Usando la llave de David (Isaías 22:20-22; Apocalipsis 3:7-13) Introducción Una llave es un objeto para abrir o para cerrar puertas. Es una herramienta que nos da acceso hacia el otro lado. Para cada puerta que necesita abrirse, se hace necesario tener la llave indicada. No se puede pretender abrir la puerta del auto, con la llave de la puerta de entrada de una casa. Existen llaves tangibles como la llave del auto, de la casa, del negocio, de una caja, un cofre, etc. y las intangibles como las llaves del éxito, desarrollo, y aun las llaves de la ciudad, que generalmente se las otorgan a ciudadanos o personajes ilustres, pero principalmente están aquellas llaves espirituales que cuando son “colocadas” por fe en la cerradura, abren las puertas, para recibir las bendiciones del Señor en lo natural. A pesar de que puedan existir muchas llaves en el mundo terrenal, Jesucristo es el Único que tiene la Llave Maestra o Principal en el mundo espiritual que abre las puertas de bendición hacia lo terrenal. Esta llave es diferente a cualquier otra llave, pues el v.7 dice que la llave que tiene Jesucristo “abre y ninguno cierra… cierra y ninguno abre”. Esto nos enseña que Cristo tiene una llave Única en su poder, la cual cuando Él abre en el cielo, ninguno puede cerrar en la tierra y que cuando Él cierra en el cielo, ninguno puede entrar en la tierra. En nuestras vidas, como creyentes, las puertas hacia las bendiciones sólo pueden ser abiertas por el Señor. Sin Él, por más que forcemos, empujemos y probemos con llaves alternativas, nada sucederá y sólo quedaremos frustrados, pues todo proviene de Dios. Antecedente profético Ahora bien, para entender la profundidad espiritual del pasaje de Apocalipsis, y su aplicación para nuestras vidas hoy, debemos mirar un pasaje profético del Antiguo Testamento que trata sobre la llave de David, la cual Cristo la tiene en su poder. (Is.22:20-22) Este pasaje es una profecía acerca de Jesucristo, cientos de años antes de su nacimiento. Eliaquim es una figura del Señor. Note que el pasaje dice que la llave de David iba a ser puesta “sobre su hombro”. ¿No le suena extraña esta frase? Generalmente cuando alguien recibe una llave se la entrega en la mano. ¿Qué quiere decir el pasaje entonces? Primero, como recién mencionamos, Eliaquim representa al Señor Jesucristo. La expresión “sobre su hombro” representa autoridad y poder para gobernar, sostener algo. El Rey David, en su momento, fue promovido por Dios para gobernar y tener autoridad. De allí procede el término la llave de David. Jesucristo, descendiente del linaje de David, tiene ahora la llave principal o maestra para regir y gobernar con poder y autoridad, pero aun hay más, pues el nombre Eliaquim significa “Dios establece” o “Dios levanta”. Esto significa que Jesucristo tiene la llave o autoridad y poder para desplegar su poder para levantar, para establecer. Dios nunca ha perdido ni perderá ninguna batalla, pero nosotros aquí en la tierra, como Iglesia del Señor, muchas veces sufrimos ataques del enemigo que vienen con el fin de desgastarnos y robarnos las bendiciones de Dios que nos corresponden legítimamente. Es por eso que el Señor, no ignorando las maquinaciones del perverso contra nosotros, se levanta como el Gran Eliaquim y con la llave de autoridad establece, levanta y restaura aquello que el enemigo nos quiere robar. Es por eso que el pasaje inicial de Apocalipsis dice que Cristo es el que abre y ninguno cierra, el que cierra y ninguno abre. La palabra “ninguno” se refiere a todo aquel que se opone a lo que el Señor quiere hacer. Cuando el Señor quiere abrir, el diablo y sus demonios quieren demorar a que la puerta se abra y hacen todo lo posible para cerrarla definitivamente. Ellos son los que siempre se oponen para que no se nos abran las puertas que nos corresponde como hijos e hijas de Dios (Jn.10:10). Aquí aprendemos que para recibir las bendiciones de Dios es necesario emplear la llave maestra del Maestro, Jesucristo, y que el proceso de abrir es un proceso de lucha espiritual. Las llaves que Jesucristo tiene en Su poder son llaves poderosas de autoridad, sobre las fuerzas espirituales de maldad, para abrir aquellas puertas difíciles o imposibles que el enemigo ha estado intentando cerrar por largo tiempo Además del glorioso poder que tiene el Señor para abrir cualquier puerta cerrada, por más oposición que encuentre del enemigo, nuestro Dios es un Dios dador, no egoísta. El no sólo tiene la llave maestra en su poder, sino que también la quiere compartir con Su Iglesia, es decir, con todos aquellos que somos sus hijos, partes del Cuerpo de Cristo, a fin de que las utilicemos y podamos abrir puertas en lo natural. En Mateo 16:19 vemos reflejado lo que estamos hablando: “Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades (muerte o infierno) no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares (abrir o cerrar) en la tierra, será atado (abierto o cerrado) en los cielos; y todo lo que desatares (abrir o cerrar) en la tierra será desatado (abierto o cerrado) en los cielos.” Pedro es una figura del creyente que recibió las llaves de autoridad sobrenatural para abrir puertas en lo natural. Fue utilizado por Dios para abrir la puerta del Evangelio en el día de Pentecostés (Hechos 2) al pueblo hebreo y más tarde para abrir la puerta del Evangelio a los gentiles, no judíos (Hechos 10). Esto nos enseña también que muchas veces el Señor nos permite a nosotros, por ser sus embajadores en la tierra, utilizar la llave maestra para abrir puertas y glorificar Su nombre, pero existen otras veces donde el Señor, por Su gracia y misericordia, directamente intervendrá para abrir lo que estaba cerrado y clausurado por el enemigo. Aquí no me refiero a cualquier “puertita” que deba abrirse, sino aquellas puertas indispensables, decisivas, vitales, importantes, que necesitan abrirse ante nosotros para seguir cumpliendo nuestro destino y realizarnos en Dios. En Isaías tenemos 3 pasajes proféticos para nuestras vidas. Isaías 41:18: En las alturas abriré ríos, y fuentes en medio de los valles; abriré en el desierto estanques de aguas, y manantiales de aguas en la tierra seca. Isaías 43:16-19: 16 Así dice Jehová, el que abre camino en el mar, y senda en las aguas impetuosas;17 el que saca carro y caballo, ejército y fuerza; caen juntamente para no levantarse; fenecen, como pábilo quedan apagados.18 No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas.19 He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad. Isaías 45:1-3: Así dice Jehová a su ungido, a Ciro, al cual tomé yo por su mano derecha, para sujetar naciones delante de él y desatar lomos de reyes; para abrir delante de él puertas, y las puertas no se cerrarán: 2 Yo iré delante de ti, y enderezaré los lugares torcidos; quebrantaré puertas de bronce, y cerrojos de hierro haré pedazos;3 y te daré los tesoros escondidos, y los secretos muy guardados, para que sepas que yo soy Jehová, el Dios de Israel, que te pongo nombre. Estos pasajes de la Palabra de Dios, mientras usted los lee, están soltando Unción profética milagrosa sobre su vida, para impartirle fe en el Señor y animarle a continuar siendo fiel en medio de sus circunstancias actuales de puertas cerradas. Las llaves son símbolo de autoridad Las llaves de David es la revelación de la manifestación del favor, poder, autoridad y domino que Dios le entregó a su Iglesia por medio de Jesucristo expresado en una vida de adoración, intercesión y declaración profética para establecer su gobierno sobre la tierra. ¿Por qué esta llave sobre David y no otra persona del antiguo testamento? Qué había en el corazón de David que Dios decidió escogerlo como referencia de esta autoridad. El entender esto nos llevará por el espíritu de la Palabra a un nuevo nivel de entrega, rendición para nuestro Señor y Dios, y movernos en poder y autoridad en este año de conquista. Cómo se activa esta llave en nosotros para dominio y poder. Con la palabra en nuestra boca (Ap.3:7 con referencia a Mt.16). David expresó lo importante de la palabra para gobernar (Sal.119:1-16, 33-40, 97-103) Con la palabra nosotros levantamos vallado y no le permitimos al enemigo entrar y poseer. Un vallado es una pared y esta se edifica con las promesas que están en la Palabra. Jesús en el desierto levantó vallado por nosotros en medio de las pruebas y con la palabra destruyó a Satanás en momentos de tentación. David mató a Goliat, por la palabra que salió de su boca (1Sa.17:45-51). Para gobernar debemos establecer la palabra en nuestras vidas. La palabra debe gobernar nuestra vida para gobernar por medio de ella. La adoración y alabanza continúa en nuestras vidas. Cuando David llevó el arca del pacto a Jerusalén, el danzaba y se regocijaba en su Señor (2Sa.5:12) Ese era su secreto que movía a Dios activaba el ejercito celestial y destruía la fuerza contraria. David y el corazón de un verdadero adorador El octavo hijo de Isaí, de profesión y oficio pastor, de corazón, un salmista, poeta, el dulce cantor de Israel. (1Sa.16:1-13) Cuando Saúl fue desechado como Rey de Israel, Dios habló al profeta Samuel de ungir un nuevo rey y va a la casa de Isaí. Llama a los siete hermanos de hermosa apariencia y ante los ojos del profeta eran los candidatos apropiados. Pero no llamaron a David, el pequeño insignificante el que cuidaba las ovejas, pero era el candidato escogido por Dios: está haciendo sus labores, cuidando ovejas, y cantando y exaltando a su Señor. Un verdadero adorador entiende que sirve a su Señor delante de los hombres, sin esperar ser reconocido. La adoración es doblegarse y postrarse ante la presencia de Alguien y besarlo como un perro lame la mano de su amo. La adoración nace de un corazón agradecido, va más allá de cantar, instrumentos. Es una rendición total, implica sacrificio, entrega de mi voluntad, mi ser, todo lo que poseo. Cuando Dios no tiene mi corazón no puede haber adoración Muchas personas adoran al Señor solo de labios, pero cuando se trata de rendirlo todo, muchos no están dispuestos (Mt.15:8-9) La adoración pública debe ser un reflejo de lo secreto de nuestra intimidad con Dios. La adoración es un corazón rendido en servicio y obediencia, apasionado y ferviente La adoración es un corazón rendido en exaltación a Dios. David solo quería a Él, conocerlo a Él, buscarlo a Él, estar con Él. Solo los enamorados escriben poemas, Salmos. Finalmente Si tenemos problemas debemos verificar si está abierta alguna puerta que no sea la del Señor, porque hay puertas que deben estar abiertas y nunca cerradas: Puerta de la alabanza y adoración: (Is.60:18) Se abrirá la puerta de alabanza y de adoración así la violencia huirá, Dios nos da la promesa que nunca abra violencia en la tierra de adoradores. Puerta de la Bendición: (Gén.22:17) Dios nos abrirá las puertas de bendición y poseeremos las puertas de nuestros enemigos, nadie nos puede quitar esta llave, solo si nosotros la perdemos o la cedemos. Puerta de la Victoria: (1Sa.17:52) cuando proclamamos a gran voz obtenemos la victoria del Señor, Dios nos abrirá puertas de victoria y nadie las podrá cerrar. La puerta del Gozo: (Sal.9:14) en esta puerta obtendremos gozo, el que tiene la llave de David siempre tendrá gozo. La puerta del Rey: (Sal.24:7) Debemos tener las puertas abiertas para el Rey de reyes y Señor de señores. La puerta de la Riqueza: (Is.60:11) Dios la abrirá para los que tienen la llave de David, esta es la puerta de las añadiduras, la riqueza llegará a nuestras vidas, pero debemos darle a Dios lo que es de Dios. La puerta de Gratitud: (Sal.100:4) debemos dar gracias a Dios, a nuestra familia, etc., todos lo que tienen gratitud alcanzaran la llave de David. La gratitud la demostramos sirviendo. Pero hay puertas que deben estar cerradas y nunca ser abiertas: La puerta del pecado: (Sal.9:13) la puerta del pecado lleva hacia la muerte espiritual y luego a la muerte física, por eso no debemos dejar entrar el pecado a nuestro hogar. Para vencer esta puerta debemos de obtener la llave de David, si cerramos puertas Dios abrirá las puertas de bendición. La puerta de la tristeza: (Is.3:26) No debemos estar tristes ni amargados, abriendo la puerta del pecado abriremos la puerta de la tristeza. La puerta de bronce: (Is.45:2) Representa a las puertas de cadenas espirituales y de maldad. La puerta de las cargas: (Jer.17:24) cuando se abren las puertas de pecado y de tristeza entonces nos cargamos, pero debemos soltar estas puertas. La puerta de la destrucción: (Lam.1:4) no debemos dejar que esta puerta se habrá para que no traiga destrucción a nuestra vida, debemos abrir la puerta de alabanza y gozo. La puerta de la cárcel espiritual: (Hch.5:19) son las puertas de los que están hundidos en vicios, la vencemos con la llave de David. La puerta del seol: (Is.38:10) el diablo los lleva de degradación en degradación hasta llevarlos al seol, pero el Señor nos lleva de victoria en victoria con la llave de David. Con tristeza hay creyentes que caminan ignorando la verdad de la revelación dada. El Tabernáculo de David, lamentablemente ha terminado siendo interpretado como un simple modelo de alabanza, un manual de música y canto. David nunca quiso establecer un molde rígido de alabanza o una única forma de darle canción y música a Dios. La meta de David no eran formas de alabanza o estilo de música o tipo de instrumentos. Su meta era más elevada, era elevadísima. Su meta era Dios mismo. David escudriñó la Escritura, sólo buscó sabiduría en el secreto del Señor para acercar a Dios y perpetuar Su Presencia en Israel. Bajo esa búsqueda ferviente de Él y bajo ese anhelar continuo de Su Presencia, el rey se encontró con la llave que desató sobre él la más elevada autoridad delegada. Esa llave, la adoración en espíritu y verdad, lo llevó a proclamar que hay un sin fin de formas a través de las cuales yo puedo glorificar al Padre. Su intención era practicarlas todas con tal de que Jehová viniera a Sion. Aleluya.