Subido por Anxo Cuba

EL UNIVERSO EXTREMO Y DELIRANTE DE WILLIAM BURROUGHS

Anuncio
EL UNIVERSO EXTREMO Y DELIRANTE DE
WILLIAM BURROUGHS
por ANXO CUBA
INTRODUCCIÓN
William S. BURROUGHS es una de las figuras más transgresoras e
inclasificables de la literatura universal, hasta el punto de resultar dudosa su
condición de narrador, en el sentido estricto del término (contador de historias).
No cabe duda de que se trata de un escritor, puesto que su medio de expresión
es el lenguaje escrito plasmado sobre papel, pero ahí acaban las certezas.
El lenguaje que utiliza está tan alejado de la norma académica como de las
distintas jergas y dialectos marginales norteamericanos. Con frecuencia sazona
su prosa con términos de invención propia, construcciones gramaticales
imposibles o palabras desprovistas de significado pero cargadas de sonoridad.
Por todo ello, puede considerarse la mayor parte de su obra como poesía en
prosa, ya que su intención no está tanto en la narración como en la evocación
de determinadas atmósferas y ambientes, así como estados psicológicos
extremos (casi nunca sentimientos). Para este fin utiliza el lenguaje,
destruyéndolo y recomponiéndolo a su gusto, siempre consciente de que se
trata de un código rígido y obtuso que debe ser dinamitado y reprogramado,
intentando utilizarlo como fin más que como medio de expresión, ya que esto
último supondría dejarlo en el lugar que siempre ha ocupado y que le ha
servido para llegar a un estado de momificación absoluta.
En este sentido, BURROUGHS, como Joyce , decide replantearse la base
misma de la creación literaria, que no es otra que el propio código de
comunicación. Es consciente de que un nuevo código transmite siempre
nuevas ideas, y lo que es más importante: nuevas sensaciones. Para él,
escribir es un acto físico de coordinación motora. Su meta es escribir más
rápido de lo que se piensa, tal y como lo pretendieron los surrealistas por
medio de la escritura automática. Este fin, aunque imposible, se vuelve
deseable y útil como método de creación, o incluso de meditación. De la misma
forma que la repetición de los “mantras” en el budismo zen es una forma de
desproveer al lenguaje de su significado y limpiar la mente de todo
pensamiento, ayudada por el ritmo respiratorio que dichos “mantras” imprimen
al cuerpo; la escritura automática es una forma de liberarse de esa corriente de
parloteo interno, encerrando los pensamientos en una hoja de papel en blanco
y dejándolos fluír sin reflexionar sobre ellos. Es el monólogo interior de John
Dos Passos llevado a su última consecuencia.
Esta forma de trabajo fue una de las principales aportaciones que
BURROUGHS transmitió a los escritores de la generación BEAT , de la que fue
maestro y antecesor directo. No resulta casual que muchos de sus integrantes
mostraran interés por la meditación y las tradiciones místicas orientales (zen,
taoísmo, vedanta, sufismo...)y desarrollaran un estilo hipnótico y sincopado
muy influenciado por estas filosofías, así como por movimientos musicales
como el jazz y el be-bop. Tanto Allen Ginsberg como Gregory Corso y,
sobretodo Jack Kerouac , reflejan en sus páginas esta clase de flujo obsesivo y
automático de palabras, que guarda mucha relación con el beat (golpe) que les
sirvió de seña de identidad generacional. Golpes a las teclas de la máquina de
escribir, golpes a la batería de jazz que confieren un ritmo diabólico y espiral a
las improvisaciones, golpes de las máquinas que trabajan en lugar del hombre
a partir del fin de la Segunda Guerra Mundial y sobretodo, golpes que les da la
vida y la sociedad a todos aquellos que pretenden guiarse por su conciencia
individual más que por la luz que irradia la locomotora del stablishment.
Como hemos dicho, BURROUGHS será una influencia decisiva sobre la
generación beat, hasta el punto de ser considerado en ocasiones como parte
integrante de la misma (algo no del todo cierto). El peculiar tratamiento que
BURROUGHS hace del lenguaje lo llevará a la invención del método CUT-UP
(cortar y pegar) aplicado a la narrativa, consistente en recortar un texto en
múltiples fragmentos, agitarlos hasta mezclarlos aleatoriamente y, finalmente
recombinarlos tal y como vayan surgiendo de los inexorables designios del
azar. Dicho método ha dado lugar a novelas enteras de William Burroughs,
quien lo ha llegado a utilizar durante entrevistas periodísticas por medio de la
combinación de tres o más cintas magnetofónicas grabadas con distintos
discursos mezlados de forma inconexa.
Este tipo de investigaciones y experimentos formales han cobrado gran
importancia en la evolución de la música electrónica y las artes audiovisuales
desde los sesenta hasta nuestros días (desde Stockhausen hasta el sampler
digital tan utilizado en la actualidad, pasando por los videojockeys), pero no han
seguido utilizándose apenas en la literatura. Esto explica por qué Burroughs ha
ejercido tanta influencia sobre músicos y cineastas, tal como lo atestiguan los
diversos discos-homenaje publicados por el sello belga de electrónica
experimental Sub Rosa, o las múltiples colaboraciones de Burroughs con
músicos ( Kurt Cobain , Ministry , U2, Laurie Anderson ...) o cineastas como
Gus Van Sant y David Cronemberg .
SUS COMIENZOS: EL ESCRITOR COMPULSIVO
William Seward Burroughs había nacido en el año 1914 en St. Louis (estado de
Missouri) y desde muy joven se había ido formando gracias a su condición de
rata de biblioteca y su esmerada educación burguesa (pertenece a una familia
acomodada, su abuelo fue el fundador de una famosa marca de calculadoras,
posteriormente absorbida por IBM). Estas circunstancias biográficas lo llevan a
un rechazo tajante de las convenciones sociales y la moral imperante, que tan
bien pudo conocer gracias a su entorno familiar conservador. Fue criado en el
“american way of life” propio de la Norteamérica de entreguerras. Como suele
suceder, las disidencias se gestan en el centro mismo del problema. En este
sentido, BURROUGHS pertenece a una larga estirpe de burgueses
automarginados y transgresores, donde se encuentran también el Marqués de
Sade , Cocteau o Tomas De Quincey . Cuando uno no necesita preocuparse
por subsistir puede dedicar su tiempo a replantearse conceptos morales.
Durante su juventud, estudia en distintas universidades, licenciándose en
literatura inglesa en Harvard (donde conoce a T.S. Eliot ) en 1936 y cursando
varios años de antropología, medicina, psicología... en diversos países
(Alemania, Panamá, México...). Se casa con una judía alemana para librarla de
los nazis y emprende un viaje por toda Europa. Trabaja de redactor de un
periódico en St. Louis y a partir de 1938 se traslada a Chicago, donde ejercerá
de exterminador de cucarachas y asistirá a un seminario de semántica
impartido por Alfred Korzibsky . Se forma en profundidad en teoría
psicoanalítica, parapsicología, telepatía... leyendo compulsivamente a autores
contemporáneos como Wilhelm Reich , C.G. Jung , Spengler o L. Ron Hubbard
y a clásicos como Zoroastro , Giordano Bruno , Paracelso ...
Junto a su interés por el mundo de la ciencia y el ocultismo, desarrolla una gran
pasión por las armas, adquirida en la adolescencia durante su estancia en el
Ranch School, un internado aristocrático situado en Los Álamos (Nuevo
Méjico), donde poco tiempo después se realizarían las primeras pruebas
atómicas y donde el joven BURROUGHS se iniciaría en las prácticas
homosexuales, a la edad de 15 años.
Durante su estancia en Chicago desde 1938 hasta 1943 se introduce en el
mundo del hampa y la delincuencia, condicionado por su incipiente adicción a
la morfina. En 1943 se instala en Nueva York, conoce a Herbert Huncke , uno
de los “héroes” suburbanos retratados por los escritores de la generación beat
y heroinómano prototípico (así como genial escritor). También en esa época
conoce a Allen Ginsberg y Jack Kerouac, quienes quedan fascinados por la
amplia cultura y erudición de BURROUGHS, tomándolo como maestro y fuente
de inspiración para sus respectivas obras literarias (en el caso concreto de
Kerouac, en casi todas sus novelas aparece algún personaje basado en
BURROUGHS, como el Bull Lee de “On the road”). El rol que desempeña
BURROUGHS en ese momento fundacional de la “beat generation” será el de
“hermano mayor” (aunque sea poco mayor que el resto), sobretodo gracias a
haber vivido en diversos países y poseer una vasta cultura de los más variados
temas. De este modo, BURROUGHS supera la sensación de aislamiento y
malditismo que le había perseguido desde la infancia. Gracias a su influencia,
Ginsberg y Kerouac leerán a autores como Hart Crane , William Butler Yeats ,
W.H. Auden , Blake , Kafka , Denton Welch ... y comenzarán a interesarse por
la cultura oriental, por medio de obras clásicas como el Bhagavad- Gita , El
Libro tibetano de los muertos , Upanisad o el Tao Te King .
A principios de los cincuenta, Kerouac le insta a retomar su afición infantil a
escribir novelas. Incluso escribirán juntos una novela inédita titulada “Y los
hipopótamos se cocieron en sus tanques”, que trataba de las experiencias
homosexuales de un amigo común fallecido prematuramente.
Hay que decir que BURROUGHS había escrito algunas novelas en su infancia,
como “La autobiografía de un lobo”, con tan sólo ocho años o “Carl Cranbury
en Egipto”. En ambas se vislumbra su afición a los países exóticos como medio
de alejarse del aislamiento social al que su familia lo somete tras la caída de la
bolsa en 1929, hecho que provocó la ruina económica de su padre y la
consiguiente vergüenza y sensación de fracaso que lleva a su familia a
trasladarse a una pequeña propiedad en las afueras de St. Louis. En 1929
publica en la revista del colegio una historia titulada “Magnetismo personal” en
la que aborda precozmente varias de sus obsesiones posteriores: control
mental, telepatía... En torno a los diez años escribe compulsivamente historias
de piratas, vaqueros, gángsters... sazonadas con abundantes duelos de pistola
(un motivo repetido en varias de sus novelas adultas). En estas primeras
novelas se deja sentir la influencia de un libro titulado “No puedes ganar”,
autobiografía de un ladrón llamado Jack Black publicada en 1924, obra que
ejercerá un enorme poder de fascinación sobre el joven BURROUGHS y que lo
acercará a un mundo marginal y furtivo que años después conocería de
primera mano.
PRECEDIENDO AL “BEAT”: SU PRIMERA NOVELA
En el año 1945, a pesar de su homosexualidad, se casa con una mujer llamada
Joan y compra una granja en Texas. Dos años después se traslada a Nueva
Orleáns, donde comienza a tener problemas con la policía, ya que la situación
legal es cada vez más difícil para los morfinómanos, por lo que huye a Méjico
en 1949, donde asiste a un curso sobre historia azteca y escribe sus dos
primeras novelas: “Yonqui” y “Marica”. La primera de ellas saldrá publicada en
EEUU en 1953, gracias a las incansables gestiones y correcciones de Allen
Ginsberg. No olvidemos que este fue un libro muy incómodo para el mundo
editorial estadounidense de principios de los cincuenta, tanto por su temática
como por su estilo. Por esta razón sale en un formato “pulp” y firmado con el
pseudónimo William Lee , dentro de la editorial Ace Books de Carl Solomon ,
quien obliga a BURROUGHS a escribir una nota introductoria con tono
moralista para cubrirse las espaldas ante la moral bienpensante de la época.
En su debut como escritor, BURROUGHS utiliza un estilo mucho más conciso y
aséptico que en la mayor parte de sus obras posteriores. Otorga prioridad a la
historia más que a la forma literaria, construyendo una narración desprovista de
todo elemento accesorio, casi minimal. Este estilo, propio de las novelas “pulp”,
busca impactar por medio de la inmediatez del lenguaje y la contundencia de lo
que se cuenta. El lector asiste a una narración en primera persona, de aspecto
improvisado, lo cual otorga un aura de autenticidad a la novela, que sirve como
gancho para el lector (el morbo es un elemento central en la intencionalidad de
las “pulp novels”, a menudo deudoras del periodismo sensacionalista). La
novela se convierte rápidamente en un hito dentro del subgénero de la
autobiografía toxicómana, destacando por su tono anti-poético y marginal,
distanciándose del romanticismo de De Quincey y del lirismo de “Cain's book”,
escrito por Trochi algunos años después. A diferencia de dichas obras, el relato
de BURROUGHS sólo se centra en el proceso adictivo mismo, obviando
cualquier narración adyacente con entidad propia y tono evocador.
Cuando se publica esta primera novela, la sociedad estadounidense vive un
fervor prohibicionista en torno a diversas drogas, gracias en parte a la política
impulsada por Henry Anslinger desde la DEA ("drug and food administration").
El estereotipo del adicto a narcóticos cambia al tiempo que lo hacen las leyes
sobre la venta de drogas, pasando del modelo integrado social y
económicamente propio del s.XIX y principios del XX (representado por
Coleridge o De Quincey en la literatura) al marginal perseguido, residente de
los barrios pobres de las grandes urbes. El recrudecimiento de las leyes contra
la venta de drogas provocará la aparición de la figura del “camello” o traficante
clandestino, que a menudo vende sustancias adulteradas.
Este momento de cambio en los hábitos y en la sociología de las drogas, se ve
reflejado en la novela de BURROUGHS, quien empieza su adicción durante la
2ª Guerra Mundial a base de morfina y opiáceos de farmacia y
progresivamente comienza a recurrir a heroína adulterada del mercado
callejero, con un precio considerablemente mayor. La novela retrata la
cotidianidad del adicto y la lucha constante contra las resistencias de los
médicos y farmacéuticos a dispensar narcóticos (algo impensable tan sólo
veinte años antes, cuando estos mismos profesionales eran el principal grupo
social de adictos y/o difusores de la adicción yatrogénica). Diversos
historiadores de las sustancias psicoactivas ( Antonio Escohotado , Richard
Rudgley, Sadie Plant ...) han destacado la influencia determinante de esta
novela de Burroughs en la aparición del concepto de yonqui como estereotipo
sociológico, muy diferenciado del adicto a opiáceos de siglos anteriores (tanto
del morfinómano sanitario como del fumador de opio), cuyo ocaso queda
reflejado en la novela autobiográfica “Diary of a drug fiend” (1922) de Aleister
Crowley .
Cuando en la década de los setenta los sueños de los “hijos de las flores” se
desvanecieron, la figura del yonqui marginal comenzó a tomar impulso en
forma de las llamadas “epidemias de heroína” (en España no llegará hasta
principios de los ochenta) y se reflejó notoriamente en varios fenómenos de la
cultura popular norteamericana. Desde las primeras canciones de la Velvet
Underground ( Heroin a la cabeza) hasta el desencanto punk, pasando por la
progresiva marginalización y despolitización del movimiento underground o los
filmes de Warhol , Morrisey , Anger ... todos ellos influidos de forma directa y
confesa por BURROUGHS, una de las pocas figuras que resultó inmune a la
iconografía del “flower power” y al movimiento hippie.
Ya en esta primera novela, escrita en torno a 1950, deja claro su falta de
confianza en las ideologías políticas y en los movimientos de masas,
decantándose por la descripción de su universo personal más desgarrado y
sincero y consolidándose como el gran “outsider” de la literatura
norteamericana del siglo XX.
Poco después de terminar “Yonqui”, BURROUGHS escribe “Marica”, utilizando
el mismo estilo simple y conciso. Esta será su novela más sentimental, ya que
trata de sus diversas relaciones amorosas y sexuales durante su estancia en
Méjico y Panamá. En ella queda claro que su matrimonio con Joan, a pesar de
los hijos en común, es más una cuestión de amistad que de amor, ya que su
condición de homosexual lo lleva a acumular jóvenes amantes masculinos, a
menudo interesados por el dinero que esperan sacarle al “gringo”.
EL NACIMIENTO DEL MUTANTE Y SU ALMUERZO DESNUDO
En Méjico, cuando cree haber encontrado por fin su asentamiento ideal (le
fascina la extrema libertad y el mundo onírico que se vive allí, amén de la
facilidad con que puede comprar morfina) sucede un accidente que marcará su
destino como escritor: su mujer muere tras recibir un disparo del propio
Burroughs mientras realizaban prácticas de tiro a lo Guillermo Tell en estado
ebrio. Este trágico suceso lo llevará a embarcarse en una expedición
antropológica a Panamá, que después continuará en solitario por Colombia,
Ecuador y Perú, en busca de la ayahuasca o yagé , un poderoso enteógeno
vegetal utilizado por diversas tribus latinoamericanas (en especial por los
jíbaros o shuar ). El interés de Burroughs en esta sustancia procede de las
alusiones que muchos antropólogos habían hecho a sus supuestas
propiedades telepáticas (de hecho, uno de sus principios activos fue bautizado
como telepatina).
Durante estos viajes mantiene una relación epistolar con Allen Ginsberg. Las
cartas de ambos se recopilarán y saldrán publicadas con el título de “Las cartas
del yagé” en 1963. En ellas se observa la profunda depresión que atraviesa
BURROUGHS tras el desgraciado accidente con su esposa.
Regresa a Nueva York en 1953 para asistir como padrino al nacimiento
incipiente de la “Beat generation”. Conoce a Gregory Corso , John Clellon
Holmes y el resto de escritores beat. En 1954 se marcha a vivir a Tánger a
causa de sus problemas con la justicia estadounidense, allí residirá hasta 1958.
Estos años serán los más duros y dramáticos de su vida, a causa de su
adicción cada vez mayor a la heroína. Sus vecinos se refieren a él como “el
hombre invisible” a causa de su aspecto extremadamente degradado. Durante
este período no es capaz de escribir más que pequeños fragmentos inconexos
, algunos de ellos incorporados después a su novela “El almuerzo desnudo”,
que describe su vida en esta época. Tras numerosos intentos de
desintoxicación, en 1956 se somete al revolucionario tratamiento de apomorfina
del doctor John Dent (1888-1962) en una clínica de Londres, con resultados
positivos que le permitirán retomar enérgicamente su labor literaria. De hecho,
a principios de 1957 ya casi ha finalizado la novela, que será mecanografiada
por Kerouac durante una visita que le hacen él y Ginsberg a Tánger. En 1958
se traslada a París, donde reside en el “hotel beat”, llamado así por albergar a
gran cantidad de escritores y pintores de vanguardia a finales de los cincuenta,
y comienza a experimentar con métodos como el “cut-up” (cortado), el “fold-in”
(montaje) o el “splice-in” (inserción), aplicados a la literatura y surgidos de la
influencia decisiva del pintor Brion Gysin .
“El almuerzo desnudo” es considerada por muchos como la obra maestra de
BURROUGHS y como una novela paradigmática en la historia de la literatura
norteamericana y mundial. Publicada tras muchos problemas legales en 1959,
generó un auténtico escándalo en el mundo editorial estadounidense y tuvo
que afrontar diversos procesos legales por obscenidad en Los Ángeles y
Boston en 1965. La novela comienza con un prólogo-ensayo en el que
BURROUGHS reflexiona sobre la adicción a los opiáceos como enfermedad
metabólica, los distintos métodos de desintoxicación y las abismales
diferencias que existen entre las diversas sustancias ilegales, cada una de ellas
con unas características históricas y farmacológicas distintas, aunque metidas
en el mismo saco de represión y ausencia de libertades por el gigante
estadounidense, quien exportó su criterio moralizante y prohibicionista a países
con larga tradición de consumo de sustancias ajenas al país del tío Sam, por
medio de coacciones y presiones económicas casi siempre motivadas por
oscuros intereses de estado.
Tras el prólogo, la novela profundiza en un universo onírico, obsesivo, donde la
alucinación se entremezcla con la realidad (es probable que el frecuente
consumo de mayún, una forma de hachís comestible, influyera notablemente
en la construcción de la atmósfera del libro). Las calles de Tánger, Chicago o
Nueva York se describen con intensidad psicoanalítica por medio de
contundentes imágenes monstruosas asociadas casi siempre a los personajes
“freaks” que pululan por ellas. La lucha entre el poder y los desarraigados se
expresa de forma hiperbólica por medio de la sensación de constante paranoia
que atraviesa la novela desde su contundente comienzo:
“Siento que la pasma se me echa encima, los siento tomar posiciones ahí
fuera, organizar a sus soplones del demonio, canturreando en torno a la
cuchara y el cuentagotas que tiré en la estación de Washington Square”.
El autor utiliza la escritura automática y el constante monólogo interior para
lanzar imágenes vertiginosas sobre el papel, que impactan con la fuerza de sus
connotaciones más que por su significado literal:
“Así que vuelvo al centro por la estación de Sheridan Square por si el secreta
acecha en un armario de escobas.
Ya dije que no podía durar. Sabía que andaban por allí fuera en aquelarre,
preparando su magia negra pasmosa, pinchando muñecos con mi cara en
Leavenworth. ”A ese no sirve de nada clavarle agujas, Mike”.
La novela carece de planteamiento, nudo o desenlace y se desarrolla en espiral
a través de un torrente de sensaciones que impactan directamente en el
subconsciente del lector y se graban a fuego. El propio autor lo explica de la
siguiente manera:
“No pretendo imponer relato, argumento, continuidad... En la medida en que
consigo un registro DIRECTO de ciertas áreas del proceso psíquico, quizá
desempeñe una función concreta... no pretendo entretener”
En cuanto a la ambientación, también carece de escenario fijo. En un párrafo te
encuentras en Méjico y en otro en Nueva York, sin que medie transición
alguna. Este recurso permite al autor abordar una gran cantidad de ambientes
y sensaciones distintas, cuyo único elemento común es el origen, la
procedencia (la propia vida de BURROUGHS).
De esta forma, la no-historia que cuenta la novela es la no-historia de la vida
del autor en esos años, narrada con toda la intensidad de quién la ha sentido
en carne propia y se niega a filtrarla a través de ningún género o convención
literaria. Por ello, muchos párrafos de la novela son pequeños ensayos
microscópicos en los que no se describe ni se narra sino que se teoriza.
Ensayo y novela se juntan para dar lugar a poesía en prosa, donde el lenguaje
se subvierte y escapa a las convenciones.
Leyendo “El almuerzo desnudo” se comprende la fascinación de BURROUGHS
por el método “cut-up”, aunque no lo haya utilizado aun en esta novela. Resulta
lógica su utilización por parte de un autor que siempre ha priorizado la
sugestión por encima de la narración (lo único que rompe el “cut-up” es la
narración, pero a menudo incrementa la sugestión).
En ocasiones se ha considerado “El almuerzo desnudo” como una novela
excesivamente densa e incoherente y es cierto que para el lector que
desconozca por completo la biografía del autor o que no se haya iniciado con
obras más accesibles como Yonqui o Marica, puede resultar insufrible (por
incomprensible). La historia que subyace tras el marasmo onírico de la novela
es la misma (o muy similar) que la narrada de forma más clara en las dos
novelas antes mencionadas. Son distintas caras de la misma moneda. Las tres
novelas se corresponden con el período 1945-1953, los años de más intensa
adicción de BURROUGHS. El almuerzo desnudo expresa las sensaciones
intangibles que acompañaron a los hechos concretos narrados en las otras dos
obras, por lo que lo más adecuado puede ser leerla en último lugar, cuando ya
se poseen unas coordenadas espacio-temporales, dadas en las obras
precedentes. De todas formas, es necesario que el lector se abandone a la
sugestión y aborde la novela como si de poesía se tratase, sin pretender
encontrar un hilo argumental (lo mismo que ocurre con las películas de David
Lynch o Philippe Garrel ).
DE LOS SESENTA A LOS NOVENTA, O EL TRIUNFO DEL CUT-UP
Tras su novela-hito, el profesor chiflado de la literatura abraza definitivamente
las nuevas concepciones formales que surgieron del magnetismo creativo de
Brion Gysin y posteriormente fueron elaboradas y regurgitadas por el escritor
de St. Louis, quien las bautizó con los nombres ya mencionados ( cut-up , foldin , splice-in y algunos más).
En 1960 se traslada a Londres, aunque con esporádicas estancias en París y
Tánger. Desde allí vive distanciado del enorme revuelo que su novela “El
almuerzo desnudo” está provocando en EEUU. En Edimburgo asiste a una
Conferencia Internacional de escritores, donde autores como Norman Mailer le
expresan una enorme admiración por su novela.
En 1965 reside en el mítico Hotel Chelsea de Nueva York, con diversos
músicos y artistas de la nueva generación hippie, conoce a Andy Warhol , Larry
Ryvers, Basquiat y otros muchos representantes de la pintura y poesía de la
década de los sesenta. Poco después regresa a Londres, donde residirá hasta
1974, fecha de su definitivo regreso a EEUU.
Desde la publicación de “El almuerzo desnudo”, BURROUGHS comienza un
proceso rápido de radicalización estilística, más acorde con su filosofía vital
que el estilo pulp de sus primeras novelas. Comienza a aplicar trucos y
prestidigitaciones lingüísticas con el objetivo de romper aun más la forma de
sus novelas (una de sus sentencias más famosas es la contundente: “language
is a virus”). Paralelamente, se vislumbra en sus nuevas obras un leve rastro
ideológico, antes completamente inexistente. Comienzan a aparecer continuas
referencias al PODER y a la anulación del hombre a través del CONTROL . El
universo INTERZONA ha resultado fatalmente profético, un mundo globalizado
donde “hablar es mentir y vivir es colaborar”, un mundo acelerado donde no
queda tiempo para vivir y mucho menos para pensar. El planeta Nova, presente
de forma recurrente en su trilogía “La máquina blanda” (1961), ”El tiquet que
explotó” (1962) y “Expreso Nova” (1964), es una inmensa metáfora de la
paranoia cibernética (recordemos la pleitesía que rindieron a BURROUGHS los
exponentes de la corriente cyberpunk , léase William Gibson , Bruce Stirling y
Clive Barker ). Un universo que en ocasiones posee reminiscencias de “El
Proceso” de Kafka , pero desde una perspectiva más extrema y tecnológica. En
el universo NOVA, las fuerzas policiales acechan en cada esquina y el
individuo no está permitido.
“Las armas más poderosas han sido siempre las nuevas formas de
conciencia... la Inquisición y el poder de la Iglesia en la Edad Media no fueron
derribadas por una acción revolucionaria directa. Su fuerza desapareció porque
la conciencia humana se desarrolló más allá de ellos”.
Los habitantes grises de Nova parecen vivir en un universo pregrabado donde
la única salida está en provocar un fallo del sistema. En una sociedad binaria,
dominada por el conflicto de opuestos, la unidad es revolucionaria:
“Hay varias fórmulas básicas que han mantenido a este planeta en la
ignorancia y la esclavitud. La primera es el concepto de nación o país. Se
dibuja una línea alrededor de un territorio y se le llama país. Lo que significa
que hay que poner policía, control de aduanas, fronteras, ejércitos, y también
problemas con las otras tribus del otro lado de la línea”
El chico subliminal , uno de los fantasmales habitantes de Nova, se desplaza
por un mundo corrupto donde las fuerzas del orden son los criminales más
peligrosos. Esta atmósfera inquietante se adelanta en más de una década a la
paranoia post-hippie de los “speed-freaks” y los “hell-angels”, la caída del
sueño psicodélico de retorno a la naturaleza, representado gráficamente por el
dibujante de cómics Robert Crumb , quien describe la década de los sesenta
como una gigantesca ola que acaba estrellándose contra las rocas del PODER
y deja a su paso un rastro de destrucción (“he visto las mejores mentes de mi
generación destruídas por la locura”, el impactante aullido de Allen Ginsberg
resultó premonitorio para lo que ocurriría en los setenta).
Uno de los méritos de William S. BURROUGHS ha sido su capacidad de
sobrevolar todas las modas y tendencias sin influirse más que por su
arrolladora personalidad. Un auténtico “lobo estepario” de la era cibernética que
fue capaz de publicar decenas de libros en la década de los sesenta sin
acercarse por un momento a las modas de la época. La obra de BURROUGHS
sigue resultando igual de atípica y visionaria en el 2004 de lo que lo fue en
1959 (lo mismo que ocurre con personajes como Timoty Leary , John Lily o
James Lovelock en ciencia y filosofía o John Cage , Nico o Laurie Anderson en
música).
La trilogía NOVA, leída hoy en día resulta absolutamente esclarecedora: “las
técnicas esenciales de NOVA son muy simples, consisten en crear y agrabar
conflictos”.
Además de la referida trilogía, BURROUGHS aprovecha la década prodigiosa
para publicar infinidad de artículos teóricos y relatos en las más variopintas
publicaciones contraculturales, así como algún que otro montaje teatral o
poemas sueltos, como su aportación a la compilación poética “Minutes to go”,
junto a Gregory Corso y Sinclair Belles . Igualmente, ofrece numerosas
conferencias donde aborda los más variados temas (política, drogas,
literatura...)
A principios de los setenta vive una crisis creativa en Londres, ya que lleva
décadas escribiendo y sus obras casi nunca han pasado del malditismo más
absoluto. Escribe el guión cinematográfico “Las últimas palabras de Dulch
Schulz” (1970), las novelas “Los muchachos salvajes” (1971) y “Puerto de los
santos” (1973), así como las compilaciones de relatos “Exterminador” y “Metro
blanco” (ambas en 1971), todas ellas absolutos fracasos comerciales, como el
resto de sus obras hasta su muerte.
A mediados de los setenta y gracias, en parte a la ayuda de el bueno de
Ginsberg, comienza a ofrecer seminarios en diversas universidades
norteamericanas y europeas. Ya de vuelta en EEUU, publica de forma
compulsiva infinidad de obras a finales de los setenta, entre ellas destacan “La
tercera mente” (1978) junto a Brion Gysin o “Doctor Benway” (1979) una suerte
de remix o variación de “El almuerzo desnudo”, protagonizada por uno de sus
personajes más enigmáticos.
En los ochenta publica una genial trilogía del espacio: “Ciudades de la noche
roja” (1981), “El lugar de los caminos muertos” (1984) y “Las tierras de
occidente” (1987). En ellas se dan citas los géneros más marcianos, desde el
western surreal-cibernético a la ciencia ficción más reflexiva y ensayística. En
estas obras el prolífico escritor norteamericano retoma lo mejor de su estilo
aplicándolo a un nuevo tipo de historias, lo que le valió para trascender la
compulsión del cut-up y retornar a un estilo más simple:
“Creo que Finnegan`s Wake ejemplifica muy bien la trampa en que puede caer
la literatura experimental cuando se convierte en puramente experimental. Yo
he ido así de lejos en algunos experimentos concretos y luego he retrocedido;
es decir, ahora vuelvo a escribir narrativa lineal puramente convencional, pero
aplicando lo que he aprendido con el cut-up y con las otras técnicas a los
problemas de la escritura convencional”
Esa capacidad de reinventarse dice mucho a favor de la literatura de
BURROUGHS en los años ochenta, aunque lo que él denomina “escritura
convencional” no lo sea en absoluto, ni en la forma ni en el fondo. De hecho,
muchos de los hallazgos expresivos alcanzados por BURROUGHS hace
décadas aún no han sido asimilados ni incorporados apenas a la literatura (a
diferencia de lo que ocurre con la música o las artes visuales, que llevan algún
tiempo transitando por la senda burroughsiana).
Desde finales de los ochenta hasta su muerte en 1997, Burroughs publicó una
enorme cantidad de novelas pero, sobretodo dedicó sus esfuerzos a la pintura,
la música y el cine, grabando infinidad de discos con gente como David Bowie ,
Frank Zappa , Tom Waits , New Order , The Jesús & Mary Chain , Henry
Rollins , Blondie y un interminable etcétera. Sus cuadros han sido utilizados
como portadas de discos de Sonic Youth y su presencia ha sido requerida
hasta para el spot publicitario de una multinacional de zapatillas deportivas. Ha
protagonizado diversos cortos y prestado sus guiones para otros tantos
(muchos de ellos de la animación más innovadora que se ha hecho en los
noventa), así como numerosas películas. En definitiva, al final de su vida, el
escritor maldito se convirtió en una especie de icono mediático de referencia
para los hijos del punk y la nueva escena electrónica experimental,
convirtiéndose en uno de los personajes con más presencia en la red
INTERNET (¿interzona?). Incluso diversas universidades y entidades lo
condecoraron con dudosos galardones en un vano intento por domesticar y
absorver su mensaje de transgresión. Afortunadamente, hoy en día, años
después de su muerte, sigue ocupando el mismo lugar inclasificable que ocupó
siempre, y el tiempo le seguirá dando la razón.
Publicado originalmente en FEEDBACK-ZINE
Descargar