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nulidad anulabilidad de la divicion 222222

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UNIVERSIDAD MAYOR DE SAN SIMÓN
FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y POLÍTICAS
CARRERA DE DERECHO
UNIDAD TEMÁTICA 27
DE LA NULIDAD, ANULABILIDAD Y RECISIÓN
DE LA DIVISIÓN
MATERIA
: DERECHO CIVIL IV SUCESIONES
DOCENTE
: DR. ORLANDO MONTAÑO RODRÍGUEZ
ESTUDIANTE : ISAAC LIMACHI YANA
GRUPO
: 43
FECHA
: 6 de diciembre de 2022
COCHABAMBA – BOLIVIA
ÍNDICE
1. INTRODUCCIÓN .............................................................................................. 3
2. DATOS HISTÓRICOS ...................................................................................... 6
3. NULIDAD DE LA DIVISIÓN ............................................................................. 7
3.1.
ANTECEDENTES ...................................................................................... 7
3.2.
CONCEPTOS ............................................................................................ 8
3.3.
DEFINICIONES ......................................................................................... 9
3.4.
TIPOS DE NULIDAD ............................................................................... 16
3.5.
CASOS DE NULIDAD ............................................................................. 16
3.6.
PRESCRIPCIÓN ...................................................................................... 18
3.7.
VALIDEZ.................................................................................................. 18
3.8.
INTERPOSICIÓN ..................................................................................... 19
3.9.
INTERPRETACIÓN JURÍDICA ............................................................... 19
4. ANULABILIDAD DE LA DIVISIÓN ................................................................ 20
4.1.
ANTECEDENTES .................................................................................... 20
4.2.
CONCEPTOS .......................................................................................... 21
4.3.
DEFINICIONES ....................................................................................... 22
4.4.
ANULABILIDAD EN EL DERECHO SUCESORIO ................................. 26
4.5.
CASOS DE ANULABILIDAD .................................................................. 27
4.6.
PRESCRIPCIÓN ...................................................................................... 32
4.7.
VALIDEZ.................................................................................................. 32
4.8.
INTERPOSICIÓN ..................................................................................... 33
4.9.
INTERPRETACIÓN JURÍDICA ............................................................... 34
1
5. RECISIÓN DE LA DIVISIÓN .......................................................................... 34
5.1.
ANTECEDENTES .................................................................................... 34
5.2.
CONCEPTOS .......................................................................................... 35
5.3.
DEFINICIONES ....................................................................................... 36
5.4.
RECISIÓN EN EL DERECHO SUCESORIO ........................................... 41
5.5.
CASOS DE RECISIÓN ............................................................................ 41
5.6.
PRESCRIPCIÓN ...................................................................................... 42
5.7.
VALIDEZ.................................................................................................. 43
5.8.
INTERPOSICIÓN ..................................................................................... 44
5.9.
INTERPRETACIÓN JURÍDICA ............................................................... 44
5.10.
DIFERENCIA CON LA RESOLUCIÓN ................................................ 44
6. SUPLEMENTO DE LA DIVISIÓN .................................................................. 45
7. FACULTAD DE DAR EL SUPLEMENTO EN DINERO ................................. 46
8. DERECHO DE PRELACIÓN .......................................................................... 46
9. LEGISLACIÓN NACIONAL ........................................................................... 47
10.
LEGISLACIÓN COMPARADA ................................................................... 47
JURISPRUDENCIA .............................................................................................. 54
CUESTIONARIO................................................................................................. 102
GLOSARIO ......................................................................................................... 107
ESQUEMA .......................................................................................................... 112
MAPA CONCEPTUAL ........................................................................................ 114
DIAPOSITIVAS ................................................................................................... 116
BIBLIOGRAFÍA .................................................................................................. 119
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1. INTRODUCCIÓN
Las particiones pueden presentar omisiones, irregularidades y vicios. En tales casos
entre los coherederos las consecuencias pueden ser: a) la sanción de nulidad en
los casos concretos señalados por la ley; b) una acción de anulabilidad que se basa
a veces en el derecho común y a veces en causas especiales; c) una acción
rescisoria basada en la existencia de una lesión, que en este caso la ley considera,
excepcionalmente, como un vicio del acto (Planiol y Ripert), y d) un derecho de
suplemento, en los casos de omisión de alguno o algunos bienes de la testamentaria
en la partición. Planiol y Ripert, señalan, además, como otra sanción de las
irregularidades que se producen en la partición, una acción revocatoria en favor de
los acreedores de los coherederos, en el caso de la acción pauliana que,
evidentemente, está prevista en los arts. 1444, caso 4) y 1446.
Tratar el tema de la invalidez del acto jurídico (nulidad y anulabilidad) supone
desarrollar un conjunto de conceptos interrelacionados. No todos ellos han sido
legislados en los Códigos Civiles, pero pertenecen al dominio de la doctrina y es
conveniente esclarecerlos antes de abordar el tratamiento de las normas concretas.
Los conceptos fundamentales para el tratamiento del tema son: eficacia e ineficacia,
validez e invalidez, inexistencia del acto
jurídico, nulidad, anulabilidad,
convalidación, confirmación, conversión, rescisión y ratificación. Los abordaremos
a continuación.
La eficacia del acto jurídico consiste en la aptitud de este para producir los efectos
pretendidos por el sujeto o los sujetos que lo realizan. La ineficacia del acto jurídico,
al contrario, será la incapacidad de este para producir sus efectos, bien porque ha
sido mal constituido o bien por que ciertas circunstancias exteriores a él impiden
tales efectos.
La eficacia o ineficacia del acto jurídico, en consecuencia, es un factor que atañe
a la producción de sus efectos.
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De muchas formas puede apreciarse que la eficacia y la ineficacia del acto jurídico
pueden ser parciales o totales, temporales o permanentes.
Por tanto, hay ineficacia total cuando el acto no produce ninguno de sus efectos
para ningún sujeto. Es el caso de los actos nulos o convalidables.
Luego, hay ineficacia parcial cuando el acto produce algunos de sus efectos o
también cuando los produce para ciertas personas, pero no para otras.
Hay ineficacia permanente cuando el acto no produce sus efectos en adelante por
ninguna razón (por ejemplo, un acto revocado, rescindido, caduco, nulo, etcétera).
La mejor definición de invalidez que hemos encontrado es la proporcionada por
Emilio Betti:
Se denomina inválido, propiamente, el negocio en el que falte o se encuentre viciado
alguno de los elementos esenciales o carezca de uno de los presupuestos
necesarios al tipo de negocio a que pertenece. Invalidez es aquella idoneidad para
producir los efectos esenciales del tipo que deriva de la lógica correlación
establecida entre requisitos y efectos por el dispositivo de la norma jurídica y es,
conjuntamente, la sanción del deber impuesto a la autonomía privada de utilizar
medios adecuados para la consecución de sus fines propios.
Friedrich Savigny, por su parte, distingue dos formas de invalidez y les da nombres
distintos de los que actualmente utilizamos:
Llamo invalidación completa a aquella que quita toda la eficacia al acto jurídico y,
por consiguiente, que es igual en extensión y poder al hecho que destruye. La
expresión técnica empleada en este caso es la de nulidad.
La invalidación parcial es por su naturaleza enteramente variable, pues se pueden
concebir una multitud de obstáculos que en diferentes grados se opongan a la
eficacia de los actos jurídicos. Se muestra bajo la forma de una acción, de una
excepción, de una obligación que tenga por objeto un nuevo acto jurídico contrario
al anterior, de una restitución o finalmente de una bonorum possesio contra tabulas.
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Para comprender estos casos tan diversos bajo una designación común, digo que
la relación de derecho es entonces vulnerable.
Con el marcado acento romanista que le es característico, Friedrich Savigny está
acá refiriéndose a lo que modernamente se considera nulidad y anulabilidad del acto
jurídico. Manuel Albaladejo resume adecuadamente lo que expresamos:
Los negocios nulos y los anulables se llaman inválidos, advirtiéndose que, en ellos,
la carencia de efectos en los primeros o la amenaza de destrucción que pesa sobre
los segundos procede de un defecto intrínseco al negocio; a diferencia de lo que
ocurre en las otras categorías de negocios ineficaces inicialmente o de eficacia
amenazada, en las que la ineficacia procede de una causa externa al negocio.
Por oposición, validez es aquella característica que el acto jurídico asume al
haberse reunido en él todos los requisitos fácticos y jurídicos establecidos por el
derecho para su conclusión debida. Desde luego, el acto jurídico válido puede ser
a su vez ineficaz, no porque le falten requisitos intrínsecos sino porque algún factor
externo le impide producir sus efectos.
Las relaciones entre invalidez e ineficacia son claras: aquella es una de las especies
de esta. En otras palabras, la invalidez es la ineficacia producida por vicios
intrínsecos al acto, en tanto que la ineficacia en general es cualquier situación en la
que el acto deja de producir efectos. Es más, un acto válido puede devenir en
ineficaz (por ejemplo, si es revocado, rescindido, terminado por mutuo disenso o si
la condición a la que estaba sujeto no se verifica, etcétera). A la inversa, un acto
inválido puede volverse eficaz si el vicio es subsanado, es decir, si el acto es
convalidado.
Por otra parte, como dice Manuel García Amigo: «[ . .. ] ambos conceptos se
manifiestan en dos planos distintos: la validez-invalidez se refiere a la celebración
del negocio, mientras la eficacia-ineficacia es la consecuencia del negocio, la
invalidez actúa como causa de ineficacia, originando uno de sus supuestos más
importantes».
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2. DATOS HISTÓRICOS
Por historia conocemos que en el derecho romano la nulidad tuvo una gran
simplicidad. El acto nulo se consideraba inexistente y no producía efecto alguno.
Los romanos no conocieron una acción declarativa de nulidad, efectivamente el acto
era inexistente o válido.
Sin embargo, posteriormente sobrevino la nulidad pretoriana con la cual se concedía
una reparación tan amplia como la restitutio in integrum. Al producirse la disolución
de un acto por nulidad pretoriana, se ordenaba la restitución de lo recibido por dicho
acto. Por ello se podría afirmar que entre los romanos sí existió, aunque
incipientemente, una teoría de la nulidad.
No obstante, lo dicho, debe quedar claro que el derecho civil de entonces no admitía
la existencia de actos anulables o afectados de nulidad relativa, no era posible
concebir que los mismos pudieran ser susceptibles de saneamiento por la
confirmación o ratihabitio como la denominan las fuentes originales.
Si el acto legítimo adolecía de un defecto o de la ausencia de un requisito, el mismo
sencillamente era inexistente. Si faltaban los requisitos del acto, el mismo era
insusceptible de ser confirmado, justamente porque era inexistente.
Empero, la circunstancia de que se construyera la doctrina de la nulidad en torno a
las excepciones y defensas que brindaba el proceso, posibilitó la idea de la
confirmación del negocio viciado renunciado, primeramente.
De ese modo fluyen en el derecho romano dos formas de anular un acto jurídico: la
nulidad civil que operaba de pleno derecho y la nulidad pretoriana que exigía el
ejercicio de una acción y que tenía efecto sólo después de la sentencia.
Al respecto se ha afirmado que estas categorías de actos nulos y anulables quizás
no fueron conocidas por los jurisconsultos romanos, pero sí por los comentaristas
posteriores del Corpus Iuris Civiles.
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Por razones derivadas de la práctica procedimental se distinguió, entonces, entre la
sanción del derecho civil, en que se incurría por falta de uno de los requisitos de
validez del contrato, lo que vino a ser la nulidad absoluta o el acto nulo, y, la
protección que el Pretor concedía en virtud desu imperium, a los menores, así como
a los contratantes cuyo consentimiento hubiera sido viciado, lo que ha venido a ser
la nulidad relativa.
Dicho de otro modo, para el derecho quiritario el acto existía o no existía; en cambio
el derecho honorario admitió la existencia de los actos anulables, eficaces al
principio y que podían quedar sin efecto mediante el rechazo de la acción pertinente
o la restitución el estado anterior obtenida por la restitutio in integrum.
3. NULIDAD DE LA DIVISIÓN
3.1. ANTECEDENTES
Después de una evolución cuyos detalles escapan a la naturaleza de este estudio,
el Derecho romano ofreció dos tipos de anulación: la de pleno derecho y la que se
obtenía mediante el ejercicio previo de una acción.
En la época formalista del Derecho romano, dos consecuencias extremas e
inaceptables motivaron una reacción de los juristas. La primera consistía en que la
más mínima desviación de las formas legales dejaba sin efecto un acto jurídico
celebrado con todos los elementas calificantes de la voluntad en el sentido
normativo. La segunda consistía en que el respeto total por las formas daba validez
a un acto jurídico, aunque éste se hubiese celebrado con los más groseros vicios
de voluntad. La anulación era entonces de pleno derecho: se decía que el juez
limitaba su función a comprobar la existencia, pudiendo cualquier interesado alegar
el vicio y siendo la nulidad insusceptible de confirmación.
Siglos después el Derecho romano reacciona, y el acto viciado, si bien podía ser
objeto de una ejecución provisoria, daba derecho al perjudicado para repetir el
monto de lo que hubiese sido objeto de su desembolso. Más adelante, aunque
dejando todavía intacta la validez del acto, el pretor instituye una pena para el autor
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del vicio. Finalmente concede las restituciones —res- titutio ob aetatem, ob dolum,
ob metum, ob fraudem, ob errorem—, declarando el magistrado interviniente la
nulidad del acto.
Esta anulación no es de pleno derecho y constituye una medida de protección para
determinadas personas, siendo por ello mismo confirmable.
En Francia la doctrina clásica reconoce claramente la influencia romana,
añadiéndole algunos autores la categoría del acto jurídico inexistente. Esta doctrina
ofrece algunas variantes.
Solón no acepta la clasificación bipartida clásica, y divide las anulaciones en
"nulidad de pleno derecho" y "nulidad por vía de acción", de un lado, y "nulidad
absoluta", que coincide con la "nulidad de orden público", y "nulidad relativa", que
se equipara a la "nulidad de interés privado", de otro.
Ya en este siglo se inicia un proceso de revisión de la doctrina clásica en el que
intervienen Drogoul, Japiot, Piéde- liévre y otros.
Por encima de variaciones particulares puede decirse que esta corriente consiste
en la sustitución del sistema clásico más rígido por uno que coloque en manos del
juez la solución con pautas teleológicas.
En la discusión del proyecto de Código civil y francés comenzada después de la
última guerra se aprecian interesantes innovaciones. Houin, verbigracia, se hace
eco de la distinción entre nulidades absolutas y relativas.
3.2. CONCEPTOS
La nulidad concibe la ineficacia de un acto jurídico como consecuencia de carecer
de las condiciones necesarias para su validez, sean ellas de fondo o de forma, o,
como dicen otros autores, vicio de que adolece un acto jurídico si se ha realizado
con violación u omisión de ciertas formas o requisito son dispensables para
considerarlo como válido, por lo cual la nulidad se considera ínsita en el mismo acto.
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Se entiende que son nulos los actos jurídicos otorgados por personas incapaces a
causa de su dependencia de una representación necesaria; los otorgados por
personas relativamente incapaces en cuanto al acto o que dependieren de la
autorización del juez o de un representante necesario; lo otorgados por personas a
quienes la ley prohíbe el ejercicio del acto de que se trate, y aquellos en que los
agentes hubieren procedido con simulación o fraude presumido por la ley, o cuando
estuviere prohibido el objeto principal del acto; cuando no tuviere la forma
exclusivamente ordenada por la ley o cuando dependiere para su validez de la forma
instrumental y fueren nulos los respectivos instrumentos.
La nulidad se entiende que es siempre de pleno derecho, porque no necesita ser
reclamada por parte interesada; inversamente a lo que sucede con la anulabilidad
(v.) de los actos jurídicos, que se reputan válidos mientras no sean anulados, y sólo
se tendrán por nulos desde el día de la sentencia que así los declare. Y puede la
nulidad ser completa, cuando a afecta a la totalidad del acto, o parcial, si la
disposición nula no afecta a otras disposiciones válidas, cuando son separables.
3.3. DEFINICIONES
El ordenamiento jurídico constituye un todo coherente y armónico que motive
acatamientos y restrinja de transgresiones. Éstas pueden dirigirse a normas
forzosas o a otras que son derogables por la decisión individual. En esta última
hipótesis no puede hablarse propiamente de una conducta transgresora, pues ella
se consuma solamente cuando se viola el ordenamiento jurídico considerado en su
integridad. De ese modo, si una norma exige determinado requisito y otra autoriza
a las partes para que le sustituyan, el incumplimiento de aquel requisito se realiza
de acuerdo con otra norma válida y predominante, con lo que el ordenamiento
jurídico, aparentemente transgredido, es finalmente respetado por la decisión
individual.
Pero cuando se transgrede una norma forzosa, ese ordenamiento jurídico queda
violado porque los individuos no pueden derogar lo establecido en un tal tipo de
normas. Cabe añadir que la transgresión se opera también al violarse una norma
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no forzosa si en el acto bilateral la otra parte no presta su conformidad para
apartarse del requisito legal.
El ordenamiento jurídico se defiende de las transgresiones mediante el uso de
dispositivos sanciónatenos. Éstos se denominan sanciones. Aun cuando el análisis
del tema que se está abordando escapa a la dogmática para penetrar el campo de
la Filosofía del Derecho, se dice desde ya que la anulación del acto jurídico
constituye una verdadera sanción civil.
Ésta es dirigida para privar efectos al acto jurídico celebrado en transgresión del ya
mencionado ordenamiento. A esta altura conviene decir que se habla de "nulidad"
para expresar el vicio y también para mencionar la sanción. Esta voz desarrolla la
última de las acepciones y va a emplear indistintamente las voces "anulación" y
"nulidad", salvo cuando deba referirse a la "anulabilidad" y a la "nulidad" como
especies. Surge de lo recientemente expuesto que puede definirse la anulación del
acto jurídico como la legal privación, pronunciada por el órgano judicial, de los
efectos que la ley estima queridos por las partes en virtud de causas que hacen a
la formación del acto jurídico en contra de lo legalmente preceptuado.
La sanción anulatoria conlleva la colocación de efectos legales en lugar de los que
se han eliminado. Por eso es equivocado decir, como se lo hace de común, que la
anulación deja sin efecto el acto. Si una persona celebra en estado demencial un
acto jurídico, es evidente que habrá transgredido la norma que exige voluntad
jurídica para la legal celebración del acto respectivo; si la demencia es declarada,
la transgresión será doble, porque faltará además la capacidad; si el acto contiene
un pacto usurario, habrá otra causal de anulación, porque el objeto del acto será
ilícito; y si se trata de una operación contractual por valor de 50.000 pesos, hecha
verbalmente, habrá otra causal más para que el acto fuese anulado, porque faltaría
la forma legal.
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En todos estos casos la justicia puede declarar anulado el acto jurídico parque al
momento de su celebración no se han guardado los requisitos de ley y a veces
deberá declarar la anulación correspondiente.
La diferencia entre unos casos y otros ha de verse en el transcurso de esta voz,
pero su sola mención era necesaria para situar gráficamente al lector dentro del
concepto de la anulación de los actos jurídicos. Es conveniente precisar mejor aún
ese concepto delimitando la figura en examen y separándola de otras que
reconocen con ella una mayor o menor relación. La ineficacia de un acto jurídico
constituye para Von Tuhr el concepto genérico y la anulación solamente el concepto
específico.
Para Josserand, la nulidad y la ineficacia constituyen términos
sinónimos. Para otra doctrina se trataría de conceptos diferentes, porque la
ineficacia sería la privación de efectos por obra de un hecho ulterior al que las partes
le hayan asignado ese efecto, mientras que la anulación del acto jurídico depende
exclusivamente de la ley en virtud de causas que hacen a su estructura.
La materia de las nulidades también provoca todavía muchas controversias. La
profusa literatura que éstas han originado no ha dado, sin embargo, una doctrina
satisfactoria, que permita elaborar una noción que exprese brevemente todos los
aspectos que encierran la idea.
A la noción de validez del negocio o acto jurídico se contraponen otras situaciones
del mismo (Messineo), de las que emana la idea general de la invalidez. Mientras la
validez no admite grados, la invalidez, sí, los admite, porque se dan diferentes
formas de ella (R. Villegas). La invalidez origina propiamente la ineficacia del acto
jurídico que puede relacionarse con la existencia misma del acto por falta de algún
elemento esencial que le concierne, o, aun existiendo el acto, con su imposibilidad
de surtir efectos, en todo o en parte. El negocio o acto no-válido es a fortiori ineficaz
(Messineo).
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La inobservancia de las normas legales o la infracción de sus preceptos,
contrariando el orden público, o los fundamentos esenciales de la contratación, trae
aparejada la idea de ineficacia del acto celebrado en semejantes condiciones.
De ello se infiere que los actos jurídicos pueden ser existentes o no existentes,
válidos o nulos. Esta diferenciación dio origen a la clasificación clásica, que
distingue en la materia la inexistencia, la nulidad absoluta y la nulidad relativa o
anulabilidad (Aubry y Rau, cit. de Planiol y Ripert), y que Bonnecase reduce sólo a
una diferenciación bipartita: inexistencia y nulidades.
Los autores que sostienen la inexistencia, señalan como sus signos característicos
los siguientes: a) no existe, independientemente de toda declaración judicial; b)
puede alegarla cualquiera persona; c) jamás produce efectos de derecho; d) su
confirmación es imposible, y e) la prescripción no la subsana, porque no se puede
subsanar lo que no existe. Ejemplo: una compraventa de una cosa que no existe,
es un contrato inexistente porque no hay materia para la misma: falta de objeto, la
cosa, que es elemento esencial del contrato.
Entre los códigos modernos, el mexicano sigue la doctrina clásica (con la
modificación propuesta por Bonnecase) y declara inexistente el acto al que le falta
el consentimiento o el objeto que puede ser materia de Él y establece que éste no
puede ser confirmado ni por prescripción.
En las disposiciones del c. c. abrg., la materia está confusa y dispersamente tratada.
En las del vigente, se ha sistematizado su formulación, aunque eludiendo
cuidadosamente exponer la noción de nulidad y anulabilidad, siguiendo así
ceñidamente las soluciones de su modelo, que ya no emplea la terminología anterior
de la inexistencia jurídica del negocio (Messineo), con la que se expresa que,
aunque materialmente existente, el negocio, desde el punto de vista del derecho es
como si no existiese, terminología sustituida en la nueva legislación, para indicar tal
situación, con el término nulidad.
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Para la doctrina clásica en que se apoyaba la terminología anterior indicada, Nulidad
era la ineficacia de un acto jurídico, proveniente de la ausencia de una de las
condiciones de fondo o de forma requeridas para su validez (Capitant). Este mismo
autor, señala que la noción de acto inexistente, teóricamente distinta de la de acto
nulo, se confunde en la práctica con Ésta. En efecto, dice, la falta de existencia de
un acto jurídico resulta de la ausencia de uno de los elementos constitutivos
esenciales para su formación; ej.: ausencia del consentimiento de una de las partes
en un contrato (art. 452, 1), conc. con el 455; ausencia de precio de una compraventa (art. 584); identidad de sexo de un matrimonio.
Mas, como quiera que el Código en esta materia, como en varias otras, ha
concretado sus reglas a una función esencialmente práctica, por fuerza ha de
prescindirse de las formulaciones doctrinales o las comparaciones sobre puntos que
elude el Código.
Con esta mira y según las reglas dadas por el capítulo en examen, puede resumirse
brevemente las causas y características de la nulidad absoluta, según la escuela
clásica o simplemente nulidad según el Código, y de la nulidad relativa según la
escuela clásica o anulabilidad según el Código.
En la nulidad, la causa es la violación de un precepto legal, es decir, un acto ilícito.
En la anulabilidad, la causa es un vicio interno como la incapacidad, los vicios del
consentimiento como el error, la violencia y el dolo, la lesión.
Quiere esto decir, en concepto de Messineo, que la anulabilidad del contrato es,
respecto de la nulidad, un grado menos grave de invalidez. Por eso el c. c. italiano
también llama a la anulabilidad: impugnabilidad (arts. 1395 y 1426, respecto de la
anulabilidad del contrato consigo mismo en el supuesto de conflicto de intereses, o
de la anulabilidad por incapacidad del contratante).
De las explicaciones precedentes, puede aceptarse como concepto de la nulidad,
por su precisión, la de Buteler Cáceres: la sanción de invalidez dispuesta por la ley
para el acto jurídico que adolece de algún defecto constitutivo.
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Como reacción del ordenamiento jurídico frente a la violación de sus normas, reviste
carácter expreso y no tiene más fuente que el mandato imperativo de la ley: Toda
nulidad debe estar expresamente determinada o formalmente prevista por la ley
conforme al axioma de la doctrina francesa: no hay nulidad sin texto.
La nulidad afecta el interés general. Es de orden público; por eso puede ser
declarada aún de oficio, es imprescriptible e inconfirmable. La anulabilidad, toca al
interés privado; no puede ser declarada de oficio, es prescriptible (excepto como
excepción) y confirmable.
La nulidad implica la inexistencia, porque hace como si no existiera el contrato, esto
es, le considera no formado o no celebrado, por lo que no puede surtir efecto alguno
(v. el art. 547, 1, infra). En cambio, la anulabilidad, no desconoce la existencia del
contrato, ya que éste puede surtir efectos. La nulidad puede ser demandada por
todo interesado y aun puede ser declarada de oficio, v. gr. en los contratos
celebrados para perpetrar un delito mediante la asociación delictuosa (c.p. art. 132)
o para violar prohibiciones legales como las de los arts. 910 y 913 (juegos
prohibidos) del c. c., o para declarar nulo un matrimonio. La anulabilidad sólo puede
ser intentada por aquél en cuyo interés o protección ha sido establecida (art. 555).
En resumen, como señala Scaevola, nulo es lo que no existe, la nada jurídica, lo
que carece de personalidad y presentación, lo que no es objeto de consideración
legal de ningún género: es hecho, no derecho; es forma, pero no es vida. Lo
propiamente nulo contradice el orden público o los fundamentos esenciales de la
contratación; lo anulable atenta sólo contra derechos puramente personales, que no
interesan a la sociedad, pero cuyo mantenimiento y conservación está obligada a
procurar la ley.
El art. determina que la nulidad y la anulabilidad deben ser declaradas (mejor que
pronunciadas) judicialmente, esto es, no producen efectos ipso iure, de pleno
derecho. La distinción romana de que los actos nulos lo eran de pleno derecho, sin
necesidad de declaración judicial, mientras los anulables, estaban sometidos a la
14
necesidad de una declaración judicial para quedar sin efecto, ya no es considerada
con el mismo criterio por el Derecho moderno, criterio que es el adoptado por el
Código, en la regla de este art.
Se justifica la necesidad de la declaración judicial de la nulidad, con el argumento
(ciertamente rebuscado) de que las partes no pueden hacerse justicia por sí mismas
(extendiendo al punto, puede decirse la doctrina del art. 1282) o habida cuenta que
cuando se da conflicto de derechos sobre la validez o invalidez del contrato, se
opina que debe entonces buscarse, mediante el correspondiente proceso, la
declaración judicial sobre si existe o no la causa de nulidad que se discute, conforme
a los principios sentados por los arts. 1281 y 1449 del c. c. Como por regla general,
la nulidad no impide que el acto o contrato produzca efectos (así se los llame o
considere provisionales), Éstos deben ser destruidos por la sentencia del juez.
Queda, sin embargo, el problema (R. Villegas) para los casos en que de plano la ley
dispone que tal o cual supuesto no producirá efecto legal alguno. Mientras en la
nulidad, las partes pueden cuestionar sobre si es o no nulo el acto, en la ineficacia,
el juez ya no puede destruir el efecto que la ley anticipadamente declara sin lugar,
sea que emplee la palabra ineficacia, que no producirá efecto alguno o que no
producirá determinado efecto (v. gr. art. 541 del c. com. in fine) o que no tendrá
ninguna validez tal o cual renuncia (v. gr. la consignada en el art. 566 del c. c.), o
cuando se dice que determinados contratos para su validez han de celebrarse con
las solemnidades y formas que se señalan (v. gr. art. 171 del c. min. sobre contratos
mineros), o cuando se intenta una acción que la ley no concede (art. 910 c. c.) para
cobrar una acreencia resultante de juego prohibido, no hay necesidad de sentencia,
sino de simple rechazo sobre tablas. Otra cosa resultará, en este último ej., de si se
invoca tratarse de un juego permitido, caso en el cual, al versar la causa sobre si el
juego es prohibido o ilícito, se da una controversia sobre la causa de una nulidad
extremo en que sí procede, para determinar las consecuencias, una sentencia o
declaración judicial necesaria.
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3.4. TIPOS DE NULIDAD
NULIDAD ABSOLUTA, La del acto que carece de todo valor jurídico, con excepción
de las reparaciones y consecuencias que por ilícito o dañoso puede originar. La
nulidad absoluta puede ser declarada por el juez y debe serlo, aun sin petición de
parte, cuando aparezca manifiesta. Pueden alegarla cuantos tengan interés en
hacerlo, menos el que haya ejecutado el acto sabiendo o debiendo saber el vicio
que lo invalidaba. El ministerio público puede pedir asimismo su invalidación, sea
en interés de la moral o de la ley. La nulidad absoluta, o nulidad estricta, no admite
confirmación.
NULIDAD RELATIVA, La que ha de ser alegada y probada por ciertas personas
para que la invalidación surta efecto. Cabe subsanarla por la confirmación, porque
sus defectos no son substanciales en absoluto, ni de orden público inexcusable.
Es aquella nulidad que, en razón de afectar elementos no esenciales para la validez
del acto, puede ser convalidada por confirmación o subsanada por el transcurso del
tiempo. Al contrario de la nulidad absoluta, es necesario que sea alegada y
probados sus vicios para que se declare su nulidad. Las nulidades son
esencialmente relativas y sus interpretaciones se deben realizar con criterios
restrictivos, reservándolas como "última ratio" ante la efectiva indefensión, pues
frente a la necesidad de obtener actos procesales sólidos y no nulos, se encuentra
la de obtener actos firmes sobre los cuales pueda consolidarse el derecho.
3.5. CASOS DE NULIDAD
El art. 1274 señala casos específicos cuando procede la nulidad de divisiones
judiciales o extrajudiciales, cuando se fraccionan bienes no divisibles por su interés
para la economía familiar o pública, o inmuebles cuya división está prohibida por
leyes especiales o normas de urbanización y ornato público.
Respecto a los bienes no divisibles se tiene la regla general señalada por los art
1241 y 1242 concordantes con el art. 168, donde se prevé la posibilidad de bienes
cuya división puede perjudicar el interés económico de la familia o de la comunidad,
16
para preservar el cual interés, el bien debe ser consolidado en favor de uno de los
coherederos que tenga la cuota mayor, mediando compensaciones en su caso, o
en su defecto, mediante remate del bien para distribuir su precio.
Estas situaciones pueden presentarse en el caso de establecimientos agrícolaindustriales, por ejemplo, en los cuales indudablemente debe prevalecer el interés
de la comunidad, ya que la división de ellos, importaría prácticamente su
destrucción, con perjuicio para la producción. Quizá la ley, debiera prever en tales
situaciones una división por acciones, las cuales pueden ser realizadas por
coherederos que no desean mantenerse en la sociedad. En efecto, se presentaría
el caso de transformación de la indivisión en sociedad (Planiol y Ripert), incluyendo
los bienes hereditarios indivisibles en el activo de una sociedad civil, destinada a
administrar los mismos y mantener -y aún incrementar- su valor, para bien particular
de los herederos y general de la comunidad.
Conforme el art 168 del C.C. existe el precepto que veda a los condueños exigir la
división de la cosa, cuando de hacerla no sea posible utilizarla para cualquiera de
los usos permitidos por su naturaleza, como se observa en el art. 160 en lo relativo
al destino dé la cosa.
En este supuesto la división produciría la destrucción de la cosa y, con ella, del
derecho de los demás copropietarios. La facultad de cada uno de exigir la extinción
de la comunidad, por consiguiente, mediante la división, presupone que no ha de
ser en perjuicio de los otros.
Si la cosa es divisible sin que ella pierda su uso útil, como por ejemplo un fundo
susceptible de ser parcelado y por tanto, las parcelas, resultado de la división,
pueden ser utilizadas como aquél, no hay problema y la regla del art. 169 funciona
sin mayores complicaciones. Pero si la cosa es indivisible (art. 170), de lo
anteriormente dicho se puede deducir una regla: se entenderá indivisible una cosa,
cuando resulta inservible por la división, (como en el caso del art. 168), porque las
partes resultadas de la partición no pueden prestar la misma utilidad del todo u otra
17
análoga. Por ejemplo, uh caballo, aunque es susceptible de ser dividido
materialmente, las partes producto de la partición no pueden prestar el servicio del
todo. La división trae la destrucción del todo en este caso, como también, v. gr., en
los de una máquina, una estatua, una obra artística o una patente de invención.
Divididas resultarán inservibles, porque sus partes no pueden ofrecer la utilidad
análoga a la del todo.
La solución para los casos de indivisibilidad, está en la venta de la cosa para partirse
el precio obtenido.
3.6. PRESCRIPCIÓN
Lo que es vicioso en el principio no puede convalidarse con el transcurso del tiempo.
Está pues entre los caracteres de la nulidad su perpetuidad y, por consiguiente, la
imprescriptibilidad de la acción para hacerla declarar judicialmente, salvo
(Messineo) alguna excepción, como la del art. 1208, cuando los herederos, a
sabiendas de un motivo de nulidad ejecutan el testamento, lo que se interpreta como
una renuncia a prevalerse de ella.
Su fundamentación estima que se da con ella una regla en general, comprensiva de
la acción y de la excepción, porque el término acción empleado en la formulación
original estaría limitado sólo al demandante. En primer término, téngase bien en
cuenta que no es la nulidad la que prescribe. Es el derecho, la acción o la pretensión
lo que ha de prescribir cuando se omite su ejercicio por el interesado en el plazo
que la ley fija para hacerlo. Léase atentamente las disposiciones de los arts. 1492 y
1493 y todas las disposiciones concordantes como este art.: la ley sujeta a
prescripción "los derechos", "el derecho" o "la acción" o "las acciones".
Ulpiano, refiere el axioma jurídico más vulgarizado: reus excipiendo fit actor, esto
es, el demandado, ejercitando una excepción, se hace actor.
3.7. VALIDEZ
El verdadero y propio efecto de la nulidad, es hacer declarar judicialmente que no
pudo haberse formado el acto jurídico. Así la nulidad se resuelve en la inexistencia.
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El acto jurídico nulo que aparento por más o menos tiempo una vida de hecho, no
la tuvo en momento ninguno jurídicamente, es el que no ha existido jurídicamente.
Por eso, su primera consecuencia es la de retrotraer las cosas al estado que tenían
al celebrarse el acto jurídico (Scaevola). Se habla entonces de la retroactividad de
los efectos.
Por efecto de la nulidad, el negocio no crea derechos para quien podría obtener
ventaja del mismo, ni, inversamente, importa vínculos o deberes, para quien, en el
supuesto de su validez, resultaría reatado a ellos: el negocio nulo está destituido de
todo efecto jurídico (Messineo). O como recuerda Scaevola: quod nullum est, nullum
producit effectum (lo que es nulo no produce efecto alguno).
3.8. INTERPOSICIÓN
La nulidad puede ser invocada por todo coheredero que tenga interés jurídico, la
anulabilidad sólo por el perjudicado; la nulidad es imprescriptible; la anulabilidad es
prescriptible; la nulidad no puede subsanarse con la ulterior confirmación; la
anulabilidad puede subsanarse convalidándola mediante ratificación posterior,
expresa o tácitamente.
La nulidad tiene carácter de orden público, de ahí que el propio juez puede señalarla
de oficio, cuando la advierta en las situaciones en que interviene y aun cuando no
concurra petición del interesado al respecto. Por el mismo carácter, puede ser
opuesta en cualquier grado de la causa. La enmienda para este art., carece de
relevancia.
3.9. INTERPRETACIÓN JURÍDICA
El art 1274. declara nulas las particiones, sean judiciales o extrajudiciales, cuando
se fraccionan bienes no divisibles por su interés para la economía familiar o pública,
o inmuebles cuya división está prohibida por leyes especiales o reglamentos de
urbanización y ornato público (arts. 1241 y 1242). Otra causa de nulidad absoluta,
es la omisión de un heredero forzoso o instituído en la partición (art. 1252, I del c.
c. y 679 del p.c.). El omitido tiene el derecho de ejercer la acción de reducción,
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facultativamente (dice el art. puede), por lo que ha interpretarse que la disposición
otorga al omitido dos facultades alternativamente: la nulidad para perseguir una
nueva partición o simplemente la acción de reducción (art. 1070).
La nulidad por omisión de un heredero forzoso o por haber sido comprendido como
tal en ella un no-derecho habiente, puede fundarse en causa de error (Messineo),
por aplicación de la regla del art. 548, sobre nulidad de los contratos (incluye la
acción de acto jurídico) plurilaterales.
También produce la nulidad de la partición, la infracción de las reglas legales
relativas a las formas, condiciones y requisitos que deben observarse en las
particiones, contenidas en este Título IV del Libro IV en examen.
La nulidad de la partición resulta, igualmente, cuando sin observar lo dispuesto por
el art. 1250, II), se efectúa extrajudicialmente una partición en la que tiene interés
un incapaz.
4. ANULABILIDAD DE LA DIVISIÓN
4.1. ANTECEDENTES
Derecho Romano: Según los Mazeaud, en Roma. Por razones derivadas de la
práctica procedimental se distinguió entre la sanción del Derecho Civil, en la que se
incurría por falta de uno de los requisitos de validez del contrato, lo que vino a ser
la nulidad absoluta o el acto nulo, y, la protección que el pretor concedía, en virtud
de su imperium, a los menores, así como a los contratantes cuyo consentimiento
hubiera sido viciado, lo que ha venido a ser la nulidad relativa o el acto anulable.
A esta distinción, como veremos, se llegó luego de un largo proceso evolutivo pues,
como afirma la generalidad de los romanistas, para el antiguo ius civile no existió el
concepto de anulabilidad, el que solo surgió con el ius pretorium.
La distinción trazada por el ius civile y el ius pretorium ha subsistido y en ella radica
la dicotomía entre actos nulos y actos anulables, que se basa, precisamente en la
tradición romanista y cuyo origen histórico está en la incompetencia del pretor frente
20
a los actos válidos para el ius civile, pues respecto a tales actos solo podía poner a
disposición de los interesados los medios que le permitía su iurisdictio, esto es, la
actio y la exceptio.
Con forme el Derecho Romano fue evolucionando, el criterio que se fue imponiendo
radicó en la causa de la nulidad. Con ello se denominó nulo al acto el cual le faltaba
un elemento esencial y; anulable el acto que podía ser rescindido por causa que
debía invocar el interesado porque el acto era válido en su origen. Es así como se
configuraron y distinguieron las nulidades absolutas y las nulidades relativas.
Código Civil Francés: En el Código Napoleónico se consideró a la nulidad como un
medio de extinción de las obligaciones, legislándose así sobre la acción de nulidad
o de rescisión de las convenciones.
Sin embargo, la doctrina francesa distinguió entre nulidad absoluta o de orden
público y nulidad relativa o de interés privado. En la misma época de redacción del
Code Civil es que se formuló la teoría del acto inexistente.
Uno de los expositores de dicha teoría es Josserand, quien se encuentra en el
sector de los que distinguían la inexistencia de la nulidad. En la inexistencia el acto
carece de voluntad; en la nulidad, que puede estar referida al acto nulo, se considera
el acto existente, pero afectado de un vicio que determina su extinción, como puede
ser la colisión con el orden público, o, que puede estar también referida al acto
anulable, que siendo igualmente un acto existente está también afectado de un vicio
que solo hiere intereses privados, los que pueden plantear su aniquilamiento.
4.2. CONCEPTOS
La anulabilidad es, en derecho, una causa de invalidez de un acto jurídico, que
deriva de un vicio de la voluntad o de un defecto de capacidad de la parte
contratante.
En el caso que nos ocupa, el motivo principal de anulabilidad de un acto procede de
la ausencia de capacidad de la persona que lo firmó. En este caso, cuando la
21
persona adquiere capacidad necesaria, puede optar por anular el acto si así lo
desea, o mantenerlo como está (subsanarlo).
La anulabilidad de un acto puede producirse por muchos motivos, entre los cuales
podemos mencionar:
i)Ausencia de consentimiento real en un acto jurídico que lo requiera.
ii)Ausencia de la capacidad de las personas que realizan el acto: menores de edad
o incapaces.
ii)Vicios de la voluntad (error, dolo, fuerza, violencia o intimidación).
La anulabilidad de la división se admite por causa de violencia o dolo no se admite
por causa de error en la división, porque en sustancia queda absorbido por el dolo
o por la rescisión por lesión, que presupone un perjuicio de notable importancia para
el co-divisionario, como error en la valoración de los bienes de acuerdo al tratadista
Messineo.
Dentro del concepto general de ineficacia de los actos jurídicos, la anulabilidad
significa debilidad legal o imperfección de dicho acto. El acto jurídico existe e incluso
surte efectos jurídicos, si no se reclama contra él; y hasta puede consolidarse con
el transcurso del tiempo.
4.3. DEFINICIONES
Según Waldo Francisco Núñez Molina; Ha recibido diversas denominaciones como
acto anulable o viciado o de nulidad relativa, o de nulidad dependiente de rescisión
o de sentencia, o de acción de nulidad, o de acto atacable.
Ciertos autores como De Diego dicen que la anulabilidad es la imperfección que
afecta a algunos actos que, reuniendo todos los elementos necesarios para su
existencia, adolecen, sin embargo, de algún vicio o defecto por el que puede pedirse
que se declare su nulidad y la consiguiente insubsistencia de sus efectos. También
está Coviello quien sostiene que la invalidez incompleta o anulabilidad se da cuando
no faltan los elementos del negocio, pero existen con algún vicio.
22
Las definiciones anteriores giran sobre la idea de vicio. Pero la idea de vicio, en
realidad, nos revela poco, sino es que nada, sobre la naturaleza de la anulabilidad.
De pronto, con la opinión de Albaladejo, encontraremos el elemento sustancial de
la anulabilidad.
Por otro lado, el Doctor Torres Vásquez sostiene que el negocio anulable (también
llamado impugnable), es plenamente eficaz, pero, por haberse celebrado con
determinados defectos, está amenazado de destrucción, con lo que se borrarían
retroactivamente los efectos producidos. Se trata de un negocio provisionalmente
válido (no hay invalidez actual)… Es precisamente la virtud validez lo que
caracterizaría a la anulabilidad, por eso también se ha dicho que los actos anulables
son aquellos cuya nulidad, por no resultar de la exterioridad del acto, el día en que,
por sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada, se los anula. De manera que
la anulabilidad no es ineficacia per se, sino que requiere de alguien que la haga
valer.
SEGÚN GUILLERMO LOHMANN LUCA DE TENA El acto jurídico es anulable: 1.
Por incapacidad relativa del agente. 2. Por vicio resultante de error, dolo, violencia
o intimidación. 3. Por simulación, cuando el acto real que lo contiene perjudica al
derecho de tercero. 4. Cuando la ley lo declare anulable.
Según ACEDO PENCO La nulidad relativa o anulabilidad se produce por una
irregularidad de menor gravedad, cuando reuniendo el negocio jurídico todos los
elementos esenciales para su validez adolece de algún defecto o infringe una norma
que protege el interés particular, por lo que, mientras exista plazo para pugnarlo,
que es de cuatro años, su eficacia será provisional. Las causas de nulidad relativa
son; a) los vicios del consentimiento o voluntad, como el error, el dolo, la violencia
o la intimidación; b) la falta de capacidad de una de las partes para celebrarlo; y c)
la falta del complemento de capacidad o de las autorizaciones necesarias en los
supuestos legales que precisa.
23
Está legitimado para interponer la acción el propio perjudicado y sus representantes,
así como quienes han de completar su capacidad. La sentencia que declare la
nulidad del negocio tendrá efectos retroactivos reponiendo las cosas al estado en
que se encontraban antes de su celebración, determinando, en su caso, la oportuna
indemnización por los daños y perjuicios de los acusados.
ANULABILIDAD BAJO LA CONCEPCIÓN DE EMILIO BETTI; Para Betti anulable
es el negocio que, aun no careciendo de los elementos esenciales y hasta
originando la nueva situación jurídica puede, tras la reacción de la parte interesada,
ser removido con fuerza retroactiva y considerando como si nunca hubiera existido:
la nulidad surge sólo por efecto de sentencia cuando un interesado toma la iniciativa
de hacerla pronunciar por el juez como consecuencia de los vicios que afectan al
negocio.
En esta categoría de actos, la nulidad como sanción se encuentra condicionada a
una investigación previa, peticionada por la parte interesada, con el objeto de
verificar el vicio que lo afecta. Este puede ser esencial o no esencial.
Cuando el vicio no es esencial, en cuanto a la persona, a la finalidad o a la forma
del acto, y no tiene injerencia respecto al orden público o relación directa con una
prohibición de la ley, el acto es anulable a petición de parte interesada y previa
verificación por la autoridad competente.
El ocio anulable en un sentido general es, por lo tanto, aquel que puede ser pasible
de la sanción de nulidad, en las circunstancias determinadas en nuestro derecho
positivo. En un sentido técnico en el ámbito del derecho, es aquel que sufre un vicio,
que configura una irregularidad estructural, que no le priva de su existencia jurídica,
aunque lo puede tornar ineficaz, en caso de que la parte a quien perjudica intente
la impugnación procedente.
Su fórmula sería —de jure condendo— la siguiente: El acto anulable o relativamente
nulo, admite ser invalidado y puede ser convalidado (Spota, Couture). De lege lata,
24
la definición no es fácil en nuestro derecho, como sucede en todos los países cuyos
Códigos civiles se han informado en fuentes romanas y francesas.
La diferencia entre actos nulos y actos anulables depende de que la nulidad se
manifieste o no como defecto del acto. Lo que supone a la vez la necesidad de una
verificación en su caso, para declarar la nulidad. De acuerdo a estas nociones, un
acto nulo por vicios intrínsecos, esenciales puede llegar a tener en nuestro derecho
la condición de acto anulable dependiente de sentencia, si la irregularidad no
aparece manifiesta en el mismo.
A diferencia del acto nulo por vicios esenciales y manifiestos, en el acto anulable de
que hablamos, según la terminología del Código civil, la nulidad como sanción no
actúa inmediatamente, es decir, de pleno derecho, sino que depende de una
petición de impugnación por la parte perjudicada o lesionada jurídicamente por el
acto anulable, de un juicio y de una sentencia consiguientes.
Así se desprende que "Los actos anulables se reputan válidos mientras no sean
anulados; y sólo se tendrán por nulos desde el día de la sentencia que los anulase".
El acto se considera válido y eficaz respecto a los efectos jurídicos mientras no se
declare su nulidad. En el acto nulo, en cambio, la sanción se produce de pleno
derecho, y se considera que no produce efecto jurídico alguno, en cuanto al acto
querido y frustrado, aunque puede producir, "sin embargo, los efectos de los actos
ilícitos, o de los hechos en general, cuyas consecuencias de- ben ser reparadas"
La nulidad absoluta, como ya se dejó aclarado, es la sanción aplicable al acto que
carece de un requisito esencial o realizado contra una prohibición expresa de la ley,
o cuando queda comprometido el orden público. Puede ser invocada por cualquiera;
procede de oficio; es imprescriptible e inconfirmable. En cambio, "la nulidad relativa
no puede ser declarada por el juez sino a pedimento de parte, ni puede alegarse
sino por aquellos en cuyo beneficio la han establecido las leyes".
Además, "la nulidad relativa puede ser cubierta por confirmación del acto". Los
caracteres de la nulidad relativa pueden sintetizarse del siguiente modo: procede a
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petición de la parte afectada por la irregularidad del acto, en cuyo beneficio,
precisamente, se acuerda la acción de nulidad; no procede de oficio; es
prescriptible; es confirmable.
El alcance práctico de esta distinción del Código civil se da con referencia a la
protección que requieren los intereses privados a merced de la mala fe, del error,
de la ignorancia excusable, del engaño, de las maniobras dolosas, de cualquier
clase de presión moral. De ahí, el principio apuntado: sólo la persona afectada
puede peticionar la impugnación del acto en virtud del interés legítimo en la sanción
de nulidad.
4.4. ANULABILIDAD EN EL DERECHO SUCESORIO
La anulabilidad en el derecho sucesorio presenta diferencias respecto a la
anulabilidad de los contratos en general.
Se aplican a la opción las reglas de los vicios del consentimiento (art. 1020), con
algunas reservas derivadas de la particularidad de la opción: la violencia, vicia la
opción en las mismas condiciones que en los contratos; el dolo es causa de
anulación, sea quien sea el autor, porque siendo la opción un acto unilateral, no
puede provenir del otro contratante (Mazeaud).
Si el error recae sobre la identidad de la sucesión, prácticamente no se ha ejercido
la opción que se mantiene pendiente. En cuanto a la lesión, no es causa de nulidad
de la aceptación o de la renuncia (Mazeaud). La prescripción de la acción de
anulabilidad, que señala el inciso II, es de treinta días, sin que se sepa la razón que
haya inducido a señalar un plazo tan asombrosamente breve, cuando el modelo
italiano en el art. 482, señala un plazo de cinco años, desde que ha cesado la
violencia o se ha descubierto el dolo.
Conforme el artículo 554. Del CC (casos de anulabilidad del contrato) el contrato
será anulable:
1. Por falta de consentimiento para su formación.
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2. Por incapacidad de una de las partes contratantes. En este caso la persona capaz
no podrá reclamar la incapacidad del prohibido con quien ha contratado.
3. Porque una de las partes, aun sin haber sido declarada interdicta, era incapaz de
querer o entender en el momento de celebrarse el contrato, siempre que resulte
mala fe en la otra parte, apreciada por el perjuicio que se ocasione a la primera
según la naturaleza del acto o por otra circunstancia.
4. Por violencia, dolo o error sustancial sobre la materia o sobre las cualidades de
la cosa.
5. Por error sustancial sobre la identidad o las cualidades de la persona cuando ellas
hayan sido la razón o motivo principal para la celebración del contrato.
6. En los demás casos determinados por la ley.
En cambió en la anulabilidad señalada por en artículo 1275. Refiere que solo es
anulable la división hecha como efecto de violencia o dolo.
4.5. CASOS DE ANULABILIDAD
En la división de herencia, figuran como causas de anulabilidad, solamente la
violencia o el dolo, artículo 1275 del Código Civil.
El término violencia, en sentido amplio, sinónimo de coacción, comprendería tanto
la fuerza o violencia física como el miedo o violencia moral (intimidación).
Ahora nos ocuparemos de la violencia en sentido estricto: la violencia física.
Tradicionalmente, se viene afirmando que esta violencia supone, más que un vicio
de la voluntad, ausencia de ésta. Mas a esta conclusión se opone -sostiene DE
CASTRO- el que la violencia es considerada, no con el efecto de privarse del
consentimiento, sino con el propio de un vicio de la voluntad; por lo que es necesario
concluir, que el Código se refiere a la vis impulsiva; es decir vicia, pero no excluye
la voluntad.
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Como afirma el autor últimamente citado, existe interés práctico en distinguir la
violencia física, como vicio de la voluntad, de la intimidación, no cuando aquélla se
origine en una intimidación jurídicamente apreciable, sino en los supuestos de falta
de libertad en que no se aprecien o prueben los requisitos de la intimidación.
Añade DE CASTRO que lo irresistible de la fuerza no se refiere a que quien declaró
se haya visto forzado a emitir o hacer los signos propios de la declaración (vis
ablativa), sino al encontrarse en una situación de fuerza, frente a la que no cabía
resistencia; en la que, dadas las circunstancias, no se ha dado la posibilidad de una
oposición eficaz.
La intimidación.
Hay intimidación cuando se inspira en uno de los contratantes el temor racional y
fundado de sufrir un mal inminente y grave en su persona o bienes o en la persona
o bienes de su cónyuge, descendientes o ascendientes; concepto que la doctrina
entiende aplicable analógicamente a los demás negocios jurídicos.
Cabe señalar los siguientes requisitos para que el temor constituya vicio de la
voluntad:
a) El temor ha de ser racional y fundado; de ahí que el temor a desagradar a las
personas a quienes se debe sumisión y respeto no anulará el contrato (temor
reverencial).
b) el mal debe ser inminente y grave, y sobre las personas o bienes específicos que
señala el código.
c) El temor ha de resultar de una amenaza ilícita y no del ejercicio correcto y no
abusivo de un derecho.
d) El temor ha de ser inspirado por la conducta ajena ya sea el otro contratante, ya
un tercero y determinante de una declaración de voluntad no deseada.
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e) Para calificar la intimidación debe atenderse a la edad, sexo y a la condición de
la persona.
El carácter determinante de la intimidación supone que ha de existir un nexo causal
entre dicha intimidación y el acto que se realiza. Este requisito se ha tenido en
cuenta por los tribunales para rechazar peticiones de anulación de contratos
realizados en un ambiente inconcreto de temores (guerra civil). En otras sentencias,
añade DE CASTRO, «se ha tenido en cuenta la existencia de una situación de
terror», dado el «ambiente revolucionario», para la anulación de los contratos. Pero
afirma este autor que estas decisiones más que a la intimidación atienden a la
conducta dolosa.
Sobre el testamento, se afirma la nulidad del otorgado con violencia. Entienden la
doctrina y la jurisprudencia que se empleó aquí el término violencia en sentido
genérico, comprensivo también de la violencia o coacción moral (intimidación).
El dolo.
En sentido amplio, el dolo es la realización consciente y voluntaria de un acto
antijurídico; desde este punto de vista se asimila a la mala fe.
El Código Civil recoge la noción legal de dolo como vicio del contrato “Hay dolo
cuando con palabras o maquinaciones insidiosas de parte de uno de los
contratantes es inducido el otro a celebrar un contrato que, sin ellos, no hubiera
hecho”; mas esta noción podrá aplicarse, con las modificaciones pertinentes, a las
demás declaraciones y negocios jurídicos.
Requisitos del dolo como vicio de la voluntad:
A. Acto ilícito consistente en el empleo de palabras o maquinaciones insidiosas. El
engaño es la esencia del dolo.
Entiende la doctrina que también el silencio, la reticencia puede ser dolosa cuando
exista el deber de hablar, y la jurisprudencia del Tribunal Supremo, en varios casos,
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ha entendido existe un error inducido o doloso cuando se ha callado o no se ha
advertido debidamente.
El dolo exige, además, intención de engañar. Pero, según la doctrina predominante,
no se requiere una voluntad de causar un daño, o perjuicio, porque lo que determina
la anulación del contrato no es el daño sufrido, sino la maniobra engañosa.
B. Que la voluntad del declarante quede viciada.
C. Que dicha conducta insidiosa sea la determinante de la declaración. Desde este
punto de vista, cabe distinguir el dolo causante (que recae sobre algún elemento
esencial del negocio, de modo que sin su empleo no se hubiera celebrado) y el dolo
incidental (que recae sobre algún elemento secundario, tiene una influencia
accidental; esto es, no es determinante del negocio o declaración, sino que influye
en las condiciones más o menos favorables que se realiza; a diferencia del dolo
causante, no da lugar a la anulación del negocio, sino a la indemnización de los
daños y perjuicios ocasionados.
D. Que el dolo sea grave; sólo cuando el dolo es grave dará lugar a la anulación del
negocio, sin que baste a tales efectos el denominado dolus bonus (engaño tolerado
por los usos y por la moral -v. gr., propaganda comercial-).
E. Respecto de los contratos, se exige que el autor del dolo sea una de las partes
contratantes y no haya mediado dolo recíproco.
En rigor, cabe hablar de dolo causado por un tercero. Lo que ocurre es que este
dolo no vicia el consentimiento contractual. Mas, como puntualiza DÍEZ-PICAZO,
para que se trate en puridad de dolo de un tercero es necesario que el autor del
dolo no haya tenido intervención en el contrato por ningún concepto, por lo que afirma- el dolo causado por el representante o por el posible beneficiario de la
estipulación produce la anulabilidad del contrato.
Igualmente existe vicio del contrato cuando el contratante es cómplice del autor del
dolo o ha conocido el engaño y se ha aprovechado de él.
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Problemas distintos son los que se suscitan, de un lado, cuando en un negocio en
que haya pluralidad de partes unas son culpables del dolo y otras no, y, por otro
lado, cuando quien realiza la conducta insidiosa es menor de edad.
La prueba del dolo.
Es doctrina jurisprudencial la de que el dolo no se presume, por lo que deberá
probarse por quien lo alegue. Pero no ese necesario que se acrediten por una
prueba directa; bastará la prueba mediante presunciones. Como señala GULLÓN
BALLESTEROS, una cosa es que el dolo no se presuma, y otra que no se pueda
probar por medio de presunciones.
El dolo en el testamento.
El dolo puede actuar en el sentido de determinar al causante a otorgar un
testamento que de otro modo no otorgaría (aspecto positivo), y también puede
consistir en impedir al causante que lo otorgue (aspecto negativo).
En el negocio jurídico testamentario el dolo tiene un cariz distinto del dolo en los
contratos. Se manifiesta en aquél bajo la forma de captación o sugestión de la
voluntad del testador. Por ello es afirmación común en la doctrina que se debe
valorar de un modo más amplio que en los contratos. COSSÍO justifica esta mayor
libertad en la necesidad de asegurar la espontaneidad y libertad en la voluntad
testamentaria, en el carácter unilateral del testamento, y en la dificultad que la
prueba directa de las maquinaciones ofrece.
Por lo demás, para cierto sector doctrinal los términos de dolo y fraude son
sinónimos. Entre quienes sostienen la tesis contraria merece ser destacado
COSSÍO, para quien el concepto de fraude va vinculado con el de engaño, y el dolo
existe cuando se dan artificios y maniobras que, aunque no inducen a error, llegan
a anular la voluntad del testador sustituyéndola por el querer del agente del dolo.
Surgen así, como vicios de la voluntad testamentaria incluidos en el concepto
genérico de dolo, junto al engaño doloso (fraude), la captación y la sugestión (dolo
en sentido estricto).
31
4.6. PRESCRIPCIÓN
La acción prescribe a los tres años, computables desde el día en que cesa la
violencia o se descubre el dolo y corresponde incoarla al codivisionario que ha sido
objeto de esos vicios del consentimiento.
4.7. VALIDEZ
Como efecto de la anulabilidad, las relaciones o cosas se retrotraen al estado
anterior al defecto jurídico; o no se originan obligación ni responsabilidad alguna por
la abstención o incumplimiento.
Los actos anulables se reputan válidos mientras no sean anulados; y solo se tendrán
por nulos desde el día de la Sentencia que los anulase.
PRINCIPIO GENERAL "Actus ab initio nullus non potest validare: validus autem, qui
potest annullari, poterit etiam confirmari" = (El acto nulo en un principio no puede
convalidarse; en cambio, el válido que puede ser anulado podrá también ser
confirmado).
En los casos de anulabilidad, la acción queda extinguida desde el momento que el
contrato haya sido confirmado. El derecho de confirmación, es un atributo máximo
de la autonomía de la voluntad del individuo en la regulación de su vida jurídica de
orden privado, en tanto en cuanto no se haga recaer sobre contratos nulos por su
naturaleza o porque infringen prohibiciones de la ley.
La confirmación se funda, en que la anulabilidad está establecida por la ley en puro
beneficio de los contratantes y no puede darle, por lo tanto, carácter definitivo si la
voluntad de las partes no lo quiere. Son confirmables, los contratos mencionados o
aludidos en el art. 554, y quienes pueden convalidar o confirmar los contratos
anulables son aquéllos que tienen la acción de invalidarlos o, en otros términos,
quien no puede pedir la anulabilidad de lo convenido, carece de títulos para otorgar
la validez. Y de este principio, puede derivarse diversas consecuencias.
La convalidación o confirmación hace inimpugnable el negocio anulable y definitivos
los efectos que el mismo, no obstante, su anulabilidad, haya producido. La
32
confirmación, puede ser expresa: debe contener la mención del acto y del motivo
de su anulabilidad y la declaración de que mediante el acto de confirmación se le
quiere convalidar.
Puede ser también tácita, por aplicación del art. 453, cuando concurre ejecución
voluntaria, siempre que sea emprendida por la persona interesada, ya capaz, que
tenía conocimiento de la existencia del vicio de anulabilidad.
Por la confirmación, el acto anulable queda, desde el momento de la convalidación,
plenamente perfecto y válido, tanto para la otra parte del negocio cuanto para los
terceros que de Éste adquieran la cosa o el derecho objeto del acto anulable. La
salvedad de que la confirmación no puede perjudicar los derechos de terceros,
quiere decir que la confirmación no puede hacerse valer contra los terceros que
tienen alguna relación con el confirmante, si la convalidación se hace en perjuicio
de aquéllos.
Messineo, advierte, con buen criterio, que no ha de confundirse confirmación del
acto anulable con la ratificación. Esta implica hacer propio retroactivamente, esto
es, aceptar, el negocio nacido por obra del representante que, en rigor, no era tal
(noción que incluye la extralimitación de facultades en el mandatario). Es una
aprobación. Mientras la falta de confirmación del acto anulable influye sobre la
validez y deja abierta la posibilidad de la anulación, la falta de ratificación suspende
por tiempo indeterminado la eficacia del negocio.
4.8. INTERPOSICIÓN
Conforme el derecho de pedir la división, que es un derecho potestativo (Messineo),
corresponde a los herederos. Estos no están, generalmente, sometidos a
limitaciones impuestas por el testador. De existir tales limitaciones, sólo pueden
aplazar la división, pero no impedirla.
La división es un acto jurídico declarativo, esto es, no produce afectos atributivos,
traslativos o dispositivos, sino afectos distributivos (Messineo). La trasmisión se ha
producido con el llamamiento, seguido de la aceptación, a la apertura de la
33
sucesión. La división pone fin a la comunidad hereditaria consecuencia de ésta y,
conforme a su función y naturaleza, precisa solamente el contenido del derecho de
cada uno de los codivisionarios.
La división, puede pedirla todo interesado legítimo que no sólo es todo heredero,
como expresa el art. Desde luego, puede hacerlo el albacea. Pueden también
hacerlo los acreedores para preservar sus derechos, ejerciendo los derechos que
figuran en el patrimonio de su deudor negligente.
La anulabilidad sólo puede ser demandada por los interesados taxativamente
señalados en el art. No puede ser pronunciada de oficio.
4.9. INTERPRETACIÓN JURÍDICA
La anulabilidad se admite por causa de violencia o dolo. No se admite por causa de
error en la división, porque en sustancia queda absorbido por el dolo o por la
rescisión por lesión, que presupone un perjuicio de notable importancia para el
codivisionario, como error en la valoración de los bienes (Messineo). La acción
prescribe a los tres años, computables desde el día en que cesa la violencia o se
descubre el dolo y corresponde incoarla al codivisionario que ha sido objeto de esos
vicios del consentimiento, mediante proceso ordinario.
5. RECISIÓN DE LA DIVISIÓN
5.1. ANTECEDENTES
La rescisión por laesio ultradimidium, aparece regulada por primera vez en las
constituciones de Diocleciano y Maximiano que se recogen en el Codex
Justinianius; el estudio etimológico de distintas voces latinas, así como la exégesis
de textos de origen romano, y de una serie de normas, que hacen referencia a la
misma, en nuestro ordenamiento jurídico y en el Derecho comparado, ofrecen una
evolución histórica de esta institución.
En Roma existió la institución de ¨In integrum restitutio¨, que permitía que una
persona perjudicada por causa de un acto legal pueda reclamar la restitución de las
34
cosas. Tenía el fin de proteger a los menores de edad y a los incapaces que
celebran un acto.
La noción latina de iustum pretium, que se recoge en ambas constituciones, queda
excluido del Código Civil español vigente, al suprimir el Proyecto del Código Civil de
1851 la rescisión por laesio ultradimidium, si bien la legislación foral catalana y
navarra reconocen esta institución y aplican, respectivamente, el valor en venta y
valor de la prestación, que se identifican con el justo precio, para determinar la
existencia de la lesión.
En el Código de Hammurabi se observa algún antecedente de esta figura jurídica,
también en el Derecho hebreo mediante una regla conocida como "onaah" y,
posteriormente, se desarrolla en el Derecho canónico y la glosa, vinculando la lesión
con el dolo, mediante la construcción del dolus re ipsa.
En el Derecho histórico español, se recoge en las Partidas, la Novísima
Recopilación, el Ordenamiento de Alcalá y en Les Costums de Tortosa, y en la Edad
Moderna, en el mos gallicus, el iusnaturalismo racionalista y en la codificación
europea. Y desde una perspectiva histórica se estudian los elementos y efectos del
instituto rescisorio en la compraventa y otros negocios.
5.2. CONCEPTOS
La rescisión es la Acción y efecto de rescindir, de dejar sin efecto un acto jurídico.
Por ello la posibilidad de rescisión afecta a diversas instituciones, tanto del Derecho
Público como del Derecho Privado, de manera especial en materia de obligaciones
y de contratos.
La facultad de dejarlas sin efecto corresponde a cualquier heredero por las mismas
causas que las obligaciones (los contratos) son rescindibles.
La partición hecha por el testador, la partición sólo se rescinde si afecta a las
legítimas; entre coherederos o por un partidor contador, cuando haya lesión enorme.
En otros supuestos, incluso por preterición (v.). lo que corresponde es la
disminución de los lotes excesivos y el complemento de los insuficientes. o la
35
formación de la hijuela que pertenezca al preterido, proporcionalmente a los
restantes sucesores.
Debemos mencionar que en la rescisión a diferencia que lo anteriormente visto para
la invalidez, en este caso si se ha producido válidamente la partición, sin embargo
ocasiona algún perjuicio para alguno de los coherederos y permite que este la
impugne para evitar esta lesión, podrán también ser rescindidas las particiones por
causa de lesión en más de la cuarta parte, atendido el valor de las cosas cuando
fueron adjudicadas, solo se podrá realizar esta recisión por lesión si la lesión que
sufre el heredero en su cuota es superior a la cuarta parte, siempre que no se
lesione a la legítima.
La lesión no es un vicio relativo a la formación del contrato, que afecte a cualquiera
de sus elementos internos (discernimiento, intención o libertad del otorgante), y que,
por ende, implique un defecto de formación de la voluntad; se trata de una anomalía
del contrato consistente en el perjuicio patrimonial que se irroga a una de las partes
de aquél, cuando, en un acto jurídico bilateral y oneroso, se obtiene prestaciones
desproporcionadas aprovechando la necesidad, ligereza o inexperiencia de la parte.
Existe en la lesión, así comprendida, una doble connotación: una objetiva y otra
subjetiva, la primera resultante de esa desproporción de las prestaciones que afecta
al sinalgma del contrato, o sea a la equivalencia de las prestaciones, a la
conmutatividad de ellas; la segunda, porque concurren las partes a celebrar el
negocio jurídico la una con una finalidad específica de aprovechamiento o
explotación de la necesidad, inexperiencia o ligereza de la otra.
5.3. DEFINICIONES
La rescisión por lesión es una acción que tienen los vendedores o sus herederos
para rescindir las transferencias de inmuebles que han sido traspasados por un
precio inferior a la mitad del valor de mercado de dicho inmueble. Los requisitos
para su ejercicio son que se trate de transferencias de bienes inmuebles y que el
precio de transmisión sea inferior a la mitad del valor que el inmueble tenga como
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precio de venta. El adquirente puede evitar la rescisión de la transmisión pagando
la diferencia entre lo que abonó y el precio de mercado.
La acción rescisoria por lesión, en sus orígenes, trata de proteger al enajenante, y
en su caso a sus herederos, que, por necesidad, vende un inmueble por precio
inferior al que exigiría en circunstancias normales.
Posteriormente, se amplía el ámbito de aplicación de esta acción a la venta de
muebles y a los casos en que la lesión sufrida por el enajenante no llegue a la mitad
del precio justo. En algunos casos, la acción puede ser esgrimida incluso por el
comprador. Con el nombre de ultradimidium (más allá de la mitad), se identifica la
acción rescisoria que ostenta el vendedor cuando en la venta de un inmueble ha
percibido menos de la mitad de su justo precio. Por ello, se la conoce también como
engany de mitges o engaño de la mitad.
Es la acción que permite al heredero rescindir la división de la herencia por
encontrarse en su derecho lesionado en más de un cuarto de su valor.
Según Messineo la rescisión por lesión, se funda sobre la finalidad de asegurar la
obtención íntegra de la cuota correspondiente a cada uno de los copartícipes de la
división y, por consiguiente, también la proporcionalidad entre las correspondientes
porciones hereditarias.
Se ha dado cuatro teorías sobre la lesión.
La primera teoría (subjetiva), considera la lesión un vicio del consentimiento,
semejante al error o a la violencia, de tal manera que uno de los contratantes sufre
un perjuicio que tiene como causa su ignorancia, inexperiencia o estado de
necesidad, por un momento de apuro económico y moral que le obliga a consentir,
padeciendo un vicio en su voluntad que no se manifiesta libremente.
La segunda teoría, considera la lesión como vicio fundamentalmente objetivo y no
como vicio del consentimiento. Acepta el criterio matemático, porque rompe la
equivalencia de las prestaciones de modo que una parte obtiene un lucro enorme,
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excesivo, y la otra sufre un perjuicio, por efecto de la notoria desproporción entre
las prestaciones de ambas partes. Esta teoría, es la de la práctica del Derecho
romano y el Derecho francés, seguido por el Cgo. abrg. No originaba la nulidad sino
la rescisión del contrato, porque no se admitía la existencia de vicio alguno ya que
la voluntad se habría manifestado libre y ciertamente. Se atendía a la naturaleza
simplemente objetiva, a la desproporción excesiva de las prestaciones. Planiol y
Ripert y Bonnecase, estiman que es indiferente llamar a la acción que causa
rescisoria o de nulidad, aunque según ellos, sería más propio llamarla acción de
nulidad. El Derecho romano, concedía la acción de rescisión por la lesión al
vendedor y al comprador y únicamente para el contrato de compraventa. En el Cgo.
abrg., como en su modelo francés, la acción fue limitada en favor del vendedor
solamente.
La tercera teoría, considera la lesión un vicio subjetivo y objetivo a la vez, porque
requiere la existencia de dos condiciones: la situación subjetiva debida a la miseria,
ignorancia, inexperiencia o necesidad, y la situación objetiva, debida a la
desproporción notoria en el valor de las prestaciones. Esta teoría es la que informa
las reglas adoptadas en la materia por el Código. De ahí el interés de un examen
más detenido que en las otras.
El desarrollo legislativo de esa teoría se debe a los códigos alemán y suizo, de los
cuales en Latinoamérica ha tomado sus reglas, antes que el Código, el mexicano
de 1928. En el Cgo. alemán el contrato viciado de lesión es nulo, porque como todo
acto que ataca a las buenas costumbres (art. 138), es ilícito cuando explota la
necesidad, ligereza o inexperiencia, para obtener ventajas patrimoniales en
desproporción chocante. El Cgo. alemán, como anota Demontés (cit. de R.
Villegas), introduce la lesión no sólo para referirla a los contratos sino, en general,
a todos los actos jurídicos, habida cuenta que los contratos leoninos deben
prohibirse en general y deben considerarse causa de nulidad absoluta, no sólo de
rescisión.
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El Cgo. suizo (art. 21), como el alemán, considera lesión la desproporción evidente
entre las prestaciones de las partes, pero sólo admite como efecto la rescisión, que
según su comentarista Tuhr (cit. de R. Villegas), es una solución más justa al
subordinar la validez del contrato a la voluntad del perjudicado, al cual da el derecho
de perseguir la anulabilidad, lo que es sólo una nulidad relativa, que puede
invocarse solamente por el perjudicado. También este código extiende la lesión en
general a todos los contratos, para prohibir la usura en el préstamo o en la sociedad
con la atribución de las ganancias a un socio y las pérdidas al otro.
Es de interés señalar la fundamentación de la Comisión codificadora mexicana,
sobre el art. 17 del Código de 1928 (lesión), que invocando la autoridad de los
códigos alemán y suizo, dice:
"La disposición tiene por objeto proteger a la clase desvalida e ignorante,
extendiendo a todos los contratos en que intervienen, la rescisión por lesión
enormísima que el actual Código (abrogado por el del 28) sólo concede cuando se
trata del contrato de compraventa... Se da a la clase desvalida e ignorante una
protección efectiva, modificándose las disposiciones inspiradas en los clásicos
prejuicios de la igualdad ante la ley y de que la voluntad de las partes es la suprema
ley de los contratos. Se comprendió que los hombres desigualmente dotados por la
naturaleza y tan diferentemente tratados por la sociedad, en atención a su riqueza,
cultura, etc., no pueden ser regidos invariablemente por la misma ley y que la
sociedad debe ir en auxilio del ignorante y del miserable cuando es vilmente
explotado".
El art. 561 del Código, reglamenta la materia con el criterio de esta teoría,
combinando el elemento subjetivo (necesidades apremiantes, ligereza o ignorancia
de la parte perjudicada), con el elemento objetivo (desproporción superior a la mitad
de la prestación). Extiende sus efectos a todos los contratos y cualquiera de las
partes contratantes que resulte perjudicada (comprador o vendedor en el caso de la
compraventa v. gr.), puede intentar la acción rescisoria. De materia más
frecuentemente limitada al contrato de enajenación a título oneroso, en especial
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inmobiliario, actualmente, según las corrientes legislativas avanzadas, la rescisión
por causa de lesión, es un remedio de carácter general. (Messineo).
La cuarta teoría (para no dejar incompleto el examen), considera que la lesión no
es un vicio independiente del consentimiento, sino un vicio comprendido en el error,
la violencia o el dolo. La ignorancia equivale al error; la miseria, en realidad, provoca
la violencia, dice esta tesis seguida por los Cgos. de Portugal y Brasil. En realidad,
las situaciones son completamente distintas, que son fácilmente comprensibles y
no requieren una extensa dilucidación.
Por lo general, las legislaciones fijan el límite de la lesión en el excedente sobre la
mitad del valor de la prestación, estimando Éste al momento de la conclusión del
contrato. Es la llamada lesión ultradimidium, cuyo origen se remonta a las
constituciones de Diocleciano y Maximiano, que por motivos de humanidad
establecen que el precio debe ser justo, recogidas por Justiniano en las leyes, títulos
y Libros del Codex; principio general y sus concordantes transcritos y precisados al
iniciar la anot. (cit. Scaevola). Consiste en que la parte perjudicada recibe una
prestación de valor inferior al cincuenta por ciento, comparada con su
contraprestación. También se la llama lesión enorme. El c. c. abrg. (art. 1086), como
el Cgo. modelo del vigente (art. 1448) entre otros, regulan la lesión ultradimidium, o
más allá de la mitad. El Cgo. francÉs (art. 1674) exige que la lesión represente más
de las siete duodécimas partes del precio.
El Código vigente, parece apartarse de esa solución y adoptar la de los Cgos.
alemán y suizo, cuando alude en el prg. I a la manifiesta desproporción entre la
prestación y la contraprestación de las partes, que para dichos Cgos. puede ser
menos de la mitad, dejando al juez la apreciación, según casos y circunstancias, de
cada situación particular. Pero, en el prg. II, del art., el Código vuelve a la solución
del ultradimidium.
No cabe aquí un examen de las vivas y dilatadas discusiones que el instituto ha
causado, particularmente en defensa de la libre concurrencia contractual. Basta
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resumir, en limitada síntesis, la fundamentación de Portalis (cit. Aguilera y Velasco)
en su exposición de motivos sobre el punto pertinente del Cgo. francés de 1804:
toda lesión practicada conscientemente es un acto de injusticia bajo el punto de
vista moral. lo que impone restablecer la acción rescisoria, por causa de lesión, que
ha de juzgársela conforme con las leyes de la justicia, como con los principios
económicos y políticos.
El objeto de la resolución, no es en rigor la disolución del contrato que puede ser
una de sus consecuencias o efectos, sino facultar a cada una de las partes del
contrato, si la contraparte es incumpliente, a demandar, optativamente, que el juez
condene a éste al cumplimiento o que pronuncie la resolución (la disolución) del
contrato.
En cambio, la rescisión regulada en el capítulo, es el modo de quitar valor a un
negocio, válido en sí, por mutuo consentimiento o por las causas que la ley señala,
como a causa de una desproporción o desequilibrio económico de una cierta
importancia: lesión o de daño económico por efecto del estado de peligro, que el
mismo crea entre los participantes en el negocio (arts. 560, 561, 1277). Su efecto
puede ser la modificación del contrato o su disolución.
5.4. RECISIÓN EN EL DERECHO SUCESORIO
En materia suasoria la rescisión se la tiene por la lesión que resulta de una
desproporcionada división, se funda sobre la finalidad de asegurar la obtención
íntegra de la cuota correspondiente a cada uno de los copartícipes de la división y,
por consiguiente, también la proporcionalidad entre las correspondientes porciones
hereditarias
5.5. CASOS DE RECISIÓN
La lesión es el perjuicio, dice Capitant, que se experimenta por la celebración de un
contrato conmutativo, cuando, por causa de un error de apreciación o bajo la presión
de las circunstancias, se acepta cumplir una prestación de valor superior al de la
que se recibe.
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Se ha denominado lesión, al daño que en un contrato a título oneroso se deriva del
hecho de no recibir el equivalente de lo que se da (Giorgi), o el perjuicio sufrido por
uno de los contratantes, en razón de las cláusulas mismas que figuran en el
convenio y que reside esencialmente en una desigualdad de trato entre las partes;
es una falta de equilibrio de la operación que se inclina claramente de un lado, con
detrimento de otro (Josserand).
Puede considerarse que su fundamento radica en que la función del Derecho, a este
respecto, como en otros muchos, es oponerse a la fuerza para realizar, de manera
más o menos afortunada, la justicia en la libertad y, por lo tanto, no puede permitir
que los apetitos se desencadenen libremente: el más débil tiene necesidad de ser
protegido contra el más fuerte, los más honestos y confiados contra los más voraces
y astutos.
Sin embargo, se ha cuidado siempre de que sus efectos no perturben el comercio
en la vida jurídica, desvirtuando el fair play en la iniciativa de los contratantes, con
total detrimento de la seguridad de las transacciones.
La característica de la lesión que la distingue de los vicios del consentimiento
(dentro de los cuales trata la cuestión la cuarta teoría explicativa del instituto vista y
comentada en la anot. al art. 561), es que la lesión no puede ser convalidada por
ulterior confirmación. Pues, permitir la confirmabilidad en los supuestos del art.,
sería autorizar legalmente la inobservancia de la prohibición legal contenida en el
art. anterior.
5.6. PRESCRIPCIÓN
La acción de rescisión se debe ejercitar dentro de los dos años siguientes a la
participación y cuando concurre la lesión ultra quartum, esto es, cuando el
coheredero perjudicado recibe una porción de bienes que tiene un valor inferior en
más de un cuarto al del lote que le ha correspondido, artículo 1277 del Código Civil.
Podríamos dar en este caso, como ejemplo el hecho que el de cujus dejó como
herencia dos bienes inmuebles, uno en la ciudad de Oruro y otro en la ciudad de La
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Paz por cierto de diferentes características, por otro lado dejó a dos co -herederos,
en una división voluntaria o extra judicial a Juan le toca la casa de La Paz y a José
la de Oruro, ocurre que si bien la casa de Oruro en superficie es mayor, pero en
valor por construcción, ubicación, etc. resuelta ser de menor precio que la de La Paz
y la diferencia es en el cuarto del valor, esto afecta sin duda al principio de la
igualdad que debe primar en la división y partición, al darse cuenta de éste hecho
José que resulta ser el afectado con la lesión o el daño económico, puede demandar
en la vía ordinaria de hecho la rescisión de la división por lesión ante un Juez de
Turno en lo Civil, para que como resultado final en sentencia se declare el acto sin
valor jurídico. En consecuencia, los bienes volverán a la etapa de la indivisión para
procederse a una nueva división y partición de bienes, o en su caso podría darse
una compensación económica.
5.7. VALIDEZ
La rescisión en materia de contratos obliga a la devolución de las cosas que fueron
objeto de contrato. En la partición lo que se da es una opción al heredero
demandado, entre indemnizar el daño, o bien consentir que se proceda a una nueva
partición. Con la rescisión lo que se pretende es que se resarza la lesión sufrida por
un heredero, por lo que no siempre debe ser realizada una nueva partición, que
sería un proceso mucho más largo. También vemos en este artículo que el
demandado podrá o bien resarcir en dinero o bien con la misma cosa que resultó el
perjuicio, en este caso podemos entender conforme a la doctrina que puede ser no
la misma cosa, siempre que sea de la misma naturaleza especie y calidad de las
que componen el caudal hereditario con el fin de guardar la homogeneidad.
Finalmente, en caso de que se realice una nueva partición, ésta no alcanzará a los
que no hayan sido perjudicados ni percibido más de lo justo. Por lo que en caso de
nueva partición esta será parcial dejando a salvo la que se practicó en lo que
estuviera bien hecha.
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5.8. INTERPOSICIÓN
Corresponde el ejercicio de su acción al heredero que pretenda rescindir la división
de la herencia por encontrarse en su derecho lesionado en más de un cuarto de su
valor.
5.9. INTERPRETACIÓN JURÍDICA
La rescisión por lesión, se funda sobre la finalidad de asegurar la obtención íntegra
de la cuota correspondiente a cada uno de los copartícipes de la división y, por
consiguiente, también la proporcionalidad entre las correspondientes porciones
hereditarias (Messineo).
La rescisión es ejercitable dentro de los dos años siguientes a la división y cuando
concurre la lesión ultra quartum, esto es, cuando el coheredero perjudicado, recibe
una porción de bienes que tiene un valor inferior en más de un cuarto al del lote que
le ha correspondido. Ejemplo: si en una división la porción de cada heredero alcanza
a 400 mil pesos, habrá lesión para aquél a quien se adjudica un lote de un valor
inferior a los 300 mil pesos.
Admitida la discutibilidad de la lesión en los contratos, porque éstos suponen, de
alguna manera, una especulación en la que cada una de los interesados busca en
ellos una ventaja, una vez que es de la naturaleza de esas convenciones el que uno
de los contratantes gane más que otro, el razonamiento no puede aplicarse a las
particiones, en las que no ocurre lo propio: los copartícipes no especulan, liquidan
en ellas los derechos que adquieren, por disposición de la ley o por la voluntad del
difunto; luego esa liquidación debe hacerse según la más estricta igualdad, faltando
la cual, la lesión vicia la partición (Scaevola).
5.10.DIFERENCIA CON LA RESOLUCIÓN
- La rescisión deja sin efecto el acto jurídico por una causal existente al momento
de celebrarlo (coetánea), mientras que la resolución lo deja sin efecto por una causal
sobreviniente (posterior a su celebración).
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- Por un lado, la rescisión se declara judicialmente, mientras que la resolución podrá
ser declarada judicial o extrajudicialmente.
- La rescisión opera retroactivamente al momento de su celebración, mientras que
la resolución opera retroactivamente al momento de la causal que la motiva.
- Finalmente, la rescisión es aplicable en los casos de lesión y estado de peligro,
mientras que los casos de resolución operan convencionalmente o por ministerio de
la ley.
6. SUPLEMENTO DE LA DIVISIÓN
En el caso de omisión de alguno o algunos bienes en la partición, no procede la
anulabilidad de ella, sino simplemente la acción de suplemento de división, esto es,
que se practica una división suplementaria respecto de los bienes omitidos.
Este suplemento, puede traducirse en casos de lesión en un pago en dinero por el
valor de la parte que deba suplementarse, cuando el coheredero accionado para el
efecto quiera evitar la acción judicial o una nueva partición (art. 1278). No indica el
Código, plazo alguno dentro del cual se puede intentar la acción de suplemento. El
art. 677 del anterior p.c. señalaba que las particiones hechas conforme a la ley, sólo
podrán ser reclamables dentro de los ocho días siguientes al despacho del auto de
aprobación y protocolización de la partición, pasado el cual plazo no hay lugar a
reclamación alguna, excepto los casos de dolo o lesión. Este precepto, no parece
aplicable al caso en examen, porque el descubrimiento de la omisión de bienes en
la división, pueden ocurrir algún tiempo después, de pasados los ocho días
acordados para reclamaciones por el precepto procesal indicado. Puede estimarse,
en tal supuesto, que el plazo de ocho días correrá desde el descubrimiento de la
omisión, cuestión de hecho de no fácil comprobación por una parte y, por otra, no
prevista en la categórica disposición del merituado precepto procesal. Ante el
silencio de la ley, parece lo más adecuado aplicar el término de prescripción
ordinaria (art. 1507), según el justificado criterio de Messineo, que también extraña
ese silencio en el Cgo. modelo.
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En el presente caso como ejemplo podemos citar que se puede haber dado la
omisión de uno o varios bienes muebles en el inventario y se procede a dividir todos
los bienes entre los co-herederos, ninguno de ellos conocía que una compresora se
hallaba para su reparación, por lo que no fue inventariada ni dividida, al enterarse
con posterioridad de la existencia de éste equipo, lo que corresponde es que en el
mismo proceso de división y partición que hubo se solicite por decir su desarchivo
si fuera el caso y se pida “suplemento de división” que no es otra cosa que una
división complementaria en éste caso de la compresora que se había omitido
involuntariamente.
7. FACULTAD DE DAR EL SUPLEMENTO EN DINERO
No se procede la rescisión sino la adición o complemento, cuando se haya omitido
uno o más objetos de la herencia.
Si en la división de herencia se han omitido algunos bienes en la partición, solo
procede la acción de suplemento de división. Este suplemento puede traducirse, en
casos de lesión, en un pago en dinero por el valor de la parte que deba
suplementarse, cuando el coheredero accionado para el efecto quiera evitar la
acción judicial o encarar una partición, artículo 1278 del Código Civil.
En caso de que después de hecha la partición aparecieran algunos bienes omitidos
en ella, se hará una nueva división suplementaria, que recaerá sobre los bienes
omitidos
8. DERECHO DE PRELACIÓN
La Prelación es un término que procede del vocablo latino praelatĭo y que hace
referencia a la prioridad o predilección con que se tiene que atender un determinado
asunto frente a otro con el que se establece una comparación.
El concepto puede aparecer en diversos ámbitos. En el derecho, la prelación se
pone en práctica a la hora de aplicar o seguir una cierta fuente. Estas fuentes son
las que permiten el desarrollo de las normas jurídicas que se aplican en un Estado:
la prelación entre una u otra fuente (que puede ser un reglamento, una ley, una
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doctrina, un tratado, una costumbre, etc.) determinará el ordenamiento jurídico del
territorio.
La prelación en el presente tema se aplica respecto al heredero que resulta afectado
en su cuota parte de porción hereditaria, quien tiene preferencia a recibir el
suplemento de la división o en su caso recibir el suplemento en dinero.
9. LEGISLACIÓN NACIONAL
En nuestra normativa positiva, la nulidad, anulabilidad y rescisión de la división está
regulada dentro del libro cuarto “DE LAS SUCESIONES POR CAUSA DE MUERTE”
el titulo cuarto “DE LA DIVISIÓN DE LA HERENCIA”, el presente trabajo se centra
en su capítulo quinto “DE LA NULIDAD, DE LA ANULABILIDAD Y DE LA
RESCISIÓN DE LA DIVISIÓN” comprendida desde el art. 1274 al 1278 del código
civil.
10. LEGISLACIÓN COMPARADA
Comenzando con el modelo usual de Bello, debe indicarse que la norma equivalente
a nuestro 1348 del Code francés (el artículo 887) exige sólo un perjuicio equivalente
a la cuarta parte de la cuota, indicando literalmente que las particiones pueden ser
rescindidas por causa de fuerza o dolo. Puede hacerse lugar también a la rescisión,
si uno de los coherederos prueba en su perjuicio una lesión superior al cuarto. La
simple omisión de un objeto de la sucesión no da lugar a la acción de rescisión, sino
sólo a un acto suplementario de partición. Como se sabe, el Código Civil belga
adoptó inicialmente el Code napoleónico, y aunque en otras materias ha
evolucionado de forma diversa, en esta se ha mantenido exactamente igual, incluida
la numeración del artículo correspondiente.
En el derecho civil italiano la cuestión se plantea en términos prácticamente
idénticos. El Codice de 1942, en su artículo 763 (Rescissione per lesione) prescribe
que puede rescindirse la partición cuando alguno de los coherederos prueba haber
sufrido una lesión superior al cuarto. La rescisión se permite, incluso, en el caso de
la partición hecha por el testador (artículo 734 y ss.), cuando el valor de los bienes
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asignados a alguno de los coherederos es inferior en más de un cuarto al monto de
la cuota prevista.
La solución española es actualmente la misma, desde que el Código Civil dejara
definitivamente atrás la regla dimidium imperante hasta la Novísima Recopilación.
Luego de que el artículo 1073 deja establecido que las particiones pueden
rescindirse por las mismas causas que las obligaciones, el artículo 1074 dispone
que podrán también ser rescindidas las particiones por causa de lesión en más de
la cuarta parte, atendido el valor de las cosas cuando fueron adjudicadas.
En buenas cuentas, atendiendo a la diversa naturaleza de uno y otro fenómeno,
este conjunto de normativas adopta el partido de bajar a la mitad el umbral de
tolerancia con la inequidad en la partición, respecto del mismo umbral en las
relaciones de cambio.
Otro grupo de legislaciones opta, siguiendo el modelo alemán, por la consagración
de un tipo general subjetivo de lesión para todos los actos jurídicos, que recibe
aplicación para el caso de las particiones. En estos casos, o no se consagra una
exigencia cuantitativa proporcional determinada para posibilitar la rescisión, o se
hace a título de mera presunción, lo que –evidentemente– hace mucho más flexible
la consideración judicial de existencia de la lesión en relación al tipo abstracto de
negocio de que se trate, y por cierto, habida cuenta de las circunstancias de la
especie (entre las que se encontrará siempre, como se comprende, la naturaleza
del negocio jurídico en que se presenta el desequilibrio).
Así, el BGB dispone la anulación de todo acto jurídico, por el cual alguien,
explotando la necesidad, ligereza o inexperiencia de otros, obtiene para él o para
un tercero, a cambio de una prestación, la promesa o entrega de ventajas
patrimoniales que sobrepasen de modo manifiestamente desproporcionado el valor
de esa prestación, habida cuenta de las circunstancias, norma que se aplica cuando
la partición ha sido efectuada por un acto de los propios interesados.
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En caso que la partición de la herencia haya sido efectuada por un albacea
designado por el testador (caso en que compete únicamente a éste –y no a los
herederos– realizar la partición y adjudicación de los bienes, cumpliendo así la
voluntad del testador), y que ella sea manifiestamente inequitativa, el parágrafo
2048 no la hace obligatoria para los herederos, quienes pueden recurrir al juez para
que la partición se efectúe mediante una sentencia, como en el caso de falta de
acuerdo entre los copartícipes. (El testador puede, a través de una disposición de
última voluntad, realizar disposiciones sobre la partición. Puede, en particular,
disponer que la partición deba efectuarse según la justa apreciación de un tercero.
La partición efectuada por el tercero sobre la base de esa disposición no es
obligatoria para los herederos, si ella es manifiestamente injusta, en cuyo caso la
partición se hará por sentencia judicial).
Un texto semejante aparece en el artículo 21 del código suizo de las obligaciones,
aunque con una notable diferencia. El código alemán incluye al negocio lesivo entre
los contrarios a la moral y las buenas costumbres, por lo tanto, lo pena con nulidad
absoluta. Para el derecho suizo es un acto de nulidad relativa, confirmable y la
acción de nulidad prescribe al año desde la celebración del acto. La norma del
artículo 638 del Código Civil, por su parte, hace expresa remisión a esta normativa
para el caso de lesión en las particiones.
La respuesta legal del Código Civil de Portugal incursiona en el mismo tipo genérico
de solución. El artículo 2121 establece que la partición extrajudicial es impugnable
en los casos en los que lo serían los contratos, y antes, la norma del artículo 282
tenía resuelto que es anulable, por usura, el negocio jurídico en que alguien,
explotando el estado de necesidad, inexperiencia, ligereza, dependencia, estado
mental o debilidad de carácter de otro, obtuviere de éste, para sí o para un tercero,
la promesa o la concesión de beneficios excesivos o injustificados.
En el Nuevo Mundo, en los ordenamientos de raíz continental (que son –como se
dijo– los que interesa comparar) la situación es esencialmente la misma. Espigando
49
de norte a sur: En la legislación de Québec, el artículo 895 del Code Civil dispone
que las particiones, aun parciales, pueden ser anuladas por las mismas causas que
los contratos. A su turno, el artículo 1406 determina que la lesión resulta de la
explotación de una de las partes por la otra, que entraña una desproporción
importante entre las prestaciones de las partes; agregando que el hecho mismo de
la desproporción hace presumir la explotación.
El Código Civil de Louisiana (que tiene un sistema como el chileno, en que los casos
admitidos de lesión se mencionan numerus clausus por la ley, y que la admite –al
modo francés– con la regla dimidium, sólo para el vendedor en la venta de
inmuebles corporales) dispone, en su artículo 814, que una partición extrajudicial
puede rescindirse por causa de lesión si el valor de la parte recibida por un
copartícipe es menor en más de una cuarta parte que el justo valor de mercado de
la parte que debiera haber recibido.
En México, el artículo 1788 del Código Civil federal establece que las particiones
pueden rescindirse o anularse por las mismas causas que las obligaciones, y el
artículo 17 tenía establecido antes que
cuando alguno, explotando la suma
ignorancia, notoria inexperiencia o extrema miseria de otro, obtiene un lucro
excesivo que sea evidentemente desproporcionado a lo que él, por su parte, se
obliga, el perjudicado tiene derecho a elegir entre pedir la nulidad del contrato o la
reducción equitativa de su obligación, más el pago de los correspondientes daños y
perjuicios. El derecho concedido en este artículo dura un año.
En el caso venezolano, se sigue la línea técnica del Code francés, exigiendo un
perjuicio determinado cuantitativamente. El artículo 1120 del Código Civil determina
que las particiones pueden rescindirse por las mismas causas que dan lugar a la
rescisión de los contratos. Puede también haber lugar a la rescisión cuando uno de
los coherederos ha padecido lesión que exceda del cuarto de su parte en la
partición. La simple omisión de un objeto de la herencia no da lugar a la acción de
rescisión, sino a una partición suplementaria” .
50
El caso de Colombia resulta singular. Como se sabe, ese país adoptó el Código de
Bello literalmente respecto de una buena cantidad de materias, y por lo mismo, el
artículo 1405 (Anulación y Rescisión de las Particiones), equivalente de nuestro
1348, dispone que las particiones se anulan o se rescinden de la misma manera y
según las mismas reglas que los contratos. La rescisión por causa de lesión se
concede al que ha sido perjudicado en más de la mitad de su cuota. Es decir, a la
letra, la misma norma del Código Civil chileno.
El nuevo Código Civil de Brasil (con vigencia desde el año 2003) vuelve a la línea
de la mayor parte de las codificaciones privadas modernas, y preceptúa que una
partición, una vez hecha y juzgada, sólo es anulable por los vicios y defectos que
invalidan, en general, los negocios jurídicos. Estos, por su parte, son anulables por
lesión cuando una persona, por necesidad apremiante o inexperiencia, se obliga a
una prestación manifiestamente desproporcionada al valor de la prestación
correlativa.
El Código peruano de 1984 da una solución ligeramente diversa, en el sentido de
exigir una proporción determinada en el perjuicio (un 40%) y de presumir legalmente
el aprovechamiento de la necesidad de la contraparte si el desequilibrio supera los
dos tercios. Por su parte, el artículo 990 establece que la lesión en la partición se
rige por lo dispuesto en los artículos 1447 a 1456, regulando estos la lesión en todo
negocio jurídico.
Bolivia, por su parte, vuelve también al modelo clásico. El artículo 1277 establece
que (1) la división, aún la testamentaria, puede rescindirse cuando alguno de los
coherederos prueba haber sido lesionado en más de un cuarto, según el estado y
valor de los bienes a tiempo de hacerla. (2) La acción prescribe a los dos años de
la división.
Finalmente, en los casos de Argentina y Paraguay, que tienen normas generales
que permiten la declaración de ineficacia de los actos jurídicos en que haya lesión,
poseen también normas especiales que declaran la nulidad de las particiones en
51
que se afecta la legítima de algún heredero, y además, que permiten la reducción
de la porción de un copartícipe injustamente favorecido. En el caso argentino, los
artículos 3536 (La partición por donación o testamento, puede ser rescindida cuando
no salva la legítima de alguno de los herederos. La acción de rescisión sólo puede
intentarse después de la muerte del ascendiente) y 3537 (Los herederos pueden
pedir la reducción de la porción asignada a uno de los partícipes, cuando resulte
que éste hubiese recibido un excedente de la cantidad de que la ley permite
disponer al testador. Esta acción sólo debe dirigirse contra el descendiente
favorecido” ). En el caso paraguayo, el artículo 2561 del Código Civil, que determina
que la partición podrá ser resuelta, cuando afectare la legítima de alguno de los
herederos. La acción de rescisión deberá intentarse después de la muerte del
ascendiente. De igual derecho podrá usar el cónyuge supérstite, si la partición
perjudicare la parte que le corresponde, y el artículo 2562 ( Los herederos pueden
pedir la reducción de la porción asignada a uno de los partícipes, cuando resulte
que éste hubiere recibido un excedente de la cantidad de que la ley permite disponer
al testador. Esta acción sólo debe dirigirse contra el descendiente favorecido. La
confirmación expresa o tácita de la partición por el descendiente o cónyuge al cual
no se le hubiere cubierto su legítima no importa una renuncia de la acción que se le
confiere por el artículo anterior).
En resumen, y salvo el caso de Colombia, que mantiene la misma regulación que el
Código Civil de Chile en esta materia, la totalidad de los ordenamientos jurídicos
revisados abordan la cuestión de la lesión en las particiones de uno de estos dos
modos: O exigiendo un perjuicio cuantitativo siempre inferior a la mitad (en realidad,
salvo el caso peruano, que exige un cuarenta por ciento, todos imponen sólo un
perjuicio de un cuarto); o estableciendo fórmulas genéricas que permiten un margen
amplio de apreciación judicial de la cuestión sometida a litigio. En conclusión, el
ordenamiento chileno resulta ser un caso completa y absolutamente aislado en el
Derecho continental, siendo casi el único –hasta donde llegan los límites de este
análisis– que consagra para la rescisión de una partición una exigencia legal que
52
permite validar situaciones aberrantemente injustas. Como se sostuvo al encabezar
este acápite, esa situación de total aislamiento permite proveer de una justificación
adicional a la necesidad de generar mecanismos, preferentemente de lege ferenda,
que corrijan la anomalía.
53
UNIVERSIDAD MAYOR DE SAN SIMÓN
FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y POLÍTICAS
CARRERA DE DERECHO
DERECHO CIVIL IV
JURISPRUDENCIA
DOCENTE
: DR. ORLANDO MONTAÑO RODRÍGUEZ
ESTUDIANTE : ISAAC LIMACHI YANA
COCHABAMBA – BOLIVIA
2022
54
JURISPRUDENCIA
AUTO SUPREMO
TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA
SALA CIVIL
Auto Supremo: 41/2013
Sucre: 8 de Febrero 2013
Expediente: B-30-12-S
Partes: Beatriz Gloria Reinaldo Suárez. c/ Manuel Reinaldo Llapiz y otros.
Proceso: Petición de Herencia, Restitución de frutos; Determinación y Pago
de Daño Emergente y del Lucro Cesante y Exclusión que corresponda por
Ocultación y Sustracción de Bienes Hereditarios.
Distrito: Beni
VISTOS: El recurso de casación en la forma y en el fondo de fs. 1013 a 1015 vta.,
interpuesto por Roberto Reinaldo Suárez y otros; el recurso de casación en la forma
y en el fondo interpuesto por Manuel Reinaldo Llapiz de fs. 1018 a 1020 vta., el
recurso de casación en el fondo interpuesto por Ingrid Reinaldo Suárez contra el
Auto de Vista Nº 080/2012 de fecha 09 de mayo de 2012, cursante de fs. 989 a 991
pronunciada por la Sala Civil del Tribunal Departamental del Beni, en el proceso de
Petición de Herencia, Restitución de frutos; Determinación y Pago de daño
emergente y del Lucro cesante y exclusión que corresponda por ocultación y
sustracción de bienes hereditarios, seguido por Gloria Beatriz Reinaldo Suárez
contra Manuel Reinaldo Llapiz y otros, el Auto de concesión de fs. 1055 los
antecedentes del proceso; y,
CONSIDERANDO I:
55
ANTECEDENTES DEL PROCESO.- Que, en fecha 06 de abril de 2006, Gloria
Beatriz Reinaldo Suárez, interpone demanda de división de herencia y entrega de
bienes hereditarios, restitución de frutos, determinación y pago de daño emergente
y lucro cesante, exclusión por ocultación y sustracción de bienes hereditarios, en
contra de Manuel Reinaldo Llapiz y otros, por la parte que le corresponde al
fallecimiento de su señora madre Elvy María Suárez de Reinaldo, identificando la
masa hereditaria que le correspondía a su madre al momento de su fallecimiento
acaecido en fecha 10 de noviembre de 2005, bajo el argumento de que su padre y
hermanos tramitaron la declaratoria de herederos por cuerda separada,
excluyéndola de la misma, con la intención de desconocer los derechos que le
corresponden, entrando en directa posesión de los bienes, acciones y derechos
hereditarios, negándole y obstaculizando su participación en la administración, uso
y goce de los mismos. Señala además que su madre nunca había realizado
donaciones y que manejaba sus bienes en base a marcas y señales que constituía
a favor de los demandados. Argumenta asimismo que su padre y hermanos han
ingresado en la administración de los bienes dejados por su madre, de manera
discrecional y al extremo de que han vendido en la ciudad de San Borja
aproximadamente 400 cabezas, procediéndose asimismo a la ocultación de bienes,
negándose a la entrega de la parte que le corresponde. Los demandados contestan
negativamente e interponen demanda reconvencional, por rendición de cuentas de
dineros manejados por la demandante que hubieran sido de propiedad de la de
cujus, por concepto de venta de inmuebles, presuntamente efectuada a nombre de
ella y de su cónyuge, venta de 300 torillos a su cuñado, venta de 400 torillos a su
esposo, pidiendo se declare improbada la demanda interpuesta y probada la
reconvención. Tramitada la causa, el Juez Tercero de Partido Civil y Comercial de
Trinidad, dicta la Sentencia Nº 002/2010 de 12 de enero de 2010 cursante de fs.
904 a 907, que declara PROBADA EN PARTE la demanda de fs. 10 a 14 e
IMPROBADA la demanda reconvencional, sin costas por tratarse de proceso doble.
56
En contra de la referida resolución, se interponen los recursos de apelación
cursantes de fs.914 a 916 de obrados interpuesto por Manuel Reinaldo Llapiz e
Ingrid Reinaldo Suárez, de fs. 920 a 922 el recurso de apelación incoado por Beatriz
Gloria Reinaldo Suárez; y a fs. 925 a 929 recurso de apelación interpuesto por
Roberto Reinaldo Suárez contra de Sentencia 002/2010 y del Auto Complementario
de fs 911. Recursos que merecieron el Auto de Vista Nº 80/2012 que CONFIRMA
en todas sus partes la Sentencia apelada, misma que es recurrida de casación por
parte Roberto, Fermino, Víctor Hugo, Carmelo, José e Ingrid Reinaldo Suárez y
Manuel Reinaldo Llapiz que pasamos a considerar.
CONSIDERANDO II:
DE LOS HECHOS QUE MOTIVAN LA IMPUGNACIÓN: 1.- Recurso de casación
interpuesto por Rodolfo Guzmán Hurtado a nombre y en representación de Fermino,
Víctor Hugo, Carmelo, José Manuel y Roberto todos Reinaldo Suárez en la forma y
en el fondo, refiriendo que el Auto de Vista recurrido, al confirmar en todas sus
partes la Sentencia, se constituye en una expresión no razonada, por lo que
interpone el presente recurso en las formas señalada supra.
EN LA FORMA.- Acusa el recurrente, la falta de motivación, exhaustividad y
congruencia del Auto 080/2012 entre lo que alega el recurso y lo que resuelve el
Auto, en relación a la extemporaneidad del fallo, toda vez que el Tribunal de Alzada
sale por la tangente y soslaya ingresar al fondo del asunto, al manifestar que el
plazo corre para el Juez, no para las partes "cayendo el fallo en la causal del art.
254-4 Código de Procedimiento Civil. por no haberse pronunciado conforme a lo
apelado...", pidiendo que se anule obrados.
EN EL FONDO.- 1.-Acusa que el Auto 080/2012 incurre en la causal del numeral 3
del art.l 253 del Código de Procedimiento Civil porque los jueces de instancia han
incurrido en error de hecho en la apreciación de la prueba, al disponer la división
del acervo hereditario entre 9 cuando en realidad son diez los coherederos, incluida
la demandante, de tener derechos. Error en que ha incurrido también el Tribunal de
57
instancia, punto que había sido objeto del recurso de apelación. 2.- Que, el Auto
080/2012, al apreciar las pruebas en relación al patrimonio o acervo sucesorio,
ratifica el error de la Sentencia Nº002/2010, asumiendo que los bienes semovientes
en número de 3.842, son todos de la causante, confirmando asimismo, respecto a
que dichos bienes se dividan entre 9 personas o alícuotas, siendo que los sucesores
son diez. 3.- Que, el Auto de Vista 080/2012 y la Sentencia 002/2010, han incurrido
en error de hecho en la apreciación de prueba cuando no toman en cuenta el informe
emitido por un perito, de fs. 642 a 647 en el que se funda el fallo, informe que
determina que los certificados del SENASAG no pueden ser tomados en cuenta
como base para la determinación del hato debiendo casarse el Auto de Vista
recurrido.
Por lo señalado pide que, en la nulidad o recurso de casación en la forma, se anule
obrados hasta el vicio más antiguo al configurarse el art. 254 num. 4) del Código de
Procedimiento Civil, es decir, hasta que se dicte nueva Sentencia por otro Juez al
haber el titular perdido competencia; en la casación en el fondo, pide que se case
el Auto de Vista y se falle en lo principal, aplicando las leyes conculcadas y
valorándola prueba conforme a Ley. II.- De fs. 1018 a 1020, cursa recurso de
casación en el fondo y en la forma, interpuesto por Manuel Reinaldo Llápiz en contra
del Auto de Vista Nº 080/2012, que pasamos a considerar: Señala el recurrente que
el Auto de Vista con el que ha sido notificado, no tiene la debida motivación a tiempo
de confirmar la Sentencia recurrida por lo que en vista de que se trata de una
expresión no razonada, interpone el presente recurso de casación.
1.- RECURSO DE CASACIÓN EN LA FORMA. - 1.- Acusa el recurrente, la falta de
motivación , exhaustividad y congruencia entre lo que ha alegado en el recurso de
apelación y lo resuelto en el Auto de Vista en relación al análisis de los vicios de
nulidad acusados y que, "por dar un ejemplo", al referirse a la obligatoriedad de la
conciliación, soslaya ingresar a analizar los fundamentos del recurso en relación al
mandato del art., 182 del Código de Procedimiento Civil, así como el deber de cuidar
el debido diligenciamiento de dicha convocatoria que en este caso, fue notificada en
58
tablero de notificaciones a los sujetos procesal es por lo que pide la anulación de
obrados hasta que se convoque legalmente a todos los demandados a conciliación
porque las notificaciones en el tablero no llenan el voto necesario de la ley
2.- RECURSO DE CASACIÓN EN EL FONDO.1.- Acusa que el A quo y el Ad quem, han incurrido en error de hecho en la
apreciación de la prueba, cuando sostiene en la Sentencia que concurren 8
herederos incluido el padre, más la actora, serían nueve las partes en las que hay
que dividir el acervo hereditario. Refiere el recurrente que se da este error de hecho
en la valoración dela prueba porque ni siquiera se han tomado la molestia de contar
que son diez los llamados por vocación sucesoria a su esposa Elvi María Suárez.
Punto que ha sido apelado y sobre el que el Tribunal de Alzada no se ha
manifestado.
2.- Asimismo cuando se refiere a los bienes semovientes, asumiendo que todos son
de la causante y"...quitando de un plumazo, su derecho al 50 % que le correspondía
como esposo...", en conformidad con el art. 101 del Código de Familia , debiendo
asumirse la presunción del art. 113 también del Código de Familia. En la casación
en el fondo, pide que se case el Auto de Vista recurrido y se falle en lo principal
aplicando las leyes conculcadas y valorando la prueba conforme a Ley.
III.-A fs.1038 a 1039, cursa Recurso de Casación en el fondo interpuesto por Ingrid
Reinaldo Suárez, que señala que el Auto de Vista Nº 080/2012 con el que ha sido
notificada, le resulta lesivo a sus derechos sucesorios, por lo que acusa los
siguientes agravios:
1.- Que, en la apreciación de las pruebas se ha incurrido en "error de derecho o de
hecho", al indicar que se debe dividir el acervo hereditario entre nueve coherederos,
cuando en realidad son diez las personas llamadas a la sucesión, determinación
que se funda en error de hecho en la apreciación de la prueba cuando señala que "
se ha demostrado de las declaratorias de herederos que concurren 8 herederos
incluido el padre, más la actora nueve serían las partes en las que hay que dividir el
59
acervo hereditario" error que los Vocales han ratificado en el Auto d Vista porque no
se han no se han tomado la molestia de verificar y contar a los co demandados que
son diez, por lo que corresponde al Supremo Tribunal, casar el Auto de Vista.
2.- Asimismo acusa de errónea apreciación en la prueba porque asume que los
bienes semovientes, en número de 3842 cabezas, corresponderían todas a la
testamentaria, resultando que su padre, no sería beneficiario de los derechos que
le asigna el art. 101 del Código de Familia, pidiendo que se case el Auto de Vista y
valorando la prueba, se disponga la prorrata entre diez herederos.
CONSIDERANDO III:
FUNDAMENTOS DE LA RESOLUCIÓN: En reiteradas oportunidades tanto la
extinta Corte Suprema de Justicia, como éste Tribunal Supremo de Justicia, han
dejado establecido que el recurso de casación en el fondo y el de forma, son dos
medios de impugnación distintos, procedentes en casos y motivos diferentes y
cuyas
resoluciones
persiguen
efectos
igualmente
distintos.
La
uniforme
jurisprudencia sentada por la Corte Suprema de Justicia , con la que se comparte
criterio, señaló que el recurso de casación constituye una demanda nueva de puro
derecho, que puede ser en el fondo o en la forma o en ambos a la vez, conforme
está establecido en el art. 250 del Código de Procedimiento Civil.
Cuando el recurso de casación se interpone en el fondo, esto por errores en la
resolución de fondo, los hechos denunciados deben circunscribirse a las causales
de procedencia establecidas en el art. 253 del Adjetivo Civil, siendo su finalidad la
casación del Auto de Vista recurrido y la emisión de una nueva resolución que
resuelva el fondo del litigio, unificando la jurisprudencia en la interpretación de las
normas jurídicas; en tanto que si se plantea en la forma, es decir por errores de
procedimiento, la fundamentación debe adecuarse a las causales y previsiones
contenidas en el art. 254 del mismo cuerpo legal, siendo su finalidad la anulación
de la resolución recurrida o del proceso mismo cuando en su tramitación se hubieren
violado las normas del debido proceso.
60
En ambos casos, es de inexcusable cumplimiento el mandato del art. 258 num. 2)
del Código de Procedimiento Civil, es decir, citar en términos claros, concretos y
precisos la ley o leyes violadas o aplicadas falsa o erróneamente y especificar en
qué consiste la violación, falsedad o error; especificaciones que deben hacerse
precisamente en el recurso y no fundarse en memoriales o escritos anteriores ni
suplirse posteriormente.
I.- De la lectura del recurso de casación en la forma interpuesto por Rodolfo Guzmán
Hurtado a nombre y en representación de Fermino, Víctor Hugo, Carmelo, José
Manuel y Roberto Reinaldo Suárez, se advierte que el mismo carece de la técnica
recursiva que debe guardar todo recurso de casación, en cumplimiento de la
exigencia prevista en el art. 258 num. 2) del Código de Procedimiento Civil, toda vez
que resulta obscuro e incomprensible, de manera particular por las citas que hace
tanto del Auto de Vista como de otras piezas del proceso, acompañando
comentarios las más de las veces incoherentes con lo expresado en la cita a la que
corresponden.
Con referencia al único agravio en la forma referido por el recurrente, que versa
sobre la falta de motivación, exhaustividad e incongruencia, acusadas al Auto de
Vista 080/2012, con relación a la pérdida de competencia por parte del Juez A quo
por haber dictado la Sentencia Nº 002/2010 fuera del plazo establecido por ley,
debemos señalar que si bien la impugnación de este aspecto corresponde al recurso
de casación en la forma, por el tenor de la fundamentación que se tiene en el
recurso, en realidad no es la extemporaneidad en que hubiera sido dictado el fallo,
sino que lo que se reclama, es la falta de motivación y de congruencia al
fundamentar la inexistencia de este agravio, por parte del Tribunal de Alzada,
resultando improcedente el recurso de casación en la forma interpuesto por los
recurrentes, debiendo fallar este Tribunal conforme a los arts. 271 num.1) y 272
num. 2) de Código de Procedimiento Civil. Respecto al recurso de casación en el
fondo, se acusa a los jueces de instancia al de incurrir en error de hecho en la
apreciación de la prueba, cuando dispone que el acervo hereditario sea dividido
61
entre nueve sucesores, incluida la demandante, cuando en realidad son diez los
legítimamente llamados a suceder.
Al respecto, cabe señalar lo siguiente:
La prueba, según se tiene de la función procesal que cumple y la definición realizada
por el Código de Procedimiento Civil, es el medio de verificación de las
proposiciones que los litigantes formulan en el juicio con la finalidad de crear
convicción del juzgador, en el ejercicio de esta atribución, las pruebas producidas
deben ser apreciadas por los jueces de acuerdo a la valoración que les otorga la
ley, lo que en doctrina se conoce como el sistema de apreciación legal de la prueba,
puesto que el valor probatorio de un determinado elemento de juicio está
consignado con anticipación en el texto de la ley; o también, lo que se conoce como
el sistema de la sana crítica, que constituye una categoría intermedia entre la prueba
legal y la libre convicción, entendiendo que las reglas de la sana crítica son, como
manifiesta el procesalista Cotoure, ante todo, "...las reglas del correcto
entendimiento humano en las que intervienen las reglas de la lógica y la experiencia
del Juez..." . En consecuencia, si bien es el Juez quien debe decidir con arreglo a
la sana crítica, no es libre de razonar a voluntad, discrecional o arbitrariamente, sino
que debe hacerlo con arreglo a las reglas dispuestas para ello.
Lo anteriormente expuesto encuentra su respaldo dentro de nuestra normativa en
lo previsto por el art. 1286 del Código Civil, que a la letra dice: "Las pruebas
producidas serán apreciadas por el Juez de acuerdo a la valoración que les otorga
la ley; pero si ésta no determina otra cosa, podrán hacerlo conforme a su prudente
criterio". En coherencia con esta disposición sustantiva, el art. 397 del Código de
Procedimiento Civil, en su parágrafo I establece que: "I. Las pruebas producidas en
la causa serán apreciadas por el Juez de acuerdo a la valoración que les otorgare
la ley; pero si ésta no determinare otra cosa, podrá apreciarlas conforme a su
prudente criterio o sana crítica".
62
Revisados los antecedentes del proceso, de manera particular las declaratorias de
herederos cursantes de fs. 2 a fs. 6 de obrados, además de la demanda interpuesta
por la actora, se advierte que los llamados a la sucesión de Elvi María Suárez, son,
por un lado, Manuel Reinaldo Llapiz, cónyuge, Fermino, Ingrid, Gleydi, José Manuel,
Víctor Hugo, Carmelo, Roberto, y María Elvi, todos de apellidos Reinaldo Suárez, (
hijos) los mismos que suman nueve, incluida la demandante Beatriz Gloria Reinaldo
Suárez, resultan diez los llamados a suceder, al margen de que los mismos en su
integridad, han sido partícipes en el presente proceso como se tiene de los
antecedentes que cursan en obrados, una como demandante y nueve como
demandados reconvencionistas, habiendo incurrido el Juez Aquo en error de hecho
en la apreciación de la prueba, cuando en la parte dispositiva de la Sentencia Nº
002/2010,manifiesta: "...Falla declarando PROBADA EN PARTE la demanda,
referida al derecho de la actora de participar en la herencia de la de cujus en una
novena parte del total del acervo que le corresponde,..."(El subrayado es nuestro)
cuando en los antecedentes de obrados, se tiene debidamente individualizados a
todos los herederos, error de hecho en el que ha incurrido también Tribunal de
Alzada que no ha considerado este agravio al confirmar totalmente la Sentencia
apelada, obviando la revisión de los antecedentes que cursan en obrados.
Respecto a la supuesta apreciación errónea de las pruebas, en relación al
patrimonio de la de cujus ,de que se acusa a los jueces de instancia, cuando señalan
que la causante era propietaria de 3842 bienes semovientes, disponiendo su
división entre los llamados a la sucesión, que según refiere la Sentencia N°
002/2010 son nueve, cuando en realidad son diez los legítimos herederos, queda
subsumido este aspecto al agravio manifestado precedentemente por tratarse de
un mismo tema. Con relación al agravio referido al error de hecho que se acusa en
la valoración de la prueba cursante a fs. 642 a 647 de obrados, por haber tomado
en cuenta los Certificados del SENASAG para la determinación del hato, cuando
por el informe pericial, se recomienda no considerar los mismos. Al respecto
debemos señalar que las pruebas, no son elementos aislados que deben ser
63
apreciados de manera independiente por el Juez, sino más bien, todos los
elementos probatorios aportados al proceso por las partes e incluso por el mismo
Juez, forman parte de un todo, que amerita ser apreciado y valorado en forma
conjunta con la finalidad de que éste, tome no solo conocimiento sino certeza de los
hechos dilucidados en el curso de la tramitación de la causa, siendo en última
instancia decisión privativa del Juez la selección de las pruebas que le conduzcan
al convencimiento de la verdad, valoradas éstas, como dijimos, en su conjunto, no
existiendo agravio alguno al respecto tomando en cuenta que un infirme pericial no
puede determinar la pertinencia o no de valorar determinados medios probatorios ,
atribución que privativamente le compete al Juez.
DEL RECURSO DE CASACIÓN INTERPUESTO POR MANUEL REINALDO
LLAPIZ.De la lectura del memorial de apelación se advierte que el mismo carece de la
debida técnica recursiva que hace a este extraordinario recurso, cuyos requisitos
están contemplados en el art. 258 num. 2) del Código de procedimiento Civil, de
manera particular, el recurso de casación en la forma que no resulta sino, mera
exposición confusa y contradictoria de algunos hechos del proceso y citas textuales
de algunas partes de las piezas procesales que no permiten un claro entendimiento
de lo que pretende el recurrente, es más, si bien plantea recurso de casación en el
fondo y en la forma, a tiempo de realizar la exposición de agravios, confunde los de
fondo con los de forma y viceversa, como se tiene señalado, especialmente en el
recurso de casación en la forma, advirtiéndose que el recurrente no tiene la debida
convicción de las características de cada uno de estos medios de impugnación. Al
margen no cita de manera concreta las normas que considera han sido vulneradas
por los jueces de instancia y tampoco identifica con precisión el o los agravios
sufridos, señalando: ... "Puesto que por dar un ejemplo..."o cuando dice: "... cayendo
el fallo en la causal del art. 254 num.4 Código de Procedimiento Civil por no haberse
pronunciado conforme lo apelado...", debiendo este Tribunal fallar conforme a lo
dispuesto por los art. 271 num.1) y 272 del Código de Procedimiento Civil.
64
En su recurso de casación en el fondo se tiene que el mismo adolece también de la
adecuada técnica recursiva, incurriendo en evidentes imprecisiones respecto a las
características que hacen a los recursos de casación en el fondo y en la forma, que
afectan a su cabal comprensión y entendimiento en cuanto a las pretensiones del
recurrente, sin embargo haciendo abstracción de lo señalado, pasaremos a
considerar el mismo señalando que de su lectura se tiene que se acusa al Tribunal
Ad Quem de incurrir en error de hecho en la apreciación de la prueba de fs. 2 a fs.6
de obrados, por la que se demuestra que no son nueve sino diez los llamados a
suceder ala cujus Elvi María Suárez. Al respecto y remitiéndonos a la
fundamentación y consideraciones realizadas precedentemente con relación a la
valoración de la prueba, referidas al mismo agravio, y de la de la revisión de
obrados, de manera particular de las pruebas que cursan de fs. 2 a fs. 6, así como
de la demanda y los antecedentes del proceso, se evidencia que efectivamente, la
Sentencia Nº 002/2010 en su parte dispositiva dispone que a la demandante le
corresponde la novena parte del acervo hereditario, error que no ha sido reparado
por el Tribunal de Alzada, correspondiendo a este Tribunal reparar el mismo, toda
vez que como se tiene fundamentado líneas arriba, al realizar la tramitación de
declaratoria de herederos, todos los coherederos han aceptado la herencia de
maneras expresa, razón suficiente por la que no corresponde la exclusión de
ninguno de ellos, peor aún cuando la actora ha dirigido la demanda de manera
expresa en contra de su padre y de sus ocho hermanos, mismos que han asumido
defensa, conforme a ley. Correspondiendo a este Tribunal fallar conforme a lo
dispuesto por el art. 271 num. 4) y 274 del Código de Procedimiento Civil.
Respecto al supuesto agravio referido al hecho de que al disponer que los bienes
semovientes, reconocidos como de propiedad de la testamentaria en un número de
3842, se estaría "...eliminando de un plumazo mi derecho al 50% ganancialicio,
conforme al art.101 del Código de Familia...", como expresa de manera textual el
recurrente, cabe al respecto señalar, que conforme se tiene de los antecedentes
dilucidados en el presente proceso, se acredita que los mismos se constituyen en
65
bienes propios de la causante, heredados de su señora madre Beatriz Suárez
Bazán, en ese entendido, y al no ser los mismos, bienes que pertenezcan a la
comunidad de gananciales, como argumenta el recurrente en previsión del art. 101
del Código de Familia, el cónyuge entra a la sucesión en la misma calidad y
proporción que dispone la Sentencia Nº 002/2010. Determinación asumida por el
Juez como consecuencia de la valoración de la prueba misma que no fue observada
por el recurrente precisando con claridad los medios de prueba que en su criterio
acreditarían su posición.
Con relación al recurso de casación en el fondo, interpuesto por Ingrid Reinaldo
Suárez, en contra del Auto de Vista Nª 080/2012 se tiene:
Que, revisado el mismo, la recurrente plantea recurso de casación en el fondo,
acusando error iniudicando en la apreciación de la prueba, toda vez que el A quo,
dispone la división del acervo hereditario entre nueve herederos siendo en realidad
diez los llamados a suceder, error que no ha sido corregido por el Tribunal de
Alzada, remitiéndose a la prueba cursante de fs. 2 a fs. 6 de obrados, así como al
memorial de demanda que cursa de fs. 10 a 14 de obrados, que dan cuenta de la
existencia de 10 herederos, pidiendo que el Tribunal Supremo, case el Auto de Vista
recurrido.
Respecto a este agravio, con las consideraciones generales realizadas
precedentemente sobre la prueba y a los fundamentos ya expuestos, ampliando el
mismo, con referencia a la aceptación de la herencia dice el art. 1025 del Código
Civil: "Formas de aceptación).
I. La aceptación pura y simple puede ser expresa o tácita.
II. La aceptación es expresa cuando se hace mediante declaración escrita
presentada al Juez, o bien cuando el sucesor ha asumido el título de heredero.
III. La aceptación es tácita cuando el heredero realiza uno o más actos que no
tendría el derecho de realizar sino en su calidad de heredero, lo cual hace presumir
necesariamente su voluntad de aceptar".
66
En ese entendido, por las pruebas que cursan en obrados de fs. 2 a fs.4., 5 a fs.6
.de obrados, consistentes en Testimonio de declaratoria de herederos, tramitada
por Manuel Reinaldo Llapiz y otros el primero, y por Beatriz Gloria Reinaldo Suárez,
así como por el memorial de demanda de fs. 10 a 14 de obrados, se tiene la
existencia de 10 herederos, incluido el padre y la demandante Beatriz Gloria
Reinaldo Suárez, quienes a tiempo de tramitar la declaratoria de herederos, con
relación a la de cujus, han aceptado de manera expresa la parte que a cada uno
corresponde en la masa hereditaria dejada por su causante, toda vez que ese acto
se constituye en un acto jurídico y material que demuestra su intención de
convertirse en herederos puros y simples de su causante, así se tiene entendido,
del comentario que hace el Tratadista Carlos Morales Guillén en su obra Código
Civil- Concordado y Anotado, cuando en la Pág. 1103, señala: "La presentación
simple y llana de la declaratoria de herederos o de la declaración de bienes ante la
Administración de la Renta, hace presumir la voluntad de aceptar pura y
simplemente la sucesión", no existiendo justificativo alguno para excluir de la
sucesión a ninguno de los co- herederos al disponer que la masa hereditaria dejada
por su causante, sea dividida entre nueve, cuando como se tiene de obrados, con
certeza que son diez los llamados a suceder.
Siendo evidente la infracción acusada a los jueces de instancia, corresponde a este
Tribunal, fallar en conformidad a los arts 271 num. 4) y 274 parágrafos I y II del
Código de Procedimiento Civil, conforme a los fundamentos de hecho y de derecho
expresados supra ya los antecedentes del proceso, se tiene que los herederos de
María Elvi Suárez de Reinaldo son : 1)Manuel Reinaldo Llapiz(esposo de la cujus),
2) Fermino, 3) Ingrid, 4) Gleydy, 5) José Manuel,6) Víctor Hugo, 7) Carmelo, 8)
Roberto, 9) María Elvi y 10) Beatriz Gloria, todos Reinaldo Suárez, mismos que son
reconocidos en tal calidad por la propia demandante a tiempo de interponer la
demanda de fs. 10 a 14, así como se tiene también de las declaratorias de herederos
cursantes en obrados a fs. 2 a 4 de obrados y el Testimonio de fs. 5 a 6 error que
no ha sido reparado por el Tribunal de Alzada al confirmar totalmente la Sentencia
67
002/2010, correspondiéndole a la demandante la décima parte del acervo
hereditario. Con relación al supuesto agravio inferido cuando los jueces de instancia
asumen la propiedad por parte de la testamentaria, de 3.842 cabezas de bienes
semovientes; decisión que determinaría por "efecto expansivo", que su padre
Manuel Reinaldo Llapiz no sería beneficiario de los derechos que le asigna el art.
101 del Código de Familia, cabe al respecto señalar que de los antecedentes del
proceso, se tiene que los bienes semovientes referidos por la recurrente, se
constituyen en bienes propios de la causante, heredados de su señora madre
Beatriz Suárez Bazán, tema que ha sido dilucidado a lo largo del proceso, por lo
tanto, al no pertenecer los mismos a la comunidad de gananciales, como argumenta
el recurrente, corresponde a Manuel Reinaldo Llapiz ingresar a la sucesión como
se tiene dispuesto en la Sentencia Nº 002/2010. Al margen, debemos señalar que
si bien la recurrente hace mención a este supuesto agravio, no existe
fundamentación de hecho ni de derecho que determine la supuesta vulneración que
se acusa, no existiendo el mismo.
POR TANTO: La Sala Civil del Tribunal Supremo de Justicia del Estado
Plurinacional de Bolivia, con la facultad conferida por el art. 42 parágrafo I num. 1
de la Ley del Órgano Judicial de 24 de junio de 2010, falla:
1.- Respecto al recurso de casación en la forma interpuesto por Rodolfo Guzmán
Hurtado, en representación de: Fermino, José Manuel, Víctor Hugo, Carmelo y
Roberto, todos Reinaldo Suárez, en la forma, IMPROCEDENTE conforme a los arts
271 num.1) y 272 del Código de Procedimiento Civil.
2.- Con relación al recurso de casación interpuesto por Manuel Reinaldo Llápiz, en
la forma, declara IMPROCEDENTE el referido recurso, conforme a lo dispuesto por
los arts 271 num. 1) y 272 del Código de Procedimiento Civil.
3.- Respecto a los recursos de casación en el fondo, interpuestos por Rodolfo
Guzmán Hurtado, en representación de: Fermino, José Manuel, Víctor Hugo,
Carmelo y Roberto; Ingrid todos Reinaldo Suárez; y por Manuel Reinaldo Llapiz, con
68
la previsión establecida en los arts 271 num. 4) y 274 parágrafos I y II del Código de
Procedimiento Civil, CASA parcialmente el Auto de Vista Nº 80/2012 recurrido,
concretamente en el punto referido al número de llamados a suceder, que en este
caso son diez, no nueve como se tiene de la Sentencia 002/2010 confirmada por el
Auto de Vista recurrido; disponiendo la división del acervo hereditario en diez
alícuotas o partes, manteniéndose en todo lo demás firme y subsistente tanto la
Sentencia como el Auto de Vista. NO siendo excusable el error, de conformidad a
lo dispuesto por la última parte del Art. 274-I del Código de Procedimiento Civil, se
impone multa tanto al Juez de primera instancia como a los señores Vocales del
Tribunal de Alzada en el equivalente de un día de su haber mensual. Debiendo a tal
efecto notificarse con la presente resolución a la Dirección General Administrativa
Financiera del Órgano Judicial.
Regístrese, comuníquese y devuélvase.
Relatora: Mgda. Susana Rita Nava Durán
JURISPRUDENCIA
AUTO SUPREMO
TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA
SALA CIVIL
Auto Supremo: 78/2012
Sucre: 12 de abril de 2012
Expediente: O - 8 -12 - S Partes: Wagner Sixto Ignacio Tarqui y otra c/ Benjamín
Titichoca Blacutt.
Proceso: Entrega de Bien Inmueble
Distrito: Oruro
69
VISTOS: El recurso de casación en el fondo de fojas 183 a 185, interpuesto por
Benjamín Titichoca Blacutt; contra el Auto de Vista Nº 009/2012, de fojas 177 a 180,
emitido el 17 de enero 2012 por la Sala Civil Primera Comercial y Familiar del
Tribunal Departamental de Justicia de Oruro, en el proceso de Entrega de bien
inmueble, seguido por Wagner Sixto Ignacio Tarqui y Carmen Ximena Ignacio
Tarqui contra Benjamín Titichoca Blacutt; la concesión del recurso de casación de
fojas 189 y vlta; los antecedentes del proceso, y
CONSIDERANDO I:
ANTECEDENTES DEL PROCESO: Que, la Jueza Séptimo de Partido Civil del
Departamento del Oruro, el 25 de junio de 2011 pronunció la Sentencia Nº
101/2011, cursante de fojas 155 a 157 vlta. de obrados, por la cual declaró probada
la demanda de entrega de bien inmueble de fojas 18 a 19 y probadas las
excepciones perentorias de falta de acción de derecho e improcedencia opuestas a
fs. 43 a 44 por el demandado, asimismo declaró improbada la demanda
reconvencional de daños y perjuicios de fs 35 - 36, sin costas por ser acción doble.
Contra esa sentencia de primera instancia el demandado Benjamín Titichoca Blacutt
dentro del plazo legal interpuso recurso de apelación, en cuyo merito la Sala Civil
Primera Comercial y Familiar del Tribunal Departamental de Justicia de Oruro, el 17
de enero de 2012 pronunció el Auto de Vista Nº 009/2012, confirmando la sentencia
impugnada. El recurrente interpuso contra esa resolución de segunda instancia
recurso de casación en el fondo.
CONSIDERANDO
II: DE LOS HECHOS QUE MOTIVAN LA IMPUGNACIÓN:
1.- El recurrente señala que los actores han demandado la entrega de bien inmueble
figura legal que no se encontraría en nuestra normativa legal, indicando que no se
cumplió con lo que estipula el art. 327 en sus numerales 2) y 7) del Código de
Procedimiento Civil, admitiendo una demanda de Entrega de Bien inmueble.
70
2.- Indica que los artículos en que basan su demanda los actores son normas
legales del Código Civil los que establecen el derecho a la sucesión que tienen los
demandantes y ninguno de ellos hace referencia a la entrega de bien inmueble.
3.- Acusa al juez a quo por no haber rechazado la demanda al no cumplir con el art.
327 num. 2) y 7) del Código de Procedimiento Civil, indicando también que los
actores podían ampararse en lo dispuesto por el art. 1453 del Código Civil, (Acción
Reivindicatoria), lo cual no hicieron y demandaron entrega de bien inmueble.
4.- Señalan que se hubiese vulnerado el art. 333 del Código de Procedimiento Civil,
porque la demanda era defectuosa en virtud de no cumplir con el art. 327 del mismo
cuerpo legal, acusando que el juez inferior debería haber ordenado a los actores
subsanar estas deficiencias en la demanda y al no haberlo hecho ha consentido una
demanda con vicios.
5.- Acusa no haberse valorado sus pruebas presentadas de fs. 31 a 33, incurriendo
en violación del art. 397 parágrafo I) y II) del Código de Procedimiento Civil, teniendo
el juez de instancia la obligación de basar su decisión conforme al valor legal de la
prueba o en base a su sana critica, aspecto que ya ocurrio y le causo perjuicio.
6.- Asimismo, afirma violación del art. 330 del Código de Procedimiento Civil, al no
haberse presentado o indicado donde se encontrarían las pruebas documentales al
momento de presentar su demanda principal.
7.- Indica también, que los demandantes nunca adjuntaron un plano demostrativo
debidamente legalizado por Catastro Urbano, tampoco se han referido sobre el
derecho propietario de la totalidad del bien inmueble, acusando que los actores no
han acompañado los impuestos anuales, que todos estos hechos vulneran los arts.
115 parágrafo II) y 119 parágrafo I) de la Constitución Política del Estado que
garantiza el debido proceso y la igualdad de oportunidades que tienen las partes
dentro de un proceso en la vía ordinaria o por la indígena campesina.
71
Por lo anterior, el recurrente plantea recurso de casación en el fondo al amparo de
los arst. 250 y 253 del Código de Procedimiento Civil, solicitando que se anule la
sentencia dictada por el juez A quo.
CONSIDERANDO III: FUNDAMENTOS DE LA RESOLUCIÓN: Que, el recurso de
casación en el fondo debe fundarse en errores o error judicial de fondo en que
hubieran incurrido los tribunales de instancia al emitir sus resoluciones, debiendo
estar debidamente identificadas y justificadas las causales señaladas en el artículo
253 del Código de Procedimiento Civil; mientras que el recurso de casación en la
forma o nulidad, se funda en errores en el procedimiento, referidos a la infracción
de normas adjetivas incumplidas o mal aplicadas en la tramitación del proceso,
enumeradas igualmente para cada caso en concreto, por el artículo 254 de la citada
norma.
En mérito a las características que hacen a uno y otro recurso, la resolución de cada
uno también adopta una forma específica y diferenciada, así, cuando se plantea
recurso de casación en el fondo, lo que se pretende es que el Tribunal case el Auto
de Vista impugnado y resuelva el fondo del conflicto; en cambio, cuando se plantea
el recurso de nulidad o casación en la forma, lo que se pretende es la nulidad de
obrados, siendo comunes para ambos recursos las formas de resolución por
improcedente o infundado. Por ello al margen de exponer los motivos en que se
funda tanto el recurso de casación en la forma como en el fondo, es deber del
recurrente concretar su pretensión recursiva en forma congruente con el recurso
que deduce.
Que, en obrados los demandantes de conformidad a su declaratoria de herederos
luego de la muerte de la madre de los mismos, han realizado el tramite sucesorio y
posterior registro de su derecho en la oficina de Derechos Reales tal como se puede
evidenciar a fs. 7 y vlta., donde cursa folio real del inmueble a su nombre con No.
de Matricula 4.01.1.01.0012449.
72
Que, este derecho propietario adquirido por sucesión se encuentra debidamente
registrado en Derecho Reales y de conformidad a lo determinado por el art. 1456
del Código Civil, el heredero puede pedir que se le reconozca esa calidad y se le
entreguen los bienes hereditarios que le correspondan contra quienquiera que los
posea, total o parcialmente a título de heredero o sin título alguno.
En aplicación de esa norma, se entiende que el derecho que le reconoce esa
disposición al heredero es el de pedir la entrega de los bienes hereditarios contra
quienquiera que los posea; en consecuencia la pretensión de los actores dirigida
precisamente a la entrega del bien hereditario que les corresponde, encuentra
sustento legal en la precitada norma. Por lo dicho, los actores tienen todo el derecho
de pedir la entrega del inmueble objeto de la litis del actual poseedor y estos (los
actores) al cumplir con la mayoría de edad que en la actualidad cuentan, han
adquirido obligaciones y derechos que los mismos pueden ser exigidos de manera
personal como en la litis. Que, por disposición del principio jurídico que indica
"Dadme los hechos que te daré el derecho", el juez A quo y el tribunal de alzada
han realizado una correcta interpretación de los hechos que han originado la
presente demanda de entrega de bien inmueble y el derecho que cuentan los
coherederos se encuentra legalmente respaldada. Que, de la acusación a la
violación del art. 397 del Código de Procedimiento Civil, referidos a los medios
legales de prueba y su valoración; sobre el particular es necesario puntualizar, que
es atribución privativa de los jueces y tribunales de grado, la apreciación y
valoración de la prueba producida, de acuerdo al valor que le otorga la Ley y en su
caso al criterio prudente y la sana crítica, teniendo presente las que sean esenciales
y decisivas a tenor de los arts. 1286 del Código Civil y 397 del Código de
Procedimiento Civil. El recurso de casación sólo tiene lugar cuando se incurre en
error de derecho o error de hecho, en este segundo caso, cuando se demuestra con
documentos o actos auténticos que acrediten fehacientemente la equivocación
manifiesta del juzgador, conforme previene el art. 253 num. 3) del Código de
Procedimiento Civil.
73
En la litis se evidencia que en sentencia, el juez A quo valoró cada una de las
declaraciones testifícales, al igual que los documentos adjuntos en obrados, y no se
evidencia la infracción a la cual el recurrente acusa, por dicho motivo la pretensión
del demandado deviene en infundado. Por otro lado se evidencia a fs. 137 y vlta.,
el demandado ha planteado incidente de nulidad de obrados, por la misma causal
recurrida (infracción al art. 327 2) y 7) Código de Procedimiento Civil) y luego de su
tramite, mediante auto de fecha 26 de abril de 2011 que cursa a fs. 143 fue
rechazado dicho incidente de nulidad, a dicha resolución la parte actora no ha
presentado recurso alguno y ese su derecho pretendido en el incidente, por
negligencia propia ha precluido, toda vez que debió activar recurso que la ley le
otorga; dejando así ejecutoriar la mencionada resolución mediante auto de fecha 20
de mayo de 2011 que cursa a fs. 145 vlta. Por todo lo expuesto, corresponde a este
Supremo Tribunal fallar en la forma prevista por los artículos 271-2) y 273 del Código
de Procedimiento Civil.
POR TANTO: La Sala Civil de Tribunal Supremo de Justicia del Estado Plurinacional
de Bolivia, con la facultad conferida por el artículo 42 -I) de la Ley del Órgano Judicial
y en aplicación del art. 273 del Código de Procedimiento Civil, declara INFUNDADO
el recurso de casación en el fondo de fojas 183 a 185, presentado por Benjamín
Titichoca Blacutt. Con costas.
Se regula el honorario del abogado en la suma de Bs. 700.Regístrese, comuníquese y devuélvase.
Relator: Mgdo. Rómulo Calle Mamani
JURISPRUDENCIA
AUTO SUPREMO - TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA
SALACIVIL
Auto Supremo: 127/2016
74
Sucre: 05 de Febrero 2016
Expediente: LP– 75 – 15 - S
Partes: Juan José Ayaviri Chacón c/ Corina Susy Condori Orellana y Otra
Proceso: Nulidad de Minuta Testamentaria
Distrito: La Paz
VISTOS: El recurso de casación de fs. 235 a 240 y vta., interpuesto por Corina Susy
Condori Orellana por sí y en representación de Karina Giselle Daza Condori contra
el Auto de Vista Nº 412/2014 de 01 de diciembre, de fs. 229 a 231, pronunciado por
la Sala Civil Tercera del Tribunal Departamental de Justicia de La Paz, en el proceso
ordinario de Nulidad de Testamento seguido por Juan José Ayaviri Chacón contra
Corina Susy Condori Orellana y otra; la respuesta al recurso de fs. 245 a 249 y vta.;
el Auto de concesión de fs. 253; los antecedentes del proceso, y:
CONSIDERANDO I:
ANTECEDENTES DEL PROCESO:
La Juez Tercero de Partido en lo Civil de la Capital mediante Sentencia de fs. 190
a 195, declaró probada la demanda instaurada de fs. 30 a 39, declarándose nula la
minuta testamentaria de fecha 05 de octubre de 2007 y nula la Escritura Pública Nº
233-2007 de 10 de diciembre de 2007, disponiéndose se cancele el Protocolo
respectivo en la Notaria de Fe Pública Nº 033 del Distrito Judicial y se haga la
entrega del departamento en el plazo de 60 días a partir de la ejecutoria de la
presente Resolución, con costas e improbada la excepción de falta de legitimación.
Contra esa Resolución de primera instancia, la parte demandada interpuso recurso
de apelación en cuyo mérito la Sala Civil Tercera del Tribunal Departamental de
Justicia de La Paz, por Auto de Vista Resolución Nº 412/2014 de 01 de diciembre,
cursante a fs. 229 a 231, confirma la Sentencia Resolución Nº 302/2013 de 12 de
diciembre de 2013; en contra de esta última Resolución de segunda instancia, la
75
demandada Corina Susy Condori Orellana por sí y en representación de Karina
Giselle Daza Condori, recurre de casación en el fondo y en la forma.
CONSIDERANDO II:
HECHOS QUE MOTIVAN LA IMPUGNACIÓN:
Del contenido del recurso se resume lo siguiente:
En el Fondo:
Acusa interpretación errónea de la Ley, cuyo argumento se encontraría ligado al
término “vecino” utilizado por el Tribunal de Alzada, bajo el entendimiento de lo
previsto por el art. 1.132.1) del Código Civil, respecto de que los testigos que
participan en la otorgación de testamento abierto deberían ser vecinos próximos y
que criterio de la recurrente no necesariamente deben ser vecinos próximos, siendo
para ella otro el concepto de vecino.
Acusa, error de hecho en la apreciación de las pruebas, cuestionado la declaración
jurada de fs. 3-5 prestada por Juan Rodríguez Chambi y el contenido de la confesión
prestada por la recurrente, cuya respuesta habría sido interpretada en sentido
contrario a lo manifestado, otorgando de esta forma mayor relevancia a una
declaración jurada que no estaría reconocido como medio legal de prueba en
nuestro ordenamiento según el art. 374 del C.P.C.
Acusa, error de derecho en la apreciación de las pruebas, cuando se le otorga valor
preminente a una minuta (disposición testamentaría) cuando lo que tiene valor es el
ACTO JURÍDICO de protocolización realizado ante el Notario, por lo que su tía la
otorgante del testamento no tenía la necesidad de dar cumplimiento al numeral 2
del art. 1132 del Código Civil.
Por lo expuesto solicita que el Tribunal Supremo de Justicia case el Auto recurrido
y declare improbada la demanda.
En la forma:
76
Acusa, que la Sentencia no habría cumplido con lo previsto en el art. 190 del Código
de Procedimiento Civil, así como el Auto de Vista que no habría cumplido con lo
dispuesto por el art. 236 del mismo cuerpo legal, alegando que el Auto impugnado
sería citra petita y por consiguiente se habría vulnerado el principio de
exhaustividad, ya que no se habría resulto todos los reclamos.
Acusa, perdida de competencia debido a que el expediente habría sido sorteado el
05 de noviembre de 2014 y emitido el Auto de Vista en fecha 01 de diciembre de
2014 y notificado recién el 07 de enero de 2015, es decir, transcurrido más de 30
días desde que se habría dictado el Auto de Vista, por lo que correspondería su
anulación, igual cuestionamiento realiza respecto de la Sentencia.
Acusa falta de diligencias y tramites esenciales expresamente sancionados con
nulidad, bajo el fundamento de que debieron ser integrados en la litis como
demandados los vendedores del demandante José Condori Paredes y Francisco
Condori Paredes, debido a que ellos tenían la obligación de entregar la cosa vendida
y demostrar si les correspondía ser herederos al fallecimiento de su hermana
Marcela Condori Paredes.
De lo expuesto alega incumplimiento de lo dispuesto por el art. 17 de la Ley 025
concordante con el art. 90 del Código de Procedimiento Civil así como lo dispuesto
por el art. 3.1) y 87 del Código de Procedimiento Civil tanto el Ad quem como el A
quo han permitido que el proceso se desarrolle con vicios de nulidad, sin integrar a
la Litis a los vendedores, por lo que pide se anule obrados hasta el vicio más antiguo.
CONSIDERANDO III:
FUNDAMENTOS DE LA RESOLUCIÓN:
En sujeción a la argumentación deducida en el recurso de casación en el fondo y
en la forma planteado por la parte demandada, se ingresara a resolver en principio
lo referido a la forma, en razón a que si fueran evidentes los extremos denunciados
y la consecuencia fuera por anular el Auto de Vista o lo obrado hasta el vicio
77
procesal denunciado y evidenciado, resultaría innecesario ingresar a analizar el
recurso de fondo.
En la forma:
Acusa, que la Sentencia no habría cumplido con lo previsto en el art. 190 del Código
de Procedimiento Civil, así como el Auto de Vista que no habría cumplido con lo
dispuesto por el art. 236 del mismo cuerpo legal, alegando que el Auto impugnado
sería citra petita y por consiguiente se habría vulnerado el principio de
exhaustividad, ya que no se habría resulto todos los reclamos.
El art. 236 del Código Adjetivo Civil, señala que: “El Auto de Vista deberá
circunscribirse precisamente a los puntos resueltos por el inferior y que hubieren
sido objeto de la apelación y fundamentación…”; norma legal en la que se manifiesta
el principio de congruencia, por el cuál la Resolución de Alzada en su motivación y
fundamentación debe estar dirigida a absolver cada uno de los agravios deducidos
en apelación, sin omitir, exceder o alterar el cuadro recursivo que se sustancia. En
ese sentido el Tribunal Ad quem a tiempo de resolver la Alzada tiene un marco
jurisdiccional sobre el cual debe recaer su decisión. Dicho marco se limita a lo
resuelto por el Juez inferior y a los puntos impugnados o agravios expuestos en
apelación, pues en estos aspectos radican en la pertinencia y congruencia que debe
contener la Resolución de Alzada, lo contrario significaría fallar en ultra, extra y citra
petita.
Así también el art. 180.II de la Constitución Política del Estado, consagra el principio
de impugnación que rige en la sustanciación de todo proceso judicial, principio que
reconoce el derecho de las partes de pedir a otro juzgador superior en grado revise
la resolución del inferior; en este entendido el derecho a impugnar se constituye en
el medio a través del cual se fiscaliza no solamente la decisión asumida por el Juez
o Tribunal, sino la legalidad de la Resolución, constituyéndose el derecho de
impugnación en la petición que se materializa con la emisión de la Resolución que
78
el de alzada ha de emitir, dando una respuesta fundamentada y motivada a los
agravios que generaron la impugnación.
En el caso presente, emitida que fue la Sentencia de primera instancia signada con
el Nº 302/13 de 12 de diciembre, misma que declaro improbada la demanda
instaurada de fs. 30 a 39, e improbada la excepción de falta de legitimación.
Resolución que fue apelada por la demandada por sí y en representación de su hija
Karina Guiselle Daza, impugnación que en análisis y contrastación con el Auto de
Vista recurrido se tiene que el mismo contiene un análisis congruente con lo resuelto
en Sentencia, además de haber sido absueltos todos los reclamos denunciados en
el referido recurso de apelación.
Es así que el Ad quem en el Considerando I. punto I.2., hace un detalle con incisos
de todos los reclamos consignados en la apelación para luego ser absueltos en el
Considerando III y IV del Auto de Vista, donde se hace referencia a aspectos
doctrinales respecto del “testamento abierto”, sus requisitos, formalidades y otros,
dando respuesta a todos y cada uno de los punto apelados con la debida
fundamentación y motivación que toda Resolución debe contener, llevando al
Tribunal de Alzada a confirmar la Sentencia de primera instancia, no siendo evidente
lo acusado en este punto.
Con relación a la perdida de competencia alegada por la recurrente, bajo el
argumento de que el expediente habría sido sorteado el 05 de noviembre de 2014,
emitido el Auto de Vista en fecha 01 de diciembre de 2014 y notificado recién el 07
de enero de 2015, es decir, transcurrido más de 30 días desde que se habría dictado
el Auto de Vista, por lo que correspondería su anulación, igual cuestionamiento
realiza respecto de la Sentencia.
De la revisión de actuados procesales, se videncia que en fecha 05 de noviembre
de 2014 (fs. 228) fue sorteado el proceso para Resolución, fecha desde la cual el
Tribunal de Alzada tenía el plazo de 30 días para la emisión de la misma, conforme
79
lo dispone el parágrafo III del art. 204 del Código de Procedimiento Civil y
habiéndolo sido emitida en fecha 01 de diciembre de 2014 (fs. 229 a 231); se
establece de acuerdo al cómputo realizado que dicha resolución fue dictada dentro
del término establecido por ley. Sin embargo; si a criterio de la recurrente hubo
perdida de competencia por el transcurso del tiempo; este aspecto debió ser
reclamado oportunamente el día que fenecía el plazo para dictar el Auto de Vista;
en el caso presente el 05 de diciembre de 2014, al no haber procedido así, su
derecho conforme al principio de convalidación ha precluido, máxime si este
Tribunal Supremo considera que la perdida de competencia no es causal de nulidad.
Resultando impertinente el reclamo acusado en este punto.
Acusa falta de diligencias y tramites esenciales expresamente sancionados con
nulidad, bajo el fundamento de que debieron ser integrados en la litis como
demandados los vendedores del demandante José Condori Paredes y Francisco
Condori Paredes, debido a que ellos tenían la obligación de entregar la cosa vendida
y demostrar si les correspondía ser herederos al fallecimiento de su hermana
Marcela Condori Paredes.
Del contexto de la presente acusación se advierte que la misma busca la nulidad de
obrados, bajo el argumento de que los vendedores del demandante José y
Francisco Condori Paredes (hermanos de la testadora) Marcela Condori Paredes
debieron ser integrados en la litis.
Al respecto el art. 67 del Código de Procedimiento Civil al referirse al litisconsorcio
preceptúa que: “Varias personas podrán demandar o ser demandadas en el mismo
proceso, cuando las acciones fueren conexas por el título, el objeto, o por ambos
elementos a la vez”; por su parte la doctrina clasifica al litis consorcio en activo,
pasivo, mixto, necesario y facultativo, correspondiendo a efectos del presente caso
relievar las dos últimas clasificaciones referidas, respecto a los cuales el tratadista
Enrique Lino Palacios en su obra “Derecho Procesal Civil” Tomo III, indica que: “El
litisconsorcio es facultativo cuando su constitución obedece a la libre y espontánea
80
voluntad de las partes, y es necesario cuando la pluralizada de sujetos se halla
impuesta por la ley o por la naturaleza de la relación o situación jurídica que
constituye la causa de la pretensión procesal”, ampliando el criterio referido
manifiesta: “Existe litisconsorcio necesario cuando la eficacia de la sentencia se
halla subordinada a la circunstancia de que la pretensión procesal sea propuesta
por varias personas, o frente a varias personas, o, simultáneamente, por o frente a
varias personas”. En cuanto al litisconsorcio facultativo, indica que éste, “…se
caracteriza por el hecho de responder a la libre y espontánea voluntad de las partes
que intervienen en el proceso. Por lo tanto, no viene impuesto por la ley o por la
naturaleza de la situación jurídica controvertida, sino que se halla autorizado por
razones de economía procesal y de certeza en la aplicación del derecho, es decir,
respectivamente, sea para evitar la dispersión de la actividad procesal o el
pronunciamiento de sentencias contradictorias”.
En el caso de Autos, del documento suscrito en fecha 05 de octubre de 2007 que
fue objeto de nulidad a través de la demanda interpuesta por el actual propietario
del inmueble, se infiere que se trata de una minuta testamentaria otorgada por
Marcela Condori Paredes en favor de Corina Susy Condori Orellana y Karina Giselle
Daza Condori, en la cual la testadora declara ser copropietaria en acciones y
derechos del inmueble de 200 m2., ubicado en la calle José Saravia Nº 1674
además de otros bienes sujetos a registro y bienes muebles, otorgados a favor de
las demandadas por testamento protocolizado por Testimonio Nº 233/07 de 10 de
enero.
Cabe señalar que en el caso que nos ocupa el demandante en el ejercicio a la
defensa de su derecho opto por hacer valer la excepción de evicción conforme
señala el art. 627 del Código Civil, pidiendo se llame a la causa a sus vendedores a
efecto de que asuman defensa a favor de su persona (comprador), conforme lo
establece la cláusula cuarta del contrato (testimonio Nº 516//2008) misma que
establece de manera expresa las garantías de evicción y saneamiento que otorgan
José y Francisco Condori Paredes, habiéndose apersonado uno de ellos y ratificado
81
la venta efectuada en favor de su comprador, siendo incensario el litis consorcio
necesario con los referidos vendedores como pretende la recurrente.
En el fondo:
Acusa interpretación errónea de la Ley, cuyo argumento se encontraría ligado al
término “vecino” utilizado por el Tribunal de Alzada, bajo el entendimiento de lo
previsto por el art. 1.132. num. 1) del Código Civil, respecto de que los testigos que
participan en la otorgación de testamento abierto deberían ser vecinos próximos,
criterio no compartido por la recurrente, siendo para ella otro el concepto de vecino.
Al respecto partiremos señalando lo previsto por el art. 1131 del Código Civil, que
establece el (Testamento Abierto), mismo que señala: “El testamento abierto se
hace por escrito o de palabra ante notario y testigos o solo ante estos, manifestando
el otorgante su última voluntad en presencia de las personas que autorizan el acto,
quedan así informadas de la voluntad del testador”. De la cita legal se tiene que el
acto testamentario referido puede ser escrito o verbal, debiendo cumplir con ciertas
formalidades previstas para el efecto.
En el caso presente debemos referirnos concretamente al testamento abierto
escrito, debido a que el mismo fue otorgado ante Notario de Fe Pública conforme
se tiene evidenciado en obrados; consiguientemente aplicable el art. 1.132 del
Código sustantivo, mismo que establece las formalidades que toda Escritura Pública
requiere y los requisitos señalados de forma textual, siendo uno de ellos el inc. 1)
del citado artículo hoy cuestionado por la recurrente; referido a que el testamento
se otorgara en presencia de tres testigo vecinos, y que en el caso presente los
testigos intervinientes no habrían sido vecinos de la testadora según se tiene
manifestado en la demanda. En ese contexto debemos entender que los vecinos
intervinientes en un acto de esta naturaleza deben ser necesariamente personas
que conozcan a la otorgante del testamento; es decir vecinos de su domicilio a
efecto de que estos puedan testificar de que esa fue su última voluntad de la
82
testadora y no así personas desconocidas, menos improvisadas como entiende la
recurrente. Deviniendo en infundado lo acusado en este punto.
Acusa, error de hecho en la apreciación de las pruebas, cuestionado la declaración
jurada de fs. 3-5 prestada por Juan Rodríguez Chambi y el contenido de la confesión
prestada por la recurrente, otorgando mayor relevancia a una declaración jurada
que no estaría reconocido como medio legal de prueba por el art. 374 del C.P.C.
Entre los agravios de fondo acusa error de hecho en la apreciación de las pruebas
concretamente de la declaración jurada de Juan Rodríguez Cambia, adjuntada a la
demanda como documental pre constituida y la confesión provocada prestada por
la demandada, considerando que se le habría otorgado mayor relevancia a la
declaración jurada. Al efecto diremos que las pruebas producidas en el transcurso
del proceso deben ser apreciadas por el Juez de la causa de acuerdo a la valoración
que les otorga la ley, y en su caso conforme a su prudente criterio. En el caso
presente los jueces de instancia habrían valorado toda la prueba, conforme lo
disponen los arts. 1286 del Código Civil y 397 de su Procedimiento, llegando a la
conclusión de que el testamento sería nulo conforme lo dispone el art. 1.207 del
Código Civil; es decir, cuando el testamento no cumple con las formalidades
expresamente previstas por el Código Sustantivo, o sin cualquier requisito de fondo
respecto del testador, del instituido o del mismo testamento.
Asimismo debemos señalar que la prueba es necesaria en todo proceso, esta debe
tener eficacia jurídica para suministrarle al órgano jurisdiccional la convicción o la
certeza sobre los hechos que sirven de presupuesto a las normas aplicables al
pleito, por lo que no se concibe la institución de la prueba judicial sin esa eficacia
jurídica reconocida por la ley, haciendo además referencia a los principios que en
doctrina rigen el tema de las pruebas como es el “principio de la unidad de la prueba”
cuyo significado es: el conjunto probatorio del proceso forma una unidad, y como tal
debe ser examinado y merituado por el órgano jurisdiccional, confrontando las
diversas pruebas, documentales, testificales y otras, señalando sus concordancias
83
y discordancias, y concluir sobre el convencimiento que de ellas globalmente se
forme, por lo que la prueba documental que acusa la recurrente adjuntada con la
demanda principal fue admitida por la Juez y no fue objetada ni desvirtuada por la
parte contraria de forma oportuna siendo válida en su apreciación; empero de ello
los de instancia no consideraron dicha declaración como prueba neurálgica, sino
que la decisión se basa en un conjunto de pruebas que en el recurso de casación
en el fondo no fueron cuestionadas, por lo que la infracción individual de dicho medio
de prueba resulta insuficiente como para cambiar la decisión. Por lo que se concluyó
que el fin del proceso es la realización del derecho mediante la aplicación de la ley
al caso concreto y las pruebas constituyen ser los elementos utilizados por el órgano
jurisdiccional para llegar a un resultado.
Que por la prueba presentada por la parte actora y que no habría sido desvirtuada
por la parte demandada se llegó a establecer que si bien el testamento objeto de
litis fue protocolizado por Notario de Fe Pública; sin embargo a fs. 3 a 5, cursa una
declaración jurada donde Juan Rodríguez Chambi señala que fue Juan Carlos
Escalier y Corina Susy Condori Orellana quienes le pidieron faccione la minuta de
testamente a nombre de Marce la Condori Paredes y que ellos se encargarían de
hacerle firmar en el hospital, contraviniendo lo dispuesto por ley. Siendo esta la
prueba a la que la Juez otorgo mayor eficacia en aplicación del art. 397.II del Código
de Procedimiento Civil, generando convicción para declarar probada la demanda y
consiguientemente confirmada por el Tribunal de Alzada.
Acusa, error de derecho en la apreciación de las pruebas, cuando se le otorga valor
preminente a una minuta (disposición testamentaría) cuando lo que tiene valor es el
ACTO JURÍDICO de protocolización realizado ante el Notario, por lo que la
otorgante del testamento no tenía la necesidad de dar cumplimiento al numeral 2)
del art. 1132 del Código Civil.
Del análisis del numera 2 del citado art. 1132 del Código Civil, se tiene que el mismo
de manera textual señala: “Que el testador si no presentare escrito el testamento,
84
dicte personalmente sus cláusulas al notario o este lo escriba de acuerdo a su
voluntad expresada del testador en el acto”. De lo que se infiere que la previsión
contenida en este inciso refiere a que el testamento sino fuere escrito podría ser
verbal; sin embargo dicho acto verbal también requiere formalidades previstas por
ley. No siendo aplicable al caso que nos ocupa, por haber sido otorgado el
testamento abierto de manera escrita sin cumplir las formalidades y requisitos
exigidos por ley. Por lo que no amerita su consideración como pretende la
recurrente.
Por lo expuesto, corresponde fallar en la forma prevista por los arts. 271 num. 3) y
275 del Código de Procedimiento Civil.
POR TANTO: La Sala Civil del Tribunal Supremo de Justicia del Estado
Plurinacional de Bolivia, con la facultad conferida por el Art. 42.I num. 1) de la Ley
Nº 025 del Órgano Judicial, y en aplicación a lo previsto en el art. 271 num. 2) y art.
273 del Código de Procedimiento Civil, declara INFUNDADO el recurso de casación
en el fondo y la forma interpuesto por Corina Susy Condori Orellana por sí y en
representación de Karina Giselle Daza Condori contra el Auto de Vista Nº 412/2014
de 01 de diciembre, pronunciado por la Sala Civil Tercera del Tribunal
Departamental de Justicia de La Paz. Con costas.
Se regula el honorario profesional en Bs. 1000.
Regístrese, comuníquese y devuélvase.
Relatora: Mgda. Rita Susana Nava Duran.
AUTO SUPREMO - TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA
SALACIVIL
Auto Supremo: 119/2017
Sucre: 03 de febrero 2017
85
Expediente:?T-22-16-S
Partes: Eiver Uzqueda Aguiar. c/ Otto Silvio, Alfredo Nicolás y Norma todos
Uzqueda Aguiar.
Proceso: Nulidad de anticipo de legítima.
Distrito: Tarija.
III. DOCTRINA APLICABLE AL CASO:
III.1.- De la motivación de las resoluciones judiciales.La Sentencia Constitucional 0012/2006-R de 4 de enero, respecto a la motivación
de las resoluciones ha razonado que: “La motivación de los fallos judiciales está
vinculada al derecho al debido proceso y a la tutela jurisdiccional eficaz, (…), y se
manifiesta como el derecho que tienen las partes de conocer las razones en que se
funda la decisión del órgano jurisdiccional, de tal manera que sea posible a través
de su análisis, constatar si la misma está fundada en derecho o por el contrario es
fruto de una decisión arbitraria…”.
De igual manera la Sentencia Constitucional 2023/2010-R de 9 de noviembre
estableció que: “…la motivación no implicará la exposición ampulosa de
consideraciones y citas legales, sino que exige una estructura de forma y de fondo,
pudiendo ser concisa, pero clara y satisfacer todos los puntos demandados,
debiéndose
expresar
las
convicciones
determinativas
que
justifiquen
razonablemente su decisión en cuyo caso las normas del debido proceso se tendrán
por fielmente cumplidas; al contrario, cuando la resolución aun siendo extensa no
traduce las razones o motivos por los cuales se toma una decisión, dichas normas
se tendrán por vulneradas…”, criterio reiterada por la SC 1054/2011-R de 1 de julio”.
Por otra parte, la Sentencia Constitucional Plurinacional Nº 0903/2012 de 22 de
agosto, ha señalado que: “…la fundamentación y motivación de una resolución que
resuelva cualquier conflicto jurídico, no necesariamente implica que la exposición
86
deba ser exagerada y abundante de consideraciones, citas legales y argumentos
reiterativos, al contrario una debida motivación conlleva que la resolución sea
concisa, clara e integre en todos los puntos demandados, donde la autoridad
jurisdiccional o en su caso administrativa, exponga de forma clara las razones
determinativas que justifican su decisión, exponiendo los hechos, realizando la
fundamentación legal y citando las normas que sustentan la parte dispositiva de la
resolución; en suma se exige que exista plena coherencia y concordancia entre la
parte motivada y la parte dispositiva de un fallo”.
En la Sentencia Constitucional Plurinacional 0075/2016-S3 de 8 de enero sobre la
fundamentación y motivación de una resolución se ha concretado: “…es una
obligación para la autoridad judicial y/o administrativa, a tiempo de resolver todos
los asuntos sometidos a su conocimiento, exponer las razones suficientes de la
decisión adoptada acorde a los antecedentes del caso, en relación a las
pretensiones expuestas por el ajusticiado o administrado; pues, omite la explicación
de las razones por las cuales se arribó a una determinada resolución, importa
suprimir una parte estructural de la misma”.
III.2.- De la Congruencia en las resoluciones. Este Supremo Tribunal de Justicia a través de sus diversos fallos (Autos Supremos
Nros. 651/2014, 254/2016) ha orientado que la congruencia de las resoluciones
judiciales orienta su comprensión desde dos acepciones; primero, relativo a la
congruencia externa, la cual se debe entender como el principio rector de toda
determinación judicial, que exige la plena correspondencia o coincidencia entre el
planteamiento de las partes (demanda, respuesta e impugnación y resolución) y lo
resuelto por las autoridades judiciales, en definitiva, es una prohibición para el
juzgador considerar aspectos ajenos a la controversia, limitando su consideración a
cuestionamientos únicamente deducidos por las partes; y, segundo, la congruencia
interna, referido a que, si la resolución es comprendida como una unidad
congruente, en ella se debe cuidar un hilo conductor que le dote de orden y
87
racionalidad, desde la parte considerativa de los hechos, la identificación de los
agravios, la valoración de los mismos, la interpretación de las normas y los efectos
de la parte dispositiva; es decir, se pretenden evitar que, en una misma resolución
no existan consideraciones contradictorias entre sí o con el punto de la misma
decisión.
La Jurisprudencia Constitucional ha desarrollado asimismo el principio de
congruencia en la Sentencia Constitucional Nº 0486/2010-R de 5 de julio, donde ha
razonado que: "El principio de congruencia, responde a la pretensión jurídica o la
expresión de agravios formulada por las partes; la falta de relación entre lo solicitado
y lo resuelto, contradice el principio procesal de congruencia; la Resolución de
primera y/o segunda instancia, debe responder a la petición de las partes y de la
expresión de agravios, constituyendo la pretensión jurídica de primera y/o segunda
instancia…". Razonamiento que es reiterado por el Tribunal Constitucional
Plurinacional, a través de las Sentencias Constitucionales Plurinacionales Nº
0255/2014 y Nº 0704/2014. De donde se deduce que en segunda instancia, pueden
darse casos de incongruencia “ultra petita”, que se produce al otorgar más de lo
pedido; extra petita, al extender el pronunciamiento a cuestiones no sometidas a la
decisión del Tribunal; y cuando omite decidir cuestiones que son materia de
expresión de agravios por el apelante (citra petita).
Es en este entendido que a través del Auto Supremo Nº 254/2014 se ha orientado
que: “La inobservancia de estas reglas conllevan incongruencia, que a decir de la
doctrina se diferencian en: Incongruencia positiva, que es aquella en la que el
juzgador extiende su decisión más allá de los límites del problema judicial que le fue
sometido a su consideración; e Incongruencia negativa, cuando el juzgador omite el
debido pronunciamiento sobre alguno de los términos del problema judicial. En ésta
última, encontramos la denominada “citra petita”, que resulta de la omisión de
alguna de las pretensiones deducidas en proceso…
88
Es de importancia considerar que el principio de congruencia procesal, si bien
pondera el derecho al debido proceso, sin embargo “no es absoluto”, en la medida
de la afectación de otros derechos, garantías y principios fundamentales que
emergen en procura de brindar la tutela judicial efectiva a las partes.
En el recurso de casación en la forma y en relación al principio de congruencia, la
trascendencia y la afectación del agravio debe gravitar indefectiblemente para
suponer la nulidad de obrados, previendo siempre la garantía al debido proceso, a
la defensa y a la justicia pronta, oportuna y sin dilaciones que sustenta el art. 115
de la Constitución Política del Estado.
De donde se tiene que el Juez no puede simple y llanamente aplicar la nulidad, que
es restrictiva, sino que debe ponderar la omisión frente a los otros principios y
derecho constitucionales fundamentales para llegar a una decisión judicial que esté
acorde con la nueva dogmática de la nulidad que se afianzó con la Constitución
Política del Estado Plurinacional en su art. 115 y los art. 16 y 17 de la Ley 025, pues
sólo será posible la nulidad si existe afectación del derecho a la defensa.”
III.3.- Del anticipo de legítima.Este Tribunal sobre el particular en el Auto Supremo Nº 531/2015-L de fecha 10 de
Julio 2015 ha referido : “De lo anterior, es necesario ponderar y citar el art. 1254 del
Código Civil que señala: “Toda donación hecha a heredero forzoso que concurra a
la sucesión del donante importa anticipo de su porción hereditaria, salvo el caso de
dispensa a que se refiere el art. 1255”, sin embargo conforme a la previsión
contenida en el art. 1059 del Código Civil; en cuyo marco el anticipo de legítima no
es una donación propiamente dicha porque no constituye un acto de liberalidad
alguno que se ajuste a la previsión del art. 655 del Código Civil, que en esencia dice
“La donación es el contrato por el cual una persona, por espíritu de liberalidad,
procura a otra un enriquecimiento disponiendo a favor de ella un derecho propio o
asumiendo frente a ella una obligación” sino como su nombre lo indica, es un acto
de entrega anticipada de la porción que en la sucesión le corresponde a un heredero
89
forzoso, legítima que en nuestra economía jurídica cualquiera sea el origen de los
hijos, es de las cuatro quintas partes del patrimonio, constituyendo únicamente la
quinta parte restante la porción disponible que el de cujus puede destinar a
liberalidades, sea mediante donaciones o mediante legados, en favor de sus hijos,
parientes o extraños. La Legítima, entonces, es parte de la herencia a que tienen
derecho los herederos forzosos respecto del patrimonio de su causante, la misma
que no puede ser dispuesta libremente ni ser objeto de liberalidades, es decir, objeto
de donación, debido a que en caso de afectación al fallecimiento del de cujus, los
herederos tienen el legítimo derecho de solicitar la colación de los bienes que
pudiesen haber afectado la legítima que es indisponible.
En ese entendimiento el Tribunal Supremo de Justicia en el A.S. 364/2013 de 19 de
julio, a razonado que:
“…conforme a la previsión contenida en el art. 1059 del Código Civil; en cuyo marco
el anticipo de legítima no es una donación propiamente dicha porque no constituye
un acto de liberalidad” … Como también señala en el A.S. 326/2010 de fecha 23 de
septiembre, que: “…las partes pueden determinar libremente el contenido de los
contratos que celebren, es decir…el contenido del acuerdo de voluntades al que
llegaron…”. Situación o aspecto que debe tomarse en cuenta en este análisis a fin
de dar respuesta efectiva a la problemática suscitada dentro la presente causa.
Finalmente se dirá que, el Juez A quo como el Ad quem han interpretado de manera
errónea los arts. 491 num. 1) y 667 como el art. 1287 del Sustantivo Civil, al
vincularlo el anticipo de legitima con la donación, pues se ha hecho énfasis que
nuestro ordenamiento sustantivo civil no reconoce o determina la formación del
contrato de anticipo de legitima como un documento público para su formación por
el contrario se dijo que la formación del anticipo de legitima es cuando las partes lo
determinan o acuerdan voluntariamente, no obstante de ello el anticipo de legitima
y la donación si bien existe cierto vínculo entre estos dos términos, empero estos
tienen esencias distintas para la aplicación de los derechos sobre un anticipo de
90
legitima y una donación, pues las normas que se instituyen como aplicadas como
los art. 491 num. 1), 667 y 1287 del Sustantivo Civil, son aplicables en su formación
específicamente para la donación y no para un anticipo de legítima.
En ese contexto se debe comprender que el anticipo de legítima es la entrega que
hace quien otorga el anticipo de un derecho expectantico que le corresponde, a
favor de cualquiera de sus herederos forzosos, usualmente, es la herencia que los
padres en vida otorgan a sus hijos, que comúnmente se denomina como “adelanto
de herencia”, al margen de ello la esencia propia de esta institución jurídica, es
proveerle al heredero de una seguridad patrimonial en vida de quien otorga el
anticipo de legitima, no necesariamente tiene que revestir formalidad al momento
de su formación.
En ese entendimiento cita el Dr. Zarate del Pino, que: "…el anticipo de legítima viene
a ser el adelanto que una persona puede hacer a alguno de sus herederos forzosos,
de una parte igual o menor de los bienes que les correspondería recibir por concepto
de cuota hereditaria a la muerte de quien hace el anticipo"…
En cambio la donación propiamente dicha es un contrato solemne por el cual el
donante da un bien sin recibir contraprestación alguna por parte del donatario, de
esta manera la donación se caracteriza por dos elementos, el enriquecimiento del
donatario y la intención liberal del donante, a ello debe agregarse la solemnidad que
reviste el contrato de donación que necesariamente debe celebrarse mediante
“documento público” requisito de forma a ser observado imperativamente bajo
sanción de nulidad conforme lo determinan los arts. 491 num. 1) y 667 del Código
Civil.
Así de esta manera también refiere Pothier que: “… la donación entre vivos es una
convención por la cual una persona, por liberalidad, se desiste irrevocablemente de
cualquier cosa en beneficio de otra persona que la acepta. Enfatiza que la
aceptación por parte del donatario entraña su consentimiento”….Como también
para Guzmán Ferrer señala que: “...la donación constituye una obligación por la cual
91
una persona se obliga a transferir gratuitamente a otra la propiedad de un bien
mueble, inmueble o derecho. Su carácter esencial es la gratuidad”…
De lo anterior se establece que al elaborar el contrato de anticipo de legitima con
reserva de usufructo por minuta y concluido con reconocimiento de firmas y rubricas,
siendo el mismo confundido con una donación siendo declarado nulo por los de
instancia, no correspondía con tal determinación, toda vez que la donación y el
anticipo de legitima son dos institutos distintos para su procedencia.”
En virtud a la cita doctrinaria expuesta supra, resulta pertinente realizar ciertas
aclaraciones referidas a la diferenciación que existe entre el anticipo de legitima y
la donación, en ese sentido, si bien se dijo que el anticipo de legitima no es una
donación propiamente dicha porque no se constituye en un acto de liberalidad que
se ajuste a lo previsto en el art. 655 del Sustantivo Civil, empero esta distinción está
referida únicamente en cuanto a los requisitos de formación que debe cumplir la
donación (art. 667-I el C.C.) y no así el anticipo de legítima, pues nuestro
ordenamiento jurídico no establece que este último instituto sea celebrado como un
documento
público,
bastando
únicamente
el
acuerdo
de
voluntades,
consiguientemente cuando un anticipo de legitima no es celebrado en virtud a lo
que establece los arts. 491 num. 1), 667 y 1287 todos del Sustantivo Civil, no
corresponde declarar la nulidad de dicho documento, pues dichos requisitos de
formación deben ser aplicados específica y únicamente para la donación y no para
un anticipo de legítima.
De esta manera, debe quedar aclarado que el hecho de que se haya establecido
que el anticipo de legítima no debe ser considerado como una donación, está
referida únicamente al hecho de que esta no necesariamente tiene que revestir de
formalidad al momento de su formación y no así para otros ámbitos, puesto que en
el caso de que la legitima de uno de los herederos forzosos se vea afectado por una
liberalidad, como consecuencia de un anticipo de legítima, el afectado tiene derecho
de solicitar la colación de los bienes que pudiesen haber afectado su legítima,
92
colación que afectará los bienes que tienen la calidad de indisponibles (cuatro
quintas partes de la legítima) y no así aquellos que se encuentren comprendidos
dentro del porcentaje que está destinado a liberalidades.
III.4. De la afectación a la legitima de los herederos forzosos.Al respecto, el art. 105 del Código Civil establece que: “La propiedad es un poder
jurídico que permite usar, gozar, disponer de una cosa y debe ejercerse en forma
compatible con el interés colectivo dentro de los límites y con las obligaciones que
establece el ordenamiento jurídico”, de lo expuesto se tiene que dicha norma
franquea al titular la potestad de disponer de sus bienes sin restricción alguna.
Ahora bien, respecto a la legítima diremos que ésta, es una institución de orden
público que comprende la parte de la herencia que el de cujus está limitado de
disponer libremente cuando tiene herederos forzosos, que son los descendientes,
ascendientes o cónyuge y de la cual los mismos no pueden ser privados sin justa
causa por actos a título gratuito, en el claro entendido de que los hijos, sea cual
fuere su origen, son iguales ante la ley y su legítima es de las cuatro quintas partes
del patrimonio de su progenitor y sólo la quinta parte del mismo puede ser dispuesta
libremente por él, conforme previene el art. 1059 par. I del Código Civil, norma que
claramente establece que si a raíz de un acto de liberalidad, sea este en vida del
titular o por testamento, se habría dispuesto más del 20% del patrimonio, podría
haber lesión a la legítima, toda vez que por disposición de esta norma sólo la quinta
parte es de libre disposición. Esta fórmula normativa prevé la proporción del
patrimonio que el de cujus puede destinar a liberalidades; en esa lógica el de cujus
si no tiene herederos forzosos puede disponer de la totalidad de sus bienes y en
caso de que los tuviera (herederos forzosos) la liberalidad de sus actos sobre su
patrimonio se limita a la proporción que indica la norma legal de referencia.
De esta manera, corresponde precisar qué debe entenderse por “liberalidad”, la cual
se halla inmersa en el art. 1059.I del Código Civil, citado supra; es asi que, según
Manuel Ossorio en su Obra “Diccionario de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales”,
93
la define como: “Disposición hecha a título gratuito, a favor de otra persona, ya figure
como donación, como legado (v) o como institución contractual”; por su parte
Guillermo Cabanellas de Torres la define como, “Donación o dádiva de bienes
propios hecha a favor de una persona o entidad, sin pretender compensación ni
recompensa alguna”; de estas citas doctrinarias, queda claro que la liberalidad
implica una disposición no onerosa que puede realizar el de cujus de su patrimonio
sea en donaciones (mediante actos entre vivos) o legados (por testamento), es decir
el desprendimiento que hace de su patrimonio a título gratuito.
Entendida así la liberalidad, si el causante en vida procede a disponer liberalmente
de sus bienes excediéndose más allá de la quinta parte que la Ley le autoriza, ese
acto de disposición voluntario no es pasible de ser sancionado con nulidad, toda
vez que la Ley prevé como remedio legal “la reducción de la disposición
testamentaria o la reducción de las donaciones efectuadas”, tal y como lo señalan
los arts. 1068 y 1252.II del Código Civil; consiguientemente debe quedar claro que
la afectación a la legítima por exceder el límite de liberalidad en las disposiciones,
no da lugar a la nulidad de esos actos, por el contrario una vez abierta la sucesión
lo que corresponde es su reducción hasta reponer la proporción fijada en ley como
legítima (siempre que se trate de liberalidades), lo contrario, implicaría que todas
las donaciones realizadas por el causante por actos entre vivos fueran nulas, lo que
contrasta con el poder de disposición que le faculta al titular el art. 105.I del Código
sustantivo que ya fue citado.
Sin embargo, no debe confundirse la “liberalidad” instituida por el régimen sucesorio,
con los actos de disposición que hubiere realizado el de cujus en sujeción estricta
del art. 105 del Código Civil; en función a esta norma legal, los actos que
onerosamente disponga el causante de su patrimonio antes de abierta la sucesión
no pueden considerarse como actos de liberalidad encaminados a violar la legítima,
ya que los mismos por su naturaleza de contratos sinalagmáticos tienen una
contraprestación o retribución que recibe su titular por el valor del bien;
94
consiguientemente en términos meramente económicos por la disposición de un
bien específico, el patrimonio en su conjunto no sufre ninguna afectación.
Dentro de ese mismo contexto, corresponde referirnos al art. 1066 del Código Civil
que está referido a las modificaciones y pactos de las cargas y condiciones sobre la
legitima sancionada con nulidad; en el primer parágrafo de la norma de referencia
sanciona con nulidad cuando por disposición testamentaria se modifica o suprime
la legitima de los herederos forzosos o se impongan cargas o condiciones sobre la
misma. En el segundo parágrafo igualmente sanciona con nulidad todo contrato,
celebrado antes de abrirse la sucesión, que modifique, suprima o imponga cargas
o condiciones a la legítima de los herederos forzosos; la norma se refiere a los actos
que tengan por objeto la modificación, supresión o impongan cargas o condiciones
a la legitima, es decir, el contrato que se sanciona con nulidad es aquel en cuyo
objeto se pacte sobre la legítima para su reforma, supresión o imposición de
condiciones, empero, no importa una limitación al derecho que tiene el causante de
realizar actos de disposición a título oneroso como es la compra venta facultado por
el art. 584 con relación al 105.I del Código Civil.
De
esta
manera
debemos
señalar
que
los
fundamentos
expuestos
precedentemente, se encuentran inmersos en varios Autos Supremos que fueron
emitidos por este Tribunal Supremo de Justicia, entre ellos, el A.S. Nº 412/2013 de
15 de agosto, A.S. Nº 518/2014 de 8 de septiembre y A.S. Nº 336/2015 de 18 de
mayo.
IV. FUNDAMENTOS DE LA RESOLUCIÓN:
En virtud a los fundamentos expuestos en la doctrina aplicable al caso de Autos,
corresponde a continuación referirnos a los reclamos inmersos en el Recurso de
Casación.
Con relación a la falta de motivación en que hubiese incurrido el Tribunal de Alzada,
puesto que no habría realizado ningún análisis de las normas inherentes a los
95
institutos hereditarios, en particular el anticipo de legítima; al respecto debemos
señalar que conforme a la revisión del Auto de Vista recurrido, los Jueces de Alzada
en el considerando III, inciso 2), después de realizar un análisis de los fundamentos
y motivación de la sentencia de primera instancia, llegaron a la conclusión de que
el Juez A quo incurrió en error al señalar que la vía legal de reducción y reintegro
de legitima sería la correcta, cuando en realidad al no constituirse el contrato objeto
de la litis en una donación, la vía legal para solucionar el acto de disposición que
rebasa la porción disponible del patrimonio de los esposos Uzqueda Aguiar,
efectivamente sería la nulidad de contrato por afectación a la legítima conforme se
colige del análisis del texto del art. 1066 del Sustantivo Civil en conexitud con el art.
1059 de dicho cuerpo normativo; de lo expuesto se infiere que contrariamente a lo
acusado por la parte recurrente, los jueces de Alzada si realizaron un análisis claro,
preciso y entendible del porque fue acogida favorablemente la pretensión principal,
es decir del porque resultó viable la nulidad del anticipo de legitima,
consecuentemente y toda vez que la motivación no implica que la resolución
recurrida lleve una exposición ampulosa de consideraciones y citas legales, sino
que exige una fundamentación clara que tienda a satisfacer los puntos
demandados, que justifiquen la decisión asumida, es que se colige que lo acusado
respecto a la falta de motivación no resulta evidente, pues es justamente en dichas
consideraciones y fundamentaciones expuestas en el Auto de Vista recurrido, que
la parte recurrente presentó sus reclamos de fondo.
Asimismo, corresponde señalar que la parte recurrente al margen de acusar la falta
de motivación también acusó una supuesta incongruencia, empero debemos
advertir que dicha acusación no fue fundamentada, es decir que los recurrentes sólo
se limitaron a señalar que existió incongruencia sin precisar dónde es que se
hubiese suscitado la misma, extremo que impide considerar el presente reclamo,
pues los recurrentes únicamente ahondaron en la falta de motivación y no así en la
supuesta incongruencia.
96
A continuación corresponde referirnos a la errónea interpretación y aplicación del
art. 1066 del Código Civil, pues el anticipo de legítima no podía ser declarado nulo;
en razón a dicho reclamo corresponde realizar las siguientes apreciaciones:
Eiver Uzqueda Aguiar representado por Manuel Teodoro Lizarazu Yance, mediante
memorial cursante de fs. 31 a 34, demandó la nulidad de la Escritura Pública Nº
891/1998 de 10 de diciembre de 1998 sobre anticipo de legítima otorgada por Otto
Sivio Uzqueda Rodo y Olga Aguiar Cañizares en favor de Otto Silvio, Norma y
Alfredo Nicolás todos Uzqueda Aguiar, arguyendo que la misma fue concluida con
la violación de preceptos legales entre ellos el art. 1059 del Sustantivo Civil, pues
fue excluido de la herencia de sus padres discriminándolo sin justificada razón ya
que no fue declarado indigno o desheredado; de esta manera y toda vez que la
legítima debe comprender a todos los descendientes, refiere tener derecho sobre
una cuota parte de 25% de los bienes de sus causantes ya que son cuatro
hermanos, en consecuencia y amparado en el art. 1066 del Sustantivo Civil, solicitó
se declare probada la demanda de nulidad y así vuelvan las cosas a su estado
inicial. Sin embargó al haber sido observado el memorial de demanda, la parte
actora mediante memorial cursante a fs. 45, aclaró que su pretensión es la nulidad
de la Escritura Pública de anticipo de legítima con reserva de usufructo del bien
inmueble ubicado sobre la Av. Roberto Romero s/n esquina Circunvalación zona de
Juan XXIII signado con el Nº 2, y no así el reintegro porque no corresponde que se
le restituya lo que nunca tuvo, pues señala que al no haberle dejado nada sus
padres no existe nada que reintegrar o complementar.
Admitida que fue la demanda por Auto de fecha 10 de diciembre de 2014 que cursa
a fs. 52, la misma fue corrida en traslado a los demandados Otto Sivio, Norma y
Alfredo Nicolás todos Uzqueda Aguiar, quienes respondieron negativamente a la
demanda, señalando que el actor confunde el anticipo de legítima inmerso en la
EE.PP. objeto de la litis, con un contrato civil; asimismo observan el hecho de que
el actor no pretende reconstruir la legítima en su porcentaje, en consecuencia
solicitan se declare improbada la demanda principal. En razón a dichos
97
antecedentes el Juez de la causa declaró improbada la demanda principal, sin
embargo, ante la apelación interpuesta por la parte actora, el Tribunal de Alzada
revocó la decisión de primera instancia con el fundamento de que al no ser el
contrato de anticipo de legitima una donación, la reducción y reintegro de legitima
no sería la vía legal para solucionar ese acto de disposición que rebasa la porción
disponible del patrimonio de los esposos Uzqueda Aguiar, y toda vez que se
hubiesen vulnerado los arts. 1066 y 1059 del Sustantivo Civil, revocó la decisión del
Juez A quo y como consecuencia declaró probada la demanda principal, declarando
nulo y sin valor el contrato de anticipo de legítima celebrado entre Otto Sivio
Uzqueda Rodo y Olga Aguiar Cañizares que consta en el documento público Nº
891/98 y la consiguiente cancelación de su registro en la oficina de Derechos
Reales.
En razón a estas apreciaciones, corresponde señalar que, tal y como se señaló en
los puntos III.3 y III.4 de la doctrina aplicable al caso de autos, al constituirse la
legitima en una institución de orden público que comprende aquella parte de la
herencia que el de cujus se encuentra limitado de disponer libremente a título
gratuito cuando tiene herederos forzosos, legítima que es de las cuatro quintas
partes del patrimonio quedando consiguientemente una quinta parte para
liberalidades, entendiéndose a esta como aquel acto voluntario por el cual el de
cujus dispone libremente y de manera no onerosa de su patrimonio a favor de un
tercero, ya sea mediante donaciones o mediante legados; así como también quedo
aclarado que el anticipo de legitima no es considerado como una donación, empero
dicha consideración está referida únicamente al hecho de que esta no
necesariamente tiene que revestir de formalidad al momento de su formación y no
así para otros ámbitos; se infiere que cuando los actos de liberalidad (donaciones o
legados) exceden esa quinta parte dispuesta en el art. 1059 del Código Civil, la
legitima se ve afectada, empero dicha disposición no es pasible de ser sancionado
con nulidad, pues para esos casos en los cuales se excede esa porción disponible
98
la ley dispone que la misma debe estar sujeta a la reducción hasta el límite permitido
para liberalidades conforme lo establece el art. 1068 del Código Civil.
Consiguientemente, y toda vez que en el caso de Autos resulta evidente que Otto
Sivio Uzqueda Rodo y Olga Aguiar Cañizares dieron en calidad de anticipo de
legitima con reserva de usufructo el 100% del bien inmueble ubicado sobre la
avenida Roberto Romero s/n esquina circunvalación, zona Juan XXIII, signado con
el Nº 2 en favor de Otto Silvio, Norma y Alfredo Nicolás todos Uzqueda Aguiar, tal y
como refleja la EE.PP. Nº 891/1998 de 10 de diciembre de 1998, se infiere que la
legítima del actor principal Eiver Uzqueda Aguiar queda afectada, pues dicha
transferencia excede el limite establecido en el art. 1059 del Código Civil, sin
embargo no correspondía declarar la nulidad de dicha transferencia, puesto que en
base a la línea jurisprudencial establecida por este Tribunal Supremo de Justicia,
para los casos en que el causante exceda la porción dispuesta para liberalidades y
como consecuencia se vea afectada la legitima de los herederos forzosos, dicho
acto, reiteramos, no es pasible de ser sancionado con nulidad, toda vez que la figura
que la Ley prevé es la REDUCCION de las disposiciones ya sean testamentarias o
de las donaciones efectuadas, tal y como prevén los arts. 1068 y 1252.II del Código
Civil; sin embargo, y toda vez que el recurrente únicamente pretende la nulidad de
la Escritura Pública de anticipo de legítima por haber quedado excluido de la misma,
y no pretende que se le reintegre la legítima, que al ser heredero forzoso le
corresponde por derecho, no siendo necesario para este caso que previamente se
le haya otorgado una porción de la legitima para después solicitar el reintegro de la
misma, es que se infiere que la pretensión de la parte actora, por los fundamentos
expuestos supra, no puede ser declarada probada.
De esta manera se infiere que el Tribunal de Alzada al determinar la nulidad del
documento de anticipo de legitima, arguyendo que en el caso de autos no
corresponde la figura de reducción y reintegro por no ser el anticipo de legitima
una donación, equivocó su actuar, pues conforme a lo expuesto en el párrafo
anterior, esa es la vía legal para que el actor haga valer su derecho a la legítima,
99
por lo que no correspondía declarar la nulidad de dicho documento, máxime si de
manera expresa el actor principal señaló que no pretende la reducción y reintegro
de la legítima, sino únicamente la nulidad de dicho contrato, de esta manera queda
comprobado que el art. 1066 del Sustantivo Civil efectivamente fue erróneamente
interpretado y aplicado por el Tribunal de Alzada, pues el parágrafo I está referido a
sucesiones testamentarias y el parágrafo II a contratos sobre la herencia de una
persona viva, que no acontece en el caso presente.
Por las consideraciones expuestas, y toda vez que lo acusado en este primer
reclamo de fondo resulta evidente, ya no resulta necesario considerar los demás
reclamos referidos al fondo del proceso.
Finalmente resulta pertinente referirnos a los fundamentos expuestos en la
respuesta al recurso de casación, de los cuales diremos que la exigencia de los
requisitos formales que hacen viable la impugnación de las partes, se constituye en
un exceso, por lo que este aspecto fue superado tanto por la jurisprudencia emitida
por este Tribunal Supremo de Justicia como por la emitida por el Tribunal
Constitucional Plurinacional, que basados en el derecho que tienen las partes a la
impugnación, como en los principios pro actione y pro homine, los mismos ya no
pueden ser considerados como óbices para la viabilidad de los recursos.
Los aspectos referidos a la falta de motivación y congruencia, así como a la
aplicación incorrecta del art. 1066 del Código Civil y el hecho de que la figura de
reducción y reintegro este reservada para donaciones, ya fueron considerados
supra, al momento de dar respuesta a los reclamos acusados en casación, por lo
que corresponde remitirnos a tales fundamentos.
En consecuencia, al ser evidente el reclamo referido a la incorrecta aplicación e
interpretación del art. 1066 del Sustantivo Civil, corresponde emitir Resolución
conforme lo establece el art. 220.IV del Código Procesal Civil.
100
POR TANTO: La Sala Civil del Tribunal Supremo de Justicia del Estado
Plurinacional de Bolivia, con la facultad conferida por el art. 42.I num. 1) de la Ley
del Órgano Judicial de 24 de junio de 2010, y en aplicación del art. 220.IV del Código
de Procesal Civil, CASA el Auto de Vista N° 05/2016 de fecha 8 de enero de 2016,
cursante de fs. 152 a 155, pronunciado por la Sala Civil, Comercial, Contenciosa y
Contenciosa Administrativa del Tribunal Departamental de Justicia de Tarija, y
deliberando en el fondo declara IMPROBADA la pretensión principal de nulidad de
documento de anticipo de legitima interpuesta por Eiver Uzqueda Aguiar. Con
costas y costos.
Siendo excusable el error no se impone multa al Tribunal de Alzada.
Regístrese, comuníquese y devuélvase.
Relatora: Mgda. Dra. Rita Susana Nava Durán
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FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y POLÍTICAS
CARRERA DE DERECHO
DERECHO CIVIL IV
CUESTIONARIO
DOCENTE
: DR. ORLANDO MONTAÑO RODRÍGUEZ
ESTUDIANTE : ISAAC LIMACHI YANA
COCHABAMBA – BOLIVIA
2022
102
CUESTIONARIO
1) ¿Cómo se concibe la ineficiencia en la nulidad?
R. La ineficacia en un acto jurídico como consecuencia de carecer de las
condiciones necesarias para su validez, sean ellas de fondo o de forma, o, como
dicen otros autores, vicio de que adolece un acto jurídico si se ha realizado con
violación u omisión de ciertas formas o requisito son dispensables para considerarlo
como válido
2) ¿Cuál es el concepto de la nulidad según Buteler Cáceres?
R. Como la sanción de invalidez dispuesta por la ley para el acto jurídico que
adolece de algún defecto constitutivo.
3) ¿Qué implica la nulidad?
R. La nulidad implica la inexistencia, porque hace como si no existiera el contrato,
esto es, le considera no formado o no celebrado, por lo que no puede surtir efecto
alguno
4) ¿Qué señala Scaevola respecto a lo nulo?
R. Nulo es lo que no existe, la nada jurídica, lo que carece de personalidad y
presentación, lo que no es objeto de consideración legal de ningún género: es
hecho, no derecho; es forma, pero no es vida. Lo propiamente nulo contradice el
orden público o los fundamentos esenciales de la contratación.
5) ¿Qué se entiende por NULIDAD ABSOLUTA?
R. La del acto que carece de todo valor jurídico, con excepción de las reparaciones
y consecuencias que por ilícito o dañoso puede originar. La nulidad absoluta puede
ser declarada por el juez y debe serlo
6) ¿Qué se entiende por NULIDAD RELATIVA?
R. La que ha de ser alegada y probada por ciertas personas para que la invalidación
surta efecto. Cabe subsanarla por la confirmación, porque sus defectos no son
substanciales en absoluto, ni de orden público inexcusable.
Es aquella nulidad que, en razón de afectar elementos no esenciales para la validez
del acto, puede ser convalidada por confirmación o subsanada por el transcurso del
tiempo.
103
7) ¿Según el art. 1274, cuáles son los casos específicos cuando procede
la nulidad de divisiones judiciales o extrajudiciales?
R. Cuando se fraccionan bienes no divisibles por su interés para la economía
familiar o pública, o inmuebles cuya división está prohibida por leyes especiales o
normas de urbanización y ornato público.
8) ¿Cuál es el periodo de PRESCRIPCIÓN de la nulidad?
R. Lo que es vicioso en el principio no puede convalidarse con el transcurso del
tiempo. Está pues entre los caracteres de la nulidad su perpetuidad y, por
consiguiente, la imprescriptibilidad de la acción para hacerla declarar
judicialmente
9) ¿Cuál es efecto de la nulidad?
R. Es hacer declarar judicialmente que no pudo haberse formado el acto jurídico.
Así la nulidad se resuelve en la inexistencia.
10) ¿Dentro del concepto general de ineficacia de los actos jurídicos, que
significa la anulabilidad?
R. Significa debilidad legal o imperfección de dicho acto. El acto jurídico existe e
incluso surte efectos jurídicos, si no se reclama contra él; y hasta puede
consolidarse con el transcurso del tiempo.
11) ¿Cuál es la concepción de anulabilidad según Emilio Betti?
R. Para Betti anulable es el negocio que, aun no careciendo de los elementos
esenciales y hasta originando la nueva situación jurídica puede, tras la reacción de
la parte interesada, ser removido con fuerza retroactiva y considerando como si
nunca hubiera existido: la nulidad surge sólo por efecto de sentencia cuando un
interesado toma la iniciativa de hacerla pronunciar por el juez como consecuencia
de los vicios que afectan al negocio.
12) ¿Cómo se concibe el término violencia?
R. En sentido amplio, es sinónimo de coacción, comprendería tanto la fuerza o
violencia física como el miedo o violencia moral (intimidación).
13) ¿Cuáles son los requisitos para que el temor constituya vicio de la
voluntad?
104
R. a) El temor ha de ser racional y fundado; de ahí que el temor a desagradar a las
personas a quienes se debe sumisión y respeto no anulará el contrato (temor
reverencial).
b) el mal debe ser inminente y grave, y sobre las personas o bienes específicos que
señala el código.
c) El temor ha de resultar de una amenaza ilícita y no del ejercicio correcto y no
abusivo de un derecho.
d) El temor ha de ser inspirado por la conducta ajena ya sea el otro contratante, ya
un tercero y determinante de una declaración de voluntad no deseada.
e) Para calificar la intimidación debe atenderse a la edad, sexo y a la condición de
la persona.
14) ¿Cuál es la noción de dolo en la formación de actos civiles?
R. Hay dolo cuando con palabras o maquinaciones insidiosas de parte de uno de
los contratantes es inducido el otro a celebrar un contrato que, sin ellos, no hubiera
hecho.
15) ¿En qué tiempo prescribe la acción de anulabilidad de la división?
R. La acción prescribe a los tres años, computables desde el día en que cesa la
violencia o se descubre el dolo y corresponde incoarla al codivisionario que ha sido
objeto de esos vicios del consentimiento.
16) ¿Que entendemos por rescisión de manera general?
R. La rescisión es la Acción y efecto de rescindir, de dejar sin efecto un acto jurídico.
Por ello la posibilidad de rescisión afecta a diversas instituciones, tanto del Derecho
Público como del Derecho Privado, de manera especial en materia de obligaciones
y de contratos.
17) ¿Qué se entiende por rescisión por lesión de manera general?
R. Es una acción que tienen los vendedores o sus herederos para rescindir las
transferencias de inmuebles que han sido traspasados por un precio inferior a la
mitad del valor de mercado de dicho inmueble. Los requisitos para su ejercicio son
que se trate de transferencias de bienes inmuebles y que el precio de transmisión
sea inferior a la mitad del valor que el inmueble tenga como precio de venta. El
105
adquirente puede evitar la rescisión de la transmisión pagando la diferencia entre lo
que abonó y el precio de mercado.
18) ¿En qué tiempo prescribe la rescisión de la división?
R. La acción de rescisión se debe ejercitar dentro de los dos años siguientes a la
participación y cuando concurre la lesión ultra quartum, esto es, cuando el
coheredero perjudicado recibe una porción de bienes que tiene un valor inferior en
más de un cuarto al del lote que le ha correspondido, artículo 1277 del Código Civil.
19) ¿Cuál es el fundamento de la rescisión de la división?
R. La rescisión por lesión, se funda sobre la finalidad de asegurar la obtención
íntegra de la cuota correspondiente a cada uno de los copartícipes de la división y,
por consiguiente, también la proporcionalidad entre las correspondientes porciones
hereditarias.
20) ¿Cuáles son las diferencias de la rescisión con la resolución?
R. - La rescisión deja sin efecto el acto jurídico por una causal existente al momento
de celebrarlo (coetánea), mientras que la resolución lo deja sin efecto por una causal
sobreviniente (posterior a su celebración).
- Por un lado, la rescisión se declara judicialmente, mientras que la resolución podrá
ser declarada judicial o extrajudicialmente.
- La rescisión opera retroactivamente al momento de su celebración, mientras que
la resolución opera retroactivamente al momento de la causal que la motiva.
- Finalmente, la rescisión es aplicable en los casos de lesión y estado de peligro,
mientras que los casos de resolución operan convencionalmente o por ministerio de
la ley.
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FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y POLÍTICAS
CARRERA DE DERECHO
DERECHO CIVIL IV
GLOSARIO
DOCENTE
: DR. ORLANDO MONTAÑO RODRÍGUEZ
ESTUDIANTE : ISAAC LIMACHI YANA
COCHABAMBA – BOLIVIA
2022
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GLOSARIO
Definiciones terminológicas más utilizadas e importantes.
Dentro de cualquier trabajo de investigación existen términos y expresiones que se
utilizan reiteradamente; precisamente por el tema escogido y el lenguaje utilizado
que por su propio interés estamos en la obligación de hacer conocer su significado.
Se utilizan términos jurídico; palabras en latín por ser los fundamentos jurídicos
centrales de nuestra investigación.
ERROR DE HECHO. Es la noción equivocada acerca de un dato, de una circunstancia, de una cosa,
relativos al acto.
ERROR DE DERECHO. Consiste en el desconocimiento de una norma jurídica, o en su apreciación o
interpretación errónea, o en la creencia de la permanencia en vigor de una ley
derogada.
VICIOS DE LA VOLUNTAD. Estos vicios afectan directamente a la voluntad, distorsionan el querer del sujeto
que padece de los vicios. Recordemos que la voluntad requiere cuatro elementos:
tres internos (discernimiento, intención y libertad) y uno externo: su exteriorización.
La falta de cualquiera de ellos hace involuntario al acto.
ACCIÓN DE COLACIÓN
La procesal que se ejerce para obtener la colación de bienes (v.) en una sucesión
o las rectificaciones pertinentes o pretendidas en la materia.
ACEPTACIÓN DE HERENCIA
Declaración expresa o tácita que hace el sucesor o heredero del causante de tomar
para sí la herencia con los derechos y obligaciones que supone dicha sucesión. La
108
aceptación puede ser pura, sin reserva de ninguna clase, o a beneficio de inventario,
limitando el sucesor su responsabilidad por las deudas del causante al importe de
los bienes recibidos en herencia, excluidos los suyos propios.
CAUSAHABIENTE
Persona que adquiere o que tiene derecho a adquirir de otra (llamada autor o
causante) un derecho o una obligación. Los causahabientes son llamados también
derechohabientes. Ambas expresiones se aplican especialmente en materia de
sucesiones, y así, el heredero es el causahabiente o derechohabiente del que deja
la herencia, que es causante o autor (v.).
DELACIÓN HEREDITARIA
Potestad que la ley atribuye a una o más personas para aceptar o repudiar la
herencia, a consecuencia de la apertura y de la vocación sucesoria. Por lo general,
se considera hoy día una sutileza la distinción técnica entre vocación y delación, y,
en todo caso, de mínima trascendencia práctica
ANULACIÓN.
La invalidación, abolición o abrogación de algún tratado, privilegio, testamento o
contrato, que queda sin ningún valor o fuerza, siempre que tenga competencia para
hacerlo quien así lo declare; pues, en caso contrario, la disposición anuladora
carecería de efecto.
HEREDERO FIDUCIARIO
El instituido para transmitir al fideicomisario un fideicomiso (v.). Se le dice también
heredero gravado o, abreviadamente, fiduciario.
INCAPACIDAD PARA SUCEDER
Está representada por aquellas circunstancias que, de acuerdo con la ley, impiden
la sucesión hereditaria. En otros términos, toda persona tiene capacidadpura
suceder (v.), siempre que no se encuentre incursa en una causa de incapacidad.
109
Entre esas causas figuran la de quien no está concebido al tiempo de la muerte del
causante, así como todas aquellas que afectan a la indignidad (v.) para suceder.
INTESTADA
Se dice de la sucesión de una persona que no dejó testamento o cuando éste ha
resultado inválido. (V. ABINTESTATO.)
LIQUIDACIÓN DE LA SUCESIÓN
Operación consistente en determinar su activo y su pasivo y los derechos de cada
heredero. (v. PARTICIÓN DE HERENCIA.)
PARTE ALÍCUOTA
Cualquiera de las que se refieren por igual a un todo: la mitad, un tercio, un cuarto,
etc. Ofrece importancia jurídica en las sucesiones y en la división de los
condominios, así como en la gestión de éstos y en las sociedades cuyo capital está
distribuido en acciones u otras cuotas.
SUBROGACIÓN
Acción y efecto de subrogar o subrogarse; o sea, de substituir o poner una persona
(subrogación personal) o cosa (subrogación real) en lugar de otra. Tiene especial
importancia en materia de obligaciones, de contratos y de sucesiones.
SUCESIÓN A TÍTULO UNIVERSAL
Lo que comprende la totalidad de un patrimonio o una parte proporcional de él.
Equivale a herencia en sentido estricto y el sucesor se denomina heredero (v.) por
antonomasia.
VOLUNTAD UNILATERAL
La que pertenece a un solo individuo y surte sus efectos por si sola, como la del
testador y la de la promesa.
CAUSANTE
110
Llamado también autor, es la persona de quien otro deriva su derecho u obligación
(V. Causa Habiente).
MORTIS CAUSA
Locución latina y castellana. Por causa de muerte, se opone a inter vivos
INTER VIVOS
Entre vivientes, como oposición a la actuación jurídica resultante de la muerte de
una persona o posterior a ese hecho. / V. Actos entre vivos.
RESCISIÓN.
Anulación. Invalidación. Privar de su eficacia ulterior o con efectos retroactivos a
una obligación o contrato.
NULIDAD.
Carencia de valor. Falta de eficacia. Incapacidad. Ineptitud. Persona inútil.
Inexistencia. Ilegalidad absoluta de un acto. La nulidad puede resultar de la falta de
las condiciones necesarias y relativas, sea a las cualidades personales de las
partes, sea a la esencia del acto; lo cual comprende sobre todo la existencia de la
voluntad y la observancia de las formas prescritas para el acto. Puede resultar
también de una ley. Los jueces no pueden declarar otras nulidades de los actos
jurídicos que las expresamente establecidas en los códigos. ABSOLUTA. La del
acto que carece de todo valor jurídico, con excepción de las reparaciones y
consecuencias que por ilícito o dañoso puede originar.
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FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y POLÍTICAS
CARRERA DE DERECHO
DERECHO CIVIL IV
ESQUEMA
DOCENTE
: DR. ORLANDO MONTAÑO RODRÍGUEZ
ESTUDIANTE : ISAAC LIMACHI YANA
COCHABAMBA – BOLIVIA
2022
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Esquema
NULIDAD DE LA
DIVISIÓN
La división judicial
o extrajudicial
bienes no divisibles por su
interés para la economía familiar
o pública
es NULA
cuando se
fraccionan
inmuebles cuya división está
prohibida por leyes especiales o
normas de urbanización y ornato
público.
ANULABILIDAD
DE LA DIVISIÓN
violencia
Es ANULABLE la
división
La acción prescribe
a los tres años
RESCISIÓN POR
LESIÓN
La división, aún
la testamentaria
La acción
prescribe
hecha como efecto
dolo.
cesó la violencia
computables
desde el día
descubrió el dolo.
haber sido
lesionado
puede RESCINDIRSE
cuando alguno de los
coherederos prueba
más de un cuarto
a los dos
años de la
división.
según el estado y valor
de los bienes a tiempo
de hacerla.
SUPLEMENTO
DE DIVISIÓN
no es anulable
división en la cual se
omiten uno o varios
bienes hereditarios
El coheredero contra
quien se promueve, o
prospera la acción de
rescisión
puede evitar el
juicio o impedir
una nueva división
sólo da lugar a
suplementarla con
esos bienes.
dando en dinero el
suplemento de la porción
hereditaria al actor y a los
coherederos
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MAPA CONCEPTUAL
DOCENTE
: DR. ORLANDO MONTAÑO RODRÍGUEZ
ESTUDIANTE : ISAAC LIMACHI YANA
COCHABAMBA – BOLIVIA
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MAPA CONCEPTUAL
NULIDAD DE LA
DIVISIÓN
división judicial o
extrajudicial
bienes no divisibles por su
interés para la economía
familiar o pública
es NULA
cuando se
fraccionan
inmuebles cuya división
está prohibida por leyes
especiales o normas de
urbanización y ornato
público.
ANULABILIDAD
DE LA DIVISIÓN
violencia
Es ANULABLE la
división
hecha como efecto
dolo.
La acción
prescribe a los
tres años
computables
desde el día
descubrió el dolo.
RESCISIÓN POR
LESIÓN
haber sido lesionado
La división,
aún la
testamentaria
puede
RESCINDIRSE
cuando alguno de los
coherederos prueba
SUPLEMENTO
DE DIVISIÓN
no es anulable
división en la
cual se omiten
uno o varios
bienes
hereditarios
cesó la violencia
El coheredero
contra quien se
promueve, o
prospera la
acción de
rescisión
más de un cuarto
según el estado y
valor de los bienes a
tiempo de hacerla.
sólo da lugar a suplementarla
con esos bienes.
puede evitar
el juicio o
impedir una
nueva
división
dando en dinero
el suplemento
de la porción
hereditaria al
actor y a los
coherederos
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DERECHO CIVIL IV
DIAPOSITIVAS
DOCENTE
: DR. ORLANDO MONTAÑO RODRÍGUEZ
ESTUDIANTE : ISAAC LIMACHI YANA
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116
DIAPOSITIVAS
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CARRERA DE DERECHO
DERECHO CIVIL IV
BIBLIOGRAFÍA
DOCENTE
: DR. ORLANDO MONTAÑO RODRÍGUEZ
ESTUDIANTE : ISAAC LIMACHI YANA
COCHABAMBA – BOLIVIA
2022
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BIBLIOGRAFÍA
Borda, G. (1984). Tratado de Derecho Civil, Sucesiones. Buenos Aires – Argentina:
Perrot.
Cabanellas, G. (2006). Diccionario juridico elemental. Buenos Aires: Editorial
Heliasta S R L.
Castellanos Trigo, G. (2007). Derecho de sucesiones conforme al Código civil
boliviano: incluye jurisprudencia, concordancias y comentarios : Artículos
1000 al 1278. G. Castellanos Trigo.
Córdoba, M. M. (2018). Sucesiones. Buenos Aires: EUDEBA.
Fernández, C. (2016). Derecho de sucesiones. Lima: Fondo Editorial de la PUCP.
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