Subido por Sergio Lavilla Macias

MORELL ALDANA, L.C. “Revisión de la última jurisprudencia del Tribunal Supremo en materia de seguridad vial”

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05/11/2022
Revisión de la última jurisprudencia del Tribunal Supremo en materia
de seguridad vial (1)
Laura Cristina Morell Aldana
Magistrada Juez de Adscripción Territorial del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad
Valenciana
Tráfico y Seguridad Vial, Nº 273, Sección Doctrina, Junio 2022, Wolters Kluwer
LA LEY 5868/2022
Revisión de la última jurisprudencia del Tribunal Supremo en materia de seguridad vial
I. Introducción
II. Delito de conducción a velocidad típica
III. Delito de conducción con tasa típica
1.
2.
3.
4.
Características del delito
Responsabilidad civil
Concepto de conducción
Atenuantes
IV. La regla concursal
1. Naturaleza jurídica
2. Responsabilidad civil
V. Delito de abandono del lugar del accidente
VI. Delito de negativa a someterse a las pruebas de detección alcohólica
1. Naturaleza jurídica y características
2. Concurrencia y delimitación con el delito de conducción con tasa típica
VII. Delito de conducción sin permiso o licencia
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
Naturaleza y características
Supuestos más habituales de revisión de Sentencia condenatoria en casación
Bien jurídico protegido
Conducción con pérdida total de los puntos legalmente asignados
Delito doloso
Formas de participación en el delito
Vehículos similares a los de movilidad personal conducidos sin permiso o licencia
VIII. La cláusula potestativa de atenuación del artículo 385 ter
IX. Conclusiones
X. Índice jurisprudencial
Resumen
La seguridad vial es casi como un ser vivo; no para de evolucionar al ritmo de
la circulación de los vehículos a motor y ciclomotores. Este artículo pretende
ser una guía, para el «autoestopista jurídico», sobre el rumbo de la
jurisprudencia del Tribunal Supremo en los más recientes años en materia de
seguridad vial. Por ello se efectúa un análisis de los delitos contra la seguridad
vial que han sido materia de casación ante el Tribunal Supremo y se ofrecen
una batería de conclusiones que nos permitan circular en condiciones de
seguridad jurídica.
Palabras clave
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Seguridad vial, conducción a alta velocidad, conducción bajo la influencia del
alcohol, conducción bajo la influencia de drogas, negativa a someterse a las
pruebas de alcohol o drogas, conducción sin licencia de conducción.
Abstract
Road safety is almost like a living being; It does not stop evolving at the rhythm
of the circulation of motor vehicles and mopeds. This article aims to be a guide,
for the «legal hitchhiker», on the course of the Supreme Court’s jurisprudence in
recent years on road safety. For this reason, an analysis of the crimes against
road safety that have been subject to appeal before the Supreme Court is carried
out and a battery of conclusions is offered that allow us to circulate in conditions
of legal security.
Keywords
Road safety, high speed driving, driving under the influence of alcohol, driving
under the influence of drugs, refusal to submit to drug or alcohol testing, driving
without a driver’s license.
I. Introducción
Los delitos contra la seguridad vial se encuentran regulados en el Código Penal, Capítulo IV del
Título XVII, título dedicado a los delitos contra la seguridad colectiva; qué duda cabe que se trata de
conductas que impactan negativamente en la seguridad de un grupo amplio y difuso. Se trata de una
temática en constante evolución, cuya última reforma fue operada por la LO 2/2019, de 1 de marzo,
de modificación de la LO 10/1995, de 23 de noviembre, del Código Penal, en materia de imprudencia
en la conducción de vehículos a motor o ciclomotor y sanción del abandono del lugar del accidente.
Las conductas que se regulan son: delito de conducción a velocidad típicaartículo 379.1 CP;
delito de conducción bajo la influencia de alcohol o drogasartículo 379.2 CP; delito de
conducción con tasa típicaartículo 379.2 in fine CP; delito de conducción temerariaartículo 380
CP; delito de conducción temeraria hiper agravado u homicida-suicidaartículo 381 CP; delito de
abandono del lugar del accidenteartículo 382 bis; delito de negativa a someterse a las
pruebas de detección de alcohol o drogas o de desobediencia artículo 383 CP; delito de
conducción sin permiso o licenciaartículo 384 CP y delito de obstaculización de vía pública
generador de riesgo artículo 385 CP. Asimismo se incluye la regla concursal del artículo 382 CP, la
cláusula de comiso del vehículo artículo 385 bis y la cláusula potestativa de reducción
penológicaartículo 385 ter.
La modificación del recurso de casación penal ha resultado sustancialmente conveniente, por
favorecer en grado sumo, la función nomofilática de nuestro más Alto Tribunal. En ese sentido,
el Acuerdo del Pleno no Jurisdiccional de 9 de junio de 2016, interpretando el art. 847.1, letra
b) LECrim, estableció el ámbito de este recurso en los siguientes términos:
a) El art. 847 1º letra b) de la Ley de Enjuiciamiento Criminal debe ser interpretado en sus
propios términos. Las sentencias dictadas en apelación por las Audiencias Provinciales y la Sala
de lo Penal de la Audiencia Nacional solo podrán ser recurridas en casación por el motivo de
infracción de ley previsto en el número primero del artículo 849 de la Ley de Enjuiciamiento
Criminal, debiendo ser inadmitidos los recursos de casación que se formulen por los artículos
849. 2°, 850, 851 y 852.
b) Los recursos articulados por el artículo 849 1° deberán fundarse necesariamente en la
infracción de un precepto penal de carácter sustantivo u otra norma jurídica del mismo
carácter (sustantivo) que deba ser observada en la aplicación de la Ley Penal (normas
determinantes de subsunción), debiendo ser inadmitidos los recursos de casación que aleguen
infracciones procesales o constitucionales. Sin perjuicio de ello, podrán invocarse normas
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constitucionales para reforzar la alegación de infracción de una norma penal sustantiva.
c) Los recursos deberán respetar los hechos probados, debiendo ser inadmitidos los que no
los respeten, o efectúen alegaciones en notoria contradicción con ellos pretendiendo reproducir el
debate probatorio (artículo 884 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal).
d) Los recursosdeben tener interés casacional. Deberán ser inadmitidos los que carezcan de
dicho interés (artículo 889 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal), entendiéndose que el recurso
tiene interés casacional, conforme a la exposición de motivos: a) si la sentencia recurrida se
opone abiertamente a la doctrina jurisprudencial emanada del Tribunal Supremo, b) si resuelve
cuestiones sobre las que exista jurisprudencia contradictoria de las Audiencias Provinciales, c) si
aplica normas que no lleven más de cinco años en vigor, siempre que, en este último caso, no
existiese una doctrina jurisprudencial del Tribunal Supremo ya consolidada relativa a normas
anteriores de igual o similar contenido.
e) La providencia de inadmisión es irrecurrible (artículo 892 de la Ley de Enjuiciamiento
Criminal).
Ello ha dado lugar a interesantes Sentencias de Pleno en materia de seguridad vial, que constituyen
una auténtica guía jurídica en la interpretación y aplicación de los delitos contra la seguridad vial.
Abordamos, por ende, la exégesis de la jurisprudencia del Tribunal Supremo de 2017 a 2022 en
materia de seguridad vial, en la confianza que el pleno desarrollo de la casación penal permita el
pronunciamiento sobre la totalidad de los tipos penales incluidos en el Capítulo IV del Título XVII del
CP.
II. Delito de conducción a velocidad típica
El delito de conducción a velocidad superior, en vía urbana o interurbana, que denominamos
«conducción a velocidad típica» se encuentra incardinado en el artículo 379.1 del CP. Se trata de un
ilícito en el que la determinación de la velocidad a la que circula el vehículo a motor o ciclomotor,
juega un papel clave en su estructura, como elemento objetivo del tipo. A pesar de las acervas
críticas (2) que el delito nos ha merecido, ha venido para quedarse, por lo que procedemos al estudio
de la jurisprudencia sobre él recaída, albergando la esperanza del constreñimiento en su uso por
parte del Tribunal Supremo.
La STS, Pleno, Sala de lo Penal, n.o 184/2018, de 17 de abril de 2018, resulta capital sobre los
diferentes tipos de radares para la determinación de la velocidad de vehículos —cinemómetros en
términos técnicos—, debido a que el margen de error en sus mediciones difiere según se trate de
radares fijos, móviles o estáticos; la Sentencia destaca la importancia de la referida distinción pues
según el margen de error sea uno u otro, la conducta examinada en cada caso concreto puede ser
típica o atípica.
La Sentencia expone en primer término, las dudas sobre la concreta finalidad nomofilática en los
autos sometidos a casación, dado que la función de unificación de doctrina «(…) no puede versar
sobre la valoración probatoria que ha de darse a un concreto instrumento probatorio (…)» o sea, el
cinemómetro, FJº único. Por ello, la unificación se insta «(…) para decidir la catalogación del sistema
de medición, cinemómetro, y, concretamente, si cuando se coloca sobre un trípode es un instrumento
fijo o móvil, a los efectos de determinar el índice de corrección por error, respectivamente del 5% o
del 7% (…)».
Después de analizar las Órdenes ministeriales ITC 3699/2006, de 22 noviembre y la 3123/2010, de
26 noviembre, que reglamentan la materia, que diferencian entre cinemómetros fijos o móviles, y
estos últimos, entre estáticos o en movimiento, el TS concluye en su FJº único, quizás de una forma
algo alambicada, que «(…) Consecuentemente, si el aparato de medición, cinemómetro es empleado
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desde una ubicación fija, esto es sin movimiento, ya sea fijo o estático, el margen de error es del
5%. Esa catalogación es lógica pues la medición de la velocidad, desde un radar fijo, o desde una
instalación sin movimiento, supone un menor margen de error que la medición realizada desde un
dispositivo en movimiento (…)».
Pues bien, a nuestro entender y como ya hemos tenido oportunidad de pronunciarnos previamente
(3) la legislación actual se concreta en la Ley 32/2014, de 22 de diciembre, de Metrología; en el Real
Decreto 244/2016, de 3 de junio, por el que se desarrolla la Ley 32/2014, de 22 de diciembre, de
Metrología y en la ya mencionada Orden ITC/3123/2010, de 26 de noviembre, por la que se regula el
control metrológico del Estado de los instrumentos destinados a medir la velocidad de circulación de
vehículos a motor.
Por lo que respecta a las clases de cinemómetros, pueden ser fijos/estáticos o móviles, según se
colige del Anexo III punto 4, relativo a los errores máximos permitidos (EMP) de la Orden
ITC/3123/2010. Es esta codificación y no la contenida en la Circular 10/2011 —que clasifica los
cinemómetros en fijos, estáticos y móviles— de la Fiscalía General del Estado, la que obviamente
aplica la STS. Lo contrario sería introducir un tertium genus, ya que, en modo alguno, la Orden ITC
hace referencia a radares estáticos, sino que o el radar es fijo o estático, o es móvil pero funciona en
posición de parada estática, pero realmente la regulación vigente no acoge esa tercera denominación.
III. Delito de conducción con tasa típica
De las dos conductas recogidas en el artículo 379.2 del CP, ha sido la conducción con tasa
típica la que ha obtenido una mayor atención por parte del Tribunal Supremo, quizás, a nuestro
juicio, por las dudas que plantea la presunción de inhabilidad para conducir contenida en la
conducta, iuris et de iure y sin permitir —lamentablemente— prueba el contrario.
1. Características del delito
Un singular compendio de toda la doctrina del Tribunal Supremo sobre el delito de conducción con
tasa típica, solo puede ser iniciado con la STS, Sala de lo Penal, n.o 48/2020, de 11 de febrero de
2020, debido a que unifica doctrina y afirma que sin conducción o peligro real no hay delito, ni
tentativa, sino puros actos preparativos ajenos al tipo penal. En la Sentencia, además, se glosan los
siguientes extremos:
— El delito de conducción con tasa típica es un «(…) delito de peligro abstracto —y no de
idoneidad o de aptitud— por lo que resulta necesario verificar el riesgo generado […] no se
considera suficiente el simple hecho de conducir vulnerando la normativa administrativa por
superar la tasa de alcohol en sangre permitida (…)», FJº2º4.
— El bien jurídico protegido es «(…) la seguridad vial, pero considerada como bien jurídico
intermedio que castiga los riesgos contra la vida y la integridad de las personas (…)», FJº2º4.
— Nos encontramos ante una «(…) nueva formulación típica complementa la modalidad clásica
objetivando el peligro inherente a la conducción tras la ingesta de bebidas alcohólicas cuando
de ella se deriva una tasa de alcohol en aire espirado superior a un determinado nivel (…)»,
FJº2º4.
— Por ende, forma parte de su armazón jurídico «(…) una tasa objetivada de alcohol basada en
un juicio de peligrosidad formulado ex ante por el legislador que ha ponderado la influencia
estadística de esta fuente de peligro en la siniestralidad vial (…)», FJº2º4.
— Conducir un vehículo a motor o un ciclomotor es la conducta que se lleva a cabo por la
persona que maneja el mecanismo de dirección o va al mando de un vehículo que se desplaza. El
movimiento o desplazamiento está implícito. En esta Sentencia se recalca que actos breves, como
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aparcar/desaparcar o desplazamientos de pocos metros, encajan en el verbo típico.
— Los intentos de conducción deben ser considerados atípicos, según razona el FJº2º5. En el
caso sometido a casación se declararon probados «intentos de conducción y circulación» de una
moto tipo sharing.
— Y lo más relevante, además de examinar si concurre la «conducción», en los términos
expresados y la tasa típica, el TS potencia la necesidad de verificar la «(…) peligrosidad real para
usuarios potenciales que ha de determinarse mediante un juicio hipotético, peligrosidad que se
puede identificar con la idoneidad de la acción (…)», FJº2º6.
Por ello «(…) en este tipo de delito no cabe la tentativa, sin que las teorías sobre la autonomía de los
bienes jurídicos supraindividuales pueda llegar al extremo de permitir confeccionar una tentativa de
un peligro abstracto cuando, como ocurre en el presente caso, la conducta peligrosa para el valor
supraindividual sea inofensiva para el valor individual, nos encontraríamos, ausente la propia
posibilidad de imputación objetiva, ante un supuesto de una tentativa irreal (…)», FJº2º6.
En conclusión, aunque el sujeto activo del delito, tras la verificación correspondiente, arroje en su
organismo la tasa típica y previamente entre, se suba abordo o manipule, un vehículo a motor o
ciclomotor, pero sin llegar a accionarlo, no comete el delito del artículo 379 CP, aunque la tasa sea
elevadísima, «(…) ya que lo decisivo sobre esta forma imperfecta es la realización de actos de
conducción (…)», FJº2.6.
Por su parte, la STS, Sala de lo Penal, n.o 390/2017, de 30 de mayo de 2017 refuerza la tesis de que
nos hallamos ante un delito de peligro abstracto, al aseverar en su FJº5º que se «(…) define un delito
de riesgo abstracto, que se consuma exclusivamente por el peligro corrido, no exigiendo la realidad
de daños o lesiones. Las barreras de protección están adelantadas (…)».
Ello no supondría ninguna novedad; la primicia viene porque el TS abre la vía para que los daños
causados, eventualmente, con esta clase de delitos, aunque sean atípicos penalmente —
daños causados por imprudencia grave, pero lo han de ser en cuantía superior a 80.000 euros (4) —,
deben ser objeto de indemnización en sede penal, por la vía del artículo 109.1 y 116 CP.
2. Responsabilidad civil
La condena a la indemnización, en vía de responsabilidad civil, deriva de la comisión de un hecho
descrito como delito por la ley; podría argumentarse que, por aplicación de la regla concursal del
artículo 382 CP, como los daños no son «delito» en el supuesto de hecho, no hay obligación de
indemnizar. Para el TS, lo relevante es:
— La relación de causalidad entre el hecho constitutivo de delito y el resultado dañoso.
— El artículo 382 CP impone la obligación de indemnizar «en todo caso» y no exonera de la
misma porque el segundo hecho imputable a la conducta del sujeto activo no sea delito. No
puede vaciar de contenido la obligación indemnizatoria del artículo 109.1 CP.
— El artículo 116 determina el surgimiento de responsabilidades civiles anudadas al hecho que
sea delito, pero el «hecho» que es delito, no son los daños en sí mismos considerados, sino la
conducción bajo la influencia.
— Finalmente, la disposición adicional 3ª del CP, que permite la personación de perjudicados,
cualquiera que sea la cuantía reclamada, en el supuesto de comisión de un delito de daños del
artículo 267 CP.
Por ende, los daños causados por un delito de conducción con tasa típica, deberán ser objeto de
pronunciamiento, como condena en vía de responsabilidad civil, en la Sentencia del Juzgado de lo
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Penal, ya que lo contrario «(…) provoca una evidente quiebra del derecho a la tutela judicial efectiva,
en la medida que obliga al perjudicado a un peregrinaje jurisdiccional, es decir, a acudir a la
jurisdicción civil para solicitar lo que le negó la penal con los consiguientes perjuicios para las
personas concernidas (…)», FJº5º.
3. Concepto de conducción
En cuanto al número de metros recorridos, conduciendo un vehículo a motor o ciclomotor, con las
facultades psicofísicas afectadas y con tasa típica del artículo 379.2 del CP, la STS, Sala de lo Penal,
n.o 436/2017 de 15 de junio de 2017, recuerda que nos hallamos ante una figura típica «(…) está
más cercana a lo que es un puro delito de peligro abstracto; de peligro legalmente presumido (…)»
(FJº2º).
El TS zanja el dilema sobre el número de metros recorridos para considerar que estamos o no ante
«conducción» a efectos típicos, aseverando taxativamente en su FJº5º que «(…) el desplazamiento de
un vehículo a motor o un ciclomotor en una vía pública bajo los efectos de bebidas alcohólicas
integra el verbo típico previsto en el artículo 379 CP, aunque el trayecto recorrido no haya
sobrepasado los 2 metros (…).
Al menos, al efectos siempre por nosotros pretendidos, de mínima intrusión del derecho penal, en un
ámbito ya sancionado administrativamente, d e j a l a p u e r t a a b i e r t a a q u e , o t r a c l a s e d e
"conducciones", por irrelevantes, aunque sean con tasa típica —que se presume iuris et de
iure, ex ante, como equivalente a inhabilidad para conducir, por ser la tasa, muestra objetiva de
afectación plena de las capacidades psicofísicas que intervienen en la conducción—, no sean
punibles a efectos penales, citando, singularmente, el FJº5º como ejemplos «(…) el vehículo no
consigue ser arrancado pues se cala tras el intento de ponerlo en marcha; desplazamiento nimio por
un garaje particular (…)».
No obstante, el criterio sobre el lugar del desplazamiento, aunque no para el delito de conducción
con tasa típica, no vuelve a acogerlo el TS, en la posterior STS, Sala de lo Penal, n.o 55/2018, de 31
de enero de 2018, en la que, en relación al delito de conducción sin permiso o licencia, asevera
tajantemente en su FJº1º que «(…) su aplicación no se puede hacer depender del hecho de que la
acción de conducir se realice en un lugar, como el de autos, de uso restringido y al que solo tienen
acceso un número determinado de personas autorizadas. También en estos lugares, la acción misma
de conducir, careciendo de la habilitación necesaria para ello, supone la creación de ese riesgo
abstracto, que no concreto, para la seguridad vial, que no se puede vincular, insistimos, al número de
personas o vehículos potencialmente afectados por el mismo. El riesgo abstracto existe en cualquier
caso y deriva del mero hecho de la conducción careciendo del permiso o licencia necesario para ello
(…)».
Así que, conducir con tasa típica de forma nimia, por un garaje privado, puede no ser delito
y conducir sin permiso o licencia, bajando una rampa de acceso privado, de un garaje
privado y de acceso restringido, puede ser delito. Interesante controversia que quizás, pueda
ser materia de un futuro recurso de casación.
Una velada crítica a la presunción iuris et de iure que comporta el artículo 379.2 del CP, la hallamos
en la STS, Sala de lo Penal, n.o 229/2020, de 10 de junio de 2020, en su FJº2º: «(…) Con esta
fórmula el legislador está valiéndose del censurado sistema de prueba tasada, en el que el desenlace
valorativo de un determinado medio de prueba está ya predefinido. Esa solución, si bien se mira,
implica que es el legislador quien define, de forma anticipada y taxativa, cuándo ha de entenderse
generado un peligro abstracto para el bien jurídico protegido. Como tal, no es excepcional en el
ámbito del derecho comparado. Algunos Estados próximos geográficamente al nuestro fijan incluso
un índice sensiblemente inferior (...)».
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4. Atenuantes
En materia de atenuantes, la circunstancia atenuante de embriaguez no procede para el delito de
conducción bajo la influencia, ni para el delito de conducción con tasa típica, por aplicación del
principio de inherencia, si bien es compatible con el delito de negativa del artículo 383 del CP. Véase
STS, Sala de lo Penal, n.o 652/2019, de 8 de enero de 2020.
IV. La regla concursal
1. Naturaleza jurídica
La naturaleza jurídica de la regla concursal del artículo 382 CP, en sede de seguridad vial —norma
que ha sido objeto de sucesivas reformas— como concurso de delitos, con exasperación penológica,
viene confirmada, entre otras, por la STS, Sala de lo Penal, n.o 350/2020, de 25 de junio de 2020.
Conforme al FJº 4º «(…) la naturaleza del concurso es propiamente de delitos y no de normas, en
tanto que el precepto interpretado expresa que "cuando con los actos sancionados en los arts. 379,
380 y 381", es decir, utiliza la preposición "con", que indica el modo o manera cómo se realiza una
acción o el instrumento con que se ejecuta, por lo que con tal acción se ocasiona, además del riesgo
prevenido, un resultado lesivo constitutivo de delito, cualquiera que sea su gravedad. Es decir,
concurren, como tales, dos hechos punibles: el correspondiente al riesgo prevenido y el que sanciona
el resultado lesivo causado. Aunque la acción (normativamente hablando) sea única, se atacan dos
bienes jurídicos protegidos y se conculcan dos preceptos penales, que se sancionan como un
concurso ideal, propio o también denominado pluriofensivo.
[…] la mayor pena imponible es consecuencia de un doble desvalor, la puesta en peligro de la
seguridad vial y el resultado lesivo originado con tal acción. Pretende la norma concursal dar
respuesta a los graves resultados lesivos constitutivos de delito que se ocasionan mediante una
actividad de riesgo que tiene lugar en actividades referentes a la seguridad vial. El espíritu de la
norma es impedir que el delito de riesgo quede absorbido por el delito de resultado, sancionando el
conjunto con una pena similar a un concurso ideal, aunque con algunas especialidades, ya que esta
Sala Casacional ha entendido (al menos en una ocasión) que al ser regla especial no se podría aplicar
la sanción por separado si resultara más favorable al reo, como sí lo permite el art. 77 del Código
Penal. El legislador pretende aplicar una pena proporcional a aquellos conductores que además de
poner en peligro el tráfico vial, ocasionen graves consecuencias lesivas para los usuarios de la vía
(...)».
A pesar del razonamiento del TS, manifestamos nuestras dudas —que proyectamos sobre la —mens
legislatoris— sobre la pervivencia de esta norma concursal, dado que, más que una pena
proporcional, semeja que en ocasiones se impone una suerte de privilegio para los infractores de
bienes jurídicos dispares, como son la seguridad vial y la vida e integridad física de las personas.
La Sentencia, por otra parte, ha seguido la línea ya marcada, por la previa STS, Sala de lo Penal,
n.o 64/2018, de 6 de febrero de 2018, que unificaba doctrina en materia de responsabilidad
p e n a l d e l o s m e n o r e s , e n e l s i g u i e n t e s e n t i d o e n u n c i a d o e n e l F J º ú n i c o in fine: « ( … )
Consecuentemente, unificamos la interpretación en los siguientes términos: la previsión del art. 382
CP contempla un concurso de delitos para el que el legislador prevé una regla penológica singular,
similar al de concurso de normas, la correspondiente al delito más grave, más la previsión del
concurso ideal, en su mitad superior (…)».Obsérvese también la STS, Sala de lo Penal, n.o 774/2018,
de 7 de febrero de 2019.
2. Responsabilidad civil
Por otra parte, una de las Sentencias que primigeniamente se pronunció sobre el artículo que nos
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ocupa, es la STS, Sala de lo Penal, n.o 390/2017, de 30 de mayo de 2017, en relación a la
responsabilidad civil dimanante de la comisión de un delito del artículo 379 del CP.
La resolución parte de la premisa, FJº5º, que «(…) en el caso de que se produzca un resultado
dañoso, ya de daños materiales o corporales, el art. 382 CP, cuyo origen se encuentra en el CP de
1973, en concreto en el art. 340 bis c) se establece —y se establecía— el principio de absorción y
mayor rango punitivo y en consecuencia solo se sancionaba la infracción más gravemente penada,
condenando en todo caso —frase que se mantiene en el actual art. 382 CP— a l p a g o d e l a
indemnización civil que se hubiera originado (…)». Para alcanzar tal conclusión, se basa en los
siguientes argumentos:
— La obligación de indemnizar encuentra su causa en el artículo 109.1º CP, siempre que «(…)
se acredite el nexo causal entre el hecho constitutivo de delito y el resultado dañoso (…)».
— El artículo 382 impone una obligación «en todo caso», aunque el más grave de los delitos
cometidos sea el de riesgo abstracto. No puede interpretarse como una norma que vacía de
contenido el artículo 109.1º, aunque éste se encuentre en la parte general y el otro en la parte
especial.
— La tesis aparece reforzada con la dicción del artículo 116 CP, que determina al llamamiento
al proceso de las aseguradoras.
— Otra razón se encuentra en la Disposición adicional tercera del CP (5) , que puede ser
aplicada analógicamente al pago de los daños causados por el delito del artículo 379 CP, según el
artículo 4.1 (6) del Código civil.
— La Circular 10/2011 (7) , de la Fiscalía General del Estado «(…) es claramente proclive que
se acuerde la indemnización por los daños y perjuicios causados derivados del delito del art. 379
CP con independencia del alcance de dicho daño (…)».
— El dictado de Sentencia de conformidad o el condicionamiento de la suspensión de la ejecución
de la pena del artículo 80.2.3º no son óbices a la exacción de la responsabilidad civil en vía
penal.
En conclusión, salvo el supuesto prevenido en el artículo 109.2 CP (8) , la responsabilidad civil debe
depurarse en el proceso penal para, por una parte, evitar el «peregrinaje jurisdiccional» del
perjudicado y, por otra parte, evitar el «incremento de la litigiosidad» derivada demandas de
responsabilidad civil que podrían haberse ventilado en vía penal.
V. Delito de abandono del lugar del accidente
Gracias a la reforma del recurso de casación, una de las figuras que más postreramente se han
introducido en el Capítulo IV del Título XVII, el delito de abandono del lugar del accidente —
también llamado delito de fuga—, ha sido objeto de pronunciamiento, aunque sea tangencialmente,
en la STS, Sala de lo Penal, n.o 167/2022, de 24 de febrero de 2022. Dejamos apuntado que en los
albores de su renacimiento legislativo, ya tuvimos oportunidad de pronunciarnos sobre el delito de
fuga (9) .
En cuanto a su naturaleza jurídica, es «(…) subsidiario del de omisión del deber de socorro, ya
que se refiere a personas que han sufrido lesiones graves, pero no concurren las características de la
situación que exige deber de socorro (…)», FJº4º, según razona el TS, por referencia a la Exposición
de motivos de la LO 2/2019, de 1 de marzo, que refrenda su subsidiaria aplicación a la de artículo
195.3 del CP.
La finalidad del precepto es clara: cubrir una laguna de punibilidad jurídica que si que se
encontraba colmada en el CP de 1973. Con cita a la doctrina, asevera el TS que «(…) vendría a cubrir
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supuestos de difícil encaje en el delito de omisión del deber de socorro por faltar el elemento
objetivo de la existencia de una persona desamparada y en peligro grave y manifiesto. Y ello puede
ocurrir tanto porque el sujeto activo se ha cerciorado de que la víctima está siendo auxiliada como en
el caso de que se haya producido su fallecimiento inmediato (…)».
El recurrente en casación, obviamente, no es condenado posteriormente por un delito de abandono
del lugar del accidente, dado que tal conducta no estaba tipificada en el momento de acaecimiento de
los hechos. Pero es absuelto del delito de omisión del deber de socorro —si bien se formula voto
particular, proponiendo su condena como autor penalmente responsable de un delito de omisión del
deber de socorro en grado de tentativa—, por aplicación del dogma in dubio pro reo, por no quedar
perfectamente acreditaba que la víctima —un ciclista— sobreviviese 20 minutos aproximadamente
tras el fatal impacto y posterior abandono del lugar de los hechos, considerando que el deceso se
produjo de forma inmediata.
VI. Delito de negativa a someterse a las pruebas de detección alcohólica
1. Naturaleza jurídica y características
La STS, Sala de lo Penal, n.o 210/2017, de 28 de marzo de 2017, resulta capital para la aproximación
al delito de negativa de someterse a las pruebas de detección de alcohol o drogas —el antes
llamado delito de «desobediencia»— puesto que resulta ser la primera, dictada en Pleno, sobre la
materia. Ello al dictarse en grado de casación, por infracción de ley conforme al artículo 849.1º
LECRIM, tras la reforma del artículo que hizo efectiva la implementación de la doble instancia en
delitos cuyo enjuiciamiento, viene atribuido a los Juzgados de lo Penal.
La Sentencia parte de la base que, en la interpretación del artículo 383 del CP, ha habido tres
corrientes jurisprudenciales: una para la que, si se había accedido voluntariamente a la
realización de la primera prueba, se excluía la tipicidad; otra para la que se colmaba el tipo penal,
cuando concurría negativa a repetir la prueba, transcurrido el tiempo reglamentario, siempre que la
primera prueba fuese positiva o se apreciasen síntomas de embriaguez; finalmente, la que sostiene
que La negativa a la segunda prueba solo será delictiva cuando el afectado cuestione el resultado de
la primera, si lo acepta y no lo discute, ni en el momento ni posteriormente durante el procedimiento
penal que se pueda seguir, no será punible, sin perjuicio de las penas que le puedan corresponder
por el delito de conducción etílica (FJº7º).
El recurrente en casación fue condenado por un delito de conducción bajo la influencia del artículo
379 del CP y también, por la negativa a soplar, por segunda vez, con el etilómetro de precisión, por
un delito del artículo 383; condena en grado de primera instancia que fue confirmada por la AP de
grado de apelación.
En el FJº4º efectúa el TS una exposición del origen histórico del delito, anteriormente cifrado en
el artículo 380 CP, que se remitía expresamente al delito de desobediencia —artículo 556 del CP— de
ahí, que tomase su nombre y recordando el refrendo constitucional al tipo penal (SSTC 161/1997, de
2 de octubre y 234/1997, de 18 de diciembre).
Nuestro más alto Tribunal, de forma alineada con la doctrina, reconoce la condición de tipo penal
en blanco —FJº5º— De la lectura de la Sentencia podemos extraer algunos puntos muy
interesantes:
— La prueba ha de hacerse con un etilómetro oficialmente autorizado, de precisión, sin que
baste uno de muestreo.
— Si la primera prueba es negativa en su resultado, el Agente no puede someter a una
segunda prueba al conductor.
— El sometimiento a una prueba de aproximación —etilómetro de muestreo—, en caso de dar
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positivo, no exonera de las pruebas con alcoholímetro de precisión.
— La segunda prueba es una garantía del afectado, pero también institucional, al objeto
de conseguir un «alto grado de objetividad»; por tanto, en su doble condición de garantía del
sistema, es irrenunciable.
— En caso de resultado ligeramente positivo (0’61 mg/l), sin efectuarse la segunda espiración
para medición de alcohol, reconociendo el TS la existencia de un margen de error en los
etilómetros de precisión, lo correcto sería la absolución por el delito de conducción con tasa
típica del artículo 379.1.2º y la condena por el delito del artículo 383 del CP —FJº7º—.
— No se precisa para colmar el tipo, la negativa en las dos pruebas. Nos hallamos ante
una única prueba que, para su fiabilidad, requiere de dos mediciones con intervalo de
tiempo, ya que en caso contrario, está incompleta reglamentariamente —FJº7º—.
— Merecerán diverso reproche penal, dentro del arco penológico disponible del artículo 383
del CP y conforme al artículo 66, la negativa a las dos pruebas («muestra de una rebeldía mayor
y por tanto podrá merecer una penalidad mayor»), que la negativa a solo una de ellas —FJº7º—.
— No hay un derecho a no someterse a la segunda medición, la prueba, dentro de la misma
medición, es obligatoria, porque el tenor del artículo 22 del Reglamento general de circulación
delimita claramente qué otros derechos sí que tiene el conductor (por ejemplo, la prueba de
contraste).
— El bien jurídico tutelado es el principio de autoridad y solo de forma «muy mediata» la
seguridad vial —FJº7º—, es un tipo de «desobediencia especial».
La conclusión para el TS es clara: la negativa del conductor a efectuarse una segunda prueba
de alcoholemia se incardina en el delito de negativa el artículo 383 del CP.
Sin embargo, a pesar de ser Sentencia del Pleno, la solución no es unánime, puesto que cuenta con
tres votos particulares: para el primer voto particular, la negativa a la segunda prueba no es
delito; para el segundo, solo es delito cuando la negativa entraña fraude de ley —se intenta de forma
indirecta negar la validez de la primera prueba—; por último un tercer voto para el que la prueba es
única, su desatención constituye delito del artículo 383 del CP y la negativa a efectuar la segunda
prueba supone renuncia al derecho a contrastar el resultado primeramente obtenido, por ello la
renuncia a la segunda prueba no es constitutiva de delito pero no permite el cuestionamiento del
resultado de la primera prueba más allá de los aspectos de control metrológico del espirómetro.
A nuestro juicio, la falta de consenso en el seno del Pleno sobre la conducta típica que colma el
delito de negativa, la paralela existencia de una infracción administrativa y el claro reconocimiento de
que nos encontramos ante un delito que, muy remotamente, tiene conexión con la seguridad vial —a
pesar de hallarse en dicha sede— refuerza la tesis de que debe procederse a la inmediata
derogación del delito de desobediencia. Nuestro más Alto Tribunal está reconociendo que es un
delito de desobediencia, aunque por nuestra parte lo rotulemos como «delito de negativa»; por tanto,
está mal incardinado en los Delitos contra la seguridad vial y rompe su unidad armónica. Unido todo
ello, al principio de mínima intervención del derecho penal, la lesión al principio de autoridad
que los Agentes encarnan, puede ser perfectamente restañada en el ámbito del derecho
administrativo sancionador.
La misma línea jurisprudencial se ha mantenido en Sentencias posteriores, como la STS, Sala de lo
Penal, n.o 495/2017, de 29 de junio de 2017, STS, Sala de lo Penal, n.o 531/2017, de 11 de julio de
2017, n.o 163/2018, de 6 de abril de 2018 o la n.o 475/2021, de 2 de junio de 2021, en su FJº3
remacha «(…) La protección del principio de autoridad resulta evidente. Sin embargo, no es
determinante el ataque a la seguridad vial que en el supuesto concreto puede estar presente o no. Sin
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duda en la conformación legislativa del tipo se está pensando en tutelar la seguridad vial. Es ese un
innegable objetivo de política criminal inmanente a esa tipicidad. Se alcanza ese propósito blindando
con una singular protección penal la autoridad de los agentes que velan por tal seguridad cuando
intervienen para comprobar la tasa de alcohol de cualquier conductor (…)».
Podemos mencionar, del mismo tenor, la STS, Sala de lo Penal, n.o 371/2021, de 4 de mayo de 2021
o la más reciente STS, Sala de lo Penal, n.o 291/2022, de 23 de marzo de 2022 («(…) la actitud
obstaculizadora para la segunda medición estuvo bien incardinada en el art. 383 CP (…)», FJº3º in
fine.
2. Concurrencia y delimitación con el delito de conducción con tasa típica
En cuanto a la posible conculcación del principio non bis in ídem, en el caso de eventual condena por
un delito de conducción con tasa típica del artículo 379.2 y de un delito de negativa del artículo 383
del CP, la STS, Sala de lo Penal, n.o 419/2017, de 8 de junio de 2017 es clara al respecto. El sujeto
activo y la identidad del mismo son idénticos, pero no existe identidad del hecho (FJº4º), por lo que
«(…) el supuesto de un bis in ídem quedaría ya descartado al no concurrir una de las tres identidades
que exige reiterada jurisprudencia de la jurisdicción constitucional (…)».
El TS reflexiona sobre si podría producirse una vulneración en el principio de proporcionalidad de
las penas, en los supuestos de aplicación en concurso real de ambos delitos, si se parte de la tesis —
del recurrente en casación— de que el bien jurídico protegido es el mismo. Sin embargo, nuestro Alto
Tribunal, descarta la coincidencia de bienes jurídicos protegidos, puesto que si bien para el delito del
artículo 379.2, como delito de peligro abstracto, se protege la seguridad vial y con ello la vida e
integridad física de las personas, en el caso del artículo 383 del CP, continúa siendo un delito de
desobediencia, pero específico —aunque se haya eliminado la referencia a la «desobediencia»— que
solo de forma muy mediata protege la seguridad vial, siendo el bien jurídico tutelado, en primer
orden, es el principio de autoridad.
VII. Delito de conducción sin permiso o licencia
1. Naturaleza y características
En primer lugar, hemos de señalar que existe una línea jurisprudencial constante, conforme a la que
el delito del artículo 384.2 del CP, por su naturaleza misma, no exige la creación de un riesgo
concreto para la seguridad vial; se comete por el propio riesgo generado para la circulación vial
al carecer el acusado de las comprobaciones oportunas de las características físicas y la aptitud
mental, así como los conocimientos teórico-prácticos que le habiliten para llevar a cabo tal
conducción.
Se da, por tanto, como criticaremos más adelante, una auténtica desconexión entre la seguridad vial
y un delito inserto en el Capítulo dedicado, precisamente, a los Delitos contra la seguridad vial, al
caer en una total abstracción.
No obstante, se atisbaba un rayo de esperanza, en la reflexión contenida en el FJ 1º3º de la STS,
Sala de lo Penal, n.o 647/2017, de 3 de octubre de 2017, conforme a la que «(…) sólo constituye
delito previsto por el art. 384, párrafo segundo, del CP la acción de conducir un vehículo de motor o
ciclomotor, careciendo de permiso de conducir o licencia porque nunca se ha obtenido, siempre y
cuando con la conducción el autor infrinja algún precepto reglamentario que ponga en riesgo
la seguridad vial. En otro caso la acción sólo constituye una infracción reglamentaria (…).
Al menos para colmar el tipo penal, se exigía un plus de desvalor en la conducta ejecutada. Sin
embargo, el devenir de los autos ha determinado la automaticidad en la aplicación de la conducta
penal, como puede observarse en la jurisprudencia menor, para la que el mero hecho de conducir sin
permiso o licencia, aunque no haya infracción reglamentaria, colma el tipo penal.
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La STS, Sala de lo Penal, n.o 588/2017, de 20 de julio de 2017, estima el recurso de casación
interpuesto por el Ministerio Fiscal, en relación a la SAP de Toledo, Sección 1ª, n.o 158/2016, de 20
de octubre de 2016, que desestimó, a su vez, el recurso de apelación interpuesto por el Ministerio
Fiscal, frente a la Sentencia de 26 de abril de 2016 del Juzgado de Instrucción n.o 4 de Illescas, en
relación al delito de conducción sin permiso o licencia del artículo 384.2 del CP.
En una posición teológica que no compartimos, el TS considera que, aunque estamos ante un delito
de peligro abstracto, en el que el bien jurídico protegido es la seguridad vial, no precisando
la exigencia de peligro alguno concreto para la seguridad vial (FJº3º).
Ello porque «(…) No estamos ante una conducta punible cimentada sobre un injusto meramente
formal derivado de una infracción administrativa, sino ante la protección de la seguridad del tráfico
vial mediante conductas, como la que es objeto de nuestra atención casacional, que suponen la
creación de un riesgo indudable, aunque de características abstractas y no concretas, para la
seguridad vial (…) (FJº3º).
Por tanto, según el TS no hay una coincidencia exacta con la correlativa infracción administrativa,
prevenida en el artículo 77.k) del RDL 6/2015 («Conducir un vehículo careciendo del permiso o
licencia de conducción correspondiente») y el delito del artículo 384.2 CP. Ello quizás podría
compartirse con la anterior regulación, contenida en él, ya derogado, artículo 65 k) del Real Decreto
Legislativo 339/1990, de 2 de marzo, por el que se aprueba el Texto Articulado de la Ley sobre
Tráfico, Circulación de Vehículos a Motor y Seguridad Vial, que tipificaba como infracción muy grave
«Conducir un vehículo careciendo de la autorización administrativa correspondiente». Misma línea y
mismos argumentos reiterados en las SSTS, Sala de lo Penal, n.o 588/2017, de 20 de julio de 2017;
STS n.o 570/2017, de 17 de julio de 2017; STS n.o 756/2017, de 27 de noviembre de 2017; STS n.o
767/2017, de 28 de noviembre de 2017; STS n.o 811/2017, de 11 de diciembre de 2017; STS n.o
806/2017, de 11 de diciembre de 2017; STS n.o 794/207, de 11 de diciembre de 2017; STS n.o
815/2017, de 13 de diciembre de 2017; STS n.o 834/2017, de 18 de diciembre de 2017; STS n.o
838/2017, de 20 de diciembre de 2017; STS n.o 3/2018, de 10 de enero de 2018 y STS n.o 32/2018,
de 22 de enero de 2018.
Tras la entrada en vigor del Real Decreto Legislativo 6/2015, de 30 de octubre, por el que se aprueba
el Texto Refundido de la Ley sobre Tráfico, Circulación de Vehículos a Motor y Seguridad Vial, la
coincidencia entre el artículo 384.2 del CP y e l a r t í c u l o 7 7 k ) d e l RDL 6/2015, l a
coincidencia es plena y la supervivencia del delito no se justifica, ni desde el punto de vista
formal, ni desde el punto de vista material y la única vía posible es su inmediata derogación. El
espacio de impunidad que se pretende cubrir, ya está perfectamente colmado por el derecho
administrativo sancionador en materia de seguridad vial.
2. Supuestos más habituales de revisión de Sentencia condenatoria en casación
En cuanto a la posibilidad de obtener una revisión de la Sentencia condenatoria, p o r
conocimiento de hechos nuevos, posteriores al dictado de la misma, nos parece de capital
importancia, por incorporar el elemento de la extranjería, la STS, Sala de lo Penal, n.o 703/2021, de
16 de septiembre de 2021.
El acusado fue condenado por un delito de conducción sin licencia o permiso; sin embargo, a pesar
de la tortuosa tramitación, sí que tenía permiso de conducir en su país de origen, Marruecos, aunque
no pudo exhibirlo ni ante los Agentes, ni en fase de instrucción ni en el plenario. Por ello, en recurso
de revisión se le declara indebidamente condenado, dado que disponía de permiso en su país de
origen, conforme se acreditó en oficios consulares posteriores. Podemos igualmente citar, estimando
el recurso de revisión, la STS, Sala de lo Penal, n.o 117/2020, de 12 de marzo de 2020, para un
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ciudadano de Marruecos o la STS n.o 55/2018, de 15 de noviembre de 2018.
Caso de ponerse en duda la autenticidad del carnet de conducir expedido en un tercer país, se
puede recurrir a informes del consulado o embajada, sobre su autenticidad e incluso a actas
notariales, que den cuenta de la existencia de dicho permiso, como sucede, al acogerse el recurso de
revisión para un ciudadano de Brasil, en la STS, Sala de lo Penal, n.o 557/2018, de 15 de noviembre
de 2018. La revisión será posible, incluso aunque el acusado haya prestado, en su caso, conformidad
a la Sentencia condenatoria, si se allega suficiente prueba sobre el hecho nuevo. Obsérvese la STS,
Sala de lo Penal, n.o 515/2018, de 31 de octubre de 2018, en la que también se expide un certificado
de autenticidad por parte del Consulado de Marruecos o la STS n.o 437/2017, de 20 de junio de 2017
donde también el acusado había dado previa conformidad.
De forma similar, también se accede a la revisión en la STS, Sala de lo Penal, n.o 353/2021, de 29 de
abril de 2021 para el caso de un ciudadano de Bulgaria; o en la STS, Sala de lo Penal, n.o 489/2019,
de 16 de octubre de 2019, para un ciudadano de Senegal; o en la STS, Sala de lo Penal, n.o
646/2017, de 2 de octubre de 2017, para un ciudadano de Lituania que incluso depositó su carnet de
conducir en el Juzgado para la práctica de pericial sobre su autenticidad. O en la recientísima, STS,
Sala de lo Penal, n.o 209/2022, de 9 de marzo de 2022.
La tipicidad también se excluye, no solamente para el supuesto de tener permiso o
licencia de conducir en el país de origen, sino también, cuando existe, pero está caducada.
Véase la STS, Sala de lo Penal, n.o 583/2020, de 5 de noviembre de 2020, FJº1º «(…) Por eso ha de
excluirse del radio de acción de dicho tipo penal a quien posee permiso extranjero y también a
aquellas personas cuyo permiso ha caducado. Tanto aquellos correspondientes a otros países de la
U.E. pero que no alcanzan validez en España por falta de reconocimientos médicos o finalización del
período de vigencia de conformidad con el art. 24 del Reglamento General de Conductores, como
permisos de países no comunitarios del art. 30 del citado Reglamento. El fundamento exegético para
la exclusión es que el art. 384 del Código Penal habla de la obtención, no de la validez en nuestro
derecho del permiso con el que se conduce. No se distingue si el permiso o licencia se ha obtenido
dentro o fuera del territorio nacional (…)», estimando por ello el recurso de revisión.
También se admitió la revisión de una Sentencia condenatoria firme del artículo 384.2 CP, por
conducir con un permiso tipo B, pero caducado, en la STS, Sala de lo Penal, n.o 428/2020, de 27 de
julio de 2020. Ya que evidentemente, si el permiso está vigente, no se comete el delito, como ocurre
en la STS, Sala de lo Penal, n.o 758/2017, de 27 de noviembre de 2017, que estima el recurso de
revisión.
Al respecto de la caducidad, queremos traer a colación la STS, Sala de lo Penal, n.o 735/2017, de 15
de noviembre de 2017, en un supuesto de hecho de duplicidad de permisos, uno canjeado y otro
caducado por pérdida de puntos, que se consideró efectuado en fraude de ley.
El canje del permiso de conducir se regula a nivel europeo por la Directiva 91/439 del Consejo,
de julio de 1991, junto a la Directiva 2006/126/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 20 de
diciembre de 2006, FJº1º. El TS determinó no haber lugar a la casación, porque el sujeto activo
conducía, en el momento de los hechos, con un permiso caducado en su vigencia, por pérdida total
de puntos y simultáneamente, con un permiso canjeado por ser residente en el extranjero: «(…) Debe
recordarse que lo que se imputa al acusado no es conducir sin permiso, situación en la que la
titularidad del permiso portugués haría la conducta atípica, sino que se le acusa de conducir en
España cuando media resolución firme de pérdida de vigencia del permiso de conducción, conducta
típica que concurre en el caso que nos ocupa (…)», FJº2º.
En conclusión, lo que no cabe es que el canje se haga en defraudación de una norma penal de este
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carácter de un Estado miembro, y por otro lado, supone que el que se haya obtenido el canje no
puede impedir las disposiciones sancionadoras de tal manera que aquella que determina la
imposición de una sanción de privación de la autorización administrativa de conducir vehículos por
pérdida de puntos en uno de los Estados, pueda dejar de aplicarse. Véase STS, Sala de lo Penal, n.o
612/2017, de 13 de septiembre de 2017.
Otra posibilidad de revisión de la Sentencia condenatoria, en el supuesto de recaer condena por la
modalidad prevenida en el artículo 384.1 CP, es la de haber obtenido sentencia favorable, ante la
jurisdicción contencioso-administrativa, anulando procedimientos sancionadores de privación de
puntos necesarios para la conducción, lo que denota la íntima conexión entre la jurisdicción penal y
la contencioso-administrativa en materia sancionadora de tráfico, como en la STS, Sala de lo Penal,
n.o 27/2017, de 25 de enero de 2017 o en la n.o 415/2020, de 21 de julio de 2020.
La pérdida de puntos puede haber sido revocada en vía administrativa previa —estimación
recurso formulado en vía administrativa— como acontece en la STS, Sala de lo Penal, n.o 85/2020,
de 27 de febrero de 2020, por lo que ha lugar a la revisión ante nuestro más Alto Tribunal, al no
concurrir tipicidad en la conducta del recurrente anteriormente condenado por un delito del artículo
384.1 CP. Podemos citar la STS, Sala de lo Penal, n.o 165/2019, de 27 de marzo de 2019, también de
revocación la resolución por la que se declaraba la pérdida de vigencia de la autorización
administrativa para conducir, con motivo de la baja de varios expedientes sancionadores; o la STS,
Sala de lo Penal, n.o 25/2018, de 17 de enero de 2018 o la STS n.o 757/2017, de 27 de noviembre.
Destacamos que, incluso aunque se haya prestado conformidad a la Sentencia condenatoria,
cabe su revocación a posteriori, cuando después de la Sentencia, se dicte, en vía administrativa,
revocando la resolución por la que se había declarado la pérdida de vigencia de la autorización
administrativa para conducir, como es el argumento de la STS, Sala de lo Penal, n.o 523/2018, de 5
de noviembre de 2018.
O también por Resolución DGT dejando sin efecto expedientes administrativos, por nulidad
de tales actuaciones, en las que se privaba de puntos al recurrente en revisión, según STS, Sala de
lo Penal, n.o 71/2020, de 25 de febrero de 2020 o en la STS n.o 711/2017, de 30 de octubre de
2017. Igualmente, la DGT dictó Resolución, que determinó la estimación del recurso de revisión en
STS, Sala de lo Penal, n.o 75/2018, de 13 de febrero de 2018, por canje de un permiso de conducir
expedido en un tercer país por uno nacional.
Existe una tercera posibilidad de revisión y que es el acusado haya recuperado el permiso o
licencia de conducir, por haber efectuado el correspondiente curso de sensibilización y
reeducación vial establecido por la Disposición Adicional 13 del RDL 6/2015; sin embargo,
por circunstancias puramente burocráticas, tal realidad no se refleje adecuadamente en los archivos
de la DGT. Debemos mencionar la STS, Sala de lo Penal, n.o 368/2019, de 19 de julio de 2019, que
acentúa en su FJº5º que «(…) es obvio que la recuperación de validez de la resolución administrativa
de vigencia de los puntos por superar la prueba establecida tiene que ser consecuencia de la
estimación de la revisión hoy solicitada, ya que el órgano sentenciador no la pudo tener en cuenta en
su resolución, por desconocimiento de la misma (…).
3. Bien jurídico protegido
En materia de bien jurídico protegido, la STS, Sala de lo Penal, n.o 679/2021, de 9 de septiembre
de 2021, es nuclear para la fijación del mismo para el artículo 384.1 CP (conducción de un vehículo
de motor o ciclomotor en los casos de pérdida de vigencia del permiso o licencia por pérdida total de
los puntos asignados legalmente) en la seguridad vial.
Conforme al FJº3º «(...) El incumplimiento de una decisión administrativa solo atrae la protección
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penal, con ciertos condicionantes, a través del delito de desobediencia y siempre y cuando se
constate un plus (intensidad y gravedad del incumplimiento). Por tanto, a diferencia del delito de
conducción tras la privación judicial cautelar del permiso de conducir en que el bien
predominantemente protegido es el respeto al acuerdo judicial, en el tipo del art. 384.1
(conducción con pérdida de vigencia del permiso) prima el bien jurídico seguridad vial (…)».
Por ello, se accede al recurso de revisión, puesto que el condenado pudo probar la existencia de
una resolución de la DGT, dejando sin efecto la sanción administrativa, por errores en la
identificación del conductor en algunas de las sanciones determinantes de la pérdida de puntos. Se
c o n s t a t a , u n a v e z m á s , l a necesidad de revisar escrupulosamente el expediente
administrativo sancionador que ha dado lugar a la pérdida de vigencia del permiso o
licencia, antes de mostrar conformidad con una eventual petición de pena, en seno de diligencias
urgentes.
Supuesto similar al ventilado en la STS, Sala de lo Penal, n.o 592/2020, de 11 de noviembre de
2020, en la que se accede a la revisión y se afirma «(…) En un Estado Social y Democrático de
Derecho el valor seguridad jurídica no puede prevalecer sobre el valor justicia determinando
la inmodificabilidad de una sentencia penal de condena que se evidencia «a posteriori» como injusta
(…), FJº2. Apréciese también la STS, Sala de lo Penal, n.o 385/2019, de 23 de julio de 2019.
4. Conducción con pérdida total de los puntos legalmente asignados
En lo concerniente a otra de las modalidades típicas contenidas en el artículo 384.1 del CP,
consistente en la conducción de un vehículo de motor o ciclomotor en los casos de pérdida
de vigencia del permiso o licencia por pérdida total de los puntos asignados legalmente,
debemos traer a colación la STS, Sala de lo Penal, n.o 699/2017, de 25 de octubre de 2017.
Sentencia que se centra en la determinación de si el delito de conducción con permiso caducado por
pérdida de puntos, es un delito de riesgo abstracto o concreto.
Partiendo de las otras modalidades típicas, pero de idéntico fundamento penológico, ya examinadas
en la STS, Pleno, Sala de lo Penal, n.o 369/2017, de 22 de mayo de 2017, concluye que conforme a
su tenor literal, el artículo 384.2 CP no contiene ese elemento adicional de puesta en peligro «in
concreto» de la seguridad vial, al ser un tipo de peligro abstracto, FJº4º. Por ende, no debe exigirse
un elemento del tipo inexistente, para considerar colmado el tipo penal.
Nos hallamos ante «(…) un delito contra la seguridad vial construido sobre la presunción de que
quien ha sido privado de la licencia de conducir carece de aptitud para pilotar un vehículo de motor y
por tanto su presencia en las carreteras a los mandos de un vehículo representa un peligro abstracto
para la seguridad viaria (…)». A pesar de la rotundidad del TS en relación al delito de conducción con
el permiso o licencia caducado, echamos de menos la referencia a la transgresión a la
normativa viaria, adicional, en el momento de comisión de los hechos, a las que ya han
causado la pérdida, previa, de todos los puntos del permiso o licencia. No podemos evitar nuestra
visión, más que crítica, con las diversas modalidades delictivas comprendidas en el artículo 384 del
CP y el delito de conducción con el permiso o licencia caducado, no iba a ser una excepción.
A pesar de la nota de abstracción destacada, el TS busca una fundamentación algo más definida
—que valoramos muy positivamente— en la STS, Sala de lo Penal, n.o 363/2019, de 16 de julio de
2019: «(…) quien ya ha demostrado reiteradamente su peligrosidad conduciendo un vehículo de
motor mediante la repetición de infracciones queda inhabilitado para hacerlo, salvo que acredite
nuevamente su idoneidad y capacidad de autodisciplina para un pilotaje regular (…)». El conjunto de
infracciones administrativas que, paulatinamente, dan lugar a la detracción total de los puntos
asignados legalmente para la conducción del vehículo a motor o ciclomotor, como equivalente a
demostrada peligrosidad, se erige como sustrato de la tipificación penal de la conducta. Quizás,
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quien reiteradamente pierde los puntos del carnet de conducir, precisa de una respuesta preventivo
especial más que preventivo general, por su constante ataque al bien jurídico protegido, aunque sea
en vía administrativa.
Un excelente compendio sobre el delito de conducción de un vehículo de motor, con el permiso de
conducción caducado, a causa de la pérdida de la vigencia de los puntos asignados
administrativamente, lo hallamos en la STS, Pleno, Sala de lo Penal, n.o 670/2018, de 19 de
diciembre de 2018, de la que resaltamos los siguientes aspectos:
— La acción típica reside en conducir un vehículo de motor con el permiso de conducción
extinguido, a causa de la pérdida de la vigencia de los puntos asignados administrativamente.
— Conducir representa ponerse al mando del vehículo e impulsar el mismo por una vía pública,
aunque el espacio recorrido no sea relevante.
— Conducir un vehículo de motor sin detenerlo, aunque se desarrolle esta acción durante un
cierto espacio temporal, no puede ser conceptuado más que como una sola acción a
efectos típicos.
— Dado que la conducción se desarrolla durante un espacio temporal, no podemos hablar de
delito permanente.
— Para estar en presencia de varias acciones u omisiones, se precisa que el Estado no haya
intervenido ejerciendo su ius puniendi, por ejemplo porque se hayan realizado actos oficiales
tendentes al descubrimiento del delito, o bien por el propio enjuiciamiento de los hechos.
— La acción típica queda finalizada cuando esta fragmentación acontece y el autor es objeto, por
ejemplo, de una detención policial, se le dirige una imputación judicial o cuando ya es condenado
por hechos de la misma naturaleza típica o transcurre un tiempo significativo entre las acciones.
5. Delito doloso
En todo caso, el delito de conducción con permiso o licencia caducado sería un delito doloso, como
recuerda la STS, Sala de lo Penal, n.o 715/2017, de 31 de octubre de 2017, FJº4º: «(…) es necesario
que el sujeto conozca que el permiso carece de vigencia. Eso, de entrada, ya abre un cierto hueco al
ámbito sancionador administrativo (desconocimiento por negligencia, que no alcanza el dolo
eventual, de la resolución administrativa privando del permiso; creencia errónea de que ha recobrado
vigencia del permiso...) al margen del apuntado por el Ministerio Fiscal (tipo de autorización) (…)».
Se vislumbra un pequeño resquicio por el que la conducta en liza, podría sancionarse en el
ámbito administrativo: ausencia de dolo.
Tras esta pequeña concesión, nuestro más Alto Tribunal vuelve a recordar que se regulan como faltas
administrativas muy graves conductas que podrían subsumirse en el catálogo de los delitos
tipificados en los arts. 379 y siguientes del Código Penal, por lo que coexiste una pluralidad de
comportamientos con un contenido sustancialmente análogo. Sin embargo, no pueden entenderse
desplazados del orden penal por su previsión administrativa. Máxime cuando partimos de la primacía
del Derecho penal sobre el administrativo, conforme al artículo 85 del RDL 6/2015. En el mismo
sentido y próxima en el tiempo, citamos la STS, Sala de lo Penal, n.o 760/2017, de 27 de noviembre
de 2017 o la STS n.o 36/2018, de 24 de enero de 2018.
6. Formas de participación en el delito
En lo concerniente a las formas de participación en el delito, la reciente STS, Pleno, Sala de lo
Penal, n.o 314/2021, de 15 de abril de 2021. La Sentencia presenta interés casacional «(…) en cuanto
a la interpretación del alcance típico, antijurídico, culpable y punible de conductas que giran sobre el
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art. 384.2 CP, tanto cuando se trata de mayores de edad, como en este caso de menores de edad, en
conductas de ayuda relevante perpetradas por el padre, o tercero, que coadyuve directamente con el
conductor en la conducción ex art. 384 CP (…)», FJº1º.
Partiendo de la base de que la conducción sin permiso o licencia, es un delito de peligro abstracto
y de mera actividad, nuestro más Alto Tribunal considera admisible la cooperación necesaria en los
supuestos de «(…) quien cede el vehículo para su conducción a una persona a sabiendas de que
carecía de habitación administrativa para ello y precisamente para conducirlo (…)».
En el supuesto enjuiciado, se trataba de un padre que permitió voluntariamente —no por descuido—
que su hijo de ocho años se pusiera al volante y diese varias vueltas por un parking, mientras lo
filmaba. El TS, partiendo de la posición de garante del sujeto activo del delito —padre del menor de
edad—, apreciando que no hubo una mera actitud omisiva, sino de colaboración activa con actos
ejecutivos y eficaces, para conseguir la conducción sin permiso, confirma la condena del recurrente,
que no puede simplemente ampararse en la exención de responsabilidad criminal por la corta edad
del menor, autor material de los hechos.
La cooperación necesaria, para el delito de conducción sin permiso o licencia (sea el autor material
del delito, mayor o menor de edad) requerirá para su apreciación «(…) dos requisitos legales y
jurisprudenciales, a saber: a.— Un requisito de carácter objetivo, consistente en que el propietario
facilite el uso del vehículo a motor o ciclomotor, elemento material imprescindible para cometer el
delito, al conductor. Y en este caso, tal acto de facilitarlo se produjo por la indisponibilidad del menor
de poder acceder a la conducción de un vehículo y precisar de la ayuda del tercero. b.— Un requisito
de carácter subjetivo, que el propietario tenga la constancia de que el usuario no tiene el permiso o
licencia necesaria que le habilite para el uso del vehículo, y el conocimiento general de cualquier
ciudadano, de que conducir sin él es delito, por lo que su conducta facilita la consumación (…)».
7. Vehículos similares a los de movilidad personal conducidos sin permiso o licencia
Finalmente, por lo que respecta a la conducción, sin permiso o licencia, de aparatos similares
en sus características a losVMP, pero que exceden de las mismas, la STS, Pleno, Sala de lo Penal,
n.o 120/2022, de 10 de febrero de 2022, resulta capital para la delimitación de la conducta típica,
pero nos remitimos al comentario (10) que de la misma hemos efectuado en fechas recientes.
VIII. La cláusula potestativa de atenuación del artículo 385 ter
La STS, Sala de lo Penal, n.o 38/2020, de 6 de febrero de 2020, es una de las pocas que se
pronuncia sobre esta cláusula («En los delitos previstos en los artículos 379, 383, 384 y 385, el Juez
o Tribunal, razonándolo en sentencia, podrá rebajar en un grado la pena de prisión en atención a la
menor entidad del riesgo causado y a las demás circunstancias del hecho»), en la que la recurrente
en casación, propugna que la rebaja en grado deba ser aplicada a la totalidad de las penas previstas
en el delito del artículo 384 CP, por el que fue condenada.
El TS efectúa una interpretación literal de la norma; posteriormente una aproximación conforme
a criterios lógicos o sistemáticos —por comparativa con los artículos 153, 171 y 579 bis del CP—
y teleológicos —atendiendo al Preámbulo de la LO 5/2010, de 22 de junio, que introdujo el
precepto ex novo en el CP, así como a los antecedentes parlamentarios del texto en cuestión—,
concluyendo acertadamente en su FJ4º in fine que «(…) En definitiva desde una interpretación
apegada al sentido literal del precepto así como sistemática y también desde la voluntas legislatoris,
es obligado concluir que la cláusula atenuatoria recogida en el artículo 385 ter del Código Penal debe
ser aplicada únicamente a la pena de prisión (…)».
IX. Conclusiones
Según lo anticipado, el propósito de este artículo es ofrecer una serie de claves sobre la
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jurisprudencia del TS en materia de seguridad vial, dirigidas al operador jurídico, que pasamos a
exponer a continuación:
Art. 379.1:
- Las clases de radares son los recogidos en la Orden ITC/3123/2010, de 26 de noviembre.
- El índice de corrección por error, error máximo permitido o EMP es el determinado
legalmente y debe ser objeto de descuento.
- El cinemómetro es un medio probatorio de la velocidad superior; el TS no asevera que sea
el único, pero desde luego es el único que, sometido al control metrológico del Estado,
ofrece condiciones de fiabilidad.
Art. 379.2:
- Es un delito de peligro abstracto, pero requiere la constatación de la peligrosidad de la
conducta, no solo la conducción con la tasa reglamentaria, además de la realización
efectiva de actos de conducción.
- El bien jurídico protegido es la seguridad vial.
- Conducir es manejar el mecanismo de dirección o ir al mando de un vehículo/ciclomotor
que se desplaza. Pequeños desplazamientos (aparcar-desaparcar, recorrer dos metros)
también se consideran conducción.
- Los actos preparatorios son atípicos. No cabe la tentativa.
- Los daños causados por la conducción con tasa típica son responsabilidad civil y deben ser
objeto de pronunciamiento en la Sentencia penal.
- No es conducir intentar arrancar el vehículo y no conseguirlo.
- No se le aplica la circunstancia atenuante de embriaguez por aplicación del principio de
inherencia.
Art. 382:
- La regla concursal recoge un concurso de delitos con exasperación penológica.
- Impone la obligación de indemnizar en todo caso y no exonera de la misma porque el
segundo hecho imputable a la conducta del sujeto activo no sea delito.
Art. 382 bis:
- Es un delito subsidiario de la omisión del deber de socorro y tiene por objeto cubrir
una laguna de punibilidad.
- Consideramos que si se aplica solo para resultado de fallecimiento o lesiones por
imprudencia menos grave, para el resultado de lesiones por imprudencia grave
proponemos acudir al delito de omisión del deber de socorro en concurso con el delito de
lesiones del artículo 152.1CP.
Art: 383:
- La negativa ha de ser en relación a someterse a la prueba con un etilómetro de precisión,
no de muestreo.
- Si la primera prueba es negativa, no puede efectuarse una segunda por el Agente de la
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autoridad.
- Persiste la obligación de someterse al etilómetro de precisión, aunque previamente se haya
arrojado resultado positivo en etilómetro de muestreo.
- Técnicamente no son dos pruebas, sino una única prueba con dos mediciones. No hay
derecho a no someterse a la segunda prueba.
- El bien jurídico protegido es el principio de autoridad y solo de forma muy mediata la
seguridad vial, es un delito de desobediencia específico. Su naturaleza jurídica es la de tipo
penal en blanco.
- La negativa a efectuarse la segunda medición es constitutiva de delito.
- No se conculca el non bis in ídem en caso de condena por el delito de negativa y el delito de
conducción bajo la influencia, porque los bienes jurídicos protegidos no son coincidentes.
Art. 384:
- Es un delito de peligro abstracto y de mera actividad.
- El bien jurídico es la seguridad vial, pero para su consumación, no exige la creación de
un riesgo concreto para la seguridad vial.
- Supuestos de acceso a la revisión de Sentencia en vía casacional: a) tenencia del
permiso o licencia de conducir en el país de origen, esté vigente o caducado; b) haber
obtenido sentencia favorable en la jurisdicción contencioso-administrativa anulando
procedimientos sancionadores previos de pérdida de puntos; c) haber conseguido
revocación de los expedientes sancionadores en vía administrativa, por resolución de
la DGT, por ejemplo por estimación de recurso o nulidad de actuaciones y d) haber
recuperado la licencia o permiso mediante el curso de sensibilización y reeducación
vial aunque no conste anotado debidamente.
- En caso de duda sobre la autenticidad del permiso se puede recurrir a certificados del
Consulado, actas notariales o periciales, de oficio o a instancia de parte.
- Conducir supone ponerse al mando del vehículo e impulsar el mismo por una vía pública;
el espacio recorrido no es relevante.
- No es un delito permanente; pueden darse varias acciones/omisiones constitutivas de
diversos delitos si hay una interrupción entre las mismas con relevancia penal (detención
policial, imputación judicial, condena previa o transcurso de un período de tiempo
significativo).
- Es un delito doloso, no cabe la comisión de forma imprudente.
- Es admisible la cooperación necesaria, cuando hay facilitación del uso del vehículo a
motor/ciclomotor y conocimiento de que el usuario de éste carece de licencia/permiso.
Art. 385 ter:
- La cláusula de atenuación penológica se constriñe solamente a la pena de prisión, no al
resto de penas con las que se sancionan los delitos contra la seguridad vial, como la pena de
multa, trabajos en beneficio de la comunidad o inhabilitación.
Debido a que el período examinado ha sido desde el 2017 al 2022, esperemos que el devenir de los
años permita al Tribunal Supremo pronunciarse sobre delitos contra la seguridad vial que, si bien
estadísticamente son menos numerosos, suponen el mayor atentado a los bienes jurídicos
protegidos, como son el delito de conducción temeraria y el delito de conducción homicida-suicida.
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Estaremos atentos a las nuevas señales que, en materia de seguridad vial, nos vaya facilitando
nuestro más Alto Tribunal.
X. Índice jurisprudencial
• STS, Sala de lo Penal, n.o 838/2017, de 20 de diciembre de 2017.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 834/2017, de 18 de diciembre de 2017.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 815/2017, de 13 de diciembre de 2017.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 811/2017, de 11 de diciembre de 2017.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 806/2017, de 11 de diciembre de 2017.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 794/207, de 11 de diciembre de 2017.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 774/2018, de 7 de febrero de 2019.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 767/2017, de 28 de noviembre de 2017.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 760/2017, de 27 de noviembre de 2017.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 758/2017, de 27 de noviembre de 2017.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 757/2017, de 27 de noviembre de 2017.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 756/2017, de 27 de noviembre de 2017.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 75/2018, de 13 de febrero de 2018.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 735/2017, de 15 de noviembre de 2017.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 715/2017, de 31 de octubre de 2017.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 711/2017, de 30 de octubre de 2017.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 703/2021, de 16 de septiembre de 2021.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 699/2017, de 25 de octubre de 2017
• STS, Sala de lo Penal, n.o 679/2021, de 9 de septiembre de 2021.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 652/2019, de 8 de enero de 2020.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 647/2017, de 3 de octubre de 2017.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 646/2017, de 2 de octubre de 2017.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 64/2018, de 6 de febrero de 2018.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 612/2017, de 13 de septiembre de 2017.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 592/2020, de 11 de noviembre de 2020.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 588/2017, de 20 de julio de 2017.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 588/2017, de 20 de julio de 2017.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 583/2020, de 5 de noviembre de 2020.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 570/2017, de 17 de julio de 2017.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 557/2018, de 15 de noviembre de 2018.
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• STS, Sala de lo Penal, n.o 55/2018, de 31 de enero de 2018.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 55/2018, de 15 de noviembre de 2018.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 531/2017, de 11 de julio de 2017.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 523/2018, de 5 de noviembre de 2018.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 515/2018, de 31 de octubre de 2018.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 495/2017, de 29 de junio de 2017.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 489/2019, de 16 de octubre de 2019
• STS, Sala de lo Penal, n.o 48/2020, de 11 de febrero de 2020.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 475/2021, de 2 de junio de 2021.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 437/2017, de 20 de junio de 2017.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 436/2017 de 15 de junio de 2017.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 419/2017, de 8 de junio de 2017.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 390/2017, de 30 de mayo de 2017.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 390/2017, de 30 de mayo de 2017.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 385/2019, de 23 de julio de 2019.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 38/2020, de 6 de febrero de 2020.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 371/2021, de 4 de mayo de 2021.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 368/2019, de 19 de julio de 2019.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 363/2019, de 16 de julio de 2019.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 36/2018, de 24 de enero de 2018.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 353/2021, de 29 de abril de 2021.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 32/2018, de 22 de enero de 2018.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 3/2018, de 10 de enero de 2018.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 291/2022, de 23 de marzo de 2022.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 27/2017, de 25 de enero de 2017.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 25/2018, de 17 de enero de 2018.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 209/2022, de 9 de marzo de 2022.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 167/2022, de 24 de febrero de 2022.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 165/2019, de 27 de marzo de 2019.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 163/2018, de 6 de abril de 2018.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 85/2020, de 27 de febrero de 2020.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 71/2020, de 25 de febrero de 2020.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 428/2020, de 27 de julio de 2020.
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• STS, Sala de lo Penal, n.o 415/2020, de 21 de julio de 2020.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 350/2020, de 25 de junio de 2020.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 229/2020, de 10 de junio de 2020.
• STS, Sala de lo Penal, n.o 117/2020, de 12 de marzo de 2020.
• STS, Pleno, Sala de lo Penal, n.o 670/2018, de 19 de diciembre de 2018.
• STS, Pleno, Sala de lo Penal, n.o 369/2017, de 22 de mayo de 2017.
• STS, Pleno, Sala de lo Penal, n.o 314/2021, de 15 de abril de 2021.
• STS, Pleno, Sala de lo Penal, n.o 210/2017, de 28 de marzo de 2017.
• STS, Pleno, Sala de lo Penal, n.o 184/2018, de 17 de abril de 2018.
• STS, Pleno, Sala de lo Penal, n.o 120/2022, de 10 de febrero de 2022.
(1)
Artículo publicado en base al Acuerdo de Colaboración entre la Asociación Profesional de la Magistratura y Wolters Kluwer.
(2)
MORELL ALDANA, L.C., Delitos contra la seguridad vial y siniestralidad de los nuevos tipos de vehículo, Ed. Bosch, Madrid,
2019, pág. 91, «(…) ante la evidencia de que, reformado tras el año 2010 el CP en numerosas ocasiones, esta conducta no ha
sido despenalizada, no queda más remedio que plantearse interpretaciones del artículo 379.1 CP que lo hagan compatible con
los más básicos principios del derecho penal […] todas ellas pasarán por la integración del elemento del peligro como propio del
delito de conducción a velocidad típica, lo que permitirá dejar extramuros del derecho penal, conductas que en principio encajan
en la figura típica pero que no arriesgan intereses jurídicos relevantes como la vida e integridad (…)».
(3)
MORELL ALDANA, L.C., Delitos contra la seguridad vial y siniestralidad (…) op. cit., págs. 131-134.
(4)
A r t í c u l o 2 6 7 d e l C P, v é a s e
https://guiasjuridicas.wolterskluwer.es/Content/Documento.aspx?
params=H4sIAAAAAAAEAMtMSbF1jTAAAUMjYyMjtbLUouLM_DxbIwMDCwNzAwuQQGZapUt-ckhlQaptWmJOcSoAFs0fDUAAAA=WKE
(5)
Cuando, mediando denuncia o reclamación del perjudicado, se incoe un procedimiento penal por hechos constitutivos de
infracciones previstas y penadas en los artículos 267 y 621 del presente Código, podrán comparecer en las diligencias penales
que se incoen y mostrarse parte todos aquellos otros implicados en los mismos hechos que se consideren perjudicados,
cualquiera que sea la cuantía de los daños que reclamen.
(6)
Procederá la aplicación analógica de las normas cuando éstas no contemplen un supuesto específico, pero regulen otro
semejante entre los que se aprecie identidad de razón.
(7)
https://www.boe.es/buscar/doc.php?id=FIS-C-2011-00010 en su punto VIII.6 Responsabilidad civil, se asevera que «(…)el
"hecho" es único y en el proceso ha quedado constatada la relación causal entre los daños patrimoniales y la conducta delictiva
de peligro que está en su origen. Derivándose la responsabilidad civil, conforme al artículo 109 del Código penal, del «hecho»
realizado […] la solución correcta es la exigencia dentro del propio proceso penal del resarcimiento de estos daños, conclusión
que, por otra parte, se ha generalizado en la praxis judicial (…)».
(8)
El perjudicado podrá optar, en todo caso, por exigir la responsabilidad civil ante la Jurisdicción Civil.
(9)
MORELL ALDANA, L.C., «El delito de fuga: un «viejo» conocido de la dogmática penal. Visión doctrinal tras su reintroducción por
la LO 2/2019», Diario La Ley, n.o 9867, Madrid, 2 de septiembre de 2020.
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(10)
Véase MORELL ALDANA, L.C. «Los VMP circulan por primera vez en el TS: recensión a la STS, Sala de lo Penal, n.o 120/2022»,
Diario La Ley, n.o 10019, Sección Tribuna, Madrid, 1 de marzo de 2022.
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Análisis
Normativa comentada
LO 10/1995 de 23 Nov. (Código Penal)
LIBRO II. Delitos y sus penas
TÍTULO XVII. De los delitos contra la seguridad colectiva
CAPÍTULO IV. De los delitos contra la Seguridad Vial
Artículo 379
1.
2.
Artículo 382
Artículo 383
Artículo 384
Artículo 385 ter
Voces
Tráfico, circulación de vehículos y seguridad vial
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