Lección de Escuela Dominical Pastor, Enrique González Iglesia Bautista Trinidad 24 de Junio 2012 Lección 29 GOZO Y VICTORIA Juan 16:16-33 PROPOSITO Lo que queremos que los alumnos aprendan: 1. Que Jesús prometió que sus discípulos lo volverían a ver. 2. Que les prometió gozo y victoria a sus discípulos. Lo que queremos que los alumnos hagan: 1. Que fijen los ojos espirituales en Cristo. 2. Que confíen en ÉL para obtener el gozo y la victoria. CANTOS “Una Mirada de Fe” o “Pon tus ojos en Cristo” HISTORIA ¿Qué necesita la persona que tiene la vista mala? Si, necesita tener anteojos. (Si usted usa lentes, hable acerca de ellos con los alumnos.) Algunas personas tienen la vista larga, y necesitan usar anteojos de présbita para poder leer o bordar. Otras personas padecen de la vista corta: no ven lo que está lejos, y necesitan anteojos para la miopía, o sea, para poder ver lejos. En la vida cristiana, necesitamos “los lentes de la fe” para poder “mirar” al Señor y comprender su Palabra. Hoy hablaremos sobre lo que significa “ver” al Señor. I. EL GOZO DE VER A JESÚS (Juan 16: 16-33) Hemos hablado durante muchas semanas acerca de lo que Jesús les dijo a sus discípulos la noche antes de que muriera en el Calvario. En el pasaje que nos toca hoy, veremos la última parte de este discurso. (Permita que los mayores busquen Juan 16:16-33) ¿Estaban contentos los discípulos al saber que Jesús se iba? Claro que no; estaban muy tristes. Entonces, ¿por qué les habló Jesús acerca de su partida, ya que este tema los llenaba de tristeza? Si, Jesús quería que supieran que Él tenía que morir, resucitar, y regresar al Padre. Quería que estuvieran preparados de antemano. Veamos el versículo 16: “Todavía un poco, y no me veréis.” (Pues Él iba a morir y resucitar y ascender al Padre.) “Y de nuevo un poco, y me veréis, porque yo voy al Padre.” ¿Comprendieron los discípulos lo que Jesús decía? (No; vean los versículos 17-19) Así que Jesús siguió hablando: “os volveré a ver, y se gozará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo” (Juan 16:22). ¡Qué palabras más alentadoras! ¿Cuándo se cumplió esta promesa? (Permita la discusión) Sí, los discípulos volvieron a ver a Jesús varias veces después de su resurrección. Pero después de que ascendió al cielo, ya no lo vieron sino hasta que murieron y lo vieron en la gloria celestial. Además, creo que Jesús quería decir aún más cuando les prometió a sus discípulos que le volverían a ver. ¿De quién acababa de hablar? Sí, del Espíritu Santo, quien les guiaría a toda la verdad (Juan 16:13). Creo que Jesús quería decir que, por medio de la iluminación del Espíritu Santo, lo verían con los ojos de la fe. Sentirían su presencia, comprenderían su verdad, y así lo verían, aun estando ausentes de Él. Esteban, el primer creyente en Cristo que murió por su fe, vio a Jesús a la diestra de Dios (Hechos 7:56). No todos los amigos de Cristo tuvieron tal privilegio en vida, pero todos los que de veras creían en Él, fijaron en Él los ojos de la fe. Es decir, lo amaban y le servían y comprendían su Palabra. Ya no lo veían con los ojos físicos, sino con “los lentes de la fe”. Y al ver a su Maestro, sentían un gozo que nadie les podía quitar nunca. Jesús les recordó a sus discípulos: “La mujer cuando da a luz, tiene dolor, porque ha llegado su hora; pero después que ha dado a luz, ya no se acuerda de la angustia, por el gozo de que haya nacido un hombre en el mundo” (Juan 16:21). (Muestre el cuadro de la página 11) Angelita se sentía muy sola. ¡Cómo deseaba tener un hermanito! Toda la familia: el papá, la mamá, y Angelita, le pedían a Dios todas las noches que les concediera un hermanito. Un día, la mamá amaneció algo mal. No tenía ganas de preparar el desayuno. Casi lloraba. “Es que me duele mucho la cintura”, decía. Angelita estaba muy preocupada, pero su mamá le había dicho de antemano que así iba a suceder. El papá de Angelita mandó llamar a la enfermera, quien llegó pronto. Dentro de pocas horas, la tristeza y la preocupación de toda la familia se había convertido en gozo. Pues había nacido el hermanito que tanto habían convertido en gozo. Pues había nacido el hermanito que tanto habían deseado. (Muestre la página 13) De la misma manera, los discípulos lloraron mucho cuando Jesús murió en al cruz, pero más tarde su tristeza se convirtió en gozo. Con la ayuda del Espíritu Santo, su nuevo Maestro, comprendieron que Cristo estaba siempre a su lado. Aunque no lo veían con los ojos físicos, lo conocieron mejor que nunca. Y así obtuvieron un gozo sobrenatural, un gozo que les hizo cantar himnos de alabanza aun cuando estaban en la cárcel. ¿Tenemos nosotros el gozo que nadie puede quitar? ¿Podemos cantar aun cuando nos tratan mal otras personas? Si queremos tener un gozo sobrenatural, debemos fijar los ojos de la fe en Cristo. Pensemos en su amor por nosotros, y así nos sentiremos contentos, pase lo que pase. II. EL GOZO DE LA ORACIÓN (Juan 16:23-27) Jesús no sólo prometió que sus discípulos lo volverían a ver; También les prometió algo más. Léanme los versículos 23 y 24 para que veamos esta promesa: “…todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará. Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre: pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido.” ¡Qué promesa más maravillosa! Dios promete contestar la oración. ¿Qué significa pedir en el nombre de Jesús? (Permita comentarios.) No es simplemente repetir: “Y todo esto te lo pedimos en el nombre de Cristo” antes de decir “Amén”. Más bien, es pedir como si Jesús mismo estuviera haciendo la petición será contestada según la voluntad de Dios. Es saber sin lugar a dudas que el Padre aceptará nuestro ruego como si fuera el ruego de su propio Hijo. ¡Qué gran gozo sentimos al saber que Dios escucha nuestros ruegos! No sólo nos gozamos al recibir lo que le hemos pedido al Señor, sino que también nos gozamos aún antes de recibirlo, esperando con paciencia y gozo la contestación, y sabiendo que lo que Dio manda es siempre lo mejor. Continuamos el domingo que viene.