AGENCIA DE COOPERACIÓN ALEMANA ASOCIACIÓN LATINOAMERICANA DE MEDICINA SOCIAL GTZ ALAMES PLAN ESTRATÉGICO SOCIAL EL DESARROLLO DE UN PENSAMIENTO ESTRATÉGICO EN LAS POLÍTICAS PÚBLICAS POR LA CALIDAD DE VIDA Y LA SALUD Hacia la Universalidad de los Derechos Sociales con Equidad, dentro de una Estrategia de Promoción de la Calidad de Vida y Salud Caracas, Julio 2002 1 P PL LA AN NE ES ST TR RA AT TÉ ÉG GIIC CO OS SO OC CIIA AL L Introducción Este documento es resultado de un trabajo colectivo del MSDS, que comenzó en marzo del 2001 con la gestión de la Dra. Maria Urbaneja, como Ministra de Salud y Desarrollo Social, realizado en talleres y reuniones de trabajo entre los equipos directivos y técnicos del Ministerio, con participación de diversos actores nacionales y el apoyo solidario de amigos y amigas dedicados al quehacer de las políticas públicas en América Latina; todos y todas aportaron lo mejor de sus saberes, de su quehacer, experiencias e ideales. Fue motivo esencial de este esfuerzo, la construcción de un nuevo pensamiento en momentos de intensos procesos de cambio políticos y sociales que buscan trascender nuestras viejas e inertes instituciones y proponer otras visiones que terminen por derrotar las tendencias que en el pasado jugaron a la regresividad de lo público y apartarlo de su función primordial: responder a las necesidades sociales de la gente. Este pensamiento, con otra dirección conceptual y política, que ha ido construyéndose a partir del proyecto de país trazado en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, pretende dar frente a estos desafíos, movilizando y juntando las energías de todos y todas alrededor de un compromiso ético y social con la población venezolana y con la enorme deuda que acumuló por décadas un Estado indiferente a sus responsabilidades públicas. Ello impone una batalla decidida y permanente por la calidad de vida y salud de todos los hombres y mujeres de este país, por la equidad en lo económico, lo social, lo político y lo cultural, y por el protagonismo de las grandes mayorías, con el fin de conquistar en Venezuela una ciudadanía definida por su contenido democrático y de justicia social. 2 I. ¿Qué es el Plan Estratégico Social? El PES es un instrumento de planificación política, creado para desarrollar capacidad de conducción estratégica y viabilizar cambios sustantivos en las condiciones de calidad de vida y salud de la población venezolana. En este sentido, su concepción y construcción proporcionan una nueva racionalidad valorativa y práctica a las políticas públicas: “el imperativo ético de responder a las necesidades sociales, garantizando la universalización de los derechos y la equidad de oportunidades a mejores condiciones materiales y sociales de vida para todos y todas”. Esta herramienta orienta y organiza la política nacional de salud y desarrollo social, con la finalidad de hacer efectivas las disposiciones de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y desarrollar los lineamientos del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social 2001-2007, en su eje de Equilibrio Social, y es fundamento del nuevo ordenamiento jurídico del sistema de salud, contenido en el Proyecto de la Ley Orgánica de Salud, actualmente en discusión por la Asamblea Nacional. El PES se rige por cuatro directrices estratégicas que orientan los procesos de planificación y la formulación de políticas, proyectos, planes y acuerdos entre actores, leyes y normativas, así como las acciones llevadas a cabo por medio de instituciones, servicios y organizaciones públicas y privadas. Todos éstos son el conjunto articulado de elementos que permiten convertir los cambios deseados en productos y resultados concretos y visibles dentro de la realidad social venezolana. El pensamiento estratégico El PES desarrolla un pensamiento estratégico que proporciona una nueva valoración y función a las políticas públicas y que sirve como eje ordenador de objetivos, procesos y recursos. Por tanto, abarca todos aquellos aspectos políticos, institucionales y sociales que sean necesarios para ganar gobernabilidad sobre la complejidad de los problemas, dentro de un proceso continuo de acercamiento sucesivo y ascendente. La clave de este pensamiento es la aplicación sistemática de una perspectiva estratégica, entendida como la capacidad de comprender complejidades concurrentes o antagónicas, construir formulaciones políticas que proyecten una imagen objetivo ideal y señalen el punto que queremos alcanzar a futuro, y de transformar conceptos y bases materiales de la realidad, generando en el proceso compromisos y viabilidades. La aplicación de una perspectiva estratégica significa entonces: Convertir la política, sus conceptos y orientaciones en valores de cambio socialmente movilizadores, potentes en su esencia y capacidad comunicativa, y afirmados como condiciones que deseamos alcanzar en su expresión positiva. Comprender los mecanismos esenciales que conforman la base de los problemas y explican sus formas de producción y reproducción social. Activar y combinar todas las fuerzas, capacidades y recursos necesarios para actuar en la base de los problemas y superar la matriz de sus determinantes. Considerar todas las posibilidades y efectos de nuestras intervenciones, evaluando constantemente lo que estamos haciendo, para dominar y vencer los desafíos que tenemos planteados. 3 I.2. Directrices estratégicas del PES La realidad social venezolana presenta una gran cantidad y diversidad de problemas de largo tiempo que aún no se superan. Estos problemas han sido blanco de intervenciones y reformas, ciertamente insuficientes e incompletas; pero ahora su abordaje exige un cambio de concepciones, políticas e instrumentos. Estamos frente a un nuevo objeto de cambio, resultado del proceso político y social que vive actualmente Venezuela y que el pueblo venezolano reafirmó por medio de referéndum en los principios y disposiciones de la Constitución Nacional de 1999. Este objeto es transformar las condiciones de calidad de vida y salud de toda la población, conquistando la universalización de los derechos sociales como obligación, compromiso y propósito de las políticas públicas, dentro de un ordenamiento político, social y económico basado en la equidad. Avanzar en este propósito implica, el reto de construir una nueva condición de ciudadanía, de contenido social y participativo; y rescatar el carácter y función ética de las políticas públicas hacia las necesidades sociales de la gente, cerrando los déficits de respuesta a éstas e impactando en las inequidades de calidad de vida y salud existentes entre hombres y mujeres, etnias y razas, territorios y estratos sociales. Ante estos desafíos, el PES propone cuatro directrices estratégicas: 1 Orientar la función de las políticas públicas hacia el imperativo ético de responder a las necesidades sociales de calidad de vida y salud, con universalidad y equidad, combatiendo los déficits de atención entre necesidades y ofertas, e impactando en la reducción de las brechas por inequidad social como disparidades de oportunidades entre grupos humanos y territorios. 2 Adoptar la estrategia de promoción de la calidad de vida y salud, que busca la preservación y desarrollo de la autonomía de individuos y colectividades, entendida como el ejercicio de potencialidades para satisfacer necesidades y deseos, a través de la transectorialidad y la acción sobre territorios-poblaciones, atacando las causalidades y determinantes sociales de los problemas a enfrentar, y generando capacidades de organización y empoderamiento social. 3 Reorientar el modo de atención mediante la estructuración de respuestas regulares, suficientes, integrales y equitativas, conformadas en redes públicas y sociales de calidad de vida y salud dentro de los ámbitos nacional, estadal y municipal que actúen como espacios de gestión transectorial de políticas y acciones en territorios sociales y como espacios para el ejercicio político y social entre autoridades públicas y comunidades organizadas. 4 Construir una nueva institucionalidad pública con capacidad rectora, conducción y liderazgo dentro de una estructura intergubernamental, descentralizada y participativa, comprometida con la transformación de los patrones de calidad de vida y salud de la sociedad venezolana alrededor de metas concertadas con la sociedad, convertidas en monitor del progreso estratégico y operacional de la gestión y del desarrollo económico y social de territorios y del país. 4 II. Hacia la conquista de los Derechos Sociales A partir de 1999, se abre una nueva etapa en la vida política y social de Venezuela, marcada por un proceso de refundación de las bases constitucionales, la búsqueda de transformaciones en el orden jurídico, social, económico e institucional del país, y el surgimiento de nuevos actores, espacios de discusión y agendas políticas, que han tenido apoyo en una amplia participación popular. Los objetivos de este proceso han sido construir una democracia participativa y de justicia social, estimular un modelo de desarrollo equitativo basado en el ser humano, con expresión en lo social, lo político, lo territorial, lo económico y lo internacional, y rescatar el compromiso y responsabilidad ética y política de los poderes públicos, con los problemas estructurales de la sociedad venezolana, por muchas décadas postergados. La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, elaborada en Asamblea Constituyente y aprobada por referéndum popular en 1999, establece como norma suprema y marco de ordenamiento jurídico de toda la sociedad venezolana, cambios fundamentales en la estructura política y social del país que exige la construcción de nuevos paradigmas y formas de ejercicio de las políticas públicas. En su declaración y principios fundamentales, la república se constituye en un Estado Democrático y Social, de Derecho y de Justicia, que busca construir una sociedad democrática, participativa y protagónica dentro de un Estado federal y descentralizado, donde la soberanía descansa en el pueblo y lo público ya no es exclusivo de los ámbitos de gobierno ni de sus puestos de decisión. Se abre así un proceso para la construcción de nuevos espacios, formas y medios de participación popular en las decisiones públicas, que ocupan 130 artículos de la Constitución1. De acuerdo con este postulado, el reto es pasar de una democracia definida por su contenido político (donde las libertades públicas y el derecho a elegir y ser elegidos son garantizados) a una democracia de contenido social, donde se garantice la preminencia universal e indivisible de los derechos humanos y se conquisten los derechos sociales, siendo el fin esencial del Estado la equidad en la aplicación de estos derechos a todos los ciudadanos y ciudadanas, sin discriminación ni subordinación alguna. En este sentido, la Constitución garantiza a todos los habitantes del país, los derechos humanos, la igualdad y la equidad ante la ley; la participación de la ciudadanía en los asuntos públicos; los derechos de la familia, los niños, niñas y adolescentes, los derechos de la población anciana, los derechos de las personas con discapacidad, los derechos de mujeres y hombres contra toda discriminación e igualdad de oportunidades al empleo, protección y seguridad social, los derechos de los pueblos y comunidades indígenas a sus formas de organización, cultura y prácticas tradicionales; así como los derechos relacionados con una plena calidad de vida, en salud, seguridad social, vivienda, trabajo, ambiente, educación, cultura, deporte y recreación para todos y todas. 1 De los 350 artículos que conforman el texto de la Constitución de 1999, 130 se relacionan directa o indirectamente con el tema de la participación y 31 se refieren a diferentes acepciones del término participar o al desarrollo de diferentes nociones de participación y de los diferentes niveles y medios que la concretan. De estos artículos son relevantes, el 62 que da el derecho a los ciudadanos a participar en la formulación, ejecución y control de las políticas públicas; el 70, que contiene los medios de participación y protagonismo del pueblo y el 184, donde se plantea la nueva visión de la descentralización, obligando a la transferencia de competencias y recursos de los Estados y Municipios a las comunidades organizadas. 5 Esto plantea enormes desafíos a las políticas públicas y obliga a un cambio profundo de sus concepciones y prácticas. Lo público es ahora espacio e instrumento de poder de Estado y Sociedad, exigiendo otro modo de construcción de las políticas públicas, no reducidas a políticas del gobierno, de instituciones, de programas, de cargos de autoridad o de personas. Es decir, formuladas consistentemente en función del interés colectivo, con perspectivas macro y de largo alcance, impactos sostenidos y ejercidas en forma democrática, plural y con justicia, con “participación de todos, por el bien de todos”. Asimismo, lo social ya no significa únicamente proveer de bienes y servicios a la población, dividiéndola entre contribuyentes y no contribuyentes, beneficiarios “objetos de atención” o asistidos por el Estado. Lo social es ahora campo de derechos legítimos y universalmente reconocidos y garantizados, indispensables para la conquista y el desarrollo de una plena condición de ciudadanía, teniendo toda la sociedad en ello un papel protagónico, activo y corresponsable como “sujetos sociales” con poder para decidir sobre su propio desarrollo. Es deber del Estado garantizar la aplicación de estos derechos sin discriminación alguna, preconceptos o privilegios de ninguna especie y sin barreras que puedan impedirlo. No se trata de un problema administrativo o prestacional, sino ético. La aplicación de este criterio rompe con la racionalidad que domina los procesos de decisión del Estado, en la cual se privilegia la disponibilidad de recursos (físicos, humanos y financieros) sobre las necesidades colectivas e individuales. Así, en nombre de la “racionalidad económica” se planifica en razón de las capacidades que pueden ofrecerse, de manera inexorable, y no en función del tamaño y exigencias de los problemas. Esto ha convertido el manejo de recursos en una barrera constante dirigida a la contención de demandas y de costos, en dirección contraria a los objetivos y responsabilidades de la función pública, llamada a garantizar la búsqueda y organización de respuestas colectivas para la resolución efectiva de los problemas sociales2 y a la conducción política de procesos de transformación sustantiva de la realidad social, teniendo prerrogativa una distribución equitativa de los medios sociales de acción, orientados a objetivos de universalidad, democracia y justicia social. 2 Es necesario pensar en la totalidad de la población y luego proyectar sus necesidades. Sobre la base de éstas, evaluar lo qué tenemos, lo qué nos hace falta y pensar estratégicamente de qué manera podemos superar estos déficits. 6 III. Universalidad con Equidad, y Participación La Asamblea Nacional aprobó en el año 2001, el Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social 2001-2007, en el cual se establece como uno de sus ejes centrales el Plan Equilibrio Social. Este plan fija los lineamientos políticos para el desarrollo social de la nación orientados hacia la universalización de los derechos sociales dentro de un nuevo orden social, material y de justicia basado en la equidad y el rescate de lo público como espacio de políticas y acciones en función del interés colectivo y del ejercicio del poder ciudadano, dentro de una nueva forma de relación de corresponsabilidad entre Estado y Sociedad. De acuerdo con lo que señalan estos lineamientos, el desafío planteado para las políticas públicas es la transformación estructural de las condiciones de calidad de vida de toda la población venezolana mediante la viabilización de la conquista universal de los derechos sociales, operando sobre los déficits de atención a necesidades garantizadas como derechos sociales e impactando en las diferentes expresiones y brechas por inequidad. ¿Qué es la Universalidad con Equidad? La universalización de los derechos sociales significa la garantía efectiva de acceso a las políticas, acciones, servicios y recursos que cubren estos derechos, eliminando toda discriminación o barrera que pueda negarlos, impedirlos o limitarlos. Pero, la universalidad requiere de la equidad para ser de hecho verdadera expresión de justicia. La universalidad significa “igualdad de condiciones” y la equidad, “igualdad de oportunidades”, incorporando en ésta la diversidad, la heterogeneidad y las diferencias, que forman parte de la complejidad de lo humano y de los contextos particulares donde se desenvuelve la vida. La equidad no es una concepción imparcial de las diferencias, las reconoce y dimensiona con el fin de impedir una distribución desigual e injusta del poder y de los recursos, es decir, que se de menos a quien más necesita y más a quien menos necesita. Para alcanzar una igualdad plena es indispensable la equidad, esto es asumir que históricamente se ha hecho una jerarquización injusta de las diferencias, produciendo a partir de ellas subordinación, discriminación, marginación y opresión. La equidad se convierte así en el vehículo de la igualdad y la meta a alcanzar. Es lograr “igualdad en las diferencias”. Asegurar la existencia y la gratuidad de la atención de servicios que son financiados con recursos fiscales, son buenos ejemplos de políticas y medidas que permiten eliminar barreras de acceso a derechos sociales fundamentales como la salud y la educación. Sin embargo, la igualdad en las condiciones de atención, por ejemplo, que todos y todas tengamos posibilidades de acceso a los mismos servicios de salud, con gratuidad, no implica igualdad de oportunidades. De hecho, igualar las condiciones puede terminar creando injusticias ante la diversidad y complejidad de las necesidades de la población. Si planificamos la universalidad desde una perspectiva en la que todos y todas tendrán la misma respuesta, no seremos justos con los que más necesitan. Para algunos se darán cosas que no se necesitan, para otros las ofertas serán insuficientes. Por tanto, la universalidad no será completa sino se orienta por la equidad, lo que significa garantizar el derecho a todos y todas, acatando la máxima de responder a cada uno según su necesidad. La equidad es el reconocimiento de que todos y todas necesitamos cosas distintas en tiempos diferentes; y se aplica en dos sentidos, a necesidades diferentes deberán corresponder respuestas diferentes (equidad vertical), y a necesidades iguales, respuestas iguales (equidad horizontal). 7 Cuando comencemos a aplicar este principio sistemáticamente, nos daremos cuenta que la mayor parte de nuestros recursos es consumida por la gente que no es la que más necesita. Así, creamos desequilibrios, muchas veces de forma invisible. Es por ello que empleamos la Universalidad con Equidad, siendo ésta expresión de máxima justicia, entendiendo lo justo como “lo que se necesita”3. Universalidad con Equidad v.s. Pobreza y Focalización Desde hace aproximadamente dos décadas, las políticas sociales del Estado Venezolano han estado orientadas hacia la “lucha contra la pobreza”. La herencia de una cultura pública de concepción centralista, sectorizada, global, expansiva y acentuadamente burocratizada, que fundamentó su intervención principalmente en la “asistencia” a grupos en circunstancias difíciles, vulnerables o desprotegidos (mujer y niños, indigentes y pobres), fue declinando hacia una cultura de dispersión y fragmentación de las políticas sociales que originó en los años 90 la idea de aplicar enfoques de “optimización social”, mediante una nueva generación de programas sociales focalizados en “necesidades básicas” de poblaciones pobres y dentro de una figura de Estado “minimizado” en sus responsabilidades sociales. La focalización intentó concentrar recursos del Estado en programas de “subsidio directo” que llegarían a las personas más pobres, dentro de orientaciones políticas marcadas por la reducción del gasto público y el crecimiento del gasto privado en la satisfacción de necesidades sociales4. La descentralización de competencias públicas acompañó esta estrategia, buscando salidas a la burocratización centralista de las redes de servicios sociales. La estrategia de focalización justificó la reducción de los recursos destinados al gasto social, mientras que las políticas sociales continuaron presentando graves problemas de desfinanciamiento y de pérdida de capacidades de respuesta a los problemas sociales, no resueltos con la descentralización 5. ¿Qué es la pobreza?. El concepto de pobreza proviene de una idea de “mercado”, en la cual la satisfacción de las necesidades sociales es un bien que se compra. Los grupos humanos en condiciones económicas no favorecidas se convierten así en poblaciones tuteladas por el Estado, a quienes se hacen llegar medios para cubrir lo “básico” de estas necesidades con “programas focalizados”. En la focalización también se habla de equidad, pero es una equidad que pretende hacer llegar algunas cosas a los pobres, lo que rompe con la idea de universalidad. Dentro de esta concepción, los derechos sociales son para quienes tienen capacidad económica, convirtiendo a los pobres en imposibilitados para ejercerlos y, por tanto, desposeídos de ciudadanía y desvalorizados en su condición humana y dignidad. Este concepto es circular, porque intenta explicarse dentro de si mismo. La pobreza se define como un patrón de lo “mínimo” aceptado socialmente según la realidad histórica de cada país, para que hogares o personas “sobrevivan” a condiciones adversas de mercado. Se mide en relación con los ingresos requeridos para comprar bienes y servicios “básicos” o para 3 Mario Hernández y Román Vega (2001) A pesar de tratarse de necesidades sociales esenciales como la alimentación, la salud o la educación, la idea de cambiar de subsidios indirectos a directos tuvo como objetivo financiar parte o lo “básico” de estas necesidades a las poblaciones más pobres. La pobreza es una categoría que intenta tratar los problemas sociales de manera residual. Esto llevó a procesos de reduccionismo de las políticas sociales, deteriorando la institucionalidad y dejando enormes deficiencias y vacíos de respuesta a los déficits sociales. 5 La descentralización solo se hizo efectiva en el sector salud a nivel de los Gobiernos de Estado, transfiriendo la ejecución de los servicios ambulatorios y hospitalarios a una parte importante de éstos (17 de las 24 entidades estadales del país); pero la principal fuente de financiamiento de estos servicios sigue siendo la administración central. 4 8 satisfacer necesidades “básicas”, lo que permite seguir su comportamiento de disminución o aumento, pero siempre habrá pobres. Esto borra las relaciones de la pobreza con la complejidad de mecanismos esenciales que la producen, impidiendo la posibilidad real de superarla6. Además, la pobreza se convierte en una categoría homogeneizadora y reduccionista, cómo si las necesidades de los pobres fueran iguales o se agotaran en este patrón común. Por ejemplo, si el ingreso de una familia no permite pagar el costo de una canasta con los requerimientos “mínimos” de alimentos y este costo es aportado por el Estado, estaría esta familia comiendo de acuerdo con sus necesidades? o estaría comiendo lo que se considera mínimo necesario para sobrevivir?. En síntesis, el concepto de pobreza es una categoría incompatible con la universalidad de los derechos sociales con equidad: (a) restringe los derechos sociales al hacerlos depender de la capacidad de compra, quienes no pueden contribuir, no son sujetos de derechos ni pueden ejercerlos; (c) los “pobres” son una categoría residual de la población, objetos de asistencia y dependientes del Estado, son aquellos que a diferencia del resto de la población “no pobre”, presentan incapacidad para cubrir por si mismos lo “mínimo” de necesidades sociales “básicas”; (d) la respuesta del Estado es cubrir una parte de algunas necesidades, no considerando si ello es adecuado, suficiente y equitativo; (e) su lógica es minimizar las responsabilidades públicas del Estado a un “paquete” de programas focalizados, reduciendo los problemas sociales a un conjunto de necesidades “básicas” no satisfechas, que juntas definen el límíte aceptable de falta de oportunidades de vida y bienestar. Déficits de Atención y Brechas por Inequidad La universalidad con equidad exigirá, por un lado, que nuestras respuestas sean el reflejo de la configuración de necesidades en la realidad social y, por otro, que el objetivo máximo de nuestras intervenciones, así como el progreso de nuestros esfuerzos y su efectividad social estén destinadas a reducir los déficits de atención a las necesidades sociales y las brechas por inequidad, impactandp en la calidad de vida y salud. Para entender mejor estos objetivos, es importante distinguir bien lo que significa cada uno de estos conceptos: Déficits de Atención: La identificación de los déficits supone reconocer las necesidades y compararlas con las ofertas existentes. Es medir las insuficiencias o vacíos de respuesta en términos de cantidad y calidad de respuesta con respecto a las necesidades sociales (cuántos ambulatorios o escuelas nos faltan, cuántos médicos y maestros, cuántos medicamentos o insumos escolares), lo que también se expresa en déficits de orientaciones, de políticas y de medios de acción para responder a las necesidades. Brechas por Inequidad: las brechas por inequidad, representan los diferenciales en el consumo de atención y en los patrones de calidad de vida y salud alcanzados entre grupos humanos y territorios. Es medir la distancia entre los que tienen acceso y mayor dominio sobre sus condiciones de calidad de vida y salud y los que están en condiciones peores de fragilidad social, económica y/o de salud, lo que otra vez explica que las respuestas no son equitativas. Estas son las brechas en la distribución de oportunidades que dimensionan la demanda acumulada de 6 Los programas sociales focalizados no afectan el peligroso desequilibrio en la distribución de la riqueza y de los ingresos, base fundamental de la explicación de la pobreza. Si no combatimos progresivamente estos patrones de distribución, dejaremos las cosas igual, aceptando la pobreza como algo irremediable. 9 enfermedades, de muertes evitables y de malas condiciones de vida que no logramos cambiar. Es importante tener conciencia de estas brechas, dimensionarlas y caracterizarlas, para poder enfrentarlas. Las dos formas de equidad que debemos alcanzar La equidad debe tener expresión en oportunidades equitativas de acceso, pero también en oportunidades equitativas a la efectiva materialización de mejores condiciones de calidad de vida y salud7. El combate a las inequidades se constituye así en un reto trascendente que propone no solamente reducir las desigualdades de acceso sino superar efectivamente las brechas entre los que tienen y no tienen en la sociedad venezolana, proponiendo una forma superior de justicia que tiene como base la universalidad de los derechos sociales consagrados en la Constitución. En el acceso, la equidad interviene en los servicios, en las políticas y en la distribución de los recursos. Esto significa, asegurar que los servicios, su ubicación, normas y ofertas de atención; las políticas que dictan sus objetivos y lógica de funcionamiento, así como los recursos financieros y técnicos asignados, sean igualmente equitativos a la diversidad, magnitud y exigencias de las necesidades de la población. La equidad en el acceso, exige adaptarnos y responder a todas las configuraciones de necesidades, incluyendo las comunicativas. Los esquemas de relación, los conceptos, estereotipos, valores y creencias transmitidos a través del lenguaje y aplicados en prácticas de trabajo, tienen efecto en las posibilidades de acceso, sobredeterminan conductas y expectativas, modos de ser y pensar, roles y espacios socialmente permitidos o prohibidos, quiénes tienen derechos y deberes. Esto pertenece al plano de las relaciones de poder y de las construcciones simbólicas, e implica que la equidad debe estar contenida también en las formas de relacionamiento con los “otros”, en las estructuras y procesos de toma de decisión y en la construcción de capacidades y saberes, donde se logre empoderamiento social8. Esto significa, la democratización de las relaciones y espacios de poder, y del conocimiento, entre autoridades y trabajadores, instituciones y poblaciones, servicios y comunidades, y generar otras lógicas de comprender y responder a las necesidades, adaptando los procesos de trabajo a sus configuraciones complejas y a su distribución en la realidad concreta, articulando todas las capacidades y saberes (técnicos y populares) para transformarla. Pero, la equidad en el acceso no es suficiente si no se expresa además en la reducción de las brechas de condiciones de calidad de vida y salud. La razón es que el acceso no cambia esencialmente las bases de producción de los desequilibrios. La inserción que las personas y grupos humanos logran en la vida económica, social, política y cultural es diferencial y ello determina oportunidades también diferenciales a condiciones de vida, materiales, sociales, físicas y espirituales. Las brechas por inequidad expresan así desequilibrios de oportunidades a la riqueza, al poder y al bienestar, acumulados a lo largo del tiempo. 7 Armando De Negri Filho (2001) Cuando los técnicos hacemos prevención y educación, lo cual es nuestra respuesta clásica, ¿qué pensamos hacer? Charlas. Las charlas son el fracaso de la educación, sobre todo si las da un profesional. Son dos mundos aparte. Los que más han avanzado son los procesos que involucran a la misma gente de la comunidad en el proceso educativo. No son en realidad procesos educativos si no de empoderamiento social, donde la información es un insumo y la acción es algo que nace de la posibilidad de generar procesos sociales sobre la realidad de vida de esas personas. 8 10 Esto explica que podamos reducir la mortalidad infantil promedio de una población, sin impactar correlativamente en el número de muertes infantiles que tienen determinados grupos y espacios territoriales, pertenecientes a esta misma población. También explicaría, porqué si comenzamos a equilibrar los déficits de atención, realizando una distribución más equitativa de los servicios y de los recursos que son necesarios, no se afectan en igual proporción las distancias entre los estatus de condiciones de calidad de vida y salud de todos los grupos y territorios. Es por ello que nuestras respuestas serán realmente equitativas cuando las adaptemos a las magnitudes, complejidades y tiempos de las necesidades, lo que exige conjuntos de políticas y esfuerzos sistemáticos y articulados en los planos político, económico y social, y con distintos alcances en tiempo y espacio, considerando el impacto de los problemas y la acumulación de “agresiones” en la calidad de vida y salud de las personas y grupos humanos. Construcción de ciudadanía y participación La ciudadanía, en el marco de una democracia social de derecho y justicia social, tiene como esencia la conquista universal de los derechos sociales. Hoy millones de personas en Venezuela no gozan de derechos sociales, producto de un sistema político, económico y social que ha dejado una gigantesca deuda social expresada en pérdida de años de calidad de vida, muertes, traumas sociales y económicos, el aumento de brechas por inequidad social, el debilitamiento de lo público y la contracción del gasto social. Hacer que seamos ciudadanos y ciudadanas de derechos sociales, significa ser portadores legítimos de estos derechos con poder de exigir su cumplimiento ante los responsables. En este sentido, la universalidad de estos derechos orientada por la equidad, significa construir un nuevo sujeto de derecho y de espacios de poder para el ejercicio autónomo de estos derechos. En la nueva Constitución, son sujetos de derechos sociales todas las personas y grupos humanos, los niños y niñas, adolescentes y jóvenes de ambos sexos, hombres y mujeres, trabajadores y trabajadoras y sus familiares, ancianos y ancianas, personas con discapacidad, pueblos indígenas, familias y comunidades. Considerados como bien del interés colectivo, es deber del Estado garantizar su reconocimiento y ejercicio universal. Constituyen así sus principales “agentes garantes” los poderes públicos, las autoridades centrales, estadales y municipales, los trabajadores y trabajadoras gubernamentales en cualquier institución, programa o servicio de carácter público, incluyendo también a todas las instituciones privadas que intervengan en espacios relacionados con su aplicación. Pero, las políticas públicas no podrán cumplir cabalmente con esta responsabilidad sino incorporan a la gente, como actores fundamentales en su formulación, organización y evaluación. La participación ciudadana en las decisiones públicas, como un nuevo poder, no compartido ni cedido, se convierte en un valor que la gente reconoce como su patrimonio. Ello requiere de una democracia realmente participativa cuya esencia es el equilibrio entre poderes, es decir, se hace entre actores igualmente fuertes que convergen y tienen compromisos más allá de sus intereses inmediatos y particulares. Esto es parte de los cambios en las políticas públicas, porque la institucionalidad más duradera es aquella que tiene como marco la formulación participativa, donde la política es de dominio social. La participación de las personas y comunidades es imprescindible para construir “sujetos conscientes de derechos”, empoderados de sus condiciones de vida y activos defensores de sus derechos. Para ello, la participación debe estar orientada a generar procesos sociales de "organización de respuestas colectivas” dirigidas a mejorar y lograr oportunidades equitativas 11 de calidad de vida y salud, convirtiéndose así en “sujetos sociales, creadores y realizadores de su propio desarrollo”9. El derecho a una calidad de vida y salud, con equidad La salud, la alimentación, la educación, el saneamiento, la vivienda, el transporte, la renta y empleo, la seguridad ciudadana, entre otros, son derechos sociales que representan ámbitos de necesidades esenciales para los seres humanos y por tanto, son vitales para la realización de la vida en todas sus etapas y procesos. Los contenidos de cada uno de estos derechos no podrían entenderse sin la interrelación con los otros, esto quiere decir, que ellos se inscriben en un todo indivisible de mayor jerarquía, que llamaremos aquí condiciones de vida. Estas condiciones tiene un valor para la gente, que en general puede relacionarse con “calidad de vida”. La aplicación integral de los derechos sociales, orientada por los principios de universalidad con equidad, podrá entenderse entonces como el derecho a oportunidades equitativas de calidad de vida. La salud, como concepto distinto al de servicios de salud, tiene un potencial de contenido que permite definirla como expresión de calidad de vida y resultado de sus determinaciones sociales. Entendida de esta forma, alcanzar salud significa haber alcanzado oportunidades equitativas de calidad de vida, en alimentación, educación, vestido, vivienda y los otros derechos sociales fundamentales. De esta manera, utilizamos la denominación de calidad de vida y salud para expresar la estrecha relación entre ambos conceptos y la preponderancia que tienen las condiciones de vida en la salud de las personas y colectivos. La calidad de vida y salud es un concepto que rompe con la concepción fragmentada de las políticas públicas y coloca a ésta dentro de una lógica integrada y coherente con la acción humana y sus complejidades, obligando a la articulación de capacidades y potencialidades para intervenir en las configuraciones de necesidades sociales, individuales y colectivas, y en sus expresiones diferenciales por género, edad y ciclo de vida, etnias y razas, territorios y clases sociales, entendidas como las grandes categorías de inequidad social que determinan valores, roles, expectativas y condiciones de calidad de vida y salud en las poblaciones y territorios. También es un concepto que articula los planos de lo social y lo económico, rompiendo con el predominio de éste último en los objetivos de desarrollo y construye un nuevo valor social alrededor del cual puedan reordenarse compromisos y metas públicas. Finalmente, la calidad de vida y salud, es una herramienta para la construcción de respuestas sociales, trascendiendo la acción de instituciones y servicios, dirigidas a mejorar oportunidades de vida con justicia social. 9 Ramón Granados Toraño (2001) 12 A 1: HACIA LA CONQUISTA DE LOS DERECHOS SOCIALES CON UNIVERSALIDAD Y EQUIDAD ESTADO DEMOCRÁTICO Y SOCIAL, DE DERECHO Y DE JUSTICIA (Contitución 99) Entendida como espacio de poder Estado-Sociedad en FUNCIÓN PÚBLICA Significa, hacer de la Que propugna POLÍTICAS PÚBLICAS O DE ESTADO Garante del FUNCIONES DE GOBIERNO SOCIEDAD PREMINENCI DEMOCRÁTIC A A , Y GARANTÍA DE A DERECHOS Y PROTAGÓNIC A DEBERES NUEVA CONDICIÓN CIUDADANÍA Donde todos SUJETOS DE DERECHOS Que exige la construcción de DE y todas somos reconocidos como Ejercidos con pleno poder, no cedidos o dados por otro, para ser INTERÉS COLECTIVO Por la conquista de la PARTICIPATIV Y VIDA, LIBERTAD, PAZ, JUSTICIA, PROSPERIDAD Y BIENESTAR Concebidos como la garantía de plena UNIVERSALIZACIÓN DE satisfacción de LOS DERECHOS SOCIALES En un nuevo ordenamiento social con Dentro de un proceso de empoderamiento social, que implica un saber y poder con ACCESO A LA POLÍTICA EQUIDAD CALIDAD DE VIDA IGUALDAD DE OPORTUNIDADES máxima en expresión de Reconociendo que todos tenemos necesidades diferentes por JUSTICIA SOCIAL ACCESO A LA ATENCIÓN Para alcanzar Qué signifique Como ACTORES PROTAGÓNICOS CONSCIENTES DE DERECHOS y material donde todos y todas disfrutemos de derechos, con NECESIDADES SOCIALES ESENCIALES ACCESO A RECURSOS BUENAS CONDICIÓNES DE CALIDAD DE VIDA 13 GÉNERO CICLO DE LA VIDA TERRITORIO Y CLASE SOCIAL ETNIA Y RAZA IV . Los conceptos estratégicos del PES El PES desarrolla un conjunto de conceptos que dan estructura y contenido a sus directrices. En verdad es una combinación de conceptos que recogen la síntesis del pensamiento estratégico y representan sus ejes de mayor fuerza para comprender y actuar sobre la realidad social, con la finalidad de transformarla. Estos conceptos rompen con la racionalidad tradicional de las funciones y políticas públicas, entendiendo éstas como espacios e instrumentos de poder político y social orientadas a luchar por la calidad de vida y salud con universalidad y equidad. Ellos son: (a) las necesidades sociales; (b) la estrategia de promoción de la calidad de vida y salud (autonomía, promoción, ciclo de vida, agendas y metas cero, transectorialidad y acción en territorios sociales; (c) las redes promocionales de calidad de vida y salud; y (d) la función de regulación social en los grandes determinantes de la calidad de vida y salud y en la operación de las redes. IV.1. Las necesidades sociales El imperativo de responder a las necesidades sociales constituye la cardinalidad de objetivos y procesos del PES. Desde el momento que afirmamos esto, el objeto principal de todas nuestras acciones y la orientación de nuestro compromiso y responsabilidad pública y social será con las necesidades de la gente. Todos los componentes del PES están orientados por este principio. Esto plantea varios desafíos: a) saber qué son las necesidades sociales, b) llegar a un acuerdo de cómo representar estas necesidades (cuáles son y quiénes las definen), y c) evaluar la distancia que hay entre estas necesidades y lo que estamos haciendo en lo conceptual, en lo metodológico, en lo económico, en lo estructural, en los servicios, en los recursos humanos y también en otros aspectos como la legislación. ¿Qué son las necesidades sociales? Las necesidades sociales se definen aquí como todos aquellos ámbitos esenciales para alcanzar individual o colectivamente una plena condición de calidad de vida y salud, y que garantizadas como derechos sociales, deben ser el principal objeto de respuesta por parte de los entes que tienen a su cargo la función pública, respondiendo de manera universal, suficiente, equitativa y permanente a las causas y determinantes que provoquen su negación o defecto, participando la sociedad como actor protagónico en su desarrollo, con poder real para intervenir en las decisiones de manera corresponsable. Esta concepción es distinta a la acepción de necesidad como carencia o privación; tampoco se conciben como necesidades “mínimas o básicas” que provienen de la lógica del mercado. Desde la perspectiva del PES, las necesidades son asimiladas a derechos, por tanto, su garantía es total y plena. En este sentido, debemos conocer todos los niveles y perfiles de satisfacción-insatisfacción que existen para saber cuando éstas necesidades están plenamente disfrutadas, negadas o restringidas. 14 EL PES Y SUS CONCEPTOS ESTRATÉGICOS MARCO POLÍTICO NACIONAL Que cambia la dirección y racionalidad de los UNIVERSALIZACIÓN DE LOS DERECHOS DIAGEQUIDAD RAMA 2: EL PES Y SUS CONCEPTOS ESTRATÉGICOS SOCIALES CON Hacia el imperativo ético de responder a las ESTRATEGIA PROMOCIÓN CALIDAD DE Cuyo objetivoSALUD es preservar la AUTONOMÍA Desde un enfoque de DE DE LA VIDA Y Adoptando De hombres y mujeres, etnias y razas, territorios y clases sociales a lo largo de la vida en todos los ámbitos de las NECESIDADES SOCIALES DE CALIDAD DE VIDA Y SALUD Buscando la complejidad de sus causas y determinantes para materializar cambios en el cierre de la reducción de Déficits TRANSECTORIALIDAD Que exige vencer toda fragmentación y parcelamiento, con expresión en RESPUESTAS INTEGRALES Fortaleciendo y haciendo prevalecer REGULACIÓN SOCIAL Y RELACIONES DEMOCRÁTICA S ESPACIOS DE POLÍTICAS Y FUNCIONES PÚBLICAS Convirtiéndo su negación o defecto en Brechas Coordinando y concertando de esfuerzos colectivos que ataquen la matriz de Atención determinates, para superar Ausencia Defecto A través de por Inequidad Acceso Condiciones Que reorienta el MODO DE ATENCIÓN Concebidas como estructuras para operar en necesidades de forma regular, suficiente, oportuna y equitativa, y cambiar positivamente Y establece un nuevo patrones de calidad de vida y salud, que organizan el Trabajando en la AGENDAS CONCERTADAS ESTADO-SOCIEDAD, POLITICAS Y ACCIONES TRANSECTORIALES Y LEGISLACIONES Que definan sus roles y responsabilidades, y hagan contrato, en función de CONSTRUCCIÓN DE REDES Que se articula y sostiene sistemas de redes, garantizando su operación MODO DE GESTIÓN Con capacidad rectora en función del interés social y de diálogo y concertación entre autoridades, trabajadores y comunidades, tomando protagonismo las necesidades de calidad de vida y salud en las estructuras y decisiones del METAS DE VALOR CERO CON PRODUCTOS Y RESULTADOS CONCRETOS Que tengan impacto en EN TERRITORIOS Rescatando una 15 INSTITUCIONALIDAD PÚBLICA COMPROMETIDA CON TRANSFORMAR LOS PATRONES DE CALIDAD DE VIDA Y SALUD Por otro lado, lo que usualmente llamamos necesidades son demandas filtradas por la oferta (institución, profesión o servicio) que representan aspectos parciales de las necesidades humanas. Es por ello que tenemos una inmensa cantidad de necesidades invisibilizadas, que nunca se expresan porque no están en la oferta y porque los ciudadanos no las perciben como necesidades a las que tienen derecho. Así entonces, el Estado termina garantizando derechos a ciertos grupos poblacionales que logran convertir sus necesidades en demandas10. La potencia estratégica que tiene el responder a las necesidades sociales como imperativo ético de las políticas públicas, está precisamente en dar expresión a lo que no se ve como necesidad, por tanto no se demanda y se acepta “naturalmente insatisfecho”. Así pues, las necesidades no son “privaciones” o “carencias”, no son necesidades “básicas” o de “subsistencia”, tampoco están expresadas en las “ofertas” o en las “demandas”. Estos son planteamientos reduccionistas de la realidad, producto de teorías y prácticas fragmentadas. Son en cambio, todo aquello esencial a la calidad de vida y salud de las personas y grupos humanos como sujetos sociales portadores de derechos. Cada sistema de gobierno nacional, estadal y municipal deberá guiarse por la perspectiva de la universalidad, en la cual solo es posible trabajar con las necesidades en su totalidad y dinámicas complejas de causalidades y determinantes. Es preciso pensar ahora en cómo atender al número total de gente que tengo en mi territorio, que está bajo mi responsabilidad política y social. La idea tradicional es ofrecer a los que vienen a nosotros, ahora hay que pensar en la totalidad de la población, proyectando sus necesidades y evaluando, sobre la base de ellas, lo qué tenemos, lo qué nos hace falta y pensar estratégicamente en la manera como podemos superar estos déficits. Esto implica cambiar los objetivos y procesos de análisis, utilizando instrumentos potentes para aproximarnos al dominio de esta complejidad y sus jerarquías, comprendiendo las causas asociadas que impactan en la satisfacción o insatisfacción de las necesidades. Significa comenzar a entender la totalidad compleja de la realidad en un movimiento de igual complejidad y tomar conciencia del poder de cada una de las posibles intervenciones para transformarlas. La complejidad de las necesidades genera otro sentido a la acción, que exige el imperativo de la transectorialidad para responder a todas sus configuraciones y determinantes. ¿Cómo reconocemos las necesidades? La representación es el proceso por el cual reconocemos las necesidades, aplicando los conceptos de la política sobre la realidad de la que son parte, con el objetivo de explicarla y transformarla. Implica también su concertación con la sociedad. Las necesidades deben ser reconocidas en su valoración social, dando cauce a las luchas que las comunidades han librado para superarlas, incentivando la participación social. Si las necesidades se convierten en referencias para luchar por los cambios, toman fuerza como compromiso público entre gobierno y sociedad, haciendo de la necesidad una meta pública. 10 ¿Por qué la gente con recursos económicos no utiliza el sistema público de salud?. Seguramente, porque muchos de ellos tienen seguros prepagados. Pero a medida que sube la complejidad de la atención esta misma gente busca el sistema público. A los seguros no les interesa pagar los gastos mayores, sus contratos de seguro no cubren una serie de cosas: transplantes, hemodiálisis, tratamientos caros prolongados, la misma terapia intensiva. Frente a la escasez de recursos, las capas altas y medias buscan resolver sus problemas captando recursos públicos, desplazando así a las capas populares de la atención. Esto plantea un conjunto de restricciones a las cuales el sistema público debe buscar soluciones. 17 La concertación acerca de lo que son las necesidades y su representación es una etapa clave de la planificación pues pone a prueba los conceptos, por tanto tensiona la potencia, coherencia y alcance del pensamiento. La representación busca reconocer las necesidades satisfechas y no satisfechas, su matriz de causalidades y sus expresiones diferenciales por grupos humanos y territorios, con el fin de responder al reto de satisfacerlas dando la mayor potencia al impacto de las soluciones. Este es el punto de partida de la aplicación del pensamiento estratégico, porque permite definir los objetos de cambio, las metas que queremos alcanzar, generar las perspectivas de respuesta y medir los resultados en la dirección deseada. Por tanto, para representar necesidades es preciso la problematización de la realidad. Ello implica: i) identificar causalidades complejas, es decir la formulación comprehensiva del desafío a ser superado (problemas complejos y no estructurados); ii) contraponer a las causas soluciones para su transformación, formuladas en su valor positivo; iii) realizar una reflexión permanente de lo que se está haciendo, entendiendo que cada situación es un laboratorio en potencia; y iv) hacer acercamientos sucesivos y constantes a la realidad, intentando ir en espiral ascendente, es decir ganando poder de representar y dominar la realidad. ¿Qué es poblematizar?. El objetivo de la problematización es construir una narrativa de la realidad, representando la complejidad de los problemas, en sus diferentes dimensiones de causalidades y determinantes, con la intención de configurar diferentes grupos de necesidades de personas, grupos o territorios dentro de un continuo de satisfacción y no satisfacción. Estas configuraciones se convierten luego en objetos de transformación mediante la evaluación de nudos críticos y puntos sensibles y a la vez posibles de intervención, tanto en el cierre de déficits de atención como en la reducción de inequidades. Por el lado de los déficits, la problematización es un “espejo crítico” para la oferta, a través del cual podemos ver cuáles son los vacíos o deficiencias que no logramos cubrir con los patrones de respuesta que generamos. Es importante distinguir otra vez aquí las diferencias entre “ofertas y respuestas” y “demandas y necesidades”. Las ofertas no son sinónimo de dar respuesta, ni las demandas son lo mismo que necesidades. El tratamiento de los problemas desde la oferta (lo que hacemos) lleva a traducir las necesidades como demandas (lo que nos llega, determinado por lo que hacemos). En cambio, las necesidades exigen la valoración crítica de las ofertas, presionando a que se generen respuestas en lo que no hacemos o falta por hacer. Por el lado de las brechas por inequidad, la problematización de necesidades debe hacer visible las expresiones diferenciales de oportunidades en el acceso y también de oportunidades para mejorar las condiciones de calidad de vida y salud. Es preciso entonces que la problematización permita medir estos diferenciales por género, etapas de la vida, etnias y razas; territorios y clases sociales o estratos sociales, midiendo el impacto de los problemas sociales colectivos en cada uno de los ejes anteriores. Estos son los tres vértices utilizados en la configuración de necesidades de calidad de vida y salud. 18 NECESIDADES SOCIALES TERRITORIOS Y CLASES SOCIALES . DIAGRAMA 3: LAS NECESIDADES SOCIALES AMBITOS ESENCIALES A LA VIDA Y DERECHOS SOCIALES FUNDAMENTALES NECESIDADES DE CALIDAD DE VIDA Y SALUD Concebidas como TOTALIDAD Y VALORACIÓN SOCIAL Se representan como formulaciones de la Que deben estar efectivamente garantizadas con Universalidad y Equidad, actuando con la fuerza suficiente Estado-Sociedad, para combatir sus Que deben ser concertadas con la sociedad, considerando su significación en las luchas sociales y proyectos de vida de la gente, para convertirse en REALIDAD SOCIAL Resultado de la aplicación de conceptos y valoraciones, que buscan explicarla a través de su DÉFICIIS E INEQUIDADES A través de POLÍTICAS PÚBLICAS UNIVERSALES, EQUITATIVAS Y TRANSECTORIALES Proyectadas en su PROBLEMATIZACIÓN COMPROMISO SOCIALY META PÚBLICA Entendida como acercamientos a la construcción de una narrativa de la realidad en su totalidad compleja, para comprender los desafíos a ser superados, mediante la identificación de sus CAUSALIDADES Y En sus diferentes DETERMINANTES Incentivando el empoderamiento social en las políticas públicas, a través de DIMENSIONES CONTINUOS Transversalizados por los 3 Vértices del Triángulo Para Configurar GÉNERO, EDAD Y CICLO DE VIDA, ETNIAS Y RAZAS Que impacten en puntos sensibles y factibles de intervención de PERFILES NECESIDADES SATISFECHAS Y NO SATISFECHAS 19 DE PARTICIPACIÓN DEMOCRÁTICA Y PROTAGÓNICA IMPACTO DE PROBLEMAS EMERGENTES DE CALIDAD DE VIDA Y SALUD En su configuración y realización, de manera corresponsable ¿Cómo hacemos una problematización de necesidades? La problematización se expresa en diagnósticos críticos de situación, apuntando tendencias en distintos escenarios de intervención. Para hacer los diagnósticos deben recolectarse evidencias a través de estadísticas y registros, estudios e investigaciones, narraciones individuales o grupales de la gente. La ausencia de información no invalida la posibilidad de diagnosticar, por el contrario, revela vacíos o deficiencias que hará falta resolver posteriormente en las fuentes de información. La información que está en la oferta casi siempre está fragmentada o perdida. Esto hace que los problemas de un individuo, comunidad o territorio sean atendidos en forma parcial por vía de diferentes programas o servicios sin lograr observar la asociación entre ellos ni generar respuestas suficientes y apropiadas para atacarlos de manera integrada. También hace que no sepamos a cuántos estamos atendiendo realmente. Un mismo individuo puede estar cubierto por distintos programas con el mismo objetivo y muchos otros pueden estar totalmente desprotegidos. Por esta razón, es importante integrar diferentes fuentes de información: censos, estadísticas sociales de encuestas a la población, estadísticas y registros administrativos de los servicios, estadísticas epidemiológicas, encuestas a usuarios, diagnósticos comunitarios o procesos de consulta a la población, y toda aquella información levantada en campo que sea útil y confiable a los fines de comprender los problemas de calidad de vida y salud de la gente que está bajo la responsabilidad política y social del Estado. El diagnóstico de necesidades requiere de un marco de acción transectorial, incorporando equipos transdisciplinarios, transectoriales e transinstitucionales. Un primer paso en este sentido es la articulación del trabajo entre diferentes dependencias e instituciones del área social alrededor de las respuestas transformadoras a las cuestiones generadas por las necesidades sociales. Asimismo, es imperativo introducir mecanismos para la validación del análisis de necesidades con la población (p.e. informantes claves, narrativas individuales o grupales), tomando en cuenta que las comunidades deben ser incorporadas en los procesos de planificación y toma de decisiones, haciéndo de estos instrumentos participativos. Hacer el diagnóstico por territorios será elemento clave para involucrar a otros actores institucionales y a las comunidades tanto en el proceso de análisis como en la construcción de perspectivas de intervención colectivas. La representación gráfica de las necesidades de calidad de vida en mapas territoriales, permite contar con otra herramienta potente para el análisis de estas necesidades, establecer tendencias a través de índices y priorizar intervenciones de acuerdo con déficits de atención e inequidades por territorios. En el mismo diagnóstico se identifican y evaluan las condiciones y actores favorables o contrarios a las posibles iniciativas. Asimismo, el diagnóstico debe estar acompañado del marco conceptual de análisis y de los abordajes adoptados, explicitando las bases conceptuales, políticas, sociales, económicas y técnicas para el enfrentamiento al problema o problemas abordados. Finalmente, siendo la representación y seguimiento de necesidades una tarea fundamental para evaluar los progresos y reorientar las acciones en función del impacto alcanzado en las necesidades de la gente, será necesario implementar sistemas de información, metodologías e instrumentos de monitoreo permanentes, que pueden ser parte de “Observatorios de Calidad de Vida y Salud”. IV.2. La Estrategia de Promoción de Calidad de Vida y Salud La estrategia promocional de calidad de vida y salud es la articulación de acciones alrededor de un esfuerzo colectivo y transectorial que busca la preservación y desarrollo de la 21 autonomía de individuos y colectividades, entendiendo por autonomía la “capacidad de realizar en actos mis deseos”, en otras palabras, de decidir y materializar proyectos de vida, de acuerdo con deseos y necesidades, lo cual dependerá de las oportunidades equitativas a una buena calidad de vida y salud. Son parte de las causalidades que pueden afectar la autonomía de las personas y grupos humanos, y expresan las debilidades sociales para garantizar a toda la población el ejercicio equitativo de los derechos sociales fundamentales: las enfermedades, la falta de alimentos, la falta del agua y de servicios de saneamiento, un medio ambiente degradado, la violencia en todas sus formas, las posibilidades de accidentes, el uso de drogas, la desescolarización, la escasez de renta o el desempleo forzado, incluyendo las deficiencias y barreras económicas a la atención de la salud (abarcando educación, prevención, protección, asistencia curativa y de rehabilitación), así como las dificultades para el ejercicio de una participación, democrática y protagónica, entre otros. Por tanto, la estrategia de promoción de la calidad de vida y salud está dirigida a combatir todas las causas y determinantes que comprometan, obstaculicen o provoquen pérdidas de la autonomía o de potencialidades que permitan su desarrollo, para satisfacer necesidades y deseos. Esto es a lo que llamamos dentro del PES, los “ámbitos de desarrollo de la autonomía”. Si pensamos así, todo lo que hacemos, sean políticas o acciones, deberán estar inscritas bajo el paragua estratégico de la promoción de la calidad de vida y salud. El concepto de promoción El concepto de “promoción” utilizado aquí es distinto y tiene un mayor alcance estratégico que el de “prevención”, con el cual se asocia normalmente o se coloca al mismo nivel. En lengua castellana, promoción significa elevar o mejorar las condiciones de vida, iniciar o adelantar una cosa procurando su logro, tomar la iniciativa para la realización o el logro de algo. Promover es entonces la acción o efecto de moverse hacia la superación de los problemas, no solamente a su prevención o atención. Frecuentemente se dice que lo contrario a la atención es la prevención, pero de hecho están del mismo lado. Por definición, la prevención se asocia con los efectos de los problemas. En salud, es prevenir la enfermedad y el ejemplo más clásico de ello es la vacunación. No obstante, es posible lograr que toda la población infantil esté vacunada contra todas las enfermedades prevenibles sin que ello impacte en la reducción de la mortalidad infantil, porque existe la violencia, la falta de alimentos y el hacinamiento, entre otros problemas relacionados. La prevención tiene una potencia restringida, en cambio la promoción es un concepto estratégico que supera la falsa polaridad entre la atención de la situación y prevenirla. Este concepto está asociado con las determinaciones sociales que comprometen la capacidad de autonomía y el ejercicio pleno de las potencialidades humanas.. Así es como la estrategia promocional gana una doble dimensión. Por un lado, reorienta el quehacer de cada uno de los sectores sociales, dando un nuevo contenido y direccionalidad a las políticas y acciones, por otro, impacta en el ordenamiento de las acciones entre ellos, generando transectorialidad o convergencia de respuestas ordenadas para la transformación de la realidad que genera insuficiencias e inequidades ante las necesidades de los sujetos sociales portadores de derechos. Los imperativos de la estrategia promocional La lógica tradicional en la comprensión de los problemas, es que los reduzcamos a sus consecuencias (la mortalidad, la desnutrición, la discapacidad, el abandono) y los tratemos de manera aislada y fragmentada o, lo que es lo mismo, de manera deficitaria o insuficiente, inclusive para una adecuada y completa atención de las personas y grupos que los padecen. 22 Pero, las posibilidades de disminuirlos o erradicarlos dependen de que valoremos e intervengamos en toda la complejidad de dimensiones que configuran sus causalidades y determinantes de base, así como sobre su distribución diferencial en la población. Esta lógica hegemónica también conduce a que concentremos los esfuerzos en el conjunto de elementos negativos o peores de los problemas, respondiendo en lo mínimo necesario para que sus efectos no se repitan o agudicen, sin tener una perspectiva más bien de las mejores condiciones a las que debería evolucionar el problema para ser superado totalmente. En esto, los contenidos de los derechos sociales son una referencia clara y mandatos éticos de las condiciones deseadas. Asimismo, la lógica tradicional maneja los problemas de manera puntual, estática y unívoca, como si estuvieran fijos en el tiempo y tuvieran un solo significado, desarraigados de la realidad en la que se producen y de los procesos humanos, sociales e históricos, que los prepararon o condicionaron. Ello enajena a los seres humanos de sus condiciones de vida, impidiéndoles tomar conciencia sobre sus mecanismos de producción y reproducción y bloqueando sus posibilidades de intervenir en la transformación de estas condiciones, como autores de su propio desarrollo. La estrategia de promoción de la calidad de vida y salud es un instrumento estratégico que rompe con todas estas lógicas. Plantea, en primer lugar, el imperativo de comprender y dimensionar toda la complejidad de causas conocidas y determinantes explicativos de los problemas que atentan contra la calidad de vida y salud de las personas y colectividades, y su impacto desigual entre la población. El análisis no se reduce entonces a la determinación de “problemas”, aislados o parcelados, sino a la “problematización” de la realidad en todas sus complejidades, incluyendo todas las dimensiones y factores que dan cuenta de su causalidad. Por ello, la idea de construir “configuraciones o perfiles de necesidades” a partir de su totalidad compleja y expresiones diferenciales. Esto permite trabajar con la lógica de las posibilidades, es decir, con perspectiva de cambio. En segundo lugar, permite definir los objetos de transformación y hacer una lectura de sus causalidades desde una visión de continuo, construyendo posibilidades de cambio centradas en la condición deseada y no en el defecto a ser evitado, afirmando la lectura positiva de su expresión. Ello conduce a un giro radical de las orientaciones de las políticas y acciones, cambiando la dirección del esfuerzo hacia el mejoramiento de la calidad de vida y salud. Por ejemplo, dejando de enfocar el problema en la mortalidad infantil para hablar de calidad de vida y salud infantil. En tercer lugar, obliga a pensar deliberadamente y de forma estructurada en la anticipación y superación de la matriz de los problemas. Esta es la esencia del imperativo de la transectorialidad, que significa atacar “antes” y con la potencialidad suficiente, la complejidad de los determinantes que directa o indirectamente estén implicados en los problemas, no solamente porque es importante evitar o prevenir su aparición, por ejemplo, prevenir la enfermedad o garantizar la ausencia de enfermedad, sino porque su superación demanda asegurarse de hacer todo lo indispensable para proteger y preservar el desarrollo de una vida plena en todos sus ámbitos y etapas, de acuerdo con la configuración individual, social y territorial de las necesidades, dentro de las mejores condiciones posibles, es decir, garantizar que haya calidad de vida y salud11 y que sea perdurable durante toda la vida. 11 Es posible reducir la mortalidad infantil sin garantizar una mayor calidad de vida para los niños y niñas. Puede evitarse la muerte, pero después de varios años con repetición de episodios de enfermedad uno trás otro, sin recuperación plena, queda una memoria permanente expresada, por ejemplo, en la reducción de la talla para los patrones esperados de la edad. 23 La participación social forma parte de los imperativos de la estrategia de promoción de la calidad de vida, porque es una de las condiciones indispensables para el desarrollo de la autonomía y el ejercicio pleno de potencialidades. Las personas, familias y comunidades, como sujetos activos con capacidad y posibilidad de decidir sobre sus vidas con poder y saber, tendrán posibilidades de apropiarse y desarrollar sus proyectos de vida según sus necesidades, aspiraciones y deseos, ganando el mayor dominio sobre los mecanismos que conducen a una calidad de vida y salud, y a la defensa de sus derechos, tanto individual como colectivamente. El ciclo de vida La aplicación de la estrategia tiene que partir de una visión no fragmentada de los seres humanos y de sus necesidades, vinculada a los contextos particulares de vida donde tienen explicación los problemas que los afectan. El enfoque de ciclo de vida, permite ver no sólo el daño inmediato que una condición de vida puede producir en el momento concreto, sino el impacto que la misma tendrá sobre la vida en toda su extensión para cada ser humano, incorporando todos aquellos elementos materiales, sociales, culturales, biológicos, anímicos y psicológicos que sobredeterminan sus condiciones de calidad de vida y salud. La manera de hacerlo es estructurar la formulación y desarrollo de políticas y acciones sobre la base del “ciclo de vida”, observando las causalidades y determinantes que afectan ámbitos fundamentales para el desarrollo de la autonomía y el ejercicio de los derechos sociales consagrados en cada una de sus etapas: infancia, adolescencia y juventud, vida adulta y ancianidad o vejez. Por ciclo de vida entendemos un «concepto que explica el tránsito de la vida como un continuo y que propone que el crecimiento y el desarrollo humano son el producto de la sucesión de experiencias en los órdenes biológico, psicológico y social. Así la vida humana es la sucesión de etapas con características específicas desde la gestación hasta la muerte, pasando por la infancia, la adolescencia, la vida adulta y la vejez... explica, cómo las condiciones y experiencias de cada etapa de la vida preparan o condicionan las posibilidades de las siguientes; así las necesidades y problemas de una etapa pueden ser previstas y superadas o agravadas desde las anteriores ... El enfoque de ciclo vital también habla de las determinaciones sociales (prohibiciones, estímulos, conductas y expectativas, modos de ser y pensar, etc.) que viven los individuos y las colectividades, al ser inscritos culturalmente en una de las etapas de la vida»12. Las agendas y metas de visión cero La estrategia de promoción de la calidad de vida y salud proporciona nuevos elementos que potencian estratégicamente lo que planteamos como resultados y productos de nuestras intervenciones. Estos elementos pueden desarrollarse a través de la construcción de agendas que establezcan un compromiso político y social, generen pactos de concertación entre actores institucionales y la sociedad, y movilicen esfuerzos y recursos hacia metas de calidad de vida y salud, socialmente valoradas. Las metas son expresiones de resultados deseados en la situación de calidad de vida y salud de la población. Representan valores que deseamos alterar de la realidad, las cuales se convierten en puntos de confluencia de energías dentro del imaginario social. Estas metas pueden transformarse en un manifiesto para luchar por la reducción o erradicación de las causas que provocan muerte, incapacidad o enfermedad, utilizando el enfoque de “visión cero”. La visión cero es la expresión y compromiso de lo que juzgamos ser técnica y científicamente posible, económicamente sustentable, socialmente deseado y aceptable y políticamente posible de ser concertado, estableciendo una meta social de 12 Londoño, Argelia (1995). 24 erradicación o de reducción radical de situaciones o condiciones que juzgamos inaceptables o intolerables, es una forma de recuperar nuestra capacidad de indignación y superar la indiferencia frente a las injusticias y el sufrimiento. La visión cero permite construir metas públicas que articulen las acciones de gobierno y sociedad, materializan objetivos y expresan una visión problematizadora de la realidad. En su formulación es importante valorar todas las complejidades de la determinación social conocida para medir la probabilidad de ser alcanzadas. Por ejemplo, podemos plantear la erradicación de la mortalidad por causas cardiovasculares, desde una visión cero circunscrita, diciendo: “Que nadie muera por factores cardiovasculares antes de los 50 años”. La transectorialidad La estrategia de promoción de la calidad de vida utiliza el mecanismo de la transectorialidad, entendida como la búsqueda de respuestas integradas de acuerdo con las exigencias que demande el objeto de intervención, para lograr superar la complejidad de sus causalidades. Cuando el objeto es el que demanda, cambia la lógica de intervención, obligando a la coordinación y concertación de esfuerzos en todo aquello que sea indispensable para superar las causalidades y determinantes de la calidad de vida y salud, venciendo la fragmentación y el parcelamiento. La transectorialidad significa convocar a las diferentes institucionales y organizaciones, públicas y privadas, trabajadores y trabajadoras y comunidades, cuya actuación tenga incidencia en los determinantes de la calidad de vida y la salud de la población, reuniendo todo aquello que fortalezca la justicia social y creando los espacios de diálogo y concertación necesarios en todas las instancias pertinentes. En este sentido, la promoción de la calidad de vida y salud se expresa de manera articulada en todas las acciones que se requieran para enfrentar el desafío a ser superado, sean acciones educativas, preventivas, restitutivas, rehabilitadoras o protectoras, y obliga a una evaluación y reorientación permanente de la estructura y capacidad de respuesta en función de las necesidades de la gente. Esta estrategia debe entenderse como la organicidad y la convergencia de políticas y acciones, orientadas por el objetivo de dar respuesta las necesidades sociales con universalidad y equidad, combinando todas estas actividades, en el marco de todas las redes y agendas políticas de gobierno y de la sociedad para enfrentar este objetivo y generando nuevos espacios de poder ciudadano. La lógica de la transectorialidad permite organizar otras formas de acción en los espacios y dinámicas de vida de la gente, estimulando las mismas fuerzas protectoras de las comunidades en la lucha por alcanzar una mejor calidad de vida y salud. Esto hace posible que las acciones no se reduzcan al papel de las instituciones y los servicios de atención, activando otros medios que logren impactar en las raíces de los problemas que afectan a la gente. Estas posibilidades deben traducirse en agendas y redes sociales y solidarias, capaces de enraizarse en el imaginario social generando un movimiento social sostenible alrededor de su consecución (lo que es clave para desarrollar el enfoque estratégico y la “visión cero”). La acción en territorios sociales La acción de la estrategia de promoción de la calidad de vida y salud se concreta en territorios sociales. A diferencia de los territorios político-administrativos, los territorios sociales son los espacios donde se desenvuelve y expresan espacialmente las condiciones de vida y salud de la gente, donde se desarrolla la vida real de la producción y reproducción sociales. Pueden corresponder o no con categorías como región, ciudad, urbanización o barrio, delimitados por patrones de ocupación del espacio físico, criterios sociales, económicos y culturales, que puedan configurar espacios de necesidades de calidad de vida y salud. 25 El acceso al agua, a saneamientos básico, a alimentos, a vivienda y a transporte, entre otros, tienen explicación dentro de los territorios. Asimismo, las inequidades de calidad de vida y salud por estratos sociales y etnias está estrechamente asociado con éstos. De hecho, el patrón de ocupación de los espacios y las condiciones de vida, son dimensiones importantes de estratificación social. En urbanizaciones viven los que más tienen, en los barrios los que menos. El concepto de territorios permite entender que la calidad de vida y salud no es el espacio de los servicios sino de la gente dentro de sus espacios y modos de vida. Estamos acostumbrados a entender nuestra capacidad de intervenir en salud desde los servicios, es decir, desde nuestra capacidad de actuar sobre la enfermedad. Eso no sólo se demuestra en la escasa actividad que logramos realizar fuera de los servicios, sino también en la poca existencia de mecanismos e instancias locales donde la población esté involucrada, más allá de los servicios. Ellos son escenarios socio-económicos y culturales, que demandan sensibilidad y capacidad política, técnica y económica para concretar las estrategias promocionales y alcanzar la expresión subjetiva y objetiva de sus productos y resultados. Es desde los territorios expresión de las realidades concretas-, que la gente tiene posibilidades de componer agendas y redes solidarias para mejorar su vida, con la posibilidad de generar nuevos poderes. Además, trabajar en territorios sociales definidos permite asignar a los servicios responsabilidades sociales, identificando concretamente los sujetos y objetos de esta responsabilidad. El territorio es un espacio de intervención, orientada por la estrategia de promoción de la calidad de vida y salud. Este es un espacio para: (a) la participación de gente en la definición de estrategias de calidad de vida y salud, no solo de servicios13; (b) el desarrollo de una acción transectorial, con posibilidad de integrar todos los elementos de conocimiento y sectores responsables hacia la generación de calidad de vida y salud; (c) la construcción de agendas sociales de calidad de vida y salud, como esfuerzo articulado entre los ámbitos de gobierno y la sociedad, y (d) la definición de roles y responsabilidades de las redes de atención con poblaciones, territorios y metas. IV. 3. Las redes promocionales de calidad de vida y salud El imperativo de responder a las necesidades, adoptando una estrategia de promoción de calidad de vida y salud, requiere la reorientación y reordenamiento del modo de atención, con el fin de vencer toda forma de fragmentación y parcelamiento en lo que hacemos y configurar una estructura de respuestas integradas a las necesidades sociales. Esta integralidad deberá ser la expresión de las capacidades combinadas y regulares del sistema frente a las necesidades de las personas y de los colectivos. Para ello las redes de las políticas públicas y las redes sociales deberán incorporarse a este flujo de integralidad con base en las agendas sociales concertadas, las cuales definirán los objetivos, productos y resultados necesarios para responder a las necesidades sociales Desde esta perspectiva, estamos obligados a romper con la lógica de organización por “programas”, los cuales constituyen ofertas aisladas para cada problema. A menudo las estadísticas de los programas nos hacen tener una idea ilusoria de coberturas, cuando lo que ocurre es que tenemos superposición de poblaciones atendidas y probablemente una gran cantidad de personas a las que no damos alcance. Dentro de este modo de atención tradicional, si bien podemos reconocer el derecho universal a una plena calidad de vida y salud, restringimos este derecho a lo que estamos en capacidad de ofrecer. No somos capaces de proyectar cuánto falta para que sea suficiente y eso resta viabilidad a las posibilidades de mejorar coberturas y resultados. Lo que percibimos son fragmentos de necesidades y no todas 13 En el Proyecto de Ley Orgánica de Salud, pueden haber Asambleas Locales de Salud en territorios donde no hayan servicios. 26 las necesidades de la gente, debido a que los servicios establecen las reglas que permiten o no que las necesidades se manifiesten dentro de las demandas14. Por tanto, el cambio del modo de atención debe estar orientados hacia la construcción de “redes” como formas articuladas de un conjunto de posibilidades efectivas de respuesta, creadas y potenciadas, con base en las configuraciones de necesidades de calidad de vida y salud de las poblaciones y territorios, con las cuales éstas tienen responsabilidad social. Las denominamos “redes de promoción de calidad de vida y salud” y se definen como estructuras de respuestas suficientes, oportunas y equitativas, dirigidas a cubrir necesidades sociales con universalidad y equidad. Estas estructuras relacionan áreas, líneas específicas y jerarquías o niveles de respuesta, dentro de una especie de “rejilla” de posibilidades de atención que funcionan regularmente. 14 Si un servicio no oferta atención a niños, ¿cuál es el resultado?. Después de un tiempo la gente ya no busca esta atención y la percepción de los servicios es que no hay demanda de esta atención. 27 DIAGRAMA 4: REDES PROMOCIONALES DE CALIDAD DE VIDA Y SALUD REDES DE CALIDAD DE VIDA Y SALUD ESTRUCTURAS RESPUESTAS Son FORMAS ORGANIZATIVAS DE POLÍTICAS PÚBLICAS Y SOCIALES Con representaciones nacionales, estadales y muncipales que pueden estar conformadas por POLÍTICAS, SERVICIOS Y TRABAJADORES PÚBLICOS O MOVIMIENTOS SOCIALES PRIVADOS POLÍTICOS, GREMIALES O CIVILES Que tienen A través de ACTORES, ROLES Y RESPONSABILIDAD ES DEFINIDAS CONTRATOS Estableciend o parámetros de PRODUCTIVI DAD CALIDAD DE Que se despliegan y vehiculizan en diferentes planos y vínculos coordinados, integrando Que funcionan combinando capacidades y recursos bajo una lógica de Definidas, articuladas, ordenadas y preparadas para operar en la atención de POBLACIONES TERRITOROS HETEROGENEOS Dando la mejor respuesta posible y necesaria en el tiempo adecuado, donde capacidades y recursos se encuentren, a través de Exigiendo relaciones democráticas y participativas (adentro y afuera), para el COMUNIDADES ORGANIZADAS EN ejercicio político y social, a través de COMPLEJOS DE REGULACIÓN TERRITORIOS O OPERATIVA SERVICIOS ESPACIOS PARA EL DIÁLOGO Y LA CONCERTACIÓN POBLACION ES TERRITORIO S SOCIALES METAS DE CALIDAD DE 28 COBERTUR VIDA AS Y DE Y GESTIÓN TRANSECTORIAL Con NECESIDADES Que sean regulares, suficientes, oportunas y equitativas generano un CONJUNTO DE POSIBILIDADES EFECTIVAS DE ATENCIÓN Educadoras, preventivas, protectoras, restitutivas y rehabilitadoras, orientadas por la Estrategia de Promoción de la Calidad de Vida y Salud, configurando una Bajo autoridad delegada y reglas concertadas, que ordenan el acceso a los recursos de atención según necesidades, actuando como espacios de COMUNICACIÓN OPERACIÓN Y FLUJO DE RECURSOS REJILLA DE RESPUESTAS Compuesta por LINEAS DE ATENCIÓN AREAS DE ATENCIÓN JERARQUÍAS Las redes se despliegan y vinculan en diferentes planos y niveles de acción, integrando nuevas formas organizativas de políticas públicas e iniciativas sociales, en los ámbitos nacional, estadal y local. Forman parte de estas redes, las políticas, servicios y trabajadores gubernamentales y privados, las organizaciones o movimientos sociales, políticos, gremiales o civiles, así como las comunidades organizadas en territorios o en torno a los mismos servicios. Cada uno de los integrantes de estas redes representan actores, que tienen roles y responsabilidades definidas con poblaciones, territorios sociales y metas de calidad de vida y salud. La definición de estos roles y responsabilidades se concertan mediante convenios o contratos entre las redes y en cada uno de los puntos de interconexión de las “rejillas de atención” que conforman sus estructuras internas, quedando en ellos establecidos compromisos de productividad, calidad, coberturas y resultados deseados. Es fundamental incorporar la dimensión territorial en la organización de las redes, a fin de superar la lógica tradicional de planificar e intervenir de acuerdo con la densidad de la oferta existente. Por tanto, los criterios de ordenamiento de las redes deben considerar, además de los criterios demográficos, las condiciones de vida de los asentamientos humanos en los territorios y las dinámicas de apropiación y movilización en los espacios. Las redes de promoción de calidad de vida y salud se estructuran y operan en forma integrada y no fragmentada, obligando a la combinación de capacidades y recursos para enfrentar la complejidad de necesidades de personas y de colectivos a través de una gestión transectorial, lo cual exige relaciones democráticas y participativas (dentro y fuera de las redes) y la construcción de espacios de diálogo y concertación, donde se definan agendas, acciones y estrategias de promoción de la calidad de vida y salud, incentivando capacidades de organización de las comunidades y empoderamiento social. Este modo de gestión supera las delimitaciones político-administrativas del territorio y permite convocar a todos los actores involucrados. IV.4. La regulación social Entendido lo público como espacio del interés colectivo, siendo obligación del Estado garantizar con universalidad y equidad los derechos sociales, la regulación social es la función del Estado que busca responder a las necesidades sociales determinantes de una buena calidad de vida y de salud, asegurando que el interés común se riga por el interés social, en el marco de los intereses de los demás agentes que intervienen (profesionales, el mercado y lo político). Esto significa que las políticas públicas asuman la responsabilidad de búscar la mejor respuesta posible y necesaria en el conjunto de las ofertas, con equidad y economía, construyendo las bases funcionales de un sistema capaz de dar respuestas regulares, suficientes y equitativas. A nivel macro, la regulación social opera en los grandes elementos que determinan la posibilidad de acceso de los colectivos, abarcando desde los precios y calidad de productos esenciales, la tecnología, los contratos con servicios públicos y privados, hasta las opciones de desarrollo económico y sus efectos en la calidad de vida y salud de individuos y colectivos. En el nivel micro, la regulación opera en el funcionamiento de las redes. Las capacidades de intervención de las redes no vienen determinadas por su presencia física. Es preciso que otros brazos vayan donde está la gente. Denominamos a estos mecanismos de regulación operativa. Estos son espacios de comunicación y regulación que se encargan de ordenar el acceso y los flujos de personas y recursos entre las redes, con el fin de dar la mejor respuesta posible y en el tiempo más adecuado, de acuerdo con prioridades que fijan las necesidades de personas y poblaciones. Para hacer esto, deben existir instancias con autoridad delegada sobre todos los recursos de las redes, cuyas operaciones descansan en reglas 30 concertadas con las redes, las cuales han sido establecidas por medio de convenios o contratos operativos entre ellas y con las poblaciones. Estos mecanismos de regulación abren otra perspectiva acerca del funcionamiento de las redes, porque a través de ellos no es posible definir las características de una red sin definir las de las otras redes. Debe por tanto entenderse como la configuración de un “sistema de redes”. Además, la regulación es lo que permite hacer prevalecer las necesidades de individuos y colectivos sobre las capacidades de respuesta en un momento dado, lo cual supone que podamos ubicar y colocar el recurso donde éste se necesite y cuando se necesite, independientemente de quien pueda proveerlo, sea público o privado, institucional o social. V. La matriz operativa del PES La matriz del PES es la representación operativa del pensamiento estratégico en los procesos de planificación y en la formulación e instrumentación de políticas y proyectos. Ella organiza los conceptos y directrices del PES dentro de una estructura de contenidos esenciales relacionados, que ordenan los procesos de trabajo y orientan la formulación de los elementos que servirán para la aplicación del PES en la figura de proyectos, agendas, planes y presupuestos, redes de atención y estructuras institucionales. Esta matriz tiene además una utilidad práctica para la integración de conceptos en la comprensión de los problemas y para la reflexión crítica y permanente de lo que hacemos y nos falta por hacer: (a) permite ubicar al actor en la trama de conceptos significativos que propone el PES; (b) establece una lógica de interrelación y diálogo entre sus diferentes componentes, lo que ayuda a manejar la complejidad y a combatir la tentación de reducir los problemas a los espacios de acción particulares; y (c) busca hacer visible la complejidad de los problemas, en sus causas y determinantes, y en su impacto diferencial en los sujetos (hombres y mujeres, etnias, territorios y clases sociales), lo cual obliga a pensar, combinar esfuerzos y formular respuestas integradas para “llegar antes” y superarlos con equidad. Ejes de contenido de la matriz La estructura de contenidos de la matriz está orientada bajo el paragua de la estrategia de promoción de la calidad de vida y salud. Asi entonces, dentro de la matriz, los ejes horizontales representan la construcción de “Proyectos Estratégicos de Calidad de Vida y Salud” considerando el conjunto interrelacionado de necesidades sociales dentro de cada etapa del ciclo de vida (infancia, adolescencia y juventud, vida adulta y ancianidad); mientras que los ejes verticales, corresponden a “Proyectos para el Desarrollo de la Autonomía” a través de los cuales combatiremos las causas y determinantes que impiden el pleno disfrute de cada uno de los derechos sociales, de manera continua y permanente desde la gestación hasta la ancianidad, en salud, educación, alimentación, ambiente, vivienda y servicios, transporte, protección social, empleo e ingresos, participación ciudadana, entre otros. En este sentido, los ejes verticales se presentan como grandes ámbitos de categorías de problemas colectivos que atentan contra la autonomía, a fin de hacerlos visibles en su carácter de retos a superar. 31 EJEMPLO DE MATRIZ OPERATIVA DEL PES PDA-ENF.CRONICO GENERO PDA-ENF.INFECTO RED-ESP PDA-SALUD SEXUALyR ETNIA PECV y S-INFANCIA RED-APS RED-EMERG TERRITORIOS y CS RED-HOSP PECV y S-ADOLESCENCIA PECVyS-VIDA ADULTA PECVyS-ANCIANIDAD PDA-ALIMENTACIÓN RC-MEDI PDA-AMBIENTES SyT RC-VIGI PDA-SALUD MENTAL RC-REHAB Líneas de Atención: Cardiologia, TraumatoOrtopoedia, Pediatria, etc.. 32 Aplicando la estrategia de promoción de la calidad de vida y salud, los ejes horizontales son considerados “estructurantes”, porque de ellos surgirán los proyectos que combatirán transectorialmente las grandes categorías de problemas que atentan contra el desarrollo de la autonomía al interior de cada etapa de la vida. Las preguntas en este caso son, por ejemplo para la ancianidad: ¿cuáles son las necesidades sociales de la ancianidad en salud, alimentación, educación, protección social, vivienda, etc...,?; ¿cómo ellas se interrelacionan en su forma de impidimentos a una buena calidad de vida y salud de ancianos y ancianas, apuntando hacia sus causas y determinantes?; ¿cómo estas causalidades impactan diferencialmente a los ancianos y ancianas de acuerdo con las identidades de género, etnias/razas y territorios y clases sociales?; ¿cuáles son los déficits entre ofertas y necesidades y cuáles las disparidades por inequidad en el acceso y también en las condiciones de calidad de vida y salud?; y ¿qué proponemos hacer para cerrar estos déficits y reducir las inequidades, en términos de metas-cero, productos y resultados en el tiempo?. Los ejes verticales, llevan por nombre “ámbitos de desarrollo de la autonomía”, de los cuales saldrán los proyectos o subproyectos dirigidos a enfrentar cada ámbito de problemas que atenten contra el desarrollo de la autonomía a lo largo del ciclo de vida, desde la infancia hasta la ancianidad. Desde esta perspectiva, el marco de comprensión es distinto pero las preguntas siguen los mismos objetivos. En este caso las preguntas son, por ejemplo para salud: ¿cuáles son las necesidades de salud de la población, considerando toda la sobredeterminación social en cada momento del ciclo de vida, desde la gestación hasta la ancianidad?; ¿qué impacto tienen los problemas de salud en la autonomía de la gente, desde el comienzo de la vida y en cada etapa, hasta llegar a la vejez?; ¿cómo ello repercute diferencialmente en cada momento del ciclo de vida, de acuerdo con la identidad de hombre o mujer, etnias y razas, territorios y clases sociales?; ¿qué estamos haciendo para cerrar los déficits de respuesta a estas necesidades y para reducir las inequidades, en cada momento del ciclo de vida?; y ¿qué proponemos hacer para alcanzar estos objetivos, en términos de metascero, productos y resultados en el tiempo?. PROYECTOS DE DESARROLLO DE LA AUTONÓMIA EN CADA SECTOR PROYECTOS ESTRATÉGICOS DE CALIDAD DE VIDA Y SALUD EN CADA ETAPA DE LA VIDA Ejes Estructurantes Es importante explicar aquí, que la lógica del PES rompe con la manera tradicional de trabajar por “programas”. Esta lógica tradicional no se plantea el enfrentamiento de problemas sino administrar capacidades y recursos disponibles en función de áreas de atención que se formulan por demandas de clientelas, y que tocan solamente parcelas de los problemas, no sus 33 causas. La manera de trabajar con el PES tiene relación con la lógica de los “proyectos”, cuyo fin esencial es impactar en los problemas, integrando y viabilizando elementos estratégicos orientados hacia este fin (políticos, informativos, económicos, territoriales, institucionales, comunicacionales, legales). Ellos conforman el conjunto de productos y resultados que son necesarios para cambiar una situación problema. Además de los ejes anteriores, la matriz presenta un conjunto de ejes diagonales que la atraviesan, buscando a través de éstos la visibilidad de núcleos esenciales de intervención en cada uno de los procesos de planificación y en la formulación de políticas y acciones. Los ejes diagonales izquierdos, representan la “transversalización de enfoques” relacionados con la equidad. Estos enfoques conforman las grandes categorías o núcleos de producción de inequidades en las condiciones de calidad de vida y salud, ellos son: el género, las etnias/razas y los territorios y clases sociales. La conceptualización de cada uno de estos enfoques es materia de siguientes puntos en esta misma sección. Los ejes diagonales derechos, representan a su vez la “transversalización de redes”, es decir, son las respuestas que estamos dando (políticas, acciones y servicios) a las configuraciones de problemas que impiden o niegan la satisfacción de necesidades de calidad de vida y salud. Fases de aplicación de la matriz La matriz guia fases o etapas del proceso de planificación y la formulación de proyectos, agendas, planes, respuestas, así como la reorganización y asignación financiera y los procesos de reestructuración institucional, desarrollando capacidades para identificar escenarios y puntos sensibles de intervención, así como para ganar gobernabilidad sobre cursos de acción. Esta matriz tiene aplicación en: (a) la problematización de necesidades, identificando déficits e inequidades; (b) la formulación de objetos de intervención, (c) la definición de metas-cero; (d) la construcción de productos y resultados, y sus metas; (d) la formulación de planes nacionales, estadales y locales (identificación de responsables, tiempos y recursos); (e) la reorientación y reordenamiento funcional y territorial de redes; (f) la ubicación y reorganización de recursos financieros y (g) la definición de procesos de reestructuración institucional. Cada una de estas aplicaciones representa fases o etapas que se describen en el siguiente Guión de Trabajo. Fase 0. Procesamiento de Directrices: Esta fase consiste en el procesamiento de las directrices del PES, vinculándolas a los principios constitucionales de derechos y a las directrices del Plan de Equilibrio Social. Fase 1. Configuración de Necesidades: En esta fase se desarrolla la problematización de necesidades, consistiendo en la construcción del contexto de problemas, con diagnósticos de situación, antecedentes, dimensiones y sus justificaciones. Sus momentos son: (1) Reconocer las necesidades sociales satisfechas y no satisfechas por género, edad y ciclo de vida, etnias y razas, territorios y clases sociales, así como por el impacto diferencial de los problemas colectivos emergentes. (2) Comparar las necesidades potencialidades. con las respuestas existentes y sus (3) Establecer la naturaleza y dimensión de los déficits de atención y las brechas por inequidad en términos de condiciones de vida y salud, de acceso a los servicios y a la asignación de recursos. 34 (4) Delimitar los objetos de transformación y sus causalidades, desde una visión de continuo entre el defecto a ser evitado y la condición deseada, formulados en sus expresiones positivas. (5) Preparar un diagnóstico crítico de situación apuntando tendencias en distintos escenarios de intervención. En este mismo análisis, se identifican y evaluan las condiciones y actores favorables o contrarios a las iniciativas. (6) Definir el marco conceptual de análisis y de los abordajes adoptados, explicitando las bases conceptuales, políticas, sociales, económicas y técnicas para el enfrentamiento al problema o problemas abordados. Fase 2. Productos y Metas de Productos: En esta fase se definen los productos deseados en una posible intervención, entendiendo los productos como marcas de la gestión de gobierno o de gobierno/sociedad. Miden la generación de medios y de organización para viabilizar los impactos (que se expresarán en el futuro como resultados). Deben expresarse en metas y el orden y tiempo para su realización. Fase 3. Resultados y Metas de Resultados: En esta fase se definen los resultados deseados, los cuales se expresarán como el impacto sobre las condiciones de vida y salud de la población a la cual apuntan los medios de intervención. Los resultados se traducen también en metas o la fijación de los avances previstos en el tiempo. Fase 4. Agenda de Gobierno y Agenda Social: Esta fase consiste en la definición de propuestas para una Agenda de Gobierno y una Agenda Social, necesarias para enfrentar los desafíos, apuntando hacia metas de visión cero o condiciones “no tolerables” a las cuales deberán asociarse indicadores de evaluación y seguimiento. Fase 5. Plan y sus Operaciones: En esta fase se estructuran los elementos que alimentarán planes nacionales, estadales y locales para viabilizar el logro de las agendas con sus productos y resultados, y se establecen las operaciones de estos planes en sus tiempos, recursos y responsables, asociando su cronograma con los tiempos de los productos y resultados de las agendas. Fase 6. Comunicación y Capacitación: En esta fase se formalizan los términos de comunicación y difusión de los proyectos, considerando para ellos un “nombre fantasía”, junto con la definición de estrategias de capacitación y educación permanente. Esto incluye una educación permanente de trabajadores y trabajadoras, para generar capacidades de rectoría y liderazgo, en materia de problemas sociales, gestión pública y calidad técnica asistencial. Fase 7. Estructuras Organizacionales y Recursos: Esta es la fase de identificación de las estructuras y organizaciones responsables, recomponiendo la coordinación, gerencias y estructuras necesarias; así como los recursos existentes o por obtener para dar viabilidad a los planes y proyectos formulados. VI. La transversalidad de enfoques La transversalidad implica partir de una visión global y no fragmentada del ser humano que permita que las múltiples necesidades de las persona –hombres y mujeresa lo largo de todo su ciclo de vida, puedan ser visibles como consecuencia del impacto articulado que en ellas produce la pertenencia de clase, etnia, género, discapacidades, escogencia sexual, etc., y en general todas aquellas categorías de análisis que permiten la representación de la multivariedad de la vida cotidiana de los seres humanos en sociedad y la multicausalidad de sus necesidades. La transversalización permite visualizar la sobredeterminación de lo social que hace imposible considerar a ninguna de 35 estas categorías como único eje explicativo de lo humano en ningún espacio de la vida: salud, educación, trabajo, etc. VI.1. El enfoque de género ¿Qué es género?. El género es una construcción social e histórica de los contenidos simbólicos de lo femenino y lo masculino en articulación con clase social, etnia, raza, grupos de edad, etc., configurado a partir de las diferencias biológicas de los sexos. Su condición de histórica también implica que los procesos sociales, políticos, económicos y culturales que se desarrollan en cada momento de la historia, van a afectar la conceptualización de género dominante en esa sociedad favoreciendo o dificultando los cambios de la definición de lo femenino y lo masculino. Todos y todas compartimos la concepción de género dominante en nuestra sociedad independientemente de que progresivamente, por procesos de reflexión, introduzcamos cambios en esa concepción que nos permite subvertirla y transformarla en busca de la equidad y la igualdad entre hombres y mujeres. El género se concreta en las diversas prácticas que contribuyen a estructurar y dar forma a la experiencia. Afecta las identidades y condiciones de vida de mujeres y hombres, sus expectativas y oportunidades, las complejas y diversas relaciones sociales que se dan entre ambos géneros, así como los conflictos institucionales y cotidianos que deben encarar y las múltiples maneras en que lo hacen. Como señala Jeanine Anderson «todos participamos de un conjunto de relaciones de género, todos recibimos una socialización de género desde muy temprano, y todos reproducimos, muchas veces inconscientemente, ideologías y prácticas respecto a las relaciones entre los géneros en las pequeñas y grandes acciones de la vida»15. No hay forma de estar al margen de ella. El género es una construcción discursiva y cultural de los sexos biológicos que constituye una forma primaria de relaciones de poder. A partir de esta conceptualización, la perspectiva de género enfatiza su análisis más allá de las relaciones entre hombres y mujeres, vinculándose al desarrollo económico-social con énfasis en el desarrollo humano y la democracia, tomando en cuenta las diferencias de condiciones, las necesidades, los índices de participación, el acceso a los recursos y a los beneficios del desarrollo, el control de activos, el poder en la toma de decisiones, etc., entre hombres y mujeres, a partir de los roles que tradicionalmente se les ha asignado a cada uno de los géneros. 15 Anderson, 1997. 36 ENFOQUE DE GÉNERO Que ha dado surgimiento a procesos de conquista de No es neutral, comprende una GÉNERO LO MASCULINO CONCEPCIÓN DOMINANTE Basada en Es una construcción histórica y social, que da significados a Y se expresa Patriarcado División del Trabajo LO FEMENINO Con origen en Se aplica a ambas categorías, que son interdependientes DERECHOS CON EQUIDAD DE GÉNERO Pero no es igual al sexo, lo trasciende e incluye Que establece relaciones, actitudes y prácticas (a nivel individual, institucional y social), de poder, discriminatorias y jerárquicas, convirtiéndo DIFERENCIAS BIOLÓGICAS EN INEQUIDADES DE GÉNERO DIFERENCIACIÓN BIOLÓGICA DE LOS SEXOS Luchando por la construcción de una nueva ciudadanía con igualdad de oportunidades a calidad de vida y salud, donde seamos HOMBRES Y MUJERES IGUALMENTE DIFERENTES Superando Aprendido antes del nacimiento como identidades de las que somos portadores durante toda la vida, pautando una manera de SER HOMBRE Afectando expectativas y oportunidades de hombres y mujeres, con expresión en FORMAS ASIMÉTRICAS DE CALIDAD DE VIDA Y SALUD SER MUJER DÉFICITS E INEQUIDADES DE GÉNERO FORMA PRIMARIA DE ORGANIZACIÓN SOCIAL Roles y espacios Privado y Pasivo que asigna que crea Fuerza y Superioridad En cada género Entre géneros neros Ambos sujetos conscientes de derechos, activos, capaces de decidir sobre la vida y producir saberes, alternativas y recursos para transformarla, mediante Lo qué busca hacerse visible y reconocerse, a través de su Mitos y creencias Debilidad y Subordinación TRANSVERSALIZACIÓN SISTEMÁTICA EN NECESIDADES, POLÍTICAS Y ACCIONES 37 ESTRATEGIA PROMOCIÓN CALIDAD DE VIDA Y SALUD Para garantizar AUTONOMÍA Constituido como la Público y Activo Dentro de una y PARTICIPACIÓN EMPODERAMIENTO Aprendizaje de la concepción dominante de género Esta forma primaria de organización social se incorpora en los seres humanos a través de la socialización diferencial de hombres y mujeres, proceso que nos enseñan desde los primeros y básicos años de la vida, cuál es el lugar y la conducta esperada de cada uno, lo bueno y lo malo, lo permitido y lo prohibido. Esto se debe a que la categoría género lleva en su contenido un carácter normativo o moral. Es decir, prescribe expectativas, responsabilidades, lo bueno y lo malo, deberes y derechos que hombres y mujeres tienen dentro de la sociedad en que se desenvuelven. Así, aunque sobre ambos -hombres y mujeres- desde que nacen se ejerce el proceso de socialización que nos construye como miembros de una sociedad, con sus normas y expectativas incorporadas y aprendidas, el que éste sea un proceso no igualitario ni equitativo tanto en su dimensión formal (ej: en la escuela) como informal (ej: en la familia), hace que desde el mismo contenido de esas normas, valores y expectativas se establezcan las diferencias jerarquizadas de la subordinación de lo femenino a lo masculino, asignando roles antagónicos a cada uno. En el género se expresa también la interacción entre los hombres y las mujeres de una sociedad, pero además la socialización de un género siempre implica el aprendizaje de las pautas sociales del otro. Ambos aprenden lo que es femenino y masculino y lo que deben esperar cada uno en el cumplimiento de sus roles. Esto significa entonces, que se aprende y socializa lo relativo a los espacios, a la organización o inserción social de cada uno en la sociedad, lo cual hace que para entender la realidad de uno de los géneros hay que conocer la realidad del otro, pues ambos están íntimamente relacionados -de manera excluyente o incluyente- en la conceptualización dominante de género. Cuando decimos ...¡Los hombres no lloran!...Estamos diciendo, además, y sin palabras ¡... las que lloran son las mujeres!. Esta afirmación irreflexiva la repetimos de generación en generación sin pensar que las glándulas lagrimales existen en los ojos de mujeres y hombres con funciones específicas tanto en lo biológico como en lo emocional. Su participación en la expresión emocional es la que la concepción dominante de género obliga a eliminar en los hombres aún a costa de su salud. Así construimos la identidad de género y su valoración. Lo fundamental: lo público / lo privado La concepción de género hace que mujeres y hombres nos posicionemos en el mundo en lugares diferentes, con historias diferentes que nos facilitan o dificultan determinadas acciones y valoraciones de nuestras capacidades, derechos y deberes, lo cual es expresión de la designación de espacios excluyentes predefinidos en los cuales se considera positivo o negativo que nos desempeñemos cada uno de los seres humanos, hombres o mujeres. El espacio público productivo para los hombres y el espacio privado-doméstico no productivo como el lugar «por naturaleza» de las mujeres. Aun cuando la vida cotidiana evidencia lo arbitrario de esta división, la pauta cultural de género sigue vigente en el imaginario colectivo de la sociedad y sólo cambia lentamente. Esta división se concreta en la vida cotidiana en una valoración jerárquica, y no igualitaria de los espacios y sus destinatarios, lo cual lleva indefectiblemente a la discriminación y subordinación de una de las dos caras de la “moneda género”. Lo público, la calle, lo político, lo económico, espacios en los que se enmarcan las actividades expuestas al reconocimiento y socialmente valoradas, son de lo masculino; la esfera privada/doméstica, el lugar de lo no importante, lo familiar, lo no valorado socialmente, es un espacio y problema femenino. De allí los roles predefinidos y esperados para cada uno: ellos los proveedores y ellas las cuidadoras, independientemente de sus deseos y capacidades. El género se refiere, entonces, a las 38 diferencias y desigualdades que se pautan entre los roles o papeles sociales de hombres y mujeres en la sociedad. Lo anterior se sustenta en mitos y creencias que sirven de justificación a la dominación de género y a la definición dicotómica y excluyente de sus deberes y derechos. Para ellas las obligaciones de las tareas que producen y preservan la salud en el hogar: la higiene, la alimentación, la seguridad, el cuidado preventivo, el cuidado de enferm@s, de ancian@s y discapacitad@s, y los cuidados antes del nacimiento y la muerte. Todo sustentado en el mito de la mujer vínculo, «nurture», como consecuencia de su papel en la reproducción biológica. Para ellos la toma de riesgo, la agresividad y la fuerza, la calle y la capacidad de sustentar a la familia. Ella sexualmente pasiva y él portador de una actividad sexual incontrolable. Por todo esto, él protector de ella y ella subordinada a él en agradecimiento a su protección. Esta concepción dominante de género se basa en el patriarcado, sistema simbólico que determina un conjunto de prácticas cotidianas concretas que niegan los derechos de las mujeres y reproducen el desequilibrio y la inequidad existente entre los sexos16. De origen en la antigüedad, el patriarcado pauta las relaciones sociales entre las mujeres y los hombres y entre ellas y entre ellos, en el hogar y en el mundo de las acciones políticas, sociales y económicas, transformándose y perpetuándose en la modernidad y estableciendo una convivencia armónica con los diferentes modos de producción y organización de la sociedad a través de la historia. Es el patriarcado como ideología el que pauta las formas de organización de la sociedad en esferas pública y privada y establece los elementos fundamentales de la división sexual del trabajo. Es por esta antigüedad que la relación patriarcal entre mujeres y hombres es vista como «natural» ya que se viene reproduciendo de generación en generación. Su funcionalidad económica y política ha hecho que las mujeres y algunos hombres que se han opuesto a ella a través de la historia, sean considerados como desviados. Y, lo más común, que la mayoría de nosotras y nosotros, nos neguemos a ver o simplemente a escuchar los cambios que se han venido produciendo en los últimos cincuenta años del siglo XX, y nuestras prácticas continúen ciegas a las necesidades que las inequidades de género producen en las mujeres y los hombres, de todas las edades y clases sociales. Por ejemplo,« Sin el cumplimiento del rol reproductivo, el rol productivo no se podría cumplir o se vería seriamente limitado ... Sin embargo en la contabilización del Producto Nacional Bruto, solamente se incluye lo que se produce en el espacio público considerado productivo. La contribución, que en su gran mayoría, las mujeres hacen a la economía nacional, queda invisible porque no se considera como «trabajo» en el sentido económico de la palabra, sino que es visto como parte de una función natural que deviene de su rol como reproductora de la especie humana»17. Gracias a la ideología del patriarcado, las diferencias biológicas -básicamente en la sexualidad y la procreación y crianza- se convierten en sustento y justificación de las inequidades de género, haciendo que las necesidades diferentes de hombres y mujeres sean consideradas como desigualdades. De allí que enfrenten formas asimétricas de calidad de vida y salud, expresados en perfiles diferenciales de salud y enfermedad que incluyen además de las diferencias biológicas, las diferencias ligadas al género o brechas de género. Esto hace que las situaciones, condiciones o problemas en salud sean exclusivos de uno de los sexos o más prevalentes en uno de los sexos, con características diferentes en mujeres y hombres, y que reciben respuestas diferentes del sistema según se trate de mujeres o de hombres: del sector salud y de la sociedad en general. 16 17 (CEPAL,1994,2). Programa Mujer, Salud y Desarrollo. 1997,40) 39 Por ejemplo, en salud, los sistemas doméstico y público se organizan de la misma manera. Los servicios prioritarios para atender a las mujeres son los de gineco-obstetricia o planificación familiar en relación con el embarazo, parto y puerperio. En ellos la mujer es vista más como una mediadora de la reproducción que como actora central de la continuación de la vida humana. Por el contrario, la salud no es parte de las preocupaciones prescriptas para el rol masculino en el espacio público y, cuando no es controlada por alguna mujer de su entorno, su relación con la salud desaparece ya que en la construcción de la masculinidad estas preocupaciones son consideradas como debilidades y, por ende, no propias de los hombres. En su caso la toma de riesgo, la agresividad y la fuerza son contenidos fundamentales de su identidad genérica, lo cual coloca a los hombres en situaciones de riesgo para su vida y su salud que se expresan en su alta morbi-mortalidad por causas externas, particularmente accidentes y violencia. Las brechas de género son entendidas, entonces, como las diferencias que exhiben los sexos en términos de oportunidades, acceso y uso de los recursos que le permiten garantizar su bienestar y desarrollo humano. Estas son construidas sobre las diferencias biológicas y son el producto histórico de actitudes y prácticas discriminativas tanto individuales como sociales e institucionales, que obstaculizan el disfrute y ejercicio equitativo de los derechos ciudadanos por parte de hombres y mujeres. Nuestras leyes también las evidencian, desde el Código de Deontología Médica (permiso del marido para una esterilización quirúrgica) hasta el Código Penal (disminución de pena por violación si la víctima es prostituta, o eliminación de la pena si el agresor se casa con la víctima), pasando por leyes orgánicas (Educación) y leyes especiales. El sistema de salud no escapa a esta valoración genérica: «Por ejemplo, el trabajo de las enfermeras y auxiliares de enfermería, trabajo desarrollado en su gran mayoría por mujeres, es mucho menos prestigioso y remunerado que el trabajo del médico, trabajo desarrollado en su gran mayoría por hombres. Pero vale la pena señalar que en los países de lo que antes era la Unión Soviética, la medicina siempre fue una carrera femenina, y en esa área del mundo, la profesión médica es menos respetada o no tiene la misma aura de importancia que se le asigna en nuestros países occidentales»18 En nuestro país la situación no es diferente. Como señala Carlos Mascareño, la salud tiene rostro de mujer. «Los ambulatorios visitados están llenos de mujeres: mujeres-niñas preñadas, mujeres–niñas con niños en los brazos, mujeres aseando, mujeres haciendo algo, mujeres-enfermeras, mujeres doctoras, mujeres-doctoras-coordinadoras, mujeres dirigiendo las Asociaciones Civiles. Es como si el hombre no existiera. A éste sólo lo vimos cuando había un médico, cuando era un niño recién nacido o infante o cuando era un anciano en consulta. La presencia de la mujer es una realidad insoslayable. En todas las Juntas Directivas de los Comités de Salud existen mujeres y en la mayoría de los casos son ellas quienes los dirigen».19 Así, el concepto de género nos permite comprender mejor las desigualdades en calidad de vida y salud con criterios de inclusión en la búsqueda de cerrar las brechas que desde las pautas culturales de género excluyen diferencialmente a grupos poblacionales de hombres y mujeres del acceso a la calidad de vida y salud. Desde allí, de manera articulada con las diferentes categorías sociales fundamentales como condiciones socioeconómicas, étnicas, etapa del ciclo de vida, discapacidades y escogencia sexual, entre otras, nos habilita para planificar las ofertas del sector salud y desarrollo social con verdadero sentido ético de equidad. 18 19 Ibid. Mascareño,1998,34. 40 El incluir el enfoque de género en los planes, programas y proyectos en calidad de vida y salud nos permite a tod@s los que desde el sector buscan superar los déficits y las brechas por inequidad tomar conciencia de la manera en que «las construcciones sociales de género, al interactuar con los factores biológicos, pueden proteger o perjudicar la salud de los hombres y las mujeres»20. Todo esto exige la transversalización del enfoque de género en el diagnóstico de las necesidades, en las políticas y en los proyectos y acciones que de ellas se derivan. Dos ejemplos saltan a la vista. La participación de hombres y mujeres tiene que visualizarse en las acciones dirigidas a la satisfacción de las necesidades que se derivan de la sexualidad y la reproducción humana en todas sus dimensiones, y a través de todo el ciclo de vida. Hacer visible que sexualidad y reproducción son dos ejes entrelazados de la vida humana, pero que generan necesidades diferentes en cada uno, debido a la desigual posición que la concepción dominante de género establece para cada uno en ambas esferas. Para ellas, una sexualidad definida desde la reproducción, en la cual el derecho a la expresión erótica y al placer sexual está considerado como algo no permitido confinando el ejercicio de su sexualidad a su capacidad reproductiva. Esto se traslada a hacerla única responsables de todas las consecuencias de la concepción, parto y crianza y cuidado de los hijos, y por ende de tod@s los miembros del grupo familiar. Para ellos, el ejercicio de la sexualidad desvinculado de las responsabilidades de la reproducción limitando su participación en las prácticas cotidiana de la concepción, parto, crianza y cuidado de los hijos. La inclusión de los hombres en la paternidad es una tarea de desarrollar su capacidad afectiva y su autonomía. La inclusión de las mujeres en el disfrute de la sexualidad es también una tarea de desarrollar su autonomía. Ambos deben ser considerados en la construcción de la pareja y en el ejercicio de la sexualidad responsable, y por ende en el uso los métodos anticonceptivos como instrumento que facilita este derecho. Igualmente en la prevención de las enfermedades de transmisión sexual y, particularmente del VIH/SIDA. La socialización del derecho a una vida sin violencia en la casa y en la calle es otro espacio en el cual se hace necesario proyectar una concepción de género igualitaria. Promover la calidad de vida y salud, pasa por deconstruir los roles tradicionales de dominación masculina sobre las mujeres que sustenta la violencia de género en sus múltiples expresiones, a fin de desarrollar sujetos masculinos y femeninos que intergeneracionalmente estén en capacidad de desarrollarse como sujetos de derechos orientados a la búsqueda de la felicidad resolviendo los conflictos con instrumentos no violentos, que faciliten el desarrollo de la autonomía y la identidad ciudadana. Esta deconstrución debe orientar las respuestas que desde las diferentes instituciones se planifiquen y ejecuten en la prevención y atención a las personas de diferentes edades y sexos que viven situaciones de violencia de género (física, psicológica y sexual), tanto en los espacios públicos como privados. La lucha por los derechos de todas y todos La transformación de la conceptualización de género dominante en la sociedad y sus consecuencias para hombres y mujeres, a pesar de ser una construcción histórica y por ende cambiable, es un arduo proceso de cambios en las pautas culturales más básicas de la vida cotidiana, es decir, qué es lo propio y esperado para las mujeres y qué es lo propio y esperado para los hombres, lo cual ha requerido de un largo proceso de reflexión y lucha a lo largo de la historia. Esta lucha ha sido librada fundamentalmente por las mujeres. En nuestro caso, las transformaciones de las concepciones sobre lo femenino y lo masculino en la cultura 20 Mujer, Salud y Desarrollo. Op. Cit. 1. 41 venezolana y las relaciones de género, son producto de las luchas de las mujeres del mundo y en particular de las venezolanas, en particular durante los últimos 25 años del siglo XX. Género y ciudadanía Esta es una lucha en la cual se requiere la participación de hombres y mujeres por la construcción de ciudadanía. Para ello la ciudadanía debe ser entendida como una identidad sociopolítica y psicosocial que se construye en la vida social desde sus inicios en el mundo familiar y, por lo tanto, está afectada - al igual que cualquiera otra identidad social o individual por la socialización diferencial de hombres y mujeres, por las pautas que orientan las relaciones entre ambos sexos y las responsabilidades con la acción social y política, como expresión de derechos que promueven o no el desarrollo de una subjetividad autónoma, de sujetos con conciencia del derecho a ser actor o actora social, comprometidos en la transformación de su mundo privado y de su mundo público. Construir una ciudadanía democrática que parta de una redefinición de la ideología de género en donde mujeres y hombres seamos igualmente diferentes21. Es decir sin discriminación de un género frente a otro, sin constreñir a ninguno de los dos a un solo espacio y que redefina la relación entre los ámbitos público y privado. Esta transformación básica debe permear todas las instancias sociales puesto que ellas como agentes de la socialización se refuerzan mutuamente. Romper las definiciones de lo femenino y lo masculino que establecen la socialización diferencial estaría así en las metas y objetivos de todas las instituciones del Estado y en las políticas dirigidas a la población, a fin de participar en el proceso de politización de la sociedad para construir una verdadera democracia, desmontando aprendizajes que sustentan la primera forma de dominación: la existente entre mujeres y hombres. Esta es la que sirve de sustento a la violencia intrafamiliar o doméstica, escuela de aprendizaje de la violencia como forma de solución de conflictos y de relación socialmente aceptada que niega el desarrollo de la autonomía y de sujetos sociales con igualdad de derechos y deberes en la vida cotidiana. Ser igualmente diferentes implica el reconocimiento de que las mujeres, además de compartir un cuerpo sexuado de hembras, como categoría no son iguales entre sí. Las articulaciones con la clase, la etnia, las escogencias sexuales, la fase del ciclo de vida, la vida rural o urbana, entre muchas otras pertenencias hacen que el grupo humano de género llamado mujeres sea internamente muy heterogéneo. Lo mismo sucede con los hombres. No existe más que un cuerpo sexuado de hembra o varón sobre el cual se inscriben las múltiples diferencias que estructuran lo humano. Entender que diferencia no implica desigualdad sino multiplicidad y riqueza de lo humano, permite romper con las visiones jerarquizadas y binarias que sirven de telón de fondo a la discriminación y a la injusticia social. Reconocer esta realidad de la pluralidad significa que las jerarquías entre ambos no son válidas, simplemente todos y todas somos iguales en nuestras diferencias lo cual no tiene que significar discriminaciones. Ser igualmente diferentes es, entonces, acabar con la visión que convierte a las diferencias en desigualdades y, a partir de allí, construir una nueva lectura que convierta a la equidad en instrumento de análisis y planificación de políticas, dentro de una estrategia de promoción de la calidad de la vida y salud. Participación ciudadana, autonomía y empoderamiento Esta estrategia se desprende de una concepción de la salud como derecho social que implica la participación activa de los sujetos para el desarrollo de capacidades a través de acciones que les permitan identificarse como productor@s de saberes, alternativas y recursos, de 21 Concepto desarrollado por Alda Facio en su libro Cuando el género suena, cambios trae. 42 manera autónoma y con participación activa en la selección, planificación, ejecución, supervisión, evaluación y administración de los planes y programas dirigidos a lograr este derecho. «La equidad en las políticas sociales se establece en el campo del desarrollo de los mecanismos de redistribución de oportunidades, que posibiliten un proyecto social que articule, de forma coherente, las metas sociales y las necesidades democráticas»22. Su objetivo es la justicia social, superando las inequidades de género y los déficits en las respuestas institucionales ante las brechas de género. «La equidad se define a partir de la igualdad como meta que no es alcanzable sino en función del reconocimiento de las diferencias trocadas en discriminación, las cuales a su vez deben ser erradicadas culturalmente y corregidas políticamente, haciendo que tengan sentido ético la tolerancia y la pluralidad»23. La estrategia de promoción de la calidad de la vida y la salud, que se caracteriza por la búsqueda integrada de respuestas a los determinantes que comprometen la capacidad de autonomía con miras a una mejor calidad de vida, tomando como punto de partida las necesidades sociales, busca el cierre de las brechas por inequidad, entre ellas las inequidades de género. Superar tales brechas incluyendo las producidas por el género y su impacto en el total de ellas, es la única forma de alcanzar justicia social. La autonomía se convierte así en meta de la estrategia de promoción de calidad de la vida y la salud. El desarrollo de la autonomía es condición necesaria para poder ser actor social y sujeto de derecho, tanto individual como colectivamente. Este es un déficit histórico en la identidad de género de las mujeres en general, por ello sin actuar en detrimento de los hombres, hay que enfatizar este elemento para dirigir acciones específicas hacia ellas a fin de que la autonomía se convierta en una necesidad de las mujeres para poder construir una identidad ciudadana. Trabajar en este sentido, requiere identificar las dificultades diferenciales de mujeres y hombres para ejercer sus derechos y ayudar al desarrollo de esas capacidades. Este es el punto de partida de la estrategia promocional y un instrumento básico para lograrlo es el trabajo en redes sociales y transectoriales. El empoderamiento, es un concepto aliado al de autonomía. Para lograr esta última es necesario trabajar con un objetivo claro de empoderar, individual y colectivamente a las mujeres y los hombres que acuden a los servicios del sector y a aquell@s que participan en las redes sociales activas por la salud y demás derechos sociales en los diferentes territorios sociales. Siguiendo a Magdalena León, «el empoderamiento implica que el sujeto se convierte en agente activo como resultado de un accionar, que varía de acuerdo con cada situación concreta (...) empoderarse significa que las personas adquieran el control de sus vidas, logren la habilidad de hacer cosas y de definir sus propias agendas (...) conectado con el contexto y en relación con acciones colectivas dentro de un proceso político»24. Visto desde la salud, diríamos que: « La promoción del derecho a la salud, significa entonces, desarrollo de la capacidad de sujeto en las personas a través de acciones que les permitan identificarse como productor@s de saberes, alternativas y recursos, de manera autónoma y con participación activa en la selección, planificación, ejecución, supervisión, evaluación y administración de los planes y programas dirigidos a lograr este derecho»25. La autonomía y el empoderamiento tienen que ser lineamientos fundamentales para darle verdadero sentido democrático a estos principios de participación y protagonismo establecidos en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. 22 Almeida, op. Cit.71. Ibid. 24León, 97,6-7. 25 Huggins C., 7. 23 43 Además, esta visión debe integrarse en el trabajo con la comunidad a través de una actitud de cooperación y de solidaridad en la práctica de las redes sociales y transectoriales, como un ejercicio del derecho ciudadano y de su responsabilidad en el control social sobre la gestión pública, abriendo espacios para la participación democrática de la sociedad con las instituciones gubernamentales que tienen relación con las respuestas a las necesidades sociales de su colectivo26. Si entendemos que la promoción de la salud es trabajar para el desarrollo de la ciudadanía como sujeto de derechos, ésta debe ir dirigida a crear conciencia de los derechos humanos y ciudadanos que deben ser conocidos y exigidos, a fin de poder comenzar a transitar por una nueva vía de construcción de la vida digna y con justicia social. Obviamente, la participación y organización ciudadana es fundamental para este planteamiento. Pero, la participación por el derecho a la salud, y por todos los demás derechos incluyendo el derecho a la vida, debido a la socialización de género femenino basada el “vínculo”, es femenina y no podemos negarlo. En las comunidades cristianas de base, en los comités de salud de los barrios, en los grupos culturales y en las asociaciones vecinales, entre otros, la participación de las mujeres es visible en su incorporación al trabajo comunitario, que no al liderazgo. Esta tendencia a través de las redes sociales tiene que revertirse haciendo que los hombres se incorporen a la lucha por su derecho a la salud lo cual está muy limitado por las características de su identidad de género, y que el acceso a los espacios de liderazgo sea igualitario a fin de desarrollar las capacidades de las mujeres y disminuir la tendencia dominante de los hombres en los espacios de acción pública. Aprender democracia ejerciéndola. Y en esta visión tiene que incorporarse también el personal, hombres y mujeres de las diferentes instancias institucionales que laboran en el sector social en general y particularmente en el sector salud, ya que la articulación de las redes sociales y transectoriales debe ser un instrumento democrático de construcción de ciudadanía para hombres y mujeres. La transversalización del enfoque de género La transversalidad, como lineamiento de política, ha sido utilizada fundamentalmente con el enfoque de género tanto por los organismos internacionales como por las instituciones que trabajan la temática de género27. Sin embargo, su sentido es válido para cualquier categoría que deba ser considerada a través de todo el proceso de construcción e implementación de políticas. Transversalizar la perspectiva de género es el proceso de valorar las implicaciones que podría tener para mujeres y hombres cualquier acción planeada, incluyendo la legislación, las políticas y programas en todas las áreas y en todos los niveles. Es una estrategia para lograr que las preocupaciones y experiencias, tanto de las mujeres como de los hombres, se conviertan en dimensión integral de las políticas en su diseño, implementación, seguimiento, monitoreo y evaluación, de manera que ambos, mujeres y hombres, se beneficien igualmente y no se perpetúe la desigualdad. La meta final es lograr la igualdad a través de la implementación de políticas de equidad. 26 27 Cordeiro, 1999, 35. Se conoce como «mainstreaming». 44 Esto supone un cambio cultural, el cual debe ser promovido a través de procesos parciales cuyos logros sucesivos faciliten la profundización de los cambios y la apertura hacia nuevos espacios de pensamiento y de formas de hacer políticas sociales, de manera progresiva, sistemática y permanente. VI. 2. Enfoque de etnias El “enfoque de etnias” está dirigido aquí, específicamente, a las etnias indígenas, porque entre las culturas y sociedades que forman parte del rico mosaico multiétnico y pluricultural venezolano, son los indígenas los más diferenciados cultural y antropológicamente. Este se trata de un enfoque transversal de la calidad de vida y salud, basado en una perspectiva centrada en el ser humano, características socioculturales y el contexto en el cual se desenvuelve la vida cotidiana de los pueblos y comunidades indígenas. La concepción de los pueblos indígenas en nuestras constituciones Desde el arribo europeo al continente americano, los habitantes originarios de estas tierras han sido víctimas de genocidio y etnocidio. Las epidemias venidas de Europa fueron el mejor aliado de los conquistadores en sus esfuerzos por reducir toda resistencia a la colonización. Durante los primeros 150 años de la conquista, la población indígena continental se redujo en un 95% siendo aniquilados por la violencia o por los virus más de 60 millones de indígenas. (Galeano, 1976). Lo que puede considerarse una de las más gigantescas masacres de la historia universal. Un debate común después de la llegada del Almirante Cristobal Colón al “nuevo” mundo era si los indios americanos debían considerarse seres humanos, y no fue sino hasta el año 1537 cuando una Bula Papal confirma que los indios eran “verdaderos hombres” dotados de alma y razón. Sin embargo, hasta hace poco años, en Venezuela se utilizaba el calificativo de “racionales” para distinguir a la población no indígena de los indígenas a quienes se les seguía considerando irracionales. Expulsión de sus territorios ancestrales, racismo, discriminación social, desprecio a sus creencias, inoculación de la vergüenza étnica, desarraigo, marginación política y exclusión configuran el pasado y persisten en el presente de gran parte de los indígenas americanos. La guerra de independencia acabó con la dominación colonial de las nacientes repúblicas americanas, pero no acabó con el sistema colonialista hacia los pueblos indígenas del continente. Un ejemplo de ello es que cuatro siglos después del mal llamado descubrimiento, la Constitución venezolana de 1901, en su artículo 34 deja muy claro lo siguiente: “No se computarán en la base de población los indígenas que viven en estado salvaje”. Este precepto se repitió en las constituciones de 1904 y 1909 (Hernández, 2001: 6) y en esta última aparece por primera vez la potestad del gobierno para contratar Misioneros “que se establecerán precisamente en los puntos de la República donde hay indígenas que civilizar” (Art. 80, numeral 18). Seis años más tarde, en 1915, se aprueba la Ley de Misiones que otorga a los religiosos católicos y evangélicos poderes para actuar en representación del Estado en las zonas con población indígena donde se instalaron. En pleno siglo XX los países americanos perciben a la población indígena como un problema a resolver, y con frecuencia se habla de “el problema de nuestra población indígena” en vez de hablar de los problemas de la población indígena. Por los años cuarenta de este siglo nace en México el llamado indigenismo y se propaga rápidamente a la mayoría de los países americanos como una ideología integracionista de donde surgen las políticas oficiales que permitirían resolver “el problema indígena”. En sus orígenes el indigenismo percibe a los indígenas como seres incivilizados y desincorporados de la nación, por lo tanto, han de ser 45 integrados y para ello primero deberán ser civilizados. Por tanto, la ideología integracionista era etnocida, racista y paternalista. La Constitución de 1947 refleja claramente la visión de este indigenismo clásico. En su artículo 72 establece que: “corresponde al Estado procurar la incorporación del indio a la vida nacional” y la Constitución Nacional de 1961 mantiene este mismo espíritu integracionista, un poco suavizado, en su artículo 77 dice: “... La ley establecerá el régimen de excepción que requiera la protección de las comunidades de indígenas y su incorporación progresiva a la vida de la Nación”. Se asumía con ello, que los indígenas estaban allí, que había que protegerlos pero que esencialmente no eran parte útil ni productiva de la “vida de la nación”. De allí la necesidad de su “incorporación progresiva”. La noción de ciudadano era incompatible con la de indígena, por lo tanto, para incorporarlos efectivamente, primero se precisaba “civilizarlos”. El informe anual de la Oficina Central de Asuntos Indígenas de Venezuela de 1968 contempla entre las medidas para abordar “el problema de nuestra población indígena” un “Programa de Civilización y Protección de indígenas” y contiene un listado de las actividades realizadas ese año por la Comisión Indigenista Nacional que reseña la elaboración de un informe sobre “la frecuente e inconveniente presentación, en la prensa del país, de los hábitos, costumbres y otros aspectos de los indígenas no incorporados, así como también en diversas exhibiciones turísticas en países del extranjero.” Gracias a los funcionarios de la Comisión Indigenista Nacional la “vergüenza étnica” había alcanzado rango de política oficial. Desde una visión desarrollista unilateral como ideología de la modernidad, las poblaciones indígenas no parecían tener ningún futuro por considerárseles reductos del pasado. Si aún despertaban interés era por su aporte a la cultura mestiza y al folklore nacional y por algunas muestras de cultura material como la hermosa cestería y la cerámica que podían conservarse muy bien en los museos. Desde esta visión se ama la cultura indígena pero se desprecia al indígena. Muchos opinaban por entonces, que un país en vías de desarrollo requería fundamentalmente de trabajadores asalariados y productivos, no de indígenas desincorporados y aislados de la sociedad, que vivían como querían y ocupaban vastas regiones muy ricas en recursos naturales que debían ser explotadas. Detrás del integracionismo civilizador disfrazado de buenas intenciones se ocultaba un profundo desprecio a la diversidad cultural, que es una enfermedad social mejor conocida como racismo. La larga resistencia indígena que se fue forjando durante cinco siglos tuvo que enfrentarse a la visión etnocida del indigenismo clásico, pero a partir de la década del sesenta, algunos científicos sociales comprometidos con las reivindicaciones de los indígenas y otros aliados propusieron nuevas visiones del indigenismo que llegaron a conocerse como indigenismo de vanguardia, indigenismo de liberación o neoindigenismo que reivindicaban el interculturalismo y el derecho a la autodeterminación de los pueblos indígenas. Estas posturas se encuentran reflejadas en la primera Declaración de Barbados, en cuya elaboración participaron notables antropólogos venezolanos. Simultáneamente, se expandían las luchas indígenas a nivel continental gracias a un proceso de concientización y organización que desembocó en la creación de las primeras federaciones indígenas (Serbín y González, 1980:16) No pasarían muchos años antes de que los nuevos postulados que colocaron al indigenismo del lado de los indígenas encontraran asideros jurídicos en tratados y acuerdos internacionales como el Convenio 169 de la OIT sobre pueblos indígenas y tribales, el Convenio sobre la Diversidad Biológica, el Convenio Constitutivo del Fondo para el desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y del Caribe y otros que han promovido el respeto 46 a las minorías étnicas y reconocen el derecho que tienen a su propia cultura, identidad, idioma, religión y organización social. Estos breves antecendentes ayudan a comprender en su justa dimensión el enorme avance que ha significado la Constitución de 1999 en la larga lucha de los pueblos indígenas de Venezuela. Esta Constitución que contiene en capítulo completo dedicado a los derechos de los pueblos indígenas (Capítulo VIII del Título III) y otros ocho artículos que tratan asuntos de interés directo para estos pueblos, ha sido considerada como la Constitución americana más adelantada en materia de derecho indígena. La Constitución de 1999, reconoce el carácter multiétnico y pluricultural de la sociedad venezolana y se encuentra en perfecta sintonía con los más adelantados tratados internacionales sobre derechos de los pueblos indígenas. Garantiza además la participación política de los indígenas en la Asamblea Nacional y en los cuerpos deliberantes de las entidades federales y locales con población indígena y ordena la elaboración con carácter prioritario de la primera Ley Orgánica de Pueblos y Comunidades Indígenas que muy pronto conocerá el país. Se trata, sin lugar a dudas, del paso más grande para honrar la histórica deuda social, jurídica y ética que desde la colonia se había venido acumulando con aquellos habitantes originarios que hoy con orgullo se reconocen indígenas venezolanos. Los pueblos indígenas en el nuevo marco constitucional y jurídico En el preámbulo de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999 se dispone “…establecer una sociedad democrática, participativa y protagónica, multiétnica y pluricultural…” y en su contenido se incorpora un capítulo denominado “De los derechos de los pueblos indígenas” (Capítulo VIII del Título III), compuesto por ocho artículos (Artículos 119126) donde el Estado reconoce la existencia de los pueblos y comunidades indígenas, su organización social, política y económica, sus culturas, usos y costumbres, idiomas y religiones, así como su hábitat y los derechos a la propiedad colectiva sobre las tierras que ocupan, necesarias para garantizar sus formas de vida. El aprovechamiento de los recursos naturales en estas tierras debe hacerse previa información y consulta a las comunidades índigenas respectivas. En estos artículos destacan los derechos sociales de los pueblos indígenas: el derecho a una educación intercultural bilingüe, el derecho a la salud y el reconocimiento a la medicina tradicional, el derecho a sus propias prácticas económicas tradicionales y a participar en la economía nacional como trabajadores y trabajadoras, el derecho a la formación profesional y a participar en programas de capacitación, servicios de asistencia técnica y financiera que fortalezcan sus actividades económicas; así como el derecho a la participación política, garantizando su representación en la Asamblea Nacional y en los cuerpos deliberantes de los estados y municipios con población indígena28. En enero del 2001 se promulgó la Ley de Demarcación y Garantía del Hábitat y Tierras de los Pueblos Indígenas, cuyo objeto es “regular la formulación, coordinación y ejecución de las políticas y planes relativos a la demarcación del hábitat y tierras de los pueblos y comunidades indígenas a los fines de garantizar el derecho a las propiedades colectivas de sus 28 La Constitución de 1999 posee otros artículos que tratan asuntos relativos a los pueblos indígenas o son de su particular interés: Artículo 9 (Idiomas Indígenas), Artículo 23 (Tratados suscritos por Venezuela sobre Derechos Humanos); Artículo 169 (Regímenes de Gobierno y Administración de los Municipios con Población Indígena); Artículo 181 (Tierras Indígenas no se consideran Ejidos); Artículo 186 (Representantes Indígenas ante la Asamblea Nacional); Artículo 260 (Instancias de Justicia Indígena); Artículo 281, numeral 8 (Protección de los Derechos Indígenas por el Defensor o Defensora del Pueblo) y el Artículo 327 (Seguridad en Zonas Fronterizas con Población Indígena). 47 tierras consagrados en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela”. Esta es la primera Ley que contiene los nombres de los pueblos y comunidades indígenas de Venezuela. Sin embargo, la misma ley señala que se trata de los pueblos y comunidades hasta ahora identificados. Ello no implica la negación de los derechos de otros pueblos o comunidades que por razones de desconocimiento no están identificados por Ley. Tal consideración permite que dentro del marco jurídico puedan reconocerse otros pueblos y comunidades indígenas que en algún momento se consideraron desaparecidos o que no hayan sido contactados hasta los momentos. Siguiendo el mandato constitucional, en mayo del 2002 se dicta el Decreto 1795 que dispone la obligatoriedad del uso de los idiomas indígenas, en forma oral y escrita, en los planteles educativos públicos y privados ubicados en los hábitats indígenas, así como en zonas rurales y urbanas habitadas por indígenas, en todos los niveles y modalidades del sistema educativo nacional. En la misma fecha se aprueba el Decreto 1796, que crea el Consejo Nacional de Educación, Cultura e Idiomas Indígenas29. Actualmente se discute en Asamblea Nacional el Anteproyecto de la Ley Orgánica de Pueblos y Comunidades Indígenas, la cual será la primera ley de carácter orgánico con competencias sobre esta materia en la historia jurídica del país. Esta ley tiene por objeto: Desarrollar los derechos de los pueblos y comunidades indígenas reconocidos en la Constitución y en los convenios, pactos y tratados suscritos por la República. Reafirmar los principios de una sociedad democrática, participativa, justa, protagónica, multiétnica, multicultural y multilingüe, en un Estado federal, descentralizado, democrático y pluricultural. Proteger la vida y desarrollo sostenible de los pueblos indígenas, con respecto de su cultura e idiomas. Garantizar el ejercicio de los derechos colectivos e individuales de los pueblos. Establecer los mecanismos de relación entre los pueblos indígenas y el Estado, y servir de marco normativo a otras leyes referidas a los derechos de los pueblos indígenas y a la relación entre el Estado y dichos pueblos. ¿Quiénes son los Pueblos y Comunidades Indígenas en Venezuela? Durante muchos años y para efectos del Censo Indígena de Venezuela 1992, se utilizó la denominación de “etnias o grupos étnicos” para designar a los pueblos indígenas. Sin embargo, hablar de grupos étnicos puede generar confusión, puesto que los pueblos indígenas no son los únicos grupos étnicos que habitan en territorio venezolano. Los pobladores afrovenezolanos, diversos grupos de inmigrantes e inclusive los llaneros venezolanos se consideran grupos étnicos diferenciados: habitan en un mismo espacio geográfico, poseen características culturales propias y una historia común. En el presente, y a raíz de la entrada en vigencia de la Constitución de 1999, se utiliza el término “Pueblos Indígenas” que incluye tanto a los grupos y subgrupos étnicos indígenas como a cada una de sus comunidades, entendiendo a los pueblos indígenas como los colectivos y las comunidades como sus colectividades30. 29 Existen otros instrumentos jurídico en elaboración como el Anteproyecto de Ley de Educación de los Pueblos Indígenas y uso de sus idiomas. 30 Vale destacar que el artículo 126 de la Constitución Nacional aclara que “El término pueblo no podrá interpretarse en esta Constitución en el sentido que se le da en el derecho internacional”. Una observación similar la encontramos en el artículo 3 de la Parte I del Convenio 169 de la OIT sobre 48 PRINCIPALES DEFINICIONES SOBRE PUEBLOS INDÍGENAS EN VENEZUELA CONCEPTOS LDGHTPI (1) ALOPCI (2) Pueblos Indígenas “Son los habitantes originarios del país, los cuales conservan sus identidades culturales específicas, idiomas, territorios y sus propias instituciones y organizaciones sociales, económicas y políticas, que les distinguen de otros sectores de la colectividad nacional”. “Son colectivos descendientes de los pueblos originarios que habitaban en el territorio nacional previo a la conformación del mismo, que se reconocen a sí mismos como tales, por tener alguno o algunos de los siguientes elementos: identidades étnicas, hábitat, instituciones sociales, económicas, políticas, culturales y sistemas legales propios que los distinguen de otros sectores de la colectividad nacional y que están determinados a preservar, desarrollar y transmitir a las generaciones futuras. En adelante, el término pueblos indígenas comprenderá el de comunidades y otras formas de organización colectiva indígena”. Indígenas “Son aquellas personas que se reconocen a sí mismas y son reconocidas como tales, originarias y pertenecientes a un pueblo con caracterísicas linguísticas, sociales, culturales y económicas propias, ubicadas en una región determinada o pertenecientes a una comunidad indígena.” “Es aquella persona que se reconoce a sí misma y es reconocida como perteneciente a un pueblo indígena”. Comunidades Indígenas “Son aquellos asentamientos cuya población en su mayoría pertenece a uno o más pueblos indígenas y posee, en consecuencia, formas de vida, organización y expresiones culturales propias.” “Son asentamientos formados por una o más familias indígenas asociadas entre sí, que pertenecen a uno o más pueblos indígenas”. Hábitat Indígena “Es la totalidad del espacio ocupado y utilizado por los pueblos y comunidades indígenas, en el cual se desarrolla su vida física, cultural, espiritual, social, económica y política, que comprende las áreas de cultivo, caza, pesca fluvial y marítima, recolección, pastoreo, asentamiento, caminos tradicionales, caños y vías fluviales, lugares sagrados e históricos y otras necesarias para garantizar y desarrollar sus formas específicas de vida.” “Es la totalidad del espacio ocupado y utilizado por los pueblos y comunidades indígenas, en el cual se desarrolla su vida física, cultural, espiritual, social, económica y política, y del cual asumen la responsabilidad para las generaciones futuras. Comprende las áreas de cultivo, caza, pesca fluvial y marítima, recolección, pastoreo, asentamientos, caminos tradicionales, caños y vías fluviales, lugares sagrados e históricos y otras áreas que ocupan o utilizan de alguna manera, aquellas a las que hayan tenido acceso tradicionalmente, y las que les sean necesarias para garantizar y desarrollar sus formas específicas de vida.” Tierras Indígenas “Son aquellos espacios físicos y geográficos determinados, ocupados tradicional y ancestralmente de manera compartida por una o más comunidades indígenas de uno o más pueblos indígenas.” “Son aquellas tierras ocupadas y utilizadas de alguna manera, incluyendo aquellas a las que hayan tenido acceso tradicionalmente de manera compartida por una o más comunidades de uno o más pueblos indígenas y las que les son necesarias para desarrollar y garantizar sus formas de vida.” (1) Ley de Demarcación y Garantía del Hábitat y Tierras de los Pueblos Indígenas (2001) (2) Anteproyecto de Ley Orgánica de Pueblos y Comunidades Indígenas (En discusión en la Asamblea Nacional) En el Censo Indígena de 1992, se identificaron veintiocho (28) etnias ubicadas en ocho estados: Amazonas, Anzoátegui, Apure, Bolívar, Delta Amacuro, Monagas, Sucre y Zulia. Las 28 etnias son las siguientes: Akawayo, añú, arawak, baré, barí, baniva, eñepa, guajibo (jivi), jodi (hoti), kariña, kurripako, mapoyo (wanai), pemón, pumé, piapoko, piaroa (wotuja), puinave, pueblos indígenas y tribales: “La utilización del termino pueblos en este Convenio no deberá interpretarse en el sentido que tenga implicación alguna en lo que atañe a los derechos que pueda conferirse a dicho término en el derecho internacional”. 49 sáliva, sape, uruak, warao, warekena, wayuu, yavarana, yekuana, yeral (ñengatu), yanomami y yukpa. Más recientemente, la Ley de Demarcación y Garantía del Hábitat y Tierras de los Pueblos Indígenas, nombra a treinta y cinco (35) pueblos y comunidades ubicadas en nueve estados del país: Amazonas, Anzoátegui, Apure, Bolívar, Delta Amacuro, Monagas, Sucre, Trujillo y Zulia. Los treinta y cinco “pueblos y comunidades” señalados en esta ley son las veintiocho etnias del censo de 199231, más los siguientes: cubeo, sánema, mako, cumanagoto, kuiva, chaima y japreria. También se incluye a los aruaco, lo que hace elevar el número de pueblos a treinta y seis (36), pero en realidad éste es el mismo que el arawak, (también conocido como lokono). En la actualidad se discute el resurgimiento de grupos que se consideraban desaparecidos como los waiquerí, los píritu y los timote. La transversalización del enfoque de etnias Las necesidades de calidad de vida y salud de los pueblos indígenas son complejas y variables, por tanto, las políticas y acciones que se establezcan deben orientarse tomando en cuenta las diferencias culturales de los pueblos, sus lenguajes y modos de vida, considerando dentro de ellas las pautas culturales que dictan roles, expectativas, conductas y espacios permitidos y prohibidos relacionadas con género, ciclo de vida y estamentos sociales y sociopolíticos. Esto hace imperativo el tratamiento particular de cada sociedad, en su carácter intrasocietal (internas a cada sociedad) e intersocietal (entre pueblos diferenciados). El territorio tiene una gran importancia en las condiciones materiales y sociales de las etnias indígenas. Esta dimensión se relaciona con el uso, acceso y control sobre recursos naturales; el patrón de asentamiento; las migraciones y tenencia de tierras; la conservación y contaminación ambiental; y las tecnologías tradicionales y no-tradicionales. Además, determina el oficio o profesión y posición en la estructura sociopolítica tradicional (ejemplo: clanes, fratrías, linajes, etc.), el sistema, actividades e ingresos económicos (con variaciones estacionales por año); la unidades de producción, distribución y consumo; la estructura social, el sistema de parentesco, alianzas y matrimonio; y la división del trabajo. Otra dimensión importante son los factores y características derivadas de la “cosmovisión”, esto es el sistema de creencias ancestrales y las religiones tradicionales y notradicionales, que explican la concepción del mundo y sus planos o niveles, la concepción del ser humano, de la vida, de las enfermedades y de la muerte y de cómo enfrentarse a ellas. Ello pasa por comprender la medicina indígena y su terapéutica tradicional, basada en los sistemas chamánicos y la sabiduría tradicional, los conocimientos y enseñanzas ancestrales sobre la medicina, la botánica, la zoología; los remedios tradicionales y los rituales de curación. Aquí entra el sistema legal o normativo tradicional, definido como el conjunto de creencias, normas, reglas y conductas que rigen la vida social de las comunidades y las formas de relacionarse entre parientes consanguíneos y por afinidad, entre los miembros de un mismo pueblo indígena y entre éstos y el resto del país (relaciones interétnicas). Por ejemplo: las normas de alianzas matrimoniales preferenciales, la aplicación de un código de justicia por el derramamiento de sangre, etc. 31 La diferencia en cantidad de etnias viene dada porque en el Censo Indígena de 1992, los sanima, los mako, los kuiva y los japreria no se consideraron etnias diferenciadas, sino como subgrupos de otras etnias. (Los sanima se clasificaron como subgrupo de la etnia yanomami, los mako como subgrupo piaroa, los kuiva como subgrupo guajibo y los japreria se clasificaron como subgrupo yukpa). En cuanto a los cubeo, cumanagoto y chaima, han sido incluídos posteriormente al censo de 1992. 50 Con base en estos elementos, cerrar los déficits de atención a las necesidades sociales de los pueblos indígenas impactando en las brechas de calidad de vida y salud, requiere incorporar en las políticas, agendas, proyectos, planes y redes de atención: (1) La valorización de las identidades, lo cual implica el reconocimiento y el respeto de la especificidad cultural de todos los pueblos indígenas por parte de los equipos y autoridades públicas en las regiones y territorios indígenas. Esto debe expresarse en la participación activa y comprometida de las comunidades indígenas, sus líderes y dirigentes en todos los procesos de planificación, implantación y continuidad de los sistemas públicos para los pueblos indígenas. (1) La transectorialidad de objetivos y acciones, impulsando el encuentro y el intercambio interétnico, así como la convergencia de esfuerzos de planificación, información y acción de los diferentes organismos que intervienen directa e indirectamente en los territorios de los pueblos indígenas: ministerios, gobernaciones, alcaldías, universidades, misiones, organizaciones sociales, etc. (2) La educación intercultural bilingüe, que requiere la capacitación y manejo instrumental en los idiomas indígenas de los equipos encargados de la prestación de servicios, como del castellano por los indígenas que laboran en ellos. Se requiere de material bilingüe y recursos gráficos culturalmente significativos o cuyos significados sean comprobadamente universales. El conocimiento de las culturas indígenas y de los niveles sociopolíticos de transmisión e intercambio de información es vital para lograr equidad en las acciones. Una educación intercultural y bilingüe, respetuosa de las culturas indígenas e insertada en los sistemas nacionales, que pueda comunicar y desarrollar métodos educativos innovadores para la comprensión y transmisión de conocimientos indígenas y no indígenas en todas las áreas. (3) En salud, la convergencia de conceptos y prácticas dentro de una medicina intercultural, que logre integrar la medicina indígena y las terapias tradicionales en el sistema de salud regional y nacional. Esto hace indispensable la integración intercultural, a través del fortalecimiento de las relaciones entre el personal médico criollo e indígena y los pueblos indígenas, así como la capacitación intercultural, dirigida a los indígenas y los equipos de salud en áreas de reconocimiento y fortalecimiento bidireccional de la medicina tradicional y la practicada en el sistema médico nacional. (2) La adecuación de las normas que se siguen para ubicar y determinar el tipo de infraestructura al ambiente sociocultural y natural de cada zona indígena. La generación de cargos adecuados en la administración pública para los funcionarios indígenas del sistema de salud local, regional y nacional. Asimismo, el seguimiento a las políticas, planes y dotación de materiales, equipos y personal a las zonas ocupadas por los pueblos indígenas, especialmente en zonas o regiones aisladas. 51 PUEBLOS INDÍGENAS DE VENEZUELA ETNIA AKAWAYO AÑÚ ARAWAK BARÉ BARÍ BANIVA CUBEO CUMANAGOT O 9. EÑEPÁ 10. JAPRERIA 11. JIVI 12. JODI 13. KARIÑA 14. KUIVA 15. KURRIPAKO 16. MAKO 17. ÑENGATÚ 18. PEMÓN 19. PIAPOKO 20. PUMÉ 21. PUINAVE 22. SÁLIVA 23. SANEMA 24. SAPE 25. URUAK 26. WANAI 27. WARAO 28. WAREKENA 29. WAYUU 30. WOTJUJA 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 31. YABARANA 32. YEKUANA TRANSCRIPCIONES AKAWAIO DENOMINACIONES KAPON PARAUJANO LOKONO ARUACO ABREVIATURAS AK AÑ AR BE PANIWA E’ÑEPA PANARE JIWI HOTI/HODI/JOTI KARI’ÑA KUIBA, CUIVA, CUIBA GUAJIBO, SIKUANI GUAJIRO, GOAJIRO PIAROA EÑ JA JI JO KA KV KU MO ÑE PE PP PM PU SL SN SP UR WN WA WR WY WO MAQUIRITARE YA YE BANIWA, WAKUÉNAI MACO YERAL TSAASE YARURO SANIMA/SANUMA GUAICA ARUTANI MAPOYO GUARAO, GUARAÚNO WALEKHENA WOTUJA/WO’TJÜJA/ HUÖTOHA YAVARANA YE’KUANA/YE’KWANA/ DE’KUANA BI BV CU CM 33. YANOMAMI 34. YUKPA OTROS (CHAIMA, PIRITU, TIMOTE, WAIKERI) OT 32 YN YU Fuente: Censo Indígena de Venezuela 1992, Ley de Demarcación y Garantía del Hábitat y Tierras de los Pueblos Indígenas, Dra. Silvia Vidal. 32 Grupos que están reapareciendo o podrían reaparecer. 52 VI.4. Enfoque de Territorios y Clases Sociales El concepto de “territorio” ha estado tradicionalmente vinculado al concepto de autoridad administrativa, desde los Estados-Territoriales hasta las localidades y municipios33. Es decir, y según definición de Juan Roccatagliata, "los territorios son porciones del espacio geográfico mundial organizados bajo una autoridad político administrativa en sus diferentes escalas"34 El concepto de territorio y sus derivados, territorialidad y desterritorialidad tienen un uso antiguo en las ciencias sociales y naturales. Para las ciencias naturales el territorio sería el área de influencia y dominación de una especie animal, la cual lo domina de manera más intensa en el centro y va reduciendo esta intensidad en la medida en que se aproxima a la periferia, donde compite con dominios de otras especies. Las ciencias sociales incorporan el concepto de territorio para la especie humana como el espacio de dominación, propiedad y/o pertenencia, de los individuos o las colectividades, sean éstas naciones, estados o pueblos, es decir, como espacio sometido a unas relaciones de poder específicas; ésta fue la herencia que recibió la geografía del Estado-Nación como proyecto y como cultura política. La territorialidad se ha expresado, institucionalizado y conceptualizado de maneras muy distintas a lo largo del tiempo. El concepto mismo de territorio fue aportado por la biología como escenario de la vida; la geografía lo incorporó, reelaborándolo y diferenciándolo de los conceptos de lugar, espacio y paisaje desde distintas perspectivas teóricas. En el presente, a medida que va ganando terreno en las ciencias la concepción compleja del universo, de la vida y del pensamiento y todas ellas asumen y reconocen el espacio–temporalidad de los fenómenos que estudian, se le demanda a la geografía aportar instrumentos teóricos y metodológicos para producir conocimiento sobre el territorio como realidad sistémica y multivariada, inmersa en relaciones y conexiones, conexiones entre la gente y el entorno, conexiones entre y a lo largo de lugares, conexiones entre la gente y los lugares. El territorio es espacio construido por el tiempo, cualquier región o cualquier localidad es producto del tiempo de la naturaleza y del tiempo de los seres humanos y los pueblos; es decir, en lo fundamental, el territorio es producto de la relación que todos los días entretejemos entre todos nosotros con la naturaleza y con los otros. El territorio es pues espacio y tiempo que fluyen y permanecen, es decir que cambia; se parece a cada uno de nosotros, que de alguna manera somos también espacio y tiempo materializados en el pequeño territorio de nuestro cuerpo. Visto así, el territorio es una relación entre vida natural y vida humana, entre pasado y futuro. Para Einstein el espacio no existe por sí mismo, sino a medida que se establecen relaciones, es decir, es un campo relacional, mutable, cambiante. Los territorios sociales y las clases sociales 33 34 Taylor, 1994 Juan Roccatagliata 53 Esta nueva dimensionalidad marca la diferencia, entre el territorio entendido solamente como un espacio geográfico, determinado fundamentalmente por las divisiones políticas y de poder, y el territorio social, entendido como un proceso, temporal y modificable, históricamente y culturalmente determinado, que no siempre corresponde a la división política y que tiene su base en las relaciones entre las personas que lo habitan a través del tiempo. El territorio social es la expresión más fuerte de lo complejo de las relaciones sociales, que configura y define la materialidad de éstas y construye las bases de la subjetivación social. Las formas y contenidos diferenciales que adoptan estos procesos de materialidad y subjetivación, representan las diferencias de clases sociales. En el análisis de las configuraciones de condiciones, oportunidades y valores de los grupos humanos, es posible establecer los límites de clases sociales y luego identificar estas clases en sus territorios de producción y reproducción sociales. Si logramos construir una representación combinada de variables sociales y económicas podremos llegar a un indicador complejo que identifique la identidad de clase social con la de territorio social. Desde luego, esta representación es esencial para hacer la lectura de la distribución de las oportunidades e impactos diferenciales de los problemas de calidad de vida y salud, evidenciando las inequidades según la distribución por clases sociales. El diálogo entre la condición de género, etnia/raza y clase social, demuestra con fuerza que las dos primeras ganan otro poder explicativo si son vistas desde la identidad de clase social. El territorio social juega un papel fundamental para el entendimiento cabal de las necesidades sociales, ya que es el espacio final de expresión de las mismas, indicando las diferencias o brechas existentes en el acceso a los determinantes finales de la calidad de vida y salud de las personas y colectivos. La calidad de vivienda, el acceso a agua y a servicios como cloacas, transporte, abastecimiento de alimentos, acceso a servicios de salud y de educación, forman parte de estos determinantes que tienen expresión en los territorios. La condición de clase social tiene fuerte identidad con los territorios. Es de hecho posible identificar muy rápidamente dónde se ubican las clases de menores recursos económicos y las que más tienen, por el tipo y calidad del territorio que ocupan. Los “barrios” de las zonas urbanas son un claro ejemplo de esto. La dimensionalidad de los territorios Si bien el territorio social incluye o presupone un espacio geográfico determinado, no es este espacio el que define el territorio, sino la gama de relaciones entre individuos y colectivos que se dan en un marco espacial y temporal definido, configurando diferentes perfiles de necesidades sociales que corresponden a oportunidades equitativas de condiciones de calidad de vida y salud. En este sentido, un territorio social puede tener diferentes magnitudes y dimensiones, en base al conglomerado de necesidades sociales que se utilice para su definición. Así, a medida que se agrupan necesidades o determinantes de las condiciones de vida y salud, cambia la delimitación del territorio. De esta manera, en cada uno de los ámbitos político-territoriales podrán definirse diferentes territorios sociales en función de las configuraciones necesidades. Así, un municipio podrá, en función del estudio de las necesidades sociales y su expresión, determinar territorios sociales que incluyan uno o más barrios, o parte de los mismos; un estado determinará territorios que abarquen uno o mas municipios, o también parte de los mismos, y el nivel nacional, podrá delimitar territorios que agrupen uno o varios estados, o parte de ellos, dependiendo de los problemas en los cuales se esté 54 interviniendo y de los sujetos afectados. Los territorios sociales están principalmente definidos con base en la expresión de sus necesidades y a la preponderancia de las mismas en un momento determinado, por consiguiente una localidad en particular, puede ser parte de uno, dos o mas territorios sociales tomando en cuenta la jerarquización de necesidades que se presuma en un determinado periodo de tiempo. En consecuencia, el territorio social es en última instancia una expresión arbitraria que nos permite en un momento determinado acercarnos a una mayor comprensión de los contextos donde se desenvuelve la vida de la gente. El territorio social como base de intervención El territorio social es también la expresión de la relación formal entre el Estado, los servicios y la sociedad que los demanda, ya que solamente a través de marcos espaciales definidos podemos establecer relaciones contractuales y de corresponsabilidad entre los mismos. Un aporte fundamental de la definición de territorios sociales, vine dada por la posibilidad real de establecer responsabilidades cuando se cuenta con un espacio geográfico determinado, tipificado y estructurado al cual dirigir la o las intervenciones específicas. La definición de territorialidad, especialmente con base a los servicios, nos permite claramente establecer un marco contractual entre este último y el espacio donde está ubicado, permitiendo la fijación de metas específicas para la medición del desempeño del mismo. A la vez, la expresión de las necesidades en espacios definidos, permite una visión integradora de éstas, que por consiguiente debe llevar a estrategias transectoriales para la intervención en los determinantes de las mismas. Es por eso, que el territorio, definido de acuerdo con la expresión de las necesidades, debe ser la base inicial para la reorientación y ordenamiento de respuestas. Cuando un grupo humano determinado, en un espacio específico, con una expresión cultura común y un grupo de necesidades definidas en común, en un periodo de tiempo definido es interpretado como la base de la representación de la realidad, la intervención o respuesta debe abarcar todos estos determinantes y por consiguiente debe ser transectorial. Además, la definición de territorios sociales es base fundamental para el principio de corresponsabilidad, ya que determina que los individuos se ubiquen en un contexto específico, con el cual, al igual que los servicios tienen responsabilidades sociales concretas. Para finalizar, cabe resaltar, que en nuestro país, si bien el concepto de territorialidad social no se ha utilizado hasta la actualidad, la organización de base social responde fundamentalmente a este principio, ya que las personas tienden a organizarse más por situaciones de afinidad, ya sea en la búsqueda de soluciones o por razones culturales y temporales, que con base a espacios geográficos determinados políticamente por una autoridad. V I. La reconstrucción de institucionalidad pública Impactar en los patrones estructurales de calidad de vida y salud, respondiendo a las necesidades con universalidad y equidad, afectando su perfil y rompiendo la matriz de producción y reproducción de los problemas, implica cambios en la cultura 55 organizacional de la institucionalidad pública, estableciendo un nuevo modo de gestión cuya racionalidad esté orientada hacia los esfuerzos estratégicos de cambio. Si las necesidades sociales imponen su esencialidad, la racionalidad de las políticas y funciones públicas exigirán privilegiar la conducción y gobernabilidad de los procesos para atacar los mecanismos de la realidad que restringen o impiden alcanzar el derecho a una calidad de vida y salud plena. El PES, como instrumento de planificación política, es un ejercicio de construcción de viabilidades, que a través del desarrollo de un pensamiento estratégico, busca materializar conceptos y valores de cambio en productos y resultados concretos, dentro de un proceso de transformación de la realidad, resultando en cambios estructurales, y por lo tanto, sostenibles. Para ello será fundamental el dominio que podamos ganar de la realidad y la vinculación de nuestras respuestas con procesos sociales, haciendo del conocimiento público sus evidencias e incorporando a las comunidades en la construcción de estos cambios. Esto requiere de una institucionalidad comprometida, con expresión en nuevas estructuras de gestión y de toma de decisiones, que permitan tanto el desarrollo de capacidades para ejercer las funciones de gobierno de acuerdo con las competencias asignadas a cada ámbito político-territorial (rectoría, financiamiento, regulación, abastecimiento, comunicación, gestión de servicios), como el desarrollo de un sistema de políticas públicas con capacidad de gobernabilidad para articular actores y esfuerzos hacia metas de calidad de vida y salud en la sociedad venezolana. Un aspecto trascendental para la construcción de nuevas instituciones son sus trabajadores y trabajadoras. En nuestra cultura, los trabajadores y trabajadoras no saben cómo alcanzar metas de desarrollo y bienestar de la gente e ignoran cuál es el impacto de su trabajo. La razón es que día a día se trabaja con pedazos de la realidad y no con representaciones completas de lo que ocurre en los territorios y comunidades. Esto crea una enajenación profunda, en la cual no existe control ni es posible ver los productos del esfuerzo del trabajo. En este sentido, requerimos una nueva base de compromisos, generar otras formas de relación y de espacios democráticos y participativos, y otras estrategias comunicativas para que los trabajadores y trabajadoras se reapropien de sus procesos de trabajo desde perspectivas problematizadoras de la realidad a la cual deben dar respuesta, se asuman como conductores y gestores de los conceptos estratégicos y estén preparados en el terreno para que las obras se construyan. Este también es un objetivo esencial del PES. En el marco de los ejes estratégicos del PES toca a las políticas públicas afrontar importantes retos en la transformación de la institucionalidad, para lo cual hemos querido señalar aquí algunas líneas de acción. Estas son - La formulación de políticas universales y proyectos transectoriales de calidad de vida y salud para la infancia, adolescencia y juventud, vida adulta y ancianidad, que orienten la acción y los esfuerzos de instituciones y organizaciones, públicas y privadas, hacia el imperativo ético y político de responder a las necesidades sociales impactando en los déficit de atención y brechas por inequidad social. - El desarrollo de agendas políticas y sociales para pactar con la sociedad y los diferentes ámbitos de gobierno, alrededor de metas cero, como expresión de posibilidades técnicocientíficas y económicas, así como de la voluntad política y social, que den visibilidad a los problemas más importantes en el campo de las políticas sociales, movilizando las energías de todos y todas en función de estas metas. - La creación de sistemas públicos integrados, intergubernamentales y participativos, teniendo como primera gran tarea el Sistema Público Nacional de Salud establecido por mandato constitucional y la nueva Ley Orgánica de Salud que será aprobada. 56 La generación de capacidades para el ejercicio de la autoridad pública regulatoria en aspectos estratégicos y operacionales de la gestión, garantizando la universalidad y equidad de políticas, acciones y recursos para responder a necesidades sociales. La transformación del patrón de asignación y distribución financiera de los recursos públicos y el fortalecimiento de la gestión económica, en función de dar respuesta a necesidades sociales con universalidad y equidad. La profesionalización de la gestión pública como responsabilidad colectiva y rescate del rol político y social de los trabajadores y trabajadoras en torno a los objetivos estratégicos de calidad de vida y salud. El perfeccionamiento de los sistemas de gestión administrativa y tecnológica a fin de poner en pleno funcionamiento la capacidad de establecimientos y servicios. El desarrollo de un sistema integrado de información y análisis estratégico, planificación estrategica y programación operacional, así como de evaluación, para alimentar los procesos de dirección y gestión de las políticas y acciones. La constitución de redes de promoción de la calidad de vida y la salud organizadas territorialmente, con capacidad para garantizar coberturas universales y respuestas equitativas, regulares, integrales, abiertas, oportunas y de calidad a las necesidades de salud y calidad de vida de todos y todas. La consolidación de un sistema de garantías públicas en lo jurídico y lo económico para proteger los derechos sociales, a través de la legislación, el aumento progresivo de los presupuestos públicos nacional, estadal y municipal, y la articulación con los poderes públicos y la sociedad en la defensa y protección de los derechos sociales. 57