Alfons Mucha es un desafortunado pintor, diseñador, decorador, perdido en la Historia del Arte. La importancia del trabajo de Mucha fue crucial durante su tiempo, sin embargo se encargaron de enterrarlo para que no se supiera mucho de él. Su nombre no aparece en los libros de Historia del Arte y si lo hace es mencionado como un artista de poca importancia, relacionándolo con el Art Nouveau, aun cuando él nunca se sintió identificado con el término. Alfons nació en una familia grande al sur de la República Checa en 1860, cuando ésta aún pertenecía al Impero Austriaco. Tres de sus hermanos murieron de tuberculosis y su familia, aunque de ascendencia noble sufrió siempre de problemas económicos, sin embargo, se procuró que todos recibieran una buena educación. De su madre heredó una profunda espiritualidad que lo acompañó toda su vida y obra, de la misma manera que lo hizo su devoción al nacionalismo eslavo. Desde muy chico era visible el genio que poseía para las artes, se interesó en la música, en el teatro, el dibujo y la pintura, teniendo gran éxito en todas ellas. Mucha siempre fue una persona que creía en el destino, creía que si alguien estaba destinado a ser un artista y seguir ese camino guiado por una misteriosa e irresistible fuerza, ese era él. Ésta fe en el destino lo hizo perseverar y encontrarse con oportunidades que cambiaron el rumbo de su carrera innumerables veces. Al inicio de su carrera vendía dibujos, tocaba el violín y la guitarra para vivir, trabajo diseñando vestuarios y escenarios en el teatro, participando él también de las obras. Más tarde, descubierto por un hombre rico, diseñó frescos para dos castillos diferentes. Logró demostrar su capacidad de adaptarse a cualquier situación, ya que Mucha no sabía hacer frescos y aprendió para poder llevar a cabo la tarea. Más tarde es enviado a París, por la misma persona quien le encargó los frescos y ahí aprendió de los mejores, se sintió a gusto rodeado de personas que apreciaban la tradición Europea. Aun así también conoció a personas involucradas en las Vanguardias como Gaugin, fueron compañeros de taller además de amigos, aunque al final terminaron peleados, seguramente debido al mal carácter de Gaugin, característica que lo hizo pelearse con otros de sus amigos artistas. Hacemos un paréntesis para recalcar lo hilarante que resulta que Gaugin se aparece en la biografía de muchos de los artistas de las Vanguardias a su antojo. Dejando a Gauguin de lado, el verdadero éxito de Alfons fue cuando por cosas del destino, a lo que él haría alusión, diseñó el cartel litográfico de la obra Gismonda, de Sarah Bernhardt para el Théâtre de la Renaissance, el cual le abrió muchas puertas ya que tuvo una gran popularidad entre el público e incluso se robaban los carteles para colecciones personales. El cartel de Sarah Bernhardt sería sólo el comienzo de lo que sería una gran carrera de diseño para Mucha. En tiempos navideños, cuando muchos de los artistas estaban fuera de la ciudad, Mucha se encontraba con su impresor revisando unas litografías cuando Sarah Bernhardt llamó, como caída del cielo, pedía a alguien que pudiera diseñarle un cartel para el día de año nuevo, sólo había una semana de por medio. Mucha aceptó el reto y en una semana diseñó una litografía con un estilo que no se había visto nunca. El impresor no estuvo muy convencido, creía que lo que estaba viendo era horroroso, pero en vista de la premura, envió el trabajo de Mucha. Alfons, desanimado por su impresor, fue llamado al teatro para hablar del cartel, esperaba lo peor, pero al llegar encontró a una Sarah emocionada y encantada con el cartel. Bernhardt fue una persona inteligente que supo ver el potencial en la obra de Mucha y fue así que no sólo le pidió que diseñara sus carteles, sino también escenario y vestuario. Aunque ahora, al ver obra de Alfons, nos parezca un estilo familiar, en su tiempo fue un estilo que rompió por completo la estética y diseño de la época. El contornear las formas, las grecas que agregaba además del alargamiento de las formas, los colores claros, fueron la nueva firma de Mucha. Las litografías de Alfons incluían con frecuencia a mujeres jóvenes y hermosas que flotaban en atuendos neoclásicos, rodeadas de flores extravagantes que formaban halos en sus cabezas, cada una de sus obras estaba llena de simbolismo. The Seasons (1896) es una muestra de ello. Representa el ciclo armonioso de la naturaleza, al mismo tiempo que asocia a la mujer con la muerte y el renacer, y representa a cada estación con elementos propios, primavera y botones a punto de florecer, otoño rodeada de crisantemos, invierno rodeada de nieve, etc. Las litografías de Mucha causaron revuelo entre la multitud, todos querían una reproducción de los carteles que hacía para Sarah, su estética idealizada, alargando su figura y agregando elementos en su cabeza para no tener que dibujar el alborotado cabello de Bernhardt, que tanto causaba conflicto en Alfons. Siempre se mantuvo fiel a sus ideales nacionalistas, hacía uso de elementos de la tradición eslava para adornar sus carteles. Uno de los elementos más recurrentes en cuanto al nacionalismo fue la diosa Slavia; era un símbolo de la aun no edificada nación, y era una alegoría muy conocida en su cultura, ya que aparece en canciones épicas y leyendas. Una litografía que Mucha hizo acerca de Slavia era en realidad un encargo que le hizo el multimillonario Charles Crane para celebrar el matrimonio de su hija Josephine, pero este trabajo habla más acerca de Mucha y de cómo utilizaba la imagen de Slavia como un símbolo de su tierra natal que de la misma Josephine. Alfons pronto se volvió en una celebridad, una marca que se encontraba en los carteles ya no sólo de teatro, sino comerciales. Diseñaba carteles para todo tipo de productos, leche, chocolate, cigarrillos. Era parte ya de la consciencia colectiva Europea, se veía por todos lados, todos sabían cuál era el estilo Mucha, también llamado, erróneamente, Art Nouveau. Hay un trabajo que Mucha realizó para una campaña de cigarrillos que resulta interesante en varios sentidos. La imagen se trata de una hermosa mujer con un cigarrillo encendido la cual adopta elementos anteriores a su época, como sería el cabello al estilo pre Rafaelita o el borde de la imagen en zigzag inspirado en mosaicos bizantinos. Dejando de lado esto, la mujer aparece sensual, casi erotizada, con el cabello suelto y desordenado, lo cual era un escándalo en la época de Alfons. Por si esto no fuera poco, el simple hecho de que la mujer este fumando es impensable, pues ninguna dama respetable fumaría en público. Todo esto rompía tradiciones en más de un sentido, y demostraba el interés que tenía Mucha por elevar lo ordinario, como sería fumar un cigarrillo, hacia lo misterioso y así adquirió una nueva idea que circulaba por entonces, el de fusionar la vida con el arte. Pretendía embellecer la vida cotidiana de las personas, dotarla de algo más estético que los artículos manufacturados al mayoreo. A pesar de lo escandaloso del cartel Mucha siguió teniendo éxito. Alfons Mucha entonces se hizo de una gran carrera de diseño. Realizó múltiples diseños para salones, muebles y joyería así como de artículos de uso cotidiano creando una tendencia en diseño llamado Art Nouveau. El Art Nouveau se nos presenta siempre relacionado con Mucha, pero a él nunca le pareció el término. Nouveau, del francés, nuevo, no empataba con los ideales de Mucha. Él creía que no podía haber arte nuevo, ya que todo arte es eterno y nada tenía de nuevo lo que estaba haciendo ya que tomaba aspectos antiguos de la tradición eslava. El temperamento espiritual de Mucha no resistió tanto tiempo en la frivolidad del diseño, aunque el intentaba dotarlo siempre de un simbolismo profundo que no quedara sólo en un aspecto estético, pues para él el arte existía para transmitir un mensaje espiritual y nada más, por lo que le frustraba que su fama se debiera a un arte comercial. Esa fue una de las razones por las que se fue a Estados Unidos de América con el fin de hacer dinero y poder desarrollar una carrera como pintor profesional y no de diseñador, ese trabajo quería dejarlo en Europa. Al llegar a los EUA (hacemos énfasis en su nombre completo ya no son los únicos Estados Unidos, ni tampoco son América) fue recibido con mucha euforia, con fiestas y personas que querían hacer amistad con él, todos conocían ya su trabajo en Europa y esperaban que siguiera con el mismo estilo en su país. Mucha lo evitó a toda costa. La economía americana y su forma de vida no fueron los ideales para que Mucha realizara el trabajo que deseaba hacer. Buscaba que se le tomara como pintor, intentó vender pinturas sin mucho éxito. Fueron los años perdidos de Mucha, como él lo diría más tarde, lo único que consiguió bueno de EUA fue que conoció a un tal ______, una persona interesada en la tradición eslava, obra del destino, que más tarde financiaría la obra maestra de Mucha. Vencido nuestro artista, regresó a Europa, pensando que el estilo que había creado había sido el mismo que le pondría un lazo al cuello, quería reinventar su pintura y así lo hizo. Había tomado los símbolos y algo de la estética eslava, pero lo que estaba a punto de hacer era algo completamente nuevo. Inspirado por la historia de su pueblo realizó lo que sería su obra maestra, una serie de 20 cuadros de 20X30 pies en lo que pintaba la historia y los triunfos del pueblo eslavo, desde la prehistoria hasta sus tiempos. Todo eso en una obra que llamaría La Épica Eslava. Al final de su vida, vivía en la ya República Checa junto con su familia. Durante la Segunda Guerra Mundial, en la ocupación Nazi su trabajo fue denigrado y criticado por gente de la política, aun cuando en el público tenía un gran éxito. Incluso fue uno de los primeros en ser encarcelados por la GESTAPO. Los que escribieron la historia no querían que la tradición eslava tuviera importancia, se encargaron de hundirla y hablar mal de ella. Desde su encarcelamiento por los Nazis, Mucha no volvió a ser el mismo, enfermó de neumonía y al poco tiempo murió, siendo su última pintura El juramento de unión de los eslavos. Sus hijos, en especial Jirí Mucha periodista, escritor y biógrafo fue el que se encargó de rescatar la obra de su padre y escribir sobre ella. Hoy en día hay muy poco de su obra original y pocos la conocen. Fue en los 60s cuando se volvió a rescatar el nombre de Mucha, cuando hubo un boom del Art Nouveau.