. El almacenista controla el movimiento real del stock colocando una gran etiqueta en cada caja y anotando la fecha. Si hay demanda, el stock está listo para su expedición. Si las fechas muestran que el stock de algunas cajas no se mueve, el almacenista y el analista de compras pueden acordar con seguridad bajar el nivel del inventario. Este simple control visual es una manera práctica de ahorrar espacio y evitar tener el almacén abarrotado de piezas. El analista de compras confía en el nivel de stock generado por el ordenador, pero suplementa la recomendación del sistema con su propio juicio y con la comunicación directa con el almacén. Como observó Beseda: Primero elabora el proceso manual y luego automatízalo. Intenta incorporarle al sistema la máxima flexibilidad posible de modo que puedas continuar el kaizen del proceso a medida que la empresa cambie. Y siempre suplementa los sistemas de información con «genchi genbutsu» o «ve a observar, ve a ver». Los sistemas de información en el proceso de desarrollo de productos de Toyota A principios de los años ochenta, la moda entre los fabricantes de automóviles fue desarrollar su propio sistema de diseño asistido por ordenador (CAD) para diseñar las piezas en el ordenador en lugar de sobre papel. Toyota hizo eso, lo mismo que los demás, pero de una manera que preservaba e incorporaba la filosofía de resolución de problemas en Toyota. Los diseñadores del nuevo sistema de CAD preguntaban: «¿Cuál es la necesidad específica de cada módulo del programa (por ejemplo, diseño industrial, del molde, del componente, etcétera)? ¿Cuáles son las condiciones de uso específicas? ¿Cuáles son los requerimientos del programa? ¿Qué opciones hay disponibles? ¿Cuál es la mejor opción?» Muchas veces la mejor solución era una solución de poca tecnología. Por ejemplo, al analizar las matrices para la estampación de piezas, la tecnología de análisis no era lo suficientemente sofisticada como para modelar la complejidad de estampar la pieza y verificar el mejor diseño de la matriz en el ordenador. De modo que Toyota usó una solución más simple que fue producir un diagrama de colores que mostraba los diversos puntos de fatiga en la matriz. El diseñador de la matriz, trabajando con un moldista experimentado, examinaba el diagrama y emitía su opinión sobre el diseño según su experiencia. En contraste, los fabricantes en Estados Unidos que implantaban sistemas de CAD hacían ese análisis de fatiga usando sólo el programa, y luego daban las recomendaciones a los diseñadores de matrices de una manera como si «lanzaran los planos sobre la pared». El resultado era que los ingenieros de la matriz solían rechazar a menudo el análisis porque los resultados no eran prácticos ni realistas. A pesar de que sus competidores se pasaban a los últimos sistemas de CAD comerciales, Toyota se mantenía en su sistema propietario para disgusto de sus ingenieros y proveedores. El software estaba claramente desfasado. Pero funcionaba. Finalmente, Toyota usó el principio de «consideración cuidadosa en la toma de decisiones» que se comenta en el capítulo 19 y, después de dos años de reflexión y debate, decidió adoptar CATIA2, un sistema de CAD de clase global usado por Boeing y Chrysler aceptado como la referencia en el sector automovilístico. Toyota fue lenta en la implementación de CATIA, pues invirtió mucho tiempo en su personalización para adaptarlo a su proceso de desarrollo. Ford, entretanto, adoptó rápidamente otro programa de CAD comercial y se gastó cientos de millones de dólares desplegándolo internamente y en sus proveedores, para luego decidir más tarde que era mejor tener CATIA gastándose más millones en eso y confundiendo a mucha gente. Toyota ha continuado modernizando su proceso de desarrollo de producto, usando soluciones informáticas muy específicas, con lo que ha pasado de desarrollar un nuevo vehículo en 48 meses, cuando introdujo su primer software de CAD en los ochenta, a hacerlo en 12 meses. Toyota se refiere a este enfoque como «un desarrollo de vehículo colaborativo usando ingeniería digital». La frase lo dice todo. Han descubierto un conjunto de tecnologías relativamente simples que dan apoyo al trabajo colaborativo en el desarrollo de producto según el modelo Toyota. Estas soluciones cooperativas empiezan siempre con un problema específico. Por ejemplo, el sistema antiguo tenía el problema de demasiado reproceso. Los datos de los prototipos, de las evaluaciones de vehículos y de los ensayos de preproducción se retroalimentaban a ingeniería como una serie de problemas por resolver. Pero esos defectos se descubrían y solucionaban en la etapa siguiente del proceso, no en la fase en la que se originaban. Esto iba contra el principio de jidoka (ver Principio 4), de modo que Toyota cambió el proceso. El nuevo paradigma era aprender haciendo mucho ensayo y visualización digitales al principio del proceso de diseño, evitando de esa manera el reproceso más adelante. Esto es absolutamente necesario para conseguir el diseño de un nuevo vehículo en menos de un año. Ahora, conjuntos completos, como por ejemplo los paneles de instrumentos, se hacen digitalmente en 3D. Este método se basa en la estandarización que Toyota usa en el diseño de vehículos. Durante décadas sus ingenieros han mantenido listas de control de soluciones de diseño buenas y malas. Ahora éstas se almacenan electrónicamente en una «base de datos de know-how» que permite diseñar el producto con calidad desde el principio. También hay datos detallados sobre las secuencias correctas en la planta de producción que cualquiera puede examinar desde las etapas más iniciales del diseño. Imágenes de ingeniería permiten que los ingenieros vean versiones animadas de la gente montando el vehículo, lo que permite anticipar problemas ergonómicos y evitarlos desde las etapas iniciales del diseño. Sistemas de videoconferencia permiten a los ingenieros por todo el mundo observar el montaje digital del vehículo y solucionar así muchos problemas que en el pasado sólo se habrían detectado con todo el mundo alrededor del montaje de un coche real. El punto por destacar aquí es que Toyota no fue y cogió un proceso de desarrollo que funcionaba mal e intentó solucionarlo usando la tecnología informática más sofisticada. En cambio, cogieron un proceso de desarrollo bien ajustado, basado en ingenieros excepcionalmente bien formados y en un liderazgo técnico excelente, y le insertaron quirúrgicamente sistemas de información para mejorarlo. Todos fueron sistemas probados, que Toyota había evaluado cuidadosamente antes de aplicarlos. Además, lo hicieron manteniendo el proceso de diseño colaborativo y el valor importante de visualizar la situación real del proceso de diseño. El rol de la tecnología: aplicándolo apropiadamente En la industria actual, la consigna es la flexibilidad. Todo el mundo quiere ser lo más flexible que pueda y Toyota no es ninguna excepción. Originalmente, lo que le permitía a Toyota competir con otras empresas globales era su flexibilidad. Para Toyota, la flexibilidad no significa presionar para implantar la última tecnología más importante en sus operaciones y esforzarse luego para que funcione. Toyota sigue el Principio 8 del modelo Toyota: Use sólo tecnología fiable y absolutamente probada que dé servicio a su gente y a sus procesos. De nuevo «probar» implica tanto las tecnologías existentes como las de última generación que Toyota ha evaluado meticulosamente y ha pilotado para probar que funcionan. Un ejemplo de esto es el área de carrocerías, donde se suelda la carrocería del automóvil. Ésta ha sido una de las pocas áreas donde se ha usado mucha robótica y con mucho éxito. Pero también es un lugar de los que más limita la flexibilidad de fabricación. Después de todo, todos los grandes paneles que forman un vehículo tienen que sostenerse y soldarse juntos de un modo preciso. Existen útiles complejos que sostienen las partes del vehículo. Originalmente, esos útiles eran específicos de cada carrocería de un coche en particular. Para producir una carrocería distinta se requería cambiar manualmente todos esos útiles, lo que implicaba semanas de duro trabajo. Los talleres de carrocería flexibles fueron una gran innovación que permitió que múltiples carrocerías se fabricasen en el mismo taller. Y todo eso permitió un cambio mucho más rápido de los modelos actuales a los nuevos modelos. Toyota aprendió al final a hacer el cambio sin parar la línea –lo llamaron en el sector «cambio continuo». Sin embargo, el taller de carrocería de Toyota no era muy flexible, porque usaba palés muy caros diseñados para sostener todas las piezas de las carrocerías de coches diferentes. Por ejemplo, había el palé del Camry y el palé del Avalon. Y uno no podía cambiar la mezcla de modelos de Camry y Avalon en producción (por ejemplo, pasar el Camry de un 70% al 80%) sin construir más palés y cambiar luego su mezcla –una propuesta cara y que consumía mucho tiempo–. Ahora, en lugar de que la carrocería vaya sobre un pallet a medida, se sostiene mediante robots que pueden programarse según la carrocería en particular. Las carrocerías viajan en algo parecido a un teleférico de esquí. El sistema antiguo de palés mantenía las piezas juntas desde el exterior y tenía instalaciones de tamaño y posición distintas según cada vehículo. El nuevo sistema tiene un dispositivo de fijación programable que sostiene juntas las piezas desde el interior –un concepto radicalmente nuevo que mejora la flexibilidad–. Y ocupa la mitad de espacio. Toyota denomina a este nuevo estándar global el «sistema del cielo azul». Entre otras cosas, porque al no ser tan alto como el sistema antiguo deja que se vea más el «cielo azul» en el taller, que solía estar bastante oscuro y deslucido y ahora es muy abierto y brillante –para la gente que trabaja allí–. También le llaman «línea de carrocería global» porque se ha introducido como un nuevo estándar en todas las plantas de Toyota en el mundo. Se pueden fabricar modelos de coches distintos uno tras otro y cambiar instantáneamente la mezcla simplemente cambiando la programación. Es un flujo de verdad de una pieza y será un contribuyente clave al movimiento de Toyota hacia la «fabricación bajo pedido». A menudo, cuando los fabricantes implementan sistemas nuevos como éste, suele producirse un desastre –se perturba la producción, se crean problemas de calidad y se mantiene ocupado el departamento de mantenimiento apagando fuegos durante años–. Pero Toyota implementó la «tecnología del cielo azul» de una manera sistemática, módulo a módulo, reemplazando las piezas del equipo antiguo como estaba previsto. Nunca falló ni uno. Como me explicó Don Jackson, vicepresidente de fabricación de la operación de Toyota en Georgetown, Kentucky: En Georgetown, hemos sido la séptima planta de Toyota en conseguir el nuevo sistema del cielo azul. Y ocupa más o menos la mitad del sitio de la línea antigua. De modo que hemos puesto dos nuevos talleres de carrocería para dar apoyo a nuestras dos líneas de montaje. Pero tuvimos que hacerlo durante la producción a plena capacidad. No teníamos ningún espacio libre. De modo que cada semana sacábamos una pieza fuera de la línea y montábamos una nueva en su lugar. Y teníamos un equipo de 13 y 14 años de antigüedad, de modo que era un gran desafío intentar asegurar que funcionaría el lunes siguiente. Por ejemplo, para crear sitio para la nueva máquina de soldar los bajos, tuvimos que eliminar algunos servicios y ordenar otras áreas donde pudimos crear huecos y empezar a montar allí. Usaríamos partes de la antigua línea y partes de la nueva en paralelo hasta que hiciéramos el cambio. Y una vez que tuvimos instalada la primera línea ya tuvimos un espacio vacío donde poner el otro equipo nuevo. Así que luego estuvimos bien, pero el primer año resultó interesante. Le pregunté a Jackson cómo Toyota pudo conseguir esto –lanzar un nuevo centro de soldadura de carrocerías siguiendo fabricando los coches sin pérdidas de producción, manteniendo un 96% la línea en marcha, cuando la mayoría de los centros de soldadura en Estados Unidos están contentos funcionando entre un 80 y un 85% del tiempo–. Me dio una respuesta habitual en Toyota: Bueno, probablemente una de las cosas más importantes es prestar atención a los detalles. Yo mismo me pasaba todos los días, incluso siendo el vicepresidente, como mínimo entre seis y siete horas en el taller. Y una gran parte de esto es genchi genbutsu –ir y ver la actividad– y hacer la investigación de problemas mediante los «cinco por qués».¿Por qué sólo producimos al 90%? Si todas las herramientas de gestión están en el taller de un modo visual, uno no tiene que mirar en su ordenador o en la mesa de alguien. Es visual, de modo que uno puede gestionar el taller desde el mismo taller. Y eso es lo que intento asegurar que ocurra. Lo que vemos aquí es una mezcla de tecnología sofisticada para la soldadura flexible de carrocerías con enfoques humanos a la gestión. A pesar de ser programable, este enfoque de «dentro hacia fuera» es mucho más simple y como resultado ha reducido mucho los costes de mantenimiento y los tiempos de paro del sistema. E incluso con un sistema informatizado complejo, los miembros del equipo usan paneles visuales sencillos como ayuda para ver lo que ocurre. La línea de carrocería global cumple el test ácido de Toyota para una nueva tecnología lean, simple y rápida. Ha resultado en un 50% menos de procesos para soldar todo el coche; un 70% menos de inversión para cambiar la línea para fabricar otro vehículo y un 75% de tiempo menos desde el lanzamiento hasta el cumplimiento de los elevados objetivos de calidad de Toyota. Es interesante notar que asistí a una presentación del presidente de Toyota en Norteamérica en la Universidad de Michigan, en la que describió este sistema ante una sala llena de expertos en tecnología de fabricación «reconfigurable». Su pregunta inmediata fue: «¿Cómo podía usted anticipar todos los beneficios de esta nueva tecnología y justificar su coste?» Su respuesta lo hizo bastante evidente. Había hecho algunos cálculos aproximados y sólo con un cambio de modelo en los próximos años ya se amortizaba el sistema. «Fue fácil de justificar», dijo. Los expertos se quedaron estupefactos porque habían tenido que luchar haciendo cuidadosas justificaciones de los costes ya que sus empresas les pedían amortizar el coste en un año o de lo contrario no harían la inversión. En Toyota, los que toman las decisiones son por lo general ingenieros con mucha experiencia que han trabajado en el taller. Si parece claro que se ha evaluado minuciosamente la tecnología y que se amortizará a largo plazo, la decisión de adoptarla parece fácil y evidente. Tal como Toyota rehúsa empujar las piezas fabricadas en un departamento hacia otro departamento, también rehúsa que un departamento de sistemas de información o de tecnologías avanzadas de producción presione para que su tecnología pase a otro departamento encargado del trabajo de valor añadido, que es diseñar y construir coches. Cualquier tecnología de información debe cumplir con el test ácido de dar apoyo a la gente y a los procesos y probar que añade valor antes de ser implementada masivamente. Sección III Añada valor a la organización mediante el desarrollo de su personal y de sus socios 15 Principio 9: Haga crecer a líderes que comprendan perfectamente el trabajo, vivan la filosofía y la enseñen a otros Hasta que los directivos hagan a un lado su ego, se integren en el equipo y lo lideren, continuarán desaprovechando el poder del cerebro y las capacidades extraordinarias de sus empleados. En Toyota damos el máximo valor a los miembros de nuestros equipos y hacemos lo máximo posible para escucharles e incorporar sus ideas en nuestros procesos de planificación. ALEX WARREN Ex vicepresidente sénior de Toyota Motor Manufacturing, Kentucky La revista Automotive News cierra todos los años con el reconocimiento de las personas más importantes en el sector. Los nominados del año 2002 (20 de diciembre de 2002), incluyeron a Bill Ford (presidente ejecutivo de Ford), Robert Luts (vicepresidente ejecutivo de GM), Dieter Zetsche (presidente del Grupo Chrysler), Carlos Ghosn (presidente de Nissan) y Fujio Cho (presidente de Toyota). El contraste entre los méritos de Cho y los del resto de líderes reconocidos puso muy de manifiesto las diferencias de cultura entre las empresas. A continuación algunas citas directas del artículo: Bill Ford (presidente de Ford): Habla de revitalización, el retorno de Allan Gilmour, la promoción de David Thursfield, y estrellas en los anuncios de TV. Pero el entorno es muy duro. Las acciones de Ford Motor siguen frenadas alrededor de los 10 dólares. Robert Lutz (vicepresidente ejecutivo de GM): En los años setenta fue piloto de la Marina, es la inspiración de las tropas de GM y revoluciona (y simplifica) el desarrollo de productos, dando más protagonismo a los fabricantes y diseñadores de coches. Dieter Zetsche (presidente del Grupo Chrysler): Ha dado un giro al grupo Chrysler logrando el año anterior tres trimestres con números positivos. Carlos Ghosn (presidente de Nissan): Siempre en las noticias, sigue produciendo resultados increíbles en Nissan. La cuota de mercado en Estados Unidos vuelve a subir. Ghosn realmente merece ser llamado el «Cartero», porque entrega lo que promete. Fujio Cho (presidente de Toyota): El presidente de Toyota es responsable de unos resultados operativos récord en el sector. Toma el liderazgo en los híbridos. Consigue 10 puntos en el mercado de Estados Unidos. Se une con Peugeot para las instalaciones en la Europa del Este. Todos estos líderes han tenido un impacto notable en sus empresas. Todos los líderes, aparte del de Toyota, tienen en común que vinieron de fuera de la empresa para dar un vuelco a empresas enfermas. Cada uno, además, llegó con un grupo de sus propios colaboradores para ayudar a dar el cambio y aplicaron su propia filosofía y enfoque para transformar la empresa. Bill Ford, que es empleado de Ford y miembro de la familia, es la excepción. Sin embargo, los que trabajan en Ford estarían de acuerdo en reconocer que ha tenido una carrera atípica para un presidente ejecutivo de Ford; por ejemplo, dejó la empresa después de haber servido en diecisiete puestos de mando intermedio y volvió para salvar a una empresa tambaleante al borde de la bancarrota, dando el relevo al anterior presidente Jacques Nasser. Ninguno de estos líderes, aparte del de Toyota, progresó de manera natural a través de promociones para llegar a ser presidentes ejecutivos en estas empresas. Llegaron de repente, del exterior, para cambiar la cultura, sacudir y cambiar la dirección de una empresa que iba mal. De hecho, parece que la empresa típicamente americana, tiene ciclos regulares entre los extremos del éxito sensacional y el linde de la bancarrota. La solución para los problemas graves es, a veces, traer un nuevo presidente ejecutivo que orientará radicalmente a la empresa en una nueva dirección. Es excitante estar montado en esta montaña rusa, incluso en tiempos de crisis. Entonces, cuando algo va mal, alguien que preconiza una nueva dirección lo sustituye. Es un liderazgo de los negocios como la liebre de la fábula, en lugar de ir lentos y continuos como la tortuga. En contraste, Cho creció en Toyota y fue alumno de Taiichi Ohno. Él y Ohno crearon las bases teóricas del Sistema de Producción Toyota (TPS) y los principios del modelo Toyota que después enseñaron en toda la empresa. Cho fue el líder de la planta en Georgetown, Kentucky, el proyecto más importante en Estados Unidos. Fue miembro del consejo de dirección y accedió a esta nueva posición cuando la empresa ya funcionaba con éxito. Llegó a esta posición de modo natural y como resultado de un trabajo de varias décadas. Sus logros fueron el resultado de años de trabajo y de preparación de sus predecesores. En Toyota, el nuevo presidente o presidente ejecutivo no necesita llegar y tomar el cargo para cambiar radicalmente la orientación de la empresa y dejar su huella en la empresa. El papel de liderazgo de Cho se orienta hacia algo completamente diferente. El principio: haga crecer a sus líderes en lugar de comprarlos Incluso cuando Toyota ha promocionado a alguien desde una parte inusual de la empresa para evitar un inminente fracaso, nunca ha habido un cambio brusco de dirección. Quizá sea el concepto de eliminar muri (irregularidad) en el trabajo a nivel ejecutivo. Parece que a lo largo de la historia de Toyota, siempre se han encontrado, en el momento oportuno y dentro de la empresa, los líderes clave, para dar forma a otra etapa en la evolución de Toyota. Han estado allí, en diversas partes de la empresa –en ventas, desarrollo de producto, fabricación y diseño. Hiroshi Okuda fue el primer no miembro de la familia Toyoda en tomar las riendas durante unas décadas y en el momento en que Toyota necesitaba globalizar agresivamente la empresa. Después de este período agresivo, Fujio Cho, de manera más tranquila y sosegada continuó la globalización de Toyota, basándose en sus experiencias en Estados Unidos y concentrándose en la revitalización de la cultura interna de Toyota. Aunque tenían grandes diferencias de estilo personal, ninguno de estos líderes se ha desviado de la filosofía básica del modelo Toyota. Detrás del escenario, la familia Toyoda siempre ha estado presente, preparando y seleccionando con cuidado a los nuevos líderes. Quizá no sea casualidad que siempre haya habido un líder interno listo para entrar en escena. Toyota no va a la compra de presidentes ejecutivos o presidentes con «éxito», porque sus líderes han de vivir y comprender perfectamente la cultura Toyota día a día. Puesto que un elemento crítico de la cultura es genchi genbutsu, que significa observar la situación real con detalle y profundidad, los líderes han de demostrar esta habilidad y comprender cómo se hacen las cosas a nivel de fábrica en Toyota. De acuerdo con el modelo Toyota, una impresión superficial de la situación real en cualquier división de Toyota conduciría a una toma de decisión y liderazgo ineficaz. Toyota también espera de sus líderes que enseñen a sus colaboradores el modelo Toyota, lo que significa que deben comprender y vivir esta filosofía. Otro principio importante de liderazgo en el modelo Toyota es el esfuerzo que los líderes hacen año tras año para apoyar la cultura y de este modo crear el entorno para una organización que aprende. En las empresas occidentales con líderes de puertas giratorias, ninguno de éstos está en su sitio el tiempo suficiente para construir una cultura madura de acuerdo con su visión personal (algunas de las empresas con más éxito son una excepción tal como analizaremos en el capítulo 221). Por lo tanto, cambiar la cultura cada vez que un nuevo líder llega a la oficina significa necesariamente una sacudida superficial de la empresa sin desarrollo profundo o de lealtad por parte de los empleados. El problema con una persona externa liderando cambios radicales en la cultura es que la organización nunca aprenderá – pierde la habilidad de agregar logros, errores o principios perdurables–. Éstos afectan a la habilidad de los líderes para efectuar cambios efectivos. Por otra parte, y en términos de Deming, Toyota aplica «constancia del propósito» a través de la organización, lo que establece los fundamentos para un liderazgo consistente y positivo, así como un entorno de aprendizaje. No hay duda de que la cultura de liderazgo de Toyota fue conformada por la personalidad, valores y experiencias de sus fundadores en la familia Toyoda. Hay una larga línea de líderes distinguidos y reconocidos de esta familia, empezando con Sakichi Toyoda, que convirtió la Toyota Automatic Loom en una de las primeras fabricas de telares del mundo y su hijo Kiichiro Toyoda que fundó la Toyota Motor Company. Tal como hemos analizado en el capítulo 2, ayudaron a dar forma al modelo Toyota. Entre sus profundos impactos en la empresa, personificaron el espíritu de innovación que guía a Toyota y la filosofía práctica de los líderes de Toyota. Las características de liderazgo de Toyota, particularmente aceptar enfrentarse a objetivos que parecen imposibles y la necesidad de comprender el trabajo ensuciándose las manos, evolucionaron del liderazgo de estos dos fundadores de la empresa Eiji Toyoda, sobrino de Sakichi Toyoda, fue director general y luego presidente de Toyota Motor Manufacturing durante los años más vitales para la empresa después de la guerra y su crecimiento en una potencia global. Jugó un papel clave en la selección y en dar autonomía a los líderes que conformaron las ventas, la fabricación y desarrollo de productos. Parecía disponer de un sexto sentido para identificar a los individuos que poseían las profundas cualidades de liderazgo que se necesitaban para modelar el futuro de Toyota. Podría decirse que un heterodoxo como Taichii Ohno nunca hubiese sobrevivido, simplemente prosperando, en una empresa conservadora como Toyota sin el apoyo ejecutivo de Eiji Toyoda (Womack, Jones y Roos, 1991). Pero Toyoda era como el propietario de un equipo de baloncesto que necesitara a alguien como Ohno para darle la vuelta al equipo, un entrenador testarudo y apasionado con visión audaz, un motivador disciplinario que conociera el juego de la fabricación dentro y fuera y pudiera enseñarlo a otros. El primer presidente americano de Toyota Motor Manufacturing Dado que el modelo Toyota consiste en tomar decisiones lentamente, después de considerar profundamente las alternativas (vea nemawashi en el capítulo 19), no era de sorprender que Toyota tomase mucho tiempo antes de establecer NUMMI, su primera instalación en América, y entonces tomó su tiempo para construir Toyota, Georgetown. Aunque Toyota confiaba en líderes americanos, había un «coordinador» de Toyota que desde el Japón hacía de mentor detrás del escenario y el ejecutivo de más alto nivel también estaba en Japón. Por ello fue una gran novedad cuando en 1999, Gary Convis fue nominado presidente americano de Toyota Motor Manufacturing en Kentucky. Su selección en esta posición crítica –liderar el sistema de fabricación más grande de Toyota fuera del Japón– representó para Toyota en Estados Unidos una inflexión a la madurez. Los ejecutivos de Toyota invirtieron quince años para convertir Convis en alguien en quien confiar para llevar el estandarte del modelo Toyota, pero el resultado fue un verdadero líder Toyota. Su primer trabajo fuera de la Michigan State University fue en la división Buick de GM, en la que, durante tres años, trabajó en ingeniería y producción. En 1996 pasó de GM a Ford. No fue alguien que saltara de empresa a empresa y permaneció en Ford, ascendiendo paulatinamente y a lo largo de 18 años, en la organización de producción, cuando tuvo la oportunidad de ser entrevistado para ayudar a liderar la empresa conjunta entre Toyota y GM, ocupando la posición de director general en la planta de NUMMI. Ford estaba en dificultades y parecía un buen momento para explorar nuevos pastos. Poco se imaginaba Gary que no sería un simple movimiento en su carrera. Su vida, filosofía personal y forma de mirar al mundo cambiaría espectacularmente cuando aprendió a comprender el modelo Toyota. Después de 15 años como estudioso del TPS, Gary se mostraba optimista, animado, pero con humildad, acerca de lo aprendido de Toyota como si fuese un nuevo empleado tomando contacto con su primera adaptación: Siempre estoy aprendiendo, pero no pienso que haya terminado mi desarrollo como ser humano. Ahora una de mis funciones principales es hacer crecer a otros americanos para seguir este camino. Lo llaman el DNA de Toyota, el modelo Toyota y el TPS –ambos están muy integrados. Como otros ejecutivos en Toyota, Convis pone más énfasis en la experiencia en el trabajo que en brillantes conocimientos teóricos, lo que subraya las declaraciones de los ejecutivos de Toyota «fabricamos coches, no intelectuales». De hecho son tan aptos para hablar de filosofía como de tuercas y tornillos. Pero la filosofía que guía los principios del modelo Toyota está siempre enraizada en la práctica de tuercas y tornillos. Gary habla de una manera que se desaprueba a sí mismo, pero a la vez con orgullo, característica en sus hermanos japoneses. Estoy donde estoy debido al error y ensayo, los fallos y la perseverancia. Este error y ensayo fue en fábrica bajo la dirección de mis mentores japoneses. Estoy muy orgulloso de haber crecido con Toyota. Algunas personas desearían mirar a estos 18 años y decir «bien, oye, estuviste 20 años en la industria del automóvil antes de los 18 que has estado en Toyota; eres una especie de lenta flor de primavera». Pero este negocio no creo que sea de aquellos en que haya flores de primavera rápidas. Por experiencia hay mucho que decir y, cuando se disfruta con lo que se está haciendo, los días no se hacen largos, son divertidos y es algo que se espera hacer mañana. Convis conoció y aprendió de todos los líderes más famosos en Toyota que ayudaron a crear el TPS. Por lo que cuando le conocí me sorprendió que no quisiera hablar de tuercas y tornillos, de JIT y jidoka. Deseaba hablar de la filosofía TPS y de la importancia de la cultura. Sacó un dibujo (ver figura 15-1) que obviamente había preparado cuidadosamente para poder presentar lo que había aprendido del TPS a través de años de vivencia real. Aunque el enfoque técnico incluye plazos de entrega cortos y aparece de manera prominente en la definición, es de igual importancia «comprometer a las personas con los objetivos». Convis contempla el TPS como un asunto con tres lados, donde sólo un lado contiene las herramientas técnicas usualmente asociadas con la producción lean –JIT, jidoka, heijunka, etcétera. De acuerdo con Convis, son solamente herramientas técnicas y solamente pueden ser efectivas con la gestión correcta y la filosofía correcta– la manera básica de pensar. En el centro del TPS están las personas. Figura 15-1. Una visión de un líder de Toyota del Sistema de Producción de Toyota. Fuente: Gary Convis, Presidente de TMMK. La práctica del genchi genbutsu es fácil de adoptar como filosofía corporativa y los recién llegados pueden ser enviados a fábrica con la consigna de «vaya y vea» para que, después, vuelvan para informar de lo que han visto. Pero en Toyota, esto no es simplemente una lección para que un neófito aprenda. El ejecutivo o directivo debe ir y mirar para comprender realmente la situación real en el nivel de trabajo. Los gestores no gestionan solamente tecnologías o tareas; son promotores de cultura. El núcleo absoluto de la filosofía Toyota es que la cultura debe apoyar a las personas que hacen el trabajo. La gerencia debe demostrar todos los días su compromiso con la calidad, pero finalmente son los trabajadores los que hacen la calidad y uno no puede decir a las personas que son importantes y poner en riesgo su salud y seguridad para conseguir las metas de producción de este día. Esto conduce a un juego complejo de filosofías y prácticas interrelacionadas, tal como Convis describe: Las personas harán, básicamente, lo que los directivos quieren que hagan. Pero si eso es consistente, si no se sienten bajo un arma de doble filo y no están gobernados por prioridades diferentes, aprenderán lo que es realmente importante y lo que no lo es. Las dos prioridades son muy claras –primero, la calidad y la seguridad–. Esfuerzo extra. Cuidado extra. Es el tipo de cultura que esperamos crear por la manera en que gestionamos nuestro negocio. La primera lección de gestión: poner primero al cliente Shotaro Kamiya fue para Toyota Motor Sales lo que Ohno fue para el Toyota Production System. Su liderazgo definió la filosofía de ventas de Toyota. Como la mayoría de los líderes Toyota, Kamiya podría describirse como una persona hecha a sí misma. A diferencia de la mayoría de líderes actuales de Toyota, que son reclutados directamente al terminar la escuela, ingresó en Toyota como director de ventas en 1935, cuando se formó Toyota Motor Company. Toyota necesitaba contratar personal experimentado y Kamiya había trabajado en Mitsui Trading Company (un socio muy cercano a Toyota) y poseía una gran experiencia internacional en Estados Unidos y Europa. Kamiya acabó creando la red de vendedores Toyota en Japón y también fue responsable de la expansión de ventas de Toyota en Estados Unidos. Finalmente fue nombrado presidente honorario de Toyota. Una frase famosa de Kamiya refleja la filosofía de «primero el cliente» que predicó y arraigó en otros a través de su carrera. El orden de prioridad, en relación con los beneficiados por la venta de un automóvil, debe ser el cliente, después el concesionario y finalmente, el fabricante. Esta actitud es el mejor enfoque para ganar la confianza de los clientes y vendedores y, finalmente, proporciona crecimiento al fabricante. A diferencia de la tendencia en Estados Unidos donde, para incentivar las ventas, se emplean exposiciones, la tradición japonesa utiliza la venta puerta a puerta. En el Japón las empresas de automóviles tienen abundante información de los clientes y saben cuándo hay que llamar a la puerta. Por ejemplo, cuando Mika esté cerca de la edad de conducir, recibirá la visita de un concesionario con el Toyota más adecuado a sus necesidades. La atención personal crea un vínculo entre cliente y empresa. Si los clientes necesitan una reparación del automóvil es casi seguro que llamarán al concesionario para pedir ayuda en lugar de tratar con un impersonal departamento de mantenimiento. Esto apoya la meta de Toyota de tener clientes de por vida… e, incluso, en la vida de sus descendientes. Toyota utilizó esta práctica de puerta a puerta y después a sus concesionarios como una forma de enseñar a los nuevos empleados cómo ver y comprender las cosas desde el punto de vista del cliente. Le pregunté a Tashiaki «Tag» Taguchi, presidente y director ejecutivo de Toyota Motor, en Norteamérica, si podría recordar alguna experiencia especial en su vida de cuando realmente aprendió lo que era el modelo Toyota y recordó una experiencia temprana que había tenido vendiendo coches. La primera misión que tuve fue de novato en prácticas… Tuve que pasar por varios departamentos operativos de Toyota Motor Sales Company y tres de nosotros fuimos enviados a los concesionarios para ver si el personal de fábrica se podría beneficiar de estar unos meses con los concesionarios. Por lo tanto, estuve cerca de cinco meses con el concesionario en Nagoya, donde visité casa por casa llevando folletos y en este tiempo vendí un total de nueve coches entre nuevos y usados. Pero lo importante fue aprender de los clientes. Creo que Toyota está intentando dar a los novatos una oportunidad de aprender de sí mismos. Incluso hoy, un novato tiene como bautismo ir uno o dos meses a un concesionario, para aprender. La razón de ir a la fuente para ver y comprender (genchi genbutsu) es ampliar la comprensión de lo que quiere el cliente. Para los líderes no es suficiente estudiar minuciosamente los datos de marketing o escuchar las presentaciones de marketing y obtener un concepto abstracto del cliente. La venta puerta a puerta es una forma de penetrar en la cabeza del cliente y desarrollar un sentido visceral de lo que, para un cliente, significa comprar un Toyota. El director de proyecto: el eslabón crítico para la innovación, el liderazgo y la satisfacción del cliente En una empresa tradicional de automóviles, es difícil señalar dónde recae la responsabilidad real en un programa para el desarrollo de un nuevo vehículo. Muchos departamentos y muchos ejecutivos tienen responsabilidades parciales. Si usted desea encontrar quién es el responsable de un programa para el desarrollo de un nuevo vehículo en Toyota, busque al director de proyecto, porque es el responsable. En muchos aspectos, el director de proyecto personifica el enfoque de liderazgo en Toyota (tal como vimos en los capítulos 5 y 6). La importancia de una persona dentro de una organización suele estar directamente relacionada con el número de departamentos o personas que dependen directamente de él. Es la jerarquía descendente de gestión. Si se juzga por este criterio, el director de proyecto en Toyota es una persona poco importante. Mientras que miles de asociados a Toyota trabajan en el programa para un nuevo vehículo, del director de proyecto solamente dependen, quizá, media docena de personas. Esto es debido a la estructura organizativa matricial de la ingeniería en Toyota (ver figura 15-2 de Cusumano y Nobeoka, 1998)2. Cada Centro de Vehículos I, II, y III está focalizado en una familia de productos –con tracción posterior, con tracción anterior, y utilitarios/ furgoneta–. Los grupos funcionales dentro de cada centro, como ingeniería de carrocerías e ingeniería de bastidores, con grupos de especialidad técnica (funcionales) con su propio director general. El director general controla a los ingenieros y los asigna a los proyectos, efectúa las evaluaciones de comportamiento y similares. El director de proyecto controla el programa de vehículos y es responsable del resultado pero no de las personas que trabajan en el proyecto. El director de proyecto tiene que depender de todos los grupos funcionales que le proporcionan las personas para conseguir la ejecución del trabajo. Mientras que en América hay un adagio que dice que los gestores han de tener la autoridad adecuada a su responsabilidad, el sistema de director de proyecto trabaja al revés de este sentimiento y este papel podría ser incómodo para la mayoría de los gerentes americanos. Figura 15-2. Organización matricial en Toyota para el desarrollo de productos3. John Shook, antiguo director en Toyota y estudioso toda la vida del TPS describe este sistema como de «responsabilidad sin autoridad» y es una práctica común en Toyota, donde la autoridad formal está situada, normalmente, un nivel arriba de la responsabilidad. Esto obliga a la persona responsable, que no tiene autoridad formal, a defender sus ideas, trabajar a través de las personas y convencer a las personas con autoridad formal de que sus ideas son correctas. La presentación a la autoridad formal de hechos sobre la situación real es la única justificación para la toma de decisiones. Este proceso fuerza a los directivos a exponer los hechos y desarrollar un caso convincente para su posición o aventurarse y probar que tienen razón mediante la demostración del éxito. Por ejemplo, en el caso del desarrollo del primer Lexus, el concepto original de los ejecutivos era un vehículo exclusivo para el mercado americano y Ichiro Suzuki presionó para conseguir un vehículo con características más allá de las que los ejecutivos al cargo de los grupos funcionales creían fuese posible. ¿Por qué el director de proyecto funciona en Toyota? Clark y Fujimoto (1991) escribieron un libro acerca del sistema de desarrollo de producto en Toyota y se refieren al director de proyecto como un director de proyecto «peso pesado», lo que contrasta con las empresas de Estados Unidos, donde el director de proyecto es un «peso ligero», con muy poca autoridad real. Pero, por diseño, el director de proyecto no tiene autoridad formal en el sentido americano. Los controles y equilibrios del sistema fuerzan al director de proyecto a vender sus ideas. Por otra parte, el director de proyecto es una persona «con autoridad» e influencia que le llega desde diferentes fuentes, incluyendo: La «bendición» o apoyo del nivel ejecutivo más alto en Toyota. El director de proyecto tiene acceso a estos ejecutivos que están comprometidos a proporcionarle los recursos para el éxito. El control del programa del vehículo. Los grupos funcionales donde «residen» los ingenieros tienen un papel de apoyo al proceso de desarrollo, que está controlado por el director de proyecto y que es cuna de todos los nuevos y fascinantes programas de diseño. Liderazgo del programa. Los directores de proyecto son elegidos para esta posición honorífica debido a su currículo de excelencia en el liderazgo. Y aún más, solamente son nombrados de nuevo si tuvieron éxito en el programa anterior. Ha demostrado ser un ingeniero excepcional. Solamente llegan a esta posición los que han demostrado una capacidad técnica excepcional como ingeniero. Un director de proyecto es una persona con un entreno más amplio y en diversas especialidades de ingeniería que la mayoría de ingenieros en Toyota. Es un enlace crítico entre ingeniería y satisfacción del cliente. Toyota ha creado una cultura de individuos focalizados en la satisfacción del cliente y reconocen que el director de proyecto es un enlace crítico en este compromiso. Creo que la frase «director de proyecto peso pesado» no hace justicia al papel importante que desarrolla el director de proyecto. Suzuki era conocido como el «Michael Jordan» de los directores de proyecto. Su reputación provenía de repetidos logros técnicos que demostraron unas notables habilidades técnicas e intuición de ingeniero. En Toyota el director de proyecto es alguien que está en las trincheras de la ingeniería y conoce las «reglas del juego». A través de sus actuaciones de liderazgo, ilustra lo que es un excelente ingeniero. Los rasgos comunes del liderazgo en Toyota Los líderes de Toyota tienen diferentes enfoques y filosofías coherentes con el modelo Toyota. La matriz de liderazgo en dos dimensiones de la figura 15-3 ayuda a describir lo que distingue el liderazgo en Toyota del liderazgo en otras empresas. Por una parte, los líderes pueden dirigir mediante directivas arriba-abajo o directivas abajo-arriba relacionadas con estilos para el desarrollo de las personas para que puedan pensar y tomar decisiones por sí mismos. Hemos visto, repetidas veces, que los líderes en Toyota se apasionan por la implicación de las personas que están realizando trabajo con valor añadido al mejorar los procesos. Por lo tanto, estimular la implicación de los empleados no es, por sí mismo, suficiente para definir a un líder Toyota. Además de las competencias de director general, se requiere una segunda dimensión, un «conocimiento exhaustivo del trabajo». En los años ochenta se puso de moda en Estados Unidos pensar que el directivo con éxito podría ser un MBA que ingresando en cualquier negocio y prestando atención a las cifras y utilizando los principios generales de gestión y liderazgo podría hacerlo funcionar inmediatamente para poner rápidamente la organización en forma. Ningún líder Toyota que se respetase suscribiría esta descripción. El estilo menos eficaz de directivo en este modelo es el de arriba-abajo y solamente tiene las competencias generales de gestión –directivo burocrático–. Esto caracteriza a una gran cantidad de directivos en Estados Unidos. ¿Qué efectividad puede tener si está intentando hacer funcionar la organización mediante órdenes y control sin una profunda comprensión de a dónde se va? Su única elección es preparar una gran cantidad de reglas, políticas y mediciones de comportamiento referidas a estas reglas y políticas. Esto conduce a una gestión guiada por métricas que se aleja de un enfoque hacia la satisfacción de los clientes o construir una organización que aprende. Figura 15-3. Modelo de liderazgo en Toyota. Los líderes estilo abajo-arriba desean desarrollar a los empleados, pero realmente no comprenden el trabajo y se denominan «facilitadores de grupo». Hay el sentimiento de que si un líder tiene fuertes habilidades de facilitador puede motivar a los empleados para trabajar juntos hacia metas comunes. Los facilitadores son catalizadores pero no pueden enseñar o guiar a los empleados más jóvenes en el contenido del trabajo. Los líderes de este tipo son interesantes para motivar equipos y ayudar a su desarrollo. Pero ¿pueden realmente apoyar o hacer de mentores de otros en cosas que no comprenden? No disponen de la experiencia para juzgar los trabajos excelentes y las contribuciones de sus colaboradores. El siguiente tipo es un líder estilo arriba-abajo con fuerte conocimiento del trabajo –un experto en la materia al que le faltan habilidades para conducir personas y puede ser un director de tareas muy severo–. El director de tareas trata a sus subordinados como muñecos, tirando de todas las cuerdas en el momento correcto, lo que es un gran inconveniente, ya que si una cuerda falla o se tira fuera de tiempo puede causar el colapso del proceso. Este tipo de líder puede desconfiar de otros con menos experiencia. Al igual que el líder burocrático, da órdenes, pero para hacer cosas específicas y tal como lo ha ordenado. Ésta es la definición de microdirectivo. En contraste, los líderes Toyota, dada su comprensión exhaustiva del trabajo y la habilidad de desarrollar, aconsejar, y liderar personas, son respetados por su conocimiento tecnológico, así como seguidos por sus habilidades de liderazgo. Los líderes Toyota rara vez dan instrucciones. De hecho, a menudo lideran y mentorizan haciendo preguntas. El líder hará preguntas acerca de la situación y de la estrategia de la persona para actuar, pero no dará la respuesta a estas preguntas, aunque la conozcan. Presentamos al líder Toyota como parcialmente situado en todos los cuadrantes de la figura 15-3. Cada uno de estos estilos de liderazgo tiene su papel en el momento y lugar apropiado. Pero su papel primordial es el de creador de una organización que aprende –un distintivo muy acusado de la cultura Toyota–. Las raíces del liderazgo Toyota proceden de la familia Toyoda, que desarrolló el Principio 9 del modelo Toyota: Haga crecer a líderes que comprendan perfectamente el trabajo, vivan la filosofía y la enseñen a otros. Si damos un vistazo a todos los grandes líderes en la historia de Toyota, podemos ver que tienen en común varios rasgos: Están focalizados en un propósito a largo plazo para que Toyota contribuya añadiendo valor a la sociedad. No se desvían nunca de los preceptos del modelo Toyota DNA y viven y se moldean alrededor de éstos y facilitan que todos los puedan percibir. Labran su camino haciendo un trabajo escrupuloso y continúan yendo al gemba –que es el lugar donde realmente se lleva a cabo el trabajo que añade valor. Contemplan los problemas como oportunidades para entrenar y apoyar a sus colaboradores. Hay una frase que se repite a menudo en Toyota, «antes de hacer automóviles, hacemos personas». La meta de los líderes Toyota es desarrollar personas para que sean grandes colaboradores que piensen y sigan el modelo Toyota en todos los ámbitos de la organización. El reto real de los líderes es tener la visión a largo plazo de conocer lo que se ha de hacer, el conocimiento de cómo se ha de hacer y la habilidad para desarrollar personas para que puedan comprender y hacer su trabajo de forma excelente. La compensación por esta dedicación es más profunda y duradera para la competitividad y longevidad de una empresa que utilizar un líder para resolver simplemente problemas financieros inmediatos, tomar la decisión correcta para una situación dada o proporcionar nuevas soluciones a corto plazo para sacar de apuros a una empresa en mala situación. Una empresa que hace crecer a sus líderes y define el papel último del liderazgo como «construir una organización que aprende» está poniendo los cimientos para un verdadero éxito a largo plazo. 16 Principio 10: Desarrolle personas y equipos excepcionales que sigan la filosofía de su empresa El respeto a las personas y desafiarles constantemente a que lo hagan mejor ¿son contradictorios? Respetar las personas significa respeto a su inteligencia y capacidad. Usted no espera que despilfarren su tiempo. Usted respeta sus capacidades. Los americanos piensan que el trabajo en equipo es algo así como usted me cae bien y yo le caigo bien. El respeto mutuo y la confianza significan que yo confío en usted y le respeto porque usted hará su trabajo de manera que tendremos éxito como empresa. No significa que nos tengamos que gustar. SAM HELTMAN Vicepresidente sénior de Toyota Motor Manufacturing, North America (uno de los cinco primeros americanos contratados por Toyota, Georgetown) La forma versus la función de los equipos A través de NUMMI, su empresa conjunta con Toyota, General Motors tuvo una oportunidad única para aprender el TPS, de primera mano. En los últimos años han mejorado en la aplicación del TPS, pero ya no es lo mismo. En las últimas etapas de su empresa conjunta, GM intentó calcar el TPS a través de la organización. Entre las cosas que GM copió, estaba la estructura de grupos de trabajo, que consisten en pequeños grupos de trabajo de cuatro a ocho personas que utilizan un líder de equipo cuyo papel es de apoyo y coordinación del grupo. Este líder no desarrolla trabajos manuales salvo si falta alguien. Alrededor de tres o cuatro grupos de trabajo informan al supervisor de primera línea, denominado «líder de grupo» y con nivel de asalariado. El rol de estos líderes es crucial para resolver los problemas e implementar mejoras continuas (kaizen). Para estos líderes de equipo en GM, era un nuevo rol. Ellos añadían un nivel en el organigrama, y por lo tanto se tenía que justificar su existencia. En un momento en que un ejecutivo quiso conocer cuáles eran los resultados de estos grupos, GM puso en marcha un estudio para determinar, a lo largo de la organización, cómo estos líderes empleaban su tiempo, a la vez que un estudio paralelo para los líderes de equipo en NUMMI. La abrumadora diferencia entre los líderes de equipo de GM y NUMMI indicó que los líderes de GM, en realidad, no entendían su rol. De hecho, solamente en el 52% del tiempo, los líderes de GM hacían algo que se podía identificar como trabajo, mientras que en NUMMI los líderes de equipo estaban de forma activa apoyando a los trabajadores de la línea de montaje y empleaban el 90% del tiempo haciendo tareas de producción. Algunas de las cosas que hicieron los líderes de NUMMI fueron: 21% del tiempo empleado en sustituir trabajadores que estaban ausentes o de vacaciones. Los líderes de GM lo hicieron en el 1,5% de su tiempo. 10% del tiempo empleado en asegurar un flujo uniforme de piezas para la línea. Para los líderes de GM fue un 3%. 7% del tiempo empleado comunicando activamente información relacionada con el trabajo. Para los líderes de GM fue nulo. 5% del tiempo empleado observando el equipo de trabajo con el objeto de anticipar problemas. Esto no sucedió en GM. Los líderes de equipo en GM estaban básicamente focalizados en relevos de emergencia para los trabajadores (por ejemplo, para que dichos trabajadores pudieran utilizar la sala de descanso), inspección de calidad y reparaciones. Cuando no había problemas inmediatos ni emergencias, iban a un cuarto para descansar. Era obvio lo que faltaba a los líderes de GM: no tenían el Sistema de Producción Toyota o la cultura de apoyo. Habían copiado y adquirido, simplemente, la estructura del grupo de trabajo en un sistema tradicional de producción en masa. La lección fue clara: no implemente equipos de trabajo antes de haber desarrollado la ardua tarea de implantar el sistema y la cultura que los ha de apoyar. El principio: desarrollar un trabajo individual excelente a la vez que se promociona el trabajo en equipo eficiente Si habla del Sistema de Producción Toyota con alguien de Toyota difícilmente evitará que le hablen de la importancia del trabajo en equipo. Todos los sistemas están para apoyar que el equipo haga su trabajo con valor añadido, pero los equipos no hacen trabajo con valor añadido, lo hacen las personas. Los equipos coordinan el trabajo, motivan y aprenden entre sí. Los equipos sugieren ideas innovadoras, también por presión de los compañeros. Sin embargo, para la mayoría de personas, es más eficaz hacer el trabajo detallado necesario para obtener el producto. Los equipos pueden coordinar en las reuniones pero, en la mayoría de los casos, no se puede obtener una gran cantidad de trabajo detallado si las personas emplean todo su tiempo en reuniones. Toyota ha establecido un balance excelente entre trabajo individual y trabajo en grupo y entre excelencia individual y efectividad en equipo. Aunque es importante el equipo de trabajo, tener a las personas trabajando juntas en un grupo no compensa si falta la excelencia individual o la comprensión del sistema Toyota. Se necesitan personas con trabajo excelente para conseguir equipos excelentes. Es por esto que Toyota pone este esfuerzo tremendo en la búsqueda y selección de posibles empleados. Quiere las personas adecuadas para entrenarlas y darles autonomía para trabajar en equipo. Cuando, después de varios meses de búsqueda, Toyota selecciona una persona entre cientos de candidatos, está lanzando un mensaje –las capacidades y características de la persona son importantes–. Los años invertidos preparando cuidadosamente a cada persona para desarrollar profundamente su conocimiento técnico, una amplia gama de habilidades y la comprensión de la filosofía Toyota hablan de la importancia de las personas en el sistema Toyota. Toyota asume que si uno hace del trabajo en equipo la base de la empresa, las personas pondrán su corazón y alma para hacer que la empresa tenga éxito. El Sistema de Producción Toyota se conoció, originalmente, como «respeto por el sistema humano». A medida que lea sobre este tema, advertirá que el modelo Toyota tiene poco que ver con situaciones más o menos generosas sobre lo que gana una persona, tiene que ver con exigir y respetar, a la vez, a las personas. Puesta en marcha de una instalación Toyota en Norteamérica: una oportunidad para conseguir la cultura adecuada Cuando Toyota inició la instalación de su servicio de recambios en Hebrón, Kentucky, el equipo directivo había aprendido por experiencia que un arranque con éxito dependía mucho más de la creación de una cultura Toyota que de la construcción de una instalación con la tecnología adecuada. Años antes, Toyota había instalado en Ontario, California, un centro global para distribución de recambios. Además de los recursos de planificación y estudios que se aplicaron para la puesta en marcha de la instalación, el equipo de dirección creía que sería una experiencia de desarrollo personal que se podría mejorar después de la puesta en marcha. La visión a largo plazo de la instalación en Hebrón fue disponer de un servicio de recambios operado por equipos de trabajo con autonomía, tal como en Japón. Pero la experiencia en Ontario había puesto de manifiesto que podría ser prematuro dar autonomía a las personas tan rápidamente al inicio de las actividades. Hasta que las personas y los equipos no comprendan realmente el modelo Toyota y el TPS, no estarán en situación de ser autónomas. Tres años después del inicio de las actividades, visité Hebrón. La dirección todavía estaba en el proceso de implementar lentamente los equipos de trabajo y garantizando autonomía a los trabajadores. ¿Es que lo que hacen estas personas es tan complejo que necesitan más de dos años para estar preparadas para participar en equipos de trabajo? Según Ken Elliott, director del centro: «No estamos construyendo un almacén, estamos construyendo una cultura. Ése es el motivo por el que hemos logrado el éxito que tenemos.» Pensaba que valía la pena el tiempo invertido en desarrollar primero la cultura, porque «tenemos una oportunidad de conseguir la cultura adecuada». En Hebrón, empezaron construyendo una cultura con la aplicación de un proceso de tres etapas para seleccionar a los mejores asociados. Se tardó cerca de un año para realizar la mayor parte de la contratación. Primero fue el proceso de solicitud escrita. No fue difícil conseguir solicitudes. Se publicó en un periódico local que Toyota deseaba abrir una instalación y habría nuevos empleos. El resultado de la noticia proporcionó 13.500 solicitudes para 275 empleos. Segundo, de este fondo seleccionaron aleatoriamente un subconjunto para participar en una feria de empleo donde hubo oportunidades para reuniones informales y evaluaciones. Tercero, una muestra aleatoria de los que habían superado el test de la feria de empleo fueron invitados a unas reuniones de tres horas con entrevistadores. Se utilizó aleatoriedad para asegurar imparcialidad y diversidad. Después de un test de conocimientos básicos, test de drogas y examen físico, a los finalistas se les ofreció empleo. Las fases iniciales del proceso de selección fueron diseñadas para filtrar el número de solicitudes a una cantidad razonable. La feria de empleo fue diseñada por Toyota basándose en los principios del modelo Toyota. Las metas fueron educar a los solicitantes en la filosofía Toyota y ver quiénes encajaban. La feria incluía presentaciones de la historia y cultura de Toyota y de las operaciones del servicio de recambios, un vídeo real de cómo se trabaja en este tipo de actividades, una exposición de los beneficios de Toyota, una perspectiva del proceso de selección y finalmente un test escrito. La tercera parte del proceso fue la más importante, con la entrevista cara a cara para determinar si Toyota podría modelar los valores individuales y las características personales dentro del modelo Toyota. Un año antes del lanzamiento completo, se habían contratado 37 asociados para el equipo de diseño que desarrolló el proceso operativo y otros 20 asociados fueron asignados a roles de apoyo. Estos asociados ayudaron en las entrevistas de los otros asociados que posteriormente se unirían a sus equipos. Algunos asociados tuvieron que esperar un año o más para recibir su oferta real de trabajo. Aun así, este proceso fue relativamente rápido e informal comparado con el proceso en otras instalaciones, como Toyota, Georgetown, donde los test de aptitud se entregaron a los solicitantes y los solicitantes fueron puestos en equipos para resolver problemas mientras eran filmados en vídeo y tuvieron que esperar, a veces, uno o dos años para recibir su oferta de trabajo. De su experiencia en Ontario, Elliott había aprendido la importancia de un despegue gradual y sistemático. Por lo que el equipo de Hebrón desarrolló un proceso de implementación en cuatro fases y un período de cerca de 11 meses. En la fase uno, la instalación trabajó a un nivel muy bajo de volumen con lo que hubo mucha holgura para desarrollar correctamente los deberes del trabajo y las responsabilidades. Los equipos ejercitaron los procedimientos operativos básicos, a menudo de una manera rudimentaria, probaron los procedimientos estándar de operación, y entrenaron y enseñaron a otros. En la fase dos, la dirección seleccionó los mejores proveedores para que enviasen pequeñas cantidades de recambios a las operaciones, y hubo sólo unos pocos problemas de recepción a tiempo. En la fase tres, a los equipos se añadieron pequeños proveedores que no eran demasiado sofisticados en su fabricación y sistemas logísticos. Esto añadió variabilidad al proceso y exigió más de los asociados. En la fase cuatro, finalmente añadieron a la línea los proveedores de alto volumen. En cada fase, la dirección dedicó su tiempo a enseñar más sobre el modelo Toyota. Este proceso escalonado permitió, además, la incorporación gradual de los asociados, de forma que todos los 230 no fueron entrenados al mismo tiempo. Entre cada una de estas fases hubo, también, múltiples simulaciones reales previas a la ejecución real de un nuevo proceso. Cada fase era más exigente, pero las fases previas habían formado un conjunto de habilidades y rutinas, además de confianza. El resultado fue un arranque muy suave. Empleando métricas tales como «fill rate» (porcentaje de partes disponibles cuando el cliente las pide), la instalación de Hebrón fue el mejor lanzamiento de cualquier instalación Toyota en Norteamérica. El desarrollo de equipos en Toyota: no es una propuesta de «Un Minuto» Cuando visité la instalación de Hebrón me sorprendieron las múltiples referencias al «liderazgo situacional» que habían aprendido de Ken Blanchard, el famoso autor del libro The One Minute Manager1. Sólo era uno de los varios modelos de liderazgo que habían aprendido, pero de golpe me pareció incongruente con la filosofía Toyota. Me mostraron un modelo evolutivo de rendimiento elevado para equipos de trabajo, que habían obtenido de un «taller» con Blanchard, quien les había enseñado a pensar sobre el proceso gradual de desarrollo en los equipos de trabajo. Esto me llevó a leer The One Minute Manager Builds High Performing Teams2 (Blanchard, Carew y Parisi-Carew, 2000). Es un libro similar a los otros de la serie One Minute Manager. Su premisa básica es que los grupos se han de desarrollar a lo largo del tiempo y no pueden saltar de inmediato desde un grupo de personas a un equipo de alto rendimiento. Blanchard describe cuatro etapas en el desarrollo de los equipos: Etapa 1: Guía. El grupo necesita una dirección fuerte del líder y debe comprender la misión básica, reglas de compromiso y herramientas que han de emplear sus componentes. Etapa 2: Insatisfacción. El grupo empieza a trabajar, lo cual es mucho menos divertido que hablar de grandes visiones de éxito, y los componentes descubren que trabajar en equipo es más duro de lo que habían pensado. En esta etapa continúan necesitando una dirección fuerte (estructura) del líder pero también necesitan gran cantidad de apoyo social para poder tener éxito en una dinámica social exigente que no comprenden. Etapa 3: Integración. El grupo empieza a desarrollar la imagen deseada de los roles de cada miembro del equipo y empieza a ejercer control sobre los procesos del equipo. El grupo se enfrenta al reto de aprender sobre los roles, metas, normas y estructura del equipo. El líder no ha de proporcionar demasiada dirección sobre la tarea pero el equipo todavía necesita mucho apoyo social. Etapa 4: Productividad. El grupo está cohesionado y funciona como un equipo de altas prestaciones con poco apoyo de tarea o apoyo social del líder. Se hizo evidente que con este modelo simple, Toyota estaba combinando el pensamiento TPS con el modelo de liderazgo situacional en algo nuevo y diferente y mucho más potente. El libro de Blanchard y otros se orienta hacia personas que se juntan en grupos de trabajo y reuniones. Esto es lo que suelo pensar de los grupos temporales de resolución de problemas. Toyota estaba formando equipos de trabajo que a diario hacían una tarea muy sintonizada, además de hacer mejoras de proceso como grupos de solución de problemas. Era mucho más que reuniones de grupos de trabajo. La combinación de conceptos de liderazgo situacional con los procesos muy elaborados del TPS conduce a algo que no puede explicarse en un minuto. De hecho, en el libro de Blanchard, una de sus etapas parece que se desarrolla en unas pocas reuniones, tal como la etapa 3, Integración, que también puede suceder en una reunión bien facilitada. A Hebrón le costó más de tres años llegar a la etapa 4. ¿Es que se atascaron en la etapa 3 porque los directivos eran lentos y los trabajadores de mentalidad inferior? Muy al contrario. Tal como hemos visto anteriormente en el libro, el TPS está basado en un proceso técnico particularmente exigente –el flujo ideal de una pieza–. El flujo involucra una elevada coordinación entre cada etapa del proceso y esta coordinación ayuda a construir equipos de trabajo efectivos. La figura 16-1 ilustra el efecto del flujo en el funcionamiento del equipo. En la mitad superior tenemos el trabajo tradicional en lotes y colas. Cada trabajador hace su trabajo a su propio ritmo y crea un inventario –en este caso, con sobreproducción y despilfarro–. Con este sistema, el siguiente operario en el proceso es ajeno a cualquier problema que se presente aguas arriba o aguas abajo. En tanto tenga material en el inventario de entrada y el trabajador esté autorizado a producir tanto como quiera en la cola de salida, puede trabajar feliz, sin preocuparle lo que sus compañeros estén haciendo. En el supuesto de que un trabajador opere con defectos, puede no aparecer en este turno y, en tal caso, los trabajadores del siguiente turno ya se quejarían. Si el siguiente trabajador encuentra las unidades defectuosas, es posible que se limite a separarlas y tome piezas buenas de entre la gran cantidad que hay en el inventario. La persona sentada en el puesto C tiene el mejor trabajo y posiblemente ha tenido que esperar muchos años para conseguir este trabajo cómodo. Figura 16-1. Equipos y producción en lotes versus flujo de una pieza. Ahora llega el directivo «un minuto» y dice que es hora de trabajar en equipo (puede poner en lugar de Blanchard cualquier programa sobre formación de equipos de trabajo que haya experimentado), por lo tanto, todos se reúnen en la sala de conferencias para trabajar en la mejora de la productividad. Lo más probable que puede suceder es que el equipo se focalice en la reducción del tiempo que se tarda en ejecutar el proceso de valor añadido, el trabajo que se hace o trabajar en la creación de comodidades tales como la iluminación y colocar una fuente de agua fría. En los procesos de lote y cola, los trabajadores trabajan individualmente y por lo tanto es natural que se orienten hacia sus tareas individuales. Ahora consideremos el caso de un experto en TPS que analiza el proceso por lotes y en cola de la figura 16-1. El experto observaría inmediatamente que no hay flujo y que hay una gran cantidad de despilfarro. La primera tarea del experto en TPS podría ser mejorar el flujo y eliminar la mayoría de inventario que se encuentra en el camino de enlazar las operaciones entre sí. Los cuadrados son kanban: en cuanto hay una pieza sobre un cuadrado hay que parar. El experto desearía flexibilidad del personal de la célula, con una, dos o tres personas, según la demanda, por lo que, con el tiempo todos los componentes del equipo necesitarían aprender todos los trabajos y rotar. Para reducir el número de personas en la célula y que cada persona pueda hacer diferentes trabajos el experto debe eliminar la silla. No puede haber trabajadores que se paran y sientan en la silla. Se necesita un equipo que cree valor para los clientes, haciendo solamente lo que se necesita. Ya podemos ver la etapa de «insatisfacción» viniendo rápida y furiosamente del trabajador que ha perdido su silla. Además habrá más insatisfacción cuando el nuevo flujo ponga de manifiesto que el trabajo se puede hacer con dos personas, en lugar de tres. De hecho, las diferentes etapas descritas por Blanchard encajan muy bien con el proceso de implementación del TPS y los equipos de trabajo, tal como la dirección de recambios de Toyota aprendió, aunque el proceso tarda años y no minutos. Cuando se determinó la operativa del servicio de recambios, aparte de un pequeño grupo de líderes que tenían experiencia con el TPS, los conceptos eran totalmente nuevos para los asociados recién contratados. En la etapa 1, el grupo de líderes explicó la visión, guiando a los miembros del equipo y efectuaron diversas simulaciones muy interesantes. La moral era elevada. Los miembros del equipo obtuvieron alguna concienciación del TPS, aunque realmente no lo comprendieron. En ese momento el líder de grupo tenía que ser muy directivo. A medida que la productividad del equipo fue creciendo bajo la dirección de los líderes, se presentaron problemas naturales y reveses. Se inició la etapa 2 y la moral bajó un poco. El equipo necesitó un poco de respaldo social del grupo de líderes, además de una dirección continuada. Sin embargo, al revés que el modelo Blanchard, el grupo de líderes no pudo centrarse solamente en el respaldo social y dejar de ser directivos, porque, en especial, aún estaban eliminando despilfarro y haciendo los trabajos más interdependientes. Por lo tanto, todavía era necesaria una combinación de direccionamiento y respaldo social mientras sus asociados eliminaban despilfarro y colaboraban con nuevas ideas a la mejora de los procesos técnicos. Al cabo de tres años, el grupo de líderes apreció, finalmente, que sus asociados habían madurado hasta el punto de que, en algunas posiciones, podían asignar el rol de líderes a algunos asociados y animarles a ser más autodirectivos. Ya estaban en la etapa 3 de Blanchard. El movimiento hacia la etapa 4 llegaría con la evolución de los años. Tal como lo veo, la diferencia entre la versión «un minuto» del liderazgo situacional y la versión de Toyota es la diferencia entre celebrar reuniones con temas de actuación y trabajar realmente como equipo en un sistema de trabajo estrechamente coordinado y complejo. En un sistema coordinado, las personas ejecutan procedimientos de operaciones estándar que se han de sincronizar estrechamente, a través de todos los asociados, para conseguir que el trabajo se haga correctamente. Esta forma de creación de equipos no se consigue con unas pocas reuniones bien facilitadas en una sala de conferencias. Los grupos de trabajo son el punto focal para resolver problemas En una fábrica de automóviles convencional, el personal directivo o titulado es el responsable de la resolución de los problemas, del aseguramiento de la calidad, del mantenimiento de los equipos y de la productividad. En contraste, en el Sistema de Producción Toyota, los grupos de trabajo de producción son la clave para resolver problemas (ver figura 16-2). Los que efectúan las tareas con valor añadido son los que están más familiarizados con el trabajo real y los problemas reales que afectan al trabajo. Dado que Toyota pretende dar valor añadido a sus clientes y son los componentes del equipo los que efectúan los trabajos con valor añadido, los componentes del equipo se hallan en lo alto de la jerarquía. El resto de la jerarquía está para apoyarlos. En la siguiente línea de defensa se hallan los líderes de los equipos, empleados que trabajan en la línea, pero que tienen la posibilidad de una pequeña promoción. El líder de equipo no puede tomar medidas disciplinarias, sino que está para apoyar a los componentes del equipo. El supervisor de primera línea es el líder de grupo, responsable de liderar y coordinar diversos grupos. Figura 16-2. Organización corriente en Toyota; operación de montaje. Fuente: Bill Constantino, ex líder de grupo, Toyota, Georgetown. Para el estándar de muchas empresas, Toyota tiene una estructura organizacional que parece muy poco eficiente –muchos líderes para un pequeño número de trabajadores–. Los líderes de equipo apoyan de cuatro a ocho trabajadores y la mayor parte del tiempo no desarrollan trabajos de producción. Los líderes de grupo tienen, normalmente, de tres a cuatro grupos. Este concepto de gestión de abajo arriba y de autonomía de los empleados es un cliché en muchas empresas, pero en Toyota se lo toman muy en serio. El poco ámbito del líder de equipo obedece a razones de necesidad. En algunos aspectos, la gestión de abajo arriba del TPS es más exigente con los equipos porque el TPS elimina continuamente el despilfarro del flujo de valor, es decir, se reduce o elimina el inventario en el proceso y se elimina el despilfarro en cada puesto de trabajo. Por otra parte, los layouts tradicionales de trabajo se diseñan con despilfarro incorporado, o al menos se ha prestado poca atención sistemática para hacer el layout eficiente y sincronizado con otros procesos. Desde la perspectiva del trabajador, este despilfarro es un amortiguador. Ahora, hay que reducir este despilfarro y sustituirlo por otras tareas que añadan valor. De repente, el trabajador ha de estar más atento. Todo esto se podría argumentar como inhumano, si no fuese por el líder de equipo del sistema. El líder de equipo es como un médico de urgencias listo a saltar cada vez que hay un problema, tal como una llamada de ayuda a través del andon (capítulo 11). El líder de equipo también es una válvula de seguridad, siempre paseando por la línea atento por si surgen problemas, tal como componentes que faltan o alguien que se atrasa y necesita ayuda o relevo. Los roles y responsabilidades de los miembros del equipo, de los líderes de equipo y de los líderes de grupo se resumen en la figura 16-3 (cortesía de Bill Costantino, uno de los primeros líderes de grupo en la instalación de Toyota en Georgetown, Kentucky). Es notable la progresión en las responsabilidades desde componentes de equipo a líderes de grupo. Los miembros del equipo desarrollan trabajos manuales según estándar y son responsables de la resolución de problemas y la mejora continua. Los líderes de equipo tienen ciertas responsabilidades tradicionalmente desarrolladas por directivos aunque formalmente no lo son realmente y no tienen autoridad disciplinaria sobre los otros componentes del equipo. Su rol principal es mantener la línea en funcionamiento sin problemas y produciendo piezas de calidad. Los líderes de grupo hacen muchas cosas que en otro caso deberían ser efectuadas por funciones especializadas de apoyo en recursos humanos, ingeniería y calidad. Participan en la mayoría de las mejoras de proceso, incluso en la introducción de nuevos productos y procesos. Regularmente enseñan sobre temas concretos. Si es necesario, son capaces de permanecer en la línea y hacer los trabajos. En Toyota no existe la figura de líder sin práctica. Figura 16-3. Roles y responsabilidades en Toyota. Miembro de Equipo (ME) Ejecutar el trabajo de acuerdo con el estándar actual Mantener 5S en su área de trabajo Ejecutar rutinas de mantenimiento básico Buscar oportunidades de mejora continua Participar en actividades de grupo para la mejora continua Líder de Equipo (LE) Arranque del proceso y control Cumplir con las metas de producción Responder a las llamadas de andon que hacen los miembros del equipo Validar los chequeos rutinarios de calidad Cubrir el absentismo Formación Órdenes de trabajo para mantenimiento rápido Asegurar que se sigue el trabajo estándar Facilitar las actividades en grupo pequeño Mejora continua en proyectos en curso Asegurar abastecimiento de piezas/materiales Líder de Grupo Programación de la mano de obra/vacaciones Planificación mensual de producción Administrativo: políticas, presencia, acciones correctoras Planificación Hoshin Moral de los equipos Validar las rutinas de calidad y los chequeos del líder de equipo Coordinación entre turnos Ensayos de proceso (cambios de proceso) Desarrollo de los líderes de equipo y formación Información/seguimiento de los resultados en la producción diaria Actividades para la reducción de costes Proyectos para la mejora de procesos: productividad, calidad, ergonomía, etcétera Coordinación del mantenimiento Coordinación de los apoyos desde grupos externos Coordinación del trabajo con procesos aguas arriba y aguas abajo Resultados de seguridad en el grupo Ayuda para cubrir ausencias de líderes de equipo Coordinar actividades asociadas con grandes cambios de modelo Este mismo sistema básico de líderes de equipo y líderes de grupo se aplica en cualquier lugar en Toyota y el almacén de recambios de Hebrón está evolucionando en este sentido. Algo similar se puede ver en ingeniería. El equivalente de los líderes de equipos son los ingenieros séniors que dominan un área técnica específica y toman el rol de apoyar y desarrollar a los ingenieros júnior en su especialidad. En Toyota, cuando una persona está trabajando con niveles de producción de alto volumen –ya sea produciendo piezas, ingeniería, planos, planes de calidad o ventas– siempre tiene un mentor inmediato para ayudarle en el día a día. A nadie se le deja tirado para que descubra las cosas por sí mismo, aunque el estilo del mentor es dar tareas exigentes y dejarle luchar hasta que «tire del andon» y pida ayuda. Para Toyota, todo lo que aprendió en la escuela sobre teorías de motivación es correcto En algún momento de nuestra formación, la mayoría de nosotros aprendimos acerca de la motivación humana. Si hizo una clase, recordará una vertiginosa selección de teorías y teóricos diferentes y no hay una forma clara de explicar quién tenía razón o estaba equivocado. ¿Qué teoría de la motivación suscribe, implícitamente, Toyota? Pues resulta que todas. Todas las teorías se aplican en Toyota con gran resultado, aunque a menudo un poco desviadas de la teoría original. La figura 16-4 sintetiza el enfoque Toyota a las cinco teorías más relevantes sobre la motivación. Las dos primeras teorías asumen que las personas están fundamentalmente motivadas internamente: las características intrínsecas del trabajo las motivan, por sí mismas, a trabajar duro y hacer un trabajo de calidad. Las tres teorías siguientes asumen que las personas están fundamentalmente guiadas por factores externos –premios, castigos y mediciones de logro–. En Toyota se emplean todos estos enfoques para motivar a sus trabajadores. A continuación, los analizaremos uno por uno. Teorías de motivación interna Jerarquía de las necesidades de Maslow. La jerarquía de necesidades de Abraham Maslow contempla la motivación de las personas como la satisfacción de sus necesidades internas. El nivel más alto de motivación será hacer las cosas que le realizan como persona, lo que se llama «autorrealización». Aunque hay unas pocas etapas por recorrer antes de conseguirlo. Las personas pueden trabajar solamente en un nivel elevado como el de la autorrealización, si sus necesidades de bajo nivel están satisfechas –fisiológicas (por ejemplo teniendo suficiente comida), seguridad (por ejemplo sentirse a salvo de daños) y estima social (sabiendo que las personas que quieres, te aprecian)–. Estos factores son externos al sujeto. Quedan dos niveles más –la autoestima (sentirse bien consigo mismo) y el último es la autorrealización (esforzarse por su propio desarrollo). Cuando uno trabaja para Toyota, sus necesidades de bajo nivel quedan cubiertas. Se le paga bien, tiene seguridad en el trabajo y trabaja en un entorno seguro y controlado. El grupo de trabajo le puede ayudar a satisfacer sus necesidades de estima social a través de muchas actividades sociales en el trabajo y fuera del trabajo. La cultura Toyota pone énfasis en el empleo de situaciones exigentes de trabajo para crear autoconfianza en sus trabajadores, que experimenten y alcancen logros excepcionales que les pueden mover en la dirección de la autorrealización. Figura 16-4. Teorías clásicas de la motivación y el modelo Toyota. Teorías de motivación interna Concepto Enfoque de Toyota Jerarquía de necesidades de Maslow Satisfacer las necesidades de nivel inferior y subir a los empleados por la jerarquía hasta su autorrealización. La seguridad del trabajo, un buen sueldo y unas condiciones de trabajo seguras satisfacen las necesidades de nivel inferior. La cultura de la mejora continua apoya el crecimiento hacia la autorrealización. Teoría del enriquecimiento del trabajo de Herzberg Eliminar los elementos de insatisfacción (factores higiénicos) y diseñar el trabajo para crear satisfactores positivos (motivadores). Las 5S, los programas de ergonomía, de gestión visual y las políticas de recursos humanos tratan los factores higiénicos. La mejora continua, la rotación de puestos de trabajo y su retroalimentación incorporada apoyan los factores motivadores. Seleccionar científicamente, diseñar trabajos estandarizados, formar y premiar con dinero el rendimiento relativo a un estándar. Se siguen todos los principios científicos pero de forma grupal en lugar de individual y basados en la implicación del empleado. Teorías de motivación externa Dirección científica de Taylor Modificación Refuerce el del comportamiento en el sitio comportamiento cuando se produzca de modo natural. El flujo continuo y el andon crean plazos de entrega cortos para una rápida retroalimentación. Hay líderes constantemente en producción proporcionando refuerzo. Fijación de metas Fija metas que cumplen estos criterios mediante el hoshin kanri (despliegue de políticas). Medidas continuas relativas a los objetivos. Fijar metas, específicas, medibles, posibles y exigentes y medir el progreso. Teoría del enriquecimiento del trabajo de Herzberg. Las teorías de Frederick Herzberg son similares a las de Maslow, pero focalizadas en características del trabajo que son «motivadoras». Herzberg dijo que lo que Maslow denominaba nivel bajo realmente eran factores «higiénicos». Su ausencia causa insatisfacción, pero proporcionando más y más a una persona, no le motivan positivamente. Por ejemplo, un entorno de trabajo limpio y brillante, comedores muy bonitos, buena paga y beneficios pueden ayudar a retener a las personas en el trabajo, pero más factores higiénicos no conseguirán que las personas trabajen más duro. Cuando se desea motivar a las personas, hay que ir más allá de los factores higiénicos y enriquecer los trabajos de manera que sean «intrínsecamente» motivadores. Las personas necesitan retroalimentación del trabajo que hacen. Necesitan hacer un conjunto de trabajos que puedan identificar con el producto de su esfuerzo. También necesitan un grado de autonomía. Toyota ha desarrollado un buen trabajo al proporcionar factores higiénicos a través de la seguridad en el trabajo con un entorno de trabajo seguro y atractivo. Sin embargo, una línea de montaje es cualquier cosa, menos enriquecedora. Las personas hacen repetidamente la misma tarea mecánica y solamente son responsables de una pequeña parte del producto total. En cambio, el TPS añade mucho al hacer que las tareas sean intrínsecamente motivadoras y Toyota ha trabajado específicamente diseñando líneas de montaje para mejorar el enriquecimiento del trabajo. Algunas de las características que hacen el trabajo más enriquecedor incluyen la rotación del trabajo (que proporciona al grupo propiedad sobre el subsistema), varios tipos de retroalimentación sobre la forma en que los trabajadores efectúan su tarea, el sistema andon (que permite al trabajador ser proactivo en la solución de problemas) y gran cantidad de autonomía del grupo de trabajo sobre las tareas. En 1990, Toyota empezó a interesarse por el enriquecimiento de tareas y rediseñó sus líneas de montaje de forma que las piezas que forman un subsistema del vehículo se ensamblan en un área específica de la línea de montaje. En lugar de un grupo de trabajo ensamblando sistemas eléctricos y después colocando alfombrillas y después colocando empuñaduras de puerta; un grupo de trabajo se puede dedicar casi exclusivamente al sistema eléctrico de debajo del salpicadero. Para los trabajadores de oficinas, Toyota organiza equipos para proyectos completos desde el inicio al final. Por ejemplo, el diseño del interior de un vehículo es responsabilidad de un equipo desde la fase de diseño hasta la producción. Teniendo la responsabilidad de participar en el proyecto desde el inicio hasta el fin, se enriquece y se le da autonomía al empleado. Teorías de motivación externa Dirección científica de Taylor. El taylorismo es fundamental en la motivación externa. Las personas vienen a trabajar para ganar dinero, fin de la historia. Dar estándares de trabajo claros, enseñar el método más eficiente para alcanzar el estándar y pagarles incentivos cuando superen los estándare, es una manera de motivar al personal. Los estándares son de cantidad y no de calidad. En el capítulo 12, analizamos cómo el sistema Toyota también está basado en la estandarización, pero los trabajadores son responsables de mejorar el estándar de trabajo. Toyota ha depositado, básicamente, en los equipos de trabajo la gestión científica y el control de la estandarización. Mientras Taylor se centra estrictamente en incentivos individuales de productividad, Toyota distribuye trabajo a los equipos. Los grupos y no los individuos toman la responsabilidad. Las mediciones de rendimiento son sobre el grupo. Modificación del comportamiento. La modificación del comportamiento es el enfoque más generalizado de la motivación por premios y castigos. En la modificación del comportamiento reconocemos que hay muchas cosas que para las personas son premio o castigo, aparte del dinero. Puede ser el elogio de un supervisor o de un compañero. Puede ser la consecución de un premio. El punto más importante es que el refuerzo positivo o negativo debe ser lo más cercano al hecho. El sistema Toyota se basa en el flujo continuo y el sistema andon es ideal para modificar fuertemente el comportamiento. La retroalimentación es muy rápida. El mejor tipo de retroalimentación negativa es impersonal y las personas se enteran de cómo lo están haciendo sin que un supervisor se lo diga –poniendo de manifiesto los problemas de calidad tan pronto como se presentan–. En cuanto a elogios o reprimendas, los líderes de grupo están justo allí, en producción, en perfecta situación para dar retroalimentación inmediata a sus trabajadores. Además de estar entrenados para hacerlo. Un ejemplo de sistema de premio atractivo desarrollado por Toyota en Estados Unidos es el premio de asistencia perfecta que se emplea en todas las instalaciones de fabricación en Estados Unidos. En Toyota la asistencia es crítica ya que los asociados están muy entrenados y son parte de un equipo, y la plantilla es lean. El sistema de asistencia perfecta recompensa el absentismo cero –cero ausencias sin justificar al año–. Los que forman parte del club de asistencia perfecta son invitados una vez al año a un gran banquete en un gran centro de convenciones. Cerca de una docena de coches Toyota totalmente nuevos están alineados en el escenario. Se sortean entre los invitados y los ganadores se llevan el vehículo a casa con las tasas y gastos pagados. Cerca del 60% a 70% de los trabajadores de Toyota pertenecen al club de asistencia perfecta –ni un solo día de ausencia o llegar tarde–. Para Toyota, es irrisorio el coste total de esta noche extravagante para conseguir que miles de asociados se presenten, todos los días, puntualmente al trabajo. Fijación de metas. Para simplificar, las personas se motivan por objetivos retadores pero alcanzables y medidas del progreso hacia estas metas –como en un juego–. El sistema visual de Toyota junto con el despliegue de políticas hace que los equipos sepan siempre cómo están haciendo las cosas y que están trabajando hacia objetivos exigentes de mejora. El despliegue de políticas fija metas desafiantes y exigentes de arriba abajo en la empresa. Las cuidadosas mediciones diarias permiten que los equipos de trabajo conozcan su rendimiento. Las personas impulsan la mejora continua Toyota invierte en personas y consigue empleados comprometidos que lo demuestran trabajando puntualmente día a día y mejorando continuamente sus operaciones. En una de mis visitas, descubrí que el año anterior, en la cadena de montaje de Toyota, Georgetown, los asociados habían presentado cerca de 80.000 ideas de mejora, de las cuales se había implementado el 99%. Por lo tanto, ¿cómo puede hacer que sus empleados trabajen con esmero para hacer perfectamente su trabajo y se esfuercen por mejorar día a día? Construya un sistema que siga el Principio 10 del modelo Toyota: Desarrollar personas y equipos excepcionales que sigan la filosofía de su empresa, empezando por mirar el sistema dinámico de su organización. Formar personal excelente que comprenda y apoye la cultura de su empresa no se deriva de adoptar soluciones sencillas o de la última idea en la aplicación de teorías de motivación. Entrenar personal excepcional y formar grupos de trabajo individuales debe ser la columna vertebral de su enfoque de gestión, un enfoque que integra su sistema social con su sistema técnico. A través de este libro, ha podido ver cómo el flujo unitario guía comportamientos positivos para la resolución de problemas y motiva a las personas para mejorar. Sin embargo, necesita un sistema social y cultura de mejora continua que apoye este comportamiento. No puede, naturalmente, sacarse de un sombrero de mago, una cultura lista para usar. Construir una cultura requiere tiempo aplicando un enfoque consistente con principios consistentes. Incluye los elementos fundamentales de Maslow. Las personas han de tener un grado de seguridad y sentir que forman parte de un equipo. Debe diseñar trabajos que impliquen desafíos. Las personas necesitan alguna autonomía para sentir que tienen control sobre su tarea. Además, parece que no hay nada más motivador como unos objetivos desafiantes, una medición constante y una retroalimentación sobre el progreso, así como un premio ocasional que ayude. Los premios pueden ser simbólicos y no todos costosos. Al final, formar personas y equipos excepcionales deriva de aplicar alguna forma de «respeto por el sistema humano». 17 Principio 11: Respete su red extendida de socios y proveedores, desafiándoles y ayudándoles a mejorar Toyota es más práctica y más orientada a mejorar sus propios sistemas y después mostrarte cómo eso mejora los tuyos… Toyota hará cosas tales como nivelar sus sistemas de producción para hacerlos más fáciles para ti. Toyota recoge nuestro producto 12 veces al día. Nos ayudaron a mover nuestras prensas, llevarlas hacia donde nos llega el agua y formaron a nuestros empleados. En la parte comercial también son muy prácticos –llegan, miden y trabajan para sacar los costes del sistema–. Con Toyota hay más oportunidades de hacer beneficios. Empezamos con un componente con Toyota cuando abrimos una fábrica en Canadá; como el rendimiento mejoró, nos premiaron y ahora casi tenemos todo el tablero de instrumentos. De todas las empresas de automóviles con las que tratamos, Toyota es la mejor. Un proveedor de automoción Los proveedores en la industria del automóvil reseñan sistemáticamente que Toyota es su mejor cliente –y también el más exigente–. A menudo pensamos que «exigente» es como difícil para cerrar tratos o irrazonable. En el caso de Toyota significa que tienen estándares de excelencia muy altos y esperan que sus proveedores los alcancen. Y aún más importante, ayudarán a todos a alcanzarlos. Este capítulo explica cómo funciona este enfoque inusual en las relaciones con los proveedores. Empecemos con un ejemplo de enfoque poco efectivo (pero tristemente habitual) en las relaciones con un proveedor. En 1999, una de las tres grandes empresas de automoción en Estados Unidos (Big Three) que denominaremos «American Auto» decidió que sus relaciones con los proveedores debían ser las mejores de la industria. American Auto estaba cansada de oír lo buenos que eran Toyota y Honda para enseñar a sus proveedores a ser lean. American Auto había trabajado durante años para mejorar sus relaciones con proveedores, pero cuando se preguntaba a los proveedores quiénes eran los líderes en el desarrollo de proveedores, la respuesta invariablemente era Toyota y Honda. Su meta era crear un centro para el desarrollo de proveedores que se convirtiese en el referente global de las mejores prácticas. Incluso Toyota haría benchmarking de American Auto. Esto se convirtió en un proyecto muy visible para el departamento de compras de American Auto con campeones para lograr su éxito con rango de vicepresidencia. Los vicepresidentes ya tuvieron, desde el inicio, una visión para su centro de desarrollo de proveedores. De hecho, uno de ellos hizo preparar planos preliminares para la construcción de un edificio para el centro de desarrollo de proveedores que tendría tecnología para la formación según el estado del arte. Su edificio sería el más grande y mejor, y los proveedores acudirían juntos para aprender las mejores prácticas lean, incluyendo los métodos de fabricación lean. La primera etapa del proyecto fue recoger datos sobre la situación real realizando unas 25 entrevistas con proveedores de American Auto. La mayoría de estos proveedores ya disponían de programas internos de fabricación lean y muchos de éstos estaban más avanzados que American Auto. El principal mensaje de los proveedores entrevistados fue claro y consistente: Dígale a American Auto que no despilfarre su dinero construyendo un edificio grande y caro para entrenarnos, sino que en su lugar lo haga en su propia casa para que sean unos socios capaces y fiables con los que podamos trabajar con confianza. Pongan orden en sus procesos de desarrollo de producto y pídanles que implementen internamente la fabricación lean. Si es necesario ayudaremos enseñando a American Auto. La siguiente cita de un proveedor proporciona un aroma de mensaje muy consistente: El problema es que American Auto tiene ingenieros sin experiencia que creen saber lo que se supone deberían saber. Me gustaría tener aquellos que son conscientes de que necesitan aprender y entrenarlos. No está claro si el sistema de recompensas les hace agresivos y confrontadores. He trabajado cerca de 18 años con American Auto y he visto oleadas de gente buena apoyando e intentando ayudar. Ahora las relaciones se han deteriorado enormemente. Me sentía bien trabajando con la gente de American Auto. Ahora, no creo en ellos. Incluso las personas con las que había trabajado y confiaba están tratando de manipular a los proveedores. Es muy triste. American Auto necesitaba, claramente, trabajar duro antes de recibir beneficio alguno por la creación de un centro de fantasía para desarrollo de proveedores. El problema básico era inherente a la debilidad del propio sistema interno de American Auto, la falta de desarrollo de su propio personal y su enfoque en la gestión zanahoria-palo, sin comprender los procesos de sus proveedores. Necesitaban ganarse el derecho a ser líderes antes de esperar que sus proveedores les siguieran y aprendieran de ellos. Tenían un largo camino por delante y el que habían elegido estaba mal orientado. Finalmente, la reducción de costes destruyó todo el esfuerzo de construir un centro para el desarrollo de proveedores. Fue en 1999 y, además, las cosas se habían deteriorado todavía más para American Auto. Según mi experiencia, American Auto es una de tantas empresas que buscan alcanzar directamente los beneficios de una cadena de suministro racionalizada y eficiente, sin hacer ninguna de las tareas duras de desarrollo interno necesarias para estar ahí. Mientras tanto, Toyota que había dedicado décadas a construir una empresa lean fuerte en el Japón, pudo iniciar rápidamente la creación de una red de proveedores de clase mundial en Norteamérica. Los proveedores estaban reaccionando positivamente a las demandas de Toyota y su enfoque de asociación. Por ejemplo, el OEM Benchmark Survey, un informe de proveedores del automóvil por John Henke de Oakland University que es la medida más importante de relaciones con los proveedores en la industria americana de automoción, coloca a Toyota como número uno. En 17 mediciones desde confianza hasta oportunidad percibida, el informe de 2002 sitúa a Toyota en primera posición, seguida por Honda y Nissan, mientras Chrysler, Ford y GM son cuarta, quinta y sexta. Y los resultados siguieron funcionando con un 7% de mejora en 20021. Un informe sobre proveedores de automoción realizado por J. D. Power indica que Nissan, Toyota y BMW son los mejores fabricantes de automóviles de Norteamérica en la promoción de la innovación entre sus proveedores (Automotive News, 24 de febrero de 2003). Honda y Mercedes también terminaron por arriba de la media en el fomento de la innovación, mientras el grupo Chrysler, Ford y General Motors quedaron por debajo de la media. Toyota ha sido premiada una y otra vez por su inversión continuada en la creación de una red de proveedores con elevada capacidad que está realmente integrada en lo que se denomina «empresa lean extendida de Toyota». Muchos de los premios de calidad que distinguen a Toyota y Lexus son el resultado de la excelencia en innovación, ingeniería, fabricación y fiabilidad total de los proveedores de Toyota, y los proveedores de Toyota son parte integral de la filosofía just-in-time, tanto si se trabaja sin problemas como si hay problemas en el sistema. Mientras muchas empresas abandonan el just-in-time cuando golpea la primera crisis, Toyota sigue su camino a través de crisis poco comunes, mano a mano con proveedores. Por ejemplo, el 1 de febrero de 1997, un incendio destruyó una fábrica de Aisin2, la de uno de los principales y más cercanos proveedores de Toyota. Normalmente Toyota tiene dos proveedores de componentes pero Aisin era proveedor único para un componente denominado «p-valve», que es una parte esencial del freno que Toyota utiliza en todos los vehículos en el mundo –en ese momento eran 32.500 unidades al día–. El sistema JIT de Toyota significaba que en la cadena de suministro se disponía de sólo dos días de inventario. Dos días y el desastre hubiese llegado –¿significa que el JIT es una mala idea?–. En lugar de flaquear, 200 proveedores se autoorganizaron para conseguir «p-valve» y la producción arrancó dos días más tarde. Sesenta y tres empresas se responsabilizaron de hacer los componentes reconstruyendo lo que había en documentación de ingeniería, empleando algunos de sus propios equipos, improvisando líneas temporalmente para hacer los componentes y manteniendo a Toyota en el negocio, casi a la perfección. El poder de la cadena de suministro es mucho más que tecnología de la información. Es el poder de la inventiva y las relaciones. El principio: buscar socios sólidos y crecer conjuntamente para lograr un beneficio mutuo a largo plazo Si va a una conferencia sobre gestión de la cadena de suministro ¿qué es probable que oiga? Mucho acerca de «aligerar» la cadena de suministro mediante tecnología avanzada de la información. Si pudiese conseguir una información en nanosegundos, tendría la posibilidad de aumentar las entregas de la cadena en nanosegundos ¿verdad? De lo que es probable que no oiga hablar es de la enorme complejidad de coordinar detalladamente las actividades diarias para entregar valor a su cliente. No oirá hablar de las relaciones entre empresas –de cómo trabajar juntos hacia objetivos comunes–. Sin embargo, esto está en el corazón de lo que ha hecho de la asociación de Toyota con sus proveedores, un referente global. Cuando Toyota empezó a construir automóviles, no disponía de capital o equipo para construir los miles de componentes que van en un automóvil. Una de las primeras tareas de Eiji Toyoda como ingeniero fue identificar a proveedores de componentes de alta calidad que pudiesen asociarse con Toyota. En ese momento no disponían de un volumen para ofrecer cantidad de negocio a sus proveedores. En realidad había días que no montaban un solo vehículo porque no disponían de piezas de suficiente calidad. Por ello Toyoda comprendió la necesidad de buscar socios sólidos. Todo lo que Toyota podía ofrecer era la oportunidad, para todos los socios, de crecer juntos y beneficiarse mutuamente a largo plazo. De modo similar a los empleados de Toyota, los proveedores se convirtieron en parte de una familia ampliada que creció y aprendió el Sistema de Producción Toyota. Cuando Toyota se convirtió en una entidad global, siguió manteniendo los principios iniciales de asociación. Observaba con cautela a un nuevo proveedor y solamente le hacía un pedido pequeño. El proveedor debía probar su sinceridad y compromiso con los elevados estándares de Toyota en calidad, coste y entrega. Si lo demostraba en los primeros pedidos, recibía pedidos de mayor volumen. Toyota siempre le enseñará el modelo Toyota y le adoptará en la familia. Una vez dentro, no le echarán salvo por un mal comportamiento. Esto no quiere decir que el respeto por la familia ampliada de proveedores sea similar a ser blando y con objetivos fáciles. El punto de vista de Toyota es que, de igual modo que exiges a tu gente que mejore, has de exigir a tus proveedores. El desarrollo de proveedores comprende una serie de objetivos agresivos y de exigencias para cumplir con estos objetivos difíciles. A los proveedores les gusta trabajar para Toyota porque saben que obtienen lo mejor y tratan con respeto tanto a sus proveedores como clientes. Pero ningún proveedor de Toyota que conozca, piensa que sea fácil de complacer. Desde la perspectiva de Toyota, elevar las expectativas de sus proveedores y después tratarles abiertamente y enseñarles es su definición de respeto. Tratarlos blandamente y expulsarles sin enseñarles sería una falta de respeto. Y cambiar, sencillamente, de proveedor porque otro proveedor es unos puntos de porcentaje más barato (práctica muy común en automoción) sería impensable. Como dijo Taiichi Ohno: El éxito en el desempeño del negocio por parte de la empresa matriz mediante el acoso a los proveedores es totalmente extraño al espíritu del Sistema de Producción de Toyota. Cómo Ford y Toyota adoptaron diferentes enfoques para una asociación logística Un excelente ejemplo del contraste entre los enfoques de Toyota y de sus competidores es la forma en que Toyota enfocó los retos logísticos en la creación de capacidades de fabricación y cadena de suministro en Norteamérica. ¿Cómo las líneas de montaje de Toyota en Norteamérica – plantas repartidas por Estados Unidos y Canadá– pueden recibir múltiples veces al día entregas just-in-time de componentes? Una parte de la solución fue el empleo del cross-docking. En este caso, la plataforma cross-dock recibe unas cuantas veces al día entregas de componentes del proveedor y las reconfigura en diferentes combinaciones que se envían como cargas mixtas con el número correcto de unidades para tener una o dos horas de fabricación. El método del cross-docking permite una eficiente preparación de pedido de componentes desde el proveedor hasta la entrega just-in-time a la línea de montaje. El cross-docking es habitual en muchas industrias, por ejemplo la de alimentación, y normalmente se subcontrata como un servicio estándar. Lo que hace diferente al cross-docking de Toyota es el cuidado con el que el socio de Toyota, Transfreight, lo gestiona y el cuidado con el que Toyota se esfuerza en enseñar a este socio el uso del TPS. Desde la perspectiva de Toyota, el cross-docking es una extensión de la línea de montaje –parte vital del flujo de valor que obtiene componentes just-in-time de los proveedores y los entrega a los clientes. Todo es parte del flujo. A mediados de 1990, Ford Motor Company desarrolló el Sistema de Producción Ford, que fue modelado según el Sistema de Producción Toyota. La mayoría del enfoque inicial se centró en la implementación dentro de las cuatro paredes de la fábrica, pero más adelante en los noventa, empezaron a enfocarse en el «flujo sincronizado de material» fuera de la fábrica –en especial en la obtención, en la línea de montaje, de componentes just-intime, en pequeños lotes y entregas frecuentes–. Ford hizo lo que muchas empresas grandes hicieron en aquel momento. A finales de los noventa, contrataron un ejecutivo del exterior y le asignaron la tarea. El ejecutivo que contrataron había trabajado en logística para General Motors y tenía alguna experiencia en NUMMI (aunque no había trabajado allí). Encajaba con el modelo Ford de líder agresivo, de mano dura que emite órdenes y espera acciones o ruedan cabezas. Reconoció que para poder aceptar las entregas just-in-time y entregar componentes en pequeñas cantidades tenía que cambiar la forma en que estaban organizadas las líneas de montaje, por lo que contrató un gran grupo de expertos (cerca de 20) de sistemas pull en fabricación para resolver la logística interna de Ford. Trabajaron en la fábrica de montaje, sacando inventario de la línea de montaje y en algunos casos transfiriendo componentes desde recipientes grandes a recipientes pequeños que contenían una o dos horas de componentes. A continuación los colocaron en sistemas pull para aprovisionar la línea. Esto dejó todavía al montaje con grandes inventarios de componentes de proveedores en recipientes de tamaño incorrecto, pero se supuso que la iniciativa de una logística externa tendría cuidado de éstos y los separaría, por lo que no se preocuparon. Este ejecutivo de Ford decidió manejar la parte externa del proceso logístico subcontratando una empresa externa, una similar al socio de Toyota, Transfreight. Publicó una solicitud de ofertas con un agresivo objetivo de reducción de costes logísticos (10% por año) y ofreció toda Norteamérica para la empresa que cumpliese con el precio objetivo. Penske Logistics ganó el concurso y se organizó para hacer entregas a las líneas de montaje en pequeños lotes de componentes. Tomó la responsabilidad de obtener 167.000 tipos de componentes procedentes de 900 proveedores y llevarlos a las fábricas Ford de motores y montaje. Diseñaron y gestionaron toda la red de transporte, tratando directamente con los transportistas, manejaron aspectos disciplinarios y pagaron facturas. El ejecutivo de Ford publicó las órdenes de marcha «cada componente cada día» queriendo decir que quería que cada componente entregado cada semana o cada mes a las líneas de montaje se entregase al menos una vez al día. Esto fue como una orden de «no coger prisioneros». El proyecto, irónicamente, se denominaba «Nirvana» y la pieza central fue el trato negociado con Penske Logistics. Ford estimó que ahorraría cientos de millones de dólares en costes de transporte y de inventario, el ejecutivo en cuestión fue promocionado a vicepresidente Ford para planificación de materiales y logística. Penske Logistics organizó una unidad de negocios con su propio ejecutivo dedicado exclusivamente al negocio de Ford. Penske no poseía muchos de los activos asociados con el negocio de Ford, tales como camiones o crossdocks, sino que actuaba como intermediario, efectuando las gestiones adecuadas entre el lado Ford y el lado logístico. Penske tenía analistas y personal de tráfico a tiempo completo que organizaron la logística de transporte más adecuada y después la gestionaron de manera continuada. Esto puso a Penske en una posición intermedia en la que necesitaba negociar con las líneas de montaje Ford sobre temas como plazos de entrega y cantidades de componentes y con los proveedores del servicio de transportes. En las plantas de montaje, los directores de la planta tenían objetivos de reducción de inventarios y se encargaron de instalar «supermercados de componentes» mucho más pequeños, al estilo Toyota y de liberar espacio de los almacenes para otros negocios. En conjunto, el esfuerzo parecía tener todos los ingredientes para que fuera una copia del sistema de Toyota… pero sólo de forma superficial. En realidad, los resultados no anduvieron muy lejos del desastre. En una entrevista (en otoño 2002) con un ejecutivo de Penske responsable del diseño de la red de transporte, aprendimos: El «cada componente cada día» fue estupendo para las fábricas, porque vació los edificios e hicieron dinero con ese espacio. Pero a la logística le costó 100 millones de dólares más al año. Al cabo de poco tiempo fue tan desagradable para Ford que el vicepresidente se marchó y se volvió al antiguo sistema de entregar grandes lotes de componentes cada semana y cada mes. Hemos tenido que trabajar en eso ocho meses. La alta dirección de Ford está frustrada porque no lo hemos podido hacer en ocho semanas. Pero todavía se tardará cerca de un año. El objetivo es volver a los costes de transporte pre-Nirvana. Antes del final del Nirvana teníamos la capacidad de expedir el 95% de componentes cada día. Con la nueva visión, la directiva Ford desearía ver alrededor del 60% y actualmente estamos alrededor del 80%. Fue poco realista pasar de no-JIT al JIT y esperar reducir costes. No se de dónde suponían que saldrían los ahorros. Nosotros acabamos de terminar un estudio de mejora de la red de expediciones. Pensamos que le ahorrará 8 millones al año a Ford. Pero ¿que pasará con las plantas? Posiblemente crearán más inventario y eso no les gustará. En este caso hay muchas cosas que ilustran cómo Ford, bajo la dirección de Jacques Nasser, tuvo un enfoque logístico que contrasta totalmente con el de Toyota. Ford hizo bien al intentar aprender del TPS y mover su red de suministro de componentes just-in-time. Desde la perspectiva de Toyota, ¿qué es lo que Ford hizo mal? Ford asignó la tarea a un ejecutivo contratado del exterior para manejar una red logística multimillonaria y que podía tomar grandes decisiones basándose en su propia visión. Este ejecutivo no comprendió el «Ford Way» y tenía solamente un conocimiento superficial de cómo crear una red logística just-in-time. Por ejemplo, Toyota nunca hubiese intentado pasar a «cada componente cada día». Tiene sentido sólo para unos componentes pero no para otros. Transmitió una increíble cantidad de responsabilidad a un proveedor externo con el que Ford no tenía una asociación fuerte –al menos no en esta área ni en un proyecto de esta envergadura. El proveedor externo fue simplemente una empresa de logística que de hecho no tenía ninguna experiencia real en el Sistema de Producción Ford. Sabían cómo mover cargas, y esto es la única «red» que querían optimizar –costes de transporte. El proveedor externo nunca comprendió o creyó en la misión de Nirvana y pensó que Ford estaba cometiendo un error que solamente le llevaría a subir los costes. Ford puso una empresa externa entre sus plantas y la red logística, garantizando batallas políticas entre las diferentes funciones que querían suboptimizar buscando su propio beneficio. El último punto es muy importante. Toyota trabaja muy duro para echar abajo las barreras entre funciones y así cada uno trabaja hacia un objetivo común. Al contratar en el exterior un proveedor de logística cuyo solo objetivo es reducir costes en la red de transporte, Ford casi garantizaba conflictos y falta de optimización. Como explicaba el directivo de Penske: Nosotros (Penske) estamos jugando en medio, entre las fábricas y la red de entrega de componentes. Las fábricas quieren lo que es mejor para ellos. Optimizar costes de entrega puede que no sea lo más barato para una fábrica. Una fábrica puede querer cinco entregas semanales de los componentes de un proveedor determinado. Si voy once veces a la semana con camión de volumen, ahorro dinero para la red de entregas pero es inconveniente para la fábrica. Las fábricas siempre quieren JIT, pero la red de entregas puede ir con menos frecuencia, menos costes de entrega. Yo hablo en cifras con las fábricas y ellos me responden con cifras. Si mis números son mayores que los de ellos, yo gano y la red gana. Los resultados fueron que Ford nunca alcanzó de verdad el just-in-time y despilfarró una gran cantidad de dinero. La red logística Penske reconstruida después del Nirvana aún representaba un compromiso. Por ejemplo, cuando las fábricas vaciaron el espacio de sus almacenes, instalaron más capacidad y redujeron la cantidad de espacio disponible para mantener inventario para las entregas frecuentes. Como resultado, Penske tuvo que alquilar espacio de almacén en las cercanías de las fábricas. En contraste, Toyota no transfirió, sin más, la responsabilidad del crossdocking a Transfreight, sino que de manera lenta y deliberada, convirtió a Transfreight en una parte de la Toyota extendida a lo largo de un período de 10 años. Transfreight era una joint-venture formada en 1987 entre TNT Logistics y Mitsui Trading Company –parte de la familia de empresas Toyota en Japón–. TNT Logistics disponía de una red logística y el objetivo de Toyota era disponer al máximo posible de los suministros de auto para North American en Norteamérica. Mitsui tenía el rol de un socio capitalista que diese a Toyota el control sobre la joint-venture. (Realmente era una sociedad al 50-50.) Con gran implicación de los expertos del TPS de Toyota se organizó el primer cross-dock. Incluso un consejero japonés de Toyota visitó el primer cross-dock con el director de Transfreight y sobre el suelo dibujó cómo debería ser el sistema. El propósito de un cross-dock es recibir mercancías de proveedores distantes unas cuantas veces al día, almacenarlas temporalmente y después enviar camiones unas 12 veces al día con cargas mixtas para la planta de montaje. La planta de montaje recibe frecuentes entregas JIT y los camiones van llenos de suministro desde el proveedor hasta el cross-dock y desde el cross-dock a la planta de montaje. El cross-dock se diseña de acuerdo con todos los principios del Sistema de Producción Toyota (Karlin, 2003)3. Es una planta en flujo, los asociados están involucrados en la mejora continua, para crear calidad y fiabilidad, hay indicadores visuales y sistemas a prueba de error en todas partes y los conductores de los camiones tienen claramente definidos su roles en carga y entrega dentro de estrechas franjas de tiempo, incluyendo la ejecución de controles de calidad. Nada se deja al azar. El sistema está organizado empleando muchos de los principios de los sistemas de distribución de operaciones de piezas de recambio, que analizamos en el capítulo 8. Debido a la estrecha coordinación entre los proveedores de componentes, Transfreight, y las fábricas, hay un flujo cuidadosamente orquestado de los componentes moviéndose hacia las fábricas y de los recipientes retornables que vuelven de las fábricas a través de los cross-docks. Es básicamente un intercambio uno por uno de recipientes llenos por recipientes vacíos. Toyota trabaja duro en las fábricas para equilibrar el programa, lo cual equilibra también la entrega de componentes a través de la red hacia la fábrica. Esto conduce a un flujo muy regular de componentes desde los proveedores a través del cross-dock hacia las fábricas y crea un equilibrio entre componentes enviados a la fábrica y recipientes retornables que vuelven a los proveedores. Toyota empezó modestamente con un cross-dock y una fábrica y después de una década creó Transfreight, que sirve la mayoría de necesidades de cross-docking en Norteamérica. Transfreight ha conseguido clientes adicionales después de Toyota y es un negocio rentable. Sus resultados: Toyota alcanzó sus objetivos de entregas just-in-time en Norteamérica a pesar de las grandes distancias. Los costes de transporte se redujeron considerablemente una vez el sistema cross-docking fue operativo. Antes del cross-docking, se empleaban agrupamientos de entregas de varios proveedores, a lo largo de grandes distancias y con camiones parcialmente llenos, lo que resultaba muy caro. Ahora los camiones van casi siempre llenos en ambas direcciones. Toyota ahorra dinero con los recipientes retornables, empleando el mínimo número de recipientes por el equilibrio entre los componentes que van a la fábrica y los recipientes que se devuelven todos los días. Transfreight está mejorando continuamente y reduciendo costes como en cualquier otra operación Toyota. Transfreight no sólo ha resuelto con éxito los problemas de Toyota con la logística JIT en Norteamérica, sino que se ha convertido en una empresa internacional de éxito y un ejemplo de logística lean. En dos ocasiones ha ganado el premio anual de Toyota al mejor operador logístico. Toyota ha continuado proporcionando a Transfreight negocios adicionales a medida que se ha expandido globalmente con plantas en West Virginia, Indiana, California, Francia, Reino Unido y España. Es interesante resaltar que TNT Logistics no comprendió el valor de Transfreight y fue incapaz de transferir su notable sistema logístico lean a sus propias operaciones. Mitsui, por otra parte, alcanzó una gran reputación en la industria del transporte y la logística de Transfreight y su beneficioso crecimiento. TNT y Mitsui analizaron sus posiciones y llegaron a un acuerdo mutuo por el cual Mitsui adquirió a TNT su mitad en Transfreight. Este acuerdo, efectivo desde el 27 de junio de 2002, convirtió a Mitsui en el único accionista de Transfreight. Asociación con proveedores mientras se mantiene la capacidad interna Toyota va con mucho cuidado cuando ha de decidir qué se ha de subcontratar y qué se ha de hacer en casa. Al igual que otros fabricantes de automóviles japoneses, Toyota subcontrata mucho, cerca del 70% de los componentes del vehículo. Pero todavía desea mantener competencia interna en los componentes que subcontrata. Actualmente el término «competencia clave» está de moda entre los directivos. Toyota tiene una clara imagen de lo que son sus competencias nucleares o básicas, pero parece tener bastante amplitud de miras. Esto me devuelve a la época en que se creó la empresa, cuando Toyota decidió ir sola en lugar de comprar diseños y componentes en fabricantes de automóviles estadounidenses y europeos. Como hemos analizado en el capítulo 2, una de las raíces filosóficas de Toyota es el concepto de independencia. En el documento del modelo Toyota se declara: «Nos esforzamos por decidir nuestro propio destino. Actuamos con independencia, confiando en nuestras propias capacidades.» Por lo tanto, ceder capacidades clave a empresas externas se contradice con esta filosofía. Toyota vende, diseña y hace vehículos de transporte. Si Toyota subcontratase el 70% del vehículo a proveedores que controlan la tecnología para Toyota y sus competidores, ¿cómo podría Toyota sobresalir o distinguirse? Si una nueva tecnología es clave para el vehículo, Toyota quiere ser un experto y el mejor del mundo en su dominio. Quiere aprender con los proveedores, pero nunca transferirles todo el conocimiento clave y la responsabilidad en cualquier área clave. En el capítulo 6 analizamos el Prius. Uno de los componentes básicos del motor híbrido es el IGBT (Insulated Gate Bipolar Transistor), un dispositivo semiconductor conmutador que eleva la tensión de la batería y convierte la tensión continua en tensión alterna que pueda impulsar el motor. Los ingenieros de Toyota no eran expertos en semiconductores, pero en lugar de subcontratar este componente crítico, Toyota lo desarrolló y construyó una planta nueva para hacerlo –todo ello dentro del ajustado tiempo de desarrollo del Prius–. Toyota veía a los vehículos híbridos como la siguiente etapa en el futuro. Deseaba «independencia» en esta etapa. Una vez dominaran internamente la técnica, ya pensarían en la subcontratación. Los directores ejecutivos insistían en fabricar internamente el transistor porque lo veían como una capacidad clave para el diseño y fabricación de los futuros vehículos híbridos. Toyota siempre quiere saber lo que hay dentro de la «caja negra». Tampoco quisieron confiar en que fueran otras empresas las que pusieran el esfuerzo necesario para la reducción de costes. En el capítulo 6 mencionamos cómo Toyota decidió trabajar con Matushita para subcontratar la tecnología de las baterías, que es clave para los híbridos y los futuros vehículos de alta eficiencia energética. Toyota quería desarrollar internamente esta capacidad pero finalmente no tuvo tiempo. En lugar de ceder simplemente la responsabilidad a Matsushita, Toyota estableció una joint-venture: Panasonic EV Energy. Ésta no fue la primera experiencia de trabajar con Matsushita. La División de Vehículos Eléctricos de Toyota ya había codesarrollado con Matsushita una batería híbrida de níquel-metal para una versión eléctrica del RAV 4, un vehículo 4×4, de modo que ya habían tenido relaciones previas y un registro de trabajos conjuntos con éxito. A pesar de este histórico de trabajo en común, la joint-venture resultó un test de las diferencias culturales entre ambas empresas. Yuichi Fujii, entonces director general de la División de Vehículos Eléctricos de Toyota y supervisor de baterías del Prius, en un momento de frustración dijo (citado de Itazaki, 1999): Tengo la sensación de que hay una diferencia palpable entre un fabricante de automóviles y un fabricante de electrodomésticos de consumo en la forma en que perciben el sentido de crisis en los plazos de entrega. Un ingeniero de Toyota tiene en la sangre y es totalmente consciente de que la preparación para el desarrollo de producto debe ocurrir en un momento dado en el proyecto. Por otra parte siento que los ingenieros de Matsushita están demasiado relajados. Hubo algunas preocupaciones por la disciplina en el control de calidad en Matsushita y en si el nivel de calidad necesario para esta batería nueva y compleja sería demasiado elevado para lo que era habitual en Matsushita. Fujii se tranquilizó cuando un día se encontró con un joven ingeniero de Matsushita con la cara pálida. Supo que había estado trabajando hasta las cuatro de la mañana para finalizar un ensayo para la batería y había vuelto el día siguiente para «asegurarse de una cosa» (ltazaki, 1999, pág. 282). En este momento Fujii comprendió que había un «estilo Matsushita» que podía trabajar conjuntamente con el estilo Toyota. Al final, ambas culturas se complementaron y produjeron una batería para vehículos híbridos de clase mundial. Incluso cuando Toyota decide subcontratar un componente clave, la empresa no quiere perder su capacidad interna. Testigo de ello son las relaciones con Denso. Inicialmente, Nippon Denso (Electrónica de Japón) era una división de Toyota. Se convirtió en una empresa separada en 1949 y se convirtió en uno de los proveedores globales de componentes más grande del mundo. Denso creció esencialmente como socio de Toyota y aún está parcialmente participada por Toyota en un keiretsu japonés (corporaciones interrelacionadas de empresas). Denso era el proveedor preferido para componentes eléctricos y electrónicos de Toyota y actuaba como si fuese una división de Toyota. Como regla general, Toyota quiere tener como mínimo dos proveedores para cada componente, pero en sus relaciones con Denso, se saltó a menudo esta regla, haciendo de Denso su proveedor único. Por esto, cuando en 1988 Toyota abrió la fábrica de electrónica en Hirose e hizo un gran esfuerzo para reclutar ingenieros eléctricos, hubo un fuerte shock en la industria. ¿Por qué este aparente cambio de política? En primer lugar, Denso se había convertido en tan grande y poderosa que hubo algunas tensiones, bien conocidas, en sus relaciones con Toyota, tales como la amabilidad con que trataba a la competencia de Toyota y en especial a su histórico rival Nissan. En segundo lugar, y más importante, Toyota se dio cuenta de la importancia creciente de la electrónica como componente de los vehículos –incluyendo el uso de ordenadores y la tendencia hacia los vehículos eléctricos–. Casi el 30% del contenido total de un vehículo se relaciona con tecnologías electrónicas y relacionadas con la electrónica, cuya tasa de cambio es mucho mayor que la tecnología tradicional del automóvil. Toyota creyó que necesitaba dominar internamente cualquier tecnología clave con objeto de gestionar sus proveedores de manera efectiva (por ejemplo, comprender los costes reales) y continuar aprendiendo como organización a estar al frente de la tecnología. Toyota determinó que la electrónica se había vuelto tan esencial para el negocio de los automóviles que sólo mediante un intenso programa de «aprender haciéndolo, podría infundir las habilidades y valores esenciales a toda la organización, para hacer de la electrónica una competencia clave verdadera». Ahora se estima que el 30% del personal que recluta Toyota son ingenieros eléctricos (Ahmadjian y Lincoln, 2001). Trabajando con los proveedores para un aprendizaje mutuo del TPS Un aspecto en el que Toyota ha perfeccionado sus habilidades en la aplicación del TPS ha sido el trabajo en proyectos con sus proveedores. Toyota necesita que, en sus plantas, los proveedores sean capaces de producir y entregar componentes de alta calidad just-in-time. Por otra parte, Toyota no puede reducir costes a menos que sus proveedores lo hagan, a no ser que Toyota les presione para que realmente lo hagan, lo que no entra en el modelo Toyota. Dado que Toyota no contempla los componentes como una mercancía que se puede obtener en el mercado a través de ofertas abiertas, es crítico que trabaje con proveedores de alta capacidad que siguen el TPS o un sistema equivalente. Hay muchos métodos que Toyota utiliza para enseñar a sus proveedores y, en el modelo Toyota, todos ellos son procesos del estilo «aprender haciendo», manteniendo el entreno teórico al mínimo. El aprendizaje de verdad se realiza a través de proyectos reales en el área de fabricación. Todos los proveedores clave de Toyota forman parte de la asociación de proveedores Toyota. Son proveedores básicos para Toyota que se reúnen a lo largo del año para compartir experiencias, ideas, información y preocupaciones. Hay comités para el estudio de temas específicos, incluyendo proyectos. BAMA (Bluegrass Automotive Manufacturers Association) fue creada en Estados Unidos, en el área de Kentucky, puesto que los proveedores de Toyota empezaron aquí. Ahora se ha expansionado hasta ser una asociación nacional. Los miembros de BAMA pueden participar en muchas actividades, incluyendo grupos de estudio que se reúnen para desarrollar mayores habilidades en el TPS. Estos grupos se denominan «jishuken» o «grupos voluntarios de estudio». La OMCD (Operations Management Consulting Division4), inició en 1977, en el Japón, las actividades jishuken. La OMCD es el cuerpo de elite de los expertos en TPS iniciado por Ohno en 1968 para mejorar las operaciones en Toyota y sus proveedores. Actualmente comprende cerca de seis «gurús» sénior en TPS y cerca de 50 consultores –algunos de éstos son ingenieros jóvenes de producción, de proyección rápida, que con una rotación de tres años se están preparando para ser líderes de fabricación–. Solamente los mejores expertos en TPS han dirigido la OMCD. Cerca de 5560 proveedores clave de Toyota que representan el 80% de componentes en valor) han sido organizados en grupos de cuatro a siete proveedores por zona geográfica y tipo de componente. Llevan a cabo una rotación a través de las empresas y trabajan en proyectos de tres o cuatro meses en cada empresa, uno a uno. Eligen un tema e inician el trabajo. Representantes de los otros proveedores visitan regularmente y hacen recomendaciones. Los expertos TPS de la OMCD visitan las fábricas semanalmente para dar consejos. La OMCD convoca una conferencia anual para compartir conocimientos. Los proyectos hacen referencia a innovaciones radicales, no mejoras incrementales, a menudo desmontando el taller y creando flujo de una pieza, nivelando el programa, y cosas por el estilo, para obtener elevados rendimientos en coste, calidad y plazo de entrega. Se fijan y se consiguen objetivos muy estrictos. Kiyoshi Imaizumi, un ejecutivo de Araco Corporation, uno de los proveedores más sofisticados de Toyota en Japón, fue destinado a Estados Unidos para dirigir Trim Masters, Inc., una joint-venture de Toyota/Araco/Johnson Controls. Imaizumi explicaba que en Japón, el jishuken puede ser muy «riguroso». Imaizumi enseña TPS en la línea más dura, la que originalmente utilizó Taiichi Ohno. El jishuken de los proveedores Toyota en el Japón es completamente diferente del de Estados Unidos. Es obligatorio. No pueden negarse. Toyota elige los proveedores que han de participar. De cada proveedor elige entre tres y cinco miembros. Toyota envía su propio experto TPS a la fábrica objetivo y revisan las actividades de esta fábrica y proponen un tema, por ejemplo, esta línea debe reducir 10 personas de la fábrica. Los miembros del proveedor disponen de un mes para presentar una solución. El experto TPS vuelve para comprobar si el proveedor ha cumplido con el objetivo. Entonces el experto TPS puede reprender a los participantes del proveedor. En el pasado algunos participantes tuvieron crisis nerviosas y dejaron el trabajo. En Estados Unidos Toyota tiene una versión más sutil del TPS. Una vez que uno termina el jishuken de Toyota en Japón, se siente mucho más seguro de sí mismo. Uno de los antiguos presidentes de Trim Masters pasó por esto y llegó a tener tanta confianza en sí mismo que nunca transigió con nada ni con nadie. Cuando Toyota comprendió, por experiencia, que el enfoque punitivo no funciona, cambió gradualmente su estilo a uno que es más de apoyo y menos punitivo, particularmente en Estados Unidos. Organizó actividades similares al jishuken con los proveedores americanos (denominadas «actividades de desarrollo de fábrica»), ensayando diferentes configuraciones. Encontraron que tenían que agrupar a los proveedores por sus niveles de habilidad con el TPS, porque había un abanico muy amplio. Lo más parecido al OMCD en América es lo que se hace en el Toyota Supplier Support Center5 (TSSC) bajo la dirección de Hajime Ohba, un antiguo miembro del OMCD. Es una variante del tema OMCD creado para ajustarse a la cultura americana, pero centrado en proyectos. Los proveedores, e incluso empresas fuera del sector de la automoción, como Viking Range y Herman Miller, tienen que hacer una solicitud de aceptación como clientes. El servicio que originalmente era gratis, se ha convertido en una consultoría de pago por servicio. El TSSC identifica una necesidad de negocio y entonces selecciona una línea de producto para desarrollar el proyecto. El proyecto consiste en desarrollar una «línea de modelo». Una línea de modelo corriente comprende el ensamblado de componentes y un proceso de fabricación de piezas que van a la línea de montaje. Se hace una implantación total de TPS con todos los elementos de JIT, jidoka, trabajo estandarizado, TPM, etcétera. Los resultados del TSSC han sido espectaculares. Desde 1997 el TSSC ha completado 31 proyectos, obteniendo resultados impresionantes en cada caso. Se han reducido los inventarios en un 75% y mejorado la productividad en una media del 124%. Se han reducido espacios, mejorado la calidad y los transportes de emergencia se han eliminado (Dyer, 2000). Pero en este camino se han tenido que hacer concesiones. Tal como había hecho en Japón, Ohba ensayó el enfoque del OMCD de dar instrucciones ambiguas y esperar que las fábricas las pusieran en acción. A continuación proporcionaría orientación sobre preguntas puntuales y dificultades. Descubrió que las empresas de Estados Unidos querían más orientación y necesitaban más visitas para que los proyectos funcionasen. Proyectos que en Japón podrían tardar entre dos y tres meses se demoraban de cuatro hasta seis meses y una planta completa podía tardar nueve meses o más. Algunas de las empresas hicieron un buen trabajo de propagación del TPS a otras partes de la fábrica, pero la mayoría no. Y pocas empresas diseminaron el TPS en todo el sistema. Incluso los proveedores «estrella» que trabajaban en estrecho contacto con el TTSC hubieran descendido de nivel de TPS a no ser porque el grupo de Ohba hizo continuas visitas, ayudándoles a remontar y haciendo más proyectos. Mientras que los expertos en TPS pudieron implantar principios de TPS con resultados extraordinarios en líneas seleccionadas, no pudieron, lamentablemente, inocular los genes del modelo Toyota a los proveedores de Toyota. Según Ohba la explicación era sencilla. Las empresas que después de haber visto mejoras extraordinarias fallaron en continuar con la implantación de TPS estaban lideradas por ejecutivos que no eran serios ni estaban comprometidos. No hubo resistencia en las fábricas sino que fue responsabilidad de la alta dirección. Salvando a proveedores «enfermos» mediante el TPS El TSSC no está pensado para las relaciones de negocio con los proveedores. Está para educar a través de proyectos. El departamento de compras de Toyota tiene sus propios expertos en calidad y TPS para trabajar con los proveedores cuando hay problemas, el más grave cuando un proveedor ocasiona el paro de una línea de montaje de Toyota por problemas de calidad o de producción. Don Jackson, que posteriormente sería vicepresidente de fabricación en Georgetown, Kentucky, fue director de calidad en compras y diseñó un sistema de evaluación y de clasificación de proveedores. Antes de ingresar en Toyota, cuando Jackson trabajaba para un proveedor de los tres grandes de la automoción americana, se asombró de la poca asistencia práctica o de control de que disponía. Recuerda: «Tuve suerte cuando paré durante un día la línea de Ford. Nadie vino a ver qué pasaba a pesar de que la línea estuvo detenida un día. Estoy convencido de que no hubiese pasado Toyota.» Los proveedores son clasificados desde el uno (por ejemplo cuando una fábrica arde) hasta el cinco (un proveedor ejemplar de Toyota). Si un proveedor de Toyota pone a la línea en riesgo de parada, tendrá un dos. Entonces Toyota le enviará un equipo de personas que escrutarán toda la fábrica y el proveedor tendrá que desarrollar un plan de acción para resolver todos sus problemas. Normalmente un nivel dos significa que estará a prueba durante un año. En 1998, Jackson participó en un «SIC» (Supplier Improvement Comité) para trabajar en la solución de problemas de proveedores y explica: No me di cuenta de lo que significaba un SIC6. Los japoneses lo denominan «club de proveedores enfermos». ¡Es un chiste gracioso pero en cierto modo es la verdad! Tuvimos algunos éxitos y ese año uno de los proveedores estuvo a punto de recibir un premio de NUMMI por su calidad excelente, de lo cual me siento especialmente orgulloso. Es interesante como la «ayuda» proporcionada por Toyota se extiende más allá de los aspectos técnicos hasta una auditoría de los recursos humanos. Tal como explica Jackson: Mi departamento de recursos humanos se acercó y me dijo, «nos gustaría ayudarte en el comité de mejora de proveedores». Inicialmente rechacé la oferta y dije que todo lo que necesitaba era una auditoría de calidad. Pero después de efectuar varias visitas a proveedores locales me di cuenta de que los temas eran más profundos que la calidad o los procesos o las herramientas. Había mucho de aspecto humano. Ya sabe, el salario era muy bajo o las horas extras excesivas, las condiciones de trabajo eran malas, no había planes de formación ni de desarrollo. No había buenos directivos. Por lo que seguí adelante y tuve a alguien de RR.HH. conmigo en las auditorías de un par de proveedores críticos. Hice un análisis profundo de su organización. Analicé la tasa de retorno, que pagaban a las personas, cómo decidían qué escala de pagos habría en cada área. El equipo de RR.HH. investigaría la formación, el desarrollo, ¿tenían una encuesta de opinión?, etcétera. Por lo tanto, para los proveedores «SIC», RR.HH. haría la investigación de RR.HH., las auditorías de calidad e ingeniería de producción examinaría el aspecto de la producción. Otro ejemplo del enfoque Toyota para proveedores «SIC» es el caso de Trim Masters (TMI) y su fábrica de asientos just-in-time en Nicholasville, Kentucky, que hace cerca de 250.000 juegos de asientos al año para Avalon y Camry. (Ver el caso de estudio al final del capítulo.) En 1995, un año después de que la planta de Nicholasville hubiese entrado en funcionamiento, Steve Hesselbrock asumió el cargo de director de operaciones de todas las plantas de TMI. Su primer año fue cualquier cosa menos una luna de miel. La fábrica de Nicholasville dependía completamente de su tecnología informática para conseguir la secuencia de vehículos de Toyota y convertirla en una secuencia para la línea de montaje de asientos. Tenían un sistema manual de reserva que nunca funcionaba. Un día, el sistema informático se cayó y, aunque fue sólo durante tres horas, como el sistema TMI era muy lean, fue suficiente para detener la línea de Toyota. Inmediatamente un equipo Toyota de expertos en calidad de proveedores invadió las plantas de TMI y escrutaron diariamente durante dos semanas. A TMI se le dio una clasificación dos en la escala de proveedores de Toyota, lo que significó que estaban bajo vigilancia y tenían que informar mensualmente sobre mejoras según un análisis realista de las raíces de las causas y sus contramedidas claramente definidas. Los expertos de Toyota terminaron visitando la planta algunas veces cada semana durante seis meses y después cada mes. Una respuesta típica de este problema podría ser: «El ordenador se ha caído, por Dios, ¡arréglalo! E implementa un sistema de reserva manual de verdad y hazlo con eso.» De hecho TMI había tenido problemas anteriormente y Toyota no había considerado que fuesen síntomas de un problema profundo. La solución de Toyota: analice cada aspecto del negocio, incluyendo planificación de la calidad, selección y entreno del personal, estructura de equipos, procesos de resolución de problemas, sistema pull, trabajo estandarizado, gestión de proveedores –básicamente volver a crear el negocio. TMI lo hizo y ahora J. D. Power lo clasifica de forma rutinaria como el mejor proveedor de asientos para automóviles del país, en calidad, y como modelo de proveedor TPS, solamente superado por su empresa madre en Japón. Cada mes TMI hace funcionar el sistema manual para que esté listo en caso de fallos de funcionamiento del ordenador. La crisis en TMI y la clasificación dos fueron, en gran medida, la mejor cosa que le podía haber pasado. Mientras otras empresas amenazan a sus proveedores con problemas –«Resuelva el problema o rompemos con usted»–, Toyota tiene una manera muy integral de curar su «enfermedad». Desarrollar una empresa de aprendizaje extendido significa habilitar a otros Mientras meditaba acerca de la debacle de American Auto con sus proveedores y me preguntaba por qué quiso tomar un ascensor para ir arriba del todo sin paradas intermedias, empecé a conceptualizar el problema como una pirámide de jerarquía. Pensando otra vez en la psicología social, pensé en la jerarquía de necesidades de Maslow, que hemos analizado brevemente en el capítulo anterior, que asume que las personas pueden trabajar en el nivel más alto de necesidades como la autorrealización (desarrollo personal) solamente si los niveles inferiores están cubiertos. Por lo tanto he desarrollado una versión de la jerarquía de necesidades para un proveedor (ver figura 17-1). El mensaje de los proveedores fue que no estaban interesados en que American Auto les ayudase en su desarrollo, hasta que algunos de los aspectos más fundamentales estuvieran resueltos. Como punto de partida querían relaciones justas y equitativas. Muchas de las prácticas de American Auto eran sencillamente injustas. Por ejemplo, American Auto había adoptado la práctica Toyota del precio objetivo, fijando objetivos para los proveedores en lugar de basarse en ofertas competitivas, pero no la habían ejecutado de manera efectiva. Un proveedor explicaba: Hemos de pasar por diferentes procesos de coste objetivo para cada grupo con el que negociamos (en American Auto). Si estás por encima del precio objetivo, no pueden cursarte un pedido. Hemos tenido que darle vueltas y más vueltas y llegar al lanzamiento sin tener ningún pedido. Figura 17-1. Jerarquía de necesidades en la cadena de suministro (adaptado de la jerarquía de necesidades de Maslow). Otro proveedor se quejaba de la inconsistencia de American Auto en el proceso de fijar objetivos: Si en el proceso de diseño cumplimos demasiado pronto con el objetivo, cambiarán el objetivo. Por lo que no hay absolutamente ningún incentivo en cumplir rápidamente con el objetivo. No hay ningún proceso para fijar objetivos. Cada vez es diferente. Es diferente, incluso, a lo largo de programas en la misma plataforma. Depende de la persona que está en la sala. American Auto desarrolló, también, un proceso largo y complejo para la certificación de que el proceso del proveedor es válido desde una perspectiva de calidad. A pesar de que era oneroso, los proveedores lo aceptaron –pero American Auto no paró de cambiarlo–. De hecho, lo cambiaría varias veces durante el programa de un nuevo vehículo y cada vez debería ampliarse el proceso de certificación del proveedor. Hasta que el proveedor no estuviera certificado no le pagan los utillajes. Como es habitual en la mayoría de los negocios de manufactura, American Auto es responsable de abonar los costes de utillajes, matrices y equipos especiales utilizados para hacer las piezas. Esto equivale a millones de dólares. En algunos casos, los proveedores han recorrido todas las fases de producción y han entregado componentes para varios meses, que ya han pasado los ensayos de calidad, pero hasta que no reciben el certificado de calidad no pueden cobrar por los utillajes. Esto nos devuelve al concepto de burocracia «coactiva» versus «facilitadora» que hemos analizado en el capítulo 12. Tanto American Auto como Toyota son muy burocráticas en sus tratos con proveedores. Con ello quiero decir que tienen normas extensas, procedimientos de auditoría, roles y parecidos. Mientras que los proveedores ven a American Auto como coactiva, Toyota, que emplea similares métodos y procedimientos de calidad, está contemplada como facilitadora. Por ejemplo, un proveedor de interior en automoción describe las relaciones con Toyota de la siguiente manera: Cuando se han de resolver problemas, Toyota no viene y hace 15 veces un estudio detallado de capacidad del proceso como hace American Auto. Simplemente dice, «toma un poco de material de aquí y de allí y eso funcionará, vamos». En 11 años nunca he construido un utillaje prototipo para Toyota. Los cabezales de las rótulas, los paneles del suelo, los cuadros de instrumentos, etcétera, son tan similares a los anteriores que no es necesario construir un prototipo. Cuando hay un problema, analizan el problema y vienen con una solución –el foco es en hacerlo mejor y no en buscar un culpable. En contraste, un proveedor dio la siguiente descripción, fuertemente emotiva, de American Auto: En la situación actual, comparándola con el pasado, tenemos éxito si la porquería no nos da en la cabeza. Podemos ejecutar un programa o un cambio y realizarlo bajo las circunstancias más exigentes (por ejemplo intentar algo que se nos ha dicho que no se puede lograr) y ejecutarlo con el 99,9% de éxito. Pero si no es un 100% estás perdido. Estábamos acostumbrados al reconocimiento por haber quedado reventados tras hacer un cambio en el último minuto. Ahora estamos contentos si no recibimos ninguna paliza a lo largo de la semana. Solía ser un sistema que premiaba y ahora es puramente un sistema punitivo. La jerarquía de necesidades en la cadena de suministro de la figura 17-1 sugiere que hasta que las relaciones no se hayan estabilizado hasta el punto de que la relación empresarial sea justa, los procesos sean estables y las expectativas claras, es imposible conseguir los niveles superiores de sistemas que habilitan y de verdadero aprendizaje conjunto como una empresa. Y se suele descender más rápido que ascender. American Auto estuvo haciendo progresos en la jerarquía entre principios y mediados de los noventa y después se vino abajo abruptamente a finales de la década y en el siglo XXI. Mientras tanto Toyota ha ido moviéndose regularmente hacia arriba. Para que American Auto se convierta en un referente de relaciones con los proveedores necesitará mucho más que construir un centro para el desarrollo de proveedores. Para empezar a acercarse a Toyota, necesitará reconstruir su cultura interna, convertirse en una organización que aprende y desmantelar las chimeneas que proporcionan políticas contradictorias a sus proveedores. El Principio 11 del modelo Toyota es: Respete su red extendida de socios y proveedores, desafiándoles y ayudándoles a mejorar. Lo que realmente da solidez a Toyota como modelo de relaciones con los proveedores es su enfoque en aprender y crecer juntos. Desde mi óptica ha conseguido algo único: una empresa extendida que aprende. Para mí, esto es la forma más elevada de empresa lean. Caso de Estudio: Trim Masters, Inc. Asientos de automóviles en JIT como dice el manual de Toyota En 1994 Trim Masters, Inc. (TMI) se estableció como joint-venture para suministrar a la fábrica de Toyota en Georgetown. Era un paso en el esfuerzo de Toyota por adquirir componentes en Estados Unidos y proporcionar entregas JIT a las líneas de montaje de Toyota en Norteamérica. El modelo Toyota no autoriza a Toyota a adquirir componentes a cualquiera. Toyota considera que los proveedores son socios a largo plazo y deben cumplir exactamente los estándares de Toyota, en calidad, coste y entrega. Por lo tanto, para conseguir la ubicación y conocimientos que necesitaba, Toyota organizó una joint-venture que se crearía con la participación de Toyota Tsusho, Araco, su proveedor a largo plazo de componentes de interior en Japón y Johnson Controls. Johnson Controls (JCI) es el mayor accionista, con un 40%, pero Toyota y Araco (del cual Toyota posee el 75%) tienen conjuntamente la mayoría de control. Anteriormente Toyota había contratado a Johnson Controls para suministrar asientos para sus vehículos y había trabajado estrechamente para enseñar el TPS a Johnson Controls. Esta planta todavía hace una gran proporción de asientos Toyota pero a Toyota le gusta tener, al menos, dos proveedores compitiendo, para motivarles a reducir costes. Por ello Toyota organizó TMI como una joint-venture para suministrar asientos para la apertura de su nueva planta en Georgetown, Kentucky. Las plantas de TMI están en Nicholasville, Kentucky. Araco gestiona las operaciones de TMI, mientras JCI es más o menos un socio silencioso. Toyota anima a TMI a seguir el TPS –fabricando solamente los asientos que necesita en la línea de montaje y exactamente en el mismo orden que los necesita–. Araco, uno de los primeros proveedores de asientos de Toyota y veterano TPS profesional, a veces aún mantiene inventarios en Japón, pero Toyota prefiere que sea TMI quien los haga. Desde el momento en que la carrocería sale de la planta de pintura en Toyota y empieza a dirigirse a la línea de montaje, TMI dispone de unas cuatro horas para recibir un pedido para la secuencia de asientos que necesita, construir los asientos y expedirlos a Toyota. Después los asientos viajan por una cinta hasta la línea de montaje justo a tiempo para emparejarse con el vehículo para el que fueron fabricados. Éste es un sistema muy exigente y no apto para cardíacos. Cualquier contrariedad por ligera que sea arriesga la detención de la cadena de Toyota, al coste de decenas de miles de dólares al minuto. Por ejemplo, la mayoría de piezas de TMI procede de proveedores que están entregando diariamente a TMI. Un problema en uno de estos puede detener a TMI en un par de horas. Además, los asientos son montajes complejos y la apariencia es importante. Un lote defectuoso de piel, una ligera raya sobre una de entre docenas de piezas de plástico, un mecanismo de muelle que no es preciso, etcétera, y Toyota rechazará el asiento. Pero el modelo Toyota está enseñando pacientemente el TPS a sus proveedores a cumplir exactamente los estándares. Y aunque TMI ha tenido sus dosis de dificultades los resultados han sido sobresalientes. A Jim Womack, experto en lean, le gusta decir que el ratio de rotación de inventario es la prueba de fuego de un verdadero lean –cuanto mayor, mejor–. Pregúntenle a Hesselbrock, director de operaciones de las plantas TMI, cuál es la rotación de inventario de Nicholasville y pensará que lo está maquillando: ¡135 giros al mes! Cuando vi ese dato en la presentación pensé que sería inteligente por su parte, decir que había un error. «Debe ser por año, ¿no?» «No, es por mes.» La planta recibe cerca de 750 componentes diferentes. Algunos llegan del Japón, algunos de México y la mayoría de Estados Unidos y Canadá. Si la entrega de material se detuviese la planta tendría que parar al cabo de una hora y media. Por ejemplo, cada asiento necesita espuma que llega en grandes recipientes de una empresa hermana, Foamex. Hay 75 variedades de espuma, por lo que demasiado inventario llenaría un pequeño almacén. Por ello, habitualmente solamente hay una hora y media de espuma en la línea y 45 minutos de stock de seguridad. TMI recibe 12 camiones diarios de espuma que llegan cada hora y media. Cuando visité la planta de asientos en el año 2000 tenían una media con Toyota de 40 ppm (partes por millón) de defectos. Toyota espera en sus asientos un máximo de 50 partes por millón de defectos. Cada asiento está compuesto por 100 elementos y son 1.000 asientos al día. Cualquier elemento puede ser defectuoso y si así sucede todo el asiento es considerado defectuoso. Cuando estuve en verano de 2003, habían bajado la cifra hasta 20-30 partes por millón de defectos. Desde entonces TMI ha puesto en marcha una nueva planta para suministrar asientos al Lexus RX330 en Cambridge, Ontario, que tiene un requerimiento máximo de defectos de un solo dígito en partes por millón –una verdadera calidad Seis Sigma. La planta de asientos en Nicholasville se parece mucho a la planta que suministra a Toyota en Japón. El ensamblaje final se hace en una línea de montaje con flujo de una pieza. A lo largo de la línea hay alrededor de una a dos horas de piezas perfectamente preparadas en pequeños recipientes sobre estanterías de flujo. El único programa para el sistema es la orden transmitida desde Toyota después de que la carrocería ha sido pintada, indicando la secuencia exacta de asientos necesaria a emparejar con los vehículos. Cada 55 segundos (el tiempo takt de la línea Toyota) llega una orden. Por lo tanto TMI sólo conoce 55 segundos por adelantado lo que será el siguiente asiento. Hay una cola de 10 órdenes transmitidas para juegos de asientos, invierten la secuencia que han recibido de Toyota (para ajustarse al hecho de cargar asientos acabados en el camión con la secuencia invertida), y entonces envían las órdenes fuera de la línea de montaje y otros procesos secuenciados en la planta de TMI. Algunos componentes de volumen, tales como bastidores de asiento, fundas y espumas, se secuencian con la línea de montaje mientras los componentes pequeños, tales como tornillos y tuercas, se almacenan en supermercados de componentes para ser transferidos a la línea según los kanban del sistema. TMI también utiliza sistema de reposición pull con sus propios proveedores. A la planta llegan cerca de 800 piezas diferentes, algunas de México y Japón. Como es obvio hay más inventario de las piezas que llegan de plantas más lejanas y TMI utiliza un programa para obtener estas piezas. Por ejemplo, como stock de seguridad conservan 40 horas de piezas de México y odian cada una de esas horas que tienen. Pero el trabajo en MTI nunca se acaba. En el año 2001 Toyota exigió a sus proveedores reducir el precio de los componentes para el modelo principal de introducción en el año 2004, en un 30% –cerca de 10% de reducción de precio por año–. Existe el rumor de que Toyota, a través de su joint-venture con Peugeot ha sabido lo que otros fabricantes pagan por los componentes. Mientras otras empresas pueden haber hecho compras a precios más bajos con otros proveedores, en el verdadero modo del modelo Toyota de usar la excelencia operacional como arma estratégica, Toyota no ve la razón por la que sus proveedores habituales con el TPS no puedan emular o batir costes de clase mundial. Aunque TMI es ya bastante lean en costes laborales, su reacción ha sido bastante positiva y productiva. Ha puesto en marcha una gran iniciativa hoshin kanri para alcanzar el objetivo. Hoshin kanri significa «despliegue de políticas». Empieza con objetivos de alto nivel y después se desciende en cascada hacia cada función en la organización. Es parte del enfoque del modelo Toyota para la gestión, un proceso de comunicación interactivo entre los directivos de alto nivel y los de nivel medio y algunas veces supervisores y líderes de proyecto. La habilidad de convertir objetivos alto-nivel, nivel-ejecutivo en acciones factibles y cuantificables es una de las grandes fuerzas del hoshin kanri. En pocas palabras, el despliegue de políticas es un sistema para animar a los empleados para analizar las situaciones, crear planes de mejora, dirigir controles de logro y tomar las acciones apropiadas. Para este propósito, Trim Master tiene una «sala de guerra» con los objetivos de cada función en la organización para reducir costes, así como proyectos interfuncionales. Todo gráfico del despliegue de políticas termina con un objetivo medible, métricas y una persona responsable de conseguir el resultado. TMI mantiene reuniones semanales para analizar el progreso en cada área. Una razón por la que TMI nunca siente pánico ante una demanda elevada es porque siempre trabaja estrechamente con Toyota. Toyota es consciente de que TMI tiene control limitado sobre los costes y algunos de los mayores ahorros de coste se pueden conseguir de forma conjunta en la etapa de diseño de producto a través de la ingeniería de valor. La ingeniería de valor es un enfoque sistemático en equipo interfuncional para examinar los factores de diseño que pueden afectar al coste de los nuevos productos y después rediseñar el producto para conseguir los estándares requeridos de calidad y los objetivos de costes de Toyota. TMI y Toyota, trabajando conjuntamente, pueden modificar la ingeniería del asiento antes de la etapa de producción y reducir mucho los costes. Además, los representantes de compras de Toyota visitan regularmente la planta para revisar sus procesos y progresos y, hasta el presente, han quedado satisfechos con el esfuerzo. TMI es consciente de que con un sincero esfuerzo y buenos resultados será tratada justa y correctamente. TMI es un caso de éxito en Estados Unidos en la implementación del TPS bajo duras circunstancias: fabricación just-in-time y entregas sin inventario en secuencia con la línea de montaje. Si pregunta a sus directivos si son un modelo de planta lean, simplemente sonreirán. Conocen lo mucho que han de hacer para alcanzar el nivel de sofisticación que ven en su empresa madre en Japón. Sección IV La resolución continua de los problemas fundamentales impulsa el aprendizaje organizativo 18 Principio 12: Vaya a verlo por sí mismo para comprender a fondo la situación (genchi genbutsu) Observe el taller de producción sin ideas preconcebidas y con la mente en blanco. Repita cinco veces «por qué» para cada asunto. TAIICHI OHNO (citado en el documento The Modelo Toyota) En mis entrevistas en Toyota, cuando preguntaba, tanto si era en fábrica, desarrollo de producto, ventas, distribución o relaciones públicas, qué distingue el modelo Toyota de otros enfoques de gestión, la primera respuesta más habitual era el genchi genbutsu. No puedes estar seguro de comprender de verdad cualquier problema de negocio a menos que vayas y lo veas por ti mismo de primera mano. Es inaceptable dar algo por descontado o apoyarse en los informes de otros. He oído repetidas veces la siguiente anécdota, o una variante, de los directivos de la planta de Toyota en Georgetown, Kentucky. Retrocediendo a los días en que Fujio Cho era el primer presidente de la planta de Georgetown, la historia empieza con la visita matinal de los directores a la planta de producción. Por el camino observan que Cho está de pie observando una operación. Pasan cerca de él, esperando que Cho se dé cuenta y les salude, pero no reacciona. Simplemente está de pie y ensimismado. Se acercan un poco más y sigue ensimismado. Se van a sus asuntos y vuelven 15 minutos más tarde. Cho está de pie y ensimismado. Se preguntan si se encontrará mal o estará pegado al suelo en aquel lugar. Finalmente, Cho se relaja, como saliendo de un trance, se da cuenta de que no está solo y dice «buenos días» con una sonrisa. Más tarde se dan algunas instrucciones desde la oficina del presidente para hacer más eficiente alguna parte del Sistema de Producción Toyota en la fábrica. ¿Qué estaba haciendo Cho? La única cosa que le podía hacer comprender realmente el estado del TPS en la fábrica era ir y verlo por sí mismo. «¿Están siguiendo los procedimientos estándar de trabajo?» «¿Está el flujo nivelado y es just-in-time?» «¿Se están enviando las piezas antes de que sean necesarias?» Para dar respuesta a estas preguntas él debe observar personalmente el flujo de materiales en la línea. Él debe ver si los trabajadores de la línea están usando el andon para pedir ayuda y parar la línea, si eso es necesario. «¿Y cómo están reaccionando los líderes de equipo y los líderes de grupo?» Con las décadas de experiencia que tiene, él puede ver todo esto… por sí mismo. Es un cinturón negro en ver y comprender el TPS. Sabe que lo que ve de primera mano podría no verlo en los informes escritos y tablas con números, aunque también los quiera ver. Las tablas y los números pueden medir los resultados, pero no revelan los detalles del proceso real que se sigue día a día. El principio: conocimiento profundo e informar lo que se ve La traducción exacta de genchi significa «la ubicación real» y la de genbutsu significa «los materiales o productos reales». Pero en Toyota genchi genbutsu significa «ir al lugar para ver la situación real y poder comprenderla». Gemba es un término que se ha hecho más popular. Se refiere al «lugar real» y significa casi lo mismo que genchi genbutsu. El primer paso de cualquier proceso de resolución de problemas, de desarrollo de un producto o de evaluación del logro de un colaborador es el conocimiento de la situación real, lo cual requiere «ir al gemba». Toyota promueve y espera pensamiento creativo, y la innovación es una obligación, pero debe estar apoyada en un profundo conocimiento de todos los aspectos de la situación real. Éste es uno de los comportamientos que realmente distinguen a alguien que ha estado entrenado en el modelo Toyota –no da nada por supuesto y sabe de lo que está hablando, porque le viene de conocimiento de primera mano. Sería relativamente fácil para la dirección que está intentando aprender del modelo Toyota encargar que desde hoy en adelante todos los ingenieros y directivos tengan que dedicar media hora a observar el área de fabricación para comprender la situación. Pero esto no lograría mucho a no ser que dispusieran de las habilidades para analizar y comprender la situación real. Hay una versión superficial de genchi genbutsu y una versión más profunda que exige más años de dedicación para que los empleados la dominen. Lo que requiere el modelo Toyota es que los empleados y directivos entiendan «profundamente» los procesos de flujo, trabajo estandarizado, etcétera, así como la habilidad de valorarlos críticamente y analizar lo que está sucediendo (lo que puede incluir algún análisis de datos). Además, han de saber cómo encontrar las causas originales de los problemas que observan y comunicarlo efectivamente a otros. Como Tadashi («George») Yamashina, presidente del Toyota Technical Center, explicaba: Es más que ir y ver. «¿Qué sucedió?, ¿qué vio?, ¿cuál es la cuestión?, ¿cuáles son los problemas?» Dentro de la organización de Toyota en Norteamérica, aún sólo estamos yendo a ver. «OK. Yo fui, lo vi y ahora tengo una idea.» Pero ¿lo has analizado en realidad?, ¿realmente comprendes cuáles son las cuestiones? En el fondo de todo esto, intentamos tomar decisiones basadas en información objetiva, no basada en teorías. Las estadísticas y los números contribuyen a los hechos, pero es más que esto. A veces nos acusan de dedicar demasiado tiempo al análisis. Algunos dirán «el sentido común os dirá. Yo sé cuál es el problema.» Pero la recogida de datos y su análisis le dirá si su sentido común es correcto. Cuando Yamashina se incorporó como presidente al Toyota Technical Center, redactó sus 10 principios de gestión (ver figura 18-1), que incluyen los principios tres y cuatro que son relativos al genchi genbutsu: 3. Piense y hable basándose en datos e información, verificados y comprobados. Vaya y confirme los hechos por sí mismo. Usted es responsable de la información que está dando a otros. 4. Saque ventaja de la sabiduría y de la experiencia de otros para enviar, recoger o debatir información. Figura 18-1. Filosofías de gestión del presidente Yamashina, del Toyota Technical Center. Tenga siempre presente el objetivo final Planifique cuidadosamente para su objetivo final. Tenga un objetivo claro para las reuniones. Asigne tareas claras para usted y los demás Piense y hable basándose en datos e información, verificados y comprobados Vaya y confirme los hechos por sí mismo (genchi genbutsu). Usted es responsable de la información que está dando a otros. Saque ventaja de la sabiduría y de la experiencia de otros para enviar, recoger o debatir información (una forma de genchi genbutsu) Comparta su información con otros y de manera oportuna Tenga siempre en cuenta a quien beneficiaría esta información. Informe, comunique y consulte siempre (Hou/Reng/Sou) de manera oportuna Analice y comprenda de manera comedida sus limitaciones Clarifique las habilidades y conocimientos que necesita para progresar en su desarrollo. Esfuércese siempre en dirigir actividades kaizen Piense «fuera de la caja», más allá del sentido común y de las reglas estándar Sea siempre consciente de proteger su seguridad y salud El círculo de Ohno: observe y piense por sí mismo Hay muchas anécdotas acerca del famoso círculo de Ohno. Tuve la fortuna de hablar personalmente con Teruyuki Minoura, quien entonces era presidente de Toyota Motor Manufacturing, en Norteamérica. Había aprendido el TPS directamente del maestro y como parte de su educación inicial en Toyota, tuvo que estar de pie en un círculo: Minoura: El señor Ohno quería que dibujáramos un círculo en el suelo de la fábrica y luego nos decía: «Quédate ahí de pie y observa el proceso y piensa por ti mismo», y no nos daba ningún indicio de lo que teníamos que observar. Ésta es la esencia real del TPS. Liker: ¿Cuánto tiempo permanecían en el círculo? Minoura: ¡Ocho horas! Liker: ¿Ocho horas? Minoura: Por la mañana venía el señor Ohno y pedía que estuviese en el círculo hasta la comida y después venía el señor Ohno para comprobar y preguntaba qué es lo que había visto. Y yo naturalmente le contestaba (reflexiona), le contestaba: «Hay tantos problemas en el proceso…» Pero el señor Ohno no escuchaba. Sólo estaba mirando. Liker: ¿Y qué pasaba al final del día? Minoura: Era cerca de la hora de cenar. Vino a verme. No me dio tiempo a darle ningún informe. Sencilla y delicadamente me dijo: «Vete a casa.» Comprenderá que es difícil de imaginar que este tipo de formación se pueda dar en una fábrica occidental. La mayoría de los ingenieros jóvenes se pondrían furiosos si les dijese que dibujen un círculo y se estén allí sólo durante 30 minutos, no digamos todo el día. Pero Minoura comprendió que fue una lección importante así como un honor haber sido entrenado por el maestro del TPS. ¿Qué es lo que Ohno le enseñó exactamente? El poder de la observación profunda. Le enseñó a Minoura a pensar por sí mismo sobre lo que estaba viendo, es decir, cuestionar, analizar y evaluar. En la actualidad dependemos, a veces, de los ordenadores para analizar y evaluar los datos. Por ejemplo, en una iniciativa Seis Sigma para la mejora de la calidad, recogemos datos y los analizamos a través de una aplicación informática –correlaciones, regresiones, análisis de varianza–. Algunos de los resultados que obtenemos son estadísticamente significativos. Pero ¿comprendemos realmente el contexto de lo que sucede o la naturaleza del problema? Los datos son, por supuesto importantes en fabricación, pero yo pongo el mayor énfasis en los hechos. TAIICHI OHNO Para Ohno la gran diferencia era que los datos estaban a un paso del proceso, eran simplemente «indicadores» de lo que estaba sucediendo. Lo que uno tiene que hacer es verificar los hechos en el escenario de la situación. El enfoque de Ohno era muy parecido al de la investigación científico-forense en la escena de un crimen. Piense y hable basándose en datos verificados personalmente David Baxter es vicepresidente en el Toyota Technical Center. En su momento fue el responsable de la evaluación de proveedores de componentes. Cuando Toyota lanzó una versión del Camry en 1997, tuvo un problema con un conjunto de cables. Yazaki Corporation, que es un proveedor de componentes de Toyota en Japón, suministraba el producto con problemas. Lo que se describe a continuación no es habitual en la mayoría de empresas. Un ingeniero de calidad de Yazaki llamó a Toyota para explicar qué acción correctiva estaban efectuando. Yazaki envió un ingeniero a las instalaciones de Camry. Pero entonces el presidente de Yazaki se presentó en la fábrica de Camry, Georgetown, para observar cómo los trabajadores ensamblaban el conjunto de cables en el vehículo. En estas circunstancias, ¿qué hubiese hecho un ejecutivo americano de un proveedor de componentes? Bien, la anécdota que explica Jim Griffith, también vicepresidente del Toyota Technical Center, que le sucedió a Baxter en su función de evaluador de proveedores, es una buena aportación. Un problema similar al del conjunto de cables le ocurrió con un proveedor de componentes de Estados Unidos. En este caso, el vicepresidente de la unidad de negocios que servía a Toyota se presentó en el Toyota Technical Center para hablar de lo que iban hacer para resolver el problema. De manera tranquilizadora explicaba: «Lo siento profundamente. No se preocupen. Pondré personalmente atención. Vamos a resolver el problema. No tiene justificación.» Cuando Griffith le preguntó cuál era el problema y cuáles eran sus planes, respondió: «Oh, todavía no lo sé y no suelo entrar en este tipo de detalles. Pero no se preocupen. Llegaremos al fondo del problema y lo resolveremos. Se lo prometo.» Al explicar la anécdota, Griffith parecía exacerbado: ¿Y se suponía que tenía que tranquilizarme con esto? Hubiese sido inaceptable en Toyota acudir a una reunión como ésta y con tan poca preparación. ¿Cómo nos podía dar seguridades si ni tan siquiera había visto cuál era el problema por sí mismo?… Por lo tanto le pedí que fuese tan amable de regresar, hacerlo y luego volver cuando realmente conociese el problema y las contramedidas. Otra anécdota de Baxter revela los beneficios de dedicar tiempo y esfuerzo en ver por uno mismo. Se trataba de un trabajo preliminar para evaluar la capacidad de un laboratorio de ensayos externo, que llamaremos «Detroit Labs», con muy buena reputación y con mucha experiencia en este negocio. Toyota hizo traer del Japón unas barras de suspensión previamente analizadas y quería que Detroit Labs las analizase aplicando los mismos procedimientos que en Japón. Como Baxter explica: Fui a visitarles con mi mentor japonés, que era un ingeniero excepcional en ensayos. Llevamos las barras al Detroit Labs y comparamos sus resultados con los datos conocidos de Japón. El asunto, para nosotros, no era tanto si sus resultados concordaban exactamente o eran diferentes, sino que queríamos ver si tenían buenos procedimientos y buenas formas de hacer los ensayos. Cuando fuimos a la empresa de ensayos, no quedamos satisfechos viendo las imágenes de las piezas con fallos. Quisimos ver las piezas que habían fallado y cómo se habían recopilado los datos. Mi mentor haría la mayoría de preguntas técnicas para comprender en detalle cómo habían hecho el ensayo. Concluimos que tenían procesos y procedimientos muy buenos para efectuar los ensayos pero su capacidad técnica no encajaba con nuestras expectativas. No utilizaban técnicas de ingeniería de análisis que cumplieran la norma Toyota. Por ejemplo, efectuaron un ensayo de fatiga e informaban del número de ciclos y la carga, pero nosotros además, estábamos interesados en cómo habían orientado la carga y creíamos que estarían controlando la frecuencia al aplicar la carga (durante el ensayo de durabilidad) y no lo habían hecho así. Por lo tanto no quedamos complacidos con su enfoque de ensayo y análisis. Como es natural, el equipo de Toyota tuvo conversaciones posteriores con ellos y les proporcionaron retroalimentación, lo cual es parte del genchi genbutsu. Detroit Labs respondió diciendo que Toyota no les había dicho que hicieran el ensayo de ese modo. Parte de la evaluación del modelo Toyota era determinar si Detroit Labs tomaría, por sí misma, la iniciativa para ensayar a fondo las barras y no lo había hecho. No era solamente esto, sino que habían mostrado una actitud negativa al respecto. Baxter concluyó: Si no hubiésemos ido a ver estos ensayos, no hubiésemos sido capaces de confirmar esta falta de conocimientos por su parte. Hubiésemos visto solamente los resultados y eso hubiese sido ambiguo. No estuvimos interesados en si las piezas eran buenas o malas, sino en el proceso de control del ensayo. Los datos en sí mismos eran OK –su ensayo de cómo falló la pieza confirmaba nuestro ensayo en el Japón–. Ensayos anteriores indicaban que podría fallar. Encontraron y confirmaron lo que sabíamos, por lo tanto obtuvieron la respuesta correcta. En GM (mi anterior trabajo) hubiese dicho: «Han obtenido el mismo resultado que nosotros, por lo tanto podemos usarlos.» Pero estaban haciendo un test con un procedimiento estándar en lugar de hacer, en realidad, el modo que esperaba Toyota. Estuvieron haciendo un trabajo pero sin pensar con profundidad. A partir de esta experiencia empecé a comprender lo que significa una empresa que aprende. Observa América y luego diseña para América El Sienna 2004 es lo que Toyota considera un rediseño importante –una versión nueva y mejorada de su minivan de gama alta–. Toyota lo construyó para que fuese más grande, más rápido, más cómodo, más silencioso y unos 1.000 dólares más barato. Toyota también añadió muchas pequeñas mejoras pero importantes para hacerle la vida fácil al conductor de Norteamérica. Muchas de estas mejoras fueron el resultado de genchi genbutsu. La tarea de director de proyecto para el desarrollo de este Sienna, le fue asignada a Yuji Yokoya. Los mercados principales eran Estados Unidos y Canadá con algunas ventas en México. Yokoya había trabajado en proyectos japoneses y europeos, pero nunca en un vehículo norteamericano. Había visto diversas partes de Norteamérica, pero no específicamente con los ojos de un director de proyecto que desarrollaba un vehículo para Norteamérica. De modo que sentía que no comprendía realmente el mercado norteamericano. Otros directivos puede que hubieran consultado libros con datos del mercado, pero esto es una de las últimas cosas que harías en Toyota. Yokoya fue a ver a su director y le pidió permiso para hacer un viaje. Dijo: «Quiero viajar por los 50 estados y por las 13 provincias y territorios de Canadá y también por México». Andy Lund fue el director de programa americano del Toyota Technical Center que fue asignado para colaborar con Yokoya. Tuvo la oportunidad de acompañarle en el viaje a través de Canadá. Relata el siguiente ejemplo de determinación de Yokoya para ir y ver una pequeña ciudad en Canadá, llamada Rankin Inlet, en Nunavut: Llegó a un aeropuerto muy pequeño e intentó reservar un coche, pero allí no había empresas de alquiler de coches, ni en toda la ciudad. Por lo tanto Yokoya-san pidió un taxi y un taxi tipo minivan lo recogió. Intentó hablar con el conductor del taxi para hacer una petición, pero el conductor no hablaba suficiente inglés como para entenderse con Yokoya-san. Al final llegó el hermano del conductor del taxi y tradujo. El conductor del taxi aceptó la petición de Yokoya-san de alquilar el coche pero conducirlo él mismo. Resultó que la ciudad era tan pequeña que en unos minutos Yokoya-san condujo el taxi a lo largo de sus pocas calles y la vio toda. Yokoya consiguió su objetivo de conducir en cada uno de los estados de Estados Unidos, incluyendo Alaska y Hawai y por todo Canadá y México. En la mayoría de casos pudieron alquilar un Toyota Sienna y buscaron maneras de mejorarlo. Como resultado, hizo muchos cambios de diseño que no hubiesen tenido sentido para un ingeniero japonés residente en Japón. Por ejemplo: En Canadá las carreteras tienen una terminación más elevada que en América (inclinada hacia arriba en el centro), quizá por la cantidad de nieve que reciben. Conduciendo por Canadá aprendieron que es muy importante controlar la deriva del minivan. Mientras conducían por un puente sobre el río Mississippi, una ráfaga de viento les desplazó fuertemente y Yokoya se dio cuenta de que la estabilidad lateral por viento era muy importante. Conduciendo a través de los vientos laterales de Ontario, se alarmó de la facilidad con la que los camiones desplazaban lateralmente a los minivan. Si conduce en cualquier sitio con vientos laterales, el nuevo Sienna es mucho mejor. Mientras conducía por las estrechas calles de Santa Fe, Yokoya encontró que con el modelo anterior de Sienna, el giro en los cruces era difícil y mejoró el radio de giro en 3 pies. Es un gran logro ya que la nueva versión es también significativamente más grande. En estos largos viajes vivió prácticamente en el Sienna y Yokoya aprendió el valor de un espacio para vasos. En Japón las distancias son usualmente mas cortas. Puedes comprar una lata de zumo, pero en la cultura local es común beberlo fuera del vehículo. En América, aprendió que en un viaje largo es común que una persona tenga un vaso de café o una botella de agua medio vacíos y una botella de agua llena. Uno no quiere esperar hasta hacer una parada intermedia. Por lo tanto, necesita realmente dos espacios para vasos por persona o quizá tres si una persona quiere un vaso de café más dos botellas de agua. En el Sienna hay 14 espacios para vasos y botellas. Y también hay numerosos compartimientos para estos viajes largos. Yokoya también se dio cuenta de la costumbre americana de comer en los vehículos en lugar de detenerse y comer. En Japón es muy poco corriente comer en el coche, en parte porque las carreteras son más estrechas y los camiones serpentean a ambos lados, por lo que uno tiene que concentrarse en la carretera y hacer pausas periódicas por el estrés. Las lujosas autopistas americanas permiten una conducción más relajada, incluso muchas veces se emplea el control de crucero. Por esto aprendió el valor de disponer de un lugar para hamburguesas y patatas fritas y colocó una bandeja abatible que es accesible desde la posición del conductor. Esta opción ya había sido adoptada anteriormente por los minivans Toyota en Japón pero resulta mucho más útil para el mercado norteamericano. El concepto original para un minivan más largo también provino del genchi genbutsu. El doctor Akihiko Saito, que era responsable de toda la I+D global en Toyota, creía en la filosofía de diseño de que lo «pequeño es elegante». La filosofía es adoptar el menor exterior posible para minimizar el peso del vehículo mientras se consigue el apropiado volumen interior. Durante una visita técnica al Toyota Technical Center en Ann Arbor, hizo una visita a Home Depot. Se quedó de pie en el parking y observó –como lo hacía cuando estaba en el círculo de Ohno–. Saito vio que los americanos compraban objetos voluminosos, como planchas de madera de 4’ × 8’ y las ponían en la parte posterior de sus camionetas y de sus Honda Odyssey. De vuelta al centro técnico vio como una plancha de madera cabía en un Honda Odyssey pero no cabía en un coche Sienna de la generación anterior. Allí mismo el señor Saito aprobó el tamaño para que el nuevo Sienna pudiese alojar un plancha de madera de 4’ × 8’. Los líderes no están excluidos del genchi genbutsu Kiichiro Toyoda aprendió de su padre la importancia de ensuciarse las manos y aprender por la práctica. Insistía a sus ingenieros sobre esto. Una famosa anécdota de Toyoda se ha convertido en parte de la herencia cultural de Toyota (documento del modelo Toyota, pág. 8): Un día Kiichiro Toyoda caminaba por la nave de fabricación y se acercó a un trabajador que estaba rascándose la cabeza y refunfuñando porque su afiladora no funcionaba. Kiichiro miró al trabajador, luego se arremangó las mangas de la camisa y sumergió sus manos dentro del recipiente de aceite. Las sacó con dos puñados de sedimentos. Tirando los sedimentos al suelo le dijo: «¿Cómo esperas hacer tu trabajo sin ensuciarte las manos?» Por alguna razón, parece ser que en muchas anécdotas de Toyota, aparecen bandejas de aceite con sedimentos. Cuando visité a Jim Press (director de operaciones de Toyota Motor Sales, EE.UU.), me explicó la siguiente anécdota: Nuestros concesionarios ven a ejecutivos del Japón con más frecuencia que los concesionarios locales ven a ejecutivos de Detroit. Recuerdo cuando nos visitó el doctor Shoichiro Toyoda a mediados de los años setenta. Acabábamos de introducir la transmisión automática de cuatro velocidades. Era muy extraño que fallase una transmisión automática. Parecían indestructibles. Estábamos visitando a un concesionario y se quejaba de que justamente había tenido un coche con un fallo en la transmisión. El doctor Toyoda, con su traje recién planchado, se fue hacia el técnico, habló con él, se fue a la bandeja de aceite donde había recogido el aceite de la transmisión, se enrolló las mangas de la camisa, puso sus manos en el aceite y retiró algunas limaduras. Puso las limaduras sobre un trapo, las secó y se las guardó en el bolsillo para llevárselas a Japón para su análisis. Quería averiguar si las limaduras procedían de la pieza que falló o eran residuos del proceso de mecanizado. En la mayoría de las grandes empresas de Estados Unidos el presidente es como si fuera el rey. El rey no es alguien con quien casualmente te puedes encontrar y entablar una conversación. En estos feudos estadounidenses, se puede juzgar el rango según el tamaño del despacho, las ventanas, calidad del mobiliario, calidad de las moquetas, lo difícil que es conseguir una cita y los incentivos anuales. En mi última visita a Toyota en Georgetown, Kentucky, para una entrevista con el presidente Gary Convis, también tuve que pasar por relaciones públicas y secretarias. Una secretaria me acompañó a una sala de conferencias muy lujosa en la fachada principal y me ofreció algo de beber. Convis llegó más tarde, lo cual es bastante normal en estas visitas. Con el pretexto de ir a buscar un café, deambulé un poco. Los despachos de los ejecutivos eran bastante austeros para alguien de su rango y estatus. Pero lo que me pareció raro fue que las tan vanagloriadas 5S de Toyota aquí no se aplicaban. Había cajas por todas partes y su ayudante estaba muy ocupada llenando cajas. Cuando le pregunté qué estaba haciendo, me explicó, un poco disgustada, que «el jefe quería estar cerca de la fábrica para poder estar donde se hacen los coches, por lo que se trasladaba a una de las oficinas situada en el centro de la planta con ventanas sobre la línea de montaje». Su ayudante parecía un poco enfadada por tener que dejar unas instalaciones tan bonitas en la fachada principal, con ventanas al exterior. Pero parecía comprenderlo, hizo una pausa y explicó: «Es el presidente más orientado a la fábrica que hemos tenido.» Esto es casi un cumplido teniendo en cuenta que los anteriores presidentes incluyen a personas como Fujio Cho. Cuando entrevisté a Don Jackson, el vicepresidente de fabricación de la planta de Georgetown, me dedicó más tiempo del programado. Tuvo diversas llamadas que no atendió. Finalmente atendió una que llamó su atención y no era desde más arriba. Jackson: [Sí, Ahora vengo, sólo unos segundos, ¿OK? Adiós.] Lo siento. Tengo una reunión de interés con los miembros del equipo. Tengo que estar ahí. Liker: ¿Es algo que hace usualmente? Jackson: Sí. El líder de grupo o el superintendente pueden dirigirla. Pero quiero investigar por mí mismo. Y quiero que vean que esto es importante para mí. Quiero que los miembros del equipo lo vean. Liker: He oído acerca del concepto de directivos que invierten su tiempo en la fábrica. ¿Es esto cierto incluso en su nivel? ¿Realmente tiene tanto tiempo para dedicarlo a la fábrica? Jackson: Mi promedio diario son normalmente, de 10 a 12 horas. Suelo empezar alrededor de las 8:00 a.m. en la planta de producción y elijo un área de la planta que visitaré por la mañana, es una especie de evaluación de lo que ha pasado en las últimas 24 horas. Y a partir de este punto voy confirmando, más o menos, las diferentes partes de las operaciones o las actividades del plan anual a través de toda la planta. Parte del proceso anual de planificación son hitos y cómo conseguirás mejoras de eficiencia o mejoras de calidad o mejoras de los proveedores. Por lo que, según nuestro plan anual, vamos revisando estos aspectos. Y quiero que los jefes de departamento lo revisen semanalmente en la fábrica. Los miembros del equipo están bastante motivados con esto. De hecho voy a ver sus mejoras y darles algunas sugerencias. Liker: Es decir que dedica mucho tiempo aquí en la planta, en lugar de viajar. Jackson: Bueno, cuando era el director de calidad, dedicaba probablemente el 50% del tiempo a visitar proveedores y el 50% a la planta, pero ahora estoy probablemente el 95% del tiempo en la planta. Liker: Una última pregunta. Muchas empresas contratan directivos de otras empresas. ¿Puede un directivo de Toyota ser contratado por otra empresa? Jackson: Creo que sería bastante difícil. Recientemente contraté una persona de General Motors y le asigné un nivel de jefe de departamento. Es la primera vez que se ha hecho aquí en Georgetown. Ha sido bastante excepcional. Se formó a través del Saturn, estuvo un par de años en NUMMI, por lo que tiene un poco de experiencia en hacer las cosas de un manera práctica en lugar de desde su oficina. Creo que muchos de los directores de planta en una empresa como, por ejemplo, Ford, están más pendientes del lado financiero y mirando más la mano de obra y la eficiencia desde una pantalla de ordenador que dirigiendo desde la fábrica. Y nuestra filosofía es la gestión desde la fábrica. Si uno puede dirigir desde la planta de operaciones, entonces ésa es la misma manera en la que dirigirá el líder de grupo y la misma manera en la que dirigirá el asistente al jefe de sección. Entonces tienen el control. Y estoy dedicando mucho tiempo a fábrica porque estoy intentando desarrollar el personal de mi departamento. Hourensou: el genchi genbutsu rápido para ejecutivos El señor Cho como presidente de Toyota, tuvo que aprender a confiar más en los demás, que lo que hacía cuando dirigía unas pocas plantas de fabricación. No disponía de tiempo para ir a ver cada cosa por sí mismo. En su lugar se rodeó de personas en las que confiaba y, por defecto, iba a ver de segunda mano a través de ellos. Pero también utiliza un sistema denominado «hourensou» para estar en contacto con lo que sucede. Parece casi la antítesis del genchi genbutsu, pero –si se practica correctamente– para un ejecutivo puede ser una forma eficiente de conseguir la misma cosa. Hourensou es una palabra japonesa que consta de tres partes: hou (hou koku: informar), ren (renraku: actualizar periódicamente) y sou (sou dan: consultar o aconsejar). Para servir alguna de las funciones de genchi genbutsu, los directivos utilizan el hourensou, y es bastante común en las empresas japonesas importantes. Dado que los ejecutivos de Toyota conocen la importancia de estar involucrados de forma detallada y ven el entreno y desarrollo de los subordinados a través de preguntas y consejos cuidadosamente dirigidos, como un rol clave, hacen un gran esfuerzo para encontrar formas eficientes para conseguir información, proporcionarla y dar retroalimentación y consejo. No hay una fórmula mágica para conseguirlo, pero utilizan un método importante que consiste en tener subordinados que aprenden cómo comunicar eficientemente determinados informes diarios sobre eventos clave que han sucedido durante el día. Cuando pueden, los ejecutivos también viajan al lugar donde se hace el trabajo. Por ejemplo, Yamashina, como presidente del Toyota Technical Center (TTC), tiene la responsabilidad de cinco áreas: El centro técnico principal en Ann Arbor, Michigan; el centro de prototipos en Plymouth, Michigan; la zona de pruebas en Arizona; el centro técnico en California; y la ingeniería de diseño en las plantas de fabricación de Toyota. Yamashina programa reuniones mensuales con todos los departamentos del TTC, que incluyen todos los niveles y viaja de un lado a otro para tener estas reuniones en lugares remotos. Diferentes personas tienen la oportunidad de informar sobre la situación de su proyecto y preparar lo que dirán en esta reunión mensual. Aunque Yamashina tiene un gran conocimiento de lo que está pasando y puede, según una programación regular, conseguir retroalimentación y proporcionar consejo, no es suficiente. Siempre insiste en que cada vicepresidente y director general le entregue un informe sobre el día y un poco de actualización, en lugar de esperar hasta el fin de semana. Esto proporciona a Yamashina la oportunidad de compartir la información en directo que recibe ese día de otras partes de la empresa. Aunque Toyota es la empresa mas informatizada del mundo, están aprendiendo a usar con efectividad el correo electrónico para hourensou. Tal como Yamashina explicaba: Un joven ingeniero explica su prueba mediante e-mail y su propósito y pregunta si otros han tenido alguna experiencia con una prueba similar. De pronto un ingeniero con mucha experiencia le envía un e-mail diciendo: «He hecho esta prueba bajo circunstancias similares y la prueba no funcionó.» Su consejo al joven ingeniero es buscar otra forma de hacer la prueba o dejar de hacer pruebas. Si no hubiese un sistema para compartir la información, el joven ingeniero probablemente desperdiciaría una gran cantidad de tiempo y energía. Por lo tanto, el empleo del e-mail es una forma de formación o de consultoría o un sistema de información de arriba-abajo y de abajo-arriba. Insisto en que aquellos que me han de informar envíen un informe diario. Así recibo todos los días de 60 a 70 correos de vicepresidentes y directores generales. Insisto en que resuman los puntos principales en los mensajes. ¿Cuáles son las cosas clave que están haciendo? Tienen que hacerlo de manera que otros puedan leerlo. Esto estimula el pensamiento y el compartir la información. Es una parte de la manera en que Toyota aprende. La primera reacción de los directores de Estados Unidos al hourensou es que es otra forma de microgestión, esto es, hasta que empiezan a practicar y experimentar los beneficios en Toyota. De acuerdo con varios directivos con los que he hablado, a lo largo del tiempo se convierte en parte esencial de su repertorio de gestión. ¿Cómo podrían gestionar efectivamente sin ello? La manera en que genchi genbutsu está arraigado en la cultura de un país Es fácil señalar ejemplos espectaculares de genchi genbutsu, como viajar por toda Norteamérica para desarrollar un minivan Sienna o permanecer todo el día en un círculo en la fábrica, pero lo que es más importante es la manera en que esto se incorpora en la mentalidad de todos los empleados. Cuando se convierte en una forma natural de hacer las cosas forma parte realmente de la cultura. Aunque ése es el modelo Toyota en Japón, Toyota debe trabajar duro para implementarlo en sus operaciones en el exterior. Por ejemplo, Bruce Brownlee, director general de asuntos externos del Toyota Technical Center, es uno de los pocos miembros americanos del personal de dirección que creció en Japón y habla japonés con soltura. Explica: Utilizamos genchi genbutsu de manera informal fuera de la ingeniería. Por ejemplo, cuando organizo un evento con la prensa en un hotel siempre dedico un tiempo para ir anticipadamente a ver el hotel y comprender lo que puedo esperar. A menudo hay sorpresas y deseo solventarlas anticipadamente. O si hay una comida importante, por ejemplo cuando nos visita un directivo, voy al hotel con anterioridad y quizá coma allí. Puedo pedir hablar con el cocinero. En una ocasión, un restaurante de mucho prestigio no disponía de un salón tranquilo donde nos pudiésemos reunir y el servicio no estaba de acuerdo con su reputación, por lo que fuimos a otro restaurante. Cuando el doctor Saito (ejecutivo de I + D) nos visitó, quería visitar el Museo Getty, y eso lo comprobamos por adelantado. Queríamos comprender con exactitud lo que podíamos esperar. Anteriormente en el capítulo, he citado a Yamashina, que se lamentaba de que «dentro de la organización Toyota en Norteamérica, estamos empezando a ir y a ver» (genchi genbutsu). Es obvio que construir una cultura del modelo Toyota en el extranjero es un proceso lento y Toyota trabaja con diligencia en ello. Pero ¿están de alguna forma obstaculizados por la cultura americana? Curiosamente, hay alguna evidencia de que así puede ser, si uno lee el fascinante libro de Richard E. Nisbett de la Universidad de Michigan, The Geography of Thought How Asians and Westerners Think Differently … and Why1. El libro compara asiáticos (Corea, China y Japón) y occidentales (Europa, Gran Bretaña y Norteamérica). Una serie de experimentos proporcionan evidencia concreta de que, mirando a una misma situación, los occidentales ven, habitualmente, categorías generales de objetos con un nivel superficial, mientras los asiáticos ven, habitualmente, los objetos y las relaciones entre objetos con un mayor nivel de detalle. En un estudio en la Universidad de Michigan, se mostró brevemente a un grupo de estudiantes japoneses y americanos, imágenes de acuarios que mostraban peces, ranas y las habituales plantas, piedras, etcétera. A continuación se pidió que recordaran lo que habían visto. Los japoneses recordaron el 60% más de elementos del fondo que los estudiantes americanos y se refirieron dos veces más a menudo a relaciones involucradas en los objetos del fondo (por ejemplo «la ranita estaba encima de la piedra rosa»). Nisbett y sus colaboradores concluyen que «los occidentales prefieren principios universales abstractos; los asiáticos buscan reglas apropiadas a la situación»2. Y que los asiáticos ven la misma situación con más detalle que los occidentales. Ahora consideremos el viaje de Yokoya a lo largo de Norteamérica para comprender cómo rediseñar el Sienna. Si estuvo experimentando el viaje con mucha mayor resolución debido a su herencia japonesa y a las habilidades desarrolladas en la cultura Toyota del genchi genbutsu, sin duda obtuvo mucho más del viaje que lo que hubiese logrado un líder de ingeniería occidental. No era sólo «yendo y viendo» sino comprendiendo la situación a un gran nivel de profundidad y aplicando luego ese conocimiento más profundo para tomar decisiones sobre la orientación del siguiente minivan Sienna. La implicación de Toyota aplicando el Principio 12: Vaya a verlo por sí mismo para comprender a fondo la situación (genchi genbutsu) para el aprendizaje en el extranjero a la vez excita y asusta un poco. Pensar en los pequeños detalles de la estrategia y de las operaciones es claramente central en la cultura que ha ayudado a Toyota a convertirse en una de las empresas con más éxito del mundo. Por lo tanto, los principios del modelo Toyota son algo que toda empresa debería intentar aprender y aplicar. No obstante, si algunos de estos principios están realmente más impresos en el ADN de la cultura asiática, será más difícil para los occidentales que los emulen. O, como mínimo requerirá de los occidentales un mayor esfuerzo y práctica para que sean realmente buenos en ello. Volveremos a este asunto en el último capítulo del libro cuando consideremos qué empresas pueden aprender de Toyota. Mientras tanto, hemos establecido el escenario para examinar en los dos siguientes capítulos con más detalle cómo Toyota usa el conocimiento detallado que proviene del genchi genbutsu para tomar decisiones cuidadosamente razonadas, y finalmente convertirse en una verdadera organización que aprende. 19 Principio 13: Tome decisiones por consenso lentamente, considerando concienzudamente todas las opciones; impleméntelas rápidamente Si ha conseguido un proyecto que se supone estará completamente implementado en un año, me parece que la empresa típicamente americana tardará unos tres meses en la planificación y luego empezarán a implementar. Pero encontrarán todo tipo de problemas después de la implementación y dedicarán el resto del año a corregirlos. Sin embargo, dado un proyecto de duración similar, Toyota tardará de nueve a diez meses en la planificación, luego lo implementarán a pequeña escala –como si fuese una producción piloto– y estará totalmente implementada antes de final de año, prácticamente sin ningún problema pendiente. ALEX WARREN ex vicepresidente sénior de Toyota Motor Manufacturing, Kentucky Si usted ha comprado una casa, al finalizar, probablemente habrá firmado millones de documentos, confiando y esperando que sean documentos estándar que no volverán para atormentarlo. Su abogado habrá incluso revisado los documentos y le habrá dicho que todo era correcto. Ésta parece una manera natural de hacer negocios en la mayoría de las empresas, pero no lo es si usted está siguiendo el modelo Toyota. Richard Mallery fue contratado en 1989 por Toyota como abogado para ayudar en la adquisición de 12.000 acres justo en el noroeste de Phoenix. Hoy es el Circuito de Ensayos de Toyota en Arizona, donde los vehículos se conducen en diferentes pistas de pruebas para su evaluación. El terreno comprendía una cuarta parte de la zona norte del Rancho Douglas. Mallery ha tramitado transacciones más grandes y desde su punto de vista era una adquisición de rutina. Graduado en derecho por Stanford y abogado desde 1964 en un prestigioso bufete, conocía su oficio y supuso que manejaría sus relaciones con Toyota como con cualquier otro cliente. Pero no había trabajado para un cliente como Toyota. Como explicó Richard: Salí con un conocimiento exhaustivo de la historia legal de Arizona y del desarrollo de sus reglamentos y leyes comunes como nunca antes había tenido (riéndose), porque tuve que contestar todas las preguntas del equipo de Toyota. No podía simplemente señalar el título de la póliza y decir «así es como lo hemos hecho siempre» o «no se preocupen, el vendedor nos indemnizará». El equipo Toyota quería profundizar y conocer todos los fundamentos e historia que justificaban la decisión a fin de tomar la decisión basándose en el mejor razonamiento posible. Para dar respuesta a sus preguntas, volví a ser un estudiante y aprendí mucho acerca del sistema federal que estableció Arizona primero como un territorio y luego como un estado. Toyota quería saber cómo el vendedor adquirió la propiedad y cómo se remontaba hasta el propietario original, el gobierno federal. Ahora que lleva 14 años trabajando para Toyota, Mallery concluye: «Toyota destaca como el analista excelente de la estrategia y la táctica. Nada se supone. Todo se verifica. El objetivo es hacerlo bien.» Lo ha aprendido trabajando para Toyota y lo ha incorporado también en la forma de trabajar para otros clientes. Estoy más predispuesto a efectuar la pregunta incisiva: ¿por qué lo hace usted de esa manera? No me diga simplemente lo que hace –los procedimientos operativos estándar–. Quiero conocer por qué. También cuestiono las suposiciones convencionales. Como consejero legal de Toyota he aprendido más con ellos acerca de la due diligence y la planificación estratégica que con otro cliente que haya tenido en mis 40 años de ejercicio. El principio: consideración concienzuda en la toma de decisiones Muchos empleados de Toyota fuera de Japón que se han incorporado después de haber trabajado en otra empresa han tenido que enfrentarse al reto de aprender el enfoque de Toyota para la resolución de problemas y la toma de decisiones. Debido a que el proceso Toyota de consenso en la toma de decisiones se desvía tan espectacularmente de la forma en que la mayoría del resto de empresas opera, se convierte en un gran proceso de reeducación. Los nuevos empleados se preguntan cómo una empresa eficiente como Toyota puede usar un proceso de toma de decisión tan detallado, lento, pesado y que consume tanto tiempo. Pero todas las personas que he conocido que han trabajado para o en Toyota durante algunos años, creen en el proceso y sienten que se han enriquecido mucho con él –incluso en su vida personal. Para Toyota, el cómo uno llega a la decisión es tan importante como la calidad de la decisión. Es obligatorio dedicar tiempo y esfuerzo para hacerlo bien. De hecho, la dirección le perdonará una decisión que no funcione como estaba previsto, si ha utilizado el proceso correcto. Una decisión que por casualidad funcione bien, pero que ha estado formulada sin los pasos necesarios, es más que probable que reciba una reprimenda de su jefe. Como Warren explicaba en la cita que abre este capítulo, el secreto de Toyota para la implementación suave, y a menudo sin fallos, de las nuevas iniciativas, es una planificación anticipada y cuidadosa. Por debajo de todo ese proceso de planificación, de resolución de problemas y de toma de decisión está una cuidada atención a cada uno de los detalles. Este comportamiento está asociado a muchas de las mejores empresas japonesas y Toyota es una maestra en el tema. No deja piedra sin mover. De hecho, toda piedra se inspecciona con un microscopio. Mallery dio una explicación elocuente: Hay una teoría clásica de la belleza que procede del arte griego y del arte romano: Dios está en los detalles. Incluso el friso del Partenón, que está muy arriba del suelo donde estaban los espectadores, es perfecto, para que sus dioses lo pudiesen ver. Creo que la excelencia de Toyota está en los detalles. Una consideración concienzuda en la toma de decisiones comprende cinco elementos principales: 1. Averiguar lo que realmente está pasando, lo que incluye el genchi genbutsu. 2. Comprender las causas subyacentes que explican lo que aparece en la superficie, haciendo cinco veces la pregunta «¿por qué?». 3. Considerar una amplia gama de soluciones alternativas y desarrollar una explicación detallada para la solución elegida. 4. Crear un consenso dentro del equipo, incluyendo a los empleados de Toyota y a los proveedores externos. 5. Usar vehículos de comunicación muy eficientes para ejecutar los cuatro elementos anteriores, preferiblemente en una sola cara de una hoja de papel. En el anterior capítulo ya analizamos el genchi genbutsu y hablaremos del análisis de los «cinco por qués» en el siguiente capítulo. Por lo tanto, aquí nos centraremos en los elementos del tres al cinco. Considere una amplia gama de soluciones alternativas con un enfoque basado en conjuntos Como ingeniero joven en Toyota, uno ataca un problema con gusto. Identifica cuidadosamente la causa de los problemas, teniendo cuidado en hacer un concienzudo análisis de los cinco por qués. Luego piensa y piensa y se le ocurre una solución brillante. Detalla la solución y corre a compartirla con su mentor. En lugar de evaluar la idea por sus méritos y felicitarle, le pregunta: «¿Qué otras alternativas ha considerado?, ¿cómo funciona esta solución comparada con esas otras alternativas?» Usted se para en seco porque estaba convencido de que tenía el mejor enfoque. Cuando mis colegas y yo empezamos a estudiar el sistema de desarrollo de productos en Toyota, nos dimos cuenta de una característica distintiva de Toyota comparada no sólo con las empresas de automoción en Estados Unidos, sino con otras empresas japonesas como Mazda y Nissan. Los ingenieros y directores séniors en Toyota habían sido entrenados para pensar en conjuntos de soluciones alternativas. Además, podían pensar simultáneamente acerca de cómo el diseño del producto y el sistema de fabricación encajan entre sí. Lo denominamos «ingeniería concurrente basada en conjuntos» (Ward y otros, 1995). Parecía paradójico que, aunque tenían en cuenta una amplia variedad de alternativas, lo que requería más tiempo y demora en las decisiones, Toyota aún fuese constantemente más rápida que sus competidores en el desarrollo de productos. Hay muchos ejemplos en el desarrollo del Prius analizado en el capítulo 6: 1. En el desarrollo de la nueva suspensión necesaria para el Prius, Uchiyamada decidió llevar a cabo una competición. En lugar de usar el método de prueba y error y ensayar una suspensión alternativa a la vez, la competición llevó a tener cerca de 20 suspensiones diferentes ensayándose simultáneamente. 2. Había muchas tecnologías de motores híbridos donde elegir. El equipo empezó con 80 tipos de híbridos diferentes y sistemáticamente fue eliminando motores que no cumplían los requisitos, reduciéndolos hasta 10 tipos. El equipo consideró cuidadosamente los méritos de cada uno de ellos y luego seleccionó los cuatro mejores. Cada uno de estos cuatro tipos fueron evaluados cuidadosamente con una simulación informática. De esta manera, estuvieron seguros de la alternativa elegida. 3. El diseño del vehículo también se basó en una competición entre centros de diseño en California, Europa, Tokio y Toyota City. En la primera oleda de la competición se seleccionaron unos 20 diseños, que se redujeron a cinco propuestas y al final cuatro modelos de tamaño natural. Dos fueron seleccionados como excepcionales y cada uno fue revisado de acuerdo con las opiniones de un amplio grupo de empleados hasta que finalmente se eligió uno. Recuerde que había una presión tremenda sobre el plazo de desarrollo del Prius. Para cada una de estas decisiones, Uchiyamada podría haber pedido una opinión inicial sobre la mejor elección y después desarrollar esa opción y refinarla iterativamente. Pero la iteración, que denominamos «de base puntual», podía haber pasado por alto otra alternativa mucho mejor. Una parte del 80% de tiempo de planificación del que hablaba Warren en la cita al inicio tiene en cuenta esa amplia gama de alternativas antes de elegir una. Los directores en Toyota nos dijeron que una de las lecciones más duras y más importantes que enseñan a los ingenieros jóvenes es demorar las decisiones hasta que hayan considerado una amplia gama de alternativas. Una de las ventajas de obtener muchas opiniones de muchas personas diferentes (a través del nemawashi, que analizamos a continuación) es que se ponen de manifiesto muchas alternativas que puedan luego ser evaluadas sistemáticamente. Trabajando conjuntamente mediante el Nemawashi El Principio 13 del modelo Toyota incluye el importante proceso del nemawashi: Tome decisiones por consenso lentamente, considerando concienzudamente todas las opciones; impleméntelas rápidamente. El proceso de nemawashi, se utiliza a menudo para describir cómo el personal más júnior logra el consenso desarrollando una propuesta y circulándola ampliamente para lograr la aprobación de la dirección. En el proceso de nemawashi, muchas personas están dando su opinión y eso genera el consenso. Antes de que la propuesta formal llegue a su aprobación a un nivel más alto, la decisión ya se ha tomado. Se han alcanzado acuerdos y la reunión final es una mera formalidad. Aunque éste es un proceso habitual en Toyota, hay muchas maneras diferentes de lograr el consenso. Por otra parte, si proveedores u otros pueden verse afectados por una decisión, también se requerirá su opinión. Por ejemplo, en el año 2002 Toyota tuvo conocimiento de que una megapromoción prevista cerca del área de ensayos de Arizona amenazaba a largo plazo el suministro de agua de toda el área circundante. Toyota emprendió acciones legales para detener esa promoción y trabajó para lograr que se organizara un comité de ciudadanos para protestar contra ese plan. Pero en lugar de adoptar la posición de un adversario, Toyota intentó conseguir el consenso de todas las partes afectadas –el promotor, los pueblos del entorno y sus gobiernos locales–. Y buscaron una solución que les beneficiase a todos. Finalmente, los promotores aceptaron segregar 200 acres y pagar varios millones de dólares en costes de infraestructuras para crear un depósito de agua subterránea. Básicamente, por cada galón1 de agua que utilizasen deberían comprar un galón para reemplazarlo en el acuífero. Tal como explica Mallery, que lideró el proceso de lograr el consenso: El alcalde, los promotores y el comité de ciudadanos –todas las partes enfrentadas– estuvieron de acuerdo en que Toyota les había servido bien y que desde su perspectiva había satisfecho a todas las partes. Al final, la ciudad terminó con una solución más responsable y a largo plazo, para la preocupante reducción de agua subterránea que, al final, hubiese tenido que abordarse –quizá dentro de 30 años–. Y ayudó a las comunidades de los alrededores que estaban preocupadas por el crecimiento irresponsable. Todo el mundo se quedó impresionado con Toyota –no solamente por lo que hizo Toyota sino por cómo Toyota lo hizo–. Es el qué y el cómo lo que hace la diferencia – proteger la tierra por los próximos 50-100 años y no sólo a corto plazo. En términos sencillos, Toyota convirtió el conflicto en un consenso y creó un entorno «yo gano-tú ganas» para todas las partes. Desde la perspectiva de un abogado esto es muy poco usual. Cuando uno va a juicio, se implica con los políticos locales y toma partido políticamente; la hipótesis usual es que lucha contra alguien para ganarle. Usted gana, el otro pierde. Tal como Mallery explicó, eso no hubiese satisfecho a Toyota: Lograr el consenso es creer en la razón. Trabajémoslo. Es una combinación de razón y pragmatismo con un revestimiento de integridad y excelencia. Estábamos en medio de una campaña política, pero Toyota no tenía el propósito de atacar a nadie. No hubo ninguna campaña negativa. Ahora traslademos ese comportamiento de lograr el consenso a los negocios diarios de una empresa. Dentro de la empresa, se supone que todo el mundo está en el mismo equipo. No hay razón para actuar como adversarios. Sin embargo, el problema más común que oigo en las grandes corporaciones es el fenómeno de las «chimeneas». Muchos grupos diferentes están en sus propias «chimeneas» y parece que se preocupan más por sus propios objetivos que por el éxito de la empresa. Estos grupos pueden ser departamentos funcionales como compras, contabilidad, ingeniería y fábrica o pueden ser equipos de proyecto que están implantando un nuevo software o incluso implantando la fabricación lean. A menudo estos grupos parecen actuar como si quisieran que su departamento en particular o su proyecto consiguiesen todos los recursos y que desde su perspectiva dominase todas las decisiones –quieren ganar a toda costa, aunque los otros grupos pierdan en el proceso. No es así en Toyota. El mismo proceso usado para ganar el consenso con esos grupos de comunidades externas en Arizona se emplea en el día a día para obtener la opinión, la implicación y el acuerdo de un amplio sector de la organización. Eso no significa que todas las partes consigan lo que personalmente desean, sino que consiguen ser escuchados con imparcialidad. Hay una gran variedad de métodos de toma de decisiones que se usan en Toyota en función de cuál sea la situación. Pueden ir desde el directivo o experto que toma una decisión unilateral y la comunica, hasta el consenso de un grupo que tiene plena autoridad para implantar la decisión que acuerde. Tal como se muestra en la figura 19-1, el enfoque preferido en Toyota es el consenso de grupo, pero con la aprobación de la dirección. Pero la dirección se reserva el derecho de solicitar la opinión del grupo y tomar luego una decisión y comunicarla. Esto solamente se hace si el grupo está luchando para lograr un consenso y la dirección tiene que intervenir o si hay una necesidad urgente de tomar una decisión rápida. La filosofía es solicitar la máxima implicación según sea apropiada en cada situación. Tenemos un ejemplo del proceso de nemawashi en la manera en la que la circulación amplia de ideas funciona en las etapas iniciales del desarrollo de un producto. Antes de que se haya determinado la estética de un vehículo, Toyota dedica un enorme esfuerzo en la valoración de los diseños iniciales y en pensar en detalle sobre todos los aspectos de ingeniería y fabricación. Cada diseño se analiza meticulosamente y se desarrollan contramedidas mediante «dibujos de estudio». Son propuestas que incorporan posibles problemas y soluciones alternativas. Cuando la fase de dibujos de estudio está terminada, los dibujos colectivos de todos los departamentos de ingeniería se juntan en una carpeta denominada K4 (abreviación para kozokeikaku –una palabra japonesa que se refiere a un plan de estructura– los «dibujos de estudio» que colectivamente abordan la estructura y la integración del vehículo). Un día me encontré con Jim Griffith, que había sido el vicepresidente de la Administración Técnica. Parecía estar rendido. Le pregunté que por qué y me contestó que acababa de recibir para revisar un K4 de un nuevo vehículo. Griffith no es ingeniero, así que le pregunté por qué un administrador recibía ese documento. Pareció sorprendido de que se lo preguntase y me contestó que Toyota siempre está buscando una amplia opinión y que él, también, tenía su opinión sobre el vehículo. Figura 19-1. Métodos alternativos para la toma de decisiones en Toyota. Estaba rendido porque ésa era, claramente, una tarea que resultaba un desafío para alguien que no fuese ingeniero y que se sentía obligado a tomársela en serio aportando alguna opinión útil. En aquel momento se pedían más de cien firmas en el K4. Jim era un vicepresidente, muy bien situado en una empresa con un empleo de por vida, de modo que hubiese podido evitarse ese trabajo. Pero él sabía que si el director del proyecto solicitaba la opinión de alguien que no era ingeniero y que él tenía que firmar el documento, es porque tenía que haber un motivo. El proceso importa y cada miembro debe tomarse el proceso con seriedad. Quizá pueda ver cosas que otros no han apreciado. En cualquier evento, sabe que su opinión cuenta. Los proyectos para novatos son una manera de que los nuevos ingenieros aprendan el nemawashi. Se les asigna un proyecto muy exigente, algo para lo que no están preparados y que posiblemente no podrán hacer por sí mismos. Por ejemplo, a un americano ingeniero en el área de estampación, responsable de organizar el proceso de estampación de paneles para la carrocería, se le asignó en su primer año de diseño lo que se denomina «fijación de control». Esto es un dispositivo complejo que sujeta el panel de la carrocería (como la parte exterior de una puerta) en unos puntos específicos y verifica que las dimensiones sean exactas. Los ingenieros de estampación generalmente tienen que aprender a usarlos pero no a diseñarlos. Se necesita comprender el diseño de la pieza, comprender los puntos críticos de calidad y diseñar algo complejo partiendo de cero. El joven ingeniero americano no tenía ni idea de por dónde empezar. No se le entregó ningún libro de procedimientos. Por lo que tuvo que esforzarse y pensar sobre el tema y finalmente empezar a hacerse preguntas. En el proceso de hacerse preguntas, tuvo que hablar con muchos ingenieros de diferentes departamentos: ingeniería de carrocerías, calidad, proveedores. En el proceso aprendió mucho sobre calidad y diseño y se reunió con personas a las que continuó recurriendo como recurso a lo largo de su carrera. La asignación le forzó a aprender nemawashi practicándolo. Comunicar visualmente en una hoja de papel para llegar a las decisiones Con todas las comunicaciones yendo de un lado para otro para lograr el consenso, uno puede pensar que a Toyota le cuesta una eternidad que se hagan las cosas. Ya conocemos lo eficiente y rápido que es Toyota, de modo que no debería sorprendernos que haya hecho de la comunicación descendente una ciencia. La manera más difícil y que consume más tiempo de comprender ideas complejas es tener que descifrar un informe largo lleno de descripciones técnicas, jergas de negocio y tablas de datos. Es mucho más eficiente un enfoque visual: «Una imagen vale más que mil palabras.» Siguiendo el hecho de que las personas están orientadas visualmente, los nuevos empleados en Toyota aprenden a comunicarse con el menor número posible de palabras y con ayudas visuales. El informe tamaño A3 que analizamos en el capítulo 13 (en el que toda la información necesaria para tomar una compleja decisión se presentaba en una hoja de papel A3 es una parte clave del proceso para lograr el consenso en decisiones complejas, de una manera eficiente. La figura 19-2 es un ejemplo de un informe A3 desarrollado por el Centro Técnico de Toyota en 1996. Es el informe final de un extenso análisis para el uso de tarjetas para las pequeñas compras a fin de evitar aprobaciones largas y costosas. La hoja A3 se lee desde la izquierda, de arriba hacia abajo y después la segunda columna. El análisis de la situación actual reveló que el 40% de las compras en el centro técnico eran inferiores a 500 dólares y representaban el 4% de los dólares gastados. Pero el tiempo de procesar y aprobar estas compras minúsculas era tan largo como el de las compras importantes. La propuesta fue emplear tarjetas de compras y los beneficios en tiempo y dinero ahorrado se hallaban claramente explicados en el informe. Se propuso un plan piloto con los detalles de quién emitiría la tarjeta y en qué usos se bloquearía la tarjeta. El plan incluye un programa de la implementación completa una vez se haya terminado el piloto. Este informe A3 fue ideado cuando se encargó a un equipo multifuncional de compras y líderes de equipo que estudiasen el problema. Habían aprendido el modelo Toyota de abordar un encargo como éste y sabían que era obligatorio el nemawashi. Si hubiesen ido a su aire, haciendo un estudio y luego vuelto, con un informe extenso y un resumen ejecutivo, hubiesen encontrado resistencia a sus ideas y posiblemente su solución no se hubiese implementado. De modo que a través del proceso involucraron a todos los que creían podrían estar afectados por esta decisión, no sólo del departamento de compras sino también a los directores generales y vicepresidentes que estaban acostumbrados a controlar sus presupuestos mediante el proceso de aprobación. Repentinamente iban a tener que renunciar a este control a riesgo de superar su presupuesto. Los empleados tendrían que aprender nuevos procedimientos para la compra de artículos y obviamente estarían presionando para tener más flexibilidad y elevar el límite de gastos. Y así sucesivamente. Por lo tanto, todas las partes afectadas vieron el informe A3 en varias de sus fases, circulando y modificándose para incorporar sus ideas. Aunque buscar el consenso es un proceso engorroso, va mucho más rápido cuando todas las opiniones, escenarios y cifras se comunican en sólo una cara de una hoja de papel. Figura 19-2. Ejemplo de un informe A3. En un informe A3 va implícito el proceso de resolución de problemas de Toyota, que está fundamentado en el ciclo de Deming. Deming dijo que cualquier buen proceso de resolución de problemas debería incluir todos los elementos de planificar, hacer, controlar y actuar (PDCA2). (Veremos el ciclo de Deming en el capítulo siguiente.) Uno de los prerrequisitos de Toyota cuando enseña a redactar un informe A3 es haber seguido un curso sobre PDCA. La figura 19-3 muestra cómo la propuesta A3 incorpora el PDCA. En el espíritu del genchi genbutsu, el informe A3 empieza un paso antes de planificar –un profundo conocimiento de la situación actual, los valores, expectativas, políticas, las razones del sistema actual, etcétera–. Una vez se sientan estas bases, uno está listo para las etapas del ciclo Deming –el plan, hacer o implementar el plan y luego controlar y actuar. Las etapas de controlar y actuar son críticas y a menudo se pasan por alto en la resolución del problema. Fíjese en el cronograma del informe sobre la tarjeta de compras de la figura 19-2. Se crea un programa piloto y luego, tras tres meses de funcionamiento del piloto, una auditoría y un análisis (controlar) y después un informe con los resultados de la auditoría, que contendrá las contramedidas para cualquier problema que se haya descubierto. A continuación se actúa implementando el plan piloto en toda la corporación. Una vez todo está en marcha, interviene el proceso de mejora continua que sigue actuando más allá de este cronograma. Después de meses de estudio y de gran esfuerzo escribiendo y refinando el informe A3, de forma que sólo incluyera información crítica y visual, el equipo presentó el informe al comité de dirección, para la decisión final. Fue al consejo de administración presidido por el presidente del centro técnico. Disponían de sólo cinco minutos exactos en su agenda. Presentaron el informe, en su mayor parte una ceremonia, porque cada uno ya lo había visto varias veces. Hubo una breve conversación y luego la dirección aprobó formalmente la propuesta. Alan Cabito, vicepresidente del Grupo de Administración de Ventas, entró a trabajar en Toyota justo después de acabar sus estudios, de modo que sólo conocía el modelo Toyota. Pero cuando empezó a trabajar para General Motors en la planta de NUMMI, en los años ochenta, tuvo la oportunidad de observar las diferencias en cómo Toyota se comunica: La solución de GM para tomar una decisión era escribir un memorando. No había escrito ningún memorando en muchos años, tal vez veinte. Fui detrás de alguien y nos sentamos y hablamos del asunto. Y al final, intenté que comprara mis ideas. Pero nunca escribí un memorando. Para mí un memorando es como una directiva, algo opuesto al documento A3 PDCA que incorpora una evaluación que todos pueden ver y entender. Para mí un A3 es un proceso de aprendizaje. Un memorando no es un proceso de aprendizaje… En el mundo de GM, al menos en aquel momento, los memorandos eran una manera de encontrar una dirección y esperar que todos la siguiesen sin ninguna comunicación. Figura 19-3. El ciclo de PDCA en el proceso de una propuesta. Uno de los beneficios del formato de comunicación A3 y de un enfoque disciplinado para la resolución de problemas es la eficacia de Toyota en el desarrollo de las reuniones. La disciplina del proceso A3 ayuda a conseguir reuniones eficaces. Hay varios prerrequisitos para una reunión eficaz: 1. Objetivos claros antes de la reunión. Algunas veces están explicitados en la agenda, que necesita estar muy focalizada en tareas claras y entregables. 2. Las personas adecuadas en la reunión. Las personas que se espera estén presentes tienen que presentarse. 3. Participantes preparados. Todos los participantes saben lo que tenían que preparar para la reunión y lo han hecho. 4. Uso efectivo de ayudas visuales. El formato A3 es extremadamente efectivo. 5. Separar el compartir la información de la resolución del problema. Comparta la máxima información posible con anterioridad a la reunión para que el foco de la reunión sea la resolución del problema. 6. La reunión empieza y termina a la hora prevista. He estado en demasiadas reuniones en muchas empresas donde la gran mayoría incumple estos seis puntos. La reunión tiene un propósito ambiguo, algunas personas no se presentan, nadie hace ninguna preparación, excepto, quizá la persona que dirige la reunión, las ayudas visuales son ad hoc, la mayor parte de la reunión es para compartir información y la reunión empieza y termina tarde. Ésta es una manera de tomar decisiones engorrosas, que consume tiempo y despilfarra recursos. Un completo aprendizaje previo hace más fácil la toma de decisiones Andy Lund, director de programa del Toyota Sienna 2004, me explicó por qué siempre utiliza nemawashi cuando toma decisiones y para preparar la presentación de sus recomendaciones: Para algunas decisiones puedo pensar que ya conozco la respuesta y no necesito la opinión de otros. Puede que haya un departamento que no esté directamente involucrado y pienso que probablemente no tenga mucho con qué contribuir. Puedo, de hecho, encontrar las respuestas correctas por mí mismo, pero tendré dificultades en la presentación porque el grupo que ha sido omitido cuestionará mis recomendaciones y preguntará por qué no se ha tenido en cuenta esto y aquello y la presentación se convertirá en un debate. Sin embargo, a través del nemawashi estarán de acuerdo con la presentación porque ya la han aceptado. Por lo tanto, iré y hablaré previamente con ese departamento y, normalmente, quedaré agradablemente sorprendido porque obtendré más información. Mediante esta larga y detallada recogida de información y análisis en la toma de decisiones, ¿qué consigue Toyota? 1. Descubre todos los hechos que, si no se han considerado, podrían conducir a una gran cantidad de problemas y apartarle más del camino correcto. La ejecución tiende a ser impecable según la mayoría de las normas. 2. Invita a todos los afectados a tener y apoyar la misma decisión ya que cualquier resistencia se soluciona antes de implementar algo. Cuando empieza la implementación, el coste de resolver esta resistencia es muchas veces mayor que el coste de resolverla en la fase de planificación. Dick Mallery no podía creerse que todas las partes afectadas, incluyendo los oponentes de Toyota, acabasen dándole las gracias a Toyota por solucionar sus problemas. 3. Logra un buen aprendizaje previo antes de que se planifique o implemente nada. Este último punto nos lleva al siguiente capítulo y al final del principio del modelo Toyota enfocado al mayor logro de Toyota –llegar a ser una organización que de verdad aprende–. Veremos que la fase de Resolución de Problemas del modelo 4P (ver figura 1-1) está realmente interaccionando con las otras tres capas: Procesos, Socios y Filosofía. Ya vimos en este capítulo que no podíamos comprender realmente el nemawashi sin comprender el genchi genbutsu y el ciclo de Deming de resolución de problemas. De hecho, los nuevos empleados no pueden aprender una herramienta aparentemente tan sencilla como el informe A3 sin comprender previamente estos tres procesos. 20 Principio 14: Conviértase en una organización que aprende mediante la reflexión constante (hansei) y la mejora continua (kaizen) Vemos los errores como oportunidades para aprender. En lugar de culpar a las personas, la organización toma acciones correctivas y distribuye ampliamente el conocimiento sobre todas las experiencias. Aprender es un proceso continuo en toda la empresa, a medida que los superiores motivan y forman a sus subordinados, que los predecesores hacen lo mismo con los sucesores y que los miembros de un equipo a todos los niveles comparten el conocimiento unos con otros. THE TOYOTA WAY Documento de 2001 de Toyota Motor Corporation Los inicios del siglo XXI han continuado con la turbulencia, incertezas e intensa competencia de finales del siglo XX. Han quedado muy atrás los días en que una empresa podía montar un taller, hacer un buen producto y después explotar ese producto durante años, montado en su ventaja competitiva original. La adaptación, la innovación y la flexibilidad han derribado de su pedestal a ese viejo enfoque de negocios y se han convertido en los ingredientes imprescindibles para la supervivencia, así como en los distintivos de los negocios con éxito. Sostener un comportamiento organizativo requiere de un atributo esencial: la habilidad de aprender. De hecho, el mejor cumplido que en los entornos actuales podemos hacerle a una empresa es que sea una verdadera «organización que aprende». Hace más de una década que Peter Senge popularizó este concepto en su libro La quinta disciplina, definiendo una organización que aprende como un lugar (Senge, 1990): … donde las personas amplían continuamente su capacidad para crear los resultados que de verdad quieren, donde se alimentan patrones de pensamiento nuevos y expansivos, donde la aspiración colectiva es libre y donde se está continuamente aprendiendo cómo aprender juntos. Senge se centra en los «nuevos patrones de pensamiento» y en aprender a aprender. En otras palabras, una organización que aprende no sólo adopta y desarrolla nuevos negocios o habilidades técnicas; implanta un segundo nivel de aprendizaje –cómo aprender nuevas habilidades, conocimientos y capacidades–. Para convertirse en una verdadera organización que aprende, la mismísima capacidad de aprendizaje de la organización sería desarrollar y crecer continuamente, ya que posibilita la adaptación de sus miembros al entorno competitivo que está cambiando continuamente. De todas las instituciones que he estudiado o en las que he trabajado, incluyendo empresas mundiales y grandes universidades, creo que Toyota es la mejor organización que aprende. La razón es que considera a la estandarización y la innovación como dos caras de una misma moneda combinándolas de forma que crea gran continuidad. Por ejemplo, tal como hemos analizado en el capítulo 12, Toyota utilizó la estabilidad y la estandarización de forma juiciosa para pasar de la innovación personal y del equipo a una amplia organización que aprende. Una cosa es el empleado como individuo que aporta formas innovadoras de hacer las cosas, pero para pasar a una organización que aprende, el nuevo método debe estar estandarizado y practicarse en toda la organización, hasta que se descubra un método mejor. Éste es el fundamento para el modelo Toyota del aprendizaje: la estandarización con pinceladas de innovación, que se convierte en un nuevo estándar. A través de este libro hemos recalcado que el modelo Toyota es mucho más que herramientas y técnicas. El TPS en sí mismo está diseñado para empujar a los miembros del equipo a pensar, a aprender y a crecer. Toyota evolucionó desde la innovación, inicialmente fabricando telares y después diseñando vehículos, y desde entonces el líder ha trabajado duro para mantener vivo este espíritu innovador. Vimos, por ejemplo, cómo Toyota utilizó el proyecto Prius para revitalizar un proceso de desarrollo de producto maduro. Lexus empujó también a la organización hacia nuevos niveles de calidad y excelencia. Sin embargo, la innovación radical sólo es un aspecto del modelo Toyota. Posiblemente el aspecto más importante sea la aplicación sin pausa en Toyota del proceso de mejora continua, más corriente y que ha proporcionado miles de pequeñas lecciones que aprender. El modelo Toyota implica que la empresa aprenda de sus errores, determinando las causas raíces de los problemas, proporcionando contramedidas efectivas, dando autonomía a las personas para que implementen esas medidas y teniendo un proceso para transferir el nuevo conocimiento a las personas adecuadas, haciéndoles partícipes del repertorio de conocimientos y conducta de la empresa. Este capítulo describirá cómo Toyota lo consigue. El principio: identificar las causas raíces y desarrollar contramedidas A diferencia de la mayoría de las empresas, a Toyota no le gusta adoptar «el programa del mes» ni se orienta hacia programas que sólo pueden proporcionar resultados financieros a corto plazo. Toyota está orientada al proceso, y consciente y deliberadamente invierte a largo plazo en sistemas de personas, tecnología y procesos que colaboran para conseguir un valor elevado para el cliente. «Sistemas» no son sistemas de información sino procesos de trabajo y procedimientos adecuados para llevar a cabo una tarea con la mínima cantidad de tiempo y de esfuerzo. La filosofía de Toyota y su experiencia apoyan el sentimiento de que si se enfoca en el proceso mismo y en la mejora continua, alcanzará los resultados financieros deseados. Tal como aprendimos en la sección II, el proceso correcto producirá los resultados correctos, la mejora continua (kaizen) sólo puede ocurrir después de un proceso estable y estandarizado. Cuando estabilice los procesos y tenga un proceso con despilfarros e ineficiencias visibles públicamente, tendrá una oportunidad de aprender continuamente de sus mejoras. Para llegar a ser una organización que aprende, es necesario tener estabilidad de personal, una promoción lenta y un sistema muy cuidadoso de sucesión para proteger los conocimientos de la organización. «Aprender» significa tener la capacidad de construir basándose en su pasado y avanzar incrementalmente, en lugar de empezar una y otra vez y reinventar la rueda con personal nuevo en cada nuevo proyecto. Finalmente, el núcleo del kaizen y del aprendizaje es una actitud y una manera de pensar de todos los líderes y de los asociados –una actitud de auto-reflexión e incluso de auto-crítica, un deseo ardiente de mejorar–. Los occidentales consideran la crítica y admitir un error como algo negativo y un signo de debilidad. Los occidentales están dispuestos muchas veces a quejarse de los demás cuando algo va mal. La actitud de «yo soy el responsable» es la excepción y no la regla. En Toyota es justo lo opuesto. El mayor signo de fortaleza se da en la persona que puede enfrentase abiertamente a las cosas que no hace bien, asumir su responsabilidad y proponer contramedidas para evitar que estas cosas vuelvan a suceder de nuevo. Descubrir las causas raíces preguntando cinco veces «¿por qué?» Una parte integral del kaizen es el conocido análisis de los cinco ¿por qués? Recuerdo una entrevista con Yuichi Okamoto, ex vicepresidente del Toyota Technical Center, acerca del secreto del éxito del sistema de desarrollo de producto de Toyota. Estaba esperando la descripción de un sofisticado proceso similar al TPS. En lugar de eso, me contestó con un cierto tono de ironía: «Tenemos una técnica muy sofisticada para el desarrollo de nuevos productos. La llamamos los cinco ¿por qués? Preguntamos ¿por qué? cinco veces». La ironía de Okamoto se basaba en que no hay herramientas ni técnicas complejas para explicar el éxito de Toyota en el desarrollo de producto. Muchas personas se sorprenden cuando en una charla les explico que Toyota no dispone de un programa seis sigma. Seis sigma está basado en una herramienta estadística compleja. La gente quiere saber cómo Toyota consigue un nivel tan alto de calidad sin las herramientas de calidad de seis sigma. Pero cualquiera puede encontrar en Toyota ejemplos del uso de cualquiera de las herramientas seis sigma en algún lugar, en algún momento. Sin embargo, la mayoría de problemas no requieren análisis estadísticos complejos, sino más bien una resolución laboriosa y detallada de esos problemas. Esto exige un nivel de análisis y de conocimiento detallado que muy a menudo no existe en las actividades diarias de la mayoría de las empresas. Es sólo cuestión de disciplina, de actitud y de cultura. Taiichi Ohno ponía énfasis en que la verdadera solución del problema requiere identificar «las causas raíces» en lugar de la «fuente»; «la causa raíz» está escondida más allá de la fuente. Por ejemplo, puede encontrar que la fuente de un problema es un proveedor o un determinado centro de mecanizado –el problema se presenta allí–. Pero ¿cuál es la causa raíz del problema? La respuesta se encuentra investigando más profundamente, preguntando por qué ocurrió el problema. Preguntar cinco veces «¿por qué?» exige tomar la respuesta del primer por qué y luego volver a preguntar por qué ocurrió esto. El proceso de preguntar «¿por qué?» normalmente nos permite remontar en el proceso. Puede ser un problema que se presentó en el ensamblaje, pero cuya causa raíz está aguas arriba en el proveedor del material, donde las variaciones en el grueso o en la dureza del acero afectan al estampado de la pieza, que a su vez afecta a la soldadura, que luego afecta a la facilidad del montaje del soporte para que mantenga la pieza en su lugar. La figura 20-1 proporciona un ejemplo hipotético de un análisis de los cinco ¿por qué? que Toyota emplea en su formación interna sobre resolución de problemas. El problema es el aceite en el suelo del taller. En este ejemplo, cada por qué nos remonta más en el proceso y más profundamente en la organización. Observe que las contramedidas son completamente diferentes según sea la profundidad a la que investiguemos. Por ejemplo, limpiar el aceite sería sencillamente una medida temporal hasta que se escape más aceite. Reparar la máquina sería una solución a más largo plazo, pero la junta se podría deteriorar otra vez, dejando caer más aceite al suelo. Modificar la especificación de las juntas podría resolver el problema para esas juntas en particular, pero hay una causa raíz más profunda que quedaría sin resolver. Uno puede comprar otros componentes a menor precio, pero de calidad inferior, porque a los compradores se les evalúa basándose en los ahorros a corto plazo. Sólo podremos prevenir realmente que se vuelvan a producir en el futuro toda una serie de problemas similares, resolviendo el problema organizativo subyacente del sistema de bonus de los compradores. Figura 20-1. Preguntas de investigación con «cinco ¿por qué?». Fuentes: Peter R. Schulte’s, The Leader’s Handbook, McGraw-Hill, 1998. Un análisis de los cinco ¿por qué? de un problema real en el Toyota Technical Center (TTC) proporciona otro ejemplo. El director de sistemas de información desarrolló un plan para migrar a un nuevo sistema de e-mail con nuevas prestaciones tales como una capacidad ampliada de e-mail externo y la reserva de salas. Diseñó un plan mediante la identificación de las debilidades del e-mail en uso y compilando las nuevas prestaciones que deseaban los usuarios. Mediante un proceso de petición de ofertas, el directivo encontró un sistema de e-mail que le parecía adecuado y obtuvo permiso para su compra. Cuando instalaron el e-mail, el directivo envió manuales a todos los empleados y les hizo firmar una carta conforme habían recibido un ejemplar. Un mes más tarde, el directivo recibió muchas quejas de los empleados que no entendían todas las funciones y encontraban que el manual era difícil de leer. El directivo se reunió con los técnicos y analistas de sistemas y decidieron como contramedida proporcionar más formación. La formación se consideró muy útil, pero un mes más tarde, el directivo aún seguía recibiendo numerosas quejas acerca del mismo problema de comprensión de funciones y de lo malo que era el manual. ¿Cuál era la causa raíz de las quejas sobre el e-mail? La figura 20-2 muestra el resultado del análisis de los cinco ¿por qué? en el TTC. En este caso, el problema en la superficie era que los empleados no estaban satisfechos ni con su conocimiento del sistema de e-mail ni con la calidad del manual que habían recibido. A medida que profundizaron en las causas raíces descubrieron que el directivo no había seguido los principios del modelo Toyota de genchi genbutsu y nemawashi que hemos analizado en los capítulos 18, 19 y en este mismo capítulo. El directivo no había hecho el trabajo suficiente de ir directamente a la fuente y estudiar cómo la gente utiliza el e-mail. No desarrolló suficiente conocimiento de la situación (genchi genbutsu) y falló en pilotar el proceso. Un proceso de informe A3 bien ejecutado podría haber evitado los problemas. Cuando profundizaron aún más preguntando «¿por qué?», descubrieron que este fallo en el seguimiento de los principios había ocurrido porque la alta dirección no había sabido crear una cultura que apoyase el modelo Toyota. La contramedida final que resultó de este incidente con el e-mail fue incluir formación y mucho seguimiento de la alta dirección para crear una cultura que apoyase el empleo de buenos procesos internos que sigan el modelo Toyota. ¿Qué es lo que realmente se puede aprender de estos dos casos? Seguir preguntando «por qué» hasta que surja(n) la(s) causa(s) raíz(ces). Tomar contramedidas al nivel más profundo de las causas que sea posible y de forma que se evite la recurrencia del problema. Figura 20-2. El análisis de los «cinco ¿por qué?» del problema del email. ¿Cuál es Los empleados están frustrados y se quejan del nuevo sistema de e-mail. el problema? ¿Por qué? Los empleados no entienden cómo utilizar las funciones del sistema. ¿Por qué? Los empleados no recibieron la formación adecuada del nuevo sistema, ni un manual que pudieran utilizar, ni tampoco pudieron dar su opinión sobre sus necesidades en relación con las funciones del nuevo sistema. ¿Por qué? El director de sistemas informáticos desarrolló un mal proceso de planificación: no preguntó a los empleados acerca de sus necesidades sobre las funciones del sistema, no planificó una formación anticipada, no informó a los empleados usando múltiples canales de comunicación y no revisó el manual con los empleados (grupo piloto). ¿Por qué? El directivo no tuvo ni la dirección ni el apoyo de su jefe, ni tampoco formación sobre procesos de planificación. ¿Por qué? La empresa en conjunto no tiene en vigor procesos internos efectivos, ni es disciplinada en el uso de procesos correctos. ¿Por qué? La alta dirección no ha dedicado esfuerzos para crear una cultura de trabajo que anime y refuerce procesos internos efectivos. Fuente: Toyota Technical Center, Ann Arbor, Michigan. «Resolución práctica de problemas» en siete pasos En Toyota, a menudo se emplea el análisis de los cinco ¿por qué? como parte del proceso en siete pasos que denominan «resolución práctica de problemas» (ver figura 20-3). Antes de poder iniciar el análisis de los cinco ¿por qué?, la «resolución práctica de problemas» exige que uno clarifique el problema o, en la terminología Toyota, que «comprenda la situación». Los profesores que enseñan esta metodología en Toyota se han encontrado con que la parte más difícil de aprender es comprender en detalle la situación antes de continuar con el análisis de los cinco ¿por qué? Comprender la situación empieza por la observación de la situación con una mente abierta, comparando la situación real con la estándar. Para clarificar el problema, uno debe empezar yendo a ver el problema en el lugar donde se produce el problema (genchi genbutsu). Esto puede incluir la priorización de diversos problemas diferentes por medio de un análisis de Pareto. El diagrama de Pareto utiliza gráficos de barras para clasificar los problemas según su gravedad, frecuencia, naturaleza u origen y los presenta ordenados para mostrar qué problemas son los más importantes. Probablemente, es la herramienta estadística de análisis más utilizada en Toyota –sencilla, pero muy potente. Figura 20-3. Proceso práctico de resolución de problemas en Toyota. Por todo ello, se quiere también fijar objetivos de mejora. Se hace un primer intento de identificar el «punto de causa» (PDC). ¿Dónde se observa el problema?, ¿cuál es la causa más probable? Esto conducirá aguas arriba hacia un lugar próximo a la causa raíz, que podremos descubrir a través del análisis de los cinco ¿por qué? El propósito final del ejercicio es generar e implementar una contramedida y evaluar los resultados. Sólo en este momento, si la contramedida es efectiva, se convertirá en parte de un nuevo método estandarizado. La etapa séptima –estandarización del nuevo proceso– es muy importante en Toyota. Tal como se mencionó en el capítulo 12, la estandarización y el aprendizaje van de la mano y son las bases de la mejora continua. Si no se estandariza el proceso mejorado, el aprendizaje realizado cae en un agujero negro, perdido, olvidado y no queda disponible para mejoras posteriores. Aparte de las herramientas, técnicas y métricas, el mayor énfasis de Toyota está en pensar a través de problemas y soluciones. En Toyota se dice que la resolución de un problema es un 20% de herramientas y un 80% de reflexión. Desafortunadamente he aprendido de muchos programas seis sigma que algunas empresas caen en la trampa de emplear todas estas nuevas y grandes herramientas de análisis sofisticadas, donde la resolución de problemas parece basarse un 80% en las herramientas y un 20% en la reflexión. Hansei: responsabilidad, autorreflexión y aprendizaje organizativo En Toyota, el trabajo en equipo nunca sustituye a la responsabilidad individual. La responsabilidad individual no va de quejas o castigos sino de aprendizaje y crecimiento. Una clave del aprendizaje, no sólo en Toyota, sino en la cultura japonesa es el hansei, que aproximadamente significa «reflexión». Hansei es un poco de cultura japonesa con la que Toyota recientemente ha empezado a trabajar para formar a sus directivos en el extranjero. Es una de las cosas más difíciles de enseñar que haya hecho nunca, pero es un ingrediente integral del aprendizaje organizativo en Toyota. Durante muchos años después de establecer sus fábricas en Estados Unidos, los líderes japoneses no introdujeron, a propósito, el hansei. Se daban cuenta de que era un concepto claramente japonés y demasiado extraño a la cultura norteamericana. George Yamashina, que dirige el Toyota Technical Center, lo explicaba como algo parecido a pedirles tiempo muerto a los niños americanos, aunque en Japón hansei tiene un sentido más amplio. En Japón, a veces la madre y el padre le dicen a los niños: «Haz el favor de hacer el hansei». Algunos niños han hecho algo malo. Significa que él o ella debe pedir perdón y mejorar su actitud –todo está incluido, el espíritu y la actitud–. Por lo tanto una vez se le ha dicho a un niño: «Haz el favor de hacer el hansei», él entiende casi todo lo que su madre y su padre quieren que haga. Traducido como reflexión, Toyota, finalmente, introdujo en el hansei a sus directivos en Estados Unidos, en 1994. Según Yamashina, tenía que ser introducido en algún momento: Sin hansei es imposible tener kaizen. En el hansei japonés cuando uno hace algo mal hecho, al principio debe sentirse realmente, realmente triste. Luego, debe planear cómo en el futuro resolverá este problema y debe creer, sinceramente, que no volverá a cometer este tipo de error. Hansei es un modo de pensar, una actitud. Hansei y kaizen van de la mano. Mike Masaki, presidente del Toyota Technical Center de 1995 al 2000, pensó que era un auténtico desafío conseguir que los americanos comprendieran el valor de la reflexión –se tomaban como personal y negativo la crítica implícita–. En 1997 se lamentaba: Dondequiera que va el señor (Akihiro) Wada (entonces vicepresidente ejecutivo de I+D global), critica. Yo hago lo mismo en el TTC. Por ejemplo, recientemente revisaba un prototipo de carrocería de la próxima generación del Avalon. Señalé que estas piezas eran muy malas y los americanos reaccionaron incomodándose. En Japón la reacción es: «Debería haberlo diseñado mejor , ¡he cometido un error!». La expectativa del diseñador en Estados Unidos es que «hice un buen trabajo, por lo tanto deben premiarme». Ésta es una diferencia cultural muy grande. En Japón no señalaríamos nunca las cosas buenas, sino que nos enfocaríamos en lo negativo. En Toyota, aunque usted haga un buen trabajo con éxito, hay un hanseikai (reunión de reflexión). Bruce Brownlee, director general en el Toyota Technical Center, ayudó a clarificar esto, inspirándose en su experiencia como un americano que creció en Japón: Hansei es realmente más profundo que una reflexión. Realmente es ser honesto con tus propias debilidades. Si uno habla sólo de sus fortalezas, está fanfarroneando. Si uno reconoce sus debilidades con sinceridad, manifiesta un elevado nivel de fortaleza. Pero no termina ahí. ¿Cómo cambia uno para superar esas debilidades? Ésa es la raíz misma de la noción de kaizen. Si usted no comprende el hansei, el kaizen es sólo mejora continua. Hansei es la incubadora del cambio – de todo el proceso–. Queremos superar las áreas de debilidades. Esto explica por qué nosotros (Toyota) dedicamos poco tiempo a hablar de los éxitos. Dedicamos más tiempo a hablar de nuestras debilidades. Si algo, tal vez, es una debilidad en Toyota, es que no celebramos suficientemente nuestros éxitos. Toyota también está «reflexionando» continuamente en el hansei. Mediante la implantación del hansei en una cultura extranjera, al principio en Estados Unidos, Toyota tuvo la oportunidad de verlo germinar y desarrollarse con un nuevo estilo. Los americanos han acogido el hansei hasta cierto punto, pero hay algunos elementos tradicionales que han rechazado y nuevos elementos que le han añadido. Andy Lund, director del programa del Toyota Sienna, también creció en Japón como hijo de un misionero. Explica cómo la cultura americana está adoptando el hansei: La visión hansei de sentirse profundamente apenado y admitir la vergüenza es una visión tradicional japonesa, aunque no la experimenté cuando crecí en Japón. Aquí en el TTC aplicamos una versión más amable. Si una persona comete un error, aprenderá del mismo y tiene que informar al señor Yamashina. Puede serle muy difícil. Cuando se tiene que preparar un informe A3 para el presidente, se aprende mucho más. Se fijará, no solamente en el error que se ha cometido sino en cómo se ha reflexionado sobre él… Naturalmente que se recibirán consejos, pero en la preparación de la reunión es cuando el miembro del equipo aprenderá más. Parte de la formación en el trabajo es dar oportunidades a los miembros de tu equipo de que le hagan presentaciones al presidente. Intentamos dar a todos los miembros del equipo la oportunidad de mostrarle al presidente lo que han aprendido y obtendrán una respuesta del presidente que pondrá los puntos sobre las íes, aunque la meta no es avergonzar a nadie. Hace una década empecé a hacer entrevistas en el Toyota Technical Center y los directivos americanos usaban, a veces, en las conversaciones con sus coordinadores japoneses, el término «el negativo obligatorio». Los americanos sentían que en cualquier trabajo que presentasen a los coordinadores era obligatorio encontrar errores o exponer debilidades. Lund cree que esto es un malentendido intercultural del hansei: Las personas que no han estado en Japón no pueden entender que el objetivo no es lastimar a las personas, sino ayudar a mejorar al individuo –no perjudicar el programa sino mostrar sus defectos para mejorar el siguiente programa–. Si uno lo comprende profundamente puede superar esa crítica constructiva. No importa lo bueno que sea un programa o la presentación que alguien haga, creemos que siempre hay algo que se puede mejorar, por lo tanto sentimos que es nuestra obligación. No es un «negativo obligatorio» sino una oportunidad obligatoria para mejorar –es el corazón del kaizen. El hansei no es simplemente una creencia filosófica de Toyota, sino una herramienta práctica para la mejora. Por ejemplo, el TTC celebra eventos hansei formales y programados en los hitos clave del programa de un vehículo, así como después del lanzamiento del vehículo una vez que termina el programa. Toyota como otras empresas, lleva a cabo revisiones de diseño para identificar problemas en el vehículo. Pero el hansei es una reflexión del proceso de desarrollo del vehículo. Hansei es la etapa de control del ciclo PDCA. Se utiliza más a menudo al final del programa del vehículo, aunque el TTC lo pone en marcha bastante antes y así hay varios eventos hansei en momentos clave del programa. Cuando Lund dirigió un evento hansei después de la fase de prototipo del modelo Sienna 2004, empezó por reunir información de los numerosos participantes en el proceso de desarrollo del vehículo. Entonces pudo consolidar, en cuatro temas, lo que aprendió. Los temas son realmente las causas raíces. Preguntó «¿por qué?» cinco veces, en relación con muchos problemas que habían salido a la superficie durante el desarrollo del Sienna y se remontó aguas arriba en el proceso. Todos los fallos del proceso se podían explicar por estas cuatro causas raíces. Por ejemplo, algunos componentes del vehículo prototipo llegaron tarde y eso obligó a utilizar componentes viejos para construir el prototipo Sienna. Otros componentes no fueron de la calidad que Toyota hubiese querido. Un concienzudo análisis de cinco ¿por qué? reveló que, en la búsqueda del vehículo perfecto para el mercado, Toyota había insistido en que cada componente fuese tan perfecto como fuera posible en cada fase de prototipo. En la práctica, esta insistencia se tradujo en peticiones de revisión en el último momento, es decir, si los ingenieros de diseño lograban una mejora en un componente justo antes del prototipo, el director de programa les pedía colocar esa última revisión en el prototipo para así poder probar las mejores ideas. El resultado fue que los ingenieros de diseño no terminaron a tiempo ciertos prototipos. Lund concluía: Perdimos una gran oportunidad de probar componentes, aunque no eran las versiones más actualizadas. La reflexión no fue que hubiera demasiados cambios de último momento, porque si el mercado cambia necesitamos siempre cambiar el vehículo. Sino que aprendimos el valor de ser capaz de congelar los componentes en un momento dado y así poder probar un vehículo completo y aprender lo máximo posible del mismo. Lund inmediatamente comunicó las cuatro causas raíces de los problemas que había observado, junto con sus contramedidas, a los otros directores de programas de la empresa que todavía no habían llegado a la etapa de prototipos en sus proyectos. Un beneficio de tener ciclos regulares y cortos en el desarrollo de productos es que, cuando se aprende algo, hay otros vehículos justo a continuación, de modo que existe la oportunidad de aplicar inmediatamente lo que se ha aprendido para mejorar el proceso y el producto. Orientación a procesos versus resultados: el papel de las métricas En la creencia de que pueden conseguir cualquier comportamiento que se pueda medir, empresas que desean emular el sistema de Toyota me preguntan a veces por sus métricas. Para su inevitable desilusión, aprenden que Toyota no es particularmente fuerte desarrollando métricas comunes y sofisticadas por toda la empresa. Toyota mide procesos en todas las partes de la fábrica pero prefiere métricas sencillas y no utiliza muchas de éstas a nivel de empresa o planta. Como mínimo hay tres tipos de medidas en Toyota: 1. Medidas de comportamiento global – ¿Cómo funciona la empresa? En este nivel, Toyota utiliza medidas financieras, de calidad y de seguridad muy similares a las que utilizan otras empresas. Cuando pregunté si el hecho de que Toyota Motor Company cotizara en la Bolsa de Nueva York les había hecho enfocarse más en el corto plazo, me aseguraron que ése no había sido el caso. Me dijeron que ahora debían publicar los informes financieros trimestralmente mientras que anteriormente estaban acostumbrados a publicarlos anualmente. Encontraban el informe trimestral muy útil. Anteriormente habían sido sin duda menos sofisticados en medidas financieras que las otras empresas que ya cotizaban en bolsa. 2. Medidas de comportamiento operativo – ¿Cómo está funcionando la planta o el departamento? Las medidas de Toyota parecen más actualizadas y mejor mantenidas que las que he visto en otras empresas. Las personas que trabajan a nivel de grupo de trabajo o a nivel del director de proyecto, siguen minuciosamente el progreso de las métricas y las comparan con agresivos objetivos. Las métricas tienden a ser específicas de un proceso. 3. Métricas exigentes de mejora – ¿Cómo está funcionando la unidad de negocio o el grupo de trabajo? Toyota fija objetivos exigentes para la corporación, que se transforman en objetivos exigentes para cada unidad de negocio y finalmente para cada grupo de trabajo. El seguimiento del progreso hacia estos objetivos es crucial para el proceso de aprendizaje de Toyota. Otra vez, Toyota hace el seguimiento a nivel del grupo de trabajo y a nivel del proyecto. Las medidas están muy relacionadas con lo que los equipos de trabajo están intentando conseguir. Recuerdo haber hablado con Wayne Ripberger, que en esa época era el vicepresidente de producción de sistemas de potencia de Toyota en Georgetown. Le pregunté qué medían en la planta, para seguir su rendimiento. Yo esperaba información de las métricas excelentes que guían cualquier planta de fabricación. Me dijo que seguían el coste total de las operaciones en la planta, unas simples medidas sobre calidad como los defectos en partes por millón y la productividad. Como es natural siguen la seguridad a través de los accidentes y hacen algunos estudios sobre la moral de los empleados. No había nada nuevo, excepto una cosa. Ripberger me explicó que, como directivo, la medida que encontraba más útil era el número de llamadas andon efectuadas por cada departamento para detener la línea de producción. Los departamentos confeccionan, regularmente, gráficos de los datos, anotando los problemas que han motivado cada llamada andon y usan análisis de Pareto para identificar las razones más frecuentes. Después elaboran contramedidas. Obviamente, se debe planificar un sistema andon muy bien organizado para que esta métrica tenga sentido. Pero cuando está en funcionamiento, esta métrica proporciona un gran conocimiento sobre los problemas diarios a los que se enfrenta el proceso de producción. La diferencia entre Toyota y muchas otras compañías es que Toyota está orientada a los procesos. En un estudio que elaboré con Tom Choi1, intentamos comprender por qué algunas empresas tenían programas vitales de mejora continua, mientras que otras tenían programas superficiales que morían antes de iniciarse. Descubrimos que la alta dirección, en las empresas con programas vitales, tenía una orientación a procesos, mientras las empresas sin éxito tenían directivos orientados a resultados. Los directivos orientados a resultados querían obtenerlos de forma inmediata, para medir la cuenta de resultados del programa de mejora continua. Los directivos orientados a procesos eran más pacientes, confiando en que la inversión en personas y en procesos conduciría a los resultados deseados. Resumiendo, desarrollar estándares y métricas globales no es algo de alta prioridad en Toyota. Lo hacen tan sencillo como sea posible. Para ellos, son más importantes las métricas que impulsan la resolución de problemas y apoyan su orientación a procesos. El proceso denominado hoshin kanri resume las medidas más importantes para aprender y seguir el progreso hacia metas de mejora más exigentes. Hoshin kanri: dirigir y motivar a la organización que aprende El refrán «uno obtiene lo que mide» es también totalmente cierto en Toyota. Hace tiempo que Toyota se dio cuenta de que la clave para la organización que aprende es alinear los objetivos de todos los empleados hacia metas comunes. El sistema de valores que subyace en la cultura de Toyota lo hace en gran medida. Pero conseguir la implicación de todos en la mejora continua de una manera que se sume hasta lograr grandes mejoras corporativas, requiere metas y objetivos alineados y una medida constante del progreso hacia estos objetivos. Aquí lo importante es entender que simplemente fijando objetivos específicos, medibles y exigentes y midiendo después el progreso es muy motivador –aunque no haya premios tangibles asociados al éxito–. El enfoque es como si fuera un juego o un deporte. Es mucho menos divertido si uno juega al tenis o incluso al solitario y no anota los puntos. Los directivos de Toyota se han convertido en unos maestros consumados en la fijación de objetivos exigentes conjuntamente con sus colaboradores y son unos apasionados de la medida y la retroalimentación. Éstas son las bases del hoshin kanri (también analizado en el ejemplo del caso Trim Masters, en el capítulo 17). El hoshin kanri, también conocido como «despliegue de políticas» es el proceso de Toyota para fijar unos objetivos en cascada, desde la alta dirección hasta el grupo de trabajo. Las metas agresivas se inician a nivel ejecutivo y después cada nivel, a su vez, va desarrollando sus objetivos medibles para el año, pensados para apoyar la meta del nivel ejecutivo. En Toyota, estos objetivos deben ser medibles y muy concretos. No se aceptan objetivos ambiguos. La figura 20-4 muestra el proceso en cascada hacia abajo a través de la organización, el cual sigue el proceso PDCA. Figura 20-4. Proceso del despliegue de políticas (hoshin kanri). Por ejemplo, la mayoría de los Servicios de Recambios de Toyota utilizan el hoshin kanri para desarrollar objetivos exigentes a tres años que, a su vez, apoyan los objetivos de Jim Press, director ejecutivo de Operaciones de Toyota Motor Sales, el cual apoya los objetivos del presidente ejecutivo de Toyota. En el centro de Hebrón, Kentucky, cuando uno entra en el vestíbulo, una de las primeras cosas que ve en la pared, es una gran matriz que muestra todos los objetivos de las métricas de ese centro para los siguientes tres años. Para el período de tres años que terminaba en 2003, las medidas de referencia se tomaron en el 2000 y los objetivos se expresaban como porcentaje de mejora sobre esa referencia. Uno podía ver los objetivos anuales hasta el 2003 así como los objetivos mensuales y los logros reales. Todos los objetivos eran exigentes y agresivos, como los siguientes: Reducir los costes de embalaje en un 47% de las ventas. Reducir los costes de transporte en un 25% de las ventas. Reducir el inventario en un 50%. Reducir los defectos en partes por millón en un 75%. Reducir los incidentes de seguridad e higiene registrados cada 200 horas en un 50%. Al pie del gráfico uno puede ver, de un vistazo, cómo va la empresa en cada métrica. En rojo está haber conseguido menos del 50%. En amarillo haber conseguido del 50% al 89% y en verde estar por encima del 90%. La matriz que vi correspondía a junio de 2002, cerca de la mitad del período, y ya habían conseguido muchos de los objetivos a tres años por delante de lo programado. También me reuní con un líder de grupo que me mostró sus objetivos y las medidas de ese día, que incluían medidas detalladas para apoyar los objetivos generales de la instalación, que obtenía mediante un programa informático. A diferencia de muchas empresas que he visitado, donde las métricas de rendimiento en los tableros son de meses anteriores, todo lo que me mostró el líder de grupo estaba actualizado diariamente. Las medidas y acciones del despliegue de políticas son más detalladas a medida que se desciende por la jerarquía, desde los ejecutivos hasta el nivel de miembros del equipo de trabajo, mientras los informes de progreso fluyen desde los niveles inferiores hacia arriba hasta los ejecutivos. Cada miembro del equipo de trabajo conoce su pequeño número de objetivos específicos para el año y está trabajando en ello todo el año. El proceso del hourensou que analizamos en el capítulo 18 es una de las maneras que tienen los ejecutivos para actualizar su información. Van y hablan con los trabajadores. También hay sesiones de revisión formal. En el Toyota Technical Center, cada miembro del equipo tiene tres reuniones al año para revisar su progreso hacia los objetivos hoshin kanri. Las fases de verificación e implementación del PDCA son críticas para convertir las metas planificadas en acciones efectivas. Crear una organización que aprende es un largo viaje Cualquier persona que haya participado en la creación de una organización que aprende, sabe que es una gran tarea. A Toyota le ha costado cerca de una década construir una organización en Norteamérica que tiene algo de parecido a la organización que aprende que construyó a lo largo de varias décadas en Japón. Se trata de movilizar a las personas, que se dedicaban a apagar fuegos y solucionar problemas a corto plazo, hasta lograr mejoras a largo plazo mediante la adopción del Principio 14 del modelo Toyota: Conviértase en una organización que aprende por reflexión constante (hansei) y mejora continua (kaizen), lo cual es un proceso continuo en Toyota. También el Sistema de Producción de Toyota expresa el ciclo de aprendizaje del Planificar-Hacer-Controlar-Actuar (PDCA) (ver figura 20-5). Se puede ver cómo el ciclo se relaciona con la creación de un flujo de una pieza, aflorar los problemas, crear contramedidas y evaluar los resultados. Luego, una organización efectiva que aprende, ejercerá el control necesario para asegurarse de que la contramedida está cumpliendo con su cometido y entonces reducirá el inventario para crear más flujo, con lo que se pondrán de manifiesto nuevos problemas. Figura 20-5. Creación de flujo y el PDCA. El PDCA suele aplicarse a procesos de trabajo bastante detallados, pero la figura 20-6 sugiere que una empresa que aprende está aplicando continuamente el PDCA a todos los niveles de la empresa, desde el proyecto al grupo, a la empresa y, finalmente, a través de las empresas de la corporación. Transformar una empresa en una organización que aprende es una tarea de enormes proporciones. A Toyota, le ha costado casi un siglo llegar hasta donde está hoy. Después de leer en este capítulo que Toyota no tiene un conjunto de métricas especiales, que utiliza hansei, un método cultural para la autorreflexión y que confía en la sencillez de herramientas como los cinco por qué, el PDCA y el despliegue de políticas, puede que se esté estrujando el cerebro para averiguar cómo podría emular su éxito. La parte final de este libro trata de esta cuestión compleja que es aprender del modelo Toyota. Figura 20-6. El ciclo de Deming en todos los ámbitos de la corporación. Tercera parte Aplicación del modelo Toyota en su organización 21 Utilice el modelo Toyota para transformar las organizaciones técnicas y de servicio Se puede aplicar el Sistema de Producción Toyota fuera del workshop, pero requiere alguna creatividad. Ciertamente, los principios básicos se pueden aplicar a un proceso administrativo. Enviamos algunos asociados de nuestra oficina de promoción kaizen para ayudar a los concesionarios. Fueron capaces de reducir el tiempo de inspección de un vehículo y hacer reparaciones rutinarias, como cambiar componentes o cambiar aceite, en algunos casos desde 60 minutos a 10 minutos. Esto es muy bueno para nosotros y genera satisfacción en nuestros clientes. Hay muchas más oportunidades en las que necesitamos esforzarnos para utilizar nuestra creatividad. FUJIO CHO Presidente de Toyota Motor Corporation Empresas de producción de todo el mundo han aplicado, de distintas formas, el Sistema de Producción de Toyota en sus plantas y el interés por el TPS o lean manufacturing sigue creciendo. A medida que las empresas experimentan mejoras extraordinarias en las fábricas, es natural que se pregunten cómo aplicarlo a operaciones técnicas y servicios. Muchas empresas de servicios que miran inicialmente a Toyota están mayormente atraídas por los principios técnicos del flujo en el TPS y en cómo los pueden aplicar a un proceso altamente variable y a menudo caótico. Se puede resumir la posibilidad de aplicar lean en operaciones de servicio de acuerdo con las reacciones de tres categorías de personas: 1. Entusiastas del lean. Las empresas manufactureras que han implementado el lean con todo grado de éxito tienen personas con experiencia que han liderado la transformación. Estas personas, invariablemente, se convierten en entusiastas lean, que comen, respiran y duermen lean. Comprendiendo el poder de la filosofía lean a través de su experiencia real, es natural que miren el enorme despilfarro en la administración de las operaciones técnicas y de servicio de sus empresas y quieran lanzarse encima como un niño en una tienda de dulces. 2. Ejecutivos que toman decisiones. Pocas veces los ejecutivos que toman decisiones tienen conocimiento muy profundo del TPS o aprecian el poder del proceso o de la filosofía. Pero aman los resultados. Por lo tanto si el TPS funciona bien en fabricación, ¿por qué no probarlo en ingeniería, compras, contabilidad, etcétera? Incluso hay ejecutivos de sectores de servicios como los hospitales que han oído hablar de los beneficios del lean en fabricación y desean saber si también pueden conseguir estos beneficios. A menudo, esto significa una responsabilidad que se delega hacia abajo a directores con menos entusiasmo que lo verificarán. 3. Personas corrientes. Los directores, supervisores y trabajadores corrientes en organizaciones técnicas y de servicio están tan inmersas haciendo su trabajo, que les es difícil ver el flujo en su trabajo. Para ellos, lo que sucede en el trabajo repetitivo de una fábrica es tan diferente de su vida como la noche del día. La sola idea de aplicar en su trabajo diario alguna técnica de gestión de moda, como el flujo lean, les parece ridícula, en el mejor de los casos. Por desgracia para la primera y segunda categorías de personas, entusiastas de la aplicación de conceptos lean, no hay modelos preparados con éxito de aplicación de la gestión lean a organizaciones técnicas o de servicios, de forma que se pueda convencer a los que se resisten y para vencer la inercia natural de la organización. Cho admite que Toyota tiene muchas más posibilidades de implementar los principios TPS más allá de sus fábricas y está trabajando en esto. Pero ya hay muchos ejemplos dentro de Toyota de los principios del modelo Toyota bien desplegados más allá de fabricación. Por ejemplo, a lo largo del libro hemos analizado cómo Toyota ha refinado continuamente su proceso de desarrollo de productos para convertirse en el mejor de la industria en plazo de entrega. Toyota ha explicado cómo el desarrollo de producto es un proceso repetitivo que puede mejorar continuamente. El punto de partida es identificar que a cierto nivel, un proceso es repetitivo. En este capítulo trataré, solamente de una de las cuatro etapas del método 4P del modelo Toyota –la etapa del Proceso, que se basa en los principios técnicos del TPS–. El capítulo final tratará de cómo las organizaciones de fabricación y de servicio pueden aprender del amplio conjunto de principios del modelo Toyota. El problema de identificar el flujo en las organizaciones de servicio En las organizaciones técnicas y de servicios, las personas están sentadas en sus mesas, trabajando con ordenadores, andando, sentadas alrededor de una mesa de conferencias y, en general, ocupadas yendo de una tarea a otra. Es muy difícil comprender el flujo de trabajo de la misma manera en que uno puede dibujar el diagrama de flujo de proceso de un producto físico a medida que se va transformando. En las organizaciones de servicio, el flujo de trabajo suele estar organizado alrededor de proyectos que varían ampliamente en tamaño, complejidad, número de personas involucradas y plazo de entrega. Pero si empieza por el cliente, define el valor y luego dibuja el mapa del proceso que añade valor al cliente, será más manejable la identificación del flujo de trabajo. Mis asociados y yo hemos hecho algo más de un centenar de eventos kaizen sobre procesos técnicos y de negocio y siempre es revelador para los equipos de trabajo la cantidad de despilfarro que se descubre cuando empiezan el mapa del flujo de valor. Otra cosa que también les abre los ojos es el descubrimiento de que la mayor parte de estos procesos son bastante repetitivos y es posible estandarizarlos. Figura 21-1. Un flujo no-lean en el proceso de verificación de una cuenta. La figura 21-1 ilustra el flujo de valor de una hipotética verificación de una cuenta. En este caso el despilfarro es, en su mayor parte, la información que está esperando en cola para que alguien haga algo con ella. Las personas están trabajando según sus propios plazos y no hay coordinación entre procesos. Esto causa que se acumulen lotes de impresos antes de ser enviados al proceso siguiente, donde posiblemente volverán a esperar. A menudo son inventarios de información, en lugar de inventarios físicos, por lo que es más difícil determinar la cantidad. La importancia clave de los inventarios físicos es que causan retardos en el proceso y no el inventario físico en sí mismo. Igual sucede con el inventario de información –cuando la información se produce antes de que se necesite y se crean esperas–, el aspecto importante son los retrasos, tal como sucede con el inventario físico. Figura 21-2. Entorno de un flujo TPS. Fuente: Glenn Uminger, Toyota Motor Manufacturing, Norteamérica. El ideal del TPS es el flujo de una pieza. Sin embargo, tal como hemos visto anteriormente en el libro, los beneficios del flujo realmente vienen de enlazar fuertemente los procesos para hacer aflorar los problemas, tal como muestra la figura 21-2. Cuando se enlazan procesos en un flujo, los problemas no pueden esconderse en inventarios o en colas esperando ser procesados. Cuando un departamento obtiene, inmediatamente, la información que necesita –justo a tiempo– de un departamento de apoyo, pasan dos cosas: 1. Si el departamento de apoyo se atrasa, detendrá el departamento receptor e inmediatamente recibirá señal de aviso. 2. Si hay un problema en la información suministrada por el departamento de apoyo, habrá una retroalimentación rápida desde el departamento receptor. Así, los problemas salen rápidamente a la superficie, lo que llevará al proceso de resolución de problemas y a la organización que aprende, que hemos analizado en el capítulo 20. Crear un flujo lean es la columna vertebral del TPS, tanto para organizaciones técnicas como de servicio. Hay cinco etapas en la creación de flujo en organizaciones técnicas y de servicio: 1. Identificar quién es el cliente del proceso y el valor añadido que quiere recibir. 2. Separar los procesos repetitivos de los que son singulares y aprender cómo se puede aplicar el TPS en los procesos repetitivos. 3. Hacer un mapa del flujo del proceso para determinar el valor añadido y el valor no añadido. 4. Pensar creativamente cómo aplicar los diversos principios del modelo Toyota a estos procesos por medio de un mapa del flujo de valor del estado futuro. 5. Empezar haciendo todo esto, aprendiendo al hacerlo, mediante la aplicación del ciclo PDCA y luego expandirlo a procesos menos repetitivos. Correos de Canadá: Lean en operaciones de servicio repetitivas Correos de Canadá (CPC1) es una gran compañía de correos. Su actividad es de carácter comercial y los líderes de esta corporación pública operan con el mismo tipo de gobierno corporativo que una empresa privada. Los beneficios se reinvierten en la compañía para asegurar su capacidad de crecimiento o se retornan al gobierno del Canadá en forma de dividendo. CPC tiene cerca de 57.000 empleados con 22 plantas principales de clasificación. Los clientes pueden acceder a sus servicios en 900.000 puntos en el Canadá –más puntos que todas las oficinas bancarias de ese país–. Llevan a cabo cerca de 13 millones de entregas en todo el país. Sus ingresos son de aproximadamente 6.000 millones de dólares canadienses. A mediados de los años noventa, CPC empezó a aplicar métodos lean en sus operaciones de clasificación y distribución. Las operaciones de clasificación son el sistema nervioso central de todos los procesos. El correo llega desde Canadá y desde el extranjero, se clasifica y sale en camiones o aviones para su distribución por todo el mundo. Antes de empezar la iniciativa lean en 1995, la situación era terrible. Las instalaciones de clasificación eran como almacenes. El foco en estas instalaciones eran los equipos automáticos y de clasificación rápida. Sin embargo, la mayoría del despilfarro estaba entre estos dos procesos con valor añadido y estaba siendo ignorado. Steve Withers, un ejecutivo de Correos de Canadá, tenía el título inusual de consultor sénior en lean. Describía la situación tal como sigue: Había un enfoque de operativa por lotes en la manera de llevar a cabo nuestras actividades. En muchos casos empleábamos maquinaria que no podía empezar a trabajar hasta que hubiera una cantidad suficiente para el lote. El correo salía como el rayo de las máquinas clasificadoras y se almacenaba; pero había muy poco flujo. La filosofía de ingeniería era equipos más grandes, más rápidos y más caros en las plantas, lo que condujo a increíbles velocidades puntuales (y más despilfarro por movimiento y almacenamiento). Habíamos elaborado sistemas de previsión y de control de inventario, con personal deambulando por la planta para acelerar el flujo. Aplicábamos códigos de colores a todo para priorizar lo que se tenía que procesar a continuación. Pero la visibilidad era terrible y el correo se almacenaba, a menudo, en sistemas buffer a una altura que los empleados no podían ver. Teníamos enormes instalaciones de clasificación –mucho más grandes de lo que necesitábamos–, pobladas con máquinas rápidas de clasificar e inventarios por todas partes. Algunas plantas tenían miles de elementos de manipulación de material. Todo esto nos llevó a realizar desplazamientos muy largos, una mala calidad y largos plazos de entrega, pero con una clasificación rápida. Como resultado, CPC acabó pasando a una transformación lean en tres etapas. La primera fue «kaizen puntuales», ensayando cosas aquí y allí en varios puntos del flujo de valor. La segunda fue una focalización en el flujo de valor a alto nivel, para analizar sistemáticamente dicho flujo de valor e implementar cambios. En el 2003 empezaron su viaje hacia la tercera etapa: construir una empresa lean. En la primera fase, la aplicación del TPS fue un proceso de ensayo y error –haz un proyecto aquí, aplica esta herramienta allí– y con sólo esto, CPC hizo mejoras grandes e impresionantes con métodos lean. En su planta clasificadora en Ottawa, CPC confección y colgó en la pared el mapa de ese momento del flujo de valor de esa instalación, mostrando cómo las cartas, propaganda y paquetes se movían a lo largo de la instalación. Descubrieron que desde el momento en que una carta entraba en la instalación hasta que salía había viajado a lo largo de 167 metros, había sido almacenada y retirada ocho veces, el tiempo total de proceso era de 26 horas y el valor añadido de clasificación (el trabajo real), había sido de solamente 12 segundos. Resumiendo, de acuerdo con Withers: «El correo se clasificaba en segundos, se transportaba en minutos, se almacenaba en horas y se entregaba en días. La planta era un almacén.» Todo ello permitió que, en 1997, la instalación de Ottawa eliminase inventario y modificase algunas operaciones para organizar el equipo más de acuerdo con un trabajo en flujo continuo. Era un edificio de tres plantas y fueron capaces de liberar suficiente espacio para vaciar una planta completa del edificio. Esto les permitió mover materiales de varios almacenes a este espacio y vender edificios o liberarse de arrendamientos, ahorrando millones de dólares. Entre estos resultados: 28% de reducción en el tiempo de viaje del correo. 37% de reducción en plazo de entrega. 27% de reducción en almacenamiento. A continuación narramos otro ejemplo. En 1996, cada área en la instalación clasificadora de correo de CPC en Hamilton era un centro de trabajo independiente y los supervisores se centraban en completar las tareas de sus áreas. La instalación de Hamilton trabajaba 24 horas al día, seis días por semana y todavía no podía cumplir el compromiso con sus clientes postales. Finalmente, por necesidad, se formó un equipo para arreglar el proceso y en 1997 la planta solicitó la ayuda de un consultor externo en lean. El primer objetivo fue mejorar el flujo entre procesos. La instalación creó un flujo continuo en células para procesar un tipo de envoltorio, sacando parte de los equipos de los departamentos y colocándolos en un flujo. Reasignó los supervisores desde procesos en islas a células en flujo. La operación tenía un ritmo de 15 minutos (similar a las operaciones de servicio de recambios en Toyota del capítulo 13). El flujo mejoró enormemente, pero el layout de la planta aún comportaba un excesivo movimiento de material. En 1998, los cambios más importantes se centraron en cambiar la distribución en planta para racionalizar el movimiento de material entre células. En 1999, la instalación amplió las células para incorporar un gran proceso de clasificación que aún se hacía en tamaños de lotes grandes ya que necesitaba un tiempo de cambio del equipo de 30 a 40 minutos. Se desarrolló un proyecto para reducir el tiempo de cambio. Al reducir el tiempo de cambio a cero, los tamaños de lote operativo y los lotes de transferencia se redujeron a una fracción del tamaño anterior. Esto permitió reducir el inventario y por lo tanto reducir los plazos de entrega. En 2000, el enfoque se dirigió al refinamiento y estabilización de las operaciones. En 2001, bajo el inquebrantable liderazgo de Mike Young, director de la planta de Hamilton, hubo mejoras continuas del flujo. Pero el mayor énfasis fue para el proceso de «tarifado y reparación». El proceso de tarifado se da cuando una persona no franquea correctamente el envío y por lo tanto se ha de determinar el franqueo que debe. El proceso de reparación se refiere a artículos deteriorados durante el proceso. Había un departamento especial que hacía el tarifado y reparación que trabajaba en lotes. Una vez Jim Womack, durante una visita, se refirió a éste como el «hospital de paquetes». Los artículos de los tres turnos eran llevados al «hospital», donde en el segundo turno había tres operarios que efectuaban los procesos. Los artículos deteriorados fuera de ese turno podían esperar hasta 16 horas antes de ser reparados. A menudo el proceso se efectuaba en los fines de semana. La solución a este problema consistió en crear un servicio móvil para «tarifado y reparación» y dotar de personal a cada turno con un equipo de dimensiones flexibles para estos procesos. El resultado fue un ahorro de espacio y un aumento de la satisfacción del cliente por la reducción en los plazos de entrega. (Téngase en cuenta que el trabajo previo efectuado para mejorar el flujo había comportado muchos menos deterioros, reduciendo sustancialmente la tarea de reparar.) Una transformación de esta magnitud aunque sólo sea en un centro, no es un proceso de una noche y requiere un ciclo continuo de mejora y estabilización. También requiere un liderazgo focalizado desde la dirección, tal como hizo CPC. Como resultado, la empresa lean se ha convertido actualmente en la filosofía operativa de CPC y, a medida que sigue aplicándola en todos sus centros, los beneficios son enormes. En los últimos ocho años consecutivos desde que empezó el viaje lean, Correos de Canadá ha conseguido beneficios significativos, mucho más altos que los beneficios del lean. En total, en los últimos cinco años ha retornado casi 300 millones de dólares canadienses al gobierno de Canadá y los clientes reciben el correo más rápidamente. Desarrollo e implementación de los mapas de flujo de valor mediante workshops kaizen Es obvio que CPC no es una organización puramente técnica o de servicio y que tiene bastantes similitudes con un proceso de fabricación. Pero ¿dónde puede uno encontrar un ejemplo de aplicación con éxito del TPS en organizaciones técnicas o de servicio menos repetitivas? La respuesta es que le será difícil encontrar tales ejemplos. Puede gastar su tiempo buscando ese ejemplo o bien podría seguir el modelo Toyota y analizar su propia situación, desarrollando soluciones innovadoras y aplicando el lean a su manera. Como dice la cita de Cho en el capítulo 1: «Lo que más valoramos es la implantación real y actuar.» La primera acción por emprender en el camino de la mejora de cualquier operación de servicio complejo, es crear un mapa macro del flujo de valor de todo el sistema. Un método probado utilizado en la fabricación lean es el «mapa del flujo de valor», que fue adaptado por Mike Rother y John Shook (1999) a partir de material de Toyota y de los diagramas del flujo de información. El mapa del flujo de valor recoge procesos, flujos de materiales y flujos de información de una determinada familia de producto y ayuda a identificar los despilfarros en el sistema. Este mapa se desarrolló a partir de una herramienta de Toyota que ahora denominan «diagrama de flujo del material y de la información» que la división de consultoría en gestión de operaciones de Taiichi Ohno utilizaba para ayudar a los proveedores fabricantes a aprender el TPS. Era el mejor punto de arranque para ayudar a los proveedores a comprender su situación real, de modo que pudieran hacer el mapa con una visión del estado futuro que incluyera kanban, nivelado de producción, tiempos de cambio, etcétera. Las cajas representan procesos. Las flechas conectan las cajas. En la versión original, lápidas (por material muerto) representaban el inventario entre procesos. En general, el plazo de entrega está representado y fragmentado entre el tiempo de valor añadido y tiempo sin valor añadido. Aunque no haya ninguna transformación física en muchas operaciones de servicios y de empresa, se puede adaptar fácilmente esta metodología haciendo más de un «diagrama de flujo de información». Morgan (2002) ha desarrollado una versión que representa con efectividad los flujos de valor en el desarrollo de producto (ver figura 21-3). La representación se ha modificado para recoger cosas críticas tales como puntos de decisión, bucles de retroalimentación y eventos para revisión de proyectos (eventos hansei). Los eventos se sitúan en el cronograma del proyecto, mostrando cuándo tienen lugar. Dado que las organizaciones funcionales diferentes participan en tiempos asimismo diferentes, los procesos están dispuestos en el diagrama según la función responsable de los mismos, por ejemplo «ingeniería de carrocerías» y «proceso de matrices». Al igual que en el mapa del flujo de valor en fabricación, las cajas representan procesos y los triángulos representan inventarios. En este caso, los inventarios son información que espera ser procesada. Las horas de tiempo de cola se muestran en las cajas debajo de los triángulos de «inventarios» situados entre procesos. Los procesos tienen algunos indicadores clave como takt time (TT), el tiempo en el sistema (TES) y el ratio de valor (RV): el tiempo con valor añadido dividido por el tiempo de entrega total. En el mapa se representan muchos despilfarros. Además de los tiempos de espera, vemos los cambios de ingeniería (CI), reprocesos y el tiempo para resolver los problemas que resultan por no hacer bien las cosas a la primera. Las flechas a rayas que conectan los procesos indican que todo es «empujado» en lotes hacia el siguiente proceso. Los procesos de servicio, a veces, son complejos e involucran cientos y miles de actividades. Si usted trata de hacer el mapa de todo a la vez, será un lío. Sin embargo, desarrollando un mapa macro del flujo de valor del sistema actual, puede hacer que cada uno en el grupo esté de acuerdo con el despilfarro en los procesos. Un mapa macro de la situación futura puede ayudar a identificarle las grandes oportunidades de reducir el despilfarro en el flujo de valor. A partir de aquí puede identificar de cinco a diez fases, las más obvias, en las que empezar a trabajar con más detalle para eliminar el despilfarro. Por ejemplo, un constructor de buques creó un mapa macro del flujo de valor para la fase de diseño de una clase de buques. Mientras que el proceso en conjunto parecía demasiado difícil de mejorar, identificó siete subprocesos que eran relativamente repetitivos y, por lo tanto, candidatos perfectos para mejorar; fue el caso, por ejemplo, de la realización del análisis de ingeniería. Una vez identificados los procesos repetitivos y manejables, la organización está preparada para conseguir el máximo retorno de cualquier esfuerzo kaizen. Ahí es donde puede conseguir que su equipo se ensucie las manos mejorando los procesos a un nivel más detallado. Figura 21-3. Mapa del flujo de valor del «estado actual» de un proceso de desarrollo de producto. (Fuente: Morgan, 2002). Los subprocesos más detallados pueden luego trabajarse en un formato de proyecto y emplear workshops kaizen para acelerar las actividades en un período de tiempo corto. El workshop kaizen es una herramienta clave de cambio en cualquier organización de servicio. A continuación describo un formato, que tanto yo como mis asociados hemos utilizado muchas veces con éxito para ilustrar los aspectos que debe incluir. Los workshops son eventos de, normalmente, una semana, donde los participantes analizan el proceso real, desarrollan una visión lean del proceso y, lo más importante, empiezan la implementación2. Entre los participantes debe figurar el directivo responsable del proceso que se desea mejorar («propietario del proceso»), que será el líder del equipo del evento, junto con las personas que realmente efectúan el trabajo dentro del proceso. Es también recomendable que se incluyan en el evento a clientes y proveedores del proceso. Sin embargo, siempre que sea posible, se debe limitar el número de participantes a 15 personas, para poder mantener manejables las discusiones del workshop y la implementación. Hay tres fases en un worshop kaizen: preparación, el workshop propiamente dicho y el mantenimiento y la mejora continua después del workshop. Analizaremos cada una de éstas. Fase uno: preparación para el workshop Para facilitar el flujo del workshop y usar de modo eficaz el tiempo de los participantes, hay que hacer cinco cosas esenciales en la preparación. 1. Definir claramente el alcance. Determinar el punto de partida o de inicio del proceso, así como el producto final entregable al cliente. 2. Establecer objetivos. El propietario del proceso debe establecer los objetivos medibles que ha de conseguir el equipo. Las metas deben estar claramente alineadas con los objetivos generales de la corporación. Como mínimo, se deben establecer objetivos para reducir los plazos de entrega, mejorar la calidad y reducir costes. Los objetivos deberían ser agresivos, para asegurar que los participantes aborden cambios innovadores del proceso y no sencillos retoques del existente. 3. Crear un mapa preliminar del estado actual. Un subgrupo de tres o cuatro participantes debería experimentar el proceso actual antes del evento, para documentar los pasos del citado proceso, el tiempo empleado en efectuar la tarea (tiempos de tarea) y los tiempos de espera entre procesos. Si no hay datos disponibles de algunos procesos, hay que prever que se disponga de tiempo para recogerlos antes del workshop. Ésta es la parte más importante de las actividades previas, ya que ahorra un tiempo valioso del workshop, el cual no habrá de empezar con una hoja en blanco. 4. Recoger todos los documentos pertinentes. Mientras se genera el mapa preliminar de la situación actual, el subgrupo podría recoger formatos de formularios y documentos utilizados en cada etapa. Además, deben estar disponibles para el workshop, copias de todos los procedimientos estándares afectados por el proceso. 5. Exhibir un mapa preliminar de la situación actual en la sala de reuniones. Cada tarea del proceso se describe por separado en su propia hoja de papel (preferiblemente DIN A4) y se engancha sobre un papel de embalaje en una pared. Algunos equipos anotan las tareas en post-its grandes. Se deja espacio entre las cajas de las tareas para permitir notas y modificaciones durante el workshop. Ahora ya está todo listo para el workshop propiamente dicho. Fase dos: el workshop kaizen La sesión empieza con una revisión del alcance del proceso por mejorar y una revisión de los objetivos del equipo. Se proporciona alguna formación sobre conceptos básicos lean, especialmente los conceptos de valor añadido y no valor añadido. La figura 21-4 muestra el flujo de un workshop kaizen de servicio. Paso 1. ¿Quién es el cliente? El primer paso en cualquier proceso de mejora es hacer que el equipo identifique la necesidad del cliente y los procesos que apoyan o añaden valor sobre esa necesidad. Solamente entonces, el equipo puede definir claramente el valor y ayudar a identificar cuáles son las tareas del proceso que realmente añaden valor. Este proceso puede ser más complejo de lo que usted pueda pensar. He ayudado a dirigir un workshop involucrando a un departamento entero de contabilidad. Habían identificado un número de subprocesos tales como cuentas a pagar, cuentas a cobrar, reembolsos de gastos de empleados, etcétera. En el caso del reembolso de gastos de los empleados, ¿quién es el cliente? ¿Es el empleado que espera el reembolso? ¿Es la organización que quiere un procedimiento de control para evitar fraudes? ¿Es la Agencia Tributaria, que tiene normativas sobre la documentación apropiada para gastos de viaje? Al final resultó que los tres eran clientes del proceso y por lo tanto se tenían que considerar sus sistemas de valor colectivos. Figura 21-4. Flujo del workshop kaizen «más allá de la fábrica». Paso 2. Analizar el estado actual. Siempre que sea posible, los participantes deben experimentar el proceso por sí mismos, para aplicar el genchi genbutsu. Durante este paseo los participantes hablarán del proceso con los empleados, para obtener conocimientos acerca de cómo funciona el trabajo, para aflorar problemas y para solicitarles ideas de mejora. Este paseo les proporcionará también a los participantes una idea más aproximada de las distancias por recorrer en los desplazamientos y de los puntos físicos donde se detiene el flujo de producto. Luego, el equipo puede empezar el análisis detallado del mapa preliminar del estado actual. Basándose en los datos recogidos durante el paseo y el conocimiento del equipo, se modificarán los pasos del proceso y/o se añadirán, según sea necesario. Además, el equipo validará todos los datos, incluidos tiempos de trabajo, tiempos de espera, niveles de calidad, etcétera. La parte final y la más importante de este paso es identificar qué es valor añadido. Otra vez nos encontramos con un tema bastante complejo y controvertido. Para este paso es crucial aplicar las tres categorías de Toyota: Valor Añadido. ¿Cuál es la transformación del proceso clave para el servicio por la que paga el cliente? Podría ser una transformación de información, como en ingeniería o contabilidad. O podría ser una transformación en el cliente, por ejemplo, peluquería, cirugía o formación del cliente. No es Valor Añadido. ¿Qué es puro despilfarro? Por ejemplo, todos los tiempos de espera no añaden valor, ya sean tiempos de desplazamiento, reproceso e información no utilizada. No es Valor Añadido pero es necesario. Ohno lo llamó «trabajo sin valor añadido» o, a veces, trabajo fortuito. La pregunta por hacer es: «¿Qué es necesario bajo las condiciones actuales aunque no añada valor desde la perspectiva del cliente?» Puede incluir inspecciones, sistemas de control para verificar que se siguen los procedimientos, documentación, etcétera. Al utilizar las categorías adecuadas se ayuda a evitar discusiones y conflictos durante el workshop. Nadie desea aceptar que no añade valor. Desde la perspectiva de los clientes de la Sociedad de Ingenieros de Automoción (SIA) en el ejemplo de contabilidad mencionado anteriormente, se puede considerar que todo el departamento, en conjunto, no añade valor. La gente que paga por los servicios de una empresa de servicios no piensa que está comprando sus servicios internos de contabilidad. Sin embargo, los servicios de contabilidad son una función fundamental en cualquier empresa. Si la empresa abandona el negocio por una mala contabilidad, no podrá dar servicio a ningún cliente. Por lo tanto, ¿qué es valor añadido? Siempre volvemos a cómo se define al cliente. Tomemos el proceso de reembolso a los empleados. El empleado es un cliente y desea que le paguen rápidamente con el mínimo de molestias. Si la SIA, como entidad de negocio, es un cliente de contabilidad interna, las políticas, controles y supervisiones que se aplican añaden valor desde la perspectiva de la SIA, aunque los empleados prefieran que desaparezcan. Si la Agencia Tributaria es un cliente de la SIA, el seguimiento de todas la reglas y formularios impuestas por Hacienda es parte del valor añadido del departamento de contabilidad. En el caso del reembolso de los empleados, el grupo decidió que los empleados que tenían que ser reembolsados por gastos, fuesen los primeros clientes y la SIA como empresa, el segundo cliente. Hacienda no es realmente un cliente, sin embargo, cumplimentar un formulario de acuerdo con las reglas de Hacienda es un no valor añadido necesario. Debido a las complejidades y desafíos para determinar quién es el cliente, es importante que durante el análisis de la situación actual, las personas no salten prematuramente a las soluciones de los problemas. Pueden recoger ideas de mejora en un portafolio para emplearlas en debates del estado futuro. Cuando se analiza el estado actual en fabricación, por lo general se sigue un producto determinado a través de un proceso (por ejemplo, un diseño, una factura, una orden de compra). Sin embargo, todos los procesos de servicio tratan con volúmenes variables de transacciones. En consecuencia, es importante recoger el número de transacciones por período y la variedad de productos que fluyen a través del proceso. Esto ayudará a descubrir dónde hay puntos de demora en el proceso y nos asistirá en la localización de los cuellos de botella. Una vez el equipo haya terminado de documentar el estado actual, el siguiente paso es calcular las métricas del proceso de negocio. Algunas de las mediciones que se suelen calcular en esta etapa son: Plazo de entrega: tiempo total que el producto está dentro del sistema. Ratio de Valor Añadido: suma del valor añadido dividido por el plazo de entrega. Distancia que recorre el producto. Distancia que recorre la persona que hace el trabajo. Productividad: horas de trabajador por transacción. Número de transferencias. Tasa de calidad: porcentaje de productos sin defectos que salen del proceso a la primera. Después de que el equipo haya calculado las métricas, debe revisar los objetivos que fueron determinados en la etapa preliminar para ver si son todavía plausibles y si debería añadir objetivos. En este momento, el equipo está listo para trabajar en el desarrollo de un estado futuro lean. Paso 3. Desarrollar el mapa que visualiza el estado futuro. Antes de zambullirse en el cambio del proceso actual o de dibujar un nuevo proceso, es esencial obtener todas las ideas de mejora de los participantes. Una manera estupenda para conseguirlo es emplear el brainstorming en grupo y pedir que los participantes escriban sus ideas en post-its. El facilitador recoge las ideas, las lee en voz alta y las adhiere en el área pertinente del mapa con el estado actual. Una vez que el equipo haya adherido sus ideas, el equipo evalúa cada idea para ver si ayudará hacia la consecución de uno o más de los objetivos establecidos. Algunas ideas que aparecen pueden estar fuera del alcance del workshop pero son meritorias. Estas ideas son recogidas en una «zona de aparcamiento» y las recoge el propietario del proceso apropiado. Algunas de estas ideas pueden ser exploradas en otro workshop kaizen. El equipo recogerá en una lista todas las ideas pertinentes para la creación de un mapa del estado futuro y pasará a la fase de dibujar dicho mapa, incorporando principios lean. El rol del facilitador lean en este punto es desafiar a los participantes a que creen el mapa del estado futuro que elimine el despilfarro, mejore la calidad a la primera, optimice el flujo a lo largo de todo el proceso y dibuje el nuevo flujo de tareas. Después se deben calcular (o estimar) los tiempos de trabajo y los tiempos de espera de las tareas nuevas. Los principales conceptos lean que deberían tenerse en cuenta en el mapa del estado futuro, son: Crear flujo de una pieza. Haga que la información se mueva de manera continua a través del sistema, en lugar de en lotes, tanto como le sea posible. Disponer los centros de trabajo (por ejemplo: estructuras organizativas) alineados con los flujos de valor para apoyar a los clientes en el flujo de una pieza. Utilizar equipos multifuncionales, si es posible ubicados en el mismo lugar, siempre que sea oportuno para evitar transferencias. Identificar un gestor del flujo de valor que sea responsable del servicio, desde el punto de vista del cliente, desde el inicio al final, como lo es el director de proyecto en el sistema de desarrollo de productos de Toyota. Nivelar tanto como sea posible el número de transacciones para equilibrar las cargas de trabajo. Insertar la calidad en el proceso en lugar de inspeccionarla (por ejemplo, eliminando aprobaciones innecesarias, verificaciones, ciclos de revisión). Estandarizar las tareas y documentar claramente las actividades en hojas de trabajo estandarizadas. Eliminar sistemas redundantes, tales como la conciliación con diferentes personas. Incluir información y controles visuales para que el estado del trabajo sea fácil de ver y de comprender (minimice el seguimiento). Una vez el equipo completa el mapa del estado futuro, se calculan las nuevas métricas de proceso y se comparan con las métricas del estado actual para cuantificar los ahorros potenciales. En esta etapa, la visión del estado futuro se presenta a la alta dirección y a los propietarios de los procesos afectados para su aprobación inmediata. Una vez todos están de acuerdo con la visión del estado futuro, el equipo puede pasar a la siguiente etapa, la implementación. Paso 4. Implementación: ¡hágalo! La siguiente fase del workshop kaizen más allá de la fábrica, es empezar a hacer realidad la visión del estado futuro. El mapa del estado futuro se divide en segmentos y los participantes se dividen en subgrupos para trabajar en cada segmento. Se desarrolla un plan del proyecto con el qué, dónde y quién. Las actividades por desarrollar durante el workshop pueden incluir: Modificar la distribución en planta de las áreas de trabajo para facilitar el flujo de una pieza. Organización del puesto de trabajo (5S y gestión visual). Creación de instrucciones estándar de trabajo. Revisión de los procedimientos corporativos. Rediseño de formularios y documentos. Actividades de resolución de problemas para descubrir las causas raíces de los problemas de calidad. Especificaciones o incluso cambios en sistemas de información necesarios para dar apoyo al proceso mejorado. Formación de las personas en los nuevos procesos. Está claro que algunas actividades no se pueden completar durante un workshop kaizen de una semana, como por ejemplo, crear una base de datos u obtener la aprobación de un cliente para cambiar especificaciones. Estos temas se recogen en un plan de proyecto que servirá de plan de trabajo para que un equipo de mantenimiento siga trabajando después del workshop. Cada tema en el plan debe tener asignado el nombre de un miembro del equipo de mantenimiento y una fecha en firme de finalización. El equipo de mantenimiento suele componerse del líder del equipo en el workshop y de un subgrupo de participantes con las habilidades necesarias para completar la transición al mapa del estado futuro. Paso 5. Evaluar: medir el rendimiento. La última fase del workshop es establecer las métricas para el seguimiento del progreso hacia el estado futuro y asegurar que las ganancias conseguidas durante el workshop se sostengan verdaderamente a lo largo del tiempo. La mayoría de las métricas deberían ser las mismas que hemos recogido durante el workshop. Las métricas del estado actual proporcionan los fundamentos y las métricas del estado futuro proporcionan los objetivos. Se necesita implementar un sistema sencillo para su seguimiento que debería estar basado, idealmente, en la recogida de datos de las métricas actuales. Debería designar una persona para cada métrica, la cual deberá recoger y compilar la información. La figura 21-5 proporciona un ejemplo de formulario para establecer métricas. En el área principal de trabajo, en un «tablero de situación lean», se cuelga el mapa del flujo de valor actual y el futuro, las métricas del proceso, el plan del proyecto, los objetivos y otras comunicaciones para que sirvan de información visual que comunique a todos los empleados el progreso conseguido. Los datos se han de colgar en el tablero como mínimo de forma mensual (y con preferencia, semanalmente). Es recomendable que el número de métricas se reduzca al mínimo. Recuerde que las métricas de seguimiento les quitan tiempo a las personas que hacen su trabajo. En esta etapa, también es importante debatir sobre las métricas existentes e inmediatamente eliminar aquellas que sean superfluas o induzcan comportamientos contrarios a la implementación de la visión del estado futuro lean. Figura 21-5. Muestra de métricas para el proceso de mejora. Métrica Unidad de medida Plazo de entrega Días Entrega % a tiempo Calidad Número de deficiencias por proyecto Productividad Referencia Objetivo % de mejora Propietario Horas por proyecto Fase tres: después del workshop: mantenimiento y mejora continua Después del workshop, el equipo de mantenimiento continuará impulsando el estado futuro. Ésta es la etapa de controlar-actuar del ciclo PDCA. El equipo se reúne semanalmente para hacer lo siguiente: Revisar el estado de las acciones pendientes en el plan de proyecto. Revisar las métricas de proceso para asegurar que se están consiguiendo las mejoras. Analizar oportunidades adicionales de mejora. Continuar la mejora del proceso. El equipo directivo debe hacer revisiones mensuales del tablero de situación lean para evaluar las métricas, los aspectos pendientes en el plan de proyecto y resolver cualquier obstáculo a la implementación. También debería proporcionar reconocimiento al equipo, a medida que consigue los hitos clave en la implementación. Ésta es la parte del proceso hourensou analizado en el capítulo 18. Evento de kaizen en procesos de servicios en Northrop Grumman Ship Systems3 En el verano de 2000, el astillero de Ingalls Northrop Grumman Ship Systems en Mississippi, inició una implementación agresiva del lean en sus áreas de operaciones. Dado que la ingeniería es de vital importancia para la construcción de buques, pronto expandió su transformación lean para incluir los procesos de ingeniería. La cuestión de la placa de identificación, responsabilidad de la ingeniería, ha sido un problema perenne para conseguir que los compartimentos del buque sean aprobados por la Armada y para los costes de lograr esa aprobación. Por todo el buque hay placas de identificación describiendo qué son y con advertencias de varios tipos. Las placas de identificación son un aspecto muy visible de un buque y han de tener las palabras correctas y estar situadas en el lugar correcto. La percepción en el astillero era de que «eran sólo placas de identificación» porque la mayoría eran fáciles de fabricar e instalar. Sin embargo, un buque tiene 40.000 o más placas de identificación, por ello la dirección veía con claridad que era un proceso significativo e importante para su cliente. De acuerdo con el mapa de flujo de valor, el proceso de fabricación física de los distintos tipos de placas de identificación era relativamente sencillo, pero el flujo de información necesario para hacer las placas de identificación atravesaba diferentes departamentos funcionales y tardaba un tiempo considerable hasta llegar al departamento de placas de identificación. Ya que el problema parecía multifuncional y había potencial para mejorar la satisfacción del cliente y, a la vez, reducir costes, la dirección de Ingalls acordó apoyar un evento lean para mejorar el proceso de placas de identificación, que fue dirigido por el consultor John Drogosz. Los resultados del workshop kaizen fueron: Reducción del plazo de entrega en un 54%. Reducción de los reprocesos en un 80%. Mejora de productividad de un 29%. Estandarización del trabajo/proceso para las placas de identificación. El equipo alcanzó estos resultados dividiéndose en subgrupos que durante la semana implementaban los cambios necesarios. Los cambios hechos durante el workshop fueron: Incorporar lo antes posible en los diagramas del sistema los comentarios a la placa de identificación, para eliminar reprocesos aguas abajo. Usar una única base de datos para mantener la consistencia de los datos a lo largo de la construcción y pruebas del buque. Estandarizar el trabajo de todas las tareas para minimizar la variabilidad. Efectuar sesiones de resolución de problemas para buscar las causas raíces de los reprocesos. Emplear sistemas de prueba de error y modificar el trabajo estándar para eliminar la mayoría de los reprocesos. Ensayos de ingeniería con nuevos materiales para mejorar la durabilidad de las placas. Al final de la semana, el equipo estableció métricas y colocó un «tablero de situación lean» en esta área para seguir la evolución de las mejoras. Cuatro meses después del workshop se auditó el proceso, con el resultado de que el equipo había alcanzado o, incluso superado, los objetivos esperados. El equipo continuó reuniéndose regularmente y la moral mejoró ostensiblemente en esta área. Anteriormente habían tenido que hacer muy a menudo placas de reemplazo y correr al buque a colocarlas; ahora esta operación era excepcional y esto se notaba en la reducción del nivel del estrés del personal que trabajaba en el departamento. Control visual de la ingeniería en Genie Industries El control del proceso es un aspecto muy importante en muchos procesos de servicio. Algunos workshops kaizen con éxito se han centrado en crear un sistema de seguimiento y control del proceso empleando controles visuales. Genie Industries es un ejemplo de ello. Genie fabrica una gran variedad de dispositivos de elevación, como el dispositivo que los empleados de las empresas de telefonía usan para subir a los postes telefónicos. Genie ha implementado iniciativas lean de forma agresiva en el conjunto de sus operaciones, hasta el punto de considerar que el lean le ha permitido mantener a flote la empresa, en un ciclo descendente de la industria a finales de los noventa y, no solamente esto, sino que considera que le ha permitido crecer posteriormente hasta llegar a ser el número uno en su segmento de mercado. En este período de mejora lean, Genie pasó de cinco o seis rotaciones de inventario al año, a cuarenta y cinco rotaciones anuales en un período de tres años. Los costes totales han ido decreciendo a una tasa anual del 5%. La mayoría de los productos de Genie son muy tecnológicos, muchos de éstos a medida del cliente, por ello la ingeniería se puede convertir en un cuello de botella para conseguir que los clientes obtengan lo que quieran cuando lo quieran. Una parte clave del proceso de mejora en ingeniería fue sencillamente mover sus despachos, desde las oficinas principales, al workshop de la planta de modo que los ingenieros y los líderes de equipo de fabricación se sentasen juntos. El enfoque fue organizarse alrededor de los flujos de valor, tener a los ingenieros junto a la fábrica y utilizar sistemas visuales sencillos para gestionar el proceso. Actualmente, el centro neural de la ingeniería es una sala de conferencias con displays visuales en la pared. Los dos procesos base que se representan de forma visual en la sala son los cambios de ingeniería en productos existentes (por ejemplo, para hacer productos a medida para un cliente específico) y el desarrollo de nuevos productos. Anteriormente, en Genie, ambos procesos funcionaban mediante programación informatizada. Sin embargo, tardaban demasiado, nunca cumplían con el plan y terminaban generando 14 copias de cada petición de cambio de ingeniería que circulaban por un montón de oficinas. Ahora se gestionan ambos procesos mediante la visualización manual de los planes de proyectos que se cuelgan en la pared de la sala donde el equipo se reúne semanalmente para revisar el progreso. Para las peticiones de cambios de ingeniería se utiliza un gran tablero magnético. Con tiras magnéticas se identifica el número y la descripción de cada petición de cambio efectiva, que se emplazará como título de una fila para la petición de cambio. El tiempo se medirá a lo largo de las filas, por lo que se puede ver cuándo se inició la petición de cambio, cuándo se espera que esté terminada y si va adelantada o retrasada. Se asignará un máximo de siete días para efectuar la investigación necesaria y determinar las consecuencias del cambio y comprometerse con una fecha de terminación. Parte del tablero magnético tiene una carpeta de «cuenta atrás» con espacios para las fechas de vencimiento previstas en 1-7 días, 8-14 días, 15-23 días y 24-30 días y un espacio para aquellas que aún están en investigación esperando una fecha prevista. La versión maestra de la notificación de cambio de ingeniería se mantiene en el espacio apropiado y se mueve a medida que pasa el tiempo. También hay un diagrama de flujo del proceso de notificación de cambios de ingeniería que muestra las etapas y las responsabilidades. Mediante este proceso, el tiempo para incorporar peticiones de cambio en el producto se redujo de 120 días a 30, o menos. También utiliza un sistema visual para el desarrollo de nuevos productos que en esencia es un gran diagrama de Gantt colgado en la pared con notas adhesivas que muestran las tareas. Cuando una tarea ha sido completada, se pone una X mayúscula sobre la tarea. La duración de cada proyecto es de alrededor de un año; el gráfico cubre la mayor parte de la pared. Hay algunas hojas de cálculo sencillas en el ordenador para dar apoyo al gráfico, pero no usan ningún sistema de trabajo colaborativo vía Internet para el desarrollo de producto. Lo que hay en la pared es la herramienta principal para la gestión de los proyectos de ingeniería. Desde el inicio del esfuerzo lean, los costes de ingeniería se han reducido a una tasa del 10% anual. Todo consiste en dar apoyo al flujo de valor clave A lo largo del libro se han mostrado aplicaciones para las operaciones de servicio. Algunas de las herramientas específicas y concretas del TPS puede que sean difíciles de aplicar. No tendría sentido para un abogado, por ejemplo, sentarse en su despacho a esperar que alguien que distribuya documentos le entregase un kanban con el siguiente caso legal. Sin embargo, la mayoría de los abogados tiene muchos procesos repetitivos que se pueden beneficiar de una perspectiva del flujo de valor. Analice el proceso desde el punto de vista del cliente, dibuje un mapa del estado actual que muestre el despilfarro, defina el flujo del proceso futuro en un mapa del estado futuro, desarrolle un plan de implementación junto con los roles y responsabilidades, siga visualmente el progreso y céntrese en la mejora continua del proceso. Para ser efectivo, puede que sea necesario reorganizarse alrededor de los flujos de valor. Estos pasos sencillos le llevarán lejos. Tal como he comentado desde el capítulo 1, la clave para la aplicación del TPS en cualquier entorno es enfocarse en las operaciones con valor añadido y trabajar para eliminar el despilfarro. Tal como ha aprendido en este capítulo, puede que sea un poco más difícil en operaciones de servicio, porque definir quiénes son los clientes y comprender sus necesidades puede ser complicado. Pero con un esfuerzo extra, podrá hacerlo. Cuando a Glenn Uminger, un contable, le encargaron organizar el primer sistema de contabilidad para la planta de Toyota en Georgetown, Kentucky, le advirtieron que primero debería comprender el Sistema Toyota de Producción. Se pasó seis meses en Japón y en otras plantas de Estados Unidos, aprendiéndolo mediante la práctica –de hecho, trabajando en fabricación–. Para Uminger se hizo evidente que no necesitaba organizar un sistema con la complejidad del que anteriormente había organizado en otra empresa. Explicaba: Si asigno al sistema que organicé en un proveedor de componentes en el que trabajé anteriormente una complejidad de 10, el sistema de Toyota se organizó con un nivel de 3. Mucho más sencillo y más eficiente. El sistema fue más simple porque Uminger dedicó tiempo a comprender el sistema de fabricación, el cliente para el cual él era un proveedor de servicios. Necesitaba construir un sistema contable que apoyase las necesidades reales del sistema real de fabricación que había organizado Toyota. A través del genchi genbutsu, desarrolló un profundo conocimiento del Sistema Toyota de Producción en acción. Aprendió que el sistema de Toyota está basado en un arrastre y que tiene tan poco inventario que no son necesarios los complejos sistemas de control para el seguimiento de inventario de la empresa anterior. Y que la tarea de seguir el inventario físico, ardua y costosa podía racionalizarse muchísimo. Toyota hace un inventario físico dos veces al año y utiliza equipos de trabajo para facilitar la tarea. Se preparan etiquetas para que los equipos de trabajo cuenten el inventario y el líder del equipo hace el recuento en 10 minutos antes del fin del turno y escribe las cifras en las etiquetas. Alguien de contabilidad recoge las etiquetas e introduce los datos en el ordenador. Esta misma tarde se ha terminado la valoración del inventario. Dedican unas pocas horas, dos veces al año y eso es todo. Debido a su experiencia en la implementación de sistemas de contabilidad en la planta de Toyota, Uminger ha desarrollado un conocimiento tan profundo del TPS que le encargaron la creación de una oficina TPS para llevar a cabo proyectos para mejorar las operaciones en la planta y enseñar el TPS. Entonces pasó a ser el director de logística de materiales para aplicar el TPS a la red logística y convertirse en el responsable de esta red para toda Norteamérica. Lo determinante aquí es que resulta imposible definir el valor en operaciones de servicio sin comprender previamente su flujo de valor clave. Algunas operaciones de servicio son el flujo de valor clave, tal como vimos en el caso de la Canada Post Corporation. En una oficina jurídica, los abogados son parte del flujo de valor clave. Una vez se ha definido el flujo de valor clave, todos los que apoyan las operaciones de servicio deben considerar sus roles como de apoyo al flujo de valor básico. Cuanto más lean sea el flujo de valor clave, más lean pueden ser las operaciones de apoyo. Por lo general se recomienda empezar aplicando TPS al flujo de valor clave y después ampliarlo a las operaciones de apoyo. En el capítulo final, analizaremos cómo aprender las grandes lecciones del modelo Toyota y aplicarlas a su empresa. Es esta filosofía más amplia –la manera en que Toyota lidera a las personas y a sus socios, resuelve los problemas y aprende– lo que resulta más difícil de adaptar, desarrollar y sostener en las organizaciones. 22 Cree su propia empresa lean que aprende, asumiendo ideas del modelo Toyota Un hombre hizo su parte, y el otro la suya, y ninguno tuvo que hacer comprobaciones para estar seguro de que ambas partes se habían hecho. Como la danza de átomos que Alvin había imaginado en su mente. Nunca antes se había dado cuenta, pero las personas también podían ser como esos átomos. La mayoría del tiempo, las personas estaban desorganizadas, nadie conocía quién era el otro, nadie permanecía lo suficiente como para confiar en otro o que confiaran en él, justo como Alvin imaginó que los átomos podían haber sido antes de que Dios les enseñase quiénes eran y les diese trabajo que hacer… Parecía un milagro, la facilidad con que conocían el siguiente movimiento que haría el otro antes de que hubiese empezado. Alvin casi soltó una carcajada de alegría viendo una cosa así, sabiendo que era posible, soñando en lo que podía significar – miles de personas conociéndose tan bien unas a otras, moviéndose para adaptarse entre sí, trabajando juntas–. ¿Quién podría interponerse en el camino de esas personas? ORSON SCOTT CARD Prentice Alvin: Los relatos de Alvin Maker, Libro Tres En la serie de Orson Scott Card, un famoso escritor de ciencia ficción y fantasía, Alvin puede ver los más minúsculos pedazos de materia y detectar cuándo están fuera de su patrón natural, por ejemplo, huesos rotos o un defecto en una pieza de acero. Puede ver el patrón correcto en su mente y hacer que la materia retorne por sí misma al patrón correcto, es decir, sanando el hueso o volviendo resistente al acero. En la cita anterior, Alvin está aprendiendo cómo funciona esto, mediante el ordenamiento de los átomos que de otro modo se mueven sin rumbo hasta que alguien les enseña un patrón –aprenden dónde se supone deben estar en relación con los otros átomos–. Él observa a dos hombres que parece que no se conocen, pero se da cuenta de que encajan en un patrón porque durante años han estado juntos trabajando secretamente para liberar esclavos. Este cambio radical en su pensamiento le conduce a darse cuenta de que los lazos sociales entre personas pueden ser tan poderosos como los enlaces físicos entre los átomos –creando un todo mucho más grande y más fuerte que la suma de las partes individuales. La lección y el secreto del modelo Toyota es justamente tan claro como esto: crea enlaces entre los individuos y los asociados de modo que estén «adaptándose entre sí, trabajando juntos» hacia un objetivo común. Es un contraste manifiesto con otras empresas, integradas por individuos, las cuales están, en palabras de Alvin, «desorganizadas, en las que nadie conocía quién era el otro, nadie permanecía lo suficiente como para confiar en otro o que confiaran en él». La pregunta es cómo evolucionar a la situación anteriormente descrita, partiendo de esta última. Un compromiso de la dirección para construir una cultura total a partir de la base El reto más difícil y básico para las empresas que quieren aprender de Toyota es cómo crear una organización alineada de individuos que tenga cada uno el ADN de la organización y estén continuamente aprendiendo juntos para añadir valor al cliente. Will Rogers, un periodista social norteamericano, dijo: «Somos un gran pueblo que nos cansamos rápidamente de todo. Saltamos simplemente de un extremo al otro.» Me temo que es lo que está haciendo la mayoría de las empresas con el lean manufacturing. Es sencillamente una cosa más a la que hay que subirse y una cosa más de la que hay que saltar cuando aparezca la siguiente moda. Si hay algo que aprender de Toyota, es lo importante que es desarrollar un sistema, apegarse a él y mejorarlo. No se puede ser una organización que aprende saltando de la última moda de gestión a la próxima. El modelo Toyota fue intencionadamente construido de abajo arriba, empezando con una filosofía. Y la filosofía empieza en los ejecutivos de la organización. ¿Cuál debe ser su objetivo? Construir una empresa para el largo plazo, que entregue un valor excepcional a los clientes y a la sociedad. Y esto exige pensar en el largo plazo y un liderazgo continuado. Puede llevar varias décadas establecer los cimientos de la transformación radical de la cultura de una organización. ¿Qué podemos decir acerca del cambio de una cultura? 1. Empezar desde arriba –lo que puede exigir zarandear a los líderes ejecutivos. 2. Involucrar al personal, de abajo hacia arriba. 3. Utilizar a los directores intermedios como agentes de cambio. 4. Desarrollar personas que realmente comprendan y vivan la filosofía, lo que lleva tiempo. 5. En una escala de dificultad, esto es «extremadamente» difícil. ¿Qué sucede si la alta dirección no comprende ni adopta la nueva filosofía? Le hice la siguiente pregunta a Gary Convis, presidente de Toyota Motor Manufacturing, en Kentucky: «Si fuese un director intermedio o incluso un vicepresidente apasionado por la implementación del modelo Toyota en su empresa y el comité de dirección no la apoyase firmemente, ¿qué haría usted?» Su respuesta fue directa: Tendría que cambiar de aires (risas), porque la empresa puede que no subsista lo suficiente como para poder cobrar mi pensión. Realmente, ésa es una buena pregunta. Bueno, podría haber un cambio en la alta dirección. Quizás alguien de arriba en el consejo se dé cuenta de que no se está implantando el lean y de que se necesita. Como pasó en General Motors… Creo que el consejo de administración dijo: «Un momento, hemos estado dando cuerda a estos muchachos y les hemos estado dando tiempo y, sin embargo, aún no vemos hacia donde debemos ir.» En cierto momento decidieron que ya era suficiente. Se creó un nuevo comité de dirección, se fijaron nuevas prioridades y se asignaron recursos. Por lo tanto, un prerrequisito para el cambio es que la alta dirección comprenda y se comprometa a utilizar el modelo Toyota para convertirse en una «organización lean que aprende». Esta comprensión y compromiso debe extenderse a la construcción de un sistema y una cultura lean y, lo más difícil para las empresas occidentales, apoyar y mejorar continuamente el sistema. Éstas son dos habilidades realmente diferentes, e incluso Toyota lucha por su equilibrio, particularmente en las operaciones en el extranjero. Este conocimiento me lleva a desarrollar el modelo que muestra la figura 22-1, que ilustra el nivel mínimo de compromiso de liderazgo que se necesita para iniciar el viaje lean –aprender del modelo de Toyota, la empresa lean que aprende–. Responda a estas tres preguntas: 1. ¿Están comprometidos los directivos de la empresa con una visión a largo plazo de añadir valor al cliente y a la sociedad en general? Si el compromiso es simplemente la rentabilidad a corto plazo, la respuesta es «no». Por lo tanto, vaya directamente a la caja de herramientas de corto plazo (el equivalente en el juego del Monopoly de «vaya directamente a la prisión»). 2. ¿Están los directivos que dirigen la empresa comprometidos a desarrollar e involucrar a los empleados y asociados? Esto incluye a los proveedores clave. Si la gente se contempla como mano de obra prescindible y los proveedores como una fuente de piezas baratas, la respuesta es «no». Por lo tanto, vaya directamente a la caja de herramientas de corto plazo. 3. ¿Habrá continuidad en la filosofía de la alta dirección? Esto no significa que las mismas personas dirigirán eternamente la empresa, sino que necesitan desarrollar a sus sucesores con el ADN de la empresa para que la filosofía tenga continuidad. Si los líderes cambian cada vez que hay una crisis o si la empresa es adquirida cada década y se instala un nuevo equipo de personas para liderarla, la respuesta es «no», por lo tanto, vaya directamente a la caja de herramientas de corto plazo. Figura 22-1. «Compromiso para el viaje lean» de la alta dirección. Tal como ilustra la figura 22-1, si la respuesta a cualquiera de esas tres preguntas es «no», la alta dirección debería seleccionar cualquier herramienta que haya ahí fuera, a fin de mejorar los procesos a corto plazo, juntar un montón de dinero y dedicarse luego a otra cosa. Esto equivale a admitir que la empresa nunca será de las que aprende o una gran empresa, sino que sólo está interesada en cortar y eliminar despilfarro para quedar bien a corto plazo. Pero cuidado, porque sean cuales sean las herramientas que se implementen, se deterioran con el tiempo y la empresa sufrirá a largo plazo. Tal como dice Convis, el cobro de la pensión no estará asegurado para nadie. Observe que hay un lazo de retroalimentación desde «empiece el viaje lean» hasta la pregunta original sobre el compromiso de la alta dirección con la visión a largo plazo, que tiene que ser cuestionado continuamente. Veamos dos ejemplos que ilustran la importancia de un compromiso sostenido de la alta dirección. Uno fue un gran éxito, pero ahora está deteriorándose debido a cambios en la alta dirección, y el segundo es un proyecto en curso. La importancia del compromiso sostenido de la alta dirección: dos ejemplos El primer ejemplo es el de Wiremold Corporation, presentado por Womack y Jones en Lean Thinking como un caso ejemplar lean y más recientemente documentado con detalle por Emiliani y otros (2003) en Better Thinking, Better Results. Wiremold ofrece «soluciones en gestión de cables» que comprenden varios tipos de cables. Es una empresa familiar, que empezó en 1900 en Hartford, Connecticut. A principios de los ochenta, la familia efectuó importantes inversiones en TQM y varias herramientas lean. Consiguieron resultados positivos, pero se dieron cuenta de que solamente rascaban la superficie. Por esto contrataron a Art Byrne como presidente ejecutivo, que había tenido un gran éxito liderando transformaciones lean. Byrne era un líder ejemplar en el espíritu del modelo Toyota. Por ejemplo, enseñaba el TPS directamente a sus empleados y dirigía personalmente los eventos kaizen. Contrató a algunos expertos en lean que reportarían directamente a él y formó a otros. Disfrutó de gran autonomía en la dirección de la empresa. Empezó por el workshop, al principio con pequeños cambios locales y después pasó a enlazar todas las operaciones. Luego trabajó en la infraestructura informática de apoyo, en contabilidad, compras, etcétera. También adquirió algunas empresas relacionadas y dirigió su conversión al lean. Los negocios iban en auge y la empresa era más rentable que nunca. Habiendo conseguido tanto, Byrne decidió que era momento de retirarse y, poco después, la familia decidió convertir en efectivo el gran valor que había adquirido la empresa. En junio de 2000, Wiremold pasó a formar parte del Grupo Legrand, una empresa mundial que no comprendía el lean manufacturing. Admitiendo que el nuevo enfoque estaba en la reducción de costes a corto plazo y no en ser una empresa lean, la mayoría de líderes lean que Byrne había desarrollado abandonaron la empresa –se frenaron así años de compromiso en aprender y progresar en la construcción de una empresa lean. El segundo ejemplo es un proyecto en curso. Merillat es líder en la fabricación de armarios para cocinas y otros usos. En Merillat también se habían hecho algunos pinitos en TQM y en métodos lean y decidió tomárselo en serio. En este caso el presidente ejecutivo se dio cuenta de la necesidad de un líder lean de primera categoría con autonomía para dirigir las operaciones. Contrató a Keith Allman, cuyas excelentes habilidades de liderazgo habían ayudado a transformar con éxito una planta de Donnelly Mirror en el Sistema de Producción Donnelly con resultados excelentes (Liker, 1998). Con el apoyo entusiástico del presidente ejecutivo, Allman ha trabajado sistemáticamente para transformar Merillat en una empresa lean y ha realizado grandes avances en el área de fabricación, así como en las estructuras de apoyo. Pregunté a Allman cuánto dedica a mantener en marcha el viaje lean y fue muy claro: «Mi papel es conducir un sistema para desarrollar personas dentro de la empresa y luego promocionarlas.» El desarrollo del liderazgo es la clave para sostener un sistema que ha de perdurar y una cultura que conduce a la mejora continua. Allman no es el propietario de la empresa, ni su presidente ejecutivo. Esto significa que no está garantizado que subsista lo que está consiguiendo, a menos que prepare a su sucesor y la propiedad permanezca estable y continúe apoyando esa dirección a favor del lean. Aunque Allman no puede controlar la propiedad de la empresa, puede usar la oportunidad que tiene de preparar un líder en lean. Piensa que necesita preparar su sucesor lean dentro de la empresa. El libro más vendido de Collins acerca de las once «grandes» empresas norteamericanas que figuran en el Fortune 500 que, a lo largo de un período de quince años han tenido revalorizaciones en bolsa 6,9 veces la del mercado en general, descubre que estas empresas tienen un tipo específico de líderes (que denomina «líderes de nivel 5»)1. Los presidentes ejecutivos son inusualmente ambiciosos, pero para la empresa, no para ellos mismos. Tienen un extraordinario interés en conseguir que la empresa triunfe y, sin embargo, una igualmente extraordinaria humildad personal. El engrandecimiento personal o su enriquecimiento no son la meta. Y trabajan sin descanso para preparar un sucesor para trabajar con éxito. En síntesis, son muy parecidos a los líderes en Toyota. La figura 22-1 muestra un conjunto de factores que influirán en el grado de compromiso de los ejecutivos de la alta dirección, en la visión lean. Se trata de: 1. Estructura de la propiedad. Es obvio que el propietario de la empresa y cómo se financia tienen una gran influencia en la capacidad de la empresa para enfocarse a objetivos de largo plazo. Quedar bien durante un trimestre con Wall Street puede estar en conflicto con inversiones en excelencia a largo plazo. Toyota tiene claramente una situación privilegiada al ser una empresa tan grande, con un gran porcentaje de control familiar y una estructura keiretsu que entrelaza la propiedad con organizaciones de ideas similares que crecen conjuntamente. Y cotizar en Bolsa no ha obstaculizado hasta ahora la perspectiva a largo plazo de Toyota. 2. Promoción interna. Prepare internamente los futuros líderes o no tendrá oportunidad de mantenerse a largo plazo. Cuando Toyota ha reclutado líderes del exterior, ha sido solamente a un nivel de gestión medio-alto, como por ejemplo, directores generales, logrando más o menos éxito. Pero la cultura es tan fuerte y hay tantas personas con el ADN del modelo Toyota que cualquier director «externo» estará presionado para aprender el modelo Toyota o bien decidirá irse. 3. Presiones del entorno. Desafortunadamente, hay factores más allá del control de cualquier líder lean que pueden hacerle difícil el mantenimiento de la empresa lean que aprende. Uno de ellos es el mercado en general, que puede tener grandes altibajos o bien el mercado particular de un producto fabricado por la empresa, que puede deteriorarse. Otros factores son las guerras, tecnologías radicalmente nuevas, cambios en las políticas del gobierno y similares. Toyota ha sobrevivido y ha prosperado, claramente, en diferentes negocios y entornos políticos; su cultura y su fuerte filosofía le han ayudado a navegar a través de estos entornos peligrosos. 4. Experiencia en lean. Los líderes que he mencionado anteriormente, Art Byrne y Keith Allman, junto con muchos otros demasiado numerosos para relacionarlos ahora, todos habían tenido experiencias muy positivas en un TPS real. En mi experiencia, los mejores líderes, o trabajaron para Toyota, o para alguien que trabajaba para Toyota o para una empresa que trabajaba muy próxima a Toyota –siendo su característica común el haber estado directamente expuestos al pool genético de Toyota–. Obviamente, cuantas más y más empresas desarrollen sistemas lean, crecerá la oportunidad de aprender a pensar lean fuera de Toyota y de sus filiales. Por lo tanto, ¿qué puede hacer usted si no es el presidente ejecutivo y la alta dirección está interesada sólo en los resultados financieros a corto plazo? Tres cosas: 1. Cambiar de aires, tal como sugiere Convis. 2. Participar en el juego de aplicar herramientas para obtener ganancias a corto plazo y esperar que pueda participar en dichas ganancias. 3. Trabajar para construir un modelo lean con éxito y educar a la alta dirección dejándolos anonadados con resultados excepcionales. La tercera alternativa, francamente, va a ser la postura más común entre los apasionados por el lean. Allman y Byrne tuvieron la suerte de acceder al cargo con experiencia, tener un fuerte apoyo de los líderes y propietarios de la firma y ser capaces de atraer a otros líderes lean apasionados, uno o más niveles por debajo de ellos. Pero incluso entonces, no tenían el control completo de la empresa. Si no hubiesen tenido éxito en mejorar la cuenta de resultados, rápidamente habrían perdido su apoyo. En ambos casos –Wiremold y Merillat– los líderes lean tuvieron la oportunidad única de llegar y transformar seriamente la empresa con el respaldo de la alta dirección. Tuvieron éxito en tanto en cuanto consiguieron y produjeron resultados asombrosos. Merillat es un proyecto en curso y no sabemos dónde estará dentro de diez años. La historia de Wiremold tomó un triste rumbo cuando la empresa fue adquirida por otra que no comprendía ni daba apoyo al lean. Sufrió un serio revés. Por otra parte, los sistemas lean todavía están allí y muchas personas los han adoptado como procedimientos operativos estándar. Algunos restos quedarán si los nuevos propietarios se dan cuenta de que la vitalidad de la empresa fue debida a la filosofía lean y deciden reconstruir aquello que dejaron que se degradase. Lamentablemente, muy pocos directores ejecutivos en la actualidad tienen el conocimiento necesario del lean thinking que se necesita para iniciar y apoyar una empresa lean. La mayoría de las empresas necesitará una reforma más radical llevada a cabo por nuevos líderes ejecutivos que sepan cómo sacar provecho del modelo Toyota. Hasta entonces, los «verdaderos creyentes» del lean tienen que esforzarse al máximo para crear, paso a paso, modelos lean de los que puedan aprender los ejecutivos. Pero independientemente del enfoque, se necesitará tiempo hasta que los nuevos líderes comprendan el lean y para que el viejo sistema y la cultura evolucione más allá del terreno del despilfarro de los «lotes y colas» del pasado. Incluso dentro de Toyota, Convis advierte: El modelo Toyota y su cultura creo que lleva, como mínimo, diez años para hacerse cargo de la realidad y aplicar un estilo de dirección tal como pensamos que habría de ser. No sé cómo puede uno llegar a Toyota y en tres o cuatro años tenerlos en su corazón y en su espíritu, con un profundo conocimiento. Seis sigma, herramientas lean y lean sigma: ¿sólo un montón de herramientas? Hay muchos enfoques de «herramientas» para la mejora de las empresas. Un programa muy popular, que General Electric adoptó con gran éxito, es seis sigma, una extensión de la Gestión Total de la Calidad (TQM). Seis sigma se refiere a la meta de 3,4 defectos por millón de unidades producidas2 y se enfoca a la formación de green belts, black belts y master black belts3. La formación comprende sesiones teóricas sobre las herramientas y un proyecto que pretende ahorrar 100.000 dólares o más. Finalmente, antes de obtener el diploma, se hace una presentación del proyecto a la alta dirección. Al mismo tiempo que se extendía seis sigma, las empresas también fueron aplicando selectivamente varias herramientas lean en fabricación, con un cierto nivel de éxito. Mientras seis sigma se enfocaba en mejorar los procesos –por ejemplo, buscar el origen de los problemas de calidad o de paro en un centro de mecanizado y aplicar contramedidas para arreglarlo– lean se enfocaba a todo el flujo de valor y en crear un flujo entre las operaciones con valor añadido. Resulta evidente que podemos relacionar seis sigma, que mejora los procesos individuales, con lean, que mejora las conexiones entre procesos. Recientemente ha nacido un nuevo híbrido, lean sigma. No creo que las herramientas lean o las herramientas seis sigma o un matrimonio de ambas convierta una empresa en una empresa lean que aprende. El siguiente ejemplo de una empresa en la que trabajé muy estrechamente, clarificará mi preocupación acerca de seis sigma, las herramientas lean y lean sigma. El presidente ejecutivo de un gran proveedor de componentes del sector de automoción quería el programa seis sigma por el gran éxito de GE y Jack Welch. Trabajó con un grupo de directivos sénior y ejecutivos para elegir los consultores adecuados para impartir la formación y determinar cuántos black belts certificados seis sigma serían necesarios. El líder del equipo razonaba que universitarios recién graduados con un expediente muy bueno serían los más adecuados para aprender los sofisticados métodos estadísticos que forman parte de seis sigma y decidió reclutar a brillantes jóvenes estrellas para llegar a ser black belts. Los reclutaron agresivamente, ofreciendo un bonus de cinco dígitos y un automóvil nuevo cuando completasen el programa seis sigma y alcanzasen el ahorro de dólares requerido. Ni que decir tiene que atrajeron algunos jóvenes de primer nivel. Desgraciadamente, estos jóvenes contratados tenían muy poca, por no decir ninguna, experiencia en fabricación y llegaron a unas fábricas con muchos años de antigüedad con la misión de «arreglar los procesos», cuando esas fábricas habían estado operando durante décadas con una cultura bien establecida. Se extendió la voz acerca de los tremendos incentivos de los recién contratados, lo que hizo que algunos directivos e ingenieros se cuestionaran por qué debían ayudar a estos «jóvenes» a completar con éxito un proyecto cuando no había ninguna recompensa para ellos. Los empleados con afinidad por el lean se quejaban de que proyectos que se habían transformado en proyectos seis sigma en realidad eran proyectos lean: células, pull, etcétera. En mi opinión, al tratar lean y seis sigma como dos juegos de herramientas y organizar luego una situación en la que grupos de la empresa se enfrentaron para decidir cuál era el juego de herramientas más grande y mejor, la empresa creó un programa de mejoras que fracasó por completo. En este caso en particular, hubo tanto malestar con los grandes incentivos de los recién contratados para seis sigma, además de la impresión de que empleados experimentados les habían ayudado realmente, que al final la dirección terminó por no entregar ningún automóvil. Finalmente, la empresa transformó a empleados normales en black belts adicionales. Aún quedó una tensión incomoda entre lean y seis sigma, especialmente con entusiastas lean internos que contemplaban seis sigma sólo como un juego de herramientas. Y los directores de planta se preguntaban qué hacer con los jóvenes black belts cuando necesitasen cambiarlos a puestos de trabajo operativos, ya que sus salarios eran demasiado elevados para situarlos en niveles menores que, en realidad, eran más adecuados para su experiencia. No estamos diciendo que la empresa debería arrojar las herramientas seis sigma o lean. Ambas son juegos de herramientas extremadamente poderosas, pero en el fondo son simplemente herramientas. Lo que se ha de explicar una y otra vez a las empresas es que las herramientas lean representan solamente un aspecto de la amplia filosofía del modelo Toyota. Parece que ésta es la lección más difícil de transmitir a las empresas que quieren implantar el lean. La figura 22-2, basada en la presentación de un director de Toyota (Glenn Uminger), compara el mito del TPS, considerado como un conjunto de herramientas que permite hacer mejoras a corto plazo en la fábrica, con el verdadero TPS como base de una filosofía de gestión total de la empresa. En realidad, la formación de «expertos» internos en seis sigma y lean sirve para reforzar esa orientación superficial a las herramientas de una amplia mayoría de empresas. En la siguiente sección, veremos cómo Toyota ha tutorizado a sus asociados internacionales de cinco a diez años para proporcionarles una profunda comprensión del modelo Toyota. Incluso Convis dice que necesitó diez años de vivencias en Toyota para empezar a comprender y que todavía está aprendiendo. Pero las empresas que buscan los beneficios del TPS y seis sigma, por lo general forman empleados durante una o dos semanas, les piden que desarrollen un proyecto y luego los ungen como expertos. Figura 22-2. El mito versus la realidad del TPS. Mito: Lo que no es el TPS Una receta tangible para el éxito Un programa o proyecto de gestión Un juego de herramientas para su implementación Sólo un sistema para el workshop de producción Implementable en un plazo corto o medio Realidad: Lo que es el TPS Una forma consistente de pensar Una filosofía de gestión total Focalizado en la satisfacción total del cliente Un entorno de trabajo en equipo y de mejora Una búsqueda interminable de un mejor método Calidad incorporada en el proceso Un lugar de trabajo organizado, disciplinado Evolutivo Por qué es tan difícil cambiar la cultura El cambio cultural es un tema complejo por derecho propio y es el tema base de muchos libros. Esto se hizo muy evidente para Toyota en sus esfuerzos por globalizarse en los años ochenta. Para Toyota, la globalización no significaba comprar capacidad en otros países. Globalización significaba exportar la cultura Toyota para construir divisiones autónomas que reprodujeran el ADN de Toyota en otros países. ¿Qué es cultura? Hay muchas definiciones, pero una cosa es segura: lo que se ve y oye cuando se realiza un recorrido por primera vez en una empresa sólo son manifestaciones superficiales de la cultura. La figura 22-3 representa la visión de la cultura TPS como un iceberg. Lo que muchos visitantes de Toyota y de sus filiales ven en una visita son características superficiales como los kanban, una tasa alta de sugerencias de empleados, suelos limpios, muchos gráficos y ayudas visuales, células y equipos. La pregunta más habitual que he oído cuando acompaño a grupos que visitan plantas de Toyota es: «¿Cómo recompensan a su personal para conseguir que estén tan involucrados?» Un sistema de recompensas en sí mismo es una manifestación superficial de cultura. Es una herramienta de recursos humanos –algo fácil de manipular y solamente la punta del iceberg. Debajo de la superficie está la cultura del modelo Toyota. De hecho, Toyota utiliza un enfoque de «libro de texto» para desarrollar su cultura. Edgar Schein, uno de los líderes en el análisis y comprensión de la cultura, define la cultura del siguiente modo:4 Figura 22-3. Modelo iceberg del TPS. El patrón de supuestos básicos que un grupo determinado ha inventado, descubierto o desarrollado al aprender a enfrentarse con sus problemas de adaptación externa e integración interna, y que ha elaborado lo suficiente para considerarlo válido y, por lo tanto, ser enseñado a nuevos miembros como la manera correcta de percibir, pensar y sentir en relación con estos problemas. Ésta es una descripción notablemente apropiada para la cultura del modelo Toyota en varios aspectos: 1. La profundidad del modelo Toyota va al nivel de los supuestos básicos sobre la forma más efectiva de «percibir, pensar y sentir» en relación con los problemas. Aspectos como genchi genbutsu, reconocer el despilfarro, una consideración concienzuda al tomar una decisión y focalizarse en la supervivencia a largo plazo de Toyota son el ADN de Toyota. 2. El modelo Toyota fue «inventado, descubierto y desarrollado» a lo largo de décadas por directivos e ingenieros de Toyota con talento, como Ohno, que «aprendieron a enfrentarse con sus (los de Toyota) problemas de adaptación externa e integración interna». La historia de Toyota es muy importante porque explica los retos y el contexto que llevaron a la resolución activa de problemas en el workshop, no teóricos, sino problemas de arriba abajo. 3. El modelo Toyota es explícitamente «enseñado a los nuevos miembros». De hecho Toyota realiza seminarios sobre el modelo Toyota, pero es una parte limitada del proceso de aprendizaje. El modelo Toyota es enseñado explícitamente en la manera en que debe transmitirse la cultura –a través de la acción en el trabajo día a día donde los líderes modelan el estilo–. Como Jane Beseda de Toyota Sales explicaba: El modelo Toyota encaja con todo lo que ellos (los miembros del equipo) hacen cada hora del día. Están inmersos en esta cultura y en esta filosofía. Estamos siempre haciendo proyectos kaizen. Es parte de nuestra identidad. Con respecto a este punto tercero, Toyota, en Japón, contrata a casi la mayoría de sus nuevos empleados entre recién titulados, en algunos casos del instituto técnico de Toyota City, donde los estudiantes empiezan a aprender el modelo Toyota mientras aún van a la escuela. Toyota es su primer trabajo… y, generalmente, el último. Por lo tanto, no tienen que desaprender prácticas pasadas de otras empresas con enfoques conflictivos. Hay aspectos del modelo Toyota que, de hecho, están entrelazados con la cultura japonesa, que es relativamente homogénea. Por ejemplo, hansei, hourenso, kaizen y nemawashi son característicos de empresas japonesas importantes y no peculiares de Toyota. Podemos contemplar la globalización de Toyota como una lección para aprender cuánto se tarda en construir una cultura. Cuando Toyota en los años ochenta, empezó seriamente la globalización, principalmente en Estados Unidos, se dio cuenta pronto del reto de crear el modelo Toyota en una cultura que era muy distinta a muchos de sus valores. El enfoque de Toyota para extender la cultura hacia las operaciones globales ha sido muy intenso y muy costoso. El esfuerzo más intensivo se ha realizado en el mayor mercado de Toyota fuera del Japón, Norteamérica. En este caso: 1. A todos los directores sénior de Estados Unidos se les asignaron coordinadores japoneses. Los coordinadores tenían dos tareas: coordinar con Japón, donde hay desarrollos tecnológicos continuamente y enseñar, mediante tutorías diarias, el modelo Toyota a los empleados de Estados Unidos. Cada día es un día de formación, con retroalimentación inmediata, conformando el pensamiento y el comportamiento de los empleados americanos. 2. Toyota organizó viajes a Japón, que resultaron ser una de las formas más potentes para influenciar la conciencia cultural de los empleados americanos. En el capítulo 7 analizamos la importancia de enviar líderes de grupo y representantes sindicales de NUMMI al Japón y trabajar en las fábricas de Toyota. 3. Toyota utilizó los sistemas técnicos del TPS, o la capa de «proceso» del modelo Toyota, para ayudar a reforzar la cultura que intentaba construir. Por ejemplo, analizamos cómo la fabricación en tamaño de lotes grandes con muchos inventarios apoya la cultura occidental de apagar fuegos a corto plazo, ignorando los problemas en el sistema. Por medio de la creación de flujo a lo largo de las operaciones, usando el TPS y el desarrollo de producto lean en sus operaciones en el extranjero, Toyota está ayudando a cambiar este comportamiento y a conformar la cultura que intenta alimentar. 4. Toyota desplazó ejecutivos sénior para sembrar el ADN de Toyota en los nuevos líderes americanos. Empezó con directivos de Japón y ha evolucionado a directivos que se formaron en Norteamérica, como Gary Convis y Jim Press. Para Toyota, el viaje no está terminado. Toyota está adaptando continuamente su cultura a las condiciones locales. Por ejemplo, a continuación figuran las adaptaciones del Toyota Technical Center (TTC) en Ann Arbor, Michigan: 1. Ser más flexibles con las horas de trabajo. Los ingenieros de Toyota en Japón han trabajado, históricamente, el tiempo necesario, tanto si eran 15 horas al día, noches y fines de semana. El TTC se ha vuelto más flexible, hasta el punto de introducir sistemas de tiempo flexibles. 2. Recompensas basadas en el rendimiento. Tradicionalmente, Toyota en Japón paga una gran proporción del salario en bonos semestrales, que están ligados al rendimiento de la empresa, no al rendimiento personal. En TTC se ha desarrollado un sistema de incentivos individuales basados en el rendimiento. 3. Los eventos hansei en el TTC han sido modificados para proporcionar más retroalimentación, además de críticas y oportunidades de mejora. Las empresas que se muevan hacia el lean no tienen que enviar sus empleados a Japón para aprender su cultura, pero necesitarán hacer serias inversiones a largo plazo para formar y cambiar su cultura para que los empleados puedan adoptar y utilizar muchos de los principios del modelo Toyota. Estuve personalmente involucrado en un ejemplo esperanzador de un verdadero cambio de cultura, cuando en enero de 2000, mi colega Jeff Rivera y yo empezamos como consultores en la planta de montaje de Ford en Cuautitlan, en las afueras de Ciudad de México. El emplazamiento tenía cuatro líneas de montaje en una planta, que hacían cuatro tipos diferentes de vehículos, desde pequeños automóviles hasta camiones y furgonetas y cerca de 9.000 componentes. Parecía más una ciudad de recambios de automóvil que una planta de montaje, con los componentes entrando una vez a la semana a través de la frontera. Nos centramos en el flujo de materiales. Utilizamos workshops kaizen para conseguir que los equipos de la planta reorganizasen los componentes y las herramientas para una mejor presentación y eficiencia. Después continuamos con los sistemas pull para suministrar componentes a la línea desde un supermercado de componentes. A los operarios les gustaba y en cada caso hubo grandes mejoras de eficiencia. Los responsables de lean internos estuvieron muy comprometidos con el proceso. Pero encontramos resistencia continua en la dirección de la planta que no veía ningún ahorro en la reducción de mano de obra directa. Como resultado, una vez se terminaron los workshops hubo poca actividad de seguimiento. Cuando Ford empezó a tener dificultades financieras, se llevó productos de la planta. En otoño de 2001, había rumores de que Ford iba a cerrarla. Con el tiempo, los coordinadores internos de lean que habíamos entrenado fueron despedidos. Temí que sería el fin de la historia. Más tarde, en otoño de 2002, supe que los expertos del Sistema de Producción de Ford (FPS), acudieron a visitar la planta de Cuautitlan. Milagrosamente, la planta se había convertido en un modelo del FPS, una versión de TPS. Los operarios estaban muy involucrados en la mejora continua y la planta estaba rindiendo a uno de los niveles más altos en Norteamérica. Debido al alto nivel de calidad y eficiencia en Cuautitlan, Ford le proporcionó a la planta nuevos productos para fabricar. ¿Cómo ocurrió este repentino cambio a FPS? 1. Cuando hubo rumores de cierre de la planta, el director de producción para Ford en México, que nos había contratado y creía decididamente en el TPS, se dio cuenta de que tenía que introducirlo con mayor detalle. 2. Contrató a un nuevo equipo directivo, incluyendo al asistente del director de planta de Hermosillo, México, que tenía conocimientos de TPS. (La planta de Hermosillo fue creada originalmente por Mazda, empleando un sistema de producción similar al del TPS.) 3. La planta de Cuautitlan empezó a enfocarse en un cambio cultural, no simplemente en herramientas FPS y listas de control. Esto incluyó una formación obligatoria para todos los directores sobre las disciplinas clave de FPS y un control. Los directores que suspendieron el control fueron despedidos. A los directivos que aprobaron se les pidió que implantasen lo que habían aprendido. 4. La dirección utilizó eficazmente el despliegue efectivo de políticas (hoshin), incluyendo su publicación en un sistema basado en una web, de manera que cada uno supiera sus objetivos. El rendimiento se controló diariamente, así que cada problema que se presentaba era inmediatamente llevado al nivel de gestión apropiado para efectuar una acción inmediata. En otras palabras, fue un proceso de arriba abajo con poder real. La dirección fue adoptando un enfoque más duro del que Toyota había tenido en sus operaciones en Estados Unidos. Pero eso era necesario en un entorno que había crecido con una cultura complaciente y que necesitaba un cambio radical de cultura. La dirección fue cambiando la cultura mediante la alineación de los objetivos, las mediciones y los sistemas visuales para reforzar diariamente el comportamiento apropiado. Trece consejos para la transición de su empresa a una empresa lean Podemos aprender muchísimo de las pocas empresas que hay ahí afuera que están dirigidas por líderes lean con experiencia y talento que han tenido un verdadero éxito al efectuar cambios a nivel cultural. Está claro que hay una variedad de distintas maneras de hacerlo. En Wiremold, el presidente ejecutivo, Art Byrne, empezó liderando él, personalmente, los eventos kaizen para zarandear la organización con cambios radicales en áreas con grandes oportunidades. Keith Allman en Merillat adoptó un doble enfoque. Contrató algunos agentes de cambio lean, jóvenes y con talento, para que trabajasen silenciosamente en la creación de líneas de modelos (se analiza más abajo). Para el resto de la empresa él dio, personalmente, cursos de lean y de herramientas específicas que quería implementasen en el primer año (empezó con las 5S). Todos los años incorporaba un nivel adicional de herramientas y de gestión del cambio, formando a los empleados en esta dirección, mientras introducía objetivos de gestión ligados a la implementación de las herramientas. Trajeron a la empresa expertos de primer nivel en estas materias para que enseñaran otras herramientas, como el mapa del flujo de valor y el trabajo estandarizado. A pesar de sus diferentes enfoques, ambos líderes lean empezaron inmediatamente con acciones en los flujos de valor clave. En la planta de fabricación, esto implica a los workshops. En una organización de desarrollo de producto, se refiere al proceso de desarrollo de productos. En un banco se relaciona con los procesos clave del negocio que afectan a la cuenta de resultados, como son las transacciones de préstamos. A continuación se presentan trece consejos generales sobre lo que funciona a la hora de hacer la transición de una compañía a una empresa lean: 1. Empiece con acciones en el sistema técnico; siga rápidamente con el cambio cultural. La mayor parte de las empresas que intentan una transformación lean se focalizan en el «proceso» del modelo 4P y éste es, de hecho, el enfoque correcto, ya que los sistemas técnicos impulsan los comportamientos del modelo Toyota, tales como aflorar los problemas que los empleados han de aprender cómo resolver. Pero los sistemas sociales y técnicos del TPS están entrelazados; si una empresa quiere cambiar la cultura, debe desarrollar verdaderos líderes lean que puedan reforzar y liderar el cambio cultural. La mejor manera que tiene la empresa para desarrollarlo es mediante acciones para mejorar los flujos de valor clave de la empresa, apoyadas por líderes comprometidos que refuercen el cambio cultural. Los líderes deben estar involucrados en la confección del mapa de valor y la transformación en el workshop para que puedan aprender a ver el despilfarro. 2. Aprenda haciéndolo primero y formando después. He estado involucrado en muchos arranques corporativos de lean y alguien inevitablemente dirá: «Antes de empezar con todos estos cambios radicales, necesitamos informar a las personas de lo que estamos haciendo mediante cursos de formación.» Esto ha llevado a elaborar programas de formación corporativos con presentaciones en PowerPointTM. Desgraciadamente uno no puede caminar hacia el lean mediante diapositivas. El modelo Toyota se aprende con la práctica. Creo que en las primeras etapas de la transformación lean debería haber, al menos, un 80% de práctica y un 20% de formación e información. La mejor formación es la formación seguida de la práctica inmediata… o la práctica seguida de formación inmediata. El enfoque Toyota para la formación es poner a las personas en situaciones difíciles y dejarlas que resuelvan la manera de salir del problema. 3. Empiece con pilotos de flujos de valor para demostrar el lean como un sistema y proporcione un modelo de «vaya y vea». En el capítulo 17 aprendimos acerca de las líneas modelo que el Toyota Supplier Support Center implementa para enseñar lean en las empresas. Dentro de un flujo de valor, definido por una familia de productos, se crea un modelo. Por modelo, quiero decir implementar el sistema completo de herramientas y finalmente de prácticas de recursos humanos, de modo que los otros empleados de su empresa puedan ir y ver el lean en acción sin que tengan que irse a otra empresa. Para una planta, esto normalmente significa crear una línea lean de producto, empezando por la recepción de materiales y terminando con el producto acabado. En una organización de servicio, es un proceso completo de negocio desde el inicio hasta el fin dentro de los límites de la empresa. La línea de modelo «vaya y vea» debería ser un proyecto singularmente enfocado con mucha atención de la dirección y muchos recursos para que sea un éxito y una lección modelo para el compromiso directivo. 4. Utilice mapas del flujo de valor para desarrollar visiones del estado futuro y ayudarle a «aprender a ver». En el capítulo 21, analizamos cómo el mapa del flujo de valor permite mostrar claramente, en forma de diagrama, los flujos de material y de información. Cuando se desarrolla el mapa del estado actual, el mapa del estado futuro y el plan de acción para su implementación, siempre recomiendo utilizar un grupo multifuncional que conste de directores que puedan autorizar recursos y de operarios que sean parte del proceso cuyo mapa se va a dibujar. El equipo aprende a ver el despilfarro en el estado actual y, en el estado futuro, se llega a conclusiones acerca de cómo aplicar las herramientas y la filosofía lean. He dedicado muchísimas horas a debatir con personas acerca de si se puede aplicar el lean a su situación, en particular en el caso de que no tengan los altos volúmenes y los procesos repetitivos de Toyota. Nunca he tenido tal debate en un workshop de mapas de flujo de valor porque hacer un mapa crea un lenguaje y una herramienta para que el equipo escoja realmente un proceso específico, vea el despilfarro, desarrolle la visión lean y la aplique a ese proceso en concreto. El mapa de flujo de valor debería aplicarse a familias de productos específicas que se transformarán inmediatamente. Conozco muchos casos en los que la alta dirección encargó hacer el mapa de la planta entera y de todos sus productos y el resultado fue una gran cantidad de papel con el flujo de valor sobre las paredes de la sala de conferencias. 5. Use workshops kaizen para enseñar y hacer cambios rápidos. Tal como se describió en el capítulo 21, el workshop kaizen es una herramienta social extraordinaria, que permite a un equipo multifuncional hacer cambios en una semana que, de otra manera, podrían prolongarse durante meses. Es crítico seleccionar las personas adecuadas para el equipo, así como reservar tiempo para estas personas y darles mucho apoyo directivo. Lo que marcará la diferencia de lo que logrará es utilizar un facilitador experimentado y con talento que tenga profundos conocimientos de las herramientas y de la filosofía lean, y un problema específico que tratar. Sin embargo, el workshop kaizen no se ha de convertir en un fin en sí mismo. En muchas empresas, el «esfuerzo lean» se centra en tener numerosos workshops: cuantos más mejor. Esto lleva al «kaizen puntual» –resolver problemas individuales sin arreglar el flujo de valor clave–. Los workshops kaizen se utilizan mejor como herramientas para implementar mejoras específicas guiadas por un mapa de flujo de valor del estado futuro. 6. Organícese alrededor de los flujos de valor. En la mayoría de las empresas, la dirección está organizada por procesos o funciones. En una fábrica, hay un director del departamento de pintura y un director del departamento de mantenimiento. En un banco puede haber un director de procesamiento de órdenes, un director para el cumplimiento de órdenes, un director de reclamaciones de clientes, etcétera. En otras palabras, los directores son propietarios de las etapas en el proceso de crear valor para el cliente, pero nadie es responsable del flujo de valor. En Lean Thinking, Womack y Jones recomiendan crear directores para el flujo de valor que tengan una responsabilidad total sobre el flujo de valor y que puedan responder ante el cliente. En la planta de Delphi que se describe al final de este capítulo, han llevado a cabo una organización en torno a cinco familias de producto. Cada familia de producto (flujo de valor) tiene su propio director y un control de todos los recursos necesarios para hacer el cuadro de mandos de un camión – incluyendo el mantenimiento, la ingeniería y la calidad–. En la segunda edición de Lean Thinking (2003), esta organización fue descrita como de tipo matricial donde todavía hay jefes de departamento, pero también directores de flujo de valor, muy similares a los directores de proyecto en Toyota. El mensaje sigue siendo el mismo: alguien con verdaderas habilidades de liderazgo y profundo conocimiento del producto y proceso debe ser responsable del proceso de crear valor para el cliente y debe ser responsable ante el cliente. 7. Hágalo obligatorio. Si una empresa mira la transformación lean como algo interesante para hacer cuando sobre tiempo o de manera voluntaria, simplemente no se hará. Ya vimos que la transformación en Cuautitlan fue el resultado de un cambio de la dirección, que pasó de recomendar el lean a hacerlo obligatorio, con consecuencias para quien no compartiera la idea. 8. Una crisis puede desencadenar un movimiento lean, pero no tiene por qué ser necesaria para dar un giro a una empresa. Tal como vimos en Cuautitlan, es cierto que un barco que se hunde, moviliza a la dirección y a los empleados haciendo que se tomen más en serio el lean. Pero, por otro lado, Wiremold y Merillat no estaban en el tajo, y sin embargo la alta dirección proactivamente lideró la mejora. Lo importante es que el liderazgo lean se enfoque hacia un aprendizaje a largo plazo. 9. Sea práctico e identifique oportunidades con un gran impacto financiero. A lo largo del libro he puesto énfasis en que Toyota se orienta a la mejora de procesos, confiando en que esto le reportará mejoras en sus resultados financieros. Sin embargo, cuando una empresa no cree en la filosofía lean de todo corazón, es especialmente importante conseguir algunos resultados importantes. Seleccionando la familia de producto adecuada y, con un conocimiento experimentado lean, un esfuerzo serio tiene cerca del 100% de posibilidad de conseguir mejoras enormes y visibles que impresionen a cualquier ejecutivo. 10. Realinee las métricas con una perspectiva de flujo de valor. La sentencia «uno consigue lo que mide» se ha convertido en una verdad absoluta en muchas empresas. Pero Toyota utiliza las métricas de manera diferente a cómo lo hacen la mayoría de empresas. Son una herramienta general para seguir el progreso de la empresa y una herramienta clave para la mejora continua. En la mayoría de empresas, en cambio, son principalmente herramientas para el control del coste a corto plazo, para directivos que no comprenden lo que están gestionando. Por ejemplo, hay empresas que siguen los ratios de trabajadores indirectos/directos y reprenden a los que tienen ratios desfavorables. Para hacer que el ratio sea bueno hay que tener muchos trabajadores directos y tenerlos ocupados haciendo cosas, aunque estén sobreproduciendo o haciendo tareas con despilfarro. Crear el rol de líder de equipo para dar apoyo, como en la estructura de Toyota, significa deteriorar este ratio y enfilar el camino hacia el desempleo. Por lo tanto, el primer paso es eliminar las métricas que no sean lean y que crean confusión entre aquellos que están invirtiendo seriamente en mejorar la excelencia operativa. El siguiente paso es medir varias métricas del flujo de valor desde el plazo de entrega hasta los niveles de inventarios y el porcentaje de calidad a la primera, y tratar estas métricas tan seriamente como la productividad del trabajo y otras métricas de coste a corto plazo. 11. Construya basándose en la cultura de su empresa para desarrollar su propio modo de trabajar. Toyota tiene su propio modo. Usted tiene que tener su modo. Cuando Toyota trabaja con empresas para enseñarles TPS, insiste en que las empresas desarrollen su propio sistema. Está bien tomar prestado algunas ideas del modelo Toyota y recomiendo adoptar los principios básicos expuestos en este libro. Pero usted necesita ponerlo en su lenguaje de una manera que encaje en su negocio y en su contexto técnico. El modelo Toyota evolucionó por medio de algunos líderes inspirados que proporcionaron una herencia cultural muy rica. Su empresa probablemente también tenga una rica herencia. Una gran mayoría de nuevas empresas fracasan dentro de los tres primeros años. Si está leyendo este libro esperando mejorar su empresa, lo más probable es que sea uno de los supervivientes. Alguien hizo algo bien hecho para llevarle hasta este punto. Construya sobre ello. Cuando empezamos a trabajar para Ford para ayudarles a desarrollar el Sistema de Producción de Ford, celebramos seminarios para la alta dirección y distribuimos copias del libro de Henry Ford, Today and Tomorrow. Este libro inspiró a generaciones de directivos en Toyota, sin embargo sorprendentemente pocos directivos de Ford se habían leído el libro. Construya sobre la herencia de su empresa para identificar dónde se sostiene. 12. Contrate o desarrolle líderes lean y diseñe un sistema de sucesión. En el capítulo 15 hemos analizado lo que representa ser un líder en Toyota. Los líderes deben comprender completamente, creer en y vivir «el modo» de la empresa. Todos los líderes deben comprender detalladamente el trabajo y saber cómo involucrar a las personas. Si desde arriba no se impulsa la transformación, ésta no ocurrirá. 13. Utilice expertos para enseñar y conseguir resultados rápidos. En Japón la palabra «sensei» se emplea con cierta reverencia para referirse al profesor que domina el tema. Cuando la empresa está intentando algo por primera vez, necesita un sensei para proporcionar asistencia técnica y consejo sobre la gestión del cambio. Este «profesor» ayudará a facilitar la transformación, a conseguir resultados rápidos y a mantener el impulso creador. Pero un buen profesor no lo hará todo por usted. Si quiere una organización lean, necesita conseguir conocimiento lean en su empresa, ya sea contratando expertos con un mínimo de cinco años de experiencia lean o contratando expertos externos como consultores. Un experto, sea interno o externo, puede arrancar rápidamente el proceso educando a través de la acción, pero para desarrollar una empresa lean que aprenda necesita crear expertos internos, ejecutivos, expertos en mejoras y líderes de grupo, que crean en la filosofía y extiendan el lean a través de la organización a lo largo del tiempo. Después de todo cuanto queda dicho, la pregunta es: ¿puede una empresa transformar y sostener la cultura para llegar a ser una organización lean que aprende? Si una empresa puede mantener el liderazgo continuamente, no veo razón para que no pueda beneficiarse de la implementación de su versión de los principios del modelo Toyota. No será fácil. Los obstáculos habituales pueden ser la resistencia de directivos de alto nivel que no comprenden, directivos que desean ensayar herramientas lean pero no comprometidos a seguirlas en profundidad, una reorganización directiva que pasa de líderes comprometidos con el lean a directivos contrarios a él, un mercado decepcionante o la venta de la empresa. Hemos mencionado también que puede haber barreras culturales para seguir el modelo Toyota. Hay una letanía de rasgos culturales diferentes entre japoneses, norteamericanos, franceses, alemanes, etcétera. Por ejemplo, vimos que las filosofías subyacentes en el hansei que Toyota considera necesarias para el kaizen están enraizadas en la educación japonesa. Y hay algunas evidencias de que para los asiáticos es más natural hacer genchi genbutsu y observar las cosas con mayor detalle. Sin embargo, el modelo Toyota está funcionando y prosperando dentro de las filiales de Toyota alrededor del mundo aunque con gran inversión de tiempo y energía de Toyota para desarrollar su cultura única. Y el modelo Toyota está evolucionando para adaptarse a otras culturas, haciendo probablemente a Toyota una empresa aún más fuerte. Aun cuando hay bastantes incertidumbres y desafíos, mi consejo es que empiece adoptando su versión de los principios del modelo Toyota. Tal como ha visto en este libro, es muy viable y hay éxitos que emular. Si Toyota es un ejemplo, las recompensas y resultados compensarán de sobras el gran esfuerzo requerido. Usted será simplemente el mejor en su negocio porque estará utilizando la excelencia operativa como un arma estratégica. Un caso de estudio: transformación de Delphi a la cultura lean Delphi era una división de General Motors que llevaba a cabo la producción de componentes para GM. Los costes eran elevados y la calidad no era competitiva. En mayo de 1999, General Motors la segregó como empresa aparte y la denominó «Delphi». De momento, siguió con la elevada estructura de costes de GM, incluyendo un convenio con la UAW que obligaba a salarios más altos que los de otros proveedores de componentes. Casi inmediatamente después de que Delphi saliese a bolsa, J. T. Battenberg, presidente de Delphi, estuvo totalmente de acuerdo en crear el Sistema de Fabricación de Delphi, basado en los principios del TPS. John Shook y otros antiguos directivos de Toyota ayudaron a Delphi en su transformación. Aunque se tardaron años en penetrar la cultura sindicalista de estas antiguas divisiones de GM, las piezas empezaron poco a poco a moverse juntas y se evolucionó desde la aplicación de herramientas aisladas de la construcción de sistemas, a transformar la cultura de Delphi hacia una empresa lean. Los salarios negociados con la UAW no se pudieron reducir, pero hubo oportunidades para mejorar la productividad, así como mejoras de calidad, ahorros de espacio y de inventarios. Una de las muchas anécdotas de éxito en Delphi fue su planta en Adrian, Michigan, que hacía paneles de instrumentos para camiones ligeros. Adrian competía con la fábrica de bajo coste y alta calidad que Delphi tenía en México. En cierto momento de los años noventa, se hizo evidente que la planta estaba en la lista de «arréglala, véndela o ciérrala» ya que no era rentable. Pero la planta decidió luchar por su supervivencia y vio en el Sistema de Fabricación Delphi su único camino para tener éxito. Cuando visité la planta, en verano de 2002, fabricaban al día 6.000 paneles de instrumentos para automóviles, para siete plantas de GM, lo que era menos de la mitad de su capacidad. La planta había efectuado muchos cambios lean, siendo uno de los más espectaculares la eliminación del sistema aéreo de transporte. Había media milla de cadena de transportador aéreo motorizado, por la que circulaban estos paneles llevando una tonelada de inventario. Además, como estaba arriba en el techo, podía ser ignorada con facilidad. Los problemas se ocultaban allí. Como parte del mapa de flujo de valor del estado futuro, decidieron desmontarla. La eliminación de este transportador aéreo liberó a cuatro personas de mantenimiento que sólo se dedicaban a mantenerlo en funcionamiento. Fueron reasignados al mantenimiento preventivo de la planta. Se reorganizó el ensamblaje de paneles de instrumentos en células por familias de producto. Se implantaron kanbans para controlar el flujo de componentes desde el moldeado al montaje y de las piezas compradas hasta la línea. Se instalaron varios dispositivos ingeniosos a prueba de error para reducir los defectos. Se instalaron sistemas andon de modo que los operarios pudiesen pedir ayuda. El lugar se limpió y reorganizó mediante el programa 5S. El material empezó a fluir y los costes empezaron a descender. La introducción del heijunka (programación de la producción nivelada) en la planta representó un hito en la transformación lean. Anteriormente, se producían grandes lotes de cada modelo de panel. Esto contribuía a grandes acumulaciones de inventarios y a un caos general en la planta. Cuando se implementó el flujo unitario en la planta, todavía se trabajaba en lotes y no había forma de controlar el programa errático del cliente, que variaba espectacularmente en volumen y variedad de un día a otro. Con la ayuda de un consultor lean que había trabajado en Toyota, se implementó heijunka para controlar la producción y suavizar estos picos y valles. La planta mantenía un pequeño almacén de productos acabados (paneles) y los reponía basándose en un sistema visual: se usaba una gran caja con ranuras (heijunka box) para programar la producción del día, con los cambios necesarios para los diferentes productos a lo largo del día. Cada 26 minutos, un pedido de componentes se sacaba de la caja de heijunka y según lo que indicaba la tarjeta, los paneles de instrumentos se cargaban en un tren de carros, lo que disparaba la programación para hacer más paneles. Para apoyar esto, los tiempos de cambio se redujeron espectacularmente y al final permitían cuatro cambios de color al día. Quizá más importante que la implementación de estas herramientas TPS, haya sido que toda la planta fue reorganizada en unidades funcionales para cinco flujos de valor, cada uno enfocado a una familia particular de paneles de instrumentos –la mayoría a medida del cliente y del tipo de camión–. Todos los operarios responsables de producir un panel de instrumentos, desde la materia prima hasta los productos acabados, dependían de un director de producción de flujo de valor. Los directores de producción se fueron de las oficinas principales y se reubicaron en la fábrica dentro de su flujo de valor. Mantenimiento, que estaba ubicado en la periferia de la planta, fue reasignado y físicamente reubicado dentro del flujo de valor. Las principales funciones de apoyo para cada flujo de valor se situaron en una matriz. Por ejemplo, los especialistas de calidad fueron asignados a determinados flujos de valor pero dependiendo también del director de calidad. El resultado fue un cambio, desde la estricta maximización de la producción de los departamentos individuales y una cultura de señalar acusadoramente con el dedo, a maximizar las entregas y la calidad de los flujos de valor. En 1986, la planta había iniciado un programa de resolución de problemas en equipos. Fue un desastre. Había múltiples líderes y los diferentes departamentos tenían preocupaciones diferentes, a menudo con propósitos diferentes. Llegaron a ser sesiones para ventilar las quejas y al final hubo pocas acciones. Cuando la planta tomó el enfoque lean, la mejora de procesos descansó mucho sobre el mapa de flujo de valor como una herramienta de visión. Utilizando el mapa de flujo de valor para mostrarlo visualmente, cada una de las cinco organizaciones de flujo de valor creó su visión a 90 días. Basándose en el nuevo mapa de flujo de valor a 90 días, se creó un plan detallado de acción con asignaciones y fechas previstas. Un equipo multifuncional en cada flujo de valor se reuniría cada semana para valorar el progreso en la implementación del plan. La resolución de problemas llegó a unificarse y se enfocó en una visión compartida. Cada trimestre actualizaban el mapa del estado futuro para llevarlo al siguiente nivel de lean. En cada área de fabricación se situaron paneles donde colocar las métricas actualizadas. Las métricas, definidas por el Sistema de Fabricación Delphi, se enfocaban hacia características lean tales como productividad (piezas/hora trabajo), coste de producto, calidad a la primera, tiempo de ciclo de proceso total, efectividad global del equipo (medición del tiempo de utilización del equipo), tiempo de respuesta andon y chatarra. En cada flujo de valor, había objetivos trimestrales de mejora específicos para estas métricas. Dado que las mediciones se llevaban a cabo por flujos de valor y la planta se organizó de este modo, todos los recursos estaban a cargo de un director de flujo de valor para mejorar el proceso. Solamente con la mejora de la calidad a la primera en el proceso de pintado, el ahorro fue de 2 millones de dólares al año. Una métrica distinta para la planta global media eran las mejoras de productividad de trabajo directo, indirecto y asalariado. Llegaron a ser habituales las mejoras de dos dígitos de productividad anual. Antes de la transformación lean la planta estaba perdiendo dinero cada mes; en menos de dos años lean, la planta tenía beneficios de unos 2 millones de dólares al mes. Actualmente, si se hace una visita a la fábrica, puede uno quedarse sorprendido al percatarse de que su guía es un operario, un representante sindical o, quizás, incluso, el controller de la planta. Todas estas personas parecen intercambiables y, a menudo, se hace difícil de decir quién es quién. Todos hablan el mismo idioma del DMS y de la mejora del flujo de valor. Al parecer han impresionado a su mayor cliente, General Motors. Según Mike Schornack, que dirigía la fábrica y jugó un papel decisivo liderando la transformación lean (abril de 2003): La semana pasada nos dieron muy buenas noticias. A la planta de Adrian le han concedido la fabricación del panel de instrumentos GMT-900. Éste sustituye al actual panel y será la fabricación de paneles más grande del mundo. No me cabe la menor duda de que hemos ganado este negocio por nuestra transformación lean. Antes de concedernos el negocio hubo muchas visitas de GM a nuestras instalaciones. Todos los grupos quedaron impresionados con la planta, las métricas y la actitud positiva de nuestras personas. ¡El sistema realmente funciona! ¡Buena suerte en su viaje! Agradecimientos Este libro es el producto de 20 años de estudio de Toyota. Gran parte de este trabajo se realizó bajo los auspicios del JTMP, de la universidad de Michigan, Ann Arbor, del cual soy actualmente el director. Este programa se inició en 1991 con una generosa aportación de la oficina de investigación científica de las fuerzas aéreas estadounidenses (AFOSR), aunque en realidad empezó gracias a la visión del senador Jeff Bingaman de Nuevo México. El senador Bingaman trabajó tras el telón para conseguir la financiación de programas universitarios como el mío para aprender de Japón, enviar estudiantes técnicos allí y aprovechar los conocimientos aprendidos en los Estados Unidos. A finales de los ochenta y principios de los noventa, el desequilibrio en la «balanza de la formación» era enorme con una gran parte de la formación que partía de Estados Unidos hacia Japón y muy poca que volvía. Esto ocurría por muchas razones, una de ellas era que Estados Unidos no querían escuchar. El éxito fenomenal de compañías como Toyota nos despertaron, y también Toyota ha contribuido por su parte en modificar el balance en el intercambio de formación. Toyota ha sido remarcablemente abierta en compartir sus fuentes de preeminencia competitiva con el resto del mundo. Una decisión histórica fue la de Eiji Toyoda en 1982 cuando, él como director ejecutivo, junto con Shoichiro Toyoda, presidente, aprobaron el acuerdo con GM para crear Nummi, una joint-venture para fabricar automóviles, con la intención específica de enseñar el modelo Toyota a GM. Eso significó compartir la joya de la corona de Toyota, el famoso sistema de producción de Toyota (TPS), con su principal competidor global. Otro hito importante en abrir el TPS al mundo fue la decisión de crear el centro de apoyo de proveedores de Toyota en 1992, con el propósito de enseñar el sistema de producción de Toyota a las compañías estadounidenses creando modelos de trabajo en plantas de todo tipo de industria. Yo personalmente me beneficié de esta generosa apertura. Desafortunadamente, no puedo agradecer individualmente a las muchas personas de Toyota que amablemente accedieron a largas entrevistas y revisaron fragmentos de este libro con esmero. Pero algunas personas fueron particularmente influyentes en mi aprendizaje del modelo Toyota. Entre éstas incluyo (los cargos son en el momento de la entrevista): Bruce Brownlee, Director General, Planificación corporativa y relaciones externas del Toyota Technical Center –mi enlace principal para este libro. Jim Olson, Vicepresidente Sénior, Toyota Motor Manufacturing North America –quien respaldó el libro desde el principio y animó a toda la empresa a participar en él. Jim Wiseman, Vicepresidente, Toyota Motor Manufacturing, North America –quien me introdujo en el TPS. Irv Miller, Vicepresidente del Grupo, Toyota Motor Sales –quien me abrió las puertas al mundo de las ventas y distribución en Toyota. Fujio Cho, Presidente de Toyota Motor Company –quien compartió su pasión por el modelo Toyota. Gary Convis, Presidente de Toyota Motor Manufacturing, Kentucky y Managing Officer de Toyota –quien me ha ayudado a comprender el proceso de aprender las profundidades del modelo Toyota para un americano. Toshiaki (Tag) Taguchi, Presidente y director general de Toyota Motor North America –quien me ha ayudado a comprender el modelo Toyota en las ventas. Jim Press, Executive Vicepresidente y Chief Operating Officer de Toyota Motor Sales, USA –quien me ha adentrado en la filosofía del modelo Toyota. Al Cabito, Vicepresidente del Grupo, Administración y Ventas, Toyota Motor Sales, USA –quien me ayudó en la comprensión de la estrategia de Toyota de fabricación bajo pedido. Tadashi (George) Yamashina, Presidente, Toyota Technical Center, USA –quien me introdujo al hourensou y me permitió una mejor comprensión del Genchi genbustsu. Kunihiko (Mike) Masaki, ex Presidente, Toyota Technical Center – quien me dio muchísimas oportunidades de adentrarme en Toyota para estudiar el modelo Toyota. Dave Baxter, Vicepresidente, Toyota Technical Center –quien dedicó muchas horas a explicarme el sistema de desarrollo de producto Toyota y su filosofía subyacente. Ed Mantey, Vicepresidente, Toyota Technical Center –él es un ingeniero prueba viviente de que Toyota puede entrenar a ingenieros americanos para que entiendan el modelo Toyota. Dennis Cuneo, Vicepresidente Sénior, Toyota Motor North America – quien me condujo por su experiencia en NUMMI y me ayudó a comprender el compromiso social de Toyota. Dick Mallery, Partner, Snell and Wilmer –quien me describió con pasión cómo un abogado puede ser transformado por el modelo Toyota. Don Jackson, Vicepresidente, Producción, Toyota Motor Manufacturing, Kentucky –quien me explicó y demostró qué quiere decir respetar y hacer partícipes a los trabajadores de la planta. Glenn Uminger, Assistant General Manager, Business Management & Logistics Production Control, Toyota Motor Manufacturing, North America, Inc –quien me explicó cómo un contable de Toyota pudo desarrollar un TPS de apoyo para las oficinas y después liderar la logística de Norteamérica pasándoselo bien en todos los procesos. Teruyuki Minoura, ex Presidente, Toyota Motor Manufacturing, North America –que me encantó con sus historias reales sobre el aprendizaje del TPS junto a su maestro Taiichi Ohno. Steve Hesselbrock, Vicepresidente Operations, Trim Masters –quien me habló generosamente sobre sus años de aprendizaje para ser uno de los mejores proveedores de Toyota. Hiyoshi Imaizumi, Presidente Trim Masters –quien me explicó la verdadera historia de ser un proveedor de Toyota en Japón. Ichiro Suzuki, ex ingeniero en jefe del Lexus –quien me enseñó cómo es un superingeniero. Takeshi Uchiyamada, Director de gestión Sénior y ex ingeniero en jefe del Prius –quien me enseñó qué es liderar un proyecto revolucionario (Prius) trabajando con las personas. Jane Beseda, GM y VP North American Parts Operations –quien me orientó en la manera Toyota de ver las tecnologías de la información y la automatización de forma que se me encendieran las bombillas sobre algunos aspectos. Ken Elliott, Service Parts Center National Manager –quien compartió conmigo su historia al construir la cultura del modelo Toyota en un nuevo centro de distribución de piezas. Andy Lund, Program Manager, Sienna, Toyota Technical Center – quien me explicó aspectos del traslado de la cultura de Toyota desde Japón hasta Estados Unidos desde la perspectiva de un americano que creció en Japón. Jim Griffith, Vicepresidente, Toyota Technical Center –quien, siempre con humor, corrigió mis errores de comprensión y modificó mi forma de comprender el modelo Toyota. Chuck Gulash, Vicepresidente, Toyota Technical Center –quien, en una prueba de conducción, me enseñó «atención al detalle» en la evaluación de un vehículo. Ray Tanguay, Presidente, Toyota Motor Manufacturing, Canada – quien me mostró que la innovación en tecnología y el TPS pueden ir de la mano. Tengo una deuda especial con John Shook, antiguo directivo de Toyota que ayudó a poner en marcha a Nummi, el centro técnico de Toyota, y el centro de apoyo de proveedores de Toyota. John ha dedicado su carrera a entender el modelo Toyota. Él trajo su pasión a la universidad de Michigan donde se nos unió durante unos años como director de nuestro JTMP, y continúa hoy siendo un líder en la comunidad lean. John fue mi mentor en el TPS, me enseñó los principios básicos y luego, mientras se desarrollaba mi conocimiento, me dio las lecciones más sofisticadas de la filosofía del modelo Toyota. La mayor parte de este libro fue escrito en 2003, cuando tuve el privilegio de pasar un invierno, que fue muy frío en la costa este, en el soleado y cálido Phoenix, visitando a mi antiguo estudiante y ahora profesor Tom Choi, de la Universidad estatal de Arizona. Con un precioso despacho privado sin ventanas, y golf por la tarde, fue el clima perfecto para escribir. La aventura de esos cuatro meses con mi amada esposa Deborah y mis hijos Jesse y Emma se quedarán en la memoria para siempre. Este libro mira más allá del sistema de producción de Toyota, incluyendo la logística de las piezas y la gestión de la cadena de suministro. Mi comprensión de la «logística lean» ha sido enormemente mejorada por la investigación financiada por el SFTIP (Sloan Foundation’s Trucking Industry Program), dirigido por mi gran amigo y colega Chelsea (Chip) White del instituto de tecnología de Georgia. Finalmente, he obtenido muchísima ayuda en la edición y en la redacción. Cuando mi editor me informó de que el libro doblaba la extensión permitida, llamé preso del pánico a mi antiguo editor, Gary Peurasaari, para que me ayudara. Él puso su magia en todas las páginas del libro, reorganizando el contenido donde era necesario, pero más importante aún, y siguiendo el modelo Toyota, eliminó muchas palabras de desperdicio, dándoles nueva vida con un verdadero valor añadido. Ha sido más un compañero en la redacción que un editor. También de Richard Narramore, el editor de McGraw-Hill que me propuso escribir el libro, y me guió a través de una segunda gran revisión llevando al libro hasta un nuevo nivel. Es una gran contribución al modelo Toyota la de estas dos personas enfrascadas en el libro día y noche, trabajando concienzudamente para encontrar las palabras adecuadas para escribir esta preciosa filosofía de la gestión. Bibliografía Referencias por capítulos Prefacio Liker, Jeffrey K. (Ed.). Becoming Lean: Inside Stories of U.S. Manufacturers. Portland, Productivity Press, 1997. Sobek, Durward K., II, Jeffrey K. Liker y Allen C. Ward. «Another Look at How Toyota Integrates Product Development.» Harvard Business Review, vol. 76, n.º 4, julio-agosto de 1998, págs. 36-50. Ward, Allen C., Jeffrey K. Liker, John J. Cristiano y Durward K. Sobek II. «The Second Toyota Paradox: How Delaying Decisions Can Make Better Cars Faster.» Sloan Management Review, vol. 36, n.º 3, primavera de 1995, págs. 43-61. Capítulo 1 Ohno, Taiichi. Toyota Production System: Beyond Large-Scale Production. Portland, Productivity Press, 1988. Womack, James P. y Daniel T. Jones. Lean Thinking: Banish Waste and Create Wealth in Your Corporation. Nueva York: Simon & Schuster, 1996. Womack, James R, Daniel T. Jones y Daniel Roos. The Machine That Changed the World: The Story of Lean Production. Nueva York: Harper-Perennial, 1991. Capítulo 2 Ford, Henry. Today and Tomorrow. Portland, Productivity Press, 1988. Fujimoto, Takahiro. The Evolution of a Manufacturing System at Toyota. Nueva York: Oxford University Press, 1999. Reingold, Edwin. Toyota: People, Ideas, and the Challenge of the New. Londres: Penguin Books, 1999. Smiles, Samuel. Self-Help: With Illustrations of Character, Conduct, and Perseverance. Nueva York: Harper & Brothers, 1860. Publicado como Self-Help (Peter W. Sinnema, editor). Nueva York Oxford University Press, 2002. Toyoda, Eiji. Toyota: Fify Years in Motion. Tokyo: Kodansha International, 1987. Womack, James E. y Daniel T. Jones. Lean Thinking: Banish Waste and Create Wealth in Your Corporation. Nueva York: Simon & Schuster, 1996. Womack, James E, Daniel T. Jones y Daniel Roos. The Machine That Changed the World: The Story of Lean Production. Nueva York: HarperPerennial, 1991. Capítulo 3 Womack, James E. y Daniel T. Jones. Lean Thinking: Banish Waste and Create Wealth in Your Corporation. New York: Simon & Schuster, 1996. Capítulo 5 Reingold, Edwin. Toyota: People, Ideas, and the Challenge of the New. Londres: Penguin Books, 1999. Capítulo 6 Itazaki, Hideshi. The Prius That Shook the World: How Toyota Developed the World’s First Mass-Production Hybrid Vehicle. Tokyo: The Kikkan Kogyo Shimbun, Ltd., 1999. Ward, Allen C, Jeffrey K. Liker, John J. Cristiano, y Durward K. Sobek II, «The Second Toyota Paradox: How Delaying Decisions Can Make Better Cars Faster,» Sloan Management Review, vol. 36, n.º 3, primavera de 1995, págs. 43-61. Capítulo 7 Cusumano, Michael A. The Japanese Automobile Industry: Technology and Management at Nissan and Toyota. Cambridge, MA: Council on East Asian Studies/Harvard University Press, 1985. Dyer, Jeffrey H. «How Chrysler Created an American Keiretsu.» Harvard Business Review, vol. 74, n.º 4, julio-agosto de 1996. Shook, John. Presentación en la 8th Annual Lean Manufacturing Conference, University of Michigan, Dearborn, 6-8 de mayo de 2002. Capítulo 8 Emiliani, Bob, David Stec, Lawrence Grasso y James Stodder. Better Thinking, Better Results: Using the Power of Lean as a Total Business Solution. Kensington, CT: Center for Lean Business Management, 2002. Ohno, Taiichi. Toyota Production System: Beyond Large-Scale Production. Portland, OR: Productivity Press, 1988. Capítulo 9 Rother, Mike y John Shook. Learning to See: Value Stream Mapping to Add Value and Eliminate Muda. Brookline, MA: Lean Enterprises Institute, Inc, 1999. Capítulo 10 Ohno, Taiichi. Toyota Production System: Beyond Large-Scale Production. Portland, OR: Productivity Press, 1988. Capítulo 11 Ward, Allen C, Jeffrey K. Liker, John J. Cristiano y Durward K. Sobek II. «The Second Toyota Paradox: How Delaying Decisions Can Make Better Cars Faster.» Sloan Management Review, vol. 36, n.º 3, primavera de 1995, págs. 43-61. Capítulo 12 Adler, Paul S. «Building Better Bureaucracies.» Academy of Management Executive, 13, 1999, págs. 36-49. Burns, Tom y George M. Stalker. The Management of Innovation. Nueva York: Oxford University Press, 1994. Ford, Henry. Today and Tomorrow. Portland, Productivity Press, 1988. Huntzinger, Jim. «The Roots of Lean: Training Within Industry: The Origin of Kaizen.» Target, vol. 18, n.º 1, Primer cuatrimestre 2002. Imai, Masaaki. Kaizen: The Key to Japan’s Competitive Success. Nueva York: McGraw-Hill, 1986. Ohno, Taiichi. Toyota Production System: Beyond Large-Scale Production. Portland, Productivity Press, 1988. Sobek, Durward K., II, Jeffrey K Liker y Allen C. Ward. «Another Look at How Toyota Integrates Product Development.» Harvard Business Review, vol. 76, n.º 4, julio-agosto de 1998, págs. 36-50. Taylor, Frederick W. Scientific Management. Nueva York: Harper and Brothers, 1947. Capítulo 13 Hirano, Hiroyuki. 5 Pillars of the Visual Workplace: The Sourcebook far 5S Implementation. Portland, Productivity Press, 1995. Liker, Jeffrey K. (Ed.). Becoming Lean: Inside Stories of U.S. Manufacturers. Portland, Productivity Press, 1997. Capítulo 14 Bolles, Richard Nelson. What Color Is Your Parachute? A Practical Manual for Job-Hunters and Career-Changers. Edición revisada. Berkeley: Ten Speed Press, 2003. Toyoda, Eiji. «Creativity, Challenge and Courage,» Toyota Motor Corporation, 1983. Capítulo 15 Clark, Kim B. y Takahiro Fujimoto. Product Development Performance: Strategy, Organization, and Management in the World Auto Industry. Boston: Harvard Business School Press, 1991. Cusumano, Michael A. y Kentaro Nobeoka. Thinking Beyond Lean: How Multi-Project Management Is Transforming Product Development at Toyota and Other Companies. Nueva York: Free Press, 1998. Womack, James P, Daniel T. Jones y Daniel Roos. The Machine That Changed the World: The Story of Lean Production. Nueva York: HarperPerennial, 1991. Capítulo 16 Blanchard, Ken, Donald Carew y Eunice Parisi-Carew. The One Minute Manager Builds High Performing Teams. Revised edition. Nueva York: William Morrow, 2000. Capítulo 17 Ahmadjian, Christina L. y James R. Lincoln. «Keiretsu, Governance, and Learning: Case Studies in Change from the Japanese Automotive Industry.» Organization Science, vol. 12, n.º 6, noviembre-diciembre de 2001, págs. 683-701. Dyer, Jeffrey H. Collaborative Advantage: Winning Through Extended Enterprise Supplier Networks. Nueva York: Oxford University Press, 2000. Itazaki, Hideshi. The Prius That Shook the World: How Toyota Developed the World’s First Mass-Production Hybrid Vehicle. Tokyo: The Kikkan Kogyo Shimbun, Ltd., 1999. Karlin, Jennifer. Defining the Lean Logistics Learning Enterprise: Examples from Toyota’s North American Supply Chain. Tesis doctoral no publicada, University of Michigan, Ann Arbor, septiembre de 2003. Capítulo 18 Begley, Sharon. «East Versus West: One Sees Big Picture, Other Is Focused.» The Wall Street Journal, 28 de marzo de 2003. Nisbett, Richard E. The Geography of Thought: How Asians and Westerners Think Differently… and Why. Nueva York: Free Press, 2003. Capítulo 19 Ward, Allen C, Jeffrey K. Liker, John J. Cristiano y Durward K. Sobek II. «The Second Toyota Paradox: How Delaying Decisions Can Make Better Cars Faster.» Sloan Management Review, vol. 36, n.º 3, primavera de 1995, págs. 43-61. Capítulo 20 Scholtes, Peter R. The Leader’s Handbook. Nueva York: McGraw-Hill, 1998. Senge, Peter M. The Fifih Discipline: The Art and Practice of the Learning Organization. Nueva York: Doubleday, 1990, pág. 1. Capítulo 21 Drogosz, John D. «Applying Lean Above the Factory Floor.» Journal of Ship Production, vol. 18, n.º 3, agosto de 2002, págs. 159-166. Morgan, James M. High Performance Product Development: A Systems Approach to a Lean Product Development Process. Tesis doctoral, University of Michigan, 2002. Rother, Mike y John Shook. Learning to See: Value Stream Mapping to Add Value and Eliminate Muda. Brookline, MA: Lean Enterprises Institute, Inc, 1999. Capítulo 22 Card, Orson Scott. Prentice Alvin: The Tales of Alvin Maker, Book Three. Londres: Orbit Books, 1989. Emiliani, Bob, David Stec, Lawrence Grasso y James Stodder. Better Thinking, Better Results: Using the Power of Lean as a Total Business Solution. Kensington, CT: Center for Lean Business Management, 2002. Goetsch, David L. y Stanley B. Davis, Quality Management: Introduction to Total Quality Management for Production, Processing, and Services. Cuarta edición. Upper Saddle River, NJ: Prentice Hall, 2003. Liker, Jeffrey K. y Keith Allman. «The Donnelly Production System: Lean at Grand Haven.» Jeffrey K. Liker (Ed.), Becoming Lean: Inside Stories of U.S. Manufacturers. Portland, OR: Productivity Press, 1998, págs. 201-246. Womack, James P. y Daniel T. Jones. Lean Thinking: Banish Waste and Create Wealth in Your Corporation. Nueva York: Simon & Schuster, 1996. Bibliografía adicional recomendada Akoa, Yoshi. Hoshin Kanri: Policy Deployment for Successful TQM. Productivity Press, 1991. Bolles, Richard Nelson. What Color Is Your Parachute?, Berkeley: Ten Spead Press, 2003. (Publicado en lengua española con el título ¿De qué color es su paracaídas?, por Ediciones Gestión 2000. N. del E.) Dyer, Jeffrey H. Collaborative Advantage: Winning Through Extended Enterprise Supplier Networks. Nueva York: Oxford University Press, 2000. Emiliani, Bob, David Stec, Lawrence Grasso y James Stodder. Better Thinking, Better Results: Using the Power of Lean as a Total Business Solution. Kensington, CT: The Center for Lean Business Management, 2002. Ford, Henry. Today and Tomorrow, Portland, Productivity Press, 1988. Fujimoto, T. The Evolution of a Manufacturing System at Toyota. Nueva York: Oxford University Press, 1999. Hirano, Hiroyuki. 5 Pillons of the Visual Workplace. Portland: Productivity Press, 1995. (Publicado en lengua española con el título 5 pilares de fábrica visual, por Tecnologías de Gerencia y Producción. N. del E.) Imai, Masaki. Gemba Kaizen: A Commonsense, Low-Cost Approach to Management. Nueva York: McGraw-Hill, 1997. Kotter, John P. Leading Change. Boston, MA: Harvard Business School Press, 1996. (Véase, del mismo autor, Qué hacen los líderes, publicado por Ediciones Deusto. N. del E.) Liker, Jeffrey (Ed.). Becoming Lean: Inside Stories of U.S. Manufacturers. Portland: Productivity Press, 1997. Monden, Yasuhiro. The Toyota Management System. Portland, OR: Productivity Press, 1993. Monden, Yasuhiro. Toyota Production System: An Integrated Approach to Just-In-Time. Norcross, GA: Engineering and Management Press, 1998. (Véase, del mismo autor, El just in time hoy en Toyota, publicado por Ediciones Deusto. N. del E.) Ohno, Taichi. The Toyota Production System: Beyond Large Scale Production. Portland, OR: Productivity Press, 1988. (Publicado en lengua española con el título El sistema de producción de Toyota por Ediciones Gestión 2000. N. del E.) Rother, Michael y John Shook. Learning to See: Value Stream Mapping to Add Value and Eliminate Muda. Brookline, MA: Lean Enterprise Institute, 1999. Womack, James E. y Daniel T. Jones. Lean Thinking: Banish Waste and Create Wealth in Your Corporation. Nueva York: Simon & Schuster, 2003. (Publicado en lengua española con el título Lean thinking: cómo utilizar el pensamiento lean para eliminar los despilfarros y crear valor en la empresa, por Ediciones Gestión 2000. N. del E.) Womack, James P., Daniel T. Jones y Daniel Roos. The Machine That Changed The World: The Story of Lean Production. Nueva York: HarperPerennial, 1991. Notas Capítulo 2 1 De un discurso en la inauguración de la planta de Toyota de Koromo. 2 Un sucinto e informativo trabajo de la historia del sistema de producción de Toyota se puede encontrar en el libro de Takahiro Fujimoto, The Evolution of a Manufacturing System at Toyota (Nueva York: Oxford University Press, 1999). Algunos de los hechos de este capítulo están basados en este libro. 3 Aún hoy, una de las mejores y más sorprendentes lecturas del sistema de producción de Toyota, es el propio libro de Taiichi Ohno, Toyota Production System: Beyond Longe-Scale Production (Portland, OR: Productivity Press, 1988). 4 Actualmente kaizen significa «cambio a mejor» y puede ser referido a grandes o pequeños cambios, o a cambios incrementales. A causa de la tendencia de las compañías occidentales de focalizarse en innovaciones rompedoras y su debilidad en la mejora continua y las pequeñas mejoras, éste ha sido el objetivo de la formación kaizen a las compañías occidentales. A veces el término kaikaku es usado para referirse a cambios más grandes o revolucionarios. Capítulo 3 1 El concepto de valor añadido y de no valor añadido está ampliamente explicado por James P. Womack y Daniel T. Jones en Lean Thinking (1996). Ellos introdujeron la perspectiva de valor añadido que es la esencia del pensamiento lean, basado en el sistema de producción de Toyota. 2 De un documento interno de Toyota, no publicado, Alta calidad en la seguridad: Kanban y Just-in-time, por Taiichi Ohno. Capítulo 5 1 De hecho, el entusiasmo renovado era muy contagioso. En algunos momentos, las prestaciones del Camry y de otros vehículos llegaron a tener los costes fuera de control. El Jefe de Ingeniería de Toyota tomó de nuevo las riendas, rediseñando prestaciones al nivel requerido, a la vez que estandarizando piezas para recortar costes. Éste fue uno de los beneficios de la posterior reorganización de Toyota en centros de vehículos, con responsables de centros de vehículos, tal y cómo se comenta en el próximo capítulo. Es también otro ejemplo de como de Toyota es una organización del aprendizaje. Capítulo 6 1 El caso del Prius está basado en una entrevista con Takeshi Uchiyamada, ingeniero jefe del Prius original, y en un libro sobre el Prius escrito por un periodista japonés, The Prius That Shook the World: How Toyota Developed the World’s First Mass-Production Hybrid Vehicle, por Hideshi Itazaki, traducido por A. Yamada y M. Ishidawa (Tokio: The Kikkan Kogyo Shimbun, Ltd., 1999). 2 Allen C. Ward, Jeffrey K. Liker, John J. Cristiano, y Duward K. Sobek II, «The Second Toyota Paradox: How Delaying Decisions Can Make Better Cars Faster», Sloan Management Review, vol. 36, n.º 3, primavera de 1995, págs. 43-61. 3 John L. Bloomberg, carta electrónica, 29 de septiembre de 2003. Capítulo 7 1 Automotive Intelligence News, www.autointell.com, 12 de junio de 2002. Capítulo 8 1 Para un análisis detallado de Wiremold y su transformación , ver Bob Emiliani, David Stec, Lawrence Grasso y James Stodder, (Kensington, CT: Center for Lean Business Management, 2002). 2 El workshop kaizen fue liderado por Jeffrey Rivera, antiguo consultor lean sénior con Optiprise, Inc., y Eduardo Lander, mi estudiante de doctorado en la Universidad de Michigan. Capítulo 10 1 Toyota nunca despediría o degradaría a los operarios desplazados por mejoras de productividad. Este ahorro de costes a corto plazo crearía malestar contra la empresa e impediría que el resto de empleados cooperasen en iniciativas futuras de kaizen. Toyota siempre busca trabajo alternativo de valor añadido para los operarios desplazados por mejoras de producción. 2 Toyota Production System. 3 Toyota Production System. 4 Toyota Production System. Capítulo 11 1 Toyota Production System. 2 Esta cita es una paráfrasis de las muchas ocasiones en que he oído a Russ Scaffede contar esta historia. 3 Señor Russ (N.deT.). 4 Éste es un principio clásico del Principio 12: Vaya y véalo usted mismo para comprender a fondo la situación (genchi genbutsu). En la actualidad hay muy pocas compañías que sean dirigidas por un presidente que visite el taller y dé una lección filosófica, como los paseos que daban Hill Hewlett y Dave Packard diariamente por la empresa Hewlett Packard hace décadas, a fin de conversar personalmente con sus ingenieros, y que denominaban «dirección mediante darse un paseo» (MBWA= Management By Walking Around). 5 Toyota Production System. 6 Citado de The Toyota Way, Toyota Motor Company, abril 2001. 7 Toyota Production System. 8 Toyota Production System. 9 Toyota Production System. Capítulo 12 1 TWI (Training Within Industry). 2 Toyota Production System. Capítulo 13 1 Toyota Production System. 2 Toyota Production System. Capítulo 14 1 Toyota Production System. 2 CATIA = Computer Aided Three-dimensional Interactiva Application. Capítulo 15 1 Jim Collins, Good to Great (New York: Harper Business, 2001). (Publicado en lengua española con el título Empresas que sobresalen por Ediciones Gestión 2000. N. del E.) 2 Michael A. Cusumano y Kentaro Nobeoka, Thinking Beyond Lean: How Multi-Project Management is Transforming Product Development at Toyota and Other Companies (Nueva York: Free Press, 1998). 3 Impreso con la autorización de The Free Press, una División de Simon & Schuster Adult Publishing Group, del libro Thinking Beyond Lean: How Multi-Project Management is Transforming Product Development at Toyota and Other Companies de Michael A. Cusumano y Kentaro Nobeoka. Copyright © 1998 Michael A. Cusumano y Kentaro Nobeoka. Capítulo 16 1 El directivo de Un Minuto. 2 El directivo de Un Minuto crea equipos de alto rendimiento. Capítulo 17 1 Fuente: Roben Sherefkin y Julie Cantwell Armstrong, «Suppliers Prefer Japanese», Automotive News, 12 de mayo de 2003, págs. 1 y 50. 2 Nishiguchi, T. y A. Beaudet, «The-Toyota Group and the Aisin Fire», Sloan Management Review, otoño de 1998, págs. 49-59. 3 Jennifer Karlin, Defining the Lean Logistics Learning Enterprise: Examples from Toyota’s North American Supply Chain, tesis doctoral no publicada, Universidad de Michigan, Ann Arbor, septiembre de 2003. 4 División de Consultoría en Dirección de Operaciones. 5 Centro de Apoyo a los Proveedores de Toyota. 6 Comité de Mejora de Proveedores. SIC suena en inglés igual que SICK = enfermo, de ahí el juego de palabras de los japoneses. (N. de T.) Capítulo 18 1 La geografía del pensamiento: Cómo los asiáticos y los occidentales piensan de modo distinto… y por qué. 2 Sharon Begley, «East Versus West: One Sees Big Picture, Other Is Focused», The Wall Street Journal, 28 de marzo de 2003. Capítulo 19 1 1 galón = En Estados Unidos 3,78 litros. (N. de T.) 2 Plan, Do, Check y Act en inglés. Capítulo 20 1 Thomas Y. Choi y Jeffrey K. Liker, «Bringing Japanese Continuous Improvement Approaches to U.S. Manufacturing: The Roles of Process Orientation and Communications», Decision Sciences, vol. 26, n.º 5, septiembre-octubre de 1995. Capítulo 21 1 Canada Post Corporation. 2 Este material está basado en el trabajo que inicialmente hice al aplicar lean a los procesos de negocio en la Society of Automative Engineers (Sociedad de Ingenieros de Automoción) con mi socio John Drogosz de Optiprise, Inc. 3 El caso de la placa de identificación es una modificación del artículo de mi socio John Drogosz, «Applying Lean Above the Factory Floor», Journal of Ship Production, vol. 18, n.º 3, agosto de 2002. Capítulo 22 1 Collins, J. Good to Great, Nueva York: Harper Business, 2001. (Publicado en lengua española con el título Empresas que sobresalen, por Ediciones Gestión 2000.) 2 En realidad, Seis Sigma calcula estadísticamente la posibilidad de 0,002 fallos por millón o un defecto en cada cinco millones de unidades producidas. Pero Motorola adoptó el convenio de 3,4 partes por millón (David L. Goetsch y Stanley B. Davis, Quality Management: Introduction to Total Quality Management for Production, Processing, and Services [Upper Saddle River, NJ: Prentice Hall, 2003]). 3 Cinturones verdes, cinturones negros y másters de cinturones negros: denominación de los expertos en seis sigma según su nivel de formación. (N. de T.) 4 Edgar H. Schein, «Coming to a New Awareness of Organizational Culture», en James B. Lau y Abraham B. Shani, Behavior in Organizations (Homewood, IL: Irwin, 1988), págs. 375-390. Las claves del éxito de Toyota Jeffrey K. Liker No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea éste electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito del editor. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (Art. 270 y siguientes del Código Penal). Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita reproducir algún fragmento de esta obra. Puede contactar con CEDRO a través de la web www.conlicencia.com o por teléfono en el 91 702 19 70 / 93 272 04 47 © del diseño de la portada, El taller interactivo, S.L. © McGraw-Hill, 2004. Todos los derechos reservados © de la traducción: Lluis Cuatrecases, 2006 © Editorial Planeta, S.A., 2019 © de esta edición: Centro de Libros PAPF, SLU. Gestión 2000 es un sello editorial de Centro de Libros PAPF, SLU. Av. Diagonal, 662-664 08034 Barcelona www.planetadelibros.com Primera edición en libro electrónico (epub): octubre de 2019 ISBN: 978-84-9875-454-4 (epub) Conversión a libro electrónico: Pablo Barrio