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El papel de la representación en ciencia según Hacking

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El papel de la representación en la ciencia según Ian Hacking
María Laura Martínez
1. Introducción
En su obra Models as Epistemic Artefacts: Toward a Non-Representationalist Account
of Scientific Representation, Tarja Knuuttila (2005) sostiene que difícilmente haya un mejor
candidato que la representación para fungir de tema común a las discusiones posmodernas en
los campos de la filosofía, las humanidades y la teoría cultural.
El tópico no tuvo un interés central para la filosofía de la ciencia antes de 1980. Hasta
ese momento ésta no era frecuentemente tematizada ni cuestionada. Pero en esa década, y
como dirá Ian Hacking, comenzaron tímidamente a aparecer trabajos en que se discute su
centralidad y se enfatiza el papel de la experimentación, negligentemente dejada de lado por
la filosofía de la ciencia del siglo
XX.
Knuuttila menciona la existencia de al menos tres posiciones diferentes respecto de la
representación en las discusiones actuales. Algunos autores renuncian a la representación y
evaden el problema considerándolo improductivo y poco fructífero. Otros intentan reconstruir
la noción y mostrar que al hablar de representación se incluyen por lo general diferentes tipos
de representación que no comparten un centro común que justifique llamarlas así. Por último,
otros buscan reconstruir la noción misma de representación teniendo en cuenta las críticas
esgrimidas.
En el primer sentido, Richard Rorty (1979) concluye que es momento de romper con
el esquema epistemológico recibido y dejar de pensar el conocimiento en términos de una
representación exacta de aquello que está fuera de la mente. Hacking, según Knuuttila, hace
un reclamo similar –aunque a diferencia de Rorty, para el contexto de la ciencia– al cuestionar
la centralidad de la representación en el análisis que discute de qué trata la ciencia. En este
punto, es necesario aclarar que Hacking, como veremos, no renuncia a la representación. Si
bien es cierto que cuestiona su centralidad y la obsesión de la filosofía de la ciencia del siglo
XX
en torno a ella, su objetivo no es eliminar la representación sino invertir la relación que esa
filosofía ha propuesto entre teoría y experimentación.
En la segunda línea, e intentando abordar el problema directamente y sin rodeos, otros
se han internado en casos empíricos con el fin de observar cómo los científicos representan
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realmente. Sus estudios deconstruyen la representación científica en complejos procesos y las
representaciones se vuelven cosas trabajadas, y que son, en última instancia, ricos depositarios
de acciones sociales. Es decir, más que preguntarse qué significa la representación en
términos generales, se interrogan acerca de qué tratan como representación los que trabajan en
cada caso particular.
Por último, la pretensión de reconstruir la noción de representación teniendo en cuenta
las críticas ha sido planteada desde distintas aproximaciones: las ciencias cognitivas, los
recientes enfoques sobre modelos y representación científica y la teorización y estudios
históricos de los objetos científicos en ciencia, tecnología y sociedad ( CTS).
2. El problema de la representación según Ian Hacking
En Representing and Intervening (1983) Hacking denuncia que ha habido una
obsesión con la representación, el pensamiento y la teoría en desmedro de la intervención, la
acción y el experimento y se pregunta acerca de cuáles son los orígenes de las ideas de
representación y realidad. Los seres humanos son representadores, afirma. No los define ya
como homo faber, sino como homo depictor. Las personas producen representaciones, dice
Hacking, y refiere ante todo a objetos físicos: estatuillas, esculturas, pinturas, grabados,
objetos que son producidos exactamente para ser examinados, contemplados. Las
representaciones son públicas y externas, ya sea el más simple bosquejo en una pared o la más
elaborada teoría acerca de fuerzas electromagnéticas o gravitacionales. Las teorías, no las
oraciones individuales, son representaciones.
La primera proposición de la antropología filosófica de Hacking es que los seres
humanos son representadores. La realidad es una creación antropocéntrica, una creación
humana, la segunda de las creaciones humanas. La primera es la representación. Una vez que
hay una práctica de representar, le sigue un concepto de segundo orden, el de realidad, un
concepto que tiene contenido sólo cuando hay representaciones de primer orden. Puede
alegarse que la realidad, o el mundo, estaban allí antes que cualquier representación o
lenguaje humano, pero su conceptualización como realidad es secundaria. Primero se da la
representación, luego vienen los juicios acerca de si esas representaciones son reales o no,
verdaderas o falsas. Primero hay representación y luego está lo real. Primero hay una
representación y mucho más tarde hay una creación de conceptos en términos de los cuales
podemos describir este u otro aspecto en que hay similitud.
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En este sentido, Hacking considera que los filósofos de la ciencia han debatido durante
largo tiempo acerca de las teorías o las representaciones de la realidad, pero no han dicho casi
nada sobre la experimentación, la tecnología y el saber como herramientas combinadas de
transformación del mundo. Tanto más extraño le resulta esto en cuanto el método
experimental fue durante mucho tiempo sinónimo de método científico. En la obra
mencionada sostiene que los aristotélicos preferían la deducción a partir de los primeros
principios antes que la experimentación. Pero la revolución científica del siglo
XVII
cambió
esa visión y declaró oficialmente que la experimentación era la vía real hacia el saber. Francis
Bacon fue el filósofo de esta época revolucionaria proponiendo que iba a observar la
naturaleza en su estado bruto, pero que también iba a «torcer la cola del león», interviniendo
en el mundo para aprender sus secretos. Con la revolución científica las nuevas instituciones
viraron. Una de las primeras en hacerlo fue la Royal Society, fundada en Londres alrededor de
1660. Ella sirvió de modelo a las academias nacionales fundadas en París, San Petersburgo y
Berlín al implantar una nueva forma de comunicación: la revista científica. En las primeras
páginas de Philosophical Transactions of the Royal Society se da un paso sorprendente: el
boletín impreso, compuesto de comunicaciones dirigidas a la Sociedad, que ofrece
matemática y teoría, pero contiene también la crónica de los hechos, de las observaciones, de
los experimentos y de las «deducciones» operadas a partir de la experiencia.
Pero los tiempos han cambiado, afirma Hacking, la historia de la ciencia se escribe
ahora casi siempre como si se limitara a una historia de la teoría. La filosofía de la ciencia
devino una filosofía de la teoría que se enfrenta a la existencia misma de la observación y de
la experiencia preteórica (Cf. Hacking 1983, pp. 149-150). Especialmente en las ciencias
físicas, la filosofía de las ciencias estuvo durante décadas dominada por la teoría. El
experimento era un mero adjunto de aquella. Como dice Popper, el experimentador no puede
comenzar hasta que el teórico no haya hecho su trabajo. El experimento es para verificar,
corroborar o articular teorías. En definitiva, para mostrar que ellas son empíricamente
aceptables.
Sin embargo, a mediados de la década de 1980 la situación cambia nuevamente y
comienzan a hacerse conferencias internacionales dedicadas a la experimentación, aumenta el
número de libros y artículos referidos al tema, etc. Los filósofos empiezan a interesarse por
viejas cuestiones pero en nuevos sentidos. Latour y Woolgar habían ya publicado su
etnografía del laboratorio: The Laboratory Life (1979), Shapin y Schaffer estaban
completando Leviathan and the Air Pump: Hobbes, Boyle an the Experimental Life (1985), y
Peter Galison publica su How Experiments End (1987). Hacking, por su parte, enfatiza la
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riqueza, la complejidad y la variedad de la vida científica y el empobrecimiento sufrido por la
filosofía de la ciencia no solamente por su obsesión con la teoría, sino por considerar que hay
sólo uno o a lo sumo dos tipos de teorías. Su propósito es, además de elaborar la vida del
experimento, mejorar la calidad de vida de las teorías, mostrando la distinción teoríaexperimento no como obsoleta sino como multifacética.
3. La propuesta de Hacking para las ciencias naturales
Para lograr su objetivo de invertir la tradicional jerarquía de la teoría sobre el
experimento y mostrar que el experimento tiene una vida propia, independiente de la teoría,
Hacking utiliza la controversia acerca del realismo científico –en boga en ese momento–
como gancho para llamar la atención sobre un tema, la experimentación, en el que pocos
filósofos de la ciencia parecían estar interesados. Es así que, a través del tratamiento y la
defensa de un realismo científico de las entidades, pretende mostrar la importancia de la
experimentación, del hacer en la ciencia, en contraposición al papel auxiliar de la
representación y la teoría. Para ello, divide su libro de 1983 en dos partes, dedicadas cada una
de ellas a los temas de representar e intervenir, respectivamente.
En la primera parte, a partir de la defensa del realismo de las entidades y en
contraposición a un realismo teórico basado en la representación y que él considera incapaz
de ganarle la batalla al antirrealismo, se dedica a criticar el exagerado énfasis puesto en la
teoría y la representación en desmedro de la experimentación.
En la segunda parte, a partir de proveer los argumentos para la defensa de ese realismo
de las entidades: la intervención y la coincidencia, Hacking trabaja el rol de la
experimentación en la ciencia. En esta segunda mitad, utilizando sus dos ejemplos más
famosos –el electrón y los microscopios–, ilustra la importancia del hacer en la práctica
científica. Hacer que permite la creación de fenómenos que, como el láser, no existen hasta
que son creados en el gabinete experimental.
3.1 El debate realismo/antirrealismo
Hacking compara el debate realismo/antirrealismo con un castillo de naipes basado en
la idea del conocimiento como representación de la realidad. La mayor parte del debate
filosófico contemporáneo acerca del realismo científico –sostiene– se da en términos de
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teoría, representación de la realidad, verdad, explicación y predicción, pero no dice casi nada
acerca de los experimentos, la tecnología o el uso del conocimiento para modificar el mundo.
Sospecha que no puede haber ningún argumento decisivo a favor o en contra del realismo en
el nivel de la representación. «El realismo y el antirrealismo se deslizan por allí, tratando de
encontrar algo en la naturaleza de la representación que les permitirá dominar al otro. Pero allí
no hay nada más»7 (Hacking 1983, p. 145).
En consecuencia, busca un argumento en otro nivel de discusión, basado en el hacer,
no en el decir, en la intervención, no en la representación. «[E]l realismo es un asunto de
intervenir en el mundo, más que de representarlo en palabras y pensamiento» (Ibíd., p. 62).
Cuando se pasa de la representación a la intervención, el antirrealismo tiene menos
fuerza. Los debates en el plano de las teorías son necesariamente inconclusos. Solamente a
nivel de la práctica experimental el realismo científico sería irresistible. Hacking contrasta las
cuestiones metafísicas concernientes al realismo científico con aquellas que tratan de la
racionalidad, las epistemológicas. Las primeras llevan a preguntas como ¿son reales las
entidades postuladas por las teorías físicas? Las segundas conciernen a lo que conocemos, lo
que creemos y lo que sería considerado evidente. Al argumentar a favor del realismo de
entidades, Hacking se concentra solamente en las cuestiones metafísicas.
La inconmensurabilidad, el nominalismo trascendental, los sustitutos de la verdad y
los estilos de razonamiento forman parte de la jerga de los filósofos. Surgen de contemplar la
conexión entre la teoría y el mundo. Todos llevan, dice Hacking, a un callejón idealista sin
salida, pero ninguno sugiere un sano sentido de la realidad. Son todos argumentos conducidos
en el plano de la discusión de teorías. El problema con ellos es que están atrapados en el
lenguaje.
Muchos científicos y filósofos realistas suponen que el fin último o ideal de la ciencia
es elaborar una única teoría acerca del mundo, y argumentan a favor de un realismo en
términos de la convergencia hacia esa gran verdad o, al menos, hacia algún valor llamado
verdad. Hacking no adhiere a esta idea, por el contrario, cree que no hay nada que demande la
existencia de una teoría única y más rica acerca de cómo es el mundo. El universo es
demasiado complejo para ser descripto en una sola teoría. Puede en cambio imaginarse una
formación infinita de descripciones del mundo independientes unas de otras y, al mismo
tiempo, verdaderas acerca de él.
7
Todas las traducciones del inglés al castellano fueron realizadas por la autora de este capítulo.
31
Algunos filósofos de la ciencia han elegido acotar el tópico realismo y hablan de
realismo científico. Un tipo de realismo científico acerca de las teorías sostiene que ellas son
verdaderas o falsas, o candidatas a verdaderas o que aspiran a la verdad y a veces se acercan a
ella. El objetivo es el descubrimiento de la constitución interna de las cosas y el conocimiento
de lo que habita los más distantes confines del universo. Otra versión del realismo científico
defiende que las entidades teóricas postuladas por teorías correctas realmente existen, lo cual
significa que hay un nivel ontológico real al cual ellas pertenecen, aunque pueda haber
muchas teorías en competencia y hasta a veces contradictorias acerca de las mismas. Se
denomina realismo de las entidades, y Hacking incluye entre estas últimas a procesos,
estados, ondas, corrientes, interacciones, campos, agujeros negros, y asegura la existencia de
al menos algunas de las entidades que componen el stock de los físicos. Afirma también que
deben considerarse verdaderas las afirmaciones existenciales de una teoría, y además, que
tales entidades existirían aunque no hubiera una teoría que refiriera a ellas, y por tanto no
hubiera conocimiento acerca de las mismas. Tales entidades son independientes de la teoría
que las postula.
No hay acuerdo acerca de las definiciones precisas de estos dos tipos de realismo.
Pueden ser complementarios entre sí, pero son distinguibles. Se puede ser realista acerca de
las teorías pero antirrealista acerca de las entidades. Del mismo modo, se puede pensar que
muchas entidades teóricas existen, pero que las teorías acerca de ellas no tienen por qué ser
verdaderas. Hacking, al igual que muchos físicos experimentales, es realista acerca de las
entidades pero no acerca de las teorías.
Es decir, hay un contraste experimental importante entre el realismo de las entidades y
el de las teorías. Tratar de argumentar a favor del último, según Hacking, es encerrarse en el
mundo de las representaciones y no es sorprendente que el antirrealismo científico esté
siempre al acecho. Es por esto que Hacking insiste en que el problema del realismo ha estado
mal planteado. Que si se presenta únicamente en términos de las teorías y de su capacidad o
de su función de representación, a lo sumo se puede llegar a establecer una posición realista
con respecto a las teorías.
Sin embargo, la ciencia experimental efectivamente conduciría a un realismo acerca de
las entidades postuladas por las teorías. Se polarizan electrones para investigar el peso de la
corriente neutral. De esto –sostiene Hacking– resulta un realismo firme acerca de los
electrones difícil de atacar, aunque se sea escéptico o antirrealista respecto de la verdad exacta
de las teorías concernientes a las entidades que se están manipulando. Su argumento
experimental a favor del realismo científico acerca de las entidades confía en que se usan
32
regularmente entidades para lograr efectos o para estudiar otros fenómenos. La manera en que
los experimentadores son realistas científicos acerca de las entidades es por completo
diferente de la manera en que pueden ser realistas acerca de las teorías.
3.2 Realismo de entidades
Hacking se declara realista acerca de las entidades inobservables. Sostiene que ciertas
entidades pueden ser caracterizadas usando generalizaciones de bajo nivel acerca de sus
propiedades causales y de los sentidos en que ellas interactúan con otras partes de la
naturaleza. Tales generalizaciones no constituyen nada semejante a lo que se entiende por
teoría, sino que son, más bien, un grupo de creencias compartidas acerca de la entidad. Esas
«verdades domésticas» (home truths) pueden ser expresadas en diferentes teorías y modelos
incompatibles, que pueden ser usados simultáneamente en distintas partes del mismo
experimento, y no hay razón para pensar que su intersección constituya nada semejante a una
teoría, ni para pensar que se necesite ser un realista acerca de ese trasfondo teórico o modelo
en que esas verdades domésticas se basan. Es más, como dichos modelos son frecuentemente
inconsistentes, puede considerarse que tienen valor instrumental en algunos contextos y en
otros no.
No es la noción de referencia la que constituye el argumento central del realismo de
Hacking, sino la manipulación de las entidades en la práctica científica. Aunque reconoce que
la naturaleza no está constituida por la capacidad humana de manipulación, piensa que ésta
provee la evidencia más fuerte para determinar lo que es real y, por ello, en ocasiones
contrasta este tipo de casos con otros en que meramente se construyen modelos de fenómenos.
Dado que los científicos toleran la existencia de múltiples modelos del mismo fenómeno,
internamente inconsistentes, es verdaderamente difícil argumentar que dichos modelos sean
interpretados en forma realista.
Que los experimentadores sean realistas acerca de las entidades no significa que estén
en lo correcto. Los instrumentos que se apoyan en las propiedades de los electrones para
producir efectos de precisión pueden hacerse de muchas maneras diferentes. Es decir, del
éxito que se obtiene con los electrones no se infiere su realidad. Se diseña un aparato
apoyándose en un grupo de verdades domésticas acerca de los electrones y se produce un
fenómeno que se quiere investigar. Tampoco se cree en los electrones porque se puede
predecir cómo se comportan los aparatos sino, más bien,
33
Estamos completamente convencidos de la realidad de los electrones cuando
regularmente construimos –y las más de las veces tenemos éxito en la
construcción– nuevos tipos de aparatos que utilizan diversas propiedades causales
bien comprendidas de los electrones que nos permiten interferir en otras partes más
hipotéticas de la naturaleza (Hacking 1983, p. 265).
Los electrones pierden su categoría hipotética sólo cuando son manipulados, usados para
investigar otro aspecto del mundo, cuando se puede hacer cosas con la entidad teórica. 8 Al
principio se puede empezar por medirla, más tarde se puede rociar algo con ella. Habrá una
serie de explicaciones incompatibles, todas las cuales, sin embargo, van a coincidir en la
descripción de los poderes causales que se pueden utilizar al intervenir con dicha entidad en la
naturaleza.
La física es la ciencia preferida por Hacking para ilustrar su convicción acerca del
realismo de las entidades y, como vemos, su ejemplo favorito es el electrón. Según cuenta,
fueron los electrones los que lo hicieron realista, porque podía rociar con ellos una bola de
niobio para alterar su carga. «A partir de ese día he sido un realista científico. En lo que a mí
concierne, si se puede rociar algo con ellos, entonces son reales» (Ibíd., p. 23).
La prueba directa es que pueden ser manipulados utilizando propiedades causales de
bajo nivel. Los electrones existen aunque no se sea capaz de dar verdaderas descripciones de
ellos más allá de un nivel puramente fenomenológico. En los primeros estadios del
descubrimiento de una entidad como ésta, se puede poner a prueba la hipótesis de que existe,
se puede dudar de que existan. Eso ocurría incluso después de que Thomson midió la masa de
los corpúsculos del electrón y Millikan su carga. Había que estar seguro de que ambos medían
la misma entidad. Se necesitaba una mayor elaboración teórica. Más tarde, la mejor razón
para pensar en su existencia fue su éxito en la explicación; la postulación de su existencia
podía explicar una gran variedad de fenómenos. Finalmente, el éxito no radicó en la
explicación sino en que al entender mejor sus poderes causales se pudo comenzar a construir
aparatos que lograron efectos bien comprendidos en otras partes de la naturaleza. Cuando se
logró usarlos para manipular esas otras partes en forma sistemática, el electrón dejó de ser una
entidad hipotética. «Ha dejado de ser teórico y se torna experimental» (1983, p. 262).
Los electrones no sirven para organizar el pensamiento o salvar los fenómenos que
han sido observados, sino para crear fenómenos nuevos. Son herramientas manipuladas en la
ingeniería del experimento científico con el objetivo de extender los límites del conocimiento.
Dicha ingeniería es la mejor prueba del realismo científico acerca de las entidades, dice
8
Hacking emplea el término «entidad teórica» para referirse a las entidades postuladas por teorías y que no
pueden ser observadas.
34
Hacking, porque lo importante no es entender el mundo sino cambiarlo. Hasta aquí el primer
argumento en que el autor basa su defensa del realismo: la intervención.
3.3 Creación de fenómenos
Los ojos y las manos no están muy separados, señala Hacking. John Dewey 9 y Richard Rorty
están en lo correcto al señalar que la metáfora de la visión trae consigo ideas de
correspondencia, representación y el espejo de la naturaleza. Hay que recordar lo que el
primero llama la «teoría del conocimiento del espectador», a través de cuya crítica intenta
destruir la concepción del conocimiento y la realidad como una cuestión de pensamiento y
representación. 10 La ciencia no es un deporte de espectadores. Es un juego para ser jugado, y
quienes juegan fútbol, tenis, básquetbol, etc., no infieren la existencia de la pelota; ellos le
pegan, la mueven, la tiran.
Experimentar es crear, producir, refinar y estabilizar fenómenos. 11 Es producir
fenómenos que no existen naturalmente en estado puro o que no existen hasta que son
construidos. Se habla de crear y no simplemente de descubrir fenómenos porque ellos son
difíciles de producir de una manera estable. Hay una serie de tareas diferentes, pero quizá lo
más difícil es saber distinguir cuándo un experimento funciona, y es por ello que la
observación, en el sentido usual del término en filosofía de la ciencia, desempeña un papel
relativamente menor en la ciencia experimental. Lo que cuenta no es la anotación y la
información de la lectura de instrumentos, no es describir o informar, sino la habilidad para
distinguir lo que es incorrecto. El científico experimental no es el observador pasivo que
presenta la filosofía de la ciencia tradicional, sino una persona alerta y perspicaz. La
observación y el experimento no sólo no son la misma cosa, sino que ni siquiera constituyen
los polos de un continuo. Experimentar es interferir en el curso de la naturaleza. Interferencia
e interacción son la sustancia de la realidad.
9
Hacking anota, en Representar e intervenir, que su idea de que el realismo es un asunto más de intervenir en el
mundo que de representarlo en palabras y pensamiento le debe mucho a Dewey. Éste despreciaba los dualismos
como mente/materia, teoría/práctica, pensamiento/acción, hecho/valor y se burlaba de lo que llamaba la teoría
del conocimiento del espectador. La consideraba propia de una clase acomodada que piensa y escribe filosofía,
opuesta a una clase de empresarios y trabajadores que no solamente ven sino que también manipulan.
10
Crítica que no tuvo el éxito esperado debido a que, según dice Hacking en Representar e intervenir, «debería
haber dirigido a los filósofos hacia la ciencia experimental, pero en lugar de eso sus seguidores alaban la
conversación». (1983, p. 63)
11
En Scientific Reason (2009) Hacking afirma que haber hablado de creación de fenómenos parece una
exageración, que tiene que temporizar y aceptar que quizá sea mejor decir que se purifican fenómenos o se
logran fenómenos.
35
Es necesario hacer, y no sólo mirar, para aprender a ver, por ejemplo, a través de un
microscopio.
La práctica –me refiero en general a hacer, no a ver– desarrolla la habilidad para
distinguir entre artefactos visibles de la preparación o del instrumento, y la
estructura real que se ve con el microscopio. Esta habilidad práctica engendra
convicción (1983, p. 191).
Frecuentemente los filósofos consideran que los microscopios llevan a la convicción sobre
algo porque ayudan a ver mejor, pero eso es sólo parte de la historia. Lo que cuenta no es
observar, sino hacer algo con un espécimen bajo el microscopio y lo que se puede ver
haciéndolo. Se aprende a ver en el microscopio haciendo algo, no sólo mirando. Las nuevas
maneras de ver entrañan un aprendizaje por medio del hacer, no sólo por medio del mirar
pasivo.
Los microscopios llevan a la convicción gracias a las interacciones e interferencias que
hacen posibles. Es el poder para usar entidades inobservables, para hacer algo otro con ellas,
lo que hace creer que ellas están. Diferentes instrumentos, por ejemplo microscopios que
utilizan principios físicos muy distintos,12 conducen a observar las mismas estructuras en el
mismo espécimen y ello habilita a concluir que ellas son independientes de las teorías que
permiten su observación e identificación. El papel de la teoría que se utiliza para construir los
instrumentos que permiten ver el fenómeno es relativamente pequeño. En general, los
filósofos tienden a pensar que nada que no pueda ser tocado o visto puede ser una entidad
teórica o inferida. Por el contrario, los físicos hablan de observar las verdaderas entidades que
los filósofos dicen que no son observables.
Este argumento, el de coincidencia –el segundo en que Hacking basa su defensa del
realismo–, afirma entonces que «sería una coincidencia ridícula si, una y otra vez, dos
procesos físicos totalmente diferentes produjeran configuraciones visuales que fueran, no
obstante, artefactos de esos procesos físicos y no estructuras reales de la célula» (Ibíd., p.
201).
Si se pueden ver los mismos rasgos fundamentales de la estructura utilizando
diferentes sistemas físicos, entonces se tienen muy buenas razones para decir «esto es real»,13
12
En sus distintos tipos, entre otros, ópticos, de interferencia, de polarización, de contraste de fase, de trasmisión
directa, de fluorescencia, etc.
13
Hacking explica, siguiendo a Austin, que la palabra real puede variar de contenido dependiendo del contexto y
la frase en que se inscribe. En el caso de este argumento, se toma real como opuesto a meramente un artefacto
del sistema físico, mientras que en el caso del primer argumento en el que basa su defensa del realismo –la
intervención– la usa como opuesta a meramente una herramienta de pensamiento.
36
en lugar de «esto es un artefacto».14 Si esas técnicas relacionan procesos considerados
independientes, no relacionados, sería fuertemente improbable que ellos produjeran las
mismas configuraciones visuales. Aun así, Hacking no propone este argumento como la única
base de convicción de lo que se ve a través del microscopio. Este es un elemento visual
convincente, que se combina con otros modos intelectuales y con otros tipos de trabajo
experimental como: 1) que se tenga éxito en remover sistemáticamente aberraciones y
artefactos, 2) que se pueda interferir con la estructura que parece verse, en sentidos puramente
físicos y 3) que se tenga clara comprensión de la mayor parte de la física que se utiliza para
construir los instrumentos que permiten ver –aunque este convencimiento teórico desempeña
un papel relativamente menor–. Estas y otras generalizaciones de bajo nivel, interconectadas,
permiten controlar y crear fenómenos en el microscopio.
4. La propuesta para las ciencias humanas
En forma simultánea a la publicación de su libro de 1983, Hacking comenzó a esbozar
una propuesta para las ciencias humanas. Sin embargo, la mayoría de sus trabajos en este
ámbito aparecieron recién a partir de la segunda mitad de la década de 1990. Entre ellos, sus
libros Rewriting the Soul (1995), Mad Travelers (1998), The Social Construction of What?
(1999) e Historical Ontology (2002). En ellos dice no renunciar a las principales líneas de
investigación en las que venía trabajando, pero acuña una serie de nociones estrechamente
relacionadas entre sí y específicas para las ciencias humanas, como el nominalismo dinámico,
la ontología histórica, la construcción de personas, el efecto bucle y el nicho ecológico.
4.1 Nominalismo dinámico
Hacking pretende dar una versión contemporánea de los viejos temas del
nominalismo, adaptándolos a los problemas de las ciencias humanas. Entiende por
nominalismo la doctrina que asegura que no hay clasificación en la naturaleza que no sea
mental, es decir, que exista independientemente de nuestro propio sistema humano de
nombrar. El mundo no viene ordenadamente clasificado en hechos. Son las personas quienes
14
Una respuesta tradicional al problema de conocer qué es lo que se ve y qué es lo real, como opuesto a un
artefacto, parecería requerir confianza sustancial en la teoría, algo a lo que Hacking es reticente. Él intenta salvar
esta dificultad anotando que aunque alguna teoría de la luz es esencial para construir microscopios, usualmente
es teoría de bajo nivel, de la cual la ingeniería es el componente más importante. En los casos de la observación
real minimiza el rol de la teoría, afirmando que la exposición visual es resistente a los cambios de teoría.
37
los constituyen, en un proceso social de interacción con el mundo. El nominalismo
tradicional, estático –según el cual las clasificaciones pueden desarrollarse o revisarse, pero
una vez establecidas son básicamente fijas y no interactúan con lo clasificado– es, según
Hacking, erróneo. Y esto porque no puede dar cuenta de que muchas categorías no son
estáticas. Por eso sostiene que Thomas Kuhn15 avanzó de forma importante en la causa
nominalista al dar cuenta de cómo al menos un grupo importante de categorías surge en el
curso de las revoluciones científicas. Hay una construcción de nuevos sistemas de
clasificación que ajustan con ciertos intereses por describir el mundo, intereses estrechamente
conectados con las anomalías sobre las cuales una comunidad se centra en tiempos de crisis.
Aun así, este nominalismo revolucionario, si bien menos misterioso porque describe los
procesos históricos por los que surgen nuevas categorías de objetos y formas de clasificarlos,
todavía no constituye un nominalismo estricto y verdadero –porque para ser resueltas las
anomalías deben primero aparecer. Por eso Hacking propone una nueva forma de
nominalismo al que denomina dinámico, un nominalismo en acción, al que le interesa la
interacción entre los nombres y lo nombrado. Se ocupa de las diversas formas en que las
clasificaciones interactúan con los individuos a los que se aplican. Es el único que puede
ilustrar cómo la categoría y lo categorizado se ajustan mutuamente, y el único que tiene
implicancias para la historia y la filosofía de las ciencias humanas. No se forma primero el
concepto y luego se descubren las regularidades o leyes de los objetos que caen dentro de la
clase, es interactivo. Es en estos términos que las categorías de las ciencias humanas
describen a las personas. Los objetos de estas ciencias están constituidos por un proceso
histórico; mientras que en las ciencias naturales eso no ocurre. En estas últimas, la invención
de categorías no cambia realmente el sentido en que el mundo trabaja. Aunque se crean
nuevos fenómenos que antes del esfuerzo científico del hombre no existían, se lo hace
únicamente con permiso del mundo. En el fenómeno social, sin embargo, se puede generar
tantas clases de personas y de acción como nuevas clasificaciones y categorías se inventen.
Hacking se sintió atraído por este tipo de nominalismo, estimulado por teorías acerca
de lo homosexual y lo heterosexual como clases de personas y por sus observaciones acerca
de las estadísticas oficiales. Índices de suicidio, de prostitución, de vagancia, etc, que
15
Hacking ha reconocido algunas deudas con Thomas Kuhn, entre otras, que le ha enseñado que la historia no
importa a la filosofía de las ciencias naturales, pero sí a la de las ciencias sociales. Por otro lado, también ha
utilizado, trabajado y a veces marcado sus discrepancias con algunas de las más importantes nociones kuhnianas,
como en las taxonomías, en la inconmensurabilidad conceptual y otras características de los estilos de
razonamiento de Hacking, opuestas a las del paradigma de Kuhn. Un análisis de semejanzas y diferencias entre
estos dos metaparadigmas puede verse en «Paradigmas y estilos de razonamiento, ¿metaconceptos
alternativos?», en M. Otero (ed.) (1997), Kuhn hoy, Montevideo, Facultad de Humanidades y Ciencias de la
Educación, pp. 59-83.
38
generaron sus propias subdivisiones y reagrupamientos. Se crearon nuevos espacios en los
que clasificar y enumerar a las personas. Pero este cálculo no fue un mero reporte, fue parte
de un elaborado sistema, que creó nuevos sentidos de ser para las personas. Nuevas categorías
conducen a nuevos tipos de personas, a «construir personas» (make up people). El planteo del
nominalismo dinámico no es que hay una clase de personas que comienza a ser
crecientemente reconocida por los burócratas o estudiosos de la naturaleza sino, más bien, que
una clase de personas surge (come into being) al tiempo que se inventa la propia clase.
Hacking (2004) reconoce a Nietzsche como un posible nominalista dinámico cuando
afirma en La gaya ciencia que «basta crear nuevos nombres, apreciaciones y probabilidades
para, a la larga, generar cosas» (p. 74).
La construcción de personas sería un caso especial de este fenómeno. Sin embargo,
hay un punto que lo separa de la concepción nietzscheana. Según Hacking las cosas dependen
más de lo que son que de cómo se nombran.
Foucault puede ser mencionado, de acuerdo con Hacking, como un defensor más
reciente del nominalismo dinámico –aunque él mismo no le ha dado ese nombre a su
filosofía– al concebir a la homosexualidad como una forma específica de ser que existe
solamente a partir de un tiempo histórico y social particular. Para él los conceptos son
evoluciones. Por lo tanto, en su genealogía intenta soslayar en la medida de lo posible los
universales antropológicos para interrogarlos en su constitución histórica. Intenta mostrar
cómo los objetos –en este caso las personas y sus modos de comportamiento– se constituyen a
través de un número de prácticas, y cómo en ese sentido, la historia juega un rol esencial en su
constitución. Nuestros dominios de posibilidad y nosotros mismos somos, de alguna forma,
construidos por los nombres y lo que a ellos se relaciona.
4.2 Efecto bucle, construcción de personas y nicho ecológico
Como se ha señalado, un estudio que condujo a Hacking a este tipo de nominalismo
fue su investigación acerca de las estadísticas y su observación de que ellas crean nuevos
espacios en los que ajustar y enumerar a las personas. La recolección sistemática de datos
sobre las personas afecta no sólo las maneras en que se concibe una sociedad, sino también las
maneras en que se describe a los semejantes. La invención de una clasificación y su
aplicación afectan tanto al modo en que los demás piensan, tratan y controlan a quienes son
así clasificados, como al modo en que las personas se ven a sí mismas. El conocimiento
interactúa con ellas y con un extenso cuerpo de prácticas e instituciones, generando
39
combinaciones socialmente permisibles de síntomas y enfermedades y generando la reacción
de los clasificados. En este sentido, hay una diferencia crucial, según Hacking (1999), entre
las clases naturales y las clases humanas. Las primeras son clases indiferentes, porque en ellas
no está presente el efecto feedback entre clasificación y clasificado, que sí aparece en las
clases humanas. «La clasificación quarks es indiferente en el sentido de que llamar quark a un
quark no da lugar a ninguna diferencia en el quark» (p. 105).
Es cierto que algunos electrones pueden verse afectados por lo que se hace con ellos,
pero eso no significa que sean conscientes de cómo son clasificados y, por tanto, reaccionen
conscientemente a dicha clasificación. Distinto es lo que ocurre con las clases humanas, pues
sus objetos son interactivos; objetos y clasificación interactúan, afectándose mutuamente. Las
personas son agentes, actúan según descripciones. Los cursos de acción que eligen, y sus
formas de ser, no son independientes de las descripciones disponibles según las cuales pueden
actuar. Hacking se vio fascinado por esta dinámica de la relación entre las personas incluidas
en las clases, el conocimiento acerca de ellas y los expertos. Denominó a este fenómeno el
efecto bucle (looping effect) de las clases humanas, es decir, «los modos en que una
clasificación puede interactuar con las personas clasificadas» (Hacking 2006, p. 2).
En cierta medida, las personas clasificadas tienden a conformarse o a crecer en los
sentidos en que ellas son descriptas; pero como también los individuos desarrollan sus propias
formas de comportamiento, las clasificaciones y descripciones deben ser constantemente
revisadas. La personalidad múltiple 16 –categoría trabajada por Hacking en Rewriting the Soul
(1995)– es un ejemplo de este efecto feedback en que las clasificaciones afectan a la gente
clasificada y viceversa, porque –dice Hacking– los doctores fueron quienes crearon el espacio
conceptual para la idea de multiplicidad. En medicina los expertos tienden a dominar lo
conocido, es decir, al paciente; y éste tiende a actuar en los sentidos en que los expertos
esperan que lo haga. Esto es dinámica pública, pero también hay una dinámica más privada.
La teoría y la práctica de la personalidad múltiple están ligadas con memoria y
recuerdos de la niñez, memoria que está no solamente para ser recobrada sino redescrita.
Nuevos significados cambian el pasado, que es reinterpretado o, aun más, reorganizado,
repoblado. Se llena con nuevas acciones, nuevas intenciones. Es como si la redescripción
retroactiva cambiara el pasado. Se habla no solamente de que «construimos personas sino que
nos construimos a nosotros mismos retrabajando nuestra memoria» (Hacking, 1995, p. 6).
16
Hacking clasifica a la personalidad múltiple dentro de las que él llama enfermedades transitorias, no porque
dure sólo un tiempo en la vida de un individuo, sino porque se presenta sólo en algunas épocas y lugares, por
razones que se puede conjeturar que están relacionadas con la cultura de dichas épocas y lugares.
40
Si una descripción no existía o no estaba disponible en un tiempo pasado, no se podía
en aquel momento actuar intencionalmente bajo la misma. La acción tuvo lugar, pero no bajo
la nueva descripción. Quizá es mejor pensar las acciones humanas pasadas como si fueran en
cierta extensión indeterminadas. Cuando se recuerda lo que se hizo, lo que otras personas
hicieron, se puede también repensar, redescribir y re-sentir el pasado. Esas redescripciones
pueden ser perfectamente verdaderas acerca del pasado. Es por esto que Hacking afirma que
el pasado es revisado retrospectivamente. No significa solamente que se cambia de opinión
acerca de lo que se hizo, sino que como se cambia la comprensión y sensibilidad, el pasado
vuelve lleno de acciones intencionales que, en un cierto sentido, no estaban cuando aconteció.
Según Hacking, esto ha ocurrido con el concepto de abuso infantil, 17 que se ha expandido de
forma tal que más y más situaciones caen bajo su descripción. El análisis del abuso infantil
conduce a argumentar siguiendo la línea de que las personas acaban viéndose a sí mismas
como abusadoras y/o abusadas porque se las clasifica de esa manera. No interesa tanto la
verdad o falsedad de esta proposición sino el sentido en que el asumirlo conduce a las
personas a redescribir su propio pasado y a explicar su experiencia y sentir su pasado de
manera diferente. En general, el conocimiento acerca de los individuos cambia la manera en
que ellos se piensan a sí mismos y las posibilidades que se abren; en definitiva, las personas
que se construyen.
Como se dijo, las estadísticas crean nuevas clases de personas y, en consecuencia,
nuevas formas de ser y comportarse. Dada una etiqueta, existe una clase de persona a ser
etiquetada, o en otras palabras, hay una clase de personas que acaba siendo reificada. A este
fenómeno, propio de las clases de las ciencias humanas, Hacking lo denomina, como hemos
visto, construcción de personas (make up people), «los modos en que una nueva clasificación
científica puede dar vida a una nueva clase de personas, concebida y experimentada como una
forma de ser un persona» (Hacking 2006, p. 2).
Si el nominalista dinámico tiene razón en su tesis acerca de la sexualidad, antes de
fines del siglo
XIX
las personas no tenían sino la posibilidad de pertenecer a la clase
heterosexual, porque no había otras clases sexuales de las cuales formar parte. Analizando la
diferencia entre personas y cosas Hacking sostiene que, qué son los camellos, las montañas y
los microbios, no depende de las palabras. Las posibilidades de los microbios están
17
La idea de abuso infantil surgió explícitamente en 1961, en Denver, en el marco de debates entre pediatras. La
referencia inmediata eran niños pequeños apaleados, pero la referencia se amplió rápidamente. Adquirió
connotaciones y acabó incardinándose en una nueva legislación. Se asoció con ciertas prácticas e introdujo
cambios relevantes en una amplia gama de actividades profesionales en las que se incluía a trabajadores sociales,
policías, maestros, etc. Adquirió un nuevo peso moral y se convirtió en el peor vicio posible.
41
delimitadas por la naturaleza, no por el discurso. Lo interesante acerca de la acción humana es
que lo que se hace depende deliberadamente de las posibilidades de descripción. De aquí que
si aparecen nuevos modos de descripción, en consecuencia, aparecen nuevas posibilidades
para la acción. Las formas posibles de ser para las personas surgen de tiempo en tiempo y
aparecen y desaparecen. Los cursos de acción que eligen y sus formas de ser, dependen de las
descripciones disponibles. Pero las descripciones no solamente afectan lo que el individuo es,
afectan también sus proyectos, la clase de persona que espera ser, su presente, su pasado y su
futuro.
Si bien no hay una historia general acerca de la construcción de personas, pueden
mencionarse al menos dos elementos comunes: 1) el etiquetamiento, por parte de una
comunidad de expertos que crea una realidad que algunas personas hacen suya; y 2) la
experiencia autónoma de la persona etiquetada, que presiona al crear una realidad que el
experto debe encarar. Las historias de las clases de personas son diferentes de las de las clases
naturales, porque las primeras se forman y moldean interactuando con (y alterando) los
individuos y los tipos de comportamiento a los cuales ellas se aplican.
Para entender la construcción de personas hay que tomar en cuenta además que la
aparición, mutación y desaparición de, por ejemplo, las enfermedades mentales transitorias,
responde a la presencia o no de un espacio de posibilidades que hace que ello sea posible. Ese
espacio de posibilidades es caracterizado por Hacking como nicho ecológico, resultado de la
influencia e inspiración de la noción foucaultiana de formación discursiva. Según Foucault,
las relaciones discursivas explican por qué en una determinada época se comienza a hablar de
determinado objeto y/o de determinado tipo de comportamiento o conducta. Pero, ¿por qué
Hacking no copia el vocabulario de Foucault sino que acuña otra noción? Fundamentalmente,
porque considera que el discurso no lo es todo. El lenguaje tiene relación con la formación de
un nicho ecológico, pero también la tienen lo que hacen las personas, cómo viven y el entorno
material en que habitan. Para analizar los detalles particulares e idiosincrásicos de ese
entorno, Hacking habla de vectores de diferente tipo, que apuntan en diferentes direcciones y
que sugieren la importancia de no centrarse sólo en un aspecto. Cuando esos vectores son
desafiados o desviados, los nichos se destruyen y, como consecuencia, las enfermedades
desaparecen, de tal manera que ellas existen solamente en nichos que en determinada época y
lugar proveen un sitio estable para su manifestación.
Hacking enfatiza cuatro vectores. 1) El vector médico: la enfermedad ajusta en un
esquema de diagnóstico, en una taxonomía de enfermedades. Cuando aparece una enfermedad
nueva, a veces puede ser alojada en alguna taxonomía ya existente, otras veces se hace
42
necesaria una revolución de tipo kuhniana porque la enfermedad en cuestión no ajusta a la
taxonomía actual. 2) El vector polaridad cultural: la polaridad bueno/malo. El fenómeno
social se sitúa entre dos extremos de la cultura contemporánea, uno romántico y virtuoso, el
otro vicioso y tendiente al crimen. Qué cuenta como virtud o como crimen es también una
característica de la sociedad, y las virtudes no están fijas en el tiempo. 3) El vector
observabilidad: es necesario que el fenómeno sea visible como desorden, como sufrimiento.
4) El vector liberación: la enfermedad, a pesar del dolor que produce también provee alguna
liberación que no está disponible en otra parte de la cultura en la cual prospera.
Si se quiere aprehender la naturaleza de un nicho se necesita, además del análisis de
los vectores, por un lado, ejemplos de individuos que lo habiten, y por el otro, hábitats
diferentes en los que estén ausentes los individuos en cuestión debido a la falta de uno o más
de los vectores mencionados. En Mad Travelers (1998) Hacking toma el ejemplo de la fuga
histérica como enfermedad, y muestra cómo este desorden encontró su nicho por un corto
tiempo18 en Francia, gracias a la presencia de los cuatro vectores antes mencionados, en tanto
no fue así en otros lugares como Inglaterra y Estados Unidos, por la ausencia de
observabilidad y polaridad cultural. 19
4.3 Ontología histórica
La idea de construcción de personas conduce, por último, a aquella otra de que los objetos de
las ciencias humanas tienen una ontología histórica. Ésta se ocupa de objetos, clasificaciones,
ideas, personas, tipos de personas e instituciones que surgen en la historia a partir de ciertas
posibilidades; de «objetos o sus efectos que no existen en ninguna forma reconocible hasta
que ellos son objetos de estudio científico» (Hacking, 2002, p. 11). La ontología histórica
refiere a «los modos en que las posibilidades para elegir y para ser surgen en la historia»
(Ibíd., 23).
Influida por el pensamiento foucaultiano, esta noción tiene relación con los tres ejes a
que refiere el filósofo francés: conocimiento, poder y ética. Conocimiento en cuanto verdad a
través de la cual puede constituirse a sí mismo como objeto de conocimiento. El individuo se
reconoce como teniendo una clase de comportamiento y un sentido de sí mismo. Poder que le
18
Fines del siglo XIX hasta primeros años del siglo XX.
Con respecto de la polaridad cultural, la vagancia no era un problema social central en ninguno de esos dos
países, acostumbrados a que los hombres desaparecieran yéndose a los dominios o colonias lejanas, mucho más
fácilmente que los franceses. En cuanto a la observabilidad, ni en Norteamérica ni en Inglaterra se reclutaba a los
hombres, por tanto no había un cuerpo de médicos forenses que investigara sistemáticamente a los viajeros en
busca de desertores.
19
43
permite constituirse en sujeto que actúa sobre los demás. Fundamentalmente el poder
conceptual anónimo acerca del fenómeno, por ejemplo, la enfermedad, que actúa sobre la vida
del enfermo y de los demás. Finalmente, la ética que lo constituye en agente moral, en cuanto
los eventos relacionados con el fenómeno social tienen que ver con valores que posibilitan
elecciones, formas de ser y de comportarse.
La presencia de estos tres ejes restringe la posibilidad de que todo lo que surja en la
historia pertenezca al dominio de la ontología histórica, según Hacking. Es lo que ocurre con
la creación de fenómenos naturales, propuesta en Representing and Intervening (1983), que
queda fuera de esta ontología debido a que dichos fenómenos, si bien surgen en la historia, no
están constituidos históricamente. ¿Qué significa esto? Que si bien los fenómenos naturales
son creados en un momento histórico, luego se vuelven estables, indiferentes al cambio
teórico, y en ese sentido no están constituidos históricamente. Ocurre lo contrario con los
fenómenos estudiados por las ciencias humanas, sometidos a lo que hemos llamado el efecto
bucle de las clases humanas, es decir, a la interacción entre las personas y las formas en que
son clasificadas. Este proceso de feedback hace que los fenómenos estudiados por las ciencias
humanas no sean estables, como los naturales, sino objetivos móviles.
5. Conclusión
Consideramos importante el énfasis que hace Hacking en el rol que cumple la
experimentación en la actividad científica, porque permite tener una visión más cercana de la
práctica científica y de su riqueza y complejidad. Sin embargo, su propuesta nos plantea
ciertas interrogantes. En primer lugar, nos preguntamos si los propios argumentos de Hacking
no muestran una mayor utilización de la teoría y la representación que lo que él está dispuesto
a reconocer. Tomemos su ejemplo del microscopio: ¿es fácil en el contexto de una
investigación distinguir agudamente entre la teoría del aparato 20 y la teoría de las entidades?
¿Es simple separar las verdades domésticas del background teórico y establecer su autoridad
epistémica en sentido realista? No es tan claro que pueda serlo; más bien, los aparatos, las
teorías, las entidades forman una red en la que no solamente es difícil separar sus elementos
sino que implica a actividades que involucran una serie de habilidades representativas
complejas. En segundo lugar, al trabajar las ciencias humanas, ¿la representación y la
20
Hacking minimiza la importancia de las teorías del aparato, por ejemplo del microscopio, en cuanto entiende
que si bien alguna teoría de la luz es esencial para construirlos, es usualmente teoría de bajo nivel, y de la cual la
ingeniería es el componente más importante.
44
intervención siguen jugando el mismo papel que les ha asignado en las ciencias naturales? A
nuestro modo de ver, en sus trabajos sobre enfermedades mentales transitorias la teoría asume
un papel más importante, no siendo ya simplemente un grupo de generalizaciones de bajo
nivel, o de verdades domésticas, sino que Hacking nos está diciendo que el discurso, la
descripción, ayudan a la emergencia de nuevas realidades. No es que los suicidios, los
homosexuales, los niños abusados no existieran antes de ser así etiquetados, pero hasta que no
se los clasifica como tales, ellos no son suicidas, homosexuales o niños abusados. Hay una
realidad que en determinado momento es clasificada, categorizada, dando como resultado una
nueva realidad, que estará sometida además al efecto bucle. El discurso interviene tanto en la
emergencia de esa nueva realidad como en las alteraciones que sufrirá por estar sometida a
dicho efecto. Es cierto que lo que incide sobre esas personas no es meramente la teoría que
sobre ellos se tiene sino las instituciones y las prácticas a las que son sometidas, pero, ¿no
resultan éstas de la conceptualización, de la teoría que se sostiene?
Según el propio Hacking, los fenómenos de las ciencias humanas, a diferencia de los
de las ciencias naturales, no son estables, interactúan con el contexto transformándose a sí
mismos y a la clasificación. Mientras tanto, los fenómenos de las ciencias naturales luego de
creados son indiferentes a lo que pase, y sus posibilidades están constreñidas y delimitadas
por la naturaleza, no por la descripción.
Llegados a este punto, se nos podría objetar que Hacking no tiene por qué mantener la
misma estrategia para las ciencias naturales y las ciencias humanas, cuando él mismo ha
marcado diferencias entre ellas al señalar, por ejemplo, en «The Disunities of the Sciences»
(1996), que ambos tipos de disciplinas difieren, y que las diferencias tienen que ver no con
qué sino con cómo sabemos. O, en «Working in a New World: The Taxonomic Solution»
(1993), en que luego de referirse a la opinión de Kuhn de que no puede esperarse la relativa
estabilidad de los cielos cuando lo que está bajo estudio es el sistema social o político, agrega,
[...] ni cuando es la psique humana, no sólo porque la psique humana está
constantemente cambiando, sino porque nuestras propias clasificaciones cambian
la gente y las experiencias clasificadas. Ésta, pienso, es una diferencia interesante
entre las ciencias naturales y humanas, y es una razón valiosa para estudiar
cuidadosamente las clases (p. 304).21
Lo que ocurre es que, a pesar de estas diferencias señaladas, Hacking (1998) pretende seguir
defendiendo que así como en las ciencias naturales, también en las ciencias humanas, el
«discurso no hace el trabajo» (p. 86). Pues bien, si no lo hace, juega un rol que no parecía
21
El tema de las diferencias entre las ciencias naturales y las ciencias humanas o sociales aparece también en
«Five Parables» (1984), «Philosophers of Experiment» (1988) y The Social Construction of What? (1999), entre
otros.
45
tener en las ciencias naturales, porque las categorías crean nuevas posibilidades de quién o
qué es uno, hacen que las personas cambien por el hecho de ser agrupadas en cierta categoría,
y llevan a la construcción de personas. Por tanto, consideramos que en su propuesta para las
ciencias humanas, si bien la teoría sigue sin ostentar un lugar de centralidad en la práctica
científica, tiene un papel diferente y más importante que el que se pretendía en las ciencias
naturales.
Por último, nos preguntamos, ¿qué pasa con la intervención en las ciencias humanas? La
prueba de la realidad del electrón es que podemos usarlo como herramienta para intervenir en
otros aspectos del universo. En ciencias humanas, dice Hacking (1995), las cuestiones
también parecen ligarse «a dos cuestiones, familiares en todas las ciencias: intervención y
causalidad» (p. 12).
Pero, ¿qué es lo que interviene?, ¿las prácticas y las instituciones que a su vez están
relacionadas con la clasificación? Porque en las ciencias naturales era clara su propuesta de
que el electrón es un instrumento para transformar otro aspecto del mundo, y que justamente
el poder manipularlo para intervenir en eso otro es una prueba de su realidad. En las ciencias
humanas, por su parte, parecen ser las clasificaciones y las prácticas que a ellas se relacionan
las que intervienen para transformar y hasta para construir otra realidad. Nuestra interrogante
es: esta intervención, ¿qué realidad está probando?, ¿la de aquella entidad con la que se
interviene en otra parte de la naturaleza –como en el caso del electrón–, o la de lo que resulta
de esa intervención –como en el caso de las personas construidas? No tenemos aún una
respuesta para esta cuestión, que amerita seguir siendo analizada y que seguramente
retomaremos en una próxima investigación.
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