Subido por Martha Zulema Manrique Huari

JURISDICCIÓN VOLUNTARIA Y FUNCIÓN JURISDICCIONAL..

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“AÑO DEL FORTALECIMIENTO DE LA SOBERANÍA NACIONAL”
UNIVERSIDAD NACIONAL DE PIURA
FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS
JURISDICCIÓN VOLUNTARIA Y FUNCIÓN
JURISDICCIONAL
DOCENTE
DR. VICENTE EPIFANIO ACOSTA IPARRAGUIRRE
ASIGNATURA
DERECHO REGISTRAL Y NOTARIAL
ESTUDIANTE
MANRIQUE HUARI MARTHA ZULEMA
PIURA – PERÚ
2022
INTRODUCCIÓN
La actividad que desarrolla el notario es indudablemente de gran repercusión jurídica y
social, dado que el Estado le asigna el poder de autenticar, legalizar o dar por ciertos y
fehacientes determinados hechos, actos y contratos, todo ello llegando a ser plasmado en el
llamado documento notarial, el mismo que goza de fe pública, y que se tiene por válido y veraz
en tanto no se demuestre lo contrario en sede judicial.
Esta referida actividad se encuentra reglamentada mediante normas y respaldada por toda
una organización que la promueve, vigila y/o supervisa, ha dado lugar al Derecho Notarial cuyo
campo de aplicación gira en torno de la figura del notario, de la función que éste realiza y de
las entidades que conforman su organización, estas funciones en la actualidad se encuentran en
constante evolución, siendo vinculadas con la jurisdicción voluntaria, la cual se caracteriza por
que se ejercita a solicitud de una persona que necesita darle legalidad o certeza, a una actuación
o un derecho, pero sin que exista desacuerdo entre ellas.
En el presente trabajo se pretende describir la jurisdicción voluntaria y la función
jurisdiccional, motivo por el cual ha distribuido los contenidos del tema en tres capítulos que
detallaré a continuación, en el primer capítulo se desarrollará el tema de la jurisdicción y su
función, ya que, para poder entender la jurisdicción voluntaria, es necesario conocer estos
conceptos básicos, así como sus características, elementos, los poderes que emanan de la
jurisdicción y la unidad de jurisdicción, su clasificación en jurisdicción voluntaria y
contenciosa, visto desde una doctrina mayoritaria y como está relacionada a la jurisdicción
voluntaria notarial
En el segundo capítulo esta el tema de la jurisdicción voluntaria en nuestro país, como se
encuentra regularizada y sus avances normativos, haciendo una especial referencia a la Ley del
Notario, la iniciativa de una implementación de la jurisdicción voluntaria en sede notarial y a
que se considera función notarial
Finalmente está el punto de la función jurisdiccional, que se encuentra relacionada a la
jurisdicción voluntaria, las propuestas, controversias doctrinarias existentes y su evolución a
través del derecho notarial moderno.
ÍNDICE
JURISDICCIÓN VOLUNTARIA Y FUNCIÓN JURISDICCIONAL
INTRODUCCIÓN .................................................................................................................................. 2
JURISDICCIÓN VOLUNTARIA Y FUNCIÓN JURISDICCIONAL .................................................. 4
1.
LA JURISDICCIÓN Y SU FUNCIÓN .......................................................................................... 4
1.1 Características y elementos de la jurisdicción. ............................................................................. 4
1.2 Poderes que emanan de la jurisdicción ......................................................................................... 5
1.3 Unidad de jurisdicción y su clasificación...................................................................................... 6
1.4 Jurisdicción voluntaria y contenciosa ........................................................................................... 6
1.4.1 Jurisdicción Voluntaria Notarial ............................................................................................ 8
2.
JURISDICCIÓN VOLUNTARIA EN PERÚ ................................................................................. 9
2.1 Ley del Notario ........................................................................................................................... 13
2.1.1 Funciones del Notario .......................................................................................................... 14
2.2 Rol del Notario en relación con la jurisdicción ........................................................................... 14
2.3 La implementación de la jurisdicción voluntaria en sede notarial .............................................. 15
2.4 La función notarial ...................................................................................................................... 16
3.
LA FUNCIÓN JURISDICCIONAL ............................................................................................. 18
CONCLUSIONES ................................................................................................................................ 20
REFERENCIAS Y/O BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................... 21
JURISDICCIÓN VOLUNTARIA Y FUNCIÓN
JURISDICCIONAL
1. LA JURISDICCIÓN Y SU FUNCIÓN
Desde un punto de vista funcional y general, pero en sentido estricto, podemos definir
la jurisdicción como la soberanía del Estado, aplicada por conducto del órgano especial a
la función de administrar justicia, principalmente para la realización o garantía del derecho
objetivo y de la libertad y de la dignidad humanas, y secundariamente para la composición
de los litigios o para dar certeza jurídica a los derechos subjetivos, o para investigar y
sancionar los delitos e ilícitos de toda clase o adoptar medidas de seguridad ante ellos,
mediante la aplicación de la ley a casos concretos, de acuerdo con determinados
procedimientos y mediante decisiones obligatorias.
Por lo tanto, es la potestad de administrar justicia, función de uno de los órganos del
Estado, y ella emerge de su soberanía, como lo consagran las constituciones.
Ejercen permanentemente la facultad de administrar Justicia los funcionarios judiciales,
de acuerdo con la Constitución y las leyes; que en casos especiales se ejerce por el
Congreso y por funcionarios administrativos; los jurados y los árbitros ejercen
ocasionalmente funciones jurisdiccionales.
El fin principal de la función jurisdiccional es satisfacer el interés público del Estado
en la realización del derecho y la garantía del orden jurídico y de la vida, la dignidad y la
libertad individual, en los casos concretos y mediante decisiones que obliguen a las partes
del respectivo proceso, para que haya paz y armonía social; su fin secundario es satisfacer
el interés privado en la composición de los litigios y en el juzgamiento de quienes resulten
imputados de ilícitos penales, mediante el proceso, o en obtener el fin concreto especial
que los interesados persigan con éste.
1.1 Características y elementos de la jurisdicción.
La jurisdicción es autónoma: puesto que cada Estado la ejerce soberanamente, y es
exclusiva, tanto en el sentido de que los particulares no pueden ejercerla, como porque
cada Estado la aplica con prescindencia y exclusión de los otros, y debe ser
independiente frente a los otros órganos del Estado y a los particulares.
Es también única: es decir que solo existe una jurisdicción del Estado, como
función, derecho y deber de éste; pero suele hablarse de sus varias ramas para indicar
la forma como la ley distribuye su ejercicio entre diversos órganos y funcionarios
especializados, para el mejor cumplimiento de sus fines.
Entre sus elementos encontramos al elemento subjetivo el cual comprende, además
del juez o magistrado, a las partes y a los terceros que intervienen en el proceso ya
formado; el elemento formal lo constituye el procedimiento que se ha de seguir, las
normas contenidas en los respectivos códigos procesales y el elemento material o
contenido de la jurisdicción se presta a controversias, porque concierne a los fines del
proceso y de sus funciones, respecto a los cuales existen muchas discrepancias
1.2 Poderes que emanan de la jurisdicción
En el desempeño de sus funciones, las autoridades encargadas de ejercer la
jurisdicción en sentido estricto (jueces y magistrados) están investidas, por razón de
ella, de ciertos poderes, que pueden comprenderse en cuatro grupos.
a) Poder de decisión.
Permite dirimir con fuerza obligatoria la controversia, o hacen o niegan la
declaración solicitada, o resuelven sobre la existencia del hecho ilícito penal y
de la responsabilidad del sindicado o imputado, cuyos efectos en materia
contenciosa vienen a constituir el principio de la cosa juzgada.
b) Poder de coerción.
Con éste se procuran los elementos necesarios para su decisión, removiendo
los obstáculos que se oponen al cumplimiento de su misión. Sin este poder, el
proceso perdería su eficacia y la función judicial se reduciría a mínima
proporción, permite a los jueces pueden imponer sanción a los testigos que se
nieguen a rendir declaración o a quienes se opongan al cumplimiento de sus
diligencias.
c) Poder de documentación o investigación.
Es decir, pueden decretar y practicar pruebas, que en ocasiones va unido al
anterior, como sucede en las inspecciones o reconocimientos judiciales cuando
hay oposición de hecho, este poder lo puede usar los jueces de oficio en materia
penal y generalmente y también en los modernos procesos penales, contenciosoadministrativos, laborales y civiles.
d) Poder de ejecución.
Se relaciona con el de coerción, pero tiene su propio sentido, pues si bien
implica el ejercicio de coacción y aun de la fuerza contra una persona, no
persigue facilitar el proceso, sino imponer el cumplimiento de un mandato claro
y expreso, sea que éste se derive de una sentencia o de un título proveniente del
deudor y al cual la ley le asigne ese mérito.
1.3 Unidad de jurisdicción y su clasificación
La jurisdicción no está dividida. En sentido estricto, solo existe una jurisdicción;
pero se pueden distinguir en ella diversos aspectos, y así es usual hacer dos
clasificaciones:
1°. Según la naturaleza del acto o asunto sobre que se ejerza: la jurisdicción se
clasifica de conformidad con las diferentes ramas del derecho material o sustancial
(del trabajo, contencioso administrativo, fiscal, comercial, penal ordinaria y militar,
civil, aduanera, constitucional, disciplinaria).
2°. Según la naturaleza del servicio que se presta: En este sentido se habla de
jurisdicción contenciosa y jurisdicción voluntaria,
1.4 Jurisdicción voluntaria y contenciosa
Limitándonos ahora a la clasificación de la jurisdicción civil, laboral y
contencioso-administrativa, tenemos, en primer término, la distinción entre
jurisdicción voluntaria y jurisdicción contenciosa.
a) Jurisdicción contenciosa.
Se dice que la jurisdicción contenciosa se ejercita entre personas que
requieren la intervención del órgano jurisdiccional a fin de que se desarrolle una
controversia o litigio existente entre ellas, sobre el cual no han podido llegar a
un acuerdo, pero pueden existir procesos contenciosos sin que haya en realidad
litigio entre dos o más personas, porque, aunque una figure como demandante y
otra como demandada, ambas quieren que la sentencia haga la misma
declaración (por ejemplo: que declare el divorcio o la nulidad del matrimonio,
o la separación de bienes, o la filiación extramatrimonial del hijo de una persona
muerta); por lo tanto, basta que deba hacerse una declaración judicial pedida por
una persona frente a otra y para vincular u obligar a ésta, para que se trate de un
asunto de jurisdicción contenciosa.
b) Jurisdicción voluntaria.
En cambio, la jurisdicción voluntaria se ejercita a solicitud de una persona
que necesita darle legalidad a una actuación o certeza a un derecho, o por varias,
pero sin que exista desacuerdo entre ellas al hacer tal solicitud y sin que se
pretenda vincular u obligar a otra persona con la declaración que haga la
sentencia.
Doctrinariamente se sostiene que también hay:
 Jurisdicción voluntaria de los árbitros en los juicios de compromiso.
 Jurisdicción voluntaria de los jueces ordinarios, cuando ejercitan su
jurisdicción interponiendo su autoridad en asuntos en que no hubiere
contención de partes.
 Jurisdicción voluntaria en el caso de la jurisdicción prorrogada.
Sin embargo, existe mucha controversia doctrinaria en lo que corresponde a
este tipo de jurisdicción, algunos críticos consideran que la llamada jurisdicción
voluntaria, ni es jurisdicción ni es voluntaria. No es jurisdicción porque ésta
lleva incluida la contención de partes, ni es voluntaria porque en muchos casos
la intervención del Juez se haya impuesta por la ley.
1.4.1 Jurisdicción Voluntaria Notarial
La competencia del Notario se remite al Derecho Privado, siempre que su
actuación se refiera a actos, contratos y declaraciones que ante sus oficios se
otorguen, así como a los hechos que presencie, siempre que estos hechos no se
califiquen como contratos. Estas relaciones jurídicas que surgen como
consecuencia de las actuaciones notariales deberán estar exentas de todo litigio
o contienda, pues siendo así se convierte en juicio, saliéndose ya de la
competencia notarial y pasando a la actividad judicial.
La llamada jurisdicción voluntaria, precisamente por su carácter anti
litigiosa, puede ser materia de la función Notarial y no de la judicial, aunque en
nuestro medio salvo raras excepciones toda la jurisdicción voluntaria es materia
judicial.
José Federico Márquez en su obra "Ensayo sobre la Jurisdicción voluntaria"
dice: "La impropiamente llamada jurisdicción voluntaria, que no es voluntaria,
ni es jurisdiccional, constituye una función estatal de administración pública de
derechos de orden privado, que el Estado ejerce preventivamente, a través de los
órganos judiciales, con el objeto de constituir relaciones jurídicas, o de
modificar o desarrollar relaciones ya existentes".
La Jurisdicción propiamente dicha, es la función estatal que se encarga de
aplicar las normas de orden jurídico abstracto a un caso concreto formulado en
relación con una demanda. La jurisdicción voluntaria es de naturaleza
eminentemente administrativa y subsidiaria en los órganos que administran
justicia, a tal grado que se considera como "actividad anómala de jueces y
tribunales". Con la función Notarial lo que se hace es dar realidad efectiva al
derecho privado; y si al Notario competen estos actos de administración pública
de los derechos privados, es natural que él sea el funcionario ante quien se haga
realidad esos derechos privados.
Esto ya ha sido analizado, discutido y reglamentado en Congresos,
Conferencias y Legislaciones de distintos países. Hugo Alsina, que la
intervención del Juez en actos de jurisdicción voluntaria, sólo tiene por objeto
dar autenticidad al acto o verificar el cumplimiento de una formalidad,
agregando, que se trata de uno de los supuestos en que el Juez ejerce funciones
administrativas. Y es que doctrinariamente se entiende por jurisdicción
voluntaria aquella que se ejerce por el Juez en actos o asuntos que por su
naturaleza no admiten contradicción de parte, limitándose la autoridad judicial
a dar fuerza, homologar y dar valor legal a dichos actos.
Entre las materias propias de la jurisdicción notarial voluntaria se regularían
las siguientes:

Rectificación de Partidas.

Patrimonio familiar

Comprobación de testamento cerrado

Sucesión intestada

El testamento no contiene institución de heredero, o se ha declarado la
caducidad o la invalidez de la disposición que lo instituye
Sin embargo, cabe resaltar que las mencionadas materias varían según la
legislación de cada país, así como las competencias y funciones que pueden
desarrollar el ámbito notarial
2. JURISDICCIÓN VOLUNTARIA EN PERÚ
La actual Constitución peruana deja un silencio elocuente acerca de la jurisdicción
voluntaria, se sigue el ejemplo de la legislación francesa, que inspiró todos los códigos
promulgados a partir del siglo XIX.
La jurisdicción, desde la antigüedad, se trató en forma unitaria como institución, aunque
se distinguieron diferencias en su ejercicio, con posterioridad a la dación de la legislación
francesa y a la codificación de inicios del siglo XIX, dejó de tratarse en forma unitaria y
más bien se unificó en cuanto ejercicio ante el Poder Judicial.
El Notariado en el Perú tiene un campo de acción restringido, limitado en cuanto a
formalización de figuras jurídicas que tradicionalmente fueron consideradas de jurisdicción
voluntaria, esto trae consigo grandes discusiones acerca de si la jurisdicción voluntaria.
En nuestra constitución el artículo 139 señala la unidad y exclusividad de la función
jurisdiccional como una de las garantías de la administración de justicia. El principio tiene
un marco estrecho. Todos sabemos que la jurisdicción no es una, que es un término más rico
y que incluye además de la jurisdicción contenciosa, la voluntaria, la arbitral, la
administrativa, entre otras. Al referirse el artículo constitucional a la garantía de la
administración de justicia, debió referirse a que el Estado garantiza la administración de
justicia a través de los órganos competentes. Debió hacer referencia a que no se pueden
establecer competencias en materia de jurisdicción contenciosa, salvo la arbitral y la militar.
En consecuencia, por defecto de información, se deja constancia de un vacío, existente
también en otras legislaciones.
En el nuevo Código Procesal Civil se repite el principio constitucional, sin tomar en
cuenta que la palabra jurisdicción es más amplia en cuanto a contenido que lo que expresa
el Código; debió decirse la «potestad jurisdiccional contenciosa del Estado en materia civil»,
corrigiendo el texto actual tal como vemos a continuación.
El nuevo Código Procesal Civil ha establecido en el art. 1 del Primer Título que: “La
Potestad Jurisdiccional del Estado en materia civil, la ejerce el Poder Judicial con
exclusividad. La función jurisdiccional es indelegable y su ámbito abarca todo el territorio
de la República.”
Se omitió la aclaración de la contención. Como consecuencia de la atribución de
jurisdiccionalidad exclusiva a los tribunales de la República, se deja sin amparo
constitucional la variedad de jurisdicciones que ejercen otros organismos del Estado,
inclusive la jurisdicción voluntaria que ejercen los Notarios.
La nueva Ley Orgánica del Poder Judicial reitera en su art. 1 lo siguiente: “La potestad
de administrar justicia emana del pueblo y se ejerce por el Poder Judicial a través de sus
órganos jerárquicos, con sujeción a la constitución y a las leyes. No existe ni puede
instituirse jurisdicción alguna independiente del Poder Judicial, con excepción de la
arbitral y militar.”
La atribución al campo de lo jurisdiccional se refiere a la independencia del Poder
Judicial en todo lo que sea declaración de derechos, y parecería que en el espíritu del
enunciado estuviera implícita la labor de juzgamiento. Una definición apropiada debería
haber precisado la independencia en lo jurisdiccional mediante la emisión y ejecución de
fallos. La falta de precisión limita el concepto.
El art. 2 de la Ley Orgánica del Poder Judicial dice: “El Poder Judicial en su ejercicio
funcional es autónomo en lo político, administrativo, económico, disciplinario e
independiente en lo jurisdiccional, con sujeción a la Constitución y a la presente ley.”
En el artículo 25 de esta Ley Orgánica se repite la referencia a funciones jurisdiccionales
cuando las atribuciones del Poder Judicial son más amplias que la sola jurisdicción, ya que
por tener imperio e intervención expresa en la facultad de proponer leyes que regulen su
accionar, debería tomar la iniciativa de proponer la reforma que contribuya a la
descongestión de los juzgados y a la mejor administración de justicia. Hubiera sido deseable
que al Poder Judicial se le mencione expresamente en el art. 107 de la Constitución, al
establecer el derecho de iniciativa en la formación de leyes. El Poder Judicial puede
proponer reformas legislativas por una norma de carácter general al igual que cualquier
órgano, sin referencia expresa a su accionar.
El art. 25 de la Ley Orgánica del Poder Judicial dice: “El Poder Judicial desarrolla las
funciones jurisdiccionales que la Constitución y las leyes le otorgan. Para ello se gobierna
institucionalmente con la autonomía, facultades y limitaciones que la presente Ley establece
(…) En esta Ley se señalan los órganos encargados de administrar justicia en nombre del
pueblo y los que norman, rigen, controlan y ejecutan su propia actividad institucional y
administrativa.”
El enunciado del artículo 57 nos revela hasta dónde está vigente la confusión acerca de
lo que representa la jurisdicción contenciosa y la jurisdicción voluntaria. “Los Juzgados de
Paz Letrados conocen: En materia civil: Inc. 3) De los procedimientos de jurisdicción
voluntaria que establezca la ley, diligencias preparatorias y legalización de libros contables
y otros.”
El Poder Judicial normalmente realiza actos considerados de jurisdicción voluntaria, los
cuales, de suscitarse alguna controversia, se convierten en actos de jurisdicción contenciosa
que son materia de juzgamiento. Son actos de jurisdicción voluntaria aquellos que no llevan
implícita la contienda, el litigio. La ley, al señalar en el Nuevo Código Procesal Civil los
procedimientos no contenciosos, los atribuye en el artículo 750 a los Jueces Civiles y a los
Jueces de Paz Letrados. Agrega que la competencia de los Jueces de Paz Letrados es
exclusiva para los procedimientos de inscripción y rectificación de partidas y para los que
contienen en la solicitud una referencia patrimonial inferior a cincuenta unidades de
referencia procesal.
Luego, se está distinguiendo entre procesos contenciosos, identificándolos con
jurisdiccionales que, como hemos visto, no son sinónimos. Además, se reservan como
atribución expresa procedimientos en Juzgados de Primera Instancia como los no
contenciosos, sin tomar en consideración que igualmente se les podría atribuir, a la luz del
derecho romano y de algunas legislaciones extranjeras, la calidad de procedimientos de
jurisdicción voluntaria.
El legislador, cuando dijo que los Jueces de Paz Letrados son competentes en materia de
procedimientos de jurisdicción voluntaria según el artículo 57, quería afirmar que los Jueces
de Paz asumirían las labores notariales, o tradicionalmente atribuidas a los Notarios, en los
lugares en que no hubiera Notarios. Esta aproximación a la legislación positiva sólo pretende
ser un llamado de atención a que la jurisdicción voluntaria no es una especie de hermano
menor de la jurisdicción contenciosa y es tan útil funcionalmente como el juzgamiento en
materia de litigios, por lo que se le debería dar un espacio que, según la historia, es
amplísimo.
En doctrina, la mayoría de procedimientos de jurisdicción no contenciosa, que no es lo
mismo que procesos, se distinguen como una categoría especial por el hecho de no ser
litigiosos. Hay amplias discusiones acerca de por qué están en la categoría de actos de
jurisdicción contenciosa o voluntaria. El problema se vuelve más complejo cuando
estudiamos la estructura de los mismos y a quién responsabiliza la ley como ejecutores de
las voluntades.
De conformidad con los precedentes históricos, estos actos no contenciosos son de
jurisdicción voluntaria. La prolongada desaparición de los Notarios en nuestra legislación y
la aplicación legal de la jurisdicción voluntaria dentro del campo de acción del Poder
Judicial, no los convierte en una categoría independiente de la misma jurisdicción
voluntaria. La atribución de los actos que la ley del Notariado establece como desarrollados
por Notarios, tampoco son definidos como de jurisdicción voluntaria. Luego, al atribuir a
los Jueces de Paz Letrados actos de jurisdicción voluntaria, recién se estaría definiendo a
qué tipo de jurisdicción pertenecerían dichos actos. La confusión creada por el legislador a
la vista de los precedentes merecería una revisión que aclare qué es jurisdicción, qué es
jurisdicción voluntaria y, tomando en cuenta el servicio a la comunidad, quién sería el más
apto para desempeñarla. No debemos perder de vista el rol de la tradición peruana, pero
tampoco cómo desarrollar un buen servicio público.
Al referirse a que los Jueces de Paz Letrados serán competentes en casos de jurisdicción
voluntaria, éstos deberían ser capaces de ver los procesos no contenciosos en general, como
que son de jurisdicción voluntaria al no tener ánimo litigioso. Sin embargo, por una ley se
atribuye y por otra se limita el mismo principio, llegando al absurdo de que algunos actos
que la doctrina califica como de jurisdicción voluntaria son ejercidos por Notarios, con
limitaciones por mandato legal a aquellos que señala la ley.
Lo que se quiso es dejar constancia del principio de que los Jueces de Paz Letrados
pueden intervenir en casos de jurisdicción voluntaria en lugares donde no haya Notarios, al
amparo del artículo 58 de la Ley Orgánica del Poder Judicial. No se trataba de crear en el
Poder Judicial un fuero de jurisdicción voluntaria que distorsionase el sistema de
administración de justicia.
Se recargó innecesariamente al Poder Judicial, al existir una dualidad de funcionarios
dedicados al mismo objetivo, agravado además porque en el sistema del Poder Judicial la
formalización de actos de jurisdicción voluntaria carece del amparo legal destinado a la
verificación y supervisión de la función, que sí existe en la ley del Notariado mediante la
fiscalización de su respectivo colegio profesional
2.1 Ley del Notario
En lo que corresponde a la Ley del Notario hay un avance sustancial con respecto a
las funciones que la antigua ley señalaba, mas no hace ninguna definición ni un marco
teórico de la institución, acusando timidez en cuanto a las definiciones. Una ley, para la
importancia de esta institución, merecería rescatar las funciones del Notario con un
dispositivo que precise sus alcances mediante una ley orgánica. Definir a los Notarios a
partir de su actividad concreta, sin precisar el carácter del notariado, nos hace regresar a
una ley al estilo francés, aunque mejorada en cuanto a detalles del quehacer notarial.
El artículo sexto nos trae un avance en cuanto al nombramiento de Notarios, ya que
no subordina su nombramiento al criterio de los miembros de la Corte Superior, actitud
legal que no existe en ninguna legislación, creando un híbrido sin identidad, sino al
Concurso Público de Méritos
2.1.1 Funciones del Notario
La nueva ley del Notariado establece como funciones del Notario:
a) Extender instrumentos públicos notariales, mediante los registros de.
Escrituras Públicas, de testamentos, de actas de protesto, de actas de transferencia
de bienes muebles registrables y otros que la ley determine.
b) En el art. 98 dice: “El Notario extenderá actas en la que se consigne los actos,
hechos o circunstancias, que presencie o le conste y que no sean de competencia
de otra función.”
Es un gran avance con respecto a la ley anterior porque su actividad no se limita
únicamente a la redacción de documentos en que administra la voluntad de las
partes, sino que adquiere la facultad de dejar constancia de hechos, sin la limitación
de que se celebren ante él.
Aparentemente, se estarían dando pasos para rescatar una función que estuvo en
una posición pasiva, con respecto a la intervención del Poder Judicial, en el caso
de actos de jurisdicción voluntaria, que por el proceso histórico y la voluntad del
legislador se realizan en otros campos relacionados con el devenir jurídico y que
distorsionan la administración de la formalización de la voluntad de las partes.
2.2 Rol del Notario en relación con la jurisdicción
No existe en la legislación peruana interpretación alguna acerca del rol del Notario
en relación con la jurisdicción voluntaria; menos aún al hecho de que tenga relación
con algún tipo de jurisdicción. Ante la polémica acerca de si existe la jurisdicción
voluntaria, ha habido una abstención del legislador a atribuir el carácter jurisdiccional
a la actividad notarial.
Sabemos que históricamente los Notarios tenían jurisdicción y que eventualmente
ejercían imperio, el cual se fue perdiendo conforme se centralizó el poder político
absoluto. El presente trabajo no pretende agotar el tema, pero sí dejar constancia de
que la existencia de los precedentes que conforman la investigación, merece una
mayor revisión más allá de los prejuicios sobre el tema derivados de la falta de
información sobre lo que representa la jurisdicción voluntaria y el papel de los
Notarios en el ejercicio de la misma.
Los actos materia de formalización ante el Notario se plasman en un documento
llamado Escritura Pública que contiene la voluntad de las partes y que adquieren
mediante dicho formalismo la situación de certeza frente a terceros. Los derechos
sobre los cuales el Notario da Fe Pública tienen la condición de actos declarativos de
derechos, ya que para su formalización los interesados han pasado por el examen
previo que acredita su capacidad mediante la fe de conocimiento, la libertad con que
actúan, la legalidad de los actos realizados y el equilibrio en la contratación.
La escritura pública contiene también las exigencias que señala la ley acerca del
cumplimiento de insertar la documentación necesaria para certificar la veracidad del
acto y el cumplimiento de las obligaciones tributarias, de todo lo cual el Notario dará
parte o aviso al Registro Público. Es evidente que el Notario está realizando un pleno
trabajo de jurisdicción, en el auténtico sentido del término, es decir, un acto de
declaración de derechos, que no debemos confundir con el ejercicio del Poder Judicial,
en que además de jurisdicción, en los actos declarativos se da la judicatura, que es el
término referido a los actos de juzgamiento con contención.
2.3 La implementación de la jurisdicción voluntaria en sede notarial
La implementación de la jurisdicción voluntaria en sede notarial debe evitar
considerar a la notaria como un auxiliar del juzgado y debe evitar judicializar la Notaria
Pública.
La función notarial y los procedimientos judiciales son incompatibles, toda vez que
la conducción y proceder del Notario Público dista mucho de las reglas rígidas y
publicas características del actuar de los Jueces.
La jurisdicción voluntaria históricamente ha sido tramitada en sede judicial y por
ello adoptó reglas y características de los Tribunales en la jurisdicción contenciosa, sin
embargo, el hecho de que por años se haya desarrollado de conformidad con dichas
reglas, no las convierten en las más idóneas, ni en las propias de la naturaleza de la
jurisdicción voluntaria.
El proceder y la forma de actuar del Notario Público en su función tradicional, es
más compatible y adecuado con la jurisdicción voluntaria que el formato propio de los
Tribunales al resolver conflictos.
Por lo anterior, consideramos que en la implementación de la jurisdicción voluntaria
en sede notarial se deben de considerar los siguientes puntos.

No debe utilizarse el formato de oficialía de partes, promoción y acuerdo

Los procedimientos y formas de proceder no deben estar reguladas en el Código
de Procedimientos Civiles

No se debe convertir al notario público en una autoridad
2.4 La función notarial
La función notarial Sobre el particular, Sotomayor Bernós hace estas acotaciones: El
sistema notarial latino tiene como eje o protagonista al notario, considerado como un
profesional del derecho que, en forma imparcial e independiente, ejerce una función pública,
consistente en la formación, conservación, reproducción y autenticación del documento
notarial, incluyéndose dentro de su alcance la certificación de hechos.
El notario latino tiene, pues, una doble misión: dar fe y dar forma. Es una creencia
equivocada y simplista de ver la función notarial como un mero acto de certificación de
firmas o de reproducciones fotostáticas. Es una parte de la función, es cierto. Pero la facultad
autenticadora, de dar fe, es intrínseca al notario y se manifiesta en todo el campo de su
actuación, inclusive en su labor conformadora de instrumentos públicos. Pero es en esta
misión del notario de dar forma, de hacer instrumentos públicos, donde se hacen evidentes
todos los atributos que caracterizan al notario latino.
La función notarial es una actividad profesional muy singular. Su facultad fedante nacida
de la ley, que impone a la sociedad y al Estado una presunción de veracidad que sólo puede
ser vencida judicialmente, lo convierte en una autoridad.
El notario latino tiene el deber de averiguar la verdadera voluntad de las partes, brindar
su asistencia profesional y redactar el instrumento, ya sea para dar nacimiento al acto o
contrato o para darle una mejor forma probatoria, según sea el caso.
Características

Se inicia y sigue a instancia de parte, es decir, los interesados recurren al notario
cuando lo juzgan necesario o conveniente para sus intereses; por tanto, el notario
nunca acta de oficio, salvo excepción legal.

Se actúa intervolentes, es decir, con partes que tienen intereses coincidentes, sin
que exista conflicto o contención entre ellas. Un caso distinto es el de las actas, en
donde el notario se limita a comprobar un hecho y, por ende, no es necesario que
exista acuerdo entre todos los interesados.

Se ejerce al servicio de intereses privados, pues el ámbito natural de ejercicio de
la actuación notarial se encuentra en la contratación o en las relaciones negociales
de particulares; ello no obsta para que la función notarial sirva también al interés
público, aunque en forma indirecta, pues así se contribuye a la obtención de la paz
jurídica y estabilidad en la sociedad.

Es una función de carácter técnico - jurídico, pues en ella se necesita la
interpretaci6n de la voluntad de las partes y su traducción al lenguaje jurídico.

Es cautelar o preventiva, porque busca asegurar y garantizar los derechos, con lo
cual se trata de cumplir el fin perseguido por las partes, e impidiendo que se
desemboque en el conflicto.
3. LA FUNCIÓN JURISDICCIONAL
A principios de siglo XX, prevalecieron las teorías que trataban de incluir la función
notarial dentro de la función jurisdiccional, sobre la base de la distinción entre jurisdicción
contenciosa y jurisdicción voluntaria.
Desechadas aquellas opiniones favorables a la equiparación de la función notarial con la
jurisdicción en sentido estricto por tratarse ésta de una potestad exclusiva de los Jueces y
Tribunales, en base a esta pretendida naturaleza jurisdiccional de la función notarial, se ha
mantenido la absorción de la jurisdicción voluntaria por aquélla, por quienes entienden que
la jurisdicción voluntaria también tiene naturaleza jurisdiccional.
Dentro de los argumentos que se utilizan para defender la naturaleza judicial de la función
notarial como jurisdicción voluntaria destaca el origen judicial que se atribuye al documento
notarial, cuyo precedente se quiere situar en los juicios fingidos propios del proceso civil
romano. Siendo precisamente esa referencia a los juicios aparentes del Derecho romano uno
de los sentidos que ha tenido el término jurisdicción voluntaria en los sistemas de Derecho
latino.
En los casos en que demandante y demandado se limitaban a celebrar un negocio jurídico,
éstos no pretendían sino conseguir el efecto firme de la cosa juzgada, lo que se alcanzaba,
bien mediante el reconocimiento o confesión ante el magistrado, bien, en una fase posterior,
mediante el allanamiento traslativo a una pretensión adquisitiva de titularidad o cessio in
iure. Estos casos se resolvían en la fase in iure ante el Magistrado, sin necesidad de llegar a
la litis contestatio, por lo que la sentencia era innecesaria, bastando un praeceptum de
solvendo del Juez. Más tarde, se llegó incluso a suprimir la demanda, compareciendo las
partes ante el Juez y, previo requerimiento de una de ellas, la otra confesaba y el Juez
pronunciaba el praeceptum de solvendo, con eficacia de cosa juzgada.
Será en los siglos XII y XIII, con el surgimiento del Notariado moderno, cuando se
atribuye a estos profesionales del derecho las funciones de formalización y documentación
de actos jurídicos entre particulares que, hasta entonces, aunque quizás sólo formalmente y
a modo de juicios fingidos, eran consideradas como facultades atribuidas a los magistrados.
Estos juicios aparentes se sustituyen por una comparecencia ante el Notario. Los
documentos notariales adquieren mediante la cláusula guarentigia la misma eficacia que el
praeceptum de solvendo dictado por el Juez. Nace, así, el instrumenta guarentigia o
documento público. Esta concepción debe entenderse hoy superada ya que, sin olvidar estos
precedentes, el Notario ha encontrado en la tarea formalizadora de actos y contratos su
misión típica y goza de sustantividad propia dentro de nuestro sistema.
Junto a estos antecedentes históricos, se han esgrimido otras razones para justificar la
esencia judicial de la función notarial. Principalmente, se argumenta en base a la
dependencia que el Notariado tiene orgánicamente del Poder Judicial en algunos países del
sistema latino, así como, finalmente, en atención a su propio contenido, queriendo ver
supuestas semejanzas en la forma de actuación de los Notarios y de los Jueces
fundamentadas en la idea de que ambos aplican y declaran el Derecho.
Sin embargo, función judicial y función notarial son esencialmente diferentes. La función
notarial aplica el Derecho en la normalidad, sin contienda y su misión ordinaria pasa por dar
fe, previo el necesario asesoramiento y control de legalidad, de los actos y negocios en que
interviene. El Notario es funcionario público, como el Juez, pero un funcionario sujeto a un
régimen especial y lo más importante, carece de imperium, esto es, no está investido de la
potestad necesaria para hacer cumplir a las partes el contenido del documento que autoriza.
Documento notarial que, a diferencia de la sentencia, no goza de cosa juzgada, ya que la
actuación del Notario y su obra documental estarán siempre sometidas a una posible revisión
judicial.
A pesar de todas las críticas que se puedan hacer a la tesis que defiende la naturaleza
judicial de la función notarial, lo cierto, como se ha dicho, es que ha servido para considerar
al Notariado como el órgano más idóneo de la jurisdicción voluntaria.
Ante todo esto es preciso señalar que en nuestro país se considera función jurisdiccional
a una actividad especializada, única, irrenunciable y exclusiva del Estado, la regulación de
su estructura, funcionamiento y métodos supone la existencia de normas cuya naturaleza es
de derecho público; esta previsto cuando las normas o resoluciones administrativas son
rechazadas por los administrados y es necesario accionar un procedimiento jurisdiccional,
por lo que son decisiones de última instancia que quedan firmes y no se pueden interponer
recursos, de manera que sus procedimientos terminan con decisiones de calidad de cosa
juzgada.
CONCLUSIONES

Podemos definir la jurisdicción desde un punto de vista funcional y general, como la
soberanía del Estado, aplicada por conducto del órgano especial a la función de
administrar justicia, principalmente para la realización o garantía del derecho objetivo
y de la libertad y de la dignidad humanas, y secundariamente para la composición de
los litigios o para dar certeza jurídica a los derechos subjetivos, o para investigar y
sancionar los delitos e ilícitos de toda clase o adoptar medidas de seguridad ante ellos,
mediante la aplicación de la ley a casos concretos, de acuerdo con determinados
procedimientos y mediante decisiones obligatorias.

Derivado del pensamiento de estos grandes autores del derecho, podemos concluir en
relación a la jurisdicción voluntaria lo siguiente: la resolución de la jurisdicción
voluntaria no tiene la naturaleza de cosa juzgada, en la jurisdicción voluntaria no hay
conflicto y no hay partes, la jurisdicción voluntaria es una función que no es la que por
naturaleza le pertenece a los jueces, el actuar en la jurisdicción voluntaria puede y debe
ser menos solemne y no requiere de publicidad y en la jurisdicción voluntaria la
voluntad de los particulares se combina con la intervención del Estado para generar
efectos jurídicos.

Aun no existe en la legislación peruana interpretación acerca del rol del Notario en
relación con la jurisdicción voluntaria; menos aún al hecho de que tenga relación con
algún tipo de jurisdicción, ante la polémica acerca de si existe la jurisdicción voluntaria,
ha habido una abstención del legislador a atribuir el carácter jurisdiccional a la actividad
notarial.

Históricamente los Notarios tenían jurisdicción y que eventualmente ejercían imperio,
el cual se fue perdiendo conforme se centralizó el poder político absoluto, el presente
trabajo no pretende agotar el tema, pero sí dejar constancia de que la existencia de los
precedentes que conforman la investigación, merece una mayor revisión más allá de los
prejuicios sobre el tema derivados de la falta de información sobre lo que representa la
jurisdicción voluntaria y el papel de los Notarios en el ejercicio de la misma.
REFERENCIAS Y/O BIBLIOGRAFÍA
Derecho Notarial. Lima: Fondo Editorial de la Facultad de Derecho de la Universidad de San
Marcos, 2017
Gutiérrez Álvarez, Jorge. Revista Podium Notarial. numero 33-2016. Revista Digital de
Derecho. Colegio de Notarios de Jalisco, México. www.revistanotarios.com
DEVIS ECHANDIA, Hemando. Teoría General del Proceso. Buenos Aires, Editorial
Universidad, Tercera Edición, 1997, Pp: 95 - 119, pp. 142 - 224 y pp. 285 - 289.
https://cursos.aiu.edu/Derecho%20Procesal%20Civil%20II/PDF/Tema%206.pdf
FONT BOIX, Vicente, “La jurisdicción voluntaria y sus relaciones con la función notarial”,
(Conferencia pronunciada en la Academia Sevillana del Notariado el día 26 de abril
de 2015)
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