Subido por magdalenalj

04 Samantha Young - Fire Spirits- Darkness, Kindled

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Índice
Sinopsis
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Epílogo
Escenas Extras
Biografía del Autor
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Sinopsis
Ari Johnson desea adaptarse a vivir con su novio, su única fuente de
excitación y ansiedad.
Desea un montón de cosas.
Pero entonces desear era lo que la tenía aquí en primer lugar.
Ari escogió ser un cazador del Gremio. Quería acechar a peligrosos Jinn y
destruirlos antes de que pudieran perjudicar a personas inocentes. Pero ahora
que Ari es miembro del Gremio, se encuentra en la posición imposible de cazar
a su exmejor‖ amigo‖ ―humano convertido― peligroso hechicero, Charlie
Creagh. A medida que Ari se esfuerza por llegar a un acuerdo con su deber,
una antigua Jinn y su compañero quieren vengarse de ella por usar el mando
del Seal en contra de ellos, el rey Blanco se niega a renunciar a su intento de
resucitar a Lilif, y Asmodeus no ha terminado de jugar con ella.
Cuando Ari ya no puede más, corre al lado del sultán Azazil para exigirle
el favor que le debe, los acontecimientos que se ponen en juego no sólo van a
alterar la vida de todos, sino que encenderán una oscuridad que hará temblar
los reinos desde su mismo centro.
Fire Spirits #4
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Prólogo
Que los reinos tengan piedad de todos nosotros
Traducido por Josefina
Corregido por Nanis
Mientras Ari esperaba la respuesta de él, otra vez trató de ignorar la
sangre salpicada en el borde de sus ojos y los gruñidos del hombre moribundo
colgado en la cornisa de la pequeña habitación. La tierra era dura bajo sus pies,
las paredes de roca desnuda de esmeraldas y brillante con la viscosa humedad.
La tenue luz de las velas daba una gótica y siniestra atmósfera. La tierra
húmeda, suave, y la fragancia metálica de la sangre estremecieron la nariz de
Ari.
Su propia sangre se acumuló en sus oídos mientras miraba fijamente a
Azazil, esperando su respuesta.
Él entrecerró sus ojos negros hacia ella, sus pensamientos imposibles de
leer. Miró a lo lejos, terminando en el hombre que había torturado antes de que
Ari llegara.
El sultán no usaba joyería y había cambiado su usual estilo ostentoso, solo
usaba pantalón y bandas de cuero negro. Su torso musculoso y desnudo estaba
cubierto de sangre, dejando ver un atisbo de su carne. Ari dejó caer su mirada,
sintiendo su estómago responder a la horrible visión.
―He considerado las consecuencias, Ari. ―Azazil volvió a mirarla,
sintiendo un nudo de ansiedad en su pecho―.‖¿Estás segura de que entiendes
lo que estoy diciendo?
―Lo entiendo. ―Asintió―. ¿Estás diciendo que me devolverás el favor
que me debes?
Sus labios mostraron una media sonrisa, sus ojos brillando.
―Debería matarte o aplaudirte por usar la promesa de un favor en mi
contra. Este no es un favor cualquiera, nos afectara a todos nosotros. Y no
puedo medir las consecuencias. Veo vagas imágenes que no tienen ningún
sentido.‖―Sus rasgos se endurecieron―.‖Todo lo que puedo sentir es que si te
devuelvo este favor, algo inmenso vendrá. Algo afectara mi reino y a todos los
mortales, no solo a ti y a mí.
Su profecía la hizo detenerse. Una cosa era sugerir las posibles
consecuencias y otra era profetizar un cambio gigante verdadero.
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―¿De qué forma?
―Te dije que no puedo saberlo con seguridad.
―Así que, ¿podría ser bueno o malo?
―¿Alguna cosa es solo buena o mala?
El hombre a su lado gruñó otra vez y Ari hizo una mueca de dolor.
―¿Supongo que no incluirás a este hombre en el favor?
Azazil frunció el ceño.
―Si te otorgo este favor, es posible que no estaré alrededor para hacer
mucho por un tiempo.
Solo eso era razón suficiente para hacerlo. Ari asintió.
―Hazlo.
El sultán cruzó los brazos sobre su pecho.
―No sé si tomar el riesgo de las consecuencias por romper mi promesa
contigo o continuar con esta locura.
―Pensé que te gustaba la locura. Es entretenida, ¿no te parece?
Una lenta sonrisa maliciosa apareció en el rostro de su abuelo.
―Eso es cierto. ―Dejó caer sus brazos y caminó hacia ella, la
majestuosidad de su poder amenazando con hacerla caer―. Tú ganas, Ari. Te
concederé tu favor. ―Sonrió―. Que los reinos tengan piedad de todos nosotros.
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PARTE UNO
6
1
El cielo es oscuro en este nuevo mundo.
Traducido por Josefina
Corregido por Nanis
Ari, ¡agáchate!
Jai gritó telepáticamente, y los reflejos de Ari la impulsaron. Golpeó el
suelo, barbilla hacia abajo, sus ojos se alzaron mientras observaba el cuchillo
sisear a través del aire y clavarse en la pared a centímetros de la cabeza de Jai.
Ari rodó sobre su espalda y movió sus manos hacia adelante, con las palmas
hacia afuera, mandando dos rayos de magia defensiva hacia el Qarin. El
inclasificable Jinn se movió hacia un lado para evitar el ataque de Ari y dio un
paso directo hacia la magia de Jai. El puñado de brasas que él había enviado,
segundos después de las de Ari, golpeó con la fuerza de un tren. El cuerpo del
Qarin se elevó y golpeó a través de la pared de papel delgado de la casa en el
pueblo Milwaukee.
Ari se impulsó sobre sus pies.
―¿Estás bien? ―preguntó Jai bruscamente. Caminó junto a ella,
colocando su cuerpo protectoramente frente a ella a pesar de las innumerables
veces que le había pedido que dejara de hacer eso.
―Estoy bien ―murmuró, sacudiendo los escombros de su camiseta.
Jai no se molestó en echarle un vistazo y Ari no estaba sorprendida. Ahora
no había tiempo para tratar de descubrir por qué su novia estaba enojada con él.
Michael les dijo que su grupo estaba cazando al doppelgänger 1 Jinn de
Sam Shepherd, el profesor de arte, lo habían rastreado después de dos meses de
búsqueda. Ari y Jai habían venido tras él y ella había usado el tiempo en
cercana proximidad para hacer claro que estaba molesta con su novio. Sin
embargo, Jai no había abordado el tema de sus respuestas monosilábicas y
silencio pesado, y eso solo la enfadó más. Eso significaba que la perra
doppelgänger estaría en un mundo de dolor si esto no terminaba rápido.
Ari y Jai habían usado los Peripatos para llegar a las coordenadas que los
cazadores del Gremio les habían dado. Eso había sido hace media hora. Con el
humano Sam Shepherd desmayado escaleras arriba (trabajo de Jai), habían
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Doppelgänger: es el vocablo alemán para definir el doble fantasmagórico de una persona viva.
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estado jugando a las escondidas con el Qarin por tanto tiempo como Ari podía
recordar. Ella tenía dos cortes curativos: uno en su frente y otro más profundo a
lo largo de sus costillas que dolía como el infierno. Jai, por supuesto, estaba
ileso. El Qarin estaba jugando con ellos, pensó, y Ari tenía la clara sensación de
que él estaba determinado a que Jai terminara con más que un simple corte.
Bueno, Ari había terminado de jugar.
Se detuvo al lado de Jai para ver la mancha en el suelo lleno de escombros,
donde el Qarin debería estar.
Ahora estaba vacío.
―Mierda ―murmuró Jai, apretando su mandíbula―.‖Voy‖a…
―Cállate ―espetó Ari, ignorando las cejas levantadas de Jai. La mirada de
¿discuuuuuulpa? en su rostro hubiera sido cómica si ella no estuviera tan
molesta.
Dame un minuto, trató de explicar menos lacónicamente.
Ari cerró sus ojos. De vuelta a cuando ella y su tío Rojo habían estado en
un suelo algo más estable, él había dicho que incluso sin sus habilidades como
el Seal, ella era una poderosa Jinn. Su madre, Sala, había sido una antigua y
potente Ifrit, su padre era el rey Blanco, uno de los más poderosos Jinns que
existía. Si los Jinns fueran celebridades, ella habría sido la Blair Waldorf2 del
Mount Qaf, el reino Jinn. Rojo había insinuado que eso significaba que ella
todavía no había aprovechado todo el alcance de sus habilidades. Jai estaba
tratando de llevarla ahí con entrenamiento. Ellos estuvieron en algunas cacerías
juntos donde ella había descubierto más y más acerca de sí misma. Aunque era
tiempo de revelar más.
Había visto a su tío sentir Jinn en otro estado, por el amor de Cristo.
Seguramente, ella podría encontrar a este idiota doppelgänger, así ella y
Jai podrían hacer la desagradable tarea que habían venido a hacer y largarse de
ahí.
Ari se concentró. Sintió el movimiento de los escombros cuando se
movieron contra la suave brisa que soplaba desde una ventana abierta. Sintió el
aire bailando a los costados cuando Jai se movía un poco, sus sentidos se
cerraron en torno a su magia. Sentía la riqueza de su firma abrumándola. La
atracción hacia Jai era diferente de cualquier otro Jinn que hubiera sentido
jamás. Un guardián Ginnaye de sangre pura y extremadamente fuerte, la magia
de Jai pulsaba en profundas y palpitantes ondas. Pero a diferencia de muchos,
Blair Cornelia Waldorf: Es uno de los personajes principales de la serie de libros y de
televisión Gossip Girl, interpretado por Leighton Meester.
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él tenía una calidez rica y acompasada que venía de sus instintos naturales de
proteger. Podría utilizar esa poderosa energía para envolverte en su seguridad
o usarla para destruirte.
Dándose a sí misma una ligera sacudida, Ari se empujó pasando el aura
de Jai y sintió a través de la oscura memoria de la casa en su mente. Buscó en
cada rincón, cada recoveco, tomando silenciosamente las escaleras para ir al
segundo piso.
Ahí.
En el baño de arriba.
Ari tomó una respiración profunda, su estómago retorciéndose
repentinamente con su decisión.
La verdad era que ella había estado jugando con el Qarin tanto como había
jugado con ella. Tratando de postergarlo.
Las dos cacerías en las que había estado le sirvieron como entrenamiento
más que cualquier otra cosa. Jinns que simplemente tenían que ser etiquetados
y trasladados de las ciudades donde estuvieron comportándose mal.
Esto era diferente.
El Qarin doppelgänger iba a ser su primer asesinato.
Jai quería hacerlo. No quería ese peso en sus hombros.
¿Pero a quién estaba engañando Ari? Era la hija de un rey Jinn que estaba
en una misión para liberar de la prisión al más poderoso ser de todo los reinos;
ella apenas había hablado con su único aliado (Rojo) en semanas; su mejor
amigo era un enemigo del estado; y había un cierto Marid antiguo, quien
resultaba ser el teniente del sultán, quien últimamente había estado visitándola
en sus sueños.
Alguna vez iba a terminar matando en defensa personal.
Parecía‖que‖hoy‖iba‖a‖ser‖el‖primer‖día‖en‖un‖mundo‖nuevo…
Su magia cosquilleaba en su mano hasta que sintió la empuñadora nudosa
del cuchillo para luchar F-S que había elegido del gabinete de armas de
Michael.
Escuchó el aliento contenido de Jai segundos antes de usar los Peripatos.
Las flamas parpadearon a su alrededor cuando apareció en el baño, sus ojos
encontrando los del Qarin en el espejo, los suyos abiertos, los de ella sin
expresión.
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La hoja del cuchillo se hundió adentro y hacia arriba a través de su
espalda y su pecho, impulsado por la magia Jinn y la fuerza de Ari. Una
puñalada en el corazón. Había entrenado para hacer esto en maniquís.
Se sentía diferente apuñalar a través de carne y musculo.
Sus ojos se agrandaron con horror, sangre filtrándose de la esquina de su
boca.
Y después, su cuerpo se relajó, flojo, cayendo al suelo como una
marioneta sin amo.
El sangriento cuchillo se cayó de la mano de Ari, haciendo ruido en el piso
de azulejos mientras miraba al Jinn muerto. Se quedó paralizada por un
momento, mirando hacia el cadáver y el charco de sangre a su alrededor. Había
matado a alguien. Su estómago se sacudió.
Tambaleándose sobre el cuerpo, Ari intentó tomar el lavabo, con sus
manos apoyadas en cada lado mientras la fría nausea trepaba a través de ella y
vomitaba el horror de lo que había hecho.
Sintió su energía antes de que sintiera sus manos quitando los mechones
sueltos de cabello que estaban en su rostro.
―Nena ―susurró con voz ronca, su aliento cálido en su oreja.
Ari abrió el grifo de agua fría, sus dedos temblando, y aunque apenas
sentía su frescura, bajó la boca y bebió. Luego salpicó agua sobre la cara y se
enderezó, apoyándose de nuevo en el pecho de Jai.
―Te dije que yo lo haría. Lo he hecho antes. No tenías que hacerlo.
Ella dio un ligero movimiento de cabeza, tratando de no estremecerse al
sentir el corte de la hoja en el pecho del Qarin de nuevo. Había estado nerviosa
por asesinar a uno de los malos. Solo nunca se dio cuenta de que tomar una
vida le afectaría tanto. Debió haberlo sabido.
―Eventualmente tenía que hacerlo. Quería acabar con eso.
Las manos de Jai se deslizaron por sus brazos y se curvaron alrededor de
sus bíceps, sosteniéndola aún más cerca de él.
―Lo hiciste bien.
―¿Lo hice? ―preguntó Ari.
Le besó el cabello.
―No serías tú si no te sintieras así de mal al respecto. Recuerda, hizo un
montón de cosas terribles para los humanos, Ari. Cosas humillantes, horrorosas
y asesinas.
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Ella sabía eso. Sabía que había sacado un tipo malo menos de la calle. Ari
solo necesitaba que su conciencia culpable se pusiera al día. Haciendo una
mueca hacia el lavabo, Ari se dio vuelta en los brazos de Jai, sus manos cayendo
a sus caderas para mantenerla cerca.
―No le digas a nadie que vomité, ¿de acuerdo?
―Nadie pensaría menos de ti.
―Aun así… no lo hagas. ―Michael y Caroline podrían aceptarlo, pero
algunos de los otros cazadores del Gremio seguían siendo cautelosos.
Tenía que demostrar su valía a ellos. Si se enteraran que había vomitado
después de su primer asesinato… bueno… no sabía qué pensarían.
―No voy a decirle a nadie ―le aseguro Jai, el musculo de su mandíbula se
flexionó―. No tienes nada de qué avergonzarte. El asesinato no está en su
descripción de trabajo, así que la mayoría de ellos no tiene idea lo que se siente
quitar una vida. No tienen derecho a juzgarte.
Ya sin estar enojada con él, Ari apretó una de sus manos con gratitud. Lo
que Jai había dicho era verdad. Los cazadores del Gremio eran Jinn mestizos,
mitad humano, mitad Jinn, creados por el rey Dorado como medida de balance
en contra de la maldad Jinn. Los cazadores del Gremio podían cazar Jinns y
etiquetar Jinn malvados, pero si alguna vez mataban a uno, los creadores de la
ley en el monte Qaf lo sabrían y los llevarían a ser juzgados. Injustamente, en el
Monte Qaf, era un crimen castigado con la muerte que un mestizo matara un
Jinn pura sangre. También se proclamó que los pura sangre no tenían permitido
matarse unos a otros, sin ser juzgado, pero Rojo había dicho que eso no era una
ley creada por los creadores de la ley, y los juicios sólo se llevaban a cabo de vez
en cuando para desalentar las luchas internas.
Eso significaba que Michael Roe, el líder de los cazadores del Gremio,
tenía en su poder tres Jinn pura sangre. Ari, Jai y el mejor amigo de Jai, Trey.
Cuando Charlie se ausentó después de matar a Akasha (el Labartu que había
asesinado a su hermano pequeño), Ari decidió que unirse al Gremio con Jai y
Trey era su mejor movimiento. Michael decidió que le gustaba la idea de tener
cazadores en su Gremio que pudieran matar a un chico malo por una vez.
También les había dicho que Charlie era una prioridad ahora que era un
hechicero loco con un peligroso pedazo de la esmeralda del Monte Qaf
alimentando su magia. Para alivio eterno de Ari, Charlie había desaparecido de
la faz de la Tierra durante los dos últimos meses y ninguno de los Gremios
pudieron encontrarlo. Esperaba que se quedara allá.
―Tienes razón ―respondió Ari con una sonrisa frágil―. Les hice un
favor. ¿Quién da una mierda por lo que piensen?
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―Bien. ―Asintió Jai, su expresión endureciéndose de nuevo―. Ahora
déjame limpiar a este tipo, llama al Gremio para que vengan a cuidar del
humano Sam Shepherd, y luego podamos llevarte a casa. ¿Cómo está la costilla?
Ari miró el Qarin, sintiendo su estómago un poco más firme.
―Está sanando. Estoy… bien.
Para alivio de Ari, ella y Jai se mantuvieron ocupados limpiando el
desastre, llevando al humano Sam Shepherd al resto del Gremio para
informarles antes de enviarlo de regreso al mundo humano. Entonces ella y su
novio tuvieron que volver con Michael a interrogarlo sobre la situación. Hablar
ayudó a lidiar con la inmensidad de lo que había hecho. Los ojos de Michael
crecieron con preocupación paternal cuando supo que Ari fue quien hizo la
matanza, y Ari quería preguntarle a qué demonios estaba jugando.
La quería para asesinar Jinn, y cuando lo hizo, ¿era suave con ella al
respecto? Fue agradable ver su preocupación, pero…‖también confuso.
Ari no dijo nada, sin embargo.
Después de perder a su hija Fallon en la guerra de Charlie contra el
Labartu, Ari no tenía el corazón para hablar de sus habilidades de liderazgo
enrevesado con ella.
Caroline les daba de comer, mientras le dieron a Michael el resumen.
Cuando terminaron, enviaron Ari y Jai a su casa con otra mirada de
preocupación. El hecho de que Ari había elegido vivir con Jai y Trey en la casa
que habían comprado a un par de cuadras de Michael estaba preocupándolos.
Sí, Ari tenía dieciocho años y legalmente podía tomar su propias decisiones,
pero estaban preocupados de lo que sus otros empleados podrían pensar de
una chica viviendo con dos sexys hombres, poco mayores que ella.
Podían pensar lo que quisieran.
Trey era uno de sus mejores amigos ahora. Y Jai, bueno… Jai estaba siendo
raro.
De ahí, la irritación anterior.
Todavía agitada del calvario del día, Ari estaba demasiado exhausta para
hacer frente a su frustración con respecto a Jai. Entraron en la tranquila casa de
cuatro dormitorios y de inmediato sintió que Trey no estaba en casa. No era de
extrañar. Con él sirviendo como instructor de combate para el Gremio y porque
era Trey y bendecido con una abundancia de encanto, había hecho amigos con
facilidad entre los cazadores y había ido probablemente a un bar con algunos de
los chicos.
―Deberías comer ―le dijo Jai mientras se dirigía hacia la amplia escalera.
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Arrastrándose arriba, ella negó.
―No tengo hambre.
―Ari…
―Voy a comer en la mañana. ―Lo cortó. Se dio la vuelta en su puerta. Su
habitación al lado de la de Trey y directamente enfrente del cuarto de Jai.
¿La raíz de su exasperación con él?
Cuando se habían mudado hace dos meses, Ari había sido conmovida por
la consideración de Jai cuando abrió la puerta de la habitación más grande de la
casa y dijo que era toda suya. Al darle su propio dormitorio, estaba diciéndole
que no la estaba presionando para tener relaciones sexuales, o forzar su relación
a moverse demasiado rápido. Era atento y considerado y tan dulce.
Sin embargo, dos meses después apenas había besos de él, y que no
entrara furtivamente en su dormitorio en la noche estaba conduciéndola a la
locura. Bien, los besos no eran nada para burlarse, pero cada vez que las cosas
se ponían muy calientes, él daba marcha atrás y le decía que se fuera a la cama
como si fuera un niño pequeño.
No había habido ninguna de las cosas buenas como lo que pasó hace unos
meses en el Monte Qaf después del juicio de Charlie. Apenas la había tocado
desde entonces, y estaba empezando a sentirse como una no tan sexy leprosa.
El suave toque de los nudillos de Jai acariciando su mandíbula la sacó de
su niebla. Ella lo tomó de la mano con los ojos capturando los de él. Los suyos
estaban buscando algo, preocupados por ella. Ella sintió una oleada de amor,
lujuria, y confusión.
Y no estaba de humor para tratar con él.
Había matado a un malvado Jinn. Problemas de novios tendría que tomar
un segundo plano por esta noche.
―Te veré en la mañana. ―Se apartó de él, dejando caer su mano.
―Oye. ―Sus dedos agarraron su brazo un poco más fuerte cuando la echó
hacia atrás, hacia él. Jai frunció el ceño―. ¿Me necesitas contigo esta noche?
¿Esta noche de todas las noches, pregunta? ¿Cuándo estoy tan cansada que
apenas puedo mantenerme de pie?
Ari negó, reprimiendo su frustración.
―Solo quiero dormir. Voy a estar bien.
Sus fuertes dedos se flexionaron alrededor de su brazo y él se acercó más
hasta que su pecho rozaba el suyo. Le dirigió una sonrisa compungida que no
terminaba de eliminar la expresión vulnerable en sus hermosos ojos.
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―¿Puedo obtener un beso de buenas noches por lo menos?
Su corazón latía fuerte en su pecho y Ari sintió que sus labios se curvaban
suavemente en las esquinas.
―Para futuras referencias, esa es una pregunta que nunca tienes que
hacerme.
La sonrisa de Jai se profundizó, derritiendo las entrañas de Ari.
―Es bueno saberlo ―murmuró contra su boca antes de presionar
suavemente su boca en la de ella. Esperaba que fuera dulce y corto. En cambio
fue… emocional.
Jai la acercó, su mano alrededor de su nuca. Ari dejó que sus labios se
abrieran cuando Jai rozó un lado a otro los suyos sobre los de ella, su lengua
jugó con sus labios antes de lamer con trazos rápidos y ligeros contra su lengua
que le hicieron contener el aliento. Arqueó su cuerpo hacia él. Suspiró, su
corazón acelerado por el sabor picante.
Pero Jai se negó a acelerar el beso. Era una seducción de profunda trazos,
juegos, mordisqueos, imprimiendo… una huella de él en ella. La besó
posesivamente sin agresión. La manipulaba con suavidad pero le decía que era
suya.
Cuando él se apartó de mala gana, las manos de Ari revolotearon a su
pecho, sus ojos cerrados, sus labios hormigueando e hinchados.
―Te veré en la mañana ―le dijo con voz ronca, claramente afectado por el
beso de ella.
Ari contuvo el aliento ante el calor en su expresión. Allí estaba. Cada vez
que llegaban a este punto, se ponía a perder el tiempo incluso cuando sus ojos
se ponían así de abrasadores, quiero violarte como un chico en una novela
romántica mirada en ellos, Jai retrocedió.
Con una previsibilidad que se estaba volviendo molesta, dio dos pasos
hacia atrás.
―Buenas noches.
Ella le dio una sonrisa a medias y se apresuró a su dormitorio. Después de
unos segundos, oyó los pasos de Jai alejándose y su puerta abrirse y cerrarse.
Suspiró y encendió la luz.
La habitación que Jai le había dado era tan hermosa como era de enorme.
La monumental cama con dosel estaba en el centro, rodeada por un gran
armario, tocador y mesitas de noche a juego. El mobiliario era moderno y
elegante con un toque de Marruecos. Tenía su propio cuarto de baño y hasta un
closet habitación. Él estaba tratando de darle un hogar nuevo, y en su mayor
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parte, estaba teniendo éxito. Pero Ari se estaba cansando de esa extraña
distancia entre ellos. No se trataba sólo de sexo. Se trataba de su familia.
Cada vez que intentaba hablar con Jai sobre su padre que era mantenido
encerrado en una botella por el rey Blanco, él se cerraba y le decía que estaba
bien. Ella sabía que no estaba bien. ¿Cómo puedes estar bien después de una
traición trascendental de esa clase?
Cabeceando y con los párpados entornados, Ari decidió que mañana era
un nuevo día para preocuparse de estas cosas. Agradeció estar demasiado
cansada como para pensar en la Qarin que había asesinado, Ari torpemente se
desnudó y tomó su nuevo camisón de seda. Una vez que se lo puso, se
zambulló debajo de las mantas y acurrucó su cabeza profundamente en su
almohada, oliendo su propio perfume en él. Confortada, permitió que el mundo
desapareciera…
c
El agua estaba quieta en el Lago Moonlit. Las rocas montañosas que la
rodeaban proporcionaban privacidad a la cala mística. Tan pronto como sintió
la arena áspera contra su piel, gimió.
Había estado aquí antes.
Maldita sea.
―Asmodeus ―refunfuñó, girando en la arena para mirar en la oscuridad.
Como era de esperar, se fundió de entre las sombras, acercándose a ella
vistiendo pantalón negro suelto, nada en su parte superior del cuerpo a
excepción de un anillo de bronce alrededor de cada uno de sus fuertes brazos,
su cabello largo y oscuro fluyendo libremente sobre sus anchos hombros. Ari
apartó los ojos de su cuerpo y miró a su inquietantemente bello rostro.
Era tan injusto que alguien tan psicótico fuese así de fantástico para la
vista.
Asmodeus le sonrió mientras se acercaba, sus pies descalzos pateando la
arena. Ari se puso de pie, con el ceño fruncido en la tela blanca que revela que
él la había vestido, mostraba un gran escote y mucha pierna. Disgustada, se
cruzó de brazos y echó la cabeza hacia atrás para mirar hacia el hombre de
descomunal atractivo.
―Deja de jugar con mis sueños y déjame salir de aquí. Por centésima vez.
Su sonrisa se profundizó, un destello de dientes blancos en la oscuridad
mientras caminaba a su alrededor, dos dedos deslizándose por su brazo.
Ari se estremeció y se apartó.
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―Lo digo en serio.
―Lo sé ―respondió con indiferencia mientras se acercaba.
―¿Por qué no dejar de atormentarme?
Durante los últimos dos meses, el príncipe Asmodeus había estado
haciendo estragos para sacarla de su mundo de sueños y tirando de ella hacia el
suyo. Al principio había estado decidido a saber por qué ella podía manipular
el Seal de Salomón, pero pronto había descubierto que ella estaba tan
despistada como él. Y Ari sabía que Asmodeus no tenía ni idea de por qué el
Seal no funcionaba en él.
Al descubrir que no sabía nada, Asmodeus continuó volviendo para
encontrarla aquí. No parecía haber ningún propósito de estas visitas que no
fueran molestar, tratar de seducirla, y ocasionalmente para amenazar la vida de
Jai.
―Es divertido.
―¿Divertido?
Él se encogió de hombros.
―Estoy demasiado cansada para esto. Cada vez que visitas mis sueños,
estoy exhausta en la mañana.
Un brillo malvado entró en sus ojos oscuros.
―Creo que si vas a estar agotada, debes estarlo por una razón… y ya que
el Ginnaye no está dispuesto a darte cabida, yo estaría más que contento de
cuidar a cualquiera de tus necesidades…
―Ni en sueños.
Asmodeus se rió y cruzó los brazos sobre su pecho, estudiándola.
Mientras se miraban el uno al otro, su sonrisa se desvaneció.
―Hoy asesinaste.
Ari se echó hacia atrás.
―¿Cómo‖lo…?
―Me preocupo por saber.
―¿Me estás espiando?
―Cada vez que estoy aburrido, sí.
Disgustada, Ari negó.
―Eres un espeluznante hijo de puta.
Su actitud cambió al instante desde relajado a erizado.
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―Ten cuidado.
Un disparo de miedo hormigueo por su espalda y tuvo que morderse el
labio para detenerse de decir algo aún más tonto.
Satisfecho, se volvió y se sentó en la arena, con los brazos colgando sobre
sus rodillas.
―Siéntate.
―No tienes modales, lo sabes, ¿verdad? ―refunfuñó Ari mientras se
dejaba caer al suelo, manteniendo una distancia prudente entre ellos.
El Marid le dio una mirada divertida.
―Deja de desviarte. Mataste hoy.
Ari suspiró.
―Sí, lo hice. ¿Estoy en problemas?
―No conmigo.
―¿Con alguien?
―No hay nadie que se preocupe por la desaparición del Qarin.
Ari dio un suspiro de alivio.
―Es bueno saberlo.
Después de un momento de silencio, Asmodeus cogió una piedra pequeña
y con un movimiento de su muñeca la envió deslizándose sobre el agua.
―No deberías estar haciéndolo.
―¿Trabajar para el Gremio?
―Convertirte en una asesina.
Ari trató de no estremecerse ante la palabra.
―¿Por qué? Estoy bien. Estoy librando al mundo de los humanos del mal
Jinn.
Él levantó una ceja.
―¿Vale la pena la pérdida de tu pureza por eso?
―No soy pura, Asmodeus.
―Tu alma estaba limpia, Ari. Estás arruinándola con esta necesidad de
cazar Jinns.
―No es una necesidad ―mintió―. Es algo que quiero. Incluso antes de
todo esto… ―hizo un gesto a su alrededor―, era una graduada de escuela
secundaria con una grave crisis de identidad. No sabía lo que quería de la vida.
No sabía dónde encajaba. A pesar de todas las cosas malas que han surgido con
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la búsqueda de quién soy, al menos también he encontrado mi lugar en este
mundo.
―¿Con el Ginnaye, asesinando Jinns?
―Con Jai, cazando a los malos.
Él gruñó.
―Eres tan ingenua, que me duele físicamente.
―Entonces deja de traerme a tus sueños.
―No.
―¿No?
―No.
Ari trató desesperadamente de apaciguar su irritación.
―¿Qué quieres, Asmodeus?
Su mirada era oscura e insondable. Ari no podía parar de observar su
fuerte rostro. Ojos negros enmarcados por largas pestañas, piel bronceada,
inmaculada, pómulos afilados, una fuerte pero recta nariz y una perfecta boca
de un labio inferior lleno y un labio superior ligeramente más delgado. Si un
humano fuera a su encuentro, pensaría que Asmodeus era un exótico joven de
veintitantos años y no un retorcido, antiguo Marid que había estado alrededor
por Dios sabía cuántos siglos.
―Esta noche quería ver cómo les iba después de su primera muerte.
Sorpresa disparó a través de ella, forzando su cabeza ir hacia atrás. Él vio
su reacción con los ojos brillantes.
―No estoy jugando contigo.
Haciendo caso omiso de la curiosidad retorciéndose dentro, Ari le dio una
cínica sonrisa.
―Sea lo que sea, ¿podemos al menos ser honestos uno con el otro?
―Está bien. ―Asintió―: Me gusta jugar contigo. Pero no estoy aquí para
jugar un juego esta noche.
Ari se encontró confesando.
―Estuve enferma al principio. Fue horrible. No esperaba sentirme tan
avergonzada.
―¿Y ahora?
―Jai me recordó todas las cosas que el Qarin hizo. Me siento orgullosa
que estaba lo suficientemente fuerte como para hacer algo al respecto.
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―¿Así que no hay culpa?
Ella apartó la mirada.
―Siempre habrá culpa, Asmodeus. Estoy aprendiendo rápidamente a
ponerlo a un lado para el cuadro más grande.
Él le lanzó una mirada estrecha y se puso de pie.
―Así‖ es‖ como‖ empieza.‖ Dejando‖ a‖ un‖ lado‖ las‖ cosas‖ para‖ el‖ cuadro‖ m{s‖
grande.
Confundida como siempre lo estaba después de uno de sus encuentros,
Ari se puso de pie también.
―¿Por qué te importa?
Cuando él extendió una mano, Ari se preparó para inmutarse de nuevo,
sabiendo por experiencia que no tomaba el rechazo a la ligera. Sus dedos le
rozaron la mejilla.
―No puedo decidir si quiero que cambies.
Ella frunció el ceño.
―No creo que eso sea realmente asunto tuyo.
Ante su tensión repentina, Ari se tensó, conteniendo la respiración
mientras él se inclinaba hacia ella, con la boca rozando su oreja.
―Estoy haciéndolo mi asunto.
Los párpados de Ari se abrieron de golpe y luchó por respirar, jadeando
de miedo y algo más mientras miraba al techo de su dormitorio oscuro.
Se volvió hacia su lado, tirando de las sábanas herméticamente alrededor
de ella.
No sabía qué hacer con Asmodeus. No le había contado a Jai que la
visitaban en sus sueños. No lo había dicho a nadie. Pero Ari sabía que su
creciente atención era preocupante y a la única persona que quería decirle era a
su tío Rojo. Él sabría qué hacer. Pero dependía de si Rojo quería hablar con
ella… y si la ayudaría si lo hacía.
19
2
El que soy no soy yo
Traducido por Josefina
Corregido por Nanis
Emocionalmente agotada, Ari trato de dejarse llevar por el sueño, pero su
conciencia no parecía poder descansar. Se despertó a las 6 a.m., una hora antes
de lo habitual. Con la boca seca, Ari se arrastró somnolienta de su habitación
para ir a buscar un vaso de agua de la cocina. Hubiera sido muy fácil conjurar
uno, pero Trey y Jai habían insistido en usar sus habilidades Jinn cuando
importaba, o cuando era la única solución conveniente. De lo contrario, vivían
sus vidas como seres humanos. Era en parte una actitud Ginnaye, que cree que
usar la magia Jinn para la vida cotidiana era perezoso, y un día de estos se
pondrían en evidencia frente a algún humano.
Ari estaba a punto de bajar la escalera cuando la puerta del dormitorio de
Trey se abrió. Ella levantó la vista y se detuvo al ver a un enorme chico
precioso, de cabello azul con vaqueros y una delgada camiseta.
―¿Cristal? ―dijo en voz alta, más que un poco sorprendida al verlo allí.
No era que no sabía que, el rey Cristal, que era uno de sus tíos, también
conocido como un todopoderoso y aterrador Jinn estaba viendo
románticamente a Trey, era que nunca lo había visto en las inmediaciones de la
habitación de Trey antes.
Eso le provocó una nota de pánico en nombre de su amigo. No quería que
Trey quedara demasiado profundamente involucrado en el peligroso mundo de
los genios royalties, pero parecía fascinado con su nuevo novio. Y francamente
más alarmante era la cara de Cristal al mirar a Trey. El sentimiento parecía
correspondido.
Cristal llevó un dedo a los labios, silenciándola y ella se disculpó. Hizo un
gesto hacia las escaleras y Ari se apresuró hacia abajo, sintiéndolo detrás de ella
pero sin oír sus movimientos en absoluto. Entró en la cocina en la parte trasera
de la casa, un espacio enorme con una isla en el medio y una gran mesa de
comedor en el extremo izquierdo. Las puertas corredizas daban a un patio
trasero de buen tamaño.
―¿Quieres un poco de agua? ―preguntó cortésmente, sacando una
botella de agua de la nevera.
20
Cristal negó.
―Voy a hacerme un café.
Esto era tan extraño.
Ari se limitó a asentir.
No era que no le gustara Cristal, era sólo que nunca había llegado a
sentirse cómoda con él como cuando estaba con Rojo. Rojo sonreía y bromeaba
con ella, mientras que Ari no había visto nunca a Cristal sonreír a menos que
fuera con intención siniestra. Trey era su opuesto en todos los sentidos.
Pensar en Rojo causó que Ari preguntara a Cristal por decimoquinta vez,
―¿Has oído hablar de Rojo?
Cuando el rey Jinn levantó la taza de café que había conjurado (claramente
estaba bien con tomar atajos en la vida), su expresión se hizo más centrada.
Tomó un sorbo y se apartó para estudiarla.
―Lo hice.
Se abstuvo de rodar los ojos. Lo que pasa con un rey Jinn… era que nunca
respondían las preguntas tacitas y obvias.
―¿Cómo está?
―Está bien, Ari.
―¿Le dirás que pregunté por él? ―Otra vez.
Cristal inclinó la cabeza haciéndole saber que honraría su petición.
A pesar de sentir un nudo el estómago debido a la distancia entre ella y
Red, Ari no podía dejar de pensar que un arco de la cabeza era una forma
bastante fresca y digna de responder a alguien.
Antes de que alguno de los dos pudiera entrar en un silencio incómodo,
Ari se sintió aliviada al oír pasos en la escalera. Dos segundos después, Trey
entró en la cocina. Como siempre, Ari sintió un afectuoso apretón en el pecho,
así como una apreciación honesta por su belleza masculina. Trey era alto con
una complexión atlética larguirucha, desordenado cabello rubio oscuro y ojos
grises inclinados. Su rostro era el sueño de un artista, y vestía como una versión
moderna de James Dean. En otras palabras, era sexy con S mayúscula.
Trey se volvió al instante a Cristal. Sonrió.
―Buenos días.
Para absoluta sorpresa de Ari, vio cómo los labios de Cristal se crispaban
mientras‖murmuraba‖“Buenos días”,‖antes de tomar un sorbo de su café. Casi
21
inmediatamente, Cristal puso la taza en la mesa y la desapareció. Con un gesto
casual a Ari, pasó a su lado y se detuvo al lado de Trey.
―Hasta luego. ―Cristal le apretó el hombro y Trey asintió, con los ojos
quemando de manera ardiente, Ari no podía evitar sentirse un poco incómoda.
Estaba entrometiéndose en algo íntimo y privado.
Luego, no sólo para sorpresa de Ari, sino obviamente, para Trey, Cristal
inclinó la cabeza y rozó su boca sobre la de Trey. Sin decir una palabra, el rey
Jinn volvió a entrar en los Peripatos.
Trey se vio adorablemente atónito por un momento. Miró a Ari con una
sonrisa casi infantil.
―Definitivamente es una buena manera de empezar mi día.
Ari rió.
―Sí, creo que sí.
Tan rápido como brilló la sonrisa, Trey se puso serio. Sus largas zancadas
comieron el suelo de la cocina hasta que tomó a Ari fuertemente en sus brazos.
Sintió un beso en la cabeza y envolvió sus brazos alrededor de él, sintiéndose
segura y amada. Fue un sentimiento maravilloso tener después de todo lo que
le había sucedido.
―Jai me contó lo que pasó. ¿Segura que estás bien?
Ella asintió contra su pecho, no estaba lista para dejarlo ir.
―Estoy bien. Honestamente. Fue una conmoción al principio, pero lo he
superado.
―Bueno, al menos no me estabas mintiendo sobre eso. ―La voz de Jai
rompió a través de la niebla reconfortante del cálido abrazo de Trey. Ellos se
retiraron para encontrar a Jai apoyado contra la pared, sus rasgos duros, con los
ojos verdes escupiendo enojo.
―¿Podemos hablar un minuto? ―le preguntó a Trey sin mirarla.
El ritmo cardíaco de Ari aceleró un poco. ¿Qué había hecho ella ahora?
―Por supuesto. ―Trey levantó las manos, como si se rindiera―. Tengo el
entrenamiento de esta mañana, de todos modos. Los alcanzaré luego chicos.
Tan pronto como la puerta se cerró de golpe, Ari apoyó las manos en las
caderas.
―¿Qué fue eso? ―exigió.
Jai se apartó de la pared, ira infundida hacia ella mientras se acercaba con
pasos cortos. Su mirada examinaba su cuerpo de manera significativa antes de
aterrizar en la cara.
22
―¿Qué llevas puesto?
Sintiéndose criticada, Ari miró hacia abajo.
―Uh… ¿un camisón?
―¿Dónde está tu pijama?
Ella arqueó una ceja ante su tono cáustico, para nada impresionada.
―Probablemente en mi cajón.
―¿Por qué llevas esto en lugar de esa?
―Lo compré. Me gusta. ―Se encogió de hombros.
A decir verdad, lo había comprado para tratar de atraer a Jai. Era un corto
camisón de seda lila con un escote adornado con encaje. El dobladillo, que
apenas le cubría el culo, era en encaje también. Había comprado cinco de
diferentes colores.
Ari no iba a decirle eso, sin embargo. La inquietud se apoderó de ella
cuando la cara de Jai se volvió aún más oscura. Se lo había puesto porque era lo
más a la mano, y había estado demasiado dormida por la mañana para pensar
en lo que llevaba puesto. Mierda.
―Jesucristo, Ari, apenas cubre nada ―espetó―. ¿Puedes no llevarlo
delante de mi mejor amigo?
Doble mierda.
―Es sólo Trey ―argumentó, tratando de hacer que no pareciera tan
malo―. Él es como un hermano.
―Excepto que no lo es. Y sé que es un hecho que él no te ve como a una
hermana. ―La mandíbula de Jai se apretó―. Ustedes pueden ser amigos, pero
eso no significa que él no aprecia una chica sexy cuando la ve.
Sintiéndose un poco resentida, Ari le dio la espalda para poner el resto de
su agua en el refrigerador.
―Por lo menos alguien piensa que soy sexy ―murmuró.
―¿Qué fue eso?
―Nada.
―No. Escuché lo que dijiste.
Ella detectó una ira profunda en su voz.
―¿Qué diablos significa eso? ―Los hombros de Ari se encorvaron hacia la
pregunta, ya no estaba segura de estar dispuesta a hablarlo con él, después de
todo, pero salvada por la campana, el celular de Jai sonó.
23
Él maldijo frustrado antes de responder. Dándose la vuelta, ella lo vio
pero sus respuestas de una sola palabra no delataron nada.
―Voy a estar allí ―dijo finalmente. Colgó y la miró, su semblante
oscuro―. Ese era Michael. Necesita mi ayuda en algo, pero cuando regrese,
hablaremos.
Genial.
―No puedo esperar ―respondió con sarcasmo.
Con un suspiro nada divertido, Jai dio un paso atrás en los Peripatos.
Con nudos en su estómago, Ari corrió a su habitación para ducharse.
Habiendo vivido con Jai temporalmente hace meses cuando se conocieron, Ari
ya sabía algunas cosas sobre él. Era increíblemente organizado y ordenado y no
tenía un montón de cosas.
Ari, por el contrario, le gustaba anidar, por lo que se había comprado una
gran cantidad de cosas para la casa usando su dinero de cazadora del Gremio.
Jai no dijo nada mientras llenaba poco a poco lo que había sido una casa
bastante moderna pero masculina, con cosas de chicas: chucherías, cojines,
velas, adornos, jarrones…
Ellos no compartían un baño por lo que no se habían introducido en la
intimidad de eso, pero ella en alguna ocasión lo observaba mientras se afeitaba.
Sabía que él hacia su cama cada mañana como un soldado, que su dormitorio
estaba lleno de dos cosas: ropa y libros, que comía batidos de proteínas, frutas,
frutos secos, cereales, verduras, pollo a la parrilla, pescado, y que rodaba sus
ojos cada vez que veía el lado de Ari y el lado de Trey de la nevera, pizza,
hamburguesas, pudín, refrescos de dieta. Sabía que trabajaba todos los días
durante dos horas y si trabajaba más que eso, algo le molestaba. A veces, ella
conseguía algo de él, otras veces él simplemente la sentaba en el sofá y ponía
una película. Todas estas cosas las sabía y sin embargo, todavía se sentía como
si realmente no lo conociera. No sabía por qué, pero la idea de hablar de eso
asustó el infierno fuera de ella porque estaba tan aterrorizada que fuera a
decirle que todo esto había sido un gran error.
Temblando ante la idea, Ari salió de la ducha y se envolvió en una toalla.
Cuando salió a su habitación, lo que vio a su derecha la dejó sin aliento.
―Te ves bien, Ari. ―Charlie le sonrió desde donde descansaba en su
cama. Su sonrisa era amplia, pero no lo suficientemente amplia como para
llegar a sus ojos―. Linda toalla.
c
24
Una vez que Ari había recogido su mandíbula del piso, Charlie sintió un
cosquilleo de magia en los últimos segundos de aire antes de que la toalla se
hubiera ido y se sustituyera por unos vaqueros y una camiseta. Sintió un
destello de molestia al ver que se había cubierto, como si no estuviera a salvo de
él. Resopló interiormente. ¿A quién quería engañar? Por supuesto que no estaba
a salvo de él.
Con menos dificultad que antes, Charlie logró mantener su expresión en
blanco cuando Ari dio un paso hacia él, susurrando su nombre. Sintió el dolor
familiar en el pecho cada vez que estaba a su alrededor. ¿Le mataría dejar de ser
tan hermosa lo suficiente como para que consiguiera superarla? No quería que
ella le importase. Fallon había muerto por preocuparse por él.
Sintiendo la acumulación de furia en su sangre, Charlie bajó la mirada,
tratando de controlar la rabia.
Lo qué pasó con Fallon no estaba sucediéndole a Ari.
El plan había sido permanecer en bajo perfil, para averiguar cuál sería su
siguiente paso ahora que era un fugitivo y tenía una esmeralda en su poder del
Monte Qaf. Había opciones. Después de que había matado al Labartu, había ido
a un lugar oscuro, y comenzó a pensar cosas retorcidas sobre Ari. Tras una
semana de esconderse, había empezado a sentirse volver a la normalidad y se
dio cuenta de que todos ellos habían tenido razón. La esmeralda le había
cambiado. Pero no iba a renunciar a ella. Sin embargo, intentó renunciar a Ari.
Albergaba un profundo resentimiento contra ella, resentimiento que temía que
algún día iba a llevarse lo mejor de él. Por lo tanto, todas las opciones que había
redactado… bueno, ni uno de ellos la habían incluido en su vida otra vez.
Pero entonces la Ghulah lo encontró.
―Charlie, ¿qué estás haciendo aquí? ―le preguntó Ari en voz baja, llena
de pánico.
Suspiró pretendiendo estar aburrido, como si estar en la misma habitación
con ella, oliendo su perfume, viendo sus bragas en el suelo no hiciera efecto en
él. El hecho de que ella le molestaba, no quería decir que no se sintiese atraído
por ella. Era toda una contradicción.
―Fui seguido por una Ghulah. Al parecer, tú y Jai la atacaron en Roswell.
Ari palideció, asintiendo lentamente.
―Recuerdo, usé el Seal en ella.
―Sí. ―Sonrió―. Ella está muy enojada por eso. ¿Y adivina qué? Ella sabe
que ya no eres el Seal y que no tienes ningún poder sobre ella. Quiere mi ayuda
para derrotarte. ―Observó el rostro de Ari volverse pálido. Una parte de él
quería consolarla. Aplastó ese sentimiento como una hormiga bajo su pulgar―.
25
Piensa que ya que me estás cazando con la intención de matarme, podría hasta
ser un ataque preventivo.
―Charlie,‖yo…
―Relájate, Ari. Si pensara que quisieras matarme, no estaría aquí.
Observando su sospecha, Charlie tuvo que moderar su creciente irritación.
Ella nunca confiaría en él otra vez, ¿verdad?
―¿Por qué estás aquí? ―Se deslizó de la cama y se puso de pie, de pie era
unos cuantos centímetros más alto que ella.
―Para negociar contigo. Te ayudaré a cuidarte de la Ghulah, si quitas al
Gremio de mi espalda.
―¿Cómo?
Ella no había desdeñado la idea de inmediato. Charlie intentó no gruñir.
Maldita sea, ¡tenía que dejar de preocuparse por él!
Y sin embargo… la necesitaba si su plan iba a funcionar. Era todo un lío
desastroso.
―Haces un infierno para ellos cada vez que creen que me tienen. Te
equivocas, causas problemas, haces lo que se necesite para darme el tiempo
para obtener el infierno fuera en esquivar. A cambio, vamos a tomar a la
Ghulah juntos.
Era evidente que estaba preocupada por su plan y su intención. Además
de que creía que la iba a volver a traicionar.
―No necesito ayuda para derribar una Ghulah. No estoy preocupada.
Charlie sintió un tiro de triunfo cuando se preparó para dar la noticia más
grande.
―Deberías estarlo. Ella está acumulando un poco de calor en serio.
―Decidió que la manera arrogante de Ari al fruncir los labios era
increíblemente sexy. Había conseguido más confianza en los últimos meses y le
quedaba indudablemente bien.
―Puedo acabar con una Ghulah que lleva un talismán.
―Cariño… no lleva un talismán. Ella lleva a Pazuzu.
c
Ari pensaba que nada podría ser tan horrible como mirar a su mejor
amigo y descubrir que él se había ido realmente. El calor y la personalidad
detrás de los oscuros ojos de Charlie se habían ido. Su sonrisa pícara se había
26
ido. Fue reemplazada por la indiferencia en blanco y una sonrisa escalofriante.
Él se había ido.
Pero tal vez lo horrible fue la noticia de que uno de los más letales, más
antiguos Jinn en el mundo estaba haciendo campaña en contra de ella.
Cuando su padre, el rey Blanco, estaba tratando de intimidarla para que
aceptara su mando, había ido detrás de su padre humano, Derek, usando los
poderes de Pazuzu, un antiguo demonio del viento de Mesopotamia que había
puesto una maldición sobre Derek. La única manera de romper la maldición era
cazar a Pazuzu y usar el poder del Seal y ordenarle deshacerlo. Ari y Jai lo
rastrearon hasta Roswell, Nuevo México. Antes de que se enfrentaran con
Pazuzu, sin embargo, se encontraron con una carnívora Jinn, una Ghulah, y se
metieron en una pelea con ella mientras trataban de rescatar a algunos seres
humanos. Ari utilizó la orden del Seal en su contra, antes de usarlo en Pazuzu
después de una batalla épica, pero corta. Ahora que Ari no era el Seal, sus
órdenes habían desaparecido de sus víctimas y parecía que no estaban muy
contentos con ella.
Mierda en un vaso de chupito.
En cuanto a Charlie…
Ari lo miró, buscando desesperadamente al antiguo Charlie. El verdadero
Charlie. Aún se negaba a creer que este era su fin. Que debido a ella, todo lo
bueno y especial y amable acerca de él se había ido.
―O… ―Inclinó la cabeza, dando otro paso hacia él―. Me dejas negociar
con el Gremio. Dame la esmeralda y negociaré tu rehabilitación.
Charlie cerró rápidamente la distancia entre ellos, su cuerpo casi
rozándola mientras la miraba a la cara con una sonrisa burlona y torciendo la
comisura de la boca. Sus ojos marrones oscuros estaban ensombrecidos con
tanta… Ari no podía precisar la expresión. ¿Desdén? ¿Ira? ¿Indiferencia?
¿Odio? ¿Anhelo?
―Uno: esta esmeralda es mía. Dos: a la mierda la rehabilitación. No la
quiero. Lo que quiero es que tú y tu jodido Jinn salgan de mi vida.
Ari se tragó un jadeo por su agresividad.
―Charlie…
―Tú no haces este acuerdo, Ari. Voy a llevar a esa perra Ghulah y a
Pazuzu directo a ti.
Ari sintió una abrumadora cantidad de tristeza cerrarse en torno a ella.
―Se ha ido, ¿no? Mi amigo realmente se ha ido.
27
Antes de que pudiera prepararse a sí misma, Charlie tomó ese paso final
hacia ella por lo que su cuerpo se presionó contra el suyo. Bajó la cabeza, con la
boca casi tocando sus labios.
―Nunca fuimos sólo amigos, no importa las mentiras que te hayas dicho.
Y sí. Charlie Creagh no está aquí.
Por primera vez en su vida, Ari sintió frío en compañía de Charlie, frío y
vulnerabilidad. Pero lo más preocupante era el anhelo desnudo en su relación,
un anhelo que parecía mezclarse con una cantidad frustrada de la culpa y la ira.
Su cálido aliento sopló en su rostro en una rabieta y se dio cuenta de sus
intenciones cuando su cabeza bajó todavía más.
Ella se echó hacia atrás, temblando, sintiéndose perdida.
―Detente.
Algo brilló en sus ojos, algo así como la rabia, antes de que se fuera.
―Necesito tiempo para pensar en esto.
Charlie le igualó con un aspecto poco impresionado.
―Tienes dos días para tomar una decisión. En esos dos días voy a estar de
vuelta aquí, misma hora, mismo lugar.
Dio un paso hacia la cama, las llamas de los Peripatos lo engulleron.
Tenían que conseguir la esmeralda de vuelta para que él no fuera capaz de
hacer mierdas así. Ari se estremeció, sorprendida de encontrarse a sí misma
físicamente afectada.
Una terrible verdad estaba tratando de empujar el camino a la vanguardia
de su mente.
La horrible verdad que tal vez el Gremio tenía razón después de todo.
Tal vez Charlie estaba más allá de salvarse.
28
3
Donde el cielo se encuentra con el mar
Traducido por Josefina
Corregido por Nanis
―Ari preguntó por ti de nuevo ―le dijo su hermano en voz baja mientras
caminaba a su lado. Se quedaron juntos en el brillante balcón blanco del
elegante hogar de Rojo en Santorini. La gente rica ocupaba la tradicional aldea
griega, celebridades, empresarios, y ya no era el lugar de la tranquila soledad
que una vez había sido. Rojo sabía que él era una fuente de curiosidad. Que las
personas a su alrededor veían una de las casas más grandes contemplando a
través de las cristalinas e irreales aguas azules del mar Egeo y se preguntaban
sobre el alto hombre de cabello rojo y azul.
A Rojo no le importaba nada su curiosidad.
Vino aquí para una cosa.
Para estar cerca de su amor.
Sala había amado venir a visitarlo aquí. Amaba la belleza sorprendente del
agua que contrastaba con las paredes encaladas de las casas. Le encantaba
cómo, en un cálido día sin nubes, el cielo se reunía con el agua y uno no sabría
dónde empezaba el otro. Decía que el cielo y el agua eran como su amor por él,
no sabía dónde comenzaba y dónde terminaba.
Eran dos mitades de una sola pieza.
La agonía destrozaba a Rojo. Imaginaba que todavía podía ver la
dispersión de sus cenizas a través del agua por debajo de su casa. El hermoso
rostro de su amor pasaba ante él y ante las palabras de Cristal, que brillaba,
cambiando a la cara de la hija de su amor.
Se sacudió, mirando a Cristal, quien miraba el agua.
―Estoy sorprendido. Después de que le di a Charlie la esmeralda
esperaba que ella estuviera enojada conmigo.
Cristal se encogió de hombros. Rojo había notado que Cristal había
empezado a usar ropa de mortales, vaqueros, camisetas, y no necesitaba
preguntar por el cambio.
―Creo que ella entiende que se hizo para protegerlos. No conocías al
chico lo suficientemente bien como para haber entendido cuán destructivo
29
sería. Y en cuanto a Ari, ella parece… asustada. Me pregunto si nos estamos
perdiendo de algo.
Rojo ignoró el destello de preocupación y distraído, le echó un vistazo al
atuendo de Cristal.
―Tal vez si no estuvieras distraído por el joven Ginnaye, lo sabrías.
Eso le ganó una mirada penetrante.
―Déjalo fuera de esto.
Una nueva preocupación le molestaba. Cristal estaba cada vez más cerca
de Trey y Rojo temía que iba a terminar tan mal como lo había hecho su
relación con Tamir, siglos atrás. Tamir había sido el único hombre que Cristal
había amado y su madre lo había matado delante de ellos. Desde entonces,
Cristal había mostrado poco interés en los hombres más allá del sexo. Hasta
ahora.
―Rojo…‖¿qué hay sobre Ari?
Él suspiró para sus adentros y se volvió hacia el agua otra vez. La verdad
era que no había podido hacer frente a Ari ya que se parecía muchísimo a Sala.
Después de que su enojo inicial se había enfriado, se dio cuenta que no culpaba
a Ari por lo que había sucedido. Sala tontamente se metió en la situación
equivocada y perdió la calma al ver a Ari en las garras de Blanco. Y en su
insensatez, los había dejado a él y a Ari sin ella.
Ari.
Rojo frunció el ceño, tratando de ignorar su creciente preocupación
paternal y los sentimientos de vergüenza, como si la hubiera abandonado en
estos últimos meses, cuando ella nunca fue suya para abandonar.
Arremetió contra su otra preocupación en su lugar.
―El chico envejecerá y morirá. ¿Qué, entonces?
Cristal se volvió, apoyándose contra la pared baja para enfrentarse a él. Su
mirada estaba buscando, siempre paciente.
―Hay maneras de evitar eso.
Rojo se echó hacia atrás sorprendido. El miedo siguió. El miedo a que su
hermano, su único y verdadero amigo, siquiera pensara en hacerlo tan
vulnerable.
―No te atreverías.
Su hermano se entristeció, pero era la tristeza templada con tiempo y con
las propiedades curativas lo que Rojo temía fuera amor. No podía ser amor.
30
―No lo hice con Tamir, debido al peligro que Lilif planteaba, pero ella ya
no está con nosotros, y nadie más se atrevería a matarnos. Nadie es lo
suficientemente potente. Trey sería inmortal y estaría protegido.
Incrédulo, Rojo negó.
―Y tú habrías sacrificado un pedazo de ti mismo para que él ganara eso.
―No lo perderé. No como Tamir.
―Pero amabas a Tamir.
Su hermano lo miró fijamente.
Rojo suspiró, cerrando los ojos, su preocupación ahora amplificada por
diez.
―Sólo has estado con él poco más de dos meses.
―Amaste a Sala después de una mirada.
Era inútil discutir con él.
Cristal no daba su afecto con facilidad. Si decía que amaba a Trey, lo decía
en serio. Y Rojo lamentablemente le creía. Él debería haber sabido que en el
momento en que conociera a Trey captaría la atención de Cristal. El joven era
carismático, irreverente y lleno de vida. Era como Tamir en muchas formas. Y al
igual que Tamir era un alma ardiente de energía y luz, una luz que Cristal, con
su peligroso comportamiento y sus pesadas responsabilidad, encontraba
reconfortante para su alma, un bálsamo contra la oscuridad.
Aun así, lo que Cristal estaba proponiendo era un compromiso del que
nunca podría salirse.
―Piensa en ello un poco más, hermano.
―Lo haré.
El silencio cayó entre ellos y juntos se quedaron mirando por sobre el agua
quieta. Rojo se preguntaba si su hermano también estaba deseando que la vida
pudiera ser tan tranquila como el Egeo lo era hoy. Pero no. Siempre había
alguna catástrofe en el horizonte. Últimamente esa catástrofe era su otro
hermano, el rey Blanco. Y "últimamente" había durado siglos. Quería odiarlo.
Una parte de él lo hacía. Pero al igual que su vínculo como los Siete Reyes Jinn,
la conexión que les ataba juntos y con el mundo, mantenía al odio creciendo
hacia algo inmanejable, en algo así como la venganza. Puede que no fuera capaz
de hacer pagar a Blanco por haber matado a Sala, pero Rojo sin duda iba
asegurarse de que Blanco nunca consiguiera lo que quería.
―Blanco está desgarrando el Monte Qaf en busca de los restos de madre.
―¿Es consciente de que podría tomarle mil años o más?
31
―Puede ser paciente cuando quiere serlo.
Cristal gruñó en acuerdo y se volvió, su gran mano descansó sobre el
hombro de Rojo.
―¿Vas a hablar con Ari?
Ari.
Sala.
Dolor.
Rojo asintió a regañadientes, dispuesto a sacarlo de su pecho mientras
pensaba en enfrentar el recordatorio físico de todo lo que había perdido.
―En algunos días.
32
4
Buscando la luna y encontrado al sol
Traducido por Josefina
Corregido por Nanis
―¿Debo decirle? ― le preguntó Jai a Michael, su voz baja con el peso de lo
que estaba pidiendo, con la necesidad de la dirección de un hombre de más
edad y con más experiencia que él.
Cuando Michael llamó, Jai podía oír en su voz que algo estaba pasando. A
la llegada de Michael en la casa, se confirmaron las sospechas de Jai cuando vio
la cara de Michael.
El Gremio creía que Charlie Creagh estaba de vuelta en la ciudad. No era
porque él había usado magia. Fue debido a que su foto había sido
intercambiada por todo el Gremio Roe y dos de ellos pensaron que habían visto
a Charlie en el barrio. Había estado saliendo del centro comercial en Mount
Holly Road. Antes de que los dos cazadores tuvieran tiempo de parpadear, se
había perdido de vista.
Ahora todo el mundo estaba en alerta. Excepto Ari, que no tenía ni idea.
En un esfuerzo para hacer retroceder la agravación y la incertidumbre que
sentía por su relación con Ari, así como expulsar la frustración de que Ari
probablemente tendría que enfrentarse a Charlie muy pronto, Jai se había
pasado todo el día en el entrenamiento. Ari no se había detenido por nada, lo
que significaba que lo estaba evitando también.
Jai sólo podía adivinar el por qué lo estaba evitando.
¿Por qué él la estaba evitando a ella? Por una serie de razones, Charlie no
era la menor de ellas. La verdad era Jai se estaba preocupando desde hace días
sobre ella y la creciente distancia entre ellos. Ella había estado evadiéndolo,
arrojándole sonrisas falsas, y en general frustrando el infierno fuera de él. No
tenía ni idea de lo que estaba pasando con ella y lo admitiría sólo a sí mismo
que estaba empezando a entrar en pánico. Enterrado profundamente en algún
lugar dentro de él, estaba la preocupación de que los sentimientos de Ari por él
no eran reales, que nacieron del miedo de estar sola, y de sentirse a salvo con él.
Cuando ella comenzó a alejarse, Jai se empezó a preocupar de que ella
finalmente se hubiese dado cuenta de la verdad de eso.
Sin embargo, eso fue hasta esta mañana.
33
En la cocina.
Ese camisón.
Maldita sea, ese camisón. Era como si estuviera deliberadamente tratando
de matarlo. Pero al menos el camisón había aclarado las cosas un poco.
Ari pensaba que no estaba caliente por ella porque no habían dormido
juntos todavía.
Jai no lo podía creer. Una parte de él se sentía como un maldito idiota por
no poner dos y dos juntos. La otra parte de él resentía el hecho de que ser un
chico bueno de repente lo había convertido en un chico malo.
Diablos, ¿es que ella no sabía qué tipo de fuerza de voluntad le tomaba
alejarse de ella cada hora?
Tenían mucho de qué hablar. Comenzando con Charlie.
Michael le devolvió la mirada con simpatía masculina. Habían bajado a un
gimnasio para hablar.
―Trato de no negarle nada a mi esposa. Aprendí rápidamente que los
secretos se vuelven para morderte en el culo.
Jai suspiró pesadamente, dando un paso atrás desde el saco de boxeo.
―No la quiero en el medio de todo esto.
―Ella ya está en el medio de esto. No puedes protegerla de eso. Además,
eres la única persona de su confianza en este mundo. No tomes eso lejos de ella.
Sintiendo una oleada de proteccionismo feroz, Jai asintió con gratitud a
Michael. Michael y Caroline tenían que ser dos de las personas más fuertes que
jamás había conocido. La pérdida de su hija, Fallon, todavía flotaba
pesadamente en el aire, en sus ojos, e incluso en los movimientos casi drogados
de sus cuerpos. Sin embargo, ellos tomaban bajo su protección a todo el mundo
y se tomaban el tiempo para ayudar. Jai no sabía cómo podría pagarle Michael
por dejarle empezar su vida de nuevo lejos de la influencia
de su
increíblemente venenosa supuesta familia.
Sabiendo que Michael no querría las gracias, Jai le dio una palmada en el
hombro al pasar y se armó de valor para volver a casa con Ari para hablar.
Jai entró en la habitación con luz tenue, su corazón latía un poco más
rápido de lo habitual. Trey se reiría de él si estuviera aquí para ver a Jai Bitar
del gran Bitar Ginnayes ansioso y nervioso acerca de enfrentar a una chica. No
cualquier chica, sin embargo, se recordó. La chica que amaba.
Ari estaba sentada en el sillón junto a la ventana grande, sólo la lámpara
de mesa a su lado prendida, la iluminación en contra del cielo que se oscurecía.
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Sus largas piernas estaban sobre el brazo de la silla y ella lo miraba con recelo,
su libro cerrado en su regazo.
Odiaba a la incertidumbre en su expresión.
―Tenemos que hablar. ―Para su sorpresa, vio temblar su boca mientras
ella asintió, colocó con gracia sus pies en el suelo. Sus ojos estaban muy abiertos
y heridos, y Jai maldijo―. Maldita sea, Ari, no me mires así.
Vio un destello de ira al mismo tiempo que su columna vertebral se
enderezaba y él de inmediato se sintió mejor al ver su fuego.
―¿Cómo qué?
―Como si hubiera matado a tu gato.
―No tengo ningún gato. ―Levantó la nariz.
Se pasó una mano por su cabello corto y se sentó en el sofá más cercano a
ella, con sus ojos clavados en los suyos muy enojados.
―¿Por qué siento como que he sido un chico malo desde hace días? Ni
siquiera sé lo que he hecho, excepto ser un caballero.
Ari lo miró con incredulidad. Tenía la sensación de que estaba a punto de
conseguir otra lección sobre la misteriosa psique femenina.
―¿Durante dos meses, Jai? Mira, te agradezco que me hayas dado mi
propia habitación y que me dejaras saber que no me estabas presionando a
nada. Pero se entiende que en dos meses más que besos y un guiño
condescendiente al decirme que era mi hora de dormir no es por mí. Se trata de
ti y de lo que Michael y todo el mundo aquí piensan de ti. Acerca de lo que tú
piensas acerca de ti. Lo entiendo. ―Se puso de pie, la cara enrojecida por la
frustración. Jai sintió en su propia cara el calor de la sangre en su acusación―.
Eres Jai Bitar. Honorable, responsable, Ginnaye tutor. ¡Dios no le permita jamás
dormir con su novia de dieciocho años!
―Ari, detente.
―No. ―Resopló―. ¿Sabes lo mal que me hiciste sentir? ¿Sabes lo
preocupada que estaba de que pensaras que esto era un error?
―¿Tú? ―Jai espetó―. ¿Y yo qué? En lugar de decirme estas cosas, me
trataste como basura. Pensé que tú pensabas que esto era un error.
Pero bien podría haberse quedado tranquilo. Ella estaba desatada.
―Y no es sólo la cosa sexual. No hablas conmigo.
Bueno, esa fue la mayor carga de tonterías que había oído nunca.
―Y una mierda.
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―Te pregunto sobre tu padre. Qué te hizo… y solo me alejas.
―Me preguntaste si estaba bien con eso, y te dije que lo estaba.
―Pero claramente no lo estás.
Apretó los ojos cerrados, dispuesto a no perder la calma con ella.
―Creo recordar haberte dicho cuando nos conocimos que cuando un
hombre dice que está bien, ¡quiere decir que está bien!
Eso en cuanto a mantener la calma.
―¡No me grites!
Estaba incrédulo, era demasiada ilógica, insensible, fuera de control, Jai
hizo una mueca. Ella le estaba gritando.
―Estás loca.
Definitivamente era lo equivocado para decir.
Dolor se acomodó en su rostro antes de que ella se repusiera.
―Gracias por la charla. Idiota.
Se movió de prisa por delante de él, pero Jai no había terminado. La
frustración, la nostalgia, la lujuria, el amor, la ira, todo mezclados juntos en la
necesidad de que viera la verdad. En la necesidad de… tenerla.
Su brazo salió disparado rápido como un rayo, con la mano envolviéndose
alrededor de su bíceps mientras tiraba de ella hacia su regazo. Cayó hacia atrás
contra los cojines del sofá. Ella trató de alejar sus manos, pero la agarró por las
muñecas, restringiéndola por lo que la presionó al ras contra él, sus rostros ni
siquiera centímetros de distancia. Jai miró fijamente a los ojos extraños, ojos que
registraron los suyos frenéticamente.
―¿Cometimos un error, Jai? ―susurró, su aliento le hacía cosquillas a sus
labios―. ¿Nos estamos moviendo demasiado rápido?
Le soltó las muñecas para deslizar las manos por sus esbeltas caderas,
acercándola más. El aliento de Ari se entrecortó, sus manos llegando a
descansar en su pecho. Subía y bajaba un poco más rápido de lo normal, y ella
probablemente podría sentir su palpitante corazón contra su palma.
―Creo que somos nuevos en esto. Y creo que tenemos que empezar a
hablar el uno con el otro.
―Tú no eres un gran hablador, sabes.
Jai gruñó en reconocimiento y le dio un suave beso en la boca. Mala idea.
Su boca se estremeció y su piel se erizó con el calor. En el segundo en el que Ari
respiró, él sabía que ella lo sintió también.
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―Entonces voy a empezar a serlo. ―Él se apartó un poco para poder
mirarla a la cara, para que pudiera mirarlo y ver la sinceridad allí―. Tienes
razón. No puedo pasar por la traición de mi padre, pero cuando te diga que
estoy bien, estoy bien, Ari. No hay nada para hablar. Nada para trabajar fuera
de mi sistema. Lo que él me hizo me dio claridad, te dije eso. Lo dije en serio.
Estoy bien, porque…‖ te tengo. Debido a que me mostraste lo que la familia
realmente es.
―Jai… ―susurró, presionándose más cerca, el olor a limpio de jabón y
vainilla provocando otra oleada de calor que lo hacía querer devorarla. Ella
siempre olía tan increíble.
―No he terminado. ―Sus manos se flexionaron en sus caderas―. En
cuanto al… sexo… ―Se detuvo. Sólo la palabra desató chispas frustradas
dentro de él. Trató de controlar la tensión en su regazo y fracasó. Ari empujó
contra él, sus bocanadas excitadas causando niebla para orientar su cerebro―.
Ari‖―susurró, su agarre fuerte sobre ella―. No lo hagas.
―¿Por qué? ―Ella lamió su boca y él gimió, tirando de su cabeza hacia
atrás.
―Porque…‖ ―Trató de despejar la niebla―. Me estás distrayendo de lo
que estaba diciendo.
―Dijiste… en cuanto al sexo…
―Así es. ―Su mirada se posó en su boca. Ari tenía la boca perfecta. Se
había obsesionado con esa boca desde que la besó por primera vez. Era
exuberante y llena. No era una boca inocente. Jai tiró su cabeza hacia atrás―.
Está bien. Para.
Al escuchar la determinación en su voz, Ari dejó de retorcerse y se echó
hacia atrás, mirándolo.
―Esto es de lo que estoy hablando. ¿Cómo puede ser tan fácil para ti
detenerte cuando siento que voy a salir de mi maldita piel?
Se echó a reír, que era la cosa incorrecta a hacer. Ari resopló con
indignación y trató de levantarse de él, pero Jai la envolvió con sus brazos
creando bandas de acero de las que no podía escapar.
―No me estoy riendo de ti ―prometió―. Me estoy riendo del hecho de
que piensas que cada vez que me alejo de ti, de alguna manera es fácil para mí.
¿Sabes cuántas duchas frías he tomado desde que nos mudamos a vivir juntos?
Una al día. En ocasiones, dos.
―Oh. ―La boca de Ari se abrió por la sorpresa.
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―Oh es correcto. Ari, quería que supieras que esto es más que sexo.
Quería que te sintieras a salvo conmigo. Amada. Pero eso no significa que no ha
sido muy duro.
Ari sonrió y asintió.
―Me siento amada. ―Jai suspiró para sus adentros mientras extendía la
mano para acariciarle la mejilla. Esa sensación cálida y abrumadora estaba de
vuelta en su pecho por primera vez en días. Era la sensación que le recordaba
que Ari le amaba‖ como‖ nadie‖ lo‖ había‖ hecho―. Pero cuando amas a alguien
tanto como te amo, el sexo es una parte de eso. Una gran parte de eso. No creo
que desearte, o que tú me desees, disminuya todas las otras partes de estar
enamorado. Lo hace todo.
Jai descansó su cabeza hacia atrás en el sofá y la miró desde debajo de sus
pestañas, preguntándose cómo había sido tan afortunado.
―Siempre me olvido de que eres inteligente.
Ella lo golpeó juguetonamente, una sonrisa tirando de la esquina de su
boca.
―Dime que me amas también, idiota, o me voy a bajar de tu regazo y
nunca volver a estar en él. Nunca.
Jai le sonrió.
―Bueno, no puedo permitir eso. ―Con las manos en sus caderas la atrajo
hacia él y le dio un suave beso en su exuberante boca. Cuando se retiró, la miró
a los siempre cambiantes ojos y susurró, con más sentimiento de lo que
posiblemente podría contener―: Te amo. Y siento si te he hecho pensar que no
te quería. Tienes razón. Una parte de mí estaba guardando las apariencias. Lo
siento.
―Lo siento, no hablé de ello y en su lugar me comporté como una
adolescente inmadura. Pero en mi defensa ―añadió rápidamente con sonrisa
sabionda―, soy una adolescente.
Jai gimió.
―No lo hagas. Vas a hacer que me sienta aún más libertino de lo que ya lo
hago.
―¿Libertino? ¿Por qué, Sr. Bitar?, ¿ha estado leyendo novelas históricas de
nuevo?
Amor lo atravesó y se rió.
―Dios, te amo.
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La vio sonreír y bajar la cabeza, tratando de ocultar la lluvia de lágrimas
en los ojos por sus palabras. Alivio corría por él y Jai envolvió sus brazos
alrededor de ella, atrayéndola, hasta que se abrazaron con fuerza. Después de
un momento de cálida reconciliación, la oyó suspirar pesadamente.
―¿Qué pasa?
―Tenemos más que discutir, me temo. Y no es nada bueno.
Cuando ella se retiró, Jai asintió.
―Tengo algo que decirte. ―Ari tomó la cara de él entre sus manos, su
expresión seria―. No te va a gustar lo que tengo que decirte.
―Nena, no te van a gustar mis noticias, tampoco.
c
Sintiendo un alivio abrumador, Ari se sentó en el regazo de Jai, amando la
ausencia de los nudos agitados en el estómago. Ambos habían actuado como
idiotas. Había llegado el momento de aprender de ese error. Ari se movió y
trató de escapar de su regazo, pero Jai la retuvo y frunció el ceño.
―¿A dónde vas?
Ella sonrió.
―Creo que mejor me quito de encima para que podamos hablar. Tu
regazo es una gran distracción ―dijo mordazmente y no sin un poco de
engreimiento femenino.
Jai asintió y la dejó deslizarse. Se acurrucó junto a él.
―¿Quieres ser la primera?
El corazón le latía nerviosamente.
―Tengo dos cosas que decirte. Tú primero.
―El Gremio sospecha que Charlie está de vuelta en la ciudad.
Ari parpadeó ante la noticia.
Mierda.
Fue una buena cosa que ella hubiera planeado contarle sobre la pequeña
visita de Charlie.
―El Gremio tiene razón. Él vino aquí hoy.
―¿Qué? ―Jai salió disparó del sofá, su energía de repente sofocando la
habitación―. ¿Qué pasó? ¿Estás bien? ¿Qué te ha hecho?
39
Era Sr. Genial con todos los demás, excepto ella. Ari le tomó de la mano
para calmarlo.
―Voy a explicártelo.
Y así lo hizo. Se lo contó todo, sin dejar nada fuera. Estar en una toalla
(que descendieron también). Charlie tratando de besarla (una pequeña chispa
de brasa en realidad ardió en las manos de Jai antes de que él la controlara). Las
amenazas de Charlie.
Jai respiró calmándose cuando terminó.
―¿Cómo quieres manejar esto?
Ari se estremeció interiormente. Lo que estaba a punto de pedirle era
demasiado, teniendo en cuenta lo mucho que había crecido el respeto de Jai
hacia Michael.
―Por nosotros mismos, si podemos.
Suspiró con cansancio y se sentó a su lado.
―Supongo que sabía que eso iba a venir.
―Jai…
―Lo entiendo. ―Asintió tranquilizador, a pesar de que su mandíbula
estaba tan apretada que estaba en peligro de romperse―. Nos encargaremos de
eso.
―Hay más.
―Oh, qué bien.
―Jai. ―Hizo una mueca. Ella necesitaba que estuviera tranquilo en esto.
Él levantó una mano a modo de disculpa.
―Dispara.
―Durante los últimos dos meses… Asmodeus me ha estado visitando en
mis sueños. ―Ari cerró los ojos, preparándose para su reacción. Cuando su
confesión fue recibida por el silencio, abrió los ojos y se encontró con la mirada
incrédula de Jai.
―¿Y me lo estás diciendo ahora?
―Pensé que iba a detenerse. Que él sólo estaba jugando conmigo. Quiero
decir,‖sólo‖juega‖conmigo,‖pero‖no‖est{‖parando‖y‖no‖sé‖por‖qué…
―Porque‖él‖te‖desea,‖por‖eso ―Jai gruñó peligrosamente.
Ari palideció.
―Estaba tratando de no agobiarte.
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―¿Es ese realmente el por qué?
Oh, Dios, ¿no estaban teniendo otra discusión ya? Ari suspiró y se deslizó
a lo largo del sofá hasta que se apretó contra su costado. Apretó la mandíbula
de nuevo y ella acarició sus dedos a lo largo de ella.
―Me asusta, Jai. Hablo con él, porque sabe dónde hacerme daño. Y dónde
hacerme daño está sentado justo en frente de mí. Hablo con él, así no va a hacer
nada para lastimarte.
Jai dejó escapar un suspiro, pero pasó un brazo alrededor de su cintura.
―Aún deberías habérmelo dicho.
―Lo sé. Lo siento.
Se quedaron en silencio un momento y luego Jai inclinó la cabeza para
mirarla con una expresión pensativa en su rostro.
―Nada de esto va a desaparecer esta noche. Estará aquí en la mañana.
El estómago de Ari volcó con entusiasmo.
―¿Qué quieres decir?
―Quiero‖ decir…‖ ―Se puso de pie, tirando de ella con él―. Te voy a
llevar a una cita de verdad esta noche.
―¿En serio? ―Se rió alegremente, encantada de meter sus problemas en el
fondo de su mente por ahora―. ¿Una cita de verdad?
Jai asintió, sonriéndole.
―A una real. Te voy a llevar a cenar a mi restaurante favorito. En Roma.
―¿Me llevarás a Roma?
Tiró de su cintura, atrayéndola contra él.
―Somos Jinn, nena. ―La besó, tragando sus risitas.
Cuando Jai dijo que la llevaba a Roma, no estaba bromeando. Le dijo que
se vistiera bien y Ari se apresuró escaleras arriba para mirar a través de su
vestuario. Había conjurado toda la ropa de la casa que había compartido con su
padre, Derek, pero estaba teniendo dificultades para escoger algo.
Renunciando, llamó a Caroline, quien parecía encantada de que Jai estuviera
llevando a Ari a una cita.
Su mano se cernía sobre el teléfono para transmitir la noticia a Michael.
Pero la retiró para hablar con Ari otra vez, y dijo:
―Tengo un vestido que funcionará. Si lo pongo en mi cama, ¿crees que
puedas evocarlo? Es negro. ¿Tienes los zapatos que funcionaran?
―Sí y sí. Gracias. Eres una salvavidas.
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―Diviértanse. Y Michael dice que tengan cuidado y vigilen en todo
momento.
―Por supuesto. Buenas noches.
―Buenas noches.
Ari dio a Caroline unos minutos y luego se concentró en la idea de un
vestido sobre la cama de Caroline. Como un segundo par de brazos
increíblemente largos, Ari sintió su magia extenderse y agarrar la tela. Con un
cosquilleo de la electricidad en el aire, el vestido apareció en su propia cama.
Caminando hacia el vestido, Ari sonrió. Era simple pero elegante. Cuando
se lo probó, encajaba casi a la perfección. Era un poco más alta que Caroline, así
que era más corto en ella, pero la camisa de seda negra la hacía parecer más
grande, más sofisticada. Con un poco de magia, tejió su cabello en un rodete en
su nuca.
Feliz con su apariencia, Ari se metió en un par de zapatos de tacón negro y
se preparó para la reacción de Jai.
Él la estaba esperando en la parte inferior de la escalera y llevaba un
suéter de cuello negro que dejaba ver sus hombros anchos y pantalón negro. El
aro de diamante en la oreja brilló con la luz cuando se volvió hacia ella y Ari
tuvo que contener el aliento. Maldita sea, era como un modelo. Una oleada de
placer se apoderó de ella mientras le sonreía, observando su descenso. Cuando
se detuvo a su lado, se echó hacia atrás, con los ojos pasando por su cuerpo
arriba y hacia abajo. Sus ojos verdes brillaban.
―Te ves fantástica ―le dijo, con voz ronca por la emoción.
Ari le sonrió.
―Tú también.
―El restaurante al que vamos se llama L'Archeologia sobre la antigua Vía
Apia. Recuerda usar el Manto al salir de los Peripatos.
Ella asintió, con el estómago lleno de mariposas. ¡Iban a Roma! Su sonrisa
se volvió astuta.
―¡Una carrera! ―Y con eso, se metió en los Peripatos segundos antes de
que Jai pudiera.
El tirón de los Peripatos le dijo que se acercaban a su destino. Ella estaba
envuelta en sí misma en el Manto y dio un paso hacia atrás, parpadeando
mientras absorbía todo. Se dio la vuelta y se dio cuenta que estaba de pie bajo el
dosel de madera de la entrada del restaurante. Se sentía familiarizado por el
toque de la magia de Jai y luego sintió sus manos a tientas para encontrarla. Le
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dejó tirar de ella detrás de una columna romana delgada que tenía abundante
follaje para ocultarlos de la vista. Jai pasó los dedos sensualmente por su brazo.
Sal del Manto.
Aparecieron al mismo tiempo. Ari tuvo que inclinar la cabeza hacia atrás
para sonreírle a Jai, él estaba tan cerca.
―Estamos en la antigua Vía Apia. ¿No es genial?
Él sonrió y le acarició la barbilla con el dedo pulgar, pareciendo feliz de
que ella estuviese feliz.
―Llamé por una reserva. Esta noche, todo lo demás se ha ido, ¿de
acuerdo? Es sólo tú y yo sobre la antigua Vía Apia.
―Eso suena como la letra de una canción.
Jai frunció el ceño, su mirada burlona mientras la tomaba por el codo y la
conducía al interior.
―¿Qué tipo de música escuchas?
―Folk, mayormente.
Él se rió entre dientes, pero no pudo responder porque apareció el maître.
Pidió algo en italiano y para estupefacción de Ari, Jai conversó con él. En
italiano.
Ella no dijo una palabra mientras eran conducidos al interior rústico y
oscuro del restaurante. Tenía ventanas de estilo Tudor y techos bajos
abovedados con vigas gruesas y oscuras. Una gran chimenea estaba como
punto focal de la habitación.
El restaurante olía increíble. Su estómago estaba de acuerdo.
El maître les llevó más allá de los otros comensales a una privada mesa del
rincón, y todo el tiempo Ari se preguntó acerca de las sorprendentes
habilidades lingüísticas de Jai y si un maître era llamado así en Italia,
considerando que la palabra era francesa. Hmm.
Una vez sentados, con menús y agua, Ari arqueó una ceja a Jai. Él bajó el
vaso del que estaba a punto de beber.
―¿Qué?
―¿Italiano? ¿Hablas italiano?
Él asintió, pareciendo desconcertado.
―Hablo italiano.
―¿Hablas algún otro idioma del que deba saber?
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―Francés, alemán, español y árabe. Algo de Farsi. Un poco de chino y un
poco de japonés, pero no fluido. Ah, y un poco de ruso.
La boca de Ari se abrió con sorpresa de forma poco femenina.
―¿Cómo fue que no sabía que estaba saliendo con un genio lingüístico?
―No soy un genio.
―Eres un genio. ―Ella se encogió de hombros, bromeando―. Ojalá
hubiera sabido esto antes de que empezáramos a salir. No sé si puedo soportar
estar con alguien que piensa que es más inteligente que yo.
―Espera, un minuto atrás yo era un genio. ¿Ahora sólo pienso que soy
más inteligente que tú?
Ella sonrió y se encogió de hombros otra vez.
―Hablas uno, dos… nueve idiomas… eres un genio y apuesto a que
piensas que eres más inteligente que yo.
Jai se rió y bebió un sorbo de agua.
―Creo que soy lo suficientemente inteligente para ti.
Ari puso mala cara.
―Yo sólo hablo inglés.
―Y lo hablas bien, nena.
Por eso, él consiguió una patada bajo la mesa. Él gruñó y sonrió a su agua.
Se veía feliz. Ari sintió un cálido resplandor en su vientre y le sonrió
suavemente, memorizando todas sus características individuales, cada larga,
pestaña oscura. De repente se sentía muy mal por haber actuado como una
tonta petulante estas últimas semanas.
―Realmente lo siento por haber actuado así.
―Está bien ―le aseguró con una expresión tierna.
―Tú solo…‖ ―Se sonrojó y miró a su alrededor en el restaurante. Las
parejas estaban enfrascadas en conversaciones y Ari podía oír varios idiomas
entre ellos.
―¿Yo solo qué?
Cuando se volvió hacia él, tenía el ceño fruncido. Ella sonrió con cierta
timidez.
―Me vuelves un poco loca. Quiero decir, probablemente no debería
decirte esto, pero ocupas una gran parte de mis pensamientos diarios. ―Se rió,
sintiéndose completamente tonta―. Es un poco obsesivo.
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Afortunadamente, Jai no salió corriendo por las colinas con su confesión.
En cambio, le devolvió la sonrisa tímida y asintió.
―Sé lo que quieres decir. Me vuelves un poco loco también. ―Sacudió la
cabeza como si no lo creyera―. Hace un año, lo único que importaba era el
trabajo. Ser el mejor. Dominaba mi vida. Quería ser el mejor Ginnaye por ahí y
quería probarme a mí mismo a Luca. Ahora, lo único que pienso es en ti. Cómo
hacerte feliz. Cómo mantenerte a salvo. A veces me equivoco. ―Se rió con
tristeza. Ari sonrió―. Está claro que me equivoco. Pero quería que supieras que
en cuanto a esta locura… estamos juntos en esto.
―Juntos ―murmuró, todo su cuerpo un cosquilleando de emoción. Bajó
la barbilla y lo miró desde debajo de sus pestañas―. ¿Juntos incluye estar
desnudos juntos?
Jai enmascaró rápidamente su sorpresa por la pregunta y le dirigió una
sonrisa maliciosa.
―¿Por qué, señorita Johnson, siento que usted está tratando de
seducirme?
―Um… sí, sólo desde que nos conocimos.
―Tengo una gran fuerza de voluntad.
―Tu fuerza de voluntad es una mierda.
―Bueno.‖―Suspiró dramáticamente, haciéndola reír por mostrar este lado
juguetón que ella tanto amaba―. Me siento un poco débil esta noche.
Su corazón se detuvo cuando su significado se apoderó de ella.
―¿En serio? ―susurró, con voz ronca, ya pensando en saltarse la comida
para llegar al postre.
Como si hubiera leído su mente, él le dio una mirada amonestante.
―La cena primero. Postre más tarde. A veces, la anticipación es una buena
cosa.
―Oh, Dios mío, me estás matando. ―Suspiró ella, pero antes de que
pudiera responder, el camarero regresó.
Ari no tenía idea de cómo se las arreglaron para pasar a través de la
comida con sus bromas de ida y vuelta, pero lo hicieron…
Cuando salieron de los Peripatos de nuevo en la oscuridad de su casa, Ari
se volvió para mirar a Jai. Él la estaba mirando, y el aire alrededor de ellos se
convirtió en presión contra su cuerpo. La expresión ardiente en los ojos de Jai la
encerró en su lugar, y sintió su respiración poco profunda aumentar, su piel
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picaba en previsión de su toque. Centrándose en la energía de la casa, Ari envió
pequeñas antenas y descubrió que estaban completamente solos.
―Trey no está en casa ―le dijo ella, con voz ronca.
Jai no dijo una palabra. En un momento había un par de metros entre sus
cuerpos, al siguiente se quedó atrapada en su abrazo cuando chocó con ella, su
brazo cogiéndola por la cintura, la otra mano en la parte posterior de su cuello,
acercándola para su beso.
Y qué beso.
Ari suspiró en él, derritiéndose contra él, con las manos amasando los
músculos de la espalda baja mientras profundizaba el beso. Por lo general, Jai
comenzaba lento cuando estaban besándose y tan pronto como llegaban a un
clima sexual, se retiraba. Esta vez, fue directamente al clima sexual. La presionó
hacia las escaleras y Ari tropezó.
Se separaron, sus bocas rozándose mientras jadeaba.
―Vamos a tu habitación.
Jai asintió, con los ojos entornados. Arrastro sus manos más abajo y luego
la levantó. Envolviendo sus piernas alrededor de su cintura, Ari lo agarró con
fuerza para más besos ardientes, su cuerpo se deslizaba contra él mientras la
llevaba al piso de arriba a su cuarto.
Ella oyó el golpe de la puerta cuando se cerró detrás de ellos y entonces
estaba cayendo sobre el colchón.
―Oh Dios mío, esto va a suceder ―susurró hacia él, excitada.
Acompañándola abajo en la cama, Jai sonrió, pero su intensidad no se
desvaneció, mientras sus manos bajaron hasta sus muslos, empujando la parte
de arriba del vestido.
―Definitivamente está sucediendo ―murmuró.
En un segundo, fue despojada de su ropa, sentía su corazón palpitante
contra sus costillas. Sabía que debía sentirse vulnerable, asustada, pero aparte
de nerviosa anticipación, Ari sentía como si estuviera justo donde pertenecía.
Jai se sentó, sus ojos la devoran.
―Eres tan hermosa.
―También tú. ―Ari sonrió y tiró de su camisa―. Pero quiero ver más.
Su boca se torció, pero felizmente accedió y pronto Ari se maravillaba con
él, sus manos suaves memorizaban la sensación de él mientras se besaban,
tomándose el tiempo para llegar a conocerse.
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Pronto sus besos y toques crecieron desesperados y Ari se encontró debajo
de él, su cuerpo encima de ella. Él se apartó de su boca, su expresión amorosa,
pero preocupada.
―Va a doler un poco. Sólo dime que pare si lo necesitas.
Ella asintió, los nervios aleteando salvajemente en su estómago.
Y entonces él estaba allí, pulsando dentro de ella. Dolía. Realmente dolía.
Pero a través del dolor estaban los murmullos de amor de Jai, el roce de sus
labios contra su mejilla, su boca, sus dedos con los de ella entrelazados, y la
increíble sensación de conexión que nunca había sentido con nadie.
Mezclado con el dolor, de repente hubo calor, placer.
Él dejó caer la cabeza hacia la curva de su cuello, sus labios se apretaron
en su piel caliente. Su apretón de manos era casi doloroso mientras la acercaba,
llevándolos a los dos a las alturas de su amor.
Se estremeció contra él, y se dejó ir. Bajando desde lo alto, envolvieron sus
brazos alrededor del otro y se sostuvieron con fuerza.
―Te amo ―susurró Ari, una lágrima feliz temblando en sus pestañas.
Jai asintió contra su hombro, flexionando sus músculos a su alrededor.
―Yo también te amo.
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5
Al golpearme me hiciste esta marca
Traducido por Josefina
Corregido por Nanis
Una brisa dispersó el cabello suelto del rey Blanco, mientras descansaba
en el gran balcón contiguo a su sala de música. Sólo unas pocas nubes blancas
interrumpían en el cielo azul, y el sol en lo alto de su techo de verano, causaban
que las montañas del Monte Qaf brillaran triunfalmente a la luz.
Sus hermanos Brillante y Sombra descansaban con él, bebiendo té de
hibisco y pareciendo como si fueran nada más que hombres disfrutando del
ocio. Las apariencias siempre engañan.
―Tenemos que encontrar alguna manera de debilitar a padre ―refunfuñó
Brillante―. Tiene que haber algo.
―Si hubiera algo, estaríamos haciéndolo ―masculló Blanco irritado.
Sombra se incorporó para colocar su té sobre la mesa.
―Necesitamos debilitar a padre lo suficiente como para infiltrarnos en el
palacio, someter a Asmodeus, tomar el anillo, y utilizarlo para forzar a que
padre nos diga dónde está madre.
En ese momento deseó Blanco, no por primera vez, que Rojo y Cristal no
se hubiesen ido de su lado en este esfuerzo hostil. Quizás era un mal presagio
para el futuro que los únicos hermanos que estaban dispuestos a acudir en su
ayuda fueran los menos conocedores de ellos.
―Sí, gracias por iluminar la situación.
―Yo podría irme ―advirtió Sombra, el aburrimiento en su voz
enmascarando su evidente mal humor―. No necesito estar aquí, sometido a tu
sarcasmo y falta de reconocimiento.
―Entonces vete. No necesito un comentarista. Necesito un plan. ―Blanco
tomó otro trago de té, buscando calmarse, necesitaba la paciencia para hacer lo
que necesitaba hacerse―. Nuestra búsqueda de Lilif probablemente tomará
siglos a menos que Azazil nos ayude con la información. ―Cuando miró a sus
hermanos, ambos se veían pálidos ante la idea de pasar por esto durante siglos.
Él suspiró y miró hacia el cielo―. Sigan pensando.
c
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El despertar en brazos de Jai permitía a Ari olvidar todo lo malo, por lo
menos durante unos minutos. Su mente estaba en blanco del mundo Jinn, sus
sentidos se centraron exclusivamente en el pecho debajo de su cabeza, el fuerte
brazo alrededor de su cintura, el sonido de los latidos de su corazón contra su
oído, y el olor de él, el rico aroma especiado.
Nunca, ni una vez, se sintió tan amada como lo hacía en ese momento, y
por un momento, Ari creía que si moría ese día, moriría feliz sabiendo que
había tenido esto con él. Porque ciertamente, la pasión y el increíble vínculo
entre ellos era más de lo que cualquier persona hubiera jamás experimentado en
toda una plena vida.
―¿Estás despierta? ―Su voz retumbó por encima de ella.
Su sonrisa presiono contra la piel de él.
―Mmm.
Jai arrastró la mano por su cadera, poniendo su piel de gallina. Cuando
sus ojos se encontraron, su corazón casi se detuvo. ¿Cómo era posible que
todavía pudiera hacer que se sintiera como si se estuviera enamorando de
nuevo?
Su sonrisa de vuelta era feliz, y provocó una ola de emoción dolorosa
contra el pecho de Ari. Jai rara vez se veía tan relajado o feliz. Le emocionaba
poder hacer que se sintiera de esa manera.
―¿Has dormido bien?
―Dormí mejor que bien. ―Ella le dio un beso en el pecho y se retiró a
sonreírle. Eso le hizo reír―. No recuerdo haberme sentido nunca tan bien.
―Yo tampoco.
―¿Quieres huir? ―bromeó, abrazándola cerca―. Sólo di váyanse a la
mierda todos ustedes, y estamos fuera de aquí.
―Creo que tendríamos que llevar a Trey con nosotros.
―Sí, puedo ver que tendríamos que comprar una casa con una casa de la
piscina para que envejezca ahí.
Ari rió, inclinando la cabeza hacia atrás para recibir su beso.
Retrocediendo, Jai frunció el ceño de repente.
―¿Estás adolorida?
Ella arrugó la nariz.
―Un poco.
―Lo siento.
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―No lo estés. ―Ella sonrió con picardía―. Si mal no recuerdo tus cuentos
de novias, realizaste algo parecido a un milagro anoche.
―No deberías decir esas cosas. Sólo hará que me crea un imbécil egoísta.
Riendo, ella negó.
―Creo que estamos más allá de eso.
―Ya sabes, si continúas siendo mala conmigo, no voy a hacerlo de nuevo.
Voy a convertirme en un amante muy egoísta. ―Su rostro era completamente
inexpresivo.
Los labios de Ari temblaron, su pecho aleteaba, estaba de buen humor.
―Llegas a convertirte en un amante egoísta y me voy de aquí. Tendrás
que acostumbrarte a tu mano derecha de nuevo.
Jai echó atrás la cabeza en la almohada, riéndose de ella, con los ojos
brillando en la luz de la mañana.
―¿Qué he creado?
―Una novia muy feliz. ―Ella se arrastró sobre él, con los brazos apoyados
sobre su pecho, su cabello caía como una cortina alrededor de ellos.
―¿Sí? ―susurró, mirándola con reverencia. Apartó su cabello, poniéndolo
detrás de su oreja y luego acariciándola, enviando escalofríos por su espina
dorsal.
―Mmm. ―Ella presionó su boca contra la suya, gimiendo cuando Jai
profundizó el beso. Envolvió sus brazos alrededor de su delgada cintura y los
hizo rodar, arrastrando besos acalorados por su garganta, su pecho, bajo su
suave vientre. Cuando él la besó allí, ella gritó y rápidamente puso una mano
sobre su boca, sintiendo la energía de Trey en la casa ahora y el deseo de no ser
escuchada.
Mordiéndose la lengua, las pestañas de Ari se cerraron mientras dejaba
que Jai se hiciera cargo.
Después de una ducha conjunta, se vistieron en la habitación de Jai,
actuando como estúpidos, idiotas enamorados y amó cada minuto de ello. No
fue hasta que estuvieron a punto de salir de la habitación y se aventuran en la
planta baja para el desayuno cuando Jai se volvió más serio.
―¿Acaso Asmodeus visitó tus sueños anoche?
Al oír su tono de voz, Ari estaba agradecida de que su respuesta fuera
sincera
―No.
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Él gruñó y Ari quería automáticamente cerrar la puerta de su habitación y,
dejar toda la basura afuera. En cambio, lo siguió escaleras abajo, su gran mano
apretada sobre la suya. Cuando entraron en la cocina, Trey ya estaba allí con su
caballete en la esquina. Pinturas, carbón y lápices cubrían la mesa del desayuno.
Él levantó la vista del borroso paisaje abstracto que estaba trabajando y les
sonrió a sabiendas a ellos.
―Buenos días ―ofreció con voz sedosa.
Él lo sabía.
¿Cómo lo sabía? Ari se sonrojó.
―Buenos días ―murmuró y se apresuró a servirse un café blanco, uno
negro para Jai, su único vicio. Ari se preguntó si en Jailandia, podría
considerarse ella misma uno también.
―Ari, te ves positivamente brillante esta mañana. Lo que podría haber
posiblemente‖sido‖por…‖¡ow! ―Trey gritó y Ari lo vio frotar la parte posterior
de su cabeza, cuando Jai se trasladó inocentemente lejos para tomar asiento. Ella
resopló y se metió en una silla junto a Jai, empujando el café hacia él.
Él sonrió suavemente, sus ojos ardiendo de calor cuando la miró.
―Gracias.
Ari se sonrojó.
―No hay de qué.
―¿Cristal y yo actuamos de esa manera? ―preguntó Trey.
Haciendo caso omiso de sus bromas, Ari estudió su pintura.
―Eso es hermoso. ¿Podemos colgarla en algún lugar o venderla?
Trey estudió su propio trabajo.
―Nah, creo que la colgaremos. Debe quedarse en esta casa.
―Así‖ que…‖ odio‖ destruir‖ una‖ mañana‖ agradable,‖ pero…‖ ―Jai suspiró
profundamente―. Trey, tenemos un problema.
Su mejor amigo entendió la nota grave de su voz y bajó su pincel.
Apoyando las manos en el respaldo de una silla, Trey asintió.
―Está bien, golpéame con él.
Ari estaba en silencio mientras Jai ponía al tanto a Trey sobre la situación
con Charlie y Asmodeus. No estaba sorprendida en que hubieran acordado que
deberían confiarse de Trey. Después de todo, él estaba de su lado y si iban a
estar manejando esto por sí solos, sería una ayuda bienvenida.
Sacudiendo la cabeza ante la noticia, Trey se sentó a la mesa.
51
―Así que… ¿no se lo dirán a Michael?
La idea de mantener los secretos del hombre que les había ayudado hizo a
Ari sentirse enferma. Con el corazón apesadumbrado, respondió:
―No le podemos decir, Trey. ¿Sabes lo que el Gremio haría con Charlie?,
y sólo necesito una oportunidad más para salvarlo.
―¿Para salvarlo? Ari, él te está chantajeando.
―Trey ―preguntó Jai en voz baja―: ¿Y si se tratara de mí?
Trey gimió.
―Oh. Bueno, está bien. Así que necesitamos un plan, ¿verdad?
―En realidad, creo que puede ser que ya tenga uno ―ofreció Jai en voz
baja.
Eso era nuevo para Ari. Se sentó con la espalda recta, la anticipación
zumbando en su sangre.
―¿Sí? ¿Desde cuándo?
―Esta mañana. ―Él se inclinó hacia delante, con la mirada a la deriva
entre ella y Trey―. ¿Qué pasa si tratamos de limpiar a Charlie?
Ari frunció el ceño.
―¿Como si fuera un adicto a las drogas?
―Exactamente.
―Está bien…
―¿Cómo? ―preguntó Trey.
―Lo capturamos. Lo atamos con magia y lo mantenemos en el sótano
hasta que la esmeralda esté fuera de su sistema y funcione como un ser humano
de nuevo.
El pecho de Ari sentía pesado ante la idea, pero también había empezado
a sentirse inquieta. Era un plan, el único plan que tenía para salvar a su amigo,
y quería empezar a trabajar en él. Sin embargo, tenían otro tema a tratar en
primer lugar.
―¿Y la Ghulah y Pazuzu?
Jai se encogió de hombros.
―La Ghulah nos puede matar. Pazuzu… bueno, a él lo vamos a necesitar
para tener en nuestras manos un Secretum.
―¿Un qué? ―Ari levantó una ceja, preguntándose qué era y lo difícil que
era conseguir.
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―Es un elemento de unión de gran alcance. Se crea a partir de la madera
de un árbol Conessi, lleno de corteza tellicherry y harmal y también tratados
con harmal. Un Jinn lo suficientemente fuerte puede atrapar a un Jinn más débil
dentro de la caja, y una vez cerrada, es imposible que el Jinn se escape. Si
utilizamos la ayuda de Charlie para atraer a nosotros a Pazuzu, creo que los tres
podríamos hacerlo.
―¿Eso crees? ―Trey hizo una mueca―. Estamos hablando del maldito
Pazuzu aquí.
Jai sonrió.
―Trey… hay dos de nosotros y uno de ella. ―Indicó a Ari con admiración
en su expresión―. Ese bastardo no tiene oportunidad.
Ari rió nerviosamente.
―¿Estás utilizando el exceso de confianza para que nos dé confianza?
―Nunca lo sabrás.
Ella se echó a reír, pero sus dedos temblaban alrededor de su taza de sólo
pensar en el daño que Pazuzu les había hecho a ella y Jai cuando lo habían
enfrentado en el pasado. Había intentado rasgar a Ari en pedazos, y el dolor, el
dolor insoportable, como un millón de recortes de papel en todo el cuerpo, no
era algo que se olvidaría pronto. Tampoco lo era el recuerdo de ver que Jai casi
muere.
Lo único que los había salvado había sido el poder del Seal en su interior.
Ahora que se había ido. ¿Realmente podrían tener una posibilidad?
―Nena, es la única manera.
Ella asintió.
―Jai tiene razón. ―Trey se puso de pie, frotándose las manos, una energía
latente crepitando a su alrededor―. Podemos llevar esto a cabo totalmente.
Jai se paró también, con expresión sombría de nuevo.
―Por ahora, esperamos hasta que Charlie contacte a Ari y lo tomaremos
de allí. Nos ocuparemos de nuestra vida de forma normal. No actúen raro, y no
dejen que se les escape nada con el Gremio.
Debido a su repentino secretismo, el fuerte golpe en la puerta los
sobresaltó. Ari empujó sus sentidos hacia fuera.
―Michael ―susurró.
Jai le apretó el hombro y salió de la cocina. Ella y Trey intercambiaron una
mirada un poco preocupada por el sonido de las voces murmuradas, el
53
sentimiento de culpa por mantener esto en secreto de Michael conjuraba los
peores escenarios para la razón de su visita sorpresa.
Cuando Jai entró en la cocina, seguido del líder del Gremio, Ari se puso de
pie y le sonrió de forma natural.
―Buenos días, Michael.
Él le devolvió la sonrisa, pero la expresión no llegó a sus ojos.
―Ari. Trey ―Su mirada se desvió de nuevo a Jai y luego a Trey de
nuevo―. Yo… eh… me gustaría hablar contigo a solas, Ari, si te parece bien.
En ese momento, Ari no quería estar a solas con él. De hecho, no podía
estarlo. Temía que lo que sea que dijera la delatara.
―Oh, puedes decir lo que tienes que decir delante de Jai y Trey. Somos
una familia.
Michael dio un paso hacia ella, sus cejas juntas en un ceño fruncido.
―Ari, por favor. Creo que debemos hablar a solas.
Su corazón se aceleró el ritmo de sus latidos creciendo constantemente
más rápido.
―Está bien, bueno, ahora realmente quiero que se queden.
―Ari…
―Solo dime lo que está mal, Michael.
Su líder suspiró con cansancio.
―Está bien. Luca Bitar ha estado en contacto.
―¿Mi padre? ―Jai pasó junto a él, interponiéndose entre ella y Michael―.
¿Qué está pasando? ¿Qué tiene eso que ver con Ari?
Michael miró a Ari.
―¿Estás segura que no quieres hablar a solas?
Su mente daba vueltas mientras trataba de pensar el por qué Michael
estaba tan preocupado por su privacidad.
―Si es por el padre de Jai, él debería escucharlo también.
―No se trata de Luca. Me llamaba para avisarme que su hijo, David, ha
estado difundiendo rumores de que tú eres, o por lo menos una vez fuiste, el
Seal, y Yasmin Lenz ha estado corroborando estas afirmaciones. La mayoría de
los Jinn no les creen, pero Luca quería que estuviéramos al tanto por si esto
envía algunos Jinns inquisitivos por nuestro camino.
La sangre se agolpó en los oídos de Ari, ya que de repente cayó en la
cuenta por qué Michael quería tener esta conversación en privado. A causa de
54
David, y lo que había hecho. Claramente, Luca se enteró de su hijo y le había
dicho a Michael que David había sido sometido a la orden de Ari.
Oh, infiernos. Los ojos de Ari volaron a Jai cuando él se volvió hacia ella,
confusión escrito en toda su cara.
―¿Cómo es que David sabía lo que eras? Sólo Luca, Nicki, Yasmin, y
Tarik sabían. Y Yasmin no podía decirle a nadie.
Ari negó, sin saber cómo iba a reaccionar Jai a la información.
―Jai…
―¿Ari? ―Dio un paso hacia ella, su cara oscura, sus ojos brillantes con
una advertencia―. ¿Cómo lo supo?
Ella levantó las manos a la defensiva.
―No fue nada, ¿de acuerdo? No fue nada. Ya lidié con ello.
―¿Lidiaste con qué? ―espetó.
―Dile, Ari. ―Michael suspiró de nuevo.
Con el estómago revuelto, Ari encontró la mirada de Jai y le informó en
voz baja.
―Cuando estuvimos en casa de tus padres. Utilice el poder del Seal contra
David.
Sus ojos ardían con preguntas, Ari temía que él ya supiera la respuesta.
―¿Por qué?
Ella sacudió la cabeza, odiando que su maravillosa mañana juntos se
arruinara.
―No hagas nada. Por favor.
―¿Por qué, Ari? ―Su voz era áspera con impaciencia. Ari no recordaba
haberlo visto tan cerca de perder el control.
Ella miró a Trey en busca de ayuda, pero él también parecía a punto de
explotar.
Cerró los ojos un momento, se dio la vuelta. Cuando los abrió, vio el dolor
en los ojos de Jai.
―No es tan malo como suena. Pero… él… él trató de atacarme. Forzarme.
Con un grito de pura furia que causó que Ari tropezara de nuevo en la
mesa, Jai desapareció entre las llamas rugientes de los Peripatos.
―Mierda ―dijeron Michael y Trey al unísono.
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Ari no respondió. Ya estaba invocando los Peripatos para perseguir a su
novio. Casi cayendo fuera de él en su prisa por llegar a la mansión Bitar, Ari
tropezó con Trey, que la había seguido. Él la tranquilizó, y los sonidos de gritos
de la oficina de Luca les sacudieron a la acción. Corrieron por el pasillo y Trey
empujó una ya abierta puerta doble. Ari pasó junto a él cuando se detuvo, sólo
para encontrar los puños de Jai cerrados en el frente de la camisa de David. Sus
furiosos ojos verdes casi negros con agresión.
―¿La tocaste? ―Su voz era baja, las palabras bordeadas con un gruñido.
David agarró las manos de Jai.
―¡Suéltame!
―¿La tocaste?
Los ojos de su hermano se posaron en Ari y su labio se curvó en una
mueca de desprecio. Sonrió mientras su mirada viajó de regreso a Jai, y Ari
sintió que su estómago se revolvía mientras le susurraba:
―Ella amó cada minuto de ello.
Jai se movió tan rápidamente, que era un borrón. Las baldosas se
agrietaron bajo los pies mientras levantaba a David y golpeaba su cuerpo en el
suelo. Jai no perdió un minuto, rompiendo su puño en la cara de su hermano en
retribución por su crimen.
Ari se trasladó a intervenir, pero fue detenida por las fuertes manos de
Trey. Él la abrazó mientras ella se retorcía, con la cabeza dando vueltas al oír
una familiar voz irlandesa mientras Luca sostenía a Nicki fuera de la escena.
―¡Déjame ir! ―gritó con indignación a su marido, pero Luca se mantuvo
firme.
―Es el derecho de Jai ―le dijo Luca con autoridad.
Incluso Tarik, el mayor de los hermanos Bitar, se situó en una esquina, con
los brazos cruzados sobre el pecho mientras observaba a Jai convertir a David
en un lío sanguinolento.
―¡No! ―gritó Ari, obligando la magia en su toque para que se creara una
descarga eléctrica leve. Trey saltó con molestia y la dejó ir. Corrió al lado de
Jai―. Jai, ¡para! No vale la pena. ―Agarró su brazo y se giró hacia ella con
intenciones asesinas, sólo mirando a través de ella. Ari miró a David y tragó.
Estaba casi inconsciente, con el rostro ensangrentado y magullado.
―Jai, detente ―susurró, lágrimas llenando sus ojos. Odiaba haberlo
llevado a esto.
56
Jai tiró de su brazo fuera de su agarre y se puso lentamente de pie. El aire
alrededor de su cuerpo crujió con energía peligrosa cuando se volvió para mirar
a su supuesta familia. Su pecho jadeaba por el esfuerzo y la furia.
―Si alguno de ustedes lastima lo que es mío de nuevo, iré detrás de
ustedes y los mataré. ―Él miró a Luca―. Y puedes decirle lo mismo a esa perra
que está difundiendo rumores sobre Ari. Le dices que se detenga, o yo haré que
se detenga.
Luca asintió.
―Se lo diré, hijo.
―Lo quiero fuera de la Tribu. ―Jai fulminó con la mirada a David y luego
de nuevo a su padre―. Lo quiero expulsado.
―¡No! ―Nicki gritó―. Ya has hecho bastante daño.
Jai dio un paso amenazador hacia ella y ella se echó hacia atrás.
―¿Yo he hecho bastante daño? ―Se rió a carcajadas amargamente y
sacudió la cabeza―. No importa el hecho de que este pedazo de mierda haya
tocado a mi chica, él la tocó cuando estaba bajo la protección de la Tribu. Así
que a menos que quieras que corra la voz de que David Bitar le gusta
sexualmente asaltar a los clientes, debes deshacerte de él.
Tarik ladeó la cabeza, sus ojos se estrecharon en su medio hermano menor.
―¿Y es esto sobre el honor de la Tribu, Jai, o sobre venganza?
Jai ni siquiera parpadeó.
―Las dos cosas.
―Bien ―respondió Luca rotundamente.
Nicki se volvió hacia él, sus ojos felinos intentando desollar a su marido
con vida.
―Ni se te ocurra.
Luca la cortó con una mirada cortante.
―Yo soy el líder de la Tribu aquí, y Jai tiene razón. No puedo darme el
lujo de tener a David en la Tribu. Sus acciones son demasiado volátiles,
impulsivas… ―Miró con desprecio a su hijo, quien se quejaba mientras trataba
de levantar la cabeza del suelo―. Y de mal gusto. Tú sabías que esto era una
posibilidad porque lo he hablado antes. Jai no ha hecho más que adelantar mis
acciones.
―¿Elegirás a este hijo sobre el verdadero?
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Ante eso, Ari sentía sus garras metafóricas saliendo. Como si sintiera su
ataque inminente contra Nicki, Jai agarró el brazo de Ari y la atrajo hacia él.
Luca suspiró.
―Elijo mi Tribu sobre David. No voy a tener décadas de duro trabajo y
una reputación legendaria en riesgo a causa de sus inclinaciones. Jai consigue
su deseo. David está fuera.
Satisfecho, Jai dio a su padre un asentimiento frágil antes de pasar a Ari.
Ella se tensó ante la crudeza de su expresión cuando él le dijo:
―Vamos a volver a la casa.
Temblando, Ari asintió y dio un paso atrás en los Peripatos. Cuando ella
volvió a aparecer en su cocina, Michael todavía estaba allí. Abrió la boca para
hablar, pero las llamas silbaron y Jai y Trey llegaron.
Michael echó un vistazo a Jai y suspiró profundamente.
―Está arreglado, ya veo.
La mandíbula de Jai se apretó y asintió antes de disparar a Ari una mirada
insondable. Luego se volvió de espaldas a ellos y se apoyó en el mostrador, su
rápida respiración luchando por desacelerar. El silencio se instaló alrededor de
ellos mientras esperaban que tuviera control sobre sus emociones. Por último,
se volvió y miró a Ari de nuevo.
―Lo que no entiendo es por qué me lo ocultaste.
―Jai,‖yo‖solo…
―¿Tú solo qué?
Trey se aclaró la garganta.
―Michael, te acompaño a casa. Voy a reunirme con los chicos en el centro
de formación.
Michael asintió, disparando a Jai y Ari una última mirada preocupada
antes de salir.
Tan pronto como la puerta se cerró de golpe Jai espetó:
―¿Y bien?
―Porque ―Ari volvió hacia él, con los brazos cruzados a la defensiva―,‖
no quería que pasara lo que acaba de pasar.
―Se supone que debo estar protegiéndote, y ni siquiera pude protegerte
de mi propio hermano.
―Pude protegerme a mí misma.
―¡Y no me lo dijiste!
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―¡Deja de gritarme!
―¿Qué tan lejos llego? ¿Qué te hizo?
Ari suspiró, sus mejillas ardiendo en la memoria.
―No‖llegó‖muy‖lejos.‖Él‖me‖tocó,‖me‖besó…
―¿Dónde te tocó?
―¿Importa?
―Sí, maldita sea, importa.
Ari palideció y retrocedió.
―Me estás asustando.
―Sí, bueno, me estoy asustando a mí mismo. ―Él se dio la vuelta y salió
de la habitación, su mano agarrando la parte posterior de su cuello.
Tomándose un momento para controlar sus nervios, Ari esperó antes de
seguirlo a la sala de estar. Lo encontró de pie junto a la chimenea, con las manos
apoyadas en la repisa, la cabeza inclinada. Cruzó la habitación hacia él, lo sintió
tenso, mientras colocaba una mano tranquilizadora en el hombro. Poco a poco,
se relajó bajo sus dedos.
―Mi cadera, mi muslo, y mi cuello.
Jai se puso rígido cuando se dio cuenta que quería decir que esos eran los
lugares que David había tocado.
―Debería haberlo matado.
―No ―susurró―. No. No por mí. Por lo que te hizo en el pasado, tal vez,
pero nunca por mí, Jai.
―Ari. ―Volvió la cabeza y vio que el labio ya había sanado. El dolor aún
quemaba en sus ojos, sin embargo―. Lo que te hizo, él me lo hizo. Lo que te
sucede a ti me sucede a mí. ¿No lo entiendes?
Ella asintió, sintiendo que las lágrimas pinchaban sus ojos.
―Lo siento. Debería habértelo dicho.
Jai se enderezó y tiró de ella en sus brazos, con la cabeza inclinada sobre
su hombro.
―Prométeme que nunca me ocultaras algo, no importa cuánto pienses que
no voy a querer escucharlo.
―Lo prometo. ―Ari se aferró a él firmemente―. Pero te juro que estoy
bien. Me sentí poco agitada cuando sucedió, pero no me ha mantenido
despierta en la noche. Te lo juro.
59
―Bien ―murmuró, sus labios calientes presionando suaves besos desde
su cuello hasta su oreja―. ¿Te asustó? ¿Lo que hice con él?
―Un poco ―respondió ella con sinceridad.
―También me asustó. ―La abrazó con más fuerza.
Cuando Ari lo sintió temblar, una lágrima se derramó sobre sus pestañas.
No quería que pensara mal de sí mismo. Quería que supiera que lo entendía.
―Jai ―susurró y se tiró hacia atrás de modo que pudiera mirarlo a los
ojos y él sabría que estaba diciendo la verdad―. Me gustaría dar caza a
cualquier persona que te ha hecho daño. Lo haría. No sé qué tipo de persona me
hace, pero es la verdad. Así que incluso si me asusté… lo que hiciste… lo
entiendo.
Con un gemido de gratitud, Jai aplastó sus labios sobre los suyos.
El beso se salió rápidamente fuera de control y se tropezó junto al sofá. Jai
puso su cuerpo por encima de ella, su pecho agitado por la emoción.
―Nosotros no tenemos que…
Con una suave sonrisa, Ari envió su magia a la habitación, que se
oscureció de repente mientras cerraba las cortinas.
―Sí, tenemos. ―Cogió el borde de su camiseta y le ayudó a tirar de él por
encima de su cabeza. Rápidamente se desnudaron el uno al otro, desesperados
por estar cerca, y para acabar con el horror de su mañana.
60
6
Este puente viejo se desmorona por la falta de
promesas
Traducido por Josefina
Corregido por Nanis
La casa parecía sonar con el silencio. ¿Era eso posible? Ari frunció el ceño,
tratando de relajarse en la silla en su habitación. Sus músculos, sin embargo, se
negaron a cumplir sus órdenes, la espalda erguida, lista para entrar en acción en
cualquier momento.
Ayer, Jai se había quedado a su lado todo el día. Necesitaba el consuelo de
tenerla cerca, y no sólo a causa de la revelación sobre el ataque de David. No, la
necesitaba cerca, porque sabía que a la mañana siguiente, iba a tener que dejarla
sola para empezar esta cosa con Charlie. Ari apreciaba que confiara en ella,
creyendo que podía hacerse cargo de esto. Estaba orgullosa de él por ser capaz
de poner sus diferencias a un lado con Charlie para ayudarla a tratar de salvar a
su amigo. Especialmente cuando Ari no estaba segura de si había algo por
salvar.
Estaba bastante segura de que ya no era el chico que ella había amado.
Pero por todo lo que habían vivido juntos, tenía que intentarlo…
―¿Est{s‖realmente‖enfadada‖conmigo?‖
Ari miró fijamente a su mejor amigo, sintiendo su apretón en el pecho con
afecto a sus grandes ojos suplicantes. Charlie tenía hermosos ojos y lo estaba
usando a su favor. Sin embargo, había aceptado a Macy McGuffin para su baile
de décimo grado, y aunque en parte era culpa suya por no preguntarle cuando
debería haberlo hecho (las chicas invitaban), seguía enfadada de que él le había
dicho que sí.
De acuerdo, él había ganado algunos puntos por haber caído en su casa a primera
hora de la mañana, pensó Ari, apoyándose contra la puerta principal, pero aun
así no le impidió sentirse confundida y dolida. A pesar de que no se habían
declarado novio y novia, ella había asumido que era donde finalmente se
dirigían. Pero si quería empezar a salir con otras chicas, bueno…
Ari se encogió de hombros.
61
―¿Por‖ qué‖ estaría‖ enojada‖ contigo?‖ ―preguntó perezosamente, sin
mirarlo a los ojos.
Charlie gimió.
―Est{s‖enojada‖conmigo.‖Definitivamente‖est{s‖enojada‖conmigo.‖
―No lo estoy ―mintió.
Dio un paso hacia ella.
―Ari, ella me preguntó a último minuto y tú no, así que…
―No‖lo‖hice‖y‖fuiste‖con‖Macy.‖Es‖justo.
―No‖suenas‖como‖si‖creyeras que fue justo.
―Por‖ supuesto‖ que‖ fue‖ justo.‖ Yo‖ no‖ pregunté‖ así‖ que‖ por‖ supuesto‖ que‖
vas con otra chica. Somos intercambiables.
―¿Intercambiables?‖ ―Charlie la miró horrorizado―. No, no, Ari, no, tú
eres la que no me preguntó.
Ella frunció el ceño hacia él.
―¿Invité a alguien más?
Su cara cayó.
―Bueno, no.
―Y‖ podría‖ haberlo‖ hecho.‖ Bobby,‖ AJ,‖ y‖ Stevie‖ B.‖ todos‖ me‖ pidieron‖ que‖
los invitara.
Ahora fue el turno de Charlie para fruncir el ceño.
―¿En serio?
―Mmm-hmm. Y les dije que no.
Su mejor amigo suspiró.
―Sabía en cuanto me presenté en el baile anoche que había cometido un
error. Realmente lo siento, Ari.
Cuando él le dirigía esos ojos de cachorro, le resultaba difícil resistir.
―Bien ―se quejó―. Te perdono.
Charlie sonrió con alivio.
―Bien, porque‖ tengo‖ que‖ preguntarte‖ algo.‖ ―Se puso de rodillas y fue
entonces cuando Ari se dio cuenta de que había estado escondiendo una mano
detrás de su espalda.
Sus ojos se abrieron con horror.
62
―Charlie…‖―Si esto era una propuesta de matrimonio, ella se iba a morir.
Él sabía que sólo eran niños, ¿verdad? ¿E ilegal?
Sacó su mano detrás de su espalda y le ofreció un ramillete en una caja
transparente.
―Ari Johnson, ¿irías al baile de bienvenida conmigo?
La risa se escapó de entre sus labios mientras miraba hacia abajo a él en la
rodilla doblada.
―El baile de bienvenida es el próximo semestre. A un mes de distancia.
―Lo sé. Estoy planeando con anticipación para que Bobby, AJ, y Stevie B.
no me ganen. Así que, ¿lo harás? ―Él hizo una mueca―. Un sí o un no rápido
funcionaría… Mi rodilla está más o menos sobre una piedra.
Riendo con fuerza, Ari se acercó y tomó el ramillete. Agarró el brazo de
Charlie y le instó a levantarse.
―Sí, iré al baile contigo.
Sonriendo un poco tontamente, Charlie agarró el marco de la puerta
donde estaba y se acercó a ella.
―¿Sí?
―Sí.
Su expresión cambió de repente mientras sus ojos recorrían su rostro. La
sonrisa desapareció de sus labios y el arrepentimiento brilló en su mirada
oscura.
―Lo siento si te hice daño, Ari. Te prometo que jamás lo volveré a hacer, o
dejar que alguien te haga daño. Nunca más.
No fue una promesa que Charlie había podido mantener.
El siseo de las llamas sacó a Ari de sus recuerdos. Charlie salió de los
Peripatos junto a la parte inferior de su cama. Llevaba vaqueros desgastados y
una camiseta arrugada, y mucho más joyería de lo que solía. Llevaba dos anillos
de plata, un par de pulseras de cobre, y un número de cadenas que llevaban
talismanes metálicos. Todo era para alimentar su poder. La joya que impulsaba
la mayor parte de su poder debía estar con él si había usado los Peripatos, pero
estaba oculta. ¿Estaba la esmeralda en su bolsillo?
―Te ves pensativa. ―Charlie ladeó la cabeza hacia un lado, con el rostro
inexpresivo―. ¿Eso significa que estás dispuesta a cooperar o que estamos a
punto de convertirnos en enemigos mortales?
Con cansancio, Ari se puso de pie.
―¿Realmente crees que después de todo no iba a cooperar?
63
Algo oscuro brilló en su mirada y apretó los puños.
―Tienes que aprender cuándo darte por vencida.
―¿Estamos haciendo esto o no?
Él levantó una ceja ante su tono, pero asintió.
―Ellos por mi libertad, ¿no? Así que, ¿tienes un plan, o vamos a poner
nuestras cabezas juntas y descubrirlo?
Ari se enfadó ante la insinuación en su voz. Era tan zalamero, tan no
Charlie.
―Tengo un plan. Todo lo que necesito de ti es atraer a la Ghulah y a
Pazuzu al Parque Rancocas State en dos días, al atardecer. El parque se
encuentra al lado de la autopista de Nueva Jersey.
Charlie frunció los labios.
―¿Y dónde en el parque estaría yo para atraerlos?
―En algún lugar en el medio, lejos del arroyo. Voy a ser capaz de sentirte.
Sus ojos se estrecharon sobre ella.
―Esto no sería una trampa, ¿no?
En lugar de responder a su pregunta directamente, le respondió con la
mayor sinceridad.
―No quiero que mueras, Charlie. ―Sus ojos brillaban ante la idea y él le
dio una inclinación de cabeza.
―Creo eso. ―Sacudió la cabeza como si no la entendiese―. Está bien. Voy
allí y luego me voy. ¿Mantendrás a esos idiotas fuera de mi espalda?
―Sí, lo haré.
―Vas a traer refuerzos mañana, ¿no?
Ari sonrió con la mirada.
―¿Qué? ¿Todavía te importo, después de todo?
―No. Si mueres, no tengo a nadie cuidándome la espalda como tú
prometiste. Así que, haznos un favor y trae un poco de ayuda.‖―Él frunció el
ceño y dejó que las llamas de los Peripatos lo tragaran.
Por lo que podría haber sido un minuto o una hora, Ari se quedó mirando
el espacio en el que Charlie había estado, sintiéndose frágil e inquieta al mismo
tiempo. Quería que esto terminase. Quería que estuviera bien. Si no podía
ayudarlo a salir de esto, Ari nunca sería capaz de perdonarse a sí misma. Su
vida había llegado a esto a causa de ella, porque su madre la colocó con Derek
en Sandford Ridge, Ohio.
64
Ari tenía que cambiarlo. Esto no podría ser el final de Charlie.
Fuego estalló en la sala, sacudiendo a Ari de sus pensamientos sensibleros
cuando un gigante hombre salió de entre las llamas. El corazón le subió a la
garganta.
―Rojo. ―Suspiró, sorprendida que estuviera allí, pero aliviada también.
Él le dio un pequeño asentimiento.
―Ari.
Ari dio un paso hacia él y vaciló por lo que encontró en sus ojos. Eran más
fríos de alguna manera, y todavía mantenían la pena. Todavía se encontraba de
luto por su madre, Sala.
Al pensar en Sala, Ari sintió una pérdida abrumadora y arrepentimiento.
Nunca tuvo la oportunidad de conocer a su madre, una Jinn que había amado
tanto a Ari. Sala también había amado a Rojo, y él la había adorado de vuelta.
― ¿Cómo… cómo estás? ―le preguntó en voz baja.
―Estoy bien. ¿Y tú? ―Él miró a su alrededor a la habitación,
absorbiéndolo todo. Ari estaba segura de que lo hacía para evitar mirarla. Se
estremeció, odiando esta extraña distancia formal entre ellos. Su tío había
cometido tantos errores, la mayoría en relación con Charlie, pero también había
sido su aliado más cercano entre el mundo Jinn. Ari ni siquiera estaba 100%
segura de que era su aliado, pero siempre había necesitado creer que él era su
amigo, no un enemigo.
―Estoy bien.
―Te he traído esto. ―Se detuvo y le ofreció una caja de madera extraña
con arabescos y los adornos tallados en ella de Oriente Medio.
Ari tentativamente lo tomó.
―¿Qué es?
―Trey le confió a Cristal tu plan de Pazuzu y Charlie. Este es un
Secretum. Lo necesitas, ¿no?
Suspirando, Ari asintió. Debería haber sabido que Trey iría a Cristal.
Confiaba en él mucho más de lo que Ari hacía. Y, sin embargo, Cristal y Rojo
confiaban claramente entre sí. Así que, si Ari confiaba en Rojo, seguramente
podía confiar en su otro tío.
―Gracias por traer esto.
―No hay de qué. ―Le frunció el ceño―. Por favor, tengan cuidado con
Pazuzu. Ustedes tres tienen que trabajar en estrecha colaboración.
―Lo tendremos.
65
Se volvió bruscamente, su larga y brillante trenza de color rojo se
balanceaba en su espalda baja.
―Tengo que irme… ¿a menos que haya algo más en lo que pueda
ayudarte?
―En realidad, sí. ―Ari dio un paso hacia él y él se estremeció, lo que la
hizo querer chillar alto. Le dolió su comportamiento hacia ella, pero se las
arregló para sofocarlo en su expresión y el tono―. Asmodeus sigue visitando
mis sueños. No sé por qué. Es inquietante por no decir más.
El rostro de Rojo se oscureció y le asintió.
―Lo tendré en cuenta. ―Y sin un adiós, desapareció en los Peripatos,
dejando a Ari sintiéndose más sola que nunca.
66
7
Danzando con los monstruos
Traducido por Josefina
Corregido por Nanis
Visitar a Ari fue sorprendentemente doloroso.
Rojo suspiró con cansancio. Se parecía tanto a Sala. El daño provocado por
este recordatorio muy físico de su amor perdido se vio agravado por la culpa.
Debería de estar cuidando mejor a Ari en la ausencia de Sala, y ahora que su
padre ya no estaba interesado en Ari, él ni siquiera tenía la lealtad de Azazil
para excusar la distancia que había creado entre él y la chica.
Con esto en mente, Rojo se encontró de nuevo en el palacio de su padre
por primera vez en semanas. Marchó a través de los pasillos fríos, apenas
reconociendo las cabezas inclinándose de los Shaitans mientras pasaba. La
visita al palacio era por el bien de Ari. Asmodeus estaba caminando en los
sueño de Ari. No era bueno. Cualquier atención por parte del primer teniente
del sultán nunca era buena.
Rojo tenía que descubrir la razón detrás de las visitas y de alguna manera
disuadir a Asmodeus de jugar con ella. Eso podría no ser un problema, a menos
que Azazil interfiriese.
El Shaitan que lo llevó a su padre llamó a las grandes puertas dobles de la
sala de invitados de Azazil.
Las puertas se abrieron de golpe y el Shaitan se deslizó fuera de la vista.
Rojo miró a la gran sala, elaboradamente decorada hasta que divisó a su padre,
Azazil, sentado de manera casual en una silla de cuero negro.
Asmodeus se paraba cerca de él junto a la chimenea vacía.
―Hijo. ―Azazil le sonrió―. ¿Qué te trae a verme en este día de verano?
Mientras que el otoño estaba llegando a su fin en el reino humano, el
verano estallaba a la vida en el Monte Qaf. No es que hiciera una gran
diferencia para Rojo y sus parientes, ya que sentían poco los cambios de
temperatura.
―Demasiadas semanas han pasado, padre. Pensé que te gustaría tener
una visita mía para ver cómo te va. ―Entró en la habitación y dio a Asmodeus
una breve inclinación de cabeza antes de establecerse en el diván frente a
Azazil.
67
Su padre levantó una ceja.
―¿Por fin dejaste el duelo por tu pequeña Ifrit? Sala, ¿verdad?
Haciendo caso omiso de la condescendencia del sultán, Rojo miró a
Asmodeus impasible.
―¿Alguna noticia de mis hermanos?
Asmodeus se burló.
―La determinación del rey Blanco para dar con el paradero del cuerpo de
Lilif resulta inagotable. Infructuosa pero inagotable. Sus hermanos Sombra y
Brillante se han unido abiertamente a la causa.
―No es sorprendente. Han hecho su lealtad conocida hace siglos
―murmuró Rojo, volviendo la mirada a Azazil―. ¿Supongo que no han venido
cerca para descubrir su paradero?
Azazil hizo una mueca ante el pensamiento.
―Por supuesto que no. Él recibe ayuda de los tontos. ―Azazil suspiró―.
Debo admitir que estoy bastante aburrido últimamente. Estoy pensando darles
una pista para hacer las cosas un poco más emocionantes.
―Padre, estás bromeando, ¿verdad? ―Rojo estaba horrorizado ante la
idea. Nunca podría advertir si su voluble padre estaba hablando en serio.
Él se echó a reír al ver la expresión de su hijo.
―Por supuesto que sí. Soy una persona aburrida, no una tonta. Voy a
encontrar algo más para entretenerme.
Un momento de silencio pasó antes de que Reojo finalmente dijera:
―Hablando de eso ―miró a Asmodeus―, ¿alguna razón por la que has
estado caminando en los sueños de Ari Johnson?
A Rojo no le gustó la forma en que los ojos del teniente brillaron ante la
mención del nombre de Ari. No le gustaba en absoluto.
―Simplemente la estoy conociendo.
―¿Por qué?
―Porque quiero. ―Su boca se torció, su expresión antagónica―. La
encuentro bastante adorable. Cara hermosa, impresionante cuerpo. Estoy
pensando en que sería una buena suma a mi harén.
Por primera vez, Rojo sintió una oleada de proteccionismo paternal sobre
él, su sangre se calentó ante la idea de Asmodeus en cualquier lugar cerca de la
hija de Sala.
―Ella no es para ti, Asmodeus. Pertenece a otra persona. Déjala en paz.
68
―Calla, hijo. ―Azazil rió―. Deja que Asmodeus tenga su diversión. La
chica no significa nada para nosotros ahora. Que haga lo que quiera.
Con la mandíbula apretada, Rojo enfrentó a su padre y se tensó ante la
mirada de sus ojos. Aunque el tono de Azazil era juguetón, sus ojos no lo eran.
Era una orden dejar a Asmodeus tener sus juegos con Ari. Interiormente
maldiciéndolos, Rojo no podía hacer otra cosa que asentir con aprobación.
c
En cuanto Ari se acurrucó en los brazos de Jai, temió que no sería capaz de
conciliar el sueño. Era la noche antes de su batalla con la Ghulah y Pazuzu, y
aunque Jai había hecho mucho para llevar a su mente fuera del asunto, cuando
él se durmió con los brazos envueltos alrededor de ella, Ari seguía despierta.
Durante horas se quedó allí, mirando fijamente en la oscuridad, su
estómago revuelto con nerviosa anticipación. Y entonces, como si los párpados
no pudieran soportar más peso, se cerraron y Ari se aventuró en la
inconsciencia…
―Por fin. Te tomó el tiempo suficiente.
Ari escuchó la profunda voz familiar, todo su cuerpo se tensó.
Asmodeus.
Ella estaba de vuelta en su gruta, vestida con el vestido blanco que parecía
que le gustaba tanto.
―¿Otra vez?
En lugar de sonriéndole traviesamente como él lo hubiera hecho en el
pasado, tenía los ojos entrecerrados, se acercó a ella lentamente, de una manera
que la hizo dar un paso atrás. Había algo más amenazador de lo habitual en él.
―El rey Rojo nos visitó a Azazil y a mí hoy.
Ari asintió. Rojo le había prometido que iba a descubrir qué demonios
Asmodeus quería con ella. Había esperado que eso significara que el teniente
dejaría de visitarla. Era evidente que no había sido el resultado de la visita de
cortesía de Rojo en el Monte Qaf.
―Sí. Le dije que estaba preocupada acerca de tus visitas.
Él se encogió de hombros, deteniéndose a centímetros de ella para que Ari
tuviera que estirar el cuello hacia atrás para mirarlo a los ojos.
―Simplemente estoy tratando de conocerte.
Tragó saliva.
―¿Y si yo no quiero conocerte a ti?
69
Levantó una mano y Ari se estremeció. Su expresión se endureció ante su
reacción, pero no lo detuvo de rozar con los nudillos su mejilla. Ari se
estremeció.
―¿Acaso tú, como Rojo, piensas que mis intenciones son nefastas?
―No lo sé. No sé lo que quieres de mí.
―Sí, lo sabes. ―Él inclinó la cabeza, acercando su boca a la oreja de Ari.
La mano en su mejilla y ella temblaba mientras se deslizaba hacia abajo y
alrededor hasta agarrar con fuerza su nuca―. Te deseo. ―Sus labios rozaron su
mandíbula y Ari intentó dar marcha atrás, pero él no se lo permitió. De repente,
él estaba allí, con su nariz rozando la suya, sus ojos en los de ella, abrasadores.
La estrechó más fuerte mientras le apretaba la nuca―. Pero ya le perteneces a
alguien. ―Él la estrechó e inclinó la cabeza a un lado de la suya. Ari levantó los
brazos, empujando su pecho en un esfuerzo para conseguir que la soltara.
―Detente ―le espetó ella, sintiéndose como un gatito atrapado en las
garras de su amo.
―Te acostaste con el Ginnaye. ―La decepción era evidente en sus ojos, en
sus facciones tensas. Y así, la dejó ir. Ari tropezó y trató de estabilizar su
equilibrio en la arena.
―Eso es no es asunto tuyo ―resopló, su rabia alimentando su poder y sus
intenciones. Por primera vez sintió un cosquilleo de energía dentro del sueño
de Asmodeus. La tela blanca envuelta indecentemente alrededor de su cuerpo
desapareció y Ari lo reemplazó con vaqueros y una camiseta.
Ella echó la cabeza hacia atrás en señal de triunfo, sus siempre cambiantes
ojos desafiantes contra el teniente.
Esperando su furia, Ari se sorprendió de encontrarlo mirándola con una
sonrisa suave. Fue tanta la diferencia, que por un momento le recordó el
hombre que sabía que había sido una vez.
―Tu poder está creciendo, Ari ―murmuró, su pulgar rozando su labio
mientras pensaba―. Tal vez no todo está perdido todavía.
Confundida como el infierno, Ari negó con la cabeza.
―¿De qué estás hablando?
Se encogió de hombros perezosamente.
―No voy a mentir… codiciaba la idea de ser el primero en seducirte. Me
parece ahora, sin embargo, que no importa. Estás destinada para más que el
reino de los mortales, Ari. Para más que un Ginnaye. Siempre me ha parecido
que la paciencia trabaja en mi favor. Tu aburrimiento te enviará a mí con el
tiempo.
70
Sorprendida que Asmodeus hubiera declarado abiertamente sus
intenciones reales para ella, y aún más asustada por la intimidad de esas
intenciones, Ari negó, temblando todo el tiempo.
―Amo a Jai. Nunca voy a dejarlo.
El teniente sonrió cruelmente.
―Ya veremos.
Ari salió disparada de la cama, con el pecho agitado, su cabeza dando
vueltas con desorientación.
―Ari ―murmuró Jai. Ella sintió el cambio en el colchón mientras se
acercaba a su lado, sus dedos suaves apartando el cabello de su cara. Él giró su
barbilla y la miró con ojos soñolientos―. Cariño, ¿qué está mal?
Al recordar su promesa de no mantener secretos para él, el estómago de
Ari se volcó con culpa cuando presionó su frente contra la de él.
―Pesadillas acerca de mañana. Eso es todo.
La envolvió con sus fuertes brazos y la empujó hacia abajo para que su
cabeza descansara sobre su pecho.
―Todo irá bien. Te prometo que podemos hacer esto.
Ella asintió, tragando saliva, rezando para que Asmodeus se cansara de su
enamoramiento.
Por supuesto que lo hará. Sólo soy una chica. Él es un Jinn de cien años de edad.
¡Y yo no soy tan interesante!
Sintiendo lo tensa que estaba, Jai suspiró.
―Trata de dormir. Necesitarás toda tu energía mañana.
Ari deseaba poder dormir, realmente lo hacía. Pero tenía miedo de sus
sueños ahora más que nunca, asustada del lugar al que la llevarían. Y peor aún,
que tomarían de ella.
c
Estaban tensos, el silencio envuelto a su alrededor como un viejo amigo.
La mirada de Jai se alejó de su mejor amigo, que estaba mirando su taza de café,
la mandíbula apretada, a Ari que miraba hacia fuera a los jardines con la
preocupación arrugando la esquina de sus ojos. Él no quería que ella hiciera
esto. Él sabía que cuando ella fuera con Charlie y los demonios en Rancocas,
tendría que parecer ir sola, con Jai y Trey escondidos en el Manto. Todavía
estaría allí, pero… quería que Charlie supiera que él estaba allí. Quería que
Pazuzu y esa perra de la Ghulah supieran que Ari tenía refuerzos. A decir
71
verdad, no quería a Ari allí. Prefería manejarlo solo que ponerla en cualquier
clase de peligro.
Desde que había descubierto lo que David casi le había hecho, Jai se sentía
particularmente sobreprotector hacia Ari. La idea de que algo le sucediera, le
sacaba el aire.
Simplemente pensar en no despertar de nuevo para encontrarla entre sus
brazos…‖bueno,‖eso‖lo‖mataba.
Necesitando tocarla, Jai puso su mano sobre la de ella. Cuando ella le
ofreció sólo una sonrisa tibia, le apretó la mano para tranquilizarla.
―Ya es hora.
Ari dejó escapar un suspiro y se levantó.
―Está bien. Ustedes estarán justo detrás de mí, ¿ya saben qué hacer?
―Estamos listos ―le aseguró Trey.
Jai asintió. Trey había confiado en Cristal lo que planeaban hacer con
Pazuzu; Cristal a su vez explicó cómo tenían que concentrar sus poderes para
unir sus energías y crear una fuerza lo suficientemente grande contra Pazuzu.
Una vez que lo tuvieran bajo su control, tendrían que hacer un hechizo de
unión necesario para obligar a Pazuzu a entrar en el Secretum. Jai lo había
hecho antes, pero fue una tarea difícil en una malévola Jinn ordinaria, no en uno
tan viejo como Pazuzu. No se hacía ilusiones de que esto iba a ser fácil.
Ari se acercó y colocó un beso dulce y suave en sus labios. Cuando ella dio
un paso atrás, le sonrió con cariño, la preocupación evidente en su mirada.
―Nos vemos de nuevo aquí con Charlie dentro de poco. ―Por sugerencia
de Cristal hacia Ari, con su sangre real, podía tener la capacidad de tomar a otra
persona a través de las Peripatos, Jai se había ofrecido como voluntario para
probarlo.
Y efectivamente, su épica brillante novia podía hacerlo. Por lo tanto, ella
estaba a cargo del idiota que era Charlie Creagh.
―Ten cuidado cuando estamos ahí. ―Su mirada desviándose a Trey―.
Ambos.
―Sí, señora. ―Trey sonrió y guiñó un ojo a Jai―. Dile a tu mujer que deje
de preocuparse para poder continuar con esto.
Sacudiendo la cabeza con tristeza a su amigo, Jai suspiró.
―Ya lo has oído.
72
Sin decir nada más, Ari dejó que las llamas de los Peripatos hicieran
erupción a su alrededor y luego se había ido. Jai sintió a su corazón comenzar a
correr cuando se volvió a Trey y le hizo un gesto brusco.
―Vamos a hacer esto.
En segundos estaba en el Parque Rancocas, oculto en el Manto, siguiendo
a Ari mientras se apresuraba a través del espesor de los árboles.
Trey, ¿estás ahí?
Justo a tu lado, siguiendo a Ari.
Bien. Jai se centró en su chica ahora. Estamos justo detrás de ti, Ari.
Bien, respondió, con voz temblorosa en su cabeza. Charlie está sólo más
adelante.
Ellos ni siquiera habían caminado más dos minutos, cuando una ráfaga de
magia disparó pasando a Ari, apenas rozando su cabeza. Explotó contra un
árbol de roble negro cercano. El aire ondulaba a su alrededor mientras
preparaba su energía para defenderse. Necesitando estar a su lado, Jai se
precipitó hacia ella, sólo para descubrir que se habían aventurado en un
pequeño claro. Charlie se puso de pie a un lado cuando Pazuzu y la Ghulah
caminaron lentamente hacia Ari.
Jai se tensó al recordar su último encuentro con el ser antiguo.
El rostro de Pazuzu era parte humana, parte león. La carne de su boca se
curvaba en una forma de corazón al revés, enormes colmillos se asomaban de
entre sus labios. Tenía los ojos con forma humana y la nariz, salvo que era
completamente plana en donde el puente debía estar. Su piel era casi negra, sus
ojos ámbar brillando extrañamente contra el chocolate oscuro de su carne. Sus
dedos eran como largas ramas. El aspecto más espeluznante de su apariencia
física era la forma en que su mano izquierda se torcía hacia abajo y hacia la
derecha hacia arriba.
La Ghulah, por otro lado, pasaba por una mujer humana atractiva, hasta
que abría la boca y la mandíbula se alargaba para revelar enormes y afilados
dientes.
Ari, toma a Charlie y sácalo de aquí. Nosotros nos encargaremos de estos chicos.
Trey, ¿estás listo?
Como nunca lo estaré.
Para dar tiempo a Ari con su distracción, Jai retiró el Manto y con una
explosión de brasas envió a la Ghulah volando por el aire para estrellarse contra
los árboles. La atención de Pazuzu fue momentáneamente desviada y Trey salió
del Manto detrás del antiguo Jinn el tiempo suficiente para incapacitarlo con un
73
encanto negro. Sólo duraría un minuto en un ser tan antiguo y poderoso como
Pazuzu.
Jai lanzó una mirada a Ari. Ella tenía a Charlie en el suelo. Él gimió de
dolor cuando Ari le quitó la esmeralda.
―Jai, ¡ahora! ―Trey rompió su atención y se centró en unir su energía con
su amigo. Obligó a su poder a propagarse por el aire con rapidez. Sintió el
momento en que las dos energías se fusionaron, la familiaridad de la esencia de
Trey fluía a través de él hasta que sus músculos se sentían más fuertes, con los
pies ligeros, todo su ser como el metal más ligero, pero impenetrable.
―¡Aahh! ―le gritó a su amigo cuando la Ghulah se lanzó hacia Trey.
En consecuencia, su poder comenzó a filtrarse desde el cuerpo de Jai.
Lucharon en el suelo, luchando con los puños y la magia. Jai se movió para
ayudarle sólo para ser detenido por un fuerte apretón alrededor de su garganta.
Sus ojos ansiosos buscaron en el suelo donde Pazuzu había permanecido
inconsciente. Efectivamente, el antiguo demonio de viento había despertado, su
mano derecha extendida hacia Jai como un agarre invisible intentando
asfixiarlo.
―Me acuerdo de ti, chico ―dijo con sorna.
Usando su magia defensiva, Jai entró en el encanto ahogándolo y
arremetió contra Pazuzu con su propio calor explosivo. Pazuzu simplemente
tropezó y luego se lanzó hacia Jai como una araña de salto. Los cortes se
abrieron paso en todo el cuerpo de Jai antes de llevar a Pazuzu al suelo.
Luchando con el dolor, Jai puso en sus manos brasa brillante hacia el pecho del
Jinn y quemó a través de la camiseta del bastardo, el nauseabundo olor de la
tela quemada y la carne llenaban el aire. Pazuzu gritó al mismo tiempo, su grito
sonó a través del claro.
Pazuzu maldijo y se desplomó en el suelo junto a Jai. Sangrado por todas
partes y no sanando con la suficiente rapidez, Jai se tomó un minuto para
recobrar el aliento mientras Trey sostenía a Pazuzu abajo.
―¡Jai, vamos! Tenemos que combinar nuestra magia.
Una mirada por el bosque le dijo que Ari tenía a Charlie congelado y
atado y observaba desarrollarse los acontecimientos con Pazuzu, impotencia se
extendía por su cara. Ella no podía ayudarles. Jai curvó el labio al ver las
heridas de la Ghulah que Trey había apuñalado en el costado. Cuando ella se
puso de pie, Jai lanzó una mirada inquieta hacia Ari.
―Ari, ¡vete! ―gritó con brusquedad.
74
Ella sacudió la cabeza, su cuerpo en guerra con el plan. Temblaba de la
necesidad obvia de meterse en la lucha.
Trey maldijo en un grito de dolor, llamando la atención de Jai de nuevo a
él. La sangre goteaba por la mejilla de Trey de una laceración. Cortar la carne de
alguien en pequeños jirones parecía ser la forma favorita de Pazuzu en la
guerra. Un destello de brasa salió disparado de la mano de Trey y sacudió a
Pazuzu con tal fuerza, que el demonio de viento se estremeció, sus ojos rodando
en la parte posterior de la cabeza mientras se desplomaba en el suelo. Trey
torció la cabeza hacia Ari y luego en la dirección de la Ghulah de nuevo a Jai.
―Ve por esa perra. Yo me encargo de esto.
Sin necesidad de que se lo dijera dos veces, Jai se puso de pie, inestable e
hizo fuerza en ellos mientras se dirigía hacia la Ghulah. Ella arrogantemente se
mofó de Ari antes de atacar, pero se dio la vuelta justo a tiempo cuando Jai
golpeó su espalda con el poderoso empuje de un poderoso gancho. La sangre
goteaba por entre sus labios cuando ella bajó la barbilla, sus ojos se estrecharon
peligrosamente sobre Jai ahora.
Meses atrás se había enfrentado a la Ghulah y casi la vio sofocar la vida de
Ari. Eso no iba a suceder de nuevo. La mayor parte del tiempo, el combate
cuerpo a cuerpo no era largo y prolongado, como en las películas. Cuanto más
corta era una pelea, más feroz y más mortal el ataque, mayor sería la
probabilidad de supervivencia. Los opositores bien adaptados podían bailar
alrededor del otro por un tiempo, pero cuando uno utilizaba talismanes e
ilegalmente magia con su poder, significa causar daño mortal lo más rápido
posible. La última vez, Jai había bailado con esta perra. Le había dado una
oportunidad de meterse en sus pantalones. Por el brillo de emoción en sus ojos,
ella estaba esperando lo mismo.
Ari gritó algo, pero Jai no podía ser distraído. Esto tenía que terminar; de
lo contrario, la Ghulah seguiría viniendo tras ella. Con las manos detrás de la
espalda, Jai conjuró la espada Kilij que había admirado en el gabinete de armas
de Michael. Con un grito de guerra, Jai arremetió contra ella, el corte de hoja
curva a través del cuello de la Ghulah.
Con un triunfo amargo, Jai vio la cabeza derrocar al suelo embarrado y
rodar hacia un árbol. El cuerpo se tambaleó y luego se cayó con un ruido sordo.
―¡Jai!
Giró la cabeza hacia el llanto angustiado de Ari y la vio señalando detrás
de él. Con la sangre corriendo en sus oídos, Jai se volvió para encontrar a Trey
en el suelo, Pazuzu a horcajadas sobre él, su larga uña nudosa metiéndose
profundo a través de la garganta de Trey.
75
―¡NO! ―rugió Jai y se abalanzó hacia ellos, sólo para ser echado hacia
atrás por una explosión de llamas. El rey Cristal salió de los Peripatos segundos
antes de que Rojo lo siguiera, su mirada azul furioso paralizada en el cuerpo de
Trey fatalmente herido. Pazuzu miró a Cristal y lo que fuera que hubiera visto
en la mirada del rey, limpió la victoria de suficiencia de su expresión.
Cristal atravesó los árboles causando a todos estremecerse, y envió una
descarga de magia explosiva hacia el demonio del viento.
Pero Pazuzu era demasiado rápido y se desintegró en un embudo de
arena que desapareció en el cielo. El árbol detrás de Pazuzu tuvo el impacto del
ataque de Cristal y se agrietó alrededor de la base. Cuando empezó su
descenso, Cristal fue hacia Trey, lo levantó y desapareció en los Peripatos.
El aire se espesó cuando Rojo levantó las manos hacia el árbol que estaba
cayendo como en señal de rendición. Cediendo a la magia, el árbol que parecía
ir en contra de ellos, volvió crujiendo inquietantemente su camino de regreso a
su lugar sobre sus raíces, la corteza alrededor de su base sanó por arte de magia
de curación hasta que se puso más fuerte que nunca.
Los perros ladrando y los sonidos de voces atrajeron sus miradas hacia el
norte.
―La patrulla del parque ―dijo Rojo y se volvió a Jai y Ari―. Ari, lleva a
Charlie de vuelta a casa. Jai, síguela. Voy a limpiar… ―Él hizo un gesto con la
mano en dirección de la Ghulah.
Dolor obstruía la garganta de Jai mientras dejaba caer la Kilij de su mano
temblorosa.
―Trey ―susurró sintiendo sus ojos desgarrarse.
―¿Qué…?
―Cristal no lo dejará morir ―le aseguró Rojo a toda prisa―. Ahora
váyanse.
76
8
Destino: el resultado de tus elecciones
Traducido por Josefina
Corregido por Nanis
―Charlie, habla conmigo ―susurró Ari.
Él le devolvió la mirada con fuego en sus ojos.
―Vete a la mierda.
Ari se estremeció y suspiró.
Supuso que era un juego de espera.
c
―Charlie, tienes que comer algo, beber algo… ―Ari acercó la taza a la
boca, pero él no se movió―. Charlie, no seas estúpido.
Sus ojos se encontraron y el hielo en su expresión le congeló la sangre.
c
―Esto no está funcionando ―le informó Jai en voz baja.
Ari negó.
―Sólo han pasado cuatro días. Dale tiempo.
―No tenemos una gran cantidad de tiempo. Michael está preocupado por
ti. Está empezando a hacer preguntas acerca de tu paradero.
―Dale tiempo.
c
―Háblame, por favor. ―Ari se sentó en el suelo delante de su amigo,
mirándolo suplicante. La ira se había derretido de sus rasgos, pero ninguna otra
emoción la había reemplazado―. Di lo que sea…
»… Charlie. ¿Charlie? Di lo que sea.
c
77
―Estoy tratando de ayudar. ¿No lo entiendes? ―Ari se tragó las lágrimas
y dejó caer su cabeza contra la silla. Estaba exhausta―. Charlie, vuelve. Por
favor. Estoy tan cansada. ¿No estás cansado?
c
Ari rozó el crecimiento de la barba de Charlie en su rostro mientras
sostenía el agua a sus labios. Cuando terminó, le dio de comer trozos de un
sándwich, el alivio y la esperanza crecían en ella. Pesadas, las ojeras habían
crecido bajo sus ojos, y él estaba más pálido que de costumbre. Ari no quería
pensar que le estaban haciendo más daño que bien. Habían pasado catorce días,
y él todavía no había dicho nada, a pesar de que había empezado a comer y
beber hace cuatro días. Cuando dejó de comer, Ari dio un paso atrás.
―¿Has terminado? ―Colocó la bandeja en una mesa y se encaró a él de
nuevo―. ¿Quieres hablar conmigo? Por favor.
En su lugar, el cerró los ojos.
c
―Te quiero, Charlie. Eres mi mejor amigo.
Nada.
―Por favor. Si no empiezas a hablar, la Ari buena va a tomar una
caminata y la Ari enojada va a empezar a patear algunos culos.
Nada.
―Sé que estás ahí…
c
Tres semanas habían pasado desde que la pelea en el Parque Estatal
Rancocas, y la situación con Charlie se movía a paso de tortuga.
Luchar contra Charlie había sido más fácil de lo que Ari había anticipado.
Cuando llegó el momento, él era tan nuevo como ella en el uso del arte de
magia Jinn, excepto que él no era un natural. No estaba en su sangre. No era el
hijo de un rey Jinn. Su encanto se rompió con facilidad y lo había incapacitado
el tiempo suficiente para robarle la esmeralda. La parte más difícil había llegado
después. Ella había luchado para mantenerlo atado a sí misma. Se suponía que
debía llevarlo de regreso a través de los Peripatos y mantenerlo a salvo y
escondido en el sótano de su casa. Pero al ver a Jai y Trey luchar por sus vidas
con la Ghulah y Pazuzu… Ari se había congelado en su lugar, sin poder salir
hasta que supiera que estaban a salvo. Por desgracia, al haberse unido con
Charlie significaba que no podía luchar.
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Ari nunca olvidaría la sensación de total impotencia al ver a Pazuzu
poniendo a Trey abajo. Había estado a punto de romper su unión con Charlie
para salvar a Trey pero era demasiado tarde. Había vacilado contra la pérdida
de Charlie y en su lugar casi había perdido a Trey.
Una parte de ella realmente estaba resentida con Charlie. Le molestaba la
lealtad que sentía hacia él. En este punto, ¿no merecía su lealtad Trey más que
Charlie?
Basta, se reprendió a sí misma. No podía pensar así. Estaba rompiendo la
ley del Gremio para salvar a Charlie de sí mismo. No habían pasado por todo
esto para que darse por vencida con él ahora.
En cuanto a Trey, estaba bien. Bueno, no muy bien. Estuvo a punto de
morir. Sin embargo, Cristal lo salvó. Ni Cristal ni Trey entrarían en los detalles,
pero Ari y Jai habían asumido que Cristal había llevado a Trey al curandero de
Rojo, Kit. Kit había salvado a Ari varias veces y a Jai una vez. El Jinn era
verdaderamente un hacedor de milagros.
Al final, el verdadero milagro fueron los sentimientos de Cristal hacia
Trey. Nunca habría dejado a Trey hacerle frente a Pazuzu sin respaldo. Había
esperado en las afueras del parque en caso de que Trey necesitase su ayuda.
Ari se sorprendió al darse cuenta de que el rey Cristal en realidad amaba a
Trey. El evento solidificó e intensificó lo que tenían juntos. Estaban tan cerca,
Ari realmente podía sentir a Cristal en el aura de Trey, incluso cuando Cristal
no estaba con él.
Ari estaría eternamente agradecida a Cristal y a Rojo porque una vez más
vinieran en su ayuda.
Hizo una mueca al recordar el derramamiento de sangre de la garganta de
Trey y las lágrimas en los ojos de Jai cuando regresaron de nuevo a la casa con
Charlie a remolque.
―¿Qué pasa si lo pierdo? ―susurró Jai mientras ataron a Charlie en el
sótano―. Él es mi hermano. No puedo perderlo.
―Tal vez finalmente entiendan cómo me siento ―había respondido
Charlie débilmente desde su puesto en la silla, cuerdas encantadas envueltas
alrededor de sus piernas y torso.
Jai hizo una mueca de dolor y se alejó.
Ari se había arrodillado hasta que su cara estaba a la altura de Charlie, el
resentimiento hacia él empujando. Le dijo en voz baja:
―No es excusa para lo que has hecho.
79
―¿Entonces por qué estás tratando de salvarme? Eso es lo que es esto,
¿verdad? Crees que puedes, ¿qué… sacarlo de mi sistema?
Ella había sacudido la cabeza hacia él.
―Lo que has hecho desde la muerte de Mikey es tu culpa. Hiciste una
elección. ―Lágrimas relucían en sus ojos, el agotamiento, la culpa, y la
preocupación por Trey, la estaban comiendo―. Pero, lo qué pasó con Mikey fue
mi culpa. Así que voy a intentar una última vez salvar a mi amigo.
Las voces en la cocina trajeron a Ari de vuelta al presente. Había estado
intentando sin éxito durante tres semanas llegar a Charlie para hablar. La magia
se estaba desvaneciendo de su sistema y él se veía más débil, tenue. Hoy fue la
primera vez que vio una chispa del viejo Charlie en sus ojos.
¿El plan estaba realmente funcionando?
Jai había tratado de conseguir que se fuera durante más de un par de
horas, ansioso por ella y preocupado de que Michael estuviera haciendo
demasiadas preguntas acerca de su ausencia. Si Michael comenzaba a
sospechar, podría averiguar sobre Charlie. Si eso sucedía, Charlie estaba
muerto.
―¿Te acuerdas de cuando teníamos nueve y enterramos una cápsula del
tiempo en el bosque de Vicker? ―preguntó Charlie de pronto, su voz áspera
por falta de sueño.
Ari se sentó, su pulso latía en la garganta. Sonaba como Charlie de nuevo.
―Sí. ―Ella sonrió suavemente―. Me besaste. Sólo un beso en los labios,
pero fue mi primer beso.
La boca de Charlie se estremeció.
―Sabías a fresas. Te había comprado un poco de bálsamo para los labios
de fresa barato para tu cumpleaños de ese año y lo usabas todos los días hasta
que se acabó.
Las lágrimas pinchaban los ojos de Ari y asintió, con esperanza llenando
su pecho.
―Lo recuerdo.
―Me acuerdo de todo. ―Él bajó la cabeza, con el pecho agitado por la
emoción―. Ari, no sé cómo volver. No sé cómo estar bien ya. Las cosas que he
dicho y hecho. ―Cuando miró hacia arriba, las lágrimas rodaron por sus
mejillas―. La esmeralda… me cambió, lo hizo. Pero antes de eso, no podía ver
nada más allá que a mí mismo y mi propio dolor… y la mató. ―Él lloró con
más fuerza―. Mató a Fallon.
80
Ari trató de contener sus propias lágrimas, pero no importaba lo que
Charlie había hecho, todavía sentía su dolor. Cruzó la habitación para ir a él y
mientras envolvía sus brazos alrededor de él, entró en el encanto sosteniéndolo
en su lugar. Las cuerdas cayeron y Charlie la sujetó con fuerza, sollozando en su
hombro mientras se agarraba a ella.
Estaba tan pérdida en él, ensordecida por los crecientes latidos de su
corazón que llevaban sangre a sus oídos en olas, que Ari no oyó los pasos
bajando por las escaleras del sótano.
No‖oyó‖nada‖hasta…
―Ari, aléjate de él.
Charlie se movió lentamente fuera de su abrazo, secándose las mejillas.
Ari se volvió con la visión borrosa al intruso. Miedo de inmediato se hundió en
su estómago y negó, poniéndose delante de Charlie.
―No. ―Sintió el cosquilleo de la magia en sus dedos―. Michael, por
favor, no.
De pie frente a ella estaban Michael Roe, su hermano Gerard, y uno de los
miembros más antiguos y poderosos del Gremio, Jacob Ballendine. Jai y Trey se
quedaron mirando a Charlie asombrados, y Ari vio sus expresiones de dolor
crecer cuando se dieron cuenta de que se habían metido en algo importante.
―Ari, no hagas nada estúpido ―le advirtió Michael con calma―. Sólo da
un paso de distancia del Sr. Creagh.
Ella negó, lágrimas frescas derramándose por sus mejillas.
―Michael, no puedo. Él es el mismo de nuevo. No puedo dejar que te lo
lleves a morir.
―Ari. ―Los ojos de Michael mostraban simpatía estoica pero su tono era
implacable―. Él violó la ley. Me veo obligado a honrar mi posición en el
Gremio y tengo que entregarlo a los legisladores.
―Lo matarán ―dijo con voz ahogada―. No puedes dejarlos.
―Ari. ―Unos dedos fríos atraparon los suyo. Charlie miró hacia ella
suplicante―. No. Déjalos. Ya es demasiado tarde. No dejes que nadie más salga
herido por mi culpa. Ella no querría eso.
―No. ―El pánico la abrumó y se volvió hacia Jai, sus ojos encontrándose
al otro lado de la habitación―. No, Jai, por favor.
Los rasgos de Jai se apretaron y Ari sintió el crujido de su magia llenar la
sala, al igual que Michael y los otros se tensaron y se volvieron hacia él,
dándose cuenta de que estaba dispuesto a luchar para salvar a Charlie por Ari.
81
―No, Jai, no. ―Charlie se levantó tambaleándose, con las manos
levantadas en sumisión. Ari vio cómo los ojos de Jai se encontraron con
Charlie―. Por favor. Esto es como termina. Por favor.
Ari esperó en vilo para la decisión de Jai. El aire de repente volvió a la
normalidad cuando Jai cedió a los deseos de Charlie y los cazadores del Gremio
se relajaron. Ari dejó escapar un sollozo roto.
―No.
Ella se vio inmediatamente dentro del fuerte agarre de Charlie.
―Nada de esto es tu culpa. Recuerda eso. Y recuerda ―le dio un último
apretón mientras le susurraba al oído―, también te amo.
Entró en la bodega del Gremio de Michael. A medida que lo escoltaron
fuera del sótano, más allá de un Jai sombrío y Trey, Ari se dio cuenta que
estaban llevando a su amigo más antiguo a su muerte.
Sus rodillas cedieron.
Unos familiares y fuertes brazos familiares la encontraron y la apretaron
contra su cuerpo.
―Ssshh.
―Funcionó. ―Se atragantó en el hombro de Jai―. Funcionó. Era el mismo
de nuevo. Esto no puede estar pasando, esto no puede estar pasando…
c
A medida que el sol se puso sobre el Monte Qaf, el rey Blanco se paró en
uno de sus numerosos balcones y miró por encima de las montañas. Hoy había
dado juicio a más de tres disputas entre su pueblo, la primera de una disputa
territorial entre dos de sus señores Hakims ricos cuyas casas fueron construidas
en estrecha proximidad entre sí a pocos kilómetros del palacio de Blanco. La
última mina de esmeraldas se había abierto en las inmediaciones y una cuota
necesaria para pagar al propietario de la tierra. Ambos Hakims habían jurado
que la tierra era de ellos. Blanco escuchó las pruebas, pero al final, se basó en su
propia memoria para hacer de juez. Concedió la cuota al Hakim, cuya familia se
había establecido en la tierra primero.
Las dos peleas siguientes habían sido disputas matrimoniales. A veces
podían ser bastante entretenidas, pero Blanco estaba demasiado perdido en sus
propios pensamientos sensibleros para prestar mucha atención a cualquier otra
cosa.
La inspiración parecía estar fracasando en la forma de proceder con
despertar a Lilif, y estaba comiéndole lentamente.
82
Un golpe en la puerta de la sala llegó a sus oídos y llamó el Shaitan para
entrar.
―Usted tiene un invitado, señor.
Blanco se volvió cuando el Shaitan hizo una reverencia y se retiró de la
habitación, dejando a Rabir, el sirviente más confiable de Blanco, detrás. Sus
músculos se tensaron al ver la expresión en el rostro de Rabir.
Algo había sucedido.
El Jinn se dirigió hacia Blanco con propósito.
―Su alteza. ―Inclinó la cabeza respetuosamente.
―¿Qué‖te‖trae‖por‖aquí?
Rabir sonrió mientras levantaba la barbilla.
―Algo que pensé podría ser de su interés.
Blanco levantó una ceja.
―¿Sí?
―He estado viendo la casa de la chica como usted pidió. Acabo de
presenciar a los cazadores del Gremio sacar a Charlie Creagh de ella.
―¿El chico vendrá aquí a morir entonces?
Rabir asintió con una sonrisa de suficiencia.
―Y según los rumores, Azazil le debe a la chica un favor.
Dejó a las noticias de Rabir posarse sobre él y filtrarse.
Una ráfaga de sensación explotó a través de sus venas. Se sintió el mismo
de nuevo por primera vez en semanas. Gracias a todos las esmeraldas en el
Monte Qaf por Rabir. El hombre era más listo que todos sus hermanos reales
juntos. Lo que Rabir acababa de traerle fue el cambio de juego. Se le podría
entregar todo lo que había deseado.
Dio a Rabir una respetuosa inclinación de cabeza.
―Creo que tal vez es hora de conseguirle un título real, mi amigo.
c
No era justo que alguien tuviera que sufrir tanto dolor en menos de un
año, pero esa era la vida. Y eso era sin duda la vida de un Jinn.
Al final, Ari lloró hasta quedarse cerca de la inconsciencia, apenas
consciente de Jai llevándola a su cuarto donde la metió en la cama para que
pudiera dormir y bloquear el dolor durante un tiempo.
83
En lugar del alivio de adormecer la mente en un negro profundo, Ari
soñó.
En algún lugar Ari podía sentir los sueños como una presión no natural en
la cabeza, pero esa sensación fue abrumada por las imágenes en su mente.
Flotaba de un ensueño onírico a otro de Sandford y Woods Vicker con Charlie,
a Cincinnati Zoo con Derek, a Arizona con Fallon. Y luego Pazuzu estaba allí,
empalmándola, arremetiéndola, gritando sus amenazas de siempre en la cara
hasta que ella caía al suelo, sólo para tener que ver como Pazuzu cortaba a Jai
en tiras, cortaba la garganta de Trey, y pasaba una mano por el cielo para
revelar el rostro de Michael y Caroline y el resto de los cazadores Roe del
Gremio. Su corazón literalmente se detuvo cuando Rachel y Staci aparecieron
en el grupo.
Pazuzu se estaba burlando de ella. Haciéndole saber que toda la gente que
le importaba iba a morir por lo que había hecho con él.
Sus rostros y las voces fustigaron con el color y el sonido y el dolor.
Y justo cuando pensaba que no podía aguantar más, se arremolinaron y se
volvieron borrosas en un embudo, un vacío, desapareciendo en un negro que
rápidamente se transformó en una escena tan vívida, era como si estuviese
ocurriendo de nuevo.
El palacio de Azazil. Azazil mismo. Ari levantó la vista hacia él ante ella.
Y Asmodeus. Él la miró con una extraña intensidad.
Ella iba a morir. Iban a tomar el Seal de ella…
Luchó para controlar su respiración y relajó el camino como Jai le había
enseñado. Sacrificarse a sí misma significaba que Lilif se mantendría en prisión.
¿Seguramente valía la pena el sacrificio?
Pero si ella se ofrecía a sacrificarse y había una posibilidad de que
realmente saliera por el otro lado, estaba poniendo algo de valor fuera de él.
―Si‖ te‖ acercas,‖ le ordeno a Azazil matarte antes de que hagas cualquier
otro movimiento ―dijo Ari a Asmodeus suavemente.
El cuarto se volvió oscuro en cuanto la energía de Azazil se espesó con lo
que Ari asumió que era su ira.
―¿Qué‖quieres?‖―le preguntó con astucia.
Ari respiró temblorosa.
―Si muero, salvas a Jai y lo devolverás ileso a su Tribu.
―Hecho. ―Él asintió, con una expresión de total aburrimiento.
Ari entrecerró los ojos.
84
―Y…
―¿Y?‖ ―Azazil se inclinó hacia delante, con la ceja levantada en
investigación altiva.
―Si lo hago por voluntad… y vivo… luego te pediré un favor.
―Creía que ese era tu favor.
―No, eso fue un gesto de buena voluntad.
Él sonrió.
―Si tu favor es entonces para el brujo… no puedo salvarlo si mata a la
Labartu. Lo siento. Eso está fuera de mis manos.
Maldita sea. Ari se obligó a detener sus lágrimas impotentes. No tenían
utilidad aquí.
―Está bien. Pero todavía quiero un favor si sobrevivo. Y quiero tu
juramento de que me darás lo que sea que te pediré.
Ella echó una mirada a Asmodeus quien tenía los ojos brillantes al mirarla,
como si casi… la respetara en ese momento. Y cuando se volvió para encontrar
la respuesta de Azazil, vio que estaba sonriendo, como si estuviese disfrutando
inmensamente.
―Tienes mi juramento que si sobrevives, te concederé un favor, si está en
mi poder para hacerlo.
―Hecho.
Asmodeus fue un borrón, el puño brillante se estrelló en su pecho antes de
que Ari siquiera hubiera parpadeado. Agonía atravesó a Ari mientras sus ojos
oscuros se clavaron en los suyos suplicantes. Lo siento, su voz susurró dentro de
su cabeza. ¿O es que sólo lo imaginó?
Fue un alivio que su puño se retirara de ella, la luz pulsando entre los
dedos. Se abrió lentamente, y la pelota palpitante de brasa en su palma fue lo
último que vio antes de que Ari sintiera el dulce alivio de morir mientras este la
llevaba a‖sus‖profundidades…
Ari arañó el camino a través de la oscuridad y se obligó a abrir los ojos.
Su mano buscó automáticamente su pecho por el dolor.
Sólo un recuerdo. Cerró los ojos con alivio hasta que recordó que Michael
había arrestado a Charlie.
Charlie iba a morir.
85
Y Pazuzu todavía estaba por ahí, conspirando y planeando destruirla y a
la gente que amaba. Puede que no sea el único. Algunos Jinn todavía suponían
que era el Seal…
No, Ari, susurró su subconsciente.
¿No? Abrió los ojos de nuevo, su mano aún en su pecho.
El favor.
Por supuesto. Se sentó de golpe. Azazil le debía un favor. De repente, las
imágenes de sus sueños volvieron a ella totalmente, bailando delante de sus
ojos, burlándose de ella. Era uno de su padre, Derek, de pie fuera de su casa en
Sandford Ridge, enseñándole cómo lanzar un puñetazo correctamente.
Una idea comenzó a formarse, una idea que hizo que su corazón se
acelerara y su sangre se precipitara. Ari apartó las sábanas y se levantó de la
cama, estabilizándose en sus piernas temblorosas. Era arriesgado. Posiblemente
era imposible… pero podría cambiar todo. Y Azazil le debía un favor.
Esto sería un infierno de favor.
Pero Ari necesitaba hacerlo.
Como dijo una vez Shakespeare: No está en las estrellas para celebrar nuestro
destino, sino en nosotros mismos.
86
9
Desmarañada
Traducido por AsheDarcy,
flochi y HeythereDelilah1007
Corregido por Nanis
Ari se vistió rápidamente y en silencio. Ahora que tomó su decisión, tenía
que actuar con rapidez. ¿Quién sabía el poco tiempo que le quedaba a Charlie?
Saliendo de puntillas de su habitación, Ari se congeló en el pasillo, sus
orejas pinchaban mientras escuchaba la casa. Estaba oscuro aquí afuera y abajo
de las escaleras, lo que sugería que todos se habían ido a la cama. Cerrando los
ojos, Ari dejó empujar su magia y extendió su energía, en busca de los demás.
No pasó mucho tiempo antes de que se encontrara con el extraordinario sabor
familiar del aura de Jai, lo que significaba que estaba durmiendo en su
habitación esta noche para darle un poco de espacio. Una punzada de emoción,
de sincera gratitud y amor, se hizo eco en su pecho. Ari retiró su energía en caso
que de repente él la sintiera.
Envío sus sensores de nuevo, Ari descubrió una presencia que había
estado esperando, pasando el rato en la casa. Con pies silenciosos, Ari se dirigió
por el pasillo hacia la habitación de Trey y contuvo la respiración, escuchando
cualquier sonido.
Nada.
¿Trey? ¿Estás ahí?
Un latido más tarde… ¿Ari?
La puerta de su habitación se abrió lentamente para revelarlo de pie en
calzoncillos, con el cabello desastroso, y sus ojos parpadeando por el sueño.
―Tú…
¡No hables!
Ella levantó una mano y miró por el pasillo hasta la habitación de Jai.
Cuando se volvió a Trey, él estaba frunciendo el ceño, y había cruzado los
brazos sobre su‖ atlético‖ torso‖ en‖ una‖ manera‖ “no‖ estoy‖ para‖ meterme‖ por‖ ese‖
camino‖ahora”.
¿Puedo hablar con mi tío?
El ceño de Trey se profundizó. ¿Qué pasa? ¿No quieres que Jai oiga?
87
Trey, Cristal. Quiero hablar con Cristal.
Antes de que Trey pudiera responder, una mano grande apareció sobre
Trey en la puerta y la abrió.
Cristal se alzaba por encima de un muy alto Trey, con ese cerúleo cabello
largo suelto por la espalda desnuda. Por un momento, Ari fue distraída por la
visión de dos hombres increíblemente hermosos de pie juntos, y tuvo que
sacudir la cabeza. ¡Prioridades, Ari! ¡Prioridades!
Ari, ¿qué pasa?, dijo Cristal telepáticamente, su tono tan grave como su
expresión.
Ari se preparó. Necesito que me lleves a Azazil.
Cristal le dio una mirada penetrante, curiosa pero a diferencia de Rojo, no
la cuestionó. Está bien. ¿Ahora?
Por favor.
Muy bien. Volvió a mirar a Trey y le tocó la mejilla con ternura. Lo que
pasó entre ellos causo que Trey frunciera el ceño y se volviera hacia Ari.
¿Qué diablos está pasando?
Ella tomó su mano y la apretó con fuerza. Confía en mí, está bien. Y por
favor… no despiertes a Jai. Todo esto va a terminar pronto y voy a estar de vuelta.
Trey parecía inseguro. Él me va a matar si algo te sucede y no hice nada para
detenerlo.
Nada va a pasarme. Cristal se hará cargo de mí.
Trey lanzó una mirada a Cristal, deseando claramente creerle. Podía decir
por la forma en que los amantes se miraban a los ojos del otro que estaban
teniendo una conversación telepática. Terminó con Cristal dándole a Trey una
pequeña inclinación de cabeza, lo que le sugería a Ari que le había prometido
algo. Ante eso, Trey presionó un beso en la comisura de la boca de Cristal y
luego se volvió para hacer entrar a Ari en un fuerte abrazo. Ten cuidado.
c
―Cuando mi hijo me comunicó que estaba en camino con mi nieta, antes
conocida como el Seal, admito que me encontraba un poco sorprendido. ―
Azazil le sonrió, el hilo de sangre en su mejilla molestándola.
A su llegada al palacio de Azazil, Ari y Cristal fueron llevados
rápidamente a una parte de la estructura que Ari nunca había visto.
Claramente, servía como cámara de tortura de Azazil. También quedó claro que
deliberadamente la había llevado allí para impresionarla. Y cuando le dijo a
Cristal que la dejara con él, dejando el palacio completamente, estaba claro que
88
también quería asustar a Ari. Cristal, por supuesto, había obedecido a su padre,
y ahora Ari estaba sola. Bueno, por desgracia, no importaba cuán sorprendida o
asustada estaba, Ari no tenía tiempo para ello. La vida de su amigo estaba en la
balanza. Y Azazil era todo sobre equilibrio, ¿no?
Centrándose en la cola de caballo de cabello largo de Azazil, de seda
blanca, ella respondió:
―Necesitaba verte.
―Déjame adivinar, ¿echas de menos ser el Seal?
―No.
Se encogió de hombros y puso la pequeña daga con mango de joya en sus
manos.
―¿Estás cansada de las visitas de Asmodeus y quisieras tener unas
palabras con él?
Sintiéndose impaciente, Ari negó.
―No. Quiero decir, sí, estoy cansada de sus visitas y realmente apreciaría
si se mantuviera alejado de mí, pero no es por eso que estoy aquí. Estoy aquí…‖
estoy aquí por el favor que me debes.
Eso llamó su atención.
―Oh. Esa cosa molesta. ―Se volvió hacia ella en su totalidad―. ¿Y bien?
¿Qué es lo que quieres, hija? Sácalo.
Ari respiró temblorosamente.
―Se puede volver el tiempo atrás, ¿verdad? Puedes cambiar la trayectoria
de la vida de una persona.
Cada músculo en el cuerpo del sultán se puso tenso, con los ojos alertas
mientras tomaba un paso intimidante hacia ella.
―¿Por qué estás aquí?
Necesitando hacer una declaración, Ari dio un paso hacia él en lugar de
encogerse detrás de él, y vio el parpadeo de sorpresa en su oscura mirada.
―Quiero cambiar mi pasado. Cambiar para que Sala no me deje con
Derek Johnson en Sandford cuando yo era un bebé.
Azazil ladeó la cabeza hacia un lado pensando.
―¿Qué camino prefieres?
―No reescribir uno nuevo. Quiero seguir con mi vida tal como es, con
todas las personas en ella. Sin embargo, quiero que las cosas con Pazuzu,
Ghulah y Labartu cambien. Al igual que nunca sepan de mí, nunca me
89
encuentren o a la gente que me importa. Quiero que las vidas de Derek, Charlie,
y Fallon sean diferentes, y esta es la única forma que conozco.
―¿Sabes‖ lo‖ que‖ me‖ pides?‖ Es‖ mucho,‖ Ari.‖ Es‖ muchísimo.‖ Me‖ est{s
pidiendo crear una nueva realidad para estas personas, sin afectar la tuya.
Quieres que cree una nueva realidad sin causar un gran efecto dominó. ―Sus
ojos se estrecharon―. Te das cuenta de que si hiciera esto, sólo los mortales se
verían afectados por el mismo. Derek, Mikey, Charlie, y Fallon. Y Fallon, al ser
mestiza, se acordaría de esta realidad, así como la nueva que cree. Eso es pedir
mucho de ella. Es pedir mucho de mí. Me agotará, Ari. Me va a drenar. Voy a
tener que asegurarme de cada nuevo camino, y el hilo que ese cambio cree no
tenga un efecto sobre el cuadro más grande. Siempre existe la posibilidad de
que no lo prevea todo, y que algo monumental ocurra. Algo irreversible. ¿Estás
preparada para esa clase de responsabilidad?
Ella asintió, su corazón latiendo tan fuerte que pensó que podría romperse
una costilla.
Él meneó la cabeza.
―¿Por qué no me sorprende que el favor que pides sea tan colosal? Eres la
hija de Blanco. Por supuesto que implica una gran cantidad de peligro lo que
pides.
―Es el favor que te estoy pidiendo. Dijiste que me otorgarías un gran
favor que estuviera al alcance de tu poder concederme. Dijiste que podías
hacerlo.‖Entonces…‖¿lo‖har{s?
Mientras Ari esperaba su respuesta, una vez más intentó ignorar la sangre
salpicada en el borde de su visión y los gemidos del hombre agonizante colgado
en el borde del cuarto. Suciedad a rebosar se encontraba a sus pies, las paredes
de roca desnudas estaban desprovistas de esmeraldas y brillando con
humedad. La luz baja de las velas esparcidas le daba una atmósfera gótica y
siniestra. Tierra húmeda, sudor, y el aroma cobrizo a sangre hicieron
hormiguear la nariz de Ari.
Su propia sangre corrió a sus oídos cuando miró a Azazil, esperando su
respuesta.
Sus ojos oscuros entrecerrados la miraron, sus pensamientos imposibles de
discernir. Con un gran suspiro, él apartó los ojos, su contemplación cayendo
sobre el hombre que había estado torturando antes de que Ari llegara.
El sultán no usaba joyería y su habitual estilo ostentoso estaba apagado,
solo usaba pantalón de cuero negro y bandas de cuero alrededor de las
muñecas. Su torso musculoso, y desnudo estaba cubierto con sangre y
90
pequeños parches de piel rasgadas. Ari bajó la mirada, sintiendo a su estómago
revolverse.
―Ya he especificado las consecuencias, Ari. ―Azazil volvió a mirarla
ahora y ese puño de ansiedad se retorció en su pecho―. ¿Estás segura de que
entiendes lo que estoy diciendo?
Asintió.
―Entiendo. ¿Estás diciendo que me concederás el favor que me debes?
Su labio se curvó en la comisura, sus ojos brillando.
―Debería matarte o aplaudirte por usar el juramento en mi contra. Este no
es‖un‖favor‖ordinario.‖Nos‖afectar{‖a‖todos…‖y‖no‖ soy‖usualmente‖ciego‖a‖ las‖
consecuencias. Veo imágenes vagas a las que no puedo darle sentido. ―Sus
rasgos se endurecieron―. Todo lo que puedo sentir es que si te concedo este
favor, algo de gran inmensidad pasará. Algo que afectará a mi reino y al mortal
también, no solamente a ti y a mí.
Su profecía la obligó a detenerse. Por un lado sugería las posibles
consecuencias, y por el otro, profetizaba un cambio gigantesco.
―¿De qué manera?
―Te dije que no puedo saberlo con seguridad.
―¿Así que puede ser bueno o malo?
―¿Acaso no todo es bueno o malo?
El hombre a su lado volvió a gemir, y Ari se estremeció.
―¿Supongo‖que‖no‖incluir{s‖a‖este‖hombre‖en‖el‖favor?
Azazil frunció el ceño.
―Te otorgo este favor y podría no ser capaz de mucho más por un
tiempo.
Eso en sí mismo fue razón suficiente para hacerlo. Ari asintió.
―Hazlo.
El sultán se cruzó de brazos.
―No conozco las consecuencias de romper mi juramento hacia ti o seguir
la corriente de esta locura.
―Pensé que te gustaban las locuras. Es entretenido, ¿cierto?
Eso produjo una lenta y malvada sonrisa de su abuelo.
―Es cierto. ―Bajó los brazos y caminó hacia ella, la majestuosidad de su
poder amenazando con hacerla volar―. Tú ganas, Ari. Te concederé tu favor.
―Sonrió―. Que los reinos tengan misericordia de todos nosotros.
91
De repente, las náuseas se apoderaron de Ari a la vez que su visión iba y
venía, la habitación temblando en un borrón tembloroso ida y vuelta. Pero
cuando su visión volvió a enfocarse y las náuseas se retiraron, Ari se dio cuenta
que no era su vista. Con un escalofrío, miró su nuevo entorno.
Azazil los había llevado a una enorme cámara que supuso era la del
sultán.
―Privacidad ―murmuró, y eso fue lo último que dijo antes de apoyarse
contra el elaboradamente tallado poste de la gigantesca cama.
Insegura sobre lo que estaba sucediendo, Ari abrió la boca para hablar
pero se detuvo cuando Azazil cerró los ojos.
Parpadeó, intentando darle un sentido a lo que estaba viendo.
El cuerpo de él comenzó a desaparecer y aparecer a la vez que sus uñas se
clavaban en el poste de madera.
―¡Arggh! ―gimió con los dientes apretados.
Las sombras se reunieron en la sala, llenas con siseos de electricidad. La
respiración de Ari salió en jadeos y dio un paso tentativo hacia el sultán solo
para sentir una inmensa y dolorosa presión empujarse en sus sienes.
El dolor la cegó y Ari gritó, cayendo de rodillas. Sus brazos se doblaron
sobre su cabeza a la vez que acurrucaba su cuerpo, suplicando que el dolor se
detuviera.‖ Dejó‖ salir‖ otro‖ grito,‖ intentando‖ aliviar‖ la‖ presión…‖ pero‖ pareció‖
continuar una eternidad, hasta que su cuerpo empezó a sacudirse hacia la
inconsciencia…‖sí…‖la‖oscuridad‖donde‖no‖había‖dolor.
Y entonces se detuvo.
Toda la habitación quedó inmóvil debajo de ella y Ari dejó caer los brazos,
las lágrimas manchando sus mejillas cuando levantó su pesada cabeza y miró a
Azazil. Lo que vio la sorprendió dejándola sin aliento.
―¿Su alteza? ―susurró con la voz ronca, todavía sintiendo las ondas
pulsantes de la recordada presión en sus sienes.
Azazil le echó un vistazo a la vez que se desplomaba al suelo.
―Hecho ―susurró.
Estaba tan pálido. Y no solamente pálido. Huecos hundidos bajo sus ojos,
sombras se extendían por su torso, un torso una vez poderoso y musculoso,
ahora delgado y frágil.
―¿Qué he hecho? ―murmuró Ari, más lágrimas cayendo.
El sultán intentó ondear una mano hacia ella, pero su muñeca cayó con el
esfuerzo.
92
Ocurrió de pronto que una ola de magia se reunió detrás de ella y Ari se
giró para mirar a las puertas dobles en la cámara de Azazil.
―Asmodeus…‖ ―susurró Azazil―. Ha estado intentando…‖ lograr…‖
entrar.‖Muy‖débil…‖para‖desarmar…‖el‖encantamiento…
Temerosa de la reacción de Asmodeus pero todavía más por el sultán, Ari
ondeó una mano exhausta en el suelo, sintiendo la energía que dejaba al
teniente afuera. Era un hechizo vinculante, no uno muy fuerte si estabas en la
habitación‖ con‖ él,‖ pero‖ desde‖ afuera…‖ podría‖ tomarle‖ mucho‖ tiempo‖ a‖
Asmodeus hacerlo caer. Ari sintió la brasa arder a través de su palma y la
sostuvo en alto y la dirigió hacia el hechizo de Azazil. Con un poco de
concentración, lo sintió fragmentarse y dos segundos después, las puertas
dobles fueron arrancadas de sus bisagras.
Literalmente.
Se desplomaron en el suelo, revolviendo una capa de polvo que se había
acumulado mientras Azazil le concedía a Ari su favor. ¿Cuánto le había
tomado?
―Hemos intentado entrar por horas.
Asmodeus respondió sin saberlo a su pregunta, sus intensos ojos sobre
ella.
―¿Qué está mal? ¿Qué está pasando? ―Sus ojos volaron de ella hacia
Azazil y luego se ampliaron. Maldijo en voz alta y caminó hacia su maestro―.
¿Su alteza? ―Se arrodilló junto a él, sus manos revoloteando en su dirección
mientras sentía un aura de magia―. Azazil ―susurró, su voz llena de
preocupación genuina―. Amigo mío, ¿qué has hecho?
Giró su cabeza sobre su hombro y luego miró hacia Ari.
―¿Qué has hecho? ―dijo enojadamente en voz baja.
―Déjala ―ordenó con calma Azazil. Tomó las manos de Asmodeus para
ayudarse a estabilizarse sobre la cama―. Volveré a ser la persona de siempre lo
suficientemente pronto. Dentro de algunos días, a lo mucho. Mi deuda…‖ mi
deuda con ella…‖está pagada.
Los ojos de Asmodeus se entrecerraron.
―¿A quién le cambiaste el destino por ella?
Azazil silbó y tosió sobre su hombro.
―La‖intención…‖la‖intención‖que‖tenía…‖era…‖era proteger al Ginnaye y
a los cazadores…‖pero‖también…‖cambiar‖el‖destino…‖del‖chico. Charlie.
93
La mirada que Asmodeus le dio a Ari, mientras ella observaba con
preocupación exhaustiva, habría desollado a cualquier ser inferior.
―Sal ―exigió él, si voz llena de desagrado―. ¡Fuera!
―Lo siento ―susurró ella, antes de darse la vuelta sobre sus talones.
Cristal estaba parado en la puerta, su expresión era ilegible. Al final
sostuvo una mano en alto.
―Vamos a llevarte a casa.
94
10
Esa vieja melodía que amo
Traducido por HeythereDelilah1007
y AsheDarcy
Corregido por Nanis
Las horas en el Monte Qaf eran equivalentes a unos cuantos días en el
reino de los mortales, así que cuando el rey Cristal escoltó a Ari de vuelta a la
casa que compartía con Jai y Trey, fue para que la recibiera un comité de
bienvenida.
Tan pronto como apareció en la sala de estar, con el alto rey, fuertes manos
la halaron hacia el abrazo de Jai. Ella lo apretó con alivio, inhalando su esencia
familiar, mientras presionaba su oreja contra el pecho de él. El corazón que latía
en él era una muestra de vida que alivió a sus nervios a flor de piel
―Ari, ¿que hiciste? ―preguntó él, preocupado―.‖ Ha‖ sido‖ una‖ locura…
―Se alejó, sosteniéndola fuertemente por los hombros mientras miraba dentro
de sus cansados ojos―. Fallon ha vuelto.
Lágrimas de alegría llenaron los ojos de Ari y exhaló con alivio.
―Funcionó.
―¿Ari?
Al sonido de la voz de Michael, Ari se dio la vuelta en los brazos de Jai y
enfrentó al cazador del Gremio, y a su hermano, Gerard, y a la esposa de
Gerard, Megan, junto con Trey quien aparentemente no podía soportar la
distancia entre ellos por más tiempo. Salió propulsado hacia Ari, su
preocupación obvia en sus deslumbrantes ojos grises, y justo como Jai, la haló
en un apretado abrazo.
―Gracias a Dios ―le murmuró en el cabello.
Ella lo abrazó de vuelta, sonriendo suavemente, y sintiéndose muy amada.
Cuando ellos retrocedieron, él asintió hacia Cristal amablemente frente a lo
demás, pero sus ojos brillaban con gratitud y calidez que Cristal,
sorpresivamente, y abiertamente, le devolvió.
―La trajiste de vuelta en una sola pieza. Gracias.
Cristal le sonrió torcidamente.
―Por supuesto. ¿Tuviste alguna vez alguna duda?
95
Los labios de Trey se torcieron.
―Bueno…‖sí. Amigo, la llevaste a la casa de Azazil.
―Te dije que no me llamaras así.
―Me dices un montón de cosas. Es difícil seguir la cuenta.
Sacudiendo su cabeza y claramente intentado no alentar al joven Ginnaye
riéndose, Cristal le hizo una seña con la mano al lugar detrás de Trey.
―Creo‖que‖Ari‖tiene‖algunas‖cosas‖que‖discutir…
―Claro. ―Trey dio un paso lejos de Ari, quien se encontró atrapada
dentro de la mirada de Michael.
―Ari… ―Él dio un paso hacia ella, pareciendo inseguro sobre qué
hacer―. Todo el Gremio sintió el cambio y luego cuando ella estuvo allí…
Fallon estaba ahí.
―¿Cómo está? ―preguntó Ari rápidamente―. Quiero decir, Azazil dijo
que podría ser difícil para ella. ¿Está bien?
Michael sacudió su cabeza, pareciendo todavía conmocionado.
―Está exhausta. La tuvo difícil entendiendo ambas realidades. Igual que
todos. Pero los humanos…‖ los‖ humanos‖ que‖ sabían‖ que‖ ella‖ había‖ pasado…‖
ellos parecen no recordarlo.
―No ―respondió Ari―, no lo hacen. Este cambio solo afecta enteramente
a los humanos.
―Ari, ¿qué le pediste exactamente a Azazil? ―le preguntó la profunda
voz de Jai suavemente desde atrás. Ella se dio la vuelta hacia él ahora.
―Quería protegerlos a todos. Quería arreglar lo que le había sucedido a
mi padre, a Mikey y a Charlie. A Fallon. La única manera que conocía para
pedirle a Azazil que lo hiciera era que Sala nunca me dejara con mi padre. No
quería perder lo que ya conocía.‖A‖ustedes,‖el‖Gremio…‖así que mis recuerdos
del pasado no han cambiado, y tampoco los recuerdos de los Jinn que están en
mi vida. Excepto por los de Pazuzu. Le pedí a Azazil que cambiara eso
específicamente. ―Sus ojos se deslizaron de vuelta a Michael―. Sé que
solamente estaban haciendo su trabajo, pero no podía dejar morir a Charlie.
Todo lo que le ha pasado, incluyendo lo que le ha pasado a Fallon, fue por mi
presencia en su vida.
―Pero‖eso‖significa… ―Suspiró suavemente Jai―. Ari, él no te recordará.
Su corazón ardió con ese pensamiento y las lágrimas amenazaron con
caer, pero se mantuvo fuerte y le dio a Jai una sonrisa temblorosa.
96
―Vale la pena. Espero. Realmente me gustaría revisar cómo están las
cosas con‖él…
Su novio asintió, preocupación marcada en sus ojos verdes claro.
―Iré contigo.
―Ari. ―Michael agarró su brazo mientras arrastraba su atención de
vuelta a él―. Sé que cualquier cosa que hayas hecho probablemente tiene sus
consecuencias…‖ pero no me importa. No puedo agradecerte lo suficiente por
hacer‖lo‖que‖hiciste…‖por traer a Fallon de vuelta a mí y a su madre.
Ella agarró su mano y la apretó fuertemente.
―Estoy tan aliviada de que haya funcionado. Vendré a verla tan pronto
como haya visto cómo está todo en Ohio.
―No, primero, irás a dormir ―insistió Michael―. Te ves exhausta.
Ari sacudió su cabeza inflexiblemente.
―No, tengo que ir a mirar. No seré capaz de dormir hasta que haya
mirado.
El líder del Gremio suspiró profundamente y miró más allá de Ari hacia
Jai.
―Me alegro de que sea tuya para cuidarla ―le dijo secamente.
Jai resopló y Ari le lanzó una mirada poco divertida.
―No estoy así de mal.
Él levantó sus manos.
―No dije nada.
―Bueno, los dejaré entonces.
Michael asintió con agradecimiento una vez más y salió rápidamente de la
sala. Gerard y Megan murmuraron sus propias gracias antes de seguirlo.
―Hagamos esto antes de que te quedes dormida sobre tus pies. ―Jai le
apretó el brazo.
El rey Cristal dio un paso atrás.
―Debo visitar a mi hermano. Él debe de haber sentido el cambio en los
hilos al igual que yo.
Trey frunció el ceño.
―¿No te quedarás?
Cristal le dio una sonrisa de complicidad.
―Regresaré.
97
Y así, desapareció hacia los Peripatos.
Trey les sonrió ampliamente.
―¿Fui solo yo, o eso sonó muy a lo Schwarzenegger?
Ari resopló y se rió e inclinó su cabeza contra el fuerte hombro de Jai.
―No hagas chistes. No tengo la energía suficiente para reírme con la
cantidad necesaria de ganas.
El brazo de Jai envolvió su cintura, su mano ahuecando su cintura y
halándola más cerca.
―¿Estás segura de que esto no puede esperar hasta que duermas?
―Solo iremos a ver. No tomará mucho tiempo. ―Ella parpadeó de vuelta
las lágrimas de cansancio―. No creo que sea capaz de verlos durante
demasiado tiempo, sabiendo que no pueden recordarme.
c
Era más caluroso en Ohio en esta época del año, no que Ari lo pudiera
apreciar realmente por su extraña temperatura de Jinn, pero solo recordarlo le
trajo una sacudida de añoranza mientras miraba a su vieja casa. No había
vuelto a Sandford Ridge desde hacía casi seis meses.
Se sentían como seis años.
Podía sentir la energía de Jai a su lado mientras estaban parados en la
entrada de la casa de Derek Johnson, escondiéndose dentro del Manto.
Voy a entrar, le dijo a Jai.
De acuerdo. Con cuidado.
Se dirigió hacia la puerta principal.
Era un barrio seguro y cuando Ari había vivido allí con Derek, nunca
había bloqueado la puerta. Ari solamente lo hizo cuando Derek estaba de viaje
de negocios. Estaba contenta de descubrir que Derek no había roto ese hábito en
esta nueva realidad.
Deslizándose dentro en silencio, Ari sintió que Jai la seguía y luego
escuchó mientras hacía clic la puerta que se cerró detrás de ellos.
Música se filtró desde el lavadero y descubrieron la sala de estar vacía, Ari
siguió los sonidos, sólo para llegar a un abrupto fin en la puerta de la
habitación. Una morena se puso de pie doblando la ropa. Llevaba shorts de
mezclilla y una enorme camiseta, y le tarareaba a la radio mientras trabajaba.
Ari no la reconoció en absoluto.
98
¿Derek no vive aquí en esta realidad?
Girando sobre sus talones, Ari se apresuró a la sala de estar. Encontró lo
que estaba buscando en la pared opuesta a la ventana grande.
Las fotografías.
La primera la hizo aspirar el aliento por la sorpresa. ¿Por qué no contó
esto como una posibilidad? Sonriendo alegremente hacia ella estaba Derek, una
vez su padre adoptivo, ahora verdadero padre de otra persona. También era un
marido. Ari miró con asombro estupefacta la fotografía de la boda de Derek y la
morena del lavadero. Escaneando las fotos, encontró más de la pareja, y en
otras, se unieron dos niños pequeños.
Ari había presumido porque su padre mismo había admitido cuán
solitario era estar solo. Pero en esta realidad, Derek nunca conoció a Sala, y por
lo tanto Sala no se metió con su corazón, dejándolo libre para encontrar a
alguien más y que se enamorara. Ari se dio la vuelta, con los ojos húmedos
sobre la consola de juegos conectada a la televisión, la bolsa de tareas en la
esquina del sillón, el Nintendo y cartuchos de juegos esparcidos sobre la mesa
de café. El mobiliario era diferente también. Ya no era moderno y frío, sino
suave y cómodo.
Una familia vivía aquí ahora.
Nena, ¿estás bien?
Él se casó. Tiene hijos. Es realmente extraño, se atragantó con un medio
sollozo.
Una mano tanteó la suyo y Ari dejo que Jai la llevara fuera de la casa. Tan
pronto como la puerta se cerró detrás de él, suspiró. ¿Seguro que quieres hacer
esto? Esto es una especie enferma de tortura.
No, no lo es. Estoy feliz por él, realmente lo estoy. Es sólo… extraño. Y estoy
cansada. Siento que no he dejado de llorar en días.
Luego fueron a visitar a Charlie.
Usaron los Peripatos para ahorrar tiempo e inmediatamente
desaparecieron en el Manto al ver el coche de la mamá de Charlie estacionar en
el camino de entrada.
Ari contuvo la respiración, de pie en el césped por el árbol en el patio de
Charlie, viendo como Charlie salió del lado del conductor.
―¿En serio, no viste nada? ―le preguntó a su acompañante, con el ceño
fruncido en dirección de Ari y Jai.
Mierda. Obviamente, él había podido verlos segundos antes de que
desaparecieran.
99
―Necesitas dormir más. ―La señora Creagh suspiró mientras salía del
coche―. Trabajas demasiado, cariño.
Charlie le dio una suave sonrisa y luego golpeó la ventana de la puerta
trasera de pasajeros.
―Mikey, estamos en casa.
El corazón de Ari se detuvo y tuvo que tragarse el grito de alegría que
saltó a su boca mientras daba un paso torpe hacia adelante. Charlie se apresuró
en torno a su mamá y tomó una de las bolsas de papel de su mano. Él se veía
bien. Estaba más lleno, su cabello rebelde y largo.
Se veía feliz.
Parecía el viejo Charlie. Tanto era así, que el corazón de Ari dolía.
Y entonces la puerta trasera del coche se abrió y ese dolor en el pecho se
intensificó.
Michael. Pequeño Mike. Mikey.
Excepto que él no tenía más doce años.
Su vida no había sido interrumpida a una edad tan joven. En su lugar,
tenía catorce años, casi quince años. Y alto, se rió entre lágrimas, cubriendo el
sonido con sus manos.
Era casi tan alto como su hermano mayor. De hecho, era la viva imagen de
Charlie, sólo que con una cara un poco más redonda.
Tropezó somnoliento después de su madre y su hermano. Ari se apresuró
para ponerse al día con ellos.
La Sra. Creagh hurgo por la llave y los bolsos, y Mikey se acercó a tomar
las bolsas.
―Gracias, cariño ―murmuró, abriendo la puerta de la rejilla―. ¿Llamo tu
padre?
―No. ―Charlie suspiró, y Ari los siguió dentro, haciendo caso omiso del
siseo telepático de Jai para que volviera―. ¿Cuándo ha llamado alguna vez
cuando dijo que iba a llamar?
―No utilices ese tono cuando hables de tu padre.
Caminaron por el pasillo estrecho, ya no estorbada con mórbidas
fotografías de Mikey, y entraron en la cocina.
Charlie y Mikey compartieron una mirada detrás de la espalda de su
madre.
100
―Mamá ―Charlie suspiró de nuevo―, ¿cuándo vas a dejar de
protegernos? Tengo dieciocho años, Mikey casi quince. Creo que podemos
resolver con seguridad nosotros mismos que papá es un idiota.
La Sra. Creagh contuvo el aliento mientras se volvía hacia él.
―No. Las personas se divorcian, no los niños.
El Sr. y la Sra. Creagh se divorciaron entonces. Ari negó. ¿Por qué no la
sorprendía? Nunca le había gustado particularmente el Sr. Creagh. Nunca había
sido el papá más práctico.
―Mamá, juro que voy a conseguir una camisa ―se quejó Mikey, tomando
el refresco que su hermano mayor le ofreció. Ari miró como Mikey se sentó,
incapaz de apartar los ojos de él.
Mikey estaba vivo.
Y Charlie era Charlie otra vez.
Sus ojos se llenaron de lágrimas de felicidad justo cuando una mano se
envolvió alrededor de su brazo. Tenemos que irnos, bebé, susurró la voz de Jai en
su cabeza.
De mala gana, Ari se dejó arrastrar hacia fuera y alrededor del lado de la
casa. Ella y Jai salieron del Manto exactamente al mismo tiempo. Ella sonrió
ampliamente, dejando que sus lágrimas cayeran por sus mejillas.
―Ellos están bien. Ellos van a estar bien.
Jai le secó las lágrimas con el pulgar y le dio un beso en la frente.
―Estoy feliz por ti. Por ellos. Por Charlie.
Ari asintió y echó la cabeza hacia atrás para mirarlo a los ojos.
―Voy a tomar lo que venga. Lo juro. Sea lo que sea. Esto valió la pena.
101
PARTE DOS
102
11
Oscuridad, encendida
Traducido por rihano y âmenoire
Corregido por Nanis
El Estado de Zubair zumbaba con anticipación. Su gente, su tierra, sus
montañas, sus aguas y sus esmeraldas vibraban con la emoción palpitante de su
rey. No tenían idea de lo que estaba pasando pero sabían que algo, algo
monumental, estaba en marcha.
El rey Blanco se puso de pie en el estrado dentro de su palacio,
presidiendo el gran salón de baile lleno con su ejército, Jinn de todo tipo:
Shaitanes, Ifrits, Marids, los Nisnas. Estaban de pie delante de él esperando sus
órdenes. A su lado estaban sus hermanos, Brillante y Sombra, y el latido de
energía de sus propias auras era tan embriagador como la de Blanco.
Había llegado el momento. Azazil le había concedido a Ari su deseo y
ahora él estaba más débil de lo que había estado nunca. Lilif, su madre, estaba
casi en sus manos.
―El‖ poder‖ alrededor‖ del‖ palacio‖ se‖ ha‖ desvanecido‖ con la debilidad del
sultán ―le informó Blanco el ejército―. Aparecemos como uno dentro de los
jardines del palacio y cargamos. Su deber es proteger a mis hermanos y a mí, y
despejar nuestro camino hacia Azazil. ¿Entendido?
Ellos pisotearon sus pies en respuesta, y Blanco se volvió a sus hermanos
con un brillo de triunfo en sus ojos.
―Empecemos.
Un momento después, el rey Blanco se acercó casualmente a través de su
ejército rugiente mientras cargaban hacia la entrada principal, al palacio de
Azazil. Su magia combinada estalló contra los debilitados encantamientos de
protección alrededor del edificio, enviando llamas de luz brillante hacia el cielo.
El rey Brillante y el rey Sombra caminaban al otro lado de Blanco, pasando a
través de un espeso aire de hechizos mientras gritos de batalla llenaban el aire.
Los Jinn de Azazil fluyeron desde la entrada principal del palacio.
Encantos, hechizos y encantamientos crearon una canción en la atmósfera;
puños, cuchillos y espadas salpicaron vibrante sangre en la mezcla.
Los valientes Jinn intentaron detener a Blanco y sus hermanos, pero ellos
eran apartados a un lado como nada más que moscas irritantes. Sonriendo con
103
júbilo a sus hermanos, Blanco les llevó dentro de la sala principal de recepción,
dejando a gran parte de su ejército detrás en una violenta lucha por la victoria.
Algunos de sus hombres ya estaban en el interior del palacio, tratando de
despejar su camino. Blanco marchó por los anchos y opulentos pasillos con su
espada acinases atada a su cadera, su corazón latiendo con fuerza mientras se
acercaba a su propia conquista.
Ellos voltearon bruscamente en una esquina, dirigiéndose a las cámaras de
su padre sólo para llegar a un abrupto alto.
Asmodeus estaba parado delante de ellos, la sangre manchando su cara y
torso, su expresión en blanco, pero su cuerpo se tensó para la guerra.
Dispersos alrededor de él había pedazos de Jinn, brazos, piernas, torsos,
cabezas y en el puño de Asmodeus, un corazón soltó su último aliento. Lo dejó
caer al suelo con un golpe blando, e inclinó su cabeza hacia un lado.
―Niños.‖ ―Chasqueó la lengua suavemente―.‖ En realidad ustedes no
quieren pelear conmigo, ¿verdad?
No, Blanco realmente no quería. Les dejaría a sus hermanos eso. Se
comunicó telepáticamente con los dos: Quítenle el anillo y tráiganmelo. Yo voy a
asegurar la habitación de padre.
Sin decir otra palabra, dejó que el pasillo se disolviera a su alrededor y se
transportó rápidamente a la habitación de su padre.
Inmediatamente fue agredido por un Shaitan de ojos rojos.
Blanco retrocedió, bloqueando el encanto que ella le lanzó con una mano y
blandiendo su espada acinases con la otra.
Su cabeza salió de su cuerpo justo cuando Blanco sintió la aguda mordida
de una hoja en su espalda. Lanzó una maldición y se dio vuelta para encontrar a
otro Shaitan bailando nerviosamente, su daga ensangrentada cambiando entre
sus manos.
Cuando la herida en la espalda de Blanco comenzó a sanar, él sacudió su
cabeza con desaprobación hacia el Shaitan y envolvió un encantamiento
alrededor de su garganta, exprimiendo la vida fuera de él. El Shaitan cayó de
rodillas, sus ojos pidiendo misericordia mientras su rostro enrojecía con la
asfixia.
Blanco no le concedería esa misericordia. Un cobarde que apuñalaba a un
rey por la espalda merecía morir lentamente.
Blanco tuvo sólo un momento, para espiar un vistazo de su padre tendido
frágil y débil en su cama, cuando tres Shaitans más irrumpieron en la habitación
y lo comprometieron en una pelea. Impaciente por terminar, ondeó una mano
104
alrededor de los tres y observó a su maldición mortal crear fragmentaciones en
sus cuerpos, hasta que su tembloroso pánico causó que las piezas se estrellaran
haciéndose añicos como cubitos de hielo en el suelo de la cámara. Los cubos se
derritieron, y el aroma embriagador del cobre llenó la habitación.
¡Hermano, un poco de ayuda aquí!, grito Brillante irrumpiendo indignado a
través de su cabeza.
¿Cómo diablos era posible que Asmodeus estuviera luchando contra dos
reyes Jinn? Sacudiendo la cabeza con furia, Blanco reapareció entre la pequeña
batalla que Asmodeus estaba librando contra Brillante y Sombra. Sus hermanos
entretenían a Asmodeus mientras él buscaba una debilidad. Sombra útilmente
estaba permitiendo que Asmodeus golpeara su cara mientras Brillante trataba
de romper el encantamiento de protección que Asmodeus había puesto a su
alrededor. Blanco trató de encontrar una manera de entrar y vio la cuerda que
sostenía el anillo de Salomón alrededor del cuello del Marid. Tan cerca… tan
cerca.
Y entonces lo vio.
Los dedos de Sombra agarraron firmemente la muñeca de Asmodeus,
pidiendo alivio cuando el Marid lo sujetaba. Él era capaz de tocar a Asmodeus
cuando la intención no era atacar.
El encantamiento era sólo uno defensivo.
Ah, Asmodeus. Blanco sacudió la cabeza con aire de suficiencia. Tu paranoia
será tu final.
Con los pensamientos de daño reprimidos por debajo de su obsesión por
encontrar a su madre, Blanco extendió la mano y rompió la cuerda del cuello de
Asmodeus. Por el rabillo del ojo, vio el fuego explotar en el pasillo, la vívida
tonalidad de azul y rojo advirtiéndole que sus hermanos Cristal y Rojo habían
llegado a unirse a la lucha. Blanco instantáneamente se transportó a la
habitación de su padre, a sabiendas de que la lucha definitivamente estaría
desfavoreciéndolo una vez que Rojo y Cristal unieran filas con Asmodeus.
Era posible que cada Jinn en todo el Monte Qaf fuera alertado por el
conocimiento de Asmodeus de que el anillo había sido robado.
El rugido del teniente literalmente sacudió el palacio y los montes debajo
de este.
Blanco azotó las puertas de la cámara de su padre, dejando fuera los gritos
de guerra que parecían derramarse en el palacio por todos lados. Se deslizó
sobre el Seal de Solomon, sintiendo su poder, el poder de su madre, correr a
través de él. Acarició la placa y el anillo de acero con ternura. Dentro residía el
espíritu de su madre y muy pronto, podría ser reunida con su cuerpo.
105
Rápidamente, Blanco avanzó alrededor de la cama de su padre.
Azazil levantó la mirada hacia él con una extraña mezcla de orgullo e ira.
―No tienes idea de lo que estás por desencadenar.
Blanco sacudió su cabeza.
―Madre es balance. Nuestro mundo no es lo mismo sin ella. Y si vas a
culpar a alguien por esto… cúlpate a ti. Eres quien le aseguró el favor a mi hija
que te trajo tan bajo. Sabías que algo así podría pasar. Tú lo invitaste.
Su padre asintió con cansancio.
―Encendí una oscuridad, sí, pero estás a punto de prender al mundo en
llamas con la llama más oscura. Lilif nos lanzará a todos hacia las sombras.
―Suficiente de tus mentiras, padre. ―Blanco desenroscó su mano,
mirando el anillo―. Te ordenó decirme la ubicación del cuerpo de Lilif.
Lentamente, y con gran dolor de hacerlo, Azazil cerró sus ojos. Con un
suspiro de cansancio, reveló su más grande secreto.
106
12
Tu voluntad será desecha
Traducido por HeythereDelilah1007,
rhiano, AnnaTheBrave y Jane´
Corregido por Nanis
Blanco encendió algunas velas antes de entrar a la construcción del
mausoleo hacia las profundidades del Menelik, su luz parpadeando sobre los
sarcófagos desde los viejos candelabros. Esta era un ala que ni siquiera el estado
sabía que existía, escondida detrás de una puerta de roca, solo accesible para un
Jinn poderoso.
Considerando que solo un Jinn sabía de su existencia en primer lugar,
Blanco encontró la tumba sin perturbarse. Era pequeña, oscura, tallada hacia
afuera en una forma casi circular, las paredes de roca sobresaliendo aquí y allá.
En el centro, equilibrado sobre un pedestal elaborado, estaba el sarcófago.
Sellado por sangre real, solo podría ser abierto usando sangre real.
Blanco conjuró una daga pequeña y realizó un corte profundo en su palma
abierta. Rápidamente, antes de que pudiera sanar, apretó su mano en un puño y
dejó caer la sangre en el centro del ataúd tallado. La electricidad llenó el aire.
Blanco observó con anticipación que el sarcófago empezaba a derretirse,
revelando la joven cara de su hermosa madre. Mientras su cuerpo de ropa
andrajosa se revelaba ante él, se estiró para alcanzarla antes de que el sarcófago
desapareciera por completo. Acunándola en sus brazos blanco sintió lágrimas
de euforia quemar en sus ojos mientras se ponía sobre sus rodillas y la sacaba
del Seal.
Esto probablemente la lastimaría.
―Perdóname, madre ―se disculpó suavemente, sus ojos pegados a la
dulce y pura cara de ella. Con un llanto de triunfo, Blanco levantó su puño con
el Seal adentro y lo estrelló contra el pecho de Lilif. Un brillo ámbar
inmediatamente se encendió dentro de ella, y los ojos de Lilif se abrieron de
golpe en un jadeo angustiado. Mientras Blanco removía su puño y observaba su
cuerpo sanar, los ojos asustados de Lilif viajaron por la habitación antes de
detenerse en su rostro. Lentamente, mientras el dolor disminuía en su mirada
oscura, la luz volvió. Lo reconoció.
―Sabía que me encontrarías ―susurró, una suave sonrisa sobre sus
labios.
107
Blanco cerró los ojos en el más absoluto alivio. Todo estaría bien ahora.
Abriendo los ojos ante la tos de su madre, Blanco la ayudó a sentarse, el cuerpo
entero de ella temblaba contra él.
―¿Puedo traerte algo? ―le preguntó.
Ella se puso una mano sobre el pecho e hizo una mueca de dolor,
sacudiendo su cabeza.
―Te diría que me des un minuto, pero no tenemos el tiempo. ―Cuando
sus ojos volvieron a él, Blanco se congeló con confusión. Dentro de ellos, vio
una dura intensidad que no reconoció―. Tenemos que traer El Después, hijo, y
debemos hacerlo pronto.
c
El sonido de su ducha corriendo lentamente despertó a Ari de su sueño
sin sueños. Abriendo sus ojos para fisgonear, estiró una mano hacia afuera,
poniéndola en el espacio caliente en el que Jai había dormido junto a ella.
La ducha se cerró y ella le sonrió a su almohada. Después de ver a Charlie
y a Mikey reunidos de nuevo, Ari había vuelto a casa con Jai y colapsado en
una masa exhausta. Jai la había llevado a su cama y había trepado a la cama
junto a ella, y ella se había quedado dormida acurrucada junto a él. Había sido
el mejor sueño que había tenido en mucho tiempo.
Era realmente difícil poner en palabras sus sentimientos sobre lo que había
pasado desde que Azazil le había concedido el favor. Estaba nerviosa por ver a
Fallon, ansiosa por afrontar a la chica, y preocupada sobre tener que explicarle
que Charlie ya no sabría quién era Fallon. Más que todo, Ari estaba
profundamente entristecida de que Charlie ya no supiera quién era ella. Y sin
embargo, al mismo tiempo, estaba extasiada porque él fuera el viejo Charlie de
nuevo y que tuviera a Mikey de vuelta. Ari podía vivir con no ser parte de la
nueva realidad de Charlie mientras eso significara que él estuviese sano y feliz.
La puerta del baño se abrió y Jai salió, pasando una mano por el cabello
que apenas estaba ahí. Ari se levantó sobre su codo.
Él había cortado su cabello nuevamente.
Era sexy.
Y también la semi-desnudez.
Estaba usando solamente una toalla envuelta alrededor de su cintura.
Caminando silenciosamente hacia sus jeans, Jai parecía no ser consciente
de que Ari estuviera despierta. Ella se aclaró la garganta, haciendo girar la
108
cabeza de él hacia ella. Él sonrió suavemente y Ari sintió la sonrisa dispararse
todo el camino hacia su estómago.
―Buenos días.
―Buenos días. ―Ella ladeó su cabeza y palmeó el lugar a su lado en la
cama―. Regresa.
Él sonrió.
―Lo haría, pero pensé que querrías ver a Fallon lo más pronto posible.
―Quiero ver a Fallon, y lo haré. ―Ella se sentó y casualmente se quitó la
parte superior de su pijama, dejando que la sábana cayera sobre su cintura. Su
corazón latió con más fuerza por la manera en la que la expresión de Jai se
oscureció, vacilando mientras dejaba caer sus jeans de vuelta al suelo―. Pero
primero quiero que mi novio venga aquí.‖ ―Sin necesidad de una respuesta
verbal, Jai caminó hacia la cama, sus dedos dejando caer la toalla justo antes de
alcanzarla. Ahuecó una de sus manos alrededor de su cuello y la jaló más cerca
de su cuerpo, su beso largo y profundo, un preludio a una mañana muy
exquisita.
c
El fuego en el estudio de Michael rompía el silencio mientras crujía y
crepitaba, su calor era atractivo en el frío clima de invierno en Jersey. Ari estaba
sentada nerviosamente en un sillón frente al escritorio de Michael, Jai estaba
parado a su lado.
Habría sido lindo hacer de su mañana exquisita un día exquisito, pero Ari
sabía que necesitaba ver a Fallon. Tenía que intentar explicar las cosas. Michael
suspiró desde detrás de su escritorio, mirando su reloj.
―Estoy segura de que va a venir. ―Habían estado esperando a que Fallon
bajara de su habitación por veinte minutos.
―¿Debería, tal vez, ir por ella? ―Antes de que Michael pudiera
responder, la puerta de su estudio se abrió y Caroline la estaba arrastrando de
su silla con brazos sorprendentemente fuertes y la sofocaba con el abrazo más
apretado que hubiese recibido alguna vez.
―¿Cómo podré pagarte alguna vez? ―preguntó Caroline, su voz apenas
reconocible por lo llena de emoción que estaba.
Ari sacudió su cabeza, dando un paso atrás.
―No me debes nada ―le aseguró, su corazón ardiendo con el alivio puro
y la dicha que había en los ojos de Caroline. Repentinamente se le ocurrió a Ari
que Michael y Caroline estaban en una situación que ningún otro padre
109
desconsolado había estado nunca. A diferencia de Charlie y la Sra. Creagh, que
habían perdido un hijo y un hermano pero nunca se darían cuenta del regalo
que se les había dado, los padres de Fallon lo sabían. Ari imaginaba que lo
había cambiado todo para ellos.
También se le ocurrió que Fallon probablemente estaría maldita con
padres sobreprotectores por el resto de su vida. Un movimiento en la esquina
de su ojo atrajo su visión, y el aliento de Ari quedó atrapado.
Parada en la entrada estaba Fallon Roe. Y sin embargo, no lo estaba.
Fallon Roe tenía ojos grandes y oscuros que brillaban con el fuego de la
vida.
Estos ojos de Fallon Roe eran atormentados.
―¿Charlie se ha ido? ―preguntó ella en voz baja, sus palabras cortándose
un poco.
Mierda. Los hombros de Ari se desplomaron.
―¿Tal vez podamos hablar en algún lugar a solas?
Fallon asintió. Dándole a su mamá y papá una pequeña sonrisa de
tranquilidad, se volvió y condujo a Ari fuera del estudio. Ari rápidamente la
siguió hasta la parte posterior de la casa a la biblioteca/sala de piscina. Tan
pronto como estuvieron dentro, Fallon se volvió. La visión del fuego
relampagueando en sus ojos oscuros fue un alivio.
―¿Qué mierda nos hiciste a Charlie y a mí? ―le espetó ella.
O tal vez no tanto un alivio. Ari levantó las manos a la defensiva.
―Tu madre y tu padre ya lo explicaron, ¿no?
―Sí.‖ ―Ella cruzó los brazos obstinadamente―. Pero quiero oírlo de ti,
chica de la profecía.
Con determinación, Ari mantuvo la contracción de sus labios. Estaba
encantada de ver a Fallon actuando como Fallon y no esa rara niña abatida
como había estado actuando hace dos segundos, pero reír en este momento,
probablemente molestaría a Fallon.
―Bueno. Este es el trato. ¿Tú sabes‖que‖el‖Labartu‖te‖mató?‖―Fallon le dio
una‖mirada‖de‖“bueno,‖amiga”.
Ari ladeó la cabeza con curiosidad.
―¿Te acuerdas de algo después de eso? ¿Fuiste alguna parte?
―¿En serio? ¿Quieres preguntarme sobre el más allá antes de explicarte?
―Un poco, sí.
110
Fallon suspiró pesadamente y se encogió de hombros, sus brazos cayendo
a los costados.
―No lo sé. Todo lo que sé es, que un minuto esa perra Jinn estaba allí y al
siguiente, todo estaba oscuro. Pero no… no como te imaginas oscuro. Era sólo…
pacífico. No había nada de qué preocuparse, en qué pensar. Yo existía en este
calor. Me imagino que es un poco como estar en el vientre de nuevo
―resopló―. Eso suena espeluznante. No fue‖espeluznante.‖Fue‖hermoso.‖―Sus
ojos se apagaron―. Pero no había ningún sentido del tiempo. En un minuto era
oscuro y acogedor, y al siguiente estoy en mi habitación gritando en la casa.
Todas estas imágenes seguían chocando y peleando en mi memoria. Era…
bueno, voy a admitir que estaba realmente asustada. Me ha costado un par de
días clasificarlos en el orden correcto. Para clasificarlos en lo que es real para mí
y lo que es real para esta nueva realidad o lo que sea.
Ari dio un paso hacia ella, las cejas juntas.
―Nunca quise causarte dolor o confusión. Sólo quería arreglar las cosas.
Después de lo que te pasó, Charlie se volvió loco. Tenía en su poder la
esmeralda del Monte Qaf y se estaba volviendo más y más oscuro. Mató al
Labartu y luego desapareció de nuestro radar durante un par de meses. Tu
papá, el Gremio, nuestro Gremio, se dio a la tarea de cazarlo. Me dieron la tarea
de cazarlo.
Los ojos de Fallon se suavizaron.
―Pero no pudiste.
―¿Tú habrías sido‖capaz?‖Incluso‖después…
―¿Incluso después de tener mi cuello roto por la perra que él estaba
cazando‖ obsesivamente?‖ ―preguntó Fallon, sus cejas levantándose ante la
sugerencia―. Entré en eso, Ari. Charlie no me quería allí. Él trató de
protegerme.‖Pero‖lo‖amo.‖Pensé…‖―Sacudió la cabeza, riendo amargamente―.
Pensé que me necesitaba para protegerlo.
Sintiendo las lágrimas picar su nariz, Ari aguantó la emoción, sabiendo
que Fallon no necesitaba ese tipo de simpatía en este momento.
―Él te necesitaba. Tu muerte realmente lo rompió.
Ari se calló para dejar que el significado penetrara. Vio el brillo de
gratitud en los ojos de la cazadora, por lo que se tomó un segundo antes de
destruir el momento.
―Charlie decidió chantajearme. Él quería que alejara al Gremio de su
espalda, por lo que se alió con Pazuzu y una Ghulah contra la que yo había
utilizado el Seal. Dijo que iba a llevarlos a mí si no lo ayudaba. Así que lo
111
usamos contra él. Matamos a la Ghulah pero Pazuzu escapó. Teníamos a
Charlie, sin embargo.
Ari trató de controlar sus emociones mientras recordaba esas horribles
semanas y su conclusión desgarradora.
―Lo limpié.
Fallon dio un paso hacia ella.
―¿Funcionó?
―Sí. Pero llegué demasiado tarde. Él había destruido todo, acerca de
nosotros, acerca de ti, y entonces tu padre y el Gremio llegaron a él.
Los ojos de Fallon se estrecharon en ese pedazo de información y Ari
levantó una mano suplicante.
―Fallon, tu padre estaba haciendo su trabajo. Estaba tratando de proteger
a la única familia que le quedaba. No tienes ni idea de lo que tu muerte le hizo a
él y a Caroline.
Y justo así, la ira desapareció de su expresión.
―Me puedo imaginar ―susurró ella y luego dejó escapar otro suspiro―.
¿Entonces qué paso?
Ari se encogió de hombros.
―No podía dejar que Charlie muriera. Tú sabes eso. Así que…‖solicité mi
favor con Azazil. Mientras las cosas existieran como lo hacían, el Gremio no
estaba a salvo. Jai y Trey no estaban a salvo. Ninguno de nosotros lo estaba…
no de Pazuzu. Charlie iba a morir, lo que significaba que, en total, sin darme
cuenta había matado a mi padre adoptivo, a mi mejor amigo, a la novia de mi
mejor amigo, y a su hermano pequeño. Así que lo cambié.
Fallon asintió.
―Hiciste que Azazil lo hiciera de modo que nunca estuvieras involucrada
en la vida de tu padre. Pero… no entiendo cómo eso significa que estés aquí de
pie. Con Jai y todo aún igual para ti.
―Le pedí a Azazil que mantuviera mi realidad igual. En efecto, no tengo
otro pasado. Fue algo increíblemente complejo lo que le pedí hacer, y esto
literalmente lo drenó.
―También significa que‖Charlie‖no‖sabe‖quién‖eres.‖―Los ojos de Fallon
cayeron al suelo―. Él ya no me conoce.
―Lo siento mucho. Fue la única manera que se me ocurrió para salvarlos
a todos. Y tú debes verlo. Él es el mismo de nuevo y Mikey está vivo y es…‖
maravilloso.
112
La cabeza de Fallon se levantó.
―¿Lo has visto?
El miedo congeló a Ari en el lugar. Respondió con cuidado.
―Me escondí en el‖Manto.‖―Negó lentamente―. Fallon, no puedes ver a
Charlie nunca más. Hice lo que hice para mantenerlo fuera de esta vida.
Sus ojos oscuros se atenuaron.
―¿No te importó que yo estuviese enamorada de él?
―Si‖lo‖amas,‖lo‖dejar{s‖ir.
―Tal‖vez‖algunos‖de‖nosotros‖no‖podemos ser tan nobles como tú.
―No‖ es‖ sobre‖ ser‖ noble.‖ Es‖ sobre‖ hacer‖ lo‖ correcto‖ por‖ la‖ persona‖ que‖
amas.
―Entonces‖si‖fuese‖Jai‖a‖quien‖tuvieras‖que‖dejar‖ir…‖¿lo‖harías?‖
La pregunta detuvo a Ari, el mero pensamiento causó un profundo dolor
en su pecho. Finalmente, respondió.
―Si‖tuviese‖que‖dejar‖ir‖a‖Jai‖para‖salvarlo…‖entonces‖sí.
Lágrimas se deslizaron por las mejillas de Fallon, y las limpió
rápidamente.
―No‖estoy‖intentando‖ser‖desagradecida ―le‖dijo‖con‖voz‖ronca―.‖Pienso‖
que lo que hiciste fue asombroso.‖Es‖solo‖que…‖estaba‖con‖él‖en‖esa‖habitación‖
de motel hace unos días, y ahora me dices que nunca lo veré de nuevo.
Ari asintió rápidamente.
―Entiendo ―respondió‖con‖un‖suspiro.‖
Sus ojos se encontraron y por primera vez desde que Ari la conocía, Fallon
avanzó hacia ella y envolvió los brazos a su alrededor.
―Eres‖la‖única‖que‖lo‖hace.
Ari frotó la espalda de su amiga con dulzura, dejándola llorar por el chico
que había amado y perdido.
El sonido de las puertas dobles abriéndose las hizo alejarse. Mientras
Fallon hacia rápidamente un encantamiento para ocultar sus ojos rojos, Ari se
giró para encontrar a Jai y a Trey en la puerta, sus expresiones sombrías.
―Oh,‖Dios.‖―El corazón le latía con fuerza‖en‖el‖pecho―.‖¿Qué?‖¿Ahora‖
qué? ―Jai‖le‖hizo‖un‖gesto para que lo siguiera.
―Necesitas‖ ver‖ esto ―dijo‖ intercambiando‖ una‖ r{pida‖ y‖ preocupada‖
mirada con Fallon. Ari se apresuró detrás de sus compañeros de casa mientras
la guiaban a ella y a Fallon dentro de una de las habitaciones familiares. Al
113
entrar, Ari encontró a Caroline y a Michael viendo televisión, Rojo y Cristal
estaban a su lado.
―¿Qué…? ―Movió la mirada de ellos al canal de noticias y las
devastadoras imágenes que corrían por la pantalla.
―El terremoto de una magnitud de 7,9 golpeó a Etiopia central en su ciudad
capital Addis Ababa a las seis y media horas del este esta mañana, causando
devastadoras destrucciones en la densamente poblada ciudad. En este momento, se
estima que el número de muertos se sitúa en más de 100.000 personas y creciendo…
―¿Qué est{‖ pasando?‖ ―llamó‖ Ari la atención de todo el mundo de las
noticias, la sangre silbando en sus oídos cuando sus miedos empezaron a
susurrar la respuesta.
Su tío Rojo dio un paso hacia ella, su expresión era severa pero no
acusadora.
―El‖ rey Blanco usó la actual debilidad física de Azazil para asaltar el
palacio, robar el Seal de Salomón de Asmodeus, y ordenar a padre que le dijera
donde está el cuerpo de Lilif.
Las noticias golpearon a Ari en el estómago. Sacudió la cabeza
frenéticamente pero Rojo continuó:
―Azazil‖ estaba‖ escondido en su cámara subterránea secreta construida
debajo del mausoleo de Menelik en Addis Ababa.‖ ―Los ojos de Ari fueron
hacia la pantalla de la televisión donde niños surcados en lágrimas se aferraban
a sus sollozantes padres.
―¿El terremoto?
―El‖ resultado‖ de‖ la‖ voluntad rota de Azazil bajo la orden de Blanco.
¿Recuerda que te dije que Azazil era como un puente entre mis hermanos, y mis
hermanos y yo y las carreteras que unían las vías entre el reino de los mortales y
los demás? Esta curva en su voluntad rompió un hilo causando una grieta en tu
mundo.
―Oh,‖ Dios.‖ ―Se sintió enferma mientras se agarraba al respaldo del
sof{―.‖¿Qué‖demonios‖he‖hecho?
c
Se puso de pie delante de él, olas de gran poder palpitando en ella como lo
hacían desde su mellizo, Asmodeus. Era un poder casi tan grande como el de
Azazil. Este momento podría ser el más glorioso en la vida de Blanco,
contemplando a su hermosa madre mientras esta se comprometía a curar todos
los males del mundo Jinn. En cambio, sentía una desesperación única y
absoluta.
114
Esta no era la Lilif que él recordaba. La Lilif que recordaba había tenido
una voz suave, baja orden, belleza etérea con abundancia de sabiduría y riqueza
en‖sus‖ojos.‖Esta…‖esta‖Lilif‖era‖igual‖a‖los‖cuadros‖que‖la‖habían‖representado.
Pinturas que Blanco había declarado difamatorias en su representación errónea
de‖ella‖como‖una‖egoísta‖seductora.‖Esta‖Lilif…‖esta‖Lilif‖era‖exactamente‖como‖
sus hermanos, incluso Ari, la habían descrito.
Tela de seda envolvía su joven cuerpo mostrando más piel de la que
Blanco podía recordar. Sus oscuros rizos caían por su espalda en un disturbio
de magia negra, rubíes brillaban en sus orejas y garganta. De sus labios de un
rojo profundo brotaban palabras de locura, de destrucción, y El Después. Rojo
había intentado decirle sobre el plan de Lilif. Traer al legendario Después, qué
era lo que sucedería si el balance se destruía completamente. Los reinos
colapsarían y causarían desolación total. En su lugar existiría El Después, y solo
aquellos con poder suficiente podrían sobrevivir. Se encontrarían solos en un
valiente nuevo mundo.
La desesperación mantenía a Blanco sobre sus rodillas, el auto desprecio
mantenía su cabeza gacha. Había estado ciego por el amor hacia su madre,
ciego por las falsedades que ella le había mostrado, la necesidad de resucitarla
se había vuelto irracional e ilógica. Ella había tardado menos de una hora en
reunir fuerzas luego de que él perforara su pecho con el anillo para despertarla.
Y‖allí‖estaba…
―Por‖ siglos,‖ Blanco ―escupió‖ con‖ indignación―,‖ he‖ esperado‖ por‖ mi‖
momento. Atrapada por Azazil, forzándome a vivir en la oscuridad hasta Ari.
―Ella‖ le‖ disparó‖ una‖ mirada―.‖ Has‖ creado‖ algo‖ extraordinario,‖ hijo.‖ Muy‖
inteligente de tu parte. Mi tiempo dentro de ella fue de lo más edificante. He
visto lo que ha sido de cada uno de ustedes, lo que ha pasado en este mundo.
Incluso de Asmodeus. ―Lilif‖ sacudió‖ la‖ cabeza‖ con‖ disgusto―.‖ Mi‖ pobre‖
hermano ha perdido todo lo que significaba algo en su vida. Todos ustedes lo
tienen. Pero no puedo traerlo de vuelta, como deseabas que hiciera.‖―Se inclinó
sobre una rodilla para levantar la cabeza de Blanco, sosteniéndolo para que se
encontrara‖con‖su‖mirada‖desequilibrada―.‖Voy‖a‖mantenerte‖con‖vida,‖hijo,‖en‖
compensación por tus servicios. Siempre fuiste el más leal a mí. ―Acaricio su
mejilla‖ con‖ ternura‖ antes‖ de‖ pellizcarla‖ con‖ sus‖ duras‖ garras―.‖ Pero‖ tus‖
hermanos deben morir. Es la única manera de continuar la ruptura del hilo. Es
la única manera de dar la bienvenida a nuestras almas al Después. Y ahora que
tengo el poder del Seal bajo mi mando, nada me detendrá.
A pesar de la incredulidad recorriendo sus venas, Blanco logró mantener
su expresión en blanco mientras asentía en señal de conformidad a su madre.
Mientras ella le ofrecía una sonrisa de suficiencia, hizo lo único que podía.
115
Comenzó a llama telepáticamente lo más fuerte posible al único hermano que
podía ser lo suficientemente inteligente como para salvarlos a todos.
c
Rojo apretó los dientes, la explosión de telepatía de Blanco lo puso de
rodillas mientras se agarraba la cabeza, tratando de respirar a través del dolor y
escuchar el mensaje. ¡Lilif ha despertado! Lo siento, hermano. Tenías razón. Es peor
aún, el poder del Seal permanece dentro de ella. Viene por todos ustedes. Voy a avisar a
Brillante y Sombra. Adviérteles a los demás.
―¿Rojo?‖ ―La voz preocupada de Ari atrajo su mirada acuosa del suelo.
Se volvió para encontrarla de rodillas a su lado, su mano agarrándole el brazo
con ansiedad. Cuando sus ojos se encontraron, vio su genuina preocupación
por él y sintió una oleada de protección feroz rodearlo. Con un gesto
tranquilizador a Ari, miró a su hermano, que parecía sentir la noticia antes de
que hubiera oído.
Rojo se puso en pie, llevando a Ari con él.
―Ese‖era‖el‖rey Blanco.
―¿Te‖habló telepáticamente? ―le preguntó Ari, había confusión en cada
sílaba.
―Parece que Lilif no perdió el tiempo en revelarle su verdadera
naturaleza. Llamó para advertirnos. Ella sigue el viejo plan.
Los ojos de Cristal se estrecharon.
―Para matarnos.
Rojo asintió con seriedad.
―Sí. Y lo peor, tiene el poder del Seal en su orden. Blanco les advertirá a
Brillante y Sombra. Vamos a advertirles a Afortunado y Dorado y hacer que se
reúnan en casa de padre. Si combinamos nuestro poder, debemos ser capaces
de mantenerla fuera del palacio hasta que padre recupere su fuerza. Vamos a
elaborar estrategias hacia dónde ir desde allí.
―¿Te vas? ―Trey dio un paso hacia ellos, pero sus ojos angustiados
estaban sobre Cristal.
Rojo suspiró, viendo la expresión de su hermano tensarse cuando se dio
cuenta de que tendría que dejar al joven cazador aquí.
Cuando le lanzó una mirada a Rojo, ni siquiera tuvo que utilizar telepatía
para preguntar. ¿Puedo llevarlo?
Rojo miró a Ari, deseando poder llevarla también. Pero no podían. Sería
mucho más seguro que estuvieran lejos de ellos mientras eran objetivos de Lilif.
116
Como si Cristal se diera cuenta de esto, al mismo tiempo, agarró la cara de Trey
en sus manos. Observar la ternura en los ojos de su hermano envió una ola de
dolor por Rojo. Pero al menos Cristal tenía el consuelo de saber que desde el
incidente en el Parque Rancocas, Trey estaría seguro, siempre y cuando Lilif
nunca pusiera una mano en Cristal.
―Cuida de Ari ―le dijo Cristal en voz baja―. Y tú mismo. Volveré
cuando este problema con Lilif se resuelva.
―Quiero pelear contigo. ―Trey negó obstinadamente―. Si ella… si algo
te sucede… ―Y a partir de ese momento, la conversación se quedó en silencio.
Rojo asumió que intercambiaban palabras de amor utilizando la privacidad de
la telepatía, por lo que se giró hacia su hermosa sobrina y le dio un toque
cariñoso en el hombro, apartando la mirada de los amantes.
Sus ojos conmovedores, la imagen exacta de su madre, lo traspasaron. Se
encontró diciéndole ferozmente:
―No‖ importa‖ qué, debes protegerte. Sería prudente que tú y Jai se
escondieran hasta que yo dé el visto bueno.
Ari dio un paso más cerca de él, su cabeza estirándose para encontrar sus
ojos.
―No. ―Sacudió la cabeza, desafiante―. No voy a dejar al Gremio solo
para enfrentar lo que viene.
Rojo cerró los ojos un momento, tratando de controlar la necesidad de
ordenar a su alrededor. No sería útil.
Ari era demasiado parecida a su madre, y Sala no aceptaba órdenes.
Abriendo los ojos, tocó la mejilla de Ari y suspiró.
―Bien. Pero cuida de los otros. ―Sus ojos se levantaron hacia Jai―.
Mantenla a salvo.
El Ginnaye le dio un guiño militante, y Rojo sabía que podía descansar un
poquito más sabiendo que el Guardián moriría en un resplandor de gloria para
mantener viva a su sobrina.
117
13
Inmune a tus encantos
Traducido por Isa 229,
Pilar, Adaly, âmenoire y Athe
Corregido por Nanis
Tres días habían pasado y todavía no teníamos noticias de mis tíos. A este
punto Ari habría estado contenta de ser visitada en sus sueños por Asmodeus,
mientras significara recibir algo de luz de qué demonios estaba pasando. Le
horrorizaba saber que Lilif estaba en el mundo usando el Seal como le
complaciera.
Las noticias internacionales habían reportado un gran influjo de
fenómenos meteorológicos. Ninguno de ellos fue tan desastroso como el
terremoto en Etiopía, pero si Lilif llegara a alguna parte cerca de Azazil o de los
reyes Jinn, Ari temía que pudieran despedirse del mundo. Tenía que saber lo
que estaba pasando.
No parecía que esto fuera al azar, la cuestión de alejarse todos los días de
un hechicero cazando a tu mejor amiga obteniendo que te patearan el trasero
por un antiguo demonio. Esto era el final de las cosas en el mundo.
Sin embargo, ni siquiera Asmodeus la había visitado, y Ari tenía la clara
desagradable sensación de que el teniente estaba furioso con ella por pedir el
favor épico a Azazil. La culpa se había alojado permanentemente dentro de Ari,
una piedra pesada en su estómago, siempre allí, nunca moviéndose. Culpable
por exigir algo tan drenante de Azazil. Culpable de sentirse todavía feliz por lo
que había hecho si significaba que Derek, Mikey, Fallon y Charlie estuvieran
vivos.
Contempló el techo, preguntándose lo que todos los demás realmente
pensaban de ella. Rojo y Cristal parecían preocupados por su seguridad antes
de que huyeran para evitar la ira de Lilif, pero esto no significó que no estaban
decepcionados de ella por usar el poder de Azazil para sus propios medios
egoístas.
¿Lo‖qué‖había‖hecho…‖no‖la‖hacía‖tan‖mala‖como‖Lilif?
Discutir su culpa era difícil.
No podía con los Roes porque claramente estaban contentos con su
decisión de manipular el poder de Azazil. No podía hablarlo con Fallon porque
118
trabajaba por su malhumor sobre Charlie, aporreando agujeros en los sacos de
box del centro de formación. Y con Trey tampoco quien estaba muy silencios
estos días, desperdiciando horas encerrado con llave en su cuarto de pintura y
preocupándose por Cristal.
Sólo estaba Jai y él estaba convencido de que había actuado de puro
corazón. ¿Cómo se podía sentir culpable de salvar cuatro vidas?
―¿Lo estás haciendo otra vez, verdad? ―Su voz áspera por el sueño la
encontró en la oscuridad.
Ari volteó su cabeza en la almohada, sus ojos tan bien ajustados a las
sombras, pudo verlo darse vuelta para mirarla.
―No lo puedo evitar.
―¿Y nada de lo que te diga te convencerá de que esto no fue tu culpa?
―Ella sacudió su cabeza―. Ari ―susurró él tristemente, arrastrando sus dedos
por un tembloroso camino a través de su hombro desnudo y abajo por su
brazo―. Bebé, tomaste una decisión para salvar vidas. Azazil estuvo de
acuerdo. Si es la culpa de alguien, es la de él. Y del rey Blanco. Y si realmente
quieres entrar en ello, es la culpa de Azazil y de Asmodeus por no destruir a
Lilif hace unos siglos cuando tuvieron la posibilidad.
―No‖ pudieron.‖ En‖ ese‖ entonces… estaba demasiado conectada con el
mundo.
―Ya no.
Ari asintió.
―Puede ser destruida ahora. Si Azazil y Asmodeus lo permiten, es todo.
―Creo que deberán hacerlo. Por ahora, quiero que dejes de preocuparte y
sentirte culpable. Ella puede ser poderosa pero se enfrenta contra siete reyes
Jinn y Azazil y Asmodeus. Azazil habrá vuelto a ganar sus fuerzas para
entonces. Estoy seguro de que están lidiando con eso mientras hablamos.
―No puedes simplemente decir las palabras y esperar que deje de
sentirme culpable. Que deje de preocuparme ―insistió Ari―. Azazil me dijo
que podría haber consecuencias. Lo hice, de todas formas. Actué como Charlie,
excepto que no tengo la excusa de haber sido retorcida por un pedazo de
esmeralda del Monte Qaf.
Jai exhalo irritado.
―Ahora me estoy enfadando.
―¿Discúlpame?
119
―Me oíste. ―Se sentó con su hombro―. De acuerdo, tus acciones llevaron
al despertar de Lilif. ¿Pretendías eso? No. Hiciste lo que hiciste para salvar
vidas. Las acciones de Charlie hicieron perder vidas y todo para vengarse.
¿Cómo es igual a lo que tú hiciste?
Jai Bitar, eres un dolor en mi trasero. Ari hizo un sonido quejoso.
―No lo es.
―¿Dejaras de sentirte culpable?
―¿Podemos dejar de hablar de esto?
―Ari…
Ella estiro sus manos rápidamente, tirando la cabeza de él hacia la suya. El
beso molesto y fuerte que presionó contra su boca para callarlo se volvió
rápidamente suave y se calentó mientras él gemía y envolvía sus brazos a su
alrededor.
―No juegas de forma justa ―gruño él, dejando un camino de suaves
besos por su mandíbula y su cuello.
Necesitando escapar por un rato, Ari fue vencida por una urgencia de
desaparecer en su interior. Se aferró a sus caderas con sus muslos y le dio la
vuelta para que la espalda de él estuviera contra el colchón y ella estuviera
arriba.
Jai acarició con sus manos su espalda y sus caderas, un fuego se revolvía
en su mirada. Los labios de ella flotaron sobre los suyos cuando susurró
desesperadamente:
―Voy a hacerlo para no saber dónde comienzas tú y dónde termino yo.
Abruptamente, Jai se sentó, acomodándola sobre su regazo mientras
sostenía su muslo contra él.
―Ya estamos allí. ―La besó suavemente―. Estamos muy en lo profundo
del otro. Por eso no puedo soportar verte culpándote a ti misma. Lo siento.
Siento cuánto te duele.
Sus ojos brillaron mientras tomaba su rostro con ternura entre sus manos,
sus pulgares acariciando su mandíbula áspera.
―Entonces dejaré de culparme.
―¿Así de fácil?
Ella acarició su nariz con la suya, su labio inferior atrapando el superior de
él.
―Eres la última persona en el mundo que querría herir. Si que me duela a
mí te‖daña‖a‖ti…‖entonces,‖sí.‖Así‖de‖f{cil.
120
Los ojos de Jai brillaron en la oscuridad y la abrazó más fuerte.
―Te amo. Te necesito ―susurró desesperado, sus manos deslizándose por
sus caderas para subir su camisón―. Ahora.
Ari asintió, su mejilla frotándose contra la suya mientras susurraba en su
oído:
―También te amo.
Inclinándose hacia atrás un poco, ella levantó sus brazos para que él
pudiera quitarle el camisón, y tan pronto como estuvo afuera y no hubo nada
entre ellos excepto el aire, Jai la acercó a él, besándola hasta dejarla sin aliento.
c
El celular de Jai sonando los despertó. Ari adormilada levanto su cabeza
del pecho de él para que pudiera tomarlo de la mesita de luz.
―Bitar ―murmuró en el celular.
Lo que fuera que el llamado había dicho, hizo que Jai se levantara. Ari se
tensó instantáneamente, observándolo.
―Bueno. Vamos a estar ahí. ―Colgó y miró hacia ella, su expresión
ilegible―. Michael quiere vernos. Nos tiene una misión.
Ari luchó para sentarse, empujando su largo cabello fuera de su cara.
―Bueno, eso es bueno, ¿verdad?
―Nos da algo en qué concentrarnos.
―Sí. Preparémonos y vamos a ver de qué se trata.
c
―Esto no es bueno ―gruñó Jai, sus brazos cruzados sobre su pecho, su
ceño fruncido oscureciendo el estudio de Michael.
―Mira. ―Michael suspiró―. Sabes que preferiría tener a los dos juntos en
una misión, pero tengo un Edimmuu Utukku rondando un cementerio solo a
veinticuatro kilómetros de aquí y un Labartu que otro Gremio ha rastreado en
el norte de Filadelfia. Estos dos han estado causando serios estragos y tengo dos
asesinos que pueden eliminar a los bastardos. Ya envié anoche a Trey a una
misión con Fallon. Ella estaba rogando por salir de la casa y quería enviar a
alguien en quien podía confiar con ella, así que ellos están en Meryland
encargándose de un hechicero novato. Eso me deja con solo dos asesinos
legales. Ustedes dos. El Labartu se está moviendo rápido, así que necesitamos
lidiar con ella mientras esté bajo nuestra jurisdicción. El Utukku mató a alguien
anoche, así que también lo quiero resulto. Jai, te necesito a bordo con esto.
121
Ari hizo un resoplido.
―Por mucho que lo amo, Jai no es mi jefe. ―Ella ignoró su mirada―. Él
no es más mi tutor y no es el que manda. Solo dime qué es lo que necesitas que
haga y este Jinn es mío.
―Ari…
―Jai. ―Negó hacia él, sus ojos se estrecharon con terquedad―. No
quieres que me sienta culpable. Bien. No lo estoy. Pero tampoco me hagas sentir
impotente.
―Rojo me pidió que te protegiera.
―Sí, de Lilif, si alguna vez ella decide venir. No lo ha hecho. Estoy
bastante segura que ahora mismo ella ha estado dando evasivas por sus hijos y
exmarido y podría dar una mierda sobre su nieta perdida hace mucho tiempo.
―Cuando su expresión molesta no cambió, le envió una mirada
tranquilizante―. Sé que hay peligro. No soy una idiota. Solo entraré y saldré de
ahí lo más rápido posible. ¿Te das cuenta de que necesito ser capaz de luchar
sin ti a mi lado?
Después de un momento de reflexión, Jai finalmente cedió.
―Bien. Pero vas a entrar disparando, nada de perder el tiempo. Solo
mátalo y sal de ahí.
Ari sonrió dulcemente.
―Lo que tú digas, cariño.
c
―Tal vez deberíamos de descansar, su alteza ―sugirió un Marid de los
que quedaba del ejército de Blanco―. Conservar nuestra energía.
Lilif miró hacia el imponente palacio de su esposo sobre las montañas y lo
miró con desprecio. El ejército de Blanco, ahora su ejército, fue creciendo
mientras comandaba más Jinns a su lado. Sin embargo, con los otros hijos, su
esposo y su hermano estaban encerrados dentro de las paredes del palacio
combinando sus poderes para mantenerlos fuera, había poco que pudiera hacer
hasta que ella entrara.
Ella le entrecerró los ojos a Blanco.
―¿Estás seguro de que estás canalizando tu poder a la máxima potencia?
―No se le había escapado que para Blanco era más que un poco decepcionante
al descubrir que ella había torcido la verdad y manipulado siglos atrás. Sin
embargo Lilif confiaba en el amor obsesivo que le profesaba para ganárselo.
Pensó que lo tenía, pero estaba segura de que no estaba sintiendo el verdadero
122
alcance de su energía golpear el escudo de protección alrededor de la casa de
Azazil. Aun así, le dio tiempo. No estaba lista para usar el Seal contra él. Blanco
era el hijo que siempre había sido leal, y Lilif apreciaba esa lealtad. La
necesitaba. Lastimaría perderla y luego tener que tomarla a la fuerza de él.
―Lo estoy, madre ―le aseguró, su mandíbula apretada con tensión e
ira―. Pero me temo que somos blancos fáciles. Aun con este ejército ―dijo con
desprecio mientras agitaba la mano sobre el grupo detrás de ellos―. ¿Eres
realmente lo suficientemente arrogante para creer que podemos ganar contra
Azazil y mis hermanos, sin mencionar a tu hermano?
―¿Tienes dudas, mi amor? ―Le sonrió con superioridad pero por dentro
sintió una punzada de dolor por su falta de confianza en ella.
―No. Pero si lo que me dijo Rojo es verdad sobre ti intentando herir a
Cristal, no podrías aguantar una pelea contra ellos dos. No podrías soportar
una pelea contra Azazil.
―Soy más fuerte ahora, gracias a tu padre. Tengo dentro de mí el poder
del Seal. Solo eso necesitamos y entonces puedo poner a Azazil y a tus
hermanos de rodillas. ―Suspiró pesadamente y miró de nuevo hacia el cielo
oscuro―. Sin embargo, tienes razón. Primero necesitamos entrar. Necesitamos
más poder.
―Tienes algunos de los más poderosos Marids que existen en este ejército,
incluyendo muchos Lesser Royals a los que les has ordenado obediencia,
muchos de los cuales se mortificaran cuando esto termine al descubrir que
formaron parte de la caída del sultán.
―No te recuerdo siendo tan agobiante. ―Lilif le dio una mirada irritada.
Después se volvió para mirar a los Jinn, quienes influenciaron su magia natural
para chocar contra la barrera. Chispas de brasas flotaron a su alrededor. Y aun
así,‖no‖era‖suficiente.‖Necesitaban‖m{s…‖necesitaban…
Lilif le lanzó una mirada a Blanco. Había un Lesser Royal que no estaba
ahí con ellos. Un Lesser Royal que, aunque totalmente nuevo, Lilif sabía por
experiencia personal que era excepcionalmente poderoso por derecho propio. El
pensamiento rápidamente ganó velocidad y Lilif decidió que le gustaba mucho
la idea. La chica era fuerte y vivaz, y Lilif tenía una genuina simpatía por ella.
Sería un signo de gran orgullo si pudiera convencer a la chica de que se le
uniera. Hizo un gesto al ejército con una sonrisa triunfante retorciendo sus
bonitos labios.
―Déjalos descansar hasta que regrese.
Blanco frunció el ceño.
―¿Te vas para encontrar más reclutas?
123
Ella negó.
―Solo uno.
Mientras Blanco veía a su madre irse, una sensación desagradable se
apoderó de él mientras deducía por quién iba. Él no lo llamaría a ese
sentimiento‖ culpa…‖ no,‖ no‖ del‖ todo.‖ Pero‖ fuera‖ lo‖ que‖ fuera,‖ se‖ encontró‖
usando más de su energía para gritar una advertencia en la dirección de Rojo.
c
Ari no iba a mentir. Una asignación en un cementerio espeluznante en
realidad no estaba hecha para eso. Había enfrentado a los seres más peligrosos
del planeta, y sin embargo el cementerio la asustó. Los árboles crujientes, el sol
bajo de invierno a través de sus ramas retorcidas, el suave viento silbando
palabras ininteligibles que en realidad de vez en cuando sonaban como su
nombre.
¿Dónde diablos estaba este Edimmu?
―¿Una cazadora del Gremio por su cuenta?
Ari se dio la vuelta al oír la voz ronca.
Sus cejas se elevaron al ver al Jinn tumbado en lo alto de una larga lápida.
Más pequeño que el hombre promedio, el Utukku se posicionó como
normalmente hacía con una rodilla hincada, el codo doblado para soportar su
cabeza mientras le sonreía con los dientes negros y afilados mantenidos en su
lugar con gomas rosas y negras. Sus extremidades eran largas y delgadas y
tenía una piel escamosa y verde turbio que contrastaba agudamente con sus
amplios y amarillo ojos parpadeantes y el cabello rubio, delgado como de un
bebé, sobre su cabeza.
―Soy Mirza el Grande. ―Estudio sus largas y afiladas uñas negras como
si estuviera aburrido.
Manteniendo en mente el consejo de Jai de no andar con rodeos con este
pequeño asqueroso, Ari se concentró en la maldición que Trey y Jai le habían
ayudado a desarrollar. Era mortal, dirigida a ser usada como un arma, la magia
defensiva no era un problema. Se trataba sobre canalizar su magia natural y
usarla para cambiar pequeños elementos de la realidad alrededor de ella. Este
tipo de magia era llamado una maldición por una razón, se entrometía con el
balance en las maneras más pequeñas. A Ari no le había gustado el sonido de
eso pero, como Jai tan lógicamente puntualizó, matar con un cuchillo o un arma
también interviene con el balance.
Mirza tuvo solo un segundo para sentir a la fuerte construcción de poder
antes de que Ari la dejará floja y la guiara hacia su objetivo. La sintió hacer
124
contacto con Mirza. El Utukku se congeló como si alguien hubiera presionado el
botón de pausa. Estrechando sus ojos y sintiendo la magia empujar de manera
poco amable, Ari se obligó a terminar el trabajo, mirando con una sensación
enferma como grietas negras aparecían sobre todo el cuerpo del Utukku,
ampliándose hasta que, al final, explotaron en reluciente polvo negro.
Exhausta, Ari inmediatamente retiró su magia de regreso dentro de ella,
limpiando con una mano temblorosa su frente sudada. Sentía un oscuro vacío
dentro, justo como se había sentido cuando había matado al Qarin.
El Utukku era su segundo asesinado, y no había sido más fácil. Realmente,
estaría preocupada si llegaba el día en que lo fuera.
Una asombrosa onda de poder golpeó a Ari en la espalda causándole
tropezar, y girarse, su subconsciente diciéndole que era Asmodeus. Su energía
era casi tan locamente impactante como la de Azazil y los reyes Jinn.
Pero no fue Asmodeus quien hizo que sus rodillas cedieran y su corazón
saltará hacia su garganta.
Lilif.
El ancestro estaba parado ante ella luciendo no más que unos años más
grande que Ari. Largos y oscuros rizos caían por su espalda, brillando con el
temprano sol de invierno. Lucía un moderno vestido y se había labrado en el
aspecto de sexy diosa griega que aparentemente le favorecía.
Ahora que Ari tenía tiempo para estudiar su energía, era tan claro que no
era la de Asmodeus. La energía de Lilif era distinta. Pulsaba en frenéticas y
desfragmentadas ondas de emociones que sugerían que al Jinn le faltaba un
tornillo. Como si Ari no lo supiera desde antes.
Lilif tomó un paso tentativo hacia Ari, su mano levantada en solicitud.
―Antes de que digas algo, déjame
sorprendentemente suave, así como su mirada.
hablar.
―Su
voz
fue
Ari la miró en silencio, su cabeza diciéndole que desapareciera en los
Peripatos antes de que su curiosidad obtuviera lo mejor de ella.
―He estado dentro de ti, Ari. He vivido en este mundo a través de ti. Lo
he visto de la forma en que lo ves tú. He tratado de entender por qué quieres
salvarlo. Lo he hecho. Lo prometo. Y al final, me di cuenta que no somos tan
diferentes.
―¿No lo somos? ―preguntó Ari incrédulamente, sorprendida de que
finalmente hubiera encontrado su voz.
Lilif sacudió su cabeza, sus rizos rebotando alrededor de sus hombros.
125
―Realmente no somos parte del mundo. El mundo para nosotras, nuestro
mundo, resulta que son las personas que amamos. Ellos son nuestro mundo.
Para ti, es Jai. Para mí, son mis Jinns, mi igual. ―Sus ojos se estrecharon,
oscurecidos por sus pensamientos―. Los Jinns nunca debieron haberse
entrometido en asuntos humanos. Fue desastroso para nosotros. Es desastroso
para nosotros. Mírate a ti y a tu chico Charlie. El desorden que hizo con cosas
para ti. Y aun así lo salvaste. Justo como yo salvé a miles de humanos en
guerras que mataron a mi gente.
Rencor afiló sus rasgos.
―Los humanos han violado y saqueado su tierra, su arrogancia
proclamando superioridad sobre todas las otras criaturas. Es momento de
mostrarles la verdad: nosotros somos los seres superiores y vamos a deshacer
su daño sobre este mundo.
Ari no tenía palabras. ¿Qué podías decir en la cara de la locura irracional?
―No me mires de esa forma, Ari. Sé que entiendes mi dolor. Sé que has
visto mis recuerdos y cuánto he perdido. También sé que eres noble y
compasiva y leal. No soy tan cruel que no admire esas características.
Especialmente en una amiga. Podría usar a una amiga como tú, Ari. Y te
prometo que si vienes conmigo, si te pones de mi lado y me ayudas a derrotar a
Azazil y a mis hijos, te protegeré a ti y a tu Jai. Te guiaré hacia El Después.
Temblando, Ari dio un paso hacia atrás, preparándose para irse.
―Eso nunca va a pasar. Nunca.
―Ari…
―Vete…‖―Antes de que Ari pudiera decir otra palabra, su estómago cayó
mientras era levantada por manos invisibles y lanzada a través del aire. Chocó
contra el árbol más cercano, quedándose sin aire por el impacto. Sus brazos
estaban extendidos y fijos en posición. Peleaba contra el agarre de Lilif mientras
el Jinn casualmente se paseaba hacia ella, su mentón levantado así podía
encontrar la mirada de Ari.
Frustración y miedo por estar bajo la orden de Lilif rasgaron a través de
Ari con un grito, y golpeó a través del agarre de Lilif en su brazo izquierdo
antes de empezar a trabajar en su derecho.
―Impresionante ―murmuró Lilif―. Exactamente por lo que te necesito.
Estoy‖ suponiendo…‖ ―Chasqueó la lengua cuando Ari trabajó por aflorar sus
dedos del lado derecho―. Detén eso, Ari.
―Muérdeme, malvado súcubo ―gruñó Ari y envío un rayo ámbar fuera
de su mano izquierda contra su muñeca derecha.
126
Cayó hacia el piso, rodando como Jai le había enseñado que hiciera.
Mientras se ponía de pie, envió una ola de magia defensiva hacia Lilif, sólo para
tener la ráfaga viperina de regreso y golpeara a Ari derribándola antes de que
pudiera invocar los Peripatos.
El viento sopló más fuerte alrededor de ellas mientras los ojos verde
oscuro de Lilif brillaban con un fuego terrible.
―Te lo ordeno, Ari Johnson. Te ordeno estar en mi ejército. ―Vino a una
triunfante parada a los pies de Ari y la miró hacia abajo altivamente.
Por un momento Ari sólo levantó la mirada hacia ella, esperando que la
compulsión la obligara. No lo hizo.
Qué demo…‖
Por supuesto.
Cuando Asmodeus trató de obligar un beso de ella usando el poder del
Seal, no había funcionado.
Agarró su brazo izquierdo en un agarre que lastimaba, jalando su cuerpo
en el suyo.
―¿Cómo es posible? ―respiró enojadamente―. ¿Cómo puedes resistir la
orden del Seal?
―Tal vez de la misma manera en que tú puedes ―contestó
agresivamente, odiándolo en el momento y anhelando estar lejos, muy lejos de
ella. Deseaba estar cerca de la reconfortante y protectora presencia de Jai―.
Tuviste el Seal alrededor de tu cuello por siglos y lo tuve dentro de mí por
dieciocho años. Quién lo diría.
Ella y Asmodeus eran inmunes a ello.
Con ojos brillantes de esperanza renovada, Ari se puso de pie para mirar a
la cara de suficiencia de Lilif. Reuniendo los Peripatos y sintiéndose un tanto
presumida, Ari frunció los labios en tono de burla mientras las llamas la
rodearon.
―Púdrete en el infierno.
El penetrante grito de Lilif la hizo estremecerse mientras su mano veloz
arrancó a Ari de los Peripatos.
El miedo se apoderó de ella. Nunca había conocido a nadie que pudiera
moverse tan rápido.
Lilif cerró los dedos alrededor de la garganta de Ari y la atrajo hacia sí.
―No tan rápido, nieta.
127
c
―No puedes salir. ―Azazil negó a Rojo―. Si Lilif va detrás de Ari, podría
ser capaz de usarla para romper el hechizo de protección alrededor del palacio.
―Exactamente ―gruñó Rojo―. Es por eso que tengo que ayudarla.
Seis de los reyes Jinn, Azazil y Asmodeus se reunieron en el salón favorito
de Azazil. Azazil tenía de nuevo su fuerza y volvía a no tener absolutamente
ningún sentido.
Asmodeus cruzó los brazos sobre su pecho. Su estado de ánimo había sido
negro durante días, y Rojo sólo podía adivinar que el regreso de Lilif pinchaba
algunos recuerdos muy dolorosos de su hermana gemela.
―¿Por qué tengo la sensación de que está disfrutando de esto, su alteza?
Rojo disparó a su padre una mirada de incredulidad.
―No puede ser. Incluso tú debes darte cuenta de que el regreso de Lilif
como el Seal es la mayor amenaza a la que nos hemos enfrentado. Esto no es
una cosa de risa, padre, o algo para apaciguar el aburrimiento.
El sultán le dio una mirada con los parpados entrecerrados y sin estar
impresionado.
―Bueno, por supuesto que no. ―Y entonces sonrió, mostrando sus
dientes blancos por la diversión―. Pero hay que admitir, que es el más
emocionante evento que ha ocurrido en mucho tiempo.
Al escuchar el gemido de incredulidad de Cristal detrás de él, Rojo
agradeció al Monte Qaf una vez más que, al menos, tenía un miembro sano de
la familia con el cual contar.
―Voy detrás de Ari. No puedo dejarla con Lilif.
Azazil tomó un fuerte paso hacia él.
―Si vas detrás de esa chica, me estás desobedeciendo directamente.
La lealtad hacia su padre luchaba con la promesa que había hecho a Sala
de proteger siempre a Ari. Si había una cosa de la que el rey Rojo se
enorgullecía, era su sentido del honor. Y ese honor, ese honor que le había
prometido a su padre y a su amante, ahora estaban en guerra. Una decisión
rápida tenía que hacerse y sabía que fuera la que fuera, lo cortaría de alguna
manera.
Aunque su estómago se revolvió y su corazón latía con fuerza mientras lo
hacía, Rojo, finalmente dio su padre una inclinación de la cabeza mientras
convocaba a los Peripatos.
128
―Entonces te estoy desobedeciendo directamente.
c
Ari jadeó en busca de aire mientras Lilif se sentaba a horcajadas en ella,
sujetándola al suelo mientras apretaba la mano alrededor de la garganta de Ari.
Decidida a no caer sin luchar, Ari echó la mano hacia arriba y golpeó la palma
de su mano contra la nariz de Lilif. El sonido fue casi silenciado por el grito
furioso de Lilif. Su control sobre Ari aflojó y Ari hizo estallar a la bruja con su
brasa defensiva, dejándola inconsciente. Estaba poniéndose de pie cuando Lilif
la hizo caer de nuevo en el trasero, un encantamiento helado trepando por las
piernas de Ari y picando dolorosamente en su piel, tratando de mantenerse a sí
mismo en su sangre.
Ari imaginó el sol crecer más y más brillante y más caliente y el encanto de
hielo derritiéndose en el olvido. Su victoria fue interrumpida cuando Lilif se
abalanzó sobre ella otra vez como un gato enfurecido, sus garras fuera mientras
cortaban la cara de Ari.
Y luego, de repente, estaba volando sobre la cabeza de Ari como si una
ráfaga de viento hubiera soplado para apagarla. Ari se sentó, el miedo alojado
en su garganta. No fue un golpe de viento.
Fue Rojo.
¿Qué demonios estaba haciendo aquí?
¡NO!
Se dio la vuelta a tiempo para ver a Lilif levantarse y ajustar su vestido.
Una sonrisa sorprendida pero contenta amplió su boca.
―Nunca me di cuenta de que eras un tonto, hijo.
¡Rojo, sal de aquí!
Rojo negó, su brillante cabello balanceándose en su espalda. Se veía rudo
en cada centímetro mientras caminaba casualmente hacia su madre.
―Ari está bajo mi protección.
―Oh, de verdad. ―Los ojos de Lilif brillaron peligrosamente, como si no
le gustara ni un poco. Ari recordó que la sultana nunca había tenido mucho
interés en que sus hijos mostraran afecto a cualquier persona que no fuera
ella―. ¿Su vida vale la tuya? ―El aire alrededor de Lilif cambió de una manera
que Ari reconoció, los colores creciendo más vivos. Estaba haciendo uso del
Seal.
Sin saber lo que la poseía a hacerlo, aparte del instinto de proteger a su tío,
Ari saltó del césped mientras Lilif pronunciaba las palabras “Te‖ordeno…”,‖‖Ari
129
se lanzó hacia Rojo, su magia ardiendo alrededor de ellos como un escudo.
Sintió rebotar de inmediato el mandato destinado a Rojo. Por un segundo yació
en la parte superior de su tío, mirando fijamente a los ojos asombrados.
―¿Qué‖acaba…?‖
¡Vete!, exigió Ari. Puedo manejarla. Soy inmune al Seal.
Entendimiento llegó a sus ojos y con un movimiento de cabeza reacio,
desapareció. Ari chocó contra el suelo con un gruñido doloroso.
―Realmente‖te‖das‖cuenta que tendré que matarte ahora ―siseó Lilif y Ari
se levantó para encontrar a la zorra que causalmente caminaba a zancadas hacia
ella―. No sólo eres inmune al Seal sino que puedes proteger a otros de él.
Estoy…‖¿cómo es que ustedes los jóvenes dicen hoy?, furiosa. A pesar de lo que
pienses, no me gusta matar a mi propia gente. Me estás forzando a esto.
Sabiendo que Lilif ya no estaba jugando y que independientemente de lo
que viniera después sería el final de ella, Ari dibujó todo lo que había dejado y
lanzó su maldición mágica, dirigiéndola hacia Lilif. En algún lugar en el espacio
entre ellos, golpeó una pared.
Esa pared era la magia de Lilif.
Las chispas saltaron en el punto de impacto mientras el sudor resbalaba
por la frente de Ari. Sus brazos y piernas temblaron con el esfuerzo de
mantener la fuerza de ataque y para el completo placer de Ari, la cara de Lilif
comenzó estirarse. Vio la confusión y la incertidumbre vacilar en los ojos de la
Ifrit y Ari decidió aprovecharse de ello. A veces, cuando la física te abandona,
todo lo que tienes es la psicología, y a veces, especialmente en los psicópatas,
era mejor defensa que ninguna.
―¿Realmente creíste que esto sería fácil? ―le preguntó a Lilif con una
tranquila confianza. La sultana se estremeció―. Soy la hija de un rey Jinn. Si
caigo, tú caes conmigo.
Mientras sus músculos gritaban y su sangre prendía fuego por el dolor de
la lucha, Ari sólo podía esperar que la Ifrit se creyera su farsa.
Con un ultrajado aullido y con una advertencia de que esto entre ellas no
había terminado, las llamas rodearon a Lilif y desapareció en los Peripatos,
dejando a Ari hecha un residuo jadeante.
―Adivino que se lo creyó ―resopló, levantándose con poca elegancia
sobre sus rodillas. Se paró alcanzando un árbol para sostenerse antes de que se
cayera y pusiera los ojos en ella. Lanzó una mirada sobre su hombro.
130
Se heló ante la vista de un viejo de mantenimiento. Su expresión era más
bien curiosa que horrorizada, así que adivinó que no había visto la batalla entre
ella y la perra loca succubus.
En lugar de que sus ojos se arrugasen ante la vista de su aspecto. Ari echó
un vistazo abajo al barro y hierba por toda ella.
―¿Estás bien? ―preguntó él quedamente.
Con un suspiro, Ari le saludo débilmente con una mano.
―Sólo haciendo algo de yoga. ―Y cojeando, de una herida de yoga, por
supuesto, intentó alejarse rápidamente de él, deteniéndose cuando él estuvo
fuera de vista.
La náusea la inundó cuando ejerció más energía para convocar a los
Peripatos, pero Ari perseveró y dejó que las llamas le dieran la bienvenida para
llevarla a casa.
Sufrió un colapso tan pronto alcanzó el estudio de Michael Creagh, la
maldición de Michael llenando la oficina segundos antes de que gritara ayuda a
Caroline y Fallon.
Sus fuertes brazos levantaron a Ari hacia un sillón, sus ojos oscuros
vagando por su cara con profunda preocupación.
―¿Qué diablos pasó? ―preguntó ansiosamente.
La puerta se abrió de un golpe y Fallon y Caroline se apresuraron dentro.
Caroline vio el aspecto de Ari e inmediatamente, sus labios se presionaron.
―¿Qué diablos pasó? ―Fallon le dio un vistazo comprensivo―. Chica, te
ves como la mierda.
Ignorando el comentario de Fallon, Ari relató los eventos de la última hora
(se sentía como hacía un siglo atrás) y miró que el color huía de sus rostros.
Fallon echó un vistazo a su padre, sus ojos buscaron los de él por una
respuesta.
―¿Qué significa esto?
Cuando él no contestó, y Ari sospechó que él ya tenía la idea, Ari se
levantó derecha, estremeciéndose por el dolor que emana de cada parte de su
cuerpo.
―Significa ―tomó un suspiro profundo, tratando de no hacer caso del
enfermizo, sentimiento en su estómago―, significa que estoy en esto otra vez.
Lilif sabe que puedo resistir su orden y proteger a aquellos a mi alrededor de
ello. También sabe, o al menos piensa, que no puedo ser llevada fácilmente.
Disparará hacía mí, sin cometer error alguno y ya que soy una de las dos
131
personas‖que‖pueden‖ resistir‖su‖orden…‖ ―Ari dejó a su cabeza caer contra el
brazo del sillón mientras sus ojos se endurecían ante la idea de la tarea por
delante―.‖Voy a tener que ser la que dispare primero.
132
14
Una calle vieja, nueva acera
Traducido por Adaly,
rhiano y Gemma.Santolaria
Corregido por Nanis
Lilif había convocado a Blanco lejos del ruido de su ejército atacante al
inquietante silencio del palacio de él en Zubair. Se sentó en frente de él, sus
dedos golpeando lentamente el brazo cuadrado de su silla negra de borde recto.
Estaba hecha de cristal frío, una frialdad únicamente igualada por la apariencia
de su madre. Por una vez no se paseaba de un lado al otro con una energía
perturbadora y frenética.
El rey Blanco la encontró en un estado de ánimo reflexivo quizás aún más
alarmante.‖ Se‖ parecía‖ mucho‖ a‖ él…‖ demasiado‖ a‖ cuando‖ tenía‖ una‖ estrategia‖
peligrosa pero inteligente avecinándose.
―¿Entonces tu asunto no va bien?
Lilif lo miró con el rostro inexpresivo.
―Fui a reclutar a tu hija y ella estuvo impasible a mi promesa de
mantener a su Ginnaye y a ella a salvo una vez que El Después nos reclame.
Blanco no había esperado nada menos.
―¿Sigue viva? ―preguntó con fingido aburrimiento.
Ella asintió firmemente.
―Por ahora. Creaste una hija fuerte. ―Le dijo en voz baja lo que había
pasado en el cementerio y Blanco sintió que una extraña sensación lo invadía.
¿Era orgullo? ¿Por Ari?
No, se burló internamente por el pensamiento y se volvió hacia su madre.
―¿Y ahora qué? Es obvio que no vamos a entrar al palacio.
―Lo sé. ―Lilif levantó sus oscuros ojos hacia los de él―. Tenemos que
forzar a Azazil que esté con nosotros.
―¿Y cómo se supone que hagamos eso? No podemos usar el Seal contra él
hasta que esté dentro de su alcance.
133
Ella se levantó casualmente, arrastrando sus dedos a lo largo de los bordes
de los objetos en la habitación. Lo hacía a menudo. Como si necesitara un
recordatorio de que ahora, de nuevo, tenía una conexión tangible con el mundo.
―Cuando Ari le pidió su favor a Azazil, su poder debió de dejar una
firma en aquello que fueron afectados por el cambio. Por supuesto, habrá
habido muchos afectados por el cambio, pero habrá uno o dos en particular
cuyos destinos eran el foco del cambio. La firma dejada en ellos será
particularmente fuerte.
Blanco se quedó inmóvil, entendiendo al instante a dónde iba con esto su
madre.
Era cierto que cuando Azazil cambiaba un destino, la persona cuyo
destino cambió quedaba con un rastro del poder de Azazil en la sangre durante
varios meses después del cambió. La sangre era un poderoso elemento en los
encantamientos, especialmente para rastrear o dibujar un camino hacia uno. Si
Lilif ponía su mano sobre alguien que tuviera suficiente poder de Azazil en su
sangre, podría usarlo para recuperar a Azazil de los Peripatos.
Tan pronto como se dio cuenta de que esa era su intención, Blanco
comenzó una conversación telepáticamente con su hermano.
―¿Sabes de quien es la sangre que podría estar particularmente afectada?
Blanco la miró fríamente, como si no le importaba ni un comino. En
verdad no le importaba el chico que estaba a punto de convertirse en un
objetivo, pero le importaba su mundo, lo que volvía importante proteger al
chico.
Ve por Charlie ahora, le dijo a Rojo, su mirada seguía en blanco. Lilif está
detrás de su sangre.
―¿Y bien? ―preguntó con cierta impaciencia.
¿Su sangre?, preguntó Rojo con impaciencia. ¿Por qué?
Él se encogió de hombros.
―Podrían ser varias personas ―dijo, tratando de detenerla.
―Nombres, hijo, quiero nombres.
Para sacar a padre, por su puesto, le espetó a Rojo. ¡Simplemente hazlo!
―Esto podría ser una completa pérdida de tiempo.
También me pondré en contacto con Ari, le aseguro Rojo.
Ella dio un paso hacia él, una pequeña sonrisa jugando en sus labios
mientras alcanzaba a rozar sus dedos por su mejilla.
134
―Dame‖ un‖ nombre,‖ Blanco…‖ o‖ me‖ obligaras‖ a‖ hacer‖ algo que
verdaderamente lamentaré.
Él le dirigió una mira para decirle que no le tenía miedo. Ella sonrió,
acariciando su mejilla cariñosamente, instándole a hablar.
―Charlie Creagh ―le dijo fríamente―. Un humano llamado Charlie
Creagh.
―Ah, sí. El chico. Ese pequeño ingrato destructivo. Lo encuentro un poco
poético después de todos los problemas que ha causado, que su sangre, su
muerte, nos ayude. ¿Está de regreso en Ohio?
Blanco se encogió de hombros.
―¿Cómo‖puedo‖saberlo?
―Eres‖un‖rey‖Jinn.‖Todo‖lo‖sabes.
Con un gruñido, Blanco asintió.
―Voy‖a‖tener‖a‖Rabir verificándolo.
c
Cuando Jai regresó de derrotar al Labartu, se había enojado al descubrir
que Ari se había tropezado con Lilif sin nadie ahí para protegerla, y cuando
Rojo apareció, Ari había puesto su vida antes que la de ella.
Jai entendió que Ari había‖hecho‖lo‖correcto,‖pero‖diablos…‖le‖había‖dicho‖
que no fuera sola. ¿Y ella lo escuchó?
No. Terca no la describe ni en lo más mínimo. Apenas había tenido la
oportunidad de revisarla por heridas, para obtener la historia completa cuando
el rey Rojo apareció y les advirtió que Lilif iba tras Charlie. Su advertencia fue
rápida ya que tuvo que regresar con su padre y sus hermanos, pero por lo que
Jai pudo entender, aparentemente Charlie tenía rastros del poder de Azazil en
su sangre, como una firma.
Y Lilif iba a usar esa firma para atraer a Azazil hacia ella.
Michael acababa de preguntar cómo diablos Rojo sabía sobre esto cuando
el rey Jinn desapareció, lanzando una última mirada de preocupación a Ari.
Abrumando a Jai con su fuerza absoluta y determinación, Ari se levantó
de su asiento como si no estuviera completamente agotada.
―Tenemos que llevarlo a él y a su familia a un lugar seguro.
Mirando fijamente hacia sus ojos cansados y preocupados, Jai deseo que
pudieran permitirse un momento, solo un momento, para tomar un respiro
135
antes de tener que saltar hacia el próximo desastre. Ari acababa de enfrentar a
Lilif, no era exactamente un paseo por el parque.
―Ari, nos ocuparemos de esto. Tú necesitas descansar.
Ella le dio una sonrisa suave y triste.
―Jai, no hay tiempo para descansar. Esto no es solo sobre Charlie. Puede
que Lilif se esté centrando en él, pero hay otras personas afectadas por el
cambio, principalmente Derek y Fallon, y Lilif podría ir tras de ellos si no puede
llegar a Charlie. Si Fallon es un objetivo, entonces todo el Gremio Roe lo es.
Comprendió la magnitud de lo que Ari estaba diciendo, Jai se giró hacia
Michael con el corazón afligido. El Gremio de cazadores había sido nada más
que comprensivos y leales a ellos, y ellos le habían traído nada más que
agitación y peligro.
―Michael. ―Jai negó, sin siquiera saber por dónde comenzar―. Lo siento,
pero Ari tiene razón.
Michael le hizo un gesto con un gruñido de impaciencia.
―No. Veo la culpa en tus ojos y no me gusta. Somos Jinn, y somos
cazadores. Enfrentamos al peligro cada día. Tú no trajiste esto sobre nosotros,
nos fue impuesto.
Fallon, que había estado inusualmente tranquila, de repente se levantó de
su sillón, con su linda nariz arrugada en consternación.
―¿A‖alguien‖le‖gustaría‖ponerme al día? Estoy totalmente confundida.
Michael le dio a su hija una mirada tierna pero preocupada.
―El‖Gremio necesita dispersar nuestras‖casas‖de‖seguridad.‖―Él se volvió
hacia Jai―. Tenerlas por todas partes.
Ari dio un paso hacia su líder del Gremio.
―Sugiero que mantengamos a Fallon y a Charlie juntos, lo que significa
que Jai, Trey, y yo estaremos con tu familia, Michael. ¿Dónde está tu casa de
seguridad?
―Bridge‖of‖Allan.‖Es un pequeño pueblo de Escocia.
Ari levantó una ceja y mostró una media sonrisa, al afecto cálido en los
ojos de Jai. Estaba emocionada ante la perspectiva de ir a Escocia, incluso bajo
circunstancias calamitosas.
―Escocia.‖Genial.‖―Asintió.
―Muy‖bien,‖este‖es‖el‖plan:‖Jai,‖acompañar{s‖a Michael, Fallon, y Caroline
a…
136
―Y‖a‖Gerard y Megan ―interrumpió Michael―. Mi hermano y su esposa
comparten la casa de seguridad.
―Est{‖bien,‖Jai,‖acompañar{s‖a‖todos‖los‖anteriores‖en‖el‖vuelo‖a‖Escocia,‖
ya que ellos no tienen acceso a los Peripatos, y yo soy la única que puede llevar
a alguien conmigo en este. Trey ―Ari se dio la vuelta y le dio una sonrisa de
disculpa―,‖ vendrás conmigo a convencer a Charlie y su familia de que
necesitan nuestra ayuda.
Hasta el momento, a Jai no le estaba gustando el plan, sobre todo porque
significaba que él y Ari se separarían durante veinticuatro horas.
―Iré contigo. Trey puede acompañar a los Roes.
―Bebé ―Ari suspiró―,‖ no es que seas malo ni nada, pero no eres tan
encantador‖ como‖ Trey.‖ ―La sonrisa de Trey se ensanchó y Jai entrecerró los
ojos en señal de advertencia, antes de que él pudiera decir algo engreído―.
Quiero decir, eres encantador…‖―Sus labios se torcieron―…‖pero sólo para mí.
―Fallon tosió en un claro intento de ocultar su risa―. Trey estará mejor
ayudándome a convencer‖a‖Charlie.‖Tú‖puedes‖solo…
―¿Asustarlos‖hasta‖la‖mierda? ―ofreció Trey.
―Sí.
¿Asustarlos hasta la mierda? Jai la fulminó con la mirada. Nunca los
asustaría hasta la mierda. Podía ser un tipo bastante amable cuando necesitaba
serlo.
―Esa,‖ ahí‖ mismo‖ ―Fallon hizo un movimiento con su mano hacia su
rostro―, esa es la mirada furiosa que los asusta hasta la mierda.
Él miró a Michael por respaldo y lo encontró escondiendo una sonrisa
mientras movía‖el‖“papeleo”.‖Jai‖cedió.‖
―Bien. Trey contigo, yo con ellos.
Ari asintió vigorosamente y lanzó una mirada inquisitiva en dirección a
Michael.
―¿Podemos conseguir algunos encantamientos de protección puestos en
torno a Derek? No creo que vayan a ir tras él, pero, ¿por si acaso?
Michael asintió, sus ojos brillando con más diversión cuando vio a Ari
tomar el control completo de la situación.
Parecía orgulloso de ella, en absoluto insultado por derrocarlo del
liderazgo.
Francamente, Jai estaba orgulloso de ella también.
137
Y a un nivel mucho más íntimo, estaba encontrando a Ari en el modo de
hacerse cargo increíblemente sexy. Enterró ese pensamiento, dándose cuenta
ahora que sin duda no era el momento.
―Voy a ponerme a llamar al Gremio, hacerlos que se muevan a las casas
de seguridad, y pidiendo a los de asignación retirarse e ir a sus casas de
seguridad más cercanas ―se ofreció Fallon.
Los cinco se miraron y luego Ari dio una palmada con sus manos,
tratando de alejar su agotamiento.
―Vamos a hacer esto.
Después de entregarle a Ari la dirección de la casa de seguridad de
Escocia,‖Michael‖salió‖de‖la‖habitación‖con‖un‖“tengan‖cuidado”‖arrojado‖en‖su‖
dirección. Fallon lo siguió. Jai atrapó los ojos de Trey. ¿Nos das un minuto? Trey
asintió.
―Voy a estar fuera, Ari. Cuando sea que estés lista.
Ella le dio una sonrisa agradecida y tan pronto como se cerró la puerta,
corrió a los brazos de Jai. Él apoyó la barbilla en su cabeza y acarició su espalda,
pensando en lo mucho que le gustaba la forma en que metió su cara en su
garganta cuando se abrazaron.
―Vas a ser cuidadosa ―le dijo, incapaz de quitar el tono mandón de su
voz. Cuando estaba preocupado, esto se traducía a mandón. No podía evitarlo.
Y ahora mismo, con su corazón golpeando contra su pecho, Ari tenía que saber
lo preocupado que estaba.
―Lo‖ seré ―prometió y luego levantó la cabeza―. Mejor me voy. No
podemos perder más tiempo.
Antes de que él se volviera demasiado dominante y le exigiera que no
hiciera esto, Jai presionó un besó duro en su boca, uno en el que ella se fundió
al instante. Su beso se suavizó y él sostuvo su cara entre las manos.
Cuando finalmente se apartaron, los dos estaban un poco sin aliento.
―Voy a estar revisando el rastro ―le recordó el rastro que había puesto
en ella con su beso―, asegurándome de que estás bien. Si creo que me
necesitas, estaré allí.
―Tienes‖que‖cuidar‖de‖los‖Roes,‖ante‖todo.‖―Ari negó.
―Voy‖a‖protegerlos ―le dijo con gravedad―, pero si se trata de escoger…‖
―Hizo una mueca al darse cuenta de lo mal que sonaba. Sin embargo, Ari
pareció entender.
Ella le dirigió una mirada tierna seguido de otro beso.
138
―Te‖amo ―susurró.
La emoción lo ahogaba y la abrazó con fuerza durante un segundo extra.
―Yo‖te‖amo‖m{s.
Ella sonrió y sacudió un poco su cabeza.
―No‖es‖posible.‖―Y antes de que él pudiera decir nada más, desapareció
por la puerta.
c
―¿Est{s‖bien? ―preguntó Trey en voz baja mientras estaban en el porche
de los Creaghs y esperaban a que alguien abriera la puerta.
Ari negó. No, estaba lejos de estar bien. Todavía se sentía como si sus
músculos estuvieran hechos de jalea desde su enfrentamiento con Lilif. Y estaba
tan cerca de vomitar ante la idea de ver a Charlie de nuevo, que era vergonzoso.
―Tal‖vez…
Lo que fuera que su amigo estuviera a punto de decir fue cortado por el
sonido de la puerta abriéndose. Ellos dieron un paso atrás cuando la puerta de
pantalla se abrió hacia afuera. De pie delante de ellos, con una sonrisa
interrogativa en su cara, estaba la señora Creagh. Ella parecía un millón de
veces mejor que la última vez que Ari la había visto, cuando le había gritado
por ser una madre apestosa para Charlie. Ari estaba agradecida de que las
palabras hubieran penetrado. No es que le hubieran hecho mucho bien a la
señora Creagh ya que Charlie había desaparecido rápidamente.
La Sra. Creagh era una mujer bonita, pero la muerte de su hijo menor la
había envejecido. Ahora que la realidad había cambiado, Ari estaba feliz de
encontrar a la madre de Charlie viéndose saludable y joven para su edad.
―¿Puedo‖ ayudarles? ―preguntó, dando un paso hacia ellos mientras se
secaba las manos con un paño de cocina.
Ari tragó, esperando que esto no se pusiera feo.
―Sra. Creagh, mi nombre es Ari…‖ ―Se detuvo, dándose cuenta de que
ella ya no era Ari Johnson. En esta realidad, Derek nunca había sido un padre
para ella. Se atascó tratando de pensar un apellido―. Ari Redglass‖―terminó,
sus mejillas ruborizadas ante el sonido de Trey tragándose una risita. ¿Qué?,
ella le espetó. De ningún modo me llamaré a mí misma Ari White. No le daría al
bastardo la satisfacción.
Trey se rió en su mente. No dije una palabra. Creo que es lindo, de verdad.
Ella lo ignoró y siguió adelante con el plan.
139
―Este es Trey Harman. Somos amigos de Charlie. Colegas.
¿Ahora por qué tenía que añadir eso? ¡Idiota!
La Sra. Creagh frunció el ceño.
―¿Trabajan con Charlie en Breicher? ―Miró a los dos y sonrió.
Ari intentó controlar su reacción al saber que Charlie trabajaba en
Breicher. Era el mecánico local. Al recordar la conversación que había
escuchado entre los Creaghs antes, se preguntó si Charlie había abandonado la
universidad para ayudar a su madre, o si estaba, como ella esperaba, trabajando
a tiempo parcial mientras iba a la escuela.
―Verdad. Trey es un nuevo mecánico y yo la recepcionista.
―May es la recepcionista en Breicher.
―Sí, pero ella me está entrenando para que asuma el control.
Eres realmente mala en esto, Trey suspiró. Él dio un paso hacia la señora
Creagh, y le dio una pequeña inclinación de cabeza y una sonrisa.
Instantáneamente estuvo paralizada por su buena y deslumbrante apariencia.
―Sra. Creagh, no trabajamos con Charlie, pero le conocemos, y él está en
problemas. ¿Está en casa para que podamos hablar de ello?
Ella lo miró un momento demasiado largo y luego movió sus ojos de
nuevo hacia Ari, claramente cautelosos desde que Ari había perdido el balón
con la mentira, pero en ello debido a su inocente apariencia.
―¿Cómo en problemas?
―Mam{,‖ ¿quién‖ es?‖ ―La voz familiar de Charlie flotó hacia fuera de la
casa y de repente, estaba allí.
Se paró detrás de su madre, con los ojos entrecerrados en Trey antes de
que se posaran en Ari, a continuación volviendo a Trey y luego rápidamente a
Ari. Mientras la miraba, Ari sintió un cosquilleo en su nuca. Charlie se veía
incluso mejor de cerca. Si sus vidas hubieran sido distintas… sacudió el
pensamiento, tratando de no mirarlo fijamente cuando él fue tan descarado
comprobándola.
―Dijeron que te conocen. Que estás en problemas.‖ ―La señora Creagh
atrajo su atención hacia ella.
Él negó, mirando a Trey y luego volviendo a Ari con su mirada
penetrante.
―No los conozco.
140
―Por favor, Charlie.‖ ―Ari dio un paso hacia él y vio su ceño fruncido
ante su familiaridad con él―. Tú no me recuerdas pero yo te conozco.
Realmente necesito hablar contigo.
―No‖te‖recuerdo.‖―Sus ojos oscuros viajaron a lo largo de ella, antes de
volver‖a‖su‖cara―. Sin duda me acordaría de ti.
―¿Cu{l‖es‖la‖demora?‖―Otra voz se unió a la refriega, y Mikey apareció
repentinamente en los hombros de su hermano―. Mamá, dijiste que la cena
estaba‖casi‖lista.‖―Lanzó una mirada a Trey y luego se volvió a Ari, sus ojos se
abrieron con interés un segundo antes de que se nublaran con confusión―.
Oye, te conozco.
Ella se echó hacia atrás con sorpresa igual que Charlie y la Sra. Creagh se
giraron hacia él al unísono.
―¿Lo haces?
Mikey asintió, frunciendo el ceño ahora.
―Hombre,‖¿cómo te conozco?
Al verlo de cerca y todo crecido, aparecieron recuerdos de su infancia
juntos y de lo mucho que lo había amado. Se le había roto el corazón cuando él
murió. Lágrimas nublaron su vista y su voz tembló mientras respondía en un
susurro:
―De otra vida.
Trey instantáneamente agarró su mano para ofrecer consuelo, y la
expresión de la señora Creagh se preocupó al ver las lágrimas de Ari.
―Tal‖ vez‖ deberían‖ entrar‖ ―sugirió en voz baja. Ari y Trey siguieron al
trío al interior, arrastrando colas de curiosidad.
Cuando todos estuvieron de pie en la sala de estar de los Creagh, Ari se
tomó un momento para mirar con sinceridad a cada uno en sus ojos antes de
empezar.
―Lo que voy a decirles va a parecer una locura. Van a querer echarme de
su casa. Pero no pueden…‖ aunque les parezca una barbaridad, también es la
verdad.
―¿Por qué las chicas sexys‖siempre‖est{n‖locas?‖―murmuró Charlie.
―Charlie‖Creagh‖―amonestó‖su madre. Él se encogió de hombros.
Ari decidió no reaccionar a su comentario. Tenía sentido que este Charlie
la encontrara atractiva ya que el otro Charlie lo hacía. Lo que encontraba
atrayente no había cambiado fundamentalmente.
141
Sin embargo, no era el momento. No es que fuera a haber algún momento
para que Charlie la encontrara sexy.
―Est{‖bien.‖―Tomó una respiración profunda y les contó su historia. Sus
historias.
Silenció llenó la habitación cuando terminó. El rostro de Charlie se
ensombreció.
―¿Me estás tomando el pelo con esto? ¡Cómo te atreves! La muerte de un
hermano‖no‖es‖siquiera‖un‖“poco” divertido para cualquier retorcida broma que
es esto.
―¡Charlie!‖―exclamó la Sra. Creagh―. Todo esto es muy extraño, pero no
es excusa para usar esa lengua en frente de tu hermano pequeño.
―¡Fuera!‖ ―Charlie ignoró la reprimiendo de su madre y miró a Ari―.
Nosotros no aceptamos a gente loca en esta casa. La última persona loca la
echamos a la acera y ahora él no paga la‖manutención‖a‖tiempo.‖Fuera.‖―Hizo
un gesto con la mano hacia la puerta y Trey inmediatamente se puso delante de
Ari, protegiéndola. Esto no desconcertó‖a‖Charlie‖en‖absoluto―. Hombre, voy a
patearte el culo en serio.
―Espera.‖―Mikey levantó una mano para detener a Charlie, con el rostro
pálido, sus dedos temblando. Todo el mundo se detuvo y se giró hacia él, pero
sus‖ ojos‖ estaban‖ en‖ Ari―. Ella es realmente familiar, Charlie. Siento que la
conozco.
Él rodó sus ojos.
―Deja de jugar, Mikey.
―¡No‖estoy‖jugando!‖―gritó, sonando asustado―. Amigo, la conozco.
―Tenemos que darnos prisa con esto.‖―Trey suspiró y con un crujido de
energía que Ari encontraba familiar, Trey levantó las manos y dejó que las
brasas bailaran en sus dedos.
Los Creagh retrocedieron, con asombro en sus rostros.
―Qué.‖De.‖Monios‖―murmuró Mikey, sus ojos enormes.
―Somos‖Jinn‖―informó‖Trey‖solemnemente―. Lo que dijo Ari es verdad,
ahora una de los Jinn más poderosos de la historia está tras Charlie. No tenemos
tiempo para hacerles creernos. Nos tenemos que ir. Tenemos que…‖ ―Fuego
estalló alrededor de la habitación. Ari y Trey inmediatamente se colocaron entre
los atacantes y los Creagh.
―¡Manténganse‖detr{s!‖―les gritó Ari.
142
Ari cuadró sus hombros con determinación mientras los dos Marids
venían hacia ellos.
143
15
Quienes solíamos ser
Traducido por HeythereDelilah100
y Ateh
Corregido por Nanis
―Ese corte en tu frente debería estar sanando más rápido que esto
―murmuró Trey preocupado, sus dedos rozando gentilmente la piel a su
alrededor.
Ari le dio un débil encogimiento de hombros.
―Es porque estoy absolutamente exhausta.‖―Primero, había matado a un
Utukku, luego había peleado con Lilif, luego había peleado con Marids, y luego
había acabado con la poco energía mágica que le quedaba al trasportar a todo el
mundo a través de los Peripatos uno a la vez.
Exhausta no empezaba a describirlo.
Su amigo no se veía complacido.
Sus ojos la recorrieron ansiosamente, deteniéndose en sus brazos. Sus
labios se apretaron por un momento antes de que dijera:
―Esos arañazos deberían haberse ido también.
―De‖ nuevo,‖ lo‖ siento‖ mucho‖ ―murmuró desde detrás de ellos la Sra.
Creagh.
Se dieron la vuelta para mirar a los Creaghs.
La Sra. Creagh y Mikey se sentaban cerca el uno del otro en un largo sofá
de cuero en la espaciosa casa de campo. Charlie estaba sentado en el brazo del
sofá. Trey y Ari habían tenido una pelea difícil con el terco Marid. Ellos habían
intentado terminar el calvario con tan poco derramamiento de sangre como
fuera posible. Sin embargo, con disparos mágicos sucediendo en toda la sala de
los Creaghs, la Sra. Creagh y Mikey se habían acurrucado juntos detrás de
Charlie, quien los protegía con una mirada de horror grabada en su cara. El
asombro de los Creaghs era entendible. Acababan de atestiguar que el poder de
otro mundo de Ari y Trey explotaba en una demostración llena de brillos en la
fresca maldición del polvo negro.
144
―¿Me creen ahora? ―había preguntado Ari, ignorando la capa de sudor
que bajaba por su cara y los múltiples tirones en sus muñecas por esquivar
golpes mágicos.
Los tres habían asentido en sorpresa muda.
Hacerlos aceptar ir a través de los Peripatos no había sido fácil. La Sra.
Creagh, protegiendo a sus hijos, había ido primero, Aferrándose con las uñas a
los brazos de Ari por el terror.
Charlie se había levantado lentamente y caminado a través de la enorme
ventana salediza al frente de la casa. Se había quedado mirando fijamente a la
calle silenciosa. Las casas vecinas de diversos tamaños se veían bastante viejas,
algunas incluso góticas. Pintorescas, pero elegantes.
―No puedo creer que estemos en Escocia.‖―Miro a Ari―. ¿Quieres volver
a decirlo todo para mí una vez más?
―Creo que tal vez Ari debería dormir.‖―Trey sacudió su cabeza.
―No ―respondió Ari―. Necesitan saber lo que está pasando. He estado
en donde están ellos y no es divertido.‖―Cojeó hacia un sillón y Trey, dándose
cuenta de que no iba a escuchar sus consejos, se sentó en el que se le oponía.
Charlie cruzó la habitación para sentarse con su familia y escuchó mientras Ari
volvía a contar la historia, esta vez dándoles incluso más información que la vez
anterior.
Cuando había terminado, Charlie miró a su madre y a su hermano.
―No recuerdo nada de esto.
Mikey se encogió de hombros.
―Yo tampoco lo recuerdo. Solo sé que cuando miro a Ari tengo esta
extraña sensación de déjà vu.‖ ―Giró su cabeza de vuelta a ella, sus ojos
amplios―. ¿Realmente‖ estaba‖ muerto?‖ ―La Sra. Creagh agarró su mano y la
apretó con fuerza.
Ari sintió las lágrimas arder en sus ojos, pero las retuvo, asintiendo
solemnemente hacia Mikey.
―¿Y yo enloquecí‖por‖eso?‖―preguntó suavemente Charlie.
―Te culpabas a ti mismo al principio, porque eras tú el que iba
manejando, pero cuando te diste cuenta de que había sido un Jinn, querías
venganza.
―¿Y me convertí en un hechicero?‖―Sus mejillas palidecieron―. ¿Acabo
de decir eso? Sueno como un maldito enfermo mental.
145
―Charlie.‖―La Sra. Creagh contuvo la respiración―. Muéstrame un poco
de respeto, por favor.
―Creo que si existe algún momento en el que me pueda salir con la mía al
maldecir es ahora, madre. Me acabo de enterar que en otra realidad destruí
vidas para vengarme por la muerte de mi hermano pequeño.
―Si te hace sentir mejor, me caes mucho mejor ahora.‖ ―Sonrió Mikey.
Charlie rodó sus ojos.
―Nada de eso importa ahora, con tal de que los errores pasados no sean
repetidos ―advirtió Ari―. Lo que importa en este momento es que ustedes
eran su objetivo y que nosotros estamos intentando protegerlos. El Gremio del
que les hablé, los Roes, estarán aquí pronto para llevarlos a un lugar seguro.
Una vez que ellos estén aquí, podré ir al Monte Qaf y ver cómo puedo terminar
con esto, para que ustedes puedan seguir con sus vidas.
―¿Seguir‖con‖nuestras‖vidas?‖―se mofó la Sra. Creagh―. ¿Cómo esperas
que volvamos a nuestras vidas sabiendo que todo esto existe?
Ari se encogió de hombros.
―Solo lo harán. No es una gran respuesta, lo sé, pero es una honesta.
―Y ahora es tiempo de que Ari duerma.‖―Trey sacudió una mano hacia
la puerta indicando las escaleras que la llevarían a una habitación.
Decidiendo que él tenía toda la razón, Ari asintió y cojeó el camino hacia
una cama. Cayó rendida de inmediato.
c
Después de haber dormido un poco, Ari se despertó para encontrar los
rasguños en sus brazos y los cortes de su frente sanados. Sintiéndose con más
energía, caminó por la antigua casa de campo, escuchando para ver si había
alguien. Estaba oscureciendo afuera, así que no estaba segura si los demás se
habían ido a la cama. Mientras bajaba por las escaleras, escuchó a la Sra. Creagh
y a Mikey hablando en la sala de estar. Les dio un saludo con la mano al pasar y
se dirigió a la cocina para buscar provisiones. No había nada.
Hmm. Se preguntó si Trey habría alimentado a los Creaghs. Con un
suspiro, se imaginó algo de la comida que sabía habría en su casa de Burlington
y con un chasquido en el aire, apareció en la larga mesa de roble de la cocina.
―Wow. No sé si alguna vez seré capaz de acostumbrarme a eso.
La voz de Charlie la hizo levantar la cabeza. Él estaba parado en la entrada
usando una sudadera con capucha que ella identificó como de Trey. Él
obviamente la había conjurado de su casa y se la había dado a un Charlie con
146
frío. Era invierno es Escocia, después de todo, y estaba que helaba. Ari decidió
que revisaría el problema de la calefacción después de comer. Señaló a la
comida.
―¿Hambre?
Él sacudió su cabeza y dio un paso hacia ella.
―Trey ya nos dio de comer.
―Bien ―Sonrió ella, sintiéndose un poco más que incomoda alrededor de
este Charlie, y se deslizó en un asiento―. ¿Te molesta si como?
―En lo absoluto.‖―Tomó el asiento opuesto al de ella, obviamente no tan
incómodo como ella.
Ella mordió una barra de granola y abrió una lata de gaseosa, sintiendo
sus ojos oscuros y cálidos en ella. Alzó la mirada hacia él, desde debajo de sus
pestañas y se congeló con la pequeña sonrisa que había en sus labios. Ari tragó
un poco de fruta y nueces pegajosos.
―¿Qué?
―Hace algunas horas te vi a ti y a tu amigo diezmar a dos hombres
grandes, y luego me arrastraron a través de este túnel de viento tan rápido
desde mi casa en Ohio hasta Escocia. Y ahora estás sentada en la mesa,
comiendo una barra de granola como si fueras una persona normal.
Ari resopló.
―Soy una persona normal.
―Eres la hija de un rey Jinn. Eres una chica de una película de Disney.
Ari se rió.
―Está bien, era una persona normal.
Charlie sonrió y continuó viéndola comer. Ari acababa de recoger una
bolsa de papas cuando preguntó:
―¿Qué era yo? ¿Antes? O en el otro… hombre, esto es demasiado raro.
―Se echó hacia atrás, pasando una mano por el cabello.
Ella suspiró profundamente y dejó caer las papas.
―Esta es posiblemente la situación más extraña en la que cualquier
persona estará jamás, jamás, por lo que si estás teniendo dificultades para el
cálculo después de sólo enterarte de eso, oh, hace seis horas, está bien. Nadie
está esperando que sólo lo aceptes. De hecho, estoy bastante impresionada con
lo tranquilo que todos ustedes han estado.
147
―Nos proporcionaron pruebas irrefutables de que esto es real. O bien lo
aceptamos o ignoramos. No soy un fanático de ignorarlo.
Ari ladeó la cabeza con una suave sonrisa.
―Suenas como el viejo Charlie. Lo eres, supongo.
―¿Era tan diferente después de Mikey…?
Ari se inclinó hacia él.
―Charlie, pase lo que pase, no te conviertas en una parte de este mundo.
No está hecho para seres humanos. Te destruye. Verlo destruirte fue la cosa
más difícil que he hecho.
Él negó con la cabeza lentamente, con los ojos fijos en los de ella.
―Me miras con tanto afecto y familiaridad. Debería asustarme, pero…
creo que me gusta. Realmente debí haberte importado para hacer algo tan
enorme, con consecuencias tan grandes, el salvarme a mí y a mi familia.
―Eras mi mejor y más antiguo amigo. Habría muerto por ti. Todavía lo
haría.
―Eres‖increíble‖―resopló, su expresión volviéndose cálida―. Totalmente
puedo vernos convirtiéndonos en mejores amigos de nuevo.
Ari se rió entre dientes, tratando de no sonrojarse por la forma en que la
miraba.
―Esto va a sonar completamente como una línea para ligar, pero tienes
los ojos más extraordinarios que he visto nunca. Apuesto a que te lo dicen
demasiado.
―Son‖ojos‖extraños.‖―Ari se encogió de hombros―. La gente los nota.
―No son raros. Hermosos. Eres hermosa.
―Me alegro que lo‖sacaras‖de‖tu‖sistema‖ahora.‖―Trey entró en la cocina,
disparándole a Charlie una mirada burlona―. No lo repetiría a menos que
quieras que su novio te convierta en una especie de estatuilla de Buzz Lightyear
para niños.
La piel de Ari quemaba, no sólo por el muy suave atractivo de Charlie,
sino también por Trey oyéndola. Se puso aún más caliente cuando Charlie le
lanzó una mirada decepcionada.
―¿Novio?
Ella asintió.
―Jai.
Charlie frunció el ceño.
148
―Así que tú y yo nunca… Podría haber jurado que había algo… nunca…
¿nunca?
Y en ese momento, Ari rápidamente decidió que era mejor si mentía. Sería
más fácil para todos, especialmente para Fallon, si el nuevo Charlie no
conseguía cualquier idea en la cabeza de su antigua relación con una chica que
encontró atractiva. Lanzó una mirada de reproche a Trey antes de volver a
Charlie.
―No, siempre fuimos sólo amigos. Recuerda que te dije que saliste con
Fallon, una de los Roes.
Él asintió, pero su expresión era un poco tensa.
―El cazador que sin darme cuenta había matado. Ella está… ¿molesta por
eso?
Ari negó.
―No. Ella estaba ahí porque se preocupaba por ti. No te culpa.
―Así que esta chica Fallon… ¿es genial?
―Mucho.
Charlie miró a Trey.
―¿Es sexy?
Trey sonrió.
―Mucho.
―Podría trabajar con eso.
Ari lo miró. El nuevo Charlie era como el viejo Charlie, encantador e
irreverente. Eso no iba a interponerse en esta situación. Las cosas eran
demasiado delicadas.
―Aquí hay una‖advertencia… en nuestra realidad, Fallon se preocupaba
mucho por ti y fue asesinada en su intento de ayudarte. Porque ella es Jinn,
recuerda esa realidad y fue más que una pequeña aflicción el oír que no la
recuerdas más. Ten mucho cuidado con ella, por favor. No quiero que se
lastime más de lo que ya está.
Levantó una mano apaciguadora.
―Lo siento. Sólo estoy… todavía procesándolo. Pero voy a tratarla con
cuidado.
El sonido de una llave girando en la puerta de entrada hizo que todos
saltaran a sus pies. Trey y Ari tomaron la iniciativa, corriendo por el pasillo
mientras una de las grandes puertas dobles se abría. Entró un Michael cansado
149
por el viaje, seguido de Caroline, Gerard, Megan, Fallon, y Jai caminando en la
parte posterior.
Los ojos de Fallon inmediatamente buscaron en el espacio detrás de Ari, y
a medida que se clavaban en Charlie, se abrían con tantas emociones oscilando
a través de ellos, era difícil determinar exactamente lo que estaba sintiendo. Ari
acabó por ir con… mucho.
Sonrió tranquilizadoramente a Fallon y estaba a punto de disparar a Jai
una sonrisa de bienvenida cuando sus hombros se encorvaron hacia el
murmullo apreciativo detrás de ella.
―Dime que es ella. Si es así, el Charlie sustituto tenía buen gusto.
150
16
Vas a tomar un pedazo de mí contigo
Traducido por Gemma.Santolaria,
Adaly y LizC
Corregido por Nanis
―Soy‖Fallon.
Ari miró, impresionada, que Fallon extendió una mano hacia Charlie.
Aunque sus ojos ardían con curiosidad y preguntas, sus dedos no temblaban.
Era firme como una roca. Siempre había sido impresionantemente dueña de sí
misma, pero Ari todavía notó una cualidad subyugada que no había existido
antes. No estaba segura de si le gustaba.
El grupo se presentó a los Creagh, Jai golpeó a Trey en la espalda en señal
de saludo, y abrazó a Ari estrechamente. Se movieron a la sala de estar y ahora
la atención de todos estaba en esta rara reunión.
Los ojos de Charlie brillaban con una sorprendente cantidad de buen
humor e interés cuando llegó a estrechar la mano de Fallon. Mientras sujetaban
la del otro, Fallon tomó un paso más cerca de él y entrecerró los ojos. Después
de al menos medio minuto de intenso escrutinio, susurró con pesar:
―No eres él.
Charlie frunció el ceño y le disparó a Ari una mirada burlona. Ella suspiró,
apretando la mano de Jai en la suya. Por supuesto que Fallon se asustó por este
Charlie. Ella, a diferencia de Ari, nunca había conocido a este Charlie. Este era
el Charlie que Ari había amado. El melancólico, vengativo e intenso Charlie era
el joven al que Fallon había amado. No se encontraba allí.
La expresión de Fallon cayó y rápidamente dio un paso atrás contra su
madre. Caroline envolvió sus brazos alrededor de ella para confortarla y
protegerla.
Como si él supiera que de alguna manera la había decepcionado, Charlie
se pasó una mano por el cabello.
―Lo‖siento‖―murmuró.
―Sin‖tatuaje‖―murmuró Fallon, con sus ojos todavía en él.
Ante ese, Charlie levantó una ceja y frunció los labios.
―¿Tenía un tatuaje? Odio los tatuajes.
151
―Tenías‖ la‖ palabra‖ “justicia” escrita en árabe alrededor de tu muñeca
―explicó Ari.
Charlie hizo una mueca.
―Suena bastante torturado.
―Sí, lo eras.‖Amigo,‖me‖amas‖un‖montón‖―bromeó Mikey. Ari no podía
dejar de reír. Le recordaba los viejos tiempos.
Lanzando a su hermano una mirada disgustada, Charlie replicó:
―Estaba obviamente aburrido sin tu incesante dolor en mi culo en mi
vida.
―¿Dolor‖de‖culo?‖―Asintió Mikey―. Me gusta. Voy a usar eso.
―No puedes usar eso. Si imparto alguna‖ sabiduría‖ en‖ esta‖ vida,‖ es‖ “ser‖
original”.
―Bueno, considerando tu‖ historia,‖ me‖ hubiera‖ ido‖ con‖ “mantenerme
alejado de supresores y sorcerers”.
Ari contuvo el aliento mientras todo el mundo se puso rígido ante la
grieta.
Mikey levantó una ceja.
―¿Qué? ¿Demasiado pronto?
Con los labios crispados, Charlie se giró hacia Ari.
―¿Est{s‖segura de que hice todo este alboroto por este tipo?
Ari se echó a reír, todo el miedo y ansiedad derritiéndose por sólo un
segundo. Todo el mundo la miró como si estuviera loca. Charlie preguntó, con
una pequeña sonrisa en sus labios:
―¿Qué? ¿Qué es?
Sus ojos parpadearon entre Mikey y él y ella negó, con los ojos brillantes
de lágrimas.
―Todo valió la pena. Sólo para escucharlos discutiendo otra vez.‖ ―Se
volvió‖ hacia‖ Jai‖ y‖ le‖ apretó‖ la‖ mano―. Vale tanto la pena. ¿Eso me hace una
persona horrible?
Jai negó, con una expresión seria.
―Nunca.‖―Tiró de su mano y se dirigió a los otros mientras la sacaba de
la‖sala‖de‖estar―. Ari y yo estamos tomándonos un minuto.
Preocupada de que la repentina necesidad de Jai de privacidad significara
que algo más había pasado, el corazón de Ari corría mientras iba por las
escaleras detrás de él. Lo siguió a una de las habitaciones más pequeñas y
152
observó con inquietud mientras cerraba cuidadosamente la puerta tras ellos. Se
volvió hacia ella con una expresión determinada en su rostro
―¿Qué‖est{…?
La pregunta fue tragada en su beso mientras la tomaba en sus brazos y
aplastaba su boca bajo la suya, sus manos enredándose con su cabello.
Su sorpresa rápidamente ardiendo con calor, ella envolvió sus brazos
alrededor de él, fundiéndose con desesperación, al beso embriagador. Cuando
finalmente la dejó para tomar aire, la miró a la cara con los ojos entornados,
rozando su pulgar tiernamente sobre su hinchada boca.
―Realmente‖tenía‖que‖hacer‖eso.‖
Oh.
Una lenta y encantada sonrisa se repartió en su cara y sus hermosos ojos
brillaron al verlo.
―Bueno, ya sabes que en cualquier momento que obtengas este impulso,
sólo tienes que ir por ello. Estoy dispuesta a acomodarme.
Él sonrió.
―Es‖bueno saberlo.
Ella apoyó su cabeza contra su pecho y suspiró, disfrutando este momento
de paz, ya que sólo iba a durar unos cuantos minutos.
Sintiendo los dedos de Jai recorrer su cabello la derritió aún más, y ella
anhelaba el día en que éste tipo de momento no fuera robado.
―¿Has‖dormido‖algo?‖―preguntó en voz baja.
Ella asintió.
―Trey me hizo hacerlo.
―Sabía que era su amigo por alguna razón.
Ella sonrió y extendió su mano para presionar un beso en su garganta.
―Me tengo que ir.
Los brazos de Jai se apretaron.
―Quiero ir contigo.
―Sabes que te necesito aquí para protegerlos.
―¿Y quién va a protegerte?
Inclinando hacia atrás su cabeza para mirarlo a los ojos, Ari le dio una
sonrisa arrogante.
―No sé si lo sabes, pero soy bastante patea culos ahora.
153
Él asintió casualmente.
―Hay un rumor sobre eso flotando alrededor del‖mundo‖Jinn.‖―Le‖sonrió
un poco, pero Ari todavía podía ver la preocupación, tal vez incluso miedo,
escondidos en la parte posterior de sus ojos.
Alisó sus manos por su pecho en un gesto reconfortante.
―Te prometo que voy a salir de esto con vida. Lo prometo.
―Tienes‖que‖hacerlo.‖―La desesperada emoción en sus ojos se apoderó de
su‖ corazón―.‖ Te‖ necesito‖ para‖ nosotros‖ dos.‖ Si…‖ si‖ algo‖ te‖ pasa,‖ si‖ tengo‖ que‖
vivir mi vida sin ti, estoy asustado de lo que me va a pasar. Tengo miedo de que
me vuelva más amargo y enfadado como mi padre. O peor. Destruir todo lo
que me toca como lo hizo Charlie.
El aire fue succionado fuera de ella ante su declaración, y sus dedos
inconscientemente se curvaron en su camisa. La inmensidad de la
responsabilidad que él estaba poniendo en sus hombros podría haber hecho a
una persona menor entrar en pánico. O al menos una persona que no lo amara
de igual manera. En cambio, acunó lo que había dicho en su pecho al lado de su
corazón palpitante y le ofreció protección con una determinación feroz.
―Voy‖a‖volver.‖―Lo tiró más de cerca, sus rostros casi se tocaban―. Voy
a volver por ti. Siempre voy a volver a ti.
c
Después de su adiós privado y épico, Ari dejo a los Roes, y los Creaghs
sabían que se estaba preparando para partir al Monte Qaf. En lugar de lanzar
una broma inapropiada como lo había hecho antes, Fallon abrazó
profundamente a Ari y le deseo suerte. Después de más abrazos, Ari tomó la
mano de Jai para combinar su energía. Ella necesitaba comunicarse
telepáticamente con Rojo en el Monte Qaf y eso podía derribar a una persona.
Ari necesitaba mantener toda su fuerza para lo que vendría después.
¡Rojo, necesito que me lleves al Monte Qaf!, gritó, con la esperanza de que
pudiera oírla.
Ari, no puedo salir de aquí a menos que sea extremadamente importante,
respondió impacientemente.
Sé cómo hace caer a Lilif.
En un instante, fuego explotó en la habitación y la Sra. Creagh gritó, sus
dos chicos maldiciendo. El rey Rojo salió de los Peripatos y vio a Charlie que
veía a Rojo como si fuera un dios entre los hombre.
En cierto modo, Ari supuso que lo era.
154
―Lo‖ has‖ encontrado.‖ Bueno.‖ ―Rojo‖ se‖ giró‖ hacia‖ Ari―.‖ Creo‖ que‖ sé‖ lo‖
que estás planeando y no sé si me gusta.
―No‖lo‖sé‖―murmuró Jai.
―Rojo.‖―Ari suspiró pesadamente―. Sabes que esta es la única forma.
Él le tendió su mano.
―Vámonos.
Con una última mirada alrededor de la habitación y una última mirada
larga a los ojos de Jai, Ari tomó la mano de si tío y lo dejó empujarla a través del
increíble viaje en montaña rusa hacia el Monte Qaf.
Afortunadamente, Ari se había acostumbrado a la sensación de viajar por
los Peripatos, tanto así que incluso el viaje más emocionante hacia otro reino no
le afecto como solía hacerlo.
Sentado en una gran silla parecida a un trono cerca de la chimenea en un
salón elaborado, Azazil solo emanaba suficiente poder para hacer a un humano
tropezar. Sentado en un cuarto con sus seis hijos ―Rojo, Cristal, Afortunado,
Dorado, Sombra y Brillante―‖y con Asmodeus de pie a su lado, el sentimiento
fue casi aplastante en su pecho. Le tomó un momento acostumbrarse al aire
espesado. Comprobó a los dos reyes Jinn que nunca había conocido.
Por la descripción que Charlie le había dado con el tiempo muy limitado
que pasó en el reino de Dorado, Ari sabía que el más alto de los reyes con el
cabello dorado era Dorado. Su energía, en particular, palpitó con su poder. Ari
estaba fascinada por su cabello, cada hebra parecía verdadero oro tejido. Él la
miró fríamente y sintió que un escalofrió onduló bajando por su espalda.
Charlie también le dijo que Dorado pensó que ella debió de haber sido
eliminada con el fin de evitar todo el alboroto. Ella estaba suponiendo que
después de todo lo ocurrido en los últimos días, su opinión no había flaqueado.
El otro rey que atrajo su mirada fue el rey Afortunado. A pesar del
optimismo de su nombre, la calvicie, lo magnificó; el joven rey de buen aspecto
tenía una expresión tan melancólica, Ari casi se estremeció cuando levanto sus
ojos heridos hacia ella.
Que alma tan deprimida tenía.
―Ari,‖ no‖ eres‖ valiente‖ ―murmuró Azazil, concediéndole una sonrisa
empalagosa‖ a‖ ella―. Mis hijos no están particularmente felices de que estén
refugiados en mi palacio escondiéndose de su madre. Veras, va en contra de su
naturaleza esconderse, y resulta que ellos echan la culpa del fiasco completo a
ti.
155
Ari tragó saliva y rápidamente miró a todos, sus ojos se movieron lejos de
la expresión oscura de Asmodeus.
―Tú fuiste el que dijo sí.
Hubo un momento de silencio y entonces Azazil echó la cabeza hacia atrás
riéndose, su cabello blanco y sedoso brilló alrededor de sus hombros. Sus ojos
brillaron cuando enderezó su cara.
―Oh, me alegro que hayas desarrollado algún pinchazo desde la primera
vez que nos vimos.
―Al ser un peón en el juego de un sultán Jinn, el juego le hará eso a una
persona.
―Ari‖―le advirtió Rojo en voz baja.
Sin embargo, Azazil omitió su comentario.
―Sí, sí. Todos hemos jugado una parte en la materialización de esta
situación en la que nos encontramos. Dije que mis hijos te culpaban, no yo. ¿Por
qué estás aquí?
Firmemente ignorando la mirada de Asmodeus, Ari respondió:
―Cuando Lilif vino a mí en el cementerio, era incapaz de darme órdenes.
―Hmm. ―Azazil asintió―.‖Rojo dijo algo de eso. ¿Por qué crees que sea?
―Ella es el Seal. No funcionó en Asmodeus, y cuando él trató de usarlo en
mí, tampoco funcionó. Creo que nos vimos tan enredados en su poder que ya
no tiene ninguno sobre nosotros.
La voz de Asmodeus retumbó por toda la habitación.
―Creo que voy a estar muy disgustado por el lugar a donde se dirige esto.
Decidiendo que no tenía tiempo para tener miedo, la mirada de Ari golpeó
sobre él, sus ojos brillantes por fuego.
―Somos los únicos que podemos resistir su orden. Depende de nosotros
eliminarla.
Asmodeus dio un paso amenazador hacia ella.
―No estamos matándola.
La expresión de Ari se volvió incrédula.
―¿Me‖est{s tomando el pelo?
―No‖me‖presiones‖Ari‖―gruñó y automáticamente Rojo se desplazó más
cerca de ella, como lo hizo Cristal. Asmodeus frunció sus labios hacia los dos―.
Como si ustedes‖pudieran‖detenerme‖―se burló.
156
―Suficiente.‖ ―Su voz era indiferente, tranquila y totalmente autoritaria,
atrayendo miradas de sorpresa de todos sus tíos.
―Asmodeus,‖entra‖en‖razón.‖―Ahora ella dio un paso hacia él―.‖Sé que
es tu hermana. Lo sé. Pero Lilif nunca va a cambiar su opinión sobre destruir los
reinos. Sé que es posible que no te importe mi mundo, ¿pero qué pasa con el
Monte Qaf? ¿Qué pasa con los millones de Jinn que va‖ a‖ destruir?‖ ―Ari giró,
implorando a Azazil―. No podías matarla antes porque estaba conectada a
demasiados hilos en ambos mundos. Bueno, ya no lo está más. Si la matamos,
cualquier conexión tangible que ella tenga con los mundos podría causar
algunas perturbaciones. Por el bien mayor, me temo que es un riesgo que estoy
dispuesta a tomar. Han pasado siglos, su alteza, y es tiempo de poner fin a esto
de una vez por todas.
Se hizo silencio en la sala y Ari tenía miedo de que cada uno de ellos
pudiera escuchar su corazón aumentar como el silencio se extendía más y más.
Finalmente, Azazil asintió lentamente, por una vez su expresión totalmente
seria.
―Tienes razón, Ari. Tienes razón.
―No.‖ ―Asmodeus se volvió hacia él―.‖ ¿No puedes estar hablando en
serio?
Azazil fulminó con la mirada a su primer teniente.
―Asmodeus. No hay otra forma. Lilif debe morir. Y tú vas a ayudar a Ari
a matarla. Esa es una orden.
De repente, con un rugido de rabia impotente, Asmodeus era un borrón al
otro lado de la habitación, mientras volaba hacia Ari. Ella fue aventada a un
lado, su cadera aterrizó con fuerza contra el suelo de baldosa mientras caía. Sus
ojos redondos con miedo y sorpresa, levantó la vista hacia Rojo y Cristal
conteniendo a Asmodeus.
―Asmodeus, cálmate ―ordenó Azazil.
El teniente le dio una última mirada despiadada a Ari antes de que
respirara profundo y diera un paso atrás, ignorando a Rojo y a Cristal. Él
levantó una mano para advertirles que se retiraran y retrocedieran lentamente,
su expresión se suavizó rápidamente.
Cristal gruñó en voz baja y se giró hacia Ari, extendiéndole una mano. Ella
la tomó y cuando le ayudó a levantarse, le preguntó en voz baja:
―¿Cómo esta Trey?
Ella le dio una sonrisa suave y temblorosa.
―Él está bien. ―Te extraña.
157
A su mensaje telépata, la expresión de Cristal se suavizó y se encontró
protectoramente en medio de él y Rojo.
―No me siento particularmente feliz de dejar a Ari ir detrás de Lilif con
Asmodeus después de demostrar‖violencia‖hacia‖ella‖―dijo Rojo.
Azazil negó, sus ojos como trozos de hielo mientras se giraba hacia su
confidente más antiguo.
―Necesitamos a Ari para terminar con esto. Si Asmodeus le hace daño
antes de que Lilif sea derrotada, yo personalmente lo destruiré.
Inhalaciones sorprendidas llenaron la habitación y Asmodeus se puso
rígido, con su expresión incrédula.
―¿Tú me amenazas? ¡Tú hiciste esto! ―se burló―. Tú permitiste que este
estúpido favor pasara y esto es la consecuencia. Tú y ella ―señaló hacia Ari―,
hicieron esto.
Azazil no se inmutó.
―Y ahora lo vas a deshacer.
Finalmente dándose cuenta de que no tenía opción, Asmodeus miró hacia
Ari, desdén y repulsión luchando por la supremacía en sus ojos.
―Bueno, ¿tienes un plan brillante o en estos días eres solo palabras?
Ignorando su actitud ácida, Ari asintió.
―Primero tenemos que tenerla sola, sin Jinns a su alrededor que ella
pueda ordenar distraernos.‖ ―Tomo una respiración profunda―. Creo que tú
deberías‖ser‖el‖que‖lo‖haga.‖Después‖de‖todo,‖Lilif‖no…‖ella‖no‖se‖lo‖esperar{…
―Ella no esperará que la traicione ―terminó, en voz baja y llena de
angustia.
Su desesperación era más difícil de aceptar que su ira. Tomándose un
minuto, Ari inclinó la cabeza para ocultar su simpatía. Cuando finalmente lo
miró a los ojos, ella respondió:
―Sí. Una vez que la tengas sola y con la guardia baja, me hablaras
telepáticamente para que vaya y juntos terminemos con esto.
―Simple pero eficaz ―murmuró Dorado, atrayendo la atención de Ari. Él
asintió, mirándola con ojos cuidadosos y perceptivos―. Puede que funcione.
Los otros murmuraron en acuerdo y de repente Ari se dio cuenta que
estaban de pie hablando sobre matar a su madre, y el único que parecía estar
afectado por esto era Asmodeus. Contuvo el suspiro, sabiendo que a pesar de
tener sangre real y su afecto por Rojo y Cristal, Ari nunca entendería las
complicadas mentes de los reyes Jinn y su sultán.
158
17
Incluso la luna necesita su lado oscuro
Traducido por Gemma.Santolaria, Malu_12 y âmenoire
Corregido por Nanis
Las súplicas del joven cazador del Gremio Roe por misericordia se estaban
volviendo molestas. Era un desperdicio torturarlo, y Blanco, irritado por toda la
imagen, se alejó del Marid de Lilif mientras él continuaba el tormento en el
muchacho.
El Gremio Roe había huido a numerosas casas de seguridad en todo el
mundo, haciendo difícil localizar a Michael, quien era el más probable de
albergar a Charlie Creagh. Blanco, por supuesto, prefería separarse de la tortura
de uno de los del Gremios, no tenía necesariamente el estado de ánimo de tener
que lidiar con su hermano Dorado en retribución. Podía ser muy feroz cuando
los Gremios eran interferidos. No es que él tuviera que estar demasiado
preocupado como estaba, de hecho, ayudando a sus hermanos. Actuando como
un agente doble por así decirlo, a pesar de que no estaba recibiendo
información de Rojo a cambio de la información que él le daba. Todo lo que
Rojo le decía era que tenían un plan para encargarse de Lilif. Parecía que su
hermano todavía no confiaba en él.
A pesar de ser un poco más que molesto, Blanco tenía que estar de
acuerdo que era, probablemente, más inteligente que él. No había nada que
impidiera a Lilif de obligar a Blanco, después de todo, y si lo hacía, le revelaría
todo a ella.
Pasando a través del cuarto lleno de una familia del Gremio Roe, Blanco
cerró sus ojos con incredulidad ante la carnicería. Cuando los abrió, miró a los
tres Marids que estaban de guardia, sus ropas manchadas de sangre.
―¿Quién‖ ordenó‖ matar‖ a‖ estos‖ Jinn?‖ ―Definitivamente Dorado se iba a
ofender con esto.
―Yo lo hice.
Blanco se dio la vuelta y vio a su madre acercándose por el pasillo del piso
franco. Era un pequeño apartamento en Andalucía, y habían tenido que poner
un encantamiento de sonido para que los vecinos cercanos no oyeran los gritos.
―¿Era necesario?
159
Lilif parecía casi avergonzada cuando se encogió de hombros, y luego
rápidamente se enfadó porque Blanco la hubiera hecho sentir así.
―Estoy atando cabos sueltos. Además, si se corre la voz sobre que
estamos matando los Gremio uno por uno, él puede darnos al chico.
―El otro chico, con el que tu Marid está teniendo demasiada diversión, no
sabe nada.
―Bueno,‖m{talo.‖―Ella cruzó sus brazos sobre su pecho―. Si de repente
te ha crecido un corazón blando, Blanco, te sugiero que encuentres a alguien
que sí sepa algo.
c
El plan era que Asmodeus esperara a Lilif en el palacio de Blanco. Un
explorador les había dicho que ella pasaba parte de su tiempo allí mientras el
rey Blanco y sus Marids estaban en el reino de los mortales buscando a Charlie.
Lilif no había movido su ejército de los jardines del palacio de Azazil, pero se
habían tranquilizado y ya no se agotaban a sí mismos con el inútil aluvión de
energía contra las protecciones que los reyes habían colocado a su alrededor.
Ari esperó en un tenso silencio en el salón con los reyes Jinn. Asmodeus se
había ido hace horas y aun así, no había habido ningún grito telepático para
llevarla a su lado.
―¿Crees‖que‖él‖se‖ha‖cambiado?‖―preguntó Sombra a la habitación.
Azazil inmediatamente dio una sacudida suave con su cabeza.
―Él no me traicionaría.
Su seguridad no hizo nada para apaciguar los nervios de Ari. Si
Asmodeus no traicionaría a Azazil, ¿entonces qué demonios le estaba tomando
tanto tiempo?
―Tal‖vez‖debería‖ir‖―murmuró‖Ari―. Asegurarme de que está haciendo
lo que se supone que debe hacer.
―Creo‖que‖puede‖ser‖lo‖mejor‖―estuvo de acuerdo Dorado.
Ari esperaba el visto bueno de Azazil, pero ninguno llegó.
Hasta dos horas más tarde y Asmodeus aún no la había llamado.
―Bien.‖ ―Azazil movió una mano hacia ella en un gesto atormentado―.
Ve.
Su cabeza se volvió y sus ojos encontraron los de Rojo.
Reflejando expresiones sombrías, Ari le dio una pequeña inclinación de
cabeza y entonces cerró sus ojos, pensando en la sala del palacio de Blanco
160
donde Lilif pasaba la mayor parte del tiempo. Oyó las chispas de la llama a su
alrededor y entonces se estaba moviendo a la velocidad de la luz, su cabello
azotando a su alrededor hasta que el silbido desapareció y su cuerpo quedó
inmóvil.
Sus ojos se abrieron a tiempo para ver a Lilif volar a través de la habitación
y ser aplastada contra la pared del fondo, un espejo rompiéndose a trozos a su
alrededor. Ella cayó al suelo y levantó una mano para frenar la caída de los
cristales sobre ella. Mientras los fragmentos caían, se fundían en un líquido
inofensivo.
Asmodeus era un torbellino de viento a través de la habitación y su puño
cayó en el pecho de Lilif, recordándole a Ari la vez que había arrancado el Seal
de ella. Un ruido terrible y aplastante de un crujido fue abruptamente
interrumpido por el grito de dolor de Lilif cuando agarró la muñeca de
Asmodeus y lo miró en una angustiada traición.
―¿Hermano?‖―murmuró.
Asmodeus se congeló, su expresión torturada mientras la miraba.
―Lilif‖―susurró con voz ronca.
―No‖lo‖hagas‖―rogó.
Al ver su vacilación, Ari se precipitó hacia adelante.
―Mátala. ¡Asmodeus, mátala!
―No la escuches. Si yo muero, tú no sobrevivirás. Soy tuya y tú eres mío.
―¡Ella‖trató‖de‖matarte!‖―gritó Ari el vital recordatorio―. ¡Mátala!
Observó la guerra en sus ojos y sintió la inclinación de su mundo bajo sus
pies mientras su hombro se desplomaba y bajaba su cabeza. Lo que él no vio fue
el cambio de expresión de Lilif, la frágil dureza se asentó en sus características
mientras ella echaba hacia atrás su propio puño.
Sabiendo exactamente lo que pretendía Lilif, Ari no tenía un segundo para
pensar. Usando su increíble velocidad Jinn, Ari cruzó la habitación en la propia
falta de definición multicolor y se paró en el brazo de Lilif antes de que pudiera
perforar el pecho de Asmodeus.
Que se rompió bajo su pie y Lilif gritó.
Entonces Ari estaba volando hacia atrás, golpeando su cabeza contra la
pared con una mueca de dolor. Se las arregló para ponerse de pie, parpadeando
con lágrimas de dolor para así poder evaluar qué demonios había sucedido.
Para su sorpresa encontró a Asmodeus interponiéndose entre ella y Lilif.
161
―¿Qué‖est{s‖haciendo?‖―se quejó ella, a punto de empujarse a sí misma
de la pared cuando llamas estallaron detrás de él y Lilif desapareció en los
Peripatos.
Desesperación se apoderó de Ari y dejó escapar un gemido.
Asmodeus miró al espacio vacío detrás de él y apretó su mandíbula antes
de girarse hacia Ari.
―La‖dejaste‖ir‖―gruñó‖ ella,‖olvidando‖ a‖quién le estaba hablando―. ¡La
tenías y la dejaste ir!
Fue entonces cuando el teniente la atacó.
Sus manos estaban dejando hematomas alrededor de sus brazos, su
aliento caliente y enojado en su rostro. La habitación giró mientras la estrellaba
contra la pared opuesta. Cuando Ari estaba a punto de luchar, su agarre se
aflojó y él la apretó allí, pero la violencia se escapó de él.
Ella parpadeó, tratando de no temblar mientras él le fruncía el ceño en la
cara.
―Ella‖es‖mi‖otra‖mitad‖―dijo‖entrecortadamente―. Y me estás pidiendo
destruirla. Sería como destruirme a mí mismo. ¿Tienes alguna idea de lo que
est{s‖pidiendo?‖―Su voz se rompió por la emoción. A pesar de su miedo y la
desconfianza, Ari sintió su sinceridad y dolor y no podía dejar de ofrecerle
comodidad.
Envolvió sus pequeñas manos alrededor de sus muñecas y se inclinó más
cerca, hablando en voz baja para no incitar su ira de nuevo.
―Lo hago. Sé lo que estoy pidiendo. Me gustaría que no fuera así, pero no
hay otro camino, y lo siento por eso. Pero tenemos que hacer esto juntos,
Asmodeus. Si pudiera, lo haría sola. Te‖ salvaría‖ de‖ esto.‖ ―Su mandíbula se
flexionó y sus ojos buscaron‖ los‖ de‖ ella‖ por‖ sinceridad―. Puedo tratar de
salvarte de lo peor de todo. Puedo ser la que saque la espada contra ella. Te
ahorraré eso.
Después de un momento de silencio contemplando su rostro, los rasgos de
Asmodeus se endurecieron y se inclinó tan cerca que sus labios casi se tocaban.
Ari contuvo el aliento, su corazón latía con miedo ante su proximidad.
―Es tu culpa que tenga que hacer esto en primer lugar. Si no fuera por tu
favor, Lilif‖todavía‖podría‖esconderse.‖―Él le rozó la boca suavemente y ella le
clavó las uñas en la muñeca, en un esfuerzo por advertirle que se alejara, su
cabeza presionada contra la pared. Él sonrió con tristeza, con maldad, sus labios
salpicando besos a lo largo de su mandíbula que la hicieron estremecer. Se
detuvo en su oreja y le susurró―: Si todavía estás viva para cuando esto
termine, voy a hacer que sientas el mismo dolor que yo siento.
162
De repente la soltó, dando un paso atrás y permitiéndole espacio para
respirar. Ari luchó por controlar el temblor por todo su cuerpo, con la barbilla
sobresaliendo desafiante en un esfuerzo para asegurarle que no le asustaba.
Pero era Asmodeus. Él lo sabía. Él sonrió a su miedo, sabiendo que había
ganado.
―Volvamos‖a‖Azazil‖―murmuró perezosamente.
Decidida a al menos a ganar algo, Ari negó.
―No, tengo un plan mejor.
c
―Por lo tanto, esto es raro, ¿no?
Charlie se dio la vuelta del fregadero donde había estado lavando en
silencio los platos, perdido en sus pensamientos. Su mamá y Mikey estaban
tomando otra siesta escaleras arriba. No había mucho más que hacer. Los
padres de Fallon parecían bien, y estaban pasando el rato en la sala de estar con
el hermano de Michael, Gerard, y su esposa Megan, viendo alguna telenovela
escocesa.
A Charlie no le gustaban las telenovelas, aunque los acentos eran
divertidísimos. Jai y Trey estaban en el estudio en lo que obviamente era una
conversación privada, por lo que Charlie se ofreció a lavar los platos, escapando
a la cocina por paz y tranquilidad.
Ari había estado fuera durante cuatro días.
Jai había explicado que el tiempo pasaba más rápido en el Monte Qaf, por
lo que cuatro días para ellos era sólo diez horas para Ari. Aun así, a pesar de no
conocerla tan bien, Charlie se encontró preocupado por ella. Al entregar la más
temible y más loca noticia de su vida, había sido amable, y claramente se
preocupaba por él y Mikey. Debía ser raro lo mucho que le importaba, ya que él
no se acordaba de ella, pero de alguna manera no lo era.
Bueno, era sin duda extraño para su mamá, que estaba volviéndose loca
por el hecho de que nadie estaba regando sus plantas, o haciendo su trabajo, y
que los vecinos estarían tan preocupados. Charlie no se preocupaba por las
plantas o su trabajo o sus vecinos. Se preocupaba por mantener a su familia con
vida. De hecho, él y Mikey se habían adaptado bastante bien a la nueva
situación. Sin embargo, eso no significaba que no quería que terminara.
Su paz había sido interrumpida por Fallon y su pregunta.
―Mucho‖―respondió sinceramente, viéndola cruzar la habitación y tomar
asiento a la mesa.
163
Comprendió de inmediato por qué el Charlie alternativo había conectado
con Fallon Roe. A pesar de su pequeña estatura, tenía un gran cuerpo y ojos
magníficos. Era graciosa, pero también un poco rara. Sin embargo, los últimos
días habían sido incómodos para los dos y no habían estado solos hasta ahora.
―Debes estar preguntándote si estás soñando.
Charlie sonrió y dejó caer el paño de cocina mientras se acomodaba en el
asiento frente a ella.
―Sólo sigo diciéndome a mí mismo que no es posible para mí, mi mamá y
mi hermano compartir el mismo sueño.
Su boca bonita se curvó en las puntas y él la estudió un momento,
mirando todos los collares y anillos que llevaba.
―Te gustan las joyas.
―Son‖ talismanes‖ ―respondió‖ Fallon―.‖ Alimentan‖ mi‖ poder.‖ Los‖
cazadores del Gremio son perros callejeros. No tenemos el mismo jugo que Ari,
Jai y Trey que son Jinn de sangre pura, por lo que utilizamos talismanes para
ayudar a alimentar nuestra magia.
Realmente interesado en cómo funcionaba, se inclinó hacia delante y tocó
la moneda de cobre que colgaba alrededor de su cuello.
―¿Cada uno de‖ellos‖hace‖diferentes‖cosas?‖―Cuando ella no respondió,
Charlie la miró a la cara y la encontró mirándolo‖curiosamente―. ¿Qué?
―Es‖un‖déj|‖vu‖―murmuró―. Has hecho esto antes. Estaba allí por algo
de entrenamiento cuando estabas aprendiendo sobre talismanes.
La extrañeza de eso le hizo dejar caer la moneda y sentarse de nuevo.
―Esto es muy extraño para mí. No puedo ni imaginar lo que es para ti.
Fallon se encogió de hombros y le dio una sonrisa triste.
―Es más fácil y no lo es. No quiero ser dura, pero no eres Charlie. Tú no
eres el chico que estaba viendo, así que en cierto modo, no es tan horrible que
no me recuerdes. Pero es más final el que se haya ido.
Charlie no sabía qué decir. Finalmente, murmuró:
―Lo siento.
Ella hizo una mueca.
―Mira, tu hermanito está vivo. No cambiaría eso por nada del mundo.
―Realmente he estado mal, ¿eh?
Los ojos de Fallon se ampliaron.
164
―Uh, sí. Eras una maldita bomba de tiempo. No me malentiendas, el
melancólico, enfocado chico que se entusiasmaba con la magia era totalmente
motivador, pero tú, bueno, el tú alternativo, no podía manejar esa magia. ¿Así
que puedo impartirte un pequeño consejo?
―Dispara.
―No toques mis talismanes, o los talismanes de nadie. No haga tratos con
los Jinn. Mantente lejos de ellos.
Normalmente lo enfadaría ser mangoneado por una chica de la mitad de
su tamaño, pero después de todo lo que Ari le había dicho, adivinaba que
Fallon probablemente tenía razón.
―Definitivamente‖voy‖a‖seguir‖ese‖consejo.‖―Él le sonrió.
Ella parpadeó sorprendida. Después de un momento, suspiró.
―Mierda. Todavía eres sexy en esta realidad.
Una oleada de placer se apoderó de él y su sonrisa se volvió coqueta ante
su honestidad contundente. No conocía a muchas chicas que hablaran como
ella.
―Puedo ver por qué mi yo alternativo tenía algo por ti.
Torció su boca juguetonamente y levantó sus cejas.
―Fue más que una cosa. No podías tener suficiente de mí.
Más calor lo golpeó de nuevo, esta vez más abajo.
―¿Es‖eso‖correcto?‖―murmuró, sus ojos cayendo hacia su boca.
Antes de que cualquiera de ellos pudiera decir algo más, un alboroto
desde la sala de estar llamó su atención. Fallon salió de su silla y corrió hacia la
cocina, Charlie lo siguió después, su corazón golpeando contra sus costillas.
¿Ahora qué?
Cuando llegó ahí, encontró a Michael y los otros Roes rodeando a una
aparentemente cansada Ari. Él fue gentilmente echado a un lado mientras Jai
caminaba dentro de la habitación, seguido por Trey. Jai inmediatamente fue
hacia Ari, jalándola entre sus brazos, sus palabras para ella demasiado bajas
para que Charlie escuchara.
Los miraba juntos, veía su cercanía, y sentía una pequeña chispa de
envidia. Jai no decía mucho y era un tipo bastante intimidante. Daba la
impresión de que podía encargarse de absolutamente todo, así que Charlie
podía entender por qué Ari estaba atraída por él.
Y está bien, él no era una mujer, pero incluso podía ver que los Ginnaye
eran atractivos. Aun así, sentía esta rara incomodidad de verlos a los dos juntos.
165
Charlie sólo podía asociarlo con su atracción hacia Ari. La chica era hermosa
fuera de este mundo. Sin mencionar que amable, obviamente leal, y bastante
dura. Jai era un tipo afortunado.
Cuando sus ojos se levantaron de la cara de Jai hacia Charlie, él se congeló
ante la desesperada expresión que contenían.
―¿Qué‖sucede?‖―preguntó con preocupación.
La expresión de Ari se volvió pesarosa.
―Lo‖siento,‖Charlie…‖pero‖necesito‖pedir‖tu‖permiso‖para‖algo.
Uh oh. A Charlie no le gustó el sonido de eso.
―Permiso‖para…‖por‖favor‖di‖algo‖excepto‖carnada‖de tiburón.
Su cara cayó.
―Lo siento.
No iba a mentir. La idea de ser usado como carnada para esta mujer, Lilif,
quien, por descripción, sonaba como la personificación del apocalipsis, no lo
llevaba con confianza o valor. Peleó contra su cobarde interior y gruñó.
―Bien. Úsenme de carnada y muéstrenme dónde está el anzuelo.
166
18
Polvo negro en un cielo índigo
Traducido por flochi & AsheDarcy
Corregido por Selene
Era justo decir que Lilif era obstinada. Obstinándose en tirar muebles que
no le pertenecían y en chamuscar las cejas de cualquiera que se metiera en su
camino cuando estaba enfurruñada.
Estaban en el hogar mortal de Blanco en Santa Lucía dado que era claro
que su palacio era una zona prohibida en ese momento. Él miró las bellas aguas
del Caribe mientras esperaba que el silencio cayera sobre su casa.
Finalmente, Lilif salió al balcón construido de bambú, el aire rodeándola
chisporroteando. Él le lanzó una mirada pero no dijo nada. No había que
pudiera decirle para calmarla.
Asmodeus, su hermano gemelo, había intentado matarla.
Si la historia de Azazil era cierta, Lilif supuestamente había intentado
matar a Asmodeus hace siglos. En lo que concernía a Blanco, el reciente intento
de Asmodeus sobre la vida de su gemela era justo, de hecho. No es que fuera a
decirlo.
Volvió a mirar las aguas.
Su madre lo había convocado, dejando los Merids para ocuparse de la
búsqueda.
No sabía lo que ella quería, más que abusar de los Shaitans que tenía en su
personal en la villa y destruir los muebles de diseño. Por ahora, sin embargo,
estaba contento de estar lejos de la persecución que implicaba la destrucción
ineficiente de su clase.
Se pararon en silencio, Blanco casi disfrutando del momento, recordando
los días hace no mucho tiempo cuando el único ser en este mundo que él había
amado había sido su madre, cuando la voz de Rojo acribilló su cabeza.
Dile a Lilif que Ari tiene a Charlie y que se prepare para hacer un trato.
El rey Blanco dejó de preocuparse por el mensaje y contestó: Eso
obviamente grita que es una trampa. Puedes tener razón. Madre puede estar, de hecho,
loca, pero no es estúpida.
Solo hazlo.
167
Es tu funeral, pensó Blanco para sí antes de volverse casualmente a su
madre.
―Acabo de recibir un mensaje de tu hijo, el rey Rojo.
Ella lo miró con aspereza.
―¿Y?
―Dice que Ari tiene a Charlie y está preparada para hacer un trato.
Lilif se burló.
―Es una trampa. ―Lo golpeó con una mirada recelosa―. ¿Esto quiere
decir que has estado comunicándote en privado con tu hermano a mis
espaldas? Odiaría pensar que eres la razón por que Charlie fuera puesto en
custodia protectora en primer lugar.
Blanco la miró.
―Rojo y yo no nos hemos dirigido exactamente la palabra en estos siglos.
Esta es la primera vez que escucho de él.
Dándole un cabeceo altivo, ella se dio la vuelta para mirar el agua
nuevamente.
―Como dije, obviamente es una trampa.
―Oh, ¿lo crees? ―murmuró él sarcásticamente.
―Eras mucho menos impertinente cuando eras joven.
―¿Qué puedo decir? He crecido con la edad.
Por alguna razón, eso la hizo reír.
―De verdad lo has hecho. ―Se volvió a reír y luego se quedó callada, su
humor girando introspectivamente. Cinco minutos después, se encogió de
hombros―. ¿Qué hago? ¿Tomar la carnada?
Antes de que pudiera frenar su lengua, se encontró siendo útil.
―Si fuera tú, usaría el Manto y descubriría por mí mismo si él está
realmente allí.
Lilif meditó esto por un momento y luego giró su cuerpo para estar de
frente.
―Si lo hago, quiero que estés listo para saltar en la refriega conmigo.
Cuando México se congelara.
―Por supuesto, madre.
―Muy bien. ―Asintió, decidida―. Pregúntale a Rojo dónde están Ari y el
chico.
168
c
Tenían una última oportunidad para tomar a Lilif por sorpresa.
Luego de que Asmodeus la dejara ir, Ari contaba con el hecho de que Lilif
le creyera a su hermano que no tenía la intención de matarla. Entonces, solo por
si acaso Lilif estaba escondiéndose en el Manto para observarlo todo, Ari
invertiría los roles de ella y Asmodeus esta vez. Ella, junto con Jai y Trey,
estaban de pie en el parque estatal Rancocas, otra vez en el claro donde Pazuzu
casi había matado a Trey. Detrás de ellos tres estaba parado la carnada, un
nervioso pero dispuesto Charlie Creagh.
Lilif nunca vería a Jai y Trey como una amenaza porque podía ordenarles
hacer lo que ella quería. Sin embargo, estaban allí para cuidar de Charlie
cuando Ari y Asmodeus comenzaran la batalla final. Su presencia era un riesgo.
Esa era la razón por la que el nuevo plan tenía que salir sin complicaciones.
Significaba depender de Asmodeus, y Ari estaba más que un poco nerviosa de
terminar en apuros.
―Esta espera me está dando ganas de hacer pis ―comentó Charlie en voz
baja.
Ari le lanzó una mirada sobre el hombro.
―Te dije que hicieras pis antes de irnos.
―Sí, y lo hice. Es gracioso cómo el miedo puede achicarte la vejiga al
tamaño de una nuez.
Jai fue quien le echó un vistazo hacia atrás ahora.
―Lo estás haciendo bien.
―No dirás eso cuando me orine.
Trey sonrió e intentó ser útil.
―En realidad, aunque el miedo puede debilitar la vejiga, también puede
endurecerla. Esperemos que seas de ese tipo.
―¿Tienes mucha experiencia con el miedo y las vejigas tensas?
Trey gesticuló hacia el claro.
―Tuve la garganta cortada justo en este claro. Eso dio miedo.
Ari hizo una mueca de dolor y Jai le lanzó a Trey una mirada incrédula.
Charlie casi hizo un chillido humorístico.
169
―¿Está bromeando? ―le preguntó a Ari―. Por favor, dime que está
bromeando. Nadie mencionó una garganta cortada. Estoy replanteándome este
asunto de la carnada de tiburón. No soy un chico valiente.
―Sí, lo eres ―le dijo Ari severamente.
―Ahora, endurece esa vejiga y mantente callado. Por favor.
Le respondió con un minuto de silencio antes de murmurar:
―Un poquito de gratitud estaría bien.
Ella le esbozó una sonrisa temblorosa cuando el roble a un lado de ella
empezó a brillar. Todos lo sintieron y su magia inmediatamente buscó la de Jai
y la de Trey, brasas chocando, chispas volando.
Lilif salió del Manto.
Ella sonrió y luego entrecerró los ojos en Ari.
―¿Mi hermano te abandonó, entonces? ¿Crees que puedes enfrentarte a
mí sola?
¡Asmodeus! ¡Ahora!
El oscuro y alto Jinn emergió de los Peripatos con renovada determinación
y cuando arremetió hacia una asombrada Lilif, Ari pudo ver el dolor crudo en
su rostro avivando su necesidad de terminar con esto de una vez por todas. Ella
casi le agradeció a los cielos y esperaba que su expresión significara que este era
el final. Lilif le lanzó un encanto a los cuatro antes de que Asmodeus la
golpeara en el suelo, pero el encanto rebotó por el fuerte encantamiento de
protección que ellos habían creado a su alrededor. Con una última mirada a Jai,
Ari corrió como un borrón a través del claro y se lanzó sobre Asmodeus… y
entonces el mundo estaba girando, dando vueltas, corriendo, rodando,
succionando,‖apretando‖y‖destrozando…
Ella se detuvo estrellándose de espaldas en la arena caliente, un sol bajo
proyectando calor a través de un desierto oscuro. Era un paisaje que recordaba
de sus visiones cuando Lilif y el Seal estaban en su interior.
Asmodeus los había llevado a un viejo campo de batalla. Los había
llevado al lugar en el que Lilif una vez había tratado de matarlo.
Lilif rugió de indignación por el cielo que cambiaba rápidamente. Era casi
índigo ahora. Ari se sacudió en una posición sentada y vio a Asmodeus y a su
hermana luchar, puños brillantes chocaban contra el aire concreto como por arte
de magia se defendieron unos contra otros.
Una daga de repente apareció en la mano de Lilif y Ari estaba sobre sus
pies, corriendo hacia ellos mientras Lilif bajó la hoja en la espalda de
Asmodeus. Él gruñó y rodó, torciendo el brazo detrás de la espalda, su magia
170
dibujo la daga. Ari saltó sobre Lilif antes de que pudiera desaparecer en los
Peripatos.
Lilif acuchillo con sus dedos largos mientras Ari descendía sobre ella, y
Ari sintió la quemadura dolorosa de arañazos picando a través del lado
izquierdo de su cara antes de aterrizar en la malvada sultana.
Las manos de Ari inmediatamente buscaron la garganta de Lilif y apretó,
tratando de frenarla, debilitarla antes de que le diera su golpe final. Pero pronto
Ari descubrió que eran sus propias manos las que fueron debilitándose ya que
el cosquilleo de magia extranjera se envolvió alrededor de sus muñecas y se
arrastró hasta sus brazos. Empezó a temblar mientras la magia desgastaba sus
nervios y su agarre se aflojó.
Los papeles se invirtieron al instante. Ari se encontró boca arriba con las
manos de Lilif alrededor de su garganta. Tratando de no entrar en pánico, Ari
lanzó la palma de su mano dándole a Lilif en la nariz, inmediatamente después
dio un fuerte golpe al plexo solar. El agarre de Lilif se aflojó un poco y Ari
sostuvo ambas manos, tiro al rescoldo de su cuerpo mientras atacó el cuerpo de
Lilif sobre ella.
Ari maldijo en voz baja y empujó toda la energía que tenía en volar
después de Lilif. No podía dejar que estuviera lo suficientemente lejos para
desaparecer. Se enredó con Lilif de nuevo, y así comenzó una danza de golpes
mágicos, arañazos y cortes, cabezas golpeando contra el duro suelo, arena,
extremidades pateadas y extremidades impactando dolorosamente. La pelea
fue agotadora, sudor corría por el cuerpo de Ari, pero perseveró, esperando
que, pudiera evocar la espada de la oficina de Michael Roe y utilizarla para
acabar con la vida de Lilif.
Si no hacía algo pronto, iba a tener que romper su promesa con
Asmodeus. Él sería el que tendría que matar a Lilif. Ari se estaba debilitando.
No podía mantener la lucha mucho más tiempo.
Con ventaja, Ari gritó con desesperación mientras tiró a Lilif por el cabello
y golpeó su boca abajo en la arena. Aprovechando ese momento, conjuró la
espada hacinases y la levantó para hacer el golpe final cuando Lilif, como si
presintiera su muerte inminente, se dio la vuelta y hundió un puñal en el
estómago de Ari.
El dolor era indescriptible.
La espada cayó de las manos de Ari y su cuerpo, como si tratara de
separarse de la herida dolorosa en el estómago, simplemente se soltó. Sus
rodillas cedieron y cayó, sus grandes ojos asombrados bajando a la hoja con
joyas incrustadas alojada en su intestino.
171
Levantó los ojos a Lilif mientras con manos temblorosas acarició el mango.
Vio como la reina Jinn se situó con gracia sobre sus pies, sus ojos oscuros
ardiendo abajo sobre Ari.
―¿Pensaste que eras mejor? ¿Pensaste que podrías poner a los que me
aman contra mí? ―Sacudió la cabeza tristemente―. No eres más que una niña.
¿Cómo podrías alguna vez ser mejor que yo?
Ari tragó saliva, tratando de hablar, tratando de pensar, tratando de ganar.
―Podría haberte salvado. Ahora voy a asegurarme de que la gente que
amas muera dolorosa y lentamente. Podrías haber tenido mi misericordia, tú,
tonta…
Un puño entró en el pecho de Lilif, la agonía detuvo sus palabras.
Asmodeus estaba detrás de ella, con los ojos brillantes de lágrimas
mientras susurraba‖ al‖ oído‖ de‖ Lilif‖ “¿Cuándo has sido misericordiosa,
hermana?”,‖ y con eso, hizo un gesto con el puño a través de su espalda. Su
cuerpo, un peso muerto, se desplomó en el desierto y Asmodeus se puso sobre
ella, su sangriento puño brillando con brasa.
Era todo lo que quedaba de Lilif.
Una lágrima resbaló por su mejilla mientras le susurraba algo en voz baja
y apretó el puño, mirando la luz de las brasas desvanecerse. Cuando soltó su
agarre, se transformó en polvo negro que brillaba en su descenso a la arena.
Un viento áspero recorrió el cuerpo de Lilif. Su piel crujió y se desmenuzó,
hasta que no quedó nada más que polvo negro que soplaba hacia el cielo añil.
Alivio atravesó a Ari segundos antes de que el dolor ardiente regresara e
hizo un sonido de dolor, cayendo sobre su espalda.
El blanco rostro guapo de Asmodeus, apareció sobre ella.
―Pareces estar en un aprieto. ―No hubo ninguna emoción en su voz,
nada para asegurarle que no iba a dejarla morir.
Ella iba a morir.
Se había terminado y se iba a morir.
¡Jai!
Ella le había prometido. Le había prometido que volvería, que no volvería
a tener que sentirse perdido y solo sin ella.
Con la idea de dejarlo, las lágrimas llenaron sus ojos y tragó saliva,
ahogándose con sangre.
Asmodeus pareció leerla y se inclinó, las últimas palabras en su cabeza
antes de que el mundo se volviera negro.
172
―Como si lo haría tan fácil para ti.
173
19
Nada ha cambiado, excepto todo
Traducido por Malu_12
Corregido por Selene
Sus voces y las olas del inmenso poder que latían en el cuerpo de Ari la
sacaron de la inconsciencia. Abrió los ojos lentamente y se encontró con la
mirada del rey Rojo.
Estaba en un sofá en algún lugar y él se paraba detrás de ello, a su lado,
hablando con alguien directamente frente a él.
¿Qué había sucedido?
Buscando en su mente aturdida, Ari no pudo evitar jadear por la forma en
que su cuerpo se sacudió mientras sus manos recorrían su estómago. Había un
agujero en su camisa y la piel debajo estaba levantada.
Lilif me apuñaló.
Su movimiento trajo los ojos de Rojo hacia los suyos. Ella vio su
preocupación y al instante se sintió mejor, permitiendo que el alivio de haber
derrotado a Lilif tomara todo su cuerpo.
―Ha acabado ―dijo ella con voz ronca.
Él asintió, una expresión sombría mientras lanzaba una mirada por
encima de su cabeza hacia alguien.
Asmodeus.
Asmodeus había matado a Lilif. Y Ari había prometido que iba a tratar de
asegurarse de que no se llegara a eso. Por desgracia, no había sido lo
suficientemente fuerte. Incorporándose lentamente, Ari se alegró de encontrar
que no sentía ningún dolor; todos los otros dolores y heridas de la lucha habían
sido sanados también. Sus ojos parpadearon alrededor de la habitación y
descubrieron que los reyes seguían allí, incluyendo a su padre, el rey Blanco. Se
estremeció cuando lo vio, pero su expresión no dejó entrever nada.
No sabía qué pensar de él. Blanco había causado todo esto, pero había
tratado de enderezar su mal alimentando la información de Rojo sobre Lilif.
Cuando la expresión de Blanco no cambió, Ari ignoró la punzada familiar de
dolor que sentía ante su indiferencia. Él era su padre, después de todo, pero
nunca lo hubiera sabido. Con un suspiro interno, puso sus pies en el suelo y se
174
volvió hacia Asmodeus que estaba de pie junto a la chimenea en el salón de
Azazil.
Azazil estaba cerca, su mano en el hombro de Asmodeus en una rara
muestra de comodidad.
Sintiendo su mirada en él, Asmodeus levantó los ojos hacia ella y el miedo
que sintió fue inmediato. Sus ojos no estaban en blanco; estaban llenos de
cálculo e intención rencorosa.
―Te dije que no te dejaría morir ahí. Eso sería demasiado fácil para ti.
Creo que tu castigo debe ser proporcional al delito, ¿no crees?
Ella oyó el gruñido de alerta de Rojo, pero no hizo nada para frenar su
ritmo cardíaco acelerado. Más desconcertante fue la sonrisa divertida en el
rostro de Azazil.
Eso no era bueno.
―Si hemos terminado aquí, me gustaría salir y evaluar los daños causados
a mi gremio. ―El rey Dorado se puso de pie, su comportamiento
completamente casual, como si los últimos días no hubieran ocurrido.
―Sí, todos son libres de irse. ―Azazil agitó una mano cansada hacia ellos.
Dorado y Afortunado salieron primero, seguidos rápidamente por
Brillante y Sombra. Blanco se quedó mirando a su padre por un momento y Ari
finalmente vio algo de verdad en su expresión. Él estaba tratando de ocultar su
dolor, no sólo por la pérdida de su madre, sino por su creencia en ella. Lo que
Azazil hubiera notado no era evidente para Ari.
Azazil se rió de su hijo.
―¿Estamos tú y yo en paz ahora, hijo?
En respuesta, el rey Blanco arqueó una ceja y respondió:
―¿Terminó el mundo ya?
Azazil parecía entretenido mientras veía a Blanco desaparecer en los
Peripatos.
―Bueno, creo que por fin voy a descansar. Asmodeus, ¿por qué no visitas
ese hermoso harén tuyo? Deberán animarte. ―Liderando a su lugarteniente
fuera de la habitación, Azazil le dio a Ari una última sonrisa siniestra antes de
que las puertas se cerraran de golpe detrás de ellos.
Ari, Cristal y Rojo se reunieron en el centro de la habitación. La frente de
Rojo se frunció mientras miraba hacia la puerta.
―No me gusta la amenaza de Asmodeus.
―Ni a mí ―acordó Cristal.
175
―Uh, tampoco a mí ―añadió Ari.
Volviendo la conversación hacia Cristal, los labios del rey Rojo se
movieron con diversión.
―¿Sabías que Ari intentó salvar mi vida?
Pareciendo igualmente divertido por esto, Cristal respondió:
―¿Lo hizo?
―Mmm ―reflexionó Rojo y le mostró una sonrisa a Ari―. Parece que le
gusto.
Ari negó hacia él, rodando los ojos, pero su pecho parecía expandirse con
la sensación cálida que le daban sus bromas. Ari se preocupaba por su tío Rojo
y había estado asustada porque después de que su madre, Sala, hubiera muerto,
Rojo no querría tener nada que ver con ella.
Mirándolo a la cara, vio el afecto y se dio cuenta de que, después de todo,
después de toda la mierda y toda la pérdida, ella se las había arreglado para
salir de esto con su propia destartalada familia: Jai, Trey, los Roes, Rojo y
Cristal.
Una mezcla extraña pero adorable.
Pero familiar.
Algo que ella había pasado toda su niñez buscando.
176
PARTE TRES
177
20
Libre
Traducido por Ateh, Malu_12 & Jane’
Corregido por Selene
Todo había sucedido tan rápido. Un torbellino de tonos de gris, de
elección de lados, de principios contra fe, de energía descuidada y abuso de
poder, de vida y muerte. Toda una vida le había pasado a Ari en menos de un
año. Había luchado con monstruos y amigos, había salvado a ambos, y ya sea
directa o indirectamente, había matado a ambos. Durante años sin saberlo y a
sabiendas, había sido perseguida por Lilif, la inquietante escalada estas últimas
cortas semanas.
Sólo había pasado una semana desde que Asmodeus destruyó a Lilif de
una vez por todas.
Puede también haber sido un año.
La Navidad había llegado y se había ido, y el Año Nuevo estaría
amaneciendo en veinticuatro horas. Amanecería con un menor número de Roes
para seguir, por desgracia, Lilif había aniquilado dos familias enteras dentro de
la cofradía Roe. Rojo dijo el rey Blanco, quién había jugado un papel de mala
gana en esas muertes, pasaba sus días evitando un Dorado muy infeliz.
En cuanto a la cofradía Roe, el resto regresó a Burlington a llorar y tratar
de seguir adelante con sus vidas. Michael, como siempre, mostró el camino, y al
hacerlo, se aseguró que las muertes de los que están en su redil no yacieran a los
pies de Ari. Ella era uno de ellos y por lo tanto no debería ser culpada. Eso les
trajo a ella, Jai, y Trey ninguna pequeña cantidad de alivio cuando se instalaron
de nuevo en su casa a una calle de los Roes y Fallon, a quienes Ari estaba
conociendo de nuevo.
Para Ari, la parte más difícil había sido transportar a Charlie, la señora
Creagh, y Mikey de regreso a Sandford. Ellos estaban felices de volver a casa,
libres y a salvo. Pero Ari, una vez más se encontró teniendo que decir adiós a su
mejor amigo, y lo encontró aún más difícil esta vez dado que este Charlie se
parecía demasiado al viejo Charlie.
Había abrazado a Mikey y la señora Creagh para despedirse, quien,
aunque amable y cortés, también se veía un poco aliviada de ver a Ari irse.
Entonces había caminado con Charlie al patio trasero donde tenía algo de
178
privacidad para tomar el Peripatos de vuelta a Burlington.
El momento había sido llenado con torpeza, y cuando volvió a sonreír con
triste entretenimiento a su amigo, lo encontró frotando la parte posterior de su
cuello con incomodidad.
―Quiero darte las gracias por ayudarme a mí y a mi familia ―le dijo en
voz baja.
―Fue mi culpa que quedaras atrapado en esto en primer lugar.
―No, no hagas eso. ―Charlie dio un paso hacia ella, pareciendo
solemne―. Sé que no te recuerdo, y en este momento, diciendo adiós, sé en
alguna parte en el fondo que debería estar con el corazón roto. Sé que si te
recordara, lo estaría. Lo sé porque sólo tuve que estar cerca de ti durante unos
días. Pero aprendí que eres el tipo de persona que moriría por alguien que ama.
Todos pensamos que seríamos esa persona, pero nunca se sabe hasta que la
situación se pone delante de ti. Sé que te condenaste a las consecuencias para
salvarme y la gente que me amo. Cambiaste una realidad para mí, Ari, y
aunque sé que no puedo ser parte de ese mundo, de tu mundo, quiero que
sepas que no te olvidaré. No quiero que te sientas triste porque perdiste a tu
amigo. Quiero que te sientas orgullosa de que ayudaste a un amigo que se había
perdido a sí mismo. No conocí a ese Charlie, y gracias a ti, nunca tendré que
pasar por el dolor de llegar a conocerlo.
No había nada más perfecto que Charlie Creagh podría haberle dicho a
Ari en ese momento, y sonriendo a pesar de los rastros de lágrimas en sus
mejillas, envolvió sus brazos alrededor de él y lo mantuvo apretado durante
unos segundos. Cuando dio un paso atrás, supo que Charlie había leído la
promesa silenciosa en sus ojos de no perturbar su vida de nuevo.
Este era un adiós para siempre.
Levantó la mano en una sacudida congelada y lo vio reflejar la acción, y
con una última sonrisa, dio un paso atrás en el Peripatos.
Una vez más, Jai intervino para calmar el dolor de perder a Charlie
Creagh de nuevo.
c
―Pensé que había visto lo último de ustedes ―Charlie mantuvo su voz
burlona, pero sus ojos estaban cuestionando. Volvió su mirada al ver a Mikey y
sus amigos mantener el calor en el aire frío de diciembre por jugar al baloncesto
en el parque de Ben. Charlie se sentó en un banco, se acurrucó en su chaqueta
gruesa, tomando café caliente en un vaso de plástico.
Había pasado una semana desde la locura de descubrir que su mundo
179
estaba lleno de más misterio de lo que el público en general sabría jamás, y se
encontró con que había estado mucho más afectado por ello de lo que había
pensado inicialmente.
Para empezar, se había vuelto cada vez más sobreprotector con Mikey al
descubrir lo que su vida sería sin él. Su madre se había vuelto bastante
dominante también, y Charlie casi se sintió mal por Mikey que no había sido
capaz de respirar sin uno de ellos preguntando qué estaba haciendo, a dónde
iba, cuando estaría de vuelta, con quién estaba…
Así que Charlie pasó su domingo viendo un partido de baloncesto y
agradeciendo todo a cualquier Dios que estuviera ahí afuera por sacarlos del
mundo Jinn lo más rápido posible. Esto significaba que en realidad no sabía
cómo sentirse cuando el banco de picnic de madera en que estaba sentado crujió
y se volvió para encontrar a Fallon Roe sentada a su lado en una sudadera con
capucha de gran tamaño, chamarra, y bufanda.
Ella le sonrió.
―Creo que querías decir eso.
Se encogió de hombros.
―¿Pasó algo? ―Trató de frenar su corazón ante la idea.
―Neh. ―Ella se echó hacia atrás en sus manos, sus joyas de plata
tintineando contra la madera―. He estado deliberando durante días si pasar
por acá o no.
O podría no haber sido el camino a seguir. Charlie se estremeció ante la
idea, preguntándose cómo iba a romper con su no-ex-novia porque no quería
tener nada que ver con su mundo.
Ella lo salvó del momento.
―Me refería a lo que dije antes acerca de nosotros siendo personas
totalmente diferentes ahora. Sé que este es tu mundo y yo tengo el mío, y ambos
no pueden mezclarse. No quiero que lo hagan ―se apresuró a asegurarle. Al
hacerlo, fragmentó la culpa inexplicable que sentía por no ser el tipo que ella
quería que fuera―. Vine aquí por el cierre. No el mío. Tuyo.
Él frunció el ceño.
―¿Qué quieres decir?
―Las personas estaban diciéndote muchas cosas acerca de este tipo
Charlie que no conocías, y la mayoría de lo que te estaban diciendo no sonaban
tan genial. Si yo fuera tú, estaría pensando, hombre, espero que la vida no me tire
demasiadas caídas porque al parecer no puedo manejar esa mierda.
Charlie resopló. Debido a que era cierto. Había estado pensando eso.
180
Ella le tocó el brazo, adivinando su pensamiento. Cuando sus ojos se
encontraron, los de ella estaban completamente serios.
―Charlie, la magia hizo mucho lío ya. Pero incluso a través de eso todavía
fuiste esta persona innatamente buena que amaba a su hermano lo suficiente
como para tratar de encontrar la paz y la justicia para él. Algunas personas lo
llamarían obsesión, venganza. Tal vez lo fue. Pero nunca vi eso como algo malo.
Lo vi como pasión, fuerza y enfoque. E incluso sin eso, cuando decepcionaste a
Ari por no ser la persona que solías ser, estabas haciendo mi vida mejor. Me
hacías reír y te gustaba por sólo ser yo. También sabía que no me harías daño
intencionalmente. ―Dejó escapar un suspiro―. Supongo que lo que estoy
tratando de decir es que cuando algunas personas podrían haber visto
solamente lo peor en ese Charlie, yo vi lo mejor, y vi lo mejor porque estaba allí.
Existía. Ese Charlie era un buen tipo. Necesitas saber eso.
Se quedó callado un momento, la cabeza inclinada, las manos sujetando el
vaso. Finalmente, levantó los ojos hacia ella y le dio un guiño.
―Gracias. Aprecio eso.
Ella sonrió y se movió con gracia fuera de la mesa.
―Esta vez es realmente un adiós.
―Fallon ―murmuró en voz baja, su sonrisa falsa marchitándose un
poco―, debes saber algo. ―Charlie tragó saliva, tratando de conseguir las
palabras correctas, sabiendo lo importante que sería para ella―. No soy Charlie,
pero parte de mí lo es, ¿verdad? Sigo siendo él, es sólo la experiencia de vida la
que nos ha tallado de diferentes maneras. Así que si lo soy, entonces puedo
decir cómo me habría sentido tan perdido, con mi mejor amigo sin reconocerme
y entenderme ya, sintiéndome solo, y luego esta chica viene y me ve, y eso…
eso significaría todo para mí, y supongo que lo era todo para Charlie también.
Tú importas, Fallon. Tú importas. De alguna manera sé eso sin saberlo.
Ella bajó la cabeza, arrastrando los pies. Cuando levantó la cabeza de
nuevo, se mordía el labio. Le lanzó una mirada burlona, con los ojos brillantes.
―Amigo, yo no lloro. Podría matarte ahora mismo.
Charlie se rió y tomó un sorbo de su café, con la esperanza de no
prolongar su vergüenza mientras ella cepillaba los dedos contra sus pestañas
temblorosas. Y a continuación, así como así, porque esa era su manera, Fallon
alzó bruscamente una mano.
―Gracias, Charlie Creagh. Ya no te veré. ―Sonriendo, metió las manos en
sus bolsillos y se alejó de su vida para siempre.
c
181
―Mmm, ¿podemos quedarnos aquí para siempre? ―murmuró Ari,
acurrucándose más contra el costado de Jai y apoyando la cabeza en su pecho.
Estaban abrazados juntos en el sofá, el fuego crepitante en la chimenea, una
película de acción en la pantalla. Trey había ido a alguna parte con Cristal,
dándoles un poco de paz y tranquilidad antes de la fiesta de mañana. Caroline
Roe había decidido que la mejor manera de juntar al Gremio de nuevo era
disfrutar de las fiestas y hacer una para Año Nuevo.
Jai y Ari no estaban contemplando exactamente seguir adelante con la
fiesta. Tampoco sentían haber atrapado algo de su sueño perdido al tratar de
derrotar a la reina Jinn.
El brazo de Jai se apretó alrededor de los hombros de Ari y la besó en la
frente, contento de una manera que no creía haber estado antes.
―Ojalá. ―Sus ojos se deslizaron de nuevo a la pantalla de televisión
mientras James Bond pateaba el culo en su muy buen traje.
Jai se preguntó si podía salir a cazar en un traje de tres piezas y luego
rechazó inmediatamente la idea basada en las facturas de limpieza en seco
estimadas.
―¿Estás disfrutando de la película?
―¿Hmm?
―¿Estás disfrutando de la película?
―Sí, nena ―respondió un poco distraído mientras la secuencia de lucha
se intensificaba―. ¿Tú no?
―Mmm-hmm. ―Su dedo se arrastró por el centro de su estómago y Jai se
tensó, ya no tan interesado en la acción en pantalla. Vio su mano mientras
descendía y su respiración se atascó―. Sólo pensé que tal vez ya que estamos
solo…‖―Ni siquiera había terminado la frase y Jai ya la tenía sobre su espalda,
su boca sobre la de ella, con las manos sobre su cuerpo.
Jai estaba en medio de desabrocharle los vaqueros cuando sonó el timbre.
Jai sacudió a regañadientes la cabeza hacia arriba. ¿Era una broma?
―¿Quién estará tocando el timbre ahora?
―Un Jinn ―respondió Ari con gravedad, sus mejillas encendidas por sus
atenciones―. Definitivamente siento un Jinn ahí.
―Bueno, bien podría ser nadie ―se quejó, irritado por la interrupción. Se
levantó, arreglando su ropa mientras Ari bajaba las piernas del sofá.
―Lo siento, no puedo ser más específica ―respondió ella secamente.
―No me refería a eso ―murmuró, rozando sus dedos a lo largo de su
182
mandíbula mientras la pasaba.
―Espérame. ―Ella se apresuró a estar en su espalda. Jai miró a través de
la pequeña mirilla y de inmediato se congeló ante quien vio al otro lado.
―Tienes que estar bromeando ―susurró, dando un paso atrás.
―Jai. ―Ari sonaba preocupada ahora―. Jai, ¿quién es?
Giró la cabeza para mirarla y respondió casi como si estuviera haciendo
una pregunta.
―Mi padre.
Capturando la sorpresa en su rostro, Jai le dio su peor sonrisa
tranquilizadora nunca antes dada mientras abría la puerta.
Luca Bitar estaba delante de ellos, un hombre grande, de aspecto
saludable, una versión madura de Jai.
―Padre ―dijo Jai, usando el término por costumbre―. ¿Qué estás
haciendo aquí?
―¿Puedo entrar? ―preguntó, sus ojos moviéndose de Jai a Ari,
pidiéndoselo a ambos. La mirada de Jai volvió a Ari.
Como quieras.
Se hizo a un lado.
―Adelante.
Luca pareció exhalar con alivio y entró, su presencia aún intimidante,
incluso después de todo.
―Conduje hasta aquí ―les informó mientras seguía a Ari en la sala de
estar, sus ojos escaneando la casa.
―¿Condujiste desde California?
Su padre asintió, sonriendo.
―Decidí que podría utilizar el tiempo para mí mismo.
Gesticulando hacia un asiento, Jai esperó a que Luca se sentara. Ari se
quedó de pie, luciendo tan torpe como Jai se sentía.
―¿Quieres‖ el‖ café‖ o‖ el‖ agua‖ o…? ―preguntó ella, encogiéndose de
hombros.
Luca le sonrió.
―Estoy bien, Ari, gracias.
―¿Jai?
―Estoy bien, cariño. ―Tendió una mano hacia ella, necesitándola a su
183
lado. Ella inmediatamente se acercó a él, metiendo la mano en su regazo
mientras se sentaba cerca. Él se volvió hacia su padre―. ¿Entonces, por qué
estás aquí?
Luca los estudió a los dos de cerca, y Jai tuvo la sensación más extraña de
que le gustaba lo que veía.
―¿Papá?
Aclarándose la garganta, el Ginnaye anciano se irguió en su silla y respiró
hondo.
―Esto es… ni siquiera estoy seguro de cómo empezar o qué decir. Al
final, no creo que haya nada que pueda decir para borrar el pasado o para
borrar mi forma de pensar, o la de Nicki.
Entendiendo ahora por qué Luca se encontraba aquí y sentir ese horrible
peso familiar de indignidad sobre su pecho, Jai apretó la mano de Ari,
probablemente lastimándola. Ella no se quejó. En todo caso, se aferró con más
fuerza.
―Todo lo que puedo decir es, lo siento ―continuó Luca, esas palabras
estallaron en la cabeza de Jai como metrallas―. Lamento lo que hice y no hice, y
lamento que las disculpas no sean nunca suficiente.
Todo el mundo se quedó en silencio, la sala llena de tensión.
Y luego Luca murmuró:
―Estoy orgulloso de ti, Jai. Palabras de lo que hicieron tú y Ari está
circulando el mundo Jinn y la gente me llama para felicitarme. Sigo diciendo
que no hice nada. Hace seis meses ese no habría sido el caso. Hubiera aceptado
las felicitaciones como mi deber y realmente creyendo que te hice el buen
hombre que eres hoy. Pero esa mujer joven extraordinaria sentada a tu lado me
dijo una vez que eres todo lo que eres a pesar de mí, y que no puedo tomar el
crédito por el hombre en que te has convertido.
Jai se volvió hacia Ari, el peso poco a poco desapareciendo.
―¿Dijiste eso?
Ella asintió con timidez y se acercó más a él.
Luca se levantó bruscamente, arrastrando sus miradas hacia él.
―No soy un hombre perfecto, Jai, pero finalmente estoy admitiendo que
estaba equivocado. No sé cómo te sientes, o si te gusta trabajar con los
cazadores, pero quiero que sepas que me sentiría orgulloso de tenerte de vuelta
a ti, Ari, y Trey, por supuesto.
Por primera vez en su vida, el padre de Jai no le decía lo que debía hacer.
184
Lo trataba como a un igual y le pedía volver. No lo mejoró todo, tampoco lo
lamentaba, pero en ese momento, Jai se sentía bien. Se sintió incluso mejor
levantarse, extender su mano, estrechar la mano de Luca, y rechazar su oferta.
Pareciendo sorprendido por el rechazo, Luca suspiró, dio Ari un gesto de
despedida respetuoso, y se movió para salir.
Se detuvo junto a Jai, sin mirarlo, y puso una mano sobre su hombro. Él
apretó, el primer gesto paternal verdadero que jamás le había dado, y luego, sin
decir una palabra, salió de sus vidas.
El peso en el pecho de Jai que cayó cuando pensaba en los Bitars, se alivió.
Y cuando el olor del perfume de Ari le golpeó segundos antes de que su suave
cuerpo se acurrucara contra su espalda, sus brazos deslizándose alrededor de
su cintura, su mejilla presionada en su omóplato, ese peso desapareció por
completo.
Envolvió sus brazos sobre los de Ari y se apoyó en ella.
―Sabes, si querías ir a casa, hubiese ido contigo ―le dijo en voz baja―.
Te seguiría a todas partes.
Ante esas hermosas palabras, Jai se volvió lentamente y la acercó, su mano
ahuecando la parte posterior de la cabeza, sosteniéndola quieta por un largo
beso. Cuando por fin se echó hacia atrás para permitirles tomar aire, Jai pasó el
pulgar sobre su hermoso labio inferior y respondió:
―Esta es tu casa. Estás en casa. Me gusta estar aquí y sé que tú también.
Michael es buena gente, Ari. Seremos más felices aquí de lo que podríamos
jamás ser allí.
Ella asintió y presionó su frente contra su pecho.
―¿Cómo te sientes?
Le tomó un momento encontrar las palabras adecuadas. Finalmente, se
decidió sólo por una.
―Libre.
185
21
Persiguiéndome
Traducido por Ximena Vergara,
LizC & Adaly
Corregido por Selene
El mes de enero estaba frío pero tranquilo. Michael le dio a Ari, Trey, y Jai
un descanso por vacaciones escolares pero mantuvo la de carga de trabajo. Era
extraño, todo el mundo se fue a sus asuntos como si nada hubiera pasado, como
si no hubieran evitado el apocalipsis. Incluso Fallon.
Incluso los reyes Jinn estaban quietos. Incluso el loco de Asmodeus, quien
a pesar de sus amenazas de grave represalias, no había hecho un alboroto desde
entonces. Rojo había estado manteniendo un ojo sobre él, tratando de
anticiparse a cualquier ataque del teniente, molesto podría decidir saltar sobre
Ari.
Hasta el momento, nada. De hecho, nadie parecía preocupado por ella, ni
siquiera Jai, que por lo general era el angustiado en el grupo.
Trey definitivamente no estaba preocupado.
Trey estaba demasiado ocupado en la tierra feliz como para preocuparse
por nada. Cristal pasó mucho tiempo en la casa (otra razón por la que nadie
estaba preocupado que Asmodeus atacara) e incluso estaba ayudando a Trey a
organizar un espectáculo que había logrado conseguir en una galería en
Trenton.
Ari no sabía por qué se sentía de tan mal humor mientras todos los demás
parecían estar acomodándose en sus vidas. Supuso que era raro no tener algún
gran desastre que se avecina y tener que evitarlo de alguna manera. Estaba
empleando su tiempo de "vacaciones" entrenando con Jai, saliendo con Fallon, y
aprendiendo a hablar árabe. Jai le estaba enseñando. Basta decir que a menudo
esas lecciones terminaban en una acalorada discusión, pero Ari estaba
acostumbrada a eso. Ella y Jai podrían ser un poco impulsivos alrededor del
otro, pero la parte de la confección hizo que valiera la pena.
Decidió darle a Jai algo de espacio, así que vagó por el centro comercial
para que pudiera pasar el rato con Trey en el gimnasio. Ari no había salido de
compras por lo que parecía una eternidad, y ahora que se encontraba de vuelta
haciéndolo, ir de compras era algo aburrido.
186
Estaba a punto de darse por vencida cuando vio Agent Provocateur.
Sonrió al instante, un mal pensamiento le vino a la mente que involucraba a un
muy sexy, Ginnaye de ojos verdes que estaba compartiendo su cama todas las
noches. Su interés en las compras de repente se renovó.
Ari entró en la tienda de ropa interior para buscar algo que su novio
podría aprobar. Estaba meditando sobre un artículo en particular cuando su
cuello se estremeció y la presencia familiar de un Jinn se apoderó de ella.
Mirando rápidamente alrededor de la tienda, Ari buscó entre los clientes y el
personal la fuente. Ninguno de ellos era.
No era como si Ari debiera alarmarse.
Toda una cofradía de cazadores mestizos de Jinn vivían en Burlington. Sin
embargo, ella podía sentir los niveles de poder, y el Jinn que estaba sintiendo no
era un mestizo.
Un Jinn de pura sangre estaba en el centro comercial, y no estaba segura
de que él o ella se hubieran encontrado antes.
Le subió la adrenalina ante la idea de patear el culo de algún pequeño
genio malvado. Olvidando la ropa interior, mientras caminaba con un propósito
fuera de la tienda, mirando a la derecha y luego giro a la izquierda. Chocando
justo en un amplio pecho.
El hormigueo se precipitó sobre cada centímetro de su piel mientras se
tambaleó hacia atrás y miró al Jinn.
El Jinn que en realidad le era familiar.
Alto, de cabello oscuro, lindo de una manera infantil, inocente. Whoa. Él
extendió la mano para detenerla de tropezar.
―Lo siento. ¿Estás bien? ―Ari lo miró con cautela, tratando de quitarse
cortésmente las manos de encima―. Estoy bien.
―Te sentí aquí. ―Él asintió con la cabeza hacia la tienda de ropa interior y
su sonrisa se puso un poco menos inocente y mucho más lobuna―. Simpático.
Como no estaba fingiendo que no estaba con un Jinn, Ari decidió
prescindir de cualquier broma.
―¿Quién eres? ¿Qué quieres?
Frunció el ceño ante sus preguntas, pareciendo más que un poco
disgustado.
―¿No te acuerdas de mí? ―El Jinn parecía realmente herido.
Ari se encogió de hombros como disculpándose.
―He conocido a un montón de gente nueva últimamente. Lo siento.
187
Eso pareció apaciguar al chico un poco.
―Soy Beau ―dijo, como si ella debiera saber quién demonios era.
―Um…
Beau ahora la fulminó.
―Nos conocimos en la escuela secundaria Emmett Bradford hace unos
meses. En Midland. Connecticut.
Ari lo recordó, ahora que lo mencionaba. Él era el chico guapo que había
coqueteado con ella cuando el chico malo de Jai esperaba en el estacionamiento.
Por supuesto, eso había sido minutos antes de que un puñado de locos Jinn
manipulados por el rey Blanco habían llegado tras ella.
Ese día había sido atacada por un montón de Jinn, y los sentidos de Ari no
eran tan fuertes como lo eran ahora. Podría ser la única razón por la que no se
había dado cuenta del hecho de que el querido Beau era de hecho un Jinn de
pura sangre. Eso no explicaba, sin embargo, por qué estaba aquí… un tanto
espeluznante, en modo acosador.
―¿Qué estás haciendo aquí? ―Ella comenzó a caminar, con la mente en él
para salir del centro comercial a algún lugar privado.
Estaba agradecida cuando la siguió.
―Quiero decir, esto es mucha coincidencia.
―No lo es. ―Él le lanzó una sonrisa mientras sus ojos la saboreaban con
aprecio.
De repente, Ari no sentía que sus ojos estuvieran llenos de inocencia; era
más como un ligero presentimiento, y estaba empezando a obtener una mala
vibra al respecto.
―¿Ah, sí? ―Mantuvo su pregunta curiosa, sin agitación, pero se alegró al
ver las puertas de vidrio de salida de pared a pared por delante.
―Sé quién eres. Te he conocido desde hace bastante tiempo.
―¿Y quién soy? ―le pregunto mientras lo llevaba al estacionamiento del
centro comercial. Sus ojos rápidamente recorrieron la zona y decidieron que el
mejor lugar era en la esquina izquierda. La mayoría de la gente había
estacionado cerca de la parte delantera, pero el lado izquierdo estaba bastante
lleno.
Más cobertura.
Más privacidad.
Se dirigió en esa dirección, fingiendo que su coche estaba en esa ruta.
188
Beau le sonrió.
―Tú eres la hija de un rey Jinn.
Ari trató de no dejarse asustar. Algunos Jinn sabía quién era ella, y supuso
que dentro de cinco años, todos los Jinn en ambos reinos sabría quién era.
―Así que ya sabes quién soy, pero estoy todavía en la oscuridad acerca de
ti. ¿Qué hace un Jinn pura sangre en una escuela secundaria?
¿En otras palabras, quién diablos eres tú, éticamente tengo que matarte?
―Nos hemos visto antes. Quiero decir, antes de antes. Incluso nos hemos
besado. ―Su sonrisa no sólo era arrogante, sino también un tanto lasciva.
Ari trató de ocultar su temblor.
En cambio, sonrió, como si encontrara esta noticia interesante, bienvenida
incluso.
―¿En serio? ―Se detuvo al lado de una camioneta de bordes altos,
bloqueándolos de la vista de cualquier persona entrando y saliendo del centro
comercial.
Con suerte, los automóviles detrás de ellos los bloqueaban de la vista en
el lado opuesto.
―Poseí a tu amigo Nick allá en Sandford, Ohio. ―Dio un paso más cerca
de ella, con los ojos clavados en su cara.
La conmoción se disparó a través de Ari ante su confesión casual. Y
reconoció esa mirada. Era la misma forma en que Nick, el poseído Nick, la
había mirado. Eso la había puesto muy incómoda incluso entonces.
Por no decir que él acababa de responder a su pregunta. Definitivamente
tenía que hacerse cargo de este tipo, pero no podía evocar exactamente el polvo
negro que había usado en él antes cuando Charlie y ella lo habían atacado y
llevado a la Hermandad Aissawa para un exorcismo. La Hermandad era de
Marruecos, expertos en exorcizar a Jinn de todo tipo de lugares. Jai los había
llamado en un favor para conseguir que vinieran y salvaran a su amigo Nick de
este tipo. Ari ahora sabía que el polvo negro que había usado para incapacitar a
Nick/Beau era llamado Efímero. Una mezcla natural de hierbas con un
encantamiento a corto plazo, que tenía el poder de derribar a un inconsciente
Jinn. Pero Ari no podía evocarlo de la nada frente a él. Sería en cierto modo
delatador.
―Cierto ―murmuró ella, tratando de pensar rápido. Si este era el
espeluznante Jinn que había poseído a Nick, entonces estaba demostrando que
estaba un poco obsesionado con Ari. Podría utilizar eso en su contra. Inclinando
la cabeza un poco coqueta, se humedeció los labios y vio sus ojos flamear ante el
189
movimiento―. Es toda una coincidencia encontrarnos en Connecticut.
―Cierto ―concordó con entusiasmo.
―Eso es lo que pensaba. Hui de Sandford después de lo ocurrido y estaba
tratando de olvidarte, pero entonces apareciste y solo pensé, tiene que ser el
destino, ¿no?
―Estamos destinados. ―Sus ojos se estrecharon―. Pero luego te besaste
con ese tipo que orquestó todo el asunto donde la Hermandad Aissawa me
arrancó de Nick, y después todos esos Jinn aparecieron y tú desapareciste.
Estaba‖tratando‖de‖encontrarte‖y‖entonces‖los‖rumores‖comenzaron‖a‖circular…‖
rumores sobre Lilif y tú encargándote de ello. Eso me trajo hasta aquí.
―Mmm, todo muy interesante ―murmuró ella y dio un paso más cerca
de modo que sus cuerpos casi se tocaban―. Creo que me gusta este cuerpo
mucho más que el de Nick.
Los ojos de Beau se oscurecieron y antes de que ella pudiera decir otra
palabra, la arrojó contra él y su boca estaba sobre la de ella.
Su primer instinto fue darle una patada en los huevos y luego darle una
lección que nunca olvidaría. ¿Cuán loco estaba este tipo para pensar que solo
podía acecharla y luego besarla?
Afortunadamente para Ari, su inteligencia pateó antes de hacerlo su
rodilla y decidió continuar con el beso y usar la distracción contra él. Le echó
los brazos al cuello y dejó que un torrente de magia fluyera de sus manos. La
bolsita de satén que había conjurado de la tienda de hierbas de Michael se sintió
reconfortante en su mano, pero el uso de la magia había llamado la atención de
Beau. Él la empujó lejos con sorpresa.
―¿Qué‖demo…?
Ari ya había soplado el polvo negro en su cara antes de que pudiera
terminar la frase. Observó con satisfacción mientras sus ojos se quedaban en
blanco. Se desplomó con un ruido sordo contra el hormigón.
Miró a su alrededor a toda prisa para comprobar si había testigos y luego
se comunicó telepáticamente con Jai. Cinco minutos más tarde, un Mustang
negro entró en el centro comercial y se detuvo tan cerca de Ari como fue
posible.
Jai y Gerard salieron, corriendo hacia ella.
―No tenemos mucho tiempo ―dijo Ari a modo de saludo.
―¿Qué pasó? ―preguntó Jai, todo preocupado mientras él y Gerard
levantaban el cuerpo de Beau y utilizaban un encubrimiento mágico para
ocultarlo de la vista humana. Lo llevaron a la parte posterior del Mustang y lo
190
arrojaron en el interior de forma más que descuidada. Ari explicó lo que había
sucedido y para cuando terminó, la ira enrojecida en el rostro de Jai la puso
nerviosa.
―Vamos a llevarlo de vuelta a donde Michael ―le aseguró Gerard a
Ari―. Vamos a tener que hacer venir a la Hermandad Aissawa para hacer un
exorcismo, y luego averiguar cómo atraparlo en un Secretum antes de que
pueda escapar.
Ari asintió en acuerdo.
―Los veré de nuevo en donde Michael.
c
Jai no estaba feliz. Ari lo sabía porque todo el tiempo que estuvieron en
donde Michael discutiendo un plan de acción para Beau/Nick/Acechador, Jai
gruñó sus respuestas a ella y, en general parecía que en cualquier momento iba
a explotar.
Afortunadamente, Trey no estaba en casa porque tan pronto como Ari
cruzó el umbral, Jai dejó en manifiesto su molestia.
―No puedo creer que hayas hecho eso ―gruñó mientras pasaba frente a
ella furioso a la cocina.
Un poco confundida y más irritada por su actitud, Ari lo siguió,
observándolo mientras sacaba una botella de agua de la nevera y tomaba un
largo trago.
―¿Cu{l‖ demonios‖ es‖ tu‖ problema?‖ Tu‖ actitud‖ en‖ donde‖ Michael…‖ ¿qué‖
fue eso? ¿Estabas tratando de avergonzarme?
Jai entrecerró los ojos y dejó de lado la botella.
―¿Avergonzarte?
―Regañándome como si fuera una niña de cinco años de edad.
―Qué tal regañarte por los trucos que hiciste para derribar a Beau.
―¿De qué estás hablando?
―Coqueteando con él. Besarlo. Tú no haces eso, Ari ―dijo entre dientes,
haciendo que sus mejillas ardieran de ira―. No eres una fulana súcubo Jinn.
Eres una guerrera.
―Oye, mi madre era un súcubo ―le espetó.
―Exactamente. Y tú no eres tu madre. O por lo menos no lo creía.
Sintiendo de dónde venía esto, Ari se cruzó de brazos.
191
―Tampoco soy tu madre, para tu información.
―No abrevies esa mierda ―murmuró, tomando otro trago de agua.
―No me digas que no abrevie nada. No me digas qué hacer en absoluto.
Besé a un Jinn y usé la distracción para derribarlo. ¿Y qué? ―Suspiró
pesadamente―. Tú besas a las mujeres para poner un rastro en ellas. Besaste a
Fallon, mientras yo estaba de pie en la habitación de al lado.
―No es lo mismo.
―¡Es lo mismo!
―¡Bueno, no me gusta!
Esta respuesta sorprendentemente irracional de Jai hizo que Ari se
congelara. Lo contempló un momento mientras él hervía en sus propias
frustraciones.
―¿Por qué estás realmente enloquecido? ―preguntó en voz baja.
Jai negó, pasando una mano por su cabello corto.
―Porque ha pasado un mes. Solo un mes. ¿Alguna vez va a haber un
momento en que mi novia no atraiga a algún Jinn de mala muerte?
Esta era una de las cosas que Ari temía que provocaría tensión en su
relación desde el principio. Sus palabras, aunque dichas en voz baja sin
hostilidad, pusieron sus pelos de punta.
―Si es un problema para ti, consíguete una nueva novia.
―Ari, eso no es lo que quise decir.
―No, lo que quería decir es que estás harto y cansado de mí siendo una
chica mala imán de Jinn. Bien. ―Le lanzó una mirada asesina cuando se giró
para salir de la cocina―. Sin embargo, la próxima vez solo dilo en vez de
tratarme como basura y pretender estar enojado por otra cosa. Eso es una cosa
que una chica puede hacer.
Ari solo se había movido tres pasos en el pasillo antes de sentir el viento
azotar su cabello alrededor de sus hombros. Jai se presionó contra la pared, su
cuerpo atrapando el de ella. Él respiraba pesadamente, evidentemente seguía
molesto, sus labios se cernieron sobre los de ella.
―Si tú y yo seguiremos dándonos cabezazos así, necesitaremos invertir en
algunos casos ―murmuró contra su boca, ocasionando un delicioso cosquilleo
en todos los lugares femeninos de Ari.
―O podrías dejar de ser un imbécil desagradable.
―Podrías dejar de estar a la defensiva. ―Inmovilizó sus manos contra la
pared mientras rozaba su nariz a lo largo de su mandíbula―. No estoy yendo a
192
ninguna parte. Nunca. Así que cuando estoy molesto porque eres un imán de
Jinn, no significa que me dé por vencido. ―Se hecho hacia atrás para mirar
hacia su cara con sus hermosos y conmovedores ojos―. Me llego a frustrar, Ari.
Y tú también. También me llegué a enojar porque mi novia besó a otro chico,
pero dado que lo has señalado antes, he decidido no hacerlo nunca más.
―¿No? ―susurró, sus ojos cayendo sobre su hermosa boca―. ¿Esos labios
van a ser para mí y solo para mí?
―Sí ―prometió justo antes de besarla fuerte y profundo. Cuando volvió a
tomar aire, le dio una sonrisa maliciosa.
―Tengo que admitir, me gusta la parte de arreglar nuestras pequeñas
discusiones.
Ari asintió y se inclinó por más.
―A mí también.
c
Se movió sobre ella en sombra y calor.
Él era todo.
Ella‖suspiró‖hacia‖la‖noche,‖arque{ndose‖contra‖él.‖Jai.‖Jai…
Sus labios calientes rozaron los de ella, sus manos callosas suavizaron su
piel, buscando, tocando, en todas partes.
Ella apretó más sus brazos alrededor de él, acercándolo más, necesitaba
ver su cara, pero fue lanzada a la oscuridad.
Cabello sedoso se deslizó contra su mejilla y tomo un momento para que
se diera cuenta que no le pertenecía. Se congeló.
Él lo sintió.
Risa sombría vibró a través de él y se echó hacia atrás, luz se movió a
través de su cara.
―Esto no ha terminado Ari.
Advirtió a Asmodeus, presionando su cuerpo más profundamente contra
el de ella.
Ari escapó del sueño, su grito se atoró en la garganta. Temblando, trató de
parpadear la pesadilla sensual fuera de su existencia, sus ojos cayeron hacia Jai
que dormía a pierna suelta a su lado. Culpa arañó su pecho mientras su corazón
trató de alentarse, mientras su cuerpo intento salir del sueño en donde había
estado haciendo el amor con Asmodeus. A lo largo del sueño, su subconsciente
había‖creído‖que‖estaba‖con‖Jai‖y‖luego…
193
¿Por qué? Pasó una mano temblorosa a través de su cabello enmarañado.
No tenía ese tipo de sentimientos por Asmodeus. Tal vez, una vez cuando se
conocieron, sintió una atracción hacia él, pero su tendencia psicópata
definitivamente había sacudido esos sentimientos fuera de ella.
Sus ojos se arrastraron a lo largo de la espalda de Jai hasta sus hombros.
Sus labios estaban ligeramente separados y Ari aún podía sentirlos en los de
ella, permanecía su sabor en su lengua.
Jai era el único hombre que quería.
Conscientemente o inconscientemente.
Lo que significaba que Asmodeus estaba jugando con ella. Sus ojos se
estrecharon en la oscuridad mientras arrastró sus rodillas hacia el pecho. Le
estaba enviando un mensaje.
Le estaba diciendo que no la había olvidado.
194
22
La frágil normalidad
Traducido por Ateh
Corregido por Selene
El sol estaba fuera, inundando Sandford con un poco de calor para
protegerse del frío de la primavera. Hace sólo treinta minutos, que había estado
lloviendo y Ari había estado de pie bajo un árbol, escondiéndose en el Manto,
tratando de echar un vistazo a Derek Johnson a través de las ventanas de su
casa.
Cinco minutos después de que el sol saliera y sólo minutos antes de que
Ari estuviera a punto de darse por vencida, la puerta trasera se abrió. Dos niños
pequeños, alrededor de siete y nueve años, corrieron al patio trasero con un
balón de fútbol.
Llevaban vaqueros desgastados y camisetas y de inmediato se ubicaron,
uno en la portería, otro con la pelota.
―Asegúrate de que el césped no esté demasiado húmedo. Lo van a
arruinar ―llamó una voz femenina desde el interior.
―Ellos lo arruinan, ellos lo arruinan. ¿Para qué otra cosa sirve? ―La voz
familiar de Derek Johnson contestó segundos antes de que apareciera en la
puerta. Había estado con el ceño fruncido, pero tan pronto como sus ojos se
fijaron en sus dos hijos, sonrió―. ¿Vas a dejar a Teddy ser el portero esta vez,
Jake? ¿Cuál es el mundo que viene?
―Me siento bien ―respondió el chico mayor con un encogimiento de
hombros. Derek rió.
Ari no esperaba sentir tanto en su apariencia. La suya había sido una
relación excepcionalmente complicada, inconexa, rota, amorosa pero
descuidada. La estrategia menos que brillante de crianza de Derek se había
metido con la cabeza de Ari. Había sido una adolescente solitaria, algo sin
amor, sin embargo con la necesidad desesperada de tenerlo. Había hecho
algunas decisiones de mierda sobre la base de la necesidad desesperada.
Durante mucho tiempo, Ari había tratado de averiguar cómo se sentía
acerca de Derek. A veces pensaba que estaba resentida, otras veces estaba
agradecida.
Ahora, a pesar del dolor en su pecho, Ari supuso que estaba feliz que no
195
estuviera solo. Tenía una familia, tenía hijos, y esperaba por Dios que los amara
más de lo que la había amado.
Con un suspiro, caminó con cuidado lejos del patio trasero hasta que tuvo
algo de privacidad al lado de la casa.
Dejando que las llamas del Peripatos la rodearan, despegó, y entonces
entró con el Manto en el patio delantero de los Creaghs.
Ari parpadeó sorprendida al ver a Charlie besándose con una morena en
su mecedora del porche. Sintió un destello de celos residuales que venían por
días y sentimientos mucho mayores de lo que realmente eran. Sin embargo, ese
destello desapareció rápidamente, y Ari se acercó a la casa con curiosidad. La
pareja se dejó de besar y la chica se apartó para sonreírle un poco tímidamente a
Charlie. Ari no la reconoció pero era bonita en una manera inocente con el
rostro fresco. Ari la aprobaba.
―Estoy muy contenta de que le guste a tu mamá, Charlie, pero creo que
podría tener un problema con el que nos besemos en su porche. ―La chica se
mordió el labio en una pequeña sonrisa―. Tal vez deberíamos parar.
Charlie sonrió y apartó el cabello de la cara de ella.
―Cariño, estoy bastante seguro de que mi madre sabe que nos besamos.
La chica se echó a reír y se acurrucó más cerca de él.
―¿Tienes que trabajar mañana? ¿No podríamos escabullirnos para un
picnic o algo así?
―Desafortunadamente, me postulé para hacer servicio por horas extras.
Pero lo haré por ti. Promesa.
Ari sonrió suavemente, moviéndose lentamente. Habían pasado cuatro
meses desde que había dicho adiós a Charlie y se había prometido a sí misma
que se mantendría alejada. Sin embargo, el sentimiento de proteccionismo no
iba a desaparecer pronto. Necesitaba saber que estaba bien.
Al parecer, estaba más que bien.
Reconocía esa mirada en los ojos de Charlie Creagh. Estaba enamorándose
de su tímida morena.
A pesar de que él no podía verla, Ari sopló un beso a Charlie. Se dio la
vuelta y caminó por su calle familiar. Era sábado y el sol brillaba ahora. La
gente estaba en sus patios, llegando a sus casas con las compras de la semana.
Sonidos ordinarios, los sonidos de la vida, risa, conversación, y el sonido de los
perros se comunicaban llenaron la calle. Una hermosa normalidad intocable. Y
ahora era el trabajo de Ari asegurarse de que quedara de esa manera. Ella
cazaba, mataba, y capturaba, al igual que lo había hecho para ayudar a la
196
Hermandad Aissawa a exorcizar y atrapar a Beau/Nick/Acosador en el
Secretum algunas semanas atrás. Tener a Beau de nuevo en su vida después de
que se había perdido por meses era más difícil porque… bueno, no tenían
tiempo para ayudarlo a asimilarlo. Prácticamente lo dejaron fuera, de vuelta a
su vida real, para que su familia lidiara con la pérdida de memoria. Eso
apestaba. Pero habría apestado más si hubiera sido poseído por el resto de su
vida.
Con una rápida mirada alrededor, Ari se volvió a un sendero hacia un
callejón sombrío entre las casas y utilizó el Peripatos para llevarla a casa.
Apareció en la cocina, ni siquiera provocando un estremecimiento de
sorpresa en Trey o Cristal. Este era un mundo Jinn, después de todo. Las llamas
y gente apareciendo aquí y allá no tenían nada fuera de lo común.
―Hola, chicos ―dijo mientras agarraba un refresco de la nevera.
―Hola, Ari ―respondió Trey. Cristal le dio una elevación del mentón en
respuesta.
Los dos estaban sentados a la mesa del desayuno, obviamente,
enfrascados en una conversación sobre algo.
―Creo que te están estafando ―dijo Cristal.
Trey suspiró.
―Es un tipo normal.
Se le ocurrió que probablemente estaban discutiendo la comisión de la
galería por las pinturas de Trey. Tenía un próximo espectáculo, y él y Cristal
parecían estar teniendo esta conversación mucho últimamente.
―Podemos hacerlo mejor.
―Cristal…
Ari los dejó y se dirigió hacia las escaleras donde sintió a Jai. Lo encontró
en su habitación. Estaba sentado en una tumbona leyendo. Apoyada en el
marco de la puerta, lo bebió por un momento, sintiéndose muy afortunada de
tener que volver a casa con él. Sintiendo su mirada, él puso su libro a un lado y
la miró.
―¿Los revisaste?
Ari asintió.
―Ambos lo están haciendo bien. ―Le‖ sonrió―. Charlie tiene una novia.
Parece serio.
Jai frunció el ceño.
―¿Cómo te sientes sobre eso?
197
Se encogió de hombros y se acercó casualmente hacia él, poniendo su
refresco en la parte superior de su estantería para liberar sus manos. Jai la
miraba con los ojos entornados mientras movía su libro con cuidado para no
perder la página. Con una sonrisa, puso una rodilla a cada lado de sus caderas
y se acomodó en su regazo. Sus manos flotaron sobre su pecho hasta que
descansaron cerca de su corazón.
Las manos de Jai se trasladaron hasta sus muslos para descansar en sus
caderas.
―Me siento feliz. Relajada. Han pasado cuatro meses desde Lilif, y tres
desde que tuvimos que lidiar con cualquier cosa importante. Fue lindo. Y es
maravilloso saber que Charlie también es feliz.
La mano derecha de Jai flotó a través de su bajo vientre, haciéndola
temblar.
―No me gusta echar a perder lo relajada que te estás sintiendo, bebé, pero
Michael llamó mientras estabas fuera. ―Ari se tensó y Jai lo sintió, sus ojos se
elevaron de sus manos a la cara de ella―. No es nada malo. Tenemos una
nueva asignación.
Ella suspiró y apoyó su frente contra la de él.
―Asesinos somos nosotros.
Le apretó la cintura.
―No tenemos que seguir haciendo esto si eres infeliz con ello.
Ari se echó hacia atrás, sorprendida.
―Sabes que eso no es eso. Me gusta mantener a la gente segura. Tiene un
precio, pero vale la pena. Sólo estoy suspirando porque las vacaciones
terminaron.
Él asintió y se inclinó para besarla suavemente.
―Las vacaciones terminaron.
198
23
La luz de una estrella atenúa cuando está dividida
en dos
Traducido por LizC, Ximena Vergara
Corregido por Nanis
―Entonces,‖vamos‖a‖tomar‖un‖descanso,‖¿no?‖ ―bromeó Ari con Michael
mientras se acomodaban alrededor de la mesa del comedor de Roe―. Quiero
decir, Jai, Trey y yo hemos tenido que tratar con dos Ghulahs y un Qarin, uno
tras otro. Eso significa un descanso, ¿no?
Michael se encogió de hombros.
―Podría empezar alternándote para que no salgan juntos en un equipo de
tres y dos, sino de forma individual. De esa manera cada uno tendría un
descanso.
Ari arrugó la nariz.
―Pero‖no‖juntos.
―Me‖temo‖que‖no‖hay‖descanso‖para‖los‖malvados.
Fallon suspiró.
―R{pido,‖ mam{,‖ dale‖ a‖ pap{‖ un‖ poco‖ de‖ comida,‖ est{‖ empezando‖ a‖
hablar en cliché.
Caroline rió y sacó una gran bandeja de patatas asadas. La colocó junto a
las de pollo y todo el mundo se sirvió un montón de comida en sus platos. Jai
habló con Michael sobre la posibilidad de establecer clases de idiomas para el
resto del Gremio dado que sus lecciones con Ari habían ido bastante bien;
Caroline y Trey discutieron sobre la última venta de una de las pinturas de
Trey. Eso dejó a Ari y Fallon con la curiosidad sobre un rumor que Ari había
escuchado.
―Así‖que,‖dilo‖―murmuró, inclinando la cabeza hacia Fallon.
Fallon frunció el ceño.
―¿Decir‖qué?‖―preguntó ésta en voz baja.
―Sobre‖un‖visitante‖que‖Michael‖tuvo‖y‖su‖interés‖en‖ti.
199
Fallon puso los ojos en blanco. Ella sabía exactamente de lo que Ari estaba
hablando. Hace dos semanas, el joven líder de un Gremio vecino, los McEttrick,
dieron a Michael una visita de cortesía. Él acababa de tomar el control sobre el
Gremio después de la muerte de su tío. Y el joven Eli McEttrick era muy
atractivo.
Ari se reunió con él brevemente cuando Michael la presentó a él junto a Jai
y Trey. Los Gremios vecinos, ahora sabía Michael, tenían asesinos en retención,
en caso de que alguna vez los necesitaran, y Eli había sentido curiosidad por
conocerlos. Un hombre grande, alto y bien fornido, Eli le pareció a Ari como el
tipo de persona que no le gustaba andar con tonterías. Bueno, Fallon Roe era la
reina de cero tolerancia para las tonterías.
Dos días antes, al regresar de una asignación con Jai, Ari chocó con Megan
en el centro de formación. Alegremente le dijo a Ari que Eli había pasado por
otra visita a Burlington, y él y Fallon habían sido vistos bastante acogedores
juntos en su auto.
Ari quería saber qué estaba pasando.
―No‖ es‖ nada‖ ―respondió Fallon en voz baja―. Nos reunimos,
discutimos, nos provocamos, discutimos un poco más, y luego me besó de la
nada. No fue nada.
Ari sonrió.
―¿Fue‖caliente?
Fallon mantuvo sus ojos en su plato y murmuró:
―Jodidamente‖caliente.
―Esto‖ podría‖ quiz{s…‖ ―Las palabras de Ari se interrumpieron en el
silencio congelado a medida que la cubertería caía a la mesa. Llamas sisearon a
la vida en el comedor de Roe y dos desconocidos Jinn altos llevando
expresiones pétreas aparecieron de los Peripatos.
Michael se puso de pie, su piel oscureciendo con ira ante la intromisión
grosera.
―¿Qué significa esto?
Ninguno de los Jinn le respondió; en cambio sus miradas se fijaron en Ari
y Jai. El pecho de Ari se apretó, un cosquilleo de advertencia recorriendo su
espina dorsal.
―Ari, hija del rey Blanco y Jai Bitar de la Tribu Ginnaye, han sido citados
a comparecer ante su majestad, Azazil, sultán de todo.
―¿Qué?‖¿Por‖qué?‖―preguntó Ari, poniéndose lentamente de pie.
200
―No‖es‖nuestra‖atribución‖preguntar.‖―Los dos Jinn rodearon la mesa y
Ari retrocedió hacia Jai. Sus manos agarraron sus hombros.
―Solo haz lo que dicen ―le dijo en voz baja, la preocupación evidente en
su voz. Luego se volvió hacia Trey―. Dile a Cristal. Quiero asegurarme de que
él y Rojo saben lo que está pasando.
Trey asintió, con la mandíbula apretada de rabia mientras observaba a los
Jinn aferrar a Jai y Ari. Ella sintió frío ante el toque del Jinn y cerró los ojos,
dejando que la llevara al viaje fugaz al Monte Qaf.
c
Azazil se sentaba casualmente en su trono sobre el estrado en su gran
salón de baile, mirando a Ari de un modo que sugería que estaba aburrido.
Aquí fue donde lo había visto por primera vez, en esta sala de espejos, un
espacio tan vasto como un hangar para aviones. A diferencia de la última vez,
Azazil no solo estaba acompañado por sus Shaitans sino también por
Asmodeus, quien estudiaba a Ari con regodeo triunfal.
A Ari no le gustó esa expresión. No le gustó esa expresión en absoluto. Se
maldijo por pensar que Asmodeus había ido más allá de su idea de retribución.
―Su alteza ―habló finalmente, sintiendo la tensión de Jai aumentando a
su lado―, ¿por qué solicitó nuestra presencia?
Antes que Azazil pudiera responder, las enormes puertas dobles en la
parte delantera de la sala se abrieron y para gran alivio de Ari, Rojo y Cristal
entraron. Caminaron con determinación hacia el otro extremo de la sala,
ignorando las miradas de asombro de los Shaitans al pasar. Cuando se
acercaron, Ari pudo ver la solemnidad en las caras de sus tíos.
―No‖ recuerdo‖ haberlos‖ invitado‖ ―murmuró Azazil,
impresionado mientras Rojo y Cristal se detenían junto a Ari y Jai.
sin
duda
Se inclinaron respetuosamente ante su padre. Una vez enderezado, Rojo
miró a su padre, completamente contrariado.
―Estamos‖aquí‖para‖asegurar‖de‖que‖nada‖malo‖le‖suceda‖a‖Ari‖y‖Jai.
―Oh,‖ pero‖ qué‖ noble‖ ―resopló Azazil y le disparó a Asmodeus una
sonrisa―. Voy a dejar las cosas a tu cargo, amigo mío.
Asmodeus asintió militante y luego volvió su mirada cruel a Ari.
―He‖ pedido‖ al‖ sult{n‖ la‖ mano‖ de‖ su‖ nieta‖ en‖ matrimonio,‖ y‖ él‖ ha‖
concedido mi petición.
A raíz de su anuncio, un absoluto, crujiente, frío, incrédulo silencio cayó
sobre la sala.
201
Ari corrió rápidamente sus palabras a través de su mente una vez más, la
bilis elevándose hasta su garganta mientras su cerebro procesaba su significado.
Poco a poco, ella y Jai giraron la cabeza para mirarse el uno al otro. Ella
vio el horror que sentía reflejado en los ojos de él y sabía que no había
entendido mal.
―¿QUÉ?‖ ―gritó ella, girándose de nuevo a Asmodeus, deseando poder
prenderlo en fuego con sus ojos―. Sobre mi cadáver ―gruñó.
Sintió a Rojo y Cristal desplazarse más cerca de ella, la tensión
aumentando.
Azazil rió en voz baja para sí mismo, disfrutando de todo inmensamente.
Asmodeus tenía otra vez la expresión petulante de la victoria.
―Oh, no ―dio unos pasos hacia abajo del estrado hacia ella―, no podría
estar sobre tu cadáver. ―Él asintió a Jai cuando se detuvo, por encima de las
dos―. Si no cumples, si no te casas conmigo y te unes a mi harén, me encargaré
de que tu joven Ginnaye muera aquí. ―Asmodeus se acercó y acarició con un
dedo a lo largo de su mandíbula, por su garganta, arrastrando su contacto a
través de la parte superior de su pecho―. Creo que es lo mejor estar de
acuerdo, y estar de acuerdo rápidamente.
Jai gruñó y se abalanzó hacia el teniente.
Rojo, sin embargo, lo salvó de las consecuencias de un ataque impulsivo.
Como si presintiera la pérdida de control de Jai, Rojo fue apenas un borrón,
junto sus brazos alrededor de Jai reteniéndolo.
Asmodeus le frunció
desprecio a Ari.
un labio a él y luego rápidamente transfirió su
―Jai Bitar es un príncipe entre los Ginnaye. ¿Conoces a este, Ari? Todavía
no tiene veinticuatro años de edad y se ha ganado el respeto de las Tribus
Ginnaye por su inquebrantable determinación, poder y dominio propio. Sin
embargo, parece que cuando se trata de ti, pierde todo lo que lo hace notable.
Pierde el control gracias a ti, Ari, y me parece que puedo comprenderlo. He
perdido el control de mi existencia a tu alrededor. Una chica. Incluso sin tener
diecinueve. ―Dio un paso amenazador hacia ella―. Tú has llevado a dos
príncipes a sus rodillas, y me parece que estoy en el estado de ánimo para darte
una prueba de cómo se siente eso.
―No puedes hacer esto. ―Ari lo miró con odio, con los puños apretados a
los lados.
―Me temo que si padre ha aceptado su petición, entonces él puede
―murmuró Cristal mientras miraba a Asmodeus con decepción.
202
―Padre, te ruego que te replantees esto. ―El rey Rojo, todavía con Jai
quieto, miró a Azazil mucho más tranquilo de lo que Ari esperaba que se
estuviera sintiendo―. Ari y Jai han hecho mucho por nosotros. ¿Es así como
quieres pagarles?
Azazil se burló.
―Se la doy al príncipe Asmodeus como una novia. ¿Sabe cuántas jóvenes
niñas Jinn me besarían los pies en gratitud por tal regalo?
La desesperación inundó a Ari y se encontró con los ojos de Jai de nuevo.
Él ya no estaba luchando contra Rojo, pero podía ver su pérdida de poder cortar
profundamente. También podría decir que deliberadamente no la estaba
mirando, y sabía que era porque si lo hiciera, lo perdería por completo.
―No voy a hacerlo. ―Ari negó.
―Y yo no voy a dejar que lo haga ―añadió Jai sombríamente.
― Esto es una orden de Azazil. Si lo desafías, ambos mueren.
―Asmodeus miró a Jai―. Si me desafías, te voy a matar, muchacho. Así que
déjame preguntarte algo… ¿cuánto es lo que realmente la amas? ¿Vas a dejar
que se vaya voluntariamente y darle la tranquilidad de saber que el hombre que
ama, al menos, está por ahí, vivo y sano, o te metes en mi camino y te mato? Si
te mato, ella tendría que vivir con el hecho de ser responsable de tu asesinato.
¿Has pensado eso?
Jai registro la amenaza y aunque la lucha no dejó sus ojos, se relajó. Rojo
aflojó a regañadientes su agarre. Al mismo tiempo, las lágrimas caían
silenciosamente por las mejillas de Ari.
Estaban atrapados.
No podía pensar en una manera de salir de esta.
Como si supiera que había llegado a esa conclusión, Asmodeus susurró:
―Te dije que iba a hacer que sintieras lo que yo sentí cuando tuve que
matar a Lilif. Tú tomaste mi otra mitad, Ari. Ahora estoy tomando la tuya.
c
No parecía haber nada de oxígeno en la cámara donde ella y Jai habían
sido puestos por la noche. Como un acto de "bondad", Azazil estaba
permitiendo a Ari y Jai una última noche juntos. En dos días, iba a haber una
fiesta de celebración que anunciaría el compromiso de Asmodeus y Ari y
luego, dos días después de eso, la boda.
Como castigo adicional, Jai debía permanecer en el Monte Qaf hasta que la
ceremonia estuviera completa.
203
Asmodeus quería que Ari sintiera el dolor de tener a Jai siendo testigo de
su pérdida total.
Al final, cuando hasta Cristal y Rojo no pudieron hacer nada para hacer
cambiar de idea a Azazil, Ari se convenció que esto estaba sucediendo. No
podía pensar en lo que le esperaba con Asmodeus. Todo lo que podía sentir era
que lo que tenía por delante no incluía a Jai. Y el dolor que sentía… era
insoportable. Irradiaba fuera de su pecho y formaba un nudo en la garganta y
en el estómago.
Su vida, su futuro había cambiado en cuestión de minutos y aunque
debería acostumbrarse a esto ahora, no podía procesarlo. No podía procesar
cómo su futura felicidad había sido destruida en un instante.
Estaba ahora sola con Jai. Se puso de pie al final de la cama, lo miro
fijamente a sus oscuros ojos llenos de rabia y negación que le rompía el corazón.
―Tenemos que irnos ―dijo él de repente, su voz sonaba diferente, espera
y hostil.
Ari negó.
―Jai, ellos te mataran.
―¿Quieres casarte con él? ―preguntó con voz ronca, sus ojos brillantes
mientras caminaba hacia ella. Agarró sus brazos y le dio una pequeña sacudida,
que la hizo jadear y llegar a él―. ¿Quieres pasar tu vida en su harén?
¿Doblegarte a todos sus caprichos? ¿Todos sus caprichos, Ari? Como su novia.
Tú estará en su cama. ―El agarre de Jai se volvió más doloroso―. ¿Quieres que
me crucé de brazos y deje que esto suceda?
―Jai…‖ ―Las lágrimas se derramaron de sus párpados, ahora trataba
ciegamente de alcanzarlo tratando de calmarlo―. Detente…
Su aliento se estremeció cuando él la atrajo y agregó con la voz ahogada
por la emoción.
―Nunca vamos a vernos.
Agachó la cabeza para que sus rostros estuvieran a centímetros de
distancia y, por primera vez en la historia, vio lágrimas brillando en los ojos de
Jai Bitar. Eso la mató. Un sollozo angustiado rompió entre sus labios.
―No puedo vivir sin ti.
Ella se apoyó contra él rodeándolo con sus brazos con fuerza mientras
lloraba, su dolor hacía que temblara todo su cuerpo. Poco a poco, sus rodillas
cedieron y se sentaron juntos en el suelo, aferrándose uno al otro en la
desesperación.
204
Pareció que pasaron horas hasta que Jai finalmente colocó sus dedos
suavemente en su barbilla y le levantó la cabeza para mirarla a los ojos.
―Moriría para que no terminaras en sus manos.
Ella sacudió la cabeza, toda adolorida, incluso sus encías.
―Si voy a terminar en sus manos no es lo importante, él estaba en lo
cierto. Sólo voy a ser capaz de sobrevivir si sé que estás ahí fuera en alguna
parte y que estás bien.
―¿Por qué no estás peleando? ―preguntó Jai brutalmente―. Has luchado
contra todo. ¿Por qué no esto?
―Porque ―sorbió frenéticamente las lágrimas que no paraban de fluir―,
tú no lo viste cuando mató a Lilif. Eso destruyó cualquier pedacito de luz que
quedaba en él, y toda esa oscuridad, toda esa oscuridad en él se dirige a mí. Él
tiene a Azazil de su lado, Jai. El sultán. No hay ningún lugar al que podamos ir
para escapar de eso. La última vez que quería algo de mí, lo consiguió, el Seal.
No hay nada que pudiera hacer para detener a Asmodeus de perforar un
agujero en mi pecho. Lo único que me quedaba era negociar. Negocié un favor.
Bueno, esta vez tú eres mi trato. Si hago esto gustosamente, te dejará vivir.
―No‖sin‖antes‖hacerme‖ver‖el‖momento‖en que pierda a la mujer que amo
para siempre.
―Jai…
―¡No‖ voy‖ a‖ ceder!‖ ―rugió, poniéndose de pie, mirando hacia ella, su
pecho agitado con pasión―. ¡Tiene que haber una manera!
―Jai…
―Voy‖a‖luchar‖por‖ti.
Ari se levantó lentamente, con una expresión horrorizada.
―No‖puedes‖estar‖hablando‖en‖serio.
―¿Morirías‖ por‖ mí?‖ ―Ella lo miró en pánico silencioso. Él sabía que lo
haría, pero no podía admitirlo y fortalecer su argumento―. Ari, ¿morirías por
mí?
Cerró los ojos y dos lágrimas más resbalaron por sus mejillas.
―¿Ari?‖―Se detuvo―. ¿Morirías por mí?
―Sí.‖―Tan pronto como pronunció la palabra, sabía que no habría forma
de mantener lejos a Jai de esto. A pesar de que odió hacerlo, llamó en ayuda.
Rojo, necesito que vengas a llevarte a Jai. Necesito que lo vigiles hasta que todo
esto termine, de ese modo, no hará nada para conseguir que lo maten.
205
La última palabra apenas surgió cuando las llamas parpadearon en la
habitación. Rojo y Cristal salieron de los Peripatos e inmediatamente se
apoderaron de un Jai sorprendido.
―¿Qué‖ demonios‖ est{n‖ haciendo?‖ ―les espetó, luchando contra sus
agarres. Sus ojos volaron a Ari―. ¿Qué estás haciendo?
Ari corrió hacia él y haciendo caso omiso de sus tíos, se puso de puntillas
y le dio a Jai un fuerte beso lleno de añoranza. Cuando se echó hacia atrás, su
expresión se había atenuado de la rabia a la desolación.
―No‖voy‖a‖dejar‖que‖mueras‖por mí.
Se dio la vuelta, cerrando los ojos y sosteniendo su pecho como si pudiera
contener de alguna manera los pedazos de su corazón roto. Rojo y Cristal
sacaron a Jai de la habitación, sus gritos por ella resonando en sus oídos.
206
24
Hermanos de sangre
Traducido por Ximena Vergara y âmenoire
Corregido por Nanis
No se le permitió siquiera un centímetro de espacio para respirar.
Jai inclinó la cabeza, las rodillas flexionadas, las manos colgando
inútilmente sobre ellas. El rey Rojo estaba sentado en una posición similar, de
espaldas a la pared de la cámara de Rojo en el palacio de Azazil. Rojo estaba
casi pegado a él, en caso de que Jai decidiera hacer algo estúpido, como el
intento de utilizar los Peripatos para llegar a Ari y salir del Monte Qaf.
Jai luchaba consigo mismo. No era el tipo de persona que podía sentarse y
no hacer nada, pero sabía que si hacia algo, iba a terminar con su muerte y Ari
se culparía a sí misma. Su garganta quemaba y la sentía apretada, y por un
momento luchó por respirar.
Rojo suspiró junto a él.
―No puedo hacerte alguna promesa de no seguir adelante, Jai. Pero te
puedo decir que, mientras yo estoy aquí contigo, Cristal está ahí fuera y está
molesto.
―¿Por qué? ―preguntó Jai amargamente―. ¿De verdad? ¿Por qué te
aliaste a ti mismo con nosotros? ¿Y por qué debo creerte?
―Voy a tratar de no dejar que eso me enoje ―respondió Rojo con voz
irritada―,‖desde que te conozco que estás haciendo esto, como ahora.
―No respondiste a mi pregunta.
Rojo volvió a suspirar.
―Soy leal a mi padre, Jai, por ser quien es, y porque en el gran esquema
de las cosas, siempre trata de proteger a estos mundos y mantener el equilibrio.
Soy leal a Cristal, porque nosotros mismos nos lo demostramos mutuamente.
Sabemos que ninguno de los dos iba a traicionar al otro, a nadie, ni siquiera a
mi padre. Y me parece que soy leal a Ari, porque después de todo, incluso de
mi engaño, se interpuso delante del ataque de mi madre para salvarme. Ella
misma ha demostrado ser mi aliada. Soy leal a ella, y puesto que no hay nada
en estos mundos que signifique más para ella que tú, en consecuencia te soy
leal a ti también.
207
Jai encontró una pequeña cantidad de alivio en eso. Se volvió a Rojo, y
aunque las palabras le mataron a su estilo, le preguntó:
―Si no podemos sacarla de esto, ¿todavía cuidaras de ella? ¿Te aseguraras
de que él no le haga daño?
Algo brilló en los ojos de Rojo y Jai finalmente vio por sí mismo la lealtad
y afecto de Rojo por Ari. Odiaba la idea de ella con Asmodeus, casi tanto como
Jai.
―Voy a protegerla si eso llega a ser necesario. Y si no puedo… todavía
voy a asegurarme de que esté protegida.
―Asmodeus… no va a renunciar. Incluso si encontramos una forma de
salir… él no se detendrá.
Rejo apretó la mandíbula cuando se volvió para mirar el cielo nocturno a
través de la ventana del balcón.
―Voy a hacer lo que tenga que hacerse.
c
―No ―respiró Trey, desplomándose en una silla, con el corazón
palpitando con fuerza en el pecho. El resto de los Roes se quedaron en tenso
silencio, entendiendo lo que el rey Cristal había transmitido.
―¿No hay algo que podamos hacer? ―preguntó Fallon. Trey oyó el
pánico que sentía en su voz―. No podemos dejar a Ari con eso. No podemos
dejar que eso le suceda a Ari o Jai. No después de todo lo que han hecho.
Trey miró a Cristal, con esperanza en sus ojos. Seguramente Cristal y su
hermano Rojo no dejarían a Asmodeus casarse con Ari. No era posible. No
después de todo lo que habían pasado juntos
Cristal se encontró con los ojos de Trey y vio el amor y la determinación.
Todo ello por Trey. Haría cualquier cosa por él.
Trey sabía porque él ya había sacrificado algo increíblemente valioso para
él. Debería haberle asustado tener un maldito rey Jinn. Darle tanta devoción. El
rey Cristal, como todos los reyes Jinn, podría ser un bastardo despiadado
cuando quería serlo. Él tomaba las decisiones difíciles, y a veces Trey no iba a
estar de acuerdo con esas decisiones. Debería aterrorizarle. Pero no fue así.
Estaba enamorado de Cristal. Con un amor tan profundo, que a veces le daba
miedo. Allí estaba el consuelo, sin embargo, que lo más probable es que nunca
lo perdiera. Después de todo era un rey Jinn volviéndose loco. Ningún lío con
un rey Jinn.
208
Así que el dolor que Trey sintió en su pecho por Ari y por la situación de
Jai no era sólo porque amaba a Ari, era porque amaba a Jai, y sabía lo que
podría hacer él para no perder a Ari. Lo entendió porque lo que sentía Jai por
Ari, Trey lo sentía por Cristal.
―Tenemos que hacer algo ―murmuró Trey―. Tiene que haber una
manera.
Cristal negó ligeramente, y Trey podía ver que odiaba la entrega de esta
noticia.
―Sólo hay una manera de salir de esto, y hay una gran posibilidad de que
no funcione. Me voy ahora a tratar de hacer lo que pueda, pero no quiero
dejarte esperanzas. Necesito que todos estén de acuerdo con el hecho de que
hay una gran oportunidad de que pierdas a Ari.
La garganta de Trey se apretó y asintió bruscamente antes de volver su
mirada sobre sus compañeros. Fallon estaba junto a su padre, con los puños
apretados a los costados, con la cara roja de ira. Su madre se sentó frente a Trey,
el rostro de Caroline estaba pálido y los ojos tristes. Michael se puso al lado de
su hija, Trey sólo podía describir su expresión como adolorida. Trey sabía que
Michael se había encariñado con Ari y más aún con Jai en los últimos meses.
Trey se escudó de la opresión en la garganta y miró a Cristal.
―Haz lo que puedas.
Cristal inclinó la cabeza y dio un paso atrás a los Peripatos para tratar de
salvar a sus amigos de la tragedia.
c
El sueño evadió a Ari. Toda la noche fue una batalla contra la
desesperación, su mente recorría las posibles soluciones para luchar contra la
inevitable pérdida de su futuro. Cuando amaneció, estaba agotada y trató de no
darse por vencida.
Cuando Asmodeus se presentó en su habitación y le exigió su compañía
por el día, se encontró marchándose con él gustosamente: la esperanza es que
podría encontrar al Jinn que se había sentado en la playa con ella en sus sueños
y les mostraría que en algún lugar del interior de él era sabio, ligero, y un poco
bondadoso.
Ellos caminaban por los jardines del palacio, el aire caliente del Monte Qaf
soplaba a través del cabello de Ari. Vio las sonrisas maliciosas de los
vendedores del mercado y los clientes y supo que se había corrido la voz sobre
sus nupcias inminentes.
―Ellos saben ―dijo rotundamente.
209
Él se acercó a su lado, con los brazos detrás de la espalda, su duro rostro
inclinado ligeramente hacia el cielo.
―Sí, lo saben.
―Hacer esto no la traerá de vuelta.
―No. Sin embargo, te destruirá y marcara como de mi propiedad al
mismo tiempo. ―Le lanzó una mirada oscura y calienta―. Te he querido en mi
cama desde hace un rato. Los dos sabemos que…
Ari palideció ante la idea.
―¿Cómo puedes quererme cuando me odias?
Asmodeus se rió, un sonido amargo, horrible.
―¿Ari, todavía no entiendes? ―La llevó al final del patio donde pudieran
estar solos, sentándose sobre uno de los picos más altos de Monte Qaf. Los
residuos de esmeraldas en las montañas parpadeaban y brillaban bajo el sol,
lanzando rayos de luz verde aquí y allí. Asmodeus se apoyó en la pared y Ari
sintió un escalofrío en sus venas ante la mirada siniestra en su rostro―. Maté a
mi hermana, mi gemela, debido a ti. ―Miró a Ari de nuevo―. Y no te odio.
Es… ―se inclinó hacia ella ahora, sus ojos vagando su rostro―…‖es‖por‖eso‖que‖
estoy haciendo esto por ti.
―Por‖culpa.‖―Curvó‖su‖labio‖con‖enojo―.‖¿Est{s‖haciendo‖esto‖debido‖a‖
tu propia culpa?
―Si‖no‖puedo‖odiarte,‖necesito‖encontrar‖mi‖venganza‖de‖alguna‖manera.‖
―Asmodeus‖sonrió,‖pero‖no‖fue ni mínimamente placentera―. Te quiero en mi
cama y te quiero fuera de la vida de Jai Bitar. No sólo romperá tu corazón
dejarlo,‖pero‖oh,‖Ari‖―respiró,‖su‖voz‖engrosada‖con‖intención‖sexual―,‖lo‖que‖
lo hará más dulce es la culpa que sentirás cuando te descubras disfrutando estar
en mi cama.
Rabia e impotencia desgarraron a través de ella y empujó su cara
agresivamente en la suya, olvidando que podría aplastarla en un segundo.
―Nunca‖disfrutaré‖tus‖manos‖sobre‖mí.‖Nunca.
Asmodeus simplemente se rió.
―El‖ cuerpo de una mujer puede traicionarla. El tuyo definitivamente lo
hará.
Lágrima brillaron en los ojos de Ari.
―Te‖odio.
En un borrón de movimiento se encontró a sí misma atrapada en sus
garras, su mano agarrando su nuca apretadamente, dolorosamente, mientras la
210
arrastraba a su cuerpo. Se retorció contra él mientras se inclinaba para rozar su
boca a través de la de ella. Se alejó y sus ojos perforaron los suyos, pesados con
malicia.
―Bien‖―murmuró suavemente.
211
25
El títere rebelde
Traducido por flochi y âmenoire
Corregido por Nanis
El salón de los espejos, ese vasto espacio que Ari siempre había
considerado un salón de baile debido a su tamaño, era realmente la sala de
recepción de Azazil. El salón de baile era más pequeño, aunque todavía
considerable, y era sorprendentemente un poco más cálido en cuanto a estilo
que el resto del palacio de Azazil. El piso de mármol era atravesado con polvo
de cristal de plata, las paredes un suave crema, interrumpido por elaborados
candelabros y pinturas. Todas las pinturas eran de estilos diferentes:
impresionismo, post-impresionismo, pre-Raphael,‖ surrealismo…‖ Ninguna‖ era‖
coherente estilísticamente pero seguían un único tema: todas las pinturas
capturaban imágenes del mundo Jinn.
Pesadas cortinas de brocado adornaban las ventanas y arcos. Tres enormes
candelabros de gotas de cristal colgaban del techo. Mesas de banquetes se
alineaban a los borden de la sala mientras una orquesta fantasma interpretaba
música clásica con un toque de Medio Oriente. Cientos de Jinn, menos de la
realeza, e importantes terratenientes se mezclaban por el salón, la energía
vibrando con poder, magia y emoción que tras siglos y siglos, el príncipe
Asmodeus finalmente había escogido una novia para ser la cabeza de su harén.
Azazil se sentaba en su trono en un pequeño estrado en el extremo norte
del salón. Usaba pantalón negro de seda, los pies descalzos, también su torso,
aunque levemente cubierto por una larga capa negra. Tenía sisas, por lo que
ocultaba parte de su torso, pero sus brazos desnudos estaban decorados con
misteriosos tatuajes negros, un diseño de remolinos y florituras que Ari no
entendía. Pulseras de oro adornaban ambas muñecas, una gran piedra de
esmeralda en el centro de cada una. Una trenza larga y blanca se retorcía con
cadenas finas y de oro que se extendía por su espalda, y en sus orejas colgaban
pendientes de esmeralda y oro.
Su teniente, Asmodeus, y detestable prometido de Ari, usaba pantalón de
cuero negro. Sus pies también estaban descalzos y no usaba camisa, mostrando
un torso poderoso. Su cabello largo y oscuro se derramaba por su espalda como
seda negra, y usaba un torque decorativo dorado que se sujetaba en su nuca y
se ajustaba en un amplio círculo a través de su clavícula y torso. Insertado con
212
rubíes y esmeraldas, el torque hacía juego con las pulseras alrededor de sus
muñecas. Abarcando sus enormes bíceps había diademas planas de oro.
Los dos estaban vestidos para impresionar. Como, desgraciadamente, lo
estaba Ari. Las mujeres Shaitans habían ido a su habitación antes de la fiesta de
“celebración”,‖ y‖ vestido‖ a‖ Ari‖ ante‖ la‖ petición‖ de‖ Asmodeus.‖ Esto‖ significaba‖
que estaba usando un vestido verde esmeralda que revelaba mucho más de lo
que le gustaría. Estaba hecho de seda de gasa ligera, y aunque larga, la falda se
dividía en cuatro paneles que cuando Ari caminaba, revelaba sus piernas
desnudas. También estaba descalza, pero tenía una pulsera en espiral dorada
que empezaba en su tobillo y se entretejía hacia arriba por su pantorrilla
derecha. Hacía juego con las pulseras en espiral dorada de sus muñecas y los
pendientes en espiral. Su cabello estaba suelto porque a Asmodeus le gustaba
de esa manera. El vil bastardo.
Ari fulminó con la mirada el salón de baile, su expresión solamente
cambiando de odio a agonizante anhelo cuando permitió a su mirada detenerse
en Jai. Estaba de pie en la esquina derecha con el rey Rojo, que estaba vigilante a
su lado. La mirada de Jai no vaciló de la de ella. Rojo puso una mano sobre el
hombro de Jai para detenerlo de moverse hacia Ari.
―Sigo debatiéndome entre la simpatía y la diversión sobre esto,
Asmodeus ―dijo súbitamente Azazil. Ari movió su mirada hacia el sultán para
ver que estaba viendo a Jai―. Quizás deberíamos seguir adelante antes de que
mi simpatía me supere.
La expresión de Asmodeus se ensombreció.
―Mi amo mercurial no va a cambiar de idea sobre mí.
―Eso sonó como una demanda. ―Azazil inclinó la cabeza para sonreírle a
su teniente―. Te estás volviendo atrevido, Asmodeus.
―No quiero mi diversión estropeada.
Ari esperó con expectación ver lo que Azazil diría.
Soltó un suspiro y movió una mano enjoyada hacia Asmodeus.
―No voy a cambiar de idea. No tienes que preocuparte. Solo hay pocos
guerreros reales entre los Jinn menores y estamos atormentando al único que
tenemos. Sugiero que termines su cruel tormento antes de que decida alterar tu
venganza a solamente Ari.
―Bien ―gruñó Asmodeus desde el fondo de su garganta. Agarró a Ari
dolorosamente por el bícep y la arrastró a la tarima mientras Azazil anunciaba a
la sala que Asmodeus iba a tener su primer baile con su prometida. El piso se
despejó rápidamente, los Jinn curiosos apretándose en los bordes de la sala, sus
cuerpos como cofres del tesoro en prendas tan ricamente coloridas.
213
Para causar tanto dolor como fuera posible, Asmodeus no se detuvo hasta
que estuvieron en el extremo sur de la pista de baile, cerca de Jai y Rojo. Ari
miró a Jai solo para tener su cabeza siendo dada vuelta bruscamente cuando
Asmodeus la arrastró en posición.
Ella se paró rígidamente frente a él, sin moverse.
Asmodeus inclinó la cabeza, sus ojos entrecerrándose.
―Baila conmigo o lo haré sufrir por tu desobediencia.
―Bastardo ―susurró ella a la vez que se acercaba un paso y ponía sus
manos muy tentativamente en sus hombros. Fue un tramo largo dado que él era
alto, y lo sintió doblarse ligeramente hacia ella cuando puso sus propias manos
en sus caderas. Los meció con la música y Ari sintió el calor de la mirada de Jai
quemar su cuello.
El tortuoso momento pareció durar una eternidad hasta que Asmodeus la
atrajo aún más contra él. Ella intentó retroceder pero él era muy fuerte, y antes
de poder detenerlo, la besó. No un ligero roce de labios contra labios, sino un
beso duro, obligando a su boca a abrirse para que su lengua pudiera tocar la
suya.
Ari lo mordió con fuerza y él hizo un ruido feroz antes de apartarla. Ella
saboreó su sangre en la lengua y le sonrió malvadamente. El rostro de
Asmodeus se ensombreció y la giró, tirando su espalda contra su parte
delantera por lo que ella quedó frente a Jai. Al mismo momento, dos Shaitans
aparecieron en frente de Jai, ignorando las órdenes de Rojo para retroceder.
En cambio, uno de ellos sacó una larga hebra de cuero duro y fino sujeto a
un mango agarrado.
Un látigo.
El Shaitan hizo un inesperado giro de muñeca y el cuero chasqueó
sonoramente contra el piso de mármol frente a Jai. Los invitados jadearon,
emocionados susurros llenaron el salón de baile.
―Por cada mordida ―le informó Asmodeus en voz baja en su oído―, él
sufre un latigazo.
Los ojos de Ari buscaron los de Jai y pudo verlo batallando con el control.
Dio una ligera sacudida de cabeza justo antes de que Asmodeus la diera vuelta
en sus brazos nuevamente y la besara.
Ella se lo permitió. No respondió pero no lo mordió tampoco. Justo
cuando la soltó, Jai le habló telepáticamente: Hubiera preferido el latigazo.
Ari cerró los ojos, sus hombros tensos de vergüenza. Te amo, le prometió.
Estoy intentando protegerte.
214
No puedes. Esto es una tortura.
Las lágrimas se derramaron por las mejillas de Ari cuando se giró para
enfrentar a Jai. Sus ojos se encontraron y sintió la conexión con él mantenerse
fuerte y profunda en el mero centro de su alma. Te prometo que te dejaría ir si eso
significara salvarte.
Entonces deberías haber corrido hacia mí primero. Tengo unas cuantas cuestiones
con esa promesa.
Jai… por favor.
Su expresión se movió y observó que sus hombros caían ligeramente, lo
suficiente para que Rojo diera un paso protector hacia él. Jai le dio un pequeño
asentimiento. También te amo.
―Ahora, niños. ―La voz de Asmodeus retumbo fuertemente para que
todos escucharan―. Es grosero usar la telepatía cuando están acompañados.
―Se giró lentamente en sus talones y se dirigió hacia la habitación―. Pienso
que el banquete se terminó. Me gustaría retirarme con mi prometida y
mostrarle sus bienes, como se dice.
Mientras Ari se congelaba, la multitud la sorprendió con evocadoras
sorpresas y jadeos ofendidos. Miró sus expresiones ceñudas y levantó la mirada
del salón hacia Azazil.
―¡No! ―gritó y sacudió su cabeza, suplicándole que no dejara que
Asmodeus se la llevara.
Azazil lanzó un pesado suspiro cuando se levantó de su trono y bajó del
estrado, un gigante entre los Jinn cuando pasaba. Todos se apuraron a
inclinarse, aun cuando la presencia de Azazil entre ellos no aclaró la
inseguridad y desaprobación de sus expresiones.
Azazil se detuvo ante Ari y Asmodeus. Le dio a Asmodeus una mirada
que podría darle a un adolescente que estaba intentando empujar a su padre
hasta el límite.
―Desafortunadamente, Asmodeus, todavía hay algunas reglas en este
mundo que incluso yo no romperé. Sin esas reglas, seríamos animales
incivilizados. ―Su voz bajó y sus labios se torcieron con diversión cuando
continuó―: Especialmente no las romperé en frente de testigos. ―Se giró hacia
sus invitados y levantó su voz―. La novia no compartirá la cama con su
prometido hasta que la ceremonia de matrimonio esté completa.
Asmodeus, para sorpresa de Ari, gruñó.
―Sólo estamos retrasando lo inevitable.
―Asmodeus ―advirtió Azazil.
215
Levantó sus manos en rendición.
―Bien. Debemos esperar. ―Le sonrió a Ari mientras acariciaba su mejilla
con falsa ternura―. A la cama, entonces, con su permiso.
―Deja que Jai se vaya ―rogó Ari repentinamente a Azazil, sabiendo que
lo estaba forzando, pero necesitaba hacerlo―. No lo hagas que vea esto.
La boca de Azazil se torció ante la petición y luego se encogió, echando un
vistazo a Asmodeus.
―Le prometí a mi teniente que podría tener su venganza.
Desafortunadamente, eso incluye al Ginnaye. Mis manos están atadas. Sabes
mejor que nadie que cuando pido un favor, no falto a mi palabra.
Ari palideció ante el recordatorio que era la razón por la que todo esto
estaba pasando en primer lugar. Tragó su recordatorio y con una última mirada
dirigida en dirección de Jai, giró y se apresuró a salir del salón de baile, seguida
rápidamente por sus guardias.
c
Después de una noche tan complicada, Rojo finalmente le había hecho un
favor a Jai y lo había noqueado así podría al menos tener algo de sueño.
Significó que estaba inconsciente sobre la cama, cuando Cristal finalmente
regresó del Monte Qaf.
Rojo le dio una mirada a la cara de Cristal cuando salió de los Peripatos y
sintió la esperanza por su joven sobrino y su amante morir en su estómago.
―¿Cómo estuvo el banquete? ―preguntó Cristal quedamente, disparando
una mirada cuestionadora a la forma dormida de Jai.
Rojo exhaló fuertemente.
―Tan difícil que incluso padre se sintió inseguro sobre hacer que Jai
observara. ―La expresión de Cristal se oscureció.
―Asmodeus ha ido demasiado lejos.
―Supongo que nuestra idea no funcionó, considerando que no la has
mencionado.
Cristal estuvo silencioso por un momento y cuando su mirada encontró la
de Rojo, Rojo maldijo con enojo.
―¡El bastardo!
―Le expliqué todo pero permaneció inamovible.
―¿Qué dijo?
―Ni una palabra. Aplicó el tratamiento silencioso sobre mí ―dijo Cristal
216
―Después‖de‖todo…
―¿Hay algo más que podamos hacer?
Rojo se agacho hacia su sillón e inclinó su cabeza con derrota.
―Me temo que hemos perdido ésta, hermano.
217
26
Desde lugares inesperados
Traducido por Otravaga
Corregido por Nanis
Durante dos días había estado encerrada en su recámara sin compañía, sin
noticias, nada salvo el temido tic-tac del tiempo que la acercaba cada vez más a
lo inevitable.
No sabía nada de Asmodeus, nada de Rojo ni de Cristal, y definitivamente
nada de Jai. Cuando pensó en el hecho de que nunca volvería a tener una
conversación con él, o ser abrazada por él, su pecho se apretó y pequeños
puntos oscuros llenaron su visión mientras luchaba por respirar.
Un ataque de pánico.
No había tenido uno de esos en un tiempo.
Desafortunadamente, a pesar de la falta de contacto, Ari no se sentía
desesperanzada. Estaba sucumbiendo a lo inevitable pero todavía había un
lugar en su interior que esperaba que de alguna manera, esto no ocurriría. Esa
esperanza sería su muerte, lo sabía.
En la mañana de la boda, Ari vomitó la cena de la noche anterior. No
había conseguido comer mucho, así que fue una sorpresa tener tanto
regurgitado de nuevo.
Las Shaitanes llegaron a su recámara para trajearla con un
sorprendentemente muy occidental vestido de novia blanco. Supuso que era la
forma de Asmodeus de hacerla sentir cada centímetro como la novia. Bastardo
retorcido.
El vestido era mucho más recatado que el que se había visto obligada a
usar dos noches antes, pero eso fue todo lo que Ari notó al respecto. Permaneció
de pie como una estatua insensible mientras las Shaitanes trabajaban, y cuando
terminaron, aturdida les permitió llevarla a través del palacio al salón de baile
donde la ceremonia se llevaría a cabo. Había guirnaldas y decoraciones por
todas partes alrededor del palacio, como si este evento espeluznante fuese algo
para celebrar. Con el estómago pesado por su destino, Ari contuvo el aliento y
dio un paso al salón de baile. Como en una boda tradicional, los invitados
estaban sentados a ambos lados de un pasillo. En lo alto del pasillo, Azazil yacía
218
en su trono, y Asmodeus estaba de pie con un Marid que Ari reconoció. Era
Adeel, el Marid que había supervisado el juicio de Charlie en el Monte Qaf.
Sus ojos recorrieron de forma automática el salón en busca de Jai y lo
encontró en la multitud cerca de la parte delantera, con los reyes Rojo y Cristal
a cada lado de él.
Cuando la Shaitan detrás de ella le dio un empujoncito hacia el pasillo, Ari
mantuvo los ojos fijos en Jai y se imaginó que caminaba este pasillo hacia él en
cambio. La música llenó el salón mientras lentamente avanzaba con piernas
temblorosas por un sendero de pétalos exóticos. Gradualmente se hizo más y
más difícil respirar mientras su pecho se movía arriba y abajo con el esfuerzo.
Estaba cerca de la hiperventilación.
―Uh,‖ odio‖ tanto‖ arruinar‖ esta‖ bonita‖ escena‖ ―sonó una retumbante voz
familiar por todo el salón. La música instantáneamente se detuvo. Así lo hizo
Ari, su corazón saltando cuando dio la vuelta y se encontró mirando por el
pasillo a su padre, el rey Blanco―. Pero voy a hacerlo, de todos modos. ―Su
rostro era inexpresivo mientras pasaba a Ari, sus ojos apenas encontrando los
suyos mientras se deslizaba con túnicas azules y pantalón. Los diamantes
centelleaban en sus orejas y el oro relucía en sus manos. Se había vestido de
gala para la ocasión. ¿Qué estaba haciendo aquí? ¿Había venido a presenciar la
ruina de su hija?
O…
No. Ni siquiera se atrevía a tener esperanzas.
Con los ojos abiertos, se giró para ver mientras él caminaba a zancadas con
determinación hacia la base de la tarima. Blanco se inclinó ante su padre y luego
se puso de pie y dijo:
―¿Una‖ ceremonia‖ de‖ boda‖ para‖ mi‖ hija?‖ Mi‖ invitación‖ debe‖ haberse‖
perdido en el correo.
Azazil le sonrió, pero Ari creyó captar un destello de molestia en su
expresión.
―Ciertamente, hijo, debe haberlo hecho. Pero ahora estás aquí, y puedes
ver con orgullo como tu hermosa hija se casa con Asmodeus. Qué triunfo para
ella, ¿no?
Asmodeus dio un paso hacia Blanco, su expresión pétrea.
―¿Por qué no tomas un lugar en la multitud, Blanco? Sé que no te
preocupas por ella. No molestes.
Blanco le lanzó una mirada condescendiente.
―Me temo que no puedo hacer eso.
219
Ari contuvo un jadeo, dando un tambaleante paso hacia ellos, su pulso
palpitando en su garganta.
―Verás ―Blanco echó una mirada alrededor perezosamente, como
totalmente aburrido con la situación―, no recuerdo acceder a un compromiso.
Una vez más, como lo habían hecho en el banquete, la multitud jadeó. Los
ojos de Ari los buscaron frenéticamente, preguntándose qué significaba eso.
¿Qué significa eso?
Azazil resopló ante el comentario.
―Consideré irrelevante tu consentimiento teniendo en cuenta tu falta de
afecto paternal por la chica.
―Padre ―el tono del rey Blanco era casi burlón―, seguramente a estas
alturas me conoces mejor que eso. Soy tan insistente con las reglas, ¿no? Y en
última instancia, depende del padre de la novia con quién le permite casarse.
La esperanza explotó a través de Ari y sus ojos buscaron a Jai. Él la estaba
mirando fijamente, luciendo como si fuera a salir de la multitud hacia ella en
cualquier momento. Y en sus ojos vio la misma esperanza que ella estaba
sintiendo.
Ambos se giraron para volver a mirar a los reyes y encontraron que Azazil
ya no estaba entretenido. Él miraba al rey Blanco con los ojos entrecerrados.
―¿Estás sugiriendo que no estás a favor de un matrimonio entre Ari y
Asmodeus?
―Ciertamente.
Ari se hundió ante esa palabra.
―Es una cuestión de honor, verás ―continuó Blanco―. Mi hija ya ha
hablado conmigo acerca de un compromiso con otro y he accedido a permitirle
casarse con él. No podría faltar a mi palabra.
―Estás mintiendo ―gruñó Asmodeus, pero Azazil, aunque infeliz,
levantó una mano para detenerlo.
Azazil curvó un labio hacia su hijo.
―Si dices esto en serio, mi palabra a Asmodeus es reemplazada por la ley.
―Estoy consciente de eso, padre.
―Estás mintiendo acerca de esto, ¿no es así?
Blanco de repente lucía una sonrisa maliciosa.
―Pruébalo.
220
Un calor creciente aumentó entre ellos tres hasta que finalmente Azazil
preguntó:
―¿Y quién es el hombre al que ella está prometida en matrimonio?
―Creo que todos podemos adivinarlo ―siseó Asmodeus.
―Jai Bitar de la Tribu Ginnaye de California.
Las rodillas de Ari casi cedieron en alivio, y cerró los ojos, inclinando la
cabeza mientras las lágrimas goteaban por sus mejillas.
―¿Verías a tu hija unida con un Jinn menor en lugar de convertirse en la
novia del primer y más poderoso Marid en nuestros mundos? ―preguntó
Azazil con absoluta incredulidad.
Blanco simplemente se encogió de hombros.
―Como manifesté, es una cuestión de honor. Jai ha protegido bien a mi
hija estos últimos meses. Él continuará haciéndolo como su esposo.
El sultán se burló.
―Él la estaba protegiendo de ti.
El padre de Ari sonrió con suficiencia, obviamente disfrutando el hecho de
que había arruinado la enfermiza diversión de su padre y de Asmodeus.
―¿No te encanta la ironía de esto?
Algunos en la multitud rieron nerviosamente pero se detuvieron
repentinamente cuando Azazil les lanzó una mirada mortal.
―Bien ―gruñó―. Ari Johnson y Jai Bitar son libres de irse. ―Justo así.
Se había acabado.
Sus ojos se encontraron con los de Jai y su boca se estaba curvando en las
esquinas con alivio. Sin embargo, antes de que Ari pudiera ir hacia él, el rey
Blanco le dio a su padre un asentimiento combativo. Luego dio media vuelta y
rápidamente regresó por el pasillo y pasó a Ari sin decir una palabra.
¿Qué?
Con el corazón acelerado, Ari le lanzó a Jai una mirada que le decía que la
siguiera y corrió por el pasillo tras su padre, sujetando la cola de su ridículo
vestido.
―¡Espera! ―gritó, mientras trastabillaba fuera del salón de baile, con los
ojos en la espalda de su padre que partía.
El rey Blanco se detuvo justo cuando Jai apareció junto a Ari, su mano
inmediatamente buscando la suya. Ari casi lloró de alivio ante la sensación de
221
ésta, y se encorvó a su lado mientras su padre se volteaba para mirarla con sus
oscuros ojos alienígenas.
Ari se estremeció, perturbada como siempre.
―¿Por qué? ¿Cómo? ―preguntó en voz baja.
―Mi hermano, Cristal, me hizo una visita.
―¿Cristal?
Él asintió, con el rostro en blanco.
―Sí. Me dijo cuál era la nueva forma de entretenimiento del sultán y
bueno… me complace boicotear a mi padre.
―¿Es por eso?
Su mirada se agudizó y dio un paso hacia ella.
―No confundas mis acciones como afecto. Le dejaré eso a mis hermanos,
Rojo y Cristal, que parecen haber desarrollado una impropia devoción paternal
hacia ti.
Ari ignoró sus reproches y sintió una calidez en el pecho al saber que Rojo
y Cristal realmente se preocupaban por ella. Tendría que agradecerles
efusivamente después. Su afecto, sin embargo, no hacía nada para aliviar el
dolor. Nunca tendría el amor de su verdadero padre. Eso estaba claro ahora.
Apretó la mano de Jai y se apoyó aún más pesadamente contra él, necesitando
su fuerza.
―No obstante, podrías haberme dado a cualquiera. ¿Por qué Jai?
El rey Blanco lanzó una mirada desinteresada en dirección a Jai antes de
volver a Ari.
―Mi hermano me pidió que lo pusiera como condición. Puesto que creo
en el equilibrio, le concedí su petición.
―¿Equilibrio? ―Las cejas de Ari se fruncieron en confusión.
Blanco ladeó la cabeza hacia un lado, estudiando a Ari de esa manera que
siempre la asustaba.
―Todo lo que siempre he querido era conseguir que la orden de los Jinn
volviera a la normalidad. Nosotros damos equilibrio. Dejamos que el mal
avance siempre y cuando esté equilibrado con el bien. Mis hermanos y yo
jugamos un papel importante en ello cuando regimos en los días de la semana.
Quería el antiguo mundo restaurado y creí que Lilif era la única Jinn que podría
ayudarme a hacerlo. En cambio, ella me engañó y buscó el caos absoluto. Soy el
culpable de que eso casi sucediera y si no fuera por ti, ella habría logrado su
objetivo. Estaba en deuda contigo por eso. Ahora la deuda está saldada.
222
Ari asintió, entendiendo eso al menos. Él le había causado mucho dolor.
Un montón, en realidad, pero hoy la había salvado del peor de todos. Y por eso,
estaba agradecida.
―Gracias.
Blanco frunció el ceño con disgusto ante su gratitud.
―Todavía tan humana ―murmuró y sin otra palabra, se dio la vuelta, su
túnica ondeando detrás de él, y caminó a zancadas por los pasillos del palacio,
con llamas manando alrededor de sus talones, llevándolo dentro de los
Peripatos.
Ari viró su cuerpo plenamente hacia Jai, respirándolo mientras sus fuertes
y duros brazos se envolvían a su alrededor, aplastándola contra él. Su boca
estuvo sobre la suya antes de que ella pudiera decir una palabra y se derritió en
su beso. Sabía que él podía saborear sus lágrimas de alivio cayendo por sus
mejillas hasta sus labios.
c
La vuelta a casa había sido emotiva a medida que Ari fue halada en brazos
de Trey, luego los de Fallon, luego los de Caroline, y sorprendentemente
incluso los de Michael.
Cuando dio un paso atrás y observó a Jai conseguir un trato similar
(aunque fuera más un masculino golpe en la espalda por parte de Trey y de
Michael), se le ocurrió que tenía personas que realmente se preocupaban por
ella. No sólo por ella, sino por Jai.
Habían estado todos desconsolados por ellos y estaban absolutamente
encantados de tenerlos de vuelta, y de nuevo juntos.
Sin embargo, antes de que Ari pudiera disfrutar del momento, Rojo y
Cristal más bien con descortesía condujeron a Ari, Jai y Trey fuera de la casa de
los Roes y dentro de la suya.
―¿Qué está pasando? ―preguntó Jai, con su brazo todavía envuelto
alrededor de la cintura de Ari.
Desde su rápido escape desde el Monte Qaf, él apenas la soltaba.
Rojo y Cristal les dieron miradas duras.
―Esto no ha terminado. Nunca va a terminar a menos que haga algo al
respecto ―les informó Rojo en voz baja, con gravedad.
Ari y Jai se miraron el uno al otro con las cejas fruncidas antes de que Ari
le preguntara a Rojo lo que quería decir.
223
―Sabes que Asmodeus simplemente encontrará otra manera de
atormentarte, ¿no?
Ella tragó ante la idea, la inquietud disminuyendo el brillo de su aliviada
felicidad.
―Sí.
―No voy a dejar que eso suceda. Ya es suficiente.
Jai dio un paso más cerca de Rojo, su cuerpo sólido con tensión.
―¿Qué podemos hacer?
―Nosotros no. Yo. ―Rojo asintió hacia Cristal y Trey―. Díganles.
Cristal inclinó la cabeza ante Ari.
―¿Has sentido algo diferente respecto a Trey? Algo en su aura. ¿Se
siente… como la mía?
Ari asintió, tensando su agarre sobre Jai.
―Sí. Cómo tú… pensé… ―Se aclaró la garganta―. Asumí que tenía algo
que ver con él pasando tanto tiempo contigo ―se sonrojó ahora―,
íntimamente.
Trey sonrió ante su vergüenza, obviamente encontrando divertida su
suposición.
Cristal le frunció el ceño, silenciosamente diciéndole que madurara. Eso
sólo hizo que Trey sonriera con más fuerza. Con un suspiro, Cristal volvió a Jai
y Ari.
―Cuando Pazuzu le cortó la garganta a Trey, tomé una decisión. Una
decisión que ningún rey Jinn ha tomado jamás. No puedo permitir que Trey
reciba daño alguno, y la única manera de evitarlo era darle un pedazo de mí.
Ari y Jai no dijeron nada, tratando de procesar qué demonios quería decir
Cristal. Él continuó:
―Sabes que pedazos de un Jinn pueden ser tomados y colocados dentro
de otros. Viste eso con tu madre, Ari, cuando Rojo y yo tomamos un pedazo de
ella y lo colocamos dentro de la Jinn atrapada en la botella de tu padre. Cuando
Blanco mató a esa Jinn, ese pedazo de Sala volvió a ella. Le di un pedazo de mí
mismo a Trey pero en el caso de que Trey muera, ese pedazo de mí morirá con
él. Lo he hecho de ese modo. Lo he hecho de modo que nadie le hará daño. Si le
hacen daño, me harán daño a mí, y si me hacen daño…
―Perturban el equilibrio ―concluyó Ari, con los ojos ensanchados por el
asombro. ¿Cristal amaba tanto a Trey, que haría semejante cosa, haría semejante
sacrificio? Era alucinante.
224
―¿Pero cuando Trey‖ muera‖ por‖ muerte‖ natural…? ―susurró Jai,
obviamente igual de sorprendido.
Cristal negó.
―Él está imbuido conmigo y mi poder. Trey vivirá indefinidamente. Es
por eso que tuve que pedir su permiso antes de que lo hiciera.
La mandíbula de Ari cayó abierta mientras se volvía hacia su amigo.
―Trey, ¿eres inmortal?
Ya sin sonreír, Trey asintió.
―Quiero estar con él ―respondió simplemente.
Rojo tomó el control de la conversación de nuevo.
―Con su permiso, voy a colocar un pedazo de mí mismo dentro de cada
uno de ustedes.
El suelo bien podría haber desaparecido bajo los pies de Ari, y como si lo
sintiera, Jai la sostuvo con más fuerza.
―¿Qué? ―dijo ella con voz ronca.
El rey Rojo la estudió con cuidado, silenciosamente.
―Me recuerdas mucho a tu madre. La extraño, Ari. Todos los días. La
única cosa que hace su pérdida soportable es la promesa que le hice. Prometí
protegerte. Ha habido momentos en los que no sabía si podría mantener esa
promesa, pero cuando te arrojaste a ti misma en la proverbial espada por mí, ya
no tuve dudas. Si puedo usar las palabras de mi hermano, es una cuestión de
honor. Si tienen un pedazo de mí dentro de ustedes, Azazil le ordenará a
Asmodeus que los deje en paz.
―Para la eternidad ―respondió Jai, su tono sugiriendo incertidumbre―.
Porque también seremos inmortales.
Rojo sintió su cautela sobre la vida eterna y asintió hacia Ari.
―¿La amas? ¿No quieres vivir sin ella? Ari es la hija de un rey Jinn y una
Ifrit, Jai. Incluso con la sangre de tu madre, no vivirás tanto como lo hará Ari.
Ella vivirá más que tú. Tal vez por un largo tiempo.
La profecía de su tío se atascó en una dolorosa bola dura en su pecho
mientras se giraba en brazos de Jai para mirarlo, expresando claramente su
miedo por tener que vivir sin él. Estaba demasiado cerca de la verdad para
pensar racionalmente, para recordar que, aun así, tendrían una larga y feliz
vida juntos.
―Jai ―rogó sin necesidad de decir las palabras.
225
Él pasó sus dedos tiernamente por su mejilla.
―Es para siempre, Ari. Para siempre es mucho tiempo.
―Pero es un para siempre contigo.
Sus ojos brillaron ante sus palabras y se inclinó para presionar su frente
contra la de ella, tomando un momento para sentirla y respirarla. Ella
correspondió, aunque sus músculos estaban tensos por la pregunta. ¿Aceptaría
la oferta de Rojo? ¿Por ella?
Jai se echó hacia atrás y miró al rey Rojo, con la resolución grabada en sus
rasgos.
―Sí. Aceptaremos tu oferta extremadamente amable, Rojo.
Rojo pareció relajarse junto con Ari.
―Prepárate ―murmuró de repente Trey sombríamente―. Esto va a doler
como el infierno.
Rojo hizo una mueca.
―Él no está equivocado.
226
Epílogo
Para siempre
Traducido por Otravaga y âmenoire
Corregido por Nanis
―Pasamos mucho tiempo en los cementerios y camposantos ―observó
Ari casualmente mientras ella y Jai caminaban uno al lado del otro, sus cuerpos
alerta en la oscuridad―. ¿Has notado eso?
Pasaron una lápida extraordinariamente grande y Jai asintió.
―Creo que es sólo nuestra suerte últimamente. El mes que viene va a
parecer‖como‖que‖pasamos‖mucho‖tiempo‖en‖el‖desierto‖o‖en‖los‖bosques‖o‖en…‖
los centros comerciales.
―¿Eso fue una indirecta por los gastos de este mes? ―preguntó ella. Una
ramita se quebró a su derecha, llamando su atención. Miró a la oscuridad, pero
no encontró lo que estaba buscando.
―Para nada.
―Caroline está lanzando una fiesta de compromiso para Fallon y Eli.
Necesitaba un traje.
―¿Un traje llega en quince bolsas?
―No fueron‖ quince…‖ fueron‖ cinco.‖ Y‖ compré‖ tres‖ trajes.‖ No‖ sé‖ de‖ qué‖
humor estaré la noche de la fiesta de compromiso.
―No dije nada.
―No tienes que decir nada. Tu tono lo dijo todo.
―Haces más compras de las que solías.
Ari arrugó la nariz y se detuvo para mirarlo, con las manos en las caderas.
―Amigo, paso mis días y a menudo mis noches ―ella hizo un gesto
alrededor del cementerio iluminado por la luna―, cazando y matando Jinn. Es
tan sangriento como suena. Ir de compras me hace sentir como una chica de
nuevo.
Jai le sonrió, y ella se estremeció por todas partes. Dios, esperaba que esa
sensación nunca se desvaneciera.
―¿Amigo?
―Se me escapó.
227
Él sacudió la cabeza con diversión y comenzó a buscar de nuevo.
Casi un año había pasado desde su dura experiencia con Asmodeus, lo
que significaba que ella y Jai habían estado saliendo durante más de un año. Se
sentía como un montón más, pero en el buen sentido. En cuanto a Asmodeus, a
regañadientes había dado marcha atrás. Permanentemente. Una vez que Rojo
hubo colocado un pedazo de sí mismo dentro de Ari y de Jai (un procedimiento
tan doloroso, que los dos se habían desmayado), él y Cristal le habían dicho a
Azazil exactamente lo que habían hecho. Por supuesto, el sultán estuvo a la vez
impresionado y enfurecido. Al final, sin embargo, no había nada que hacer
salvo apoyar con su propia protección a Ari, Trey y Jai para asegurarse de que
sus hijos no sufrieran ningún daño a través de sus muertes. Los planes de
Asmodeus fueron frustrados, y Ari se alegraba de que no se hubiese visto
obligada a compartir una habitación con él desde entonces.
Las cosas habían estado tranquilas en el mundo de la realeza Jinn. Ari ya
no tenía contacto con el sultán o cualquiera de los reyes Jinn, a excepción de
Rojo y Cristal. Rojo pasaba de vez en cuando para comprobarlos, pero Cristal
era un personaje más permanente ya que él y Trey estaban tan acaramelados
como Jai y Ari. De hecho, Trey estaba pensando en conseguir su propio lugar
para que todos tuvieran más privacidad. Ari definitivamente echaría de menos
vivir con él. No sólo la hacía cagarse de la risa sino que también actuaba como
mediador objetivo en los impulsivos desacuerdos de Ari y Jai.
Y ahora tenían una eternidad de cabezazos con los que lidiar. No es que
eso molestara a alguno de ellos. A cada uno en secreto le gustaban los
cabezazos y eventualmente a donde los conducía.
Sin embargo, el pasado año no había sido tranquilo en otras maneras.
Michael los mantenía ocupados y rápidamente se estaban haciendo de una
reputación legendaria como asesinos Jinn. Según Rojo, se habían hecho
denuncias a los Legisladores y a Azazil allá en Monte Qaf. Pero dado que
técnicamente ellos no estaban violando la ley, y a Azazil le gustaba su ayuda en
el mantenimiento del equilibrio, a Jai, Ari y Trey se les permitió seguir
trabajando para el Gremio Roe.
Cuando Ari no estaba trabajando o liándose con Jai, o yendo de compras o
entrenando, encontraba el tiempo (cada pocos meses o así) para ponerse en
contacto con Derek y Charlie. Derek se había separado de su esposa y vivía en
un pequeño apartamento más cerca de la ciudad. Él tenía la custodia
compartida de sus dos hijos y de hecho parecía estar bien por lo que Ari podía
decir.
Charlie era feliz. Él todavía estaba saliendo con la morena tímida y
cuidando de Mikey y su madre, con quienes Ari también se ponía en contacto.
228
Ellos también estaban bien. La Sra. Creagh estaba saliendo con el jefe de
Charlie, lo que claramente enfurecía a Charlie pero Ari lo encontraba gracioso.
Estaba contenta de que estuvieran vivos y sanos para tener estos desacuerdos y
dramas.
En cuanto a Fallon, ella había pasado el último año dándole evasivas a Eli
McEttrick.‖ Le‖ había‖ confesado‖ a‖ Ari‖ que‖ la‖ suya‖ era‖ una‖ relación‖ de‖ “amigos‖
con‖beneficios”,‖pero‖r{pidamente‖se‖había‖deteriorado‖cuando se hizo evidente
que Eli quería más. Él la persiguió con una determinación y persistencia
impresionantes. Ella por fin había cedido hace seis meses, y luego él se le había
propuesto, y le había tomado otros tres meses para conseguir que ella dijera que
sí.
Michael estaba contento con la elección de esposo de su hija y aún más
feliz de que el compromiso hubiese dado inicio a conversaciones sobre la
posibilidad de que los dos Gremios se unieran para hacer el mayor Gremio en
la Costa Este. Algunos estaban entusiasmados ante la posibilidad, otros no
tanto. A Ari y a Jai no les importaba lo que pasara en tanto pudieran quedarse
con la familia que habían establecido en el Gremio Roe, y pasan sus días
cazando y sus noches acurrucados.
Bueno, normalmente sus noches.
―¿Crees que el Utukku siquiera vaya a aparecer? ―preguntó Ari, casi
gimiendo. Se estaba perdiendo un episodio de su programa favorito por esta
mierda.
―No si sigues hablando.
―Alguien está malhumorado esta noche.
―Esperaba estar en la cama con mi novia ahora mismo, no cazando a
algún pequeño imbécil espeluznante en un cementerio en Maine.
―¿Imbécil? ¿Acabas de utilizar la palabra imbécil?
Jai negó, pero sus labios se retorcieron, delatándolo.
―¿Eso es todo lo que captaste de esa frase?
―No voy a pensar en el resto de la frase. Solo me enojará aún más saber lo
que podríamos estar haciendo en vez de hacer esto.
Jai se detuvo y se acercó a ella, sus brazos envolviéndose alrededor de su
cintura. La atrajo más cerca y le dio un suave beso en los labios.
Ari se acurrucó más cerca de él.
―No estamos actuando como asesinos responsables en este momento.
229
―Lo sé. ―Gimió y la besó en la frente antes de alejarse de ella―. Cuando
esto termine, voy a compensártelo.
Un delicioso escalofrío la recorrió ante el pensamiento.
―¿Harás esa cosa que me gusta?
―¿La cosa-cosa, o la cosa? ―preguntó él, escudriñando el siguiente
pasillo de lápidas.
―La cosa.
―Cariño, tenemos a este chico y haré la cosa y la cosa-cosa.
El Utukku eligió ese momento en particular para aparecer al final del
pasillo, y con la sensual promesa de Jai sonando en sus oídos, Ari liberó una
mucha más poderosa maldición de la que necesitaba sobre el torcido Jinn
Explotó.
Lentamente Jai se giró hacia ella, ahogando una risa.
―¿Era necesario eso?
En lugar de contestar, agarró las solapas de su chaqueta y lo empujó
contra el tronco de un árbol.
―Acababas de prometer hacer ambas cosas. Definitivamente era
necesario.
Sonrió y envolvió sus brazos alrededor de ella, tirándola voluntariamente
contra él.
―¿Así que tengo que ofrecer favores sexuales y eso elimina
completamente cualquier vacilación que tengas sobre tomar una vida malévola?
Ari se inclinó hacia arriba para rozar su boca sobre la suya, amando la
manera en que sus dedos se enterraban en sus caderas con necesidad.
―Haces que eso suene mucho peor de lo que es.
Su beso rápidamente se volvió caliente y profundo, Jai se alejó, su
respiración pesada.
―Deberíamos regresar.
―O encontrar el hotel más cercano.
―O encontrar el hotel más cercano. ―Estuvo de acuerdo, sus ojos
pesadamente cerrados con pasión.
Y entonces el celular de Jai sonó y él gruñó, dejando caer su cabeza con la
de ella mientras sacaba el teléfono de su bolsillo trasero. Gruñó de nuevo.
―Es Michael. Dice que una vez que terminemos aquí, nos necesita de
regreso en su casa para discutir nuestra próxima asignación.
230
Ari frunció el ceño, tomo su celular, y empezó a escribir.
―¿Qué estás haciendo?
―Le estoy diciendo que lo veremos mañana en la mañana. Casi es
medianoche, Jai. Necesitamos tiempo para nosotros y algo de descanso.
―Lo sé. ―Suspiró pero podía oír la burla en su voz―. No es como que
somos inmortales o algo.
Rodó sus ojos y guardó su celular sugestivamente de regreso en su
bolsillo.
―Esa es la quinta vez en este mes que has usado ese chiste. Necesitas
obtener material nuevo.
―Necesitas sacar tu mano de mi bolsillo a menos que quieras hacer eso en
un cementerio.
―Mmm, pervertido. ―Ari se rió.
Jai se rió.
―Eres una loca.
231
―Soy tu loca.
―Eso es cierto. ―Su expresión se hizo más tierna mientras bajaba su
cabeza para besarla de nuevo.
―Ugh, siento nauseas. ¿Podrían ser más repugnantes?
La voz no familiar fue un salpicón de agua helada que los separó. Ari giró
y sus hombros se cayeron en molestia ante la visión del nudoso Jinn sentado en
la parte superior de una lápida cerca. Otro Utukku.
―¿Otro? ―resopló.
―Sabes, algunas veces viajan en pares ―le recordó Jai.
Crujió sus nudillos mientras levantaba la mirada hacia su novio.
―Hagamos esto rápido. Pretendo tener suerte en algún punto de esta
noche.
Con sus labios curvados, Jai asintió y luego se giraron hacia el Utukku.
Dio un paso amenazador hacia el Jinn.
―Haré los honores esta vez.
―Tengo tu espalda, cariño ―contestó Ari, siguiéndolo hacia la pelea.
Siempre.
FIN
Escena Extra de Darkness, Kindled:
Ni siquiera te conozco
Presentación de Eli & Fallon
Traducida por âmenoire,
adaly, AsheDarcy y ateh
Corregido por Nanis
―Fallon, cariño, deshazte de esa apariencia contraída de tu cara antes de
que llegue nuestro huésped, por favor. ―Michael Roe suspiró pesadamente
mientras se sentaba detrás del escritorio
Fallon hizo lo que le pidió, suavizando sus rasgos para limpiar su
expresión. En lugar de eso dejó que su cuerpo hablara por ella. Cruzó sus
brazos sobre su pecho e inclinó su cadera, esperando que gritara un desafiante:
“No eres bienvenido aquí”.
Michael gruñó y se sentó en su silla, su boca curvada en las esquinas.
―¿Por qué estás enojada por esto?
¿En serio? ¿Tenía que preguntar? Fallon amplió sus ojos en horror burlón
ante sus preguntas y lanzó sus manos en el aire, como pidiéndole al sultán
arriba de su montaña para garantizar su paciencia. Los últimos meses habían
sido… bueno, ni siquiera había una palabra para describir lo que habían sido,
considerando que Fallon había estado muerta por una buena parte de ellos.
Había pasado de estar enamorada por primera vez de un emocionalmente
dañado hechicero, Charlie Creagh, a flotar pacíficamente en un capullo de
hermosa nada, a ser arrancada de éste hacia una realidad que chocó
dolorosamente con los recuerdos que tenía de otra persona. Finalmente, cuando
realmente se había manejado para compartimentar todos los cambios en su
vida, incluyendo decirle adiós a Charlie, justo había llegado al aterrador
alboroto de observar la evitación de un apocalipsis.
Las últimas semanas, ella y sus amigos y compañeros cazadores, Ari, Jai y
Trey, habían regresado a sus asuntos de monitorear y cazar Jinn. Bueno, ella
monitoreaba y cazaba Jinn, Ari, Jai y Trey los asesinaba. Eso apestaba porque
debido a razones medievales de raza, no estaba permitido que Fallon terminara
el trabajo por sí misma. Estaba atrapada a ser sólo un asistente.
Aun así, ese era su destino en la vida. Había sido feliz con él antes y no iba
a empezar a quejarse de sus limitaciones ahora. No después de todo.
232
Después de todo.
Y esto era por lo que estaba molesta. Todos los Gremios a lo largo de
Estados Unidos y probablemente del mundo sabían que su familia había
pasado a través del engaño. Todos sabían que después de todo lo que les había
pasado, sólo estaban tratando de encontrar un poco de normalidad. Así que,
¿por qué demonios pensaba Eli McEttrick que estaba bien hacer una visita a su
padre ahora cuando todo estaba tan en el aire?
―Su elección de momento apesta.
―Fallon, un día puede que seas la líder de este Gremio y vas a tener que
encontrar adjetivos nuevos. Preferiblemente unos que vayan de acuerdo con tu
madurez.
Lo ignoró.
―Papá, sabes tan bien como yo que quiere conocer a Ari, Jai y Trey, y
quiere conocer qué demonios estaba pasando en tu Gremio. Lo que sea que
encuentra, lo va a llevar de vuelta a otros Gremios y dudo que estarán felices
de que seas superior a ellos. ¿No podría sólo darnos unas cuantas semanas más
de paz y tranquilidad antes de traer esta basura a nosotros?
Su padre la miró de esa forma suya tan paciente y serena que
definitivamente no heredó.
―Eli no viene a revisarnos. Sí, querrá conocer a Ari, Jai y Trey, justo como
quisiera conocerlos si ellos pertenecieran a otro Gremio. Pero Eli está aquí
porque el líder de su Gremio, un hombre que admira mucho murió, y necesito
recordarte que está de luto. El Gremio eligió a Eli como su líder. Su
consumación como nuevo líder es presentarse con los líderes de los Gremios
vecinos al suyo. Somos el Gremio más cercano y esta es su primera visita en su
nueva posición. Me gustaría que pudieras mostrarle algo de cortesía, respecto y
sí, incluso simpatía.
De mala gana, Fallon le dio un afilado asentimiento, pero lo termino con
una advertencia.
―Soy mucho más desconfiada que tú y pienso que esta vez estoy en lo
correcto.
―Le diste la bienvenida a Ari en nuestro redil sin ninguna sospecha
cuando todos los demás estaban recelosos de ella. ¿Por qué no puedes darle a
Eli la misma cortesía?
Fallon resopló.
―Si hubiera sabido que abrirle esa puerta a Ari iba a invitar la basura que
trajo, se la hubiera estrellado en la cara.
233
Michael sonrió.
―Mentirosa.
Exhaló con exasperación.
―Lo que sea.
―Uh, sultán misericordioso, sálvame de este mundo espantoso.
Riéndose, Fallon no estaba exactamente luciendo el semblante intimidador
que le hubiera gustado cuando su mamá entró en la oficina, seguida por un
chico alto y buen parecido en sus veintes.
Michael se puso de pie mientras entraban pero el chico estaba demasiado
ocupado mirando curiosamente a Fallon.
¿Éste era Eli McEttrick?
Fallon se movió ligeramente, sus ojos fijos en su intensa presencia. Tenía
unos impresionantes ojos azul pálido rodados por unas gruesas pestañas
negras, largo y desordenado cabello negro, una cara innegablemente dura y
masculina, con una mandíbula cincelada y todo, y un cuello atractivo. Lucía un
termal Henley azul oscuro que resalta sus anchos hombros y un cuerpo
musculoso, vaqueros viejos y descoloridos, y botas raspadas de motociclistas.
Se veía bien pero en una forma que informaba a todos que no le importaba su
apariencia.
―¿Eli,‖supongo?‖―Michael le tendió la mano a la joven líder del Gremio,
llamando su atención.
Eli asintió firmemente a Michael y agarró su mano.
―Es un honor conocerlo, señor.
―Igualmente. He oído nada‖m{s‖que‖cosas‖excelentes.‖―Michael sonrió y
asintió‖ hacia‖ su‖ esposa―. Has conocido a mi esposa, Caroline. ―Se dio la
vuelta, sus labios retorciéndose con diversión secreta mientras sus ojos se
posaron en su hija―. Esta es mi hija, Fallon. Es una de nuestras más poderosas
cazadoras.
Eli arqueó una ceja y examinó a Fallon de arriba abajo. Su piel se sentía
caliente bajo su mirada y se encontró frunciéndole el ceño con molestia.
―Tengo que verlo para creerlo.
Sus cejas casi golpearon la línea de su cabello.
―¿Y exactamente qué significa eso?
Sonrió y Fallon sintió el impacto de la misma en su vientre.
―Solo que eres una cosa tan pequeña.
234
Tomando el comentario como condescendencia, Fallon miró hacia su
padre. Lanzando una mano en dirección a Eli, preguntó agresivamente.
―¿En serio? ¿Este chico?
―Fallon‖―advirtió Caroline.
―Est{‖ bien.‖ ―Eli‖ se‖ encogió‖ de‖ hombros―. Me he enfrentado a hostiles
antes. Tengo una forma de cambiar su pensamiento.
Michael se rió, causando que Fallon lo mirara traicionada.
―Estaré‖ en‖ el‖ gimnasio‖ ―resopló y pasó junto a todos, sintiendo
cosquillear la parte posterior de su cuello mientras salía de la habitación.
Probablemente Fallon había estado golpeando al maniquí en frente de ella
por más de una hora. No, probablemente más a juzgar por sus manos
adoloridas y la plasta de relleno en el rostro del maniquí. Suspiró
profundamente, dejando caer sus manos a los costados.
―Gracias‖ a‖ Dios.‖ ―La voz profunda y retumbante de Eli llamo su
atención y Fallon se dio la vuelta para encontrarlo apoyado contra el marco de
la puerta del gimnasio―. Pensé que iba a tener que intervenir para salvar al
maniquí de tu ira.
Ignorando su sonrisa, Fallon lo fulminó con la mirada.
―¿Qué estás haciendo aquí abajo? ¿En dónde están mis padres?
―Arriba.‖ ―Se apartó del marco y caminó hacia ella, sus ojos devorando
de nuevo―. Pensé en venir y aclarar las cosas.
―¿Eso‖es‖cierto?‖―Fallon se cruzó de brazos desafiante.
Deteniéndose a centímetros de ella, Fallon podía sentir el calor del cuerpo
de Eli contra el suyo y firmemente ignoró el estremecimiento de conciencia que
la recorrió mientras estiraba el cuello hacia atrás para verlo a los ojos.
―Michael explicó todo lo que te ha pasado. Has pasado por más de lo que
nadie nunca debería tener que pasar, Fallon, y entiendo tu desconfianza con
respecto a mi visita. Pero te aseguro que solo estoy aquí para presentarme. No
tengo ningún reparo con este Gremio. De hecho, espero que este Gremio y el
mío puedan llegar a ser grandes amigos.
Fallon resopló, incrédula.
―¿Así que estás diciendo que no tienes motivos ocultos? ¿Qué no te
mueres por conocer a nuestros tres asesinos y, o bien sacarlos del Gremio o
intentar atraerlos al tuyo?
235
Vio los ojos de Eli oscurecerse ligeramente en su interrogatorio y vio un
delatador tic en el musculo de su mandíbula. Claramente no le gustó ser
cuestionado.
―No tengo segundas intenciones. En mi caso, lo que ves es lo que
obtienes. Sin embargo, tengo muchas ganas de conocer a Jai, Ari y Trey. He
escuchado cosas grandiosas.
Fallon asintió, su expresión indicaba claramente que no le creyó ni por un
segundo.
―Correcto. Ansioso por conocerlos. Entendido.
―¿Eras así de molesta antes del cambio de realidad, o se trata de una
nueva adición a‖tu‖personalidad?‖―gruñó Eli.
―No creo que insultar a la hija del líder del Gremio sea una buena manera
de‖seguir‖en‖este‖viaje‖“diplom{tico”‖suyo.‖
―Cuando me insultan, contrataco.
―No te insulté.
Eli dio un paso más intimidante hacia ella, con lo que sus cuerpos casi se
tocaban.
―Déjame educarte, pequeña niña; cuando cuestionas los motivos de una
visita de un líder del Gremio estás, de hecho, insultándolo.
―No, creo que lo estoy cuestionando.
Hizo un sonido ahogado en el fondo de su garganta.
―¿Cuántos años tienes? ¿Cinco?
―De hecho, tengo casi diecinueve años.
―Hmm, debe ser la altura la que me está confundiendo.
Ira quemaba en las venas de Fallon y sintió que los talismanes alrededor
de su cuello pesaban mucho en su contra para una pelea.
―Puedo ser pequeña, amigo, pero pego fuerte. ¿Quieres enfrentarme?
Adelante. ―Subió sus manos.
Eli gruñó y dio un paso atrás.
―No estoy peleando con una pequeña niña.
―¿Gallina?
Los músculos en sus hombros se tensaron con el desafío, sus ojos brillaron
cuando la barrieron. Después de lo que pareció una hora de silencio, le dio un
asentimiento brusco.
236
―Tú‖lo‖has‖pedido.‖―Señaló hacia los talismanes que colgaban alrededor
de‖ su‖ cuello―. Quítate algunos de ellos. De otra forma estás cargando más
poder del que tengo.
Fallon hizo una mueca.
―Amigo, eres como un metro más alto y como un tanque. Sin duda puedo
conservar mis collares.
Levantó una ceja.
—¿Así que es ese tipo de lucha? Suficientemente justa.
Ahora fue el turno de Fallon para estar confundida.
—¿Qué tipo de pelear?
Él respondió barriendo sus pies por debajo de ella.
Fallon golpeó las esteras con un sobresaltado oof y no tenía tiempo para
superar la desorientación antes de ser golpeada en la espalda por el cuerpo de
Eli cubriéndola. Jadeó cuando él tiró suavemente sus manos sobre su cabeza y
la mantuvo en su lugar. Sus rodillas montaron a horcajadas sobre cada lado de
sus caderas mientras él trajo su torso hacia abajo, casi rozando la suya. Su rostro
robusto se cernía sobre ella, sus ojos azul pálido ardiendo con risa.
―Eso‖fue‖f{cil‖―murmuró con una sonrisa.
El choque de su robusto cuerpo sosteniéndola hacia abajo la superaba, y
Fallon tiró inútilmente contra su agarre.
―¡Suéltame!
―Una mala perdedora, ¿verdad?
Entrecerrando los ojos en su arrogancia, la cadera de Fallon tembló y
estaba a punto de llevar a su rodilla entre sus piernas cuando el agarre en sus
manos se hizo casi doloroso.
―No‖ ―gruñó,‖ su‖ boca‖ a‖ escasos centímetros de la suya―. Ni siquiera
pienses en ello.
―No dijiste que‖ teníamos‖ que‖ luchar‖ limpio‖ ―respondió ella con
petulancia, bajando la rodilla.
Ante eso, Eli sonrió y Fallon sintió que el aliento abandonaba su cuerpo. El
idiota era demasiado atractivo para su propio bien.
―¿Estás diciendo que te gusta jugar sucio?
Estaba segura de que la insinuación tenía que dejarla ruborizada y
balbuceando como una infantil de dieciocho años, que él claramente pensaba
que era. En cambio, se relajó contra la colchoneta y sonrió hacia él.
237
―Juego como lo siento, pero escojo con quién jugar. Ese no vas a ser tú.
Sorpresa brilló en sus ojos y dejó escapar una risa profunda.
―Bien por ti.
Fallon no quería reaccionar ante su aprobación, pero por desgracia, lo
hizo. Cubriendo el calor que su comentario había suscitado, Fallon le lanzó una
mirada helada.
―¿Ahora vas a quitarte?
Sin dejar de sonreír, Eli la soltó y con gracia se puso de pie. Mantuvo una
mano hacia ella. Fallon decidió ignorarlo pero sólo reforzaría su creencia de que
era una niña, por lo que la tomó.
―Realmente‖no‖pesas‖nada‖―comentó en voz baja, sin dejar de sonreír.
―Mi poder de fuego no tiene peso hasta que sopla tu culo de aquí al
Monte Qaf.
―Eres una pequeña arrogante.
Fallon gruñó en voz baja y se dirigió a grandes zancadas con furia fuera
del gimnasio.
―Me llamas pequeña cosa una vez más, y voy a hacer algo de lo que mi
padre se va a arrepentir.
c
Sin ninguna asignación surgiendo en un futuro cercano, Fallon estaba
aburrida. Ari y Jai habían despegado en otra búsqueda, Trey estaba trabajando
en su obra, y el resto del Gremio estaba ocupado con las tareas o sus vidas
humanas. Sabía que algunos de los chicos más jóvenes trabajaban mucho en su
centro de formación privada al oeste de la calle Broad. Decidió dar un
agradable paseo para trabajar con ellos.
No le gustaba estar inactiva. Estar inactiva significaba que tenía tiempo
para pensar en todo, y todo por lo general volvía a, enamorarse de Charlie
Creagh, morir, volver a la vida, descubrir que Charlie la había olvidado y luego,
después de reunirse con él de nuevo, saber a ciencia cierta que el Charlie que
ella conocía ya no estaba. Le dolía el pecho cuando pensaba en él, pero ese dolor
fue cediendo día a día. Había amado Charlie pero calculó que si él hubiera sido
el amor de su vida, seguir sin él sería paralizante. No estaba paralizada, y
Fallon no sabía si debía sentirse culpable por eso. Al final, era feliz de que el
Charlie suplente llegara a vivir su vida en paz con su hermano pequeño vivo y
bien.
238
Sin embargo, no fue fácil juntar esta parte de realidad. Una parte de ella
tenía miedo de tal vez haber perdido lo que era de alguna manera. Cada día era
una lucha para asegurarse de que no era cierto, y sentarse alrededor de su culo
no hacía nada para ayudar a esa lucha. Fallon Roe no se sienta sobre su trasero.
Lo patea.
Hablando de… el hermoso rostro de Eli McEttrick pasó ante sus ojos
cuando dio vuelta hacia el oeste de la Calle Broad. Al instante se puso furiosa
consigo misma. ¿Por qué ese zoquete se mantenía infiltrado en sus
pensamientos?
El hombre había pasado un par de días con su familia y Fallon hizo su
mejor esfuerzo para evitarlo después de la cena. Había volteado rápidamente su
interruptor de algo divertido a estar francamente enojada con ella misma.
Discutieron durante toda la comida y al final de la noche, su madre la había
llevado a un lado y le había sugerido esfumarse, mientras que Eli terminaba su
visita.
Así que eso es lo que hizo. Mientras se reunía con Ari, Trey, y Jai y el resto
del Gremio, Fallon lo evitaba como si fuera ese chico en la escuela que no tenía
concepto de higiene oral o de otras maneras. Esto iba en contra de su vena.
Fallon se encontraba más que dispuesta a caminar hacia el niño y explicarle
todo sobre la pasta de dientes, jabón, y agua que dejar que los niños malos lo
intimidaran o niños indiferentes se alejarán de él.
Se había convertido en una evasora, y no le gustaba.
Mientras caminaba a través del pequeño lote del gimnasio, una camioneta
negro brillante se detuvo. La respiración de Fallon capturó el destello de un
perfil mientras la camioneta giraba en un lugar de estacionamiento.
Eli McEttrick.
Parecía que ya no era más una evasora.
Maldita sea… tal vez sí lo era, después de todo.
Con el pulso latiendo en su garganta, Fallon se dirigió hacia el coche
mientras la puerta del lado del conductor se abría y una pierna larga revestida
de dril unida a una bota de motero golpeó el concreto. Sólo para ser
desagradable, se cruzó de brazos y se apoyó en su camioneta brillante mientras
salía.
Eli cerró la puerta, esos ojos azules sorprendentes la miraban
intensamente.
―Fallon Roe.‖―Su voz retumbó gratamente.
239
―Eli‖McEttrick.‖―Se encogió de hombros y presionó su espalda contra la
puerta‖trasera‖de‖pasajeros―. ¿A qué debo este descontento?
Sus labios se torcieron ante el saludo y dio un par de pasos hacia ella, con
lo que su cuerpo quedó cerca del suyo. Una vez más, se encontró con que tenía
que inclinar la cabeza hacia atrás para mirarlo a los ojos. ¿Cuál era la necesidad
de este tipo de invadir su espacio personal?
―Decidí que quería ver que la manifestación del poder de fuego que
presumías la semana pasada. Tu padre dijo que te encontrabas aquí.
Sin saber qué hacer con eso, las cejas de Fallon se fruncieron.
―Viniste hasta aquí… ¿por eso?
Él asintió con la cabeza lentamente.
―Ha estado en mi mente.
―No creo que el Gremio te mantenga lo suficientemente ocupado
―respondió secamente.
Eli rió bajo mientras se inclinaba, poniendo una mano en la camioneta a
cada lado de la cabeza de ella, enjaulándola de manera efectiva.
―¿Tienes una respuesta ingeniosa para todo?
Sintiéndose un poco sin aliento (y confusa) con él tan cerca, ahogándola en
feromonas y deliciosa colonia, Fallon intentó derretirse en la camioneta.
―Sólo si se requiere una respuesta ingeniosa.
―Lo‖ tomaré‖ como‖ un‖ sí‖ ―murmuró, con los ojos recorriendo su cara y
llegando a una parada concentrada en su boca llena.
Para aumentar la confusión y la consternación de Fallon, se dio cuenta de
que la atracción que sentía hacia Eli McEttrick era posiblemente más que un
poco mutua. El calor entre ellos era real, el tirón fuerte, el aire eléctrico.
Inclinó la cabeza lentamente hacia ella.
―A‖ duras‖ penas‖ te‖ conozco.‖ ―Se encontró susurrando de regreso, sus
ojos estudiando‖sus‖labios‖perfectos―.‖Ni‖si‖quiera‖me‖agradas…
Y luego tenía su boca sobre la de ella. Su beso fue profundo y lento
mientras suavemente la seducía fusionándola contra él contra la camioneta. En
el momento en que sus labios se separaron, ambos estaban jadeando
ligeramente. Los brazos de Fallon se encontraban alrededor de sus hombros, los
de él alrededor de su cintura.
Ella parpadeó la niebla de lujuria de sus ojos hasta que se aclararon.
Comprensión la golpeó al instante.
240
―¡¿Qué‖malditos‖demonios?!‖―gritó y empujó sus hombros. Eli apenas se
movió.
En cambio, sus brazos se apretaron alrededor de su cintura y él sonrió.
―Te detengo de golpearme con tus diminutos puños ineficaces. Te
desgastarías.
―Ni‖ siquiera‖ te‖ conozco‖ ―resopló―. No puedes simplemente besarme.
Nos hemos encontrado dos veces. ¡Dos veces! Y no nos gustamos el uno al otro.
Por no mencionar que acabo de salir de algo muy, muy loco y no tengo el
tiempo ni la paciencia emocional para lidiar con lo que sea que seas.
Riéndose toscamente, Eli aflojó suavemente su espalda contra el coche y la
dejó ir.
―He querido besar esa boca tuya desde el momento en que la vi. Eras una
picazón y la rasqué.
Indignación la inundó.
―¿Era una qué?
―Una‖ picazón‖ ―repitió, pero sus cejas se unieron mientras pasaba una
mano‖por‖el‖cabello―. Desafortunadamente, rascarme sólo hace que pique más.
―¿Podrías dejar de compararme con una picazón? Si esta es la charla
afable de McEttrick, es una maravilla que alguna vez tuvieras sexo, amigo.
Sus labios se torcieron.
―Estás haciéndolo peor.
―¿Peor?‖―Sus manos volaron a sus caderas.
―La‖picazón.‖―Sonriendo maliciosamente, Eli abrió la puerta del lado del
conductor. Tomando la pista, una Fallon confusa tropezó lejos de la camioneta,
mirándolo fijamente mientras entraba. Al llegar a la puerta para cerrarla, sus
ojos azules estaban calientes‖con‖el‖calor‖entre‖ellos―. Creo que vamos a vernos
un montón el uno al otro, Fallon Roe. Puedes contar con ello.
Antes de que pudiera responder a su promesa sensual, Eli cerró la puerta,
encendió el motor, y salió del estacionamiento, dejando a Fallon preguntándose
qué demonios había sucedido.
―¡No sabía que el vagón de bienvenida del Gremio Roe era tan
minucioso!
Palideciendo, Fallon se volvió y vio a su tío Gerard de pie con un par de
los chicos más jóvenes del Gremio. Le sonreían con picardía.
Habían capturado el espectáculo.
241
Fallon gimió y levantó las manos en el aire.
―¡No sé qué demonios acaba de suceder!
Gerard se rió y le guiñó un ojo.
―Creo que acabas de conocer a tu pareja.
Ante palabras de su tío, Fallon tragó saliva, sintiendo que su corazón latía
con fuerza contra sus costillas. Las mariposas se amotinaron en el estómago y se
volvió, estrechando de ojos para mirar la calle detrás de Eli. Mientras hacía esto,
la piel de su cuello se erizó, y Fallon lo supo… algo monumental acababa de
suceder.
Su vida nunca iba a ser la misma de nuevo.
242
La salvación invisible
Capítulo 3
Smokeless Fire
Perspectiva de Jai
Traducida por flochi y gemma.santolaria
Corregido por Nanis
El zumbido de la conversación le estaba dando a Jai un dolor de cabeza.
Estaba bastante seguro por la dureza en los rasgos de su cliente, que a ella
también iba a darle uno.
Estoy en la asignación de una vida. Todo valdrá la pena.
Luca, el padre de Jai, y los medio hermanos de Jai engendros de Satán no
serían capaces de tocarlo una vez que completara exitosamente esta asignación.
Hasta ahora había sido fácil, un poco como estar atrapado en una telenovela
adolescente del infierno, pero más que irritante, era fácil.
Sí, Jai se había quedado sorprendido por la chica que iba a vigilar. Ari
Johnson. Una chica de dieciocho años de Sandford Ridge, Ohio. No sabía lo que
había estado esperando, pero definitivamente no era a… Ari.
No fue lo bella que era lo que lo había tomado por sorpresa, aunque no
había estado esperándolo, fue lo solitaria que era para alguien atractiva e
inteligente de dieciocho años. La cultura pop le decía que debería ser admirada,
amada y rodeada por personas a todas horas del día.
En cambio, posiblemente era la persona más solitaria que él haya
“conocido”‖jam{s.‖
Tan solitaria como él.
Sintió una afinidad por ella debido a ello.
Su papá no estaba en casa y por lo que pudo saber, lo cual no era mucho
dado que un maldito Ifrit Jinn lo estaba manteniendo fuera de la casa, Dereck
Johnson raramente la comprobaba. Ari fue dejada al cuidado del Ifrit, quien Ari
suponía se trataba de un poltergeist. El hecho de que ella ni siquiera se
encogiera por tener un poltergeist lo intrigaba mucho.
243
Jai no había sentido nada dañino de parte del Ifrit, sin embargo pensó que
era mejor comprobarlo con el rey Rojo. Su alteza no pareció muy perturbado
por la presencia del Ifrit, por lo que Jai iba a dejarlo pasar hasta que pudiera
conseguir entrar a la casa. No estaba ansioso de que alguien más intentara
proteger a su cliente, pero había poco que pudiera hacer contra su sorprendente
resistencia a menos que el rey Rojo le diera vía libre para luchar.
Jai se apoyó contra la pared del aula y se consintió con un pesado suspiro.
Estaba, por supuesto, usando el Manto para esconderse de Ari mientras la
observaba. Había caminado con ella a casa de su amigo Charlie y luego con ella
hasta la escuela, vigilando cualquier signo de peligro sobrenatural. Ari había
estado bien. El único peligro en el que estaba era de conseguir su corazón roto
por Charlie Creagh. Personalmente, Jai no entendía la cosa emo, deprimente y
drogadicta en la que Charlie estaba metido cuando tenía a una chica preciosa y
dulce como Ari cerca. Conocía el pasado de Charlie y se sintió mal por el chico,
pero cuando la mierda sucedía, luchabas a través de ella. Dejabas que las
heridas sanaran y te fortalecías de tus cicatrices. No seguías picoteando hasta
que estaban infectadas.
Después de ese encuentro, Jai había caminado con una desolada Ari a la
escuela y paseado alrededor del perímetro, asegurándose que no podía sentir
nada fuera de lo normal en el aire. Cuando hubo hecho eso, la había encontrado
en historia del arte, una clase donde los chicos estaban emocionados acerca de
sus futuros.
―No puedo‖esperar‖a‖llegar‖a‖Brown‖―anunció una chica alegremente a
Ari mientras trabajaba diligentemente en un rompecabezas de la Mona Lisa.
También quedaba claro desde donde estaba parado Jai que Ari no quería
escuchar eso. De hecho, notó que mientras todos hablaban sobre sus vidas
futuras, Ari se acurrucó en sí misma y cerró, sugiriéndole que estaba teniendo
una crisis sobre sus propias perspectivas.
Sí…‖si‖sólo‖ella‖supiese‖lo‖que‖se‖estaba‖acercando.
Ari Johnson estaba a punto de descubrir que su padre era un rey Jinn: el
rey Blanco había hecho algunos enemigos al parecer, enemigos que podrían
descubrir quién era Ari e intentar usarla en su contra. Ella estaba a punto de
tomar conciencia del guardia que tenía las veinticuatro horas, e iba a ser
sometida al beso de Jai para poder rastrearla si alguien hacía el intento de
llevársela.
Los ojos de Jai pasaron a la lujuriosa boca de la chica cuando ella hizo una
mueca ante lo que sea que la chica le estuviera diciendo. Una agitación de calor
tomó a Jai por sorpresa. No sería una adversidad besar esa boca.
244
―Apuesto a que las nenas‖ son‖ atractivas‖ en‖ la‖ USC‖ ―dijo un chico con
más músculo que cerebro detrás de Ari, sonriendo como si fuera la persona más
increíble del mundo―. Escuché que usan la parte superior del bikini en las
clases.‖―Jai puso los ojos en blanco.
¿En serio? Estaba atrapado en el infierno. A punto de conjurar un libro para
poder ahogar las voces, el sonido del nombre de Ari atrajo su mirada
nuevamente hacia ella.
La chica le estaba preguntando algo a Ari. Él frunció el ceño, dando un
paso hacia ella. Ari se puso pálida, sus ojos pareciendo un poco salvajes. La
chica no pareció notarlo, bombardeando a Ari con preguntas sobre la
universidad. Con una brusquedad que sorprendió a algunos de sus compañeros
de clase, Ari echó la silla hacia atrás y se puso de pie.
―¿Est{s‖bien?‖―preguntó la chica.
Ari asintió pero los ojos de Jai se entrecerraron en sus manos temblorosas.
―Sólo tengo que ir al baño.
¿Qué pasaba con esta chica?, pensó, siguiéndola al pasillo. La miró inclinarse
contra la pared, bebiendo el aire como si fuera agua y estuviera sedienta.
¿Estaba teniendo un ataque de pánico?
Frunció el ceño. No era bueno.
Cuando fue hacia la entrada principal de la escuela, corrió lentamente
detrás de ella, preguntándose cómo realmente reaccionaría al descubrir la
verdad sobre su herencia, especialmente cuando la sola mención de la
universidad la hacía polvo de esa manera. Ella se detuvo frente la puerta,
haciendo un ruido de sorpresa. Jai se acercó a su lado para seguir su mirada y
descubrió la razón detrás de su abrupto fin.
Era el chico. El chico Charlie. Y estaba con otra chica.
Jai suspiró y lanzó una mirada hacia Ari. El sol caía sobre su suave y
bronceada piel, capturando sus extraños ojos en una mirada de luces metálicas.
Sacudió la cabeza. Charlie Creagh era un idiota.
Ella hizo un ruido de dolor, Jai miró hacia atrás para ver a Charlie
besándose con la chica.
Bueno, mierda.
Ari se veía cabizbaja.
Una punzada de algo irradió en su pecho por ella y Jai maldijo en silencio.
No quería sentir lástima por ella. Él no sentía nada. La chica era un desastre.
Involucrarse en su vida personal solo podía convertir esta tarea en un desastre.
245
Ella era un cliente.
Al igual que cualquier otro.
Atrapó un movimiento por el rabillo de su ojo. Obviamente, su cliente
había decidido salirse de clases. Su cabello ondeaba detrás de ella por la brisa
mientras marchaba por las escaleras y salía hacia el estacionamiento de la
escuela. Sus pasos silenciosos reflejaban los suyos. Mantuvo un ojo vigilante
sobre ella mientras ella se iba a casa, ya que claramente su mente no estaba en el
camino delante de ella.
Cuando se acercó a una calle principal, Jai oyó el tráfico en la distancia y
se dio la vuelta para ver al camión a toda velocidad hacia ellos. Con el corazón
en la garganta, paró en seco justo cuando Ari dio un paso hacia la carretera.
¡Jod…!
Usando su velocidad sobrenatural, aceleró hacia ella, sujetó con sus
fuertes manos sus hombros y la arrastró hacia atrás justo cuando la bocina del
camión estalló pasando.
―Jesucristo‖―maldijo ella, temblando por el susto.
Y luego se dio la vuelta para mirar a su salvador. Si él no estuviera todavía
enojado por casi matarse, Jai podría haberse reído del asombro en su cara.
Su nariz se arrugó, sin embargo, como si pudiera oler algo, y de repente se
le ocurrió que probablemente podía oler su colonia. Dio un par de pasos hacia
atrás.
Mientras los segundos pasaron, la expresión de su rostro pasó de sorpresa
al absoluto miedo.
Él se negó a sí mismo a sentirse culpable por no presentarse. Estaba bajo
las órdenes de simplemente observarla por ahora.
Además, acababa de salvar su culo. No tenía nada por lo que sentirse
culpable. Él le lanzó otra mirada molesta antes girarse para ver a un coche
acercarse. Los ojos de Jai se estrecharon cuando este desaceleró hacia ellos.
―Estoy‖loca.‖Literalmente‖me‖esto‖volviendo‖loca.‖Yo…
―Ari,‖¿qué estás haciendo?
Una chica salía por la ventana del lado conductor del coche.
―¿Rache?‖―preguntó Ari.
Rache sonrió.
―Te vi marchándote y decidí que parecía divertido, y no es como si
pudiéramos meternos realmente en problemas ahora, ¿verdad?
246
Qué fantástica actitud, pensó Jai con amargura. Voluntariamente, nunca se
había perdido un día de clase. El conocimiento era tan importante para él, si no
más, tanto como sus habilidades de combate. El conocimiento lo llenaba más
que el golpe de su puño.
―Vamos, entra. Ya he enviado un mensaje a Staci y a AJ para pasar y
reunirnos en tu casa. Pensé en ir a la tienda, comprar algunos aperitivos.
Jai sabía lo que respondería incluso antes de que saltara dentro del coche.
Ella no quería estar sola.
Jai las siguió, pero obviamente no podía entrar en la casa. Cuando más
adolescentes llegaron, sin embargo, casi agradeció al Ifrit por salvarlo. ¿Una
tarde escuchando parloteo sin sentido? No, gracias.
Aun así, caminó alrededor hacia la parte trasera de la casa para mirar a
través de las ventanas de la cocina. Se dijo a sí mismo que era sólo para
asegurarse de que estaba bien.
Se dijo que lo que sentía era intriga.
No era empatía.
No sentía una conexión.
Pero se estaba mintiendo a sí mismo.
Ella era una contradicción. Era multifacética. Era hermosa, adinerada, y
rodeada de amigos. Sin embargo, todo era superficial. No era su vida. ¿Sentía
que era diferente?
¿Eso era? ¿Sería capaz de manejar lo que se avecinaba?
Jai no lo sabía.
Lo que sabía, lo que pinchaba su pecho con un dolor en todo momento en
que pensaba profundamente en eso, era que Ari Johnson era la chica más
solitaria que conocía. Y en un día, o semanas, o meses, su vida podría volverse
un caos. Podría haber un constante bombardeo de Jinn dentro y fuera de su
vida, y Ari Johnson iba a desear un solo día de estar sola una vez más.
247
Seducido
Capítulo 25
Smokeless Fire
Perspectiva de Jai
Traducida por HeythereDelilah1007,
LizC, rihano, ximena Vergara
Corregido por Nanis
Tan pronto como la puerta se cerró detrás de Charlie los ojos de Jai se
quedaron fijos en la cara de Ari. Estaba mirando fijamente a la puerta principal,
viéndose completamente perdida.
La necesidad de consolarla, tan simplemente como Charlie lo había
intentado hacer, era sobrecogedora. De sostenerla cerca y de prometerle que
todo iba a estar bien con Derek. Que iba a estar bien.
Pero uno no trataba así a los clientes, especialmente a uno tan importante
como Ari. Eso haría que los límites de su relación se volvieran más borrosos de
lo que ya eran. Solo podría ofrecerle consuelo de la única manera que conocía.
Cuando ella se dio la vuelta hacia él, sus extraños ojos brillando en el
oscuro corredor, su belleza inescapable le quitó el aliento.
Hora de irse.
Jai caminó hacia ella cuidando mantener su expresión en blanco. Cuando
se detuvo frente a ella, la pelea para mantenerse impasible era casi tan grande
como la pelea que acababa de tener con Pazuzu. Con voz suave y la expresión
dura le dijo:
―Bueno… será mejor que me vaya. Solo usa tu mente si me necesitas,
¿est{‖bien?‖―Y luego, porque no podía soportar el temblor desamparado de su
boca y los pozos límpidos de sus ojos,‖ añadió―: Volveré mañana. Todavía
tienes muchas decisiones que tomar.‖―Esto era solo el principio, se dio cuenta Jai,
y tuvo un nudo en su garganta por ella―. Esto no se ha terminado, Ari.
Su cuerpo templó infinitesimalmente, suavizándose hacia él de la manera
en la que lo hacían los cuerpos de las chicas cuando querían que las besaras. Su
corazón se aceleró y suelo arrancó en una carrera a súper velocidad mientras
248
ella dejaba caer las paredes detrás de sus ojos, la luz en ellos, ―la luz que ella
había dejado dentro de ellos para él― se derramaba fuera de ella.
―Quiero agradecerte por venir por mí, por protegerme.
Mierda.
Con el corazón martilleándole contra las costillas, Jai dio un paso
consciente hacia atrás, creando toda la distancia física que pudiera de la
confesión dentro de los ojos de ella.
Ella lo deseaba.
Ari Johnson lo deseaba, haciendo realidad todas las sospechas que había
tenido sobre que sus sentimientos hacía él estuvieran cambiando.
Ella podía ser hermosa y exótica, pero Ari no era enigmática y misteriosa.
Era transparente y honesta, y demasiado joven como para enmascarar sus
emociones. Tenía el corazón a flor de piel de repente, y Jai estaba enojado con
ella por ponerlo en la posición en la que iba a terminar pisoteándolo por
completo.
Estaba enojado con ella porque lo había puesto en la posición en la que
estaba completamente y perdidamente tentado, a pesar de su buen juicio.
Aclarando su garganta, Jai respondió en perfecto control sobre sí mismo.
―Solo hago mi trabajo. ―Déjalo estar Ari, déjalo estar.
La fuerza en el agarre de ella mientras lo jalaba del brazo hacia ella tomó a
Jai por sorpresa. Se encontró a si mismo lo suficientemente cerca como para
respirar su dulzura, para sentir su cálido y flexible cuerpo cerca de él.
Demonios, estaba intentando matarlo.
¿No habían pasado por demasiado para un solo día? Él abrió la boca para
hablar pero el dolor que emanaban sus ojos lo detuvo.
―No‖ ―susurró ella, sus labios sonrojados temblando de la manera más
distractora. No actúes como‖si‖no‖fueras‖mi‖amigo,‖Jai.‖Después‖de‖todo…‖eres‖
mi amigo.
Jai sintió un dolor en su pecho y tuvo que resistir la necesidad de frotar el
sitio. Tenía que decir algo que la confortara, que fuera amigable, pero también
algo que aclarara exactamente lo que ambos eran en términos profesionales.
Ari lamió sus labios tentativamente.
La sangre se precipitó sobre los oídos de Jai y se encontró a sí mismo
contando hasta diez para recuperar el control.
Luego sintió el cuerpo de ella temblando y ese temblor mandó un montaje
de imágenes inapropiadas que Jai se había arreglado para mantener a raya
249
durante días. Frustrado y a duras penas sosteniendo las últimas pizcas de
autocontrol que le quedaban, Jai la agarró por la parte superior de los brazos y
la empujó contra la puerta principal, necesitando que ella entendiera, ¡que se
detuviera!
―Detente‖ ―susurró roncamente a la atracción de su cuerpo hacia ella.
Demonios, sus labios estaban cerca. Su respiración se volvió rápida por estar
forzando el control sobre su deseo por ella. La cabeza de ella se movió muy
levemente hacía él, diciéndole que quería que perdiera el control; lo deseaba.
Ella‖lo‖deseaba―. Deja de mirarme así.
―¿Cómo?‖ ―susurró roncamente Ari, enviando una onda de deseo puro
hacia él, deseo que se cuadriplicó mientras ella rozó sus labios hacia él.
Jai retrocedió, sus labios temblando. Soltó una maldición, casi odiándola
en estos momentos por hacerle eso.
Su agarre se hizo más fuerte junto con su determinación de hacer que
entrara en razón.
―Sabes‖cómo.‖―Su voz salió mucho más baja de como lo había esperado,
traicionando su reacción hacia ella. A pesar de eso, tenía que hacerle entender
que nada podría pasar nunca entre ellos. Ella era su cliente. Él era un Ginnaye
respetado.
Su reputación estaría destrozada si anduviera metiéndose con un cliente
de dieciocho años cuyo tío resultaba ser uno de los Siete Reyes de los Jinn. SI
eso pasaba, Luca ganaría. Jai no sería nada, justo como su familia había
pronosticado siempre.
Eso no podía suceder. Jamás. Perdería todo lo importante para él y Ari
acabaría con otro corazón roto. Jai se negaba a hacer con ella lo que Charlie
había hecho.
Y si tenía que mentir y herir a Ari para hacerle ver que nunca funcionarían
juntos, entonces que así sea.
―Soy tu guardián, Ari. Ginnaye.‖ Tú‖y‖yo…‖no‖ podemos. No podemos y
no‖ lo‖ haremos.‖ ―Jai se encontró bajando los ojos, luchando por encontrar la
mentira que lastimaría sus sentimientos y los cortara rápido. Por último, se
encontró con su mirada y mezclo la verdad con la mentira. Por primera vez en
su vida, Jai tuvo dificultades para encontrar‖ las‖ palabras‖ adecuadas―.‖ No…‖
mira…‖ eres…‖ hermosa.‖ ―Tan hermosa que me mata―. Eres muy hermosa y
eres…‖genial.‖Pero‖solo‖tienes‖dieciocho‖y‖te‖gusta‖Charlie‖y‖yo…‖bueno‖―aquí
va―, hay alguien m{s…‖en‖mi‖vida.
Jai no tuvo que preocuparse si sonaba convincente. La angustia y
humillación en su cara fue como un puñetazo en el estómago.
250
Nunca había sido el señor buen tipo con las chicas en el pasado. Había
sido‖ un‖ tipo‖ de‖ “{malas‖ y‖ déjalas”,‖ y‖ se‖ imaginó que probablemente había
herido los sentimientos de esas chicas aunque solo sea de manera superficial.
Pero en ese momento, Jai nunca se había sentido como un pedazo de
mierda tan grande.
―Lo‖siento…‖lamento‖hacerte‖sentir‖incómodo…‖yo…
―Ari,‖est{‖bien ―le interrumpió, incapaz de soportar su voz temblorosa,
su dulce ansiedad que le decía que ella pensaba que era la mala y él el inocente.
La ira anterior que había sentido hacia ella se derritió, y lo único que quedaba
era la ira a sí mismo.
A decir verdad…‖ había‖ actuado‖ de‖ manera‖ diferente‖ con‖ ella.‖ Había‖
hablado‖con‖ella,‖la‖había‖abrazado…‖le‖había‖dado‖señales‖de‖que‖sentía‖algo‖
más. Y ahora había mentido sobre estar enamorado de alguien más de modo
que ella retrocediera y dejara de seducirlo para aceptar lo que ambos sabían en
el fondo que él quería.
Por primera vez en su vida, Jai se sintió deshonroso.
―Sí. —Se echó a reír Ari de repente, el sonido tan dolido que le hizo
estremecerse―. ¿Debería pedirle a mi tío un reemplazo o algo así?
―¿Qué?‖ ―Sintió otra punzada brusca en su pecho ante la idea de otra
persona cuidando de ella. No podía confiar en nadie más para cuidar de ella. El
pensamiento de otro guardián vigilándola, estando ahí para ella, envió una
oleada de calor a través de su sangre. Enojado, Jai apretó la mandíbula, tratando
de controlar‖ la‖ emoción‖ inexplicable―. Todavía soy tu guardián. Solo
tendremos que olvidarnos de esto y seguir adelante.
Ella asintió, sin encontrarse con su mirada.
―Bueno.
Como cualquier buen guardián, Jai no quería dejar a Ari cuando ella era
vulnerable. Sin embargo, necesitaba poner distancia entre ellos. Así que se
obligó a decir:
―Está bien. Voy a salir. Puse mi número en tu celular, pero recuerda,
puedes‖ utilizar‖ la‖ telepatía.‖ ―Y porque Ari era un poco impredecible, se
encontró‖ advirtiendo―: No intentes nada estúpido mientras estoy fuera.
Volveré mañana después de ocuparme de algunas cosas. Podemos discutir tu
futuro, tal vez entrenarte en el uso de los Peripatos y en volar.
Con los ojos vibrantes ahora embotados, Ari asintió hacia él.
Su culpa multiplicándose.
251
Con un profundo suspiro interior, Jai dio otro paso atrás, preparándose
para entrar en los Peripatos.
―Nos‖ vemos,‖ Ari.‖ ―Y porque si se quedaba un segundo más se iba a
derrumbar y tirar de ella en sus brazos aunque solo sea para borrar esa mirada
horrible en su rostro, Jai dejó que las llamas lo envolvieran, llevándolo lejos de
la tentación.
252
Sobre Samantha Young
Samantha Young es una escritora escocesa
graduada de la Universidad de Edimburgo en 2009.
Estudió historia antigua y medieval, lo cual en
realidad sólo significa que le gustaban las cosa viejas.
Desde febrero de 2011, Samantha ha estado autopublicando sus novelas para adultos jóvenes más
vendidas por Amazon. Ha sido nominada para el
Premio al Mejor Autor y Mejor Romance Goodreads
por su best-seller internacional ON DUBLIN STREET.
Para obtener más información sobre la novela de
ficción
para
adultos
de
Samantha
visita
http://www.ondublinstreet.com
Para obtener información sobre sus novelas de ficción para adultos
jóvenes visita www.samanthayoungbooks.com
Saga Fire Spirits:
1.
2.
3.
4.
Smokeless Fire
Scorched Fire
Borrowed Fire
Darkness, Kindled
253
Créditos
Moderadoras: âmenoire y AsheDarcy
Traductoras
Josefina
AsheDarcy
Flochi
HeythereDelilah1007
âmenoire
rihano
AnnaTheBrave
Jane'
Isa 229
Pilar
adaly
ateh
gemma.santolaria
Malu_12
ximena vergara
LizC
otravaga
Correctoras
Nanis
Selene
Recopilación y Revisión: Nanis
Diseño: Cecilia
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