Subido por Eduardo Muranda Carreño

Caso Banco de Iberia

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DPO-217
Septiembre de 2010
Este documento es una copia autorizada para su uso en el programa "Claves para gestionar personas" impartido por el prof. Stein
Banco de Iberia (A)
En diciembre de 2008, almorzaban en el restaurante «Pacheco» Pablo Jaciel, director general
del Banco de Iberia1, y Lucas Forte, director general de la red y hombre fuerte del banco
durante los últimos años. Pablo siempre había escuchado a Lucas con suma atención, pero en
esta ocasión se mostraba distraído. Le invadían pensamientos que convertían las palabras de
su comensal en un murmullo monótono y lejano.
Eran pensamientos que le recordaban su despedida un mes atrás de Iñigo Velasco, un
prometedor director de oficina; que le recordaban las veces que su director de recursos
humanos, Raúl Ayarza, le había pedido un mayor equilibrio de fuerzas dentro del banco y,
sobre todo, eran pensamientos relativos a una cita inexcusable que tendría en apenas unas
semanas, cuando habría de presentar un nuevo plan al consejo de administración del banco.
Los periódicos de aquella mañana relataban la escandalosa detención del expresidente del
Nasdaq, Bernard Madoff, añadiendo un episodio más a la incertidumbre que había estallado
definitivamente tres meses atrás con el anuncio de quiebra del todopoderoso Lehman
Brothers.
En España se polemizaba sobre cómo sería la crisis que se avecinaba, sobre su origen
crediticio y sobre sus consecuencias en un modelo de crecimiento que había estado muy
apoyado en los sectores inmobiliario y constructor, fuertemente apalancados. Apenas unos
meses antes, Martinsa-Fadesa, una de las principales inmobiliarias del país, había anunciadola
mayor suspensión de pagos de la historia de España, y a casi nadie se le escapaba que venían
tiempos difíciles en los que habría que pagar algunos excesos (véase Anexo 1).
1 Por razones de confidencialidad, los nombres reales de este caso han sido cambiados.
Caso preparado por Eduardo Rábago, PDG 2009, bajo la supervisión del Profesor Guido Stein, como base de discusión en
clase y no como ilustración de la gestión, adecuada o inadecuada, de una situación determinada. Septiembre de 2010.
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Última edición: 17/6/11
0-411-001
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DPO-217
Banco de Iberia (A)
Los planes de nuevas aperturas del Banco de Iberia habían quedado en suspenso y Pablo
Jaciel y Lucas Forte no albergaban dudas de que se había invertido drásticamente un ciclo
expansivo. Se preguntaban si habría sido posible mantenerse al margen de aquella
superabundancia. Es más, ¿habría sido conveniente? A toro pasado, parecía fácil identificar
algunos errores, pero quizá los riesgos habían valido la pena y hubiera sido imperdonable no
haber sabido «subirse al carro» en su momento.
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El problema durante unos años había sido lograr atraer a buenos directores de otras
entidades y frenar la fuga de los propios. Ahora se trataba de decidir quiénes habrían de salir.
El sector bancario español y el boom inmobiliario: 1998-2008
Las entidades de crédito que intermediaban en el sistema bancario español eran los bancos,
las cajas de ahorros y las cooperativas de crédito (véase Anexo 2).
Desde la finalización de la crisis de principios de los noventa, el sector bancario había jugado
un papel decisivo en el proceso de intermediación del ahorro a la inversión, constituyéndose en
el principal financiador del crecimiento que se dio en llamar el milagro económico español.
Este crecimiento, que se traducía en tasas de incremento del PIB superiores al 3% anual
mantenidas los últimos diez años, tenía como principal motor el aumento continuado de
actividad en los sectores inmobiliario y de la construcción. Estos sectores tenían
principalmente dos aproximaciones desde el punto de vista crediticio. Por un lado, la
financiación de las actividades puramente productivas y de carácter promotor, y por otro
lado, la financiación a las personas físicas para la adquisición y rehabilitación de viviendas.
La participación de las entidades financieras en dichos sectores creció notablemente en ambos
sentidos desde mediados de los noventa. Enfrentadas a una progresiva reducción de los tipos de
interés, que afectaba negativamente los márgenes de intermediación, y en un contexto
de superávit de depósitos en sus balances, muchas entidades giraron la vista a la generación de
negocio por vía de un mayor volumen de operaciones de crédito y de comisiones por servicios.
Esto se tradujo en un significativo proceso de expansión geográfica de entidades y apertura
de nuevas oficinas que adoptaban un enfoque eminentemente de activo. En los últimos diez
años, los activos prestados por las entidades del sistema bancario español se habían
multiplicado por tres, siendo el crecimiento especialmente intenso en el crédito al
sectorprivado, que se multiplicó por 4,5.
Precisamente, donde se produjo mayor crecimiento de los créditos fue en las actividades
inmobiliarias, que crecieron en la década de 42.000 millones de euros a más de 320.000
millones, multiplicándose casi por ocho, el doble de lo que creció el total de la inversión en
el mismo período. Estos datos eran aún mayores en el caso de las cajas de ahorros, que
pasaron de 21.000 a 173.500 millones de euros, es decir, multiplicaron por más de ocho su
actividad crediticia en el segmento inmobiliario en diez años.
La fuerte especialización en la concesión de préstamos hipotecarios de la banca hizo que
éstos alcanzaran el 21% del balance, el doble que en la eurozona. Los depósitos habían
crecido aproximadamente la mitad durante el mismo período.
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IESE Business School-Universidad de Navarra
Banco de Iberia (A)
DPO-217
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En Europa, las fusiones y adquisiciones –predominantemente las que involucraban a bancos
de un mismo país– habían aumentado el proceso de concentración de los mercados y habían
hecho caer el número de oficinas de banca. España no había sido precisamente ajena a los
procesos de concentración, siendo los casos de BBVA y Santander los de mayor importancia;
acompañados de operaciones en banca mediana como las del Banco Herrero, Banco Urquijo,
Banco Atlántico y Banco Zaragozano, integrados en el Sabadell y Barclays, respectivamente.
No obstante, a efectos de red fue mayor el peso de la expansión de entidades que el de la
concentración. Frente a la caída del número de oficinas de la banca en la Europa de los
quince, en España la red aumentó en diez años más de un 20%, cerca de 8.000 nuevas
oficinas (véase Anexo 3).
Aunque se hablaba cada vez más de la banca por Internet, lo cierto es que la banca española
presentaba un bajo grado de utilización de los recursos tecnológicos para banca a distancia.
Más bien al contrario, tenía una elevada densidad de red que hasta entonces le había servido
para defenderse en buena medida de la llegada de competidores extranjeros. En 2008, el
índice de penetración bancaria alcanzaba la cifra de una oficina por cada 1.000 habitantes, lo
que casi duplicaba el índice de la Unión Europea.
Tipología de oficinas bancarias y directores
La tipología de las oficinas bancarias y de los directores al frente de las mismas venía
experimentando cambios muy notorios desde que comenzara el nuevo siglo.
Las oficinas solían tener cierta sobredimensión en la dotación de personal. Se accedía a la
dirección de la oficina como premio tras una trayectoria dilatada y la posición solía marcar
distancias jerárquicas con los empleados y cierta posición de poder sobre los propios clientes,
a menudo poco versados en finanzas. Los directores de oficina clásicos equilibraban
sus ocupaciones de atención directa a clientes con funciones de análisis de riesgos, siendo sus
recomendaciones un factor muy determinante en el estudio y la concesión de operaciones.
En pocos años, la presión de la competencia entre entidades, la emergencia de la banca a
distancia, la reducción de márgenes, la desjerarquización de las relaciones internas y la
mejora en la cultura financiera de los clientes habían provocado cambios muy importantes.
Las oficinas se optimizaron y se convirtieron en unidades de negocio de carácter
fundamentalmente comercial, que se centraban con cierta autonomía en la atención y
captación de clientes y que dependían notablemente de los sistemas de scoring de los
departamentos de riesgos centralizados a efectos de concesión de operaciones.
Tradicionalmente, siempre había habido diferencias de criterio entre las áreas de riesgos y las
redes de oficinas, si bien ambas se relacionaban con espíritu de complementariedad. El recurso a
los sistemas de scoring cada vez más mecanizados reducía la posibilidad de roces de carácter
personal, pero provocaba en muchos directores un sentimiento ambivalente: por una parte, las
entidades demandaban objetivos comerciales cada vez más ambiciosos, pero por otra, las
operaciones presentadas sufrían un filtro informatizado al que no era muy factible replicar.
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DPO-217
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Por otro lado, la oferta en cuanto a productos se fue haciendo cada vez más compleja, aunque
no siempre requería de una profunda preparación técnica por el soporte que suponían las
aplicaciones de CRM (customer relationship management) y scoring, que igualmente
contribuían a centrar la actividad de los directores en las funciones comerciales.
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En este sentido, sobre todo en las entidades más orientadas a realizar agresivas campañas de
producto, era común encontrar directores en los que crecía la sensación de «colocación
de producto», peligrosa para mantener con los clientes una imagen de objetividad en el
asesoramiento.
En aquellos tiempos, era relativamente común en muchas cajas la apertura de nuevas oficinas
ubicadas en algún local comercial de una promoción de viviendas financiada por la propia
entidad, conectándose así las actividades crediticias dirigidas a promotor y particulares y
dotando de una base de clientes de arranque a las oficinas. Al promotor se le facilitaba una
financiación de cierto volumen, y a los particulares se les ofrecían hipotecas y productos
asociados que les vinculasen de forma duradera (cuenta corriente con domiciliación de nómina
y seguros, típicamente). Las operaciones hipotecarias firmadas con tipo de interés variable
superaron el 90% en esta época.
En este entorno, la propia competencia entre entidades favoreció un proceso de
comoditización, en el que el papel de los directores se convertía en determinante para la
captación y mantenimiento de clientes, que ante cierta uniformidad de condiciones entre
entidades, pasaban a valorar sobremanera la confianza y el trato personal que pudiesen
mantener con los responsables de las oficinas.
En definitiva, todo pareció confluir para que emergiese una nueva tipología de directores de
oficina bancaria con perfil marcadamente comercial, que protagonizarían los planes
de crecimiento de la red que desarrollaban la mayoría de las entidades, convirtiéndose en una
posición muy demandada en el mercado laboral.
Esto se vio reflejado en un notable incremento de las condiciones ofrecidas a los directores
para su contratación, sobre todo por parte de las cajas de ahorros en expansión geográfica.
Ofertas con incrementos muy significativos en la retribución (a veces de hasta un 50%),
reconocimiento de antigüedad, horarios de mañana, planes de pensiones e hipotecas en
condiciones muy preferentes (hasta euribor -0,60%, por ejemplo), se convirtieron en moneda
de cambio habitual en el sector (véase Anexo 4).
Las retribuciones fijas se complementaban con un variable ligado a la consecución de
objetivos de negocio. Había dos formas básicas de consecución de ese variable:
 Cumplimiento del objetivo de volumen de negocio y de cash flow comercial, fijado
anualmente para cada oficina.
 Parrilla de comisiones por producto, establecida trimestralmente en función de
objetivos concretos fijados para cada producto.
El mix retributivo fijo/variable evolucionó de un 80%/20% a un 70%/30% entre 2003 y 2007.
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Banco de Iberia, 2003-2007: un quinquenio de récord
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El Banco de Iberia fue fundado por un grupo de inversores a finales del siglo XIX, con un
capital de seis millones de pesetas (36.000 euros). En sus más de cien años de historia, el banco
siempre cotizó con estabilidad en bolsa y estaba reconocido como una entidad sólida y
contrastada en servicios de banca universal para clientes particulares, empresas e instituciones.
El Banco de Iberia experimentó un moderado crecimiento en la primera mitad del siglo XX,
una época marcada por sucesos históricos como la primera guerra mundial, la II República
española y la guerra civil, y de nuevo una guerra mundial; y fue a partir de los años
cincuenta, al amparo de la coyuntura expansiva, cuando creció más significativamente y se
consolidó.
En los años setenta y ochenta, el banco introdujo cambios fundamentales en su estructura
empresarial, en la mecanización, en la oferta de nuevos productos y en la adecuación y
formación del personal, que le permitieron adaptarse y alcanzar unos niveles de
productividad equiparables a los de las grandes entidades nacionales.
Tras la incorporación de España a la CEE en 1986, se acentuaron en el sector los
movimientos a favor de fusiones, absorciones y acuerdos bancarios para lograr un tamaño
mayor. El Banco de Iberia fue entonces objeto de este tipo de interés por parte de otros
grupos financieros, intentos que no fructificaron gracias a una sólida determinación para
mantener su independencia.
Con el inicio del siglo XXI, el banco abordó un gran crecimiento contemplado en los planes
trienales estratégicos «BI: 2002-2004» y «BI: 2005-2007».
En síntesis, estos planes pretendían dar respuesta a un mercado en ebullición. El primero de
ellos contemplaba una mecanización y centralización que permitiesen optimizar la
dedicación comercial de la red, el crecimiento orgánico y una evolución del modelo de
oficinas y de las herramientas de gestión comercial que ponían el acento en el desarrollo
de objetivos comerciales. Como botón de muestra de la mentalización perseguida, los
directores de las oficinas pasaron a denominarse directores comerciales y se clasificaron
objetivos y estímulos comerciales también para el resto de empleados de las oficinas.
El siguiente plan trienal fue una continuación natural del primero y así, entre 2003 y 2007, el
banco había duplicado conceptos tales como el volumen de depósitos por oficina y por
empleado, el beneficio neto, el dividendo global repartido y el número de accionistas. Y
había más que doblado las partidas de la capitalización bursátil, el volumen de créditos
concedidos a la clientela y los recursos gestionados de clientes.
Los depósitos de clientes pasaron de 3.780 millones de euros en 2003 a 9.032 millones en
2007; el balance ascendió de 6.850 a 10.213 millones, y el resultado neto atribuido al grupo lo
hizo de 38,867 a 63,351 millones. El dividendo por acción ordinaria pasó de 0,124 a 0,191, y
la capitalización bursátil se multiplicó por tres en este quinquenio (véanse Anexos 5, 6 y 7).
Este crecimiento se produjo acompañado de incrementos en los apartados de red de oficinas
(de 232 a 276) y de número de empleados, de 1.202 a 1.367, coronándose en 2007 el objetivo
de estar presente en la totalidad de las comunidades autónomas españolas.
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La expansión geográfica
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Con una red sólidamente asentada en sus zonas de actuación tradicional, el crecimiento
orgánico pasaba por una ampliación de zonas de actividad, por medio de apertura de nuevas
oficinas. La expansión geográfica de la entidad databa de antiguo, si bien se había visto
limitada al País Vasco, Cataluña, Madrid y algunas zonas de Levante. Ahora se pretendía
estar presente en todas las comunidades autónomas, cuando menos, por medio de oficinas
uniprovinciales de alta representatividad y volumen.
En verano de 2003 se relanzó dicha expansión con la apertura de oficinas en capitales
de provincia de Castilla-León y Andalucía, a las que seguirían aperturas en el resto de
comunidades.
Las oficinas de nueva apertura se enmarcaron en una dirección territorial de nueva creación
denominada «Expansión», cuyo director reportaba a la dirección general de red, al igual que
los directores territoriales de las zonas históricas. Las nuevas oficinas siempre se situaban en
zonas céntricas de capitales de provincia, en locales facilitados a tal efecto por el
departamento de expansión.
Normalmente, la apertura se realizaba con tres o cuatro personas: el director, uno o dos
gestores fichados del exterior y un segundo de a bordo que se trasladaba desde alguna oficina
del propio banco, que aportaba el conocimiento profundo de la entidad y su operativa.
Algunos procesos de reclutamiento de directores habían sido conducidos con anterioridad a
través de anuncios en prensa, si bien la alta demanda de directores en toda España y la
pretensión de incorporar primeros espadas en las nuevas oficinas, parecía hacer
recomendable una metodología más directa si se quería tener éxito. Con el objetivo de
ampliar la base de posibles candidaturas, hacer atractivas las ofertas e incorporar agilidad y
rigurosidad en los procesos de búsqueda de directores, se contó desde el inicio con la
colaboración de Excellence Finders, reconocida consultora de búsqueda y desarrollo de
directivos con la que ya se venía trabajando con asiduidad en el sector.
En vista del enorme ritmo de aperturas protagonizado por el sector, con varios miles de
aperturas de oficina anuales, uno de los retos a los que se enfrentaban tanto Banco de Iberia
como la consultora era el de diferenciarse y lograr ser atractivos para un colectivo
profesionalmente muy demandado en esos momentos. Además, muchas de las ofertas que
eventualmente recibía el colectivo procedían de cajas de ahorros, entidades que en virtud de
su propia naturaleza estaban en disposición de ofrecer condiciones muy atractivas. Por otro
lado, el hecho de tratarse de una entidad catalana y sin raíces aún en las nuevas zonas,
añadía reservas en algunos candidatos, que era preciso contrarrestar.
En términos generales, la colaboración establecida por banco y consultora determinaba un
«barrido completo» de posibles candidaturas de interés en cada zona de actuación,
asegurando en la medida de lo posible que no se quedaba sin sondear ningún profesional de
posible interés en cada plaza en apertura.
Este «barrido» se ceñía al sector y suponía el sondeo de un promedio de unas cien oficinaspor
cada plaza cubierta, concentrándose los esfuerzos en sondear las entidades con un mayor
carácter comercial en sus directivos (normalmente bancos y cajas de baja implantación local)
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y quedando en un segundo término las cajas de ahorros fuertemente instauradas en cada
zona en cuestión.
El perfil profesional que se definió para desarrollar las búsquedas fue el siguiente:
 Edad: en torno a 28–35 años (con flexibilidad, no excluyente).
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 Formación: preferiblemente universitaria, no excluyente.
 Experiencia profesional: al menos 2-3 años como director de oficina, con fuerte
conocimiento de la plaza.
 Características personales: buena orientación al negocio y a los resultados, capacidad
para gestionar un pequeño equipo humano, con dotes de organización y planificación,
y sobre todo, con excelentes habilidades comerciales y conocimiento del entorno
comercial y empresarial en el que se ubicaban las oficinas.
La retribución que se ofrecía a los candidatos susceptibles de una incorporación variaba
según las características de cada caso, si bien estaba inicialmente prevista alrededor de
45.000 euros de fijo y un variable de hasta 10.000-15.000 euros, no descartándose
anticipadamente candidaturas por motivos retributivos. Además, se contemplaba ofrecer a los
candidatos mantenimiento de su antigüedad en banca, lo que a diferencia de otros sectores,
estaba bastante extendido en el sector financiero. Esto supondría asumir un riesgo de coste
futuro en caso de voluntad de desvinculación, pero existían dudas razonables de que fuera
inviable lograr la incorporación de profesionales contrastados sin esta condición. Este
aspecto se sondearía en las primeras búsquedas, que además de ser exitosas en sí mismas,
debían propiciar información relevante para la continuidad de la expansión.
Así, en junio de 2003 se lanzaron búsquedas de directores para las primeras aperturas de la
zona de expansión, que tendrían lugar en Burgos, Valladolid y Málaga. La metodología de
búsqueda directa que se aplicó permitía en efecto hacer una prospección muy amplia de las
candidaturas potenciales de cada zona (véase Anexo 8).
Al cabo de las cuatro semanas estipuladas, Excellence Finders presentó una lista corta para
cada una de las tres plazas de origen. Las impresiones después de aquellos procesos eran
positivas y apuntaban a un cierre exitoso de las primeras necesidades. Por otro lado,
confirmaban que la base de negociación de los candidatos partía de solicitar mantenimiento
de antigüedad y unas condiciones retributivas normalmente al alza sobre lo inicialmente
previsto.
En los meses siguientes, el proceso expansivo continuó con varias aperturas más que, por
tratarse de zonas muy demandadas, pusieron de manifiesto de manera más acentuada la
dificultad de atraer candidaturas válidas. Esto puso sobre el tapete la necesidad de plantearse
algunas cuestiones que eventualmente podrían facilitar el cierre de los procesos y la apertura
de oficinas.
En cuanto a retribución, Jaciel se planteaba la conveniencia de elevar más significativamente
la banda retributiva de las oficinas en apertura con respecto a las oficinas que ya
funcionaban y la conveniencia de establecer nuevos complementos retributivos variables. Se
planteaba si era más adecuado establecer un baremo único o si, por el contrario, sería mejor
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negociar individualmente con cada director, en función del potencial de la plaza y de sus
características. En tal caso, establecer cuáles debían ser los límites, cómo afectaría esto a la
cuenta de explotación de las oficinas y a la igualdad interna. El mantenimiento de
antigüedad parecía un asunto difícil de sortear.
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También se planteaba la conveniencia de flexibilizar el filtro de características del perfil
«duro», como la formación o la aproximación de edad, para dar prioridad a características del
perfil «blando», como la orientación comercial. No obstante, había facetas del perfil duro,
como el cargo ocupado y el grado de consolidación en el mismo, no exentas de controversias.
El conocimiento de la plaza que debían aportar los candidatos, bien fuera por antecedentes
personales o por motivos profesionales, también se puso en cuestión. Cuáles debían ser los
límites de cada zona: bastaba con conocer algo el área y un entorno de negocio similar o se
estaba pensando principalmente en conocimiento directo de los clientes.
A diferencia de lo que ocurría en otras entidades, las aperturas nunca se producían sin
director: las directrices originales marcaban con claridad las fases y los tiempos de actuación.
Una vez estimada la conveniencia de apertura en una nueva plaza, primero debía ponerse en
marcha la localización de una oficina representativa, y sólo después se desarrollaba la
búsqueda de su titular. Esta situación podría derivar en que estuviese todo listo para una
apertura excepto contar con el director adecuado, en cuyo caso estaba previsto retrasar la
apertura hasta cubrir el puesto. Se preguntaba Jaciel si ésta era una secuencia para respetar
siempre.
En términos generales, se decidió que habría que buscar un equilibrio entre los planes
iniciales y la adaptación a la alta competencia que se estaba afrontando.
Las características personales como edad y formación serían consideradas menos importantes
que las de conocimiento de plaza y el hecho de tratarse de directores consolidados con
posibilidad de aportar rápidamente negocio tractor. No obstante, dadas las circunstancias, se
podrían considerar ocasionalmente subdirectores con peso comercial. También podrían
considerarse directores que, por su origen o historial, conociesen las plazas, aunque no
trabajasen en ellas en esos momentos. En definitiva, se flexibilizaba el perfil siempre que se
vislumbrara buen resultado comercial a corto plazo.
No se alteraría el plan de demorar las aperturas hasta tener contratada a la persona elegida
para liderar las oficinas, y la opción de que esta persona fuese una trasladada de otra zona
no se consideró viable en oficinas en apertura. En la zona de expansión se pensó que no era
conveniente la apertura con directores trasladados, que tendrían que empezar desde cero en
una zona desconocida. Esta opción se reservó a sustituciones en oficinas ya rodadas, en las
que el esfuerzo de captación inicial era menos significativo.
Desde 2003 a 2007, el banco abrió más de cuarenta nuevas oficinas, aperturas a menudo
necesitadas de arduos procesos de búsqueda de personas y locales, y realizando grandes
esfuerzos retributivos. Para finales de aquel año, el Banco de Iberia podía presumir de haber
alcanzado su objetivo de presencia en todas las comunidades, y casi un 40% del volumen de
negocio provenía de las territoriales de expansión que no existían cinco años antes.
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La rotación: un asunto paralelo
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Al mismo tiempo que se establecían las decisiones sobre la mejor fórmula para incorporar
nuevos directores, el banco experimentaba en sus propias carnes la presión de las ofertas a
sus directores por parte de otras entidades.
En el año 2004, la rotación de directores aumentó de manera alarmante, alcanzando un
índice del 50% en algunas zonas como Madrid y País Vasco, con fuerte exposición a la
presión de aperturas de las cajas de ahorros.
Las salidas se produjeron principalmente en las provincias tradicionales fuera de Cataluña, en
las que los directores del banco estaban trabajando con una notable presión comercial, tenían
menos apoyo de marca y percibían retribuciones ajustadas al mercado; que ocasionalmente
eran muy superadas por las ofertas que recibían.
Con un plan de expansión territorial nacional en marcha, esta rotación provocaba que la
entidad estuviese en riesgo de perder por una puerta lo que entraba por otra, motivo por el
que se hizo necesario articular políticas que contribuyesen a reducir y contrarrestar la
rotación de directores.
Por un lado, se revisaron los sistemas de compensación y se autorizaron subidas salariales
que permitiesen acercarse a la fuerte competencia exterior. Pese a estas subidas en las zonas
tradicionales, no se alcanzaban normalmente las cantidades con que se retribuía en las
oficinas en apertura en zonas de expansión, en las que la indicación de contratar
prioritariamente primeros espadas provenía del propio consejo de administración.
Por otro lado, se ampliaron los planes de admisión de empleados en niveles inferiores de
gestores de oficina. Estos gestores se formaban y se curtían comercialmente con rapidez, para
que eventualmente estuviesen en disposición de cubrir la sangría de la rotación.
La red comercial tenía la siguiente estructura:
 Gestor comercial.
 Director de oficina pequeña.
 Director de oficina mediana/subdirector de gran oficina.
 Director de gran oficina.
 Director de zona.
 Director territorial.
 Director general de red comercial.
El desarrollo de carrera comercial pasaba por un desempeño exitoso en cada una de esas
etapas, siendo el crecimiento en volumen y cash flow comercial los principales indicadores de
dicho éxito. Indicadores relativos a otros aspectos como la morosidad o la gestión de equipos
humanos también se podían tener en cuenta, pero su peso comparativamente era muy bajo
de cara a las decisiones de promoción. Normalmente se buscaba que la experiencia fuese
adquirida en oficinas de distinto entorno de negocio para facilitar el aprendizaje y desarrollo
global de los directores.
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En el caso de las oficinas de la zona de expansión, la situación era distinta. Se trataba de
aperturas a menudo aisladas y con una expectativa de crecimiento alta, y por tanto el progreso
de la carrera del director se preveía normalmente en la propia oficina. La carrera hacia una
dirección de zona en los nuevos territorios pasaba porque los planes del banco contemplasen
varias aperturas en esa determinada zona, y la previsión era que dicha posición fuese
eventualmente ocupada por el director con mayores volúmenes gestionados en esa zona.
El testimonio de un director
Iñigo Velasco era un prometedor director de oficina que trabajó en el Banco de Iberia desde
octubre de 2002 hasta noviembre de 2008, primero en una oficina periférica de Barcelona de
tres personas y después en una céntrica oficina de seis empleados. Había llegado justo en los
momentos en que se empezaba a acentuar la rotación, y su fichaje con tan sólo 28 años
resultó un soplo de aire fresco para su zona.
Sus dos oficinas evolucionaron muy positivamente en aquellos seis años, y aunque siempre
fue una persona de carácter con frecuentes roces con sus jefes, sus resultados le avalaban, sus
equipos le seguían y su salida no podía considerarse una buena noticia. Muchos en el banco
apostaban a que sería pronto el próximo director de la oficina nº 3 del banco, la segunda en el
ranking de la dirección territorial de Cataluña y la octava en importancia a escala nacional.
Al enterarse de su marcha, Pablo Jaciel se contrarió y le pidió a Raúl Ayarza un informe
sobre este asunto. Raúl le respondió que la entrevista de salida estaba aún pendiente, y Pablo
pidió mantenerla él mismo en esta ocasión. Sus encuentros con Iñigo habían sido
esporádicos, pero siempre le llamó la atención la claridad con que expresaba sus opiniones.
Le veía como un joven con sólidos criterios, que realizaba un trabajo consistente y que
estaba llamado sin dudas a tener una buena carrera en la entidad.
 «Iñigo, siempre he pensado que progresarías bien en esta casa, pero me dicen que te
vas a una caja porque te pagan más, ¿esto es así?»
 «Es cierto que me pagan mejor, sí, pero no me voy sólo por eso. Vine hace seis años
huyendo de otro banco con una política de movilidad geográfica radical, y siempre he
querido asentarme aquí. Me he entregado sin regateos y ahí están mis resultados, pero
veo cosas que no me convencen y no puedo dejar pasar esta oportunidad. Allí puedo
seguir creciendo profesionalmente.»
 «¡Vamos, hombre! Aquí todavía tienes mucho recorrido y seguro que en tu caso
podemos considerar una mejora con la que no salgas perdiendo.»
 «De verdad que no es esa la cuestión. Quiero aprovechar la oportunidad de centrarme
más en servicios a empresas, que es lo que me ofrecen. Y podré trabajar con una
política comercial más amplia.»
 «Bueno. Las cosas se están poniendo feas como para cambiarse, espero que no te
equivoques. Pero ¿qué es lo que no te convence de nuestra política comercial?»
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 «En términos reales, el banco tiene en el mercado sólo dos tipos de productos de
pasivo: los contratos financieros atípicos, que ya sabes que son depósitos con alto
grado de riesgo ligado a una cesta de acciones, y los depósitos estructurados, de la
misma naturaleza pero sin riesgo en el capital. No hay más en la cartera, ni interesa
introducirlos en virtud de las políticas del director de red.
»En cuanto al negocio de activo, supongo que conoces el lema favorito del director de
red: “está hecho por la propia evolución de los mercados”. Se oferta el activo a unos
precios dados y no se puede ofertar por debajo de unos mínimos. Total, que no se
discrimina por el precio a la tipología del cliente ni su rentabilidad global. Esto hace
que la calidad del riesgo se resienta, pues el buen pagador no acepta unos precios tan
caros. En otras palabras, al buscar esa tipología de clientes, generamos más margen,
pero seaumenta el riesgo. ¿Por qué iba un cliente saneado a aceptar nuestros precios?»
 «Bueno, para eso estáis los directores, entre otras cosas, para marcar esa diferencia. Si
cobramos algo más es porque ofrecemos un excelente servicio. No creo que un precio
alto implique siempre tener clientes peligrosos, y además, para algo está el área de
riesgos, ¿no?»
 «Sí, pero el control de riesgos depende de un departamento en servicios centrales que
cierra precios y riesgos según el analista. En otras entidades, la gestión del riesgo lleva
un circuito de atribuciones que se van delegando en oficina/comité territorial/comité
superior/comisión delegada, siendo todas las decisiones colegiadas. Aquí, las decisiones
de riesgos las ven a lo sumo cuatro personas: director de oficina, analista de riesgos
(particulares o empresas), subdirector de riesgos (particulares o empresas) y director de
riesgos. No me parece lo más adecuado para abordar la exposición al sector
inmobiliario que estamos teniendo.
 »Además, una gran parte de la responsabilidad del área inmobiliaria del banco está en
manos de unos responsables sin experiencia en la misma, como exdirectivos de
recursos humanos o interventores de red. No digo que no sean serios, al contrario, la
gestión del back-office es impoluta tanto en indicaciones (a la hora de anticipar
certificaciones, tasaciones…) como a la hora de su control. El problema es si esto es
suficiente cuando se pisa un terreno tan crucial y desconocido. Financiando primera
vivienda en nuestra zona en lugar de segunda vivienda en zonas costeras y de
expansión, nos habríamos ahorrado muchas de las dificultades que ahora se ven en el
horizonte.»
 «Y hubiésemos crecido mucho menos, ¿no crees? Ésa es otra discusión. De todas
formas, a ti no te ha debido afectar tan directamente lo que se ha hecho en zonas de
expansión.»
 «Se nos ha tratado de forma muy diferente, Pablo, y eso duele. En las zonas tradicionales,
las oficinas cuentan cada vez con menos recursos humanos, el volumen del banco se
reduce, ya que no se consiguen vincular grandes operaciones de activo, y en el pasivo
sólo se comercializan esos dos tipos de contratos con más margen. Es muy complicado
mantener punch comercial, y el día a día se convierte en una supervivencia. La mayoría
de las oficinas urbanas han pasado a ser de dos personas, aplicando procesos de
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11
DPO-217
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jubilación y amortización de puestos, y esto resiente extraordinariamente el día a día. No
se vive nada bien.
Este documento es una copia autorizada para su uso en el programa "Claves para gestionar personas" impartido por el prof. Stein
»Sin embargo, se ve la expansión como una oportunidad en la que se vuelcan más
recursos que en las zonas tradicionales: se ficha a los directores y gestores, las oficinas
están “superpobladas” y los precios son mejores para subsidiar las aperturas. ¿Por qué
no se dota de todo eso a los directores de aquí, que saben adónde tienen que ir a
buscar negocio?»
 «Lo de las oficinas de dos personas no lo puedes decir por tu propio caso y hablas
como si fuéramos los únicos en habernos expandido geográficamente. ¡Pero si lo ha
hecho todo el mundo! ¿O acaso la caja a la que vas se ha estado quieta?»
 «No, no. Perdona, Pablo. Comencé hablándote del banco y he seguido con otras cosas
muy generalizadas en toda la banca minorista. Es como la cuestión de la presión
comercial. Apenas pasan cinco minutos del arranque de una campaña y ya tienes la
primera llamada del director de zona para ver cómo vas, y no siempre con la mejor
educación, precisamente. Y luego, mira a ver a qué cliente le convienen de verdad los
productos que tienes que sacar. Más de un colega de ésta y de otras entidades me ha
reconocido que se pone malo los domingos por la tarde. Mucho tendría que reflexionar
el sector sobre este tema y otros; los vectores que tiene para llegar al cliente final,
dónde está el margen en la cuenta de explotación, cómo hay que organizar las
operaciones, qué tipología de riesgo se debe asumir, etc. Las entidades deben darse
cuenta de que terminan obteniendo lo que fomentan.»
 «En fin, Iñigo, no vamos a arreglar el mundo. Quiero que sepas que la puerta del banco
la tienes abierta para el futuro, siempre que no hagas tonterías con los clientes ahora
que te vas. Quizá te conviene comprobar de primera mano lo que se hace en otros
sitios para valorar mejor lo que has conocido aquí.»
2009, un año con decisiones de cambio
En «Pacheco», con el recuerdo presente de esta conversación con Iñigo y absorto en sus
pensamientos sobre cuáles habían sido sus propios aciertos y errores, Pablo Jaciel empezaba
a bosquejar desordenadamente ideas para la próxima reunión con el consejo.
Pese al convulso trimestre final, el cierre del ejercicio anual de 2008 iba a ser positivo, pero
esto no debía cegarle. Era evidente que la alta exposición a un sector inmobiliario en caída y
las necesidades de dotar la mora supondrían una seria penalización a la cuenta de resultados,
ante la que había que reaccionar. En todas las entidades financieras del sistema, el aumento
de la mora sería devastador para los resultados, pero para una entidad con poco más de
60 millones de euros de beneficio, la simple caída de algunas promociones importantes
podían provocar más de un trimestre en pérdidas.
Lucas Forte le explicaba cómo en esos momentos todos los mensajes a los directores hacían
hincapié en captar recursos y en controlar los irregulares para mantener la mora a raya.
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Banco de Iberia (A)
DPO-217
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No estaba en desacuerdo, pero Pablo pensaba que necesitaban mucho más. El banco
debía adaptar su estructura a la nueva realidad, actuando en una dirección orientada
fundamentalmente a incrementar el control sobre gastos y riesgos.
Para ello, podía manejar varias alternativas, siendo especialmente significativa la posibilidad
de empezar por modificar los criterios y políticas de riesgos, endureciendo las condiciones
para la concesión crediticia y acentuando las auditorías relativas al área. En este terreno,
pensaba incluso si reforzar el área de irregulares y morosidad con la creación de un nuevo
departamento, que eventualmente podría tener presencia en el comité de dirección.
También pensaba si continuar con la racionalización de procesos y la centralización de
operaciones que dotasen de mayor carga de trabajo administrativo a los servicios centrales, tales
como formalización de operaciones, titulizaciones de paquetes de crédito, registro de hipotecas,
blanqueo de capitales, identificación de clientes y apoderamientos de empresa. Los informes de
que disponía apuntaban a que esto se podía hacer desde el punto de vista organizativo.
En el capítulo de gastos, se preguntaba si abordar el cierre de algunas oficinas. El banco
siempre lo había evitado, y tras unos años de nuevas aperturas, esto podía resultar
especialmente doloroso. Quizá por ello visualizaba este asunto con el formulismo de fusión
de pares de oficinas cercanas, en casos en los que los números lo justificasen. Se trataría de
clausurar una de ellas absorbiendo su negocio y clientes por la otra. En las oficinas
de reciente apertura en las zonas nuevas, a menudo uniprovinciales, no le parecía factible
cerrarlas y dejar sin servicio a los clientes, pero algo había que hacer también con ellas.
El capítulo de control de gastos le presentaba también una alternativa poco popular: quizá
después de tanta bonanza no era descabellado dictar una congelación de salarios fijos y una
reducción de la remuneración variable. Sin duda esto generaría resistencias, pero quizá le
sirviera también como argumento para minimizar las acciones de reducción de plantilla.
En las estimaciones que había solicitado, se contemplaba que la reducción en 2009 debería
alcanzar a unas cien personas y habría de ser realizada respetando una ecuación fácil de
comprender pero no tan sencilla de articular: reducir la plantilla sin que costase mucho dinero.
Esto dejaba fuera de lugar el recurso a las jubilaciones anticipadas y exigía analizar
detalladamente tanto el ámbito organizativo general –posibles excedentes– como el coste de
salida que supondría cada caso.
En términos generales, se le planteaban para la reducción cuatro vías:
 No renovación de las contrataciones de carácter temporal, salvo casos de muy alta
excelencia en las evaluaciones de desempeño.
 Jubilaciones parciales anticipadas, que exigían contratos de relevo. Para ellos podría
contar con los empleados temporales excepcionalmente valorados.
 Despidos con reconocimiento de improcedencia a empleados de poca antigüedad que
no supusieran elevados costes ni tuvieran excelentes valoraciones.
 Despidos de carácter disciplinario derivados de la mayor profundidad de las auditorías
realizadas.
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DPO-217
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Otra posibilidad de actuación, que ya habían impulsado algunos competidores, era la creación de
un departamento inmobiliario para la identificación, gestión, mantenimiento y comercialización
de todo el parque de inmuebles en posesión del banco. Procedentes de subastas en recuperación,
promociones financiadas por el banco, promotoras participadas y adquisiciones a clientes para
evitar su entrada en mora, lo cierto es que la partida crecía sin cesar.
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Seguramente el joven Iñigo tenía razón y la responsabilidad del área inmobiliaria no había
recaído en las manos adecuadas en su momento. Esto no debía volver a repetirse. Pero Pablo se
preguntaba qué otras cosas no debían volver a repetirse y en qué aspectos debía centrarse para
su presentación al consejo. El entorno había cambiado drásticamente y había que modificar
las prioridades. Quizá no era momento para continuar con la costumbre de presentar planes de
tres años.
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Anexo 1
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Datos del sector inmobiliario en España, 2000-2008
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007 2008
Porcentaje de participación en
el PIB
14%
14%
15%
16%
16%
18%
18%
18%
17%
Variación interanual de crédito
inmobiliario al promotor
35%
24%
31%
39%
43%
44%
51%
23%
8%
Variación interanual de crédito
inmobiliario a particulares
21%
18%
18%
22%
23%
25%
21%
12%
7%
Promedio tipo de interés
hipotecario variable
6%
6%
5%
4%
3,5%
3,5%
4%
5%
6%
Variación interanual del precio
de la vivienda
8%
10%
16%
18%
18%
14%
11%
6%
1%
10%
8%
7%
9%
6%
6%
6%
4% -10%
530
500
520
630
680
710
870
650
Variación interanual de inversión
de la vivienda
Viviendas iniciadas (miles)
280
Fuente: elaboración propia.
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Anexo 2
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Esquema del sistema financiero en España
Ministerio
Ministeriode
deEconomía
EconomíayyHacienda
Hacienda
Comununidades autónomas
Banco de España
Establecimientos Financieros
financieros
Establecimientos
de Crédito
drédito
de
ICO
Sistema
Sistema bancario
Bancario
Cajas de ahorros
Ahorro
Cooperativas de Crédito
crédito
Bancos
Fuente: elaboración propia.
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Anexo 3
Evolución del número de oficinas del sistema bancario español, 2000-2008
50.000
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45.000
40.000
35.000
30.000
25.000
20.000
15.000
10.000
5.000
0
2000
Cooperativas de
créditos
Bancos
Cajas
Total
2001
2002
2003
2004
2005
2000
2001
2002
2003
2004
3.950
18.550
19.185
37.735
4.115
16.660
19.585
36.245
4.265
15.465
20.015
35.480
4.440
15.325
20.540
35.865
4.545
16.065
21.265
37.330
2006
2007
2005
2008
2006
2007
2008
4.695 4.820 4.995
16.440 17.405 18.190
22.275 23.250 24.280
38.715 40.655 42.470
5.160
18.260
25.155
43.415
Fuente: elaboración propia.
Anexo 4
Remuneración directores oficina bancaria en España, 2003, en euros
Volumen de negocio
de la oficina
Banda baja
Banda media
Banda alta
Mayor de 63.000 millones de euros
56.290
59.253
62.216
33.000 - 63.000 millones de euros
49.590
52.200
54.810
19.000 - 33.000 millones de euros
43.899
46.210
48.520
Hasta 19.000 millones de euros
38.828
40.871
42.915
Promedio de retribución fija bruta anual.
Fuente: elaboración propia.
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Anexo 5
Balance de situación del Banco de Iberia, 2003-2007
ACTIVO
31-12-2007
31-12-2006
31-12-2005
31-12-2004
31-12-2003
254.898
27.713
105.503
9.515.306
68.654
6.673
7.746
46.233
127.129
35.317
4.971
13.033
176.552
158.054
549.912
8.087.443
78.002
3.769
1.667
35.199
125.254
33.618
4.056
31.539
133.507
47.808
629.277
6.323.241
90.961
7.699
2.191
19.981
121.608
29.500
4.378
14.210
87.247
23.481
534.671
4.890.011
57.453
4.863
47.567
22.345
87.081
26.734
65.124
28.564
74.360
52.342
523.467
4.699.789
54.998
3.345
44.567
19.467
86.337
24.472
63.276
25.233
10.213.174
9.285.064
7.424.362
5.875.141
5.671.653
PASIVO Y PATRIMONIO NETO
Cartera de negociación
Pasivos financieros a coste amortizado
Derivados de cobertura
Provisiones
Pasivos fiscales
Periodificaciones
Otros pasivos
40.158
9.328.302
3.823
109.226
36.716
45.525
42
23.133
8.475.897
79.854
103.259
56.006
46.029
2.132
19.262
6.653.117
115.854
91.201
46.236
46.236
1.112
18.576
5.123.935
124.983
86.520
43.148
45.571
2.342
16.578
4.975.360
112.340
72.312
42.123
45.698
1.826
TOTAL PASIVO
9.563.793
8.786.309
6.973.019
5.445.075
5.266.237
Capital o fondo de dotación
Prima de emisión
Reservas
Valores propios
Resultado atribuido al grupo
Dividendos y retribuciones
Subtotal fondos propios
1.034
19.454
0
38.563
226.493
314.124
-4.382
63.351
-9.257
628.893
831
35.469
0
35.350
101.162
283.148
-4.677
55.942
-8.471
462.455
1.316
22.662
0
35.350
101.162
254.925
-4.867
47.822
-7.028
427.365
837
26.345
0
34.273
101.162
234.456
-4.874
44.765
-6.898
402.884
723
28.379
0
34.298
101.162
212.349
-4.328
38.508
-5.675
376.314
TOTAL PATRIMONIO NETO
649.381
498.755
451.343
430.066
405.416
TOTAL PATRIMONIO NETO Y PASIVO
10.213.174
9.285.064
7.424.362
5.875.141
5.671.653
Créditos a la clientela
Depósitos de clientes
Recursos gestionados de clientes
8.019.982
9.032.074
10.525.430
6.727.366
6.811.656
8.673.991
5.178.818
5.359.915
6.993.416
3.987.943
4.375.632
5.789.421
3.789.402
4.012.398
5.321.980
Este documento es una copia autorizada para su uso en el programa "Claves para gestionar personas" impartido por el prof. Stein
Caja y depósitos en bancos centrales
Cartera de negociación
Activos financieros disponibles para la venta
Inversiones crediticias
Cartera de inversión al vencimiento
Derivados de cobertura
Activos no corrientes para la venta
Participaciones en entidades asociadas
Activo material
Activos fiscales
Periodificaciones
Otros activos
TOTAL ACTIVO
Intereses minoritarios
Ajustes por valoración
Fuente: elaboración propia.
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DPO-217
Anexo 6
Cuentas de resultados consolidadas, Banco de Iberia, 2003-2007
31-12-2007
31-12-2006
31-12-2005
31-12-2004
31-12-2003
466.260
-297.860
168.401
318.722
-177.997
140.725
234.346
-110.785
123.561
222.567
108.461
114.106
210.339
104.567
105.772
68.381
236.782
61.447
202.171
55.481
179.042
53.456
167.562
53.234
159.006
24.419
16.528
6.378
8.522
1.890
5.694
266.895
5.035
223.735
2.545
187.965
2.210
178.294
567
161.463
2.643
3.277
7.014
1.198
768
-83.858
-39.044
-122.903
-75.869
-38.159
-114.028
-68.701
-36.839
-105.540
-62.345
-32.435
-94.780
-59.876
-31.234
-91.110
Amortización
Otros conceptos
Margen de explotación
-13.247
5.313
138.701
-12.625
4.944
105.303
-12.074
4.419
81.784
-15.678
1.435
70.469
-10.987
1.399
61.533
Pérdidas por deterioro de activos
Dotaciones a provisiones
Ingresos/gastos financieros de actividades
no financieras
Otras ganancias/pérdidas
Resultado antes de impuestos
-67.101
-8.206
-29.445
-19.739
-22.453
-14.172
-28.789
-9.898
-22.345
-8.976
0
4.469
67.863
-29
10.524
66.614
-52
18.576
63.684
-867
18.878
49.793
-1.176
18.934
47.970
-3.685
-826
63.351
-10.135
-537
55.942
-14.140
-1.722
47.822
-5.001
-27
44.765
-9.453
-9
38.508
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Intereses y otros rendimientos
Intereses y cargas asimiladas
Margen de intermediación
Comisiones percibidas y pagadas
Margen básico
Resultados de operaciones financieras y diferencia
de cambios
Resultados de entidades valoradas por el método
de participación
Margen ordinario
Prestación servicios no financieros
Gastos de personal
Otros gastos de administración
Gastos de explotación
Impuesto sobre beneficios
Resultado atribuido a la minoría
Resultado neto atribuido al Grupo
Fuente: elaboración propia.
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Anexo 7
Ejemplo de cuenta de explotación de oficina bancaria
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Datos mensuales
Datos acumulados
Mes
actual
Mes
anterior
Variación
Año
actual
Año
anterior
Variación
Productos de activo
Productos de pasivo
61
9
64
10
-3
-1
239
33
177
42
62
-9
A. Margen financiero
70
74
-4
272
219
53
Otros recursos en gestión
Ingresos por servicios
7
17
6
16
1
1
26
62
25
56
1
6
B. Contribución bruta
94
96
-2
360
300
60
-1
5
-16
1
5
-16
-2
0
0
-1
20
-75
-4
34
-108
3
-14
33
82
86
-4
304
222
82
Dotación a FPI
Otros conceptos
Gastos directos
Cash flow comercial
Abril de 2010. Cifras en miles de euros.
 Productos de activo: crédito comercial, crédito con garantía real, tarjetas de crédito, leasing, etc.
 Productos de pasivo: cuentas corrientes, cuentas de ahorro, depósitos a plazo, bonos de tesorería, etc.
 Otros recursos en gestión: fondos de pensiones, fondos de inversión, fondos de dinero, etc.
 Ingresos por servicios: comisiones nacionales, comisiones de extranjero, avales y créditos documentarios, diferencias de cambio, etc.
 FPI: Fondo de provisión de insolvencias.
 Otros conceptos: otros productos de activo y pasivo, transitorias y operativas, etc.
 Gastos directos: personal, alquileres, agua y energía, inmovilizado, comunicaciones, informes, gastos de representación, etc.
Fuente: elaboración propia.
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Anexo 8
Metodología de búsqueda de directores
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La metodología aplicada constaba de las siguientes fases:
 Fase I - Planificación y preparación de proyecto: definición de la posición y perfil,
plazos, responsables, equipos e información general para facilitar a los candidatos.
 Fase II - Identificación de candidatos y contactos telefónicos preliminares: desarrollada
por el departamento de investigación de Excellence Finders. Los researchers iniciaban la
localización de oficinas y candidatos en las entidades objetivo y establecían contactos
orientados a despertar el interés de las personas identificadas y sondear su adecuación a
las posiciones abiertas.
 Fase III - Entrevistas personales con los candidatos: Se desplazaba un consultor de
Excellence Finders a cada plaza en cuestión y se entrevistaba individualmente con los
candidatos preseleccionados (normalmente en número aproximado a diez). Se trataba
de entrevistas con el doble objetivo de atraer al candidato y sondear su adecuación al
puesto. Normalmente estas entrevistas se desarrollaban en hoteles, vigilando la
confidencialidad en la participación de candidatos y evitando los encuentros, y era en
ellas cuando se desvelaba la identidad del banco.
 Fase IV - Presentación a Banco de Iberia de informes de los candidatos finalistas:
normalmente en número de tres a cuatro por plaza. Dichos informes contenían un
resumen de la trayectoria curricular y las características personales, e incluían
información sobre banda retributiva y expectativas.
 Fase V - Entrevistas con Banco de Iberia: La primera toma de contacto era normalmente
con responsables del área de recursos humanos, que sondeaban la adecuación general al
banco y las expectativas iniciales. A continuación, realizaban reuniones con el director
territorial, que tenían un carácter más directamente relacionado con los objetivos y el
enfoque para efectuar la penetración del negocio en la zona. Si todo se desarrollaba bien,
volvían a tener lugar encuentros con el área de recursos humanos encaminados a
negociar y concretar las condiciones de contratación.
Fuente: elaboración propia.
IESE Business School-Universidad de Navarra
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