Subido por Dairson Barrios

La Pesca en Barú

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LA PESCA EN BARÚ
Experiencias de cooperación en el acceso, uso y administración del recurso común pesquero en
un contexto de sobrexplotación. Desafíos para el diseño de una política pública.
Trabajo de grado para la Maestría en Política Pública
Laura Castillo Ardila
Orientada por:
Juan Camilo Cárdenas
Universidad de los Andes
Escuela de Gobierno Alberto Lleras Camargo
Maestría en Políticas Públicas
2016
1 Tabla de contenido
Introducción
5
Metodología de investigación
9
La pesca artesanal. Aspectos culturales y económicos
12
Cooperación en el uso y administración de los recursos comunes pesqueros
22
Relación entre las asociaciones de pescadores y los actores presentes en su territorio
34
Reflexiones finales. Recomendaciones para el diseño de una política pública
43
2 La pesca en Barú
Experiencias de cooperación en el uso y administración del recurso común pesquero en un
contexto de sobrexplotación. Desafíos para el diseño de una política pública
Este escrito analiza cómo durante los últimos quince años, la comunidad de pescadores
afrodescendientes de Barú, situada en el Caribe Colombiano, ha construido estrategias colectivas para
enfrentar problemas derivados de la extracción, el uso y la administración del recurso común pesquero.
Para ello, la investigación se enfoca en las prácticas de pesca artesanal de la comunidad, la
conformación de cinco asociaciones de pescadores y las relaciones que los pescadores artesanales de
este pueblo han establecido con otros actores locales, lo anterior en un contexto de disminución y
afectación negativa de los recursos marinos en las ultimas dos décadas. De forma especial, este trabajo
da cuenta de los diálogos, demandas y conflictos por el gobierno del territorio entre los pescadores de
Barú y el Estado local representado por el Parque Nacional Natural Corales del Rosario y San Bernardo
- PNNCRS1.
Este documento consta de cinco apartados además de la introducción. En primer lugar, se
expondrá la metodología utilizada para desarrollar la investigación. Para esto, se explicará en qué
consiste el método etnográfico y cómo se implementó a través de la realización de un trabajo de campo
en Barú. En un segundo momento, se mencionan las prácticas o artes de pesca artesanal y las faenas de
pesca de los baruleros, además se muestra la importancia cultural que esta actividad tiene para la
comunidad. En esta sección, se describe la economía pesquera y el contexto local que favoreció el
crecimiento de la extracción de recursos del mar. Así, se explica cómo algunos factores asociados al
incremento en la demanda de productos pesqueros, a la falta de oportunidades laborales diversas, a la
falta de agua para cultivar y criar animales, a la venta de tierras y a la ausencia de vías de acceso al
pueblo contribuyeron al aumento de la explotación de recursos marinos por parte de los baruleros. Se
muestra de qué manera las anteriores condiciones han generado que los pescadores de Barú
experimenten grandes tensiones socio económicas en su cotidianidad. Por ultimo, se advierte que
algunos factores asociados a la contaminación han generado afectaciones graves al ecosistema marino.
1
En adelante utilizaré esta sigla para referirme al Parque Nacional Natural Corales del Rosario y San Bernardo.
3 En tercer lugar, se expone cómo a través de procesos colectivos los pescadores de Barú crearon
estrategias de cooperación para responder a los cambios en el ecosistema. Aquí, se describe el proceso
de conformación de las cinco asociaciones de pescadores y la puesta en marcha de diferentes acuerdos
para manejar los recursos del mar. Se muestran las reglas y las sanciones que tienen las asociaciones y
se explica por qué los pescadores en múltiples ocasiones las incumplen, debido a las tensiones socio
económicas que experimentan en la cotidianidad. En este apartado, se advierte que lo que resulta
relevante de la formación y puesta en marcha de las asociaciones, es que los pescadores de Barú han
reflexionado sobre el impacto negativo que algunas de sus prácticas de pesca causan a los recursos
marinos y han privilegiado los acuerdos comunitarios para enfrentar la disminución, aunque estos no
siempre son eficaces.
Las asociaciones de pescadores reconfiguraron las alianzas y conflictos entre los pescadores de
Barú y diferentes actores presentes en el contexto local a saber: junta directiva del Consejo Comunitario
del pueblo- B20, comunidades de pescadores vecinas, megaproyectos y turistas de la región. El cuarto
apartado muestra la articulación de los pescadores con cada uno de estos actores y presta especial
atención a la relación con el PNNCRS. Este apartado evidencia que la relación entre los pescadores de
Barú y el Estado local, representado por el Parque, se caracteriza por la tensión no resuelta entre los
marcos de referencia de los dos actores. Es decir, las maneras distintas de comprender las prácticas
tradicionales de pesca de los baruleros. Por un lado, los funcionarios del Parque argumentan que la pesca
que se realiza en la jurisdicción del PNNCRS es ilegal pues atenta contra la sostenibilidad del
ecosistema marino. Por otro lado, los pescadores advierten que las prácticas de pesca que ellos realizan
al interior del Parque no pueden ser entendidas como ilegales pues las han realizado de manera
tradicional y están asociadas a la economía y cultura del pueblo. Además, los baruleros señalan que el
Estado no ha garantizado sus derechos y por el contrario ha sido una figura que cuestiona y problematiza
una práctica social que puede contribuir al sostenimiento del ecosistema. En este sentido, se analizan los
impactos sociales que resultaron de la incorporación de algunos bajos de pesca de los baruleros al área
del PNNCRS. Se explica por qué después de la implementación de esta figura se exacerbaron los
conflictos entre baruleros, comunidades de pescadores vecinas y Estado local.
4 En un quinto apartado y a manera de conclusión, se señala que en contextos como el barulero, lo
que subyace al uso de los recursos comunes pesqueros son las diferentes formas en las que las
comunidades y el Estado se apropian de un territorio, entienden la actividad pesquera y ejercen las
autonomías locales. Se argumenta que en este tipo de contextos, los objetivos de una política que apunte
a la sostenibilidad del ecosistema marino debe, por un lado, reconocer e incorporar las formas en las que
los pescadores comprenden y administran el territorio. Por otro, analizar los impactos sociales causados
por la implementación de figuras como el PNNCRS. Se advierte, que si las políticas públicas
desconocen las formas de comprensión y administración y los impactos sociales, las acciones del Estado
no obtendrán legitimidad pues no serán valoradas por la comunidad. La falta de legitimidad generará
que las acciones estatales sean ineficaces y se generen externalidades negativas, es decir, mayores costos
económicos, sociales y ambientales tanto para las comunidades, como para el ecosistema y la
administración local.
En este sentido, para formular una política pública que asegure la sostenibilidad del ecosistema
marino y la conservación de las prácticas tradicionales de pesca de la comunidad, se recomienda que los
objetivos estatales se articulen con las expectativas de los pescadores de Barú a través de las siguientes
acciones concretas. Primero, que el PNNCRS no denomine la pesca que los baruleros realizan en el
Parque como una actividad ilegal; sino por el contrario entienda la relevancia económica y cultural de
dicha actividad para el pueblo. Segundo, que el PNNCRS incorporé a los planes de manejo del
ecosistema las estrategias de cooperación que las asociaciones de pescadores han construido; esto, por
medio de políticas de coomanejo en las que pescadores y funcionarios trabajen de manera conjunta para
la protección del ecosistema, de la economía y cultura de Barú. Tercero, que las políticas de
sostenibilidad del ecosistema marino, formuladas por PNNCRS, tengan en cuenta las tensiones socio
económicas que hacen que los pescadores de Barú no puedan cumplir las normas establecidas en las
asociaciones. Por ultimo, se recomienda que el Estado local, representado por la Alcaldía de Cartagena,
contribuya a resolver dichas tensiones socio económicas.
5 Introducción
Diferentes autores han señalado que durante los pasados veinte años, la costa barulera ha
presentado una disminución del número de peces capturados por especie, es decir, han indicado que el
stock y la biodiversidad marina han sido afectados negativamente (Guzmán, 2006; Viloria, et al, 2014).
Los estudios advierten que las principales causas de esta afectación son la sobrexplotación del recurso
por parte de la gente de Barú y la contaminación del ecosistema marino por diferentes agentes. Algunos
autores que han complejizado el problema de la sobrexplotación argumentan que, si bien la población
barulera que depende económicamente de la venta de recursos del mar en mercados locales ha
aumentado considerablemente la extracción de estos recursos, lo ha hecho en el marco de un complejo
contexto de desempleo y ausencia de oportunidades económicas diversas (Guzmán, 2006; Maldonado, et
all, 2008). Además, los baruleros no son los únicos ejerciendo presión. El trabajo etnográfico que se
realizó para esta investigación evidenció que desde hace unos diez años la costa de Barú se ha
transformado en el espacio de trabajo de comunidades de pescadores cercanas, que tienen las mismas
presiones económicas de los baruleros. De esta manera, pescadores de pueblos como Santa Ana, Ararca,
Barbacoas, Caño del Oro entre otros, han generado una explotación mayor de los recursos marinos.
Otros estudios revelaron que la presencia de hoteles, megaproyectos y residuos del Canal del Dique han
contaminado los espacios costeros con metales y desechos que también han afectado negativamente la
supervivencia de los peces (Olivero et al., 2008).
Una ausencia importante en los estudios reseñados es que no describen si las comunidades que
están sobreexplotando perciben la disminución y si la consideran un problema en términos sociales,
económicos y ambientales. En consecuencia, no hay información que describa cómo los pescadores
lidian con el contexto de disminución del recurso pesquero. Por tanto, es difícil saber cuáles son las
estrategias individuales y colectivas que los pescadores de Barú han puesto en marcha para enfrentar la
disminución, especialmente aquellas enfocadas en tratar el problema de la sobrexplotación. Esta
investigación contribuye a llenar esos vacíos. El trabajo de campo que se realizó, mostró que desde hace
unos quince años los pescadores de Barú han identificado el problema de disminución y entienden que
sus prácticas de pesca pueden favorecer la sobrexplotación, por tanto afectan negativamente los
recursos.
6 Este escrito describe las estrategias de los pescadores baruleros frente a la disminución y la
sobrexplotación. Concretamente, examina la conformación de cinco asociaciones de pescadores en el
periodo comprendido entre los años 2000 y 2015. Las asociaciones tienen como uno de sus objetivos
afrontar el deterioro del ecosistema marino, por esto han establecido un conjunto de normas y sanciones
para enfrentarlo. Por ejemplo, esta prohibido pescar individuos ovados, deben proteger las prácticas de
pesca artesanal en lugar de privilegiar el uso de tacos de pólvora y no deben capturar especies por debajo
de la talla media de madurez sexual. Las asociaciones también han servido cómo herramientas para
interactuar con actores locales como la junta directiva del Consejo Comunitario de Barú - B20, el
PNNCRS, puertos industriales ubicados en la región, entre otros. Por tanto, el argumento central de este
documento es que los pescadores de Barú son conscientes de los problemas de disminución y
sobrexplotación, de ahí que hayan puesto en marcha estrategias colectivas para administrar el recurso
común. Estas estrategias no han sido siempre eficaces; por un lado, los pescadores con frecuencia
incumplen las normas, por lo que detener la sobrexplotación ha sido un proceso problemático, en parte,
porque hay un contexto socioeconómico muy restringido para la comunidad. Por otro lado, el trabajo de
las asociaciones de pescadores ha sido intermitente; además, está limitado, puesto que no pueden influir
en la acción de otros pescadores y de megaproyectos que intervienen en las zonas de pesca de los
baruleros.
La investigación se realizó junto a la comunidad de pescadores afrodescendientes que vive en el
pueblo de Barú, ubicado al sur de la ciudad de Cartagena en el departamento de Bolívar. Desde el año
1977, algunas de las zonas de pesca en las que tradicionalmente ha extraído recursos esta comunidad
hacen parte del PNNCRS. Para el año 2005, la población del pueblo ascendía a los 3.000 habitantes, de
los cuales 200 eran pescadores y alrededor de 100 se dedicaban a actividades relacionadas con el uso de
recursos marinos (DANE, 2005). Los pescadores de Barú han obtenido los recursos pesqueros a través
de prácticas de pesca artesanal desde la fundación del pueblo que tuvo lugar alrededor del año 1821
(Durán, 2007). En la actualidad, la gente de Barú ha articulado las prácticas de pesca artesanal que han
usado desde comienzos del siglo XIX con nuevas herramientas para conseguir los recursos marinos. Es
decir, coexisten los métodos manuales de extracción con implementos de pesca que han adquirido
recientemente en mercados de Cartagena.
7 Este estudio da cuenta de la relación entre los seres humanos y el medio ambiente, su desarrollo
implicó la realización de un trabajo etnográfico que incorporó las perspectivas antropológica y
económica. Los hallazgos contribuyen a la recomendación de una política pública que aporte a
garantizar la pesca como uno de los modos de vida de la comunidad barulera, asegurando la
sostenibilidad del ecosistema marino. Para lograr lo anterior, se usó el concepto de recurso común que
sirve para denominar los bienes a los que ciertos grupos humanos pueden acceder de manera abierta e
ilimitada, sobre los que resulta difícil excluir de su uso a otros individuos y que además son rivales entre
sí, es decir, si se consume una unidad de este bien, la misma deja estar disponible para los demás
(Ostrom, 1997). Se acudió al argumento de la cooperación humana desarrollado por Ostrom, para
explicar cómo una comunidad que tiene acceso a un recurso común puede crear acuerdos, sanciones e
instituciones de autogestión que impidan el agotamiento del mismo (Ostrom, 2000). Además, se usó la
idea de eficacia simbólica (Levi Strauss, 1987) para explicar de qué manera las políticas públicas que se
dirigen a una comunidad pueden tener el efecto deseado en tanto sean valoradas, aceptadas e incorporen
los marcos de referencia de los individuos a quienes se dirigen. Por ultimo, se retomó la noción de
legitimidad social desarrollada por Serge (2015), para explicar por qué cualquier acción estatal que
quiera llevarse a cavo en un territorio debe comprender lo que los grupos sociales piensan de su entorno
y las formas en las que las iniciativas del Estado pueden impactar su cotidianidad (Serge, 2015).
Esta investigación sirve como herramienta para analizar cómo una comunidad de pescadores
afrodescendientes en el Caribe colombiano intenta construir formas de gobernanza colectiva sobre un
territorio. Permite entender por qué esta gobernanza está sujeta a la relación con el Estado local, y en
múltiples ocasiones fracasa por las condiciones económicas y sociales que vive la comunidad. En este
sentido, deja ver por qué el manejo de los recursos comunes por parte de un grupo humano no puede ser
entendido a través del estudio de sus decisiones individuales, si no por el contrario debe ser analizado
teniendo en cuenta las dinámicas del contexto local. Este escrito es una ventana para entender por qué
los modos de apropiación territorial de los pescadores no se limitan a la tierra, sino trascienden al mar.
La investigación expone los desafíos de integrar en los procesos de formulación e implementación de
políticas públicas, a las comunidades cuyos modos de vida están ligados a los territorios que el Estado
busca intervenir. El escrito se propone como referente para entender dos aspectos, primero, que es
necesario conocer de primera mano las experiencias que las comunidades han tenido frente a los
8 impactos sociales de una acción estatal. Segundo, que conocer estas experiencias y traducirlas en
recomendaciones de política pública implica un ejercicio de ciudadanía.
Metodología de investigación
Para realizar esta investigación se acudió a la etnografía como una herramienta de diseño,
análisis y evaluación de política pública que permite indagar por las relaciones, concepciones y prácticas
socio económicas que surgen de la implementación de acciones estatales (Serge, 2015). La etnografía es
un método de investigación social que plantea interpretaciones a partir de la observación directa de un
fenómeno social (Jimeno, 2012). Este método, implica relaciones de acercamiento y proximidad con los
sujetos junto a quienes se realiza la investigación; además propicia el contacto directo, la observación, el
diálogo, la reflexión y la diferenciación entre el discurso y la práctica (Jimeno, 2012; Serge, 2015). Es
decir, ayuda a contrastar los modos de pensar, sentir y obrar de las personas involucradas en la
investigación (Guber, 2011).
La importancia de la etnografía para el estudio de las políticas públicas radica en que esta prevé y
observa los efectos de las acciones del Estado como procesos complejos que impactan la cotidianidad de
las personas, y no como acciones fijas que siempre obtienen los resultados planeados por los técnicos de
política pública (Shore, 2010; Serge, 2015). La aproximación etnográfica permite cuestionarse por los
incentivos, las razones y los puntos de vista que subyacen a las actuaciones de los individuos, las
comunidades y el Estado. En este sentido, el etnógrafo se pregunta por lo que es socialmente
significativo para los grupos humanos y trabaja de manera conjunta con estos para que el conocimiento
se produzca con las personas y no sobre ellas (Serge, 2015).
Además de esto, la etnografía posibilita rastrear los cambios y consensos sociales y económicos
que las sociedades establecen frente a un aspecto determinado y que se evidencian en la formulación y
puesta en marcha de acciones estatales. Al mismo tiempo, facilita entender las dinámicas sociales dentro
de las cuales operan las políticas, y observa a las últimas como contenedoras de ciertos principios y
juicios organizativos que estructuran una sociedad (Ramírez, 2010; Shore, 2010). En suma, el método
etnográfico permite que el formulador y analista de política pública se aleje de la idea de observar al
Estado como un ente totalmente opuesto y separado de la sociedad y de ver a las políticas y programas
9 como elementos lineales, exclusivos e inmóviles del Estado. Por el contrario, promueve que el
planificador de acciones estatales perciba a varios Estados y los entienda como espacios cambiantes e
inconstantes, conformados a partir de prácticas cotidianas, de encuentros y de representaciones en donde
participan e intervienen diferentes actores (Gupta & Sharma 2006).
Esta investigación desarrolló el método etnográfico a través de un trabajo de campo que tuvo
lugar en el pueblo de Barú, durante los meses de noviembre y diciembre del año 2015. En este tiempo,
se realizó una inmersión intensiva en la cotidianidad de los pescadores. Es decir, se observaron de
manera sistemática sus actividades. Para esto, se participó en varias faenas de pesca en las que los
pescadores usaron el buceo a pulmón y la línea de mano como métodos artesanales de extracción. Se
acompañó a los pescadores a vender los productos marinos en los mercados locales ubicados en el
centro urbano de Barú y en la Isla de Cholón. Además, se asistió a varias reuniones de las asociaciones
de pescadores.
Se elaboraron 50 entrevistas a personas del pueblo, estas incluyeron a cada uno de los
representantes legales de las cuatro asociaciones de pescadores, y a cuarenta pescadores (diez de cada
asociación). En total, se entrevistaron a 44 pescadores, todos eran hombres afrodescendientes entre los
24 y 75 años de edad y habían dedicado más de diez años de su vida a la extracción manual de recursos
marinos en Barú. También, se realizaron seis entrevistas a los líderes de la junta del Consejo
Comunitario de Barú “B20”, que incluyeron a tres mujeres y a tres hombres. Todas las entrevistas
fueron semiestructuradas y se desarrollaron a través de conversaciones a profundidad. El trabajo de
campo estuvo acompañado de diálogos informales que tenían lugar diariamente con los habitantes del
pueblo, de esta manera se conoció el punto de vista de pescadores que no pertenecían a ninguna
asociación, de varias de las esposas de los pescadores y de otras personas del pueblo con quienes se
compartió la cotidianidad.
Para realizar el análisis de las entrevistas se construyeron cinco categorías o nodos centrales que
permitieron clasificar los relatos de las entrevistas, los testimonios y las percepciones consignadas en el
diario de campo. Estas categorías permitieron caracterizar e identificar patrones o excepciones en: las
formas en las que los pescadores de manera tradicional han obtenido los recursos y la relación que han
construido con el ecosistema marino; los factores que han causado la sobrexplotación y el agotamiento
del recurso y describen la económica pesquera del pueblo; la organización política y social de Barú; los
10 impactos sociales que la figura del PNNCRS ha generado en la vida de los pescadores. Por ultimo las
categorías facilitaron agrupar algunas recomendaciones para la formulación de política pública
propuestas por la comunidad.
Las categorías fueron las siguientes:
1)
Artes de pesca y relación con el ecosistema.
2)
Sobrexplotación, factores que la impulsan y actores que afectan negativamente los
recursos marinos.
3)
Asociaciones de pescadores (acuerdos y sanciones), alianzas y tensiones con otros actores
presentes en el territorio.
4)
Relación con el Estado local, representado por el Parque Nacional Natural Corales del
Rosario y San Bernardo.
5)
Alternativas de política pública.
Para clasificar las entrevistas en las anteriores categorías se utilizó el programa Nvivo, este
permitió ordenar la información e identificar patrones y relaciones en los relatos. La siguiente grafica
muestra del total de relatos y entrevistas cual fue la categoría que más se encontró,
Además del trabajo de campo, para el desarrollo de esta investigación se realizó una revisión
sistemática de fuentes bibliográficas que permitió enriquecer el estudio en dos sentidos. Primero, se
11 identificaron los conceptos teóricos más adecuados para explicar las prácticas de pesca artesanal, los
acuerdos de cooperación y los impactos sociales asociados a la implementación de acciones estatales.
Segundo, se pudo contrastar la información recolectada en campo con la teoría y los conceptos
identificado en la revisión.
Es importante mencionar, que utilizar el método etnográfico en la investigación implicó un
complejo proceso de negociación con las asociaciones de pescadores y con la junta directiva del Consejo
Comunitario de Barú. Después de algunas semanas con la población y de acordar que el documento final
de esta investigación serviría para apoyar la re construcción de la historia de la comunidad, los
habitantes del pueblo, en especial los pescadores, participaron de manera activa en la investigación.
La pesca artesanal, aspectos culturales y económicos.
Este apartado menciona cuáles son las prácticas artesanales de pesca que los pescadores de Barú
han utilizado de manera tradicional. Pone en evidencia la importancia cultural que dichas prácticas
tienen para la comunidad. Además, caracteriza la economía pesquera del pueblo y muestra que factores
han incidido en la sobrexplotación y disminución de los recursos del mar en las costas baruleras. Así,
señala las razones por las que los baruleros han incrementado la extracción del recurso y evidencia la
presencia de comunidades de pescadores vecinas en los bajos de pesca de los baruleros. También se
explica por qué algunos residuos provenientes del Canal del Dique y de megaproyectos ubicados en la
zona han afectado negativamente el ecosistema.
Una faena de pesca es la actividad en la que los pescadores obtienen los recursos marinos a
través de artes o prácticas de extracción. Para realizar una faena, el pescador debe identificar a qué lugar
o bajo de pesca quiere ir, cuáles especies desea capturar y con qué factores o herramientas cuenta para
obtener los recursos pesqueros. El proceso de identificación de los bajos, de las especies y de las
herramientas está sujeto a un profundo conocimiento del ecosistema marino y a la capacidad adaptativa
que el ser humano ha tenido en el mismo. El conocimiento tiene como base las experiencias cotidianas
vividas en los contextos locales de extracción de recursos. La adaptación responde a la creación de
12 estrategias culturales que le han permitido a los pescadores adentrarse en dichos ecosistemas, y utilizar
los recursos que encuentran en este (Arocha, 1999; Castillo, 2008). Poder extraer, usar y administrar los
recursos pesqueros implican procesos de observación de las fases lunares, del crecimiento y migración
de las especies, el cálculo del número de veces que se ha pescado en un bajo para no sobreexplotarlo, de
los tipos de agua, del relieve marino, de las mareas altas y bajas y de la construcción de mapas mentales
que guíen la embarcación (Acheson 1981; Arocha, 1999; Maldonado, 2015).
En Barú la pesca artesanal se ha caracterizado por la obtención de recursos marinos a través de
métodos manuales de extracción. Los pescadores de este pueblo señalaron que la implementación de
estos métodos, también conocidos como artes de pesca, implica que el pescador articule: conocimiento
del ecosistema, agilidad y paciencia2.
En la actualidad, los pescadores afrodescendientes de Barú usan principalmente dos artes de
pesca. La primera, se conoce como buceo a pulmón. Este tipo de buceo depende de la capacidad
pulmonar del pescador para permanecer debajo del agua, del conocimiento de las rocas submarinas en
las que viven ciertas especies y de la destreza con la que el pescador pueda agarrar al animal. Con este
arte de pesca, los pescadores usan diferentes herramientas como el arpón, gancho, aletas para los pies,
una cuerda para amarrar el bote al cuerpo del pescador y una careta o snorkel3. La profundidad a la que
el buzo se sumerge varía entre los cinco y 14 metros. Los pescadores utilizan esta práctica para extraer
especies como langostas, cangrejos y pulpos. En barú, las faenas de pesca con el arte de buceo a pulmón
pueden realizarse de manera individual o en parejas de pescadores.
La segunda práctica de pesca artesanal que se utiliza en Barú es la pesca con línea de mano, esta
puede ser implementada de cuatro maneras diferentes dependiendo de la especie que se quiera pescar.
De manera general, está técnica consiste en utilizar una cuerda de nailon a la que se sujetan varios
anzuelos que se lanzan al mar para que diferentes especies los muerdan y puedan ser subidas hasta el
bote por el pescador.
2
3
Entrevista realizada a Darwin Medrano durante una faena de pesca con el arte de línea de mano.
Entrevista realizada a Yesmin Ballestas durante una faena de pesca realizada con el arte de buceo a pulmón.
13 La pesca artesanal que implica el buceo a pulmón y la línea de mano son las más usadas por los
pescadores de Barú, sin embargo, existen otras técnicas para extraer recursos como las nasas y las redes
de pesca y arrastre. La nasa que es una especie de jaula en la que ponen como carnada un pedazo de
carne de res4, se pone en el fondo del mar para que animales como la langosta entren y queden
atrapados. Durante el trabajo de campo, se observó que algunos pescadores utilizan la atarraya, esta es
una red de entre 3 y 7 metros en forma circular que sirve para capturar sardinas o peces más grandes.
Otro método que usan los pescadores de Barú para obtener carnadas es el boliche pequeño. Este es una
red de aproximadamente 2 metros que se extiende sobre el mar, tiene en cada costado un palo de
madera que permiten que el pescador arrastre la red y capture las sardinas5. Por último, aunque en menor
medida, hay pocos baruleros que aún utilizan la pólvora para extraer recursos pesqueros. El uso de la
pólvora es ilegal y ha generado graves afectaciones al ecosistema marino. Tanto las redes de arrastre
como la pólvora son métodos nocivos pues lesionan o matan individuos muy jóvenes, y puede dejar
heridos algunos animales que no necesariamente serán capturados por el pescador.
Las artes de pesca anteriormente descritas fueron utilizadas por los baruleros desde la fundación
del pueblo que tuvo lugar a principios del siglo XIX. Con el paso del tiempo, estas artes han ido
cambiando debido a que los pescadores han comprado nuevos elementos de pesca en los mercados de
Cartagena, han realizado intercambio de materiales de pesca con turistas que visitan la región y han
hecho solicitudes a fundaciones y empresas que están en su territorio para adquirir nuevos implementos
(Durán, 2007; Márquez, 2005). Por ejemplo, ahora se utilizan caretas más modernas para bucear, se
construyen boliches de fibras más resistentes y en algunas ocasiones se va a pescar con motores fuera de
borda y en lanchas con motores más potentes. Lo anterior ha aumentado la posibilidad de pescar en
bajos más lejanos. La articulación de los métodos tradicionales de extracción con nuevas herramientas
de pesca implica que el conocimiento que tienen los pescadores no es estático, sino por el contrario se
articula con transformaciones sociales y económicas del contexto local (Márquez, 2005; Maldonado,
2015).
Los pescadores de Barú han desarrollado estas artes de pesca de manera habitual en los siguiente
bajos o zonas de pesca: Punta Iguana, Punta Pájaros, Playeta, Punta Piedra, Periquito, Pelao, Poza del
Tito, Riscales, Isabelito, Aparecido, Boquerón, Nuevo, Intermedio de fuera, Los cantos, Intermedio de
4
5
Entrevista realizada a Edel Díaz.
Entrevista realizada a Darwin Medrano.
14 tierra, El bote, Las palmas, Cuatro y tres, Casimba, Cebolleta, El medio, Largo y Tortugas. Algunas de
estas áreas de pesca rodean la costa del pueblo de Barú. Otras se encuentran hacia el occidente rodeando
la Isla Grande y la Isla del Rosario. La mayoría de los bajos de pesca se encuentran dentro de la
jurisdicción del PNNCRS (Anexo, 1. Mapa bajos de pesca de los pescadores de Barú).
En los relatos que se recogieron durante el trabajo de campo, los pescadores señalaron que las
zonas de pesca que están incluidas dentro del PNNCRS hacen parte del territorio de Barú, (Anexo, 2.
Mapa PNNCRS),
“Nosotros decimos que son nuestros bajos de pesca porque siempre, es decir, diariamente hemos pescado
en esas zonas, tu sabes que el mar es libre y que cualquiera puede pescar allí. Pero por eso te digo, es que
son nuestros bajos de pesca porque siempre desde que se fundó Barú éramos nosotros los que pescábamos
en esos lugares, éramos nosotros los que íbamos a coger los pescados allá...Ahora es que la situación ha
cambiado, viene gente de otros lugares y pues con las restricciones de Parques eso fue peor… porque yo
te pregunto a ti ¿Cómo lo van a sacar a uno de un lugar donde uno siempre ha estado? donde los abuelos
lo llevaron y le enseñaron a uno a trabajar... esos lugares son parte de nuestro territorio” Luis Alfonso
Guerrero. Pescador de Barú.
Este tipo de relato supone una forma particular de apropiación del territorio por parte de la
comunidad de pescadores de Barú. En este, se evidencia que los pescadores del pueblo tienen modos de
apropiación territorial que no se limitan a la tierra, sino que por el contrario incorporan al mar. Los
pescadores de Barú piensan el territorio como una espacio que integra las zonas terrestres y las zonas
marinas, como un lugar que se construye a través de la experiencia y la cotidianidad.
En Barú, el aprovechamiento de los recursos marinos implicó la creación de procesos
económicos y culturales que fueron más allá de la relación causal de quién extrae y utiliza un recurso.
Desde la fundación del pueblo, la pesca se asoció con una actividad de gran valor en la que los
pescadores suplían las necesidades alimenticias de la comunidad. Los riesgos que implicaba adentrarse
al mar, conocer el ecosistema marino y garantizar el consumo de proteínas a la población han generado
que los baruleros reconozcan y admiren a los pescadores. Además, gran parte de la cultura del pueblo,
como su gastronomía, la educación y las historias locales tienen presente la figura de los pescadores
(Durán, 2007; Maldonado, 2015). Uno de los pescadores relato lo siguiente:
15 “Aquí tenemos una cultura de pescadores porque todo tiene que ver con el mar, si tu vas al colegio allá se
le enseña a los niños la importancia de los pescadores, en las casas se sabe que la liga6 que te estas
comiendo es producto del esfuerzo del pescador. Las señoras cocinan lo que uno pesca, pero ellas tienen
recetas especiales de aquí de Barú, en las tradiciones y en las historias siempre te vana hablar de la vida
de los pescadores, aquí hay un orgullo de ser pescador” Reyes, pescador de Barú.
Hasta comienzos del siglo XX los recursos marinos se utilizaron como bienes de autoconsumo
en la comunidad, pero con el paso del tiempo se empezaron a realizar intercambios con comunidades
vecinas (Durán, 2007). En la actualidad, los productos pesqueros son uno de los ejes de la económicos
del pueblo. De total de la población barulera, que para el momento de la investigación se estimaba en un
poco más de 3.000 habitantes, alrededor de 200 personas se dedican a la pesca. Estas 200 personas
pescan entre 3 y 6 veces a la semana dependiendo de su vinculación a otro tipo de trabajos y de la
llegada de turistas a la región. Se estima que la población cuenta con 820 hogares que directa o
indirectamente tiene vínculos con la extracción de recursos marinos7. Si bien, en un familia puede que
no haya un pescador, si puede haber alguien que le compre el producto y sirva de intermediario para
comercializarlo, o alguien que compre los productos marinos para cocinarlos y venderlos en playas
cercanas. Varias personas usan recursos pesqueros que extraen los pescadores para realizar artesanías
como collares, elementos decorativos, entre otros. Tanto la venta de alimentos preparados como la
elaboración de artesanías son dos fuentes de ingresos significativas para el pueblo pues emplean
alrededor de 100 personas en los meses de julio, diciembre y marzo, que corresponden a las temporadas
donde hay mayor número de turistas8.
Algunos pescadores de Barú comercializan sus productos en diferentes mercados locales como
en “Basurto” ubicado en la zona sur de Cartagena, o en hoteles o fincas de descanso cercanas al pueblo.
Pero por lo general, después de llegar de una faena de pesca, los pesadores venden el producto a las
compraventas ubicadas en el núcleo urbano de Barú. En la cabecera municipal hay alrededor de seis
compraventas de pescado, que almacenan los productos en congeladores para luego venderlos a los
habitantes de la comunidad, a varios turistas que llegan al pueblo o a algunos hoteles que realizan
pedidos. Los pescadores también entregan los productos a los acaparadores, que son personas que sirven
de intermediarios entre el pescador y el comprador final, este ultimo puede ser un turista, un trabajador
Termino que utilizan los pescadores para designar parte del producto pesquero que destinan para el hogar.
Informe de la Unidad Administrativa del Parque Nacional Natural Corales del Rosario y San Bernardo, en línea 2016. Esta
información fue verificada por uno de los líderes de la junta de Consejo Comunitario B20.
8 Entrevista realizada a Bonifacio Pacheco, artesano de Barú y entrevista realizada a Ingrid Medrano, cocinera y vendedora de
alimentos en la Playa de Cholón.
6
7
16 de un hotel o de una finca cercana. Además de esto, los pescadores venden lo que capturan directamente
o a través de intermediarios, en las playas de Cholón y Playa Blanca.
También, es importante mencionar, que para la década de 1960 el turismo tuvo un incremento
significativo en estas dos playas. Esto, generó el crecimiento en la demanda de los productos marinos en
especial de la langosta, el pulpo y el caracol (Durán, 2007). Si bien, antes del incremento de turistas los
pescadores ya capturaban estas especies, a partir de este momento los habitantes de Barú tuvieron más
incentivos para extraer diversos recursos del mar.
Las ganancias que los pescadores obtienen por comercializar los productos capturados en las
faenas son utilizadas para suplir las necesidades básicas de sus hogares como salud y educación, además
se usan para comprar más insumos que serán empleados durante las jornadas en el mar (Maldonado,
2015). Aunque los pescadores comercializan gran parte de los productos marinos que capturan, otro
porcentaje es destinado al autoconsumo en el hogar. Este porcentaje está determinado por la utilidad que
representa el consumo de peces a la familia, por el ingreso monetario que recibe el pescador por la venta
de los peces y por los ingresos que recibe el hogar por otras actividades distintas a la pesca.9 Es decir, la
decisiones de capturar recursos marinos, de comercializarlos o dejarlos para el hogar están sujetas a que
el pescador reciba ingresos iguales o mayores a los que recibiría por la venta del pescado, en otras
actividades económicas. Durante una faena de pesca, uno de los pescadores más jóvenes de Barú
señalaba que de los 10 peces que había capturado, iba a destinar 3 para el consumo del hogar, estos tres
peces eran los más pequeños y con menor valor comercial,
“Por ejemplo si yo hoy capturo, no se… digamos que salgo a mi faena de pesca y capturo 10 pescados, de
esos 10 dejo 3 o 4 para la liga, se los doy a Nena y ella los frita o los hace… bueno como ella los sabe
hacer… los otros siete restantes los vendo, pero por lo general aquí en Barú los pescadores dejan una
parte de lo que pescan para la familia.” Darwin Medrano, pescador de Barú.
Los pescadores de Barú señalan que los precios de los productos del mar están sujetos a la
temporada del año en la que los comercializan. Por ejemplo, en temporada baja un kilo de Pargo puede
costar $12.000, un kilo de Jurel puede costar $5.000, un kilo de Barracuda puede costar $6.000. En las
temporadas altas, con más presencia de turismo el precio por kilo de cada especie puede duplicarse. Sin
Entendiendo las decisiones de producción y consumo de los hogares de pescadores en Barú. Investigación realizada por el grupo
de estudios GEMAR y por el instituto INVEMAR, 2015.
9
17 embargo, la cantidad de peces que un pescador captura en cada faena no es contante, lo que implica que
los ingresos recibidos por esta actividad varían dependiendo de cuántos peces pudo capturar el pescador
en cada faena, de si el pescador tiene lancha a remo o a motor, de si el clima facilitó la faena y de quién
es el comprador final de su producto. Debido a esto, durante las entrevistas se observó que los
pescadores que menos ingresos obtenían, ganaban $280.000 al mes y los que más obtenían ganaban
1.500.000 mensual. De los cuarenta y cuatro pescadores entrevistados, 31 obtienen menos de $600.000
pesos al mes, y los 13 restantes obtienen más de $ 600.000.
Es importante mencionar, que en Barú, los pescadores articulan la pesca con otras actividades
laborales. Por ejemplo, trabajan como guías turísticos para mostrar los corales del mar, los manglares y
algunos peces llamativos cuando hay mayor presencia de turismo. Otros trabajan como albañiles,
obreros o vigilantes en Cartagena, cuidadores de fincas, cocineros, mototaxistas y muy pocos se dedican
a la agricultura. Sin embargo, estas actividades no son fáciles de realizar, por un lado, los baruleros que
están empleados como obreros y vigilantes en Cartagena tiene grandes dificultades para transportarse
debido a que las vías de acceso para llegar a la ciudad están en pésimo estado. Además, la falta de
oportunidades educativas en los niveles de primaria, bachillerato y profesional genera que los
pescadores de Barú no pueden acceder a empleos con remuneraciones altas. Por otro lado, aunque las
actividades relacionadas con el turismo permiten que los pescadores obtengan ingresos importantes,
estas están sujetas a las temporadas en las que llegan más turistas a la zona.
La gente de Barú también se dedico a la agricultura desde que la comunidad se asentó en el
territorio, y articularon esta actividad con las prácticas pesqueras. Hubo numerosos cultivos de coco,
patilla, frijol, maíz, papaya y níspero, sin embargo la constante compra de terrenos por parte de
extranjeros generó que los baruleros no tuvieran tierras en donde cultivar (Durán, 2007). Además la
mayoría de pobladores señalaron que desde hace varios años las lluvias han sido escasas en la región,
esto sumado a la falta de acueducto en el pueblo son factores que impiden el cultivo y la tenencia de
animales. Lo anterior es uno de los factores que genera que gran parte de la actividad económica del
pueblo se centre en la extracción de recursos marinos10.
10
Entrevista realizada a Ivonne Gómez, líder de la junta del Consejo Comunitario B20.
18 Teniendo en cuenta el contexto descrito anteriormente, es importante señalar que además del
incremento en la explotación de recursos por parte de los pescadores de Barú, existen otros dos factores
que han generado cambios negativos en el ecosistema marino. Por un lado, varios estudios han
encontrado que en esta región se presenta contaminación que proviene del Canal del Dique, de las
plantas industriales y de puertos petroleros ubicados en la región (Olivero et al., 1997; Cogua et al.,
2012). Esta contaminación se asocia a altas concentraciones de mercurio halladas tanto en peces como
en habitantes de la zona, lo que generan graves daños a las especies marinas y a los seres humanos
(Alonso et al., 2000; Olivero et al., 2008). Por ejemplo, en los peces afecta el crecimiento, el ciclo
reproductivo, el desarrollo, y el estado hormonal, lo que genera que la tasa de regeneración de la especie
se vea afectada negativamente. En los seres humanos, genera daños al sistema neurológico y en el
desarrollo prenatal (Jedrychowski et al., 2007 citado en Garzón, 2015). Además de lo anterior, se ha
encontrado que en la comunidad de Barú, la contaminación ha generado externalidades negativas que
aumentan los costos implícitos de los pescadores, estos costos están relacionados con efectos negativos a
la salud derivados de la exposición a contaminantes (Garzón, 2015).
La siguiente tabla muestra los niveles de contaminación encontrados por varios investigadores
desde el año 2000, hasta el año 2015. Vale la pena mencionar que la OMS ha señalado que para evitar
problemas de salud el nivel máximo de contaminación debe ser de 0.1 µg/g.
Parámetros
Concentración de
Mercurio
(µg/g)
Fuente de información
Alonso et al. Olivero et al. Cogua et al.
(2000)
(2008)
(2012)
1.88
1.52
0.18
Proyecto BASIC
(2015)
0.15
Fuente: Datos tomados de (Alonso et al. (2000), Olivero et al. (2008), Cogua et al. (2012) y Proyecto
BASIC (2015) citado en Garzón, 2015)
Por otro lado, los baruleros señalan que desde hace unos diez años aproximadamente, sus bajos
de pesca se han convertido en el espacio de trabajo de comunidades de pescadores vecinas como Ararca,
Santa Ana, Bocachica, Caño del Loro y Barbacoas. Estas comunidades extraen recursos del mar por
medio de métodos manuales muy similares a los que utiliza la gente de Barú. Sin embargo varios de los
pescadores baruleros señalaron que los pescadores de comunidades vecinas privilegian la pesca con
redes de arrastre.
19 Los efectos negativos que produce la extracción de recursos por parte de los pescadores de Barú
y de las comunidades vecinas, están asociados a que la Talla Media de Captura por cada especie es
menor a la Talla Media de Madurez Sexual de la misma. Es decir, los pescadores de Barú, Ararca,
Barbacoas y Caño del Oro están capturando individuos que no se han reproducido ni una sola vez, lo
que no permite que estos sean renovables. Durante el trabajo etnográfico, uno de los pescadores de Barú
explica las consecuencias que produce la pesca por parte de comunidades vecinas,
“Son muchas las comunidades que vienen, las que se encuentran en nuestros alrededores, ellas se
concentran solamente en Barú. Estamos hablando de Boca cerrada, Santa Ana, Bocachica, Caño del Oro,
Tierra Bomba, Cartagena, Barrio Chino, Ararca, Barbacoas, Pasacaballos...todas se vienen acá a pescar en
nuestras zonas porque ellos allá cerca de sus pueblos ya no tiene peces. Entonces, los pescadores de acá
de Barú, más los pescadores que llegan hacen que se capturen más peces y además son peces por debajo
de la talla de madurez, y esas no se pueden capturar porque si no, no se garantiza que se reproduzca el
recursos” Enrique Villamil, pescador de Barú.
Las siguientes tablas muestran la relación entre las tallas mínimas de captura establecidas por la
AUNAP11, las tallas medias de madurez de cada especie y la talla media de captura por cada comunidad.
Además, enseñan qué porcentaje del total de las muestras tomadas para cada especie en cada
comunidad, fue capturado por debajo de la talla media de madurez sexual. Se seleccionaron las especies
Pargo, Barbudo y Jurel por ser especies que las cuatro comunidades capturan y porque de estas especies
se tenían los datos más recientes.
PARGO
Lutjanus analis
BARÚ
ARARCA
BARBACOAS CAÑO DEL
ORO
Talla Mínima de Captura Sugerida
34 cm
34 cm
34 cm
34 cm
Talla Media de Madurez Sexual
26 cm
26 cm
26 cm
26 cm
Talla Media de Captura
22 cm
18 cm
23,7 cm
32,4 cm
Porcentaje de individuos capturados 61.1%
por debajo de la talla media de
madurez sexual.
90,4%
75%
60,3%
Fuente: Proyecto Basic, Facultad Economía. Universidad de los Andes, 2015.
LA AUNAP es la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca, encargada de establecer reglamentos para la captura de recursos
pesqueros.
11
20 BARBUDO
Sciades herzbergii
BARÚ
ARARCA
BARBACOAS CAÑO
DEL ORO
Talla Mínima de Captura Sugerida
41 cm
41 cm
41 cm
41 cm
Talla Media de Madurez Sexual
36 cm
36 cm
6 cm
36 cm
Talla Media de Captura
33 cm
24,4 cm
20,9 cm
28,5 cm
Porcentaje de individuos
capturados por debajo de la talla
media de madurez sexual.
100%
100%
100%
100%
Fuente: Proyecto Basic, Facultad de Economía. Universidad de los Andes, 2015.
JUREL
Caranx hippos
BARÚ
ARARCA
BARBACOAS CAÑO
DEL ORO
Talla Mínima de Captura Sugerida
40 cm
40 cm
40 cm
40 cm
Talla Media de Madurez sexual
38 cm
38 cm
38 cm
38 cm
Talla Media de Captura
26 cm
22 cm
23 cm
2,2 cm
Porcentaje de individuos
capturados por debajo de la talla
media de madurez sexual.
97,2%
86% cm
93,7% cm
82% cm
Fuente: Proyecto Basic, Facultad de Economía. Universidad de los Andes, 2015.
La información presentada en las anteriores tablas muestra que además de Barú, otras tres
comunidades capturan recursos pesqueros con tallas inferiores a la Talla Media de Madurez Sexual. Lo
que evidencia que la sobrexplotación de recursos marinos en los bajos de pesca de los baruleros, está
sujeta a la acción de diferentes comunidades de pescadores que han comenzado a extraer recursos en la
zona de Barú. Vale la pena advertir que en las épocas de temporada alta, las personas de los mercados,
hoteles y turistas que compran los productos a los pescadores, privilegian el pescado “platero” (pescados
del tamaño de un plato), esto incentiva a los pescadores a que capturen individuos con tallas menores a
las establecidas por la AUNAP.
21 Como se observó a lo largo de este primer capitulo, la pesca artesanal ha ocupado un papel
relevante para la economía, historia y cultura de Barú. De ahí, que los pescadores afirmen que los bajos
de pesca que fueron incorporados en el PNNCRS12 hacen parte de su territorio. Los baruleros entienden
este territorio, como los espacios que habitan cotidianamente y en los que tradicionalmente han
realizado las artes de extracción de recursos marinos. Además de esto, se evidencio que el incremento en
la captura de recursos pesqueros ha estado sujeto a complejas relaciones locales en las que la por un
lado, la demanda de estos productos se ha incrementó a partir de la década del sesenta; por otro, aunque
los baruleros han articulado la extracción de recursos marinos con otras actividades económicas, no han
tenido oportunidades para obtener ingresos importantes y constantes de actividades que no impliquen la
sobrexplotación, o que no estén relacionadas con el uso de recursos del mar.
También, se demostró que en contextos socio-económicos como el de Barú, los pescadores
tienen incentivos para capturar varias especies por debajo de la talla media de madurez sexual, pues la
venta de las mismas representa ingresos significativos para el mantenimiento del hogar, sobre todo en
las temporadas altas. En otras épocas del año, los ingresos económicos de los baruleros por actividades
pesqueras son menores a un salario mínimo mensual13, lo que evidencia las condiciones de pobreza en
las que vive la comunidad (Guzmán, 2006). Sumado a esto, la acción de comunidades de pescadores
vecinas, la presencia de elementos como el mercurio que proviene del Canal de Dique y residuos de
industrias y puertos petroleros ubicados en la región, ha generado un deterioro del ecosistema marino.
Entonces, los impactos negativos que se generan en los bajos de pesca baruleros, son producto de la
acción de diferentes actores que están presentes en el contexto local.
Cooperación en el uso y administración de los recursos comunes pesqueros.
En Barú, los recursos comunes pesqueros son aquellos individuos marinos que habitan los bajos
de pesca de los baruleros y a los que varias comunidades de pescadores del contexto local y algunos
grupos de pesca industrial han podido acceder sin ninguna limitación. Estos recursos son rivales entre si,
es decir, cuando un pescador captura algún individuo genera que este deje de estar disponible para otra
12
13
PNNCRS, Parque Nacional Natural Corales del Rosario y San Bernardo.
El Salario Mínimo Mensual Vigente 2016 es de $ 689. 454
22 persona. Además, para los baruleros resulta difícil excluir del uso y extracción de los recursos marinos a
otros grupos de pescadores.
Durante el trabajo etnográfico, los pescadores de Barú señalaron que el incremento en la
explotación de recursos por parte de grupos de pescadores vecinos, de compañías de pesca industrial y
de la misma comunidad barulera han sido factores que desde hace dos décadas han generado la
disminución del los recursos del mar. Uno de los pescadores más viejo del pueblo, que siempre ha
pescado con línea de mano, cuenta en sus relatos los cambios que ha observado en la cantidad de peces
que se captura en una faena de pesca,
“Antes se pescaba mucho más. Yo recuerdo que cuando era jovencito uno capturaba de todo, pargo,
barbudo, saltona, había mucha abundancia de peces. Uno dejaba sus pescados para la liga y lo otro lo
vendía… pero había mucho pescado, de todo, pulpo también. Ahora, casi no hay, usted sale a una faena
de pesca y puede que llegue con nada, o no con nada, pero sí con muy poco en comparación de antes…
Como el mar es libre, cualquiera puede pescar, tu no le vas a decir a otro pescador que no pesque porque
el mar es de todos, entonces ahora vienen más pescadores aquí a pescar. Ellos traen trasmallos y eso mata
los pececitos chiquitos. Ahora hay menos que antes, mucho menos y más pequeñitos. Pero no es porque
los pescadores de Barú quieran coger todos los peces para ellos, sino que ahora toda la gente de la
península se viene para acá, y además de todo eso, los vikingos, esos barcos grandes que cuando venían a
pescar acababan con todo…Ósea son varias cosas, los vecinos y nosotros mismos también hemos
perjudicado el recursos, nosotros aquí en Barú también en algunos momentos hemos pescado mal”
Placido Medrano pescador de Barú.
Este relato adquiere relevancia en cuanto pone en evidencia el modo en el que los pescadores
piensan los recursos del mar. Aunque los baruleros señalan que los bajos de pesca hacen parte de su
territorio, advierten que no es fácil excluir de su uso a otros pescadores, y que la extracción de recursos
por parte de diferentes grupos pesqueros ha sido uno de los factores que ha generado que los baruleros
no capturen la misma cantidad de recursos que años atrás.
El aprovechamiento de algunos recursos comunes que presentan características similares a los
recursos pesqueros en Barú, ha sido explicado por varios autores como una experiencia que presenta un
dilema entre la maximización del beneficio individual o la maximización del beneficio colectivo; este
dilema de manera inevitable generará la sobrexplotación y el agotamiento de los recursos (Hardin, 1968;
Olson 1992). Si cada uno de los pescadores decide extraer la mayor cantidad de individuos del mar, sin
tener en cuenta la acción de los demás pescadores, los recursos marinos se agotarán y esto generará
impactos negativos para todas las comunidades que extraen recursos de la zona.
23 Ahora bien, varios autores han propuesto que para administrar el aprovechamiento de recursos
comunes sin que estos lleguen a su fin, es necesaria la intervención estatal o privada. Es decir,
argumentan que la intervención de un actor externo es la manera más eficaz para garantizar la
sostenibilidad de los recursos (Hardin, 1968; Olson 1992). Sin embargo, otros estudios han señalado que
aunque el aprovechamiento de recursos de uso de común puede tener implícito el dilema entre los
intereses individuales y los intereses colectivos, las acciones de las comunidades no siempre han
generado el agotamiento del recurso. Por el contrario, muchos grupos humanos han desarrollado
diversos mecanismos de autogestión como instituciones, acuerdos, alianzas y sanciones que les han
permitido administrar los recursos sin que estos se agoten. Es decir, en contextos de uso y
aprovechamiento de recursos de uso común los individuos han organizado acuerdos de cooperación y
han actuado de manera conjunta para la sostenibilidad de los mismos (Ostrom, 2000; Ulloa, 2004;
Castillo, 2008; Cárdenas, 2010). En Barú, por ejemplo, los pescadores se organizaron y crearon
asociaciones de pescadores cuyos objetivos generales apuntaron a la administración de la extracción y el
uso de los recursos del mar. Lo anterior, con el objetivo de garantizar la conservación de las especies y
de las prácticas culturales de la comunidad. La formación y puesta en marcha de cada una de estas
asociaciones implicó diferentes procesos individuales y colectivos que vale la pena analizar.
PESBARÚ
En el año 2001, un grupo de pescadores de Barú se reunió para discutir acerca de la disminución
en el número de peces que estaban capturando en las faenas de pesca. Si bien, los baruleros venían
observando desde una década atrás la reducción de los recursos marinos, fue únicamente hasta ese año
que ellos decidieron conformar la primera asociación de pescadores, está se llamo “PESBARÚ”. Desde
su inicio, la asociación integró alrededor de 180 pescadores con diferentes artes de pesca, que además de
compartir la preocupación por la disminución del recurso pesquero, estaban interesados en establecer
acuerdos para administrar las formas de extracción y uso de dichos recursos. El proceso de vinculación
de los 180 pescadores, implicó que varios líderes de la comunidad se desplazaran casa por casa para
comunicar la idea y convocar a la población. Una vez reunidos, los pescadores eligieron la junta
directiva de la asociación y se construyeron los estatutos y las normas bajo las que actuarían todos los
pescadores. Para el año 2002 aproximadamente, la asociación se conforma con personería jurídica y
24 acude a organizaciones como el SENA, el CEINER14, a académicos y activistas para fortalecer el
conocimiento que tenían sobre la pesca y la organización social de comunidades afrodescendientes. De
esta manera, los reglamentos de la asociación se fortalecieron y se empezaron a poner en práctica en la
cotidianidad de los pescadores. La asociación apuntó al control sobre las prácticas de extracción de
recursos marinos, por ejemplo se reafirmó la prohibición del uso de tacos de pólvora, se supervisaron las
tallas de los peces que los pescadores vendían a la asociación, se explicaban los daños que generaba la
pesca con trasmallo y la captura de especies hembras que estuvieran ovadas. Se aclararon algunos
efectos generados por la contaminación que provenía del Canal del Dique, y se reflexionó sobre los
impactos sociales que hoteles e industrias ocasionaron en la región. Además de esto, PESBARÚ
implementó proyectos que aseguraron ingresos mensuales a los pescadores. A través de la realización de
eventos, como rifas, fiestas entre otros, la asociación compró algunos refrigeradores que le permitieron
auto comprar el producto para luego venderlo. Una vez llegaban de la faena de pesca, los pescadores
entregaban los productos a la asociación y esta se encargaba de venderlos en el pueblo, a turistas o a
algunos hoteles cercanos. La asociación también construyó un fondo de dinero que podía ser utilizado
por los pescadores. Si en una faena de pesca, un pescador no capturaba o capturaba muy pocos recursos,
o por ejemplo se enfermaba algún día y no salía a pescar, podía solicitar un préstamo al fondo de la
asociación para comprar artículos de primera necesidad y cuando tuviera dinero pagar ese préstamo.
PESBARÚ realizó varios proyectos que incrementaban el número de peces que un pescador
capturaba en una faena. El más sobresaliente fue la construcción de siete “Pallaos” que fueron utilizados
durante cuatro años. El “Pallao” es una técnica que consiste en ubicar una boya o señal en altamar para
que los botes o lanchas la puedan ver. Además de la bolla, se instala un “sombrío” de madera que queda
flotando y que atrae los peces pelágicos15. La bolla y el sombrío flotan sobre profundidades de 100
metros aproximadamente. La ventaja del sombrío radica en que a su estructura se van adhiriendo unas
micro algas que sirven como un sistema de protección para los peces. Cuando se acumulan muchos
peces, el pescador puede hacer unas capturas abundantes, entonces el esfuerzo en una faena de pesca se
reduce pues siempre hay peces disponibles para capturar. Sin embargo, poder llegar hasta los Pallaos, le
implicaba a los pescadores comprar bastante combustible para desplazarse hasta el sitio en dónde
estaban ubicados, además varias especies de peces únicamente llegaban en unas épocas del año, lo que
14
15
Centro de Investigación, Educación y Recreación CEINER.
Se denomina peces pelágicos a aquellos que especies que habitan en aguas medias cercanas a la superficie.
25 hacía que el Pallao solo fuera rentable en ese momento16. Durante 19 meses, el CEINER garantizó
presupuesto y acompañamiento con investigadores para el desarrollo del proyecto. Después de este
periodo, el CEINER no continuó financiando el proyecto y los pescadores no pudieron obtener dinero
para mantener los pallaos y comprar combustible que les permitiera desplazarse hasta los mismos.
Además, pescadores de comunidades vecinas como Bocachica, Caño del Oro entre otras, habían
empezado a utilizar los pallaos para su beneficio.
Para el año 2008, las condiciones socio económicas de los baruleros no les permitían vincularse a
escenarios laborales estables que facilitaran destinar parte de sus ingresos a proyectos de la asociación.
Esto, sumado al incrementó en el número de pescadores de comunidades vecinas que llegaban a la zona,
a que el PNNCRS no reconocía las normas que los baruleros habían establecido para extraer y
administrar recursos y además designaba la pesca como una actividad ilegal, fueron factores que no
permitieron que los pescadores de PESBARÚ mantuvieran los acuerdos establecidos. A causa de esto,
entre los pescadores de la asociación se produjeron varias crisis que no pudieron resolver. La suma de
estos factores generó que hacia finales del año 2008 PESBARÚ se desintegrara.
Casi dos años después de la desintegración de PESBARÚ, los pescadores del pueblo se
organizaron nuevamente y establecieron formas de cooperación que respondían a cambios en el contexto
local. Estos cambios estaban asociados a conflictos y divisiones entre los pescadores, a causa de las
tensiones que habían surgido por la desintegración de la asociación; a las nuevas políticas del PNNCRS
derivadas de la administración que se había posesionado en el año 2002; a la llegada de megaproyectos
como Playa Blanca, Argos y Reficar en cercanías del pueblo; y al surgimiento de nuevas relaciones con
la junta directiva del Consejo Comunitario del pueblo - B20. En este escenario, se crean cuatro
asociaciones de pescadores que buscan por un lado, restablecer y proponer nuevos acuerdos para
gobernar la extracción y el uso de recursos marinos; por otro, fortalecer las prácticas pesqueras como
uno de los ejes económicos y culturales de la comunidad. La conformación de dichas asociaciones
implicó varios procesos. Primero, la resolución de los conflictos entre los pescadores del pueblo.
Segundo, la creación de nuevas alianzas entre grupos de pescadores. Tercero, la formulación de acciones
y acuerdos concretos que promovían la conservación de los recursos, la realización de las prácticas
La información sobre el Pallao se toma de la entrevista realizada a Gabriel Gómez, pescador de Barú y de un informe de Jaime
Rojas, investigador de CEINER, sobre la investigación en acuicultura marina en Colombia.
16
26 tradicionales de pesca y la garantía de ingresos suficientes para satisfacer las necesidades básicas del
contexto. Cuarto, el establecimiento de otras formas de negociación entre los pescadores, los líderes del
Consejo Comunitario, el PNNCRS y las fundaciones y megaproyectos ubicados en la región.
Las cuatro asociaciones que surgieron después de PESBARÚ han tenido diferencias notables en
sus procesos organizativos, sin embargo, existen varios elementos que son comunes a todas. En este
sentido, es importante conocer la conformación de las asociaciones, entender los aciertos y desaciertos
en la cooperación y conocer por qué sus acuerdos no han sido eficaces en la cotidianidad.
PESBARÚ17
En el año 2010, varios de los líderes de la antigua asociación PESPARBÚ realizaron una
convocatoria casa por casa, para invitar a los pescadores del pueblo a varios encuentros en los que se
debatió la importancia de asociarse nuevamente. La convocatoria implicó la negociación con varios
pescadores que por la experiencia que habían tenido en la primera asociación, no querían volver a
participar en ningún grupo. Sin embargo, a los encuentros asistieron alrededor de 40 personas que
habían estado asociadas en PESBARÚ. Los líderes y demás pescadores reflexionaron acerca de los
problemas que se habían presentado en la anterior asociación, de los beneficios del trabajo en grupo y
estuvieron de acuerdo en que la manera más adecuada para responder a la disminución de recursos que
estaban observando, era asociarse para establecer acuerdos que les permitieran fijar reglas sobre la
extracción y el uso de los recursos marinos.
Algunas de las ventajas que los pescadores señalaban del trabajo colectivo, eran la posibilidad de
tener un fondo de ahorros en común, de auto comprar el producto, de supervisar las artes de pesca y de
dialogar con otros actores. Para el año 2012, y después de un largo proceso de convocatoria y
negociación, los pescadores deciden volver a asociarse utilizando la personería jurídica de PESBARÚ y
los estatutos de dicha asociación. Este nuevo grupo de pescadores decide conservar el mismo nombre de
la asociación como reconocimiento al trabajo que habían realizado varios años atrás. PESBARÚ integró
alrededor de sesenta pescadores que utilizaban diferentes prácticas de pesca artesanal, ellos
establecieron como objetivos principales de la asociación, la conservación de las prácticas tradicionales
Utilizo la cursiva para referirme a la nueva asociación PESBARÚ. Así, se diferencia la primera asociación (PESBARÚ) y la
segunda (PESBARÚ) 17
27 de pesca, la sostenibilidad del ecosistema marino y la seguridad de obtener ingresos que les permitieran
suplir las necesidades básicas. Para cumplir estos objetivos mantuvieron las reglas de la primera
asociación, por ejemplo se hizo énfasis en no utilizar artes de pesca nocivas para el ecosistema, como
tacos de pólvora y boliches grandes; no capturar especies que fueran hembras y estuvieran ovadas; no
capturar especies por debajo de la talla media de madurez sexual, no capturar especies en vía de
extinción, y vender los productos capturados en la asociación. Además de esto, se estableció la
supervisión estricta de los procesos administrativos y fiscales de la asociación. Por otro lado, se
realizaron múltiples eventos para obtener recursos que les permitieron comprar dos refrigeradores y
conformar un fondo para ayudar económicamente a los pescadores vinculados a PESBARÚ. El fondo se
conformó con los ingresos que se han obtenido de la auto compra de los recursos pesqueros. Esta
compra consiste en que los pescadores venden el producto a la asociación y esta se encargaba de
venderlo en el pueblo o a compradores externos como hoteles o turistas. Con las ganancias de estas
ventas se ha mantenido el fondo de ahorros comunal y se ha garantizado que los pescadores en todas las
épocas del año reciban un ingreso por lo que capturan.
Uno de los aspectos que diferencia a PESBARÚ de PESBARÚ, es que en la actualidad, la
segunda asociación presta especial atención a los procesos administrativos y fiscales del grupo. Es decir,
se hacen constantes supervisiones en las maneras como se invierte el presupuesto del grupo, y se hacen
algunos acuerdos con compradores para obtener ingresos estables.
Hoy en día, la asociación se ha articulado con entidades como el SENA, el CEINER y con
algunas universidades para obtener capacitaciones en temas relacionados con la pesca, las sostenibilidad
del medio ambiente, la organización comunitaria y la importancia del los grupos afrodescendientes para
el país. Además, han realizado acuerdos con La Fundación Clinton, con el Hotel Bastión y con el
proyecto Puerto Bahía para obtener lanchas, motores y otras herramientas de pesca. Estos acuerdos han
sido útiles para los pescadores, pues el uso de lanchas con motor les permite desplazarse a lugares más
lejanos sin incrementar el esfuerzo remando y capturar más peces en una faena. Sin embargo, los
pescadores hacen énfasis al argumentar que estos actores han generado impactos negativos al ecosistema
y a la comunidad.
28 La asociación cuenta únicamente con 4 lanchas con motor que son de uso comunal, los
pescadores se turnan el uso de la mismas. Cada persona o grupo de pescadores tiene derecho a utilizar la
lancha durante dos días seguidos, y por haber utilizado el bote debe destinar a la asociación una cuarta
parte de los ingresos que obtenga en la faena. PESBARÚ cuenta con un reglamento interno en el que hay
amonestaciones para quienes incurran en prácticas indebidas, por ejemplo: utilizar artes inadecuadas de
pesca, capturar especies pequeñas, realizar agresiones verbales a otros compañeros, entre otras. Las
sanciones van desde los llamados de atención, hasta la prohibición para utilizar las lanchas. Estas
sanciones son impuestas dependiendo de la gravedad y de lo que decidan los pescadores en las
reuniones. Los integrantes de la asociación tienen reuniones formales dos veces al mes. Sin embargo, en
la cotidianidad tienen múltiples encuentros informales en los que se discuten problemas y avances de la
asociación.
Pescadores afrodescendientes de Tuntuneco
En el año 2013 se conforma la asociación de Pescadores Afrodescendientes de Tuntuneco. Esta
asociación agrupa alrededor de 35 pescadores que viven en el barrio de “Tuntuneco” en Barú. El
proceso de conformación de la asociación se realizó a través de convocatorias al interior del barrio, casa
por casa. Algunos de los líderes de esta asociación habían pertenecido a PESPABRÚ, sin embargo
querían emprender una nueva organización con varios pescadores jóvenes. Los objetivos principales de
esta asociación fueron el mantenimiento de las artes tradicionales de pesca, la sostenibilidad del
ecosistema marino y la garantía de obtener ingresos que les permitieran suplir las necesidades básicas.
Los pescadores afrodescendientes de tuntuneco manifestaron querer organizar una asociación distinta a
PESBARÚ pues querían trabajar con las personas del barrio en el que vivían. Esto, porque conocían las
problemáticas de sus vecinos de manera más cercana y la comunicación resultaba más fácil. Los
acuerdos que esta asociación fijo en la extracción y uso de recursos marinos son muy similares a los de
PESBARÚ, por ejemplo: está prohibido pescar con tacos de pólvora y usar boliches grandes en los que
puedan afectarse peces pequeños; no pueden capturar especies hembras que estén ovadas; no deben
capturar especies por debajo de la talla media de madurez sexual ni capturar especies en vía de
extinción. Esta asociación aún no cuenta con un fondo de ahorros consolidado ni tampoco cuenta con
refrigeradores para comprar los productos de los pescadores y venderlos. Sin embargo, en la actualidad
están trabajando para poder crear un fondo, adquirir refrigeradores para almacenar el producto y
29 conseguir implementos de primeros auxilios pues los pescadores manifiestan que han ocurrido varios
accidentes durante las faenas de pesca. La asociación cuenta con dos botes a motor que pueden ser
utilizado por 2 o más personas durante 3 días. Si el pescador utiliza el bote a motor, debe entregar a la
asociación una cuarta parte del dinero que obtenga en la faena de pesca. Durante los días en los que los
pescadores no usan estos botes con motor, salen a pescar a remo en botes de fibra o de madera. Los
integrantes de la asociación realizan encuentros formales una vez al mes aproximadamente. En estos
encuentros se reflexiona sobre el número de capturas por especie, se analizan las problemáticas con el
PNNCRS y se comparten algunas experiencias vividas durante las faenas de pesca. Al interior del grupo
se establecieron unas sanciones específicas en los casos en los que los pescadores integrantes incumplan
alguna normas. Por ejemplo, los pescadores deben pagar multas entre $5. 000 y $10. 000 mil pesos si
no asisten a la reuniones; si alguien utiliza el bote a motor por más de 3 días se hace un llamado de
atención y se cobra una multa de $ 10.000; si el pescador utiliza el bote a motor y no entrega una cuarta
parte del ingreso que obtiene en la faena de pesca es expulsado de la asociación.
Buzos del Bosque
Durante el año 2013, varios de los líderes que vivían en el barrio “El Bosque” de Barú, se
reunieron para discutir la importancia de conformar una asociación en la que se agruparan los
pescadores que utilizaban principalmente el buceo artesanal como práctica de extracción de recursos
marinos. En estas discusiones se explicó por qué el trabajo en grupo permitía realizar proyectos y
propuestas más sólidas para interactuar con las dos asociaciones de pescadores que ya estaban
consolidadas, y con otros actores que estaban en el territorio. Además, se argumentó que la asociación
permitiría supervisar qué especies se capturaban y garantizaría algunos beneficios en los ingresos
económicos de los pescadores. Para finales de este año, se conformó legalmente la “Asociación de
Buzos del Bosque”. En la actualidad, integra alrededor de 47 pescadores, la mayoría son buzos que
viven en el barrio El Bosque. La asociación tiene como objetivos principales la sostenibilidad del
ecosistema marino, la garantía en el uso de las prácticas tradicionales de buceo y el apoyo económico y
material para los pescadores. Para esto, se establecieron normas en las tallas de captura de especies
como la langosta, pulpo y cangrejo. Esta asociación cuenta con una lancha a motor y cuatro botes en
fibra que los pescadores pueden utilizar durante 1 día, solicitando un turno con anterioridad. Cada vez
que se utilice la lancha o los botes, los pescadores deben aportar una cuota (que no es fija) de los
ingresos obtenidos en la faena de pesca. Si alguno de los pescadores captura una especie con una talla
30 menor a la sugerida, utiliza alguna embarcación por más tiempo del permitido y no aporta un ingreso por
utilizar las embarcaciones, puede ser sancionado a través de multas económicas que se establecen en las
reuniones de la asociación.
PABARÚ
A finales del año 2013, se creó la asociación de pescadores PABARÚ. Esta asociación cuenta
con 22 pescadores y tiene como objetivos principales establecer diálogos con los megaproyectos
presentes en la región, concientizar a los pescadores acerca de la importancia de dejar “descansar” los
recursos marinos, y crear nuevos proyectos económicos que permitan la relación con el ecosistema
marino pero sin deteriorar los recursos. Para esto, PABARÚ promueve actividades eco turísticas, la
inserción laboral de los pescadores en otros espacios laborales como albañiles, constructores, vigilantes,
electricistas etc. PABARÚ también tiene establecidas unas normas claras en los métodos de extracción
de recursos. Está prohibido utilizar tacos de pólvora, capturar especies ovadas y capturar especies por
debajo de la talla media de madurez sexual. Si alguno de los pescadores no cumple estas normas, puede
ser sancionado con la expulsión de la asociación.
En Barú, además de las asociaciones de pescadores existe la Cooperativa Eco turística Ciénaga
Azul. Esta cooperativa nace en el año 2005 con el objetivo de administrar la demanda y la oferta de
recursos marinos en la Isla de Cholón, que está ubicada cerca al pueblo de Barú. La cooperativa asocia a
50 personas (hombres y mujeres ) todos del pueblo de Barú. Desde sus inicios, esta asociación estableció
unos acuerdos fijos para la administración de la compra y la venta de los recursos pesqueros. De todos
los pescadores de Barú, únicamente los que pertenecen a la cooperativa pueden vender directamente en
Cholón las especies que capturen. Lo demás pescadores que quieran vender sus productos en esta Isla
tienen que venderlos a los intermediarios, es decir a integrantes de la cooperativa que sí están
autorizados para realizar ventas de productos a los compradores finales (turistas). Por otro lado, cada
integrante tiene asignado un cliente o un turista y no puede vender productos a un cliente de otro
compañero. La asignación consiste en que el turista escoge con cuál pescador quiere negociar, teniendo
en cuenta referencias de otros turistas, u observando los productos que están a la venta. La cooperativa
se encarga de comprar productos como bebidas alcohólicas, gaseosas y jugos y los distribuye a los
pescadores o a las mujeres que preparan los alimentos, lo que no alcancen a vender debe devolverse a la
cooperativa al final del día. Además de lo anterior, la cooperativa tiene como norma no comprar
31 especies de tallas inferiores a las establecidas por la AUNAP. Sin embargo, aunque en varias ocasiones
se realiza el monitoreo y supervisión de los recursos cuando los pescadores van a venderlos en Cholón,
en múltiples momentos está no se cumple. Lo anterior, por varios motivos. Primero, muchos de los
pescadores que venden el producto a los integrantes de la cooperativa en Cholón capturan tallas
pequeñas, si la gente de Cholón no compra los productos se pueden generar conflictos con los
pescadores y además no habría qué ofrecer la los compradores finales. Segundo, en épocas de temporada
alta, los turistas demandan pescados “plateros” o individuos de talla pequeña, esto genera incentivos
tanto en el pescador como en el integrante de la cooperativa para que las normas relacionadas con el
tamaño de la especie no se cumplan. Tercero, durante las faenas, los pescadores no siempre pueden
capturar individuos del tamaño sugerido por las autoridades ambientales, esto, sumado a las tensiones
socio económicas que viven los baruleros permite que en Cholón se comercialicen tallas pequeñas. En
este sentido, la cooperativa no ha establecido sanciones estrictas para quien incumpla la norma.
La cooperativa tiene establecidas otras reglas, por ejemplo, que no hayan discusiones delante de
los turistas, robos o venta de estupefacientes. Si alguno de los miembros de esta asociación no cumple
alguno de estos acuerdos puede ser sancionado. Las sanciones corresponde a la gravedad de la falta, por
ejemplo: discusiones delante de turistas, 3 días sin poder trabajar; agresiones con arma blanca, 15 días
sin poder ir a trabajar; vendedores de drogas, 1 mes sin ir a trabajar; robar algún objeto a los turistas, 1
mes sin ir a trabajar y $40.000 de multa. Los integrantes de este grupo se reúnen formalmente una vez al
mes para discutir problemáticas o para formular proyectos que quieran implementar.
Aunque las cuatro asociaciones y la cooperativa tienen normas establecidas frente a la extracción
y el uso de recursos pesqueros, no hay ninguna delimitación de territorios marinos entre ellas, es decir,
todas comparten los mismos bajos de pesca. En la cotidianidad, este es uno de los factores que hace
difícil la efectividad de las normas de cada asociación, pues mientras los miembros de un grupo cumplen
una norma, los integrantes de otro la pueden incumplir. Sumado a esto, varias de las tensiones que se
produjeron al interior de la primera asociación (PESBARÚ) se mantienen entre los pescadores. Esto ha
generado que el cumplimiento de las normas sea aún más complicado, pues algunos de los lideres no
dialogan entre ellos. Sin embargo, las cuatro asociaciones se reúnen en algunas ocasiones para discutir
sobre los impactos que los megaproyectos generan en la zona, la relación con el PNNCRS y la
articulación con la junta del Consejo Comunitario del pueblo. Además, en estas reuniones se analizan
32 los logros o los desaciertos de cada una de los grupos de pescadores, para que entre todos se orienten
acerca de logros o desaciertos en el cumplimiento de las normas.
Los procesos colectivos de organización y la articulación entre las cuatro asociaciones de
pescadores y los trabajadores en la Isla de Cholón, evidencian tres aspectos. Primero, que los pescadores
de Barú no privilegian la maximización del bienestar individual, sino por el contrario cooperan para
garantizar el bienestar colectivo. Segundo, que pese a que durante los últimos quince años ellos han
privilegiado el trabajo en grupo para administrar los recursos pesqueros y han establecido normas para el
uso de los mismos, estas no siempre han sido eficaces pues están sujetas a las tensiones
socioeconómicas que viven los pescadores. Tercero, que los acuerdos de cooperación tienen como base
las experiencias que los pescadores han vivido en el territorio, y además muestran las formas en las que
ellos piensan y se apropian de los espacios que habitan diariamente. Varios autores ha explicado estos
procesos colectivos en términos de estrategias de cooperación humana (Ostrom, 2000; Cárdenas; 2010)
Se refieren a los escenarios en los que un grupo de personas que tiene acceso a un recurso de uso común
crea formas de organización y estrategias colectivas para no agotar este bien (Ostrom, 2000). Aunque en
Barú hay algunos pescadores que no pertenecen a ninguna asociación, la mayoría de ellos valora el
trabajo en grupo y argumentan que estas formas de colaboración son las que podrían garantizar que los
recursos pesqueros no se agotaran. Los principales incentivos que los pescadores encuentran al crear
estas instituciones de autogestión, es que les permiten continuar desarrollando sus prácticas artesanales
de pesca, utilizar el conocimiento que tienen sobre su territorio, construir canales de comunicación más
directos y sencillos con los integrantes de la asociación y valorar diferentes alternativas sobre una
problemática determinada.
En la misma vía, Ostrom sugiere que para que las reglas planteadas en los acuerdos de
cooperación sean eficaces y se mantengan en el tiempo, las asociaciones deben cumplir varios principios
que les permitirán explotar el recurso sin que este se deteriore. El principio de anidación es útil para
entender la relación entre las asociaciones y la cooperativa en Barú. Si bien, cada uno de estos grupos
tiene reglas establecidas de manera clara es necesario que coordinen sistemáticamente su actuación para
que el cumplimiento de las reglas sea eficaz. La anidación no debe darse únicamente entre las asociantes
de pescadores, sino además debe incluir las demás instituciones que se encargan de la apropiación y
supervisión de los recursos de uso común.
33 Los relatos que se obtuvieron durante el trabajo etnográfico, muestran la importancia que los
pescadores le dan a la construcción colectiva de soluciones para enfrentar las problemáticas que viven
en la actualidad,
“...Piense lo siguiente, cada uno por su lado, no llegaríamos a ningún lugar. Hay personas que
dicen que el pescador es egoísta por naturaleza y que daña los recursos, pero la verdad es que nosotros
estamos organizados. Acá en Barú siempre hemos pensado que lo mejor es hacer trabajos en conjunto. Te
voy a decir por qué, porque cuando el pescador trabaja en grupo logra hacer más cosas, hay más cabezas
pensando, más alternativas, nos ayudamos nosotros y ayudamos a que no se nos agote el recurso. Entre
todos construimos unos objetivos claros para la asociación…El problema es que las asociaciones no
estamos tan articuladas, y además está Parques, otros pescadores, hay muchos actores acá que inciden…”
Gabriel Gómez, pescador de Barú.
La convivencia con la comunidad de Barú permitió entender que los acuerdos que establecen los
grupos de pescadores, responden a largos procesos de ensayo y error en los ecosistemas de agua
(Acheson, 1981; Arocha, 1999; Ostrom, 2000). Estos acuerdos se basan en la autonomía y conocimiento
de su territorio, en sus valores y aspiraciones para que su entorno y su cultura material y simbólica no se
deteriore (Batalla, 1995). En la práctica las normas y las sanciones de las asociaciones han sido
dinámicas, y su cumplimiento ha estado sujeto a múltiples condiciones del contexto local. Así, los
acuerdos de cooperación de estos grupos responden a las transformaciones sociales, económicas y
ecológicas del contexto en el que se encuentran (Ostrom, 2000; Durán, 2007). Por ejemplo en los meses
de marzo, julio y diciembre que corresponden a las temporadas en las que llega mayor número de
turistas a la región, la demanda de productos del mar se incrementa y los pescadores tienen más
incentivos para extraer mayor número de recursos y ser más flexibles en las tallas de captura de los
mismos. Estos incentivos también están relacionados con la falta de oportunidades laborales por las que
atraviesan los baruleros durante todo el año. Los pescadores de Barú argumentan que si pudieran
articular los ingresos de la pesca, con otra actividad que les permitiera aprovechar el conocimiento que
tienen del ecosistema marino y les garantizara unos ingresos fijos durante algunos meses del año, el
cumplimiento de las normas sería más estricto.
Relación entre las asociaciones de pescadores y los actores presentes en su territorio
Como mencioné en el apartado anterior los acuerdos de cooperación de las asociaciones son
flexibles pues están sujetos a diferentes factores del contexto local. Si bien, los pescadores tienen unos
34 objetivos claros en las asociaciones estos pueden re configurarse teniendo en cuenta los diferentes
actores que están presentes en su territorio. En este sentido, es importante entender las alianzas,
demandas, diálogos y conflictos entre los pescadores de Barú y la Junta Directiva del Consejo
Comunitario - B20, los megaproyectos y fundaciones presentes en la zona, los turistas y compradores
del producto y el estado local representado por el Parque Nacional Natural Corales del Rosario y San
Bernardo. Si bien, existen más instituciones que representan al Estado local en Barú, el PNNCRS es la
figura más representativa y la que toma más relevancia en las narrativas de los pescadores.
Asociaciones de pescadores y junta directiva del Consejo Comunitario de BARÚ - B20
La relación entre las asociaciones de pescadores y la Junta Directiva del Consejo Comunitario de
Barú - B2018 se caracteriza por constantes encuentros en los que los pescadores exponen su punto vista
frente a problemáticas que afectan la actividad pesquera. Estos encuentros son espacios de diálogo y
orientación en dónde las asociaciones y el B20 trabajan en conjunto para afrontar nuevas condiciones en
los escenarios de pesca de los baruleros. Por ejemplo, se estructuran los reclamos y demandas hacia los
megaproyecto como Puerto Bahía y El Cayao los cuales generan daños al ecosistema marino. Se analiza
la relación entre los pescadores y fundaciones privadas presentes en la región. Se sugieren alternativas
que garanticen la realización de las artes de pesca de los baruleros y al mismo tiempo que apunten a la
sostenibilidad del ecosistema marino. Se reflexiona acerca del incremento de la presencia de pescadores
vecinos en el territorio de los baruleros y sobre la sobreexplotación de los recursos pesqueros, además se
expone cómo se han discutido estas problemáticas con los consejos comunitarios de los pueblos de la
región. Se estudia la importancia de la titulación colectiva y cómo los modos de apropiación territorial
no se limitan a la tierra, sino que incorporan el mar. Se cuestionan los pocos canales de discusión que se
pueden construir con el PNNCRS y por último, se plantean formas de solucionar algunas tensiones que
existen entre los pescadores y el B20.
Cerca al pueblo de Barú se encuentran los megaproyectos de Puerto Bahía y El Cayao. El
primero, es una terminal portuaria para el manejo de exportaciones e importaciones de hidrocarburos. El
Cuando se conformó la junta directiva del Consejo Comunitario de Barú habían veinte integrantes por lo que se denominó
B20. En la actualidad solo hay 17 integrantes, pero siguen utilizando la palabra B20.
18
35 segundo, es una concesión portuaria entre la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) y la Sociedad
Portuaria El Cayao, para la construcción y manejo de una planta de regasificación de gas natural. Tanto
los pescadores, como los integrantes del B20 argumentan que estos dos megaproyectos han generado
grandes impactos ambientales y sociales en el territorio de los baruleros,
“Puerto Bahía y El Cayao son dos grandes megaproyectos que están llegando aquí, los dos han
generado daños sociales y ambientales en nuestros sistemas de pesca y culturales, porque si afectan la
pesca están afectando directamente la cultura del pueblo, por qué, porque la cultura son nuestras
tradiciones... ” Edel Díaz, pescador de Barú.
Algunos estudios de impacto ambiental, como el realizado por la Red Nacional de Veedurías,
señalan que el Proyecto Puerto Callao afectaría varias hectáreas de manglares y generaría efectos
negativos en el ecosistema marino y en los seres humanos, asociados a la contaminación que se
produzca por las dinámicas propias de la empresa. Por esto, los pescadores han iniciado complejos
procesos de demandas y reclamos frente a estos proyectos. En estos procesos, han acudido al derecho a
la Consulta Previa e Informada para garantizar la participación de los baruleros y proteger su integridad
cultural, social y económica. Los líderes del B20 han jugado un papel fundamental en la construcción de
las demandas y diálogos con las empresas, pues han acompañado, asesorado y orientado a las
asociaciones de pescadores. Aunque el acercamiento y la comunicación entre los baruleros y las
empresas es lento y en muchas ocasiones la información no es clara, los megaproyectos han entregado
una serie de compensaciones a los pescadores de barú, que si bien no mitigan los impactos ambientales
y sociales, representan algunos beneficios económicos para los pescadores.
El B20 cuenta con un comité de cultura y ambiente que ha trabajado junto a las asociaciones de
pescadores para plantear alternativas que a la vez que garanticen la conservación de las prácticas
tradicionales y artesanales de extracción de recursos pesqueros, apunten a la sostenibilidad del
ecosistema marino. Uno de los líderes del B20 describe una de las estrategias planteadas,
“Se le planteó al representante legal de buzos del bosque que podían armar proyectos que tuvieran
un componente eco turístico, pero sin dejar la actividad de la pesca, porque la pesca hace parte de nuestra
diversidad cultural. Por ejemplo, llevar a las personas a las raíces del manglar, que los buzos se articularan
con Parques para que en el sector de Playeta, que es uno de los sectores donde más pescan los buzos del
bosque porque lo conocen perfectamente, se delimitará un sector que fuera para zona de careteo. Entonces,
cuándo hubiera turismo se iba a evitar pescar tanto porque se iba a llevar a los turistas a caretear…Es decir,
mientras el buzo caretea y le muestra a los turistas dónde vive la langosta, mantiene su relación con el mar,
36 pero no agota el recurso. También, se propuso que hubiera un acuerdo de control con la entidad ambiental,
porque de nada sirve que los pescadores de aquí estuvieran protegiendo un sector y por otro lado, otros
pescadores estuvieran usando el producto” Wilner Gómez, grupo B20.
En la agenda política del B20 la problemática de la sobrexplotación de recursos marinos ha
tomado mayor relevancia en el último año. Por esto, algunos de sus integrantes han empezado a plantear
discusiones sobre el estado actual de la pesca con las juntas de los consejos comunitarios de Ararca,
Pasacaballos, Isla Grande e Islote. Las asociaciones de pescadores de Barú y el B20 piensan el problema
de la sobrexplotación de recursos marinos como una dificultad colectiva que no solo tiene impactos para
el pescador sino para el pueblo y para la región en general. En este sentido, pensar la sobrexplotación
como un dilema colectivo sugiere acciones comunitarias de enfrentarla
En casi todas las ocasiones que acompañe a los pescadores de Barú a una faena de pesca, puede
observar a pescadores de comunidades vecinas extrayendo recursos pesqueros en los bajos de pesca de
los baruleros. Si bien, los pescadores de Barú tienen claro que la presencia de estas comunidades en su
territorio incrementa la explotación de recursos del mar, señalan que las relaciones de amistad y de
afinidad les impiden generar cualquier tipo de conflicto con estos pescadores. Estos encuentros, más
bien se desarrollan en marcos de solidaridad en los que los pescadores se desean buena suerte durante
las faenas de pesca. Aunque en los encuentros entre las asociaciones de pescadores si se discute sobre la
presencia de vecinos en los bajos de pesca de los baruleros, los pescadores de Barú son conscientes que
esta es la fuente de ingresos de sus vecinos.
En la actualidad, uno de los principales objetivos del B20 es obtener la titulación colectiva sobre
el territorio de Barú. Varios de los líderes de las asociaciones de pescadores trabajan en este proyecto,
pues aseguran que el territorio es un espacio que se construye por medio de la relación entre el ser
humano y el ecosistema. En este sentido, una de las formas de construir territorio es a través de la
realización de prácticas como la extracción, el uso y la administración de recursos pesqueros. Los
vínculos entre las comunidades de pescadores y los espacios que habitan son el resultado de complejos
sistemas simbólicos, culturales y biológicos en los que el pescador entiende al mar como parte
fundamental de su territorio. Uno de los líderes de las asociaciones de pescadores expresó que:
“Solamente la tierra no es territorio, es mucho más que el terreno, es adoptar los mangles, las
ciénagas, el mar, donde hacemos nuestras prácticas y usos tradicionales, donde tenemos nuestras
37 experiencias de vida… y la pesca es una experiencia de vida para todos, no solo para los pescadores, sino
para todos los baruleros. Todo eso de salir a pescar, identificar los bajos de pesca, salir en el bote desde los
puertos, guiarse cuando uno va llegando, guiarse por los árboles, por la tierra, llegar con lo que uno coge
en la faena y dejarlo aquí en Barú, todo eso es lo que yo llamo territorio…” Edel Díaz, pescador de Barú y
líder del B20.
Si bien, existen canales sólidos de articulación entre los integrantes del B20 y las asociaciones de
pescadores, también se han presentan varias tensiones entre estos dos grupos. Las tensiones se enmarcan
en discusiones por la autonomía entre uno y otro actor, por ejemplo, por quiénes y cómo deben
administrar las compensaciones recibidas por el daño causado al ecosistema marino. Para mediar estas
tensiones, tanto los pescadores como los integrantes del B20 realizan encuentros de negociación y
evaluación para encontrar cuál es la mejor alternativa a la problemática en cuestión.
Por ultimo en algunas de las discusiones entre las asociaciones de pescadores y el grupo B20, se
ha reflexionado sobre los pocos espacios de diálogo que la administración del PNNCSB ha permitido
con los pescadores de Barú. Aunque anteriormente hubo algunos acercamientos, en la actualidad el
Parque no se ha articulado con el B20, ni con las asociaciones de pescadores para discutir aspectos
relacionados
con
la
extracción,
uso
y
administración
de
recursos
pesqueros.
Relación entre las asociaciones de pescadores y el Parque Nacional Natural Corales del
Rosario y San Bernardo.
El Parque Nacional Natural Corales del Rosario y San Bernardo se establece en el Caribe
colombiano en el año 1977 e incluye alrededor de 120.000 hectáreas. Este parque incorporó dentro de su
jurisdicción gran parte de la región marina que los pescadores de Barú han utilizado por más de un siglo
para extraer recursos pesqueros. Dentro de los objetivos de Parques Nacionales Naturales se destacan
dos. El primero, garantizar la sostenibilidad de las especies y del ecosistema marino y terrestre; el
segundo, proteger los usos y costumbres de los grupos humanos que hayan sido cobijados bajo su
jurisdicción. Desde que la figura de PNN se establece sobre el área marina utilizada por los baruleros,
conciliar estos dos objetivos ha sido una experiencia que los pescadores de este pueblo han vivido de
manera confusa. Si bien, el PNNCRS que representa al estado en el contexto local ha establecido unas
38 zonas de veda en el mar que han contribuido a la protección de varias especies, el derecho de los pueblos
afrodescendientes de realizar prácticas de pesca artesanal para su subsistencia no ha sido garantizado.
Uno de los pescadores de Barú que durante años ha extraído recursos utilizando el arte de “línea de
mano” señala qué piensa de la relación entre los baruleros y el PNNCRS,
“Pues mira, la relación con parques tiene cosas buenas y cosas malas. Lo bueno y con lo que
nosotros los pescadores de Barú si estamos de acuerdo, es que el gobierno… mejor dicho Parques ha hecho
cosas buenas para proteger el ecosistema marino y eso está muy bien que nos ayuden a cuidar el
ecosistema... Pero lo malo, y eso es lo más grave, es que a nosotros nadie nos dijo miren ustedes qué van a
hacer cuándo no los dejemos pescar aquí… Pienso que lo que Parques a hecho es excluirnos y desplazarnos
a nosotros de nuestro territorio ¿cómo se supone que yo, si siempre he sido pescador, voy a sobrevivir si ya
no puedo pescar en los bajos de pesca a los que siempre fui a pescar?” Euclides Gómez, Pescador de Barú.
Como se observa en el anterior relato, los pescadores de Barú tienen clara la importancia de que
el Estado, a través de instituciones como PNN, implemente acciones para proteger el ecosistema marino.
Sin embargo, en la actualidad el PNNCRS no ha garantizado mecanismos reales para la protección de
las prácticas tradicionales de extracción de recursos pesqueros por parte de la comunidad de pescadores
afrodescendientes de Barú. La falta de garantía de estos mecanismos causa afectaciones negativas a la
identidad cultural y a la economía auto sostenible del pueblo. En varias de las conversaciones con los
pescadores de Barú se evidencian los efectos que han tenido las acciones de conservación del ecosistema
marino desarrolladas por el PNNCRS, en la cotidianidad de los pescadores:
“Básicamente lo que sucede con Parques es lo siguiente, claro si tú prohíbes pescar una especie, la
que sea, no se, langosta, pez loro, cualquiera, esa especie lógicamente se va a reproducir más… pero la
idea es que al tiempo que se conserva la especie, también se conserve la cultura del pescador y nuestra
cultura es la pesca con las artes que utilizamos aquí en el pueblo…Entonces si el gobierno le prohíbe
pescar al pescador qué vamos a comer, de dónde vamos a sacar ingresos...Cuando tu le prohíbes pescar al
pescador afectas su cultura y afectas sus ingresos, de qué vamos a vivir entonces... qué otras oportunidades
laborales hay aquí, si ni siquiera tenemos una carretera para llegar a la ciudad…Aquí ha habido muchos
problemas cuando los pescadores salen a pescar, los funcionarios de Parques les han decomisado
herramientas, y hay mal trato por parte de ellos” Euclides Gómez, pescador de Barú
Este relato evidencia que las políticas estatales que se implementan a través del PNNCRS
implicaron el surgimiento de tensiones y conflictos entre los pescadores y los funcionarios del parque.
Estos conflictos se caracterizaron por varios aspectos, por ejemplo se desconocieron las prácticas
tradicionales y el uso de los bajos de pesca por parte de la gente de barú, y se privilegió un conocimiento
experto que no validó ni incorporó el saber que los pescadores tienen sobre el ecosistema marino,
39 “Lo que más le molesta a uno como pescador es que nos sacarán de los lugares donde por tradición
hemos pescado, y que además crean que uno no sabe cómo debe cuidar el mar y las especies que habitan el
ecosistema. Claro, aquí también nos hemos equivocado porque no siempre se ha pescado de la mejor
manera, pero acá en Barú se ha reflexionado mucho sobre ese tema y quién más sino el pescador que vive
en el mar para saber como cuidar y conservar el ecosistema, pero parques cree que el único conocimiento
que vale es el de ellos” Yesmin Ballestas, pescador de Barú.
Por otro lado, el trabajo etnográfico evidencio que existe una ausencia en documentos estatales
que aborden el tema de los procesos de conformación y agencia de las asociaciones de pescadores en
Barú. Otro hallazgo importante, es que pese a que la figura del PNNCRS se implementa desde la década
de setenta, solo hasta el año 2001 se generan programas de acercamiento e interacción con la comunidad
barulera. Además de lo anterior, tanto del Estado Nacional como Parques han desarrollado leyes,
acuerdos y programas de vigilancia, control y prohibición de las practicas de pesca de las comunidades
de pescadores que utilizan los bajos de pesca ubicados en la jurisdicción del PNNCRS. De esta manera,
en diferentes ocasiones los funcionarios del Parque le han decomisado a los pescadores implementos de
pesca y recursos marinos19.
Algunos autores explican que figuras estatales como los PNN han generado impactos sociales
que producen conflictos en los territorios en los que operan (Ulloa, 2004; Durán, 2007; Serge, 2015)
Esto, debido a que se privilegian programas con conocimientos técnicos y científicos que poco se
adaptan a la realidad local y que no incorporan el saber de las comunidades. Duran sugiere que mientras
las políticas de los parques se enfocan en mantener los ecosistemas como lugares in situ, de preservar
especies y recursos y de sancionar cualquier actividad económica que se dé allí, ignoran que las
Articulo 13 de la Ley 2 de 1959. Decreto ley 2811 de 1974 y Decreto reglamentario 622 de 1977. Articulo 332
del Código de los Recursos Naturales Renovables y de Protección al medio Ambiente. Inciso 3 del artículo 7 de la
Ley 13 de 1990. Decreto Ley 3572 de 2011
19
40 comunidades que habitan estos espacios han realizado actividades tradicionales de extracción de
recursos marinos durante décadas (Durán, 2007).
Las sanciones a las actividades económicas de las que nos habla Durán tienen graves efectos en
la forma en la que los pescadores perciben las acciones del Estado local. Si bien, los pescadores de Barú
están de acuerdo con prohibir la captura de especies de tallas inferiores a las establecidas por la
AUNAP, no comparten la idea de que sus prácticas tradicionales de pesca sean entendidas como
acciones ilegales. El relato de uno de los pescadores muestra la forma en la que los baruleros creen el
Estado entiende la pesca artesanal que ellos realizan en las áreas incorporadas en la región de PNNCRS,
“Lo que los pescadores no podemos entender es cómo de un momento a otro, que nosotros
pescáramos se convirtiera en algo ilegal, prohibido por parques... ¿si me hago entender? Esta bien que ellos
pusieran normas para no perjudicar el ecosistema, pero no pueden decirte que una actividad que tu haz
realizado durante toda la vida es ilegal ¿cómo va a ser ilegal algo que tú has practicado siempre en tu
territorio de tu territorio?... eso yo no lo concibo. Sobre todo cuando en Barú los pescadores también
tenemos asociaciones que buscan cuidar el ecosistema” Luis Alfonso Guerrero, pescador de Barú.
El anterior relato evidencia como el PNNCRS es un nuevo marco de referencia para los
pescadores, en tanto política estatal que problematiza y prohíbe las prácticas de pesca artesanal de la
comunidad de Barú en los bajos de pesca que fueron incluidos dentro de su jurisdicción. Esta política
cuestiona y entra en tensión con los marcos de referencia de los pescadores, quienes entienden la pesca
artesanal como un actividad legal y vital para sus relaciones económicas y sociales. La tensión entre los
dos marcos de referencia produce una disputa acerca de quiénes y cómo se deben administrar los
recursos marinos. Esta disputa ha generado resultados contradictorios en la gobernanza del territorio que
se evidencian en dos aspectos. Por un lado, la política estatal de protección de especies no ha sido del
todo eficaz, pues tanto baruleros como pescadores de comunidades vecinas siguen extrayendo recursos
con tallas inferiores. Por el otro, la presencia de el PNNCRS a afectado las prácticas culturales y
económicas de la comunidad de Barú. Varios autores advierten que los PNN impulsan un orden social
sobre el territorio y las personas que lo ocupan, pues estos espacios son considerados como ambientes
caóticos que necesitan la administración y regulación del estado para el mantenimiento del recurso
natural,
“Es que yo siempre lo he dicho parques no es claro, no trae nada bueno, no se sabe si quiere
ayudarnos o no… Ellos están anulando que aquí hay pescadores que tienen iniciativas de administrar y
41 cuidar los recursos, entre más nos desconozcan más conflicto va a haber…” Pescador No 3, pescador de
Barú
Como muestra este relato las políticas desarrolladas por el PNNCRS generaron conflictos al no
tener en cuenta que en Barú existen cuatro asociaciones de pescadores que trabajan en la administración
de los recursos marinos, y se enfocan en la sostenibilidad del ecosistema y la garantía de las prácticas de
pesca de la comunidad. En contextos como el barulero, varios autores señalan que las formas de
gobierno como el manejo comunitario ofrecen ventajas comparativas para administrar recursos comunes
que el Estado o el mercado no podrían superar (Cárdenas, 2010). Esto, por los altos costos de
transacción que se generan en la información asimétrica acerca de las acciones de los miembros de la
comunidad y en la creación y el sostenimiento de figuras o instituciones que administren los recursos de
uso común (Ostrom, 2000; Cárdenas, 2010; Duran, 2007). Sin embargo, Ostrom advierte que para que
las normas de las organizaciones comunitarias sean eficaces deben tener un reconocimiento mínimo por
parte de gobiernos locales y nacionales.
“Lo que creo que sería muy útil es que parques incorporará o permitiera que las asociaciones de
pescadores de Barú organizaran lo relacionado a nuestros bajos de pesca, porque el problema es que
nadie cree en parques entonces así es difícil cualquier acción de conservación. Uno respeta aquí al
representante legal, a los que conoce…Podría ser que parques impulsará a las asociaciones, nuestras
normas, lo que hemos construido o que se trabajará en conjunto” Pescador No 4, de Barú
Los testimonio recogidos en este documento, dejan ver la importancia de incorporar a las
políticas públicas los acuerdos y normas presentes en la comunidad. El concepto de eficacia simbólica
resulta útil para señalar que la validez de las acciones estatales, de instituciones, normas, sanciones y
estrategias de cooperación, depende de las experiencias de los individuos en cada contexto y del valor y
aceptación que estas acciones tienen con relación al sistema en el que se desarrollan (Durkheim, 1986;
Lévi Strauss, 1987; Ostrom 2000; Cárdenas, 2010). De ahí, que la efectividad de las acciones estatales
esté sujeta a que los formuladores de política conozcan los valores de las personas, las rutinas diarias, las
enemistades, los pactos y alianzas de los pescadores de Barú. De lo contrario, esta comunidad observará
las acciones del Estado como estrategias lejanas, que desconocen el contexto local y que no validan sus
formas de organización política y social.
42 Reflexiones finales. Recomendaciones para el diseño de una política pública.
Esta investigación explicó cómo una comunidad de pescadores afrodescendientes del Caribe colombiano
construyó acuerdos colectivos, para enfrentar los problemas derivados del uso de los recursos comunes
pesqueros. Demostró que los pescadores acuden a acuerdos de cooperación, como la conformación de
las asociaciones, la cooperativa y el establecimiento de normas y sanciones para administrar los recursos
marinos, trabajar por la sostenibilidad del ecosistema y mantener las prácticas culturales del pueblo. Este
escrito advirtió que en múltiples ocasiones estos acuerdos no han sido eficaces, pues su cumplimiento no
depende únicamente de la acción de los pescadores, sino de las tensiones socio económicas que ellos en
su cotidianidad, de la articulación entre el Estado Local, compradores de recursos marinos, otras
comunidades de pescadores, proyectos industriales ubicados en la región y derechos de propiedad de
uno u otro actor. El cumplimiento de las normas, también depende de los diálogos y conflictos entre los
pescadores de Barú y el B20. De la misma manera, la investigación hizo énfasis en que la figura del
PNNCRS ha generado disputas entre el Estado local y la comunidad de Barú, en torno a quiénes y cómo
se debería gobernar el territorio. En este sentido, el Estado local debe proponer políticas que se ajusten a
la realidad del contexto e incorporen las formas culturales, de gobierno y administración de las
comunidades que han habitado el territorio. A lo largo de este documento, se evidenció cómo la
etnografía es una herramienta útil para el análisis y formulación de políticas públicas; que además,
permite la acción conjunta entre el investigador y las comunidades. De ahí, que la etnografía al servicio
de la política pública refleje un ejercicio de ciudadanía, pues implica deberes y responsabilidades con los
sujetos investigados.
Esta investigación establece las siguientes recomendaciones para la formulación de una política pública
que garantice la sostenibilidad del ecosistema marino, y proteja las prácticas culturales y económicas
asociadas a la pesca artesanal de Barú. Primero, que el Estado local representado por el PNNCRS
desarrolle políticas de coomanejo. Es decir, arreglos institucionales en los que los derechos y deberes
sobre los recursos sean compartidos por las autoridades ambientales y las comunidades. Esto es, que las
cuatro asociaciones de pescadores, la cooperativa y el B20 sean actores decisivos en las acciones que se
desarrollan cotidianamente para administrar los recursos pesqueros. En este sentido, se deben articular
procesos ecológicos, procesos comunitarios y procesos estatales.
43 Segundo, que el PNNCRS propicie encuentros entre las asociaciones de pescadores de Barú, la junta
directiva del Consejo Comunitario de Barú – B20, y los pescadores y juntas directivas de comunidades
vecinas que hacen uso de los bajos de pesca en dónde los baruleros han pescado tradicionalmente.
Tercero, que el PNNCRS, la AUNAP, el Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible y las
asociaciones de pescadores de Barú realicen estrategias de control y monitoreo a los consumidores y
compradores de recursos marinos.
Cuarto, que el PNNCRS y el Estado local apoye los proyectos de eco turismo que la comunidad de Barú
se ha propuesto realizar. Estos proyectos pueden ser desarrollados a través de actividades como careteo,
caminatas para enseñar el paisaje, venta de artesanías, visitas a zonas marinas, entre otras. Por ultimo,
que en estos proyectos de coomanejo, el Estado Local realice un acompañamiento en el que se le
explique a los turistas que la comunidad de Barú que administra los ecosistemas marinos, tiene formas
de organización social y política propias que no pueden desconocerse.
Agradecimientos
Este trabajo se llevó a cabo con la ayuda de una subvención del Centro Internacional de Investigaciones
para el Desarrollo (IDRC), Ottawa, Canadá, como parte del proyecto Basic Sea Interaction with
Communities in the coastal zone of Cartagena, Colombia (BASIC Cartagena).
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46 Anexos.
Anexo 1.
Bajos de pesca de los pescadores de Barú.
Mapa: bajos de pesca frecuentados por los pescadores de Barú. Elaborado por Enrique Villamil.
Fuente: El pescador de Barú, 2015.
47 Anexo 2.
Mapa Parque Nacional Natural Corales del Rosario y San Bernardo.
Fuente: Informe sobre el PNNCRS. INVEMAR.
48 
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