Subido por Sabrina Rojas

Textos argumentativos. T.P

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EDI 1 Alfabetización Académica para la Inclusión Educativa
Trabajo Práctico N°4: Textos argumentativos
Consigna Nº1
A continuación, se presentan textos argumentativos cuyo objeto de discusión es la inclusión
educativa. Identifique en cada uno la tesis o postura del autor y los argumentos.
tesis
argumentos
tesis adversa
argumentos adversos
refutación
Texto 1
El Universo, 12 de septiembre de 2019
Adriana Valle Chiriboga (psicóloga)
Educación e inclusión1
Quiero felicitar a este Diario como madre, mujer y profesional en el campo, por dar un espacio
importante al tema de la inclusión. Es que como sabemos, por ley, las escuelas y colegios
“están obligados a recibir a las personas con discapacidad, a crear los apoyos y adaptaciones
físicas, curriculares y de promoción adecuadas a sus necesidades y a procurar la capacitación
del docente”.
Tanto en nuestro país como en todo el mundo las aulas tienen como denominador común la
diversidad. La manera de aprender de cada estudiante es única y se ve afectada por una serie
de factores externos y propios del individuo. Por este motivo la escuela debe estar preparada
para dar una respuesta a las capacidades y necesidades de cada uno de los estudiantes de
manera colectiva. El rol del docente hoy es más importante que nunca y necesita además
directivos y líderes que lo respalden a ser reflexivos, proactivos y creativos y a utilizar una serie
de estrategias que rompan con el estándar y que comprometan a sus alumnos a aprender; de
tal forma que se conviertan en aprendices independientes capaces de enfrentar los retos
actuales y futuros. El camino hacia la inclusión ha sido labrado por instituciones y organismos
como Fasinarm y el equipo técnico de Concepción Maridueña de la Dirección Provincial de
Educación, entre otros, que fueron los pioneros de la educación especial en Ecuador y abrieron
las puertas para la inclusión. Pero hoy la inclusión educativa debe ser vista con nuevos lentes
que permitan la participación activa y el aprendizaje de todos en el aula regular, por lo que
además requiere de otro enfoque y respuesta del profesor. Una apertura a la reflexión y al
cambio en su práctica es imperativa, seguida de formación técnica y continua que le permitan
1
https://www.eluniverso.com/opinion/2019/09/12/nota/7513930/educacion-e-inclusion/
utilizar estrategias y herramientas dentro de la pedagogía inclusiva. Esto le permitirá aterrizar
los conceptos y entender el cómo lograr que todos sus estudiantes aprendan y lo demuestren.
Hoy tenemos algunas ofertas académicas, desde tecnologías hasta maestrías, que buscan
formar un profesional de la educación inclusiva. Además existe una propuesta de formación
docente en el enfoque de aprendizaje sostenible, que ha podido capacitar a 5.500 docentes del
fisco. Este enfoque de inclusión creado por tres expertas investigadoras australianas está
plasmado en cursos online con el grupo Alata y con colaboración académica de la Universidad
de Melbourne y aval de la Universidad Casa Grande. Esperamos seguir caminando hacia
equipar a profesores con herramientas y marcos de referencia efectivos para ser ‘responsivos’,
y así planificar su enfoque de enseñanza/aprendizaje para responder a la diversidad y a los
desafíos del siglo XXI.
Texto 2
El Mostrador, 10 de agosto de 2018
Inclusión educativa: aceptando las diferencias al interior de las aulas2
Por Cindy Aracena Rojas
La inclusión hace referencia a la forma en que las escuelas dan respuestas a la diversidad,
sin exclusión alguna. Se entiende por tanto que la diversidad implica atender en espacios
comunes diferencias de tipo cultural, socioeconómicas, intelectuales, entre otras, considerando
así la heterogeneidad como lo normal y donde el centro de la preocupación es el aprendizaje
de cada uno de sus estudiantes.
Es importante entonces reflexionar en torno a cuáles son las barreras que existen para
que niños y niñas accedan a aprendizajes significativos y lo más trascendental aún, reflexionar
y tomar medidas para eliminar o minimizar dichas barreras, ya que si se habla de escuela
sin exclusiones a priori se sabe que quienes acuden a ella tienen diferencias de todo tipo y que
a pesar de ello se debe luchar para que tenga la posibilidad de acceder a los aprendizajes, a
lo mejor de diferente manera, a lo mejor en tiempos diferentes.
Para crear condiciones en que funcionen escuelas para todos y todas resulta
fundamental transformar sistemas y políticas educativas, además del funcionamiento propio
de las escuelas y las prácticas docentes. Es necesario crear progresivamente condiciones que
permitan llevar a la práctica modelos de enseñanza que faciliten la participación y por sobre
todo los aprendizajes de los estudiantes. Cabe entonces preguntarse: ¿Qué competencias
queremos que nuestros estudiantes logren? ¿Qué cambios en el estilo de enseñanza se deben
producir? ¿Cómo debería orientarse el trabajo colaborativo al interior de las escuelas? ¿Qué
aspectos son importantes evaluar?
Gran desafío es avanzar hacia escuelas que den cabida a niños y niñas donde se valoren
sus diferencias y ellas se consideren como una oportunidad de aprendizaje para todos. El
primer paso para ello lo hemos de dar cuando aceptamos las diferencias al interior de las
aulas promoviendo el trato equitativo de quienes allí asisten, cuando asumimos la
2
https://www.elmostrador.cl/agenda-pais/2018/08/10/inclusion-educativa-aceptando-las-diferencias-al-i
nterior-de-las-aulas/
responsabilidad de un cambio, cuando nos comprometemos con el otro, todo a pesar de las ya
sabidas exigencias de nuestro sistema educativo.
Texto 3
Educación inclusiva: la trampa de la falta de formación docente3
La Nación, 3 de febrero de 2021
La educación inclusiva está cada vez más presente en los discursos de las autoridades públicas,
en los debates de la comunidad educativa y en las agendas de los medios de comunicación. Sin
embargo, al mismo tiempo que parece avanzar, tropieza una y otra vez con un argumento que
la obstaculiza: el de la falta de formación de las y los docentes.
En los últimos años, esta insuficiente preparación viene siendo una de las cuestiones más
invocadas para excluir a niñas y niños con discapacidad de las escuelas comunes. Con
frecuencia, se les dice a sus familias que la institución no tiene los recursos necesarios para
impulsar procesos de inclusión, y se les asegura que la mejor opción será un colegio especial.
No obstante, existen varias razones para dejar de naturalizar esta respuesta.
En primer lugar, la exclusión de las escuelas ordinarias está prohibida por el artículo 24 de la
Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPD), tratado internacional
ratificado por la Argentina hace más de 12 años. En el mismo sentido van múltiples
documentos elaborados por organismos especializados en educación y derechos humanos, que
establecen que negar la matrícula por motivos de discapacidad es un acto de
discriminación. Como afirma la Organización de las Naciones Unidas, no son nuestros
sistemas educativos los que tienen derecho a determinados tipos de niñas y niños. Es
justamente a la inversa.
Además, la inclusión en el ámbito escolar no es un trabajo que deba realizarse en soledad. Por
el contrario, debe concebirse como un proyecto colectivo y colaborativo, en el que participen
no solo docentes sino también personal directivo y de apoyo, estudiantes con y sin
discapacidad, y familias. Las experiencias de los países que avanzaron en el sentido indicado
por el artículo 24 de la CDPD muestran que educar en la diversidad debe ser una meta central
en los proyectos institucionales de las escuelas, un objetivo que interpele a cada uno de sus
trabajadores y trabajadoras, y un eje que aglutine todas las intervenciones que se dan en estos
espacios.
Es importante tener presente, a su vez, que el rechazo fundado en la falta de capacitación
esconde un prejuicio. Supone que todas las personas sin discapacidad constituyen un grupo
homogéneo, que aprende lo mismo, del mismo modo y al mismo tiempo, y que, por lo tanto,
pueden ser educadas satisfactoriamente sin necesidad de cambiar las estrategias de
enseñanza; y que aquellas con discapacidad aprenden menos y de formas "más complejas",
que nunca podrán ser abordadas por el sistema de educación general. Ambas ideas son falaces
y evidencian la subsistencia de la pedagogía normalizadora sobre la cual se ha edificado
nuestro modelo de escuela actual hace más de un siglo. Todas y cada una de las personas, con
y sin discapacidad, son sujetos únicos de aprendizaje y, como tales, tienen formas diversas de
3
https://www.lanacion.com.ar/opinion/educacion-inclusiva-trampa-falta-formacion-docente-nid2590370
/
construir conocimientos, habilidades y sentidos. Las instituciones educativas deberán
adaptarse a ellas si desean enseñar sin excluir ni estigmatizar.
Por otro lado, tal como demostraron distintas investigaciones realizadas en el campo de la
educación, si bien es imperioso modificar las currículas de formación docente, estos
profesionales ya cuentan con ciertas herramientas y saberes que les permiten promover
dinámicas de trabajo más inclusivas. En efecto, si ante los desafíos que se les plantean generan
espacios de intercambio con sus pares, exigen a las autoridades los recursos que necesitan y
exploran en las producciones académicas disponibles formas inclusivas de pensar los procesos
de enseñanza y aprendizaje, podrán eliminar varias de las barreras que las personas con
discapacidad enfrentan actualmente en el contexto educativo.
Al analizar la cuestión en profundidad, veremos también que este argumento encierra una
paradoja. Si las escuelas comunes no permiten el ingreso de estas niñas y niños, ¿cómo podrían
prepararse para educarlos? La labor de incluir supone conocer a los sujetos de aprendizaje, y
trabajar permanentemente con ellos para detectar sus fortalezas e identificar los obstáculos
que las intervenciones docentes están creando, sosteniendo o profundizando. Diversas
experiencias muestran que el trabajo con el alumnado con discapacidad estimula la
creatividad de los equipos escolares y fomenta el desarrollo de prácticas inclusivas.
No cabe duda de que construir un sistema educativo inclusivo no depende únicamente de
docentes y escuelas. Requiere asimismo un compromiso de la comunidad y,
fundamentalmente, un Estado presente, que adopte políticas públicas tendientes a crear
dispositivos de apoyo eficaces y a transferir recursos humanos y presupuestarios de la
modalidad especial a la regular. Pero también es cierto que la inexistencia de estas políticas no
justifica la segregación. Las escuelas comunes deben abrir sus puertas sin pretextos,
comprendiendo que la heterogeneidad propia de toda sociedad debe verse reflejada en las
aulas, y que son los abordajes homogeneizantes -y no las características de las personas- los
que producen exclusión. Deben dejar de preguntarse qué no pueden hacer las niñas y niños
con discapacidad para preguntarse qué condiciones y modos de enseñanza deben generar ellas
para asegurar su aprendizaje. Después de todo, a incluir se aprende incluyendo.
La autora es abogada, docente y coordinadora del programa de Derechos de las Personas
con Discapacidad de ACIJ
Texto 4
¿Es real la inclusión en las aulas?4
Educación 3.0, 15 de noviembre de 2018
Pilu Hernández Dopico, maestra de Educación Especial especializada en Audición y Lenguaje,
reflexiona acerca del grado de inclusión en los centros educativos.
Empecemos con un repaso por cómo ha evolucionado la Educación Especial en nuestro país.
Hace muchos años, allá por la década de los 40 del siglo pasado, se daba la exclusión de los
niños con necesidades educativas especiales. No tenían centros a los que acudir. Luego,
llegaron los 60 y los 70: aparecieron los centros de educación especial y con ellos la
segregación porque estos estudiantes podían acudir a un centro, pero no a uno ordinario.
4
https://www.educaciontrespuntocero.com/opinion/inclusion-en-las-aulas/
En los años 90, aquellos con determinadas características ya podían estar en los centros
ordinarios pasando, eso sí, por el Dictamen de Escolarización. Se trataba de una evaluación
que hacían los orientadores con tan solo ver al niño unas tres o cuatro veces, y en su mano
estaba la potestad de decidir si podía ir a un centro ordinario, específico o recibir una
educación combinada. Fue la época de la integración donde estos estudiantes podían estar
escolarizados en centros ordinarios e integrarse en el sistema educativo, recibiendo clases de
apoyo y de refuerzo fuera de este entorno.
El siglo de la inclusión
Y por fin llegó el año 2000, el siglo de la inclusión: esa palabra que la UNESCO define como
“el proceso de identificar y responder a la diversidad de las necesidades de todos los
estudiantes a través de la mayor participación en el aprendizaje, las culturas y las
comunidades, y reduciendo la exclusión en la educación”. Según su explicación,
además, involucra cambios y modificaciones en contenidos, aproximaciones, estructuras y
estrategias, con una visión común que incluye a todos los niños del rango de edad apropiado y
con la convicción de que es responsabilidad del sistema educar a todos ellos.
Pese a ello, todo evidencia su inexistencia en la actualidad. Sí, hemos avanzado, pero nos
hemos quedado en la integración: el alumnado con necesidades educativas específicas está en
los centros ordinarios, pero pasa demasiadas horas fuera del aula de referencia en la que están
el resto de sus compañeros. ¡Hay que cambiar la metodología!
Hacia una inclusión real
Un alumno no puede aprender en un régimen de estudios anticuado: el mundo ha cambiado
y todo evoluciona menos la escuela. Hablamos de metodologías activas, pero ¿quién las aplica?
Además, tenemos un currículo abierto y flexible, aunque no lo parezca, y se debería evaluar
según el nivel de cada uno porque no todos aprenden igual ni de la misma manera. Hasta
que eso no cambie, no existirá la inclusión.
Por otro lado, los centros de educación especial tal y como se conciben son para casos muy
específicos como, por ejemplo, alumnos muy afectados que necesitan atenciones que no
existen en un centro ordinario. Excepto en este último supuesto, todos los niños tienen
derecho a estar en un centro ordinario incluido.
En definitiva, todos tenemos un talento y somos únicos. Hagamos que la inclusión sea cien por
cien real.
Pilu Hernández Dopico es maestra de Educación Especial especializada en Audición y Lenguaje,
y creadora del espacio El Pupitre de Pilu.
Consigna Nº2
Teniendo en cuenta lo analizado en la materia hasta el momento, escriba dos textos, uno
expositivo –puede ser descriptivo, de seriación o colección, causa-consecuencia,
problema-solución o comparativo- y uno argumentativo sobre una misma temática de su
elección. Recuerde que. En el texto expositivo, debe intentar informar y explicar algún hecho,
situación, fenómeno, etc. Y en el texto argumentativo, debe tomar una postura con respecto al
tema y defenderla mediante argumentos. Por ejemplo, puede realizar un texto expositivo en el
que informe acerca de la pandemia por coronavirus y, por otro lado, puede escribir un texto
argumentativo acerca de por qué cree que las medidas que tomó el gobierno nacional con
respecto a la pandemia por coronavirus son (o no son) eficientes. El ejemplo es solo para
mostrar la diferencia entre un texto y el otro, usted debe elegir una temática diferente. Para
cada texto, debe realizar un esquema o borrador (Pre-escribir) en el que consigne objetivo de
escritura, destinatario, estructura a seguir, idea principal e ideas secundarias –o bien postura y
argumentos- información extraída de otras fuentes y cualquier otra cosa que pueda ayudar a la
elaboración de los textos, tal como vimos en la primera clase.
Texto N°1: Expositivo.
Día Nacional de las Personas Sordas.
El 19 de septiembre, en Argentina, se conmemora el día de la persona sorda en homenaje a la
sanción de una ley del Congreso Nacional en 1885, mediante la que se ordenaba la creación del
primer Instituto Nacional para Sordomudos, que se constituyó en la primera escuela oralista
para el sordo de nuestro país.
Entonces, en esa fecha, organizaciones y la misma comunidad sorda, aprovechan para difundir
y concientizar acerca de la inclusión y los derechos que estas personas tienen.
Antes, los sordos eran considerados anormales y en muchos casos, incluso, eran internados en
neuropsiquiátricos o aislados de la sociedad.
En 1885, el gobierno inauguró el Instituto Nacional de Sordomudos, solo para varones. Su
primer director fue el sacerdote italiano Serafino Balestra, quien no solo impuso el método oral
puro sino que también usó la electricidad para estimular el habla de los niños pretendiendo así
lograr la oralidad. Este colegio era un internado y por lo tanto, los niños estaban lejos de sus
familias y bajo el poder de este maestro. Pero, gracias a la intervención del gobierno, duró
pocos meses en su cargo, ya que a raíz de estos hechos, fue obligado a abandonar la dirección
de la escuela.
Más adelante, en 1897, se creó dentro del Instituto Nacional, una sección para niñas sordas,
separadas de los varones, ya que querían impedir la propagación de la comunidad.
El hecho de estar agrupados con sus iguales, en los recreos y en las noches, cuando nadie los
veía, se comunicaban con las manos y así nació la lengua de señas en Argentina. (LSA)
Hoy, muchos años después, la comunidad sorda sigue firme en su lucha por la inclusión en la
sociedad y el reconocimiento de su lengua.
Texto N°2: Argumentativo
Inclusión de la comunidad sorda.
Cada vez se escucha más frecuente la palabra “ Inclusión” y se trabaja para que toda persona
pertenezca a la sociedad en la que vive.
La comunidad sorda viene luchando hace mucho tiempo y aunque cada vez reciben más apoyo,
¡aún falta mucho trabajo!
En Argentina, más del 90% de las familias de niños sordos están conformadas por personas
oyentes que desconocen la lengua de señas. y así, muchos niños y niñas, quedan excluidos aun
en sus propias familias.
En mi opinión, La lengua de señas (LSA), DEBERÍA ENSEÑARSE EN LAS ESCUELAS A TODAS LAS
PERSONAS DESDE MUY TEMPRANA EDAD, COMO SEGUNDO IDIOMA, ya que, la única barrera
que tiene una persona sorda para poder ser parte de la sociedad es que no puede
comunicarse. En otras palabras, si aprendemos su idioma, se acaba el problema.
Nos esforzamos por aprender inglés, porque nos abre muchas puertas, pero no nos esforzamos
por aprender a comunicarnos con las personas sordas y así poder facilitarles y mejorar su
calidad de vida. Una persona sorda no puede salir a hacer un trámite, sacar un turno o
simplemente ir a comprar a un negocio de su barrio.
En fin, si la lengua de señas se incluyera en las escuelas, realmente estaríamos hablando de
inclusión y respeto de los derechos de la comunidad sorda.
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