Subido por jose Octavio Cruz López

Cruz Jose Octavio

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El poder médico a través de la evaluación clínica “triage”, en el área de urgencias
del hospital Chiapas nos une “Dr. Jesús Gilberto Gómez Maza”
The power of doctor through clinical evaluation, in the emergency area of the hospital “Dr. Jesús
Gilberto Gómez Maza”.
Dr. D.H. Cruz López José Octavio
[email protected]
Resumen.
Las sociedades actuales viven a un ritmo acelerado, encontrando accidentes, estrés y enfermedades,
que ameritan ser atendidas en salas de urgencias y hospitales, con evaluaciones críticas de carácter
clínico para establecer la rapidez en la atención médica, de acuerdo a como se compone dicha sala
de urgencias y con el dispositivo de separación y clasificación llamado triage, ejecutado por el
soberano de bata blanca quien ostenta el poder para definir que se hará con cada enfermo, en el
entendido que dicha relación esta determinada desde el momento en que la escuela le da la
embestidura, la profesión y la sociedad lo valida, pues lo que comenzó como una medicina social
en el siglo XXVIII, ha tomado un giro hacia la medicina privada, en beneficio mas que del enfermo
del medico y sus relaciones de poder, con otras profesiones que están supeditadas o subordinadas
a la profesión medica y a sus integrantes de elite.
Palabras clave. Sala de urgencias, triage, médico, poder,
Abstract.
Today's societies live at an accelerated pace, encountering accidents, stress and
diseases, which deserve to be treated in emergency rooms and hospitals, with critical
evaluations of a clinical nature to establish the speed of medical care, according to how
said room is composed. of emergencias and with the separación and clasificación device
called triage, executed by the sovereign in a White coat who holds the power to define
what will be done with each patient, in the understanding that said relationship is
determined from the moment the school gives him the onslaught, the profesión and
society validate it, since what began as social medicine in the 28th century has turned
towards private medicine, for the benefit of the doctor rather than the patient and his power
relations, with other professions that they are subservient or subservient to the medical
profession and its elite members.
Keywords. Emergency room, triage, doctor, power,
Introducción.
A lo largo de los años han existido necesidades del ser humano, como son las de alimentación, de
educación, de vivienda y de recreación y de salud, por donde todo sujeto transita, a través de la
vida misma, buscando trascender y vivir, a las circunstancias que se presentan día a día, como
sequias, inundaciones, huracanes, sismos, y accidentes en el día a día que provocan deterioro en el
ser humano y sufre de una merma biológica o física que amerita ser atendido en los lugares idóneos
para ello, como son las salas de urgencias de los hospitales, donde se otorga atención medica y se
reestablece la tan ansiada salud.
Y en el libro estrategias del poder se despliega el nacimiento de la medicina social, donde Foucault
M. (1999), menciona:
“La medicina fue siempre una práctica social, y lo que no existe es la medicina «no social»,
la medicina individualista, clínica, del coloquio singular, que fue más bien un mito con el
que se justificó y defendió una determinada práctica social de la medicina: el ejercicio
privado de la profesión. Y así, en la medida en que la medicina es social, por lo menos
desde que cobró un gran impulso en el siglo XVIII, la crisis actual no es realmente actual.
sino que hunde sus raíces históricas en la práctica social de la medicina”. (Pág. 347).
Sin embargo, gracias a esa practica ejercida desde el siglo XVIII, aun se sigue desarrollando
la medicina social desde los medios hospitalarios a donde confluyen los necesitados,
aquellos que adolecen de diversas situaciones físicas o biológicas, como también de
aquellos quienes aquejan alteraciones conductuales, y/o emocionales, pues al vincularse
estrechamente con la dinámica social, económica, cultural y otras esferas del entorno
nacional, estatal y local, la salud forma parte de las necesidades de mayor trascendencia en
las sociedades contemporáneas de todos los sectores de la población.
En Chiapas, en específico, el hospital Chiapas nos une “Dr. Gilberto Gómez Maza” donde las
carencias de insumos se acentúa al paso de los días, pues la cantidad de gente que llega a dicho
nosocomio es cada día mayor, pues es una institución de servicios de salud gratuitos, que otorga el
estado, sin embargo llegan personas de diversas ciudades y municipios de Chiapas, como
Ocosingo, Tapachula, Berriozábal, Chiapa de corzo, San Fernando, Tecpatán, San Cristóbal,
Arriaga, Tonalá, Comitán, Margaritas, Trinitaria, Carranza, Pujiltic, entre otros.
¿Dónde se ubica este nosocomio?
Ubicado al norte oriente de la ciudad capital, en: Libramiento Norte & Boulevard Centenario del
Ejercito Mexicano S/N, Las Torres, 29045 Tuxtla Gutiérrez, Chis. Donde es posible llegar por una
de las vialidades mas importantes, el libramiento norte, y entrada a fraccionamiento las torres.
La gran mayoría de pacientes realiza su protocolo especifico desde su unidad hospitalaria, sin
embargo, este proceso puede llevar tiempo, al integrar los diferentes requisitos que les son
solicitados para su aceptación hospitalaria, como son: la elaboración del expediente clínico, la
integración de su ficha de identificación, la valoración de resultados y la evaluación clínica del
caso, a través del sistema de citas del hospital Gilberto Gómez Maza, que opera a distancia, gracias
a la tecnología, que acerca a los diferentes centros de salud con el área de citas médicas
especializadas.
Sin embargo, diariamente son decenas de pacientes que acuden a la sala de urgencias de dicho
hospital, por presentar deterioro de su salud por enfermedades crónico degenerativos, del tipo de
diabetes mellitus, hipertensión arterial, pie diabético, colitis, cirrosis, arritmias, y lesiones
ocasionadas por accidentes y/o agresiones, por maquinarias de trabajo, o por abuso de sustancias
que afectan el equilibrio homeostático de cada sujeto, por lo que son trasladados a la sala de
urgencias para estabilizarlos.
El propósito de este trabajo es analizar como ejerce el poder el médico en esa area de urgencias,
así como de donde viene ese poder, que lo embiste y que despliega en ese escenario llamado
hospital, desde autores como Foucault, Baeza, y Weber.
Desarrollo.
¿Qué es una sala de urgencias?
La sala de urgencias es un espacio donde acuden las personas que presentan situaciones de salud
que ponen en riesgo su vida, al presentar desajustes hemodinámicos que requieren de ajustes
metabólicos drásticos a través de fármacos especializados o maquinas especializadas que
sustituyen o complementan una función , como respirar, como depurar las toxinas que el mismo
organismo desecha del metabolismo diario, y/o eliminar el dolor con fármacos y establecer
protocolos de tratamiento para dolor y/o infección, así como de situaciones quirúrgicas o
descompensadas que pueda tener el sujeto.
¿Cómo se compone una sala de urgencias? ¿qué elementos lo componen?
En el hospital Gilberto Gómez Maza, se encuentra en la planta baja, al oriente norte del edificio,
donde se encuentran de forma habitual 15 enfermeras, 7 médicos, distribuidos de la siguiente
manera, 4 para seguimiento de pacientes hospitalizados en primer contacto, 2 médicos para recibir
ambulancias y apoyar a ingresarlos de acuerdo a la normativa establecida y protocolos internos de
hospital, 1 médico para valoración médica inicial de adultos y sala de shok con un médico
especialista urgenciólogo.
Hay dos salas de shok, una habilitada con equipos de reanimación y monitoreo hemodinámico y
otra se usa como sala de aislamiento. Así como 40 espacios para mantener en observación o
tratamiento inicial de primer contacto hasta que son valorados por médicos especialistas y
canalizados o protocolizados a piso de la especialidad que amerita.
Así mismo existe una sala de curaciones, usada cuando la persona llega por lesiones como
cortadas, caídas y raspones y amerita lavado y curación o en su defecto colocación o recolocación
de sondas, y la sala de yesos donde se valora a los pacientes que llegan con fracturas, valoran las
radiografías y/o son canalizados a traumatología quien decide si su manejo es conservador o
quirúrgico en virtud a la valoración clínica y radiológica, pero, ¿con que herramienta son valorados
estos pacientes para establecer un nivel de prioridad?
El triage.
¿Acaso solo los criterios de los saberes médicos, bastan para protocolizar al paciente? ¿O
existe un dispositivo que haga más practica esa vivencia clínica y hospitalaria?
Existe un dispositivo llamado triage que es con el cual valoran el nivel de urgencia y clasifican su
posible atención de prioritaria o no prioritaria.
Usado para clasificar y asignar atención medica en base a prioridades con un código de colores,
donde rojo es urgente y prioritario, que amerita atención en un centro hospitalario en un término
de 10 minutos, hasta azul que es lo menos urgente y en términos generales reasignado a un centro
de atención de 1 nivel, consultas generales y seguimiento.
es un proceso que nos permite una gestión del riesgo clínico para poder manejar adecuadamente y
con seguridad los flujos de pacientes cuando la demanda y las necesidades clínicas superan a los
recursos. (Gómez J. 2006).
Debe ser la llave de entrada a una asistencia eficaz y eficiente, y, por tanto, una herramienta rápida,
fácil de aplicar y que además poseen un fuerte valor predictivo de gravedad, de evolución y de
utilización de recursos. (Gómez J. 2006).
La aplicación del triaje, tal como lo conocemos, proviene del mundo anglosajón que se desarrolla
a partir de los años 60. Refiere Gómez J. (2006):
Los planteamientos basados en escalas de 3 ó 4 niveles de categorización que, al no haber
demostrado suficiente fiabilidad, relevancia y validez, han sido casi todas sustituidas a
partir de los años 90 por nuevas escalas de 5 niveles de priorización que pueden ser
aplicadas en modelos del denominado triaje estructurado.
La aplicación de dichas escalas parte de un concepto básico en triaje: lo urgente no siempre es
grave y lo grave no es siempre urgente. Esta premisa da pie, que el medico atienda solo a quienes
considera urgencias verdaderas y difiera o use el sistema de contra referencias para enviarlos a su
unidad de primer nivel.
Gómez Jiménez (2003), propone cuatro índices de calidad que deben ser asumidos por el sistema
de triaje implantado y que se convierten en testigos de su capacidad como indicador de calidad del
propio servicio de urgencias;
El índice de pacientes perdidos sin ser vistos por el médico (≤del 2% de todos los
pacientes que acuden a urgencias). Divide a este índice en aquéllos que se pierden sin
ser clasificados y aquéllos que se trían, pero se van antes de ser visitados. 2. Tiempo
desde la llegada a urgencias hasta que se inicia la clasificación (menor de 10 minutos).
3. Tiempo que dura la clasificación (menor de cinco minutos como recomendación) 4.
Tiempo de espera para ser visitado, establecido en cada uno de los niveles de prioridad
de que conste el sistema de triaje y que varía entre la atención inmediata del nivel I de
prioridad hasta los 240 minutos, considerados como el tiempo máximo que debe esperar
la prioridad menos urgente.
El soberano de bata blanca.
En la mayoría de las salas de urgencias es el médico de mayor experiencia o rango quien decide
como se maneja las prioridades de acuerdo a recursos humanos (enfermeras, médicos) y recursos
materiales (insumos, camas, equipos varios) de cada institución y/o de cada área de especialidad.
Y aunque no es exclusivo de las áreas hospitalarias dicho dispositivo se ha manejado también en
áreas fuera de hospital, como son ambulancias o accidentes carreteros, tal es el caso del accidente
del 9 de diciembre del 2001 en la carretera Chiapa de corzo a Tuxtla Gutiérrez, donde un tráiler
que transportaba personas en carácter de indocumentados de Guatemala, nicaragua, salvador,
honduras entre otros, que
deseaban llegar a lado americano, terminando muchos de ellos
lesionados de muerte en el lugar y 50 de ellos entre adultos y niños quedaron ahí sobre la cinta
asfáltica, inertes sin posibilidad de retorno, hasta donde llegaron ambulancias con personal medico
que realizo las maniobras de selección, y exclusión para traslado de forma prioritaria de acuerdo a
su situación clínica determinada por la cinemática de trauma y las condiciones operantes al
momento de su evaluación.
Estos profesionales entran o se desplazan en todas las áreas del hospital, o del área de
accidente, sin ninguna dilación, con paso firme, seguro y rápido. Su mirada queda fija en
su objetivo prefijado. Nadie cuestiona qué hacen allí. Su cuerpo expresa con sus
movimientos el hábito del que ha hecho ese trabajo muchas veces: movimientos, precisos
y seguros, por lo que nadie pone en duda su pertinencia a ese lugar. (Birdwhistell, 1970:
233), en (García Ibáñez G. 2017, pág. 64).
¿De dónde viene esa facultad, ese derecho o ese “poder” medico?
Pocas profesiones cobran tanta relevancia en la sociedad, como es la medicina, ejercida en un sujeto
que porta con gallardía, la bata blanca, esta profesión, era la única con derecho exclusivo a poner
en tela de juicio, los dichos empíricos de las curaciones con plantas y menjurjes y la única
legalmente permitida para diagnosticar a otro e indicarle que camino seguir para llegar al equilibrio
en su salud.
La avalancha del capitalismo en pro de la competencia y del laissez faire no afectaron de una forma
directa de esa profesión; más bien lo contrario, afirma Rodríguez, J.A. (1981) que:
Surge reforzada con el sistema capitalista, Aliándose definitivamente con el estado y
consiguiendo de este la persecución de cualquier tipo de intrusismo, y el derecho al control
de su práctica y organización del trabajo. No es un proceso lineal, y los poderes de la
profesión médica varían de unos países a otros, dependiendo de los distintos procesos de
afianzamiento y desarrollo del capitalismo. (pág. 96).
Hoy en día la profesión médica, en los países de más alto nivel económico, tiene un estatus que la
convierten en autónoma con respecto al resto de la sociedad y en cabeza de la organización
sanitaria.
Tal es su importancia que las profesiones paramédicas tiene legitimado su estatus
únicamente en función de su relación (de subordinación y dependencia) con el médico. La
profesión médica no solo controla exclusivamente su propio trabajo, sino que además
controla y organiza el trabajo de otras profesiones que se establecen alrededor de ella en su
labor de asistencia. (Rodríguez, J.A. 1981, Pág. 96).
Pareciera ser entonces, que, en este planteamiento sociológico, empieza a dibujarse el poder y quien
lo otorgo en su momento, pues, de su relación con el poder establecido, o sea con el estado, la
profesión médica ha sido uno de los grupos profesionales más claramente favorecidos.
Su autonomía y el poder que está le otorga es utilizada para la generación de más poder,
convirtiéndose así en una de las sociedades paralelas de más influencia en nuestra sociedad.
Por otro lado, la profesión es uno de los vehículos ideológicos más importantes del estado.
Aplica y desarrolla la concepción del Estado acerca de la salud; pero a su vez influye en el
estado al hacerle asumir sus propios criterios y concepciones de lo normal y lo anormal.
(Rodríguez, J.A. 1981, Pág. 96).
Lo anterior da poder a este sujeto de bata blanca y lo convierte así en, no únicamente el hacedor de
la enfermedad, sino en el tratante, y todopoderoso que dispone de un escenario para interactuar con
los “enfermos”, en cuyas manos esta la posibilidad de ayudar a estos sujetos “enfermos” a curarse,
o/a deteriorarse proporcionando calidad de vida en un proceso que quizá no tenga mas que esperar
el momento, con los cuidados paliativos pertinentes que amerite.
Así como también, Rodríguez, J.A. (1981), menciona que es también el grupo social que
dictamina sobre el bien y el mal en nuestra sociedad. Sí a todo ello le unimos su poder e
interés en lo económico no resulta extraña la calificación que de "empresario moral" hace
de ella Freidson. Empresario de la moralidad qué significa el monopolio sobre lo que es
normal y sobre lo que es desviado, y monopolio de las técnicas a utilizar para solucionar
dicha desviación. La profesión médica, al elevarse sobre el bien y el mal, se convierte de
nuevo en el grupo social que interpreta las legendarias y divinas leyes que rigen el
comportamiento del ser humano. La profesión médica, por su importante papel relacionado
con la sociedad (su labor de asistencia curativa) es uno de los elementos más claros de
estratificación social. En los países en los que priva la práctica individual y privada sobre
la pública, su dedicación a las clases pudientes de la sociedad es palpable. A excepción del
médico humanista, y altruista, que todavía cree en aquella raida idea de que la medicina
está al servicio de la humanidad, la mayoría la posición médica está preocupada en
acrecentar su poder económico y su prestigio tanto científico como social. Es incluso un
elemento de estratificación social en aquellas sociedades en las que la práctica pública es
más importante que la privada. (pag.96)
Y es curiosos como en los estados de la republica mexicana, sobre todo en las comunidades rurales,
de bajo índice de desarrollo humano, y con altos índices de pobreza y marginación, existen
servicios de salud precarios, y con escases de todo, personal, insumos y deterioro de las mismas
unidades medicas hasta lo mas profundo de su estructura, pues la economía ahí es muy limitada,
por lo que los especialistas médicos nunca irían pues no conviene a sus “intereses” de crecimiento
y desarrollo.
Y esto me lleva a cuestionarme ¿por qué los médicos no eligen las opciones de naturoterapia o
medicinas alternativas como primera opción?
La verdad es que existen tantas especialidades en esta área sanitaria que, a veces, es difícil
decantarse por una rama u otra. Ante la duda, en el caso de que no tengamos especial vocación por
una en concreto, es decir, que no lo tengamos de siempre claro, puede ayudarnos a elegir esa
especialidad que nos va acompañar durante el ejercicio como facultativo, la remuneración
económica.
Para qué nos vamos a engañar, el salario muchas veces ayuda en la decisión final. ¿Cuáles
son las especialidades mejor pagadas? Un informe a nivel internacional de la web de
referencia Medscape establece el ranking salarial de las ramas médicas con un mayor y
menor salario anual.
Si la economía es el elemento decisivo a la hora de elegir especialidad, Ortopedia, Cirugía
Plástica, Otorrinolaringología o Cardiología son las mejores opciones. Según cita dicho
sitio web, el salario anual de estas disciplinas médicas oscila entre los 482.000 y los 430.000
dólares anuales (entre 430.000 y 380.000 euros), (UAX 2022).
Por el contrario, las especialidades que aportan un menor beneficio económico son Medicina
Preventiva y Salud General, Pediatría, Medicina Familiar, Endocrinología y Enfermedades
Infecciosas, todas ellas con remuneraciones por debajo de los 250.000 dólares al año (alrededor de
220.000 euros), UAX 2022.
Esto sin duda coloca al médico, sobre todo de las especialidades antes descritas en una posición y
estatus socioeconómico alto. En ese tenor, la pobreza es otro factor que le da poder al médico, en
el entendido de que la pobreza física, económica y emocional, genera o incuba posibles
enfermedades, como resultado de las diversas carencias, afectivas, alimentarias y culturales,
dejando a la población en una situación incluso de miseria.
Arqueología del poder.
Sin embargo, de donde nace o es otorgado ese poder, ¿cómo se fue constituyendo?, pero ¿qué es
el poder, desde donde se gesta y por qué?
La definición sobre el poder dada por Max Weber (1997), es muy simple, “hacer que otro haga
algo, que, desde sí, no lo haría”, es útil porque es muy “operativo”, pero es un problema más
complejo.
Nietzsche (1993), piensa que el poder lo tiene quien pone los valores, con los cuales
actuamos. Agrega que el poder, el deseo de dominar y mandar, es innato al ser humano, que
si hay dos personas en un lugar una querrá mandar, obtener algún poder sobre la otra.
Nietzche, Friederich. (1993), Nietzsche, Friederich. (1947).
Hopenhaym, Martin. (1997),
mencionan que esta conducta o intención, lo vemos en muchos mamíferos, para quienes también
les es muy característico.
Se trataría de algo muy profundo, para obtener metas, deseos, controlar a los otros.
Foucault, (uno de los pensadores contemporáneos que más ha meditado este problema,
piensa que el poder es algo que está en la sociedad, que a veces se personaliza, pero que
actúa permanentemente en nosotros, determinándonos, ordenándonos, tanto en lo mental,
consciente o inconsciente, en el cuerpo, en las fantasías, nos predetermina, nos impide
pensar en otras posibilidades que las aceptadas por el sistema o el poder.
Así mismo, Foucault, Michel. (1997), Foucault, Michel. Et. cols. (1991), Jalon, Mauricio.
(1994). Mencionan que hay una acción del poder en nuestra conciencia permanente, unido
a la idea de deber y de culpa, si no cumplimos con lo propuesto. En realidad, nuestra
posibilidad real de libertad es más bien escasa, ya que muchos poderes están actuando
dentro de nosotros, “modelando” nuestra conducta y deseos, haciéndonos creer que son
propios, que nosotros los concebimos y fuimos libres para sentirlos y ejecutarlos.
Max Weber (1922) analiza y describe muchos tipos de poder, como el poder hereditario, el poder
legal, el poder burocrático, el poder militar, el poder religioso, el poder carismático, el poder de la
tradición...
La gama de formas de expresión del poder es muy variada y nosotros, como médicos, parte
de una sociedad, vivimos en medio de muchos de estos tipos de poderes. El poder puede
tener una acción positiva, creativa y lograr muchos objetivos, pero también puede ser
negativo, opresivo y destructor. Estas dos miradas están en el poder del médico, que son
propuestas en una visión muy extensa del problema por (Howard B. 1992).
Pocas veces quienes tienen el poder son muy transparentes, democráticos y luminosos,
como pocas veces son tan oscuros y opresivos; la mayoría de las veces se ejerce el poder
desde una especie de ambigüedad paternal, “lo hacemos por tu bien, es nuestra tarea, tú
debes sentirte tranquilo y seguro, para eso estamos”, y poco se explica o se dice, “nosotros
sabemos lo que hay que hacer”. Este es el estilo paternal muy común en nuestro país. Brody,
Howard, M.D. (1992).
Así mismo menciona Foucault, M (2012), las relaciones entre los médicos y los enfermos,
las formas de institución, al menos en los hospitales psiquiátricos, me asombraron por
completo, me sorprendieron, incluso hasta la angustia. En el fondo, la pregunta que me hice
no fue tanto para saber qué pasaba por la cabeza de los enfermos, sino que pasaba entre
estos y los médicos. ¿qué pasaba entre esa gente, a través de las paredes, los reglamentos,
los hábitos, las restricciones, las coerciones, también las violencias que podemos encontrar
en los hospitales psiquiátricos? ¿qué es eso?
Esa relación tan dramática, tan tensa. Foucault, M. (2012). Menciona asimismo que el poder o
relaciones de poder, son complejos más allá del aparato jurídico, legal y que el poder se ejerce
mediante procedimientos de dominación que son muy numerosos.
Pero más allá de estas relaciones ¿qué poder o poderes tiene el medico?
Menciona Baeza, H. (2004), que la institución donde estudia lo faculta, le da poder a través
del entrenamiento y el respaldo de los conocimientos adquiridos, llamado poder de
esculapio, el poder social Corresponde al estatus social del médico. Es un amplio contrato
entre la sociedad y el médico.
Confianza que deposita la sociedad en las acciones del médico. Las más comunes son quién
está enfermo o no, licencias médicas, evaluaciones de incapacidad física o mental,
jubilaciones, limitaciones de trabajo. Otro ejemplo son los certificados de defunción, o en
lo social, decisiones de vacunaciones, saneamiento y situaciones de catástrofes. (Baeza, H.,
2004).
Son muchas las decisiones que la sociedad delega en los médicos, que muchas veces significan
grandes inversiones económicas. Existe siempre dificultad en ajustar las opiniones médicas
técnicas con las opiniones de los sociólogos y/o de los economistas. (Baeza, H., 2004).
El poder del conocimiento El uso del conocimiento y de la verdad médica agrega otro
aspecto al poder. Los médicos, en general, pertenecen a las clases más educadas y con
mejores ingresos económicos de la sociedad en que habitan. Esto les da un poder sobre las
personas que atienden, sobre todo si son de clases económicas con menos cultura y bienes
económicos. Los médicos viven y visten de cierta manera, usan automóviles caros, un
lenguaje especial, están acostumbrados a dar órdenes, a tener opiniones marcadas y
definitivas, que les convierten en personas respetadas con un cierto poder de influencia y
carisma en la sociedad. Baeza, H. (2004).
Por ello Foucault, M., (2012) menciona que, a pesar de la complejidad y diversidad, esas relaciones
de poder logran organizarse en una especie de figura global.
Podría decirse que es la dominación de la clase burguesa o de algunos de sus elementos
sobre el cuerpo social. Pero no me parece que sean la clase burguesa o tales o cuales de sus
elementos los que imponen el conjunto de esas relaciones de poder. Digamos que esa clase
las aprovecha, las utiliza, las modifica, trata de intensificar algunas de esas relaciones de
poder o, al contrario, de atenuar algunas otras. No hay, pues un foco único del que todas
ellas salgan como si fuera por emanación, sino un entrelazamiento de relaciones de poder
que, en suma, hace posible la dominación de una clase social sobre otra, de un grupo sobre
otro. Foucault, M. (2012).
Muestra de lo anterior es referido por Baeza, H. (2004), “El poder de esta mirada paternalista no
es sólo de los médicos; nuestra sociedad es altamente paternalista y no se comparte, ni es
transparente en el uso del poder.
Podemos mencionar algunas estructuras como el gobierno y la política, los colegios, las
universidades, la iglesia católica, los hospitales, la familia” ..., muchas instituciones tienen esta
característica, tan común que no se nombra ni se analiza. Baeza, H. (2004),
Sin embargo ¿el poder sirve para ayudar al necesitado o genera desventajas?
Existe una máxima muy antigua: “El poder corrompe”, el permanente uso del poder
transforma a algunos médicos en seres que creen que todo lo que piensan es verdad, en seres
omnipotentes, y esto los lleva por contigüidad a salirse de los cánones comunes, a salirse
de la crítica y autocrítica, del control de sus pares. Balint, Michael. (1954).
Balint, M. (1954), decía que los médicos creían que tenían un poder apostólico, que todo lo
que dijeran sería aceptado y creído por los pacientes como verdad. Con esta obediencia casi
ciega de los pacientes y de la sociedad, fácilmente se pueden romper barreras del uso
correcto del poder que esté dirigido al bien del paciente y no al bien personal del médico.
Desde la perspectiva que ve Foucault, el poder o la relación de este poder otorgado en un sujeto
creado por la misma sociedad, y donde la biopolítica a construido enfermos, estadísticas, solo la
población importa como número, como objeto de consumo y no como pueblo como hombre, y
entonces es más importante la obediencia, basado en el miedo o la categorización de niveles y
jerarquías que deja al enfermo en una desventaja económica, social y en muchas ocasiones también
cultural.
Menciona Baeza, H., (2004), si pensamos en la aparición casi explosiva de la Bioética en
los últimos años es porque “algo que hacemos los médicos, no está bien”, porque nuestra
manera habitual de actuar es sin tomar en cuenta, o sin conciencia de muchos de los
problemas de los pacientes, y, además, sentimos que es natural que sea así. Si aparece tal
cantidad de acuerdos, manuales, principios, filosofías, de “qué es lo mejor para los
pacientes”, quiere decir que no lo estamos haciendo bien y hay que traer, con urgencia, toda
esta cantidad de problemas al debate, la enseñanza, transformarlo de una manera habitual
de ser, en un problema muy profundo que analizar. El poder médico está en muchas medidas
misteriosas, por encima del poder de los pacientes y ejerce una fuerte presión sobre él.
El lado oscuro de la medicina y los médicos no puede ser eliminado fácilmente. Hay médicos que
razonan mal y sienten que lo hacen muy bien, en beneficio de los pacientes.
La variedad de problemas es múltiple, descuidos, abandonos de pacientes, abuso en el cobro
honorarios, abusos sexuales, alteraciones de personalidad de los médicos, alcoholismo,
drogadicción, agresividad, faltar al secreto médico, y son muchos más, todo esto apoyado
en el desequilibrio de poderes, la falta de control y la falta de conciencia de los problemas
como problemas. Baeza, H. (2004).
Conclusiones.
La relación medico paciente ha sido por muchos años una constante en la sociedad, sin embargo,
esta relación de poder se ajusta a la “necesidad del enfermo”, aparentemente, pero es la figura del
médico quien gana en dicha relación, pues lo que representa y a quien se le otorgo poder a lo largo
de la historia de dicha profesión, quien ha sido facultado desde las instituciones que lo avalan y lo
reconocen para ejercer el poder de “curar”.
Por otro lado, los sujetos son tratados bajo protocolos para tal o cual enfermedad con lo cual el
sujeto no emerge, solo el enfermo aquel que es menos que el médico, y que debe obedecer todo lo
que el soberano de bata blanca tenga a bien ordenar para tener el beneficio de la recuperación
biológica y quizá psicoemocional.
Por otro lado, ese poder, que la misma sociedad le ha otorgado desde las diferentes ópticas, al no
responsabilizarse de su salud, y permitir que el ciclo no se rompa y se fortalezca para beneficio del
propio gremio médico, con apoyo de las farmacéuticas, y de dispositivos como la clasificación
triage y de las mimas asociaciones médicas, hasta llegar a lo que son las mafias del poder, en este
caso específicamente, para continuar ejerciendo esa bestia magnifica llamada “poder”.
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