Subido por Vero GiiTo

FILOSOFÍA. Acontecimientos históricos de Jesús.

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Teología II
Trabajo Práctico N° 1
Estudiante: Toro, Verónica Gisel. DNI: 39.003.253
Consignas:
1. Leer atentamente el texto propuesto.
2. Cuestionario
a. Señale 5 características del ambiente socio histórico en la época de Jesús.
b. Desde un punto de vista religioso, desarrolle cual es la actitud y la originalidad
que Jesús manifiesta frente al ambiente de su tiempo.
c. ¿Qué reflexión personal puede compartir frente al texto presentado sobre un
acercamiento a la vida histórica de Jesús?
3. El trabajo debe ser entregado en formato PDF.
Desarrollo
a) Características del ambiente socio histórico en la época de Jesús:
 Vivir en Nazaret es vivir en el campo. Nazaret era una aldea pequeña y
desconocida, de apenas doscientos a cuatrocientos habitantes. Dos eran
las grandes preocupaciones de estos campesinos: la subsistencia y el
honor. Lo primero era subsistir después de pagar todos los tributos y
recaudaciones, sin caer en la espiral de las deudas y chantajes. Luego, el
ideal era mantener el honor y la posición del grupo familiar, sin usurpar
nada a los demás y sin permitir que otros la dañaran.
 Eran los mismos vecinos quienes se ocupaban de alimentar su fe en el
seno del hogar y en las reuniones religiosas de los sábados. Los vecinos
de Nazaret, como todos los judíos de su tiempo, confesaban dos veces al
día su fe en un solo Dios, creador del mundo y salvador de Israel. Los
judíos vivían orgullosos de contar con la Torá.
 En estos pueblos de cultura oral, la gente tenía una gran capacidad para
retener en su memoria cantos, oraciones y tradiciones populares, que se
transmitían de padres a hijos. En este tipo de sociedad se puede ser sabio
sin dominar la lectura ni la escritura.
 El pueblo judío tenía una visión positiva y gozosa del sexo y del
matrimonio, difícil de encontrar en otras culturas.
b) Frente al ambiente histórico de su tiempo, la actitud y la originalidad de Jesús
fue revolucionaría. Primeramente, porque no se casó. No se preocupó de buscar
una esposa para asegurar una descendencia a su familia. Fue la pasión de su
vida, la causa a la que se entregó en cuerpo y alma. Aquel trabajador de Nazaret
terminó viviendo solamente para ayudar a su pueblo a acoger el “reino de Dios”.
Si Jesús no convive con una mujer no es porque desprecie el sexo o minusvalore
la familia. Es porque no se casa con nada ni con nadie que pueda distraerlo de su
misión al servicio del reino.
Además, a pesar de vivir en el campo, Jesús estuvo con los ojos muy abiertos al
mundo que le rodea. Basta oírle hablar. La abundancia de imágenes y
observaciones tomadas de la naturaleza nos muestran a un hombre que sabe
captar la creación y disfrutarla. Jesús se ha fijado muchas veces en los pájaros
que revolotean en torno a su aldea; no siembran ni almacenan en graneros, pero
vuelan llenos de vida, alimentados por Dios, su Padre. Jesús no solo vive abierto
a la naturaleza. Admira las flores del campo y los pájaros del cielo, pero intuye
tras ellos el cuidado amoroso de Dios por sus criaturas. Por último, no sabemos,
pues, si Jesús aprendió a leer y escribir. Si lo hizo, tampoco pudo practicar
mucho: en su casa no había libros para leer ni tinta o pergaminos para escribir.
Sin embargo, la habilidad que muestra Jesús para discutir sobre textos de las
Escrituras o sobre tradiciones religiosas hace pensar que poseía un talento
natural que compensaba el bajo nivel de su formación cultural. Fue
sencillamente un vecino sabio e inteligente que escuchaba con atención y
guardaba en su memoria las palabras sagradas, oraciones y salmos que más
quería. No necesitaba acudir a ningún libro para meditarlo todo en su corazón.
Él habla de lo que rebosa su corazón. Según Jesús, “de lo que rebosa el corazón
habla la boca” (Mateo 12,34).
c) Una reflexión personal que puedo compartir con el acercamiento a la vida
histórica de Jesús es que nos demuestra que para amar a Dios no necesitamos
seguir explícitamente tradiciones que la sociedad actual nos impone, por lo
menos, a la que se encuentran fuera del reconocimiento él. Simplemente,
debemos tomar lo que necesitamos para mejorar como persona y las que nos
lleve a aprender y acercarnos más a nuestro Padre. Sin olvidarnos de ser
solidarios y ayudar a crecer a nuestro prójimo. Jesús no se aferró nunca a una
institución para organizar su vida espiritual y aportar abiertamente a la sociedad
de la cuál era parte. Demostró una independencia, una autonomía, una sabiduría
y una gran responsabilidad personal para saber colaborar con los demás sin
descuidar lo más importante: crecer espiritualmente para llegar a Dios. Lo hizo
no organizándose dentro de una familia, dentro de empresa o dentro de una
academia sino que se guió de lo bueno, de la naturaleza y de su amor al Padre.
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