Por su parte, el artículo 110, fracción V, segundo párrafo de la LFT, prevé que cuando el trabajador deje de prestar sus servicios en el centro de trabajo, el patrón debe informar dicha situación al Juez de lo Familiar y a los acreedores alimentarios, dentro de los cinco días hábiles siguientes a la fecha de la terminación de la relación laboral. Finalmente, debe señalarse que en términos de los preceptos 309 y 416 del Código Civil Federal, debe primar el interés superior del menor, por lo que el nuevo patrón debe realizar las retenciones al salario del subordinado (deudor alimentista) para entregárselo a su acreedor (hijo, mediante su representante legal), pues aunque no tenga el oficio que le ordene esa situación, se entiende que de no hacerlo, vulneraría el derecho a los alimentos del infante, por lo que el empresario podría ser multado, e inclusive ser sujeto a la responsabilidad penal por la comisión del delito de desacato de una orden judicial (art. 195, Código Penal para el Distrito Federal y demás relativos de las entidades federativas).