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1947 0018

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La nueva Ley Orgánica del Secretariado y
personal auxiliar y subalterno
de la Administración de Justicia
Por Francisco MURCIA y CASTRO
. -
Letrado del Ministerio de Justicia
A ¿ey de 8 de junio de 19^7 que reorganiza el Secretariado y personal
auxiliar y subalterno de la Administración de Justicia ha venido a llenar una necesidad hondamente sentida. Resuelve problemas fundamentales y ordena la situación de dwersos Cuerpos, carentes de una organización _
adecuada y definitiva, regidos hasta hoy por diversos Decretos y hasta por
simples Ordenes, que han ido sucediéndose a medida que la práctica aconsejaba introducir variaciones en el sistema en uso.
Con la denominación apropiada de Secretarios de la Administración de
Justicia, quedan fusionados, formando un solo Cuerpo, los Secretarios de loa
Tribunales y de los Juzgados de Primera Instancia e Instrucción¿ y a través
de las disposiciones de la Ley, se advierte, como finalidad primordial, la de
elevar el prestigio de estos Organismos, que, desde algún tiempo, medmnte
valiosas aportaciones de funcionarios seleccionados en, difíciles pruebas, a
las que acudieron individuos pertenecientes ya a carreras b.rülantes, se hicieron acreedores, a mayor consideración oficial, que ahora se logra como premio
a urna labor destacada y eficaz. Nú olvida la Ley a los Oficiales, a los Auxiliares, al personal administrativo y subalterno y, en definitiva, a otros servidores de la Justicia, que no por modestos dejan de ser igualmente necesarios
para el funcionamiento de los distintos Organismos judiciales. A todos beneficia y a todos alcanza la reforma, a pesar- de las dificultades que envolvía,
precisamente por su extensión y trascendencia. Por eso, y más que nada por el
tino con que se han enfocado y resuelto viejos problemas que no llegaron a tener solución acertada, la Ley ha sido recibida con general aplauso por cuantos
intervienen más o menos directamente en las tareas judiciales.
Una cuestión harto delicada, se acomete resueltamente. És ésta la que atañe al sistema de retribución del Secretariado, que ha dado siempre lugar a
enconadas discusiones y a puntos de vista bien dispares.
Hasta hoy, el arancel ha constituido la forma única de pagos de servicios
a los Secretarioá de Juzgados de Primera Instancia e Instrucción y a gran
número de los que figuran adscritos a los Tribunales colegiados. De sus ven-
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tajas ó inconvenientes no hemos de tratar y tampoco es ocasión, de analizar
ahora si los diversos tanteos 'en orden a cambio del sistema. fracasaron, tal
vez, por seguirse principios absolutos. En adelante, la retribución del Secreta'
riada de la Administración de Justicia correrá a cargo del Estadio; pero la
Ley, con atinada visión, compagina los opuestos intereses de los funcionarios
que en la actualidad componen el Secretariado, mediante fórmulas hábiles y con
absoluto respeto de los derechos adquiridos. Da opción entre el arancel y el
sueldo, incrementado con gratificación fija compatible con las que presupuestariamente perciban o puedan <percibf/r¿ pero, además, establece tun ^sistema
mixto, por*. mé/Ho )del cvlal te consigue Za Compatibilidad del ¿uéfdOi co«) «I
arancel. No cabe generosidad mayor, puesto que cada cual es libre de elegir la
forma de remuneración que más le conviene o le acomoda. Por otra parte, y
esto es fundamental, se soluciona el agobiante problema de las Secretarías incongruas, que han constituido seria y constante preocupación; y al reconocerse, con la amplitud con que la Ley lo hace, él derecho al disfrute de haberes
pasivos, no tendrá justificación el caso de funcionarios incapaces por su avanzada edad, que, merced a la clemencia de los Jueces, desempeñan el cargo
sólo, nominalmente, con notorio quebranto para el servicio.
Nada hay que oponer al sistema establecido para la provisión de vacantes.
Se conservan los turnos tradicionales de antigüedad de servicios en la categoría y en la carrera; y se mantiene, sin distingos, el de oposición restringida,
que hasta el día ha venido aplicándose en el Secretariado Judicial con excelentes resultados, porque aviva el estímulo en el trabajo y es siempre un aliciente
para el estudioso la posibilidad de lograr mejor puesto, sin sujetarse a la perezosa marcha del escalafón. Un turno muevo, el de antigüedad en el Cuerpo,
se consigna junto a los anteriores. Su implantación ha suscitado algún recelo;
peroiaimitido en otros Organismos de la Administración de Justicia, no hay
por qué rechazarle en éste, máxime cuando él legislador, con acertada previ'
sión, ha condicionado su empleo para impedir que los funcionarios pasen de
una categoría a otra superior sin contar con la suficiencia y la capacitación
piáctica, qué sólo se adquiere a fuerza de años de serwio.
Por lo que concierne a los Oficiales y Auxiliares adscritos a los Tribunales y Juzgados, la reforma es de suma trascendencia. Se les concede la condición de funcionarios públicos, con lo cual adquieren la categoría social que
merecen, y se resuelve a la vez el problema de su justa retribución, que, en .
lo sucesivo, no ha de depender, como en la actualidad, del mayor o menor beweficki obtenido ipor la Secretar^ o\ d¡e la mayor o menor estpfendideid >dél
Jefe. Dejan de ser, por tanto, simples empleados particulares los que en crecido porcentaje teníati aquelUi cualidad, para convertirse en\ servidores del
Estado, con todos los beneficios que otorga- a los mismos. Se eleva y dignifica
su función, y esto, unido a la certeza de conservar el cargo, y a la responsabilidad, bien definida, que lleva consigo, asegura mayor celo e interés en el
trabajo que a sw cuidado se confia.
Del personal que integra el Cuerpo Técnico-administrativo de los Tribunales se ocupa la Ley, ordenando que en lo sucesivo se constituyan dos escalas
indepenaientes: la técnico-administrativa y la auxiliar, bajo la denominación
de "Cuerpo administrativo de los Tribunales". Concede opción a los actuales
funcionarios para figurar en una u otra, respetando la antigüedad y el sueldo,
y autoriza su acceso al Secretariado cuando reúnan determinadas condiciones.
Claramente se ve que en este punto, como en los demás, no es remiso el le-
gislador en la concesión de beneficios, y si en ocasiones condiciona eí ejercicio
de alguno de los derechos que concede, lo hace por imperativo délas exigencias
requeridas para el buen funcionamiento de los servicios, habida cuenta de las
especiales aptitudes que el desempeño de algunos cargos exigen.
Finalmente, también para los Agentes Judiciales tiene la Ley su recuerdo,
mejorándolos haberes que actualmente disfrutan y consignando como disposición adicional que los que en la actualidad forman el Cuerpo "continuarán
cobrando los vigentes aranceles". Plausible medida que favorece a estos modestos servidores de la Justicia, que por su condición precisan y merecen la,
ayuda que generosamente se les presta.
Lo más interesante de la Ley, lo que es fundamental, queda recogido. Otras
varias cuestiones hacen referencia a plantillas, incompatibilidades, correcciones disciplinarias, excedendaé, etc., sentándose las bases que han de servir
para el desarrollo de los Decretos orgánicos de los distintos Cuerpos a que
se refiere. Con ello ha de completarse su regulación, dando vida al espíritu que
la informa, y como el desenvolvimiento de los principios que contiene hade ser,
a buen seguro, objeto de estudio detenido, para no desvirtuar el acierto que ha
presidido su formación, acabada la obra, se habrá logrado una reforma trascendental en la administración de Justicia, que a nadie perjudique y a todcs
pueda beneficiar.
"ley Oílila del Millo y Peí»il Auxiliar
y l a leno k la fiÉilii ile Justicia"
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