Subido por Viviana Lopez

5- OECD empresas publicas

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Las nuevas Directrices de la OCDE sobre el Gobierno Corporativo de las Empresas
Públicas proporcionan un criterio de referencia acordado a nivel internacional para
ayudar a los gobiernos a evaluar y mejorar la forma en que ejercen sus funciones de
propiedad en las empresas públicas. Se basan en una gran cantidad de experiencias
concretas procedentes de un gran número de países de todo el mundo, tanto de la
OCDE como no miembros, y ofrecen recomendaciones concretas sobre los retos de
gobierno corporativo que deben afrontarse cuando el Estado es el propietario de la
empresa.
El buen gobierno corporativo de las empresas públicas se está convirtiendo en
una reforma prioritaria en muchos países. La mejora de la eficiencia y una mayor
transparencia en las empresas del sector público dará lugar a significativas ganancias
económicas, especialmente en el caso de los países en los que la propiedad estatal
de empresas públicas es importante. Además, la creación de condiciones neutrales
para que empresas privadas y públicas compitan promoverá un sector empresarial
sólido y competitivo. De esta forma, las Directrices ofrecen una herramienta para
los esfuerzos, tanto locales como internacionales, dirigidos a mejorar el gobierno
corporativo de las empresas públicas.
Para cualquier pregunta o información relativa a las Directrices de la OCDE sobre el
Gobierno Corporativo de las Empresas Públicas, por favor contactar a la División de
Temas Corporativos de la OCDE en la siguiente dirección: corporate.affairs@oecd.
org. Para cualquier información adicional sobre el trabajo de la OCDE en el área de
privatización y gobierno corporativo de activos estatales y las Directrices, puede
visitar:
www.oecd.org/daf/corporate-affairs/soe/.
www.oecd.org
«
Directrices de la OCDE sobre el Gobierno Corporativo
de las Empresas Públicas
Directrices de la OCDE
sobre el Gobierno
Corporativo de
las Empresas Públicas
ORGANIZACIÓN PARA LA COOPERACIÓN
Y EL DESARROLLO ECONÓMICO
La OCDE constituye un foro excepcional, en el que los gobiernos de 30 democracias
trabajan conjuntamente con el fin de hacer frente a los desafíos económicos, sociales y
medioambientales planteados por la globalización. La OCDE también encabeza el
esfuerzo dirigido a comprender y ayudar a los gobiernos a responder a los nuevos
acontecimientos y preocupaciones, como son el gobierno corporativo, la economía de la
información y los retos del envejecimiento demográfico. La Organización ofrece un
medio en el que los gobiernos pueden comparar las experiencias de política, buscar
respuestas a problemas comunes, identificar buenas prácticas y trabajar en la
coordinación de políticas nacionales e internacionales.
Los países miembros de la OCDE son: Alemania, Australia, Austria, Bélgica, Canadá,
Chile, Corea, Dinamarca, Eslovenia, España, Estados Unidos de América, Estonia,
Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Irlanda, Islandia, Israel, Italia, Japón, Luxemburgo,
México, Noruega, Nueva Zelanda, Países Bajos, Polonia, Portugal, Reino Unido,
República Checa, República Eslovaca, Suecia, Suiza y Turquía. La Comisión de las
Comunidades Europeas participa en el trabajo de la OCDE.
El servicio de publicaciones de la OCDE da una gran difusión a los resultados de la
recopilación de estadísticas e investigación sobre temas económicos, sociales y
medioambientales de la Organización, así como a los convenios, directrices y normas
acordadas por sus miembros.
El presente trabajo se publica bajo la responsabilidad del Secretario General de la OCDE. Las
opiniones expresadas y los argumentos utilizados en el mismo no reflejan necesariamente la opinión
oficial de la Organización ni la de los gobiernos de sus países miembros.
Traducido por el Ministerio de Economía y Hacienda, España
Disponible en inglés con el título:
OECD Guidelines on Corporate Governance of State-owned Enterprises
© OCDE 2011
Esta publicación no se podrá reproducir, copiar, transmitir o traducir sin contar con una autorización
por escrito. Las solicitudes deben enviarse a la Oficina de Publicaciones de la OCDE
[email protected] o por fax al (33 1) 45 24 13 91. La solicitud para fotocopiar una parte de este
trabajo debe dirigirse al Centre français d’exploitation du droit de copie, 20, rue des GrandsAugustins, 75006 París, Francia ([email protected]).
PRÓLOGO – 3
Prólogo
El gobierno corporativo de las empresas públicas constituye un
importante reto en muchas economías. Pero, hasta ahora, no ha habido
ninguna clase de referencia internacional que ayude a los gobiernos a
evaluar y mejorar la forma en que ejercen la propiedad de dichas empresas,
que a menudo constituyen una proporción significativa de la economía. Las
presentes Directrices de la OCDE sobre el gobierno corporativo de las
empresas públicas cubren esta importante laguna, y su desarrollo ha
suscitado el interés global de diversas partes interesadas. El fuerte respaldo
obtenido por la OCDE en la realización de este trabajo, así como la amplía
aprobación de las propias Directrices, hacen que me sienta seguro de que las
mismas serán ampliamente difundidas y utilizadas de forma activa, tanto en
los países de la OCDE como en los países que no forman parte de la
organización.
La demanda por estas Directrices no debería sorprender a nadie que
haya seguido los acontecimientos de política en este campo. La experiencia
compartida por los países que han empezado a reformar el gobierno
corporativo de las empresas públicas es que se trata de una tarea importante,
pero también compleja. Uno de los principales retos es el de encontrar el
equilibrio entre la responsabilidad del Estado de ejercer activamente sus
funciones de propiedad, como puede ser la nominación y la elección del
Directorio, y al mismo tiempo abstenerse de realizar interferencias políticas
indebidas en la gestión de la empresa. Otro importante desafío consiste en
garantizar iguales condiciones para todos en los mercados en los que las
empresas privadas pueden competir con las empresas públicas, así como que
los gobiernos no distorsionen la competencia a la hora de utilizar sus
poderes regulatorios o de supervisión.
Basándose en la experiencia práctica, estas Directrices ofrecen
propuestas concretas sobre cómo solucionar estos dilemas. Por ejemplo,
proponen que el Estado debería ejercer sus funciones de propiedad a través
de una entidad propietaria centralizada, o de unas entidades coordinadas de
forma efectiva, que actuasen de forma independiente y con arreglo a una
política de propiedad de dominio público. Las Directrices también proponen
la estricta separación de las funciones de propiedad y regulatorias del
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
3
4 – PRÓLOGO
Estado. Si se aplican debidamente, estas y las demás reformas recomendadas
contribuirían de forma importante a garantizar el ejercicio profesional y
responsable de la propiedad pública, y que el Estado desempeñe un papel
importante en la mejora del gobierno corporativo en la totalidad de los
sectores de nuestras economías. El resultado supondría la existencia de
empresas más sanas, competitivas y transparentes.
Diversos diseñadores de política y expertos con una gran experiencia,
procedentes de un gran número de países de la OCDE y de países no
miembros, han contribuido al desarrollo de estas Directrices. La calidad y la
relevancia de estas Directrices son el resultado de sus contribuciones,
realizadas a través de un proceso consultivo abierto. Deseo expresar mi más
sincera gratitud a todos los integrantes del Grupo de Trabajo de la OCDE
sobre Privatización y Gobierno Corporativo de Activos Públicos, cuyos
esfuerzos permitieron el desarrollo de estas Directrices, y a su Presidente, D.
Lars-Johan Cederlund, cuya dedicación y liderazgo contribuyeron a finalizar
con éxito este trabajo. También quiero expresar mi agradecimiento a las
organizaciones e individuos que participaron en las consultas, influyendo así
sobre los sucesivos borradores de este documento. Su conocimiento experto
resultó indispensable, y sus aportes son ampliamente apreciados y
reconocidos.
De cara al futuro, estas Directrices deberían tener una gran difusión y un
uso activo. Su aplicación en los distintos países debería contar con el apoyo
de un proceso de diálogo y de intercambio de experiencias entre
participantes de un gran número de países. Por consiguiente, la OCDE
seguirá organizando reuniones, que incluyan tanto a países de la OCDE
como a países no miembros de la organización, con el fin de promover el
buen gobierno corporativo de las empresas públicas.
Donald Johnston
Secretario General

4
Véanse mis agradecimientos en la página 7.
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
ÍNDCE – 5
Índce
Agradecimientos ..................................................................................................... 7
Preámbulo ............................................................................................................... 9
I.
Cómo Garantizar un Marco Jurídico y Regulatorio Efectivo
para Empresas Públicas ................................................................................ 13
II.
La Actuación del Estado como Propietario................................................... 15
III. Tratamiento Equitativo de los Accionistas ................................................... 17
IV. Las Relaciones con Partes Interesadas .......................................................... 18
V.
Transparencia y Divulgación ........................................................................ 19
VI. Las Responsabilidades de los Directorios de Empresas Públicas ................. 21
Notas al Capítulo I: .............................................................................................. 22
Cómo Garantizar un Marco Jurídico y Regulatorio Efectivo
para Empresas Públicas .............................................................................. 22
Notas al Capítulo II: ............................................................................................. 28
La Actuación del Estado como Propietario ................................................ 28
Notas al Capítulo III: ............................................................................................ 40
Tratamiento Equitativo de los Accionistas................................................. 40
Notas al Capítulo IV: ............................................................................................ 44
Las Relaciones con Partes Interesadas ....................................................... 44
Notas al Capítulo V: ............................................................................................. 49
Transparencia y Divulgación ..................................................................... 49
Notas del Capítulo VI: .......................................................................................... 56
Las Responsabilidades de los Directorios de Empresas Públicas .............. 56
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
5
AGRADECIMIENTOS – 7
Agradecimientos
Deseo manifestar mi agradecimiento a todos los integrantes del Grupo
de Trabajo de la OCDE sobre Gobierno Corporativo de Activos Públicos, y
especialmente a su Presidente, D. Lars-Johan Cederlund y a los
Copresidentes, Dª. Anita Ryng y D. Eric Preiss, cuya dedicación y
conocimiento hicieron que este proyecto fuese un éxito. También deseo dar
las gracias a todos los funcionarios y expertos de todo el mundo que
participaron en nuestras consultas, facilitaron sus observaciones o
contribuyeron de alguna otra forma a garantizar la calidad y la relevancia de
las Directrices de la OCDE sobre el Gobierno Corporativo de las Empresas
Públicas.
Mi agradecimiento especial a los participantes en las dos reuniones
consultivas de alto nivel mantenidas en octubre de 2004 en París, incluyendo
a Ibrahim Bedair Abdl-Naby, Abdesselam Aboudrar, Mohamed Adam,
Mokhtar Azman, Sven Baeten, Gheorghe Banu, Bigitta Böhlin, Enzo Cardi,
Guillermo Castillo Justo, Gu Chang, José Clemente Gomes, Eduardo
Coutinho Guerra, Martin Cragg, Sikander Dewan, Michel Diefenbacher,
Evgeny Ditrich, Anne Duthilleul, Josiane Fanguinoveny, Lakshman
Fernando, John Forshaw, Vladimir Gusakov, Klaus Hellberg, Tjebbo
Hepkema, Anne-Marie Idrac, Fernando Igreja, Susan Jee, Yong-Su Jeon,
Xiaoliang Jia, Jan Juchelka, Mohammad Khan, Catherine Kimura, Dag
Klackenberg, Pavel Kuta, Adrian Lajous, Heyn-Bin Lee, Juliana Lema,
Zhaoxi Li, Akos Macher, Jean-Aymon Massie, Tarcísio José Massote
Godoy, Tatyana Medvedeva, Bernhard Meier, Kathy Milsom, Kyung-Jin
Min, Do Thi Hong Minh, Carlos Mladinic, Benoit Mores, Ralf Müller, Reto
Müllhaupt, Il Chong Nam, Joao Carlos Parkinson De Castro, Peter Pedlar,
Horacio Pizarro, John Prescott, Abu Qorah Qutaiba, Jean-Nöel Rey, Jürg
Rötheli, Jean-Pierre Sabourin, Haik Sargsyan, Eduardo Carnos Scalestsky,
Joachim Schulte, Julia Sedova, Ahmad Shahizam Shariff, Malcolm
Simpson, Tove E. Skjevestad, Alexey Timofeev, Dirk Tirez, Jens-Hermann
Treuner, Rainer Wieltsch, Wyn Williams, Simon Wong y Mohamed
Kahiray Zagloal.
Además, el trabajo se ha beneficiado en gran medida de los expertos y
organizaciones que han proporcionado sus observaciones sobre un borrador
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
7
8 – AGRADECIMIENTOS
avanzado, entre los que se incluyen Petra Alexandru, Bistra Boeva,
Dominique Dalne, Mariano A. Fabrizio, Richard Frederick, Cesar Fuentes,
Jayesh Kumar, William Livingston, Rose Mbah, Juan F. Mendizábal Frers,
Ira M. Millstein, José Moquillaza, Kallirroi Nicolis, Alfonso C. Revollo,
John R. Rieger, Christian Strenger, Georgia Sambunaris, Gray Southon,
Paul Sweeney, Arjen Van Ballegoyen, Teodoro Wigodski, Mohamed
Khairy, Mahmoud Zaghloul, la Asociación Venezolana de Ejecutivos
(AVE), la Confederación de Empleadores Polacos, el Ministerio Federal de
Hacienda de Alemania, Force Ouvrière, Hong Kong Exchanges and
Clearing Limited, la Agencia Supervisora de los Mercados de Capitales de
Indonesia, la oficina en Moscú del Instituto de Auditores Internos (IIA),
Servicios para Accionistas Institucionales (ISS), la Organización
Internacional de Instituciones Superiores de Auditoria (INTOSAI), la
Sociedad Internacional de Médicos por el Medioambiente, el Centro
Educativo Femenino Nuevo Horizonte, NIKOIL, el Foro Polaco para el
Gobierno Corporativo (PFCG), Servicios Públicos Internacional, la
Comisión de Valores de Armenia, la Comisión de Valores de Malasia,
Syndicat National Autonome des Personnels de l’Administration Publique
(SNAPAP), la Asociación de Industriales y Hombres de Negocios Turcos
(TUSIAD) y la Union Nationale des Syndicates Autonomes (UNSA).
También deseo expresar mi agradecimiento a los órganos asesores de la
OCDE, al Comité Asesor de Negocios e Industria (BIAC) y al Comité
Asesor de Sindicatos (TUAC), así como a las organizaciones internacionales
que participaron en el proceso, incluyendo al Banco Africano de Desarrollo,
a la Federación Internacional de Contadores (IFAC) y a la Corporación
Financiera Internacional (IFC). El Foro Global de Gobierno Corporativo y el
Banco Mundial también realizaron contribuciones fundamentales a este
trabajo.
Por último, quiero dar las gracias al personal de la Secretaría de la
OCDE en la Dirección de Temas Financieros y Empresariales, que empleó
mucho tiempo en atender al Grupo de Trabajo con dedicación y excelencia:
William Witherell, Rainer Geiger, Carolyn Ervin, Robert Ley, Mats
Isaksson, Grant Kirkpatrick, Mathilde Mesnard e Ijeoma Inyama.
8
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
PREÁMBULO – 9
Preámbulo
En varios países de la OCDE, las empresas públicas todavía representan
una parte sustancial del PIB, del empleo y de la capitalización de mercado.
Además, las empresas públicas ocupan a menudo una posición destacada en
sectores de servicios básicos e infraestructura, como energía, transporte y
telecomunicaciones, cuyo funcionamiento es de gran importancia para
amplios segmentos de la población y para otras partes del sector privado.
Por lo tanto, el gobierno corporativo de las empresas públicas resulta
decisivo para garantizar su contribución positiva a la eficiencia económica y
a la competitividad global de un país. La experiencia de la OCDE también
ha demostrado que el buen gobierno corporativo de las empresas públicas
constituye un importante requisito previo para llevar a cabo una
privatización efectiva desde el punto de vista económico, dado que hará que
las empresas resulten más atractivas para los posibles compradores,
aumentando su valoración.
Una serie de países que no forman parte de la OCDE también cuentan
con un importante sector de empresas públicas, que en algunos casos
constituye incluso una característica dominante de la economía. Muchos de
estos países están reformando la forma en que organizan y gestionan sus
empresas públicas, y han buscado la forma de compartir sus experiencias
con los países de la OCDE con el fin de apoyar sus reformas a nivel
nacional.
Es en este contexto en el que la Junta Rectora de la OCDE sobre
Gobierno Corporativo solicitó en junio de 2002 al Grupo de Trabajo sobre
Privatización y Gobierno Corporativo de Activos Públicos el desarrollo de
un conjunto de directrices y buenas prácticas no vinculantes sobre el
gobierno corporativo de las empresas públicas. El Grupo de Trabajo, que
está compuesto por representantes de los países miembros de la OCDE y por
el Banco Mundial y el FMI como observadores, ha mantenido consultas
muy amplias durante el desarrollo de estas Directrices. Ha consultado un
amplio abanico de partes interesadas, como miembros de los Directorios y
Gerentes Generales de empresas públicas, organismos públicos de
auditoría, sindicatos y miembros del Parlamento, y ha mantenido
importantes consultas con países no miembros. En la página Web de la
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
9
10 – PREÁMBULO
OCDE se publicó un borrador de las Directrices con el fin de recibir
observaciones del público, obteniéndose un importante número de
observaciones útiles y constructivas, que también se han publicado en la
página Web.
Estas Directrices deben verse como un complemento de los Principios
de Gobierno Corporativo de la OCDE1, que les sirven de base y con los que
son totalmente compatibles. Las Directrices se orientan explícitamente a
aquellos temas que son específicos del gobierno corporativo de las empresas
públicas, y por lo tanto, adoptan la perspectiva del Estado como propietario,
centrándose en políticas que garantizarían un buen gobierno corporativo. En
ningún caso las Directrices pretenden, ni deberían tener el efecto de
contradecir o desanimar a los países de la OCDE o a los países no miembros
a emprender cualquier política o programa de privatizaciones.
A lo largo de los años, la lógica que subyace a la propiedad estatal de
empresas comerciales ha variado de un país y de un sector a otro, y por lo
general ha estado compuesta por una mezcla de intereses sociales,
económicos y estratégicos. Entre los ejemplos podemos incluir la política
industrial, el desarrollo regional, el suministro de bienes públicos y la
existencia de los denominados monopolios “naturales”. Sin embargo, a lo
largo de las últimas décadas, la globalización de los mercados, los cambios
tecnológicos y la desregulación de mercados que hasta entonces tenían un
carácter monopólico exigen el reajuste y la reorganización del sector de
empresas públicas. Estos fenómenos han sido analizados en dos recientes
informes de la OCDE que se han utilizado para la elaboración de estas
directrices2.
Con el fin de llevar a cabo sus responsabilidades como propietario, el
Estado puede aprovecharse del uso de herramientas aplicables al sector
privado, incluyendo los Principios de Gobierno Corporativo de la OCDE. Lo
anterior resulta ser especialmente cierto en el caso de las empresas públicas
listadas en bolsa. Sin embargo, las empresas públicas también afrontan
algunas dificultades propias de gobierno corporativo. Una de ellas es que las
empresas públicas pueden sufrir tanto por un intervencionismo indebido y
por unas interferencias de la propiedad por motivaciones políticas como por
una propiedad totalmente pasiva o distante por parte del Estado. También se
puede producir una dilución de la responsabilidad. Con frecuencia, las
empresas públicas se encuentran protegidas de dos importantes amenazas
que resultan fundamentales para controlar la gestión en las empresas del
sector privado, esto es, la toma de control y la quiebra. Lo que es más
importante, las dificultades de gobierno corporativo derivan del hecho de
que la responsabilidad por los resultados de las empresas públicas conlleva
una compleja cadena de agentes (la administración, el Directorio, entidades
propietarias, ministerios, el gobierno), sin claros y fácilmente identificables,
10
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
PREÁMBULO – 11
o remotos, principales a los que rendir cuentas. Organizar esta compleja red
de responsabilidades con el fin de garantizar la adopción de decisiones
eficientes y un buen gobierno corporativo constituye un reto.
Dado que las Directrices buscan ofrecer un asesoramiento general que
ayude a los gobiernos a mejorar los resultados de las empresas públicas, la
decisión de aplicar las Directrices al gobierno corporativo de una empresa
pública concreta se debiera tomar de una forma pragmática. Las Directrices
se orientan primordialmente a las empresas públicas que cuentan con
personalidad jurídica propia (esto es, se encuentran separadas de la
administración pública) y que cuentan con una actividad comercial (esto es,
que el grueso de sus ingresos proceden de ventas y comisiones), tanto si
persiguen también un objetivo de política pública como si no. Estas
empresas públicas pueden formar parte o no de sectores competitivos de la
economía. Cuando resulta necesario, las Directrices distinguen entre
empresas listadas en bolsa y no listadas en bolsa, o entre empresas públicas
en las que el Estado tiene la totalidad de la propiedad, es un accionista
mayoritario o es un accionista minoritario, puesto que los temas de gobierno
corporativo varían hasta cierto punto en cada caso. Las Directrices también
pueden aplicarse a filiales de las entidades mencionadas, tanto si están
listadas en bolsa como si no.
Si bien las Directrices se dirigen fundamentalmente a empresas
comerciales que son propiedad del gobierno central y federal, las
autoridades también pueden promover su uso por parte de los niveles
inferiores del Estado que poseen empresas. También resultan útiles para
empresas públicas no comerciales que realizan funciones especiales de
política pública, tanto si han asumido la forma societaria o no. Tanto el
gobierno como el público se ven beneficiados por el hecho de que todas
estas categorías de empresas públicas se gestionen de una forma profesional
y apliquen prácticas de buen gobierno corporativo.
A lo largo de las Directrices, el término “empresas públicas” hace
referencia a aquellas empresas en las que el Estado dispone de un control
significativo, mediante una propiedad completa, mayoritaria o minoritaria
significativa. Sin embargo, muchas de las Directrices también resultan útiles
en aquellos casos en los que el Estado conserva una participación
relativamente reducida en una empresa, pero debe actuar en cualquier caso
como un accionista responsable e informado. En esa misma línea, el término
“entidad propietaria” hace referencia a la entidad estatal responsable del
ejercicio de los derechos de propiedad del Estado, tanto si se trata de un
departamento concreto dentro de un Ministerio, un organismo autónomo, u
otro. Por último, al igual que en los Principios de la OCDE, el término
“Directorio” tal y como se utiliza en este documento, pretende abarcar los
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
11
12 – PREÁMBULO
diferentes modelos nacionales de estructuras de Directorio que se pueden
encontrar en los países de la OCDE y en los países no miembros.3
El documento que sigue se encuentra dividido en dos partes. Las
Directrices que se presentan en la primera parte del documento cubren las
áreas siguientes: I) Cómo Garantizar un Marco Jurídico y Regulatorio
Efectivo para Empresas Públicas, II) La Actuación del Estado como
Propietario, III) Tratamiento Equitativo de los Accionistas, IV) Las
Relaciones con Partes Interesadas, V) Transparencia y Divulgación, VI) Las
Responsabilidades de los Directorios de las Empresas Públicas. Cada uno de
estos apartados aparece encabezado por una única Directriz, que aparece
escrita en negrita y cursiva, a la que sigue un cierto número de subdirectrices
de apoyo. En la segunda parte del documento, las Directrices se
complementan con notas que contienen comentarios sobre las Directrices y
que buscan ayudar a los lectores a comprender su lógica. Las anotaciones
también pueden incluir descripciones de tendencias dominantes, y ofrecen
métodos de aplicación alternativos, así como ejemplos que pueden resultar
útiles a la hora de aplicar las Directrices.
Notas
12
1.
Principios de Gobierno Corporativo de la OCDE, 2004.
2.
“Gobierno Corporativo de Empresas Públicas: un Estudio de Países de la
OCDE”, OCDE, 2005 y “La Privatización de Empresas Públicas. Una
Visión General de Políticas y Prácticas en Países de la OCDE”, OCDE,
2003.
3.
N del T: el término “Directorio” pretende abarcar los distintos modelos
nacionales de estructura de este órgano director y se ha elegido por ser el
empleado mayoritariamente en estos casos, sin perjuicio de la utilización
en ciertos países de la expresión “Consejo de Administración”.
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
I. CÓMO GARANTIZAR UN MARCO JURÍDICO Y REGULATORIO EFECTIVO PARA EMPRESAS PÚBLICAS – 13
I. Cómo Garantizar un Marco Jurídico y Regulatorio
Efectivo para Empresas Públicas
El marco jurídico y regulatorio de las empresas públicas debería
garantizar la igualdad de condiciones en los mercados en los que
compiten las empresas del sector público y las empresas del sector
privado, con el fin de evitar distorsiones de mercado. El marco
debería basarse y ser plenamente compatible con los Principios de la
OCDE sobre Gobierno Corporativo.
A. Debe existir una clara separación entre la función de propiedad del Estado y
las demás funciones del Estado que pueden influir sobre las condiciones para
las empresas públicas, especialmente en lo que se refiere a la regulación del
mercado.
B. Los gobiernos deberían esforzarse en simplificar las prácticas operativas y el
régimen jurídico con el que funcionan las empresas públicas. Su régimen
jurídico debería permitir a los acreedores defender sus derechos e iniciar
procedimientos de insolvencia.
C. La legislación o la regulación debería establecer claramente cualquier
obligación y responsabilidad que se exija a una empresa pública en términos
de servicios públicos más allá de las normas generalmente aceptadas. Dichas
obligaciones y responsabilidades también deberían comunicarse a la opinión
pública, y los costos relacionados con las mismas deberían cubrirse de forma
transparente.
D. Las empresas públicas no deberían verse eximidas de la aplicación de leyes y
regulaciones de carácter general. Las partes interesadas, incluyendo los
competidores, debieran tener acceso a una compensación eficiente y a un fallo
imparcial cuando consideren que se ha producido una violación de sus
derechos.
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
13
14 – I. CÓMO GARANTIZAR UN MARCO JURÍDICO Y REGULATORIO EFECTIVO PARA EMPRESAS PÚBLICAS
E. El marco jurídico y regulatorio debería ofrecer la suficiente flexibilidad para
realizar ajustes en la estructura de capital de las empresas públicas cuando
fuese necesario para conseguir los objetivos de la empresa.
F. Las empresas públicas deberían enfrentar condiciones competitivas a la hora
de acceder a financiamiento. Sus relaciones con bancos estatales, instituciones
financieras estatales y otras empresas públicas deberían basarse
exclusivamente en términos comerciales.
14
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
II. LA ACTUACIÓN DEL ESTADO COMO PROPIETARIO – 15
II. La Actuación del Estado como Propietario
El Estado debería actuar como un propietario informado y activo, y
establecer una política de propiedad clara y consistente,
garantizando que el gobierno corporativo de las empresas públicas
se realiza de forma transparente y responsable, con el nivel
necesario de profesionalismo y efectividad.
A. El gobierno debería desarrollar y publicar una política de propiedad que
defina los objetivos generales de la propiedad estatal, el papel del Estado en el
gobierno corporativo de las empresas públicas y de qué forma llevará a cabo
su política de propiedad.
B. El gobierno no debería implicarse en la gestión cotidiana de las empresas
públicas, y debería darles plena autonomía operativa para alcanzar sus
objetivos.
C. El Estado debería dejar a los Directorios de las empresas públicas ejercer sus
responsabilidades y respetar su independencia.
D. El ejercicio de los derechos de propiedad debería estar claramente identificado
en el seno de la administración del Estado. Lo anterior podría facilitarse
mediante el establecimiento de una entidad de coordinación o, más
apropiadamente, mediante la centralización de la función de propiedad.
E. La entidad coordinadora o propietaria debería ser responsable ante órganos de
representación, como el Parlamento, y mantener unas relaciones claramente
definidas con los organismos públicos relevantes, incluyendo las instituciones
superiores contraloras del Estado.
F. El Estado, en su condición de propietario activo, debería ejercer sus derechos
de propiedad con arreglo a la estructura jurídica de cada empresa. Entre sus
principales responsabilidades se encuentran:
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
15
16 – II. LA ACTUACIÓN DEL ESTADO COMO PROPIETARIO
1. Estar representado en las juntas generales de accionistas y votar las acciones
del Estado.
2. La creación de procesos de nominación del Directorio bien estructurados y
transparentes en las empresas públicas en las que el Estado tenga la totalidad
de la propiedad o sea el accionista mayoritario, y participando activamente en
la nominación de los Directorios de todas las empresas públicas.
3. El establecimiento de sistemas de divulgación que hagan posible el
seguimiento y evaluación regular del desempeño de la empresa pública.
4. Cuando el sistema legal y el nivel de propiedad estatal lo permitan, el
mantenimiento de un diálogo continuo con los auditores externos, así como
con órganos específicos de control del Estado.
5. Garantizar que los planes de remuneración para los miembros de los
Directorios de la empresa pública promueven el interés a largo plazo de la
empresa y pueden atraer y motivar a profesionales calificados.
16
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
III. TRATAMIENTO EQUITATIVO DE LOS ACCIONISTAS – 17
III. Tratamiento Equitativo de los Accionistas
Tanto el Estado como las empresas públicas deberían reconocer los
derechos de todos los accionistas, y conforme a los Principios de la
OCDE sobre Gobierno Corporativo, garantizar un trato equitativo y
acceso igualitario a la información corporativa.
A. La entidad coordinadora o propietaria y las empresas públicas deberían
garantizar un trato equitativo para todos los accionistas.
B. Las empresas públicas deberían mantener un elevado nivel de transparencia
con todos los accionistas.
C. Las empresas públicas deberían desarrollar una política activa de
comunicación y consulta con todos los accionistas.
D. Debe facilitarse la participación de los accionistas minoritarios en las juntas
generales de accionistas con el fin de permitirles participar en las decisiones
fundamentales de la empresa, como la elección del Directorio.
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
17
18 – IV. LAS RELACIONES CON PARTES INTERESADAS
IV. Las Relaciones con Partes Interesadas
La política de propiedad del Estado debería reconocer plenamente
las responsabilidades de las empresas públicas con partes
interesadas y pedir que informen sobre sus relaciones con éstas.
A. Los gobiernos, la entidad coordinadora o propietaria, así como las propias
empresas públicas deberían reconocer y respetar los derechos de las partes
interesadas creados por ley o de mutuo acuerdo, y remitirse a los Principios de
la OCDE sobre Gobierno Corporativo al respecto.
B. Las empresas públicas listadas en bolsa o de gran tamaño, así como las
empresas públicas dedicadas a importantes objetivos de política pública,
deberían informar sobre las relaciones con partes interesadas.
C. Debería exigirse a los Directorios de las empresas públicas el desarrollo,
aplicación y comunicación de programas de cumplimiento de códigos éticos
internos. Dichos códigos éticos deberían basarse en las normas del país, con
arreglo a los compromisos internacionales, y aplicarse a la empresa y a sus
filiales.
18
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
V. TRANSPARENCIA Y DIVULGACIÓN – 19
V. Transparencia y Divulgación
Las empresas públicas deberían mantener un elevado nivel de
transparencia de conformidad con los Principios de la OCDE sobre
Gobierno Corporativo.
A. La entidad coordinadora o propietaria debería desarrollar información
consistente y agregada sobre las empresas públicas, y publicar anualmente un
informe agregado sobre éstas.
B. Las empresas públicas deberían desarrollar procedimientos eficientes de
auditoría interna y crear una función de auditoría interna que esté monitoreada
por y dependa directamente del Directorio y del comité de auditoría o del
órgano societario equivalente.
C. Las empresas públicas, y especialmente las de mayor tamaño, deberían estar
sometidas a una auditoría externa anual independiente, basada en estándares
internacionales. La existencia de procedimientos estatales específicos de
control no sustituye la necesidad de contar con una auditoría externa
independiente.
D. Las empresas públicas deberían someterse a los mismos estándares de
contabilidad y de auditoría que las empresas listadas en bolsa. Las empresas
públicas listadas en bolsa o de gran tamaño deberían revelar la información,
financiera y no financiera, con arreglo a estándares de alta calidad reconocidos
internacionalmente.
E. Las empresas públicas deberían revelar la información importante sobre todos
los temas descritos en los Principios de la OCDE sobre Gobierno Corporativo,
y además centrarse en las áreas de interés especial para el Estado como
propietario y el público en general. Entre los ejemplos de dicha información
se incluyen:
1. Una declaración clara dirigida al público de cuáles son los objetivos de la
empresa y su cumplimiento.
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
19
20 – V. TRANSPARENCIA Y DIVULGACIÓN
2. La estructura de propiedad y votación de la empresa.
3. Cualquier factor de riesgo importante, así como las medidas adoptadas para
gestionar dichos riesgos.
4. Cualquier ayuda financiera, incluidas las garantías, recibida del Estado y los
compromisos asumidos en nombre de la empresa pública.
5. Cualquier transacción importante con entidades relacionadas.
20
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
VI. LAS RESPONSABILIDADES DE LOS DIRECTORIOS DE EMPRESAS PÚBLICAS – 21
VI. Las Responsabilidades de los Directorios
de Empresas Públicas
Los Directorios de las empresas públicas deberían contar con la
suficiente autoridad, competencia y objetividad para realizar su función
de guía estratégica y supervisión de la administración. Deberían actuar
con integridad y asumir la responsabilidad por sus acciones.
A. Los Directorios de las empresas públicas deberían recibir un mandato claro,
así como la responsabilidad final por el desempeño de la empresa. El
Directorio debería ser plenamente responsable ante los propietarios, actuar en
interés de la empresa y tratar equitativamente a todos los accionistas.
B. Los Directorios de las empresas públicas deberían realizar sus funciones de
supervisión de la administración y de guía estratégica sujetos a los objetivos
establecidos por el gobierno y por la entidad propietaria. Deberían disponer de
la autoridad necesaria para nombrar y cesar al Gerente General.
C. La composición de los Directorios de las empresas públicas debería
permitirles el ejercicio de un juicio objetivo e independiente. Una buena
práctica exige la separación de los cargos de Presidente del Directorio y de
Gerente General.
D. En caso de que la legislación exija la representación del personal en el
Directorio, habrá que crear mecanismos que garanticen que dicha
representación se ejerza de forma efectiva, contribuyendo a la mejora de las
habilidades, información e independencia del Directorio.
E. Siempre que sea necesario, los Directorios de las empresas públicas deberían
constituir comités especializados para ayudar al pleno del Directorio en el
desempeño de sus funciones, especialmente en lo que se refiere a la auditoría,
gestión del riesgo y remuneraciones.
F. Los Directorios de las empresas públicas deberían realizar una evaluación
anual, con el fin de evaluar su desempeño.
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
21
22 – NOTAS AL CAPÍTULO I
Notas al Capítulo I
Cómo Garantizar un Marco Jurídico y Regulatorio
Efectivo para Empresas Públicas
El marco jurídico y regulatorio de las empresas públicas debería
garantizar la igualdad de condiciones en los mercados en los que
compiten las empresas del sector público y las empresas del sector
privado, con el fin de evitar distorsiones de mercado. El marco
debería basarse y ser plenamente compatible con los Principios de la
OCDE sobre Gobierno Corporativo.
El marco jurídico y regulatorio en el que actúan las empresas públicas es
a menudo complejo. En el caso de que no sea consistente y coherente, puede
fácilmente provocar costosas distorsiones de mercado y socavar la
responsabilidad tanto de la administración como del Estado como
propietario. Una clara división de las responsabilidades entre las
autoridades, la simplificación de las estructuras jurídicas, unido a un marco
regulatorio coherente y consistente contribuirá a la mejora del gobierno
corporativo de las empresas públicas.
A. Debe existir una clara separación entre la función de propiedad
del Estado y las demás funciones del Estado que pueden influir sobre
las condiciones para las empresas públicas, especialmente en lo que
refiere a la regulación del mercado.
A menudo, el Estado desempeña el doble papel de regulador del
mercado y de propietario de empresas públicas con actividades comerciales,
especialmente en industrias de servicios públicos recientemente
desreguladas y frecuentemente privatizadas en forma parcial. Cuando esto
sucede, el Estado es actor importante del mercado y árbitro al mismo
tiempo. Por consiguiente, la plena separación administrativa de las
responsabilidades de propiedad y de regulación del mercado constituye un
22
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
NOTAS AL CAPÍTULO I – 23
requisito previo fundamental para la creación de condiciones iguales para las
empresas públicas y para las empresas privadas y para evitar la distorsión de
la competencia. Los Principios de la OCDE de Reforma Regulatoria
también defienden dicha separación.
Otro caso importante se presenta cuando las empresas públicas se
utilizan como instrumento de política industrial. Lo anterior puede
fácilmente provocar confusión y conflictos de interés entre la política
industrial y las funciones de propiedad del Estado, especialmente cuando la
función de responsabilidad de la política industrial y la función de propiedad
recaen en la misma repartición o ministerio sectorial. La separación de la
política industrial y de la propiedad aumentará la identificación del Estado
como propietario, y favorecerá la transparencia a la hora de definir los
objetivos y de supervisar los resultados. Sin embargo, dicha separación no
impide la existencia de la coordinación que se requiera entre ambas
funciones.
Con el fin de evitar conflictos de interés, también resulta necesario
separar claramente la función de propiedad de cualquier entidad en el seno
de la administración del Estado que pudiese ser un cliente o proveedor
importante de empresas públicas. Reglas sobre adquisiciones de bienes y
servicios deberían aplicarse a empresas públicas como a cualquier otra
empresa. Debe eliminarse cualquier obstáculo, jurídico o de otro tipo, para
la adquisición equitativa.
A la hora de aplicar la separación efectiva entre los diferentes papeles
del Estado con respecto a las empresas públicas deben tenerse en cuenta
tanto los conflictos de interés percibidos como los reales.
B. Los gobiernos deberían esforzarse en simplificar las prácticas
operativas y el régimen jurídico con el que funcionan las empresas
públicas. Su régimen jurídico debería permitir a los acreedores
defender sus derechos e iniciar procedimientos de insolvencia.
Las empresas públicas pueden presentar su propio, y en ocasiones
distinto, régimen jurídico que el de otras empresas. Lo anterior puede
reflejar objetivos o consideraciones societarias específicos, así como una
protección especial concedida a ciertas partes interesadas. Esto último
concierne especialmente a los empleados cuya remuneración podría ser
fijada por acciones/organismos regulatorios, y a los que se conceden
derechos de jubilación y protección en caso de despido equivalentes a los
entregados a funcionarios públicos. En algunos casos, las empresas públicas
también se encuentran protegidas en gran medida de los procedimientos de
insolvencia o quiebra por su régimen jurídico específico. En ocasiones lo
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
23
24 – NOTAS AL CAPÍTULO I
anterior se debe a la necesidad de garantizar la continuidad en el suministro
de servicios públicos.
Cuando se produce lo anterior, las empresas públicas suelen diferir de
las empresas privadas de responsabilidad limitada en: i) la autoridad y poder
del Directorio, de la administración y de los ministerios; ii) la composición y
estructura de dichos Directorios; iii) el grado en que conceden derechos de
consulta o de decisión a algunas partes interesadas, más concretamente, a los
empleados; iv) los requisitos de divulgación y, tal y como se indicó
anteriormente, el grado en que se encuentran sometidas a los procedimientos
de insolvencia y quiebra, etc. El régimen jurídico de las empresas públicas
también suele incluir una definición estricta de la actividad de la empresa
pública en cuestión, lo que impide que diversifiquen o amplíen sus
actividades a nuevos sectores y/o a otros países. Dichos límites se han
impuesto legítimamente con el fin de prevenir el mal uso de fondos
públicos, detener una estrategia de crecimiento excesivamente ambiciosa, o
impedir que las empresas públicas exporten tecnologías sensibles.
En algunos países, los regímenes jurídicos específicos de las empresas
públicas han evolucionado de forma significativa en los últimos años en
respuesta a la desregulación y al creciente escrutinio de la ayuda pública y
los subsidios cruzados. Se han relajado las limitaciones de la clase de
actividades que se permite realizar a las empresas públicas conforme a su
régimen jurídico. En algunos países, los cambios en el régimen jurídico han
ido acompañados por la adopción por parte del Estado de compromisos
respecto a la protección de los empleados, y de forma especial, respecto a
sus derechos de jubilación.
A la hora de simplificar el régimen jurídico de las empresas públicas, los
gobiernos deberían basarse en la medida de lo posible en el marco legal que
norma a las empresas privadas y evitar la creación de un régimen jurídico
específico cuando esto no resulte absolutamente necesario para los objetivos
de la empresa. La simplificación del régimen jurídico de las empresas
públicas aumentaría la transparencia y facilitaría el control mediante
parámetros de comparación. También igualaría las condiciones para los
competidores privados en mercados cada vez más desregulados y
competitivos.
La simplificación debería dirigirse hacia empresas públicas que cuentan
con una actividad comercial y que actúan en mercados competitivos y
abiertos. Debería centrarse en poner también a disposición del Estado como
propietario los medios e instrumentos de los que suelen disponer los
propietarios privados. Por lo tanto, la simplificación afectaría básicamente al
papel y la autoridad de los órganos de gobierno de la empresa, así como las
obligaciones de transparencia y divulgación.
24
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
NOTAS AL CAPÍTULO I – 25
En el caso de que el cambio de los regímenes jurídicos de las empresas
públicas fuese algo demasiado difícil, otras opciones podrían consistir en
simplificar los procedimientos operativos de las empresas públicas, hacer
más inclusivas algunas reglamentaciones concretas, i.e. ampliando su
validez o cobertura a las empresas públicas con regímenes jurídicos
específicos, o pedir a las empresas públicas el cumplimiento voluntario de
requisitos de dichas reglamentaciones concretas, especialmente en lo que se
refiere a los requisitos de divulgación.
C. La legislación o la regulación debería establecer claramente
cualquier obligación y responsabilidad que se exija a una empresa
pública en términos de servicios públicos más allá de las normas
generalmente aceptadas. Dichas obligaciones y responsabilidades
también deberían comunicarse a la opinión pública, y los costos
relacionados con las mismas deberían cubrirse de forma transparente.
En ciertos casos, se espera de las empresas públicas el cumplimiento de
unas responsabilidades y unas obligaciones especiales por razones de
política social y pública. En algunos países, lo anterior incluye la regulación
de los precios a los que las empresas públicas deben vender sus productos y
servicios. Estas responsabilidades y obligaciones especiales pueden ir más
allá de la norma generalmente aceptada para actividades comerciales, y
deberían estar claramente establecidas y motivadas mediante leyes y
regulaciones. De ser posible, también deberían incluirse en los estatutos
sociales de la empresa.
Tanto el mercado como el público deberían estar claramente informados
sobre la naturaleza y alcance de dichas obligaciones, así como sobre su
impacto global sobre los recursos y el rendimiento de las empresas públicas.
También es importante que los costos asociados estén claramente
identificados, revelados y debidamente compensados por el presupuesto del
Estado sobre la base de disposiciones legales concretas y/o mediante
mecanismos contractuales, como pueden ser los contratos de gestión o de
servicios. La compensación debería estructurarse de tal forma que evite la
distorsión del mercado. Lo anterior resulta especialmente aplicable cuando las
empresas en cuestión se encuentran en sectores competitivos de la economía.
D. Las empresas públicas no deberían verse eximidas de la
aplicación de leyes y regulaciones de carácter general. Las partes
interesadas, incluyendo los competidores, deberían tener acceso a
una compensación eficiente y a un fallo imparcial cuando consideren
que se ha producido una violación de sus derechos.
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
25
26 – NOTAS AL CAPÍTULO I
La experiencia muestra que en algunos países las empresas públicas
pueden verse eximidas de la aplicación de una serie de leyes y regulaciones,
incluyendo en unos pocos casos, de las leyes de libre competencia. Con
frecuencia, las empresas públicas no se encuentran cubiertas por las leyes de
quiebra, y a veces, los acreedores tienen dificultades a la hora de exigir el
cumplimiento de sus contratos y obtener pagos. Semejantes exenciones de
las disposiciones jurídicas generales deberían evitarse en la medida de lo
posible, con el fin de evitar distorsiones del mercado y para apuntalar la
responsabilidad de la administración. Tanto las empresas públicas como el
Estado en su condición de accionista no deberían estar protegidas de un
recurso a través de los tribunales o de las autoridades regulatorias, en caso
de que infringiesen la ley. Las partes interesadas deberían poder presentar un
recurso ante los tribunales contra el Estado como propietario, y ser tratadas
de forma justa y equitativa por el sistema judicial.
E. El marco jurídico y regulatorio debería ofrecer la suficiente
flexibilidad para realizar ajustes en la estructura de capital de las
empresas públicas cuando fuese necesario para conseguir los
objetivos de la empresa.
En ocasiones, la rigidez de la estructura de capital dificulta a una
empresa pública el desarrollo o el cumplimiento de sus objetivos. El Estado
como propietario debería desarrollar una política global que ofreciese
mecanismos que permitan los cambios apropiados en la estructura de capital
de las empresas públicas.
Dichos mecanismos podrían incluir la capacidad, para la función de
propiedad, de ajustar de forma flexible la estructura de capital de las
empresas públicas, pero dentro de unos límites claros. Dentro de ciertos
límites, lo anterior podría, por ejemplo, facilitar la transferencia indirecta de
capital de una empresa pública a otra, por ejemplo a través de la reinversión
de los dividendos recibidos, o el levantamiento de capital en condiciones de
mercado.
Dichos mecanismos deberían respetar el poder de decisión del
Parlamento en lo relativo al presupuesto o el nivel adecuado de propiedad
por parte del Estado, así como la transparencia global en el sistema
presupuestario. Cualquier cambio en la estructura de capital de una empresa
pública debería ser claramente consistente con el objetivo de propiedad
estatal y con las circunstancias específicas de la empresa pública. Las
decisiones deberían estar debidamente documentadas para permitir un
control efectivo mediante auditorías o escrutinio por parte del Parlamento.
Por último, dichos mecanismos deberían ser limitados y estar sometidos a
26
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
NOTAS AL CAPÍTULO I – 27
una supervisión cuidadosa, con el fin de evitar cualquier forma de subsidios
cruzados mediante transferencias de capital.
F. Las empresas públicas deberían enfrentar condiciones
competitivas a la hora de acceder a financiamiento. Sus relaciones
con bancos estatales, instituciones financieras estatales y otras
empresas públicas deberían basarse exclusivamente en términos
comerciales.
A menudo, los acreedores y el Directorio asumen la existencia de una
garantía estatal implícita sobre la deuda de las empresas públicas. Esta
situación ha conducido en muchos casos a endeudamiento excesivo,
desperdicio de recursos y distorsión del mercado, en perjuicio tanto de los
acreedores como del contribuyente. Además, en algunos países los bancos
estatales y otras instituciones financieras suelen ser el acreedor más
significativo, si no el principal, de las empresas públicas. Esta situación
ofrece amplias posibilidades para la aparición de conflictos de interés. Puede
provocar créditos impagos en los bancos estatales, al pensar la empresa que
no está obligada a devolver el préstamo. Lo anterior puede proteger a las
empresas públicas de una fuente fundamental de control y presión del
mercado, distorsionando así la estructura de incentivos de dichas empresas.
Resulta necesario establecer una clara distinción entre las
responsabilidades del Estado y las de las empresas públicas con respecto a
los acreedores. A menudo, el Estado otorga garantías a las empresas
públicas, con el fin de compensarlas por su incapacidad de facilitarles
capital, pero con frecuencia este instrumento es objeto de abuso
generalizado. Como principio general, el Estado no debería garantizar
automáticamente las obligaciones de las empresas públicas. También habría
que desarrollar buenas prácticas en lo relativo a la divulgación y retribución
de las garantías públicas, y debería animarse a las empresas públicas a
buscar financiamiento en los mercados de capitales.
Deberían desarrollarse mecanismos que gestionen los conflictos de
interés y que garanticen que las relaciones de las empresas públicas con
bancos estatales, otras instituciones financieras, así como con otras empresas
públicas tienen lugar sobre bases estrictamente comerciales. Los bancos
estatales deberían conceder crédito a las empresas públicas con arreglo a las
mismas condiciones que a las empresas privadas. Estos mecanismos también
podrían incluir límites y un escrutinio cuidadoso de los miembros de los
Directorios de las empresas públicas que forman parte de los Directorios de
los bancos estatales.
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
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28 – NOTAS AL CAPÍTULO II
Notas al Capítulo II
La Actuación del Estado como Propietario
El Estado debería actuar como un propietario informado y activo, y
establecer una política de propiedad clara y consistente,
garantizando que el gobierno corporativo de las empresas públicas
se realiza de forma transparente y responsable, con el nivel
necesario de profesionalismo y efectividad.
Con el fin de llevar a cabo sus funciones de propiedad, el Estado debería
remitirse a las normas de gobierno corporativo de los sectores privado y
público, especialmente a los Principios de la OCDE sobre Gobierno
Corporativo, que también pueden aplicarse a las empresas públicas. Además
de los Principios de la OCDE sobre Gobierno Corporativo, hay una serie de
aspectos específicos del gobierno corporativo de la empresa pública que
bien justifican una especial atención o que deberían documentarse más
detalladamente, con el fin de servir de guía a los miembros del Directorio de
la empresa pública, a la administración y a la entidad pública responsable de
ejercer los derechos de propiedad del Estado, de manera que ejerzan sus
respectivos papeles de una forma efectiva.
A. El gobierno debería desarrollar y publicar una política de
propiedad que defina los objetivos generales de la propiedad estatal,
el papel del Estado en el gobierno corporativo de las empresas
públicas y de qué forma llevará a cabo su política de propiedad.
En muchas ocasiones, es la existencia de múltiples objetivos
contradictorios de la propiedad estatal lo que provoca bien una conducta
pasiva de las funciones de propiedad o, por el contrario, lo que da lugar al
exceso de intervención del Estado en temas o decisiones que deberían
dejarse en manos de la empresa y de sus órganos de gobierno corporativo.
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DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
NOTAS AL CAPÍTULO II – 29
Con el fin de que el Estado se posicione claramente como propietario,
debería aclarar y priorizar sus objetivos. Los objetivos pueden incluir evitar
distorsiones de mercado y la búsqueda de rentabilidad, expresada en forma
de objetivos específicos, como la tasa de retorno y la política de dividendos.
La fijación de objetivos puede incluir “trade-offs”, por ejemplo entre el
valor para el accionista, el servicio público e incluso la estabilidad en el
empleo. Por lo tanto, el Estado debería ir más allá que simplemente definir
sus objetivos como propietario; también debería indicar cuáles son sus
prioridades y aclarar cómo manejará los inevitables “trade-offs”. Al hacerlo,
el Estado debería abstenerse de interferir en los temas operativos, respetando
así la independencia del Directorio. Una política de propiedad clara ayudará
a evitar la situación en la que las empresas públicas disfrutan de excesiva
autonomía en la fijación de sus propios objetivos o a la hora de definir la
naturaleza y alcance de sus obligaciones de servicio público.
Además, el Estado debería esforzarse en ser consistente en su política de
propiedad, y evitar modificar los objetivos generales demasiado a menudo.
Una política de propiedad clara, consistente y explícita proporcionará
previsibilidad a la empresa pública, al mercado y al público en general, y
una comprensión clara de los objetivos del Estado como propietario, así
como de sus compromisos a largo plazo.
A la hora de desarrollar y actualizar la política de propiedad del Estado,
los gobiernos deberían hacer un uso adecuado de la consulta pública. La
política de propiedad y los objetivos asociados de la empresa deberían ser
documentos públicos, de acceso público, y ser ampliamente difundidos entre
los pertinentes ministerios, organismos, Directorios de empresas públicas,
administración y el Parlamento.
También resulta importante que los funcionarios pertinentes den su
apoyo a la política de propiedad, y que la junta general de accionistas, el
Directorio y la alta administración de la empresa den su apoyo a las
declaraciones de los objetivos de la empresa.
B. El gobierno no debería implicarse en la gestión cotidiana de las
empresas públicas, y debería darles plena autonomía operativa para
alcanzar sus objetivos.
Los medios fundamentales para el ejercicio por parte del Estado de una
propiedad activa e informada son una estrategia de propiedad clara y
consistente, un proceso estructurado para la nominación de los miembros del
Directorio y el ejercicio efectivo de los derechos de propiedad establecidos.
Debe evitarse cualquier involucramiento en la gestión cotidiana de las
empresas públicas.
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
29
30 – NOTAS AL CAPÍTULO II
La capacidad de la entidad propietaria o coordinadora de dirigir a la
empresa pública o a su Directorio debería limitarse a los temas y políticas de
naturaleza estratégica. Debería especificarse y difundirse públicamente
cuáles son las áreas y las clases de decisiones en las que la entidad
propietaria o coordinadora tiene competencia para dar instrucciones.
De forma parecida, habría que limitar de forma estricta la capacidad de
cualquier otro organismo estatal para intervenir en la gestión cotidiana de las
empresas públicas.
C. El Estado debería dejar a los Directorios de las empresas públicas
ejercer sus responsabilidades y respetar su independencia.
A la hora de proponer y elegir a los miembros del Directorio, la entidad
propietaria debería centrarse en la necesidad de que los Directorios de las
empresas públicas ejerzan sus responsabilidades de forma profesional e
independiente. Como se indica en los Principios de la OCDE, es importante
que los miembros individuales de los Directorios, a la hora de cumplir sus
obligaciones, no actúen como representantes de una clientela. La
independencia exige que todos los miembros del Directorio cumplan sus
obligaciones de una forma imparcial con respecto a todos los accionistas. Lo
anterior significa que los miembros del Directorio no deberían guiarse por
interés político alguno a la hora de cumplir con sus obligaciones como
directores, excepto cuando ello resulte compatible con los estatutos de la
empresa o con sus objetivos explícitos.
Cuando el Estado es el accionista mayoritario, se encuentra en una
posición excepcional para proponer y elegir el Directorio sin el
consentimiento de los demás accionistas. Este derecho legítimo lleva
consigo una gran responsabilidad a la hora de identificar, nominar y elegir a
los miembros del Directorio. En este proceso, y con el fin de minimizar los
posibles conflictos de interés, la entidad propietaria debería evitar elegir un
número excesivo de miembros del Directorio desde la administración
pública. Lo anterior resulta especialmente importante en el caso de empresas
en las que el Estado no es el único accionista, así como cuando se trata de
empresas públicas presentes en industrias competitivas. Algunos países han
decidido evitar nominar o elegir para los Directorios de las empresas
públicas a aquellas personas que forman parte de la entidad propietaria, así
como a otros funcionarios del Estado. Lo anterior pretende claramente evitar
que el gobierno tenga la posibilidad de intervenir directamente en el negocio
o en la gestión de la empresa pública, y limitar la responsabilidad del Estado
en la toma de decisiones por parte de los Directorios de empresas públicas.
30
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
NOTAS AL CAPÍTULO II – 31
Se debería elegir para formar parte del Directorio de una empresa
pública a empleados de la entidad propietaria, profesionales de otras partes
del Estado o integrantes de las bases políticas únicamente si satisfacen el
nivel de competencia exigido para todos los miembros del Directorio, y
siempre que no actúen como vía para el ejercicio de una influencia política
indebida. Deberían tener las mismas obligaciones y responsabilidades que
los demás miembros del Directorio, y actuar en interés de la empresa
pública y de todos sus accionistas. Deberían evaluarse cuidadosamente las
condiciones de inhabilitación y las situaciones de conflicto de interés, dando
indicaciones sobre la forma de tratarlas y solucionarlas. Los profesionales
implicados no deberían presentar excesivos conflictos de interés inherentes
o percibidos. En especial, lo anterior implica que no deberían participar en
las decisiones regulatorias que afectan a la misma empresa pública ni tener
obligaciones o restricciones específicas que les impidan actuar con arreglo al
interés de la empresa. De forma más general, cualquier posible conflicto de
interés que afecte a cualquier miembro del Directorio debe ser comunicado
al Directorio, que debería revelarlo junto con la información sobre la forma
en que se está gestionando.
Resulta
especialmente
necesario
aclarar
las
respectivas
responsabilidades de carácter personal y público cuando los funcionarios del
Estado forman parte del Directorio de las empresas públicas. Los
funcionarios del Estado implicados podrían tener que revelar cualquier
participación personal que tuviesen en la empresa pública y seguir el
reglamento correspondiente sobre información privilegiada. La entidad
coordinadora o propietaria podrían desarrollar directrices o códigos éticos
para los miembros de la entidad propietaria y para otros funcionarios del
Estado que sean miembros del Directorio de una empresa pública. Estas
Directrices o códigos éticos también deberían indicar cómo habría que tratar
la información confidencial transmitida al Estado por dichos miembros del
Directorio.
La dirección en términos de objetivos políticos más amplios debería
canalizarse a través de la entidad coordinadora o propietaria, y enunciarse
como objetivos sociales en lugar de imponerse directamente a través de la
participación en el Directorio. Los Directorios de las empresas públicas no
deberían responder a las señales políticas hasta haber recibido la
autorización del Parlamento o haber sido aprobadas mediante
procedimientos específicos.
D. El ejercicio de los derechos de propiedad debería estar
claramente identificado en el seno de la administración del Estado.
Lo anterior podría facilitarse mediante el establecimiento de una
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
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32 – NOTAS AL CAPÍTULO II
entidad de coordinación o, más apropiadamente, mediante la
centralización de la función de propiedad.
Resulta fundamental que la función de propiedad en el seno de la
administración del Estado se encuentre claramente identificada, tanto si
reside en un ministerio central como pueden ser Hacienda o Economía, en
una entidad administrativa separada, o en el seno de un ministerio sectorial
específico.
Con el fin de conseguir identificar claramente la función de propiedad,
se la puede centralizar en una única entidad, bien de carácter independiente
o bajo la autoridad de un ministerio. Este enfoque ayudaría a clarificar la
política de propiedad y su orientación, y también garantizaría su aplicación
de forma más consistente. La centralización de la función de propiedad
también podría facilitar el potenciar y combinar competencias relevantes
mediante la organización de “equipos” de expertos en temas clave, como
informes financieros o nominación de Directorios. De esta forma, la
centralización puede jugar un papel importante en el desarrollo de
divulgación agregada de la propiedad del Estado. Por último, la
centralización también constituye una forma efectiva de separar claramente
el ejercicio de las funciones de propiedad de otras actividades que el Estado
lleva a cabo, especialmente la regulación del mercado y la política
industrial, como se indicó anteriormente en la directriz I.A.
En caso de no centralizar la función de propiedad, un requisito mínimo
consiste en establecer una entidad coordinadora fuerte entre los diferentes
departamentos administrativos implicados. De esta forma, se garantiza que
cada empresa pública dispone de un mandato claro y que recibe un mensaje
coherente en términos de orientación estratégica o de exigencias de
divulgación de información financiera. La entidad coordinadora armonizaría
y coordinaría las acciones y políticas emprendidas por los diferentes
departamentos propietarios en los distintos ministerios. La entidad
coordinadora también debería encargarse de establecer una política de
propiedad general, desarrollando directrices específicas y unificando
prácticas entre los distintos ministerios.
Probablemente, la centralización de la función de propiedad en una
única entidad resulta más apropiada en el caso de empresas públicas en
sectores competitivos, y es necesariamente aplicable a empresas públicas
que se dedican principalmente a objetivos de política pública. Tales
empresas públicas no constituyen el destinatario principal de estas
Directrices, y en su caso, los ministerios sectoriales podrían seguir siendo
las entidades más adecuadas y competentes para ejercer los derechos de
propiedad, que podrían ser indistinguibles de los objetivos de política.
32
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
NOTAS AL CAPÍTULO II – 33
Cuando se considera la centralización de la función de propiedad, ello
no debería dar lugar a un nuevo y extremadamente poderoso nivel
burocrático.
Aún cuando la función de propiedad no pueda gestionarse a través de
una única entidad, algunas funciones clave podrían centralizarse con el fin
de utilizar conocimiento experto específico y garantizar la independencia
con respecto a ministerios sectoriales individuales. La nominación de los
miembros de Directorios constituye un ejemplo de cuándo dicha
centralización parcial podría resultar útil.
Habría que tratar de identificar claramente la función de propiedad en
los distintos niveles de la administración pública, dependiendo de dónde se
ubique la propiedad, por ejemplo, a nivel nacional, regional, federal o subfederal. Estas Directrices no dan lineamientos para determinar cuál es el
nivel apropiado de gestión de las empresas públicas en este sentido en el
seno de un Estado o federación. Se limitan a indicar que, con independencia
de cuál sea el nivel de autoridad, lo mejor es que la función de propiedad se
encuentre centralizada o coordinada por una única entidad. Además, en el
caso de que existiesen diferentes niveles administrativos de propiedad,
habría que plantearse la armonización de las normas de propiedad. Por
último, la centralización de la función de propiedad no implica la
centralización de la propiedad legal.
E. La entidad coordinadora o propietaria debería ser responsable
ante órganos de representación, como el Parlamento, y mantener
unas relaciones claramente definidas con los organismos públicos
relevantes, incluyendo las instituciones superiores contraloras del
Estado.
La relación de la entidad coordinadora o propietaria con los demás
órganos del Estado debería estar claramente definida. Existe una serie de
órganos estatales, ministerios o reparticiones públicas con diferentes papeles
con respecto a las mismas empresas públicas. Con el fin de aumentar la
confianza pública en la forma en que el Estado gestiona la propiedad de las
empresas públicas, es importante aclarar y explicar al público esos distintos
papeles.
En especial, la entidad propietaria debería cooperar y mantener un
diálogo permanente con las instituciones superiores contraloras del Estado,
responsables de auditar a las empresas públicas. Debería apoyar el trabajo de
la institución contralora del Estado y tomar las medidas apropiadas en
respuesta a los resultados de auditoría, siguiendo al respecto la Declaración
INTOSAI de Lima de directrices sobre preceptos de auditoría.
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
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34 – NOTAS AL CAPÍTULO II
La entidad coordinadora o propietaria también debería responsabilizarse
claramente de la forma en que realiza la función de propiedad pública.
Debería ser responsable, directa o indirectamente, ante los órganos que
representan los intereses del público en general, como el Parlamento. Su
responsabilidad ante el Parlamento debería estar claramente definida, al
igual que la responsabilidad de las propias empresas públicas, que no
debería verse diluida como resultado de la relación de dependencia ante este
ente intermediario.
La responsabilidad debería ir más allá de garantizar que el ejercicio de la
propiedad no interfiere con las prerrogativas del Parlamento en lo que se
refiere a la política presupuestaria. La entidad propietaria debería informar
sobre su propio desempeño en el ejercicio de la propiedad pública y en la
consecución de los objetivos del Estado en este sentido. Debería facilitar al
público y a sus representantes información cuantitativa y fiable sobre la
forma en las empresas públicas son gestionadas en el interés de sus
propietarios. Se podrían establecer mecanismos específicos, como por
ejemplo comisiones temporales o permanentes, con el fin de mantener un
diálogo entre la entidad coordinadora o propietaria y el Parlamento. En el
caso de audiencias ante el Parlamento, los temas de confidencialidad
deberían tratarse mediante procedimientos específicos, como sesiones
confidenciales o a puerta cerrada. Si bien se acepta por lo general como un
procedimiento útil, la forma, frecuencia y contenido de dicho diálogo puede
variar, dependiendo del derecho constitucional y de las distintas tradiciones
y papeles parlamentarios.
Las exigencias de responsabilidad no deberían limitar indebidamente la
autonomía de la entidad coordinadora o propietaria a la hora de cumplir sus
deberes. Por ejemplo, los casos en los que la entidad coordinadora o
propietaria necesite conseguir la autorización previa del Parlamento
deberían ser limitados e incluir cambios significativos en la política general
de propiedad, cambios significativos en el tamaño del sector público y las
transacciones significativas (inversiones o desinversiones).
De forma más general, la entidad propietaria debería disfrutar un cierto
grado de flexibilidad frente a su ministerio responsable sobre la forma en
que se organiza y toma decisiones sobre procedimientos y procesos. La
entidad propietaria también debería disfrutar un cierto grado de autonomía
presupuestaria que le permita flexibilidad a la hora de contratar, remunerar y
retener el conocimiento experto necesario, incluido el procedente del sector
privado.
34
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
NOTAS AL CAPÍTULO II – 35
F. El Estado, en su condición de propietario activo, debería ejercer
sus derechos de propiedad con arreglo a la estructura jurídica de
cada empresa.
Con el fin de evitar una interferencia política indebida o una propiedad
pública pasiva, resulta importante que la entidad coordinadora o propietaria
se centre en ejercer de forma efectiva los derechos de propiedad. El Estado
como propietario debería habitualmente conducirse como cualquier
accionista importante cuando se encuentra en situación de influir
significativamente sobre la empresa y ser un accionista informado y activo
cuando se encuentre en una situación de accionista minoritario. Haría bien
en ejercer sus derechos con el fin de proteger su propiedad y optimizar su
valor.
Tal y como aparecen definidos en los Principios de la OCDE sobre
Gobierno Corporativo, cuatro derechos básicos del accionista son: i)
participar y votar en las juntas generales de accionistas; ii) obtener suficiente
información relevante sobre la empresa a tiempo y con regularidad; iii)
elegir y remover a los miembros del Directorio; y iv) aprobar transacciones
extraordinarias. La entidad coordinadora o propietaria debería ejercer dichos
derechos de forma plena y juiciosa, lo que le permitiría tener la influencia
necesaria sobre las empresas públicas sin inmiscuirse en su gestión
cotidiana. La efectividad y credibilidad del gobierno corporativo y
supervisión de las empresas públicas dependerán, en gran medida, de la
capacidad de la entidad propietaria de hacer un uso bien fundado de sus
derechos como accionista y de ejercer de forma efectiva sus funciones de
propiedad en las empresas públicas.
Una entidad propietaria necesita competencias únicas y debería disponer
de profesionales con cualificaciones jurídicas, financieras, económicas y de
gestión con experiencia en el desempeño de responsabilidades fiduciarias.
Es necesario que dichos profesionales también comprendan claramente sus
papeles y responsabilidades como funcionarios públicos con respecto a las
empresas públicas. Además, la entidad propietaria debería incluir
competencias relacionadas con las obligaciones concretas que algunas de las
empresas públicas que supervisa deben realizar en términos de suministro de
servicios públicos. La entidad coordinadora o propietaria también debería
tener la posibilidad de solicitar asesoramiento externo y poder subcontratar
algunos aspectos de la función de propiedad, con el fin de ejercer mejor los
derechos de propiedad del Estado. Por ejemplo, cuando se considere
necesario y conveniente, podría hacer uso de especialistas para la realización
de evaluación, supervisión activa o votación por delegación en su nombre.
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
35
36 – NOTAS AL CAPÍTULO II
Entre sus principales responsabilidades se encuentran:
1. Estar representado en las juntas generales de accionistas y votar
las acciones del Estado
El Estado como propietario debería cumplir su obligación fiduciaria
mediante el ejercicio de sus derechos de voto, o al menos dar una
explicación si no lo hace. El Estado no debería encontrarse en la situación de
no haber reaccionado a las propuestas presentadas a las juntas generales de
accionistas de las empresas públicas.
Para que el Estado pueda expresar su opinión sobre los temas
presentados para aprobación en las juntas de accionistas, es necesario que la
entidad coordinadora o propietaria se organice para poder presentar una
opinión informada sobre dichos temas y manifestarla a los Directorios de las
empresas públicas a través de las juntas generales de accionistas.
Es importante establecer procedimientos apropiados para la
representación del Estado en las juntas generales de accionistas. Lo anterior
se podría conseguir, por ejemplo, identificando claramente a la entidad
coordinadora o propietaria como la representante de las acciones del Estado.
2. La creación de procesos de nominación del Directorio bien
estructurados y transparentes en las empresas públicas en las que el
Estado tenga la totalidad de la propiedad o sea el accionista
mayoritario, y participando activamente en la nominación de los
Directorios de todas las empresas públicas
La entidad coordinadora o propietaria debería asegurarse que todas las
empresas públicas dispongan de Directorios profesionales eficientes y que
funcionen correctamente, con la combinación de competencias necesaria
para cumplir sus responsabilidades. Lo anterior conlleva la creación de un
proceso estructurado de nominación y el desempeño de un papel activo en
dicho proceso. Lo anterior resultará más fácil si la entidad propietaria es la
única responsable de organizar la participación del Estado en el proceso de
nominación.
La nominación de los Directorios de las empresas públicas debería ser
un proceso transparente, claramente estructurado y basado en una
evaluación de las diversas habilidades, capacidades y experiencias
requeridas. Los requerimientos de capacidad y experiencia deberían derivar
de una evaluación del Directorio en ejercicio y de las exigencias alineadas
con la estrategia a largo plazo de la empresa. Dichas evaluaciones también
36
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
NOTAS AL CAPÍTULO II – 37
deberían tener en cuenta el papel jugado por la representación de los
empleados en el Directorio cuando esta es exigida por ley o por acuerdos
recíprocos. Resulta probable que el hecho de basar las nominaciones en tales
exigencias de capacidades y evaluaciones explícitas dé lugar a unos
Directorios más profesionales, responsables y orientados a los negocios.
Cuando el Estado no sea el único propietario, la entidad coordinadora o
propietaria debería consultar a los restantes accionistas con anterioridad a la
celebración de la junta general de accionistas. Los Directorios de las
empresas públicas también deberían poder realizar recomendaciones a la
entidad propietaria sobre la base de los perfiles aprobados de los miembros
del Directorio, exigencias de habilidades y las evaluaciones de los miembros
del Directorio. La creación de comités de nominación puede ser útil,
contribuyendo a centrar la búsqueda de buenos candidatos y estructurando
aun más el proceso de nominación. En algunos países se considera una
buena práctica la creación de una comisión especializada o “directorio
público” encargada de supervisar las nominaciones a los directorios de las
empresas públicas. Si bien puede que dichas comisiones o directorios
públicos tengan solamente la facultad de realizar recomendaciones, en la
práctica podrían ejercer una fuerte influencia a la hora de aumentar la
independencia y profesionalismo de los Directorios de las empresas
públicas. Las nominaciones propuestas deberían publicarse antes de la junta
general de accionistas, junto con información adecuada sobre el historial
profesional y los conocimientos de los respectivos candidatos.
También podría resultar útil el mantenimiento por parte de las entidades
propietarias de una base de datos de candidatos calificados, desarrollada a
través de un proceso competitivo abierto. El uso de agencias de contratación
de profesionales o de anuncios internacionales es otra forma de incrementar
la calidad del proceso de búsqueda. Dichas prácticas contribuirían a
aumentar la oferta de candidatos calificados para los Directorios de las
empresas públicas, especialmente en términos de conocimiento experto del
sector privado y de experiencia internacional. El proceso también podría
contribuir a una mayor diversidad en el seno del Directorio, incluyendo
diversidad de género.
3. El establecimiento de sistemas de divulgación que hagan posible
el seguimiento y evaluación regular del desempeño de la empresa
pública
Con el fin de que la entidad coordinadora o propietaria pueda tomar
decisiones fundadas en temas corporativos clave, deberían asegurarse que
reciban a tiempo toda la información necesaria y pertinente. También
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
37
38 – NOTAS AL CAPÍTULO II
deberían crear medios que les permitan la supervisión continua de la
actividad y desempeño de las empresas públicas.
La entidad coordinadora o propietaria debería asegurar la existencia de
sistemas externos de divulgación de información para todas las empresas
públicas. Los sistemas de divulgación de información deberían proporcionar
a la entidad coordinadora o propietaria una imagen fidedigna del desempeño
y de la situación financiera de la empresa pública, permitiéndoles reaccionar
a tiempo y ser selectivos en su intervención.
La entidad coordinadora o propietaria debería desarrollar los
mecanismos apropiados y seleccionar los métodos adecuados de valoración
para supervisar la actuación de las empresas públicas respecto a los
objetivos establecidos. Esta tarea podría apoyarse en el desarrollo de
criterios sistemáticos de comparación del desempeño de la empresa pública,
con entidades privadas o públicas, tanto locales como extranjeras. Dichos
criterios de comparación deberían cubrir productividad y el uso eficiente de
mano de obra, activos y capital. Dichos criterios de comparación resultan
especialmente importantes para las empresas públicas que actúan en sectores
no competitivos. Permitirían a las empresas públicas, a la entidad
coordinadora o propietaria y al público en general evaluar mejor la
actuación de la empresa pública y reflexionar sobre su desarrollo.
La supervisión efectiva del desempeño de la empresa pública puede
verse facilitada por la existencia de competencias adecuadas de contabilidad
y auditoría en la entidad coordinadora o propietaria que garanticen la debida
comunicación con contrapartes pertinentes, tanto con servicios financieros
de las empresas públicas, auditores externos y contralores específicos del
Estado.
4. Cuando el sistema legal y el nivel de propiedad estatal lo
permitan, el mantenimiento de un diálogo continuo con los
auditores externos, así como con órganos específicos de control del
Estado
Dependiendo de la legislación, la entidad coordinadora o propietaria
podría tener derecho a nominar e incluso a nombrar a los auditores externos.
En lo que se refiere a las empresas públicas en las que la totalidad de la
propiedad está en manos del Estado, la entidad coordinadora o propietaria
debería mantener un diálogo continuo con los auditores externos, así como
con los contralores específicos del Estado, en caso de haberlos. Dicho
diálogo continuo podría consistir en un intercambio regular de información,
reuniones o discusiones ocasionales cuando se presenten problemas
específicos. Los auditores externos proporcionarán a la entidad coordinadora
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DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
NOTAS AL CAPÍTULO II – 39
o propietaria una opinión externa, independiente y calificada sobre el
desempeño y situación financiera de la empresa pública. Sin embargo, dicho
diálogo continuo entre la entidad propietaria y los auditores externos y los
contralores del Estado no debería realizarse a costa de la responsabilidad del
Directorio.
Cuando las empresas públicas cotizan en mercados de valores o el
Estado no es el único accionista, la entidad coordinadora o propietaria debe
respetar los derechos y dar un tratamiento justo a los accionistas
minoritarios. El diálogo con los auditores externos no debería proporcionar a
la entidad coordinadora o propietaria información privilegiada alguna, y
debería respetar la regulación relativa a la información privilegiada y
confidencial.
5. Garantizar que los planes de remuneración para los miembros de
los Directorios de la empresa pública promueven el interés a largo
plazo de la empresa y pueden atraer y motivar a profesionales
calificados
Existe una fuerte tendencia a aproximar las remuneraciones de los
Directores de empresas públicas hacia las prácticas existentes en el sector
privado. Sin embargo, en la mayoría de los países de la OCDE, dicha
remuneración todavía se encuentra muy por debajo de los niveles de
mercado para las capacidades y la experiencia exigida, así como para las
responsabilidades involucradas.
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
39
40 – NOTAS AL CAPÍTULO III
Notas al Capítulo III
Tratamiento Equitativo de los Accionistas
Tanto el Estado como las empresas públicas deberían reconocer los
derechos de todos los accionistas, y conforme a los Principios de la
OCDE sobre Gobierno Corporativo, garantizar un trato equitativo y
acceso igualitario a la información corporativa
Al Estado le conviene garantizar que en todas las empresas en las que
participa, los accionistas minoritarios reciban un trato equitativo, puesto que
su reputación en este sentido influirá sobre su capacidad para atraer
financiamiento externo y sobre la valoración de la empresa. Por
consiguiente, debería asegurarse que los demás accionistas no perciban al
Estado como un propietario opaco, impredecible e injusto. Por el contrario,
el Estado debería crear una reputación ejemplar y seguir las buenas prácticas
en lo relativo al tratamiento de los accionistas minoritarios.
A. La entidad coordinadora o propietaria y las empresas públicas
deberían garantizar un trato equitativo para todos los accionistas.
Cuando parte del capital de una empresa pública se encuentra en manos
de accionistas privados, institucionales o individuales, el Estado debería
reconocer sus derechos. A la entidad coordinadora o propietaria y a la propia
empresa le conviene remitirse a los Principios de la OCDE sobre Gobierno
Corporativo en lo que se refiere a los derechos de los accionistas
minoritarios. Los Principios estipulan que “debe protegerse a los accionistas
minoritarios de las acciones abusivas de los accionistas controladores, o
que benefician a estos, tanto directa como indirectamente, y los accionistas
minoritarios deberían disponer de medios de compensación efectivos”. Los
Principios también prohíben el uso de información privilegiada y los actos
abusivos en provecho propio. Por último, las notas de los Principios de la
OCDE sugieren la existencia de derechos preferentes y mayorías
40
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
NOTAS AL CAPÍTULO III – 41
cualificadas para determinadas decisiones de los accionistas como una
forma de protección previa de los accionistas minoritarios.
Como accionista dominante, el Estado está muchas veces en condiciones
de tomar decisiones en la junta general de accionistas sin el acuerdo de
ningún otro accionista. También se suele encontrar en condiciones de
decidir sobre la composición del Directorio. Si bien dicho poder de decisión
constituye un derecho legítimo que es consecuencia de la propiedad, resulta
importante que el Estado no abuse su papel de accionista dominante, por
ejemplo, buscando el logro de objetivos que no convienen a la empresa y
que por lo tanto resultan perjudiciales para otros accionistas. El abuso se
puede producir mediante transacciones relacionadas inapropiadas,
decisiones de negocios sesgadas o cambios en la estructura de capital que
favorecen a los accionistas dominantes. Las medidas que se pueden adoptar
incluyen una mejor divulgación, el deber de lealtad de los miembros del
Directorio, así como la necesidad de mayorías cualificadas para
determinadas decisiones de los accionistas.
La entidad coordinadora o propietaria debería desarrollar directrices
sobre el tratamiento equitativo de los accionistas minoritarios. Debería
asegurarse que las empresas públicas individuales, y especialmente sus
Directorios, sean plenamente conscientes de la importancia de la relación
con los accionistas minoritarios, y se muestren activas a la hora de
potenciarla.
Tal y como se indica en los Principios de la OCDE sobre Gobierno
Corporativo, “hay grandes posibilidades de abuso cuando el sistema legal
permite, y el mercado acepta, que los accionistas controladores ejerzan un
nivel de control que no se corresponde con el nivel de riesgo que asumen
como propietarios gracias al uso de instrumentos legales para separar la
propiedad del control”. Por consiguiente, los gobiernos deberían, en la
medida de lo posible, limitar el uso de acciones de oro y revelar los acuerdos
entre accionistas y las estructuras de capital que permiten a un accionista
ejercer un grado de control sobre la empresa que no guarda relación con su
participación en la propiedad de la empresa.
B. Las empresas públicas deberían mantener un elevado nivel de
transparencia con todos los accionistas.
Un requisito fundamental para proteger a los accionistas minoritarios y
de otra clase, es garantizar un elevado nivel de transparencia. Los Principios
de la OCDE sobre Gobierno Corporativo “apoyan la entrega simultánea de
información financiera a todos los accionistas, con el fin de garantizar un
tratamiento equitativo. Cuando mantienen relaciones estrechas con
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
41
42 – NOTAS AL CAPÍTULO III
inversionistas y con partícipes del mercado, las empresas deben tener
cuidado en no violar este principio fundamental de trato equitativo”.
Los accionistas minoritarios y de otra clase deberían tener acceso a toda
la información necesaria para poder tomar decisiones de inversión bien
fundadas. Mientras, los accionistas importantes, entre los que se encuentra la
entidad coordinadora o propietaria, no deberían hacer un uso abusivo de la
información que pudiesen conseguir en su condición de accionistas
controladores o miembros del Directorio. En el caso de las empresas
públicas no listadas en bolsa, por lo general los otros accionistas se
encuentran bien identificados y a menudo disponen de un acceso
privilegiado a la información, a través de puestos en el Directorio, por
ejemplo. Sin embargo, con independencia de la calidad y la exhaustividad
del marco legal y regulatorio sobre la divulgación de la información, la
entidad coordinadora o propietaria debería asegurarse que todas las
empresas en las que el Estado posee acciones dispongan de mecanismos y
procedimientos que garanticen un acceso fácil y equitativo a la información
por parte de todos los accionistas.
Cualquier acuerdo entre accionistas, incluyendo los acuerdos de
información que cubren a los directores, debería ser divulgado.
C. Las empresas públicas deberían desarrollar una política activa de
comunicación y consulta con todos los accionistas.
Las empresas públicas, incluida cualquier empresa en la que el Estado
sea un accionista minoritario, deberían identificar a sus accionistas y
mantenerlos debidamente informados a tiempo y sistemáticamente sobre los
acontecimientos importantes y sobre las próximas juntas de accionistas.
También deberían proporcionarles suficiente información previa sobre los
temas que se someterán a decisión. Es responsabilidad de los Directorios de
las empresas públicas asegurarse que la empresa cumple con sus
obligaciones en términos de informar a los accionistas. Al hacerlo, las
empresas públicas no sólo deberían aplicar el marco legal y regulatorio
existente, sino que se las alienta a ir más allá de este cuando resulte
pertinente para generar credibilidad y confianza. Siempre que sea posible, la
consulta activa con accionistas minoritarios ayudará a mejorar el proceso de
toma de decisiones y la aceptación de las decisiones clave.
42
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
NOTAS AL CAPÍTULO III – 43
D. Debe facilitarse la participación de los accionistas minoritarios en
las juntas de accionistas con el fin de permitirles participar en las
decisiones fundamentales de la empresa, como la elección del
Directorio.
Los accionistas minoritarios podrían estar preocupados de que en la
práctica las decisiones se tomen fuera de las juntas de accionistas o de las
reuniones de Directorio de la empresa. Se trata de una preocupación legítima
para las empresas listadas en bolsa con un accionista importante o
controlador, pero también puede plantearse en las empresas en las que el
Estado es el accionista dominante. Podría ser apropiado que el Estado, en su
condición de propietario, tranquilizase a los accionistas minoritarios en
sentido que sus intereses son tenidos en cuenta.
Tal y como se subraya en los Principios de la OCDE sobre Gobierno
Corporativo, el derecho a participar en la junta general de accionistas
constituye un derecho fundamental de los accionistas. Con el fin de
promover la participación activa de los accionistas minoritarios en la junta
general de accionistas de las empresas públicas y de facilitar el ejercicio de
sus derechos, las empresas públicas podrían adoptar mecanismos
específicos, similares a los que recomiendan los Principios de la OCDE para
las empresas listadas en bolsa. Estos pueden incluir mayorías cualificadas
para determinadas decisiones de los accionistas y, cuando se considere que
las circunstancias lo justifican, la posibilidad de utilizar normas de elección
especiales, como puede ser la acumulación de votos. Entre las medidas
adicionales se deberían incluir el facilitar el voto de los no presentes o el
desarrollo del uso de medios electrónicos como forma de reducir los costos
de participación. Además, se podría facilitar la participación de los
empleados propietarios de acciones en la junta general de accionistas
mediante la recolección de votos por delegación de los empleados
propietarios de acciones.
Es importante que cualquier mecanismo especial para la protección de
los minoritarios sea cuidadosamente balanceado. Debería favorecer a todos
los accionistas minoritarios, y de ninguna manera contradecir el concepto de
tratamiento equitativo. Tampoco debería impedir que el Estado, como
accionista mayoritario, ejerza su influencia legítima sobre las decisiones, ni
tampoco debería permitir a los accionistas minoritarios bloquear el proceso
decisorio.
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
43
44 – NOTAS AL CAPÍTULO IV
Notas al Capítulo IV
Las Relaciones con Partes Interesadas
La política de propiedad del Estado debería reconocer plenamente
las responsabilidades de las empresas públicas con partes
interesadas y pedir que informen sobre sus relaciones con éstas.
En algunos países de la OCDE, la situación jurídica, regulaciones o
contratos/acuerdos entre partes otorgan a determinadas partes interesadas
derechos específicos en las empresas públicas. Incluso algunas empresas
públicas pueden presentar estructuras de gobierno corporativo específicas en
lo que se refiere a los derechos otorgados a partes interesadas,
principalmente la representación de empleados a nivel de Directorio, u otros
derechos consultivos/decisorios a favor de representantes de empleados y de
organizaciones de consumidores, por ejemplo mediante consejos asesores.
Las empresas públicas deberían reconocer la importancia de las
relaciones con partes interesadas a la hora de crear empresas sostenibles y
sólidas financieramente. Las relaciones con partes interesadas presentan una
importancia especial en el caso de las empresas públicas ya que pueden
resultar decisivas para el cumplimiento de obligaciones de servicios
generales, en caso de haberlos, y dado que las empresas públicas pueden
tener, en algunos sectores de infraestructura, un impacto fundamental sobre
el potencial de desarrollo económico y sobre las comunidades en las que son
activas. Además, algunos inversionistas tienen en cuenta cada vez más los
temas relativos a partes interesadas en sus decisiones de inversión, y
consideran los posibles riesgos de litigio relacionados con partes interesadas.
Por lo tanto, resulta importante que la entidad coordinadora o propietaria y
las empresas públicas reconozcan el impacto que una política activa sobre
partes interesadas puede tener sobre el objetivo estratégico y el prestigio de
la empresa a largo plazo. De esta forma, deberían desarrollar y revelar de
forma apropiada políticas claras sobre partes interesadas.
44
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
NOTAS AL CAPÍTULO IV – 45
Sin embargo, el Estado no debería utilizar a las empresas públicas para
perseguir objetivos que difieran de los existentes en el sector privado, a
menos que sea compensado de alguna forma. Cualquier derecho específico
otorgado a partes interesadas o cualquier influencia sobre el proceso
decisorio debería ser explícito. Con independencia de los derechos que la
legislación conceda a las partes interesadas o de las obligaciones especiales
que la empresa pública deba asumir en este sentido, los órganos de la
empresa, especialmente la junta general de accionistas y el Directorio, deben
conservar sus poderes decisorios.
A. Los gobiernos, la entidad coordinadora o propietaria, así como
las propias empresas públicas deberían reconocer y respetar los
derechos de las partes interesadas creados por ley o de mutuo
acuerdo, y remitirse a los Principios de la OCDE sobre Gobierno
Corporativo al respecto.
En su condición de accionista dominante, el Estado puede controlar la
toma de decisiones corporativas y estar en posición de tomar decisiones que
perjudican a las partes interesadas. Por lo tanto, es importante establecer
mecanismos y procedimientos que protejan los derechos de partes
interesadas. La entidad coordinadora o propietaria debería disponer de una
clara política en este sentido. Las empresas públicas deberían respetar
plenamente los derechos de las partes interesadas creados por ley,
regulaciones y mutuo acuerdo. Deberían actuar de la misma forma que lo
hacen las empresas privadas listadas en bolsa y remitirse a los Principios de
la OCDE sobre Gobierno Corporativo en lo que se refiere a las relaciones
con partes interesadas.
La aplicación de los Principios de la OCDE sobre Gobierno Corporativo
implica el pleno reconocimiento de la contribución de las distintas partes
interesadas y promueve una cooperación activa y generadora de riqueza con
ellas. Para ello, las empresas públicas deberían asegurarse que las partes
interesadas tengan acceso a información pertinente, suficiente y fiable, que
les sea facilitada a tiempo y de forma habitual, para poder ejercer sus
derechos. Las partes interesadas deberían tener acceso a un sistema que
reconozca sus derechos en caso de violación de los mismos. Los empleados
también deberían poder comunicar libremente al Directorio sus
preocupaciones sobre prácticas ilegales o no éticas, y sus derechos no
deberían verse comprometidos por hacerlo.
Se debería permitir el desarrollo de mecanismos para la participación de
empleados que aumenten el desempeño cuando se consideren pertinentes en
lo que se refiere a la importancia de las relaciones con las partes interesadas
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
45
46 – NOTAS AL CAPÍTULO IV
para algunas empresas públicas. Sin embargo, a la hora de decidir sobre la
pertinencia y el desarrollo deseado de dichos mecanismos, el Estado debería
tener muy en cuenta las dificultades inherentes cuando se quiere transformar
legados de derechos en mecanismos efectivos de mejora del desempeño.
B. Las empresas públicas listadas en bolsa o de gran tamaño, así
como las empresas públicas dedicadas a importantes objetivos de
política pública, deberían informar sobre las relaciones con partes
interesadas.
Las buenas prácticas exigen cada vez más que las empresas listadas en
bolsa informen sobre los temas relativos a partes interesadas. Al hacerlo, las
empresas públicas mostrarán su voluntad de actuar de una forma más
transparente y su disposición a cooperar con las partes interesadas. A su vez,
lo anterior reforzará la confianza y mejorará su reputación. Por lo tanto, las
empresas públicas listadas en bolsa o de gran tamaño deberían comunicar a
los inversionistas, partes interesadas y al público en general sus políticas
sobre partes interesadas y proporcionar información sobre su
implementación efectiva. Lo anterior también aplica para cualquier empresa
pública que persiga importantes objetivos de política pública o que tenga
obligaciones de servicios generales, prestando la atención debida a los
costos involucrados relacionados con su tamaño. Los informes sobre las
relaciones con las partes interesadas deberían incluir información sobre
políticas sociales y medioambientales, siempre que las empresas públicas
tengan objetivos específicos al respecto. Con este fin, podrían remitirse a
buenas prácticas y seguir directrices sobre divulgación de responsabilidad
social y medioambiental, que han sido desarrolladas en los últimos años.
También podría resultar aconsejable que las empresas públicas sometan
sus informes sobre partes interesadas a un escrutinio independiente con el
fin de potenciar su credibilidad.
A su vez, la entidad coordinadora o propietaria podría potenciar la
divulgación de los temas relativos a partes interesadas mediante la existencia
de una política clara, y quizás mediante el desarrollo de una divulgación
agregada destinada al público en general.
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DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
NOTAS AL CAPÍTULO IV – 47
C. Debería exigirse a los Directorios de las empresas públicas el
desarrollo, aplicación y comunicación de programas de
cumplimiento de códigos éticos internos. Dichos códigos éticos
deberían basarse en las normas del país, con arreglo a los
compromisos internacionales, y aplicarse a la empresa y a sus
filiales.
Los Principios de la OCDE sobre Gobierno Corporativo recomiendan
que los Directorios apliquen elevados estándares éticos. Se trata de algo que
favorece el interés a largo plazo de cualquier empresa como una forma de
hacerse creíble y fiable en sus actividades cotidianas y con respecto a sus
compromisos a más largo plazo. En el caso de las empresas públicas, las
presiones para desviarse de elevados estándares éticos pueden ser mayores,
teniendo en cuenta la interacción de consideraciones de negocios con las de
política y de política pública. Además, dado que las empresas públicas
podrían desempeñar un papel importante a la hora de establecer el tono de
negocios del país, también resulta importante que mantengan elevados
estándares éticos.
Las empresas públicas y sus ejecutivos deberían comportarse con
arreglo a elevados estándares éticos. Las empresas públicas deberían
desarrollar códigos éticos internos, comprometiéndose a cumplir las normas
del país con arreglo a códigos de conducta más amplios. Lo anterior debería
incluir el compromiso de cumplir las Directrices de la OCDE para
Empresas Multinacionales, que han sido adoptadas por todos los miembros
de la OCDE y que reflejan los cuatro principios contenidos en la
Declaración de la OIT relativa a los Principios y Derechos Fundamentales
en el Trabajo, y la Convención de la OCDE contra el Cohecho. El código
ético debería aplicarse a las empresas públicas en su conjunto, así como a
sus filiales.
El código ético debería proporcionar orientación clara y detallada sobre
la conducta que se espera de todos los empleados, y habría que crear
programas de cumplimiento. Se considera una buena práctica que el
desarrollo de dichos códigos se realice de una forma participativa, con el fin
de implicar a todos los empleados y partes interesadas afectadas. Dichos
códigos deberían contar con el pleno apoyo de los Directorios y de la alta
administración, que son quienes deberían implementarlos.
El código ético debería incluir indicaciones sobre los procesos de
compra, así como desarrollar mecanismos específicos que protejan y
promuevan a las partes interesadas, y especialmente a los empleados, a
informar sobre cualquier conducta ilegal o no ética por parte de los
ejecutivos de la empresa. En este sentido, las entidades propietarias deberían
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
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48 – NOTAS AL CAPÍTULO IV
asegurarse que las empresas públicas bajo su responsabilidad realmente
cuenten con protecciones para las quejas que puedan presentar los
empleados, bien en persona o a través de sus órganos de representación, u
otras personas que no forman parte de la empresa. Los Directorios de la
empresa pública podrían conceder a los empleados o a sus representantes
acceso directo confidencial a un Director independiente, o a un Defensor del
Pueblo dentro de la empresa. Los códigos de ética también deberían incluir
medidas disciplinarias, en caso que se encuentre que las denuncias
realizadas carecen de sustento y no se hicieron de buena fe, son frívolas o
son de carácter vejatorio.
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DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
NOTAS AL CAPÍTULO V – 49
Notas al Capítulo V
Transparencia y Divulgación
Las empresas públicas deberían mantener un elevado nivel de
transparencia de conformidad con los Principios de la OCDE sobre
Gobierno Corporativo.
A. La entidad coordinadora o propietaria debería desarrollar
información consistente y agregada sobre las empresas públicas, y
publicar anualmente un informe agregado sobre éstas.
Las entidades coordinadoras o propietarias centralizadas deberían
desarrollar información agregada que cubra la totalidad de las empresas
públicas y convertirla en un instrumento de divulgación fundamental
dirigido al público en general, al Parlamento y a los medios de
comunicación. Dicha información debería desarrollarse de tal forma que
permita a todos los lectores obtener una visión clara del desempeño y
evolución global de las empresas públicas. Además, la entrega de
información agregada también es fundamental para que las entidades
coordinadoras o propietarias puedan profundizar su comprensión del
desempeño de la empresa pública y poder clarificar su propia política.
La entrega de información agregada debería dar lugar a un informe
agregado anual publicado por el Estado. Dicho informe agregado debería
centrarse sobre todo en el desempeño financiero y en el valor de las
empresas públicas. Debería proporcionar al menos una indicación del valor
total de la cartera del Estado. También debería incluir una declaración
general sobre la política de propiedad del Estado, así como información
sobre la forma en que el Estado ha aplicado dicha política. También debería
facilitar información sobre la organización de la función de propiedad, así
como una visión general de la evolución de las empresas públicas,
información financiera agregada e información sobre los cambios en los
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
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50 – NOTAS AL CAPÍTULO V
Directorios de las empresas públicas. El informe agregado también debería
facilitar los principales indicadores financieros, incluyendo ventas totales,
utilidades, flujo de caja proveniente de las operaciones, inversión bruta,
retorno al patrimonio, ratio patrimonio/activos y dividendos. También
debería informar sobre los métodos utilizados para la agregación de los
datos. El informe agregado también podría incluir información financiera
individual acerca de las empresas públicas más significativas. Es importante
destacar que la entrega de información agregada no debería replicar, sino
complementar, los actuales requisitos de divulgación de información, por
ejemplo, los informes anuales al Parlamento. Algunas entidades propietarias
también podrían buscar publicar tan sólo informes agregados “parciales”,
esto es, informes que cubran la actividad de empresas públicas en sectores
comparables. Por último, la publicación semestral de informes agregados
mejoraría aún más la transparencia en la propiedad estatal.
En algunos países la entidad coordinadora o propietaria ha visto la
utilidad de desarrollar una página Web, que permite al público acceder
fácilmente a la información. Dichas páginas Web podrían proporcionar
información tanto sobre la organización de la función de propiedad y la
política general de propiedad, así como sobre el tamaño, evolución,
desempeño y valor del sector estatal.
B. Las empresas públicas deberían desarrollar procedimientos
eficientes de auditoría interna y crear una función de auditoría
interna que esté monitoreada por y dependa directamente del
Directorio y del comité de auditoría o del órgano societario
equivalente.
Como sucede en las grandes empresas listadas en bolsa, las empresas
públicas de gran tamaño necesitan crear un sistema de auditoría interna. “La
auditoría interna constituye una actividad de consultoría que ofrece una
garantía objetiva e independiente, diseñada para aumentar el valor y mejorar
las actividades de una organización. Ayuda a la organización a alcanzar sus
objetivos mediante la contribución de un enfoque sistemático y disciplinado
para evaluar y mejorar la efectividad de los procesos de gestión del riesgo,
control y gobierno corporativo.” Los auditores internos desempeñan un
papel importante a la hora de garantizar un proceso de divulgación eficiente
y sólido, así como controles internos adecuados en un sentido amplio.
Deberían definir los procedimientos para la recolección, compilación y
presentación de información suficientemente detallada. También deberían

50
Definición del Institute of Internal Auditors (www.theiia.org).
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
NOTAS AL CAPÍTULO V – 51
asegurarse que los procedimientos de la empresa se aplican debidamente y
garantizar la calidad de la información divulgada por la empresa.
Con el fin de aumentar su independencia y autoridad, los auditores
internos deberían trabajar en nombre del, y reportar directamente al,
Directorio y su comité de auditoría en los sistemas de un nivel, del
Directorio en los sistemas de dos niveles, o de los Directorios de Auditoría,
en el caso de haberlos. Los auditores internos deberían tener acceso
ilimitado al Presidente del Directorio y a la totalidad de los miembros del
Directorio y su comité de auditoría. Sus informes son importantes para que
el Directorio sea capaz de evaluar en la práctica las actividades y el
desempeño de la empresa. Debería promoverse la consulta entre los
auditores externos e internos. Por último, también se recomienda como
buena práctica la inclusión en los estados financieros de un informe de
control interno, que describa la estructura de control interno y los
procedimientos para la elaboración de informes.
C. Las empresas públicas, y especialmente las de mayor tamaño,
deberían estar sometidas a una auditoría externa anual
independiente, basada en estándares internacionales. La existencia
de procedimientos estatales específicos de control no sustituye la
necesidad de contar con una auditoría externa independiente.
Las empresas públicas no están necesariamente sujetas a ser auditadas
por auditores externos independientes. Con frecuencia, esto se debe a la
existencia de sistemas específicos de auditoría y contraloría estatal que, en
ocasiones, se consideran suficientes para garantizar la calidad y
exhaustividad de la información contable. Dichos controles financieros
suelen ser realizados por entidades especializadas de auditoría pública o
“suprema”, que pueden inspeccionar tanto a las empresas públicas como a la
entidad coordinadora o propietaria. En muchos casos, también asisten a las
reuniones de Directorio, y a menudo informan directamente al Parlamento
sobre el desempeño de las empresas públicas. Sin embargo, estos controles
específicos han sido diseñados con el fin de supervisar el uso de fondos
públicos y recursos presupuestarios, y no la operación de la empresa pública
en su conjunto.
Con el fin de reforzar la confianza en la información facilitada, el
Estado debería exigir que, además de las auditorías especiales del Estado, al
menos la totalidad de las grandes empresas públicas se sometan a auditorías
externas realizadas con arreglo a estándares internacionales. Deberían
desarrollarse procedimientos adecuados para la selección de los auditores
externos, siendo crucial que éstos sean independientes tanto de la
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
51
52 – NOTAS AL CAPÍTULO V
administración como de los accionistas dominantes, es decir, del Estado en
el caso de las empresas públicas. Además, los auditores externos deberían
estar sometidos a los mismos criterios de independencia que en las empresas
privadas. Por lo general, lo anterior incluye límites a la hora de proporcionar
servicios de consultoría u otros que no guarden relación con la auditoría a la
empresa pública auditada, así como la rotación periódica de los socios
auditores o de las empresas auditoras.
D. Las empresas públicas deberían someterse a los mismos
estándares de contabilidad y de auditoría que las empresas listadas
en bolsa. Las empresas públicas listadas en bolsa o de gran tamaño
deberían revelar la información, financiera y no financiera, con
arreglo a estándares de alta calidad reconocidos internacionalmente.
Por razón de interés general, las empresas públicas deberían ser tan
transparentes como las empresas que cotizan en los mercados de valores.
Con independencia de su régimen jurídico, e incluso en el caso de que no
coticen en los mercados de valores, todas las empresas públicas deberían
divulgar su información con arreglo a los mejores estándares de contabilidad
y auditoría.
Todas las empresas públicas deberían divulgar su información financiera
y no financiera, y en el caso de las empresas públicas grandes y de las
listadas en bolsa, deberían hacerlo con arreglo a estándares de alta calidad
reconocidos internacionalmente. Lo anterior implica que los miembros de
los Directorios de las empresas públicas firman los estados financieros, y
que los Gerentes Generales y los Gerentes de Finanzas certifican que dichos
informes presentan de forma adecuada y razonable, en todas las cuestiones
importantes, las actividades y situación financiera de la empresa pública.
En la medida de lo posible, habría que realizar un análisis de costobeneficio para determinar qué empresas públicas deberían someterse a los
estándares de alta calidad reconocidos internacionalmente. Dicho análisis
debería considerar que la exigencia de requerimientos de divulgación
constituye tanto un incentivo como un medio para que tanto el Directorio
como la administración realicen sus deberes con profesionalismo. Se podría
excluir a las empresas públicas que se encuentren por debajo de determinado
tamaño, a condición de que no tengan objetivos importantes de política
pública. Tales excepciones únicamente podrían decidirse de forma
pragmática, y variarán según el país, el sector económico y el tamaño del
sector público.
Un alto nivel de divulgación también resulta valioso para las empresas
públicas que tienen importantes objetivos de política pública. Lo anterior
52
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
NOTAS AL CAPÍTULO V – 53
resulta especialmente importante cuando tienen un impacto significativo
sobre el presupuesto fiscal, sobre los riesgos asumidos por el Estado, o
cuando tienen un impacto social más global. En la Unión Europea, por
ejemplo, las empresas que tienen derecho a recibir subsidios estatales por
desempeñar servicios de interés general están obligadas a mantener cuentas
separadas para dichas actividades.
E. Las empresas públicas deberían revelar la información
importante sobre todos los temas descritos en los Principios de la
OCDE sobre Gobierno Corporativo, y además centrarse en las áreas
de interés especial para el Estado como propietario y el público en
general.
Los Principios de la OCDE sobre Gobierno Corporativo describen
cuáles deberían ser los principales elementos a revelar en el caso de una
empresa listada en bolsa. Las empresas públicas deberían como mínimo
cumplir dichas exigencias, incluyendo resultados financieros y de
explotación, políticas de remuneración, operaciones con partes relacionadas
y las estructuras y políticas de gobierno corporativo. Las empresas públicas
deberían comunicar si aplican algún código de gobierno corporativo y, en
caso afirmativo, indicar cuál. En lo que se refiere a la remuneración de los
miembros del Directorio y de los ejecutivos principales, se considera buena
práctica hacerlo individualmente. La información debería incluir las
cláusulas relativas a terminación y jubilación, así como cualquier beneficio
específico o remuneración en especie que se facilite a los miembros del
Directorio. Las empresas públicas deberían ser particularmente vigilantes y
mejorar la transparencia en las siguientes áreas.
Entre los ejemplos de dicha información se incluyen:
1. Una declaración clara dirigida al público de cuáles son los
objetivos de la empresa y su cumplimiento
Es importante que cada empresa pública tenga claridad sobre sus
objetivos generales. Con independencia del sistema de supervisión de
desempeño que exista, habría que identificar un conjunto limitado de
objetivos básicos generales, junto con información sobre la forma en que la
empresa maneja “trade-offs” entre objetivos que podrían estar
contrapuestos.
Cuando el Estado es el accionista mayoritario o ejerce el control
efectivo de la empresa pública, los objetivos de la empresa deberían ser
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
53
54 – NOTAS AL CAPÍTULO V
clarificados a todos los demás inversionistas, al mercado y al público
general. Dichas obligaciones de divulgación animarán a los ejecutivos de la
empresa a clarificar a sí mismos cuáles son los objetivos, y también podrían
aumentar el compromiso de la administración en la búsqueda de dichos
objetivos. Ofrecerá un punto de referencia a todos los accionistas, al
mercado y al público general a la hora de evaluar la estrategia adoptada y las
decisiones tomadas por la administración.
Las empresas públicas deberían informar sobre cómo cumplieron sus
objetivos divulgando indicadores clave de desempeño. Cuando la empresa
pública también se utiliza para la consecución de objetivos de política pública,
como pueden ser las obligaciones de prestación de servicios generales,
también debería informar sobre el grado de consecución de los mismos.
2. La estructura de propiedad y votación de la empresa
Es importante que las estructuras de propiedad y voto de las empresas
públicas sean transparentes, de forma que todos los accionistas entiendan
claramente qué proporción tienen de los derechos económicos y de voto.
También debería estar claro quién conserva la propiedad legal de las acciones
del Estado y dónde se encuentra la responsabilidad de ejercer los derechos de
propiedad del Estado. Debería revelarse cualquier derecho o acuerdo especial
que pudiese distorsionar la estructura de propiedad o de control de la empresa
pública, como las acciones de oro y la capacidad de veto.
3. Cualquier factor de riesgo importante, así como las medidas
adoptadas para gestionar dichos riesgos
Se pueden presentar graves dificultades cuando las empresas públicas
emprenden estrategias ambiciosas sin haber claramente identificado,
evaluado o informado debidamente sobre los riesgos asociados a las
mismas. La divulgación de los factores de riesgo importantes es
especialmente fundamental cuando las empresas públicas actúan en sectores
recientemente desregulados y cada vez más internacionalizados, en los que
enfrentan una serie de nuevos riesgos, como por ejemplo riesgos político,
operativo o de tipo de cambio. Si no informan adecuadamente los factores
de riesgo importantes, las empresas públicas pueden dar una imagen falsa de
su situación financiera y de su desempeño global. A su vez, lo anterior
puede conducir a la toma de decisiones estratégicas inadecuadas, y a
pérdidas financieras imprevistas.
La divulgación adecuada por parte de las empresas públicas de la
naturaleza y alcance del riesgo incurrido en sus actividades exige el
establecimiento de sistemas internos de gestión del riesgo sólidos que
54
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
NOTAS AL CAPÍTULO V – 55
identifiquen, gestionen, controlen e informen sobre los riesgos. Las
empresas públicas deberían proveer información con arreglo a estándares
nuevos y en constante evolución, y divulgar la totalidad de sus activos y
obligaciones mantenidos fuera de balance. Cuando resulte adecuado, dicha
divulgación podría incluir las estrategias de gestión del riesgo, así como los
sistemas implementados para aplicarlas. Las empresas en sectores
extractivos deberían revelar sus reservas con arreglo a las buenas prácticas
en este campo, dado que pueden ser un elemento clave de su valor y perfil
de riesgo.
También se deberían revelar debidamente los consorcios públicoprivados. Esas iniciativas suelen caracterizarse por transferencias de riesgos,
recursos y beneficios entre socios públicos y privados para el suministro de
servicios públicos o infraestructura pública, y por lo tanto podrían inducir
nuevos y específicos riesgos importantes.
4. Cualquier ayuda financiera, incluidas las garantías, recibida del
Estado y los compromisos asumidos en nombre de la empresa
pública
Con el fin de proporcionar una imagen veraz y completa de la situación
financiera de la empresa pública, es necesario que se informe debidamente
sobre la existencia de obligaciones recíprocas, ayuda financiera o
mecanismos para compartir el riesgo entre el Estado y las empresas
públicas. La divulgación debería incluir información detallada sobre
cualquier ayuda o subsidio del Estado recibido por la empresa pública,
cualquier garantía otorgada por el Estado a la empresa pública para realizar
sus actividades, así como cualquier compromiso asumido por el Estado en
nombre de una empresa pública. La divulgación de las garantías podría
hacerla la propia empresa pública así como el Estado. Se considera una
buena práctica que el Parlamento supervise las garantías del Estado, con el
fin de respetar los procedimientos presupuestarios.
5. Cualquier transacción importante con entidades relacionadas
Las operaciones entre empresas públicas y entidades relacionadas, como
por ejemplo una inversión realizada por una empresa pública en el capital de
otra empresa pública, podrían constituir una fuente de abusos potenciales, y
deberían revelarse. La entrega de información sobre operaciones con
entidades relacionadas debería facilitar todos los datos necesarios para poder
evaluar la imparcialidad y conveniencia de estas operaciones.
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
55
56 – NOTAS AL CAPÍTULO VI
Notas del Capítulo VI
Las Responsabilidades de los Directorios
de Empresas Públicas
Los Directorios de las empresas públicas deberían contar con la
suficiente autoridad, competencia y objetividad para realizar su
función de guía estratégica y supervisión de la administración.
Deberían actuar con integridad y asumir la responsabilidad por sus
acciones.
En una serie de países, los Directorios de las empresas públicas tienden
a ser demasiado grandes y a carecer de una perspectiva del negocio y de un
juicio independiente. También pueden incluir un número excesivo de
miembros procedentes de la administración del Estado. Además, puede que
no se les confíe la totalidad de las responsabilidades del Directorio, y por lo
tanto, sus decisiones pueden ser invalidadas por la alta administración y por
las propias entidades propietarias. Más aún, su función también podría estar
duplicada en ciertas áreas por organismos regulatorios estatales específicos.
Otorgar más poder y mejorar la calidad de los Directorios de las
empresas públicas constituye un paso fundamental en la mejora del gobierno
corporativo de las empresas públicas. Es importante que las empresas
públicas cuenten con Directorios fuertes que puedan actuar en el interés de
la empresa y supervisar a la administración de forma efectiva sin sufrir
interferencias políticas indebidas. Para ello, será necesario garantizar la
competencia de los Directorios de las empresas públicas, potenciar su
independencia y mejorar su funcionamiento. También resulta necesario
permitirles asumir plena y clara responsabilidad de sus funciones, y
garantizar que actúen con integridad.
A. Los Directorios de las empresas públicas deberían recibir un
mandato claro, así como la responsabilidad final por el desempeño
de la empresa. El Directorio debería ser plenamente responsable
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DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
NOTAS AL CAPÍTULO VI – 57
ante los propietarios, actuar en interés de la empresa y tratar
equitativamente a todos los accionistas.
Los Directorios de las empresas públicas deberían, en principio, tener
las mismas responsabilidades y obligaciones que se estipulan en la ley de
sociedades. Sin embargo, en la práctica los miembros de los Directorios
pueden tener responsabilidad limitada, especialmente los que han sido
nominados por el Estado.
Las responsabilidades de los Directorios de las empresas públicas
deberían articularse a través de la legislación, de las regulaciones, de la
política de propiedad del Estado y de los estatutos sociales de la empresa. Es
fundamental, y debería enfatizarse, que todos los miembros del Directorio
tengan la obligación legal de actuar en interés de la empresa y de tratar a
todos los accionistas equitativamente. Debería indicarse con claridad la
responsabilidad, tanto colectiva como individual, de los miembros del
Directorio. No debería haber diferencia alguna en las responsabilidades de
los distintos miembros del Directorio, con independencia que hayan sido
nominados por el Estado o por cualquier otro accionista o parte interesada.
Con el fin de que los miembros del Directorio de las empresas públicas
estén informados sobre sus responsabilidades y obligaciones, debería
requerirse su capacitación.
Para promover la responsabilidad de los Directorios y con el fin que
éstos funcionen efectivamente, deberían seguir buenas prácticas aplicadas en
el sector privado, y tener un tamaño limitado. La experiencia muestra que
los Directorios más pequeños permiten un auténtico debate estratégico y son
menos propensos a convertirse en meras entidades refrendadoras que no
consideran apropiadamente los temas tratados.
Con el fin de subrayar las responsabilidades del Directorio, habría que
facilitar un Informe de Gestión de los Directores junto con el balance anual
y remitirlo a los auditores externos. El Informe de Gestión de los Directores
debería proporcionar información y observaciones sobre la organización,
desempeño financiero, factores de riesgo importantes, acontecimientos
significativos, relaciones con partes interesadas, y efectos de las
instrucciones de la entidad coordinadora o propietaria.
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
57
58 – NOTAS AL CAPÍTULO VI
B. Los Directorios de las empresas públicas deberían realizar sus
funciones de supervisión de la administración y de guía estratégica
sujetos a los objetivos establecidos por el gobierno y por la entidad
propietaria. Deberían disponer de la autoridad necesaria para
nombrar y cesar al Gerente General.
En muchos casos, los Directorios de las empresas públicas no reciben la
plena responsabilidad y autoridad para la guía estratégica, supervisión de la
administración y control sobre la divulgación de información. Los papeles y
responsabilidades de los Directorios de las empresas públicas pueden verse
invadidos desde dos extremos; por las entidades propietarias y por la
administración. La entidad coordinadora o propietaria, si es que no el
gobierno mismo, puede verse tentada a implicarse en exceso en temas
estratégicos, si bien es responsabilidad suya definir los objetivos generales
de la empresa, especialmente si se tiene en cuenta que la diferencia entre la
definición de objetivos y la fijación de estrategias puede no ser muy clara. A
los Directorios de las empresas públicas también les puede resultar difícil
supervisar a la administración, ya que no siempre cuentan con la
legitimidad, o incluso con la autoridad, para hacerlo. Además, en algunos
países, existe un fuerte vínculo entre la administración y la función de
propiedad, o directamente con el gobierno. La alta administración de la
empresa pública tiende a reportar de la función de propiedad o al gobierno
directamente, y por lo tanto, soslaya al Directorio.
Con el fin de llevar a cabo su papel, los Directorios de las empresas
públicas deberían activamente i) formular, supervisar y revisar la estrategia
corporativa, enmarcados en los objetivos corporativos generales; ii)
establecer indicadores de desempeño adecuados e identificar riesgos clave;
iii) supervisar los procesos de divulgación de información y comunicación,
asegurando que los estados financieros presentan de forma veraz los temas
de la empresa pública y reflejan los riesgos asumidos; iv) evaluar y seguir el
desempeño de la administración; v) desarrollar planes de sucesión efectivos
para los ejecutivos clave.
La designación y cese del Gerente General debería ser una función clave
de los Directorios de las empresas públicas. Sin esta autoridad resulta difícil
que los Directorios de las empresas públicas puedan ejercer plenamente su
función supervisora y sentirse responsables del desempeño de las empresas
públicas. En algunos casos, lo anterior se podría hacer acordándolo o
consultándolo con la entidad propietaria. En algunos países, un propietario
que tiene la totalidad de la propiedad puede nombrar directamente al
Gerente General, y esto posiblemente se extiende a las empresas públicas.
Esto también puede suceder cuando el Estado es un propietario dominante
en empresas públicas a las que se han asignado importantes fines de servicio
58
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
NOTAS AL CAPÍTULO VI – 59
público. Con el fin de garantizar el mantenimiento de la integridad del
Directorio, la buena práctica exigiría consultar al Directorio. Con
independencia de cuál sea el procedimiento, las designaciones deberían
basarse en criterios profesionales. Las normas y procedimientos para
nominar y designar al Gerente General deberían ser transparentes y respetar
la línea de responsabilidad entre el Gerente General, el Directorio y la
entidad propietaria. Debería revelarse cualquier acuerdo entre accionistas
relativo a la nominación del Gerente General.
De la obligación que tienen los Directorios de las empresas públicas de
evaluar y hacer un seguimiento del desempeño de la administración se sigue
que éstos también deberían ejercer una influencia decisiva sobre la
remuneración del Gerente General. Deberían asegurarse que la
remuneración del Gerente General se encuentre vinculada al desempeño, y
que sea debidamente divulgada.
C. La composición de los Directorios de las empresas públicas
debería permitirles el ejercicio de un juicio objetivo e independiente.
Una buena práctica exige la separación de los cargos de Presidente
del Directorio y de Gerente General.
Un requisito previo fundamental a la hora de dotar de poder a los
Directorios es estructurarlos de tal forma que puedan ejercer de forma
efectiva un juicio objetivo e independiente, estar en condiciones de
supervisar a la alta administración y tomar decisiones estratégicas. Como se
subraya en los Principios “con el fin de que ejerza sus deberes de supervisar
el desempeño de la administración, prevenir conflictos de intereses y
equilibrar exigencias contrapuestas dentro de la empresa, resulta
fundamental que el Directorio sea capaz de ejercer un juicio objetivo”. La
nominación de todos los miembros del Directorio debería realizarse
mediante un proceso transparente, y debería quedar claro que su obligación
es la de actuar en interés de la empresa en su conjunto. No deberían actuar
como representantes individuales de las clientelas que los nombraron. Los
Directorios de las empresas públicas deberían también estar protegidos de
una interferencia política indebida y directa que podría distraer su atención
del logro de los objetivos acordados con el Estado y con la entidad
propietaria.
Un requerimiento fundamental para potenciar la objetividad de los
Directorios de las empresas públicas es nominar un número suficiente de
miembros no ejecutivos competentes en el Directorio, capaces de tener un
juicio independiente. Dichos miembros del Directorio deberían disponer de
la capacidad y experiencia pertinente, y resulta aconsejable que procedan del
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
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60 – NOTAS AL CAPÍTULO VI
sector privado. Esto contribuirá a que los Directorios estén más orientados a
los negocios, especialmente en el caso de las empresas públicas que actúan
en mercados competitivos. Su competencia profesional también podría
incluir las cualificaciones relacionadas con las obligaciones y objetivos de
política específicos de las empresas públicas. En algunos países, la
diversidad en la composición de los Directorios, incluyendo consideraciones
de género, también constituye un tema. Todos los miembros del Directorio
deberían revelar al Directorio cualquier conflicto de intereses, y es éste el
que debe decidir sobre el tratamiento que hay que darles.
Deberían desarrollarse mecanismos con el fin de evaluar y mantener la
efectividad del desempeño e independencia del Directorio. Estos incluyen,
por ejemplo, la limitación del número posible de mandatos de los miembros
del Directorio, así como la asignación de recursos al Directorio para que
tenga acceso a información independiente o para llevar a cabo una
evaluación independiente.
Con el fin de potenciar la independencia del Directorio, los Principios de
la OCDE sobre Gobierno Corporativo también plantean que se puede
considerar una buena práctica la separación de los cargos de Presidente del
Directorio y de Gerente General en las estructuras de un único nivel. La
separación de ambos cargos contribuye a “conseguir el debido equilibrio de
poder, aumentando la responsabilidad y mejorando la capacidad del
Directorio para tomar decisiones independientes de la administración”.
Una definición adecuada y clara de las funciones del Directorio y de su
Presidente contribuirá a prevenir situaciones en que la separación podría
provocar una oposición ineficiente entre los dos altos cargos de la empresa.
De manera similar, en el caso de los sistemas de dos niveles, se considera
una buena práctica que el Gerente General no pase a ser el Presidente del
Directorio en el momento de su jubilación.
La separación del cargo de Presidente del Directorio del cargo de
Gerente General resulta especialmente importante en las empresas públicas,
en las que se suele considerar necesario potenciar la independencia del
Directorio de la administración. El Presidente desempeña un papel clave al
orientar al Directorio, garantizar que funciona eficientemente y
promoviendo la participación activa de los miembros individuales del
Directorio en la orientación estratégica de la empresa pública. Cuando el
cargo de Presidente y el de Gerente General se encuentran separados, el
Presidente también debería tener un papel en acordar con la entidad
propietaria las habilidades y la experiencia profesional que el Directorio
debería incluir para actuar de forma efectiva. Por lo tanto, la separación de
la Presidencia del cargo de Gerente General debería considerarse una
medida fundamental a la hora de establecer Directorios eficientes en las
empresas públicas.
60
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
NOTAS AL CAPÍTULO VI – 61
D. En el caso de que la legislación exija la representación del
personal en el Directorio, habrá que crear mecanismos que
garanticen que dicha representación se ejerza de forma efectiva,
contribuyendo a la mejora de las habilidades, información e
independencia del Directorio.
Cuando la legislación o los convenios colectivos exijan la
representación del personal en los Directorios de la empresa pública, esta
representación debería aplicarse de tal forma que contribuya a la
independencia, competencia e información de los mismos. Los
representantes del personal deberían tener las mismas obligaciones y
responsabilidades que los restantes miembros del Directorio, deberían actuar
en el interés de la empresa y tratar a todos los accionistas de una forma
equitativa. La representación del personal en los Directorios de las empresas
públicas no debería considerarse en sí misma una amenaza a la
independencia de los mismos.
Deberían crearse procedimientos que faciliten el profesionalismo y la
verdadera independencia de los miembros del Directorio que representan al
personal y que garanticen que éstos respetan su deber de confidencialidad.
Dichos procedimientos deberían incluir mecanismos electorales adecuados,
transparentes y democráticos, capacitaciones, y procedimientos claros para
la gestión de los conflictos de intereses. Para que los miembros del
Directorio que representan al personal puedan contribuir de forma positiva
al trabajo del Directorio, los demás miembros de éste, así como la
administración de la empresa pública, deberán estar dispuestos a aceptarlos
y a cooperar con ellos.
E. Siempre que sea necesario, los Directorios de las empresas
públicas deberían constituir comités especializados para ayudar al
pleno del Directorio en el desempeño de sus funciones, especialmente
en lo que se refiere a la auditoría, gestión del riesgo y
remuneraciones.
El uso de comités especializados del Directorio en las empresas públicas
ha aumentado, en línea con las prácticas vigentes en el sector privado. El
tipo de comité especial al que recurren los Directorios puede variar entre
empresas e industrias e incluye: comités de auditoría, comités de
remuneraciones, comités de estrategia, comités de ética y, en algunos casos,
comités de riesgo y de adquisiciones. En algunos países, un órgano
equivalente al comité de auditoría desempeña una función parecida.
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
61
62 – NOTAS AL CAPÍTULO VI
La creación de comités especializados del Directorio puede jugar un
papel clave para potenciar la capacidad de los Directorios de las empresas
públicas y fortalecer su responsabilidad crítica en temas tales como gestión
del riesgo y auditoría. También pueden contribuir a cambiar la cultura del
Directorio y a reforzar su independencia y legitimidad en áreas en las que
existe la posibilidad de que surjan conflictos de intereses, como pueden ser
temas relacionados con adquisiciones, operaciones con partes relacionadas y
remuneraciones.
Cuando la ley no exige la creación de comités del Directorio, la entidad
coordinadora o propietaria debería desarrollar una política que defina en qué
casos habría que plantearse la creación de comités especializados del
Directorio. Dicha política debería basarse en una combinación de criterios,
incluyendo el tamaño de la empresa pública y los riesgos específicos que se
enfrenta o las competencias que habría que reforzar en el seno de los
Directorios de las empresas públicas. En el caso de las grandes empresas
públicas, habría que exigir que al menos contasen con un comité de
auditoría o un órgano equivalente con la facultad de reunirse con cualquier
ejecutivo de la empresa.
Resulta fundamental que los comités especializados del Directorio estén
presididos por un miembro no ejecutivo del Directorio y que incluyan un
número suficiente de miembros independientes. La proporción de miembros
independientes, así como la clase de independencia exigida (por ejemplo, de
la administración o del accionista principal) dependerá de la clase de comité,
la sensibilidad del tema a conflictos de intereses y sector al que pertenece la
empresa pública. Por ejemplo, el comité de auditoría debería estar
compuesto únicamente por miembros del Directorio independientes y con
conocimientos sobre temas financieros.
La existencia de comités especializados del Directorio no debería eximir
al Directorio de su responsabilidad colectiva para todos los temas. Los
comités especializados del Directorio deberían contar con instrucciones por
escrito definiendo sus obligaciones, autoridad y composición. Los comités
especializados del Directorio deberían reportar al pleno del Directorio, y las
actas de sus reuniones deberían distribuirse entre todos los miembros del
Directorio.
Los Directorios de las empresas públicas también podrían constituir un
comité de nominaciones para que coopere con la entidad propietaria en lo
que se refiere al proceso de nominación del Directorio. En algunos países
existe la costumbre de que los comités de nominaciones también se puedan
constituir fuera de la estructura del Directorio, particularmente incluyendo a
varios accionistas principales. Con independencia de quién establezca el
comité de nominaciones, es importante involucrar al Directorio en el análisis
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DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
NOTAS AL CAPÍTULO VI – 63
de su propia composición y planes de sucesión, mediante su participación en
el proceso de búsqueda y su capacidad de hacer recomendaciones. Lo
anterior puede contribuir a que el proceso de nominación se centre en
capacidades profesionales.
F. Los Directorios de las empresas públicas deberían realizar una
evaluación anual, con el fin de evaluar su desempeño.
Un proceso sistemático de evaluación constituye un instrumento
necesario a la hora de potenciar el profesionalismo del Directorio de la
empresa pública, ya que subraya las responsabilidades del Directorio y las
obligaciones de sus miembros. También resulta clave a la hora de identificar
las capacidades profesionales necesarias y los perfiles de los miembros del
Directorio. Por último, constituye un útil incentivo para que los miembros
individuales del Directorio dediquen el tiempo y el esfuerzo suficiente al
cumplimiento de sus obligaciones como miembros del Directorio.
La evaluación debería examinar el desempeño global del Directorio y
también podría incluir la efectividad y contribución individual de los
miembros del Directorio. Sin embargo, la evaluación individual de los
miembros del Directorio no debería ser un obstáculo para el deseado y
necesario carácter colegiado del trabajo del Directorio.
La evaluación del Directorio debería realizarse bajo la responsabilidad
del Presidente del Directorio y con arreglo a las siempre cambiantes buenas
prácticas. La evaluación del Directorio debería proporcionar información
para revisar temas tales como el tamaño del Directorio, composición del
mismo o remuneración de sus miembros. Las evaluaciones también podrían
jugar un papel clave en el desarrollo de programas efectivos y adecuados de
inducción y formación, tanto de nuevos miembros del Directorio de la
empresa pública como de los ya existentes. A la hora de llevar a cabo la
evaluación, los Directorios de la empresa pública pueden solicitar el
asesoramiento de expertos externos e independientes, así como de la entidad
propietaria.
DIRECTRICES DE LA OCDE SOBRE EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS © OCDE 2011
63
Las nuevas Directrices de la OCDE sobre el Gobierno Corporativo de las Empresas
Públicas proporcionan un criterio de referencia acordado a nivel internacional para
ayudar a los gobiernos a evaluar y mejorar la forma en que ejercen sus funciones de
propiedad en las empresas públicas. Se basan en una gran cantidad de experiencias
concretas procedentes de un gran número de países de todo el mundo, tanto de la
OCDE como no miembros, y ofrecen recomendaciones concretas sobre los retos de
gobierno corporativo que deben afrontarse cuando el Estado es el propietario de la
empresa.
El buen gobierno corporativo de las empresas públicas se está convirtiendo en
una reforma prioritaria en muchos países. La mejora de la eficiencia y una mayor
transparencia en las empresas del sector público dará lugar a significativas ganancias
económicas, especialmente en el caso de los países en los que la propiedad estatal
de empresas públicas es importante. Además, la creación de condiciones neutrales
para que empresas privadas y públicas compitan promoverá un sector empresarial
sólido y competitivo. De esta forma, las Directrices ofrecen una herramienta para
los esfuerzos, tanto locales como internacionales, dirigidos a mejorar el gobierno
corporativo de las empresas públicas.
Para cualquier pregunta o información relativa a las Directrices de la OCDE sobre el
Gobierno Corporativo de las Empresas Públicas, por favor contactar a la División de
Temas Corporativos de la OCDE en la siguiente dirección: corporate.affairs@oecd.
org. Para cualquier información adicional sobre el trabajo de la OCDE en el área de
privatización y gobierno corporativo de activos estatales y las Directrices, puede
visitar:
www.oecd.org/daf/corporate-affairs/soe/.
www.oecd.org
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Directrices de la OCDE sobre el Gobierno Corporativo
de las Empresas Públicas
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Corporativo de
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