Subido por Ana Paola Pineda Rendón

guia clinica en el majeo perioperatorio para la cirugia

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Revista Española de Anestesiología y Reanimación 69 (2022) 266---301
Revista Española de Anestesiología
y Reanimación
www.elsevier.es/redar
DOCUMENTO DE CONSENSO
Guía clínica en el manejo perioperatorio para la cirugía
de resección pulmonar por videotoracoscopia (Sección
de Anestesia Cardiaca, Vascular y Torácica, SEDAR;
Sociedad Española de Cirugía Torácica, SECT;
Asociación Española de Fisioterapia, AEF)
M. Granell-Gil a , M. Murcia-Anaya b,∗ , S. Sevilla c , R. Martínez-Plumed d ,
E. Biosca-Pérez d , F. Cózar-Bernal e , I. Garutti f , L. Gallart g , B. Ubierna-Ferreras h ,
I. Sukia-Zilbeti h , C. Gálvez-Muñoz i , M. Delgado-Roel j , L. Mínguez k , S. Bermejo l ,
O. Valencia m , M. Real m , C. Unzueta n , C. Ferrando o , F. Sánchez p , S. González q ,
C. Ruiz-Villén r , A. Lluch s , A. Hernández t , J. Hernández-Beslmeisl u , M. Vives v
y R. Vicente w
a
Sección en Anestesiología, Reanimación y T. Dolor, Consorcio Hospital General Universitario de Valencia, Profesor Contratado
Doctor en Anestesiología, Universitat de València, Valencia, España
b
Anestesiología, Reanimación y T. Dolor, Unidad de Cuidados Intensivos, Hospital IMED Valencia, Valencia, España
c
Sociedad de Cirugía Torácica, Complejo Hospitalario Universitario de Jaén, Jaén, España
d
Anestesiología, Reanimación y T. Dolor, Consorcio Hospital General Universitario de Valencia, Valencia, España
e
Cirugía Torácica, Hospital Universitario Virgen Macarena, España
f
Anestesiología, Reanimación y T. Dolor, Hospital Universitario Gregorio Marañón, España
g
Anestesiología, Reanimación y T. Dolor, Hospital del Mar de Barcelona, Universitat Autònoma de Barcelona, Barcelona, España
h
Fisioterapia, Hospital Universitario Donostia de San Sebastián, España
i
Cirugía Torácica, Hospital General Universitario de Alicante, Alicante, España
j
Cirugía Torácica, Complejo Hospitalario Universitario La Coruña, La Coruña, España
k
Anestesiología, Reanimación y T. Dolor, Hospital Universitario La Fe de Valencia, Valencia, España
l
Anestesiología, Reanimación y T. Dolor, Hospital del Mar de Barcelona, Universitat Autònoma de Barcelona, Barcelona, España
m
Anestesiología, Reanimación y T. Dolor. Hospital Universitario Doce de Octubre de Madrid, Madrid, España
n
Anestesiología, Reanimación y T. Dolor. Hospital Sant Pau de Barcelona, Barcelona, España
o
Anestesiología, Reanimación y T. Dolor. Hospital Clínic Universitari de Barcelona, Barcelona, España
p
Anestesiología, Reanimación y T. Dolor, Hospital Universitario de la Ribera de Alzira, Valencia, España
q
Anestesiología, Reanimación y T. Dolor, Hospital Universitario Donostia de San Sebastián, España
r
Anestesiología, Reanimación y T. Dolor, Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba, Córdoba, España
s
Anestesiología, Reanimación y T. Dolor, Hospital Universitario La Fe de Valencia, Valencia, España
t
Anestesiología, Reanimación y T. Dolor, Grupo Policlínica de Ibiza, Ibiza, España
u
Anestesiología, Reanimación y T. Dolor, Complejo Hospitalario Universitario de Canarias, Canarias, España
∗
Autor para correspondencia.
Correo electrónico: [email protected] (M. Murcia-Anaya).
https://doi.org/10.1016/j.redar.2021.03.005
0034-9356/© 2021 Sociedad Española de Anestesiologı́a, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Publicado por Elsevier España, S.L.U. Todos
los derechos reservados.
Descargado para Anonymous User (n/a) en Autonomous University of Queretaro de ClinicalKey.es por Elsevier en febrero 01, 2023. Para uso
personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2023. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
Revista Española de Anestesiología y Reanimación 69 (2022) 266---301
v
Anestesiología, Reanimación y T. Dolor, Hospital Universitari Dr. Josep Trueta de Girona, Girona, España
Sección de Anestesia Cardiaca, Vascular y Torácica, SEDAR, Anestesiología, Reanimación y T. Dolor. Hospital Universitario La Fe
de Valencia, Universitat de València, Valencia, España
w
Recibido el 22 de septiembre de 2020; aceptado el 19 de marzo de 2021
Disponible en Internet el 28 julio 2021
PALABRAS CLAVE
Anestesia torácica;
Videotorascopia;
Resección pulmonar;
Ventilación
unipulmonar;
Dolor postoperatorio;
Cuidados
postoperatorios;
Manejo anestésico
KEYWORDS
Thoracic anesthesia;
Videothoracoscopic;
Lung resection;
One-lung ventilation;
Postoperative pain;
Postoperative care;
Anesthesia
management
Resumen: La introducción de técnicas toracoscópicas asistidas por video en cirugía torácica
(VATS) ha permitido realizar un nuevo enfoque en la cirugía torácica. El acceso videotoracoscópico se realiza con pequeñas incisiones, preservando al máximo los músculos y los tejidos. En
la actualidad, la VATS se considera de elección en la mayoría de los procedimientos torácicos,
principalmente debido a la menor morbimortalidad asociada. La resección pulmonar por VATS
presenta reducción de las fugas de aire prolongadas, arritmias, neumonía, dolor postoperatorio
y una disminución de los marcadores inflamatorios. Esta reducción de las complicaciones postoperatorias está vinculada a una reducción de la estancia hospitalaria, siendo los pacientes de
alto riesgo y con poca tolerancia a la toracotomía los principales beneficiarios de esta técnica.
En comparación con la toracotomía convencional, los?resultados?oncológicos de la cirugía
VATS son similares o incluso superiores a los de la cirugía abierta.
Este documento, de redacción multidisciplinar, consensuado por el grupo de trabajo de cirugía
torácica de la Sociedad Española de Anestesiología y Reanimación (SEDAR), de la Sociedad
Española de Cirugía Torácica (SECT) y la Asociación Española de Fisioterapia (AEF), pretende
estandarizar y difundir, con base en la bibliografía más actual, las mejores pautas de manejo
clínico perioperatorio de los pacientes que se someten a una cirugía de resección pulmonar
por VATS. Cada recomendación parte de una revisión de la literatura disponible y analizada en
profundidad por los autores.
Con el objetivo de dirigir el curso asistencial que seguirá el paciente que se somete a una cirugía pulmonar por VATS, esta guía se organiza inicialmente en el enfoque quirúrgico, seguido de
los tres puntos clásicos del proceso anestésico. Estos puntos son preoperatorio, intraoperatorio
y postoperatorio.
© 2021 Sociedad Española de Anestesiologı́a, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Publicado
por Elsevier España, S.L.U. Todos los derechos reservados.
Clinical guide to perioperative management for videothoracoscopy lung resection
(Section of Cardiac, Vascular and Thoracic Anesthesia, SEDAR; Spanish Society of
Thoracic Surgery, SECT; Spanish Society of Physiotherapy)
Abstract The introduction of video-assisted thoracoscopic (VATS) techniques has led to a new
approach in thoracic surgery. VATS is performed by inserting a thoracoscope through a small
incisions in the chest wall, thus maximizing the preservation of muscle and tissue. Because of
its low rate of morbidity and mortality, VATS is currently the technique of choice in most thoracic procedures. Lung resection by VATS reduces prolonged air leaks, arrhythmia, pneumonia,
postoperative pain and inflammatory markers. This reduction in postoperative complications
shortens hospital length of stay, and is particularly beneficial in high-risk patients with low
tolerance to thoracotomy.
Compared with conventional thoracotomy, the oncological results of VATS surgery are similar
or even superior to those of open surgery.
This aim of this multidisciplinary position statement produced by the thoracic surgery working
group of the Spanish Society of Anesthesiology and Reanimation (SEDAR), the Spanish Society
of Thoracic Surgery (SECT), and the Spanish Association of Physiotherapy (AEF) is to standardize and disseminate a series of perioperative anaesthesia management guidelines for patients
undergoing VATS lung resection surgery. Each recommendation is based on an in-depth review
of the available literature by the authors.
In this document, the care of patients undergoing VATS surgery is organized in sections, starting with the surgical approach, and followed by the three pillars of anaesthesia management:
preoperative, intraoperative, and postoperative anaesthesia.
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by Elsevier España, S.L.U. All rights reserved.
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M. Granell-Gil, M. Murcia-Anaya, S. Sevilla et al.
Introducción
Tabla 1
Nivel de evidencia
Ia
La evidencia proviene
de metaanálisis de ensayos controlados,
aleatorizados, bien diseñados.
Ib
La evidencia proviene de, al menos, un ensayo
controlado aleatorizado.
IIa
La evidencia proviene de, al menos, un estudio
controlado bien diseñado sin aleatorizar
La evidencia proviene de, al menos, un estudio
IIb
no completamente experimental, bien
diseñado, como los estudios de cohortes. Se
refiere a la situación en la que la aplicación de
una intervención está fuera del control de los
investigadores, pero cuyo efecto puede
evaluarse.
III
La evidencia proviene de estudios descriptivos
no experimentales bien diseñados, como los
estudios comparativos, estudios de correlación
o estudios de casos y controles.
IV
La evidencia proviene de documentos u
opiniones de comités de expertos o
experiencias clínicas de autoridades de
prestigio o los estudios de series de casos.
Grado de recomendación
A
Basada en una categoría de evidencia I.
Extremadamente recomendable.
B
Basada en una categoría de evidencia II.
Recomendación favorable
C
Basada en una categoría de evidencia III.
Recomendación favorable pero no
concluyente.
D
Basada en una categoría de evidencia IV.
Consenso de expertos, sin evidencia adecuada
de investigación
La introducción de técnicas toracoscópicas asistidas por
video en cirugía torácica (VATS) ha permitido realizar un
nuevo enfoque en dicho procedimiento. El acceso videotoracoscópico se efectúa sin separar las costillas, con pequeñas
incisiones y preservando al máximo los músculos y los tejidos. En la actualidad, la VATS se considera de elección en
la mayoría de los procedimientos torácicos, principalmente
debido a la menor morbimortalidad asociada1 . La resección pulmonar por VATS presenta reducción de las fugas de
aire prolongadas, arritmias, neumonía, dolor postoperatorio y una disminución de los marcadores inflamatorios2 . Esta
reducción de las complicaciones postoperatorias va asociada
a un decremento de la estancia hospitalaria, permitiendo
incluso el desarrollo de protocolos de recuperación intensificada (PRI). Esto ha contribuido a la mayor rentabilidad de
los procedimientos por VATS y mejores resultados en cuanto
a morbimortalidad; siendo los pacientes de alto riesgo y con
poca tolerancia a la toracotomía los principales beneficiarios
de esta técnica.
En comparación con la toracotomía convencional, los
resultados oncológicos de la cirugía VATS son?similares o
incluso superiores?a los de la cirugía abierta. Varios estudios han demostrado que la supervivencia a largo plazo y
la recurrencia locorregional en pacientes operados por VATS
son comparables a los de los individuos sometidos a lobectomía por toracotomía1 .
Con el objetivo de dirigir el curso asistencial que seguirá
el paciente que se somete a una cirugía de resección pulmonar por VATS, esta guía se organiza inicialmente en el
enfoque quirúrgico, seguido de los tres puntos clásicos del
proceso anestésico. Estos puntos son: preoperatorio, intraoperatorio y postoperatorio.
Metodología
En este documento, de redacción multidisciplinar, consensuado por el grupo de trabajo de cirugía torácica de la
Sociedad Española de Anestesiología y Reanimación (SEDAR),
de la Sociedad Española de Cirugía Torácica (SECT) y la Asociación Española de Fisioterapia (AEF), se hace una revisión
y análisis de las pautas de manejo anestésico perioperatorio
de los pacientes que se someten a una cirugía de resección
pulmonar por VATS.
Inicialmente, se procedió a realizar una búsqueda sistemática de la literatura en bases de datos como PubMed,
Cochrane Library y UpToDate. Se consideraron aptos para
ello los metaanálisis, revisiones sistemáticas, revisiones,
recomendaciones de consenso de otras sociedades distintas
a las implicadas en estas guías, estudios controlados aleatorizados, estudios controlados no aleatorizados, estudios
observacionales y estudios de series de casos. Se incluyeron los trabajos en los que se dispuso de acceso completo
al contenido y que habían sido publicados hasta enero del
2020.
Los expertos participantes, tras la revisión en profundidad de la literatura disponible, elaboran una serie de
recomendaciones de los diferentes aspectos relacionados
con la cirugía VATS. Se clasificaron los niveles de evidencia
y grados de recomendación según la US Agency for Health
Niveles de evidencia y grados de recomendación
Adaptada de: US Agency for Healthcare Research and Quality252 .
Research and Quality. Se califica la evidencia y el grado de
recomendación, dependiendo de la calidad de los estudios
(tabla 1).
En la mayoría de los puntos que trataremos no existen
recomendaciones establecidas en la bibliografía que sean
específicas para la cirugía por VATS, por lo que, en estos
casos, se seguirán las recomendaciones genéricas aplicadas
a la cirugía torácica adecuadas en cada caso, según consenso
del grupo de trabajo para la cirugía VATS.
Tipos de resecciones pulmonares por VATS e
indicaciones
Las resecciones pulmonares por abordaje VATS se clasifican
principalmente en dos grandes bloques:
Resecciones pulmonares no anatómicas: son resecciones de parénquima pulmonar, sin realizar individualización
de las estructuras broncovasculares correspondientes. Debe
incluir la lesión con márgenes de seguridad. En el caso de
lesiones malignas, el margen mínimo debe ser de 2 cm o el
equivalente al tamaño del tumor.
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Resecciones pulmonares anatómicas: las más habituales, conllevan la resección de parénquima pulmonar,
realizando disección y posterior sección individualizada de
las estructuras broncovasculares correspondientes. Se dividen en:
Segmentectomías anatómicas: consiste en la resección
de uno o varios segmentos pulmonares con disección y
posterior sección individualizada de las estructuras broncovasculares segmentarias.
Lobectomías: consiste en la resección de un lóbulo pulmonar con disección y posterior sección individualizada de
las estructuras broncovasculares lobares.
Bilobectomías: consiste en la resección en el lado derecho de dos lóbulos pulmonares (LSD + LM o LM + LID) con
disección y posterior sección individualizada de las estructuras broncovasculares lobares.
Neumonectomías: consiste en la resección de un pulmón
en su totalidad con disección y posterior sección individualizada de las estructuras broncovasculares pulmonares.
Procedimientos broncoangioplásticos: son resecciones
pulmonares anatómicas en las que por extensión local del
tumor o afectación ganglionar tumoral, se requiere la sección y posterior reconstrucción de estructuras bronquiales o
arteriales mediante broncoplastias o angioplastias.
Tabla 2 Thoracoscore: modelo de predicción de mortalidad a 30 días después de cirugía pulmonar
Valor
Odds
ratio
Edad
< 55
55-65
> 65
Mujer
Hombre
1-2
3-4
≤2
≥3
≤2
≥3
Programada
Urgente
Otras
Neumonectomía
Patología
benigna
Patología
maligna
0
≤2
≥3
1
2,155
2,738
1
1,569
1
1,569
1
1,992
1
2,478
1
2,326
1
3,379
1
3,464
Sexo
ASA
Estado basal
Escala disnea
Prioridad de la
cirugía
Tipo de procedimiento
Grupo
diagnóstico
Número comorbilidades
Preoperatorio
Valoración preoperatoria en cirugía de resección
pulmonar por VATS
La cirugía de resección pulmonar comporta una elevada
morbimortalidad que está condicionada tanto por el tipo
de intervención como por el estado basal del paciente. La
valoración preoperatoria tiene como objetivo principal la
evaluación global del estado cardiorrespiratorio del individuo para predecir la tolerancia a la resección, así como la
optimización previa a la cirugía. Para ello, será imprescindible un abordaje multidisciplinar3 . Es importante diferenciar
los criterios de resecabilidad, definidos según la extensión
tumoral valorados principalmente por el cirujano torácico,
de los criterios de operabilidad basados en la reserva cardiopulmonar. Es en estos últimos en los que se hará hincapié
en este apartado de la guía.
El abordaje preoperatorio en cirugía pulmonar por VATS
se divide en cuatro niveles:
1◦ ) Evaluación preoperatoria inicial: se basa en una
anamnesis detallada y un examen físico exhaustivo en busca
de enfermedades subyacentes, así como valoración la capacidad funcional del paciente (papel de los equivalentes
metabólicos o METS) y una correcta valoración de la vía
aérea. En este apartado, se integra además la revisión
de las pruebas complementarias de rutina, que incluye
hemograma, bioquímica y coagulación, así como electrocardiograma (ECG) y radiografía de tórax.
Existen diversas escalas de riesgo descritas para definir
el riesgo del procedimiento de estos pacientes, y aunque
actualmente no existe consenso sobre qué sistema o escala
de valoración de riesgo es la mejor, se establece la escala
nombrada como Thoracoscore o sistema de puntuación de
cirugía torácica como una de las herramientas más útiles
para predecir el riesgo perioperatorio en cirugía torácica4,5 .
Variable
1
2,106
2,476
Fuente: Falcoz et al.6 .
El Thoracoscore (tabla 2) es un sistema de evaluación de la
mortalidad prevista en pacientes sometidos a cirugía torácica en general, basado en nueve variables, elegidas entre
las más representativas en la mortalidad, evaluada en un
estudio prospectivo realizado con una muestra de 15.183
pacientes, entre los que se registró un 2,2% de mortalidad total, empleando un análisis de regresión logística para
predecir el riesgo de muerte intrahospitalaria6 . El riesgo calculado, según esta escala, puede simplificarse con el empleo
de calculadoras disponibles de acceso online libre7 .
2◦ ) Evaluación del riesgo cardiaco: la valoración de la
patología cardiovascular debe ser el primer escalón en todos
los pacientes sometidos a cirugía pulmonar. Las últimas guías
publicadas en 2013 por el colegio americano de cirujanos
torácicos (ACCP), recomiendan sustituir la utilización del
tradicional Índice de riesgo cardiaco revisado (RCRI) por el
nuevo algoritmo validado Índice de riesgo cardiaco revisado
torácico (ThRCRI) para la valoración del riesgo cardiovascular en los pacientes candidatos a cirugía pulmonar8 . Con este
índice, cualquier valor mayor de 2, la asociación de nuevas
condiciones o síntomas cardiacos, si el paciente necesita
medicación por patología cardiaca o < 4 METS requiere una
valoración cardiológica (tablas 3 y 4).
Desde su publicación en el año 2014, las recomendaciones
de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC) y la Sociedad
Europea de Anestesiología (ESA)9 , sugieren la realización
de las siguientes pruebas de valoración cardiovascular en
los pacientes de alto riesgo quirúrgico:
- ECG y la determinación de troponinas pre y postoperatorias (48 a 72 h), para evaluar posible daño miocárdico.
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M. Granell-Gil, M. Murcia-Anaya, S. Sevilla et al.
Tabla 3 Índice de riesgo cardiaco revisado recalibrado
(ThRCRI) para cirugía de tórax
Índice de Riesgo cardiaco revisado (ThRCRI)
Puntuación
Cirugía de alto Riesgo (neumonectomía)
Historia de cardiopatía isquémica (angina o
infarto de miocardio)
Ictus o AIT previo
Creatinina preoperatoria > 2 mg/dL o FG <
60
1,5
1,5
Fuente: Brunelli et
1,5
1
postoperatorio inmediato20,21 . El cálculo de estos se realiza
mediante la gammagrafía de perfusión pulmonar a través de
las siguientes fórmulas:
• FEV1 ppo = FEV1 preoperatorio x (n.◦ segmentos izquierdos después resección/18)
• DLCO ppo = DLCO preoperatorio x (1-% tejido pulmonar
funcional resecado/100)
Los valores obtenidos de las pruebas de funcionales respiratorias determinarán el riesgo de morbimortalidad en la
cirugía pulmonar4,5 :
al.8 .
Tabla 4 Clase de riesgo según el Índice de riesgo cardiaco
revisado recalibrado (ThRCRI) para cirugía de tórax
Clase de riesgo
ThRCRI
Complicaciones
cardiacas
A
B
C
D
0
1-1,5
2-2,5
> 2,5
2%
5,8%
19%
23%
Fuente: Brunelli et al.8 .
- Un ecocardiograma, si se sospecha disfunción ventricular,
valvulopatías o hipertensión pulmonar.
- Pacientes con infarto de miocardio en los últimos seis
meses requieren una valoración por cardiología antes de
la cirugía.
- En los pacientes en los que se demuestre una lesión coronaria significativa en la coronariografía debe considerarse
la cirugía de revascularización coronaria antes de la cirugía pulmonar.
- El antecedente de infarto de miocardio en los últimos 30
días contraindica la cirugía de resección pulmonar. No se
recomienda la resección pulmonar hasta las seis semanas
posteriores y tras valoración por cardiólogo9 .
3◦ ) Evaluación funcional respiratoria: se recomienda realizar a todos los pacientes una espirometría para el cálculo
del volumen espiratorio forzado en primer segundo (FEV1)
y una medición de la capacidad de difusión de monóxido
de carbono (DLCO)8 . Según resultados, se indica el cálculo
de los valores predictivos postoperatorios (ppo) de FEV1 y
DLCO, mediante la gammagrafía de perfusión pulmonar o
de la realización de prueba de esfuerzo según el algoritmo
elegido.
Existen dos algoritmos a nivel mundial: Bolliger y Perruchoud (fig. 1) que se apoyan más en la prueba de esfuerzo
y que se basan la European Respiratory Society (ERS), Europeran Society of Thoracic Surgery (ESTS) y DATTA LAHIRI, se
apoyan más en la gammagrafía, y el que siguen tanto la British Thoracic Society (BTS) como la ACCP. Actualmente, no
existe ningún índice de riesgo validado que se pueda aplicar
directamente en la toma de decisiones clínicas en resección
pulmonar10 .
El FEV1, DLCO y sus valores ppo son factores de riesgo
independientes relacionados con la incidencia de morbimortalidad postoperatoria11 . El DLCO ppo es el mayor predictor
de complicaciones cardiopulmonares y mortalidad mientras
que el FEV1 es el mejor predictor de supervivencia en el
• Valores preoperatorios de FEV1/DLCO > 80% o postoperatorios FEV1 ppo y DLCO ppo > 60%, indican un riesgo bajo
de complicaciones y no requieren la realización de otras
pruebas.
• Valores FEV1 ppo y DLCO ppo entre 60 a 30% presentan
un moderado-elevado riesgo de morbimortalidad postoperatoria, aceptándose la intervención tras el cálculo de
la extensión permitida si se realiza tras una prueba de
esfuerzo no concluyente. En caso de realizarse previo a
la misma, sería recomendable efectuar una prueba de
esfuerzo.
• Valores FEV1 ppo y DLCO ppo < 30 a 40%: presentan un alto
riesgo perioperatorio, no recomendándose la cirugía si se
realiza tras la prueba de esfuerzo. En caso contrario se
debe llevar a cabo la evaluación de la reserva funcional.
4◦ ) Evaluación de la reserva cardiopulmonar: se recomienda su estudio en los siguientes supuestos:
• Pruebas funcionales respiratorias con valores de
FEV1 ppo o DLCO ppo < 60%
• Presencia de patología cardiaca previa y/o
• Factores de riesgo cardiovascular elevado (ThRCRI > 2).
La prueba de esfuerzo con medición del consumo
máximo de oxígeno (VO2máx ) se considera el gold standard
(14). Los valores obtenidos de VO2máx determinarán el riesgo
quirúrgico y los criterios de operabilidad:
• VO2máx > 20 mL/kg/min o > 75% del valor teórico, presentan bajo riesgo quirúrgico. Se puede realizar cualquier
resección pulmonar.
• VO2máx 10-20 mL/kg/min o 35 a 75% del valor teórico,
presentan riesgo moderado, siendo no concluyente. Se
debe realizar un estudio de función pulmonar postoperatoria para el cálculo de los valores de FEV1 ppo y DLCO
ppo.
• VO2máx < 10 mL/kg/min o < 35% del valor teórico, presentan un alto riesgo quirúrgico (mortalidad > 10%). Se
contraindica la resección pulmonar.
Una alternativa a la medición del VO2máx es la realización
de la prueba de la marcha progresiva o la prueba de subir
escaleras, ya que tiene valor predictivo sobre la morbimortalidad postoperatoria. Se considera que subir más de 22 m o
caminar una distancia superior a 400 m, se corresponde con
un VO2máx > 15 mL kg-1, y está asociado con un bajo riesgo
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Diagnóstico
-
Valoración de cardiopatía:
ECG esfuerzo
Ecocardiograma
Prueba de esfuero
Cateterismo
-
Historia clinica
ECG
Función pulmonar:
Tratamiento:
-
no
-
Si
Médico
Quirúrgico
FEV1
DLCO
Ambos > 80%
Cualquiera < 80%
Prueba de esfuerzo
-
VO2 máx.
< 35% 0
< 10 ml/kg/min
35-75% y
10 - 20 ml/kg/min
>75 % o
> 20 ml/kg/min
Gammagrafia V/Q
Función pulmonar postoperatoria:
-
FEV1 ppo
DLCO ppo
Cualqulera > 40%
Ambos < 40%
INOPERABLE
Figura 1
Resección hasta calculada
la extensión y decisión
multidisciplinar
NUEMONECTOMÍA
Algoritmo en la evaluación funcional respiratoria de Bolliger y Perruchoud.
quirúrgico, por lo que podrían ser candidatos a lobectomía
y neumonectomía15 .
Predicción y prevención en el preoperatorio de las
complicaciones respiratorias postoperatorias
Los pacientes sometidos a cirugía torácica tienen una probabilidad alta de complicaciones respiratorias postoperatorias
(CRP). La incidencia de las CRP varía entre 0,5 al 40% en la
población quirúrgica general16 mientras que, tras la cirugía
torácica, puede llegar a ser del 19 al 59%17 . En la literatura,
disponemos de algunos modelos de predicción de riesgo que
poseen validez externa, pero solo la escala de riesgo Assess
respiratory RIsk in Surgical patients in CATalonia (ARISCAT)
tiene suficiente poder, teniendo además validación externa
en la población europea27,28 . Sin embargo, esta escala, descrita en la tabla 5, no es específica para cirugía torácica.
Los factores de riesgo más potentes para predecir las
CRP son: la edad, la saturación periférica de oxígeno (SpO2 )
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Tabla 5 Escala de riesgo ARISCAT y estratificación del
riesgo de CRP
ARISCAT
Variables
Valor
Puntos
Edad (años)
50
51-80
> 80
≥ 96
91-95
90
0
3
16
0
8
24
17
SpO2 preoperatoria
Infección respiratoria en el
último mes
Anemia preoperatoria (≤ 10
g/dL)
Incisión quirúrgica
Duración de la cirugía (h)
11
Periférica
Abdominal alta
Intratorácica
<2
2-3
>3
Cirugía emergente
Riesgo de complicaciones
respiratorias postoperatorias
Bajo < 26
Intermedio 26-44
Elevado > 44
0
15
24
0
16
23
8
Tomado y modificado de: Canet et al.18
preoperatoria, la existencia de infección respiratoria en el
último mes, la anemia preoperatoria (hemoglobina menor
de 10 g/dL), procedimiento urgente y la duración de la cirugía. Las CRP están relacionadas con factores vinculados con
el paciente, como quirúrgicos y anestésicos20 .
- Factores de riesgo relacionados con el paciente: representan aproximadamente el 50% y son principalmente los
siguientes;
• Edad avanzada: viene dado principalmente por su
asociación a comorbilidades, dependencia funcional y fragilidad.
• Estado físico según el sistema de clasificación que utiliza
la Sociedad Americana de Anestesia (ASA) ≥ 2
• Enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC): la
alteración FEV1 y de la DLCO están relacionadas con
el aumento de CRP en cirugía torácica. Toda cirugía no
urgente (Bolliger y Perruchoud) en un paciente EPOC no
compensado debería intentar aplazarse en un intento de
optimizar al individuo previamente a la cirugía. Los broncodilatadores inhalados de acción larga son la base del
tratamiento, asociados en ocasiones a corticoides inhalados, y se deben mantener durante el preoperatorio y
postoperatorio inmediatos21 . Asimismo, 30 min antes de la
intubación orotraqueal se puede asociar un broncodilatador de acción corta22 . Para optimizar la función pulmonar
existen programas de rehabilitación pulmonar y prehabilitación que reducen las CRP y la estancia hospitalaria.
Trataremos de estos programas en la parte destinada al
postoperatorio al final de esta guía.
• Insuficiencia cardiaca congestiva: es un potente factor
de riesgo para predecir CRP y que deberá recibir tratamiento previo en toda cirugía no urgente18 .
• Tabaquismo: se ha relacionado con mayor incidencia de
problemas con la cicatrización así como mayor riesgo CRP.
Se recomienda la abstinencia del tabaco como mínimo
cuatro semanas antes de la intervención. No obstante,
si esto no fuera posible con tanta antelación, se debe
desaconsejar igualmente antes de la operación32,34 .
• Infección respiratoria en el último mes: se recomienda
aplazar la intervención 30 días y realizar el tratamiento
antibiótico completo28,35 .
• Hipoxemia arterial preoperatoria: predicen de forma
potente el riesgo de CRP. El riesgo aumenta con una SpO2
≤ 95% y puede incrementar cinco veces con SpO2 ≤ 90%.
• Anemia preoperatoria: la cifra de hemoglobina por
debajo de 10 mg/dL se relaciona con un aumento de dos
a tres veces en las complicaciones infecciosas y CRP, así
como con la supervivencia a medio-largo plazo27,28 . La
mejor estrategia es el tratamiento con hierro oral (seis
a ocho semanas). Si no diera tiempo, se administraría
hierro por vía parenteral. Tanto la transfusión perioperatoria como los factores estimulantes de la eritropoyesis
no se recomiendan, ya que ambos se han relacionado con
disminución de la supervivencia29 .
• Dependencia del alcohol.
• Enfermedad hepática: ha sido identificado recientemente como factor de riesgo independiente de CRP y
como un factor independiente de mortalidad postoperatoria en el estudio europeo EuSOS30 .
• Obesidad: el objetivo será la realización de una cirugía
por videotoracoscopia en la medida de lo posible31 .
• Desnutrición: las guías actuales recomiendan fuertemente la valoración del estado nutricional antes y después
de toda cirugía mayor41---43 . Los pacientes de riesgo con
pérdida de peso > 10 a 15% en seis meses, índice de masa
corporal (IMC) < 18,5 kg m2 -1 y/o albúmina sérica < 3 g
dL-1, deberían recibir suplementos nutricionales orales
los cinco a siete días previos a la cirugía.
• Insuficiencia renal: se ha relacionado con aumento en
la aparición del distrés respiratorio postoperatorio y la
necesidad de reintubación.
• Otros factores de riesgo: la diabetes mellitus, un IMC
≥ 40 kg m2 -1, el síndrome de apneas-hipoapneas del
sueño (SAHS), el reflujo gastroesofágico, el cáncer y
la hipertensión están identificados como predictores de
CRP en algunos estudios, pero no cuentan con evidencia
suficiente19 .
- Factores de riesgo relacionados con la anestesia:
• Ventilación mecánica (VM): la VM protectora con bajo
volumen corriente (4-6 mL kg-1 en ventilación unipulmonar [VUP]) evita presiones meseta mayores de 25 cmH2 O
y utiliza valores de presión espiratoria al final de la
espiración (PEEP) óptima, junto a maniobras de reclutamiento alveolar (MRA). Esta se asocia con una disminución
de la incidencia de lesión pulmonar aguda (LPA) en el
postoperatorio35 .
• Sobrehidratación: aumenta el riesgo de LPA36 . No hay
evidencia de que la terapia de líquidos restrictiva comprometa la perfusión renal. En cirugía torácica el objetivo
es la normovolemia. La terapia de líquidos guiada por
objetivos no ofrece beneficios en cirugía torácica34 .
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Tabla 6 Recomendaciones en la valoración de patología cardiovascular preoperatoria de pacientes sometidos a cirugía de
resección pulmonar por VATS
Recomendaciones en la valoración de patología cardiovascular preoperatoria de pacientes sometidos a cirugía
de resección pulmonar por VATS
Recomendación
Clase
Nivel
Es imprescindible un abordaje multidisciplinar para la optimización preoperatoria
La valoración de la patología cardiovascular debe ser el primer escalón
En los pacientes de alto riesgo quirúrgico se recomienda evaluar el posible daño miocárdico
con la determinación de troponinas pre y postoperatorias
Se realizará un ecocardiograma si existe sospecha de disfunción ventricular, valvulopatías o
hipertensión pulmonar
Se requerirá evaluación multidisciplinar con cardiología previa a la cirugía si existe episodio
de cardiopatía isquémica aguda en los previos 6 meses
Los pacientes en los que se demuestre una lesión coronaria significativa en la coronariografía
debe considerarse la cirugía de revascularización coronaria antes de la cirugía pulmonar
No se recomienda la resección pulmonar hasta las 6 semanas posteriores a evento de infarto
de miocardio
III
III
IIb
Grado C.
Grado C
Grado B
IIb
Grado B
III
Grado C
IIb
Grado B
IV
Grado D
• Técnica anestésica: la anestesia neuroaxial se relaciona
con menor tasa de CRP en pacientes de alto riesgo31 . Los
anestésicos halogenados inhiben muy poco la vasoconstricción pulmonar hipóxica, sin apenas relevancia clínica
y confieren propiedades antinflamatorias a nivel pulmonar sin haberse demostrado claras diferencias respecto
el propofol. El bloqueo neuromuscular residual produce
hipoventilación y se ha identificado como factor independiente de CRP, por lo que su reversión correcta es
crucial31 .
- Factores de riesgo relacionados con la cirugía:
• El tipo de cirugía: la resección pulmonar por VATS se asocia a menor riesgo de CRP en comparación con la cirugía
abierta, así como de SDRA postoperatorio. Según publicaciones recientes, existe menor tasa de complicaciones,
estancia hospitalaria y mortalidad en el grupo de lobectomía por VATS versus lobectomía abierta43,46 .
• Duración de la cirugía > 2h es un factor de riesgo independiente para la aparición de CRP tanto en la población
quirúrgica general como en cirugía torácica19,26,30 .
• Cirugía urgente.
Las recomendaciones para considerar durante la valoración y manejo preoperatorio de los pacientes sometidos a
una resección pulmonar por VATS se resumen en las tablas
6, 7, 8, 9, 10.
Intraoperatorio
Manejo específico de la vía aérea: métodos de
aislamiento o separación pulmonar
La separación pulmonar consiste en la separación física
de ambos pulmones, lo cual solamente se puede conseguir
mediante el uso de tubos de doble luz (TDL), mientras que
el aislamiento pulmonar es una separación funcional para
conseguir el colapso de uno de los pulmones, lo cual se
puede lograr fácilmente mediante bloqueadores bronquiales (BB) y TDL de forma indistinta. El aislamiento pulmonar
y la VUP son el enfoque estándar para facilitar la exposición
del campo quirúrgico en la VATS, lo cual se puede conseguir
con los TDL y los BB.
TDL
Los TDL son generalmente los dispositivos más utilizados
para conseguir la separación pulmonar, aislamiento pulmonar y/o VUP. Para ello, se pueden emplear tanto TDL
izquierdos como TDL derechos, si bien el izquierdo sigue
siendo el tipo de dispositivo más usado por los anestesiólogos, basándose principalmente en preferencias, habilidades
personales y práctica institucional38 .
Muchos autores restringen el uso de los TDL derechos
a algunas indicaciones específicas, tales como neumonectomías izquierdas, distorsión anatómica de la entrada del
bronquio principal izquierdo por compresión extrínseca o
intraluminal y cirugías que afecten al bronquio principal
izquierdo.
Los criterios de selección para valorar la elección del
tamaño de TDL en cada caso se muestran en la tabla 10.
Se recomienda la comprobación visual a través de la luz
traqueal mediante un fibrobroncoscopio (FOB) para verificar
la posición correcta del TDL39 . Cabe destacar, en la actualidad, la disponibilidad de los TDL con cámara incorporada de
alta resolución que pueden facilitar la correcta colocación
del tubo y permiten la monitorización continua mediante
video de la posición del TDL durante toda la intervención,
con una necesidad menor de usar el FOB con su empleo40 .
BB
Los BB son otro método para conseguir la VUP mediante
su inserción e hinchado del neumotaponamiento dentro del
bronquio principal del lado a intervenir; también se puede
realizar un bloqueo lobar selectivo mediante su introducción
en el bronquio lobar deseado.
Pueden introducirse a través de un TET insertado por
vía oral, nasotraqueal como a través de una traqueostomía. Su colocación clásica es mediante un TET guiado por
FOB, requiriéndose un TET de suficiente diámetro para permitir realizar la introducción simultánea del FOB y el BB41 .
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Tabla 7 Recomendaciones en la valoración funcional respiratoria preoperatoria de pacientes sometidos a cirugía de resección
pulmonar por VATS
Recomendaciones en la valoración funcional respiratoria preoperatoria de pacientes sometidos a cirugía de
resección pulmonar por VATS
Recomendación
Clase
Nivel
Debe realizarse espirometría y cálculo de FEV1 y DLCO a los pacientes que se someten a
cirugía de resección pulmonar
Valores Preoperatorios de FEV1/DLCO > 80% o postoperatorios FEV1 ppo y DLCO ppo > 60%,
indican un riesgo bajo de complicaciones y no requieren la realización de otras pruebas.
Valores FEV1 ppo y DLCO ppo entre 60% -30%, se recomienda el estudio de reserva
cardiopulmonar, ya que presentan un moderado-elevado riesgo de morbimortalidad
postoperatoria
Valores FEV1 ppo y DLCO ppo < 30%, refleja la necesidad de realizar una prueba de esfuerzo
con medición del consumo máximo de oxígeno (VO2máx )
Los pacientes con «valores límite» en las pruebas de la función pulmonar, precisan del
cálculo de la función pulmonar residual y su valoración por el equipo multidisciplinar
IIa
Grado B
IIb
Grado B
IIb
Grado B
IIb
Grado B
III
Grado C
Tabla 8 Recomendaciones en la valoración funcional de la reserva cardiopulmonar en los pacientes sometidos a cirugía de
resección pulmonar por VATS
Recomendaciones en la valoración funcional de la reserva cardiopulmonar en los pacientes sometidos a
cirugía de resección pulmonar por VATS
Recomendación
Clase
Nivel
VO2máx > 20 mL/kg/min o 75% del valor teórico, refleja un bajo riesgo quirúrgico. Se puede
realizar cualquier resección pulmonar
VO2máx 10-20 mL/kg/min o 35-75% del valor teórico,presentan riesgo moderado. La decisión
quirúrgica dependerá del equipo multidisciplinar.
VO2máx < 10 mL/kg/min o < 35% del valor teórico, presentan un alto riesgo quirúrgico
(mortalidad > 10%). Se contraindica la resección pulmonar
En los pacientes con alto riesgo postoperatorio, FEV1ppo o DLCOppo < 60% y VO2máx. <
10 mL/kg/min o < 35% del valor teórico esperado para su rango, se recomienda la
rehabilitación preoperatoria y postoperatoria
III
Grado C
III
Grado C
III
Grado C
III
Grado C
Tabla 9
Recomendaciones para la optimización preoperatoria del paciente sometido a VATS para resección pulmonar
Medidas de optimización del paciente sometido a VATS para resección pulmonar en el preoperatorio
Recomendación
Clase
Nivel
En el paciente EPOC debe mantenerse el tratamiento preoperatorio con broncodilatadores
inhalados durante el preoperatorio y postoperatorio inmediato (21).
Ia
Grado A
Asociar 30 minutos antes de la intubación orotraqueal un broncodilatador de acción corta
adicional
Se recomiendan los programas de rehabilitación pulmonar y prehabilitación para reducir las
CRP y la estancia hospitalaria
Se recomienda la abstinencia del tabaco como mínimo 4 semanas antes de la intervención.
En caso de infección respiratoria en el último mes se recomienda aplazar la intervención 30
días y realizar el tratamiento antibiótico completo
Se recomienda optimizar la cifra de hemoglobina por encima de 10 g/dL con administración
de hierro oral de 6-8 semanas previas si existe tiempo de margen quirúrgico
No se recomiendan la transfusión perioperatoria ni los factores estimulantes de la
eritropoyesis para optimizar cifras de hemoglobina preoperatorias
Se recomienda la valoración y optimización del estado nutricional antes y después de la cirugía
IIb
Grado B
Ib
Grado A
IIb
IIa
Grado B
Grado B
IIb
Grado B
IIb
Grado B
Ib
Grado A
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Tabla 10
Referencias anatómicas para la elección de tamaño del tubo de doble luz
Sexo
Masculino
Femenino
Tabla 11
Altura (cm)
Tamaño TLD (Fr)
> 170
160-170
< 160
> 160
150-160
< 150
41
39
37 o 39
37
35
32 o 35
Principales tipos de bloqueadores bronquiales
Tamaño
Mecanismo de
orientación
TET más pequeño
recomendado para uso
coaxial
Canal central
Volumen medio de
inflado
Cohen B.B.
Arndt B.B.
Fuji Uniblocker
EZ B.B.
9 Fr
Dispositivo de
rueda para desviar
la punta
TET n◦ 8
5, 7 y 9 Fr
Bucle de alambre
que se acopla al
FOB
TETs n◦ 4,5, 7 y 8,
respectivamente
9 y 5 Fr
Rotación extremo
proximal. Punta
preformada
TET n◦ 8
7 Fr
Punta en forma de
«Y»
Diámetro interno
1,6 mm
6-9 mL
Diámetro interno
1,4 mm
0,5-2 mL, 2-6 mL y
4-8 mL,
respectivamente
Diámetro interno
2,0 mm
8 mL
Diámetro interno
1,4 mm
Balón izquierdo 11
mL, Balón derecho
14 mL
Se destaca también el papel de los tubos orotraqueales de
única luz con cámara incorporada que permiten visualizar la
correcta colocación del BB sin necesidad del FOB de forma
continua52,53 .
Existen diferentes tipos de BB independientes comercializados con características diferenciales entre ellos como se
muestra en la tabla 11.
TDL frente BB
En general, la DLT sigue siendo la técnica gold estándar
en varios procedimientos quirúrgicos que requieren separación/aislamiento de los pulmones y es la preferida por la
mayoría de los anestesiólogos torácicos38,44,45 .
Cuando existen indicaciones absolutas de separación pulmonar, el TDL es la única alternativa posible; entre estas se
hallarían las situaciones de hemorragia masiva, neumonía
purulenta y/ o absceso pulmonar, fístulas broncopleurales, rotura traqueobronquial, trasplante pulmonar, lavados
broncoalveolares por proteinosis alveolar y bullas gigantes
contralaterales40 . Debemos tener en cuenta que los TDL son
más rápidos de insertar que los BB y son más fiables, pero
causan más lesiones en la vía aérea. Por otro lado, hay una
serie de situaciones bien definidas en las que los BB son los
dispositivos preferidos, como por ejemplo: pacientes con
vía aérea difícil (VAD) prevista, presencia de traqueostomía,
necesidad de intubación nasal, anatomía traqueobronquial
alterada, presencia previa de TET, necesidad postoperatoria
de ventilación mecánica, niños (única opción para niños de
menos de 140 a 145 cm de altura), pacientes con una neumonectomía contralateral, o bien la indicación de bloqueo
lobar selectivo.
TET n◦ 8
En definitiva, aparte de las indicaciones comentadas
anteriormente para cada uno de estos dispositivos, la elección entre DLT y BB durante una cirugía torácica por VATS
dependerá del entorno clínico, las propiedades específicas de estos dispositivos y las preferencias personales del
anestesiólogo41 . Según encuestas realizadas en el Reino
Unido, Italia el Medio Oriente y una llevada a cabo por la Asociación Europea de Anestesiólogos Cardiotorácicos (EACTA),
la mayoría de los anestesiólogos torácicos prefieren los DLT
(más del 90%)46---48 .
VAD en cirugía torácica
El manejo de VAD en cirugía torácica es más complejo
respecto a otras especialidades debido a la exigencia de
separación o aislamiento pulmonar y a una mayor presencia de anormalidades asociadas a la vía aérea superior e
inferior49 . Es por ello, que no puede extrapolarse el algoritmo de la ASA de VAD para la intubación traqueal49 .
Diferenciamos cuatro escenarios posibles:
• Ante una situación de VAD prevista, la opción preferida
por los expertos es la intubación con un TET guiado con
FOB en paciente despierto/sedado, manteniendo la ventilación espontánea, seguido de la posterior inserción de
BB, dado que se trata del método más fácil y seguro para
establecer el aislamiento pulmonar50 . En caso de que haya
indicación absoluta de separación pulmonar se procederá
posteriormente a sustituir el TET por TDL con un intercambiador. En aquellos pacientes en los que la ventilación se
presume fácil puede barajarse la inserción de un TDL con
ayuda de un videolaringoscopio como primera opción54,55 .
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Estos dispositivos consiguen reemplazar en ocasiones a
la FOB como primera opción para acceder a la vía aérea
tanto para TET como para TDL.
• Ante una VAD imprevista, la actitud la marcará la dificultad para la ventilación. Si esta es eficaz, podría plantearse
la intubación mediante dispositivos de apoyo. Si no se consigue intubar, se deberá despertar al paciente e intubar
con un TET guiado por un FOB. En caso de no poder ventilar ni intubar, se procederá a realizar una cricotirotomía.
• Ante un paciente con traqueostomía, la recomendación
es el uso de BB, ya sea a través de un TET o de una cánula
de traqueostomía desechable. También existen TDL con
diseño especial para estos sujetos.
• Ante un paciente que ya se encuentra intubado, lo recomendable por sencillez y por evitar la manipulación de la
vía aérea es la colocación de un BB guiado por FOB.
Nuevas perspectivas: VATS en pacientes no intubados
En la última década, con el interés creciente de la
menor invasividad tanto desde el punto de vista quirúrgico como anestésico, ha habido un resurgimiento por
la cirugía torácica sin intubar. La literatura sugiere que
podría aplicarse a la mayoría de los procedimientos de
VATS, incluida la resección anatómica, aunque los criterios óptimos para la selección de pacientes no están
determinados. De esta forma, se evitarían los efectos deletéreos de la anestesia general, así como de la ventilación
mecánica y de la VUP, aspectos de mayor relevancia en
aquellos con la función pulmonar comprometida. Existe
evidencia creciente para procedimientos menores como
pleurodesis, biopsias mediastínicas o simpatectomía, mostrando resultados prometedores en términos de seguridad
y efectividad52 . La combinación de sedación con anestesia locorregional son suficientes para el manejo tanto
intra como postoperatorio del dolor generado por el
procedimiento toracoscópico. Tanto las técnica epidural
como paraverterbral están indicadas, pudiendo ser válido
también el bloqueo intercostal en procedimientos menores.
Las manipulaciones del hilio pueden inducir tos incontrolable que puede inhibirse mediante la instilación de
lidocaína pleural, o por bloqueo del ganglio estrellado o el
bloqueo vagal intratorácico infiltrando 2 mL anestesia local
adyacente al nervio vago a nivel de la tráquea inferior para
las cirugías del lado derecho y en la ventana aortopulmonar
para las cirugías del lado izquierdo53 .
Las principales recomendaciones en el manejo de la vía
aérea y colapso pulmonar en VATS se resumen en la tabla
12.
Ventilación mecánica en cirugía torácica
videoasistida
No existen recomendaciones específicas a este respecto
para la cirugía VATS, por lo que, como comentamos con
anterioridad en la guía, seguiremos y adaptaremos las recomendaciones genéricas aplicadas a la cirugía torácica (tabla
13).
Ventilación protectora o de protección pulmonar
La ventilación protectora no es simplemente sinónimo de
ventilación de bajo volumen tidal (VT), sino que también
incluye el uso rutinario de PEEP y las MRA.
En literatura reciente se discute si en los pulmones
«sanos», la aplicación de PEEP y las MRA no mejora el
resultado postoperatorio e incluso se asocia con inestabilidad hemodinámica intraoperatoria, como muestra el
estudio PROVHILO54 . El debate sobre este enfoque llamado
«atelectasia permisiva» continua. En esta línea, en la actualidad, existen en curso los estudios titulados PROTHOR y
iPROVE- OLV para evaluar los efectos de la PEEP y las MRA
durante la VUP55 .
Volumen tidal
El VT durante la VUP debe restringirse a 4 a 5 mL kg-1 de
peso corporal ideal. El uso de un volumen de 4 mL kg-1
durante la VUP se asoció a un menor volumen de agua pulmonar, en comparación con volúmenes de 6 a 8 mL kg-156 .
Numerosos estudios han demostrado que la utilización de VT
bajos puede empeorar el intercambio de gases, pero con una
menor incidencia de complicaciones postoperatorias61,62 ,
hecho contradicho por otro estudio que confirma que las
ventajas de la ventilación con VT bajos sin una PEEP adecuada no previene las complicaciones respiratorias durante
el postoperatorio. Esto pone de manifiesto que el uso de
VT bajos puede representar un componente necesario, pero
no lo suficientemente independiente de la ventilación de
protección pulmonar59 .
La hipercapnia permisiva es una consecuencia del uso
de VT bajos. En VUP, la hipercapnia permisiva mantiene
inalterada la oxigenación pulmonar64,65 . Un reciente ensayo
clínico demostró que cuando se utiliza la hipercapnia permisiva puede mejorar la función respiratoria tras la VUP en los
pacientes sometidos a lobectomía, reduciendo las presiones
máxima y meseta e incrementado el rendimiento hemodinámico. También se inhibe la inflamación local y sistémica,
al reducir los mediadores inflamatorios del líquido broncoalveolar y sérico62 .
Maniobras de reclutamiento alveolar
Las MRA a través de un proceso dinámico pretenden obtener
la reapertura de alveolos colapsados mediante la aplicación de un incremento breve y controlado de la presión
transpulmonar. Estas zonas, al ser abiertas, participan en
el intercambio gaseoso, lo que determina una mejora en la
oxigenación, la mecánica ventilatoria y una disminución del
espacio muerto alveolar67---70 . Las MRA deben efectuarse al
inicio de la VUP para optimizar el pulmón que va a ser ventilado, siempre que aparezca hipoxemia intraoperatoria y
antes de extubar al paciente para reabrir aquellos alveolos
que se hayan colapsado. Un estudio experimental demostró
que la realización repetitiva de MRA no induce la respuesta
proinflamatoria67 .
Un estudio reciente observó una disminución significativa
de la driving pressure tras la realización de una MRA al
inicio de la VUP68 . Dado que las driving pressures elevadas
intraoperatoriamente se asocian con una incidencia más
alta de CRP, este estudio sugeriría que la aplicación de MRA
seguida de la PEEP óptima podría tener un efecto protector
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Tabla 12
Recomendaciones en el manejo de la vía aérea y colapso pulmonar en VATS
Recomendación
Clase
Nivel
El correcto colapso pulmonar es primordial en VATS frente la toracotomía clásica
Para la mayoría de la cirugía electiva VATS, y salvo contraindicación, se recomienda el
uso de un TDL izquierdo frente al TDL derecho o al BB
Es preferible el uso de un BB al TDL en las situaciones de VAD, paciente ya intubado o
traqueostomizado, ventilación mecánica prolongada anticipada, necesidad de colapso
lobar selectivo y niños
Se recomienda el uso del fibrobroncoscopio para guiar la correcta colocación de los
dispositivos para el aislamiento de la vía aérea
Ante una situación de VAD prevista, la opción preferida por los expertos es la intubación
con un TET guiado con FOB en paciente despierto/sedado manteniendo la ventilación
espontánea, seguido de la posterior inserción de BB
En pacientes con VAD prevista, y con previsión de ventilación fácil, se recomienda el
uso del videolaringoscopio como primera opción para la intubación traqueal
III
IIb
Grado C
Grado B
IV
Grado D
III
Grado C
IV
Grado D
IV
Grado D
Tabla 13
Recomendaciones en ventilación mecánica en cirugía de resección pulmonar por VATS
Recomendaciones en la ventilación mecánica en VATS
Para pacientes seleccionados, la VATS en el paciente despierto reduce las complicaciones
asociadas a la anestesia general y ventilación mecánica
El VT debe restringirse a 4-5 mL/kg-1 de peso corporal ideal durante VUP (34)
III
Grado C
IIa
Grado B
Se recomienda el uso de PEEP individualizada
Se aboga por el uso sistemático y precoz de Continuous Positive Airway Pressure (CPAP) en
pulmón no dependiente (en VATS no es la elección idónea, si bien en caso necesario se
aconseja CPAP < 2 cmH2 O) (73).
Ib
Ia
Grado A
Grado A
No existe evidencia suficiente que respalde la ventaja de ninguna modalidad de ventilación
sobre la otra.
No existe evidencia suficiente acerca de que la elección del tipo de anestesia (inhalada frente
a intravenosa)
y disminuir la incidencia de CRP en comparación con otras
técnicas ventilatorias.
Presión positiva al final de la espiración (PEEP)
Se recomienda el uso de una PEEP individualizada. Existen varios parámetros de cabecera, como la complianza
dinámica (Cdyn), el volumen espirado de dióxido de carbono (VTCO2) que se pueden usar para determinar la PEEP
individualizada, con una mejor oxigenación y mejoría de la
eficacia y mecánica pulmonar tras las MRA73,74
Ratio inspiración: espiración
Aunque existen estudios en los que se ha puesto de manifiesto que un ratio 1:1 puede mejorar la oxigenación y la
mecánica pulmonar75,76 no existe evidencia clara que recomiende su uso, por lo que se sugiere el uso de un ratio normal
de 1:2 de inicio, y su reducción si es necesario (1:3/1:4) en
presencia de enfermedad obstructiva o autoPEEP.
Continuous Positive Airway Pressure (CPAP) en pulmón
no dependiente
Varios estudios han demostrado los beneficios de la CPAP de
4-5 cmH2O aplicada al pulmón no dependiente, con mejoría
clara de oxigenación77,78 . En esta línea, abogan por el uso
sistemático y precoz de la misma, salvo en determinadas
cirugías como es el caso de la cirugía VATS. En la VATS es
necesario el colapso total del pulmón no dependiente para
facilitar la visión del campo quirúrgico. No obstante, aunque
no se recomienda su uso a priori en la VATS, en el caso de que
sea imprescindible, se debe limitar la presión a una CPAP
de 2 cmH2 O, ya se ha comprobado que con estos valores
de CPAP se obtienen unas condiciones quirúrgicas óptimas.
En cambio, las presiones de CPAP más altas causarían un
colapso insuficiente del pulmón no ventilado. Además, se
ha observado una menor respuesta inflamatoria con CPAP,
probablemente debido a la reducción de la atelectasia y la
disminución del daño durante la reexpansión79---82 .
Modalidades ventilatorias
Inicialmente, se sugería una posible ventaja de la ventilación controlada por presión (VCP) en término de intercambio
de gases, debido al patrón de flujo de desaceleración, que
permite una distribución de gas más homogénea que un flujo
cuadrado79 . Sin embargo, otros estudios no han demostrado
los supuestos beneficios de la VCP80 . Por lo tanto, el efecto
beneficioso sobre el intercambio de gases de la VCP en
277
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comparación con la ventilación controlada por volumen
sigue sin ser concluyente. No existe evidencia clara que
respalde la ventaja de ninguna modalidad de ventilación
sobre la otra.
Elección del anestésico
Durante la VUP, tanto la anestesia inhalada como la intravenosa son posibles. Los antiguos agentes halogenados
inhibían la vasoconstricción pulmonar hipóxica, de manera
dosis-dependiente. Sin embargo, los anestésicos volátiles
modernos como el sevoflurano y desflurano, utilizados a
las concentraciones clínicas habituales, son solo inhibidores
débiles en comparación con los antiguos81 . La VUP aumenta
las concentraciones alveolares de mediadores proinflamatorios en el pulmón ventilado. El estudio de Schilling en 2011
demuestra que, tanto el desflurano como el sevoflurano,
suprimen las respuestas inflamatorias alveolares locales,
pero no sistémicas, durante la VUP82 . Un metaanálisis muy
reciente pone de manifiesto que la anestesia inhalatoria puede preservar la función cardiaca intraoperatoria y
reducir las complicaciones pulmonares postoperatorias en
pacientes sometidos a cirugía torácica con VUP, demostrando que la anestesia inhalatoria puede ser superior a la
intravenosa83 .
Técnicas analgésicas en cirugía torácica por
videotoracoscopia
Existen diferentes métodos analgésicos que deben asociarse
dentro de un régimen de analgesia multimodal. Entre estos,
está la analgesia sistémica, basada en la administración
endovenosa combinada de diferentes analgésicos como son
opioides, antiinflamatorios no esteroideos (AINEs), paracetamol, ketamina o lidocaína, entre otros. También están
las diferentes técnicas locorregionales: bloqueo epidural,
subaracnoideo, paravertebral, fasciales o intercostal entre
otros. No obstante, son las técnicas locorregionales las que
constituyen la base del tratamiento del dolor en cirugía torácica.
En la actualidad, ha dejado de considerarse a la analgesia epidural torácica como la técnica de elección en el
período peroperatorio, al existir la posibilidad de realizar procedimientos regionales analgésicos menos invasivos
e igualmente efectivos y con unos mejores índices riesgobeneficio. Entre estas otras técnicas destacan:
1. Bloqueo paravertebral torácico
En los últimos años, el bloqueo paravertebral torácico
(BPVT) se ha postulado como alternativa al bloqueo
epidural basado en una calidad analgésica similar, su
escasa incidencia de complicaciones y menor número de
contraindicaciones88---91 .
No debemos olvidar que el dolor postoperatorio tras
la cirugía videotoracoscópica puede ser importante, sobre
todo en fases precoces del postoperatorio y que, sorprendentemente y según la literatura, la incidencia de dolor
crónico tras la videotoracoscópica es similar al de la toracotomía, quizás por el daño de los músculos y nervios
intercostales por la inserción de los trócares.
Otras razones del incremento reciente del uso del
BPVT incluye la introducción del uso de los ultrasonidos
para facilitar la localización del espacio paravertebral y
la colocación más precisa del catéter. Todo lo anterior
conlleva que cada vez sean más los autores, respaldados
por la literatura, que afirman que posiblemente la analgesia
epidural torácica debe dejar de ser la técnica de elección
en cirugía torácica y deba ser sustituida por el bloqueo
paravertebral torácico88,92 .
En un estudio retrospectivo, Komatsu considera que en
la VATS el método analgésico más adecuado lo constituye el
BPVT por tres razones: en primer lugar, solo son necesarios
asociar AINEs en el postoperatorio; en segundo lugar, no se
producirían complicaciones pulmonares asociadas; en tercer
lugar, permite una pautas de fisioterapia (FT) precoces89 ; en
consonancia, existen múltiples autores que defienden que la
analgesia epidural no solamente no es la técnica de elección,
sino que debería ser evitada en PRI por su escaso coeficiente
riesgo-beneficio derivados de sus posibles efectos adversos siendo por lo tanto el BPVT el método analgésico de
elección92,94 .
En líneas generales, el índice de complicaciones tras el
BPVT es relativamente bajo, entre el 2,6 y el 5% y se incluyen: punción vascular (3,8%), hipotensión (4,6%), punción
pleural (1,1%) y neumotórax (0,5%). Otras posibles complicaciones son la toxicidad por anestésicos locales o la inyección
accidental epidural, subdural o espinal. Se estima que más
del 70% de los pacientes con BPVT presentan cierto grado
de difusión epidural del anestésico. Dicha difusión desde
el espacio paravertebral al epidural se produciría a través
del foramen vertebral y su incidencia sería mayor en casos
de infiltración única de grandes volúmenes en comparación
con múltiples inyecciones a diferentes niveles de bajos volúmenes de anestésico local o con la realización del bloqueo
guiado por ultrasonidos91 . Se puede asumir que aproximadamente cuatro niveles vertebrales están cubiertos por 20
mL de anestésico local, aunque la distribución somática del
bloqueo paravertebral torácico no siempre es predecible. En
un porcentaje significativo de casos, el anestésico local se
distribuye hacia el espacio epidural, prevertebral o hacia el
lado contralateral92 .
2. Bloqueos interfasciales: bloqueo del plano del erector
de la espina
Los bloqueos del plano interfascial se realizan mediante la
administración del anestésico local en planos de la fascia
profunda, que es independiente de los músculos subyacentes
y que forma vainas a nervios y vasos próximos. La administración del anestésico local en este espacio entre fascias
busca la difusión distalmente por estos espacios de baja
resistencia. De esta manera, a diferencia de los bloqueos
nerviosos convencionales, los bloqueos fasciales tienen múltiples puntos de inyección del mismo plano tisular incluso en
diferentes capas musculares93 .
Entre estos bloqueos fasciales se encuentra el del plano
del erector de la espina (BPES) descrito por primera vez
en 2016 para el tratamiento de dolor neuropático y en
videotoracoscopia94 . Es un bloqueo fácil de realizar y de
gran efectividad, se ha descrito una reducción del uso de
opioides del 76% al asociar el BPES95 . Además no se han
objetivado efectos adversos y solo un caso de neumotórax
como complicación100,101 . El BPES es técnicamente un bloqueo paravertebral producido por la difusión del anestésico
278
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Tabla 14
Recomendaciones para la analgesia perioperatoria en VATS
Recomendación
Clase
Nivel
Las técnicas locorregionales basadas en técnicas neuroaxiales o bloqueos nerviosos regionales
constituyen la base del tratamiento del dolor en cirugía torácica por VATS
El bloqueo paravertebral proporciona una analgesia equivalente a la técnica epidural
(34)
El bloqueo intercostal y los bloqueos interfasciales descritos en los últimos años, presentan
ventajas teóricas por ser fáciles de realizar y menor riesgo de complicaciones
Ib
Grado A
Ia
Grado A
III
Grado C
Recomendación
Clase
Nivel
Se recomienda mantener el total de líquidos intravenosos durante las primeras 24 horas por
debajo de 20 m mL/kg-1.
Se recomienda evitar la administración agresiva de líquidos (menos de 2 mL/kg/h en el
intraoperatorio y menor de 1,5 mL/kg/h en las primeras 12 horas)
Se recomienda interrumpir la infusión intravenosa después de la reanudación de la ingesta
oral adecuada
Considerar los coloides solo en caso de hemorragia quirúrgica intraoperatoria que no requiere
transfusión inmediata. En cualquier caso, una dosis máxima de 1 litro de coloides.
La diuresis superior a 0,5 mL/kg/h no es necesaria en el postoperatorio inmediato, a
excepción de los pacientes con factores de riesgo preexistentes para el desarrollo de lesión
renal aguda.
Si se requiere incremento en la perfusión tisular, se debería instaurar monitorización
hemodinámica invasiva adecuada para guiar el tratamiento con vasopresores, inotrópicos
y/o fluidos.
IIb
Grado B
IV
Grado D
IV
Grado D
IIb
Grado B
Ib
Grado A
IIb.
Grado B
Tabla 15
Recomendaciones para el manejo de la fluidoterapia en VATS
local a través de orificios o defectos del tejido conectivo subyacente que explica la conexión del espacio fascial
por debajo del músculo erector de la espina y el espacio
paravertebral98 . Así, la dispersión craneocaudal es facilitada
por la fascia toracolumbar, asociando además una difusión
transforaminal hacia el espacio epidural, que sería la responsable de la analgesia visceral de la que carecen otros bloqueos interfasciales como el bloqueo del plano del serrato99 .
3. Bloqueo intercostal
El bloqueo intercostal se basa en la administración de anestésicos locales en el espacio intercostal de las incisiones
torácicas. Puede ser realizado con una inyección única o bien
administración continua mediante la colocación de un catéter. Es una técnica efectiva y segura100 . La colocación de una
catéter intercostal por parte del cirujano, suplementado con
AINEs intravenosos, produce una analgesia satisfactoria en
el postoperatorio de lobectomías videotoracoscópicas105,106 .
Las recomendaciones principales para la analgesia perioperatoria se muestran en la tabla 14.
Fluidoterapia intraoperatoria
El volumen intravascular afecta directamente al gasto
cardiaco y consecuentemente condiciona la entrega de
oxígeno a los tejidos. Por un lado, la excesiva administración de líquidos puede conducir a una sobrecarga en
el espacio intersticial, con aumento de las complicaciones cardiorrespiratorias, reducción de la oxigenación tisular,
predisposición a tromboembolias, enlentecimiento de las
funciones gastrointestinales, derivando todo ello en una
disminución de la supervivencia107,108 . Por otra parte, la
hipovolemia puede comprometer la integridad de las anastomosis quirúrgicas y la perfusión de órganos vitales como
los riñones. Si bien, existen trabajos que concluyen que la
restricción de fluidos en pacientes sometidos a cirugía de
resección pulmonar no parece ser un factor de riesgo para
lesión renal aguda, utilizando incluso protocolos de fluidoterapia restrictiva en cirugía torácica (2 a 4 mL/kg/h)109,110 .
Se describen como factores de riesgo independientes de la
insuficiencia renal la hipertensión arterial, la enfermedad
vascular periférica, un filtrado glomerular bajo, el tratamiento con fármacos tipo ARA II y el uso de fluidos tipo
hidroxietilamidón (HES). La administración de fluidos tipo
HES es un factor de riesgo de lesión renal en aquellos
pacientes que ya presentan previamente un alto riesgo de
disfunción106 . Las recomendaciones para el manejo de la
fluidoterapia en VATS se muestran en la tabla 15.
Respecto a los principios para el ayuno preoperatorio
deberían seguirse las siguientes recomendaciones:
- La última ingesta sólida, en forma de comida ligera, debe
ser al menos seis horas antes de la cirugía.
- Pueden ser ingeridos líquidos claros (agua, té, café sin
leche y zumos sin pulpa) hasta dos horas antes de cirugía.
- La administración preoperatoria de bebidas con carbohidratos está recomendada. Esta medida atenúa la
resistencia a la insulina en el postoperatorio, mejora
el metabolismo, aumenta la sensación de bienestar,
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M. Granell-Gil, M. Murcia-Anaya, S. Sevilla et al.
disminuye la incidencia de NVPO e incrementa la fuerza
muscular en el postoperatorio111,112 .
El objetivo del manejo perioperatorio de líquidos debe
ser un balance de fluidos aproximado a cero. Los requisitos
perioperatorios se pueden satisfacer con 1 a 2 mL/kg/h de
infusión cristaloides. Se ha demostrado que las soluciones
electrolíticas equilibradas son superiores a la solución salina
para mantener la homeostasis de electrolitos79,113 .
Se recomienda la administración de cristaloides para las
cirugías rutinarias de corta duración. Para cirugías mayores
se aconseja el uso de regímenes de cristaloides balanceados
y coloides, con una administración guiada por objetivos110 .
Especial precaución y consideración hay que tener en
pacientes con disfunción renal y/o sepsis en la administración de coloides tipo HES. Sin embargo no tenemos
estudios que aborden el tipo de fluido que se debe utilizar en las resecciones pulmonares ni en cirugía torácica de
rutina114---116 .
Conforme al estado actual del conocimiento, la fluidoterapia se deberá basar en una terapia hemodinámica guiada
por objetivos (THGO) y en signos de hipovolemia. Durante la
cirugía torácica, dispositivos como la ecocardiografía transesofágica (ETE), monitores basados en el análisis de la
onda de presión arterial (PA), catéter de arteria pulmonar,
doppler transesofágico y tecnología basada en la bioimpedancia han sido evaluados, con resultados inciertos117---121 . A
la luz de los estudios publicados, parece razonable evaluar
la hemodinámica del paciente, añadiendo al análisis de la
THGO, la adecuación del suministro de oxígeno, utilizando
variables indirectas, como lactatos sanguíneos y saturación
de oxígeno venoso central, y considerar vasopresores para
la corrección de la hipotensión cuando es probable que sea
el resultado de la hipovolemia relativa inducida por drogas
en lugar de un déficit de volumen real119 . Los parámetros
hemodinámicos que deben guiar la fluidoterapia en cirugía
VATS todavía no han sido establecidos, y además, tienen un
valor limitado con falta de precisión en pacientes con tórax
abierto123---125 .
Se recomienda el inicio precoz de la tolerancia oral tras
el procedimiento quirúrgico, en las primeras 24 h, con la
intención de suspender la fluidoterapia y evitar así la administración excesiva de fluidos126,127 .
Monitorización hemodinámica intraoperatoria
La monitorización hemodinámica intraoperatoria para la
cirugía torácica es similar a la de cualquier otra operación,
no obstante, deben tenerse en cuenta ciertas peculiaridades
específicas. Principalmente son que el paciente estará colocado en decúbito lateral y sometido a VUP, lo que aumenta
el riesgo de complicaciones, y dificulta el acceso para realizar una monitorización invasiva en caso de que no se haya
previsto anteriormente.
Electrocardiograma (ECG)
Hasta un 30% de los pacientes sometidos a una anestesia
para un procedimiento quirúrgico tienen antecedentes de
enfermedad coronaria o factores de riesgo coronario125 . El
análisis continuo y automatizado del segmento ST es fundamental durante la cirugía torácica debido al potencial riesgo
de isquemia cardiaca como resultado de arritmias, aparición de neumotórax, hipoxemia por shunt intrapulmonar o
inestabilidad hemodinámica por la compresión de grandes
vasos. Todas estas situaciones pueden suponer una potencial descompensación cardiaca. La fibrilación auricular es
con mucho la alteración del ritmo más frecuente en los procedimientos quirúrgicos torácicos como comentaremos más
adelante en la guía126 .
Oximetría de pulso
La SpO2 permite estimar la saturación de oxígeno arterial
(SaO2 ) de un modo continuo y no invasivo127 . Dichas mediciones guardan una aceptable correlación con el análisis de los
gases en sangre arterial, con una discrepancia aproximada ±
6, de modo que la confiabilidad de la oximetría de pulso para
la detección de cambios en la oxigenación es suficiente como
para que no se requiriera un análisis frecuente de gases en
sangre arterial. No obstante, la gasometría en sangre arterial siempre tendrá un papel en términos de medición de
la presión parcial de oxígeno (PaO2 ). Esto es debido a la
forma sigmoidea de la curva de disociación de la oxihemoglobina, por ello, no ocurrirá una desaturación significativa
hasta que la PaO2 caiga por debajo de 60 mmHg, de modo
que el oxímetro de pulso no detectará apenas cambios en la
PaO2 .
Por otro lado, existe un creciente interés en el uso de
medir las variaciones en la amplitud de la forma de onda
pletismográfica del oxímetro de pulso como un método no
invasivo para estimar la capacidad de respuesta del fluido.
Dichas variaciones ventilatorias en la amplitud pletismográfica pueden ser sensibles a los cambios en la precarga y
pueden predecir la capacidad de respuesta de los líquidos
en pacientes con ventilación mecánica. El «Índice de variabilidad de Pleth» puede ser uno de esos índices dinámicos
derivados automáticamente del análisis de la forma de onda
del oxímetro de pulso, con potencial para aplicaciones clínicas en la evaluación de la respuesta de los fluidos y en la
monitorización de la respuesta a la terapia128 .
Capnografía
La monitorización de la ventilación puede hacerse a través
del análisis de la forma de la onda de CO2 que se realiza
de manera continua durante la cirugía torácica mediante
espectrofotometría de dispersión infrarroja o espectrometría de masas. La capnografía es una monitorización
mandatoria hoy en día en cualquier tipo de cirugía con anestesia general. Los pacientes sometidos a cirugía torácica
generalmente tienen una enfermedad pulmonar subyacente
significativa y una historia crónica de tabaquismo, por lo que
es extremadamente importante reconocer las diferentes
fases del capnógrafo de tiempo para reconocer la patología pulmonar subyacente. Durante la cirugía torácica, estas
fases se ven afectadas por afecciones cardiopulmonares que
el anestesiólogo debe reconocer y que no son objeto de análisis en esta guía. El gradiente entre el CO2 espirado (EtCO2 )
y el CO2 arterial (PaCO2 -PEtCO2 ) está relacionado con el
grado de ventilación del espacio muerto y tiende a aumentar
durante la VUP. La hipercapnia moderada permisiva se está
convirtiendo en un componente rutinario de la administración de la VUP y la capnografía (con análisis intermitentes de
280
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gases en sangre arterial) ayudará a monitorizar este enfoque
de la ventilación.
Espirometría intraoperatoria
Hoy en día, gracias a los avances tecnológicos, las máquinas
de anestesia son capaces de mostrarnos una espirometría
intraoperatoria. Es posible monitorizar continuamente los
volúmenes, presiones y flujos inspiratorios y espiratorios.
Durante la anestesia torácica, especialmente con la VUP
en el paciente con enfermedad pulmonar preexistente o en
riesgo de complicaciones postoperatorias, la espirometría
respiración por respiración puede guiarnos en la detección
temprana de un TDL mal posicionado y ayudar a minimizar el
potencial riesgo de LPA al guiarnos en la optimización de los
ajustes ventilatorios individualizados para cada paciente129 .
Monitorización de la presión arterial
La monitorización de la PA es obligada en cualquier tipo de
cirugía. Puede hacerse de manera no invasiva o invasiva.
Dadas las frecuentes comorbilidades presentes en este tipo
de pacientes, la necesidad de análisis gasométricos repetitivos, el riesgo de arritmias intraoperatorias, el riesgo de
sangrado y la posibilidad de inestabilidad hemodinámica
brusca debido a la manipulación quirúrgica se recomienda
la monitorización de la PA de un modo invasivo en la mayoría de los individuos que se someten a una VATS. La posición
correcta del transductor de presión es vital, en la posición
de decúbito lateral, la PA invasiva registrada directamente
desde las arterias radiales derecha o izquierda permanecerá
sin cambios con respecto a la posición supina, siempre que
este esté bien colocado a nivel de la aurícula derecha. Sin
embargo, la PA medida de forma no invasiva será mayor en
el brazo dependiente y menor en el brazo no dependiente.
Presión venosa central (PVC)
La colocación rutinaria de los catéteres venosos centrales
no está justificada. Sin embargo, vale la pena asumirla si es
probable que se utilicen fármacos vasoactivos en infusión
continua, se espere transfusión de productos sanguíneos o
cuando no se pueda tener un acceso venoso periférico adecuado. Se debe colocar siempre en el mismo lado que el
lado quirúrgico dado que la presencia de un neumotórax no
intencional será tratado por el tubo de drenaje pleural que
generalmente se deja en los procedimientos quirúrgicos
Monitorización con el catéter de arteria pulmonar
Prácticamente, el uso del catéter de la arteria pulmonar
(CAP), en la actualidad, se encuentra muy limitado, debido
a la potencial mala interpretación de los datos así como
a los riesgos de complicaciones mecánicas como arritmias,
infarto pulmonar, ruptura de la arteria pulmonar, tromboembolismo, riesgos infecciosos y potencial causa de lesión de
válvulas o endocarditis cardiaca130 . Aún se emplea cuando
es necesaria o de importancia la medición precisa del gasto
cardiaco o en el caso de hipertensión pulmonar severa o
disfunción ventricular derecha.
Ecocardiografía transesofágica
La ETE se ha convertido en una monitorización de rutina
en cirugía cardiaca y aunque en cirugía torácica se ha limitado casi en exclusividad al trasplante pulmonar, hoy en
día está ganando auge en algunos procedimientos torácicos específicos. Su uso es muy importante dado que nos
proporciona una evaluación continua de la función y estructuras cardiacas. Permite estimar la función ventricular,
valorar la función valvular y la contractilidad segmentaria
del miocardio, pudiendo detectar precozmente la isquemia
miocárdica.
Además, se ha visto que la valoración de la colapsabilidad
de la vena cava inferior, es un signo fiable para estimar la
PVC y evaluar también la respuesta a fluidos131 . En cirugía
torácica específicamente, es capaz de detectar la presencia de derrames pleurales, masas mediastínicas que pueden
involucrar al corazón, compresiones vasculares de la arteria pulmonar o la vena innominada, y en patología tumoral
estadificar el tumor con mayor seguridad132 .
Dispositivos de monitorización hemodinámica
mínimamente invasivos
Cada vez más, los índices dinámicos de respuesta a los fluidos se emplean en la monitorización intraoperatoria para
guiar la terapia con fluidos intraoperatorios133 .
Multitud de dispositivos han llegado al mercado con
este objetivo. La tabla 16 proporciona una comparación
de diferentes tecnologías de monitorización mínimamente
invasivas.
Con respecto a las variables hemodinámicas que monitorizamos y utilizamos como referencia para realizar nuestra
terapia guiada por objetivos, en especial la variación del
volumen sistólico (VVS) y la variación de la presión de pulso
(VPP), hemos de tener en cuenta una serie de limitaciones
que aparecen en Cirugía Torácica:
- El VT: cuanto más alta sea la magnitud del VT aplicado,
más fiable serán los cambios en las variables hemodinámicas dinámicas respecto a la respuesta a fluidoterapia. La
VVS podría predecir la respuesta de fluidos en pacientes
sometidos a VUP solo cuando el VT es al menos de 8 mL
kg-1,
- Tórax abierto: los efectos de la VPP sobre los cambios
cíclicos en la precarga de VI están influidos por la integridad de la pared torácica; por tanto, durante la cirugía con
tórax abierto, los cambios en las variables hemodinámicas
serán menos pronunciados.
La tabla 17 muestra el resumen de las principales
recomendaciones en la monitorización de los pacientes
sometidos a VATS.
Monitorización de profundidad anestésica y oximetría
cerebral
Se recomienda el control de la profundidad anestésica en
cirugía torácica para evitar una concentración demasiado
elevada, lo que puede ocasionar una recuperación tardía y
un mayor riesgo de complicaciones perioperatorias.
En la actualidad, existen diversas técnicas para determinar los niveles de profundidad anestésica, entre ellas se destacan: índice biespectral (BIS) y la entropía. Estos nos permiten medir en forma objetiva la profundidad de la hipnosis y
el «estado de consciencia o percepción del medio ambiente
por el paciente», y de este modo, utilizar una concentración
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Tabla 16
Métodos de monitorización mínimamente invasivos
Método de monitorización
®
PiCCO (Pulsion)
PulseCO® (LiDCO)
VolumeViewTM (Edwards)
Vigileo® (Edwards)
Calibración
Parámetros hemodinámicos obtenidos
Requiere vía central
TDTP
TDTP
TDTP
TDTC
GC,
GC,
GC,
GC,
SI
SI
SI
NO
IC, RVS, VS, VVS, EVLW, ITBV
RVS, VS, VVS, DO2
RVS, VS, VVS, EVLWI,
RVS, VS, VVS, VPP, GEDV
GC: gasto cardiaco; IC: índice cardiaco; RVS: resistencias vasculares sistémicas; VS: volumen sistólico; VVS: variación del volumen
sistólico; ELVW: cuantificación del agua extravascular pulmonar; ITBV: volumen sanguíneo total intratorácico; DO2 : aporte de oxígeno;
EVLWI: índice de agua pulmonar extravascular; VPP: variación de la presión de pulso; GEDV: volumen global telediastólico.
Tabla 17
Recomendaciones respecto a la monitorización en VATS
Recomendación
Clase
Nivel
El ECG típico de cinco derivaciones debe colocarse en todos los pacientes con enfermedad
coronaria sospechada o conocida que se someten a una cirugía torácica125
Ia
Grado A
IIb
Grado B
IIb
IIb
IIb
Grado B
Grado B
Grado B
Ia
Grado A
Recomendación
Clase
Nivel
Se recomienda la colocación de un único tubo de drenaje
No se recomienda el ordeño del tubo de drenaje
Se recomienda el drenaje digital del tubo
La conexión a aspiración de pared no ofrece ventajas
Se recomienda la retirada del tubo de drenaje cuando el débito sea menor a 450 cc
IIa
IIb
Ib
IIa
IIb
B
B
A
B
B
La SpO2 permite estimar la SaO2 de un modo continuo y no invasivo
La capnografía es una monitorización mandatoria
La monitorización de la PA es una monitorización obligada en cualquier tipo de cirugía
Se recomienda la monitorización de la PA de un modo invasivo en la cirugía de resección
pulmonar
Si se requiere un catéter venoso central insertado a nivel de la vena cava superior se debe
colocar siempre en el mismo lado del lado quirúrgico
Tabla 18
Recomendaciones en el manejo de los drenajes pleurales en la cirugía VATS
de anestésicos más adecuada a las necesidades de la cirugía
y requerimientos de hipnosis del paciente134,135 .
Por otra parte, podemos afirmar que la VUP afecta a la
oxigenación cerebral. Dado que la saturación arterial periférica podría ser insuficiente para monitorizar este hallazgo,
la neuromonitorización de la saturación regional cerebral de
oxígeno (SrcO2) pudiera ser un instrumento válido. El sistema
INVOS (basado en la espectroscopia de reflactancia) ha sido
el primero valorado clínicamente por la FDA como monitor
fiable de la adecuación de la oxigenación cerebral. Al tratarse de una monitorización tisular, no invasiva y continua,
advierte al clínico de cambios en la relación DO2/VO2 en
momentos de mayor riesgo como la VUP, la extubación y el
período postoperatorio inmediato136,137 .
Manejo de los drenajes pleurales
El adecuado manejo del drenaje pleural en las resecciones
pulmonares VATS es clave para la obtención de unos resultados favorables postoperatorios en términos de disminución
de necesidad de tiempo del drenaje, dolor, complicaciones, costes y estancia hospitalaria138,139 . El manejo de los
drenajes en estas cirugías se indica en la tabla 18. Dejar un
drenaje torácico en la cavidad pleural era, hasta hace unos
años, intrínseco a cualquier cirugía de resección pulmonar.
No obstante, siguiendo la tendencia de la mínima invasión (cirugía toracoscópica asistida por video), se empieza
a proponer no dejar drenaje torácico o retirar en quirófano
en resecciones pulmonares en cuña (e incluso resecciones
anatómicas) seleccionadas, exceptuando aquellos pacientes
con fuga aérea intraoperatoria, enfisema pulmonar, derrame
pleural preoperatorio o adherencias140 .
Todos los estudios concluyen que un solo drenaje es eficaz para un postoperatorio satisfactorio. La utilización de
dos drenajes provoca mayor dolor, débito, riesgo de infección y estancia hospitalaria pero será necesario valorar su
uso cuando se prevean cámaras pleurales, fugas prolongadas y riesgo de sangrado141 . Tradicionalmente, se han
utilizado diámetros de 28-32Fr. La utilización de drenajes
tipo Blake de 19Fr puede tener beneficios para la herida (por
su menor diámetro, evidentemente) pero requieren de succión continua y existen dudas de su permeabilidad en caso
de sangrados142 , no existiendo este problema con los Blake
24Fr143 .
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El «ordeño» continuo aumenta el débito pleural y por
consiguiente la estancia posoperatoria144 . Los sistemas digitales proporcionan una aspiración continua (no dependen
de una toma de pared) y controlada independientemente
de la movilidad del paciente. Se ha descrito que la duración de la fuga aérea puede ser menor cuando se utiliza un
sistema digital145 , eliminan la variedad interobservador de
fugas, evitando realizar la «prueba del clampado» previa a
la retirada del drenaje146 . Por lo que disminuyen el tiempo
de drenaje y la estancia. No obstante, en otros estudios no
se ha demostrado superioridad del mismo frente al drenaje
tradicional145,146 .
Con respecto a la conexión a aspiración de pared, existen
estudios con resultados contradictorios que nos dificultan
realizar recomendaciones claras al respecto. Así, mientras
unos determinan que su aplicación disminuye la fuga aérea
al favorecer la expansión pulmonar, otros defienden que
la aumenta al mantener la fístula alveolo-pleural siendo
contraproducente149 . En términos generales, la aspiración
de pared no ha demostrado mejora de la fuga aérea, tiempo
de drenaje, estancia ni neumotórax postoperatorio148,149 .
Para una retirada adecuada, se debe comprobar la expansión pulmonar completa, ausencia de fuga aérea, un débito
entre 200 a 450 cc en las últimas 24 h, siempre y cuando
no sea sangre, quilo o pus. Durante la maniobra se recomienda que el paciente realice una espiración forzada y
mantenida152 .
Postoperatorio
La cirugía por VATS aporta importantes ventajas ya comentadas respecto a la toracotomía, debido principalmente a
una menor agresividad quirúrgica1 . Destacamos que una de
sus principales ventajas es una menor morbilidad y mortalidad postoperatoria151,152 . Las principales complicaciones
descritas son las cardiopulmonares y, por tanto, las que
abordaremos en primer lugar en esta sección. Estas complicaciones aparecen con mayor frecuencia en resecciones
pulmonares amplias155 y pacientes de edad avanzada, describiéndose como grupo de especial riesgo el de aquellos
mayores de 70 años156 . Por su importancia, continuaremos
con el abordaje de la aparición de dolor en el postoperatorio, tanto agudo como crónico. Así como la trascendencia
de instaurar programas de rehabilitación en todo el proceso quirúrgico del paciente que se somete a una resección
pulmonar por VATS.
No debemos olvidar, llegados a este punto, que la evolución en la técnica quirúrgica empleada en la resección
pulmonar que supone la VATS es necesario trasladarla también al manejo y destino postoperatorio de estos pacientes.
Es necesario, en primer lugar, abordar el tema referente al
destino postoperatorio de estos pacientes.
Destino postoperatorio del paciente sometido a
VATS
El ingreso perioperatorio en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) o Unidad de cuidados de nivel 3, ha sido
considerado clásicamente como un estándar en la cirugía de
alto riesgo como lo es la resección pulmonar. Los criterios
definidos en la tabla 19, dentro de cada nivel de cuidados
deben considerarse como pautas: los criterios específicos
variarán con los recursos y capacidades de cada centro, así
como con las diferentes necesidades clínicas; para que una
UCI se clasifique a cierto nivel, debe cumplir con la mayoría,
pero no con todos, los criterios sugeridos157 .
Sin embargo, ningún ensayo controlado aleatorizado ha
comparado el resultado y los costes del tratamiento en
pacientes quirúrgicos torácicos similares ingresados ??en
unidades de diferente nivel de cuidados frente a otras155 . Los
estudios observacionales que comparan el ingreso electivo
en UCI frente a otras unidades de menor nivel, como las de
alta dependencia (UAD) o de nivel de cuidados 2 o unidades
de recuperación postanestésica (URPA) o de nivel de cuidados 1, no han conseguido mostrar beneficios en las cifras de
mortalidad global respecto al ingreso rutinario en UCI156---160 .
Esta política clásica conlleva además un aumento de costes significativo, una mayor carga de trabajo y un posible
retraso en la cirugía si la disponibilidad de camas de UCI es
escasa. Además, de otros inconvenientes, como por ejemplo
un aumento en las complicaciones infecciosas y otros trastornos como es el delirium158 . Por otro lado, el ingreso no
planificado en la UCI se asocia con peores resultados y mayor
necesidad de soporte orgánico. Por todo ello, es necesario
identificar tanto a los pacientes como los procedimientos
que puedan beneficiarse de un manejo peroperatorio en
UCI156,158 .
A. Destinos postoperatorios posibles en la VATS: Unidad de
recuperación postanestésica, Unidad de alta dependencia y Unidad de cuidados intensivos
La organización y la implementación de la atención
postoperatoria en UCI varía ampliamente en los distintos
centros hospitalarios, particularmente en entornos donde
los recursos son limitados. En la mayoría de los hospitales
de nuestro país, los pacientes de bajo riesgo son ingresados
en una URPA o en una sala de recuperación equivalente con
un período de tiempo limitado, generalmente cuatro a seis
horas, para observación básica inmediatamente después
de un procedimiento quirúrgico. Como regla general, el
paciente no debe permanecer en el nivel de cuidados de la
URPA más de seis horas, y si requiere más tiempo se debe
valorar un nivel de cuidados superior163 . Estas instalaciones
representan el estándar mínimo de atención y no ofrecen
apoyo orgánico de forma rutinaria158 . Por otro lado, muchos
hospitales disponen de unidades con capacidad de brindar
atención postanestésica prolongada a pacientes de alto
riesgo, con muchas características de una UCI (incluidos
períodos cortos de ventilación invasiva y no invasiva). Estas
unidades se reúnen bajo diversa denominación, según el
centro y la literatura, y engloban las llamadas UAD, que
incluyen URPA con estancias superiores a las 24 h, también
conocidas como unidades de cuidados intermedios160,162 .
Como norma general, las UAD se recomiendan en el postoperatorio como alternativa a la UCI en el caso de la mayoría
de los pacientes sometidos a una resección pulmonar, pero
muchas instituciones no disponen de UAD. Es importante
señalar que estas unidades requieren, al igual que las UCI,
de personal médico especializado y de recursos materiales
específicos, y proporcionan por lo general un nivel 2 de
cuidados. Las UAD deben ser contempladas como una
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Tabla 19
Unidades de atención a pacientes en base a nivel de cuidados proporcionados
Nivel de cuidados
Diferentes denominaciones
Descripción de cuidados
Nivel 3
Unidad de Cuidados Intensivos, Unidad de
Cuidados Críticos
Unidad de Alta Dependencia, Unidad de
Cuidados Intermedios, Unidad de Recuperación
Postquirúrgica Prolongada
Soporte y manejo complejo e integral de la
disfunción orgánica
Paciente que requiere observación más
frecuente o intervención, incluido el soporte
de un sistema orgánico, paciente que requiere
cuidados postoperatorios o el paciente que
proviene de niveles más altos de cuidados.
Estabilización fisiológica y soporte a corto
plazo de disfunción orgánica leve.
Nivel 2
Nivel 1
Tabla 20
Unidad de Recuperación Postquirúrgica o
Postanestésica
Recomendaciones en la elección del destino postoperatorio del paciente sometido a VATS
Recomendación
Clase
Nivel
Es necesaria la identificación precisa de los pacientes con riesgo de ingreso postoperatorio en
la UCI, con la expectativa de que esto conduzca a un mejor seguimiento y apoyo
postoperatorio en los pacientes de riesgo
No se recomienda la admisión sistemática en la UCI después de una cirugía por VATS
En presencia de una UAD o similar, no se planificará el ingreso en UCI de forma electiva salvo
excepciones
Los pacientes sometidos a resección pulmonar compleja, aquellos con reserva cardiopulmonar
límite y aquellos con riesgo moderado a alto, véase tabla 21, deben ser admitidos en una
UAD o Unidad de nivel 2 con acceso a UCI o bien en UCI de forma inicial en su defecto
En los casos de cirugía urgente no electiva, o pacientes que necesiten soporte orgánico,
deberemos valorar su ingreso en UCI.
En ausencia de factores de riesgo para complicaciones postoperatorias, podrán ingresar en
una URPA, previsiblemente durante una estancia no superior a 24 horas. Posteriormente
serán trasladados a una sala de hospitalización quirúrgica
IIb
Grado B
III
III
Grado C
Grado C
III
Grado C
III
Grado C
IIb
Grado B
herramienta de alta utilidad para tratar a los pacientes
sometidos a una resección pulmonar de manera efectiva sin
la necesidad de permanecer necesariamente en el extremo
de las costosas camas de cuidados intensivos. Una UAD bien
equipada y dotada puede facilitar enormemente el manejo
de casos de alto riesgo con tasas aceptables de complicaciones y mortalidad. Además de proporcionar excelentes
instalaciones para el control del dolor, detectar complicaciones de forma temprana y evitar ingresos innecesarios en
las UCI. La atención en una sala quirúrgica especializada en
el paciente torácico, tras un paso de seis a ocho horas por
una URPA, también se ha demostrado como una alternativa a
la atención de la UCI en determinados casos, especialmente
pacientes y procedimientos de bajo riesgo156---158 .
Pese a todo lo anterior, no hay pautas generales para los
ingresos postoperatorios de rutina en la UCI después de una
resección pulmonar, incluso en pacientes de bajo riesgo,
y el tema rara vez se ha estudiado de forma adecuada en
la literatura165 . La decisión relativa al ingreso postoperatorio en UCI, por tanto, varia ampliamente en instituciones y
está basada tanto en prácticas de rutina habitual como en
la disponibilidad de camas de UCI (tabla 20). Pero, en esta
decisión, el coste económico debe ser un factor a tener en
cuenta debido al aumento que supone un ingreso en UCI
respecto a otras unidades de menor dependencia161 .
Así pues, de acuerdo con la mayoría de las series publicadas, habría que destacar que un sistema de tres niveles
que comprende la UCI, la UAD y la URPA evita admisiones
innecesarias a la UCI, permitiendo además que los recursos
se utilicen de manera efectiva. En un esfuerzo por mejorar
el resultado final del paciente y optimizar el empleo de los
recursos hospitalarios, se deben proponer las vías clínicas
adecuadas en cada centro hospitalario para el ingreso (y el
alta) a (y desde) la UAD, la UCI y las salas de cirugía.
B. Elección del destino postoperatorio
Es necesario realizar una estratificación adecuada del
riesgo, tanto ligado al paciente como al procedimiento. Para
ello, se requiere disponer de un estudio funcional a nivel respiratorio, como ya se ha comentado con anterioridad en esta
guía. Queremos destacar, siguiendo las guías de la Sociedad
Europea de Neumología y la Sociedad de Cirugía Torácica,
valores para discriminar entre los grupos de riesgo bajo y
alto la existencia de un FEV1-ppo < 30% y una DLCO < 30%.
Del mismo modo, otros factores de riesgo se describen en la
tabla 21.
Una vez valorado el paciente y su riesgo, se considerará
el procedimiento y sus características para decidir su destino postoperatorio. En general, las resecciones pulmonares
del lado derecho conllevan un mayor riesgo de complicaciones que las izquierdas, debido a que son más propensos
a formar fístulas broncopleurales, un mayor aumento de
la postcarga del ventrículo derecho y alteraciones en el
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Tabla 21
Identificación de pacientes sometidos a VATS de riesgo alto-moderado
Identificación de pacientes de riesgo alto-moderado en la valoración del destino postoperatorio
Comorbilidad preoperatoria
Estado funcional y
estadificación por
escalas de riesgo
Aparición precoz en el postoperatorio
Enfermedad de la arteria coronaria
(angina de pecho, infarto de miocardio
previo, revascularización miocárdica)
Insuficiencia cardiaca
(fracción de eyección del ventrículo
izquierdo < 40%, historia de
insuficiencia cardiaca)
Arritmias cardiacas o bloqueo de la
conducción cardiaca.
Disfunción renal
ASA ≥ 3
Hemodinámica inestable y/o signos
ECG de isquemia miocárdica
S-MPM ≥ 6 puntos
Necesidad de apoyo vasopresor (que
no esté relacionado con la anestesia
epidural)
RCRI ≥ 2 puntos
Necesidad de reemplazo de fluidos /
sangre
Necesidad de soporte de ventilación
no invasiva.
Técnica quirúrgica
ThRCRI > 1,5 puntos
Enfermedad arterial o cerebrovascular
periférica sintomática
EPOC severa
ARISCAT > 45 puntos
Necesidad anticipada de ventilación no
invasiva (por ejemplo, central o apnea
obstructiva del sueño)
Disfunción hepática (puntuación clase-A
de Child-Turcotte-Pugh y puntuación
MELD > 8)
Edad > 70 años
ppo-FEV1 < 30%
FEV1 Preoperatorio < 60%
ppo-DLCO < 30%
Peak VO2 < 12
mL/kg/min
equilibrio simpáticovagal cardiaco. Podemos, por tanto,
clasificar las cirugías según el riesgo y la probabilidad de
complicaciones que asocian por procedimiento166 .
• Bajo riesgo: drenaje pleural, la pleurodesis, mediastinoscopia y biopsia pulmonar.
• Riesgo intermedio: bullectomía, resección pleural,
lobectomía, segmentectomía y resección atípica. Biopsias
pleurales, pulmonares y bullectomías con o sin pleurodesis por VATS pueden beneficiarse de un ingreso corto en
URPA.
• Riesgo alto: neumonectomía, bilobectomía, resección
pulmonar extensa, resección traqueal, resección bronquial, timectomía, resección diafragmática, cirugía de
reducción de volumen pulmonar y trasplante pulmonar.
El plan postoperatorio definitivo se debe planear,
teniendo en cuenta los factores de riesgo preoperatorio del
paciente y los del procedimiento, de la misma forma que las
complicaciones intraoperatorias pueden modificar el plan de
manejo inicial. La gestión de estos pacientes, con base en los
factores descritos, se describe en el algoritmo de la figura 2.
Complicaciones respiratorias postoperatorias
Las CRP son la principal causa de morbimortalidad26 y
la segunda causa de mortalidad perioperatoria. Dependiendo de los criterios en cuanto a las definiciones de
Neumonectomía, bilobectomía,
resección pulmonar bilateral
Resección pulmonar extendida que
involucra diafragma, pericardio o
pared parietal
Hemorragia mayor intraoperatoria
Aspiración bronquial
que entendemos como CRP la incidencia varía entre el
0,5 al 60% siendo mayor en cirugía torácica respecto a
otras como la abdominal165,166 . Las CRP constituyen la
causa más frecuente de readmisión en UCI y de mortalidad
hospitalaria166,167 . Además, las complicaciones respiratorias
son, per se, factor de riesgo independiente de mortalidad
tardía no relacionada con enfermedad neoplásica170 .
Las CRP tienen un impacto clínico y económico significativo, asociado a una mayor mortalidad y morbilidad,
mayor estancia hospitalaria y en consecuencia, mayores costes económicos, por lo que se considera esencial identificar
los factores de riesgo independientes modificables para la
aplicación de las medidas profilácticas adecuadas en cada
caso con vistas a disminuir la incidencia de las mismas.
Las atelectasias son la CRP más frecuentes, principalmente tras cirugía toracoabdominal171 . Pueden manifestarse
de manera muy variable, desde formas asintomáticas hasta
estados de hipoxemia con aumento del trabajo respiratorio. El manejo dependerá de si el paciente presenta o no
secreciones abundantes. En el caso que estén presentes, se
recomienda la fisioterapia respiratoria (FSTR) y la aspiración
de secreciones como manejo inicial. En algunos pacientes
seleccionados con abundantes secreciones que no mejoren inicialmente, podrían beneficiarse de una broncoscopia,
pero nunca de rutina172 . Por el contrario, en aquellos pacientes con escasas secreciones la CPAP es el tratamiento de
elección. Sobre la N-acetil-cisteína a pesar de no haber sido
estudiada en pacientes con atelectasias postoperatorias no
parece ser beneficiosa ya que no previenen su aparición y
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INESTABILIDAD HEMODINÁMICA POSTOPERATORIA
NECESIDAD DE VENTILACIÓN MECÁNICA
SI
NO
RIESGO QUIRÚRGICO
BAJO
ALTO
INTERMEDIC
RIESGO RELACIONADO CON EL PACIENTE
BAJO/
INTERMEDIO
complicacionas
intraoperatorias
mayores
ALTO
SI
NO
LINIDAD DE
CUIDADOS
CRITICOS
POSTOPERATORIOS
NIVEL 1
NIVEL 2
NIVEL 3
PLANTA
Figura 2 Algoritmo de elección del destino postoperatorio del paciente sometido a VATS.
Adaptado de: Anne-Pescale Meert et al.166 .
no tiene un claro papel en el manejo de las secreciones de
rutina173 .
• El broncoespasmo es frecuente en el contexto del postoperatorio. Para su manejo es primordial eliminar el factor
desencadenante. Como primera línea de tratamiento se
encuentran los b-2 agonistas de acción corta. Los anticolinérgicos inhalados también se recomiendan. Para aquellos
pacientes que no mejoran los corticoides sistémicos pueden ser beneficiosos.
• El edema pulmonar puede ser cardiogénico o no cardiogénico. En ambos casos el tratamiento es de soporte. Los
diuréticos y la CPAP tienen un papel fundamental.
• El SDRA es una de las complicaciones con mayor mortalidad asociadas. Los principales factores de riesgo son
una ventilación con un elevado volumen corriente, neumonectomía derecha, enfermedad restrictiva previa, QT
o RT de inducción, toxicidad por el oxígeno y la transfusión de hemoderivados. La recuperación dependerá del
apoyo ventilatorio (ventilación de protección pulmonar,
MRA, decúbito prono y óxido nítrico), y del soporte de
órganos vitales, evitando la sobrehidratación.
• La neumonía suele presentarse dentro de los primeros
cinco días postoperatorios. Los microorganismos más frecuentes son los bacilos gram negativos y dentro de los
gram positivos el Staphylococcus aureus. En el caso de la
cirugía toracoabdominal puede plantearse cubrir anaerobios, aunque su valor es incierto174 . Se debe prevenir su
aparición a través de antibioterapia profiláctica y profilaxis del reflujo gastroesofágico y de broncoaspiración (uso
profiláctico de antiH2 o inhibidores de la bomba de protones) y mediante medidas postoperatorias intensivas para
facilitar la limpieza bronquial tales como FSTR, control
del dolor, broncodilatadores y deambulación precoz. Se
debe iniciar tratamiento antibiótico sistémico empírico,
a dosis plenas, cuando hay una sospecha diagnóstica.
• La obstrucción de la vía aérea superior ocurre típicamente en el postoperatorio inmediato. Las causas que más
se relacionan son el edema laríngeo, laringoespasmo, la
obstrucción por la lengua o por parálisis de las cuerdas
vocales. Se trata de una emergencia.
• Derrame pleural, neumonitis química por aspiración o
tromboembolismo pulmonar (TEP) son otras posibles CRP
menos frecuentes.
Hay una serie de factores que se asocian con mayor riesgo
de presentar complicaciones respiratorias165,166,174,175 . Hasta
un 50% de los factores de riesgo son atribuibles al paciente
y el otro 50% al acto quirúrgico y anestésico177 . Identificarlos es esencial para poder actuar sobre los mismos. Existen
diferentes scores para estimar el riesgo que presenta el
paciente. Uno de los que más valor tienen es el ARISCAT,
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Tabla 22
Recomendaciones principales en el tratamiento y prevención de las CRP en el postoperatorio de VATS
Prevención y tratamiento de atelectasias
Recomendación
Clase
Nivel
En caso de secreciones abundantes la FSTR y aspiración de secreciones son el
tratamiento de elección
Se debe evitar la fibrobroncoscopia rutinaria. Solo está indicada en pacientes
seleccionados sin mejoría inicial
Si las secreciones son escasas se recomienda el uso de la CPAP (253)
Manejo del broncoespasmo
Recomendación
El tratamiento de primera línea de elección son los B2 agonistas de acción
corta
Control del dolor
Recomendación
Utilización de anestesia epidural frente a opioides intravenosos
(31)
Se recomienda la fisioterapia y la movilización precoz tras cirugía de resección
pulmonar
Insuficiencia respiratoria postoperatoria
Recomendación
Utilización de OAF en pacientes de riesgo moderado- alto (ARISCAT > 26) para
disminuir el riesgo de insuficiencia respiratoria postoperatoria
Los programas de prehabilitación en VATS producen una mejoría clínicamente
relevante en la capacidad funcional de estos pacientes en la fase
perioperatoria (179),
una mejoría en su condición física antes de la intervención, y previenen el
declive funcional tras la cirugía (180)
III
Grado C
IIb
Grado B
Ib
Grado A
Clase
Ia
Nivel
Grado A
Clase
Ia
Nivel
Grado A
IIb
Grado B
Clase
IIa
Nivel
Grado B
Ib
Grado A
ya comentado con anterioridad en esta guía178 . A la hora de
poder actuar sobre los factores de riesgo, es esencial identificar aquellos que sean modificables. Diferenciamos a su vez
aquellos en los que podemos incidir a nivel del preoperatorio, por una parte, intraoperatorio por otra y por último en
el postoperatorio para disminuir la incidencia de CRP.
A nivel postoperatorio la FSTR, como más adelante
abordaremos, con ejercicios de respiración profunda, la
espirometría incentivada y la presión continua sobre la vía
aérea son técnicas que facilitan la reexpansión pulmonar y
que reducen las CRP sobre todo en aquellos pacientes de
riesgo elevado178,179 . La movilización precoz, un adecuado
manejo del dolor postoperatorio que permita al paciente
realizar respiraciones profundas y evitar el uso de forma sistemática de SNG y relegarla únicamente para situaciones de
distensión abdominal o náuseas son otras de las recomendaciones (tabla 22). Para el control del dolor se prefiere el
uso de técnicas locorregionales como el BPV o la epidural
respecto a los opioides intravenosos, ya que en especial en
cirugías de alto riesgo, se ha visto que la epidural torácica
reduce las CRP180,181 .
Otras complicaciones intra y postoperatorias de las
resecciones pulmonares por VATS
Pese a la instauración de la cirugía mínimamente invasiva
VATS, si bien existe una notable mejoría en la mortalidad,
la incidencia de complicaciones sigue siendo de hasta
un 15-30%183,184 . Su etiología multifactorial, y a menudo
sinérgica, hace que el tratamiento de las mismas sea
complejo. De todas las complicaciones posquirúrgicas, las
que pueden necesitar procedimientos intervencionistas
para su resolución serían:
a) Cámara de neumotórax residual: ocurre hasta en un
20% resecciones pulmonares. Una gran resección de
parénquima pulmonar, la presencia de enfermedades
pulmonares y una menor distensibilidad del pulmón residual son factores que contribuyen a su desarrollo. En
la mayoría de las ocasiones la recolocación o inserción
de un nuevo drenaje pleural conseguirá la reexpansión
pulmonar, relegando la reintervención a casos excepcionales. El mejor tratamiento es la prevención mediante
el manejo cuidadoso de las fugas aéreas, la decorticación de zonas comprometidas y la adecuada colocación
de drenajes torácicos185 .
b) Enfisema subcutáneo: se produce cuando queda atrapado
aire a tensión en el espacio pleural y diseca los tejidos
subcutáneos, generalmente a través de la herida torácica y de los orificios de los drenajes. Se comprobará la
correcta colocación de los drenajes y la permeabilidad de
estos, movilizándolos, reemplazándolos o introduciendo
otro si fuera necesario. En general, no se aconsejan las
incisiones cutáneas para drenar el aire subcutáneo185 .
El tratamiento consiste en mantener un adecuado flujo
aéreo de la cavidad pleural al sello de agua, evitando
zonas de acodamiento del drenaje pleural u obstrucción
de este (por ejemplo, apoyo del paciente). Puede ser
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necesario aumentar el diámetro del drenaje pleural y/o
la inserción de otro suplementario.
c) Empiema: La infección posquirúrgica del espacio pleural es la segunda causa de empiema pleural tras el
empiema paraneumónico. Se ha descrito en un 2 a 12%
tras neumonectomía y en un 1 a 3% tras lobectomía.
El paciente con empiema postoperatorio suele presentar toxicidad sistémica, leucocitosis, falta de apetito y
deterioro del estado general. En caso de FBP asociada,
la tos pertinaz con expectoración serohemática o purulenta será casi diagnóstica. El tratamiento inicial es el
drenaje y la antibioterapia sistémica hasta la estabilización del paciente. Esta fase suele prolongarse unas
dos semanas. Valorar la instilación de fibrinoliticos intrapleurales como la urokinasa186 . Las opciones terapéuticas
pueden ser las siguientes: esterilización con solución
antibiótica y cierre del espacio pleural, desbridamiento
quirúrgico abierto o toracoscópico, drenaje abierto temporal o permanente, decorticación pleural en caso de
pulmón atrapado, toracoplastia, y obliteración del espacio pleural con transposición de plastias musculares y/o
epiplón185 .
d) Sangrado y hemotórax: según la cuantía del sangrado,
pueden controlarse con medidas de compresión, hemostasia con diversos tipos de energía, productos químicos
hemostáticos, sutura directa o requerir ligaduras en segmentos más proximales del vaso afecto. El hemotórax
se define como la presencia de exudado hemático pleural en el líquido pleural, corresponde a un valor igual o
mayor al 50% del hematocrito de sangre periférica. Su
incidencia es del 2% en lobectomías y 3% tras neumonectomías, siendo la causa más frecuente de reintervención
temprana (73%)187 .
Los criterios para una reintervención por hemotórax son:
- Débito de 200 a 300 mL/hora durante tres a cuatro horas
seguidas.
- Dificultad para mantener tensiones arteriales estables.
- Disminución del contaje plaquetario.
Como normal general, es mejor reintervenir precozmente antes que esperar y exponer al paciente a
complicaciones como acidosis metabólica, alteraciones de
la coagulación y SDRA que puede ir asociado con múltiples
transfusiones sanguíneas.
a) Fístula broncopleural: se define como la comunicación
entre un bronquio segmentario, lobar o principal, y el
espacio pleural. Su incidencia oscila entre el 0,4 al 4%
en las lobectomías y hasta el 1,5 a 15% en las neumonectomías, con tasas de mortalidad que alcanzan hasta el
27%188 . El 50% ocurren en las primeras cuatro horas postoperatorias. El diagnóstico suele ser clínico (tos pertinaz
con expecoración serohemática abundante) confirmándose con pruebas de imagen. Un tratamiento precoz con
drenaje pleural, antibioterapia y terapia endoscópica de
la fístula (agentes esclerosantes, dispositivo Amplatzer®
[dispositivo de alambre de niquel y titanio, el cual está
llena de una tela de poliéster que ayuda a cerrar el
defecto en cuestión] o VMNcola de cianoacrilato) pueden
evitar la necesidad de una toracostomía188,189 .
b) Rotura traqueal: la infrecuencia de esta entidad
hace que no haya criterios consolidados diagnósticoterapéuticos. La prevención de mediastinitis es vital,
instaurando cobertura antibiótica desde el diagnóstico.
La tendencia actual es el tratamiento conservador,
recurriendo a la cirugía en casos de mediastinitis191 .
c) Torsión lobar: rotación lobar sobre su propio hilio,
originando una obstrucción arterial y venosa con la consecuente aparición de infarto y gangrena pulmonar192 .
Más frecuente sobre el lóbulo medio, su incidencia global no sobrepasa el 0,2%193 . Clínicamente se produce tos
con expectoración serohemorrágica abundante o hemoptisis franca y, dependiendo del tiempo de evolución, un
cuadro de sepsis. La insuficiencia respiratoria es también
frecuente. El tratamiento implica la corrección quirúrgica urgente. De no ser viable el parénquima torsionado,
se procederá a su resección.
d) Herniación cardiaca: extremadamente rara pero de alta
mortalidad, 50 a100%, si no se corrige urgentemente,
ya que la torsión de la unión cava-aurícula y grandes
vasos deteriora enormemente el retorno venoso y disminuye el gasto cardiaco194 . Clínicamente debuta como
hipotensión, taquicardia y cianosis en el postoperatorio
inmediato, presentando cerca de un 50% de mortalidad
aún en los casos que se reconocen tempranamente. El
diagnóstico se basa en la sospecha clínica y en la radiografía simple de tórax, siendo los cambios radiológicos
muy evidentes en una herniación derecha y más sutil en
el lado izquierdo, observándose un aumento de densidad
en la región inferior de dicho hemitórax.
Soporte ventilatorio en el postoperatorio por VATS
Tras la cirugía de resección pulmonar muchos pacientes pueden requerir de soporte ventilatorio en sus diferentes modos
debido a las alteraciones en la función pulmonar causadas
por la cirugía, llegando algunos de ellos a necesitar temporalmente VMI. El empleo de la ventilación mecánica no
invasiva (VMNI) y de otros sistemas como la cánula de alto
flujo (OAF), permiten evitar en muchas ocasiones la intubación orotraqueal y la VMI que aumentan la morbimortalidad
en estos pacientes.
VMNI
La VMNI permite dar soporte al paciente, aplicando una
presión positiva sobre el sistema respiratorio, mediante una
interface que es habitualmente una máscara nasal o facial
que hace de interfaz entre el paciente y el ventilador. Después de la cirugía de resección pulmonar, existe el temor
en el caso del empleo de ventilación con presión positiva de
un mayor riesgo de fugas anastomóticas bronquiales. Este
riesgo debe equilibrarse con la necesidad de optimizar el
intercambio de gases para prevenir la hipoxemia y evitar la
hipercapnia. Intuitivamente, es preferible el uso de presiones en las vías respiratorias inferiores, pero no hay evidencia
de investigación para identificar un límite superior «seguro»
para la presión positiva después de la resección pulmonar. En
casos selecciones, es posible evitar las presiones elevadas de
las vías respiratorias, utilizando volúmenes corrientes reducidos y modos de ventilación con presión limitada. Existen
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Tabla 23 Contraindicaciones para el empleo de VMNI con
mascarilla facial
Falta de cooperación, agitación
Imposibilidad de adaptar la máscara
Cirugía reciente de la vía aérea superior o esofágica
Disfunción orgánica no respiratoria grave
Situaciones que requieran intubación traqueal inmediata
Paro respiratorio o cardiaco o cuando éstos se prevean
inminentes
Agitación psicomotora que requiera sedación
Broncoaspiración masiva
Pacientes demasiado inestables
Shock
Infarto de miocardio que requiere intervención
terapéutico
Isquemia o arritmia cardiaca no controlada
Sangrado gastrointestinal alto no controlado
Neumotórax no drenado
Incapacidad de proteger la vía aérea:
Exceso de secreciones
Tos ineficaz
Trastornos de la deglución
Riesgo de aspiración:
Distensión u obstrucción abdominal, íleo
Vómitos frecuentes
diferentes modalidades de VMNI, que por su extensión y no
ser tema de revisión en esta guía no entraremos a detallar
en esta guía. Las contraindicaciones para la aplicación de la
VMNI con mascarilla facial se muestran en la tabla 23.
Cánula de alto flujo de oxígeno
Hay diferentes formas de administrar oxígeno en las unidades de cuidados postoperatorios. La más frecuente es a
través de mascarillas faciales y cánulas o gafas nasales. La
mascarilla facial con efecto venturi que permite administrar entre 2 y 10 L con concentraciones que van desde 26 al
50%. La mascarilla con reservorio permite administrar concentraciones cercanas al 100%. Con las gafas nasales solo se
conseguirán concentraciones no mayores del 24 al 26%.
En los últimos años, ha aparecido un nuevo dispositivo que consiste en una cánula nasal de alto flujo que
permite administrar flujos de hasta 60 L min-1 en una fracción inspirada de oxígeno precisa, permitiendo así combatir
eficientemente la hipoxemia. Además, facilita la eliminación de CO2 , reduciéndose el espacio muerto anómalo para
aumentar la eficiencia de la ventilación y el trabajo de la
respiración, además de producir niveles mínimos de presión
positiva al final de la espiración. Tiene como gran ventaja,
respecto a la VMNI con mascarilla facial, la comodidad, ya
que el paciente es capaz de poder hablar y mantener la
deglución, pudiendo tener la tolerancia por boca.
La evidencia que apoye el uso de la VMNI o el uso cánulas
de OAF específicamente en pacientes sometidos a resección
pulmonar por VATS es muy escasa. La mayoría de estudios están hechos en pacientes sometidos a toracotomías
y/o cirugía cardiaca. Un ensayo clínico con 360 pacientes sometidos a toracotomía mostró una disminución de la
prevalencia de insuficiencia respiratoria asociado al uso de
VMNI durante 48 h en el postoperatorio, sin diferencias en
el riesgo de reintubación, infecciones o mortalidad195 . De
forma similar, ensayos clínicos con pacientes sometidos a
resección pulmonar mediante toracotomía, con poca potencia estadística muestran una mejoría de la oxigenación y
parámetros respiratorios sin diferencias en variables resultado de más impacto clínico195,196 . Es interesante destacar
que ninguno de los ensayos clínicos previos ha demostrado
un aumento en el riesgo de fuga de las anastomosis ni complicaciones quirúrgicas asociadas con el uso de la VMNI194---196 .
La VMNI utilizada de manera profiláctica ha demostrado
una mejora de la función respiratoria. No obstante, dado
su falta de impacto en variables resultado de más impacto
desde el punto de vista clínico, no se recomienda su uso de
forma rutinaria.
Se requieren estudios con potencia adecuada para
demostrar el posible beneficio del uso rutinario de la VMNI
y/o las cánulas de OAF en variables resultado más importantes desde el punto de visto clínico. No obstante, es
razonable, por tanto, emplear el uso de cánula nasal de OAF
en pacientes de riesgo moderado-alto de desarrollar complicaciones pulmonares postoperatorias con ARISCAT > 26, en
el postoperatorio de cirugía de VATS, tras extubación con el
objetivo de mejorar la oxigenación, y disminuir el riesgo de
reintubación y por tanto el tiempo de estancia hospitalaria.
Complicaciones hemodinámicas y su manejo
Las arritmias son complicaciones frecuentes después de la
cirugía torácica. La fibrilación auricular (FA) postoperatoria
es la alteración más común tras las resecciones pulmonares. Numerosos factores intervienen en la patogénesis
de la FA, entre otros: procesos inflamatorios, alteraciones de los canales de potasio y sodio, incremento de la
presión auricular (enfermedad valvular cardiaca, hipertensión arterial, hipertensión pulmonar, apnea del sueño, etc.),
edad, sexo masculino, historia de insuficiencia cardiaca congestiva, alteraciones del ritmo previos198 . La presencia de
FA está asociada con un incremento de la morbilidad ya
que existe mayor prevalencia de riesgo de ictus, trombosis
auricular, embolización sistémica, y condiciona una mayor
estancia hospitalaria, mayor mortalidad y mayores costes
económicos199 .
A pesar de las grandes ventajas que proporciona la lobectomía con VATS existen diferentes estudios que analizan la
incidencia de FA tras la realización de esta técnica. Los resultados son variables ya que oscilan desde el 2,9 al 12%200,201 .
En la actualidad, no existe evidencia de que la incidencia
de FA sea significativamente menor en lobectomías con técnicas VATS que con toracotomías200,202---205 . La etiología de la
presencia de la FA en pacientes tras lobectomías pulmonares VATS no está clara, pero se sugiere que la denervación
autonómica y los mecanismos neurohumorales que intervienen tras las resección pulmonar pueden ser la causa más
probable de su aparición, inclusive más que con el tipo de
incisiones que se realizan211,212 . El tratamiento profiláctico
de la FA está recomendado por la guía de la Asociación de
Cirugía Torácica Americana de 2014208 , aunque existe poca
evidencia de que la profilaxis mejore los resultados de morbilidad y mortalidad209 .
El uso profiláctico de agentes farmacológicos para reducir el riesgo de FA como son betabloqueantes, magnesio,
amiodarona, bloqueadores de canales de calcio, pueden
289
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Tabla 24
Manejo de la fibrilación auricular en el postoperatorio por VATS
Recomendación
Clase
Nivel
Previo a la cardioversión eléctrica en un episodio de FA se recomienda la anticoagulación
previa si la duración de la FA es mayor de 48h
Si existe estabilidad hemodinámica el objetivo principal será el control del ritmo y la
prevención de efectos adversos
En FA con rápida respuesta ventricular, se recomienda administración de betabloqueantes o
calcioantagonistas para conseguir reducir la frecuencia cardiaca por debajo de 110 lpm
En FA con rápida respuesta ventricular, El fármaco de elección para control del ritmo si existe
descompensación cardiaca o FE menor del 35% es la amiodarona
La digoxina se recomienda para el control de la FC cuando los betabloqueantes y los
calcioantagonistas no han sido eficaces
La flecainida o propafenona pueden ser considerados, siempre y cuando, el paciente no tenga
historia cardiológica con afectación moderada o grave
La anticoagulación estará recomendada para paciente con persistencia de FA más de 48 h
valorando el riesgo de hemorragia
La anticoagulación se recomienda mantener después de pasar a ritmo sinusal durante 4
semanas.
III
Grado C
IIa
Grado B
IIa
Grado B
IIa
Grado B
IIb
Grado B
III
Grado C
III
Grado C
III
Grado C
ser considerados, pero no deben ser usados en todos los
pacientes sometidos a cirugía torácica debido a los efectos adversos que pueden presentarse. Se requieren nuevos
estudios para evaluar la seguridad y la efectividad208---211 .
Los niveles de evidencia nos indican que no debemos
retirar los betabloqueantes en pacientes que están siendo
tratados con ellos previamente208 . La digoxina no previene
la aparición de FA212 . En pacientes con riesgo intermedio de
presentación de FA, se considera que la amiodarona reduce
significativamente su presencia218,219 .
El tratamiento de los pacientes que presentan FA postoperatoria dependerá de la repercusión hemodinámica que
conlleve. Tras la presentación de FA de novo, las estrategias
de manejo irán orientadas a reducir o suspender agentes inotrópicos, así como optimizar el balance de fluidos, niveles
de electrolitos y evaluar la presencia de factores que pueden influir en arritmias, como son el sangrado, neumotórax,
isquemia miocárdica, infección/sepsis, entre otros208 .
En pacientes con inestabilidad hemodinámica por la FA
y con tiempo de duración menor a 48 h deberemos valorar,
como primera opción, la cardioversión eléctrica ya que nos
permitirá restaurar el gasto cardiaco y el aporte de oxígeno.
Si la cardioversión eléctrica no fuera eficaz o la FA fuera
recurrente y acompañada de inestabilidad hemodinámica,
deberemos instaurar tratamiento farmacológico antiarrítmico para controlar la frecuencia cardiaca con agentes como
amiodarona, betabloqueantes, bloqueadores de canales de
calcio o digoxina. Posteriormente, se puede repetir la cardioversión para intentar conseguir ritmo sinusal211,217 .
Por el contrario, si la presencia de FA se observa después
de las 48 h deberemos iniciar tratamiento anticoagulante,
si no existiera contraindicación, para proceder a la cardioversión eléctrica. En los casos de que la FA se acompañe de
estabilidad hemodinámica, nuestro objetivo será el control
del ritmo y la prevención de efectos adversos. Para el control del ritmo no suele ser necesario tratamiento ya que,
frecuentemente, se revierte la FA en las 48 h siguientes de
su presentación. Sin embargo, en pacientes que objetiven
FA con rápida respuesta ventricular, se recomienda administración de betabloqueantes o bloqueadores de canales
de calcio para conseguir reducir la frecuencia cardiaca por
debajo de 110 lpm215 . Ambos fármacos son la primera línea
siempre cuando el paciente no presente descompensación
cardiaca o fracción de eyección menor al 35%, en cuyo caso,
deberemos instaurar tratamiento con amiodarona. El uso de
la digoxina puede mejorar el control de la frecuencia cuando
las otras drogas han tenido una respuesta inadecuada. Otros
agentes como la flecainida pueden ser considerados, siempre y cuando, el paciente no tenga historia cardiológica con
afectación moderada o grave208 . Finalmente, la anticoagulación estará recomendada para paciente con persistencia
de FA más de 48 h, valorando el riesgo de hemorragia216 .
Tanto se puede realizar con warfarina para conseguir niveles
de INR 2.0-3.0 o con anticoagulantes directos y después de
pasar a ritmo sinusal, mantener la anticoagulación durante
cuatro semanas. Podemos resumir el manejo de la FA en el
postoperatorio de los pacientes sometidos a VATS tal y como
se muestra en la tabla 24.
Manejo del dolor en el postoperatorio. Dolor
crónico en el postoperatorio de cirugía VATS
En esta parte de la guía, nos centraremos en el manejo del
dolor crónico como complicación de la cirugía por VATS, tal
y como se resume en la tabla 25. En cuanto al manejo de
dolor agudo remitidos a la parte de la guía ya comentada
respecto a las técnicas analgésicas.
El dolor crónico (o persistente) postoperatorio es una
complicación de consecuencias devastadoras en el resultado
de una cirugía, que por lo demás ha sido totalmente exitosa. Los pacientes experimentan dolor (en el 2 al 10% de los
casos de intensidad severa) tiempo después de haberse recuperado de la cirugía. La primera publicación que identificó
una cirugía previa como la causantes del dolor crónico fue
una clínica del norte de Inglaterra en 1998, donde Crombie
et al. encontraron que uno de cada cuatro pacientes atribuían su dolor a la intervención217 . Desde entonces, se ha
visto que, dependiendo del tipo de cirugía, la incidencia de
dolor crónico postquirúrgico oscila entre el 5 y el 85%218 .
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Tabla 25
Principales recomendaciones en la aparición y manejo de dolor crónico en VATS
Recomendación
Clase
Nivel
La cirugía VATS podría estar relacionada con una menor incidencia de dolor agudo
postoperatorio y una mejor calidad de vida que la toracotomía anterior
La existencia de dolor torácico previo a la cirugía es un factor de riesgo relevante en el
desarrollo de dolor crónico postoperatorio
El dolor agudo moderado-severo en el postoperatorio es un factor determinante en el
desarrollo de dolor crónico.
No hay evidencia suficiente para concluir que una técnica regional sea superior a un régimen
intravenoso en cuanto al riesgo de desarrollo de dolor crónico
La presencia de tubo de drenaje torácico al tercer día postoperatorio puede ser un factor
asociado a una mayor probabilidad de desarrollo de dolor crónico
No existen diferencias significativas en cuanto a dolor agudo o crónico entre la técnica RATS y
VATS. Sí que se observan diferencias con respecto a la cirugía abierta
Los factores psicosociales y los test sensitivos preoperatorios no parecen influir en el
desarrollo de dolor crónico
No existe evidencia sobre el efecto de fármacos neuromoduladores en el desarrollo de dolor
crónico en cirugía VATS
Ib
Grado A
III
Grado C
IIb
Grado B
III
Grado C
III
Grado C
III
Grado C
III
Grado C
III
Grado C
La International Association for the Study of Pain (IASP)
define el dolor crónico postoperatorio como aquel que persiste en la zona de la cicatriz durante más de dos meses tras
la cirugía219 .
Existe aún un gran margen de mejora, no solo en la
reducción de la incidencia del mismo, sino en la estimación
correcta tanto de la prevalencia como de la intensidad220 .
Asimismo, la incidencia de dolor neuropático en el postoperatorio de este tipo de cirugías sigue sin estar bien
establecida227---230 .
Parece que el tipo de incisión, la manera de hacer la
exposición quirúrgica, así como el tipo de cierre influyen en
el dolor agudo postoperatorio (DAP) y en el desarrollo de
dolor crónico postoracotomía. Existen varias publicaciones
recientes al respecto, pero pocas conclusiones científicamente demostradas.
La cirugía torácica convencional puede causar varias
complicaciones debido a que el acceso a la cavidad pleural
requiere la sección de los nervios intercostales, la apertura de la pleura parietal y la expansión de las costillas. En
este proceso el periostio costal y el paquete vasculonervioso
intercostal pueden ser lesionados de manera variable por los
retractores, los bisturís eléctricos, etc. De esta manera, con
la aparición de la cirugía videoasistida, el uso de puertos de
acceso más pequeños y la resección a través de una mínima
toracotomía, se han conseguido una reducción en la incidencia de dolor agudo postoperatorio y en los cambios de la
función pulmonar.
Se han intentado analizar otros factores de riesgo de
desarrollo de dolor crónico postoperatorio de distintos
procesos quirúrgicos225 . Estudios retrospectivos han identificado factores como la edad < 60 años, el género
femenino, la presencia de HTA y la duración del tubo de drenaje torácico, factores psicosociales (ansiedad, depresión,
etc.) como factores predisponentes de desarrollo de dolor
crónico postoperatorio221 . Datos publicados recientemente
señalaban que el dolor extratorácico, en particular en las
áreas del cuello, hombros, región lumbar, cadera, rodillas
o en más de tres regiones puede afectar al desarrollo de
dolor crónico postoracotomía226 . Sin embargo, hay aún poco
conocimiento profundo de datos prospectivos.
Otros factores a tener en cuenta serían, además del
tipo de cirugía, el dolor torácico preoperatorio, así como
el inadecuado control del dolor los primeros tres días
tras la cirugía con índices mayores a 3 (dolor agudo
moderado-severo) en la Escala de Calificación Verbal Numérica (EVN)226 . La presencia del tubo de drenaje torácico el
tercer día postoperatorio parece ser un factor asociado a
una mayor probabilidad de desarrollo de dolor crónico a los
seis meses227 .
En lo concerniente a la cirugía VATS, con el objetivo de
determinar factores predisponentes de desarrollo de dolor
crónico, así como prevalencia del mismo, se han publicado
distintos estudios. Por un lado, están los grupos que afirman que la cirugía VATS está asociada a menor dolor agudo
postoperatorio y unas tasas de satisfacción mayores junto
con una mejor calidad de vida, con un menor daño nervioso y una mayor capacidad funcional, comparada con la
toracotomía227,234 . Por otro lado, existen grupos que afirman
que no existen diferencias estadísticamente significativas en
la incidencia de dolor crónico entre la toracotomía y la cirugía VATS, estableciendo la incidencia del mismo en tasas en
torno al 40%226,233 .
En cuanto al papel de los fármacos neuromoduladores,
como la pregabalina o dexmedetomidina, en cuanto a la prevención o tratamiento del dolor crónico, no existen estudios
en cirugía VATS.
No existen estudios dirigidos de manera específica al tratamiento del dolor crónico en cirugía VATS. Solo podemos
extrapolar la terapia de otros tipos de dolor crónico. Usaríamos medidas farmacológicas, con AINEs, parches tópicos
de lidocaína o capsaicina, fármacos neuromoduladores tipo
pregabalina, gabapentina o ketamina, opioides. O medidas
no farmacológicas como la terapia de electroestimulación
nerviosa percutánea (TENS), bloqueo de nervios intercostales, inyección de puntos gatillo con corticoides, toxina
botulínica, inyección epidural de corticoides, bloqueo paravertebral, radiofrecuencia de nervios intercostales y ganglio
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de la raíz dorsal, crioablación o estimulación de la médula
espinal24 .
Tabla 26 Recomendaciones SORECAR previos a la cirugía
de resección pulmonar (229)
Duración
Frecuencia
Cantidad
Tipo de Entrenamiento
Fisioterapia respiratoria perioperatoria
Los fisioterapeutas forman parte del equipo multidisciplinar
de atención al paciente candidato a cirugía de resección
pulmonar. El objetivo principal de los programas de rehabilitación en el paciente quirúrgico es disminuir el riesgo,
tratar las posibles complicaciones perioperatorias y minimizar el impacto de la cirugía en la calidad de vida de
los pacientes229 . Hasta no hace mucho, el fisioterapeuta
intervenía únicamente durante el postoperatorio inmediato
(período hospitalario). Pero estas actuaciones no conseguían
reducir ni las CPP ni la estancia hospitalaria230 . La evidencia
avala en la actualidad programas multicomponentes que se
implementan tanto en la fase pre-cirugía (prehabilitación),
como durante la estancia hospitalaria o fase perioperatoria
y en la postoperatoria tras el alta médica a domicilio.
1.- Fase preoperatoria o prehabilitación
Los efectos resultantes de la inactividad física crónica
pueden colocar a las personas en un mayor riesgo de complicaciones cuando se someten a cirugía mayor o compleja, tal
y como lo muestra la evidencia emergente que asocia la baja
capacidad cardiorespiratoria con los resultados perioperatorios adversos en algunas especialidades quirúrgicas231 . En
este contexto los programas de rehabilitación pulmonar para
pacientes con cáncer de pulmón han demostrado mejorar la
condición física, reducir la morbilidad y los días de estancia
hospitalaria232 .
Las actuaciones de FT durante la prehabilitación deben
incidir en los siguientes niveles240---242 :
Mejora de la reserva y capacidad funcional:
• Aumento de la reserva funcional del paciente mediante
el entrenamiento aeróbico y de fuerza de extremidades
superiores e inferiores.
• Entrenamiento de la fuerza de la musculatura inspiratoria
por medio de dispositivos calibrados a todos los pacientes candidatos a cirugía. Sobre todo aquellos con presión
inspiratoria máxima (PIM)< 60 cmH2O229 .
Función respiratoria:
• Mejora de la expansión torácica mediante técnicas de
aumento de volúmenes pulmonares y el uso de inspirómetros de incentivo volumétricos.
• Mejora de la ventilación mediante el control de flujos y
la ventilación dirigida.
• Facilitar el drenaje de secreciones mediante ejercicios de
arrastre de secreciones y tos efectiva.
Educación para la salud:
1. Insistir en la importancia de la movilización precoz.
2. Hacer al paciente partícipe de la recuperación, propiciando una actitud proactiva frente a la intervención.
3. Promover un cambio conductual para adquirir hábitos
saludables pre y postquirúrgicos centrados en el cese
tabáquico y un estilo de vida más activo.
4 semanas
5 días/ semana
1 hora de duración
Aeróbico 50-80% de FCmáx VO2
pico, mínimo 30 minutos/día.
Fuerza de extremidades, dos
series de 10-12 repeticiones,
2/semana.
Fuerza Musculatura inspiratoria
50-80% del PIM, diario, 2
sesiones/día.
4. Higiene bucal: además del cepillado rutinario de la boca,
se recomienda seguir una estrategia de descontaminación perioperatoria de naso y/u orofaringe. El enjuague
de la superficie bucal, faríngea, gingival, lingual y dental con 15 mL clorhexidina al 0,12% durante 30 s de tres
a cinco días antes y después de la intervención, parece
disminuir las complicaciones postoperatorias pulmonares
derivadas de la cirugía236 .
Nutrición:
1. La valoración del estado nutricional de un enfermo es
fundamental para ver opciones de optimización. Para ello
se debería realizar un cribado nutricional a los enfermos
que se vayan a someter a una cirugía mayor y, cuando se
identifique a un paciente desnutrido o en riesgo, realizar una valoración más completa y establecer un plan de
tratamiento nutricional y su respectiva monitorización
2. La hiperglucemia es un factor de riesgo independiente
de mortalidad postoperatoria y de infecciones. Por ello,
su control es fundamental, bien sea por endocrinología o
por atención primaria.
3. La anemia preoperatoria es un hallazgo frecuente, siendo
un factor fundamental para la transfusión sanguínea. Por
tanto, su evaluación es primordial.
Respecto a la mejora de la capacidad funcional, la tabla
26 muestra las recomendaciones de la Sociedad Española
de Rehabilitación Cardio-Respiratoria (SORECAR) sobre la
estructura de los programas de entrenamiento cardiorrespiratorio previos a la cirugía de resección pulmonar. La
frecuencia de cinco sesiones/semana de una hora de duración, durante cuatro semanas, ha demostrado mejoras
significativas en la condición física, en reducción de la morbilidad postoperatoria y en lo concerniente a la disminución
de días de estancia hospitalaria229 . Por otro lado, la duración del programa de prehabilitación no puede afectar al
pronóstico de la enfermedad neoplásica. Según recomendaciones de la BTS el tiempo que el paciente permanece en
lista de espera para ser operado no debe exceder de las
cuatro semanas, con lo que quedaría definida la duración
máxima de esta fase226,227 .
La Sociedad Europea de Cirujanos Torácicos califica como
bajo el nivel de evidencia que respalda los programas de
prehabilitación. Esto se debe a la heterogeneidad de los
estudios, determinada sobre todo por diferencias a la hora
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de diseñar los protocolos en cuanto a modalidad de ejercicio, frecuencia de las sesiones o duración del programa34 .
A pesar de esto, la consistencia en los resultados que ofrecen varias revisiones sistemáticas y metaanálisis recientes
le llevan a recomendar, en grado fuerte, la prehabilitación
para pacientes con función pulmonar límite o capacidad funcional pobre antes de ser sometidos a cirugía de resección
pulmonar34 .
La prehabilitación ha demostrado ser, independientemente de la técnica quirúrgica utilizada, una herramienta
capaz de modificar los factores de riesgo durante el
período preoperatorio, optimizando la capacidad funcional
en pacientes de alto riesgo, y posibilitando el acceso a tratamiento quirúrgico en sujetos inicialmente considerados no
candidatos239 .
2- Fase perioperatoria
La FT se considera un apoyo fundamental en la cirugía
de resección pulmonar a pesar de la falta de evidencia
consistente que avale sus resultados. Los diseños de las
intervenciones son variables y hay pocos estudios de calidad. Respecto a la FT perioperatoria en el VATS, el número
de estudios dirigidos a analizar su efectividad en pacientes
sometidos a este tipo de cirugía todavía es limitado. En consecuencia, las recomendaciones basadas en la evidencia son
escasas240 . Aun así, la FT sigue formando parte del estándar de cuidados perioperatorios que las unidades de Cirugía
Torácica contemplan, también para pacientes sometidos a
VATS241 . En esta línea, y a pesar de contar con un nivel
de evidencia bajo, tanto la Enhanced Recovery after Surgery Society como la European Society of Thoracic Surgeons
(ESTS) recomienda en grado fuerte la FT y la movilización
precoz tras la cirugía de resección pulmonar34 .
Durante el ingreso hospitalario
Frente al uso rutinario de la espirometría incentivada como
única actuación de FT durante la fase de hospitalización242 ,
los PRI recomiendan una intervención de FT dirigida a tres
puntos principalmente248,249 :
Manejo del dolor: facilitado en gran medida por el uso de
técnicas mínimamente invasivas, como el VATS. Las estrategias utilizadas desde FT para favorecer la analgesia serán:
• Tos con contención/autocontención de la herida quirúrgica.
• Aplicación de corrientes TENS245 .
• Recomendación de posicionamiento antiálgico y sedestación precoz.
• Técnicas como la masoterapia y la cinesiterapia, que
pueden ayudar a resolver dolores músculo esqueléticos
derivados de la intervención229 .
FT Respiratoria.
• Posicionamiento facilitador de la ventilación.
• Técnicas de expansión pulmonar.
• Técnicas de arrastre de secreciones.
Movilización precoz: se recomienda la bipedestación y
la deambulación precoz, la deambulación reduce el dolor,
ya que la posición vertical elimina la tensión a nivel de
Tabla 27 Recomendaciones SORECAR: Estructura de un
programa de rehabilitación en el paciente poscirugía de
resección pulmonar
Duración
Frecuencia
Cantidad
Tipo de Entrenamiento
12 semanas
2-3 días/ semana
1 hora de duración
Aeróbico 60-80% de VO2
pico, de la Fcmáx o escala
de Borg 4-6/10
Fuerza de extremidades,
dos series de 10-15
repeticiones. Escala de
Borg 4-6/10
Fuerza Musculatura
Inspiratoria 15-60% del
PIM (incrementar 5% si
Borg < 5/10) 6 días/
semana. Supervisar 1
sesión/ semana.
FCmáx : frecuencia cardiaca máxima; PIM: presión inspiratoria
máxima; VO2 pico: consumo de oxígeno pico.
Fuente: García-Ortún et al.229 .
los espacios intercostales246 . La evidencia demuestra que
la deambulación dentro de las primeras 24 h tras cirugía es
segura, sin que se hayan observado efectos adversos247 . Además de la implicación del personal de enfermería, cada vez
más estudios avalan la figura del equipo de FT a la hora de
facilitar la movilización de estos pacientes126,253,254 .
3- Fase posoperatoria tras el alta médica
En esta fase resulta fundamental retomar la actividad física
como comportamiento. Estudios prospectivos han registrado
una reducción media en el VO2 pico del 13% en las lobectomías, hasta dos años después de la resección250,251 . También
debe tenerse en cuenta el impacto de la terapia sistémica
o locorregional adyuvante tras la cirugía, que se realiza en
un 70% de los pacientes. Todos estos factores adversos deterioran la cadena de transporte de oxígeno y su utilización a
nivel periférico, y reducen la condición física del individuo.
Retomar el hábito a la actividad física en el postoperatorio
debería ser una parte importante de un protocolo de cirugía
torácica.
Una vez pasada la primera consulta poscirugía, y tras
constatar que no existen contraindicaciones, lo ideal sería
continuar con el hábito de ejercicio físico entrenado durante
la fase de prehabilitación, adaptando la carga de trabajo a
la nueva situación.
La tabla 27 resume las recomendaciones que la SORECAR
propone sobre la estructura del programa de rehabilitación
en la fase posterior a la cirugía de resección pulmonar229 .
Referencias no citadas
12,13,14,23,25,33,37,51,57,58,60,63,66,71,72,84,85,86,87,96,97,102,103,104,122,
147,150,153,154,164,168,169,176,182,190,197,206,207,213,214,222,223,224,235,237,
238,243,244
.
293
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