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Una palabra mágica, Víctor Juan-com

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Una palabra mágica, Víctor Juan
Se trata de un texto expositivo-argumentativo, más concretamente, un artículo de opinión o
columna publicado al comienzo del curso escolar.
Su autor realiza un emotivo homenaje a su madre, que no le acompaña por vez primera en este
comienzo de curso (intuimos que por fallecimiento) y que aparece vinculada a toda su etapa
escolar, que se alarga 51 años al ser docente.
El texto comienza aludiendo a la palabra mágica, mamá, que da seguridad y confianza, para
después establecer la tesis o idea central: la vida escolar va muy unida a las madres. Tras la
introducción (l. 1-7), desglosa todas las pequeñas tareas rutinarias que realizan las madres en su
acompañamiento escolar (l. 6-25) y todos los pactos que los hijos y las madres suscriben (l. l.2637). Esta parte evoluciona desde lo general, aquellas vivencias que todos reconocemos, a la
personalización de la experiencia propia, con la afectividad que se concreta en los besos (l. 37-44).
Esta progresión hacia la subjetividad permite introducir la tercera parte (l.45-48), un fragmento
narrativo que le permite situar hace 51 años la primera vez que acudió a la escuela con su madre
e introducir el contraste con el presente en que ella falta.
El texto parte de una experiencia personal dolorosa que no descubrimos hasta el final y está
cargado de subjetividad. Progresa de lo general a lo particular. Al comienzo, el autor incluye al
lector en un plural asociativo, haciéndole partícipe de emociones y experiencias compartidas.
“Ellas” representa a todas las madres y el pronombre personal “nos” incluye al lector. Pero,
aunque la función apelativa está presente en el texto a través de esta complicidad, el texto es
eminentemente subjetivo, por lo que la función expresiva es la principal. La primera persona
entra a partir de la línea 27 a través del determinante posesivo (“mi madre”) y los pronombres
personales (“entretenerme”, l. l.31, “me faltaban”, l. 37,…). Aparece la primera persona del plural
para referirse a su madre y a él(“los dos sabíamos”, l. 32) y la primera y segunda persona para
reproducir los mensajes de su madre hacia él (“estaré a tu lado”, l. 40, “conseguirás”, “seas”, l. l.
41, 42). El uso de la primera persona se intensifica en la parte narrativa del final, donde alude a su
experiencia personal: traspasé, l. 45, hice, l. 46. y le sirve para oponer la situación con el presente:
“no está conmigo, pero me acompaña”La emotividad del texto queda reforzada a través del uso personal del lenguaje con la función
poética. Destaca la connotación de la magia para referirse a la palabra “mamá”, sobre la que trata
todo el texto. La mano de la madre (una metonimia) aparece simbólicamente como idea de
seguridad infalible en la percepción del niño. Pero no olvidemos que este texto se publica al
comienzo de curso y quiere demostrar la unión que se produce entre la vida escolar y las madres
que la acompañan. Ello se pone de manifiesto a través de enumeraciones: primero aquellas que se
refieren a sus cuidados (“ellas nos despertaban…, l. 7-20); las preguntas que formulaban (l. 20-25),
los pactos establecidos (l. 27-37) y finalmente los besos (l. 44). En todas ellas, se observa una
enumeración paralelística apoyada en la anáfora, lo que dota de ritmo al relato. Como recurso de
repetición destacan también las bimembraciones (“del mal y de la incertidumbre”, l. 2), “con el
miedo o el dolor”/l. 3). Cabe destacar la afectividad que se desprende de la connotación de los
IES “Mar de Aragón”- Caspe (Zaragoza)-Dpo. Lengua castellana y Literatura- Esther Escorihuela
besos; todos ellos van asociados a mensajes positivos y de crecimiento personal que la madre
dirige al autor durante toda su escolarización. En este sentido, los besos simbolizan el cariño que
acompaña este proceso educativo. Resulta especialmente conmovedor descubrir junto a los besos
la reproducción en estilo directo de las frases que los acompañaban.
La función metalingüística aparece en el texto de forma secundaria, al incidir en el significado de
la palabra madre, palabra a la que simbólicamente dota de magia y que asocia, desde su vivencia
pasada y presente al ámbito escolar.
En definitiva, el autor realiza un bello y emotivo homenaje a su madre, vinculando su presencia a
la trayectoria escolar que es toda una vida. La progresión de lo general a lo particular y la
intensidad creciente de las enumeraciones, dotan de especial significado a las líneas finales,
cuando descubrimos la pérdida de la madre y lo que ello significa.
IES “Mar de Aragón”- Caspe (Zaragoza)-Dpo. Lengua castellana y Literatura- Esther Escorihuela
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