PREGUNTAS GENERADORAS PERSONALES TUTORIA 4 2. ¿Qué implicaciones tiene el considerar el abordaje semiótico de la literatura según Umberto Eco. Semiótica es el nombre con el que se ha designado un campo teórico y metodológico que trata de explicar el funcionamiento de los signos, y los signos son unidades de sentido que –amén sus cualidades específicas- al hallarse en el lugar de lo que designan, significan algo para alguien en determinadas circunstancias. Como se puede notar, la semiótica, al explicar el funcionamiento de los signos, explica sin duda alguna la manera en que los individuos y grupos percibimos la realidad. El valor epistémico de una definición de semiótica como ésta resulta insoslayable hoy para quienes hacen del signo su objeto de estudio, y a la semiótica el conjunto de saberes que permite entenderlo. Umberto Eco, por su parte, define la semiótica – siguiendo la corriente de lo que pronto se llamará la Semiótica Triádica Tributaria de Peirce –como el estudio de la cultura como comunicación. Entre otros aportes también está la Semiótica de la Cultura impulsada por Yuri Lotman y la Semiótica de las Pasiones y de los Cuerpos que se dirigen a ocupar un espacio superado dentro del análisis del signo: tomar el sistema de signos como la explicación de lo racional a través de lo emocional. La Semiótica estudia todos los procesos culturales como procesos de comunicación, es decir, aquellos procesos en los que entran en juego agentes humanos que se ponen en contacto sirviéndose de posiciones sociales, los códigos. De forma que la semiótica es una ciencia que atiende a la convención y no a la naturaleza. Esto quiere decir que ver la cultura como comunicación no significa que sólo sea comunicación; pero si se puede entender mejor la cultura si se analiza desde el punto de vista social porque obedecen a ciertas leyes semióticas. La semiótica se sirve de los resultados de la Lingüística, pero no todos los fenómenos comunicativos se pueden explicar desde categorías lingüísticas. Al campo semiótico le corresponde desde sistemas de comunicación naturales a procesos más complejos. 3. ¿Cuáles han sido los principales postulados de Antonio Cursio Altamar, en torno al la novela contemporánea? El autor postula que la novela contemporánea ha estado basada en el costumbrismo colombiano desde sus obras como la Vorágine ha querido partir la forma de escribir, es de suponer que en el género novelístico responda también a determinada reacción en el gusto del público lector que, en su mayoría, especialmente en los últimos tiempos, se ha cansado de las nuevas modalidades asumidas por el verso, y ha puesto sus preferencias e intereses en la prosa llana, desgarrada y popular de la novela actual. La novela colombiana siempre ha buscado una denuncia social por lo que poco se sale de su estructura, mostrando los paisajes ricos en vegetación y vida pero con una problemática pobre de quienes los habitan. En el documento el autor nombra varias de las noveles escritas en lo transcurrido del siglo XX y en la mayoría de ellas los escritores han querido mostrar la vida colombiana, la situación que deben afrontar sus ciudadanos y como estas problemáticas muchas veces desencadenan tragedias inimaginables, siempre tratando de mostrar un realismo social por lo que la novela colombiana no ha dejado de ser costumbrista pero lo que el autor nos quiere mostrar es que ya llegado el siglo XXI, esto también ha ido perdiendo su esencia ya que muchos de los autores actuales usan un lenguaje vulgar carente de retorica y con poco estilo literario. Caracteriza a la novela contemporánea por una vuelta entusiasmada a la tierra y por su empeño en reflejar más al vivo, y con mayor precisión y calor, la sociedad colombiana, el medio de vida y los problemas del hombre nacional. Obligatoriamente, las modificaciones sociales impuestas por las nuevas necesidades económicas y por el desplazamiento de los intereses ideológicos han encontrado asimismo dilatado campo para la estilización en las páginas de la novela colombiana. y acaso sea ésta la única forma literaria y artística en donde con mayor vehemencia y efectividad se haya dado voz a las protestas contra la injusticia social, ya los comunes anhelos de reivindicar los fueros de las clases menesterosas y del 'hombre del pueblo'. Otra particularidad común en la obras narrativas colombiana es el resultado precisamente de esa misión social, adscrita a ellas, es su destinación a la gran mayoría y el consiguiente descuido y negligencia con que se han mirado los requerimientos de las minorías selectas, menos atentas hoy en día al realismo ya los efectos argumentales que a los procedimientos y al virtuosismo de la novela. 4. ¿Qué rasgos más sobresalientes son referenciados por Karl-Hokut en “el humanismo español en América del siglo XVI”? El autor propone que para el momento del descubrimiento del nuevo mundo los primeros autores que en su mayoría fueron frailes evangelizadores, buscaban era mostrar una realidad por lo que trataban de encontrar como desde sus conocimientos literarios y referenciados en autores españoles lo lograrían hacer, tarea que fue muy complicada ya que en la época la literatura española estaba enmarcada por un estilo caballeresco en sus obras lo que no se podía retomar para los escritos realizados por los Frailes. Los inicios de literatura en América fue basado en la crónica lo cual buscaba era mostrar una realidad viviente de la conquista y colonia española. Los humanistas de la época nunca viajaron América, por lo que no hay escritos humanistas de la época y los pocos que escribieron al respecto nunca lo hicieron desde una perspectiva real, solo basados en textos de otros autores. 5. ¿Qué factores entrar a formar parte de la caracterización de los orígenes de la novela decimonónica Colombiana en la época? ¿ Qué elementos caracterizaron la novela colombiana en la época colonial, conquista, romanticismo, modernismo y segunda mitad del siglo XX? La época decimonónica se caracteriza por consolidar los lazos de nación a través del periódico y la novela, el folletín y los manuales de comportamiento social, de urbanidad, así como los cuadros de costumbres propenden servir de recuso didáctico, ejemplarizante. Esta es la razón por la cual figuras como doña Soledad Acosta de Samper irrumpen en el imaginario decimonónico de la mano del color local y en extremo didáctico de sus novelas históricas y cuadros de costumbres. Y es precisamente en este punto del proceso intelectual que significa la novela colombiana que se excluye a las minorías que también son nación y agentes primordiales, fundadores de la misma. Se trata de la raíz del síntoma social que había de manifestarse en la nueva novela histórica y la novela ‘perversa’ -anticanónica- de comienzos del siglo XXI La literatura de la Colonia comprende de manera implícita una fractura: la realidad del Nuevo mundo no coincide con la del imaginario de la Corona. Desde los Diarios de Colón se hace manifiesta la necesidad de (re) nombrar una realidad desconocida, pero siempre desde una posición impuesta: la lengua normativa. Si a este aspecto se le suma la instancia jurídica, entendida como el control administrativo de la realidad social en la Colonia, es posible ver cómo el imaginario colonial se fundó desde un orden letrado que se imbricó a la realidad originaria en grado descendente, aculturizador. Este fue el referente simbólico sobre el que se re-fundó la realidad nacional. La etapa de transición entre Colonia y República no podía substraerse a la herencia jurídica ni de archivo. La ausencia del orden legitimador y su firma (Yo, el Rey) fue reemplazada por el símbolo conservadurista por excelencia: el matrimonio, los fundadores del pilar de la nueva sociedad: la familia. Para el hispanista alemán Karl Kohut una particularidad literaria en Colombia resulta muy llamativa: “Mientras que la Conquista en el sentido más amplio es el tema preferido en el contexto hispanoamericano, la época de transición de la Colonia a la República lo es en Colombia (Kohut, 1994: 14). La inquietud de Kohut tiene que ver con el auge de la nueva novela histórica en Latinoamérica a finales del siglo XX, aspecto que también resulta sintomático si se considera que se trata de un intento por re-escribir las historias nacionales, por formular discursos de resistencia a los grandes relatos. El presente ensayo pretende dar respuesta a este interrogante de dos caras a través de una revisión historiográfica de la literatura colombiana. Revisión necesaria para argumentar que la novela colombiana finisecular es de choque, es decir, subversiva, o anticanónica, si se quiere.