EL CUIDADO PERSONAL. Todo esto tiene que ver también con el cuidado personal de cada padre o líder. 1. Si tú como líder no te cuidas, yo lo dudo que tú puedas cuidar a otro. 2. No te hagas muy espiritual, o trates de tener más fe de lo que no tienes. 3. Yo he visto predicadores muy jóvenes predicando recargados en el pulpito, porque están acabados porque nunca se cuidaron. Padre, Cuidador, Maestro, Líder, Pastor; cuidarse no es una opción. Lamentablemente esto lo miramos muy a menudo dentro de los padres de familia, y en el liderazgo, especialmente en la vida de los pastores. Hay un porcentaje muy alto de pastores que mueren por causa del trabajo duro, porque ellos quieren hacer todo el trabajo, y no han sabido delegar. Muchos ministros han caído muertos en los pulpitos, por causa del descuido en su vida personal. Otros piensan que un ministro, o líder que sirve a Dios no se debe de enfermar, porque piensan que toda la enfermedad es por causa de pecado. También muchos han pensado que si un líder se enferma o va al médico es porque no tiene fe. Déjese de niñerías, y cuídese si es que ama a su familia y a la congregación si pastorea. Ya fuera de cualquier concepto, o cualquier filosofía, o punto teológico, usted sabrá lo que hace. Pero déjeme enseñarle algo que le servirá en su vida personal. El Señor Jesucristo fue bien específico cuando habló de estas cosas. El dijo que nos amaramos los unos a los otros, y que amaramos al prójimo, como a nosotros mismos. Y cuando habló de la esposa dijo: Que el que ama a su esposa así mismo se ama. Pablo también habló sobre esto y dijo: Que el que no sabe cuidar su propia casa, como cuidará de la obra de Dios. Pero siempre tomamos esta Palabra como si lo dijera por la familia. Pero si la miramos bien, no podremos cuidar de la familia sino cuidamos nuestra vida. 1) Aprenda a amarse al menos tanto como ama a su prójimo, porque si usted no se ama así mismo, usted no ama a la congregación que sirve. 2) Programe un poco de tiempo para usted a diario y un tiempo más prolongado al menos una vez por semana. 3) Reconozca su propio valor, sepa lo que usted vale para su familia y para su ministerio donde sirve. Pero también reconozca sus propias necesidades y limitaciones. Porque si usted no reconoce sus necesidades como reconocerá la de los niños, o las de las familias que llegan a su congregación. 4) Aprenda a conservar su energía vital. Sea paciente y considerado con usted mismo. Sepa reconocer que llegará el día que usted no podrá dar el mismo rendimiento en lo que hace. 5) Mímese de vez en cuando. Recuerde que usted es un hijo de Dios, dese el valor que usted se merece. 6) Ponga en práctica algunos de los buenos consejos que les da a otros, porque hay veces que somos muy buenos para dar consejos y no dejamos nada para nosotros. 7) ¡Ríase!. La ciencia y la psicología ha comprobado, que el que se ríe más, dura más años. Prov. 17:22 8) Preste atención a lo que su cuerpo le dice, no espere hasta desplomarse. La mayoría de los líderes que han muerto, murieron porque no hicieron caso a las señales que les envió su cuerpo. Sea sabio y respete las señales que su cuerpo le da. 9) Desarrolle una red fuerte en el liderazgo que lo ayude. No vacile en pedirle ayuda a un hermano o amigo, o a otro padre de familia con más experiencia, o a un profesional. 10) No vacile en pedir ayuda, siempre tenga a alguien de confianza, y que usted pueda confiar en él. Recuerde que nuestra familia nos necesita, y por amor a los nuestros hagamos caso cuando nuestro cuerpo nos está diciendo algo. Es por eso que quise terminar con esto, porque no podremos responder a la autoridad con eficacia sino nos cuidamos. Si usted ama a su esposa, demuéstreselo con hechos y no con cosas de fantasía. Usted todavía tiene muchas cosas que hacer, pero no las podrá lograr al menos que cambie su mentalidad, y no se haga más espiritual de lo que es.