LOS TOTALITARISMOS Características principales de los

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LOS TOTALITARISMOS
Características principales de los regímenes totalitarios.
a) El odio a la democracia y al parlamentarismo.
En un régimen de fuerza, lógicamente, la democracia está proscrita. Se la
considera el peor de los males, entre otras cosas porque ésta cuestiona el
monopolio del poder y divide a la sociedad. Por ello hay que acabar con la
democracia y todo lo que huela a democracia: libertades individuales
(reunión, expresión...), elecciones, pluripartidismo... En ese sentido se llega a
un régimen de partido único que controla todos los resortes del Estado.
b) El sistema de partido único
Esta es una característica básica de los estados totalitarios.
El único partido permitido es la espina vertebral del régimen, a través de él
se predica machaconamente la ideología dominante a la sociedad y se
controla a la población. El partido está dirigido por una minoría, una elite
dirigente, que es la que marca las directrices a seguir. En la cúspide del
mismo está el líder cuya autoridad es incontestada y al que se obedece de
forma ciega a través de una férrea disciplina. Como es lógico ese líder es el
máximo gobernante y su poder –al controlar el partido y el estado- es
prácticamente absoluto. El partido único es también la catapulta para
conseguir el poder político y, una vez en él conservarlo, no dudando en
ningún momento en usar la violencia o la coacción contra los que se oponen a
sus objetivos.
Es de destacar también que estado y partido se confunden en este tipo de
regímenes, todos los medios del estado están al servicio del partido y
también los medios de comunicación que son la herramienta para divulgar sus
mensajes, y la única voz permitida.
c) El control total de la sociedad por parte del partido.
El papel del partido único no se reduce a la conquista del poder y la
conservación de éste, otro fin importante es la creación de organizaciones
paralelas para encuadrar a todos los sectores de la población (movimientos
juveniles, asociaciones de mujeres, organizaciones de ocio...) y así aumentar
el control sobre los ciudadanos. Todos los aspectos de la vida son
controlados y monopolizados por el partido, la vida social al margen de las
organizaciones permitidas es imposible.
d) El culto al líder.
Al frente del Estado se encuentra un líder carismático que encarna al
partido único y a la nación. A ese líder se le rinde un culto casi religioso y la
propaganda se encarga de que su fotografía esté por todos los rincones del
país y presida los actos más importantes, tanto públicos como privados. A
veces se le representa como el salvador de la patria humillada y otras como
el padre de la nación. Ese culto a la personalidad del líder va a ser obsesivo.
El líder del estado totalitario es considerado como una persona
sobrehumana, casi irrepetible, sus apariciones, sobre todo en el caso nazi,
se ven rodeadas de todo un complejo ritual, a su imagen casi se le rinde
culto.
Un hecho importante es que por primera vez se utilizan los medios de
comunicación de masas para extender las ideas y la “adoración” del líder. La
aparición ante sus seguidores del führer en Alemania o del duce en Italia
será estudiada al detalle, desde la hora a la que se produce hasta la estética
teatral que reviste su actuación.
e) Primacía de la colectividad sobre el individuo.
Si en la democracia los derechos individuales eran importantes (libertad de
expresión, reunión, asociación...), en estos regímenes dejan de existir o son
sustituidos por los derechos colectivos. El régimen fascista es el máximo
representante de la nación, por tanto, es el depositario de los derechos del
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colectivo (derecho a tener nuevos territorios, a la expansión...) y el individuo
no cuenta para nada, es sólo un número entre una multitud que tiene como fin
exaltar a la nación y al líder.
Esta anulación del individuo tiene su lógica, no se podía permitir nada que
cuestionara la primacía del partido y de la ideología oficial.
f) Un nacionalismo exacerbado.
Todos los aspectos de la vida están inspirados por un espíritu
ultranacionalista que hunde sus raíces en el nacionalismo extremista del
siglo XIX. La patria requiere sacrificios de todos y a ésta se le rinde culto,
el líder es la reencarnación de los valores de la nación y es también
divinizado. La exaltación nacionalista les lleva a desembocar en un fuerte
imperialismo que reclama territorios considerados como propios: Alemania
hablará de un espacio vital en el que colocar sus excedentes de población,
Italia intentará imitar la grandeza del Imperio Romano. A la larga este
expansionismo agresivo desembocará en la II Guerra Mundial.
g) El odio hacia los movimientos obreros.
Van a ser unos enemigos declarados de comunistas y socialistas y a ellos les
van a declarar una guerra sin cuartel, los primeros actos de estos partidos
son reventar huelgas y matar a líderes obreros, este hecho hace que se
ganen el apoyo de patronos y burgueses en general.
Frente al internacionalismo obrero (comunismo/socialismo) ellos crean un
socialismo de carácter nacional, es una pirueta mental y un invento
demagógico para pretender ver que también ellos defienden al obrero. Para
atraer a los obreros hacen alguna declaración anticapitalista y promesas
como acabar con el paro, promesa que cumplirán en parte desarrollando la
industria de guerra. En lo económico son partidarios de la autarquía de la no
dependencia del exterior, de que cada país se baste por sí mismo.
h) La predicación de la desigualdad entre los hombres: racismo y xenofobia.
Un hecho fundamental es que se predica la desigualdad entre los hombres,
se subraya que siempre hay superiores e inferiores. En ese orden de cosas
se contraponen el hombre a la mujer (la mujer es inferior y, según Hitler, su
papel se reduce a las tres K: kinder, kirche y küche o niños, iglesia y
cocina),el militar al civil, el miembro del partido al que no lo es... de la misma
forma se predica el racismo y la supremacía de la raza aria en el caso alemán.
De todos es conocida la persecución y exterminio que sufrieron los judíos en
Alemania, un terrible holocausto que dejó un rastro de seis millones de
muertos. Hemos de decir que la furia antisemita y racista se da en Alemania
pero en Italia, aunque aparece se da en menor medida.
LOS TOTALITARISMOS
- EL FASCISMO
- Los orígenes del fascismo italiano
La génesis del Estado fascista ha de vincularse con la crisis que azotó Italia al
final de la I Guerra Mundial. Alineada en el conflicto con Francia, Gran Bretaña
y Rusia (pese a su inicial pertenencia al bando opuesto) salió vencedora del
conflicto, pero lo hizo aquejada de serios problemas económicos, sociales y
políticos que dieron lugar a una fuerte conflictividad y propiciaron
el descrédito del sistema parlamentario liberal.
Económicamente, el país concluyó la guerra debilitado, con un industria dañada,
con el norte -el más desarrollado- muy afectado por los combates y con una
todavía anticuada estructura rural en el resto. El paro y la inflación fueron en
constante incremento.
Socialmente, la crisis económica condujo a una notable agitación en los sectores
más radicales de la clase obrera, partidarios de tesis revolucionarias del estilo
de las desarrolladas por los bolcheviques en Rusia.
Esta situación sembró la inquietud entre las clases medias y la gran burguesía, a
partir de entonces, atraídas por la acción contrarrevolucionaria y violenta de
los fascistas frente a la izquierda.
Políticamente, el nacionalismo italiano se sintió herido al interpretar que Italia
había sido maltratada en las negociaciones llevadas a cabo por los vencedores en
la Paz de París. Este sentimiento fue hábilmente explotado por Mussolini quien
en todo momento hizo alarde de una política de exaltación patriótica.
-
Fascismo italiano. La toma del poder
La llegada al poder del fascismo tuvo lugar en medio de una Italia revuelta.
La cuarta fuerza presente en la vida política italiana era el Partido Fascista,
surgido en 1921 de los "Fasci di Combattimento", en cuyo seno convergían
diversos sectores, desde antiguos socialistas (caso del mismo Mussolini) hasta
grupos ultraconservadores.
La progresión del Partido Fascista fue rápida. En 1920 sus miembros
protagonizaron numerosos actos de violencia frente a militantes de izquierda y
sindicalistas. En 1922 su presencia en la vida política italiana era ya un hecho,
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copando numerosos gobiernos de carácter local y provincial y reuniendo en sus
filas numerosos simpatizantes procedentes de círculos empresariales, la
Iglesia y el Ejército.
La inestabilidad de la situación política italiana de posguerra propició el ascenso
del fascismo. Los trabajadores, organizados en activos sindicatos como el
socialista Confederación General Italiana del Trabajo participaron en
importantes movilizaciones (ocupación de tierras y fábricas entre 1919 y
1920) que culminaron en una huelga general el 31 de julio de 1922. Ésta fue
aplastada por la reacción violenta de grupos fascistas que sembraron de
víctimas el país.
Los grandes propietarios industriales y agrarios, los católicos, los
conservadores, atemorizados por las proclamas revolucionarias del
izquierdismo más radical, se refugiaron en el profundo anticomunismo de los
“fasci”. La violencia se apoderó de pueblos y ciudades favorecida por la
ineptitud y la inoperancia de los débiles y efímeros gobiernos que se sucedían
con rapidez, en medio del descrédito del sistema parlamentario. Estos hechos
favorecieron que un creciente número de italianos reclamara la acción de un
gobierno fuerte y estable.
En ese ambiente se produjo el definitivo asalto al poder del fascismo. La
oportunidad llegó tras la “Marcha sobre Roma” organizada en el mes de octubre
de 1922. Mediante esa maniobra los fascistas pretendían forzar la dimisión del
gobierno constitucional e imponer el de Mussolini.
La Marcha sobre Roma movilizó a miles de fascistas de todo el país que se
dirigieron desde Nápoles hacia la capital. Ataviados con característicos
uniformes,“los camisas negras” fueron conducidos por Mussolini que
permaneció en Milán a la espera del desarrollo de los acontecimientos.
El Jefe de Gobierno, Luigi Facta, pidió al Jefe del Estado -el rey Victor
Manuel III- que declarase el estado de sitio para detener la marcha, pero
éste se opuso a la medida. En las razones de tal decisión posiblemente debió
pesar el temor que suscitaba en el monarca el estallido de
una revolución socialista y el desencadenamiento de una guerra civil.
Por lo demás, la patronal e importantes sectores del ejército, simpatizaban de
forma abierta con Mussolini.
El 29 de octubre el rey pidió a éste la formación de un gobierno. El fascismo
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había llegado al poder con el concurso del jefe del Estado italiano.
El ascenso al poder de Mussolini no ocasionó de forma automática la
implantación de un Estado fascista.
Aunque convertido en primer ministro, Mussolini, gobernó durante unos meses
sustentado en una coalición de partidos (liberales, nacionalistas y
católicos) dentro de los cauces constitucionales; de hecho, su primer
gobierno (1923) tan solo contó con cuatro ministros fascistas.
En 1924 se celebraron elecciones generales en un ambiente de tensión
y violencia. De 7 millones de votos algo más de 4 fueron para los "fasci",
mientras que 3 recayeron sobre la oposición. Sin embargo, aquellos
obtuvieron mayoría gracias a una ley electoral aprobada en 1923, según la cual
el partido que obtuviese un 25 % de los votos se alzaría con una representación
de dos terceras partes de la Cámara.
Los intelectuales y el mundo académico firmaron un comunicado de rechazo.
Mussolini fue repudiado internacionalmente y el fascismo estuvo sujeto
durante meses a una fuerte crisis que a punto estuvo de costarle el poder.
Los diputados de la oposición abandonaron el Parlamento. Ya no volverían a
ocupar sus escaños.
Pese a su crítica posición, Mussolini conservó el poder merced al rey que no lo
relevó del gobierno. A partir de entonces su labor se concentró en
silenciar cualquier tipo de oposición.
En 1925 suprimió los partidos políticos, los sindicatos y la libertad de prensa,
mandó arrestar a los líderes de izquierda. Centenares de miles de italinos
hubieron de exiliarse. Nacía el Estado totalitario controlado por
un líder fuerte e indiscutido.
-
Los campos de actuación del estado fascista fueron los siguientes:
-
La acción del Estado fascista en el campo político
El régimen fascista abolió los derechos políticos y los sustituyó por una
estructura de carácter corporativo que subordinaba la esencia y la iniciativa
individuales al interés nacional. Todo quedaba sujeto al Estado: como Mussolini
expresó: "Todo en el Estado, nada fuera del Estado, nada contra el Estado".
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En 1925 una ley le otorgaba plenos poderes. Sometió a control al partido único
desprendiéndose de los elementos que menos confianza le inspiraban. El Partido
Fascista quedó relegado a mero instrumento propagandístico, útil para
encuadrar a un creciente número de militantes. Las funciones que teóricamente
le correspondían fueron asumidas por el Gran Consejo Fascista, en estrecho
contacto con el Duce, quien recurrió para ejercer su gobierno al uso de
decretos ley.
Los partidos políticos fueron suprimidos -salvo el Nacional Fascista- mediante
la Ley de Defensa del Estado. La oposición fue eliminada, los intelectuales
silenciados. Se creó un Tribunal especial para juzgar los casos relacionados con
los delitos políticos al tiempo que se instituía una policía, la
OVRA ("Organizzacione di Vigilanza e Repressione dell'Antifascismo"), creada
en 1926 y especializada en la persecución de la disidencia.
La política exterior de Mussolini se encaminó en dos direcciones: por un lado, al
restablecimiento de relaciones con la Santa Sede, por otro, a ofrecer una
imagen internacional de Italia como gran potencia militar y colonial.
En 1929, mediante los Pactos de Letrán, Mussolini normalizó sus relaciones
con la Iglesia católica, muy tensas desde que en 1870, ocho años más tarde de
la unificación italiana, el ejército italiano ocupara Roma.
Desde entonces los papas se habían considerado prisioneros dentro del
Vaticano. Mediante ese concordato (signado por el Rey de Italia, a instancias de
Mussolini y el papa Pío XI) Italia reconocía la soberanía del Estado del Vaticano
y, a cambio, se reconocía la religión católica como la oficial del Estado.
Desde la derrota de Adua en 1896 Italia aspiraba a incluir entre sus
posesiones coloniales el territorio de Abisinia. En 1935 la conquistó. Con este
territorio y los de Eritrea y parte de Somalia fundó la colonia del África
Oriental Italiana.
El apoyo que recibió de Hitler ante estas acciones imperialistas acercó a
Mussolini a las posturas alemanas, olvidándose del recelo que el nazismo le
había suscitado, fundamentalmente, debido a las pretensiones hitlerianas de
anexionarse Austria.
En 1939 Mussolini conquistó Albania, en tanto que Hitler hizo lo propio con los
territorios checoslovacos de Bohemia y Moravia (Sudetes).
La guerra civil española (1936-1939)ofreció al fascismo italiano la
oportunidad de intervenir en un conflictointernacional, intentando exportar
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la imagen de gran potencia. Junto a Alemania, ayudó a los sublevados contra
la II República capitaneados por el generalFranco.
Mussolini mantuvo un trato de privilegio con la Alemania hitleriana. En
1937 firmó con ella y Japón una alianza militar, el Eje, que nunca llegó a
ser plenamente operativa. Al comienzo de la II Guerra Mundial Italia se
mantuvo neutral hasta 1940.
Ese año declaró la guerra a Francia -ya derrotada por los alemanes- y a
Gran Bretaña, que en esos momentos atravesaba por serios apuros
militares en su lucha con Alemania.
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La acción del Estado fascista en el campo económico
La Carta del Trabajo de 1927 plasmó el corporativismo económico del
Estado fascista. Las empresas privadas quedaron bajo su supervisión.
Potenció el crecimiento económico en torno a la industria pesada y las
grandes empresas.
En el campo agrario se fomentó la autosuficiencia del país mediante
la autarquía, para lo que se hizo necesario incrementar la producción y
disminuir la dependencia del exterior.
Se desarrollaron campañas cuya denominación evocaba el lenguaje bélico:
así nacieron la“batalla del trigo”, la “batalla de la lira” o la“batalla de los
nacimientos”, ésta última encaminada a impulsar el crecimiento de la
población.
Entre las prioridades económicas del régimen destacó la
búsqueda del autoabastecimento agrícola.
Se pusieron en cultivo tierras baldías, se
sustituyeron cultivos tradicionales por otros nuevos, se fomentaron los
cultivos cerealistasde carácter extensivo, se desecaron charcas y
marismas, se construyeron embalses en las zonas de déficit hídrico y
se levantaron poblados para albergar a los nuevos colonos.
Aunque el régimen se valió de fuertes campañas propagandísticas para
difundir sus logros, los resultados finales no pasaron de mediocres;
entre otras razones, porque la mayor parte de las inversiones se
centraron en las zonas cercanas a la capital, en algunas regiones como
la llanura del Po y las áreas litorales del Adriático y Tirreno, en
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detrimento de otras periféricas.
Ante la Crisis de 1929, el Estado incrementó el control sobre la economía,
intensificando la autarquía y creando organismos como el IRI(Instituto
para la Reconstrucción Industrial, 1933). Éste aglutinaba empresas
pertenecientes a sectores estratégicos como las comunicaciones o la
siderurgia (indispensable para la industria de armamentos).
El régimen acometió una importante labor de modernización de las
infraestructuras de comunicación y transporte, especialmente en lo
relativo al ferrocarril y la red de carreteras, construyéndose las
primeras autopistas e impulsando la motorización.
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La acción del Estado fascista en el campo social
La Ley Rocco de 1926 suprimió los partidos y organizaciones sindicales, a
excepción de las de carácter fascista. Se intentaba abolir de ese modo
la lucha de clases y constituir una sociedad donde reinase la armonía entre
obreros y patronos.
Se prohibieron derechos laborales elementales como el de huelga (1927).
En 1932, los agentes económicos (patronos y obreros) fueron
encuadrados en 22 grandes corporaciones creadas según la actividad
económica (metalúrgicos, banca, transporte, etc), dando lugar a
unos “sindicatos verticales” sumamente burocratizados, que sustituyeron
a los de clase.
Se instituyó una asistencia social que incorporó ciertas medidas
populares como el salario mínimo, la congelación de alquileres, ayudas a las
familias numerosas para fomentar la natalidad, etc. En el ámbito laboral se
creó una caja de seguros obligatorios para hacer frente a la enfermedad,
la invalidez y la vejez.
El asociacionismo, esencia del fascismo, fue empleado como instrumento
de control social. Se incentivaron las organizaciones
infantiles y juveniles. Éstas regularon el tiempo libre de sus afiliados y
se organizaron en torno a una estructura de carácter paramilitarque
enaltecía las virtudes nacionalistas y guerreras del pueblo italiano.
-
El Estado fascista italiano. Campo ideológico
LOS TOTALITARISMOS
El Estado totalitario fiscalizó todas las facetas del pensamiento, la
información y la expresión. Desplegó una férrea vigilancia sobre
la educación, a la que encomendó la misión del adoctrinamiento político de
niños y jóvenes.
Los docentes fueron transformados en funcionarios transmisores de
consignas políticas. Los libros escolares, encargados de divulgar una idea
mitificada del régimen y su líder.
La Reforma del ministro Giovanni Gentile(1923) confirió a la educación un
carácter tradicionalista y elitista. Potenció la enseñanza de las
humanidades y la religión, al tiempo que atribuyó a la mujer un papel social
alejado del ámbito laboral y de los puestos de responsabilidad,
relegándola al papel de madre y administradora del hogar.
Los medios de comunicación, prensa, radio, publicaciones de toda clase, al
igual que la cultura, fueron puestos al servicio de los ideales fascistas.
Se controló a los intelectuales, se persiguió a los díscolos
El arte fue consagrado como instrumento de difusión del ideario
fascista, si bien su campo expresivo gozó de más libertad que en
el nazismo alemán. Un caso paradigmático del “nuevo arte” lo constituyó
el “futurismo”, cuya principal figura,Marinetti, exaltó en sus obras ideas
gratas al régimen, como la novedad, la velocidad, la acción, el
nacionalismo y lo militar.
El cine sirvió para transmitir una imagen sublimada del régimen y se hizo
testigo de sus fastos: paradas militares, inauguraciones, etc. La
importancia que Mussolini otorgó a este medio como
arma propagandística se concretó en la fundación en 1937 de los estudios
de Cinecittà en Roma.
La formación y adoctrinamiento de la juventud fue uno de los principales
objetivos que se marcó el Estado, distinguiendo entre las actividades
dirigidas al sexo masculino o al femenino.
En la implantación de sus ideales el Estado contó con la inestimable ayuda
de la Iglesia Católica.
Ésta, tras los Pactos de Letrán (que reciben su nombre del palacio romano
donde se firmaron en 1929), alcanzó el reconocimiento de la soberanía del
estado del Vaticano y obtuvo importantes ventajas en materia educativa
como la implantación de la enseñanza obligatoria de la materia
de Religión en los niveles de Primaria y Secundaria.
LOS TOTALITARISMOS
También logró que el catolicismo fuese considerado la religión oficial del
Estado. Salvo puntuales críticas, como la que realizó Pío XI en 1931, la
Iglesia constituyó un sólido soporte del régimen fascista.
Pese a la constante y sistemática exaltación de nacionalismo, el fascismo
italiano no desplegó las altas cotas de xenofobia y racismo que alcanzó el
régimen nazi en Alemania.
Su antisemitismo fue más moderado, aunque se radicalizó a partir de
1938, en un intento de Mussolini por converger con Hitler en el
tratamiento del “asunto racial”.
LOS TOTALITARISMOS
- EL NAZISMO:
Contexto histórico:
El nazismo es una ideología alemana gestada en los años 20 pero que no
alcanzará importancia hasta los años 30, momento en que las duras condiciones
de paz impuestas en el Tratado de Versalles (1919) se juntan con la grave crisis
mundial del929. A nivel mundial, las democracias liberales quedan fuertemente
desacreditadas. La situación mundial parecía dar razones a las reivindicaciones
obreras tradicionalmente vinculadas al marxismo y socialistas del siglo XIX. En
Alemania la situación es más acuciante aún, ya que a los devastadores efectos
económicos se sumaba la obligación de pagar el tributo de la derrota en la
Primera Guerra Mundial, y el descontento popular ante la injusta situación que
hacía que las calles se llenaran de manifestaciones extremistas de toda índole,
tanto de izquierda como de derecha.
El nacionalsocialismo identifica en la comunidad judía la antítesis del hombre
ario, siempre en lucha con él. De allí deriva teorías acerca de la existencia de
una conspiración judía para hacerse con el control mundial. Advierten que
muchos de los principales líderes comunistas son también judíos y asimilan
ambos conceptos, bolchevismo y judaísmo, en una misma cosa. Los
nacionalsocialistas o nazis encontrarán en este colectivo el blanco perfecto de
su ira para que el pueblo alemán descargue toda la frustración ante la pésima
marcha de la economía.
Los veinticinco puntos del NSDAP no varían desde su creación como Partido
Obrero Alemán: expulsar a los judíos, establecimiento y defensa de un
cristianismo positivo, gobierno en beneficio del interés general sobre el
particular, imponer el orden y acabar con el tratado de Versalles. Una fe ciega
en un líder, Hitler, y un enemigo mortal al que echar todas las culpas, los judíos.
El grupo ya hacía tiempo que llevaba forjando todo un mito en torno a la raza
aria. Un mito sobre sus orígenes, sobre su fuerza y su vigor y, ante todo, sobre
su superioridad respecto a las demás razas. El nacionalsocialismo resulta una
ideología fascista en la medida en que se caracteriza por dar gran importancia
al estado, a partir del cual se debe organizar toda actividad nacional, otras
características típicas son las de presentar un fuerte liderazgo de un caudillo
supremo, en este caso Hitler, y por defender un imperialismo visceral que debe
llevar a conquistar los pueblos que se consideren inferiores.
-
Llegada al poder:
LOS TOTALITARISMOS
En 1919, Adolf Hitler, se desempeñaba como miembro de las fuerzas militares
de Baviera. Como parte de sus funciones le fue encomendado investigar acerca
de un naciente movimiento político: el Partido Obrero Alemán. Una vez
convencido de sus principios, se unió a dicho partido haciéndose cargo del área
de propaganda. Un año más tarde, el partido publicó su programa: Veinticinco
puntos entre los que se contaban el rechazo al Tratado de Versalles, la
aspiración a la unidad con Austria en la "Gran Alemania" y a un gobierno central
fuerte, y la voluntad de reservar a Alemania sólo para los "verdaderos"
alemanes.
Este partido no hubiese llegado a más, probablemente, y se demuestra en la
gran cantidad de partidos de similares creencias de la época, sin la adhesión de
un Hitler idealista y dotado orador, ni sin el apoyo de los poderes económicos y
financieros que apoyaron su campaña anticomunista. La agitación comunista en
Alemania por aquel tiempo era intensa. Su fuerte carácter pronto lo lleva a
capitanear el partido.
Se adoptaba asimismo un nuevo nombre, el de Partido Nacional Socialista
Obrero Alemán. Nacía así el partido Nazi.
Tras encabezar un fallido intento de golpe de Estado en 1923, contra la
República de Weimar, Hitler es condenado a prisión y recluido en un castillo.
Una condena de 5 años, de la que finalmente solo cumplió once meses, le
permitió escribir el libro semiautobiográfico Mein Kampf '(Mi lucha)' que
pronto se convierte en el elemento que le faltaba al colectivo, un libro casi
sagrado. En él declara firmemente su antisemitismo y su anticomunismo y deja
claro que los arios son una raza superior a todas las demás.
El crecimiento del caudal electoral nazi llegaría con la crisis de 1929. Aún sin
tener mayoría en el Reichstag (parlamento alemán), en 1933 Hitler consigue ser
llamado por los sectores conservadores para ocupar el cargo de Canciller de
Alemania. Una vez en el cargo, Hitler decretó nuevas elecciones en medio de una
intensa propaganda nazi. Muy poco tiempo antes de los comicios, el Reichstag
fue incendiado. Entonces Hitler culpó a los comunistas, sugiriendo que el
incendio era el comienzo de una revolución y sembró el pánico con el objetivo de
un mayor caudal electoral.
LOS TOTALITARISMOS
Finalmente, las elecciones le otorgaron el control del Parlamento, que poco
después aprobaba una ley que establecía una dictadura a través de medios
democráticos, era en realidad una serie de herramientas jurídicas que le
permitía al Canciller ejecutar todo tipo de actos sin miramiento a los límites
legales y constitucionales vigentes cuando fuera necesario para mantener el
orden en la república. Comenzaba así el Tercer Reich, que la propaganda
afirmaba duraría mil años.
Hitler, tras la muerte del Presidente Hindenburg, reunió en su mano todo el
poder e impuso desde entonces un gobierno centrado exclusivamente alrededor
de su figura, basado en el principio del caudillo según el cual, el Führer (Caudillo)
quedaba identificado con el pueblo ("Era" el pueblo), y sólo él conocía y
representaba el interés nacional. Así, la voluntad del Führer se transformaba
en la ley, cualquier oposición a los designios del Führer era, por definición,
antinacional.
El régimen que se implantó ejerció un fuerte control sobre cada aspecto de la
sociedad, mostrando especial interés en la educación de la juventud alemana.
Desde la infancia, se enseña a los niños a ser duros y a sufrir la lucha por ser el
más fuerte, seleccionando poco a poco a unos escogidos que irán conformando
una nueva élite de guerreros sagrados (la SS). La ciencia tampoco escapa a la
influencia de partido que la utiliza para justificar sus ideas o para buscar
nuevas armas para la guerra que se venía preparando.
El poder de Hitler se consolida la noche de los cuchillos largos cuando ordena el
asesinato de los principales líderes de las SA, fuerzas de asalto que habían
apoyado a los nacionalsocialistas en su ascenso al poder, y el asesinato de su
Jefe, Ernst Rohm en 1934.
-
Persecución y represión:
Hitler aplicó de inmediato la represión contra un amplio espectro de
ciudadanos: judíos (definidos como enemigos de la nación), comunistas, testigos
de Jehová, homosexuales y todo aquello que se opusiera a la estrecha definición
nazi de la “nación” .
La represión la llevaron adelante prioritariamente la SS, fuerzas paramilitares
creadas en 1925 y fortalecidas por el régimen, y la Gestapo, policía secreta nazi
que respondía a las SS, y que contaba con una densa red de espías y delatores.
El terror se ejercía de forma directa: por medio de la censura, las agresiones
físicas, los arrestos y las detenciones en campos de trabajo.
LOS TOTALITARISMOS
-
Propaganda:
La teoría nazi sostenía que entre el Führer y su pueblo existía una armonía
mística, una absoluta comunión. Pero en la realidad, la aprobación y adhesión del
pueblo debían ser logradas. Por eso, la propaganda fue llevada adelante por
Joseph Goebbels desde el "Ministerio del Reich para la educación del pueblo y
la propaganda", creado en 1933.
La propaganda se desarrolló en varias direcciones. Se recurrió a los grandes
actos públicos, manifestaciones y desfiles nazis, que escenificaban la grandeza
de Hitler y la disciplina impecable de su ejército; se difundieron políticas de
bienestar (vacaciones, pensiones, etc.) y se recurrió a los medios de
comunicación masiva. Los afiches favorables al régimen nazi y a su política
cultural y racial cubrieron las ciudades. Los periódicos y libros fueron
sometidos a una estricta censura, y se llevaron a cabo grandes quemas de libros
considerados "perniciosos".
El cine sufrió no sólo la censura, sino además la manipulación. Todas las películas
debían contener algún mensaje pronazi. El propio estado se ocupó de producir
películas documentales de propaganda, utilizando todos los adelantos de la
técnica y arte. La radio se convirtió en un medio muy importante para el
régimen, ya que permitía que la voz del Führer entrara en los hogares alemanes,
del mismo modo que la propaganda nazi.
La propaganda no buscaba sólo fortalecer la fidelidad al régimen o el odio hacia
los judíos, sino también difundir formas culturales consideradas propias o
saludables para la nación, identificadas con la raza aria. De esta manera, se
instaba a los jóvenes sanos a casarse, informándoles previamente de los
antecedentes raciales de su pareja, y a procrear familias numerosas. Las
mujeres eran alentadas a permanecer en el hogar y a dedicarse a la crianza de
los niños.
Los jóvenes fueron un blanco importante para la propaganda nazi. Se crearon
instituciones destinadas a la socialización de niños y jóvenes, como las
Juventudes Hitlerianas. En ellas los jóvenes recibían una cuidadosa educación
física y adoctrinamiento político.
Para Hitler, su régimen había restablecido la "primacía de la política", a la cual
debía someterse la economía del Tercer Reich. Se buscará el bienestar de los
trabajadores que aseguraran el apoyo al régimen. Las políticas socialistas de la
Alemania nazi sólo pudieron hacerse compatibles con el gasto en armamento a
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costa de un enorme déficit público (que se acumuló año tras año desde 1933) y
de un control de precios y salarios.
Los nazis instauran también el control reproductivo de la sociedad alemana. Es
imperiosa la necesidad de crear nuevos arios y de sacar de la circulación
aquellos que presenten defectos en nombre de la higiene racial, promoviendo la
eugenesia y recurriendo a la eutanasia si hacía falta. Así mismo, se buscó la
fecundación de todas las alemanas de buena sangre por parte de la élite aria
para que poco a poco la raza perdida recupere su esplendor. El resultado de esto
fue el establecimiento de los campos Lebensborn en los cuales mujeres de
origen ario eran inseminadas con padres seleccionados para la creación de niños
racialmente puros.
-
S.A.
Siglas de Sturm Abteilung (sección de asalto), organización paramilitar del
partido nacional socialista alemán (nazi). Fue organizada a partir de grupos de
combate de partidos existentes desde 1920, y encargada de combatir, por
medio de la violencia, las alteraciones que se pudieran producir durante las
asambleas del partido. También intentaba causar desórdenes en las asambleas y
mítines de la oposición utilizando métodos terroristas y por medio de la
estrategia de la provocación. Tras la purga decidida por Adolf Hitler contra
Rohm y otros altos dirigentes de la SA en la llamada noche de los cuchillos
largos (30 de junio de 1934), la SA perdió su relevancia política en favor de la
SS.
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S.S.
Siglas de las voces alemanas «Schutz» (protección) y «Staffel» (escalón), que
designaban una formación del NSDAP fundada en 1925 por nacionalsocialistas
de probada lealtad, con el fin de proteger a Adolf Hitler y a los dirigentes
nacionalsocialistas. Desde 1929 estuvo a las órdenes de H. Himmler. Efectuó
tareas relativas a la seguridad y el dominio del Estado. Tras la eliminación de E.
Rohm (SA), comenzó la escalada al poder de la 55 como organización dominante.
En 1936 el jefe de las 55 consiguió adjudicarse la jefatura de la policía
alemana. Formaron dos tipos de unidades, las «55 Totenkopfverbánde», policía
seleccionada para la actuación concreta de tipo político y que se encargó de la
gestión y vigilancia de los campos de concentración (35.000 hombres en 1945),
y las «Waffen-SS», denominadas así a partir de 1940 y que constituyeron
auténticas unidades militares (llegaron a movilizar hasta 500.000 hombres en
LOS TOTALITARISMOS
1944). En los campos de concentración, la 55 cometió atrocidades relacionadas
con el aniquilamiento de judíos y pueblos de raza no aria.
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Antisemitismo Nazi:
Para Hitler, los comunistas eran enemigos de la nación alemana. Pero había un
enemigo mayor aún que se fusionaba con ese y con los otros posibles: los judíos.
Los judíos encarnaban, para Hitler, todos los males que aquejaban a la nación
alemana (no judía): eran los proletariados agitadores, los financistas avaros y
los grandes industriales que exprimían al pueblo alemán; eran la prensa que
difamaba a la nación, y también los débiles y corruptos parlamentarios
cómplices de los humillantes tratados de paz y de la debilidad de la nación. Eran,
en síntesis, el enemigo racial, que desde el interior corrompía y contaminaba a la
nación, debilitándola.
El judío era el enemigo absoluto que tanto necesitaba el sistema totalitario para
la movilización política y social, así como para distraer la opinión pública de los
propios problemas. Directamente los judíos se consideraba que no eran
"personas" en el sentido estricto de la palabra.
En 1935, las leyes de Núremberg privaron a los judíos de la ciudadanía alemana
y de todo derecho. Se les prohibió el contacto con los arios y se les obligó a
portar una identificación. Las leyes afectaban a todos aquellos a quienes el
Estado definía racialmente como judíos. Continuaron la violencia y el acoso de
las SS y de la policía a los judíos, produciéndose masivas emigraciones.
Luego siguió una segunda fase de expropiación, caracterizada por la
"arianización" de bienes, los despidos y los impuestos especiales.
En 1938 se les prohibió a los abogados y médicos judíos el libre ejercicio de sus
profesiones y se obligó a que los que tenían nombres de pila no judíos que
antepusieran los de "Sara" o "Israel" a los propios.
En noviembre, esgrimiendo como excusa el asesinato de un diplomático alemán
en París a manos de un joven judío, fueron atacados por miembros de las SS, en
lo que se llamó la "noche de los cristales rotos". El resultado fue de tal magnitud
que el mismo Estado hubo de restaurar el orden que el mismo había perturbado.
Los judíos fueron considerados globalmente responsables del ataque y
obligados a reparar los daños, a indemnizar al Estado alemán por los destrozos y
a entregar el dinero recibido a compañías de seguros. Se los excluyó de la vida
económica, se les prohibió el acceso a las universidades, el uso de transportes
públicos y el frecuentar lugares públicos como teatros o jardines.
LOS TOTALITARISMOS
Finalmente, los judíos fueron concentrados en ghettos (barrios especiales
donde vivían hacinados) o en campos. A esto seguiría la esclavización y el
exterminio durante la guerra. Los campos de concentración, inicialmente
destinados a la prisión preventiva de "enemigos del estado" (comunistas, por
ejemplo), se convirtieron en lugares de trabajo forzoso, para experimentos
médicos y para la eliminación física de judíos, gitanos, homosexuales y
discapacitados.
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Política Exterior:
El objetivo final de la política exterior nazi era la conquista del Lebensraum o
espacio vital alemán. Su imperialismo era a la vez económico y racial. Hitler
sostenía que el pueblo elegido (la raza superior) debía disponer de suficiente
espacio, definido como una relación entre los recursos (tierras, alimentos) y la
población. Su objetivo inmediato eran las tierras de Europa Oriental, pobladas
por razas consideradas inferiores.
La política interior totalitaria del Tercer Reich estaba al servicio de su política
exterior expansionista. El totalitarismo creaba las bases materiales y psíquicas
para la conquista exterior y, al mismo tiempo, los grandes éxitos y la conciencia
de la "misión" de la raza distraerían a la población de la represión interna.
Hitler expresó desde un principio su voluntad de rearme a Alemania. Realizado
primero en secreto, se hizo público después de 1935 y fue tolerado por las
naciones europeas que estaban más preocupadas por el avance del comunismo
que el nazismo. La política inglesa y francesa fue la del "apaciguamiento", que
consistía en conceder a Hitler aquello que reclamaba y firmar nuevos pactos,
apostando con esto a mantener a los nazis bajo control.
Ejércitos mayores y mejores entrenados, producción de barcos de guerra,
aviones, tanques y municiones, e investigación de nuevos tipos de armamento,
absorbieron crecientes recursos estatales. Por otro lado, el rearme permitió
llegar al pleno empleo y dejar atrás la crisis de 1929. Esto reactivó la economía
alemana y trajo un nuevo prestigio al Reich.
En 1936, las fuerzas militares alemanas reocuparon sorpresivamente Renania.
Desde ese momento y hasta 1939, la táctica consistió en ataques justificados
por el derecho alemán al Lebensraum, seguido por nuevas promesas de paz.
Al episodio de Renania le siguió la intervención en la guerra civil española y la
anexión de Austria en 1938.
LOS TOTALITARISMOS
El siguiente objetivo fue Checoslovaquia, donde un conflicto con la minoría
alemana de los Sudetes le sirvió de excusa para la anexión de la región en 1938.
Inglaterra y Francia accedieron a estas pretensiones alemanas. Pero Hitler
invadió el resto de Checoslovaquia en 1939. Esto puso de manifiesto su
verdadera intención y el f racaso de la política de "apaciguamiento" de
Inglaterra y Francia. Cuando, tras firmar un pacto de no agresión con la Unión
de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), Hitler se lanzó en septiembre de
1939 a invadir Polonia, Francia e Inglaterra le declararon la guerra. Así
comenzaba la Segunda Guerra Mundial.
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