Subido por Nati Ranzuglia

BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA 1916-2016- ROMERO

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LUIS ALBERTO ROMERO
1916-2016
Edici6n definitiva
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BREVE HISTORIA
CONTEMPOAANEA
DE LA ARGENTINA
FONDO DE CULTURA ECONOMICA
MEXICO - ARGENTINA - BRASIL - COLOMBIA - CHILE - ECUADOR - ESPANA
ESTADOS UNIDOS DE AMERICA - GUATEMALA - PERU - VENEZUELA
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Primera edici6n, 1994
Segunda edici6n ampliada, 2001
Te:rcera e<hci6n revisada y aumentada, 2012
Cuarta edici6n revisada y ampliada, 2017
indice
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Romero, Luis Alberto
Breve historia contempordllea de la Argentina: 1916-2016 /
Luis Alberto Romero , prefacio de Luis Alberto Romero. - 4a ed.
ampliada. - Ciudad Aut6noma de Buenos Aires : Fonda de Cul
tura Econ6mica, 2017.
439 p.; 23 x 16 cm. - (Iezontle)
ISBN 978-987-719-129-5
1. HistoriaArgentina 2. Hist.aria Contemporfuiea I. Romero,
Luis Alberto, pref. II. Tfmlo.
CDD 982
Prefacio a la cuarta edicwn . .
Prefacio .................
DistribuciOn mun.dial
DisefLo de tapa:Juan Balaguer
Poto de solapa: Rafael Calvino
2017, FONDO DE CULTURA EcoN6MJCA DE ARGENTINA,
El Salvador 5665; C1414BQE Buenos Aires, Argentina
[email protected] I www.fce.com.ar
Comentarios y sugerencias: [email protected]
D.R.©
CarreteraPicacho Ajusco, 227; 14738
Ciudad de Mexico
ISBN: 978-987-719-129-5
S.A.
Hecho el dep6sito que marca la ley 11723.
Se termind de irnprimir en el mes de agosto de 2017
en Nomos Impresores, Diagonal 18 Bill N' 41-17, Bogota, Colombia.
La tirada fue de 7.500 ejemplares.
Fotocopiar hbros est.i penado por la ley.
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1916.
Los gobiernos radicales, 1916-1930......................................................43
La restauraci6n conservadora, J 930-1943....................................77
IV. ElgobiernodePer6n, 1943-1955.................................................111
V. El empate, 1955-1966.............................................................. 153
VI. Dependencia o liberacion, 1966-1976................................................195
Vil El Proceso, 1976-1983....................................................239
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FONDO DE CULTURA ECON6MICA
I.
II.
Ill
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VIII.
IX.
X.
XI.
El impulso y sufreno, 1983-1989...............................................275
Lagran transformaciOn, 1989-1999............................................... 305
Crisis y reconstrucciOn, 1999-2005.....................................................339
Una opartunidad perdida, 2005-2015........................................367
Ept1ogo.......................................
Bibliografta . . . . . .
fndice de nombres .
fndice general. . . . .
Prohimda su reproducci6n total o parcial por cualquier
media de impresi6n o digital, en forma idelltica, extractada
o modificada, en espanol o en cualquier otro idioma,
sin autorizad6n expresa de la editorial.
IMPRESO EN COWMBIA - PRINTED IN COLOMBIA
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Prefacio a la cuarta edici6n
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CRE0 que una vez publicado, un hDro debe ser para el autor un caso ce
rrado: vive su vida, es leido, envejece; lo masque se puede esperar es que
lo haga con dignidad. Pero hay ocasiones -par cierto, felices- en que el
autor debe seguir ligado a su libro, sumarle nuevos capftulos y asumir el
riesgo de que se transforme en una novela por entregas. Lo he hecho varias
veces, irnpulsado por su ampha utilizaci6n en cursos ba5icos, en los que
estoy con venci.do de que la historia debe prolongarse hasta el presente
inmediato.
Este libro se public6 inicialmente en 1994 y concluia en 1989, aunque
induy6 un primer balance de la gran transformaci6n de las afi.os noventa
En 2000, agregue un capitulo sabre las a:f10s de Menem sin modificar el
resto. Par entonces, se tradujo al mgtes y al portugues, lo que aument61os
incentivos para volver a actualizarlo. En 2012 agregue dos capitulos, uno
centrado en la crisis de 2001 y los afios inmediatamente anteriores y
poste d.ores, y el otro, en los aftos de apogeo de Nestor Kirchner hasta su
muerte en 2010. En esta nueva edici6n, completo el ciclo kirchnerista
explicando los afios, memorables en muchos sentidos, en que Cristina
Kirchner se pro
puso "ir por todo" y fracas6.
Al agregar nuevos capitulos, se hacen mas evidentes los problem.as de
la unidad de criterio. Los aftos pasan y la perspectiva del pasado cambia
para todos; tarnbiell para el historiador. Por eso en 2012, adem.is de agre- gar
un par de capitulos nuevos, revise todo lo posterior a 1976. Quiz.i de beda
haber reescrito el libro completo, pero esa empresa superaba mis fuerzas.
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Los cambios fueron menores en el capitulo vn, sobre el Proceso, y
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ahora agrego lo ratifica.
BREVE HIS10RIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
en el vm, dedicado al gobiemo de Alfonsfn. Fueron mas sustanciales en el 1x,
sobre el perfodo de Menem, que encontre un poco farragoso, excesiva
mente adjetivado y algo desenfocado. Esta vez, mantengo en sustancia lo
dicho hace cuatro afios, aunque sacando un poco de hojarasca. Es posible
que dentro de un tiempo encuent.re esos mismos problemas en Ia secci6n que
ahora agrego. Creo que es inevitable cuando se trata alga muy pr6:ximo.
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Al mirar esta epoca reciente, cerrada el 10 de diciembre de 2015, confieso
que me falta la temura y la condescendencia que me inspiran Ios periodos
pa sados, incluidos las afios de Menem, y soy consciente de que ese estado
de cinimo no ayuda a entenderla.
Tarnbien puedo mirar en perspectiva, y con alglin distanciamiento, mi
propio texto. Como se advertir.i en el prefacio a la primera edici6n, de 1994,
el texto estil fuertemente marcado por la elecci6n de RaU.l .Alfonsin y Ia ex
perienda democrcl.tica que por entonces se inici6. El hbro se articul6 en
tomo al problem.a de la democracia y sus variantes. En aquel momento,
creia que el pais habfa encontrado el rum.ho politico adecuado: democracia
institucional, Estado de derecho, pluralismo, ciudadania. En 2000, ya podia
perdbir cu.auto se habia alejado de aquel ru.mbo, pero confiaba en que lo
retornarla. La experienda del kirchnerismo me convenci6 de que lo de 1983
habfa sido una ilusi6n, una especie de parentesis o de recreo, y que con ra
pidez renada la vieja Argentina polft:ica, aunque en condidones sociales
muy diferentes. A fines de 2015, de la construcci6n democrcl.tica de 1983
s6lo estaba plenamente vi.gente el sufragio, que es mucho, pero no sufi
ciente para una democracia inst:itucional. La empobrecida sociedad no era
propicia para generar ciudadanos. La palabra democrcl.tica era apenas una
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entre varias, y los discursos dominantes estaban casi en las antipodas.
Hasta los principios de los derechos humanos, piedra fundamental de
aquel experimento democrcl.t:ico, habian sido reformulados en sent:idos
diferentes.
Seria incorrecto atribuir solamente a1 ciclo kirchnerista esos cambios
'
queen miperspectiva actual arrancan en la decada de 1970. Por entonces,
la Argentina inici6 una gran transformaci6n, y los problemas de Ia demo
cracia son insuficientes para explicarla. Crea que en el centro de ese pro
ceso -que hoy esperamos revertir- se encuentra el Estado. Las modifica
ciones que en 2014 introduje en el texto se proponian subrayarlo, y Io que
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Antes de los aiios setenta, Ia Argentina tuvo un Estado potente,
aunque colonizado par los intereses que to explotaban. Desde
entonces, los sucesi vos gobiemos -salvo el de Alfonsin, que al
respecto fue neutro- se dedica ron a desannar el Estado, inutilizar sus
agendas e instrumentos de control y dejarlo inerme en manos de los
gobiemos. En este aspecto, cada gobieroo le ha impreso a su acci6n un
sentido diferente; sin embargo, he tratado de seftalar llamativas
continuidades entre la politica de Videla y Martinez de Hoz y la de
Menem y Cavallo.
Tombien percibo una continuidad, mas profunda, entre los aftos de
Menem y los de Nestor y Cristina Kirchner. Uno y otros encontraron
la form.a de manejarse con un Estado debil. Hallaron tambien la f6rmula
para extraer de una sociedad empobrecida los sufragios necesarios para
legiti mar su poder. En ese sent:ido, creo que puede hablarse de un
"segundo pe ronismo", comparable por su duraci6n y car.icter
sistem<l.tico con el de 1945-1955. Este segundo peronismo se
construy6 desde 1983, alcanz6 el poder en 1989 y lo conserv6 hasta el
10 de diciembre de 2015.
El reciente triunfo de la coahci6n Cambiemos y Ia elecci6n de Mauri
cio Macri coma presidente cierran un ciclo y probablemente inicien
uno nuevo. Al menos, esas son las intend.ones de los nuevos
gobemantes, de Ia ciudadania que los llev6 al gobiemo y tambien de
una parte de quienes votaron por su competidor, Daniel Sdoh. En la
Viguera, Mario Grus-
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PREFACIO A LA CUARTA EDICI6N
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agenda de Cambiemos es tan los problemas que -coma se sen.ala en el
libro- son el meollo del largo ciclo decadente de la Argentina: el
Estado, las institudones de la Republica y el consohdado mundo de Ia
pobreza. Pero adem.is hay una serie de cues tiones y escollos, menos
importantes pero mucho mas urgentes, que en definitiva seratl
decisivos para que este nuevo proyecto se afiance. Como dice la vieja
maldici6n china, a la Argentina le esperan tiempos interesan tes. Hoy
abandono este esforzado intento de mantener actualizado este texto.
Espero que quienes en el futuro encaren una empresa similar pue dan
concluirla con algo mas consistente que mi modesta esperanza actual:
que la Argentina sea un pais normal.
Al tenninar mi propia historia con este hbro, vuelvo al comienzo,
para
reiterar mi agradecillliento a Alejandro Katz, que hace mas de veinte
afios me embarc6 en esta aventura que hoy termina. A lo largo de las
sucesivas ediciones, Juan Carlos Korol, Ricardo Sidicaro, Anibal
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BREVE HISTORIA CONTEMPORJ\NEA DE LA ARGENTINA
koin y Gabriel Palumbo me ayudaron a reducir errores que, sm embargo,
no he podido eliminar totalmente. Tumbiell mi hija Ana, ya historiadora,
durante varios aftos fue seiialandome adertos e imperfecciones y, sin pro
ponerselo, me alent6 a mantener este texto ligado al presente.
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10 de abril de 2016
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EN ESTA EXPOSJCJ6N sintetica de la historia de la Argentina en el siglo xx,
no me he propuesto --como suele ser comlin en este tipo de libros- ni
probar una tesis ni tampoco encontrar aquella causa Unica y efidente de
u.n destino nacional singular y poco afortunado; s61o se trata de recons
tru.ir la historia, compleja, contradictoria e irreductible, de una sociedad
que sin dud.a conoci6 epocas mas brillantes, que se encuentra hoy en
uno de los puntos mas bajos de su decurso, pero cuyo futuro no esta
-conffo- definitivamente cerrado. Las cuestiones en torno a las cuales
este texto se organiza -preguntas nacidas de nuestra experiencia, angus
tiada y desconcertada- son s6lo algunas de las muchas posibles, y su
explicitaci6n da cuenta del voluntario acotamiento que un intento de
este tipo requiere.
E1 primer interrogante se refiere al lugar que ho;r e:xiste en el nmndo
para la Argentina -que tan seguramente se ubic6 en el hace s6lo cien
aiios- y a la organizaci6n econ6mica factible para asegurar a nuestra so
ciedad algunas metas minimas como un ci.erto bienestar general, un pro
greso razonable, una cierta racionalidad. Una pregunta similar se hicieron
Alberdi, Sarmiento y quienes hace casi un siglo y medio trazaron el
disefio de la Argentina modema. Pero, a diferencia de las circunstancias
en que nuestros padres fundadores la fonnularon, la respuesta no es hoy ni
obvia ni evidente. La misma pregunta se enuncia desde una perspectiva
mas mo desta ya la vez mucho menos ilusionada que hace ciento cincuenta
a:.6.os, pues hoy u.n aurea mediocritas nos parece un destino mas que
apetecible.
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Prefacio
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PREFACIO
BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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El segundo interrogante se refiere a las caracterfsticas, las funciones y
Ios instrumentos que debe tener el Estado para garantizar lo pu:blico,
regu lar y racionalizar la economia, asegurar la just:icia y mejorar la
equidad en la sociedad. Nuevamente, la pregunta traduce, en un plano
mucho mas modest□,cuestiones que nuestra sociedad discuti6 y resolvi6
de una cierta manera, hace quizi media siglo, proponiendo soluciones
que hoy estan agotadas o que han sido deliberadamente descartadas, pero
sin que otras las hayan reemplazado.
El tercer interrogante se refiere al mundo de la cultura ya Ios intelectua
les, ya las condiciones que pueden estimular 1a existencia de una creaci6n
y un pensamiento que sean a la vez criticos, rigurosos y comprometidos, y
que cumplan una tarea Util_ y aprovechable para la sociedad, explicando la
realidad y proponiendo altemativas. Asi ocurri.6 en la Argentina del Cente
nario, en la efimera experiencia de la d&:ada de 1960 o en la mas breve aUn
del ilusionad.o retomo a la democracia, lo suficientemente cercanas como
para recordamos que tal conjunci6n no suele ser ni natural ni facil.
Todo ello confluye en las dos cuestiones mas angustiantes, aquellas
en las que mas se advierte que nuestro pais esta hoy en una encrucijada: la
de la sociedad y la de la democracia. lQue posibilidades hay de salvar o
re construir una sociedad abierta y m6vi1, no segmentada en mundos
aisla dos, relativamente igualitaria y con oportunidades para todos,
fundada en la competitividad pero tambien en la solidaridad y la justicia?
Toda ello constituy6 el legado, hoy mejor apreciado que nunca, que se fue
constru yendo a lo largo del Ultimo siglo y media, y cuyo impulso
perdura hasta un momenta no demasiado Iejano, ubicado quiza veinte
a.nos atras, cuando la tendencia comenz6 a quebrarse y a invertir su
sentido.
Sohre todo: lque caracteristicas debe tener el Sistema politico para ase
gurar la democracia, y hacer de ella una pr.ictica con a.Igun sentido social?
En este caso, el pasado se nos muestra rico en conflictos, pero no es f.icil
contabilizar en et demasiados logros, ni siquiera en las epocas de vigencia
formal de la democracia, en las que pueden percibirse, in nuce, las pr.icti cas
que llevarnn a la destrucci6n de un sistema institucional nunca del todo
maduro, cuya construcci6n se nos aparece coma la tarea de Sfsifo. Quiz.i
par eso, el Ultimo interrogante es hoy el primero: cual es el destino de
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nuestro sisterna repubhcano y de la tradici6n que lo alimenta. Volvemos
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aquf a Sarmiento ya Alberdi, a una tarea que un poco ingenuamente con
sider.ibamos realizada y cuyos frutos hoy parecen fragiles y
Un libro guiado por tales preguntas es a la vez un trabajo de
historiador profesional y una reflexi6n personal sobre el presente. No
podria ser de otro modo: todo intento de reconstrucci6n hist6rica parte
de las necesida des, las dudas y los interrogantes del presente,
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procurando que el rigor profesional equilibre la labilidad de 1a
opini6n, pero sabiendo que habi tualmente la ecuaci6n se desbalancea
had.a este Ultimo extrema cuanto mas cercano est.i el tema a la
experienci.a de quien lo trata. En verdad, es cribir este texto me ha
llevado, en buena parte, a alejarme de un estilo de trabajo mas habitual
y a sumergirme en mi propia historia y en mi expe riencia de un
pasado aun vivo.
Tuve una primera cornprobaci6n de esto al intentar aprovechar los
ma
teriales usados hace veinte aiios -cuando, trabajando con Alejandro Rof
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vulnerables.
m.an, esboce un esquema de la historia argentina-, y descubrir que
poco de ello me era Util hoy. Las preguntas de entonces apuntaban a
explicar las rakes dela dependencia y sus efectos en las deformaciones
de la economia y de la sociedad. Las cuestiones relativas a la
democracia y a Ia repiiblica no nos parecian relevantes y, en general, la
politica apareda apenas coma un reflejo de aquellas condiciones
estructurales o, por el contrario, coma el lugar no condicionado donde,
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con voluntad y poder, tales condiciones po dian ser cambiadas, pues en
la conciencia colectiva de entonces la percep ci6n de la dependencia se
complementaba con la busqueda de algtin tipo
de li.beraci6n.
Se trata, me parece, de un buen ejemplo de lo que es un t6pico de
nuestro oficio: la conciencia hist6rica guia el saber hist6rlco; este puede
controlarla, someterla a la prueba del rigor, pero no ignorarla. En
periodos anteriores, probablemente el eje de una reconstrucci6n
hist6rica de este tipo habria sido puesto en la justicia social y la
independencia econ6mica; mas atr.is alln, en el progreso yen la
modemizaci6n social, o aun en la cons tituci6n del Estado y la naci6n.
Ciertamente, esas perspectivas no desapare cen para el historiador, y estan
incorporadas a este relato como lo que en sus tiempos fueron:
aspiraciones, ideologias o utopias movilizadoras. Los problemas a que
se referian estan tambien presentes en las preguntas de
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BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
hoy, pero el orden, los encadenan:rientos y los acentos son diferentes, como
lo atestiguan las preguntas que organiian este texto, pues el mundo en
que vivimos, cuyos rasgos definitivos apenas vislumbramos, es radical
mente distinto no s6lo del de hace cien o cincuenta afios, sino del de ape
nas veinte aiios atr.is.
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Suele deci.rse que quien escribe piensa implicita o explicitamente en un
lector. Empece a escribir este texto pensando en mis colegas, pero progre
sivamente me di cuenta de que mi lector implicito eran mis hijos, y los de
su edad, adolescentes y niiios: los que casino tienen noticias de nuestro
pasado reciente, ni siquiera de los horrores mas cercanos, pues nuestra so
ciedad cada vez cuida menos de su memoria, quiza porque hoy padece de
una gran dificultad para proyectarse hacia el futuro. En vadas partes del
texto guise tan s6lo dejar un testimonio, quiz.is academicamente redun
dante pero civicamente necesario, pues sigo convencido de que s6lo la
conciencia del pasado permite construir el futuro. En tiempos en que al
pesimismo de la raz6n se suma tambien el del coraz6n, quiero seguir cre
yendo en Ia capacidad de los hombres para realizar su historia, hacerse
cargo de sus drcunstancias y construir una sociedad mejor.
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I.
1916
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Yrigoyen asumi6 la presidencia de la
.Argentina. Fue una jomada excepcional: una multitud ocup6 Ia Plaza del
Congreso y las calles adyacentes, vitoreando a quien par primera vez
habia sido elegido por el voto universal, secreto y obligatorio, segt1n la
nueva ley electoral, sancionada en 1912 por iniciativa del presidente
S.ienz Pefia. Luego de la ceremonia, Ia muchedumbre desat6 los caballos
de la carroza presidencial y la arrastr6 en tri.unfo hasta Ia Casa Rosada,
Agradezco a Alejandro Katz su confianza en que pudiera escribir este hbro. A
sede del Poder Ejecutivo.
Juan Carlos Korol y Ricardo Sidicaro, su lectura atenta y sus observaciones;
Su victoria, si no abrumadora, habia sido clara, e indicaba una voluntad
s6lo lamento no haber sabido aprovechar sus sugerencias en todos los casos.
ciudadana mayoritaria. Visto desde la perspectiva predominante por enton
Cuando empece a trabajar en este texto, le pedi a Leandro Gutierrez
ces, la plena vigencia de la Constituci6n, medula del programa de la Uni6n
que cumpliera esa funci6n de lector crftico, y me prometia, coma era habi
Civica Radical {ucR), el partido triunfante, se coronaba con un regimen
tual entre nosotros, un dialogo poco complaciente y muy fecundo. Siento
electoral democrAtico, que colocaba al pais a la vanguardia de las experien
que no haya podido ser asf, pero estoy seguro de que mucho de su espi
cias de ese ti.po en el mundo. La refonna politica pacifica, que llegaba a tan
ritu, agudo, hasta Acido, pero enormemente ca.lido, esta presente en estas
feliz termino, se sustentaba en la profunda transformaci6n de la economia
p.iginas, pues con nadie como con el -salvo con mi padre- he aprendido
y la sociedad A lo largo de cuatro decadas, y aprovechando una asociaci6n
tan.to de la historia
con Gran Bretana que era vista como mutuamente beneficiosa, el pais habia
crecido de mod.a espectacular, multiplicando su riqueza. Los inmigrantes,
15 de octubre de 1993
atraidos para esa transformaci6n, fueron integrados con exito en una socie
dad abierta, que ofreci6 abundantes oportunidades para todos, y si bien no
faltaron las tensiones y las enfrentamientos, estos fueron finalmente
asimi lados y el consenso predomin6 sobre 1a contestaci6n La decisi6n de
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Yrigo yen de modificar la tradicional actitud represora del Estado,
EL 12 DE OCTUBRE DE 1916, Hip61ito
utilizando su
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BREVE HISTORIA CONIEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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poder para mediar entre los distintos actores sociales y equilibrar asi la
ba lanza, parecfa cerrar la Ultima arista conflictiva. En suma, la asunci6n
de Yrigoyen pod.fa ser considerada, sin violentar demasiado los hechos,
como la culminaci6n feliz del largo proceso de modernizaci6n emprendido
por la sociedad argentina desde mediados det siglo xrx.
Otra imagen era posible, y muchos de los contemporalleos adhirieron a
ella y actuaron en consecuencia. Yrigoyen semejaba uno de aquellos caudi
llos barbaros que se crefa definitivamente sepultados en 1880, y tras de el
se adivinaba el gobierno de Ios mediocres. LJl transici6n polit:ica hacia la
demo cracia no era bien vista, y quienes se sentfan desplazados del pod.er
manifes taban escasa Iealtad hacia el Sistema institucional recientemente
disei'iado y una aiioranza de los.tiempos en que gobemaban las mejores. For
otra parte, la Primera Guerra Mundial, que habfa estallado en 1914, pennitia
vislumbrar el fin del progreso fi:lcil, crecientes dificultades y un escenario
econ6rnico
mucho mas complejo, en el que la relaci6n con Gran Bretana no bastaria ya
para asegurar la prosperidad. Las tensiones sociales y politicas que empeza
ban a recorrer el mundo en la Ultima fase de Ia guerra, y que se desencade
narian con su fin, tambie!l se anunciaban en la Argentina, y alimentaban
una visi6n dominada por el conflicto. La sodedad estaba enferma, se decfa;
los responsables eran las cuerpos extraiios, yen Ultima instancia la inrnigra
ci6n en su conjunto. Creci6 asi una actitud cada vez mas intolerante, que de
memento se expres6 en un nadonalismo chauvinista.
Ambas :imagenes de la realidad, parciales y defonnadas, estaban
presentes en 1916 y, cada una a su manera, eran producto de la gran
transfonnaci6n producida a lo largo del media siglo anterior. For mucho
tiempo moldearon actitudes y conductas, modificadas par nuevos datos de
la realidad que, in cluso, corrigieron o rect:ificaron la imagen de la etapa de
la expansion.
1916
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los contempora!leos llamaban el "progreso". Los primeros estfmulos se per
cibieron desde mediados del siglo xrx, cuando en el mundo comenz6 la
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LA CONSTRUCCI6N
En aquellas decadas previas a 1916, no tan lejanas coma para que nose
recordara la aceleraci6n de los cam.bias, la Argentina se embarc6 en Io que
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fortalecido por las facultades
integraci6n plena del mercado y la gran expansi6n del capitalismo,
pero sus efectos se vieron limitados por diversas razones. la principal
de ellas fue Ia deficiente organizaci6n institucional, de modo que la
tarea de con solidar el Estado fue fundamental: hacia 1880, cuando
asumi6 por primera vez la presidencia el generalJulio A. Roca, se habia
cumplido lo mas grueso, pero todavfa se requiri6 mucho trabajo para
completarla.
Lo primero fue asegurar la paz y el orden, y el efectivo control sobre
el
territorio. Desde 1810, ya lo largo de siete decadas, las guerras civiles
ha bfan sido casi endernicas: los poderes provinciales habian luchado
entre si y contra Buenos Aires, incluso despues de 1852. Desde 1862, el
flam.ante Estado national, poco a poco -y con escasa fortuna al
prindpio-, fue do rninando y subordinando a quienes hasta entonces
habian desafiado su poder, y asegur6 para el Eje!dto nacional el
monopolio de la fuerza. Algu nas cuestiones se dirimieron durante la
guerra del Paraguay (1865-1870), y otras inmediatamente despues,
cuando sucesivamente fueron doblegaw das Entre Rios -gran rival de
Buenos Aires en la conformaci6n del nuevo Estado- y luego Ia propia
provincia porteiia ---cuya rebeli6n fue derrotada en 188(}-, que debi6
aceptar la transfonnaci6n de la ciudad de Buenos Ai res en Capital
Federal. El Estado afirm6 su pod.er sabre las vastos territories controlados
por los indigenas: en 1879 se asegur6 la frontera sur, arrinco nando a las
tribus en el contrafuerte andino, y hacia 1911 se complet6 la ocupaci6n
de los territories de la frontera nordeste. Los limites territoriales del
Estado se definieron con claridad, y las cuestiones internas se separa
ron de manera tajante de las exteriores, con las que tradicionalmente
se babfan mezclado: la guerra del Paraguay contribuy6 a definir las
fluctuan tes fronteras de la Cuenca del Plata, y la Conquista del
Desierto, en 1879, asegur6 la posesi6n de la Patagonia, aunque los
confuctos con Chile se mantuvieron vivas hasta por lo menos 1902, y
reaparecieron mas tarde.
Desde 1880 se configur6 un nuevo escenario instituci.onal, cuyos
ras gos perduraron largamente. Apoyado en los triunfos militares, se
consolid.6 un centro de poder fuerte, cuyas bases jutidicas se hallaban
en la Consti tuci6n sancionada en 1853 y que, segd.n las palabras de
Alberdi, debian cimentar una monarqufa vestida de repllblica". Como ha
mostrado Natalia Botana, se aseguraba alli un fuerte poder presidencial,
ejercido sin lilnita ciones en los vastos territorios nacionales y
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1916
BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENnNA
sus versiones extremas y menos prolijas, fue calificado de unicato, pero
que en rigor se emple6 nonnalmente antes y despues de 1916. El
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Ejecutivo lo us6 para disciplinar a Ios grupos provincial.es, pero a la vez
reconoci6 a
€stos un amplio margen de decisi6n en los asuntos locales. El poder, que
se habfa consohdado en tomo de las grupos dominantes del pr6spero li
toral -induyendo a la muy dinamica C6rdoba-, encontr6 distintas
formas de hacer participar de la prosperidad a las elites del Interior,
particular mente a las mas pobres, y asegurar asi su respaldo a un arden
politico al que, ademiis, ya no podi'an enfrentar.
Aunque en 1880 est.aban delineadas, en sus rasgos b.3.sicos, las institu
ciones deI Estado -el sistema fiscal, el judicial, el administratlvo-, en mu
chos casos eran apenas esbozos que deb:fan ser desarrollados. Escaso de
ins
21
plicaba una asociaci6n estrecha con Gran Bretafia, potencia que venfa
oficiando de metr6poli desde 1810. Limitados al principia a lo comercial,
esos vinculos se estrecharon luego de 1850, par lagran expansi6n de la
producci6n lanar -la prim.era organizada sobre bases definidamente ca-
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de intervenir las proVlllcias y decretar el estado de sitio. Par otra parte, los
controles institucionales del Congreso, y sabre todo la exclusi6n de la po
sibilidad de la reelecci6n, aseguraban que ese poder no derivara en tirania.
Quienes asi lo concibieron tenian presente la larga experienci.a de las
gue rras civiles y la facilidad con que las elites se dividian en luchas facciosas
encarnizadas y esteriles. En ese sent:ido, las resultados colmaron las expec
tativas. Las facultades legates fueron reforzadas par una priictica politica
en la que, desde el vertice del poder, se controlaban simultaneamente las
resortes institucionales y las politicos. Se trataba de un mecanismo que,
en
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trumentos y medios para la realizaci6n de muchas de las tareas mas
urgentes,
como educar o fomenta.r la inmigraci6n, el F.stado se asoci6 inicialmente con
sec.tores particulares, pero a medida que sus recursos aumentaron, fue ex
pandiendo sus propias instituciones, y lleg6 a adquirir consistencia y solidez
mucho antes que la sociedad. Esta, en pleno proceso de renovaci6n y reconstituci6n, careci6 inicialmente de la organizaci6n y de las nUcleos capa
ces de limitar su avance.
Deliberada y sisternaticamente actu6 el Estado para facilitar la inser
ci6n de la Argentina en la ecanomia mundial y adaptarse a un papel y
una funci6n que -se pensaba- le cuadraba a la perfecci6n. Ese lugar im
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las relaciones comerciales y se anudaron
las financieras,
especialmente par el s6lido aporte brit.inico al costo de la construcci6n
del Estado. Pero la verdadera maduraci6n se produjo Iuego de 1880, en
la era del imperia lismo. Por entonces, Gran Bretafia -duefia indiscutlda
del mundo colo nial- empezaba a afrontar la competencia de nuevos
rivales -Alemania primero, y luego Estados Unidos-, y el mundo entero
fue dividi€ndose en areas imperiales, form.ales o inform.ales. En el
momenta en que se conso lid6 la asociaci6n con Gran Bretana, la
metr6poli entraba en su madurez, ciertamente s6lida, pero tambit'n poco
dinfilllica. Incapaz de afrontar la competencia industrial, se refugi6 en
su Imperio y sus monopolios, y opt6 por las ganancias aseguradas por
inversiones privilegiadas, de bajo riesgo y alta rentabilidad.
En la Argentina, entre 1880 y 1913, el capital britanico creci6 casi veinte
veces. A los rubros tradicionales -comercio, bancos, prestamos al
Estado--, se agregaron los prestamos hipotecarios sobre las tierras, las
inversiones en empresas p6blicas de servicios, coma tranvias o aguas
corrientes, y sobre todo los ferrocarriles. Estos resultaron
extraordinariamente rendidores: en condiciones por cierto privilegiadas,
las empresas britanicas se aseguraron una ganancia que garantizaba el
Estado, que tambien otorgaba exenciones im.positivas y tierras a los
costados de las vias por tenderse.
En etapas posteriores se subrayaron persistentemente estos problem.as,
pero los contemporaneos vieron mas bien en la conex:i.6n
angloargentina
sus aspectos positivos: silos britanicos obtenian buenas ganancias par
sus inversiones o Ia comercializaci6n de la producci6n local, dejaban un
am plio campo de acci6n para los empresarios locales, las grandes
propietarios rurales, a quienes quedaba reservada la participaci6n mayor
en una pro ducci6n que fue posibilitada por la infraestructura instalada
por los briti nicos. Los 2.500 km de vfas existentes en 1880 se
transformaron en 34 mil en 1916, s6lo un poco menos de las 40 mil que,
en su momenta maxima, lleg6 a tener la red argentina. Algunas grandes
lfneas troncales sirvieron para integrar el territorio y asegurar la
presencia del Estado en sus confi nes, rnientras que otras cubrieron
densamente la pampa hUmeda, lo que posibilit6 -junto con el sistema
portuario- la expansi6n de la agricultura
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pitalistas- y la contemporan.ea profund.Jzaci6n de la industrializaci6n
de Gran Breta:fi.a, convertida ya en el taller del mundo. Se profundizaron
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BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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cuando el exito estaba asegurado. En materia monetaria se acept6 y esti
mul6 la depreciaci6n, en beneficio de los exportadores, y hasta 1890 al
menos, a traves de los bancos estatales, se manej6 el credito con gran Ii
beralidad. Sabre todo, el Estado se hizo cargo de lo que se llam6 la "Con
quista del Desierto•: de la que result6 la incorporaci6n de vastas superfi
des de tierra apta para Ia explotaci6n que fueron transferidas en grandes
extensiones y con un costo minimo a particulares poderosos y bien rela
cionados. Muchos de ellos ya eran propietarios y otros lo fueron desde
entonces, pero esta acci6n estatal result6 decisiva para la consolidaci6n de
la clase terrateniente. La tierra luego se compr6 y vendi6 amphamente,
aunque su espectacular valorizaci6n hasta 1890 -debida al calculo de fu
twos beneficios asegurados par 1a expansi6n que se iniciaba- redujo el
circulo de posibles adquirentes.
Aunque beneficiarios de la generosklad del Estado -que porotra parte
ellos mismos controlaban-, las terratenientes de la pampa hllmeda mani
festaron una gran capacidad para adecuarse a las condiciones econ6micas
y buscar el maximo posible de ganancias. En el Litoral, donde escaseaba el
ganado y la producci6n podia trasladarse fa.cilmente por los rios, se inclina
ron por la agricultura; alli donde la tierra era barata, optaron por la coloni
zaci6n, que la valorizaba, pero cuando el valor aument6 preftrieron el sis
tema de arrendarniento. En la provincia de Buenos Aires perdur6 la gran
propiedad :indivisa y la e:xplotaci6n del lanar, hasta que la instalaci6n de los
frigorificos hizo rentable la explotaci6n del vacuno refinado con las razas
inglesas y destinado a la exportaci6n. Entonces, las necesidades de praderas
artificiales estimularon la colonizaci6n agricola: las tierras se destinaron al
ternativamente a cereales, forrajes y pastoreo, por lo cual la agricultura se
asoci6 definitivarnente con la ganaderia.
Esta combinaci6n resultaba la mas adecuada para las condiciones es
pecificas de entonces. La calidad de las praderas aseguraba altos rendi
mientos con escasas inversiones; por otra parte, las condiciones del mer
cado mundial, extremadamente cambiantes e inconttolables desde este
lejano sur, hacian conveniente mantener la flexibilidad para elegir, cada
afto, la opci6n mas rentable. Parecia mas razonable mantener la tierra
unida para conservar todas las opciones y encarar explotaciones mas bien
extensivas. Como ha propuesto Jorge F. Sabata, los em.presarios se habi-
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primero y de la ganaderia despues, cuando las mismos britinicos instala
ron el sistema de frigorfficos.
Esa expansi6n requiri6 abundante mano de obra. El pais habia venido
recibiendo cantidades de inmigrantes en fonna creciente a to largo del si
glo, pero a partir de 1880 las cantidades crecieron abruptamente. Desde el
lado de Europa la emigraci6n estaba estimulada par un fuerte crecimiento
demografico, la crisis de las economias agrarias tradicionales, la bUsqueda
de empleos y el abaratamiento de las transportes; desde el pafs se decidi6
modif:icar la politica inmigratoria tradicional, cauta y selectiva, y fomentar
activamente la inmigraci6n, con propaganda y pasajes subsidiados. Pero
ninguno de esos mecanismos hubiera sido efectivo si, simultaneamente,
no hubiera creddo la posibilidad de encontrar trabajo. Los inmigrantes de
mostraron una gran flexibilidad y adaptaci6n a las condiciones del mer
cado de trabajo: en la decada de 1880 se concentraron en las grandes ciu
dades, en la construcci6n de sus obras ptiblicas y la remodelaci6n urbana,
pero desde mediados de la decada siguiente, al abrirse las posibilidades en
la agricultura, se vokaron masivamente al campo tanto quienes venian
para instalarse en forma definitiva como quienes viajaban cada afio para
trabajar en las cosechas. Este fen6meno -posibilitado por la baratura de los
pasajes y par los salarios locales relativamente altos- explica en parte la
fuerte diferencia entre los inmigrantes llegados y los efectivamente radica
dos: entre 1880 y 1890 los arribados superaron el mill6n, y los efectiva
mente radicados fueron unos 650 mil, cantidad notable para un pais cuya
poblaci6n rondaba Ios dos millones. En1a dfrada siguiente, luego de la
cri sis de 1890, se atenu6 la llegada, y las que retornaron fueron, afio a
afio, mas que los que llegaban, pero el ritmo se restableci6 en la primera
decada del siglo xx, cuando los saldos positivos superaron el mil16n.
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La promoci6n activa de la inmigraci6n fue s6lo un aspecto del con
junto de actividades que el Estado, lejos de la prescindencia del supuesto
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"modelo liberal desarroll6 para estimular el crecimiento econ6mico, so
lucionando los cuellos de botella y creando las condiciones para el desen
volvimienio de los empresarios privados. Particularmente, entre 1880 y
1890 esta acci6n fue intensa y definida Las inversiones extranjeras fueron
gestionadas y promovidas con amplias garantias, y el Estado asumi6 el
riesgo en las menos atractivas, para luego transferirlas a los privados
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BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
tuaron a rotar por diversas actividades, buscando en cada caso la crema
de la ganancia, sin fijarse definitivamente en runguna y procurando no
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inmovilizar el capital: a las agropecuarias se agregarnn luego las inversio
nes urbanas -tierra, construcciones- e incluso las industriales. Asi, a par tir
de la tierra, se constituy6 una clase empresaria concentrada y no espe
cializada, una ohgarquia, que desde la ciispide controlaba un conjunto
amplio de actividades.
Esas condiciones estimularon tambien Ia conducta especulativa de los
chacareros. Los inmigrantes que durante la expansi6n agricola se convir
tieron en arrendatarios y disponian de un capital limitado prefirieron al
quilar par tres fill.as extensiones importantes de tierra antes que adquirir
definitivam.ente una parcela mas pequefla: especuladores trashumantes
jugaron sus cartas a unos afios de trabajo intenso, con minimas inversio
nes fijas, quiz.i premiado con unas buenas cosechas, para volver a repetir
la apuesta en otro campo arrendado.
En esa primera etapa, este comportamientoaltamente flexible penniti6
aprovechar al maxima los estimulos extemos y posibilit6 un crecimiento
verdaderamente espectacular. Desde 1890, la expansi6n de la agricu1tura
fue continua, y el campo se llen6 de chacareros y jornaleros. Entre 1892 y
1913, se quintuplic6 la producci6n de trigo, de la cual la mitad se expor
taba En ese lapso, las exportaciones totales se multiphcaron cinco veces,
mientras que las importaciones lo hicieron en proporci6n algo menor. Al
trigo se agregaron el maiz y el lino, y entre los tres cubri.eron la mitad de
las exportaciones; en el resto, junta a la Jana, comenz6 a ocupar una parte
cada vez mas importante 1a came, sobre todo a partir de 1900, cuando los
frigorificos empezaron a exportar hacia Gran Bretana came vacuna conge
lada o enlatada. Por entonces, el lanar habfa sido desplazado de
Buenos Aires hacia el sur, y lo reemplazaba el vacuno mestizado con las
razas bri tanicas Shorthorn y Hereford. En visperas de la guerra, la
Argentina era uno de los principales exportadores mundiales de cereales
y came.
Si las ganancias de los socios extranjeros fueron elevadas a traves de
los ferrocaniles y los frigorfficos, del transporte maritimo, de la comercia
lizaci6n o del financiamiento-, tambien lo fueron las del Estado, prove
nientes fundamentalmente de impuestos a la importaci6n, y las de los te
rratenientes, quienes, dadas las ventajas comparativas con
respecto a otros
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igualmente espectaculares, palacios o petits hotels. El ingreso rural se difundi6 en
la ciudad multiplicando el empleo y generando a su vez nuevas necesidades de
comercios, servicios y finalmente de indus trias, pues en conjunto las ciudades,
sumadas a los centros urbanos de las
zonas agrfcolas, constituyeron un mercado atractivo. El sector industrial alcanz6
una dimensi6n significativa y ocup6 a mucha gente. Algunos grandes
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productores del mundo, optaron por destinar una pord6n importante de estas al
consumo. Ello explica en parte la magnitud de los gastos reahza dos en las
ciudades, que unos y otros se ocuparon en embellecer imi tando a las metr6polis
europeas, pero cuyo efecto multiplicador fue muy
:iroportante. El Estado las dot6 de los modemos servidos de higiene o de
transporte, asi coma de avenidas, plazas y un conjunto de edificios pllbli cos
ostentosos y no siempre de buen gusto. Los particulares construyeron residencias
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establecimientos, como los frigorfficos, las molinos y algunas fa bricas grandes,
elaboraban sus productos para la exportaci6n o el mer cado interno. Otro grupo
de establecimientos importantes, textiles o ah mentarios, suministraba productos
elaborados con m.ateria prima local, y un extenso universo de talleres,
generalmente de propiedad de inmigran tes afortunados, completaba el
abastecimiento del mercado intemo. Este sector industrial creci6 asociado con la
economia agropecuaria, expan diendose y contrayfodose a su ritmo, y
nutrielldose de capitales extran jeros, aunque a traves de los bancos los
terratenientes locales o quienes controlaban el comercio exterior pudieron
agregar la inversi6n industrial al conjunto de sus opciones.
El grueso de estos cambios se produjo en el Lltoral, ampliado con la in
corporaci6n de C6rdoba, y se acentu6 la brecha secular con el Interior, inca paz de
incorporarse al mercado mundial. No llegaron alli ni inversiones ni inmigrantes,
aunque si el ferrocarril, que, en algunos casos, al romper el ais lamiento de los
mercados, afect6 algunas actividades locales. En cambio, bubo mayores gastos
realizados por elEstado nacional, que sostuvo en parte la ad.ministraci6n y la
educaci6IL Pero, sabre todo, pesaron el atraso relativo y las diferencias cada vez mas
manifiestas entre la vida agitada de las gran des ciudades del Iitoral y la de las
somnolientas capitales provinciales.
Huba algunas excepciones. En el norte santafesino, una empresa in glesa,
expansiva y depredadora a Ia vez, constituy6 un verdadero enclave
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BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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para la explotaci6n del quebracho. Pero las excepciones mas importantes
se produjeron en Tucuman primero y en Mendoza despues, en tomo a la
producci6n de azllcar y de vino. Ambas prosperaron notab1emente para
abastecer a los expansivos mercados del Lltoral, merced a la reserva de
es tos productos hecha por el Estado, que los rode6 con una fuerte
protecci6n aduanera. Fue el mismo Estado el que permiti6 el despegue
inici.al de esa industria regional, construyendo las ferrocarriles y
financiando las :inver siones de los primeros empresarios de ingenios y
bodegas. En ambos casos hubo razones de equilibria politico general, pero
mas inmediatamente pesa ron las relaciones que importantes empresarios
de las nacientes industrias
-Ernesto Tornquist en la azucarera y Tiburcio Benegas en la vitivinicola- te
nian en las mas altas esferas oficiales. La fisonomia de Tucuman, y sabre
todo la de Mendoza, donde la e:xpansi6n supuso la incorporaci6n de im
portantes contingentes inmigratorios, se modificaron sustanciahnente,
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quiz.f contra lo que hubieran indicado las normas de 1a divisi6n interna
cional del trabajo -la azucar tucumana siempre fue mucho mas cara que
1a que podfa importarse desde Cuba-, pero de acuerdo con la pauta de
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ga nancia monop6lica y de asociaci6n entre el Estado y los empresarios
que caracteriz6 toda la expansi6n finisecular.
En torno del Estado se confonn.6 un importante sector de especulado
res, intermediarios y financistas cercanos al poder, que medr6 en conce
siones, prestamos, obras pUblicas, compras o ventas, especialm.ente en Ia
decada de 1880, cuando el Estado inyect6 de forma masiva credito a tra
ves de las bancos garantidos. Los contempor.fneos atribuyeron a esta fie
bre especulativa la crisis de 1890, que fren6 por una decada el avance
espectacular de la economia Pero las causas eran mas profundas y resul
taron recurrentes. La estrecha vinculaci6n de la economia argentina con
la internacional la sensibiliz6 a sus fluctuaciones cfclicas, como habfa ocu
rrido en 1873. El fuerte endeudamiento convertia el servicio de la deuda
extern.a en una carga onerosa, solventada con nuevos prestamos o con los
saldos del comercio exterior, y ambas cosas se reducian dr.isticamente en
los momentos de crisis cfclica, generando un periodo mas o menos pro
l011gado de recesi6n. La crisis intemacional de 1890 tuvo la particularidad
de desencadenarse en la Argentina y de arrastrar con e11a a uno de los
mas importantes inversores britanicos: la banca Baring. En Io
inmediato,
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tuvo efectos catastr6ficos, sabre todo para los pequeiios ahorristas, pero al
concluir con el ciclo especulativo urbano de la decada de 1880 alent6 otras
actividades, particularmente la agricultura, que empez6 par enton ces su
expansi6n importante.
La inmigraci6n masiva y el progreso econ6mico remodelaron profun
damente a la sociedad argentina, y podrfa decirse que la hicieron de nuevo. Los 1,8
millones de habitantes de 1869 se convirtieron en 7,8 millones en 1914, yen ese
mismo periodo Ia poblaci6n de Ia ciudad de Buenos Aires pas6 de 180 mil
habit.antes a 1,5 millones. Dos de cada tres habitantes de la ciudad eran
ex:tranjeros en 1895, yen 1914, cuando ya habian nacido de ellos muchos hijos
argentinos, todavia la mitad de la poblaci6n de la ciudad era extranjera. La
mayoria fueron los italianos, primero del norte y luego del sur, y los siguieron los
espafioles, y en menor medida los france ses. Pero llegaron inmigrantes de todas
partes, aunque en contingentes pequefios, al punto que se pens6 en Buenos Aires
coma en una nueva Ba bel. Como seftal6 Jose Luis Romero, la nuestra fue una
sociedad aluvial, constituida por sedimentaci6n, en la que los extranjeros
aparecfan en to das partes, aunque naturalmente no en la misma proporci6n.
Al Interior fueron pocos, con excepci6n de lugares como Mendoza. En
el Lltoral, muchos se dirigieron al campo, y la mayoria se insta16 precaria mente,
como arrendatarios. Los chacareros y sus familias fueron protagonis tas de una
sacrificada y azarosa empresa Quizil porque estaban dispuestos a prosperar en
poco tiempo, a sacrificarse y arriesgar su escaso capital en una apuesta muy fuerte,
prefuieron vivir en rudimentarios e inh6spitos ran chos, sin las comodidades
minimas, prestos a abandonar el lugar cuando el contrato vencia. Como todos los
inmigrantes, se jugaron al ascenso econ6- mico rilpido, que algunos lograron y
muchos no. A la larga, los primeros, o sus hijos, se integraron a las clases medias en
constituci6n; las segundos probablemente marcharon a las ciudades o se volvieron.
Lo que es seguro es que unos y otros contribuyeron a las gruesas ganancias de
terratenientes y casas comerciales e:xportadoras, que se asociaban a las beneficios
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de los chacareros, pero sin participar de sus riesgos.
Al principio Ia mayorfa iba a las ciudades, pues alli estaba la mas am pha
demanda de trabajadores. Las grandes ciudades, y en primer lugar Buenos Aires,
se llenaron de trabajadores, en su mayoria extranjeros, pero
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que ignora la de las fracasados. Pero de
BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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tambien criollos. SUs ocupadones eran muy diversas y su condici6n labo
ral heterogenea: habia jornaleros sin c.alill.caci6n a la busca cada dia de su
conchabo, artesanos calificados, vendedores ambulantes, sirvientes y tam
biell obreros de las prim.eras fabricas. En cambio, muchas de sus
experien cias eran similares: vivian hacinados en las conventillos del
centro de la ciudad, pr6ximos al puerto donde muchos trabajaban, o del
barrio de La Boca. Padedan dificiles condiciones cotidianas: la mala
vivienda, el costo del alquiler, las problemas sanitarios, la inestabilidad en
los empleos y los bajos salarios, las epidemias y los problemas de mortalidad
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infantil, todo lo cual conformaba un cuadro muy duro, del que al principio
muy pocos es capaban. Era todavia una sociedad magm.itica y en
formaci6n. Los extran
jeros eran ademas extraiios entre si, pues ni siquiera los italianos -una de
nominaci6n en cierto modo abstracta, que englobaba origenes diversos-,
separados por 1os diferentes dialectos, podian comunicarse entre ellos. La
integraci6n de sus elementos diversos, la constituci6n de redes y micleos
asociativos, y la definici.6n de identidades en ese mundo del trabajo fue un
proceso lento.
Muchos de los inmigrantes, impulsados por el afan de "hacer la Ame
rica" y qu.iza volver ricos y respetables a la aldea de donde habian salido
miserables, concentraron sus esfuerzos en la aventura del ascenso indivi
dual, o mas exactamente familiar. Quienes no lo lograron a fracasaron
des pues de algun exito inicial -y no volvieron a Ia patria- permanecieron
den tro del conjunto de los trabajadores, renovado de manera permanente
con las nuevos llegados. Fue entre ellos donde mas amphamente se
desarrolla ron las forrnas de solidaridad, estimuladas par las militantes
contestatarios. Pero Ia mayoria obtuvo al menos algt.in exito dentro de la
"aventura del ascenso". Este consistia por lo general en llegar a tener la
casa propia y quizci un pequefio negodo o taller tambien propio. Sohre
todo, el camino pasaba por la educaci6n de los hijos: la educaci6n
primaria permitia supe rar la barrera idiomatica que segregaba a las
padres; la secundaria abria las puertas al empleo pUbhco o al puesto
de·maestra, dignos y bien remune rados. La universitaria y el titulo de
doctor eran la llave mcigica que penni tia ingresar a las circulos cerrados
de la sociedad constituida. Se trata sin dud.a de una imagen con mucho de
archivo fue
convencional, elaborada a partir de las experiencias de losEste
triunfadores,
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cualquier modo, estas aventuras del ascenso fueron lo suficientemente im portantes
como para plasmar una imagen mitica de hondo arraigo y Iarga perduraci6n, y para
constituir las amplias clases medias, urbanas y rurales, que caracterizaron de forma
definitiva nuestra sociedad.
En suma, lo que se constituy6 fue una sociedad nueva, que permane ci.6 por
bastante tiempo en formaci6n, en la que las extranjeros o sus hijos estuvieron presentes
en todos los lugares, los altos, las medias y las bajas. Fue abierta y flexible, con
oportunidades para todos. Fue tarobien una so-- ciedad escind.ida doblemente: por una
parte, el pais modemizado se dife renci6 del Interior tradicional; par otra, la nueva
sociedad se mantuvo bastante tiempo separada de las dases criollas tradicionales, y
las clases altas, un poco tradicionales pero en buena medida tambien nuevas, pro-curaron afirmar sus diferencias respecto de la nueva sociedad.
Mientras en la nueva sociedad los inmigrantes se mezclaban sin reticen cias con las
criollos y generaban formas de vida y de cultura luDridas, las clases altas -capaces de
acoger sin reticend.as a los extranjeros ricos o exito sos- se sentian tradicionales,
afrrmaban su argentinidad y se crefan las due fias del pais al que 1os inmigrantes
habfan venido a trabajar. No todos sus miembros tenfan riqueza antigua, pues entre
ellos habia muchos advenedi zos o rastacueros, como se decia entonces, y ni siquiera
todos tenian verda deramente riqueza. Algunos lo lograron con medias dudosos,
gracias a los favores del pod.er, y otros apenas podian conservar lo que llamaban la "de
cencia". Pero todos ellos, frente a la masa de extranjeros, manifestaron una cierta
voluntad de cerrarse, de recordar sus antecedentes patrici.os, de ocu parse de las apellidos
y la prosapia, y quienes podian, de hacer gala de un lujo y una ostentaci6n -que quiza
sus modelos europeos consideraran vul gares y chabacanos- Utiles para marcar las
diferencias. Esa funci6n cum plian los lugares pt'ibhcos donde mostrarse, coma la
Opera, Palermo o la ca Ile Florida, y sabre todo el club, exclusivo y a Ia vez educador:
el Jockey, fund.ado por Carlos Pellegrini y Miguel Cane para constituir una aristocracia
vasta y abierta, "que comprenda a todos los hombres cultos y honorables".
Esos mismos hombres se reservaron el manejo de la alta politica. Esta
fue una actividad de "notables , provenientes de familias tradicionales, de centes y
educados, aunque no necesariamente ricos, pues en la politica abundaron los
parvenus, que hari'.an alli su fortuna El sistema institucional
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BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
era perfect.amente republicano -aunque disefiado para mediatizar las deci
siones mas importantes y alejarlas algo de la "voluntad popular"-, pero las
priicticas electorales de la epoca, y sobre todo la fuerte injerencia del go
biemo en cad.a uno de sus pasos, tendian a desalentar a quienes quisieran
participar en esa competencia. En la ctispide del sistema politico, la selec
ci6n del personal pasaba pot los acuerdos entre el presidente, las
gobernadores y otros notables de prestigio reconocido. En las niveles mas
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bajos, la competenda se daba entre caudillos electorales, que movilizaban
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contribuido a la consolidaci.6n del regimen y a la eliminaci6n de
las antiguas confron-
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maqu:inarias aguerridas, capaces -con la complicidad de la autoridad- de
asaltar atrios y volcar padrones. El sistema -estigmatizado luego por la
opo sici6n pol:ftica- descansaba sabre una escasa voluntad general
de participaci6n en las elecci.ones. Alejada de las grandes procesos
democrati. zadores de las sociedades occidentales, la constituci6n de la
ciudadanfa fue aqui lenta y trabajosa. Particularmente, pes6 el escaso
interes de los extran jeros por nacionalizarse y participar de las elecciones,
perdiendo algunos privilegios y garantias inherentes a su condici6n de
tales, y esta situad.6n
inquiet6 incluso a los espfritus mas lllcidos de la ehte dirigente, preocupa
dos por asentar las bases consensuales del regimen politico.
Quizil la caracteristica mas notable y perdurable de ese regimen haya
sido la falta de competencia entre partidos politicos alternativos y su es
tructuraci6n en torno de un partido Unico, cu.yo jefe era el presidente de la
repllblica. El Partido Autonom.ista Nacional era en realidad una federaci6n
de gobernadores, cabezas de Nsituacionesu provinciales, y el presidente
usaba sus atribuciones institucionales para disciplinarlos, mezclando con
fusamente lo que era propio del Estado con lo mas especfficamente poli
tico. Ausentes los mecanismos de alternancia, raquiticos los espacios de
discusi6n pU.blica amplia, los conflictos se negociaban en circulos reduci
dos, entre la Casa Rosada y el Circulo de Armas, la redacci6n de un diario
y los pasillos del Congreso, El sistema era eficaz cuando se trataba de dife
rencias en torno de convicciones comunes -como ocurri.6 a lo largo de la
decada de 1880-, pero revel6 sus debilidades cuando las discrepancias se
hicieron mas serias, a partir de 1890. Qued6 claro entonces queen ell'egi
men politico no habia lugar para partes con intereses divergentes y legit:i
mos, capaces de discrepar y de acordar, y el unicato, que habfa
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principal de la elite dirigente. El panorama que se presentaba ante sus ojos era
ciertamente inquietante: una masa de extranjeros, desarrai gadas, escasamente
solidarios, s6lo interesadas en lucrar y en volver a su terrufio, despertaba la
indignaci6n de quienes, como Sarmiento, habian vista otrora en la inmigraci6n el
gran instrumento del progreso. Par otra parte, en el empeiio de dar form.a a esa
OM
taciones, revel6 sus limitaciones para canalizar las propuestas de cambio de una
sociedad que se estaba constituyendo y diversificando, y en la que se desarrollaban
intereses variados y contradictorios.
Moldear y organizar esa sociedad en fonnaci6n, segUll sus defmidas
convicciones acerca del progreso, y generar en ella el consenso necesario para las
vastas transformaciones que se estaban desarrollanda fue quiza la preocupaci6n
masa, apareci6 un oonjunto de com petidares importantes: laIglesia en primer lugar,
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aunque en el Rio de laPlata su influencia era mucho menor que en et resto de
Hispanoamerica; las aso daciones de las colectividades extranjeras, y
particularmente la itali.ana, y luego las grupos politicos contestatarios, sabre todo
los anarquistas, que ya esbozahan para los sectores populares un proyecto de
sociedad definida mente altemativo. Frente a ellos, ese Estado todavia debil
present6 combate y triunf6. En forma progresiva fue extendiendo su Iarga mano por cierta, visible- sabre la sociedad, tanto para controlar su organizaci6n coma
para acelerar las cambios que aseguraran el progreso buscado.
Las leyes de registro civil y de matrimonio civil, inspiradas en la legis laci6n
europea mas progresista, impusieron la presencia del Estado en los actos mas
importantes de la vida de los hombres -el nacimiento, el casa miento, la muerte-,
hasta entonces regulados por la Iglesia. Posterior mente, esa presencia del Estado se
reforzaria en la regulaci6n de la higiene, del trabajo, y sobre todo con la ley de
servicio militar obligatorio, que, al llegar a la mayoria de edad, colocaba a todos
los hombres en situaci6n de ser controlados, disciplinados y argentinizados. Pero
en la decada de 1880 el gran instrumento fue la educad6n primaria, y hacia ella se
valcaron los mayores esfuerzos. Esta, segiin la Ley 1420 de 1884, fue laica,
gratuita y obligatoria. Desplazando tanto a la Iglesia como a las colectividades, que
habian avanzado mucho en este terreno, el Estado asumi6 toda la respon sabilidad:
con la alfabetizaci6n aseguraba la instrucci6n biisica comUn para todas los habitantes,
y a la vez Ia integraci6n y nacionalizaci6n de las ni-
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BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
ftos hijos de extranjeros, que si en sus hogares filiaban su pasado en al
guna regi6n de Italia o Espana, aprendfan en la escuela que este se
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remon taba a Rivadavia o a Belgrano.
Aunque Ia elite fue constitutivamente cosmopolita, critica de la heren
cia criolla o hispana y abierta a las influencias progresistas de las
metr6po lis, tuvo a la vez una temprana preocupad.6n por lo nacional,
tanto para afirmar su identidad en el pais aluvional como para integrar
en ella a la masa extranjera La elite patricia, que se sentia consustanciada
con la cons trucci6n de la patria, se ocup6 de dar forma a una versi6n de
su historia, como lo hizo Bartolome Mitre, que era a la vez una
autojustificaci.6n. Con las :mismas preocupaciones, discutieron sabre que
cosa era el arte, la mll sica o Ia lengua nacional. Sabre estos y otros
tern.as se hablaba tanto en los circulos y en las tertulias privadas como en
los peri6dicos y en sus redac dones, quiza.5 en Ia catedra universitaria o en
el Congreso. Algunos incluso escribieron libros, que editaban en Europa. Si
no hubo muchos grandes creadores, en cambio constituyeron un grupo
de :intelectu.ales que, sin es pecializaci6n profesional, contribuyeron muy
eficazmente a moldear las ideas de su clase. Conocieron todas las
corrientes europeas, y de cada una de ellas hubo una versi6n local:
realismo, impresionismo, naturalismo... Pero la que mas se adecu6 a su
filosofia espontanea de la vida fue el posi tivismo, en su versi6n
spenceriana, por su valoraci6n de Ia eficiencia y el pragmatismo, de1
orden y el progreso, en todo adecuados a una sociedad que por entonces llegando al Centenario de la Revoluci6n de Mayo- se definia por su
optimism.a.
testimonio del espectacular desempeiio de la repU.blica, al
igual que el
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TENSIONES Y TRANSFORMACIONES
El Centenario de la Revoluci6n de Mayo fue Ia ocasi6n que el pais, alegre
y confiado, tuvo para celebrar sus logros recientes. La asistencia de la in
fanta Isabel de Borb6n, tfa del rey de Espaiia, y del presidente Montt de
Chile indicaba que las hostilidades externas, viejas o nuevas, pertenedan
al pasado. lntelectuales, politicos y periodistas, como Georges Clemenceau,
Enrico Ferri, Adolfo Posada o Jules Huret, dejaron, cada uno a su manera,
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poeta Ruben Dario, que escribi6 un Canto a la Argentina alga pomposo.
Atestiguando el car<l.cter aluvial de nuestra soci.edad, cada una de las co lectividades
extranjeras honr6 al pais y a sus espectaculares Iogros con un monumento alusivo,
cuya piedra fundamental se coloc6 apresuradamente ese afio. Pero el discurso
oficial, vado, hueco y conformista, apenas alcat1- zaba a disimular la otra cara de
esta realidad: una huelga general, mas vi rulenta alln que la del afto anterior cuando coincidi6 con el asesinato del jefe de Pohcia a man.as de un anarquista-,
amenaz6 frustrar los festejos, y una bomba en el Teatro Co16n puso en evidencia
las tensiones y Ia violen cia, a la que desde la sociedad establecida se respondi6
con las primeros episodios del terror blanco y con una draconiana 1ey de defensa
social.
Ma.5 a11a de la pompa de la celebraci6n, una honda preocupaci.6n por
el rumbo de la naci6n invadia las espiritus mas reflexivos, ganados por un
pesimismo credente. Utilizando los modelos de la sociologia positivista, y
combinandolos con la historia y Ia psicologia social, se diagnostic6 que la soci.edad
estaba enfenna. Retomando la tradici6n reflexiva de Sarmiento o de Alberdi,
aparecieron ensayos profundos, balances descamados y pro puestas, coma los que
hicieron Joaquin V. Gonzalez en El juicio del siglo, Agustfn Alvarez en Manual de
patologia politica,,Carlos Octavio Bunge en Nuestra Amirica,Jose Maria Ramos Mejia
en Las multitudes argentinas o Ricardo Rojas en La restauraciOtt nacionalista.
Parte de los males se atri buian a la misma elite, su conformism.a fa.city su abandono
de Ia tradici.6n patricia y ta conciencia pU.blica. Pero el punto central del
cuestionamiento era el cosmopohtismo de la sociedad argentina, inundada par la
masiva presencia de Ios inmigrantes y dirigida por quienes habi'.an buscado su ins
piraci6n en Europa. Todos los conflictos sociales y politicos, todo cuestio namiento
a la direcci.6n de la elite tradicional, podian ser atribuidos a los malos inmigrantes,
a los cuerpos extraftos, a las extranjeros disolventes, incapaces de valorar lo que el
pais les habfa ofrecido.
Pero mas alla de estas manifestaciones extremas, preocupaba la diso- 1uci6n
de un ser nacional que algunos ubicaban en la sociedad criolla pre via al alud
inm.igratorio y otros, mas ex.tremos, filiaban poll>micamente en 1a ruptura con la
tradici6n hispana Si bien esta ultima posici6n era cues tionada por quienes segufan
asoci.ando esta tradici6n con la intolerailcia y el atraso, en cualquier caso se dibuj6
en 1a conciencia de la elite la imagen
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1916
BREVE ffiSTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
hacienda mas compleja, tanta pot la acrecida participaci6n de Francia y
Alemania en el comercio y las inversianes coma por la presencia cada vez
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de unas masas torvas y oscuras, desligadas de todo vinculo, peligrosas, que
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acechaban en las sombras y que comenzaban a invadir 19s .imbitos hasta
entonces reservados a 1os hijos de la patria. En respuesta, algunos adhirie ron
mas agresiva de Estados Unidos en el .irea de los servicios piiblicos y ta
al ehtismo aristocratizante que habia puesto de moda el uruguayo Jose
electricidad, y sabre tado en los frigorificas, Su dominio de la tecnica del
chillei o enfriado, le permiti6 ganar posiciones en el mercado extemo y,
Enrique Rod6 con su Ariel. Otros buscaron la soluci6n de cada uno de los
tras sucesivos acuerdos por las cuotas de exportaci6n, lleg6 a controlar las
problemas en alguna de las f6rmulas de 1a IDgerrieria social, incluyendo las
tres cuartas partes <lei comercio de cames con Gran Bretana, aunque los
que habia ensayado en .A1emania el canciller Bismarck. Pero la mayoria en
ingleses siguieron administrando el flete y los seguros. Eran los prim.eras
contr6 la respuest.a en una afirmaci6n polemica y ret6rica de la nacionali
anuncios de una relaci6n triangular, mucha mas campleja que la anterior,
dad: Ia soluci6n era subrayar la propia raigambre criolla, argentinizar a esa
que se profundiz6 cuando la industria local empez6 a demandar maqui
masa extrafta, y a la vez disciplinarla Desde principios de siglo, y sin duda
nas, repuestas a petr6leo, suministrados por Estados Unidas, o cuando se
inspirado en el dim.a europeo de preguerra, empez6 a predominar un na
populariz6 el uso del autom6vil, y que requiri6 un manejo de la palitica
cionalismo chauvinista, queJose Maria Ramos Mejia, desde el Consejo Na
econ6rnica bastante mas delicado y precisa. Pero esas problem.as queda
donal de Educaci6n, intent6 inculcar a los niftos de la escuela primaria en
ron postergados por el mucho m.is acucioso planteado por la Primera
sus pr.icticas cotidianas, y que tuvo su apogeo en los festejos de 1910,
Guerra Mundial, que desarganiz6 los circuitos comerciales y financieros,
cuando las patotas de uniiios bien" se compladan en hostilizar a cualquier
rettajo las nuevas inversiones, provac6 un fuerte encarecimiento de la
extranjero que demorara en descubrirse al sonar las notas del Himno.
subsistencia y dificultades en muchas industrias, aunque benefici6 a aque
A partir de esta percepc:i.6n de una enfermedad en la sociedad, ratifi
llas actividades, coma la exportaci6n de carne enlatada, destinadas al
cada par la cotidiana emergencia de conflictos y tensiones de la m.is va
abastecimiento de los beligerantes. Aun cuando se viera en esto el efecto
riada indole, se dibujaron dos actitudes en la elite dirigente. Algunos opta
de una coyuntura breve y acotada a la duraci6n del conflicto belico, lo
ron por una conducta conciliadora, hactendose cargo de los reclamos de la
cierto es que nadie convalidaria en 1916, al asumir el nueva presidente, el
sociedad y proponiendo reformas. Otros, en cambio, mantuvieron una ac
diagn6stico optimista y despreocupado de 1910.
titud intransigente, que ape16 al Estado para reprimir cualquier manifesta
Las mayores preocupacianes provenian de la emergencia de tensiones
ci6n de descontento y, no satisfechos por un apoyo que por otra parte no
saciales, de demandas y requerimientos diversos, generalmente expresa
se retaceaba, se organizaron para actuar por su propia cuenta.
dos de manera violenta, pravenientes de los diversos actores que se iban
Algunos motivos de preocupaci6n se adivinaban en la marcha de la
definiendo a medida que la sociedad se estabilizaba y diversillcaba. Las
economia, pese a que en los primeros aiios del siglo la Argentina realiz6
tensiones no surgieron del Interior tradicional, de existencia aletargada,
lo m.is espectacular de su crecimiento. Un renovado empuje migratorio
Sino de las zonas dinamicas del Litoral. En el .imbito rural, una prim.era ma
hizo queen 1914 casi se alcanzaran los ocho millones de habitantes, du
nifestaci6n notable fue la de las chacareros de Santa Fe, protagonistas de
plicando ta cifra de 1895. El area cultivada alcanz6 el record de 24 millones
la primera expansi6n agricola, entte quienes abundaban las propietarios.
de hectareas, y el pais lleg6 a set el primer productor mundial de maiz y
Se combin6 aqui una cayuntura econ6mica critica -derivada de la crisis de
lino, y uno de los ptimeros de Jana, came vacuna y trigo. Buenos Aires
1890- y una decisi6n palitica del Estado, que par entonces elirnin6 el de
-que exhibia orgullosa su subterralleo- se convirti6 en la primera metr6recho de Ios extranjeros a votar en las eleccianes municipales. En el
poli latinoamericana. Sin embargo, las crisis de 1907 y 1913, y despues
rnismo afi.a se produjo la revaluci6n de la Uni6n Cfvica, yen los siguientes
de dos ai:i.as de depresi6n motivados por la guerra de las Balcanes,
los co lonos incorporaron sus reclamos -eliminaci6n de un impuesta
recorda ban la vulnerabilidad de ese crecimiento. La relaci6n extema
gravaso y
se estaba
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BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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pero de consecuencias mas espectaculares. Entre los sectores populares,
la heterogeneidad cultural y lingiiistica fue superandose en la experiencia
cotidiana de afrontar las duras condiciones de vida, que estimularon la
cooperaci6n y la constituci6n de todo tipo de asociaciones: mutuales, de
resistenda, gremiales, en torno de las cuales la sociedad popular comenz6
a tomar forma. Par otra parte, la convivencia permitia la espontatlea inte
graci6n de las tradiciones culturales y el surgimiento de formas lubridas
pero de una vigorosa creatividad, coma el tango, el sainete o el lunfardo,
donde confluian las elementos criollos y los muy diversos aportados por
la inmigraci6n.
Sabre esta elaboraci6n espontanea se propusieron influir tanto la Igle
sia coma las grand.es asociaciones de colectividades y sabre todo el
Estado, que combin6 coacci6n con educaci6n. Pero su gran instrumento, la
es cuela pUblica, choc6 en esta primera etapa con una masa de
trabajadores adultos, analfabetos, casi impermeables a su mensaje. Esto
dej6 un ancho cam.po de acci6n para otro sector alternativo, proveniente de
intelectuales contestatarios, y particularmente de los anarquistas. Ellos
encontraron el lenguaje adecuado para dirigirse a una masa trabajadora
dispersa, extran jera, segregada, que para actuar en conjunto necesitaba
grandes consignas movilizadoras, coma la de deshacer la sociedad y volver
a rehacerla, justa y pura, sin patrones y sin Estado. La huelga general y el
levantamiento es pontaJleo eran Ios instrumentas imaginados para integrar
a esta masa Ia boral fragmentada, y para hacer mas eficaz la lucha par las
reivindicacio nes especfficas de cada uno de las gremios, que las
anarquistas•encauzaron eficazmente. Frente al anarquismo, el Estado
galvaniz6 SU actitud repre sora, y la ley de residencia de 1902 autorizaba
incluso la expulsi6n de los mas discolos. En un juego de desaffos
reciprocos, la agitaci6n social, que comenz6 hacia 1890, se agudiz6 had.a
el 1900 y culmin6 con las grandes huelgas de 1910, momenta de apogeo de
la agitaci.6n de masas y del motfn urbano -aunque la organizaci6n no
alcanz6 un desarrollo sim:ilar-, y tam bien de la represi6n.
Esta identidad, segregada y contestataria, motivo de la mas seria pre
ocupaci6n de las clases dirigentes, no fue la Unica que se constituy6 en tre
las trabajadores urbanos. Progresivamente se fue dibujando un sector de
obreros mas calificados, en general con una educaci6n b.isica, decidi-
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derechos politicos en los municipios- a las de Ios radicales. Colaboraron
con ellos en la revo1uci6n de Santa Fe de 1893, donde Ios colonos en ar
mas" -especialmente las suizos- desempeiiaron un papel importante, para
sufrir luego la represi6n gubemamental y las efectos de un chm.a general
adverso a las "gringos".
El episodic siguiente, bastante posterior, estall6 en 1912 y tuvo par
actores al conjunto de las arrendatarios que habian protagonizado la no
table expansi6n cerealera de la regi6n del Litoral, las esforzados chacare
ros que al frente de pequefias empresas familiares, y con enorme sacrifi
cio, pudieron a veces prosperar y consolidar su posici6n, aunque siempre
atenazados par presiones permanentes: la de los terratenientes, que ajus
taban peri6dicamente sus arriendos, estimulados par la creciente de manda
de tierras originada en un flujo migrataria permanente, y1a de las
comercializadores, una cadena que empezaba en el bolichero del lugar y
terminaba en las grandes empresas expartadoras, coma Dreyfus o Bunge
y Born. En epocas de buenos precios, los chacareros podian mantener un
aceptable equilibria, pero la cafda de los precias internacionales en 1910
y 1911, en epocas en que las arriendos se mantenfan altos, hizo critica la
situaci6n Por otra parte, los chacareros ya habian echado raices en el pais,
se habian nucleado y delineaban los que eran sus intereses. Asi, en 1912
realizaron una huelga, neg.indose a levantar la cosecha a menas que las
propietarios de tierras satisficieran ciertas candiciones: contratos mas lar
gos, rebajas en los arriendos y otras cosas, coma el derecho a contratar
1ibremente la maquinaria para la cosecha o a criar animales domesticos.
Tanto en el caso de las colonos santafesinos coma en el de las arrendata
rios pampeanos llama la atenci6n el cantraste entre la moderaci6n de las
reclamos --que ni cuestionaban las aspectos b3.sicos del sistema ni propo
nian alianzas con las jornaleros rura1es- y la violencia de la acci6n en el
caso de las colonos de Santa Fe, o la madurez organizativa de las arrenda
tarios, que iniciaron un importante movimiento cooperativo y constituye
ron una entidad gremial: la Federaci6n Agraria Argentina. Desde enton
ces, quedaron constituidos coma un actor, que permanentemente reclam6
y presion6 a los terratenientes ya las autoridades.
En las grandes ciudades -sabre todo Buenos Aires y Rosario-, la defi
nici6n de las identidades fue mas compleja, y el resultado menos univoco,
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BREVE ffiSTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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El sistema politico diseftado por la elite, eficaz mientras la nueva socie
dad se mantenia pasiva, empez6 a revelar sus debilidades apenas nuevos
actores hicieron oir sus voces. En 1890 se produjo una primera fractura,
pues una disidencia surgida dentro mismo de los sectores tradicionales
-encabezada por la juventud universitaria-encontr6 insospechado eco en
la sociedad, golpeada pot la crisis econ6mica. Es significativo que las prin
cipales dirigentes de los nuevos partidos -Leandro N. Alem, Hip6lito Yri
goyen, Juan B.Justo, Llsandro de la Torre- hayan luchado juntas en el Par
que. El golpe afect6 al regimen politico, profundamente dividido, que
durante tres o cuatro aiios zozobr6, incapaz de encontrar una respuesta
adecuada a un desafio que progresivamente se fue haciendo mas definido.
Hacia 1895, luego de un par de revoluciones sofocadas, ypor obra de Car
los Pellegrini, la ugran mufieca" politica del rt'.igim.en, se recuper6 el equili
brio, que consolid6 el general Roca cuando alcanz6 en 1898 la presidencia
par segunda vez. Qued6 sin embargo un residua no reabsorbido: el Partido
Socialista, vokado had.a las trabajadores, y la ucR, un movimiento cfvico a
la biisqueda de su piiblico.
Pasada la agitaci6n poHtica, el radicalismo subsisti6 durante unos
aiios en estado de latencia. En 1905, :intent6 un levantamiento revolucio
nario, civico pero tambit'.in militar, que fracas6 coma tal aun cuando tuvo
un enorme efecto propagandistico, sabre todo porque estall6 en momen
tos en que el regimen politico otra vez se vela aquejado par una profunda
divisi6n, originada en la ruptura ocasional entre sus dos cabezas, Roca y
Pellegrini, pero que revelaba discrepancias mas hondas. Asf, pese al fra
caso revolucionario y a la dura represi6n afrontada, la UCR comenz6 a cre
cer, a conformar su red de comites y a incorporar a sectores sociales nue
vos, que hacfan sus primeras e:xperiencias politicas: j6venes profesionales,
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dos a afincarse en el pais y en muchos casos ya argentinos. Entre ellos, y
tarnbien entre otros sectores populares ya integrados a la sociedad ur bana,
encontraron su piiblico1os socialistas, que a diferencia de los anar quistas
ofrecian, con un lenguaje mas racional que erootivo, una mejora gradual
de la sociedad en la que las aspiraciones Ultimas resultarian el producto de
una serie de pequefias reformas. Estas debfan lograrse en buena medida
par la via parlamentaria, par lo que incitaban a los traba jadores a que se
nacionalizaran. Los socialistas obtuvieron siempre bue nos resultados
electorales en las ciudades a partit de Ia consagraci6n en 1904 de Alfredo
L. Palacios como diputado par Buenos Aires. Sin em bargo, no tuvieron
exito en encauzar las reivindicaciones especificas de los trabajadores que,
cuando no siguieron a las anarquistas, prefirieron a las s:indicalistas. Estos
tuvieron particular predicamento entre los grandes grernios, coma las
ferroviarios o los navales, y tambien entre las portua rios. Como1os
socialistas, eran partidarios de las refonnas graduales, pero se
desinteresaban de la lucha politica y de los partidos, y centraban su
estrategia en la acci6n especfficamente gremial Unos y otros contribuye
ron -sobre todo despues de 1910- a encauzar la conflictividad hacia vias
reformistas y a encontrar terrenos de contacto y negociaci6n con el Es
tado, donde pudo desenvolverse una actitud mas conciliadora,.expresada
en el proyecto de C6digo, de inspiraci6n bismarckiana, propuesto en
1904 par el ministro Joaquin V. Gonzalez y elaborado con Ia colaboraci6n
de las dirigentes politicos mas progresistas, yen la creaci6n del Departa
mento Nacional del Trabajo en 190Z
La actividad sindical constituy6 en definitiva un actor de presencia y
reclamos permanentes. No alcanzaba sin embargo a expresar otras :inquie
tudes de la sociedad, y particularmente de quienes preferian intentar el
camino del ascenso antes que unir su suerte a la del conjunto de las tra
bajadores. Se trataba de una opci6n atractiva y relativamente realizable,
en una sociedad que en su base era abierta y fluida. El logro de una posi
ci6n econ6rnica era una aventura esencialmente individual, pero el reco
nocimiento social y la posibilidad de acceder a las reductos que las clases
tradicionales mantenian cerrados era un problem.a colectivo, que se ex
pres6 en terminos politicos, aun cuando estos no agotaran las cuestiones
enjuego.
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medicos, abogados, comerciantes, empresarios, y en las zonas rurales mu
chos chacareros, todos1os cuales integraban el mundo de quienes habian
recorrido con exito las primeros tramos del ascenso, pero encontraban ce
rradas las puertas para el ejercicio pleno de una ciudadania que tenia,
junta con su dimensi6n especfficamente politica, otra que implicaba el re
conocimiento social.
El programa del radicalismo -centrado en la plena vigencia de la Cons
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ti.tuci6n, la pureza de! sufragio y una cierta moralizaci6n de la
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funci6n pii-
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puestas al servicio de una transformad6n que, al hacerse cargo de las arBREVE HISTORIA CONIEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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blica- expresaba esos intereses conmnes, limitados pero precisos. Apli
cando los principios preconizados, la UCR, al igual que el Partido Socialista,
tuvo una Carta Organica y una Convenci6n, aunque siempre se respet6 la
preeminencia de los diri.gentes hist6ricos, la mayoria nacidos a la vida po
litica en 1890 en el Parque. Sobre todo, tuvo un arma poderosa para en
frentar lo que con exito denominaron el regimen", que era rataz y des
crefdo"; "la causa se definia por su intransigencia, es decir, la negativa a
cualquier tipo de transacci6n o acuerdo, traducida en la abstend6n electo
ral La UCR se negaba asi al eventual establecimiento de un sistema de par
tidos que se alternaran y compartieran las responsabilidades, e identificall
dose con la Naci6n, exigia la remoci6n total de un Tegimen que, a su vez,
se habfa constituido sobre la base del unicato. Ciertam.ente, la abstenci6n
electoral -qui'Za la mas clara expresi6n de la incapacidad del regimen poli
tico para dar lugar a los reclamos de la sociedad- facilit6 al principio su
gesti6n a Ios gobernantes, pero a la larga la condena moral result6
cada vez mas efectiva.
Las tensiones que recorri'.an la sociedad, que e:xpresaban su creciente
complejidad, y Ia cantidad de voces legitimas que buscaban manifestarse
resultaban mas v:iolentas y amenazantes de lo que intrfnsecam.ente eran,
por la escasa capacidad de los gobiemos para darles cabida y encontrar
los espacios de negociaci6n adecuados. Desafi.ados pot la form.a extrema
de sus manifestaciones, muchos dirigentes optaron por una respuesta
dura:
acusar a minorfas extraiias, desconocer, reprimir, y tambien mantener y
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salvaguardar los privilegios. Esta actitud tom6 el presidente Manuel J.
Quintana, que sucedi6 a Roca y reprimi6 el levantamiento radical de
1905.
Esa postura se hizo cada vez menos sostenible, no s6lo por la magnitud de
la impugnaci6n global, sino por las dudas de las dirigentes y la creciente
conciencia de su ilegitimidad, que derivaron en divisiones y debilitamn su
posici6n, lo que permiti6 el avance de quienes se inclinaban por la re
form.a. El pasaje de Pellegrini a ese bando, al fm de la segunda presidencia
de Roca, fue decisivo, lo mismo que la deterrninaci6n del presidente Figue
roa Alcorta, que asumi6 en 1906, de usar todos los instrumentos del poder
para desmontar Ia maquinaria armada por Roca y posibilitar en 1910 la
elecci6n de Roque Saenz Pefia. Las peores armas del v:iejo regimen fueron
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gumentos del radicalismo, pretendia volver mas transparente la vida
poli tica incorporando al conjunto de la pob1aci6n nativa a la pr.ictica
electoral. La propuesta del sufragio secreto, segU.n el padr6n militar,
tendia a evitar cualquier injerenda delgobiemo en las comicios, mientras
que el caracter obligatorio del sufragio -que Saenz Pefia tradujo en el
enf.it:ico imperativo de "!Quiera el pueblo votar!"- apuntaba a
incorporar a la ciudadanfa a una masa de gente que, pese a la predica de
radicales y socialistas, no manifes taba espontaneamente mayor
intetes en hacerlo.
Par otra parte, la reforma electoral establecia la representaci6n de
ma yorias y rninorias, segll.n la proporci6n de dos a uno. Quienes
diseil.aron el proyecto estaban absolutamente convencidos de que las
partidos que re presentaran las intereses tradicionales ganarian sin
problema las mayorias, y que la representaci6n minoritaria quedaria
para los nuevos partidos -so bretodo la UCR y quiz.is el Partido
Socialista-, que de ese modo quedarian incorporados y compartirian las
responsabilidades. Tai conv:icci6n se fun daba en la simultanea decisi6n
del grupo reformista de modificar sus pro pias prAct:icas politicas,
desplazar las maquinarias electorales que hasta en tonces habian operado -
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representadas arquetipicamente en el mit:ico Cayetano Ganghi, un
caudillo de la Capital portador de una valija repleta de libretas civicas- e
incorporar a la contienda politica en cada lugar a figuras de la
suficiente envergadura social e intelectual coma para atraer a sus
electores en form.a espontinea y sin necesidad de trampas. Se trataba,
en sum.a, de erradicar la politica criolla y constituir un partido de
"notables' favorecido sin duda par la obligatoriedad del sufragio, que
ayudaria a rom per el aparato de caudillos hasta entonces dorninante.
Aprobada la ley en 1912, las primeras elecciones depararon
unafuerte sorpresa para quienes habfan diseftado la reform.a: si bien las
partidos tra dicionales ganaron en muchas provincias -donde los
gobiemos encontra ron la forma de seguir ejerciendo su presi6n-, las
radicales se impusieron en Santa Fey en Ia Capital, donde los socialistas
obtuvieron el segundo lu gar. La perspectiva del triunfo arrastr6 a
mucha gente al radicalismo, que en esos afios se convirti6 en un partido
masivo, constituy6 su red de comi tes y de caudillos y se empap6 de
muchos de los mecanismos de Ia politica criolla. Hip6lito Yrigoyen, un
misterioso dirigente que nunca hablaba en pllblico, pero incansable en
la tarea de recibir a los hombres de su partido,
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BREVE HISTORLA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
II. Los gobiernos radicales, I 9 I 6-1930
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se convirti6 en un lider de dimensi6n nacional. Para enfrentarlo, los grupos
tradicionales, que ya empezaban a ser denominados conservadores, inten
taron organizar un partido organico, de dimensi6n nacional como el radi
cal, sabre ta base de los distintos grupos o "situaciones provinciales.
Lisan dra de la Torre -fundador de un partido "nuevo': la Liga del Sur de
Santa Fe- fue el candidato de lo que em.blematicamente se llam.6 el
Partido De m6crata Progresista. Pero el exito del proyecto era cada vez
mas dudoso, y muchos diri.gentes, encabezados por el gobernador de
Buenos Aires Mar celino Ugarte, reticentes al proyecto de la reforma
politica, y mucho mas ante un dirigente profundamente hberal coma De la
Torre, prefirieron plantear su propia altemativa Divididos los
conservadores, los radicales
-que tambi€n afrontaban sos propias divisiones- se impusieron de forma
ajustada, en una elecci6n que, en 1916, inauguraba una etapa institucional
y social sustancialmente novedosa.
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HIP6LITO YRIGOYEN fue presidente entre 1916 y 1922, aiio en que lo suce di6
Marcelo T de Alvear. En 1928, fue reelegido Yrigoyen, para ser depuesto par
un alzamiento rnilitar el 6 de septiernbre de 1930. Pasarian 59 afios an tes de
que un presidente electo transmitiera el mando a su sucesor, de modo que
esos 12 aiios, en que las instituciones democrAticas comenzaron a
funcionar regularrnente, resultaron a Ia larga un periodo excepcional.
Aunque las dos eran radicales, y habian compartido las Jargas luchas
de! partido, ambos presidentes eran muy diferentes entre si, y mas
diferen tes aun fueron las im.igenes que de ellos se construyeron. La de
Yrigoyen fue contradictoria desde el principio: para unos, era quien -todo
probidad y rectitud- venia a develar el ignominioso Iegimen ya iniciar la
regenera ci6n; hubo incluso quienes lo vieron como una suerte de sant6n
laico. Para otros, era el caudillo ignorante y demagogo, expresi6n de los
peores vicios de la democracia. Alvear en cambio fue identificado, para
bien o para mat, con Ios grandes presidentes del viejo regimen, y su
politica se asimil6 con los vicios o virtudes de aquel. Ton disimiles coma
fueran sus estilos perso nales, uno y otro debieron afrontar problemas
parecidos, y sabre todo el doble desafio de poner en pie las flamantes
instituciones democr.iticas y conducir, por los nuevos canal.es de
representaci6n y negociaci6n, las de mandas de reforma de la sociedad,
que el radicalismo de alguna manera habia asurnido.
Esa orientaci6n refonnista no era exclusiva de la Argentina: en Uru
guay la habfa encarnado desde 1904 el presidente Batlle y Ord6:fiez, asi
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LOS GOBIERNOS RADICALES, 1916-1930
BREVE HISIORIA CONIEMPORANEA DE LA ARGENTINA
como desde 1920 lo haria Arturo Alessandri en Chile. En Mexico, con alter
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nativas mucho mas dramdticas, la revoluci6n estallada en 1910 y
consolidada en 1917 habfa emprendido igualmente una profunda transfor
maci6n <lei Estado y la sociedad, mientras que otros movimientos
reformistas, coma Ia peruana Alianza Popular Revolucionaria Americana
(APRA), aunque no llegaron a triunfar, conmovieron a algunos de los regi
menes oligarquicos o dictatoriales que en general predominaban en
America Latina En todos los casos, las .reclarnos de participaci6n politica se
relacionaban con mejoras en la situaci6n de los distintos sectores sociales.
Ese mandate y esa voluntad reformista, que sin duda caracterizaron al ra
dicalismo, y que habfan surgido en el proceso de expansi6n previa, se
desarrollaron en circunstancias marcadamente distintas e infinitarnente
m.is complejas que aquellas que ambos imaginaron. La Primera Guerra
Mundial, particularmente, modific6 todos los datos de la realidad: la
econo mia, la sociedad, la politica o la cultura. Enfrentado con una
situaci6n nueva, no resultaba claro si el radicalismo tenia respuestas o,
siquiera, si estaba preparado para imaginarlas.
La guerra misma constituy6 un desaffo y un problema diffcil de re
solver. Inicialmente Yrigoyen mantuvo la polftica de Victorino de la
Plaza, su antecesor: Ia uneutralidad benevola hacia los aliados suponfa
continuar con el abastecimiento de los clientes tradicionales, y ademas
concederles creditos para financiar sus compras. En 1917, Alemania ini
ci6, con sus temibles submarinos, el ataque contra los buques comer
ciales neutrales, empujando a Ia guerra a Estados Unidos, que pretendi6
arrastrar consigo a los paises latinoamericanos. La Argentina habia re
sistido tradicionalmente las apelaciones del panamericanismo, una doc
trina que suponia la identidad de intereses entre Estados Unidos y sus
vecinos americanos; pero el hundimiento de tres barcos mercantes por
los alemanes moviliz6 una amplia corriente de opini6n a favor de la
ruptura, que era impulsada por los estadounidenses y entusiastamente
apoyada por Ios diarios La Naci6n y La Prensa. Las opiniones se dividie
ron de un modo singular; el Ejercito -cuya formaci6n profesional era
germana- tenia simpatfas por Alemania, mientras que la Marina se ali
neaba' por Gran Bretafia. La oposici6n conservadora era predominante
mente rupturista, al igual que Ia mayoria de Ios socialistas, aunque en
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abril de 1917 se produjo entre ellos una escisi6n que, siguiendo a la
Uni6n Sovietica, adhiri6 al neutralismo. Los radicales estaban muy divi
didos en torno a esta cuesti6n, que prefiguraba futuras fracturas, y diri
gentes destacados coma Leopoldo Melo o Alvear se manifestaron a fa
vor de Inglaterra y Francia, mientras Yrigoyen, casi tozudamente,
defendi6 una neutralidad que, si no lo enernistaba con los aliados europeos, lo distanciaba de Estados Unidos. Yrigoyen tuvo varias actitudes
de hostilidad hacia ese pais: en 1919 orden6 que una nave de guerra
saludara el pabell6n de la Repll.blica Dominicana, ocupada por los ma
rines estadounidenses, yen 1920 se opuso al diseiio que el presidente
Wilson habia hecho de la Liga de las Naciones. Tambien, habia procla
mado el 12 de octubre -aniversario del viaje de Col6n- coma Dia de la
Raza, oponiendo al panamericanismo la imagen de una Hispanoamerica
que exclufa a los vecinos anglosajones.
Fue una decisi6n de fuerte valor simb6hco, que entroncaba en una sen
sibilidad social difusa en sus formas, pero hondamente arraigada. El senti
miento antiestadounidense habia venido creciendo desde 1898, cuando la
guerra de Cuba inaugur6 la fase fuerte de su expansionismo, y conducia
por oposici6n a la postulaci6n de algutl tipo de identidad latinoamericana.
En esta actitud los motivos tradicionales se mezdaban con los mas
avanzados y progresistas. Jose Enrique Rod.6, un escritor de profunda
influencia, habia identificado en Ariel a F.stados Unidos con el materialismo,
contraponien dolo al espiritualismo lrispanoamericano. Yrigoyen se uni6 a
quienes -po niendo distancia del cosmopolitismo dominante- encontraban
esa identi dad en la comlln raiz hispana, mientras que otros distinguieron
el filibusterismo depredador de los yanquis del mas tolerable
imperialismo, discreto y civilizador, de los britiinicos. En otros all1bitos, el
sentimiento antiestadounidense se vincul6 con las ideas soci.alistas, como en
el caso de Manuel Ugarte, que en 1924 escribi6 La patriagrande. LI
postu1aci6n de una unidad latinoamericana militante contra el agresor fue
reforzada por la Re voluci6n Mexicana: en 1922, con motivo de la visita
del mexicano Jose Vasconcelos, Jose Ingenieros y otros intelectuales
progresistas impulsaron una Uni6n Latinoamericana, que recogia los
motivos del antiimperialismo tambien presentes en otro movimiento de
dimensi6n latinoamericana: la Reforma Universitaria.
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BREVE HISTORIA CONIEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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porte, la Federaci6n Obrera Maritima y la Federac:i.6n Obrera Ferrocarrilera,
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CRISIS SOCIAL Y NUEVA ESTABILIDAD
LOS GOBIERNOS RADICALES, 1916-1930
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cuya fuerza se incrementaba por su capacidad de obstaculizar o paralizar
En esta dimensi6n fuertemente simb6lica y declarativa, el gobiemo radical
el embarque de las cosechas, un recurse que usaron y dosificaron con pru
pudo dar respuestas originales y acordes con las nuevas expect.ativas,
dencia. Conducidos por el grupo de los sindicalistas, que dirigian la Fede
pero no ocurri6 lo mismo cuando debi6 enfrentar problem.as mas
raci6n Obrera Regional Argentina (FORA) del IX Congreso (para distinguirla
concretos, como las que suscit6 en la sociedad la Primera Guerra
de 1a FORA del V, anarquista), tuvieron exito en buena medida por la nueva
Mundial. Las condi ciones sociales, que ya eran complicadas en el
actitud del gobierno, que abandon6 1a politica de represi6n lisa y Ilana y
momenta de su estallido, se agravaron luego par las dificultades del
oblig6 a las compaiifas maritimas y ferroviarias a aceptar su arbitraje.
comercio exterior y de la retrac ci6n de las capitales: en las ciudades se
Coincidieron asi una actitud sindical que combinaba la confrontaci6n y la
sinti6 la inflaci6n, el retraso de las salarios reales -las delasempleados
negociaci6n y otra del gobiemo que, mediante el simple recurso de no ape
pUbhcos incluso sufrieron rebajas- y la fuerte desocupaci6n. La guerra
tar a la represi6n armada, creaba un nuevo equilibrio y se colocaba en po
perjudic6 las exportadones de cereales, y particulannente las de maiz, yen
sici6n de a!bitro entre las partes. Los exitos iniciales fortalecieron la posi ci6n
las zonas rurales agrav6 la situaci6n ya deteriorada de las chacareros y
de la FORA sindicalista, cuyos aftliados aumentaron notablemente en los
tambiein la de los jomaleros. Se confonn6 asi un clima de conflictividad
afios siguientes, y que impuso su estrategia de confrontaci6n limitada. No
que se mantuvo mas o menos latente mien tras las condiciones fueron muy
obstante, la predisposici6n negociadora del gobierno no se manifest6 en
adversas para los trabajadores, pero que empez6 a manifestarse
todas los casos y-seg6n ha seftalado David Rock- parecia dirigirse es
plenamente desde 1917, apenas comenzaron a no tarse en la economia
pecialmente a los trabajadores de la Capital -potenciales votantes de la
signos de reactivaci6n. Se inici6 entonces un ciclo breve pero violento de
Uni6n Qvica Radical (ucR), en un distrito en el que esta dirimia una dura
confrontaci.6n social que alcanz6 su momento cul minante en 1919 y se
confrontaci6n con los socialistas-, pero no se extendia ni hacia los sindica
prolong6 hasta 1922 o 1923. Esa ola de convulsiones se desarrollaba de
tos con mayoria de extranjeros ni a los trabajadares de las provincia de
manera parecida en todo el mundo occidental, reco giendo las ecos,
Buenos Afres. Asf, la huelga de los frigarificos de 1918 fue enfrentada con
primero, de la revoluci6n sovietica de 1917 y, luega, de las movimientos
los tradicionales metodos de represi6n, despidos y rompehuelgas, que tam
revolucianarios que estallaron, apenas termin6 la guerra, en Alemania,
biell se aplicaron en 1918 a los ferroviarios, cuando su acci6n traspas6 los
Italia y Hungria. La impresi6n de que la revoluci6n mundial era
limites de la prudencia y amenaz6 el vital embarque de la cosecha.
inminente oper6 en cierta medida camo ejempla para las trabajadores,
Tanto los sindicalistas como el gobiemo transitaban por una zona de
pero mucha mas lo hiza coma revulsivo para las clases propietarias. La
equilibria muy estrecha, que la propia dinamica del confhcto termin6 por
revolu ci.6n se mezc16 con la contrarrevoluci6n, y entre ambas hirieran de
clausurar a lo largo de 1919, cuando la ola huelguistica Ileg6 a su culmi
muerte
naci6n. En enero, con motivo de una huelga en un establecimiento meta
a las democraci.as liberales: en media de la crisis de valores desatada en la
hirgico del barrio obrero de Nueva Pompeya, se produjo una serie de inci
posguerra, estas fueron ampliamente cuestionadas par distintos ti.pas de
dentes violentos entre los huelguistas y la Policfa, que abandon6 la
ideologias y de movimientos politicos, que iban desde las dictaduras lisas
pasividad y reprimi6 con ferocidad. Huba muertos de am.bas partes, y
y llanas -coma la establecida en Espaiia en 1923 por el general Primo de
pronto la vio1encia se generaliz6. Una sucesi6n de breves revueltas no ar
Rivera- hasta 1os nuevos experimentos autoritarios de base plebiscitaria,
ticuladas, espontatleas y sin objetivos precisos hizo que durante una se
como el iniciado en Italia en 1922 por Benito Mussolini, cuyas formas no
mana la ciudad fuera tierra de naclie, hasta que el Ejetcito encar6 una re
vedosas ejercieron una verdadera fascinaci6n.
presi6n en regla. Cont6 con la colaboraci6n de grupos de civiles armadas,
Las huelgas comenzaron a multiphcarse en las ciudades a lo largo de
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1917 y 1918, impulsadas sabre todo por los grandes gremios del trans-
LOS GOBIERNOS RADICALES, 1916-1930
BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
puso el C6digo del Trabajo, no se continuaron, y el Foder Ejecutivo no
supo idear mecanismos mas originales que la recurrencia -igual que en
185(}- a la acci6n arbitral del jefe de Policia, responsable desde tiempo in
memorial de las problem.as laborales. Tampoco el Congreso asumi6 que
debia intervenir en las conflictos urbanos, consideralldolos una mera cues
ti6n policial, aunque si lo hizo con las chacareros: en 1921 sancion6 una
ley de arrendamientos que tenia en cuenta la mayorfa de sus reclamos
acerca de las contratos, y que sin duda contribuy6 -junto con un retorno
de la prosperidad agrfcola- a acallar Ios reclamos de quienes, cada vez
mas, se definian coma pequefi.os empresarios rurales.
Luego de la experienda de 1919, y fuertemente presionado por unos
sectores propietarios reconstituidos y galvani:zados, el gobierno abandon6
sus veleidades reformistas y retom6 las mecanismos cliisicos de la repre
si6n, ahora con la colaborad6n de la Liga Patri6tica, que en 1921 alcan
zaron incluso a la Federaci6n Maritima, el sindicato con el que Yrigoyen
estableci6 vinculos mas fuertes y durables. For entonces, y par diferentes
razones, la ala huelguistica se habia atenuado en las grandes ciudades,
aunque perduraba en zonas mas alejadas y menos visibles: en el enclave
quebrachero que La Forestal habfa establecido en el narte de Santa Fe, en
el similar de Las Palm.as en el Chaco Austral a en las zonas rurales de la
Patagonia. En esos lugares, las an6nimos e impredecibles efectos de la co
yuntura econ6mica internacionaL traducidos par empresas voraces e in
controladas en acciones concretas en perjuicio de las trabajadores, hicie
ron estaliar entre 1919 y 1921 fuertes movimientos huelguisticos. El
gobierno autoriz6 a que fueran sometidos mediante sangrientos ejerci
cios de represi6n militar que alcanzaron justa celebridad, coma en el caso
de la Patagonia.
La experiencia de 1919 tuvo profundos efectos entre las sectores pro
pietarios. Derrotados en 1916, conservaron inicialmente mucho poder ins
titucional -que Yrigoyen fue minando en fornia paulatina- y todo su po
der social, pero estaban a la defensiva, sin ideas ni estrategia para hacer
frente a un proceso politico y social que les desagradaba pero que sabian
legitimado por la democracia. En 1919, los fantasmas de la revoluci6n so
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organizados desde el Circulo Naval, que se dedicaron a perseguir a judios
y catalanes, que identificaban con "maxima1istas" y anarquistas. Todavfa
por entonces el gobierno pudo apelar a sus contactos con las socialistas y
las dirigentes de la FORA para acordar el fin de la huelga inicial de Vasena,
asi coma para negociar el cese del largo y pacffi.co conflicto que simulta
neamente mantenia el gremio maritimo.
La Semana Trcigica -asi sela llam6- galvaniz6 a las trabajadores de la
ciudad y de todo el pais. Lejos de disminuir, el numero y la intensidad de
las huelgas aumentaron a lo largo de 1919: infinidad de movimientos fue
ron protagonizados por trabajadores no agremiados, pertenecientes a las
mas variadas actividades industriales y de servicios, entre quienes la con
sign.a de la huelga general ayudaba a la identificaci6n y unificaci6n. Estos
movimientos coincidieron con un nuevo pico de las movilizaciones rura
les. Los chacareros, que, dirigidos par la Federaci6n Agraria Argentina,
mantenfan desde 1912 sus reivindicaciones por las condiciones de las con
tratos, encararon nuevas huelgas, empujados par las dificiles candiciones
creadas por la guerra. Su movilizaci6n coincidi6 con la de los jornaleros
de las campos y de las pueblos rurales, generalmente movilizados por los
anarquistas, aunque los chacareros procuraron diferenciarse de ellos con
claridad. Pese a que las radicales habfan simpatizado con ellos en 1912, el
gobierno fue poco sensible a sus reclamos, yen 1919, acusando a las
"maximalistas", encar6 una fuerte represi6n.
El afio 1919 marc6 una inflexi6n en la politica gubernamental hacia
estos mavimientos de protesta. Hasta entonces, una actitud alga benevola
y tolerante, acompaiiada de la no utilizaci6n de las recurses cl.isicos de la
represi6n -el envio de tropas, las despidos, la contrataci6n de rompehuel
gas- habia bastado para ampliar el espacio de manifestaci6n de la conflic
tividad acumulada y para equilibrar la balanza, hasta entonces sistem.iti
camente favorable a las patrones. Es probable que en la acci6n de Yrigoyen
se combinaran, junta con mucho de calculo politico, una actitud mas sen
sible a las problem.as sociales y una idea del papel arbitral que debfa asu
mir el Estado, y quiz.is et mismo. Pero esa nueva actitud estuvo lejos de
materializarse en instrumentos institucionales, pese a la manifiesta volun
tad negociadora de las direcciones sindicales. Los avances realizados a
principios de siglo, cuando se cre6 el Departamento de Trabajo o se pro-
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1a Liga Patri6tica Argentina, fundada en
las calientes jornadas de enero, fue la primera expresi6n de su reacci6n.
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cial los despertaron bruscamente:
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BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
LOS GOBIERNOS RADICALES, 1916-1930
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Confluyeron en ella los grupos mils diversos: la Asociaci6n del Trabajo
mocracia liberal y patricia, pero el nuevo discurso sigui6 operando en .im
-una instituci6n patronal que suministraba obreros rompehue1gas-, los
bitos marginales. Mientras tanto, fueron otras poderosas instituciones las
clubes de elite, como el Jockey, los circuios militares -la Llga se organiz6
encargadas de dar progresivamente fuerza al nuevo movimiento, unificar
en el Cfrculo Naval- o los representantes de las empresas extranjeras.
sus acciones, dotarlas de legitimidad, y tambien reclutar sostenedores mas
all.i de las propios sectores propietarios. La Liga Patri6tica se dedic6 al "hu
Con servadores y radicales coincidieron y se mezclaron en las tramos
manitarismo pr.ictico"', organizando escuelas para obreras y movilizando a
iniciales
las "sefioritrut de Ia alta sociedad. Mucho mas importante fue la acd6n de
-su presidente, Manuel Carles, fluctu6 durante su vida entre ambos parti
dos- y el Estado le prest6 un equivoco apoyo a traves de Ia Policia. Lo
la Iglesia, que en 1919, en el pico de la crisis, organiz6 la Gran Colecta
Na
mas notable fue la capacidad que la Liga demostr6 en ese annus mirabilis
cional, destinada a movilizar a los ricos e impresionar a los pobres. Ese afio,
para movilizar vastos contingentes de la sociedad, reclutados en sus
sectores medias, para la defensa del orden y la propiedad y la
fueron unificadas todas las instituciones cat61icas que actuaban en Ia so
reivindicaci6n chau vinista del patriotismo y la nacionalidad, amenazada
ciedad -con tendencias y propuestas diversas- dentro de la Uni6n Popular
por Ia infiltraci6n ex tranjera. Tambien fue notable su capacidad para
Cat6hca Argentina, un ejercito laico comandado unificadamente por los
organizar gran m1mero de "brigadas': que asumian la tarea de imponer el
obispos y las curas parrocos, quienes organizaron una guerra en regla con
orden a palos -luego fueron muy activas en el medio rural-, y para
tra el socialismo, compitiendo palmo a palmo en la creaci6n de bibliotecas,
presionar al gobierno, que proba blemente tuvo muy en cuenta la
dispensarios, conferencias y obras de fomento y caridad, tareas estas en las
magnitud de las fuerzas polarizadas en tomo de la Liga cuando a lo largo
que las activistas reclutados en los altos drculos sociales adquirian la con
de 1919 imprimi6 un giro, sutil pero de cisivo, a su politica social
ciencia de su alta mis:i6n redentora. Sintom.iticamente, la Iglesia -cada
La derecha tenfa un nuevo impulso y un argumento decisivo, aunque
vez mas reacia a las instituciones democr.iticas- clausuraba la posibilidad
todavia impreciso, contra la democracia: voluntaria o involuntariamente,
de
Yrigoyen era sospechoso de subvertir el orden. Desde entonces, cobraron
crear un partido politico. El Ejercito, par Ultimo, que habfa sido organizado
forma una serie de tendencias ideol6gicas y politicas que circulaban am
desde principios de siglo sobre bases estrictamente profesionales, empez6
pliamente en el mundo de la contrarrevoluci6n. La Llga aport6 los
a interesarse en la roarcha de los asuntos politicos, quizil molesto por la
motivos del orden y la patria. Los cat6licos combinaron el pensantiento
forma en que Yrigoyen lo empleaba para abrir o cerrar la valvula del con
social -ca paz de competir con la izquierda- con el integrismo antilibera1,
trol social, y quizil tambien preocupado por el uso que el presidente hada
que em pez6 a difundirse a traves de los Cursos de Cultura Cat61ica y
de criterios politicos en el roanejo de la instituci6n. Lo cierto es que la
cristaliz6 mas tarde en la revista Criterio, fundada en 1928. J6venes
des confianza a Yrigoyen fue creando las condiciones para hacerlo
intelectuales, coma los hermanos lrazusta, difundieron las ideas de
receptivo a las criticas mas generales al sistema democrAtico, que con
Maurras, y Leopoldo Lugones proclam6 la"llegada de "la hara de la
fuerza credente se escuchaban en la sodedad
El antiliberalismo que nutria todas estas manifestaciones result6 efi
espada". Sin duda habia dis cordancias en estas voces, y no menores caz como arma de choque, coma discurso unificador y coma bandera de
Lugones era declaradamente an ticristiano-, pero esto no preocupaba a su
combate. Pero la reconstituci6n de la derecha politica nose agot6 en esto.
auditorio, que probablemente no tomaba demasiado en serio mucho de lo
No escapaba a nadie que no podia volverse a 1912, que el mundo habia
que oia pero recogia en tad.as ellas un mensaje comlln: el rechazo a la
cambiado mucho desde la Gran Guerra, y que era necesario volver a dis
movilizaci6n social y la crftica a la democracia liberal.
cutir cual era el lugar de la Argentina, que papel debfa cumplir el Estado
La Ilegada al gobierno de Alvear, en 1922, tranquiliz6 en parte a las
en las conflictos sociales, c6mo pod.fan articularse las distintos intereses
clases propietarias. La mayoria volvi6 a confiar en las bondades
de la deEste archivo
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propietarios, y muchas cuestiones mas, acerca de las cu.ales el gobiemo
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BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
conservadurismo tradicio-
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Yrigoyen no parecia demasiado urgido en aportar soluciones novedosas.
La Liga Patri6tica organiz6 congresos donde representantes de los mas di
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versos sectores discutieron sabre todo esto, y tambien lo hicieron a traves
de las publicaciones del Museo Social Argentina o en la Revista de Econo
mfa Argentina, que Alejandro Bunge fund6 en 1918. Una Argentina dis
tinta requeria ideas nuevas, y en ese sentido la discusi6n fue intensa. Es
posible, incluso, que en ese clima algunos j6venes militantes del Partido
Socialista -con una s6lida formaci6n de raigambre marxista en cuestiones
econ6micas y sociales- pensaran que los marcos del partido eran dema
siado estrechos.
iHasta que punto eran justificados las terrores de la derecha? La ala
de huelgas, que culmin6 entre 1917 y 1921, habia sido formidable, pero
no estaba guiada por un prop6sito explfctto de subversi6n deI orden, sino
que expresaba, de manera dertamente violenta, la magnitud de las
reclamos acumulados durante un largo periodo de dificultades de la
Argentina hasta entonces opulenta. Par otra parte, entre quienes podfan
presentarse como conductores de ese movimiento, las que propiciaban
dicha subversi6n -los anarquistas, y luego las comunistas- s6la tenian una
influencia marginal e inflma. Las direcdones y orientaciones mas fuertes
correspondian a Ia corriente de las "sindicalistas" y a los socialistas, y
am.hos bregaban tanto par reformas limitadas en un orden social que
aceptaban en sus rasgos ba sicos coma, sabre todo, par encontrar los
mecanismos y las ambitos de negociaci6n de los conflictos. Los
sindicalistas, reacios a la acci.6n politica partidaria, apostaron a la
negociaci6n entre las sindicatos y el Estado, un camino que ya habia sido
propuesto desde el Estado antes de 1916 y que, retomado par Yrigoyen,
debi6 ser abandonado en la convulsi6n de 1919, aunque ciertamente se
mantuvo coma tendencia, para reaparecer en forma espectacular al fin de
la Segunda Guerra Mundial.
El Partido Socialista -fundado en 1896 y de una fuerza electoral con
siderable en la Capital- tambien estaba lejos de posturas de ruptura De
acuerdo con lo que eran las lfneas dominantes en Europa, el socialismo
era vista coma Ia coronaci6n y el perfeccionamiento de la democracia
liberal, como la ultima instancia de una modernizaci6n que debia remover
obsticu Ios tradicionales. Entre ellos, las socialistas subrayaban lo que
llamaban la "polftica criolla en la que englobaban,
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WS GOBIERNOS RADICALES, 1916-1930
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nal, al radicalismo, al que se opusieron con fuerza. El Partido Socialista
tuvo escasa capacidad para arraigar en los roovimientos sociales de pro
testa: algunos exitos entre Ios chacareros de la Federaci6n Agraria no
com pensaron su escasisimo peso entre las gremialistas, que aunque
votaran a las socialistas preferian seguir a las sindicalistas. El socialismo
apost6 todas sus cartas a las elecciones, y reuni6 en la Capital un
importante caudal de votos,
con el que compiti6 exitosamente con las radicales, pero a costa de diluir lo
que quiza.5 hubieran sido redamos especificos de los trabajadores
dentro de un conjunto mas ampllo de demandas, que incluia a las
sectores me dias. Esto dejaba libre un espacio a su izquierda, par el que
compitieron di versos grupos, sabre todo luego del remez6n de Ia guerra
y la revoluci6n sovietica Pacifistas, partidarios de la Tercera Internacional
y de la Uni6n So vietica confluyeron finalmente en el Partido
Comunista, que durante las aiios veinte tuvo escasfsimo peso, aunque
cosech6 muchas simpati'.as entre las inteiectuales. Pero otras tendencias
progresistas, de alguna manera em parentadas con el leninismo,
emergieron en el antiimperialismo de esa epoca y en el pensamiento de
Ia Reform.a Universitaria.
Los socialistas apostaron a la acci6n legislativa y a la posibilidad de
crear en el Congreso un an1bito de representaci6n. Pero habia en el
partido una incapacidad casi constitutiva para establecer alianzas o
acuerdos y, aunque impulsaron algunas reformas Iegislativas, no
lograron dar fonna a una fuerza poli'.tica vigorosa, capaz de equilibrar a
la derecha reconstituida o, siquiera, de precisar las puntos centrales del
conflicto que se avednaba. Su otra apuesta fue -a largo plazo- la
ilustraci6n de la clase obrera que, segtin suponian, se esclareceria en el
contacto con la ciencia. De ahi'. su in tensa acci6n educadora, a traves de
centros, bibhotecas, conferencias, gru pos teatrales y corales y la
Sociedad Luz. La difusi6n de ciertas practicas en los grandes centros
urbanos atestigua adecuadamente las cambios que
-superada 1a crisis social- estaban experimentando los trabajadores y la
sociedad toda.
El fin de la Iucha grernial intensa, Ia reducci6n de la sindicalizaci6n y
el debilltamiento de la Uni6n Sindical Argentina dan testimonio de la
ate nuaci6n de los conflictos sociales. La Uni6n Ferroviaria, fundada en
1922 y convertida en cabeza indiscutida del sindicalismo, expres6 el
nuevo tono de la acci6n gremial: un sindicato fuertemente integrado,
dir.i.gido
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BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
WS GOBIERNOS RADICALES, 1916-1930
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en form.a f ea y centralizada, negoci6 de manera sistemiltica y organica
para apropiarse de un caudal cultural -tan variado que inclui'a desde Pla
con las autoridades, descart6 la huelga como instrumento y obtuvo exi
t6n hasta Fedor Dostoievski- que hasta entonces habia sido patrimo:nio de
tos sustanciales. Por su parte, el Estado manifest6 la voluntad de avanzar
Ia elite y de las clases mas establecidas.
en una legislaci6n social -sancionada en su mayorfa durante la presiden
La e:xpansi6n de 1a cultura letrada form6 parte del proceso de movili
cia de Alvear- que suponfa a la vez el pleno reconocimiento del actor
dad social propio de una sociedad que era esencialmente expansiva y de
grernial: propuesta de regfmenes jubilatorios para empleados de corner
oportunidades. Fruto de ella eran esos vastos sectores medias, en cuyos
do y ferroviarios, regulaci6n del trabajo de mujeres y niiios y estableci
nriembros podian advertirse los resultados de una exitosa aventura del as
miento del 1° de Mayo -convertido en un conciliador Dfa del Trabajo
censo: los chacareros establecidos, que se identificaban como pequeiios
como feriado nadonal
empresarios rurales, o los pequei'ios comerciantes o industriales urbanos,
Mils alla de las coyunturas y de 1as revulsiones, la sociedad argentina
de entre quienes surgian algunos grand.es nombres o fortunas importantes.
venia experimentando cambios profundos, que maduraron luego de la
Junto a ellos, una nube de empleados, profesionales, maestras o doctores,
guerra y que explican este apaciguamiento. Aunque luego del conflicto se
pues ese titulo sigui6 siendo la culmi.naci6n, en la segunda o quizd la ter
reanud6 la inmigraci6n, la poblad6n ya se habfa nadonalizado sustancial
cera generaci6n, de esta carrera en la que la fortuna no podia separarse del
mente. Los hijos argentinos ocuparon el lugar de los padres extranjeros, las
prestigio.
asociaciones de base etruca empezaron a retroceder frente a otras en las que
Quiz.i par eso la universidad constituy6 un problema importante para
la gente, sin d.istinci6n de origen, se agrupaba para actividades especificas,
esta sociedad en expansi6n, y la Reforma Universitaria -un movimiento
y la ucuesti6n nacional': que tanto preocup6 en el Centenario, empez6 a
que estall6 en C6rdoba en 1918 y se expandi6 por el pafs y por toda Ame
desdibujarse. La acci6n sistemdtica de la escuela pU.blica habia generado
rica Latina- fue una expresi6n de esta transformaci6n. Las universidades,
una sociedad fuertemente alfabet:izada, y con ella un pUblico lector nuevo,
cuyo prop6sito dominante se basaba en formar profesionaies, eran por en
quiz& no demasiado entrenado pero .ivido de materiales. Crecieron los
tonces socialmente elitistas y academicamente escolllsticas. Muchos j6ve
grandes diarios, con linotipos y rotativas; en 1913, Critica, que respondia a
nes estudiantes quisieron abrir sus puertas, participar en su direcci6n, re
ese nuevo pU.blico, ya la vez lo moldeaba, revolucion6 las formas period.is
mover las viejas camarillas profesorales, instaurar criterios de excelencia
ticas, y otra vez lo hizo desde 1928 El Mundo. Las variadas necesidades de
academica y de actualizaci6n cientifica, y vincular la universidad con los
informaci6n y entretenimiento fueron satisfechas por los magazines, que
problemas de la sociedad. La agitaci6n estudiantil fue muy intensa y coin
siguieron la huella de Caras y caretas y culminaron en Leoplan, o un am
cidi6 con lo mas duro de la crisis social, entre 1918 y 1922, al punto que
muchos pensaron que era una e:xpresi6n mas de aquella. Otros
plio espectro de revistas especializadas, coma El Grdfico, Billiken, Tit Bis o
advirtieron
El Hogar. En los aiios siguientes a la guerra hicieron furor las novelas se
que
se trataba de un reclamo tolerable. Los refortnistas recibieron el impormanales -un genera entre sentimental y tenuemente er6tico-, mientras
tante apoyo de Yrigoyen, lograron en muchos casos que se incorporaran
que las necesidades culturales o politicas mas elaboradas eran satisfechas,
representantes estudi.antiles aI gobierno de las universidades, que se des
primero, por las ediciones espafi.olas de Sempere y, luego, par las bibliote cas
plazara a algunos de Ios profesores mas tradicionales y que se introdujeran
de Claridad o Tor. En una sociedad 3.vida de leer, estas publicaciones eran
nuevos contenidos y prdcticas. Tambien elaboraron un programa de largo
vehiculo eficaz de diversos mensajes culturaies y politicos, que circu laban
plazo, que desde entonces sirvi6 de bandera a la actividad politica estu
tambien por las bibliotecas populares o las conferencias. Muchos leian
diantil, un espacio que a partir de ese momenta sirvi6 de antesaia para la
para entretenerse. Otros buscaban capacitarse para aprovechar las
politica mayor. El reformismo universitario fue, mas que una teoria, un
mU.ltiples oportunidades laboraies nuevas, pero otros muchos lo hacian
sentimiento, expresi6n de un movimiento de apertura social e intelectual
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BREVE HISIDRIA CONTEMPOR.ANEA DE LA ARGENTINA
WS GOBIERNOS RADICALES, 1916-1930
que servia de aglutinante a las ideologias mas diversas, desde el marxismo
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de la obligaci6n de trabajar- en el centro de la familia, que pronto se
reuni ria en tomo del aparato de radio. Por un movimiento
complementario, las Wjas aspiraron a trabajar, en una tienda o en una
oficina, a estudiar, y tam bien a una creciente libertad sexual. Una cierta
holgura econ6mica y la progresiva reducci6n de la jomada de trabajo -que
adem.is del domingo empez6 a incluir el "s.ibado ingles - aumentaron el
tiempo libre disponi ble. Ello explica el E!xito de bibliotecas, conferencias y
lecturas, pero tam bifo eldesarrollo de una gama muy variada de ofertas
para llenarlo.
El teatro habia llegado a su apogeo ya hacia 1910. En las ciudades las
salas se multiplicaron, tanto en el centro como en los barrios, y los gran
des actores, como Florencio Parrav:icini, fueron quiz.a las primeras figuras
que gozaron de una popularidad indiscutida. Despues de la guerra, los
gustos se deslizaron del tradicional sainete a la nueva revista, con "bata
clanas y con canciones. El tango fue definitivamente aceptado por la so
ciedad y despojado de los rastros de su origen prostibulario. El tango-can
d6n y el fon6grafo hicieron la popularidad de las cantantes, mientras las
partituras, junto con las infaltables pianos, lo afincaron en las casas de
clase media. Por entonces se ciment6 la popularidad de Enrique Delfino,
Enrique Santos Discepolo y carlos Gardel, quien sin embargo s6lo alcanz6
su consagraci6n popular en la decada siguiente, a traves de las peliculas
que film6 en el extranjero. El cine -mudo hasta 1929- ejerci6 una fuerte
atracci6n; las salas proliferaron en las ciudades y la cultura popular que
se estaba acufiando, quiza marcadamente criolla, se nutri6 de algunos
nuevos elementos universales.
Asf, los nuevos medias de comunicaci6n multiplicaban su influencia
sabre las formas de vida y sobre las acti.tudes y las valores de esta
sociedad expansiva. Tambi€n operaron sabre la sensibilidad deportiva,
asociada desde principios de siglo con una actitud vitalista y con las
concepdones higienicas y el placer par el ejercicio y el aire libre, que desde
la elite se ha bian ido difundiendo en la sociedad. La creaci6n de clubes
deportivos fue una de las form.as caracteristicas del impulso asociadonista
general. Progre sivamente, algunas de sus actividades se transformaron en
espectaculos ma sivos, que los medias de comunicaci6n proyectaban desde
su aIIlbito local origin.aria hacia todo el pais. En 1931, se constituy6 la Llga
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Profesional de Ft'i.tbol, y de la mano de la radio y la prensa escrita, los
hasta el idealismo, pero que se nutri6 sobre todo del antiimperialismo lati
noamericano, todavfa difuso, y de la misma Revoluci6n Rusa, con su ape
laci6n a las masas. Se vincul6 con otras vertientes latinoamericanas,
creando una suerte de hermandad estudiantil, e inyect6 nn torrente nuevo
y vital en los movimientos politicos progresistas.
Pero ademas, expresaba algunas tendencias hacia las que la nueva so
ciedad era particularmente sensible. A pesar de que, avanzando en la de
cada de 1920, los movimientos sociales contestatarios estaban en declina
ci6n, y de que la fuerte movilidad social desalentaba los enfrentamientos
de clase por entonces dominantes en Europa, hubo en esta sociedad una
fuerte corriente reformista. Confluyeron en e11a diversas experiencias de
cooperaci6n y cambio -desde la de los chacareros aglutinados en sus coo
perativas hasta las de las sociedades de fomento en los nuevos banios ur
banos- que se alimentaron con las corrientes del pensamiento social y
progresista de Europa y dieron el tono a una actitud reflexiva y critica
acerca de la sociedad y sus problem.as. Esta actitud se fue plasmando en
una cierta idea de la justicia social, probablemente alimentada a su vez
desde fuentes ideol6gicas mas tradicionales -como la de la Iglesia- pero
igualmente preocupadas por la necesidad de adaptar las instituciones a
una sociedad en cambio. Se trataba de una idea alin imprecisa, que no al
canz6 a concretarse en una representaci6n politica eficaz, pero que cirru
laba tambiell en el mundo de los trabajadores. Ellos mismos, influidos por
la movilidad social y por las imagenes que ella creaba, se identiflcaban
cad.a vez en menor medida con aquel sector segregado de la sociedad que,
a principios de siglo, inquietaba a los intelectuales. No era facil distinguir,
fuera del trabajo, a un obrero ferroviario de un empleado, o a su hija de
una maestra. En las grandes ciudades, y en las areas rurales pr6speras, se
estaba constituyendo una sociedad mas caracterizada por la continuidad
que por los cortes profundos.
La aspiraci6n al ascenso individual y a la reforma social fue s6lo un
aspecto de esa nueva cultura que caracterizaba a estos sectores populares,
entre trabajadores y medias. Los cambios en las form.as de vida estaban
modelando nuevas ideas y actitudes, que resultaron perdurables. El acceso
a la vivienda propia cambi6 la idea del hogar y ubic6 a la mujer -liberada
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clubes de ft'i.tbol
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BREVE HISIORIA CONI'EMPORANEA DE LA ARGENTINA
portefios agregaron un nuevo elemento de identificaci6n nacional, quiza
tan fuerte como los sfmbolos patrios o la figura de Hip6lito Yrigoyen. La
tendencia a la homogeneizaci6n de la sociedad, en tomo de una cultura
compartida por sectores sociales diversos, se acompafi6 de un proceso
igualmente significativo de diferenciaci6n de funciones.
Una de sus manifestaciones fue la constituci6n de un mundo intelec
tual y artistico que, aunque estuvo impulsado par la creciente demand.a
cultural de la sociedad, defini6 una forma de funcionamiento que le era
propia. Como ha puntu.alizado David Vifias, a diferencia de las "genftemen
escritores de fines de siglo, las artistas y las escritores se sintieron
profesio nales, y algunos lo fueron plenamente. Tuvieron sus propios
iimbitos de reuni6n -cafes, redacciones, galerias y revistas- y sus propios
criterios para consagrar el me:tito o abominar de la mediocridad. Desde
1924 Buenos Ai res tuvo una "vanguardia': iconoclasta y combativa: ese
afio Pettoruti trajo el cubismo, Ernest Ansermet introdujo la mlJ.sica
impresionista y se fund6 la revista Martin Fierro, que en torno de Ia
estetica ultraista nucle6 a mu cl10s de los nuevos escritores, ansiosos de
criticar a los viejos. Otros muchos abrazaron la consigna del compromiso
social y la utopia del comunismo, y entre am.bas grupos -identificados con
Florida y Boedo- se entabl6 una aguda poMmica Los puntos de
co:incidencia y los intercambios eran proba blemente mas que las de
oposici6n, pero lo derto es que las intelectuales empezaron a practicar por
entonces un nuevo estilo de discusi6n, en el que la realidad local resultaba
inseparable de Ia de Europa, Estados Unidos y la
propia Uni6n Sovietica, quiza mas idealizada que conocida.
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La guerra puso de manifiesto en forma aguda un viejo mal: la vulnera
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bilidad de la economia argentina, cuyos nervios motores eran las exportado
nes, el ingreso de capitales, de mano de obra, y la expansi6n de la frontera
agraria. La guerra afect6 tanto las canti.dades como los precios de las expor
taciones, e inici6 una tendencia a la declinaci6n de los terminos del inter
cambio. Las ex:portaciones agricolas sufrieron prim.era el problema de la
falta de transportes, pero, acabado el conflicto, se plante6 otro mas grave y
defi nitivo: el exceso de oferta en todo el mundo y la existencia de
excedentes agricolas permanentes, que impuls6 a cada gobiemo a proteger
a sus agri cultores. Mas profunda fue la caida de las exportaciones ganaderas
luego de 1921. Durante la guerra hubo repatriaci6n de capitales, pero
alfinalizar esta fue evidente que los tiempos del flujo f.icil y autoillatico
habfan terminado, pues las inversores de Gran Bretana y los demas pafses
europeos no estaban ya en condiciones de alimentarlo. Su lugar fue ocupado
por los banqueros estadounidenses, como Morgan, que tambien estaban
comprometidos con los prestamos a Europa, de modo que elflujo estuvo
condicionado a la situa ci6n econ6mica general. El pafs ex:perim.ent6 con
violencia los efectos de la coyuntura europea: vivi6 una fuerte crisis entre
1913 y 1917, se recuper6 entre ese a:iio y 1921, especialmente porque
regulariz6 su comercio de gue rra, sufri6 entre 1921 y 1924 el sacud6n de la
reconversi6n de posguerra, y conoci6 un perfodo de tranquilidad durante los
"afios dorados , hasta 1929, que sin embargo bast6 para dar el tono general
al period.a.
La principal novedad fue la fuerte presencia de Estados Unidos que,
aqui coma en otras partes del mundo, ocup6 los espacios dejados libres
par los paises europeos, en mayor o menor medida derrotados en la gue
rra. La expansi6n econ6mica de Estados Unidos en la decada de 1920 se
LA ECONOMfA EN UN MUNDO TRIANGULAR
manifest6 en primer lugar en un fuerte impulse ex:portador de autom6vi
les, camiones y neumAticos -para lasque la Argentina se convirti6 en uno
Con la Primera Guerra Mundial -mucho mis que con la crisis de 1930de sus principales clientes-, fon6grafos y radios, maquinaria agricola y
term.in6 una etapa de la economia argentina: la del crecimiento relativa
ma quinaria industrial. Para asegurar su presencia en un mercado tentador,
mente fa.cit, sabre rumbas claros. Desde 1914 se ingresa en un mundo
y saltar por sobre eventuates barreras arancelarias, las grandes empresas
mas complejo, de manejo mas dehcado y en el que el futuro era·relativa
in dustriales -General Motors, General Electric, Colgate, entre otrasmente incierto, al punto de predominar las dudas y el pesimismo, que
realiza ron aqui inversiones significativas, que al principio se destinaron
s6lo en algunos circulos se transformaba en desafio para 1a blisqueda de
s6lo a armar localmente las piezas importadas. Tambien avanzaron sobre
nuevas soluciones.
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las em presas de servicios pU.bhcos --electricidad y tranvfas-- como
propietarias y
BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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como proveedoras, en particular de los Ferrocarriles del Estado, los linicos
que por entonces crecieron. A diferencia de las inversiones britanicas,
y salvo en el caso de la maquinaria agricola, las estadounidenses no
contri buian a generar exportaciones, y con ellas divisas. Como, por otra
parte, las posibilidades de colocar nuestros productos tradicionales en
Estados Uni dos eran remotas -pese a algunas expectativas iniciales-, esta
nueva re1a ci6n creaba un fuerte desequilibrio en la balanza de pages, que
se convir ti6 en un problema insoluble.
Por otro lado, la vieja relaci6n "especial" con Gran Bretana se sostenfa
sobre bases minimas: las compras britanicas de cereales y came, que paga
ban con las beneficios obtenidos par la venta de material ferroviario, carb6n,
textiles, y con las ganancias que daban las ferrocarriles y otras empresas de
sertjcios. Sus insuficiencias eran cada vez mas evidentes: los suministros
eran caros, Gran Bretana no podia satisfacer las nuevas demandas del
con sumo y el capital britanico era incapaz de promover las
transfonnaciones que impulsaba el estadounidense. Pero, a la vez, la
Argentina carecia de compradores alternativos, particularmente para la
carne, sobre todo des pues de 1921. Hostilizados de modo creciente por
los estadounidenses
-que ya antes de la guerra los habian desplazado de los frigorffi.cos-, los
britanicos podian presionar sobre el gobierno argentino con volcar sus
compras a las pafses del Commonwealth, una altemativa par otra parte re
clamada par quienes querian introducir a Gran Breta:fia en el nuevo mundo
del proteccionismo.
En suma, como ha subrayado Arturo O'Connell, la Argentina era parte
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de un triangulo econ6mico mundial, sin haber podido equilibrar las dife
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tensiones en la agri
cultura; desde 1921 se manifestaron en un punto mucho
mas sensible y
que afectaba a intereses mas poderosos: la ganaderia.
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rentes relaciones. Manejarse entre las dos potencias requeria un arte del
que el gobierno de Yrigoyen pareci6 escaso, mientras que el de Alvear
fue, al respecto, mas imaginativo y sutil, aunque tampoco encontr6 la
soluci6n a las problemas de fondo, que probablemente no la tenian. Pero
ademils, se requeria un arte especial para enfrentar las situaciones de
crisis, cuando
los conflictos entre las partes se exacerbaban y las perdidas se
descargaban en los actores mas debiles: las productares locales, a
quienes trabajaban para ellos. Desde 1912 se habia conocido
este tipo
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LOS GOBIERNOS RADICALES, 1916-1930
Gracias a las ventas de came enlatada, los aii.os finales de la guerra fueron excelentes, y
beneficiaron no s6lo a las ganaderos de la zona cen tral, sino a los de las zonas m.arginales,
y hasta a quienes criaban ganado
criollo. La situaci6n cambi6 bruscamente a fines de 1920, cuand.o los go biernos europeos,
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que habian estad.o haciendo stock,cortaron sus compras, y los precios y volt'imenes se
detrumbaron. Las mayares pefdidas fueron sufridas por los ganaderos de las zonas mils
distantes, mientras que quie
nes paseian las tierras de invernada y suministraban el ganado fino para ser enfriado -y
para el que se conserv6 una cuota- lograron sortear en parte las dificultades. La crisis que termin6 de definir la diferenciaci6n entre cri.adores e invemadores- desat6 conflictos
que en epocas de bo nanza se disimulaban, frente a los cuales el gobiemo de Yri.goyen reac
cian6 tarde y mal. En 1923, par presi6n de los criadores y con el respaldo del presidente
Alvear, el Congreso sancion6 un conjunto de leyes que los protegian, en desmedro tanto de
las consumidores locales como de los fri gorificOs. La oposici6n de estos y de sus vaceros
politicos -los socialistas fue de escasa significaci6n, pero la resistencia de los frigorificos
result6 demoledora: interrumpieron sus campras y en pocos meses obligaron al gobiema a
suspender las leyes sancionadas.
El episodio prob6 el enorme pod.er de los frigorificos, y de las grandes ganaderos
directamente asociados con ellos, que result6 canfrrmado poco despues. En los primeros afios
de la posguerra los ganaderos se ilusionaron con la posibilidad de colocar sus productos en
Estados Unidos -lo que hu biera solucionado al menos en parte el problem.a de la balanza
desfavara ble-, pero a fines de 1926 el gobierno de aquel pais, con el argumenta del peligro
de la fiebre aftosa, decidi6 prohibir cualquier importaci6n de la Ar gentina. Gran Bretaiia
esgrimi6 una amenaza similar, logrando de los ate rrorizados hacendados la aceptaci6n de
que la vuelta al bilateralismo era la uni.ca soluci6n, para ellos y para el pafs. La Sociedad
Rural invit6 ahora a restringir en general la presencia estadounidense en la economia, y lanz6
la consigna de "comprar a quien nos compra", lo que implicaba defender las importaciones y
las inversiones britanicas y hacer pagar sus costos al
conjunto de la sociedad.
Las cuestiones relacionadas con laagricultura despertaban menos preocu pacianes, pese a
que, como cansecuencia de la crisis ganadera, hubo un
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WS GOBIERNOS RADICALES, 1916-1930
BREVE HISTORIA CONTEMPORANE.A DE LA ARGENTINA
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contemponineos atribuyeron en buena medida estos cambios a la eleva
ci6n de las aforos aduaneros, establecida par Alvear en 1923, pero proba
blemente fueron las ya citadas inversiones estadounidenses el principal
factor de esa expansi6n, que alent6 tambien a inversores locales. Entre
otros casos similares, Bunge y Born, la principal casa exportadora de gra
pectacular previo, pero tambiell sin los problemas y el estancamiento pos
nos, instal6 por esos afios la fabrica de pinturas Alba, y en la decada si
teriores a 1940. La e:x:pansi6n se proyect6 en esos afios hacia las zonas no
guiente, la textil Grafa. En buena medida, las nuevas industrias se equipa
pampeanas, en las que el gobierno, impulsado por el ministro Le Breton,
ron con maquinaria estadounidense. Mientras Estados Unidos trataba de
encar6 una vigorosa empresa de colonizaci6n que absorbi6 los excedentes
conquistar sinmltaileamente un mercado apetecible y parte de las divisas
de poblaci6n rural pampeana, asi coma nuevos contingentes migratorios.
generadas par las exportaciones a Gran Bretana, los sectores propietarios
De esta manera, entraron en producci6n la zona fruticola del valle <lei Rio
locales comenzaron a deslizarse hacia una actividad que parecia mas dini
Negro, la yerbatera de Misiones y, sabre todo, la regi6n algodonera del co
mica que las tradicionales. For entonces, el tema de la industria empez6 a
raz6n del Chaco, que habria de tener importancia decisiva en el futuro
instalarse en el debate, y constituy6 el eje del discurso del mas hlcido bu
crecimiento de Ia industria textil.
ceador de la economia argentina de entonces, Alejandro Bunge, inspirador
Los observadores no se engafiaban acerca de esta calma, pues para to
de la reforma arancelaria de Alvear. Es posible, como ha p1anteado Javier
dos estaban visibles las limites que suponia tanto un mercado mundial
Villanueva, que en escala limitada tal reform.a apuntara a alentar -me
cad.a vez mas dificil coma el fin de las ventajas comparativas naturales, por
diante alguna traba al comercio- las inversiones estadounidenses, sin au
el cierre de la frontera agropecuaria y el encarecimiento de la tierra. A eso
mentar los conflictos con Gran Bretana, preocupada tanto par el destino de
se sum.aha la escasez de inversiones, salvo en la mecanizaci6n de la cose
las divisas coma por la creciente competencia en algunos rubros de su an
cha, que solucion6 el problema de la reducci6n en la mana de obra dispo
nible, sabre todo por la desaparici6n progresiva de las migrantes golandri
tiguo negocio, y particularmente los textiles. De este modo, la incipiente
corriente industrialista agreg6 un nuevo elemento al debate central sabre
nas". La pauta de canducta que hada preferible mantener la liquidez del
las relaciones entre nuestro pais y sus dos metr6po1is, y, de momenta al
capital y oscilar entre distintas posibilidades de inversi6n, acufiada en la
menos, quienes vislumbraban en el crecimiento industrial el Camino del
etapa anterior y amplillcada par la diversificaci6n de la economia -que
futuro carecieron de peso para imponer sus convicciones. La propia Uni6n
hasta entonces habia impulsado eficazmente el credmiento-, dej6 de cum
Industrial se sum6 al grupo de los partidarios de "comprar a quien nos
plir esa funci6n en las nuevas condiciones del mercado mundial Tulia
compra' una f6rmula que, por otra parte, habia sido acuftada por el emba
Halperin Donghi sefial6 esa conciencia incipiente de las males y, a la vez,
jador britanico.
la escasa propensi6n a hacer alga para enfrentarlos de parte de una socie
Ni la cuesti6n agraria ni Ia industrial estaban en el centro de la preocu
dad que, en cambio, empezaba a interesarse en la cuesti6n industrial.
paci6n
de los gobernantes, mucho mas angustiados par las problem.as pre
La guerra habia tenido efectos fuertemente negativos sabre Ia indus
supuestarios.
La guerra habia puesto en evidencia la precariedad del finan
tria que se habfa canstituido en la epoca de la gran expansi6n agropecua
ciarniento del Estado, apoyado ba8icamente en las ingresos de Aduana yen
ria: dependiente en buena medida de materias primas o combustibles im
las impuestos indirectos, y respaldado por las sucesivos ptestamos exter
portados, no pudo aprovechar las condiciones naturales de protecci6n
nos. Todo ello se redujo fuertemente en los dos periodos de crisis, y
creadas par el conflicto. Pero apenas este concluy6, comenz6 una soste
coinci di6 con el advenimiento de la admirristraci6n radical, que por
nida expansi6n, que se prolong6 hasta 1930, caracterizada por la diversifi
diferentes motivos debia encarar gastos crecientes. El gobiemo de
caci6n de la producci6n, que alcanz6 asi a nuevas zonas del consumo. Los
Yrigoyen necesit6
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notable vuelco hacia esa actividad. La frontera agropecuaria pampeana se
estabiliz6 en 50 millones de hect.ireas; la agricultura creci6 en ella enor
memente, asf coma su papel en las exportaciones. Se inici6 entonces un
largo periodo de estabilidad, una suerte de meseta sin el crecimiento es
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BREVE HISTORIA CONfEMPORANEA DE LA ARGENTINA
primero recursos para su politica social y luego para la amplia distribuci6n
de empleos publicos, que constituy6 su principal anna poHtica en los ulti
mas ail.Os. Desde 1922, Alvear empez6 con una politica fiscal ortodoxa y
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control de la gesti6n. En ninguno de estos aspectas las resultados fueron
automciticos, o siquiera satisfactorios. Respecto de la participaci6n electo ral,
la masa de inmigrantes sigui6 sin nadonalizarse, de modo que los va rones
redujo fuertemente las gastos hasta que, por necesidades de la lucha in
adultos que no votaban eran tantos o mas que los que pod.fan ha cerlo;
terna con el yrigoyenismo, debi6 apelar -aunque con tn.as moderaci6n- a
esta cuesti6n s6lo se resolvi6 de manera natural, con el tiempo y el fin de
1a misma distribuci6n de puestos que su antecesor, quien cuando volvi6
la inmigraci6n Pero incluso entre los posibles votantes la participa ci6n no
al pod.er, en 1928, hizo uso generoso de ese recurso. En ambos casos, las gas
fue masiva: en 1912 -quizA por efecto de la novedad- a1canz6 el 68% en
tos del Estado aumentaron respecto de epocas anteriores, pero sabre todo
todo el pais, pero en seguida cay6 a algo mils del 50%, tocando fondo en
su composici6n difiri.6 sustancialmente, reduciendose la parte de inv-ersio nes
1924, con el 40%; s6lo en 1928 -con la elecci6n plebiscitada de Yrigoyenen beneficio de las gastos de administraci6n, donde las empleados pU
repunt6 espectacularm.ente, con valares que desde entonces se
blicos tenian un peso fuerte.
mantuvieron, en tomo al 80 por ciento.
En cualquier caso, era claro que el Estado debia buscar otra forma de
Concedida, antes que conseguida, la ciudadania se constituy6 lenta
financiar sus gastos. Inspirilndose en reform.as similares emprendidas en
mente en la sociedad. Las mllltiples y diversas asociaciones de fines espe
Francia e Inglaterra, Yrigoyen propuso en 1918 un irnpuesto a Ios ingresos
dficos que la cubrieron -desde lasfomentistas urbanas hasta las
personales. El Congreso prActicamente no lo trat6 entonces, ni en 1924,
coopera tivas rurales- contribuyeron a la gestaci6n de experiencias
cuando Alvear insisti6 en la idea. En cambio, hubo un amplio debate en
primarias de participaci6n directa y al desarrollo de las habilidades que,
aquellos circulos donde se estaban discutiendo las cuestiones del future y
par otra parte, la politica requeria: hablar y escuchar, convencer, ser
Alejandro Bunge, entusiasta sostenedor de la idea, le consagr6 un amplio
convencido y, sobre tado, acordar. Tambien contribuyeron a otra
espacio en la Revista de Economia Argentina. Se trat6 de una discusi6n ele
experiencia importante: la gesti6n ante las autoridades, la mediaci6n
vada y principista, donde se analizaban las cuestiones de libertad, equidad
entre las demandas de la socie dad y el poder politico. Funciones similares
y justicia social que por entonces se debadan en Europa. Es posible que
cumplieron los comites o cen tres creados por las partidos politicos, que
alli se generara el consenso que luego llev6 a su rApida aprobaci6n en
fueron cubriendo densamente a la sociedad a medida que la pr.ictica
1931, Iuego ya de la crisis y de la caida de Yrigoyen Pero por entonces las
electoral se convertia en rutina. En buena medida funcionaban al viejo
razo nes del bloqueo parlamentario fueron mas pedestres: las opositores se
estilo: un caudillo repartia favores
ne gaban a cualquier legislaci6n que diera al presidente mas recurses que,
-tanto mayores cuanto mas directa fuera su conexi6n con las autoridades y
seglln suponian, se volcarian en menesteres electorales.
esperaba as( poder influir en el vato de los beneficiados. Los radicales,
naturalmente, pudi.eron expandir, grad.as al apoyo oficial, esta red cliente
lar que de todos modos ya habfan constituido en el llano. El propio go
DIFfcIL CONSTRUCCI6N DE LA DEMOCRACIA
biemo utiliz6 las comites para desarrollar algunas politicas sociales masi
vas, que aunque tenian claras finalidades electorales apuntaban a una
El frustrado debate fiscal ejemplilica las dificultades para constituir un
nueva concepci6n de las derechos ciudadanos: la came barata, o c.ame
sis tema democriltico eficiente, en el que las propuestas pudieran
nra dical': y tambien el pan o las alquileres. En cierto modo -sobre todo
discutirse racionalmente y donde las distintos poderes se contrapesaran
entre las soci.alistas-, apuntaban a la educaci6n ya la integraci6n del
en forma adecuada. La reforma electoral de 1912 proponia a la vez
ciudadano y su familia en una red de sociabilidad integral: capacitaci6n,
ampliar la ciuda dania, garantizar su expresi6n y asegurar el respeto de
entreteni miento, cultura... Pero en todos las casos contribuyeron a
las minorias y el
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desarrollar las capacidades politicas. En ese ambiente se form6 el
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de Buenos Aires ejerci6 un liderazgo reconocido, y pudieron ponerse de
educado y consciente de sus derechos y de sus obllgac:iones, y de manera
acuerdo para las elecciones presidenciales, no se lleg6 a estructurar una
progresiva se fue revelando la dimensi6n politica de todas las activida
fuerza nacional estable, quizd porque tradicionalmente esto se habia lo
des, de modo que gradualmente la brecha entre la sociedad y el Estado
grado a traves de la autoridad presidencial
se fue cerrando.
En las elecciones nacionales, la UCR obtuvo algo menos de la mitad de
El crecimiento de los partidos da la medida del arraigo de la nueva de
Ios votos, aunque en 1928, cuando Yrigoyen fue plebiscitado, se acerc6 al
mocracia. La Uni6n Civica Radical fue el Unico que alcanz6 la dimensi6n
60%. Los conservadores reunidos obtuvieron entre el 15 y el 20% y las
del modemo partido nacional y de masas. Templado en una larga oposi
so cialistas entre el 5 y el 10%, con excepci6n de 1924 -el aiio de la mayor
d6n, y constituido para enfrentarse al regimen, pudo funcionar eficaz
abstenci6n- en que ascendieron al 14%. Los dem6cratas progresistas
roente aun Iejos del poder. Basado en una extensa red de comites locales,
tuvie ron una evo1uci6n similar, aunque con cifras alga menores. Asi, la ucR
se organiz6 escalonadamente hasta llegar a su Convenci6n y su Comite
fue en realidad el unico partido nacional, y s6lo enfrent6 oposiciones,
Nacional; una carta organica fundamentaba su organizaci6n, y su doctrina
fuertes pero locales, en cada una de las provincias, incluyendo grupos
era, ni mas ni roenos, la de la Constituci6n, coma gustaba de subrayar Yri
escindidos de su tronco, como el bloquismo sanjuanino o el lencinismo
goyen. Pero ademas el partido demostr6 una preocupaci6n muy moderna
mendocino.
por adecuar sus ofertas a las cambiantes demandas de la gente. Quizd la
La participaci6n, finalmente, arraig6 y se canaliz6 a traves de las parti
expresi6n mas acabada de su modemidad fue su capacidad para suminis
dos, como lo testimonian las cifras de 1928 y la intensa politizaci6n previa
trar una identidad politica nacional, la primera y la mas arraigada, en un
de toda la sociedad, que al fin estaba hacienda uso de la democracia. Pero,
pais cuyos signos identificadores comunes eran todavia escasos. Pero esa
en cambio, el delicado mecanismo institucional, que tambien es propio de
modemidad se asentaba en elementos muy tradidonales: toda la compleja
las democracias, no lleg6 a constituirse plenamente, y la responsabilidad les
organizaci6n institucional pesaba poco frente al liderazgo de Yrigoyen, y
cupo a todos los actores.
en la identifi.cad6n de sus seguidores, el partido ·se fundia con su figura.
La reforma electoral prevefa un papel importante para las minorias, de
Caudillo silencioso y recatado, que se mostraba poco y que jam.as hablaba
control del Ejecutivo desde el Congreso. Esa relaci6n, que de algt1n modo
en pUblico, empez6 luego a estimular una suerte de culto a su persona: el
podia remitirse a las prcicticas instituci.onales anteri.ores, se mezclaba con
pais se llen6 de sus retratos, de medallones, de mates con su imagen, en
otra nueva, que debia aprenderse, entre el presidente y la oposici6n. Si
las que la gente identill.c6 al presidente con un ap6stol o un mesias.
bien las relaciones del gobierno con los sectores tradicionales no fueron
El Partido Socialista tambiell tenfa una organiza.ci6n formal y cuerpos
malas al comienzo -cinco de los nuevos ministros eran socios de la Socie
organicos, y ademas tenfa un program.a, pero careda de dimensi6n nacio
dad Rural-, las que mantuvo con la oposici6n politica fueron desde el
nal, pues aunque logr6 algt1n arraigo en Mendoza, Tucuman o Buenos Ai
prin dpio diffciles. Yrigoyen comenz6 su gobierno con un Parlamento
res, casi toda su fuerza estaba concentrada en la Capital. Alli, gracias a la
penetraci6n de su red de centros, ya su e:xito en ofrecer una alternativa de
hostil, al igual que la mayoria de las gobiemos provindales, y buena parte
control al gobiemo, compiti6 palmo a palmo con el radicalismo y lo
de su es trategia se dirigi6 a aumentar su escueto poder. Para ganar las
elecciones, us6 amphamente el presupuesto del Estado, repartiendo
venci6 a menudo. El Partido Dem6crata Progresista, por su parte, arraig6
empleos pUblicos entre sus upunteros", aunque en Buenos Aires la
entre los chacareros del sur de Santa Fe y de C6rdoba, asi coma en la
competencia con los so cialistas lo llev6 a emplear metodos mas
ciudad de Ro sario; junta con las temas agrarios desarroll6 los de la
modemos. En 1918 logr6 obtener la mayoria en la Camara de Diputados,
limpieza electoral, y tuvo un cierto peso en Ia Capital Los partidos de
pero la clave seguia pasando por el control de los gobiemos provinciales,
derecha s6lo se constitu yeron en el nivel provincial; aunque el Partido
decisivos a Ia hara de votar. No va cil6 en intervenir las provincias
Conservador de la provincia
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desafectas, organizando luego elecciones
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WS GOBIERNOS RADICALES, 1916-1930
BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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el radicalismo y su caudillo hacian una contribuci6n sustancial a la incorpo
en las que triunfaban sus candidatos, y asi su poder aument6 considera
raci6n ciudadana a la vida politica -en un estilo tradi.cional y modemo a la
blemente, aunque nunca logr6 afirmarse en el Senado, y tropez6 con dill
vez-, fallaban no s6lo en el afi.anzamiento, sino en1a puesta en valor ante la
cultades imprevistas en Diputados, donde los legisladores opositores em
ciudadania del sistema institudonal democriltico.
pezaron a encontrar aliados en muchos radicales que no aceptaban las
Como Saenz Pefia, Alvear se benefici6 de la milquina montada, que en
metodos del presidente.
1922 lo eligi6 can6nicamente y con escasa oposici6n. Es posible que su
Yrigoyen plante6 un conflicto con el Congreso desde el primer dia de
elecci6n por Yrigoyen apuntara a limar asperezas con unos sectores opo
su mandato, cuando descart6 la tradicional ceremonia de la lectura del
sitores cuya gravitaci6n reconocia Pero Alvear avanz6 mucho mas en ese
mensaje, y envi6 una breve comunicaci6n, que ley6 un secretario. Simb6camino. En su gabinete s61o se sent6 un yrigoyenista, el ministro de Obras
licamente, desvalorizaba al Congreso y desconocia su autoridad, del mismo
P'Ublicas. Limit6 la creaci6n de nuevos empleos pU:blicos y acept6 las fun
modo en que lo hizo todas las veces que aquei par la via de la interpela
dones de control que institucionalmente le correspondian al Parlamento,
ci6n, intent6 controlar sus actos: el presidente y sus min:istros no s6lo no
cuyas relaciones cultiv6 con cuidado. Sohre todo, no dispuso intervencioasistieron, sino que le negaron injerencia en las actos del Ejecutivo. Este
nes federates por decreto. El aparato partidario reaccion6 en primer t€r
cortocircuito institucional fue ID.as evidente aU:n con las intervenciones fe
:roino, pues la distribuci6n de pequefios empleos pU:blicos era la principal
derales. Durante los seis aiios, se sandonaron 19, y s6lo Santa Fe nunca fue
herramienta de las caudillos locales: el upopular" Yrigoyen fue contra
intervenida. S6lo en cuatro ocasiones se solicit6 una ley parlamentaria para
puesto al "ohgilrquico Alvear. Pero ademas Alvear se fue apoyando en
intervenir provindas administradas por radicales, en las que habia que ter ciar
quienes en distintas ocasiones se habian opuesto a Yrigoyen o habfan
en conflictos internos. En 15 ocasiones se hizo por decreto, ignorando al
cuestionado sus metodos, y los seguidores del viejo caudillo pronto for
Congreso, para eliminar gobiernos adversos y "dar vuelta" situaciones
maron una corriente cada vez mas hostil al gobiemo. A fines de 1923, Al
provinciales. El metodo, en nada diferente al de Juarez Celman o Figueroa
Alcorta, fue exitoso: en 1922 el oficialismo s6lo perdi6 en dos provincias.
vear pareci6 inclinarse decididamente par el grupo opositor, al nombrar
Si Yrigoyen reiteraba pr.icticas muy arraigadas, que otros retomarian
ministro del Interior a Vicente Gallo, quien junta con Leopoldo Melo en
luego, su justificaci6n era novedosa: el presidente debia cumplir unman
cabezaba Ia corriente denominada antipersonalista. La divisi6n del radi
dato y una misi6n, la "reparad6n", para la que habfa sido plebiscitado, y eso
calismo se profundiz6: en 1924, presentaron listas separadas, y pronto
constituyeron dos partidos diferentes. La disputa verbal fue muy intensa:
lo colocaba par encima de los mecanismos institucionales. Quizii por eso el
"ap6stol" empez6 a ser deificado par sus seguidores. Mils allil del conte
unos eran "genuflexos", par su obediencia incondicional al jefe, y otros,
nido de esa reparaci6n, lo cierto es que las mecanismos democraticos di
ucontubernistas", segt'in una nueva y afortunada palabra, que ca1ificaba
ficilmente pudieron arraigar en ese clima de permanente avasallamiento
las acuerdos entre las antipersonalistas, conservadores y socialistas. El mi
autoritario.
nistro Gallo quiso recurrir a las viejos y probados m€todos para desplazar
Es curioso que quienes se convirtieran en custodies de la pureza insti
a los yrigoyenistas: dar empleos a los partidarios e intervenir gobiernos
tucional fueran aquellos que, en otras ocasiones antes y despues,
provinciales ad-versos, pe.ro Alvear no quiso abandonar hasta tal punto sus.
:manifesta ron escaso aprecio por dichos mecanismos. Lo cierto es que tanto
principios. En julio de 1925, fracas6 en el Congreso un proyecto de inter
conserva dores coma radicales disidentes -encabezados par el habil
venci6n a Buenos Aires, que era clave para la estrategia de Gallo, y €ste
Vicente Gallo se hicieron fuertes en la defensa del orden institucional, y
renunci6 al ministerio.
lo hicieron encona damente, junta con socialistas y demoprogresistas, y hasta
Desde entonces Alvear qued6 en el medio del fuego cruzado entre an
salieron a la calle, en el agitado afm 1918, para reclamar por sus fueros.
tipe.rsonalistas -que s6lo pudieron arraigar firmemente en Santa Fe- y los
Deese modo, mientras
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LOS GOBIERNOS RADICALES, 1916-1930
BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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que La Naci6n ya habia difundido en aquella ocasi6n. La adhesi6n mani
yrigoyenistas, que hicieron una elecci6n nmy buena en 1926 y ganaron
fiesta del general Jose Felix Uriburu, que acababa de pasar a retiro, perrni
posiciones en un Congreso convertido en aID.bito de combate de las dos
tia sin duda alentar esperanzas de un golpe militar regenerador, y esa era
facciones. La polarizaci6n fue extrema, y al grupo antiyrigoyenista se su
la oferta que desde las grupos nacionalistas se hacia a una elite todavia in
maron sectores provinciales disidentes, como el lendnismo mendocino o
dedsa entre la vieja repUblica liberal y las promesas de la nueva repUblica
el cantonismo sanjuanino, de fuerte estilo populista, s61o unidos con sus
nacionalista.
sodos por el odio al jefe radical.
La derecha conservadora estaba por entonces totahnente volcada aim
Las expectativas de los nacionalistas con las Fuerzas Armadas eran exa
geradas, maxime cuando no habia una crisis social que justificara, coma en
pedir el retomo de Yrigoyen, en quien veia encarnados las peores vicios de
1919, la revisi6n de las principios institucionales en los que habian sido s6la democracia: ya lo presentaban coma el agitador social, ya coma el cau
Hdamente educadas. Si las Fuerzas Armadas experimentaron malestares
dillo autoritario, ya sitnplemente como la expresi6n de la chusma tosca e
varios durante el gobierno de Yrigoyen, todo se solucion6 en el periodo
incompetente. Tal imagen era expuesta, con diversos matices, par La Na
siguiente. Bajo la conducci6n del general.Justo, ministro de Guerra, se ha
ci.6n o La Prensa y, para un pU.blico m.is popular, par Critica, convertida en
bian reequipado adecuadamente, y grandes edificios junta con grandes
centro de la campafia antiyrigoyenista. De momento, su oposici6n no su
maniobras le habian dado al Ejercito una buena visibilidad social. El presi
ponia un cuestionamlento del regimen politico, pues estaban decididos a
dente Alvear se mostraba sensible a las planteos del grupo de los ingenie
jugar la carta electoral, reuniendo en un gran frente a toda fuerza hostil al
ros militares, preocupados desde la Primera Guerra Mundial por la cues
caudillo, que incluia al grupo de socialistas que, encabezado por Antonio
ti6n de las "dependencias criticas". En 1927, se cre6 la F<lbrica Militar de
de Tomaso y Federico Pinedo, acababa de separarse del viejo partido para
Aviones, y desde 1922 un militar, Enrique Mosconi, presidia Yadmientos
fonnar el Partido Socialista Independ.iente.
Petroliferos Fiscales (YPF), creado par Yrigoyen cuando su periodo ya expi
A diferencia de 1916, la derecha politica estaba segura de sus objet:ivos
raba Baja la direcci6n de Mosconi -que al igual que Justo era ingeniero
y del apoya que tenia entre las clases propietarias, pero empezaba a mani
militar- la empresa se ex:pandi6 en la explotaci6n y, gracias a Ia construc
festarse una am.bigii.edad acerca de los medias: si la carta electoral
ci6n de su refinerfa en La Plata, avanz6 en el mercado interno, poblando
fallaba
el pais con sus caracteristicos surtidores. Pero simultaneamente, y al calor
-empezaba a pensarse-, habria que jugar otra que, de una u atra manera,
de la expansi6n del autom6vil, tambiell crecieron las grandes empresas
terminara con un regimen democritico que no aseguraba la e1ecci6n de
priva das: la britanica Shelly la estadounidense Standard Oil, que actuaba
las mejores. En favor de esa postura actuaban distintos grupas politicos e
en Salta, de modo que la competencia empez6 a convertir el petr6leo en
ideol6gicas que, aunque minoritarios, habian contribuido a 1a nueva gal
un tema de discusi6n pU.blica.
vanizaci6n de la derecha. Desde La Nueva RepUblica, fundada en 1927, las
Las Fuerzas Armadas, y particularmente el Ej€rcito, estaban ocupando
j6venes maurrasianos, como las hermanos Rodolfo y Julio Irazusta o Er
un
lugar
cad.a vez mas importante en el Estado, y en la medida en que
nesto Palacio, descargaban sus baterias contra el sufragio universal y la
de finian intereses propios, se convertian en un actor politico de
democracia oscura, que debia ser reemplazada por la segura direcci6n de
considera d6n. TambieTI ellas estaban asediadas par propuestas diversas:
un jefe, rodeado de una elite y legitimado plebiscitariamente. Pronto, 1a
la relad6n de sus oficiales con la derecha liberal tradicional era estrecha,
Llga Republicana que formaron sali6 a la ca11e, aun cuando qued6 claro
asl como era s6lido el profesionahsm inculcado par el general Justo, pero
que eran incapaces de revivir las movilizaciones de 1919. Una "marcha sa
tambien eran estrechas sus vinculaciones con la Liga Patri6tica, y fuerte
bre Roma" era impensable, de modo que las ojos se volvieron hacia las
la interpelaci6n que llegaba desde los nuevos ide6logos nacionalistas. La
Fuerzas Armadas, a las que Leopoldo Lugones ya habia apelado en 1924,
en unas conferencias que el Ej€rcito edit6 para consumoEste
de sus
oficiales,
y
vuelta al gobiemo
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LOS GOBIERNOS RADICALES, 1916-1930
BREVE HISfORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
de Yrigoyen reactualiz6 viejos resquemores -por su tendencia a manejar
'i;
petrO leo aparecia como la panacea que aseguraria la vuelta a la
prosperidad, una
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los ascensos con los criterios del comit&- y sin duda polariz6 a los
oficiales, como al pais todo. Pero significativamente, en las elecciones del
Circulo Militar de 1929 se im.puso la lista del general Mosconi, contra
otra simpa tizante con la oposici6n. Quien se perfilaba como la cabeza
natural de el1a, el general Uriburu, dirigia sus acciones desde elJockey
Club, yen realidad carecia de s6lido arraigo en un Ejercito cuya
conducta era todavia un
enigma
LA VUELTA DE YRIGOYEN
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Desde 1926 la opini6n se polariz6 en torno de la vuelta de Yrigoyen, y la
discusi6n se propag6 a todos las 8.mbitos de la sociedad. El yrigoyenismo,
impulsado par una camada de nuevos dirigentes, desarrol16 ampliamente
su red de comites y fortaleci6 la imagen mitica <lei caudillo. Aunque tradi
cionalmente Yrigoyen se habfa negado a identificar su "causa regenera
dora concualquier programa definido de manera explicita, en esta ocasi6n
utiliz6, junto con la consigna de derrotar al "contuberniou, la bandera de la
nacionalizaci6n del petr6leo. Se trataba de una situaci6n curiosa, pues du
rante su prim.era presidencia el tema no le habfa preocupado mucho, mien
tras que los rnayores avances en esa linea debian atribuirse, sin duda, a la
adrninistraci6n de Alvear. Pero -como empezaba a descubrirse- en la de
mocracia de masas las consignas son eficaces por la cantidad de motivos
ideol6gicos que logran reunir. En los af10s anteriores, el problema petrolero
se habia instalado en 1a discusi6n pUblica, y la presencia extranjera era aso
ciada con su manifestaci6n mas agresiva: la estadounidense de la Standard
Oil. La bandera de la nacionalizaci6n coincidia con la predica de los sectores
militares preocupados por asegurar la autarquia del pais respect □ de los re
cursos estrategicos, se vinculaba con la nueva y fuerte hostilidad de los
sec tores terratenientes hacia Estados Unidos, a partir del conflicto de las
cames, y enraizaba finalmente en un sentimiento antiestadounidense de
mas larga data, que asociaba univocamente la metr6poli del norte con el
"imperia lismo". Pero sabre todo, da la impresi6n de que Este
de alguna
manera
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fuente de rentas tan abundante que con ellas podria asegurarse a la vez el
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bienestar de los sectores propietarios, del Estado y de la sociedad que, de
un modo u otro, obtenia sus recursos de ambos. Es dificil saber cu.into
in fluy6 esta bandera -ciertamente moderna- en la campafia y cua.nto una
adhesi6n mucho mas personal al viejo caudillo. Lo cierto es que su
victoria de 1928 fue triplemente notable: por la cantidad de gente que
particip6, por los votos que reci.bi6 Yrigoyen, que rondaron el 60%, y por
haber sido obtenida casi desde el llano, sin la bendici6n presidencial.
El proyecto de nadonalizad.6n, aprobado par la Camara de Diputados,
se detuvo en el Senado, y hasta tanto lograra resolver la cuesti6n,
Yrigoyen se dedic6 a otra que afectaba mis directamente sus relaciones
con las sectores propietarios. Invitada por el presidente, vino al pals una
misi6n comercial britanica, encabezada por lord D'Abernon. El acuerdo
firmado estableci6 fuertes concesianes camerciales a los brit.inicos,
asegura.Ildo les el suministro de materiales a las ferrocarriles del Estado,
asi como un arancel preferencial a la seda artificial, a cambio de la
garantfa de que se guirian camprando la came argentina. Este tratado,
que suponia importan tes concesiones sin un beneficio daro, muestra a
Yrigayen solidarizada con la corriente, fuerte entre la elite, de robustecer
las relacianes bilatera les con Gran Bretaii.a, en desmedro de las nuevas
con Esta.dos Unidos.
Pero esta caincidencia no bastaba frente a la exacerbaci6n del con
flicto politico. Lanza.do a conquistar el Ultimo baluarte independiente -el
Senado---, el gobierno apel6 a los cliisicos mecanismos: amplio reparto de
puestos pUblicos -con lo cual saldaba su deuda con el aparato partidario,
fiel durante los afios de abstinencia- e intervenci6n a gobiernos
provincia les adversos: esta vez le toc6 a Santa Fe, baluarte
antipersonalista, a Co rrientes, y sabre todo a Mendoza y a San Juan,
donde se desat6 un largo conflicto institucional acerca de la aprobaci6n
de las diplomas de los sena dores ya electos. En esas provincias, donde
ya se habfan registrado episo dios de violencia, se agreg6 uno nuevo: el
asesinato de Carlos Washington Lencinas, el caudillo mendocino, en un
acto en el que la intervenci6n fe deral apareci6 comprometida.
Es probable que Ia oposici6n, abrurnada por los resultados electorales,
ya hubiera desesperado de desalojar a Yrigoyen por metodos
instituciona les, y no apreciara en su real significaci6n las consecuendas
inmediatas de
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estableBREVE HISTORIA CONIEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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la crisis econ6mica mundial, estallada en octubre de 1929. La cafda de las
exportaciones y el retiro de los fondos estadounidenses afectaron a las em
presas ferroviarias y rnaritimas, vinculadas con el comercio exterior, y tam
bien al gobiemo. La fuerte inflaci6n, las reducciones de sueldos y los des
pidos se reflejaron inmediatamente en los resultados electorales: en marzo
de 1930, y con el apoyo de la oposici6n toda, Ios socialistas
independientes derrotaron en la Capital tanto a las radicales coma a los
socialistas, y en otros puntos el gobiemo tambien retrocedi6. Sin
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embargo, a esa altura to das las voces de la oposici6n, desde Critica a la
Llga Repubhcana o los es tudiantes universitarios reformistas, clamaban par
la caida del gobierno. La senilidad atribuida al presidente y su incapacidad
para dar respuestas rilpi das a la crisis, as( coma la pUblica lucha por su
sucesi6n --entre el vicepre sidente Enrique Martinez y el ministro de
Interior, Elpidio Gonzalez-, da ban un nuevo y contundente argumento a
los opositores.
Las discusiones giraban acerca de si se buscarfa una soluci6n institu
cional o si se apelarla a una intervenci6n militar; si con el nuevo gobiemo
se intentaria una reinstitucionalizaci6n segun los mold.es tradicionales o si
habia Uegado la ocasi6n de la nueva replibhca, inspirada en alguno de los
modelos que por entonces ofrecia Europa. Probablemente la elite oscilara
entre ambas soluciones, una alentada por los dirigentes politicos y por el
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grupo de militares que segula al general Justo y otra por los ide6logos na
cionalistas que rodeaban al general Uriburu. S6lo cuando ambos jefes se
pusieron de acuerdo, pudo producirse el golpe de Estado, el 6 de septiem
bre de 1930. La resistencia de las instituciones fue casi nula -el dfa ante
rior, Yrigoyen habia pedido licencia en su cargo-, pero tam.bi.en las fuerzas
movilizadas por los sublevados fueron escasas, y su grueso estaba consti
tuido por los bisoftos cadetes del Colegio Militar. Igualmente escasa fue la
movilizaci6n a favor del presidente caido, que poco antes casi habfa sido
plebisci.t.ado.
La indiferencia con que fue acogido el fm de una experiencia institu
cional sin dud.a importante obliga a una reflexi6n acerca de su consisten
cia. En buena medida, el proceso de democratizaci6n complet6 la larga
etapa de apertura y expansi6n de la sociedad iniciada cinco decadas atras
y aparecia como su coronaci6n natutal: la incorporaci6n creciente de sec
tores sociales cad.a vez mas vastos a los beneficios
la sociedad
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WS GOBIERNOS RADICALES, 1916-1930
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ana
cida que mas
de la crisis de 1917-1921 caracteriza a este periodo su
puso finalmente una ampliaci6n de la ciudadania, induci.da al
principio
desde el Estado pero finalmente asumida por la sociedad, como lo
testimo nia el espectacular aumento de la participaci6n hacia el final del
periodo.
Pero a la vez era necesario traducir institucionalmente ese proceso, po
ner en marcha las pr<lcticas requeridas y arraigarlas de ta1modo que su
ejer cicio resultara natural, y aqui losgobiemos radicales no lograron
avanzar lo suficiente como para que esas instituciones aparecieran para
la sociedad como un valor que debia ser defendido. Podria decirse que el
radicalismo no logr6 desprenderse de las pr<lcticas corrientes en el viejo
regimen -aquel.las estigmatizadas con una expresi6n muy grafica: el
unicato- y subordin6 el desarrollo de las nuevas practicas a las exigenci.as
de la antigua costumbre. Por su parte, una oposici6n a menudo facciosa
hizo poco por hacer semejar la enconada lucha politica a un diAfogo
constructivo entre gobiemo y opo sici6n, e hizo mucho menos por
defender a ultranza unas instituciones de las que las clases propietarias
desconfiaron desde el principio.
El balance no estaria completo si no se agregara que democracia y radi
calismo advinieron en el preciso momento en que las circunstancias propi
cias para su floredmiento cambiaban en forma brusca, por mas que la socie
dad tardara en percatarse de ello. La Primera Guerra Mundial
modific6
sustancialmente los datos del funcionamiento de nuestra economia, puso
en cuesti6n el lugar que el pais ocupaba en el mundo y desat6 una serie
de conilictos intemos, que en ocasiones se manifestaron con violencia
Quien gobernara el pais no podia conformarse con las antiguas f6rmulas
y debia inventar respuestas imaginativas. Si ad.em.is pretendfa gobemarlo
democra ticamente, tenfa que encontrar las forrnas institucionales de
resoluci6n de los conflictos, ampliando los espacios de representaci6n y de
discusi6n, asi como los mecanismos estatales de regulaci6n, yen ambos
aspectos el deficit de las administraciones radicales fue grande. Estas
cuestiones, tan.to o mas que las vinculadas con la democracia
instituctonal, dominaron el perfodo siguiente.
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III. La restauraci6n conseroadora, 1930-1943
EL 6 DE SEPTIEMBRE DE 1930, el general Jose Felix Uriburu asumi6 como
presidente provisional y el 20 de febrero de 1932 transfiri.6 el mando al ge
neral Agustin P. Justo, que habia sido electo, junta con el doctor Julio A.
Roca, en noviembre del afio anterior. En el interin, el gobiemo provisional
habfa realizado una elecci6n de gobernador en la provincia de Buenos Ai
res, el 5 de abril de 1931, en la que triunf6 el candidato radical Honoria
Pueyrred6n, y que fue anulada. El episodio muestra la incertidumbre en
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que se debat:i.6 el gobierno provisional, vacilante entre la "regeneraci.6n na
dona!" o la restauraci6n constitucional
REGENERACI6N NACIONAL O RESTAURACI6N CONSTITUCIONAL
la incertidumbre era comUn a todos los sectores que hab:fan concurrido a
derribar el gobiemo de Yrigoyen y a interrumpir continuidad institucio
nal. Ciertamente coincidfan en este primer objetivo, y se salidarizaban con
el gobierno cuando perseguia a los dirigentes radicales, dejaba cesantes a
las empleados pU.blicos nombradas par el gobierno derribado a investi
gaba fantasiosas corrupciones. La mayaria tambien apoyaba la palftica de
mano dura adoptada con el movimiento social: la intervenci6n en las
puer tos para desarmar alli el control sindical, las deportaciones de
dirigentes anarquistas o comunistas -perseguidos por la nueva Secci6n
Especial de la Palicia-, y hasta el fusilamiento <lei "anarquista
expropiador Severino di
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BREVE HISTORIA CONTEMPOR.ANEA DE LA ARGENTINA
Giovanni. Pero en rigor-ya diferencia de 1919-, en 1930 la movilizaci6n
social era escasa, la Depresi6n paralizaba la contestaci6n, y las direcciones
sindicales, escasamente identilicadas con la institucionalidad democrAtica,
habian hecho poco para defenderla. Este no habfa sido el objetivo desen
cadenante de la revoluci6n, como tampoco lo fue la crisis econ6mica
mun dial, ausente del debate y cuyas vastas conSecuencias parecian no
adver tirse todavia. Para sus protagonistas, Ia revoluci6n se habia hecho
contra los vidos atribuidos a la democracia, pero una vez depuesto
Yrigoyen, no habia acuerdo sabre que hacer, y las clases propietarias, asi
como el Ejer cito, que de form.a paulatina se iba constituyendo en un
nuevo actor po1i tico, vacilaban entre diversas propuestas.
La mas vocinglera era la de los nacionalistas, que r.ipidamente toma
ron la iniciativa. Su voz habia sido muy eficaz coma ariete contra el radi
calismo, por el talento polemico de sus voceros, por su capacidad para ar
ticular discursos cliversos, que apelaban a distintas sensibilidades, asf como
para expresar y legitimar lo que para otros era inconfesable: un elitismo
autoritario del que se enorgullecian. Tambiell los fortalecia el suceso que
en todo el mundo estaban teniendo este tipo de propuestas, que inspira ban
tanto a regfmenes autoritarios muy tradicionales cuanto a novisimas y por
entonces exitosas experiencias, como la de Benito Mussolini en Italia.
Finalmente, podian contar con alglln respaldo, limitado pero importante,
del poder. En el gabinete de Uriburu, compuesto por conservadores de
viejo estilo, las apoyaba el ministro del Interior, Matias Sanchez Sorondo,
un conservador tradicional como Uri.bunt, que simpatizaba con estas nue
vas fonnas de autoritarismo; tambiell lo hadan algunos oficiales del en
tomo presidencial y otros altos funcionarios, como el interventor en C6r
doba, el escritor y ensayista Carlos Ibarguren, uno de los iniciadores de Ia
rehabilitaci6n de Juan Manuel de Rosas. Los militantes nacionalistas, en
cambio, s6lo ocuparon algunos cargos de menor importancia en distintos
gobiemos provinciales.
Uriburu hizo todo lo posible por apoyarlos. Habl6 en distintos foros,
principalmente militares, abo:mmando de la democracia, reclamando una
reforma institucional de fondo y predicando las ventajas del corporati.
vismo y la representad6n funcional. Pero su poder y su habilidad politica
eran escasos. Parad6jicamente, jug6 tad.as sus cartas a nna elecd6n, con-
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fiando en un triunfo plebiscitario en Buenos Aires, y 1a derrota del 5 de
abril pricticamente lo convirt:i.6 en un cadaver politico. Fracasada su ape
laci6n a la sociedad, :intent6 sin embargo una segunda baza con el Ejel'cito,
al que quiso movilizar mecliante la Legi6n Civi.ca, una escuadra civil orga
nizada por oficiales, que debia ser la vanguardia de la revoluci6n anun
ciada pero que no pudo superar la intrascendencia
Los nacionalistas eran mucho mils eficaces para goIpear que para
cons truir, y esta participad6n marginal en el poder mas los estorbaba que
los beneflciaba. Progresivamente se fueron distanciando del gobiemo, a
me dida que crecia la influencia de quienes rodeaban a Justo y la
alternati.va institucional, a la cual sin embargo terminaron apoyando. For
entonces habian acabado de conformar su discurso, que pronto emplearon
tanto para combatir la soluci6n triunfante como para apelar, con energla
cre ciente, al Ejfacito. Los temas tradicionales contra la democracia se
habian integrado con un vigoroso anticomunismo y un ataque al
liberalismo, fuente primigenia de los males denunciados. En una operaci6n
muy tipica de la epoca, redujeron todos sus enemigos a uno: las altas
finanzas yla ex plotaci6n internacional se fundfan con los comunistas, las
ext:ranjeros cau santes de la disgregaci6n nacional, y tambien los judios,
unidos en una siniestra confabulaci6n. Reclamaban por Ia vuelta a una
sociedad jerar quica, como la colonial, no contaminada por el liberalismo,
organizada por un F.stado corporativo y cimentada por un catohcismo
integral. Si mucho de esto podfa identificarse con el fascismo, carecfan de la
vocaci6n y capa cidad plebisdtaria de aquel; mas bien, reclamaban la
constituci.6n de una nueva minoria dirigente, nacional y no enajenada al
extranjero, que con fiaban encontrar entre los m.ilitares. Fracasada Ia
alternativa de Uriburu, el Ejefcito se convirti.6 en su objetivo principal.
Mientras los nacionalistas proponian un camino reaccionario pero
novedoso, el grueso de la clase politica optaba por la defensa de las insti
tuciones constitucionales, pero seiialando que estas no habian estado
nunca supeditadas a las formas mas crud.as de la democracia. Par el con
trario, existia en el pasado una amplia experiencia acerca de c6mo resol
ver la cuesti6n electoral y form.as, no necesariamente groseras, de media
tizar la voluntad popular. Esta alternativa, que salvaba los principios del
liberalismo, fue reclamada desde la sociedad, fue defendida vigorosaEste archivo fue descargado de https://filadd.com
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unian las banderas del constitucionalismo con las del profesionalismo;
mente por las principales 6rganos de opini6n, como La Nacion o Crltica,
pero en el grueso de ellos predominaba todavia la desconfianza hacia la
y fue asumida por los partidos politicos que hab(an constituido la oposi
politic.a y una postura basicamente profesional, que inclin6 la balanza en
ci6n a Yrigoyen. Mientras los socialistas y Ios demoprogresistas pasaron
favor de Justo.
de nuevo a la oposici6n, las partidos queen 1928 habian apoyado 1a can
La mayor dificultad estaba en los radicales, que habian resurgido coma
d.idatura de Leopoldo Melo oscilaron entre enfrentar los proyectos auto
el
ave
Fenix luego de la victoria de abril de 1931 y del retorno de Marcelo
ritarios y corporativistas de Uriburu y utilizar para una eventual elecci6n
T de Alvear, quien, con la bendici6n de Yrigoyen, reunific6 el partido. Tam
et apoyo del gobierno, sin duda indispensable para derrotar a los radica les.
poco entre los radicales estaban claras las opciones, pues muchos aposta
Las diferencias tacticas los dividieron profundamente. El primer grupo que
ban a la carta electoral y otros a derribar al gobierno provisional, con un
se constituy6, la Federaci6n Nacional Democr.itica, definidamente
movimiento civico-militar. Los numerosos oficiales radicales conspiraron,
liberal y energicamente opuesto a Uri.burn, fue fracturado par el Partido
y el gobiemo utiliz6 las conspiraciones para desarmar a su mas temible
Conservador de la provincia de Buenos Aires, menos hostil a la poHtica
opositor politico. En julio de 1931, estall6 en Corrientes una revoluci6n,
presidencial; pero su derrota el 5 de abril -que clausur6 a la vez los pro
encabezada por el coronet Pomar, que fue rapidamente sofocada permi
yectos de regeneraci6n y la ilusi6n de veneer a los radicales en elecciones
tiendo al gobiemo detener o deportar a la plana mayor del partido. Pese a
limpias- cre6 las condiciones para un reagrupamiento de las fuerzas, en
ello, la Convenci6n proclam6 la candidatura presidencial de Alvear, que el
tomo de la ya perfilada candidatura del general Justo. El sector mas
gobiemo vet6 aduciendo de modo especioso a la vez razones constitucio
con sistente de la coallci6n eran los grupos conservadores, que
nales y de seguridad Los radicales volvieron entonces a su antigua t:actica
constituyeron el Partido Dem6crata Naciona1, una coalici6n
de la abstenci6n, sin abandonar las intentos de conspiraci6n, y dejaron el
heterogenea de partidos provinciales que incluia desde los mas
campo libre a la candidatura de Justo, que incluso pudo presentarse como
tradicionales de Buenos Aires hasta los mils liberales de C6rdoba o
un termino media entre la dictadura de Uriburu y el extremismo subver
Mendoza. El radica1ismo antiperso nalista, su competidor en el frente en
sivo de Alvear.
formaci6n, se habia desgranado luego de que muchos retornaran al
En la elecci6n de noviembre de 1931, s61o lo enfrent6 una coallci6n
viejo tronco, diri.gido ahora por Al vear. El Partido Socialista
del Partido Socialista y el Dem6crata Progresista, que proponian a dos
Independiente s6lo pod.fa ofrecer una base s6- lida en la Capital, y tambien
pres
tigiosos dirigentes:. Lisandra de la Torrey Nicolas Repetto. Aunque
un grupo calificado de dirigentes. Este con glomerado se uni6 tras la
even tualmente podia capitalizar la oposici6n al gobierno, tenia la
figura del general Justo, pero sin superar sus diferencias, al punto de que
debilidad de la escasa organizaci6n partidaria fuera de la C.apital y de Santa
lo apoyaron con dos candidatos a vicepresi dente distintos.
Fe, asi como el conocido antirradicalismo de sus candidatos. En noviembre
Justo -pieza central en esta alianza- podia presentarse como un mill tar
de 1931, y en una elecci6n no totalmente escandalosa, Ia f6rmula
con vocaci6n civil, pero sobre todo como quien contaba con el respaldo
encabezada por Justo obtuvo un triunfo que tampoco fue aplastante y
del Ejercito. Desde el 6 de septiembre libr6 una guerra sorda con Uriburu
permiti6 que la opo sici6n ganara el gobierno de una provinda y una
por el control de los mandos principales, y sall6 triunfante. Su mas fl.el
respetable representaci6n parlamentaria.
sos ten, el coronel Manuel A Rodriguez, no s6lo mandaba Campo de
Las fornias institucionales estaban salvadas y la revoluci6n pareda
Mayo, sino que fue electo presidente del Circulo Militar, lo que
haber encontrado un puerto seguro. En el Congreso hubo un oficialismo
atestiguaba el es tado de animo predominante en la instituci6n. Los
y una oposici6n, que se desempeii6 prolijamente y fue reconocida como
oficiales eran reclama dos por diferentes grupos de activistas: los
tal, quiza porque unos y otros sabian que no competfan realmente por el
radicales, embarcados en cons piraciones, los nacionalistas, igualmente
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activos, y las adeptos a Justo, que
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1NTERVENCI6N Y CIERRE ECON6MICO
poder. La abstenci6n radical pesarfa luego, pero par el momenta
consti tllia una ventaja, pese al llamado de atenci6n que pudo significar el
La eficacia del gobiemo debia quedar demostrada, ante la sodedad en ge
mul titudinario acompaiiamiento popular al funeral de Hip6lito
neral
y en particular ante las clases propietarias, por su capacidad para en
Yrigoyen, muerto en julio de 1933.
frentar la dificil situaci6n econ6mica. La Depresi6n, que se venia manifes
Organizar el oficialisrno no fue una tarea sencilla. Justo procur6 equi
tando desde 1928, persisti6 hasta 1932, golpeando duramente a lo que
,
librar la participaci6n de las distintas fuerzas en su gobiemo, aunque fue
-pese a los cambios de la decada anterior- era hasta entonces una econo
notoria su reticencia hacia las parti.dos conservadores, que sin embargo
roia
abierta. Ces6 el flujo de capitales, que tradicionalmente la habfa ali
constituian su mas s6lida base. S61o uno de sus ministros -el de Obras Pti
mentado, y muchos incluso retornaron a sus lugares de origen. Los precios
blicas, Alvarado- provenia de esas filas, aunque otros dos -el canciller Car
internacionales de los productos agricolas cayeron fuertemente -mucho
los Saavedra Lamas y el rninistro de Hacienda, Horacio Hueyo- de alguna
mas min queen la crisis de 1919-1922- y, aunque el volumen de las ex
roanera pertenecian a ese tronco. Los antipersonalistas tuvieron dos minis
portaciones no descendi6, los :ingresos del sector agrario y de la economia
terios -Leopoldo Melo en Interior y el santafesino Sim6n de Iriondo en
toda se contrajeron mucho. Como el gobierno opt6 por mantener el servi
Educaci6n y Justicia- y los socialistas :independientes, uno: Antonio de
cio de la deuda externa, mucho mas gravosa par la disminuci6n de las re
To maso, rmo de los politicos mas respetados por Justo, y el Unico de
cursos corrientes, debieron reducirse en forma dr<lstica tanto las importa
origen plebeyo, fue ministm de Agricultura.
ciones como los gastos de1 Estado, cuyo deficit pas6 a convertirse en rm
Pese a que el Partido Socialista Independiente pronto declin6 electoral
problema grave.
mente y se disolvi6, sus dirigentes, y en particular De Tomaso y Federico
Por otra parte, el dislocamiento de la economfa intemaci.onal, ya anun
Pinedo, cumplieron un papel fundamental en la estructuraci6n de la
ciado en la d6cada anterior, era cada vez mayor. En la crisis, los pafses cen
ahanza y en la formaci6n de lo que se llam6 1a Concordancia par1amenta
trales utilizaron su poder de compra para defender sus mercados, asegurar
ria, as:f como en el disefto de las principales politicas del gobierno. Los par
el pago de las deudas y proteger las inversiones. Gran Bretafia se refugi6
tidos oficialistas ganaron las elecciones utilizando tecnicas muy conocidas,
en el proteccionismo comercial y constituy6 un "afea" de la Ubra, defen
sobre las que habfa una vasta experiencia acumulada, que comb:inaban el
dida por el control de cambios, primero, y por la inconvertibilidad de la
apoyo de 1a autoridad -en particular, los comisarios- con el sistema del
moneda, despues. Identico camino tomaron Alemania y Francia, y por ul
caudillismo, y explotaban las mUltiples colusiones entre ambos. Mientras
timo Estados Unidos, que en 1933 declar6 la inconvertibilidad del d6lar.
las radicales mantuvieron su abstenci6n, la aplicaci6n de estos mecanis
Era un mundo distinto, que requeria una politica econ6mica nueva e ima
mos sirvi6 principalmente para dirimir los conflictos en el seno del oficia
ginativa. La adoptada inicialmente -par Urlburu y por Justo al principio de
lismo, pero desde 1935 se us6 para bloquear el camino a1 partido condu
su gobierno- se habfa limitado a las medidas reactivas cl.isicas, y s6lo in
cido por Alvear. La ciudad de Buenos Aires -mas expuesta a la opini6n
cursion6 tfmidamente por nuevos caminos; a mediados de 1933, con la
pUblica- se vio libre de ellos, y siempre gan6 alli la oposici6n; en la provin
designaci6n de Pinedo coma ministro de Hacienda-con quien colabor6
cia de Buenos Aires, en cambio, se practicaron las fonnas mas groseras del
RaUl Prebisch-, se avanz6 por un rumbo mas novedoso, delinealldose dos
fraude, que un gobernador, Manuel A. Fresco, calific6 de patri6tico, di
tendencias que habrian de perdurar largamente: la creciente :intervenci6n
ciendo lo que seguramente muchos pensaban. Qui.za sea significativa la
del Estado y el cierre progresivo de la economia. Tambiell otra, menos du
estigm.atizaci6n por la sociedad de estas prilcticas, en el fondo muy tradi
radera pero de mayor trascendencia en lo inmediato: el reforzamiento de
cionales, que revela hasta que punto la cultura democri:1tica habfa empe
la relaci6n con Gran Bretana.
zado a arraigar en la sociedad.
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BREVE HISTORIA CONTEMPORAN°EA DE LA ARGENTINA
tana y Estados Unidos. En noviembre de 1933, una sustancial reforma es
tableci6 dos mercados de cambio; uno, regulado por el Estado,
administraba las divisas provenientes de las exportaciones agropecuarias
tivo, aunque limitada al escaso sector del mercado que escapaba a los fri
gorificos extranjeros. El sistema se extendi6 tambien a productos extra
pampeanos, como el algod6n y el vino.
Por ese camino, el Estado fue asumiendo funciones mayores en la ac
tividad econ6mica, y pas6 de la simple regulaci6n de la crisis a la defini
ci6n de reglas de juego cada vez mas amplias, segtin u.n modelo que teo
riz6 el economista brita.11ico John Maynard Keynes y que empezaba a
aplicarse en todo el mundo. A la vez, el conjunto de la economfa fue ce
rralldose en forrna progresiva a un mundo donde tambien se dibujaban,
con nitidez creciente, ireas relativamente cerradas. Era todavia una ten
dencia incipiente, impulsada por factores coyunturales, pero que se fue
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afirmartdo progresivamente, y estimu16 modificaciones que finalmente la
tradicionales, mientras que en el otro se coni.praban y vendian libremente
harfan irreversible.
las originadas en prestamos recibidos o en exportaciones no tradicionales,
La mas importante tuvo que ver con la industria, cuya producci6n co
coma las industriales. Para el primero, la devaluaci6n fue mfnima, aunque
menz6 a crecer en el marco de la crisis, y sigui6 haciendolo luego de Ia
se estableci6 una diferencia del 20% entre el precio de compra y el de
recuperaci6n de la segunda mitad de la decada. Con ]a prosperidad de las
venta. El Estado se hizo de una importante masa de recursos, y sabre todo
decadas anteriores se habia constituido en el pafs un mercado consumidor
pudo decidir sabre su uso. Ast estableci6 una serie de prioridades para
de importancia. El cierre creciente de la economfa, los aranceles y la esca
vender las divisas que controlaba: el servicio de la deuda extema era la
sez de divisas creaban condiciones adecuadas para sustituir los bienes im
prim.era; luego, atender las impartaciones esenciales, yen tercer termino,
portados por otros producidos localmente, sabre todo si la producci6n no
las remesas de las empresas de servicios ptiblicos, coma las ferroviarias.
exi.gfa una instalaci6n fabril muy compleja o si ya existia una base indus trial
En el segundo mercado se negociaban las escasas divisas restantes, tanto
que pod.fa ser utilizada con mayor intensidad. Esta se habia extendido en la
para la importaci6n de bienes de consumo coma para atender al equipa
decada de 1920 y sigui6 expandiendose, sabre las mismas Hneas, luego de
miento de las empresas.
1930. Creci6 mucho el sector textil, pero tambiell Ia mayoria de las
Avanzando sabre el control de las finanzas, en 1935 se cre6 el Banco
actividades volcadas al consumo: alimentos, confecciones y productos
Central, cuya funci6n principal era regular las fluctuaciones ciclicas de la
quimicos y metalicos diversos. Los grandes capitales, vinculados hasta en
masa monetaria, evitando tanto una excesiva holgura coma la escasez, asi
tonces en forma predominante a las actividades agropecuarias para la excoma controlar la actividad de los bancos privados -que participaban de
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su Directorio-, sabre todo en el manejo de sus CTeditos. El Institute Movi
lizador de Inversiones Bancarias asumi6 la liquidaci6n ordenada de las
bancos golpeados por la crisis. Tambien para atenuar las efectos de las cri
sis dclicas y defender a los productores locales, se comenz6 a regular la
comercializaci6n de la producci6n agropecuaria. Utilizando los fondos pro
venientes del control de cambios, la Junta Nacional de Granos asegur6 un
precio minima para los productores rurales, evitalldoles tener que vender
en el pear momento. La Junta Nacional de Carnes apunt6 al mismo obje
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A fines de 1931 -poco antes de que Justo sucediera a Uriburu- se es
tableci6 el impuesto a los reditos, seg6n un antiguo proyecto de Yrigoyen,
sistem.iticamente vetado hasta entonces, pero que en el nuevo clima de 1a
crisis -y en manos de un gobierno confiable- fue aceptado sin discusi6n
por las sectores propietarios. Las finanzas pllblicas dejaron de depender
exclusivamente de los impuestos a las importaciones ode prestamos exter,.
nos. Sumado a la dr.istica reducci6n inicial de gastos, hacia 1933 el go
biemo habia logrado equillbrar su presupuesto.
Tambien de 1931 fue el establecimiento del control de cambios, me
diante el cual el gobierno centralizaba la compra y venta de divisas. En
principio fue una medida para enfrentar la crisis y asegurar la disponibih
dad para el pago de la deuda ex:tema, pero pronto se vio que constituia un
poderoso instrumento de politica econ6mica: desde el gobierno podian
establecerse prioridades para el uso de divisas, y esto era una cuesti6n
que preocupaba no s61o a las distintos sectores intemos, sino, particular
mente, a las dos grandes aspirantes extemos a disponer de ellas: Gran Bre
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LARESTAURACI6NCONSERVADORA, 1930-1943
La sustituci6n de importaciones ofreda el atractivo de un mercado
existente y cautivo, y una ganancia r.ipida. Una vez satisfecho, era mas
conveniente pasar a otra rama, iguahnente insatisfecha, antes que profun
dizar la inversi6n en la anterior. A esto concurrieron factores de distinto
tipo. Como mostraron Jorge Sabato y Jorge Schvarzer, la vieja dinamica de
Ios sectores propietarios, de diversificaci6n en distintas actividades sin
atarse defmitivamente a una, encontr6 en la industriahzaci6n sustitutiva
un nuevo campo, que se complement6 posteriormente con la inversi6n in
mobiliaria For otra parte, la combinaci6n de un mercado cerrado y algu
nas pocas grandes empresas por cad.a rama o actividad torn6 poco rele
vante la presi6n por la mayor eficiencia o el menor precio. Lo eran, en
cambio, las reglas de juego que poni.a el Estado, ya fuera por la via de los
aranceles o del tipo de cambio. Asi, el crecimiento industrial abri6 un
nuevo campo de negociaci6n entre las sectores propietarios y el Estado.
Los cambios en el sector agropecuario fueron menos notables, sobre
todo en la regi6n pampeana La ganaderia sigui6 retrocediendo respecto de
la agricultura, al igual queen la decada anterior. La producci6n agricola no
decay6, pese al derrumbe de las precias, aunque la situaci6n de las pro
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del area pampeana, donde crecieron algunos cultivos industriales orienta
dos al mercado intemo, y muy en especial el del algod6n, que desde 1930
se consumia casi integramente en el pafs. En todo el nordeste se extendi6
Ia ocupaci6n de nuevas tierras, iniciada en la decada anterior, y se consti
tuy6 un amplia sector de pequeii.os productores dependientes de un sector
comercial e industrializador muy concentrado. Tambien aqul el Estado in
tervino para regular la comercializaci6n.
En suma, la crisis y las respuestas de indole coyuntural habian creado
una serie de candid.ones nuevas que hadan muy dificil el retomo a la
situa ci6n previa Podia discutirse si el equilibrio y la relativa prosperidad que
se advertia hacia 1936 -y que se manifestaba en una reactivaci6n de la pra
testa sindical- debfa atribuitse a esos cambios o simplemente -coma ha
planteado Arturo O'Connell- a una transitoria prosperidad de las exporta
ciones. Pero el cierre de la economia, la intervenc:i.6n del Estado y un cierto
crecimiento industrial parecian datos sabre las que no se podia retomar.
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portaci6n, acentuaron su orientaci6n hacia la industria. El mas importante
grupo exportador, Bunge y Born, que ya tenia otras industrias, instal6 en
1932 la empresa textil Grafa, precisamente en la rama por entonces mas
dinamica. Lo mismo hicieron otros grupos econ6micos tradicionales,
coma Leng Roberts o Tornquist -que combinaban actividades
agropecuarias con otras, industriales o financieras-, y tambien nuevos
inversores extranjeros: significativamente, a mediados de la decada de
1930, se instalaron tres grandes empresas textiles estadonidenses,
Anderson Clayton, Jantzen y Sudamtex, y en seguida Ducilo, dedicada al
hilado sintetico.
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LA PRESENCIA BRIT.ANICA
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Estos cambios se fueron produciendo gradualmente, sin suscitar grandes
discusiones ni polarizaciones. En cambio, la cuesti6n de la relaci6n con
Gran Bretafia -que se venia debatiendo desde la decada anterior- result6
mucho mas controvertida. Presionada por el avance de Estados Unidos, y
en el marco de la crisis desatada en 1930, Gran Bretafia opt6 par
reconcen trarse en su imperio, fortalecer sus vinculos con las colonias y
dominios y acotar en ellos la presencia estadounidense. A la vez, en un
contexto mun dial de restricciones financieras, se propuso defender sus
antiguos merca dos y salvar sus ingresos provenientes de prestamos o
inversiones antiguas. No todos las objetivos eran compatibles, de modo que
ductores se deterior6 sensiblemente, en especial la de las m.is pequeflos, y
al establecerse las prioridades habia un margen considerable para la
se fueron delineando las condiciones del exodo rural, visible luego del co
negociaci6n. En 1932, la Conferencia Imperial de Ottawa inclin6 la balanza
mienza de la Segunda Guerra Mundial. Hasta entonces, las expartaciones
hacia los miembros de la Commonwealth, quienes tendrian preferencia en las
de maiz crecieron mucho en los afios centrales de la decada -aprove
impartaci.ones brita.ni cas. Entre otras medidas, se decidi6 reducir en un
chando un periodo de sequia en Estados Unidos-, lo que influy6 tanto en
tercio las compras de came cangelada argentina, que podia reemplazarse
el equilibria fiscal coma en la relativa prosperidad de la econamia entre
por la de Australia, y el 10% la enfriada, tomando para esta coma base
1934 y 1937, al punto de que sus efectos se manifestaron en el estimulo a
las campras de 1932, ya
la industria y la construcci6n. El cambio mas importante
produjo
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control de partes s:ignifi.cativas de un mercado intemo amenazado. Los es88
BREVE HISfORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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muy bajas. Se trataba de un punto en extrema sensible para la Argentina,
quiza no tanto par su importancia econ6mica intdnseca coma par la mag
nitud de las intereses constituidos en torno de la exportaci6n de came:
pm ductores, frigorfficos y empresas navieras eran capaces de presionar
fuert mente sabre el gobiemo. A la vez, el gobierno argentino poseia un
arma tambien decisiva: la politica arancelaria y el control de cambios
pennitlan discriminar las importaciones y regular el monto de las divisas
que serla utilizado para pagar el servicio de la deuda brit.inica, para
seguir com prando sus productos o para remitir las utilidades de sus
empresas instala das en la Argentina. En un contexto de escasez de
divisas, y con fuertes demandas de los intereses comerciales
estadounidenses, el punto se con vertia en sumamente importante para
Gran Bretafia.
En 1933, una misi6n encabezada par el vicepresidente Julio A. Roca
negoci6 en Landres las candid.ones para el mantenimiento de la cuota ar
gentina de came. Ello era vital para asegurar la credibilidad <lei gobiemo
entre las diversos sectores ligadas a la actividad pecuaria, yen este aspecto
obtuva un exito relativo: se mantendrian las condiciones de 1932, y se
consultarian eventuales reducciones posteriores que fueran necesarias. No
logr6 gran cosa en su segundo objetivo: aumentar la partid.paci6n de las
productores locales en el control de las exportaciones, de modo de nego
d.ar en mejores terminos con las frigorificos. El tratado, firmado par Roca
y el ministro britanico Runciman, limit6 al 15% el cupo que podria ser
ma nejado par frigorfficos nacionales, entre las cuales se prevefa que
padria existir uno de tipo cooperativo, sin fines de lucro. A cambio de eso,
Gran Bretana se asegur6 de que la totalidad de las hbras generadas par este
co mercio se emplearfan en la propia Gran Bretafta: en el pago de la
deuda, en la importaci6n de carb6n, material ferroviario o textiles -para las
que se establecfa un tratamiento arancelario preferencial-, yen la remisi6n
de uti lidades de empresas britanicas. A la vez, se estipulaba un
"tratamiento be nevolo" para esas empresas, que estaban sometidas a
multiples dificulta des. Se trataba sin duda de una gran Victoria para los
britanicos: a cambio del mantenimiento de la participaci.6n argentina en
el mercado de carnes
-un negocio en el que las empresarios britanicos eran el socio principal-,
Esteinversiones
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se aseguraban el cobra de las servicios de sus antiguas
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tadounidenses, por su parte, discriminados con las aranceles y con el uso
de las divisas, retrocedieron en este mercado, aunque luego contraataca
ron reahzando inversiones industriales que saltaban la banera arancelaria.
La tendencia al bilateralismo con Gran Bretana, insinuada en 1929 con el
Tratado D'Abernon, qued6 ampliamente ratificada.
El "tratamiento benevolo" apuntaba a reflotar empresas britanicas en
dificultades: las ferroviarias y las de transparte urbano. Los ferrocarriles
estaban atenazados par gastos fijos muy altos, una reducd6n general de su
actividad y la creciente competencia del transporte automotor, estimulado
par la sisteffiatica construcd.6n de caminos iniciada en 1928 y mantenida
con vigor par Justo. El cami6n solfa llevarse la parte mas apetecible del ne
gocio de carga, y a la vez estimulaba las importaciones de automotores,
repuestos y neuffiaticos de origen estadounidense. El tratado asegur6 a las
empresas que podri'.an enviar sus ganancias, pero estas fueron minimas a
lo largo de toda la decada Alga parecido ocurria con la empresa Anglo de
tranvias de Buenos Aires -propietaria tambieD de la primera linea de sub
terrfilleos-, vktima de la competencia de las taxis colectivos, mas rdpidos
y eficaces. El "tratamiento preferencial" consisti6 en la creaci6n de una
Corporaci6n de Transporte de la Ciudad de Buenos Aires, que despert6 la
indignaci6n general sin lograr su objetivo: que los colectiveros se incorpo
raran a ella y cesaran con su competencia. En ambos casos, se t:rataba de
empresas que habian dejado de ser rentables y que, par otra parte, no ha
bian hecho las inversiones necesarias para conservar su peso, de mod.a que
el "tratamiento preferencial" s61o buscaba aumentar algunas ventajas mo
nop6licas y dilatar su ineludible deterioro, para el cual las directivos em
pezaron a trazar una nueva estrategia: venderlas al Estado.
Pese a que las beneftcios no eran parejos para todos las involucrados,
el t:ratado de Landres fue apoyado par las diversos grupos propietarios:
cuando se discuti6 en el Congreso, la oposici6n mas consistente fue la del
Partido Socialista, preocupado par las repercusiones que estos arreglos ten
drian sobre los consumidores locales. Sin embargo, casi de in.mediato aflo
raron las conllictos entre las distintos intereses: los frigorffi.cos, los ganade
ros "invemadores", que suministraban la carne para el enfriado y habfan
oonservado casi intacta su cuota en el mercado britanico, y el grueso de
los "criadores", que debfan optar entre la exportaci6n de came congelada
de
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LA RESIAURACI6N CONSERVADORA, 1930-1943
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LARESTAURACI6NCONSERVADORA, 1930-1943
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El debate termin6 abruptamente, sin resoluci6n. El gobierno perdi6 mu
cho ante la opini6n y, sabre todo, comprob6 que la etapa mas facil de su
gesti6n habfa terminado. En los aftos siguientes, y con vistas a las elec
ciones presidenciales, la oposici6n reconstituy6 sus filas.
Aunque se apoyaba en Ios reclamos de un sector de ganaderos, De Ia
Torre habia sabido dar una amplitud politica mayor a su reclamo,
esgri mi.enda un argumento capaz de polarizar, contra el "imperialismo
y la "oligarquia", una opini6n sensibilizada por el avance, en cierto modo
gro sero, de las intereses britinicos. La argumentaci6n se reconocfa en la
tra dici6n socialista y de izquierda -en Manuel Ugarte o en Alfredo
Pala cios-, pero tambien en la de otros intelectuales provenientes de las
clases tradicionales y movilizados par la crisis. En 1934 los hermanos
Rodolfo y Julio Irazusta -ganaderos entrerrianos y veteranos del
nacionalismo antirradical- publicaron un libro de impacto: La Argentina
y el imperia Usmo britdnico, en el que historiaban una relaci6n que
juzgaban perjudi cial desde sus comienzos, all.i por 1810;
responsabilizaban tanto a las britanicos coma a la clase dirigente local,
encandilada par el liberalismo y ciega a los verdaderos intereses
nacionales. A ella contraponfan la fi gura de Rosas, expresi6n de las
intereses autf'.nticamente nacionales, y a la vez de una form.a de gobierno
dictatorial no contaminada por el libe ralismo corruptor.
La reivindicaci6n de la figura de Rosas ya habfa empezado en la de
cada anterior y se desarroll6 intensarnente en los aiios treinta, tanto en
medios historiogr.ificos como politicos. Servia para identificar a quienes
eran movidos par el rechazo de la influencia britanica y tambif'.n a Ios
que veian al liberalismo como el principal enemigo. Alli, confluyeron na
turalmente el nacionalismo ftlofascista y sabre todo las nuevas corrientes
del catolicismo, para quienes Rosas representaba no el antiimperialismo,
sino la tradici6n hispana de una sociedad autoritaria, jerirquica y cat6lica, que contraponian a la contemporanea, corrompida par el libera
lismo, el protestantismo, el judaisma y el mar:xismo. El acercamiento de
las clases dirigentes y la Iglesia cat6lica -manifiesto en las grandes jorna
das del Congreso Eucaristico de 1934- cre6 el espacio para la expansi6n
de estas ideas, que empezaban a revertiI el tradicional liberalismo de la
sociedad argentina
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menor cahdad,1a venta a1os invemadores o el consumo intemo. Los gran
des invernadores, mils estrechamente vinculados con los frigorfficos, se
expresaban a traves de la Sociedad Rural; los criadores organizaron la Con
federaci6n de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP},
vocero de sus intereses sectoriales. En el acalorado debate, no se discutie
ron tanto las terminos del tratado coma la form.a en que los frigorificos
habrian de manejar los predos intemos, las ventajas relativas de unos pro
ductores y otros, y la posibilidad de que los productores participaran en su
regulaci6n a traves de un frigorifico corporativo, utilizando la cuota del
15% que el tratado les reservaba En 1933 se sancion6 la ley que establecia
una Junta Nacional de Carnes, destinada a intervenir de manera limitada
en la regulaci6n del mercado, y se disput6 intensamente por la composi
ci6n de su directorio. Dos afi.os despues se produjo el episodio mas espec
tacular del debate.
En 1935, el senador por Santa Fe Lisandra de la Torre, que ya habia
manifestado reservas ante el tratado de Landres, solicit6 una investiga
ci6n sabre el comercio de las carnes en el pais y las actividades de las
frigorfficos. Los sen.adores oficialistas reconocieron la existencia de abu
sos importantes par parte de las frigorfficos, de precios excesivamente
bajos pagados a las productores, priicticas manap6licas, evasi6n de im
puestos y reluctancia ante la investigaci6n. De la Torre fue mis alli y
uni6 el ataque a los frigorificos con una embestida muy fuerte contra el
gobiemo. Propietario rural el mismo, y dirigente de una sociedad rural
santafesina, De la Torre habia sido candidato presidencia1 en 1916 contra
Yrigoyen yen 1932 contra Justo, y era por entonces la figura destacada
de la oposici6n parlamentaria de socialistas y demoprogresistas. Denun
ci6 que los frigorfficos, protegidos por las autoridades, no pagaban im
puestos, ocultaban sus ganancias y daban trato preferencial a algunos
ganaderos influyentes, coma el propio ministro de Agricultura, Luis
Duhau, que habia sido presidente de la Sociedad Rural. Fue una inter
venci6n espectacular, que dur6 varios dias, atrajo a la opini6n pUblica y
suscit6 una violenta respuesta de los ministros Duhau y Pinedo. En lo
mas violento de una de las sesiones cay6 asesinado el senador electo
Enzo Bardabehere, compaftero de bancada de De la Torre, a quien iba di
rigido el disparo, a manos de un hombre de acci6n vinculado con Duhau.
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BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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BREVE HISTORIA CONTEMPORMIEA DE LA ARGENTINA
UN FRENTE POPULAR FRUSTRADO
Pese a sus
entos en lo
econ6mico, el regimen presidido por Justo fue
visto
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triunf6 su candidato a gobernador, Amadeo Sabattini. Quiz.i para
compen sar, el gobierno intervino la provincia de Santa Fe, gobernada por
el demo progresista Luciano Molinas, y aval6 el desembozado fraude con
el que Manuel Fresco gan6 en la provincia de Buenos Aires. Un "man:i:fiesto
de las derechas", que redact6 Pinedo, alert6 contra el resurgimiento de las
"masas degas" Y la turbia democracia, desplazada en 1930, y justific6 el
"fraude patri6tico", que desde entonces el gobierno utiliz6 sistem.it:icamente
en fa vor de los partidos oficialistas, con la Unica excepci6n de la Capital.
La reacci6n del gobierno se dirigi6 tambien hacia el nuevo sindica
Hsmo combativo: la ley de residencia fue aplicada en 1937 contra los
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-con intensidad creciente- como ilegftimo: fraudulento, corrupto y ajeno
a los intereses nacionales. Si hasta 1935 el gobierno habia avanzado sin
grandes contratiempos, desde esa fecha se hicieron evidentes los signos de
una creciente movilizaci6n social y politica.
En julio, el prestigioso general Ram6n Molina habia elogiado en forma
pUblica la presidencia de Alvear, y poco despues hizo un reclamo par la
vigencia de la soberania popular y de elecctones libres, que recibi6 el en
tusiasta apoyo de la Federaci6n Universitaria Cuando en 1937 fue pasado
a retiro, hub□ una itnportante manifestaci6n de apoyo, en la que hablaron
• LA RESTAURACI6N CONSERVADORA, 1930-1943
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Alfredo Palacios y el propio Alvear.
En octubre de 1935, las trabajadores de la construcci6n de Buenos Ai
res, conducidos par dirigentes comunistas, iniciaron una huelga que dur6
mas de noventa dias; en los barrios de la ciudad se manifest6 una amplia
solidaridad y en enero la Confederaci6n General del Trabajo (cGT) realiz6
una huelga general de dos dias -la Unica de la decada- al cabo de la cual
los huelguistas obtuvieron la satisfacci6n de una parte sustancial de sus
demandas. El saldo mas importante fue, quiz3, la constituci6n de 1a Fede
raci6n Obrera Nacional de la Construcci6n, uno de los sindicatos mas :im
portantes y combativos de1pafs. En 1936 se efectuaron muchas huelgas,
al
igual queen 1935 y 1937, coincidiendo probablemente con la reactivaci6n
principales dirigentes de Ia construcci6n, comunistas de origen itahano de
portados a la Italia fascista A la vez, se aprob6 en el Senado una ley de
represi6n del comunismo, que fue bloqueada por los diputados. Para equi
librar el aglutinamiento de las fuerzas que reclamaban par 1a democracia,
Justo abri6 un poco el juego a los sectores nacionalistas que hasta enton
ces habfa relegado: asf, el gobernador Fresco pudo hacer fe pl.lblica de
militanda fascista y los oficiales nacionalistas, entusiasmados con los nue
vos exitos del Tercer Reich, pudieron hacer campa.fia con hbertad entre los
ruadros del Ejercito. Se decia que el coronet Juan Bautista Molina,. ac6lito
de Uriburu en 1a creaci6n de la Legi6n Civica, conspiraba contra Justo,
quien sin embargo lo prornovi6 a general.
Las derechas habian convocado a un "frente nacional" contra el Frente
'
Popular que se esbozaba. Las denominaciones no eran caprichosas, pues
y alcanz6 la mayoria en la Camara de Diputados; en C6rdoba,
econ6mica. En ese afto,1a CGT, cuya direcci6n se habia reconstituido con
adem.As,
predominio de socialistas y comunistas, celebr6 el 1°de Mayo con un acto
conjunto de los distintos partidos de oposici6n: radicales, demoprogresis
tas, socialistas y comunistas adhirieron a las reclamos de Ios trabajadores,
fustigaron a los Nherederos del 6 de sept:iembre" y reclamaron par la
liber tad y la democracia Por primera vez en esa fecha, se cant6 el Himno
Na cional, y Marcelo T. de Alvear fue elogiado como Nun obrero
autentico de la democracia nacional".
En 1936, la Uni6n Civica Radical (ucR), que el afto anterior habla le
vantado la abstenci6n electoral, tri.unf6 en las elecciones de diputados en
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algunos de los principales distritos -Capital, Santa Fe,
Mendoza,
C6rdoba
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los nuevos alineamientos y polarizaciones que se estaban dando en el
mundo influfan en las conflictos locales, alertaban fuerzas adormecidas,
suministraban consignas y banderas, definian a los indecisos y ayudaban a
delinear potenciales alianzas.
En el campo de las opositores al gobiemo fue muy importante el cam bio
de posici6n del Partido Comunista, queen marzo de 1935, adoptando
r.ipidamente las nuevas orientaciones del Comintem, habia abrazado la
consign.a del Frente Popular. En los a:fios anteri.ores, con la consi.gna de "lu cha de
clase contra clase", los comunistas hablan combatido por igual a los nazis y
fascistas y a 1os partidos socialdem6cratas, a quienes estigmatiza ban coma
los mas peligrosos enemigos del proletariado, pero desde 1935 se lanzaron a
impulsar la unidad de las sectores democrit:icos para en-
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BREVE IITSTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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'LARESIAURACI6NCONSERVADORA, 1930-1943
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res -una suerte de universidad popular-fundado en 1930, orientado
frentar el nazifascismo, sacrificando las consignas y pr.icticas que pudieran
tanto a Ios temas de alta cultura como a la discusi6n de las cuestiones
irritar o atemorizar a los grupos progresistas y democraticos de la burgue
politicas,
sia. Con tal programa, en Francia y en Espana integraron, junta con socia
econ6micas y sociales. La misma combinaci6n se encuentra en
revista
listas y partidos radicales de centro, sendos frentes populares que ganaron
las elecciones de 1936. Aunque la situaci6n local no era exactamente
daridad, dedicada al ensayo, la crftica y los temas politicos, que fueron
igual, el gobiemo de la Concordancia fue identificado con el enemigo
ocupando un espado creciente. Claridad, que adema.s editaba diversas co
universal, y el reclamo de un frente popular y democratico sirvi6 para
lecdones populares de literatura y ensayo, reuni6 a muchos de las intelec
cerrar filas en
tuales y escritores que habian militado en el grupo Boedo, y que habian
tre sus opositores.
definido una opci6n par el arte cornprometido"; entre ellos, Le6nidas Bar
Luego, Ia Guerra Civil espafi.ola, cuyo impacto en la Argentina fue
letta cre6 en 1931 el Teatro del Pueblo, donde por 20 centavos podfa
enorme, sirvi6 para definir mas claramente aun las campos. No s6lo se di
verse a Ibsen, Andreiev o Arlt. Ese mismo afio, los herederos de Florida,
vidi6 la extensisima colectividad de espafioles, sino la sociedad argentina
partida rios de la renovaci6n estetica y de la "creaci6n pura·: se nuclearon
toda, y proliferaron colectas, comites de ayuda, manifestaciones y peleas
en la revista Sur, fundada por Victoria Ocampo. Es significativo que ambos
en cualquier alllbito compartido par partidarios y adversarios de la Repll
gru pos se alinearan -aunque condistinto entusiasmo- en el bando de los
blica. En las derechas, la Guerra Civil integr6 a conservadores autoritarios,
de fensores de la democrada.
nacionalistas, filofascistas y cat6licos integristas en una comUn reacci6n
La instalaci6n de algunas editoriales creadas por emigrados espaiioles
contra el liberalismo democr.itico. En el cam.po contrarlo, termin6 de sol
-Losada, Emece y Sudamericana, entre ellas- multiplic6 la actividad del
dar el bloque de solidaridades que iba desde el radicalismo hasta el comu
mundo intelectual y artistico y dio trabajo a escritores, traductores y criti
nismo, pasando par socialistas, demoprogresistas, las estudiantes de la
cos. Esta actividad se prolongaba naturalmente fuera de los ambitos inte
Federaci6n Universitaria, las dirigentes sindicales agrupados en la CGT y
lectuales, en infinidad de publicaciones populares y conferencias, par obra
un vasto sector de opini6n independiente y progresista, que tarnbiell in
de un amplio grupo de militantes de la cultura, que a menudo tambien lo
cluia figuras del liberahsmo conservador. Salvo estos, probablemente eran
eran de la poUtica, sobre todo a medida que el clima de polarizaci6n se iba
los mismos queen 1931 habfan apoyado la Ahanza Civil de De la Torrey
extendiendo. Habia en todo este movi.miento una tendencia fuerte al anJ.
Repetto; pero lo cierto es que la Espafia republicana, y la convicci6n de
lisis de los problemas de la sociedad, la critica y la propuesta de
que las democracias se aprestaban a dar una batalla final contra el fas
soludones alternativas para cuestiones especfficas: la educaci6n, la salud,
cismo, creaba un polo de solidaridad e identificaci6n mucho mas atractivo
la cuesti6n agraria, la condici6n de la mujer. Aunque en muchos aparece
y movillzador.
la referenda a la Uni6n SoviCtica, se trata mas bien de un modelo de
Una parte importan.te de ese area se asentaba en el mundo intelectual,
sociedad organi zada radonalmente antes que de una indtaci6n a la toma
cuya politizaci6n se acentu6 en la segunda mitad de la decada La Reforma
violenta del po der. Lo que predomina es el espfritu refonnista y la
Universitaria, con su ideologia genericamente antiimperialista, democrJ.
convocatoria a todos quienes coinciden en Ia aspiraci6n al progreso, la
tica y popular, ernpezaba a penetrar en la politica: algunos de sus principales
libertad, Ia democracia y
dirigentes se incorporaron a los partidos -Jose Peco, al Radical; Alejandro
una sociedad mas justa.
Korn y Julio V. Gonzalez, alSocialista; Rodolfo Ara.oz Alfaro, al Comunista-y
Muchas de esas preocupaciones estan presentes en la CGT, maxima re
otros tuvieron militancia independiente, coma Deodoro Roca y Sall.I Ta
presentaci6n de los obreros organizados. Habia nacido en 1930, uniendo a
borda. Similar combinaci6n de lo academico y lo politico, desde una pers
las grupos sindicalistas y socialistas hasta entonces separados. Sus prime
pectiva progresista, se encuentra en el Colegio Libre Este
de Estudios
ros afios fueron azarosos: Ia dura represi6n gubernamental, aunque diri
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gida a anarquistas y comunistas, disuadia de cualquier acci6n demasiado
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BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
militante, que por otra parte estaba Iejos de las intenciones de los dirigen
tes, predominantemente sindicalistas"; la fuerte desocupaci6n provocada
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por la crisis restaba capacidad de movilizaci6n, pese a que no faltaban
motivos: las salarios cayeron mucho, y s61o en 1942 se recuper6 el nivel
de 1929.
Desde 1933, la recuperaci6n econ6mica y la reorientaci6n industrial
empezaron a hacerse notm:. La desocupaci6n fue en forma gradual absor
bida, y empez6 lentamente el movimiento de migrantes de las zonas
rurales hacia los grand.es centros urbanos, atraidos par el nuevo empleo
industrial. En Buenos Aires, hasta mediados de la decada, este crecimiento
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mil
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se radic6 en los barrios perifericos de Ia ciudad para ir luego engrosando
progresivamente el cintur6n suburbano. Entre las organizaciones gremia
les seguian dominando los grandes sindicatos del transporte y los
servicios: la poderosa Uni6n Ferroviaria en primer lugar -verdadero
ejemplo de or ganizaci6n-, la Fraternidad, de los maquinistas de trenes,
la Uni6n Tranviaria, Ios municipales, los empleados de comercio. Pero
poco a poco fueron creciendo los grupos de trabajadores de las nuevas
industrias ma nufactureras o de la construcci6n; alli los dirigentes
comunistas tuvieron exito en organizar sindicatos que agruparan Ios
antiguos oficios por ramas de industria: metalfugicos, textiles, madereros,
alimentarios -entre loscua les dontinaban los trabajadores de la came- y
sobre todo obreros de la construcci6n. Con mas de cincuenta mil
afiliados, la Federaci6n Obrera Nacional de la Construcci6n era hacia 1940
el segundo sindicato, detra.5 de la Uni6n Ferroviaria, que rondaba los cien
Adonnecida en los ailos inmediatamente posteriores a la crisis, la activi
dad sindical resurgi6 hacia 1934 y creci6 mucho en los afios siguientes
hasta 1937, acompafi.ando el ciclo econ6mi.co. Los dirigentes sindicales de
entonces -comandados par los ferroviarios- mantuvieron la tendencia ges
tada en la decada anterior de deslindar sus reclamos gremiales de los plan
teas polfticos mas generales, y esto vali6 incluso para muchos que perte
nedan al Partido Socialista. Gradualmente obtuvieron algunas mejoras,
pero concedidas en fonna parcial y aplicadas a regafi.adientes. Los ferrovia
rios pudieron salvar sus empleos a pesar de la crisis, pero a costa de una
reducci6n salarial. Los empleados de comercio lograron una ley que esta
bleda la licencia por enfermedad y
Ia indemnizaci6n
despido,
pero
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LARESIAURACI6N CONSERVADORA, 1930-1943
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zad6n paulatina del "s.ibado ingles"', y en algunas actividades se instru
mentaron sistemas de jubilaci6n, pero en ninglin caso exi.stieron las vaca
ciones pagas.
El Estado no ignor6 ni los reclamos ni la importancia de este actor so
cial. El presidente Roberto M. Ortiz, que habia sucedido a Justo en 1938, no
s6lo mantuvo buenos contactos con las ferroviarios, sino que procur6
fonnarse entre ellos una base de apoyo, interviniendo activamente en SUS
cooflictos intemos. El gobemador Fresco fue mas all.i; siguiendo las pric ticas
del Estado fascista italiano, declar6 que su objetivo era armonizar el capital y
el trabajo. Al tiempo que reprimia con dureza a las comunistas, legalizaba los
sindicatos y utilizaba el poder arbitral del Estado para prote ger a los
trabajadores. Meis discretam.ente, el Departamento Nacional del Trabajo --que
realiz6 una notable tarea de recopilaci6n de informaci6n fue extendiendo de
manera gradual la pnictica del convenio colectivo y del arbitraje estatal; sus
frutos se aprecian en la cantidad de huelgas resueltas por algUll tipo de
transacci6n.
Entenderse directamente con uno de las actores principales de Ia socie dad
fonnaba parte de la estrategia general del Estado intervencionista y di rigista
y, a la vez, coincidia con la tendencia de sus dir.igentes a reducir el espacio de la
polftica partidaria y de las instituciones representativas, coma el Congreso.
Reconocer la importancia del Estado y hacer de €1 su interlocu tor principal
constituia tambiell una tendencia muy fuerte entre las dirigen tes sindicales.
Esta tendencia -denominada "sindicalista"- foe cri.ticada par quienes, desde las
partidos politicos opositores, empezaron a dar prioridad a las reclamos
democrciticos y al enfrentamiento politico con el gobierno, y presionaron para
alinear en el a las organizaciones sindicales. Un conflicto interno de Ia Uni6n
Ferroviaria condujo a fmes de 1935 -en el marco de una agitaci6n sindical
creciente- a una renovaci6n radical de la conducci6n de la CGT y a un peso
mayor de las dirigentes gremiales firmemente alineados con el Partido Socialista;
a la vez, penniti6 el ingreso progresivo a la conduc ci6n de los comunistas, cuya
fuerza sindical era creci.ente. Unos y otros im pulsaron el acto del 1° de Mayo de
1936, con la participaci6n de los partidos politicos que debfan integrar el Frente
Popular. Esa coincidencia no se repi-
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vetada par el presidente Justo en 1932, aunque Iuego fue sancionada. La
jomada de trabajo se redujo progresivamente, en especial por la generali
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BREVE msroRIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
ti6, y en 1939 incluso se separa.ron socialistas y comunistas, divididos
' LA RESTAURACI6N CONSERVADORA, 1930-1943
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La consigna de Ia democratizaci6n, despojada de sus aristas mas radi
cuando Stalin pact6 con Hitler. Por entonces, la agitaci6n sindical estaba
calizadas, result6 tentadora para grupos <lei oficialismo, preocupados par
merman.do, y las dificultades del Frente Popular eran crecientes.
la legitimidad del regimen y espoleados por disputas intemas crecientes.
La pieza clave del frente era la UCR. El levantamiento de la abstenci6n
En 1937, el presidente Justo pudo imponer a sus partidarios la candidatura
electoral, en 1935, habia sido impulsado por los sectores mas conciliadores
presidencial de Roberto M. Ortiz, de origen radical antipersonalista como
de1 partido, que rodeaban a Marcelo T. de Alvear. Con fuerte peso en la Ca
e pero debi6 aceptar para la vicepresidencia a un representante de las
mara de Diputados y en el Concejo Deliberante, el radicalismo contribuy6
grupos conservadores mas tradicionales: el catamarquefio Ram6n S. Casti
a mejorar la imagen de las institudones, cuya legitirnidad se hallaba fuer
llo. Para enfrentar la candidatura de Alvear se recurri6 sin disimulos a pro
temente cuestionada, asf coma a convalidar algunas de las decisiones mas
cedimientos fraudulentos que -segu.n Pinedo- hacian "imposible catalogar
controvertidas, coma la renovaci6n de las concesiones elt!ctricas de la Ca
esas elecdones entre las mejores ni entre las regulares que ha habido en el
pital, una medida que, segti.n prob6 una investigaci6n posterior, aport6 al
pafs . A Ortiz le resu1t6 m.is dificil que a Justo mantener el equilibria con
partido una generosa gratificaci6n. Pero la vuelta a la lucha poHtica tarn
Ios grupos conservadores de su partido, y menos aun con las naci.onalistas,
biell aument6 las posibilidades de manifestaci6n de los grupos mas avan
fuertes en la cal.le yen el Ej€rcito. A la vez, lo atrajo la posibilidad de acer
zados del radicalismo, nutridos de j6venes veteranos de la militancia uni
carse al radicalismo; con el apoyo de Alvear, Ortiz se propuso depurar los
versitaria y que reivindicaban una tradici6n yrigoyenista. Sabattini, en
mecanismos electorales y desplazar a los dirigentes conservadores de sus
C6rdoba, sostuvo un programa muy innovador en lo social, yen la Capital
principales bastiones. En febrero de 1940, intervino la provincia de Cata
los opositores a Alvear constituyeron una tendencia fuerte, que critic6 el
marca -de donde provenia el vicepresidente- y al mes siguiente hizo lo
electoralismo conciliador de los dirigentes, mientras que el grupo Fuerza
mismo con la de Buenos Aires, cuando el gobemador Fresco se aprestaba
de Orientaci6n Radical de laJoven Argentina (FORJA), constituido en 1935,
a transferir el mando a Alberto Barcel6, el ejemplo mas conspicuo del cau
comenz6 a definir una linea mas preocupada por los problemas nacionales.
dillismo fraudulento y gansteril. Ese mes, las radicales triunfaron en las
El propio Alvear oseilaba entre ambas corrientes: jefe natural de los conci
elecciones de diputados y consolidaron su predominio en la Camara.
liadores, sus propuestas de 1937, cuando compiti6 en la elecci6n presiden
Pero cuando todo parecia conducir al triunfo de esta versi6n del pro
cial, recogian mucho del discurso progresista y de izquierda afin con el
grama de la democratizad6n, oficialista y de derecha, aunque tambiell apo
esbozado Frente Popular.
yado al comienzo por el Partido Comunista, la enfermedad del presidente
En esa ocasi6n, s6lo 1o acompafi.6 formalmente el Partido Comunista,
Ortiz lo oblig6 en julio de 1940 a delegar el mando en el vicepresidente Cas
pues el Soci.alista se hallaba en franca competencia con el radical. Hasta
tillo. Aunque trat6 de resistirse a su sino, fmalmente debi6 renunciar en forma
1936, los socialistas habian tenido una fuerte representaci6n parlamenta
definitiva, luego de presenciar c6mo Castillo deshacia todo lo construido en
ria, que se redujo dra5ticamente con el retomo electoral de los radi.cales. Al
pro de lademocratizaci6n Afines de 1940, en las elecdones provinciales, vol
mismo tiempo, mejor6 su situad6n en el cam.po gremial, con la nueva di
vieron a usarse las peores metodos fraudulentos. En octubre de 1941, y pro
recci6n de la CGT, pero en 1937 sufri6 la escisi6n de un grupo de militantes
bablemente por presi6n de las militares, Castillo disolvi6 el Concejo Delibe
disconformes con la anquilosada elite dirigente: muchos de quienes por
rante de la ci.udad de Buenos Aires, sin despertar con esta medida mayores
entonces integraron el Partido SocialJsta Obrero pasaron luego al Partido
resistencias. Asf, el intento de democratizaci6n iniciado en 1936 se desmoro
Comunista, y este conflicto, profundizado en 1939 luego de la finna del
naba a fines de 1940. Este fracaso sinduda tenia que ver con el cambio de
pacto nazi-sovietico, complic6 las alianzas de un Frente Popular par enton ces
la coyuntura :internadonal que lo habfa alimentando:1os :Erentes populares
cada vez mas problematico.
ha bian sido dermtados en Espana y en Francia, el nazismo acumulaba
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triunfos
-sobre todo acerc6 posiciones entre las radicales y algunos sectores
con-
BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
militares contundentes en el inicio de la guerra, la Uni6n Sovietica
desertaba del campo antinazi y la guerra generaba alineamientos diferentes.
Sin embargo, la corriente que desde 1936 habfa hecho de la
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democracia un punto de convergencia contra los herederos de septiembre
se habia afir mado tambien en un proceso mas especffico de la sociedad. La
democracia, concedida en 1912, habfa arraigado lenta y progresivamente en
1a sociedad. Una red de asociaciones de distinto ti.po, destinadas a cana1izar
hacia las au toridades los reclamos de sus diferentes sectores, contribuy6 a
la vez a la fonnaci6n de las ciudadanos, al desarrollo de las h3bitos y de las
pri1.ct:icas de participaci6n, al ejerdci.o de las derechos. La tarea docente
realizada par el amplio movimiento intelectual y politico de carte
progresista y de iz quierda contribuy6 a moldear a las "ciudadanos
educados" caracteristicos de esta decada. Ciertamente fue un proceso
desigual, mucho mas visible en las grandes ciudades que en las zonas
rurales, pero no por eso menos real, y capaz de afinnarse pese a las
restricciones que desde el Estado se pusieron a la vida polit:ica partidaria, y a
su desnaturalizaci6n por las pr.ict:icas frau dulentas. Quizi Ios partidos no
supieron canalizar y dar fonna a esa movili zaci6n democri:ltica, encontrar
el punto de acuerdo entre ellos y adoptar una posici6n verdaderamente
opositora. Quienes debian enfrentar categ6rica mente al gobiemo
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fraudulento optaron por las transacdones, y contribuye ron a un progresivo
descreimiento ciudadano: las band.eras de la regenera ci6n democr.itica
habian pasado a miembros del mismo regimen. Pero en verdad, desde el
Estado se contribuy6 en mucho a esa descalificad.6nde los partidos
politicos y del mismo Sistema representativo: mientras la politica quedaba
asociada con el fraude, el Estado encaraba la negociaci6n de las cuestiones
de gobierno directamente con los distintos actores de la sociedad
-los sindicatos, los empresarios, las Fuerzas Armadas, la Iglesia y hasta las
asociaciones civiles-- ignorando al Congreso y a los partidos politicos.
LA GUERRA Y EL "FRENTE NACIONAL"
La guerra mundial que se desencaden6 en septiembre de 1939 cambi6
gra dualmente el panorama politico, reacomod6 a los distintos grupos
internos
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servadores- y plante6 nuevas opciones. Pero las diferentes alternativas no se
superpusieron ni recortaron en forma definida a los actores politicos, de
mod.a que en Ios afios iniciales de la guerra los alineamientos fueron con fusos
y contradictorios.
El primer impacto lo produjo sobre las relaciones comerciales y econ6micas con Gran Bretana y Estados Unidos. El progresivo cierre de los mer cados
europeos -provocado por los triunfos alemanes- redujo drcistica mente las
exportaciones agricolas, pero en cambio aumentaron mucho las ventas de
came a Gran Bretaiia, tanto enfriada coma congelada. Como a la vez
disminuyeron las importaciones de origen britanico, la Argentina em pez6 a
tener con el Reino Unido un importante saldo a su favor; en 1939, un
acuerdo entre el Banco Central y el Banco de Inglaterra estableci6 que las
libras permanecerfan bloqueadas en Landres durante la contienda, y que,
concluida esta, se aplicarian a saldar las deud.as por compras de pro ductos
brit.anicos o a repatriar titulos de la deuda. Por otra parte, aprove chando las
dificultades en todo el comercio intemacional, y una suerte de
0 vado de poder regional, se empezaron a exportar a paises Hmitrofes pro
ductos industriales: las ventas de textiles, confecciones, alimentos y bebi das,
calzado y productos qufmicos acentuaron el crecimiento industrial i.niciado
con la sustituci6n de importaciones y el pals empez6 a tener sal dos
comerciales favorables, incluso con Est.ados Unidos.
La novedosa situaci6n confirmaba las expectativas de muchos: los
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cambios creados por la crisis de 1930 se profundizaban y la vuelta a la nor
malidad, es decir, a la situaci6n existente antes de la crisis, se hada cad.a vez
mas remota. Entre las sectores empresarios comenzaron a discutirse distintas
alternativas, sin que se deftnieran claramente ni intereses ni ali neamientos
ftjos. Las exportadones tradicionales parecian tener pocas perspectivas en el
largo plazo, pasada la coyuntura de guerra que benefi ciaba a los ganaderos,
pero en cambio las exportaciones industriales, yen general la expansi6n de
este sector, tuvieron perspect:ivas promisorias. En cualquier caso, esas
alternativas implicaban aumentar la intervenci6n del Estado en la regulaci6n
econ6mica, y tambien un cierre mayor de la eco nomia local.
En noviembre de 1940, Pinedo, designado lllinistro de Hacienda por
Castillo, formu.16 una evaluad.6n I-Ucida de este nuevo escenario y una pro
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La otra dimensi6n del triangulo -la diplom.itica- marchaba por carri
Ies diferentes. Desde 1932, con Roosevelt, Estados Unidos habfa modill
cado sustancialmente su politica exterior, al menos en sus form.as: la cl.i
sica del "garrote" fue reemplazada por la de la "buena vecindad"; Estados
Unidos aspiraba a estrechar las relaciones bilaterales, y en el marco del pa
namericanismo, a ahnear detr.is de si al "hemisferio". Esto era particular
mente d:ificil con la Argentina: el comercio bilateral -vieja aspiraci6n de los
product.ores rurales argentinos- estaba obstaculizado par la oposici6n del
llamado Jann block: es decir, los intereses agrarios competidores de ta Ar
gentina. La subordinaci6n era tambien dificil de aceptar para un pats que
todavia aspiraba a una posici6n independiente y hasta hegem6nica en el
Cano Sur, y que tradicionalmente se habia opuesto a la direcci6n estadouni
dense, contraponiendo a la formula uAmetica para los am.ericanos': del pre
sidente Monroe, la de "America para ta humanidad", es decir, vinculada de
manera estrecha con Europa.
Los gobemantes de la decada del t:reinta persistieron en ese rumba
tra dicional, y en las sucesivas conferencias panamericanas hicieron todo
Io posible para poner obstaculos al alineamiento. En 1936, en la celebrada
en Buenos Aires -a la que concurri6 Roosevelt, transportado por un
crucero de guerra-, una enmienda de Ultimo momenta impuesta por el
canciller Saavedra Lamas relativiz6 una declaraci6n sobre consulta entre
gobiernos en caso de agresi6n e:x:tracontinental, en la que los
estadounidenses habian puesto mucho empefio; en 1938 el canciller Jose
yes contra el dumpingy una intensa promoci6n del intercambio.
Maria Cantilo desair6 a sus colegas abandonando sorpresivamente la
El proyecto fue aprobado por el Senado, con mayoria oficialista, pero la
reuni6n de Lhna antes de la finna de la declaraci6n final
Camara de Diputados no lo trat6. Como seiial.6J,J. Llach, su fracaso fue po
La neutralidad en caso de guerra europea tambien era una tradici6n
litico antes que econ6rnico. Los radicales, que eran Ia mayoria y no tenian
argentina. Su adopci6n en 1939 -una medida 16gica, pues permitia seguir
objeciones de fondo a ta propuesta -incluso retomaron luego partes de
comerciando con las tradicionales clientes- no fue objetada por Estados
esta-, habfan decidido bloquear cualquier proyecto oficial como una forma
Unidos, que propuso precisamente esa politica com(in en la reuni6n de
de repudio a la nueva orientaci6n fraudulenta del gobierno de Castillo. Pi
Cancilleres de Panama en 1939. Por entonces, el gobierno de Ortiz procu
nedo intent6 solucionar el problema entrevistindose con Alvear, pero no
raba acercarse a Estados Unidos, en el contexto de su politica democratiza
Iogr6 convencer al jefe radical, e incluso debi6 renunciar por ello al
dora, y lo mismo hizo el primer canciller de Castillo, Julio A. Roca, que
rninis terio. El "bloque democratico': que reclamaba un compromiso
acompafi.6 la gesti6n de Pinedo. Pero progresivamente la guerra se impuso
diplom.itico mas estrecho con Estados Unidos, no advirti6 las ventajas de este
en las discusiones internas y empez6 a revivir los agrupamientos de la opi¥
plan, que suponia la dausura delfetreo bilateralismo con Gran Bretana. Tal
ni6n que asociaban el apoyo a los aliados con la reivindicaci6n de la
situaci6n revela lo confusos que por entonces eran los alineamientos.
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puesta audaz y desprejuiciada.Su Plan de Reactivaci6n Econ6mica proponia,
coma sahda a las dificultades generadas por la guerra, insistir en la compra
de las cosechas por parte del Estado, para sostener su precio, y a la vez esti
mular la construcci6n, plibhca y privada, capaz de movilizar muchas otras
actividades; sabre todo, remarcaba la importancia de estimular la indus
tria: si el comercio exterior seguia siendo la "rueda maestra" de la econo
mia, estas otras actividades, "ruedas menores", contribuirian al equilibria
general. Pinedo advertia el problema de una economia excesivamente ce
rrada en si misma y proponia estimular las industrias "naturales que ela
boraran materias primas locales y pudieran exportar a los pafses vednos y
a Fstados Unidos. Por esa via, a largo plaza, la Argentina habria de
solucio nar un deficit comercial con el pais del Norte, que sin duda se
haria mas gravoso a medida que fuera creciendo el sector industrial y
aumentara Ia demanda de m.iquinas, repuestos o combustibles.
Se trataba de una operaci6n compleja, que modificaba los tel:minos de
la relaci6n triangular, proporriendo una vinculaci6n estrecha con Estados
Unidos, e incluso apuntaba a una inserci6n sustancialmente distinta de la
Argentina en la economia mundial. Requeria de una firme orientaci.6n por
parte del Estado y de un desarrollo mayor de sus instrumentos de inter
venci6n. El Estado debfa movilizar el credito privado, orient.indolo hacia
inversiones de largo plazo, entre ellas las industriales. Las exportaciones de
productos manufacturados se beneficiarian con sistemas de reintegros, le
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nazi, y en una serie de actos ptiblicos se proclam6 simult.ineamente la
cracia y el ataque al gobierno. En junio de 1940 se constituy6 Acci6n Ar
solidaridad con Estados
gentina, dedicada a denunciar las actividades de los nazis en el pais y Ia
injerencia de la embajada aleroana En ella participaron radicales, sodalis
tas, muchos intelectuales independientes y muchos conspicuos miembros
de la oligarqufa conservadora. Acci6n Argentina se diferenciaba <lei antiguo
Frente Popular por la presencia de estos recientes conversos a las valores de
la democracia, lo que reflejaba las perplejidades y divisiones de quienes
hasta entonces habian apoyado al gobierno de la Concordancia. Tambietl,
por dos ausencias conspicuas: el Partido Comunista, que a consecuencia
del pacto Hitler-Stalin habia optado por denunciar par igual a ambos
impe rialismos, y el grupo de radicales opositores a la conducci6n de Alvear,
en tre quienes descollaban los militantes de FORJA, muy activos en
denunciar, al igual que los comunistas, el car.icter interimperialista de la
guerra.
El panorama cambi6 sustancialmente en 1a segunda mitad de 1941.
En
junio Hitler invadi6 la Uni6n Sovietica y en diciembre los japoneses ataca
ron a los estadounidenses; Estados Unidos entr6 en ta guerra y procur6
forzar a los pafses americanos_a acompafiarlo. En enerQ de 1942, se reuni6
en Rio de Janeiro la Conferencia Consultiva de Cancilleres, y nuevamente
la oposici6n argentina frustr6 los planes estadounidenses: la decisi6n de
que todos Ios paises del hemisferio entraran en guerra fue cambiada por
una simple urecomendaci6nu debido a la fCrrea oposici6n del canciller ar
gentino Enrique Ruiz Guliiazd, que habia reemplazado a Roca. Para Esta
dos Unidos estaban en juego intereses especificos, pero sobre todo una
cuesti6n de prestigio, y respondi6 con fuertes represalias: la Argentina fue
excluida del programa de rearme de sus ahados en la guerra -mientras
Brasil era particulannente beneficiado- y las grupos democrclticos, oposi
tores al gobierno, empezaron a recibir fuerte apoyo de la embajada.
El frente que se agrupaba en torno de las consignas democniticas y
rup turistas empez6 a crecer, engrosado ahora por los comunistas nuevamente partidarios de combatir al nazifascismo- y por conspicuos
conservadores, coma Pinedo y el general Justo, a quienes la opd6n entre el
fascismo y la democracia los llevaba a alinearse con sus antiguos
adversarios. La Comi si6n de Investigaci6n de Actividades Antiargentinas,
creada por la Camara de Diputados, se dedic6 a denunciar
la infiltraci6n
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una buena bandera para cerrar filas y enfrentar a sus enemigos. Estos
eran cada vez mas entre los politicos, por lo que Castillo opt6 por
buscar apoyo entre los militares.
Castillo segufa aqui la tradici6n de sus antecesores. Justo cultiv6 a
las militares, aument6 los efectivos bajo bandera, construy6 notables
ed.ificios, coma el Ministerio de Guerra, que eclipsaba a la mism.isima
Casa Rosada, pero a la vez se propuso despolitizar la instituci6n, acallar
la discusi6n in terna y mantener el equilibria entre las distintas
facciones. Sobre todo, logr6 mantener el control de los mandos
superiores, lo que oblig6 a sus sucesores a apoyarse en los hombres de
Justo. Ortiz encontr6 un ministro fiel en el general Mru-quez, quien fue
derribado por un escalldalo -sabre la compra de tierras en El Palomarque tenia coma destinatario final a su presidente. Castillo a su vez debi6
designar ministro de Guerra a otro jus tista, el general Tonazzi, pero se
dedic6 a cultivar a los jefes y a colocar progresivamente en los mandos a
enemigos del expresidente. Baja su go bierno se crearon la Direcci6n
General de Fabricaciones Militares -cuyo primer director fue el coronel
Savio- y el Instituto Geografico Militar, im pulsando asi el avance de las
Fuerzas Armadas sabre terrenos mas ampllos que las especffi.cos.
Durante su gobiemo, la presencia de las militares fue cada vez mas
visible, asl coma la sensibilidad del presidente a las opinio nes y
presiones de las jefes militares. Rapidamente, las Fuerzas Armadas se
constituyeron en un actor politico.
Un elemento central del nuevo perfil militar fue el desarrotlo de una
conciencia nacionalista. El terreno habfa sido preparado por el
naciona-
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izaci6n de amigos y enemi gos, dertamente simplificadora,
predominaban las necesidades ret6ricas y politicas, El gobierno de
Castillo no necesitaba simpatizar con los nazis
-un adjetivo aplicado con amplitud- para aferrarse a la neutralidad. Bas
taba con mantener la continuidad de una tradici6n politica del
Estado
-otrora sostenida por Yrigoyen- y sumarles alguna lealtad a los
tradiciona les socios britinicos, que veian con alarm.a c6mo, con motivo
de la guerra, Estados Unidos avanzaba sabre sus Ultimas baluartes. Pero
habfa ademas una raz6n politica clara: los rupturistas, que asumfan la
band.era democra tica, condenaban simultaneamente al gobierno
fraudulento; quienes se mantenfan fi.eles a el -y resistfan la transacci6n
que proponian otros, coma Pinedo o Justo- encontraban en el neutrahsmo
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lismo uriburista, difundido par un grupo roinoritario pero activo, de den
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-pues cabian posiciones divergentes y hasta antag6nicas-, revelaron
una
tro y fuera de la instituci6n. Era este un nacionalismo tradicional,
antiliberal, xen6fobo y jerarquico. La guerra cambi6 las preocupaciones.
Predominaba en el Ejel'cito, tradicionalmente influido por el germanismo,
un neutralismo visceral. Pero ad.em.as veian que el equilibria regional tra
dicional se alteraba par el apoyo de Estados Unidos a Brasil y la exclusi6n
de la Argentina de Ios programas de rearme. La soluci6n debia buscarse
en el propio pais, y asi la guerra estimul6 preocupaciones de tipo econO-mico, pues la defensa requeria de equipamiento industrial y este, de in.su
mos bcisicos. Desde mediados de la decada el Ejercito habia ido montando
distintas filbricas de armamentos. Desde 1941, ya traves de la Direcci6n
de Fabricaciones Militares, se dedic6 a promover industrias, como la del
acero, que juzgaban tan "natural" coma la alimentaria, e indispensable
para garantizar la autarquia.
Los militares fueron encadenando las preocupaciones estrategicas con
las institucionales y las politicas. La guerra demandaba movilizaci6n
indus trial y esta, a su vez, un Estado activo y efitiente, capaz de unificar la
vo luntad national. Los ejemplos de Italia y Alemania lo demostraban
feha cientemente, y asi lo repetian las peri6dicos apoyados par la
embajada alemana, coma El Pampero o Crisol. Tambien era importante el
papel del Estado en una sociedad que seguramente seria acosada en la
posguerra par agudos conflictos: la reconstituci6n del Frente Popular, las
banderas rojas en las mftines obreros y la presencia en las calles del
Partido Comu nista parecian s:ignos ominosos de ese futuro, y para
enfrentarlo se reque ria orden y paz social. Ese ideal de Estado legitimo y
fuerte, capaz de ca pear las tormentas de la guerra y la posguerra, poco se
pareda al gobierno tarnbaleante y radicalmente ilegitimo del doctor
Castillo. Ya desde 1941 hubo militares que empezaron a conspirar,
mientras otros empujaban a Castillo par la send.a del autoritarismo. Desde
diciembre de 1942, cuando renunci6 el ministro Tonazzi, la deliberaci6n
se extendi6 en el Ejercito.
Esa difusa pero pujante sensibilidad nacional no se limitaba al
Ejercito. Ma.5 que de una idea definida y precisa, se trataba de un conjunto
de sen timientos, actitudes e ideas esbozados, presentes en vastos sectores
de la sociedad Si de ellos no podia deducirse una ideologia en sentido
estricto
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ciones y crear otras. Asi, cuando todo pareda conducir al triunfo del Frente
Popular, un "frente nadonal" comenz6 a dibujarse coma altemativa.
Las raices de ese sentimiento national eran antiguas, pero en tiempos
m.is recientes las habian abonado las corrientes europeas antiliberales, de
Maurras a Mussolini, y con ellas habia empalmado una Iglesia cat6lica for
talecida en el integrismo. Sabre esta base habia operado el nuevo naciona
lismo, antibritanico. Al libro inicial de las lrazusta siguieron el de Scala
brini Ortiz sabre las ferrocarriles, y en general tad.a la predica del grupo
FORJA. En esta nueva inflexi6n, las enemigos de la nacionalidad no eran ni
los :irunigrantes, ni la "chusma .democratica", ni las "rojos", sino Gran Bre
taiia y la oligarqufa "entreguista". Este antiimperialismo result6 un anna
ret6rica y politica formidable, capaz de convocar apoyos a derecha e iz
quierda, coma lo demostr6 en 1935 Usandro de la Torre: la consigna an
tiimperialista empez6 a ser frecuente en los discursos de politicos radical.es o
socialistas, coma Alfredo Palacios, de dirigentes sindicales y de intelec
tuales, que empezaron a encarar desde esa perspectiva el analisis de los
problem.as nacionales y muy particularmente los econ6nricos.
En este campo, el nuevo nacionalismo compartia el terreno ya traba
jado par el refornrismo progresista de izquierda, y am.bas podian coincidir
en distintos faros. Con el nacionalismo tradicional de derecha se encon
traba en otro terreno: el del revisionismo hist6rico, donde la condena a
Gran Bretana y sus agentes locales derivaba en una reivindicaci6n de la
figura de Rosas hecha en nombre de valores diversos y antiteticos, desde la
emancipaci6n nacional hasta el integrismo cat6lico. En esa plasticidad
radic6 precisamente la capacidad de esta corriente para arraigar en una
sociedad cuya preocupaci6n par las temas nacionales se manifestaba de mu
chas otras maneras. En la literatura --sobre todo la difundida a traves de pu
blicadones peri6dicas de amplia circulaci6n-1os temas rurales o camperos
solian traer la contraposici6n entre el interior nacional y el litoral gringo, o
entre el mundo rural y criollo y el mundo urbano y extranjero. Los temas
hist6ricos, donde Ia presencia del Restaurador era frecuente, abundaban
en las folletines, y tambien en exitosos radioteatros, coma Chispazos de
tradici6n, '3.vidamente consunridos.
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gran capacidad, atribuible en parte a1 empeiio de los militantes de algunas
de sus tendencias parciales mas definidas, para disolver antiguas polariza
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enero de 1943,
BREVE IIlSfORIA CONTEMPORANEA DE 1A ARGENTINA
La preocupaci6n por lo nacional se manifest6, finalmente, en intelec
tuales y escritores. Tres notables ensayos e:x:presaron intuiciones profundas
sobre el "ser nadonal y dieron el marco a una amplia reflexi6n colectiva.
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En 1931, Raul Scalabrini Ortiz public6 El hombre que esta solo y espera; el
hombre de "Corrientes y Esmeralda" amalgamaba las diferentes tradicio
nes de un pais de inmigraci6n, se definia por sus impulsos, in!uiciones y
sentlmientos, que anteponia a cualquier elaboraci6n o calculo racional, y
-recordando a Ortega y Gasset- construfa con ellos una imagen de si
mismo y de lo que podia llegar a ser, que juzgaba mils valiosa que su pro
pia realidad. Para Eduardo Mallea, ta1 amalgama era dudosa; observaba
la crisis del sentido de argentinidad, particularmente entre las elites,
ganadas por la vida c6moda, el facilismo y la apariencia, y renunciantes a
la espiri tualidad y las preocupaciones mas profundas sabre el destino
de la comunidad En Hist-Oria de una pasiOn argentina, aparecida en 1935,
con traponia esa "Argentina visible" a otra "invisible", donde las nuevas
elites, por el momenta ocultas, se estaban formando en una "exaltaci6n
severa de la vida . Ezequiel Martinez Estrada era mas radicalmente
pesimista, y
vefa a la colectividad argentina presa de un destino fatal, ortginado en la
ipisma conquista. En Radiografia de la pampa, que se publicO en 1933,
seiial6 la escisi6n entre unas multitudes aruirquicas, que acumulaban el
resentimiento originario del mestizo, y ciertas elites europeizantes e inca
paces de comprender a esta sociedad y encarnar en ella un sistema de
norm.as y de principios sustentado en creendas colectivas. Estos esfuerzos
por develar la naturaleza del "ser argentino': inquiriendo en clave ontol6gica por los elementos singulares y esenciales de la sociedad y la cultura,
aunque entroncaban en preocupaciones comunes de todo Occidente, eran
sin duda la expresi6n intelectual de est.a nueva inquietud comU.n por en
tender, defender o constituir lo "nacionaY
La fu.erza de est.a colTiente nacional, que en el caso de la guerra se incli
naba por el neutralisrno, tard6 en manifestarse. Por el momenta, el grupo
de los partidarios de la ruptura con el Eje iba ganando nuevos adeptos,
especial mente entre los grupos conservadores. Sin embargo, en pocos
meses los prindpales dirigentes del bloque democriltico mu.rferon: en
matw de 1942, Alvear; en los meses siguientes, el expresidente Ortiz -con
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cuyo hipot€tico retorno aUil se especulaba-y el exvicepresidente
Roca,
yen
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AgUstin P. Justo, quien se perfilaba coma el mas fmne candidato a encabezar
una formula de acuerdo con los radicales. Encontrar candidatos no era facil,
ya la vez la posible victoria electoral parecfa masque dudosa, a medida que el
gobierno retornaba sin empacho a las prJ.cticas fraudulentas: a fines de
1941, el conservador Rodolfo Moreno gan6 en la provincia de Buenos Aires
y al aiio siguiente la Concordancia triunf6 en las elecciones legislativas. Paco
antes, Castillo habia clausurado el Concejo Deliberante y establecido el es
tado de sit:io, e ignoraba ostensiblemente a la Camara de Diputados. No obs
tante, la Concordancia enfrentaba el grave problem.a de la elecci6n de su
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candidato. Castillo se i.nclin6 finalmente par el senador Robustiano Patron
Costas, poderoso empresario azucarero salteiio y figura destacada del Par tido
Dem6crata Naciona.1, en una o_pci6n de sentido discutido, que muchos
interpretaron coma un seguro cambio de rumba en la futura politica exte
rior y que dividi6 aun mas a sus partidarlos.
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Las dos alianzas politicas, que se sentian debiles, empezaron a cultivar a
las jefes militares, esperando que las Fuerzas Armadas ayudaran a desequi
librar una situaci6n trabada ya fortalecer un Tegimen institucional cad.a vez
mas debit. Cultivando a los rnilitares, Castillo contribuy6 a debilitarlo aun
mas. Los radicales, por su parte, se sumaron al nuevo juego y especularon
con la candidatwa del nuevo ministro de Guerra, el general Pedro Pablo
Ramirez. Par SU parte, los jefes militares discutieron casi abiertamente to
das las opctones, y aparecieron grupos golpistas de diversa fndole y ten
dencias, entre los cuales se destac6 una logia, el Grupo de Oficiales Unidos
(Gou), que reunia a algunos coroneles ya otros oficiales de menor gradua
ci6n. Muchos apostaban a la ruptura del orden institucional, sin que se
perfilara el sujeto de la acci6n. Esta finalmente se desencaden6 cuando
Castillo pidi6 la renuncia al ministro Ramirez. El 4 de junio de 1943, el
Ejercito depuso al presidente e interrumpi6 por segunda vez el orden cons
titucional, antes aun de haber deflllido el program.a del golpe, y ni siquiera
la figura misma que lo encabezaria.
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IV El gobierno de Peron, 1943-1955
EL G0BIERN0 militar que aswni6 el 4 de junio de 1943 fue encabezado su
cesivamente por los generales Pedro Pablo Ramirez y Edelmira J. Farrell. El
coronet Juan Domingo Per6n, uno de sus miembros mas destacados, logr6
concitar un vasto movimiento politico en torno de su persona, que le per
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miti6 ganar las elecciones de febrero de 1946, poco despues de que su
apoyo popular se manifestara en una jornada por demas signillcativa, el 17
de octubre de 1945. Per6n complet6 su perfodo de seis afios y fue reelecto
en 1951, para ser derrocado por un golpe militar en septiembre de 1955.
En estos 12 aftos en que fue la figura central de la politica, al punto de dar
su nombre al movimiento que lo apoyaba, Per6n y el peronismo
imprimie ron a la vida del pafs un giro sustancial y perdurable.
LA EMERGENCIA
La revoluci6n del 4 de junio fue inicialmente encabezada por el general
Rawson, quien renunci6 antes de prestar juramento, y fue reemplazado
por el general Pedro Pablo Ramirez, ministro del ultimo gobiemo
constitu cional. El episodio es expresivo de Ia pluralidad de tendencias
existentes en el grupo revolucionario y de su indefinici6n acerca de1
rumba a seguir, mas a11a de coincidir en la convicci6n de que el orden
constitucional es taba agotado y que la proclamada candidatura de Patr6n
Costas no llenarfa el vacfo de poder existente. El nuevo gobierno suscit6
variadas expectatiEste archivo fue descargado de https://filadd.com
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EL GOBIERNO DE PER6N, 1943-1955
BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
y un imperativo moral acabar con Ios militares, y para estos, una cuesti6n
de principio no aceptar el diktatdel Departamenta de Esta.do. A principios de
1944, luego de que Ramirez decidiera romper relaci.ones con el Eje, fue des
plazado par las aficiales m.is decididamente antiestadounidenses. Aislado
en lo interno y tambien en lo externo, el gobiemo se encontr6 metido en
un callej6n sin salida. Esta fue ftnalmente propordonada par uno de1os ofi
ciales que por entonces habfa ascendido en forma notable dentro del
gobiemo: el coronet Juan Domingo Per6n, uno de los ntiembros mas influ
yentes del GOU, secretario del ministro de Guerra Farrell y luego ministro,
cuando Farrell reemplaz6 a Ramirez en la presidencia en febrero de 1944.
Poco despues, en jullo, y luego de desplazar a varios posibles competidores,
Per6n lleg6 a ser vicepresidente y el alma verdadera del gobiemo.
Per6n sobresalia entre sus colegas por su capaci.dad profesional y por
la amplitud de sus miras politicas. Una estadfa en Europa en los aii.os ante
riores a la guerra le habfa hecho admirar los logros del regimen fascista
italiana, asf coma comprobar las terribles resultadas de la Guerra Civil en
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vas fuera de las Fuerzas Armadas, pues muchos concordaban con el diag
n6stico, y ad.em.is esperaban algo del golpe, incluso los radicales; sin em
bargo, se constituy6 casi exclusivamente con militates, y el centro de las
discusiones y las decisiones estuvo en el Ministerio de Guerra, controlado
par un grupo de oficiales organizado en una logia, el Grupo de Oficiales
Unidos (Gou), en tomo del rninistro de Guerra Farrell.
Los militares en el gobierno coincidian en la necesidad de acallar la
agitad6n politica y la protesta social: proscribieron a 1os comunistas, per
siguieron a los sindicatos e inteninieron la Confederaci6n General de1Tra
bajo (CGT) -par entonces dividida-, disolvieron Acd6n Argentina, que nu
deaba a lospartidarios de romper relaciones con el Eje, y mas tarde hicieron
Io m.ismo con las partidos politicos, intervinieron las universidades dejando
cesante a un vasto grupo de profesores de mihtancia opositora y final
mente establecieron la obligatoriedad de la ensefianza religiosa en las es
cuelas pliblicas. Contaron con la colaboraci6n de un elenco de nacionalis
taS y cat6licos integristas, algunos de antigua militancia junta a Uriburu,
quienes dieron el tono al regimen militar: autoritario, antiliberal y mesi8.
nico, obsesionado por la fundaci6n de un orden social nuevo y por evitar
el caos del comunismo que, segun pensaban, seria la secuela inevitable de
la posguerra. No le fue dificil a la oposici6n democrAtica identificar al g(}
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bierno militar con el nazismo.
Sin embargo, en el gobiemo habia, junto con algunos que simpatizaban
con Alemania, otros proaliados y muchos partidarios de mantener la neu
tralidad que habfa practicado el gobierno de Castillo, benevolente con Gran
Bretana. Por otra pa.rte, en 1943 la guerra estaba evolucionando de un
modo tal que un alineamiento con el Eje era impensable. De hecho, el
acuerdo comercial con Gran Bretana se mantuvo. Estados Unidos, en cam
bio, atac6 con fuerza creciente a uno de las dos Unicos gobiemos arnericanos
renuentes a acompaiiarlo en la guerra con el Eje, y adetnas sospechoso de
apafiar a los nazis. El Departamento de Estado emprendi.6 una cruzada con
tra las militares, desinteresalldose de las repercusiones internas de su acci6n
Espaiia. La clarividencia y la preocupaci6n lo llevaron a ocuparse de un
actor social poco tenido en cuenta hasta entonces: el movimiento obrero.
A cargo de la Direcci6n Nacional del Trabajo -que poco despues convirti6
en secretaria-, se dedic6 a vincularse con Ios dirigentes sindicales. Todos
fueron convocados, con excepci6n de las dirigentes comunistas, quienes
]uego de un frustrado acercamiento initial, resultaron sistem.iticamente
perseguidos y erradicados de sus posiciones. Al resto se Ios impuls6 a or
ganizarse y a presentar sus demandas, que empezaron a ser satisfechas:
adem.as de dirirnir conflictos especificos, par la via de contratos colectivos,
que supervisaba la Secretarfa, se extendi6 el regimen de jubilaciones, de
vacaciones pagas, de accidentes de trabajo, se ajustaron las categorias ocu
pacionales y, en general, se equilibraron las relaciones entre obreros y pa
tranes, incluso en Ia actividad misma de laS plantas. En muchos casas se
trataba simplemente de aplicar disposiciones legales ignoradas. La sanci6n
del Estatuto del Pe6n innov6 en lo sustancial, pues extendi6 estos criterios
al mundo rural, introduciendo un elemento pt'iblico en relaciones maneja
e ignorando las gestos de acercamiento del gabiemo argentino. Esto penni
das hasta entonces en forma paternal y privada.
ti6 a las mils acerrimos partidarios de la neutralidad ganar posiciones, de
Desde la Secretarla de Trabajo, Per6n expandia los mecanismos del Es
mod.o que el conflicto se desenvolvi6 en una escalada creciente: para Esta
tado .irbitro, esbozadas durante el gobierno de Yrigoyen y apenas utilizados Unidos -coma ha subrayado C. Escude- era una cuesti.6n de prestigio
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del comuBREVE HISfORIA CONfEMPORANEA DE LA ARGENTINA
dos durante la decada del treinta, con la excepci6n de Fresco en la
provincia de Buenos Aires, ya la vez estimulaba la organizaci6n de los tra
bajadores, incentivaba sus reclamos y presionaba para que estos fueran
satisfechos. La reacci6n de los dirigentes sindicales fue al principio de
duda y desconcierto. Desde principios de siglo habfan ido reconociendo el
papel central del Estado en las relaciones con las patrones y se habituaron
a negociar con el. Pero mils recientemente, y ante gobiernos muy poco
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in teresados en desempefiar ese papel mediador, habfan hecho un acuerdo
con las partidos politicos opositores, en el que las reclamos sindicales se
fundian con la demanda democriltica, segdn las lineas de los frentes popu
lares. La tendencia original sindicalista, sin embargo, no habia desapare-.
cido: en 1942, la cGT se dividi6 entre un sector mas afin a los partidos
opositores, encabezado por los comunistas y muchos de los dirigentes so•
cialistas, y otro mas identificado con la vieja linea sindicalista, donde se
alineaban los gremios ferroviarios. La propuesta de Per6n agudiz6 una dis
cusi6n ya existente entre los dirigentes sindicales: el Frente Popular
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perdfa atractivo, pero a la vez la polarizad6n de la guerra lo revitahzaba;
las me· joras ofrecidas eran demasiado importantes como para rechazarlas
o en frentar al gobierno, so pena de perder el apoyo de los trabajadores.
Los sindicalistas adoptaron lo que Juan Carlos Torre llam6 una estrategia
opor tunista: aceptaron el envite del gobierno sin cerrar las puertas a la
"oposi ci6n democratica".
Tampoco las cerraba el propio Per6n, dispuesto a hablar con todos los
sectores de la sociedad y la politica, desde los radicales hasta los dirigen·
tes de las sociedades de fomento, y capaz de sintonizar con c.ada uno el
discurso adecuado, aunque dentro de una constante apelaci6n a todos
los argentinos . A sus colegas mllitares les sefialaba los peligros que
entra
:fiaba la posguerra, la amenaza de des6rdenes sociales y la necesidad de
un Estado fuerte que interviniera en la sociedad y en la economia, y
que a la vez asegurara la autarquia econ6mica En el Consejo Nacional de
Pos guerra que constituy6, insisti6 en la importancia de profundizar las
poli ticas de seguridad social, asi como de asegurar la plena ocupaci6n
y la protecci6n del trabajo, ante la eventual crisis que pudieran sufrir
las in dustrias crecidas con la guerra. A los empresarios les seiial6 la
amenaza que entraiiaban las masas obreras desorganizadas
y el
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EL GOBIERNO DE PER6N, 1943-1955
se veia avanzar en Europa. Ante unos y otros se presentaba como
quien podia canalizar esa efervescencia, si lograba para ello el poder necesario.
Pero los empresarios fueron desconfiando cad.a vez mas del
"bom.bero piromaniaco" -segtin la feliz imagen de A. Rouquie- que agre gaba
combustible a la caldera, hasta el limite de su estallido, y al mismo tiempo
controlaba la valvula de escape. Progresivamente, las agrupacio nes
patronales fueron tomando distancia de Per6n y de la politica de la
secretaria, mientras este en paralelo acentuaba su identificaci6n con las
obreros, subrayaba su predica anticapitalista y desarrollaba ampliamente en su
discurso los motivos de la justicia social. A la vez, se fueron redu ciendo las
reticencias de los dirigentes sindicales, quienes encontraban en 1os partidos
democr.iticos un eco y un interes mucho menoi; que el de mostrado por el
coronet Per6n.
La oposici6n democr.itica, que para defi.n:ir su propia identidad habia
encontrado en el gobiemo militar un enemigo mucho mas adecuado que el
viejo regimen oligatquico, empez6 a reconstituirse a medida que el avi zorado
fin de la guerra hacia mils dificil la intransigencia del gobiemo. La liberaci6n de
Paris, en agosto de 1944, dio pie a una notable manifest:aci6n daramente
antigubernamental, y desde entonces un vigoroso movimiento social gan6 la
calle y revitaliz6 las partidos politicos. El gobierno mismo estaba en retirada:
en marzo de 1945, y ante la inminenda del fm del con flicto, acept6 el reclamo
de Estados Unidos -donde una nueva conducci6n en el Departamento de Estado
prometfa una relaci6n mas fi3,cil- y declar6 la guerra al Eje, condici6n para ser
admitidos en las Naciones Unidas, que empezaban a constituirse. Al mismo
tiempo, y par iguales razones, 1ibera liz6 su politica interna. Los partidos
opositores reclamaron la retirada lisa y Ilana de las gobemantes y la entrega
del poder a la Corte Suprema, Ul timo vestigio de la legalidad republicana, y
sellaron su acuerdo para las eleccianes que veian pr6:ximas: la Uni6n
Democr.3.tica expresaria el repu d.io de la civilidad a los militares y la total
adhesi6n a los principios de los vencedores en la guerra. El frente politico, que
incluia a comunistas, socia listas y demoprogresistas, y contaba con el apoyo
implicito de los grupos conservadores, estaba animado por los radicales,
aunque un importante sector del partido, encabezado por el cordobes Amadeo
Sabattini, rechaz6 la estrategia "unionista" y reclam6 una postura
intransigente y "nacional':
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n,isIUO, que
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el marco
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BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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que apostaba a algunos interlocutores en el Ejercito, adversos a Per6n. Esa
posici6n no prosper6, y la Uni6n Democr,itica fue definiendo su frente y
sus alianzas: en junio de 1945 un Mani.fiesta de la Industria y el Comercio
a
repudiaba la legislaci6n social del gobierno. En septiembre de 1945, una
multitudinaria Marcha de la Constituci6n y de la Llbertad termin6 de sellar
la alianza politica, pero tambien social, que excluia a la mayoria de los
sec tores obreros, otrora animadores del Frente Popular.
El Ejl-rcito, presionado par la opini6n ptibhca y ganado por la
descon
fianza al Coronel sindicalista, forz6 su renuncia el 8 de octubre, pero no
encontr6 una altemativa: el general Avalos, nuevo ministro de Guerra, y
la oposici6n democriltica especularon con varias opciones, pero no
pudieron deflllir ningt1n acuerdo. En media de esas vacilaciones un hecho
novedoso volvi6 a cambiar el equilibria: una multitud se concentr6 el 17
de octubre en la Plaza de Mayo reclamando por la libertad de Per6n y su
restituci6n a los cargos que tenia. Los partidarios de Per6n en el Ej€rcito
volvieron a inl ponerse, el coronel habl6 a la multitud en la plaza y volvi6
al centro del poder, ahora como candidato oficial a la presidencia
Lo decisivo de la jornada de octubre no residi6 tanto en el nllmero de
las congregados -quizas inferior al de la Marcha de la Constituci6n y de la
Libertad de septiembre- cuanto por su composici6n, definidamente obrera.
Su emergencia coronaba un proceso hasta entonces callado de credmiento,
organizaci6n y politizaci6n de la clase obrera. La industrializaci6n habia
avanzado sustantivamente durante la guerra, tanto para exportar a las pai
ses vecinos cuanto para sustituir las inlportaciones, escasas por las dificul
tades del comercio y t.ambien por el boic'ot estadounidense. Lo cierto es
que la ocupaci.6n industrial habia crecido y que la masa de trabajadores
industriales habia empezado a engrosar con migrantes rurales, expulsados
por la crisis agricola. No fue un crecimiento visible, pues a menudo se de
sarroll6 en la periferia de las grandes ciudades, coma Rosario, La Plata o
Buenos Aites, pero sabre todo porque no se trataba de un actor social cuya
presencia fuera esperada, ni siquiera para un observador tan sagaz como
Ezequiel Martinez Estrada, que lo ignor6 en su versi6n de 1940 de La ca
beza de Goliat Pero alli estaban, cada vez mas compactos en torno de
unos sindicatos de fuerza acrecida, cad.a vez mas entusiasmados con la
polftica de Per6n, y fmalmente cad.a vez mas inquietos por su renuncia. En
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de sus organizaciones, y encabezados por sus dirigentes, quienes todavfa no
habfan despejado todas sus dudas respecto del coronel, marcharon el 17 la
plaza de Mayo, el centro simb6lico del poder, rnaterializando un reclamo que en
primer lugar era politico, pero que tenfa profundas consecuencias soci.ales.
Decidieron la crisis en favor de Per6n, inauguraron una nueva fonna de
participaci6n, a traves de la movilizac:i.6n, definieron una identidad y ganaron
su ciudadania politica, sellando al mismo tiempo con Per6n un acuerdo que
ya no se romperia. Probab1emente algunos de esos significa dos no fueron
evidentes desde un principio -muchos creyeron ver en ellos a los sectores
marginales de los trabajadores, la uchusma ignorante" o el
"lumpemproletariado"- pero, en forma paulatina se fueron revelando, al
tiempo que una imagen mitica y fundacional iba recubriendo y ocultando
la jornada de octubre real.
Con las elecciones a la vista, Per6n y quienes lo apoyaban se dedica ron a
organizar su fuerza electoral. Los dirigentes sindicales, fortalecidos por la
movi1izaci6n de octubre, decidieron crear un partido politico pro pio, el
Laborista, inspirado en el que acababa de triunfar en Inglaterra. Su
organizaci6n aseguraba el predominio de los dirigentes sindicales, y su
programa recogfa diversos motivos, desde1os mas estrictamente socialist.as hasta
los vinculados con el dirigismo econ6mico y el Est.ado de bienestar. En el
nuevo partido, Per6n era, nada mas o nada menos, el primer afiliado y el
candidato presidencial, una posici6n todavfa distante de la jefatura plena que
asumiria luego. Qu.iz.i para buscar bases de sustentad6n alter nativas, o para
recoger apoyos mas amplios fuera del mundo del trabajo, Per6n promovi6
una escisi6n en el radicalismo, la Uni6n Civica Radical Junta Renovadora, a
la que se integraron unos pocos dirigentes de presti gio, de entre quienes
ehgi6 a Jazmin Hortensia Quijano -un anciano y pintoresco dirigente
correntino- para acompafiarlo en la f6rmu1a. Las re laciones entre laborist.as
y radicales renovadores fueron malas: aquellos pretendian que el coronet
Domingo Mercante, que habia secundado a Pe r6n en la Secret.aria de Trabajo,
lo acompa.fiara en la f6rmula, pero debieron conformarse con colocarlo coma
candidato a gobemador de la provincia de Buenos Aires. Apoyaron tambien a
Per6n muchos dirigentes conservadores de segunda linea, y sabre todo lo
respaldaron el Ejercito y la Iglesia, que en una pastoral recomend6, con pocos
eufemismos, votar por el candidato del
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EL GOBIERNO DE PER6N, 1943-1955
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EL GOBIERNO DE PERON, 1943-1955
BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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pero no abrumador. En las grandes ciudades, fue evidente el enfrenta
gobiemo que habia perseguido al comunismo y establecido la ensefianza
miento
entre los grandes agrupamientos de trabajadores y las de clases
religiosa.
medias y altas, pero en el resto del pais las divisiones tuvieron un signifi
La Uni6n Democr.itica incluy6 a los partidos de izquierda, pero -por la
cado mas tradicional, vinculado al peso de ciertos caudillos, al apoyo de la
impugnaci6n de los radicales intransigentes- excluy6 a los conservadores,
Iglesia o a 1a decisi6n de sectores conservadores de respaldar a Per6n. Pe r6n
que debieron resignarse a apoyarla desde fuera o pasarse calladamente al
habfa ganado, pero el peronismo estaba todavia por construirse.
bando de Per6n, coma hicieron muchos, movidos por la vieja rivalidad
con el radicalismo. Sus candidates -Jose P. Tamborini y Enrique Moscaprove- nian del rifi6n de la conducci6n alvearista del radicalismo. Su
MERCADO INTERNO Y PLENO EMPLEO
programa era sodalmente progresista -tanto quiza coma el de Per6n-, pero
su im pacto qued6 diluido por el entusiasta apoyo recibido de las
El nuevo gobierno m.antuvo 1a ret6rica antiestadounidense, que elabor6
organizaciones patronales. Sin embargo, para sus dirigentes y para las
luego
en la doctrina de la "tercera posici6n", distanciada tanto del comu
masas que esta coa lici6n movilizaba, lo esencial pasaba por la defensa de
nismo coma del capitalismo, per□ estableci6 relaciones diplomilticas con la
la democracia y la derrota del totalitarismo, que habfa sucedido yen cierto
Uni6n Sovit;'itica, e hizo lo posible para mejorar sus relaciones con Washington.
modo prolongado al gobierno fraudulento. Asi se habia pensado la politica
Por presi6n de Per6n, y venciendo las reticencias de much.as antiguos na
en los ultimas diez afios, con la segura convicci6n de que, en elecciones
cionalistas que lo habfan acompaiiado, el Congreso aprob6 en 1946 las
libres, 1os adali des de la democracia ganarian.
Actas de Chapultepec, que perntitfan el reingreso a la comunidad interna
Pero el pais habfa cambiado, en fonna lenta y gradual quizis, aunque
cional, y al aiio siguiente el Tratado Interamericano de Asistencia Reci
el descub:r:imiento de esas transformaciones fue brusco y espectacular. Pe
proca, fumado en Rio. En el mismo lugar donde, cinco afios antes, el pais
r6n asumi6 plenamente el discurso de la justicia social, de la reforma justa
ma.nifestara plenamente su independencia diplomatica, el canciller Juan
y posible, a la que s6lo se oponia el egoismo de unos pocos privilegiados.
Atilio Bramuglia se limit6 en la ocasi6n a plantear diferencias menores.
Estas actitudes sociales, atraigadas en pr.icticas igual de consistentes, se
Pero la hostilidad estadounidense, alimentada por viejas razones econ6mi
venian elaborando en los diez o veinte afios anteriores, lo que explica el
cas -la competencia de los granjeros- y motivos politicos mas recientes, no
eco suscitado por las palabras de Per6n, que contrapuso la democracia fordisminuy6, y Estados Unidos sigui6 dispuesto a hacer pagar a la Argentina
mal de sus ad.versarios a Ia democracia real de la justicia social, y dividi6 la
por su independencia durante la guerra. El boicot fue sisteIIl.atico. El blo
sociedad entre el "pueblo" y la uoligarqufa". Un segundo componente de
queo a armamentos e insumos vitales no pudo mantenerse en la posgue
estos cambios, las actitudes nacionalistas, emergi6 en forma brusca como
rra, salvo en algunos casos, pero el comercio exterior era vulnerable. Las
respuesta a la intempestiva intervenci6n en la elecci6n del embajador es
exportaciones industriales a Ios paises limitrofes, que habfan crecido mu
tadounidense Spruille Braden, quien, reanudando el virulento ataque del
cho durante la guerra, empezaron a retroceder ante la competencia esta
Departamento de Estado contra Per6n, acusado de ser un agente del na
dounidense. Las exportaciones agrkolas a Europa -que entraba a la paz
zismo, respald6 piiblicamente a la Uni6n Democriitica. La respuesta fue
literalmente hambrienta- fueron obstaculizadas por Estados Unidos, res
contundente: "Braden o Per6n" agreg6 una segunda y deci.siva antinomia
tringiendo los transportes o vendiendo a precios subsidiados. La apetencia
y termin6 de configurar el bloque del nacionalismo popular, capaz de en
de los paises maltrechos por la guerra era demasiado grande para que esto
frentar a lo que quedaba del Frente Popular.
impidiera las ventas, pero en rigor ninguno de ellos posefa ni productos
El 24 de febrero triunf6 Per6n por alrededor de 300 mil votos de ven
para intercambiar ni di.visas convertibles que el pais pudiera usar para saltaja, equivalentes a menos del 10% del electorado. Fue un triunfo claro
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BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE IA ARGENTINA
EL GOBIERNO DE PER6N, 1943-1955
dar sus compras en Estados Unidos, de modo que en estos aftos excepcio
nales la Argentina cosech6 beneficios modestos. En 1948, se lanz6 el Plan
Marshall, pero Estados Unidos prohibi6 que los d6lares aportados a Europa
se usaran para importaciones de la Argentina. Ya desde 1949, las econo
mias europeas se recuperaron, Estados Unidos inund6 el mercado con ce
reales subsidiados y la participaci6n argentina disminuy6 dr.isticamente.
Para el gobierno quedaba la esperanza de que una nueva guerra mundial
restableciera la situaci6n excepcional de principios de los afios cuarenta, y
en verdad no faltaban indicios en ese sentido, como la crisis de Berlin o Ia
guerra de Corea, que estall.6 en 1950. El acotamiento del conilicto y la ra
pida respuesta de Estados Unidos para impedir una alteraci6n del mercado
mundial acabaron con la Ultima esperanza.
Gran Bretafia no acept6 las presiones estadounidenses para restringir
sus compras en la Argentina. Ademas de la came, estaban en juego las h
bras argentinas bloqueadas en Landres durante la guerra y las inversiones
britaTiicas radicadas en el pais. La magnitud de las deudas britanicas -la
Argentina era s6lo un acreedor menor- hacia impensable el pago de las
libras. La pesima situaci.6n de las empresas ferroviarias, la descapita1izaci6n
y obsolescencia y la perdida general de rentabilidad hacian conveniente
para las brita.Ilicos desprenderse de ellas. Luego de una larga y compleja
negaciaci6n, se arreg16 la compra de las ferrocarriles par un valor similar
a las libras bloqueadas y un acuerdo sabre venta de came, que seria en lo
sucesivo pagada en libras convertibles. Tras la ret6rica nacionalista que
envolvi6 esta operaci6n -presentada coma parte del programa de inde
pendencia econ6mica y celebrada con una gran manifestaci6n en la Plaza
de Mayo- se trataba sin dud.a de un exita britanico, frente a un pa.is que
no tenia mejor opci6n. La crisis fmanciera britanica de 1947 y el
dose menos significativo y esto contribuy6 a definir las opciones -econ6micas y polfticas- que la guerra habia planteado.
La Segunda Guerra Mundial, la criSis de los mercados y el aislamiento,
acentuado por el boicot estadounidense, habian contribuido a profundizar
el proceso de sustituci6n de importaciones iniciado en la decada anterioi;.
que, extendiendose mas alla de los limites considerados "natutalesff -la ela
boraci6n de materias prim.as locales-, avanz6 en el sector metalU.rgico y
otros. Una empresa tfpica, Siam Di Tella, que habia comenzado elaborando
roAquinas de amasar y surtidores para Yacimientos Petroliferas Fiscales
(YPF), creci6 notablemente con las heladeras, a las que despues sum6 ven
tiladores, planchas y lavarropas. En algunos casos se export6 a paises
vecinos, que tambien padecfan la falta de los suministros habituates; en
otros, se fabricaron localmente los productos importados ausentes: se
adaptaron las modelos y los procedimientos, con ingenio y quizJ. de ma
nera improvisada y poco eficiente, y se us6 intensivamente la mano de
obra, lo que sumado a las dificultades para incorpora:r maquinarias hizo
que los aumentos de producci6n implicaran caidas en la productividad la
boral. Creci6 asi, junta a las empresas industriales tradicionales, una amplia
capa de establecimientos medianos y pequeiios, y aument6 en fornia no
table la mano de obra industrial, que se nutria de la corriente de migrantes
intemos, cada vez mas intensa.
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El fin de la guerra y la conclusi6n de esa suerte de "vacio de poder"
en el mundo, que habia permitido el crecimiento de sectores industriales
mar gin.ales coma el argentino, planteaban distintas opciones.
Abandonada de finitivamente la idea de una vuelta a la "normalidad"
previa a 1930 o a 1914, quienes estaban vinculados con los grupos
empresarios mas tradi cionales, ubicadas tanta en el sector exportador
abandono de 1a convertibilidad de la libra acabaron con la Unica ventaja
como en el industrial, adoptaban las ideas planteadas por Pinedo en
impartante obtenida.
1940: estimular las indus trias "naturales': capaces de produciI
Vender cereales fue cada vez mas diflcil y vender carne, cada vez me
eficientemente y de competir en las mercados externos, asociarse con
nos interesante. La consecuencia fue una reducct6n de la producci6n agro
Estados Unidos para sustentar su creci miento, y a la vez mantener un
pecuaria -motlvada tambien par otros aspectos de la politica econ6mica
equilibria entre el sector industrial y el agropecuario, del cual debian
que se acompafi.6 de un crecimiento sustantivo de la parte destinada al
seguir saliendo las divisas necesarias para Ia
consumo intemo. El lugar en el mundo que tradicionalrnente tenia la Ar
industria La opci6n era dificil, no s6lo par la necesidad de recomponer una
gentina, como praductor privilegiado de bienes agropecuarios, fue hactenrelaci6n con Estados Unidas que estaba muy deteriorada, asi como de
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pro curar finnemente recuperar las mercados de los productos
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agropecuarios,
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EL GOBIERNO DE PERON, 1943-1955
BREVE HISIDRIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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sino porque suponfa una fuerte depuraci6n de] sector industrial, eliminar
redistribuci6n de ingresos hacia las sectores trabajadores contribuian a la
el segmento menos eficiente crecido durante la guerra al amparo de la pro
expansi6n sostenida del consumo. En ese singular periodo, la alta ocupa
tecci6n natural que esta generaba y afrontar a la vez las costos de una di
ci6n y los salarios en alza trajeron aparejada una expansi6n de la
ficil absorci6n de la mano de obra que quedaria desocupada. Una segunda
y
demanda
una inflaci6n cuyos niveles empezaran a elevarse, pero a la vez
alternativa habia sido planteada par grupos de milltares durante la guerra,
ganan
y recogfa tanto motivos estrategicos de las Fuerzas Armadas coma ideas
ctas
import.antes
para
los
empresarios.
que arraigaban en el nacionalismo: profundizar la sust:ituci6n, extenderla a
En sum.a, Per6n habia aptado por el mercado interno y por la defensa
la producci6n de insumos ba-Sicos, coma el acero o el petr6leo, mediante una
del
pleno empleo. Se trataba de una verdadera "cadena de la fellcidad", que
decidida intervenci6n del Estado, y asegurar asf la autarquia. La imagen de
pudo financiarse principalmente par la existencia de una abundante re
la Uni6n Sovietica -que, mas all.i del comunismo, se habia convert:ido en un
serva de divisas, acumulada dwante las pr6speros aiios de la guerra, y que
Estado poderoso- estaba presente en esta propuesta, yen la subsecuente
penniti.6 en la posguerra un acelerado, desenfrenado y con frecuencia paco
ret6rica de las planes qu:inquenales. Pero, igual que en la Uni6n Sovietica,
eficiente equipamiento industrial. Desafiando las leyes de la contabilidad,
esto implicaba un enorme esfuerzo para la capitalizaci6n, restricciones al
y con la esperanza puesta en una nueva guerra mundial, en e.sos a:fios se
consumo y probablemente una "generaci6n sacrificada .
gast6 en el exterior mucho mas de Io que entraba. Par otra parte, el IAPI
Per6n venia participando de estas disrusiones, que el mismo promovi6
monopoliz6 el comercio exterior y transfiri6 al sector industrial y urbano
en el Consejo de Posguerra constituido en 1944. Su soluci6n fue eclectica
mgresos provenientes del campo, mediante la diferencia entre los precias
y tambien novedosa, y tuvo en ruenta principalmente los intereses inme
pagados a los productores y los obtenidas por la venta de las cosechas en
diatos de los trabajadores, que constituian su apoyo mas s6lido. La inspira
el exterior. Era un golpe fuerte al sector agropecuario, al que sin duda ya
ci6n aut.irquica de los militares se dibuja en el Primer Plan Quinquenal,
no se consideraba la "rueda maestra" de la economfa, o al que quiza se su
que debia servir para planillcar la economia, pero se limit6 a una serie de
ponia capaz de soportarlo todo. Los productores rurales padecian tambien
vagos enunciados, y tambien en la constitud6n de la empresa sideIUrgica
por la falta de insumos y maquinarias -para las que no habia cambio pre
estatal Sociedad M1xta Siderurgia Argentina (soMISA), que sin embargo to
ferencial-, el congelamienta de las arrendamientos, que afect6 el ciclo na
davfa seguiria casi en proyecto diez aiios despues. La presencia del sector
tural de recuperaci6n de la fertilidad de la tierra, y el costo mas alto de la
industrial crecido en la guerra se advierte en su primer equipo econ6mico,
mano de obra, debido a la vigencia del Estatuto del Pe6n. Todas estas
a ruya cabeza estaba Miguel Miranda, un fabricante de envases de hoja
razo nes agudizaron la caida de la superficie cultivada, al tiempo que el
lata, secundado por Ratll Lagomarsino, un industrial del vestido, y aseso
au menta del consumo interna -reflejado en el trigo, y sobre todo en la
rado por Jose Figuerola, un destac.ado tecnico espafiol. Miranda, nombrado
carne reduda at'i.n m.is las disponibilidades para la exportaci6n.
presidente del Banco Central, del poderoso lnstituto Argentina de Promo
La politica peronista se caracteriz6 por un fuerte impulsa a la parti.ci
ci6n del Intercambio (IAPI) y del Consejo Econ6mico Social, fue durante
paci6n del Estado en la direcci6n y regulaci6n de la economia; desarroll6
tres aiios el conductor de la economfa. La politic.a del Estado -dotado
tendencias inidadas en la decada anterior, bajo las administraciones con
coma se vera de instrumentos mucho mas poderosos- apunt6 a la defensa
servadoras, pero las extendi6 y profundiz6, segun una corriente de inspi
del sector industrial instalado y a su expansi6n dentro de las pautas
raci6n keynesiana difundida en muchas part.es durante la posguerra. A la
vigentes de protecci6n y facilidad Este recibi6 amplias creditos del Banco
vez, hubo una generalizada nacionalizaci.6n de las inversiones
Indus trial, protecci6n aduanera para eliminar competidores externos y
extranjeras, particularrnente de empresas cantroladas por capital britanico,
divisas adquiridas a tipos preferenciales para equiparse. Ademas, las
que se ha llaba en plena proceso de repatriaci6n; se adjudic6 a esto una
politicas de
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gran impor
.tancia simb6hca, expresada en la f6rmula de la Independencia Econ6mic.a,
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BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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_._ mos, mejora de la salud pU.blica -la acci6n del ministro Ram6n Carrillo
<_fue fundamental-, planes de vivienda, construcci6n de escuelas y cole
giOS, organizaci6n del sistema jubilatorio, y en general todo lo relativo
al cam.po de la seguridad social.
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solernnemente proclamada en Tucuman el 9 de julio de 194Z A los ferro
carriles se sumaron Ios telefonos, la empresa de gas y a1gunas compafiias
de electricidad del interior, sin afectar sin embargo a la legendaria
Compa
:fiia Argentina de Electricidad (CADE) que servia a la Capital. Se dio fuerte
impulso a Gas del Estado, construyendo el gasoducto desde Comodoro Ri
vadavia, a la Flota Mercante -a la que se incorporaron las naves del ex tenso
grupo Dodero- ya la incipiente Aerolfueas Argentinas. El Estado avanz6
incluso en actividades industriales, no s6lo par la vfa de las fabricas militares,
sino con un grupo de empresas alemanas nacionalizadas, que in tegraron la
Direcci6n Nacional de Industrias del Estado (DINIE). Pero la re
form.a mas importante fue la nacionalizaci6n del Banco Central. Desde et
se manejaba la politica monetaria y la crediticia, y tambien el comercio ex
terior, pues las dep6sitos de todos los bancos fueron nacionalizados, y al
Banco Central se le asign6 el control del IAPI.
Asi, la nacionalizaci6n de la economia y su control par el Estado fue
ron una de las claves de la nueva politica econ6mica La otra -y quiza la
primera- tuvo que ver con los trabajadores, con el mantenhniento del em
pleo y con la elevaci6n de su nivel de vida. Esto tenia probablemente rai
ces polfticas mas importantes que las econ6micas: el terror a las posibles
consecuencias sociales del desempleo, el recuerdo de la crisis de la pri
mera posguerra -de la que Per6n mismo tuvo una experiencia directa,
cuando particip6 en la represi6n de las amotinados de Vasena-, asl coma
la misma experiencia europea de entreguerras, y tambifo de posguerra,
deben haber influido no s6lo en el disefio politico mas general, sino en el
privilegio, en materia de politica econ6mica, de la salvaguardia del empleo
industrial primero y de la redistnbuci6n de los ingresos despues. Pero a Ia
vez, la justida social sirvi6 para el sostenimiento del mercado interno. En
tre 1946 y 1949 se extendieron y generalizaron las medidas sociales lan
zadas antes de 1945. Par la via de las negociaciones colectivas, garantiza
EL GOBIERNO DE PER6N, 1943-1955
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EL ESTADO PERONISTA
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Esta combinaci6n de lo conseguido y lo concedido es reveladora de la
compleja relaci6n establecida entre los trabajadores y el Estado. Los termi
,
nos en que esta se habfa desarrollado hasta las elecciones enseguida se
•, , modificaron radicalmente despues del triunfo. Justifica11dose en la innu
merable cantidad de conflictos entre laboristas y rad.kales renovadores,
Per6n orden6 la disoluci6n de las distintos nucleamientos que lo habfan
apoyado, y entre ellos el Partido Laborista, a traves del cual las viejos sin
·dicalistas aspiraban a conducir una acci6n politica aut6noma, solidaria con
Per6n pero independiente. La decisi6n -que culminarfa en la creaci6n del
Partido Peronista- fue al principio resistida, pero en definitiva s6lo Ci
priano Reyes, el dirigente de los frigorfficos de Berisso, se enfrent6 con Pe
r6n, ganaDdose una enconada persecuci6n. Poco despues, en enero de
1947, Per6n elimin6 de la direcci6n de la CGT a Luis Gay, veterano gremia
lista e inspirador del Partido Laborista, y uno de los propulsores de1 pro
yecto aut6nomo, y lo reemplaz6 por un dirigente de menor cuantia, indi
cando asi la voluntad de subordinar al Estado la cUpula del movimiento
obrero. Una vez mas, no hubo resistencias: probablemente para el grueso
de las trabajadores Ia sohdaridad con quien habia hecho realidad tantos
beneficios importaba mas que una autonornia politica cuyos prop6sitos, en
ese contexto, no resultaban daros.
Pero a la vez, la organizaci6n obrera se consolid6 firm.emente. Como
ha mostrado Louise Doyon, la sindicalizaci6n, escasa hasta 1943, se
das por la ley, los salarios empezaron a subir notablemente. A ello se
exten di6 ripido a los gremios industriales primero y a las empleados del
agregaron las vacaciones pagas, las licencias par enfermedad o las siste
Estado d.espues, alcanzando su maxima had.a 1950. La ley de asociaciones
mas sociales de medicina y de turismo, actividades en las que los sindica
profe- sionales aseguraba la e:xistencia de grandes y poderosas
tos tuvieron un importante papel. Por otros Caminos, el Estado benefactor
organizaciones
contribuy6 decisivamente a la elevaci6n del nivel de vida: congelamiento
-un sindicato por rama de industria y una confederaci6n Unica-, con
de los alqu:ileres, establecimiento de salarios minimos
de predos
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fuerza para negociar de igual a igual con los representantes patronales,
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EL GOBIERNO DE PER6N, 1943-1955
BREVE HISTORIA CONfEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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pero a la vez dependientes de Ia "personeria gremial otorgada por el
ya la decisi6n de controlar su acci6n, estos nunca dejaron de ser la expre
Estado.
si6n social y politica de los trabajadores. Desde la perspect:iva de estos, el
·Las orientaciones y demandas circulaban preferentemente desde arriba ha
Estado no s6lo facilitaba y estimulaba su organizaci6n y los colmaba de
cia abajo, y la CGT, conducida por personajes mediocres, fue Ia responsable
benefidos, sino que creaba una situad6n de comunicaci6n y partidpaci6n
de transmitir las directivas <lei Estado a los sindicatos y de controlar a las
fluid.a y hasta familiar, de modo que estaban lejos de considerarlo coma
discolos. Similar fue la funci6n de los sindicatos respecto de las organizacio
algo ajeno. El Estado peronista, a su vez, tenia en las trabajadores su gran
nes de base: controlar, achicar el espacio de acci6n aut6noma, intervenir
fuer.z:a legitimadora, y los reconocia como tal; y no de un modo ret6rico o
las secciones demasiado inquietas; a la vez, se hicieron cargo de funciones
abstracto, sino referido a sus organizaciones y a sus dirigentes, a quienes
concedi6 un lugar desti._lcado.
cada vez mas complejas, tanto en la negociaci6n de los convenios coma
Pero a la vez, el Estado peronista procur6 extender sus apoyos a la
en las actividades sociales, y debieron desarrollar una administraci6n
amplia
franja de sectores populares no sindicalizados, con quienes esta
especia lizada, de modo que la fisonomfa de las dirigentes sindicales,
bleci6 una comunicaci6n profunda, aunque de indole diferente, a traves
convertidos
en una burocracia estable, se diferenci6 notablemente de la de los v:iejos
de Eva Per6n y de la fundaci6n que llev6 su nombre. Financiada con fon
dos pUblicos y aportes privados mas o menos voluntarios, la Fundaci6n
luchadores. En la base, la acci6n sindical conserv6 una gran vitalidad, por
realiz6 una obra de notable magnitud: cre6 escuelas, hogares para ancia
obra de las comisiones intemas de fabrica, que se ocuparon de infinidad
de problemas inmediatos referidos a las condiciones de trabajo, negociaron
nos o huerfanos y policlinicos; reparti6 alimentos y regalos navidefios;
directamente con patronos y gerentes, y establecieron en la f<'ibrica un
estimu16 el turismo y los deportes, a traves de campeonatos infant:iles o
principio bastante real de igualdad. En los primeros afms, hasta 1949, las
juveniles de dimensi6n nacional, bautizados con las nombres de la pareja
huelgas fueron uumerosas, y se generaron al impulso de las refonnas lan
gobernante. Sohre todo, practic6 la acci6n directa: las unidades b<'isicas
-organizaciones celulares del partido- detectaban las casos particulares
zadas desde el gobiemo, para hacerlas cumplir o extenderlas, con la con
de desprotecci6n y transnritian las pedidos a la Fundaci6n, donde, par
vicci6n par parte de los trabajadores de que se ajustaban a la voluntad
profunda de Per6n.
otra parte, la propia Eva Per6n recibia cot:idianamente, sin fatiga, una per
Este, sin embargo, se preocupaba por esa agitaci6n sin fin y procuraba
manente caravan.a de solicitantes que obtenian una mciquina de coser,
profundizar el control del movimiento sindical. Los gremialistas que lo
acompaiiaron en el inicio fueron alejalldose, reemplazados par otros elegi
dos por el gobiemo y mas proclives a acatar sus indicaciones. Las huelgas
formula simple. Pese a la fuerte presi6n del gobierno sabre
fueron consideradas inconvenientes al principio, y francamente negativas
los sindicatos
luego: se procur6 solucionar las conflictos mediante los mecanismos del
arbitraje, y en su defecto se opt6 por reprimirlos, ya sea por mano del pro
pio sindicato ode la fuerza pUblica. Desde 1947, Eva Per6n, esposa del pre
sidente, se dedic6 desde la Secretaria de Trabajo -el lugar dejado vacante
por Per6n- a cumplir las funciones de mediaci6n entre los dirigentes sin
dicales y el gobiemo, facilitando 1a negociaci6n de los conflictos con un
estilo muy personal que combinaba la persuasi6n y Ia imposici6n.
La relaci6n entre Per6n y el sindicalismo -crucial en el Estado pero
nista- fue sin dud.a·compleja, negociada y difidlmente reducible a una
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una cama en el hospital, una bicicleta, un empleo o una pensi6n quizil,
un consuelo siempre. Eva Per6n resultaba asf la encarnaci6n del Estado benefactor y
providente, que a traves de la "Dama de la Esperanza" adqui ria una dimensi6n personal
y sensible. Sus beneficiarios no eran exacta mente lo mismo que las trabajadores:
muchos carecian de la protecci6n de sus sindicatos, y todo lo debian al Estado y a su
intercesora. Los me dias de difusi6n machacaron sin cesar sobre esta imagen, entre
benefac tora y reparadora, replicada luego par la escuela, donde las nifios se in
troducfan a la lectura con "Evita me ama". La experiencia de la acci6n social directa,
sumada al reiterado discurso del Estado, tenninaron cons tituyendo una nueva
identidad sod.al, los "humildes", que complet6 el area popular de apoyo al gobiemo.
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BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
Segtin una concepci6n que se desarroll6 mas amphamente a medida
que transcurrlan los af10s, el Estado debfa vincularse con cad.a uno de los
sectores de la sociedad, que era considerada como una comunidad y no
como la suma de individuos, y aspiraba a que cad.a uno de ellos se organi zara
y constituyera su representaci6n corporativa. Con mayor o menor for tuna,
aspir6 a organizar a las empresarios, reuniendo en la Confederaci6n General Econ6mica (cGE) a todas las represent.aciones sectoriales, asf como
a las estudiantes universitarios o a las profesionales. Intent6 tambien, con
cautela, redefinir las relaciones con las grandes corporaciones tradiciona
les. Con Ia Iglesia existi6 un acuerdo bisico, que se tradujo en el poco ve- ,,
Iado apoyo electoral de 1946. El gobiemo peronista mantuvo la ensefianza
rellgiosa en las escuelas, y concedi6 Ia conducci6n de las universidades a
personajes vinculados con el clericalismo hispan6filo. Reserv6 un lugar im
portante en el ceremonial pUblico a los altos prelados, como monsefior San- •
ti.ago Copello, e incorpor6 a su elenco politico a algunos sacerdotes, como el
padre Heman Benitez, confesor de Eva Per6n, o el padre Virgilio Filippo, fo
goso cura pa!roco del barrio de Belgrano, que cambi6 el pUlpito por una
banca en el Congreso. Fue sin embargo una relaci6n algo distante: un grupo
importante de eclesiasticos -entre ellos, monseftor Miguel D'Andrea-, preocu
pados por el autoritarismo creciente, se aline6 firmemente en el lado de los
opositores; otros lamentaron la renuncia de Per6n a las consignas naciona
listas, y otros muchos miraron con reservas algunos aspectos de la politica
democratizadora de las relaciones sociales, como por ejemplo la igua1aci6n
de derechos entre hijos "naturales" y legftimos .
Con respecto a las Fuerzas Armadas, aunque Per6n recurri6 de manera
" habitual a oficiales para desempeftar funciones de importancia, se cuid6
inicialmente tanto de inmiscuirse en su vida interna coma de darles cabida
institucional en el gobiemo. Sobre todo, procur6 conservar la identificaci6n
establecida en 1943 entre las Fuerzas Armadas y un gobiemo del que se
queria continuador: el 4 de junio, "olimpico episodio de la historia': si.gui6
siendo un Fausto fundador; tern.as centrales del gobierno, corno Ia indepen
dencia econ6mica, la unidad nacional y el orden, y sobre todo Ia imagen de
un mundo en guerra donde la neutralidad se traducia en la "tercera posi.
ci6n", sirvieron para consolidar un cam.po de solidaridades comti.n, a1terado
sin embargo por el estilo excesivamente plebeyo que los militares vefan en
EL GOBIERNO DE PERON, 1943-1955
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el gobiemo, y sobre todo por la presencia, acci6n y palabra, dificiles de
:. aceptar, de la esposa del presidente.
seglln la concepci6n de Per6n, el Estado, aderncis de dirigir la econo
rofa y velar por la seguridad del pueblo, debia ser el ambito donde los
dis tlntos intereses sociales, previamente organizados, negociaran y
dirimieran sus conflictos. Esta linea -ya esbozada en la decada de 1930- se
inspiraba en modelos muy difundidos por entonces, que pueden filiarse tan
to en Be nito Mussolini coma en el mexicano Lazaro Cardenas, y rompfa con
la con cepci6n liberal del Estado. Implicaba una reestructuraci6n de las
institu ciones republicanas, una desvalorizaci6n de los espacios
democraticos y representativos y una subordinac:i.6n de las poderes
constitucionales a1 Eje cutivo, lugar donde se asentaba el conductor, cuya
legiti.midad derivaba menos de esas instituciones que del plebiscito
popular.
Parad6jicamente, un gobiemo surgido de una de las escasas e1ecciones
mobjetables que hubo en el pais recorri.6 con decisi6n el camino hacia el
autoritarismo. Asf, en 1947 reemplaz6 a Ia Corte Suprema mediante un jui do
politico escasam.ente convincente. Utiliz6 con amplitud el recurso de
intervenir las provincias; en muchos casos -en Santa Fe, Catamarca, C6r
doba, entre otros-, y en Ia mejor tradici6n argentina, Io hizo para resolver
cuestiones entre sectores de su heterogenea cohorte de apoyos. Pero en un
caso, en Corrientes, y sin que mediara conilicto alguno, lo us6 para depo
ner a1 Unico gobemador no peronista elegido en 1946. Una Iey acab6 en
1947 con Ia autonomia universitaria, estableciendo que toda designaci6n
, docente requeria de un decreto del Ejecutivo. El Foder Legislativo fue fortnalmente respetado -el corpus legislativo elaborado en esos afios fue abun
-. dante-, pero se lo vad6 de todo contenido real: los proyectos se
preparaban en oficinas de la presidencia, y se aprobaban sin modificaciones;
los oposi to.res fueron acusados de desacato,_ excluidos de la Catnara o
desaforados, corno ocurri6 en 1949 con Ricardo Balbin, y la discusi6n
parlamentaria fue eludida recurriendo al Ncierre del debate , especialidad del
diputado Jose Astorgano. En 1951, una modificaci6n del sistema de
circunscripciones electorales -diagramado por Roman Subiza, secretario
de .Asuntos Politi cos- redujo al minimo la representaci6n opositora en la
Camara de Dipu
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·tados. EI avance del Ejecutivo lleg6 tambiell al cuarto poder": con recurses
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di.versos, el gobiemo form6 una importante cadena de diarios y otra de ra-
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BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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dios, que condujo desde la Secretari'.a de Prensa y Difusi6n, administrada
par RaUl Alejandro ApoId, a qui en la oposici6n solia comparar con el
doctor Goebbels. Los diarios independientes fueron presionados de mil
maneras: cuotas de papel, restricciones a la circulaci6n, clausuras
temporarias, aten tados, y en dos casos extremos -La Prensa y La Nueva
Provincia, en 195 I la expropiaci6n. La reform.a de la Constituci6n,
realizada en 1949, acab6 con la tlitima y gran salvaguardia institucional al
autoritarismo y estableci6 la posibilidad de la reelecci6n presidencial. Dos
aiios despues, en noviem bre de 1951,Juan Domingo Per6n y Juan
Hortensia Quijano fueron reelec tos, obteniendo en la ocasi6n -cuando
votaron par primera vez las muje res- altededor de las dos terceras partes
de las sufragios.
Para Per6n, tan importante coma afirmar la preeminencia del Ejecutivo
sabre el resto de las instituciones republicanas fue dar forma al heteroge
neo conjunto de fuerzas que lo apoyaba, proveniente de diferentes sectores, con tradiciones diversas, y muchas veces nutrido de cuadros y
militan tes sin experienda ni formaci6n politica. A todo ello habia que
darle un disciplinamiento y una organizaci6n acordes con los principios
politicos mas generales del peronismo, y adem.is evitar tanto las
conilictos intemos como la posibilidad de que encarnaran y transmitieran
tensiones y deman das desde la base de la sociedad Para ello recurri6 a un
metodo muy tra dicional, ya practicado por Roca, Yrigoyen y Justo: el uso
de la autoridad del Estado para disciplinar las fuerzas propias, y uno
novedoso, la utiliza ci6n de su hderazgo personal e intransferible compartido con su esposa-, que se constituy6 de manera natural, pero que
luego fue cuidadosamente alimentado por la maquinaria propagandistica.
En el Congreso, Per6n exi
gi6 de cada diputado o senador una renuncia en blanc□,como garantia de
su disciplina. El Pill'tido Peronista, creado en 1947, adopt6 una organiza
ci6n tot.almente vertical, donde cada escal6n se subordinaba a la decisi6n
del nivel superior, hasta culminar en el lider, presidente del pafs y del
par tido, con derecho a modificar cualquier decisi6n partidaria. Se trataba
de una versi6n local del celebre Fiihretprinzip aleman, pero su aplicaci6n
fue menos dram.Atica: el Partido -manejado por el almirante Alberto
Teisaire se limit6 a organizar las candidaturas, y Per6n, a arbitrar en los casos
organiza ci6n se modific6 variasveces y, como mostr6 Alberto Ciria,
los organigramas,
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difi ciles o a mencionar simplemente quienes debian
ser electos.
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cada vez mis complejos, acentuaron la verticalidad. Finalmente, el Partido fue
incluido dentro del movimiento, junto con el Partido Peronista Feme ninO -que
organiz6 Eva Per6n- y la CGT, a las 6rdenes del jefe supremo, a quien se
subordinaban el Comando Estrategico y los Comandos Tcicticos. Ademis de esta
terminologfa militar, la organizaci6n inclufa un ele roento revelador: en cada
nivel se integraba la autoridad pUblica ejecutiva respectiva -intendente,
gobernador o presidente-, con lo cual quedaba ciaro, y puesto por escrito, que
movimiento y naci6n eran considerados una misma cosa. Lo que inicialmente
fue Ia doctrina peronista se convirt:i.6 en la Doctrina Nacional, consagrada en
esos terminos por la Constituci6n de 1949, que articulaba tanto al Estado coma
a la comunidad organizada. Estado y movimiento, movimiento y comunidad
confluian .en el lider, quien formulaba 1a doctrina y la ejecutaba, de manera
eListica y pragml tica, con su arte de conductor que, aunque personal e
intransferible, pod.fa ser enseiiado a quienes asumieran los comandos
subordinados. Se combi oaban aqui las tradiciones del Ejercito, donde la
conducci6n es un capitulo fundamental del mando, y la de los moderoos
totalitarismos, que, en su
versi6n fasci.sta, sin duda impresionaron a Per6n.
Esta ret6rica era indudablemente ajena a la tradici6n politica principal del
pais, liberal y democritica, aunque su emergencia no puede resultar del todo
extra:fia si se recuerda lo que fueron anteriormente las practicas con cretas: ni
la identificaci6n del partido con la naci6n, ni la marginaci6n del Congreso, ni la
identificaci6n entre el jefe del Estado y el jefe del partido oficial eran
novedades absolutas. Par otra parte, si el peronismo seg6 siste l11aticarnente
los atnbitos de participaci6n aut6noma, ya fueran estos par tidarios, sindicales o
civiles, y tuvo una tendencia a penetrar y "peronizar" cualquier espacio de la
sociedad civil, no es menos cierto que encam6 y concret6 un vigorosisimo
movimiento democratizador, que asegur6 los derechos politicos y sociales de
vastos sectores hasta entonces al margen, y culmuin6 con el establecirniento
del voto femenino y la instrumentaci6n
de medidas concretas para asegurar a 1a mujer un lugar en las institucio nes.
Los conceptos mas tradicionales de democracia no alcanzan a dar
cuenta de esta forma, muy moderna, de democracia de masas.
Esta singular form.a de democracia se constituia desde el Estado. Los
diversos actores que conforrnaban su base de sustentaci6n eran considera-
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EL GOBIERNO DE PER6N, 1943-1955
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EL GOBIERNO DE PER6N, 1943-1955
dos como umasas': es decir, un todo indiferenciado, cuya expresi6n aut6noma o espedfica no era valiosa, y que debia ser moldeado, inculcalldole
la "doctrina". A ello se dirigia la propaganda masiva, que saturaba las me
dias de comunicaci6n -utilizados por primera vez en forma sistemAtica- y
tambi€n la escuela. El I'egimen tuvo una tendencia definida a "peronizar"
c orn□ del de quienes lo apoyaban y aceptaban su direcci6n -la patria, el
_pueblo, las trabajadores-, yde los enemigos, calificados como la antip tria
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BREVE HISIORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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y, coma tales, excluidos del sistema de convivencia, pues "a las enermgos,
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ni justicia". Silvia Sigal y Eliseo Ver6n han seiialado la incorporaci6n defini
tiva a la cultura politica popular de dos elementos dificilmente asimilables
todas las instituciones y a convertirlas en instrumentos de adoctrina
a Ia ttadici6n democr.itica mas cla5ica: la verticahdad y el faccionalismo,
miento. Seria diffcil dudar de la eficacia de estos mecanismos, que se tra
convertidos desde entonces en valores politicos.
dudan en un sufragio masivo en favor de Per6n o de las candidatos por el
lHasta que punto esto fue responsabilidad exclusiva del peronismo7
indicados.
La oposid6n termin6 ocupando el lugar asignado en este sistema. La de
Pero la fonna mas caracteristica y singular de la politica de masas eran
rrota de 1946 desarticul6 totalmente el proyecto de la Uni6n
las movilizaciones y las concentraciones. Realizadas en dias fijos -1 ° de
Democrcitica
Mayo, 17 de octubre- y en ocasiones especiales -cuando habia que celebrar
-Ultima figuraci6n del Frente Popular- y confront6 a los partidos oposito
alga o ratificar a1guna decisi6n politica-, conservaban mucho del
res con una cuesti6n dificil: desde d6nde enfrentar a Per6n. I.os socialistas,
pathosdesafiante, espontineo y contestatario de Ia movilizaci6n fundadora
apartados de toda representaci6n politica, mantuvieron su caracterizad6n
del peronismo, pero ritualizado y atemperado, mas en memoria y potencia
de "nazifascismo", denunciaron las avances hacia el autoritarismo y consi
que en acto. Ya no eran espontfilleas siim convocadas, con suministro de
deraron que la prioridad era acabar con el regimen; los grupos de sacialis
medias de transporte;
tas que intentaban una postura mas comprensiva hacia los trabajadores
ordenadas y encuadradas, y hasta incluyeron controles de asistenda. Sobre
que habfan adherido al peronismo no lograron quebrar la s61ida y ya an
todo, eran jomadas festivas, despojadas de elementos de enfrentamiento real,
quilosada estructura partidaria. Alga similar ocuni.6 en el Partido Comu-,
salvo con la metaf6rica uoligarquia" o ''antipatriau, que expresaban antes la
nista: bubo un period□ de acercamiento y simpcitica comprensi6n, por la
unidad de la naci6n que de sus conllictos: en la "fiesta del trabajo" -segfui el
vfa de las organizaciones de trabajadores, que culmin6 con la expulsi6n de
inspirado verbo de Oscar Ivanissevich, ministro de Educaci.6n y vate oficial-,
Ios dirigentes que la propiciaron. Los conservadores sufrieron el cimbro
los trabajadores, "unidos por el amor de Dios", se reunian"al pie de la
nazo de una cantidad de dirigentes que se "pasaron", pero finalmente el
bandera sacrosanta". En rigor, este proceso no era nuevo y la lenta transici6n
antiguo frente se reconstituy6 en una linea de oposici6n frontal, fundada
de la jor nada combativa a la festiva se inici6 en la decada de 1920. En rigor
en la defensa de la legalidad republican.a.
tambien, la tradici6n contestataria era recordada y mantenida tanto por
En el radicalismo, el proceso fue mas amplio. La derrota de 1946 abri6
Per6n como, sabre todo, en las palabras .isperas, llenas de furor plebeyo y
el camino a la renovaci6n partidari.a y una coahci6n de intransigentes re
desaffo clasista de Eva Per6n
novadores y sabattinistas, criticos de Ia estrategia de la Uni6n Democra
Al renovar el pacto fundador entre el Hder y el pueblo, las grandes
tica, desplaz6 a los "unionistas" que venfan del tronco alvearista. En 1947,
con centraciones cumplian un papel fundamental en la legitimaci6n
en la Convenci6n de Avellaneda, el Movimiento de Intransigencia y Re
plebiscitaria del regimen, que era considerada mucho mas importante que
novaci6n (MIR) habia form.ulado sus principios, que transformaban sus
la electoral. Ademas, eran el moment □ privilegiado en la constituci6n de
tancialmente el programa radical, hasta entonces ambiguo e impreciso.
una identidad, que resultaba tanto trabajadora y popular como peronista.
El MIR, sin renunciar a la defensa de la Constituci6n y de 1a repUbhca,
Toda preparaba el moment□ privilegiado de la recepd6n del discurso del
combati6 al peronismo desde una posici6n que se presentaba como mas
lider, quien, al apelar desde el "balc6n" a los "compafieros", incluia tanto
progresista, tanto en Io social coma en lo nacional, y lo hizo con md.s sol
una definici6n de su lugar, mas atla de las pasiones
y
de
los
conflictos,
tura a medida que el regimen, par las exigencias del gobierno, fue abanEste archivo fue descargado de https://filadd.com
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EL GOBIERNO DE PER6N, 1943-1955
BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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dieron sus empleos estatales. Pero en cambio se nutrieron de nuevos y vi
gorosos contingentes llegados por las vfas mas tradicionales de la sociedad
argentina: la modesta prosperidad econ6mica de los trabajadores y la
edu caci6n de sus hijos, pues una de las caracteristicas salientes de estos
afi.os fue la formidable expansi6n de la matricula en la ensefianza media
y la no menos notable expansi6n de la universitaria.
Las migraciones intemas habian venido modificando en profundidad
ta fisonomia de los sectores populares. En ellas, la crisis de la agricultura
pampeana oper6 de manera tan fuerte coma la oferta de trabajo industrial,
y estabilizada esta, fue la mera atracci6n de la vida en las ciudades, que
reflejaba los procesos de modernizaci6n y aparici6n de expectativas y as
piraciones nuevas, generalizadas por la radio y el cine. Durante los aftos
finales de la decada del treinta y el perlodo de la guerra, predorninaron
los migrantes de las zonas pampeanas mas cercanas y luego se
incorporaron
los provenientes del Interior tradicional, con quienes se construy6 la ima
gen social del "cabecita negra". Con ellos se expandieron las cinturones de
UN CONFLICTO CULTURAL
las grandes ciudades -el Gran Buenos Aires, Gran Rosario, Gran C6rdoba-,
donde se repiti6 una historia social ya conocida: el late modesto, la casita
La virulencia del discurso politico y, sobre todo, los encendidos ataques a
precaria, construida por partes -con la novedad de los planes sociales de
la "oligarquia" no se correspondian con una conflictividad social real ni
vivienda-y el esfuerzo societari.o para urbanizar el lugar.
mucho menos con una guerra social, coma parecia desprenderse de aque
La novedad de esta historia, que prolongaba el secular proceso de ex
llos. El regimen peronista no atac6 ning(in interes fundamental de las cla
pansi6n
de la sociedad argentina, fue la brusca incorporaci6n de los secto
ses altas tradicionales, aunque algunos segmentos de ellas pudieran verse
res populares a aillbitos visibles, antes vedados. Mas a1la de su significado
afectados por la politica agropecuaria. Las instituciones que expresaban los
politico, el 17 de octubre fue simb6lico precisamente por eso. Estimulados
intereses corporativos de los propietarios -la Sociedad Rural, la Uni6n In
y protegidos por el Estado peronista, y aprovechando una holgura econ6dustrial y otras- no se opusieron ptiblicamente al gobiemo, e incluso acep
mica novedosa, los sectores populares se incorporaron al consumo, a la
taron discretas cooptaciones. Hubo, si, nuevas incorporaciones de empre
ciudad, a la politica. Compraron ropas y calzados, y tambien radios o
sarios exitosos, y sabre todo de quienes supieron aprovechar vinculaciones
hela deras, y algunos las "motonetas que el lid.er se encargaba de
y prebendas para hacer jugosos negocios. En el imaginari.o social ocup6
promocionar. Viajaron por el pais, gracias a los planes de turismo social, y
un lugar importante el "nuevo rico", el parvenu, que se mezcl6 con otros nue
accedieron a los lugares de esparcimiento y diversi6n, aprovechando la
vos integrantes de una ehte dirigente que, ciertamente, era mucho mas
generalizaci6n del sii.bado ingles y aun el asueto sabatino total para
variada que la anterior a 1945: los sindicalistas ocuparon puestos visibles,
algunos de ellos. Se llenaron las canchas de ftitbol, las plazas y los
junta con una nueva camada de politicos, deportistas o artistas. Las clases
parques, el Parque Retiro y los lugares de baile -coma La Enramadarne s tradicionales tuvieron quizi mas motivos de queja, en especial
donde la mlisica folcl6rica recor daba la vieja identidad y facilitaba la
quienes gozaban de rentas fijas, reducidas por la inflaci6n, o quienes perasunci6n de la nueva. Sohre todo, fueron al cine, la gran diversi6n de
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donando sus posiciones iniciales mas avanzadas. Mientras el grupo
unionista optaba par el desafio frontal y especulaba con un golpe mili
tar, las intransigentes discutieron en el Congreso cada uno de los pro
yectos gubernamentales, coincidieron a veces y sefi.alaron objeciones
fundadas y atendibles en muchos casos. En el grupo de las 44 diputa
dos, presidido por Ricardo Balbin y Arturo Frondizi, se form6 tad.a la
dirigencia radical posperonista. Pero no llegaron a constituirse en una
verdadera oposici6n democrAtica, en parte porque entre muchos de
ellos el faccionalismo era tambien muy fuerte, pero sabre todo porque
la mayoria peronista no estaba dispuesta a convertir al Congreso en un
lugar de debate, e incluso a tolerar que fuera una tribuna de los disi
dentes con la Doctrina Nacional. Todos los recursos se usaron para aca
llar sus voces y, frnalmente, para ubicarlos en la posici6n que se les ha
bia asignado con anterioridad.
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aquellos a:fios. Invadieron la dud.ad, in-
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BREVE HIS10RIA CONIEMPORANEA DE LA ARGENTINA
proceso de integraci6n.
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cluso el centro, y lo usaron todo. Ejercieron plenamente una ciudadania
social, que naci6 intimamente fusionada con la politica.
El reconocinriento de la existencia del pueblo trabajador y el ejercicio
de nuevos derechos estuvi.eron asociados con la acci6n del Estado, y la jus
ticia social fue una idea clave y constitutiva tanto del discurso del Estado
-que deriv6 de elta la doctrina llamada "justicialista"- coma de la nueva
identidad social que se constituia. Los materiales de esta idea se habian
ido conformando en las dos decadas anteriores, tanto por obra de las
experien cias de las sectores populares coma de diversas fuentes
discursivas, del socialismo a la doctrina de la Iglesia. Toda ello habia
decantado en una percepc:i.6n, racional y emotiva a la vez, de las
injusticias de la sociedad
-manifiesta tanto en un discurso de Alfredo Palacios como en una
pelicula d Tita Merello-, unida a una acci6n racional para soludonar sus
aspectos
mas vis:ibles, para alcanzar mejoras, quiza modestas pero posibles e inme
diatas, en las que el Estado benefactor tenia la responsabilidad principal y
la propia organizaci6n de las interesados era relegada a una situaci6n an
cilar. Lo singular-ha subrayado con justezaJose Luis Romero-fue la com
binad6n de esta nueva concepd6n con aquella otramas espontanea y ver
daderamente constitutiva de la sociedad argentina moderna: la ideologia de
Ia movilidad social La acci6n del Estado no sustitufa la cl.isica aventura in
dividual del ascenso, sino que aportaba el empuj6n i.nicia1, la eliminaci6n de
las obstaculos mas gruesos, para que las mecanismos tradicionales pudieran
empezar a funcionar. La justicia social venia a completar asi el proceso secu
lar de integraci6n de la sociedad argentina, y la identidad que se
constituy6 en tomo de ella fue a la vez obrera e integrativa. A diferencia de
las de cadas anteriores, todo lo referente al mundo del trabajo, y a la
misma dignidad inherente a el, tuvo un significado central, reforzado par
el pa pel de la instituci6n obrera por exce1encia -el
sindicato- en
innumera bles iimbitos de la vi.da, laboral y no laboral, pues de la mano
del sindi cato los trabajadores aseguraron su salud tanto coma accedieron
al turismo o al deporte. Los trabajadores se integraron a la naci6n de Ia
mano del Estado y a la vez se incorporaron a la sociedad establecida, de
cuyos bienes acumulados aspiraban a disfru.tar, con pr.lcticas tlpicas ya
desarrolladas par quienes, en epocas anteriores, habian
mismo
Esteseguido
archivoel
fue
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EL GOBIERNO DE PER◊N, 1943-1955
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El Estado facilit6 el acceso a dichos bienes. Al fuerte estimulo a la edu
caci6n -particularmente en el nivel media- se agreg6 la protecci6n y pro
moci6n de las diversas actividades cultural.es: conciertos y representacio
nes teatrales a precios populares, apertura del Teatro Col6n a actividades
mas variadas, y una fuerte protecci6n a la industria cinematografica, que se
sumaron al crecimiento natural de la radiofonia. El Estado distribuia, y el
pU.blico recibfa, junto con los bienes, una dosis masiva de propaganda. La
rnayoria de las diarios y tad.as las radios fueron manejados, directa o indi
rectamente, desde la Secretaria de Prensa y Difusi6n. El agudo Enrique San tos
Discepolo o el mediocre America Barrios fueron las voces de una pro
paganda oficial que tambien desbordaba en las relatos deportivos de Luis
Elias Sojit, y que finalmente se instal.6 en las escuelas, cuando La raz6n de
mi vida, el libro de Eva Per6n, fue establecido coma texto obligatorio.
El Estado facilitaba el acceso a la cultura erudita, pero sabre todo dis
tribufa cultura upopular que incluia mucho de lo folcl6rico tradicional
-coma lo podian expresar Antonio Torma o Alberto Castillo- y mucho de
comercial. Pero en conjunto, distribuia en el imaginario de la sociedad Ios
modelos sociales y cultural.es establecidos, de la misma manera que, deca das
antes, lo habia hecho la revista El Hogar: eso es lo que se vefa en el cine de
las telefonos blancos, con su imagen convencional de las clases tradicionales,
tal coma las podia encamar Zully Moreno, o en los libros es colares, donde
los trabajadores eran representados en su hogar, sentados en un sil16n, con
saco y corbata, y leyendo el diario. Distribufa tambiell una cierta vi.si6n de la
tradici6n nacional, rnanifiesta en la preocupad6n por develar el mitico ser
nacional que deb(a unificar a la comunidad. Cu riosamente, para este
movimiento alguna vez surgido del nacionalismo, esa tradici6n se encarnaba
en primer lugar en Jose de San Martin, el Liber tador -el centenario de su
muerte conmemorado con profusi6n-, que pre figuraba al segundo
Llbertador, y luego -conspicuamente ausente Rosas en la mas clAsica
tradici6n liberal, la de Justo Jose de Urquiza, Bartolome Mitre, Domingo
Sarmiento y Julio Roca, con cuyos nombres fueron bauti zadas las lineas de
las ferrocarriles nacionalizados. Ese momenta fundacio nal se separaba del
presente por un pasado negro y ominoso, de una den sidad tal que el
peronismo -sin perder su arraigo en la tradici6n- podia exhibir plenamente su
dimens:i.6n fundadora y revolucionaria, legitimada
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EL GOBIERNO DE PER6N, 1943-1955
BREVE HISTORlA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
en un futuro en construcci6n. Un pasado negro y un presente rosa, un an
tes y un ahora, eran 1os elementos centrales que organizaban las text.as y
las discursos peronistas.
Esa construcci6n discursiva, y la forma elegida de difundirla, no nece
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rnodelo cultural diferente del establecido, sino en una manera diferente y
mas amplia de apropiarse de et, de participar de algo juzgado vahoso y ajeno.
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En esa perspectiva, la oli.garquia -fria y egolsta- era la que pretendia restrin
gir el acceso a esos bieites y excluir al pueblo. Se trataba de una definici6n
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precisa e11 cierto sentido, sobre todo etico, pero sociahnente muy difusa, y
sitaron tanto de verdaderos intelectuales coma de mediadores un poco
permitia combinar un violento ataque discursivo --en particular, en 1a voz
militantes y otro poco obsecuentes. Ciertamente, pese al apoyo disponible,
plebeya de Eva Per6n- con escasas acdones concretas en contra de los su
la creaci6n intelectual y artistica fue escasa en el media oficial, donde pue
puestos destinatarios,1a "ohgarquia encerrada en sus madrigueras". Inversa
den recordarse pocas figuras notables: el ftl6sofo Carlos Astrada, las escri
mente, desde la oposici6n, la resistencia a las pr.icticas politicas del pero
tores Leopoldo Marechal y Maria Granata, el poeta Horacio Rega Molina
nismo se combinaba con Ia irritaci6n ante la forma peronista del proceso de
Los mejores :intelectuales y creadores criticos e innovadores convivi.eron,
democratizaci6n social: hubo en ellos mucho de reacci6n horrorizada frente
junta con las de la antigua cultura establecida y un poco caduca, en insti
a la invasi6n popular de las espacios antaiio propios, y mucho de ira ante
tuciones surgidas al roargen del Estado, y animadas por un cierto fuego
la perdida de Ia deferencia y el respeto, que juzgaban producto de las
sagrado: Ver y Estimar, Amigos de la MU.sica, el Colegio Iibre de Estudios
medidas
Superiores, que funcion6 como universidad altemativa, y la revista Sur,
demag6gicas del regimen. Su respuesta fue, junto con el ataque al regime11
donde el esteticismo cosmopohta y apolitico hada las veces de una ideo
la ridiculizad6n del paroenu, tan.to del nuevo rico como del humilde habi
logia opositora. Quiz.:i lo m.is novedoso de estos afios en materia de crea
tante urbano, incapaz de manejar con destreza los instrumentos de la nueva
ci6n cultural haya sido el auge del teatro uindepemliente", cultivado por
cultura o de comprender sus claves, ya menudo encandilado con sus mani
artistas no profesionales, donde encontr6 terreno adecuado una renovada
festaciones mas superficiales.
producci6n nacional -a partir de El puente, de Carlos Gorostiza, estrenada
Fueron dos configuraciones culturales antag6nicas y excluyentes, que
en 1949- que contrast6 con la chatura repetitiva de los grandes teatros
se negaron mutuamente pero que compitieron por la significac:i.6n de un
comerciales o estatales.
campo comU.n. En tomo de Eva Per6n se libr6 un combate de ese tipo. Con
El peronismo habia surgido, en los af10s de la guerra y la inmediata
frontaron dos versiones antag6nicas e igualmente estilizadas, frente a las
posguerra, en el marco de un fuerte conllicto social, alimentado desde el
cuales el verdadero personaje se fue esfumando: como ha mostrado Juhe
mismo Estado. Con el correr del tiempo, deriv6, por una parte, en un
Taylor, a la Dama de Ia Esperanza se contrapuso la Mujer del Latigo, dos
fuerte enfrentamiento politico, que separaba al oficialismo de la oposici6n, y,
ver siones de la misma imagen de la mujer y de sus funciones, elaborada por
por otra, en un conflicto que, mas que social, era cultural. El Estado habfa
las clases medias, de la cual unos y otros pretendian apropiarse. Mas visible
tra bajado mucho para encuadrar los conflictos sociales en una
aUll fue la disputa en tomo delaimagen de los "descamisados", que en la
concepci6n mas general de Ia annonfa de clases, la comunidad de
practi.ca aludia al acto ritual de las dirigentes de sacarse el saco en las
intereses y la nego ciad6n, que et arbitraba, y a la vez habia desplazado el
ceremonias oficiales, quiz<l para lucir sus camisas de seda.
conflicto al cam.po del imaginario de la sociedad.
Originariamente, como el
Fue un conflicto cultural, infmitamente mas violento que el existente
sans-culotte £ranees, encierra todo el prejuicioso desprecio de la gente de
entre los intereses sociales b.isicos, el que opuso lo "ohgatquico" con lo "po
cente
frente a un comensal inesperado; pero del otro lado, en lugar de una
pular". Lo popular combinaba las dimensiones trabajadora e integrativa, y
imagen diferente que cambiara los terminos del conllicto asu.miendo la pro
careda de aquellos componentes clasistas que, en otras sociedades, se
pia identidad obrera, hubo una asunci6n positiva del descamisado, una
mani fiestan en una cultura cerrada y centrada en si misrna. No se apoy6
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apropiaci6n y resignificaci6n de la imagen del otro, como si el conflicto cul
en un
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tural se librara en el campo ya organiz.ado por las sectores tradicionales.
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EL GOBIERNO DE PER6N, 1943-1955
BREVE ffiSTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
CRISIS Y NUEVA POLfTICA ECON6MICA
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rado un extenso sector de medianos y pequeiios establecimientos, en general
muy paco eficientes, que subsistia de alguna manera al amparo de las gran
d.es f.ibricas y de sus elevados precios. Las ramas de alimentos y de textiles,
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La coyuntura externa favorable en la que surgi6 el Estado peronista co
que encabezaran el crecimiento, habian llegado a1limite de sus posibilidades
menz6 a invertirse hacia 1949: los precios de los cereales y las carnes vol
de crecimiento. Otras ram.as, coma la metalUigica, la de electradomesticos,
vieron a su normalidad y los mercados se contrajeron, mientras que 1a·s
caucho, papel o petroquimica, tenian todavia amplias posibilidades en el mer
reservas acumuladas, consumidas con poca previsi6n, se agotaron. La si
cado intemo, pero se encontraban trabadas por diversas limitaciones. El prin
tuaci6n era grave, pues el desarrollo de la industria, quiz.i
cipal problema del sector industrial era su reducida eficiencia, oculta par Ia
parad6jicamente, hacia al pais mis dependiente de sus importaciones:
protecci6n y los subsidios que par distintas vias recibia del Estado. Las cau
combustibles, bienes intermedios como acero o papel, repuestos y
sas eran varias: a la maquinaria obsoleta se sumaba el deterioro de las ser
maquinarias, cu.ya falta difi cultaba el desenvolvimiento de la industria y
vi.cios, particularmente la escasa electri.cidad y las deficientes transportes,
provocaba, finalmente, infla ci6n, paro y desocupaci6n. Los primeros
sobre todo ferroviarios, cuya renavaci6n el Estado habja abandonado. En
signos de la crisis llevaron en 1949 a Ia caida de Miguel Miranda,
las f.ibricas, ausentes los incentivos que derivan de la competencia,
reemplazado por un equipo de econo mistas profesionales -encabezado por
habian subsistido procesos productivos ineficientes y costosos. For
Alfredo G6mez Morales- que se en carg6 de iniciar los ajustes. Las
Ultimo, la in dustria empleaba una alta proporci6n de mano de obra, y el
medidas no evitaron que, tres aiios des pues, la crisis del sector extemo
peso de los salarios resultaba particularmente alto y diffcil de reducir
se repitiera, agravada por dos sequias sucesivas. En ese duro inviemo de
debido a la alt.a ocupaci6n ya la fuerte capacidad sindical de negociad.6n.
1952, la gente debi6 consumir un pan negruzco, elaborado con mijo, falt6
La expansi6n de la demanda, que al principio compensaba los costos
la came y los cortes de luz fueron fre cuentes. Tambiell en ese inviemo
salariales altos, habia perdido su efecto dinamizador, de modo que el
muri.6 Eva Per6n, uno de 1os simbolos de la prosperidad perdida.
problema comenz6 a ser gravoso para las empresarios.
Precisamente en 1952 el gobiemo adopt6 con fumeza un nuevo rumbo
La nueva politica econ6mica apunt6 a esas problem.as. Se restringi6 el
econ6mico, rati:f:icado luego en el Segundo Plan Quinquenal, mucho mas
credito industrial y el uso de las divisas, y se dio una nueva priori.dad a las
especifico que el anterior, que debia tener vigencia entre 1953 y 1957. Para
empresas grand.es y sobre todo a las industrias de bienes de capital: el
reducir la inflaci6n, se restringi6 el consum.o intemo: fueron eliminados sub
pro yecto siderfugico de SOMISA fue reactivado y se procur6 iniciar la
sidios a distintos bienes de uso popular, se estableci6 una veda parcial al
fabri.ca ci6n de tractores y autom6viles. Los contratos colectivos de
consumo de came y se levant6 el congelamiento de los alquileres; ademas,
trabajo -pie dra angular de la politica sindical- fueran congelados por dos
Per6n hizo una apelaci6n a la reducci6n vo1untaria y consciente del con
aiios. A principios de 1955, se convoc6 a empresarios y sindicalist.as para
sumo, de sorprendente efecto. Par otra parte, se proclam6 la uvuelta al
discutir las cuestiones de la productividad y afloraron las temas que
cam.po": el IAPI, manejada por un uministro liquidador': invirti6 su meca
preocupaban a aquellos: la ineficiencia de la mano de obra, el poder excesivo
nismo y empez6 a estimular a los productores rurales con precios retributi
de los de Iegados de f.ibrica, el ausentismo de los lunes. Tambien aflor6
vos, al tiempo que se daba prioridad a la importaci6n de maquinaria agri
una sorda inquietud gremial, expresada en parte en la reivindicaci6n de la
cola. Esta politica, cuyos efectos no llegaron a ser apreciables, apuntaba a
palitica originaria del regimen yen parte en huelga.s, como la metalU.rgica de
aumentar la disponibilidad de divisas para seguir impulsando el desarrollo
1954, cuidadosamente acalladas por la disciplinada prensa ofici.al.
del sector industrial, clave para todo el andamiaje del peronismo.
El gobierno puso sus mayores esperanza.s en alga que desde entonces
Par entonces, el estancamiento industrial era evidente. En las aftos an
seria
el tema central de las politicas econ6micas: la concurrencia de capiteriores, y al amparo de una amplia politica proteccionista, habia prolifeEste archivo fue descargado de https://filadd.com
BREVE HISTORIA CON1EMPORANEA DE LA ARGENTINA
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tales extranjeros, que empezaron a ser imaginados por unos como Ia pie
drafilosofal y por otros como el caballo de Troya de la economia. En
1953, el gobiemo sancion6 una ley de radicaci6n de capitales: pese a
establecer importantes resguardos respecto de repatriaci6n de utilidades o
reenvio de ganancias, suponia una modificaci6n fundamental respecto de
los postu lados de la independencia econ6mica y1a tercera posici6n. Esto
ocurri6 en el marco de una visible reconciliaci6n con Estados Unidos,
jalonada par el apoyo a su politica en Corea yen Guatemala -donde en
1954 la Agenda Central de Inteligencia (c1A, por sus siglas en ingles)
derrib6 al presidente Arbenz-, y el entusiasta recibimiento al herrnano
del presidente Eisen hower. En el marco de esta politica comenzaron a
concretarse algunos pro yectos, que maduradan plenamente luego de
que en buena medida
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1955: Ia FIAT italiana se inte res6 en tractores, autos y motores; otro
grupo italiano inici6 una aceria en Campana, la Mercedez Benz se radic6
para fabricar camiones y ta Kaiser instal6 en C6rdoba una planta de
autom6viles, ya obsoleta en Estados Uni dos. Lo mas importante fue el
proyecto petrolero: en 1954, el gobiemo firm6 con una filial de la
Standard Oil de California un contrato de explo taci6n de 40 mil hectareas
en la provincia de Santa Cruz, con amplios de rechos. Se trataba de una
medida que desafiaba convicciones hondamente arraigadas -e incluso una
disposici6n de la Constituci6n de 1949- y que suscit6 un amplio debate
pllblico, por lo que Per6n prefiri6 enviarlo al Congreso para su
ratificaci6n. Allifue discutido tanto par la oposici6n-Ar
turo Frondizi public6 por entonces PetrOleo y pol#ica- como par sectores
del propio peronismo, cuya voz mas visible fue el joven diputad.o John
Wi
lliam Cooke, y no lleg6 a ser ratificado.
Los logros de la nueva politica econ6mica fueron rnodestos: se redujo
la inflaci6n y se reequilibr6 la balanza de pagos, pero no se apreciaron
cambios rna.5 sustanciales en el agro y en la industria Ciertamente, esa poli
tica marcaba un rumba nuevo, que en sus lineas basicas anticipaba la de
los gobiemos posperonistas, pero su aplicaci6n fue moderada y tuvo en
cuenta la necesidad de resguardar la situaci6n de los sectores populares,
lo queen cierto sentido result6 poco compatible con la ortodoxia
econ6mica que la inspiraba: ni se recurri6 a la devaluaci6n -el gran
instrumento con el que posteriormente se opera.ran r.ipidas y sustanciales
Este el
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transferencias de ingre sos entre sectores- ni se redujo
gasto fue
pliblico,
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sUbsidiaba a las sectores asalariados. En ese sentido, esta nueva politica
econ6roica se mantenfa dentro de la tradici6n peronista.
Los comienzos de la crisis econ6mica fueron acompafiados de impor
tantes manifestaciones de disconformidad entre dos de las principales apoyos
del tegimen, los sindicatos y el Ejtircito, cuya soluci6n implic6 un avance en el
camino del autoritarismo. Hacia 1948, el Esta.do habia lo grado estabi.lizar y
controlar el frente gremial, pero desde el aiio siguiente las huelgas, aunque
menores en mimero, fueron mas duras y con una veta creci.entemente
opositora. En 1949, en dos ocasiones fue la Federa ct6n Obrera Tucumana de la
Industria del Azucar (FOTIA), que nucleaba a fos trabajadores azucareros de
Tucuman; finalmente fue declarada ilegal y se intervino el sindicato. Luego
fueron las bancarios, los gr.ificos y los ferroviarios, a fines de 1950 y
principios de 1951. Estas Ultimas constitu yeron un fuerte desafio al regimen,
por su visibilidad imposible de ignorar y porque ocurrieron al margen de la
complaciente e ineficaz direcci6n de1 sindicato; los trabajadores, golpeados
por la politica de hacer menos cos tosos los ferrocarriles, siguieron a antiguos
gremialistas opositores, y su voluntad ni siquiera pudo ser torcida par Eva
Per6n, que jug6 su prestigio recorriendo pattiticamente las talleres ferroviarios
y reclamando a sus trabajadores solidaridad con Per6n. Este finalmente opt6
por aplicar wta dura represi6n: prisi6n a las dirigentes rebeldes y
rnovilizaci6n militar a
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EL GOBIERNO DE PER6N, 1943-1955
los obreros.
Los problem.as con las militares siguieron a un avance inicial del regi men
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sabre 1a instituci6n, ante la que al principio habia mantenido una cierta
prescindencia El general Franklin Lucero, nuevo ministro de Ejer cito, se
preocup6 de ganar apoyos entre los oficiales -creci6 el escalaf6n, los ascensos
se agilizaron y hubo variadas prebendas para jefes y oficiales y tam.bi.en entre
los suboficiales, beneficiados con el derecho al voto -hasta entonces, una capitis
dfminutto los colocaba en el nivel de los irresponsa bles-, el uso de uniforme
similar a las oficiales y un Sistema de becas para
educar a sus hijos, a lo que se agreg6 Ia posibilidad de "abrir los cuadros"
y permitir su ascenso al cuerpo de oficiales. Todos estos beneficios, que
suponian tambien el incremento de las rivahdades y las suspicacias inter nas,
apuntaban a lograr un compromiso rn.is pleno par pa.rte de quienes debfan
ser un componente central de la comunidad organizada.
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BR.EVE HISTORJ.A CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
El compromiso solicitado puso en evidencia todas las reticencias y du das
que el regimen -no ya el presidente constitucional- suscitaba entre los
EL GOBIERNO DE PER6N, 1943-1955
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por el tragico acallamiento de la voz mas dura del regimen- podia hacer
presuponer una marcha hacia la pacificaci6n polftica y una relaci6n m.is
militares. Se preguntaban acerca de la solidez de un □rd.en proclamado, pero
normal con las que disentfan, en el marco de un cierto pluralismo. Pero
basado en la agitaci6n popular permanente; se indignaban ante avances fla
habia otras fuerzas que empujaban al mantenimiento y acentuaci6n del
grantes del autoritarismo, coma la expropiaci.6n del diario La Prensa, y se
ntmbo autoritario: el propio desenvolvimiento de la m.aquinaria puesta en
irritaban sobre todo con Eva Per6n, su injerencia en las asuntos del Estado
m.archa, que avanzaba inexorablemente sabre las zonas no controladas, y
y su peculiar estilo. La prodamaci6n de su candidatura a la vicepresidencia,
ta poca predisposici6n para reconstruir los espacios democr.iticos por parte
en el Cabildo Abierto del Justicialismo del 22 de agosto de 1951, a la que
de muchos de las opositores, jugados a la eliminaci6n <lei Hder.
ella renunci6 dfas despues, fue sin duda dillcil de tolerar. Estos y quizas
En los tres afi.os finales de su gobiemo, Per6n tuvo una conducta err.a.
otros motivos dieron el espacio minima para la acci6n de grupos de oficiales
ti.Ca. Pue evidente la dificultad para llenar el vacio dejado par la muerte de
decididos a derribar a Per6n, vinculados con aquellos politicos opositores
-,--, - Eva Per6n: tanto en la Fundaci6n como en el nuevo Partido Peronista Fe
embarcadoS ya en la misma ruta. El 28 de septiembre de 1951, el general
menino o en la misma cGT, se advirti6 un manejo burocrAtico y una per
Benjamin Menendez encabez6 un intento, notoriamente improvisado y fa
dida de iniciativa. Per6n mismo pareci6 perderla, manifest6 cierto cansan
cilmente sofocado. Si bien se puso de manifiesto la fume posici6n legalista
cio y menor concentraci6n en el trabajo y en la conducci6n politica; pas6
del grueso del Ejercito, tambien constituy6 un llamado de atenci6n para un
mucho mas tiempo en la residencia de Olivos y se dedic6 a exhibirse ro
fegimen que hasta entonces no habia tropezado con oposici6n consistente
deado por las adolescentes de la Uni6n de Estudiantes Secundarios (uES),
alguna. Per6n aprovech6 la intentona -que calific6 de chirinada- para es
:inStaladas en Ia misma residencia, o a encabezar desfiles juveniles en mo
tablecer el estado de guerra intemo y mantenerlo hast.a 1955. Con ese ins
toneta -la Ultima novedad en sustituci6n de irnportaciones-, luciendo un
trumento se dedic6 a depurar a los m.andos militares de adversarios, sospe
Ilamativo gorrito de beisbol.
chosos, tibios o vacilantes. A la vez, en plena campafia electoral, restringi6
La UES era precisamente una de las nuevas manifestaciones de esa
aun mas la acd6n de las politicos opositores y obtuvo un aplastante triunfo
via autoritaria, que procuraba encuadrar todos las sectores de la sociedad
en noviembre de ese afio, en las primeras elecciones con sufragio femenino:
en organizaciones controladas y "peronizadasN. La mciquina plebiscitaria,
logr6 el 64% de los votos, la totalidad de los senadores y el 90% de las di
_-perfectamente
organizada, produda regulares y previsibles convocatorias
putados, gracias a las ventajas del Sistema de circunscripciones.
_ a la plaza. Se avanz6 en la "peronizaci6nN de la administraci6n pUbhca y
-;: la educaci6n, con la exi.gencia de la afiliaci6n al partido, la exhibici6n del
, "escudito" o el luto por la muerte de Eva Per6n, la donaci6n de sueldos
-- para la fundaci6n y todo tipo de manifestaciones celebratorias del lider y
CONSOLIDACI6N DEL AUTORITARISMO
su esposa, cuyos nombres fueron impuestos a estaciones ferroviarias,
hospitales, cailes, plazas, ciudades y provincias. La "peronizaci.6n" lleg6 a
Per6n inici6 su segundo periodo visiblemente consolidado par el nuevo
las Fuerzas Armadas: hubo cursos de adoctrinamiento justicialista, y las
plan econ6mico, que pareda tener exito, la victoria sabre rebeldes milita
promociones y selecci6n de jefes obedecieron desembozadamente a ra
res y sindicahstas y el espectacular triunfo electoral. Incluso la muerte de
zones politicas. Los espacios de la oposici6n fueron reducidos al mfnimo,
Evita, sin duda un golpe muy duro para el regimen, fue ocasi6n para unos
en la prensa yen el Parlamento, donde el doctor Campora, presidente de
funerales convertidos en singular manifestaci6n plebiscitaria. El fin de la
la Camara de Diputados, proclam6 la superioridad de la obsecuencia soetapa revolucionaria -visible en la nueva politica econ6mica y en la nor
>, bre la consecuencia.
malizaci6n de las relaciones con Estados Unidos, y tambien simbolizado
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-Quijano habla muerto apenas reelecto- llev6 a montar de nuevo el esce
Mientras por esa via el regimen marchaba hacia el totahtarismo, pro
. nario y la maquinaria electoral: el almirante Teisai:re -que admini.straba el
curaba simultaneamente -aunque conmenor consecuencia- reconstruir
;··,. partido- derrot6 con la tradicional amplitud a Cris6logo Larralde, uno de
un espacio de convivencia con los opositores, empezando por un objetivo
-- ·' los mas destacados dirigentes de la intransigencia radical.
mfuimo: el reconocimiento reciproco. Encontr6 alguna recepci6n en las
Por entonces el radicalism.a habia definido su perfil, encontrando un
partidos, para las que su situaci6n en las hordes mismos de la ilegalidad
generaba tensiones diffciles de soportar. Algunos de sus dirigentes se ani
.wgulo de oposici6n posible a un regimen que giraba simultaneamente al
maron a acercarse al gobierno y dialogar: la respuesta que encontraron
,conservadurismo y al autoritarismo. Al igual que los otros partidos, las
ra dicales debfan soportar, desde 1946, una dura divisi6n interna. Los
fue tan ca.Iida coma dura la critica de sus compaiieros reluctantes. Pri
unio nistas, herederos del alvearismo y la Uni6n Democr<l.tica, estaban
mero fue, en 1951, una entrevista secreta del conservador Reynaldo Pru.
total mente jugados a la abstenci6n, la ruptura total y el golpe militar, y
tor. Luego, un ofrecimiento pl.lblico de un grupo de dirigentes del Partido
las sabattiniStas de C6rdoba se habian plegado a esa Un.ea. El grupo de
Comunista, encabezado par Juan Jose Real, que propuso integrarse a un
Intran sigencia y Renovaci6n, en cambio, insisti6 desde el comienzo .en la
Frente Popular Unido, pero choc6 con el s6lido anticomunismo peronista.
lucha instltucional e ideol6gica, y sigui6 haciendolo pese a la reducci6n casi
Finalmente, a fines de 1952, fue un veterano dirigente socialista, Enrique
total de las espacios. En 1954, gan6 definitivamente el control del partido,
Dickmann, quien negoci6 con Per6n la liberaci6n de presos politicos so
cuando Arturo Frondizi alcanz6 la presidencia del Cornite Nacional. Acu
cialistas y la reapertura del peri6dico La Vanguardia; para ser de inme
sado de "rojo" por sus enemigos internos, Frondizi habia definido una ima
diato expulsado del partido. Con apoyo oficial, Dickmann fund6 el Par
gen original de politico intelectual, reforzada par Ia public.aci6n de su hbro
tido Sociahsta de la Revoluci6n Nacional, que recolect6 disidentes varios
Petr6leo y politica. Con el, habi'.a lanzado la propuesta de combatir al pero
de la izquierda, con el que Per6n proyect6 infructuosamente dividir al
nismo desde lo que este tenia de mas progresista, y sin renunciar a la cri
socialismo.
tica
institucional,
reivindicar
la
reforma
agraria
y
el
Este tenue comienzo de una apertura -no declarada por ninguna de
antiimperialismo,tema que las contratos petroleros habian tornado
las dos partes- termin6 bruscamente en abril de 1953: durante una con
urticante.
centraci6n, y mientras hablaba Per6n, estallaron en la Plaza de Mayo born bas
Puede especularse sabre la sinceridad de esta propuesta y la posible
co1ocadas por grupos opositores lanzados al terrorismo y murieron
emergencia
de una clase politica renovada. Pero ciertamente, en 1954 se
varias personas. La respuesta fue en la misma clave violenta: grupos pero
ubicaba -como lo ha seftalado Felix Luna- en el cuadro general de una
nistas incendiaron la Casa Radical, la Casa del Pueblo socialista y el Jockey
cierta reapertura del debate pUblico, que coincidia con un envejecimiento
Club, centro emblemiitico de la ambigua y ubicua/'oligarquia"; la Policia,
del regimen y de su lider. Por entonces, la revista Esto Es practicaba un
llamativamente pasiva, se volvi6 activa para impedir el incendio del diario
periodismo abierto que se distingui6 de la mon6tona apologia de la prensa
La Nacion. A esa explosi6n de terror administrativo sigui6 una amplia e
oficial; el peri6dico De Frent:e; de John William Cooke, pareci6 introducir
indiscriminada detenci6n de dirigentes y personahdades opositores, que
en el peronismo un inesperado debate interno, que en ese movimiento
inclufa desde Ricardo Balbin hasta Victoria Ocampo. Pero en la segunda
verticalista no reconoda antecedente alguno; las revistas Imago Mundi y
mitad del aiio, el regimen se abland6 y acept61iberar a las presos siempre
Contorno abrian una alternativa cultural y mostraban un renovado interes
que los partidos lo pidieran y dieran asi prueba de reconocimiento al regi
por la actualizaci6n del mundo intelectual. Ese aiio, la fundaci6n del Par
men, conducta que, discretamente, siguieron los partidos menores. En di
tido Dem6crata Cristiano pareda indicar -coma ha dicho Tulia Halperin
ciembre, al final, una ley de amnistia permiti6 liberar a la mayorfa. AI a.no
Donghi- que la Iglesia se sumaba a esta visi6n en cierto modo p6stuma
siguiente, 1954, la convoc.atoria a elecciones para designar vicepresidente
del regimen envejecido.
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BREVE HISTORIA CONI'EMPORANEA DE LA ARGENTINA
EL GOBIERNO DE PERON, 1943-1955
LA CAiDA
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La fundaci6n del Partido Dem6crata Cristiano marc6 el comienzo del
con flicto entre Per6n y1a Iglesia, que rclpidamente llev6 a su cafda. Pese a
que habia multiples razones, no era un conflicto inevitable; dejarse llevar a
el fue sin duda un grave error, y la seii.al de que ese ha.bi! politico -tan
capaz de unificar el campo propio como de explotar las debilidades del
adversa rio- habia perdido muchas de sus capacidades.
La Comunidad Organizada -o, mas modestamente, la peronizaci6n de
las instituciones de la sociedad- era un proyecto con una dinamica propia,
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ejecutado par un conjunto de funcionarios, que ya marchaba de manera
independiente de la voluntad o del arte para conducir del Hder. El
Ejercito, al principio resgu:ardado en su independencia y profesionalidad,
habia su cumbido en su camino, y las voces disconfonnes eran cada vez
mas fuer tes. Pero la Iglesia, con la que al principio se habfa establecido un
acuerdo mutuamente conveniente, era irreductible a el, y por eso
potencialmente enemiga, max:ime cuanto en la compleja instituci6n tenian
un lugar no despreciable viejos enemigos del regimen -identif:i.cados con la
oposici6n y nuevos disidentes, quejosos de distintos aspectos de la nueva
politica, como el abandono de las consignas nacionalistas. El Estado
peronista y la Iglesia empezaron a chocar en una serie de campos
especificos. La Iglesia era sensible a los avances de aquel en el terreno de
la beneficencia, a tra ves de la Fundaci6n, y en el de la educaci6n; aquf, al
desagrado por el cre ciente culto laico del presidente de la Naci6n y su
esposa, se agregaba la preocupaci6n por los avances del Estado en la
organizaci6n de los estu diantes secundarios, en un contexto de sombrfas
sospechas de corrupci6n. Al gobiemo lo turbaba la conspicua intromisi6n
de la Iglesia en la politica, con la Democrada Cristiana, y1a mas solapada
en el campo gremial que, desde el punto de vista del regimen, resultaba
francamente subversiva.
El conflicto estal16 en septiembre de 1954, cuando en C6rdoba compi
tieron dos manifestaciones celebratorias del Dia del Estudiante, una orga
nizada por los cat6licos y otra por la UES. En noviembre Per6n lanz6 su
ataque contra la Iglesia; el enfrentamiento pareci6 enfriarse enseguida,
pero se agudiz6 en diciembre, luego de la multitudinaria procesi6n en
Este El
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Bue nos Aires en el dia de la Inmaculada Concepci6n.
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o oficial: todos a una, con escasas disidencias, descubrieron los
tremendos vicios de la Iglesia. Aunque se in tent6 limitarlo a "unos
pocos curas", fue un ataque feroz, asombroso para una sociedad que
desde 1930 habia retrocedido tanto en su apredo por los
valores del laicismo. Se prohibieron las procesiones, se suprimi6 la
ense
nanza religiosa en las escuelas, se introdujo -en una ley en vfas de
aproba ciOn referida a otra cuesti6n- una sorpresiva clausula que
permit(a el di
vorcio vincular, se autoriz6 la reapertura de los prostibulos y se
envi6 un proyecto de refonna constitucional para separar a la Iglesia del
Estado. Mu chos sacerdotes fueron detenidos, y los peri6dicos se
llenaron de denun cias piiblicas y comentarios groseros sabre la
conducta y 1a moralidad de prelados y sacerdotes.
La defensa de la Iglesia no fue menos eficaz y demostr6 su poder
como mstituci6n, en una sociedad que sin embargo no se
caracterizaba por su devoci6n. Atacada por los medias de
comunicaci6n monopolizados por el gobierno, inund6 la ciudad con
todo tipo de panfletos, mientras sus aso ciadones laicas, y en
particular la Acci6n Cat6lica, movilizaron sus cua dros, engrosados
par los opositores, que encontraron finalmente la brecha en el
regimen y nose sintieron inhibidos por la tonalidad clerical, naciona
lista e integrista que predominaba en la acci6n eclesiastica. El 8 de
junio, el dfa de Corpus, se celebr6 una multitudin.ar.ia procesi6n; el
jefe de Policia
-luego se demostrO-- hizo quemar una bandera argentina y acus6 de
ello a los opositores cat6licos. El 16 de junio, se produjo un
levantamiento de la Marina contra Per6n.
Dificilmente la genesis del levantamiento se encontrara en este
conflicto, pues ia Marina era la mas laica y hberalde las tres fuerzas,
pero Ios golpistas
-oficiales y politicos opositores- encontraron aquf su ocasi6n. El
proyecto de los marinas -en verdad descabellado- consistia en
bombardear la Casa de Gobierno para asesinar a Per6n; su ejecuci6n,
totalmente defectuosa, cul min6 en el bombardeo y ametrallamiento
de una concentraci6n de dviles reunida en la Plaza de Mayo para
apoyar a Per6n, que caus6 unas treseientas muertes. La intentona fracas6
r;ipidamente y el Ej€rcito dem.ostr6 otra vez su
-,, -fidelidad a las instituciones legates. Como en 1953, la primera reacci6n
del regimen fue el terror administrativo:grupos visiblemente impunes
incendia ron la Curia metropolitana y varias iglesias de la Capital.
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EL GOBIERNO DE PER6N, 1943-1955
BREVE ffiSTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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Paraguay y el 23 de septiembre el general Lonardi se present6 en Bue
Tambien, coma en ocasiones anteriores, esta explosi6n de furia fue
nos Aires coma presidente provisional de la Naci6n, ante una multitud
seguida de una actitud concihadora de Per6n que, aunque triunfador,
tan numerosa coma las reunidas por el regimen, pero sin duda distinta
habia perdido mucho de su libertad de maniobra, y en cierto modo era
prisionero de sus salvadores militates. De modo SU.bito, concluyeron los
en su composici6n.
ataques a la Iglesia, que molestaban profundamente a la m.ayorfa de los
jefes militates. Se ensay6 una renovad6n de los cuadros dirigentes, ex
cluyendo a los personajes mas conflictivos y convocando a otros con ma
yor aptitud para el diilogo, y se Uam6 a la oposici6n a negociar. Per6n
declar6 solemnemente que dejaba de ser el jefe de una revoluci6n y pa
saba a convertirse en el presidente de todos las argentinos. Los dirigentes
opositores fueron invitados a abrir un debate pUblico, utilizando las me
dias de prensa del Estado, incluyendo la cadena nacional de radiodifu
si6n, a traves de la cual pudo oirse a Arturo Frondizi invitar al gobierno
a volver a la senda republicana y fornmlar, con sobriedad, un verdadero
programa de gobierno alternativo. Otros dirigentes pudieron hablar, pero
al socialista Alfredo Palacios -que reclam.6 la renuncia del presidente
no se lo autoriz6. Por entonces, Per6n habia concluido que la pasibilidad
de abrir un espacia para la discusi6n democnitica que lo incluyera era
minima. El 31 de agosta, luega de presentar ret6ricamente su renuncia,
convoc6 -par Ultima vez- a las peronistas a la Plaza de Mayo, denunci6
el fracaso de la canciliaci6n y lanz6 el mas duro de sus ataques contra
la oposici6n: par cada uno de los nuestros, afirm6, caeran cinco de ellos.
Fue el canto del cisne. Poca despues, el 16 de septiembre, esta116 en
C6rdoba una sublevaci6n militar que encabez6 el general Eduardo lo
nardi, un prestigiaso oficial, conspirador de 1951. Aunque las apoyos
civiles fueron nmchos, especialmente entre las grupos cat6licos, las uni
dades del Ej€rcita que se plegaran fueron escasas. Pero entre las fuerzas
"leales" habia,poca valuntad de combatir a los sublevados. A ellos se
sum6 la Marina en pleno, cuya flota amenaz6 con bombardear las ciu
dades costeras. Per6n habfa perdido par completo la iniciativa y tam
poco manifest6 la voluntad de defenderse moviendo todos las recursos
de que disponia; sus vacilaciones coincidieron con una decisi6n de
quienes hasta ese momenta habian sido sus sostenes en el Ej€rcito, que
con sobriedad decidieron aceptar una renuncia dudosamente presen
tada. El 20 de septiembre de 1955, Per6n se refug:i.6 en la embajada de
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V. El empate, 1955-1966
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AL nfA siguiente de Ia victoria-si no antes-, se advirti.6 la heterogeneidad
del frente que habia coincidido para derribar al presidente Per6n. El gene
ral Eduardo Lonardi encabez6 el nuevo gobiemo, que se present6 como
provisional para indicar su decisi6n de restaurar el orden constitucionaL
Rodeado por las grupos cat6hcos -lo mas activo y tambien lo mis reciente
de la oposici6n- y por militares de tendencia nacionalista, el jefe de la Re
voluci6n libertadora proclam6 que no habia ni vencedores ni vencidos y
procur6 establecer acuerdos con las principales fuerzas que habian soste
nido a Per6n, en particular los sindicalistas. En su opini6n, el proyecto nacio
nal y popular que aquel habfa fundado seguia teniendo vigenda, siempre
que fuera convenientemente depurado de sus elementos cormptos o inde
seables. Los dirigentes sindicales se mostraron contemporizadores con el
gobierno, aunque en muchas barriadas obreras -en Avellaneda, Berisso y
Rosario- hubo manifestaciones espontaneas contra los militares. Pero los
partidarios de Lonardi compartian el gobiemo con representantes de los gru
pos antiperonistas mas tradicionales, respaldados por la Marina, la mas ho
mogenea de las tres Fuerzas Armadas, cuya voz expresaba el vicepresi
dente, contraalmirante Isaac F. Rojas. En el Ejercito, luego de una lucha, se
impusieron los partidarios de una politica de abierta ruptura con el derri
bado regimen peronista El 13 de noviembre, apenas dos meses despues de
designado, Lonardi debi6 renunciar, y fue reemplazado por el general Pe
dro Eugenio Aramburu, mas afin a los sectores liberales y antiperonistas,
mientras Rojas se rnantenia en la vicepresidencia.
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EL EMPATE, 1955-1966
BREVE HISTORIA CONIEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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de exportaci6n tradicionales. No obstante, progresivamente empez6 a for
n:mlarse una politica altemativa, elaborada sabre todo en el afilbito de la
Comisi6n Econ6mica para America Latina (CEPAL): las pafses "desarrolla
dos" podian ayudar a los subdesarrollados" a eliminar las factores de
atraso mediante adecuadas inversiones en los sectores clave, que estos
acompafiarian con reformas "estructurales", como la reforma agraria.
Desde entonces, las recetas "monetarista" y "estructuralista" compitieron
en Ia opini6n yen las politicas. Pod.fa pensarse que ambas estrategias eran
en Ultima instancia complementarias, pero en lo inmediato tenian corola
rios politicos muy diferentes: mientras que la primera llevaba a revitalizar
a las viejos aliados, los sectores olig.irquicos, quiz.i a las dictaduras, Ia se
gunda impulsaba cam.bias profundos: una "modemizaci6n" de la sociedad
que se coronaria con el establecimiento de democracias estables, similares
a las de los pafses desarrollados.
economia.
Para adecuarse a este mundo del capitalismo reconstituido, el libera
En 1955 ese reordenamiento era estimulado y hasta e:xigido por un
lismo y Ia democracia, no bastaba con restaurar el orden constitucional y
mundo que, concluida la etapa de la reconstrucci6n de la posguerra y ya
en plena Guerra Fria, planteaba desafios novedosos. Las consignas de la
acabar con los vestigios de un regimen que se filiaba en los autoritarismos
Revoluci6n Libertadora en favor de la democracia coincidian con las ten
de entreguerras. Era necesario modernizar y adecuar la economia,
dencias politicas de Occidente, donde la democracia liberal -prdctica y
transfor mar el aparato productivo. Luego de 1955, en la Argentina la
bandera- dividia claramente las aguas con el Este totalitario. Al igual que
apertura y la modernizaci6n fueron valores compartidos, pero las
en la Argentina peronista, en Estados Unidos y en Europa los Estados in
herramientas de esa transfonnaci6n generaron una amplia polemica entre
tervenian decididamente, ordenando la reconstrucci6n econ6mica y orga
quienes confiaban en el capital extranjero y quienes, desde la tradici6n
nizando las vastos acuerdos entre empresas y trabajadores. Pero ese des
nacionalista que habia alimentado el peronismo, o desde la de la izquierda
antlimperialista, des confiaban de el. Las discusiones, que dominaron las dos
pliegue del welfare state-el Estado inteivencionistaybenefactor- acompaii6
decadas siguientes, giraron alrededor de c6mo atraerlo o de c6mo controlarlo.
a una integraci6n y liberalizaci6n de las relaciones econ6micas en el
Algunos sectores empresariales locales descubrieron las ventajas de la
mundo capitahsta. En 1947, los acuerdos monetarios de Bretton Woods
asociaci6n, pero otros, crecidos y consolidados al amparo de la protecci6n
establecieron el patr6n d6lar y las capitales volvieron a fluir libremente
estatal, y que se sentian seguras vfctimas ya fuera de la competencia o del
por el mundo. Las areas cerradas fueron desaparedendo y las grandes em
presas cornenzaron a instalarse en los mercados antes vedados. Para los
fin de la protecci6n, aspi raron a ponerle trabas, y encontraron eco no s6lo
paises cuyas ecanomias habian crecido hacia adentro y cuidadosamente
en los nacionalistas o en las izquierdas, sino en la mayorfa de las fuerzas
protegidas, como los latinoamericanos, y en particular la Argentina, el
politicas.
Fonda Monetario Internacional -un ente financiero que en el nuevo con
Los empresarios, nacionales o extranjeros, coincidian en que cualquier
texto tuvo un enorme poder- propuso politicas Uamadas "ortodoxas": es
modemizaci6n debia modificar el estatus logrado por los trabajadores du
tabilizar la moued.a abandonando la emisi6n fiscal, dejar de subvencionar
rante el peronismo. Como ya lo habian insinuado al final del !egimen pe
a los sectores "artificiales", abrir los mercados y estimular las actividades
ronista, apuntaron a revisar su participaci6n en el ingreso nacional y tarn
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bien a elevar la productividad, racionalizando las tareas y reduciendo
El episodio puso r.ipidamente de manifiesto la complejidad de la he
rencia del peronismo. La f6rmula con la que se habia constituido aquel
movi.rniento -autoritario, nacionaHsta y popular, nacido en las excepciona
les condiciones de la guerra yla inmediata posguerra- ya habia hecho cri
sis hacia 1950, cuando el mundo empez6 a normalizarse, y Per6n mismo
inici6 en 1952 una reorientaci6n sustancial de sus politicas para adecuarse
a las nuevas circunstancias. Las caracteristicas de su movimiento, las fuer
zas social.es que lo apoyaban y que et mismo habia movilizado y consti
tuido le impidieron encarar decididamente el nuevo rumba. Caido Per6n,
esas mismas fuerzas se convirtieron en un obst.iculo insalvable para las
intentos de sus sucesores, que declaraban querer reconstrnir una convi
vencia democr.itica perdida hacia ya mucho tiempo, pero tambien se pro
ponian -con menos claridad- reordenar sustancialmente la sociedad y la
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defini6 una escena po-
BREVE HISTORIA CONI'EMPORANEA DE LA ARGENTINA
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mano de obra. Esto implicaba restringir el pod.er de los sindicatos, y tam
bil'n el que los trabajadores, amparados par la legislaci6n, habian
alcan zado en plantas y fAbricas. Recortar las ingresos y recuperar la
autoridad patronal eran las puntos salientes de una actitud mas general
contra la si tuaci6n de mayor igualdad social lograda por las trabajadores,
la peculiar practica de la ciudadanfa en que se habfa fundado el
peronismo; en esa actitud se combinaban las exigencias de cierta
racionalidad empresarial con resentimientos mas generales y menos
confesables, pero ciertamente fuertes en muchos de quienes se habian
cohgado contra Per6n.
Aqui se encontraba el mayor obstaculo. Como ha sefialado Juan Carlos
Torre, se trataba de una clase obrera madura, bien defendida en un mer
cado de trabajo que se acercaba a la situaci6n de pleno empleo, homoge
nea y con una clara identidad social y politica. Esto result6 decisive, de
bido a la indisoluble identificaci6n de Ios trabajadores con el peronismo,
fuerte antes de 1955, pero defioitivamente sellada despues de esa fecha.
En un sentido general, la exclusi6n del peronismo de la polftica -que se
pro long6 hasta 1973-fue para Ios vencedores de 1955 el requisito para
poder operar esa transformaci6n en las relaciones de la sociedad, y a la
vez la fuente de las mayores dificultades. Entre las fuerzas sociales
embarcadas en la transformaci6n, que no habian terminado de defi.nir sus
objetivos, primadas y alianza.s, y las antiguas, que conservaban una
importante ca pacidad de resistencia, se produjo una situaci6n que Juan
Carlos Portan tiero defini6 como de "empate': pmlongado ha.sta 1966.
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Tempranamente aparecia un conflicto entre la modernizaci6n y la de
mocracia, una dificultad para conciliar las dos exigencias principales del
mundo de la posguerra. Pero en lo inrnediato no se lo interpret6 asL La
propuesta de proscribir al peronismo, que se impuso rApido en el gobierno
de la Revoluci6n Llbertadora, se decidi6 no tanto en nombre de la
raciona hdad capitahsta como en el de la regeneraci6n democr.itica que el
mundo alentaba En la denuncia del totalitarismo peronista se habia unido
un con junta vasto y heterogeneo de sectores, que inicialmente al menos
tambi€n coincidieron en el diagn6stico de que el peronismo coma tal era
inadmisi ble, pero que los antiguos peronistas, luego de un period.a de
saneamiento, se redimirian y podrian volver a ser admitidos a la
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ciudadania La proscrip ci6n del peronismo, y con ella de los trabajadores,
ELEMPATE, 1955-1966
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litica ficticia, ilegftima y constitutivamente inestable, que abri6 el camino a la puja -no
resuelta- entre las grandes fuerzas corporativas.
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El general Aramburu, que encabez6 el gobiemo provisional hasta 1958, asumi6
plenamente la decisi6n de desmontar el aparato peronista. El Par tido Peronista fue
disuelto y se intervinieron la Confederaci6n General del Trabajo (cGT) y los sindicatos,
puestos a cargo de oficiales de las Fuerzas Armadas. Una gran cantidad de dirigentes
politicos y sindicales fueron de tenidos, sometidos a un prohjo escrutinio por
comisiones inve adoras y por ultimo proscriptos politicamente. La administraci6n
p(iblica y las uni versidades fueron depuradas de peronistas y se controlaron
ferreamente los medias de comunicaci6n, que en su m.ayorfa estaban en manos del Es tado.
Se prohibi6 cualquier propaganda favorable al peronismo, asi como la mera menci6n del
nombre de quien, desde entonces, empez6 a ser de signado coma el "tirano pr6fugo" o el
"dictador depuesto". Por un decreto se derog6 la Constituci6n de 1949.
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LIBERTADORES Y DESARROLLISTAS
Esta politica fue respaldada masivamente por la Marina, convertida en basti6n del
antiperonismo, pero.suscit6 dudas y divisiones en el Ej€rcito, donde muchos oficiales
habian acompaftado a Per6n casi hasta el Ultimo momenta. Las discrepancia.s entre los
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antiperonistas de Ia primera hora y los de la ultima se agravaron por un problema
profesional -la reincorpora ci6n de las oficiales dados de baja en los Ultim.os afios por
razones politi ca.s-, y las facciones se hicieron enconadas. El 9 de junio de 1956, un grupo
de ofi.ciales peronistas organiz6 un levantamiento; contaba con el apoyo de muchos grupos
civiles y aprovechaba un clima de descontento y moviliza ci6n gremial. El gobiemo lo
reprimi6 con desusada violencia, ordenando el fusilamiento de muchos civiles y de los
principales jefes militares, indu yendo al generalJuan Jose Valle. Se trat6 de un inusitado
hecho de fria vio lencia, que dio la med.id.a de la tajante divisi6n que desde el gobierno
se planteaba entre peronistas y antiperonistas. Desde entonces, las depuracto nes de
oficiales fueron frecuentes, y poco a poco el grupo mas decidida mente antiperonista los Ngorilas"- fue ganando el control del Ejercito.
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ELEMPATE, 1955-1966
BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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Alli, se encuentra una de las fuentes de la firme resistencia de los tra
Quienes sobrevivieron se adecuaron r.ipidamente a las nuevas circunstan
bajadores.
Algunos se Umitaron a cantar la Marcha Peronista en los esta
cias y abrazaron el credo liberal y democr.itico por entonces dominante,
dios de filtbol o a escribir en las paredes "Per6n vuelve". Pero tambien las
al que agregaron un nuevo anticomunismo, a tono con la vinculaci6n mas
huelgas fueron numerosas y combativas, sabre todo en 1956, y fue fre
estrecha del pais con Occidente.
cuente el sabotaje o el terrorismo, con rudimentarios artefactos de fabri
Los militates se propusieron compartir el gobierno con los civi1es y
caci6n casera. Sindicalistas y terroristas adherfan en el fondo a estrategias
transferlrselo tan pronto como fuera posible. Proscripto el peronismo, se ilu
divergentes y hasta enfrentadas, pero en el clima de la comUn represi6n
sionaron con una democracia limitada a los democriticos probados, se pre
que sufrieron unos y otros estas divergencias no afl.oraron. La politica de
sentaron coma continuadores de la tradici6n de Mayo y de Caseros -Per6n
los vencedores, exi.tosa entre otros sectores de Ia sociedad, que abandonaM
fue sistem.iticamente comparado con Rosas-, y convocaron a los partidos
ron su militancia peronista, logr6 en cambio soldar definitivamente la
que compartian el "pacto de proscripci6n" a integrar la Junta Consultiva,
identificaci6n entre los trabajadores y un peronismo que de momenta te
una suerte de Parlamento sin pod.er de decisi6n, presidida por el vicepresi
nfa mas de sentimiento que de movimiento organico. No variaron los ele
dente Rojas. El acuerdo induia todas las tendencias del frente civil, con
mentos basicos de su ideologfa: el nacionalismo popular y la idea del pa
excepci6n de las comunistas, desde las conservadoras hasta las mas pro
pel arbitral y benefactor del Estado. Como en la decada anterior, no se
gresistas. Estas Ultimas dominaron en las universidades, pese a que el mi
nistro de Educaci6n era un cat6lico tradicionalista, pero pronto se enfren
trataba de una doctrina revolucionaria o subversiva, pero se hizo mis de
taron con el gobierno cuando este propuso autorizar la existencia de
finidamente obrera; la nostalgia del parafso perdido implicaba a la vez una
universidades privadas, segun lo demandaba la Iglesia.
utopia, que solia materializarse en la expectativa del retorno de Per6n,
En politica econ6mica hubo una parecida ambigi.iedad. RaUI Prebisch,
imaginado en un avi6n negro". Como ha sefialado Daniel James, simple
mentor de Ia Comisi6n Econ6mica para America Latina (cEPAL), elabor6 un
mente aspiraban a un funcionamiento normal y correcto de los mecanis
plan que corobinaba algunos principios de la nueva doctrina con un pro
mos capitalistas, que incluian el Estado benefactor y la justicia social. S6lo
grama mas ortodoxo de estabilizaci6n y liberalizaci6n. Esta fue la linea se
que, confrontada esa aspiraci6n con un contexto tan sustancialmente ad
guida, aunque con vacilaciones y dudas. Los instrumentos que el Estado
verso, terminaba generando una reacci6n dura y dificil de asimilar. Esta
tenia para intervenir -el Instituto Argentina de Prornoci6n del Intercambio
fue la primera novedad del peronismo en la era del antiperonismo. La otra fue
(IAPI) o el manejo de los dep6sitos bancarios- empezaron a ser desrnonta dos.
el surgimiento de una capa de nuevos dirigentes sindicales, form.ados no
Se devalu6 el peso y el sector agrario recibi6 un importante estimulo, con
en la c6moda tutela del Estado, sino en las duras luchas de esos afios, y
lo que se confiaba equilibrar las cuentas extemas. Se aprob6 el ingreso de
por ello mucho mas templados para el combate. El gobierno libertador
hizo lo posible par desplazarlos, pero fracas6 por complete y debi6 resig
la Argentina al Fonda Monetario Internacional (FMI) y al Banco Mun dial,
narse a tolerarlos y a que progresivamente ganaran las elecciones en las
y se obtuvo la ayuda de estos organismos para los problemas mas in
sindicatos que se normalizaban. En septiembre de 1957 se reuni6 el Con
mediatos, lo que les permiti6 dar al pa.is sus contundentes recomendacio
greso Normalizador de la CGT y los peronistas, nucleados en las 62 Orga
nes. No hubo en cambio una legislaci6n clara sabre el capital extranjero,
cuya concurrencia -ya planteada por Per6n- sigui6 despertando dudas. La
nizaciones, accedieron a su control, aunque compartiendolo con algunos
politica social fue m.is definida. Combinando eficiencia y represi6n, patrosectores independientes.
nes y gerentes empezaron a recuperar autoridad en las plantas. Las con
Proscripto el peronismo, estas organizaciones sindicales asumieron si
vend.ones colectivas fueron suspendidas, yen el marco de una fuerte crisis
multaneamente la representaci6n gremial y la politica, y fueron, desde en
ciclica en 1956, los salarios reales cayeron fuertemente en 1957.
tonces, la "columna vertebralH del rnovimiento. Desde su exilio -en AsunEste archivo fue descargado de https://filadd.com
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BREVE HISIDRIA CONTEMPORA.NEA DE LA ARGENTINA
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con el
d6n, Caracas, Santo Domingo y finalmente en Madrid- Per6n conservaba
todo su poder simb6lico, pero en lo concreto debi6 dejar hacer y to1erar
las desobediendas para no ser negado, aunque reservalldose cierto
poder de
veto. Per6n se dedic6 a reunir a todos cuantos aceptaran invocar su nom
bre, alentandolos y empuj.indolos a unos contra otros, para reservarse asi
la ul.tima palabra en cualquier negociaci6n. Aprendi6 una nueva tecnica de
conducd6n y la utiliz6 admirablemente.
Para el gobierno y las fuerzas politicas que lo apoyaban, el "pacto de
proscripci6n" planteaba un problem.a para el futuro, mediato o inmediato:
que hacer con el peronismo. Algunos aceptaron la exclusi6n sine die,con
fiando vagamente en que la educaci6n democr.itica -tal el no bre de
unanueva materia de la escuela media- tenninaria surtiendo su efecto.
Otros aspiraban a comprender y redimir a los peronistas, y los miis pr8.cti
cos, sencillamente a recibir su apoyo electoral, y a traves de el a integrar
los . Las distintas opciones dividieron a todas las fuerzas politicas. En la
derecha, optaron por acercarse al peronismo algunos de los viejos naciona
listas y los conservadores populares". En la izquierda, la politica represiva
del gobierno libertador apart6 pronto a muchos de un bloque antipero
nista en el que hasta entonces habfan convivido con sus enemigos natura
les. Su misi6n era dirigir a la clase obrera, y esta era peronista y no dejaba
de serlo, lo que planteaba un serio problem.a a quienes seguian creyendo
en Ia naturaleza burguesa o aun fascista de ese movimiento. El Partido So
cialista se dividi6 en 1956 entre quienes se mantenian fieles a la lfnea an
tiperonista y se vincularon cad.a vez mas con los grupos de derecha, y
quienes creyeron que el partido debfa construir una altemativa de iz
quierda para los trabajadores, mas atract:iva que la del peronismo. Algunos
intelectuales, de la izquierda o del nacionalismo popular, se identificaron
con el peronismo, mientras que para muchos otros el radical Arturo Fron
dizi empez6 a representar una alternativa atractiva.
El ascenso de Frondizi en la Uni6n Civic.a Radical (ucR) provoc6 su
ruptura. Desde antes de 1955 los intransigentes convivian con dificultad
con los unionistas y los sabattinistas, mas cercanos a los grupos golpistas
y conspirativos. Despues de la cafda de Per6n el radicalismo se dividi6:
quienes segufan a Ricardo Balbin se i.dentificaron con el gobiemo
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liberta dor, mientras que Arturo Frondizi eligi6 la 1:fnea
de acercamiento
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ruptura, y el viejo partido se dividi6 en dos: la UCR Intransi gente y la UCR del
Pueblo.
En 1957, acosado por dificultades econ6micas y una creciente oposi
ci6n sindical y polftica, el gobierno provisional empez6 a arganizar su re tlro y a
cumplir con el compramiso de restablecer la democracia Se con voc6 una
Convenci6n Constituyente, en parte para legalizar la·derogaci6n de Ia
Constituci6n de 1949 y actuahzar el texto de 1853, yen parte para auscultar
los resultados de la futura e1ecci6n presidencial. Per6n orden6 votar en blanco,
y esas vatos -alrededor del 24%- fueron las mas nume rosas, aunque
ciertamente muchos menos de los que el peronismo cose chaba cuando estaba
en el gobierno, y casi iguales a las de la UCR del Pue blo, que era el partida
oficialista. En tercer lugar, a no mucha distancia, se coloc6 la ucR Intransigente.
La Convenci6n result6 un fracaso y se disolvi6 luego de introducir enmiendas
menores -una ampliaci6n del articulo 14, que inclufa el derecho de huelga-,
pero las enseiianzas de las resultados electorales fueron claras: quien atrajera a
las votantes peronistas tenia ase gurado el triunfo, siempre que el peronismo
siguiera proscripto. Esta con dici6n era garantizada por el gobiemo libertador.
Arturo Frondizi se lanz6 al juego, ciertamente riesgoso. Con un dis curso
moderno, referencias claras a los prablemas estructurales del pais y una
propuesta novedosa, que llenaba de contenidos concretos los vie jos principios
radicales, nacionales y populares, se habia convertido sin dillcultades en la
alternativa para las fuerzas progresistas y para un sec tor amplio de la
izquierda. Su vinculaci6n con Rogelio Frigerio introdujo un sesgo significativo
en su discurso, al subrayar la importancia del de sarrollo de las fuerzas
productivas y el papel que en ello debian cumplir los empresarios. La maniobra
mas audaz consisti.6 en negociar con el pro pio Per6n su apoyo electoral, a
cambio del futuro levantamiento de las proscripciones. La orden de Per6n fue
acatada -salvo por unos 800 mil
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peronismo, basa.Ildose en el tradicional programa nacional y popular del
radicalismo, asi como en su constitutiva oposici6n a las uniones democra ticas".
Para atraer a las peronistas, reclam6 del gobiemo el levanta.miento de las
proscripciones y el mantenimiento del regimen legal del sindica lismo. En
noviembre de 1956 -cuanda las elecciones presidenciales eran cosa remota- la
UCR proclam.6 la candidatura presidencial de Frondizi, lo que aceler6 la
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BREVE mSTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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Fl nuevo gobiemo tenia amplia mayoria en el Congreso y controlaba
la totalidad de las gobernaciones, no obstante lo cual su pod.er era
claramente precario. Los votos eran prestados, y la ruptura con Per6n y sus
seguidores era una poSibilidad muy real Las Fuerzas Armadas no
simpatizaban con quien habfa roto el compromiso de la proscripci6n,
ganando con Ios votos peronistas, y desconfiaban tanto de las antecedentes
izquierdistas de Fron dizi coma de su reciente conversi6n hacia el
capitalismo progresista. Los partidos politicos, escasamente interesados en
Ia legalidad constitucional, no llegaban a conformar una red de seguridad
para las instituciones, y el propio partido oficial, dirigido desde Ia
presidencia, era incapaz de cual quier iniciativa aut6noma Quizd por eso
F!ondizi apost6 a obrar con pron titud, mientras pudiera hacer]o
libremente, e introducir de manera inme diata cambios tales que
configuraran una escena mas favorable. Un aumento de salarios del 60%,
una amnistia y el levantamiento de las pros cripciones -que sin embargo no
incluian ni a Per6n ni al Partido Peronista-, asf coma la sanci.6n de la
nueva1ey de asociaciones profesionales, casi igual a la de 1945, que la
Revoluci6n Libertadora habia derogado, fueron parte de la deuda electoral.
Frondizi asumi6 personalmente lo que llam6 la "ba talla del petr6leo' esto
es, la negociaci6n con compafiias extranjeras de la exploraci6n y puesta en
exp1otaci6n de las reservas, y al rn.ismo tiempo anunci6 la autorizaci6n
para el funcionamiento de universidades no esta tales, lo que gener6 un
profundo debate entre los defensores de la ense ftanza Nlaica" y las de la
"hbre en su mayoria cat6hcos. En los calculos del presidente arnbos debates
-el del petr6leo y el de la ense.ftanza- acabarian neutralizalldose.
I
El meollo de la politica econ6mica fueron las leyes de radicaci6n de
capitales extranjeros y de promoci6n industrial, sancionadas antes de que
Pueblo- manifestaron un rechazo a priori de cualquier cosa que hiciera un
terminara 1958. For ellas se aseguraba a los inversores extranjeros hbertad
presidente cuya victoria consideraban ileg{tima, asf corno escaso aprecto
para rernitir ganancias y aun para repatriar el capital. Se establecfa un regi
por las instituciones democrdticas y poca fe en el valor de la continuidad
men especial a las inversiones en sectores juzgados clave para la nueva
institucional, al punto de especular con la posibilidad de un golpe militar.
etapa de desan:ollo: la siderurgia, la petroqufmica, celulosa, automotriz,
Pero el estilo politico de Frondizi y su grupo -convencidos de la verdad
energia, y naturalmente el petr6leo, al que todos los diagn6sticos sefi.ala
in trlnseca de sus propuestas- era de par Sl p,oco inclinado a la discusi6n
ban como el mayor cuello.de botella del crecimiento industrial. Habria
pro gramatica, la persuasi6n o la busqueda de acuerdos politicos, ni
trato preferencial en materia de derechos aduaneros, creditos, impuestos,
siquiera en el ambito de sus propios partidarios.
suministro de energia y compras del Estado, asi coma en la protecci6n
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reluctantes-, y Frondizi se impuso en las eleccioneS del 23 de febrero de
1958, con algo mas de 4 millones de votos, contra 2,5 millones que ob
tuvo Ricardo Balbin.
Frondi.zi presidi6 el gobiemo entre mayo de 1958 y marzo de 1962.
En la nueva versi6n de su programa -que decepcionaba a sus seguidores
de izquierda- Frondizi aspiraba a renovar los acuerdos, de raigambre pero
nista, entre los empresarios y los trabajadores; estos eran convocados a
abandonar su actitud hostil e integrarse y compartir, en un futuro indeterminado, los beneficios de un desarrollo econ6mico impulsado por el capi tal
extranjero. Esta ret6rica incorporaba el novedoso tema del desarrollo,
asociado con las inversiones extranjeras, y lo unia a la condena del viejo
imperialismo britanico. Todas las fuerzas del pais modemo eran convoca
das a unirse en Ia comUn oposici6n a las intereses, locales y. foralleos, for
jados en la etapa agroexportadora. Ademds de trazar el prospecto de un
pais en crecirniento y sin conflictos, la ret6rica, deliberadamente hnprecisa,
servfa para justificar las arriesgadas maniobras ticticas del presidente. Se
legitimaba asi a los equipos tecnicos que encabezaba Rogelio Frigerio -su
puestamente representante de la "burguesia nacional"- asi coma el pacto
con Per6n y el acuerdo con los sindicatos. La confianza en la eficiencia de
este programa justificaba las concesiones a otros "factores de pod.er", en
cuestiones juzgadas secundarlas, como a la Iglesia, en el campo de la ense
fianza, y a las militares, entre quienes, sin embargo, se aspiraba a desarro
llar una tendencia adicta, "nacional" y desarrollista
El realismo politico del presidente inclufa una tendenda a inclinarse
por la negoctaci6n tactica con las grandes corporaciones, y en consecuen
cia una escasa valoraci6n de la escena politica, que acababa de ser fonnal
mente restaurada. Es cierto que los partidos -y en particular 1a ucR del
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mis combativas de cad.a planta.
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BREVE HISIORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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arancelaria del mercado local, todo ello manejado con un alto grado de
discrecionalidad, manifiesto notorlamente en los contratos petroleros, que
el presidente negoci6 en forma personal y secreta Los resultados de esta
politica fueron notables: las inversiones extranjeras, de alrededor de 20
millones de d61ares en 1957, subierona 248 en 1959, y 100 mas en los dos
aftos siguientes. La producci6n de acero y automotores creci6 de modo
es pectacular y casi se lleg6 al autoabastecimiento de petr6leo.
La fuerte expansi6n hizo probablemente rruis intensa la crisis ciclica
trienal -las anteriores fueron las de 1952 y 1956-, anunciada a ftnes de
1958 par una fuerte inflad6n y dificultades serias en la balanza de pagos.
En diciembre de 1958 se pidi6 ayuda al FMI y se lanz6 un Plan de Estabili
zaci6n, cuya receta recesiva se profundiz6 en Junia de 1959, cuando Fron
dizi convoc6 al Ministerio de Economia al ingeniero Alvaro Alsogaray. Se
trataba de uno de los voceros prindpales de las corrientes hDerales, y
aplic6 un ortodoxo program.a de devaluaci6n, congelamiento de salarios y
supre si6n de controles y regulaciones estatales cuyas consecuencias
fueron una fuerte perdida en los ingresos de los trabajadores y una
desocupaci6n ge neralizada. Esta segunda politica, liberal y ortodoxa, era
contradictoria con la desarrollista inicial, que se ftliaba en las propuestas
estructuralistas, pero en cierto modo complementaba y reforzaba sus
efectos. Sin embargo, su
adopci.6n marc6 el final de la ilusi6n integracionista y puso en evidencia
la
necesidad de enfrentar el obstaculo sindical.
El Plan de Estabilizaci6n puso fin a una precaria convivencia entre el
gobierno y los sindicatos peronistas, que hasta entonces habian apre
ciado medidas gubernamentales como el fin de las proscripciones y, sa
bre todo, la ley de asociaciones profesionales, que establecia el sindicato
Unico y el descuento por planilla. Pero las efectos de la politica de estabi
lizaci6n y la dureza con que el gobiemo reprimi6 las protestas, a partir de
la huelga del Frigorifico Lisandra de 1a Torre de enero de 1959, pusieron
a las sindicatos en pie de guerra. Las huelgas se intensificaron en las me
ses siguientes, y luego recrudeci6 el sabotaje. El gobierno respondi6 in
terviniendo los sindicatos y empleando al Ejercito para reprimir -segU.n
lo estableda el plan Conintes (Conmoci6n Interna del Estado)-, al tiempo
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que Ios empresarlos, aprovechando la recesi6n, despedian
a los fue
cuadros
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El afio 1959 fue un punto de inflexi6n. La intensa ala de pratesta sindi
cal iniciada a la caida de Peron concluy6 con una derrata categ6rica Lara
ctonalizaci6n laboral pudo avanzar hbremente, mientras que en los sindica
tos se consohdaba un nuevo tipo de direcci6n, menos comprometida en la
Iucha cotidiana y mas preocupada por contralar las complejas estructuras
sindicales, recurriendo inclusa a la corru.pd6n o al matonismo para acallar
las disidencias. Reconocieron que no podian sostener una lucha frontal y se
dedicaron, mas pragmiticamente, a golpear -sobre todo al gobiemo--, para
enseguida negociar. Augusto Vandor, jefe del sindicato metalUrgico -la
Uni6n Obrera Metaltirgica (uoM)-, fue la figura principal y arquetipica de esta
nueva burocrada sindi.cal, especializada en administrar la desmoviliza d6n, con
paros generales duros de palabra pero poco combativos y negocia ciones
permanentes con todos los fact.ores de poder. En momentos en que se
debilitaba en el terreno de la negociaci6n especificamente laboral, este nueva
sindi.calismo adquiri6 una enorme fuerza en la escena politica.
Esa fuerza provenia de la persistencia de un problema politico pen diente
e insoluble -la proscripci6n peronista-, pero sobre todo del fuerte
hostigamiento que el gobierno sufrla a manos de los militares. Estos vieron
con desconfianza el triunfo de Frondizi y se dedicaron a vigilarlo, y en par
ticular a controlar sus relaciones con los peronistas. Se dividieron seg(in sus
diferentes opiniones acerca de cuallto debfa haber de respeto a las ins
tituciones constitucionales y cu.into de presi6n corporativa, que tomaba la
forma de "planteo" al presidente para que adoptara determinada rnedida La
Marina fue m.is homogenea en su rechaza a la politica presidencial, pero en
el Ej€rcito domin6 un faccionalismo creciente, que amplillcaba las divisiones
anteti.ores. El gobiema intent6 alentar en el Eje!cito una tenden cia que lo
apoyara, pero cuando el conflicto estallaba fue incapaz de soste ner a sus
eventuales partidarias. A lo largo de las casi cuatro aftos de su presidencia,
Frondizi soport6 32 uplanteos" rnilitares, algunos para exigir cambios en su
linea politica y atros destinados a ganar terreno en 1a propia instituci6n. A
todos cedi6. En junio de I959 lleg6 a la Comandancia enJefe del Ejercito
Carlos Severo Taranzo Montero, el mas dura de los jefes anti peronistas, que
durante dos afios ejerci6 una tutela pretoriana sobre el pre sidente. Fue el
periodo del ministerio de Alsogaray y del Plan Conintes, y sin duda la Cpoca
de mayor represi6n social y politica.
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BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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Las tendend.as pretorianas de las Fuerzas Armadas tenninaron de cris
talizar con la Revoluci6n Cubana El trlunfo de Fidel Castro de 1959 habia
sido celebrado por dem6cratas y liberales, pero hacia 1960 su acercamiento
al bloque soctalista dividi6 profundamente las aguas. Las izquierdas, vaci
lantes ante la cuesti6n del peronismo, encontraron en el apoyo a la algo
lejana experiencia cubana un campo de coincidencias propicio: a principios
de 1961, el socialista Alfredo Palacios gan6 una banca de senador en la
Ca pital, lo que po1ariz6 a las fuerzas progresistas y de izquierda. El
anticomu nismo, en cambio, prendi6 fuertemente en la derecha, en el
liberalismo an tiperonista y tambiell en la Iglesia. America Lltina y la
Argentina entraban en el mnndo de la Guerra Frfa, y las militares,
duramente interpelados por sus colegas estadounidenses, asumieron con
decisi6n una postura antico munista que, so pretexto de la seguridad
interior, venia a legitimar el preto rianismo. Los militares asociaron con
el comunismo tanto al peronismo como al grupo que orientaba Rogeho
Frigerio o a los estudiantes universi tarios. En momentos en que Estados
Unidos empezaba a reclamar alinea miento y solidaridad contra Cuba, los
militares encontraron otro espacio para presionar a Frondizi. El presidente,
que habia adherido con entusiasmo a las consign.as de la Ahanza para el
Progreso del presidente Kennedy, era reacio a condenar a Cuba, asi coma a
perder cierta libertad de maniobra internacional que le brindaba la
existencia de una altemativa socialista en el continente. Algunos tibios
gestos de independencia horrorizaron a los militares y al frente
antiperonista y anticomunista: el acuerdo con el sospe choso presidente
brasileiio J.inio Quadros en abril de 1961; su entrevista en agosto de ese
afio con Ernesto Guevara, a la saz6n ministro de Industrias de Cuba, y sabre
todo la abstenci6n argentina en la Conferencia de Cancilleres de Punta del
Este, que expuls6 a Cuba del sistema interamericano. El hecho de que los
ministros de Relaciones Exteriores que acompaftaban tales medidas fueran
notorios dirigentes conservadores coma Adolfo Mugica o Miguel
.Angel Carcano no arnilan6 a las militares, que presionaron duramente al
presidente hasta que, un mes despues de la abstenci6n, et gobierno rompi6
relaciones con Cuba.
Por entonces, la marcha del proceso politico y electoral acercaba al
de
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bil gobiemo de Frondizi a su catastrofe final. Las elecciones
de 1960, con el peronismo proscripto, habian mostrado
que sus votos seguian siendo
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decisivos, mas alla de oscilaciones menores entre el oficial.ismo y la princi pal oposici6n.
Las elecciones de principios de 1962 debian ser mas rlesgo sas, pues habrian de elegirse
gobemadores provinciales. Para enfrentarlas con mayores posibilidades, Frondizi despidi.6
a principios de 1961 a Also garay y a Toranzo Montero, dio por terminada la
estabilizaci6n, adopt6 una politica social mas flexible y se lanz6 a la ardua tarea de
enfrentar electo ralmente a los peronistas, cuya proscripci6n no podia mantener sin
riesgo de que estos apoyman a cualquiera de sus enemigos.
Como en otras ocasiones, se esbozaron distintas alternativas, segun hubiera
proscripci6n o no. Una de eltas, la que generaba mas preocupa ci6n, era el apoyo a
alguna de las fuerzas de izquierda, con quienes la Re voluci6n Cubana habia creado un
campo de solidaridad y entendimiento. La sola existencia de esta alternativa, a la que el
sindicalismo era profun damente reacio, mostraba que el peronismo empezaba a ser
trabajado por una fuerte renovaci6n ideol6gica. Pero el deseo general de 1os dirigentes
era levantar la abstenci6n, concurrir a elecciones y recuperar espacios en las Iegislaturas,
las municipalidades y las provinci.as, y el mismo Per6n de bi6 aceptarlo. Lo deseaban
muches caudillos provinciales, que suponian que no serian vetados par los militares, y lo
querian particularmente Ios sindicalistas, dueiios de la (mica estructura formal existente
en el pero nismo. A traves de las 62 Organizaci.ones dominaron el aparato electoral y
pusieron sus hombres a la cabeza de las listas. Meis alla del resultado mismo de las
elecciones, habian ganado la puja intema: el peronismo era el movimiento obrero, y este
a su vez era su direcci6n sindic.al, que enca bezaba y adm:inistraba Vandor.
En el piano nacional, un triunfo peronista seguia siendo inadmisible
para quienes habian suscripto en 1955 el ti.cite pacto de proscripci6n, in cluyendo al
propio Frondizi, quien antes de las elecciones dedar6 que, frente a un eventual triunfo
peronista, no les entregaria el poder. Pero na die queria asumir los costos de la
proscripci6n, y el gobierno, alentado par algunos exitos electorales, corri6 el riesgo de
enfrentar al peronismo en elecciones abiertas. El 18 de marzo, los candidates peronistas
ganaron am pliamente en las principales provincias, incluyendo el distrito clave de Bue nos
Aires. En tos agitados dias siguientes Frondizi hizo lo imposible para capear la situaci6n:
intervino las provincias donde hab:fan triunfado las pe-
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ronistas, quienes se mostraron muy prudentes, cambi6 todo su gabinete y
encarg6 a Aramburu una mediad6n con los partidos politicos, que se ne
garon a respaldarlo y se declararon totalmente indiferentes ante la suerte
del presidente y del sistema institucional mismo. Esta era la sefial que los
militares esperaban, y el 28 de marzo de 1962 depusieron a Frondizi,
quien conserv6 la serenidad coma para organizar su reemplazo por el
presidente del Senado, Jose Maria Guido, y salvar asi un jir6n de
institucionalidad
costos de una participaci6n tan directa del Ejercito en la conducci6n poli-
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CRISIS Y NUEVO INTENTO CONSTITUCIONAL
Muchos de quienes habian acompaftado a Frondizi en su Ultimo tramo ro
dearon al presidente Guido y a la fragil institudonalidad por el represen
tada, buscando negociar una alternativa politica que de alguna manera
tuvi.era en cuenta a los peronistas. Pero apenas ttes meses despues, los mi
litares, que habfan asumido por completo su funci6n tutelar, impusieron
un gabinete definidamente antiperonista. La crisis politica y la crisis eco
n6mica dclica coinddieron y se potenciaron mutuamente, dando lugar a
medidas err<lticas. En un fugaz ministerio de quince dias, Federico Pinedo
dispuso una espectacular devaluaci6n, que favoreci6 en general a los gru
pos agropecuarios y en particular a sus amigos, segttn se dijo. En seguida
fu.e reemplazado por Alvaro Alsogaray, quien repiti6 su receta estabiliza
dora, que esta vez go1pe6 ademas al sector industrial local, que habia cre
cido durante el periodo frondicista
La inestabilidad politica de esos meses de 1962 reflejaba sobre todo
las
opiniones contrastantes de los distintos sectores de las Fuerzas Armadas,
dueii.os no asumidos del poder. :Mientras que los grupos de oficiales anti
peronistas mas duros controlaban el gobiemo y seguian buscando una sa
lida basada en una infinita fu.ga hacia adelante -la proscripci6n categ6rica
del peronismo-, una posici6n altemativa empez6 a dibujarse en el Ejercito.
Se constituy6 en torno a los jefes y ofi.ci.ales del arma de Caballerfa, que
mandaban los regimientos de blind.ados y el estrategico acantonamiento
de Campo de Mayo. Reflejaba en parte una competencia profesional in
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tema, pero sabre todo una apreciaci6n diferente sabre
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arse en una actitud mas prescindente, que en temrinos politicos
significaba un acata rni.ento mayor a las autoridades
constitucionales. Asl, el legalismo esgri mido era en realidad,
antes que una manifestaci6n
de creendas civicas, una
expresi6n de estricto profesionalismo. Creian ademas que la
asocia ci6n de peronismo con comunismo era simplista y
exagerada, y que, dad.a su tradici6n nacional y conciliadora, el
peronismo podia incluso aportar algo al frente anticomunista.
Esta posici6n se fue perfilando a lo largo de sucesivos
enfrentamientos con la facci6n "gorila", que hicieron crisis en el
mes de septiembre, cuando unos y otros -azules y colorados,
segun la de nominaci6n que entonces adoptaron- sacaron las
tropas a la calle y hasta amagaron combatir. Los azules
triunfaron en la contienda mihtar y en la de Ia opini6n ptiblica,
a la que se dirigieron sus asesores civiles: explicaron a traves de
sucesivos comunicados la preocupaci6n de la facci6n par la le
galidad, el respeto institucional y la bUsqueda de una salida
democr<ltica. Poca despues, grupos vinculados con ellos
promovieron la aparici6n de una revista singular -Primera
Plana- para defender su posici6n.
El triunfo azul en septiembre Ilev6 al Coman.do en Jefe al
general Juan Carlos Ongania, y al gobiemo a quienes, al igual
que Frondizi, habian tra tado de estructurar un frente politico
que de alguna manera integrara a Ios peronistas. Se trataba de
un grupo de politicos provenientes de la democra cia cristiana y
del nacionalismo, y algunos del propio desarrollismo, a la
busca de una f6nnu1a que reuniera a militares, empresarios y
sindicalistas. Disponian de varias estructuras electorales
vacantes -entre ellas la Uni6n Popular, un partido
neoperonista-, pero no del candidato, que eventual mente podria
haber sido el propio general Ongania. Pero las condiciones para
esta altemativa todavia no habfan madurado: la mayorfa de los
em presari.os desconfiaban de las peronistas y en general de
cualquier poHtica que no fuera estrictamente liberal; los
peronistas desconfiaban de los fron dicistas, mientras que las
fuerzas tradiciona.lmente antiperonistas, coma la ucR del
Pueblo, denunciaban :indignadas la nueva alternativa espuria e
ile gitima. Tambien se oponia la Marina, ausente de los
enfrentamientos de septiembre, que el 2 de abril de 1963
realiz6 su propia sublevaci6n Esta
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BREVE HISTORIA CONI'EMPORANEA DE LA ARGENTINA
una magra parte de los sufragios, y si bien tenia la mayorfa en el Senado,
s6lo
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vez el enfrentamiento con el Ejercito fue violento, hubo bombardeos y
cuarteles destruidos; la Marina fue derrotada, pero su impugnaci6n tuvo
exito. Al t€rmino del episodio, el comunicado fmal de los azules retomaba
las posturas antiperonistas y se declaraba en favor de la proscripci6n del
peronismo.
Los frentistas insistieron en encontrar la f6rmula alqufmica, esta vez
sin Ios militares, reuniendo a frondicistas, democristianos y nacionalistas.
En estas negociaciones, y en las anteriores, los sindicalistas hicieron valer
su poder, practicando hasta sus Ultimas consecuencias el "doble juego",
que no los comprometfa defmit:ivamente con ninguna altemativa y les per
mitia sacar provecho de todas. En enero de 1963 lograron que la CGT
fuera normalizada, con lo que tenninaron de redondear su estructura
sindica:1, y de inmediato comenzaron a presiornrr al gobierno con una
Semana de Pro testa Pero a la vez jugaron la carta politica, negociando su
participaci6n en el Frente, en competencia cad.a vez mas evidente con Per6n.
Las negocia ciones no tenninaron bien: cuando Per6n proclam.6 candidato
a Vicente Solano Lima, un veterano politico conservador que desde 1955
se habfa acercado al peronismo, se apart6 el grueso de la ucR
Intransigente y tam bien otros grupos menores, al tiempo que el gobierno
vetaba la f6rmula, apelando a la legislaci6n proscriptiva del peronismo de
1955.
Asi se lleg6 a julio de 1963 en una situaci.6n muy parecida a las eleccio
nes de 1957. Los peronistas deci.dieron votar en blanco, pero una proporci6n
de sus votos emigr6 en favor del candidato de la UCR del Pueblo, Arturo
Illia, quien con el 25% de los sufragios obtuvo la primera minoria, y
luego la nominact6n en el Colegio Electoral. Es probable que haya influido
en ese apoyo sorpresivo la presentaci6n como candidato del general
Aramburu, que estaba siendo postulado desde 1958 para distinto ti.po de
alternativas, y que defini6 su posici6n en terminos decididamente
antiperonistas.
Arturo lllia gobem6 entre octubre de 1963 y junio de 1966. Esta se
gunda experiencia constitucional posperonista se inici6 con peares
perspectivas que la prim.era. Las principales fueczas Corporativas, incapaces
par el momenta de elaborar una alternativa a la democracia constitucio
nal, habian hecho un alto pero estaban lejos de comprometerse con el
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nuevo gobierno. El partido ganador, la ucR del Pueblo,
habfa obtenida
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controlaba alga mas de la mitad de las gobernaciones y no tenia mayoria
en la Camara de Diputados donde, debido al sistema de voto proporcional,
estaba representado un amplio espectro de fuefzas politicas. A diferencia
de Frondizi, el nuevo gobierno radical le dio mucha mas importancia al
Congreso y a la escena politica democrAtica, tanto por autentica convic
ci6n coma por su escasa propensi6n o capacidad para negociar con las
principales corporaciones. La vida parlamentaria tuvo mas actividad y bri
llo, pero el radicalismo no logr6 estructurar alli una allanza consistente, ni
tampoco comprometer autenticamente a las fuerzas politicas en la defensa
de la institucionalidad.
Arturo Illia, un polftico cardobes de la linea sabattinista, no era la fi
gura mas destacada de su partido, y es probable que su candidatura deri
vara de la escasa fe de las principales dirigentes en su triunfo. Dentro del
abanico de tendencias del radicalismo, tenfa simpatias por las posiciones
m.is progresistas, pero debi6 negoci.u con los otros sectores, que ocuparon
posiciones importantes en su gobierno. Su presidencia se defini6 par el res
peto de las normas, la decisi6n de no abusar de los poderes presidenciales
y la voluntad de no exacerbar los conflictos y buscar que estos decantaran
naturalmente. Las cri'.ticas se centraron en esta modaJidad, tachada de
irrealista e ineficiente, revelando el escaso aprecia que en la sociedad ar
gentina existla par las formas democrAticas e institucionales.
La polftica econ6mi.ca tuvo un perfil muy definido, dado por un grupo
de tecnicos con fuerte influencia de la CEPAL. Los criterios basicos del po
pulismo refonnista que la UCR del Pueblo heredaba del viejo programa de
las intransigentes radicales -enfasis en el mercado intemo, politicas de dis
tri.buci6n, protecci6n del capital nacional- se combinaban con elementos
keynesianos: un Estado muy active en el control y en la planiftcaci6n eco
n6mica. El gobierno se benefici6 ademas de la coyuntura favorable que
sigui6 a la crisis de 1962-1963, la recuperaci6n industrial y particular
mente de dos afios de buenas exportaciones. Los ingresos de los trabajado
res se elevaron y el Congreso vot6 una ley de salario minima. El gobiemo
control6 las precios y avanz6 con decisi6n en algunas areas conflictivas,
como la comercializaci6n de los medicamentos. Frente al capital extran
jero, sin hostilizarlo, procur6 reducir la discrecionalidad de las medidas de
promoci6n. Un caso especial fueron los contratos petroleros, que habfan
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sido un caballito de batalla en la lucha contra Frondizi, y que fueron anu
lados y renegociados.
Esta politi.ca econ6mica y social intentaba desandar parte del camino
seguido despues de 1955 y despert6 enconadas resistencias entre las sec
tores empresariales, expresadas tanto por los voceros desarrollistas, que se
quejaban de la falta de alidentes a la inversi6n extranjera, coma sabre todo
par los Iiberales, que reaccionaban contra lo que juzgaban estatismo y de
magogia, y se preocupaban par las avances de los sindicatos y la
pasividad del gobierno ante ellos.
Este habia intentado aplicar los recursos de la ley de asociaciones para
controlar a Ios dirigentes sindicales, especialmente en el manejo de los
fan dos y de las elecciones intemas, con la esperanza de que surgiera una
co rriente de dirigentes que rompiera el monolitismo peronista. Los
sindica listas respondieron con un Plan de Lucha que consisti6 en la
no podia superar cier-
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ocupaci6n escalonada, entre mayo y junio de 1964, de 11 mil fabricas, en
una opera ci6n que involucr6 a casi cuatro millones de trabajadores,
realizada con una p1anificaci6n exacta, sin desbordes ni amenazas a la
propiedad, y des montada con igual celeridad y pulcritud Aunque desde la
derecha y desde la izquierda se quiso ver en esto el comienzo de un
asalto al sistema, fue
s6lo una expresi6n, de rara perfecci6n, de la estrategia impulsada por
Van dor, capaz de obtener los maxi.mos frutos con una movilizaci6n
controlada y resttingida. Tal desphegue estaba dirigido en parte a obtener
concesiones del gobierno -particularmente el fin de Ia presi6n sabre las
sindicatos-, pero sabre todo a hacer ver que estos constituian un actor
insoslayable y de real peso en cualquier negociaci6n seria, esto es, la que
mantuvieran con las militares, los empresarios y el mismo Per6n.
El vandorismo aprovechaba asi su cabal donrinio de los sindicatos y
tambien de las organizaciones poHticas del peronismo, para actuar simul
tanea o alternativamente en Ios dos frentes y practicar su arte de la nego
ciaci6n. En el primer semestre de 1964, y alentados por un eventual
levan tamiento de la proscripci6n, las sindicatos encabezaron una
reorganizaci6n del PartidoJusticialista (PJ) -nuevo nombre del Peronista-,
que realizaron a su estilo, pues una afiliaci6n relativamente baja les
permiti6 un petfecto control, lo que las fue llevando a un enfrentamiento
creciente con Per6n, amenazado en su liderazgo. La disputa
entre fue
ambos
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retomo de Per6n al pais, una provocaci6n al gobiemo y quiz.is al propio
Per6n, de envergadura similar a la de una presentaci6n electoral, que
ponfa sobre el tapete los pactos tacitos de proscripci6n. El Operativo
Retomo suscit6 una gran expectativa entre las peronistas y aviv6
nostalgias y fantasias. Per6n tom6 un avi6n, pero antes de que el gobiemo
se viera obhgado a decidir que hacer, las autoridades de Brasil lo
detuvieron y enviaron de nuevo a Espana. No est.i claro quien perdi6 mas
con este resultado, si el gobiemo, Vandor o el propio Per6n -los
acontecimientos posteriores hicieron irrele vante el balance-, pero lo
cierto es que Per6n estaba dispuesto a jugar sus cartas para evitar
cualquier acuerdo que lo excluyera. Par entonces em pez6 a cobijar y
alentar a los incipientes sectores crfticos de la direcci6n sindical e
inclinados a una politica mas dura, o incluso a seguir la send.a de la
Revoluci6n Cubana.
La principal preocupaci6n de Per6n se hallaba en el campo electoral,
donde podia competir mejor con Vandor. En marzo de 1965 se realizaron
las elecciones de renovaci6n parlamentaria. El gobiemo proscribi6 al PJ
pero autoriz6 a tos peronistas a presentarse tras r6tulos menos
conflictivos, coma la Uni6n Popular, controlados par el sindicalismo
vandorista o par caudillos provinciales "neoperonistas , que interpretaban
de manera muy amplia y flexible el liderazgo de Per6n. Los resultados
fueron buenos para el peronismo pero no aplastantes, pues sumando todos
las segmentos ob- tuvieron alrededor del 36% de 1os votos. Lograron
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tos Hnrites, pues ni Per6n podia prescindir de los sindicalistas m.is repre
sentativos ni estos pod.fan renegar del liderazgo simb6lico de Per6n. La
competencia consisti6 en un tironeo permanente, en el que Vandor fue
ganando posiciones. A fines de 1964 la dirigencia local organiz6 el
constituir un fuerte grupo parlamentario, que encabez6 un a ldtere de
Vandor, y ernpezaron a prepararse para las elecciones de 1967, en las que
-coma en 1962- se com petiria por los gobiemos de provincia. Si Vandor
imponia sus candidatos en las principales provincias y lograba reunir a los
grupos neoperonistas pro vinciales, habria logrado institucionalizar al
peronismo sin Per6n y armar una poderosa fuerza disidente. De alguna
manera implic:ita, Per6n y el go bierno concunieron a enfrentarlo.
En los Ultimas meses de 1965, Per6n envi6 a la Argentina a su esposa
Maria Estela, conocida coma Isabel, como su representante personal
Isabel
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por el
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reuni6 a todos las grupos sindicales adversos o refractarios al liderazgo de
Vandor, tanto de izquierda coma de derecha, y motoriz6 rm.a divisi6n en
las 62 Organizaciones; aunque la encabez6 el propio secretario general de
la CGT, Jose Alonso, fracasaron en su intento de ganar 1a conducci6n
sindi cal. Pero a principios de 1966, cuando se celebraba la elecci6n de
goberna dor de Mendoza, Isabel apoy6 una candidatura peronista
altemativa a la que propici.aba Vandor y la super6 ampliamente en votos.
Asi, a mediados de 1966, la competencia entre Per6n y Vandor concluia
con un empate: aquel se imponia en el escenario electoral y este en el
sindical. Quiz.i par eso Vandor descart6 de momenta el escenario
electoral, dirigiendo sus pa sos had.a las grandes actores corporativos.
Las Fuerzas Armadas no miraban con demasiada simpatia el gobierno
de Illia -donde tenian predicamento los derrotados militares colorados-,
pero se abstuvieron de hacer planteos o de presionar. En el Ejercito, la
prioridad del comandante Ongania y del grupo de oficiales de Caballeria
que lo rodeaba era la reconstrucci6n de la instituci6n, el establecimiento
del orden y la disciplina, largamente quebrados en los afios siguientes a
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BREVE IflSTORIA CONTEMPQRl\NEA DE IA ARGENTINA
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1955, y la consohdaci6n de la autoridad del comandante. Masque de res
peto a las instituciones constitucionales, se trataba de la convicci6n de
que, dadas las caracteristicas de la escena polftica, cualquier intervenci6n
parcial provocaria divisiones facciosas. Progresivamente, las Fuerzas Ar
madas no hablaron mas que a traves de sus com.andantes en jefe, y de
entre etios Ongania fue adquiriendo una primada nacional. En 1965, en
una reuni6n de jefes de Ejercito americanos en West Point, manifest6 SU
adhesi6n a la llamada "doctrina de la seguridad nacional : las Fuerzas Armadas, apartadas de la competencia estrictamente politica, eran sin em
bargo la garantia de los valores supremos de la nacionalidad y debian
obrar cuando estos se vieran amenazados, particularmente por la subver
si6n comunista. Poco despues complet6 esto enunciando -esta vez en
Brasil, donde los militares acababan de deponer al presidente ]Dao
Goulart la doctrina de las ufronteras ideol6gicas", que en cad.a pais dividia a
los par tidarios de los valores occidentales y cristianos de quienes querian
subver tirlos. Entre esos valores centrales, no figuraba el sistema
democr<ltico
-que habia sido la bandera de las roilitares luego de 1955-, lo que
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revela un cambio no s61o interno, sino internacional:
la archivo
era inaugurada
presidente Kennedy terminaba, Estados Unidos retomaba en Santo Do
mingo su cl.isica politica de intervenci6n y los militates comenzaban a
derrocar a los gobiernos democriiticos sospechosos de escasa militancia
anticomunista. En este renovado discurso de las Fuerzas Armadas, que no
se mostraban ansiosas por sacar de el los corolarios obvios, Ia democracia
eropezaba a aparecer como un lastre para la seguridad. Desde esa perspec
tiva tambil'n lo seria, finalmente, para la modernizad6n econ6mica, que
necesitaba de eficiencia y autoridad.
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LA ECONOMfA ENTRE LA MODERNIZACI6N Y LA CRISIS
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El programa queen 1958 sintetiz6 de manera convincente Arturo Frondizi
expresaba una sensibilidad colectiva y un conjunto de convicciones e ilu
siones compartidas acerca de la modernizaci6n econ6mica. En parte esta debia
surgir de la promoci6n planif:icada par el Estado y de una renovaci6n tecnica y
cientifica hacia la cua1 de 1955 en adelante se volcaron muchos esfuerzos. Asi
surgieron el Instituto Naciona1 de Tecnologia Agropecuaria (INTA), de
incidencia importantisima en su campo, y el menos influyente Instituto
Nacional de Tecnologia Industrial (INTI). La investigaci6n basica y la
tecnol6gica fueron promovidas desde el Consejo Nacional de Investiga ciones
Cientfficas y Tecnicas (Conicet), creado en 1957, o desde la Comi si6n
Nacional de Energia At6mica (CNEA), que frecuentemente actuaron asociados
con las universidades. El Consejo Federa1 de Inversiones (CFI) debia regular
las desigualdades regionales, mientras que el Consejo Nacio nal de Desarrollo
(Conade), creado en 1963, asumiria la planificaci6n glo bal y la e1aboraci6n
de planes nacionales de desarrollo. En suma, un con junto de instituciones
debian poner en movimiento, planificadamente, la palanca de la inversi6n
pUblica, la ciencia y la tecnica.
Pero la mayor fe estaba puesta en los capitales extranjeros. Estos llega ron
en cantidades relativamente considerables entre 1959 y 1961; luego se
retrajeron, hasta que en 1967 se produjo un segundo impulso, aun cuando
en el pesaron mucho las inversiones de corto plazo. Pero su influencia exce di6
largamente 1a de las inversiones directas. Los inversores tuvieron una gran
capacidad para aprovechar los mecanismos intemos de capitalizaci6n,
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di6 a estancarse, sin que el aumento en las nuevas empresas compensara la
ya sea de creditos del Estado o por medio del ahorro particular, que
perdida en las tradicionales, y se deterioraron los mgresos de las asalariados
juzgaba conveniente canalizarse a traves de las empresas extranjeras.
por razones tanto econ6micas coma polfticas: un mayor desahogo empresa
Tambien se instalaron por la via de la compra o la asociaci6n con empresas
rial en el mercado de trabajo, debido a los frutos de la racionalizaci6n y
nacionales existentes, o simplemente por Ia concesi6n de patentes o rnarcas.
la contracci6n, se sumaba a un recorte en la capacidad de negoci.aci6n de las
Su influen cia se not6 en la transforroaci6n de las servicios o en las formas
organizaciones sindicales, sobre todo en el atnbito especifico de la
de comer
empresa
cializaci6n -los supermercados fueron al principio lo mas caracteristico- y
y la planta. Asi, la participaci6n relativa de capital y trabajo en el producto
en general en una modificaci6n de los habitos de consumo, estimulada por
bruto interno vari6 sensiblemente, revelando la consistencia de la fase
lo que podia llegar a verse y apetecerse a traves de la televisi6n. La presencia
acumulativa que se habia puesto en marcha: la porci6n de los asalariados
creciente del idioma ingles atestigua el grado de adaptad6n a los estilos
cay6 aproximadamente del 490/o del PBI en 1954 -pico maxima de la
mundiales que akanz6 la vida econ6mica
etapa peronista- al 40% hacia 1962.
En estos prim.eras aiios, su efecto fue traum.itico. En la industria, las
El efecto traum.itico debia compensarse con otro renovador mas
nuevas ramas -petr6leo, acero, celulosa, petroquimica, automotores- cre
fuerte y persistente, que sin embargo se relativiz6 bastante. Aun en el
cieron aceleradamente, par efectos de la promoci6n y aprovechando la
caso de las activ:idades modemas, los inversores nuevos debfan moverse
existencia de un mercado insatisfecho, mientras que las que habfan lide
en un conte:x.to de caracterfsticas singulares y arraigadas: el tipo de fci.bri
rado el crecimiento en la etapa anterior -textil, calzado, y aun electrodo
cas heredado de la etapa peronista se caracterizaba por su escala peque:fia,
mesticos- se estancaron o retrocedieron, en parte porque su mercado se
alta integraci6n vertical, elevados costos y escasa preocupaci6n par la
habfa saturado o incluso retrocedia, y en parte tambien porque debfan
competitividad. Eran mas bien grandes talleres que verdaderas f.ibricas
competir con nuevos productos, como fue el caso del hilado sintetico, que
modernas. Las empresas nuevas -particularmente las de automotores- tu
lo hizo con el algod6n en el sector de los textiles. Por otro lado, aument6
vieron que adecuar su tecnologia y sus formas de organizaci6n a estas
la concentraci6n, sobre todo en la industria, modificando la estructura re
realidades, de las que no podian desentenderse, de modo que -coma es
lativamente dispersa heredada de la etapa peronista. En las rarnas nuevas,
tudi6Jorge Katz- su eficiencia fue mucho menor queen lospaises de ori
donde pesaron los capitales extranjeros, esto se debi6 a la magnitud de las
gen. Muchas empresas vinieron a aprovechar la crema de un mercado
inversiones iniciales requeridas asi como a las condiciones mismas de la
protegido y largamente insatisfecho, antes que a reallzar una instalaci6n
promoci6n estatal, que con excepci6n de los automotores garantizaban esa
de riesgo con perspectivas de largo plaza. Tal lo que ocurri.6 con las 21
concentraci6n. En las actividades antiguas, tradicionalmente dispersas, y
terminates de automotores existentes en 1965. Pero aun las que tenian
en un contexto de contracci6n, algunas empresas con mayor capacidad de
adaptaci6n lograron, gracias a un ctedito o a una asociaci6n ventajosa, cre
planes de largo alc.ance no estuvieron dispuestas a sacrificar la protecci6n
concedida, que les garantizaba el dominio del mercado local pero las con
cer a expensas de otras.
En suma, se cre6 una brecha entre un sector moderno y eficiente de la
denaba a limitarse a el.
En esos aftos la sociedad argentina, dominada por la problem.itica del
economia, en progresiva expansi6n, Ugado a la inversi6n o al consumo de
desarrollo,
la dependencia y el imperialismo, discuti.6 mucho mas la mag
los sectores de mayor capacidad, y otro tradicional, mas bien vinculado al
nitud y el destino de las ganandas de estas empresas que su aporte -cier
consumo masivo, que se estancaba. La brecha tenia que ver con la presen
tamente relativo- a la modernizaci6n y competitividad de la economia y
cia de empresas extranjeras, o su asociaci6n con ellas, de modo que para
particularmente del sector industrial. Lo cierto es que los capitales extran
muchos empresarios locales la experiencia fue fuertemente negativa. Lo
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jeros contribuyeron a mantener algunos de los mecanismos b.isicos, tal
fue, sobre todo, para muchos de las trabajadores. El empleo
industrial
ten-
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hasta mediados de la decada siguiente. Perceptible a la distancia, esta bo
coma se habian conformado en las aiios treinta y reforzado durante la
nanza relativa pennaneci6 oculta a los contempora.neas, cuya perspectiva
guerra y Ia posguerra Su horizonte sigui6 siendo el mercado intern□,y,
estuvo dominada por los ciclos de expansi6n y contracci6n, y las violentas
al igual que sus antecesoras nacionales, no fue prioritario alcanzar ac.i una
cri.5:is que los separaban.
eficiencia que les permitiera competir en mercados externos, a los que
Las crisis estallaron con regularidad cad.a tres aiios -1952, 1956, 1959,
abastedan desde otras filiales, salvo con estimulos especificos. Atraidos
1962, 1966-y fueron puntualmente seguidas por politicas llamadas de es
con regirnenes de promoci6n, pugnaron por mantener las situaciones de
tabilizaci.6n".
Desde un punto de vista estrictamente econ6mico, expresa
privilegio y hasta extenderlas, y asl -junto conlas empresas nacionales que
ban
las
limitaciones
que desde 1950 experimentaba el pais para un creci
pudieron seguirlos en esa linea- contribuyeron a fortalecer Ia injerencia de
miento sostenido. La expans:i.6n del sector industrial y del comercial y de
un Estado que debia garanti.zar las ventajas especiales.
servicios ligados al mercado interno dependia en Ultimo termino de las di
Pese a que el gobierno habia desarrollado una serie de organismos de
visas con las que pagar los insumos necesarios para mantenerlo en movi
planificad6n, sus politicas de promoci6n no tuvieron en cuenta cuestiones
miento. Estas eran provistas par un sector agropecuario con escasas posibi
clave, como cuiindo dejar de promover, para estimular la competitividad,
lidades de expandirse, que afrontaba diffciles condidones en las mercados
o la forma de compatibilizar las necesidades fiscales con la promoci6n, que
mundiales y que era habitualmente usado, a traves de las politicas cambia
generalmente consistia en la exenci6n de impuestos. Sobre toda, fue una
rias y de precios relativos, para solventar al sector interno. De ese modo,
palitica errS:tica: huba bruscas ascilacianes, determinadas en parte por la
toda crecimiento de este significaba un aumento de las impartaciones y
capacidad de presi6n de cad.a una de los interesados -coma cuando el mi
concluia en un deficit serio de la balanza de pagos. El endeudamiento ex
nistro Pinedo dispusa en 1962 una devaluaci6n del 800/o- yen parte por
temo, creciente en la epoca, y la necesidad de cumplir con Ios servicios
razones politicas generales -coma cuando el gobierna de Illia anu16 los
contratos petroleros-, que reforz6 en las empresas la actitud contraria de
agregaban un elemento adicional a la crisis y un motivo de interes para los
consolidar los privilegios obtenidos.
acreedores y sus agentes. Los planes de estabil.izaci6n, que recogfan la nor
En los diez afios que siguieron al fin del peronismo, la economia no
mativa est.indar del Fonda Monetario Internacional -al cual se recurria en
s6lo se transform6 sustancialmente, sino que, en conjunto, creci.6, aunque
la emergencia-, consistian en primer lugar en una fuerte devaluaci6n, y
quiza menos de lo que se esperaba. En el sector industrial, esto fue el re
luego en politicas recesivas -suspensi6n de CTeditos, paralizaci6n de obras
publicas-, que reducian el empleo industrial y los salarios, y con ellos las
sultado de un promedio entre el crecimiento de los sectores nuevos -mu
importaciones, hasta recuperar el equilibria perdido, creando las condicio
chos de los cuales tenfan un ciclo de maduraci6n largo- y la retracci6n de
nes para un nuevo crecimiento.
las tradicionales. En el sector agricola empezaron a sentirse algunos efec
Cada uno de estos ciclos de avance, detenci6n y nuevo avance -capa
tos de los incentivos cambiarios ocasionales, de las mejoras tecnol6gicas
ces de justificar el difundido pesimismo acerca del futuro de la economia
impulsadas por el INTA o par grupos de empresarios innovadores, o de la
se inscribia en el contexto de la puja por el ingreso entre los distintos sec
mayor difusi6n de las tractores, producidos par plantas industriales insta
tores, que a su vez formaba parte de la puja politica m.is general, pues al
ladas poco tiempo antes. Sin ser espectaculares, los resultados permitieron
empate politico correspondia un empate econ6mico. En una negocia.ci6n
que 1a producci6n alcanzara en promedio los niveles de 1940, antes
entre varias partes, los beneficiados y los perjudicados cambiaban en forma
del
comienzo de la gran contracci6n. Huba tambien algunas mejoras relativas
pennanente, asi como las alianzas y las enfrentamientos. En las fases as
cendentes, los intereses de empresarios y trabajadores industriales pod.fan
en el comercio exterior. Todo ello fue la base de una etapa de crecimiento
coincidir, a costa de los sectores exportadores: esta coincidencia, que fue
general sostenido pero moderado, sustentado principalmente en el mer
cado intemo, iniciada en los afi.os del gobierno de nlia,
que
se prolongaria
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pobres del nordeste y el noroeste, golpeadas ademas por la crisis de sus
economfas regionales, coma el algod6n o el azticar. Tambie!l comenzaron
las de los paises limftrofes. Siguieron llegando al Gran Buenos Aires, que en
esos ai'ios, con el 36% de la poblaci6n total, alcanz6 el pico de su creci
:miento relativo, pero tambiell a otros grandes centros urbanos, entre los
que empez6 a despuntar C6rdoba.
Quiza la mayor novedad estuvo en la form.a de incorporaci6n a las ciu
dades. El empleo industrial, que habfa sido la gran via durante la decada
peronista, se estanc6 y aun retrocedi6, y su lugar fue ocupado por la cons
wcci6n -las obras piiblicas, a cargo de grandes empresas, y tambien la
constrocci6n particular, dorninada por el pequeiio empresario-, que junto
al pequefto comercio y algunas actividades de Servicios absorbieron a los
ntigrantes internos y tambietl a los contingentes de bolivianos, paraguayos
o chilenos, cuya migraci6n contribuy6 a ampliar la masa de trabajadores.
No era s6lo la posibilidad del empleo, en general precario, lo que mo
vilizaba a los migrantes, sino tambiell el deseo de disfrutar de los atracti
vos de Ia vida urban.a, y en ese sentido las migraciones forman parte del
proceso social de la Argentina expansiva, de permanente incorporaci6n a
los beneficios del progreso, reforzado por la difusi6n de las comunicacio
nes, y particularmente Ia televisi6n. El resultado fue el fen6meno, muy comlln en toda America Latina, de la nueva marginalidad: un cintur6n de
"villas miserias" en las grandes ciudades y sus alrededores, donde se com
binaban, de manera sorprendente para los observadores, casas de lata y
antenas de televisi6n.
El mundo de los trabajadores urbanos experiment6 cam.bias profun
dos.
El nfunero de asalariados industriales se mantuvo estable, y en conse
LAS MASAS DE CLASE MEDIA
cuencia perdi6 importancia relativa. Fueron en general victim.as de las po
liticas sociales regresivas que dominaron en estos aiios, salvo durante el
La modernizaci6n econ6mica introdujo algunos cambios profundos en la
period.a de Illia, aunque los cam.bias econ6micos produjeron una gran dis
sociedad, pero tambiell dio nuevo impulso a transformaciones que venian
persi6n de los ingresos y claras ventajas en favor del sector de los trabaja
de anta:fio, de modo que los efectos potencialm.ente conilictivos de aque llas
dores de empresas modernas. Los sindicatos organizaron una eficaz resis
no se manifestaron de inmediato. La fuerte migraci6n del campo a la
tencia y se anotaron buenos tantos en la puja distributiva, los suficientes
ciudad, que caracteriz6 este periodo, en realidad formaba parte de una ten
como para no quedar descolocados ante sus bases, y contribuyeron a man
dencia iniciada en la decada de 1940. Cambi6 en parte el lugar de origen:
tener la homogeneidad de la clase obrera, sindicalizada y peronista. El
de las tradicionales zonas pampeanas, donde ya la crisis agricola habia
ma yor cred.miento se reg:istr6 entre Ios obreros de la construcci6n, y
completado su obra de expu1si6n, se desplaz6 a las zonas
sobre
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tradicionalmente
una de las bases de la alianza petonista, explica el margen de negociaci6n
logrado por los sindicatos luego de 1955. Otras veces -y en estos afios
fue mas frecuente-, los empresarios aprovecharon la coyuntura para ca
pitalizarse intensamente. Con la crisis y la devaluaci6n habfa en primer
lugar una traslaci6n de ingresos del sector urban□ al rural, pero tambien
de los trabajadores a los empresarios, pues los salarios reales retrocedian
ante la fuerte inflaci6n. Tambien solian perder las empresas chicas a ma-,
nos de las grandes, yen esas coyunturas la concentraci6n de la propiedad
avanz6 a saltos.
En sum.a, la crisis potenci6 la puja por el ingreso entre aquellos secto
res con capacidad corporativa para negociar y cre6 la posibilidad de apro
vechar una coyuntura, un cambio de las reglas del juego, producidas
desde el poder, y quedarse con la parte del otro. Se trataba de un juego en
el que no habfa reglas racionales y previsibles, ni un sector capaz de
imponerselas al otro. Si bien la acci6n del Estado era decisiva, no se
trazaban desde alli politicas aut6nomas, sino que estaba a disposid.6n de
quien pudiera cap turarlo un instante, y utilizarlo para sacar el mayor
provecho posible. Hubo entre los sectores propietarios quienes advirtieron
las posibilidades que ofreda un funcionamiento tan anonnal para los
par.imetros del capita lismo y descubrieron las ventajas de la indisciplina
Hubo otros, en cambio, cuyas mejores posibilidades radicaban en el
establecimiento del orden y la racionalidad, y empezaron a reclam.ar la
presencia, en el pod.er politico, de quien pudiera cumplir esa tarea.
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BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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Entre las clases altas, los cambios completaron las anunciados en la
todo entre las trabajadores por cuenta propia, ligados a los servicios o al
decada
peronista. Pese a la cafda del regimen odiado, las viejas clases altas
pequeiio comercio. Su expansi6n correspondia todavia a las necesidades
no recuperaron su antiguo prestigio: la posesi6n de un apellido, o la fre
de la economia, y antes que desempleo disfrazado, se trataba de trabajo
cuentaci6n de las secciones de sociales de La Prensa o La Naci6n, no ase
complementario, nonnalmente remunerado, aunque precario y carente de
guraban por si ni riqueza ni pader. Las elites siguieron diversillci.ndose y
la protecci6n sin.di.cal. El sector de los desprotegidos, que se expandi6 pre
se nutrleron de nuevas empresai:ios, militares -con frecuencia t.ambien de
cisaroente cuando el Estado de bienestar renunciaba a algunas de sus res
venidos dirigentes de empresa- y hasta algdn gremial.ista particularmente
ponsabilidades, comenz6 a constituir, en form.a progresiva, una de las fuen
exitoso.
tes de tensi6n de la sociedad.
Lo mas caracteristico de estos a.nos fue la emergencia y visibilidad de
Nuevos contingentes engrosaron el impreciso pero bien real sector de
la capa de las asf llamados ejecutivos, que segdn su nivel se ubicaban en
las clases medias, prolongando y culminando el proceso secular de expan
tre las clases altas o las medias. Eran por una parte la expresi6n de la mo
si6n, diversificaci6n y movilidad de la sociedad. Pero esta apreciaci6n glo
dernizaci6n econ6mica, el signo de que las empresas dejaban de ser ma
bal incluye irnportantes cam.bias intemos, que matizan fuertemente su
nejadas por los hi.jos de las familias fundadoras y pasaban a manos de
senti.do. Seglln los aruilisis de Susana Torrado, los pequefios empresarios
funcionarios expertos, duefios de la eficacia y de una cultura internacio
manufactureros se redujeron de manera dr.istica por obra de la concentra
nal. Como tales, fueron glorificados coma heroes civilizadores. Pero tam
ci6n industrial, y aunque aument6 el nllmero de comerciantes, en con
bien aparecieron como la nueva versi6n del parvenu, un poco "ras
junto los sectores medios aut6nomos fueron menos numerosos. Creci6 en
tacuero , por la exhibici6n agresiva de la riqueza y por lo que era juzgado
cambio el nUmero de las asalariados de clase media, presentes en todos las
coma la usurpaci6n de los signos del estatus. Contenian la grandeza y la
sectores de la economia yen especial en la industria, donde las nuevas em
miseria de la modernizaci6n.
presas demandaron tecnicos y profesionales.
Los cam.bias en las form.as de vida fueron notables, sabre todo en las
Su presenci.a puso de relieve el papel decisivo que en esta etapa
grandes
ciudades. La pildora anticonceptiva y en general una act:itud mas
sigui6 teniendo la educaci6n, la via de ascenso por excelencia de los
flexible sobre las conductas sexuales y sabre las relaciones familiares mo
sectores me dios. Consolidada Ia prim.aria, se prolong6 la expansi6n de la
dificaron la relaci6n entre hombres y mujeres, aunque tales cambios refle
ensefianza media, cuya matricula creci6 en forma espectacular en la
jaron s61o mfnimamente -en una sociedad todavia pacata y tradiciona
decada peronista, y luego la universitaria, donde se empezaron a plantear
Usta- las que se estaban produciendo en los pafses centrales. El voseo
las problemas de la masividad Viejas y nuevas expectat:ivas COnfluian en
empez6 a imponerse en el trato cotidiano y la conversaci6n se nutri6 de
este crecimiento: la tradicional b\J.squeda del prestigi.o anejo al titulo, el
deseo de participar -a traves de las nuevas carreras- en el proceso de
terminos tomados de la sociologia y del psicoanalisis, una de las pasiones
de las sectores medias, que constituyeron en Buenos Aires una de las ma
modernizaci6n de la eco nomia y de la ciencia, y luego, tambit'in, el deseo
yores comunidades psicoanaliticas del mundo. Al igual que en el resto del
de incorporarse a uno de las faros intelectuales y politicos mas act:ivas. Pero
mundo, los cambios en el consumo empezaron a resultar claves en 1a
la mec.inica tradicional empezaba a revelar fallas: Ios egresados
dife renciaci6n social. Era signilicativo que los nuevos sectores populates,
universitarios aumentaron mucho mas r.ipido que los empleos -uno de
a di ferencia de sus antecesores de la primera mitad del siglo, no pusieran
lossignos de la debilidad de la mo dernizaci6n anunciada-, mientras que,
sus esperan.zas en la casa propia -sfmbolo mismo de la movilidad social-,
progresivamente, se producia una petdida de valor de los titulos, y, por
sino en el televisor, en parte porque aquella se habia tornado inalcanzable,
ejemplo, para determinadas posido nes no bastaba ya el de bachilter. Aquf
en parte por la singular combinaci6n de placer inm.ediato y presti.gio que
tambien empezaba a anunciarse uno de los focos de tensi6n de la nueva
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sociedad.
BREVE HISTORIA CONIEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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porcionaba el televisor, y luego el aparato electr6nico o la motocideta En
tre las clases medias, fue el autom6vil lo que colm6 sus expectativas e ilu
siones, pero tambien las libros entrar.in en el cfrculo del consume masivo,
y las best sellers comenzar.in a constituir una referencia.
Fuerzas poderosas impulsaban la expansi6n y la homogeneizaci6n del
consume: la producci6n en masa, la propaganda, las tecnicas del marke
ting, pero tambien tendencias mas profundas a la democratizaci6n de las
relaciones sociales y al acceso generalizado a bienes tradicionalmente
con siderados coma propios de las clases ahas. Todos consumieron
muchos
mas productos novedosos. En c.ada ciudad, el viejo "centro" perdi6 impor
tancia, y las nuevos centros comerciales se esparcieron par todos las ba
rrios; el jean se convirti6 en prenda universal, y, en su aspecto al menos,
las ciudades aparecieron habitadas por vastas masas de clases medias.
Pero
si el jean homogeneizaba todo e impedia que las diferencias sociales cris
talizaran en apariencias fijas, generaba de inmediato un movimiento in
verso; la recurrencia a marcas exclusivas y caras, visibles en etiquetas
conspicuas, que r.ipidamente era absorbido por la falsificaci6n o la vulga
rizaci6n de esas etiquetas. Asi, frente a la homogeneizaci6n de las aparien
cias, las clases medias acomodadas y los sectores altos de la sociedad, esti
mulados por una polarizaci6n creciente de los ingresos, buscaron fonnas
origi.nales de diferenciaci6n a traves de una exclusividad que debia cam
biar permanentemente de referencias, antes de que la vulgarizaci6n las
atrapara. Saber en cad.a circunstancia que es lo que marcaba esa diferenda,
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y los ejecutivos efi cientes. Para ellos se revelaban las
secretos de lo que debia saberse sobre la
y conocer el momento en que lo in se convertia en out y lo distinguido en
mersa o
cache-segun el curioso c6digo del humorista Landro- pas6 a ser
una ciencia apreciada y el tern.a de los mas lefdos semanarios.
Uno de ellos, Primera Plana, cump1i6 una funci6n esencial en la educa
ci6n de las nuevos sectores medias y altos. Apareci6 en 1962, para servir
de vocero a las grupos que empezaban a nudearse detras del general
Ongania y de la evanescente f6nnula del "frente". Pero ademas -o qui7.a
precisamente por eso- asumi6 con entusiasmo y una cierta ingenuidad la
tarea de difun dir la modemidad entre unos lectores que, gracias a la
profusi6n de daves para iniciados que su lectura demandaba, debian ser
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ellos mismos una mi noria, reclutada entre las nuevas
capas
profesionales
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"vida moderna", las ultimas conquistas de 1a ciencia o la nueva literatura latinoamericana,
cu.yo boom recibi6 un decisivo impulso, asf coma de todo aquello cu.yo consumo marcara la
diferencia. En otro registro, un personaje de historieta que iba a conquistar 1a inmortalidad Mafalda, de Quino- ex pres6 toda otra gama del im.aginario de las clases medias, combinando
la ilusi6n del auto -un modesto Citroen- y de las breves vacaciones anuales con las
preocupaciones par el pacifismo, la ecologia o la democracia, comu nes a 1a ala de
d.isconformismo y renovaci6n que se insinuaba en el mundo. Quiz.i por es:o Mafalda alcanz6
difusi6n intemacional y, pese a expresar
una sensibilidad tan distinta, coincidi6 con Primera Plana en mostrar cu.an
cerca del mundo estaba el pafs por entonces.
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ELEMPATE, 1955-1966
LA UNIVERSIDAD Y LA RENOVACI6N CULTURAL
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Los intelectuales antiperonistas -y entre ellos quienes habian logrado iden tificarse tanto con el
rigor cientffico cuanto con las conientes esteticas y de pensamiento de vanguardia- pasaron a
regir las instituciones oficiales y el campo de la cultura todo, dominado par la preocupaci6n de
la aper tura y la actualizaci6n. Viejos grupos, como el Colegio Libre de Estudios Superiores, o
Sur, perdieron relevancia, desplazados par nuevas institucio nes y muchas veces debilitados par
las escisiones internas. Las vanguar dias artisticas se concentraron en el Instituto Di Tella,
combinando bajo el amparo de una empresa por entonces pujante y modernizada la experi
mentad6n con la provocaci6n. Quienes animaban esa experiencia -y en particular Jorge
Romero Brest estaban convencidos de recrear en Buenos Aires un verdadero centro
internacional del arte, y si el diagn6stico quiz.is era excesivamente optimista, lo cierto es que,
coma pocas otras veces, la creatividad local se vincul6 con la del mundo. Ubicado en el centro
mismo de la ciudad, en la llarnada "manzana loca", y cerca de la Facultad de Filo- Sofia y Letras,
el Di TeJla se convirti6 en punto de referenda de otras co rrientes, emergentes y medianamente
contestatarias, pero por cierto pro vocativas, como el hippismo.
El principal foco de la renovaci6n cultural estuvo en la universidad. la designaci6n en 1955
de Jose Luis Romero como rector de la de Buenos Ai-
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ELEMPATE, 1955-1966
BREVE HIS10RIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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Desde 1955, la universidad se gobern6 segun las principios de la Re
fonna Universitaria de 1918, verdadera ideologia de estudiantes e intelec
tuales progresistas: autonomfa y gobierno tripartito de profesores, egresa
dos y alurnnos. Desde el comienzo, sus relaciones con las gobiernos fueron
conflictivas y la ruptura se produja cuando el presidente Frondizi decidi6
autorizar las universidades privadas -eufemisti.camente llamadas Nlibres" en
igualdad de condiciones con las del Estado. El debate de 1958 entre los
partidarios de la ensefianza ulibre" -b.isicamente las ligados a la Iglesia- y
la "laica" -que nucleaba todo el arco liberal y progresista- fue notable,
aunque la masividad del apoyo a "la laica" no logr6 cambiar la deterrnina
ci6n de Frandizi de entregar ese botfn a uno de los factores de poder que
reconoda La confrontaci6n -renovada posteriarmente en las redamos par
mayor presupuesto- mostr6 c6mo la universidad se convertia en un polo
critico no s61o del gobierno, sino de tendencias cada vez
fuertes en la
sociedad y la politica, y a la vez c6mo se procesaba de manera interna ese
cuest.ionamiento, politico pero no partidario y preocupado par mantener
ala enseiianza ya la investigaci6n, ylos egresados marcharon masivamente a
-mas alla de las avatares de la polit.ica nacional- el area de las solidarida
completar su fonnaci6n en el exterior. Incluso las viejas carreras cambiaron:
des progresistas: en primer lugar la fe en la dencia y luego la confianza en
la economia yla administrad6n de empresas -escue1a de ejecutivos- empe
el progreso de la humanidad, ejemplificado en 1a amplia solidaridad des
zaron a reemplazar la vieja formad6n de los contadores pUbhcos.
pertada por la Revoluci6n Cubana. En ese sent.ido, y gracias a su autono
En las ciencias sociales -una idea de par si moderna- la moderniza
mfa, la universidad se convirti.6 en una "isla democrl:1.tica" en un pais que
ci6n se asod6 con dos nuevas carreras: psicologfa y saciologia. En la es
lo era cada vez menos y -lo que es pear- quecreia cada vez menos en la
cuela fundada par Gino Germani, la tearia de la madernizaci6n, muy facil
de integrar con la del desarrollo ecan6mico y hasta con el marxismo, cons
democracia, de modo que la defensa misma de la "isla" contribuy6 a con
tituia a la vezun diagn6stico y un programa, mutuamente potenciados: las
solidar las sohdaridades internas.
sociedades marchaban todas par un camino similar, de lo tradicional a lo
No se trataba, sin embargo, de una isla con volu.ntad de end.erro. Mien
tras
germinaban en ella multitud de propuestas politicas que luego se
modemo, y la ciencia indicaba el camina para que la Argentina recorriera
transferirian al debate de la sociedad, la universidad se preocup6 intensa
esas etapas y por esa vfa se incorporara al mundo. La sociologfa suminis
mente, aunque con exito desigual, par la extensi6n de sus actividades a la
traba a 1a vez una filosofia de 1a historia, un vocabulario -frecuentemente
malas traducciones del ingles- y otros signos de modernidad, y una vasta
sociedad toda. El ejemplo m.is exitoso de ello fue Eudeba, la editorial fun
dada par la Universidad de Buenos Aires y arganizada primero par Arnaldo
camada de nuevos profesionales, que podfan dedicarse al marketing o a las
Ocilla Reynal-alma mater de dos editoriales mexicanas de honda influen
relaciones industriales en las empresas, a a trabajar en las distintos orga
c:i.a en el mundo intelectual, el Fonda de Cultura Econ6mica y Siglo xx1- y
nism.as de planeamiento e investigaci6n desarrollados por el Estada. Antes
de que las subocupadas a desocupados predominaran entre ellos, las so
luego par Boris Spivacow, que recre6 en la decada del sesenta las grandes
ci6logos constituyeron, con psic6logos, economistas, cientfficos y tecrricos
proyectos editoriales populares de las afi.os treinta y cuarenta. Lo singular
industriales, toda una cohorte de nuevos sectores medias, adahdes de la
de Eudeba fue su combinaci6n de palitica de ventas agresiva y novedosa
modernizaci6n y consumidores privilegiados de sus Este
productas.
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res, con el respaldo del poderoso movimiento estudiantil, marc6 el rumbo
de los diez afios siguientes. Estudiantes e intelectua1es progresistas se pro
pusieron en primer lugar "desperonizar" la universidad -esto es, eliminar a
los grupos clericales y nacionalistas, de infuno valor academico, que la
ha bfan dominado en la decada anterior- y luego modernizar sus
actividades, acorde con la transfonnaci6n que la sociedad toda
ernprendia
Segtm la utopia del desarrollo dominante, la ciencia debfa convertirse en
palanca de la econotnia, lo que plante6 un largo debate acerca de las priori
dades: ciencias ba5icas, que trabajaran segtln las estandares internacionales,
o tecnologia aplicada, mirando las problemas especificos de nuestra econo
mia y atendiendo a la formaci6n del personal cahficado que esta podia re
querir. Frente a la vieja universidad profesional surgi6 una nueva, orientada
a la biologia, la bioquimica, la fisica, la agronomia o la computaci6n; las fa
cultades se nutrieron con laboratorios y dentifkos con dedicad6n exclusiva
mas
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parte del micleo progresista el que revel6 la imposibili.dad de mantener 1os
-libros muy baratos, quioscos en las calles- puesta al serv:icio de la difu
acuerdos en las que esa experiencia se habia fundado.
si6n de lo mas modemo en el campo de las ciencias. Sus tiradas -vendi6
tres millones de ejemplares entre 1959 y 1962- muestran tanto la reahdad
de la ampliaci6n del pU.blico lector coma el decisivo papel de Ia universi
LA POLfTICA Y LOS LfMITES DE LA MODERNIZACI6N
dad y su editorial para conformarlo.
En este polo de modemidad concentrado en la universidad empeza
La radicalizaci6n de 1os sectores progresistas y Ia formaci6n de una
ron a manifestarse tensiones crecientes. El valor absoluto de la ciencia
nueva iquierda -cuya trayectoria han reconstruido Oscar Teran y Silvia
universal -ya presente en las discusiones sabre ciencia bilsica o tecnoloSi.gal- tu vieron en la universidad su ambito privilegiado antes de partir,
gia- fue cuestionado a la luz de las necesidades nacionales. Se debati6
luego de 1966, hacia destinos mas amplios. Pero hasta esa fecha su
primero el financiamiento de muchos grupos de cientif:icos par fundaciopenetraci6n en otros circulos fue escasa -los gremiales estaban
nes intemacionales -que solian estar vinculadas con grandes empresas,
ce1osamente custodiados por un sindicalismo siempre hostil-, y fue en la
coma la Fundaci6n Ford, o con los mismos gobiernos- suponiendo que
universidad y sus debates donde los intelectuales construyeron y
tal financiamiento orientaba las investigaciones en una direcci6n irrelereconstruyeron sus interpretacio nes y sus discursos, que con
vante o directamente contraria a los intereses del pueblo y la naci6n. De
posteriori.dad encauzarian en una amplia gama de opciones politicas.
alli se pas6 al cuestionamiento de los paradigm.as d.entfficos mismos, pos
La ruptura entre el sector mas progresista de los intelectuales y sus
tulando una manera "nacional de hacer ciencia, diferente de la que se
aliados mas conservadores del frente antiperonista, anunciada desde antes
identificaba con los centros internacionales de dominaci6n, y a 1a larga
de 1955, cristaliz6 casi de inmediato, por obra de la politica antipopular y
se cuestionaria la necesidad misma de la ciencia. El llamado a mirar al
represiva del gobierno libertador, y sobre todo par una suerte de culpa
pais, o a Latinoamerica, entroncaba con la cuesti6n del compromiso de
ante la incomprensi6n de unas mayorlas populares cu.ya persistencia en el
los intelectuales con su realidad, un viejo debate -lo habian animado en los
peronismo, mas al1i de la acci6n del aparato estatal, qued6 demostrada en
aii.os de 1920 Ios partidarios de Boedo y Florida- que encontraba nuevos
las elecdones de 195Z Desde Sur hasta el Partido Socialista, las agrupacio
motivos. Si bien el compromiso era un valor compartido entre el connes y los partidos que habian cobijado a la oposici6n antiperonista sufrie
junta de los intelectuales progresistas -que novacilaban en manlfestarse
ron todo tipo de fracturas. La atracd6n que ejerd6 Frondizi entre 1os pro
masivamente en favor de la Cuba agredida-, habia quienes cuestionaban
gresistas independientes y aun entre militantes de los partidos de
Ia supuesta neutralidad de Ia ciencia -defendida por los "cientificistas"- e
izquierda tradicionales obedecia a que proponia la apertura al peronismo
insistfan en su cara.cter siempre valorativo. Una discusi6n similar planteaban
sin renun ciar a la propia identidad; se debia. al energico tono
en el cam.po artfstico quienes cuest:ionaban la frivolidad y falta de comproantiimperialista -un valor par entonces en alza-, y sabre todo a la
miso del Di Tella y contraponian por ejemplo el teatro realista de Roberto
modernidad y la eficaci.a que
Cossa o German Rozenmacher -que tematizaban las perplejidades de las
.informaba su estilo politico, que combinaba las ilusiones de la epoca con
clases medias ante el peronismo- con el teatro del absurdo de la "manlas tentaciones, mas propias de los intelectuales, de acercarse al poder sin
zana loca".
pasar por los filtros de las partidos. La desilusi6n, que sobrevino pronto,
Por entonces, y pese al voluntarismo de los nt'.icleos modemizadores, \.\ ,:
inici6 una etapa de reflexi6n, critica y discusi6n que culmin6 en la fornia
la realidad nacional no hacia sino mostrar la superficialidad de 1os camd6n de la "nueva izquierdaff.
bios, asi coma el vigor de las resistencias que esos cambios despertaban
Se form6 mirando al peronismo primero y luego a la Revoluci.6n Cu
en la soci.edad tradici.onal. Pero, sobre todo, fue el giro a la izquierda de
bana
Se caracteriz6 por la espectacular expansi6n de! marxismo, fuente de
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buena
Colombia y
BREVE HISfORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
las creencias bllsicas: se era rnarxista o nose lo era. Dentro de el, las varte
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dades eran infinitas; la ortodoxia estali.nista retrocedi6 frente a nuevas
fuentes doctrinarias: Lerun, cuyo Iugar central se mantuvo por sus tesis
sobre el imperialismo, Sartre, Gramsci, Trotski, Mao, de las que se deriva ban
todas las interpretaciones imaginables -desde condenar al peronismo hasta
abrazarse con el-, Iegitimadas en un Marx que daba para todos. Pa
ralelamente, se expandi6 el antiimperialismo, recogiendo una ola mundia1
que partfa de los movimientos de descolonizaci6n de la posguerra, seguia
con las pafses del Tercer Mundo, continuaba con Ia guerra de Argeha y
culminaba con la incipiente Iucha de Vietnam, todo lo cual parecia anun
ci.ar la iruninente crisis de las imperios. la desilusi6n con Frondizi, y con
su equivalente brasilefio Juscelino Kubitschek, el asesinato de Kennedy y
la intervenci6n estadounidense en Santo Domingo, en 1965, diluyeron las
ilusiones en la Alianza para el Progreso, y las teorias del desarrollo
dejaron paso a las de la dependencia, que reelaboraba las motivos
anteriores pero subordinando las raices del atraso a situaciones politicas,
frente a las cua les Ia opci6n era una alianza nacional para la liberaci6n.
Este populismo tendi6 un puente hacia sectores cristianos que, releyendo
las evangelios en clave popular, se interesaron en dialogar con el
rnarxismo, mientras que el antiimperialismo vincul6 estas corrientes con
sectores del nacionalismo, tambien en intenso proceso de revisi6n. De
Hernandez Arregui ---cuyo libro
La formaciOn de'la conciencia nacional fue clave en est.a amalgam.a- a Jose
Maria Rosa, intelectuales nacionahstas :incorporaron el marxismo -en su
vertiente mils crudamente economicista- rehaciendo un camino que, en
sentido opuesto, habian recorrido Rodolfo Puiggr6s y Jorge Abelardo Ra
mos, autores de otros dos libros de enorme influenda: Historia critica de
los partidos politicos y Revoluci6n y contrarrevoluci6n en Argentina. A su
vez, las izquierdas revisaron su interpretaci6n liberal de la historia -en la
que Rosas encarnaba el feudalismo y Rivadavia el capitalismo- y empeza
ron a releerla a la luz del revisionismo, un camino que les pennitia, al final,
asignar al peronismo un lugar legitimo en el progreso de la humanidad.
La amalgama fue dificil y la polemica intensa La Revo1uci6n Cubana
-en cuyo apoyo todos coincidieron- tuvo la virtud de resumir Ia mayoria
de esos sentidos. Mostraba a America Latina alzada contra el imperialismo,
sa bre todo luego de la expansi6n de la guerrilla
en Venezuela,
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Perl1, y llevaba a una revalodzaci6n cultural que iba desde las fuerzas telU ncas
hasta la "nueva novela". La conexi6n estrecha entre marxismo y revo luci6n, que
se desdibujaba al contemplar los grandes partidos europeos o la propia Uni6n
Sovietica, se manifest.aha con toda su fuerza en Cuba Antes de
que se extrajeran de e1la recetas politicas especificas, Cuba consagr6 la idea
roism.a de revoluci6n, la convicci6n de que, pese a sus pesadas determina
ciones, Ia realidad era plastica y que la acci6n humana organizada podia
modi:ficarla. Esa transformaci6n, cuya posibilidad era reforzada por su ne
cesidad hist6rica, era una cuesti6n politica, que se jugaba en el poder y
postergaba o subordinaba otras cuestiones coma el crecimiento econ6- mico,
el progreso cientifico o la modernizaci6n cultural. Para la vertiente
nacionalista, el sujeto de est.a transformaci6n seguia siendo, en clave ro
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malltica, el pueblo, mientras que para la izquierda Io era el trabajador, de tr.is
de quien, como ha dicho con agudeza Teran, no se vislumbraba toda via al
guerrero.
Efectivamente, la nueva izquierda todavia no tenia claro que hacer.
Miraba con avidez al peronismo, alentaba sus variantes "duras" -algunos
militantes sindicales, o John William Cooke, que venia de una larga residen cia
en Cuba-, especulaba con su vuelco a la izquierda, y empezaba a jugar con
diversas alternativas: el leninismo -que privilegiaba la acci6n de ma sas-, el
foquismo -que buscaba constituir un polo de pod.er a traves de la guerra
irregular-, o el "entrismo", decidido a ganar al peronismo desde
adentro. Nada estaba definido en 1966, salvo el rechazo cada vez mas ca
teg6rico de la tradici6n liberal y democr.itica. Para la nueva izquierda -que
no separaba los principios mas generates de la inmediata experiencia ar
gentina- la democracia era apenas una forma, las libertades individuales una
farsa, e ilusionarse con ellas era s6lo encubrir la opresi6n.
En realidad, nadie tenia demasiada fe en la democracia, ni siquiera las
partidos politicos que debian defenderla Ciertamente se trataba de una
democrada fictida y de escasa legitimidad, pero los interesados directos en su
supervivencia y mejora la dieron por caduca sin lucha, hasta que el final
anunciado lleg6. Si las izquierdas creian que se trataba de un opio burgues;
el frondicismo preferia apostar a la eficienda tecnocr.itica mientras que las
radicales del Pueblo y sus aliados no vacilaron, en ocasiones, en preferir un
golpe militar a un gobierno que abriera demasiado el juego a los peronis-
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Esta reacd.6n, que iba de lo politico a lo cultural y de ahi a los .imbitos
mas prtvados, encontr6 amplio eco en ta sociedad, revelando que los avan-
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tas. Estos -los menos responsables, dada su exclusi6n- fluctuaban en la
apuesta a las elecci.ones o a la negociaci6n directa con los factores de po
d.er. La derecha, por su parte, no lograba organizar un partido capaz de ha
cer atractivos sus intereses al conjunto de la sociedad, en parte par las pro
blem.as ya cr6nicos de estas fuerzas, que s6lo funci.onaron eficazmente
cuando se las articu16 desde el poder, yen parte porque, en el seno mismo
de los sectores propietarios, subsistlan los conilictos y no se habia llegado
a confonnar una propuesta que fuera valida para todos ellos, y mucho me
nos para un sector mayoritario de la sociedad.
Los sectores mas concentrados de la economia, en las que el capital e:x:
tranjero tenia un peso decisivo, se movian con mas comodidad en la
escena corporativa, donde sus intereses eran fonnulados con precisi n
claridad
por un grupo de bien entrenados economistas y tecnicos. Alh dtalogaban
con los factores de poder reales -los sindicalistas, las Fuerzas Armadas,
Yen menor medida la Iglesia- que por distintos motivos tampoco tenian
.
mayor interes en fortalecer la escena democratica Los sindicalistas,
dirigidos por vandor, hahlan probado sin suerte la arena electoral, donde
Per6n los habia derrotado; los militares estaban cad.a vez mas
consustanciados con su papel tutelar del Estado y defensor de los valores
occidentales y cristianos. Se tra taba, sin embargo, de una negociaci6n
empantanada, a mitad de camino entre la democrada y el autoritarismo,
donde ninguno de los actores tenfa Ia fuerza para volcar en su favor la
situaci6n, pero podia vetar eficazrnente
cualquier altemativa que lo excluyera.
Las voces para romper el empate empezaron a multiplicarse. Para los
militares, la democracia resultaba un obst.iculo en el combate contra un
enemigo comunista imaginado, que veian cada vez m.is amenazador. Si
ha bian llegado a admitir que el grueso del sindicalismo peronista era de
mo menta rescatable, en cambio lo veian enseii.oreado en la universidad,
desde donde se intentaba fascinar al peronismo; se alannaban por la
atracci6n que ejercia la Revoluci6n Cubana y los horrorizaba el
cuestionami.ento de Ios val.ores tradicionales de la sociedad y la
convivencia, pues en el fondo la libertad sexual, la revoluci6n y el arte de
vanguardia les paredan distintos aspectos de un mismo desafio a los
valores occidentales y cristianos.
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ces de la modernizaci6n no eran tales. Era alimentada desde los sectores tnas tradicionales
de la Iglesia, de gran predicamento entre militares y em presarios. Para el catolicismo
integrista, el cuestionamiento de los valores sustantivos de la sociedad -la familia, la
tradici6n, la propiedad- arrancaba con la Revoluci6n Francesa -cuando no de la
Reforma-, y suponia una condena del mundo moderno y en particular de la democracia
liberal, asi como una reivindicaci6n de la sociedad organicista, donde los autenticos
intereses sociales estuvieran directamente representados a traves de sus corporaciones.
Esta postura ultramontana resultaba bien acogida por quie nes, por otros motivos,
encontraban en el escenario democr.itico y sus ca llejones sin salida las rakes del desorden
econ6mico y reclamaban un Es tado fuerte, con capacidad para ordenar la vida econ6mica,
disciplinar a sus actores y superar los bloqueos para una altemativa eficiente. Todos re
clamaban mas autoridad y orden, unos con tradici6n y otros con eficacia
En torno de esta idea, divulgada desde los mas diversos a.Illbitos, em pez6 un r.ipido
aglutinamiento de fuerzas que, como se advertia, habian to m.ado la restauraci6n
constitucional como un interludio que permitiera re tomar lo que habfa empezado a esbozarse
en 1962. El gobierno de illia fue condenado por ineficiente por Primera Plana, vocero de
este grupo, ya en septiembre de 1963, un mes antes de que el nuevo presidente asumiera,
y
desde entonces la propaganda se ensaii.6 con et. Objetivos distintos pero no
contradictorios -la efid.encia, el orden, Ia modernizad.6n y hasta el "destino de grandeza"confluian en la critica al gobierno yen una propuesta defi nida, de manera algo vaga como
corresponde a una propuesta politica, como el "cambio de estructuras" que se entendia se
referia a las politicas. Esta idea fue desarrollada en fonna sistem.itica por un elenco de
propagandistas, mu chos de ellos expresamente contratados con tal fin, dedicados a
desprestigiar al gobiemo y al sistema politico en general, ya exaltar la figura de Ongania
-quien pas6 a retiro a fines de 1965-, modelo de eficiencia pero, sobre todo, "Ultima
alternativa de orden y autoridad como escribfa Mariano Grondona en Primera Plana.
Durante los seis meses finales del gobierno de Illia se te niala impresi6n de que buena parte
del pais -que "estaba en el go1pe"- em prendia, sin disinmlo alguno, con paciencia y con
confianza, el camino que llevaria a la redenci6n. Quienes no participaban de esa fe parecfan en
cam bio compartir el diagn6stico, a juzgar por sus mfnimos intentos para defen-
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EL EMPATE, 1955-1966
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BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA.
der el sistema institucional que se derrumbaba. El 28 de junio de 1966 los
VI. Dependencia o liberaci6n, I 966-1976
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comandantes en jefe depusieron a Illia y entregaron la presidencia al general
onganfa Con la caida de Ia democracia limitada termin6 el empate, las oir
ciones se defmieron y los conflictos de la sociedad, hasta entonces disimu
lados, pudieron desplegarse plenamente.
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Un amplio consenso acompaii6 al golpe del 28 de junio de 1966: los gran
des sectores empresarios y tambien los medianos y pequefios, la mayoria
de los partidos politicos -con excepci6n de los radicales, los socialistas y los
comunistas- y hasta muchos grupos de extrema izquierda, satisfechos del
fm de la democracia "burguesa". Per6n abri.6 una carta de credtto, aunque
recomend6 "desensillar hasta que aclare'; los politicos peronistas fueron
algo mas explicitos y los sindicalistas se mostraron francamente esperan
za.dos y concurrieron a la asunci6n del nuevo presidente, especulando con
la persistencia del tradicional espacio para la negociaci6n y la presi6n, y
quiza. con las posibles coincidencias con un militar que -como aquel
otro ponia el acento en el orden, la unidad, un cierto patemalismo y un
definido anticomunismo.
Este credito amplio y variado tenia que ver con la indefinici6n inicial
entre las diversas tendencias que coex:istian en el gobiemo. El estado mayor
de las grandes empresas -el establishment econ6mico- tenia interlocutores
directos en much.as jefes militares. Otros -sabre todo Ios que rodeaban al
general Ongania- se nutrfan en cambio de una concepci6n mucho mas
tra
dicional, derivada en parte del viejo nacionalismo, pero sabre todo de las
doctrinas corporativistas u organicistas que se estaban abriendo paso entre
la nueva derecha. Las contradicciones profundas entre corporativistas y li
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beral.es (que ni crefan en las libertades individuates ni en el liberallsmo eco-
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EL ENSAYO AUTORITARIO
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BREVE IITSTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
n6mico ortodoxo) se disimulaban en una red de contactos sociales e ideas
mezcladas, tejidas en la Escuela de Economia de la Universidad Cat6lica, el
Institute de Ciendas Politicas de la Un:iversidad del Salvador o en los cursi
llos de cristiandad que la Iglesia -lanzada a la conquista de los grupos diri
gentes y h<l.bil para disimular las diferencias- organizaba para militares,
j6venes empresarios o "tecn6cratas de sacristia".
Asi, por el momenta primaron las coincidencias. Era necesario reorga
DEPENDENCIA O UBERACI6N, 1966-1976
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el foco del desorden, pues se consideraba que las manifestaciones en re
clamo de mayor presupuesto eran un caso de gimnasia subversiva. Las
universidades fueron iotervenidas y se acab6 con su autonomia acade
mica. El 29 de julio de 1966, en la "noche de las bastones largos", la polida
irrUmpi6 en algunas facultades de la Universidad de Buenos Aires y apale6
a alumnos y prafesores. A este impromptu, grave, simb6lico y premonito
rio, sigui6 un mavimiento importante de renuncias de docentes. Muchos
nizar el Estado, hacerlo fuerte, con autoridad y recursos, y controlable
de ellos continuaron con sus trabajos en el exterior y otros procuraran tra
desde su cirna. Para unos, era la condici6n de un reordenamiento econ6bajasamente reconstruir, de manera subterrinea, las red.es intelectuales y
mico que usara las tradicionales herramientas keynesianas para romper los
academicas, par lo general en espacios recoletos, que alguien compar6 con
bloqueos del crecimiento. Para otros, era la condici6n de un reordena
las catacumbas. Mientras tanto en las universidades reaparecieron las gru
miento de la sociedad, de sus maneras de organizaci6n y representaci6n,
pos tradicionalistas, clericales y autoritarios que habian predominado an
que liquidara las formas politicas del liberalismo, juzgadas nefastas, y
tes de 1955.
creara las bases para otras, naturales, organicas y jeraiquicas.
La censura se extendi6 a las manifestaciones mas diversas de las nue
La primera fase del nuevo gobiemo se caracteriz6 por un slwck auto
vas costumbres, coma las minifaldas o el pelo largo, expresi6n de los males
ri.tario". Se proclam6 el comienzo de una etapa revolucionaria, y a la Cons
que, seglln la Iglesia, eran la antesala de! comunismo: el amor libre, la
tituci6n se le ados6 un Estatuto de la Revoluci6n Argentina, par el cual
par nografia, el divorcio. Al igual que en el casa de la universidad, venia a
jur6 el general Juan Carlos Ongania, presidente designado par la Junta de
des cubrirse que amplias capas de la sociedad coincidian con el
Comandantes, que se mantuvo en el poder hasta junio de 1970. Se disolvi6
diagn6stico de los militares o de la Iglesia acerca de las peligros de Ia
el Parlamento -el presidente concentr6 en sus manos las dos poderes- y
modernizaci6n inte lectual y con la necesidad de usar la autoridad para
tambiell las partidos politicos, cuyos bienes fueron confiscados y vendidos,
extirpar las males.
para confirmar lo irreversible de la clausura de la vida politica. Los milita res
Los gestos de autoridad se repitieron en ambitos elegidos arbitraria
mismos fueron cuidadasamente apartados de las decisiones politicas,
mente, donde mas visible era la generosidad de1 Estado, o su debilidad
aunque en cuestiones de seguridad se institucionaliz61a representad6n de
frente a las presiqnes corporativas. Antes de que se hubiera definido una
las arm.as par la via de sus com.andantes. Los ministeri.as fueron reducidos
politica econ6mica, se procedi6 a reducir de manera drastica al personal en
a cinco, y se cre6 una suerte de Estado Mayor de la Presidenda, integrado
la administraci6n pllblica y en algunas empresas del Estado, coma las fe
par las Consejos de Seguridad, Desarrollo Econ6mico y Cienda y Tecnica,
rrocarriles, y se realiz6 una sustancial modificaci6n de las condiciones de
pues en la nueva concepci6n el planeamiento econ6mico y la investiga
trabajo en las puertos, para reducir las costos. Otra medida espectacular
ci6n cientifica se consideraban insumos de la seguri.dad nacianal.
fue el cierre de la mayoria de las ingenias azucareros en la provincia de
Unificadas las decisiones, se comenz6 a encorsetar a la sociedad. La
Tucuman, que venian siendo ampliamente subsidiados, con el prop6sito
represi6n del comunismo -uno delastemas que rmia a todos las sectores
de racionalizar la producci6n. En todos las casos la protesta sindical, que
golpistas- se ex.tendi6 a todas aqueIIas expresiones del pensamienta di
fue intensa, result6 acallada con violencia, y si bien no se derag6 la ley de
tico, de disidencia o hasta de diferenda. El blan c □ principal fu.e la univer
asociaciones profesionales -se trataba del punto principal de la disputa en
sidad, que era vista coma el lugar tipico de la infiltraci6n, la cuna del co
tre corporativistas y liberates-, se sancian6 una de arbitraje obligatorio,
munismo, el lugar de propagaci6n de todo tipo de doctrinas disolventes Y
que condicionaba la posibilidad de iniciar huelgas. Paco quedaba de las
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esperanzas de 1os sindicalistas, rudamente golpeados por la politica auto-
BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
ritaria. En febrero de 1967 lanzaron un Plan de Acci6n, que recordaba el
Plan de Lucha montado contra illia. Pero en la ocasi6n tropezaron con una
respuesta muy fuerte: despidos masivos, retiros de personeria sindical, in
DEPENDENCIA O UBERACI6N, 1966-1976
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plazo, se proponia racionalizar el funcionamiento de la economia toda y
facilitar asi el desempeiio de las empresas mas eficientes, cuya imposici6n
sabre el conjunto acabaria definitivamente, en este terreno, con empates y
bloqueos.
Contaba para ello con las poderosas herramientas de un Estado perfec
ci.onado en sus orientaciones intervencionistas. En el caso de la inflaci6n
se recurri6 a la autoridad estatal para regular las grandes variables, asegu
rar un periodo prolongado de estabilidad y desalentar las expectativas in
flacionarias. Sometidos los sindicatos, se congelaron los salarios por dos
afios, luego de un m6dico aumento, y se suspendieron las negociaciones
co1ectivas. Tambien se congelaron tarifas de servicios pU.blicos y combus
tibles, y se estableci6 un acuerdo de precios con las empresas lideres. El
deficit fiscal se redujo con las racionalizaciones de personal y una recau
daci6n mas estricta, pero sobre todo porque se estableci6 una fuerte deva
Iuaci6n del 40% y una retenci6n similar sobre las exportaciones agrope
cuarias. Con esta medida, la mas importante en lo inmediato, se logr6 a la
vez arreglar las cuentas del Estado, evitar el alza de los alim.entos,
impedir que la devaluaci6n fuera aprovechada por los sectores rurales
asegurar
un periodo prolongado de estabilidad cambiaria, reforzado por pfestamos
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tervenciones a las sindicatos y el uso de todos los resortes que la ley le
daba al Estado para controlar al gremialismo dfscolo. El paro tuvo por otra
parte escasa repercusi6n y la Confederaci6n General del Trabajo (CGT) de
bi6 reconocer su derrota total y suspender las medidas.
El gobierno habfa encontrado la f6nnula politica adecuada para operar
la gran reestructuraci6n de la sociedad y la economia. Con la clausura de
la escena politica y la corporativa, habfa puesto fin a la puja sectorial,
de jando descolocado al sindicalismo vandorista, protagonista principal
de ambas escenas, y hasta al propio Per6n, que se tom6 unas vacaciones
poli ticas, Acallado cualquier .irnbito de expresi6n de las tens:i.ones de la
socie dad, y aun de las mismas opiniones, podia diseiiar sus politicas con
tran quilidad, sin urgencias -la revoluci6n no tiene plazos, se decia- y con
un instrumento estatal poderoso en sus manos.
Pero en los seis primeros meses, y mas alla de aquellas acciones espec
taculares, no se habfa adoptado un rumbo daro en materia econ6mica pues
Y
el equipo designado -de orientaci.6n vagamente social crlstiana- estaba lejos
de conformar al establishment El conflicto se resolvi6 en diciembre de 1966
en favor de los llamados liberates. El general mas afin a ellos, Julio Alsoga
del Fond□ Monetario y una importante corriente de inversiones de corto
ray -hermano de.Alvaro- fue designado comandante en jefe del Ejercito, y
plazo. Todo ello penniti6 establecer el mercado libre de cambios. Enlo in
Adalbert Krieger Vasena, ministro de Economia y Trabajo. Se trataba de
mediato, Ios e:xitos de esta politica de estabilizaci6n fueron notables: a me
un economista surgido del riii.6n mismo de los grandes grupos empresa
diados de 1969 la inflaci6n se habia reducido dr.isticamente, aunque se
rios, con excelentes conexiones con los centros financieros internaciona
guia siendo elevada para los niveles de los paises centrales, y las cuentas
del Estado estaban equilibradas, lo mismo que la balanza de pagos.
les y de capacidad tecnica reconocida. Krieger ocup6 el centro del go
Otros poderosos instrumentos de intervenci6n estatal fueron utiliza
bierno -su influencia se extendfa a los ministerios de Obras Publicas y de
Relaciones Exteriores-, peto debi6 seguir enfrentandose con los grupos
dos para mantener el niveI de la actividad econ6mica y estimular a los
corporativistas, que se concentraron en el Ministerio de Interior -donde
sec tores juzgados mas eficientes. No hubo restricci6n monetaria ni
credit:icia Las inversiones del Estado fueron considerables, particularm.ente
se manejaba la educaci6n, tema clave para la Iglesia- y la Secretaria
en obras piiblicas: la represa hidroelectrica de El Choc6n, que debfa
Gene ral de la Pres:i.dencia.
El plan de Krieger Vasena., lanzado en marzo de 1967, coincidiendo con
solucionar el fuerte deficit energetico, puentes sobre el Parana, cam.inos y
accesos a la Capital, a lo que se sum6 un impulso similar de la
la debacle de la CGT, apuntaba en primer termino a superar Ia crisis ciclica
construcci6n prlvada. Las exportaciones no tradicionales fueron
-menos aguda que la de 1962-1963-y a lograr una estabilizaci6n prolon
beneficiadas con reintegros de impuestos a insumos importados. Se
gada que eliminara una de las causas de la puja sectorial. Meis a largo
estimul6 la eficiencia general de 1a economfa roediante una reducci6n,
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ciertamente select:iva, de los aranceles
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BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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y Ia eliminaci6n de subsidios a economias regionales, como la azucarera
tucumana o la algodonera chaquefia. Tambien aqui los exitos globales
fue ron notables: creci6 el producto bruto, sosteniendo la tendencia de
los aiios anteriores, la desocupaci6n fue en general baja -aunque las
reestruc turadones crearon bolsones de alto desempleo-, los salarios no
cayeron notablemente y la inversi6n fue en general alta, aunque
concentrada en obras pUblicas. No hubo un movimiento inversor privado
sostenido, de modo que hacia 1969 el crecimiento pareda alcanzar su
los trabajadores.
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tech□.
El sector mas concentrado -predominantemente extranjero- result6 el
mayor beneficiario de esta politica, que ademas de estabilizar, apuntaba a
reestructurar de manera profunda el mundo empresario ya consolidar de
modo definitivo las cambios esbozados desde 1955. Mucl1aS de las empre
sas instaladas en la epoca de Frondizi empez.aron por entonces a producir
a pleno, pero ademas hubo compras de empresas nacionales por parte de
extranjeras -se not6 en bancos o tabacaleras- de manera que la desnacio
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nalizaci6n de la economia se hizo mas manifiesta Sin renundar a las ven
tajas de las regfrnenes de promod6n con que se instalaron, estas empresas
se beneficiaron con la situaci6n de estabilidad, en la cual podian hacer pe
sar sus ventajas en organizaci6n, planeamiento y racionalidad. Las grandes
obras publicas realizadas en esta etapa en general soludonaban sus pro
blemas de transporte o energia, a la vez que creaban oportunidades atrac
tivas para las que empezaban a operar como contratistas del Estado, un
rubro llamado a crecer considerablemente.
En cambio, la lista de perjudicados fue amplia A la cabeza estaban las
sectores rurales; si bien se los estimul6 a la modemizaci6n y tecnificaci6n -a
eso apuntaba el temido impuesto a la "renta potendal"-, se sintieron perju
dicados par lo que consideraban un despojo: las fuertes retendones a la ex
portad6n. Los sectores empresarios nacionales -que hacian oir su voz a
tra ves de la Confederaci6n General Econ6mica (cGE)- se quejaban de falta
de protecci6n y se lamentaban de la desnacionalizad6n. Economias
provincia les enteras - Tucuman, Chaco, Misiones- habian recibido
verdaderos maza zos al supriro:irse protecciones tradici.onales. La lista de
maltrechos se com pletaba con amplios sectores medias, perjudicados de
formas varias, desde la liberaci6n de los alquileres urbanos hasta el avance
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de los supermercados en la comercializaci6n minorista,
y naturalmente
con
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La nueva politica modificaba en forma profunda las equilibrios -cam
bi.antes pero estables- de la etapa del empate, y volcaba la balanza en favor
de los grandes empresarios. La utilizaci6n del mas tradicional de las instru
mentos de politica econ6mica -la transferencia de ingresos del sector rural
tradicional al sector urbano- operaba de un modo nuevo: en lugar de ali
mentar a este por la vfa del mayor consume de los trabajadores y la expan
si6n del mercado interno -cli'isica en las alianzas distribucionistas entre
empresarios y trabajadores-, lo hada por Ia expansi6n de la demand.a au
t6noma: inversiones, exportadones no tradicionales y un avance en la sus
titud6n de :importaciones. Como ha sefialado Adolfo Canitrot, se trataba de]
proyecto propio y especifico de la gran burguesfa, que s6lo en estas cir
cunstancias sociales y politicas podia ser propuesto. Sostenido por quienes
gustaban de llamarse liberal.es, era en realidad una polit:ica que si bien
achicaba las funciones del Estado benefactor, conservaba y aun expandia las
del Estado intervendonista. Ni los empresarios querfan renunciar a esa
poderosa palanca, ni los militares hubieran aceptado el achique de aque llas
partes del Estado con las que mas facilmente se identificaban: las em presas
militares orientadas de una u otra manera a la defensa y las mismas empresas
del Estado, que con frecuencia eran llamados a administrar. En estos afios la
expansi6n del Estado pareda perfectamente funcional con la reestructuraci6n
del capitalismo, pero es probable que nose ocultaran a sus beneficiaries los
peligros potenciales de conservar activa una herra mienta tan poderosa.
A lo largo de 1968, empezaron a notarse los prim.eras indicios del fin de
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DEPENDENCIA O LIBERACI6N, 1966-1976
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la pax romana. En marzo, un grupo de sindicalistas contestatarios, en
cabezados par Raimundo Ongaro, dirigente gr.ifico de orientaci6n social
cristiana, gan6 la conducci6n de la CGT, aunque de inmediato los dirigen tes
mas tradidonales la dividieron. Pero a lo largo de 1968 la CGT de los
Argentinos -en tomo de la cual se reunieron activistas de todo tipo- enca
bez6 un movimiento de protesta que el gobierno pudo controlar combi nando
amenazas y ofrecimientos. Esta emergencia contestataria reuni6 a dos
grupos de dirigentes hasta ese momenta enfrentados: el tradicional nlicleo
vandorista, carente de espacio para su politica, y los llamados aparticipacionistas dispuestos a aceptar las reglas del juego impuestas por el
!egimen y a asumir su funci6n de expresi6n corporativa, ordenada y des-
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BREVE HISTORIA CONTEMPORl\NEA DE LA ARGENTINA
politizada, del sector laboral de la comunidad. En ellos centraban sus ilu
siones quienes rodeaban a Ongania: concluida la reestructuraci6n econ6mica-pensaban-, era posible iniciar el "tiempo social': con el apoyo de
uila cGT unida y domesticada. Esta corriente, con representad.6n en el
Ejel:cito, pero fuerte sabre todo por su cercanfa a la presidencia, se sum6 a
otra ali mentada par las protestas cad.a vez mas generales de la sociedad. Los
sec tores rurales eran f.icilmente escuchados por las jefes militares, y
tambiell las sectores del empresariado nacional, capaces de tocar una fibra
todavia sensible en ellos: frente a la politica econ6mica imperante, hay
otra alter nativa, decian; es posible un desarrollo mas nacional, alga mas
popular y
mas justo.
Todas estas voces, poco orquestadas todavia, pusieron en tensi6n la
relaci6n entre el presidente y su rninistro de Economfa. A mediados de
afro, Onganfa relev6 a los t:res comandantes y reemplaz6 a Julio Alsogaray
-conspicuo liberal- por Alejandro Lanusse, par el momento menos defi
nido. Las voces del establishment salieron a defender a Krieger Vasena, co
menzaron a quejarse del excesivo autoritarismo de Onganfa, de sus velei
dades corporativistas y autoritarias, y empezaron a pensar en una salida
politica, para Ia que se ofrecia el general Aramburu y hacia su aporte el
nuevo delegado personal de Per6n, Jorge Daniel Paladino. Cuando en mayo
de 1969 estall6 el breve pero poderoso movimiento de protesta-el Cordo
bazo-, el Unico capital de Ongania, el mito del orden, se desvaneci6.
DEPENDENCIA O LIBERACI6N, 1966-1976
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gente. La fortfsima represi6n policial gener6 un violento enfrentamiento:
hubo barricadas, hogueras para combatir los gases lacrim.6genos y asaltos
a negocios, aunque no pillaje. La multitud, que control6 varias horas el
casco central de la ciudad, no tenia consignas ni organizadores -sindica
tos, partidos o centros estudiantiles fueron desbordados por la acci6n-,
pero se comport6 con rara eficacia, dispers.indose y reagrupalldose. Final
mente intervino el Ejercito, con llamativa demora, y recuper6 el control,
salvo en algunos reductos -como el barrio universitario del dinicas donde
francotiradores jaquearon a Ios militares un dfa mas, mientras los
manifestantes reaparecian en las suburbios, armando barricadas o asal
tando comisarias. Lentamente, el 31 de mayo se restableci6 el orden. Ha
bian muerto entre veinte y treinta personas, unas quinientas.fueron heri
das y otras trescientas detenidas. Consejos de Guerra condenaron a los
,principales dirigentes sindicales -como Agustin Tosco- en quienes se hizo
caer Ia responsabilidad.
Como acci6n de masas, el Cordobazo s6lo puede ser comparado con
la Semana Tr.igica de 1919, o con el 17 de octubre, con la diferencia de
que en este Ultimo caso la policfa apoy6 y custodi6 a los trabajadores.
Como este, fue el episodio fundador de una ola de movilizaci6n social
que se prolong6 hasta 1975. Par eso, su valor simb6lico fue enorme,
aunque de el se hicieron lecturas diversas, desde el poder, desde las
estructuras sindicales o politicas existentes o desde la perspectiva de
quienes, de una u otra manera, se identificaban con la movilizaci6n
popular y extrafan sus ensefianzas de la jomada. Pero cualquiera fuera
la interpretaci6n, un punto era indudable: el enemigo de la gente que
LA PRIMAVERA DE LOS PUEBLOS
masivamente sali6 a la calle era el poder autoritario, detras del cual se
adivinaba la presencia multiforme del capital.
El estallido ocurrido en C6rdoba en mayo de 1969 vino precedido de una
La ola de movilizaci6n social que inaugur6 el Cordobazo se expres6 de
ola de protestas estudiantiles en diversas universidades de provincias -ya en
maneras diversas. Una de ellas fue un nuevo activismo sindical, que se ma
1966, en C6rdoba, habia muerto un estudiante, Santiago Pampil16n- y de
nifest6 prim.ero en la zona de Rosario o sabre todo en C6rdoba, donde se
una fuerte agitaci6n sindical en C6rdoba, centro industrial donde se concen
destacaban las plantas de las grandes empresas establecidas luego de
traban las principales f.ibricas de automotores. Activismo estudiantil y
1958, en especial las automotrices. Con obreros estables, especializados y
obrero -componentes principales de la ola de agitaci6n que se iniciaba- se
relati vamente bien pagos, los conflictos no se liroitaron a lo salarial conjugaron el 29 de mayo de 1969. La CGT local reahz6 una huelga general
donde se agotaba el sindicalismo tradicional- y se extendieron a las
y grupos de estudiantes y obreros -con aportes masivos de las fabricas au
condiciones de trabajo, los ritmos, los sistemas de incentivos, las
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tomotrices- ganaron el centro de la ciudad, donde se
sum6
mucha
clasificaciones y catego-
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BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
DEPENDENCIA O11BERACI6N, 1966-1976
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rias. Estas cuestiones, vitales para las grandes empresas, lo eran sobre
Par entonces, ya muchos salian a la calle. Paco despues del
todo para las automotrices, que despues de una instalaci6n masiva e
Cordobazo hubo episodios si.milares en Rosario -el Rosariazo- y en
improvi sada debfan afrontar, desde 1965, un duro proceso de
Cipoiletti, en la zona fruticola del Valle de1Rio Negro; los episodios se
racionalizaci6n, de modo que los motivos de conflicto eran permanentes.
repitieron luego en C6rdoba, en 1971, en Neuquen yen General Roca, y
Esas mismas empre sas -empefiadas en debilitar el control sindical- habfan
adquirieron una mag nitud notable en Mendoza, en jullo de 1WZ. I.a misma
logrado autoriza ci6n del gobierno para negociar particularmente sus
agitaci6n se advertfa en las zonas rurales, sabre todo en las no pampeanas,
convenios de trabajo
como el Chaco, Misio nes o Formosa, donde arrendatarios y colonos,
-eludiendo el convenio nacional- e incluso para crear sindicatos por
presionados por los desa1ojos o las bajos predos del algod6n o 1a yerba, se
planta,. como ocurri6 con las de Fiat. Al principio esto debilit6 a las
organizaban en las Llgas Agra riaS. Las explosiones urbanas se prolongaron
organi zaciones sindicales, pero a Ia larga permiti6 que surgieran
en manifestaciones callejeras, a las que se sumaban los estudiantes
conducciones con orientaciones marcadamente diferentes de las del
universitarios en permanente estado de ebullici6n, yen acciones mas
sindicalismo nacio nal, tanto en sus objetivos coma en sus metodos.
cotidianas de reclarno en barrios o villas de emergencia. Estas fonnas
Mientras aquet se limi taba a negodar los salarios y afirmaba su control en
originales de protest.a -que recordaban los ufuro res" o las motines
la desmovilizaci6n,la cooptaci6n y el matonismo, los. nuevos dirigentes
preindustriales- eran desencadenadas por algtin episo dio ocasional: un
gremiales ponian el acento en Ia honestidad, la democracia interna y la
impuesto, un aumento de tarifas, un funcionario particu larmente
atenci6n de los proble m.as de la plan.ta.
desafortunado, pero expresaban un descontento profundo y un conjunto de
Una movilizaci6n que escapaba a las lfmites y controles de las buro..
demandas que, puesto que el poder autoritario habia cortado los canales de
cracias gremiales y un tipo de demandas novedoso fueron configurando
expresi6n estableddos, se rnanifestaban en espactos sociales rec6nditos, en
un sindicalismo singular, circunscripto al principio a los centros indus
villas, barrios o pequeiias ciudades, y eroergian poniendo en movimiento
triales nuevos, pero extendido, hacia 1972, a las zonas mas tradidonales
extensas y difusas redes de solidaridad SUrgidas de cuestio nes que hacian
del Gran Buenos Aires, hast.a entonces mejor controladas por el aparato
a la vida cotidiana antes que laborales -la vivienda, el agua, la salud-,
gremial puesto en discusi6n. En ese .imbito era posible pasar de las rei
movilizaban a sectores mucho mis vastos que el de las obreros
vindicaciones concretas a un cuestionamiento mils amplio de las relacio nes
sindicalizados: desde trabajadores ocasionales, no agremiados y
sociales y de la misma propiedad. Los sindicalistas del Sindicato de
desprotegidos, hasta sectores medios cuya participaci6n era uno de los da
Trabajadores de Concord (SITRAC) y del Sindicato de Trabajadores de Ma
tos mas novedosos, y que se manifestaba tambien en las huelgas de maes
tetfer (sITRAM) -los sindicatos de la automotriz Fiat- o del Sindicato de
tros y profesores, empleados pUblicos, funcionarios judiciales o en las lock
Mec.inicos y .A.fines del Transporte Automotor (sMATA), el gremio de las
out de pequenos comerciantes e industriales.
mec.inicos, en C6rdoba, fueron espontaneamente "clasistas" antes de que
Se trataba de un coro miiltiple, heterogeneo pero unitario, regido por
el CUillulo de militantes de izquierda, de las tendencias mas variadas, que se
una 16gica de la agregaci6n, al que se sumaban las voces de otros intere
congreg6 en torno de ellos le diera a esta acci6n una definici6n mas ex
ses heridos, coma las grand.es productores rurales o las sectores naciona
tensa. Pero ademas, era una acci6n gremial fuerteniente transgresora, al
les d.el empresariado. Unos y otros se legitimaban de manera reciproca y
borde de la "violencia", que incluia ocupaciones de plantas y toma de rehe
conform.aron un imaginario social sorprendente, una verdadera uprima
nes, y con una gran capacidad para movilizar al resto de la sociedad, so,.
vera de los pueblos , que fue creciendo y cobrando confianza -hasta ma
bre todo en las ciudades, donde la fabrica ocupaba un lugar muy visible,
durar plenamente en 1973- a medida que descubria la debilidad de su
y cuando en un paro active las trabajadores salian a Ia·calle convocando
adversario, por entonces incapaz de encontrar la respuesta adecuada. Se
a la solidaridad.
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giin una visi6n comiin, que progresivamente iba definiendo sus perfiles y
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simplificando los matices, todos las males de la sociedad se concentraban
en un punto: el poder autoritario y los grupos minoritarios que lo apoya ban,
responsables directos y voluntarios de todas y cada una de las formas de
opresi6n, explotaci6n y violencia de la sociedad. Frente a ellos se al zaba el
pueblo, hermandad solidaria y sin fisuras, que se ponia en moVJ. miento para
derrotarlos y resolver todos las males, aun los mas profundos, pues la
reahdad toda pareda ser transparente y lista para ser transformada por
hombres y mujeres impulsados a transitar el camino entre las reivin
dicadones inmediatas y la imaginaci6n de mundos distintos. Cual.es eran
estos mundos y c6mo se llegaba a ellos eran cuestiones que empezaban a
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los cam.pas estaban bien delimitados: si para el poder autoritario el
desa-
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discuti:rse en otros ilmbitos.
No era dificil encontrar por entonces en todo el mundo sell.ales
confir matorias de esa primavera. Los vastos acuerdos sociales que habfan
presi dido el largo ciclo de prosperidad posterior a la Segunda Guerra
Mundial estaban agotalldose, como se advertia en la ola de descontento
que reco rria a la sociedad, y sobre todo en la rebeli6n de su grupo mas
sensible, las estudiantes. Se expres6 en Praga, Mexico o Berkeley, y culmin6
en Paris en mayo de 1968, clamando contra el autoritarismo y por el poder
de la ima ginad6n. La expresi6n mas notoria del poder autoritario -el
imperialismo trastabillaba visiblemente frente a la ola de movimientos
emancipatorios: la SOl:piendente capacidad de resistencia del pueblo de
Vietnam mostr6 la imagen derrotada de un gigante que, ademis, debfa
lidiar en su propio frente interno con estudiantes, negros y una sociedad
entera que recla maba sus derechos. Si la Uni6n Sovietica ---develadora de
la primavera de Praga- habia dejado hada yamucho tiempo de encarnar
una utopia, China y su Revoluci6n Cultural proclamaban la posibilidad
de otro comunismo, a la vez nacional y antiautoritario. La imagen del
presidente Mao, asi coma la de Fidel Castro, oscilaban entre el mundo
socialista y un Tercer Mundo
-cuyos representantes se congregaron en 1965 en la Conferenda
Tri.conti
nental de La Habana- cada vez mas volcado a la izquierda, en el que dis
tintas expresiones nacionales del socialismo podian encontrar un campo
comt'in de reconocirniento y acci6n.
En America Latina, donde los prospectos de la Alianza para el Progreso
y el apoyo a las democracias habfan quedado defmitivamente archivados,
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rrollo era un fruto de la seguridad nacional, para quienes lo enfrentaban la
{utlca altemativa a la dependencia era la revoluci6n, que conduciria a la Ii
beraci6n. CUba constituia un ejemplo fundamental, no tanto parla propia
experiencia -de la que se conocfa poco- coma par su papel active en lo que
sus enemigos llamaban la exportaci6n de la revoluci6n. La acci6n del Che
Guevara en Bolivia mostr6 las posibilidades y limites del "foco" revo lucionario,
pero sabre todo su muerte -una imagen que recorri.6 el mundo dio origen al
simbolo mas fuerte de quienes luchaban, de una u otra ma nera, pot la
liberaci6n. En el mismo frente, unidos por el enemigo, se alineaban las
guerrillas urbanas del Brasil o del Uruguay -los romanticos Tupamaros-, 1os
partidos marxistas chilenos que llevaron a Salvador Allende a la presidencia
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por la via electoral, o militares nacionalistas y po pulistas coma el boliviano
Torres, el panamefi.o Torrijos o el peruano Ve lasco Alvarado. Hasta la Iglesia,
tradicional baluarte de los sectores oligat quicos, se sumaba, al menos en parte,
a esta primavera. Al calor de los cambios institucionales introducidos primero
por Juan XXIII, y por el Con cilio Vaticano II despues, parte de la Iglesia
latinoamericana hizo una lec tura singular de sus propuestas. En 1967 los
obispos del Tercer Mundo, encabezados por el brasileiio Helder Cfunara,
proclamaron su preocupa ci6n prioritaria por las pobres -reales, y no s61o de
espiritu-, asf como la necesidad de comprometerse en forma activa en Ia
reforma social y asumir las consecuencias de ese compromiso. Esta linea
qued6 parcialmente legi timada cuando en 1968 se reuni6 en Medellin, con la
presencia del Papa, la Conferencia Episcopal Latinoamericana. Una teologfa
de Ia liberaci6n adecu.6 el tradicional mensaje de la Iglesia a los conflictos de la
hora, y la afirmad6n de que la violencia "de abajo era consecuencia de la
violencia de arriba" autoriz6 a franquear el lfmite, cad.a vez mas estrecho,
entre la denuncia y la acci6n. Ese era el camino que ya habia seguido el
sacerdote y guerrillero colombiano Camilo Torres, muerto en 1966, figura tan
emble m.itica coma la del Che Guevara.
Esta tendencia tuvo r.ipidamente expresi6n en la Argentina. Desde 1968,
las religiosos que se reunieron en el Movimiento de Sacerdotes del Tercer
Mundo, y los laicos que lo acompafiaban, militaron en las zonas mas pobres,
particularmente las villas de emergencia, promovieron la formaci6n de orga
nizaciones solidarias e impulsaron reclamos y acciones de protesta, que
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DEPENDENCIA O UBERACI◊N, 1966-1976
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BREVE HISTORIA CONIEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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incluian huelgas de hambre. Su lenguaje evangelico fue haciendose r<lpida
mente politico. La violencia de abajo -decian- selegitimaba por la injustici.a
social, que tambii§n era una forma de violencia. La solidaridad con el
pueblo
-cuyo rostro, a diferencia de los "clasistas", vefan mas bien en las
marginales
desprotegidos que en las trabajadores industriales sindicalizados- llevaba de
m.anera inevitable a identificarse con lo que era su creencia basica: el pero
iban desde De Gaulle y el europeismo hasta el tercermundismo -que
aso-
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nismo. Los sacerdotes tercermundistas facilitaron la incorporaci6n a la
politica ya la militanci.a de vastos contingentes de j6venes, educados en los
colegi.os religiosos y formados inicialmente en el nacionalismo cat6lico. Asu
mieron la solidaridad y el compromiso con las pobres, y tambiE'n el
peronismo, y aunque entraron en contacto con ideas provenientes de la iz
quierda, continuando la tendencia al "dialog□ entre cristianos y marxistas",
FI
conservaron una fuerte impronta de su matriz ideol6gica original.
Por esa y otras vias, contingentes de j6venes se incorporaron r.ipida
mente a un activismo cuyo perfil resuitaba irreconocible para muchos. La
tradicional politica universitaria cambi6 de forma y de sentido Iuego de
que el poder autoritario destruy6 la "'isla democriltica que se habia cons
truido desde 1955, en Ia que era posible combinar la excelencia academica
con la militancia, y el compromise con algdn distanciamiento critico frente
a las opciones concretas. Desde antes de 1966, ambos terminos se hallaban
en fuerte tensi6n, pero fue la represi6n la que tronch6 lo mejor de ese pen
samiento critico o lo lanz6 a una actividad totalmente subordinada a la
politica -una ciencia que diera puntualmente cuenta de la "dependencia"
y contribuyera de modo directo a la hberaci6n-, y zambull6 de manera di
recta en la acci6n a 1os disidentes, al punto de que las universidades, cada
vez mas descalificadas desde la perspectiva academica, se fueron convir
tiendo en centres de agitaci6n y de redutamiento.
Para muchos, y muy especialmente para los j6venes sin experiencias
politicas anteriores, ejerci6 una atracci6n muy fuerte el peronismo, pros
cripto y resistente, donde encontraban el mejor espacio para la contesta
ci6n. Del peronismo pasado y presente -y del propio Per6n- podian deri
varse mochas imi3.genes, y los nuevos militantes tambien construyeron
una. En su exilio de Madrid, y algo apartado de los problem.as cotidianos,
el lider habfa ido actualizando su discurso, incluyendo
vartos
que
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DEPENDENCIA O LIBERACI◊N, 1966-1976
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ci6 con su tercera posici6n-, la dependencia, la liberaci6n y tambien las
cuestiones ecol6gicas o alimentarias, que preocuparon al Club de Roma.
Mientras Per6n iba sintonizando, de ese cUmulo de elementos, 1os que me jor
cuadraban a su pape1 de jefe de ig1esia, obligado a ser uno para muchos,
quienes en Ia Argentina lo proclam.aban su lider seleccionaban aquellos
elementos que mejor se adaptaban a su propia percepci6n de la realidad.
Silvia SigaI y Eliseo Ver6n encontraron en esta capacidad para la "lectura
estrategica" una explicaci6n del espectacular crecimiento de quienes la
cultivaron, y tambifo la raiz del hondo drama que sigui6.
En sus nuevos portadores, y a falta de quien 1egitimara una Unica or
todoxia, el peronismo result6 permeable a mliltiples discursos, provenien tes
del catolicismo y de1 nacionalismo, del revisionismo hist6rico y tam bien de
Ia izquierda, sabre todo en la medida en que esta iba resolviendo sus
perplejidades ante lo que John William Cooke llam6 el "hecho maldito".
Definida coma se vio por la via revolucionaria, y admitido el hecho de que
los trabajadores -elemento inexcusable para la construcci6n del socia lismoeran irrevocablemente peronistas, buena parte de las corrientes de izquierda
acept6 profesar la religi6n, algunos con sinceridad y otros con reservas de
conciencia, para fusionarse con el "pueblo peronista", espe rando ser
reconocidos como su vanguardia. No fueron todos: la experien cia del
Cordobazo vitaliz6 a las corrientes que, en una perspectiva mils cla5ica,
confiaban en las posibilidades de la acci6n de las masas y privile giaron "la
clase" por sobre "el pueblo .
Los que optaron por el peronismo terminaron de redondear su revisi6n
ideol6gica y de encontrar el lugar que ese movirniento ocupaba en el gran
proceso de construcd6n del socialismo. Algunos que provenian del mar
xismo -como Jorge Abelardo Ramos y Rodolfo Puiggr6s-y otros del nacio
nalismo -coma Juan Jose Hernandez Arregui, Arturo Jauretche o Jose Ma ria
Rosa- terminaron por crear -al menos a los ojos de quienes los lefan- una
via intermedia en que las exigencias del socialismo se comple
mentaban con las de la liberaci6n nacional, un tern.a al que tan.to aporta ban
el viejo nacionalismo com□ el leninismo. Al igual que 1a politica, la historia
se ley6 en clave maniquea, y se busc6 descifrar, tras el oculta miento de la
"h.istoria oficial el recuerdo soterrado de las luchas populares por la naci6n y
la liberaci6n, en las que el peronismo prolongaba la acci6n
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DEPENDENCIA O LlBERACI6N, 1966-1976
BREVE HISTORIA CONIEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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En cambio, las discursos politicos predominantes, que mezclaban ele
de las montoneras federal.es, Rosas e Yrigoyen. En otras versiones, la "linea
mentos del mand.smo revoludonarto con otros del nacionalismo o el catoh
incorporaba actores diversos: unos poni'.an al general Roca y otros a las
cismo tercermundista, se nutrieron en la experiencia de la primavera, poten
anarquistas o socialistas. Pero todos compartian la convicci6n -expresada
ciaron el imaginario popular y lo reforzaron y legitimaron con referencias
con fuerza y fortuna por el revisionismo hist6rico- de que habia una linea,
te6ricas. Aunque cortaran la realidad y la sociedad de distintas man.eras, to
que separaba la historia en dos bandos inconciliables y eternamente en
dos ellos la <livid.fan tajantemente en dos campos enfrentados: amigos y ene
frentados, que culminaba con el enfrentamiento entre el poder autoritario
migos. La clave de la opresi6n, la injusticia y la entrega se encontraba en
y el pueblo peronista.
el poder, monopolizado por unos pocos -nacionahstas y trotskistas
El peronismo habia sido en la posguerra et 3Illbito para una primera
legitima ban esta visiOn conspirativa-, y asf como todo era posible desde el
emergencia del pueblo -en el contexto de la industrializaci6n, la burguesia
pod.er, el fin Unico de la acci6n politica era su captura. La falta de
nadonal, el Estado nacionalista- y lo seria para una segunda emergenda,
condiciones y de posibilidades reales podia ser suplida con la voluntad,
que se preparaba, donde el contexto llevaria a redefinir las banderas
yen primer lugar on la violencia, lo que era abonado desde el leninismo,
hist6ricas hacia la emancipaci6n del imperialismo y al socialismo. Podfa
el guevarismo o el fascismo. For uno u otro camino, todo llevaba a
discutirse -y asi ocurria- sabre quienes eran las aliados del pueblo,
interpretar la politica con la 16gica de la guerra, y naturalmente quienes
integrantes del frente nacional, y aun sabre que cosa era ese pueblo, en el
mejor se adecuaron a esta 16gica privaron en el debate de los activistas e
que algunos encontra ban a la c1ase obrera segura y orgullosa, y otros a los
imprimieron su sello a la movilizaci6n popular.
miserables oprimidos, necesitados de una guia paternal y autoritaria En el
Las prim.eras organizaciones guerrilleras habian surgido -sin mayor
arnbito de la izquierda y del activismo, urgido por explicar el fen6meno
trascendencia- al principio de la decada de 1960, al calor de la experiencia
presente de la movilizaci6n popular masiva, estas discusiones fueron
cubana, y se reactivaron con la acci6n de Guevara en Bohvia, pero su ver
intensas. Pero por sabre ellas priv6 la exigencia de la acci6n, que en el nuevo
dadero caldo de cultivo fue la experiencia autoritaria y la convicci6n de
contexto -tan distinto en ese sen tido al clasico de la izquierda- tenia total
que no habfa altemativas mas alla de la acci6n armada Desde 1967 -yen
prioridad sobre la reflexi6n.
el aIDbito de la izquierda o del peronismo- fuernn surgiendo distintos gru
La revoluci6n era posible. As( lo mostraban Cuba, el Cordobazo y la
pos: las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP), Descamisados, las Fuerzas Ar
movilizaci6n social, tan intensa coma carente de direcci6n y programa. En
madas Revolucionarias (FAR), las Fuerzas Armadas de Llberaci6n (FAL), y
contrarlos en la acci6n misma fue la pretensi6n del nuevo activismo. La
hacia 1970 las dos que tuvieron mas trascendenda: la organizaci6n Mon
alternativa democr.itica -desprestigiada para los viejos militantes y carente
toneros, surgida del integrismo cat6lico y nacionalista y devenida pero
de sentido para las mas j6venes- estuvo totalmente ausente de las discu
nista, y el Ejercito Revolucionario del Pueblo (ERP), vinculado al grupo
siones. La izquierda ofreci6 una lectura cl.isica de la movilizaci6n y sus
trotskista del Partido Revolucionario de las Trabajadores (PRT). Su acta ofi
posibilidades, a traves del "clasismo sindical, fuerte sobre todo en C6r
cialde nacimiento a la vida pUbhca fue el secuestro y asesinato del general
doba. En 1971, SITRAC y SITRAM prnpusieron un programa que debfa reunir
Aramburu, en mayo de 1970, por obra de Montoneros. Paco despues, las
a toda la izquierda, convertida en vanguardia del proletariado mas cons
FAR "coparon la pequeiia ciudad de Garin, a pocos ki16metros de la Capi tal,
ciente, pero descubrieron que las trabajadores no estaban dispuestos a
y los Montoneros hicteron lo mismo con La Calera, en C6rdoba. Desde
acompafiarlos en una propuesta que, cuestionando las relaciones sociales
entonces, y hasta 1973, las actos de violenda fueron en crecimiento, tanto
y la propiedad, desbordaba ampliamente los limites reivindicativos de sus
en m1mero como en espectacularidad. Aunque su sentido no siempre era
reclamos. Al igual que con anarquistas y radicales a principios de siglo,
claro, muchos tenian que ver con el equipamiento de las organizaciones:
los trabajadores de C6rdoba seguian a las clasistas en lo gremial, pero en
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po litica continuaban siendo peronistas.
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DEPENDENCIA O LlBERACION, 1966-1976
BREVE msroRIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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vivo sino su cadaver
arm.as, dinero, material medico. Otros, como los copamientos, eran demos
traciones de poder, que desnudaban la impotencia del Estado, y no
faltaron acciones de expropiaci6n" y reparto entre las pobres, al estilo
Robin Hood. En muchos casos las acciones procuraban insertarse en 1os
confhctos so dales y profundizarlos, por ejemplo secuestrando a
empresarios o a geren tes en media de una huelga. Lo mas espectacular
fueron los asesinatos: antes que Aramburu, habfa muerto Augusto Vandor
-aunque sus autores nose revelaron-y luego Jose Alonso, otro dirigente
sindical destacado. En 1972, casi simultilneamente, fueron asesinados un
importante empresario italiano y un general de alta graduaci6n.
El caso de Aramburu reline todas las exphead.ones y las
significadones
de esta prilctica: venganza -o justida-por los fusilamientos de 1956, caida
en un dirigente particulannenteodiado por los peronistas, pero tambiell li
quidaci6n -stricto sensu- de una alternativa poJitica que los grupos liberales
venian preparando ante el desgaste de Ongania. Ciertos contactos entre
los dirigentes Montoneros y miembros del equipo de Ongania hicieron
pensar en una conspirad6n desde el pod.er y llevaron a algunos a reflexionar
tem pranamente sobre el caracter manipulador de la via armada.
Entre todas las organizaciones habia grandes diferencias te6ricas y polfticas, pero privaba un espiritu comUn. Todas aspiraban a transformar la
movilizaci6n espontanea de la sociedad en un alzamiento generalizado, y
todas coincidfan en una cultura potitica que retomaba y potenciaba la de
los grupos de izquierda, pero que de alguna manera tomaba la de sus ad
versarios. La l6gica de la exclusi6n -esa constante de Ia politica en el
siglo xx- era Ilevada hasta sus ultimas consecuencias: el enemigo -lacayos
del imperialismo, Ejercito de ocupaci6n- debia ser aniquilado. Las organi
zaciones eran la vanguardia de la movilizaci6n popular, cuya representa
ci6n consistia en la acci6n violenta. La unidad, el orden, la jerarquia y la
disciplina eran -igual que en el Ejercito, :igual que en el cuerpo social
ima ginado por la Iglesia y los corporativistas- los atributos de la
organizaci6n armada. La violencia no s6lo se justificaba por la del
adversario: era glorifi cada como Ia partera del orden nuevo. Los atributos
<lei verdadero mili tante eran el heroism.a y ta disposid6n a una muerte
gloriosa y redentora, carnino de la verdadera trascendencia, "entre los heroes
Este no
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de la patria amada . Como ha seiialado Juan Jose Sebreli,
es el fue
Guevara
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el faro de quienes, desde origenes diversos y por distintos caminos, coinci
dian en vivar a la muerte.
Tan revelador de la cultura politica de la sociedad era que un ampho
grupo de j6venes hiciera del asesinato un arma politica, como la form.a en que
el resto de la sociedad lo recibia, con una mezcla de simpatia por la justicia
consumada, de satisfacci6n por haber golpeado duramente al ene migo o de
intriga, en muchos casos, por las verdaderas razones de crime nes que no se
terminaban de entender, pero de cuya razonabilidad, ya fuera etica o
t.actica, nadie dud.aha. Esa simpatfa general, irreflexiva y boba, como pronto se
verla, hizo por el momenta que cualquier propuesta de re presi6n sistem.itica
estuviera destinada al fracaso.
Del cllmulo de organizacionesguerrilleras, fue Montoneros la que me jor
se adecu6 al clima del pais, y la que fue absorbiendo a casi todas las otras,
con la excepci6n del ERP. Fueron ellos los que privilegiaron enter minos
absolutos la acci6n y los que menos se sentlan atados por tradicio nes o
lealtades politicas previas, lo que les permiti6 funcionar con plena eficiencia
como aparato militar. Tambien triunfaron, dentro del peronismo, en la diffcil
competencia de la "lectura estrategica de Per6n, ganando es pacios para su
acci6n aut6noma, ya la vez el reconocimiento del lider, que tambifo habfa
adquirido maestria en el arte de "utilizar sus dos manos". Eran tambien, por
su formaci6n y tradici6n, los menos orientados al movi roiento obrero y los
mas propensos a buscar sus apoyos y su legitimaci6n en los amplios sectores
marginales cultivados por los sacerdotes tercer mundistas. Desde 1971,
aprovecharon el clima creado por la sahda politica y el retomo de Per6n, se
volcaron a la organizaci6n y movilizaci6n de esos y otros sectores en barrios,
villas, universidades y, en menor medida, en sin dicatos, a traves de la Juventud
Peronista, que creci.6 notablemente.
MILITARES EN RETIRADA
La movilizad6n popular fue identificandose cada vez mis con el pero nismo
y con el propio Per6n, que hacia 1971 lleg6 a ocupar en la politica argentina
una posici6n casi tan central como la que tenia cuando era pre sidente.
Impotentes y desconcertadas, las Fuerzas Armadas fueron advir-
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BREVE HISIORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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.Aldo Ferrer, destacado economista de tendencia cepalina, que habia ocu
tiendo que debian buscar una salida al callej6n en que estaban metidas. En
pado cargos durante Ia administraci6n de Frondizi. Ferrer se propuso ree
retirada, debian negociar sus te!minos con diversas fuerzas sociales y po
ditar la formula nacionalista y populista, en las modestos terminos posibles
liticas, y en definitiva con Per6n mismo. Pese a que el calvario era inevita
luego de las transformaciones de los anteriores diez a:fi.os. Un ministro de
ble, los caminos posibles eran varios.
Trabajo de extracci6n peronista negoci6 con Ia CGT y bubo un impulso sa
A su manera, Ongania inici6 la bU.squeda En mayo de 1969 su autori
larial distribucionista. Se protegi6 a los sectores nacionales del empresa
dad se resinti6 tanto por la impotencia frente al desafio social cuanto por
riado, por la via del credito y de las contratos de las empresas del Estado.
laS vacilaciones del Ejercito para reprimirlo. Sint:i.6 tambien el impacto en el
El "compre argentino"' y la "argentinizaci6n del credito" sintetizaban esa
area econ6mica, donde se produjo una apresurada salida de capita1es ex
politica, quiz.i modesta pero original en su contexto. Sus estrategas confia
tranjeros y una reaparici6n de las ex:pectativas de inflaci6n. Ongania in
ban en que, en un plaza que estimaban en cuatro o cinco aftos, se crearian
tent6 sortear las dificultades con modillcaciones menores -sacrific6 a Krie
las condiciones para una salida politica adecuada y una democracia "au
ger Vasena y lo reemplaz6 por un tecnico de menor perfil pero parecida
tentica". Levingston confmn6 la caducidad de los "vi.ejos" partidos y alent6
orientaci6n- y una apertura mas decidida a ulo social , en particular con
la
la formaci6n de otros "nuevos y quiza de un movimiento nacional que
CGT y sus dirigentes "partidpacionistas"'. Pero el clima habia cambiado: los
asumiera la continuidad de la transformaci6n, para lo que agit6 vagas con
sindicalistas eran menos d.6ciles y las empresarios manifestaban abierta
signas antiimperialistas e intent6 atraer a politicos de segunda lfnea de los
mente su desconfianza par las escarceos populistas. Un sector hasta enton
partidos tradicionales, junta con dirigentes de fuerzas politicas menores.
ces sacrificado -las productores rurales- elev6 su protesta y mantuvo un
La aspiraci6n a movilizar al "pueblo" desde el gobiemo militar resultaba
duro entredicho con los frigorlficos extranjeros, aparentemente protegidos
ingenua, pero de cualquier modo fue el primer reconocimiento formal de
por el gobierno. Onganfa estaba cada vez mas aislado de las Fuerzas Arma
la necesidad de una salida politica.
das, pero se benefici6 de su indecisi6n y sus perplejidades. Habia grupos
Convocatldola a negociar, el gobierno reflot6 a la alicaida CGT. Los di
que querian probar 1a via del nacionalismo, y quiz.is del populismo, mien
rigentes sindicales, presionados por demandas social.es crecientes y la in
tras que los liberales dudaban entre una dictadura mas extrema o la nego
flaci6n que habia reaparecido, y estimulados par la reapertura del espacio
ciaci6n de Ia salida politica, empresa que se asociaba con el nombre del
de presi6n creado par la debilidad del gobierno, lanzaron en octubre de
general Aramburu. El 29 de mayo de 1970, a un a:no exacto del Cordobazo,
1970 un plan de lucha que incluy6 tres paros generates, no contestados
Aramburu fue secuestrado y pocos dfas despues se encontr6 su cadaver.
por el gobierno. Los partidos tradicionales, por su parte, con el aliento del
Muchos sospecharon, con alg(in fundamento, que ciertos drculos que ro
general Lanusse, tambien reaparecieron en el escenario. A fines de 1970 la
deaban al presidente estaban de alguna manera implicados. Lo cierto es
mayoria de ellos firm6 un documento, La Hora del Pueblo, cuyos artffices
que el episodio despej6 las dudas de los militares: a principios de junio de
fueron Jorge Daniel Paladino, delegado personal de Per6n, y Arturo Mor
1970, depusieron a Ongania y designaxon a un presidente -mandatario de
Roig, veterano politico radical. y que fue la base de su acci6n conjunta
la Junta de Comandantes, que se reservaba la autoridad para intervenir en
hasta 1973. Alli se acordaba poner fin a las proscripciones electorales y
las principales cuestiones de Estado-. El designado fue el general Roberto
ase gurar, en un futuro gobiemo electo de manera democr.itica, el respeto
Mar celo Levingston, figura poco conocida ya la saz6n ausente del pais.
a las minorias y a las norm.as constitucionales. Radicales y peronistas
Levingston, que gobem6 hasta marzo de 1971, reve16 tener ideas pro
deponian las armas que tradicionalmente habfan esgrimido y ofrecian a la
pias, muy diferentes de las del general Lanusse, figura dominante en la
sociedad la posibilidad de una convivencia politica aceptable. El documento
Junta, y acordes con las del grupo, minoritario pero influyente, de oficiales
incluia tambien algunas definici.ones sabre politica econ6mica,
nacionalistas. Design6 ministro de Obras Piibhcas yEste
luego
de
Economia
a
moderadamente
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DEPENDENClA O UBERACI6N, 1966-1976
BREVE HISTORIA CONJ'EMPORANEA DE LA ARGENTINA
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a cualquier rumba y se disolvi6 el Ministerio de Economia, repartido en
nacionalistas y distribucionistas, que permitieron el posterior acercamiento
secretarfas
sectoriales que se confiaron a representantes de cada una de
tanto de la CGT como de la CGE, las organizaciones sindical y empresaria,
las organizaciones corporativas. Asi, en un contexto de inflaci6n desatada,
que por su parte tambiell acordaron un pacto de garantias minimas.
fuga de divisas, caida del salario real y desempleo, agravado por la ola
El resurgimiento del sindicalismo organizado y de los partidos politi
ge neralizada. de reclamos, el tironeo sectorial se instal6 en el gobierno
cos se debia en parte a la apertura del juego por un gobierno que buscaba
mismo, presto a conceder lo que cada uno pedia.
su salida, pero fundamentalmente a la emergencia social, que en fo:nna in
Para el gobiemo, el centro de la cuesti6n estaba en el Gran Acuerdo
directa los revitalizaba y a la vez los convertfa en posibles mediadores. Le
Nacional
(GAN), que empez6 siendo una negociaci6n amplia y se convirti6
vingston result6 incapaz de manejar el espacio de negociaci6n que se es
en un tironeo entre Lanusse y Per6n, bajo la mirada pasiva del resto. La
taba abriendo. Era hostilizado par el establishment econ6mico -al que el
propue ta inicial del gobiemo contemplaba una condena general de la
gobierno, cultivando una ret6rica nacionalista, calificaba de "capitalismo
"subversi6n", garantias sabre la politica econ6mica y el respeto a las nor,
apiitrida"-, y estaba enfrentado con los partidos politicos, con las que no
mas democr.iticas, y que se asegurara a las Fuerzas Armadas un lugar ins
queria negociar, con la CGT y hasta con los "empresarios nacionales". Los
titucional en el futuro I"egimen, desde donde tutelar la seguridad. Pero lo
jefes militares apreciaron que Levingston era tan poco capaz como Onga
principal era acordar una candidatura presidencial de transici6n, para la
nia de encontra:r la salida, y cuando en marzo de 1971 se produjo una
que el propio general Lanusse se ofrecia. Algunos de los puntos, sabre el
nueva movilizaci6n de masas en C6rdoba -el "viborazo': en que las orga
programa econ6mico y las normas democr.iticas, ya habian sido estableci
nizaciones armadas se hicieron daramente presentes- decidieron su remo
dos en La Hora del Pueblo. Asegurar el Iugar institucional de las Fuetzas
ci6n y su reemplazo par el general Lanusse, quien por entonces apareda
Armadas era imposible, dado el dim.a del momenta. Los otros dos puntos
como el unico jefe militar con envergadura politica para conducir el dill'.cil
-la condena de la subversi6n y el acuerdo de la cand.idatura- tenian que
proceso de 1a retirada.
ver
principalmente con la tactica de Per6n.
En marzo de 1971, Lanusse anunci6 el restablecimiento de la
En noviembre de 1971, Per6n relev6 a Paladino -que habia negociado
actividad poUtica partidaria y la pr6xima convocatoria a elecciones
hasta
entonces los acuerdos con los radicales y los militares- y lo reem
generales, subor dinadas sin embargo a un Gran Acuerdo Nacional, sabre
plaz6 por Hector J. campora, cuya principal virtud era la total subordina
cuyas bases habfa venido negoci.ando con las dirigentes de La Hora del
d6n a Iavoluntad del lider exiliado. Per6n se propuso conducir Ia negociaci6n
Pueblo. Finalmente, las Fuerzas Armadas optaban par dar prioridad a la
sin renunciar a ninguna de sus cartas. Como ademas se hacia cargo del
salida politica y con ella aspiraban a reconstruir el poder y la legitimidad de
clima social y politico del pais, no resign6 su papel de referente de la ala de
un Estado cad.a vez mas jaqueado. Mientras la cuesti6n del desarrollo
descontento social ni renunci6 al apoyo proclamado por buena parte de
quedaba postergada, se gu:fa siendo acuciante la de la seguridad, que las
las organizaciones annadas. M.is ai:in, las alent6 y legitim6
militares ya no podian garantizar. Las discrepancias sabre c6mo enfrentar
permanentemente, y, cuando en 1972 se organiz6 laJuventud Peronista,
a las organizaciones ar madas y la protesta social eran crecientes y
incluy6 a su dirigente mas notorio, Rodolfo Galimberti, en su propio
anunci.aban futuros dilemas: mientras se cre6 un fuero antisubversivo y
Comando estrategico. Al mismo tiempo, alent6 a La Hora del Pueblo y
tnbunales especiales para juz gar a los guerrilleros, algunos sectores del
organiz6 su propio GAN, el Frente Cfvico de Llberaci6n Nacional, con
E.stado y las Fuerzas Armadas iniciaron una represi6n ilegal: secuestro,
partidos aliados y luego con la CGT-CGE. En verdad, nadie sabra a d6nde
tortura y desaparici6n de militan tes, o asesinatos a mansalva, coma
queria llegar Per6n.
ocurri6 con un grupo de guerrilleros detenidos en la base aeronaval de
Lanusse plante6 al principio que el Acuerdo era condici6n para las
Trelew en agosto de 1972. Similares va cilaciones habfa con la politica
elecci.ones, pero progresivamente tuvo que reducir sus exigencias, vista la
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econ6mica, hasta que se opt6 por renunciar
BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
imposibilidad de obligar a Per6n a negociar. En el mes de julio de 1W2, y
convencido de que nada podia esperarse de Per6n, Lanusse opt6 por ase
gurar la condici6n mfnima: que Per6n no seria candidato, a cambio de su
propia autoproscripc:i.6n. Tacitamente, Per6n acept6 las condiciones. En no
viembre de 1972, regres6 al pais, par unos pocos di'.as. No trat6 con el go
biemo pero dialog6 con los politicos y en particular con el jefe del radica
lismo, Ricardo Balbin, sellando el acuerdo democr.itico. Cultiv6 su imagen
pacificadora, habl6 de las grandes problem.as del mundo, coma las ecol6gicos, y evit6 cualquier referenda urticante. Par Ultimo, organiz6 su com
binaci6n electoral: el Frente Justicialista de Liberaci6n, con una serie de
partidos menores, al que impuso la formula presidencial: Hector J. Cam
pora, su delegado personal, y Vicente Solano Lima, un politico conservador
que desde 1955 acompaftaba fi.elmente a los peronistas.
Per6n mantuvo su juego pendular, entre Ia provocaci.6n y la pacifica
ci6n. La f6rmula constitufa un desafio a los politicos de La Hora del Pueblo
y sabre todo a los sindicalistas, a quienes excluy6 de la negociaci6n, y un
aval al ala contestataria del movimiento, que ya rodeaba a C.impora y le
dio a la campafia electoral un aire desafi.ante. ueampora al gobiemo, Per6n
al poder", su lema, seiialaba el carilcter ficticio de la representaci6n politica,
por lo que resultaba ser una suerte de transacci6n entre los partidarios de
la salida electoral y quienes la desdeii.aban, en pro de las propuestas de li
beraci6n nacional. Los radicales, con la candidatura de Balbin, aceptaban
el triunfo peronista y su futuro papel de minorfa legitimadora, mientras
que a derecha e izquierda surgieron otras formulas de escasa significaci6n.
La Juventud Peronista dio el tono a la campafia electoral, que permanente
mente roz6 Ios limites de los acuerdos de garantias entre los partidos y
consti.tuy6 una verdadera culrninaci6n de la polarizaci6n de la sociedad
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politicos condenados por actos de subversi6n. Las fonnas institucionales
fueron salvadas por una inmediata ley de amnistia dictada par el Con
greso. Para muchas, parecia llegada la hara del argentinazo . Otros, mils
cautamente, tomaban nota del releva de Galimberti ordenado par Per6n,
luego de que este dirigente amenazara con la formaci6n de "milicias
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popu lares". Esos y otros diagn6sticos -pues todo era virtualmente posible
aquel 25 de mayo- pasaban por los designios, secretos pero sin
dudageniales, de Per6n, identificado como el salvador de la naci6n.
Este fen6meno, sin dud.a singular, de ser a la vez tantas cosas para tan
tos, tenia que ver con la heterogeneidad del movimiento peronista y con
la decisi6n y la habilidad de Per6n para no desprenderse de ninguna de sus
partes. Pero era mas que eso: como ha escrito Jose Luis Romero, la figura
simb6lica de Per6n, una y muchas a Ia vez, habia llegado a reemplazar a su
figura real. Para todos, Per6n expresaba un sentimiento general de ti.po na
cionalista y popular, de reacci6n contra la reciente experiencia de
desnacionalizaci6n y privilegio. Para algunos -peronistas de siempre, sin
dicalistas y politicos- esto se encarnaba en el lider hist6rico, que, como en
1945, traeria la antigua bonanza, distribuida par el Estado protector y mu
nificente. Para otros -los mas j6venes, los activistas de todos Ios
pelajes- Per6n era el lid.er revolucionario del Tercer Mundo, que eliminarla
a los traidores de su propio movimiento y conduciria a Ia Uberaci6n, nacio nal
o social, potenciando las posibilidades de su pueblo. Inversamente, otros,
encarnando el ancestral anticomunismo del movimiento, veian en Per6n a
quien descabezarfa con tad.a la energia necesaria la hidra de la subversi6n
social, mas peligrosa y digna de e:xtenninio en tanto usurpaba las
tradicionales banderas peronistas. Para otros muchos -sectores de las clases
medias o altas, quizil los mas recientes descubridores de sus virtu descontra el poder militar.
Per6n era el padficador, el Hder descarnado de ambiciones, el "le6n
El clima se prolong6 luego del triunfo electoral del 11 de marzo de
herbfvoro" que anteponia el uargentino" al.,.peronista", capaz de encauzar
1973 -cuando el peronismo triunf6 con casi el 50% de Ios votos- hasta el
los conflictos de la sociedad, real.izar la reconstrucci6n y encaminar al pais
25 de mayo siguiente, fecha de la asunci6n de C.impora. Ese dia memora
por la via del crecimiento hacia la Argentina potenci.a . El fen6meno sor
ble asistieron el presidente chileno Salvador Allende y el Cubano Osvaldo
prendente de 1973, la maravilla del carisma de Per6n, fue su capacidad
Dortic6s. Baja la advocaci6n de las dos experiencias socialistas del conti
para sacar a la luz tantos anhe-los insatisfechos, mutuamente excluyentes
nente, Ia sociedad movilizada y sus dirigentes escaroecieron a los militates,
pero todos encamados con alguna legitimidad en el anciano lider que vol
transformando la retirada en huida, y liberaron de la ca.reel a las presos
via al pais. El 11 de marzo de 1973, el pais vot6 en forma masiva contra Ios
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sustanciales en las for-
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BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
mi1itares y el poder autoritario, y crey6 que se iban para no volver. Pero
no vot6 por alguna de estas opciones, todas ellas contenidas en la f6rmula
ga nadora, sino par un espaeio social, politico y tambien milltar, en el que
Ios conflictos todav.fa debian dirimirse.
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1973: UN BALANCE
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Para sus protagonistas, las rakes de esos conflictos, sin duda violentos, se
hallaban en una economia exasperante par su sucesi6n de arranques y de
tenciones, de promesas no cumplidas y frustraciones acumuladas. Sin em
bargo, vista desde una perspectiva mas amplia -y sin duda mejorada por
posteriores calamidades, todavia no imaginadas en 1973-,1a economia del
pais tuvo un desempefio medianamente satisfactorio, que se habria de
pro
longar hasta 1975, y que no justificaba 1os pron6sticos apocalipticos, aun que
tampoco las fantasias de la Argentina potencia.
Lo mas notable fue el crecimiento del sector agropecuario pampeano,
que, revirtiendo el largo estancamiento y retroceso anterior, se iniei6 a
principios de los aiios sesenta y se prolong6 hasta el comienzo de los
ochenta. En estos aiios pr6speros, el mundo se encontraba en condidones
de transfonnar al menos parte de su necesidad de alimentos en demanda
efectiva, y se abrieron nuevos mercados para los granos y aceites argenti
nos, particularmente en los paises socialistas -que purgaban el fracaso de
su agrtcultura- y en los que estaban disfru.tando de las buenos predos del
petr61eo o comenzaban su crecimiento industrial.
El sector agrario pampeano se transform6 sustancialmente, asi como
diversos islotes modernos en el interior tradicional, coma el Valle del Rio
Negro. El Estado promovi6 el cambio de diversas maneras -hubo creditos
y subsidios para las inversiones, y una acci6n sisterndtica del Instituto Na•
cional de Tecnologfa Agropecuaria (INTA)-, aunque no cambi6 su tradicio
nal politica de transferir recursos a la economia urbana, que se mantuvo
con apenas algunas modificaciones en las metodos. Pero lo decisivo
fueron las efectos de la modernizaci6n general de la economia. La
fabricaci6n lo· cal de tractores y cosechadoras, y tambieJl silos y otras
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instalaciones, per miti6 una mecanizaci6n total de
la archivo
tarea y fue
cambios
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mas del almacenaje y el transporte. Las empresas agroquimicas -en general filia}es de
grandes empresas extranjeras- introdujeron las semillas hibri das: a principios de la
decada de 1970 se obtuvieron exitos espectaculares con el maiz, y luego con el sorgo
granifero, el girasol, el trigo y la soja. Mas tarde fueron las plaguicidas y las herbieidas, y
finalmente los fertilizantes sinteticos. En la organi.zaci.6n de la explotaci6n fueron
introduciendose cri terios empresariales modernos, facilitados par una flexibilizaci6n del
sis tema de arrendamientos y la incorporaci.6n a Ia explotaei6n de empresarios que no
poseian tierra. Had.a 1985, punto ftnal de esta onda expansiva, la superficie cultivada en
la regi6n pampeana se habia extendido en alrede dor del 30% respecto de 1960, sabre
todo par conversi6n de explotaciones ganaderas en agricolas, pero la productividad de
1a tierra se habia duph
cado y la de la mano de obra cuadruphcado.
Esta verdadera revoluci6n productiva penniti6 el crecimiento de las exportaciones de
granos y aceites, mientras que las mercados para la came continuaron estancados o en
retroceso. Tambien crecieron las exportacio nes industriales: maquinaria agricola,
m.'i.quinas herramienta, automotores, productos side11l.rgicos y quimicos pudieron competir
en las paises veei nos, aprovechando a veces las oportunidades de la Asodaci6n
Latinoame ricana de Libre Comerci.o (ALALC). Asi, poco a poco la fuerte constricci6n que
el sector externo representaba para el conjunto de la economia se fue atenuando, el
im.pacto de las crisis dclicas disminuy6 y el margen para el crecimiento industrial
aument6. La fase traum.itica dej6 lugar a una ex pansi6n suave y sostenida, que arranc6
en las aiios de la presidencia de illia y se mantuvo pese a fos cambios de gobierno y a las
avatares de las pol:fticas econ6micas.
Como mostraron Gerchunoff y Llach, el producto industrial creci6 en forma sostenida
luego de la gran crisis de 1963, sin nmgun afio de retro ceso hasta 1975. Parte de ese
credmiento corresponde a la maduraci6n de muchas de las inversiones realizadas luego de
1958, pero tambien contri. buy6 a el un conjunto variado de empresas naeionales, de rarnas
dinami cas o vegetativas, grand.es o median.as, que repuntaron luego de soportar el
primer impacto de la instalaci6n de las empresas extranjeras: a]gunas captaron un
segmento dinarnico y no explotado del mercado, otras crecie ron a costa de la
competencia, apoyadas en una mayor eficiencia, pero
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DEPENDENCIA O UBERACI◊N, 1966-1976
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DEPENDENCIA O IJBERACI◊N, 1966-1976
BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
tambien por un sostenido crecimiento del mercado intemo, que di□ nueva
vida a los sectores mas tradicionales com □ el textil, el de alimentos o el de
electrodomesticos.Las empresas nacionales, luego de sufrir una fuerte de
puraci6n, se adecuaron a las nuevas condiciones, acomodaron sus posibi
lidades al espacio que le dejaban las grandes empresas extranjeras, absor
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trabajadores no sindi-
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bieron lo que podian de las nuevos sodas o encontraron formas de
asociaci6n, com□ el uso de patentes y 1icencias o el suministro de partes
para las grandes plantas de montaje. Simulta.neamente, aprovecharon un
terreno en el que se movian con facilidad: el uso de los creditos subsidia
dos a de los mecanismos de promoci6n del Estado. En un proceso que
Jorge Katz denomin6 de "maduraci6n': aumentaron su escala -las f.ibricas
reemplazaron a las talleres- y luego hicieron un esfuerzo para hacer mas
eficiente su organizaci6n y sus procesos. Este impulso a la racionalizaci6n
-que requiri6 de muchos ingenieros, administradores y ejecutivos en ge
neral, coraz6n de los nuevos sectores medias- fue comUn por entonces a
las empresas nacionales y a muchas de las extranjeras, coma las automo
trices, que en su instalaci6n se habian apartado de las normas de funcionamiento de sus matrices. Los efectos de estas palfticas se advirtieron en
las reacciones de los trabajadores y en su creciente sensibilidad a los pro
blemas de las plantas.
Al igual que la agricultura, la industria se moderniz6 y se acerc6,
coma
nunca antes ni despues, a las estfilldares internacionales. Como se seiial6,
su creci.miento se relaciona en parte con los procesos de concentraci6n y
depuraci6n, y tambien con el aumento de la inversi6n del Estado, las com
pras de las empresas publicas o las nuevas obras de infraestructura, o la
expansi6n de un sector consumidor pudiente, dispuesto a cambiar su au
tom6vil cada dos afios. Pero tambiell, invirtiendo la tendencia iniciada en
1955 huba un crecimienta del mercado interno debido al aumento del
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emplea industrial y sabre todo de la construcci6n, junta con una recuperaci6n en las ingresos de los asalariados. La tendencia de la fase
traumatica se invirti6 y su participaci6n en el producto se elev6 -con
excepci6n de las agitados afios de 1971 y 1972- hasta superar el 45% del
Producto Bruto Interno (PBI). Ma5 all.i de las politicas racionalizadoras, los
sindicatos con servaron su eficacia en la defensa de sus representados,
aunque probable mente esto no vali6 para la masa
sinarchivo
duda fue
vasta
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sustancia1mente. La fuerte conflictividad social, sustentada en un ctclo de crecimiento y
de elevaci6n de las expectativas, no podrfa ser satis fecha con una facil redistribuci6n,
segti.n la formula hist6rica del peronismo. Pero esta formula contenia otros elementos
apreciados por quienes depo- sitaban su fe en Per6n: una regulaci6n estatal mayor de las
relaciones entre las part.es y un lugar mas amplio para los excluidos en la mesa de la
nego ciaci6n. En sum.a, la :iniciativa para la paz social pasaba al Estado.
Pese al declamado liberalismo de las sectores propietarios, desde 1955 no habian
disminuido ni los atributos del Estado ni su capacidad para de finir las reglas del juego.
Por alli pasaban grandes decisianes, como la transferencia de ingresos del sector
exportador agrario al industrial, pero tam.bien otras mas especificas, a traves del uso del
credito subsidiado, la promoci6n, las compras de empresas estatales o las contratos de
las obras publicas. Para los empresarios todo ello representaba la posibilidad de ga
nancias mas faciles y seguras que las derivadas de mejorar la eficiencia o la
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calizados, de donde provenian muchos de Ios protagonistas de las nuevas formas de
protesta social.
Hada 1973, esa expansi6n ya se acercaba a los limites de la capacidad
:inStalada, que por falta de una importante inversi6n privada no habia cre cido
competitividad, as:f como de perdidas igualmente f.iciles y rapid.as, de modo que el control
de sus politicas era una cuesti6n vital
Pero ni ellos ni nadie controlaban del todo el conjunto de sus estruc
turas, crecidas a veces por agregaci6n y escasamente subordinadas a una Unica
vo1untad ejecutiva La experiencia del general Ongania -la mas sis temiltica para poner
en pie lo que Guillermo O'Donnell llam6 el Estado burocr.itico autoritario"- muestra
esas dificultades aun para las Fuerzas
Armadas, proclives a identificar su propia estructura institucional con la del Estado. Los
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otros actores corporativos -Ios lobbies empresarios, los s:in dicatos, la Iglesia-,
protagonistas principales de la puja sectorial, solian concluir sus conflictos en empates o
bloqueos redprocos, coma el1ogrado por el sindicalismo ante las intentos de reducir la
dimensi6n del Estado
benefactor. El sorprendente poder conservado por el s:indicalismo despues de 1955
muestra otro aspecto de ese Estado incontrolable: las frecuentes alianzas entre dos
competidores -industriales y gremialistas, por ejemplo para sacar beneficio a costa de
un tercero ode la comunidad toda.
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BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
DEPENDENCIA O IJBERACI6N, 1966-1976
Beneficios inmediatos podfan traer aparejadas complicaciones futuras.
A traves de la reiterada convocatoria a las sindicalistas para participar de
la puja, los sectores subordinados tuvieron desde 1945 algdn acceso al
Es tado y a sus decisiones. Durante el gobierno de Per6n, su poder y su
vo luntad de controlar a cualquier fuerza social o politica aseguraron la
disci plina. Despues de 1955, la conducci6n vandorista de las
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abrumados por la
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sindicatos fue para los empresarios una garantia de la desmovilizaci6n de
las trabajado res y de la negociaci6n siempre posible. La ruptura de ese
equilibria luego de 1966, la fuerte movilizaci6n social y el desborde de
cualquier instancia mediadora, asf coma la incapacidad demostrada par las
militates para cus todiar el poder, mostraron el peligro de que porciones
importantes de Jos resortes del Estado cayeran en manos dudosas.
Quienes en 1973 confiaron su suerte a Per6n esperaban que fuera capaz,
como en 1945, de controlar la movilizaci6n social, y a Ia vez de disciplinar
a quienes, como aprendices de hechiceros, apelaran en Ia puja corporativa a
su capacidad de presi6n. Unos y otros debfan ser organizados y
disciplinados en el Estado mismo. El acuerdo entre la CGE y la CGT empez6
a dibujar la figura del pacto social y la gran negociaci6n entre las
principales corporaciones.
En 1973, podia vislumbrarse un futuro para la escena corporativa, en
la que Per6n habfa demostrado saber manejarse con soltura. Sohre la es cena
democr.itica, en cambio, habfa muchas mas dudas, pese a 1a especta cular
experiencia electoral de marzo. Los partidos politicos que debfan ocu parla no
entusiasmaban mayormente. El Partido Justicialista (PJ) apenas existia en el
conjunto de lo que se llamaba, de
eraunpoco eufemistica,
el
Movimiento, y Per6n nunca lo consider6 coma otra cosa que una fa chada.
Los restantes, luego de tanto tiempo de inactividad o de actividad s6lo
parcial, eran un conjunto de direcciones anquilosadas, verdaderas cla ques
vacias, con pocas ideas y con muy escasa capacidad para representar los
intereses de la sociedad. La Hora del Pueblo, que cumpli6 un impor tante
papel en la salida electoral, no Ileg6 a constituir un espacio de discu
si6n y negociaci6n reconocido; mas alla de las acuerdos iniciales, Per6n
s6lo la us6 como escenario para mostrar a la sociedad su fisonomia pacifi
cadora, y a Io sumo para garantizar el respeto de las formas
constituciona les. El resto de los partidos, empezando por Ia Uni6n Civica
Radical, parti ciparon del embeleso general con Per6n
o se sintieron
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culpa de la proscripci6n y se lirnitaron a acept.ar sus tetminos, renunciando
de entrada a su funci6n de control y alternativa. La idea misma de demo
cracia, de representaci6n politica de los intereses sociales, de negociaci6n
primero en el arllbito de cada partido y luego en las espacios politicos co
munes, de constituci6n colectiva del poder, tenfa escaso prestigio en una
sociedad Iargamente acostumbrada a que cada una de sus partes negociara
por separado con el pod.er constituido. La politica parecfa una ficci6n que
servia para velar la verdadera negociaci6n entre los factores reales de po der.
Los sectores propietarios se sentian mucho mas c6modamente expre
sados por sus organizaciones corporativas. Los sectores populares, por su
parte, que podrian haber estado interesados en la constituci6n de un
bito espedficamente politico, no encontraron para ello ni representaci6n ni
voceros entre los actores politicos, ni mucho menos entre las corporativos.
Esto fue crucial para el destino de la experiencia que se iniciaba en
1973 con una elecci6n donde la voluntad popular se expres6 tan libre y
acabadamente coma en 1946. La ola de movilizaci6n, que estaba llevando
el enfrentarniento social a un punto extrema, contenia en sus origenes un
importante elemento de participaci6n, visible en cada uno de las lugares
de la sociedad donde se gestaba, desde una sociedad vecinal a un aula uni
versitaria o una f.ibrica. Pero sus elementos potencialmente democr.iticos
se cruzaban con toda una cultura politica espontanea -acu:fiada en largos
a:fios de autoritarismo y democracia fingida- que Uevaba a identificar el
poder con el enemigo y la represi6n, a menos que se lo "tomaran, para re
primir a su vez al enemigo. Mientras los partidos politicos carecian de
fuerza o de convicci6n para hacerse oir entre ellos, los activistas formados
en las matrices del peronismo, el catolicismo o la izquierda tendieron a
acentuar y dar forma a esta cultura espontanea ya incluirla -como se vie
enla16gica de la guerra Asi, no fue dificil que las organizaciones armadas
se insertaran en el movimiento popular, en los barrios, en las f;ibricas, en
el movimiento estudiantil, llenando un vado que debia ser ocupado. Los
Montoneros, particularmente, tuvieron una enorme capacidad para com
binar la acci6n clandestina con el trabajo de superficie, que realizaron a
traves de Ia Juventud Peronista. Pero al hacerlo introdujeron un sesgo en
el desarrollo del movimiento popular: lo encuadraron, lo sometieron a una
organizaci6n rigida, cuya estrategia y tilcticas se elaboraban en otras par-
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BREVE HISTORIA CONfEMPORANEA DE LA ARGENTINA
tes, y eliminaron todo lo que la movilizaci6n tenfa de espontalleo, de par
ticipativo, de plural. Convertida en parte de una m.iquina de guerra, la
movilizaci6n popular fue apartada de la altemativa democrcltica y llevada
a dar en otro terreno el combate final.
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LA VUELTA DE PER6N
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El 25 de mayo de 1973, asumi6 el gobierno el presidente Hector J. Campora,
y el 20 de junio retorn6 al pais Juan Domingo Per6n. Ese dia, cuando se
ha bia congregado en Ezeiza una inmensa multitud, un enfrentamiento
entre grupos armadas de distintas tendencias de1 peronismo provoc6 una
ma sacre. El 13 de julio, Campora y el vicepresidente Solano Lima
renunciaron; ausente el titular del Senado, asumi6 la presidencia el de la
Camara de Di putados, Raul Lastiri, que era yemo de Jose L6pez Rega, el
secretario privado
de Per6n ya la vez rninistro de Bienestar Social En septiembre se realizaron
las nuevas elecciones y la f6rmula Per6n-Per6n, que el lider comparti6 con
su esposa Isabel (nee Maria Estela Martinez) alcanz6 el 62% de los votos. El
1" de julio del aiio siguiente, muri.6 Per6n e Isabel lo reemplaz6, hasta que
fue depuesta por los jefes militares el 24 de marzo de 1976. Los tres a:iios
de la segunda experi.encia peronista, verdaderamente prodigiosos por Ia con
centraci6n de acontecimientos y sentidos, clausuraron -de manera
desdichada y tenebrosa- toda una epoca de la historia argentina.
Es dificil saber en que momenta de su exilio Per6n dej6 de verse a si
mismo coma el insobomable jefe de la resistencia, dispuesto a desbaratar
las tentaciones provenientes del poder, y se consider6 el destinado a pilo
tear el vasto proyecto de reconstrucci6n que asumi6 coma Ultima misi6n
de su vida. Puede dudarse, incluso, de si se trat6 de una decisi6n delibe
rada o si result6 arrastrado par circunstancias incontrolables aun para su
:irunenso talento tactico. Lo cierto es que, puesto en el juego, arm6 su pro
yecto -parecido pero distinto al de 1945- sabre tres bases: un acuerdo
democr.itico con las fuerzas politicas, un pacto social con los grandes re
presentat)tes corporativos y una conducci6n mas centralizada de su
movirniento, hasta entonces desplegado en varios frentes y dividido en
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es trategias heterogeneas. Para que funcionara, Per6n
necesitaba
que
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economia tuviera un desempefi.o medianamente satisfactorio -las expecta
tivas eran buenas- y que pudiera reforzarse el poder del Esta.do, tal coma lo
reclamaba la mayoria de la sociedad Este era un punto debil: los meca
nismos y 1os instrumentos estaban desgastados y resultaron ineficaces, y el
control que Per6n podia tener no era pleno, pues las Fuerzas Armadas se
mostraban reticentes, pese a la rehabilitaci6n routua que se conced.ieron con
Per6n; el gobierno, finalmente, result6 corroido par la formidable Iu cha
desencadenada dentro del movimiento. Asi, una de las premisas de su acci6n
fall6 de entrada. El pacto social funcion6 ma1casi desde el principio y termin6
hecho aiiicos, mientras que el pacto democr.itico, aunque fun cion6
formalmente bien y se respetaron las acuerdos, al final result6 irrelevante
pues no sirvi6 ni para constituir una oposici6n eficiente ni para suministrar
de por si, cuando los otros mecanismos fallaron, el respaldo necesario para
el mantenimiento del gobierno constitucional.
El Program.a de Reconstrucci6n y Liberaci6n Nacional, presentado en mayo
de 1973, pese a la concesi6n al c1ima de epoca que habia en su titulo, consistla
en un intento de superar las limitaciones al crecimiento de una economia
cuyos rasgos basicos no se pensaba modificar. No habia en el nada que
indicara una orientaci6n hacia el "socialismo nacional'; y tam. poco un
intento de buscar nuevos rumbas al desarrollo del capitalismo. Como en
1946, Per6n recurri6 para pilotearlo a un empresario exitoso, en este caso
ajeno al peronismo:JoseBer Gelbard, jefe de la CGE, donde se nu cleaban la
mayoria de las empresas de capital bcisicamente nacional. Sus objetivos,
acordes con las cambios ya consolidados en la estructura econ6- mica del pais,
eran fuertemente intervencionistas y, en menor medida, na donalistas y
distribucionistas, y no implicaban un ataque directo a nin guno de las
intereses establecidos.
Siguiendo las tendencias de la decada anterior, se esperaba apoyar el
crechniento de la economia tanto en una expansi6n del mercado interno
-segun la tradid6n de 1os empresarios que respaldaban a ambos partidos
mayoritarios- cu.auto en el crecimiento de las exportaciones. Las perspec tivas
de las exportaciones tradicionales eran excelentes: nmy buenos pre dos y
posibilidad de acceder a nuevos mercados, coma la Uni6n Sovietica; la
nacionalizaci6n del comercio exterior apuntaba a asegurar la transfe- rencia
de parte de los beneficios al sector industrial, aunque a la vez se
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BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
cuid6 mucho de preservar Ios ingresos de los sectores rurales, cuya pro
ductividad se quiso incrementar combinando alicientes y castigos. Uno de
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Los primeros resultados de este programa de estabilizaci6n fueron es
pectaculares. La inflaci6n, desatada con intensidad en 1972, se fren6 brus
camente, mientras que la excelente coyuntura del comercio exterior per
nriti6 superar la angustiante situaci6n de la balanza de pagos y acumu1ar
un buen superilvit, y las mejoras salariales y el incremento de gastos del
Estado estimulaban el aumento de la actividad intern.a, Par esa via, se lleg6
pronto a estar cerca de la plena ut11izaci6n de la capacidad instalada. Pero
desde diciembre de 1973 comenzaron a acumularse problemas. El incre
mento del consumo hizo reaparecer la inflaci6n, mientras que el aumento
del precio del petr6leo en el mundo -que yaanunciaba el fin del ciclo de
prosperidad de la posguerra- encareci6 las importaciones, empez6 a com
plicar las cuentas externas e increment6 los costos de las empresas. Final
mente, el Mercado Com(in Europeo se cerr6 para las carnes argentinas. Se
trataba de una crisis dclica habitual, pero su resoluci6n clasica estaba ve
dada a un gobierno que habia hecho de la "inflaci6n O" una bandera y que
sabfa que una devaluaci6n tropezaria con fuertes resistencias. El pacto so cial
debia servir para encontrar la manera equitativa y razonable de repar tir las
mayores costos, pero las reglamentaciones cad.a vez mas frondosas a las
que se ape16, que se cumplieron escasamente, no s6lo reve1aron las
dillcultades de la persuasi6n, sino las crecientes falencias del Estado para
hacer valer su autoridad. Asi, antes de que el gobierno popular hubiera
cumplido un afio, estaba de nuevo planteada en forma abierta la lucha sec
torial, cuyas cond.iciones, sin embargo, e:xistfan desde el mismo comienzo
de esta ex:periencia populista.
Los actores del pacto social demostraron escasa capacidad y poca vo
luntad para curnplirlo. La CGE, investida de la delegad6n global de las em
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ellos -la posibilidad de expropiar las tierras sin cultivar, incluido en el pro
yecto de ley agraria- desencaden6 a la larga un fuerte conflicto. Pero so
bre todo se trat6 de continuar expandiendo las exportaci.ones industriales
a traves de convenios especiales, coma el realizado con Cuba para vender
autom6viles y camiones.
Las empresas nacionales, que tambie!l deberian participar de los be
neficios de las exportaciones, fueron respaldadas con lineas especiales de
credito y con el mecanismo del compre argentino en las empresas pllbli
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cas; para lograr mayor eficiencia y control, estas se integraron en una
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Corporaci6n de Empresas Nacionales. Por otra parte, se apoy6 especial
mente algunos grandes proyectos industriales, de "interes nacional", me
diante import.antes subvenciones. Muchos resortes pasaban por las ma
nos del Estado: el manejo centralizado del credito y tambien el control de
precios, fundamental para la politica de estabilizaci6n. Pero ademas, el
Estado aument6 considerablemente sus gastos a traves de obras sociales
e increment6 el nUmero de empleados pUblicos y de empresas del Es
tado; contribuy6 asi a activar la economia interna, aunque a costa de un
deficit creciente.
La clave del programa residia en el pacto social, con el que se procu
raba solucionar el problema clasico de la econom:fa, ante el cual habfan
fracasado los sucesivos gobiernos desde 1955: Ia capacidad de las distintos
sectores, empeiiados en la puja distributiva, para frenarse mutuamente.
Mientras Onganfa habia fracasado en su intento de cortar el nudo con la
pura autoridad, Per6n recurria a la concertaci6n, un mecanismo muy co
mlln en la tradici6n europea, pero ademJ.s muy facil de filiar en su propia
presarios, las representaba rnal, y aun a sus instituciones primarias, que en
muchos casos habian sido forzadas a encuadrarse en ella, de acuerdo con
concepci6n de la comunidad organizada. El Estado debia d.isciplinar a las
actores combinando persuasi6n y autoridad. Hubo concertaciones secto
las concepciones organicistas de Per6n. Es probable que en muchos casos,
riales y una mayor, que las subsumia a todas, suscripta par la CGE y la CGT,
por las mismas razones, hayan finnado los acuerdos sin mucha convicd6n,
esperando que el paso del tiempo trajera condiciones mejores. Pero sobre
que estableci6 el congelam.iento de los precios y la supresi6n par dos aiios
todo, se descubri6 que no podian asegurar que sus miembros cumplieran
de las convenciones colectivas o paritarias, Esto era duro de aceptar para
lo acordado, Los empresarios -y muy en especial las chicos o medianos,
el sindicalismo y fue compensado con un inmediato aumento del 20% ge
neral en los salarios, muy distante sin embargo de las expectativas genera
dificiles de controlar- encontraron muchas maneras de violar el pacto: de
das par el advenimiento del gobierno popular.
sabastecimiento, sobreprecios, mercado negro, ex:portadones clandestinas;
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BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
tambien hallaron una fonna de manifestar su escaso entusiasmo: la inver
si6n privada fue relativarnente magra.
La CGT no se hallaba c6moda y a gusto con un gobierno peronista con
el cual no servfa su tActica cla5ica de golpear y negociar sin comprome terse,
la unica que sabian manejar cabalmente. No s6lo Per6n debia subor dinar -
como siempre- a quienes Io apoyaban, sino que las sindicalistas
carecian de tradici6n, instrumentos y objet:ivos para cogobemar. Par otra
parte, Ia movilizaci6n de las trabajadores, que los ponia en jaque, les impe
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los partidarios de Ia negociaci6n dura, en la mejor tradid6n vandorista,
en carnada precisamente por su sucesor entre los metallirgicos, Lorenzo
:Mi guel. Isabel Per6n -alrededor de cuya figura simb6lica todas las
fuerzas concertaron una tregua t.icita- se lanz6 a construir una base propia
de po d.er, rodeada de un grupo de fieles, de escasa traclid6n en el
peronismo, que encabezaba la extrafta y siniestra figura de Jose L6pez
Rega, a quien apodaban el Brujo" por su gusto por las practicas
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esottiricas. Pese a que Isabel se declic6 a parodiar las f6rmulas y los
gestos del lider muerto para capitalizar su herencia simbolica, su politica
sociedad y dio un nuevo estimulo a Ia primavera de Ios pueblos ; en las
se apart6 totalmente de la que aquel habia trazado en sus ultimas afios.
fabricas, se tradujo en un generalizado incremento de las reivindicaciones
Isabel se propuso homogeneizar el gobiemo, colocando a arrrigos e
y en un estilo de lucha que incluia ocupaciones de plantas, que rebas6 a
incondici.onales en los puestos clave y rompiendo una a una las alianzas
las d:irecciones sindicales y hasta cuestion61a autoridad de los gerentes y
que habfa tejido Per6n, que en el futuro esperaba reemplazar por otras
patrones. Antes de que las organizaciones guerrilleras llegaran a tener un
nuevas, con los militares y los empresarios. En algunos de esos
papel activo, segiin Juan Carlos Torre, las f.ibricas estuvieron, por obra de
prop6sitos, Isabel y los sindicalistas coincidieron. Asi,
la movilizaci6n sindical, "en estado de rebeldia".
provocaron 1a renunci.a del ministro Gelbard y, aprovechando los mecanis
En la mayoria de los casos esa movilizaci6n concluia con ventajas sala
mos de la nueva Iey de asociaciones y de la Icy de seguridad, desalojaron
riales directas o encubiertas, lo que aumentaba la amenaza sobre los dirigen
sistemiticamente a las cabezas del sindicalismo opositor: Raimundo On
tes nacionales obligados a atarse al pacto. Per6n se dedic6 a fortalecerlos;
garo, Agustin Tosco y Rene Salamanca perdieron sus sindicatos, y la agita
desde que retorn6 al pais los halag6 de mil maneras distintas,
ci6n gremial disminuy6 de manera considerable en 1975.
reivindicando su imagen pUblica, amenazada por la izquierda peronista, y
Pero bcisicamente se enfrentaron alrededor de los restos del pacto so
reinstalandolos simb6licamente en el centro :rnismo del movimiento. Una
cial En 1975 la crisis econ6mica urgfa a tomar medidas dr.isticas, que ter
mod:ificaci6n de la ley de asodaciones profes:ionales reforz6 la
minarian de hquidarlo: los problemas de la balanza de pagos eran muy
centralizaci6n de los sinclicatos, aument6 el poder de sus autoridades y
graves, la inflaci6n estaba desatada, la puja distributiva era encarnizada y
prolong6 sus mandatos, de modo que pudieron enfrentar el desafio
el Estado estaba totalmente desbordado. En ese contexto, el gobiemo de
antiburocr.itico, pero no impidi6 que re clamaran la convocatoria a
bi6 acceder a la tradicional demanda de la CGT y convoc6 a paritarias, de
paritarias y exigieran peri6clicos ajustes salaria les. Violado de uno y otro
modo que el ajuste inminente debia realizarse en el momenta mismo en
lado, el pacto se fue desgastando ante Ia impoten cia de las autoridades. El
que estas se encontraban discutiendo los ajustes salariales, lo que gener6
propio gobierno, que habia congelado las t.arifas pllblicas, tuvo interes en
una situaci6n inmanejable. A fines de marzo, la mayoria de los gremios
una renegociaci6n, que se produjo en marzo de 1974, con una ronda
habia acordado aumentos del 40%; el 2 de junio, el nuevo ministro de Eco
general de aumentos que no satisfizo a nadie. La puja continu6. El 12 de
nomia, Celestino Rodrigo, del equipo de L6pez Rega, provoc6 un shock eco
junio Per6n convoc6 a una concentraci6n masiva en Ia hist6rica Plaza de
n6mico al decid:ir una devaluaci6n del I00% y un aumento de tarifas y
Mayo, dramaticamente pidi6 a las partes disciplina y ame naz6 con
combustibles similar o superior. El "rodrigazo" ech6 por tierra las aumen
renunciar. Fue la ultima aparid6n en ptiblico antes de su muerte. En la
tos acordados; los sindicalistas volvieron a exigir en las paritarias y los em
segunda fase del gobierno peronista, los actores cambiaron de estrategia
presarios concedieron -con llamativa facilidad- aumentos que llegaban al
y Ia puja recuper6 sus form.as dcisicas. En Este
Ia CGT
se impusieron
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200%. La presidenta decidi6 no homologarlos y gener6 una masiva resis-
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dia negoci.ar con libertad. El triunfo electoral aviv6 las expectativas de la
agregaron
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BREVE HISTORIA CONTEMPORAN°EA DE IA ARGENTINA
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tencia de los trabajadores, que culmin6 en movihzaciones en la Plaza de
Mayo y un paro general de 48 horas. El hecho era notable porque, contra
toda una tradici6n, la CGT encabezaba la acd6n contra un gobierno pero
nista. Isabel cedi6, L6pez Rega y Rodrigo renunciaron, los aumentos fueron
homologados y devorados par la inflaci6n en s6lo un mes. En medio de
una crisis econ6mica galopante, el gobierno entr6 en su etapa final.
La Iucha en torn□ del pact□ social fue paralela a la que se libr6 en
el
seno del peronismo, involucrando al gobiemo y hasta al mismo Estado, y
sabre todo definiendo la suerte del movimiento popular. Esa lucha estaba
implicita en las equivocas relaciones entre Per6n y quienes, alrededor de
Montoneros y laJuventud Peronista, constituian la llamada "tendencia re
volucionaria" del peronismo. Basta 1973, unidos en la lucha comun contra
los militares, ni uno ni Ios otros tenian interes en hacerlas explicitas. Per6n
cimentaba su liderazgo en su capacidad de incluir a todos los que invoca
ran su nombre, desde los j6venes revolucionarios hasta los sindicalistas,
los politicos provinciales mas conservadores o los grupos de choque de
ex trema derecha. Su estrategia de enfrentamiento con quienes lo
expulsaron del pod.er consistia en utilizar a los j6venes, y a los sectores
populares que ellos movilizaban, para hostigarlos, y a la vez para
presentarse como el unico capaz de contenerlos. En ese sentido, repetfa
su estrategia de 1945 del "bombero piromaniaco0
Montoneros y laJuventud Peronista aprovecharon su proclamada ad
hesi6n a Per6n para insertarse mas profundamente en el movitniento po
pular y servirse de su espectacular crecimiento luego de 1973, cuando la
sociedad entera pareci6 entrar en una etapa de rebeli6n y creatividad. En
Ia cultura politica de estos sect.ores, incorporados en form.a masiva al pe
ronismo, podian reconocerse dos grandes concepciones. Una de ellas se
apoyaba en la vieja tradici6n peronista, nacionalista y distri.bucionista,
ali mentada durante la larga exclusi6n por la ilusi6n del retorno del lider, y
con el, ffiagicamente, de los buenos tiempos en los que Ia justicia social co
ronaba el ascenso individual. Quienes permanecieron fieles a lo que sin
duda era la capa mas profunda y s6lida de la cultura politica popular
adhe rian al viejo estilo politico, autoritario, faccioso, verticalista y
visceral mente anticomunista. La otra, menos preclsa, arrai.g6 en una parte
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impor tante de las sectores populaces, pero sobre Este
todo archivo
en quienes
se
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tarde al peronismo, e incorpor6 la critica radical de la sociedad, conden sada en la
consigna "1iberaci6n o dependencia". Ambas concepciones, en un contexto de guerra,
se definieron en consignas de batalla: la "patria pe ronista" o la "patria socialista". Los
Montoneros, que aspiraban al principio a encarnar a ambas, terminaron identificados con
la segunda, mientras el sindicahsmo y los grupos de extrema derecha se convirtieron en
abande rados de la primera.
El triunfo de 1973 acab6 con los equivocos dentro del peronismo y abri.6 la lucha
par la conducci6n real y simb6lica del movimiento y del pueblo. Otros grupos
revolucionarios no tuvieron las dilemas de los Mon toneros. El trotskista ERP, la otra
gran organizaci6n armada, no creia ni en la vocaci6n revolucionaria del peronismo ni en
la democracia misma, de m.odo que, pasada la breve tregua de 1973, facilmente retom6
la lucha en los mismos temrinos que contra los militares. Otras lfneas revolucionarias
dentro del peronismo nunca habian contado con el posible apoyo de Pe r6n, y estaban
dispuestas a una guerra Iarga y de posiciones, en la que la victoria electoral de 1973 era
apenas una etapa y una circunstancia. Para Montoneros, que habia crecido
identificalldose plenamente con Per6n y el peronismo, el triunfo de marzo abrfa una
lucha decisiva por el control del pod.er y del discurso peronista, ambos indivisibles, y
concentraron todas sus energias en dominar a ambos, e:xpulsando a los enemigos
"inftltrados y traidores" -una amplia categoria en la que cabian los politicos, las orga
nizaciones sindicales, los empresarios y los colaboradores directos de Pe r6n- y ganando
para su causa al propio Per6n, presionado a ratificar la imagen que de el habian
construido y que el mismo habfa alentado.
A principios de 1973, empujados por la euforia electoral y estimulados por el
espacio que les habia abierto el propio Per6n -quien margin6 de las listas electorales a
los sindicalistas-, los militantes de la Tendencia se lan zaron a ocupar espacios de poder
en el Estado, quizil suponiendo que el poder real estaba al alcance de la mano. Aliados
o simpatizantes suyos ocupaban varias gobemaciones -incluyendo las que eran clave,
como la de Buenos Aires, C6rdoba y Mendoza-, dos o tres ministerios, las universi
dades, que fueron la gran base de movilizaci6n de laJuventud Peronista, y muchas otras
instituci.ones y departamentos gubernamentales.Pero pronto se restablecieron las
relaciones de fuerza reales. A partir de la renunci.a de
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BREVE HISfORIA CON1EMPORAN£A DE LA ARGENTINA
DEPENDENCIA O LlBERACI◊N, 1966-1976
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Campora, el 13 de julio de ese a:fio, una a una perdieron las posiciones ocu
Per6n. Contra ellos se constituy6 otro terrorismo, con aparatos parapolicia les
padas. Primera fueron las ministerios. En enero de 1974, luego de que el
-nutridos de matones sindicales, cuadros de los grupos fascistas del
ERP realizara un ataque importante contra una guarnici6n militar en Ia
peronismo y empleados a sueldo del Ministerio de Bienestar Social- que
provincia de Buenos Aires, Per6n aprovech6 para exigir la renuncia de su
operaban con el r6tulo de Acci6n Anticomunista Argentina, o mas senci
gobernador, y poco despues promovi6 un golpe palaciego contra el de
llamente Triple A. Los asesinatos se multiplicaron y cobraron victimas en
C6r doba; la operaci6n sigui6 despues de su muerte, en julio de 1974,
personas relativamente ajenas al combate, pero que servfan para demos
cuando cayeron los gobemadores restantes, asf como muchos sindicalistas
trar el poder de cada organizaci6n.
disiden tes, y las universidades fueron entregadas para su depuraci6n a
Por Ultimo, la competenci.a se desenvolvi6 en el atnbito del discurso.
sectores de ultraderecha.
Los Montoneros habian hablado en nombre de Per6n, pero, como han
Desplazada de las posiciones de poder en el gobierno, la Tendenda re
mostrado Sigal y Ver6n, en el peronismo no cabia mas que un solo enun
volucionaria se lanz6 a la lucha de aparatos, en competencia con el sindi
ciador, aunque tuviera :infinitos traductores, mas o menos traidores. Maes
calismo y con los grupos de derecha que rodeaban a Per6n. Se trataba de
tros en esa traducci6n cuando Per6n estaba en Madrid, los Montoneros
demostrar, de diversas maneras, quien tenfa mas poder, quiell mavia mas
debieron enfrentarse con el problema de un lider vuelto al pafs que, aban
gente y qui€n pegaba mas duro. Dentro de la tradici6n del peronismo, la modonando su cultivada ambigiledad, empezaba a hablar inequivocamente,
vilizaci6n callejera y la concentrad.6n en la Plaza de Mayo, lugar de la repre
recordando la ortodo:xia peronista, que poco tenia que ver con la "socia
sentaci6n mitica del poder, constituian la expresi6n del poder popular y el
lista" y denunciando a las uapresurados" e infiltrados. Desde el 20 de junio,
ilIIlbito donde el lider recogia los impulsos del pueblo. En el clima de moel conflicto era piiblico, pero durante un aiio los Montoneros lograron
vilizaci6n y enfrentamiento de tendencias, la vieja fiesta popular domin
sos layar la definici6n: mientras concentraban toda su artilleria en los
guera se transform6 en una demostraci6n de fuerza, en la que las vanguarutraido res': ajenos al peronismo, reinterpretaron hasta donde era posible
dias debl'.an exhibir su capaci.dad para organizar al pueblo y convertirlo en
la pala bra de Per6n, sosteniendo que se trataba de desvios puramente
una milquina de guerra lanzada a la lucha contra otras falanges igual
tacticos, muestras de la genialidad de un lider que no los desautorizaba en
mente organizadas. Los manifestantes se encolumnaban de manera disci
form.a explicita, elaboraron la teoria del "cerco" o el "entorna" que
pllnada y competian por los lugares mas visibles o mas cercanos al lider,
impedfa a Pe r6n canacer la verdadera voluntad de su pueblo, y se
los carteles o las consignas. En cada una de esas jornadas se libraba una
aferraron a la imagen de una "Evita montonera" que debia legitimar su
batalla real, como el 20 de junio de 1973, en Ezeiza, donde ante dos millo
ortodoxia en las origenes mismos del peronismo. EI 1° de Mayo de 1974,
nes de personas reunidas para redbir a Per6n se pele6 a tiros par los espa
se lleg6 a 1a ruptura: al abandonar una Plaza de donde el propio Per6n las
cios, o el 1° de mayo de 1974, cu.an.do los militantes de la Tendencia seen
expulsaba, renunciaban a hablar en nombre del Movi.miento.
frentaron con sus competidores y con el mismo Per6n y luego
Reaparecieron una vez mas, apenas dos meses despues, en las fantasticos
abandonaron la Plaza de Mayo dejillldola semivada.
funerales de Per6n, y luego preten dieron asumir su herencia, fundando el
Simultalleamente, la guerra de aparatos se desarroll6 bajo la terrible
Partido Peronista Autentico, sin mayor exito: la magi.a se habia roto y s6Io
forma del terrorismo, y en particular de los asesinatos, que podian ser, en
Ios seguian las militantes.
proporci6n variable, estrat€gicos, justicieros o ejemplarizadores. Montone ros
Pronto optaron por volver a la vieja tilctica y pasaron a la clandestini
se dedic6 a eliminar a personajes conspicuos, como Jose Rucci, secreta rio
dad. Huba mils asesinatos, secuestros espectaculares para mejorar sus fi
general de la CGT y pieza importante en la estrategia de Per6n con los
nanzas --el de Jorge Born les report6 60 millones de d6lares-, intervenci6n
sindicalistas, asesinado pocos dias despues de la elecci6n plebiscitaria de
en conilictos sindicales, donde Ia fuerza armada era usada para vokar en
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favor de los trabajadores las negociaciones con los patrones, y acciones
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BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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militares de envergadura, pero fracasadas. En ese camino los sigui6 el ERP,
paci6n, hicieron imposible restablecer el acuerdo entre gremiahstas y
que desde 1974 habfa instalado un foco en el monte de Tucuman. Contra
empresarios. El Congreso, del que se esperaba que encontrara el meca
ambos creci6 la represi6n dandestina, que se ceb6 sabre todo en quienes
nismo para remover a la presidenta, tampoco pudo reunir el respaldo
-intelectuales, estudiantes, obreros, militantes de villas o barrios- habian
necesario. El retomo de Isabel a la presidencia clausur6 la posibilidad ya la
acompaiiado la movilizaci6n pero no pudieron pasar a la clandestinidad.
vez agrav6 la crisis politica que, sumada a la econ6mica, cre6 una situaci6n
Desde febrero de 1975, el Ejercito, convocado por la presidenta, asumi6 la
de tensi6n insoportable y una aceptaci6n anticipada de cualquier salida.
tarea de reprimir Ia guerrilla en Tucuman. El genocidio estaba en marcha.
Muchos peronistas se convencieron de que la caida de Isabel era
Por entonces, el gobietno peronista se acercaba a su final. El "rodri gazo"
inevitable y, pensando en el future, prefirieron evitar divisiones,
habfa desatado una crisis econ6mica que hasta el final result6 im posible
acompaiiandola hasta el fin, el 24 de marzo de 1976, cuando las
de dominar: inflaci6n galopante, "corridas" hacia el d6lar, apari ci6n de
com.andantes militares la depu sieron y arrestaron. Como en ocasiones
los mecanismos de indexaci6n y, en general, escasas posibilidades para
anteriores, el grueso de la poblaci6n recibi6 el golpe con inmenso alivio y
controlar la coyuntura desde el poder. La crisis econ6mica prepar6 la
muchas expectativas.
crisis politica. En julio de 1975, ni las Fuerzas Armadas ni los grandes em
presarios -a cuyo apoyo habia apostado Isabel- hicieron nada para respal
dar a la presidenta, a quien ya miraban p6stumamente. Los empresarios
cedieron con facilidad a los reclamos de los sindicalistas, com□ si se com
placieran en fomentar el caos de 1a economia. Rotas las acuerdos que ha
bia construido Per6n, las grandes empresarios se separaron de la CGE y
atacaron con decisi6n al gobiemo. Basta entonces, las militares se habfan
acomodado a las distintos clirn.as del gobiemo, sin enfrentarlo: con Cam
pora, practicaron el populism □ y confraternizaron con la Juventud Pero
nista; con Per6n, tuvieron a su frente a un profesional apolitico, y con Isa
bel, a otro que simpatizaba con las grupos derechistas del l'egimen. Pero
luego de julio, cuando L6pez Rega cay6 en desgracia, comenzaron a pre
pararse para el golpe. El general Videla, nuevo comandante en jefe, al
tiempo que se negaba a respaldar politicamente al gobierno en crisis, le
puso plazas - com□ tantas veces habian hecho antes los militares-, esper6
que la crisis econ6mica y la politica sumadas consumaran su deterioro y
prepar6 su reemplazo.
Luego de la renuncia de L6pez Rega y de Rodrigo, una alianza de poli
ticos y sindicalistas ensay6 una salida: ftalo Luder, presidente del Senado,
reemplaz6 brevemente a Isabel y se especul6 con que el cam.bi□ fuera
defi nitivo, par renuncia o juicio politico. Antonio Cafiero, un economista
respetado y bien relacionado con las sindicalistas, intent6 capear Ia crisis,
pero la inflaci6n desatada,. a la que se sum.aha una fuerte recesi6n y
desocuEste archivo fue descargado de https://filadd.com
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VII. El Proceso, 1976-1983
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EL 24 DE MARZO de 1976, la Junta de Comandantes en Jefe, integrada par
el general Jorge Rafael Videla, el almirante Emilio Eduardo Massera y el
brigadier Orlando Ram6n Agosti, se hizo cargo del poder, dict6 los instru
mentos legales del llamado Proceso de Reorganizaci6n Nacional" y de
sign6 presidente de Ia Naci6n al general Videla, quien ademas continu6 al
frente del Ejercito hasta 1978. En 1981, fue reemplazado par el general
Roberto Viola, quien renunci6 a fines de ese aiio. Su sucesor, el general
Leopoldo Galtieri, renunci6 a mediados de 1982, luego de la derrota en la
guerra de Malvinas. El general Reynaldo Bignone convoc6 a elecciones en
octubre de 1983 y entreg6 el mando al presidente electo, Ralll Alfonsfn, el
1O de diciembre de ese afio.
EL ESTADO TERRORISTA
E1 caos econ6mico de 1975, 1a crisis de autoridad, las luchas facciosas y la
muerte presente cotidianamente,la acci6n espectacular de las organizacio
nes guerrilleras -que habian fracasado en dos grandes operativos contra
unidades militares en el Gran Buenos Aires yen Formosa-, el terror sem
brado por la Ahanza Anticomunista Argentina (Triple A), todo ello cre6
las condiciones para Ia aceptaci6n de un golpe de Estado que prometia
resta blecer el orden y asegurar el monopoho estatal de la fuerza. La
propuesta de las militares -quienes poco habfan hecho para impedir que
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el caos Ileno
H ,•
•.
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BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
gara a ese extrema- iba mas alla: consistia en eliminar de raiz el problema,
que en su diagn6stico se encontraba en la sociedad misma y en Ia natura
leza irresoluta de sus corrflictos. El car.icter de la soluci6n proyectada podia
adivinarse en las meta'foras empleadas -enfermedad, tumor, e:xtirpaci6n,
cirugia mayor-, resumidas en una mas clara y contundente: cortar con la
espada el nudo gordiano.
El tajo fue en realidad una operaci6n integral de represi6n, cuidadosa
mente planeada por Ia conducci6n de las tres armas, ensayada primero en
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de trabajo, en la calie, y algunas en paises vecinos, con la colaboraci6n de
las autoridades locales. Al secuestro seguia el saqueo de la vivienda,
perfeccionado posterionnente cuando se oblig6 a las victimas a ceder
la propiedad de sus inmuebles, con todo lo cual se confonn.6 el botin de la
horrenda operaci6n.
El destino primero del secuestrado era la tortura, sistemitica y prolon
gada. La "picana el "submarino" -mantener sumergida 1a cabeza en un re
cipiente con agua- y las violaciones sexuales eran las formas mas
Tucuman -donde el Ejercito intervino ofidalmente desde 1975- y luego
comunes; se sumaban otras que combinaban la tecnologfa con el refinado
ejecutada de modo sistem.itico en todo el pais. Asf lo estableci6 luego la
sadismo del personal especializado, puesto al servicio de una operaci6n
Justicia. Los mandos militares concentraron en sus manos toda Ia acci6n,
institucional. En principio la tortura servia para lograr la denuncia de
y las grupos parapoliciales de distinto tipo que habian operado en los
compafieros, lugares, operaciones; pero mas en general tenia el prop6sito
a:fios anteriores se disolvieron o se subordinaron a ellos. Las tres ann.as se
de quebrar la resisten cia del detenido, anular sus defensas, destruir su
asig naron diferentes zonas de responsabilidad yhasta mantuvieron una
dignidad y su personali dad. Muchos morian en 1a tortura, se "quedaban";
cierta competencia, lo que dio a la operaci6n una fisonomia aruirquica y
Ios sobrevivientes inida ban una detenci6n mis o menos prolongada en
faccio na1que, sin embargo, no implic6 acciones casuales, descontroladas
alguno de las trescientos cuarenta centros dandestinos de detenci6n o irres ponsables, y lo que pudo haber de ello form.6 parte de la
las"chupaderos"-que funcio naron en esos afios. Se encontraban en
concepci6n gene ral de la operaci6n.
unidades militares -la Escuela de Mecinica de la Armada, Campo de
La planificaci6n general y la supervisi6n t<lctica estuvieron en manos
Mayo, los Comandos de Cuerpo-, pero generalmente en dependencias
de los mas altos niveles de conducci6n castrense, y las oficiales superiores
policiales, y eran conocidos con nombres de macabra fantasia: el Olimpo, el
no desdeiiaron participar personalmente en tareas de ejecuci6n, poniendo
Vesubio, la Cacha, la Perla, la Escuelita, el Reformatorio, Puesto Vasco,
de relieve el compromiso colectivo. Las 6rdenes bajaban, por Ia cadena de
Pozo de Banfield La administraci6n y el con
mandos, hasta las encargados de la ejecuci6n, las Grupos de Tareas -inte
trol del movimiento de este enonne nlllllero de centros da idea de la com
grados principalmente por oficiales j6venes, con algunos suboficiales, po
plejidad de la operaci6n y de la cantidad de personas involucradas, asi coma
licfas y civiles-, que tambien tenian una organizaci6n especffica. La ejecu
de la determinaci6n requerida para mantener su clandestinidad. En esta
ci6n requiri6 ademils un complejo aparato administrativo, pues debia
etapa final de su calvario, de duraci6n imprecisa, se completaba la degrada
darse cuenta del movimiento -entradas, traslados y salidas- de un conjunto
ci6n de las victimas, mal alimentadas, sin atenci6n medica y siempre enca
muy numeroso de personas. La represi6n fue, en suma, una acci6n
puchadas o "tabicadas". Muchas deteni.das ernbarazadas dieron a luz en esas
sistelllatica realizada desde el Estado.
condiciones; muchas veces las mismos secuestradoresse apropiaban de sus
Se trat6 de una acci6n terrorista dandestina, dividida en cuatro mohijos, o los entregaban a conocidos. No es extrafio que, en esa situaci6n ver
mentos principales: el secuestro, la tortura, la detenci6n y la ejecuci6n.
daderamente Hmite, algunos secuestrados hayan aceptado colaborar con
Para los secuestros, cada grupo de operaciones -conocido como 1a pa
sus victimarios, realizando tareas de servicio o acompa:ficindolos para indi
tota"- operaba preferentemente de noche, en los domicilios de las
vidualizar en Ia calle a antiguos compafieros. Pero para Ia mayoria el destino
victimas, a Ia vista de SU familia, que en muchos casos era incluida en la
final era el "traslado': es decir, su ejecuci6n.
operaci6n. Pero tambien muchas detenciones fueron realizadas en
Esta era la decisi6n mas importante y se tomaba en el mas alto nivel
fcibricas o Iugares
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de man.do, despues de un analisis de los antecedentes, potencial utilidad o
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BREVE HISIORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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"recuperabilidad" de las detenidos. Pese a que la Junta Militar estableci6 la
0 haber sido mencionados en una sesi6n de tortura. Pero mas alla de los
pena de muerte, todas las ejecuciones fueron clandestinas. A veces las ca
accidentes y los errores, las victim.as fueron las queridas: con el
dilveres aparecian en la calle, como muertos en enfrentamientos o en in
argument□ de enfrentar y destruir en su propio terreno a las
tentos de fuga. En algunas ocasiones se dinamitaron pilas enteras de cuer
organizaciones armadas, Ia operaci6n procuraba eliminar todo activismo,
pos, coma espectacular represaha a alguna acci6n guerrillera. Pero en la
toda protesta social, toda expresi6n de pensamiento critico, toda posible
mayoria de los casos las cadaveres se ocultaban, enterrados en cemente
direcci6n politica de la mo vilizaci6n popular que se habia desarrollado
rios coma personas desconocidas, quemados en fosas colectivas o arroja
desde mediados de la decada anterior y que entonces era aniquilada. En
dos al mar con bloques de cementa, luego de ser adormecidos con una
ese sentido los resultados fue ron exactamente los buscados.
inyecci6n. De ese modo, no hubo muertos, sino "desaparecidos".
Las victim.as fueron muchas, pero el verdadero objetivo eran los vivas,
Las desapariciones se produjeron masivamente entre 1976 y 1978, el
el conjunto de la sociedad que, antes de emprender su transformaci6n pro
trienio sombrio, y luego se redujeron a una e:x:presi6n minima. Fue una
funda, debia ser controlada y dominada por el terror y la palabra. El
verdadera masacre. La comisi6n que las investig6 document6 alrededor de
Estado se desdobl6: una parte, clandestina y terrorista, practic6 una
nueve mil casos, pero indic6 que podia haber muchos otros no denuncia
represi6n sin responsables, eximida de responder a los reclamos. La otra,
dos, mientras que las organizaciones defensoras de Ios derechos human.as
pt'ibhca, apo yada en un orden jurfdico que ella misma estableci6,
reclamaron por 30 mil desaparecidos, una cifra origlnariamente arbitraria
silenciaba cualquier otra voz. No s61o desaparecieron las instituciones de
que se carg6 de fuerte valor simb6lico. Se trat6 en su mayoria de j6venes
la repliblica, sino que fue clausurada autoritariamente la expresi6n pUbhca
de entre 15 y 35 afios. Algunos pertenecian a las organizaciones arm.adas:
de opiniones. Los partidos y la actividad politica toda quedaron
el Ejercito Revolucionario del Pueblo (ERP) fue diezmado entre 1975 y
prohibidos, asi coma los sin dicatos y la actividad gremial; se someti6 a
1976, ya la muerte de Roberto Santucho, en julio de ese aiio, poco qued6
los medios de prensa a una ex plicita censura, que impedia cualquier
de la organizaci6n. Montoneros, que tambiell experiment6 fuertes bajas en
menci6n del terrorismo estatal y sus victimas, y artistas e intelectuales
sus cuadros, sigui6 operando, aunque Umitada a acciones terroristas -hubo
fueron vigilados. S6lo qued6 la voz del Estado, dirigiendose a un
algunos asesinatos de gran resonancia, coma el del jefe de la Pohcia Fede
conjunto atonrizado de habitantes.
rat- desvinculadas de su anterior practica poHtica. Su conducd6n y sus
Su discurso, masivo y abrum.ador, retom6 dos motivos tradicionales de
cuadros principales enrigraron a Mexico, y desde alli organizaron atenta
la cultura politica argentina y los desarro116 hasta sus Ultimas consecuen
dos y otras operaciones, que terminaron de manera catastr6fica, coma el
cias. El adversario -de limites borrosos, que podia incluir a cualquier posi
"operativo retornoff. Lo cierto es que cuando la amenaza real de las organi
ble disidente- era el no ser, la "subversi6n ap.itrida" sin derecho a voz o a
zaciones ya habfa disminuido considerablemente, la represi6n continu6 su
existencia, que podia y merecia ser exterminada. Contra la violencia no se
marcha Cayeron militantes de organizaciones politicas y sociales, d:irigen tes
argument6 en favor de una alternativa juridica y consensual, propia de un
gremiales de base, con actuaci6n en las comisiones intemas de fabricas
Estado repub lican□ y de una sociedad democr<ltica, sino de un orden que
-algunos empresarios solian requerir al efecto la colaboraci6n de los res
era, en realidad, otra versi6n de la misma ecuaci6n violenta y autoritaria.
ponsables militares-, y junta con ellos militantes politicos varios,
El terror cubri6 a la sociedad toda. Clausurados las espacios donde los
sacerdotes, intelectuales, abogados relacionados con la defensa de presos
individuos podian identificarse en colectivos mas amphos, cada uno qued6
politicos, activistas de organizaciones de derechos humanos. Algunos te
solo e indefenso ante el Estado aterrorizador, y en una sociedad inmovili
nfan relaciones indirectas con las organizaciones armadas; muchos otros
zada y sin reacci6n se impuso -coma hadicho Juan Corradi- la cultura del
cayeron por la sola raz6n de ser parientes de alguien, figurar en una
miedo. Algunos no aceptaron esto y emigraron al exterior -por una com
agenda
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binaci6n variable de razones politicas y profesionales- o se refugiaron en
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BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE IA ARGENTINA
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la impotenc'ia del poder politico ante los grandes grupos corporativos 1os trabajadores Organizados, pero tambien los empresarios- que
alternativa roente se enfrentaban, generando desorden y caos, o se unfan
yorfa acept6 el discurso estatal, justific6 lo poco que no podia ignorar de la
para benefi ciarSe con las prebendas que arrancaban al Estado. Una
represi6n con el argumento del "par alga ser.i", o se refugi6 en la delibe
solud6n de largo plazo debia carnbiar los datos b.isicos de la economfa y
rada ignorancia de lo que sucedia a la vista de todos. Lo mas notable, sin
asi modificar esa configuraci6n social y politica cr6nicamente inestable.
embargo, fue una suerte de asunci6n e internalizaci6n de la acci6n estatal
No se trataba de encontrar la f6rmula del crecimiento -pues se juzgaba
traducida en el propio control, en la autocensura, en la vigilancia del v
que a menudo alli anidaba el desorden-, sino la del orden y de la
cino. La sociedad se patru.116 a sf misma, se llen6 de kapos, ha escrito Gui
seguridad. Invirtiendo lo que hasta entonces -de Per6n a Per6n- habian
llermo O'Donnell, asombrado por un conjunto de pr<lcticas que -desde Ia
sido los objetivos de las distintas f6rmulas politicas, se busc6 solucionar
fam.ilia a la vestimenta o las creencias- revelaban lo profundamente arrai
los problemas que la eco nomia ponia a la estabilidad poHtica, si era
gado que estaba el autoritarismo, potenciado por el discurso estatal.
necesario a costa del propio crecimiento econ6mico.
El gobierno militar nunca logr6 despertar ni entusiasmo ni adhesi6n
Segiin unbalance que progresivamente se imponia, el Estado interven
explidta en el conjunto de la sodedad, pese a que Io intent6. A mediados
ciorrista, benefactor y prebendario, que en forma gradual se habia consti
de 1978, cuando se celebr6 el Campeonato Mundi.al de FUtbol, las maxim.as
tuido desde 1930, era el gran responsable del desorden social; en cambio,
jerarquias asistieron a los estadios donde la Argentina obtuvo el t(tulo, y a
el mercado parecia el instrumento capaz de disdplinar por igual a todos
fines de ese afto, agi.tando el turbio sentimiento chauvinista, poco falt6 para
los actores, premiando la ef:iciencia e :impidiendo los malsanos
que iniciaran una guerra con Chile. S6lo obtuvo pasividad, pero le alcanz6
comportamien tos corporativos. Este argumento, que con el tiempo lleg6 a
para encarar la transformaci.6n profunda que -en su prospecto- habria de
dontinar en los discursos yen el imaginario, oscureci6 lo que fue, en
eliminar definitivamente Ios conflictos de la sociedad, y cuyas primeras
definitiva, la soluci6n de fondo: al final de la transformaci6n que condujo
consecuencias -la fiebre especulativa- contribuyeron por otra via a ta ato
Martinez de Hoz, el po der econ6mico se concentr6 en un conjunto de
mizaci6n de la sociedad ya la elirninaci6n de cualquier posible respuesta.
grupos empresarios, trans nadonales y naci.onales, que acapararon las
prebendas estatales y redujeron los tnargenes de la puja corporativa. Esta
transformad6n no fue el producto de la fuerza autom.itica del mercado:
LA ECONOMfA IMAGINARIA: INFLACI6N Y ESPECULACI6N
requiri6 de una fuerte intervenci6n del Estado, para reprimir y desannar a
los actores del juego corporativo, paraimponer las reglas que facilitaran el
Esa transformaci6n fue conducida por Jose Alfredo Martinez de Hoz, minis
crecimiento de los vencedores y para trasladar hacia ellos1os recurses del
tro de Economia durante los cinco aiios de la presidencia de Videla. Cuando
conjunto de la sociedad.
asumi6, debia enfrentar una crisis ciclica aguda -inflaci6n desatada, rece
La ejecuci6n de esa transformaci6n planteaba un problem.a politico,
si6n, problemas en la balanza de pagos-, complicada por la crisis politica
que
ha expuesto Jorge Schvarzer: la conducci6n econ6mica debia durar en
y social y el fuerte desaffo de las organizaciones armadas al poder del
el poder un tiempo sufici.ente como para que las cambios fueran irreversi
Estado. La represi6n inicial, que descabez6 la movilizaci6n popular, sumada
bles. El ministro de Economfa y su grupo permanecieron durante cinco
a una politic.a anticrisis clasica -mas o menos similar a todas las
afios: el efecto se manifest6 de inmediato despues de su salida, cuando
ejecutadas desde 1952- permiti6 superar la coyuntura Pero esta vez las
sus sucesores fracasaron en el intento de cambiar alga del rumbo.
Fuerzas Armadas y los sectores del establishment que las acompafiaban
Martinez de Hoz cont6 inicialmente con un fuerte apoyo, casi perso
habfan decidido ir m.is lejos. En su diagn6stico, la inestabilidad politica y
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nal, de 1os organismos intemacionales y los bancos extranjeros -que le
social cr6nica nacia de
un exilio interior, en alllbitos recoletos, casi domesticos, practicando el mi
metismo a la espera de la brecha que permitiera volver a emerger. La ma
BREVE HISTORIA CONIEMPORANEA DE LA ARGENTINA
permiti6 sortear varias situaciones diffciles-, y del sector mas concentrado
del establishment local La relaci6n con los militares fue mas compleja, en
parte por sus profundas divisiones -entre lasarmas y aun entre facciones-,
que se expresaban en apoyos, crlticas o bloqueos a su gesti6n, y en parte
par el peso que entre ellos tenian muchas ideas y concepciones mas tradi
ELPROCESO, 1976-1983
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en un contexto de elevada i.nflad.6n, las preferidas fueron los plazos fijos a
treinta dias y los titulos del Estado indexados. En un c1im.a altamente espe
culativo, 1a competend.a entre las instituciones finand.eras mantuvo ele vada
la tasa de interes, y con ella la inflad.6n, que el equipo econ6mico nunca
pudo reducir, pese a su declarado prop6sito. En la nueva operatoria se
mantuvo una norma de la vieja concepci6n: el Estado garantizaba no s6lo
los tftulos que emitfa, sino los dep6sitos a plaza fijo, tornados a tasa libre
por entidades privadas, de mod.a que, ante una eventual quiebra, se devolvia
el dep6sito a los ahorristas. Esta combinaci6n de 1iberalizaci6n, eliminaci6n
de controles y garantia estatal gener6 un mecanismo perverso, que fmalmente
llev6 a todo el sistema a la ruina.
la segunda gran modificaci6n se produjo en diciembre de 1978 con la
llamada upauta cambiaria", adoptada poco despues de que el general Videla
fuera confirm.ado por la Junta Militar por tres aftos en la presidencia, aven
tando amenazas sabre la estabilidad del ministro. De acuerdo con la nueva
doctrina monetarista en boga, se trat6 de fortalecer la previsibilidad cam
biaria, y asi reducir por pasos la inflaci6n. El gobierno fij6 una tabla de
de valuaci6n mensual del peso, gradualmente decreciente hasta llegar en al
gun momento a cero. Pero la inflaci6n subsisti6, y el peso se reva1u6 de
modo considerable respecto del d6lar. Su efecto se sum6 al de la
progresiva apertura econ6mica y la progresiva reducci6n de aranceles, otra
novedad en materia de polit:icas econ6micas. La consecuencia del d6lar
barato y los bajos impuestos fue una inundaci6n de productos importados
a precio in fimo, que afect6 con dureza a la industria local.
La adopci6n de la pauta cambiaria coincidi6 con una gran afluenda
de dinero del exterior, proveniente de los beneficios extraordinarios del
petr6- leo, cuyo precio volvi6 a elevarse notablemente en 1979. El flujo de
d6lares
-origen del fuerte endeudamiento extemo- fue comiin en tad.a Ametica
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cionales, con las que el ministro tuvo que encontrar alg(in punto de
acuerdo. Fue una relaci6n conflictiva, de potencia a potencia. Los militares
juzgaban que el control de los sindicatos y1a fuerte reducci6n de los
ingre sos laborales debian equilibrarse, par razones de seguridad, con el
mante nimiento de un nivel elevado de empleo, de modo que la receta
recesiva mas cl.isica estaba descartada. Tambiell defendieron, por diversos
motivos, la pervivencia de las empresas estatales. las relaciones con los
empresarios tampoco fueron ftl.ciles, debido a Ia cantidad de intereses
sectoriales que debian ser afectados; pero no conionnaron un frente
unificado, y prim6 la inflexibilidad del ministro, unida a su capacidad de
predicador, mostrando Ia tierra prometida al final del desierto, con mas
seguridad y convicci6n cuanto mas desmentidos por la realidad resultaban
sus pron6sticos. Su carta de triunfo principal fue haber colocado durante
varios afios a la eco nomia en una situaci6n de inestabilidad tal que un
cambio de piloto ga rantizaba una catastrofe. Cuando esto dej6 de
funcionar, la concentraci6n y el endeudamiento ya habian creado Ios
mecanismos para asegurar Ia continuidad de sus politicas.
Las medidas iniciales de1 equipo ministerial no dieron idea del rumba
futuro. Luego de intervenir la Confederaci6n General del Trabajo (cGT) y
Ios principales sindicatos, supri.mfr las negodad.ones colectivas y prohibir
las huelgas, se congelaron los salarios, queen 1976 cayeron en terminos
reales alrededor del 40%. Con Ia ayuda suplementaria de los cteditos ex
tern.as, Ia crisis cidica se super6 sin desocupaci6n.
Desde mediados de 1977 -ya medida que la conducci6n se afirmaba
comenzaron a plantearse las grandes reformas, que modificaron las nor
Latina y en muchos pafses del Tercer Mundo, pero en Ia Argentina lo esti
masb.i.sicas vigentes desde 1930. La reforma financiera elinrin6 la regula
mul6 la posibilidad de tomarlos y colocarlos sin riesgo en el mercado fi
ci6n estatal de la tasa de interes y se permiti6 la proliferaci6n de bancos e
nanciero local, aprovechando las elevadas tasas de interes intemas y la
institud.ones financieras. El Estado no dispuso ya de creditos subsidiados
garantia estatal. sobre el pred.o de recompra de d6lares. Hubo mucho di
nero en circulaci6n, se obtuvieron abultados beneficios nominales -la
para asignar seg6n sus prioridades, fueran estas grandes designios econ6micos o simple prebenda. Las ofertas para los inversores se
"plata duke"- y muchos pudieron comprar costosos productos importados
o viajar al exterior. Pero la "tablitan -tal elnombre popular de la pauta
diversificaron;
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cam-
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BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
biaria- no redujo ni las tasas de interes ni la inflaci6n, en buena medida,
por la incertidumbre creciente, a medida que la sobrevaluaci6n del peso
anticipaba una futura e inevitable gran devaluaci6n. Mientras se constituia
la base de la deuda externa, esta "bicicleta" se agregaba a la "plata duke"
y a los "importados coreanos" para configurar la apariencia de una
modifica ci6n sustancial de la economia y de sus reglas, beneficiosa para
militar la crisis fue una constante. En marza de 1981, debia asumir el nuevo
presidente, general Roberto Marcelo Viola; Martinez de Hoz dejarla el mi-
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todos.
Su verdadero coraz6n se hallaba ahora en el sector financiero, donde
se lograron las mayores beneficios. Se trataba de un mercado altamente
inestable, pues la masa de dinero se encontraba colocada a corto plaza y
las capitales podian salir del pais sin trabas, si cambiaba la coyuntura, de
modo que, antes que la eficiencia o el riesgo empresario, alli se premiaba
la agilidad y la especulaci6n. Muchas empresas compensaron sus fuertes
quebrantos operativos con ganancias en la actividad financiera; muchos
bancos se convirtieron en el centro de una red de empresas, endeudadas
con ellos y compradas a bajo precio. El Estado financi6 su deficit operativo
y sus obras pUblicas con endeudamiento externo. Muchas empresas toma
ron creditos en d61ares y los colocaron en el circuito financiero, y para de
volverlos recwrieron a nuevas creditas; una cadena de la felicidad que,
coma era previsible, en un momenta se cart6.
El momento lleg6 a principios de 1980. Mientras la economia real
aga nizaba, la economia imaginaria del mercado financiero rodaba hacia
la vo r&gine. Las altas tasas de interes eran inconciliables con las tasas de
bene ficio nonnales, de modo que ninguna actividad productiva resultaba
rentable ni pod.fa competir con la especulaci6n. Muchas empresas tuvieron
problemas, aumentaron las quiebras y los acreedores financieros, con infi
nidad de creditas incobrables, buscaron salir del aprieto ofreciendo tasas
mas ahas para captar mas dep6sitos. Las consecuencias de la
combinaci6n
de liberalizaci6n y garantia estatal quedaron a la vista. En marzo de 1980,
finalmente, el Banco Central decidi6 la quiebra del banco privado mas
grande y de otros tres importantes, que a su vez eran cabezas de sendos
grupos empresarios. Para frenar la corrida bancaria, el gobiemo asumi6
sus pasivos, que representaban la quinta parte del sistema financiera.
El problema financiero sigui6 agravaJldose, y hasta el fm del
gobiemo
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ELPROCESO, 1976-1983
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donar la paridad cambiaria sostenida A lo largo de 1981, y ya con la nueva
conducc:i.6n econ6mica, el peso fue devaluado en un 400%, mientras
que Ia infla_ci.6n recrudecida llegaba al 100% anual la devaluaci6n fue
catastr6 fica para las empresas endeudadas en d6lares. El Estado, que ya
habfa absorbido las perdidas del Sistema bancari.o, concurri6 en su
auxilio en 1982 y se hizo cargo de la deuda extema de las empresas,
aumentando su propio endeudamiento.
La era de la plata duke" terminaba; probablemente muchos de sus
beneficiarios no sufrieron las consecuencias del catastr6fico final, pero la
saciedad toda debi6 cargar con las perdidas. La suba de las tasas de
interes en Estados Unidos indic6 la aparici6n de un fuerte competidor en
la cap taci6n de fondos financieros. En 1982 Mexico anunci6 que no
podia pagar su deuda extema y declar6 una moratoria. Fue la seii.al. Los
creditos filciles para las paises latinoamericanos se cortaron, mientras los
intereses subfan espectacularmente y con ellos el monto de la deuda. En
1979, esta era de
8.500 millones de d6lares; en 1981, superaba los 25 mil millones ya prin
cipios de 1984, los 45 mil millones. Los acreedores extemos comenzaron a
imponer condiciones sobre las politicas estatales.
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nisterio, y con et cesaria la vigencia de la tablita lo quefueanticipado por
una masiva emigraci6n de d6lares. Finalmente el gobiemo tuvo que aban
LA ECONOMfA REAL: DESTRUCCI6N Y CONCENTRACI6N
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En cuanto a la economia "real", hubo un giro categ6rico. La idea de que
el crecimiento econ6mica y el bienestar de Ia sociedad se asociaban con
la industria y el mercado intemo fue abandonada. A la protecci6n
industrial se le achac6 su falta de competitividad, y St;! apt6 por premiar
la efidencia y Ia capacidad para campetir en el mercado mundial. Se
trataba de un cuestionamiento similar al del resto del mundo capitalista,
pero la res puesta local fue mucho mas destructiva que constructiva
La estrategia centrada en el fortalecimiento del sector financiero, en
la apertura y en el endeudamiento no benefici6 a ninguno de los grandes
sectores de la economia -con losqueel ministro mantuvo frecuentes con
flictos-, sino a actores· individuales privilegiados. La industria sufri6 la
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BREVE HISIORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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competencia de los articu1os importados, el encarecimiento del cfedito, la
supresi6n de muchos mecanismos de promoci6n y la reducci6n del poder
adquisitivo de la poblaci6n. El producto industrial cay6 en las primeros
cinco afios alrededor de1 20%, y tambien Ia mano de obra ocupada. Mu
chas plantas cerraron y en conjunto el sector experiment6 una verdadera
involuci6n. Como plante6 Jorge Katz, hubo una reestructuraci6n de la ac
tividad, que en la mayoria de las casos supuso una verdadera regresi6n.
Los sectores mas antiguos e ineficientes, coma el textil y el de confeccio
la caida de las pre dos intemacionales de los cereales prolong6 su crisis.
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nes, fueron barridos par la competencia, pero tambien resultaron muy
golpeados aquellos nuevos, coma el metalmecallico o el electr6nico, que
habian progresado notablemente. Par entonces se produda en el mundo
un avance tecnol6gico muy fuerte, de modo que la brecha que separaba a
la Argentina de esa vanguardia, que se habia achicado en los veinte aiios
anterimes, volvi6 a ensancharse, ya de manera irreversible. En cambio
cre
cieron y se beneficiaron con la reestructuraci6n las grandes empresas
elaboradoras de bienes intennedios, como celulosa, siderurgia, aluminio,
petroquimica, petr6lea a cementa, y tambien las automotrices. Para ellas
se mantuvieron los antiguos beneficios y promodones, propios del Estado
prebendarlo, y se agregaron otros nuevos, para favorecer las
exportaciones. Los mercados externos les permitieron superar las
limitaciones del mer
cado interno.
El nuevo perfil exportador de la economia que se insinuaba se not6
tambiell en el sector agropecuario. Hada 1976 culminaba una verdadera
revoluci6n productiva, que multiplic6 el producta: sernillas hibridas, agro
quimicos, expansi6n de la frontera, desarrollo de cultivos oleaginosos
y tambien crecimiento de la industria aceitera. Por entonces se abrieran
nue vas mercadas, coma el de la Uni6n Sovietica, afectada por el
embargo cerealero estadounidense, al tiempo que el gobierno eliminaba
las reten ciones a la exportaci6n. Pero la sobreva1uaci6n del peso se
comi6 los benefidos, y en 1981 el sector estaba en una situaci6n
critica. Par otra parte, sus ingresos influfan menos en la economia general.
Ya no subsidia ron a la industria manufacturera, a traves del Estado, y
en cambio se vokaron al sector financiero, local o externo. Luego,
cuando la debacle cambiaria volvi6 a colocarlos en Este
buenas
condiciones,
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Si bien el sector industrial perdi6 mucha mano de obra, en el conjunto
de la economia la desocupaci6n fue escasa, tal coma la conducci6n militar
le habia demandado al ministra. Huba transferencias de trabajadores de la
industria hacia las servicios, y muchos ensayaron la actividad por cuenta
propia La mayor expansi6n se produjo en la construcci6n y sabre todo en
las obras pllblicas. El gobierno se embarc6 en una serie de grandes
proyec tos, aprovechando las creditos externos baratos: las obras del
Mundial de Fti.tbol, autopistas y caminos, represas hidroelCctricas o
centrales at6micas. La presi6n inicial para bajar los salarios fue cediendo en
forma gradual, aunque la suspensi6n de las negociaciones colectivas
posibilit6 fuertes dis paridades entre actividades y empresas. Pero a partir
de 1981 la crisis, la inflaci6n y la recesi6n hicieron descender
dramaticamente tanto la ocupa ci6n como el salario real. En visperas de
dejar el poder, los gobernantes militares no podian exhibit en este campo
ningdn logro importante.
Cuando la burbuja financiera se derrumb6, qued.6 en evidencia que la
principal consecuencia de la trauill3tica transfonnaci6n habia sido -junto
conla deuda externa- una fuerte concentraci6n econ6mica. En este caso,
el principal papel no correspondi6 a las empresas extranjeras. No hubo nue
vas instalaciones; algunas se retiraron, o se limitaron a la provisi6n de par
tes y de tecnologia, como las automotrices. Les resultaba dificil manejarse
en un media altamente especu1ativo, sometido a bruscos cam.bias en las
reglas, en el que las decisiones diarias signifi.caban grandes ganancias o
grandes perdidas. Aqui los empresarios locales tenian ventaja. En estos
afios, junta con algunas transnadonales, crecieron de modo espectacular
unos cuantos grandes grupos local.es, directamente ligados a un empresario
o a una familia empresarial exitosos, coma Macri, Perez Companc, Bulghe
roni, Fortabat, o transnacionales con fuerte base local, coma Bunge y Born
o Techint. Asi, el establishment econ6mico adquiri6 una nueva fisonomia.
Los casos mas espectaculares fueron los de las conglomerados empre
sariales, que combinaron actividades industri.ales, de servicio, comerciales
y financieras, a veces por una estrategia de diversificaci6n y reducci6n del
riesgo, pero sobre toda -en el contexto fuertemente especulativo--- por la
bllsqueda de distintos negocios de rcipido rendimiento. Los grupos que
crecieron contaron con un banco o una instituci6n financiera que les per
rniti6 manejarse en forma independi.ente en el sector en que, par unos
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ELPROCESO, 1976 1983
aii.os, se obtuvieron las mayores ganancias. Muchos de ellos desaparecie
ron luego de 1980. Sobrevivieron las que capitalizaron sus beneficios com
prando empresas en dificultades, con las que constituyeron las conglome
rados. Lo decisivo fue, sin embargo, establecer en torno a aJguna de las
empresas una relaci6n privilegiada con el Estado.
En los aii.os en que Martinez de Hoz condujo la economia, el Estado
realiz6 importantes obras ptiblicas y contrat6 a empresas de construcd6n
o de ingenieria pertenecientes a estos grupos, coma SADE, de Perez Com
panc, o Techint. Por otra parte, las empresas del Estado adoptaron coma
estrategia privatizar parte de sus actividades, contratando con terceros el
suministro de equipos -coma con las telefonos- o la realizaci6n de tareas
ACHICAR EL ESTADO Y SILENCIAR A LA SOCIEDAD
La reducci6n de funciones del Estado, su conversi6n en "subsidiario fue
uno de los prop6sitos mas finnemente proclamados por el ministro Marti
nez de Hoz, recogiendo un argumento que circulaba con fuerza creciente
en todo el mundo capitalista, donde estaban en plena revisi6n los princi
pios del Estado dirigista y benefactor, constituido en la Argentina, sucesi
vamente, en 1930 yen 1945. Su propuesta suscit6 un fuerte rechazo en
buena parte de las Fuerzas Armadas, pero el ministro obtuvo una importante victoria argumentativa cuando logr6 ensamblar la predica de la lu
cha antisubversiva con el discurso contra el Estado, e incluso contra el
industrialism0.
No es fiicil saber hasta que punto estaba clispuesto a actuar completa
mente en coincidencia con esas ideas, Muchos empresarios que lo acom
paftaban combinaban un generico liberalismo declarativo con la convic
ci6n de que el Estado deb:fa proteger y subvencionar a cada uno de ellos.
Entre las militares, habia machos que adherian a las ideas nacionalistas y
dirigistas, y otros que aspiraban, mas simplemente, a sumarse a las benefi
ciarios del man.a estatal. Por diferentes razones, am.hos coincidfan en el
mantenirniento de las empresas pUblicas y en el desarrollo de las grand.es
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coma hizo Yacimientos Petrolfferos Fiscales (YPF) con la extracci6n d
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BREVE HISTORIA CONI'EMPORANEA DE LA ARGENTINA
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crudo, y en torno de esas actividades se constituyeron algunas de las mas
poderosas empresas nuevas. Las empresas contratistas del Estado se bene
ficiaron primero con las condiciones pactadas y luego con el mecanismo
de ajustar los costos al ritmo de la inflaci6n que, dada la magnitud de esta
y las dificultades del gobiemo para cumplir puntualmente con sus com
promisos, tenninaba significando un beneficio mayor al.ln que el de la obra
misma Otras empresas aprovecharon los regimenes de promoci6n, que,
aunque en general se redujeron, continuaron existiendo para proyectos
emprendimientos estatales. AU.n entre 1976 y 1981, cuando Ivlartinez de
especfficos. Esos regimenes posibilitaban importantes reducciones imposi
Hoz pudo imponer con mas firmeza sus criterios, las politicas econ6micas
tivas, avales para creditos baratos, seguros de cambio para Ios creditos en
recogieron esas tensiones y resultaron ambiguas y contradictorias con las
d61ares, monopolizaci6n del mercado intemo, decisivo en el caso del papel
principios declarados que las sustentaban.
de diario, o suministro de energia a bajo costo, muy importante para las
En un punto coincidfan quienes querian aplicar el liberalismo anties
acedas o la fabrica de aluminio. De ese modo, muchos grupos
tatista
ortodoxo y quienes aspiraban a monopolizar sus beneficios preben
empresarios, a menudo sin experiencia importante en el campo, podian
darios: eliminar aquellos dispositivos estatales que limitaban el uso discre
constituir su capital con minimos aportes propios.
cional del Fstado par el gobierno. Particulannente, los construidos desde
En un contexto de estancamiento, estos grupos crederon a costa de un
1930: la regulaci6n de! credito y de la tasa de interes, la politica
Estado que habia pasado de la promoci6n general de algunos sectores de
arancelaria y el control de cam.bias, que fueron suprimidos en general pero
la economia a la prebenda individualizada, en beneficio de grupos que fre
retomados en muchos casos singulares. Un compromiso parecido se
cuentemente colonizaban sus oficinas. la colusi6n de intereses fue grande
manifest6 en las empresas del Estado. Los militares defendieron su
y desminti.6 el discurso del hberalismo. Los grupos acurnularon una fuerza
supervivencia, e incluso toleraron el sobreempleo, viejo fruto de la colusi6n
tal que en el futuro resultaria muy dillcil revertir las condiciones en que
con los sindicatos. Pero tambien toleraron su fntim.a degradaci6n, para
actuaban y, junta con los acreedores ex:tranjeros, se convirtieron en las
que algunos hicieran su fortuna a costa de ellas. Los mejores cuadros
nuevos tutores del Estado.
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fueron alejados, las bajas ta-
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BREVE HISTORLA CONIEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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rifas que se establecieron crearon un desastre financiero, agravado poste
La prim.era cuesti6n oscura era d6nde residia realmente el poder, pues
rionnente par la recurrencia sistem.itica a creditos externos. la Hamada
pese a que la tradici6n politica del pais era fuertemente presidenciahsta, y
uprivatizaci6n periferica", realizada sin control ni regulaci6n alguna, pemn
a que la unidad de mando fue siempre uno de las principios de las
ti6 crecer a su costa a las competidores privados, cuyos directivos eran
Fuerzas
puestos con frecuencia al frente de ellas. Asi se endeudaron y deterioraron
.Armadas, la autoridad del presidente -al principio el primero entre sus
pa res, y luego ni siquiera eso- resul□t diluida y sometida a
las empresas de servicios, hasta entonces relativamente eficientes, mien
permanente es
tras al mismo tiempo el Estado se hacfa cargo de infinidad de empresas y
crutinio
y Hmitaci6n par los jefes de las tres armas. El Estatuto del Proceso
bancos quebrados par obra de su polftica econ6mica.
y las actas institucionales complementarias -que suprimieron el Congreso,
Se trataba de una manera parad6jica de achicar el Estado. Si ese era
depuraron la Justicia y prohibieron la actividad politica- crearon la Junta
el
Militar, con atribuciones para designar al presidente y controlar una parte
verdadero objeti.vo, las resultados fueron las contrarios. Antes que estimu
iroportante de sus actos, pero las atribuciones respectivas de una y otro no
lar la eficienda, el Estado premi6 a las que sabian obtener de el distintos
quedaron totalmente deslindadas, y fueron mas bien el resultado del cam
ti.pas de prebendas, por mecanismos no demasiado diferentes de los que se
biante equilibria de fuerzas. Tambien se cre6 1a Comisi6n de Asesora
habfa criticado, aunque naturalmente el actor sindical habia sido elirni
miento Legislativo, para discutir las leyes; integrada par tres representantes
nado. Ni siquiera mejor6 la eficiencia del Estado en el campo que le era
de cad.a arma, que obedecian 6rdenes de sus mandos, dicha comisi6n se
intrinseco e intransferible:la recaudaci6n y asignaci.6n de recursos fiscales.
convirti6 en una instancia mas de las acuerdos y las confrontaciones inter
Pese a la proclamada aspiraci6n a lograr el equilibria presupuestario, cen
nas. Cada uno de las cargos ejecutivos, desde gobernadores a intendentes,
tral desde la perspectiva adoptada para contener la inflaci6n, el gasto pU
asi coma el manejo de las empresas del Estado y demiis dependencias, fue
blico creci6 en forma sostenida, alimentado ptimero con la emisi6n y
objeto del reparto entre las fuerzas, y quienes las ocupaban dependian de
luego con el endeudamiento extemo. Una parte irnportante tuvo como
una doble cadena de mandos: del Estado y de su Arma, de modo que el
beneficia rio directo a las Fuerzas Armadas, que se reequiparon con vistas
conjunto pudo asimilarse a la anarquia feudal antes que a un Estado cohe
al con flicto con Chile primero y con Gran Bretana por las 1-lalvinas
sionado en tomo del poder.
despues, y otra tambien considerable se destin6 a los grandes programas
La nrisma anarquia exi.sti.6 respecto de las normas legales que el propio
de obras pli blicas. Los espacios para las negociaciones espurias se
gobiemo se daba. Como demostr6 Enrique Groisman, existi6 confusi6n
multiplicaron de bido a que las tres Fuerzas .Armadas se repartieron
sabre su naturaleza -se mezclaron sin criteria leyes, decretos y reglamen
prolijamente la admi nistraci6n del Estado y la ejecuci6n de las obras
tos-, sabre quien las dictaba y sabre su alcance. Huba una notoria
pUblicas, muhiplicando las demand.as de recursos. Se gastaba par varias
reticencia a explicitar sus fundamentos, yen ocasiones hasta se mantuvo
ventanillas a la vez, lo que, sum.ado a la fuerte inflaci6n, hizo borrosa la
en secreto su misma existencia Se preflli.eron las normas legales
existencia de un presupuesto del Estado.
omnicom prensivas, y habitualmente se otorgaron facultades amplias a las
El Estado se vio afectado de form.a mas profunda aUn. El llamado "Pro
6rganos de aplicaci6n, pero ademas se toler6 su perrnanente violaci6n o
ceso de Reorganizaci6n Nacional" supuso 1a coexistencia de un Estado te
incumpli miento. Contaminado por el Estado terrorista clandestino, todo el
rrorista clandestino, encargado de la represi6n, y otro visible, sujeto a nor
edificio juridico de la repliblica result6 asi afectado, al punto que
mas, establecidas por las propias autoridades revolucionarias; pero que
pri:i.cticamente no hubo limites normativos para el ejercicio del poder,
sometian sus acciones a una cierta juridicidad. En la pr.ictica, esta distin
que funcion6 como potestad ornnimoda del gobernante. La corrupci6n se
ci6n no se mantuvo, y el Estado ilegal fue corroyendo y corrompiendo al
extendi6 a la admi nistraci6n pUblica, de la que fueron apartados los
conjunto de las instituciones del Estado y su misma organizaci6n
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mejores elementos: las criterios de arbitrariedad fueron asumidos par los
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funcionarios inferiores,
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gida par su comandante Emilio Massera, quien, confiando en sus talentos
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convertidos en pequefios aut6cratas sin control y, a la vez, sin capacidad
para controlar.
En sum.a, la Reorganizaci6n no se limit6 a suprimir los mecanismos
democr.iticos constitucionales o a alterar profundamente las instituciones
republicanas, coma habia ocurrido con las regimenes militares anteriores.
Desde dentro mismo se realiz6 una verdadera revoluci6n contra el Estado,
afectando la posibilidad de ejercer incluso las funciOnes de regulaci6n y
control basicas.
La fragmentaci6n del poder, las tendencias centrifugas y la anarqui'.a
derivaban de la escrupulosa divisi6n del poder entre las tres fuerzas, al
punto de no existir una instancia superior a ellas que dirimiera las conilic
tos. Pero tambien surgia de la existencia de definidas facciones en el propio
Ejet'cito, donde con la represi6n surgieron verdaderos seftores de la
guerra, que casi no reconodan autoridad sobre si. En torno a los generales
Videla y Viola -su segundo en el Ejercito-, se constituy6 la facci6n ID.as
fuerte, pero que distaba de ser dominante. Estos jefes respaldaban a
Martinez de Hoz -muy criticado por los militares mis nacionalistas, que
abundaban entre Ios cuadros j6venes-, pero reconocian la necesidad de
encontrar
en el futuro alguna salida politica. Asf, mantenfan
comunicaci6n con las diri gentes de los partidos politicos, que se
ilusionaban creyendo ver en ellos al sector mas civilizado y hasta
progresista de los militares, quizi porque reconodan la necesidad de
regular de alguna manera la represi6n.
Otro grupo aftrmaba que la dictadura debia continuar sine die, y que
la represi6n--que ejecutaban de manera especialmente sanguinaria- debia
llevarse hasta sus Ultimas consecuencias. Sus figuras mas destacadas eran
las generales Luciano Benjamin Menendez y Carlos Suarez Mason, coman
dantes de las cuerpos de Ejercito III y I. con sede en C6rdoba y en
Buenos
Aires, a las que se asociaba el general Ram6nJ. Camps, jefe de la Palida de
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la provincia de Buenos Aires y figura clave en Ia represi6n. En conflicto
permanente con el camando del anna -con Videla y sabre todo con Viola
Menendez se insubordin6 de hecho varias veces -en ocasi6n del conflicto
con Chile, en 1978, estuvo a punto de iniciar la guerra por su cuenta- y de
manera explicita una vez, en 1979, Io que forz6 su retiro.
El tercer grupo lo constituy6 la Marina de Guerra,
fumemente
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mismo al poder. Massera -que desde la Escuela de Mecallica de 1a Ar
mada ejecut6 una parte importante de la represi6n y gan6 sus meritos en
esa tenebrosa competencia- desarrol16 siempre un juego propia;
jaque6 a Videla, para acotar su poder, y tom6 distancia de Martinez de
Hoz. Se preocup6 por encontrar banderas para lagrar alguna adhesi6n
popular al gobiemo: el Campeanato Mundial de Ftitbol -cuya
organizaci6n fue pre sidida por el almirante Lacoste- y 1uego el
conflicto con Chile, que prelu di6 la guerra de l\ilalvinas, tambiell
promovida par la Annada. CUando pas6 a retiro, Massera mont6 una
fundaci6n de estud.i.os politicos, un diario propio, un centro de
pramoci6n internactonal en Paris, un partido -de la Democracia
Social- y hasta un fant.istico staffintegrado par miembros de las
organizaciones armadas secuestrados en la Escuela de Mecallica y
que, a cambio de su vida, accedieran a calaborar en las proyectos
politiw cos del almirante.
La puja era mucho mas compleja, pero paco manifiesta. El grupo de
Videla y Viola fue avanzando gradualmente en el control del poder,
pero en mayo de 1978 Massera se anot6 un triunfo cuando logr6 que se
separa ran las funciones de presidente de la Naci6n y de comandante en
jefe del Ejercito, pese a que Videla fue confirm.ado coma presidente
hasta 1981 y Viola lo sucedi6 como jefe del Ejercito, El desplazamientode
Menendez fue un triunfo importante de Videla, aunque poco despues
Viola pas6 a retiro y fue reemplazado al frente del Ejel'.cito por el general
Leopoldo Fortunato Galtieri. En septiembre de 1980 Videla pudo
imponer en la Junta de Cow
mandantes la designaci6n de Viola coma su sucesor, pero a costa de una
compleja negociaci6n, que augur6 el prolongado jaqueo a que serfa
some tido el segundo presidente del Proceso.
En suma, podrla decirse que la politica de orden empez6 fracasando
con las propias Fuerzas Armadas, pues la corporaci6n militar se
comport6 de manera indisciplinada y facciosa, y poca hizo para
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politicos, se propuso encontrar una salida palitica que lo llevara a el
mantener el orden que ella misma pretend.fa imponer a 1a sociedad A
pesar de eso, durante cinco afias lograron asegurar una paz relativa,
como la de las sepulcros, debido a la escasa capacidad de respuesta del
conjunto de la sociedad, en parte galpeada o amenazada por la represi6n
y en parte dispuesta a tolerar mucho de un gobiemo que, luego del
caos, aseguraba un orden mfnimo.
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BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
S6lo hacia el fin del periodo de Videla, estimulados por el descontento
que gener6 Ia crisis econ6mica, asi como par las crecientes dificultades que
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en Ginebra. Este espacio les perrniti6 denunciar en el exterior las duras
condiciones de los trabajadores y plantear al gobiemo distintas cuestiones.
en contraba el gobierno militar y sus fuertes disensiones intestinas, las
Los sindicalistas se agruparon, de manera cambiante, en dos tendencias:
voces de protesta, todavia timidas y confusas, comenzaron a elevarse.
los dialoguistas y los combativos, En abril de 1979, cuando1a represi6n ha
Esta transici6n del silencio a la palabra vari6 segtin los casos. Los em
bia menguado alga, los combativos realizaron un para general de protesta,
presarios apoyaron el Proceso desde el comienzo, pero a la distancia. Pese
que los dialoguistas no acataron y que concluy6 con la prisi6n de la
a las coincidencias generales -sabre todo en lo relative a la politica labo
mayo ria de los dirigentes. A fines de 1980, los combativos
ral- habia desconfianzas reciprocas: las militares atribuian a Ios empresa
reconstituyeron la cGT y eligieron como secretario general a Salli ubaldini,
rios parte de la responsabilidad del caos social que se hab:fan propuesto
un dirigente poco conocido de un pequefio sindicato. En 1981 la CGT
modificar, y estos, por su parte, estaban divi.didos en sus intereses. Los es
realiz6 una nueva huelga general, con consecuencias similares a la de
pedficamente beneficiados todavia no constitui'.an un grupo organico, ins
1979, y a fines de ese aii.o una marcha obrera hacia la iglesia de San
titucionalizado y con voz propia. Las voces corporativas -la Sociedad Ru
cayetano -patrono de los desocupados-, reclamando "pan, paz y trabajo".
ral, la Uni6n Industrial- criticaban aspectos especfficos de las politicas
Por entonces, sus quejas se unian a las de los estudiantes o de algunos
econ6micas que las afectaban y algunas politicas generales como la ele
grupos de empresarios regiona les. Las huelgas parciales se hicieron mas
vada inflaci6n, pero mas alld. de eso carecian de unidad y fuerza para pre
frecuentes e intensas; el 30 de marzo de 1982 la CGT convoc6, por primera
sionar en conjunto, y s6lo empezaron a hacerlo cuando el regimen militar
vez desde 1975, a una movili zaci6n en la Plaza de Mayo, que el gobiemo
dio, a la vez, signos de debilidad y de disposici6n a 1a apertura. El general
reprimi6 con violencia: hubo dos mil detenidos en Buenos Aires y un
Viola, buscando tomar distancia de la poli'.tica de Martinez de Hoz, convoc6
muerto en Mendoza
especfficamente a los voceros de las grandes sectores empresarios y los
Tambiell la Iglesia modific6 su comportamiento a medida que el regi
in tegr6 en su gabinete, pero esa participaci6n concluy6 con su caida, y
men militar empezaba a dar muestras de debilidad Al comienzo tuvo una
desde entonces los numerosos empresarios sacudidos por la crisis fueron
actitud complaciente, y el gobiemo estableci6 una asociaci6n muy estrecha
inte-. grando con creciente entusiasmo el frente opositor.
con la jerarqufa edesiastica. Esta acept6 mansamente los asesinatos de va
El mov:imiento sindical recibi6 duros golpes. La represi6n afect6 a los
rios religiosos -entre ellos el obispo Enrique Angelelli, de La Rioja-, call6
activistas de base ya muches d:itigentes de primer nivel, que fueron encar
cualquier critica, hizo poco por quienes reclamaron su ayuda, justific6 de
celados. Las principales fabricas fueron ocupadas militarmente, hubo "lis
manera poco velada la llamada erradicaci6n de la subversi6n atea", y hasta
tas negras", para mantener alejados a las activistas, y control ideol6gico
toler6 que algunos de sus miembros participaran direct.arnente en ella. Pero
para los aspirantes a un empleo. La CGT y la mayoria de los grandes sindi
en forma progresiva esta respuesta inicial, que revelaba el triunfo del sector
catos fueron intervenidos, se suprimieron el derecho de huelga y las nego
local mas tradicional, fue dejando paso a otra mas elaborada, influida por
ciaciones colectivas y los sindicatos fueron separados del manejo de las
la orientaci6n del nuevo papa Juan Pablo II. Revisando sus anteriores posicio
obras sociales. Privados casi de funciones, reducidos como consecuencia
nes, la Iglesia se propuso renunciar a la injerencia directa en las cuestiones
de los cambios en el empleo, que afect6 sobre todo a Ios industriales, los
sociales o politicas -en cualquier sentido- y consagrarse a la evangeli'zaci6n
sindicatos hicieron ofr poco su voz.
de una sociedad excesivamente secularizada. En 1979, el Arzobispado de
El gobierno mantuvo una minima comunicaci6n con los sindicalistas,
Buenos Aires impuls6 la Pastoral Social para reconstruir el vinculo entre
casi limitada a la conformaci6n de la delegaci6n que anualmente debia
Iglesia y trabajadores, siguiendo el ejemplo del sindicato polaco Solidaridad.
concurrir a la asamblea de la Organizaci6n Internacional del Trabajo (OIT)
Tambiell se ocup6 de los j6venes para dar forma al nuevo impulso de reli
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giosidad que se manifestaba en las concurridas peregrinaciones a pie a Lu-
lidad que la ya escasa de los partidos que la integraban, anquilosado-s y
BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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jatl y llenar el lugar dejado vacante por la generaci6n anterior de
activistas. Las preocupacionespar las cuestiones morales o por la familia se
extendfan hacia los derechos individuales y la politica: el docu ment □
Iglesia y comu nidad nacional de 1981, aftrm.6 los principios republicanos,
indic6 la op ci.6n de la Iglesia par la democracia, su apartamiento del
regimen militar y su vinculaci6n con las crecientes redamos de la
sociedad.
El mas notable de ellos fue el de Ios derechos humanos. En media
de
lo mas terrible de la represi6n, un grupo de madres de desaparecidos
-forma eufemfstica con que se denominaba a las victim.as del terrorism □
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de Estado- empez6 a reunirse todas las semanas en la Plaza de Mayo.
Marchaban con la cabeza cubierta par un pafiuelo blanc□, reclamando
por la aparici6n de sus hijos. Combinando lo dolorosamente testimonial
con lo etico, en nombre de principios que las militares no podian cues
tionar ni englobar en la "subversi6n", atacaron el centro mismo del dis
curso represivo y empezaron a conmover la indiferencia de la sociedad.
En forma gradual, las Madres de Plaza de Mayo -victimas ellas mismas
de la represi6n- se convirtieron en 1a referenda de un movimiento cada
vez mas amplio de asociaciones defensoras de los derechos humanos y
fueron instalando una discusi6n pUblica, fortalecida desde el exterior por
Ia prensa, los gobiernos y las organizaciones civiles. Desde fines de 1981,
Ios militares se vieron obligados a dar alguna respuesta. Aunque en ge
neral coinckUeron en que la cuesti6n debia darse por concluida, mostra
ron diferenci.as y contradicciones que agudizaron sus anteriores disensio
nes y ampliaron un poco mas la brecha por la que la opini6n pllblica,
largamente acallada, comenzaba a reaparecer.
Este clima empez6 a insuflar algo de vida a los partidos politicos. La
veda politica, :impuesta en 1976, congel6 la actividad partidaria y a la vez
prorrog6 a las dirigencias que, carentes de impulsos vitales, tuvieron una
actitud escasamente cr(tica. La prohibici6n politica tennin6 de hecho en
1981. Los dispersos grupos de derecha fueron convocados para constituir
una fuerza politica oficialista par el propio gobiemo, que ensay6 su aper
tura politica, mientras peronistas y radicales entablaban conversaciones
con otros partidos menores que culminaron, a mediados de 1981, con la
constituci6n de la Multipartidaria. Esta organizaci6n no
teni'a
mayor
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eventual y lejana transici6n, pero no logr6 organizar ningl'.i.n apoyo
consistente, ni tampoco atenuar la crisis econ6- mica. Lo hostigaban los
sectores que habian rodeado a Martinez de Hoz, y
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poco representativos. Ricardo Balbin, el veterano politico radical que anim6
este intento, muri6 en 1981 -su entierro convoc6 la primera gran
manifes taci6n callejera de esos afios-, poniendo mas en evidencia la
vacancia de direcci6n politica. Los partidos se comprometian a no
colaborar con el go bierno en una salida electoral condici.onada ni. a
aceptar una democracia sometida a la tutela militar. Se trataba de un
acuerdo minimo. Pero tam bien ellos, progresivamente, fueron elevando
su tono, se reclamaron los Unicos depositarios de la legitimidad politica
e incorporaron las protestas de empresarios y sindicalistas o las
vinculadas con los derechos humanos, aunque cuidando dejar abierta la
puerta para una salida concertada. Junto con las otras voces sindicalistas, empresarios, estudiantes, religiosos, inte lectuales, y sabre
todo defensores de derechos humanos- fueron formando un coro que, a
principios de 1982, era diffcil de ignorar.
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ELPROCESO, 1976-1983
LA GUERRA DE MALVINAS Y LA CRISIS DEL REGIMEN MILITAR
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Desde 1980, los dirigentes del Proceso discutian la cuesti6n de Ia salida
politica. Les preocupaba la crisis econ6mica, el aislamiento, la adversa
opi ni6n internacional -en la que pesaban cad.a vez mas los reclamos por
los derechos humanos, que el gobierno intentaba minimizar
tachii.ndolos de
,ampafia antiargentina"- y, sobre todo, los enfrentamientos intestinos,
que a la vez dificultaban los acuerdos necesarios para la salida buscada.
Las disidencias se manifestaron publicamente con la designaci6n de
Viola
-a la que se opuso la Marina-, se agudi.zaron en el largo periodo que me
di6 hasta su asunci6n, en marzo de 1981, y maduraron cuando fue evi
dente la decisi6n del nuevo presidente de modificar el rumba de la poli
tica econ6mica.
Viola procur6 aliviar la situaci6n de los empresarios locales,
golpeados por la crisis financiera y la violenta devaluaci6n de Ia
moneda, y a la vez trat6 de concertar la politica econ6mica,
incorporandolos al gabinete. Tom6 contacto con distintos politicos -las
"amigos del Proceso- y discuti6 con ellos las altemativas
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BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
ELPROCESO, 1976-1983
distintos grupos militares lo acusaban de falta de finneza en la conduc
tras el gobiemo argentino se acerc6 a las habitantes de las islas y les
sumi nistr6 distintos servicios educativos y sanitarios. En el pais existia un
re clamo uililllime en su fondo, aunque no en las form.as y en los medios
para lograrlo. Desde Ia perspectiva de las militares, una acci6n militar
para lo que llamaban "recuperar las islas" permitirfa unificar a las Fuerzas
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Arma das tras un objetivo comlln y ganar, de un golpe, la cuestionada
Iegitimi dad ante una sociedad visiblemente disconforme.
Una acci6n militar tendria una segunda ventaja; encontrar una salida
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ci6n. A fines de 1981, una enfermedad de Viola dio la ocasi6n para su des
plazamiento y reemplazo par el general Leopoldo Fortunato Galtieri, quien
retuvo su cargo de comandante en jefe del Eje!'cito, modificando asi la preCaria institucionalidad que las rnismos jefes militares habian establecido.
Galtieri se present6 coma el salvador del Proceso, el dirigente vigoroso
capaz de conducirlo a un final victorioso. En su reciente estancia en Esta
dos Unidos habia sido asiduamente cultivado por miembros de Ia adrninis
traci6n de Ronald Reagan. Galtieri se manifest6 dispuesto a alinear al pais
con Estados Unidos y a apoyarlo en la guerra encubierta que libraba en
America Central. El pais contribuy6 par entonces con asesores y arm.amen
tos y obtuvo de Estados Unidos, junta con una ctilida adhesi6n personal a
Galtieri, el levantamiento de las sanciones que la administraci6n de Carter
habia impuesto al pais por las violaciones a los derechos humanos.
Proba blemente fue entonces cuando Galtieri concibi6 su destino de
conductor de la Argentina hacia el mundo de las grandes potencias,
protegido por su poderoso aliado.
Designado presidente, Galtieri se 1anz6 a la politica activa e intent6
annar un movimiento en el que los "amigos politicos" sustentaran su propio
lide razgo, mientras anunciaba vagamente una futura institudonalizaci6n.Su
mi nistro de Economfa, Roberto Alemann, se rode6 del equipo de Martinez
de Hoz y retom6 a la senda inicial, defmiendo sus prioridades: "la
desinflad6n [sic], la desregulaci6n y la desestatizaci6n". En Io inmediato, la
recesi6n se agudiz6, y con ella las protestas de sindicatos y empresarios;
para el largo plaza, anunci6 un plan de privatizaciones, particularmente
del subsuelo, que suscit6 oposici6n incluso en sectores del gobierno. Asf,
el impetu de Galtieri choc6 pronto con resistencias cada vez mils
enconadas y altisonan tes, y hasta con movilizaciones callejeras, coma la
lanzada por la cGT el 30 de marzo de 1982.
Fue en ese contexto cuando se concibi6 y1anz6 el plan de ocupar las
islas Malvinas, que aparecia coma la soluci6n para los muchos problemas
del gobierno. La Argentina reclamaba infructuosamente a Inglaterra esas
islas desde 1833, cuando fueron ocupadas por los britanicos. En 1965, las
Naciones Unidas habian dispuesto que ambos paises debian negociar SUS
diferencias. Los britanicos hicieron poco para avanzar en ese sentido, mien-
al atolladero que habia creado la cuesti6n con Chile por
e1 canal del Bea gle.
En 1971, los presidentes Alejandro Lanusse y Salvador Allende habian
acordado someter a arbitraje la cuesti6n de la posesi6n de tres islotes que
dominan el paso por aquel canal, que une los oceanos Atlalltico y
Pacifico. En 1977, el laudo arbitral los otorg6 a Chile, y el gobierno
argentino lo re chaz6. En 1978, ambos pafses parecian dispuestos a dirimir
la cuesti6n par las annas cuando, casi en el Ultimo minuto, decidieron
aceptar la media ci6n del Papa, por intermedio del cardenal Antonio
Samore. A fines de 1980, el Vaticano comunic6 reservadamente su
propuesta, que en lo sus tantivo mantenfa lo establecido en e1 laudo, y el
gobiemo argentino -im posibilitado tanto de rechazarla coma de aceptarlaopt6 por dilatar la res puesta y retomar la situaci6n de activa hostilidad
con Chile.
Por entonces habia cobrado fonna definida entre los militares y sus
amigos una corriente de opini6n behcista, que arraigaba en una veta del
nacionalismo argentino y se alimentaba con vigorosos sentimientos chau
vinistas. Diversas fantasias largamente acufiadas en el imaginario de la
sociedad -la "patria grande , los "despojos" de los que el pais habia
sido vfctima- se sumaban a la nueva fantasia de "entrar en el Primer
Mundo" mediante una politica exterior "fuerte". Toda ello se surnaba al ya
tradicio nal mesiani.smo militar y a la ingenuidad de sus estrategas,
ignorantes de las datos b.isicos de la politica :intemacional La agresi6n
a Chile, b1o queada par la mediaci6n papal, fue desplazada hacia Gran
Bretaiia, el tradicional imperio, que se suponia viejo y achacoso. Ya en
1977, la Marina habia planteado la propuesta de ocupar las islas, vetada
par Videla y par Viola, que retom6 apenas Galtieri asumi6 la presidencia.
La idea era senci lla y atractiva. Luego del golpe de mano, que presentaba
pocas dificultades, se contaba con el apoyo estadounidense y Ia reluctante
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reacci6n de Gran
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BREVE IDSTORIA CONTEMPORANEA DE IA ARGENTINA
Bretana, que fmalmente admitirfa la ocupaci6n, a cambio de todas las con
cesiones y compensaciones necesarias. En ninguna de las hip6tesis
entraba Ia posibilidad de una guerra.
El 2 de abril de 1982, las Fuerzas Armadas desembarcaron y ocuparon
las Malvinas, luego de veneer la debil resistencia de las escasas tropas bri
tanicas. El hecho, sorprendente para casi todos, suscit6 un amplio apoyo:
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La reacci6n fue sorprendentemente dura en Gran Bretana, donde la
prim.era ministra Margaret 1hatcher se propuso sacar rE:ditos politicos de
una victoria militar. De inmediato se alist6 una fuerza naval de importan
cia, que incluia dos portaaviones; el 17 de abril la Fuerza de Tareas se ha
bia reunido en la isla Ascensi6n, en el Atlalltico, e iniciaba su marcha hacia
las Malvinas. Gran Bretana obtuvo rcipidamente la solidaridad de la Comu
la gente se reuni6 espont.ineamente en la Plaza de Mayo, y volvi6 a ha
nidad Europea y el apoyo del Consejo de Seguridad de las Naciones Uni
cerlo, en forma multitudinaria, alli y en las capitales provinciales, cuando
das, que declar6 a la Argentina naci6n agresara y exigi6 el retiro de las
fue convocada, una semana despues, en ocasi6n de la visita del secretario
tropas. Este paderoso bloque apenas era contrapesado por el latinoameri
de Estado estadounidense Alexander Haig. Ese dia, el presidente Galtieri
cana -con excepd6n de Chile, que colabor6 con los britanicos-, amplia
tuvo la satisfacci.6n de arengar a la multitud desde el "hist6rico balc6n" de
mente solidario en lo declarativo pero de poco peso militar; a eso podia
Per6n. Todas las instituciones de la sociedad -colectividades extranjeras,
sumarse una distante simpatia de la Uni6n Sovietica y una actitud equidis
clubes deportivos, asociaciones culturales, sindicatos, partidos politicos
tante y mediadora del gobiemo estadounidense.
manifestaron su adhesi6n sin reserva. Los dirigentes politicos viajaron,
Sin respaldos consistentes, e ignorando sus reglas, el gobiemo militar
junto con los jefes roilitares, para asistir a la asunci6n del nuevo goberna
se lanz6 al juego grande del Primer Mundo. Suponian que, luego del
dor militar de las islas, general Mario Benjamin Menendez, y a la
hecho consumado, la cuesti6n se resolveria por media de una negaciaci6n,
imposici6n de su nuevo nombre -Puerto Argentina- a su capital, llamada
de modo que la reacci6n inglesa result6 inesperada. Estados Unidos, par
hasta entonces Puerto Stanley. Los dirigentes de la CGT, que habfan sido
me dia del secretario de Estado Haig, trat6 de encontrar una salida
fuertemente reprinridos apenas tres dias atras, trataron de diferenciar su
negociada y una f6rmula transaccional. El gobierno estuvo dispuesto a
adhesi6n a la acci6n de un eventual apoyo al gobierno, pero esta distin
aceptar distin tas condiciones, siempre que Gran Bretafia se
ci6n no era facil de explicar. El gobierno militar habia obtenido una cabal
comprometiera a reconocer, a plazo fijo, la soberanfa argentina sabre las
victoria politica al identificarse con una reivindicaci6n de la sociedad
islas, lo que era inaceptable para los britinicos. El gobierno militar
arraigada en un profundo sentimiento, alimentado por una tradici6n na
tampaco podia resignar lo que ha bia proclamada coma su objetivo
cionalista y antiimperialista, que resurgi6 con vigor. Tambien habia
fundamental. S6lo asi la aperaci6n padia ser presentada coma una victoria
captado las formas pueriles y superficiales en que esos sentimientos se
ante la sociedad y ante Ia multitud que se reunirfa en la plaza, cuya magia
manifestaban, el torpe chauvinismo con que se mezclaba, asf coma el facil
ya habian experimentado los militares. En las tE:rminos que etlos mismos
triunfalismo y el belicisma acritico -fue sarprendente que en la prilctica
habian planteado, cualquier atro resul tado equivalia a una derrota. Asi, los
nadie discutiera la licitud de las medias-, revelador de una desintegraci6n
gobernantes argentinos quedaron apresados par la movilizaci6n patri6tica
de canvicciones paliticas que otrora habfan sido mas s6Hdas y prafundas.
que habian lanzado, y los mas prudentes debieron ceder ante las voces de
La saciedad que habia festejado el triunfo argentina en el Campeonato
los mas exaltados.
Mundial de FUtbol ahora se alegraba de haber ganado una batalla, y con
El gobiemo argentino fue victima de un aislamiento diplamiltico cre
la misma inconsciencia se disponia a avanzar, si era necesario, hacia una
ciente, agravado por los antiguos reclamos sabre violaciones a los
guerra. Si triunfaban, los militares habrian saldado sus deudas con la so
derechos humanos, pues en el exterior se argument6 que su triunfo
ciedad, al solo precio de conceder una cierta libertad para que se
sign.tficaria con validar todo su desempefto anterior. De nada sirvi6 el
expresaran voces no regimentadas.
envio al exterior, para explicar la posici6n argentina, de empresari.os,
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sindicalistas y politicos, quienes utilizaron la tribuna para seftalar sus
criticas al gobiema. Tambien
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pero de una manera amplia y general, que no implic6 un compromiso
militar. Luego de un mes de intentar convencer a la Junta Mihtar, y en
mementos en que empezaba el ataque britanico a las islas, Estados Uni
dos abandon6 su mediaci6n; el Senado vot6 sanciones econ6micas a la
Argentina y ofreci6 apoyo a Gran Bretafta Cada vez mas solo, el gobierno
argentino busc6 aliados imposibles -los pafses del Tercer Mundo, la
Uni6n Sovietica y hasta Cuba- que lo alejaban definitivamente de la ilu
si6n de entrar al Primer Mundo. Mientras tanto, la batalla militar se
acercaba de manera inexorable.
En las Ultimas dias de abril la Fuerza de Tareas britanica, que habia
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diintent6 presionar a Estados Unidos a traves de la Organizaci6n de Estados
Americanos (oEA). Los miembros mantuvieron su respaldo a la Argentina,
llegado a la zona de Malvinas, recuper6 las islas Georgias. El 1 de mayo,
comenzaron los ataques aereos a las Malvinas, y al dia siguiente Wl sub
marina britanico hundi6 el crucero argentlno General Belgratw, ubicado
lejos de la lfnea de batalla, con lo que la flota argentina opt6 por alejarse
definitivamente del frente de guerra. Sigui6 luego un largo combate aeronaval: la aviaci6n argentina caus6 importantes daiios a la flota britanica,
pero no logr6 impeclir que las islas quedaran aisladas del ten:itorio conti
nental. En ellas, los jefes militares habian ubicado cerca de diez mil solda
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dos, en su mayoria bisofios -por alglln motivo, se prefiri6 destinar a Ia
tropa mas entrenada a la frontera con Chile-, escasos de abastecimientos,
sin equipos ni medias de movilidad, y sabre todo sin planes, salvo resistir.
En Buenos Aires, se softaba con una resistenda heroica y con alglln cam
bio en el mundo. En las islas, en cambio, sometidas a un demoledor
ataque
de artilleria y aviones, las dudas fueron trocalldose en desm.oralizaci6n.
Un cambio similar se dio en la opini6n pU.blica, demorado en parte por
la total manipulaci6n de las informaciones, que llegaban a un pllblico dis
puesto a creer que la Argentina estaba ganando la guerra. En media del
clima triunfalista empezaron a aparecer voces criticas: algunos reclamaban
contra el alineamiento con regfmenes comunistas; otros exi.gian profundi
zar Ios aspectos antiimperialistas del conllicto y atacar a las representantes
locales de los agresores. En las actos de la CGT por el 1° de Mayo, volvieron
a alzarse las voces agrias, mientras que dentro del radicalismo, cu.ya con
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ducci6n oficial habia apoyado la politica de guerra, Raul
Alfonsin,
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rigia el sector opositor, propuso la constituci6n de un gobierno civil
de transici6n, que encabezaria el expresidente Illia Asi, entre protestas
cre cientes por la falta de informaci6n, el tema del pafs luego de la
guerra se instal6 en la opini6n pUblica, y reafum6 a los militares en su
convicci6n inicial: no habia otra salida que la victoria.
El 24 de mayo, los ingleses desembarcaron y establecieron una
cabe cera de puente en San Carlos. El 29 se libr6 un combate importante
en el Prado de1 Ganso, donde varios cientos de argentinos se rindieron
El 10 de junio, Galtieri pudo dirigirse por Ultima vez a la gente reunida
en la Plaza de Mayo, y dos dias despues lleg6 el papa Juan Pablo II,
quiza para prepa rar los animos ante la inminente den:ota. Antes de que
finalizara su breve estadia, comenz6 el ataque fmal a Puerto Argentina,
donde se habia atrin cherado la masa de las tropas. La desbandada fue
rilpida y la rendici6n, prActicamente incondicional, se produjo el 14 de
junio, 74 dias despues de iniciado el conflicto, que dej6 mas de 700
muertos o desaparecidos y casi
1.300 heridos. Los gobemantes convocaron al dia siguiente al pueblo a
la Plaza de Mayo, s61o para reprimir en forma extremadamente violenta
a aquellos que, convencidos por los medios de difusi6n de que la
victoria estaba cercana, no podian ni entender ni admitir la rendici6n
Por enton ces, los generales exigian a Galtieri su renuncia.
LA VUELTA DE LA DEMOCRACIA
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La derrota agudiz6 la crisis del regimen militar e hizo pU.blicos los conllic
tos hasta entonces disimulados. La cuesti6n de la responsabihdad de la
derrota -que cad.a uno atribuia a las otros- se resolvi6 finalmente,
luego de una investigaci6n a cargo de prestigiosos jefes retirados. Se
culp6 a la Junta Militar, cuyos miembros fueron luego enjuiciados y
condenados. En lo inmediato, en media de un conllicto entre las tres
fuerzas, fue designado presidente el general Reynaldo Bignone, quien
logr6 un consenso minimo de las fuerzas politicas para un programa de
institucionalizaci6n, sin pla zas precisos.
El gobiemo se proponia negociar la salida electoral y asegurar que
su retirada no seria un desbande. Se intent6 lograr el acuerdo de los
partidos
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BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
para una serie de cuestiones, futuras y pasadas: la politica econ6mica, la
presencia institucional de las Fuerzas Armadas en el nuevo gobiemo y, sa
bre todo, una garantia de que no se investigarian ni las actos de corrupci6n
ni las responsabilidades en lo que empezaban a llamar la uguerra sucia". La
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de activismo, mas laxa y menos facciosa que las traclicionales, que no inhi
bia otras pertenencias. Las marchas de los jueves, con escasa concurrencia
en los a:fios duros de la represi6n, se convirtieron luego de la guerra de
Malvinas en nutridas "marchas por la vida", otro acierta discu sivo que
identl.fic6 al enemigo con la muerte. Las organizaciones de derechos hu
manos no s6lo instalaron Ia cuesti6n de las desaparecidos y el reclam.o de
justicia. Impusieron a toda la pr8.ctica polftica una dimensi6n etica, un sen
tido del compromiso y una valoraci6n de las acuerdos b8.sicos de la sacie
dad por encima de las afiliaciones partidarias que, en el contexto de las
experiencias anteriores, era verdaderamente original
A medida que la represi6n retrocedia, empezaron a aparecer nuevos
protagonistas sociales, junta con otros que habian sobrevivido ocult.'in
dose. La crisis econ6mica gener6 motivos movilizadores: impuestos, in
dexaci6n, suba de al.quileres, deudas impagas dejadas por una quiebra
banca:ria; quienes reclamaron cuestionaban tanto la politica econ6:mica
como la clausura de lo pU.blico. En otros casos fue tado un fragmento de
sociedad -un barrio, un pueblo- el que se organiz6 para reclamar -a veces
con violencia, como en los "vecinazos del Gran Buenos Aires a fines de
1982-, asi coma para buscar solidariamente soluciones al margen de las
autaridades: cooperativas, asociaciones de fomento o ligas de amas de casa
eran la respuesta a un Estado cuya crisis se hacia visible. El nuevo acti
vismo social se manifest6 en las campos mas diversos. Los grupos
cultura les, coma Teatro Abierto, que desde 1980 mostr6 la vitalidad de una
pr.'ic tica cultural convertida en acci6n politica suced.inea. Lo mismo
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propuesta de las militares fue rechazada por la op:ini6n pUblica y par los
partidos, que convocaron poco despues a una marcha civil en defensa de
1a democracia. La asistencia fue masiva y, casi de inmediato, el gobierno
fij6 la fecha de elecciones para fines de 1983. Pero no dej6 de intentar ce
rrar el debate: un documento sabre las desaparecidos declar6 que no habia
sobrevivientes y que todos habian caido combatiendo; una ley estableci6
una autoamnistia, eximielldolos de cualquier eventual acusaci6n.
Quiz.i la mayoria de la dirigencia politica se hubiera avenido a un
acuerdo que implicara correr un tel6n sabre el pasado y asegurar una
transformaci6n no traulllatica del fegimen militar en otro civil. Pero lo im
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pidi6 tanto Ia movilizaci6n cada vez mas intensa de la sociedad como la
propia debilidad de las Fuerzas Armadas, corroidas por sus conflictos inter
nos. El gobierno era incapaz de controlar el aparato represivo, que cobr6
algunas nuevas vfctimas, registradas con horror por la sociedad sensibili
zada. Tampoco pod.fan tomar compromisos, porque de hecho las Fuerzas
Armadas habfan entrado en estado deliberativo. Los militares debian en
frentarse con la evidencia de su fracaso coma administradores de un pais
desquiciado y como conductores de una guerra absurda. Deb:fan contem
plar a sus antiguos aliadas -los empresarios, la Iglesia, Estados Unidos-,
ganados par la nueva fe demacriitica, o a los otrora disciplinados jueces
llevando a juicio a oficiales acusados de corrupci6n. Sabre todo,
ocurri6 con las j6venes que animaban grupos en las parroquias, los que
debian enfrentarse con una sociedad que asistia al show del horror y se
nutrian las
enteraba de la existencia de vastos enterramientos de personas
multitudinarias peregrinaciones a Lujan o las gigantescos recitales de rock
desconocidas, de centros clandestinos de detenci6n, de denuncias
nacianal, que a su manera tambien resultaban actos politicos. El activismo
realizadas par exagentes; en sum.a, de una historia siniestra, de la que
renaci6 en las universidades, reclamando contra las cupos de ingreso o el
hasta entonces pocos habian querido saber.
arancelamiento, yen las fabricas, donde empezaron a reconstituirse las co
Despues de un largo letargo, la sociedad despertaba, y encontraban
misiones internas y la participaci6n sindical.
nueva resonancia voces hasta entonces poco escuchadas, coma la de los
La sociedad experimentaba una nueva primavera: el ene:migo coml.ln,
militantes de las organizaciones defensoras de los derechos humanos y
alga menos peligroso pero aUil temible, estimulaba Ia solidaridad y alen
muy especialmente las de las .Madres de Plaza de Mayo. Su incontrastable
taba una organizaci6n y una acci6n de la que se esperaban resultados con
manera de desafiar el pod.er militar se combinaba con una form.a original
cretos. Nuevamente, los conflictos de la reahdad aparedan transparentes,
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y la soluci6n de los problemas era posible si los hombres y las mujeres de
BREVE HISIORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
buena voluntad se organizaban en una fuerza consistente. Pero a diferen
da de la anterior primavera, a fmes de los aiios sesenta, no s6lo habfa un
repudio total de la violencia o de cualquier forma velada de guerra, sino
tambien una confianza menor en la posibilidad de encontrar una gran so
luci6n, Unica, radical y definitiva. Tambien era menor la seguridad de que
perteneda a alguno de ellos. Las
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el amplio conjunto de demandas planteadas definiera un gran protago
nista, un actor Unico de la gesta, coma lo habia sido, por nmcho tiempo,
el "pueblo peronista". En esa diversidad se nutri6 la nueva democracia, plura
lista y consensual.
Parte de este nuevo espiritu vino de la movilizaci6n sindical, que fue
intensa: los sindicalistas sacaron a la gente a la calle para reclamar contra
la crisis econ6mica yen favor de la democracia. A lo largo de 1982 y
1983, hubo una serie de paros generales y abundantes huelgas parciales,
en las que se destacaron, por su nueva y aguerrida militancia, los gremios
estata les. Pero los sindicalistas pusieron sus mejores esfuerzos en la
recupera ci6n del control de los sindicatos intervenidos, la unormalizaci6n
que ne gociaron con el gobiemo combinando la presi6n y el acuerdo. Las
distinta.s fracciones coincidieron en este objetivo. Su acci6n movilizadora
fue per diendo especificidad y confluy6 en la lucha mas general por
aquello que concentraba las mayores ilusiones: la recuperaci6n de la
democracia.
La democracia fue en primer lugar una ilusi6n: la tierra prometida, que
seria alcanzada sin esfuerzo par una sociedad cuyos integrantes, en su ma
yorfa, muy poco antes, adherian a los terminos y las opciones planteados
por los militares. Luego del d.oble sacud6n de la crisis econ6mica y la de
rrota militar, la democracia aparecia como la llave para superar desencuen
tros y frustraciones; seria una f6rmula de convivencia politica y tambiell
la soluci6n de cada uno de los problemas concretos. Varlas decadas sin
una prictica real hacfan necesario un nuevo aprendizaje de las reglas del
juego, y tambien de sus valores y principios mas generales, de 1a
democracia y tambien de la repliblica. Ese conocimiento vago y
aproximativo, que su brayaba mas los derechos que Ios deberes, facilit6
que se encabalgaran en la nueva ilusi6n quienes nunca habfan crefdo en
ella. Pero se la aprendi6 con intensidad y se la puso en prcictica pronto. La
afiliaci6n a los partidos politicos -luego de que el gobierno levant6
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definitivamente Ia veda- fue tan masiva que uno deEste
cad.a
tres electores
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movilizaciones en defensa de la democracia recordaron por SU mlmero a las
de diez a.ii.as atras, pero, a diferencia de aquellas, no eran ni fiestas ni
ejercicios para la toma del pod.er, sino la expresi6n de una voluntad colec
tiva: mostrarse y reconocerse como integrantes de la civilidad. Esa diferen
da se expres6 tarnbiell en los lugares de concentraci6n elegi.dos: junta con
la tradicional Plaza de Mayo, estuvo el Cabildo o Ios Tribunales, lo que in
dicaba el papel central que se esperaba de la Justicia.
La afiliad6n masiva transform6 a los partidos politicos. Hubo un am
plio deseo de participaci6n y se animaron los comites o las unidades ba5i
cas. Tambiell se renovaron los cuadros dirigentes, y se incorporaron quie
nes venfan de militar en organizaciones juveniles o estudiantiles, coma en
el caso de la Coordinadora radical, asf coma muchos intelectuales, que re
novaron los temas de la discusi6n. Los viejos cuadros dirigentes se vieron
desafiados por otros que desde las mirgenes habfan planteado posiciones
discrepantes, de modo que la renovaci6n fue amplia e integral.
Las transformaciones del peronismo fueron notables, pues el viejo mo
vimiento, siempre en tensi6n con la democracia, empez6 a convertirse en
un aceptable partido. La cuesti6n del verticalismo qued6 postergada -Isa bel
Per6n s6lo habfa ocupado simb6licamente la presidencia-, y el partido
combin6 la organizaci6n territorial con la sindical. Timidamente, aparecie
ron las formas participativas y los ternas democrciticos, que nunca habfan
sido el fuerte del movimiento. Pero la renovaci6n mas sustantiva fue lenta.
Los viejos caudillos provinciales compartieron las decisiones con el meta
hlrgico Lorenzo Miguel, jefe de las 62 Organizaciones, y Herminia Iglesias, un
sindicalista de trayectoria poco dara, fue candidato a gobernador de la
provincia de Buenos Aires. El candidato a presidente fue ftalo Luder, un
jurista de prestigio, que no pudo disipat la desconfianza suscitada por el
peronismo en sectores importantes de la sociedad.
El radicalismo se renov6 por impulso _de RaUI Alionsin, que en 1972
habia creado el Movimiento de Renovaci6n y Cambia para disputarle el
liderazgo a Ricardo Balbin. Durante el Proceso se distingui6 del resto de las
politicos, pues critic6 a las mili.tares con mucha energia, asumi6 la defensa de
detenidos politicos y el redamo por los desapareddos y evit6 envol verse en
la euforia de la guerra de Malvinas. Desde el fin de la guerra, su ascenso
fue vertiginoso y en la puja intema le permiti6 derrotar a los he-
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BREVE HISTORIA CONJ'EMPORANEA DE LA ARGENTINA
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rederos de Balbin. Rizo de la democracia su bandera, y la combin6 con
un conjunto de propuestas de modernizaci6n de la sociedad y el Estado,
una reivindicaci6n de los aspectos etlcos de Ia polftica y un discurso
ganador, muy distinto del tradicional discurso radical, que atrajeron al
partido a una masa de afiliados y simpatizantes.
Radicales y peronistas cosecharon amplios apoyos y dejaron poco es
pacio para otros partidos. A la derecha, como siempre, fue dificil unificar
las fuerzas. Muchas de ellas habian militado entre los "amigos del Proceso.
El ingeniero Alsogaray fund6 la Uni6n del Centro Democr.itico y predic6
el liberalismo econ6mico ortodoxo, pero sus mejores frutos vendrian aftos
despues. A Ia izquierda, el Partido Intransigente logr6 reunir un amplio y
heterogeneo espectro de simpatizantes, que, aunque compartian muchas
de sus propuestas, eran read.as al dirigente radical
Alimentados por la movilizaci6n de la sociedad y por esta segunda y
apacible prtmavera de los pueblos, los partidos, sin embargo, tuvieron
dill cultades para dar completa cabida a las mU.Itiples demandas y no
Ilegaron a constituir plenamente un espacio de negociaci6n de Ios
intereses. Las or ganizaciones de derechos humanos fueron cada vez mas
intransigentes en un redamo -la aparici6n con vida y el juicio y castigo a
Ios responsables que las partidos intentaban traducir en t€rminos
aceptables para el juego politico. La misma dificuitad se manifest6 respecto
de los intereses sociales mas estructurados, como los sindicales o 1os
empresarios, que prefirieron canalizar sus demandas por los cauces
corporativos tradicionales.
No era un problema inquietante por entonces, pues en la sociedad se
manifestaba una entusiasta adhesi6n a una democracia que entendfa coma
Ia primacia de la civilidad. Las fonnas de hacer polftica del pasado reciente
-la intransigencia de las facci.ones, la subordinaci6n de las medias a los fi
nes, la exclusi6n deI adversario, el conflicto entendido coma guerra- dejaban
paso a otras en las que se afirmaba el pluralismo, el respeto de las formas
institucionales y una subordinaci6n de la prclctica polftica a la etica. Cele
brando Ia novedad -en ri.gor,.el pais nunca habia conoci.do una democtacia
institucional de este tipo-, se valor6 y hasta sobrevalor6 la eficacia de este
instrumento. Para cuidarlo, nutrirlo y fortalecerlo, se puso sabre todo el
acento en el consenso alrededor de las reglas yen la acci6n conjunta para
la defensa del sistema. Se posterg6 una dimensi6n esencial
de la practica
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tica: la discusi6n de program.as y opciones, que necesariamente imphcan conflictos,
ganadores y perdedores, y se confi6 s6lo en et pod.er de 1a civili dad unida. Esta
combinaci6n de la valoraci6n de la civilidad con un fuerte voluntarismo deriv6 en un
ci.erto facilismo, en una especie de democracia boba , aseptic.a y conformista.
Los problem.as se verian mas adelante. Por el momento, la civilidad vi
vi6 plenamente su ilusi6n, y acompafi.6 al candidato que mejor capt6 ese estado de
clnimo colectivo. El peronismo encar6 su campafia con mucho del viejo estilo,
convocando a la liberaci6n contra Ia dependencia, apel6 a lo peor de su folclore politico
y pag6 Ios costos. RaUl .Alfonsin, en cambio, recurri.6 en primer lugar a la Constituci6n,
cuyo Preatllbulo -seguramente escuchado por primera vez por muchos de sus j6venes
adherentes- era un rezo laico". Agreg6 una apelaci6n a la transformaci6n de la sociedad,
que definia coma moderna, laic.a, justa y colaborativa. Estigmatiz6 al regimen militar,
asegur6 que se haria justicia con las responsables y denunci.6 un espurio pacto de
impunidad entre militares y sindicalistas. Sohre todo ase gur6 que la democracia no s6lo
podia resolver los problemas de largo plaza
-las cincuenta afios de decadencia-, sino tambien satisfacer la masa de de mand.as
acumuladas y prestas a plantearse. La mayor(a de la sociedad le crey6, y el radicalismo,
con mAs de la mitad de Ios votos, super6 holgada mente al peronismo, que par primera
vez en su historia perdia una elec ci6n nacional. Una alegrfa profunda y sustantiva,
aunque un poco incons ciente, envo1vi6 a sus seguidores y en alguna medida a toda Ia
civilidad, que por un momento olvid6 cuantos problem.as quedaban pendientes y que poco
margen de maniobra tenfa el nuevo gobiemo.
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ELPROCESO, 1976-1983
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VIII. El impulso y sufreno, 1983-1989
LA ILUSI6N DEMOCRATICA
El nuevo presidente, Ralll Alfonsin, asumi6 el 10 de diciembre de 1983 y
con voc6 a una concentraci6n en la Plaza de Mayo; para marcar las
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continuida des y las rupturas con la tradici6n politica anterior, desech6 los
"hist6ricos balcones" de la Casa Rosada y eligi.6 los del Cabildo. Como en
1916, la mul titud que se volc6 a las call.es sentfa que la civilidad habia
akanzado el poder. Pronto se puso de relieve no SOio la capacidad de
resistencia de las enemigos juzgados vencidos, sino la dificultad para
satisfacer el conjunto de demandas de todo tipo que la sociedad habia
venido acumulando y que esperaba ver resueltas de inmediato, quiz.i
porque a la clasica imagen del Estado provi dente se sumaba la convicci6n
-alimentada por el candidato triunfante- de que el retorno a la democracia
suponia la soluci6n de todos los problemas.
Pero estos subsistfan, y sabre todo los econ6micos, aunque en la cam
pafia electoral se hablo poco de ellos. Mils all.i de sus problemas de fondo,
la economfa se encontraba desde 1981 en estado de desgobiemo y casi de
caos: inflad6n desatada, deuda extema multiplicada y con fuertes vend
mientos inmediatos, y un Estado carente de recursos, sin posibilidad de
atender a Ios variados reclamos de la sociedad, desde Ia educaci6n o la
sa lud hasta los de caracter salarial de sus propios empleados, y aun con
una fuerte limitad6n en su capacidad para dirigir la crisis.
Esa incertidumbre acerca de la capacidad del gobiemo democr.itico
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se extend.fa a los otros campos, donde los poderes corporativos -los mili-
propuesta
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BREVE HISlORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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tares, la Iglesia, los empresarios, los sindicatos- habian demostrado tener
una enorme fuerza. Pero casi todos ellos habfan quedado comprometidos
con el regi.m.en cafdo, o salpicados por su derrumbe, y se encontraban a
la defensiva. Sus viejas solidaridades estaban rotas y faltaba un centro
politico que articulara sus voces, de modo que debieron mantenerse a la
expectativa, suma!ldose al coro de alabanzas a la democracia restaurada
y rindiendo homenaje al nuevo poder democriitico. El adversario politico
principal del radicalism.a gobemante, el peronismo, vivia una fuerte crisis
interna, latente desde antes de la elecci6n pero agudizada luego de lo
que fue su primera derrota en una elecci6n presidencial. Mientras el sin
dicalismo peronista se separaba de la conducci6n partidaria y ensayaba
su propia estrategia para enfrentar los embates del gobierno, el pero
nismo politico busc6 sin exito definir su per:fil, atacandolo desde la dere
cha o desde la izquierda, o desde ambos lados a la vez, como lo hacia el
senador Vicente Saadi.
El poder que adnrinistraba el presidente Alfonsin era, a la vez, grande
Y escaso. El radicalismo habia akanzado una proporci6n de votos s6lo
comparable con los grandes triunfos plebiscitarios de Yrigoyen o Per6n, y
tenia mayoria en la Camara de Diputados, pero habia perdido en el interior
tradicional y no controlaba la mayoria <lei Senado. Si el Iiderazgo de Alfon
s:f.n en su partido era fuerte, la Uni6n Cfvica Radical (ucR) constituia una
fuerza no demasiado homogenea, donde se discutieron y hasta se obstacu
lizaron muchas de las iniciativas del presidente, quien prefiri6 rodearse de
un grupo de intelectuales y tecnicos recientemente acercados a la vida
po- litica, y de un grupo radical juvenil, la Coordinadora, que avanz6 con
fuerza en el manejo del partido y del gobierno. Fuerte en la escena
politica, el radicalismo no tenfa, en cambio -mas alla de las adhesiones
que inicial mente cosecha todo triunfador-, muchos apoyos consistentes en
el Ambito de los poderes corporativos, un territori.o donde sus adversarios
peronistas se movian en cambio con toda fluidez. El Estado -que debia
librar sus combates contra esos poderes y al que el gobiemo no controlaba
por com pleto- carecfa de eficiencia y aun de credibilidad para la
sociedad.
Pero cuando asumi6 el gobierno, el presidente Alfonsin tenia detr.is
de sf una enorme fuerza, cuya capacidad era ailn una inc6gnita: Ia
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civilidad, identificada toda ella, mas alla de sus opciones
con
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de construir un Estado de derecho, al cual esos poderes corporativos de blan someterse, y
consolidar un conjunto de reglas, capaces de zanjar los conflictos de una manera pacifica,
ordenada, transparente y equitativa. Era poco y muchisimo: se trataba de una ident:idad
politica fundada en valores eticos, que subsurnia los intereses especificos de sus
integrantes, en mu chos casos representados precisamente por aquellas corporaciones,
pero que en el entusiasmo de la recuperaci6n democrAtica quedaban posterga dos.
Mucho mas alin que 1os gobernantes, la civilidad vivi6 la eufori.a y la ilusi6n de la
democracia, poderosa y "boba a la vez. Con estos respaldos, en cierto sentido fuertes
yen otros d€biles, el presidente debia elegir entre gobernar activamente, tensando al
maxim.a el polo de la civilidad, lo que implicaba confrontar con intereses establecidos y
aun introducir fisuras en su frente de apoyo, o privilegiar las soluciones consensuadas,
los acuerdos con los poderes establecidos, lo que implicaba postergar los problem.as que
requedan definiciones daras. El gobierno eligi6 en general la primera li nea, pero debi6
aceptar la segunda cuando algunos fuertes golpes le de mostraron los limites de su poder.
No obstante, hasta 1987 mantuvo la iniciativa, buscando caminos altemativos y
presentando ante cada con traste nuevas propuestas, que Alfonsfn sacaba -decian muchos
observado res- como de la galera de un mago.
En el diagn6stico de la crisis, los problemas econ6micos parecian por entonces
menos significativos que los politicos: lo fundamental era elimi nar el autoritarismo y
encontr.u los modos autellticos de representaci6n de la voluntad ciudadana. El gobieruo
atribuy6 una gran importancia, sim b6lica y real, a la politica cultural y educativa,
destinada en el largo plaza a remover el autoritarismo que anidaba en las instituciones,
las pr.icticas y las conci.endas, representado en la difundida imagen del "enano fascista".
Coincidiendo con los deseos de la sociedad de participaci6n y de ejercicio de la libertad
de expresi6n y de opini6n, largarnente postergada, las con signas generales fueron la
modernizaci6n cultural, Ia participaci6n amplia y sobre todo el pluralismo y el rechazo
de todo dogmatismo.
En este terreno se avanz6 inicialmente con facilidad: se desarroll6 un
prograrna de alfabetizaci6n mas:iva, se atacaron los mecanismos represivos que anidaban
en el sistema escolar y se abrieron los canales para discuti.r contenidos y form.as -a
veces puestas en practica con una alta dosis de
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EL IMPULSO Y SU FRENO, 1983-1989
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ELIMPULSOYSUFRENO, 1983-1989
BREVE HISIDRIA CONTEMPOR.t\NEA DE LA.ARGENTINA
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-cuesti6n que le interesaba de manera directa y profunda, par su fuerte
utopismo y voluntarismo-, lo que debia culnrinar en un Congreso Pedag6participaci6n en la educaci6n privada- defendiendo, parad6jicamente,
gico que, com□ el de cien at'ios atras, detenn.inaria que educaci6n querfa Ia
con· tra un supuesto avance estatal, el pluralismo y la libertad de
sociedad. En el cam p□ de la cultura y de 1os medias de comunicaci6n ma
conciencia.
nejados por el Estado, la libertad de expresi6n, ampliamente ejercida, per
La Iglesia, que en 1981 se habia definido por la democracia -aunque
miti6 un desarrollo plural de la opini6n y un cierto "destape para algunos
sin
hacer la critic.a de su relaci6n con el gobierno militar-, fue evolucio
irritante, en las formas y en las temas. En la universidad y en el sistema
nando
hacia una creciente hostilidad al gobiemo radical, irritada por su
cientifico del Estado volvieron los rnejores intelectuales e investigadores,
escasa injerencia -al menos, menor a sus aspiraciones- en el area de la en·
cuya marginaci6n habfa comenzado en 1966. Aunque en muchas univer
sefianza privada, la sanci6n de 1a ley de divorcio y el tono en general laico
sidades las c.ambios no fueron significati.vos, en otras, coma la de Buenos
del discurso cultural que circulaba por las instituciones y los medios del
Aires, hub□profundas transfonnaciones. Estas institudones, que debieron
Estado. Confluyeron a ello un cambio en el equilibrio interno del episco·
resolver el problema planteado por un masivo deseo de las j6venes de in•
pado local y la orientaci6n general impresa a la Iglesia por el papa Juan
gresar a ellas, se reconstruyeron sobre la base de la excelencia academica
Pablo II, decidido a dar una batalla por la integridad de la comunidad ca
y el pluralismo, yen algunos casos alcanzaron niveles de calidad similares
t6lica que tenfa su centro precisamente en Io cultural. Ese com.bate, asu
a los de su epoca dorada, a principios de la decada de 1960.
mido por los obispos locales m.is conservadores, les penniti6 empezar a
Ademas de volver a la vida academica, las intelectuales se incorpora•
reconstruir su area de solidaridades con otros integrismos deseosos de vol·
ron a la politica, y la politica se intelectualiz6. Su presencia fue habitual en
ver. Enfrentado de manera creciente con el gobierno radical -el presidente
los medias de comunicaci6n. Alfonsin recurri6 a ellos, como asesores 0
respondi6 de manera energica en un templo a las opiniones politicas de un
funcionarios tecnicos, y su discurso, que traducia en clave politica lo que
obispo, que ademas era vicario castrense-, este sector de la Iglesia, que
las academicos elaboraban, result6 moderno, complejo y profundo, a tono
paulatinamente empezaba a <laminar en ella, asumi6 el papel de censor
con lo queen el mundo se esperaba de un estadista No fue el unico -su
social, con un discurso de combate. La democracia -decian- resultaba sex
mas notorio compaiiero en ese camino fue el peronista Antonio Cafiero- y
el compendia de los males del siglo: la droga, el terrorismo, la pornografia
la discusi6n politica adquiri6 brillo y, en menor medida, profundidad.
o el aborto.
El punto culminante de esta modernizaci6n cultural fue la aprobaci6n
El discurso etico, centrado en los valores de la democracia, la paz, Ios de
de la ley que autorizaba el divorcio vincular -un tema tabll- y posterior•
rechos humanos, la solidaridad internacional y la independencia de los Esta·
mente la referida a la patria potestad compartida, que avanzaba en el pro
dos, fue puesto al servicio de una reinserci6n del pais en la comunidad in·
yecto de modernizaci6n de las relaciones familiares, campo en el que la
ternaciona1, que recientemente habfa censurado y hasta aislado al regimen
Argentina estaba sensiblemente atrasada respecto de las tendencias mun·
militar. Pronto, la oveja negra se convirti6 en el hijo pr6digo; los exitos en
diales. La ley sobre divorcio fue sancionada a principios de 1987, luego de
este terreno, expresados en la gran popularidad alcanzada por el presidente
una breve pero intensa discusi6n. Los sectores mas tradicionales de la Igle- sia
en distintos lugares del mundo, fueron utilizados para afianzar y fortalecer
cat6lica intentaron oponerse, con las mecanismos habituales de presi6n
las instituciones democr.iticas locales, todavia precarias. Con esos criterios
y con manifestaciones en las que hasta la Virgen de Lujan fue sacada a la
se encararon las principales cuestiones pendientes, con Chile por el Beagle
calle. Fracasaron, por el alto consenso existente alrededor de la nueva
y con Gran Bretana por las Malvinas. En el primer caso, el laudo papal, que
norm.a, incluso entre sectores cat6licos, preocupad.os quizi porlas conse·
los militares habian considerado inaceptable pero sin atreverse a recha·
cuencias familiares de una prictica ya habitual en sus propios cfrculos. En
zarlo, fue asumido coma la t'inica soluci6n posible para el gobiemo demo
cambio, la Iglesia se moviliz6 con exito alrededor del Congreso Pedag6gico
critico, que necesitaba reafirmar las valores de la paz y eliminar un conEste archivo fue descargado de https://filadd.com
1":•.i
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BREVE ffiSIORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
flicto capaz de mantener vivo el militarismo. Para doblegar las resistencias
internas a su aprobaci6n -nutridas en el tradicional nacionalismo y en un
reluctante belicismo-, se convoc6 a un referendum popular no vinculante,
que corrobor6 el amplio consenso existente para esa soluci6n pad:fica e in
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mediata Aun asL la aprobaci6n por el Senado -donde el peronismo tenfa Ia
mayoria- se logr6 por el minimo margen de un voto. En el caso de las
Mal vinas, donde la torpeza militar habia llevado a la perdida de lo
Iargamente ganado en la opini6n pllblica internacional yen las
negociadones bilatera
les, tambit'in se recuper6 terreno: las votaciones en las Naciones Unidas,
instando a las partes a la negociaci6n, fueron cada vez mas favorables, in
cluyeron a las principales potencias occidentales y aislaron al gobiemo
bri
tanico. Sin embargo, Ia expectativa de que ello sirviera para convencerlo de
la conveniencia de iniciar una negociaci6n que incluyera de alguna manera
el tema de la soberania result6 totalmente defraudada
Asociada con otros pafses que acababan de retornar a la democracia
-Uruguay, Brasil, Peru-, Ia Argentina se propuso mediar en el conflicto en
Centroame!ica, y sobre todo en la cuesti6n de Nicaragua. Se trataba de
apli car los principios eticos y politicos generates, y tambien de evitar los
riesgos intemos que pod.fa acarrear uno de los episodios finales de la
Guerra Fria. En discrepancia con Estados Unidos, pero aprovechando su
buena voluntad hacia las democracias restauradas, logr6 que al final se
alcanzara una solu ci6n relativamente equitativa Actuando con
independencia, dialogando con los pafses no a1ineados, reivindicando Ios
principios pero abstenielldose de Ios enfrentamientos mas duros -por
ejemplo, constituir un "dub de deu dores" para negociar la deuda externa-,
elgobierno argentino mantuvo una buena relaci6n con el estadounidense,
que respald6 con firmeza las institu ciones democraticas, cort6 toda
vinculaci6n con militares nostalgicos y apoy6 luego los diversos
intentos de estabilizaci6n de la economia.
nado cuando afront6 los problemas de las dos grandes corporadones
cuyo
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LA CORPORACI6N MILITAR Y LA SINDICAL
En el terreno cultural y en el de las relaciones exteriores, el gobierno radi
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cal pudo avanzar con relativa facilidad, pero el camino se hizo mas empi
pacto habia denunciado en la campafia electoral: la military la sindical En
las dos terrenos, pronto qued6 daro que el poder del gobiemo era insufi
ciente para forzar a ambas a aceptar sus reglas.
El grueso de la sociedad, que habia empezado condenando a los mill
tares por su fracaso en la guerra, se enter6 de manera abrumadora de
aquello que hasta entonces habia preferido ignorar: las atrocidades de la
represi6n, puestas en evidencia por un alud de denuncias judiciales, por los
medias de comunicaci6n y, sobre todo, por el cuidadoso informe realizado por
la Comisi6n Nacional sobre la Desaparici6n de Personas (CONADEP),
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constituida por el gobierno con personalidades independientes, y presidida
par el escritor Ernesto Sabata. Su texto, difundido masivamente con el ti
tulo de Nunca mds, result6 incontrovertible, aun para quienes querian
justificar a los militares. En la sociedad se manifestaron algunas confusio nes
y ambigiiedades: leran culpables de haber hecho la guerra de Malvinas, o
tan s6lo de haberla perdido?; leran culpables de haber torturado, o siin
plemente de haber torturado a inocentes7 Pero la inmensa mayoria los
repudi6 en forma masiva, se moviliz6 y exigi6 justicia, amplia y exhaustiva, y
castigo a las culpables.
La derrota en la guerra de Malvinas, el rotunda fracaso politico, las di
visiones entre las fuerzas, los propios cuestionamientos internos, que afec
taban la organizaci6n jeratquica, todo ello debilitaba la instituci.6n militar,
que, sin embargo, no habia sido expulsada del pod.er. Como se repetia por
entonces, en la Argentina no habia habido una toma de la Bastilla Pronto, la
solidaridad corporativa de los militates se reconstituy6 en torno de lo que
reivindicaban coma su exito: la victoria en la "guerra contra la subver
si6n". Rechazaron la condena de la sociedad, recordaron que su acci6n
cont6 con la complacencia generalizada, incluso de las politicos luego su
mados al coro de los detractores, y que a lo sumo estaban dispuestos a ad
mitir "excesos propios de una "guerra sucia".
En las rulos del Proceso, el presidente Alfonsin habia estado entre los
mas energicos defensores de los derechos humanos, y habia hecho de ellos
una bandera durante la campa:fia, en la que tambit'in fustig6 duramente a
la corporaci6n militar. Sin duda compartia los reclamos generalizados de
justicia, pero se preocupaba tambiell par encontrar la manera de subordi nar
a las Fuerzas Armadas al poder civil, de una vezy para siempre. Para
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EL IMPULSO Y SU FRENO, 1983-1989
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BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
EL IMPUI.SO Y SU FRENO, 1983-1989
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ell□ proponia algunas distinciones, l6gicas pero diffciles de ser admitidas
y dispuso continuar la acci6n penal contra los delllilS responsables de las
por la sociedad movilizada, y en particular por las organizaciones de dere-.
operaciones. LaJusticia hab:fa certificado la aberrante conducta de los jefes
chos humanos: separar el juicio a Ios culpables del juzgamiento a la insti
del Proceso, habia descalificado cualquier justificaci6n y las militares ha
tuci6n, que era y seguiria siendo parte del Estado, y poner lintite a aquel
bian quedado sometidos a la ley civil Esta circunstancia fue absolutamente
juicio, deslindando responsabilidades y distinguiendo entre quienes
excepcional, y en ese sentido fue un fallo ejemplar y un fundamento nota
dieron las 6rdenes que condujeron a Ia masacre, quienes se limitaron a
ble para el Estado de derecho que Ia democracia se propon:fa establecer.
cumplirlas y quienes se excedieron, cometiendo dehtos aberrantes. Se
Pero no clausuraba el problema pendiente entre la sociedad y 1a institu
trataba de con
d6n militar, sino que lo mantenfa abierto.
centrar el castigo en las cUpulas yen las mas notorias biks noires, y aplicar
Deahl en mas, 1aJusticia sigui6 activa, dando curso a las mUltiples de
al rest□ el criteria de la obediencia debida Sabre todo, el gobiemo
nuncias contra oficiales de distinta graduaci6n, citandolos y encausalldoconfiaba en que las propias Fuerzas Armadas se comprometieran con
los. La convulsi6n interna de las Fuerzas Armadas, y muy especialmente
esta pro puesta, intermedia entre las demandas de la civilidad y Ia postura
del Eje!cito, tuvo un nuevo eje: ya nose trataba tanto de la reivindicaci6n
domi nante entre los militares, que asumieran la crftica de su propia
global como de la situaci6n de las citados par los jueces, oficiales de menor
acci6n y procedieran a su depuraci6n, castigando a los m.aximos
graduaci6n y en actividad, que no se consideraban los responsables, sino
culpables. Para ello, se procedi6 a refonnar el C6digo de Justicia Militar,
los ejecutores de lo imputado. El gobierno, por su parte, inici6 un largo y
estableciendo una prim.era instancia castrense y otra civil, y se dispuso el
desgastante intento de acotar y poner limites a la acci6n judicial, para asi
enjuiciamiento de las tres primeras Juntas Militares, a las que se swn6 la
contener ese clima de fronda que fermentaba en los cuarteles, aliroentado
cUpula de las orga nizaciones armadas Ejercito Revolucionario del
por una solidaridad horizontal que desbordaba la estructura jera!quica. Se
Pueblo (ERP) (de hecho, extinguida) y Montoneros.
trataba de una decisi6n polit:ica, ni etica ni juridica, basada en un calculo
Se trataba de transitar un dificil camino entre dos intransigencias. El
de fuerzas que demostr6 ser bastante ajustado, materializada sucesiva
primer contratiempo sobrevino cuando se hizo evidente que los militares
mente en las leyes llamadas de Punta Final y de Obediencia Debida. La
se negaban a revisar su acci6n y a juzgar a sus jefes: a fm del afio I984,
prim.era, sancionada a fines de 1985, ponia un lfmite temporal de dos me
cuando se sentian los primeros remezones en los cuarteles, los tribunales
ses a las citaciones judiciales, pasado el cual ya no habria otras nuevas.
castrenses proclamaron la correcci6n de lo actuado por las juntas, y enton
Nadie acompafi6 al gobierno en la sanci6n de esta ley: la derecha, peroces el Ejecutivo traslad6 las causas judiciales a la Camara Federal de la Ca
nista o liberal, porque era partidaria de una amnistla completa; las sectores
pital. En abril de 1985, en un clima mucho mas agitado min, comenz6 el
progresistas, incluyendo al peronismo renovador, por no cargar con sus
juicio pUblico de los excomandantes. El juicio, que dur6 hasta fin de afm,
costos politicos. Estos fueron altos, y sus resultados terminaron siendo
termin6 de revelar las atrocidades de la represi6n, pero mostr6 una cierta
contraproducentes, pues s61o se logr6 un alud de citaciones judiciales y
perdida de militancia de la civilidad, mientras las organizaciones defenso
enjuiciamientos que en lugar de aligerar el problem.a lo agudizaron.
ras de los derechos humanos hadan oir una voz cad.a vez mas dura e in
En ese contexto, se Ileg6 al episodio de Semana Santa de 1987. Un
transigente. Comenzaron a escucharse otras voces, hasta entonces pruden
grupo de oficiales, encabezado por el teniente coronet Aldo Rico, se
temente silenciadas, que defendieron la acci6n de los militares y reclamaron
acuar tel6 en Campo de Mayo, exigiendo una soluci6n politica a Ia
su amnistia. A fin de 1985, poco despues de que el gobierno ganara las
cuesti6n de las citaciones y, en general, una reconsideraci6n de la
elecciones legislativas, se conoci6 el fallo de la Camara Penal, que conden6
conducta del Ejer
a los excomandantes, neg6 que hubiera habido guerra alguna que justifi
cito, a su juicio injustamente condenado. No se trataba de los tipicos
cara su acci6n, distingui6 entre las responsabilidades Este
de cada
uno de
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fueellos
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levan tamientos de las anteriores 50 o 60 a:fios, pues las oficiales
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amotinados no
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BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
EL IMPUlSO Y SU FRENO, 1983-1989
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cuestionaban el orden constitucional, sino que redamaban al gobierno
no impusieron ninguna condici6n y aceptaron la responsabilidad de su ac
que soluciona:ra el problema de un grupo de oficiales. Tampoco tuvieron,
ci,6n. Sin embargo, pareci6 una claudicaci6n del gobiemo, en parte porque
a diferencia de todos aquellos Ievantamientos anteriores, el respaldo de
asi lo presentaron tanto los "carapintadas amotinados coma la oposici6n
sectores civiles, que nonnalmente eran los motores de los golpes. Cuestio
politica, que no quiso asumir ninguna responsabilidad en el acuerdo. Pero
naban en cambio, y con vehemencia, a la propia conducci6n del Ejerctto:
pes6 mucho mas el desencanto, la evidencia del fin de la ilusi6n: la civilidad
los general.es que descargaban sus responsabihdades en los subordinados
era incapaz de doblegar a las militares. Para buena parte de la sociedad, era el
y que ade:tnaS eran responsables de la derrota en Malvinas y de la "entrega;
fin de la ilusi6n de la democracia y el cornienzo de una prolongada
del pais a los intereses extranjeros. Pues los amotinados asumieron las con
desilusi6n. Para el gobiemo, el fracaso de su intento de resolver de manera
signas del nacionalismo fascistizante, asi coma formas de acci6n en verdad
digna el en frentamiento del Ejercito con la sociedad y el comienzo de un
subversivas del orden militar, movilizando a las bases -es decir, a Ios ofi
largo y des gastante calvario.
ciales de baja graduaci6n-y proclamalldose como la conducci6n de lo que
Comparativamente, el combate con la corporaci6n sindical, que tuvo
Ilamaron el autentico Eje!'cito nacional.
resultados similares, fue mucho menos heroico. El poder de las sindicalis
Frente a ellos, la reacci6n de la sociedad civil fue unanime y masiva.
tas, restaurado en parte al final del gobiemo militar, se hallaba debilitado
Todos las partidos poHticos y todas las organizaciones de la sociedad -pa
par la derrota electoral del peronismo -en cuya conducci6n los dirigentes
tronales, sindicales, culturales, civiles de todo tipo- manifestaron activa
sindicales tenian un peso importante- y en general par el repudio de la
mente su apoyo al orden institudonal, firmaron un Acta de Compromise
soci.edad a las viejas pr.icticas de Ia corporaci6n, que habfan aflorado du
Democr<ltico --que incluia desde las organizaciones empresarias hasta a los
rante la campafia, a lo que debia sumarse la profunda divisi6n existente
dirigentes de izquierda- y rodearon al gobierno. La reacci6n masiva e ins
entre las dirigentes. Par otra parte, su situaci6n era institucionalmente pre
tantanea penniti6 evitar deserciones o ambiguedades, y cort6 toda posibi
caria: buena parte de la legislaci6n que nonnaba Iaacci6n gremial habia
lidad de apoyo civil a los amotinados. La civilidad se moviliz6, llen6 las
sido barrida por el fegimen militar; muchos sindicatos estaban interveni
plazas del pai'.s y se mantuvo en vigilia durante los cuatro dias que dur6 el
dos, y en otros las dirigentes s6lo tenian titulos provisionales, o mandatos
episodio. Muchos de ellos estaban dispuestos a marchar sabre Campo de
prorrogados desde 1975, de modo que la normalizaci6n electoral debia ser
Mayo. La tensi6n del polo civil -que en el fondo era el gran respaldo del
inmediata.
gobiemo- fue maxima. A1canz6 para detener un ataque &recto a la insti
El gobiemo se propuso aprovechar esa debilidad relativa, asi'. como el
tucionalidad, pero no fue suficiente para lograr que los rnilitares se doble
respaldo de la civilidad, que, segun juzgaba, debia incluir sectores no des
garan ante la sociedad. Aunque el motin suscit6 pocas ad.hesiones explici
deftables de trabajadores, cuya voluntad participativa se manifestaba cla
tas entre los militares, en el fondo todos acordaban con sus camaradas
ramente. Se lanz6 a democratizar los sindicatos, para abrir las puertas a un
ucarapintadasu: ninguno de ellos estuvo dispuesto a disparar un tiro para
espectro mas amplio de corrientes. El ministro Antonio Mucci -un vete
obligarlos a deponer su actitud.
rano s:indicalista de origen socialista- proyect6 una ley de norrnalizaci6n
Durante las cuatro tensas jomadas hubo muchas negociaciones, pero
institucional de las sindicatos que incluia el voto secreto, directo y obliga
estas no se concretaron hasta que Alfonsfn -quien presidia la gran concen
torio, la representaci6n de las minorias, Ia limitaci6n de la reelecci6n y, sa
traci6n dvica de Plaza de Mayo- no se entrevist6 con las amotinados en
bre todo, la fiscalizaci6n de los comicios por el Estado. Se trataba de un
Campo de Mayo. Se lleg6 a un extrafio acuerdo. El gobierno sostuvo que
desafio frontal, ante el cual se unificaron todas las corrientes del pero
haria Io que ya habia deddido hacer-lo queluego seria la ley de obediencia
nismo, gremial y politico: en marzo de 1984 la ley fue aprobada en la Ca
debida, que exculpaba masivarnente a los subordinados- y los amotinados
mara de Diputados, pero el Senado la rechaz6, por un unico pero decisive
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EL IMPULSO Y SU FRENO, 19831989
BREVE HISTDRIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
voto. De inmediato el gobierno arri6 banderas, puso a funcionarios mas
fle:xibles al frente de la negociaci6n con los gremialistas y acord6 con ellos
nuevas norm.as electoral.es. A mediados de 1985 se habian nonnalizado
los cuerpos directives de los sindicatos, y aunque las listas de oposici6n ha
bian ganado algunos lugares, en lo esencial las viejas direcciones resulta
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para sellar el arco de alia.m;as del mundo del trabajo y la pobreza, sino sabre
todo parque su escasa fuerza prapia lo convertia en punto de equilibria en tre
las distintas corrientes en que se dividia el sindicalismo.
El gobiemo, que abri6 permanentemente los espacios para el dial.ago y
la concertaci6n, pera sin poner en discusi6n las lineamientos de 1a poli:tica
econ6mica, pudo resistir bien el fuerte embate sindical, pese a las inconve
nientes que significaba para la estabilizaci6n econ6mica, en tanta cont6 con
el apoyo consistente de la civilidad y la escasa presi6n de otras fuerzas car
porativas. A principios de 1987 la apertura de distintos frentes de oposid6n,
y muy parti.cularmente el militar, im.pulsaron al gabiemo a una maniobra
audaz: concertar con un grupo importante de sindicatos-los "15 quein
cluian a los mas importantes de la actividad privada y de las empresas del
Estado-- y nombrar a uno de sus dirigentes en el cargo de ministro de Tra
bajo. El acuerdo era transparente, e incluia la sanci6n del canjunto de leyes
que organizaba la actividad sindical -de asociadanes profesionales, de con
venciones colectivas, de obras sociales, controladas por las sindicatas- en
terminos sunilares a las de 1975. A cambia de esas importantes concesiones,
el gobiema --que sacrificaba principios enunciadas largamente- obtenia
poco: una relativa tregua social, pues la oposici6n sindical qued6 profunda
mente dividida, y un eventual apoyo politico, que en rigor nunca se con
cret6. Quiza, tambiell, un respalda frente al embate de la corporaci6n tar,
quneodebia darse par descontado. Luego de la victoria del peronismo
en la e1ecci6n de septiembre de 1987, las sindicalistas abandonaron el
gobiemo. Pero con Ia nueva legislad.6n, el poder de la corporaci.6n sindical
quedaba recanstituido par completo y ta ilusi6n de la civilidad democriitica de
same terlos a sus reglas se desvaneda
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ran confumadas.
El impulse civil y democr.itico habia experimentado un temprano y
fuerte contraste ante el poder sindical reconstituido, que apoyalldose en
las creci.entes dif:i.cultades econ6micas se enfrent6 sistematicamente con el
gobiemo. Entre 1984 y 1988, cuando decidi6 concentrar su atenci6n en la
campafia electoral, la Confederaci6n General del Trabajo (CGT) organiz6
trece paras generales contra el gobiemo constitucional, cifra que contras
taba con la escasa movilizaci6n en tiempos del anterior gobierno militar.
Salvo el breve periodo posterior a junio de 1985, cuando el gobiemo ob
tuvo un respaldo importante de la sociedad para su plan econ6mico, con
validado en la excelente elecci6n de noviembre, la presi6n de la CGT fue
intensa. Se apoy6 en las indudables tensiones social.es generadas por la in
flaci6n -que llevaba a una pennanente lucha por mantener el salario real y
mas tarde en los comienzos del ajuste del sector estatal, que moviliz6
particulannente a los empleados pUblicos. Pero su car.icter fue doroinan
temente politico. Los sindicalistas lograron expresar de manera unificada
el descontento social, e integrar a sectores no sindicalizados, coma los ju
bilados, pero tambien establecieron alianzas tiicticas con los empresarios,
la Iglesia y las grupos de izquierda Los reclamos fueron poco coherentes
-inclufan desde las aspiraciones mas liberales det establishmentecon6mico
hasta pedidos de ruptura con el Fondo Manetario Internacional (FMih
pero se unificaban en un camUn ataque contra el gabiemo, que incluy6 en
algtin momenta de exaltaci6n el reclamo de que "se vayan .
EL PLAN Aus,TRAL, LA INFLACI6N Y LA CRISIS DEL ESTADO
La CGT no rehus6 participar en las instancias de concertaci6n que abri6
el gabierna, pero lo hizo con el estilo que habia desplegado exitosamente
La cuesti6n econ6mica, que al principia pareci6 mucho menos urgente
entre 1955 y 1973: negociar y golpear, conversar y abandonar la negacia
que los problem.as politicos, era extremadamente grave y condicion6 las
ci6n con un "portazo", lo cual permiti6 unir y galvanizar las fuerzas propias,
politicas del gobiemo. La inflaci6n, un problema endemico, se habfa
que en otros aspectos presentaban profundas diferencias. Su secretario ge
acele
neral, SaUl Ubaldini, proveniente de un pequefia sindicato, fue la figura ca
rada
desde mediadas de 1982. Tados los actores habfan incorporado el su
racteristica de esta etapa, no s6lo por su peculiar estila politico, adecuado
puesto de la incertidumbre a sus pr;icticas, y Ia gente especulaba incluso
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BREVE HISIORIA CONfEMPOR.AfffiA DE LA ARGENTINA
para defender modestos ingresos. Junto con el deficit fiscal y Ia deuda ex
tema, que seguia creciendo, consti.tufa la parte mas visible del problema.
Se prolongaba en una economia estancada desde principios de la decada,
cerrada e ineficiente y muy vulnerable en lo externo. Escaseaban los em
presarios dispuestos a arriesgar y apostar al creci.rniento, y las grupos eco
n6micos mas concentrados -que absorbian una buena porci6n de las re
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Las soluciones de fondo -ya instaladas en Ia discusi6n mundial- fue
ron postergadas por el gobiemo de Alfonsin, cuya prioridad era consolidar
la endeble democrada institucional. El gobierno evit6 tomar decisiones
que dividieran al campo de la civilidad, su gran apoyo, o que significaran
costos elevados para el conjunto de la sociedad. La necesidad de una re
forma profunda del Estado tampoco era evidente desde la perspectiva del
cursos del Estado- podian bloquear los intentos que eventualmente el
radicalismo, que compartia con el peronismo la visi6n acerca de SUS obli
gobierno hiciera para modificar su situaci6n privilegiada
gaciones sociales. For otra pa.rte, si esas refonnas habrlan de tener un sen
El flujo de capitales se habfa cortado desde 1981, pero la deuda
tido democr.itico, equitativo y justo, era necesario un poder estatal Fuerte
extema sigui6 creciendo por Ia elevaci6n de Ios :intereses, y al fin de la
y s6lidamente respaldado, que primero debia ser reconstruido y consoli
decada du plic6 con exceso los valores de 1981. El Estado, queen
dado en lo politico y en Io institucional.
1982habfa asumido la deuda en d61ares de las particulares, cargaba con el
Durante el primer afio del gobiemo radical, Ia politica econ6mica del
pago de unos servi cios que insumian buena parte de sus ingresos corrientes.
ministro Bernardo Grinspun se ajust6 a las f6rmulas dirigistas y
Esas obligaciones se refinanciaban con frecuencia, pero s6lo cuando se
redistribu tivas cl.isicas, similares a las aplic.adas entre 1963 y 1966, que en
cont6 con la buena voluntad del FMI, que a cambio presionaba para la
sus rasgos generales el radicalismo compartia con el peronismo hist6rico.
adopci6n de politicas que priorizaran la capacidad de pago del gobierno. El
La mejora en la remuneraci6n de los trabajadores, junta con cteditos .igiles
pago de los Servicios era un componente muy importante del deficit fiscal
a los em presarios medics, sirvi6 para la reactivaci6n del mercado interno y
Sobre cu.ales eran las otras causas, habia un debate en parte ideol6gico y
Ia mo- vilizaci6n de la capacidad oci.osa del aparato productivo. La politica
en parte de intereses. Los crlticos liberales -muy escuchados por los
incluia el control estatal del credito, el mercado de cambios y los precios,
empresarios- culpaban a la emisi6n monetaria y a las gastos estatales
y se completaba con importantes medidas de acd6n social, como el
excesivos, particularmente en el empleo. Tambien apuntaban a los gastos
Programa Alimentario Nacional (PANt que provey6 de las necesidades
sociales, acrecentados por la pro metida satisfacci6n de muchas demandas
minimas a los sectores m.is pobres, afectados por la recesi6n y el
acumuladas. Otros comenzaban a sefialar a las subvenciones de todo tipo
desempleo. Con todo ello se apuntaba a mejorar la situaci6n de los
otorgadas a distintos sectores em presarios, a veces coma parte de politicas
sectores medics y populares y a satisfacer las demandas de justicia y
generales de promoci6n y otras coma resultado de eficaces presiones de
equidad social, que habfan sido banderas en la campafia electoral
los interesados.
Pero empresarios y sindicalistas convergieron en la critica a esta poli
Esa masa de gastos debia afrontarse con recaudaciones en baja, mer
tica. Los empresarios cuestionaron en general el gasto y la intervenci6n
madas por la inflad6n y la indisciplina de los contribuyentes. El Estado te
es tatal, aunque cad.a uno hizo salved.ad de aquellas polfticas que lo
nfa poco credito extemo, y el intemo escaseaba porque todo el mundo
benefida ban dlrectamente. La CGT se moviliz6 tanto por razones
transformaba sus ahorros en d6lares. Tampoco habia grandes masas de re
sindicales como politicas, pues era la colullllla vertebral de la oposici6n
cursos acumulados de los que apropiarse, como antafto lo habian sido los
peronista Aunque sus acuerdos eran mfnimos, coincidieron en hacer
excedentes del comercio exterior o las cajas de jubilaciones. El Estado s6lo
fracasar la politica de concertaci6n sectorial a la que habian apostado
pod.fa salir del paso emitiendo dinero, Io que producia mas inflaci6n, dis
Grinspun y su equipo.
torsionaba la econom.ia, afectaba la recaudaci6n fiscal y, finalmente, la pro
El gobierno debi6 afrontar ese juego de pinzas de los dos grandes ac
pia capacidad del Estado, ya menguada por el deterioro de su burocrada y
tores corporativos y la puja desatada por la distribuci6n del ingreso, que
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de sus agencias.
la inflaci6n agudizaba. Todo ponia de manifiesto la :insuficiencia de una
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BREVE I-ITSTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
EL ThiPULSO Y SU FRENO, 1983-1989
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tica que no tomaba en cuenta la radical transfonnaci6n de las condiciones
El ministro Sourrouille estuvo acompaftado por un equipo teCTlico de
de la economia luego de 1975, yen especial el deficit fiscal y el deterioro
excelente nivei que no venfa de la OCR. Al decidido apoyo del presidente
del aparato productivo y su incapacidad para reaccionar eficientemente
sum6 un re o amplio en toda la spciedad, pues pronto logr6 frenar la
ante los estimulos de la demanda. Con la deuda externa -que afectaba
in flaci6n, sin afectar especfficamente a ningun sector. No hubo caida de la
tanto el balance fiscal coma la autonomia de las decisiones-, se oscil6 en
acti vidad ni desocupaci6n, que con frecuencia acompafiaban los planes de
tre dos caminos, que reflejaban el espfrltu del impulso democr.itico de la
estabilizaci6n, pero tampoco se afect6 a las sectores empresariales, inclu
hora. Se trat6 de lograr la buena voluntad de las acreedores, con el argu
yendo a los que medraban con el Estado. El ajuste fiscal fue sensible pero
mento de que las j6venes democracias debian ser protegidas, y tambien se
no dram.itico: los salaries de los empleados estatales fueron congelados
las amenaz6 con la constituci6n de un "club de deudores" latinoameri
mas estrictamente que las del sector privado, pero no hubo despidos; la
cano, que repudiara la deuda en conjunto. Ambos resultaron igualmente
recaudaci6n mejor6, por la fuerte reducci6n de la inflaci6n, sumado a al
inconducentes.
gunos impuestos excepcionales, aunque no hubodristicas reducdones en
A principios de 1985, cuando la inflaci6n amenazaba desbordar en
las gastos del Estado. Los acreedores extemos apreciaron la manillesta in
una hiperinflaci6n, la conflictividad social se agudizaba y los acreedores
tend6n delgobierno de cumplir las compromisos, la mejora de las finan zas
extemos hacian sentir en.forma enefgica su disconformidad, el presidente
estatales y, sobre todo, el fume apoyo que el plan recibi6 tan.to del go
Alfonsin reemplaz6 a su ministro de Economia por Juan Sourrouille, un
biemo estadounidense coma de las principales instituciones financieras
economista recientemente acercado al radicalismo, que lo acompafi6 casi
mundiales. Tambien fue apoyado por los Mcapitanes de industria' el m1cleo
hasta el final de su gobiemo. Por esos meses se sum6 otro elemento con
de los grandes empresarios -Bu1gheroni, Macri, Rocca, Perez Companc,
flictivo: la agitaci6n militar, en visperas del inicio del juido a las Juntas. A
Pescarmona- que inclufa a los contratistas del Estado y a las benefidaros
fines de abril se denund6 un posi.ble intento de golpe de Estado contra la
de los diversos regimenes de promoci6n. El gobiemo mantuvo todos las
fragil democracia; la civilidad, convocada a la Plaza de Mayo para defender
mecanismos de promoci6n -incluso tos·mas daramente prebendarios- y
al gobiemo, redbi6 el sorpresivo anuncio del inici.o de una "economia de
agreg6 otros nuevos, para estimular las exportaciones industriales, cuyo
guerrau. El 14 de junio de 1985, Sourrouille anunci6 el nuevo plan econ6incremento deberfa ayudar a mejorar el balance de pagos. A cambio espe
mico, bautizado coma Plan Austral
raba su colaborad6n para mantener estables los precios, y tambien que
Su objetivo era superar la coyuntura adversa y estabilizar la economia
repatrlaran sus capitales y los invirtieran en el pais.
en el corto plaza a traves de un fuerte shock, de modo de crear las condi
Se trataba del "plan de todos", quiz.i la mas pura de las realizaciones
ciones para poder proyectar transformadones mas profundas. Lo primero
de la ilusi6n democrcitica: entre todos, con solidaridad y sin dolor, se po
era detener la inflaci6n, reduciendo las expectativas inflacionarias que la
dian solucionar los problemas mas complejos, aun aquellos que implica
impulsaban. Se congelaron simultaneamente precios, salarios y tarifas de
ban choques de intereses mas profundos. El gobierno obtuvo su premio
servicios ptiblicos, se regularon los cambios y las tasas de interes, se
en las elecciones parciales de noViembre de 1985: apenas seis meses des
supri mi6 la emis:i6n monetaria para equilibrar el deficit f1Scal -lo que
pues de que el pais estuviera al borde del caos, logr6 un claro exito elec
suponfa asumir una rigida disciplina en gastos e ingresos- y se eliminaron
toral que significaba el apoyo general de la dvilldad a la politica econ6las me canismos de indexad6n desarrollados durante Ia etapa de alt.a
mica La novedad estaba, sin embargo, en que en la preocupaci6n general
inflaci6n y responsables de su mantenimiento inercial. Como sfmbolo del
las cuestiones econ6micas, principalmente la inflaci6n, habian pasado al
inicio de una nueva etapa, se cambi6 la moneda y el peso argentino fue
primer plano, de modo que en lo sucesivo serian la medida de los exitos
reemplazado por el austral.
y de las fracasos del gobierno.
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BREVE HISI'ORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
La placidez dur6 poco. Ya desde fines de 1985, se advirti6 la vuelta
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incorporar empresas extranjeras al manejo de la Empresa Nacional de Te-
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in cipiente de la :inflaci6n, que el gobiemo debi6 reconocer en abril de
1986 con un "sinceramiento" y ajuste parcial Influy6 el derrumbe de los
precios mundiales de los cereales, que oblig6 al Estado a eliminar una
fuente de ingresos -las retenciones a las exportaciones-, pues Ios
productores rura les estaban al horde de la ruina. Tampoco hubo
inversiones significativas
de 1os grandes empresarios, que aceptaron los beneficios recibidos sin dar
mucho a cambio. A esto se sum6 el aflojamiento de 1a disciplina social
re querida por el plan, muy sensible a cualquier modificaci6n de las
precios relativos. Renaderon las pujas sectoriales, que realimentaron la
inflaci6n: la CGT, embanderada contra el congelamiento salarial, que
afectaba sabre todo a los empleados estatales, y los empresarios, liderados
par los produc tores rural.es, que se movilizaron contra el congelamiento de
precios. Esta vez, ambos coincidian en un reclamo comun contra el
Estado. La reapari ci6n tan rilpida de los viejos problemas indicaba que,
en el fondo, nada habia cambiado demasiado. El plan, eficaz para la
estabilizaci6n rd.pida, no preveia cambiar las condiciones de fondo, o
intentaba hacerlo con ajustes que no supusieran ni dolores ni conllictos.
Desde fines de 1986 el gobierno comenz6 a considerar la posibilidad
de reformas mayores, en particular en la relaci6n de colusi6n del Estado
con un conjunto de empresas benefic:iar.ias de diversas prebendas. El pro--blema venia de antiguo, y derivaba de las politicas industrialistas y desa
rrollistas de la posguerra. Los distintos regfmenes de promoci6n, basados
originariamente en criterios de interes general, se fueron convirtiendo en
prebendas que favorectan a grupos con capacidad para presionar al go
bierno y hasta de dirigir sus decisiones. Las prebendas florecieron en las
afi.os sesenta y setenta, y siguieron creciendo despues de 1976. Las
empre sas del Estado, donde medraban los contratistas, sumaban otro
EL IMPULSO Y SU FRENO, 1983-1989
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element□ en
la
confonnaci6n del considerable deficit fiscal: el
sobreempleo, fruto de su larga relaci6n de colusi6n con las sindicatos.
Pablo Gerchunoff estim6
que ese conjunto de asistencias , que explicaba el deficit fiscal, insumia
hasta el 10% del product□ bruto intern.a.
El gobiemo explor6 distintos caminos para atacar el problema. Huba
un proyecto para unificar y disciplinar su manejo financier
□,y otro
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tecomunicaciones (ENTEL) y de Aerollneas Argentinas. Se intent6 reactivar
la inversi6n extranjera, especialmente en el area petrolera -el presidente
;Jfonsin anunci6 este plan en Houston-, y tambien se esbozaron planes de
reforma fiscal mas profunda y de desregulaci6n de la economia. Todo ello
chocaba con ideas y convicciones muy firm.es en la sociedad, arraigadas
tanto en el peronismo como en el propio partido gobernante, de donde
surgi.eron bloqueos a estas iniciativas. Sabre todo, cualquiera de estos rum
bos hubiera significado, a diferencia del Plan Austral, enfrentarse con al
guno de los fuertes intereses constituidos, o tambiell hacer cargar al
grueso
de la socied.ad con las costos de la refonna. A medida que se hacia m.is
dara ta necesidad de encarar soluciones de fond □,el gobierno radical des
cubria que sus bases de apoyo eran mas tenues.
No era facil mantener un rumba refonnista consecuente ya la vez sor
tear las fuertes dificultades coyunturales. Los proyectos reformistas estaban
en sintonia con los reclamos del FMI -cuya buena voluntad era indispensa
ble a medida que aumentaba el incumplimiento de los pagos extemos- y
tambien con el animo crecientemente liberal de los empresarios. Pero la
conversi6n de esa sintonia en apoyos politicos concretos no era
automi tica. Como ya se dijo, a principios de 1987, cuando volvi6 a
agudizarse la conflictividad social, el gobiemo decidi6 incorporar a
hombres de las sin dicatos mas importantes y de los grandes empresarios.
Un sindicalista se hizo cargo del Ministerio de Trabajo, un politico radical de
militancia en las asociaciones nuales fue nombrado secretario de
Agricultura y un grupo de dirigentes de las grandes empresas ligadas a los
contratos estatales se incor por6 a la direcci6n de las empresas piibhcas. Se
renunciaba asi al prop6sito de controlar desde el Estado a los poderes
corporativos.
En lo inmediato, se consiguieron reditos politicos importantes. Huba
una tregua social, y cuando en abril de 1987 los militares desafiaron al po
d.er civil, por primera vez desde 1930 no encontraron ningun apoyo en la
sociedad. En cierto sentido, la institucionalidad democriltica se salv6, a
costa de renunciar a la postbilidad de una reform.a estatal mas profunda Y
democritica. Ninguno de los grupos convocados dej6 de perseguir sus pro
pios objetivos. Los sindicalistas reforzaron su poder y neutralizaron los
proyectos de flexibilizaci6n laboral, alentados por los empresarios. Estos
lograron ventajas especfficas, como la participaci6n en la explotaci6n de
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BREVE HISTORIA CONTEMPOR.ANEA DE LA ARGENTINA
las reservas de Yacimientos Petroliferos Fiscales (YPF). Pero no acompaiia
ron otras refonnas, coma la privatizaci6n de las empresas ptiblicas, que
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nudo se le plante6 la opci6n entre dos alternativas: gobernar
efectivamente, desplegando su voluntad pero tensando las cuerdas
afectaban los subsidios y las ventajas de cada uno, pues aunque creian en
institucionales, o tra tar de concertar las distintas opiniones y llegar a
gem:ral en las virtudes del liberalismo econ6mico, cada uno reclam6 que
acuerdos que, al costo de soslayar problemas y opciones, fortalecieran la
se mantuvieran sus privilegios particulares.
repU.blica. Tironeado par distintas tradiciones, el gobiemo radical adopt6,
En septiembre de 1987, luego de la derrota electoral, la posici6n <let go
mientras pudo, una suerte de via media.
biemo se debilit6 aceleradamente. En noviembre, los gremialistas se alejaron
Los grandes apoyos del gobierno se encontraban en el radicalismo yen
del gabinete. El peronismo, sabre todo, apuntando con nuevo optimismo a
el amplio conjunto de la civilidad que directa o indirectamente lo habia
las elecciones presidenciales de 1989, se neg6 a respaldar reformas cuyo
res paldado. Se trataba de un actor politico nuevo, mucho mas inestable
costo social era evidente. De ese modo, la proyectada reconciliaci6n con las
que aquel, pero que, par las peculiares circunstancias de la crisis del
corporaciones, que supuso un fuerte deterioro de la imagen del gobierno
regimen militar, tuvo en sus inicios un gran poder. La ucR habia sido
radical ante la civilidad, tampoco rindi6 las frutos esperados en el terreno
tradicional mente el gran partido de la civilidad, y el que contaba con
econ6mico, donde la inestabilidad y la sensaci6n de falta de gobemabilidad
mayores antece dentes y capacidades para organizarla. En realidad, se
fueron crecientes.
trataba de nn partido complejo y fragmentario, en el que coexistian
variadas tendencias y donde se representaban mU.ltiples intereses, a
menudo de peso local o regional, todo lo cual daba un gran mosaico,
LA APELACI6N A LA CIVILIDAD
dillcil de unificar.
Desde 1983 Rall.I Alfonsin estableci6 un fuerte liderazgo partidario,
Inicialmente el gobiemo radical s6lo habfa sido tolerado por las grandes
capitalizando el apoyo que habia ganada en la civilidad. Su agrupaci6n in
corporaciones -en rigor, el candidato peronista hubiera satisfecho mucho
terna, el Movimiento de Renovaci6n y Cambia -que fund6 en 1972,
mas cabalmente a las Fuerzas Armadas ya la Iglesia-, de mod.a que debfa
cuando
respaldarse en su poder institucional. Pero alli tambien su apoyo era limi
disputaba la conducci6n con Ricardo Balbin-, era paco mas que una red
tado, en particular en el Congreso: la mayorla que tuvieron las rad.kales en
de alianzas personales, eficaz para ganar elecciones intemas, pero poco
la Camara de Diputados hasta 1987 se contrapesaba con la mayoria relativa
consistente cuando se trataba de proponer a la sociedad grandes lineas
de los peronistas en el Senado, donde un grupo de representantes de parti
prograrruiticas. Mas notable fue la acci6n de un grupo de dirigentes j6ve
dos provinciales desempefiaba el beneficioso papel de .irbitro inconstante.
nes, provenientes en su mayoria de la militancia universitaria, que integr6
Asi, las dos grandes partidos tenian en el Congreso -que debia ser el cora
la Junta Coordinadora Nacional, la "CoordinadoraN. Surgido hacia 1968, el
z6n del nuevo sistema democriitico institucional- la posibilidad de vetarse
grupo conservaba rasgos de la etapa anterior a 1975: confluencia de tradi
rectprocamente.Debido a que no hubo acuerdos previos sobre c6mo se
ciones socialistas y antiimperialistas, sentido de la militancia organica y de
con duc.irla el proceso politico, que nadie dudaba en calificar coma
la disciplina partidaria, fe en la movilizaci6n de las masas. Volcados en
transicional, fue mas dillcil aiin llegar a ellos cuando cad.a part:ido procur6
1982 a la vida partidaria detr.is de Alfonsin, aportaron algunos elementos
desempe:fiar con eficacia sus respectivos papeles de oficialismo y oposici6n.
ideol6gicos a su discurso, pero sabre todo una gran capacidad para la or
Esta situaci6n le plante6 al gobiemo, necesitado de un fuerte apoyo
ganizaci6n y la movilizaci6n de esa civilidad que estaba constituyendose
politico, dificultades para encarar las problemas de la crisis, y tambien los
en actor politico, y a la que Alfonsin convocaba con el programa de la
del proceso de institucionalizaci6n de la democracia, todavia fragil. A meCanstituci6n. Tambien aportaron cuadros tanto para la lucha partidaria
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coma para la administraci6n del pais, que sabresalieron par su disciplina,
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su eficacia y tambien su pragmatismo para tejer alianzas y ejecutar politi-
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tradiciones politicas detras de nn Unico proyecto democr.itico y modemi296
BREVE HISIORLA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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c.as.s6lo genericamente filiadas en los contenidos programaticos originales.
La Coordinadora gan6 mucho pod.er y suscit6 resistencias intemas, en un
contexto de disputa partidaria en el que la unidad, dificil y precaria, s6lo
pod.fa mantenerse gracias a la conducci6n, fuerte y en cierto modo caudi
llesca, de quien era a la vez presidente de la Naci6n y del partido.
El pacto entre Alfonsin y la civilidad se sell6 en la campa.fia electoral
de 1983, con los actos masivos y con la fe com-Un en la democracia como
panacea. Consciente de que alli residia su gran capital politico, Alfonsin
sigui6 utilizando esa movilizaci6n, convocindola para resolver la cuesti6n
del Beagle o enfrentar el cumulo de amenazas que se cemia en las visperas
del Plan Austral. Sohre todo, trabaj6 intensamente en su educaci6n, en la
cons tituci6n de la civilidad coma actor politico maduro y consciente.
Para la movilizaci6n callejera -un estilo politico emparentado con el de las
gran des jornadas de diez afios atr.is-, la Coordinadora era insustituible,
pero para esta otra labor necesit6 del apoyo de un conjunto de
intelectuales, convocados para asesorarlo en diversos lugares e instancias.
Estos le sumi nistraron los insumos de ideas, reelaboradas y volcadas con
singular peri c:i.a por un dirigente que --coma ha puntualizado Carlos
Altamirano- es- taba convencido de que el Unico gobiemo legitimo era el
que se basaba en el convencimiento de la sociedad por media de
argumentos racionales.
Alfonsin le propuso los grandes temas y las grandes metas. La lucha
contra el autoritarismo y por la democratizaci6n cubri6 la primera fase de
su gobiemo. Pero desde el Plan Austral, y sobre todo luego del triunfo
elec toral de noviembre de 1985, su discurso se orient6 hacia los tern.as
deI pacto democrtitico, la participaci6n y la concertaci6n, y hacia la nueva
meta de la modemizaci6n, un concepto que incluia desde las estructuras
institucionales hasta los mecanismos de la economia, en los que las cuestiones de la reforma del Estado, la apertura y la desregulaci6n aparecian
formulados en el context□ de la democracia, la equidad y la etica de la
so
lidaridad. Toles temas se manifestaron en una serie de reformas concretas,
de disunil viabilidad, que sucesivamente propuso: ta reforma del Estad.o, el
traslado de la Capital al sur o la reforma constitucional, no concretadas
pero con las que logr6 mantener Ia iniciativa en la discusi6n pU.blica. En
todos ellos subyada una inquietud com.Un: la convergencia
de distintas
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z dor. Tambien una tentaci6n: la articulaci6n de esas tradiciones en un
movimiento politico que las sinteti.zara y que, con referenc:i.a a los antece
dentes del yrigoyenismo y el peronismo, comenz6 a denorninarse el
tercer movimiento hist6rico.
.Este planteo, que nunca lleg6 a explicitarse plenamente, hizo
rechinar la estructura del partido gobernante, que ll.evaba cuatro
decadas comba tiendo el movimientismo: de Per6n, de Frondizi, de Ia
corporaci6n sindical, de algunos sectores empresarios. Pero sabre todo, la
apelaci6n a la movili zaci6n de la civilidad, sumada al fuerte
protagonismo presidencial, suscit6 dudas sabre su relaci6n arm6nica
con el proceso de institucionalizaci6n democratica. Dado el equilibria
de fuerzas y el reparto de posiciones insti tucionales, el gobiemo a
menudo debi6 elegir entre atenerse estrictamente a las norrnas
republicanas y aceptar una concertaci6n que lo alejara de sus objetivos
programilticos, o combinar aquel apoyo, de naturaleza mas bien
plebiscitaria, con el amplio margen de autoridad presidencial que las
nor mas y los antecedentes acordaban, y asi presionar al Congreso desde
la calle, pasarlo por alto, orientar quizas a la Justi.cia. En varios casos, el
go biemo de Alfonsin avanz6 por este camino, pero sus s6lidas
convicciones eticas lo frenaron pronto, y con ello moderaron una
voluntad politica que, contra Maquiavelo, se negaba a convertir en raz6n
suprema.
Las fragiles bases de su poder residian en la coherencia y la tensi6n de
esa civilidad que Io habia consagrado presidente. Sus lirnitaciones pasaban
par la fidelidad al pacto inicial, construido en torno del principio del interes
general, pronto corroido por el resurgimiento de los intereses sectoriales,
por Ia primada de nuevas cuestiones, no contempladas inicialmente,
com□ la econ6mica. y por la emergencia de nuevas alternativas politicas,
que lo pri varon de Iainiciativa discursiva. Estas surgieron a izquierda y
derecha, pero sabre todo de un peronismo renovado.
Un heterogeneo conjunto de fuerzas provenientes de la izquierda y
de la experiencia de 1973 se nude6 en torn□ del Partido Intransigente
(PI), con un program.a que se ubicaba en el mismo terreno que el <lei
a1fonsi nismo -la defensa de Ios derechos humanos, la reivindicaci6n
de la civili
dad y la democracia-, aunque agregaba consignas nacionalistas y antiim
perialistas, aplicadas a la cuesti6n de la deuda externa. Inicialmente esta
fuerza aspir6 -de una manera ya conocida en la izquierda- a
capitalizar
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EL IMPULSO Y SU FRENO, 1983-1989
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BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
la prevista disgregaci6n del peronismo, pero luego se dedic6 a sefialar Ia
infidelidad del gobierno al program.a primigenio y a radicalizar las
consig nas de 1os derechos humanos, al tiempo que el antiimperialismo le
permi tfa sintonizar con aquellos sectores del sindicalismo que levantaron
la bandera del repudio a la deuda externa. No lograron, sin embargo, cons
tituir un polo alternativo: el PI se disgreg6 y fue absorbido par el pero
ELIMPUISOYSUFRENO, 1983-1989
299
De manera progresiva fue articul.indase dentro del peronismo una co
rriente opuesta -la renovaci6n- que combati6 duramente con Ia conduc
ci6n oficial, hasta que a fines del aiio 1985 conquist6 Ia preerninencia en
el partido. El peronisma renovador ---entre sus prindpales figuras se encon
traban Antonio Cafiero y el gobemador de La Rioja, Carlos Menem- se
proponfa adecuar el peronismo al nuevo contexto demacratico, insertarse
en el discurso de la civilidad y sumarle el de las demand.as sociales tradi
cionalmente asumidas par el peronismo, compitiendo desde la izquierda
de su propio terreno con el gobierno, al que acompaiiaron incluso en te
mas como el plebiscito sobre el Beagle. Cuando se produjo Ia crisis militar
de Semana Santa de 1987, las d:irigentes renovadores manifestaron una so
lidaridad total con1a institucionalidad democr.itica y respaldaron sin con
diciones al gobierno. No s6lo inscribian al peronismo en el juego democr.i
tico, sino que, finalmente, parecian crear la condici6n de este: la posible
altemancia entre partidos competidores y coparticipes.
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nismo renovado.
A la derecha, e intentando tambien aprovechar el debilitamiento de la
bipolaridad de 1983, creci6 la Uni6n del Centro Democratico (uceoe), fun
dada par Alvaro Alsogaray, el veterano mentor de las ideas liberales. Esas
ideas, que gozaban de un gran predicamento en el mundo, en el contexto
de las crisis del bloque sovietico y del Estado de bienestar, fueron traduci
das aqui de una manera novedosa y atractiva por un partido que encontr6
en el contexto de la democrada la formula de la popularidad, particular
mente entre las j6venes. Su exito electoral fue relativo -no logr6 afirmarse
mas all.i de la Capital-, aunque pudo aspirar a convertirse en la tercera
fuerza, que arbitrara entre radicales y peronistas. Mucho mas rotunda fue
su exito ideol6gico, sabre todo a medida que la crisis econ6mica ponia de
EL FIN DE LA ILUSI6N
relieve la necesidad de soluciones de fondo. No es seguro que el Iibera
lismo las tuVl.era, pero en cambio disponia de recetas faciles y atractivas, y
El a:fio 1987 fue decisivo para el gobierno de Alfonsin. El episodic de Se
de una aguda capacidad para sefialar los males del estatismo y del diri
mana Santa represent6 la culrninaci6n de la participaci6n de la civilidad,
gismo. Compiti6 con exito con el alfonsinismo en la educaci6n de la civili
el maximo de tensi6n que se padia akanzar, y al mismo tiempo la eviden
dad, y hasta reclut6 adeptos en el propio partido gobernante.
cia de su litnitaci6n para doblegar un factor de poder tam.bit'.-n tensado. En
Al competir con la fuerza gobemante en el terreno de la opini6n pll
la Pascua de 1987, concluy6 definitivamente la ilusi6n del poder ilimitado
blica, los partidos y las instituciones, izquierdas y derechas -con la salve
de la democrada. Ademas, y ya embarcado en 1a negociaci6n con las dis
dad de grupos extremos y minoritarios- contri.buyeron a reforzar la insti
tintos intereses que habian sobrevivido al embate civil -militares, empre
tucionalidad. Alga similar ocurri6 con el peronismo Iuego de una etapa
sarios, sindicalistas-, Alfonsin perdi6 la exclusividad del liderazgo sabre la
inicial de vacilaci6n. Inmediatamente despues de las elecciones de 1983, y
civilidad. Si bien los competidores de derecha e izquierda cosecharon alga,
en medio de un gran desconcierto y de profundas divisiones, predomina
las mayores ganandas fueron para el peronismo renovador. En un clima
ron quienes -encabezadas par el dirigente de Avellaneda Herminia Igle
de deterioro econ6mico agudi.zado y de inflaci6n creciente, las elecciones de
sias- quisieron combatir al gobierno desde las viejas posiciones naciona
septiembre de 1987 les dieron un triunfo si no categ6rico, importante en
Iistas de derecha, y alentaron el acuerdo de politicos y sindicalistas
terminos de poder: el radicalismo perdi6 la mayoria en la Camara de Di
peranistas con las militares y con quienes, coma el expresidente Frandizi,
putados y el control de todas las gobernaciones, con excepci6n de las de
se habian convertida en sus voceros. En ese contexta, se apusieron al
C6rdoba y Rio Negro, t1nicos distritas, junto con la Capital Federal, en los
acuerdo con Chile y fueron categ6ricamente derrotados en el plebiscito.
que logr6 trtunfar.
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los amotinados terminaron
BREVE HISTORIA CONIEMPORANEA DE LA ARGENTINA
El gobiemo sinti6 fuertemente el impacto de una derrota que cuestio
naba su legitimidad y su capacidad de gobemar, y desde entonces hasta
que traspas6 el rnando, en jullo de 1989, las dificultades para su gest:i.6n
fueron crecientes, hasta llegar a convertirse en un calvario. El plan econ6mico lanzado en julio y completado en octubre le dio un moroentaneo res
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piro, SObre todo porque la oposici6n peronista acept6 compartir la respon
sabilidad en la aprobaci6n de los nuevos impuestos necesarios para
equilibrar las cuentas del Estado. Pero no acompaii.6 al gobierno en las
transformaciones de fondo, coma el programa de privatizaci6n de empre
sas estatales, de modo que la credibilidad de la nueva orientaci6n fue es
casa y los signos de la crisis -fuerte inflaci6n, incapacidad para afrontar
los pagos de la deuda-pronto reaparecieron. En el propio partido, alzaron
sus voces los disconforrnes con la conducci6n de Alfonsin, quien
r.ipidamente propuso como candidato presidencial para 1989 al
gobernador de C6r doba, Eduardo Angeloz, proveniente de los sectores
mas tradicionales y poco identificado con las tendencias del allonsinismo.
La cuesti6n militar, no cerrad.a en abril de 1987, tuvo dos nuevos epi
sodios, en parte porque la situaci6n de las oficiales segufa irresuelta, pero
sabre todo porque los activistas militares estaban dispuestos a aprovechar
la debilidad del gobierno. En enero de 1988, el teniente coronet Aldo
Rico, jefe de aquel alzamiento, huy6 de su prisi6n y volvi6 a sublevarse
en un Jejano reg:imiento en el nordeste. A diferenci.a del afio anterior, la
moviliza ci6n civil fue minima, aunque tambien el respaldo militar a los
sublevados result6 escaso: Rico fue perseguido por el Ejercito, y luego de
un breve combate, se rindi6 y fue encarcelado en un establecimiento
penal.
A fines de 1988, hubo una nueva subtevaci.6n, encabezada por el
coro nel Mohamed,Alf Seineldfn, que como Rico perteneda al grupo de
los denominados "heroes de las Malvinas", y a quienes todos sindicaban
como elverdadero jefe de las carapintadas Seineldin se sublev6 en un
regimiento pr6ximo a la Capital y reclam6 una ampBa amnistfa, una
reivindicaci.6n de la institud6n yuna renovaci6n de los mandos, pues
simultineamente se di rimia una cuesti6n interna. Como en Semana Santa,
se comprob6 que el grueso del Ejerdto, y probablemente porciones
importantes de las otras ar m.as, se negaban a reprimirlo, compartian sos
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ideas y hasta hacian suyo su programa. Como en SemanaEste
Santa,
y pesefue
a que
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en prisi6n, el resultado final fue incierto. Desde el punto de vista del go bierno, quedaba
claro que no acertaba a conformar ni a la civilidad -que lo encontraba claudicante- ni a
los oficiales, cuyos reclamos pasaban de la "ampha amn:istia" al indulto a los condenados
y la reivindicaci6n de la lucha contra la subversi6n. En definitiva, el proyecto de
reconciliar a la sociedad con las Fuerzas Armadas habia fracasado. Aquella se sentia
de1todo ajena a las inquietudes de los "carapintadas y aun quienes tradicionalmente
habfan apelado a los militates repudiaban su actitud subversiva y el nacionalismo
fascistizante que esgrimian. Estas, por su parte, se encerraban en reivindica ciones por
completo corporativas, pues la demanda de su rehabilitaci6n se sumaba a novedosos
planteos salariales que mostraban que tambietl ellos habian sido alcanzados por la crisis
del Estado.
En enero de 1989 un grupo terrorista, escaso en ntl.mero, pobre en re cursos, aislado
y trasnochado, asalt6 el cuartel de La Tublada en el Gran Bue nos Aires, y el Ejercito
encontr6 la ocasi6n para realizar una aplastante de mostraci6n de fuerza, que culmm6
con el aniquilamiento de los asaltantes. El reconocimientoque recogi6 por la acd6n fue
elprimer indicio del cambio de prioridades y valores en la opini6n pllbllca. Podia
anticiparse que final mente la cuesti6n militar abierta Uevarfa a la reivindicaci6n de los
militares, el olvido de los crimenes de la "guerra sucia yelentierro de las ilusiones de la
civilidad, aunque le tocaria al gobiemo de Menem dar el gran paso de am nistiar a los
jefes condenados.
La cuesti6n politica tampoco se cerr6 satisfactoriamente para la civili dad
democrAtica. Luego de la elecci6n de septiembre de 1987 creci.6 la fi gura de Antonio
Cafiero, gobemador de Buenos Aires, presidente del Par tido Justicialista (PJ) y jefe del
grupo renovador, que se perfi.laba como probable sucesor de Alfonsin. En muchos
aspectos, Cafiero y los renovado res hab(an remodelado el peronismo a imagen y
semejanza del alfonsi nismo: estricto respeto a la institucionalidad republlcana,
combinada con un persistente movimientismo; propuestas modern.as y democr.1.ticas, ela
boradas por sectores de intelectuales; distandarniento de las grandes cor poraciones, y
establecimiento de acuerdos minimos con el gobierno para asegurar el tra!l.sito
ordenado entre una presidencia y otra.
Quiz.as eso los perjudic6 frente a su competidor dentro del peronismo: el gobernador
de La Rioja, Carlos Menein, tambien enrolado en la renova-
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EL IMPULSO Y SU FRENO, 1983-1989
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conBREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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ci6n, pe:ro cultor de un estilo politico mucho mas tradicional. Menem de
mostr6 una notable capacidad para reunir en tomo suyo diferentes
segmen tos del peronismo, desde las clirigentes sindicales, rechazados par
Cafiero, hasta antiguos militantes de la extrema derecba o la extrema
izquierda de las a:iios setenta, junta con caudillos o dirigentes locales
desplazados por las renovadores, coma Eduardo Duhalde, que le construy6
una s6lida base electoral en la provincia de Buenos Aires. Con este
heterogeneo apoyo, ex plotando su figura de caudillo tradicional para
diferenciarse de sus rivales modernizadores, y sin necesidad de precisar
una propuesta o programa, gan6 la elecci6n interna -realizada mediante el
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voto directo de las afilia dos-, yen julio de 1988 qued6 consagrado
candidato a presidente.
En las meses siguientes extendi6 y perfeccion6 su formula Se familia
riz6 con las propuestas neohberales, que estaban ganando consenso, y se
vincul6 con el grupo Bunge y Born. Teji6 en privado s61idas ahanzas con
las dirigentes de la Iglesia y los oficiales de las Fuerzas Armadas, indu
yendo a los ucarapintadas". Pero en piiblico ape16 al vasto mundo de "los
humildes a quienes se dirigi.6 con un mensaje de estilo mesianico, con un
despliegue escenografico que resaltaba su figura de sant6n, en el que la
urevoluci6n productiva" y el "salariazo" preanunciaban la entrada en la
tie rra de promisi6n. Si en el voluntarismo se acercaba al estilo de A1fonsin,
todo lo demas lo diferenciaba, al tiempo que testimoniaba la realidad de
una sociedad que estaba emergiendo, dominada por la miseria, en la que
este tipo de discurso resultaba mucho mas eficaz que la interpelaci6n ra
cional. En suma, nadie podia asegurar que haria exactamente el candidato
peronista en caso de resultar triunfante, pero estaba claro que serfa prag
lllatico y poco apegado a compromisos programiticos.
El gobemador de C6rdoba, Eduardo Angeloz, su competidor, trat6 de
capitalizar el temor que suscitaba el populism □ de Menem y tambien in
tent6 captar al electorado que criticaba las facetas m.is progresistas de Al
fons.in. Por ello, se acerc6 a las propuestas neohDerales, y mientras Menem
prometfa volver al paraiso de la distribuci6n, Angeloz anticipaba un re
Corte del gasto fiscal, que simbolizaba con un lapiz rojo dispuesto a tachar
todo rubro innecesario.
Es posible que con esas alternativas fuera inevitable el triunfo del
can didato opositor, segiin una dinamica muy propia Este
de las
democracias
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solidadas, en las que las dificultades de la sociedad se cargan en la cuenta
de las gobemantes. Pero faltaba el ingrediente final, que transform6 una
posible transici6n ordenada en otra catastr6fica. En agosto de 1988 el go
bierno1anz6 un nuevo plan econ6mico, que denomin6 "Primavera", con el
prop6sito de llegar a las elecciones con la inflaci6n controlada, pero sin
realizar ajustes que pudieran enajenar la voluntad de Ia poblaci6n. Al
con gelamiento de precios, salarios y tarifas -aceptado a regafudientes por
las representantes empresarios-, se agreg6 la declarada intenci6n de
reducir dtAsticarnente el deficit estatal, condici6n para lograr el
indispensable apoyo de las acreedores externos, mucho mas remisos que
antes. En con diciones politicas muy distintas que las de 1985, el plan
march6 de entrada con dificultades: 1a predisposici6n de las distintos
actores a mantener el congelamiento fue escasa; los cortes en los gastos
fiscales fueron resistidos, sobre todo por las aguerridos sindicatos
estatales; la negociaci6n con las entidades financieras extemas march6
muy lentamente, y los fondos pro metidos llegaron con cuentagotas; en
cambio lo hicieron los capitales es peculativos, para aprovechar la
diferencia entre tasas de interes elevadas y cambio fijo, contando con
retornar en cuanto se anunciara la posibilidad de una devaluaci6n.
Se trataba, en suma, de una situaci6n explosiva, que reposaba
exclusi vamente sabre Ia confianza e:xistente en la capacidad del
gobiemo para mantener la parldad cambiaria. En diciembre de 1988
ocurri6 el episodio de Seineldin, al que sigui6 una aguda crisis en el
suministro de electricidad y, poco despues, el asalto al cuartel de La
Tablada Por entonces el Banco Mundial y el FMI hmitaron sus creditos al
gobierno argentino. Cuando am. bas instituciones hicieron este anuncio,
todo el edificio se derrumb6. El 6 de febrero de 1989, el gobierno
anunci6 la devaluaci6n del austral -que devor6 la fortuna o los ahorros
de quienes no supieron retirarse a tiempo, incluyendo a importantes
grupos empresarios- e inid6 un periodo en que el d6lar y los precios
subieron vertiginosamente y la economia entr6 en descontrol. Luego de
largos periodos de aha inflaci6n, lµbia llegado la hi
perinflaci6n, que destruy6 el valor del salario y de la mooed.a misma y
afect6 la producci6n y la circulaci6n de bienes.
En ese clima se vot6 el 14 de mayo de 1989. El PJ obtuvo un rotunda
triunfo y Carlos Menem qued6 consagrado presidente. La fecha
prevista
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ELIMPULSOYSUFRENO, 1983-1989
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BREVE HISTORIA CONfEMPORANEA DE LA ARGENTINA
IX. La gran transformaci6n, 1989-1999
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para el traspaso era el 1O de diciembre, pero pronto fue evidente que el
gobiemo saliente no estaba en condiriones de gobernar hasta esa fecha,
maxi.me cuando el candidato triunfante rehus6 toda colaboraci6n para la
transici6n. A fines de mayo la hiperinflaci6n tuvo sus prim.ems efectos
dramAticos: asaltos y saqueos a supermercados, duramente reprimidos.
Poco despues, Alfonsfu renunci6, para anticipar el traspaso del gobierno,
que se concret6 el 9 de julio, seis meses antes del plaza constitucional.
La imagen de 1983 se habia invertido, y quien habia sido recibido coma
la expresi6n de la regeneraci.6n deseada se retiraba acusado de
incapacidad. y de c1audicaci6n.
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9 DE JULIO DE 1989, el presidente Alfonsin entreg6 el mando al electo
Carlos Salli Menem. Se trataba de la prim.era sucesi6n constitucional
desde 1928, y de la prim.era vez, desde 1916, que un presidente dejaba el
poder al candidato opositor. Por otra parte, comenz6 un nuevo ciclo de
sucesivos gobiernos peronistas. El presidente electo puso su sello en la
prim.era fase del segundo peronismo: el menemismo. Menem asumi6 en
media de la crisis hiperinflacionaria e inici6 un vasto conjunto de refonnas
econ6micas y estatales, cuyas consecuencias se fueron manifestando
gradualmente. En 1995, fue reelecto, por cuatro aftos, luego de que la
reforma constitucional de 1994 habilitara esa posibilidad. En 1999, al fin
de su mandato, entreg6 el pod.er a Fernando de Ia RU.a, candidato de la
Alianza, una coalici6n opo sitora que incluia a la Uni6n Cfvica Radical
(UCR). El peronismo conserv6 importantes posiciones en los gobiernos
provinciales y en el Congreso. Nuevamente, las principios institucionales
paredan consohdados.
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AJUSTE Y REFORMA DEL ESTADO
Menem inici6 su gobiemo en media de una crisis formidable: la hiperinfla
ci6n, desatada en abril, se prolong6 hasta agosto; en julio la inflaci6n fue
del 200%, y en diciembre todavia se mantenia en el 40%. Mientras todo el
mundo convertia sus australes en d61ares, grupos de personas desesperadas
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asaltaron t:iendas y supermercados, y la represi6n dej6 varios muertos.
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LA GRAN TRANSFORMACI6N, 1989-1999
BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
un fisco en bancarrota, moneda licuada, sue1dos inexistentes y Violencia
social, qued6 expuesta la incapacidad del Estado para gobernar y hasta para
asegurar el orden. Para Menem, ademas, estaba en cuesti6n el poder que
habfa ganado en las umas y que debfa legitimar con una gesti6n eficaz.
Lo nuevo no era Ia crisis, sino su violencia y espectacularidad. Para en
frentarla, existia una receta generica, elaborada en el mundo, en la decada
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ban ni sus antecedentes ni tampoco su campaiia electoral, de estilo peronista
tradiciona1. Pero con notable audacia, apartandose de su tradict6n ideol6gica y discursiva, dio un giro copernicano, anunci6 la necesidad de una
ci.rugia mayor sin anestesia': abjur6 del "estatismo", alab6 la "apertura ,
proclam6 la necesidad y la bondad de las privatizactones y se bur16 de
quienes "se ha.bean quedado en el 45''. Tumbien apel6 a gestos casi desme
didos: se abraz6 con el almirante Rojas, se rode6 de las Alsogaray -padre
anterior, reelaborada para Am€rica Latina en el llamado "Consenso de
e hija- y confi.6 el Ministerio de Economia a un alto directivo del gru.po
Washington' transmitida por el Fonda Monetarto Internacional (FMI) y el
Bunge y Bom, de quien se deda que trafa un plan econ6mico salvador.
Banco Mundial y difundida por econo:rnist:as y periodist.as, que fueron confor
Con frases contundentes, dio testimonio de sus nuevas convicciones y de
mando un nuevo sentido comUil: era necesaria una profunda transfonnaci6n
su capacidad para llevarlas adelante, mas alla de presiones y vetos secto
de la relad.6n entre el Estado y la sociedad, ta1 coma estaba fundonando
riales. Quiz.i por eso fue que, de entre las muchas form.as de aplicar la
desde 1930. Los gastos del Est.ado benefactor eran excesivos. Subsidios y
receta reformista -graduar las tiempos, tomar las resguardos y calibrar las
pre bendas restaban efictencia a la economfa y agravaban el deficit fiscal, que
transiciones-, eligi6 una simple, tosca y destructiva. Es posible que tam
se saldaba con emisi6n monetarta. La pertinaz ioflact6n habia desembocado
bien calibrara la calidad de los instrumentos estatales disponibles, poco
fi nalmente en el colapso fiscal La soluci.6n consistia en una drasti.ca reforma
aptos para una instrumentaci6n mas refinada.
y un ajuste del Estado, que a la vez suprimiera el deficit fiscal y liberara a la
El gobierno emprendi6 con decisi6n el camino de Ia refonna y el ajuste
eco nomia de una tutela asfixiante.
estatal. El Congreso sancion6 dos grandes leyes, que daban al Ejecutivo am
:Se trataba de un consenso generico. _Carlos Altamirano record6 consen
sos similares en 1958 con el "desarrollismo" yen la segunda mitad de los
plias prerrogativas. La ley de emergenda econ6mica suspendi6 todo tipo de
subsidios, privilegios y regfmenes de promoci6n, y autoriz6 el despido de
sesenta con el "cambio de estructuras". Cada uno Io interpret6 a su modo, a
veces actuando para el mismo gobiemo. Luego, los resultados dependieron
em pleados estatales. La de reforma del Estado declar6 la necesidad de
privatizar una extensa lista de empresas estatales. De un plumazo se
de otros factores, no siempre previsibles. Durante el Proceso, Martinez de
elimin6 el lta mado "capitalismo asistido" -aunque hubo unas cuantas
Hoz inici6 ese camino, aunque sin avanzar mucho, y, de otro modo, tam
excepciones- y se redujo dra5ticamente el deficit fiscal.
bien lo ensay6 Alfonsin al final, sin poder ni convicci6n. Habia fuertes
El gobiemo se concentr6 en la rilpida privatizaci6n de la Empresa Na
res:is tencias entre quienes asoctaban las refonnas con la dictadura y los
grandes intereses; los empresarios, queen general acordaban con la
cional de Telecomunicaciones (ENTEL) y de Aerolineas Argentinas. Perse
reducci6n de la intervenci6n estata1, hacian la salvedad, cada uno, con su
guia varios prop6sitos: demostrar voluntad y capacidad refonnista, obtener
propio subsidio o prebenda. En 1989 la hiperinflaci6n allan6 las
dinero contante para el fisco, dar sen.ales a los acreedores externos y com
resistencias y convenci6 a todos de que no habia alternativa a la reforma
pensar a los contratistas que perdian sus prebendas. Asf, se convoc6 a gru pos
y el ajuste.
mixtos, integrados par empresarios locales, operadores internacionales
Carlos Menem fue uno de las conversos. Percibi6 el riesgo de Ia hipe
expertos y banqueros que aportaban titulos de la deuda externa; estos fue
rinflaci6n -terminar atrapado por la vorilgine, como su predecesor- y
ron aceptados a su valor nominal, de modo que los acreedores cambiaron
papeles de dudoso cobra par activos empresariales. Se asegur6 a las nue vas
tambien la oportunidad:habi:a tanta necesidad social de orden ptiblico yes
tabilidad que las refonnas, hasta entonces rechazadas, resultarlan tolerables,
empresas un sustancial aumento de tarifas, escasas regulaciones y una
y ad.em.is le permitirian reunir el apoyo necesario para consolidar su poder.
situaci6n casi monop61ica En terminos parecidos, en poco mas de on afio
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Debia ganar 1a confianza del establishment econ6mico, pero no lo ayuda-
BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
se habian privatizado Ia red vial, los canales de televis:i6n, buena parte de
Ios ferrocaniles y de las areas petroleras de Yacimientos Petrolfferos Fisca les
(YPF). Tambien se proclam6 la apertura econ6mica, atenuada por las
LA GRAN TRANSFORMACI6N, 1989-1999
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exteroo. Los resultados inmediatos fueron muy exitosos: cay6 la inflaci6n
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y tambien la fuga de divisas, vo1vieron capitales emigrados, bajaron las ta
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sas de interes, hubo una r<lpida react:ivaci6n econ6mica y mejor61a recau
urgencias fiscales.
daci6n fiscal.
Pese a la mejora en las ingresos, sabre todo par Ios fondos de las pri
La convertibilidad -una driistica m dida- fue reforzada por otras dos
vatizadones, no se alcanz6 el equilibria fiscal y la inflaci6n se mantuvo
d:isposiciones. La reducci6n general de aranceles -cayeron a una tercera
alta. A fines de 1989 se produjo una segunda hiperinflaci6n, con saqueos
parte de su anterior valor- concret6 la tantas veces anunciada apertura
y p.inico, aunque pas6 mas silenciosamente.El nuevo ministro de Econo
econ6mica. Para mejorar r.ipidamente la recaudaci6n fiscal, se elevaron 1os
mia, Antonio Ennan Gonzalez, del intimo drculo pres:idencial, actu6 de
impuestos mas faciles de cobrar -al Valor Agregado ya las Ganancias-, a
manera drilstica. Con el Plan Bonex se apropi6 de las dep6sitos a plaza
costa de mejorar el ahorro y la inversi6n o de considerar alglin criteria de
fijo de las ahorristas, que cambi6 par bonos en d6lares de largo plaza. A
equidad social. Par otra parte, la Direcci6n General hnpositiva (DGI) logr6
eso agreg6 una fuerte restricci6n de las pagos estatales y de la circulaci6n
una mejor recaudaci6n, persigui.endo a los evasores, incluso a los "ricos y
monetaria. La inflaci6n se redujo, pero a costa de una fortfsima recesi6n
famosos' y el rn1mero tributario personal -la Clave Unica de
que, al cabo de un afi.o, habfa deprimido los ingresos fisc.ales. Para solucio
Identlficaci6n Tributaria (curr)- se convirti6 en el nuevo documento de
narlo, se ape16 de nuevo a la emisi6n, y la inflaci6n volvi6 a desatarse. A
identidad.
fines de 1990, con la economia otra vez en estado critico, estal16 el escan
Con las cuentas fiscales mejoradas y con suficientes pruebas sabre la
dalo del Swiftgate.
seriedad del rumba adoptado, el gobierno pudo renegociar su deuda ex
El embajador estadounidense denunci6 que el frigorifico Swift era pre
terna, en el marco del Plan Brady, acordando un plan de pagos razonable.
sionado par rniembros del circulo presidencial -la denominada "carpa
La Argentina volvi6 a ser confiable para Ios inversores globales, en mo
mentos en que una masa de d61ares circulaba par el mundo a la
chica"- que reclamaban coimas para permitir la sanci6n de determinados
decretos. El trafico de influencias, favorecido par la excepcionalidad de las
bU.squeda de "mercados emergentes" mas rendidores que los
medidas, era bien conocido; el diputado Jose Luis Manzano se hizo celebre
metropolitanos, por en tonces retraidos. Entre 1991 y 1994, entr6 al pais
por la frase "yo robo para la Corona". En este caso, Ia intervenci6n del go
una cantidad considera ble de d6lares, con los que el Estado cumpli6 sus
compromisos y sald.6 su deficit, y las empresas se reequiparon. La
biemo estadounidense provoc6 una serie de cambios y rotaciones en el
estabilidad lograda con la conver tibilidad potenci6 el primer proyecto
ga binete que, a principios de 1991, llevaron al Ministerio de Economia al en
reformista, retomado par el ministro Cavallo, un economista de formaci6n
tonces canciller Domingo Cavallo.
ortodoxa y con fuerte vocaci6n poli tica. Este incorpor6 a un grupo
Cavallo encar6 el problema de la inflaci6n mediante Ia trascendente
numeroso de economistas y tt'.-cnicos de alta capacidad profesional, lo
ley de convertibilidad, que durante diez afios marc6 las pautas de la eco
nomia. Se estableci6 una paridad cambiaria fija; embletnaticamente, un
dirigi6 de manera coherente y disciplinada y lo proyect6 a diversas areas
d61ar equivaldria a un nuevo "peso y se prohibi6 al Poder Ejecut:ivo emit:ir
del gobiemo, logrando que estas se alinearan con su proyecto. Fue
moneda par encima de las reservas, de modo de garantizar esa paridad. El
decisivo el apoyo del presidente Menem, que se en carg6 sobre todo de
Estado consigui6 desalentar las perspectivas inflacionar.ias, pero a costa
lidiar con las viejos peronistas. Durante cuatro a.fi.os, ambos se
de renunciar a su mas importante instrumento de intervenci6n en la
potenciaron redprocamente, combinando claridad en el rumba con
intuici6n politica Asi fortalecido, el equipo gobemante dej6 de estar a
econo mia Culminaba asi una historia de reducci6n de la capacidad de
merced de las humores de los operadores financieros, los acreedores o los
acci6n del Estado, iniciada en 1976 y profundizada luego con el
grandes empresarios, y pudo fijar un rumba en forma independiente de
endeudamiento
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sus requerimientos cotidianos.
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BREVE HlSTORIA CONTEMPORANEA DE IA ARGENTINA
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Cavallo avanz6 con firmeza en las reform.as estructurales iniciadas en
1989, pero con mas prolijidad Para achicar el deficit fiscal, el Estado
nacio naltransfiri6 a las provincias la mayoria de los servidos de salud y
educa tivos, aunque sinincluir los recursos presupuestarios
correspondientes. Se continu6 con la venta de las empresas del Estado,
pero la privatizaci6n de las de electricidad, gas y agua incluy6 garantias
de competencia, mecanis mos estatales de regulaci6n y control y la venta
de acdones a particulares; incluso se previ6 la participaci6n de las
sindicatos en algunas de las nue vas empresas, con lo que gan6 la buena
voluntad de las gremialistas. YPF, la emblemcitica empresa estatal, fue
privatizada par etapas. Primera se la fraccion6, se vendieron las
refinerias y se entreg6 a Ios contratistas las areas con reservas
comprobadas de petr61eo, que pudieron exportar libreM mente. Luego se
vendieron las acciones; diversas agendas del Estado con servaron una
cantidad importante, y los trabajadores otra parte. Con los ingresas se
saldaron deudas con las jubilados, lo que sirvi6 para atenuar las opiniones
adversas.
En atros terrenos las resistencias disminuyeron el impetu reformista.
Se encar6 Ia privatizad6n del regimen previsional, lo que implicaba un
problema fiscal inmediato, al perderse las aportes de las trabajadares;
pero se esperaba un beneficio en el median□ plaza, cuanda estas nuevas
empre sas privadas de jubilaci6n movillzaran una considerable masa de
ahorro intern□.La reforma traia un cambia de criteria import.ante, pues se
pasaba del conacida Sistema basado en la solidaridad intergeneracional a
otro fun
dado en el ahorro personal. Huba resistencias, que se expresaron en el
Congreso, y finalmente se acord6 mantener en parte el regimen estatal. SiM
milar criteria contemparizador se tuvo con la flexibilizaci6n <lei regimen
laboral; las s:indicatos pudieron evitar cambios significativos, lo mismo que
De ese mod□, merced a la feliz coyuntura financiera internacional,
mientras se avanzaba en reformas irreversibles, se atenuaron sus efectos
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con la desregulaci6n de las □b ras sociales. Con las provincias se firm.6 un
Facto Fiscal, para que acompafiaran la politica de reducci6n de gastos, per□
se tuvo una amplia tolerancia con el empleo de recursos fiscales para
paliar
los efectos del ajuste. La provincia de Buenos Aires recibi6 un
sustancioso Fond □ de Reparaci6n Hist6rica del Conurbano Bonaerense,
que signific6 un mil16n de d6lares por dia.
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mas duros. Vistas en la perspectiva de lo pasado y lo par venir, fueron tres
aftos dorados: el Product□Bruto creci6 en fonna sostenida, a tasas
masque respetables, 1a inflaci6n cay6 dristicamente, creci61a actividad
econ6mica y el Estado mejor6 su recaudaci6n y hasta goz6 de un par de
afios de su percivit fiscal, en buena medida debido a las ingresos por la
privatizaci6n de las empresas. El consumo se expandi.6, con cr€ditos
pactados en d6la res; muchas personas viajaron al exterior y otras compraron
articulos imM portados, abaratados par la baja de aranceles.
Esta bonanza ocult6 par un tiempo los aspectos mas duros de la gran
transformaci6n, particularmente el desemplea, que pas6 del 7 al 12% en
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1994. Cada privatizaci6n estuvo acompa:fiada de una elevada cantidad de
despidos, sabre todo en las empresas estatales, dotadas de planteles su
perabundantes, par abra de 1a hist6rica colusi6n entre administradores
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LA GRAN TRANSFORMACI6N, 1989-1999
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pUblicos y sindicalistas. Los efectos se disimularon al principio, por las
importantes indemnizaciones pagadas, pero explotaron a partir de 1995.
Cerraron muchas empresas privadas, que sufrieron la competencia de los
productos importados; sobrevivieron las que se tecnificaron, incorpora
ron nuevas maquinarias y redujeron su personal, y tambit'n las que se
convirtieron en importadoras. Otros sectores eran golpeados par el con
gelamiento de sus haberes, coma las empleados estatales a las jubilados,
par el encarecimiento de los servicios pUblicos, debido a la privatizaci6n
de las empresas o por las cortocircuitos financieros de varios gobiemos
provinciales.
tejos de replegarse, en estas afios el Estado despleg6 una impartante
actividad, dirigida a aliviar los costos de la transici6n a algunos sectores o
empresari.os seleccionados y a paliar las consecuencias sodales mas duras.
Sus medidas fueron singulares y discrecionales, ajustadas a las criterios de
focalizaci6n de Ia intervenci6n estatal que difu.ndia el Banco Mundial. La
Secretaria de Desarrollo Social pus □ en marcha distintos planes destinados
a lo que se llam61a reconversi6n de las desocupados, coma par ejemplo
el
estfmulo a las microemprendi.mientos, pero fue una acci6n espor.idica e
ineficiente. Mis consistente fue el apoyo a las grandes empresarios. La in
dustria automotriz recuper6 casi todos sus beneficios, y las grandes expor
tadores, perjudicados por el peso sobrevaluado, recibieron distintas com
pensaciones ftscales. Los cantratistas del Estado tuvieron el premio mayor:
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LA GRAN TRANSFORMACI6N, 1989-1999
BREVE HISTORIA CONI'EMPORANEA DE LA ARGENTINA
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For su eficacia, el gobierno fue premiado electoralmente en 1995, y
Menem -que habia logrado reformar la Constituci6n- fue reelecto con
amplitud. Pero qued6 claro que la estabilidad econ6mica dependia de la
convertibilidad, y que no existia la opci6n de abandonarla. Un data inquie
tante era el crecimiento de la deuda externa, que pas6 de 60 mil millones
de d61ares de 1992 a 100 mil en 1996. Definitivamente,la economia
argentina dependia del flujo de capitales extemos y de las volatiles decisiones
de las in
credit□ subsi diado o el rnanejo de las tarlfas de los servicios pUblicos, y
versores, cada vez mas preocupados por los sucesivos derrumbes en las mer
s61□ mantuvo los reintegros a las exportaciones, propios del viejo
cados emergentes.
capitalismo asistido, que sign.ificaban para el fisco un cost□ no
La restricci6n del flujo de inversiones signific6 recesi6n, penuria fiscal
despreciable. La soluci6n tradi-· cional -una devaluaci6n que hiciera mas
y
mayores
dosis de ajuste. Par ese camino, qued.6 poco margen para lo
competitiva la producci6n lo cal- eraimposib1e, y la convertibilidad se
que hasta entonces hab:fa hecho Menem, con la tolerancia de los tecnicos:
iba convirtiendo en un lecho de Procusto.
dis tribuir un poco, compensar, acallar quejas, ganar complicidades. Los
Para sobrevivir dia a dia, enjugar el deficit y honrar los compromisos
acree dores reclamaron ajuste en las cuentas fiscales, en momentos en que
con los acreedores extemos, fijados en el Plan Brady, eran indispensables
au mentaban los reclamos de distintos sectores de la sociedad. En ese
nuevos prestamos. Ya la decisi6n no dependfa del FMI, del cual podia espe
punto el gobierno abandon6 el disefio de largo plaza y se limit6 a capear
rarse una mirada general, sino de inversores globales, como los grandes
la situa ci6n, dia a dia.
fondos de inversi6n, .igiles para encontrar en cada momenta el rendi
Quien prim.era sinti6 el impacto fue Cavallo. EI roinistro sali6 con exi.to
miento mils alto en cualquier lugar del mundo. Pero al ape1ar a este re
de1a crisis de 1995. Inici6 una nueva Serie de privatizaciones -el Correo,
curso, cualquier oscilaci6n global producirla una cascada de efectos loca
las centrales nucleares-, declar6 la emergencia previsional y restringi6 los
les desastrosos: por Ia convertibihdad, la economia argentina se habia
fondos transferidos a las gobiernos provinciales, que pasaron par momen
tornado extremadamente vulnerable.
tos de zozobra; muchos no pudieron pagar los sueldos de sus empleados,
Esa vulnerabilidad se manifest6 a principios de 1995 por e1"efecto Te
y finalmente se vieron obligados a realizar su propio y doloroso ajuste.
quila": una devaluaci6n en Mexico produjo una corrida mundial de inver
Pero Cavallo qued6 en el ojo de la tormenta. Los politicos peronistas se hi
sores que abandonaron los mercados emergentes. En la Argentina hubo
cieron eco <lei fuerte malestar social, que sumaron a sus urgencias
un retiro masivo de fondos externos, se precipitaron el deficit fiscal y la
electorales, recordaron sus viejos discursos y desde el Congreso centraron
re cesi6n, y Ia desocupaci6n trep6 al:ins6lito nivel del 18%. El gobiemo
sus baterias en el ministro. Cavallo se enfrent6 tambieD con los allegados
actu6 r.ipida y eficientemente: hubo unapoda presupuestaria, reducci6n de
que rOdeaban a Menem, y desde la llamada "carpa chica" gestionaban ne
suel dos estatales, fuerte aumento de impuestos y un consistente apoyo del
gocios poco claros y muy rendidores. Con la ley de patentes medicinales,
FMI y del Banco Mundial. En lo inmediato, la "crisis del Tequila" fue
Cavallo choc6 con lo·s senadores, encabezados por Eduardo Menem, que
superada. Pese a la corrida, el sistema bancario pudo ser salvado, aunque
defendfan al poderoso lobby de los laboratorios locales. Con la privatiza
unos cuan tos bancos cerraron o fueron vendidos. Muchos de los d61ares
ci6n del Correo, choc6 con el empresario postal Alfredo Yabr.in, que
fugados re tomaro:n. El Producto Bruto, que cay6 el 4% en 1995, se
manejaba negocios vastos y poco conocidos, a quien acus6 de evasor de im
recuper6 en 1996 y avanz6 con fuerza en 1997, creciendo por encima del
puestos y de mafioso; tambien involucr6 a las ministros de Interior y de
8%. Pero la desocu paci6n no cedi6, y se mantuvo apenas par debajo del
Just:i.cia, ambos del circulo intimo del presidente. Con sus aCusaci.ones, insEste archivo fue descargado de https://filadd.com
15 por ciento.
participar de las privatizaciones en condiciones ventajosas. Aigunos gran des
grupos, como Perez Companc o Soldati, cosecharon los beneficios ini
ciales y luego se desprendieron de sus participaciones.
Hacia 1994, pasada la euforia, muchos de eIIos ya podian advertir Ios
limites de Ia transformaci6n. La sobrevaluaci.6n <lei peso, consecuencia de
la convertibilidad, afect6 a los e:xportadores. El gobierno habia
renunciado a las herramientas trad.icionales de compensaci6n, coma el
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BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
ta16 en la discusi6n pllblica eI tema de la corrupci6n gubemamental, que
creci6 vertiginosamente en Ios afios siguientes. La relaci6n con Menem se
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por sobre jueces y camaras, mediante el novedoso recurso del per saltum.
Para eliminar controles y restricciones, removi6 a casi tpdos los miembros
rompi6, y en julio de 1996 cavallo fue reemplazado por Roque
del Tribunal de Cuentas y al fiscal general -el prestigioso Ricardo Moli
Fernandez, un economista ortodoxo que presidia el Banco Central
nas-, nombr6 por decreto al procurador general de la Naci6n, redujo el
Formado en la ortodoxia liberal, Fernandez se preocup6 principalmente
rango institucional de la Sindicatura General de Empresas Pu.blicas y des
<lei ajuste de las cuentas fiscales. Elev6 los impuestos, redujo el nfunero de
plaz6 o reubic6 a jueces o fl.scales cuyas inidativas resultaban inc6modas.
empleados pUblicos y recort6 e1 presupuesto. Ad.em.as, impuls6 las prlvatiza
Mas tarde, cuando el Congreso empez6 a cuestionar algunas de sus inicia
ciones pendientes: el Correo, los aeropuertos y el Banco Hipotecario Nacio
tivas, Menem recurri6 a los vetos parciales de las leyes y a los Decretos
nal, y vendi6 las acciones de YPF en poder del Estado, inclusive la "acci6n de
de Necesidad y Urgencia. Toda ello fue convalidado por representantes,
oro". EI sector politico del gobiemo, preocupado por las futuras elecciones
fun cionarios y magistrados, quienes aceptaron esta delegaci6n de
presidenciales, puso obstaculos. Asifracas6 en el Congreso el proyecto sabre
autoridad
fle:xibilizaci6n laboral, una cuesti6n tan emblelllatica para los empresarios y
en el presidente.
para el FMI como para los sindicalistas. Incluso fracas6 Menem, quien in tent6
A eso le sum6 unestilo de gobiemo singular. Se concentr6 en Ia polit:ica,
sortear Ia resistencia con un Decreto de Necesidad y Urgencia, sorpre
pero no se ocup6 mucho de las cuestiones de administraci6n o gesti6n, que
sivamente objetado par laJusticia, En 1997, en pleno tiempo electoral, Me-de1eg6 en un grupo de colaboradores de destacada capaddad, como los mi
nem abandon6 la reforma y su ministro de Trabajo acord6 con los
nistros Carlos Corach, Roberto Dromi o el ya mencionado Cavallo. Despues
gremial:istas una ley intrascendente. Fernandez sigui6 defendiendo la orto
de separarse de su esposa, Zulema Yoma, a la que debi6 desalojar de la
daxia presupuestaria: se opuso a una ley sobre mejoramiento salarial para
quinta de Olivos, transfonn6 esta residencia en una suerte de corte, rodeado
los docentes y rechaz6 un ambicioso proyecto de construcci6n de 10 mil km
de un cin::ulo intimo, con el que tambiell recorri6 el mundo a bordo de un
de autopistas, que hubiera signi:ficado un riipido descenso de 1a desocupa
nuevo y Iujoso avi6n presidencial Jntegraban el grupo antiguos amigos
ci6n, pero tambien un buen aumento del deficit En visperas de
per sonales y compaiieros de su vieja vida noctuma, a los que sum6 a
elecciones decisivas, y en un contex.to cada vez mas recesivo, el gobiemo
politicos de provincia, sindicalistas o antiguos militantes, reclutados de los
enfrent6 el
m.is di versos.imbitos del peronismo. A los vinculos de amistad se
desafio de encontrar un balance entre los criterios fiscales del ministro de
sumaron otros, derivados del poder y sus benefi.cios. "El jef< coma empez6
Economia y los criterios electorates de los politicos.
a llam.irselo, concedia a sus fieles protecd6n e impunidad, y distribuia con
generosidad los frutos de un trafico de influencias practicado sin disimulo.
Gradual mente la corrupci6n se hizo menos ostentosa, se confundi6 con el
LAJEFATURA
tradicio nal sistema prebendario y se integr6 con la maquina politica Los
agentes de los grandes lobbies; o quienes forjaban una nueva fortuna al
Luego de electo, en 1989, y mientras se ganaba la confianza del establish
calor del poder, destinaban parte de los beneficios a las "cajas negras' cuyo
ment Menem procedi6 a ampliar los mirgenes de pod.er del Ejecutivo, esti
conte nido se redistribufa entre los funcionarios, segun predsas normas de
rando los lirnites de lo legal y hasta subvirtiendo a1gunas de sus institucio
rango
nes. Las leyes de emergencia y de reforma le dieron importantes atribuciones,
y jerarquia
que manej6 discredonalmente. Con la ampliaci6n de la Cone Suprema -en
Este circulo intimo comparti6 responsabilidades con el grupo de tecni
la que design6 cuatro miem.bros de su confianza-, se asegur6 la mayoria; la
cos dirigido por el ministro Cavallo, que a menudo entr6 en conflicto con
Corte fall6 en favor del Ejecutivo en cada situaci6n discutida,
y hasta avanz6
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las huestes presidenciales. Los politicos se quejaron de los costos sociales
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y politicos de Ia gran transformaci6n y tambien del recorte de los
recursos
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LA GRAN TRANSFORMACI6N, 1989-1999
BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
respuesta r.ipida, que no requerfa de mocha deliberaci6n. En suma, Me
nem demostr6 que, para gobernar, en Ultima instancia, podria prescindir
del peronismo y de sus cuadros.
Los recursos del F.stado prebendario fueron ampliamente usados para
construir la jefatura. El movimiento "renovador" se disolvi6, y muchos de sus
cfuigentes se incorporaron a la caravana menemista En la provincia de Bue
nos Aires, Cafiero fue reemplazado por el vicepresidente Eduardo Duhalde,
electo gobemador en 1991 y reelecto en 1995. Ayudado por el ya mencio
nado Fond□ de Reparaci6n Hist6rica, que obtuvo del gobiemo nacional,
Duhalde construy6 en la provincia un s61ido aparato politico y se perfil6
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que ellos manejaban discrecionalmente. Preocupado por Ia opini6n de los
inversores extemos, Cavallo trat6 de corregir las formas mas groseras de la
corrupci6n y las escaDdalos, coma el protagonizado por Amira Yoma, cu
iiada del presidente y su jefa de audiencias, que apareci6 vinculada con el
trafico de drogas y el lavado de dinero.
El talento de Menem se manifest6, sabre todo, en su capacidad para
hacer que el peronismo aceptara las reformas, que suponfan un giro radi
cal en sus tradidones. El peronismo de 1989 ya no era el de antes. Luego
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de la derrota de 1983, acept6 las nuevas condiciones de la democracia y
se convirti6 en un partido de organizaci6n territorial. El control de
com□ candidato a la sucesi6n presidencial. Entre los sindicalistas, Salll
gobema ciones e intendencias y de sus recursos penniti.6 a Ios clirigentes
Ubal dini intent6 nuclear a los golpeados por las reformas, como los
politicos independizarse de los sindicalistas. Por otra parte, en el nuevo
trabajadores estatales, pero Menem logr6 la adhesi6n de otros sindicalistas,
contexto de pluralismo, se atenu6 la identificaci6n -raigal en su cultura
que advirtie ron las bene:ficios de plegarse a la politica reformista, y sabre
politica- del peronismo con el "pueblo". Los otrora "enemigos del pueblo"
todo los costos de no hacerlo. Muchos dirigentes obtuvieron beneficios
pasaron a ser simplemente adversarios y en ese sentido se mantuvo la
personales, y algu nos gremios como Luz y Fuerza o la Uni6n Ferroviaria,
convivencia poli tica instalada en 1983.
transformados en or gani.zaciones empresarias, aprovecharon las prebendas
Esos cambios no alteraron el tradicional criterio peronista de jefatura
de la privatizaci6n.
o liderazgo, aunque fue significativo que Menem-el primer lider, luego de
En los comicios de 1991, Menem lanz6 al ruedo anuevos dirigentes:
Per6n- llegara alli por una elecci6n interna. En la tradici6n de Roca, Yrigo
el cantante Ram6n Palito" Ortega y el automovilista Carlos 1o1e Reutemann
yen o Per6n, Menem sum6 los recursos de jefe partidario y presidente, para
fueron electos gobemadores de Tucuman y Santa Fe respectivamente.
mandar sobre un conjunto de dirigentes y cuadros acostumbrados a obe decer;
Estas elecciones fueron un exito para el presidente y convencieron a los
aunque expresaran sus disidencias, y hasta llegaran al enfrenta miento, rara
dudosos de que el peronismo tenia un nuevo jefe. La excepci6n fue un
vez estaban dispuestos a romper o -seg(in la colorida frase de Per6n- a "sacar
pequefio grupo de diputados, "los ocho", que encabezados por Carlos
los pies del plato". De acuerdo con la tradicional "vocaci6n frentista" del
Chacho" .Alva rez abandonaron el partido. Por entonces Menem comenz6
peronismo, Menem sum6 apoyos fuera del movimiento, rule- cuados para su
a hablar de la "actuallzaci6n doctrinaria" del peronismo: declar6 que se
nueva orientaci6n: el ingeniero Alsogaray, jefe de la Uni6n del Centro
apartaba de la li
DemocrAtico (uceDe), o el periodista televisivo Bernardo Neus tadt, muy
nea hist6rica trazada por Per6n -aunque asever6 que el Hder hubiera hecho
ligado al establishment,que le organiz6 una de sus pocas mani festaciones
Io mismo- y empez6 a pensar en la pos:ibilidad de su reelecci6n.
plebiscitarias, la Ilamada "Plaza del s(", en abril de 1990.
Fuera del peronismo, la opos:ici6n politica fue mfnima La UCR no pudo
Menem no necesit6 ni la Plaza ni el balc6n para comunicarse
remontar el descredito de 1989, yen las elecciones de 1991 s61□ gan6 en
fAcil mente con la gente, mas alla de sus identidades politicas. Por ejemplo,
la Capital Federal, C6rdoba, Rio Negro, Chubut y Catamarca En 1993 perdi6
ju gaba al futbol o al basquet, o visitaba los programas de televisi6n
incluso en la Capital Federal, un distrito tradicionalmente adverso al pero
popula res, opinando sabre las temas mas diversos y agregando aqu( y
nismo. En rigor, las radicales no sab(an c6mo enfrentar a Menem, que lle
alla su coletilla poHtica. Atento a los humores y a las demandas de la
vaba adelante de manera brutal per□ exi.tosa la politica reformista que
sociedad, percibidas a traves de la prensa o de las encuestas de opini6n,
Alfon Slll intent6 encarar en 1987; las diferencias en su ejecuci6n,
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daba una
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aunque eran
import.antes, no alcanzaban para sustentar un argumento opositor.
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BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
En 1990 Menem clausur6 el flanco military cerr6, de un modo inespe
LAGRAN1RANSFORMACI6N, 1989-1999
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primer reconocimiento por parte de un protagonista. La declaraci6n de
Balza tuvo poco eco en las otras armas y provoc6 reacciones hostiles en el
Eje!cito, pero conWbuy6 al comienzo de 1a revisi6n de lo actuado
de los carapintadas", que apuntaba a la remod6n de la conducci6n del
durante el Proceso.
Eje!'cito. Antes de llegar al gobiemo, Menem habia establecido s61idos con
Un apoyo similar entontr6 Menem en la Iglesia, en el cardenal
tactos con ellos, y en especial con el coronet Mohamed Ali Seineldin. A fi
Antonio Quarracino, arzobispo de Buenos Aires. Un grupo de obispos, que
nes de 1989 los indult6, junta con militares procesados, jefes guerrilleros
creci6 a medida que se agudizaban los efectos sociales del ajuste y la
y responsables de la guerra de Malvinas, dentro de su politica mas general
reform.a, co menz6 a reclamar politicas compensatorias. Quarracino
de reconciliaci6n, completada en diciembre de 1990, cuando indult6 a las
moder6 a este coro de disconformes, y evit6 pronunciamientos masivos de
integrantes de las Juntas Militares condenados en 1985, pese a la fuerte
1a Conferencia Episcopal; a su vez, Menem lo acompafi6 en la defensa de
movilizad.6n en contra de la medida. Poco antes de este segundo indulto,
las posiciones rn..is tradicionales, sostenidas par el Papa, coma el rechazo
los "carapintadas': encabezados par Seineldin, se habian sublevado nueva
del aborto y el "derecho a la vida". Asi, Menem se hizo aceptar por el
mente, reclamando el cumplimiento de nna promesa de Menem: remover
grueso de la jerarqufa eclesiastica, ciertamente pragrn.itica, si se t:iene en
al alto mando military entregarles la canducci6n del Ejercito. Menem or
cuenta su condici6n de
den6 una represi6n en regla y -a diferencia de lo que venia sucediendo
divorciado y su conducta personal poco recatada.
desde 1987- los mandos militares acataron la orden. Huba en total 13
citro apoyo importante lo obtuvo de las presidentes estadounidenses.
muertos y mas de 200 heridos; las respansables fueron juzgados y Seinel
de entonces. Menem estableci6 excelentes vinculos personales con George
din fue condenada a prisi6n perpetua
Bush, las recre6 r.ipidamente con Bill Clinton, y pudo acudir a e11os en
Paco despues asumi6 la jefatura cl.el Ejercito el general Martin Balza,
busca de respaldo. El canciller Guido Di Tella estableci6 relaciones que de
que acompafi.6 a Menem hasta el final de su segundo gabiemo. Balza logr6
nomin6 "carnales", que fueron complementarias del acuerdo alcanzado
mantener la disciplina y la subordinaci6n del Ejercito al poder civil, en me dia
con las bancos acreedores. La .Argentina abandon6 el Movimiento de Pai ses
de circunstandas diffciles. El presupuesto militar fue dr.isticamente re
No Alineados, se clausur6 el Proyecto C6ndor de construcci6n de mi siles, se
ducido, en el contexto del ajuste de las gastos estatales, y se privatizaron
respaldaron todas las posiciones internacionales de Estados Unidos y se lo
nmnerosas empresas militates. En 1994 muri6 en Zapala el conscripto Omar
acompafi6 en sus empresas militates, enviando tropas al Golfo Per sico y a la
Carrasco, victim.a de malos tratos; el escindalo, cuando Menem preparaba
ex Yugoslavia. Involucrarse en las cuest:iones de Media Oriente tuvo un
su reelecd6n, culmin6 en la supresi6n del servicio militar obligatorio y su
precio; dos terribles atentados con explosivos, uno en la embajada de Israel y
reemplazo par un sistema de voluntariad.o profesional. La funci6n de las
otro en la Asociaci6n Mutual Israelita .Argentina (AMIA), sede de las
Fuerzas Armadas se desdibuj6, pero el gobiemo encontr6 para las oficiales
instituciones asistenciales jud:fas, probablemente hayan sido conse cuencias
una alternat:iva profesional atract:iva en la participaci6n militar en acciones
derivadas de aquellas acciones.
intemadonales, lideradas por las Naciones Unidas o por Estados Unidos.
Di Tella inid6 negociaciones con Inglaterra sabre las islas Malvinas, y
En 1995, sorpresivamente, Balza realiz6 una critica de la acci6n del
posterg6 la cuesti6n de la soberania, para solucionar las nuevas y urgentes
Ejercito en la represi6n dandestina, y afirm6 que la uobediencia debida"
cuestiones sabre derechos pesqueros. Con el mismo espiritu, en 1991
no justificaba los actos aberrantes cometidos. Coincidi6 con la confesi6n
zanj6 todas las cuestiones limitrofes pendientes con Chile, con excepci6n
de un ofidal de Marina, quien declar6 haber participado en los Haro.ados
de dos: Laguna del Desierto, donde el arbitraje internacional fue favorable
"vuelos de la muerte . Se sumaron asi la primera autocritica militar y el
a la Argentina, y los Hielos Continentales, que suscit6 un fuerte debate y
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rado, el proceso iniciado en 1983. La cuest:i.6n militar tenia dos a:;pectos: el
castigo a los responsables del terrorismo de Estado y el sostenido reclamo
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posterg6 el acueido final hasta 1999. Durante todo este periodo, Menem
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BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
viaj6 mucho al exterior y luci6 su imagen de vencedor de la mflaci.6n y
re formador exitoso. Fue un personaje popular en el mundo.
Pese a la dureza del ajuste, el gobiemo enfrent6 inicialmente escasa
oposici6n a las reform.as. Huba algunos incipientes movimientos de resis
LA GRAN TRANSFORMACI6N, 1989-1999
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dad de una reelecci6n consecutiva -pero sinvedar la electividad futura-,
creaci6n del cargo de jefe de Gabinete, designaci6n de las senadores par
voto directo, induyendo un tercero par la minoria, elecd6n directa del jefe
de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, creaci6n del Consejo de la Ma
gistratura y reglamentaci6n de los Decretos De Necesidad y Urgencia. Al
fonsfn fundament6 su decisi6n en los riesgos institucionales que tendria
una reform.a llevada adelante par el presidente sin el consentimiento de las
fuerzas polfticas, asf coma las beneficios que podrian obtenerse del acuerdo
para la modernizaci6n institucional. El partido radical lo acept6 a regafta
dientes, pero en el resto del ambito opositor el rechazo fue import.ante.
En las elecciones para convencionales de abril de 1994 el justidalismo
perdi6 votos y la ucR sufri6 un fuerte drenaje en beneficio del Frente Grande,
opuesto a la reform.a, que alcanz6 el 12% y se impuso en la Capital Federal
yen Neuquen. Era una fuerza politica nueva, que reuni6 a los peronistas di
sidentes de Chacho Alvarez, grupos socialistas y democristianos, y militantes
de organizaciones de derechos humanos coma Graciela Fernandez Meijide.
En la Convenci.6n, reunida en Santa Fe y Parana, los partidos mayoritarios
respetaron el acuerdo y aprobaron en bloque las coincidencias b.isicas, que
debian luego ser reglamentadas por el Congreso.
A principios de 1995, la ya mencionada "crisis del Tequila" dio nueva
fuerza a la campafi.a reeleccionista, pues Menem pas6 a encarnar en la opi
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tencia: trabajadores de empresas privatizadas, empleados de estados
provinciales, con problemas para cobrar sus sueldos, jubilados y docentes.
La Central de Trabajadores Argentinos (CTA), no encuadrada en el pero
nismo, y luego el Movimiento de Trabajadores Argentinos (MTA), peronista
disidente, encabezado por el camionero Hugo Moyano, lograron coordinar
sus protestas en la Marcha Federal, de julio de 1993, y un posterior paro ge
neral al que no adhiri6 la Confederaci6n General del Trabajo (cGT). En
didembre de 1993, se produjo en Santiago del Estero un estallido violento:
una pueblada, con incendio de edificios ptl.blicos y viviendas de politicos,
que inici6 una nueva forma de protesta.
Desde 1991, Menem comenz6 a plan.tear la cuesti6n de su reelecci6n,
lanzando la consigna uMenem 95". Se apoy6 en el precedente de un pro
yecto de Alfonsin para modernizar el texto constitucional. Menem trabaj6
con notable empefio en su reelecci6n, super6 todo tipo de dificultades, po
liticas y personal.es -rma enfermedad grave y la muerte de su hijo- y final
mente lo logr6. No le fue facil. En el peronismo encontr6 reticencias entre
quienes aspiraban a sucederlo, y el establishmentecon6mico temi6 por las
posibles conflictos aparejados. El problema principal estaba en el Congreso:
ni6n el orden y la estabilidad, amenazados por la crisis. En las elecciones
la reforma constitucional debia ser habilitada en ambas C.imaras, par dos
enfrent6 a una ucR debihtada y a una nueva fuerza, el Frente Pais Solidario
tercios de los votos. En 1993, Menem logr6 la aprobaci6n del Senado, y
(Frepaso), que sumaba al Frente Grande un nuevo grupo peronista disidente
convoc6 a una consulta popular, no vinculante, para presionar a los dipu
encabezado por el exgobemador mendocino Jose 0. Bord6n. Menem, acorn
tados de la oposici6n. Tambien explor61a posibilidad de hacerla aprobar
paiiado por Carlos Ruckauf, derrot6 a la f6rmula Bord6n-Afvarez, que dej6
por ley, contando con la futura convalidaci6n de la Corte. La UCR estaba
al candidato radical Horacio Massaccesi en un lejano tercer lugar. El triunfo
dividida, pues.Alfonsin se oponia, pero las gobemadores radicales, que de
de Menem fue muy claro: logr6 pricticamente el 50% de las votos. El
pendian de los aportes del fisco nacional, eran mas proclives a un entendi
poder
miento. Sorpresivamente, en noviembre de 1993, Menem y Alfonsin acor
del jefe lleg6 alli al cenit.
daron en secreto -el llamado "Pacto de Olivos"- las condiciones para la
reforma constitucional, que habria de contener la clausula de reelecci6n y
una serie de modificaciones impulsadas par la UCR para modernizar el
UN PAfS TRANSFORMADO
texto y reducir el margen de discrecionalidad presidencial: elecci6n di
recta, con balotaje, reducci6n del mandato a cuatro aiios, con la posibillAl finalizar la decada de las noventa, estaba claro que la Argentina era un
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pais nuevo, en cualquiera de sus dimensiones, muy distinto a la vieja Argen-
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BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
tina, vital y conflictiva, de las decadas anteriores. Asi lo muestra cualquier
indicador que compare la situaci6n en 1974 yen 1999. El sentido total de esa
transfonnaci6n no fue claramente percibido por las contemporillleos, sobre
LA GRAN TRANSFORMACI◊N, 1989-1999
323
des grupas nacionales, contratistas del Esta.do, se asociaron con los consor
cios internacionales para adquirir las empresas del Estado. Se trat6 de un
negocio ocasianal; Ia mayoria vendi6 pronto su participaci6n y dedic6 esa
ganancia extraordinaria a consalidar su nUclea principal Las autamotrices,
nunca desprotegidas, encontraron su soluci6n integrando su producci.6n
con plantas brasileiias al ampara del Mercosur. Este comenz6 a funcionar
eficientemente y tambien fue aprovechada por otras empresas exportado
ras. El gobiemo alent6 en especial las exportaciones mediante subsidios
-otra subsistencia del antiguo capitalismo asistido-, destinados a los gru
pos fabricantes de celulasa, aluminio o acero, los productores de aceite o
golosinas y las empresas petroleras. Algunas de estas empresas instalaron
filiales en otros paises y se convirtieron en cabeceras de grupos multina
cionales. En sum.a, al fin de un proceso darwiniano, un grupo no menor
se
habfa adecuado a las condiciones de la economia globalizada, otro habia
desaparecida y un tercero subsistia con dificultad
Mas significativa aUn fue la transformaci6n del mundo agrario. Los
precios intemacionales, bajos en las aftos ochenta, mejoraran desde 1996,
y alentaron la profundizaci6n de los cambios productivos, ya in.iciados en
la decada de 1970, sin que la caida fuerte de los precios desde 1999 produ
jera un retroceso. El motor estuvo en las cereales y las oleaginosas, y fue
el resultada de una cambinaci6n virtuosa de nuevos procedimientos
tecno--16gicas y formas de organizar la producci6n Se incorporaron
masivamente fertilizantes y herbicidas, lo que contribuy6 a aumentar la
productividad, junta con el empleo de maquinarias de mayor envergadura
y velocidad, la siembra directa y el uso de semillas transgenicas y del
glifosato, un eficaz herbicida para la soja, que comenz6 a ser
demandada en las mercados
mundiales. Par otra parte, se generalizaron los pooles de s:iembra, que per
mitieron combinar de manera efectiva distintos factores de la producci6n.
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todo porque Io mucho que se derru.mbaba era mas visible que lo que ape
nascomenzaba a emerger. Las politicas de la decada menemista, no siem
pre coherentes, contribuyeron a esa transformad.6n, pero no fueron el uni.co
factor. El cambio estaba en marcha desde mediados de los afms setenta, par
razones que tambie!l hacen a procesos de la sociedad local y del mundo. Menem le dio un fuerte impulso al cambio y, sabre todo, cre6 un modelo de
gest:i.6n politica, social y econ6mica que se mantuvo en la decada siguiente.
En la economia, las cambios fueron consecuencia de las refonnas del
gobiemo de Menem, y tambietl <lei cese de la inflaci6n, que habia
acompa fiado a las argentinos desde mediados de siglo. En ciertos
sentidos, los cambios profundizaron el giro iniciado en 1976. El Estado
redujo la asisten cia estatal a muches sectores a traves de promociones o
subsidios, hubo una apertura de la economfa a los capitales y a las bienes
importados, y, coma altemativa, se promovieron las exportaciones. Las
consecuencias fueron variadas.
El golpe mas fuerte lo recibi6 el tradicional sector industrial volcado al
mercada intemo, surgida en las afias treinta y cuarenta coma consecuen
cia de las politicas de sustituci6n de importaciones. Una parte impartante
de las empresas debi6 cerrar, en especial entre las pequeiias y medianas, y
s6lo sabrevivieran las que pudieran reconvertir sus procesos de produc
ci6n y adecuarse a las nuevos estandares mundiales. Algunas se convirtie
ron en importadoras; muchas se vendieron a empresas extranjeras, aunque
algunos empresarios locales pudieron aprovechar el tipo de cambio favo
rable para comprar maquinarias y m?demizarse. Estas empresas ocupaban
tradicionalmente a muchas trabajadores, de modo que las cierres y la tec
nificaci6n produjeron una considerable reducd6n en el nivel de ocupa
ci6n, lo que, sum.ado a los despidos en las empresas estatales privatizadas,
coma YPF, confonn6 un importante primer gran contingente de desocupa
das, cuya magnitud fue desde entonces uno de las rasgas dominantes de
El pool reunia a diferentes inversores medianos, ajenos al campo, alquilaba
la nueva Argentina
tierras y maquinarias y colocaba a un profesional en la direcci6n. La fron
Huba tambien ganadores, sabre todo entre quienes consiguieron apro
tera agraria comenz6 a expandirse, superando los tradicionales tfmites de
vechar las nuevas prebendas estatales o man.tenet las antiguas. Los granla pampa hllmeda La soja, las otras oleaginosas, las aceites y los cereales
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incrementaron significativamente las exportaciones del sector, que se
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asom6 a los mercados asi,ilticos, mientras que los productores de frutas y
hortalizas encontraron su altemativa exportadora en el Mercosur.
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LA GRAN TRANSFORMACI6N, 1989-1999
BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
la eficiencia de este reducido sector industrial y agrario, todavia inci
piente, no mejor6 la demanda de empleo ni derram6 sus beneficios al resto
incluso a los migrantes de los paises limitrofes. La tendencia, que se man
tuvo aU.n con la fuerte conflictividad de las afi.os sesenta y setenta, cambi6
de sentido luego de 1976. La radicalidad de las cambios tard6 en perci
birse, en parte por las fuertes oscilaciones dclicas, que combinaron mo
mentos de dinero fa.cit con otros de depresi6n profunda, y en parte tam
bien por la ilusi6n colectiva instalada en 1983 sobre la potencia de la
democracia y del Estado para dar respuesta a las demandas sociales.
Sin embargo, la ejecuci6n del Plan Alimentario Nacional {PAN) du
rante la gesti6n de Alfonsin reve16 un problema hasta entonces insospe
chado: vastos sectores de la poblaci6n padecfan hambre. La hiperinfla
ci6n de 1989 desnud6 y escenific6 los cambios, que fueron profundizados
-al menos en sus efectos inmediatos- por las politicas reformistas de los
noventa. Tanto la apertura econ6mica como las privatizacionesde empre
sas pU.blicas agravaron los problem.as de empleo, rnientras que las refor
mas estatales provocaron el deterioro de los servicios de salud, educaci6n
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de la sociedad. Los empresarios tampoco abandonaron sus antiguas practi
cas prebendari.as, que reaparecieron aqui y alla, cuando el Estado dispuso de
algunos recursos. Este, en cambio, renunci6 a la posibilidad de regular a las
actores econ6micos, incluso para salvaguardar las intereses ptlblicos b.'isi
cos. A esto se sum6 la continua corrosi6n del instrument□ estatal. La reforma en curs□ no mejor6 su eficiencia, salvo quiza en lo fiscal, ni tampoco
mejoraron los instrumentos estatales de control del gobierno, que despleg6
una autoridad d.iscrecional. Par otra parte, el Estado fue desentendiendose
de sus fund.ones soci.ales, aun de las mas biisicas. Para achicar su deficit, el
Estado nacional transfiri.6 su responsabilidad a las estados provinciales, y
hub□ un deterioro en la calidad de las servicios. En general, abandon6 las
principios de universalidad y, aplicando el principio de subsidiariedad, asu
mi6 solamente la parte destinada a los pobres o indigentes, aunque de ma
nera foc.alizada, de acuerdo con las urgencias, con la capacidad de presi6n
sectorial o con las necesidades de construcci6n de la maquinaria politica.
El discurso neoliberal, al que se apel6 para impulsar refonnas no siem
pre coherentes, impuso en la opini6n sus propuestas y su agenda de pro
blemas. Todo el debate pliblico se redujo a la economia, y sabre todo a la
"estabilidad". Asi, se abandonaron ilusiones caras a Ia sociedad, revi.taliza das
con el retomo a la democracia, como el buen salario, el pleno empleo, el
derecho a la salud, la educaci6n, la jubilaci6n y, en general, a la igualdad
de oportunidades, garantizada por el Estado. Luego de 1995, ante las con
secuencias reales de la reforma y el ajuste, algunos actores recuperaron
aquellas aspiraciones, pero de manera casi nostalgica, limitada por los pa
rametros del pensamiento neoliberaL
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y seguridad.
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Vista en su conjunto, la sodedad se polariz6. La gran transformaci6n
dej6 ganadores y perdedores. Mientras un vasto sector se sumergi6 en la
pobreza o vio deteriorado su Divel de vida, muchos ricos prosperaron os
tentosamente, de modo que las desigualdades no se disimularon, sino que
se escenificaron y se espectacularizaron. El grupo uganador" incluy6 a una
buena parte de 1os antiguos ricos -armque la reestructurad6n produjo al
gunas caidas significativas- y a una pord6n de la antigua clase media, in
corporada al sector mas diniimico de la economia. La antigua sociedad,
relativamente homogenea e igualitaria en muchos aspectos, dej6 paso a
otra muy segmentada, de partes incomunicadas, separadas por su diferente
capacidad de consumo y de acceso a los servicios basicos, y hasta por des
igualdades civiles o juridicas. Graciela Silvestri y Adrian Gorelik han mos
trado la existencia en las ciudades -las llaman "maquinas de dualizar - de
Los cambios en la economia yen el Estado le dieron a Ia sociedad un perfil
un reflejo de estos cambios, que expresan a la vez el contraste y la exclu
absolutamente diferente al que habfa tenido en las den aftos anteriores.
si6n: deterioro de la infraestructura urbana y de los servicios, crisis del
Desde fines del siglo xix y hasta la decada de 1970, un largo ciclo expan
control y del orden pUblico, ruptura del espacio urbano homogeneo y de
sivo fue conjugando crecimiento econ6mico, pleno empleo, fuerte movili
sarrollo de algunos espacios aislados -el shopping, el country, ciertos ba
dad y sostenida capacidad para integrar nuevos contingentes al disfrute de
rrios privados- donde grupos reducidos creian vivir en un mundo orde
las derechos, civiles, politicos y sociales. Fueron oleadas sucesivas de mo
nado, seguro, pr6spero y eficiente.
vilizaci6n e integraci6n, que en las Ultimas decadas del sigla xx
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alcanzaron
BREVE IIlSTORIA CONI'EMPORANEA DE LA ARGENTINA
Las dases medias, lo mas caracteristico de la vieja sociedad m6vil e
nurbano de Buenos Aires, que ya alojaba a una cuarta parte de la pobla-
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in tegrativa, experimentaron una fuerte diferendaci6n interna,
particular mente en sus ingresos. Las actividades o las profesiones
dejaron de indicar con certeza la posici6n social. Fueron historias
singulares, con factores multiples, las que separaron a quienes lograron
"salvarse" de quienes caye ron Los primeros pudieron conservar su
vivienda y su auto, mandar a sus hijos a una escuela paga, tener un
sistema medico prepago y mantener las expectativas de transmitir su
posici6n social a las hijos. Otros muchos mantuvieron la respetabilidad a
duras penas, resignando mucho de lo que crefan una condici6n de vida
digna. Tambien cambiaron los valores de las viejas clases medias. En un
mundo cambiante y ferozmente competitivo, la previsi6n -una
desusvirtudes clasicas- dej6 lugar a una suerte de vivir al dfa,
aprovechando las ocasiones -un viaje al exterior o la compra de un
aparato electr6nico-, mientras se alejaba Ia tradicional expectativa de la
casa propia, base del hogar burgues.
Un extenso sector de las viejas dases medias se desliz6 barranca abajo
en los afios ochenta y noventa, sum.an.dose gradualmente al heterogeneo
mundo de Ia pobreza: empresarios medianos o pequefios, comerciantes o
talleristas, abatidos en alguna de las crisis; empleados pU.blicos despedidos
o con sueldos disminuidos, como los docentes; profesionales proletarizados,
como los medicos, o egresados universitarios sin empleo. Las diferentes his
torias personales tuvieron que ver con la edad y la capacidad de
adaptaci6n a circunstanci.as cambiantes: poner un kiosco, manejar un taxi,
desarrollar un emprendimiento original. Lo constante fue la vulnerabilidad
en que que daron, pues a la precariedad laboral se sum6 la perdida de la
atenci6n me dica o de la jubilaci6n. Quienes sefialaron estos fen6menos
tempranamente hablaron de los intentos de salvar las apariencias y ajustar
el modo de vida puertas adentro". Pero de manera progresiva la nueva
pobreza se exhibi6 abiertamente, cuando la familia debi6 emigrar a una
vivienda mas econ6- mica, o, como anota 1nes Gonzalez Bomba!, cuando
frecuentaron los "clu bes de trueque", que se expandieron luego de 1996,
buscando no s6lo la provision de las necesidades basicas, sino tambi€n la
sociabilidad.
La formaci6n de un extenso mundo de pobreza fue el dato mis signi
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ficativo de la nueva sociedad. Este mundo era visible sobre todo en el co
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ci6n del pais, y tambien en otros grandes conglomerados industriales,
coma el de Rosario. Los cambios laborales fueron decisivos: reducci6n
del ernpleo estable, aumento del trabajo ocasional y del empleo informal
o "en negro': baja de los salaries y aumento de la desocupaci6n son Ios
datos ge nerales. Desde el punto de vista del trabajador, signific6 una
perdida de la cantidad y calidad del trabajo, y la combinaci6n habitual
de ciclos de em pleo ocasional con otros de desocupaci6n. Pero el
cambio fue mas pro fundo. Los indices que median niveles salariales o
de desempleo fueron perdiendo su antiguo sentido, en beneficio de Ios
referidos a la pobreza o indigencia, basados en Ios hogares y sus
necesidades. Se ha estimado que en el Gran Buenos Aires hacia 2000 el
fudice de pobreza variaba entre el
25% en las zonas mas protegidas y el 43% en las mas abandonadas.
Las cifras globales no dan cuenta de la heterogeneidad de este mundo ni
del impacto diferente que tuvieron tanto los cambios del antiguo mundo
laboral como el ingreso de nuevos pobres, provenientes de los sectores
me dias en dechnaci6n, asi como de nuevos contingentes de migrantes,
tanto del interior coma de pafses vecinos. Maria del Cannen Feij6o traz6
un cua dro de esas diferencias en el Gran Buenos Aires en 2000, en visperas
de la crisis. En los bani.os mas viejos y cercanos a la Capital, con pocos
asenta mientos nuevos, habia muchos talleres cerrados, a menudo
convertidos en kioscos. En el segundo cord6n, se encontraban las
ruinas del antiguo mundo industrial -fabricas desaparecidas,
reemplazadas por hipermerca dos- y muchos asentamientos nuevos, en
tierras fiscales o privadas, en general inadecuadas para asentar viv.iendas.
En el tercer cord6n, predo:mi naban los asentamientos posteriores a 1960,
donde una habitaci6n precaria indicaba el inicio frustrado del proyecto de
casa propia. El cuarto cord6n, el mis pobre, entre urbano y rural, carente
de infraestructura y servicios, reunia a los expulsados de las villas de
Buenos Aires con los imnigrantes recientes. Es un dibujo grueso, pues lo
caracteristico del conurbano es el imbricado entrelazamiento de lo viejo y
lo nuevo, los barrios deteriorados de dase media, las villas de emergencia
mas pobres y tambiell los lujosos
countries y barrios privados, cercados y vigilados.
Otros cambios, mas profundos, tuvieron que ver con los valores y
pro yectos de v.ida El mundo de los ricos y exi.tosos, profusamente
ex:hibido
por la televisi6n, puso en cuesti6n las expectativas de la antigua sociedad:
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BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
la "zona
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para que trabajar o ahorrar, para que estudiar, para que obedecer la ley, si
no habfa recompensa probable. El cuestionamiento fue mas fuerte entre
aquellos j6venes cuyos padres no llegaron a tener un trabajo estable, que
no trabajaban ni estudiaban y combinaban el consumo de cerveza o de
drogas con la delincuenda ocasional. Segun Gabriel Kessler, la misma com
binaci6n entre trabajo y delito ocasional era frecuente entre quienes salian
cad.a dia a buscar c6mo mantener a su familia y eventualroente hacerse de
un ingreso extra. Pero la lucha par la supervivencia tambien estimul6 una
solid.arid.ad orientada a unit y fortalecer las demand.as: tierra para una Vi
vienda precaria, alimentos o alguno de las diversos subsidios repartidos
por el Estado o las organizadones no gubemamentales.
La retirada del Estado fue uno de las aspectos mas dram.i.ticos de la
nueva situaci6n. La atenci.6n medica, que ya era desigual, declin6 especta
culannente. Los hospitales publicos -que supieron ser el orgullo de la vieja
Argentina- se deterioraron por sus escmilidos presupuestos y par la con
currencia masiva de los pobres carentes de obras sociales sindicales. Aun
que tambien deterioradas, las escuelas fueron de las pocas instituciones
estatales que permanecieron en pie. Se convirtieron en agendas m6ltiples,
dedicadas a ofrecer alimentaci6n, salud o contenci6n familiar, a costa de
su funct6n docente especifica. Otros factores concurrieron en el deterioro
de la escuela pU.blica: un sindicalismo que concentr6 sus huelgas en las
escuelas estatales, un sostenido deterioro de la forrnad6n docente y, par
Ultimo, una reforma educativa ma1 encarada -particularmente en la pro
vinci.a de Buenos Aires-, que destruy6 las instituciones existentes sin al
canzar a reemplazarlas par otras. Quien pudo pagarlo, abandon6 la escuela
pU.blica, que perdi6 su tradicional papel integrador y se convirti.6 en otra
instituci6n reproductora de la desigualdad.
Tambien retrocedi6 el Estado en su funci6n de proveer seguridad. En
las grandes conglomerados se hizo mis diffcil la prestaci6n de servicios, en
parte por el acelerado creci.tniento de 1a poblaci6n y tambiell par el acen
tuado cuestionamiento social a las normas, ya fuera par declararlas auto
ritarias, por no percibir que hubiera sanciones par su incumplimiento o
simplemente par ignorancia de su vigencia y sentido. Tambien contribuy6
la propia corrupci6n de la instituci6n policial, en particular la de la
provin cia de Buenos Aires, y alga parecido ocurri6Este
conarchivo
la justicia.
En
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gris que caracteriz6 Javier Auyero, el dehto entr6 en la habitualidad so
cial, y la policia particip6 de sus frutos y hasta lo organiz6. Con la aquies
cencia de las autoridades provinciales, 1a celebre MBonaerense" particip6 en
las distintas actividades delictivas: las tradicionales, coma el juego y la
prostituci6n, y las mas novedosas, coma el robo de autos y camiones, el
trafico de drogas o las secuestros.
El Estado reemplaz6 las costosas y complejas politicas u.niversales de
sus epocas de esplendor por intervenciones parciales y focalizadas, alli
donde detect6 emergencias. Fue un conjunto de acciones esporadicas, no
sistematicas y poco articuladas, menos costosas y a la vez mis Utiles para
obtener feditos politicos. Se nutrieron de criterios y discursos diversos
-<lesde la vieja beneficencia a la moderna solidaridad social- y foeron eje
cutadas par agendas de distinto tipo: agendas estatales de distintos nive les,
organizaciones no gubernamentales, de indo1e y seriedad diferente, y tambien
las iglesias. Los fondos venian principalmente del Estado, aunque en muchos
casos las recibia de organismos intemacionales coma el Banco Mundial o el
Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que las recomen daron coma un
sustituto factible de las antiguas politicas, que el Estado era incapaz de
mantener. Se destinaron a programas muy variados: vi vienda, recalificaci6n
Iaboral, fomento de emprendimientos, salud y edu caci6n. Es dificil
cuantifi.car la magnitud de la ayuda y tambien hacer un balance de su eficacia
Puede afirmarse que el mundo de la pobreza no desapareci6, sino que, por el
contrario, se consolid6. Tom.bi.en que estas ac ciones, aunque de manera
irregular y poco equitativa, contribuyeron a ha cer menos terribles las
consecuencias de la gran mutaci6n social.
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LA GRAN TRANSFORMACI◊N, 1989-1999
La gran transformaci6n tuvo efecto:i contundentes en la poHtica, sabre
todo en el Gran Buenos Aires, de decisive peso electoral. En las barriadas
pobres, Ia sociedad se articul6 en tomo de un complejo universe de socie
dades de fomento, juntas municipal.es, cooperativas, comuni.dades parro
quiales o evangelic.as -de notable crecimiento-, centros sociales y cultura
les, clubes de futbol o comedores. En este en_tramado social surgieron
dirigemes, comUnmente llamados "referentes", con capacidad para estable cer
un cierto orden y ayudar en la so1uci6n de las situaciones de emergen cia.
Su tarea requeria relacionarse con la administraci6n municipal que, a
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BREVE HISTORIA CONTE.MPORANEA DE LA ARGENTINA
IA GRAN TRANSFORMACI6N, 1989-1999
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traves de funcionarios de dist:into nivel, repartia de manera selectiva los
decisi6n en la clipula del gobiemo. Los partidos acompafiaron esta transfor
bienes y servicios otrora asignados con criterios mas universales. Se plan.
maci6n y desarrollaron otras funciones, no menos importantes. Nuclearon
te6 un desafio para las parti.dos politicos. Qtlien mas r.ipido se adecu6 a
a una cantidad de gente joven que habfu decidido hacer de la politica su
estos cam.bias fue el peronismo, a traves de una densa red de unidades ba
profesi6n. La nueva generaci6n demostr6 eficiencia en manejar campaftas
sicas, promovidas por espontfilleos punteros. Las unidades basicas fueron
electorales de nuevo estilo -los medias masivos y las encuestas de opini6n
simu1tinea o altemat:ivamente comedores, jardines o centros culturales,
reemplazaron las antiguas pri:lcticas militantes- y en proveer de cuadros
convertidos en potenciales beneficiarios de los subsidios destinados a las
eficientes para el Congreso o el gobiemo, capaces de adecuarse a las 1ineas
organizaciones no gubemamentales. Le dieron al Partido Justicialista (PJ}
politicas establecidas por las jefaturas. Los dirigentes tambien se hicieron
una organizaci6n permanente, flexible y autofinanciada, que tambien po•
expertos en la construcci6n de sus carreras y, gradualmente, fueron
dia conectarse con las wnas masoscuras de la sociedad -barras bravas y
confor
delincuentes de tiempo parcial- que pod.fan encargarse de una parte del
mando una nueva corporaci6n. De ese rnodo, aunque la democracia fun
trabajo politico.
cion6 de manera normal, sin alteraciones institucionales, la ciudadania se
Punteros y referentes sociales articularon las redes politicas y sociales.
fue reduci.endo y los partidos perdieron vitalidad y representatividad.
En una zona de legalidad imprecisa y lealtades cambiantes, circularon em
Las instituciones republicanas, restablecidas en 1983, se fueron resin
pleos precarios, bolsones de comida, medicamentos, favores variados y al
t:iendo, sabre tOOo despues de 1989. Las urgencias de la crisis y la idea de
guna protecci6n judicial o policial. Entre punteros y jefes barriales se nego
je fatura del peronismo tensaron al linrite la relaci6n entre los poderes y de
ciaban contingentes de votantes, importantes sabre todo para la disputa
manera gradual se fue restableciendo la antigua concepci6n de la
intema. Se trataba de conjuntos antes que de individuos: redes familiares
dernocra cia de lider. Sin embargo, en momentos s:ignificativos el Congreso
extensas, grupos unidos por diversos tipos de solidaridades o simplemente
y laJusti cia, junto con la opini.6n pl.lblica, rnarcaron al Ejecutivo limites que
habitantes de un par de manzanas. El individuo sufragante, presionado por
la re form.a constitucional busc6 consolidar. Se trat6 entonces de
la necesidad de asegurar la subsistencia y sin el am.para de otras institudo
equihbrar las necesidades del gobiemo en tiempos de emergencia con las
nes, se pareci6 poco al modelo de ciudadano racional y aut6nomo. Subsu
exigencias re publicanas de controles, balances y contrapesos.
mido en el grupo, encontraba en la elecci6n la ocasi6n para obtener, a
En la segunda mitad de la decada de 1990, se advirti6 un cierto rena
cam bio de su sufragio, alga de lo mucho que necesitaba. Pero el benefido
ci.miento del espiritu ciudadano, que se manifest con intensidad en las
concreto debia incluirse en un contexto de solidaridades, valores y discursos
cuestiones pendientes del terrorismo de Estado. Las organizaciones de de
compartidos, cuya construcci6n constituy6 todo un desafio para las organi
rechos hurnanos trabajaron sobre una breclla legal de la ley de obediencia
zaciones politicas. Allies donde el peronismo obtuvo una ventaja decisiva.
debida -la sustracci6n de nm.as- que permiti6 retomar Ia acci6n penal
En el resto de la sociedad, se produjo una evoluci6n convergente. A
contra algunos de los responsables. Tambien hubo una acci6n militante
partir de 1983 la ciudadania militante y comprometida dio nueva vida a
por la construcd6n de una memoria colectiva mas :fiel a los principios de
los partidos politicos, que discutieron las problemas de la agenda en un
1983. lnstituciones especializadas, un competente grupo de profesionales
clima de concordia, tolerancia y consenso. Pero, gradualmente, perdi6
y hasta una nueva especialidad academica .revitalizaron, con saludables
relevancia el debate de ideas y la forrnulaci6n de lineas y propuestas. A la
controversias, el discurso politico moral original, que habia sido arrinco
descon fianza hacia lo que se llam6 1as ideologfas': propia de la epoca, se
nado al comenzar las a:fios noventa Su acci6n se desarrol16 al costado de
sum6 el rephegue de la ciudadania activa de 1983, desilusionada con las
la politica partidaria, acentuando su fund6n vigilante y censora. Par otra
promesas no cumphdas de la democracia, y tambien la concentraci6n <lei
parte, entre el activismo contestatario creci6 una nueva Iectura del pasado,
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poder de
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que record6 el cari:lcter de militantes de las llamadas "vfctimas inocentes':
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BREVE HISTORIA CONfEMPORANRA DE LA ARGENTINA
soslayado en la versi6n del Nun.ca mds. A Ia vez, iniciaron la reivindicaci6n
de 1a lucha de los a:fios setenta-e incluso de su dimensi6n armada-, acorde
con el nuevo clima de protesta social que se insinuaba
LA GRAN TRANSFORMACI◊N, 1989-1999
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Antes de 1995, las manifestaciones sociales habian tenido, en general,
escasa difusi6n y proyecci6n. En 1995, se hicieron mas violentas y espec
taculares en varias prov:indas, encabezadas por empleados pU.blicos que
cobraban en bonos provinciales de dudoso valor; en Tucl.ll11ail se agreg6 el
cierre de varios ingenios y en Tierra del Fuego, el retiro de las fcibricas elec
EL FIN DEL MENEMISMO
tr6nicas, ante el fin del !'egimen promocional. Al aii.o siguiente, mientras
las organizaciones gremiales -la cGT, el MTA y la CTA- confluian para reali zar
Cuando el anunciado final de su mandato colocaba al presidente Menem
dos huelgas generales contra la ley de flexib:ilizaci6n laboral y 1a poli tica
en la inc6moda situaci6n del "pato rengo , una nueva crisis intemacional
econ6mica, la oposici6n polftica impuls6 una protesta ciudadana con
desequilibr6 el edificio econ6mico e inici6 una larga recesi6n. La
sistente en un apag6n electrico y un "cacerolazo". En esa epoca, la Iglesia
deva Iuaci6n de Tailandia en julio de I997 dio lugar a una serie de
cambi6 su anterior posici6n y empez6 a sumarse a las protestas. En 1997,
derrumbes
los gremios docentes instalaron frente al Congreso una "carpa blanca",
-Corea del Sur, Jap6n, Rusia- que min6 la confi.anza global en las "econo
donde desarrollaron una protesta de gran repercusi6n en los medias y la
mias emergentes" y reorient6 las inversiones hacia mercados mas segu
opini6n, sin el costo de la interrupci6n de las clases.
ros. Otro golpe duro fue la devaluaci6n de la moneda brasilefia, a princi
Por entonces, estaban surgiendo las organizaciones de desocupados,
pios de 1999. La imprevista medida alter6 las relaciones comerciales,
los "piqueteros , identificados en primer lugar por una forma novedosa de
intensificadas desde 1995 con el Mercosur. Cayeron las exportaciones y
protesta: el carte de la rota. Comenzaron en 1996 en Cutral C6, en Neu
hubo un aluvi6n de importaciones. Las empresas locales reclamaron pro
quen, y de manera mas contundente poco despues en Tartagal y General
tecci6n, y las m.is grandes consideraron la posibilidad de trasladarse a
Mosconi, en Salta. En ambos lugares Ia presencia de YPF era central en toda
Brasil. La devaluaci6n del peso, que habria solucionado de manera senci
la vida comunitaria, y los trabajadores spedidos encabezaron la protesta.
Ua estos desequilibrios, era imposible por el regimen de la convertibili
Los "piqueteros" cortaron las rotas, incendiaron neumciticos, organizaron
dad, que comenz6 a mostrar su cara negativa.
ollas populates y reunieron ademas a j6venes que nunca pudieron trabajar,
La crisis fue mas profunda y prolongada que la del u1equila". Todo se
a sus familiares y amigos, dispuestos a enfrentar a pecho descubierto, con
sum6: aumento de los intereses de la deuda, escasez y alto costo <lei cre
piedras y palos, una represi6n que fue muy dura. Era1a movilizaci6n de los
dito, caida de los precios de productos exportables y recesi6n intern.a En
desocupados, violenta y a la vez reacia a cualquier tipo de acci6n organi
1998, el PBI retrocedi6 alrededor del 4% y la producci6n de automotores
zada. El gobierno a veces ape16 a la Justicia y otras a la Gendarmeria, y en
cay6 casi a la mitad. Muchas empresas y bancos fueron vendidos a corpo
tonces hubo violencia, heridos y hasta muertos. Otras veces negod6, entre
raciones multinacionales o a grandes fondos de inversi6n El gobierno de
gando ayuda en alimentos o ropa, y sabre todo contratos de empleo, Ios
Menem lleg6 a su final sin margen siquiera para hacer beneficencia elec
"planes Trabajar''. transitorios y siempre insufidentes; con ellos lograba un
toral, y debi6 cerrar su presupuesto con un deficit abultado y una deuda
alivio momentaneo del conllicto, pero a la vez generaba nuevos reclamos.
externa que trepaba por entonces a 160 mil millones de d6lares, el doble
La organizaci6n de los desocupados tambiell se desarro116, en un con texto
queen 1994.
distinto, en el Gran Buenos Aires, donde el mundo de 1a pobreza era mas
Constrefi.ido a profundizar el ajuste, Menem empez6 a sufrir una opoantiguo y diverso. Alli habia una tradici6n de organizaciones sociales
sici6n social cada vez mas activa. Quienes hasta entonces habian callado
dedicadas a los problemas de la tierra -la falta de titulos de propiedad- y
empezaron a hablar, y las demandas confluyeron, se e:xpresaron de manera
de fa vivienda En la zona de La Matanza -un distrito que ya contaba con
novedosa y efectiva y ganaron una nueva legitimidad. Este archivo fue descargado de https://filadd.com
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LA GRAN TRANSFORMACI6N, 1989-1999
BREVE HISTORIA CONTE.MPORANEA DE LA ARGENTINA
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como la explosi6n de la fabrica de armamentos de Rio Tercero, que habria
borrado las huellas del contrabando de armas, a costa de muchas vidas.
Se trat6 de un "destape", que instal6 el tema de la corrupci6n en la
:impulsaron los reclamos de los desocupados, y lo mismo hizo la Corriente
agenda publica. La Policfa de la Provincia de Buenos Aires, "la Bonaerense'
Clasista y Combativa (ccc), originada en grupos sindicales de izquierda.
apareci6 implicada en varios casos de delincuencia, incluido el atentado a
El gobierno nacional y el provincial distribuian par entonces distintos
Ia AMIA, ocunido en 1994. Poco despues estall6 el "caso Cabezas": el
planes de ayuda, coma el ya mencionado "Trabajar'', principalmente a
brutal asesinato de un periodista grafico, por orden del empresario Alfredo
traves de las intendencias y las redes politicas del peronismo. Las nuevas
Yabrall, con la complicidad de miembros de la Bonaerense. Poco antes de
orga:niza ciones reclamaron su parte en el reparto de planes, y lo hicieron
ser capturado, Yabran se suicid6. Qued6 claro que la corrupci6n penetraba
cortando rutas. En 1998, estas organizaciones estaban s61idamente
en todas las instituciones del Estado, y que la violenci.a mafiosa era parte
instaladas en La Matanza, y otros grupos se desarrollaban en la parte sur
del conurbano.
de la disputa por el poder y los negocios.
En octubre de 1997, el justicialismo sufri6 una fuerte derrota en las
Este tipo de movilizaci6n callejera se acentu6 a medida que avanzaba
elecciones legislativas. Perdi6 induso en sus bastiones: Santa Fey Buenos
la crisis, involucrando a grupos muy variados: estudiantes, empleados pll
Aires, donde la esposa del gobernador encabezaba la lista de diputados.
blicos, productores rurales o desocupados, que marchaban, cortaban las
Duhalde, el "candidato natural", qued6 maltrecho, y Menem lo golpe6 min
calles o atacaban edifidos pl.lblicos. Como en los aiios setenta, la politica
m.is: afirm6 que s6lo el podfa ganar en 1999, y se lanz6 abiertamente a
volvia a las calles; lo hacia sin la dimensi6n revolucionaria de aquella E!
una nueva reelecci6n. Como en 1994, jug6 varias cartas: una interpreta
poca, pero se desarrollaba ante la televisi6n, pues Ia espectacularidad fue
clave en la nueva protesta.
ci6n caprichosa de la Constituci6n por parte de la Corte, o un plebiscito
Simult.ineamente, la perspectiva de las elecciones presidenciales de
que demandara la refonna constitucional. A la vez, presion6 a los gobema
1999 agit6 el ambiente en el peronismo, donde comenz6 a cuestionarse Ia
dores para alinearlos con et y dejar desamparado a Duhalde. Al fin la Justi
cia declar6 que su proyecto era absolutamente ilegal.
"gran transfonnaci6n". Ya en 1995, apenas reelecto Menem, el gobemador
Enfrascados en su conflicto, Menem y Duhalde se desentendieron de
de Buenos Aires, Eduardo Duhalde, anunci6 su camlidatura, tom6 distan
cia del "modelo" y reivindic6 las banderas hist6ricas del peronismo. Pese
las instituciones, y tambien de Ia suerte del peronismo, cuya derrota se
a que la Constituci6n era categ6rica al respecto, Menem intent6 jugar la
adi vinaba Aunque fracas6, Menem pudo mantener viva la ilusi6n casi
carta de otra reelecci6n -la re-reelecci6n"-, en parte para tratar de conser
hasta el final de su periodo. Ademas, logr6 herir a Duhalde, que en la
cam.pan.a elec toral tuvo que acentuar su perfil opositor al gobierno que
var el poder hasta el final, y lanz6 de modo informal su candidatura,
integraba, y pre sentar propuestas alternativas, que cuestionaban la
distri buyendo millones de camisetas, globos y carteles que decian
convertibilidad.Los go bemadores peronistas prefirieron tomar distancia del
simplemente "Menem99"_
conflicto; abandonaron el proyecto de Menem, pero sin comprometerse con
Se inici6 una guerra violenta entre el antiguo jefe del justicialismo y
el destino de Duhalde, que no pudo enc.abezar un partido unido y
quien pretendia sucederlo. Uno de los caminos fue la denuncia periodis
galvanizado. Como en 1983, el peronismo lleg6 a la elecci6n de 1999 sin
tica de hechos de corrupci6n, nutrida con infonnaciones que unos y otros
lider, y fue derrotado.
hacian circular para perjudicar a sus ocasionales rivales. Los medios
Por entonces, el despertar de la civilidad se manifest6 en la polftica.
difun dieron ampliamente episodios como Ia venta clandestina de armas a
Fue una nueva "primavera ciudadana, mas modesta que las anteriores,
Croacia y a Ecuador, las exportadones ficticias de la "mafia del oro", la
pero indicativa de que Ia sociedad seguia viva. A las batallas por la
"aduana paralela mastolerante que la oficial, o los sobomos de Ia empresa
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memo ria y la protesta social, se agreg6 el debate pUblico sabre la injustici.a
IBM a los directores del Banco Naci6n. Tambien hubo Este
hechos
violentos,
mas de un mill6n de habitantes-, la Federaci6n de Tierra y Vivienda (FTV)
y la CTA ---que incluia distintos grupos gremiales y sociales no peronistas
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social,
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LA GRAN1RANSFORMACI6N, 1989-1999
BREVE HISTORIA CONTEMPO:RANEA DE LA ARGENTINA
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su fe en la convertibilidad, se acord6 no cuestionarla y poner el acento en
la corrupci6n, el abuso de poder y la impunidad. En ese contexto, la pro
la equidad social, las instituciones republicanas y la lucha contra la co
puesta del Frepaso, una coalici6n politica reciente, 1ogr6 dar forma al en
rrupci6n. La candidatura presidencial se resolvi6 mediante una elecci6n
tusiasmo y Ia voluntad colectivos.
abierta, en la que De la RUa venci6 ampliamente a Fernandez Meijide. Lo
En 1995 -se dijo antes-, el Frepaso habia tenido en su debut un promisorio desempefio en las elecciones presidenciales, aunque casi en se
acompa:fi6 en la f6rmula Chacho Alvarez; en el justicialismo, Falito Or
tega hizo lo propio con Duhalde; por su parte, Domingo Cavallo cre6 otra
guida se alej6 su candidato presidencial, Jose 0. Bord6n. Pero a fin de ese
fuerza politica, Acci6n para la RepUblica, para ganar el voto del sector de
afio, Graciela Fernandez Meijide fue electa senadora par la Capital Federal,
con el 46% de las votos, mientras el gobierno sufria otras dos derrotas, en
centroderecha.
En las elecciones de octubre de 1999, De la RUa y Alvarez obtuvieron
Tucuman y en Chaco. Convergian en el Frepaso disidentes del peronismo
un
triunfo
claro: el 48,5% de las votos, casi diez puntos masque Duhalde.
y del radicalism□,socialistas y otros grupos de izquierda, movimientos so
En el momenta de asumir, la Alianza gobernaba en seis distritos y tenia
ciales, vinculados con la CTA, asf coma fragmentos de Ia maquinaria elec
mayoria en 1a Camara de Oiputados; el justicialismo tenia amplia mayorla
toral justicialista. Fue una fuerza politica sin una gran inserci6n territorial
en el Senado y controlaba 14 distritos, entre ellos Ios mas importanteS:
ni una estructura institucional clara, pero con un dirigente de fuerte lide
Buenos Aires, Santa Fey C6rdoba, donde en el a:fio anterior Ios radic.ales
razgo: Chacho Alvarez. El Frepaso recogi6 distintas aspiraciones del mo
habian perdido la gobemaci6n por primera vez desde 1983. De 1a RU.a re
menta: la renovaci6n de la poli'.tica y de las hombres, y la constituci6n de
cibi6 un poder limitado en lo politico y condicionado par la crisis econ6una fuerza de centroizquierda, alternativa de Ios dos partidos tradicionales.
mica, que seguia su desarrollo. Pronto se agregaria la d:ificultad para
Sin repudiar de raiz las politicas de la gran transformaci6n de los noventa,
puso el acento en los problemas sociales y en las cuestiones eticas y poli
trans formar una alianza electoral en una fuerza gobernante. Mientras
ticas: la conupci6n y el deterioro de las instituciones. Manej6 con habili
tanto, el segundo peronismo, replegado en sus bastiones, continu6
dad las nuevas tecnicas de comunicaci6n y logr6 imponer su mensaje.
desarrollando su proceso de transformaci6n y arraigo.
La UCR logr6 superar los efectos del final de la presidencia de Alfonsin
y obtuvo algunos exi.tos electorales significativos, sabre todo con Fernando
de la RUa, electo en 1996 primer jefe de Gobiemo de la Ciudad de Buenos
Aires, cuya autonomia politica habia sido establecida en la reforma consti
tucional de 1994. Desde 1995, la UCR y el Frepaso iniciaron
conversaciones para concertar su acci6n y avanzar hacia una alianza
formal, no f.icil de establecer, pues la UCR tenfa una vieja resistencia a las
acuerdos politicos. Pero prim6 la convicci6n de que juntas podian veneer
al justicialismo. En 1997 crearon la Alianza por el Trabajo, la Justicia y la
Educaci6n, y obtu vieron un notable triunfo en las elecciones legislativas:
en total, superaron al PJ por diez puntos, y Graciela Fernandez Meijide,
dos veces triunfadora en la Capital, venci6 en la provincia de Buenos
Aires a Chiche Duhalde, la esposa del gobernador.
Mientras el justicialismo se desgarraba en su pelea interna, la Alianza
avanz6 hacia el triunfo en 1999.Como la mayoria de la opini6n tenia
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puesta
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X. Crisis y reconstruccion, I 999-2005
EL G0BIERN0 de la Alianza debi6 enfrentar un complejo problema econ6mico, centrado en el mantenimiento o el abandono de la convertibilidad.
El presidente De la RU.a renunci6 en diciembre de 2001, cuando empezaba
una profunda crisis econ6mica, politica y social, y Eduardo Duhalde fue
elegido por el Congreso para completar su mandato. Durante 2002, la cri
sis se despleg6 plenamente, pero a comienzos de 2003 el gobiemo habfa
conseguido encarrilar las principales problemas. En mayo de ese aiio, fue
electo presidente Nestor Kirchner, quien en el inido complet6 la tarea co
menzada por Duhalde, con ta colaboraci6n del ministro de Economfa Ro
berto Lavagna En 2005, ya con la economia en e:xpansi6n y las cuentas
fiscales saneadas, Kirchner despidi6 a Lavagna y se hizo cargo
plenamente del gobierno. Se cerraba Ia transici6n y se inauguraba el
kirchnerismo, la nueva fase del segundo peronismo.
EL GOBIERNO DE LA ALIANZA
Encabezada por Fernando de la RU.a, la Alianza por el Trabajo, la Justicia y
la Educaci6n lleg6 al gobierno con un amplio C!'edito de confianza y varios
problemas de soluci6n casi imposible. Su poder estaba limitado por la pre
sencia dominante del peronismo en el Senado y en la mayorfa de las pro
vindas. En el interior de la coalici6n, habia diagn6sticos y propuestas dife
rentes y poco ensamb1adas. La movilizaci6n social, latente desde 1998,
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BREVE HISTORIA CONIBMPORi\NEA DE LA ARGENTINA
CRISIS Y RECONS1RUCCI6N, 1999-2005
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seguia presente y articulada. Sobre todo, la economia ponfa un limite fe
a:fios noventa el gobierno no habfa controlado los gastos, habia
rreo a la acci6n del gobiemo.
alimentado la maquinaria politica, cuyo apoyo necesitaba, y tambiell al
El nuevo gobiemo recibi6 una economia que estaba en recesi6n desde
vasto sector de prebendados y depredadores de distinto tipo que sorbian
1998, un deficit fiscal mucho mayor del previsto y un regimen de conver
sus recursos.
tibilidad cuyo merito residfa en limitar estrictamente la acci6n estatal en
En 2000, no se discutian tanto las causas profundas como las conse-materia monetaria y garantizar a las inversores globales -preocupados por
cuencias: quit'ines serian Ios afectados por la inevitable reducci6n fiscal y
sus fondos- que el pafs cumplirfa con sus compromisos. Qued6 en eviden
c6mo se equilibrarian las presiones de los afectados, III.as impuestos, me nos
cia toda la fragilidad de la bonanza de los aiios noventa. Asi lo entendi6 la
salarios, menos fondos para los gobiemos provinciales. Este era un pro blema
opini6n pUblica: todo reposaba sabre la convertibilidad, y mantenerla fue
particularmente complejo, en el que se cruzaban cuestiones politi cas y
la nueva ilusi6n colectiva y tambien el principal respaldo del gobiemo.
sociales; el gobiemo nacional necesitaba reducir las transferencias a las
Las poHticas que contribuian a sostener la convertibilidad, con la es
provincias; los afectados -en especial los empleados estatales provincia lesperanza de que se reiniciara el ciclo virtuoso, profundizaban la recesi6n
reaccionaban de manera violenta y los gobernadores debian afrontar esos
local. El estancamiento se m.anifestaba en la experiencia cotidiana: elevada
conflictos y a la vez negociar con el gobienio nacional.
desocupaci6n, empleo "en negro", tasas de interes altisimas, retracci6n co
La politica econ6mica fue conducida de manera eclectica y razonable
mercial, atraso en los pagos del Esta.do y desaliento a los inversores. Para
por el ministro Jose Luis Machin.ea, combinando un poco de ajuste salarial,
convencer a sus acreedores, el pais debia cumplir con sus compromisos, y
un poco de elevaci.6n de impuestos y un poco de reducci6n de gastos. Par
esto s6lo era posible con nuevos prestamos. El Fonda Monetario Interna
otro !ado, apost6 a Ia reactivaci6n y trat6 de atraer a los empresarios redu
cional (FMI) se mostr6 tolerante y benevolo con el pais mientras dur6 la
ciendo las costos salariales mediante la reforma de la ley laboral. Sohre
administraci6n Clinton en Esta.dos Unidos. Pero1a perspectiva de quienes
todo, consigui6 el apoyo del FMI, que a fines de 2000 acord6 fondos para
manejaban los grand.es fondos de inversi6n privados era distinta: s6lo les
el "blindaje" de la deuda externa.
preocupaba abandonar a tiempo un mercado riesgoso. El "riesgo pais , la
Pero la recesi6n no cedi6, la desconfianza de los inversores se mantuvo,
sobretasa de interes que debia pagarse en los mercados financieros mun
continu6 la fuga de capital.es, aument6 el riesgo pais y se alejaron las
diales, registraba la fragilidad de la solvencia, sostenida por hilos cada vez
posi bilidades de nuevos prestamos. En marzo de 2001, Machinea dej6 su
mas tenues.
lugar a Ricardo L6pez Murphy, quien apost6 por reducir el deficit del Esta.do
La convertibilidad, sumada a diez aftos de inflaci6n interna, tuvo
me-- diante un drastico recorte de gastos. Hubo una reacci6n social y
como consecuencia un peso sobrevaluado, que hacfa dificU competir en
politica generalizada, y el ministro abandon6 su cargo de inmediato.
los mer cados mundiales; asi retrocedieron las exportaciones industriales,
Entonces De la RU.a convoc6 a Domingo Cavallo, el padre de la
que ha bian sido uno de los pilares de la transformaci6n de los a.nos
convertibilidad trans formado en la Unica esperanza de salvaci6n para laya
noventa. Pa gar los vencimientos de la deuda requerla un enorme esfuerzo
desesperada opini6n pUblica. Cavallo se convirti6 de hecho en un
fiscal y una reducci6n de los gastos del Estado: congelar salarios, suprimir
superm:inistro , un papel ade cuado a su personalidad.
partidas, achicar Ia inversi6n. Todo ello profundizaba la recesi6n y
En media de una crisis social ya desbocada, Cavallo ensay6 una solu
ademas reduda los ingresos provenientes de los impuestos.
ci6n no ortodoxa: cerrar las importaciones y reactivar las exportaciones
Asi, los distintos problem.as confluian en el "ajuste" fiscal. El Estado
industriales, mediante estimulos fiscales. Pero el elevado costo :fiscal de
gastaba III.as de lo que percibfa. En parte porque no recibia nuevos presta
esta politica aument6 la desconfianza de 'tos inversores y la fuga de d61a
mos, en parte por la recesi6n y en parte porque durante la bonanza de los
res. For entonces, se habi'.a agregado otra dificultad: la nueva administra
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ci6n estadounidense, encabezada par George W. Bush, retace6 su apoyo
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BREVE HISTORIA CONfEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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El "escindalo del Senado" desencaden6 la ruptura. En abril de 2000,
se aprob6 la ley de reform.a laboral, resistida por los sindicatos. Paco
despues trascendi6 que un grupo de senadores, peronistas y radicales,
habia sido sobamado para que la aprabaran. Al parecer, se trataba de una
practica habitual durante el gobiemo de Menem, a la que habria recurrido
el mi nistro de Trabaja Alberto Flamarique, encargado de la aperaci.6n.
Chacho
.Alvarez, en su calidad de presidente del Senado, impuls6 una investigaci6n
profunda, acorde con la propuesta del Frente Pais Solidaria (Frepaso) sabre
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gobierno argentino y despues del episodio del 11 de septiembre de 2001
se desentendi6 completamente de su suerte.
Al borde de la cesaci.6n de pagos, Cavallo se concentr6 en la deuda ex
terna. Primero acord6 con 1os acreedores un "megacanje , permutando ven
cimientos inmediatos por otros a mayor plazo y mayor interes. Intent6 fle
xibilizar la convertibilidad, combinando en la paridad d6lares con euros,
con resultado catastr6fico: el Estado estaba admitiendo que la insolvencia
estaba cercana La ultima y desesperada medida para recuperar la confianza
de los inversores fue anunciar en julio de 2001 un presupuesto de "dl2ficit
cero"; el Estado s6lo pagaria el equivalente de lo que recaudara. Enseguida
se adv.irtieron las consecuencias: recortes de sueldos y jubilaciones y sobre
todo reducci6n de las transferencias a las provincias. Para pagar las sueldos,
los gobiemos provincial.es emitieron bonos y otras cuasi monedas que
s6lo circulaban en cada provincia Pero a juzgar por el riesgo pafs
queyalle gaba a las nubes, nada cambi6 las expectativas de los
inversores.
CRISIS Y RECONSTRUCCJON, 1999-2005
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1a reforma politica. Los senadores peronistas y radicales se unieron para
obstaculizarla y defender al cuerpo, y Alvarez s6lo tuvo un tibio respaldo
de De la Rlla. Al fin, apenas hubo algunas renuncias entre las senadores y
la investigaci6n se paraliz6, pero Alvarez, visiblemente desautorizado p_or
el presidente, renunci6 a su cargo en octubre de 2000.
Su renuncia desencaden6 una crisis en el gobiemo. Aunque Alvarez
sostuva que el Frepaso segui'.a integralldala, e incluso continu6 aconse
jando a De la RU.a -por ejemplo, sobre la incorporaci6n de Cavallo al gabi
nete-, los diputados de ese partido se desgranaron. A fin de 2000, varios
grupos desprendidos de la ucR, el Frepaso y el socialismo constituyeron
Afinnaci6n para una Repllblica Igualitaria (ARI), que encabez6 Elisa Carri6.
Las medidas de ajuste que en marzo propuso L6pez Murphy, aunque efi
meras, sumaron nuevas deserciones y acabaran con la frcigil mayaria que
el gobierno tenia en Diputados. La designaci6n de Cavallo, que funcion6
como un virtual jefe de gabinete, distanci6 a Alfonsin, quien comenz6 a
explorar la alternativa de un gobiemo de unidad nacional capaz de iniciar
el abandono de la convertibilidad.
Aislado de sus aliados y encerrado en un circulo muy reducido, el go
bierno enfrent6 las eleccianes legislativas de octubre de 2001. En ellas, el
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Al implacable avance de Ia crisis fiscal se sum6 una movilizaci6n social
de creciente intensidad. Pese a ello, el gobiemo de la Alianza tuvo inicial
mente un razonable margen de maniobra. El peronismo, muy desarticu
lado, no lo obstaculiz6 de manera sistem.itica: los gobernadores negocia
ron las fondos de sus provincias y los senadores lo hicieron con sus votos
para la aprobaci6n de las leyes. Por otra parte, a medida que se revelaba
la fragilidad de la convertibilidad, la opini6n pllblica apoy6 firmemente a
un gobierno que pareda ser la Ultima garantia de su mantenimiento.
Pero la Alianza, exitosa en lo electoral, no funcion6 como coalici6n de
gobiemo. Par razones profundas o mezquinas, la Uni6n Civica Radical
(ucR) tuvo friccianes cad.a vez mas fuertes con el grupo que rodeaba a De
la Rlia Alfonsin fue tomando distancia de Ia defensa a ultranza de la con
desempefi.o de la ucR fue malo; el peronismo, que tambieTI. perdi.6 muchos
vertibilidad. El vicepresidente Carlos Alvarez, nexo entre ambos
votos, sin embargo avanz6 considerablemente en el control de las cama
dirigentes radicales, procur6 ampliar la Alianza dialogando con el espectro
ras. Los partidos de izquierda y el ARI obtuvieron buenos resultados. Pero
no pero nista, mientras que el presidente apost6 a la colaboraci6n de las
lo mas notable fue lo que se llam6 el "voto bronca" o "voto castigo":
senadores y Ios gobernadores justicialistas. Combinar tendencias y puntos
un 22% de las sufragantes vot6 en blanco o anul6 su voto. El 24% no fue a
de vista divergentes no era imposible, pero hubiera requerido un liderazgo,
votar, un porcentaje un poco mayor que el normal. El "voto bronca" fue
una decisi6n y un talento politico de los que De la RU.a carecia, de modo
impulsado par una campafi.a sistemcitica, que dio form.a y expresi6n a la
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que las conflictos se agudizaroIL
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extendida discanfonnidad de la ciudadania. Se culpaba al conjunto de
las
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BREVE HISTORJA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
politicos de las dificultades econ6micas, de no hacerse cargo de las deman
das de la sociedad y de preocuparse s6lo par defender sus privilegios.
CRISIS Y RECONSTRUCCI◊N, 1999-2005
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Pero los actores principales fueron las organizaciones "piqueteras". Su
peso se increment6 cuando el gobiemo de la Alianza, que trataba de redu
dr la influencia de las redes politicas peronistas, decidi6 negociar con
ellas
PROTESTA, CRISIS Y FINAL DE LA ALIANZA
y encargarles la distribuci6n de los planes de ayuda Esto conf:irm6 la in
tuici6n de Ios demand.antes: como en los afios noventa, el gobierno
Las elecciones de octubre iniciaron la crisis final <lei gobierno. Los senado
renun daba a aplicar politicas universales y se ocuparia de aquellos que
res peronistas eligieron a uno de ellos -Ram6n Puerta- coma presidente
presio naran adecuadamente. Como los beneficios otorgad.os eran
provisional deI Senado, primero en la linea sucesorta luego de la renuncia
precarios, las demand.as crecian y la competencia se hacia intensa, las
de Alvarez. Anunciaban asi que se preparaban para retomar el gobierno.
organizaciones deb(an permanecer activas, para defender lo recibido y
Los gobernadores peronistas se organizaron para defender su parte de
ampliarlo. De ese modo se cerraba el cfrculo: en definitiva, el Estado
unos recursos fiscales que se reducian aceleradamente. El gobi.erno, huersubsidiaba y hacfa cre cer a los grupos que se habian organizado para
fano del respaldo del FMI -pese a las desesperados intentos de Cavallo-,
presionarlo.
comenz6 a recortar todo ti.po de gastos, lo que agudiz6 las reacciones.
Las organizaciones piqueteras eran complejas: al nU.cleo de desocupa dos
La crisis fiscal reactiv6 la protesta social, que renaci6 a mediados de
se sumaban jubilados, ocupantes de tierras y, en general, familias nece
2000 y creci6 de manera sostenida, hasta culminar en diciembre de 2001.
sitadas. Constntir las organizaciones fue la tarea de veteranos militantes
La singulariz6 su dimensi6n nacional, su heterogeneidad y la convergencia
so ciales, antiguos dirigentes sindicales y tambien activistas politicos. Una
prilctica. Prendi6 primero en algunas capital.es provinciales lejanas de Bue
novedad fue la alta participaci6n de las mujeres, que articularon la dimen
nos Aires. En mayo de 2000, hubo un nuevo corte en General Mosconi,
si6n militante con las tareas comunitarias, de creciente importancia. Las or
Salta, duramente reprimido, que concluy6 con una pueblada victoriosa e
ganizaciones proliferaron, con diferencias de envergadura, perspectivas y
importantes logros. En noviembre del mismo afio, las organizadones pi
estrategias, aunque coincidieron en la tilctica -el carte de rutas y de calles
queteras de La Matanza obtuvieron un exito similar, en momentos en que
y en la practica organizativa, basada en las asambleas, en las que se discutia
estallaba otro episodio violento en Mosconi. Las cosas fueron mas duras
lo concreto y lo general Diferian en sus perspectivas de largo plaza. Para
en 2001. El "deficit cero establecido por Cavallo en julio y su secuela de
algunas, el horizonte estaba en las puebladas y en la insurrecci6n popular.
re cortes presupuestarios profundizaron el descontento, involucrando
Otras fueron promovidas por partidos de izquierda, que las acomodaron a
ciuda des men ores y pueblos. A fines de afi.o, como se vera, los vecinos
sus respectivas lfneas polfticas. Un grupo importante apunt6 a lo que
de la ciu dad de Buenos Aires pasaron de espectadores a participantes
llama ban la autoorganizaci6n popular. Un punto esencial eran los
activos de una protesta que en las grandes conurbaciones incluy6 el
subsidios esta tales, que solucionaban los problemas de los necesitados y
saqueo, la vio lencia, la represi6n y las muertes.
ademas posibili taban el funcionamiento y la expansi6n de las
Los protagonistas se fueron ampliando y renovando. Las dos CGT y la
organizaciones. Las organizaciones piqueteras procuraron darle un
Central de Trabajadores de la Argentina (CTA), unidas o separadas, convo
significado diferente al que era com.tin en el atnbito de las redes del
caron a huelgas generales y organizaron marchas nutridas y turbulentas.
peronismo. Los subsidios no debian ser considerados una dcidiva, sino una
Muy activos fueron los trabajadores estatales de las capitales provinciales,
conquista El E.5tado tenia la obliga ci6n de garantizar las derechos b.isicos de
y sobre todo los docentes. En los municipios, la protesta se profundiz6 al
los ciudadanos: la salud, la edu caci6n, la a1imentaci6n, el trabajo y la
sumar a organizaciones vecinales y otras redes de base territorial.
vivienda. No hacerlo suponia una in justicia que debfa ser reparada, y en ello
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residia el derecho y la dignidad
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En 2001, las organizaciones piqueteras pasaron a primer piano, avan
zando en su integraci6n y coordinaci6n. A fines de juho, se reuni6 una
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BREVE HISIORIA CONrEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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Asamblea Piquetera National y se acord.6 un plan de acciones en coniun
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que culmin6 el 7 de agosto con Cortes de rutas en todo el pais. Sin embargo, afloraron las diferencias estrategicas y hubo muchas escisiones.
Las organizaciones mas antiguas, como la Federaci6n de Tierra y
Vivienda (FTv) y la Corriente dasista y Combativa (ccc), impulsaban
reformas soda
les -como el seguro universal- que mejoraran la situaci6n de los desocu
pados y no desdefi.aban negociar con las autoridades. Las que eran impul
sadas por partidos de izquierda, como el Polo Obrero (PO), consideraban
que existfa en el pals una situaci6n prerrevolucionaria y orientaron sus
acciones en ese sentido. A principios de diciembre, este grupo profundiz6
la escisi6n conformando el Bloque Piquetero.
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adhesi6n casi unaTiime; ese dia, en muchas ciudades bubo manifestacio-
En los ultimas meses de 2001, el fantastico nivel alcanzado por el "riesgo
pais" descart.6 cualquier posibilidad de acceso al ct'edito intemacional Se
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corporiz6 asi el fantasm.a del defaulto declaraci6n del cese de los pagos de
la deuda. Unos sacaron sus d61ares del pais; otros retiraron sus dep6sitos
de los bancos. La corrida amenazaba con destruir todo el sistema bancario.
Para frenarla, Cavallo tom6 una medida excepcional, pronto conocida
como "corralito": el 1° de diciembre redujo a una peque:fia suma la
extracci6n de efectivo de las bancos, aunque s:iguieron habilitadas las
transferencias, los cheques y las pagos con tarjetas. Pocos dias despues,
ante la falta de res puesta del FMI, se anunciaron nuevos cortes
presupuestarios.
El "corralito" relanz6 la protesta social. La desafecci6n institucional, el
cuestionamiento de todos los mecanismos de representaci6n y la bUs
queda de nuevos canales se pusieron de manifiesto en la adhesi6n al ple
biscito convocado por el Frente Nacional contra la Pobreza (FRENAPo), or
ganizado por la CTA y otras agrupaciones sociales y politicas, que proponfa
establecer un ingreso ciudadano brulico. Entre el 13 y el 17 de diciembre,
votaron tres millones de personas. Los lugares de sufragio fueron organi
zados por distintas instituciones: sindicatos, centros estudiantiles, parro
quias, asociaciones profesionales, sociedades de fomento, hospitales, c.ir
celes; su diversidad revela la extensi6n del cuestionamiento.
Pof entonces, la protesta ya habia tornado otro rumba. El 13 de diciem
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bre, las tres centrales obreras organizaron un paro Este
nacional
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manifes tantes en la Plaza y hubo cinco muertos.
Ya habia renunciado el ministro Cavallo y el presidente, en un Ultimo
intento, convoc6 a un gobierno de unidad nacional. Por entonces, los
diri gentes peronistas y buena parte de los radicales habian coincidido
en que con De la Rua la crisis no tenia salida. Por la noche, el presidente
renund.6 a su cargo y en un helic6ptero abandon6 la Casa de Gobierno,
sitiada por los manifestantes furiosos. En esos dias, habfan muerto un
total de 39 perso nas. Curiosamente, De la RUa volvi6 al dia siguiente a
Ia Casa de Gobiemo para esperar que su renunda fuera aceptada.
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prolongaron en Ios dfas siguien tes. Las organizaciones piqueteras
reunieron a su gente alrededor de los grandes supermercados y
negociaron con los gerentes y con algiin funci.o nario publico la
entrega de bolsones de alimentos. Sin embargo, la acci.6n se extendi6
por todo el pais, y esa semana fueron saqueados unos trescien tos
negocios. La represi6n fue inconexa, pero bubo 18 muertos -algunos a
manos de los comerciantes- y cientos de heridos.
El 18 de diciembre, comenzaron los saqueos en el Gran Buenos
Aires y en otros grandes conurbanos. En los barrios populates, fueron
asaltados rouchos supermercados pequefios, aprovechando la
sospechosa pasividad
de las fuerzas policiales, que se limitaron a proteger los locales de las
gran des cadenas. Hubo una parte importante de espontaneidad, pero
esos epi sodios tambi€n fueron estimulados por muchos diri.gentes
peronistas loca les, con intenci6n de darle el Ultimo empuj6n al
gobierno. El 19, la protesta esta116 en la Capital Federal, movilizando a
nuevos actores. Al son de los cacerolazos, salieron a la calle muchos
vednos de Buenos Aires, afectados por la crisis o movilizados por la
indignaci6n y la desilusi6n. Por la noche, el presidente decret6 el estado
de sitio; no tuvo ningdn efecto disuasivo, pero en cambio aviv6 el
conflicto y puso en movimiento a quienes allll se mantenian
apartados. En la Capital, se congregaron frente al Congreso o en la
Plaza de Ivlayo muchedumbres de reclamantes, a las que se sumaron
grupos del Gran Buenos Aires. El dia 20, la Policia reprimi6 a los
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Asi termin6 el breve interludio de un gobierno no peronista en el ciclo
del segundo peronismo. Surgida en un contexto de optimismo
ciudadano que recordaba el de 1983, la Alianza entusiasm6 al
prindpio con su promesa
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BREVE HIS1DRIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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de trabajo, educaci6n y justida, aunque termin6 concitando el apoyo de
quienes, de manera mas modesta, querian salvar la convertibilidad. Am.bas
aspiraciones eran igualmente ut6picas. Los datos duros de la economia ya
.indicaban en 1999 que, salvo alg1in cambio importante en las condiciones
externas, el derrumbe fiscal era imposible de detener. En los dos afl.os de
gobiemo de la Alianza, los datos s6lo cambiaron para peor, en particular
con Ia nueva politica de Estados Unidos y el FMI.
La crisis politica transcurri6 sabre un fondo de violentas
manifestacio nes sociales. Con la presidencia vacante, el protagonismo
se traslad6 a la
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Era inevitable que la crisis provocara un remez6n social y politico.
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Pudo haber sido diferente su form.a y su profundidad, y eso fue responsa
bilidad del gobiemo de De la Rlla. Al menos hasta octubre de 2001, nadie
se propuso definidamente derribarlo o ponerle obst.iculos imposibles de
superar. La gesti6n de De Ia RUa no intent6 sumar a otras fuerzas
politicas
y tratar de hacerlas coparticipes de un derrumbe que se avizoraba, y del
que tambiell eran responsables. Tampoco fue capaz de rnantener la
unidad
-precaria por cierto- de la Alianza. Con mayor habilidad politica, quiz.is
hubiera podido evitar, si no el estallido social, al menos las muertes. Quizi
tamblen hubiera podido morigerar el derrumbe :institucional y politico,
que a la larga fue la herencia mis dura dejada par una crisis que en di
ctembre de 200 I recien comenzaba a manifestarse.
EL ANO DE LA CRISIS
Desde entonces, y durante 2002, la crisis se despleg6 en todo su alcance.
Se conjugaron la crisis econ6mica que origin6 el derrumbe de la
convert:i bilidad, la crisis polftica derivada de la acefalia presidencial y
profundizada par el cuestionamiento general a 1a legitimidad de las
gobemantes, y la crisis social, alimentada par la de la economia y
motorizada par la expre si6n de distintas for.mas de protesta y reclamo.
Como trasfond.o, se desple garon imagenes terrorfficas, quizis e:xageradas,
pero operantes: guerra ci vil, saqueos, quiebras en cadena, anarqufa. Toda
form6 parte del "afio de la crisis". Curiosamente, a fines de ese aiio, las
fantasmas estaban desapare ciendo y las problem.as paredan encam:inarse a
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una soluci6n.
CRISIS Y RECONSTRUCCION, 1999-2005
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Asamblea Legislativa, que design6 presidente interino al gobernador de San
Luis, Adolfo Rodriguez saa, quien debfa Ila.mar a elecciones de inme diato para
completar el mandate de De la RU.a. Pese a lo acotado de su mandato, el
nuevo presidente anund6 queno se pagaria la deuda extema
-decisi6n aprobada par el Congreso entre aplausos y vitores antiimperia
listas- y encar6 proyectos de largo plaza, para los que busc6 respaldo en
distintos sectores sociales y politicos. Pero apenas una semana despues las
gobernadores justicialistas, que habian impulsado su designact6n, le reti
raron el apoyo, y opt6 por renunciar, en dias en que una multitud asaltaba el
Congreso de la Naci6n e incendiaba algunas oficinas.
El primer dfa de 2002,1a Asamblea Legislativa design6 coma nuevo presidente -ahora para concluir el mandato de De la Rlia- a Eduardo Duhalde,
exgobemador de Buenos Aires y candidate presidencial derrotado en 1999.
Duhalde tenia una importante base en su provincia, contaba con el apoyo de
las gobernadores peronistas y de la ucR y un buen respaldo en el Con greso. En
cambio, la Corte Suprema de Justici.a -con mayorfa de jueces de signados par
Menem- le era hostil. En la calle, las distintos grupos movili zados seguian
reclamando con ira, de modo que la legitimidad del nuevo presidente estaba
lejos de ser s6lida.
El Congreso result6 el anda masconsistente de un gobiemo que debi6
dar respuesta a situacfones no imaginadas. Nadie habfa previsto el abrupto
fin de la convertibilidad No habia una salida que pudiera conformar a todos, y
la cuesti6n fue c6mo se repartirian las perdid.as. Cada actor presion6 por lo
que consideraba suyo. Las prim.eras medidas, tomadas bajo presi6n, fue
ron azarosas y frecuentemente contradictorias, pero sus efectos resultaron
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contundentes. Rodriguez Saa habfa anunciado el default de la deuda ex
terna privada, aunque se seguiria pagando la deuda con el FMI. El Con greso
agreg6 el fin de la convertibilidad y confiri6 amplios poderes al pre sidente.
Duhalde dispuso una devaluaci6n del 40%, llevando el d6lar a 1,40 pesos, y
transform6 en pesos las deudas en d61ares, mediante la lla mada
upesificaci6n asimetricau. Se dispuso que las deudas en d6lares se
convirtieran a raz6n de un peso par d.61ar, mientras que las dep6sitos ban
carios se pesificaban a raz6n de 1,40 pesos por d6lar. Simult.ineamente, se
ex:tendi6 el "corralito -que pas6 a llamarse "corra16n- a las dep6sitos a
plazo fijo.
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BREVE HISIORIA CONTEMPO:RA.NEA DE LA ARGENTINA
Esta masiva ruptura de los contratos dejaba una cantidad de cuestio
nes por resolver y una gran discusi6n sabre c6mo hacerlo. A los bancos se
les prometi.6 un bona, para compensar 1a diferencia entre acreencias y deu
das. Se refonn6 la ley de quiebras, para proteger a la masa de afectados
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exhibido par las medias, expresaron su ira y sus reclamos, que nadie pudo
ignorar. Tambien comenzaron a aparecer propuestas, fragmentarias, ut6pi
cas, pero con una dosis de creatividad, para organizar de manera diferente
la sociedad y la politica. Para muchos, la crisis fue una oportunidad.
por los cambios. Muchos ahorristas recurrieron a Ia justicia y encontraron
El escenario mis visible de la crisis, y tambiell el punto de mayor con
jue
centraci6n de sus expresiones, fue la ciudad de Buenos Aires, sede del po
ces que, a veces con llamativa rapidez, les perroitfan recuperar sus dep6si
der que concentraba las reclamos. Cada dia se vefan en la Plaza de Mayo,
tos bancarios. La Corte Suprema, en guerra franca con el gobierno, ame
el Congreso o las Tribunales manifestaciones de vecinos indignados que
naz6 con declarar inconstitucionales todas las medid.as de excepci6n.
golpeaban sus cacerolas o de ahorristas que atacaban a martillazos las se
Entre tantas medidas forzadas, contradictorias o inconducentes, Duhalde
des de las bancos, rompiendo vidrieras o pintando frases condenatorias.
tom6 una decisi6n efectiva y de perdurables efectos: la creaci6n del Plan
Los unia la consigna Nque se vayan todos'; referida en principio a los poli
Jefes y Jefas de Hogar, destinado a los desocupados, para el que obtuvo
ticos, pero tambien a otros grupos diri.gentes. Asimismo, cotidianamente
fondos del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
aparecian columnas de piqueteros, que lucian amenazantes, con sus palos
El plan tenfa una cobertura mucho mayor que las anteriores -apuntaba a
y las caras cubiertas con pasamontafias, reclamando subsidios y Nplanes".
la universalidad- y su ejecuci6n se derivaba a las intendentes, aunque
Por las tardes, los vecinos de las barrios se reunian en asambleas para de
daba participaci6n a diversas organizaciones, entre ellas las piqueteras. La
liberar y organizarse. Al anochecer, aparecian los cartoneros: familias y
suma entregada era modesta -150 pesos, es decir, unos 40 d6lares-, pero
grupos muy organizados que iban a buscar algo valioso entre las residuos.
significativa. En 2002, se habian otorgado mas de un mill6n de subsidios,
Otros vecinos se juntaban en clubes de trueque, para sustituir la moneda
y un aiio despues llegaban a dos millones.
y mantener el mercado. Soluciones de emergencia, protestas sin futuro,
Los efectos tardaron unos meses en hacerse sentir, y en el aiio de la
pero, a la vez, intentos de buscar un camino distinto.
crisis esto era una etemidad. A fines de abril., el gobiemo habia perdido el
Las jomadas de diciembre, con su €pica y sus martires, pusieron a los
control y el d6lar se disparaba, lo rnismo que la inflaci.6n y la desocupaci6n,
vecinos de Buenos Aires y de otras grandes ciudades en estado de movili
especiahnente en el conurbano bonaerense. La mitad del pais se encon
zaci6n. Continuaron marchando, golpeando sus cacerolas. Luego de derri
traba par debajo de la linea de pobreza, y una cuarta parte traspasaba la
bar a dos presidentes -pensaban-, su blanco era la Suprema Corte de Jus
linea de indigencia El gobiemo debfa encontrar c6mo satisfacer simulta
ticia, que para unos era el emblem.a de los aborrecidos aiios noventa, y para
neamente a ahorristas con dep6sitos uacorralados'; a bancos amenazados
otros, la esperanza de un fallo judicial que les devolviera sus ah.arras. Los
por corridas, a acreedores sin la posibilidad de ejecutar a los deudores.
ahorristas constituian el m1deo mas violento de Ios manifestantes urbanos;
Ademas, el FMI le exigia Ncambios profundos" que llevaran a un nuevo
era el grupo mas centrado en un objetivo especifico y tambiell contradic
equilibria, como una "hiperinflaci6n controlada". Tras este cruce de tantos
torio, pues la furia en contra de los bancos unfa a deudores ya acreedores.
intereses contradictorios, se desenvolvia una crisis social profunda y una
La mayoria de los vecinos, devenidos ciudadanos, asumi6 la responsa
crisis radical de legitimidad politica no menos aguda.
bilidad de construir el interes general. Lo hizo en las ya mencionadas
asambleas barriales -funcionaron mas de cien en la Capital y otras tantas
El doble cuestionamiento de la autoridad politica y de la moneda impuls6
o mas en el resto del pafs-, caracterizadas por la aspiraci6n a la horizonta
el despliegue de la crisis social y politica. En el afio de la crisis, se agrav6 la
lidad, al dialogo razonado y a una democracia directa que cerrara la bre
situaci.6n de las "perdedores" de la gran transfonnaci6n de las dee.ad.as an
cha dejada par el fracaso politico. En las asambleas, se debatieron grandes
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teriores y se les sumaron nuevos segmentos. En un escenario
ampliamente
BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
tantes piqueteros -Maximiliano Kosteki y Dario Santillan- estimul6 un
acercamiento entre esas organizaciones y las vecinos. Pero a fin de afio,
las aguas se fueron separando y comenz6 a predominar entre los vecinos
el anhelo de una salida ordenada para la crisis.
Fue di:ffcil dar una expresi6n polftica al "que se vayan todosu, del que
s6lo se salvaban algunos politicos reconocidamente honestos. Muchos
confiaron en regenerar la prclctica politica, y a mediados de afto se popula
mente de las marchas, para defender lo conseguido, recuperarlo o
acrecen
tarlo en una dimimica asimilable a la de la tradici6n sindical. Los "planes
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y otros subsidios fueron el centro de las organizaciones y el origen de sus
Las organizaciones piqueteras fueron las grandes protagonistas del
ai1o de la crisis. Crecieron por el aumento de la desocupaci6n, pero sobre
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riz6 1a propuesta de una Asamblea Constituyente que refundara la
repU
blica, pero la iniciativa se diluy6.
En ese afio admirable, hubo otros colectivos singulares. Los cartoneros
--esos grupos que ocupaban la ciudad por la noche y desaparedan al
amane cer- suscitaron tanto miradas horrorlzadas como humanitarias.
Entre ambas perspectivas, pudo descubrirse en ese fragmento de los
"perdedores de la nueva sociedad un orden propio: eran familias enteras,
con su base en los barrios de1 conurbano. Tambiell su ligaz6n con aigun
tentaculo del mercado, interesado en los metal.es, los papeles o el cart6n, y
presto a construir los cir Cltitos articuladores de la recolecci6n. Otro
colectivo notable fue el de las trabajadores que se hicieron cargo de las
f.ibricas abandonadas por sus pro pietarios y las pusieron en
funcionamiento, con la ambigua ayuda del Es tado, que alternaba entre la
asistencia social y el rigor judicial. Tam.bi.en esta ban los dubes de trueque,
potenciados por la crisis monetaria. Ademiis de su capacidad de contenci6n
para 1os ID.as golpeados por la crisis, apostaron a construir un sistema
autogestionado, altemativo del mercado, pero cuando la economia normal
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recuper6 su estabilidad declinaron r.ipidamente.
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todo por la creaci6n del PlanJefes y Jefas de Hogar, que multiplic6 la ayuda
social del Estado. La mayor parte fue repartida a traves de las redes vincu
ladas con el aparato politico justicialista, pero una porci6n significativa se
destin6 a las organizaciones piqueteras. Les era facil obtenerla de on go
biemo cuya prioridad era apagar el amenazante conflicto social. La distri
buci6n de paquetes de planes hizo posible el crecimiento de esas organi
zaciones, pero tambien su divisi6n y reconfiguraci6n, en funci6n de sus
relaciones con el gobierno y la politica.
Las organizaciones piqueteras fueron islotes singulares en el mundo
del conurbano, que convivieron en competencia con la red de base estatal.
Los planes asistenciales y las contraprestaciones permitieron desarrollar la
dimensi6n asistencial: copas de leche, comedores, talleres y otras iniciati
vas de sentido autogestionario. Pero todas las conquistas eran precarias y
discrecionales. Pertenecer a una agrupaci6n consistfa en participar regular
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cuestiones y otras mas especificas, de gesti6n barrial; se establecieron
rela ciones solidarias con otros grupos -especialmente los cartoneros del
ba rrio- y se organizaron marchas y "escraches": manifestacionesde tinte
jaco bino contra personajes odiados, coma el exministro Cavallo o
algunos represores inc6gnitos.
Los partidos de izquierda se sumaron a las asambleas y trataron de
im ponerles sus lineas politicas, dillcilmente conciliables con la
autogesti6n vecinal La militancia asamblefsta alcanz6 sus picas en la
marcha del 24 de marzo de 2002 y a fin de junio de ese afio, cuando la
muerte de dos mili
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diferencias. La FTV y la ccc, las organizaciones grandes y tradicionales,
pri vilegiaron el acuerdo mas o menos estable con las autoridades
peronistas. Otras se preocuparon por consolidar el nUcleo social y por la
defensa mili tante de lo que se le arrancaba al gobierno. Un grupo
mayoritario se reuni6 en el Bloque Piquetero, organizado por los
partidos de izquierda, conven
cidos de Ia iruninencia del momento revolucionario, el "argentinazo", coma
lo denominaba el Partido Obrero, trotskista.
El gobierno, queen general prefiri6 negoctar con las organizaciones,
en ocasiones ensay6 la represi6n. El 26 de junio de 2002, la Policia bo
naerense intent6 detener una marcha en Avellaneda y, como se dijo, ase
sin6 a dos militantes, Kosteki y Santillan. El hecho, que qued6 documen
tado y tuvo otras repercusiones politicas, exacerb6 1a movilizaci6n
piquetera, de presencia diaria, cortando mtas y calles, y estrech6 los
vinculos con los vecinos movilizados, coma lo expres6 la consigna
"pi quetes, cacerolas, la lucha es una sola". Por entonces, no habfa dia en
que una marcha, grande o chica, no se manifestara frente a una
dependencia gubernamental, generando un caos en el centro de la
Capital yen otras grandes ciudades. La tclctica era efectiva, y la
estrategia revelaba la con-
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BREVE HISIORIA CONTEMPO:Rfi.NEA DE LA ARGENTINA
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vicci6n de que nadie tenfa derecho a ignorar los padecimientos de Ios
perdedores.
Quienes vivian en las ciudades solian tenet sentimientos mezclados:
sohdaridad con quienes reclamaban y fastidio por las contratiempos. La
misma dualidad tenfa el gobierno, que podia ignorar a las asamble(stas y
trocadores, pero no a las piqueteros. Nadie dudaba de que el sistema de
planes sociales era imprescindible en lo inmediato. Sabre esa base, el go
biemo procur6 negociar con las organizaciones para acotar los efectos de
las protestas y tambien para introducir divisiones. Pero a la vez debi6 en
carar la cuesti6n del orden pUblico y tambien de la represi6n a quienes se
aventuraban en la via insurreccional. Entre orden y represi6n habfa una
zona gris, una frontera borrosa, tanto en lo conceptual como en lo
pr.ictico, pues el gobierno no podfa controlar completamente a la Polida o
a la Gen darmerfa, tal corno se mostr6 el 26 de junio. De modo que hubo
una osci laci6n entre aceptar el derecho a la protesta y el deber de
mantener el or den, que hacia fmes de 2002, y sabre todo en los meses
siguientes, se fue inclinando mas hacia una represi6n solapada, practicada
lejos de las cama ras de televisi6n.
impuso a las empresas privadas. La inflaci6n tambifo increment6 los ingre-
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A fines de abril de 2002, Duhalde se desprendi6 de su ministro de Econo
mia, Jorge Remes Lenicov, quien habia llevado a cabo la tarea mas dura
-la devaluaci6n y la pesificaci6n-, y design6 a Roberto Lavagna, quien lo
acompail.6 hasta el final de su mandato, en mayo de 2003. Ambos confor
maron una dupla exitosa. Duhalde resolvi6 razonablemente bien la crisis
politica y Lavagna dirigi6 el tra.11sito de la crisis a un crecimiento econ6mico notable.
Esto se debi6 en parte a la pericia del ministro, pero tambien al
cambio del contexto nacional e intemacional. La salida catastr6fica de la
converti bilidad, ademils de dejar un tendal de damnificados y un pais
sumid.o en la
:miseria, cre6 las condiciones para la recuperaci6n fiscal y econ6mica. Los
salarios cayeron el 20%, y las jubilaciones, el 50%, lo que signific6 un alivio
para el Estado y para las empresas, que tambiCn fueron estimuladq_5 por la
reducci6n de las importaciones -consecuencia directa de la fuerte devalua
ci6n- y por el congelamiento de las tarifas de servicios,
que
el gobie.rno
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CRISIS YRECONSTRUCCI◊N, 1999-2005
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sos fiscales, mientras que los gastos debieron reducirse par el cese total
del financiamiento extern.a. Todas estas mejoras, que eran la contracara
de la crisis, hubieran sido effmeras si en simultalleo, y de manera
inesperada, no hubieran aumentada de manera notable el predo y
lademand.a internaci.o nal de Ia soja, coma cansecuencia sabre todo de
las campras realizadas por los paises asiaticos. Con ese estimulo, la
producci6n se recuper6 y, en 2003, duplic6 la de 1998. El gobierno
impuso una retenci6n a las exportaci.ones del 23,5%, y esos ingresos
tonificaron vigorosamente las cuentas fiscales.
Desde entonces, y por varias afios, el superilvit fiscal prim.arto y el su
per.ivit comercial fueron los pilares de la recuperaci6n ecan6mica. Sohre
esa base, Lavagna comenz6 la tarea de desmantar todos los conflictos
gene rados par la salida de la convertibilidad, que en conjunto constituian
una bomba de tiempo. Los problemas eran muchos, y ninguna soluci6n
podia dejar satisfechos a todos. Muchos propusieron salidas dr.isticas, que
ignora ban las costos asf coma cualquier criteria de equidad -coma la
mendonada "hiperinflad6n controladan sugerida par el FMI-, pero
Lavagna opt6 par buscar soluciones intennedias, regulando los tiempos y
ayudando a resta blecer una autoridad politica que se iba
reconstituyendo gradualmente.
Lo mas urgente era restaurar la confianza en los bancos y encontrar
soluciones aceptables para las ahorristas. Lavagna ofreci6 a los
depositan tes una serie de bonos optativos, que fueron aceptados de
manera gradual, a medida que mejoraba la credibilidad en el fisco. Con
las provincias tam bien sigui6 una via intermedia: redujo el envio de
fondos -lo que las oblig6 a ajustar su dEfidt-, pero absorbi6 todas las
"cuasi maned.as" y las bonos emitidos desde 2001.
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Lo mas diffcil fue la negociaci6n con el FMI, que era un acreedor privi
legiado, no comprendido par el default. No cumplir con esos pagos -muy
acrecidos por los cuantiosos prestamos de los afios previos al derrumbe
de la convertibilidad- imphcaba una ruptura con el mundo fmanciero
mucho mas profunda que el default con los acreedores privados. El FMI se
negaba a cualquier refinanciaci6n si el gobierno argentino no realizaba
reformas dra5ti.cas, inaceptables para la sociedad y letales para la inicial
recuperaci6n econ6mica Lavagna negoci6 largamente, pag6 a veces y
dej6 de hacerlo en otras, concedi6 algunas de las demandas e ignor6
otras; hasta cont6 con el sorpresivo apoyo del gobierno estadounidense
de George W Bush. Por fin,
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BREVE HJSTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
y el cordobes
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en enero de 2003, fum6 un acuerdo transitorio para refinanciar los pagos,
v.igente hasta septiembre.
Llegar a enero fue dificil. Pero paulatinamente los indicadores de 1a
crisis fueron mejorando: baj6 la inflaci6n y el d6lar se estabiliz6 en un ni
vel adecuado. En distintos momentos todo pudo derrumbarse, por la pre
si6n de los distintos grupos damni:ficados, coma las ahorristas, respalda
dos par una Corte Suprema enfrentada con el Ejecutivo. Sin embargo, Ia
CRISIS Y RECONSTRUCCI6N, 1999-2005
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bonanza fiscal, la politica de subsidios y una cierta reactivaci6n econ6mica tranquilizaron las anirnos. En marzo de 2003, en vfsperas
electorales, se liber6 parte de los ahorros y se convirti6 a los restantes en
s6hdos bonos en d6lares.
La mejora en la economia facilit6 la sahda polltica, que tuvo sus com
plicaciones. El presidente Duhalde careda de legitimidad electoral y tam
bien de dinero para repartir. Los gobernadores creian que aspiraba a ha
cerse elegir presidente y le retaceaban su apoyo. En la sociedad movilizada,
predominaba un an:imo general contrario a los politicos y regeneracionista,
que haci'.a dudar del e:xito de una convocatoria electoral. El episodio de las
muertes de Kosteki y Santillan lo decidi6 a acortar su mandato y a autoex
cluirse de la candidatura.
El sacrificio mejor6 su situaci6n, sobre todo porque conservaba un
gran poder para incidir en la elecci6n de su sucesor. Desde entonces, tuvo
el consistente apoyo de las gobernadores y del Congreso, incluyendo a la
oposici6n radical. La Corte Suprema, donde dominaban los simpatizantes
de Menem, sigui6 hactendole la guerra.
La salida electoral estaba llena de incertidumbres. La ley electoral dis
ponia que en cad.a partido se realizaran elecciones intemas abiertas -uno
de los pocos logros de la proclamada refonna politica-, pero los partidos
estaban en crisis y no representaban mucho. En el justicialismo,
particular mente, el candidato de Duhalde deberia competir con Carlos
Menern, quien conservaba mucho arraigo en las bases peronistas -que lo
asociaban con tiempos mejores- y tambietl con el puntano Adolfo Rodriguez
Saa. Duhalde contaba con un buen respaldo en el conurbano bonaerense,
donde la po litica de asistencia social le habfa permitido construir una
nueva maquina ria poHtica. Pero careda de un candidato adecuado, pues
Carlos Reute mann, prest:igioso gobernador de Santa Fe, declin6 competir,
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Jose Manuel de la Sota fracas6 en las encuestas de opini6n. Finalmente,
Duhalde decidi6 cambiar las reglas electorates. Suspendi6 las internas
abiertas, para evitar el probable triunfo de Menem, habilitando la presen
taci6n de varios candidatos justicialistas, y reso1vi6 apoyar al gobernador de
Santa Cruz Nestor Kirchner. Este, que tenia escaso reconocimiento fuera de
las provincias del sur, acept6 el padrinazgo de Duhalde y tambien la
continuidad de Lavagna, cuyo apoyo sum6 probablemente muchos vo tos a
una candidatura algo escualida.
De modo que el Partido Justicialista (PJ) concurri6 con tres candidatos,
que dirimirian sus diferencias en la elecci6n national. Par fuera del PJ, sur
gieron dos candidaturas de exradicales: Ricardo Lopez Murphy, defensor de
la rigurosidad fiscal, y Elisa Carri6, impugnadora de la corporaci6n po litica;
ambos coincidian en la valoraci6n de los principios republicanos. En la
primera vuelta, realizada el 27 de abril de 2003, se impuso Menem, que
obtuvo algo mas del 24% de los sufragios; lo sigui6 Kirchner, con el 22%;
L6pez Murphy, Rodriguez Saa y Carri6 obtuvieron cad.a uno apro:ximada
mente diez puntos menos que el ganador. El peronismo, en sus diversas
variantes, mejor6 notablemente su peiformance, pues los tres candidatos
justiciahstas lograron el 60% de los sufragios; la UCR, que postul6 a
Leopoldo Moreau, s6lo obtuvo el 2%. Era el fin del bipartidismo.
El apo"yo a Menem fue llamativo, pero se sabia que la resistencia que
despertaba era suficiente para unir a buena parte del resto de los votantes.
Sorpresivamente, Menem renunci6 a la cornpetencia y priv6 a Kirchner de
una adecuada legitimaci6n electoral. Sin embargo, la elecci6n habia sido
exitosa y mostr6 una renovada convalidaci6n del sistema representativo.
Los partidos politicos habian quedado en el camino, pero el regimen demo
cratico habia superado la crisis, al igual que la economia.
LA SALIDA DE LA CRISIS
Nestor Kirchner, nuevo presidente, recibi6 el gobierno cuando lo pear de la
crisis habia pasado, aunque todavia quedaban muchas cuestiones por
resolver y muchas demandas par satisfacer. La mas importante era la
deuda en default, pero con las superavits comercial y fiscal las perspectivas
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CRISIS Y RECONSTRUCCION, 1999-2005
BREVE HISIORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
problemas pendientes. Uno de ellos fue la deuda con los organismos inter
nacionales, y especialmente con el Club de Paris. Otro, el grupo de bonis
tas que rechaz6 el canje e inici6 un largo litigio. For entonces no parecian
urgentes, y se las desatendi6; pero apenas siete a.tios despues se convirtie
ron en un problema grave.
La recuperaci6n de la economia se mantuvo. EI Producto Bruto In
terno (PHI) creci6 anualmente alrededor del 9%, y en 2005 alcanz6 el nivel
que tenia en 1998, antes de que comenzara la larga recesi6n El d61ar en
contr6 un punto de equilibria alto, que el gobiemo mantuvo. La industria
orientada al mercado intemo, con elevada capacidad ociosa, aprovech6 la
protecd6n cambiaria y la depreciaci6n de las salarios, y su react:ivaci6n co
menz6 a influir sabre el empleo, de acuerdo con la vieja 16gica del stop
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de soluci6n eran buenas. En cuanto a la sociedad, la primera demand.a
consistia en el restablecimiento del orden y de la autoridad presidencial
Par detra.5 venian otras dos, que no tenian la misma unanimidad: encon
trar una salida a la desocupad6n y a la pobreza extrema y restituir la legi
timidad, el lazo entre gobernantes y gobernados.
El nuevo gobiemo arrancaba con un handicap politico: su escasa legi
timidad electoral. En su primera etapa, eso fue compensado par el
respaldo de Eduardo Duhalde, quien le traspas6 a varios de sus ministros.
Sabre esa base, el nuevo presidente se dedic6 a construir sus propios
apoyos ya ade-, cuar el gobiemo a su estilo de conducci6n.
La soluci6n del problema con las acreedores extemos fue la principal
t.area de Kirchner y Lavagna. Este si.gui6 aportando su capacidad tecnica
y su talento negodador, y Kirchner le agreg6 un fuerte respaldo politico y
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and
go.El sector exportador, tanto agricola coma industrial, se benefici6 doble
mente con el d6Iar alto y la mejora de las precios internacionales. Automo
tores, siderurgia, aluminio y papel recuperaron sus beneficios -el petr6leo
merm6 su volurnen exportable-, lo misrno que el sector agricola. La soja, en
FI
oca sionalmente una fructifera cuota de dureza e intransigencia. En
septiembre de 2003, el precario acuerdo con el FMI fue renovado par tres
a.ftos. El buen desempeiio argentino en materia fiscal y comercial y el
control de la inflaci6n facilitaron el arreglo de la deuda a corto plaza. Los
particular, aprovech6 la gran demand.a de China e India, que elev6 de un
compromisos con el Fonda fueron minimos: mantener un superllvit fiscal
mod.a considerable Ios precios internacionales. El Estado, que desde 2002
del 3%, iniciar
aphcaba retenciones a las exportaciones, fue un socio privilegi.ado de este
las negodaciones con las acreedores y aceptar la revisi6n peri6dica de las
crecimiento.
cuentas nacionales, que el Fonda practicaba con las paises deudores.
For entonces, la politlca del Estado fue virtuosa. El super<lvit fiscal, ba
Respecto de la cuantiosa deuda extema, el objet:ivo fue redudrla, sim
sado en las retenciones a las exportaciones y en la reducci6n de las obli
plificarla y sabre todo alargar las plazas de las vencirnientos, para impedir
gaciones de pago de Ia deuda, se complet6 con una moderaci6n de las
que el incipiente impulso econ6mico quedara sepultado par las exigencias
gastos, en particular las transferencias a las provindas. Esto evit6 alentar la
de pago. Tambiell se decidi6 tratar a todos las acreedores por igual. En
inflaci6n, que pese a la reactivaci6n creci6 en fonna moderada, y subi6 del
sep t:iembre de 2003, se hizo una prim.era propuesta; en noviembre de
3,7% en 2003 al 12,3% en 2005. Pese a las incipientes demandas -que cre
2004, se fonnul6 la propuesta final, y en febrero de 2005 se concret6 el
cfan a medida que se reactivaba el empleo-, se contuvo el aumento de sa
canje. Durante las negociaciones se argument6 que el pais s6lo podia
larios, que s61o fue significativo en 2005. En cambio, el Estado volc6 dinero
comprome ter en Ios pagos un 3% del super.ivit fiscal Unaley estableci6
en forma de subsidios social.es, con contraprestaciones laborales, y de
que quienes no aceptaran los terminos quedarlan fuera de las
obras pUblicas, que generaban empleo con rapidez.
negociaciones y atados a algun lejano fallo judicial.
Elcrecimiento de estos aiios estuvo principalmente en manos delsector
El pais ya era por entonces mas crefule, y la aceptaci6n fue al.ta: el 76%
exportador, consolidado en los afios noventa: productores agrarios y agroin
de las titulos ofertados, a las que se les hizo una quita del 25%, de modo
dustriales y de commodities; como el acero o el aluminio, junta con los
que la deuda total se redujo de 191 a 126 mil millones de d6lares. Los pa
automotores y su tradicional regimen especial, integrado con Brasil. En
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gos y vencimientos de importancia se postergaron hasta
2012.
Quedaron
2004, una ley estableci6 importantes beneficios para las :inversiones de es-
BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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tas empresas. La reactivaci6n del sector industrial dirigido al mercado in
terno tampoco signific6 un cambio en su perfj.l. Basada sobre todo en la
utilizaci6n de la capacidad ociosa, hubo pocas inversiones nuevas, lo que
podi'.a augurar la llegada del clasico stap. Pero todos los sectores empresa
rios tuvieron en estos a.nos de reconstrucci6n una rentabilidad muy ele
vada, cimentada, coma se dijo, en el d61ar alto y los salarios bajos.
La situaci6n de las trabajadores mejor6. El aumento en la ocupaci.6n
fue significativo, aunque hubo una alta incidencia del empleo precario 0
"en negro", que incluia el trabajo "esclavo" en algunas fcibricas. Entre las
ocupados se contabilizaban las benefici.arlos de las planes sociales, pues su
m6dica contraprestaci6n laboral los ubicaba en esa categoria En cualquier
de obras pllbli-
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caso,1a reactivaci6n Ileg6 al empleo: algo en las sectares mas dinamicos,
que ocupaban pocos trabajadares, y mucho en la industria yen la cons
trucci6n. En los salarios camenz6 una lenta mejorla, que estuva por
detra.5
del incremento del empleo. S6lo en 2008 se alcanzarfan los niveles de in
_greso real de 2001, que ya eran bajos. El gobiemo comenz6 a elevar el sa
lario minimo yen 2005 reinici6 la convocatoria a paritarias, lo que tuvo
un fuerte efecto en la revitalizaci6n de las alicaidas organizariones
sindicales y, consecuentemente, en el aumento de los conflictos laborales.
Todo ello constituye el mejor illdicador de la recuperaci6n econ6mica.
Los. niveles de pobreza declinaron, aunque las cifras -siempre discuti
bles- siguieron siendo muy ahas: en 2005 habia 42% de pobres, que in
duia el 20% de indigentes. La mejora en la acupaci6n tenia un techo y una
masa considerable depend:i.6 de los planes sociales, que el gobierno distri
buy6 ampliaroente; aunque ayudaban a sobrevivir, estaban lejos de cons
tituir un trabajo digno o un ingreso sufidente. Fueron un buen elemento
de contenci6n y, a la vez, una herramienta politica poderosa.
Hacia fines de 2005, no s6lo habia pasado lo peor de la crisis, sino
que el gobierno estaba en condiciones de desarrollar otro manejo politico.
En materia fiscal, la mayoria de los impuestos, coma las retenciones a las
ex partariones, no eran copartidpables con las provincias, de modo que
hobo una centralizaci6n de recursos en manos del gobierno nadonal Este
con virti6 su robusta caja fiscal en un instrumento de pod.er. Los
gabemadores dependieron de la transferencia de recursos de la Tesoreria
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de Ia Naci6n para manejar el deficit de las provincias, o de la asignaci6n
CRISIS Y RECONS1RUCCI6N, 1999-2005
cas, reahzadas por el Estado nacional, que aliviaban el deseropleo. La asig
nari6n de los planes asistenciales fue otro poderoso elemento de negocia
ci6n con las organizaciones sociales y con los intendentes. Con esos
recursos fi.scales en sus manos, el presidente estaba en condiciones de Ile
var adelante una politica de tipo discrecional, coma la que habfa practi
cado en la decada anterior en su provincia, Santa Cruz.
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La crisis social, sin reabsorberse, se rnanifestaba de manera distinta. En el
mundo de1a pobreza, habia mis gente con alglln tipo de trabajo y flufa
mas dinero. Pero el nU.cleo duro se mantenfa. Se sobrevivia con las planes,
pero no se vislumbraba una sahda.
Su visibilidad era mayor en Buenos Aires y en Ios noticieros de televi
si6n. Los cartoneros, tan temibles como inofensivos, estaban mucho mas
organizados, aparedan a horas fijas y luego desaparedan. Pero el centro
de la dud.ad seguia ocupado por vendedores ambulantes, cuidadores de
autos o mendigos, tras los cuales se adivinaban otras red.es organizadas.
Tambien
habia delincuentes ocasionales, que se multiplicaban en el conurbano.
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Este costado peligroso de la pobreza insta16 en la apini6n 1a cuesti6n de la
inseguridad. En marzo de 2004, Juan Carlos Blumberg, padre de un
joven asesinado tras un secuestro, organiz6 unas marchas multitudinarias
recla mando cambios en las leyes penales, que fueron en buena medida
aproba dos por el Congreso. Luego, se las recordaria coma unas de las
escasas ocasiones en que Kirchner cedi6 ante una movilizaci6n pUblica.
Las calles y las plazas de Buenos Aires siguieron ocupadas por
colum nas de manifestantes provenientes del conurbano. Las habia de
todo tipo, orientaci6n y objetivos. Muchos benefkiarios de planes del
gobierno eran convocados para apoyarlo. Las organizaciones de perftl
opositor se mani festaron con energia y rudeza para conservar los planes
sociales logrados. Los partidos de izquierda, que apostaban a un nuevo
brote insurrecrional, acentuaron su perfil confrontativo. Grupos de
trabajadores combinaban el reclaroo sindical tradicional con el recurso a
la calle y el corte, sabre todo los organizados en la crA, como los
aguerridos trabajadores estatales y do centes. Tambien habfa grupos
sindicales alineados con la izquierda. En cambio, no los acompaiiaban ya
los sectores de clase media, fatigados de las molestias generadas por las
cortes.
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BREVE HISfORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
Habfa una demanda de orden pt1blico, recibida de manera ambigua
por el gobiemo, que deseaba alejar a 1os grupos mas virulentos pero ternfa
quedar asociado con alguna fonna de represi6n. Para desactivar la pro
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testa, atrajeron a las grandes organizadones sociales con mas afinidad po
Utica e ideol6gica, coma la FTV, de Luis D'Elia, el Movimiento Evita, de Emi
lio Persico, Barrios de Pie, de Jorge Ceballos, y Llbres del Sur, de Humberto
Tumini. Sus dirigentes recibieron cargos en la administraci6n, desde
donde pudieron favorecer a los suyos en el reparto de las planes sociales;
par su parte, atemperaron las movilizadones y apoyaron activamente
algobiemo. Los intendentes del conurbano tuvieron nuevos recurses para
pero sin efecto retroactivo. Los juicios, por otra parte, no se habian inte-
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fortalecer su
poder: administraban una parte de las planes sociales y tambien ejecuta
ban las □bra s pliblicas financiadas por el gobiemo nadonal, que
utilizaban empleo local. Por esos caminos, a la vez que se contenian las
expresiones de protesta mis duras, el mundo de la pobreza fue
convirtietldose en una de
las bases de poder del gobierno.
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Nestor Kirchner busc6 mas soportes para consolidar y amphar su autori
dad, retaceada por un mezquino resultado electoral inicial. Explor6 otros
aillbitos de la opini6n pllblica, atendi6 los reclamos pendientes dejados
por la crisis y aprovech6 la disponibilidad del sector denominado
"progresista , que anteriormente habia encontrado su cauce en el Frepaso.
La primera medida importante fue Ia renovaci6n de la Corte Suprema
de Justicia. Junto con los politicos, toda la Justicia habia sido cuestionada
con dureza durante la crisis. La Corte en particular era un basti6n del me
nemismo; en 2002, Duhalde habia iniciado el juicio politico a sus miem
bros. A poco de asumir, Kirchner promovi6 su reanudaci6n y desat6 una
fuerte campafia de opini6n. Finalmente, obtuvo la renuncia de cuatro de
los jueces y la remoci6n por el Congreso de otros dos. Para designar a los
reemplazantes, aplic6 un novedoso sisterna de consulta pU.blica y propuso
a cuatro juristas distinguidos e imparciales. A lo largo del tiempo, la reno
vaci6n de la Corte fue uno de los logros mas reconocidos de su gobierno.
En simulta.D.eo, propuso la anulaci6n de las leyes de punto final y obe
diencia debida, sancionadas en 1987, que bloqueaban los juicios a los res
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ponsables de la represi6n. Las leyes ya habian sido derogadas
en fue
1998,
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CRISIS Y RECONSlRUCCI◊N, 1999-2005
dispuesta por el Congreso y ratificada en 2005 por la Corte Suprematuvo un efecto ro tunda. Permiti6 encausar a todos los presuntos
participes, militares, poli cias o civiles, sin distinci6n de rango. El proceso
fue lento y coroplejo, yen 2015 muchas causas segufan sin conclusi6n.
La opini6n acompafi.6 con entusiasmo estas medidas, que ampliaron el
apoyo al gobierno. Sin em bargo, con el tiempo, crecieron las
manifestaciones de preocupaci6n ante casos de manejo parcial de los
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jueces y, sabre todo, por la situaci6n de los ancianos, condenados o en
proceso, a quienes se les neg6 de manera siste matica la prisi6n
domiciliaria
For entonces, el presidente estableci6 estrechos vinculos con las orga
nizaciones de derechos humanos y en particular con Madres y Abuelas
de Plaza de Mayo, encabezadas respectivamente por Hebe de Bonafllli
y Es tela de Carlotta. El 24 de marzo de 2004, al recordarse el golpe de
1976, Kirchner realiz6 otro acto muy significativo: en el Colegio Militar
orden6 al jefe del Ejel'Cito que retirara las cuadros de los
expresidentes Videla y
Bignone.
Vistos en perspectiva, esos actos de fuerte carga simb6hca
completa ban un largo proceso, iniciado en circunstancias muy di:ffciles en
1983, al que de un modo u otro contribuyeron los gobiemos anteriores,
de acuerdo con sus fuerzas. Alfonsin habia sometido a juicio a los
excomandantes, y Menem, que los indult6, logr6 la subord:inaci6n
defmitiva del Ejercito al poder civil. Kirchner se apart.6 con vehemencia
de esa tradid6n, afirmando que en veinte an.as el Estado no habia hecho
nada por los derechos huma nos. Fue una de las primeras
OM
rrumpido por completo; continuaron los de apropiaci6n de bebes
nacidos en cautiverio, y un ntl.mero importante de jefes militares estaba
en prisi6n y habia recibido condenas. Pero la anulaci6n de las leyes -
manifestaciones de su estilo politico confron tativo y polarizador.
En otras areas de su gobiemo, se tomaron medidas tambien acordes
con la sensibilidad progresista, coma las referidas a la procreaci6n
respon sable y a 1a educaci6n sexual, as( como la declaraci6n de que la
protesta social no seria criminalizada. En conjunto, todo eso se tradujo
en un nivel de aprobaci6n del 75 por ciento.
Sohre esa base, Kirchner se propuso construir una platafonna
politica alternativa a la del PJ, donde sus rivales aUn conservaban un
apoyo fume.
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BREVE HISTORIA CONIEMPORANEA DE LA ARGENTINA
CRISIS Y RECONSTRUCCI6N, 1999-2005
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Las aspiraciones de renovaci6n dejadas por la crisis y el deterioro organi
cos. El recurs□autoritario plebiscitario, empleado para forzar la renuncia de
zativo e identitario de todas las fuerzas politicas, :incluido el PJ, crearon las
los jueces de la Corte, no se condeda bien con la institudonalidad demo
condiciones favorables para formar una nueva corriente de opini6n, sus
cril.tic.a. La anulaci6n retroactiva de una ley, como la de obediencia debida,
tentada en el apoyo gubernamental y en un discurso capaz de aglutinar
menos aun. Hugo QuirOga caracteriz6 este decisionismo democril.tico,
simpatlas variadas. Este incipiente "relato" -como se lo llamaria despues
construido en e1 margen del Estado de derecho, y a menudo fuera de et
recuper6 la tradicional y algo olvidada linea nacional, popular y anti:impe
Muchos recordaron que tal pr.ictica ya habia sido ampliamente desarro
rialista del peronismo, rescat6 la tradici6n de los aftos setenta y repudi6 el
llada por Kirchner en el gobiemo de Santa Cruz. Como en 1989 yen 2002,
llamado "neoliberalismo" y las politicas de 1os aiios noventa. Pero ademas
la emergenci.a fue un buen argumento para mantener las facuhades excep
confront6 con buena parte de la tradici6n politica democrAtica construida
cionales del Ejecutivo. Otro argumento fue la fragilidad de un Estado que
en 1983. Reclam6 la paternidad de t6picos comunes -coma la condena de
en aparienci.a.s6lo fundonaba cuando lo tensaba una mano dura. Lo mas
las militares- y se apart6 de otras tradici.ones de entonces, como el respeto
notable desde el punto de vista de la cultura politica es que estas prilcticas
a la ley y a las instituciones, asi coma la pr.ictica del dialogo plural.
no hirieron demasiado la sensib11idad mayoritaria.
Con ese discurso aglutin6 a muchas organizaciones sociales, como
En octubre de 2005 bubo elecciones parlam.entarias, en las que el go
va rias de las dedicadas a la defensa de los derechos huroanos y otras
bierno debia ratificar el consenso 1ogrado. La elaboraci6n de las listas le
tantas de origen piquetero, que recibieron distintos tipos de
permiti6 a Kirchner dividir aguas con Duhalde, con quien se neg6 a esta
reconocimientos, ayudas y prebendas. Parte de la CTA acompafi6 esta
blecer un acuerdo. Su esposa, Cristina Fernandez, derrot6 en 1a elecci6n de
propuesta, a 1a que ter min6 suma.ndose la CGT encabezada por Moyano.
senador bonaerense a Chiche Duhalde, esposa del expresidente. En las
Tambien incorpor6 frag mentos sueltos de distintos partidos -cuya divisi6n
elecciones legislativas nacionales las hstas del gobiemo obtuvieron, su
alent6- y a figuras po liticas individuales, a las que atrajo. Quienes tenian
mando todos los d.istri.tos, un ajustado 40%, suficiente para imponerse con
responsabilidades de gobiemo -intendentes,
gobemadores- fueron
comodidad a un conjunto muy fragmentado de fuerzas opositoras. Sin em
invitados convincentemente a unirse al nuevo movimiento, liderado par
bargo, no lograron triunfar en dos grand.es ciudades: en Buenos Aires se
quien administraba Ios princi pales recursos fiscales. La propuesta
impuso Compromiso para el Cambia de Mauricio Macri, un recie!l llegado
recordaba a la de Per6n en I 945: ha bfa llegado el momenta de barajar y
a la politica, y en Rosario, Hermes Binner, del Partido Socialista, que gober
dar de nuevo, constituyendo el Frente Transversal Nacional y Popular.
naba la dudad desde 1995.
Su instrumentaci6n enfrent6 problemas serios, coma la divisi6n in
El resultado electoral confirm6 ampliamente el liderazgo de Kirchner.
tema de las organizaciones de derechos huroanos y la CTA. Ademas, Kirch
Unas semanas despues le pidi6 la renuncia a Roberto Lavagna, su roinistro de
ner no pudo prescindir del PJ, pues a la hara de las elecciones era decisivo
Economia. Concluida la aisis, comenzaba entonces la era de1kirchnerismo.
el apoyo de quienes controlaban lo que se llamaba "el territorio". Para su
bordinar al PJ en la decisiva provincia de Buenos Aires, debfa derrotar a
Duhalde y su aparato partidario, al.go que logr6 con facilidad utilizando
los recursos fiscales para disciphnar a las autoridades locales. De ese
modo, junta con el ideol6gico e inestable frente transversal, construy6 un
opaco pero efidente partido del gobierno.
En esta construcd6n politica, asi coma en la gesti6n de1 final de la cri
sis, Kirchner hizo un amplio uso de los recursos gubernamentales y politiEste archivo fue descargado de https://filadd.com
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XI. Una oportunidad perdida, 2005-2015
A FINES DE 2005, comenz6 el periodo dominado por las figuras de Nes
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tor y Cristina Kirchner. Una primera etapa se cerr6 en octubre de 2010,
con la muerte de Nestor, que habfa ocupado la presidencia hasta di
ciembre de 2007. Ese aiio lo sucedi6 su esposa, Cristina Fernandez,
acom pafi.ada par el radical Julio Cobos. Nestor Kirchner conserv6 una
partici paci6n importante en la direcci6n de las asuntos de gobierno
hasta su muerte sorpresiva. En los Ultimas cinco afi.os del ciclo, Cristina
Kirchner
-reelecta en 2011- gobern6 sola e imprimi6 un giro importante, al
punto que muchos comenzaron a distinguir entre el ''kirchnerismo" y el
"cristinismo".
Fue un periodo de fuerte concentraci6n del poder en el presidente, de
polarizaci6n politica y de fragmentaci6n de la oposici6n, incapaz de
ca pitalizar algunas victorias ocasionales. En los primeros afios, se
despleg6 el impulso econ6mico iniciado en 2003. Desde 2007;
comenzaron a cam biar las condiciones de bonanza e:xterna y se
manifestaron los Hmites y las conttadicciones de lo que se 11am6 el
umodelo", que el gobierno in tent6 disimular, a costa de agravar sus
causas. En diciembre de 2015, al final del ciclo, cuando aquella bonanza
era s6lo un recuerdo, la situaci6n del pafs, y en particular del Estado, era
casi tan grave como a la salida de la crisis de 2001. La Argentina habia
tenido una oportunidad para revertir su largo ciclo decadente, y el
kirchnerismo la desaprovech6. Los costos quedaron para quienes los
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siguieron.
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BREVE HISTORIA CONfEMI'ORANEA DE LA ARGENTINA
LA ECONOMfA: LA SOJA Y LOS SUBSIDIOS
UNA OPORTUNIDAD PERDIDA, 2005-2015
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incidenda en el empleo, que consti.tuia la cuesti6n critica de la Argentina
posterior a la crisis. El otro sector, mas directamente ligado a la
Hasta 2007, durante los dos afios finales del mandato de Kirchner, la econo
generaci6n de empleo y a la expansi6n del consume, era poco
mia mantuvo su ritrno de crecimiento a "tasas chinas" del 8 o el 9% anual del
competitivo, carecia de peso corporativo y recibi6 una atenci6n distraida
Producto Bruto Intemo (PBr). Primera se atenu6 un poco, yen 2009 hubo
por parte del gobierno. Dos procesos iniciados en Ios a.nos noventa -Ia
una fuerte caida, seguida de una recuperaci6n parcial en 2010. La soja se
creciente concentrad6n, asi como la compra de muchas industrias por
roantuvo lid.erando el conjunto, pues India y China continuaron
empresas exttanjeras- con tinuaron desarrollalldose y profundizaron las
comprando porotos, aceite y pellets, usados principalmente para
diferencias.
alimentaci6n animal
La mineria creci6 en la zona andina -La Rioja, Catamarca, San Juan
Tambiell subieron los precios, queen 2007 duplicaron las de 2003, para ba
por obra de grandes grupos dedicados sobre todo a la extracci6n de oro.
jar un poco desde la crisis de 2009. Las mejoras tecno16gicas extendieron el
Aunque la parte procesada localmente era reducida, su impacto en esas
area sembrada hasta Santiago del Estero o Salta, sin reducir las dedicadas al
provincias, escasas en recursos, fue importante. Tambien lo fue su contri
mafz O al trigo, que conservaron sus mercados tradicionales. Asf, la produc
buci6n al super.ivit comercial. En cambio, el sector de la energia se
ci6n del conjunto de cereales y oleaginosas lleg6 en 2010 a cerca de 100 mi
convir ti6 de manera gradual en un problema serio. En petr6leo y gas, Ia
llones de toneladas, superando el record de 70 mill.ones obtenido en 2005.
falta de inversiones redujo primero las reservas comprobadas y finalmente
Los principales beneficiarios fueron 1os grandes productores o los pooles de
la pro ducci6n. Tampoco hubo adecuada inversi6n en electricidad, de
siembra, pero Ia bonanza Ileg6 tambiell a los chacareros pequeii.os o media
modo que se debi6 importar fueloil y gas para salvar el deficit energetico,
nos y se extendi.6 a 1os pueblos y dudades, donde fue visible la abundancia
que se acentu6 con los afios. La era de la exportad6n de gas y de petr61eo
de dinero. La situaci.6n no fue tan buena para el trigo, la came o los lacteos,
habia concluido, y tambien la de la autonomia energ€tica.
pues el gobiemo redujo las exportaciones para aumentar la oferta interna y
El gobiemo decidi.6 reducir los precios de venta interna de los
hacer bajar Ios predos de lo que se llam6 "la mesa de los argentinos".
combus tibles y la electricidad, compensar a las empresas con subsidies y
Las exportadones industriales aportaron lo suyo. Acero, aluminio, quf
desenten derse de las inversiones, lo que gener6 un problema muy serio,
micos y automotores ayudaron a confi.gurar el espectacular super.ivit comerpues las combustibles comenzaron a pesar en el saldo del comercio
cial. Los grandes grupos empresarios del sector, ya benefidados con la apre
exterior, soca vando el super.ivit comercial. A la vez, el aumento de Ia
ciad6n del d6lar, recibieron adem.as subsidies gubernam.entales. En el sector
producci6n indus trial y agropecuaria tambiell demand6 mas in.sumos y
orientado al mercado interno, en cambio, comenz6 a notarse la reversi6n del
bienes de capital importados y, coma en los viejos tiempos, todo el
fuerte impulso posterior a la crisis. Como no hubo politicas de apoyo a las
balance comercial de pendi6 de las exportaciones. La soja sostenfa casi
pequeii.as y medianas empresas, ni inversiones que mejoraran 1a productivi
todo, pero el peso de las importaciones comenz6 a reducir el margen de
dad, la recuperad6n toc6 su techo had.a 2008 y, en un contexto de abarata
la bonanza.
miento del d6lar, las productos importados reaparederon en el mercado.
Esto se manifest6 en el empleo. Hasta 2007, la ocupaci6n creci6 al 5%
Hubo pocos cambios en la estructura del mundo industrial que se ha
anual, aumentaron los salarios y se redujo la desocupaci6n. En 2008, el sala
bia conformado en los a:fios noventa. La escisi6n en dos sectores, lejos de
rio real habia llegado a recuperar el nivel que tenfa en 2001 antes de la crisis,
atenuarse, se profundiz6. Uno estaba integrado en la economia mundial,
al menos para los trabajadores regulares o en blanco, yen 2010 lo superaba
obtenia importantes beneficios y sus empresarios podian influir en las de
en un 10%. Desde 2007, el crecimiento de la industria y de la construcci6n
dsiones econ6micas. Pero sus conexiones con el conjunto de la economia
se estanc6, y la ocupaci6n apenas aument6 el I 0/o anual. La.1ocomotora de
Estetodo,
archivo
fuepoca
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eran limitadas, porque la reinversi6n era escasa y, sobre
tenia
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la soja tiraba de la economia cada vez con mas dificultad, y esto se debia,
en buena medida, al modo de intervenci6n del gobierno.
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BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
La fuerte intervenci6n gubemamental, que caracteriz6 a la gesti6n de
estos afios, apunt6 a utilizar el amplio superivit fiscal para expandir el
gasto so cial y politico, afectando lo menos posible a las otros pilares de 1a
econo- mia. La presencia de Nestor Kirchner en las decisiones fue grande,
cuando fue presidente y tambien despues. Huba varios ministros de
aportado. La medida casi duplic6 el nfunero de jubilados y tuvo un signill-
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Economia
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pero ninguno tuvo un per:fil comparable al de Lavagna, y se limitaron a
ejecutar las lineami.entos marcados par el presidente.
En las primeros afios, se avanz6 much.a en la reducci6n de la deuda
ex tema. En diciembre de 2005, se sald6 la deuda con el Fonda Monetario
In temacional (FMI); aunque se pagaron 10 mil millones de d6lares, que
hubie ran podido renovarse a bajo interes, Kirchner eligi6 evitar las
revisiones regulares del FMI y sus recomendaciones. En las afios siguientes
se pag6 a las organismos internacionales, y en 2010 se cancel6 buena parte
de Ia deuda no canjeada en 2005. Pero no se lleg6 a un arreglo con el Club
de Paris, y un sector de tenedores qued6 fuera de1 canje. El gmeso de estos
be> nos, unos 4,5 mtl millones de d61ares, estaba en manos de Ios llamados
"fon dos buitre", cuyo negodo consistia en comprarlos a precios muy bajos
ate nedores desesperanzados y entablar juicios en Nueva York, con vistas a
obtener el valor pleno del bono. Esta circunstancia, a la que nose
dioimpor tancia, generaria pocos aiios despues un problema casi insoluble.
Por enton ces, el F.stado habia recuperado una porci6n importante de los
bonos de la deuda, en manos de las Administradoras de Fondos de
Jubilaciones y Pen siones (AFJP), estatizadas en 2008. En conjunto, la
deuda tenfa un peso mu chisimo menor que diez aiios atras, pero el pago
de servidos y amortiza ciones, postergados en 2005, comenz6 a hacerse
gravoso par la desconfianza de los inversores habituales y el aumento de
las tasas exigi das. El gobiemo venezolano de Chavez, un aliado de las
Kirchner, hizo un
prestamo a una tasa del t 6°/iJ, el triple de la normal del mercado.
Los recursos fl.scales se volcaron en parte a Ios subsidios socia!es. Los
planes de ayuda existentes se mantuvieron y se agregaron otros, coma Ar
gentina Trabaja, destinado a cooperativas de trabajo y repartidos por las in
tendentes y tambiell por las organizadones piqueteras. A fines de 2006,
cerca de las elecciones presidenciales de 2007, se extendieron los derechos
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jubilatorios a alrededor de dos millones de personas que nunca habian
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cativo costo fiscal, compensado parcialmente con el congelamiento de los
haberes jubilatorios, con excepci6n de los mfnimos. Esta situaci6n dur6
hasta 2008, cuando se dispuso una actualizaci6n semestral igua! para
todos. En octubre de 2009, luego de la derrota en las elecciones
parlamenta rias de junio, y con las elecciones presidenciales de 2011 en
el horizonte, un decreto cre6 la Asignaci6n Universal por Hijo. El decreto,
basado en otro ya presentado por la oposid6n en el Congreso Nacional,
se limit6 al sector mas vulnerable, pero su impacto social y si.mb6lico
fue enonne.
Cost6 7 mil millones de pesos anua!es, monto algo menor que las 10 mil
millones de Ia reforma jubilatoria.
Los subsidios tarifartos fueron mucho mas costosos. Se destinaron a
las empresas de electricidad, gas y transporte -colectivos, trenes, subtes-,
cu yas tarifas habian sido congeladas en 2002 y reajustadas por decretos
pre sidenciales, prescindiendo de lo establecido en las contratos. Fueron
subsi dies sociales muy poco equitativos, pue_s se limitaron a la dudad de
Buenos Aires ya su conurbano -lo que indica su prop6sito politico
, y
beneficiaron
a todos sus habitantes, necesitados o no. Los subsidies, adjudicados de
forma arbitraria y sin control, fueron la base de un sistema altamente co
rrupto, que benefici6 a funcionarios ya "empresarios amigos". Por otro lado,
generaron en las empresaS, sabre todo las energeticas, distorsiones en los
precios yen los incentivos de inversi6n. Su costo fue creciendo, yen 2010
lleg6 a 40 mil millones de pesos, el 12% del total del gasto fiscal y el doble
de lo asignado de manera directa a los sectores vulnerables.
El Estado subsidi6 a sus empresas -la reestatizada Aerolineas Argenti
nas recibi6 unos 700 millones de pesos por aiio- ya programas de asisten
cia denontinados genencamente Para Todos. Hubo muchos, anundados en
cada caso con gran despliegue propagandistico, aunque 1a mayoria de las
veces los efectos fueron reducidos. El mas famoso fue el mas caro: la tele
visaci6n <lei filtbol por canales abiertos, acordada con la Asociaci6n del
FU.tbol Argentina (AFA), cost6, el primer aiio, 600 mill.ones de pesos, cifra
que lleg6 a triplicarse.
Huba tambien subsidios destinados a beneficiar a las grandes em
presas. La Ofidna Naciona! de Control Comercial Agropecuario (ONCCA)
los distribuy6 entre las agroalimentarias, coma compensaci6n por la moderaci6n en la suba de precios de Ios alimentos. La llamada ''ley Techint"
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BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
-el holding recibi6 buena parte de los beneficios- favoreci6 al grupo de
grand.es e:xportadoras.
La obra pllblica -viviendas, calles y caminos, obras sanitarias- consti
tuy6 una parte importante del gasto fiscal y un estimulo significativo al
empleo. El gobiemo nacional distribuy6 a su arbitrio las fondos entre los
gobiernos provinciales y locales. En la provincia de Santa Cruz, la cantidad
de obras adjudicadas fue sorprendente. Otros fondos se destinaron a finan
ciar el consumo, a traves de prestamos a tasa subsidiada, aplicados sabre
todo a la compra de electrodomE'sticos, pantallas de plasma o productos
similares. Esas ventas contribuyeron a mantener elevado el nivel de la ac
UNA OPORTUNIDAD PERDIDA, 2005-2015
373
siguiente, sobrevino la crisis de Wall Street, y poco despues, en 2009, una
sequia pertinaz y la caida de los precios de Ios productos primarios se su
maron para golpear fuertemente las ingresos por las exportaciones.
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Pasadas las elecciones presidenciales de 2007, el gobiemo busc6 recurses
fiscales adicionales. El primer objetivo fue la soja. A fin de afio, se elevaron
las retenciones a las exportaciones del 28% al 35%, yen marzo de 2008,
en plena escalada del precio internacional, un decreto estableci6 un sistema
de retenciones m6viles, que acompaftarian el aumento de! precio. La
medida suscit6 un fuerte rechazo en todo el sector agropecuario y en un
tividad econ6mica.
amplio sector de la sociedad, generando un importante conilicto, que
La expansi6n del gasto y el incremento del consume, en una economia
culmin6, tres meses despues, cuando el Congreso no aprob6 la ley que
no preparada para un crecimiento similar de la oferta, generaron inflaci6n.
pretendia conva lidar el nuevo impuesto. Paco despues la cuesti6n se torn6
En 2006 ya fue del 12% yen los afi.os siguientes estuvo por encima del
abstracta, pues a fin de afia el precio de la soja habi'.a caida el 40 por
20%· hasta 2010 acumul6 un incremento superior al 100%, casi el triple
ciento.
'
de lo reconocido por el Instituto Nacional de Estadistica y Censos
En las meses siguientes, se discutieron diversas alternativas: una deva(INDEC),
1uaci6n dr.istica y la blisqueda de financiamiento extern.a, que hubiera re
una prestigi.osa agenda que fu.e intervenida por el gobierno para adulterar
querido un acuerdo con el dub de Paris. .Al final se encontr6 una soluci6n
su mformaci6n. El secretario de Comercio, Guillermo Moreno, que gan6
transitoriamente ef:i.caz: la estatizaci6n de las AFJP, creadas en las aiios no
notoriedad por sus metodos contundentes y poco burocraticos, trat6 de
venta para manejar Ios fondos de pensi6n privados. Los beneficios inme
controlar la inflaci6n acordando bajo presi6n con supermercados y gran
diatos fueron notables: los ingresos fiscales se incrementaron en 1.600 mi
des proveedores, pero su efecto fue effmero. Otro recurso fue evitar que el
Hones de pesos y el Estado se apropi6 de un fond.a de garantias de 100 mil
valor del d61ar acompafiara la inflaci6n real, utilizando las abundantes re
millones de pesos. El fondo incluia bonos de la deuda externa, con lo que
servas del Banco Central. Por esa via, el peso se fue apreciando, y el valor
la porci6n privada de esta se achic6 considerablemente, asi'. coma
de la paridad, queen 2003 duplicaba el de 2001, en 2010 era s6lo de 1,29,
acciones de grand.es empresas, lo que habilit6 al gobiemo a participar, coma
no muy lejos de 1a recordada paridad de la convertibilidad.
A fines de 2007, cuando Nestor Kirchner se aprestaba a transferir el
accio- nista, en sus directortos.
No result6 suficiente, pues 2009 fue un ma1afio. Lo fue par la crisis in
poder a Cristina Fernandez de Kirchner, distintos problemas afectaban al
temacional, la baja de las precios de bienes primarios, las devaluaciones de
"modelo". El gasto fiscal se increment6 significativamente durante la cam
las paises vecinos, especialmente Brasil, que dificultaron las exportaci.ones,
patia electoral. Las expartacianes seguian viento en papa, pero el creci
y tambien par la fuga de capital.es, esti.mulada por la convicci6n de que an
miento de las impartacianes achic6 el salda comerci.al. Los "superavits ge
tes o despues habria una actualizaci6n del precio del d6lar. Adernas, luego
melos -el fiscal y el comercial-, pilares del crecimiento econ6mica,
de la derrota electoral de junio y con el prop6sito de recuperar apoyo po
estaban amenazados. La inflaci6n y el atraso cambiario i.mpulsaron una
pular, el gobiemo decidi6 aumentar el gasto estatal, tanto en el area social
incipiente fuga de capitales, que expresaba de manera clara las dudas y las
-la Asignaci6n Universal por Hija- como en subsidios al consumo. Frente
temores de los grandes inversores. Los pagos de la deuda y el manteni
al problema de cerrar el deficit fiscal y cumplit con los vencirnientos de la
miento de1 super.ivit fiscal comenzaron a constituir un
problem.a
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fue aiio
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deuda, apel6 a un nuevo recurso extraordinario: las reservas del Banco
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BREVE HISTORIA CONIEMPOMNEA DE LA ARGENTINA
impor taciones, el dt'ificit fiscal, los servicios de la deuda y la eventual
fuga de
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Central, cuyo fortalecimiento habfa sido una de las claves del modelo"
consolidado por Lavagna y Kirchner. Un decreto estableci6 el Fonda del
Bicentenario, que autorizaba su uso para pagar la deuda.
En 2010 hubo un respiro. La inflaci6n no cedi6, el d61ar sigui6 atra
sado, se acentu6 la fuga de divisas y creci6 enormemente el gasto fiscal
per las demandas electorales. Pero, en cambio, repuntaron los precios
intema cionales, la producci6n cerealera se acerc6 a los 100 millones de
toneladas, Brasil volvi6 a importar automotores y se negoci6 con casi 1a
totalidad de los tenedores de bonos de la deuda que no habian ingresado
al canje en 2005. El gobiemo celebr6 el Bicentenario de la patria con
optimism□y un gran desphegue festivo.
Sin embargo, en 2009 se habia vislumbrado el lfmite de la f6rmula
que desde el fondo de la crisis de 2002 habia posibilitado uno de los
crecimien
tos mas espectaculares de la Argentina. Quienes poclian m.irar mas all.i de
la fiesta de subsidios y de consumo caracteristica de ese afto advertian que
las datos b.isicos habian cambiado de un modo sustancial. La locomotora
de las exportaciones sojeras funcionaba a pleno, el endeudamiento externo
se habia reducido al minima y las reservas del Banco Central eran consi
derables. Pero en todo el resto lo que quedaba de1 "modelo" era poco. El
aumento de las importaciones achic6 el super.ivit comercial; s6lo una
parte de ell.as era prescindible, pues el grueso ---combustibles, bienes de ca
pital e insumos- era esencial para el sector industrial, las exportaciones y
el em.plea. El supertivit fiscal habia desaparecido, sin que se advirtiera ma yor
preocupaci6n por revertir la situaci6u La inflaci6n se encontraba por
encima de! 20%, alimentada por la politica gubemamental de incrementar
el consumo, y el d6lar la seguia con gran retraso. Esa situaci6n de
inflaci6n alta y d6lar bajo era excepcional en el contexto de los paises
sudamerica nos -con excepci.6n de Venezuela-, que, al igual que la
Argentina, se bene fici.aban con el aumento de las exportaciones.
A la hara de las cuentas, la balanza de pagos oscilaba entre un 1igero
superi1.vit o un ligero deficit. La posibilidad de obtener prestamos extemos
era lejana, tanto por la crisis intemacional como por la err.itica politica
gu bernamental. Por el contrario, la huida de capitales fue enorme. Las
reser vas del Banco Central eran la Unica fuente segura para afrontar las
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UNA OPORTIJNIDAD PERDIDA, 2005-2015
capitales. Aunque en otra escala, y con mucho mas margen de maniobra,
a fines de 20 IO el pais se acercaba a la conocida situaci6n de los ciclos
and go.
EL ESTADO Y LA CAJA
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Los recurses disponibles-lallamada "caja"-y su uso discrecional para acu
mular poder constituyeron la clave de las politicas <lei gobierno de Nestor
Kirchner, quien ya tenfa una larga experiencia previa de ese tipo de m.anejo
en su provincia. En las dos primeros afios, Kirchner acept6 las limitaciones
impuestas por la presencia del ministro Lavagna y tambien par una
opini6n pllblica que desde la crisis reclamaba mayor control de las
gobernantes. Luego de la elecci6n de 2005, esas restricciones dejaron de
preocuparlo.
Las politicas tributarias se orientaron a conservar el superllvit logrado
con las ajustes de 2002. Asi, se mantuvieron elevados los minim.cs impo
nibles -pese a la inflaci6n-, el impuesto al cheque y el Impuesto al Valor
Agregado (IVA) del 21 %, establecidos durante la gesti6n de Cavallo, y se
elevaron las retenciones a las exportaciones. Como se se:fia16, cuando el su
per.ivit fiscal comenz6 a flaquear, se ape16 a ahorros acumulados, como las
de las AFJP.
El Ejecutivo tuvo una enorme libertad para disponer de las fondos. El
Congreso prorrog6 las leyes de excepci6n que desde los aiios noventa le
delegaban la reasignaci6n de partidas presupuestarias, asi como 1a ley de
emergencia de 2002, que suspendi6 los regimenes de reajuste de las tarifas
de servicios pliblicos. La sistem.itica subestimaci6n del presupuesto apro
bado gener6 excedentes de libre disposici6n, estimados en unos 25 mil
millones de d6lares entre 2003 y 2010. El Ejecutivo nacional se apropi6
de una porci6n creciente de los fondos provinciales, reduciendo la
copartici paci6n. En suma, el presidente dispuso con llbertad de una parte
impor tante de una caja fiscal cuyo tlenado se atendi6 prioritariamente.
Tambien dispuso de una "caja negra", alimentada por las comisiones,
los sobomos o las "coimas". Todo gobierno Ia tiene, en alguna medida.
Con Kirchner hubo un enorme incremento y sobre todo una organizaci6n
mas sistematica. Se trat6 de una nueva fase del Estado prebendario, que
habfa
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de stop
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florecido en los afios sesenta, se expandi6 durante el Proceso y volvi6 a
prosperar con las privatizaciones de los aiios noventa. Durante la gesti6n
de Kirchner lleg6 a una fase superior, que merece una denominaci6n espe
cifica:
cleptocracia.
Se trat6 del saqueo sistemtltico del Estado practicado desde el go
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biemo, en el que las actores privados tenian nn papel meramente auxiliar
de los gobernantes. Este regimen habi'.a funcionado en Santa Cruz,
basado en la renta petrolera y la obra piiblica, y Kirchner, desde la
presidencia, lo proyect6 a escala nacional, con la colaboraci6n de
funcionarios formados en Santa Cruz y conocidos coma "pingiiinos".
Buena parte de la gesti6n pUblica estuvo destinada a promover activi
zaron empresas concesionarias de trenes o recolecci6n de residues, o apro--
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BREVE HISTORIA CONfEMPORl\NEA DE LA ARGENTINA
376
dades que hicieran posible este saqueo. Asi lo muestra, par ejemplo, la
enorme cant:idad de obras realizadas en Santa Cruz, donde operaba el
prin cipal ejecutor y testaferro de Kirchner: Lazaro B.iez. La obra pU.blica
fue una clave de este esquema, desarrollado bajo el control personal del
minis tro de Planificaci6n Julio de Vida, asociado con las empresas
organizadas en la Catnara de la Construcci6n. En cada hcitaci6n, el
gobierno adelan taba un primer pago del 15%, y la empresa retomaba, en
"negro , una can
FI
tidad similar al intermediario.
En los subsidios al transporte, oper6 el secretario Ricardo Jaime, con
la colaboraci6n de los Cirigliano, duefios de empresas de colectivos y
conce sionarios de trenes. Como las tari.fas se mantenian bajas, los
empresarios recibian una compensaci6n por pasajero transportado, segdn
una declara ci6n sistematicamente inflada, que nadie controlaba.
Negocios similares se hicieron con los casinos y bingos -el rubro de
otro gran empresario amigo, Crist6bal Lopez- o con los acuerdos comer
ciales con Venezuela, manejados tambien desde el Ministerio de Planifica
ci6n. Todo indica que cualquier decisi6n del gobiemo que involucrara in
tereses tuvo caracteristicas similares.
Otro rubro fue el asedio a algunas grandes empresas para apoderarse
de parte del paquete accionario. Eso ocurri6 con Yacimientos Petroliferos
Fiscales (YPF), que se explica mas adelante, lo mismo que el ataque al
Grupo
darin, que ademAs tuvo motivos politicos.
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Con estos negocios se atrajo aliados politicos. Los Este
sindicalistas
organi
UNA OPORTUNIDAD PERDIDA, 2005-2015
vecharon los tradicionales subsidios para sus obras sod.ales. Dirigentes
de las organizaciones sociales amigas -coma Luis D'EHa o Emilio
Persico ocuparon fund.ones en la administraci.6n de subsidios sociales.
Incluso la asociaci.6n Madres de Plaza de Mayo se incorpor6 al uclub de
los subsidios , con un proyecto de construcci6n de viviendas organizado
por Sergio Schoklender, que concluy6 en un desfalco fenomenal. Junto
con este es quema central, otros muchos dirigentes emprendieron
negocios similares, segdn sus respectivas capacidades. El mas nefasto fue
el narcotrafi.co, que en esos afios se despleg6 plenamente en el pais.
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Con Kirchner se robusteci6 el poder del gobiemo, en detrimento de las ca
pacidades estatales de control, ya reduci.das por las pnicticas
cleptocriticas. Esta acci6n erosiva qued6 al.go oscurecida por un discurso
oficial centrado precisamente en la recuperaci6n del Fstado, que se
contraponia con el neo liberalismo de los aiios noventa. Pero el proceso de
concentraci6n de las decisiones en el presidente, lanzado durante el
gobierno de Menem, se de sarroll6 sin cambios en los afios de Kirchner. Lo
mismo ocurri6 con la des trucci6n sistematica de las instituciones o agendas
estatales encargadas de controlarlo. Par otro lado, el gobiemo ignor6 la
opini6n disidente u oposi tora y descart6 promover la deliberaci6n
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377
colectiva sobre politicas de Estado. La preocupaci6n por lo institucional,
presente en los a:fi.os iniciales, fue abandonada desde fines de 2005. El
Congreso ratific6 y ampli6 todas las leyes de excepci6n. Tambiefi
FI
modific6 la composici.6n del Consejo de la Ma gistratura, para dar mas
peso a los representantes politicos oficialistas. El Consejo comenz6 a
disci.plinar a los jueces, amenazindolos con el juicio politico. El desbalance
de poderes se acentu6 con algunos notorios desco noci.mientos de fallos
judiciales, incluso de la Corte Suprema, y con una campaiia en contra de lo
que se Ilam.6 "la corporaci6n judicial", que desca
lificaba a la Justicia toda.
En el mismo sentido se oper6 sobre los medios de prensa. Los
funcio narios vigilaron la opini6n de los periodistas y suguieron el
desplazanriento de los mas criticos. Un instrumento efectivo fue la
asignaci6n de la publi ci.dad oficial, reparti.da preferentemente entre
aquellos medios que discipli naban su linea editorial. El pod.er de
regulaci6n de las emisiones de radio y de televisi6n tambieII constituy6
un argumento importante, sabre todo
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con las empresas de televisi6n. Empresarios amigos del gobiemo compra ron
radios y diarios, aunque rara vez lograron que creciera su circulaci6n. For
otro lado, la radio y la televisi6n pU.blic.a y la agencia de noticias Telam se
convirtieron en desembozadas propagandistas del gobiemo. La suma de
presiones y el desarrollo de una cadena propia, con periodistas que se au
todefinian coma "militantes·: configuraron un aparato mediatico si.gnifica
tivo, que sin embargo estuvo 1ejos del monopolio, pues algunos grandes
medias mantuvieron su independencia.
Gradualmente, el Estado fue avanzando sabre las libertades personales
y los derechos humanos. Los servidos de informaci6n se dedicaron al espio
naje sistemcitico, que incluy6 hasta a funcionarios del gobierno. Las organi
zaciones sociales y tambiell "patotas" o ''barras bravas" intimidaron en la
calle a las opositores, y las policias y la Gendarmeria se involucraron de ma
nera paulatina en acciones violentas, sabre todo cuando no habia camaras
dejar que la normativa institucional limitara su libertad de acci6n. Paco
preocupado por el largo plaza, practic6 un estilo de gobierno de algUn
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BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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de televisi6n cerca
La intervenci6n del gobierno alcanz6 a las agendas estatales
encargadas del control de los gobernantes. En la mayoria de los casos conm la Sindica tura General de la Naci6n o la Fiscalia de Investigaciones
Administrativas-, se coloc6 al frente a funcionarios amigos. A la Auditoria
General de la Naci6n
-que debfa ser presidida par un representante del principal partido opositor-,
se le recortaron las funciones. El caso extremo fue el del INDEC, una agenda
de enorme prestigio. Para poder falsear los datos de la inflaci6n, fue interve
nido en 2007, y se removi6 a buena parte de su planta tecnica. Desde enton ces
dicho instituto dio informaciones falsas sabre inflaci6n, desocupaci6n, pobreza
y otras cuestiones indispensables para llevar adelante un gobiemo
responsable. Su falta de credibilidad fue decis:iva para desalentara inversores
y
prestamistas externos. Pacas personas crefan en esos datos, y hasta
muchos
partidarios del gobiemo reclamaron su normalizaci6n. Pero este corrvirti6
en
cuesti6n de principio el no desandar el camino.
En cada uno de los ambitos de! Estado se oper6 de la misroa rnanera,
robusteciendo el vertice y achicando las instituciones. Se consolid6 asf el
poder decisionista del Ejecutivo, cimentado en el desgaste y el desarme de
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la instituci.6n estatal, pero profundizado par la decisi6n de Kirchner de no
mod.a err.itico, pero muy atento a las coyuntmas y muy consecuente en
cuanto a su finalidad principal: la construcci6n y conservaci6n del poder.
Gobernar a las golpes estuvo condicionado par las deficiencias del
Estado, que recibi6 con su instrumental dafiado, pero cuyo deterioro, a la
vez, con tribuy6 a agravar.
El manejo de la inflaci.6n fue paradigtruitico. Para combatirla, se encara
ron acuerdos de predo con1os grandes empresarios, logrados mediante
pre siones y promesas y ampliamente publicitados. En general, eran precios
no minales, de escasa vigencia real, pero el INDEC los us6 para construir
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un indice de predos en el que nadie crefa. Cuando se difundieron otras
medido nes -basadas en parte en estadisticas provindales-, se prohibi6 su
difusi6n. En el gasto pliblico tambien hubo una orientaci6n constante
hacia la obtenci6n de reditos politicos. La centralizaci6n de las recursos
fl.scales fue usada para disciplinar a los gobiernos prov:i.nciales y a 1os
intendentes del conurbano. Una cuarta parte de los recursos de estos
gobemantes prove nia de transferencias del Tesoro nacional ode fondos
para obras pUblicas adnrinistrados par el todopoderoso Ministerio de
Planificaci6n. EI reparto nunca se ajust6 a normas prefijadas, y una
porci6n considerable se estable da en acuerdos especfficos con cada uno
de los gobemadores o intenden tes. Quienes no 1os recibian debian
enfrentar a empleados pllblicos furio sos por el atraso en sus sueldos. Asf,
independientemente del partido politico que las hubiera llevado al
gobierno, gobernadores e intendentes
terminaron subordinandose al Foder Ejecuttvo.
En suma, las afios de Kirchner se caracterizaron par una amplia
dispo sici6n de recursos fiscales, de uso discrecional, utilizados para
sostener, por distintos caminos, una estructura de poder obediente y
disciplinada, que reproducia los recursos disponibles. De ese modo, se
completaba la ecua ci6n que unia el poder con la caja.
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UNA OPORTIJNIDAD PERDIDA, 2005-2015
LA SOCIEDAD: GANADORES Y PERDEDORES
El resultado de la gran transfo:n:oaci6n de los a£ios noventa fue una socie
dad globalmente empobrecida, polarizada y segmentada La crisis de
2002 profundiz6 todo esto y a 1a vez gener6 una movilizaci6n
demand.ante y
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BREVE ffiSTORIA CONTEMPORt\NEA DE LA ARGENTINA
contestataria En 2005, se habfa superado lo peor de la crisis y el pais go
zaba de una inedita bonanza econ6mica. Muchos pensaron que habia una
oportunidad para que se recuperara Ia antigua dinamica social, su movili
dad y capacidad para la integraci6n, o al menos para aplacar y canalizar
de manera adecuada Ia conflictividad y reabsorber el terrible bols6n de
prioridades era lograr la inclusi6n social. Pero sus politicas especificas
atendieron preferen temente a objetivos a corto plaza, y los resultados
globales fueron magros en relaci6n con los recursos disponibles. Al final del
ciclo de Nestor Kirchner, el balance ya indicaba que el pals habia perdido
una buena oportunidad, alga que serfa mucho mis claro cinco an.as
despufa
Los trabajadores fueron objeto de especial atenci6n del gobierno. Los
efectos no fueron homogeneos, en parte por la poca sistematicidad de las
politicas pU.blicas. El empleo creci6 de manera firme hasta 2007, y luego lo
hizo de un modo sensiblemente menor, aunque desde entonces las cifras
disponibles son poco seguras. El sector de los trabajadores formales o en
blanco se benefici.6 con el restablecimiento de las convendones paritarias
y el fortalecimiento de los sindicatos, piyos redamos fueron respaldados
381
personas que, pese a todo lo hecho, pennanecieron en la pobreza En mo
mentos de maxima bonanza, se destin6 a las subsidios un 4% del PBI, aun
que s61o una cuarta parte de ellos se dirigi6 alos pobres; el resto
favoreci6 a sectores medios. No es f.icil saber si esto se debi6 a la
tosquedad de los instrumentos estatales o a un prop6sito dehberado, quiz.i
de tipo electoral. Despues de 2007, fue dificil sostener los subsid.ios con
recursos fiscales nonnales y hubo que apelar a los extraordinarios, lo que
puso en dud.a la sustentabilidad de estas politicas que, pese a todo, no
habian reabsorbido el bols6n de pobreza.
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po-, breza que se habia constituido. El gobiemo dispuso de muchos
recurses y de amplia hbertad para usarlos, y, seg6n afirm6, una de sus
UNA OPORTUNIDAD PERDIDA, 2005-2015
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380
En materia educativa, uno de los terrenos mas afectados por la deser
ci6n del Estado, una ley garantiz6 el aumento sustancial de la parte de1
PBI destinada a ese fin. Gl6balmente hubo mas fondos disponibles, pero
sus efectos fueron desparejos, por el desigual reparto de los recursos
fiscales entre las provinci.as, que afect6 en especial a la de Buenos Aires, la
mas po blada. Los sueldos docentes mejoraron mucho, pero la cahdad
educativa sigui6 declinando: asf lo mostraron las mediciones
intemacionales,.en las que la Argentina fue quedando retrasada respecto
de los otros pafses his panoamericanos. En las escuelas publicas, el
deterioro fue grande y se re flej6 en la emigraci6n hacia las escuelas de
gesti6n privada. Migraron in cluso aquellos sectores populares que
materialmente podian hacerlo, de modo que la escuela estatal se consolid6
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por el gobierno. Pero hubo importantes diferencias entre los distintos gre
mios: los privados superaron a los estatales, y los camioneros estuvieron
como la escuela de los muy po bres, reproduci.endo1a segregaci6n de la
por delante de todos. Las disparidades mas importantes las padecieron los
sociedad. En este aspecto, la poli tica de inclusi6n no dio muchos
trabajadores informales o "en negro", no protegidos por los sindicatos, que
resultados.
poclian ganar la rnitad de sus pares "en blanco". Aunque el gobierno
Dos problemas diferentes, emergentes de la gran transformaci6n so
realiz6 varias campaftas en favor de1 ''b1anquearniento", hacia 2010 habfa
cial, generaron cuestionamientos al Estado por su manejo de las fuerzas
en el sector informal alrededor de cuatro millones de trabajadores.
pohciales y de seguridad: las protestas callejeras, que afectaban el orden
El gobierno canaliz6 muchos fondos fiscales para reducir la pobreza.
pUblico, y el aumento de la criminalidad. Las politicas fueron ambiguas y
El conjunto de Ios subsidios sociales, nunca contabilizados con precisi6n,
cambiantes. En sintonia con su discurso progresista, el gobierno declar6
lleg6 a beneficiar a ocho o diez millones de personas. Dos grand.es progra
que no reprimirfa ni criminalizaria la protesta social. Pero de manera cre
mas, la moratoria jubilatoria y la Asignaci6n Universal por Hija, favorecie
ciente y solapada, se reprimi6 duramente a las act:i.Vistas sociales adversos
ron a Illas de cinco millones de personas. El area metrop0litana se via ade
al gobierno, a veces con la colaboraci6n de "barras bravas" y organizacio
mas beneficiada par los subsidios al transporte y a las servicios piiblicos,
nes sod.ales. Otto aspecto fue la corrupci6n de la instituci6n policial. Con
que permitieron mantener bajas las tarifas. Los pobres, que en el pico de la
periodicidad, alg6n episodio delictivo mostraba la estrecha relaci6n de sus
crisis de 2002 eran masdel 50% de la poblaci6n, se redujeron al 20%, una
mi.em.bros con los criminales y con los funcionarios politicos. En el caso de
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cifra aiin menor que el 38% de fines de 2001. Pero eran diez millones de
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la Pohcfa. bonaerense, mas a1la de algunos intentos de reforma
fracasados,
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estaban desertando de la
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BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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los gobernantes mantuvieron los acuerdos.espurios, para tolerar sus actiw
vidades y lucrar con ellas. Algo parecido ocurri6 con la Pohcia Federal.
Por otra parte, el delito aument6 de manera evidente, tan.to en nU.mero
coma en violencia y espectacularidad, y la seguridad se convirti6 en el
pro blema que mas preocup6 a la op:ini6n. Muchos lo asociaron con la
emer gencia y el descontrol del mundo de la pobreza. Para minimizarlo, el
go biemo sostuvo que se trataba sobre todo de una "sensad6n de
inseguridad". Pero los resultados Iogrados en este cam.po fueron exiguos, sea
por inconw secuencia o por incapacidad de gesti6n.
El impulso de la economia y la masa de subsidios pennitieron algunas
mejorias sectoriales, que no bastaron para que la sociedad recuperara su
antigua dinamica de integraci6n y movilidad. Hada 2006, la distancia
entre las ingresos de las muy_ ricos y los muy pobres -indicadora de la
polariza ci6n social- se habia reductdo respecto de 2002. Por entonces,
esta mejora se detuvo, y en 2008 la diferencia entre ambos extremos era
mayor que la de 199Z En suma, en los diez a:tlos de gran prosperidad y de
vigencia de un modelo declarado de inclusi6n social, en lo esencial la
desigualdad gene rada por la gran transformaci6n de los afios noventa se
mantuvo.
Estos indicadores globales no dan cuenta de las fuertes disparidades
internas, regionales y sociales. La mortalidad infantil se redujo en general,
pero era alarmante en Formosa, donde habfa elevados indices de desnutri
ci6n. En las zonas pobres, eran sorprendentemente altos los indices de
mortalidad de los adolescentes, cuyas vidas eran tan intensas como breves.
Diez :tnillones de argentinos carecian de servicios·bAsicos, como la co
nexi.6n cloaca! o de gas, con el agravante de que las garrafas no recibian
Ios beneficios de los subsidios.
Se profundizaron las fracturas de una sociedad que decadas atr&s se
habia caracterizado por la continuidad y la falta de cortes profundos.
Hubo una polarizad.6n entre los de mas abajo y los de mils arriba; a
algunos les fue extraordinariamente bien, induyendo al propio matrimonio
Kirchner. Pero ademas, se profundiz6 Ia brecha que venia dividiendo a la
tradicional clase media. Una parte encontr6 en la nueva dinamica social
posibilidades de adaptarse y prosperar, sabre todo quienes disponian de los
conocimien tos adecuados para manejarse en el nuevo mundo
globalizado. Quienes elegfan una escuela de alto costo
susfue
hijos
Este para
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antigua empresa de Ia educaci6n comllll. Asi fonnados, muchos j6venes
emprendedores se acostumbraron a mirar en primer lugar al mundo y se
comprometieron menos con su pais, lo que agreg6 a la deserci6n una cuota de
egoismo que aumentaba la fractura social. En el mismo batall6n creci6 otro
contingente, que encontr6 en la politica un camino para mantener abierta la aventura
del ascenso, aprovechando las gajes del Estado y "ha cienda una diferencia", legitima
en estos afi.os y adecuada para afumarse entre los que "se salvaban".
Una parte mayor de la vieja clase media venia siendo castigada par las nuevas reglas
de la economia desde la hiperinflaci6n de 1989, que arras6 con sus ahorros. Entre
ellos habfa profesionales, pequefios empresarios, co merciantes, cuentapropistas y
docentes. SU deficit de saberes y conocimien tos adecuados para el mundo nuevo se
acentu6, ya la vez sus tradici.onales
limites eticos tambien operaron como una barrera para su adecuaci6n. Se
empobrecieron relativamente -los subsidios que iban mas alla de los po
bres fueron bien recibidos-, pero lograron mantenerse en pie. Luego de la experiencia
de 2002, apreciaron el orden y la estabilidad, que muchos aso ciaron con el gobierno
de las Kirchner.
La misma fractura se produjo entre los asalariados. Los que trabajaban en
condiciones fonnales estuvieron amparados por la 1egislaci6n protec tora, descuidada
en los a:iios noventa y rehabilitada durante los tiempos de Kirchner. Tuvieron
aumentos salariales regulares, protecci6n por despido y obras sociales. La
Confederaci6n General del Trabajo (cGT) recuper6 las viejos metodos de presi6n y
acuerdo y defendi6 exitosamente a sus afilia dos. La situaci6n fue muy distinta para
quienes trabajaban "en negro y eran poco tenidos en cuenta par las organizaciones
sindicales. No habfa para ellos ni convenios colectivos, ni obras sociales, ni jubilaci6n.
La infor malidad acompaftaba tanto al trabajo ocasional como al llamado "esclavo .
Muchas empresas importantes solian tener un sector informal significa tivo, cuyos
reclamos eran asurnidos por comisiones inte:mas enfrentadas con las sindicatos,
dirigidas por militantes de izquierda.
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UNA OPORTUNIDAD PERDIDA, 2005-2015
El escaso exito de las politicas de indusi6n se manifest6 en el mundo de la
pobreza. Alli, la crisis de 2002 estableci6 un nuevo umbral. Si bien el nfunero de
pobres se redujo, y fueron menos quienes debieron luchar por su supervivencia
cotidiana, se mantuvo un nU.cleo duro e irreductible,
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BREVE HISTORIA CONfEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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ajeno a Ia antigua cultura del trabajo regular. En el mundo de la pobreza,
la v:ida se estructur6 sobre otras bases, con su 16gica y sus mecanismos de
reproducci6n.
El Estado tuvo una presencia ambigua, y no hubo mucha preocupa
ci6n por mejorar el cumplimiento de las nonnas o penalizar las transgre•
siones. Sus agentes -funcionarios, policias, jueces- se dedicaron, en cam•
bio, a distribuir franquicias y concesiones entre los referentes barriales y
fueron construyendo con ellos una versi6n local del Estado prebendario.
Como mostr6 Jorge Ossona, los referentes -que frecuentemente eran las
jefes de familias extensas y poderosas- tenfan autoridad para soludonar
problemas cotidianos: litigios por la ocupaci6n de los terrenos, auto:riz.aci6n
de remises ilegales, concesi6n de puestos de venta en calles o ferias. En un
nivel mas alto, se autorizaban las boliches y prostfbulos, los talleres dan
destinos o los desannaderos de autos, y se protegia u organizaba el robo de
autos o el trafico de drogas. Colocado entre lo legal y lo ilegal -si esa dis
tinci6n hubiera tenido sentido-, un club de filtbol convertfa a un grupo de
muchachos del barrio en "barras bravas", que ingresaban en diversos trafi
cos, incluyendo la droga, y estaban disponibles para tareas politicas que
requerian presencia y potencia ffsica. Nada era nuevo, pero esto creci6
mu cho, y el gobierno, en general poco preocupado por el ordenamiento
insti tucional, convivi6 con la situad6n y hasta encontr6 el modo de
sacarle
vinculadas
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provecho.
La presencia del Estado fue rotunda en la distribuci6n de subsidios so
ciales. El PlanJefes y Jefas de Hogar de 2002 fue gradualmente reemplazado
por otros mas eficientes. La Asignaci6n Universal por Hija de 2009 tuva un
caracter mucho mayor que las anteriores -aunque s61o cubria a una parte
de los padres o madres- y sabre todo redujo la intermediaci6n. Otros
planes fueron mas focalizados, como Argentina Trabaja, que beneficiaba a
coope rativas organizadas por los trabajadores. Estos planes eran
distribuidos en conjunto por los intendentes y las organizaciones sociales.
For esa via, el gobiemo fue reabsorbiendo la protesta social, todavia viva, y a
la vez cons truy6 una maquinaria politica eficaz.
Las organizaciones piqueteras perdieron alga de su anterior significa
d6n, porla reducci6n del desempleo y el uso politico de los subsidios,
aun que ninguna qued6 al margen del reparto de planes
sodales.
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con los partidos de izquierda, que radicalizaron su protesta, fueron estigma tizadas por los
medios oficialistas, perseguidas judicialmente y hasta repri midas por la Gendarmeria,
que fue ocupando el lugar de la Policia en el mantenimiento del orden. Pero
conservaron sus comedores y cooperativas y sus movilizaciones. Marchar hacia un
ministerio era el comienzo de una negoci.aci6n nunca interrumpida, que se concluia en
la oficina de los fun cionarios encargados de autorizar los pagos. Por esa via, no muy
diferente de la sindical, la protesta entr6 en el camino de la institucionalizaci6n.
Otras organizaciones piqueteras redujeron su activismo cuando se su maron al
kirchnerismo. La Federaci6n de Tierra y Vivienda (FTV) mantuvo su independencia
formal, per□ el Movimiento de Trabajadores Desocupa dos Evita se fusion6 con otros
grupos peronistas en el Movimiento Evita, que combin6 la tarea de promaci6n social
con la competencia intema den tro del just:icialismo. Un caso singular es el de la
agrupaci.6n jujefia Tupac Amaru, dirigida por Milagro Sala, que recibi6 un tratamiento
preferencial, especialmente durante el segundo mandato de Cristina Kirchner. Sala ma
nej6 mucho diner□ y ejerci6 un poder de hecho enorme, constituyendo en
Jujuy un verdadero Estado dentro del Estado.
For esa via, la reabsorci.6n de la protesta social se combin6 con Ia crea ci6n de una red
politica e:x.tensa, en la que los gobiemos municipal.es de los grandes conurbanas
cumplieron un papel central. Negociaron con el go biemo nacional la realizaci6n de
obras pUblicas -fuente de empleo y pre bendas-, colaboraron de distintas maneras con
las numerosas asociaciones vecinales -era reconocida una por barrio- y paralelamente
organizaron una red politica.
Los planes sociales estaban en el centro de la vida cotidiana de los po
bres. Tener un beneficiado en la familia hacia una diferencia fundamental en sus vidas.
Lograr y mantener un plan era un proceso largo y nunca aca bado. Habia que anotarse
com□ aspirante, esperarlo, recibirlo, cobrarlo y eventualmente pedir la baja. El tramite
podia trabarse en cualquier punto, y para reactivar el proceso habia que recurrir a
facilitadores o gestores. For aquf se entraba, de man.era gradual, al universo de la
politica. Julieta Qui r6s ha mostrado que en el mundo de la pobreza no era necesario
compro meterse defmitivamente con ninguna de las alternativas que se ofrecian: el
puntero politico, el referente social, el militante de una asociaci6n vecinal
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UNA OPORTIJNIDAD PERDIDA, 2005-2015
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BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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o una organizaci6n piquetera. Las lealtades se construfan de forma gra
dual, por acumulaci6n. La sutil contraprestaci6n consistia en "acompaiiar'
para fortalecer lo recibido: una marcha, un acto en apoyo de un dirigente,
una gran concentraci6n, actividades para las que los organizadores sumi
nistraban Ia logistica necesaria. Por esa vfa, las planes sociales llevaban a
Ia producci6n de apoyo politico y, en Ultima instancia, del sufragio.
variaciones
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LA POLfTICA: LOS VOTOS Y EL DISCURSO
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Construir su poder, con independencia de otra finalidad, fue la preocupa
ci6n principal de Kirchner. La tarea, permanente y cotidiana, realizada con
pericia singular, se bas6 en dos pilares: la conversi6n de recursos estatales
en sufragios y la imposici6n de un discurso capaz de convocar a amplios
sectores fuera del peronisrno.
Para la producci6n de sufragios, el conurbano bonaerense -decisivo
en las elecciones- constituy6 un desafio especial. Se trataba no s61o de cosechar votos en el mundo de la pobreza -una tarea en la que el peronisrno
ya habia sacado una buena ventaja-, sino tambien de mantener alineada y
disciplinada una estructura politica caleidosc6pica. En la base, el trabajo
capilar de los punteros se hacfa por conjuntos de votantes, o Mpaquetes ,
que correspondfan a las diversas form.as asociativas. A traves de los refe
rentes barriales, los subsidios, las franquicias, las licencias o los favores
co tidianos, los conjuntos se convertlan finalmente en votos. Pero nada era
autom.itico, y siempre habfa demandas en competencia. A la tarea de ne
gociar el Npaquete", se agregaba otra mascompleja: constatar que los acuerdos se hubieran cumplido. S6lo entonces el pnntero acreditaba su capaci
dad de conducd6n.
Por encima de la cadena jer.irquica de los operadores politicos, el
inten dente era el administrador principal de los recursos y de los resortes
admi nistrativos del proceso electoral en su fase local. Si era eficaz en su
tarea, podia permanecer en el cargo o elegir a su sucesor. Por lo general, el
pero nismo se alineaba en la CU.spide -el gobernador o el presidente, que
solia intervenir directamente en los asuntos provinciales o locales-, pero en
la base la competencia era intensa ya veces se complicaba
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fue las
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o los conilictos en la provincia o la naci6n, que derivaban en cambios
en la jefatura local, a traves de elecciones o, Ims simplemente, mediante la
desti tuci6n del intendente. En 2005, todo el aparato que apoyaba a
Duhalde se pas6 a Kirchner sin co:nfl.ictos, pero en 2009 se dividi6, y una
parte apoy6 al grupo peronista disidente, vencedor en la ocasi6n.
Disciplinar a los gobernadores provinciales -la otra pieza clave en la
producci6n del sufragio- fue menos complicado. Kirchner emple6 el
con tundente argumento de los fondos de Tesoreria. Les reclam.6 a los
gober nadores que no saheran del redil y que lo apoyaran en el
Congreso, y los dej6 en libertad en su manejo intemo. En muchas
provincias, producir el sufragio fue relativamente sencillo, por el
enorme peso de los empleados pllblicos. En otras habia tradiciones de
partidos provinciales dominantes, y s61o en las mas grandes, como
C6rdoba, Mendoza o Santa Fe, hubo una verdadera competencia electoral.
Pero aun cuando triunfaran. partidos opo sitores, el presidente pudo
disciplinary encarrilar a las autoridades electas con el manejo de los
recursos fiscales.
Captar a gobernadores, diputados o intendentes elegidos por otros
partidos fue parte de una politica genericamente conocida como
"transver salidad". Fue ensayada y abandonada varias veces, y le sirvi6
a Kirchner para regular sus relaciones con los jefes territoriales
peronistas y para ali mentar con algo de consistencia el mito de la
"nueva politica". Con vistas a la elecci.6n presidencial de 2007, Kirchner
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UNA OPOR'IUNIDAD PERDIDA, 2005-2015
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convoc6 a la Concertaci6n Plural e incluy6 a gobemadores e intendentes
electos por la Union Civica Radical (ucR). De este modo, Julio Cobos,
quien concluia su mandato como gober nador de Mendoza, acompaii6 a
Cristina Kirchner en Ia formula presiden cial triunfante. La
Concertaci6n se disgreg6 en 2008, con motivo del "con flicto del
cam.po'; que tambiell dividi6 profundamente al peronismo.
Como es habitual en el peronismo, el frente politico kirchnerista
no tuvo una forma organica. Era un movimiento que tam.bien incluia
a la CGT, a las organizadones piqueteras afines y hasta a Madres de
Plaza de Mayo. Para las elecciones, Kirchner disponfa del sello del
Frente para la Victoria (FPV), amplio, flexible y capaz de incluir a
quien se quisiera. EI Partido Justicialista (PJ) tuvo un funcionamiento
intermitente yen mu ches lugares se dividi.6, sin que nadie lo
abandonara o se considerara ex cluido. Tras las distintas
denominaciones habfa, como ocurria desde
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UNA OPORTUNIDAD PERDIDA, 2005-2015
BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
1989, una jefatura y un partido del gobierno, asentado sobre distintos
poderes tenitoriales, no siempre peronistas, que funcionaba con las re
cursos del Estado. Una fonna dificil de definir institucionalmente, pero
de una eficacia demoledora.
Por sus contenidos y por su modo de enunciad6n -qu exclui'.a toda
forma de dial.ago--, este discurso se propuso dividir tajantemente el campo
politico, integrar a los aliados y excluir a los enemigos. De un lado, la tra
dici6n nacional y popular se sumaba al progresismo anti.dictatorial; en el
lado opuesto quedaba "la derecha , en cuyo nU.cleo se hallaban 1os
poderes corporativos, locales y mundiales. Retom6 asi una tradici6n arra:igada
en la cultura politica argentina, queen 1983 se habia creido superada: la
cons trucci6n de poder a partir del conflict 0, el enfrentamiento yla
polarizaci6n. En el relato, se adecu6 la form.a dicot6mica basica a las
cambiantes coyunturas, y en cada caso se defini6 un nuevo rostro del
enemigo. Alli residi.6 la notable destreza de Kirchner, que manej6 los
tiempos, eligi6 los temas, incluy6 unos hechos, ignor6 otros y acomod6 las
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El segundo pilar del pod.er kirchnerista fue un discurso construido con ha
bilidad y difundido con eficacia. Kirchner asumi6 que, ademas de las nego
ciaciones concretas, en la polftica habia una lucha por la interpretaci6n de
la reahdad y que habia que imponer un "relato", coma se lo llam6. El relato
le penniti6 trascender el ambito del peronismo y del mundo popular y con
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vocar a un amplio sector de la opini6n pi..iblica que se definia coma progre
sista. Consistia en una lectura del pasado, reciente y lejano, un diagn6stico
explicaciones. Apel6 a la fe y a la credulidad de sus seguidores, dispuestos
del presente y una promesa para un futuro que ya estaba reahmndose. Se
aliment6 de las tradiciones y las nostalgias, resumi61os reclamos de 2001 y
a acompa fi.arlo en un juego que a menudo se apartaba gruesamente de
los hechos. El caso del INDEC y de la inflaci6n constituy6 una verdadera
se encabalg6 en Ia ola de prosperidad del presente. Incluy6 una reivindica
ci6n de 1os j6venes idealistas de los afios setenta, yen especial de laJuven tud
prueba para los creyentes. La condena generica a las corporaciones pudo
coexistir con la amigable convivencia con muchas de ellas. La defensa de
Pemnista (JP) y de Montonems. Asumi6 la bandera de los derechos hu manos,
los derechos humanos coincidi6, en la presti.giosa aunque cuestionada voz
entendidos s61o y estrictamente como el juido y castigo a los culpables de
de Hebe de Bonafini, con la reivindicaci6n lisa y llana de la violencia,
Ia represi6n dictatorial, asi como la construcci6n de una me moria
pasada y pre sente, Viejos militantes de los derechos hurnanos debieron
colectiva alrededor de ese tema. Desech6 casi todo lo que habia apor tado
aceptar que sus organizaciones emblem<l.ticas Madres y Abuelasla democracia institucional de 1983, salvo el valor del sufragio, y con den6
las refonnas neohberales de los afi.os noventa.
ingresaran sin reservas al frente politico oficiahsta y, fmalmente, al drculo
Toda ello constituy6 el "infierno" heredado, del que el gobierno de
de la corrupci6n gene
Kirchner estaba saliendo. Se reivindic6 el pape1 del Estado, entendido
rado por los subsidios.
Las mismas osciladones oportunista.5 se registraron en el caso de las re
Como poder no limitado, y sobre todo la autonomia de la polftica y la li
laciones exteriores, manejadas de acuerdo con las necesidades discursivas
bertad de acci6n de su jefe, mas alla de las restricciones provenientes de
del frente politico interno. Cancelar la deuda con el FMI -de previsibles con
los "poderes corporativos", y tambien de las instituciones "formales". Por
secuencias onerosas- satisfizo a la opini6n progresista y antiimperialista.
esta via, el discurso se tom6 en epopeya, pues se valor6 la audacia, la de
Lo mismo ocurri6 con varios actos hostiles algobiemo de Estados Unidos,
cisi6n y hasta la heroicidad de la jefatura. Las sucesivas expresiones de su
voluntad, decantadas en hechos irreversibles, conformaban lo que deno
iln1- tilmente ofensivos, como la agresi6n al presidente Bush en la
minaron un "modelo econ6mico de acumulaci6n con matriz productiva
Cumbre de las Americas reunida en Mar del Plata en 2005. Igual de
diversificada e inclusi6n social", conocido conn1nmente coma el "modelo".
inconsistente fue la gesti6n del conilicto protagonizado por los habitantes
A diferencia de las concepciones planillcadoras previas, el "modelo" note
de GualeguaychU contra una gran fabrica de pasta de papel instalada en
nia una redacci6n explicita, lo que permitia su reinterpretaci6n cotidiana
Uruguay. Ante el pro longado carte del puente internacional que
por medio de la pal.abra.
realizaron, el gobiemo no enw
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contr6 una respuesta adecuada que articulara su i'.ntima satisfacci6n por
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una gesta que podfa presentarse como nacional y antiimperialista, su
nega-
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BREVE HISTORIA CONIEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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Cristina Ferruindez de Kirchner result6 electa en la prim.era vuelta; ob
tuvo el 42%de los votos y dobl6 los de la segunda, Elisa Carri6, quien a
su vez releg6 a la ucR al tercer lugar. Algo falt6 para que el triunfo fuera
com pleto: aunque la mayorfa fue holgada y 1a diferencia con el
segundo re
sult
contundente, el total de votos fue algo escaso para un regimen con
vocaci6n plebiscitaria Los sectores medias urbanos fueron esquivos y el
gobiemo volvi6 a perder en Buenos Aires y Rosario, donde se conf:irmaron
los liderazgos de Mauricio Macri, quien gan6 el gobierno de la Ciudad
Au t6noma de Buenos Aires, y del Partido Socialista, que consagr6
gobemador de Santa Fe a Hermes Binner.
Comenz6 asi el segundo tu.mo del kirchnerismo, con una singular
conducci6n dual la presidenta asumi6 todas las funciones de representa
ci6n, con soltura y aplomo, pero Nestor Kirchner sigui6 a cargo del
manejo
de la politica y Ia economia. En la intimidad, compartieron las decisiones
s61o con el jefe de Gabinete, Alberto Fernandez, que continu6 en su puesto.
Pero lo mils importante era que ambos estaban habilitados para presen
tarse en 2011, e incluso para alternarse indefinidamente, sorteando la
lirni taci.6n que habia puesto fin al gobierno de Menem.
Paco antes de entregar el mando a su esposa, Kirchner tom6 algunas
medidas significativas: benefici6 al Grupo Clarin autorizando una impor
tante fusi6n de empresas de televisi6n por cable; facilit6 la venta de
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tiva a cualquier ejercido de autoridad, en el caso del corte del puente
inter nacional, y sus responsabilidades con el pafs vecino. Asi, dej6 que la
situa ci6n se prolongara en forma indefinida. Esas medidas
espectaculares e inconsistentes cosecharon un exito ficil entre el
progresismo populista, ya daramente escindido del que conservaba su
tradici6n socialdem6crata, y colocaron en dillcil situaci6n a quienes no
querian ser ubicados en Ia ne fanda "derecha".
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Entre la elecci6n de media tiempo de 2005 y la presidencial de 2007, el
kirchnerismo tuvo un period□ de esplendor, que no se repetiria en vida
de Kirchner. La economia en crecimiento, la holgura fiscal y las avances
importantes en las juid.os de 1esa humanidad" generaron satisfacci6n en
tre todos las que lo apoyaban. Par entonces, comenz6 a discutirse quien
serfa el candidato en 2007: si Nestor o su esposa Cristina Fernandez,
de destacada actuaci6n politica, que habia obtenido en 2005 un
resonante triunfo electoral en la provincia de Buenos Aires. El suspenso
sabre si serfa upingilino o pingiiina", finalmente resuelto en favor de
Cristina Kirchner, se mantuvo hasta pocos meses antes de las elecciones
de octubre de 2007. Antes de resolverlo, Kirchner ya habia comenzado
a armar la nueva alianza electoral. Con la Concertaci6n Plural sum6 el
apoyo de casi todos las gobem.adores y de muchos intendentes radicales y
min6 las bases de la UCR, principal partido opositor. Los partidos politicos
nunca se repusieron de la catll.Strofe de 2001, afectados sobre todo par la
crisis de representatividad, que provoc6 el deterioro de sus estructuras
una parte de las acciones de Repsol YPF -a pagar con las beneficios de la
organicas, las escisiones y las de serciones. Los nuevos protagonistas
em presa- al banquero Sebastian Eskenazi, quien asumi6 su manejo; por
fueron los dirigentes con alguna atrac ci6n personal y recursos para
Ul timo, elev6 al 35% las retenciones a las exportaciones de soja, cuyo
montar un aparato electoral, y tam.bi.en las coahciones, que se armaban
precio estaba aumentando aceleradamente. El nuevo gobierno, preocupado
persiguiendo el animo cambiante de la opini6n. La UCR llev6 como c didato
por los primeros signos de carted.ad fiscal, decidi6 elevarlas aU.n mas,
alexministro Lavagna, peronlsta y moderado, con buena irnagen por su
introdu ciendo un sistema m6vil que pennitia al Estado apropiarse de la
manejo de Ia crisis de 2002. Elisa Carri6, otro pro ducto de esa crisis,
parte prin cipal de los futuros aumentos. La resoluci6n 125, del 11 de
levant6 los temas de la corrupci6n y de las instituciones republic.anas, y
marzo de 2008, no pas6 inadvertida; desat6 un conflicto que en pocos
organiz6 la Coalici6n Civica, a la que se sum6 el Partido So ciahsta Dentro
meses se llev6 buena parte deI apoyo al nuevo gobiemo.
del justicialismo bubo alguna oposici.6n a Kirchner, como la de los hermanos
La medida fue masivamente rechazada por lo que empez6 a denomi
Rodriguez Saa, de San Luis. Ninguna de estas fuerzas logr6 desarrollar
narse "el campo". Los productores rurales se reunieron con sus tractores
debates importantes en una campafta anodina, dominada por la
en las plazas de pueblos y ciudades, cortaron las rutas e iniciaron distin
exitosa gesti6n presidencial y la amplia distribuci6n de subsidios.
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tas acciones de fuerza. Las cuatro principales organizaciones agropecua
Rural
y la Federaci6n
Agraria,
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rias -induidas la Sociedad
habitualmente
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enfrentadas- se unieron en una Mesa de Enlace, que asumi6 la conduc
una votaci6n empatada, que defini6 el vicepresidente Cobos con un sor
ci6n del conflicto. Recibieron un amplio apoyo en toda la zona agricola,
presivo voto Uno positivo", musitado en la madrugada del 17 de julio.
ligada de un modo u otro a 1a prosperidad rural. A partir de la cuesti6n
Se abri.6 asi una etapa critica para el gobiemo. Mientras la popularidad
del campo, se form6 un movimiento de opini6n que cuestion6 toda la
presidencial se derrumbaba, abandon6 su cargo Alberto Fernandez, que
politica gubemamental. El 25 de marzo hubo cacerolazos en los barrios de
hasta entonces era figura central del grupo gobernante, La Concertaci6n
Buenos Aires, en las cercanias de ta residencia presidencial y en la Plaza de
Plural comenz6 a disolverse, las grietas en el oficialismo llevaron a la forma
Mayo, donde los manifestantes fueron expulsados con violencia par
ci6n de un polo peronista disidente y la oposici6n comenz6 a afianzarse. En
militantes de organizaciones sociales oficialistas. La agitaci6n sigui6 y
las meses siguientes, las finanzas gubernamentales y 1a economia en
reanim6 a los par- tidos politicos. Por primera vez desde 2003, el
gene ral fueron afectadas por la crisis de Wall Street, pero sobre todo por
gobiemo enfrentaba una
el de rrumbe del predo internacional de Ia soja. Pero en octubre de 2008 la
oposici6n de esa consistencia.
esta tizaci6n de las AFJP signific6 un alivio para la caja fiscal y a la vez un
Quiza por eso Kirchner decidi6 transformar el tema en una cuesti6n en
golpe politico de efecto. El gobiemo habia encontrado un jugoso botin y un
la que el gobiemo se jugaba algo politicamente importante. Rechaz6 cual
tema que le permiti6 recuperar la iniciativa, polarizar la opini6n y ganar una
quier negociaci6n, se propuso poner "de rodillas" al enemigo y desarroll6
am
una argumentaci.6n ideol6gica, hasta entonces ausente, acorde con la epica
plia franja progresista, ya movilizada par la lucha contra la llamada oligar
revolucionarla del relato. La masa de productores rural.es, grandes, media
quia, que asociaba la jubilaci6n privada con el detestado neoliberallsmo de
nos y chicos, pas6 a ser la "oligarquia terrateniente , de Ia que hablaba el
las a:iios noventa. Los partidos opositores, que no encontraron una respuesta
revisionismo hist6rico, y quienes se oponian a la resoluci6n 125 tenfan pro
comun adecuada, volvieron a exhibir su endeblez.
p6sitos "destituyentes". La amplia difusi6n televisiva de las episodios saJien
La medida solucion6 las problemas de caja, pero no detuvo Ia recesi6n
tes del conflicto -las cortes, Ios actos y hasta la detenci6n de un dirigente
econ6mica ocasionada por la extendida crisis internacional, que se pro
lo llev6 a acusar a Ia "corporaci6n mediitica" y en particular al Grupo
long6 hasta fmes de 2009. La popularidad presidencial sigui6 bajando, to
darln. De ese modo, polariz6 la opini6n, galvaniz6 a sus simpatizantes,
cando en di.ciembre el punt□ mils bajo desde el comienzo del ciclo kirchne
incluso a los mas tibios, y facilit6 la organizaci6n de la oposici6n, que despues
rista. El gobierno habia apostado a revertir la situaci6n en las elecciones
de muchos afi.os encontr6 una brecha adecuada El tema de las retenciones se
parlamentarias de junio. La fragmentada oposici6n comenz6 a agruparse,
convirti.6 para unos en la lucha contra la oli.garquia y el imperialismo; para
de manera confusa El Acuerclo Civico y Social reuni6 a la Coalici6n Civica
otros, en el simbolo del decisionismo presidencial y del avasallamiento de las
de Elisa Carri6, al sociahsmo santafecino y al radicalismo. Los peronistas
institu ciones. En el interior del peronismo hubo fracturas im.portantes, pues
disi dentes, antiguos o redentes, se agruparon de diversas maneras segdn
el ma sivo apoyo de regiones y provincias al reclamo agrario moviliz6 a
las provincias. En Buenos Aires, Francisco de Narvilez y Felipe Sola se
muchos de sus dirigentes con arraigo local. Incluso los partidos de
unieron con Propuesta Republicana (PRo) de Macri e hicieron pie en
izquierda se su maron, con sus propios argumentos, a la condena al gobiemo.
algunos pun tos del aparato politico del conurbano, mas dividido par el
El 15 de julio, en visperas de la votaci6n decisiva en el Congreso, se
carilcter local de la elecci6n. Kirchner decidi6 convertiI la elecci6n
realizaron dos actos, uno oficialista en la plaza del Congreso y otro opositor
legislativa en un test, encabezando la lista oficialista de diputados y
en Palermo; las par tidarios del campo duplicaron en mlmero al oficialismo.
ordenando que fun cionarios e intendentes lo imitaran. El experimento
Previamente, el 17 de junio, el gobiemo habia dado un paso atrils al
no funcion6. El ofi dalismo reuni6 en todo el pais el 30% de las votos,
pedir al Congreso la ratificaci6n par ley de la resoluci6n. Pue aprobada en
una cantidad igual a la del Acuerdo C(vico y Social, mientras que las
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Diputados, pero en el Senado las resistencias fueron mayores
y se lleg6
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distintos grupos peronis tas disidentes alcanzaron el 25%. El oficialismo perdi6
en los grandes
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distritos; C6rdoba, Santa Fe, Capital Federal, Mendoza, en la provincia de
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de sus consecuencias inmediatas. Quienes se opusieron no lograron elabo
Buenos Aires, e incluso en el basti6n del conurbano. Como consecuen
rar una argumentaci6n alternativa convincente. A fines de 201D, la ley no
cia, el gobierno perdi6 la mayoria propia en la Camara de Diputados y en
habia tenido efectos pr.icticos, pero el redito politico fue grande, sabre
el Senado.
todo por la ga1vanizaci6n de sus partidarios, que asumieron con entu siasmo
Nada de esto desalent6 a Kirchner, quien retom6 la inici.ativa. Con el
la versi6n epica de los hechos.
plan Argentina Trabaja, estrech6 vfnculos con los intendentes del conur
La ultima medida de tramite urgente, ya instalado el nuevo Congreso,
bano y las organizaciones piqueteras, ya traves de un decreto estableci6
fue un Decreto de Necesidad y Urgencia que autorizaba el uso de las reser
la Asignaci6n Universal por Hija. Antes del recambio de legisladores, hizo
vas del Banco Central para el pago de la deuda extema. La medida fue re
aprobar en el Congreso varias leyes importantes, coma la renovaci6n de
chazada par el Congreso, pero el gobiemo encontr6 un atajo con un
la emergencia econ6mica y las facultades extraordinarias delegadas al
nuevo decreto, ejecutado de inmediato, que torn6 abstracta cualquier
Ejecu tivo. Pero la gran vi.ctoria fue la sanci6n de la ley de medias, clave
objeci6n parlamentaria.
de la guerra desatada contra el Grupo Clarin.
De ahi en mas, el gobierno sigui6 obstruyendo con eficacia la activi
Este grupo habia crecido de manera notable con el apoyo de distintos
dad del Congreso y asi desnud6 la incapacidad para organizar una acci6n
gobiernos, incluso el de Kirchner. Desde el conflicto con el campo, el
en comU.n, acentuada por 1a perspectiva de las elecciones presidenciales de
Grupo Clarin fue convertido en el enemigo principal, contra quien se
2011. Amediados de 2010, obtuvo otro triunfo de opini6n con Ia sanci6n
libra ria la "madre de las batallas". Kirchner combin6 dos objetivos: la
de la ley que habilitaba el matrimonio entre personas del mismo sexo, un
politica ideol6gica y de confrontaci6n y el prop6sito de controlar los
proyecto de la agenda progresista que dividi6 a los partidos. En el Con
grandes me dias de comunicaci6n. En la guerra, se atribuy6 a "la
greso, fue apoyada por la centroizquierda y por porciones import.antes del
corporaci6n medici tica" la responsabilidad en todo ti.po de
oficialismo y la ucR, y rechazada por un numeroso sector del justicialismo.
conspiraciones. Para afectar su cre dibilidad, se lanz6 la consigna "Clarin
En definitiva, el gobierno logr6 nuevamente mantener la :iniciativa, arras
miente", repetida por funcionarios, periodistas y militantes. Con distintas
trar a la opini6n progresista y descolocar a la oposici6n.
medidas admin,strativas, hostigaron a sus principales empresas, coma
Este avance politico sostenido c·oincidi6 con una mejoria general del
Cablevisi6n y Fibertel. El gobierno le quit6 al grupo la televisaci6n de los
clima econ6mico. Volvi6 a brillar la soja, la Asignaci6n Universal por H:ijo se
partidos de filtbol, para acabar, seg(in se dijo, con el "secuestro de los
hizo sentir y el C(edi.to expandi6 el consumo. Como al comienzo del kirchne
gales". Se lo acus6 de oscuros negocios con la dictadura military se
rismo, unos se entusiasmaban con la prosperidad y otros se ilusionaban
intent6, sin exi.to, la expropiaci6n de Papel Prensa Ernestina de Noble,
con la propuesta progresista, fervorosamente difundida par j6venes nu
viuda del fundador de Clarinf fue acusada de haber adoptado a dos nifios
cleados en la agrupaci6n La Campora, un nuevo protagonista de la politica
hijos de desaparecidos. Nada se prob6, pero todo afect6 el prestigio y las
El 25 de mayo se celebr6 el Bicentenario de la patria y el relato oficial
finanzas del poderoso grupo.
se renov6 con una visi6n de la historia argentina que abrevaba en el revi
En ese contexto, el Congreso sancion6 nna nueva ley de medias, que
sionismo historiografico. Segtln esa versi6n, el pais de 2010 se comparaba
combin6 propuestas genericas, destinadas a democratizar el acceso a las
con ventaja con el de 1910 -dominado por la oligarquia, el imperiallsmo
medios de comunicaci6n, con medidas especificas, ti.tiles para afectar las
y las corporaciones- y tambien aventajaba al de los anteriores afios pero
posiciones del Grupo Clarln y, eventualmente, de otros medios oligop6li
nistas. Aunque el "modelo" debia ser profundizado, los aiios kirchneristas
cos. Como en el caso de las AFJP, el gobierno volvi6 a golpear en un punto
representaban el punto m.is alto en la historia del pueblo y de la naci6n.
sensible para la oposici6n progresista; una parte de ella se sinti6 obligada
El gobierno volc6 abundantes recursos en la difusi6n de este relato en
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a acompaftar un proyecto Ueno de buenos prop6sitos, aunque
desconfiaba
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BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
formas variadas, algunas refinadas y otras sencillas y efectistas. Hubo mo
numentales festejos populates, que movilizaron multitudes, atraidas por
la presentaci6n de artistas populares y par un espectacular show m6vi1 en
el que se escenific6 el relato kirchnerista de la historia patria.
Quiza fue la prosperidad, quiza el nuevo vigor del relato y de sus pro
pagandistas, quiza las efectos del gran espect.iculo. Lo cierto es que la po
pularidad presidencial comenz6 a subir a lo largo de 2010. Desde el 20%
de 2009 -el punto minima de todo el ciclo kirchnerista-, la conform.idad
trep6 en octubre de 2010 al 40%. No era abrumador, pero traducido en
vo tos aseguraba el primer lugar en la prim.era vuelta electoral de las
eleccio nes presidenciales de 2011; si ademas el segundo no llegaba al
30% -alga probable dada la fragmentaci6n opositora-, la elecci6n del
nuevo presi dente estaba asegurada
lQuiell seria? Todo indicaba que Nestor Kirchner tomarfa la posta.
Era una decisi6n arriesgada, pues si bien todos reconocian que el era el
jefe, su figura despertaba mas resistencias que la de su esposa. Su salud
no era buena, y su desgaste ffsico era enorme. En febrero de 2010 fue
operado de una obstrucci6n en la car6tida, y en septiembre otra vez, por la
obstruc ci6n en una arteria coronaria Concentrado en la campaii.a
electoral, no quiso dar muestras de debilidad y a las dos dias ya asistia a
un acto de la JP. La realidad seguia siendo desafiante para un peleador
constitutivo, como era Kirchner. El 15 de octubre asisti6 a un acto de la
CGT; en el cal m.ado estadio de River Plate, escuch6 las Fuertes reclamos
del secretario general Hugo Moyano. El 20 de octubre, el asesinato de
Mariano Ferreyra, joven obrero ferroviario y militante de izquierda, puso
al desnudo la trama de intereses de funcionarios gubernamentales y
sindicalistas alrededor de los servicios de trenes. El 27 de octubre, en su
casa de El Calafate, Nestor Kirchner muri6 victim.a de un ataque
cardiaco.
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nal decisiva. La involuntaria jugada culmin6 en la construcci6n de un
nuevo liderazgo y en un giro importante en la form.a de conducci6n. La
operaci6n de constmcci.6n del nuevo liderazgo comenz6 de inmediato, du
rante el funeral de Kirchner, que record.6 al de Per6n en 1974. La transmi
si6n televisiva se centr6 en la viuda doliente, parada junta al feretro, en
soled.ad pero fuerte, dispuesta a asumir la responsabilidad. Una nueva ca
mada de j6venes militantes, que entonces se politizaron aceleradamente,
aliment6 la imagen del "Nestomauta", un Nestor que, desde algUn lugar,
continuaba inspirando a la nueva conductora.
La popularidad de Cristina creci6 de manera sostenida hasta fines de
2011. Ese aii.o la campaii.a electoral lo domin6 todo. La inyecci6n de dinero
par el fisco y la oferta de cl'editos subsidiados postergaron un a.no la anun
ciada crisis del st,op and go,estimularon el consume y mantuvieron viva la
irnagen de la prosperidad. Cristina se mantuvo distante y silenciosa, pero
unific6 su frente politico y eligi6 coma compaiiero de f6rmu1a a Amado
Boudou, una figura tan simp.itica como intrascendente.
La oposici6n, que no estaba preparada para enfrentar a la viuda de un
Kirchner mit:ico, qued6 descolocada y sumida en sus peleas. En octubre,
Cristina Kirchner obtuvo el 54% de las votos, con una abrumadora dife
renci.a sobre sus opositores, el socialista Hermes Binner, con el 17%, y el
radical Ricardo A1fonsin, con el 11%. La cont:inuidad estaba garantizada,
pero era claro que, en soledad y con un apoyo electoral masivo, Cristina
iniciaba una nueva etapa. La presidenta alej6 a las viejos amigos, operado
res y testaferros de Nestor y reclut6 a sus cuadros en La Campora, la agru
pad6n juvenil convertida en el centro del nuevo "cristinismo . Con res
pecto al aparato cleptocriltico armada par su marido, es probable que se
haya propuesto tomar distancia, pero no lo desarm.6.
La crisis seguia latente. Al comenzar el nuevo perfodo, se ratific6 el
"modelo econ6mico, pero "afmando la sintonia": gradual reducci6n de las
subsidies al transporte y la energia, contenci6n del deficit fiscal y reapertura
de las negociaciones con el Club de Paris y el FMI, con vistas a obtener fi
CRISTINA VA POR TODO
nanciamiento extemo. Se trataba de soluciones clasicas, como las recomen
dadas par Boudou en 2009. Una serie de imprevistos detuvieron el impulso.
La muerte de Kirchner pareci6 borrar todos las aspectos negatives del
El mas grave fue el fallo de un tribunal de Nueva York, a cargo del juez
ld.rchnerismo, dejando en pie s6lo los posit:ivos. Fue una suerte de gambito
Thomas P. Griesa, que hizo lugar a la demanda de las 11amados holdouts,
Este
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de rey: el sacrificio de una pieza mayor para obtener una
ganancia
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tenedores de bonos que habian quedado fuera de los arreglos de la deuda
gerencial capacitado, se lo supedit6 al min:istro Kicillof, partidario de avan
zar con las estatizaciones. M.is calladamente, se pag6 a Repsol un impor
de 2005. Nadie se habia ocupado de esa cuesti6n pendiente, que en sumo
tante resarcimiento utilizando bonos del Estado.
menta podrfa haberse solucionado con facilidad. El gobiemo estir6 la ne
gociaci6n con el juez y con las acreedores, pero a la vez transform6 el pro
Mientras trasladaba los problemas econ6micos a un futuro indefinido,
Cristina Kirchner se concentr6 en el control total del poder. Uno de sus
blema en una cuesti6n de soberania, despotricando en contra de las
instrumentos fue el despliegue de un "relato" radicalizado, a traves del
"fondos buitre". Cuando las negociaciones se estancaron, Griesa -tambien
demonizado par el discurso oficial- autoriz6 el embargo de bienes en el
dis ciplinado aparato comunicacional, que se ampli6 y consolid6.
Distintos elementos empleados hasta entonces se ensamblaron con finneza
exterior del Estado argentino, incluyendo los fondos que se destinaran al
en el "relato": una porci6n, no muy grande, de peronismo tradicional; una
pago de servicios regulares de la deuda. El pais qued6 al horde del default
pa.rte signifkativa de "setentismo" juvenil y montonero, con mativas del
y el costo del financiamiento extern.a subi6 fuertemente mientras que en
revisio nismo hist6rico; otra porci6n de "derechos hum.arras': y
el pais, donde el corrahto" no habia sido olvidado, se aceler6 1a fuga de
finalmente una dosis de inclusi6n social, sintetizada en la consigna Para
d61ares.
Todos, aphcada tanto al flltbol coma a la comercializaci6n de algunos
Otro imprevisto fue el escalldalo que afect6 al vicepresidente Boudou,
alimentos con pre dos maxi.mos.
uno de las impulsores de la normalizac:i.6n econ6mica. Btallaron denun
La principal novedad estaba en el despliegue histri6nico de Cristina
cias sabre la apropiaci6n fraudulenta de 1a empresa Ciccone Calcografica,
Kirchner,
la elaborada construcci6n de un personaje con alga de Evita y un
encargada de la impresi6n de las titulos del Estado, y aunque fue
poco de Tita Merello. Profundiz6 la linea de galvanizar a las amigos y esta
protegido por el gobierno, a la Iarga tertnin6 procesado par la Justicia. Su
blecer una brecha clara con los enemigos, combinando el tono violento
influencia en el circulo presidencial se redujo, y ganaron espacio las
con la autovictimizaci6n de quien desafiaba a los "poderosos".
partidarios de recetas mas radicales: el secretario de Comercio Guillermo
El rotundo exito electoral habia convencido, a ella y al grupo que la
Moreno y el as cendente Axel Kicillof, viceministro de Economfa y
rodeaba, de que no habia limites para su pod.er. "Vamos par todo" y "nunca
miembro prominente de La Campora.
menos" eran frases que identificaban al "cristinismo" como fase superior
Ya con vistas a las cruciales elecciones de 2013, se abandonaron los
del kirchnerismo. En su d.iscurso se fue profundizando una concepci6n del
proyectos de racionalizaci6n del gasto y se recurri6 a la emisi6n monetaria
poder democr.itica, plebiscitaria y no republicana. La Constituci6n debfa
y a los bonos intemos para cubrir el deficit y seguir alimentando el con
subordinarse a Ia voluntad del pueblo, y resultaba legl'timo reformarla
sumo. Para frenar la salida de d6lares se impuso el "cepo cambiario", una
para eliminar la traba que le impedia a la elegida del pueblo ser
serie de prohibiciones administrativas que gradualmente fueron cerrando
nuevamente reelecta. Tambiell debia allanarse el camino neutralizando lo
la salida de divisas. El costo fue alto; hubo dificultades para la importac:i.6n
que limitara el poder presidencial. El "cristinismo" estim.6 que el Congreso
de insumos y equipos industriales, estancamiento del mercado inmobilia
rio y de la construcci6n y aceleraci6n de la inflaci6n y recesi6n.
podria llegar a dominarse par completo en las elecciones de 2013. Otro
En ese contexto de radicalizaci6n, a mediados de 2012 se decidi6 ex
baluarte de la Repllblica era el Foder Judicial, y hacia alu fueron. A los
propiar la empresa YPF, que estaba en dificultades coma consecuencia del
metodos tradicio nales de intimidaci6n, corrupci6n y faccionalizaci6n de
las jueces, sum.a
vaciamiento realizada par quienes la conducian: la espafiola Repsol y Se
ran un argum ent □: laJusticia debia ser democratizada, subordinalldola al
bastian Eskenazi, un banquero muy vinculado con Nestor Kirchner. Agi
poder popular.
tando la bandera de la soberania energt§tica, el gobierno obtuvo un amplio
Otro limite po<lria surgir de la administraci6n del Estado. Las oficinas
apoyo, incluso en la oposici6n. Ya estatizada, aunque se design6 un grupo
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de control ya habian sido domesticadas por Nestor Kirchner; Cristina
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BREVE HISIDRIA CONIEMPORANEA DE LA ARGENTINA
coloniz6 sistem.iticamente los roinisterios y agencias de gobiemo con los
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En febrero de 2012, junta con el estallido del "caso Ciccone", se produjo
un terrible accidente ferroviario en la estaci6n Once de la Ciudad de Bue
nos Aires, que insta16 el tema de la pesima gesti6n de las ferrocarriles y la
densa trama de corrupci6n generada par el sistema de subsidios. La prensa
expuso otros casos de carrupci6n, coma la Hamada "ruta del dinero K", que
hacia referenda al lavado de dinero. Voces activas y convergentes surgie
ron de diversos atnbitos de una renacida soci.edad civil: muchos opinaron
a traves de los medias de prensa; organtzaciones sociales de tada tipo con
vocaron a debatir las problemas del pais y su posible soluci6n, y hasta las
entidades empresarias, a las que hasta entonces el gobiemo habia mante
nido disciplinadas, fueron suma:tldose al coro creciente de la opini6n opo
sitora. El tema comiin era la importancia de las instituciones y el Estado
de derecho para el funcionamiento de una sociedad normal. La
normalidad comenzaba a confrontar con el culto kirchnerista de la
excepcionalidad y el decisionismo.
Las reiteradas cadenas nacionales -98 en su segundo periodo de go
bierno- contribuyeron a la polarizaci6n de la opini6n pU.blica. En extensos
discursos, coreados por una platea reducida pero entusiasta, Cristina Kirchner
combin6 anuncios gubemamentales-a menudo intrascendentes- con vio
lentas respuestas a sus criticos, en las que mezcl6 la ironia con la agresi6n.
Los opositores se indignaron, y los "cri.stinistas" repr0dujeran estos ata
Ese intento constituy6 el punto de inflexi6n. La oposici6n, hasta entonces
ques, especialmente en las red.es sociales, que comenzaban a pesar en el
dispersa y carente de un argumento convincente, encontr6 en el proyecto
debate publico. Pero lo mas importante fue el impacto en la extensa zona
reeleccion:ista el punto de apoyo que le faltaba para agruparse y movilizar
media de la opini6n, sabre todo en quienes la habian apoyada en 2011, en
a la opini6n independiente. Cada una de las fuerzas politicas se compro
su etapa de viuda sola y fuerte, pero se fueron solidarizando con algunas
meti6 pl.lblicamente a no apoyar la refonna, de modo que el oficialismo
de las personas agredidas, o con sus ataques a huelguistas, coma los
s6lo podria alcanzar en el Congreso las dos tercios necesarios con un
docen tes, a quienes calific6 de "vagos . Tambien molest6 su falta de
triunfa contundente en las elecciones de octubre de 2013.
solidaridad con las victimas del accidente de Once o de otras catastrofes,
Este acuerdo opasitor in extremis se asent6 en una reacci6n surgida en
como la inun daci.6n de La Plata en 2013. El animo de las no definidos
distintos .imbitos de la saciedad: malhumor por las crecientes dificultades
habia comenzado a cambiar. El 13 de septiembre de 2012, el fastid.io se
econ6micas, irritaci6n par la evidencia de la mala gesti6n y la carrupci6n
manifest6 en cacero lazos multitudinarios en contra del gobierno, que se
gubernamental -denunciadas por Ia prensa opositora- y finalmente un
repitieron en dos oca siones el aiio siguiente.
cierto resurgir de las valares de la institudanalidad republicana sacudidos
El impulso lleg6 a un sector de laJusticia, hasta entonces tan amedren
por un proyecto de una reforma constitucional que condujera a una
tada coma los empresarios, que comenz6 a intervenir en las casos de
reelec
corrupci6n yen la defensa de las prindpios institudonales. Una de 1as batallas
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ci6n indefinida.
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j6venes cuadros tecnicos de La Campora Pero el archienemigo era el Grupo
Clarin, contra quien se dispuso a librar la batalla final.
Tambien se decidi6 a eliminar los potenciales enemigos intemos. Uno
de ellos era el secretario general de la CGT, Hugo Moyano, que en 2010 ha
bfa tensado su relaci6n con los Kirchner y aspiraba a aglutinar a los disi
dentes peronistas. Cristina Kirchner lo hostig6 de muchas maneras y final
mente orden6 a los sindicalistas amigos que Io destituyeran, lo que provoc6
la divisi6n de la CGT y el enrolamiento de Moyano en la oposid6n sindical,
fortalecida por las dificultades econ6micas del gobierno. El otro pehgro
era el gobemador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, potencial
can didato a sucederla, a quien hostihz6, a la espera de un gesto que
justificara el anaterna. Scioli trat6 de jugar a dos punt.as: cultiv6 la imagen
del roode rado conciliador, pero cuid6 de no enfrentarse con la presidenta.
"Cristina etema erala frase que sintetizaba su aspiraci6n: conducir
una sucesi6n presidencial que no limitara prematuramente su poder y que
le asegurara luego una posici6n dominante. Podia optar por abrit una elec
ci6n intema en el PJ o buscar un "hombre de paja#. Pero lo 1.lnico que se
acomodaba a sus aspiraciones era una reforma constitucional que habili
tara su reelecci6n. En eso consisti.6 finalmente el "ir par todo".
402
BREVE HISTORIA CONfEMPORANEA DE LA ARGENTINA
se libr6 en tomo del Grupo Clarfn; los jueces detuv:ieron el asalto final, que
el gobiemo habfa prometido concretar el 7 de diciembre de 2012, fecha en
que caducarian muchas de sus Ucencias.
La campaiia electoral de 2013 estuvo signada por estos componentes: du
reza intransigente del oficialismo, creciente malestar econ6mico -atenuado
por un fuerte estimulo al consumo-, confluencia de las voces de la socie
dad civil y un desempeiio mas pragmatico de las fuerzas opositoras, que
para la ocasi6n concretaron efectivos acuerdos. En la provincia de Buenos
Aires se impuso el Frente Renovador, encabezado par Sergio Massa, exjefe
de Gabinete de Cristina Kirchner. Aliado con el PRO de Mauricio Macri, nu
cle6 a los peronistas disidentes y a muchos independientes, y con el 44%
de los sufragios derrot6 con claridad al oficialismo. El kircbnerismo tambiell
fue derrotado en los grandes distritos -Santa Fe, C6rdoba, Mendoza y Ia
Capitll-y en otras provincias, como Corrientes, Jujuy, Catamarca y Santa
Cruz. Lejos del 54% de 2011, el ofidalismo apenas super6 el 300/o de las su
fragios, perdi6 numerosas bancas yen el Congreso qued6 muy lejos de los
dos tercios necesarios para la reforma constitucional.El proyecto de reelec
ci6n qued6 clausurado. Para las fuerzas opositoras, se abria el desafio de
evitar que sucediera lo mismo que con el triunfo logrado en 2009.
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acuerdo; se dispar6 entonces la fuga de d6lares, pese a que se profundiz6
el cepo cambiario, que afect6 a importaciones esenciales. Mientras tanto,
en sus frecuentes discursos, la presidenta seguia hablando de soberania
econ6mica, financiera y energetica y de defensa del empleo y el salario.
Si habfa algunas dificultades -decia-, se debian a que "se nos cay6 el
mundo end.ma".
Lanza.do a la batalla final, el gobiemo se radicaliz6 en sus acciones yen
sus dichos. Otra vez, el objetivo fue la Justici.a, donde avanzaban diversas
causas contra funcionarios del gobiemo y contra su mas notorio testaferro,
Lazaro B.iez. Jueces y fiscales oficialistas, organizados en la agrupaci6nJus
ticia Legitima, agitaron la consigna de la democratizaci6n de la justicia,
promovieron la masiva designaci6n de nuevos fiscales y jueces subrogan
tes y solicitaron la remoci6n de carlos Fayt, juez de la Corte Suprema.
La dura pedagogia de Cristina Kirchner hab:fa logrado, por reacci6n,
instalar en el debate pliblico la cuesti6n de las instituciones republicanas.
Se sumaron nuevos participantes. El Foro de Convergencia reuni6 a las
cinco organizaciones empresariales principales, adhiri6 a los principios re
publicanos, asociando la inseguridad juridica con la buena marcha de las
negocios. Con preocupaciones mas espedficas, el sindicalismo tambieTI. le
vant6 cabeza, yen abril de 2014 la CGT hizo un para general, el primero
Comenz6 entonces el tramo final del gobiemo de Cristina Kirchner, con
en el cido de los Kirchner.
Ia temida posibilidad de convertirse en un "pato rengo". Parafraseando
La dudosa muerte del fiscal Alberto Nisman el 18 de enero de 2015
al poeta Almafuerte, puede decirse que no se dio par vencida, ni alin
tuvo lugar en este contexto de avance del gobiemo sabre las instituciones
vencida, tratando de llegar a las elecciones de 2015 sin catastrofes
y de polarizaci6n de la opini6n plibhca. Desde 2004, con el aval de Nestor
econ6micas visi bles y ocultando las problemas con un discurso
Kirchner, estaba a cargo de la c.ausa por el atentado de 1994 a Ia Asocia
abrumador.
ci6n Mutual Israelita Argentina (AMIA); investigando la "conexi6n de Ir.in
En 2014 se hicieron algunos ajustes para soslayar la crisis y reunir
pidi6 la captura de un grupo de funcionarios de ese pais implicados en el
fondos para afrontar las elecciones. En enero se devalu6 la moneda el 18%
atentado. Sorpresivamente, en enero de 2013 el gobiemo argentino fmn6
y se retom6 el plan de obtener financiamiento e:xtemo. Los costos de la
en secreto con Ir.in un memorandum de entendimiento, por el que desistla
de valuaci6n fueron grandes. Como en 2012, hubo recesi6n, especialmente
de la acd6n judicial y acordaba procedimientos especiales para la causa.
en el sector industrial; la inflaci6n, negada con tenacid.ad, alcanz6 ese afio
Aprobado con rapidez por el Congreso, fue rechazado par las principales
el 40%, el salario se depreci6 el 10% y el trabajo cay6 con fuerza, aunque
organizaciones judias; en 2014 la justicia estableci6 su inconstitucionah
lo compens6 el aumento del empleo estatal. La situaci6n extema no ayud6,
dad, un fallo confrrmado de manera definitiva a fines de 2015.
pues declinaron los precios de la soja y cay6 la exportaci6n de autos a un
Nisman, que habia _comenzado a develar el plan terrorista de la "co
Brasil en crisis. La cuesti6n de los hol,dauts se agrav6, ya que los negociado
nexi.6n irani", present6 una grave denuncia por encubrimiento, responsaEste archivo fue descargado de https://filadd.com
res argentinos, encabezados por el ahora ministro Kicillof, no llegaron a un
BREVE HISTORIA CONIEMPORANEA DE LA ARGENTINA
bilizando a la presidenta y al canciller Hector Timennan. El 19 de enero
de 2015 debfa presentar las pruebas en el Congreso, pero el dia anterior
apa reci6 muerto en su departamento. El suceso conmovi6 a la opini6n,
que de inmediato atribuy6 a agentes del Estado el asesinato, disfrazado de
suici dio. Las sospechas se fortalecieron por la campafta promOVida desde el
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Por el lado ofidalista, no habia dudas de que seria Cristina .Kirchner
quien decidiera sobre las candidaturas; sus propias vacilaciones demora
ron la decisi6n. Daniel Scioh era el candidato con mas posibilidades, pero
ella no confiaba en su fidehdad Como no tenia un nombre altemativo con
buenas perspectivas, finalmente opt6 por apoyarlo, pero imponiendole
go biemo para denigrar la investigaci6n y la propia persona del fiscal
como Vice a Carlos Zannini, su hombre de confianza, desconoddo para Ios
falle ddo. El 18 de febrero de 2015, a un mes de su muerte, hubo en
votantes. Para la provincia de Buenos Aires, no logr6 encontrar una f6r
Buenos Aires una multitudinaria marcha silenciosa en apoyo a un grupo
mula adecuada a sus gustos y autoriz6 la competencia interna. En ella
de fisca les dispuestos a llevar adelante la investigaci6n.
triunf6 de manera ajustada Anfbal Fernandez, una de las figuras mas cono
El afi.o 2015 era el de la gran disputa electoral, el de la batalla final.
cidas de su gobiemo, pero de pesima imagen incluso dentro del justicia
Ademas de presidente, se elegia a la mayoria de los gobemadores y se re
lismo, pues se lo suponia vinculado con el narcotrafico. Esa victoria
novaba una parte del Congreso. El mecanismo era complejo. A fines de
intema serfa catastr6fic.a para el oficiahsmo. En el resto de las provincias,
agosto se realizarfan las elecciones Primarias Abiertas Simultaneas y Obli
la presi
gatorias (PASO) nacionales. Dos meses despues, las elecciones generates. Y
denta intervino menos, pero asegur6 que en las listas de diputados hubiera
un cupo importante de j6venes de La cam.para.
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en estas Ultimas, la que definiera un presidente podia dar lugar, un mes
Mauricio Macri, jefe del PRO, consigui6 el apoyo de Elisa Cani6; juntos
despues, a una segunda vuelta o balotaje en novierobre. A fines de junio
debian estar defmidas las alianzas y las candidaturas, que se irian decan
confonnaron el frente electoral Cambiemos, al que luego se sum6 la ucR,
despues de una agitada discusi6n en su convenci6n. Esta alianza electoral
tando en cada elecci6n, sin posibilidades de modificaci6n.
Nadie dudaba de que un candidato ofic:ialista tenia asegurado un mi
se present6 coma la verdadera altemativa a1 regimen kirchnerista.
Aunque incluy6 a muchos peronistas, rechaz6 un pacto formal con el
nima del 30% de los votos. Para la oposici6n, habia dos desafios: llegar a
justicialismo, en cualquiera de sus variantes. Sergio Massa, triunfador en
la segunda vuelta con un c.andidato aceptable para todos los grupos y
la provincia de Buenos Aires en 2013, tenfa el perfit del peronista
atraer a una porci6n del electorado independiente, que hasta entonces
aceptable para quienes no lo eran, y lo robustecia un calificado equipo
habia acompafutdo al kirclrnerismo.
tecnico. Sum6 el apoyo de peronistas disidentes, coma el gobernador
Era casi imposible que el mosaico de fuerzas opositoras llegara a un
cordobes De Ia Sota, y de otros
acuerdo para marchar en conjunto, pues habia algunas afinidades y mu
chas incompatibilidades. Los acuerdos debian constnmse gradualmente, a
recien enrigrados del oficialismo. Trat6 de presentarse coma ta mejor op
ci6n al kirchnerismo, pero no le result6 f.icil cautivar simultillleamente a
medida que los resultados electorales fueran dando alguna precision sobre
peronistas y a no peronistas.
el humor de los votantes.
Desde que comenz6 el proceso electoral, muchas voces influyentes
Los agrupamientos de 2013 se habfan disuelto con rapidez. Mauricio
sostuvieron que para derrotar al oficialismo era necesario un acuerdo en
Macri y Sergio Massa siguieron sus propios caminos, con el PRO y et Frente
tre Macri y Massa. Se:fialaban la posibilidad, m.uy cierta, de que con la divi
Renovador, respectivamente, mientras que el promisorio Frente Amplio
sion Scioli triunfarla en la primera vuelta.
alla de otras razones, tanto
Progresista sufri6 la ruptura de Elisa Carri.6, las dudas de la UCR y la defec
Macri coma Massa confmban en llegar a la segunda vuelta y capitalizar
ct6n del mejor candidato presidencial, el socialista Binner. Por fin, le toc6 a
alli todo el voto antikirchnerista.
Margarita Stolbizer el dudoso privilegio de encabezar Progresistas, una
A partir de abril se realizaron elecdones provinciales, que fueron
fuerza debil y fragmentada.
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Mas
orientando el humor electoral. El oficialismo acumu16 malos
desempeiios, sobre todo en los grand.es distritos -C6rdoba,
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Mendoza, Santa Fe y
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BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
ria para atraer votos independientes. Eligi6 en cambio la "campafla del
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dad de Buenos Aires-, donde ganaron distintos segmentos de la
oposici6n. A principios de agosto se realizaron las PASO, que equivalian a
una gran encuesta. Sus resu1tados no fueron univocos. En las
presidenciales, Scioli obtuvo un prometedor 38,6%, bastante cercano al
40% que eventual mente le pennitiria consagrarse en la primera vuelta
de1a elecci6n general. Macri y sus aliados de Cambiemos reunieron el
30%, entrando en Carrera para una hipotetica segunda vuelta, y Massay los
suyos, un 20,5% que las mantenia como una opd6n. En la provincia de
Buenos Aires hubo una sor presa: la candidata del PRO Maria Eugenia
Vidal, a quien se asignaban po cas chances, obtuvo un inesperado 30%,
que le permitia competir con un justicialismo triunfante pero claramente
dividido. En una situaci6n bas tante equilibrada, los votos de las ausentes,
los que votaron en blanco y los de quienes qu:Iza cam.biarian su elecci6n
inicial por otra estrategica podian
modificar de forma sustancial la situaci6n. Persistieron los reclaroos para
que Macri y Massa formalizaran un acuerdo contra el kirchnerismo, con
el retiro de Massa de las elecciones, que finahnente no se concret6,
A fines de octubre se realiz6 la primera vuelta electoral. Con mas vo
tantes, Scioli obtuvo el 37%, levemente por debajo de su anterior desem
pefto, mientras que Macri creci6 al 34%. Ellos protagonizarian el balotaje.
Los votos de Massa, un 21%, seri'an decisivos, pero probablemente se divi
dirian entre las dos opciones, una peronista y otra no peronista.
La elecci6n tambien defini6 que en el Congreso ninguna de las fuer
zas tendria mayoria propia El justicialismo y sus ahados sumaron 117 di
putados, bastante menas de las necesarias para el quorum propio, y Caro
biemos reuni6 91. En el Senado, la mayoria justicialista era contundente:
42 senadores contra apenas 15 de Cambiemos. El data mas notable fue el
triunfo de Marfa Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires, quien con
casi el 40% de las votos derrot6 de forma clara a Anibal Fem.indez,
victima de la defecci6n de muchos votantes justicialistas. Pue una
cata5trofe para el PJ, que habia gobernada la provincia desde 1987; y un
sopla alentador para Macri, tanto para el balataje como para su eventual
gobierno.
Macri mantuvo su decisi6n de no acordar con Massa, quien de todas
modos ya no padrfa influir mucho en sus vatantes. Por su parte, Scioli no
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se decidi6 a tomar distancia de Cristina Kirchner, algo que
necesa
UNA OPORTUNIDAD PERDIDA, 2005-2015
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en particular el "ajuste neoliberal". Es clificil saber cu.auto gan6 y perdi6 con
esa estrategia entre los votantes indecisos. En la segunda vuelta, a
fines de noviembre, Macri obtuvo el 51,4% de 1os sufragios, y Scioli, el
48,6%. Fue ron casi 700.000 votos, una diferencia dara pero no
amplia. Sin embargo, el resuhado fue trascendente: era la segunda vez
que el peronismo perdia una elecci6n presidencial mientras ocupaba
el poder.
El traspaso del mando se realiz6 el 1O de diciembre. En esos dfas,
Cris tina Kirchner protagoniz6 la Ultima de sus peiformances
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presidenciales. Escapando por un costado, logr6 evitar tener que
entregar a su vencedor la banda y el bast6n presidencial. Para unos
fue una escena pat€tica; para otros, el primer acto de lo que pronto
comenzarian a Hamar '1a resistend.a".
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miedo": con Macri retomarian tados las demonios derrotados en 2003, y
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Epi1ogo
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El 10 de diciembre de 2015, se cerr6 el ciclo de doce afios del peronismo
kirchnerista y comenz6 el gobiemo de Cambiemos, encabezado por Mau
ricio Macri. Su prop6sito declarado es, precisamente, imprim.:ir un fuerte
cambio en las orientaciones del gobierno; al momenta de escribir estas lf
neas, con apenas quince meses de gesti6n, es muy temprano para vaticinar
que resultara de esas intenciones.
Conocemos en cambio cuales son las problem.as mas urgentes que de
ben resolverse, para restablecer una normalidad b;:isica que permita la dis
cusi6n sabre el rumba futuro. Estan desquiciadas las grandes variables de
la economia -cuentas fiscales, emisi6n monetaria, ti.po de cambio, endeu
damiento, inflaci6n, nivel de actividad econ6mica- y no sera sencillo
reacomodarlas sin costos para las distintos sectores de interes, que defen
deran celosamente sus respectivas posiciones.
No ser.i facil reorganizar el funcionamiento de los poderes del Estado y
las instituciones de la Reptlblica, dafiados por una decada larga de gobiemo
autoritario y decisionista. El perjuicio mayor se encuentra en el Estado, su ad
ministrad6n, el cuerpo de fundonarios ylas mecanismos de gesti6n. Tarnbiell
est.i afectado el Estado de derecho, tanto par la arbitrariedad
gubemamental como por el rechazo de la sociedad a cumplir las nonnas,
asociadas con im posidones autoritarias. Doce afios de kirchnerismo ban
dejado un enfrenta miento politico y discursivo muy fuerte, que imposibilita
Ia discusi6n de los problemas. Pero lo mas grave es la rotunda brecha social y
la consolidaci6n de un mundo de la pobreza que ya vive con sus propias
y valores.
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BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LAARGENI1NA
Los problem.as se imbrican, y su soluci6n requiere un poder politico
que el gobierno de Macri esta lejos de tener. Sin embargo, revertir cada una
de estas cuestiones es esencial para comenzar a superar la larga crisis de
decadencia en la que vive la Argentina desde hace ya cuatro decadas. Si se
sale de la coyuntura actual y se retoman los principales temas de
este1ibro, se impone una conclusi6n: en la decada de 1970 -en su primera
parte re volucionaria yen su segunda parte dictatorial-, la Argentina
experiment6 un cambio profundo. Dej6 de ser un pa.is vital y conflictivo y
se convirti6 en otro decadente, exangi.ie y mucho mas conflictivo.
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progresivamente colonizado por las corporaciones, perdi6 su autonomia y
se convirti.6 en el cam.po de combate y a la vez en el botln de los grupos
corporativos, hasta que Ios conflictos llegaron al paroxismo de las tempra
nos aftos setenta
La Argentina vital gener6 una ciudadania informada, activa y partici
pativa, colocada por la ley Saenz Pefia en el centro de la politica. En la pri
mera mitad del siglo xx, hubo dos grandes ci.clos politicos democr.iticos,
uno radical y otro peronista. Mas alla de las diferencias de grado, que fue
ron i.mportantes, existieron algunos rasgos comunes: se trat6 de un ti.po de
democracia plebiscitaria, de lider, fuertemente unanimista y poco preocu
La vieja Argentina se conform6 a fines del siglo XIX. Fue un pais vital y
pada por la institucionalidad republicana El radicalismo prim.era y el
conflictivo, con una economia relativamente pr6spera, capaz de dar em
pero nismo despues se proclamaron coma la expresi6n de la naci6n y del
pleo a los sucesivos contingentes que se incorporaron a la sociedad: la in
pue blo. El jefe del movimiento, depositario de la voluntad colectiva, se
migraci6n extranjera primero, los migrantes internos Iuega, los migrantes
asignaba una misi6n regeneradora y no se creia limitado por normas e
de los paises limftrofes en ultimo lugar. En el largo plaza, su sociedad fue
instituciones. En nombre de Ia unidad del pueblo, los adversarios fueron
dinamica, m6vil e integradora y con una fuerte tendencia a que los hijos
considerados enemigos de1pueblo y de la naci6n.
estuvieran en mejor situaci6n que los padres, en educaci6n, en empleos y
El resultado fue una politica facciosa, intolerante e inestable, que atrajo
en ingresos. A eso se alude con el concepto, tan esquivo, de dases medias,
las sucesivas intervenciones militares. Hubo en las militares mucho de me
permanentemente nutridas con hijos de los trabajadores que integraban
sianismo, pero su acci6n no fue ajena a la lucha politica de las grupos de
una clase obrera tambien dificil de conceptualizar. Asimismo fue una so
ci.viles, que los convocaron para zanjar sus disputas. Los militares aprove
ciedad conflictiva. Algunos de esos conflictos, coma el de 1945, fueron
charon los conflictos de la democracia, y tambien las dificultades del Es
propios de la incorporaci6n social acelerada. Otros, en cambio, se explican
tado asi gobernado, para proponer la altemattva de la dictadura. La
por las caracteristicas del Estado y su relaci6n con las diferentes corpora
ejercie ron par perfodos cad.a vez mas largos y de manera cada vez mils
ciones de intereses. Alli se encuentra una de las claves de la crisis de la
terrible.
vieja Argentina.
La Argentina vital tambien produjo un nacionalismo robusto y ague
Aquel Estado fue activo y potente e intervino de manera creciente para
rrido, construido sabre la idea de la unidad y la homogeneidad de la na
regular los conflictos de una sociedad cada vez mas campleja. Al desplegar
ci6n, condensada en el Uamado "ser nacional". Este nacionalismo tuvo un
sus funciones, desarroll6 su capacidad para conceder franquicias, privile
cariz duro y agresivo, que lo singulariza en el contexto latinoamericano:
gios, exenciones o, lisa y llanamente, prebendas. Del interes general, mas
quiz.i fue la respuesta a la sociedad abierta, m6vil, plural y democrcitica,
visible en los tramos iniciales, se fue deslizando hacia el favor a alguno de
pero exasperada par sus conflictos. La definici6n de la nacionalidad fue en
Ios grupos de interes organizados -las corporaciones-, que negociaban
si misma conflictiva; aquel que i.mponia la suya tenfa la llave para decidir
con el y lo presionaban de 1a manera adecuada. Fue caracterlstico de
quien perteneda a la naci6n y quien era su enemigo. Poderosos enuncia
aque lla sociedad que cada uno tratara de encuadrarse en una corporaci6n
dores se autoproclamaron duefios de la naci6n. El Ejetcito, coma defensor
aguerrida y combatiente, para obtener la resoluci6n ministerial, el decreto
de sus valores fundamentales, que se ubic6 por encima de la repu:blica; la
presidencial o la ley que necesitaba. En ese dial.ago, el Estado potente fue
Iglesia, al declarar que la unidad argentina residia en su catolicidad; los
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movimientos politicos, que aportaron su propia definici6n esencial de la
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EPiLOGO
BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
blicanas y del E.stado de derecho fue caracteristica de esas prim.eras af1.0s
optimistas, en las que, a la vez, comenzaron a sentirse los costos mas
duros de la gran transformaci6n: una deuda externa imposible de pagar y
una inflaci6n imposible de controlar.
Luego de la crisis hiperinflacionaria de 1989, Ia prioridad en la agenda
pllblica pas6 de la democracia a la reforma y al ajuste del Estado. Esta
transformaci6n tuva dos aspectos salientes. Uno fue la privatizaci6n de las
empresas del Estado, que alivi6 el problema de la deuda externa y a la vez
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naci6n y de su pueblo. Awique diversas, estas imagenes concurrieron en
un nacionalismo intolerante y paranoico, que comenz6 desconfiando de
Ios paises vecinos, coma Chile, y termin6 condenando a la llamada sub
versi6n" por ser "apatrida , La unidad nacional fue invoqida para legitimar
la represi6n del Proceso y tambien la guerra de Malvinas, en 1982,
cuando se manifest6 al extrema la patologfa nacionalista.
Surgida luego de la crisis politica y social de inicios de los aftos setenta,
la Ultima dictadura militar potenci6 al extrema los conflictos y las malas
pasiones de la vieja Argentina y, a su manera, inici6 1a construcci6n de la
nueva, en la que vivimos. Globalmente, es una Argentina decadente. Desde
mediados de las aiios setenta, su economia experiment6 un giro profwido:
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much□ se destruy6, y tambien se construyeron algunas cosas nuevas, cu
yos frutos se est.an cosechando en este siglo, coma un sector
agropecuario
apto para responder a una coynntura internacional excelente y un redu
cido sector industrial tambien con capacidad para competir en el mundo.
Sin embargo, no se vislumbra que esta prosperidad acotada alcance para
remediar las consecuencias sociales de aquella gran transformaci6n.
El "rodrigazo de 1975 inici6 un proceso de empobrecimiento y de re
distribuci6n regresiva del ingreso; fue profundizado par otros colapsos,
cada vez mas profundos, en 1982, en 1989, en 2001 yen los Ultimas rulos
del kirchnerisma, que jalonaran la gran transformaci6n. Los cambios bene
ficiaran a algunas, sabre todo a quienes tenfan una relaci6n privilegiada
con el pod.er; pero hubo una masa de afectados que sucesivamente queda
ron sumergidos en Ia desocupaci6n y en la miseria. El resultado ha sido
una sociedad fragmentada y segmentada, en la que aquellas clases medias
que supieron caracterizarla pesan cada vez menos.
En ese contexto social, tan poco adecuado para la fonnaci6n de ciuda
aliment6 a un elenco de beneficiarios de los spoils, los despojos de1Estado.
El otro fue la ley de convertibilidad, que durante algunos afios contuvo la
inflaci6n, pero cre6 las condiciones para un fmal catastr6fico. Cuando este
lleg6, en 2001, reaparecieron los problemas de fondo de la nueva Argen
tina, multiplicados por una profunda crisis politica y social. En lo mas
hondo de la crisis, el pais comenz6 a resolver sus problemas gracias prin
cipalmente a la soja, W1 grano muy apreciado por China, India y otros
pai ses que par entonces se convertian en actores importantes en el
mercado
mundial. La exportaci6n de soja y de otros commodtttes permiti6 recompo
ner las finanzas de manera casi milagrosa y aport6 los recursos para ate
nuar la crisis social con una generosa distribuci6n de subsidios par parte
del Estado. Las consecuencias sociales de la gran transformaci6n tuvieron
un alivio, pero el nU.cleo duro de la pobreza, ya arraigado en una nueva
cultura y una nueva form.a de vivir, no desapareci6.
Fue un florecimiento breve. Desde 2009 cambiaron las condiciones in
temacionales, ces6 el viento de cola" y se hicieron visibles los problemas
de la gesti6n kirchnerista que la prosperidad habia ocultado. Los beneficios
extraordinarios se gastaron de manera poco sensata, atendiendo mas a la
coyuntura que al largo plazo, mas a la politica que al desarrollo. Otra versi6n
de la fa.bu.la de la cigarra y la horrrriga. Eliminar el bols6n de la pobreza,
res tablecer una sociedad integradora y no meramente inclusiva y encaminar
la economfa en un crecimiento sustentable y capaz de extender sus beneficios
no tiene que ver s6lo con los cambios en la econonria mundial. Toda eso
se vincula sobre todo con el gobiemo y con el Estado argentinos.
danos y de ciudadania, la Argentina hizo en 1983 su intent □ mis sistem.i
tico y voluntariaso de construcci6n de una democracia republicana, coma
nunca conoc:i.6 antes. La clave de esta paradaja se encuentra en que, por
contraposici6n a los horrores de la u.ltima dictadura -el Proceso-, pudo
instalarse en el imaginario social una democracia ideal, tan poderosa coma
aquel, pero inequivocamente volcada al bien Tambiell retrocedi6 el nacio
En 1993, cuanda escribi la primera versi6n de este libro, estaba conven
nalismo integral y floreci6 un patriotism□ mas pluralista y menos para
-coma muchos entonces- de que 1a clave se hallaba en la
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noico. La valoraci6n de las derechos human.as, de las instituciones
repu-
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democracia
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BREVE HISTORIA CONfEMPORANEA DE LA ARGENTINA
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por la organizaci6n de un Sistema de saqueo del Fstado, instrumentado
yen el gobierno democr.itico. El afio 1983 me pareci6 una bisagra funda
por las politicos que ocuparon el gobierno. La cleptocracia fue alga asi
mental en nuestra historia Hoy, en cambio, encuentro en el Estado la ma
coma la fase superior de la corrupci6n.
dre de todos los problemas, incluso del democrcitico.
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Hubo y hay una importante traslad6n de ingresos par la via de Ia po
En la construcci6n democrcitica de 1983, se combinaron un viejo co
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nocido de nuestra poHtica, el sufragio, y elementos hasta entonces poco
litica, que explic.a una parte no menor de la po1arizaci6n social en que vi
apreciados: la institucionalidad republicana, el Estado de derecho, la plu
vimos. Pero ademas el Estado fue perdiendo su burocracia calificada, sus
ralidad y la discusi6n racional, en la que se podian fundar acuerdos y aco
procedimientos, sus agendas de control, sus normas y su etica. La ma
tar disensos. Asimismo, era novedosa la interpelaci6n a una ciudadania
quina funciona muy mal, aunque quedan piezas sueltas que pueden ser
consciente y activa, no segmentada por pasiones facciosas. Tambien in
utilizadas por gobernantes sin control. Gobiernos discrecionales fueron
cluy6 una revisi6n del dogma de la naci6n y el pueblo una.nimes, que se
destruyendo el Estado, pero en su situaci6n actual es dificil que pueda ser
expresaban a traves de la voluntad de un lider. El balance es muy distinto
gobernado de otra manera
si nos ubicamos al fm del ciclo kirchnerista. No quedaba mucho de aquella
En el cruce de estas dos cuestiones se ha consolidado el "segundo pe
ilusi6n democr.itica, salvo el sufragio, lo que no es poco. Pero en la politica
ronismo", el peronismo de 1a democracia, que lleg6 al poder en 1989. Es
democratica hay un nUillero reducido de ciudadanos conscientes, reflexi
un peronismo muy diferente del prim.ero, el que gobern6 entre 1945 y
vos y comprometidos. Cada vez pesan menos las instituciones republica
1955. Aquel fue el peronismo de los trabajadores y de la justicia social; el
nas, la opini6n publica y hasta el Estado de derecho, mientras que la fun
actual es el peronismo de los pobres y de la inclusi6n. Aquel construy6
ci6n del sufragio se fue restringiendo a legitimar gobiemos que usaron
estatalidad Este avanz6 sin prejuicios en el desmonte del Estado y parti
discrecionalmente el poder. Estos gobiernos han refinado las tecnicas de
cularmente de las distintos mecanismos de control. Legitim6 estas accio
producci6n del sufragio utilizando las herramientas estatales.
nes con un discurso que, en una primera versi6n, con Menem, esgrimi6
En 1983, hubo otra ilusi6n: se crey6 que el Estado podria llevar a la
los argumentos del neoliberalismo y la modernizaci6n, y en la segunda,
pr.ictica lo que el gobiemo democr.itico decidiera. Por entonces, su corro
con los Kirchner, se hizo fuerte en el estatismo, el populismo plebiscitario
si6n era visible: en sus agendas, su burocrada, su nonnativa, sus rutinas;
y otros ingredientes plasm.ados con artillcio, como la reinventada tradi
tambien en la incapacidad para subordinar a las grupos de interes que,
ci6n de las af10s setenta o la reivindicaci6n de las derechos human.as.
instalados en el, dirigian sus acciones. Los modos de obtener beneficios del
Como ha sefialado Juan Carlos Torre, volvi6 a incluir en su interior dos
Estado cambiaron. Se pas6 de incidir en la orientaci6n general de sus poli
alternativas: una tesis y su anthesis. Reivindic6 al pueblo en contra de las
ticas -co mo en tiempos de Frondizi o de Krieger Vasena- a la obtenci6n
poderosos pero a la vez foment6 y legitim6 la construcci6n de poder y ri
de beneficios para empresas o personas especificas, coma se manifest6 en
queza a traves de la politica.
el emblem.itico caso de Aluar en los tempranos ai:i.os setenta, o en casi cual
Un costado negativo de nuestra democracia, construida con valores y
quier negocio de importancia realizado luego de 1976.
tradiciones tan debiles, fue la posibilidad del enriquecimiento personal a
Predominaba entonces la opini6n neoliberal, que predicaba el achique
traves de la politica. Aunque esto les cabe a muchos politicos profesiona
del Estado, lo que en realidad signific6 desmontar sus principales instru
les, en el segundo peronismo se ha convertido en una virtud. En politica,
mentos de regulaci6n y control. Se avanz6 mucho en esto durante el Pro
lo deseable es "hacer una diferencia", ya sea para llenar la "c.aja negra';
ceso, y mucho mas en los afios noventa. Pero la base del Estado
in dispensable para la prilctic.a, o para asegurar una buena posici6n personal.
prebenda rio se mantuvo y profundiz6. Mucho mas aun en la primera
F.sa capacidad distingue al politico exitoso del fracasado. El segundo pero
decada de este siglo xxr, cuando la corrupci6n pasiva de los funcionarios
nismo, siempre abierto para recibir a nuevos creyentes, ha tenido capacifue reemplazada
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BREVE HISI'ORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENITNA
dad para atraer a los politicos que miran las cosas de esa manera y sienten
que una prictica otrora condenada es aceptada y valorada.
EPfLOGO
En ese punto est.3. la Argentina a principios de 2017. La democracia re
publicana no es la Unica opci6n politica vigente, pero no deja de ser razo
nable apostar por ella. Tendra exi.to si gana para si a una buena parte de la
sociedad que hoy se alinea tras alguno de las fragmentos del segundo pe
ronisrno. Porque probablemente la clave del futuro se encuentre en la ma
nera coma el tercer peronismo se construya, ocupando su Iugar junta con
otras corrientes, otros partidos y otras ideas.
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Los recursos para el enriquecimiento personal provienen, de una u
otra manera, del Estado. El segundo peronismo, escaso en lo programa
tlco, mas debit en lo identitario y abierto en lo organizativo, se consti
tuye en el Estado, es dirigido par las mismas personas que lo gobieman
y no sabe c6mo subsistir cuando le toca estar fuera del gobierno. Su tra
bajo principal es reunir los-votos que legitimen a las gobernantes, utili
zando los fondos del Estado y las capacidades que derivan del ejercicio
de la autoridad del mismo. Esos son los grandes insumos de una maqui
naria compleja, que llega hasta Ios niveles capilares de la sociedad, donde
referentes sociales y punteros politicos realizan sus intercambios. El pri
mer peronismo supo hacerlo, mas limpiamente, en el momento de auge
de los trabajadores. El segundo peronismo ha encontrado, mucho mejor
que ninguna otra fuerza politica, el modo de hacerlo en una sociedad po
bre y articulada de maneras novedosas. Par esta via ha logrado resolver el
enigma de la democracia: parafraseando a Hume, c6mo lograr que las mas
elijan a las menos.
De ese modo, Estado y democracia se im.brican ·de una manera muy
diferente de lo que constitufa el horizonte de I983. Diferente tambien de
lo que indica la Constituci6n, a la que, sin embargo, no es necesario refor
mar demasiado para que acepte este funcionamiento. Luego de la pro
funda crisis de 2001, que arras6 con legitimidades y normas bAsicas de
convivencia, no se les pidi6 a las gobemantes fidelidad a la institucionali
dad republicana, sino capacidad para construir Ia gobemabilidad. Esa his
toria de decadencia y crisis encadenadas explica la tranquila aceptaci6n
del
autoritarismo ltirchnerista, que estuvo al horde de llegar a 1a dictadura.
Pero, a la vez, la reacci6n de las Ultimas aii.os y la sorpresiva valoraci6n de
la vieja y desprestigiada RepU.blica nos descubren que esta tradici6n, que
ha sido minoritaria en el siglo xx y el XXI, todavfa esta viva y merece que
se den algunos combates par ella, no s6lo par sus valores intrinsecos,
sino tambiCn porque -como ha descubierto al menos la mitad del
electorado sin institucionalidad republicana no hay soluci6n estable para
las proble mas de distinto tipo -desde la economfa hasta la pobreza- que
requieren, en primer lugar, un debate y una profunda reflexi6n
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Bibliografta
que aqui se indica, aunque no es exhaustiva, constituye
un punto de partida para el estudio sisteIIl8.tico de las temas tratados en
este libro. Como cualquier selecci6n, supone una opini6n acerca del inte
res o la pertinencia de los textos.
Esta ordenada en cuatro grandes secciones cronol6gicas. Cuando la
obra abarca mis de una secci6n, s6lo se 1a cita en la primera. En cada sec
ci6n, estan agrupadas en cuatro grandes areas tem.iticas: obras generates
y prnblemas politicos; aspectos econ6micos; aspectos sociales, y aspectos
cultutales e ideol6gicos. Tal clas:ificac:i6n es s6lo aproximativa, y las super
posidones teIIl.3.ticas son muchas.
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Agosti, Orlando: 239.
Alberdi,JuanBautista: 13, 15, 19, 33.
.Alem, Leandro N.: 39.
Alemann, Roberto: 262.
Alessandri, Arturo: 44.
Alfonsfn, Raul: 10, 11,239,266,271,
273, 275---278, 281,284,289,290,
293, 295-297, 299-302, 304-306,
317,320,321,325,336,342,343,
363, 39Z
Allende, Salvador: 207,218, 263.
Almafuerte, Pedro Bonifacio Palacios,
llamado: 402.
Alonso,Jose: 174,212.
Alsogaray, Alvaro: 164, 165, 167, 168, 198,
272,298,307, 316.
Alsogaray,Julio: 198,202.
Alsogaray, MarfaJulia: 30Z
Alt.amirano, Carlos: 296, 306.
Alvarez, Agustfn: 33.
Alvarez, Carlos "Chacho : 317, 321, 336,
337, 342-344.
Alvear, Marcelo T. de: 43, 50, 54, 60, 63,
72, 81, 92, 98, 99, 104.
Andreiev, Leonid: 95.
Angelelli, Enrique: 259.
Angeloz, Eduardo: 300, 302.
Ansennet, Ernest: 58.
Apold, Raul: 130.
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Aramburu, Pedro Eugenio: 153, 157, 168,
170, 202, 211, 212, 214.
Arioz Alfaro, Rodolfo: 94.
Arbenz Guzmrul, Jacobo: 142.
Arlt, Roberto: 95.
Astorgano,Jose: 129.
Astrada, carlos: 138.
Auyero, Javier: 329.
Avalos, Eduardo: 116.
Baez, Lazaro: 376, 403.
Balbin, Rican:lo: 129, 134, 146, 160, 162,
218,261,271,272,295.
Balza, Martin: 318, 319.
Barcel6, Alberto: 99.
Barletta, Le6nidas: 95.
Barrios, Am.erico: 137.
Batlle y Ord6fiez, Jose Pablo: 43.
Belgrano, Manuel: 32.
Benegas, Tiburcio: 26.
Benitez, Hem.in: 128.
Bignone, Reynaldo: 239, 267, 363.
Binner, Hennes: 365,391,397,404.
Bismarck, Otto von: 34.
Blumberg, Juan Carlos: 361.
Bonafmi, Hebe de: 363,389.
Borb6n, Isabel, fnfanta: 32.
Bordabehere, Enzo: 90.
Bord6n,Jose Octavio: 321,336.
BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
Bush, George W.: 319,341,355,389.
Cafiero, Antonio: 236,278,299,301,302,
317.
C&mara, Helder: 207.
Cfunpora, Hector: 145,217,218,226, 234,
236.
Camps, Ram6nJ.: 256.
cane, Miguel: 29.
Canitrot, Adolfo: 201.
Cantilo, Jose Maria: 103.
Carcano, Miguel Angel: 166.
Cirdenas, Lazaro: 129.
Carles, Manuel: 50.
Carlotta, Estela de: 363.
Carrasco, Omar: 318.
Carrillo, Ram6n: 125.
Carri.6, Elisa: 343,357,390,391,393,404,
405.
Carter, James: 262.
Cmnillo, Alberto: 137.
D'Abernon, Edgar Vincent, lord: 73,
89.
D'.Andrea, Miguel: 128.
D'Elia, Luis: 362, 377.
Dario, Ruben, Felix Ruben Garcia
Sarmiento, llamado: 33.
De Gaulle, Charles: 208.
De Irtondo, Sim6n: 82.
De la Plaza, Victorino: 44.
De la Rua, Femando: 305, 336, 337, 339,
341-343, 347-349.
De la Sota, Jose Manuel: 357, 405.
De la Torre, Lisandra: 39, 42, 81, 90, 91,
94, lOZ
De Narviiez, Francisco: 393.
De Tomaso, Antonio: 70, 82.
De Vido, Julio: 376.
Delfino, Enrique: 57.
Di Giovanni, Severino: 77, 78.
Di Tella, Guido: 319.
Dickmann, Enrique: 146.
Discepolo, Ernique Santos: 57, 137.
Dortlc6s, Osvaldo: 218.
Dostoievsky, Fedor. 55.
Doyon, Louise M.: 125.
Dromi, Roberto: 315.
Duhalde, Hilda "Chiche de: 336, 365.
Duhalde, Eduardo: 302, 317, 334, 335,
337,339,349,350, 356-358, 362,364,
365,387.
Duhau, Luis: 90.
Galimberti, Rodolfo: 217,219.
Gallo, Vicente: 68, 69_
Galtiert, Leopoldo: 239,257, 262-264, 267.
Ganghi, Cayetano: 41.
Garde!, carlos: 57.
Gay, Luis: 125.
Gelbard,Jose Ber: 227, 231.
Gerchunoff, Pablo: 221, 292.
Germani, Gino: 186.
Goebbels, Paul: 130.
Gdmez Morales, Alfredo: 140.
Gonzalez, Antonio Ennan: 308.
Gonzalez, Elpidio: 74.
Gonzalez, Joaquin V.: 33, 38.
Gonzalez, Julio V.. 94.
Gonzalez Bombal, In.es: 326.
Gorelik, Adrifill: 325.
Gorostiza, Carlos: 138.
Goulart,JoAo: 174.
Eisenhower, Dwight: 142.
Escude, Carlos: I 12,
Gramsci, Antonio: 190.
Granata, Maria: 138.
Eskenazi, Sebastian: 391,398.
Griesa, Thomas P.: 397, 398.
Grin.spun, Bernardo: 289.
Farrell, Edehniro: 111-113.
Groisman, Enrique; 255.
Fayt, Carlos: 403.
Grondona, Mariano: 193.
Feij6o, Maria del Carmen: 327.
Gruskoin, Mario: 11, 12.
Fernandez, Alberto: 391, 393.
Guevara, Ernesto "Che : 166,207,211,
Fernandez, Anibal: 405, 406.
212.
Fernandez, Roque: 314.
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Castillo, Ram6n S.: 99, 101-103, 105, 106,
109, 112.
Castro, Fidel: 166, 206.
Cavallo, Domingo: 11, 308-310, 313-316,
337, 341-344, 346,347,352,375.
Ceballos, Jorge: 362.
Chavez, Hugo: 370.
Ciria, Alberto: 130.
Cirigliano, Claudio: 376.
Cirigliano, Mario: 376.
Clemenceau, Georges: 32.
Clinton, William: 319,340.
Cobos, Julio Cesar Cleto: 367, 387, 393.
Col6n, Crist6ba1: 45.
Cooke,John William: 142,147,191,209.
Copello, Santiago: 128.
Corach, Carlos: 315.
OM
Bunge, Carlos: 33.
Fernandez de Kirchner, Cristina: 9, 11,
365, 367, 370, 372, 382, 383, 385, 387,
390,391,397, 399-403, 405-407, 415.
Fernandez Meijide, Graciela: 321, 336, 33Z
Ferrer, Aldo: 215.
Ferreyra, Mariano: 396.
Ferri, Enrico: 32.
Figueroa Alcorta, Jose: 40, 68.
Figuerola,Jo5e: 122.
Filippo, Virgilio: 128.
Flamarique, Alberto: 343.
Fresco, Manuel: 82, 93, 97, 99, 114.
Frigerlo, Rogelio: 161, 162, 166.
Frondizi,Arturo: 134,142,147,150, 160169, 171,172,175,187,189,190,200,
215,297,298,414.
Corradi,Juan E.: 243.
Cossa, Roberto: 188.
LA
DD
.C
Born,Jorge: 235.
Botana, Natalio R.: 19.
Boudou, Amado: 397,398.
Braden, Spruille: 118.
Bramuglia,Juan; 119.
Bunge, Alejandro: 52, 63, 64.
fNDICE DE NOMBRES
FI
432
Ii
433
Guido.Jose Marfa: 168.
Gutierrez, Leandro: 16.
Haig, Alexander: 264, 265.
Halperin Donghi, Tulio; 62, 147.
Hernandez Arregui, Juan Jose: 190,
209.
Herrera de Noble, Ernestina: 394.
Hitler, Adolf: 98, 104.
Hueyo, Horacio: 82.
Hume, David: 416.
Huret, Jules: 32.
Ibarguren, Carlos: 78,
Ibsen, HenrikJohan: 95.
Iglesias, Herminia: 271,298.
Illia,Arturo: 170,171,174,178,181,193,
194, 198,221,267.
Ingenieros, Jose: 45.
Irazusta,Julio: 50, 70, 91, 107.
Irazusta, Rodolfo: 50, 70, 91, 107.
Ivanissevich, Oscar: 132.
Jaime, Ricardo: 376.
James, Daniel: 159.
Jauretche, Arturo: 209.
Juan XXIII: 207.
Juan Pablo II: 259,267,279.
Ju.irez Cehnan, Miguel: 68.
Justo, AgustinP.: 71, 74, 77, 79-84, 89, 90,
92, 93, 97,99, 104, 105, 109, 130.
Justo.Juan B.: 39.
Katz, Alejandro: 11, 16.
Katz,Jorge: 177,222,250.
Kennedy,JohnF.: 166,175,190.
Kessler, Gabriel: 328.
Keynes,John: 85.
Kicillof, Axel: 398,399,402.
Kirchner, Nestor: 9, 11,339,357,358,
361-365, 367,368,372, 374-380, 382,
383, 386-394, 396-400, 403, 415.
Korn, Alejandro: 94.
Korol, Juan Carlos: 11, 16.
Kosteki, Maximiliano: 352,353,356.
fNDICE DE NOMBRES
BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA
Melo, Leopoldo: 45, 69,80, 82.
Menein, Carlos Salli: 9-11, 299, 301-303,
Kubi.tschek, Juscelino: 190.
305,306,309, 313-322, 332,334, 335,
343,349,356,357,363,377,391, 415.
Menein, Eduardo: 313.
Menendez, Luciano Benjamin: 144, 256, 257.
Menendez, Mario Benjamin: 264.
Mercante, Domingo: 11Z
Merello, I.aura Ana ita": 136, 399.
Miguel, Lorenzo: 231,271.
Miranda, Miguel: 122, 140.
Mitre, Bartolome: 32, 13Z
MolJna, Juan: 93.
Molina, Ram6n: 92.
Molinas, Luciano: 93.
Molinas, Ricardo: 315.
Monroe, James: 103.
Montt, Pedro: 32.
Mor Roig, Arturo: 215.
Moreau, Leopoldo: 357.
Moreno, Guillermo: 372, 398.
Moreno, Rodolfo: 109.
Moreno, Zully: 137.
Morgan, John: 59.
Mruca, Enrique: 118.
Mosconi, Enrique: 71, 72.
Moyano, Hugo: 320,364,396,400.
Mucci, Antonio: 285,
Lagomarsino, RaUl: 122.
Landru, Juan Carlos Colombres, llamado:
184.
Lanusse, Alejandro: 202, 214-218, 263.
Larralde, Cris6logo: 147.
Lastiri, RaUl: 226.
Lavagna, Roberto: 339, 354, 355, 357, 358,
365, 370, 374, 375, 390.
Le Bret6n, Tomas A.. 62.
Lencim1s, Carlos: 73.
Lenin, Vladimir Ilich: 190_
Levingston, Roberto: 214-216.
Llach, Juan Jose: 102.
Llach, Lucas: 221
Lonardi,Eduardo: 150,151,153.
L6pez, Crist6bal: 376.
L6pez Murphy, Ricardo: 341, 343, 35Z
L6pez Rega.Jolie: 226,231,232,236.
Lucero, Franklin: 143.
Luder, ft.ala: 236, 271.
Lugones, Leopoldo: 50, 70.
Luna, Felix: 147
Mugica, Adolfo: J 66.
Mach.inea,Jose Luis: 341.
Macri, Mauricio: 11,365,391,393, 404-
407, 409,410.
Mallea, Eduardo: 108.
Marechal, Leopoldo: 138-
Mussolini, Benito: 46, 78, 107, 129.
Neusta(h, Bernardo: 316.
Nisman, Alberto: 403.
:Manzano, Jose Luis: 308.
Maquiavelo, NicoIAs: 297.
FI
Lacoste, Carlos Alberto: 257.
Maiquez, Carlru D.: 105.
Martf:nez, Enrique: 74.
:Martinez de Hoz,Jose Alfredo: 11, 244,
245,
248,252,253, 256-258, 261,262,306.
Martinez Estrada, Ezequiel: 108, ll6.
Marx, Karl: 190.
Massa, Sergio: 402, 404-406.
Massacresi, Horacio: 321.
Massera, Emilio Eduardo: 239,256,257.
Maurras, Charles: 50, 1OZ
Palacio, Ernesto: 70.
Palacios, Alfredo L.: 38, 91, 92, 107, 136,
150, 166.
Paladlno,Jorge: 202, 215, 21Z
Palumbo, Gabriel: 12.
Parnpill6n, Santiago: 202.
Parravicini, Florencio: 5Z
Pastor, Reynaldo: 146.
Patron Costas, Robustiano: 109, 111.
Peco, Jose: 94.
Pellegrini, Carlos: 29, 39, 40.
Per6n, Eva de: 126-128, 131,132,137,
139, 140, 143-145, 235,399.
Per6n,Juan Domingo: 111, 113-ll9, 122-126,
128-133, 140, 142-146, 148-150, 153,154,
156-163, 165,167,170, 172-174, 192,195,
198,202,208, 209, 213-215, 217-219,
223,224, 226-236, 245,264,276, 297, 316,
317,364,39'7.
Per6n, Maria Fstela "Isabel" de: 173, 174,
226,231,232,236,237,271.
Persico, Emilio: 362, 377.
Pettoruti, Emilio: 58.
Pinedo,Federico: 70,82,83,90,93,99,
101-105, 121, 168, 178.
Plat6n: 55.
Pomar, Gregorio: 81.
Portantiero, Juan Carlos: 156.
Posada, Adolfo: 32.
Prebisch, Rall!: 83, 158.
Primo de Rivera, Miguel: 46..
Puerta, Ram6n: 344.
Pueyrred6n, Honorio: 77.
Puiggros, Rodolfo: 190,209.
LA
DD
.C
Krieger Vasena, Adafbert: 198,202,214,
414.
OM
434
O'Connell, Arturo: 60, 8:Z
O'Donnell, Guillermo: 223, 244.
Ocampo, Victoria: 95, 146.
Ongania,JuanCarlos: 169,174,184, 193196, 202,212,214,216,223,228.
Ongaro, Raimundo: 201,231.
Orftla Reyna}, Arnaldo. 187.
Ortega, Ram6n "Falito : 317,337.
Ortega y Gasset, Jose: 108.
Ortiz, Roberto M.: 97, 99, 103, 105, 108.
Ossona,Jorge: 384.
Quadros, Janio: 166.
Quarracino, Antonio: 319.
Quijano,Jazmi:n: 117,130,147.
Quino,JoaqufnSalvadorlavado, llamado: 185.
Quintana, Manuel J.: 40.
Quiroga, Hugo: 365.
Quir6s,Julieta: 385.
Ramirez, Pedro Pablo: 109, 11 l, 113.
Ramos, Jorge Abelardo: 190, 209.
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435
Ramos Mejia, Jose Maria: 33, 34.
Rawson, Arturo: 111.
Reagan, Ronald: 262.
Real,JuanJose: 146,
Rega Molina, Horacio: 138.
Remes Lenicov, Jorge: 354.
Repetto, Nicolas: 81, 94.
Reuternann, Carlos "Lole : 317, 356.
Reyes, Cipriano: 125.
Rico, Aldo: 283, 300.
Rivadavia, Bernardino: 32, 190.
Roca, Deodoro: 94.
Roca,JuJio Argentino (hijo): 77, 88, 103,
104, 108.
Roca, Julio Argentina (padre): 19, 39, 40,
130, 137,210,316.
Rock, David: 47.
Rod6, Jose Enrique: 34, 45,
Rodngo, Celestino: 231,232,236.
Rodriguez, Manuel A.; 80.
Rodriguez Sa&, Adolfo: 349,356,357,390.
Rodriguez Saa, Alberto: 390.
Rofman, Alejandro: 15.
Rojas, Isaac F.: 153, 158,307.
Rojas, Ricardo: 33.
Romero, Ana: 12.
Romero, Jose Luis: 27, 136, 219.
Romero Brest,Jorge: 185.
Roosevelt, Franklin: 103.
Rosa, Jose Maria: 190, 209.
Rosas.Juan Manuel de: 78, 91, 107, 137,
158,190,210.
Rouquie, Alain: 115.
Rozenmacher, German: 188.
Rucci,Jose: 234.
Ruckauf, Carlos: 321.
Ruiz GuifiazU, Enrique: 104.
Runciman, Walter: 88.
Saadi, Vicente: 276.
Saavedra Lamas, Carlos: 82, 103.
Sabato, Ernesto: 281
Sabato, Jorge F.: 23, 86.
Sabattini, Amadeo: 93, 98, 115.
Saenz Pefia, Roque: 17, 40, 41, 69.
Samore, Antonio: 263.
San Martfn,Jose de: 137.
Sanchez Sorondo, Matias: 78.
Santillan, Dario: 352, 353, 356.
Santucho, Marlo: 242.
Sanniento, Domingo Faustino: 13, 15, 31,
33, 137.
Sartre,Jean-Paul: 190,
Scalabrini Ortiz, Raul: 107, 108.
Schoklender, Sergio: 377.
Schvarzer, Jorge: 86, 245.
Scioli, Daniel: 11,400, 405407.
Sebreli,JuanJose: 212.
Seineld-fn, Mohamed Ali: 300,303,318.
Sidicaro, Ricardo: 11, 16.
Sigal, Silvia: 133,189,209,235.
Silvestri, Graciela: 325.
Sojit, Luis Elias: 13Z
Sola, Felipe: 393.
Solano Lima, Vicente: 170,218,226.
Sourrouille,Juan: 290,291.
Spivacow; Boris: 187.
Stalin, I6sif: 98, 104.
Stolbizer, Margarita: 404.
Suarez Mason, Carlos: 256.
Subiza, Rom.all: 129.
fndice general
Ubaldini, Sal11: 259, 286, 317.
Ugarte, Manuel: 45, 91.
Ugarte, Marcelino: 42.
Uriburu,Jose Felix: 71, 72, 74, 77-81, 83,
84, 93, 112.
Urquiza, Justo Jose de: 137.
Valle, Juan Jose: 157.
Vandor,Augusto: 165,167, 172-174, 192,
212.
Vasconcelos, Jose: 45.
Velasco .Alvarado, Juan: 207.
Ver6n, Eliseo: 133,209,235.
Vidal, Maria Eugenia: 406.
Videla, Jorge Rafael: 11, 236, 239, 244,
247, 256-258, 263, 363.
Viguera, Anibal: l l.
Villanueva, Javier: 63.
Vrilas, David: 58.
Viola, Roberto: 239, 248, 256-258,
261-263.
Wilson, 1homas: 45.
Pre':'Jacw a Ia cuarta edm· o.,n ....., ................................................... 9
Prefacw .................................................
13
I.
Yabr.in, A1fredo: 313,335.
Yoma, Amira: 316.
Yoma, Zulema: 315.
Yrig:oyen, Hip6lito: 17, 18, 39, 41, 43-45,
48-52, 55, 58, 60, 61, 63-74, 77, 78, 8082,
84, 90,105,113,130,210,276,316.
Zannini, Carlos: 405.
1916..................................................... 17
La construcci6n...................................................................................18
32
Tens:iones y transformaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
II.
Los gobiernos radicales, 1916-1930.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Crisis social y nueva estabilidad . . . . . . . . . . . . . . . .
43
46
La economia en un mundo triangular . . . . . . .
Dillcil construcci6n de la democracia.
La vuelta de Yrigoyen . . . . . . . . . . . . . .
58
64
72
III.
La restauraci6n conseroadora, 1930-1943 . .
77
Regeneraci6n nacional o restauraci6n constitucional.
77
Intervenci6n y cierre econ6mico. . .
83
La presencia britani.ca . . . . . . . . . . . .
87
Un frente popular frustrado . . . . .
92
La guerra y el "frente nacional"........................................................100
IV.
El gobierno de Per6n, 1943-1955........................................................111
I.a ernergencia .................................•.•............111
Taborda, Sall!: 94.
Tamborini,Jose P.: 118.
Taylor,Julie: 139.
Teisaire, Alberto: 130, 147.
Teran, Oscar: 189, 191.
Thatcher, Margaret: 265.
Timennan, Hfctor: 404.
Tonazzi, Juan: 105, 106.
Toranzo Montero, Carlos: 165, 167.
Tormo, Antonio: 137.
Tornquist, Ernesto: 26, 86.
Torrado, Susana: 182.
Torre,Juan Carlos: 114, 156,230,409.
Torres, Camilo: 207.
Torres,JuanJose: 207.
Torrijos, Omar: 207.
Tosco, Agustin: 203, 231.
Trotski, Le6n: 190.
Tse-Tung, Mao: 190,206.
Tumini, Humberto: 362.
LA
DD
.C
Sala. Milagro: 385.
Salamanca, Rene: 231.
OM
BREVE HISTORIA CONTEMPCIRANEA DE LA ARGENTINA
FI
436
Mercado intemo y pleno empleo............................................... 119
El Estado peronista....................................................................125
Unconflicto cultural ........................................................................134
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BREVE HISfORIA CONTEMPORl\NEA DE LA ARGENflNA
Crisis y nueva polftica econ6mica...................................................140
Consolidaci6n deI autoritarismo......................................................144
La caida.............................................................................................148
l
fNDICE GENERAL
439
......321
....332
Un pais transform.ado...
OM
438
El fin del menemismo
..
El empate, 1955-1966............................................ 153
Llbertadores y desarrollistas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
I57
Crisis y nuevo intento constitucional...............................................168
La economia entre la modernizaci6n y la crisis..............................175
Las masas de clase media.................................................................180
La universidad y la renovaci6n
cultural.......
La politica y las limites de la modernizaci6n.
VI.
Dependencia o Uberacion, 1966-1976.
El ensayo autoritario .......
La primavera de los pueblos......
Militares en retirada .............
Epilogo.........
1973: unbalance ...............
La vuelta de Per6n ..............
VII. El Proceso, 1976-1983........... .
X.
Crisis y recanstmcci6n, 1999-2005 ..
El gobierno de la Alianza ....,.....
Protesta, crisis y final de la Alianza... .
El afto de la crisis .....................
LA
DD
.C
V.
...185
..189
..195
.....195
........202
............ 213
.....220
.....226
La salida de la crisis ..................
XI. Una aportunidad perdida, 2005-2015........................................... 367
La economia: la soja y las subsidios................................................368
ElEstadoylacaja......................................................................375
La sociedad: ganadores y perdedores...............................................379
La politica: las votos y el discurso.................................................386
Cristina va par todo.................................................................396
............................409
Bibliografta . . . . .
fndice de nombres .
FI
.....239
El Estado terrorista.
. ........... 239
La economfa imaginaria: inflaci6n y especulaci6n.........................244
La economia real: destrucci6n y concentraci6n..............................249
Achicar el Estado y silenciar a la sodedad.......................................253
La guerra de Malvinas y la crisis del regimen militar.......................261
La vuelta a la democracia.................................................................267
VIIlElimpulsoysufreno,1983-1989................................................. 275
La ilusi6n democr.itica.........................................................................275
La corporaci6n militar y la sindical.................................................280
El Plan Austral, la inflact6n y la crisis del Estado..............................287
La apelaci6n a la dvilldad................................................................294
El fin de la ilusi6n................................................................................299
Lagran transjormaci6n, 1989-1999
...............
IX.
Ajuste y reforma del Estado ....................
..339
..339
. .344
.. 348
. ... 357
La jefatura .....................................
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.................419
................431
FI
LA
DD
.C
OM
...305
..305
..314
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