MANUAL DE PROCEDIMIENTOS PARA LA CARACTERIZACIÓN CERÁMICA EN LABORATORIO PEDRO MARÍA ARGÜELLO GARCÍA LABORATORIO DE ARQUEOLOGÍA DEPARTAMENTO DE ANTROPOLOGÍA Y SOCIOLOGÍA UNIVERSIDAD DE CALDAS Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas INDICE GENERAL 1. INTRODUCCIÓN 4 2. CONSIDERACIONES PREVIAS 16 3. TALLER 1. FABRICACIÓN DE LA CERÁMICA 20 4. TALLER 2. COLOR 29 5. TALLER 3. GROSOR 39 6. TALLER 4. FORMA 41 7. TALLER 5. INCLUSIONES 54 8. BIBLIOGRAFÍA 59 ANEXOS ANEXO 1. Normas para el dibujo de fragmentos decorados 62 ANEXO 2. Normas pare el dibujo de formas cerámicas 64 ANEXO 3. Glosario de Formas Cerámicas 65 Indice 2 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas Indice 3 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas 1 INTRODUCCIÓN EL ANÁLISIS CERÁMICO EN LA ARQUEOLOGÍA COLOMBIANA La conjunción de las características propias del registro arqueológico con las tradiciones investigativas que históricamente se han sucedido ha resultado en que sea la cerámica el objeto que mayor atención ha recibido en Colombia. No obstante, mayor atención no necesariamente es un sinónimo de estudio cuidadoso, de desarrollo investigativo o de discusión respecto a los fundamentos con que se ha venido estudiando la cerámica desde la perspectiva arqueológica1. Una revisión de las publicaciones que se han sucedido desde la época de la institucionalización y consolidación de la arqueología como práctica científica y académica (después de la década de los treinta del siglo XX) muestra la posición privilegiada que ha tenido la cerámica en tanto que ha sido el objeto no solo más colectado y estudiando sino también a partir del cual se han llevado a cabo el mayor número de inferencias sobre el pasado prehispánico. Sin embargo, brillan por su ausencia aspectos básicos a cualquier indagación científica como son la exposición clara de los criterios de acercamiento al objeto y la discusión respecto a las premisas que subyacen la adopción de dichos criterios como forma de explicación. Como consecuencia, en la mayoría de los textos de arqueología colombiana se procede a la descripción y posterior agrupación de la cerámica en conjuntos generalmente denominados tipos pero sin la suficiente información respecto a la secuencia lógica que deriva desde la pregunta de investigación hacia la formulación de una metodología de análisis de los materiales arqueológicos; es decir, no se explica la forma en que la descripción y análisis de determinados rasgos de los materiales contribuyen a resolver una pregunta determinada. El problema anteriormente planteado deriva, y se relaciona con, varios aspectos colaterales a la práctica arqueológica. Primero, con la falta de claridad en los presupuestos teóricos y epistemológicos que guían una investigación específica. Segundo, por la indefinición de un esquema lógico de investigación, la parte metodológica. Tercero, por la repetición acrítica de procedimientos que son considerados naturales, e incluso obvios, dentro del curso de un estudio 1 Véase sin embargo Boada et. al. 1988 Introduccion 4 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas arqueológico. Cuarto, la falta de preparación y adiestramiento, entre otros procedimientos, en el análisis de material cerámico. Los aspectos uno y dos hacen parte de las discusiones respecto al manejo teórico y metodológico y aunque se reconoce que la constitución de los problemas de investigación, la forma de abordarlos e incluso los mismos datos proceden de la teoría en el presente texto solo se hará referencia a los aspectos relacionados con los procedimientos de caracterización cerámica, los puntos tres y cuatro2. Ellos están a su vez relacionados con el carácter y nivel de preparación técnica de los arqueólogos en los análisis de laboratorio. En la mayoría de los casos, dichos procedimientos son aprendidos por vía de la tradición oral de la mano de un tutor, generalmente el director del trabajo de grado, y después reproducidos ad infinitum. Esto es lo que generalmente ocurre con la descripción cerámica. El estudiante de pregrado sigue los parámetros del arqueólogo director de tesis o de la investigación en que participa y de forma acumulativa aprende los procedimientos que después replicará con la cerámica de otros sitios arqueológicos. Esto genera varias situaciones: a. la repetición acrítica de los procedimientos; b. el no entendimiento del fundamento de muchos de ellos; c. la naturalización y supuesta estandarización de criterios clasificatorios que se convierten en prácticas transversales aun cuando las preguntas de investigación sean diversas; d. la mayor posibilidad de error en el tratamiento de los datos como producto de la falta de conocimiento conceptual. Como resultado de ello, en la producción arqueológica colombiana es posible observar un conjunto de criterios clasificatorios para la cerámica que en principio aparece como altamente estandarizado, universal. Aunque en la mayoría de textos no se hace claridad acerca del origen de dichos criterios (lo que denomino naturalización) es posible encontrar una fuerte afinidad con la propuesta de análisis hecha por Betty Megers y Clifford Evans (1969) en el muy conocido texto «Como interpretar el lenguaje de los tiestos»3. Este texto buscó precisamente eso, definir unos elementos mínimos para la caracterización cerámica y, con base en ellos, elaborar tipologías. Una lectura del mismo permite adscribir dicha propuesta dentro de los postulados propios de la denominada arqueología histórico-cultural, lo que significa que los criterios establecidos están en consonancia con la búsqueda de Para una ilustración respecto al uso de las teorías en la arqueología colombiana pueden consultarse las opiniones y posteriores discusiones llevadas a cabo en los números 1,2 y 3 de la Revista de Estudiantes de Arqueología. 2 3 Esta idea puede ser corroborada por ejemplo en la revisión de la colección de monografías de la FIAN, donde en la mayoría de casos es posible observar los mismos criterios y atributos propuestos por los mencionados autores, e incluso expuestos en el mismo orden. Introduccion 5 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas unidades diferenciadas que permitan establecer culturas arqueológicas y explicar el cambio cerámico a partir de la migración y la difusión. En otras palabras, la reproducción de los criterios de Meggers y Evans debería recibir alguno de los siguientes tratamientos: 1. ser adoptada como mecanismo para la explicación desde una perspectiva histórico-cultural; 2. ser evaluada y confrontada desde otras perspectivas teóricas y como resultado de tal ejercicio rescatar los elementos transversales que puedan ser útiles; 3. ser simplemente descartada en caso que la anterior evaluación muestre la inoperancia o falta de concordancia con los criterios que guía un investigación particular, y de manera consecuente proceder a formular nuevos criterios analíticos. Ninguna de las tres opciones se ha dado. Solamente se han seguido los parámetros de la construcción tipológica aun en trabajos arqueológicos que dicen no seguir la perspectiva histórico-cultural (con lo cual ni siquiera la opción 1 se cumple). En casos aun peores, los criterios de Meggers y Evans, que de todas maneras son rigurosos, ni siquiera son implementados de forma juiciosa; este es el caso de la nominación tipológica que tantas dificultades ha generado en la arqueología de ciertas regiones de Colombia. El texto de Meggers y Evans es por ende un claro ejemplo de lo que ocurre con el tratamiento cerámico en buena parte de la arqueología colombiana: los arqueólogos lo están aplicando sin realizar una lectura crítica del mismo o incluso sin conocerlo. La construcción tipológica se entiende pues como un procedimiento lógico y connatural a la arqueología que no amerita el análisis de sus fundamentos. De todas formas, el hecho que existiera un manual que instruyera sobre la construcción de tipos cerámicos indica la preponderancia que el tema tenía para los arqueólogos en aquella época, lo que se traducía en cierto grado de atención al análisis cerámico, el cual, a la luz de los intereses actuales puede incluso parecer excesivo. Como resultado de las nuevas corrientes teóricas provenientes sobretodo de Norteamérica, y también como reacción a la tendencia descriptiva que imperaba en buena parte de la arqueología colombiana, los intereses académicos fueron virando hacia la adopción de estrategias orientadas más a la resolución de problemas de investigación que al estudio de los objetos arqueológicos por derecho propio. De allí que el deber ser de la práctica arqueológica iniciara un transito desde el trabajo de campo y laboratorio hacia la discusión por los fundamentos mismos del quehacer arqueológico. Como resultado se ha ido constituyendo cierta disyuntiva, producto de la ruptura generada por la arqueología procesual y su llamado a ser más científicos y más antropólogos, y es la tendencia a la Introduccion 6 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas jerarquización de las labores de los arqueólogos. Las apasionantes discusiones teóricas fueron descentrando progresivamente las tareas de campo y laboratorio, las cuales ya no se consideraron de la misma importancia. Los textos que se ocupan de la descripción de materiales arqueológicos no parecen tener ahora el status de aquellos dedicados a la teoría, lo que significa que quienes se preocupan por dichos temas son relegados a ser arqueólogos de segunda clase. Mario Consens retrata de manera excepcional y sitúa esta situación dentro del marco de alguna tendencia de la arqueología sudamericana, influenciada por el posprocesualismo, y que no solo rechaza el uso de las denominadas ciencias duras sino que lo desacredita: En realidad, esto se inicia en el propio perfil de los aspirantes a arqueólogos, que optan por escabullirse antes que enfrentarse a tales disciplinas «duras». Hay también un rechazo a las tareas de laboratorio. A pasar prolongadas horas en ambientes cerrados y en tareas iterativas, las cuales se consideran propias de principiantes. Que apenas son los «lava piezas». Por lo cual el laboratorio es percibido como una etapa de bajo nivel técnico y profesional. (Consens 2004: 154) Este fenómeno es patente en Colombia, donde cada vez es menos importante el estudio de procedimientos de análisis de materiales arqueológicos, los cuales son observados mas como una rutina, muchas veces encargada a arqueólogos o estudiantes de arqueología con menor preparación, a veces odiosa pero necesaria. La fase de laboratorio es finalmente vista por el arqueólogo como una tarea obligatoria que entre más rápido se cumpla menos traumático hará el proceso. Todo esto se traduce en ligereza y manipulación indebida de la evidencia arqueológica. El excesivo espacio o atención a lo que en términos coloquiales se ha dado en llamar tiestología y que produjo en el pasado abundante bibliografía con detalladas descripciones sobre la cerámica de las regiones ha dado paso a consideraciones cada vez menos atentas al registro arqueológico, aun a pesar de pretender explicarlo4. El mayor interés por asuntos teóricos, que definitivamente es un indicador de avance y madurez de la arqueología colombiana, no puede seguirse haciendo a expensas de la atención sobre los datos que soportan las teorías. Si los datos no son analizados concienzudamente podrán ser sujetos a cualquier explicación, lo que en últimas anulará cualquier proceso de reflexión teórica serio. Para el primer caso es posible contar con textos como el de Reichel-Dolmatoff (1991), dedicado enteramente a describir cerámica. Para el segundo se pueden citar estudios como el de Escallón (2005) donde a pesar de existir una sólida base conceptual se comenten errores en la consideración de tipos cerámicos lo que finalmente desvirtúa las posibles conclusiones a las que se pudiera llegar. 4 Introduccion 7 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas En otras palabras, no se puede olvidar que al interior de una ciencia como la arqueología es el tratamiento del registro arqueológico lo que permite verificar o validar un (unos) determinados postulados teóricos. CLASIFICACIÓN Y CARACTERIZACIÓN En la década de los cincuenta, algunos arqueólogos norteamericanos se vieron envueltos en lo que desde esa época se conoce como el debate tipológico5. La discusión giró en torno a dos posturas respecto a la naturaleza de los tipos de artefactos arqueológicos. De una parte estaban aquellos arqueólogos que abogaban por el entendimiento de los tipos como entidades objetivas, independientes del investigador, y que por tanto reflejaban la variabilidad o integridad derivada de las elecciones del alfarero, en particular, y del grupo cultural, en general. Dichos arqueólogos sostenían que la tipología era un procedimiento por el cual se podían descubrir patrones relacionados con las elecciones de los fabricantes de los artefactos, mediante el uso de técnicas tales como la estadística (Spaulding 1953). De otra parte un grupo de arqueólogos reconocía algún grado de intervención del analista de los tipos, el arqueólogo, con relación a los diferentes niveles de abstracción, pero reconociendo una organización inherente a la cultura y por ende algún grado de ajuste entre las construcciones hechas por los investigadores y los patrones culturales (Ford 1954). Con el pasar de los años fue cada vez más evidente que la delimitación de tipos y procedimientos de clasificación de artefactos se relacionaban más con las elecciones del investigador que con el uso de técnicas cuya asepsia asegurara la eliminación de cualquier sesgo del presente. De tal manera que la clasificación fue definida como un proceso mental cuyo fin es construir categorías e incluir objetos dentro de ellas y la tipología un procedimiento de clasificación con miras a algún tipo de ordenamiento (Adams 1986/1987: 10-11). Paralelamente, también se fue decantando un cierto consenso respecto a que la implementación de métodos de análisis rigurosos podría permitir visiones con algún grado de ajuste a las elecciones y uso de los artefactos en el pasado. En otras palabras, aunque se reconoce el proceso de 5 Entender la naturaleza de la discusión que sobre el particular ha tenido lugar en Norteamérica es importante en la medida que permite una mejor comprensión de los criterios utilizados en la arqueología colombiana desde mediados de siglo XX. Así mismo, las elaboraciones recientes respecto a algunos tópicos como la dicotomía estilo-función permitirían superar ciertos abordajes allende problemáticos y cuya implementación amerita ejercicios analíticos más meticulosos. Véase al respecto la reciente definición de estilo formal y tipo cerámico formulada por Therrien et. al (2002). Introduccion 8 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas construcción tipológica como un asunto que descansa en la elección del arqueólogo, por tanto arbitrario, se supone que este no puede estar muy alejado de los patrones de comportamiento que originaron la variabilidad que es posible constatar en el registro arqueológico6. Finalmente, y tal vez fue esa la conclusión más importante derivada del debate, la selección de algún grupo de elementos depende enteramente de los objetivos particulares de la investigación, por lo que las clasificaciones y tipologías, más que cualquier otra cosa, se ajustan a las preguntas y necesidades de ella, por lo que la clasificación no puede ser entendida como un fin en si mismo (Rouse 1960). La discusión acerca de los procedimientos de construcción de unidades de clasificación tuvo lugar en un trasfondo histórico-cultural, lo que significa que los arqueólogos de la época diseñaron estrategias encaminadas a utilizar la tipología como medio para resolver problemáticas relacionadas con el uso de los artefactos como marcadores espacio-temporales. A mediados de siglo XX, los investigadores norteamericanos ya disponían de un conjunto de atributos cuya variación podía ser tomada en cuenta en la medida que indicaba cambios culturales. Aspectos tales como el desgrasante, el tipo de acabado o tratamiento de la superficie, el color de la superficie, la cocción, la forma y la decoración fueron entendidos como marcadores válidos de la variación sociocultural gracias a la implementación de una definición normativa de la cultura que sostenía que los patrones culturales se reflejaban directamente en los objetos (Lyman y O’Brien 2004). Los desarrollos posteriores, en este campo, tuvieron como objeto refinar las técnicas de análisis para cada uno de los mencionados atributos, tarea ampliamente facilitada por el diálogo creciente de los arqueólogos con investigadores provenientes de las ciencias exactas o naturales. De esta manera, se dio paso a una gran cantidad de estudios como por ejemplo aquellos que buscaban determinar con mayor precisión la temperatura de cocción, la resistencia de los materiales con relación a diferentes desgrasantes, etc. Aunque en ocasiones se pretende entender las posteriores corrientes teóricas en arqueología (procesual y posprocesual) como desarrollos completamente novedosos, es evidente que ellas aprovecharon ciertos acumulados y alcances de 6 Esta visión es resumida en los postulados de Irvin Rouse (1960) para quien los conceptos estándar que rigen el comportamiento de los artesanos (la elección de materias primas, técnicas de manufactura, forma, decoración y uso) generan a su vez atributos estándar, que pueden ser igualmente agrupados en clases rastreadas por los arqueólogos y que se convierten en la base de lo que él denomina clasificación analítica. Una vez determinados los posibles atributos, es posible seleccionar algunos de ellos con el fin de construir tipologías, clasificación taxonómica. En otras palabras, la primera es inherente a los artefactos en tanto que la segunda es impuesta a los mismos. Introduccion 9 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas la arqueología ahora denominada tradicional. Este es el caso de buena parte de los procedimientos de abordaje de los materiales arqueológicos. Si bien se puede constatar el mayor grado de refinamiento en lo concerniente a las discusiones en el plano teórico y metodológico es indudable que un conjunto de aspectos relacionados con el tratamiento de los materiales arqueológicos sigue siendo utilizado de la misma manera en que fue propuesto a principios del siglo XX. Lo que definitivamente ha cambiado es el uso y tratamiento que dichos aspectos reciben de acuerdo a la perspectiva teórica de la cual se parta. Es así que los arqueólogos inclinados hacia las posturas procesuales prefieren hechar mano de atributos que variarían más en relación a aspectos ambientales, por ejemplo la forma y función de las vasijas, mientras que los que optan por la perspectiva posprocesual se muestran interesados en los que indican elementos ideológicos y cognitivos, por ejemplo la decoración (Hodder 1994). Una somera revisión de diferentes estudios contemporáneos muestra la recurrente presencia de ese mismo conjunto de atributos aun cuando se pretenda resolver preguntas diametralmente opuestas a aquellas de mediados de siglo XX7. Lo anterior tal vez explique porqué los arqueólogos actualmente no parezcan tan preocupados como aquellos de mediados de siglo XX por los criterios de análisis de artefactos. En cierta medida la arqueología histórico-cultural logró construir una fuerte base o punto de partida para la consideración de los objetos arqueológicos. Dicha base ha sido paulatinamente modificada en los fines pero no en el contenido, razón por la cual es hoy posible encontrar que tanto arqueólogos inclinados hacia el procesualismo como aquellos que lo hacen hacia el procesualismo puedan seguir analizando el material cerámico con base en un conjunto de atributos similar. Este fenómeno, donde a pesar de las diferencias teóricas se acude a un conjunto común de atributos, puede ser leído desde diferentes perspectivas. Aquí simplemente se entiende como el resultado de un acumulado, un ejercicio de decantación, donde un determinado tipo de conocimiento producto de occidente establece un marco de referencia a partir del cual dar cuenta de la materialidad de los objetos, una síntesis de las posibles miradas, que finalmente se traducen en la constitución de un canon estandarizado. Las anteriores anotaciones, además de justificar el análisis de los patrones de abordaje de los mencionados atributos, es el punto de partida para diferenciar Véase por ejemplo Plogg (2003), para un análisis basado en el color de la cerámica, Velandia (2005) para un análisis iconográfico con base en la decoración. 7 Introduccion 10 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas clasificación de caracterización. Si se entiende clasificación como el procedimiento mediante el cual un conjunto de objetos es ordenado conforme a un criterio determinado se deduce, por tanto, que los criterios estarán irremediablemente atados a las preguntas, objetivos y teorías que guíen una investigación concreta (Chippindale 2000). Lo que significa que es el arqueólogo quien define cual de los rasgos y porqué es el que se constituye en el núcleo de su ordenación, en caso que ella sea necesaria. Esto simplemente significa que no existen mejores o peores formas de clasificar cerámica sino procedimientos que se ajustan bien o mal a problemáticas de investigación concretas8. Otra cosa es el manejo adecuado de los procedimientos de caracterización que se definen aquí como las prácticas aceptadas académicamente y que por ende manifiestan cierto grado de estandarización y fiabilidad (Ramenofsky y Steffen 1998). Por ejemplo, un arqueólogo puede considerar necesario establecer la variabilidad en el color de la cerámica como criterio útil a sus necesidades investigativas, lo que hace parte del ejercicio de clasificación; pero lo ideal, en términos de caracterización, es que lleve a cabo el ejercicio mediante un instrumento estándar como es la descripción de colores de la tabla Munsell. La utilización de procedimientos estandarizados conlleva un beneficio adicional y es que permite la utilización de la información por parte de otros investigadores así como la revisión crítica del tratamiento dado a los datos. Piénsese en lo poco útil que resulta a un investigador una descripción hecha con criterios ad hoc y donde además no se define que se entiende por cada cosa. Difícilmente alguien podrá alegar que es mejor una descripción de colores producida a partir de criterios emanados de las percepciones personales del investigador (azul cielo, verde aguacate, rojo mora) que aquella derivada de la Tabla Munsell. No obstante lo anterior, la adopción de procedimientos estandarizados no es un llamado a trabajar por siempre dentro de la seguridad y/o comodidad de los mismos. El hecho que sean estandarizados significa que han sido probados y aplicados con relativo éxito en muchos casos pero no significa que no sean susceptibles de ser reemplazados por unos mejores o más eficientes. El constante avance en diferentes campos de la ciencia brinda la oportunidad de percatarse de las dificultades y errores producto de la utilización de métodos estándar aunque se requiere mucho más que eso para que los tradicionales sean abandonados. Para seguir con nuestro ejemplo, es 8 En términos de O’Brien y Lyman (2003: 121) esto trae consigo tres implicaciones: 1. Que una clasificación construida con miras a un propósito determinado no necesariamente funciona bien cuando se utiliza para otro. 2. Que un grupo de elementos podría ser virtualmente clasificado en un número ilimitado de formas. 3. La validez analítica de las unidades producidas por el ejercicio clasificatorio debe poder ser puesta a prueba. Indice 11 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas conocido el sesgo e inexactitud que produce la notación de colores realizada a partir de la Tabla Munsell pero las técnicas alternativas o bien se encuentran en fase experimental o bien no se encuentran a la mano de todos los investigadores, lo que impide en últimas su estandarización (véase por ejemplo Giardino et. al. 1998). En resumen, la clasificación cerámica es un procedimiento que deriva, o es determinado por, la teoría arqueológica y por las preguntas concretas de investigación. Por esa razón el análisis de materiales, junto con otros aspectos tales como el tipo de yacimientos que se excava, está irremediablemente atado a la particularidad y necesidades de las investigaciones concretas o programas de investigación. La tipología, o criterios de ordenamiento resultante de los materiales, no es de ninguna manera el descubrimiento de rasgos variables connaturales a los objetos sino una herramienta de análisis correlacionada a aquello que se quiere dilucidar. De otra parte, la caracterización toma como punto de partida el reconocimiento de un conjunto de rasgos (y la variación al interior de cada uno de ellos) que de forma estandarizada son aceptados como correlatos válidos o medios de acercamiento a un objeto determinado. La caracterización puede ser entendida como un conjunto de posibilidades de los cuales el arqueólogo toma aquella o aquellas que pueden ser útiles para su clasificación o construcción tipológica. Esto no quiere decir que la caracterización sea más objetiva o real que la clasificación, por el contrario ella es el resultado de un cúmulo progresivo de formas de entender los objetos y la materialidad desde la perspectiva de occidente. EL ORIGEN, CONSTRUCCIÓN Y ALCANCE DEL PRESENTE MANUAL Cuando me vi enfrentado a conducir un curso de Laboratorio de Arqueología, donde se me solicitaba entrenar a los estudiantes en lo concerniente a manejo de materiales arqueológicos (al menos así se entendía el curso desde la estructura curricular), tuve la siguiente cadena de razonamientos: 1. Que no tiene sentido enseñar a manejar materiales arqueológicos porque sí, o como si ellos fueran el centro de la práctica arqueológica o como si la clasificación en sí misma tuviese alguna utilidad o fuera connatural a la arqueología. Para mi es claro que el locus de la arqueología no es el análisis de los materiales arqueológicos aunque parte de la especificidad de la arqueología se deba precisamente al abordaje de los mismos. Lo cual se soluciona administrando un curso con un fuerte contenido teórico y metodológico para lo cual, por suerte, ahora se puede disponer de bibliografía especializada respecto al manejo de las teorías y de ejemplos respecto a abordajes de los objetos Introduccion 12 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas desde diferentes perspectivas metodológicas. No obstante persistía el problema de cómo acercarse al tratamiento de los objetos arqueológicos en la práctica, en el laboratorio. 3. La primera opción y tal vez la más simple era reproducir los procedimientos de aprendizaje y traspasar mis limitados conocimientos sobre cerámica a los alumnos, lo cual, de paso me parecía una tarea tediosa y poco útil, en la medida que yo pretendía que el conocimiento no estuviera irremediablemente atado al conocimiento del profesor y por tanto que no estuviera ligado a la necesidad de la presencia física. Durante mi formación como antropólogo siempre me pareció un impedimento, más que una ventaja, tener que acudir a los seres detrás de las tipologías, en la medida que muchas veces los textos no eran suficientemente claros. 4. Como consecuencia me di a la tarea de revisar los textos disponibles sobre clasificación cerámica. En este punto concluí que: a. existen pocos textos sobre el particular, b. algunos por su antigüedad son difíciles de conseguir (Meggers y Evans 1976, Shepard 1976) o tuvieron una circulación restringida (Perdomo 1975), c. muchos otros son glosarios o diccionarios que sirven como texto de consulta pero no como herramienta pedagógica (Adames 1982, Rojas 1993), d. otros tantos además están en inglés (Rye 1981, Rice 1987), lo que representa una limitación adicional para algunos estudiantes, e. otros refieren a cerámicas elaboradas mediante materiales y procedimientos diferentes a los usados en Colombia, lo que al leerlos en su integridad pueden generar información confusa para los estudiantes (Orton et. al. 1997), f. otros tantos, sobre todo los textos recientes, refieren a técnicas especializadas donde se requiere un entrenamiento específico y la utilización de laboratorios y materiales también especializados (Banning 2000). En resumen no existía un texto o grupo de ellos que pudiera servir de guía para el tratamiento de la cerámica en laboratorio, al menos en los términos que se requerían para el curso en cuestión. De otra parte, y a pesar de encontrar en unos y otros textos un grupo mínimo de características que son analizadas con procedimientos más o menos estandarizados es aún posible encontrar términos confusos o poco claros, este es el caso de la distinción entre bañó y engobe tal y como se observará en el Taller No. 2. Estos aspectos fueron los que motivaron en principio la indagación de los procedimientos de caracterización de la cerámica lo que paulatinamente se fue decantando en una serie de talleres cuyo fin es brindar al estudiante de arqueología un conjunto de técnicas básicas sin la necesaria intervención del tutor. El proceso subsiguiente consistió en la extracción de una serie de procedimientos sobre caracterización. Una vez tenía un volumen de información importante la pregunta entonces era como ordenarla. Afortunadamente tuve acceso al texto de Owen Rye (1981) y a su concepto de secuencia de producción, el cual dicho sea de Introduccion 13 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas paso es similar al de cadena operatoria utilizada en los análisis líticos. No obstante persistía el problema de cómo manejar la información de manera que pudiera hacerse operativa. Ante eso considero que la mejor forma de entender los elementos básicos presentes en una vasija cerámica es la replicación o experimentación, por lo que la base del manual es una serie de Talleres cuyo eje es la cerámica elaborada por los mismos estudiantes. De esta manera, cada Taller se compone de tres partes: en primer lugar, una serie de conceptos e información pertinente a cada tema; en segundo, un grupo de actividades; y finalmente, los productos esperados para cada uno de ellos. Es importante recordar que los talleres están dirigidos a estudiantes de arqueología, aunque profesionales de la antropología y arqueólogos graduados encontrarán algunos conceptos útiles, por lo que servirá a estos últimos como texto de consulta al momento de aclarar alguna duda durante las tareas de laboratorio. La secuencia de producción, que es reproducida en el Taller No. 1 sobre fabricación, genera elementos aún más detallados que son los que se estudian en los subsiguientes Talleres, lo que significa que ellos no siguen como tal una sucesión y podrían ser desarrollados en un orden diferente. Sin embargo considero que existen ciertas actividades más sencillas que otras y según ese criterio se ordenaron los Talleres 2 (Color) 3 (Grosor), 4 (Forma-Función) y 5 (Inclusiones). Se define la secuencia de producción de la cerámica como aquella que involucra los siguientes procedimientos: obtención de materia prima, preparación de la misma, mezcla, manufactura, distribución, consumo y descarte (Rye 1981: 3). Dentro de dicha secuencia se encuentran algunas operaciones necesarias o esenciales y otras que no lo son (no afectan la utilidad del producto resultante). En el primer grupo esta el hallazgo, elección, extracción y transporte de las materias primas, su puesta a punto, la elaboración de la vasija, secado, cocción, uso y descarte. En el segundo grupo están algunos procedimientos relacionados con el acabado tales como el pulimento, la pintura y en general las diferentes formas de decoración (Rye 1981: 3). Como se puede observar, la caracterización con base en dicha secuencia asume, como punto de partida, que la producción de la cerámica está determinada por la necesidad funcional. La adopción de la perspectiva descrita anteriormente tiene algunas implicaciones que se deben mencionar. En primer lugar el manual hace énfasis en las vasijas, dejando de lado la descripción de otros elementos generalmente elaborados en arcilla tales como las figurinas, rodillos, sellos, instrumentos musicales o volantes de uso. Si bien algunos elementos aquí contemplados pueden ser de utilidad para Introduccion 14 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas su caracterización (descripción de desgrasante, color, textura), lo concerniente sobre todo a aspectos morfo-funcionales ameritan procedimientos diferentes que aquí no se exponen. En segundo lugar, los procedimientos descritos son aquellos que pueden ser llevados a cabo sin un equipo o conocimiento especializado. En la actualidad, es posible contar con un cada vez mayor conjunto de análisis especializados tales como las secciones delgadas, análisis traza, observaciones microscópicas de restos de comida, análisis químicos para determinar colorantes, etc. (Shepard 1976, Tite 1999), que pueden coadyuvar a una mejor definición y resolución en aspectos tales como la materia prima y la función pero requieren no solo una inversión en dinero sino la intervención de especialistas de otras áreas. En este sentido, el objetivo del manual es que cualquier persona sin muchas ideas previas respecto a los materiales arqueológicos pueda, al final, tener un conocimiento básico sobre su caracterización. En tercer lugar, el presente manual refiere únicamente a técnicas relacionadas con la cerámica prehispánica. Si bien se acepta que un buen número de aspectos tradicionales continuaron vigentes no solo durante la época colonial sino incluso hasta la república (Ome 2006) y el presente (Castellanos 2004), otros como la fabricación por medio de torno o la cocción en horno requieren consideraciones diferentes que aquí no serán tenidas en cuenta.9 En cuarto lugar, otros aspectos tales como el contexto también se relacionan con las especificidades de la investigación. Es posible que materiales arqueológicos provenientes de contextos funerarios puedan, o deban, recibir un tratamiento diferente a aquellos originados en contextos domésticos. Esta conclusión, debe ser el resultado del cruce de variables más que de la implementación de un procedimiento de caracterización. Finalmente, otro aspecto que deberá ser estudiando, ya que altera en gran medida el carácter mismo de la información, es el grado de alteración producto de procesos posdeposicionales. La bibliografía sobre el particular es aun limitada y segmentaría, lo que traduce en la imposibilidad de tener generalizaciones que al fin de cuentas son las que permiten la construcción de un manual. Estos análisis deberán hacerse en el futuro en contextos propiamente colombianos. En este sentido los análisis etnoarqueológicos son y serán una herramienta invaluable (Osborn 1979, Castellanos 2004). 9 Para un estudio de cerámicas coloniales véase el texto de Therrien et. al (2002). Introduccion 15 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas 2 CONSIDERACIONES PREVIAS El material arqueológico que será manipulado durante el desarrollo de los siguientes Talleres ha sido obtenido en el marco de investigaciones arqueológicas sistemáticas y por tanto merece un tratamiento cuidadoso y responsable en la fase de Laboratorio. Cada yacimiento arqueológico es único así como los objetos arqueológicos obtenidos de él. La práctica arqueológica se caracteriza por destruir gran parte del objeto de estudio mientras lleva a cabo su análisis. Un yacimiento arqueológico no se puede volver a re-excavar. Durante las fases posteriores a la excavación, se utilizan diferentes procedimientos por medio con los cuales se «reconstruye» la situación de los objetos arqueológicos, pero el investigador debe ser consiente que su intento es parcializado y nunca podrá dar cuenta de un yacimiento en su totalidad; no solamente por las condiciones impuestas a la investigación misma (la disponibilidad presupuestal, el tiempo disponible para excavar, el grado de avance de las técnicas al alcance del arqueólogo) sino por las preguntas de investigación que han motivado la necesidad de excavar un yacimiento particular y que resultan en el tratamiento diferencial de los materiales. Lo anterior se resume en que las consideraciones y conclusiones emanadas del trabajo arqueológico son generalmente consideradas como los «datos» del yacimiento. Difícilmente un arqueólogo puede volver a revisar el material excavado y analizado con anterioridad por otro, lo que le obliga a confiar en los resultados e inferencias y tomarlas punto de partida para nuevas elaboraciones; en ese sentido la arqueología mantiene un carácter acumulativo. Esta situación es especialmente evidente en lo referente al material cerámico. La aproximación tradicional a dicho objeto requiere o bien la constitución de tipologías o la adscripción del material de un nuevo yacimiento a los tipos previamente establecidos (Rouse 1982: 45), pero en los dos casos se basa en el reconocimiento de los conjuntos constituidos por investigaciones previas. Como se puede observar, el punto de partida es la confianza en el buen juicio de los colegas, en su honestidad y en el tratamiento responsable de los objetos arqueológicos. Cuando se analiza el material arqueológico procedente de un yacimiento particular difícilmente se hace sin atender, de una u otra manera, las elaboraciones tipológicas producto de investigaciones anteriores. En muchos casos las construcciones previas serán cuestionadas, reorganizadas, revaluadas y descartadas, pero todas parten de la confianza en la honestidad del investigador. Consideraciones Previas 16 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas A algunos lectores les parecerán estas aclaraciones verdades de perogrullo, pero, aunque parezca sorprendente, en los pasillos de los congresos aun se escuchan casos de investigadores que manipulan la evidencia para hacerla «encajar» a sus «necesidades»1 (traslado de tiestos de nivel, colocación de vasijas no excavadas por los arqueólogos en tumbas excavadas por ellos, enterramiento de cerámica u otros objetos arqueológicos, extracción de objetos de valor de los informes finales, traslado de material de un yacimiento a otro, etc.), razón por la cual estas advertencias no son del todo innecesarias. Lógicamente, lo anterior parece una consideración más de carácter ético que científico, si es que se puede hablar de las dos cosas separadamente. Pero las circunstancias mencionadas son solamente aquellas en que podemos hacer referencia a la alteración intencional y mediocre de los arqueólogos, que por suerte es más la excepción que la regla. Sin embargo, otro grupo de problemas parte del descuido o poca atención al material arqueológico, lo cual es sumamente contradictorio en una ciencia tan profundamente ligada a los objetos materiales como es la arqueología. Si se deja de lado la manipulación malintencionada de los objetos arqueológicos, se puede hacer referencia a un grupo de cuidados mínimos que se deben tener respecto al material arqueológico desde el momento de su excavación hasta su disposición final en una ceramoteca o colección de referencia. Cuidados que minimizan el riesgo de alteración de la evidencia y por ende de las conclusiones extraídas de ella. Tal como lo han advertido Orton et. al. (1997: 60): «Mucha de la información proporcionada por la cerámica dependerá de los métodos empleados para recogerla y del rigor con que se apliquen». Nuevamente, muchas de estas observaciones parecerán obvias en exceso, tan obvias que seguramente no deberían merecer ser mencionadas; no obstante, la práctica arqueológica esta llena de pequeñas omisiones. Considero que cualquier arqueólogo que las lea estará de acuerdo y probablemente recordará algún episodio donde dicha omisión ocurrió con mayores o menores tragedias para el desarrollo de la investigación. En primer lugar, respecto a la fase de excavación, se supone que el arqueólogo ha diseñado un sistema de rotulación para el material colectado en campo. La rotulación debe ser suficientemente clara a cada uno de los miembros del equipo de excavación de manera que cada uno tenga seguridad respecto a que, como y en 1 Es evidente que todos los objetos arqueológicos, en su constitución como datos, refieren a un proceso de manipulación en tanto que son realmente construcciones teóricas. Esto significa que ellos no son dados de forma pura al investigador y más bien son captados a partir de marcos teóricos (Chippindale 2000). Sin embargo aquí me refiero a manipulación como aquel procedimiento en el cual el investigador onscientemente pretende cambiar la naturaleza de la evidencia con el fin expreso de justificar un resultado y aun a pesar que ella es indicador de un resultado contrario al que el investigador pretende. Consideraciones Previas 17 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas que momento marcar el material. Lógicamente la rotulación es consecuente con el diseño mismo del trabajo de campo. Cada uno de los objetos colectados en campo debe ser referenciado, es decir, al final de la excavación debe ser posible saber exactamente de donde proviene cada objeto. Para ello simplemente tres observaciones: a. marcar siempre claramente; b. con un material que no se corroa al contacto con elementos tales como el agua o la tierra; c. utilizar para el embalaje de los objetos bolsas suficientemente resistentes y de tamaño adecuado. Cuando se trate de una investigación que contemple varias fases de campo y participación de diferente personal será útil incluir en la rotulación la fecha o número de temporada de campo, el nombre de la persona a cargo y el lugar de excavación o consecutivo dado a cada sitio. En todo caso, el diario de campo se convierte en una herramienta fundamental donde se puede consignar cualquier información que el excavador considere pertinente. El proceso de lavado del material debe hacerse solo en condiciones que permitan a. la disposición del material en lugares donde se asegure su secado; b. la seguridad de que no se va a mezclar; c. el tiempo de secado requerido. La forma como se lava el material depende en ocasiones del material mismo pero en otras de los análisis que se pretendan hacer (lo que otra vez recuerda que la manipulación de los objetos está estrechamente ligada a las preguntas de investigación). Respecto al primer condicionante, es evidente que materiales altamente friables deben ser lavados rápidamente (poco tiempo de contacto con el agua) y con elementos poco corrosivos (a veces únicamente con los dedos). Por otra parte si se pretende implementar algún análisis particular es incluso necesario en ocasiones no lavar el material (por ejemplo si se pretenden recuperar micro-restos de la cerámica o hacer análisis traceológico sobre artefactos líticos). Una vez en el laboratorio, la cerámica generalmente se marca con la misma rotulación que se ha hecho en campo. Comúnmente se usan algunas convenciones como son: a. usar materiales resistentes a la corrosión; b. marcar por la cara interna del tiesto; c. buscar la proporción entre un marcado discreto pero que sea suficientemente claro; d. en ningún caso marcar sobre un elemento diagnóstico como la decoración. El color de la tinta y el soporte (una capa generalmente de esmalte transparente o blanca sobre la cual se marca), varían de acuerdo al grado de pulimento de la superficie del tiesto y el color. Consideraciones Previas 18 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas Una vez el material ha sido debidamente marcado se puede proceder a su análisis tal y como se muestra a continuación en los siguientes Talleres. Otras indicaciones sobre el manejo de los materiales arqueológicos desde el proceso de excavación e incluso consideraciones previas al trabajo de campo pueden encontrarse en los textos de Joukowsky (1980), Orton et. al. (1997) y en manuales básicos de arqueología. Una última consideración que vale la pena mencionar es lo referente al carácter patrimonial de los objetos arqueológicos. Según la Constitución Política de Colombia (Arts. 63 y 72), la Ley General de la Cultura (Ley 397 de 1997) y Decretos Reglamentarios (Decreto 833 de 2002), los objetos arqueológicos son propiedad de la Nación, lo cual trae sendas implicaciones para la práctica arqueológica y que se pueden resumir en los siguientes puntos: 1. Los objetos recuperados como producto de las investigación arqueológica no se convierten en propiedad privada del arqueólogo. 2. Para realizar excavaciones arqueológicas todo arqueólogo debe recibir autorización del Estado para lo cual debe remitirse a la entidad encargada de expedir Licencias de Excavación (Instituto Colombiano de Antropología e Historia)2. 3. El arqueólogo debe disponer de un plan de manejo de los objetos arqueológicos encaminado a la conservación de los materiales durante la fase de análisis y que permita la adecuada disposición y salvaguarda una vez la investigación ha culminado. 4. El arqueólogo es responsable del adecuado uso y manipulación de los objetos arqueológicos.ende. 2 Información sobre disposiciones legales y trámites puede obtenerse de la página web www.icanh.gov.co Consideraciones Previas 19 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas 3 I. TALLER No. 1. FABRICACIÓN DE LA CERÁMICA FABRICACIÓN DE LA CERÁMICA a. MATERIALES La cerámica se define, en términos generales como «arcilla quemada». Sus componentes son: ARCILLA, DESGRASANTE y AGUA. Las características físicoquímicas de estos componentes, así como su cantidad al momento de ser mezclados, definen en gran medida los tipos de cerámica resultantes y sus propiedades. La ARCILLA es una sustancia mineral compuesta principalmente de silicatos y aluminio hidratados. Generalmente se originan por la descomposición y posterior transporte y deposito de rocas feldespáticas y graníticas. Por tanto,es un material natural, fino, producto de procesos de erosión o sedimentación, que se hace plástico cuando se humedece y se encoge cuando endurece (Rye 1981: 16). Las propiedades básicas de la arcilla, que la hacen ideal para la elaboración de la cerámica, son: textura (es un material fino, en términos granulométricos, lo que permite su fácil manipulación); plasticidad (se hace maleable cuando se le agrega agua y permite su constante manipulación sin sufrir un cambio importante en su volumen o plasticidad); porosidad (permite el paso de fluidos y gases a través de los poros); vitrificable (adquiere una apariencia vítrea y compacta al entrar en contacto con el calor, lo cual la hace dura, impermeable y resistente al calor) (Shepard 1976: 13-16; Manrique 2001: 17-18). El DESGRASANTE es un componente no plástico que se agrega intencionalmente a la arcilla para hacer consistente el producto y evitar sobretodo que ésta se agriete durante el secado o la cocción, la función del desgrasante es precisamente reducir la plasticidad de la arcilla (razón por la cual también se denomina antiplástico). La cantidad de desgrasante que debe ser agregado se da en función de las propiedades de la arcilla (algunos tipos pueden incluso no requerir desgrasante). Los desgrasantes más comúnmente utilizados por los alfareros en Colombia son: roca triturada, arena de río, tiesto molido, concha molida y vegetales. Taller No. 1 Fabricación Cerámica 20 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas b. TÉCNICAS DE MANUFACTURA Una vez se han obtenido los tres materiales necesarios (arcilla, desgrasante y agua) se procede a mezclarlos. La mezcla persigue varios objetivos: a) humedecer la arcilla para hacerla maleable; b) introducir de manera uniforme el desgrasante1; c) eliminar bolsas de aire de la mezcla; d) uniformizar el contenido y la relación entre los componentes; e) eliminar protuberancias o terrones. Este procedimiento generalmente se realiza con las manos o con ayuda de un objeto para amasar como metates y manos de moler (Osborn 1979, Vasco 1987) y es el que sin duda genera un mayor esfuerzo físico o inversión de energía por parte del alfarero. Cuando las cantidades de arcilla son considerables es posible utilizar los pies. Existen tres pasos para la conversión de la arcilla en una vasija: modelado primario, secundario y terciario. Durante el modelado primario la masa de arcilla (previamente preparada) es convertida a la forma general que tendrá la vasija. En el modelado secundario la forma es completamente definida y completada, así como las proporciones relativas de cada una de las partes. El modelado terciario consiste en la modificación de la superficie de la vasija con miras sobre todo a aumentar sus cualidades estéticas. Aunque en principio el modelado terciario hace parte de la decoración, este solo incluye las modificaciones a la arcilla, más no las adiciones que se denominan propiamente decoración (Rye 1981: 62) Modelado primario Para la cerámica prehispánica en Colombia se conocen 3 formas de manufactura. Algunas de ellas se combinaban, es decir que diferentes partes de una misma pieza podían ser hechas con técnicas distintas. 1. Moldeado directo Consiste en dar la forma a partir de una masa de arcilla (a la cual previamente se ha agregado desgrasante y agua). La masa es presionada con los dedos buscando formar un orificio en la misma, posterior a lo cual se da la forma final. Esta técnica es generalmente utilizada para manufacturar vasijas pequeñas y es también la que se utilizó para elaborar figuras diferentes a las vasijas mismas. 1 Aunque es importante anotar que no siempre a la arcilla se agrega algún desgrasante de forma intencional ya que es posible o bien que la arcilla ya traiga partículas que cumplen con tal función o que partículas de tamaño mediano incluidas en la arcilla se conviertan en desgrasante durante el proceso de amasado (véase ejemplos en Osborn 1979 y Vasco 1987). Taller No. 1 Fabricación Cerámica 21 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas Fig. 3.1. Moldeado Directo Tomado de Joukowsky: 1980 2. Modelado por rollos La masa de arcilla es convertida en rollos cuya longitud depende del diámetro final que se quiera dar a cada parte de la vasija. Los rollos son agregados uno encima de otro construyendo así el cuerpo de la vasija. Posteriormente las uniones de los rollos se alisan hasta que no puedan ser diferenciados, ni queden orificios entre ellos y la superficie sea uniforme. Esta técnica es generalmente usada para fabricar vasijas de formas redondeadas. 3. Moldeado La arcilla es colocada en un molde previamente elaborado y por medio de la presión contra él va tomando su forma. Por ejemplo Perdomo (1975: 17) menciona que el cuerpo de las múcuras muiscas era moldeado sobre un calabazo o sobre la base rota de otra vasija y Vasco (1987: 36-37) relata que entre los actuales indígenas embera-chamí es frecuente el uso de vasijas esmaltadas como molde. 4. Modelado por Placas Cuando se requieren vasijas especialmente grandes se fabrican primero las paredes o segmentos de la vasija (placas) y posteriormente se van unen bien sea por medio de la fusion de ellas o con nuevas adiciones de arcilla. Taller No. 1 Fabricación Cerámica 22 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas Fig. 3.2. Moldeado por Rollos Tomado de Joukowsky: 1980 Modelado secundario El modelado secundario se lleva a cabo generalmente cuando la arcilla ya tiene algún grado de secado. 1. Golpeado Consiste en emparejar, adelgazar las paredes y dar forma a toda la superficie de la vasija por medio de golpeteos con un instrumento, generalmente plano. 2. Raspado La arcilla es removida o desplazada por medio de un instrumento cortante con miras a eliminar irregularidades de la superficie. 3. Cortado Con un instrumento afilado se eliminan completamente partes sobrantes de arcilla. Taller No. 1 Fabricación Cerámica 23 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas Fig. 3.3. Acabado de la Superficie Modelado terciario La mayoría de estas técnicas son decorativas y serán descritas en detalle en el Taller sobre Color. 1. Acabado de la superficie Consiste en frotar la mano o algún instrumento contra la superficie de la vasija con miras a modificar su textura. El grado de modificación puede ir desde el alisado hasta el bruñido (ver Taller Inclusiones). El acabado de la superficie depende además de la adición de baños o engobes (Ver Taller Color) 2. Cortado Con un instrumento afilado se corta sobre la arcilla pero sin eliminarlas. Incluye las técnicas decorativas: incisión, perforación, esgrafiado, 3. Eliminación Se elimina parte de la arcilla de la superficie. Incluye las técnicas decorativas: impresión, estampado, excisión, 4. Adición Adición de nuevas partes de arcilla. Incluye las técnicas decorativas: aplicación y modelado. c. SECADO Una vez culminado el proceso de fabricación se sucede un período de tiempo anTaller No. 1 Fabricación Cerámica 24 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas tes de la cocción y cuyo objetivo es dejar la vasija en un lugar seco en el cual el exceso de agua se elimina por simple evaporación. Dicho período, según las referencias etnográficas (Osborn 1979, Vasco 1987), puede ser entre varios días y hasta 4 semanas (a mayor cantidad de días mejor calidad de la vasija resultante). Las variables que imponen la cantidad de días son básicamente las condiciones climáticas imperantes y el lugar en que se dispongan las vasijas. Para que durante el secado la vasija no se agriete y rompa, es preferible que el proceso se de lentamente evitando el calor excesivo (por ejemplo poniéndola a la luz directa del sol). No obstante, durante este período la vasija puede agrietarse como consecuencia de múltiples factores tales como el procedimiento de fabricación o la mezcla de arcilla, desgrasante y agua. Antes de proceder a la cocción es posible agregar a la vasija algún tipo de pigmento bien sea en forma de capa a toda la superficie o decoración en una zona específica. d. COCCIÓN El procedimiento de cocción transforma la arcilla en un nuevo material denominado cerámica (Orton et. al 1997). Por medio del calentamiento, la pieza sufre un proceso de deshidratación por el cual pierde su plasticidad convirtiéndose en un objeto rígido. En un procedimiento de cocción exitoso tendrían lugar los siguientes fenómenos: a) en un primer momento la arcilla pierde gradualmente su humedad como consecuencia del calor (eliminación del agua a más de 120°C); b) como consecuencia de la deshidratación la pieza se encoge y reduce en tamaño; c) luego el oxigeno se combina con sulfuros, carbón, hierro y demás minerales presentes en el compuesto de la pieza (descomposición de materiales orgánicos y algunos minerales presentes en la arcilla entre 200°C y 850°C) ; d) a mayor temperatura (más de 500°C, completamente a los 900°C) y/o tiempo de cocción el carbón sufre combustión y es eliminado, en tanto los demás compuestos tales como el hierro se oxidan (generando lo que se denomina atmósfera oxidante si se permite la circulación de aire). Cuando no se presenta una temperatura de combustión suficientemente alta, el oxigeno no circula o es desplazado por otros grases producidos por la combustión misma, el carbón no se quema y se mantiene en el núcleo de la pared de la pieza (generando lo que se denomina atmósfera reducida) (Joukowsky 1980: 367-368, Rye 1981: 108). Los cambios que ocurren en la cerámica como consecuencia de la cocción y que generalmente se observan más fácilmente son: a. reducción del tamaño; b. cambio Taller No. 1 Fabricación Cerámica 25 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas en el color; c. agrietamientos o rupturas debidas a factores tales como la mala mezcla o accidentes dentro del horno. Existen dos tipos de cocción de acuerdo a las características del lugar donde se lleve a cabo: Cocción a fuego abierto. Este tipo de cocción es generalmente corta (entre algunos minutos y algunas horas) y no produce altas temperaturas (se supone que este tipo de cocción varía entre 550°C y 800°C). Consiste generalmente en ubicar las piezas junto con el combustible (madera, hojas secas, ramas, etc.) y mantener avivado el fuego el tiempo que sea necesario. Para esta cocción solo es necesario disponer de un espacio abierto y suficiente combustible. Se delimita un área con la disposición de madera (cama), sobre ella se depositan las piezas que serán cocidas y se cubren con más madera. Una vez terminada la cocción simplemente se espera que la brasa se apague y este fría para poder retirar las piezas convertidas en cerámica. Este método de cocción tiene la ventaja de ser rápido, económico y no requerir demasiada planeación. Entre las desventajas están a) el rápido cambio de temperatura genera un choque térmico que puede producir fisuras o agrietas en la pieza; b) el contacto con el combustible, y su movimiento durante el proceso de combustión, puede alterar la superficie, deformar la pieza o romperla; c) el tipo de combustión es incontrolado por lo cual la cocción puede no darse de manera uniforme (Rice 1987: 153-158). Cocción en horno. Existe una amplia variedad de hornos pero todos guardan en común dos características: la temperatura de cocción es más alta que la de la cocción a fuego abierto (en algunos casos más de 1000°C) y las piezas no entran en contacto con el combustible. Para la época prehispánica en Colombia no se ha reportado la presencia de hornos en el sentido estricto de la palabra (una construcción por encima del nivel del suelo), por lo que se supone que ellos eran hornos de pozo (hoyos excavados en la tierra). Este tipo de hoyos producirían más bien un tipo de cocción intermedia entre la cocción abierta y la de horno; por una parte permitiría el contacto entre la pieza y el combustible y, por otra, mayores temperaturas. Al igual que la cocción a fuego abierto, una vez se excava el hoyo se deposita una capa de combustible sobre la cual se colocan las vasijas, las que a su vez son cubiertas con mas combustible. Taller No. 1 Fabricación Cerámica 26 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas II. ACTIVIDADES a. Fabricación 1. Se consigue arcilla y 3 tipos de desgrasante (vegetal, arena de río y tiesto molido). Cada grupo de estudiantes elaborará al menos 12 vasijas de la siguiente manera. Para cada tipo de desgrasante se fabrica una vasija con cada técnica, procurando obtener diferentes tamaños (desgrasante vegetal-modelado por rollo, desgrasante vegetal-modelado directo): 6 vasijas. Se elaborarán otras 6 vasijas variando la relación entre la arcilla y el desgrasante. Consigne la información sobre el desgrasante y la técnica en el siguiente cuadro, tal como se muestra en el ejemplo. De igual manera registre el peso final de cada una. 2. Antes de proceder a la cocción se llevarán a cabo algunos procedimientos relacionados con la decoración (ver Taller No. 2 Color). 3. Previo a la cocción observe cada una de las vasijas y describa los cambios ocurridos desde el momento de la fabricación. Registre por lo menos las variables presentadas en el siguiente cuadro. Compare las vasijas de Taller No. 1 Fabricación Cerámica 27 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas acuerdo a la velocidad del secado, la robustez y la integridad y asocie dichos cambios a variables tales como el tipo y cantidad de desgrasante, grosor de la pared y técnica de fabricación. 4. Para la cocción se construye un hoyo de aproximadamente 1m de lado y 50 cms. de profundidad, aunque también es posible hacer la quema directamente sobre el suelo. En el fondo del hoyo se pone o bien ceniza o bien una «cama» de madera que servirá como aislante de la humedad si se quema previamente. Posteriormente se colocan las vasijas y se cubren con madera cuidando que el peso de ella no las quiebre. Es importante iniciar el calor lentamente para evitar la ruptura de las vasijas debido al choque térmico. Usualmente, en estas condiciones, la cocción se logra manteniendo el fuego entre 1 y 2 horas. Tome nota del procedimiento (cantidad de madera necesaria, tiempo de cocción finalmente empleado, alteración del lugar, etc.) y de los agentes que hayan afectado la vasija durante el mismo. b. Identificación de la técnica de manufactura Tome el grupo de vasijas, observe las superficies interna y externa e intente determinar la técnica con que fueron fabricadas. En el siguiente cuadro consigne la información según el ejemplo, anotando las razones por las cuales pudo ser más ventajoso el uso de dicha técnica. Taller No. 1 Fabricación Cerámica 28 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas III. PRODUCTOS i. ii. iii. iv. v. 12 vasijas por grupo Cuadro resumen de la fabricación Cuadro de cambios antes de la cocción Análisis del procedimiento de cocción Cuadro de identificación de técnicas sobre objetos arqueológicos Taller No. 1 Fabricación Cerámica 29 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas 4 I. TALLER No. 2. COLOR COLOR El color de la cerámica obedece a diferentes agentes: la composición de la arcilla y el desgrasante, la temperatura, duración y posición al momento de la cocción, la elección y agregados propios del artesano (baño y engobe), la utilización que se haya dado y las condiciones propias del depósito arqueológico. De igual manera, por las razones antes expuestas, una sola pieza cerámica generalmente no tiene un color uniforme (la variación se presenta no solo en las diferentes partes de la vasija sino en la superficie interna y externa). La tabla Munsell ha sido diseñada para la caracterización del color del suelo, razón por la cual es la más usual para la descripción cerámica. Su objetivo es estandarizar una gama de colores de acuerdo a criterios tales como la tonalidad, la intensidad y la saturación. No obstante, es importante recordar que ella no puede comprender la amplia gama de variaciones posibles, razón por la cual generalmente el color finalmente identificado es el más cercano a el objeto en cuestión. Así mismo, la identificación resultante puede tener ligeras variaciones de acuerdo al observador y a las condiciones de observación (luz, cansancio, disponibilidad de tiempo, etc.), por ende, en ocasiones es importante realizar varias veces el mismo ejercicio o que él sea hecho por diferentes observadores. Cuando se describe cerámica, el observador rápidamente encontrará que incluso un solo fragmento puede tener variaciones cromáticas, por lo que el color anotado debe ser aquel que es más recurrente en un conjunto de fragmentos o aquel que cubre la mayor área dentro del tiesto. La caracterización del color se hace sobre la superficie externa de las vasijas y fragmentos. Cada color en la tabla Munsell comprende 3 elementos: HUE, CHROMA y VALUE. Hue hace referencia a los colores del espectro visual (Verde, Azul, Amarillo, Violeta, Naranja, Rojo) y se denota con la inicial en inglés de cada color (Y: amarillo; R: rojo). No obstante, cada uno de estos tonos tiene una gradación que es la que finalmente conecta un color con otro (piénsese en la forma en que se presentan los colores en el arco iris), por ende cada inicial es antecedida por un número que indica que en que punto del color se encuentra (5R significa que es el tono propiamente rojo, en tanto que 7.5R significa un rojo mas oscuro, casi púrpura). Taller No. 2 Color 30 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas Cada uno de estos tonos a su vez varía respecto a Chroma (saturación, fuerza y pureza). La pureza del color varía en un rango de 0 a 20 donde 0 sería un color casi blanco y gradaría hacia el gris y negro cerca al 20. El Hue y Chroma varían a su vez en Value (intensidad, brillo o luminosidad), el Value se define como que tan oscuro o claro es un color, donde 0 es completamente negro y 1 completamente blanco. De esta manera, el orden de denominación es el siguiente. En primer lugar el tono (hue), seguido por la intensidad y la pureza, los cuales se separan por el signo (/). El siguiente ejemplo 5R 7/2 se lee de la siguiente manera: 5R significa color rojo medio, donde 7, su luminosidad, es cercana al blanco y 2, su pureza, se acerca al gris. El nombre del color es rojo claro (pale red). Las partes de un fragmento que pueden ser objeto de descripción de color son el núcleo, la pasta, la superficie y la decoración. Es importante tener en cuenta que diferentes procesos postdeposicionales pueden haber alterado las características de los fragmentos, sobre todo el color y la textura de la superficie. En muchas ocasiones el tipo de suelo, el transporte e incluso el lavado en laboratorio erosionan la superficie con la consecuente perdida de, por ejemplo, la pintura. Por ende es importante hacer estas consideraciones al momento de describir el color. Fig. 4.1. Tabla Munsell Taller No. 2 Color 31 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas NUCLEO. La observación del núcleo es fundamental para determinar las condiciones 1 de combustión y la tecnología empleada. De acuerdo al carácter de la cocción (atmósfera), es posible tener un rango de variación en el color el cual va de tonalidades rojizas a negras (véase 2 el Taller sobre fabricación cerámica). Cuando en el proceso de cocción se permite la circulación de aire se da el fenómeno de la oxidación, lo 3 que generalmente se denomina atmósfera oxidante, de lo que se derivan colores rojizos producto de la oxidación de minerales presentes en la arcilla y el desgrasante tales como el hierro. 4 Por el contrario, cuando durante la cocción no circula el aire se da la ocurrencia de hidrógeno Fig. 4.2. Apariencia del núcleo de y carbono, lo que deriva en colores grises o acuerdo al carácter de la cocción. 1 y 4 corresponden a atmósferas negros, atmósfera reducida. En general, se completamente oxidante y reductora supone que una atmósfera reducida refiere a la respectiv amente. La mayor definición del núcleo indica combustión incompleta en tanto que una atmósfera más reducida. oxidante refiere a un mayor tiempo y control en Tomado de Rye 1981. el proceso (Joukowsky 1980: 367-368, Orton et. al. 1997: 85). Cuando el proceso de oxidación es completo no se tiene un núcleo como tal y al hacer un corte transversal a un tiesto se observa un color uniforme que es el mismo de la pasta. Por el contrario en una atmósfera reducida el núcleo se observa en un corte transversal y puede incluso estar presente en todo el corte impidiendo la observación del color de la pasta. PASTA. Entre el núcleo y la superficie generalmente se observa la pasta (en caso de que la superficie haya sido modificada como se verá mas adelante). SUPERFICIE. El color de la superficie depende tanto de las condiciones de cocción como de los agregados conscientes que el alfarero realice antes o después de la misma, los cuales por lo general consisten en la adición de pintura. Una capa de pintura del mismo color de la arcilla y que se aplica a toda la superficie de la vasija con fines básicamente decorativos se denomina baño; si dicha capa es de diferente color se denomina engobe. Para evitar la confusión terminológica se debe aclarar si el baño o engobe es fino o grueso y de ser posible si fue agregado antes o después de la cocción (por ejemplo baño rojo grueso antes de cocción)1. La pintura puede ser aplicada a Taller No. 2 Color 32 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas la vasija de tres maneras: por medio de la inmersión dentro del colorante, vertiendo el colorante sobre la vasija o frotándolo con las manos o algún instrumento. Fig. 4.3. Métodos de Aplicación de Pintura Tomado de Joukowsky: 1980 En algunas vasijas que generalmente se clasifican como bruñidas (donde el grado de pulimento genera superficies brillantes) es posible que se haya agregado algún tipo de barniz o capa transparente cuyo objetivo pudo ser precisamente generar dicho brillo sin alterar el color (algo similar a lo que ocurre hoy día con la cera para brillo). No obstante no existen a la fecha en Colombia investigaciones que lo ratifiquen. DECORACIÓN En la descripción de la cerámica es importante diferenciar cuando un elemento hace parte propiamente de la decoración y cuando no. Tal vez la forma mas sencilla es determinar que lo que se denomina decoración no sea más bien un elemento funcional o producto de la utilización de la vasija. Algunas de las técnicas decorativas más comunes son2: Se adoptó esta convención para la descripción en razón a la confusión imperante respecto a las características que hacen referencia al baño y engobe. En algunos casos se supone que la diferencia radica en el grosor de la película; de esta manera el baño es una capa de arcilla, de igual o diferente color a la pasta, muy diluida en agua, en tanto el engobe sería una capa del mismo color de la arcilla pero no muy diluida y de consistencia cremosa (Echerría 1981). En otros casos el engobe es una capa de agua arcillosa de diferente color a la pasta; en tanto que el baño es una capa del mismo color de la arcilla con que fue fabricada la vasija (Perdomo 1975, Manrique 2001). Para otros autores (Adames 1982, Rojas 1993) el baño es una adición de arcilla diluida en agua que se aplica antes de la cocción y cuyo fin puede ser decorativo o como sellante (por lo que haría parte de las técnicas de acabado), aunque esa última función en ocasiones es asignada al engobe (Heras 1992). Finalmente, para otros autores (Meggers y Evans) baño y engobe parecen tener la misma connotación. Como se puede observar se trata de un solo par de términos para hacer referencia a 4 variables diferentes (color igual-color diferente de la pasta; grosor de la película; aplicación antes o después de la cocción, sellante o decoración). 1 2 Las piezas de las fotografías que se muestran a continuación pertenecen a la Colección del Centro de Museos de la Universidad de Caldas. Taller No. 2 Color 33 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas Incisión: Corte sobre la pieza aun húmeda que no es lo suficientemente grande como para extraer arcilla. Incluye no solo la elaboración de diseños sino también técnicas como el rayado o escobillado en las cuales se modifica la superficie de la vasija. Fig. 4.4. Decoración Incisa Excisión. Extracción de partes de arcilla con el fin de obtener un diseño. Fig. 4.5. Decoración Excisa Hachurado: Consiste en rellenar una zona de la pieza por medio de líneas paralelas u oblicuas, el hachurado puede ser inciso o pintado. Fig. 4.6. Hachurado Taller No. 2 Color 34 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas Fig. 4.7. Pintura Positiva y Negativa Pintura: Aplicación de un material colorante, por lo general diferente de la arcilla, antes o después de la cocción. Puede ser positiva si directamente se ejecuta la figura por medio de la aplicación de colorante, o negativa donde la figura o diseño resultante se logra aplicando colorante y dejando espacios vacíos que son los que finalmente forman el diseño. A su vez la pintura puede ser monocroma cuando solo se usa un color o policroma cuando se utilizan dos o más en la misma vasija. Esgrafiado: Incisión hecha después de la cocción.Se reconoce, a diferencia de la incisión, porque los cortes son menos regulares o por la existencia de pequeños descascaramientos de la superficie. Fig. 4.8. Esgrafiado Perforación: Corte con un instrumento con punta que generalmente atraviesa toda la pared de la vasija. Fig. 4.9. Perforación Taller No. 2 Color 35 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas Modelado. Adición de una pieza de arcilla previamente modelada. Fig. 4.10. Modelado Impresión o repujado: Se realiza por medio de la presión sobre la arcilla aun húmeda. Puede ser hecha con los dedos o con algún instrumento. Fig. 4.11. Impresión Estampado: Impresión de un elemento sobre la superficie, aun húmeda, de la pieza y cuyo objeto es reproducir las características de la superficie del mencionado elemento. Fig. 4.12. Estampado Ahumado: Consiste en manchas sobre la superficie externa producto del contacto de la vasija con el fuego o humo. Es importante diferenciar entre la técnica y el motivo como tal, ya que éste último es un complemento de la primera. Por poner un ejemplo, la incisión puede ser en líneas, puntos u otro tipo de formas, el mismo hachurado es una forma de incisión. Taller No. 2 Color 36 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas II. ACTIVIDADES a. Observe cada una de las vasijas fabricadas con antelación, describa y explique los cambios que ha tenido desde el momento de la fabricación hasta el día previo a la cocción (identifique tantos cambios como sea posible), tal como se muestra en el siguiente ejemplo. b. De las 12 vasijas que ha fabricado con antelación tome 8 y decórelas de la siguiente manera: A 6 vasijas aplíqueles pintura haciendo variar en cada una la proporción entre el agua y el mineral colorante, de modo que en la primera el colorante sea muy diluido y en la última se asemeje más a una pasta. Construya un cuadro similar al realizado en el taller anterior con las proporciones. Una vez seca la capa de pintura decórelas de manera diferencial (tipo de pintura, cara pintada, región de la vasija, etc.) A las 2 vasijas restantes simplemente aplíqueles pintura sin ningún tipo de engobe. c. Anote las diferencias que observa en el color antes y después de la cocción. Construya un cuadro donde consigne las diferencias de color antes y después de la cocción según los valores de la tabla Munsell. En caso que el color haya variado explique porqué cree que se dio dicho cambio o variación? d. Tome la tabla Munsell, analice las diferentes tablas de color y el orden en que se encuentran. De acuerdo a la lectura de la tabla describa con sus propias palabras que significan los siguientes colores: 10YR 4/1, 5YR 6/6, 5YR 2.5/ 1. Taller No. 2 Color 37 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas e. Observe el conjunto de fragmentos cerámicos arqueológicos y construya subconjuntos de acuerdo al color de la superficie. Dentro de cada subconjunto sin embargo encontrara variación en el color, que razones pueden explicar dicha variación? f. Una vez tenga definidos los tiestos que van a ser analizados, rompa con un alicate una pequeña porción del mismo para hacer visible el núcleo. g. Identifique el color mas apropiado para cada conjunto y consígnelo, no olvide anotar el nombre del color. h. Construya una tabla donde sea evidente la diferencia entre cada conjunto, teniendo en cuenta el color de la pasta, superficie y decoración. i. Defina el tipo de atmósfera de cada uno de los subconjuntos previamente identificados. La identificación reducida/oxidante concuerda con los subconjuntos? Taller No. 2 Color 38 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas j. Dentro de los conjuntos establecidos identifique aquellos que presentan algún tipo de decoración, descríbala y dibuje algunos fragmentos representativos (para el dibujo utilice las normas propuestas en el Anexo 1). Pintura III. Incision PRODUCTOS i. ii. iii. iv. 8 vasijas decoradas Cuadro resumen de color. Cuadro de caracterización de color de cerámica arqueológica Cuadro de caracterización de decoración Taller No. 2 Color 39 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas 5 TALLER No. 3. GROSOR I. MEDIDA DEL GROSOR La medida del grosor, a menos que se indique lo contrario, pretende dar cuenta del espesor de las paredes de la vasija. La forma mas simple y confiable para la medida del grosor es la utilización de un calibrador o pie de rey, lo único que debe tenerse en cuenta es que se esté midiendo el grosor de la pared de la vasija y no otros elementos como el del borde. Debido a que las vasijas fueron hechas a mano, entiéndase no Fig. 5.1. Medida del Grosor con Calibrador industrialmente, es lógico ellas no presenten un o Pie de Rey espesor regular. Para la medida del grosor existen 3 posibilidades. 1. Medir la totalidad de los fragmentos y posteriormente calcular el promedio. 2. Dentro de cada subconjunto tomar el rango de variación (desde el más delgado al más grueso). 3. Combinar los dos procedimientos anteriores. Se puede asumir que los fragmentos de menos de 1 cm. son DELGADOS y los de más de 1 cm. son GRUESOS (Joukowsky 1980: 338) aunque dependiendo de cada investigación dicha medida puede modificarse, por lo que siempre será útil indicar cuales son los rangos de ella. II. ACTIVIDADES a. Continúe trabajando con los subconjuntos previamente definidos y mida el grosor para cada fragmento, calcule el promedio e identifique los fragmentos con grosores extremos. b. Compare los valores extremos con el promedio. Cual de los dos procedimientos sería mas válido para describir de manera más fidedigna cada subconjunto? Porqué razón cree que se presenta tal variabilidad en el grosor? c. Teniendo en cuenta el grosor, considera que los conjuntos definidos a partir Taller No. 3 Grosor 40 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas del color siguen siendo válidos?1. De ser así, complemente la tabla de descripción, en caso contrario proceda a construir nuevos subconjuntos. GROSOR Subconjunto 1 3-5 mm (Prom. 4) Subconjunto 2 5-9 mm (Prom. 6) Subconjunto 3 … … d. Describa el procedimiento seguido en cualquiera de los dos casos. Con sus propias palabras relate la manera en que construyó los subconjuntos. III. PRODUCTOS i. Cuadro caracterización grosor. ii. Descripción del procedimiento de construcción de los conjuntos La validez se define aquí como la coincidencia entre un subconjunto definido por su color y un rango de grosor determinado. En términos de promedios estadísticos, se esperaría que el rango de grosor no sea muy amplio y que los datos extremos de todas maneras pertenezcan indiscutiblemente al promedio del atributo color. En caso contrario, los datos extremos, alejados del promedio, deben ser nuevamente analizados a la luz de la diferencia en el color con el objeto de redefinir los subconjuntos. 1 Taller No. 3 Grosor 41 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas 6 I. TALLER No. 4. FORMA PARTES DE UNA VASIJA En términos generales las partes que toda vasija tiene son: BASE, CUERPO Y BORDE. Además de ellas se encuentran otras como el CUELLO y otras adiciones 1 de carácter funcional tales como las ASAS. Es importante insistir en que una vasija no siempre posee todas las partes descritas a continuación. Cuerpo Labio Cuello Asa Hombro Agarradera Cuerpo Fondo Soporte Base Fig. 6.1. Partes de una Vasija Tomado de Rojas: 1993 La BASE es la parte sobre la cual descansa la vasija y se apoya cuando está puesta en su posición normal. Cóncava Pedestal o Cónica Punta o Talón Pata Es importante siempre diferenciar las partes del cuerpo y las adiciones de carácter funcional de aquellas cuyo objeto es la decoración. Las asas son un buen ejemplo de ello, en la mayoría de las ocasiones ellas son agregadas con fines funcionales pero algunas no, constituyéndose en lo que se denomina asa falsa. 1 Taller No. 4 Forma 42 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas Anillo Concava Plana Circular o convexa Fig. 6.2. Tipos de Base Pedestal o conica Tomado de Joukowsky 1980 Punta o talon El CUERPO es quien da la forma general a la vasija y se ubica entre la BASE y el CUELLO. El CUELLO conecta el CUERPO de la vasija con el BORDE Evertido Curvo o concavo Recto Invertido Antropomorfo Fig. 6.3. Tipos de Cuello Según Rojas 1993 El BORDE es el margen exterior de la vasija a la cual se une el CUELLO o CUERPO. El BORDE de una vasija se define por su orientación y forma. Por la orientación puede ser Invertido, Evertido o Recto. La forma del borde es dada a su vez por la forma del LABIO (parte extrema del borde). ASA o AGARRADERA parte de la vasija por medio de la cual puede ser sostenida. Además de la descripción de la forma puede ser importante anotar el número, lugar de la vasija en que se encuentra, posición (horizontal o vertical) y método de adición. Taller No. 4 Forma 43 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas Invertido Recto Evertido Fig. 6.3. Tipos de Borde Tomado de Eiora et. al. 1999 Redondeado Plano Biselado Reforzado Fig. 6.4. Tipos de Labio Argolla Triangular Puente Recta Fig. 6.5. Tipos mas Comunes de Asa II. CARACTERIZACIÓN DE LA FORMA A partir de los postulados de Binford (1965) ha sido lugar común aceptar que la variación en los artefactos depende en primer lugar de su función, por lo que la forma general de una vasija estará directamente relacionada con la función específica que se espera ella cumpla. Es importante aclarar que lo que se denomina variación funcional primaria refiere a la función inicial u objeto para el cual la vasija fue diseñada, Taller No. 4 Forma 44 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas lo que significa que es el uso primario (o el grupo de tareas para las cuales fue diseñada) el que determina las características técnicas y formales del artefacto. Lo anterior a diferencia de la amplia gama de usos que puede en realidad tener un artefacto durante su ciclo de vida o como parte de la reutilización una vez ha dejado de ser útil con miras a dicha función primaria (Castellanos 2004). Una vasija elaborada para contener líquidos, una vez se rompe puede seguir siendo utilizada para contener sólidos; sin embargo las características primarias de la vasija indicarán que su función fue contener líquidos. El inconveniente que salta a la vista respeto a las diferencias entre función primaria y la posible variabilidad del artefacto está siendo en la actualidad solventado por medio de un creciente número de análisis cuyo objetivo es la identificación de huellas de uso y residuos en las vasijas. Se trata de estudios generalmente a escala microscópica donde se ha podido identificar trazos producto de la manipulación singular dada a las vasijas o restos de comida, lo que permite mayor fiabilidad respecto al uso que en realidad tuvieron los artefactos (Skibo 1992, Tite 1999). Tales análisis aun no se realizan en Colombia por lo que se sigue acudiendo a técnicas macroscópicas y a la combinación de las caracterizaciones formales con observaciones tales como la presencia-ausencia de carbón, el tipo de acabado, el contexto de aparición, etc. Con base en la premisa de la variación funcional primaria, los arqueólogos han ideado sistemas de clasificación y técnicas para reconstruir la forma a partir de fragmentos cerámicos. Respecto a los sistemas de clasificación existen básicamente dos tipos: aquellos que describen las vasijas conforme a la semejanza con formas geométricas (Shepard 1976) y los que lo hacen según la función. En la mayoría de los casos las clasificaciones de forma son en realidad una conjunción de los dos (por ejemplo la categoría cuenco semiesférico describe la función primaria y la forma geométrica). Para los fragmentos cerámicos se intenta, hasta donde sea posible, inferir la forma a partir de lo que se denominan fragmentos diagnósticos (bordes, bases, tiestos con morfología particular): aquellos que contienen la información morfológica suficiente para generar una reconstrucción hipotética total o parcial de la forma de la pieza de la cual proceden (Eiora et. al. 1999: 157). Las técnicas para reconstruir la forma a partir de fragmentos cerámicos son variadas. En los últimos años se han ensayado sistemas de medida y reglas estadísticas pero presentan el inconveniente de ser en ocasiones demasiado complejas o engorrosas. Los procedimientos descritos a continuación son simples y efectivos y permiten dar Taller No. 4 Forma 45 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas cuenta de la forma general de la vasija. Una vez se realice el procedimiento se pueden agrupar de acuerdo a las dos opciones mencionadas. Formas geométricas. Una de los procedimientos más comunes para definir la forma de las vasijas es a partir de la identificación de CUERPO de la misma con referencia a una FORMA GEOMÉTRICA (esférica, elipsoide, oval) o SUPERFICIE (cilíndrica, cónica, hipérbole) (Rice 1987: 219-220). Una vez se tienen los dibujos de la vasija simplemente se organizan con base en la identificación de la forma geométrica (Fig. 6.6.) Forma Geometrica Restringido No restringido Esferico Elipsoide Oval Cilindrico Hiperbole Conico Fig. 6.6. Formas Geométricas Tomado de Rice 1987 Taller No. 4 Forma 46 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas Caracterización funcional. Esta caracterización asume que la función para la cual se elabora una vasija determina tanto la forma general como ciertos detalles de la misma. Cuando se tienen las vasijas completas es posible organizarlas en clases de acuerdo a la siguiente tipología (Webster 1976 en Orton 1987): · JARRA: vasija con cuello cerrado cuya anchura es normalmente menor que su altura. · CUENCO: vasija sin cuello cuya altura es mayor que un tercio de su diámetro pero no menor que éste. · PLATO: vasija baja cuya altura es menor que un tercio de su diámetro pero mayor que un séptimo de éste. · BANDEJA: vasija baja cuya altura no es mayor a un séptimo de su diámetro. Un procedimiento sencillo para determinar a cual de las anteriores clases pertenece una vasija es cotejar un dibujo de la misma sobre la siguiente plantilla. línea central jarras cuencos platos bandeja línea de base Fig. 6.7. Plantilla Para Determinación de la Función Tomado de Orton: 1981 Para cualquier caracterización, con fragmentos cerámicos, es necesario seguir los siguientes procedimientos: a. Dividir el total de fragmentos de acuerdo a la parte de la vasija a la que corresponden (base, cuello, cuerpo, borde). b. A pesar que los fragmentos de cuerpo son lógicamente los más abundantes, la caracterización de la forma frecuentemente se basa en los fragmentos diferentes al cuerpo. Existen diferentes intentos por identificar la forma a partir de fragmentos de vasija pero son definitivamente los bordes los que Taller No. 4 Forma 47 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas permiten una caracterización más rápida y confiable. A continuación se describe el procedimiento mas comúnmente utilizado. · Con un compás se dibuja una plantilla de círculos concéntricos cada 1cm. · La plantilla se ubica en una superficie horizontal y sobre ella se coloca el borde haciendo coincidir la mayor parte de la superficie del mismo con la plantilla. Para esto es importante tener en cuenta el tipo de borde (orientación) y labio ya que en ocasiones un labio excesivamente extenso dará la impresión de corresponder a una 2 vasija muy grande. Fig. 6.8. Plantilla Para Medir el Diámetro · Se coteja el borde con los diferentes círculos hasta encontrar el más coincidente. Así se obtiene el diámetro aproximado de la boca de la vasija. · Para conocer la inclinación del borde, lo que indica la forma general de la vasija, se hace coincidir la superficie del borde con la plantilla. Esto generalmente se logra observando el punto horizontal donde Este procedimiento no puede ser utilizado en todo tipo de vasijas sino solo en aquellas de las que se supone que la boca es mas o menos circular. Aun en caso que la forma general de la boca y del cuerpo guardan una proporción más o menos circular, es importante recordar que la medida del diámetro es una aproximación ya que por diversas razones (sobretodo el procedimiento de elaboración de la vasija y la cocción) la forma nunca es completamente circular. 2 Taller No. 4 Forma 48 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas menos luz pasa a través del espacio entre el borde y la plantilla y el 3 punto donde mejor se asiente o ajuste sobre el plano de la superficie. Fig. 6.9. Método Para Hallar la Orientación del Borde Tomado de Joukowsky 1980 · El perfil del borde se dibuja teniendo cuidado en mantener la orientación. · Una vez se tiene el dibujo y se conoce el tamaño de la boca y la orientación del borde se proyecta el cuerpo de la vasija (Anexo 2.) Un intento de caracterización funcional a partir de la observación de diferentes atributos, y tomando como base la propuesta de Rice (1987) y Henrickson y Mc Donald (1985), es sintetizada en la Fig. 6.10. III. ACTIVIDADES 1. De las vasijas que han sido fabricadas, seleccione aquellas que tengan la boca de forma más o menos circular y mida el diámetro en la plantilla. Luego Al igual que con el diámetro, no en todos los casos es posible hacer coincidir la superficie del borde con la plantilla; en algunas ocasiones la dificultad deriva de la irregularidad del borde y en otras de la forma o adiciones hechas por el alfarero (por ejemplo los bordes carenados). 3 Taller No. 4 Forma 49 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas Taller No. 4 Forma Fig. 6.10. Caracterización Funcional 50 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas rompa las vasijas (no deseche ningun fragmento porque seran utilizados en el siguiente Taller), dibuje el borde de cada una de ellas y estime el diámetro a partir del borde de acuerdo al siguiente ejemplo. Coinciden las medidas en los dos casos? 2. Tome el conjunto de fragmentos cerámicos arqueológicos, identifique los bordes y sepárelos. Agrúpelos de acuerdo a la orientación del borde y subagrúpelos de acuerdo a la forma del labio según la gráfica. 3. De acuerdo a la forma y orientación del borde haga una proyección del tamaño y forma general de la vasija a la que cada borde pertenece según las formas geométricas. En caso de ser posible continúe haciendo subdivisiones. 4. Coteje cada borde en el diametrador e identifique el diámetro aproximado de la boca de la vasija a la que pertenece el borde. Subdivida los tipos de borde según el tamaño, en caso de encontrar diferencias sustanciales. 5. A partir de la descripción anterior, agrupe los fragmentos de borde según el tipo de vasija: olla, cuenco, jarra, múcura, plato, otro. Recuerde que algunas formas a su vez pueden ser descritas en detalle (por ejemplo cuenco aquillado). 6. Con ayuda del peine dibuje cada borde (Anexo 2.). 7. Finalmente tome cada borde como representativo de una vasija y descríbala según el ejemplo. Tenga en cuenta en la reconstrucción del borde y la forma la escala aproximada. 8. Observe las vasijas presentadas en la Fig 6.12. y descríbalas según el ejemplo. Recuerde que no todas las características listadas a continuación aplican. Otras formas se encuentran en el Anexo 3. Taller No. 4 Forma 51 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas Fig. 6.11. Ejemplo de reconstrucción de formas a partir de bordes Tomado de Salgado y Gomez 2000 Taller No. 4 Forma 52 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas A B D C Fig. 6.12. Formas Cerámicas Taller No. 4 Forma 53 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas IV. PRODUCTOS i. ii. iii. Cuadro comparación diámetro vasija vs borde. Cuadro dibujo bordes fragmentos arqueológicos Cuadro caracterización forma Taller No. 4 Forma 54 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas 7 TALLER No. 5. INCLUSIONES I. DESGRASANTE El desgrasante es aquella sustancia no plástica que se agrega a la arcilla de manera 1 intencional con vista a modificar las propiedades de ésta última . En la literatura arqueológica recibe diferentes nombres: desgrasante, temperante, antiplástico. Los tipos de desgrasante más comúnmente utilizados son: arena de río, roca triturada, fibras vegetales y tiesto molido (restos de vasijas). La identificación precisa del tipo de desgrasante debe ser el resultado de la combinación de métodos macroscópicos y microscópicos, por lo que en el presente taller se aprenderán solo algunas técnicas macroscópicas básicas de caracterización. TEXTURA En términos generales, la textura, refiere a la apariencia general de los tiestos. La apariencia de la superficie está relacionada con dos variables: el acabado y el tipo de inclusiones. La textura también hace referencia a la disposición y composición granulométrica de la pasta (cantidad de relativa de las inclusiones, tamaño del grano y orientación) (Rye 1981: 50). Otra característica que puede ser tomada en cuenta es la Dureza, definida como la resistencia de la cerámica a la penetración, abrasión, rayado, aplastado y deformación (Shepard 1976: 113). La técnica más usual es la Escala de Mohs que determina la capacidad de un material para rayar a otro. En orden de dureza están1, talco; 2, yeso; 3, calcita; 4, fluorita; 5, apatito; 6, ortosa (feldespato); 7, cuarzo; 8, topacio; 9, corindón; 10, diamante. En cerámica generalmente se presentan durezas ubicadas en el rango de 3 a 7. En la siguiente tabla se expone una correlación de durezas con la cual se puede hacer la medición. 1 Es importante resaltar que cuando se hace referencia al desgrasante se trata de las adiciones intencionales (realizadas por el alfarero) y no de aquellas propias de las impurezas de la arcilla o agregadas naturalmente (Rice 1987: 406-407). Taller No. 5 Inclusiones 55 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas a. ACABADO DE LA SUPERFICIE Según el grado de pulimento de la superficie se puede clasificar en: ÁSPERO (cuando en la superficie es posible observar fragmentos del desgrasante y causan abrasión al dedo, la textura es completamente irregular) , BURDO (la apariencia de la superficie es tosca u ordinaria pero no causa tanta abrasión al dedo y la superficie es regular), LISO (no se observan irregularidades en la superficie y no se genera abrasión sobre en el dedo), PULIDO (se observa un proceso por el cual el fabricante de la vasija aliso la superficie), BRUÑIDO (el grado de pulimento genera superficies brillantes). b. DESCRIPCIÓN DE LAS INCLUSIONES La TEXTURA puede ser: COMPACTA (cuando no se observan porosidades), GRANULAR (cuando se observan gránulos de manera preponderante), LAMINAR (se observa la disposición en forma de láminas), POROSA (se observan poros o huecos dentro de la pasta). Así mismo, la TEXTURA puede ser UNIFORME (cuando el tamaño de los granos es similar) o NO UNIFORME (cuando el tamaño de los granos es irregular). El TAMAÑO DEL GRANO puede ser: FINO (0-1 mm. de diámetro), MEDIO (1-2 mm. de diámetro), GRUESO (mas de 2 mm. de diámetro). Taller No. 5 Inclusiones 56 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas II. ACTIVIDADES 1. Tome el conjunto de fragmentos cerámicos arqueologicos, identifique en cada uno de ellos el tipo de acabado y organícelos con base en tal criterio. 2. Identifique el tipo de textura y agrupe los fragmentos de acuerdo a ella. Existe una relación entre la textura y el acabado de la superficie? Es decir, se mantuvieron los conjuntos construidos con anterioridad? 3. De acuerdo a la Fig. 7.1. estime el tamaño de las inclusiones de cada tiesto. Agrúpelos según los rangos de las figuras y construya así 3 conjuntos (0,51,0; 0,5-2,0; 0,5-3). De acuerdo al porcentaje, clasifíquelos en: ESCASO (5); MODERADO (10-20) y ABUNDANTE (+30). Fig. 7.1. Gráfico de Estimación del Porcentaje de Inclusiones Tomado de Orton et. al.: 1997 Taller No. 5 Inclusiones 57 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas 4. De acuerdo con la siguiente figura indique la ordenación de las inclusiones (Muy Pobre…). Fig. 7.2. Gráfico de Ordenación de Inclusiones Tomado de Orton et. al.: 1997 5. De acuerdo a la siguiente tabla caracterice la pasta de cada tiesto y agrúpelos según el tipo resultante. 6. Tome cada una de las vasijas fabricadas, rompa una parte en caso de ser necesario y caracterícelas de la misma manera que hizo con los fragmentos arqueológicos 7. Identifique que tipo de inclusiones tiene cada tiesto: ROCA o MINERAL, TIESTO, OTRO y agrúpelos de acuerdo a dichas categorías. Taller No. 5 Inclusiones 58 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas 8. Realice un análisis donde observe la relación existente entre: el tipo de desgrasante, la cantidad, el proceso de cocción, el tamaño del grano y la ordenación de las inclusiones. III. PRODUCTOS i. ii. iii. Caracterización de fragmentos arqueológicos Caracterización de vasijas elaboradas Análisis Taller No. 5 Inclusiones 59 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas 8 • • • • • • • • • • • • • • • • • BIBLIOGRAFÍA Adames, Luz Amparo. 1982. Glosario de Terminología Técnica de Cerámica Arqueológica para Colombia. Monografía de Grado, Sin Publicar. Departamento de Antropología, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá. Adams, William. 1986/1987. Times, Types, and Sites: the Interrelationship of Ceramic Chronology and Typology. Bulletin of the Egyptological Seminar 8: 7-46. Bagot, François. 2005. El dibujo arqueológico. La cerámica. Normas para la representación de las formas y decoraciones de las vasijas. Segunda Edición. IFEA, Lima. Banning, E. 2000. The Archaeologist’s Laboratory. The Analysis of Archaeological Data. Kluwer Academic Publishers, Hingham. Binford, Lewis. 1965. Archaeological Systematics and the Study of Culture Process. American Antiquity 31(2): 203-210. Boada, Ana; Mora, Santiago y Therrien, Monika. 1988. La arqueología: cultivo de fragmentos cerámicos (debate sobre la clasificación cerámica del altiplano cundiboyacense) Revista de Antropología 4 (2): 153-187. Castellanos, Daniela. 2004. Cultura material y organización espacial de la producción cerámica en Ráquira (Boyacá). Un modelo etnoarqueológico. Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales, Bogotá. Chippindale, Christopher. 2000. Capta and Data: On the true nature of archaeological information. American Antiquity 65 (4): 605-612. Consens, Mario. 2004. Este no es un artículo sobre teoría arqueológica. En Teoría Arqueológica en América del Sur, editado por Gustavo Politis y Roberto Peretti: pp. 141163. INUCUAPA, UNICEN, Buenos Aires. Echeverría, José. 1981. Glosario Arqueológico. Instituto Otavaleño de Antropología, Otavalo. Eiora, Jorge et. al. 1999. Nociones de tecnología y tipología en prehistoria. Ariel, Barcelona. Escallón, María. 2005. Decoración, cronología y territorio: Un estudio comparativo de la cerámica Herrera del altiplano cundiboyacense. Universidad de los Andes, Bogotá. Ford, James. 1954. On the concept of Types. American Anthropologist 56: 42-57. Giardino Marco et. Al. 1998. Analysis of ceramic color by spectral reflectance. American Antiquity 63 (3): 477-483. Henrickson, Elizabeth y McDonald Mary. 1985. Ceramic Forms and Function: An Ethnographic Search and Archaeological Application. American Anthropologist 85: 630643. Heras, Cesar. 1992. Glosario terminológico para el estudio de las cerámicas arqueológicas. Revista Española de Antropología Americana 22: 9-34. Hodder, Ian. 1994. Interpretación en Arqueología. Corrientes Actuales. Segunda Edición. Editorial Crítica, Barcelona. Bibliografia 60 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • Joukowsky, Martha. 1980. A complete Manual of Field Archaeology Tools and Techniques of Fieldwork. Pretince Hall Press, New York. Lyman, Lee y O’Brien, Michael. 2004. A History of Normative Theory in Americanist Archaeology. Journal of Archaeological Method and Theory 11 (4): 369-396. Manrique, Elba. 2001. Guía para un estudio y tratamiento de cerámica precolombina. Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, Lima. Meggers, Betty y Evans Clifford. 1969. Como interpretar el lenguaje de los tiestos. Manual para Arqueólogos. Smithsonian Institution, Washington. O’Brien, Michael y Lyman, R. Lee. 2003. Resolving Phylogeny: Evolutionary Archaeology’s Fundamental Issue. En T. VanPool y C. VanPool (Eds.). Essential Tensions in Archaeological Method and Theory, pp. 115-135. University of Utah Press, Salt Lake City. Ome, Tatiana. 2006. De la ritualidad a la domesticidad en la Cultura Material. Un Análisis de los contextos significativos del tipo Cerámico Guatavita Desgrasante Tiestos entre los períodos Prehispánico, Colonial y Republicano (Santa Fe y Bogotá). Universidad de los Andes, Bogotá. Orton, Clive. 1987. Matemáticas para arqueólogos. Alianza, Madrid. Orton, Clive; Tyers, Paul; Vince, Alan. 1997. La cerámica en arqueología. Crítica, Barcelona. Osborn, Ann. 1979. La cerámica de los Tunebos. Un estudio etnológico. Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales, Bogotá. Perdomo, Lucía. 1975. Manual para el estudio de la cerámica arqueológica en Colombia. Técnica de Laboratorio. Universidad de los Andes, Bogotá. Plogg, Stephen. 2003. Exploring the Ubiquitous through the Unusual: Color Symbolism in Pueblo Black-on-White Pottery. American Antiquity. 68 (4): 665-695. Ramenofsky, Ann y Steffen, Ann. 1998. Units as Tools of Measurement. En A. Ramenofsky y A. Steffen (Eds.). Unit Issues in Archaeology, pp. 3-17. University of Utah Press, Salt Lake City. Reichel-Dolmatoff, Gerardo. 1991. Arqueología del Bajo Magdalena. Banco Popular, Bogotá. Rice, Prudente. 1987. Pottery Análisis. A sourcebook. University of Chicago Press, Chicago. Rojas, Doris. 1993. Glosario para la documentación cerámica. Banco Popular, Bogotá. Rouse, Irving. 1960. The Classification of Artifacts in Archaeology. American Antiquity 25 (3): 313-323. 1982. Introducción a la prehistoria. Un enfoque sistemático. Ediciones Bellatera, Barcelona Rye, Owen. 1981. Pottery Technology. Principles and Reconstruction. Taraxacum, Washington. Salgado, Héctor y Gómez Alba. 2000. Pautas de asentamiento prehispánicas en CajamarcaTolima. Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales, Bogotá. Shepard, Anna. 1976. Ceramics for the Archaeologist. Octava Reimpresión. Carnegie Institution of Washington, Washington. Skibo, James. 1972. Porrery Function. A Use-Alteration Perspective. Plenum Press, New York. Spaulding, Albert. 1953. Statistical Techniques for the Discovery of Artifact Types. American Antiquity 18 (4): 305-313. Taft, Mary. 1993. Patrones de producción y distribución de la cerámica. En Cacicazgos prehispánicos en el Valle de la Plata, Tomo 2, editado por Robert Drennan, Mary Taft y Bibliografia 61 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas • • • • • Carlos Uribe: pp. 105-185. University of Pittsburgh, Universidad de los Andes, Pittsburg, Bogotá. Taylor, Walter. 1968 (1948). A Study of Archaeology. Southern Illinois University Press, Carbonale. Therrien, Monika et. al. 2002. Catálogo de cerámica colonial y republicana de la Nueva Granada: producción local y materiales foráneos (Costa Caribe, Altiplano cundiboyacense, Colombia). Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales, Bogotá. Tite, M. 1999. Pottery Production, Distribution, and Consumption –The Contribution of the Physical Sciences. Journal of Archaeological Method and Theory 6 (3): 181-233. Vasco, Luis Guillermo. 1987. Semejantes a los Dioses. Cerámica y cestería Embera-Chamí. Editorial Universidad Nacional, Bogotá. Velandia César. 2005. Iconografía Funeraria en la Cultura Arqueológica de Santa María, Argentina. Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires-Universidad del Tolima, Ibagué. Bibliografia 62 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas Anexo 1. NORMAS PARA EL DIBUJO DE FRAGMENTOS DECORADOS En muchas ocasiones las fotografía de fragmentos cerámicos o piezas completas no son suficientes para ilustrar la decoración. En otras, los investigadores han optado por describir con palabras uno u otro tipo de decoración pero la carencia de un glosario estandarizado hace en ocasiones simplemente imposible imaginar la forma final de aquello que se esta describiendo. Para evitar dichos inconvenientes generalmente se recurre al dibujo el cual no es otra cosa que una fusión de habilidades artísticas con ciertas normas técnicas. A continuación se exponen algunas normas mínimas recogidas del texto El dibujo arqueológico elaborado por Françoise Bagot (2005). • Debe ser suficientemente claro el lugar de la vasija donde se encuentra la decoración. Se debe indicar sobre el dibujo de la forma de la vasija (Las normas para dibujo de la forma de la vasija se encuentran en el Anexo 2.) • Debe existir diferencia cuando se trata de la decoración presente de aquella inferida a partir de la primera, la inferida generalmente se representa por medio de un punteado y con variación en el tono. • Cuando la decoración consta de un motivo sencillo o repetitivo no es necesario dibujarlo en su totalidad y bastará con indicar el lugar y el motivo. • Si la decoración es, por el contrario, un motivo compuesto es necesario dibujarlo en su totalidad desplegándolo por medio de una proyección en la cual se debe procurar el menor grado de distorsión. • Cuando la vasija esta decorada tanto en la cara interior como exterior se deben dibujar en el mismo dibujo de la forma. Cara Interna Cara Externa Anexos 63 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas • Para el caso de la pintura, engobes o baños es necesario establecer convenciones ya que difícilmente se puede reproducir el color original. • Para los casos en que un color cubre gran parte o toda la superficie de la vasija (baño o engobe) es mejor indicar dicho color en la leyenda que proceder a representarlo gráficamente. De igual manera se procede con el alisado y bruñido. • Cuando existe más de un color (policromia) generalmente se representa la diferencia por medio de la intensidad del tono. • Para el caso de la pintura negativa debe en efecto dejarse libre de color la figura representada. • Los tipos de decoración que implican retirar arcilla tales como la incisión, esgrafiado, excisión, raspado y escobillado se grafican por medio de líneas y el tipo se detalla mediante el grosor de las mismas, la regularidad y su espaciamiento. La excisión se grafica además en el perfil de la forma de la vasija. Inciso Escobillado • Exciso Perforado Estampado Para el modelado o cualquier otro agregado de carácter decorativo se elegirá la vista que mejor de una idea de la figura, aunque en ocasiones serán necesarias varias vistas del mismo diseño. Anexos 64 Laboratorio de Arqueología- Universidad de Caldas Anexo 2. NORMAS PARA EL DIBUJO DE FORMAS CERAMICAS En la mayoría de las investigaciones el arqueólogo solo cuenta con fragmentos cerámicos y debe proceder a partir de ellos para reconstruir las formas de las vasijas. En el Taller se han propuesto algunas herramientas para inferir la forma de una vasija a partir de fragmentos cerámicos, aquí se expondrán algunas normas tomadas del texto El dibujo arqueológico elaborado por Françoise Bagot (2005). • • • • • • El dibujo es una simplificación que elimina las irregularidades producto de la fabricación a mano de la vasija. Salvo que se trate de algún aspecto digno de mención la vasija se representa en su vista de lado. En el dibujo debe ser claro la parte real y la inferida, la parte real se grafica mediante línea continua y la inferida con línea discontinua. El dibujo se inicia con la determinación del ángulo de inclinación del borde, a continuación se procede a trasladar la forma por medio del peine, cuidando que el dibujo represente el grosor del tiesto. El borde generalmente aparece a un lado de la vasija en perfil, salvo que se trate de un fragmento decorado en cuyo caso se dibuja en el frente. A partir de él se proyecta la forma de la vasija cuidando la escala. Cuando no es posible, o no se considera necesario, reconstruir la forma de la vasija simplemente se dibuja el borde, con su inclinación y el diámetro inferido de la boca de la vasija. Otras partes diagnósticas de la vasija (bases, asas) pueden ser también dibujadas con ayuda del peine. Anexos 65