Subido por Jennifer Ruiz

Cunningham. Fisiologia veterinaria

Cunningham
FISIOLOGÍA
VETERINARIA
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UN LIBRO
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QUE ACOMPAÑAN SU LIBRO REGISTRÁNDOSE EN
http://evolve.elsevier.com/Klein/physiology
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• Animaciones
• Casos clínicos
• Glosario
• Preguntas prácticas de autoevaluación
Todos los recursos electrónicos acompañan la edición original, por lo que se encuentran en lengua inglesa
REGÍSTRESE HOY
Front matter
iii
QUINTA EDICIÓN
Cunningham
FISIOLOGÍA
VETERINARIA
Bradley G. Klein, PhD
Profesor Asociado de Neurociencias
Departamento de Ciencias Biomédicas y Biopatología
Virginia-Maryland Regional College of Veterinary Medicine
Virginia Polytechnic Institute and State University
Blacksburg, Virginia, EE. UU.
Edición en español de la quinta edición de la obra original en inglés
Cunningham's Textbook of Veterinary Physiology
Copyright © MMXIII by Saunders, an imprint of Elsevier Inc.
Revisión científica
Pedro L. Lorenzo González
Decano de la Facultad de Veterinaria, Universidad Complutense de Madrid
María Arias Álvarez
María del Mar Blanco Gutiérrez
Gonzalo Costa Buitrago
Rosa M.ª García García
Esperanza Gómez-Lucia Duato
Ángeles García Pascual
Alfredo González Gil
Alicia Labadia Mazuecos
Luis Revuelta Rueda
Rosana Picazo González
Domingo Triguero Robles
Dpto. Fisiología (Fisiología Animal), Facultad de Veterinaria, Universidad Complutense de Madrid
Pilar García Rebollar
Dpto. de Producción Animal, Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos de Madrid,
Universidad Politécnica de Madrid
© 2014 Elsevier España, S.L.
Travessera de Gràcia, 17-21, 08021 Barcelona, España
Fotocopiar es un delito (Art. 270 C.P.)
Para que existan libros es necesario el trabajo de un importante colectivo (autores, traductores,
dibujantes, correctores, impresores, editores…). El principal beneficiario de ese esfuerzo es el
lector que aprovecha su contenido.
Quien fotocopia un libro, en las circunstancias previstas por la ley, delinque y contribuye a la
«no» existencia de nuevas ediciones. Además, a corto plazo, encarece el precio de las ya existentes.
Este libro está legalmente protegido por los derechos de propiedad intelectual. Cualquier uso,
fuera de los límites establecidos por la legislación vigente, sin el consentimiento del editor, es
ilegal. Esto se aplica en particular a la reproducción, fotocopia, traducción, grabación o cualquier
otro sistema de recuperación de almacenaje de información.
ISBN edición original: 978-1-4377-2361-8
ISBN edición española (versión impresa): 978-84-9022-317-8
ISBN edición española (versión electrónica): 978-84-9022-422-9
Depósito legal (versión impresa): B. 20.686-2013
Depósito legal (versión electrónica): B. 20.687-2013
Servicios editoriales: Fotoletra, S.A.
Advertencia
La veterinaria es un área en constante evolución. Aunque deben seguirse unas precauciones
de seguridad estándar, a medida que aumenten nuestros conocimientos gracias a la investigación básica y clínica habrá que introducir cambios en los tratamientos y en los fármacos.
En consecuencia, se recomienda a los lectores que analicen los últimos datos aportados por los
fabricantes sobre cada fármaco para comprobar la dosis recomendada, la vía y duración de la
administración y las contraindicaciones. Es responsabilidad ineludible del médico determinar
las dosis y el tratamiento más indicado para cada paciente, en función de su experiencia y del
conocimiento de cada caso concreto. Ni los editores ni los directores asumen responsabilidad
alguna por los daños que pudieran generarse a personas o propiedades como consecuencia
del contenido de esta obra.
El Editor
Este libro está dedicado a los estudiantes de Veterinaria
de todo el mundo porque son ellos los que hacen placentera
y valiosa, y dan sentido a nuestra labor de enseñanza
Página deliberadamente en blanco
COLABORADORES
S. Ansar Ahmed, DVM, PhD
Jefe del Departamento
Departamento de Ciencias Biomédicas y Biopatología
Virginia-Maryland Regional College of Veterinary Medicine
Virginia Polytechnic Institute and State University
Blacksburg, Virginia
Bradley G. Klein, PhD
Profesor Asociado en Neurociencias
Departamento de Ciencias Biomédicas y Biopatología
Virginia-Maryland Regional College of Veterinary Medicine
Virginia Polytechnic Institute and State University
Blacksburg, Virginia
Steven P. Brinsko, DVM, MS, PhD, DACT
Profesor y Jefe de Teriogenología
Departamento de Ciencias Médicas de Grandes Animales
College of Veterinary Medicine & Biomedical Sciences
Texas A&M University
College Station, Texas
N. Edward Robinson, BVetMed, PhD, MRCVS, DACVIM
Matilda R. Wilson, Profesora
Departamento de Medicina y Fisiología de Grandes Animales
Facultad de Medicina Veterinaria
Michigan State University
East Lansing, Michigan
James G. Cunningham, DVM, PhD
Profesor Emérito
Departamentos de Fisiología y Ciencias Médicas de Pequeños
Animales
College of Veterinary Medicine
Michigan State University
East Lansing, Michigan
Juan E. Romano, DVM, MS, PhD, DACT
Profesor Asociado
Departamento de Medicina de Grandes Animales
Facultad de Medicina Veterinaria y Ciencias Biomédicas
Texas A&M University
College Station, Texas
Autumn P. Davidson, DVM, MS, DACVIM (Medicina Interna)
Profesor
Veterinary Medicine Teaching Hospital
Department of Medicine and Epidemiology
School of Veterinary Medicine
University of California-Davis
Davis, California
Deborah S. Greco, DVM, PhD, DACVIM
Investigadora Principal
Nestle Purina Petcare
St. Louis, Missouri
Steven R. Heidemann, PhD
Profesor
Departamento de Fisiología
Michigan State University
East Lansing, Michigan
Thomas H. Herdt, DVM, MS, DACVIM, DACVN
Profesor y Jefe de Nutrición
Departamento de Medicina de Grandes Animales y
Centro de Diagnóstico de la Población y la Salud Animal
College of Veterinary Medicine
Michigan State University
East Lansing, Michigan
Ayman I. Sayegh, DVM, MS, PhD
Profesor
Departamento de Ciencias Biomédicas
Facultad de Medicina Veterinaria
Tuskegee University
Tuskegee, Alabama
Gerhardt G. Schurig, DVM, MS, PhD
Profesor y Decano
Departamento de Ciencias Biomédicas y Biopatología
Virginia-Maryland Regional College of Veterinary Medicine
Virginia Polytechnic Institute and State University
Blacksburg, Virginia
†
George H. Stabenfeldt, DVM, PhD†
Profesor
Departamento de Reproducción
Facultad de Medicina Veterinaria
University of California-Davis
Davis, California
Robert B. Stephenson, PhD
Profesor Asociado
Departmento de Fisiología
Michigan State University
East Lansing, Michigan
†
Fallecido
vii
viii
Colaboradores
Jill W. Verlander, DVM
Científica Asociada
Departamento de Medicina
División de Nefrología, Hipertensión y Trasplantes Renales
Facultad de Medicina
University of Florida
Gainesville, Florida
Sharon G. Witonsky, DVM, PhD, DACVIM
Profesora Asociada
Servicio de Campo Equino
Departamento de Medicina de Grandes Animales
Virginia-Maryland Regional College of Veterinary Medicine
Virginia Polytechnic Institute and State University
Blacksburg, Virginia
PREFACIO
La fisiología es el estudio de las funciones normales del organismo,
de las moléculas, las células, los aparatos y sistemas, y las interrelaciones entre todos ellos. Puesto que la medicina estudia las funciones
anormales del organismo, para comprender los mecanismos de la
enfermedad primero hay que comprender la fisiología en condiciones
normales. Es por eso que la fisiología, junto con otras disciplinas
básicas en medicina, figura en los primeros cursos de los planes de
estudios de Veterinaria.
La fisiología es un área muy amplia y los estudiantes de Veterinaria no suelen tener tiempo para aprender todo lo que involucra. Por
esta razón, hemos hecho un esfuerzo para circunscribir los conceptos presentados en este libro a los que pueden encontrarse durante la
práctica de la medicina veterinaria. Puesto que la fisiología también
abarca muchas disciplinas científicas y muchos niveles de análisis,
los autores no se han limitado al campo de la fisiología, sino que
han incluido otros como la neurociencia, la biología celular y la
biología molecular. Varios de los autores son también veterinarios,
pero todos ellos han consultado los contenidos que incluir con
profesionales de la práctica clínica veterinaria. Los capítulos que
tratan sobre el sistema inmunitario y el cáncer ponen de relieve
la estrecha relación que existe entre el conocimiento de las células
y la biología molecular, las funciones fisiológicas y la medicina
veterinaria.
Este libro está destinado a los alumnos del primer año de Veterinaria. Su objetivo es introducirlos en los principios y los conceptos de la
fisiología que tienen que ver con la práctica de la medicina veterinaria.
Otros objetivos son dar a conocer al lector la fisiopatología y las
técnicas de resolución de problemas a fin de ayudarle a comprender
la relación que existe entre la fisiología y la práctica de la medicina
veterinaria.
Nuestra intención es que este libro sea totalmente accesible a
los estudiantes. Los conceptos nuevos se introducen en el texto por
medio de puntos clave al comienzo de cada capítulo, cuyo propósito
es resumir la idea básica. Los puntos clave, que resumen estos conceptos nuevos, ayudan al lector a explorar el capítulo o a repasarlo
con miras a un examen.
Al final de cada capítulo presentamos al menos un caso clínico,
que tiene por objeto demostrar al lector cómo se aplica el conocimiento de la fisiología al diagnóstico y el tratamiento de los pacientes
veterinarios. También proporcionan al estudiante una manera más
de considerar los principios y los conceptos presentados, y pueden
servir como base para discutir más casos clínicos en clase.
Los capítulos, asimismo, incluyen preguntas prácticas de autoevaluación para que los alumnos puedan repasar el contenido del libro.
La breve bibliografía que incorpora cada capítulo orienta al lector
hacia libros de texto más avanzados.
La página web Evolve de Elsevier suministra recursos en lengua
inglesa que acompañan este texto: preguntas prácticas y casos clínicos
adicionales, así como animaciones tridimensionales. Contiene también
un glosario que se irá enriqueciendo en futuras ediciones; todos los
términos incluidos en él se encuentran en cursiva en el texto impreso.
Además de asegurarnos de que la información de esta última
edición es exacta y está actualizada, algunas de las mejoras más notables son la mayor cantidad de figuras y de casos clínicos dentro del
texto; la reorganización del capítulo sobre fisiología y metabolismo
gastrointestinales; la inclusión de contenidos sobre micción, aferencia
visceral e hiperaldosteronismo (síndrome de Conn); la ampliación
de la información sobre el electrocardiograma y los sonidos cardíacos, los transportadores del sistema renal, el hipotiroidismo felino,
los péptidos intestinales, y la motilidad del rumen y el flujo digestivo. Hemos incorporado también la experiencia de dos autores, los
Drs. Ayman I. Sayegh y Juan E. Romano, en las áreas de fisiología
gastrointestinal y fisiología de la reproducción masculina, respectivamente. No obstante, siempre son bienvenidas las sugerencias sobre
cómo mejorar este texto en futuras ediciones.
Queremos dar las gracias especialmente al ilustrador médico del
libro, el Sr. George Barile, autor de las nuevas ilustraciones para esta
edición, y a la Sra. Jeanne Robertson que revisó casi todo el material
gráfico. Muchas gracias también a las personas de Elsevier que fueron
clave para la producción de esta quinta edición; entre ellos, Kate
Dobson, Carol O’Connell, Heidi Pohlman, Penny Rudolph, Shelly
Stringer y, en especial, Brandi Graham, que, a la hora de enfrentarse
a muchísimas crisis y complicaciones, siempre mantuvo la cabeza
fría y un trato agradable. Los Drs. Virginia Buechner-Maxwell, Ian
Herring, William Huckle y Bonnie Smith aportaron generosamente
sus valiosas opiniones sobre diversos aspectos del libro, que no hicieron más que mejorarlo. Pero, además, este libro no existiría sin la
invalorable experiencia de los autores y editores de las secciones, que
trabajaron duramente para hacer de este el mejor texto de fisiología
posible. Tenemos una enorme deuda con el Dr. Jim Cunningham, cuya visión, orientación y experiencia dieron a luz Fisiología veterinaria
y lo convirtieron en un éxito. En esta edición seguimos utilizando el
estilo didáctico impuesto por el Dr. Cunningham, que seguramente
continuará estando vigente en ediciones posteriores. Y finalmente,
damos las gracias sinceras a los muchos estudiantes de Veterinaria
cuyas sugerencias y mejoras han desembocado en esta edición actual.
Brad Klein
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ÍNDICE DE CONTENIDOS
Sección I: La célula
Steven R. Heidemann
1 Bases moleculares y celulares de la regulación fisiológica 1
Caso clínico:
Edema periférico 25
2 Cáncer: proliferación celular, esperanza de vida y mortalidad 27
Caso clínico:
Perro que sufre un colapso mientras está corriendo 46
Sección II: Neurofisiología
Bradley G. Klein y James G. Cunningham
Capítulo 16 revisado por John H. Rossmeisl, Jr.
3 Introducción al sistema nervioso 48
Caso clínico:
Trastorno neurológico en un caballo 52
4 La neurona 53
Casos clínicos:
Hipoglucemia 58
Intoxicación salina de un cerdo vietnamita 59
5 La sinapsis 61
Casos clínicos:
Miastenia grave 66
Tétano 66
6 Fisiología del músculo 68
Casos clínicos:
Vaca que se cae después del parto 75
Hipertermia maligna 75
7 Concepto de reflejo 77
Caso clínico:
Traumatismo en un potro 79
8 Receptores del músculo esquelético 81
Casos clínicos:
Mononeuropatía del nervio femoral 85
Parálisis del nervio obturador de una vaca después de parir 85
9 Concepto de neurona motora inferior y superior y sus alteraciones 87
Casos clínicos:
Lesión de la neurona motora inferior 89
Lesión de la neurona motora superior 89
10 Control central del movimiento 91
Casos clínicos:
Lesión focal de la corteza motora 100
Vaca con hipomagnesemia 101
xi
xii
ÍNDICE DE CONTENIDOS
11 El sistema vestibular 103
Casos clínicos:
Síndrome vestibular en un perro 109
Vestibulopatía en un caballo 109
12 El cerebelo 111
Casos clínicos:
Hipoplasia cerebelosa 116
Ternero recién nacido incapaz de levantarse 116
13 El sistema nervioso autónomo 118
Casos clínicos:
Síndrome de Horner 127
Cólico por administración de atropina para una úlcera de la córnea 127
14 El sistema visual 129
Casos clínicos:
Hemianopsia homónima 135
Uveítis en un caballo 135
15 Líquido cefalorraquídeo y barrera hematoencefálica 138
Casos clínicos:
Aumento de la presión intracraneal 143
Potrillo con convulsiones 143
16 Electroencefalograma y potenciales evocados sensitivos 145
Caso clínico:
Tumor cerebral 150
17 Audición 152
Caso clínico:
Sordera congénita 157
Sección III: Fisiología cardiovascular
Robert B. Stephenson
18 Generalidades sobre la función cardiovascular 158
Casos clínicos:
Cabrita apática 168
Cólico y shock endotóxico equino secundario a una parasitación por Strongylus 168
19 Actividad eléctrica del corazón 171
Caso clínico:
Bloqueo auriculoventricular de tercer grado 185
20 El electrocardiograma 188
Caso clínico:
Miocardiopatía dilatada con taquicardia auricular paroxística 197
21 El corazón como bomba 200
Casos clínicos:
Estenosis pulmonar 210
Intolerancia al ejercicio en una yegua veterana 211
22 Circulaciones pulmonar y sistémica 213
Casos clínicos:
Filariasis canina (enfermedad del gusano cardíaco) con embolia pulmonar 222
Síndrome del potrillo aturdido: encefalopatía hipóxica isquémica 222
ÍNDICE DE CONTENIDOS
23 Capilares e intercambio de líquidos 224
Caso clínico:
Enteropatía aguda con pérdida de proteínas en un caballo 232
24 Control local del flujo sanguíneo 235
Casos clínicos:
Conducto arterioso persistente 240
Endotoxemia en una potranca 241
25 Control neuronal y hormonal de la volemia y la presión arterial 243
Caso clínico:
Hemorragia intraoperatoria 250
26 Respuestas cardiovasculares integradas 252
Casos clínicos:
Intolerancia al ejercicio secundaria a una insuficiencia cardíaca congestiva 259
Reticuloperitonitis traumática en una vaca 260
Sección IV: Fisiología del tracto gastrointestinal
Thomas H. Herdt y Ayman I. Sayegh
27 Regulación de las funciones gastrointestinales 263
28 Movimientos del tracto gastrointestinal 274
Caso clínico:
Rabia equina 285
29 Secreciones del aparato digestivo 288
Casos clínicos:
Caballo con dolor y pérdida de peso 294
Perro con pancreatitis 295
30 Digestión y absorción: los procesos no fermentativos 297
Casos clínicos:
Diarrea con deshidratación y acidosis en un ternero 317
Atrofia pancreática juvenil en un perro 318
31 Digestión: procesos fermentativos 320
Casos clínicos:
Toxemia por consumo excesivo de cereales 339
Cólico por obstrucción 340
32 Utilización postabsortiva de los nutrientes 342
Casos clínicos:
Lipidosis hepática en una gata 356
Hiperlipemia en un caballo 356
Sección V: Endocrinología
Deborah S. Greco y †George H. Stabenfeldt
33 El sistema endocrino 359
Casos clínicos:
Enfermedad de Cushing equina 372
Yegua con agalactia 373
34 Las glándulas endocrinas y su función 374
Casos clínicos:
Diabetes mellitus 405
Tumor en el páncreas de un pastor alemán 405
xiii
xiv
ÍNDICE DE CONTENIDOS
Sección VI: Reproducción y lactancia
Autumn P. Davidson y †George H. Stabenfeldt
Capítulo 40 de Juan E. Romano y Steven P. Brinsko
35 Control del desarrollo de las gónadas y los gametos 408
Caso clínico:
Insensibilidad a los andrógenos 414
36 Control de la ovulación y del cuerpo lúteo 416
Casos clínicos:
Infertilidad en una yegua 420
Fase luteínica persistente en una yegua 421
37 Ciclos reproductores 423
Casos clínicos:
Atractivo sexual en perras castradas 429
Intento de que una yegua quede preñada 429
38 Gestación y parto 431
Casos clínicos:
Gestación prolongada 436
Muerte prematura del embrión de una yegua 437
39 La glándula mamaria 439
Casos clínicos:
Yegua gestante que no tiene leche suficiente ni desarrollo de la ubre 449
Isoeritrólisis neonatal 449
40 Fisiología reproductora del macho 451
Casos clínicos:
Infertilidad en un semental 458
Infertilidad en un toro 459
Sección VII: Fisiología renal
Jill W. Verlander
41 Filtración glomerular 460
Casos clínicos:
Insuficiencia renal crónica 467
Glomerulonefritis 467
42 Reabsorción de solutos 469
Casos clínicos:
Glucosuria 478
Hipoadrenocorticismo 478
43 Equilibrio hídrico 481
Casos clínicos:
Diabetes insípida 485
Insuficiencia renal crónica 486
44 Equilibrio ácidobásico 488
Casos clínicos:
Acidosis respiratoria con compensación renal 493
Alcalosis metabólica con aciduria paradójica 493
ÍNDICE DE CONTENIDOS
Sección VIII: Función respiratoria
N. Edward Robinson
45 Visión general de la función respiratoria: ventilación pulmonar 495
Casos clínicos:
Fibrosis pulmonar canina 504
Enfermedad crónica de las vías respiratorias en el caballo 504
46 Vascularización pulmonar 506
Casos clínicos
Mal de altura en una novilla 511
Semental con epistaxis bilateral después de correr 511
47 Intercambio gaseoso 513
Casos clínicos
Hipoventilación en un bulldog 519
Hipoxemia en un caballo clydesdale anestesiado 519
48 El transporte de gases en la sangre 522
Casos clínicos:
Infestación de pulgas en un gato 527
Fibrilación auricular en un caballo 527
49 Control de la ventilación 529
Casos clínicos:
Hipoxemia con hiperventilación en un cachorro de samoyedo 534
Hipoventilación en un san bernardo anestesiado 534
50 Funciones no respiratorias del pulmón 536
Casos clínicos:
Pleuritis en un caballo pura sangre 540
Insuficiencia mitral en un perro 541
Sección IX: Homeostasis
N. Edward Robinson
51 Transporte de oxígeno fetal y neonatal 543
Caso clínico:
Conducto arterioso persistente en un pomerania 547
52 Homeostasis acidobásica 549
Casos clínicos:
Obstrucción del tracto respiratorio superior en un boston terrier 555
Torsión del abomaso en una vaca 556
Diarrea neonatal en un potrillo 557
53 Termorregulación 559
Casos clínicos:
Gripe porcina 567
Golpe de calor en un boston terrier 567
Sección X: Sistema inmunitario
S. Ansar Ahmed y Gerhardt G. Schurig
54 Antígenos e inmunidad innata 569
Casos clínicos:
Linfadenomegalia en un potro 575
Ternera con infección recurrente 576
xv
xvi
ÍNDICE DE CONTENIDOS
55 Respuesta inmunitaria específica: inmunidad adquirida 578
Caso clínico:
Potro enfermizo 585
Apéndice Respuestas de las preguntas prácticas 587
Índice alfabético 588
Casos clínicos
Editados por Sharon G. Witonsky
SECCIÓN I La célula
Steven R. Heidemann
CAPÍTULO 1
Bases moleculares y celulares
de la regulación fisiológica
PUNTOS CLAVE
1. Todo cambio fisiológico está mediado por proteínas.
2. La función proteica depende de la forma de la proteína y de sus
cambios.
3. Una serie de reacciones enzimáticas convierten la tirosina en las moléculas
señalizadoras dopamina, noradrenalina y adrenalina.
4. La contracción muscular, su inicio y su cese dependen de la unión específica y de las propiedades alostéricas de las proteínas.
5. Las membranas biológicas son un mosaico de proteínas incluidas en una
bicapa fosfolipídica.
Transporte
1. Solo pequeñas moléculas no cargadas y moléculas lipídicas pueden traspasar las biomembranas sin ayuda de proteínas.
2. Las moléculas se mueven de una manera espontánea desde regiones de
alta energía libre a regiones de baja energía libre.
3. Las principales ecuaciones del transporte resumen las contribuciones de
varias fuerzas conductoras.
4. La hipótesis de Starling relaciona el flujo de un líquido a través de los
capilares con la presión hidrostática y la osmótica.
5. Las proteínas de membrana cuyas funciones son transporte selectivo,
catálisis y acoplamiento pueden bombear iones/moléculas a regiones de
mayor energía libre.
6. Muchas proteínas de membrana facilitan el transporte selectivo de iones/
moléculas desde un potencial electroquímico alto a bajo.
7. El transporte pasivo de K+ a través de la membrana plasmática crea un
potencial eléctrico.
L
a fisiología es el estudio de la regulación de los cambios que
ocurren dentro de los organismos (en este caso, animales superiores). Nuestro conocimiento de la fisiología ha cambiado
mucho en los últimos 30 años como resultado del estudio de las bases
moleculares de la regulación biológica. Este capítulo resume (y simplifica considerablemente) el conocimiento actual de las bases moleculares y celulares de dicha regulación. La mayoría de los principios
pueden aplicarse a todas las células animales. La ruta seguida ha sido la
anatomía funcional molecular; esto es, se estudia la estructura molecular de la célula haciendo particular énfasis en la función fisiológica, en
un animal sano, de las moléculas y estructuras supramoleculares responsables de dicha función. Solo se discuten los aspectos de la función
celular en animales superiores que aportan claridad a la fisiología
médica; referimos al lector a la lista de textos que aparece al final
de este capítulo, si desea información más completa sobre la célula.
Presentamos una revisión de conceptos básicos y de vocabulario. Sin
embargo, en la discusión se supone que el lector está familiarizado
© 2014. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
8. La organización espacial de las proteínas de transporte activo y pasivo
permite al material atravesar la célula por completo.
9. La fusión de membranas permite una combinación de compartimentalización y transporte de material.
Transmisión y transducción de la información
1. La señalización celular se produce muchas veces mediante una larga
secuencia de interacciones moleculares.
2. Las rutas de señalización comienzan con la unión de una molécula extracelular a un receptor.
3. La información fisiológica específica es inherente al complejo receptor/
ligando, no a la hormona/neurotransmisor.
4. Los receptores acoplados a la proteína G constituyen la familia más grande
(una «superfamilia») de receptores e intervienen en la regulación de casi
todos los procesos fisiológicos.
5. La mayoría de la información ligada a la proteína G se envía al citoplasma
mediante «segundos mensajeros».
6. El transporte de Ca2+ a través de las membranas plasmática e intracelular
es un importante segundo mensajero.
7. El AMP cíclico se produce por la activación de una enzima de membrana
como respuesta a la unión de hormonas/neurotransmisores a sus receptores.
8. La hidrólisis mediada por el receptor de un fosfolípido de la membrana
plasmática poco habitual produce dos segundos mensajeros diferentes
con distintas acciones.
9. Las hormonas esteroideas y otras señales lipídicas interaccionan con
receptores nucleares, que son factores de transcripción intracelulares.
con la célula y sus moléculas constituyentes, tal y como se presentan
en los cursos de biología general y bioquímica de pregrado.
Todo cambio fisiológico está mediado por proteínas
Todo cambio fisiológico está mediado por una única clase de macromoléculas poliméricas (moléculas grandes): las proteínas. La función
proteica puede subdividirse en varias categorías: catálisis, reacción
de acoplamiento, transporte, estructura y señalización.
La catálisis es la capacidad para incrementar sensiblemente la
velocidad de una reacción química sin alterar el equilibrio de la misma. La mayoría de las reacciones bioquímicas se producen a un ritmo
fisiológicamente útil solo cuando actúan unas proteínas catalizadoras
denominadas enzimas. Más adelante en este capítulo aparecen ejemplos de catálisis enzimáticas en la síntesis de una determinada clase
de moléculas reguladoras fisiológicas, las catecolaminas.
En un acoplamiento, dos reacciones se unen con transferencia
de energía. La energía de una reacción espontánea (similar al agua
1
2
SECCIÓN I La célula
fluyendo cuesta abajo) se canaliza hacia una reacción no espontánea
(p. ej., serrar madera), por lo que la suma de ambas es espontánea, o
sea, la energía liberada por la reacción «cuesta abajo» se utiliza para
llevar a cabo la reacción «cuesta arriba». Esta es la función básica de
un motor: la quema de la gasolina en la «cuesta abajo» se conjuga
con el movimiento del coche «cuesta arriba». La capacidad de las
proteínas para conjugar reacciones espontáneas y no espontáneas
permite a las células ser como motores químicos, utilizando la energía
química para realizar varias tareas. Una de estas tareas, la contracción
del músculo estriado, se discute más adelante haciendo especial
hincapié en las proteínas implicadas en esta acción.
Las proteínas proporcionan una ruta para el transporte de membrana de la mayoría de las moléculas, y de todos los iones, dentro y
fuera de la célula. El transporte, en general, y el transporte proteico
se discuten con más detalle después del estudio de la bicapa lipídica
de la membrana, su mayor obstáculo.
Las proteínas que forman filamentos y unen las células entre sí
y con su entorno, son responsables de la estructura y organización
celular y de las uniones multicelulares (p. ej., tejidos y órganos de los
animales). La estructura interna de la célula muscular, así como su
capacidad para trabajar, están gobernadas por las propiedades de las
proteínas musculares que se analizan más adelante.
En su nivel más básico, la señalización requiere solo una diferencia o cambio controlado. En el ser humano se produce a través
de circuitos eléctricos abiertos y cerrados (telegrafía), bocanadas
de humo en el aire y complejas manchas negras sobre un fondo
que contraste (números y letras). Como se discute a continuación,
una propiedad fundamental de las proteínas es su capacidad para
cambiar de forma. La célula puede utilizar dichos cambios de forma
de las proteínas directamente para enviar señales, siendo la función
de algunas proteínas meramente informativa, es decir, cambian de
forma para transmitir y transferir información. La información puede
definirse como «cualquier diferencia que marca la diferencia» o, de
una manera más sencilla, «cualquier diferencia que regula algo». Las
funciones de catálisis, acoplamiento, transporte, estructurales y de
señalización pueden combinarse en una única molécula proteica.
Como se hará aparente, estas proteínas multifuncionales realizan
muchas funciones fisiológicas importantes. También es importante el
hecho de que un cambio en una o más de estas funciones puede utilizarse para enviar información, para servir como señal intracelular.
Por tanto, además de las proteínas que solo portan información, los
cambios en la actividad enzimática o el transporte de iones pueden
«marcar la diferencia», transmitiendo información y desencadenando
una respuesta adecuada.
La función proteica depende de la forma de la proteína
y de sus cambios
La función proteica se basa en dos características moleculares: 1) las
proteínas pueden unirse muy específicamente a otras moléculas y
2) las proteínas cambian de forma, lo que, en definitiva, altera sus
propiedades de unión y su función. La especificidad de unión de
la proteína se debe a su compleja estructura tridimensional. En la
superficie de las proteínas existen surcos o muescas, llamados sitios
de unión, que permiten interacciones específicas con una molécula de
forma complementaria que se conoce como ligando. Este mecanismo
de complementariedad que sustenta la unión es similar al de la forma
de interacción entre una cerradura y su llave.
Algunos aspectos de la analogía cerradura-llave son de gran
valor. Como una cerradura, solo una pequeña parte de la proteína
participa en la unión. Esta es muy específica; pequeños cambios en
la forma del sitio de unión (el ojo de la cerradura) o en la del ligando
(llave) pueden originar cambios mayores en el comportamiento de la
proteína (cerradura). Como la cerradura y la llave, la interacción de
formas complementarias sirve como función de reconocimiento; solo
moléculas con la forma correcta afectan a la función de la proteína.
Esta función de reconocimiento desempeña un papel principal en la
transferencia de información. La proteína reconoce una determinada
señal uniéndose a ella, lo que provoca su cambio de forma y función.
Sin embargo, a diferencia de la mayoría de las cerraduras, las proteínas suelen presentar varios sitios de unión para múltiples ligandos.
De este modo, la forma tridimensional de una proteína, su conformación, determina su función. Una de las fuerzas principales que
estabilizan la conformación proteica es la interacción hidrófoba. Los
aminoácidos lipídicos hidrófobos («temerosos del agua») tienden a
congregarse en el medio de la proteína, lejos del agua; mientras que
los hidrófilos («amigos del agua») se disponen en la superficie externa
de la molécula, interaccionando con el abundante agua celular. La
interacción hidrófoba es también importante para estabilizar la de
las proteínas con los lípidos de las membranas biológicas, como se
discutirá en breve. Asimismo, la forma de la proteína se estabiliza por
puentes de hidrógeno que se forman entre los pares de aminoácidos
polares en la cadena polipeptídica (proteína).
Las mismas fuerzas débiles responsables de la conformación de
la proteína, mantienen el ligando en el sitio de unión. La posición de
éste se estabiliza por puentes de hidrógeno entre sus grupos polares
y los de los aminoácidos que revisten el sitio de unión, al igual que
los puentes de hidrógeno del interior de la cadena polipeptídica estabilizan la forma del polipéptido. Precisamente porque estas fuerzas
son responsables de la forma de la proteína y de sus propiedades de
unión, la forma influye en la unión y esta a su vez puede influir sobre
la forma. La capacidad de las proteínas para cambiar de forma se
denomina alosterismo (del griego «otra forma»).
Los cambios alostéricos en la conformación de una proteína
ocurren de cuatro maneras generales. Una de ellas, como se acaba
de mencionar, es que la mayoría de las proteínas varían de forma
en función de los ligandos unidos a determinados sitios de unión
(Fig. 1-1, A). La secuencia (unión de ligando específico → cambio en
la forma de la proteína → cambio en las propiedades de unión y en la
función de la proteína → este cambio regula algo) es un mecanismo
molecular habitual que sustenta el control fisiológico. Este método
no implica una alteración de la estructura covalente de la proteína.
Sin embargo, existe una segunda vía que produce cambios conformacionales mediante la modificación covalente de uno o más
grupos laterales de los aminoácidos de la proteína (véase Fig. 1-1,
B). El más frecuente de estos cambios, con diferencia, es la adición
covalente de un grupo fosfato al grupo hidroxilo (–OH) de la cadena
lateral de los residuos de serina, treonina y tirosina en la proteína.
Esta modificación se llama fosforilación. Dado que el grupo fosfato
está muy cargado, la fosforilación de la proteína altera los puentes
de hidrógeno y otras interacciones electrostáticas dentro de la cadena proteica, lo que produce la modificación de su conformación y
propiedades funcionales.
En un tercer método, algunas proteínas de relevancia fisiológica
cambian su forma como respuesta a los campos eléctricos que las
rodean (v. fig. 1-1, C). Estas responden a los cambios de voltaje alterando la posición de los aminoácidos cargados, y por consiguiente
su forma.
El cuarto método es el menos estudiado (no mostrado). La forma
de algunas proteínas varía como respuesta a fuerzas mecánicas.
Aunque esto no es sorprendente, ya que ocurre, al menos en cierta
medida, en todos los sólidos y sustancias similares a sólidos, no se
conoce mucho acerca de la mecanosensibilidad de las proteínas. El
mejor ejemplo de esto lo constituye una proteína implicada en los
primeros acontecimientos de la audición que cambia su transporte de
iones a causa de la estimulación mecánica por el sonido (pequeños
cambios de la presión del aire en las ondas).
La importancia de la unión específica y del alosterismo puede
apreciarse mejor con dos ejemplos de sus papeles en la función
CAPÍTULO 1 Bases moleculares y celulares de la regulación fisiológica
3
FIGURA 1-1 Tres mecanismos habituales de cambio
de la forma alostérica de las proteínas. A, Unión de
ligandos. La unión de ligandos a una localización alostérica (sitio B) de una proteína cambia la conformación
de la proteína de tal modo que el sitio de unión A se
altera; el ligando ya no se une al sitio A debido al acontecimiento de unión al sitio B. B, Fosforilación. El añadido de un grupo fosfato a un residuo de serina, treonina
o tirosina de una proteína altera la conformación de la
proteína y cambia sus características de unión. En este
ejemplo hipotético, la fosforilación activa una proteína
que de otra manera estaría inactiva. Por medio de este
mecanismo se inactivan algunas proteínas. ATP, Adenosín trifosfato; ADP, adenosín difosfato. C, Proteínas
que dependen del voltaje. La conformación de algunas
proteínas, especialmente los canales iónicos, queda
alterada por el campo eléctrico que las rodea. Aquí se
ve la apertura (activación) de un canal accionado por
el Ca2+ y dependiente del voltaje cuando se despolariza
la membrana.
fisiológica. El primer ejemplo es el papel que desempeñan las enzimas
en la síntesis de tres moléculas de señalización pequeñas, con estructuras similares y no proteicas. Este ejemplo muestra cómo la
unión específica es importante para la función catalizadora y cómo
el alosterismo es la base de la regulación de la síntesis. El segundo
ejemplo es más complejo: el papel de las proteínas en la contracción
muscular, en la que estas pueden explotar sus propiedades básicas
de especificidad de unión y de cambio de forma alostérico para
desempeñar más de una función al mismo tiempo; las proteínas
musculares tienen un papel estructural, catalizador y acoplan la
hidrólisis descendente del adenosín trifosfato (ATP) para realizar el
trabajo mecánico, es decir la ascensión cargando peso.
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Una serie de reacciones enzimáticas convierten la tirosina
en las moléculas señalizadoras dopamina, noradrenalina
y adrenalina
En la figura 1-2 aparece un diagrama de la serie de reacciones mediante las que el aminoácido tirosina se convierte en tres moléculas de
señalización diferentes: (1) dopamina, un neurotransmisor cerebral;
(2) noradrenalina, neurotransmisor del cerebro y del sistema nervioso
periférico autónomo, y (3) adrenalina, neurotransmisor del sistema
autónomo y hormona. Las tres comparten una estructura similar;
contienen un anillo fenólico (benceno) con dos grupos hidroxilos
(es decir, catecol) y un grupo amino (de ahí, catecolaminas). Están
entre el gran número de moléculas que funcionan como neurotransmisores; esto es, la información codificada eléctricamente y enviada
a través de las células nerviosas provoca la liberación de un agente
químico, el neurotransmisor, en la terminal neuronal próxima a una
célula diana, como por ejemplo otra neurona, un músculo o una
célula endocrina. Dicha información se transmite a la célula diana a
través de la unión del neurotransmisor con proteínas de la superficie
FIGURA 1-2 Vía biosintética de la adrenalina. El aminoácido tirosina se
metaboliza en los neurotransmisores dopamina, noradrenalina y adrenalina. El
diagrama muestra los nombres y las fórmulas estructurales de cada compuesto
de la vía y los nombres de las enzimas que catalizan cada reacción. DOPA,
Dihidroxifenilalanina.
4
SECCIÓN I La célula
de la misma. Es obvio que la síntesis del neurotransmisor adecuado
es esencial para la función nerviosa y la regulación fisiológica.
El primer paso de la biosíntesis de catecolaminas implica la
unión de la tirosina con la enzima tirosina hidroxilasa, que cataliza
la adición de otro grupo hidroxilo al fenilo para formar la dihi­
droxifenilalanina, casi siempre denominada DOPA. Este grupo hidro­
xilo altera la interacción enzima-ligando; la llave ya no se ajusta al
hueco de la cerradura. La DOPA se libera de la tirosina hidroxilasa, y a continuación se une a otra enzima, la descarboxilasa de
l-aminoácidos aromáticos. Como su nombre implica, esta enzima
cataliza la eliminación del grupo carboxilo y convierte la DOPA
en dopamina, que a su vez se transforma en noradrenalina por la
acción de la dopamina hidroxilasa, que añade otro grupo hidroxilo,
esta vez al carbono dos del grupo lateral de la dopamina. Por último,
la adición de un grupo metilo al nitrógeno del grupo amino por la
acción de la feniletanolamina-N-metil transferasa da origen a la
adrenalina. Nótese la especificidad de unión de las enzimas: aunque
las estructuras de las catecolaminas son todas similares entre sí,
enzimas diferentes se unen a cada una de ellas (p. ej., la adrenalina
no se une a la dopamina hidroxilasa).
En esta ruta, las propiedades alostéricas de una enzima proporcionan un buen ejemplo de regulación fisiológica. Ciertas hormonas y
neurotransmisores provocan la fosforilación de la tirosina hidroxilasa,
la primera enzima de la ruta, con lo que aumentan su actividad.
En otras palabras, dicha fosforilación incrementa la velocidad a la
que esta cataliza la conversión de tirosina en DOPA. Dado que este
paso es el más lento, un aumento de la actividad de esta proteína
incrementa la tasa neta de síntesis de todas las catecolaminas. El
descenso regulado en la velocidad de síntesis de estas moléculas se
alcanza a través de un mecanismo alostérico diferente: la unión de
los productos finales a la enzima. La dopamina, la noradrenalina
y la adrenalina pueden unirse a la tirosina hidroxilasa en un sitio
diferente al de la tirosina. Estas uniones inhiben la actividad enzimática. La inhibición de la ruta por sus propios productos finales hace
de este un mecanismo clásico de control alostérico, denominado
inhibición por producto final. Muchas sustancias regulan su propia
síntesis mediante la inhibición de una enzima inicial de la ruta. Si la
célula tiene suficiente producto final, este inhibe la síntesis mediante
cambios alostéricos en la enzima. Esto es un ejemplo de la siguiente
secuencia: unión específica → cambio de la forma de la proteína →
cambio de las propiedades de unión de la proteína y de su función
→ este cambio ejerce un efecto regulador.
La contracción muscular, su inicio y su cese dependen
de la unión específica y de las propiedades alostéricas
de las proteínas
En los vertebrados hay tres tipos de tejido muscular: (1) músculo esquelético, que es el responsable de la capacidad de los animales para
moverse; (2) músculo cardíaco, que solo se encuentra en el corazón,
aunque su estructura es similar al esquelético, y (3) el músculo liso,
que rodea los órganos huecos como los vasos sanguíneos, el intestino y el útero. Los tres producen fuerzas tensiles por contracción
y acortamiento de la longitud del músculo, y toda la contracción
muscular se produce por la unión y las propiedades alostéricas de
dos proteínas: actina y miosina. El inicio y cese de la contracción en
el músculo esquelético y cardíaco dependen de otras dos proteínas:
troponina y tropomiosina. Sin embargo, en el músculo liso dependen
de un sistema diferente con distintas proteínas y que se discutirá más
adelante en este mismo capítulo.
La miosina es una proteína grande que tiene forma de palo de golf
con dos cabezas. Su cola alargada se corresponde con el mango del
palo de golf, y tiene dos protuberancias en uno de los extremos que,
como en los palos de golf, se denominan cabezas. Las colas de la miosina se unen de forma específica unas con otras formando agregados
FIGURA 1-3 Ensamblaje de la miosina y la actina para formar la estructura
filamentosa. Las colas de miosina se agregan entre ellas para constituir un
filamento grueso, subestructura del músculo estriado. Los monómeros actina
(G-actina) son una cadena polipeptídica única que forma una proteína globular
que puede unirse a otros monómeros actina para formar filamentos actínicos,
también llamados microfilamentos. El filamento actínico es la estructura básica
de los filamentos finos del músculo estriado; los filamentos finos también
contienen troponina y tropomiosina que forman parte de su estructura.
bipolares llamados filamentos gruesos (fig. 1-3). Las cabezas unen de
forma específica ATP y otra proteína muscular, actina. La actina se
une a sí misma para formar filamentos largos y finos que se denominan filamentos finos en el músculo y actina F (actina filamentosa) en
otros tipos celulares. Los filamentos de actina desempeñan un papel
arquitectónico importante en todas las células animales. Aunque esta
proteína está mejor estudiada en las células del músculo, la forma de
todas las células animales y su capacidad para migrar por el medio
dependen de ella. Estos filamentos pueden «tejerse» de varias maneras
para formar estructuras diferentes como haces a modo de cuerda y
redes que recuerdan a los tejidos. Estos haces y redes de actina se
utilizan para mantener la célula en una forma determinada, como
las cuerdas que sujetan la tela cosida de una tienda.
La figura 1-4 muestra la interacción entre miosina, ATP y actina
para producir contracción y fuerza en el músculo.
Paso A. El ATP se une a una cabeza de miosina; en esta conformación
la miosina tiene poca capacidad para unirse a la actina.
Paso B. Una actividad enzimática asociada a la cabeza de la miosina,
una adenosín trifosfatasa (ATPasa), produce la rápida hidrólisis
parcial del ATP a adenosín difosfato (ADP) y fosfato inorgánico
(Pi), que permanecen unidos a la miosina. Con el ADP y el Pi
unidos, la forma de la miosina es ligeramente diferente y se une
con avidez a los filamentos de actina más próximos.
Paso C. Cuando la miosina se une a la actina, lo que se denomina
formación de puentes, la cabeza de la primera acopla la hidrólisis
completa del ATP con la flexión enérgica de su cabeza. Este cambio alostérico produce el deslizamiento del filamento de actina
sobre el filamento grueso. Dichos deslizamientos ponen a los
filamentos de actina bajo tensión, lo que a su vez causa la contracción muscular (acortamiento) en sentido contrario a la carga del
músculo (es decir, elevación de un peso o bombeo de la sangre).
CAPÍTULO 1 Bases moleculares y celulares de la regulación fisiológica
5
FIGURA 1-4 Demostración de fuerza de la actomiosina. A, La cabeza de miosina se ha unido a adenosín trifos-
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fato (ATP). En esta forma, la miosina tiene poca afinidad con la actina para unirse a ella. B, el ATP es parcialmente
hidrolizado en adenosín trifosfato (ADP) y fosfato inorgánico (Pi); la hidrólisis es parcial porque los productos
permanecen unidos a la cabeza de miosina. La modificación en la que se une a la miosina (ADP y Pi, no ATP) tiene
la conformación de miosina, de modo que se une a la actina con gran afinidad. C, La hidrólisis está realizada:
miosina libera ADP y Pi. Este cambio en el que se une a la cabeza de miosina provoca un cambio alostérico en
dicha cabeza: ésta se flexiona. Puesto que la cabeza de miosina sigue unida al filamento fino, la flexión hace que
el filamento se deslice hasta sobrepasar el filamento grueso. D, una nueva molécula de ATP se une a la cabeza
de miosina; como en el paso A, la miosina tiene poca afinidad por la actina en este estado por lo que la cabeza
se libera del filamento fino y la flexión termina.
Toda contracción muscular depende de este mecanismo de desplazamiento de los filamentos de actina y de miosina. Este mismo
cambio alostérico de la miosina también altera sus propiedades
de unión por lo que se liberan el ADP y el Pi.
Paso D. La unión de una nueva molécula de ATP a la cabeza de
miosina origina de nuevo un cambio en la forma de la proteína;
la cabeza se desdobla y pierde su afinidad por la actina, se rompen
los puentes y el ciclo puede empezar de nuevo. El rigor mortis de
los animales muertos se debe a la ausencia de nuevo ATP que se
una a las cabezas de miosina, que permanecerán en el paso C (esto
es, unidas a la actina). La rigidez del músculo se debe a que está
completamente entrelazado.
Este motor de la actomiosina utiliza las propiedades de unión y alostéricas de las proteínas para: 1) crear filamentos estructurales capaces
de resistir y transmitir una fuerza mecánica, 2) catalizar la hidrólisis
del ATP y 3) acoplar la hidrólisis «cuesta abajo» del ATP con la
«cuesta arriba» de la contracción para producir fuerza. Solo para
una proteína, la miosina, existen numerosos ejemplos de la secuencia
característica descrita: unión específica → cambio de la forma de
la proteína → cambio de las propiedades de unión y de la función
proteica → estos cambios marcan la diferencia.
Este sistema de proteínas contráctiles requiere algún tipo de control para que, por ejemplo, el corazón lata rítmicamente y se coordine
la contracción del músculo esquelético. A nivel del organismo, la
contracción del músculo esquelético y cardíaco está principalmente
bajo el control de estímulos nerviosos procedentes de los nervios y
de otras células eléctricamente activas (v. cap. 6). La transmisión de la
excitación eléctrica al sistema actomiosina se denomina acoplamiento
excitación-contracción, que en todos los tipos de músculo depende de
las variaciones intracelulares de la concentración del ion calcio (Ca2+).
En los músculos esquelético y cardíaco, pero no en el músculo liso,
este acoplamiento requiere otras dos proteínas de filamento fino, la
troponina y tropomiosina. (El acoplamiento excitación-contracción
en el músculo liso se trata más adelante en este mismo capítulo). En
los músculos estriados, la troponina se une a la tropomiosina y al Ca2+.
La tropomiosina es una proteína alargada y fina que se une al surco
del filamento de actina de forma que su posicionamiento en la parte
superior o interior, permite o evita el acceso de la cabeza de miosina
al filamento fino (fig. 1-5). El acoplamiento excitación-contracción
del músculo estriado funciona de la siguiente manera:
Paso A. La excitación eléctrica de una célula muscular estriada causa
un incremento en la concentración intracelular de Ca2+.
Paso B. El exceso de Ca2+ se une a la troponina, lo que produce un
cambio alostérico en la misma.
Paso C. Puesto que el Ca2+ se une a la troponina, que a su vez lo hace
a la tropomiosina, el cambio inducido por el Ca2+ en la conformación de la troponina se transmite a la molécula de tropomiosina.
Cuando la troponina une Ca2+, la tropomiosina cambia su interacción con la actina de tal forma que se expone su sitio para la
formación de puentes. (La tropomiosina se acomoda en el surco
de la actina, exteriorizando la actina a la cabeza de la miosina.)
Mientras que la tropomiosina une el Ca2+, el músculo se contrae
de acuerdo con el ciclo de actomiosina esbozado con anterioridad.
Paso D. Sin embargo, cuando la concentración de Ca2+ desciende
hasta un valor normal, la troponina no sigue unida al ion, lo que
provoca el desplazamiento de tropomiosina hacia la parte superior
del surco del filamento grueso y bloquea de nuevo los sitios de
unión de la miosina a la actina. Las cabezas de la miosina no
pueden continuar unidas y cesa la contracción muscular.
Al igual que ocurre con la generación de fuerza debida a la actomiosina en sí misma, su regulación también muestra muchos ejemplos
de su función de unión específica. La unión específica de Ca2+ a la
troponina supone un uso puramente informativo de las funciones de
unión y de cambio de forma; esto es, la troponina no es un catalizador, no transporta ni tiene función estructural, sino que transmite
la señal de «comenzar» a la siguiente proteína. El papel de la unión
de la tropomiosina a la actina no solo es regulador sino también
estructural; la tropomiosina estabiliza el filamento de actina, cuya
unión disminuye la probabilidad de que se produzca su desensamblaje en subunidades de actina. El cambio en la geometría de unión de
la tropomiosina, que regula de forma directa el acceso de la miosina
a la actina, es buen ejemplo de la importancia de los cambios alostéricos y de la siguiente secuencia: unión específica (troponina a
tropomiosina) → cambio de forma de proteína (tropomiosina) →
cambio de las propiedades de unión de la proteínas (tropomiosina a
actina) → diferencia en la posición de la tropomiosina, lo que a su
vez regula el motor actomiosina.
Las membranas biológicas son un mosaico de proteínas
incluidas en una bicapa fosfolipídica
Antes de continuar la discusión de la base celular del control fisiológico hay que introducir una estructura básica adicional, la bicapa
fosfolipídica de las biomembranas celulares. Los fosfolípidos son
moléculas con dos largas colas de ácidos grasos hidrófobos y una
6
SECCIÓN I La célula
FIGURA 1-5 Regulación de la actomiosina ATPasa y contracción del músculo estriado por Ca2+. A, en ausencia
de altas concentraciones de Ca2+, tropomiosina se asienta en el surco del filamento de actina para obstruir los
sitios de unión de la miosina en la actina. B, en presencia de concentraciones más altas de Ca2+, el ion se une
a la troponina causando un cambio alostérico en la interacción de troponina con tropomiosina. A su vez, este
cambio alostérico modifica la interacción de la tropomiosina con el filamento de actina para exponer los sitios de
unión de la actina en la miosina.
FIGURA 1-6 Modelo de mosaico fluido para biomembranas. Las
biomembranas consisten en una bicapa lipídica en la que están
incrustadas las proteínas de membrana.
cabeza que contiene un grupo fosfato hidrófilo cargado. En las condiciones acuosas adecuadas, estas moléculas forman una estructura
espontánea organizada de membrana, más o memos similar a la
película de una burbuja de jabón. Esta película laminar está compuesta por dos capas (una bicapa) de fosfolípidos. En ambas capas, las
cabezas hidrófilas que apuntan hacia el exterior establecen puentes
de hidrógeno con el agua, y las colas hidrófobas se disponen hacia el
interior, manteniendo juntos unos ácidos grasos con otros y lejos del
agua. Las proteínas incluidas en esta bicapa lipídica se denominan
proteínas de membrana intrínsecas o solo proteínas de membrana,
y forman la típica estructura de biomembranas de mosaico fluido
según se muestra en la figura 1-6. Todas las membranas biológicas
comparten esta estructura, ya sea la membrana plasmática exterior
que separa el citoplasma del líquido extracelular o las que rodean los
orgánulos membranosos intracelulares, como el retículo endoplásmico o los lisosomas. La denominación de «mosaico fluido» se debe
a la disposición de las proteínas en forma de mosaico entre los fosfolípidos y a la fluidez de la capa fosfolipídica; las proteínas se pueden
mover y difundir en el plano de la bicapa «como témpanos flotando
en un mar de fosfolípidos» (acertada frase de S. J. Singer, uno de los
creadores de este modelo).
Las biomembranas son otras estructuras moleculares esenciales
para el control fisiológico. La estructura básica de mosaico fluido
desempeña cuatro amplias funciones: 1) compartimentalización, 2)
transporte selectivo, 3) procesamiento y transmisión de la información y 4) organización de las reacciones bioquímicas en el espacio.
La compartimentalización es la capacidad para separar y segregar
diferentes regiones por su composición y función. Por ejemplo, el
lisosoma es un orgánulo membranoso intracelular que contiene
enzimas hidrolíticas (digestivas) para la digestión celular. La membrana lisosomal compartimentaliza estas enzimas potencialmente
peligrosas, separándolas del resto del citoplasma. El rigor mortis,
mencionado con anterioridad, que empieza poco después de la muerte es transitorio porque los lisosomas empiezan a romperse y liberan
sus enzimas, que digieren los entrecruzamientos de actomiosina.
Claramente, la membrana no puede mantener un compartimento
perfectamente sellado; el material ha de entrar y salir de la célula y de
sus compartimentos internos. El transporte selectivo se debe, en parte,
a las propiedades de la bicapa fosfolipídica aunque, sobre todo, a las
proteínas de la membrana. Estas proteínas son de forma característica selectivas en sus funciones de transporte; por ejemplo, la que
constituye el canal iónico especializado en la señalización neuronal
CAPÍTULO 1 Bases moleculares y celulares de la regulación fisiológica
es 15 veces más permeable a los iones sodio (Na+) que a los iones
potasio (K+). El transporte es un tema principal de la fisiología celular
y se discutirá con mayor detalle más adelante.
Si las células de un organismo tienen que responder a cambios
externos, han de recibir información acerca del estado del mundo
exterior. Al igual que los animales superiores tienen órganos sensoriales –ojos, oídos, nariz y así sucesivamente– en la superficie
del cuerpo, también las células tienen la mayoría de sus aparatos
de procesamiento y de transmisión de información en la superficie
externa. Hay proteínas intrínsecas en la membrana plasmática, denominadas receptores de membrana, que solo desempeñan una función
informativa ya comentada.
A primera vista, podría parecer extraño que una membrana
fluida pueda proporcionar una organización espacial en la que se
den reacciones bioquímicas. Sin embargo, volviendo a la analogía
de los «témpanos en un mar fosfolipídico», las colisiones aleatorias son mucho más probables entre el material de la membrana
bidimensional superficial que entre el material que se desplaza en
el volumen tridimensional del citoplasma. (¡Si el Titanic hubiera
podido sumergirse o volar, habría tenido rutas alternativas para
evitar el témpano!) Esta probabilidad de colisión bastante mayor es
explotada por las células en numerosos procesos fisiológicos. Las
membranas pueden también estar acotadas en distintas regiones, lo
que limita la difusión de las proteínas. Por ejemplo, algunas células
del riñón presentan dos regiones membranales bastante diferentes
con respecto a las proteínas de transporte, lo que es importante para
regular el equilibrio hidroelectrolítico en el animal.
TRANSPORTE
Solo pequeñas moléculas no cargadas y moléculas lipídicas
pueden traspasar las biomembranas sin ayuda de proteínas
Las partículas cargadas (iones) no atraviesan una bicapa fosfolipídica
pura a causa de su interior hidrófobo. Las moléculas polares (moléculas que no tienen carga neta, aunque sí desequilibrio eléctrico) con
un peso molecular mayor de 100 daltons, tampoco son capaces de
traspasar una bicapa lipídica pura con facilidad, lo que excluye todas
las moléculas de azúcar (monosacáridos), aminoácidos, nucleósidos y
otros polímeros: polisacáridos, proteínas y ácidos nucleicos. Por otro
lado, algunas moléculas polares fundamentales, como el agua y la
urea, son lo bastante pequeñas como para atravesarla. Las moléculas
pequeñas, de tamaño moderado o grandes que son liposolubles pasan
fácilmente a través de una bicapa lipídica pura. Entre estas se incluyen
algunas de relevancia fisiológica como O2, N2 y las hormonas esteroideas (v. caps. 33 y 34). Sin embargo, muchas moléculas sintéticas
tóxicas, como los insecticidas también se encuentran dentro de esta
categoría.
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Las moléculas se mueven de una manera espontánea
desde regiones de alta energía libre a regiones
de baja energía libre
La mayoría de las moléculas bioquímicas no atraviesan por sí mismas una bicapa lipídica. Su transporte requiere la existencia de una
ruta proteica y una fuerza que provoque el movimiento a lo largo de
la misma. Antes de detallar el papel de las proteínas de membrana
como transportadores, se deben considerar los factores energéticos
que participan en el transporte.
Todos nosotros estamos familiarizados con el hecho de que los
objetos caen de forma espontánea como consecuencia de la gravedad.
Esta es una manifestación de que el movimiento se produce para
minimizar la energía potencial de un objeto. De hecho, todos los
cambios del universo (tanto a gran escala como a escala de partículas
subatómicas) se dan para minimizar la energía potencial del sistema,
también llamada energía libre. El movimiento de las moléculas se
7
ve muy afectado por fuerzas como concentración, presión (ambas
parte del potencial químico) y voltaje (potencial eléctrico). El desplazamiento espontáneo de las moléculas se produce de una región
de mayor concentración a otra de menor concentración, de alta a baja
presión, y de alto a bajo potencial eléctrico. Cada uno de estos factores
(concentración, presión y potencial eléctrico) es una fuente de energía
libre. El transporte de una molécula no depende necesariamente de
ninguno de ellos, sino que la suma de todas las contribuciones de
energía libre es su determinante, y se suele expresar como el potencial
electroquímico por mol. Este es la energía libre de una sustancia, de
todas las fuentes, por mol de la misma.
Para que el transporte sea espontáneo ha de existir una diferencia
en el potencial electroquímico de la sustancia entre dos regiones, que
suelen ser dos compartimentos separados por una membrana. Esta
diferencia de potencial electroquímico se denomina fuerza conductora. Por lo general, los estudiantes tienen poca dificultad para entender
la dirección del flujo espontáneo siempre que solo un factor contribuya al potencial electroquímico: presión, concentración o voltaje. Sin
embargo, para comprender el transporte fisiológico, tanto a través de
las células como de los tejidos, se requiere el entendimiento de la contribución de cada factor a la fuerza conductora. Por ejemplo, el paso
de un líquido desde los capilares del sistema vascular depende del
equilibrio entre la diferencia de presión hidrostática y la diferencia de
concentración de solutos (presión osmótica) a través de los capilares.
De forma similar, el movimiento de los iones Na+ y K+ a través de la
membrana plasmática de las células nerviosas depende de las fuerzas
conductoras, a las que contribuyen tanto la diferencia de voltaje como
las diferencias de concentraciones iónicas a través de la membrana.
El material se mueve espontáneamente desde regiones de alto
potencial electroquímico a otras de bajo potencial. Este transporte
se denomina difusión o transporte pasivo. El movimiento neto de
material (difusión) se detiene cuando la diferencia electroquímica
entre las regiones es igual a cero. El estado en el cual la energía libre o
la diferencia de potencial electroquímico es cero se denomina equilibrio. Equilibrio significa «balance», no igualdad, y se alcanza cuando
la energía libre (potencial electroquímico) está equilibrada; el valor
en un lado es el mismo que en el otro. En la mayoría de los casos, las
fuentes de energía libre de ambos lados nunca llegan a igualarse; las
concentraciones, las presiones y los voltajes permanecen diferentes,
sin embargo sus diferencias se «equilibran», por lo que la suma de
energía libre es cero.
El equilibrio es un concepto muy importante porque describe el
estado hacia el cual tiene lugar el cambio si no se introduce trabajo
en el sistema. Cuando el sistema alcanza el equilibrio, no se producen
más cambios netos a no ser que se realice algún trabajo. Las palabras «cambio neto» son importantes. En el equilibrio las moléculas
continúan moviéndose e intercambiando posiciones en una dirección
o en otra, por tanto no existe flujo neto de material.
Si la célula requiere el desplazamiento de sustancias desde un
potencial electroquímico bajo a otro alto (es decir, en la dirección
opuesta al equilibrio), incrementando la diferencia de energía libre
entre las dos regiones, se debe aportar necesariamente alguna fuerza
conductora o algún trabajo a cambio de una disminución en la energía libre. Este tipo de transporte es el transporte activo y utiliza proteínas que combinan las funciones de transporte y de acoplamiento
de reacciones; la proteína acopla el movimiento de material «cuesta
arriba» con una reacción «cuesta abajo» como la hidrólisis de ATP.
Las principales ecuaciones del transporte resumen
las contribuciones de varias fuerzas conductoras
Puede resultar útil desarrollar algunos aspectos cuantitativos del
transporte, empezando con ejemplos simples y desarrollando ecuaciones para el efecto de más de una fuerza conductora. Estas ecuaciones se pueden ver como el resumen de las leyes físicas. En la mayoría
8
SECCIÓN I La célula
de los casos, describen fenómenos con los que han experimentado las
personas que viven en una sociedad tecnológica. En ellas, c representa
la concentración, V el volumen, P la presión y así sucesivamente. Estos
son conceptos bastante habituales, ya que es importante pensar en
estas ecuaciones en términos de la vida cotidiana, no como símbolos
abstractos.
Una de ellas relaciona el equilibrio entre una fuerza conductora
hidrostática (la presión) debida al movimiento del agua, y la fuerza
conductora resultado de una diferencia de potencial químico. Recuérdese que ósmosis es el desplazamiento de agua a través de una
membrana semipermeable en respuesta a su diferencia de potencial
electroquímico a ambos lados de la membrana (fig. 1-7). El potencial
químico es menor en 1 l de agua en el que se han disuelto 2 mmol de
cloruro sódico (NaCl) que en 1 l con solo 1 mmol. Si estas dos soluciones se separan por una bicapa lipídica pura, los iones de Na+ y Cl–
no pueden moverse para equilibrar las concentraciones; sin embargo,
el agua sí se mueve con libertad del lado con mayor potencial acuoso
(baja concentración de soluto) hacia el de menor potencial (mayor
concentración de soluto). Por tanto, el agua sigue al soluto (un buen
resumen de la ósmosis) y este movimiento hídrico diluye la solución
2 mmol. Sin embargo, dicho desplazamiento nunca llega a producir
concentraciones iguales de sales. Más bien, cuando el agua se mueve
aparece otra fuerza conductora. La presión hidrostática del agua se
incrementa en el lado hacia el cual se mueve, aumentando el potencial
electroquímico en esa zona. Cuando este se equilibra con el descenso
del potencial del agua por las sales disueltas, el movimiento neto del
agua cesa, lo que hace que se iguale el potencial electroquímico a
ambos lados de la membrana.
La figura 1-7 ilustra la diferencia de potencial inicial del agua a
causa de la diferencia de concentración del material disuelto. Una
explicación adecuada de por qué el agua en una solución tiene un
potencial químico menor que el agua pura (y por qué dicho potencial
en una solución concentrada es inferior al de una diluida) excede el
objetivo de este capítulo. Sin embargo, los lectores familiarizados
con el concepto de entropía podrán entender que el trastorno de un
sistema aumenta con la introducción de partículas diferentes dentro
de una sustancia pura y con el número de las mismas introducidas. Se
puede realizar una analogía con un bote con una mezcla de azúcar y
sal; este está más desordenado, por tanto la entropía es mayor que en
un bote con solo sal pura o azúcar pura. Asimismo, el trastorno del
sistema se incrementa cuanto más azúcar se añade a la sal (hasta el
50:50); una pizca de azúcar en un bote de sal aumenta ligeramente el
trastorno. Puesto que un incremento en la entropía causa un descenso
en la energía libre, conforme aumenta la fracción molar de soluto de
una solución disminuye la energía libre.
La ósmosis es importante para las células y los tejidos porque, en
general, el agua puede moverse libremente a través de ellos, mientras
que la mayoría del material disuelto no puede. Dada la diferencia de
concentración de algunas sustancias no permeables, la ecuación de
Van’t Hoff relaciona la presión de agua requerida para llevar el sistema al equilibrio (la energía libre debida a la diferencia de presión a
través de la membrana que equilibra exactamente otra energía libre
opuesta, resultado de una diferencia de concentración):
FIGURA 1-7 Ósmosis. En el tiempo (t) = 0, una membrana bicapa lipídica
Π = ΦiRT∆c
(proteínas sin transporte) que contiene sales diluidas a diferentes concentraciones, separa dos compartimentos. En el t = 2 minutos, los iones salinos
no pueden desplazarse por la membrana para equilibrar su concentración, pero
el agua sí puede. El agua pasa desde la región de más alto potencial acuoso
(poca sal) a la de más bajo potencial acuoso (mucha sal). El agua continúa
atravesando la bicapa lipídica hasta el t = equilibrio; la diferencia en altura
del agua entre los dos lados crea una diferencia de presión que es igual pero
opuesta a la diferencia en el potencial de agua entre los dos lados. Es decir:
la diferencia en energía libre que resulta de distintas concentraciones de
sal queda equilibrada por una diferencia de energía libre igual pero opuesta
causada por la presión.
Π = iRT∆c
Presión Π = osmótica, la fuerza conductora del movimiento del
agua expresada en atmósferas como presión hidrostática equivalente (1 atm = 1,03 kg/cm2 = 760 mmHg).
La presión osmótica se representa como Π para distinguirla de otras formas de presión.
i = Número de iones formados por la disociación de los
solutos (p. ej., 2 en el caso de NaCl, 3 para CaCl2).
R = Constante del gas (0,082 l atm/mol grado).
T = Temperatura en grados Kelvin (0 °C = 273 °K).
RT es una medida de la energía libre de 1 mol de materia en función de la temperatura, a 0 °C, RT = 22,4 l
atm/mol.
∆c = Diferencia de concentración molar de una sustancia
impermeable a ambos lados de la membrana.
Esta ecuación resume el equilibrio de las fuerzas conductoras; el valor
de la presión hidrostática Π (osmótica) es la misma fuerza conductora
para una diferencia de concentración en particular, ∆c. La presión
osmótica depende solo de la diferencia de concentración de la sustancia, no es necesario tener en cuenta ninguna otra propiedad de la
misma. (Estos fenómenos que dependen solo de la concentración,
como la presión osmótica, la depresión del punto de congelación
y la elevación del punto de ebullición, se denominan propiedades
coligativas.) La ecuación de Van’t Hoff es estrictamente cierta solo
para soluciones ideales a las que, en nuestro menos que ideal mundo,
solo se aproximan las muy diluidas. Las soluciones reales requieren
un «factor de corrección» denominado coeficiente osmótico, simbolizado por Φ (phi), que puede obtenerse de una tabla e insertarse en
la ecuación de la siguiente forma:
El término Φic para una determinada sustancia representa la concentración osmóticamente eficaz de dicha sustancia, y se suele denominar
concentración osmótica u osmolar, medida en Osm/l. En general, la
concentración osmolar de una sustancia es el producto de su concentración normal y el número de iones formados por ella; el coeficiente
osmótico aporta una pequeña corrección. La osmolaridad de una
solución de NaCl 100 mmol (0,1 mol) es 0,93 (Φ para NaCl) × 2
(NaCl → Na+ + Cl–) × 0,1 mol = 0,186 Osm = 186 mOsm.
Esta ecuación resume un fenómeno fundamental para la función
fisiológica. Cuanto mayor sea la diferencia de concentración de una
CAPÍTULO 1 Bases moleculares y celulares de la regulación fisiológica
sustancia impermeable a ambos lados de una membrana, mayor es
la tendencia del agua a moverse hacia el lado más concentrado (el
agua sigue al soluto). De hecho, si se introducen algunos valores en
esta ecuación, son sorprendentes las altas presiones requeridas para
equilibrar pequeñas diferencias de concentración. Por ejemplo, una
diferencia de concentración de 0,1 mol (5,8 g/l) de NaCl se equilibra
con una presión (4,2 atm) igual a una columna de agua de 43 metros
de altura (los submarinistas han de tener cuidado con «la enfermedad
de los buzos» cuando ascienden desde profundidades superiores a
los 21 metros). La importancia de esto reside en que una pequeña
diferencia de concentración puede producir una fuerza muy potente
para mover agua. El cuerpo utiliza esto de forma eficaz para transportar agua en muchos tejidos: iones/moléculas se transportan hacia
dentro y fuera de los distintos compartimentos → el agua les sigue
por ósmosis.
La hipótesis de Starling relaciona el flujo de un líquido
a través de los capilares con la presión hidrostática
y la osmótica
Un excelente ejemplo práctico de cómo el equilibrio de las fuerzas conductoras es responsable del flujo de agua y de sustancias
permeables a través de membranas semipermeables, es el paso de
agua e iones a través de la monocapa de células (células endoteliales) que componen los capilares sanguíneos. De hecho, esta capa
celular constituye una membrana semipermeable con cualidades
diferentes para el transporte en relación a la simple bicapa lipídica
de la membrana. Las uniones entre células son lo bastante permeables como para que pequeñas moléculas e iones difundan entre
compartimentos, aunque las grandes, sobre todo proteínas, son
incapaces de atravesar estos agujeros. La diferencia de concentración de proteínas entre la sangre y la solución acuosa que rodea
las células de los tejidos, denominada líquido extracelular (LEC)
o intersticial (LIT), crea una presión osmótica para movimiento
del agua con todas sus pequeñas moléculas e iones disueltos. Esta
presión osmótica que resulta de la disolución de proteínas tiene un
nombre especial: presión osmótica coloidal o presión oncótica. Las
proteínas están más concentradas en la sangre que en el líquido
intersticial, lo que produce una presión oncótica de 0,02-0,03 atm
(15-25 mmHg), que conduce el agua al interior del capilar. De
acuerdo con solo esta fuerza conductora, podría esperarse que el
capilar se llenara de agua, lo que produciría la deshidratación de
los espacios tisulares. Sin embargo, el corazón es una bomba que
ejerce una verdadera presión hidrostática sobre la sangre, la cual
tiende a conducir el agua (y otras moléculas permeables) fuera de
los capilares. La fuerza conductora neta es la suma algebraica de la
diferencia de presión oncótica y la presión hidrostática entre los ca­
p­ilares y el líquido intersticial:
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Fuerza neta conductora en el capilar = (Pc − Pi ) − (π c − π i )
Pc = Presión hidrostática en el capilar.
Pi = Presión hidrostática en el espacio intersticial (normalmente
próxima a 0).
πc = Presión oncótica del plasma sanguíneo en el capilar (alrededor de 28 mmHg).
πi = Presión oncótica del líquido intersticial (cercana a 5 mmHg,
aunque depende de cada tejido).
Esta ecuación tiene una enorme relevancia en el funcionamiento del
aparato circulatorio. En el extremo arterial de los capilares, la presión
hidrostática (Pc) es elevada, cercana a 35 mmHg. Al introducir este número en la ecuación junto con los demás datos, se observa
una presión neta en los capilares de +12 mmHg, valor que permite
la salida del líquido fuera del capilar en el lado arterial (filtración
capilar). Este flujo líquido a través de la resistencia del capilar causa
un descenso de la presión, por lo que la presión hidrostática en el
9
lado venoso es baja (Pc = 15 mmHg). Las presiones oncóticas no
varían; por tanto, la fuerza neta de conducción en el lado venoso es
de –8 mmHg; asimismo, hay una absorción neta de líquido hacia el
interior del capilar venoso (reabsorción capilar). Esta redistribución
alcanza su función principal en el sistema circulatorio; ya que de esta
forma, el líquido de la sangre circula entre las células para después
volver al sistema circulatorio.
Las alteraciones patológicas de este sistema enfatizan la importancia fisiológica del equilibrio entre las fuerzas conductoras para
el transporte. En todos los mamíferos, y en especial en caballos y
perros, aparece con frecuencia enfermedad hepática crónica en la
que la capacidad del hígado para sintetizar y secretar una proteína
sanguínea fundamental, la seroalbúmina, se encuentra deteriorada. El descenso de la concentración de esta proteína disminuye la
presión oncótica de la sangre. Como resultado de esto, en el lado
arterial hay más fuerza para conducir el líquido fuera de los capilares
y menos para la absorción neta del mismo en el lado venoso, lo que
hace que los espacios tisulares de los animales enfermos se llenen de
líquido, un síntoma doloroso y detectable a simple vista denominado
edema. El apartado Casos Clínicos del final del capítulo aporta otro
ejemplo de edema en el que el aumento de la presión hidrostática
en las venas y capilares causa una mayor filtración capilar y menor
reabsorción.
Las proteínas de membrana cuyas funciones son transporte
selectivo, catálisis y acoplamiento pueden bombear
iones/moléculas a regiones de mayor energía libre
La ecuación de Van’t Hoff y la hipótesis de Starling explican el
transporte pasivo (p. ej., el movimiento de la materia en la dirección de menor potencial electroquímico). Sin embargo, la célula
transporta muchos iones/moléculas en contra de sus potenciales
electroquímicos, lo que requiere por parte de la célula un gasto de
energía. Este transporte (es decir, entrada de trabajo) se denomina
transporte activo, y depende de proteínas intrínsecas de membrana
que utilizan uniones específicas y alosterismo para realizar la doble
función de transporte selectivo y acoplamiento de reacciones. Muchas de ellas, pero no todas, obtienen la energía para el transporte
de la hidrólisis de ATP, y deben funcionar también como enzimas
(ATPasas).
Un ejemplo importante del transporte activo es la bomba Na+,K+
(también conocida como la ATPasa Na+, K+). Esta proteína intrínseca
de membrana está compuesta por cuatro cadenas polipeptídicas (2 a y
2 b) y su masa molecular es de alrededor de 300.000 daltons. Cataliza
la hidrólisis de ATP y conjuga la energía obtenida con el movimiento
de Na+ fuera de la célula y de K+ al interior de la misma. Esta bomba
de iones crea y mantiene un gran gradiente de concentración para los
dos iones a ambos lados de la membrana celular (tabla 1-1).
La figura 1-8 muestra el conocimiento actual de la estructura de
esta proteína y esboza el ciclo de unión y de cambios conformacionales en los que se basa su función de transporte. La ATPasa Na+,K+
bombea tres Na+ fuera de la célula y dos K+ al interior de la misma
por cada ATP hidrolizado. Las direcciones en las que se bombean los
iones originan una alta concentración de Na+ en el espacio extracelular y una baja concentración dentro, mientras que la intracelular
de K+ es elevada y baja fuera de la célula. La dirección diferente de
bombeo para los dos iones depende de las diferencias de especificidad
de unión que la proteína tiene en sus dos estados conformacionales.
La capacidad de la proteína para acoplar el transporte con la rotura
enzimática del ATP permite que este se dé en contra de los gradientes
de concentración, de potenciales electrostáticos bajos a altos para
ambos iones. En el caso particular de la bomba de Na+,K+, el número
de cargas eléctricas transportadas es asimétrico; salen tres cargas
positivas por cada dos cargas positivas que entran. Esta asimetría
significa que la bomba de Na+,K+ es electrógena, contribuyendo de
10
SECCIÓN I La célula
TABLA 1-1 Concentraciones de diversas sustancias
en los fluidos intracelular, extracelular
y plasmático
Concentración (mmol/l)
Na+
K+
Ca2+
Mg2+
Cl–
HCO3–
Fosfato
Glucosa
Proteína
Intracelular
Extracelular
Plasma
15
150
0,0001
12
10
10
40
1
4,0
140
5
1
1.5
110
30
2
5,6
0,2
142
4
2,5
1,5
103
27
1
5,6
2,5
FIGURA 1-9 Transporte secundario activo que ejemplifica la absorción
de nutrientes por el epitelio intestinal. Los nutrientes como la glucosa y los
aminoácidos deben ser activamente transportados desde una concentración
relativamente baja en el lumen del intestino hacia concentraciones más altas
dentro de las células que revisten el mismo. Este proceso de transporte activo
se sirve del gradiente de concentración de los iones de Na+ establecidos por la
Na+, K+-ATPasa (v. fig. 1-8) como fuente de energía para el proceso de transporte activo. En otras palabras, la energía liberada por la difusión pasiva de Na+
al interior de la célula a lo largo de su gradiente de concentración se acopla
con el transporte de glucosa o aminoácidos que necesitan energía, contra sus
gradientes de concentración. Así, la proteína de transporte secundario activo
tanto desempeña una función de transporte como acopla el transporte «descendente» del Na+ al transporte «ascendente» de nutrientes. En el organismo
hay muchos procesos de transporte secundario activo como este. Por ejemplo,
el mismo mecanismo que se muestra aquí se utiliza para reabsorber nutrientes
de la sangre filtrada por el riñón.
FIGURA 1-8 Ciclo hipotético de transporte de la Na+, K+-ATPasa. Los cambios
en la configuración de esta proteína de transporte impulsada por la hidrólisis
de ATP y los acontecimientos ligados a los iones hacen que tres iones de Na+
salgan de la célula contra un gradiente de concentración y que dos iones de
K+ entren en la célula, también contra un gradiente de concentración, por cada
ATP hidrolizado.\ (Basado en un diagrama del Dr. Seth Hootman.)
forma menor al potencial eléctrico (voltaje) de las membranas celulares, como se discutirá en profundidad más adelante.
Diferentes proteínas intrínsecas de membrana transportan activamente una amplia variedad de iones y moléculas en contra de
su gradiente electroquímico. Muchas de ellas, como la bomba de
Na+,K+, acopla la energía requerida para el transporte «ascendente»
con la hidrólisis «descendente» del ATP. Sin embargo, cualquier posible fuente de energía libre puede conjugarse con dicho transporte.
De hecho, el propio gradiente de Na+ establecido por la bomba de
Na+,K+ se suele utilizar como fuente de energía; esto es, el flujo de
Na+ «descendente» desde el exterior al interior celular es una reacción
espontánea cuya energía puede ser conjugada con alguna reacción «ascendente» (fig. 1-9). Por ejemplo, el transporte de glucosa y de muchos
aminoácidos desde el bolo alimenticio en el intestino delgado hasta
el interior de las células que lo recubren es un proceso de transporte
activo, y requiere la existencia de un gradiente de concentración de
Na+. Las proteínas transportadas de la membrana plasmática de las
células epiteliales del intestino acoplan la difusión espontánea de Na+
a su interior con dicho transporte con gasto de energía de azúcares o
aminoácidos. La concentración de estos nutrientes es mayor dentro
que fuera de la célula, por lo que han de transportarse de forma activa
a expensas de la energía acumulada por el gradiente electroquímico de
Na+. En otras palabras, la energía de la difusión de Na+ «cuesta abajo»
se acopla con el transporte «cuesta arriba» de nutrientes. Este transporte activo se denomina transporte activo secundario, ya que depende
del gradiente de concentración de Na+ establecido por el transporte
activo primario de la bomba de Na+,K+.
Existen numerosos ejemplos de transporte. Los aquí descritos
son casos en los que dos iones/moléculas deben transportarse juntos
o no transportarse; este tipo se denomina cotransporte. El cotransporte puede implicar: un proceso de transporte pasivo (difusión)
con un transporte activo, como en los ejemplos del párrafo anterior,
dos procesos de transporte activo, como la ATPasa Na+, K+, o dos
procesos de difusión. En el primer caso, el cotransporte es necesario
por cuestiones energéticas, ya que se requiere el flujo de un ion para
que el otro se mueva. En los otros dos casos, dicha necesidad se debe
a una restricción basada en las propiedades de unión de la proteína
transportadora: no puede unir uno (un ligando) sin el otro. Las proteínas que cotransportan ambas sustancias en la misma dirección se
denominan simportes o simportadoras. El cotransportador de Na+/
CAPÍTULO 1 Bases moleculares y celulares de la regulación fisiológica
glucosa en el intestino es un simporte. Aquellas que transportan las
dos sustancias en direcciones opuestas, como la ATPasa Na+,K+, se
denominan antiportes o antiportadoras, y las que transportan solo
una molécula o ion se llaman uniportes o uniportadoras.
Muchas proteínas de membrana facilitan el transporte
selectivo de iones/moléculas desde un potencial
electroquímico alto a bajo
El movimiento de iones y de moléculas polares de tamaño mediano
y grande requiere una molécula proteica que sirva como vía de paso
a través de la obstrucción que supone la bicapa de fosfolípidos. Si
la sustancia se mueve en la dirección natural de su gradiente electroquímico (movimiento de alto a bajo), el proceso de transporte
se denomina difusión facilitada. Las proteínas de membrana que
median en este proceso son canales o transportadores (fig. 1-10), que
se distinguen entre sí por el grado de interacción con la sustancia
transportada.
Los transportadores (fig. 1-10, A) unen la sustancia trasportada
según el modelo llave-cerradura, por lo que la unión entre ambos
es muy específica. El transporte mediado por transportador suele
ser más lento que la difusión mediada por canales, por la relativa
11
lentitud de los procesos de unión y desunión. La bomba de Na+,K+ y
el simporte de Na+/glucosa son ejemplos de transportadores.
Los canales se pueden imaginar como una proteína con forma de
«donut» incluida en la bicapa fosfolipídica. El agujero del donut es
un poro en la membrana a través del cual se transportan pequeños
iones como Na+, K+, Ca+, Cl– y H+. Aunque la mayoría de los canales
transportan iones, hay un tipo de canales para flujo de agua denominados acuaporinas. (Aunque el agua puede atravesar una bicapa fosfolipídica pura, para algunas funciones este transporte es demasiado
lento. Por ejemplo, las células renales son particularmente ricas en
acuaporinas, necesarias para la función renal del equilibrio hídrico.)
Para todos los canales, el tamaño del poro y la interacción del material
transportado con los grupos laterales de los aminoácidos que recubren el poro permiten que los canales de membrana sean selectivos.
Solo moléculas o iones específicos pueden moverse a través de un
determinado canal. El movimiento del material a través de canales es
casi tan rápido como la difusión simple a través de un espacio lleno
de agua con un área igual a la del poro del canal.
Las membranas plasmáticas de la mayoría de las células tienen
pérdidas pasivas de iones, sobre todo de K+, que suelen deberse a
la existencia de unos canales de pérdida que permanecen abiertos
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
FIGURA 1-10 Tipos de proteínas de trans-
porte que median para facilitar la difusión. En
todos los casos el ion se traslada desde una
región de alto potencial (que aquí se muestra como alta concentración) a otra de bajo
potencial. A, portadores. En algunos casos el
material es portado por una proteína de transporte que se une estrechamente al material
y el complejo se mueve a través de la bicapa
lipídica. B, canales de fuga. Se cree que estos
canales no se abren y cierran como los canales
con puertas, y por lo tanto soportan una pequeña pero persistente fuga de un ion en particular
por el poro. Aunque durante mucho tiempo se
conjeturó su existencia, los canales de fuga sin
puerta bien diferenciados se han identificado y
aislado hace poco, contrariamente a las fugas
por los canales normales con puertas. La selectividad de estos y otros canales se basa en el
tamaño del poro y en las débiles interacciones
de los iones con los átomos que revisten el
poro. C, canales de ligando con puertas. Nuevamente la proteína de transporte forma un
poro a través de la membrana. En el caso de los
canales con puerta, el acceso del ion al interior
del poro está controlado por esa puerta, que es
una subestructura de la proteína de transporte
capaz de abrir y cerrar el poro. En los canales
de ligando con puertas la apertura y el cierre de
la puerta están controlados por la unión de un
ligando al canal. D, los canales dependientes
del voltaje son similares a los de ligando con
puertas, salvo que la apertura y el cierre de la
puerta están controlados por el campo eléctrico
que rodea el canal.
12
SECCIÓN I La célula
todo el tiempo (fig. 1-10, B). Sin embargo, la mayoría de los canales
iónicos se abren o cierran en respuesta a señales y se denominan
canales regulados. La apertura y cierre del canal son ejemplos de las
propiedades alostéricas de las proteínas. Las mismas señales responsables de los cambios alostéricos en general (unión a ligando,
fosforilación y diferencias de voltaje) también controlan la apertura
y cierre de los canales regulados, como se muestra en la figura 1-10.
(Como estos canales se conocen muy poco desde un punto de vista
mecánico, no se tratarán en este capítulo.)
Los canales que se abren en respuesta a la unión del ligando se
denominan canales regulados por ligando (fig. 1-10, C). El receptor
nicotínico para la acetilcolina es un ejemplo de este tipo y se encuentra en las membranas del músculo esquelético que están directamente
debajo de las neuronas aferentes, en la membrana de las neuronas
de los ganglios autónomos y en el cerebro. Como su nombre indica,
este receptor se une a la nicotina y al neurotransmisor acetilcolina.
En ambos casos, el canal se abre en respuesta a la unión del ligando.
Este canal nicotínico para la acetilcolina desempeña un papel
clave en la transmisión del estímulo eléctrico desde las neuronas a las
células del músculo esquelético. Brevemente, las neuronas motoras
liberan acetilcolina en respuesta a la señal eléctrica que desciende
por ellas. Esta acetilcolina se une al canal dependiente de ligando
del músculo esquelético y lo abre. El flujo de Na+ hacia el interior de
la célula muscular inicia una respuesta eléctrica en el músculo, que
causa la liberación de Ca2+ (a través de canales regulados del retículo
endoplásmico), lo que a su vez produce la contracción. (Esta breve
explicación de la transmisión neuromuscular, presentada solo para
dar una orientación sobre la función de los canales de acetilcolina, se
amplía en los capítulos 5 y 6.) En el caso del receptor/canal nicotínico
para la acetilcolina, la unión específica y las propiedades alostéricas
de la proteína tienen la doble función de transporte selectivo a través
de la membrana y de recepción y transmisión de información por
parte de la célula muscular.
Los canales que se abren en respuesta a los cambios de voltaje a
través de la membrana se denominan canales dependientes de voltaje
(fig. 1-10, D). Este tipo de canal es, en gran parte, responsable de la capacidad de las neuronas para transmitir la información a toda la célula
y para liberar neurotransmisores. Existe un intervalo de potenciales de
membrana que producen la apertura de los canales dependientes de
voltaje, este es el intervalo de activación del canal, cuyo valor mínimo
es el umbral del canal. El intervalo de activación y el umbral varían
de un canal a otro, en función de la conformación de la proteína y de
las propiedades eléctricas de los grupos laterales de los aminoácidos
que forman la puerta del canal. Además de una configuración abierta
y cerrada, muchos canales dependientes de voltaje tienen una tercera
conformación, denominada inactivada. Esta, igual que la cerrada,
impide la difusión de iones a través del canal, y al contrario, no se abre
inmediatamente en respuesta a los cambios de potencial de membrana.
La inactivación puede verse como un obligado período de reposo del
canal. Los canales dependientes de voltaje que no se inactivan, solo
presentan la conformación abierta y la cerrada, y adquieren una u otra
dependiendo del potencial de membrana.
En la discusión sobre la función de las proteínas, se apuntó
que cualquiera de sus funciones puede utilizarse para transmitir
información siempre que una diferencia en la función proteica
induzca un cambio en la célula. Los canales regulados, tanto por
ligando como por voltaje, son los candidatos ideales para la transmisión de información, ya que cambian sus funciones: abriendo
y cerrando, permitiendo o deteniendo el transporte. De hecho, la
función fisiológica exclusiva del receptor/canal nicotínico de la
acetilcolina, descrita con anterioridad, es la transmisión de información: transforma la estimulación química de la neurona sobre el
músculo, en una estimulación eléctrica (véase el apartado que sigue)
de la membrana muscular, llevando a la contracción muscular.
El transporte pasivo de K+ a través de la membrana
plasmática crea un potencial eléctrico
Como acabamos de decir, los canales iónicos regulados pueden
convertir la información química en información eléctrica. En el
organismo animal, la señalización eléctrica es el resultado de los
desequilibrios eléctricos mantenidos a través de la membrana plasmática en casi todas las células: estas mantienen una diferencia de
potencial eléctrico a ambos lados de sus membranas plasmáticas.
En otras palabras, la membrana celular es una pila; si se conectan
electrodos a los dos bordes de la misma, o en el interior y el exterior
de una célula, se crea una diferencia de potencial entre ellos, o entre
ambos lados. Si se proporciona un camino para el desplazamiento de
las cargas eléctricas (un hilo metálico con electrones libres en el caso
de una pila, o canales de membrana a través de los cuales los iones
puedan moverse en el caso de la célula), se produce un flujo de una
corriente eléctrica desde el potencial eléctrico más alto al más bajo. La
gran variedad de dispositivos a pilas que existen en nuestra sociedad
sugiere de cuántas maneras puede aprovecharse este potencial eléctrico. La fisiología animal también explota el potencial eléctrico
basal de la membrana plasmática, denominado potencial de reposo.
La palabra «reposo» se añade para diferenciar el potencial inicial de
los valores de potencial de membrana instantáneos que aparecen
durante el paso de una corriente de membrana.
Dicho potencial de reposo es el resultado indirecto de la existencia
de gradientes de concentración de iones a ambos lados de la membrana
plasmática causada por la actividad de la ATPasa Na+,K+. En parte,
este potencial de membrana se debe a un número asimétrico de iones
bombeados por la ATPasa Na+,K+. Sin embargo, la mayoría se debe
al flujo pasivo de K+ a través de los canales de pérdida como respuesta al
gradiente de concentración (alta dentro, baja fuera), que origina una
fuerza conductora eléctrica (voltaje) que compensa exactamente la
fuerza conductora debida a la concentración. La concentración intracelular de K+ es de alrededor de 150 mmol, y la del líquido intersticial
es de unos 5 mmol. En consecuencia, el K+ tiende a difundir desde el
citoplasma a través del canal de pérdida hacia el líquido intersticial. Sin
embargo, cuando este ion abandona por sí solo el citoplasma sin uno
negativo que lo acompañe, se origina un desequilibrio eléctrico, ya que
en el interior de la célula se crea una carga negativa no neutralizada,
mientras que el exterior tiene ahora iones K+ no equilibrados con
cargas negativas. La célula ha construido una diferencia de potencial
eléctrico a ambos lados de la membrana plasmática, con el citoplasma
cargado negativamente con respecto al líquido intersticial.
Esta fuerza conductora (potencial eléctrico) aumenta hasta que
equilibra la fuerza conductora de la concentración de K+. Esta situación es análoga a la ósmosis: el flujo de agua conducida por concentración a través de una membrana semipermeable crea una fuerza
motora diferente (presión) que con el tiempo equilibra la fuerza
conductora de la concentración. Al igual que en el caso del potencial
de reposo de la membrana, el flujo conductor de concentración de
K+ a través de la membrana semipermeable (semipermeable en el
sentido de que iones negativos no acompañan al K+) crea una fuerza
conductora diferente (un voltaje eléctrico) que en ocasiones equilibra
la fuerza de la concentración. Como en el caso de la ósmosis, se utiliza
una ecuación que relaciona la magnitud del gradiente de concentración con la del potencial eléctrico que proporciona un equilibrio
exacto. Esta ecuación se denomina ecuación de Nernst:
E x = RT/zF ln([X exterior ]/[X interior ])
Ex = Potencial de equilibrio para un ion X.
RT = C onstante de los gases multiplicada por la temperatura
absoluta.
z = Valencia eléctrica del ion (+1 para Na+ y K+, –1 para el Cl–,
y así sucesivamente).
CAPÍTULO 1 Bases moleculares y celulares de la regulación fisiológica
F = C onstante de Faraday (la cantidad de carga eléctrica en
culombios que hay en un mol de iones: 96.500 culombios/
mol).
ln = Logaritmo neperiano (es decir, log de base e)
[X] = Concentración del ion X.
Puede obtenerse una forma simplificada de la ecuación si se considera
el hecho de que R y F son constantes, T es prácticamente constante en
condiciones fisiológicas, y el logaritmo neperiano (ln) de un número
es 2,3 veces el logaritmo decimal (log10):
E x = −60mV/z log([X interior ]/[X exterior ])
Dado que la situación de balance entre la fuerza conductora eléctrica y la de la concentración es el equilibrio, el valor del potencial
eléctrico se denomina potencial de equilibrio de un ion. Si se aplican
las concentraciones de K+ dentro (150 mmol) y fuera (5 mmol) de la
célula, el potencial de equilibrio para este ion es
E K+ = −60mV/ +1 × log150 / 5
= −60mV log30
= −60mV ×1,47
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= −88,2mV
En realidad, la medida del potencial de reposo a ambos lados de la
membrana muscular es de –90 mV.
Existen numerosos aspectos de esta ecuación que se deben analizar. Si el potencial de equilibrio para un determinado ion es igual que
el potencial de membrana, la fuerza conductora neta para dicho ion
es cero. En este caso no hay movimiento neto, incluso en presencia de
canales abiertos del todo que crean una vía a través de la membrana.
Sin embargo, en el caso de cualquier gradiente para un ion específico,
si el valor del potencial de membrana no es el potencial de equilibrio
para dicho ion, aparece una fuerza conductora para transportarlo.
En otras palabras, cuando el potencial de membrana es distinto al
potencial de equilibrio, el ion fluye a través de la membrana si está
abierto el canal adecuado. Por tanto, el potencial de equilibrio para
un ion aporta una «base» para comparar con el potencial de membrana real que determina la tendencia de un ion a moverse a través
de la misma. Si el valor de dicho potencial tiene el mismo signo que
el de equilibrio pero es de menor magnitud, la fuerza conductora de
concentración determina la dirección del flujo del ion. Si dicho valor
es de signo opuesto al del potencial de equilibrio, las fuerzas eléctrica
y de concentración actúan sobre el ion en la misma dirección. Los
flujos de iones a través de la membrana plasmática (corrientes eléctricas), como respuesta al equilibrio de fuerzas entre concentración y
voltaje, ocasionan cambios eléctricos en las neuronas que son la base
del sistema nervioso, como se discute en el cap. 4.
Sería razonable, pero incorrecto, asumir que el transporte de
iones necesario para crear un potencial eléctrico altera de forma
considerable el gradiente de concentración. Sin embargo, esto no es
cierto debido a la gran cantidad de energía requerida para separar
cargas eléctricas. La separación de cargas surgidas del transporte
de unos cuantos iones equilibra un gradiente bastante importante.
De hecho, se mueven tan pocos iones que no pueden detectarse por
medios químicos. Por tanto, de forma rutinaria se utilizan métodos
de medida eléctricos, y no químicos, para determinar el transporte
de iones en la célula. Los grandes cambios de voltaje causados por
pequeñas variaciones de la concentración de iones también significan
la persistencia del fenómeno eléctrico en la membrana durante muchas horas, incluso si la ATPasa Na+,K+ se inactiva por la acción de
una toxina. En otras palabras, a la cantidad en la que el K+ se pierde
a través de la membrana plasmática, serían necesarias horas para
que se disipase un gradiente de concentración del ion. Utilizando
la analogía de la pila, la ATPasa Na+,K+ es como un recargador. Una
13
radio portátil no necesita una recarga constante, ya que se almacena
energía suficiente en la pila para que pueda funcionar durante un período de tiempo considerable, aunque en último término se necesita
el recargador de pilas. De forma similar, el gradiente de concentración
de K+ almacena la suficiente energía como para mantener el potencial
de membrana durante un período de tiempo. La ATPasa Na+,K+ no es
necesaria a cada minuto, aunque al final se necesita para mantener el
gradiente de concentración del cual depende el potencial de reposo
de la membrana.
La organización espacial de las proteínas de transporte
activo y pasivo permite al material atravesar la célula
por completo
Aunque las macromoléculas y las biomembranas claramente son la
base de la función fisiológica, muchos de los fenómenos que ocurren
en el animal sano no son inicialmente aparentes como una simple
suma de las partes. Un ejemplo interesante es la organización espacial
de las proteínas transportadoras de la membrana plasmática; así los
iones pueden moverse a través de la célula, de un compartimento
extracelular a otro. Esto se llama transporte transcelular o, puesto
que es típico que suceda en una capa de células epiteliales, transporte
epitelial. Este transporte epitelial es importante en el riñón (v. cap. 42).
La membrana plasmática de las células epiteliales de los túbulos
proximales del riñón tiene dos regiones diferentes. Las regiones
de la membrana apical miran hacia el lumen del túbulo y hacia el
líquido que será la orina, y las regiones basolaterales están cerca de
los capilares y de la sangre. La superficie apical contiene canales de
escape sin puerta, mientras que la basolateral contiene moléculas de
ATPasa Na+, K+. (Las proteínas de membrana de una región tienen
limitada su capacidad para difundir hacia las otras por unas «verjas»
de proteínas de membrana denominadas uniones estrechas.) En la
superficie apical, el Na+ difunde al interior de la célula desde el líquido
que constituirá la orina, conducido tanto por el gradiente de concentración de membrana como por el potencial de reposo de la misma.
Cuando está dentro de la célula, el Na+ es bombeado a través de la
superficie basolateral a la sangre, esencialmente por la ATPasa Na+,
K+, lo que permite la reabsorción renal y, por tanto, su conservación.
Mientras que la ATPasa Na+, K+ permanezca restringida a la superficie basolateral y el canal pasivo a la membrana apical, el Na+ puede
atravesar la célula desde el flujo urinario del túbulo a la sangre en los
capilares. Si cualquiera de las dos proteínas perdiera su restricción
espacial, el Na+ se transportaría hacia dentro y fuera de la célula en la
misma superficie, consumiendo ATP sin la existencia de transporte
neto de Na+ del lumen al capilar.
La fusión de membranas permite una combinación
de compartimentalización y transporte de material
Las moléculas impermeables pueden transportarse a través de la
membrana celular por medio de otros mecanismos distintos a las
proteínas de membrana. Este método supone el uso de las membranas como compartimentos transportadores. La bicapa lipídica
de las membranas biológicas comparte una estructura similar a la
de las burbujas de jabón. Al igual que estas, las pequeñas vesículas
de biomembranas (esencialmente «burbujas membranosas») pueden
fundirse para formar superficies mayores. Una de estas superficies
puede pellizcarse (lo que requiere la fusión de dos superficies de
membrana), dando lugar a vesículas más pequeñas. Cuando estos
procesos ocurren en la membrana plasmática se denominan exocitosis
y endocitosis, respectivamente (fig. 1-11). De manera más general, el
pellizco de la membrana o la fusión de dos vesículas de membrana
(como en el caso de las membranas internas) se denomina fusión de
membrana, con independencia de la dirección. La fusión de membrana aporta una buena explicación para el tráfico de vesículas de
membranas en la célula. Este tráfico crea vesículas intracelulares,
14
SECCIÓN I La célula
FIGURA 1-11 Dos procesos de fusión de membranas: exocitosis y endocito-
sis. Arriba, en la exocitosis, una vesícula del citoplasma unida a la membrana
(1) hace contacto y se funde con la membrana plasmática (2). Mientras la
membrana de la vesícula forma un continuo con la membrana plasmática,
el contenido de la vesícula se libera al espacio extracelular (3). Debajo, en
la endocitosis, parte del material del espacio extracelular está rodeado por
la membrana plasmática (1), que sigue invaginándose hasta que sus bordes
pueden fundirse (2), pellizcando una vesícula a partir de la membrana plasmática (3). La fusión de la membrana puede suceder entre dos compartimentos
cualesquiera dentro de células separadas por membrana bicapa lipídica, no
solo entre el citoplasma y el espacio extracelular, como se ve aquí.
renueva la membrana plasmática añadiendo membrana sintetizada
de novo y transporta material dentro de la célula y a través de la
membrana plasmática. Ya que el transporte se compartimentaliza
dentro de una burbuja membranosa, las sustancias pueden transportarse específicamente hacia una zona de la célula u otra. También,
se pueden producir cambios en el «cargamento» de un determinado
FIGURA 1-12 Procesos de fusión de la membrana que participan en
la absorción de colesterol por las células. Comenzando a la izquierda,
una lipoproteína de baja densidad (LDL) que contiene colesterol se une
a una proteína receptora de LDL de la membrana plasmática y sufre
endocitosis, formando un endosoma. El receptor se desprende de su
ligando LDL en el endosoma. La parte LDL del endosoma se funde con
un lisosoma para digerir la LDL y produce colesterol libre, mientras
la parte del endosoma que contiene el receptor arranca una vesícula
para regresar a la membrana plasmática, reciclando así el receptor.
(Basado en Alberts B, Bray D, Lewis J, et al: Molecular biology of the
cell, Nueva York, 1983, Garland.)
compartimento de membrana particular, como ocurre en el transporte del colesterol.
La exocitosis y la endocitosis son procesos fundamentales en el
transporte del colesterol (fig. 1-12). El colesterol es un lípido esencial
en muchas biomembranas animales, constituyendo cerca de un 15%
de la porción lipídica de la membrana plasmática de los animales que
también presenta un 60% de fosfolípidos. Asimismo, es la base para la
síntesis de un grupo completo de hormonas denominadas esteroides
(v. caps. 33 y 34). El colesterol puede ser sintetizado por los animales
y también es incorporado por los carnívoros en su dieta. Dado que
es una sustancia liposoluble, atraviesa la membrana plasmática de
las células que revisten el intestino sin la mediación de proteínas.
Sin embargo, el trasporte del colesterol exógeno por la sangre requiere la formación de un complejo con una molécula proteica para
formar lipoproteínas de baja densidad (LDL). Para captar el colesterol de la circulación, las células se unen a estas lipoproteínas a través
de proteínas de membrana intrínsecas que actúan como receptores de
LDL, según se muestra en la figura 1-12. El complejo receptor/LDL
difunde en el plano de la membrana hacia regiones específicas para
formar depresiones recubiertas que se introducen en el citoplasma
por endocitosis. Además del transporte, otra función de la endocitosis
mediada por receptor es concentrar el material extracelular antes de
su internalización. Las depresiones recubiertas no entran en la célula
hasta que no se hayan capturado las LDL de un volumen de líquido
extracelular mucho mayor que el que la célula podría «beber». Las
vesículas de membrana formadas durante esta endocitosis se fusionan
posteriormente para formar un endosoma. Este se acidifica, lo que
causa la disociación del complejo LDL-receptor. A continuación, por
mecanismos desconocidos, el endosoma se separa y forma vesículas
membranosas que contienen los receptores de LDL libres. Dichas
vesículas vuelven a la membrana plasmática con la que se fusionan por
exocitosis. Este proceso de reciclaje se produce para capturar más LDL.
Los datos experimentales sugieren que una sola molécula receptora
de LDL puede circular entre la membrana plasmática y la vesícula
endosomal más de 100 veces antes de perder su actividad. Mientras
tanto, la lipoproteína se vierte a otra vesícula endosomal, que se fusiona
con el lisosoma. Este contiene enzimas hidrolíticas, que digieren la
lipoproteína LDL. El colesterol queda ahora a disposición de la célula
para la síntesis de esteroides o para su incorporación a la membrana.
Otras moléculas también se reciclan vía endocitosis. Por ejemplo,
como ocurre con el receptor de LDL, muchos receptores de señal
(que se discuten en la siguiente sección) se reciclan vía endocitosis
dentro de la célula que los ha liberado, ahorrando a esta el esfuerzo
de tener que producir nuevos receptores. No todas las moléculas que
sufren endocitosis se reciclan. Muchas se degradan tras la fusión de
CAPÍTULO 1 Bases moleculares y celulares de la regulación fisiológica
los endosomas con un lisosoma. De hecho, como se describe más
adelante, este es un método para regular el número de receptores de
la membrana plasmática.
TRANSMISIÓN Y TRANSDUCCIÓN DE LA INFORMACIÓN
La señalización celular suele producirse mediante una larga
secuencia de interacciones moleculares
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Una de las áreas de la fisiología celular que ha progresado con mayor
rapidez ha sido el entendimiento del mecanismo por el cual señales
extracelulares como hormonas, factores de crecimiento y neurotransmisores, alteran la función celular, lo que en definitiva afecta
a la función tisular, del órgano y del animal. A nivel molecular, casi
todas las señalizaciones químicas comparten un mecanismo con una
«estrategia» común: las señales se envían como una larga cadena de
interacciones químicas causa-efecto transmitidas entre muchos pasos
químicos secuenciales. De hecho, las rutas de señalización química
se estructuran como las caprichosas «máquinas» de los dibujos de
Rube Goldberg (1883-1970), famoso dibujante estadounidense. La
figura 1-13 muestra un dibujo que realizó en 1928 de un extravagante
artilugio (un «chisme de Rube Goldberg» que serviría para abrir
de forma automática la puerta del garaje, cuya versión real aún no
se había inventado. El coche (A) llega, empuja el martillo (B), el
cual enciende el petardo (C) que asusta al conejo (D) que tiene una
cuerda atada (F) a la pata y que provoca el disparo de la pistola (G),
y así sucesivamente, hasta llegar a una conexión con un aspersor
giratorio que hace que se abra la puerta corredera del garaje (tampoco
se habían inventado aún las puertas de apertura vertical). Aunque
nosotros nos perdemos gran parte del humor de esta parodia (nuestra
actitud frente a las máquinas ha cambiado mucho desde los tiempos
de Goldberg), sus artilugios constituyen una analogía sorprendentemente útil con el mecanismo global de señalización química celular.
De la misma manera que el mecanismo de apertura de la puerta
del garaje de la figura 1-13 depende de una serie de interacciones
secuenciales causa-efecto, la señalización química se produce a través
de una serie de cambios causa-efecto en la forma y unión de las
proteínas. Al igual que los complejos sucesos del aparato de Goldberg
están ligados para activar la apertura de la puerta del garaje, también
lo está la cascada de cambios en la función y forma proteicas para
señalizar y accionar fenómenos fisiológicos. El anterior ejemplo de
la contracción muscular ilustra muy bien la ruta de causas y efectos y
la analogía con el mecanismo de Rube Goldberg. La excitación eléctrica (A) de una célula muscular incrementa la concentración de Ca2+
intracelular (B), lo que origina la unión del Ca2+ con la troponina (C).
Esto, a su vez, altera la fijación de la tropomiosina (D) a la actina (E),
permitiendo su enlace con las cabezas de miosina (F), lo que conduce
a la formación de puentes (G) e hidrólisis del ATP y a la contracción.
15
Como indica este ejemplo, la secuencia causa-efecto, tanto para
la señalización química como para el mecanismo de Rube Goldberg, es compleja. Ambos implican muchos elementos diferentes,
ninguno de los cuales puede identificarse como el controlador, pues
todos participan en el control. Esto es importante puesto que se
crean diversos sitios para la regulación y la acción terapéutica de
fármacos. Así como al incrementar el calibre de la pistola en el sistema de apertura de la puerta del garaje se podría cambiar el tiempo
de respuesta para que esta se abra, de la misma forma la unión de un
fármaco a un elemento en la mitad de la ruta de señalización celular
podría incrementar o disminuir la respuesta fisiológica final a, por
ejemplo, una hormona determinada. También se relaciona con la
complejidad la poca obviedad de la cadena de causas y efectos;
se debe memorizar la secuencia concreta que conecta una señal
determinada (la unión de la adrenalina a un receptor en el músculo cardíaco) con un resultado específico (incremento del gasto
cardíaco). Sin embargo, cuando se ha entendido la secuencia, lo
que debería ocurrir a continuación puede predecirse a partir del
estado de un elemento de la cadena. Por último, los aparatos de
Rube Goldberg se construyeron con objetos caseros razonablemente
normales, como el cubo, la pecera, el aspersor e incluso pistolas. De
forma similar, los elementos de las rutas de señalización química
están a menudo muy conservados y las mismas moléculas, o el
mismo tipo, se utilizan en una amplia variedad de rutas diferentes
de estímulo-respuesta.
Las rutas de señalización comienzan con la unión
de una molécula extracelular a un receptor
Además de la secuencia de tipo Rube Goldberg de las rutas de señalización, otro aspecto de la «estrategia» global de la transmisión
de información celular es que las rutas de señalización casi siempre
comienzan cuando una molécula de señalización del entorno se
une a una molécula de proteína especializada en la transferencia de
información, denominada receptor. El receptor de LDL ya comentado
(fig. 1-12) participa en el transporte de material al interior de las
células, pero la mayoría de los otros receptores restantes son proteínas
cuya función es transmitir y transducir la información a la célula
desde el medio extracelular. Los receptores distinguen entre el gran
número de moléculas de señalización externa (varias hormonas,
neurotransmisores, factores de crecimiento, etc.) a través del habitual
mecanismo proteico de uniones muy específicas.
Existen tres amplias clases de receptores, denominadas familias
de receptores, que son especialmente importantes para las funciones
fisiológicas, y que se analizan en este capítulo y en el capítulo 2.
Dos de estas familias, la de los receptores acoplados a proteínas
G (GPCR) y la del receptor tirosina cinasas (TKR), son proteínas
intrínsecas de la membrana plasmática. Estos receptores de la
FIGURA 1-13 El aparato de Rube Goldberg (abridor de puerta de
garaje, aprox. 1928) como analogía de la característica secuencial
del complejo causa-efecto de la señalización química celular. El
automóvil (A) entra en el acceso y hace que el martillo (B) encienda
la parte superior del juguete (C), asustando al conejo (D) que se
mete en su madriguera (E) y hace que la pistola (G) se dispare,
y así sucesivamente, hasta que por último se abre la puerta del
garaje (R). Como se explica en el texto, esta «fantasiosa máquina»
es una analogía de la señalización química en el interior de las
células debido a los muchos elementos de control, su conexión
con la secuencia de causa-efecto y el empleo de elementos de
la vida diaria, similar al uso de las proteínas que la evolución ha
conservado en las células como señalizadoras.
16
SECCIÓN I La célula
membrana se unen a la molécula de señalización en el medio extracelular y después se comunica la señal al interior de la célula a
través de una secuencia de Rube Goldberg del tipo «las diferencias
que marcan la diferencia». La tercera clase de receptores son los
receptores nucleares. Estas no son proteínas de membrana sino más
bien proteínas intracelulares que transducen las señales a partir de
moléculas lipídicas que pueden penetrar fácilmente en la célula. La
moléculas de señalización que se fijan a los receptores nucleares y
los activan son, entre otras, las hormonas esteroideas y tiroideas,
las moléculas de grasa de la dieta y los derivados de las vitaminas
A y D. La ruta de transducción de la información de los receptores
nucleares es más simple que la de los receptores de membrana,
puesto que los receptores nucleares son reguladores directos de la
transcripción genética, es decir, son factores de transcripción. La
unión de la molécula de señalización activa el receptor nuclear,
que entonces puede unirse directamente a regiones específicas del
ADN y estimular la unión de la ARN polimerasa al, y por lo tanto la
producción del, ARN mensajero a partir del gen o genes particulares
en esa región del ADN. Más adelante en este mismo capítulo se
muestra el ejemplo de la producción de la proteína específica del
huevo en las gallinas.
La información fisiológica específica es inherente
al complejo receptor/ligando, no a la hormona/
neurotransmisor
Antes de tratar con mayor detalle los receptores específicos, resulta
útil profundizar en algunos puntos importantes sobre la naturaleza y
regulación de la transferencia de información entre la señal molecular
externa y el receptor. En este libro se proporcionan datos de que la
misma hormona, y en particular la misma molécula neurotransmisora, puede unirse a diferentes receptores que envían a la célula
diferente información a partir de la misma señal externa. Por ejemplo, la acetilcolina se une a dos receptores distintos: el canal iónico
nicotínico (ya descrito) y el receptor muscarínico, que es un GPCR
y no un canal iónico y transmite una información completamente
diferente. La propia hormona/neurotransmisor por sí sola no contiene ninguna información específica; más bien es una simple señal,
como el timbre del teléfono. Uno debe contestar al teléfono para
obtener la información, que en el caso de la hormona/neurotransmisor está contenida en la forma tridimensional del receptor, cuyo
cambio conformacional al unirse a la hormona/neurotransmisor es
el mensaje específico para la célula.
Las propias células pueden hacerse más o menos sensibles a dicha
señal. Por ejemplo, la mayoría responden a un período prolongado
de exposición a la hormona/neurotransmisor reduciendo su sensibilidad a esa molécula. Una forma es internalizar los receptores
mediante endocitosis, fusionar el endosoma con un lisosoma y
digerir el receptor. Típicamente, este proceso disminuye el número
de receptores como respuesta a una concentración elevada de ligando constante. Esto se denomina regulación negativa del receptor y
permite a la célula adaptarse a altas concentraciones de ligando; la
interacción receptor-ligando es un verdadero equilibrio químico.
La proporción de complejos receptor-ligando, que determina la
respuesta fisiológica, depende de la concentración de ambos. En
presencia de una alta concentración de ligando, una disminución
en el número de receptores normaliza la proporción normal de
receptores unidos/no unidos, lo que posibilita una respuesta celular
a incrementos y disminuciones del ligando, incluso a altas concentraciones de este. Otra forma de regular la respuesta a una hormona/
neurotransmisor es alterar la unión al receptor (p. ej., a través de
fosforilaciones), para que su afinidad por el ligando se reduzca
(desensibilización) o aumente (hipersensibilización). Al parecer, los
receptores nucleares dependen menos de la regulación a corto plazo
de la sensibilidad, pero para poder seguir actuando algunos de ellos
requieren renovarse constantemente mediante descomposición
proteolítica y nueva síntesis.
Los receptores acoplados a la proteína G constituyen
la familia más grande (una «superfamilia») de receptores
e intervienen en la regulación de casi todos los procesos
fisiológicos
Sería difícil exagerar la importancia y la versatilidad del procesamiento de información que comienza cuando una molécula de señalización se une a los receptores acoplados a la proteína G (GPCR). Los
seres humanos tienen aproximadamente 900 GPCR (tabla 1-2), y
los animales que dependen más del olfato tienen un número incluso
mayor (los roedores tienen aproximadamente 1.300), ya que el olfato
está mediado por diferentes sustancias aromáticas que se unen a
diferentes GPCR. Se estima que entre el 40% y el 50% de todos los
fármacos que se comercializan actúan en una ruta de los GPCR, lo
que ilustra la importancia de los GPCR para la medicina. Todos los
GPCR comparten una forma molecular similar; son una proteína de
membrana integral formada por una única cadena polipeptídica que
atraviesa la membrana plasmática siete veces, lo que recuerda una
serpiente (fig. 1-14), por lo que también se conocen como receptores
siete-transmembrana, heptahelicales y receptores serpentina, aunque
el nombre GPCR desvela mejor su mecanismo, ya que todos ellos
comparten el mismo «paso siguiente» en la secuencia de señalización
de Rube Goldberg: activan un «interruptor» molecular que se conoce
como proteína G porque es una guanosín trifosfatasa (GTPasa).
Los GPCR se unen a un tipo particular de proteína G (otra de las
muchas «familias» de proteínas informativas), que es una proteína trimérica asociada a la membrana y formada por subunidades a, b y g,
por lo que se denomina proteína G heterotrimérica («tres subunidades
diferentes»). Las proteínas G heterotriméricas se unen directamente
al dominio citoplasmático de un GPCR. Aunque no son proteínas de
membrana intrínsecas, las proteínas G heterotriméricas se asocian estrechamente a la membrana plasmática a través de moléculas lipídicas
que se añaden tras la traslación a las subunidades y que se insertan
dentro de la bicapa lipídica (fig. 1-14).
Como se ha indicado, las proteínas G son «interruptores» moleculares y también GTPasas que se activan cuando una molécula de
señalización se une a su GPCR análogo. Es decir, además de unirse
a los GPCR, las proteínas G también se unen al guanosín trifosfato
(GTP) y lo hidrolizan para formar guanosín difosfato (GDP). La unión
y la hidrólisis de GTP a GDP es la base del mecanismo bioquímico del
interruptor. En la figura 1-15, A, el GPCR no estimulado no se une
a la proteína G heterotrimérica, que está en estado «desconectado»
porque la subunidad a tiene GDP y las subunidades b y g están
unidas a él. En la figura 1-15, B, un ligando de señalización se une a
su GPCR, activando el receptor y la proteína G. La activación de la
proteína G hace que se disocie el complejo b/g de la subunidad a,
lo que permite que esta subunidad intercambie el GDP por GTP. La
función «activada» principal de la proteína G está representada por
la subunidad G〈 con el GTP unido a ella. La subunidad Ga unida al
GTP estimula diversas enzimas y canales iónicos que envían la señal
al interior del citoplasma (fig. 1-15, C), como se analiza en la siguiente
sección. Sin embargo, aunque antes se pensaba que el complejo Gbg
era solo un factor de inhibición de la subunidad Ga, se ha descubierto que activa determinados canales del K+ e inhibe determinados
canales del Ca2+ dependientes del voltaje. Después de estimular el
siguiente elemento de la ruta de señalización, la subunidad Ga unida
al GTP activada se desactiva debido a su actividad GTPasa intrínseca
(fig. 1-15, D), es decir, el GTP unido se hidroliza a GDP y el complejo
Gbg vuelve a unirse a la subunidad Ga, que retorna a su estado inactivo
(así como el complejo Gbg ), hasta que otro ligando se una al receptor.
Como se ha mencionado antes, uno de los aspectos de la analogía de Rube Goldberg es que los mismos tipos conservados de
CAPÍTULO 1 Bases moleculares y celulares de la regulación fisiológica
17
TABLA 1-2 Lista parcial de los receptores acoplados a la proteína G (GPCR)
Receptor/Familia
de receptores*
a-Adrenérgico
b-Adrenérgico
Angiotensina
Calcitonina
Cannabinoides
Dopamina
Frizzled
Gastrina
Glucagón
Histamina
Muscarínicos
Olfativos
Opioides
Opsinas
Prostaglandinas
Serotonina‡
Vasopresina
Ejemplo de función
Ligandos farmacológicos
Regula la vasculatura
Regula el corazón y la vasculatura
Principal regulador de la tensión arterial
Regula la resorción ósea
Desconocidos pero abundantes en el cerebro
Movimiento, cognición y emociones
Regula la proliferación y la diferenciación, en especial
de las células troncales
Regula la secreción de ácido por el estómago
Regula la respuesta a la «inanición»
Participa en la inflamación y la alergia
Secreción de hormonas y neurotransmisores
Participan en el olfato
Participan en la analgesia
Intervienen en la transducción de la luz en la retina
Vasodilatación
Regula la motilidad del intestino, el estado de ánimo,
la alimentación, los ritmos circadianos
Regula el balance hídrico del organismo
Fenilefrina, oximetazolina
Atenolol, propranolol
Losartán
†
Marihuana y derivados
Clorpromazina, bromocriptina
†
Pentagastrina
Exendin-4
Difenhidramina, clorfeniramina
Atropina, carbacol
†
Morfina, codeína, heroína
†
Sulprostona
Sumatriptán, ketanserina
Terlipresina, desmopresina
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*En la mayoria de los casos el receptor recibe el nombre de su ligando.
†
Ninguno que se conozca comúnmente.
‡
Un miembro de la familia de receptores de la serotonina no está acoplado a la proteína G.
moléculas suelen utilizarse en muchas rutas diferentes. Entre las
muchas «diferencias que marcan la diferencia» de la proteína para transmitir la información, una de las que más se utilizan es la
GTPasa, que puede estar activada o desactivada dependiendo de si
está unida al GTP o al GDP. Así, las proteínas G heterotriméricas
que se acoplan a los GPCR son solo un tipo de proteína GTPasa que
actúa como interruptor en las rutas de señalización. La mayoría de
los demás miembros de la superfamilia de la proteína G (GTPasa)
son más simples y se asemejan a una subunidad Ga sola. Por ejemplo, una clase de estas «proteínas G pequeñas», denominada Rab,
interviene en los procesos de fusión de la membrana que son la base
de la exocitosis y la endocitosis, que se han discutido antes. Todas
las proteínas G comparten sitios de unión al GTP y de hidrólisis
enzimática que se han conservado a través de la evolución, y un
mecanismo de activación y desactivación similar: cuando el GTP está unido, la proteína está «activada», y cuando el GDP está unido, la
proteína está «desactivada». En el capítulo 2 se analiza una proteína
G pequeña especial, Ras, que desempeña una función fundamental
en la regulación de la división celular y cuya disfunción desempeña
un papel principal en el cáncer. Por lo tanto, las proteínas G en
general se analizan en el capítulo 2, y esta discusión se centra en
los mecanismos de señalización relacionados específicamente con
la proteína G heterotrimérica.
FIGURA 1-14 El receptor acoplado a la proteína G (GPCR) y la proteína G
heterotrimérica. Los cientos de GPCR comparten una forma proteínica similar,
que repta siete veces dentro y fuera de la membrana. Es por eso que los GPCR
se denominan también receptores de serpentina y receptores heptahelicales.
Estos receptores interactúan con una molécula guanosintrifosfatasa (GTPasa)
asociada a la membrana compuesta de tres unidades polipeptídicas (heterotriméricas). La proteína G heterotrimérica no es una proteína membranosa intrínseca, pero se asocia a la membrana por medio de colas lipídicas insertadas
en la membrana.
La mayoría de la información ligada a la proteína G se envía
al citoplasma mediante «segundos mensajeros»
Como se ha mencionado antes, la proteína G (heterotrimérica) activa
estimula una enzima o un canal iónico asociado a la membrana plasmática. El cambio resultante de la función del canal iónico o de la
enzima puede alterar el potencial de membrana o hacer que cambie
la concentración citoplasmática de determinados moléculas/iones.
Los iones y moléculas del citoplasma que están ligados a las uniones
receptor-ligando se denominan segundos mensajeros. Un segundo
18
SECCIÓN I La célula
FIGURA 1-15 Ciclo obligado de la proteína G heterotrimérica, una GTPasa que actúa como «interruptor» molecular.
Para más detalles véase el texto. A, el GPCR no estimulado no se une a la proteína G heterotrimérica. B, el ligando
de señalización se une a su GPCR, activando el receptor y la proteína G. C, la subunidad Ga unida a la GTP estimula
una cantidad de enzimas y canales iónicos diferentes que envían la señal al interior del citoplasma. D, después
de estimular el elemento que sigue en la ruta señalizadora, la subunidad Ga activada unida al GTP vuelve a la
inactividad, o sea se «apaga» debido a su actividad intrínseca de GTPasa.
mensajero es un ion o una molécula que transporta la información
al interior del citoplasma de una célula en respuesta a una señal que
se produce en la superficie externa de la célula (el primer mensaje),
como la unión de una hormona o un neurotransmisor, o un suceso
eléctrico. La mayoría de la información ligada a la proteína G se
transduce dentro del citoplasma de esta forma. Uno de los mayores
avances en cuanto a la comprensión de las bases moleculares de la
señalización fisiológica es el conocimiento de que solo existen unos
pocos sistemas de segundos mensajeros en las células animales, el más
importante de los cuales incluye lo siguiente (fig. 1-16):
1. La proteína G activa una enzima fosfolipasa C (PLC) que produce
dos segundos mensajeros: inositol 1,4,5-trifosfato (IP3) y diacilglicerol (DAG) (fig. 1-19 y la discusión posterior).
2. Cambios de la concentración de adenosín monofosfato cíclico
(AMPc).
3. Cambios de la concentración de Ca2+ dentro del citoplasma.
Evidentemente, existen muchos más GPCR que segundos mensajeros, lo que significa que varios sucesos mediados por receptores
se han convertido dentro de la misma señal intracelular. ¿Cómo
clasifica la célula esta información? Las distintas células responden
de forma diferente al mismo ion/molécula segundo mensajero
debido a la especialización de la función y a la constitución de
la célula (es decir, el estado diferenciado se consigue durante el
desarrollo del animal). Por ejemplo, las células musculares lisas
responden de forma diferente a la activación de los receptores
muscarínicos de acetilcolina (tabla 1-2) que las células nerviosas
porque estas dos células tienen proteínas diferentes que son responsables de la especialización de sus funciones. Sin embargo,
esto es solo una parte de la solución, y la especificidad de la respuesta al mismo segundo mensajero y a la activación de receptores
parecidos o idénticos sigue siendo un importante interrogante
dentro de la fisiología.
CAPÍTULO 1 Bases moleculares y celulares de la regulación fisiológica
19
FIGURA 1-16 La subunidad a activada de
la proteína G (Ga) puede activar las enzimas y
los canales iónicos, causando una señalización
por segundo mensajero dentro del citoplasma.
Tres segundos mensajeros principales envían
la información del GPCR al citoplasma. Estos
mensajeros surgen de la activación de los
canales iónicos y enzimas estimulados por la
Ga. Los segundos mensajeros son (1) aumentos
en la concentración de inositol 1,4,5-trisfosfato
(IP3) en el citoplasma y aumentos en la concentración de diacilglicerol (DAG) en la membrana
plasmática, ambos resultados de la descomposición de un raro fosfolípido de la membrana,
el fosfatidilinositol 4,5-bisfosfato (PIP2) por la
fosfolipasa C, otra enzima estimulada por la
Ga; (2) cambios en la concentración del AMP
cíclico (AMPc), un producto especial de la descomposición hidrolítica de ATP creada por la
enzima adenilil ciclasa, capaz de ser activada
o inhibida por las subunidades a; y (3) cambios
en la concentración de Ca2+ dentro del citoplasma, que resultan del transporte de Ca2+ a
través de los canales con puertas, estimulado
por Ga.
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El transporte de Ca2+ a través de las membranas plasmática
e intracelular es un importante segundo mensajero
El transporte de iones de Ca2+ a través de las membranas plasmática
e intracelulares (p. ej., retículo endoplásmico) por canales regulados
es un importante sistema de segundo mensajero para la transferencia
de información fisiológica. Los datos existentes sugieren que el principal papel del Ca2+ dentro de las células es como señal fisiológica. En
el compartimento extracelular, la función fisiológica básica de este
ion es como principal mineral del hueso. El Ca2+ es un excelente ion
para actuar como segundo mensajero porque su concentración citoplásmica es muy baja, alrededor de 10–7 mol/l en una célula en reposo.
Un aumento de su concentración intracelular puede: 1) detectarse
con facilidad a causa de sus niveles basales tan bajos y 2) conseguirse fácilmente porque la concentración de Ca2+ [Ca2+] en el líquido
extracelular y en algunos compartimentos celulares, como el retículo endoplásmico y la mitocondria, es 104 veces superior a la del
citoplasma (tabla 1-1). Por tanto, existe una enorme fuerza con­
ductora para el Ca2+ hacia el citoplasma, en la mayoría de las circuns­
tancias.
Aunque muchos GPCR utilizan Ca2+ como parte de su ruta intracelular, la interacción es más compleja de lo habitual, como se ya se
ha comentado brevemente. Por lo tanto, en este texto se va a analizar
un ejemplo más simple y muy importante del Ca2+ como segundo
mensajero, y que ya se ha mencionado antes: la función del Ca2+ en
la regulación de la actomiosín ATPasa del músculo.
Elevadas concentraciones citoplasmáticas de Ca2+ alteran la función celular al unirse a cualquiera de las proteínas que fijan Ca2+
y que sirven como proteínas de control, entre las que se encuentra la troponina, ya mencionada. En una revisión del ejemplo de
contracción del músculo estriado desde el punto de vista del Ca2+,
este (segundo mensajero) difunde a través de canales regulados en
el retículo endoplásmico (retículo sarcoplásmico) del músculo en
respuesta a sucesos eléctricos (primer mensaje) en la membrana
plasmática de la célula muscular. Esta difusión desde los almacenes
del retículo sarcoplásmico incrementa la [Ca2+] en el citoplasma de
la célula muscular, donde se une a la troponina. Esta unión causa la
modificación de la interacción de la troponina con la tropomiosina,
que se desplaza para permitir el acceso de las cabezas de miosina a
la actina de los filamentos finos. La actomiosín ATPasa se activa y se
produce la contracción muscular.
La calmodulina es una proteína ligante de Ca2+ que desempeña una
importante función de control en casi todas las células animales. Al
igual que la troponina, la calmodulina une Ca2+ cuando su concentración citoplásmica aumenta. El complejo Ca2+/calmodulina activa
un gran número de procesos celulares diferentes. En la mayoría de los
casos, pero no en todos, dicho complejo se une y activa a una enzima,
una de las cuales, la proteín cinasa, participa en el acoplamiento
excitación-contracción en el músculo liso (fig. 1-17), que no se
ha comentado previamente con los tipos de músculo estriado. En
general, las proteín cinasas catalizan la hidrólisis de ATP y la acoplan
a la fosforilación simultánea de otras proteínas:
2+
/calmodulina activada
ATP + Proteína Ca
→ Proteína fosfato + ADP
Proteína cinasa
En el caso del músculo liso, la proteín cinasa concreta es la miosín
cinasa, la cual, como su nombre implica, fosforila específicamente
miosina. Esta fosforilación incrementa la afinidad de las cabezas de
miosina por los filamentos de actina, permitiendo de esta forma su
entrecruzamiento. En la formación de puentes, la miosina golpea
el filamento fino produciendo su deslizamiento, la contracción y la
producción de fuerza por el músculo liso. La contracción cesa por
la escisión del fosfato de la miosina por la acción de otra enzima:
miosín fosfatasa.
Por tanto, el inicio de la contracción del músculo liso implica una
secuencia de Rube Goldberg en la que la estimulación ambiental de
una célula de músculo liso causa un incremento en la [Ca2+] intracelular, el segundo mensajero, lo que a su vez conduce a una cascada
de causas y efectos. El aumento en la [Ca2+] intracelular provoca la
formación del complejo Ca2+/calmodulina que activa la miosín cinasa.
Esta enzima fosforila la cabeza de miosina, permitiendo su unión
con la actina, que a su vez conduce a la activación de actomiosina,
la cual provoca el deslizamiento de filamentos que se observa en la
contracción muscular a nivel tisular.
En el análisis del Ca2+ como segundo mensajero destaca una de
sus principales funciones fisiológicas: como segundo mensajero
20
SECCIÓN I La célula
FIGURA 1-17 El papel del Ca2+ y la calmodulina en la regulación
de la contracción del músculo liso. La regulación del músculo liso
es más compleja que la del estriado, y lo que se explica aquí es solo
una simplificación. Se puede estimular al músculo liso para que se
contraiga con una diversidad de estímulos, como señales nerviosas
y señales químicas solubles, como se muestra aquí. Todas estas
señales externas estimulan el aumento del [Ca2+] intracelular, que
hace que el músculo liso se contraiga. En presencia de un aumento
del [Ca2+] intracelular, los iones del Ca2+ se unen a calmodulina y la
activan por medio de un cambio de configuración. En el citoplasma
del músculo liso, el complejo Ca2+/ calmodulina activado activa la
miosín cinasa, que cataliza la fosforilación de miosina. La miosina fosforilada y activada a su vez cataliza la hidrólisis de ATP dependiente
de la actina (ciclo de puentes). Así, la contracción del músculo liso
queda regulada por los filamentos gruesos porque los cambios de
la miosina activan los puentes mientras que la contracción del músculo estriado está controlada por los filamentos finos porque los que
activan los puentes son los cambios en la troponina y la tropomiosina
de los filamentos finos.
que participa en la contracción de todos los tipos de músculos (liso,
cardíaco y estriado), aunque los detalles de cada ruta son diferentes.
El AMP cíclico se produce por la activación
de una enzima de membrana como respuesta a la unión
de hormonas/neurotransmisores a sus receptores
Los cambios en la actividad de enzimas de membrana constituyen
importantes mecanismos de transmisión de información a través de
la membrana celular, y la mayoría de los GPCR los utilizan. La unión
de una molécula señalizadora a receptores de la cara extracelular de la
membrana plasmática cambia la actividad de una enzima localizada
en la cara citoplásmica. La enzima cataliza una reacción catabólica
que produce una serie de productos, algunos de los cuales son segundos mensajeros. Un importante sistema de segundos mensajeros,
y el primero descubierto, es la hidrólisis del ATP a adenosín-3’,5’monofosfato cíclico (AMPc) por acción de la enzima adenilil ciclasa
CAPÍTULO 1 Bases moleculares y celulares de la regulación fisiológica
21
FIGURA 1-18 Actividad de adenosín monofosfato cíclico (AMPc) como segundo mensajero. El AMP cíclico se
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genera por la activación, enlazada al GPCR, de la adenilil ciclasa, haciendo que el ATP se hidrolice en AMPc. El
AMPc así generado se une a una proteína cinasa específica, la proteína cinasa A, y la activa; ésta a su vez puede
fosforilar y modificar la actividad de diversos sustratos celulares. Cuando se genera, el AMPc se descompone
por obra de la fosfodiesterasa (PDE), que hidroliza el AMPc y lo convierte en una adenosín monofosfato «normal»
(es decir, 59 AMP).
(antes denominada adenil ciclasa o adenilato ciclasa). El AMPc es
el segundo mensajero y la adenilil ciclasa se activa o inactiva por la
unión de varias hormonas y neurotransmisores a receptores de la su­
perficie celular.
Como se resume en la figura 1-18, tres proteínas de membrana distintas interactúan para producir AMPc: 1) cualquiera de los distintos
receptores, incluyendo los GPCR; 2) la proteína G heterotrimérica, y
3) la proteína catalítica que en realidad hidroliza el ATP a AMPc. Su
interacción proporciona un ejemplo de la capacidad de las biomembranas para organizar reacciones bioquímicas en el espacio. La probabilidad de que las tres proteínas choquen y, por tanto, interaccionen,
es mucho mayor en el «mar de fosfolípidos» bidimensional que en el
citoplasma tridimensional.
Un gran número de hormonas/neurotransmisores diferentes que
se unen a diferentes receptores de membrana utilizan AMPc para
transmitir la información a través de la membrana. Entre los GPCR
(tabla 1-2) y sus hormonas/neurotransmisores que utilizan AMPc
como segundo mensajero se encuentran los receptores b-adrenérgicos,
que unen adrenalina o noradrenalina incrementando la producción
de AMPc y proporcionando un importante sistema de regulación a
casi todos los tejidos. El mensaje de hambre que conlleva la unión del
glucagón a su receptor (v. cap. 34) se transmite al citoplasma por un
aumento de AMPc. La unión de vasopresina (hormona antidiurética,
ADH) a sus receptores en las células renales utiliza AMPc para regular
la producción de orina (v. cap. 33). Numerosos fármacos terapéuticos se unen a estos mismos receptores y actúan de forma similar o
impiden la acción fisiológica de la hormona/neurotransmisor que se
suele unir al receptor.
Tras la unión del ligando, el complejo receptor-ligando es capaz
de unir y activar la proteína G reguladora (fig. 1-15, B). Esta cambia de forma y se une a la subunidad catalizadora, alterando su forma
y regulando su capacidad de unión a ATP, e hidroliza dicha subunidad a AMPc (fig. 1-18). En el sistema adenilato ciclasa existen dos
tipos de proteínas G, que se diferencian por su subunidad a. La Gs
(más específicamente, Gas, s por stimulatory, estimuladora) activa
la subunidad catalítica; esta es la proteína G de la figura 1-18. Una
proteína G diferente, la subunidad a de Gi, inhibe la adenilil ciclasa
cuando se activa. Algunas enfermedades se deben a la unión de
toxinas bacterianas a las proteínas G. Los síntomas del cólera resultan,
en parte, de la unión de la toxina de la bacteria Vibrio cholerae a la Gs
y su activación irreversible, lo que a su vez activa irreversiblemente la
subunidad catalítica. La toxina pertussis (tos ferina) se une de forma
irreversible a la Gi y la activa, inhibiendo de este modo la función
enzimática.
Como sugiere la proteína G inhibidora (Gi), los descensos regulados de la concentración de AMPc son una parte importante
del sistema de segundo mensajero del mismo. Dos mecanismos
producen esos descensos: disminución en la tasa de producción del
AMPc o aumento de la eliminación del AMPc tras su formación. Lo
primero se consigue a través de la inhibición por Gi de la subunidad
catalítica. Ciertos receptores inhibidores interaccionan de forma específica con Gi. El opio y sus derivados, como la codeína y la morfina,
22
SECCIÓN I La célula
son ejemplos de moléculas señalizadoras que se unen a receptores
inhibidores, activan Gi e inhiben la producción de AMPc. Otros
ejemplos son la noradrenalina y adrenalina, que actúan a través
de receptores a2-adrenérgicos. Hay que recordar que estos mismos neurotransmisores activan la adenilil ciclasa cuando se unen a
receptores b-adrenérgicos. Esto es otro ejemplo del principio de que
el complejo receptor-ligando contiene la información, no la propia
hormona/neurotransmisor.
La eliminación del AMPc tras su formación está regulada por
la enzima fosfodiesterasa (PDE) de nucleótido cíclico. Esta enzima
hidroliza la unión 3’ éster del fosfato al azúcar para producir 5’AMP
«plano» (fig. 1-18). Al igual que la miosín cinasa (comentada con
anterioridad), la fosfodiesterasa es una enzima activada por Ca2+/
calmodulina, por lo que en muchas células las actividades de los
sistemas de segundo mensajero del Ca2+ y del AMPc antagonizan
entre sí.
El incremento o disminución de las concentraciones de AMPc
afecta a la función celular a través de su interacción con una proteín cinasa determinada, denominada proteín cinasa dependiente
de AMPc, o proteín cinasa A (PKA). Esta enzima es distinta de la
dependiente de Ca2+/calmodulina comentada previamente, pero su
forma de acción básica es similar. La unión de AMPc activa la proteín
cinasa A, por tanto cuanto mayor es la concentración de AMPc en la
célula, mayor es el número de moléculas de proteín cinasa A activadas. La cinasa activada se une a proteínas y ATP, hidrolizando el ATP
y fosforilando la proteína. Como se ha mostrado en varios ejemplos,
esta fosforilación altera la actividad de la proteína diana y su función
característica particular: catálisis, transporte, acoplamiento, etc.
Los mamíferos responden a estímulos de estrés incrementando
la fuerza y frecuencia de la contracción cardíaca, entre otros efectos
fisiológicos. Este aumento en la fuerza demuestra el papel del AMPc
como un segundo mensajero y el papel del Ca2+ en la señalización
GPCR, y es otro ejemplo más del mecanismo fisiológico de Rube
Goldberg basado en cambios alostéricos en las proteínas. El estímulo
de estrés induce a la médula suprarrenal a liberar adrenalina a la
sangre y los nervios simpáticos liberan noradrenalina al corazón.
Ambas catecolaminas se unen a receptores GPCR b-adrenérgicos en
las células del músculo cardíaco. Esta interacción receptor-ligando
estimula la adenilil ciclasa por medio de G s, aumenta la [AMPc]
intracelular, y por tanto también la actividad de la proteín cinasa
A. Esta fosforila numerosos sustratos en los cardiomiocitos, entre
los que se encuentran los canales de Ca2+ dependientes de voltaje
en la membrana plasmática. En estado fosforilado, estos canales de
alguna forma se mantienen abiertos más tiempo como respuesta a
potenciales de membrana por encima del umbral, lo que permite
la entrada de más Ca2+ a la célula para un determinado estímulo
eléctrico que a niveles más bajos de AMPc. Asimismo, el aumento
de Ca2+ permite que se una más troponina al Ca2+, desaparece más
tropomiosina del camino de las cabezas de miosina, se forman más
uniones y se produce más fuerza. (¡A Rube Goldberg le hubiera
encantado la fisiología moderna!)
Otro nucleótido cíclico, el guanosín monofosfato cíclico (GMPc)
también actúa como segundo mensajero, aunque no se utiliza tan
ampliamente como el AMP cíclico. El GMP cíclico es el segundo
mensajero estimulado por opsinas (tabla 1-2) en los bastones de la
retina, que son la base de la visión, y también causa la relajación de
algún músculo liso vascular, incluido el responsable de la erección
del pene y la congestión del clítoris (es decir, el flujo sanguíneo en
el cuerpo cavernoso de ambos tejidos). La función del GMPc en la
erección está regulada por su activación de las proteín cinasas del
GMPc, parecida a la acción del AMPc a través de la proteín cinasa A.
La activación de la proteín cinasa dependiente de GMPc produce la
relajación de ciertos músculos lisos, incluyendo los responsables del
flujo sanguíneo en el cuerpo cavernoso. Esto tiene una importante
relación clínica: el sildenafil (Viagra) inhibe el catabolismo del GMPc
por una fosfodiesterasa de nucleótido cíclico, por tanto aumenta el
flujo sanguíneo en el pene y facilita la erección; sin embargo, esto
solo ocurre si las señales neuronales (es decir, la estimulación sexual)
han estimulado la producción de GMPc en primer lugar. Esto es un
buen ejemplo de cómo las rutas de señalización celular con varios
pasos proporcionan diferentes posibles sitios para una adecuada
intervención terapéutica: un fármaco que simplemente estimule
la producción de GMPc podría provocar erecciones inadecuadas,
mientras que la inhibición de su degradación ayuda a una erección
oportuna. Aunque utilizado sobre todo por hombres, el sildenafil
en ocasiones se emplea para ayudar a los sementales a cubrir a las
yeguas.
Además de activar las proteín cinasas, el AMPc y el GMPc también se unen directamente a, y abren, una clase de canales iónicos
regulados por ligando, los canales iónicos regulados por nucleótidos
cíclicos. Estos canales son atípicos porque su estructura se parece a
la de los canales de K+ regulados por voltaje, pero se abren por la
unión directa con un nucleótido cíclico. Estos canales desempeñan
una función importante para el olfato, para el que el AMPc es el
segundo mensajero importante. En la visión, como se ha indicado
antes, el GMPc es el segundo mensajero, y las mutaciones de los
canales de iones regulados por nucleótidos cíclicos de los conos son
responsables de la mayoría de las formas de ceguera completa de los
colores (que es rara).
Los ejemplos de control fisiológico mediante segundo mensajero
que se han analizado hasta ahora son cambios cortos de la escala de
tiempo (segundos a horas), que históricamente han sido competencia de los «fisiólogos». Sin embargo, cada vez está más claro que la
mayoría, si no todas, las señales principales tienen efectos a largo
plazo (días o semanas) basados en los cambios de la transcripción
genética, que a su vez participa en los cambios del crecimiento, la
diferenciación y la conducta a largo plazo. Por ejemplo, ahora se sabe
que el AMP cíclico es un regulador importante de la transcripción
genética que controla el aprendizaje, la producción de gametos y la
división celular. El efecto del AMPc sobre la expresión genética es
el resultado de la fosforilación de la proteín cinasa A de un factor
de transcripción específico asociado a la señalización del AMPc
(la «proteína de unión al elemento de respuesta al AMP cíclico» o
CREB). Puesto que el análisis de las funciones de transcripción de las
rutas de señalización fisiológicas «clásicas» se sale del ámbito de este
texto, cuando se habla de las rutas de señalización es importante tener
en cuenta la advertencia del primer párrafo: ¡aquí solo se ofrece una
explicación muy simplificada de las funciones celulares!
La hidrólisis mediada por receptor de un fosfolípido
de la membrana plasmática poco habitual produce
dos segundos mensajeros diferentes con distintas acciones
Otro sistema de segundo mensajero se diferencia del de Ca2+ o AMPc
en que se producen dos segundos mensajeros distintos como resultado de la activación enzimática por un único complejo receptorligando. El fosfatidil inositol (PI) es un fosfolípido de membrana que
puede aceptar grupos de fosfato adicionales por reacciones con los
grupos –OH en el inositol (fig. 1-19). El fosfatidil inositol 4,5 bifostato
(PIP2) es el fosfolípido de membrana que se rompe para producir
dos importantes segundos mensajeros, el diacilglicerol (DAG) y el
inositol-1,4,5-trifosfato (IP3), por una enzima mediada por receptor
llamada fosfolipasa C (PLC), o fosfoinositidasa. Aunque esta ruta
controla muchos procesos distintos, desempeña un papel particularmente importante en el control del crecimiento y de la secreción
mediada por receptor. El efecto de la acción de acetilcolina a través
de receptores muscarínicos (no el receptor nicotínico/canal iónico
de la sinapsis músculo-nervio) a menudo se transmite y transduce a
través de la activación de la ruta PIP2.
CAPÍTULO 1 Bases moleculares y celulares de la regulación fisiológica
23
FIGURA 1-19 Hidrólisis de un lípido de membrana para producir dos segundos mensajeros. Después de la
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activación de un receptor adecuado y de la proteína G, el raro fosfolípido de membrana que se ve a la izquierda,
fosfatidilinositol 4, 5-bisfosfato (PIP2), se hidroliza en dos segundos mensajeros individuales por obra de la fosfolipasa C. La «cabeza» fosfato de la molécula de PIP2 se separa para producir el mensajero soluble inositol 1,
4, 5-trisfosfato (IP3), que moviliza el Ca2+ intracelular, y también el mensajero lipídico diacilglicerol (DAG), que
permanece en la membrana y activa la proteín cinasa C.
Los sucesos implicados en la producción mediada por receptor
de IP3 y DAG a partir de PIP2 son similares a los de la producción
de AMPc. El sistema de membrana parece estar compuesto por tres
proteínas de membrana intrínsecas diferentes: 1) cualquiera de los
diferentes GPCR, incluidos el receptor muscarínico de acetilcolina y
los receptores de algunos factores de crecimiento, 2) una proteína G
heterotrimérica, similar pero no idéntica a la Gs de la ruta del AMPc
y 3) la enzima hidrolítica fosfolipasa C. Una hormona/neurotransmisor o factor de crecimiento se une al receptor y forma un complejo receptor-ligando, que activa la proteína G, que a su vez activa
la enzima hidrolítica. Solo se conoce una actividad G estimuladora
para la fosfolipasa C; no existen datos que apoyen la existencia de
una actividad G inhibidora en este sistema.
La activación de la enzima hidrolítica aumenta la concentración
de IP3, que es hidrosoluble y por tanto difunde a través del citoplasma. El IP3 se une a los canales de Ca2+ dependientes de ligando en el
retículo endoplásmico y los abre. Esto produce la liberación de Ca2+
desde este compartimento con alta [Ca2+] al citoplasma, con lo que
este ion se convierte en el «tercer mensajero» en este sistema (aunque
este término no se utiliza) y es otro ejemplo de la función del Ca2+
en la señalización GPCR. El consecuente aumento en la [Ca2+] intracelular afecta a la función celular a través del mismo mecanismo
descrito anteriormente para el Ca2+, como un segundo mensajero
(p. ej., uniéndose a calmodulina; el complejo Ca2+/calmodulina a su
vez activa varias enzimas). Por ejemplo, en la secreción mediada por
receptor, la unión de acetilcolina a los receptores muscarínicos en el
páncreas (el órgano que secreta las enzimas digestivas) causa una
mayor degradación de PIP2 y un incremento del IP3 citoplásmico.
Este abre los canales de Ca2+ dependientes de ligando en el retículo
endoplásmico y se incrementa la [Ca2+] intracelular. A partir de aquí,
el proceso es de forma similar al de la contracción del músculo liso.
La calmodulina se une al Ca2+ y el complejo formado activa una
proteín cinasa. Sin embargo, en vez de activar miosina, como ocurre
en el músculo liso, la activación de esta enzima causa la exocitosis
de vesículas secretoras (burbujas de membrana llenas de producto
secretor) con la membrana plasmática, liberando las enzimas al espacio extracelular contiguo al intestino.
La activación de fosfolipasa C también produce DAG, sin embargo, al no ser hidrosoluble difunde en la membrana plasmática,
uniéndose y activando una proteín cinasa de membrana, la proteín
cinasa C (PKC). PKC no es una proteína intrínseca de membrana y
se puede unir de manera reversible a la cara citoplásmica de la membrana plasmática. Esta enzima fosforila otras proteínas y cambia su
actividad. Por su carácter de enzima unida a membrana, la mayoría
de los datos indican que fosforila proteínas de membrana, como
receptores y canales iónicos, regulando su función. En el caso de
la respuesta secretora a algunos estímulos de hormonas/neurotransmisores, por lo general la PKC actúa de forma independiente,
aunque su efecto se suma al de IP3 para producir la respuesta. Sin
embargo, como en el caso de AMPc y la proteín cinasa A, se ha
puesto mucho interés en los efectos a largo plazo de la activación
de PKC, en particular su papel en el control del crecimiento y en
el cáncer. Un tipo de agentes químicos que desde hace tiempo se
sabe que promueven el inicio del cáncer, los ésteres de forbol, son
24
SECCIÓN I La célula
unos poderosos sustitutos del DAG en la activación de PKC. Se ha
descubierto que PCK activa indirectamente un importante factor
de transcripción que participa en la proliferación celular, el factor
nuclear kappa B (NF-kB). Así, DAG, como segundo mensajero y
como el AMPc, tiene tanto efectos a corto plazo como efectos de
transcripción a largo plazo.
Las hormonas esteroideas y otras señales lipídicas
interaccionan con receptores nucleares, que son factores
de transcripción intracelulares
Los receptores nucleares son otra amplia clase de proteínas especializadas en la transmisión y transducción de información. Debido
a su gran número y a su diversidad forman una «superfamilia» de
receptores relacionados que se han conservado a través de la evolución, como los GPCR. Todos los receptores nucleares son factores de
transcripción que responden a la unión de su señal lipídica análoga
regulando qué genes se expresarán dentro de determinadas células
en condiciones concretas. Por consiguiente, una de las características
que conservan los receptores nucleares es su dominio de unión con
el ADN, el cual puede unirse directamente a secuencias específicas
de ADN (regiones promotoras) que controlan la expresión de los
genes adyacentes (fig. 1-20). Como todas las demás proteínas, la
función de unión de los receptores nucleares con el ADN se basa
en su forma. Por ejemplo, el receptor se une al ADN por una parte
de la proteína con forma de «dedos» mediante un ion de cinc. Estos
dedos de cinc, que también se encuentran en muchos otros factores
FIGURA 1-20 Acción de la hormona esteroidea ilustrada por el control de la expresión de ovoalbúmina mediada
por estrógenos en las gallinas. La hormona esteroidea estrógeno penetra pasivamente la bicapa lipídica debido
a la liposolubilidad del esteroide. Dentro de la célula, el estrógeno se une a un receptor citoplásmico, el receptor
estrogénico. La unión del estrógeno a su receptor hace que la proteína receptora cambie de configuración, lo
que a su vez cambia la actividad de unión al ADN del receptor. El complejo hormona/receptor entra en el núcleo
y se une a las secuencias reguladoras del ADN, el elemento de respuesta del estrógeno. Esta unión, por su parte,
activa la polimerasa del ácido ribonucleico (ARN). Esto inicia la transcripción del gen ovoalbúmina, un gen que
responde al estrógeno, para producir ARN mensajero (ARNm), que en última instancia se traduce en la proteína
ovoalbúmina que será secretada.
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CAPÍTULO 1 Bases moleculares y celulares de la regulación fisiológica
de transcripción, encajan en los surcos de la doble hélice de ADN en
las regiones de respuesta.
Hay que recordar que las hormonas esteroideas son liposolubles y
por tanto pueden difundir a través de la bicapa lipídica sin la ayuda
de proteínas de transporte. Las hormonas tiroideas son también
lipofílicas y difunden a través de la bicapa lipídica. Además, varios
nutrientes liposolubles también son moléculas de señalización, como
las vitaminas A y D. La vitamina A es necesaria para la visión porque
es el cofactor del enlace covalente de los GPCR opsina, pero también
desempeña una función en el desarrollo embrionario. La vitamina
D controla el metabolismo del Ca2+. De forma parecida, las grasas
saturadas e insaturadas de la dieta también producen señales que
controlan su propia degradación y metabolismo, y que regulan la
diferenciación de los adipocitos (tejido adiposo). Consecuentemente,
los receptores de estas señales lipídicas son proteínas solubles en las
células diana. La localización celular de los receptores nucleares varía,
algunos receptores pueden encontrarse en el citoplasma antes de
unirse al ligando, mientras que otros solo se encuentran dentro del
núcleo (después de haberse sintetizado en el citoplasma), pero tras
su activación, todos desempeñan su función como factores de transcripción dentro del núcleo. El nutriente/hormona liposoluble difunde
desde la sangre al interior de la célula, donde se une a su receptor,
y el complejo hormona/receptor, como en ejemplos anteriores, es la
entidad fisiológicamente activa que en última instancia desencadena
una respuesta celular. Como se ha mencionado antes, puesto que
el complejo del receptor nuclear es un factor de transcripción, las
hormonas esteroideas y tiroideas no necesitan un segundo mensajero,
el propio complejo hormona/receptor es activo dentro de la célula y
modifica la expresión genética.
Un ejemplo bien estudiado de este mecanismo, con cierta importancia en la medicina veterinaria, es la acción del estrógeno en el
aparato reproductor de hembras de pollo (fig. 1-20). El estrógeno
es la principal hormona sexual de las hembras de aves y mamíferos y,
por supuesto, las gallinas ponen huevos cuyo embrión y yema están
rodeados por «clara». La proteína principal de la clara del huevo es
la ovoalbúmina, secretada por las células epiteliales del oviducto del
ave cuando el huevo se desliza por él. Así, una de las zonas diana de
estrógenos en las gallinas son las células epiteliales del oviducto. La
hormona entra en el citoplasma de estas células y se une a su receptor,
denominado receptor de estrógeno. El complejo hormona/receptor,
aunque no el receptor sin ligando, es capaz de mediar la transcripción
génica específica de estrógeno y específica sobre todo de hembras.
El complejo receptor de estrógeno se une a una secuencia de ADN,
denominada elemento de respuesta a estrógeno, que controla la transcripción de un gen próximo, en este caso, para la ovoalbúmina. En
otras células de la hembra, la unión del receptor de estrógeno a los
elementos de respuesta de estrógeno de otros genes podría causar la
transcripción de estos otros genes específicos femeninos y, en último
término, su traducción a proteínas (p. ej., las proteínas de la yema del
huevo). Diferentes esteroides se unen a receptores distintos (p. ej., la
hormona sexual masculina testosterona se une al receptor de testosterona) que, a su vez, se unen a diferentes elementos de respuesta, lo
que conduce a la expresión de diferentes genes (p. ej., la expresión de
genes específicos masculinos).
La expresión génica diferencial y su regulación siempre han sido
estudiados principalmente por biólogos moleculares, aunque ha
ganado mucha importancia en fisiología, y pronto lo hará en medicina
veterinaria. El ser humano tendrá menos escrúpulos para controlar
la expresión génica en animales que en su propia especie (un factor
bien ilustrado mediante los estudios sobre cáncer realizados en
ratones, como se tratará en el capítulo que sigue). En realidad, es
posible que en un futuro próximo saber cómo controlar la expresión
génica sea más importante para los estudiantes de veterinaria que
para los de medicina.
25
CASO CLÍNICO
EDEMA PERIFÉRICO
Historia. Examina una vaca de 2 años que ha estado paciendo en un
pasto de baja calidad. El propietario afirma que la vaca parece tener
poco apetito, camina con lentitud y permanece apartada del resto del
rebaño. Ha desarrollado tumefacciones bajo la piel de las ubres y del
tórax ventral.
Exploración clínica. La exploración clínica muestra una vaca apática
que permanece en un pasto con restos de objetos metálicos. El estudio
del aparato cardiovascular revela las venas yugulares distendidas y
ruidos cardíacos anómalos caracterizados por borborigmos irregulares
en todo el ciclo cardíaco que amortiguan drásticamente el primer y segundo ruido cardíaco. Se observa un edema subcutáneo (tumefacción)
en el pecho y el abdomen, aunque es más prominente en las áreas ventrales del tórax, donde la presión deja una huella (edema depresible).
Comentario. Esta historia es característica de una vaca con reticulopericarditis traumática por objeto punzante. La vaca pace en
un pasto en el que hay restos de objetos metálicos, clavos, alambres, etc. Puesto que estos objetos son más pesados que la comida,
se depositan en el retículo, una cámara del estómago localizada en
posición caudal al diafragma y corazón. Con las contracciones del
retículo, los objetos metálicos migran a través de la pared reticular, el
diafragma y el pericardio, dando lugar a una respuesta inflamatoria de
este (pericarditis). El resultado se debe tanto a la inflamación como a
las infecciones bacterianas secundarias que pueden producirse a partir
de los objetos metálicos contaminados que, antes de penetrar en el
pericardio, atraviesan distintas regiones del aparato gastrointestinal
que contienen numerosos microorganismos. Un exudado inflamatorio
llena el saco pericárdico, amortigua los ruidos cardíacos y, si en el
exudado hay gas, puede oírse un borborigmo en la auscultación. Como
este líquido exudativo llena el saco pericárdico, limita la eficacia de
bombeo del corazón al limitar su llenado durante la diástole y obstruir el
retorno venoso al corazón (v. cap. 21). Como resultado se produce una
insuficiencia cardíaca izquierda porque el corazón no puede bombear
la sangre hacia el organismo, por lo que la sangre se acumula y causa
un incremento de la presión hidrostática en venas y capilares, lo que
favorece la filtración capilar frente a la reabsorción, el agua sale del
capilar y se acumula en el espacio intersticial. Esta acumulación de
líquido, sobre todo debida al incremento de la filtración capilar, clínicamente se observa como un edema. La otra causa habitual de edema
es la disminución de la presión osmótica coloidal capilar debido a la
disminución de proteínas séricas, aunque no desempeña ningún papel
en la reticulopericarditis traumática.
Tratamiento. El tratamiento incluye la extracción quirúrgica del objeto
u objetos extraños, antiinflamatorios y la administración de antibioterapia para la pericarditis. Incluso aunque exista una inflamación
considerable, la infección bacteriana secundaria suele contribuir a la
respuesta. Sin embargo, en casos avanzados, como el que se menciona
aquí, el tratamiento a menudo no tiene éxito.
PREGUNTAS PRÁCTICAS
1. Un incremento en el K+ extracelular:
a. No tiene efecto sobre el potencial de reposo de la membrana.
b. Provoca la disminución del potencial de reposo de la membrana (es decir, provoca que el interior se haga menos negativo
con respecto al exterior).
c. Provoca el aumento del potencial de reposo de la membrana
(es decir, provoca que el interior se haga más negativo con
respecto al exterior).
26
SECCIÓN I La célula
d. Aumenta la concentración potencial de K+ a través de la membrana plasmática.
e. Necesita la bomba de Na+,K+ para trabajar más y bombear
el K+.
d. Se podría sospechar un incremento en las concentraciones
proteicas del líquido extracelular.
e. La reabsorción del líquido en el lado venoso del lecho capilar
disminuiría.
2. Las proteínas G son similares a los receptores en que ambos:
a. Se unen a moléculas señalizadoras extracelulares.
b. Interaccionan directamente con las subunidades catalíticas de
la adenilil ciclasa.
c. Sus estados activado e inactivado son dependientes de la unión
de ligando.
d. Son moléculas proteicas extracelulares.
e. Activan directamente una actividad proteín cinasa.
5. Una sustancia X presenta concentración mucho mayor en el
exterior de una célula que en el citoplasma, pero no se produce
su transporte desde el líquido extracelular al citoplasma. ¿Cuál de
las siguientes afirmaciones es inaplicable con esta situación?
a. La sustancia X tiene el mismo potencial electroquímico fuera
y dentro de la célula.
b. La sustancia X es grande, poco liposoluble y no tiene una
proteína transportadora en la membrana.
c. La sustancia X es un ion y el potencial de membrana medido es
el potencial de equilibrio calculado por la ecuación de Nernst.
d. La sustancia X es una molécula esteroidea.
e. La sustancia X se transporta de forma activa desde la célula al
líquido extracelular.
3. ¿Cuál de las siguientes afirmaciones con respecto al Ca2+ intracelular es falsa?
a. Es un segundo mensajero para hormonas y neurotransmisores.
b. Es el responsable del acoplamiento excitación-contracción en
el músculo liso.
c. Un incremento en su concentración en una terminal nerviosa
estimula la liberación de un neurotransmisor.
d. Activa la proteín cinasa A.
e. Su concentración aumenta en presencia de IP3.
4. Si en un capilar determinado la presión oncótica plasmática aumenta y la hidrostática se mantiene constante:
a. Se filtraría más plasma sanguíneo desde los capilares.
b. El efecto transporte sería similar a la disminución de la presión
hidrostática.
c. Se podría sospechar una deficiencia en los niveles proteicos en
sangre.
BIBLIOGRAFÍA
Alberts B, Johnson A, Lewis J, et al: Molecular biology of the cell, 5ª ed.
Nueva York, 2007, Garland Science.
Lodish H, Berk A, Kaiser CA, et al: Molecular cell biology, 6ª ed. San
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Luttrell LM: Reviews in molecular biology and biotechnology: transmembrane signaling by G protein-coupled receptors, Mol Biotechnol
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Drug Targets Inflamm Allergy 3(4):335–346, 2004.
Valberg SJ: Diseases of muscles. En Smith BP, editor: Large animal internal medicine, 4ª ed. St Louis, 2008, Mosby.
CAPÍTULO 2
Cáncer: proliferación celular,
esperanza de vida y mortalidad
PUNTOS CLAVE
1. El cáncer se produce debido a la disfunción genética de la regulación del
ciclo celular, la esperanza de vida de la célula y el suicidio celular.
Control del ciclo celular (proliferación)
1. La división celular es el resultado de un ciclo celular muy preciso.
2. Las cinasas dependientes de ciclina son los «motores» que impulsan el
ciclo celular.
3. Los «motores» CDK están controlados tanto por mecanismos de aceleración (oncogén) como de freno (supresor tumoral).
Ruta del factor de crecimiento: estimulador principal
de la proliferación celular
1. Los factores de crecimiento que se unen al receptor tirosina cinasa y lo
activan estimulan el ciclo celular.
2. El oncogén ras interviene en muchos cánceres y sirve como modelo para
comprender las «proteínas G pequeñas».
3. La ruta MAP cinasa induce la expresión de las ciclinas y de otros estimuladores del ciclo celular.
4. La ruta MAP cinasa también participa en la estimulación del ciclo celular
por la adherencia celular.
Supresores tumorales: inhibidores del ciclo celular
1. Los supresores tumorales dirigen los puntos de control del ciclo celular.
T
radicionalmente, en los seres humanos y en los animales
domésticos el cáncer se detectaba (y todavía es así en muchos
casos) cuando los clínicos palpaban una masa anormal de
células, células tumorales, por lo que, intuitivamente, el cáncer es
una enfermedad que afecta al crecimiento celular. En los últimos
25 años se han realizado enormes progresos sobre el conocimiento de
varias rutas de control normales que regulan el crecimiento celular y
sobre los errores que se producen en estas rutas de «Rube Goldberg»
(v. cap. 1) cuando existe un cáncer.
La primera ruta que debía desentrañarse, y que durante mucho
tiempo se había supuesto que desempeñaba una función importante en el cáncer, era la ruta que controla la proliferación celular.
Se sabía que la proliferación celular se produce mediante un ciclo
regular muy preciso de duplicación cromosómica seguido por una
división mitótica, denominada ciclo celular. Sin embargo, no se
sabía casi nada sobre el control molecular del ciclo celular. Los
progresos surgieron del estudio de las células cancerosas y también
(muy importante) del estudio de las proteínas sintetizadas en los
huevos fecundados del erizo de mar, de cómo ovulan las ranas y
de la división celular de las levaduras. El crecimiento celular no
solo depende de las células nuevas que se están formando, sino
© 2014. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
2. Las proteínas retinoblastoma y P53 son los «porteros» principales del ciclo
celular.
Mecanismos que regulan el suicidio celular y la esperanza de vida
de la célula
1. La apoptosis es el proceso de suicidio celular.
2. La resistencia a la apoptosis a través de la ruta intrínseca es una marca
distintiva del cáncer.
3. Las secuencias de ADN de los extremos de los cromosomas determinan
la esperanza de vida de la célula.
Origen de los tumores y diseminación del cáncer
1. Las células cancerosas pueden estar relacionadas con las células
madre.
2. Generalmente, la muerte causada por el cáncer es el resultado de su
diseminación, no del tumor original.
3. El crecimiento de los tumores sólidos depende del desarrollo de nuevos
vasos sanguíneos.
Expectativas del tratamiento contra el cáncer
1. El futuro del tratamiento contra el cáncer es esperanzador, pero supone
un gran desafío.
también de las células que mueren. Estudiando en profundidad los
antecedentes y el destino de todas las células que se originan durante
el desarrollo embrionario de una lombriz de tierra (un nematodo)
se descubrió que las células están programadas para «suicidarse»,
es decir, las células pueden matarse a sí mismas de forma activa
utilizando un sistema metabólico si tienen lesiones internas, como
mutaciones o estrés oxidativo. Este sorprendente descubrimiento
condujo rápidamente a la comprensión de que las células cancerosas
no solo se dividen de forma inadecuada, sino que también son resistentes a la muerte programada, por lo que continúan dividiéndose a
pesar de tener lesiones internas. El proceso general final que afecta al
crecimiento celular es la esperanza de vida característica que tienen
las células normales (como los organismos de los que forman parte).
Aunque hacía tiempo que se sabía que las células cancerosas eran
«inmortales» y que podían dividirse indefinidamente, no se comprendió cómo envejecen las células o cómo se vuelven inmortales
hasta que no se estudió el proceso de la duplicación cromosómica
en un protozoo ciliado, parecido al conocido Paramecium de los
laboratorios de biología universitarios.
Como ilustra este ejemplo, los conocimientos sobre la proliferación celular, la esperanza de vida de las células y el suicidio celular
27
28
SECCIÓN I La célula
FIGURA 2-1 Base clónica del cáncer. El cáncer es consecuencia de la acumulación de mutaciones en la des-
cendencia de las células somáticas (sin gametos) del organismo. A partir de una célula normal, las mutaciones
suceden por azar o por influencias medioambientales como las radiaciones o los productos químicos cancerígenos,
y se acumulan para causar el cáncer.
proceden en gran parte del estudio de problemas que en principio
parecían alejados del cáncer que se observa en la clínica. Así, los
últimos progresos sobre el cáncer son un ejemplo extraordinariamente espectacular de la importancia que tiene conocer la biología
básica para comprender la medicina. La gran mayoría de los estudios sobre el cáncer se realizan en seres humanos y en ratones, el
modelo animal por excelencia para el cáncer, y utilizando células
cultivadas procedentes de tumores humanos y murinos. El número
muy inferior de estudios sobre los animales domésticos indica que,
generalmente, pueden aplicarse los mismos principios derivados de
los seres humanos y de los ratones. Sin embargo, también hay que
aclarar que algunos aspectos del cáncer son diferentes en los seres
humanos y en los ratones, por lo que es probable que el cáncer tenga
algunas características «especiales» en cada especie. En el caso de los
animales domésticos, es sabido que la frecuencia de aparición de
diversos cánceres varía según la raza. La bibliografía al final de este
capítulo incluye un artículo en el que se compara el cáncer humano
con la biología del cáncer en los perros. Los médicos veterinarios
deben evaluar minuciosamente la aplicación de sus conocimientos
sobre el cáncer humano y murino en sus pacientes.
El cáncer se produce debido a la disfunción genética
de la regulación del ciclo celular, la esperanza de
vida de la célula y el suicidio celular
El cáncer es una enfermedad genética (generalmente no hereditaria) y únicamente celular. Como se muestra en la figura 2-1, los
tumores y otros cánceres se originan a partir de la división de una
única célula mutante cuyos descendientes van acumulando más
mutaciones, por lo que cada vez tienen más errores con respecto al
control de la proliferación celular, la esperanza de vida y la muerte
celular. Es decir, el cáncer es una enfermedad genética causada por
la acumulación de mutaciones en las células del organismo, como
las que recubren el epitelio pulmonar o el epitelio secretor de las
glándulas mamarias.
Puede trazarse la ascendencia de todas las células de un tumor hasta una célula única que desarrolló una primera mutación perjudicial.
Generalmente, esta primera mutación se produce en un gen que
controla la proliferación, por lo que la célula produce una proteína
mutante1 que es un regulador disfuncional, más permisivo, del ciclo
celular. Esta mayor «permisividad» proporciona más oportunidades
para proliferar a la célula mutante, que, de esta forma, tiene una ventaja
selectiva si se compara con sus células vecinas normales. Quizá debido
a esta ventaja selectiva, o a la exposición continuada a mutágenos
(p. ej., humo del tabaco, productos químicos agrícolas), un descendiente de esta célula acumula otra mutación que también afecta a algún
aspecto del ciclo celular o de la muerte celular. Esto duplica la ventaja
selectiva de la célula mutante, y la espiral descendente de células en
división, cada vez con más anomalías, empieza a girar fuera de control. Los investigadores están de acuerdo en que esta acumulación de
mutaciones en genes individuales es necesaria para que se desarrolle
el cáncer, pero algunos piensan que no es suficiente, y argumentan
que solo aparece el cáncer cuando la acumulación de mutaciones
conduce más adelante a una inestabilidad genética a gran escala, de
forma que se ganan y se pierden cromosomas completos. La mayoría
de los tumores espontáneos tienen células con grupos anormales de
cromosomas, un fenómeno que se denomina aneuploidía. Todavía no
se ha determinado si la aneuploidía es necesaria para el cáncer, pero
no existen discrepancias sobre que los genes que controlan el crecimiento tienen algún tipo de alteración grave en las células cancerosas.
Las mutaciones que dan lugar al cáncer son del mismo tipo que
las mutaciones que subyacen a las leyes familiares de Mendel de la
herencia, e incluyen los cambios de los pares de bases, las deleciones
o adiciones de nucleótidos en el gen y las translocaciones de una parte
de un cromosoma a otro. Sin embargo, es importante entender que
las células en las que se producen las mutaciones son diferentes de las
células en que se basan las leyes de Mendel. La herencia mendeliana
deriva de mutaciones que se producen en la línea germinal del organismo. Estas son las células que se convertirán en gametos, ya sea
1
Puesto que habrá muchos ejemplos en los que el gen y la proteína llevan el
mismo nombre, en este capítulo se adopta una convención muy utilizada pero
en absoluto universal para distinguir entre los genes y sus proteínas relacionadas:
los nombres de los genes estarán en cursiva y todas en minúsculas (p.ej. ras),
mientras que la proteína llevará la primera letra del nombre en mayúsculas y en
redonda (p.ej. Ras). Se empleará este acuerdo en toda la obra preferentemente
en las convenciones según las especies que aplica la literatura.
CAPÍTULO 2 Cáncer: proliferación celular, esperanza de vida y mortalidad
espermatozoides u óvulos, y cuyo ácido desoxirribonucleico (ADN)
se transmitirá a todas las células de la descendencia. Las mutaciones
que dan lugar al cáncer se producen en las células no reproductoras
de todo el organismo, denominadas células somáticas, y se transmiten solo a un número limitado de otras células somáticas mediante
división celular, no a la descendencia a través de la reproducción
sexual. Así, aunque el cáncer es una enfermedad genética, solo en
alrededor del 10% de los casos es una «enfermedad hereditaria», es
decir, el resultado de una mutación heredada de un progenitor. En
general, parece que el cáncer es el resultado de una acumulación de
mutaciones que produce inestabilidad genética en un linaje particular
de células somáticas.
Tradicionalmente, los cánceres se han clasificado dependiendo
del tipo de célula implicada. Los carcinomas son cánceres de células
epiteliales, los sarcomas derivan del tejido conjuntivo o del músculo
y las leucemias son cánceres de las células que dan lugar a la sangre.
Existen muchas subdivisiones que se basan en los tipos celulares específicos y en la localización de los tumores. Sin embargo, estos nombres solo son tradicionales, no reflejan las diferencias fundamentales
de la biología del cáncer. En cambio, ahora está claro que los cánceres
de todos los tipos comparten modalidades muy similares de disfunciones que controlan la proliferación celular, el suicidio celular y
la esperanza de vida de la célula.
CONTROL DEL CICLO CELULAR (PROLIFERACIÓN)
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
La división celular es el resultado de un ciclo celular
muy preciso
El «dispositivo Rube Goldberg» que controla el crecimiento celular es
especialmente complejo, y tiene muchos, muchos más componentes
que el «mecanismo que abre la puerta del garaje» de la figura 1-13.
Para explicar estas rutas, empezaremos por el ciclo celular que, como
el mecanismo de la puerta de la casa, está cerca del sistema de control. Es decir, la mayoría de los elementos de control alimentan la
«cascada» para controlar el ciclo celular, o se entrecruzan con algún
aspecto del control del ciclo celular.
En la figura 2-2 se muestra el diagrama clásico del ciclo celular en
el que la célula cambia de estado a través de la división, desplazándose
progresivamente alrededor del diagrama en el sentido de las agujas
del reloj. El ciclo celular de la mayoría de las células de los mamíferos
varía entre 18 y 30 horas en un cultivo. Primero se identificaron
dos fases del ciclo celular, en las que parece que tienen lugar los
eventos más importantes de este. Una es la fase S (síntesis), en la que
se duplica el ADN. La segunda es la fase M (mitosis), en la que los
cromosomas duplicados se separan hacia los lados opuestos de la
célula y el citoplasma se divide. Además de la necesidad evidente de
que tengan lugar estos eventos para que las células se reproduzcan,
obsérvese que ambas fases deben ser muy precisas. Para la célula es
fundamental que la síntesis de ADN produzca exactamente el doble
de la cantidad original de ADN, ni más ni menos. De lo contrario,
no habría dos copias idénticas del material genético que se transmite
a dos células idénticas. De forma parecida, el mecanismo que divide
los cromosomas duplicados durante la mitosis debe distribuirlos
entre las células hijas de forma que cada una reciba exactamente el
mismo número de cromosomas y de los mismos tipos que la otra, o
las células serían aneuploides. Tanto si el ADN no se duplica con preci­
sión como si los cromosomas no se distribuyen de forma adecuada, los
«puntos de control» detienen el ciclo celular, como se describe más
adelante.
Sin embargo, los sucesos que tienen lugar durante las fases G1 y
G2 siguen siendo un misterio. La «G» es el símbolo de gap (palabra
inglesa que significa «intervalo») debido a que durante décadas no
se ha sabido qué ocurre en esos momentos. Aunque se sospechaba
que la célula se preparaba a sí misma para la síntesis de ADN duran-
29
FIGURA 2-2 Ciclo celular de los mamíferos. La proliferación celular se
produce por una progresión de fases cronométricas en la cual tienen lugar
acontecimientos característicos. La más conocida es la fase M (mitosis),
en la que el citoplasma y los cromosomas duplicados se distribuyen a las
células hijas. Luego las células entran en G1, y aquí se «decide» si seguir
adelante con el ciclo celular o no; este es el punto R (restricción). Después los
acontecimientos de G1 permiten que se produzca la fase S (síntesis), durante
la cual se duplica el ADN, que ahora tiene exactamente dos copias. Después
de la síntesis del ADN la célula se prepara para la mitosis durante el G1, y así
se completa el ciclo. Aunque en los cultivos celulares habitualmente repiten
el ciclo continuamente, la mayor parte de las células del organismo solo se
dividen ocasionalmente. Estas células en reposo, así como las que nunca
se dividen después de la diferenciación, como las neuronas, están en G0, una
fase de no división. Con una estimulación adecuada, las células pueden salir
del G0 y se dice que vuelven a entrar en el ciclo celular.
te la fase G1 y se preparaba para la mitosis durante la fase G2, fue
difícil determinar la naturaleza de estas «formas de preparación». A
mediados de la década de 1980, los primeros trabajos realizados con
oocitos de rana revelaron que durante las fases G1 y G2 se activan
proteína cinasas especializadas en dirigir la célula hacia las fases S y
M, respectivamente. Estas proteínas cinasas especiales se denominan
ahora cinasas dependientes de ciclina (CDK).
Las cinasas dependientes de ciclina son los «motores»
que impulsan el ciclo celular
En el capítulo 1 se mencionó que las proteína cinasas, que son enzimas que fosforilan otras proteínas, son elementos importantes de las
rutas de señalización. Por ejemplo, el segundo mensajero adenosín
monofosfato cíclico (AMPc) actúa activando la proteína cinasa A
(v. fig. 1-18) y el diacilglicerol como segundo mensajero activa la
proteína cinasa C (v. fig. 1-19). Las proteína cinasas desempeñan una
función principal en muchos aspectos del control del ciclo celular y,
mucho más importante, cuando se activan las CDK pueden hacer
directamente que una célula entre en la fase S o en mitosis, esté
preparada o no.
Las CDK activas están formadas por dos tipos diferentes de subunidades proteicas (fig. 2-3). Las subunidades catalíticas (que se
numeran como CDK1, CDK2, etc.) son las unidades que tienen
actividad enzimática para hidrolizar el adenosín trifosfato (ATP) y
transferir el grupo fosfato a un sustrato proteico. La otra subunidad
es un activador de la subunidad catalítica y se denomina ciclina; la
cantidad de esta proteína aumenta y disminuye a lo largo del ciclo
celular (es decir, la concentración de proteína aumenta y disminuye
cíclicamente durante el ciclo celular). Existen ciclinas diferentes específicas para varias CDK y para las distintas fases del ciclo celular.
Las distintas ciclinas se identifican con letras, como ciclina A y ciclina
30
SECCIÓN I La célula
FIGURA 2-3 Activación de los «motores» de ciclina-CDK del ciclo celular. La activación de las cinasas dependientes de la ciclina depende de la asociación de una ciclina con una subunidad catalítica y luego un patrón apropiado
de fosforilaciones inhibidoras y estimuladoras sobre la subunidad catalítica.
«decisión» que toma la célula para realizar la síntesis de ADN. Esta
decisión se denomina punto R (restricción) y se analiza en la sección
posterior que trata sobre los supresores tumorales.
Dada la importancia de las ciclinas y las CDK dirigiendo el ciclo
celular, podría esperarse que tuvieran alguna relación con el cáncer.
La sobreexpresión de la ciclina D se asocia al cáncer de mama en
los seres humanos y los ratones, y su supresión proporciona cierta
protección contra el cáncer de mama en los ratones. En prácticamente todos los mielomas múltiples, un tipo de leucemia, se observa
sobreexpresión de ciclina D. La sobreexpresión de ciclina A se ha
asociado a algunos cánceres de pulmón y al cáncer de testículo en
los seres humanos, y la sobreexpresión de ciclina E se ha asociado a
determinadas leucemias humanas. Curiosamente, al contrario que la
subunidad ciclina, no se ha observado que la subunidad enzimática
CDK sea un mutante en ningún cáncer común.
Los «motores» CDK están controlados tanto por mecanismos
de aceleración (oncogén) como de freno (supresor tumoral)
FIGURA 2-4 Ciclinas y CDK sobre el ciclo celular. Las diferentes fases del
ciclo celular se asocian a diferentes complejos ciclina-CDK y son impulsadas
por ellas, como se puede ver aquí.
B. Las ciclinas deben alcanzar una concentración umbral para activar
la subunidad catalítica, y dicho umbral se alcanza debido a la acumulación de proteínas nuevas que se sintetizan durante las fases G.
Cuando las ciclinas se han unido a su subunidad catalítica adecuada, el complejo ciclina-CDK, como un conjunto, se activa alcanzando
un estado particular de fosforilación. Existen sitios inhibidores de la
fosforilación alrededor del aminoácido 15 de la sub-unidad catalítica,
que deben desfosforilarse. También hay un sitio estimulador de la fosforilación en el aminoácido 167, que debe fosforilarse por la actividad
ciclina-CDK. Cuando se activa, la CDK fosforila varios sustratos asociados a la fase S o a la M. Por ejemplo, el complejo ciclina-CDK responsable de la mitosis fosforila directamente los filamentos de proteína
que consolidan la membrana nuclear (láminas). Esta fosforilación
hace que los filamentos se disocien, permitiendo así que se disuelva la
membrana nuclear, que es uno de los primeros eventos de la mitosis.
Las distintas fases del ciclo celular están controladas por diferentes
pares ciclina-CDK, como se muestra en la figura 2-4. Así, el complejo formado por CDK1 y ciclina B o ciclina A es el complejo CDK
responsable de conducir a la célula hacia la mitosis. Las ciclinas E
y A que interactúan con CDK2 desempeñan funciones importantes
iniciando y manteniendo la síntesis de ADN en la fase S. La ciclina
D que interactúa con CDK4 o CDK6 interviene al final de G1 en la
Los complejos ciclina-CDK están controlados tanto por rutas estimuladoras como inhibidoras, de forma análoga a como el motor de
un coche está controlado por el acelerador y el freno. El mecanismo
acelerador es en gran medida el resultado de los estímulos del entorno
de la célula. Es decir, para que la célula se divida debe recibir varias
señales del entorno, moléculas señalizadoras tanto solubles como
insolubles que se encuentran en los tejidos. Sin embargo, las rutas
que envían señales inhibidoras del ciclo celular, los «frenos» de la
división celular, son en gran medida internas y se activan debido a
lesiones o al estrés de la célula. En general, estas señales inhibidoras
son como los dispositivos de seguridad de un coche. Igual que no
debe arrancarse un coche que no tenga engranajes, la célula no debe
dividirse si en la síntesis de ADN no se han duplicado exactamente
todos los genes y cromosomas, o si el huso mitótico tiene algún error.
Las señales del entorno que estimulan la división celular pueden
ser tan simples e inespecíficas como la disponibilidad de nutrientes,
hasta el punto de que las células solo se dividen cuando han doblado
aproximadamente su tamaño a lo largo del crecimiento sintético.
Sin embargo, en el cáncer participan sobre todo dos estimuladores
más específicos del ciclo celular. Uno es la respuesta a los factores
de crecimiento solubles que se encuentran en la circulación y en el
líquido extracelular que rodea las células (v. cap. 1). Los factores de
crecimiento son proteínas secretadas por distintos tipos de células, y
son necesarios para la división, y por tanto, para la supervivencia, de
las células normales, no cancerosas. Sin embargo, las células cancerosas pueden sobrevivir con una pequeña estimulación, o ninguna, por
parte de los factores de crecimiento, porque adquieren la capacidad
de sintetizar sus propios factores de crecimiento o de activar los
elementos de la cascada en la ruta de señalización.
La segunda ruta estimuladora que tiene importancia general
en el cáncer es la adherencia celular. Las células de los organismos
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
CAPÍTULO 2 Cáncer: proliferación celular, esperanza de vida y mortalidad
pluricelulares deben adherirse firmemente unas a otras y a la matriz
que las rodea, de forma parecida a los tendones; si no, seríamos
gelatina, jugo o burbujas en el suelo. Sin embargo, la unión de las
células a lo que les rodea también es una fuente de información específica y compleja de la fisiología celular. Uno de los mensajes más
importantes es una señal «de permiso» para la división. Las células
normales deben estar ancladas a un sustrato con el fin de responder
a otras señales para dividirse. Es decir, la mayoría de las células animales normales muestran un crecimiento dependiente del anclaje. Por
este motivo, cuando se cultivan células de vertebrados, crecen sobre la
superficie de una placa o un matraz, no en suspensión como lo hacen
las bacterias. Nuevamente, las células cancerosas han perdido esta
restricción normal de la proliferación, y muchas células cancerosas
pueden dividirse y sobrevivir en suspensión. La prueba más común
de la ausencia o no de la dependencia del anclaje es el crecimiento
en agar blando: las células cancerosas se dividen y forman colonias
cuando están suspendidas en agar blando, pero las células normales
no. Así, las células cancerosas pueden sobrevivir sin estar ancladas
y trasladarse suspendidas en la circulación hasta un tejido diferente
del tumor original. De esta forma, el cáncer puede diseminarse por el
organismo, un proceso que se denomina metástasis y que finalmente
es la causa de la muerte en la mayoría de los casos de cáncer.
Las rutas «Rube Goldberg» que son la base de las señales proliferativas de los factores de crecimiento y la adherencia son similares y
se entrecruzan. Estos dispositivos «aceleradores» comienzan cuando
una señal soluble se une a un receptor del factor de crecimiento y una
señal «en estado sólido» se une al tejido circundante. Sin embargo,
ambas rutas convergen rápidamente en la misma ruta de estimulación para mantener la división celular. Estas rutas estimuladoras
están dirigidas por proteínas que, originalmente, se identificó que
eran codificadas por genes de los virus que causaban cáncer en los
animales, por lo que se denominaron oncogenes, literalmente «genes
del cáncer». Se produjo un avance mayor cuando se descubrió que
estos oncogenes realmente derivan del genoma del huésped, no
de genes codificados normalmente por el virus. Es decir, los virus
habían robado los genes del control del ciclo celular de las células de
su huésped animal. Siendo virus, no tuvieron cuidado de los genes
que robaron del ciclo celular del animal. Los genes robados mutan
hacia reguladores irracionales del ciclo celular. Por consiguiente,
se descubrió que los mismos genes que se encontraron en los virus
podían explicar muchos cánceres espontáneos de los seres humanos
y muchos tumores experimentales que se ha-bían provocado en los
ratones durante mucho tiempo. El hallazgo de que el cáncer está
causado por genes anormales del huésped ayudó a confirmar que el
cáncer es una enfermedad genética somática causada por mutaciones
de las células tumorales.
Un análisis más a fondo reveló que estos oncogenes suelen codificar los estimuladores normales del ciclo celular, y las mutaciones
tenían el efecto de activar de forma permanente un elemento de la
ruta del ciclo celular. Puede observarse su funcionamiento basado
en el dibujo de Rube Goldberg de la figura 1-13. Obsérvese que
todos los elementos del sistema que abre la puerta del garaje son
estimuladores; si cualquiera de ellos se activa, se envía una señal
«en cascada» que hará que se abra la puerta del garaje. Si la pecera
del dibujo «mutara» produciéndose una fuga, se enviaría una señal
de «activación» en cascadade la pecera aunque no hubiera entrado
ningún coche en el camino. Ocurre lo mismo con los elementos de
los oncogenes que controlan el ciclo celular. Si uno de los elementos
muta para «activarse» a sí mismo, es decir, se produce una mutación
de ganancia de función, estimulará la división celular y contribuirá al
cáncer. Volviendo a la analogía del coche, los oncogenes representan
un pedal del acelerador atascado. Las versiones de los oncogenes que
se comportan con normalidad (una pecera estanca antes de que se
produzca el disparo, fig. 1-13) se denominan protooncogenes. Así,
31
en el sentido estricto de la palabra, los equivalentes normales de los
«oncogenes» son los «protooncogenes.» Sin embargo, puesto que el
uso de esta palabra es complicado, las versiones normales también lo
denominan informalmente oncogenes cada vez con más frecuencia
y, generalmente, se deduce del contexto si se está hablando de la
versión normal o de la versión mutante. Las moléculas y los eventos
moleculares de la ruta del oncogén (también llamada ruta del «factor
de crecimiento» o ruta MAP cinasa) se analizan más adelante.
Los mecanismos para detener el ciclo celular, los «frenos», se denominan puntos de control. El avance por el ciclo celular depende de que
se alcancen las condiciones adecuadas dentro de la célula antes de tomar una «decisión» sobre seguir adelante con la división. El primero
de estos puntos de control actúa antes de la fase S. Durante la fase G1,
la célula se comprueba a sí misma, especialmente con respecto a las
lesiones del ADN. La célula dispone de unas rutas sofisticadas para
detectar y reparar las lesiones del ADN, como las bases mal pareadas
detectadas en la doble hélice. Sin embargo, la síntesis de ADN debe
retrasarse para que se realicen las reparaciones necesarias; el punto
de control está «conectado». Si el ADN se repara correctamente, el
punto de control se desconecta y, tras el retraso, la célula continúa
hacia la fase S. Sin embargo, si la lesión del ADN no puede repararse,
el sistema del punto de control indica una consecuencia más grave.
Si el punto de control no se desconecta después de alrededor de
un día, la célula «se suicida». De este modo, el punto de control (o
mecanismo de frenado) está ligado tanto al motor CDK como al
proceso de suicidio celular, como se describe más adelante. De forma
parecida, el segundo punto de control se encuentra en la mitosis y
comprueba si se ha ensamblado correctamente el huso mitótico y si
los cromosomas se han alineado de la forma adecuada. Otra vez, si se
detecta un error, existen mecanismos para repararlo, y si la célula
se repara de forma adecuada continúa hacia la fase M tras el retraso
causado por la reparación. Si no puede repararse, la célula se suicida.
A continuación se ofrece una descripción detallada de las moléculas, y las relaciones entre ellas, que son la base de las rutas de los
oncogenes («aceleradores») y de las rutas de los puntos de control
(«frenos»), comenzando por la función de los factores de crecimiento.
RUTA DEL FACTOR DE CRECIMIENTO: ESTIMULADOR
PRINCIPAL DE LA PROLIFERACIÓN CELULAR
Los factores de crecimiento que se unen al receptor tirosina
cinasa y lo activan estimulan el ciclo celular
La ruta del factor de crecimiento/oncogén comienza con los factores
de crecimiento cuyo funcionamiento ya se conoce, como se discute en el capítulo 1: se unen a un receptor proteico intrínseco de
la membrana y lo activan. Los receptores del factor de crecimiento
pertenecen a la tercera familia de receptores que envían señales al
entorno, la familia de los receptores tirosina cinasa. Esta familia de
transductores de la señal tiene algunas similitudes con los receptores
que se acoplan a la proteína G (GPCR), y también algunas diferencias importantes. Los receptores tirosina cinasa (RTK) no necesitan
segundos mensajeros, ya que actúan a través de la actividad de la
proteína cinasa (como muchos GPCR). La estructura de los RTK permite que al unirse al ligando (un factor de crecimiento) por la parte
extracelular del receptor, la parte citoplasmática de la proteína active
directamente las proteína cinasas. El propio receptor es una enzima
(fig. 2-5). Así, el RTK transporta el mensaje a través de la membrana
plasmática, sin que sea necesario un segundo mensajero. Los RTK
añaden de forma específica un grupo fosfato a un residuo tirosina de
la proteína sustrato. Esto difiere de las proteínas cinasas que se discuten en el capítulo 1 (A y C), que añaden el grupo fosfato a residuos
serina o treonina. La fosforilación de los residuos tirosina dentro
de una proteína está muy especializada (aunque no es exclusiva) en
controlar las rutas del crecimiento celular, y, por tanto, la actividad
32
SECCIÓN I La célula
FIGURA 2-5 Ruta del factor de crecimiento/oncogén. El diagrama muestra la ruta estimuladora por la que los
factores de crecimiento causan la división celular. Los factores de crecimiento se unen a los receptores de membrana (tirosina cinasas receptoras, RTK) que son proteínas cinasas ellas mismas. Como se ve aquí, después de la
activación por unión a un factor de crecimiento, la primera proteína en ser fosforilada en los residuos tirosínicos
es la proteína receptora misma. A su vez, ésta causa que una pequeña proteína G, Ras, intercambie GDP por
GTP y así se «active». La Ras activada a su vez activa la primera proteína cinasa en una ruta conservada de tres
cinasas, llamada la ruta MAP cinasa. Si se desean más detalles sobre la Ras y la ruta MAP cinasa, véase el texto.
Finalmente, esta serie de fosforilaciones activadoras causa la activación de factores de transcripción como Myc,
que a su vez provoca la expresión de los genes directamente implicados en la estimulación del ciclo celular (p.ej.
expresión de ciclina D). En esta ruta, las mutaciones de ganancia de función de las RTK, de Ras y de Myc son
especialmente importantes para los cánceres humanos.
de la tirosina cinasa generalmente se asocia a la estimulación de la
proliferación.
Los factores de crecimiento que se unen a los RTK son demasiado
diversos para tener cabida en este capítulo. Es más, una similitud
importante para los estudiantes es que todos estos factores se han
nombrado pésimamente, por lo que el factor no puede juzgarse por
su nombre. A veces el nombre de los factores de crecimiento contiene
«factor de crecimiento», algunos se denominan como «citocinas» y
algunos se denominan «factores estimulantes de colonias» (por el
crecimiento de colonias en agar blando, como ya se ha mencionado).
El hecho de que sus nombres reflejen su historia pero raramente
su función más general crea aún más confusión. Así, el «factor de
crecimiento epidérmico» estimula la división celular en muchos
tipos de células, y no solo en las células de la piel, pero se descubrió
utilizando células cutáneas. Otra similitud, más importante, entre los
factores de crecimiento es que, sea cual sea su nombre, como ocurre
con los numerosos ligandos que se unen a los GPCR y a los receptores
nucleares, comparten una ruta básica que se ha conservado y una
«estrategia» para controlar sus efectores descendentes, en este caso
los motores de CDH del ciclo celular. La activación de los RTK por
los factores de crecimiento estimula una ruta en la que participa el
interruptor molecular de las proteínas G, y Ras (mencionadas en el
capítulo 1), y utiliza una cascada de proteína cinasas (tirosina y serinatreonina) denominada ruta MAP cinasa. Por último, la ruta MAP
cinasa activa los factores de transcripción, que controlan la expresión
de las ciclinas y otros reguladores directos de los CDK (fig. 2-5).
El oncogén ras interviene en muchos cánceres y sirve
como modelo para comprender las «proteínas G pequeñas»
Tras la activación del RTK, el siguiente paso importante de la ruta factor de crecimiento/oncogén en las células normales es la activación de
la proteína producto del protooncogén ras. Las investigaciones sobre
cómo actúa revelaron que la proteína Ras es un miembro importante
de la «familia de proteínas G pequeñas» de reguladores moleculares,
todos los cuales tienen actividad guanosina trifosfatasa (GTPasa)
intrínseca y funcionan como «interruptores» moleculares. Estas proteínas controlan muchas funciones celulares básicas, y la proteína G
heterotrimérica evolucionó a partir de proteínas predecesoras de tipo
Ras (v. cap. 1). De hecho, en las levaduras es la proteína Ras, no una
proteína G heterotrimérica, la que controla la adenilciclasa y la fosfolipasa C (v. fig. 1-18). En la figura 2-6 se ilustra el ciclo de trabajo de
este interruptor y sus similitudes principales con la subunidad alfa (Ga)
CAPÍTULO 2 Cáncer: proliferación celular, esperanza de vida y mortalidad
FIGURA 2-6 Ciclo de trabajo de « activación y desactivación» de Ras mo-
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lecular. Ras sirve de modelo a la actividad de las pequeñas proteínas G, de
la cuales hay cientos en la célula. El mecanismo molecular de Ras es similar
al de la subunidad alfa de la proteína G heterotrimérica que se explica en el
cap. 1 y que evolucionó de proteínas similares a Ras. Como se ve aquí, cuando
está unida a GDP Ras está en estado «desactivado». La activación de RTK
causa el intercambio de nucleótidos: GDP se pierde y GTP se une. En su forma
unida a GTP, Ras está en estado «activado» y envía una señal estimuladora,
en este caso a Raf en la ruta MAP cinasa (v. fig. 2-4). Normalmente Ras regresa rápidamente al estado de desactivación porque una actividad GTPasa
intrínseca de la proteína Ras hidroliza el GTP y lo convierte en GDP. Este ciclo
activación-desactivación dependiente del nucleótido es característico de todas
las proteínas G pequeñas normales.
de las proteínas G heterotriméricas. Ras, otras proteínas G pequeñas y
Ga están activadas cuando están unidas a guanosín trifosfato (GTP)
(debido a la activación del receptor), y están inactivadas cuando la
proteína G hidroliza su GTP de forma que queda unida a guanosín
difosfato (GDP). Puede observarse cómo este gen puede descubrirse
como un oncogén, es decir, un gen en el que una mutación con pérdida
de función contribuye al desarrollo del cáncer. Si la actividad GTPasa
se pierde debido a una mutación, este interruptor enzimático simple
queda atrapado en la posición «activado» (el pedal del acelerador
está atascado), y seguirá enviando una señal de activación corriente
abajo a la maquinaria del ciclo celular sin la presencia de factores de
crecimiento o la activación de los RTK. De hecho, estas mutaciones en
Ras son la base de su función oncogénica, y se estima que en el 30%
de los cánceres humanos existen mutaciones activadoras del gen ras.
Otras proteínas G pequeñas controlan una gran cantidad de
funciones celulares, incluyendo algunas relacionadas con el cáncer.
La subfamilia Rho de proteínas G pequeñas está relacionada directamente con la diseminación del cáncer porque ayuda a regular el
ensamblaje y la actividad de la actina. Como se describe más adelante,
la diseminación del cáncer depende de la capacidad de las células para
migrar a través de los tejidos. Este movimiento «de avance» a su vez
depende de un mecanismo parecido al muscular basado en la actina y
la miosina (v. fig. 1-4). Aunque las actividades básicas de interruptor
de Ras y Rho son las mismas, como se muestra en la figura 2-6, Rho
se conecta a la actina, mientras que cuando Ras está activada, activa
los elementos de la ruta MAP cinasa.
La ruta MAP cinasa induce la expresión de las ciclinas
y de otros estimuladores del ciclo celular
Cuando Ras está unida a GTP, activa secuencialmente una serie
de proteína cinasas, denominadas Raf, Mek y Erk. Raf fosforila y
activa Mek, que a su vez fosforila y activa Erk, como se muestra en la
33
figura 2-5. Este trío de cinasas se denomina ruta de la proteína cinasa
activada por mitógeno, o MAP cinasa (un mitógeno es un estimulador
de la mitosis, como un factor de crecimiento). Si una de estas tres
proteínas sufre una mutación con ganancia de función que activa de
forma irreversible la proteína cinasa, se envía una señal estimuladora
hacia el resto de la ruta. Así, como ocurre con ras, estos tres genes de
cinasa actúan como oncogenes.
Hay un ejemplo importante de mutación de ganancia de función entre las tres MAP cinasas que afecta a la primera de ellas, Raf.
Una mutación de un único aminoácido en el dominio cinasa de
Raf (sustitución de glutamato por valina normal en el aminoácido
600) provoca que Raf se active de forma permanente en alrededor
del 50% de los melanomas humanos, un tipo de cáncer sumamente
mortal, y también es habitual en los cánceres de tiroides. Como ya
se ha dicho en el caso de las mutaciones en Ras, la activación de Raf
envía una señal estimuladora no regulada de la cascada a las otras
MAP cinasas, lo que causa la proliferación no regulada de las células
cancerosas. Progresos clínicos recientes con respecto al melanoma
ejemplifican la importancia de comprender qué mutaciones en especial intervienen en el cáncer de un paciente determinado. Un
fármaco de nueva creación, vemurafenib, se enfoca sobre la Raf
mutante y prolonga significativamente la expectativa de vida de esos
pacientes con melanoma que tienen una mutación de raf, pero no
causa efecto alguno en los casos de melanoma con Raf/raf.
Raf, Mek y Erk son un ejemplo específico de otro «módulo» general conservado pero diverso, de transducción de información. Existen
otros tríos de MAP cinasa además de Raf, Mek y Erk. Aunque no
merece la pena asignar nombres a todas las distintas rutas específicas,
debe indicarse que los elementos de estos tríos tienen un grupo sistemático de nombres. Raf es una MAP cinasa, cinasa, cinasa (una
MAPKKK). Mek es una MAP cinasa, cinasa (MAPKK), y la proteína
Erk es la propia MAP cinasa (MAPK). Este lenguaje es complicado,
pero se utiliza mucho y tiene lógica, como se indica en la figura 2-5.
Cuando está activada, Erk activa uno o más factores de transcripción que controlan la transcripción y la translación de un regulador
clave del motor ciclina CDK. Uno de estos factores de transcripción,
Myc, es codificado por otro importante oncogén/protooncogén.
Como ocurre con ras, el gen myc ha sufrido una mutación en un
gran número de casos de tumores humanos, originando una forma
oncogénica capaz de activar el ciclo celular. Como se muestra en la
figura 2-5, la proteína Myc participa en la transcripción de varias
ciclinas y de la subunidad catalítica CDK2, y desempeña una función
importante permitiendo que la célula pase de G1 a la fase S. Myc
también participa en muchos eventos de la transcripción relacionados
con el crecimiento celular, la diferenciación y el cáncer.
Esto completa la ruta estimuladora del crecimiento que comienza
con un factor de crecimiento unido a su receptor RTK que, a través de
Ras, una cascada MAP cinasa y un factor de transcripción, produce
una «aceleración» directa de un motor ciclina-CDK. Esta misma ruta
se utiliza de forma parecida para transducir la información sobre el
otro estimulador principal de la división celular, la adherencia celular.
La ruta MAP cinasa también participa en la estimulación
del ciclo celular por la adherencia celular
Como se ha indicado antes, el otro mecanismo acelerador principal
que regula los motores ciclina-CDK del ciclo celular es la adherencia
celular que, como ocurre en la estimulación del factor de crecimiento,
al final estimula los pares ciclina-CDK a través de la ruta MAP cinasa.
En el crecimiento y la proliferación normales participan dos tipos de
contacto celular. El más evidente es la adherencia entre una célula y
otra; la mayoría de las células están firmemente unidas a sus células
vecinas. El segundo tipo es la adherencia de la célula a una matriz
extracelular (MEC) de proteínas fibrosas. El 80% de los cánceres de
los seres humanos y de los ratones se originan a partir de células
34
SECCIÓN I La célula
FIGURA 2-7 Funciones de adhesión celular a través de la ruta MAP cinasa para estimular la división celular.
Además de la estimulación de la proliferación por el factor de crecimiento que se muestra en la figura 2-5, las
células epiteliales normales también requieren de la estimulación de la ruta MAP cinasa por adhesión a la matriz
extracelular. Los receptores de la adhesión son proteínas de membrana integrales llamadas integrinas, activadas
por las proteínas de unión de la matriz extracelular. La activación de las integrinas causa la activación de dos
proteínas cinasas, Src y la cinasa de adhesión focal (Fak), que a su vez activa la ruta MAP cinasa.
e­ piteliales (carcinomas), y todas las capas epiteliales están ancladas a
una MEC. Las proteínas de adherencia que se unen a otras células o
a la MEC son receptores de adherencia, y son responsables de los aspectos mecánicos de la unión, pero también actúan de forma parecida
a otros receptores transduciendo la información a través de la membrana plasmática. En este caso, los receptores de adherencia comunican la información de que la célula está anclada y puede dividirse.
Tanto la adherencia entre células como la adherencia entre las
células y la MEC activan la ruta MAP cinasa, de forma parecida a los
factores de crecimiento, pero en este caso el intermediario Ras tiene
menos importancia. En la figura 2-7 se muestra la activación de la ruta
MAP cinasa como resultado de la adherencia entre la célula y la MEC.
Los receptores de adherencia que se unen a la MEC se denominan
integrinas, y activan la ruta MAP cinasa mediante dos intermediarios
importantes que son oncogenes. Uno es Src («sark»), una proteína
tirosina cinasa y el primer oncogén (src) que se descubrió. A diferencia
del RTK, que se ha descrito anteriormente, Src no es un receptor,
aunque se localiza en la cara interna de la membrana plasmática,
donde puede interactuar con los receptores de adherencia. Otro intermediario importante también es una proteína tirosina cinasa que
se denomina Fak (focal adhesion kinase [cinasa de adherencia focal]).
Como antes, la activación de Src y Fak activa la ruta MAP cinasa, lo
que estimula la división celular. Una vez más, la mutación o sobreexpresión de src y fak envía estímulos inadecuados al mecanismo del
ciclo celular, lo que facilita la aparición del cáncer. Como los onco-
genes mutantes, fak se asocia a los melanomas agresivos en los seres
humanos. El oncogén src recibió este apelativo debido a su capa­
cidad para provocar sarcomas en los pollos (del inglés sarcomas in
chickens).
Existen varias rutas estimuladoras del crecimiento que actúan
de forma muy parecida a las rutas del factor de crecimiento y la
adherencia. En la mayoría de las rutas estimuladoras participan las
proteína cinasas y las proteínas G controlando la transcripción de los
genes que codifican las proteínas que forman parte de, o están muy
relacionadas con, el funcionamiento del motor ciclina-CDK.
Después de haber introducido los conceptos básicos sobre las
rutas estimuladoras del ciclo celular, vamos a dirigir nuestra atención del mismo modo a las rutas de tipo Rube Goldberg que son los
frenos del ciclo celular.
SUPRESORES TUMORALES: INHIBIDORES
DEL CICLO CELULAR
Los supresores tumorales dirigen los puntos de control
del ciclo celular
Como se ha mencionado antes, la maquinaria del ciclo celular también tiene mecanismos de «freno» cruciales que actúan como puntos
de control. Los componentes de los mecanismos de freno y de los
puntos de control se descubrieron fusionando una célula normal con
una célula cancerosa del mismo tipo, para formar una célula híbrida
CAPÍTULO 2 Cáncer: proliferación celular, esperanza de vida y mortalidad
35
FIGURA 2-8 Proteína retinoblastoma y la transición de G1 a S. A, En las células quiescentes o las que están al
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principio de G1, la proteína retinoblastoma (Prb) se encuentra en estado no fosforilado por lo que es un inhibidor
directo del factor de transcripción E2F. El principal complejo CDK de G1, ciclina D con CDK4 o CDK6, fosforila la
Prb liberando su inhibición del E2F. B, Luego el E2F activado participa en la expresión de una variedad de genes
necesarios para la fase S, incluyendo las ciclinas y las CDK de la fase S y subunidades de la ADN polimerasa.
con dos núcleos. Invariablemente, la célula híbrida resultante mostraba una regulación normal del crecimiento. Aparentemente, una
copia normal de uno o varios genes presentes en la célula normal era
capaz de suprimir la actividad alterada de un gen mutante en la célula
cancerosa. Estos genes y las proteínas que codifican se denominaron
supresores tumorales.
Los supresores tumorales desempeñan varias funciones diferentes de frenado y comprobación, y pueden dividirse en dos grandes
grupos, porteros y cuidadores. Los porteros son genes y proteínas
que participan en la maquinaria de los puntos de control existentes
conectando la lesión celular con una pausa del ciclo celular. Así, P53
(«proteína de 53 kilodalton») es un portero con una participación
importante en la ruta que detecta las lesiones del ADN; provoca
una pausa en el ciclo celular y, si la lesión no puede repararse, envía
señales a la célula para que se someta a una muerte programada. Se
cree que en aproximadamente el 50% de los cánceres humanos existe
una mutación de p53. Generalmente, los cuidadores son proteínas
que participan en la reparación de las lesiones o en el mantenimiento
normal de las proteínas imprescindibles del ciclo celular. Un ejemplo de un gen y proteína cuidadores en los seres humanos es Brca1
(«breast cancer 1» [cáncer de mama 1]). Normalmente, esta proteína
participa en la reparación de las incongruencias de los nucleótidos
(p. ej., G emparejado con T en vez de con C en la cadena del ADN
complementario), y en algunas familias se ha encontrado su gen
mutante en el cáncer de mama familiar (hereditario).
Puede apreciarse que, cuando funcionan correctamente, estos
genes y proteínas pueden suprimir la actividad tumoral y la proliferación celular. Cuando actúan, el ADN se repara antes de que la
célula intente dividirse, lo que tiende a prevenir las mutaciones y
otros tipos de inestabilidad genética. Sin embargo, la mutación con
pérdida de función de estos genes significa que la célula ha perdido la
capacidad para detectar o reparar las lesiones del ADN. Por ejemplo,
cuando P53 no es funcional, es posible que incluso una célula muy
dañada no reciba una señal adecuada para suicidarse, y esta célula
mutante puede continuar dividiéndose. Así, los genes supresores de
tumores se han asociado a mutaciones con pérdida de función en el
cáncer, no a mutaciones con ganancia de función como en el caso
de los oncogenes. Volviendo a la analogía de los coches y los frenos,
las mutaciones de los genes supresores de los tumores equivaldrían
a una avería del sistema de frenos o directamente a que el coche no
tuviera frenos.
Nos hemos centrado en dos supresores tumorales de tipo portero
porque su función e importancia en el cáncer están claras. La función
de los cuidadores, como Brca1, es más compleja y menos conocida
(v. la bibliografía recomendada sobre brca).
Las proteínas retinoblastoma y P53 son los «porteros»
principales del ciclo celular
El retinoblastoma es un cáncer infantil hereditario y raro de la retina
del ojo. A pesar de su rareza y de que no puede reproducirse en los
ratones, ha desempeñado un importante papel en el estudio del
cáncer. Un estudio estadístico de la enfermedad llevado a cabo a
principios de la década de 1970 proporcionó las mejores pruebas disponibles entonces de que el cáncer es una enfermedad genética. Alfred Knudsen demostró que los niños con retinoblastoma heredaban
una copia mutante de uno de sus progenitores (una «mutación de la
línea germinal»), pero requerían una segunda mutación somática en
las células que dan lugar a la retina. La «hipótesis de los dos aciertos» fue un precursor de la idea de que el cáncer se desarrolla por la
acumulación de mutaciones en un linaje celular. (Los tumores del
retinoblastoma requieren que se acumulen más mutaciones además
de que los dos genes retinoblastoma sean mutantes.) Por tanto, el
gen retinoblastoma, rb, fue el primer gen supresor tumoral que se
clonó. Los estudios de la proteína codificada, Prb, demostraron que
desempeña un papel fundamental en el control de la transición desde
G1 a la fase S del ciclo celular.
La proteína retinoblastoma es un represor de un factor de transcripción cuya actividad es necesaria para que la célula entre en la fase
S desde G1 (fig. 2-8). El factor de transcripción es E2F, que controla
la expresión de una amplia variedad de genes/proteínas necesarios
para la síntesis de ADN, incluyendo ciclina A, CDK1 (fig. 2-4) y
subunidades de la ADN polimerasa. La Prb es un potente inhibidor
36
SECCIÓN I La célula
de E2F solo cuando está unida a E2F directamente, lo que requiere
que Prb esté en un estado no fosforilado (v. figs. 1-1, B, y 1-17). La
represión de E2F se libera debido a la fosforilación de RB por los
pares ciclina-CDK que actúan al principio de G1 en el ciclo celular.
Como se ha mencionado, la estimulación del factor de crecimiento de
la ruta MAP cinasa da lugar a la expresión de la ciclina D (fig. 2-5),
que a su vez se empareja con CDK4 o con CDK6 para formar una
CDK activa. Uno de los sustratos de ciclina D/CDK4,6 es la proteína
retinoblastoma. Cuando CDK4,6 fosforila Prb, esta se libera de E2F, lo
que permite que este factor de transcripción fomente la actividad de
la ARN polimerasa sobre los genes con regiones promotoras de E2F
(fig. 2-8). Esta liberación de la inhibición de Prb por la fosforilación
mediada por CDK constituye el mecanismo molecular en que se basa
la «decisión» del punto R para dividirse finalmente en G1 que se ha
mencionado antes y que se muestra en la figura 2-2. Si las dos copias
de rb son mutantes, como en el retinoblastoma, no habrá moléculas represoras activas que se unan a E2F, y la decisión siempre será dividirse,
independientemente de otras condiciones. E2F fomenta la expresión
incontrolada de los genes de la fase S tanto si CDK4,6 se ha activado
(en parte) o no por los factores de crecimiento y la adhesión, lo que
contribuye al crecimiento sin control y al cáncer. A la inversa, en su
forma normal, no mutante, Prb tiende a suprimir la formación de
tumores actuando como un portero, dejando que la célula solo «cruce
la frontera» entre G1 y la fase S si se reciben señales normales del
factor de crecimiento y la adherencia. Así, Prb desempeña una función
crucial de portero en el control del ciclo celular normal, sano.
El otro portero fundamental entre G1 y la fase S es P53. A diferencia de Prb, P53 no participa en los ciclos celulares sanos; solo se
activa en respuesta a las lesiones celulares, generalmente lesiones del
ADN, o al estrés, como una concentración baja de O2 o la activación
de un oncogén (fig. 2-9). La función de P53 es asegurarse de que las
células estresadas/lesionadas se reparen o, si no es posible, se suiciden
antes de permitir que se replique su ADN. Como portero, el mecanismo de P53 también es más directo que el de Prb; P53 es un factor de
transcripción, y su activación estimula la expresión de una proteína
que es un potente inhibidor general de todos los motores ciclina/
CDK. Como factor de transcripción, P53 también media la expresión
de los genes que codifican los estimuladores de la muerte celular,
como se ha mencionado brevemente. El que la célula responda a
P53 parando el ciclo celular para poder repararse o suicidándose
depende de múltiples factores, pero uno de los más importantes es
la presencia de un oncogén. Normalmente, la actividad de P53 para
detener el ciclo celular predomina sobre su actividad de inducir la
muerte. Sin embargo, en presencia de oncogenes, incluyendo myc,
prevalece el suicidio. Esto ilustra claramente la actividad supresora
tumoral normal de P53: aunque una célula que expresa un oncogén
tenderá hacia un aumento de la proliferación, el mismo oncogén,
actuando a través de P53, activa una ruta de muerte para prevenir
que la población de células mutantes se extienda.
La activación de P53 se produce en parte a través de mecanismos
conocidos debido a los ejemplos del control de las proteínas mencionados anteriormente, incluyendo la fosforilación y la unión con
otras proteínas. Además, la actividad de P53 también está regulada
simplemente por el aumento de su concentración dentro de la célula.
Es decir, P53 se sintetiza normalmente de forma continua pero lenta
a través de todo el ciclo celular, y normalmente se descompone a un
ritmo similar. En las células sanas, la semivida de una molécula de
P53 es de aproximadamente 30 minutos, pero aumenta de tres a siete
veces en respuesta a las lesiones del ADN. Se ha demostrado que incluso una rotura de la cadena doble del ADN aumenta rápidamente
la concentración de P53 en algunas células. Una vez más, se puede
apreciar claramente cómo P53 actúa como portero y como supresor
tumoral. Cuando P53 está activado impide que una célula con un
error en el ADN cruce la frontera entre G1 y S (su función como
FIGURA 2-9 P53 y la respuesta a la lesión del ADN. Normalmente P53 se
mantiene a bajos niveles en la célula por medio de síntesis y degradaciones
continuas. La lesión del ADN inhibe la degradación, permitiendo que P53
aumente hasta niveles funcionales. La P53 es, por sí sola, un factor de transcripción y entre sus dianas está p21, cuya proteína es un potente inhibidor
de todos los complejos ciclina-CDK. Así, la regulación al alza de P53 causa la
detención del ciclo celular, por lo general al inhibir la fosforilación de Prb, como
se ve aquí. Posteriormente, si el ADN se repara, P53 vuelve a tener una concentración baja. Si el ADN sigue lesionado, P53 provoca una respuesta apoptósica
al mediar la expresión de proteínas proapoptóticas, como se explica en el texto.
portero), lo que a su vez impide que las células mutantes acumulen
más mutaciones (su función como supresor tumoral).
Sin embargo, si el gen p53 sufre una mutación con pérdida de función y la proteína no puede actuar como factor de transcripción, una
célula dañada sería capaz de dividirse, aumentado así la probabilidad
de acumular más lesiones y dar lugar a un posible cáncer. Así, p53/P53
es uno de los genes individuales y proteínas más importantes relacionados con el cáncer en los seres humanos; incluso la revista Science la
nombró la «molécula del año» en 1993. En aproximadamente el 50%
de los tumores humanos existe una mutación en p53, la mayoría de
las cuales impiden la unión del ADN, neutralizando la actividad de su
factor de transcripción. Cuando el gen p53 fue eliminado (knocked
out) en los ratones, el 74% de los animales desarrollaron cáncer a los
6 meses de edad (adulto jóven). Entre los ratones de experimentación
que tenían una o dos copias normales del gen, solo 1 de cada 100
animales desarrolló un tumor a los 9 meses.
Además de un punto de control para la fase S en la que la lesión
del ADN proporciona una señal reguladora importante, el otro punto de
CAPÍTULO 2 Cáncer: proliferación celular, esperanza de vida y mortalidad
control principal actúa durante la mitosis. Este punto de control responde
a las anomalías del huso mitótico o a las lesiones y anomalías del grupo de
cromosomas del interior del huso. Una vez más, puede apreciarse fácilmente
cómo las mutaciones que alteran estos «dispositivos de seguridad» pueden dar lugar a más lesiones, por ejemplo distribuyendo ambos cromosomas duplicados en una célula hija y ninguna copia de estos cromosomas
en la otra célula hija, lo que conduciría directamente a la aneuploidía.
Entre los cánceres humanos, en el cáncer de colon se encuentran con
frecuencia mutaciones en los genes del punto de control mitótico.
Sin embargo, dejamos el tema de los puntos de control mitóticos
en este nivel algo intuitivo y no vamos a analizar el mecanismo molecular con detalle. Tal esfuerzo requeriría un análisis muy extenso
de la estructura, las funciones y el control del huso mitótico basado
en microtúbulos, más adecuado para un curso de biología celular
que de fisiología animal. En su lugar vamos a analizar los controles
del crecimiento celular diferentes de la proliferación y a resumir
37
brevemente los conocimientos sobre la muerte celular programada
y el control de la esperanza de vida de la célula.
MECANISMOS QUE REGULAN EL SUICIDIO CELULAR
Y LA ESPERANZA DE VIDA DE LA CÉLULA
La apoptosis es el proceso de suicidio celular
El proceso de muerte celular producida por una lesión externa que
implica inflamación celular, rotura y participación de la respuesta inflamatoria se describió hace más de 100 años. Esta forma de muerte
celular se denomina necrosis y es tan familiar debido a la experiencia
con los cortes o las abrasiones. En la década de 1970 se describió un
proceso diferente de la muerte celular en el que las células se encogen, el
ADN se fragmenta de forma sistemática, se forman burbujas dinámicas
en la membrana plasmática y la célula se rompe en trozos pequeños
que son absorbidos rápidamente por las células vecinas (fig. 2-10). Esta
FIGURA 2-10 Necrosis frente a apop-
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tosis. La necrosis es la muerte celular
como resultado de un daño externo a
la célula que causa su apertura y la
liberación del contenido celular, lo cual
provoca una inflamación. La apoptosis
es la muerte celular como consecuencia
de mecanismos intrínsecos en los que
la célula se descompone en fragmentos que luego son fagocitados por las
células vecinas. Esto no causa ninguna
reacción inflamatoria y es tan «limpia»
que la apoptosis es difícil de observar.
38
SECCIÓN I La célula
FIGURA 2-11 Rutas extrínseca e intrínseca de la apoptosis. Para más detalles véase el texto.
forma «ordenada y limpia» de muerte celular se denomina apoptosis (del
griego «caída»). La apoptosis se ignoró durante los siguientes 20 años,
hasta que en los estudios sobre el desarrollo de los nematodos se descubrieron genes cuya única función era controlar la apoptosis. Los
estudios posteriores revelaron los mecanismos altamente conservados
de la apoptosis y su importancia para el desarrollo normal, la función
inmune y la enfermedad. La resistencia a la apoptosis es un factor que
contribuye claramente al cáncer. (A la inversa, el exceso de apoptosis
desempeña un papel importante en los trastornos neurodegenerativos
y los accidentes cerebrovasculares.) Para la práctica clínica es especialmente importante el hecho de que la mayoría de los fármacos contra el
cáncer y la radioterapia eliminan las células diana (y desgraciadamente
muchas células espectadoras) estimulando la apoptosis.
Existen dos rutas que dan lugar a la apoptosis. La ruta intrínseca
de la apoptosis responde a las lesiones internas o al estrés procedente
del interior de la célula. La ruta extrínseca comienza cuando una
molécula de señalización se une a un «receptor de mortalidad» en
la superficie celular (fig. 2-11). Sin embargo, ambas rutas convergen
en los mismos «ejecutores». Las caspasas son una familia de enzimas
proteolíticas que tienen un aminoácido cisteína en su sitio activo
(la «c» de caspasa) y que se unen a las proteínas sustrato por un
aminoácido aspartato («asp» de caspasa). De forma parecida a muchas otras proteínas, incluyendo las enzimas digestivas y los factores
de la coagulación de la sangre, las caspasas se activan a sí mismas
mediante escisión proteolítica. Es decir, como se creía en un principio,
la proteasa contiene un péptido inhibidor que debe estar separado
para permitir la proteólisis activa por la enzima. En el caso de las
caspasas, la proteasa activadora es otra caspasa. Así, las caspasas
se dividen en caspasas activadoras, que responden directamente a
uno u otro elemento de la ruta intrínseca o extrínseca, y la cascada
de caspasas ejecutoras, que dan lugar a la escisión específica de las
estructuras celulares. Entre otras tareas, las caspasas ejecutoras escinden las proteínas del citoesqueleto, lo que hace que la célula se
encoja, y activan las enzimas que degradan el ADN participando en
la fragmentación sistemática del ADN.
La ruta extrínseca básica de la apoptosis, que también se denomina «vía del receptor de muerte», es inusualmente corta y simple considerando el resultado extremo e irreversible. Una señal extracelular,
que puede ser soluble o estar unida a la superficie de otra célula, se
une a un receptor de mortalidad de la célula destinada a suicidarse y
lo activa. El dominio citoplásmico del receptor de mortalidad recluta
una o dos proteínas adaptadoras que activan directamente una caspasa de activación, que a su vez activa una o más caspasas ejecutoras
(fig. 2-11). La caspasa de activación de la ruta extrínseca también
puede «entrecruzarse» con la ruta intrínseca, descrita brevemente,
para aumentar la extensión de la activación de la caspasa. La ruta
extrínseca desempeña una función principal en la regulación del
sistema inmune, donde la gran mayoría de las células inmunes que
se generan inicialmente se eliminan. El papel de la ruta extrínseca
en el cáncer es más limitado. El algunos tipos de cánceres se produce
sobreexpresión de los «receptores señuelo», que se unen a las señales
de mortalidad y atenúan, en vez de activar, la respuesta apoptósica.
Resulta curioso que las células cancerosas suelen ser sensibles a una
ruta extrínseca, incluyendo la que participa en la eliminación de las
células inmunes, pero sus homólogas normales no. Existe la esperanza
de que en el futuro pueda utilizarse esta diferencia de sensibilidad a
las señales de mortalidad extrínsecas para el tratamiento del cáncer.
La resistencia a la apoptosis a través de la ruta intrínseca
es una marca distintiva del cáncer
La lesión celular interna o el estrés, incluyendo las lesiones del ADN,
la ausencia de anclaje celular, el hipermetabolismo o el hipometabolismo del oxígeno, la activación de oncogenes y las lesiones por
radiación, pueden estimular la ruta intrínseca de la apoptosis en las
células normales. La mayoría las células cancerosas, o quizá todas, son
más resistentes que las células normales a la apoptosis a través de esta
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CAPÍTULO 2 Cáncer: proliferación celular, esperanza de vida y mortalidad
ruta. La resistencia a la apoptosis no solo aumenta la probabilidad de
que la célula sea capaz de acumular más lesiones genéticas, sino que
también reduce la posibilidad de que las células cancerosas puedan
eliminarse. Esto se debe a que la actividad antitumoral del sistema
inmune, así como la mayoría de los tratamientos de quimioterapia y
radioterapia, depende de la apoptosis. Así, la resistencia a la apoptosis
suele significar resistencia al tratamiento.
La ruta intrínseca es mucho más compleja que la ruta extrínseca,
y esta discusión se centra en los tres elementos principales de la ruta
relacionados con la activación de las caspasas: P53, la mitocondria
y la familia Bcl de proteínas (fig. 2-11). Esta familia de proteínas se
descubrió en un cáncer («Bcl» procede del inglés B-cell lymphoma
[linfoma de células B], un tipo de leucemia en el que se descubrió la
primera de estas proteínas) e incluye tanto miembros proapoptósicos
como antiapoptósicos. El equilibrio entre ellos determina si la célula
morirá o vivirá. La resistencia de las células cancerosas a la apoptosis
no se debe solo a las mutaciones, como las que se han descrito para
p53, sino también a la falta de expresión de mediadores proapoptósicos y a la sobreexpresión de proteínas antiapoptósicas.
Comenzaremos con la mitocondria, conocido como «la central
eléctrica» de la célula responsable de producir ATP, y que también es el
punto de control central de la ruta intrínseca de la apoptosis. Hay que
recordar que la mitocondria tiene una membrana interna, responsable
del transporte de electrones, y una membrana externa, responsable de
la compartimentalización de esta organela. Las señales proapoptósicas hacen que la membrana externa de la mitocondria se vuelva
permeable y libere varias proteínas proapoptósicas que normalmente
no se hallan en el citoplasma. Entre las más importantes se encuentra el citocromo c, una proteína transportadora de electrones que
está unida débilmente a la membrana interna. En el citoplasma, el
citocromo c estimula la formación de un complejo multiproteína (el
apoptosoma) que estimula directamente la actividad de una caspasa
activadora (caspasa-9), que finalmente da lugar a la activación de
las caspasas ejecutoras. ¿Qué es lo que determina la magnitud de la
permeabilidad de la membrana externa mitocondrial?
Los miembros de la familia Bcl son los reguladores principales
de la permeabilidad de la membrana externa mitocondrial. Los
miembros proapoptósicos de esta familia, como Bax, dan lugar a la
permeabilización uniéndose para formar canales en la membrana
externa a través de los cuales puede pasar el citocromo c. También
pueden hacer que los canales a través de los cuales el ATP entra
normalmente en el citoplasma se abran más de lo habitual. Al parecer,
los miembros antiapoptósicos de la familia, como Bcl-2, actúan
uniéndose a los miembros proapoptósicos, inhibiendo su actividad.
En una célula sana, los miembros Bcl antiapoptósicos se encuentran
en una concentración suficientemente alta para neutralizar la actividad proapoptósica. Las lesiones aumentan la cantidad de moléculas
Bcl proapoptósicas y provocan la permeabilización de la membrana.
Así, el equilibrio entre los miembros pro y antiapoptósicos de la
familia controla el estado de permeabilidad de la mitocondria y
la supervivencia de la célula.
Puesto que la familia Bcl tiene alrededor de 20 miembros diferentes, el equilibrio entre las moléculas Bcl pro y antiapoptósicas tiene
múltiples controles, pero la actividad de P53 es la más importante.
Hay que recordar que cuando se activa (p. ej., debido a una lesión del
ADN), P53 actúa como un factor de transcripción, y activa mediante
transcripción al menos tres genes Bcl proapoptósicos diferentes, que
incluyen Bax y también la especialmente potente proteína proapoptósica PUMA. En cascada, P53 también activa la transcripción del gen
activador de caspasa-9 y del gen de un componente citoplasmático
principal del apoptosoma. Además de actuar como un factor de transcripción activador, P53 actúa como factor de transcripción inhibidor
de algunos genes, como el de la proteína Bcl-2 antiapoptósica. Por
último, e independientemente de la transcripción, P53 activada puede
39
activar directamente Bax, lo que es necesario para su capacidad de
ensamblarse con las estructuras del canal. Debido a estos múltiples
efectos sobre los genes y las proteínas apoptósicas, se considera que
P53 es un punto de control fundamental de la apoptosis, además de
actuar sobre la regulación del ciclo celular.
Como se ha mencionado antes en la discusión sobre P53, la importancia de la apoptosis en la formación de tumores es que cuando
la apoptosis es normal, casi todas las células dañadas se eliminan. Sin
apoptosis, las células dañadas sobreviven y acumulan más lesiones, lo
que ilustra por qué deben producirse varias mutaciones y disfunciones
para que los tumores alcancen una fase clínicamente significativa.
La resistencia de las células cancerosas a la apoptosis se origina debido a muchos tipos de mutaciones y alteraciones de la expresión
normal de los genes. Quizás la más importante sea la mutación del
gen p53, que elimina su unión con el ADN y por tanto su actividad
de transcripción. Existe una proteína relacionada con la actividad de
P53 que participa en la descomposición proteolítica normal de P53
(v. la discusión anterior). La sobreexpresión de esta proteína (MDM2)
en varios cánceres de los tejidos blandos impide que se acumule P53
hasta alcanzar niveles activos, por lo que inhibe tanto la pausa del ciclo
celular como la apoptosis. En varios cánceres humanos, incluyendo el
60% de los linfomas foliculares humanos y también algunos cánceres
de pulmón, el melanoma y el cáncer de próstata, se observa sobreexpresión de la proteína Bcl-2 antiapoptósica. Otra lesión apoptósica
frecuente que se observa en el cáncer es la sobreexpresión de proteínas
que se unen a caspasas y las inactivan directamente, así como la mutación o la pérdida de la expresión de las propias caspasas.
Las secuencias de ADN de los extremos de los cromosomas
determinan la esperanza de vida de la célula
La disfunción principal final del control del crecimiento que se encuentra en las células cancerosas es la última que se ha descubierto,
aunque también parece ser la lesión molecular individual más común
en el cáncer: la expresión de una transcriptasa inversa denominada telomerasa. (Una transcriptasa inversa es cualquier enzima que sintetiza
ADN a partir de una plantilla de ARN.) La telomerasa es responsable
de la replicación de los telómeros, las regiones especializadas, no
codificadoras, del ADN que se encuentran en los extremos de los
cromosomas. Sin embargo, normalmente la telomerasa solo se expresa en las células embrionarias y en las células madre de los adultos.
(Las células madre son células normales especializadas que tienen
un potencial de replicación ilimitado, como las células que generan
gametos y las células formadoras de sangre de la médula ósea, como
se discutirá más adelante.) La gran mayoría de las células somáticas
normales no expresan telomerasa, pero sí se expresa en el 85-90% de
todos los cánceres y es el determinante principal de la «inmortalidad»
de las células cancerosas.
Las telomerasas son segmentos de ADN muy repetitivo, y representan cientos de repeticiones de la secuencia de nucleótidos simples
TTAGGG (en los vertebrados) que se encuentran en los extremos
de los cromosomas. Los telómeros actúan como protecciones de
los extremos de los cromosomas, impidiendo que se unan entre sí.
También impiden que los extremos de los cromosomas se reconozcan
como sitios dañados del ADN (roturas del ADN de cadena doble).
Lo más importante para el cáncer es que los telómeros impiden que
se pierda ADN de codificación en los extremos cromosómicos en
cada ciclo de duplicación del ADN; esto es necesario porque las ADN
polimerasas normales tienen una limitación grave: no pueden duplicar completamente el extremo de una molécula de ADN de doble
cadena, por lo que los extremos de los cromosomas se van acortando
con cada ciclo de la duplicación del ADN. (En las bacterias se resuelve
este problema porque tienen cromosomas con ADN circular.)
Los telómeros son ADN consumible que se encuentra en los
extremos de los cromosomas y cuyo acortamiento progresivo no
40
SECCIÓN I La célula
compromete la función de codificación del genoma. Aunque se pierda
la secuencia que no codifica, el acortamiento de los telómeros desempeña una función importante en la célula: es una especie de reloj que
mide el número de veces que se ha dividido la célula, y la longitud
del telómero refleja la edad de esta. Aunque no se conoce bien el
mecanismo, las células pueden detectar la longitud de sus telómeros
y, cuando alcanzan un tamaño críticamente corto, la célula deja de
dividirse y se dice que está senescente (senescencia en latín significa
«envejecimiento»). Como se ha indicado antes, la esperanza de vida
de las células es finita; una célula de un ser humano de mediana
edad se dividirá de 20 a 40 veces en un cultivo antes de la senescencia. Cuando se colocan en un cultivo, el número de divisiones
celulares siguientes antes de la senescencia refleja la longitud original
de los telómeros. Además, se ha demostrado que algunos trastornos
degenerativos, como la cirrosis hepática, aceleran el acortamiento
de los telómeros. En principio, la senescencia es un bloqueo poderoso contra el cáncer, puesto que la célula dañada original (fig. 2-1)
sería incapaz de dividirse el número suficiente de veces para que su
descendencia acumulara las mutaciones múltiples necesarias para
producir un tumor. La expresión de la telomerasa (y otros medios
menos comunes de elongación de los telómeros) elimina de forma
eficaz este bloqueo para el desarrollo del cáncer haciendo que las
células se vuelvan inmortales.
La telomerasa tiene tanto proteína como componentes ARN. La
proteína proporciona la transcriptasa inversa catalítica, permitiendo
que la enzima alargue la secuencia telomerasa basada en la plantilla
de ARN que transporta. Es decir, el componente ARN de la telomerasa es complementario a la secuencia de ADN del telómero y se
utiliza como plantilla para la replicación del ADN del telómero. La
telomerasa no se expresa en las células somáticas normales de los
adultos, excepto en las células madre, como se ha mencionado antes.
Sin embargo, las células de los cultivos tisulares inmortales expresan
telomerasa, como las células cancerosas. La expresión experimental
de la telomerasa en las células humanas aumenta de forma espectacular la esperanza de vida duplicativa de las células. De esta forma, la
expresión de la telomerasa que se observa en la gran mayoría de los
cánceres humanos permite a estas células dividirse indefinidamente,
lo que supone otra ventaja selectiva, de forma que pueden acumular
otras lesiones a lo largo del tiempo.
En las últimas secciones de este capítulo se volverá a prestar
atención a las células cancerígenas en el contexto de un tumor, que
es una población de células cancerosas que interactúan entre sí y
con el tejido normal circundante. La discusión sobre los controles del crecimiento intrínseco de las células normales y cancerosas
terminará con un resultado experimental que parece confirmar la
importancia de los tipos de lesiones que se han analizado hasta el
momento. En este experimento se demostró que eran suficientes
cuatro cambios genéticos para transformar las células renales humanas normales en células cancerosas capaces de formar tumores
cuando se trasplantaban a un ratón huésped (sin sistema inmune).
Los cuatro cambios genéticos que se «diseñaron» dentro de las células
fueron una mutación activadora del oncogén ras, la inactivación de
las proteínas retinoblastoma y P53, y la expresión de la subunidad
catalítica de la telomerasa. Así, la lesión de los genes o la expresión de
estas moléculas, que se destacan aquí, refleja las necesidades mínimas
para que una célula normal crezca como un cáncer.
ORIGEN DE LOS TUMORES Y DISEMINACIÓN DEL CÁNCER
Las células cancerosas pueden estar relacionadas
con las células madre
Como se ha indicado en la sección anterior, algunas células adultas normales tienen un potencial de duplicación ilimitado. Son las
«células madre», término que ha aparecido mucho en las noticias
FIGURA 2-12 Células madre. Las células madre son células que se auto-
rrenuevan, con un potencial de duplicación alto, en ocasiones ilimitado. Su
proliferación proporciona células madre adicionales y células progenitoras.
Estas últimas se dividen y finalmente se diferencian para convertirse en uno
o más tipos de células somáticas diferenciadas especializadas para determinadas tareas (p.ej. los eritrocitos y los monocitos de la sangre).
últimamente. Una célula madre es una célula autorrenovable con
un gran potencial de duplicación y que también puede dar lugar a
células diferenciadas. Típicamente, la división de las células madre
produce una célula que continúa siendo una célula madre, mientras
que la otra célula hija se diferencia en una célula especializada con la
esperanza de vida limitada habitual (fig. 2-12). La célula que continúa
siendo una célula madre no pierde ninguna capacidad de desarrollo
y puede dividirse indefinidamente, produciendo más células madre y
más células diferenciadas.
Últimamente, la prensa ha prestado mucha atención a las células
madre embrionarias. Se trata de células embrionarias que pueden
seguir produciendo células madre o células diferenciadas, en principio de todos y cada uno de los tipos celulares del organismo. Por
otro lado, incluso en los adultos, el mantenimiento de muchos tejidos
normales depende básicamente de las células madre. Sin embargo, las
células madre adultas solo pueden diferenciarse en un grupo limitado
de tipos celulares diferentes, no en todos los tipos de células que
existen en el organismo. Lo más conocido es que las distintas células
de la sangre se originan a partir de la división de las células madre
hematopoyéticas de la médula ósea; una célula hija sigue siendo una
célula madre en la médula ósea, mientras que la otra se diferencia para
convertirse en uno de los distintos tipos de células sanguíneas (pero
la célula madre sanguínea solo puede formar células sanguíneas, no
células que no sean de la sangre). Las células que recubren el intestino
y las células de la piel también se originan a partir de una población
estable de células madre adultas, algunas de cuyas descendientes
se diferencian en células intestinales y cutáneas especializadas. Por
este motivo, la quimioterapia que se utiliza para intentar causar la
apoptosis de las células cancerosas también afecta a estas poblaciones
de células madre normales; los efectos secundarios comunes de la
quimioterapia son anemia, alopecia y trastornos digestivos.
Las células cancerosas se parecen a las células madre por su inmortalidad, pero la relación entre ellas puede ir más allá. Basándose
en la presentación realizada hasta ahora, puede tenerse la imagen
mental de un tumor formado por una población uniforme de células
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CAPÍTULO 2 Cáncer: proliferación celular, esperanza de vida y mortalidad
muy dañadas, y que cualquiera de ellas podría formar un tumor
nuevo si se trasplantara. En realidad, los verdaderos tumores no son
una población homogénea de células, sino que están formados por
una variedad de células que se diferencian significativamente por su
fenotipo, a pesar de que todas son descendientes clonales de una
única célula somática, como se muestra en la figura 2-1. (No hay
que olvidar que todas las células somáticas del organismo son descendientes clonales del óvulo fecundado, por lo que las diferencias
fenotípicas que se originan dentro de las líneas clonales no son una
sorpresa en sí mismas.) Es más, los experimentos realizados con
varios cánceres han demostrado que solo el 1% o menos de las células
tumorales son capaces de formar otro tumor, incluso en el mismo
paciente (o ratón). Así, los tumores pueden contener una pequeña
subpoblación de células madre cancerosas que son responsables de
producir las células heterogéneas del tumor y que son las únicas que
pueden continuar el crecimiento del cáncer. Esto también daría a los
tumores la capacidad para adaptarse a su entorno; puesto que las células madre pueden diferenciarse de varias formas, se seleccionarían
las células diferenciadas que permiten el crecimiento continuado y
la supervivencia.
Esta hipótesis solo se ha confirmado de modo convincente en
las leucemias, pero también puede aplicarse a otros tipos de cáncer.
También en las leucemias, las células madre cancerosas expresan
algunas proteínas marcadores características de las células madre
hematopoyéticas normales. Además, solo las células madre de la leucemia que expresan determinados marcadores normales son capaces
de formar nuevos cánceres cuando se trasplantan. Finalmente, una
posible relación entre el cáncer y las células madre puede consistir en
que para producir células cancerosas las modificaciones genéticas que
se resumen en este capítulo deban suceder en una célula madre de un
adulto normal. También en este caso el mejor ejemplo a favor de
ese tipo de mecanismos proviene de las leucemias. Pero la sangre
es original no solo porque es líquida en vez de ser un tejido sólido,
y no tenemos muy claro que otros tipos de cáncer se comportan de
forma similar.
Desde luego, los resultados recientes sobre el melanoma, cáncer
de piel que por lo general es mortal y que mencionamos antes en
el contexto de la ruta de la MAP cinasa, desafían algunos de los
conceptos de la hipótesis cancerosa sobre las células madre. Por ejemplo, un porcentaje relativamente grande de las células del melanoma,
aproximadamente el 25% de las células tumorales, son capaces de
originar un tumor después de trasplantadas. Esta alta frecuencia
no se corresponde con la idea que tienen los científicos sobre las
células madre. Más preocupante aún: hay pruebas que indican que la
capacidad de las células del melanoma para formar nuevos tumores
es transitoria. Es como si la «maternidad» de las células de melanoma fuera inestable y apareciera y desapareciera. Así, la hipótesis
de las células madre en el cáncer se presta a la controversia. Por un
lado, los tumores que muestran características de las células madre
plantean la posibilidad de que el tratamiento contra el cáncer quizás
debería dirigirse principalmente a las células madre del cáncer y no
a la mayoría de las células del tumor. Y podría ser posible utilizar
los marcadores de las células madre como diana de los fármacos,
para evitar que la gran mayoría de las células del organismo sufran
los efectos secundarios del tratamiento. Por otro lado, no sabemos
cuántos cánceres o tumores individuales, demostrarán que se ajustan
al modelo de las células madre o no. En la bibliografía al final de este
capítulo se recomienda un estudio sobre las «premisas, las promesas
y los retos» de las células madre cancerosas.
La muerte causada por cáncer generalmente es resultado
de su diseminación y no del tumor original
La muerte causada por el cáncer suele ser el resultado de la diseminación del cáncer desde el tumor inicial, el tumor primario, hasta
41
varios sitios distantes. Este proceso por el cual las células cancerosas
colonizan otros tejidos se denomina metástasis. En algunos tipos
de cáncer, como la leucemia y el cáncer cerebral, el propio tumor
primario puede ser mortal. Por el contrario, el tumor primario del
melanoma, es más pequeño que un lunar, se localiza en la piel y no
se convierte en potencialmente mortal hasta que las células cancerosas se diseminan. Aunque la metástasis es el aspecto más letal del
cáncer, se sabe mucho menos sobre ella que sobre las disfunciones
de las células que crecen dando lugar al tumor primario.
El aspecto que mejor se conoce de la metástasis es que se produce
mediante un proceso en varios pasos que se denomina cascada metastásica. En este proceso, paso a paso, las células escapan del tumor
primario, pasando a través de las barreras tisulares hasta llegar al sistema circulatorio. Estas células se transportan hasta que salen del
sistema circulatorio para invadir un nuevo tejido (fig. 2-13). Los pasos
de la cascada metastásica indican que es especialmente importante
que se alteren tres grandes tipos de funciones celulares: la adherencia
celular, la motilidad celular y la secreción de proteasas. Tampoco aquí
sabemos cómo se producen estas alteraciones a partir de la alteración
genética del crecimiento en el tumor primario, pero se ha sugerido
que están relacionadas con la mutación causada por la inestabilidad
genética del tumor primario.
El primer paso de la cascada metastásica es la pérdida de la adherencia celular de la célula cancerosa, tanto con las células vecinas
como con la MEC. Como consecuencia, muchos tipos de células
cancerosas muestran una expresión muy reducida del receptor de
adherencia entre las células, el E-cadherina, importante para la adhesión epitelial. De forma parecida, las células tumorales primarias
muestran una amplia variedad de anomalías en cuanto al número
y el tipo de receptores de adherencia célula-MEC que expresan.
Además de que las células se desprendan del tumor primario, lo
que les permite escapar, otra hipótesis es que estos cambios en las
moléculas de adherencia de la célula son la base de la curiosa tendencia de varios tipos de cáncer a hacer metástasis preferentemente
en determinados tejidos. Por ejemplo, el melanoma tiene una gran
tendencia a metastatizarse en el cerebro y en el hueso. Un grupo
especial de moléculas de adherencia anormales (para la piel) del
melanoma puede representar un «código postal» que favorece la
entrega en un sitio distante determinado.
Una vez que las células metastásicas pueden escapar del tumor
primario debido a la alteración de la adherencia, deben viajar a través
del sistema circulatorio, entrar en la circulación (lo que se denomina
intravasación) para «hacer autostop» por todo el organismo. Aunque
generalmente «circulación» se refiere altorrente sanguíneo, las células
cancerosas también pueden diseminarse viajando dentro del sistema
linfático, que recoge el líquido tisular extracelular para devolverlo a
la sangre. De hecho, la invasión de los ganglios linfáticos, que son
los sitios colectores principales del líquido extracelular y los desechos, es una prueba común de la metástasis inicial. Sin embargo,
por cualquier ruta, la capacidad de las células para la intravasación
depende de la alteración de la motilidad normal y de la expresión de
las proteasas. La mayoría de los tipos de células animales son capaces
de moverse «arrastrándose» utilizando mecanismos actina y miosina
similares a los de la contracción muscular (v. fig. 1-4). Este desplazamiento de arrastre es parecido a la motilidad de las amebas. Mediante
técnicas de imagen, se ha visualizado directamente la migración de las
células del cáncer de mama, que se observan como células solitarias
con morfología ameboide. Todo el sistema de actina y miosina de la
mayoría de las células cancerosas está alterado, lo que causa cambios
de la forma de la célula y su capacidad y tendencia para moverse. Por
ejemplo, las células cutáneas normales son bastante inmóviles, pero
las células del melanoma son muy móviles. Esta falta de regulación del
sistema actomiosina se debe en parte a las mutaciones de la familia
Rho de proteínas G pequeñas de tipo Ras, que ya se ha mencionado
42
SECCIÓN I La célula
FIGURA 2-13 Cascada metastásica, la ruta del tumor primario al tumor metastásico. Las células del tumor
primario alteran su adhesión celular y sus propiedades de movilidad para migrar fuera del sitio del tumor primario
(1). Estas células segregan proteasas para abrirse camino a través del tejido circundante (2). Luego se introducen
en la vasculatura (3), proceso llamado intravasación, desde donde son llevadas pasivamente por toda la circulación
(4). En algún punto se adhieren a los lados del vaso sanguíneo y salen de la vasculatura (5), proceso llamado
extravasación. Algunas células metastásicas son capaces de colonizar la nueva localización para formar un tumor
metastásico nuevo y letal (6).
brevemente. Las mutaciones de rho son comunes entre las células del
melanoma muy metastásico, pero estas mutaciones son raras en las
líneas celulares del melanoma poco metastásico.
Puesto que las células de los tejidos sólidos están hacinadas juntas,
parece que el aumento de la motilidad está facilitado por la secreción
de proteasas que digieren algunos «obstáculos» de la matriz celular en
la ruta de las células cancerosas. En hasta aproximadamente el 80% de
los cánceres humanos se originan células epiteliales. Como se ha mencionado antes, todas las células epiteliales están unidas a una MEC,
que se caracteriza por un tipo especial de colágeno. Generalmente, las
proteasas específicas para este tipo de colágeno se sobreexpresan en
las células metastásicas. El número de proteasas diferentes y la cantidad neta de proteasas secretadas tienden a aumentar cuando aumenta
el potencial metastásico. Además, parece que las células cancerosas
tienen la capacidad de hacer que las células normales circundantes
aumenten su secreción de proteasas. Las proteasas no solo ayudan a la
intravasación de las células metastásicas, sino que también estimulan
la supervivencia y la proliferación celular por mecanismos que no
se conocen. Sin embargo, no toda la MEC representa un obstáculo
para el movimiento que debe degradarse proteolíticamente. Parece
que algunos tipos de MEC proporcionan rutas estimuladoras para
las células que migran, para que continúen hacia la circulación. La
quimioatracción también facilita la migración hacia la circulación;
al parecer, el factor de crecimiento epidérmico atrae a las células del
cáncer de mama.
Tras la intravasación, las células metastásicas se desplazan por la
circulación hasta que pueden unirse a las paredes vasculares. Después, invirtiendo el proceso de la intravasación, la célula sale de la circulación, lo que se denomina extravasación. Como podría esperarse,
esto también depende de cambios de la adherencia, la motilidad y la
secreción de proteasas. Tras la extravasación, las células metastásicas
deben ser capaces de sobrevivir y proliferar en este nuevo entorno.
Menos de 1 de cada 10.000 células que escapan del tumor primario
colonizan con éxito una nueva localización. Antes se asumía que esta
alta proporción de fracaso reflejaba un «transporte extremadamente
desigual» en el sistema circulatorio. Las pruebas más recientes indican que el factor limitante de la metástasis es la supervivencia de
la célula en la nueva localización, lo que representa otro ejemplo de la
selección natural, la «microevolución» que se produce en el cáncer. El
entorno extraño ejerce una fuerte presión selectiva negativa sobre las
células cancerosas que llegan, y la gran mayoría no sobrevive. Irónicamente, la idea actual sobre la metástasis es parecida a la «hipótesis
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
CAPÍTULO 2 Cáncer: proliferación celular, esperanza de vida y mortalidad
de la semilla y la tierra», que se propuso por primera vez en 1889.
La metástasis requiere que una célula cancerosa del tumor primario
(la semilla) sea capaz de llevar a cabo todos los pasos de la cascada
metastásica (selección), y la célula metastásica debe colonizar una
región (la tierra) adecuada para que pueda crecer después. Las células
normales no pueden sobrevivir en una localización nueva dentro del
mismo organismo. Los distintos tejidos tienen diferentes entornos
químicos (p. ej., mezclas distintas de los factores de crecimiento),
y están especializados para la supervivencia y el crecimiento de los
tipos de células particulares que se encuentran en la zona. En el
proceso de la metástasis tienen que seleccionarse las células capaces de crecer en un entorno extraño. Se cree que la mayoría de las
células metastásicas se vuelven inactivas en su nueva localización,
y que deben producirse y seleccionarse otros cambios genéticos
para que puedan crecer de forma descontrolada. Los genes cuyos
productos intervienen en la adaptación de las células a un entorno
en especial se llaman genes jardineros, una nueva alusión a la visión
actual de las metástasis y su semejanza a la jardinería. Se ha postulado
que en estos genes jardineros las mutaciones permiten que crezcan
en un medioambiente extraño y menos del 1% de las micrometástasis crecen hasta alcanzar un tamaño clínicamente importante. Un
aspecto fundamental de este proceso de selección para el crecimiento
descontrolado en la localización exterior es la secreción por las célu­
las cancerosas y de las células circundantes de varios mediadores que
estimulan el crecimiento de nuevos vasos sanguíneos para irrigar el
tumor. Otra característica clave de la selección es la remodelación de
la MEC local, que normalmente es necesaria para la proliferación.
Estos fenómenos de la inducción de la irrigación sanguínea y la
remodelación de la MEC son otros aspectos de la metástasis que no
se conocen bien.
De hecho, se sabe poco sobre cómo la metástasis conduce realmente a la muerte, excepto que suele producir una atrofia profunda
y progresiva del músculo esquelético y la grasa del organismo, denominada caquexia. Este proceso consuntivo afecta hasta el 80% de los
pacientes con cáncer y posiblemente sea responsable de una tercera
parte de las muertes. Algunos resultados de experimentos recientes,
también realizados en ratones, indican que la inhibición de la caquexia, incluso sin inhibir el crecimiento del tumor, alarga drásticamente
la expectativa de vida de los animales. La caquexia es compleja, pero
parece deberse. en gran medida, a que las células cancerosas liberan
moléculas señalizadoras que estimulan anormalmente las vías de
desarrollo de las células musculares y lipídicas. A su vez, la activación
de estas vías del desarrollo lleva a niveles anormalmente altos de
degradación de la grasa y las proteínas de las células afectadas. Otros
posibles mecanismos de la caquexia son las reacciones inflamatorias
generalizadas que atacan otros aspectos de la fisiología del paciente en
general. Es posible que la presencia de células extrañas, seleccionadas
para que puedan crecer en una localización anormal, hace que se
movilicen todos los mecanismos de defensa del organismo y ataquen
al propio organismo, una pesadilla de «fuego amigo» biológico según la actual jerga militar. Posiblemente, la «extrañeza» del tumor
metastásico explique esta respuesta tan inapropiada, que los tumores
primarios no suelen provocar. Es por este motivo, en parte, que
cuando se elimina completamente el tumor primario antes de que se
produzca la metástasis, suele producirse la recuperación completa. En
otros casos, la muerte causada por la enfermedad metastásica, como
la muerte causada por algunos tumores primarios, se debe a que las
células cancerosas simplemente devastan un órgano vital, causando
insuficiencia orgánica.
El crecimiento de los tumores sólidos depende del desarrollo
de nuevos vasos sanguíneos
Los tumores, como los tejidos normales, necesitan vasos sanguíneos
que les aporten oxígeno y nutrientes y eliminen los productos de
43
desecho. Se ha prestado mucha atención al desarrollo de los capilares
tumorales porque es un paso que limita la tasa de crecimiento y la
progresión del tumor. Tanto los tumores primarios como los metastásicos requieren nuevos vasos; sin ellos, el diámetro del tumor no
superaría un tamaño de aproximadamente 1 a 2 mm, sería demasiado
pequeño y no podría verse ni palparse. Se han encontrado tumores
latentes de este tamaño en autopsias de personas que no murieron
a causa del cáncer, ya que no en todos los tumores se desarrolla
la irrigación sanguínea necesaria para su crecimiento, por lo que la
capacidad de los tumores para estimular la formación de vasos sanguíneos nuevos es un paso distintivo e importante de la progresión
del tumor. De esto se deduce que también es un paso relativamente
temprano de la progresión del tumor, pero aquí se ha mencionado
después de la metástasis porque la mayoría de los vasos nuevos se
forman a partir de capilares existentes que invaden regiones nuevas
del tejido, compartiendo algunas características con la metástasis.
En la discusión del capítulo 1 sobre la hipótesis de Starling se
indica que los capilares sanguíneos están formados principalmente
por una capa única de un tipo de células epiteliales especializadas, las
células endoteliales. Los primeros capilares del embrión se forman
mediante vasculogenia, la diferenciación de las células precursoras
(angioblastos) para formar una red básica de capilares. Sin embargo,
la mayoría de los capilares nuevos se forman mediante angiogenia, la
germinación y ramificación de los capilares existentes para irrigar las
nuevas regiones tisulares. Los vasos sanguíneos más grandes, como
las arteriolas y las venas, se desarrollan a partir del crecimiento posterior de los capilares. En los adultos, normalmente solo tiene lugar
la angiogenia, y depende de procesos celulares invasivos parecidos
a los que tienen lugar en la metástasis: proliferación de las células
endoteliales existentes, migración de las células hacia la región que
va a irrigarse (lo que supone cambios de la función de la actina y de
la adhesión a las células circundantes) y remodelación de la MEC circundante de forma que las células que se extienden se intercalan entre
las células del tejido para formar al final un tubo hueco. Aunque las
células cancerosas del tumor son anormales, las células endoteliales
que forman los nuevos capilares son normales. Así, los capilares del
tumor pueden originarse mediante vasculogenia (debido al entorno
anormal del tumor) o, principalmente, mediante angiogenia. De
forma parecida, las células endoteliales de los capilares del tumor
responden a las señales estimuladoras e inhibidoras normales de la
angiogenia. No obstante, las características patológicas del tumor estimulan el crecimiento anormal de los vasos sanguíneos, cuyo patrón,
composición y función son diferentes de las de los capilares normales.
En el tejido adulto normal, excepto el aparato reproductor femenino, las células endoteliales son de las que proliferan más despacio.
Solo 1 de cada 10.000 células endoteliales del adulto se dividen en
algún momento, comparado con el 10% de las células epiteliales
del intestino. La angiogenia normal está muy regulada por factores
tanto estimuladores como inhibidores. Los factores estimuladores
incluyen las lesiones y la hipoxia, que a su vez provocan la secreción
de factores de crecimiento angiogénico como el factor de crecimiento
endotelial vascular (VEGF, «vedge-eff»). Este factor de crecimiento estimula la proliferación y migración de las células endoteliales y
suprime la apoptosis. El VEGF también aumenta la permeabilidad
de los vasos existentes. Los factores inhibidores comprenden la
trombospondina-1, que es un componente de la MEC que inhibe
la proliferación y la motilidad de las células endoteliales, y también
factores solubles como la angiostatina, que estimula la apoptosis de
las células endoteliales en proliferación, y la endostatina, que inhibe
la migración de las células endoteliales. El crecimiento, la estasis
o la regresión de los capilares dependen del equilibrio entre los estímulos pro y antiangiogénicos tanto como la vida y la muerte celular
dependen del equilibrio entre las señales pro y antiapoptósicas que
se ha analizado antes.
44
SECCIÓN I La célula
La quiescencia relativa de los capilares normales contrasta mucho con los capilares de los tumores, que se han comparado con
«las heridas que nunca cicatrizan», ya que crecen y se remodelan
continuamente. Las células endoteliales del tumor se dividen con
una frecuencia de 20 a 40 veces superior a las células endoteliales
normales, y generalmente los tumores tienen una densidad vascular
mucho mayor que los tejidos normales. Como resultado, la estructura
y función de la vascularización de los tumores es anormal. Los vasos
de los tumores pueden mostrar combinaciones extrañas de las estructuras de capilares, venas y arteriolas y suelen incorporar células
cancerosas como parte de la pared de los vasos. Estos vasos tienden
a estar enrollados y dilatados, a seguir caminos tortuosos e incluso a
estancarse, por lo que el flujo sanguíneo también es anormal, los
vasos son más permeables que los vasos normales y en algunos casos
la sangre fluye de un lado a otro en vez de circular.
Quizás el factor más importante de esta patología vascular es la
alta concentración de VEGF en y alrededor de los tumores. La mayoría de los tumores humanos secretan grandes cantidades de VEGF y
también hacen que los tejidos circundantes secreten VEGF. Muchos
de los datos procedentes de los experimentos con ratones apoyan
la función crucial del VEGF en la angiogenia y el crecimiento del
tumor. Los anticuerpos contra el VEGF suprimen el crecimiento de
los tumores existentes; las células cancerosas manipuladas para que
no puedan expresar el VEGF son incapaces de formar tumores, y la
inhibición del receptor del VEGF inhibe el crecimiento de diversos
tumores. En parte, la secreción del VEGF por las células tumorales
parece que es el resultado de las condiciones hipóxicas iniciales del
tumor avascular. Normalmente, la hipoxia es un fuerte inductor de la
producción del VEGF, y el centro de muchos tumores sólidos muestra células necrosadas que indican mortalidad por falta de oxígeno.
Además, la lesión genética de las células en su progresión hacia el
cáncer también parece contribuir a la sobreexpresión del VEGF.
Se ha demostrado que las mutaciones de ras y la sobreexpresión de
Bcl-2, el factor antiapoptósico, desempeñan funciones importantes
en ese sentido.
Los vasos tumorales también son considerablemente más permeables que los vasos normales, hasta el punto de ser casi hemorrágicos,
lo que también se cree que está causado por la sobreexpresión del
VEGF (que también se denomina «factor de permeabilidad vascular»). La gran permeabilidad de los vasos del tumor tiene varias
consecuencias con respecto a la fisiología del tumor, la diseminación
y el tratamiento. Se cree que la gran permeabilidad vascular de los
tumores facilita la metástasis porque esta requiere la intravasación de
las células tumorales en la circulación, que es más probable cuanto
más aumenta la permeabilidad. Los vasos más permeables también
alteran el transporte de líquido capilar, como se explicó en el capítulo 1. Hay que recordar que la filtración y la reabsorción capilar
dependen del equilibrio entre las fuerzas hidrostáticas y oncóticas
a través de la pared capilar. La filtración de líquido desde los vasos
tumorales distiende el espacio intersticial, aumentando su presión
hidrostática y reduciendo el gradiente de presión a través de la pared
capilar. El gradiente de la presión oncótica también disminuye debido
a la filtración de proteínas en el espacio intersticial, de forma que la
presión oncótica del espacio intersticial se aproxima a la de la sangre.
El resultado es una presión neta del líquido intersticial anormalmente
alta, que puede provocar el colapso de algunos vasos, dando lugar
a hipoxia de los tejidos circundantes y a regulación positiva de la
expresión del VEGF. El aumento de la presión del líquido intersticial
también disminuye el transporte de líquido desde la sangre hacia
el tumor. Parece que este intercambio pobre de líquidos inhibe la
liberación de fármacos quimioterapéuticos desde la sangre hasta el
tumor. Los estudios sobre la quimioterapia del cáncer de mama y del
melanoma demuestran que los tumores con presión alta del líquido
intersticial tienden a responder peor al tratamiento.
Como ocurre con los demás descubrimientos sobre la biología
tumoral, se está estudiando con mucho interés la posi-bilidad de
controlar la angiogenia del tumor con fines terapéuticos. Mientras
escribimos esto se están ensayando alrededor de una docena de
compuestos antiangiogénicos. Uno de ellos, el bevacizumab (Avastin,
un anticuerpo contra VEGF) se ha aceptado como primera línea de
tratamiento para el cáncer de colon metastásico, aun cuando este mismo fármaco ha demostrado hace muy poco ser ineficaz en el cáncer
de mama. A diferencia de la mayoría de los tratamientos contra el
cáncer, que se dirigen hacia las células cancerosas anormales, el objetivo del tratamiento antiangiogénico serían las células endoteliales
normales. Estas células no son inestables genéticamente, por lo que es
menos probable que desarrollen resistencia al fármaco (v. la discusión
siguiente). Además, puesto que las células endoteliales normales son
inusualmente quiescentes, la inhibición de la angiogenia produciría
menos efectos secundarios que las quimioterapias habituales. Sin
embargo, como ocurre con otros tratamientos dirigidos a las células,
los inhibidores de la angiogenia que han demostrado unos resultados
espectaculares en los estudios preclínicos han tenido mucho menos
éxito en el tratamiento de los pacientes.
EXPECTATIVAS DEL TRATAMIENTO CONTRA EL CÁNCER
El futuro del tratamiento contra el cáncer es esperanzador,
pero supone un gran desafío
La mayor parte de los actuales tratamientos anticancerosos utilizan
pocos o ninguno de los avances conseguidos en nuestro conocimiento sobre la base molecular del cáncer. Es cierto que la disminución de
la mortalidad (humana) por cáncer en el mundo industrializado se
debe principalmente a que hay mejores exploraciones mamarias y del
colon y también a las medidas preventivas (p.ej. los consejos contra
el tabaco). Tanto la quimio como la radioterapia son tratamientos
citotóxicos no selectivos (a nivel celular), que tienen por objeto
reducir el tamaño general de los tumores, pero también poseen
serios efectos secundarios debido a su citotoxicidad general. Los estudios clínicos para probar nuevos fármacos anticáncer casi siempre
incluyen un gran número de pacientes sin pensar en investigar qué
mutaciones particulares subyacen en el tumor de cada paciente.
Esta situación está comenzando a cambiar cada vez más, para ser un
tratamiento dirigido en el que se tiene en cuenta el genotipo del tumor
y, de ser posible se administran preferentemente fármacos dirigidos
a esas mutaciones. Un ejemplo de ese tratamiento dirigido, que
mencionamos antes, es el uso de vemurafenib que va dirigido a las
mutaciones de Raf que se ven en algunos (no en todos) melanomas.
Aquí damos otros ejemplos de tratamientos dirigidos, pero tanto
el devenir de esos tratamientos como la práctica del diagnóstico
molecular siguen siendo difíciles y en ocasiones decepcionantes
por tres causas comunes de fracaso del tratamiento que reflejan las
propiedades fundamentales del cáncer. En la bibliografía de este
capítulo hay más información acerca de la terapia dirigida en el
artículo «The evolving war on cancer» («La guerra que se está librando contra el cáncer»).
En primer lugar, a pesar de su éxito con Raf y el melanoma, los
marcadores moleculares únicos no han demostrado ser muy útiles
para mejorar el diagnóstico debido a la acumulación de mutaciones,
junto con las diferencias de este proceso entre los distintos individuos.
Por ejemplo, los resultados de la evaluación de las diferentes mutaciones que se producen en genes tan importantes como ras o p53 en
el cáncer de mama han sido contradictorios en cuanto a predecir la
evolución de la enfermedad, posiblemente porque estas mutaciones
tienen efectos diferentes, dependiendo de las demás mutaciones implicadas y de su interacción con los alelos normales de cada paciente.
Como resultado, parece que serán necesarias «marcas» multiproteína/multigén. Si estas marcas pueden desarrollarse como análisis
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
CAPÍTULO 2 Cáncer: proliferación celular, esperanza de vida y mortalidad
de líquidos corporales u otras pruebas relativamente no invasivas,
el tratamiento del cáncer mejorará, ya que realizar el diagnóstico
tan pronto como sea posible es crucial para que el pronóstico sea
favorable.
El segundo tema común es que los múltiples tipos de lesiones
genéticas y procesos selectivos necesarios para el cáncer también
actúan produciendo resistencia al tratamiento. Es decir, el estado genético inestable y anormal de las células cancerosas que produce las
anomalías del crecimiento también produce respuestas anómalas a
los fármacos y otras intervenciones. Irónicamente, un ejemplo vívido
es uno de los éxitos notables, podría decirse que es el protagonista
del tratamiento dirigido contra el cáncer. Se sabe que la leucemia
mieloide crónica (LMC) comienza con una mutación especializada
(una translocación cromosómica particular) que altera el gen para
una tirosina cinasa específica, Abl, de forma que se convierte en un
oncogén activado. Se desarrolló un inhibidor bastante específico
de esta tirosina cinasa, el imatinib, que bloquea la unión con el
ATP, neutralizando la actividad cinasa. Este inhibidor ha sido muy
beneficioso para los pacientes en la fase crónica, temprana, de la
LMC, que es debilitante pero no mortal. En muchos pacientes, este
fármaco produce la remisión completa de la LMC, evitando que
progrese hasta la fase aguda, que es mortal. Sin embargo, algunos
pacientes han desarrollado resistencia; en la mayoría de estos casos
el oncogén abl ha mutado otra vez de forma que se recupera la
unión con el ATP a pesar del imatinib. Y lo que es más lamentable,
el análisis cuidadoso de la sangre de los pacientes con LMC que
están en remisión indica un compartimento residual de células
leucémicas (aparentemente células madre cancerosas) que puede
dar lugar al desarrollo de resistencia en los años siguientes. No obstante, actualmente se están realizando ensayos clínicos de más de
20 inhibidores de proteína cinasas «específicos», y los profesionales
tendrán a su disposición más fármacos con la eficacia de imatinib,
a pesar de sus limitaciones.
Además de las mutaciones categóricas que provocan el cáncer,
se han mencionado varios ejemplos en los que los cambios de la
expresión genética de proteínas normales estimulan el desarrollo
del cáncer. Tal situación constituye la base de otro éxito precoz del
tratamiento dirigido basado en una única lesión genética. El cáncer
de pulmón de células no pequeñas es la principal causa de muerte por
cáncer en los EE.UU. Del 40% al 80% de estos cánceres sobreexpresan
el receptor del factor de crecimiento epidérmico (RFCE), que es una
RTK como ya explicamos antes. El gefitinib (Iressa) bloquea el sitio de
unión de ATP al RFCE, inhibiendo la actividad de la cinasa de forma
similar al Gleevec. Como ocurre con vemurafenib y las mutaciones
raf, gefitinib ha demostrado efectividad en aquellos pacientes cuyo
cáncer de pulmón de células no pequeñas depende de la mutación
del receptor, pero no en los que tienen un RFCE normal.
Sin embargo, los cambios de la expresión genética también constituyen un reto para el tratamiento del cáncer, especialmente en
lo que respecta a la resistencia al fármaco, cuyo mecanismo es la
base de otro ejemplo general del obstáculo para el tratamiento que
representa el estado genético de las células cancerosas. La resistencia
a múltiples fármacos (RMF) es un fenotipo en el que las células desarrollan resistencia a muchos fármacos quimioterapéuticos que se
utilizan actualmente y que al principio eran eficaces para una amplia variedad de cánceres. Este es el resultado de la sobreexpresión
de una bomba proteica que hace que el fármaco salga de la célula.
Igual que se seleccionan las células cancerosas por su capacidad
para proliferar de forma continua, la administración del fármaco se
selecciona para las variantes de las células cancerosas con cambios
en su expresión genética, de forma que la bomba de salida reduce la
eficacia del fármaco. Así, el nuevo fármaco desarrollado no solo debe
competir con la genética del cáncer, sino también con los genes y la
expresión de los genes relacionados con la resistencia farmacológica.
45
(Un aspecto interesante de la bomba de salida del fármaco que suele
expresarse en las células cancerosas es que ¡también se expresa en las
células madre normales!)
El tercer tema común que se identifica como un obstáculo para
los tratamientos moleculares contra el cáncer es que, como se ha
analizado, el cáncer refleja las disfunciones fisiológicas a un nivel
particularmente fundamental. No es fácil interferir con estas funciones sin comprometer a los mecanismos compensadores implicados
que normalmente actúan como «soporte» de las funciones más
importantes. Al nivel más simple, las intervenciones que alteran
estos mecanismos básicos de la vida y la muerte celular suelen
ser demasiado destructivas para la fisiología de algunas células
normales, por lo que no resultan útiles. Por ejemplo, aunque vemurafenib, el inhibidor de Raf que mencionamos anteriormente, y
gefitinib, el inhibidor de RFCE, han demostrado ser eficaces contra
algunos cánceres, muchos otros inhibidores de la ruta factor de
crecimiento/MAP cinasa (fig. 2-5) que han sido prometedores en las
células cultivadas y en los ratones han resultado demasiado tóxicos
para su uso terapéutico.
Otros resultados indican que los tratamientos eficaces deben
parecerse mucho a la biología molecular normal de la célula. Los
experimentos dirigidos a p53 son notables a este respecto. Puesto
que la mutación de un gen p53 predispone al cáncer (si se perdiera
la otra copia, se perdería un importante punto de control), la activación de la copia normal que queda podría proteger contra el cáncer.
Ese aumento de la actividad de P53 protegió a los ratones contra el
cáncer, pero se acortó considerablemente la esperanza de vida de
estos ratones y se observaron signos de envejecimiento prematuro.
Dada esta participación inesperada de P53 en el envejecimiento,
puede deducirse que los protooncogenes y los genes supresores de
tumores tienen múltiples funciones que complican el desarrollo
de los tratamientos. En los experimentos en que la expresión de P53
activada se limitaba al tejido mamario, los ratones también estaban
protegidos contra el cáncer, pero el coste fue la inhibición de la lactación y del tejido mamario. Los mejores resultados contra el cáncer
obtenidos a partir de la manipulación experimental de la expresión
de P53 proceden de los experimentos en que se introdujeron en
ratones cromosomas artificiales completos con el gen p53 y todos sus
elementos de control normales. Estos ratones eran más resistentes al
cáncer inducido químicamente y no se produjeron efectos aparentes
sobre el envejecimiento. Sin embargo, la introducción de genes con
todos los elementos de control importantes es demasiado difícil para
que resulte un tratamiento práctico.
Por último, la importancia de estos genes y proteínas normales
para la función celular significa que suelen tener mecanismos de control redundantes. Parece que esto puede aplicarse a otro «sospechoso
habitual» del cáncer, Ras/ras. La evidencia de que es necesaria la
asociación con la membrana plasmática mediante las «colas» lipídicas
para la actividad de Ras (de forma parecida a la subunidad alfa de la
proteína G heterotrimérica, v. fig. 1-14) han dado lugar al desarrollo de fármacos, los inhibidores de la farnesil transferasa (FTI), que
bloquean la adición de la cola lipídica. Aunque se ha demostrado
que los FTI son clínicamente útiles contra algunos tipos de cáncer en
algunos pacientes, sus efectos son muy variables. Una idea es que los
FTI solo inhiben una ruta de asociación entre la membrana y Ras. Si
se utilizan solos, estos fármacos solo tienen efectos discretos sobre los
tumores, pero si se combinan con los fármacos quimioterapéuticos
estándar, los FTI actúan relativamente bien sobre algunos cánceres.
Sin embargo, el hecho de que los inhibidores no afecten a algunos
cánceres muy relacionados con las mutaciones de ras, como el cáncer
de pulmón, es muy desconcertante. Es más, algunos tumores ras
independientes fueron sensibles a los FTI. Actualmente se cree que
es posible que estos fármacos no actúen solo a través de la asociación
entre la membrana y Ras.
46
SECCIÓN I La célula
Como se señaló anteriormente, los tratamientos habituales de
quimioterapia y radioterapia son muy tóxicos según los estándares
habituales de la práctica clínica. El tratamiento contra el cáncer es
un ejemplo médico típico de que «los hombres se agarran a un clavo
ardiendo». Así, la cantidad de éxitos claros del tratamiento dirigido
basado en los avances en nuestra comprensión molecular del cáncer
se consideran esperanzadores. Pero la eficacia de los tratamientos
químicos está matizada por el enorme éxito contra las enfermedades
infecciosas tratadas con antibióticos y vacunas,y la prevención de
las enfermedades orgánicas, p.ej. la cardiovasculopatía, con fármacos
dirigidos al RFCE. Estos pueden ser modelos poco realistas del éxito
contra la enfermedad a un nivel profundamente celular, genético,
como el cáncer. Para los veterinarios constituiría un avance muy
bienvenido el uso de un animal doméstico como modelo del cáncer,
en especial para el desarrollo de tratamientos. La bibliografía de este
capítulo incluye un artículo en colaboración por un amplio grupo
de veterinarios que describe las posibles ventajas del perro como
modelo del cáncer.
CASO CLÍNICO
PERRO QUE SUFRE UN COLAPSO MIENTRAS ESTÁ
CORRIENDO
Historia. Una perra golden retriever, castrada, de 10 años de edad, ha
sufrido un colapso esta mañana temprano mientras corría en la calle.
La perra sigue muy letárgica y no quiere moverse.
Exploración clínica. La perra tiene las mucosas pálidas y la temperatura normal. El tiempo de llenado capilar es prolongado. La frecuencia
cardíaca y la frecuencia respiratoria están aumentadas. Cuando se
palpa el abdomen parece que tiene líquido, y la perra tiene dolores.
Comentario. Basándose en la historia y en la exploración física,
es posible que la perra tenga una hemorragia intraabdominal. El
hemangiosarcoma es un tumor frecuente en los perros ancianos y
se origina a partir de una célula endotelial modificada. Los perros
suelen llevarse a la clínica tras haber sufrido un colapso cuando el
tumor, que se localiza en el bazo, produce una hemorragia interna.
Suele realizarse una esplenectomía urgente (se extirpa el bazo). En
algunos casos, los perros pueden mostrar otros signos clínicos inespecíficos (inapetencia, letargia), y puede hacerse un diagnóstico antes
de que el perro sufra un colapso debido a una hemorragia aguda. El
diagnóstico suele hacerse combinando varias técnicas, incluyendo
radiología, ecografía, biopsia, histopatología e inmunohistoquímica,
para determinar la naturaleza del tumor. En muchos casos, cuando se
hace el diagnóstico el tumor ya ha metastatizado, generalmente por vía
hematógena, en otros órganos. Afecta con más frecuencia al pulmón y
al hígado, pero también puede afectar al riñón, el músculo, el cerebro,
el mesenterio, la piel y los ganglios linfáticos. Recientemente se ha
demostrado que los hemangiosarcomas caninos expresan el factor de
crecimiento derivado de plaquetas beta (PDGF-b). Cuando se suprimió
esta señalización del RTK en un modelo de ratones utilizando imatinib,
se suprimió la línea celular canina.
Tratamiento. El tratamiento depende de la fase en la que se diagnostica el tumor, como en este caso, el animal se presenta con shock y
hemorragia. En estos casos se estabiliza al paciente, se realiza la
cirugía y se extirpa el bazo (en este paciente). El pronóstico general
de estos pacientes es malo porque normalmente el tumor ha metastatizado cuando se hace el diagnóstico inicial. En estos casos la
radioterapia es paliativa, y a veces se utiliza cuando hay una masa
local grande que no puede extirparse. Generalmente, la quimioterapia
es el tratamiento de elección, aunque la supervivencia media de estos
perros no suele ser muy larga. Los fármacos suelen incluir el protocolo
VAC: doxorubicina, ciclofosfamida y vincristina. La doxorubicina inhibe
la síntesis de ADN, la síntesis de ARN dependiente de ADN y la síntesis
de proteínas, y actúa a lo largo de todo el ciclo celular. La ciclofosfamida inhibe la duplicación del ADN, así como la transcripción y la
duplicación del ARN. La vincristina se une a proteínas microtubulares
específicas para inhibir la división celular. Las complicaciones que
se asocian a la quimioterapia incluyen la mielosupresión y la sepsis.
Todavía se están probando tratamientos experimentales y dirigidos a
las células endoteliales, el bloqueo de los factores de adhesión y la
inhibición de los factores de crecimiento asociados al crecimiento de
las células endoteliales.
PREGUNTAS PRÁCTICAS
1. ¿Cuál de los siguientes elementos se asocia a la estimulación
normal de la proliferación celular?
a. Oncogenes.
b. Genes supresores tumorales.
c. Telomerasa.
d. Protooncogenes.
e. Caspasas.
2. En la ruta del factor de crecimiento, el factor de crecimiento se
une primero a _____________ lo que da lugar a la activación de
__________________, que a su vez activa una cascada de enzimas
_____________ que altera la transcripción.
a. receptores acoplados a proteína G, proteínas G, adenilil ciclasa;
b. receptor de tirosina cinasas, Ras, MAP cinasa;
c. receptor de tirosina cinasas, Bcl-2, caspasa;
d. cinasas dependientes de ciclina, Prb, telomerasa;
e. supresores tumorales, oncogenes, punto de control.
3. ¿Cuál de los siguientes elementos media la apoptosis?
a. Telomerasa.
b. Citocromo c.
c. Receptor de tirosina cinasas.
d. Cinasas dependientes de ciclina.
e. Ciclinas.
4. El supresor tumoral Prb es un/una ___________________ y
participa en la regulación de los ciclos celulares de las células
________________, mientras que P53 es un/una _____________
y participa en la regulación del ciclo celular de las células
_____________.
a. inhibidor de la transcripción, sanas, factor de transcripción, sanas;
b. factor de transcripción, dañadas, inhibidor de la apoptosis, sanas;
c. caspasa, dañadas, inhibidor de la transcripción, dañadas;
d. inhibidor de la transcripción, sanas, receptor de tirosina cinasa,
sanas;
e. inhibidor de la transcripción, sanas, factor de transcripción,
dañadas.
5. Las células madre normales son parecidas a las células cancerosas,
pero se diferencian de las células somáticas normales en que tanto
las células madre normales como las células cancerosas:
a. Están ocultas para los puntos de control del ciclo celular.
b. Tienen ciclos celulares independientes de la activación de
cinasas dependientes de ciclina.
c. Tienen telomerasa activada.
d. Son resistentes a la apoptosis en respuesta a las lesiones del
ADN.
e. Son capaces de metastatizarse a tejidos distantes, extraños.
CAPÍTULO 2 Cáncer: proliferación celular, esperanza de vida y mortalidad
VOCABULARIO
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Este capítulo es especial porque contiene gran cantidad de términos
especializados sobre el cáncer y los temas relacionados, palabras
que generalmente no se utilizarán en los capítulos siguientes. Debe
familiarizarse con estos términos y ser capaz de definirlos y de establecer su función en las células normales, y si son diferentes y de
qué forma en las células cancerosas.
aneuploidía
angiogenia
apoptosis (rutas extrínseca e intrínseca)
caquexia
cascada metastásica
caspasas (activadoras y ejecutoras)
células madre
células somáticas
ciclina
ciclo celular (fase G1, fase S, fase G2, fase M)
cinasa dependiente de ciclina (CDK)
crecimiento dependiente del anclaje
extravasación
familia Bcl
fenotipo MDR
intravasación
línea germinal
metástasis
mutación con ganancia de función
mutación con pérdida de función
mutación somática
oncogenes
punto de control
Ras
retinoblastoma (Prb)
ruta MAP cinasa
supresor tumoral
telomerasa
47
telómeros
tratamiento dirigido
tumor primario P53
vasculogenia
VEGF
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SECCIÓN II Neurofisiología
Bradley G. Klein y James G. Cunningham
Capítulo 16 revisado por John H. Rossmeisl, Jr.
CAPÍTULO 3
Introducción al sistema nervioso
PUNTOS CLAVE
1. La neurona es la principal unidad funcional del sistema nervioso.
2. El sistema nervioso del mamífero se divide en dos partes: el sistema
nervioso central y el sistema nervioso periférico.
3. El sistema nervioso central puede dividirse en seis regiones anatómicas.
E
l sistema nervioso es el primer sistema multicelular descrito en
este libro ya que es uno de los sistemas de coordinación más
importante del cuerpo y porque al aclararse muchos conceptos
concernientes al sistema nervioso se pueden comprender otros sistemas orgánicos.
La mayor parte de las patologías en neurología veterinaria, incluyen entre sus signos clínicos, anomalías del movimiento (p. ej., crisis
epilépticas, parálisis), por lo que en los siguientes capítulos se tratará
la fisiología del control muscular, de la postura y del movimiento.
Como la oftalmología veterinaria es una subespecialidad extensa, se
hace una especial referencia a la fisiología de la visión. También se
analizan en la sección II otros sistemas sensitivos, cuya disfunción
puede causar una sintomatología clínica fácilmente reconocible
(p. ej., el sistema vestibular, la audición). La comprensión del sistema
nervioso autónomo es esencial para entender gran parte de la farmacología y el control reflejo de muchas de las funciones orgánicas más
críticas. De igual manera, conocer el funcionamiento de la barrera
hematoencefálica y del sistema del líquido cefalorraquídeo resulta
esencial para interpretar de forma adecuada los resultados de pruebas
diagnósticas como el análisis del líquido cefalorraquídeo obtenido
mediante punción y la homeostasia del microentorno celular del
sistema nervioso central. Dada su importancia clínica dentro de la
medicina veterinaria, también se describen el electroencefalograma
y los potenciales evocados sensitivos. Debido a las limitaciones de
espacio, solo se tratarán los conceptos fisiológicos básicos imprescindibles para entender los mecanismos de la enfermedad y la práctica de la medicina veterinaria. Para un estudio más detallado de la
neurofisiología, el lector puede recurrir a los textos mencionados en
la bibliografía.
La neurona es la principal unidad funcional
del sistema nervioso
La unidad funcional más importante del sistema nervioso es la neurona, un tipo de célula cuya morfología varía considerablemente
según su localización en el sistema nervioso. Casi todas las neuronas
tienen una zona de la membrana celular para recibir información,
conocida habitualmente como dendritas; un cuerpo celular, o soma,
que contiene los orgánulos para casi toda la actividad metabólica
de la célula; una extensión de la membrana celular que transporta
información denominada axón, y una terminal presináptica que
se encuentra al final del axón para transmitir información a otras
48
4. El sistema nervioso central está protegido por las meninges y por el líquido
cefalorraquídeo.
5. El sistema nervioso recoge e integra la información sensitiva, planifica una
respuesta y genera un resultado motor.
células. El axón suele estar recubierto por una capa grasa denominada
vaina de mielina, que aumenta la velocidad con que se transfiere la
información a lo largo del axón.
Las neuronas no están aisladas: suelen estar interconectadas dentro de circuitos o rutas neurales que cumplen una función específica
(fig. 3-1). Los circuitos/las rutas neurales que tienen una función
semejante suelen llamarse colectivamente sistemas neurales. Por
ejemplo, la ruta retinotectal informa a los ojos para que se orienten
por reflejo hacia la posición de una fuente de luz, en tanto que la ruta
retinohipotalámica lleva información que afecta a los ritmos fisiológicos del organismo como respuesta a los ciclos de luz-oscuridad.
Estas rutas neurales individuales forman parte del sistema visual.
El otro tipo celular del sistema nervioso es la célula glial. Las
células gliales tienen un papel importante en la producción de las
vainas mielínicas de los axones en la modulación del crecimiento
de neuronas en formación o dañadas, en la amortiguación de las
concentraciones de potasio y neurotransmisores, en la formación
de contactos entre las neuronas (sinapsis), y también participan en
determinadas respuestas inmunitarias del sistema nervioso. Estas células no producen potenciales de acción, aunque cada vez parece más
evidente que pueden detectar indirectamente la actividad eléctrica de
las neuronas y utilizar esta información para modular la eficacia de
la comunicación neuronal. Sin embargo, no todas las acciones de las
células de la glía son beneficiosas para el sistema nervioso, puesto que
a ellas se atribuyen ciertas respuestas neuroinflamatorias características de algunas enfermedades neurodegenerativas y la aparición de
algunos trastornos de dolor crónico.
El sistema nervioso del mamífero se divide en dos partes:
el sistema nervioso central y el sistema nervioso periférico
El sistema nervioso central (SNC) está formado por el cerebro y la
médula espinal (cuadro 3-1) y se encuentra rodeado por una serie de
huesos. El cerebro está cubierto por el cráneo y la médula espinal por
las vértebras cervicales, torácicas y lumbares, además de ligamentos.
El sistema nervioso periférico (SNP) está formado por nervios espinales y craneales que transmiten las señales eléctricas, denominadas
potenciales de acción, desde o hacia el SNC. Estos nervios son haces
de axones del SNP. Los axones que transmiten los potenciales de
acción hacia el SNC se denominan aferentes, y los que transmiten
las señales desde el SNC se denominan eferentes. Funcionalmente,
los elementos del SNP pueden agruparse en dos subsistemas: motor
© 2014. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
CAPÍTULO 3 Introducción al sistema nervioso
49
FIGURA 3-1 Cada una de las neuronas suele
estar interconectada dentro de los circuitos o
rutas neurales. Los circuitos/las rutas neurales
que tienen funciones semejantes se denominan
colectivamente, sistemas neurales.
CUADRO 3-1 Organización del sistema nervioso
Sistema nervioso central (SNC)
Encéfalo
Médula espinal
Sistema nervioso periférico (SNP)
Eferente (motor)
Somático:
al músculo esquelético
Visceral:
al músculo cardíaco
a los músculos lisos
a las glándulas exocrinas
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Aferente (sensorial)
Somático:
desde la piel
desde la retina
desde el laberinto membranoso
Visceral:
desde los órganos torácicos y abdominales
desde el epitelio olfativo
desde las papilas gustativas
y sensitivo. Los elementos de los nervios craneales y espinales que
tienen funciones motoras son: 1) los axones de las neuronas eferentes
somáticas, que conducen las órdenes del potencial de acción desde el
SNC hasta las zonas de unión, denominadas sinapsis, en el músculo
esquelético, y 2) los axones de las neuronas eferentes viscerales, que
conducen los potenciales de acción hacia las sinapsis con neuronas
periféricas que controlan el músculo liso, el músculo cardíaco y
algunas glándulas. Los componentes del SNP que tienen una función
sensitiva son los axones de las neuronas aferentes, que conducen
los mensajes del potencial de acción desde los receptores sensitivos
periféricos hasta el SNC. Estos receptores son responsables, directa o
indirectamente, de transducir la información del exterior o el interior
del organismo en potenciales de acción que viajan hacia el sistema
nervioso central, y de codificar la intensidad de la estimulación del
receptor, modificando la frecuencia de los potenciales a medida que
la intensidad de la estimulación varía.
Los componentes sensitivos de los nervios craneales y espinales
son los axones de: 1) las neuronas aferentes somáticas y 2) las neuronas aferentes viscerales. Los axones aferentes somáticos conducen
los potenciales de acción que se generan debido a la estimulación de
los receptores, como los fotorreceptores del ojo, los auditivos del oído
o los de estiramiento del músculo esquelético. Los axones aferentes
viscerales conducen los potenciales de acción que se generan en los
receptores de estiramiento o en los quimiorreceptores (p. ej., O2, CO2)
localizados en los órganos viscerales del tórax y el abdomen, al sistema nervioso central. Los axones viscerales aferentes y eferentes forman parte del sistema nervioso autónomo, la parte del SNP y del SNC
responsable del control involuntario del músculo liso, del músculo
cardíaco, de algunas glándulas y de muchas funciones fisiológicas
vitales (p. ej., la frecuencia cardíaca, la presión arterial, la digestión).
Los axones de los nervios periféricos convergen para formar un
único nervio espinal en cada uno de los orificios intervertebrales.
Los nervios periféricos sensitivos y motores están separados en el
canal espinal; los primeros penetran en la médula espinal a través
de las raíces nerviosas dorsales, mientras que los motores salen de la
médula por las raíces ventrales (fig. 3-2).
El SNP y el SNC difieren en la capacidad regenerativa de los
axones neurales tras una lesión física. Los axones de los nervios
periféricos pueden volver a crecer lentamente y a reconectarse con
sus objetivos periféricos. Los axones lesionados del SNC no pueden
regenerarse de forma eficaz, debido en gran medida a las características inhibidoras de su entorno local. Se ha demostrado que, ciertas
modificaciones experimentales de este entorno, pueden inducir la
regeneración axonal del SNC.
El sistema nervioso central puede dividirse
en seis regiones anatómicas
El SNC tiene una organización longitudinal, que se caracteriza porque
las partes filogenéticamente más antiguas se encuentran en la zona
más caudal y las partes más recientes en la zona rostral. El SNC puede
dividirse en seis regiones (fig. 3-3): la médula espinal y cinco regiones
cerebrales principales. En dirección caudorrostral, estas regiones
cerebrales son: el bulbo raquídeo, la protuberancia, el mesencéfalo, el
diencéfalo y el telencéfalo. (En ocasiones se considera que el cerebelo,
una estructura cerebral que se encuentra dorsalmente a la protuberancia y al bulbo raquídeo, es la séptima parte principal del SNC.) El
bulbo raquídeo, la protuberancia y el mesencéfalo forman el tronco
del encéfalo, y el diencéfalo y el telencéfalo forman el prosencéfalo.
En general, la médula espinal, el tronco del encéfalo y el prosencéfalo representan una jerarquía de la organización funcional. La
médula espinal recibe la entrada sensitiva de, y proporciona la salida
motora hacia el tronco y las extremidades; el tronco del encéfalo
realiza estas funciones para la cabeza y la cara. La información sensitiva que accede al tronco del encéfalo se transmite al prosencéfalo,
donde tienen lugar las formas de procesamiento de información
más sofisticadas. La información sensitiva que llega a la médula espinal se transmite al prosencéfalo a través del tronco del encéfalo. El
prosencéfalo también genera las respuestas motoras más sofisticadas,
que se envían al tronco del encéfalo para que la cabeza y la cara se
50
SECCIÓN II Neurofisiología
FIGURA 3-2 La médula espinal y las tres membranas
meníngeas en el interior del canal vertebral. Los potenciales
de acción generados sobre los aferentes sensoriales penetran en la médula espinal por medio de los axones de las
raíces dorsales. Los generados en eferentes motoras salen
de la médula espinal por los axones de las raíces ventrales
(De Gardner E: Fundamentals of neurology, 3ª ed., Filadelfia,
1959, Saunders.)
FIGURA 3-3 El sistema nervioso central (SNC) tiene
una organización longitudinal en la que las partes
filogenéticamente más antiguas son caudales y las
más recientes son rostrales. El SNC puede dividirse
en seis regiones principales: la médula espinal, el
bulbo raquídeo, la protuberancia, el mesencéfalo, el
diencéfalo y el telencéfalo (hemisferios cerebrales).
muevan, o a la médula espinal para que se muevan el tronco y las
extremidades. El prosencéfalo también puede enviar órdenes motoras
directamente a la médula espinal. Los haces de axones que van de una
localización a otra dentro del SNC se llaman tractos.
Cada una de las seis regiones del SNC tiene características anatómicas y funcionales diferentes, entre las que se incluyen:
1. La médula espinal es la región más caudal del SNC. Los axones de
las raíces dorsales sensitivas conducen los potenciales de acción
generados por la estimulación de los receptores sensoriales de la
piel, los músculos, los tendones, las articulaciones y los órganos
viscerales, a la médula espinal. La médula espinal contiene los
cuerpos celulares y las dendritas de las neuronas motoras cuyos
axones salen a través de las raíces ventrales para llegar al músculo
esquelético o alcanzar el músculo liso. También se encuentran
en ella los fascículos axonales que transportan la información
sensitiva al cerebro y las órdenes motoras desde el cerebro hasta
las neuronas motoras. La médula espinal aislada puede controlar
los reflejos simples, como los reflejos de estiramiento muscular
y la retirada de las extremidades cuando actúa un estímulo doloroso.
2. El bulbo raquídeo se localiza rostralmente a la médula espinal
y se parece mucho a ella. También recibe información de los
receptores sensitivos externos e internos del organismo y envía
órdenes motoras a los músculos esqueléticos y lisos a través de
los nervios craneales. En la cabeza y en la región del cuello se
localizan grandes poblaciones de estos receptores y músculos. Los
cuerpos celulares de las neuronas del bulbo que reciben entradas
sensitivas de los nervios craneales o envían respuestas motoras se
agrupan en agregados denominados núcleos nerviosos craneales
sensitivos y motores, respectivamente. Los núcleos nerviosos
craneales del bulbo raquídeo desempeñan un papel fundamental
para las funciones vitales de los sistemas respiratorio y cardiovascular y para distintos aspectos relacionados con la alimentación
(p. ej., gusto, movimiento de la lengua, deglución, digestión) y la
vocalización.
3. La protuberancia se localiza rostralmente al bulbo raquídeo y
contiene los cuerpos celulares de un gran número de neuronas en
una cadena de dos neuronas que transmite información desde la
corteza cerebral hasta el cerebelo. El cerebelo no es una parte del
tronco del encéfalo, pero suele describirse junto con la protuberancia porque tienen un origen embrionario similar. El cerebelo
es importante para el movimiento coordinado, preciso y fino, y
para el aprendizaje motor. Los núcleos nerviosos craneales de la
protuberancia desempeñan funciones importantes recibiendo
CAPÍTULO 3 Introducción al sistema nervioso
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
la información sensitiva sobre el tacto facial y realizando el control
motor de la masticación.
4. El mesencéfalo, o cerebro medio, discurre rostralmente a la protuberancia y contiene los colículos superiores e inferiores, que
son importantes para el procesamiento y la transmisión de la
información visual y auditiva que se integra en otros niveles del
cerebro. El mesencéfalo también contiene núcleos de los nervios
craneales que controlan directamente los movimientos oculares y
que provocan la constricción de las pupilas. Algunas regiones del
cerebro medio coordinan especialmente los movimientos reflejos
de los ojos.
Cada región del tronco del encéfalo contiene fascículos axonales
que conducen los potenciales de acción hacia o desde el prosencéfalo, así como fascículos que conducen los potenciales de acción
hacia y desde la médula espinal. Todas las regiones del tronco del
encéfalo contienen una parte de la formación reticular, un complejo
en forma de red constituido por un complejo en forma de red integrado por numerosas agrupaciones de cuerpos celulares (núcleos) y
por proyecciones axonales escasamente organizadas, que se localiza
cerca de la línea media y que desempeña importantes funciones
para la regulación de la consciencia y el despertar, la percepción
del dolor y los reflejos espinales, así como para el movimiento.
5. En el diencéfalo se encuentran el tálamo y el hipotálamo, que son
estructuras grandes formadas por varios subnúcleos. El tálamo es
una estación repetidora y un modulador de la información que
llega a la corteza cerebral procedente de los sistemas sensitivos
y de otras regiones del cerebro. El hipotálamo regula el sistema
nervioso autónomo, controla la secreción hormonal de la hipófisis
y desempeña una función principal para los aspectos fisiológicos
y conductuales de la homeostasis (p. ej., mantenimiento de la
temperatura y la presión arterial, alimentación).
6. El telencéfalo, que normalmente se conoce como hemisferios cerebrales, está formado por la corteza cerebral y un pequeño número
de estructuras subcorticales destacadas, como los ganglios basales
y el hipocampo. La corteza cerebral interviene en las formas más
complejas de la integración sensorial y la percepción sensorial
consciente. También formula y ejecuta secuencias del movimiento
voluntario. Los ganglios basales son una colección de núcleos
que modulan las funciones motoras de la corteza cerebral, y el
hipocampo desempeña una función importante para la memoria
y el aprendizaje espacial. En relación ala función del hipocampo,
resulta de gran interés que sea una de las poquísimas regiones
del cerebro en la que tienen lugar procesos de neurogenia en
mamíferos adultos.
51
El sistema nervioso central está protegido
por las meninges y por el líquido cefalorraquídeo
Todo el sistema nervioso central está rodeado por tres membranas
protectoras denominadas meninges: la piamadre, la aracnoides y la
duramadre (fig. 3-2). La membrana más interna es la piamadre; establece contacto directo con el sistema nervioso central, y consta de
un estrato simple de fibroblastos situados sobre la superficie externa
del cerebro y la médula espinal. La membrana media, la aracnoides,
denominada así porque se parece a la tela de una araña, formada por
varios estratos de fibroblastos, que constituyen una capa fina, separada
de la piamadre por líquido cefalorraquídeo, que ocupa el el espacio
subaracnoideo. La meninge más externa es la duramadre, una membrana mucho más gruesa constiuida por fibroblastos, que protege el
sistema nervioso central. En la cavidad craneal, la duramadre suele
unirse con la superficie interna del hueso.
El líquido cefalorraquídeo (LCR) es un líquido claro e incoloro,
que se encuentra en el espacio subaracnoideo, el canal central de la
médula espinal y el sistema ventricular del cerebro (v. cap. 15). Se
produce sobre todo en los ventrículos cerebrales, fluye según un
gradiente de presión desde estos al espacio subaracnoideo, y desde
aquí al sistema venoso. Es un líquido dinámico, que se renueva varias
veces al día. Puesto que el LCR puede intercambiarse libremente con
el líquido extracelular del SNC, es un determinante importante del
microentorno neuronal, porque transporta al exterior los productos
del metabolismo celular y proporcion ciertos micronutrientes. Es así
mismo un importante instrumento para el diagnóstico de infecciones, procesos inflamatorios o tumorales en el SNC. También amortigua los impactos físicos del movimiento corporal sobre el SNC.
El sistema nervioso recoge e integra la información
sensitiva, planifica una respuesta y genera
un resultado motor
En términos sencillos, el sistema nervioso: 1) recoge la información
sensitiva de su entorno interno o externo; 2) integra, de forma consciente o inconsciente, las distintas entradas para formular un plan de
respuesta, y 3) produce una salida motora final que puede cambiar
el entorno (externo o interno) o mantenerlo constante (fig. 3-4).
Recoger la información sensitiva y ejecutar la respuesta motora final
son las funciones principales del SNP, mientras que la integración se
realiza principalmente por el SNC. Como se analiza en el capítulo 4,
estas mismas funciones se llevan a cabo a nivel de las neuronas
de forma individual, lo que constituye la base funcional del sistema
nervioso.
FIGURA 3-4 Organización funcional general del
sistema nervioso. La información sensorial y la respuesta motora son básicamente responsabilidad del
SNP. Uno de los cometidos principales del SNC es la
integración.
52
SECCIÓN II Neurofisiología
CASO CLÍNICO
TRASTORNO NEUROLÓGICO EN UN CABALLO
Historia. Un cliente llama y pide que se examine a una potrilla árabe
de 4 meses. La potrilla ha sido suya desde que nació y siempre ha
parecido algo torpe comparada con los demás potros. Sin embargo,
cree que está empeorando y dice que tropieza cuando sale al campo.
A veces se cae cuando está jugando con otros potros y parece que
está muy rígida, casi perfora el suelo cuando camina.
Exploración clínica. La potrilla está alegre y alerta. La temperatura,
el pulso y la respiración son normales. Las anomalías se limitan a la
exploración neurológica. Presenta debilidad (paresia) tanto de las
extremidades traseras como delanteras (grado II), aunque las extremidades delanteras están peor (grado III). También presenta un
retraso considerable de la propiocepción consciente (ataxia de grado
III en las extremidades delanteras y de grado II en las extremidades
traseras), que se aprecia en la exploración. Durante la marcha, parece
que la potrilla golpea el suelo (hipermetría) y arrastra la punta de los
cascos hacia delante por el suelo. No se detectan otras deficiencias
neurológicas.
Comentario. Esta potrilla tiene mieloencefalopatía degenerativa
equina. Es difícil realizar el diagnóstico antemortem, pero la exclusión
de otras causas es importante. Las concentraciones séricas de vitamina
E suelen ser bajas, aunque no excesivamente. El diagnóstico definitivo
se hace en la necropsia.
No se conoce bien la patogenia de la enfermedad, pero los factores
de riesgo incluyen las dietas bajas en vitamina E, el uso de insecticidas,
mantener a los animales en lugares sucios y el contacto con conservantes de la madera. Se producen cambios histológicos importantes en
el bulbo raquídeo y en la médula espinal. Se observa una degeneración
neuronal difusa de la materia blanca y se produce astrocitosis y acumulación de pigmentos de tipo lipofucsina en las regiones afectadas.
La desmielinización es notable.
Los animales con esta enfermedad sufren pérdida de neuronas
funcionales, así como de la vaina de mielina que las recubre, lo que
afecta mucho a la capacidad para conducir los impulsos. Clínicamente,
esto afecta a la capacidad del animal para responder a los estímulos
externos y para iniciar respuestas conscientes.
Tratamiento. El único tratamiento que puede administrarse es el
tratamiento de apoyo. Se ha demostrado que mantener a los animales
en pastos verdes tiene cierto efecto protector. Los suplementos de
vitamina E pueden mejorar el estado de algunos caballos y frenar
un poco el progreso de la enfermedad. Existe cierta predisposición
familiar en los caballos árabes, los appaloosa, los pura sangre y los
caballos de paso fino.
PREGUNTAS PRÁCTICAS
1. ¿Qué parte de la neurona se considera, principalmente, que es el
componente que recibe la información?
a. El axón.
b. La terminal presináptica.
c. El cuerpo celular.
d. Las dendritas.
e. La mielina.
2. ¿Cuál de las siguientes no es una característica de las células gliales?
a. Producción de potenciales de acción.
b. Respuestas inmunitarias del sistema nervioso.
c. Producción de las vainas mielínicas de los axones.
d. Modulación del crecimiento de las neuronas en desarrollo o
dañadas.
e. Amortiguación de las concentraciones extracelulares de algunos iones y neurotransmisores.
3. Los elementos de los nervios espinales y craneales que trasmiten
las órdenes (potenciales de acción) desde el SNC hasta las sinapsis
en los músculos esqueléticos son:
a. Los axones de las neuronas eferentes viscerales.
b. Los axones de las neuronas aferentes somáticas.
c. Los axones de las neuronas eferentes somáticas.
d. Las raíces dorsales.
e. Los axones de las neuronas aferentes viscerales.
4. ¿De qué división principal del cerebro forman parte el tálamo y
el hipotálamo?
a. El bulbo raquídeo.
b. La protuberancia.
c. El mesencéfalo.
d. El diencéfalo.
e. El telencéfalo.
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CAPÍTULO 4
La neurona
PUNTOS CLAVE
1. Las neuronas constan de cuatro regiones anatómicas distintas.
2. En la membrana de la célula nerviosa existe un potencial eléctrico de reposo.
3. El potencial de reposo de la membrana es el resultado de tres determinantes principales.
E
xisten dos tipos principales de células en el sistema nervioso:
la neurona y la célula glial (v. cap. 3). La neurona es la unidad
funcional básica del sistema nervioso. La gran cantidad de
neuronas y sus interconexiones son las responsables de la complejidad del sistema nervioso. El número de neuronas del sistema
nervioso de los vertebrados varía enormemente. En los mamíferos
pequeños (como el ratón) hay 100 millones, en los seres humanos
unos 100.000 millones y más de 200.000 millones en las ballenas
y los elefantes: muchas más neuronas en el sistema nervioso que
personas en la Tierra, y entre 10 y 50 veces más células gliales. El
apoyo estructural y funcional que proporcionan las células gliales a
las neuronas y su capacidad para modular la comunicación neuronal
contribuyen de forma muy importante a la integridad operativa del
sistema nervioso. La cantidad de células en el sistema nervioso es
enorme, sin embargo, sabiendo que todas ellas tienen elementos
comunes, resulta más fácil comprenderlas.
Las neuronas constan de cuatro regiones
anatómicas distintas
Las neuronas típicas tienen cuatro regiones definidas morfológicamente (fig. 4-1): las dendritas, el cuerpo celular, el axón y las terminales presinápticas del axón. Estas cuatro regiones anatómicas son
de gran importancia en las cuatro funciones eléctricas y químicas
más importantes de la neurona: la recepción de las señales desde
las terminales presinápticas de otras neuronas (o dendritas), la integración de estas señales, a menudo opuestas (en el segmento inicial
del axón), la transmisión de los impulsos del potencial de acción a lo
largo del axón y la activación de una célula adyacente en la terminal
presináptica. En conjunto, estas funciones son análogas a la labor
general del sistema nervioso: recoger información del entorno, integrar dicha información y producir una respuesta que puede cambiar
el entorno.
El cuerpo celular (que también se denomina soma o pericarion)
tiene una función crítica en la fabricación de proteínas esenciales para
el funcionamiento neuronal. Existen cuatro organelas especialmente
importantes para realizar dicha función: el núcleo, que contiene el
diseño para la síntesis de las proteínas; los ribosomas libres, que
sintetizan las proteínas citosólicas; el retículo endoplásmico rugoso,
en el que se sintetizan las proteínas secretoras y de membrana; y el
aparato de Golgi, que procesa y organiza los componentes secretores
y de membrana para el transporte. El cuerpo celular suele ramificarse
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4. El potencial de reposo de la membrana puede cambiar con las señales
sinápticas de una célula presináptica.
5. Los potenciales de acción empiezan en el segmento inicial del axón y se
extienden en toda su longitud.
en varias prolongaciones denominadas dendritas, cuya superficie y
extensión exceden las del cuerpo celular. Las dendritas, al recibir las
señales de las otras neuronas, son el principal aparato receptor de
las neuronas. Estas señales, por lo general de naturaleza química,
actúan sobre proteínas receptoras especializadas (receptores) que
residen en las dendritas. El cuerpo celular también da origen al axón,
una prolongación tubular que suele ser larga (en algunos animales
grandes puede medir más de 1 m). El axón es la unidad conductora de
las neuronas, transmite el impulso eléctrico (el potencial de acción)
desde su segmento inicial a la altura del cuerpo celular hasta el extremo, muchas veces está distante, a la terminal presináptica. Los
axones adultos intactos no tienen ribosomas, por tanto normalmente
no pueden sintetizar proteínas. Las macromoléculas se sintetizan en el
cuerpo celular y se transportan a lo largo del axón hacia las terminales
presinápticas mediante un proceso denominado transporte axoplásmico. Los axones grandes están rodeados por una cubierta aislante,
lipídica, llamada mielina. En el sistema nervioso periférico, la mielina
está formada por las células de Schwann, que son células gliales especializadas que se enrollan alrededor del axón de forma parecida
al papel higiénico sobre el rollo de cartón. En el sistema nervioso
central, unas células gliales denominadas oligodendrocitos realizan
una función similar. La vaina de mielina se interrumpe a intervalos
regulares por espacios denominados nódulos de Ranvier. La vaina de
mielina aumenta significativamente la velocidad a la que se conduce
el potencial de acción a lo largo del axón.
Cerca de su extremo los axones se ramifican en varias terminales
especializadas llamadas terminales presinápticas (o «botones sinápticos») que, cuando reciben rápidamente un potencial de acción, transmiten señales químicas a una célula adyacente, El lugar de contacto
se denomina sinapsis (v. la ampliación de la fig. 4-1), formada por la
terminal presináptica de una célula (célula presináptica), la superficie
receptora de la célula adyacente (célula postsináptica) y el espacio
entre ambas (hendidura sináptica). Las terminales presinápticas
contienen vesículas sinápticas llenas del transmisor químico que
pueden liberar su contenido en la hendidura sináptica. Las terminales
de un axón suelen contactar con la superficie receptora de una célula
nerviosa o muscular adyacente, con frecuencia sobre las dendritas
de la célula nerviosa, aunque en ocasiones este contacto se realiza
sobre el cuerpo celular o sobre el extremo de otro axón (p. ej., para
la inhibición presináptica). En muchas neuronas, las terminales
presinápticas suelen hacer sinapsis sobre pequeñas protrusiones de
53
54
SECCIÓN II Neurofisiología
FIGURA 4-2 Morfología de una neurona de la corteza cerebral de un ma-
FIGURA 4-1 La neurona típica consta de cuatro regiones funcionalmente importantes. El cuerpo celular que fabrica proteínas que mantienen a la neurona;
las dendritas que reciben señales de otras neuronas; el axón que integra esas
señales y transmite potenciales de acción a determinadas distancias a lo largo
de la célula, y las células adyacentes a las señales terminales presinápticas.
Dentro del círculo se ve una magnificación de la sinapsis señalada.
la membrana dendrítica denominadas espinas dendríticas (fig. 4-2 y
véase Capítulo 5). La superficie receptora de la célula postsináptica
contiene receptores especializados para los receptores químicos que
se liberan desde la terminal presináptica.
Las funciones de señalización de los componentes morfológicos
de la neurona se resumen como sigue (fig. 4-3): Los receptores, generalmente dendríticos, reciben las señales neuroquímicas enviadas
por las terminales presinápticas de muchas otras neuronas. Después
de que los receptores las hayan transducido de una forma diferente
(cambios de bajo voltaje), estas señales neuroquímicas se integran en
el segmento inicial del axón. Según los resultados de esa integración,
en el axón se puede generar un potencial de acción (cambio de alto
voltaje). El potencial de acción se traslada muy rápidamente a las
terminales presinápticas, generalmente distantes, a fin de inducir la
liberación del neurotransmisor químico hacia otra neurona o célula
muscular.
En la membrana de la célula nerviosa existe
un potencial eléctrico de reposo
Las células nerviosas, como otras células del organismo, poseen una
carga eléctrica, o voltaje, que puede medirse a través de su membrana
celular externa (potencial de reposo de la membrana). Sin embargo,
en las células nerviosas y musculares este potencial eléctrico es especial porque su magnitud y su signo pueden variar al recibir la señal
sináptica de otras células o en un receptor como respuesta a la transducción de alguna forma de energía ambiental. Cuando el potencial
de membrana de un nervio o músculo disminuye lo suficiente, se
produce un cambio espectacular denominado potencial de acción.
mífero visible por el método de tinción de Golgi. Se ven el cuerpo celular
(pericarión), las dendritas y las partes proximales del axón. A lo largo de
las dendritas se aprecian diminutas espinas dendríticas. El cuerpo celular
tiene un diámetro de aproximadamente 20 mm. (La imagen es cortesía del
Dr. Ceylan Isgor.)
Este potencial de acción se desplaza a lo largo de toda la longitud
axonal (v. la explicación más adelante).
El origen del potencial eléctrico de reposo de la membrana es
complicado, sobre todo de forma cuantitativa. Sin embargo, en términos cualitativos, el potencial de reposo se debe a la separación
diferencial de iones cargados, en especial sodio (Na+) y potasio (K+),
a través de la membrana y la consiguiente permeabilidad de la membrana en reposo para esos iones que difunden según los gradientes
de concentración (v. cap. 1). Incluso cuando la concentración neta
de iones cargados positiva y negativamente es similar tanto en el
líquido intracelular como en el extracelular, se acumula un exceso de
cationes positivos justo por fuera de la membrana celular, y un exceso
de aniones negativos inmediatamente por dentro de la membrana
(fig. 4-4). Esto hace que el interior de la célula esté cargado negativamente con respecto al exterior celular. La magnitud de la diferencia
eléctrica resultante (o voltaje) oscila entre 40 y 90 mV, aunque en las
células nerviosas de los mamíferos suele ser de alrededor de 70 mV.
Dado que de forma arbitraria se considera que el líquido extracelular
tiene 0 mV, el potencial de reposo de la membrana es de –70 mV, más
negativo el lado interno que el externo.
El potencial de reposo de la membrana es resultado de tres
determinantes principales
Tres factores principales provocan el potencial de reposo de la membrana.
• La bomba Na+, K+ . Las membranas celulares tienen una bomba
dependiente de energía que bombea iones Na+ hacia el exterior
celular e iones K+ hacia el interior en contra de sus gradientes de
concentración. Esto mantiene la distribución diferencial a través
de la membrana de cada uno de los tipos de iones cargados, que
es la base de su capacidad para producir un voltaje por toda la
membrana. La bomba por sí misma genera parte del potencial de
reposo de la membrana porque expulsa tres moléculas de Na+ por
CAPÍTULO 4 La neurona
55
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FIGURA 4-3 Vista general de la comunicación neural. PA, potencial de acción; PPSE, potencial postsináptico
excitatorio; PPSI, potencial post sináptico inhibidor. (Partes modificadas de Klein BG: Membrane potentials: the
generation and conduction of electrical signals in neurons. In Reece WO, editor: Duke's physiology of domestic
animals, 12ª ed, Ithaca, NY, 2004, Comstock Publishing.)
FIGURA 4-4 Las concentraciones netas de cargas positivas y negativas son
similares tanto en el espacio intracelular como en el extracelular. Sin embargo,
las cargas positivas se acumulan inmediatamente fuera de la membrana
celular (azul) y las negativas se acumulan inmediatamente dentro de la membrana celular (azul más claro).
cada dos de K+ que introduce, lo que provoca una concentración
de cationes positivos fuera de la membrana.
• Un tipo de ion se acercará al equilibrio dinámico si puede fluir a
través de la membrana. Utilizando el K+ como ejemplo, la diferencia de concentración a ambos lados de la membrana que
mantiene activamente la bomba Na+,K+ produce un gradiente
de concentración o «fuerza de conducción química», que intenta
empujar el ion pasivamente a través de la membrana desde la
zona de más concentración (el interior de la célula) hacia la zona
de menos concentración (el exterior de la célula). Si el K+ puede
fluir a través de los canales iónicos de la membrana, cuando sale
de la célula se crea una carga negativa sin oposición en el interior
(que suele deberse a las macromoléculas de proteína cargadas
negativamente atrapadas en el interior de la célula) que genera un
gradiente eléctrico, o «fuerza de conducción eléctrica», que atrae
al K+ al interior de la célula. Estos gradientes opuestos producen
un equilibrio dinámico, incluso aunque siga habiendo más K+ en
el interior que en el exterior, así como un desequilibrio de cargas
a través de la membrana. Esta distribución desigual de la carga en
el equilibrio dinámico produce un voltaje a través de la membrana
denominado potencial de equilibrio del ion. Cuando un ion puede
fluir a través de un canal de la membrana, fluye hacia su estado de
equilibrio, lo que dirige el voltaje a través de la membrana hacia
su potencial de equilibrio.
• Distinta permeabilidad de la membrana para la difusión de iones.
La membrana en reposo es mucho más permeable a los iones K+
que a los iones Na+, porque en la membrana hay muchos más
canales para el K+ que para el Na+. Esto significa que los iones K+
pueden aproximarse más a su estado de equilibrio dinámico, y al
potencial de equilibrio, que los iones Na+, que tienen dificultad
para atravesar la membrana. Por tanto, el potencial de equilibrio
de los iones K+, más permeables (alrededor de –90 mV en las
neuronas de la mayoría de los mamíferos), influirá más sobre
el valor del potencial de membrana en reposo que el potencial
de equilibrio de los iones Na+, menos permeables (alrededor de
56
SECCIÓN II Neurofisiología
FIGURA 4-5 Potenciales postsinápticos. A, El potencial postsináptico excitatorio (PPSE) impulsa al potencial
de membrana hacia el umbral. B, El potencial postsináptico inhibidor (PPSI) impulsa al potencial de membrana
lejos del umbral.
–70 mV en las neuronas de la mayoría de los mamíferos). Por
tanto, como se ha mencionado anteriormente, el potencial de
reposo de la membrana de las neuronas de muchos mamíferos es
de aproximadamente –70 mV, cerca del potencial de equilibrio
del K+.
Estos tres determinantes (la bomba Na+,K+, el movimiento de un ion
permeable hacia el equilibrio dinámico y la permeabilidad diferencial
de la membrana) son el origen principal del potencial de reposo
de la membrana. La magnitud de este potencial puede predecirse
mediante las ecuaciones de Nernst y Goldman. Se aconseja al lector
acudir al capítulo 1 y a la bibliografía para un mejor entendimiento
cuantitativo del potencial de reposo de la membrana.
El análisis del potencial de reposo de la membrana implica una
serie de consecuencias clínicas importantes. La bomba Na+,K+ requiere energía en forma de adenosín trifosfato (ATP), que procede
del metabolismo celular de la glucosa y el oxígeno. De hecho, se estima que la bomba consume del 50 al 70% de la energía que deriva
del ATP del cerebro. Dado que la neurona no puede almacenar ni la
glucosa ni el oxígeno, cualquier cosa que prive al sistema nervioso
de cualquiera de ellas causará el deterioro de la bomba y provocará
serios problemas neurológicos. Por fortuna, las hormonas y otras
fuerzas suelen mantener los niveles de glucosa y oxígeno dentro de
unos límites poco variables. Ya que el Na+ y el K+ son los principales
iones que definen el potencial de reposo de la membrana, es necesaria
una regulación cuidadosa de sus niveles séricos. El sistema endocrino
(cap. 33) y el riñón (cap. 41) mantienen estos niveles iónicos dentro de
unos límites estrechos. Cualquier alteración de los mismos también
puede provocar problemas neurológicos graves.
El potencial de reposo de la membrana puede cambiar con
las señales sinápticas de una célula presináptica
Aunque casi todas las células del cuerpo tienen un potencial de
reposo de la membrana, las neuronas y las células musculares se
caracterizan porque su potencial puede alterarse por la señal sináptica de una célula adyacente. Los neurotransmisores liberados
desde un terminal axonal presináptico se unen a los receptores de la
membrana postsináptica, produciendo la apertura o el cierre de los
canales iónicos selectivos y cambiando el potencial de membrana
de la célula postsináptica. A pesar de existir miles de millones de
sinapsis en el sistema nervioso, existen solo dos formas por las que
una señal presináptica pueda alterar el potencial de membrana postsináptico: haciéndolo más negativo o más positivo (menos negativo).
Cada cambio depende de la naturaleza del receptor activado por el
transmisor químico que se libera desde las vesículas sinápticas del
terminal axonal presináptico. El cambio del potencial de membrana
postsináptico se denomina potencial postsináptico.
Si una transmisión sináptica química conduce a un potencial postsináptico más positivo que el nivel de reposo (p. ej., de –75 mV a
–65 mV), se dice que es un potencial postsináptico excitatorio (PPSE)
(fig. 4-5, A), ya que dicha transmisión sináptica aumenta las probabilidades de que se alcance el umbral necesario para desencadenar
un potencial de acción en el segmento inicial del axón de la célula
postsináptica. Cuando el PPSE cambia el potencial de membrana postsináptico a un valor más positivo, se dice que la membrana está despolarizada. La membrana puede despolarizarse si la interacción entre
el transmisor químico y su receptor en la membrana postsináptica
(regulado por ligando) abre los canales del Na+, lo que permite que
los iones de Na+ se difundan hacia el interior de la neurona, cuando
fluyen hacia el equilibrio a través de la membrana, modificando el
potencial de membrana hacia el potencial de equilibrio más positivo
del sodio. Los canales iónicos que normalmente cambian su conductividad cuando el neurotransmisor se une a su receptor son los canales
iónicos regulados por ligando o regulados químicamente (v. cap. 1).
Puesto que el transmisor químico se destruye rápidamente en la
sinapsis, este cambio del potencial es transitorio, solo de unos pocos
milisegundos y, puesto que el cambio del flujo de iones que se produce debido a la activación del receptor es limitado, la magnitud del
potencial postsináptico suele ser bastante pequeña (p. ej., 2 a 3 mV),
sin embargo es máxima en la sinapsis. Aunque la despolarización se
extiende sobre la membrana postsináptica, disminuye al aumentar
la distancia recorrida desde la sinapsis, de manera muy similar a la
disminución de la amplitud de las ondas que provoca una piedra al
caer al agua a medida que se alejan del punto central.
Si la interacción del neurotransmisor presináptico con el receptor
postsináptico produce la apertura de los canales de K+ regulados
químicamente en la membrana, este saldría de la célula y el potencial
de membrana se acercaría incluso más al potencial de equilibrio
para el K+ (–90 mV). Este cambio desde el potencial de reposo a un
potencial de membrana más negativo se denomina hiperpolariza­
ción. Esta hiperpolarización de la membrana postsináptica se denomina potencial postsináptico inhibitorio (PPSI) (fig. 4-5, B), porque
reduce la probabilidad de generar un potencial de acción en el segmento inicial del axón. Como ocurre con el excitatorio, el inhibitorio
se extiende a lo largo de la membrana neuronal, y la intensidad de la
hiperpolarización disminuye a medida que se aleja de la sinapsis que la
produce. Se debe tener en cuenta que hasta ahora solo hemos hablado
de dos de los efectos mediados por el receptor sobre los canales iónicos
accionados químicamente y responsables de generar PPSE o PPSI.
CAPÍTULO 4 La neurona
57
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Los potenciales de acción empiezan en el segmento inicial
del axón y se extienden en toda su longitud
Los potenciales postsinápticos excitatorios e inhibitorios son el
resultado inmediato de potenciales de acción sobre la membrana
y su transmisión sináptica desde muchas células presinápticas.
La integración de estos potenciales postsinápticos es importante
para determinar si, en última instancia, el neurotransmisor se
liberará en el terminal de la neurona. Sin embargo, su magnitud
disminuye a medida que se extienden a lo largo de la membrana
de la célula postsináptica. Puesto que muchas células nerviosas
y musculares son largas, la célula requiere un mecanismo para
enviar la señal eléctrica desde su extremo receptor de información
en la membrana postsináptica dendrítica o somática hasta la zona
de transmisión de la misma en el terminal del axón, casi siempre
largo. Este consiste en un acontecimiento explosivo conocido como potencial de acción: una señal eléctrica que se regenera y que
comienza en el segmento inicial del axón, que se dispara debido
a la integración de los potenciales postsinápticos excitatorios e
inhibitorios y que se extiende rápidamente a lo largo del axón sin
disminuir su magnitud.
Los potenciales postsinápticos excitatorios e inhibitorios pueden sumarse respectivamente en la membrana postsináptica para
producir cambios del potencial de membrana más grandes que los
que produce una señal individual. En el segmento inicial del axón se
promedian los potenciales que se forman. Si solo llegan unos pocos
potenciales postsinápticos excitatorios, el potencial de membrana no
se hará lo suficientemente negativo como para alcanzar su potencial
umbral (suele ser de 10 a 20 mV más positivo que el potencial de
reposo) y provocar un potencial de acción en el axón. Sin embargo,
si llegan muchos excitatorios o inhibitorios, el potencial de membrana se hace lo bastante positivo para alcanzar su umbral y crear un
potencial de acción, que es la consecuencia de aperturas consecutivas
de canales iónicos de la membrana dependientes del voltaje, primero
para el sodio y poco después para el potasio.
Los cambios bruscos en el potencial de membrana que caracterizan al potencial de acción pueden describirse como sigue:
primero, se produce una despolarización espectacular y contraria
del potencial de membrana axonal en el que en realidad el interior
de la célula se carga más positivamente que el exterior, seguida
de una repolarización de la membrana, en la que el potencial de
membrana vuelve a caer hacia el potencial de reposo. La fase de
despolarización se debe a la apertura inmediata de muchos canales
de Na+ regulados por voltaje, con la consiguiente entrada en la
célula de iones Na+ que intentan fluir hacia su equilibrio. A medida
que prosigue esta fase, los canales de Na + se inactivan de forma
espontánea, al tiempo que se van abriendo los canales de K+, lo
que permite la salida de incluso más iones K+ según estos se desplazan para alcanzar su estado de equilibrio. Esto detiene la despo­
larización y permite el comienzo de la repolarización. Mientras
progresa la repolarización, el potencial de membrana pasa de forma
temporal de su nivel de reposo hasta un estado de hiperpolarización
que puede atribuirse a la salida de iones K+ a través de los canales
de K+ regulados por voltaje, además de a la salida a través de los
canales de pérdida del K+, haciendo que el potencial de membrana
esté incluso más próximo al potencial de equilibrio del K+ (–90 mV)
que en reposo. Después, el potencial de membrana vuelve a su
estado de reposo cuando los canales de K+ regulados por voltaje
se cierran gradualmente. En casi todas las neuronas la duración
de todo el potencial de acción es de 2-3 mseg, aunque es un poco
mayor en la célula muscular. La figura 4-6 ilustra esta secuencia de
acontecimientos en la neurona.
Para comprender estos complicados conceptos puede ser útil una
analogía. Imagine el potencial de reposo de la membrana nerviosa
FIGURA 4-6 El potencial de membrana del axón cambia radicalmente
durante un potencial de acción. Después de alcanzar el umbral acumulando
potenciales postsinápticos (PPS), la membrana axonal se despolariza, se
repolariza, se hiperpolariza y luego vuelve a su potencial original en reposo.
(Modificado a partir de Sherwood L: Human physiology: from cells to systems,
St Paul, 1989, Wadsworth.)
como un inodoro. Como el nervio, el inodoro almacena energía
potencial llenando su depósito de agua (el nervio lo hace generando
el potencial de reposo de la membrana). Si se tira de la cadena con
suavidad, cae un poco de agua, pero no la suficiente como para generar un ciclo de limpieza (muy parecido al PPSE sin potencial de
acción). Sin embargo, si se mantiene apretado el botón lo suficiente,
se desencadena el ciclo de limpieza, el cual debe completarse, incluido
el llenado del depósito, antes de poder iniciar otro ciclo. El potencial
de acción es como este ciclo de limpieza. Se dispara cuando se alcanza
el umbral crítico de la despolarización, y debe seguir su curso, incluyendo el restablecimiento del potencial de reposo de la membrana,
antes de poder generar otro potencial de acción. Puesto que el llenado
del depósito lleva un tiempo limitado, solo pueden completarse un
número determinado de ciclos en una hora, aunque se tire de la
cadena cada vez que el depósito se llene. De forma parecida, dado
que el potencial de acción tiene una duración limitada, el número
de potenciales de acción por segundo que pueden generarse en un
axón también es limitado. (Sin embargo, tanto para el inodoro como
para las neuronas pueden utilizarse estrategias para poder limpiar
o producir un potencial de acción antes de que el tanque esté completamente lleno o antes de que la membrana haya vuelto por completo al potencial de reposo.)
Algunas toxinas animales, como la tetrodoxina que produce el
pez globo japonés, pueden bloquear los canales de N+ regulados por
voltaje, lo que interfiere con la generación de los potenciales de acción
en los axones. Muchos anestésicos locales (como la lidocaína), que
son clínicamente eficaces y se utilizan de forma controlada, tienen
un mecanismo de acción similar.
El potencial de acción se extiende activamente desde su origen en
el segmento inicial hasta la terminal del axón. El flujo espectacular
de iones Na+ que acompaña a la despolarización del potencial de
acción en este segmento provoca la diseminación pasiva de estas
cargas positivas hacia el segmento en reposo adyacente de la membrana. Esta migración de las cargas positivas a la superficie interna
de la membrana, denominada corriente electrotónica, despolariza el
segmento adyacente hasta el umbral, por lo que los canales del Na+
regulados por voltaje se abren, lo que genera un potencial de acción
que a su vez desencadena un ciclo similar en la membrana adyacente,
y a lo largo del axón. De esta forma el potencial de acción se extiende
desde el segmento inicial del axón hasta la terminal presináptica en
su extremo (fig. 4-7).
58
SECCIÓN II Neurofisiología
FIGURA 4-7 El potencial de acción, que
se genera en el segmento inicial del axón
(Tiempo 1, región 1), se desplaza hacia abajo por el axón no mielinado a medida que las
cargas positivas migran pasivamente a la
membrana inmediatamente adyacente para
desencadenar ahí un potencial de acción
(Tiempo 2, región 2). (Tomado de Sherwood
L: Human physiology: from cells to systems,
St Paul, 1989, Wadsworth.)
La velocidad de conducción del potencial de acción a lo largo del
axón es variable. El diámetro interno y el grado de mielinización
del axón desempeñan una función fundamental en la determinación
de la velocidad de conducción del potencial de acción. En los axones
pequeños no mielinizados, es relativamente baja (p. ej., 0,5 metros/
segundo [m/seg]); sin embargo, en los axones de gran diámetro y
muy mielinizados, dicha velocidad es superior a 90 m/seg (de forma
que una distancia cercana a la longitud de un campo de fútbol se
recorrería en 1 seg). Esto ocurre porque la corriente electrotónica
pasiva, responsable de desencadenar el potencial de acción en la
siguiente placa adyacente de la membrana axonal, viaja más deprisa y más lejos a lo largo de los axones más anchos o a lo largo
de las placas mielinizadas del axón. En los axones mielinizados,
el intercambio de iones a través de la membrana, y por lo tanto la
generación del potencial de acción, solo puede producirse en los
nódulos de Ranvier desnudos, donde hay una gran densidad de
canales del Na+ regulados por voltaje. El potencial de acción parece
saltar funcionalmente de nódulo en nódulo (conducción saltatoria)
en los axones mielinizados por la transmisión rápida de la corriente
electrotónica a lo largo de las placas mielinizadas (internódulos)
y el proceso relativamente lento del intercambio de iones en los
nódulos (fig. 4-8).
Puede apreciarse lo que la mielina facilita normalmente la
velocidad de la conducción del potencial de acción si se analizan
las enfermedades que atacan a la mielina, como la polirradiculoneuritis idiopática aguda («parálisis del coonhound»), que se
asocia a un enlentecimiento de las señales eléctricas evocadas a
lo largo de los nervios sensitivos y motores, y a depresión de los
reflejos espinales.
CASOS CLÍNICOS
HIPOGLUCEMIA
Historia. Usted examina a un perro Bóxer de 8 años que presenta
crisis epilépticas, debilidad y confusión durante los momentos relacionados con las comidas.
Exploración clínica. Los resultados de la exploración física del perro,
incluida la neurológica, se encontraban dentro de los límites normales.
Sin embargo, la glucosa sérica en ayunas era de 29 mg/dl (normal entre
70 y 110 mg/dl) y la relación entre los niveles séricos de insulina y
glucosa se encontraba muy elevada.
Comentario. Las neuronas dependen sobre todo de la glucosa y el
oxígeno para producir energía en forma de ATP, y no pueden almacenar
cantidades apreciables de glucosa. El ATP es necesario para mantener
el potencial eléctrico de membrana normal. La falta de glucosa, y por
tanto de ATP, provoca un mal funcionamiento del cerebro, que se suele
manifestar con crisis epilépticas, debilidad y confusión. En este animal,
los signos eran más llamativos a la hora de comer porque se estimulaba la secreción de insulina, ya fuera por la comida o psicológicamente
por la anticipación del alimento, lo que provocaba hipoglucemia.
CAPÍTULO 4 La neurona
59
FIGURA 4-8 La conducción saltatoria de los potenciales de acción en
los axones mielinados es más rápida que la conducción de potenciales
de acción en los axones no mielinados porque la corriente local pasiva
fluye con mucha rapidez bajo la mielina para desencadenar un potencial
de acción en el nódulo siguiente. Así, el potencial de acción parece saltar
funcionalmente de nódulo a nódulo. (Modificado a partir de Sherwood L:
Human physiology: from cells to systems, St Paul, 1989, Wadsworth.)
En este caso, es probable que el aumento del índice insulina/glucosa se deba a la presencia de un tumor pancreático secretor de insulina.
Puesto que la insulina facilita el transporte de glucosa a través de las
membranas celulares, su exceso produce un mayor paso de glucosa
sérica hacia el citoplasma de otras células del organismo, privando a
las neuronas cerebrales de este metabolito esencial.
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Tratamiento. Los insulinomas por lo general se pueden detectar y
extirpar mediante cirugía del páncreas. Tras la extirpación quirúrgica
del tumor se recomienda administrar un tratamiento médico para
mantener la normoglucemia. La medicación incluye glucocorticoides
para estimular la gluconeogenia, diazóxido para inhibir la secreción
de insulina, estreptozocina, que es tóxico para las células beta, y
somatostatina, que aumenta la gluconeogenia. Este tipo de tumor con
frecuencia produce metástasis, lo que significa que el tumor persiste
en otras partes, como en el hígado o cualquier otra localización, con
la consiguiente producción de un exceso de insulina.
INTOXICACIÓN SALINA DE UN CERDO VIETNAMITA
Historia. Un cliente le llama para explicarle que hace poco un amigo le
regaló una joven cerda vietnamita, que durante la primera semana o así
estuvo bien pero ahora se comporta de forma «rara». Parece deprimida
y no tan activa, tropieza con los objetos, carece de coordinación y casi
no responde cuando la llaman. También parece no estar comiendo o
bebiendo bien y a veces se le escapan las heces. Han venido dándole
comida para perros ya que no han podido ir a la tienda desde que
la cerdita llegó a su casa. Han hablado con la persona que les dio el
animal y el hombre les dijo que todos los demás cerdos están bien.
Exploración clínica. La cerda parece deprimida y no responde con
normalidad. Tiene los ojos hundidos por la deshidratación y los ruidos
gastrointestinales han aumentado. Un breve examen neurológico
demuestra depresión, ataxia (descoordinación) que afecta tanto las
patas delanteras como las traseras, y ceguera. Usted extrae sangre
para un hemograma completo y un perfil bioquímico. También habla
con el propietario sobre la posibilidad de realizar una punción raquídea para recoger una muestra de LCR para analizarlo e identificar
la causa de los signos clínicos, si no se pueden determinar con la
sangre extraída.
Comentario. El análisis de sangre muestra concentraciones notablemente aumentadas de sodio y cloruro (hipernatremia/hipercloremia)
así como una nefropatía (aumento del nitrógeno ureico [BUN] y de
la creatinina). Esta cerda vientamita tiene una intoxicación por sal
debido a la excesiva cantidad de sodio que contiene la comida para
perros. Las altas concentraciones de sodio ingeridas aumentan dicha
concentración. Este sodio de la sangre se difunde de forma pasiva y
llega al LCR y al cerebro. La mayor cantidad de sodio en el cerebro
disminuye los mecanismos de transporte dependientes de la ATP y la
glucólisis anaeróbica, que normalmente tendría que eliminar el sodio.
Las mayores concentraciones de sodio causan un desplazamiento
pasivo del líquido para equilibrar las concentraciones de electrolitos y
de líquido, lo que provoca hinchazón (edema) y también inflamación.
Tratamiento. Se debe tratar a los animales con líquidos que contengan sodio porque si las concentraciones de este electrolito disminuyen
con demasiada rapidez, el edema cerebral puede aumentar. El pronóstico es reservado.
60
SECCIÓN II Neurofisiología
PREGUNTAS PRÁCTICAS
1. Al tratar pacientes críticos con líquidos intravenosos, ¿qué dos
iones son más importantes para el potencial de la membrana
nerviosa?
a. Na+ y Cl–.
b. K+ y Cl–.
c. Ca2+ y Cl–.
d. K+ y Ca2+.
e. Na+ y K+.
2. La energía requerida por la bomba de Na+ y K+ de la membrana
nerviosa proviene del ATP. En las neuronas, esta energía se obtiene
casi exclusivamente del metabolismo del oxígeno y:
a. Aminoácidos.
b. Ácidos grasos.
c. Glucosa.
d. Glucógeno.
e. Proteínas.
3. Si la frecuencia de potenciales postsinápticos inhibidores sobre
una membrana nerviosa disminuye y la de los potenciales post­
sinápticos excitadores permanece igual, ¿qué sucede con los
potenciales de acción de la membrana de la célula nerviosa?
a. Aumenta la frecuencia de los potenciales de acción.
b. Disminuye la frecuencia de los potenciales de acción.
c. La frecuencia de los potenciales de acción no varía.
d. Los potenciales de acción desaparecerían.
e. Aumentaría la velocidad de conducción de los potenciales de
acción.
4. Durante un potencial postsináptico excitatorio en una membrana
nerviosa, ¿cuál de los siguientes es el flujo iónico más importante?
a. La salida de iones de sodio.
b. La entrada de iones de sodio.
c. La salida de iones de potasio.
d. Los iones de potasio bombeados por la bomba Na+,K+.
e. Ninguna de las anteriores.
5. Elija la afirmación incorrecta:
a. La velocidad de conducción de los potenciales de acción es
menor en los nervios mielinizados que en los no mielinizados.
b. La velocidad de conducción de los potenciales de acción es
mayor en los nervios mielinizados que en los no mielinizados.
c. En la conducción saltatoria de los potenciales de acción, parece
que estos saltan funcionalmente de un nódulo (de Ranvier) a
otro.
d. Los potenciales de acción son de igual magnitud en el segmento inicial y en el extremo del axón.
BIBLIOGRAFÍA
Bear MF, Connors BW, Paradiso MA. Neuroscience: exploring the brain.
3ª ed. Filadelfia: Lippincott, Williams & Wilkins; 2007.
Brodal P. The central nervous system: structure and function. 4ª ed. Nueva
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Smith MO, George LW. Diseases of the nervous system. En Smith BP,
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CAPÍTULO 5
La sinapsis
PUNTOS CLAVE
1. La anatomía de la sinapsis neuromuscular se especializa en la comunicación sináptica en un solo sentido.
2. El potencial de acción de la neurona presináptica desencadena un potencial
de acción sobre la célula muscular mediante la liberación de acetilcolina.
L
as neuronas se comunican entre sí y con otras células del
cuerpo, como las musculares o las secretoras. En el capítulo
4 se analizó cómo se genera el potencial de acción y cómo
se conduce rápidamente a través del axón hasta llegar a la terminal
presináptica. Mediante estos procesos, la neurona puede comunicarse
rápidamente con sus terminales presinápticas, que suelen localizarse
lejos de su cuerpo celular, para iniciar la transferencia de información
a otras células. Dicha comunicación entre las células se produce rápidamente, y con frecuencia focalmente, en las uniones especializadas
llamadas sinapsis (de la palabra griega que significa «unión»). La
transmisión sináptica entre las células puede ser eléctrica o química.
En las sinapsis eléctricas, el mediador para la transmisión de la señal
es el flujo de corriente iónica entre las células presinápticas y las postsinápticas. Al parecer, la sinapsis eléctrica está más extendida en el
sistema nervioso de los mamíferos de lo que se creía al principio, pero, con más frecuencia, la transmisión está mediada por un mensajero
químico, que se libera desde las terminales presinápticas a causa del
potencial de acción que se produce, y se difunde rápidamente hacia
la membrana celular postsináptica, donde se une con su receptor e
inicia un cambio funcional postsináptico, con frecuencia produciendo un potencial postsináptico.
La sinapsis química mejor conocida es la que se produce entre
una neurona motora y una célula del músculo esquelético (fibra): la
sinapsis neuromuscular, también conocida como unión neuromuscular (fig. 5-1). Puesto que en la sección II de este libro se ha dado
mucha importancia a la postura y la locomoción, en este capítulo
se analiza la sinapsis. La sinapsis neuromuscular es muy parecida
a la sinapsis interneuronal, aunque existe una mayor variedad de
tipos de transmisión sináptica interneuronal, como también se ha
comentado.
La anatomía de la unión neuromuscular se especializa
en la comunicación sinápticaen un solo sentido
El cuerpo celular de las neuronas motoras que hacen sinapsis con el
músculo esquelético se localiza dentro del sistema nervioso central
(SNC), ya sea en la médula espinal o en el tronco del encéfalo. Los
axones de estas neuronas motoras viajan dentro de los nervios periféricos hasta el músculo, dónde cada neurona motora hace sinapsis
con varias fibras (células) individuales del músculo. Sin embargo,
cada fibra del músculo esquelético recibe una entrada sináptica de
una sola neurona motora, que controla su contracción.
© 2014. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
3. Existen más formas de transmisión específicas en la sinapsis entre las
neuronas que en la sinapsis neuromuscular.
La sinapsis neuromuscular, como la mayoría de las sinapsis químicas, tiene (1) un lado presináptico, (2) un pequeño espacio entre
la neurona y la fibra muscular (hendidura sináptica) y (3) un lado
postsináptico (fig. 5-1). La zona presináptica está formada por la
porción terminal (transmisora) de la neurona motora. Esta terminal
presináptica tiene un aspecto hinchado, parece un botón, por lo que
también se conoce como botón sináptico. En la terminal (o botón
sináptico) hay un gran número de vesículas de almacenamiento
membranosas, las vesículas sinápticas, que contienen una sustancia
química transmisora, en este caso acetilcolina. Estas vesículas están
alineadas formando filas a lo largo de la superficie interna de la membrana de la terminal (fig. 5-2). La región de la membrana presináptica
que se asocia a cada fila doble de vesículas se denomina zona activa,
y es el sitio donde las vesículas sinápticas liberarán acetilcolina en la
hendidura sináptica. La terminal nerviosa presináptica también tiene
mitocondrias, que indican el metabolismo activo que tiene lugar en
el citoplasma. Algunos productos mitocondriales (p. ej., acetil-CoA,
ATP) desempeñan una función en la síntesis local de acetilcolina y
en su desplazamiento para introducirse en las vesículas sinápticas.
Las membranas celulares presináptica (neuronal) y postsináptica
(músculo) se encuentran separadas por un espacio estrecho, la hendidura sináptica, de aproximadamente 50 nm de ancho (figs. 5-1
y 5-2). Esta hendidura contiene líquido extracelular y una lámina
basal, formada por una matriz de moléculas, que es una región especializada de la membrana basal muscular. Algunas de estas moléculas de la matriz median la adherencia sináptica entre la neurona
y el músculo.
La membrana de la célula muscular postsináptica posee varias
características especiales que facilitan la transmisión sináptica. En
la cara directamente opuesta al terminal presináptico, la membrana de la célula muscular postsináptica contiene receptores para el
transmisor de acetilcolina (figs. 5-1 y 5-2). En esta región, la membrana tiene una serie de invaginaciones o pliegues, que aumentan
la superficie donde se localizan los receptores de acetilcolina. Estos
receptores son más abundantes en las entradas de estos pliegues, y
estas entradas están alineadas estrechamente con las zonas activas de
las terminales presinápticas desde las que se libera acetilcolina. Así,
la región focal de la neurona donde se libera el neurotransmisor se
complementa con la localización focal de los receptores en la fibra
muscular. Dado que el neurotransmisor solo se encuentra en el lado
presináptico de la sinapsis, la transmisión solo puede realizarse desde
61
62
SECCIÓN II Neurofisiología
FIGURA 5-1 Sinapsis entre una motoneurona y una fibra de músculo esquelético. La unión neuromuscular
tiene un lado presináptico (neuronal), un espacio estrecho entre la neurona y la fibra muscular llamado hendidura
sináptica y un lado postsináptico (muscular). ACh, Acetilcolina.
el nervio hacia el músculo, y no al contrario. Además, debe observarse
que una neurona motora da lugar a varios terminales presinápticos
(botones sinápticos) para una fibra muscular individual. Este grupo
de terminales se localiza en una región limitada de la fibra muscular.
Como se ha dicho, con el objetivo de activar la contracción de las
fibras musculares, la señalización del neurotransmisor por la sinapsis
neuromuscular favorece al nervio en dirección muscular. Pero existen
ciertas evidencias de que otro tipo de moléculas del músculo quizás
intervengan durante el desarrollo, la diferenciación y el funcionamiento normal de los terminales neuromotores presinápticos.
El potencial de acción de la neurona presináptica
desencadena un potencial de acción sobre la célula
muscular mediante la liberación de acetilcolina
La función de la sinapsis neuromuscular es transmitir un mensaje
químico de forma unidireccional entre una neurona motora y una
CAPÍTULO 5 La sinapsis
63
FIGURA 5-2 Las vesículas sinápticas llenas de acetilcolina presináptica se alinean en las zonas activas cerca
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
de los canales del Ca2+ dependientes del voltaje. La acetilcolina liberada se une a los receptores nicotínicos
de acetilcolina en los pliegues de unión sobre la membrana de la fibra muscular postsináptica. (Tomado con
modificaciones de Bear MF, Connors BW, Paradiso MA: Neuroscience: exploring the brain, 3ª ed, Filadelfia, 2007,
Lippincott, Williams & Wilkins.)
célula del músculo esquelético (fibra), con una frecuencia establecida
por el sistema nervioso central. La llegada de un potencial de acción
a la terminal de la neurona motora desencadena la liberación de la
acetilcolina, que a continuación se une a los receptores de acetilcolina
de la membrana postsináptica de la célula muscular y genera un
potencial de acción a lo largo de la misma, que finalmente provoca
la contracción de la fibra.
El potencial de acción en la neurona motora se forma en el segmento inicial del axón y viaja a lo largo del mismo, llegando en último
término a la terminal presináptica (v. cap. 4). Como se ha mencionado
antes, el intercambio de iones Na+ y K+, a través de los canales de Na+
y K+ dependientes del voltaje en el axón, es el responsable de generar
el potencial de acción y conducirlo hasta la terminal. Sin embargo,
cuando el potencial de acción llega a la membrana presináptica, la
onda de despolarización abre los canales del Ca2+ dependientes del
voltaje que se localizan en esta región (fig. 5-2); como el Ca2+ fluye
hacia el equilibrio a través de la membrana, entra en la terminal
presináptica. Este aumento de Ca2+ intracelular es fundamental para
que se libere el neurotransmisor desde la terminal.
Hay que recordar que las vesículas sinápticas que contienen acetilcolina se encuentran alineadas en las zonas activas de la terminal
presináptica, donde quedarán retenidas por la acción de las proteínas
de unión que se encuentran, respectivamente, en la membrana de las
vesículas (sinaptobrevina) y en la superficie interna de la membrana
de la terminal (sintaxina y SNAP-25) (fig. 5-3), y que mantienen
a las vesículas cerca del lugar por donde entra el Ca2+, puesto que
que los canales de Ca2+ dependientes del voltaje se localizan cerca
de estas zonas activas. Cuando el Ca2+ entra, se une a otra proteína
en la membrana de la vesícula sináptica (sinaptotagmina), lo que
desencadena la fusión de la vesícula con la membrana presináptica, la
apertura de la vesícula y la liberación de acetilcolina en la hendidura
sináptica. Una vez que se ha liberado el neurotransmisor, la membrana de la vesícula se recupera en la terminal presináptica y puede
reciclarse para volver a formar una vesícula que se llene de nuevo de
acetilcolina sintetizada en el citoplasma. Algunas toxinas bacterianas
(p. ej., botulínica, tetánica) pueden destruir las proteínas de unión
que se acoplan a las vesículas, lo que interfiere con la capacidad de
las vesículas para liberar su contenido en la hendidura sináptica.
El neurotransmisor liberado se difunde a través de la hendidura
sináptica y se une a sus receptores específicos, los receptores nicotínicos
de acetilcolina, en la membrana muscular postsináptica. El tipo específico de receptor de acetilcolina que se encuentra en la unión
neuromuscular se denomina así porque también puede unirse al
alcaloide nicotina. El receptor nicotínico de acetilcolina tiene subtipos
y no todos ellos se encuentran en el músculo esquelético. Algunos
residen en determinadas neuronas de los sistemas nerviosos central y
periférico. El receptor nicotínico de acetilcolina es realmente un canal
iónico dependiente del ligando (v. cap. 1), permeable a los cationes
pequeños y con dos sitios de unión para la molécula de acetilcolina.
Cuando la acetilcolina se une a estos dos loci, el canal se abre y, entre
otros desplazamientos iónicos, los iones Na+ pasan al interior de la
célula muscular, para alcanzar el equilibrio, lo que contribuye a una
64
SECCIÓN II Neurofisiología
FIGURA 5-3 Liberación de acetilcolina (ACh)
de una vesícula sináptica en la zona activa de un
terminal de motoneurona. A, La sinaptobrevina es
una proteína de unión sobre la vesícula sináptica.
SNAP-25 y sintaxina son proteínas de unión en la
membrana terminal. Sinaptotagmina es una proteína de vesícula que hace las veces de molécula
sensora del calcio. B y C, La proteína de unión de la
vesícula se entrelaza con las proteínas de unión del
interior de la membrana terminal para anclar la vesícula a la membrana terminal. D, La despolarización
de la membrana terminal como consecuencia del
potencial de acción abre los canales del Ca2+ dependientes del voltaje. El Ca2+ penetra en la terminal y
se une a sinaptotagmina. Esta unión causa la fusión
de las membranas de la vesícula y terminal y libera
ACh dentro de la hendidura sináptica por exocitosis.
(Modificado de Boron WF, Boulpaep EL: Medical
physiology, 2ª ed, Filadelfia, 2009, Saunders.)
despolarización de la membrana de la célula muscular postsináptica
análoga a un potencial postsináptico excitador (PPSE). Sin embargo,
en la sinapsis neuromuscular, el potencial postsináptico unitario es
suficiente para abrir los canales de Na+ dependientes del voltaje en la
profundidad de los pliegues de la unión, lo que genera un potencial
de acción sobre la membrana de la célula muscular.
La unión de la acetilcolina con su receptor dura poco tiempo
(aproximadamente 1 mseg). Al liberarse, se destruye por la acción
de la enzima acetilcolinesterasa que, anclada a la lámina basal de
la hendidura sináptica, inactiva el neurotransmisor mediante su
fragmentación en moléculas de ácido acético y de colina (fig. 5-4).
La colina, un precursor de la síntesis de acetilcolina, puede transportarse hacia la terminal presináptica por medio de una proteína
transportadora de gran afinidad que hay en la membrana terminal
y reciclarse durante la síntesis de acetilcolina. Las sustancias químicas que inhiben la acetilcolinesterasa, como algunos insecticidas
organofosforados (p. ej. malatión, clorpirifós) y los gases nerviosos
(p. ej., sarina), pueden prolongar de forma anormal la presencia de
acetilcolina en la sinapsis, lo que suele tener consecuencias fisiológicas desastrosas. Dado que la acetilcolina se destruye con rapidez
después de su unión con el receptor de la membrana muscular, y
debido a que no existe una cantidad suficiente de neurotransmisor
como para que se produzcan más uniones hasta que se desarrolle
otro potencial de acción en la neurona motora, la relación entre los
potenciales de acción de las membranas celulares neuronal y muscular es cercana a 1:1.
Existen más formas de transmisión específicas en
la sinapsis entre las neuronas que en la sinapsis
neuromuscular
Como se ha mencionado antes, existen algunas diferencias notables entre la transmisión sináptica de la sinapsis neuromuscular y
la transmisión sináptica entre neuronas. Aunque la acetilcolina es el
neurotransmisor responsable del efecto postsináptico primario en la
sinapsis neuromuscular, pueden utilizarse otros neurotransmisores
para producir el efecto postsinápti co principal en las sinapsis entre
neuronas (cuadro 5-1). Es más, no todos estos neurotransmisores
se liberan desde zonas activas morfológicamente diferentes, aunque
parece que su liberación desde la terminal sigue sdependiendo de
Ca2+. En estos casos, la liberación desde la terminal no siempre se
produce directamente en la hendidura sináptica, lo que da lugar a
CAPÍTULO 5 La sinapsis
65
CUADRO 5-1 Principales clases de neurotransmisores
Aminoácidos
Glutamato
Glicina
Ácido g-aminobutírico (GABA)
Aminas
Acetilcolina
Serotonina
Histamina
Catecolaminas
Dopamina
Noradrenalina
Adrenalina
Péptidos*
Sustancia P
Vasopresina
Somatostatina
Opioides
Leu-encefalina
Metaencefalina
b-endorfina
Purinas
Adenosina
Trifosfato de adenosina (ATP)
FIGURA 5-4 Inactivación sináptica de acetilcolina (ACh). La ACh liberada
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
se descompone enzimáticamente en colina y ácido acético por acción de la
acetilcolinesterasa sináptica. La colina se transporta activamente de vuelta
a la terminal y se puede reutilizar en la síntesis de ACh. ChAT, Colina acetiltransferasa.
una distribución postsináptica del neurotransmisor más amplia. Lo in­
teresante es que algunas moléculas que en ocasiones se llaman neurotransmisores atípicos o no tradicionales (p. ej. los endocannabinoides, el óxido
nítrico) en realidad se producen en una neurona postsináptica siguiendo la tradicional transmisión por sinapsis, pero luego se difun­
den hacia atrás por la hendidura sináptica para influir sobre la función
de la terminal presináptica. Por consiguiente es posible que la comun­
icación de neurona a neurona no esté tan especializada para la co­
municación en un solo sentido como la unión neuromuscular.
La membrana postsináptica de una sinapsis entre neuronas puede
ser el soma, las dendritas o incluso las terminales de la neurona
postsináptica, y en estas sinapsis no se observan pliegues de unión.
Sin embargo, la membrana postsináptica dendrítica suele poseer
pequeñas protrusiones denominadas espinas dendríticas (v. cap. 4).
Como los pliegues de unión de las células musculares, estas espinas
aumentan la superficie de la membrana postsináptica y, debido a
sus cuellos estrechos, se cree que proporcionan una forma de aislamiento bioquímico entre las sinapsis cercanas. Es más, las espinas
pueden cambiar de tamaño y de forma a lo largo de la vida de los
animales, modulando la eficacia funcional de la sinapsis. Por lo tanto
se cree que es posible que las espinas intervengan en el aprendizaje
y la memoria. Mientras que la liberación del neurotransmisor en la
sinapsis neuromuscular siempre produce excitación postsináptica
(despolarización de la membrana), la liberación en la sinapsis entre
neuronas puede causar excitación o inhibición (hiperpolarización de
la membrana). Sin embargo, las sinapsis en las espinas dendríticas
casi siempre son excitadoras.
Atípicos (No tradicionales)
Gases
Óxido nítrico
Monóxido de carbono
Cannabinoides endógenos (Endocannabinoides)
Anandamida
2-Araquidonilglicerol
*La lista de neurotransmisores peptídicos no es completa.
En la sinapsis neuromuscular, el receptor postsináptico es casi
exclusivamente el receptor nicotínico de acetilcolina, un canal iónico
dependiente de ligando. En las sinapsis entre las neuronas existe una
variedad mucho mayor de receptores, que pueden diferenciarse del
receptor nicotínico de acetilcolina no solo por el neurotransmisor
con que se unen, sino también por el mecanismo del receptor (p. ej.
la proteína G acoplada; v. cap. 1). Además, en una única neurona
suelen encontrarse varios tipos diferentes de receptores de neurotransmisores.
Cuando se utilizan neurotransmisores diferentes a acetilcolina en
las sinapsis entre neuronas, dependiendo del transmisor, el fin de su
actividad puede conseguirse mediante: 1) recaptación mediada por
trasportador del propio neurotransmisor en la terminal de liberación,
o 2) una forma de degradación enzimática menos específica y a veces
más lenta que la que realiza la acetilcolinesterasa. Además, a pesar de
que la difusión simple del neurotransmisor lejos de la sinapsis contribuye en cierta medida a la finalización de la acción de la mayor parte
de los neurotransmisores, es posible que esta modalidad intervenga
de forma más importante en algunos neurotransmisores que en otros.
Por último, en las sinapsis entre neuronas, un único potencial de
acción en una neurona presináptica raramente produce un potencial
de acción completo en la neurona postsináptica. Es necesario que se
66
SECCIÓN II Neurofisiología
sumen, de alguna forma, varias entradas presinápticas para que se
genere un potencial de acción postsináptico.
Como se explica en el capítulo 6, los potenciales de acción que
actúan sobre la membrana de la célula muscular provocan su contracción o acortamiento mecánico. Si esta contracción se combina
con el acortamiento de muchas células musculares, se produce el
movimiento corporal.
CASOS CLÍNICOS
MIASTENIA GRAVE
Historia. Usted examina a una hembra de Pastor Alemán de 5 años
cuyo dueño asegura que el perro se debilita con el ejercicio. También
afirma que recientemente, justo después de comer, ha empezado a
vomitar los alimentos en bolos con forma de cilindro.
Exploración clínica. Todas las anomalías de la exploración física
se refieren al sistema neuromuscular. Tras el reposo, los resultados
de la exploración neurológica estaban dentro de los límites normales.
Sin embargo, incluso con el ejercicio moderado, el perro mostraba
una debilidad progresiva, sobre todo en las extremidades delanteras.
La inyección intravenosa de un inhibidor de la acetilcolinesterasa, el
edrofonio, eliminaba los signos clínicos de debilidad. Las radiografías
de tórax revelaron un agrandamiento del esófago y el timo.
Comentario. La historia de un agrandamiento esofágico (megaesófago) y la respuesta al inhibidor de la colinesterasa confirman el diagnóstico de miastenia grave (debilidad muscular grave). Esta enfermedad
está provocada por un fallo de la transmisión de acetilcolina en la
sinapsis neuromuscular, que se debe a la producción de anticuerpos
contra los propios receptores de la acetilcolina. Los anticuerpos anormales se unen a los receptores para formar complejos que impiden
que la acetilcolina se una a sus receptores, por lo que no se produce
despolarización en la membrana postsináptica de las células. Los
anticuerpos también alteran los pliegues de la unión y el número de
receptores disponibles para unirse al transmisor. Los inhibidores de la
acetilcolinesterasa impiden el metabolismo de la acetilcolina, por lo
que esta se demora en la sinapsis y tiene más tiempo para unirse a
los receptores, lo que facilita la transmisión normal.
La gran cantidad de músculo esquelético en el esófago del perro
explica su agrandamiento a causa de la parálisis. Estos pacientes
suelen regurgitar los bolos alimenticios formados poco después de
comer.
La miastenia grave puede asociarse con masas mediastínicas, por
lo general del timo. Los autoanticuerpos que produce el organismo
suelen actuar contra antígenos del timo o los receptores de acetilcolina.
Además de esta causa de miastenia grave, también es frecuente la
miastenia grave idiopática.
Tratamiento. Son frecuentes las remisiones espontáneas, depen-
diendo de la causa. Hasta entonces, se suelen administrar a diario
inhibidores de la acetilcolinesterasa por vía oral. También puede ser
necesario extirpar quirúrgicamente las masas mediastínicas.
TÉTANO
Historia. Un cliente le llama porque su caballo, un Quarter Horse castrado de 6 años, pisó un clavo con el pie delantero derecho hace unos
días. Fue posible extraer el clavo y se desinfectó la extremidad pero
ahora el animal se ve deprimido y no quiere moverse.
Exploración clínica. El caballo tiene temperatura alta (fiebre) y
aumento de la frecuencia cardíaca (taquicardia), así como aumento de
los pulsos de las arterias digitales que ven al pie delantero derecho. La
pata está caliente, hinchada y dolorida. El animal parece muy sensible a
cualquier tipo de estimulación. Ya se le han vencido las fechas de sus
vacunas.
Comentario. Al producirse un corte o una herida puede haber exposición al Clostridium tetani. Esta bacteria contiene una neurotoxina,
la tetanoespasmina, que bloquea la liberación sináptica de glicina y
de ácido gammaaminobutírico (GABA) al descomponer la proteína
sinaptobrevina que se une a las vesículas sinápticas. El bloqueo de
la liberación de estos transmisores, que normalmente causaría efecto
inhibidor de las motoneuronas que inervan los músculos esqueléticos,
produce una excitación anormal de esas motoneuronas. Así, pues,
el músculo está constantemente estimulado y ello se manifiesta en
hipertonía y espasmos musculares. Los animales afectados pueden
quedar con la cabeza y el cuello rígidos y también caminar con rigidez.
Cuando se echan es posible que adopten la postura del caballete (patas
abiertas). Los espasmos musculares, incluida la rigidez de mandíbula
y belfos, son fáciles de provocar así como la retracción del ojo con
presencia de un tercer párpado. Muchas veces se ven afectados los
músculos respiratorios. Al no funcionar bien estos, los animales pueden
contraer neumonía por aspiración e hipoxia, que con frecuencia son
la causa de la muerte.
Tratamiento. Es difícil tratar a los caballos cuando muestran los
signos clínicos de la toxicidad. Se les puede dar una antitoxina para
ayudarles a absorber las toxinas que estén presenten. En algunas
situaciones también se vacuna a los caballos contra el tétanos para estimular la respuesta de sus anticuerpos. Se les administra antibióticos
para matar el Clostridium. Además, puesto que son muy sensibles
a la estimulación, se les deja en un sitio tranquilo y con frecuencia
es necesario sedarlos. En los afectados el pronóstico es malo y la
mortalidad de aproximadamente el 80%.
PREGUNTAS PRÁCTICAS
1. En la sinapsis neuromuscular, los iones Ca2+ son necesarios para:
a. La unión del transmisor con el receptor postsináptico.
b. Facilitar la difusión del transmisor hacia la membrana postsináptica.
c. Fragmentar el transmisor en la hendidura sináptica, y por tanto
desactivar el transmisor.
d. Fusionar la vesícula sináptica con la membrana presináptica,
liberando así el transmisor.
e. Metabolizar el transmisor en la vesícula presináptica.
2. Un fármaco que impidiera la liberación de acetilcolina en la unión
sináptica neuromuscular, ¿qué signos clínicos ocasionaría?
a. Convulsiones y exceso de contracciones musculares.
b. Parálisis.
c. Ningún efecto sobre el movimiento del animal.
3. De las siguientes afirmaciones sobre la finalización de la acción
sináptica en la sinapsis neuromuscular, ¿cuál es verdadera?
a. La responsable es la recaptación de las moléculas intactas de
acetilcolina en la terminal de la neurona motora.
b. La única responsable es la difusión de la acetilcolina desde la
sinapsis.
c. La acetilcolinesterasa descompone rápidamente la acetilcolina
en colina y ácido acético.
d. La única responsable es la disociación de la acetilcolina desde
el receptor muscarínico tras haber permanecido unida varios
segundos.
CAPÍTULO 5 La sinapsis
4. Varios fármacos antagonistas compiten con la acetilcolina por el
receptor postsináptico de la unión neuromuscular. Si se administra una sobredosis de esos agentes, ¿qué tendría que hacer el
antídoto en la sinapsis?
a. Reducir la liberación de acetilcolina.
b. Reducir la eficacia de la acetilcolinesterasa.
c. Disminuir la afluencia de Ca2+ hacia la terminal de la neurona
motora.
d. Disminuir la frecuencia del potencial de acción en la neurona
motora.
e. Ninguna de las anteriores.
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
5. ¿Cuál de las siguientes afirmaciones sobre la sinapsis entre neuronas es falsa?
a. La membrana postsináptica siempre es una dendrita.
b. Las espinas dendríticas aumentan la superficie de la membrana
postsináptica.
c. Generalmente, un único potencial de acción en la membrana
presináptica no es suficiente para producir un potencial de
acción en la neurona postsináptica.
d. El neurotransmisor no siempre se libera desde una zona activa
morfológicamente diferente de la terminal presináptica.
e. Dependiendo del neurotransmisor presináptico liberado y del
receptor postsináptico activado, la membrana postsináptica
puede despolarizarse o hiperpolarizarse.
67
BIBLIOGRAFÍA
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CAPÍTULO 6
Fisiología del músculo
PUNTOS CLAVE
1. Todo movimiento es el resultado de la contracción del músculo esquelético a través de una articulación móvil.
2. En cualquier músculo esquelético existen varios niveles de organización.
3. Los potenciales de acción sobre el sarcolema se extienden al interior de
la célula por los túbulos transversos.
4. El potencial de acción en el sarcolema se acopla indirectamente con
el mecanismo de la contracción mediante la liberación de Ca2+ desde el
retículo sarcoplásmico.
5. El desplazamiento de la actina sobre la molécula de miosina provoca el
acortamiento del sarcómero.
E
xisten tres tipos de músculo en el cuerpo: esquelético, cardíaco
y liso. El músculo esquelético supone el 40% del cuerpo, mientras que el 10% corresponde al cardíaco y liso. Casi todos los
pacientes veterinarios con enfermedades del sistema neuromuscular tienen alteraciones del movimiento, por tanto es importante
comprender cómo funciona el músculo esquelético y cómo está
controlado por el sistema nervioso. En muchos otros trastornos
clínicos (p. ej., miocardiopatía dilatada, hipertensión, hipertrofia del
detrusor), así como en algunos mecanismos farmacológicos (p. ej.,
fármacos simpaticomiméticos, antagonistas del receptor adrenérgico), sobresalen las anomalías de los músculos cardíaco y liso.
En este capítulo se explica la fisiología del músculo esquelético y se
compara brevemente con los músculos cardíaco y liso. Del músculo
cardíaco se habla de manera más extensa en los capítulos de la sección
III, mientras que las funciones del músculo liso en otros sistemas del
cuerpo se citan a lo largo de todo este libro.
El movimiento del cuerpo es resultado de la contracción
del músculo esquelético por una articulación móvil
El músculo esquelético está formado por un «vientre» muscular
central contráctil y dos tendones, uno a cada lado. El músculo y sus
tendones se colocan de forma que su origen se encuentre en un hueso
y su inserción en otro diferente, abarcando una articulación. Cuando
el músculo se contrae, se acorta la distancia entre los tendones de
origen e inserción, los huesos se mueven uno con respecto del otro
y se dobla la articulación (fig. 6-1). Cuando se activa por la señal del
nervio motor, el músculo esquelético solo puede acortarse. Casi todas
las articulaciones tienen uno o más músculos en ambas caras, bien
para disminuir su ángulo (flexión) o bien para aumentarlo (extensión).
Los movimientos corporales realizados por un animal son el
resultado de la contracción del músculo esquelético que cruza una
articulación móvil. Esto es importante para comprender la anatomía
y la fisiología de dicho músculo antes de exponer cómo el sistema
nervioso organiza la contracción de grupos de células musculares
para realizar movimientos intencionados.
68
6. Casi todas las fibras del músculo esquelético se clasifican en dos tipos:
contracción rápida o lenta.
7. La fuerza de contracción de los músculos se modifica al variar el número de
unidades motoras activas o la velocidad de activación de la unidad motora.
8. El electromiograma es la medida clínica de la conducta eléctrica en el
músculo esquelético.
9. La estructura de los músculos cardíaco y liso es diferente de la del músculo esquelético.
10. La función de los iones Ca2+ en el acoplamiento excitación-contracción de
los músculos cardíaco y liso es diferente de la del músculo esquelético.
En cualquier músculo esquelético existen
varios niveles de organización
La figura 6-2 ilustra los diferentes niveles de organización del músculo esquelético típico. Si observamos el interior del músculo durante
la disección, vemos que está formado por una cantidad variable de
células musculares (generalmente denominadas fibras musculares)
que se extienden varios centímetros entre los tendones de origen
e inserción. Su diámetro varía entre 5-100 mm y contienen varios
núcleos, muchas mitocondrias y otros orgánulos intracelulares. La
membrana limitante externa se denomina sarcolema, y consiste en
una verdadera membrana celular, llamada membrana plasmática,
y una capa externa de polisacáridos que se une a los tendones en
los extremos de las células. Cada célula muscular está inervada por
una sola neurona motora, y la región de la sinapsis neuromuscular
se localiza cerca del centro de la fibra con respecto a los extremos.
Cada fibra muscular se compone de sucesivas subunidades más
pequeñas (fig. 6-2) y contiene varios cientos o miles de miofibrillas
orientadas en paralelo a lo largo de su eje longitudinal, como un
puñado de espaguetis. Cada miofibrilla está formada por una serie
de sarcómeros repetidos, la unidad contráctil básica de la fibra muscular, que pueden contarse por decenas de miles.
El sarcómero tiene un disco en cada extremo denominado disco
Z, y está compuesto por varios tipos de moléculas proteicas grandes, responsables de la contracción muscular, muchas de las cuales
están polimerizadas. Existen numerosos filamentos delgados de
proteínas, llamados actina, que se unen a los discos Z y se extienden
hacia el centro del sarcómero, como dedos paralelos que se apuntan
uno a otro. Cada filamento de actina está formado por dos cadenas
helicoidales trenzadas de actina y otras dos de tropomiosina unidas
entre sí formando una hélice más grande (v. cap. 1. y fig. 1-5). De
forma intermitente a lo largo de las moléculas de tropomiosina se
colocan las moléculas de una proteína globular compleja denominada
troponina, con afinidad por los iones de calcio (Ca2+). Suspendidos
entre los ligamentos finos de actina y paralelos a ellos se encuentran
© 2014. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
CAPÍTULO 6 Fisiología del músculo
69
FIGURA 6-2 El músculo esquelético normal tiene varios niveles de organiFIGURA 6-1 Los movimientos corporales son resultado de la contracción
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
(acortamiento) de un músculo esquelético adherido a lo largo de una articulación móvil. La contracción del músculo disminuirá el ángulo de flexión de
la articulación A (la articulación femorotibial) y aumentará el ángulo flexor
en la articulación B (la articulación del tarso). Esto provocará los movimientos
respectivos alrededor de las articulaciones señaladas por las flechas.
otros filamentos más gruesos de los polímeros proteicos de miosina
(fig. 6-3). La molécula de miosina contiene una cola de hélices trenzadas y dos cabezas globulares que pueden unirse a adenosín trifosfato
(ATP) y a actina (v. figs. 1-3 y 1-4). Aproximadamente 500 cabezas de
miosina de un filamento grueso de miosina forman puentes de unión
que interactúan con la actina para acortar el sarcómero cuando las
cabezas de miosina se flexionan y se relajan. El sarcómero también
contiene una proteína grande, la titina, que ayuda a mantener la
estrecha relación entre actina y miosina, así como la longitud del
reposo durante la relajación.
Debajo de la membrana plasmática de la célula muscular se encuentra el retículo sarcoplásmico, una organela de almacenamiento
intracelular que forma una red reticulada alrededor de las miofibrillas
(fig. 6-3). Este gran saco de almacenamiento secuestra el Ca2+ cuando
el músculo está relajado, y es análogo al retículo endoplásmico liso
de otras células.
Perpendicularmente al eje longitudinal de la fibra muscular se
encuentran unos tubos de membrana plasmática formados por
invaginaciones periódicas del sarcolema (fig. 6-4). Estos túbulos
transversos, o túbulos T, atraviesan el diámetro de la fibra muscular,
de forma parecida a una pajita para beber flexible que atraviesa
perpendicularmente el manojo de espaguetis (miofibrillas) que se
ha mencionado antes. Los túbulos T serpentean alrededor de las
miofibrillas, formando uniones con la red del retículo sarcoplásmico
zación. Se asignan las letras H y Z a las bandas que se aprecian al examinar
el músculo esquelético en el microscopio.
que rodea las miofibrillas (fig. 6-5). Estos túbulos contienen líquido
extracelular y son importantes porque permiten que la membrana
plasmática, eléctricamente excitable, de la fibra muscular transmita
la despolarización del potencial de acción al interior de la fibra.
Los potenciales de acción sobre el sarcolema se extienden
al interior de la célula por los túbulos transversos
Las células del músculo esquelético tienen un potencial de reposo
de la membrana, como las neuronas, y la membrana de las células
musculares puede despolarizarse por transmisión sináptica en la
sinapsis neuromuscular (v. cap. 5). En esta sinapsis, la acetilcolina
liberada por la neurona motora activa los receptores nicotínicos de
acetilcolina del sarcolema de la célula muscular. La despolarización
resultante es suficiente para abrir los canales de sodio (Na+) dependientes del voltaje, que también se encuentran en los pliegues de la
unión del sarcolema (v. fig. 5-1), para desencadenar un potencial de
acción en la fibra muscular. Así, los potenciales de acción de la fibra
muscular se generan en el sarcolema de la sinapsis neuromuscular.
Cuando se genera un potencial de acción cerca del centro de la
fibra muscular, se extiende en ambas direcciones a lo largo de la fibra
muscular por mecanismos similares a la transmisión del potencial
de acción por los axones nerviosos no mielinizados. Sin embargo,
al contrario que en estos, los potenciales de acción del sarcolema
también se transmiten hacia el interior de la fibra muscular a través
de los túbulos T (fig. 6-5), lo que permite su llegada al retículo sarcoplásmico, incluso en las zonas más internas de la fibra muscular. Las
consecuencias de esto son fundamentales para el acoplamiento de la
excitación (potencial de acción) con la contracción (acortamiento)
de los sarcómeros de las miofibrillas.
70
SECCIÓN II Neurofisiología
FIGURA 6-3 Disposición en paralelo de los filamentos
de actina y miosina en un sarcómero. Arriba, Vista de
uno de los extremos del sarcómero. Abajo, Vista de la organización de los filamentos observados respectivamente
en cada uno de los tres puntos de sección transversal que
se indican en la parte superior de la figura. (Modificación
a partir de Boron WF, Boulpaep EL: Medical physiology,
2ª ed, Filadelfia, 2009, Saunders.)
FIGURA 6-4 Diagrama del músculo esquelético que muestra la yuxtaposición de fibrillas musculares, túbulos
transversos (T) y retículos sarcoplásmicos. (Dibujo basado en Bloom W, Fawcett DW: A textbook of histology,
Filadelfia, 1986, WB Saunders. Modificado a partir de Peachey LD: J Cell Biol 25:209, 1965. Dibujo de Sylvia Colard
Keene. En Guyton AC, Hall JE: Textbook of medical physiology, 11ª ed, Filadelfia, 2006, Saunders.)
CAPÍTULO 6 Fisiología del músculo
71
concentración dentro del sarcoplasma, inundando el sarcómero y
desencadenando una contracción. Cuando el potencial de acción se
ha transmitido, se bombea el Ca2+ otra vez al retículo sarcoplásmico
y se produce la relajación. Este ciclo se conoce como acoplamiento
excitación-contracción.
La relación entre el potencial de acción sobre los túbulos transversos y la liberación de Ca2+ desde el retículo sarcoplásmico está
regulada por canales de Ca2+ dependientes del voltaje en el túbulo T
y por canales lentos de Ca2+ del retículo sarcoplásmico (fig. 6-5). Se
cree que en el músculo esquelético existe un acoplamiento mecánico
de estos dos tipos de canales; el potencial de acción que abre los
canales de Ca2+ dependientes del voltaje de los túbulos T provoca
un cambio estructural directo de los canales lentos de Ca 2+ del
retículo sarcoplásmico, lo que permite que los iones Ca2+ almacenados salgan del retículo sarcoplásmico y lleguen al sarcoplasma. El
movimiento de Ca2+ a través de los canales de Ca2+ abiertos sobre el
túbulo T, y la sensibilidad de los canales lentos de Ca2+ desempeñan
un papel más importante en el acoplamiento excitación-contracción
en el músculo cardíaco que en el músculo esquelético (v. comentario
más adelante).
El desplazamiento de la actina sobre la molécula de miosina
provoca el acortamiento del sarcómero
FIGURA 6-5 Relación entre los túbulos T (TT) y el retículo sarcoplásmico
(RS) durante el acoplamiento excitación-contracción. 1, La propagación del
potencial de acción causa la despolarización de la membrana de los TT. 2,
La despolarización provoca la apertura de los agregados del canal de Ca 2+
dependiente del voltaje en la membrana de los TT. 3, La apertura de los canales
de liberación de Ca2+ en la membrana del RS es consecuencia del acoplamiento
mecánico con apertura de los canales de Ca2+ dependientes del voltaje en los
TT. 4, Se libera Ca2+ del RS al interior del sarcoplasma, donde puede bañar
los sarcómeros (que no se muestran) para inducir la contracción. (Modificado
a partir de Boron WF, Boulpaep EL: Medical physiology: a cellular and molecular
approach, edición actualizada, Filadelfia, 2005, Saunders.)
La figura 6-6 ilustra el sarcómero en estado de relajación y en su estado más corto, contraído; el sarcómero cambia al estado de relajación
cuando dispone de iones Ca2+. Ante la presencia de iones Ca2+ y la
cantidad suficiente de adenosín trifosfato (ATP), los filamentos finos
de actina se deslizan en paralelo a lo largo de los filamentos gruesos de
miosina debido al movimiento repetitivo de las cabezas de la molécula de miosina, por lo que los sarcómeros se acortan. Puesto que cada
miofibrilla está formada por una serie lineal de sarcómeros que se
repiten y están conectados, el resultado neto es el acortamiento físico
de la distancia entre los dos extremos del músculo. En el capítulo 1 se
ofrece una explicación molecular más detallada de este mecanismo de
deslizamiento de los filamentos que hace que se acorte el sarcómero,
como un ejemplo de la especificidad de la unión y de las interacciones
alostéricas de las proteínas; y a continuación se ofrece un breve un
resumen de estos procesos.
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
El potencial de acción en el sarcolema se acopla
indirectamente con el mecanismo de la contracción
mediante la liberación de Ca2+ desde el retículo
sarcoplásmico
Mientras que en la neurona el aumento del Ca2+ citoplásmico en el
terminal es imprescindible para que se inicie el proceso de liberación
del neurotransmisor, el aumento de Ca2+ en el sarcoplasma (citoplasma de la célula muscular) es fundamental para iniciar la contracción. En reposo, los iones Ca2+ se bombean hacia el exterior del
sarcoplasma, almacenándose en el retículo sarcoplásmico, mediante
una bomba dependiente de la energía junto con proteínas fijadoras
del Ca2+. Esto deja una concentración de Ca2+ demasiado baja en
el sarcoplasma para desencadenar una contracción. Sin embargo,
cuando un potencial de acción se transmite a lo largo de la superficie
de la fibra muscular y entra en el centro de la fibra a través de los
túbulos T, la despolarización llega a la unión entre los túbulos y al
retículo endoplásmico (fig. 6-5), que liberan los iones de Ca2+ que
tenía almacenados. Estos iones de Ca2+ se difunden por gradiente de
FIGURA 6-6 Deslizamiento de actina a lo largo de la molécula de miosina,
que produce el acortamiento físico (contracción) del sarcómero.
72
SECCIÓN II Neurofisiología
En varios puntos a lo largo del filamento fino de actina existen
sitios que pueden unirse a la cabeza de la molécula de miosina
(v. figs. 1-4 y 1-5 y el texto acompañante del cap. 1). En ausencia
de iones Ca2+ estos sitios pueden estar inhibidos o cubiertos por
moléculas de tropomiosina que normalmente se entrecruzan dentro
de la hélice de actina. En presencia de Ca2+ unido a troponina, una
molécula reguladora que se une a tropomiosina, la molécula de
troponina sufre un cambio estructural. Se cree que este cambio es
la causa de que la tropomiosina se desplace y deje al descubierto el
sitio de unión con la miosina en el filamento fino de actina, lo que
permite la unión entre la actina y la miosina. A través de un ciclo
que incluye la unión con ATP y su hidrólisis (a ADP + fosfato) y la
posterior disociación del fosfato, las cabezas de miosina se relajan
y flexionan alternativamente mientras se separan y se unen, respectivamente, a los sitios de unión expuestos sobre el filamento fino
de actina (fig. 6-7), haciendo que los filamentos finos de actina se
deslicen en paralelo a lo largo de los filamentos gruesos de miosina
para que se acorte el sarcómero (fig. 6-6). En ausencia de Ca2+, los
sitios de unión entre la miosina y la actina vuelven a bloquearse, y
el sarcómero se relaja.
Casi todas las fibras del músculo esquelético se clasifican
en dos tipos: contracción rápida o lenta
Las fibras del músculo esquelético con tiempos cortos de contracción
en ocasiones se denominan fibras rápidas. Tienden a ser más gruesas,
con más retículo sarcoplásmico que facilita la liberación rápida de
iones Ca2+, y poseen una menor cantidad de mitocondrias e irrigación, ya que el metabolismo aeróbico es menos importante. Las fibras
rápidas se fatigan muy deprisa, pero están muy bien adaptadas para
el salto, la aceleración y otros movimientos breves y fuertes.
Por el contrario, las fibras lentas son más delgadas, tienen muchas
mitocondrias e irrigación y una gran cantidad de mioglobina, una
globulina que contiene hierro y almacena oxígeno, parecida a la
hemoglobina. Estas fibras dependen aún más del metabolismo oxidativo, son menos sensibles a la fatiga y están mejor adaptadas para
la contracción sostenida de los músculos extensores antigravitatorios.
Dado que en los músculos lentos existe más mioglobina, a veces
se conocen como músculos rojos, mientras que los rápidos se llaman
músculos blancos. Existe un tercer tipo de fibras, una subclase de las
fibras rápidas, con propiedades intermedias entre las fibras rápidas y
lentas. Por lo general, la parte interior del músculo está formada por
una mezcla de estos tres tipos, cuya proporción varía de acuerdo con
la función de ese músculo. De alguna forma, la composición puede
cambiar con el ejercicio, como en el caso del entrenamiento de atletas
para distintos acontecimientos deportivos.
La fuerza de contracción de los músculos se modifica
al variar el número de unidades motoras activas
o la velocidad de activación de la unidad motora
Incluso a pesar de que cada fibra muscular está inervada por una sola
neurona, cada axón de la neurona motora se ramifica para alcanzar
el músculo e inervar varias fibras musculares. La unidad motora se
define como una neurona motora alfa (a) y todas las fibras musculares extrafusales (estriadas que generan fuerza), que esta inerva
(fig. 6-8, A). Todas las fibras musculares de cada unidad motora
realizan el mismo tipo de función (p. ej., contracción rápida o lenta),
y cuando un potencial de acción actúa sobre la neurona motora,
todas las fibras musculares se contraen a la vez. En las unidades
motoras existe una relación entre el tipo funcional de la fibra muscular inervada, el número de fibras musculares inervadas y el tamaño
de la neurona motora. Las unidades motoras pequeñas tienden a estar
formadas por una neurona motora con un cuerpo celular pequeño
y un axón fino, con una velocidad de conducción más lenta, que
inerva un número pequeño de fibras lentas. Las unidades motoras
FIGURA 6-7 La unión de actina y miosina y la flexión de las cabezas de
miosina hace deslizar la actina a lo largo de los filamentos de miosina. Arriba,
El ATP unido a la cabeza de miosina se ha hidrolizado para formar ADP y fosfato inorgánico (P). En este estado la cabeza de miosina está en reposo y
separada de actina. Abajo, La cabeza de miosina en reposo se ha fijado a
actina, formando un entrecruzamiento. La disociación de P de la cabeza de
miosina provoca que la cabeza se flexione, estirando el filamento de actina a
lo largo de miosina. Esto se ha llamado golpe de energía. (Dibujado a partir de
Boron WF, Boulpaep EL: Medical physiology, 2ª ed, Filadelfia, 2009, Saunders.)
grandes poseen una neurona motora con un cuerpo grande y un axón
ancho con una velocidad de conducción rápida que inerva un gran
número de fibras rápidas. La activación de una unidad motora pequeña produce un aumento de la fuerza contráctil del músculo más
pequeño, más lento y que produce menos fatiga que la activación
de una unidad motora grande. Los cuerpos de las neuronas de todas las unidades motoras de un músculo determinado forman un
grupo dentro del sistema nervioso central (SNC) que se denomina
compartimento de la neurona motora de ese músculo (fig. 6-8, B).
En cada compartimento de la neurona motora de cada músculo
existen unidades motoras de varios tamaños. En los músculos con
una proporción mayor de unidades motoras más pequeñas el control
de la fuerza contráctil tiende a ser más fino.
Aunque el potencial de acción de una neurona motora produce
una contracción breve y simultánea de todas las fibras musculares
de la unidad motora, el patrón de excitación de las unidades que se
originan en el interior del SNC produce la contracción escalonada y
suave que la mayoría de los músculos son capaces de realizar. El sistema nervioso puede ordenar que un músculo se contraiga con más
fuerza, sobre todo aumentando el número de unidades motoras que
se contraen al mismo tiempo (reclutamiento o sumación espacial).
También puede hacerlo mediante el aumento de la frecuencia de
activación de una unidad motora, de forma que la contracción
siguiente comience antes de la relajación de la contracción anterior
(sumación temporal). La sumación espacial de las unidades motoras
para aumentar la fuerza contráctil se produce de forma ordenada,
según el tamaño de la unidad motora, activándose primero las
unidades más pequeñas, con lo que la fuerza aumenta gradualmente
en cantidades pequeñas y más precisas cuando se requiere una
fuerza muscular lenta. Cuando la fuerza requerida aumenta, se van
añadiendo progresivamente aumentos más rápidos y grandes de la
fuerza contráctil debido a la activación ordenada de las unidades
motoras más grandes. Esto da lugar a un suavizamiento global de
la contracción, manteniendo el movimiento tan preciso como sea
CAPÍTULO 6 Fisiología del músculo
73
colocados sobre la piel, o insertados en el centro del músculo, pueden
registrar un potencial eléctrico sumatorio cuando el músculo se
contrae. Esta medición, cuando se visualiza, se conoce como electromiograma (EMG) y es el equivalente para el músculo esquelético
del electrocardiograma (ECG) para el músculo cardíaco. El EMG, que
suele utilizarse junto con el análisis de la conducción nerviosa, es útil
para determinar si la debilidad o la parálisis se deben a enfermedades
del propio músculo, la unión neuromuscular, la neurona motora o el
sistema nervioso central.
La estructura de los músculos cardíaco y liso es diferente
de la del músculo esquelético
FIGURA 6-8 Inervación del músculo esquelético por las motoneuronas a del
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
sistema nervioso central (SNC). A, Una unidad motora es una motoneurona a
y todas las fibras musculares que inerva. B, Los cuerpos celulares neuronales
de todas las unidades motoras de un único músculo forman un agrupamiento
dentro del SNC llamado compartimento de la neurona motora de ese músculo. (Dibujado a partir de Bear MF, Connors BW, Paradiso MA: Neuroscience:
exploring the brain, 3ª ed, Filadelfia, 2007, Lippincott, Williams & Wilkins.)
posible hasta que se necesiten incrementos más grandes y más
groseros, generalmente cuando ya se ha producido una tensión
significativa en el músculo.
En algunos músculos esqueléticos, el sistema nervioso puede
ordenar que un porcentaje de unidades motoras permanezcan
activas durante períodos largos (se alternan varias unidades motoras), acortando continuamente la distancia entre los tendones
de origen e inserción. Cuando el centro del músculo al completo
se contrae sin relajarse, se dice que está en tetania. La tetanización
del músculo cardíaco podría ser mortal, porque debe relajarse para
permitir el llenado del corazón antes de contraerse para bombear
la sangre. En el capítulo 19 se explica cómo el músculo cardíaco
evita la tetania.
El electromiograma es la medida clínica de la conducta
eléctrica en el músculo esquelético
Cuando un potencial de acción se extiende a lo largo de la fibra
muscular, una pequeña parte de la corriente eléctrica generada se
escapa de la fibra e incluso llega a la piel que la cubre. Los electrodos
Igual que el esquelético, el músculo cardíaco es estriado y contiene
retículo sarcoplásmico y miofibrillas; el componente contráctil
fundamental está formado por las subunidades de actina y miosina
(v. fig. 19-1). El músculo cardíaco también contiene túbulos transversos, sin embargo difiere del esquelético en varios aspectos importantes. Las fibras largas del músculo esquelético están aisladas
eléctricamente unas de otras, mientras que las células musculares cardíacas, más cortas, están asociadas eléctricamente unas a
otras a través de discos intercalados de extremo a extremo que contienen uniones en hendidura, que proporcionan continuidad entre
el citoplasma de las células adyacentes, por lo que los potenciales
de acción pueden extenderse desde una célula a otra a través de
dichos discos intercalados sin la necesidad de ninguna neurotransmisión química. Las células del músculo cardíaco también poseen
extensiones parecidas a ramas que forman conexiones con algunas
de sus vecinas paralelas. De hecho, como se explica en el capítulo 19, los potenciales de acción se forman de manera espontánea
en determinadas células musculares especializadas del corazón, y a
continuación se extienden a través de una gran población de células
musculares cardíacas como si fueran un sincitio funcional, lo que da
lugar a la contracción coordinada de una región amplia del músculo
cardíaco. La frecuencia de dichos potenciales y la fuerza de la contracción que provocan se encuentran bajo la influencia del sistema
nervioso autónomo, aunque dicha inervación no es necesaria para
generar los potenciales de acción.
Las células del músculo liso, como los miocitos, son más pequeñas y cortas que las esqueléticas. No contienen túbulos T y
el retículo sarcoplásmico está poco desarrollado (fig. 6-9). Estas
células dependen principalmente de la difusión transmembrana
de los iones de Ca2+ desde el líquido extracelular para provocar las
interacciones actina-miosina responsables de la contracción (v. la
exposición siguiente). Aunque el solapamiento entre las moléculas
de actina y miosina forma las unidades contráctiles de las células
del músculo liso, la distribución de estas unidades carece de la
regularidad estructural responsable del aspecto estriado de las
células musculares esqueléticas y cardíacas. Los filamentos de actina
están anclados a los cuerpos densos (en vez de a los discos Z), que
se encuentran dentro del citoplasma así como en la membrana
celular. Por lo tanto, puede parecer que estas células se arrugan
cuando se contraen.
Algunos tejidos de células musculares lisas, generalmente denominados músculo liso visceral o músculo liso unitario, tienen uniones en
hendidura entre las células y actúan de forma parecida a un sincitio
funcional con transmisión del potencial de acción de una célula a otra
y contracciones coordinadas, como ocurre en el músculo cardíaco.
El músculo liso visceral es abundante en el aparato gastrointestinal
y otros órganos de las cavidades torácica y abdominal. Este tipo
de músculo liso se describe con más detalle en el capítulo 28. Otro
tipo de tejido de células musculares lisas, conocido habitualmente
como músculo liso multiunitario, tiene células musculares aisladas
eléctricamente que pueden contraerse independientemente unas de
otras. Estos músculos pueden encontrarse, por ejemplo, en el iris y
74
SECCIÓN II Neurofisiología
FIGURA 6-9 Organización general de la célula de un músculo liso. No hay
túbulos T y el retículo sarcoplásmico está poco desarrollado. La difusión transmembranosa del Ca2+, a través de los canales del Ca2+ dependientes del voltaje
en las cavéolas, desempeña un papel importante en el inicio de la contracción.
Hay presentes actina y miosina, con la actina anclada a los cuerpos densos.
La activación del complejo actina-miosina es capaz de cambiar la forma de
la célula. (Modificado de Guyton AC, Hall JE: Textbook of medical physiology,
11ª ed, Filadelfia, 2006, Saunders.)
el cuerpo ciliar del ojo, donde se requiere un control preciso de la
contracción.
El tejido muscular liso está inervado por neuronas del sistema
nervioso autónomo. Al contrario que en las uniones neuromusculares del músculo esquelético, en las uniones con el músculo liso
puede liberarse tanto acetilcolina como noradrenalina (por neuronas
diferentes), las células del músculo liso pueden excitarse o inhibirse
por conexión presináptica, y una única célula muscular lisa puede
tener conexión presináptica de más de una neurona. El músculo
liso visceral tiende a estar inervado de forma más difusa por una
neurona autónoma, y el neurotransmisor se libera a más distancia
desde la célula del músculo liso, si se compara con una unión neuromuscular esquelética más focal. En el músculo liso multiunitario
es más frecuente encontrar una conexión sináptica en cada célula y
una hendidura sináptica ancha parecida a la de la unión neuromuscular esquelética. Además de estar controlados por las neuronas
autónomas, varios tipos de tejido muscular liso pueden contraerse
en respuesta a actividad eléctrica autoinducida, la acción hormonal
o por estiramiento.
La función de los iones Ca2+ en el acoplamiento
excitación-contracción de los músculos cardíaco
y liso es diferente de la del músculo esquelético
La contracción en las células musculares cardíacas y lisas se produce
por el deslizamiento conjunto de los filamentos proteicos de actina
y miosina, igual que en el músculo esquelético. Este deslizamiento
requiere ATP y no se produce en ausencia de iones Ca2+, igual que
en el músculo esquelético. Sin embargo, el origen de estos iones Ca2+
intracitoplásmicos es diferente.
En el músculo esquelético el Ca 2+ se secuestra en el retículo
sarcoplásmico. La llegada del potencial de acción al sarcolema y
los túbulos T libera Ca2+ del retículo sarcoplásmico, el cual se difunde por el citoplasma donde desencadena la contracción. Aquí,
la apertura mecánica de los canales de liberación de Ca2+, inducidos
por Ca2+ del retículo sarcoplásmico, debida a la apertura de los
canales de Ca2+ dependientes del voltaje del túbulo T es el vehículo
más importante del ascenso del Ca2+ citoplásmico. Cuando pasa el
potencial de acción, el Ca2+ se bombea de nuevo hacia el interior
del retículo sarcoplásmico y se produce la relajación. En el músculo
esquelético la contracción necesita poco o nada del Ca2+ extracelular
(el lumen del túbulo T es una prolongación del espacio extracelular)
obtenido a través de los canales del Ca2+ del túbulo T dependientes
del voltaje.
En el músculo cardíaco, el retículo sarcoplásmico no está tan
desarrollado como en el músculo esquelético, por lo que la entrada
de Ca2+ extracelular a través de los canales del Ca2+ del túbulo T
dependiente del voltaje, y la liberación de Ca2+ desde el retículo
sarcoplásmico son importantes para desencadenar la contracción.
En el músculo cardíaco, la llegada del potencial de acción a lo
largo de la membrana celular y de los túbulos T abre los canales de
Ca2+, permitiendo que el Ca2+ extracelular entre en el citoplasma.
Algunos de estos iones Ca2+ activan los canales lentos de Ca2+ del
retículo sarcoplásmico, y estas fuentes combinadas aumentan el
Ca2+ citoplásmico que desencadena la contracción. Si se utilizan
fármacos antihipertensivos denominados antagonistas del calcio
para bloquear la entrada de los iones Ca2+ extracelulares, la fuerza
de contracción disminuye. Cuando el potencial de acción ha pasado,
la relajación muscular tiene lugar principalmente porque el Ca2+
citoplásmico se bombea otra vez al retículo sarcoplásmico, aunque
algunos iones Ca2+ se transportan al espacio extracelular a través
del sarcolema.
En muchas células musculares lisas el retículo sarcoplásmico
está poco desarrollado, y el flujo de Ca2+ extracelular desempeña
la función principal para el inicio del proceso contráctil. Incluso
aunque las células musculares lisas no tienen túbulos T, se produce
este flujo de Ca2+ sobre la despolarización de la membrana, mediante la activación de los canales de Ca2+ dependientes del voltaje
que se localizan en las depresiones poco profundas de la membrana
(caveolas) (fig. 6-7). Los antagonistas del calcio interfieren con este
proceso y pueden relajar el músculo liso de las paredes arteriales, por
lo que las arterias se dilatan y la presión arterial disminuye. En muchas células musculares lisas la contracción termina principalmente
debido al transporte de Ca2+ hacia el espacio extracelular, que es un
proceso bastante lento.
Cierta estimulación mediada por receptores de las células del
músculo liso por parte de neuronas o de hormonas no lleva a la despolarización de la membrana celular, pero de todos modos puede
conducir a la contracción de la célula del músculo liso. Por ejemplo,
la activación de algunos receptores de membrana acoplados a la
proteína G de algunos músculos lisos (v. fig. 1-19), como los que
emplea la ruta del segundo mensajero inositol trifosfato diacilglicerol
(IP3-DAG) es capaz de inducir la liberación de las reservas de Ca2+
del retículo sarcoplásmico de la célula muscular lisa, lo que lleva a
una contracción.
El mecanismo por el que el Ca2+ provoca el ciclo de entrecruzamiento entre la actina y la miosina en el músculo liso es diferente al
de los músculos esquelético y cardíaco (v. fig. 1-17). En estos últimos,
el ciclo depende principalmente de la inhibición, inducida por el Ca2+,
del bloqueo de la tropomiosina en el sitio de unión de la actina. En
el músculo liso, el ciclo depende del aumento, inducido por el Ca2+,
CAPÍTULO 6 Fisiología del músculo
de la actividad de la ATPasa de la cabeza de miosina, otro proceso
lento. Este aumento de la actividad de la ATPasa aparece cuando el
Ca2+ intracelular aumentado inicia una cadena de acontecimientos
que llevan a la fosforilación de la cabeza de miosina.
CASOS CLÍNICOS
VACA QUE SE CAE DESPUÉS DEL PARTO
Historia. Una vaca Jersey de 4 años ha parido esta mañana a primera
hora; es su segundo ternero. El ganadero le ha llamado porque, aunque
la vaca se quedó de pie después del parto, parecía descoordinada.
Ahora, unas horas después, la vaca está tumbada y parece torpe. Le
han ofrecido agua, pero la ha rechazado. No hay otras vacas afectadas.
Esta vaca no tiene antecedentes de problemas médicos.
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Exploración clínica. La vaca parece torpe y no le presta mucha
atención a usted ni a lo que ocurre en el establo. Su temperatura es
ligeramente baja, y la frecuencia cardíaca es un poco alta. La respiración es normal. Está algo deshidratada. Tiene las orejas frías al
tacto, los pulsos periféricos son débiles y las contracciones del rumen
han disminuido. En la exploración no parece que tenga ninguna lesión
que le impida ponerse de pie. La exploración neurológica breve que
usted realiza es normal, pero la vaca tiene una curva con forma de S
en la columna vertebral.
75
Comentario. En la mayoría de las especies que contraen hipertermia
maligna existe un defecto en el receptor de rianodina (otro nombre
para el canal de liberación de Ca2+,– Ca2+ dependiente, en el retículo
sarcoplásmico). Esto produce un aumento de liberación de Ca2+ en el
sarcoplasma, que estimula los músculos. La activación incontrolada de
los músculos causa rigidez y debido a las contracciones musculares
constantes el cerdo tiene lesiones musculares y consume grandes cantidades de oxígeno. Por consiguiente aumentan las enzimas de los
músculos y el animal se vuelve acidósico por la energía y el consumo
de oxígeno.
Tratamiento. Se puede administrar dantroleno para que disminuya
la liberación de Ca 2+ del retículo sarcoplásmico. No se conoce el
mecanismo exacto, pero debido a que interfiere con la secreción
de Ca2+, éste ya no puede provocar las contracciones. El resultado
es una relajación muscular. Además es necesario ventilar bien a los
pacientes para normalizar los gases de la sangre. Con frecuencia se
dan líquidos para disminuir la acumulación de creatina cinasa en el
músculo, la sangre y los riñones. Si están rehidratados, es posible que
se normalice el estado acido-básico de los pacientes por la corrección
de la acidosis láctica. Pero si fuera necesario, se dará bicarbonato para
corregir dicho estado.
PREGUNTAS PRÁCTICAS
Comentario. Lo más probable es que esta vaca tenga hipocalcemia,
debido a la alta demanda de calcio que tiene lugar al final de la gestación, durante el desarrollo del ternero y a la producción de calostro
y de leche. Como se ha revisado en este capítulo, el calcio es imprescindible para las contracciones musculares, y también colabora
en la estabilización de la membrana de los nervios periféricos. Las
deficiencias pueden causar tetania leve, que a veces se observa en las
vacas con hipocalcemia. Además, el calcio interviene en la liberación
de acetilcolina (ACh) en las uniones neuromusculares. La hipocalcemia
produce disminución de la liberación de ACh, lo que causa parálisis. Todos los signos clínicos (hipotermia, taquicardia, pulsos débiles, paresia,
extremidades frías, curva con forma de S en la espina y disminución
de las contracciones del rumen) pueden atribuirse a la hipocalcemia.
El diagnóstico definitivo puede realizarse midiendo el calcio ionizado.
Sin embargo, la mayoría de los veterinarios y los ganaderos tratan este
trastorno basándose en los signos clínicos, y la respuesta al tratamiento
confirma el diagnóstico.
1. ¿De cuál de las siguientes estructuras forman parte la troponina
y la tropomiosina?
a. Filamento grueso de miosina.
b. Sarcolema.
c. Túbulos T.
d. Filamento fino de actina.
e. Retículo sarcoplásmico.
Tratamiento. Las vacas se tratan con gluconato cálcico administrado por vía intravenosa lenta. En la mayoría ellas los signos clínicos
mejoran durante el tratamiento. Recuperan el ánimo, la contractilidad
del rumen y la circulación periférica mejoran, y la temperatura corporal
interna se normaliza. La mayoría de las vacas intentan ponerse de
pie después del tratamiento, que generalmente es de 2 g/100 kg,
aproximadamente. Algunas vacas pueden tener recaídas, y deberá
repetirse el tratamiento.
3. El sistema nervioso central puede hacer que la parte central del
músculo esquelético se contraiga con más fuerza si:
a. Provoca la contracción simultánea de más unidades motoras.
b. Aumenta la cantidad de acetilcolina liberada durante cada
transmisión sináptica neuromuscular.
c. Aumenta la frecuencia de los potenciales de acción en el axón
de la neurona motora a.
d. a y c.
e. b y c.
HIPERTERMIA MALIGNA
Historia. Le llaman para actuar como asistente en el hospital vete-
rinario. Los especialistas en animales grandes y los anestesiólogos
acaban de anestesiar un cerdo con halotano. El animal comienza a
sufrir espasmos y su temperatura aumenta.
Exploración clínica. Han cerrado el halotano. El cerdo está rígido,
con la temperatura y las frecuencias cardíaca (taquicárdico) y respiratoria (taquipneico) en aumento. Los análisis demuestran que sus
enzimas musculares también han aumentado debido a lesiones musculares y que está acidósico.
2. Los potenciales de acción de las células del músculo esquelético
desencadenan la liberación desde el retículo sarcoplásmico, ¿de
qué ion crítico para el proceso contráctil del músculo?
a. Ca2+.
b. Na+.
c. K+.
–
d. Cl .
–
e. HCO3 .
4. ¿Cuál de las siguientes estructuras no se encuentra en el músculo
liso?
a. Filamentos de actina.
b. Filamentos de miosina.
c. Túbulos T.
d. Canales de calcio dependientes del voltaje.
e. Retículo sarcoplásmico.
5. Elija la afirmación incorrecta:
a. Las membranas de las fibras muscular y nerviosa son parecidas
porque ambas tienen potencial de reposo.
76
SECCIÓN II Neurofisiología
b. Un músculo completo, como el gastrocnemio, puede contraerse con más fuerza al aumentar el número de unidades
motoras que se contraen.
c. El sistema de túbulos transversos de la membrana muscular
transmite el potencial de acción hacia el interior de la célula.
d. La membrana de la célula muscular transmite los potenciales
de acción por conducción saltatoria.
e. El acortamiento de un músculo esquelético durante la contracción se debe al deslizamiento de los filamentos de actina y
miosina.
6. ¿Cuál de las siguientes estructuras es menos probable que se asocie
a los músculos que participan principalmente con movimientos
breves y potentes?
a. Cuerpo de la neurona motora a grande.
b. Unidad motora pequeña.
c. Fibras de contracción rápida.
d. Músculo blanco.
e. Unidad motora grande.
BIBLIOGRAFÍA
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Rosenberg H, Davis M, James D, et al. Malignant hyperthermia. Orphanet
J Rare Dis 2007;2:21-35.
CAPÍTULO 7
Concepto de reflejo
PUNTOS CLAVE
1. El arco reflejo tiene cinco componentes fundamentales.
2. Los arcos reflejos pueden ser segmentarios o intersegmentarios.
E
l arco reflejo, el sustrato neural de un reflejo, es fundamental
para la fisiología de la postura y el movimiento, así como para
la exploración clínica del sistema nervioso. El reflejo puede
definirse como una respuesta del sistema nervioso a un estímulo
involuntaria y cuantitativamente invariable. Los reflejos son el ejemplo de la conducta más simple de la función general del sistema
nervioso: entrada sensorial, integración y salida motora. Suelen ser
críticos para la supervivencia y, además, formar parte de conductas
más complejas. La anatomía y la función de un arco reflejo ya están
desarrolladas por completo en el momento del nacimiento.
El arco reflejo tiene cinco componentes fundamentales
Todos los arcos reflejos constan de cinco componentes básicos
(fig. 7-1). Si falla cualquiera de ellos, la respuesta refleja se altera.
1. Todos los arcos reflejos empiezan en un receptor sensorial. Existen
muchos tipos de receptores sensoriales en el cuerpo, pero comparten una función común: transducen algún tipo de energía
ambiental, o la presencia de una sustancia química del entorno,
en una respuesta celular que, directa o indirectamente, produce
potenciales de acción en una neurona sensitiva. En otras palabras,
estos receptores recogen las señales del entorno y las convierten
en un formato comprensible para el sistema nervioso. Por ejemplo, los receptores de la retina transducen la luz; los de la piel
transducen calor, frío, presión y otros estímulos cutáneos; los
receptores de los husos musculares, estiramiento; y los receptores
gustativos transducen los estímulos químicos de las sustancias que
se ingieren. Un receptor sensitivo primario es una neurona con una
región especializada en la transducción de estímulos (v. figs. 7-2 y
14-6, fotorreceptores de la retina). Un receptor sensitivo secundario
es una célula no neural especializada en la transducción de estímulos que a su vez afecta a la actividad neural liberando neurotransmisores sobre una neurona (v. figs. 7-2 y 11-2, las células
de pelo vestibular). Los potenciales de acción procedentes de la
transducción de un estímulo se generan a lo largo de las neuronas
sensitivas con una frecuencia proporcional a la intensidad del estímulo transducido. Esta proporcionalidad entre la intensidad del
estímulo y la frecuencia de los potenciales de acción de la neurona
sensitiva resultantes se denomina código de frecuencia y es la forma
por la que el receptor comunica al sistema nervioso central (SNC)
la intensidad de la luz, calor, estiramiento, etc., que ha transducido.
Los estímulos más fuertes también activan un número mayor de
receptores sensitivos, lo que se conoce como código de población
de la intensidad del estímulo.
© 2014. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
3. Los arcos reflejos están muy extendidos en el sistema nervioso y constituyen una parte importante de la exploración neurológica de un paciente.
2. El siguiente componente de un arco reflejo, que se ha mencionado
antes, es la neurona sensitiva (nervio aferente), que transporta
los potenciales de acción que se han generado por la activación
del receptor hasta el SNC. El receptor puede ser una región muy
especializada, generalmente periférica, de la neurona sensitiva
(receptores primarios), o puede estar físicamente separado de
la neurona sensitiva, formando una sinapsis (receptores secundarios). Las neuronas sensitivas entran en la médula espinal por
las raíces dorsales o entran en el cerebro a través de los nervios
craneales.
3. El tercer componente del arco reflejo es una sinapsis en el SNC.
En realidad, en la mayoría de los arcos reflejos nos encontramos
con varias sinapsis en serie (polisinápticos), aunque algunos arcos
reflejos que se originan en los husos musculares son monosinápticos. En los reflejos polisinápticos, una o más neuronas se sitúan
entre la neurona sensitiva, que va al SNC, y la neurona motora,
estas neuronas que se interponen se denominan interneuronas y
pueden considerarse una parte de este tercer componente del arco
reflejo.
4. El cuarto componente es la neurona motora (nervio eferente), que
conduce los potenciales de acción desde el SNC hacia la sinapsis
con el órgano diana (efector). Las neuronas motoras salen de la
médula espinal por las raíces ventrales o abandonan el cerebro a
través de los nervios craneales.
5. El último componente es algún órgano diana (órgano efector)
que produce la respuesta refleja. Suele ser un músculo, como por
ejemplo las fibras musculares esqueléticas del cuádriceps crural,
en el caso del reflejo rotuliano (estiramiento muscular), o el músculo liso del iris, en el caso del reflejo pupilar a la luz. La diana
también podría ser una glándula, como una de las salivales en el
reflejo salival.
En realidad, en los mamíferos, la respuesta refleja final a un estímulo nunca es, o en raras ocasiones, el producto de un arco reflejo monosináptico que actúa de forma aislada. Incluso aunque
una neurona sensitiva participe en un arco reflejo monosináptico,
suele enviar ramas al SNC que participan en los circuitos del reflejo
polisináptico. Además, incluso las respuestas reflejas más simples
de los mamíferos suelen implicar tanto la excitación de un músculo
o músculos determinados como la inhibición de otro músculo o
músculos (generalmente antagónicos). El reflejo rotuliano es un
buen ejemplo (v. fig. 8-3). Con respecto a las neuronas sensitivas
individuales que son la base de este reflejo, algunas ramas terminales
forman conexiones monosinápticas excitadoras con las neuronas
77
78
SECCIÓN II Neurofisiología
FIGURA 7-1 Un arco reflejo consta de cinco componentes fundamentales:
1, un receptor; 2, una neurona sensitiva; 3, una o más sinapsis en el SNC;
4, una motoneurona y 5, un órgano diana, generalmente un músculo. (De
Lahunta A, editor: Veterinary neuroanatomy and clinical neurology, 2ª ed,
Filadelfia, 1983, Saunders.)
motoras que activan el músculo cuádriceps. Otras ramas terminales
de la misma neurona sensitiva participan en un circuito disináptico
que inhibe las neuronas motoras que inervan el músculo antagónico
posterior del muslo.
Además, los reflejos no actúan de forma aislada del resto del
sistema nervioso. Las entradas desde otras regiones del sistema nervioso, que actúan sobre los componentes del SNC de un arco reflejo,
pueden modular la sensibilidad de la respuesta refleja. Por ejemplo,
si la entrada desde el cerebro a la médula espinal está dañada, los
reflejos de esa región de la médula se vuelven exagerados.
Los arcos reflejos pueden ser segmentarios
o intersegmentarios
Un reflejo segmentario es aquél en el que el arco reflejo solo atraviesa
un pequeño segmento rostrocaudal del SNC (fig. 7-3, A). En este caso,
la entrada de la neurona sensitiva en el SNC, el circuito del SNC y
la salida de la neurona motora tienen una localización rostrocaudal
parecida. El reflejo de estiramiento del cuádriceps (reflejo rotuliano)
y el fotomotor del ojo son ejemplos de este tipo de reflejos, ya que
solo utilizan, respectivamente, un número pequeño de segmentos de
la médula espinal (p. ej., L4-L6) o una región rostrocaudal pequeña
del tronco del encéfalo.
En el reflejo intersegmentario el arco reflejo atraviesa muchos segmentos de la médula espinal o varias divisiones cerebrales principales
(p. ej., la médula o el mesencéfalo). En un tipo de reflejo intersegmentario, la salida de la neurona motora se localiza, o se extiende, a
una distancia rostral o caudal considerable desde la localización de
la entrada de la neurona sensitiva en el SNC (fig. 7-3, B). Entre los
ejemplos se incluyen los reflejos vestibuloespinales que dan lugar a
ajustes posturales en respuesta a la aceleración o a la inclinación de
la cabeza. La entrada sensitiva, que se origina en el aparato vestibular
FIGURA 7-2 Receptores sensoriales primario y secundario, Un receptor
sensitivo primario (izquierda) es una neurona con un extremo periférico especializada en la transducción de estímulos. En este caso en particular, el extremo periférico encapsulado de la neurona transduce el estímulo. El receptor
secundario (derecha) es una célula no neuronal de transducción del estímulo,
que posteriormente libera el neurotransmisor a una neurona adyacente.
del oído interno, entra en el SNC cerca del borde pontomedular del
tronco del encéfalo, y las neuronas motoras salen de la médula espinal, sobre un gran número de segmentos.
En algunos reflejos intersegmentarios, la entrada de la neurona
sensitiva y la salida de la neurona motora se encuentran en una
localización rostrocaudal parecida, pero el circuito del SNC que discurre entre ellas llega hasta una región distante del SNC, y regresa
desde ella (fig. 7-3, C). Estos reflejos se denominan a veces reflejos
intersegmentarios de bucle largo. La reacción postural propioceptiva
suele asociarse a esta categoría. Esta reacción consiste en que, cuando
el veterinario flexiona la zarpa del animal hasta que su superficie
dorsal toca el suelo o la superficie de la mesa, el animal coloca inmediatamente la zarpa en su posición normal, con la almohadilla hacia
abajo. El circuito sensitivomotor de esta reacción discurre desde los
nervios periféricos de la extremidad y los segmentos de la médula
espinal asociados, atraviesa todo el camino a través de la corteza
cerebral, y regresa hasta los segmentos de la médula espinal y los
nervios periféricos de la extremidad.
CAPÍTULO 7 Concepto de reflejo
79
FIGURA 7-3 Reflejos segmentario e intersegmentario. A, En el reflejo segmentario la entrada de la neurona
sensorial, los circuitos del SNC y la salida de la motoneurona atraviesan solo unos pocos segmentos rostrocaudales
del SNC. B, Los arcos reflejos intersegmentarios atraviesan varios segmentos del SNC. En algunos reflejos intersegmentarios la entrada de la neurona sensitiva y la salida de la motoneurona están separados por varios segmentos.
C, El arco reflejo intersegmentario de bucle largo atraviesa varios segmentos del SNC, auque la entrada sensitiva
y la salida motora se localizan en estrecha proximidad rostrocaudal. Las líneas horizontales delimitan segmentos
de médula raquídea (p. ej. L1, L2) o divisiones encefálicas importantes (p.ej. bulbo raquídeo, protuberancia).
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Los arcos reflejos están muy extendidos en el sistema
nervioso y constituyen una parte importante
de la exploración neurológica de un paciente
Los arcos reflejos son ubicuos en el sistema nervioso y son la base
de muchas de las respuestas subconscientes, involuntarias, de los
animales a su entorno. La mayor parte de la exploración clínica
veterinaria del sistema nervioso incluye respuestas reflejas evocadas,
como el reflejo pupilar a la luz, el de estiramiento muscular (rotuliano) y el flexor.
Si cualquiera de los cinco componentes del reflejo no funciona
bien, la respuesta refleja esperada se altera o no aparece. Para realizar
una exploración neurológica que permita localizar las lesiones es
importante conocer la anatomía general, la fisiología y la respuesta
clínica normal de los reflejos más habituales. Por ejemplo, si la pupila
no se contrae cuando recibe luz pero las respuestas a otros estímulos
visuales, como la evitación cuando se acerca rápidamente un objeto,
son normales, lo más probable es que el problema no se encuentre
en los componentes del receptor sensitivo o de la neurona sensitiva
del arco reflejo. En los capítulos posteriores se analizan con detalle
algunos de estos reflejos.
CASO CLÍNICO
TRAUMATISMO EN UN POTRO
Historia. Recibe una llamada de unos clientes que están muy preocupados por su potro Tennessee Walking Horse de 4 meses de edad.
Por la mañana parecía normal cuando lo dejaron salir a pastar con su
madre, pero por la tarde ni el potro ni su madre volvieron para que
les dieran de comer. Los dueños salieron a buscarlos y encontraron
a la madre junto al potro, que no podía levantarse. Estaba tumbado
de costado y parecía incapaz de colocarse sobre el esternón. Cuando
intentaron ayudarlo a cambiar de postura, el potro empezó a dar golpes,
intentando huir. Les dice a los dueños que no muevan al potro y que
irá a verlos enseguida.
Exploración clínica. El potro parece atento, pero siente mucho dolor
y no puede ponerse de pie. La temperatura, el pulso y la respiración
están levemente aumentados. A lo largo del área cervical, en la región
C1 a C3, se aprecia una tumefacción, que está dura (hueso) y tiene
algo de líquido (inflamación). La zona inflamada crepita (sonido de
chisporroteo causado por la fricción de los fragmentos de hueso), lo
que hace pensar que hay una fractura. No se observa inflamación o
traumatismos en otras zonas. La exploración neurológica revela que
los nervios craneales son normales. Los reflejos del bíceps y el tríceps
de las patas delanteras están aumentados en ambos lados. Existe
dolor profundo y aumento bilateral de la sensibilidad cutánea. En las
extremidades posteriores, las respuestas femoral, ciática y tibial están
aumentadas.
Comentario. Aunque es difícil localizar una fractura de forma definitiva, la anamnesis y la exploración indican que lo más probable es
que exista una fractura en la región de C1 a C3. Lo mejor para realizar
el diagnóstico definitivo sería una radiografía. Las pruebas neurológicas del bíceps, el tríceps, ciática, femoral y tibial craneal evalúan los
80
SECCIÓN II Neurofisiología
arcos reflejos segmentarios. Las fracturas cervicales altas afectan a
las vías motoras descendentes que inervan tanto las extremidades
torácicas como las pelvianas. Desde el punto de inicio, los reflejos
segmentarios comprobados implican a los husos musculares, que
detectan el estiramiento, seguidos por las fibras sensoriales de los
nervios periféricos, la raíz dorsal y su ganglio, y las ramas centrales
de las fibras sensoriales que se proyectan sobre la célula del cuerno
ventral del mismo segmento espinal. La ruta eferente implica la célula
del cuerno ventral (neurona motora inferior), seguida por la raíz ventral,
las fibras motoras del nervio periférico, la unión neuromuscular y las
fibras musculares que se están comprobando. La presencia exagerada
de los reflejos segmentarios indica un cambio de la modulación de
estos reflejos debido a la lesión de las vías motoras descendentes que
atraviesan el área de la lesión.
Tratamiento. El pronóstico de este potro es malo. Basándose en
la exploración física y los signos clínicos, es probable que exista
una fractura, y hay pocas esperanzas de que se recupere. Las complicaciones asociadas al manejo del potro cuando la fractura se está
curando son enormes. Es posible que la fractura no cicatrice y el
potro tenga deficiencias neurológicas residuales graves. En la mayoría
de los casos se realiza la eutanasia inmediatamente debido al mal
pronóstico.
PREGUNTAS PRÁCTICAS
1. ¿Cuál de los siguientes no siempre forma parte del arco reflejo?
a. Receptor.
b. Neurona sensitiva (aferente del SNC).
c. Interneurona del sistema nervioso central (SNC).
d. Neurona motora (eferente del SNC).
e. Órgano diana (efector).
2. ¿Cuál de las siguientes afirmaciones sobre los receptores sensoriales es falsa?
a. Transducen las señales del entorno, directa o indirectamente,
en potenciales de acción neuronales.
b. Un receptor primario puede ser una región periférica especializada de una neurona sensitiva.
c. Transducen directamente los potenciales de acción del SNC
en actividad física de un órgano diana.
d. Son el componente inicial de un arco reflejo.
3. Cuando aumenta la intensidad con la que un receptor se estimula,
¿qué ocurre con la frecuencia de los potenciales de acción a lo largo
de la neurona sensitiva de dicho receptor?
a. Aumenta.
b. Disminuye.
c. No cambia.
4. ¿Cuál de los siguientes no es un ejemplo de reflejo segmentario?
a. Reflejo de estiramiento del cuádriceps.
b. Reflejo pupilar a la luz.
c. Reflejos posturales vestibuloespinales.
5. Un arco reflejo intersegmentario es aquel en el que:
a. El recorrido del arco se limita a uno o a un pequeño número
de segmentos del SNC.
b. No hay órgano diana.
c. No hay receptor.
d. El recorrido del arco atraviesa varios segmentos del SNC.
e. b y c son correctas.
BIBLIOGRAFÍA
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Lorenz MD, Coates JR, Kent M. Handbook of veterinary neurology.
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CAPÍTULO 8
Receptores del músculo esquelético
PUNTOS CLAVE
1. El receptor de estiramiento del huso muscular es un grupo de fibras musculares encapsuladas y especializadas, con inervación sensitiva y motora
independiente.
2. El huso muscular transmite la información sobre la longitud del músculo
al sistema nervioso central.
3. El estiramiento muscular y los potenciales de acción a lo largo de las
neuronas sensitivas del huso provocan la contracción refleja de las fibras
musculares extrafusales.
E
l movimiento, una característica de todos los animales, es el
producto final de la contracción del músculo esquelético y está
coordinado por el sistema nervioso central (SNC) mediante su
control de la unidad motora (v. cap. 6). Para controlar el movimiento
corporal correctamente, el SNC debe: 1) evaluar el efecto de la gravedad sobre un gran número de músculos del cuerpo, 2) determinar
la posición inicial de las partes del cuerpo que se van a mover y 3)
detectar las discrepancias que puedan existir entre el movimiento que
se intenta realizar y el movimiento que se está realizando realmente.
Una vez que se detectan estas discrepancias, se pueden realizar los
ajustes adecuados.
En los músculos esqueléticos de los mamíferos, han evolucionado
dos importantes sistemas de receptores para proporcionar al SNC la
información que se ha indicado anteriormente: el huso muscular y el
órgano tendinoso de Golgi (fig. 8-1). Los husos musculares, dispuestos
en paralelo a las fibras contráctiles del músculo esquelético, informan
sobre la longitud del músculo. El órgano tendinoso de Golgi, dispuesto
en serie con las mismas fibras, detecta la tensión muscular. En este
capítulo se exponen la anatomía y fisiología de estos dos sistemas.
La utilización por parte del SNC de la información suministrada por
estos receptores para coordinar la postura y la locomoción se analiza
en el capítulo 10. Parte de esta información se utiliza en los arcos
reflejos del tipo que se describe en el capítulo 7.
El receptor de estiramiento del huso muscular es un grupo
de fibras musculares encapsuladas y especializadas,
con inervación sensitiva y motora independiente
El huso muscular es un grupo encapsulado de fibras pequeñas, delgadas y especializadas del músculo esquelético compuesto por un
número de fibras de 3 a 12 (fig. 8-2). Dado que su cápsula tiene forma
de huso (fusiforme) se denominan fibras musculares intrafusales. Las
fibras musculares que provocan acortamiento físico del músculo
(la mayoría de las fibras del vientre muscular), localizadas fuera de
la cápsula, se llaman fibras musculares extrafusales. Estas ocupan la
longitud de todo el músculo, desde el tendón de origen hasta el de
inserción. Las fibras intrafusales y sus cápsulas son mucho más cortas
(entre 4 y 10 mm). Además, los extremos de las fibras musculares
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4. El sistema nervioso central puede controlar la sensibilidad del huso directamente mediante las neuronas motoras gamma (g)⋅
5. El órgano tendinoso de Golgi se encuentra situado en serie con el músculo
y el tendón y percibe la tensión muscular.
6. Los receptores sensitivos libres (no pertenecientes a un órgano) de
articulaciones y músculos suministran información sobre la posición y
el movimiento de las articulaciones y sobre los estímulos dolorosos de
articulaciones y músculos.
intrafusales están unidos a la matriz extracelular, y se disponen en
paralelo, a la longitud de las fibras musculares extrafusales. Por lo
tanto, cuando el músculo está estirado, las fibras musculares extrafusales se alargan y las fibras intrafusales del huso muscular también
están estiradas.
A diferencia de las fibras musculares extrafusales, los elementos
contráctiles de las fibras intrafusales solo se encuentran en sus extremos, no en su región central (ecuatorial). Por lo tanto, sus polos
pueden contraerse, pero no su región ecuatorial. Esta contracción no
contribuye directamente al acortamiento de las fibras musculares,
pero puede tensar la región de la fibra intrafusal que se encuentra
entre los dos polos. Como se analiza más adelante, esto puede tener
un efecto espectacular sobre la sensibilidad del huso muscular para
transducir el estiramiento muscular.
Las neuronas sensitivas del huso se originan en la región ecuatorial
de las fibras musculares intrafusales y transportan los potenciales de
acción desde el huso hasta el SNC a través de los nervios periféricos.
Estas vías aferentes del SNC entran en la médula espinal a través de
las raíces dorsales (fig. 8-3). Las regiones polares, contráctiles, de las
fibras musculares intrafusales están inervadas por neuronas motoras
denominadas neuronas motoras gamma (g), mientras que las fibras
musculares extrafusales (que producen el acortamiento físico del
músculo) están inervadas por diferentes poblaciones de neuronas
motoras (las que constituyen las unidades motoras) denominadas
neuronas motoras alfa (a). Aunque las neuronas motoras g se dirigen
a las fibras musculares intrafusales y las neuronas motoras a a las
fibras extrafusales, los cuerpos celulares de ambos tipos de neuronas
se encuentran en el asta ventral de la médula espinal, y sus axones la
abandonan a través de las raíces ventrales.
El huso muscular transmite la información sobre la longitud
del músculo al sistema nervioso central
Como se ha mencionado, cuando se estira un músculo pueden estirarse las fibras intrafusales del huso muscular que se encuentran
en paralelo con las fibras musculares extrafusales. El estiramiento
(alargamiento) del segmento ecuatorial de las fibras intrafusales
produce potenciales de acción a lo largo de las neuronas sensitivas
81
82
SECCIÓN II Neurofisiología
FIGURA 8-1 Los músculos esqueléticos poseen dos importantes receptores: el huso muscular y el órgano
tendinoso de Golgi. Las fibras musculares intrafusales (huso muscular) están dispuestas en paralelo a las fibras
musculares extrafusales; el órgano tendinoso de Golgi está dispuesto en serie con las fibras extrafusales. Las
flechas indican la dirección del flujo del potencial de acción a lo largo de los respectivos axones. (Modificado de
Kandel ER, Schwartz JH: Principles of neural science, 2ª ed, Nueva York, 1985, Elsevier Science.)
del huso. Se cree que cuando el segmento ecuatorial se alarga, se
abren los canales iónicos sensibles al estiramiento en las neuronas
sensitivas, lo que da lugar a la despolarización de la membrana y a
que se genere un potencial de acción. Los potenciales de acción se
generan a lo largo de la salida de la neurona sensitiva del huso muscular en proporción a la cantidad de alargamiento de la parte central
de las fibras musculares intrafusales. Existen varias subclases de fibras
intrafusales (saco nuclear dinámico, saco nuclear estático, y cadena
nuclear) y neuronas sensitivas del huso (Ia, II). Esta variedad permite
que la neurona sensitiva del huso pueda detectar no sólo el cambio
de longitud durante la fase dinámica del alargamiento muscular, sino
también la proporción del alargamiento, así como la longitud en la
fase estable del músculo cuando el animal mantiene la articulación
en reposo (fig. 8-4).
Cuando un músculo se mantiene en una longitud constante, como
cuando una articulación está en reposo, normalmente el huso muscular está lo bastante estirado para generar potenciales de acción con
una frecuencia estable en la salida de la neurona sensitiva del huso
muscular. Debido a esta descarga de fase estable, el huso muscular
tiene la capacidad de informar al SNC no sólo de un alargamiento
posterior del músculo, que podría provocar un aumento proporcional de la descarga del potencial de acción, sino también de un
acortamiento del músculo, que podría dar lugar a una disminución
proporcional de la descarga del potencial de acción desde la fase
estable (fig. 8-4).
El estiramiento muscular y los potenciales de acción
a lo largo de las neuronas sensitivas del huso provocan
la contracción refleja de las fibras musculares extrafusales
Las neuronas sensitivas del huso muscular entran en el SNC, donde
realizan conexiones monosinápticas y excitadoras con las neuronas
motoras a, que regresan a las fibras extrafusales del mismo músculo (fig. 8-3). Por lo tanto, cuando un músculo determinado se
estira, puede producirse una contracción refleja, rápida, del mismo
músculo, que recupera su longitud original. Al estirarse el músculo
se alargan las fibras musculares intrafusales del huso, por lo que
aumenta la frecuencia de la descarga del potencial de acción a lo
largo de las neuronas sensitivas del huso. Esto produce un aumento
de la frecuencia del potencial de acción en las neuronas motoras a
que hacen sinapsis con las neuronas sensitivas del huso. Ello a su
vez provoca la contracción de las fibras extrafusales inervadas por
las neuronas motoras a, lo cual da lugar a la contracción (acortamiento) del músculo. Dicha contracción del músculo produce un
acortamiento de la región ecuatorial del huso muscular, que más
adelante disminuye la frecuencia de los potenciales de acción que se
producen en las neuronas sensitivas del huso hasta el nivel anterior al
estiramiento, terminando la respuesta. (El ciclo es un sistema clásico
de retroalimentación negativa.)
Este reflejo puede provocarse golpeando el tendón rotuliano, que
es el tendón de inserción del músculo cuádriceps, con un objeto
romo. Debido a que este tendón va sobre una «polea» (la rótula), el
golpe produce un estiramiento longitudinal de todo el cuádriceps,
estirando también los husos musculares. Los potenciales de acción
de las neuronas sensitivas del huso entran en la médula lumbar a
través de las raíces dorsales y provocan potenciales postsinápticos
excitatorios (PPSE) en las neuronas motoras a de las unidades motoras que vuelven hacia el cuádriceps (fig. 8-3). Todo ello provoca la
contracción del músculo y la consiguiente extensión de la articulación
de la rodilla, lo que constituye un ejemplo de reflejo de estiramiento
muscular o miotático. Cuando se aplica al músculo cuádriceps se
denomina reflejo rotuliano, aunque estos mecanismos existen en
todos los músculos. Sin embargo, este es el músculo en el que es más
fácil evocar el reflejo de estiramiento, porque es uno de los pocos
tendones que van sobre una polea sesamoidea antes de insertarse en
el siguiente hueso. Debido a esta polea debajo del tendón, la flexión
lateral del tendón, por el golpe del martillo de reflejos, provoca un estiramiento longitudinal del músculo y, por tanto, el reflejo. Al golpear
otros tendones solo se consigue un movimiento lateral del vientre
muscular y no resulta fácil provocar un reflejo de estiramiento. Por
tanto, en la exploración neurológica clínica de la mayoría de los
animales, el reflejo rotuliano es el reflejo de estiramiento que se suele
provocar con mayor frecuencia..
El órgano del huso muscular y el reflejo de estiramiento permiten
al SNC realizar ajustes automáticos, generalmente inconscientes,
del estiramiento muscular producido por pequeños cambios de la
posición corporal o la carga de un músculo. Mediante estos ajustes el
músculo puede recuperar su longitud original, lo que suele llevar a la
articulación a su posición original. La exploración clínica del reflejo
de estiramiento proporciona datos importantes sobre la integridad de
los componentes sensitivos y motores del SNC o periférico.
Cuando el reflejo actúa para llevar la articulación a su posición
original, el antagonista del músculo estirado debe relajarse para que la
articulación pueda moverse. Por lo tanto, en el reflejo de estiramiento,
algunas ramas terminales de las neuronas sensitivas individuales
del huso no hacen sinapsis directamente con las neuronas motoras del
músculo estirado, sino con interneuronas espinales inhibidoras
CAPÍTULO 8 Receptores del músculo esquelético
FIGURA 8-2 El receptor del huso muscular es un grupo de fibras mus-
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
culoesqueléticas especializadas (intrafusales) encapsuladas que poseen
inervación tanto motora como sensitiva. A, Sección longitudinal de un músculo esquelético que muestra que los husos musculares encapsulados están
orientados paralelalemente a las fibras extrafusales, más numerosas, del
músculo. Los extremos del huso muscular están unidos a la matriz extracelular
de las fibras extrafusales. B, Imagen más ampliada de una sección transversal de un huso muscular. Se pueden observar las fibras intrafusales dentro
de la cápsula tisular del huso. Estas fibras son menos numerosas, más cortas
y más delgadas que las fibras extrafusales de alrededor. También es posible
apreciar una parte de la inervación del huso. (Las imágenes son cortesía del
Dr. Tom Caceci, Department of Biomedical Sciences and Pathobiology, College
of Veterinary Medicine, Virginia Tech.)
(fig. 8-3). Estas neuronas, que discurren completamente dentro de la
médula espinal, también se activan debido al estiramiento del músculo. Sin embargo, cuando desencadenan los potenciales de acción,
producen potenciales postsinápticos inhibidores (PPSI) sobre las
neuronas motoras a que inervan al antagonista del músculo estirado,
lo que evita la contracción de dicho músculo antagonista.
El sistema nervioso central puede controlar la sensibilidad
del huso directamente mediante las neuronas motoras
gamma (g)
Las neuronas motoras a, más grandes, controlan la contracción de
las fibras musculares extrafusales, mientras que las fibras musculares intrafusales están controladas por las neuronas motoras g, más
pequeñas. Estas últimas inervan las fibras musculares intrafusales en
sus extremos polares (figs. 8-1 y 8-3), que contienen proteínas con-
83
FIGURA 8-3 El reflejo de estiramiento del huso muscular (que aquí se ilus-
tra como reflejo rotuliano) comienza cuando se estira el órgano receptor
del huso. Esto provoca potenciales de acción en las neuronas sensitivas del
receptor, las cuales a su vez, provocan potenciales postsinápticos excitatorios
sobre las motoneuronas a que regresan a las fibras musculares extrafusales
de ese mismo músculo. Los potenciales de acción sobre las motoneuronas
a hacen que las fibras musculares extrafusales se contraigan y que la rodilla
se extienda (reflejo). Las motoneuronas a de los músculos antagonistas se
inhiben simultáneamente mediante una interneurona inhibidora.
tráctiles, y sus potenciales de acción acortan dichas regiones polares,
lo que produce el estiramiento de la región ecuatorial.
Una función importante de esta inervación motora de un órgano
receptor es la regulación de la sensibilidad del huso muscular. El
acortamiento de un músculo debido al inicio de la contracción de la
fibra muscular extrafusal puede relajar las fibras musculares intrafusales debido a su organización en paralelo con las fibras extrafusales.
Esto podría limitar mucho la capacidad del huso para transducir
el estiramiento. Sin embargo, esto no suele ocurrir porque la contracción de las regiones polares de las fibras intrafusales causada por
la activación de la neurona motora g se inicia simultáneamente al
acortamiento de las fibras extrafusales causado por la activación de
las neuronas motoras a. Esto permite que el órgano receptor del huso
permanezca tenso y sensible a los estiramientos bruscos del músculo en todo el rango de su longitud. Este mecanismo de control
de la motoneurona g también puede actuar para regular de forma
diferencial la sensibilidad del huso muscular, dependiendo del tipo
de movimiento que se va a realizar (p. ej., un movimiento nuevo e
84
SECCIÓN II Neurofisiología
FIGURA 8-4 El huso muscular puede indicar la longitud del músculo en la fase de reposo, así como el comienzo
y la velocidad del estiramiento. Cuando el músculo está estirado, las neuronas sensitivas del huso tanto del tipo
Ia como del tipo II tienen mayor velocidad de propagación del potencial de acción en la nueva longitud estática
del músculo. Durante la fase de estiramiento dinámico, la velocidad de propagación del potencial de acción de la
neurona sensitiva del huso del tipo Ia aumenta rápidamente y en proporción a la velocidad del estiramiento. Las
neuronas sensitivas del huso también registran la disminución de la longitud del músculo en la fase de reposo,
pero las neuronas del tipo Ia y II muestran sensibilidades diferentes a la fase dinámica del acortamiento. (De
Brodal P: The central nervous system: structure and function, 2ª ed, Nueva York, 1998, Oxford University Press.)
FIGURA 8-5 El órgano tendinoso de Golgi
está situado en los tendones del músculo
esquelético, localizado en serie con las fibras
extrafusales. Detecta la tensión del tendón
causada por la contracción muscular y envía
información sobre esta tensión al sistema
nervioso central. Las ramas de las neuronas
sensitivas del órgano están entrelazadas en
medio de fibrillas colágenas trenzadas (detalle), que se pliegan y aprietan a las ramas
neurales cuando hay tensión en el tendón.
impredecible frente a uno estereotipado). En realidad hay dos tipos
de neuronas motoras g: una regula la sensibilidad del huso muscular
a la fase dinámica del estiramiento (gD: gamma dinámica) y otra
regula la sensibilidad a la longitud estática (gS: gamma estática). En el
capítulo 10 se describe cómo la activación simultánea de las neuronas
motoras a y g permite al cerebro comprobar si la intensidad de la
contracción que pretende es la que en realidad se produce.
El órgano tendinoso de Golgi se organiza en serie
con el músculo y el tendón y percibe la tensión muscular
Cada órgano tendinoso de Golgi es una cápsula delgada que se encuentra en la unión entre el músculo y el tendón, situada en serie
con 15 a 20 fibras extrafusales de músculo esquelético (fig. 8-5). La
cápsula de cada órgano tendinoso contiene un conjunto de fascículos
de colágeno entrelazados, entre los que se entrecruzan las ramas de
una única neurona sensitiva. Esta neurona, como la del huso muscular, trasporta los potenciales de acción hasta el SNC a través del
nervio periférico y la raíz dorsal. El órgano tendinoso de Golgi no
tiene inervación motora.
Puesto que el órgano tendinoso de Golgi se encuentra dispuesto
en serie con un grupo de fibras extrafusales y el tendón, cuando las
fibras extrafusales se acortan durante la contracción, se aplica tensión
al órgano tendinoso, por lo que las fibrillas de colágeno entrelazadas
del órgano se estiran y contraen los extremos de la neurona sensitiva.
De ese modo se generan potenciales de acción que se envían al SNC
a través de la neurona sensitiva con una frecuencia proporcional a la
tensión desarrollada por el músculo. Por el contrario, el huso muscular se organiza en paralelo con las fibras extrafusales, y cuando
éstas se contraen el huso reduce la frecuencia de los potenciales de
acción.
CAPÍTULO 8 Receptores del músculo esquelético
Cuando los potenciales de acción de las neuronas sensitivas del
huso llegan al SNC, como se ha mencionado antes, generan PPSE
por vía monosináptica en las neuronas motoras a que regresan al
mismo músculo. Los potenciales de acción de las neuronas sensitivas
del órgano tendinoso de Golgi tienen el efecto opuesto: activan las
interneuronas inhibidoras y producen por vía polisináptica PPSI
sobre la neurona motora a del mismo músculo, lo que conduce a una
reducción de la contracción de la fibra muscular extrafusal.
Los receptores sensitivos libres (no pertenecientes a un
órgano) de las articulaciones y los músculos suministran
información sobre la posición y el movimiento
de las articulaciones y sobre los estímulos
dolorosos de articulaciones y músculos
La fuente de información sensitiva muscular que llega al SNC y la
información del movimiento de partes del cuerpo no proviene sólo de
los órganos sensitivos musculares. En las cápsulas articulares y en los
ligamentos que rodean las articulaciones se encuentran los extremos
periféricos no orgánicos de las neuronas sensitivas, con proyecciones
centrales hacia la médula espinal. Algunos de estos receptores responden a los cambios de tensión de la cápsula articular y por eso
pueden suministrar información sobre la posición de la articulación.
Algunos también responden a la velocidad del movimiento articular.
Los estímulos mecánicos fuertes, o los mediadores de la inflamación
relacionados con sensaciones dolorosas (p. ej. el dolor artrítico),
activan algunos terminales sensitivos de las articulaciones. Los terminales sensitivos libres que median el dolor también se encuentran
en los músculos y puede que contribuyan a la sensación de dolor
muscular. Existe toda una población de receptores sensitivos que no
pertenecen a órganos y que se puede encontrar tanto en los músculos
como en las articulaciones, y que se cree que desencadenan reflejos
circulatorios y respiratorios que se asocian con el comienzo de los
movimientos corporales.
Los dos órganos receptores del músculo esquelético que se describen en este capítulo proporcionan al SNC la información más
importante y vital sobre la longitud (huso) y la tensión (órgano
tendinoso de Golgi) del músculo, y a través de su sistema de circuitos reflejos ayudan a mantener estos parámetros dentro del rango
adecuado. La información que proporcionan estos receptores, junto
con la información procedente de los receptores de la piel y de las
articulaciones, es esencial para que el SNC pueda coordinar la postura y el desplazamiento.
CASOS CLÍNICOS
MONONEUROPATÍA DEL NERVIO FEMORAL
Historia. Usted examina un macho de golden retriever de 8 años. Su
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
dueño refiere que el perro no puede apoyarse sobre la pata trasera
derecha.
Exploración clínica. Las anomalías en la exploración física se limitan
a la pata trasera derecha, donde se encuentran unos músculos del
cuádriceps femoral mucho más delgados que los de la pata trasera
izquierda. El perro no puede apoyarse sobre la pata porque existe
una parálisis del músculo cuádriceps femoral. Al golpear el tendón
rotuliano izquierdo con el martillo de reflejos, la rodilla se extiende
de forma brusca (reflejo rotuliano o de estiramiento muscular). Sin
embargo, si el golpe se produce en el tendón rotuliano derecho no se
obtiene respuesta.
Comentario. El grupo muscular del cuádriceps femoral es uno de
los grupos musculares antigravitatorios más importantes de la pierna
que provoca la extensión de la babilla (articulación de la rodilla). Su
85
parálisis es la razón por la que el animal no puede apoyarse sobre la
pata. El menor tamaño del músculo se debe a la atrofia o a la debilidad
muscular que, a su vez, está provocada por la pérdida de la neurona
motora a hacia las fibras extrafusales del vientre muscular del cuádriceps femoral (v. cap. 9). Esto también puede conducir a la pérdida
del reflejo de estiramiento muscular, ya que aunque el huso detecte
el estiramiento del vientre muscular, provocado por la gravedad o por el
martillo de reflejos, la neurona motora a que regresa al cuádriceps no
puede activar la contracción del músculo, cortando así el arco reflejo.
Este síndrome puede aparecer en las lesiones del nervio femoral por
tumores o traumatismos. Si la alteración se encontrara en el nervio
periférico y no en las raíces ventrales, es posible que aparecieran
defectos sensitivos además de los motores.
Tratamiento. Se trata de una mononeuropatía del nervio femoral.
El tratamiento depende de la causa que ha provocado la lesión en el
nervio (p. ej., traumatismo, neoplasia, inflamación).
PARÁLISIS DEL NERVIO OBTURADOR DE UNA VACA
DESPUÉS DE PARIR
Historia. Un cliente le llama por una vaca Holstein de dos años que ha
parido hace algunos días. El parto fue difícil (distocia) y el cliente tuvo
que extraer el ternero. Desde entonces la madre pasa mucho tiempo
tumbada, y cuando camina se la observa rígida y descoordinada. Ha
estado a punto de caerse varias veces.
Exploración clínica. Aparentemente come y bebe sin problema. La
temperatura, el pulso y la frecuencia respiratoria son normales. Usted
observa cómo se incorpora y se echa, y aprecia descoordinación de
la pata trasera derecha. Cuando está en estación mantiene la base de la
pata abducida. La siguiente vez que se tumba, comprueba algunos
reflejos musculares, incluidos los del estiramiento del huso muscular
(reflejos miotáticos). La ausencia o disminución de esos reflejos espinales, y si el efecto se produce en un grupo muscular o bilateralmente, pueden darnos pistas sobre si hay lesión en los componentes
sensitivos o motores del nervio periférico o bien si la lesión se localiza
en la médula espinal. Una exacerbación de los reflejos puede indicar
la pérdida del control inhibitorio descendente de las partes más rostrales del sistema nervioso central. Se comprueba el reflejo de estiramiento del cuádriceps (reflejo rotuliano, véase este mismo capítulo),
aunque puesto que el animal parece capaz de aguantar su propio peso
en la pata, usted no cree que esté afectado. También comprueba el
reflejo de estiramiento tibial craneal al golpear el vientre de este músculo justo por debajo del extremo proximal de la tibia. La respuesta de
este flexor del jarrete se utiliza para evaluar la integridad de la rama
peronea del nervio ciático. El reflejo flexor de la extremidad posterior
es una respuesta al pinzamiento doloroso de la piel de la extremidad
distal, afecta a todos los músculos flexores de la extremidad y valora
la integridad del nervio ciático. Todos estos reflejos parecen normales.
Comentario. De acuerdo con el historial y los signos clínicos del
animal, usted sospecha de una parálisis del nervio obturador debido
al parto traumático. El nervio obturador inerva los músculos aductor,
pectíneo y grácil, que todos juntos afectan la aducción de la extremidad
posterior, al acercar la pata hacia la línea media, y los movimientos
de la cadera. Así, la vaca puede ponerse de pie y caminar, pero tiene
dificultad para mantener la pata en posición normal, especialmente
sobre una superficie resbaladiza o si corre.
Tratamiento. Los signos clínicos se deben a una inflamación y una
lesión del nervio obturador. Por lo general a las vacas no se las trata y
su nivel de recuperación depende del alcance de la inflamación y de
la lesión nerviosa. Los casos más graves pueden tratarse con antiinflamatorios o esteroides para disminuir la inflamación.
86
SECCIÓN II Neurofisiología
Agradecimientos
Los autores agradecen al Dr. Tom Caceci su perseverancia en la búsqueda entre sus muestras histológicas de las maravillosas imágenes
del huso muscular de la figura 8-2.
PREGUNTAS PRÁCTICAS
1. A medida que aumenta la distancia entre los tendones de origen
e inserción (se estira el músculo), ¿qué pasa con la frecuencia de
los potenciales de acción a lo largo de los axones sensitivos que
abandonan el huso muscular en ese músculo?
a. Aumenta.
b. Disminuye.
c. No cambia.
2. La activación del órgano tendinoso de Golgi de un músculo determinado:
a. Produce PPSE en la neurona motora a que regresa al músculo
por vía monosináptica.
b. Se produce de forma más eficaz por el alargamiento de las
fibras extrafusales de ese músculo.
c. Produce PPSI en la neurona motora a que regresa al músculo
por vía polisináptica,.
d. Produce PPSE en la neurona motora a que regresa al músculo
por vía polisináptica,
e. Activa las neuronas motoras que regresan al propio órgano
tendinoso de Golgi.
3. ¿Cuál de las siguientes afirmaciones no es una característica del
huso muscular?
a. Fibras intrafusales encapsuladas.
b. Sensibilidad a la tensión muscular.
c. Sensibilidad al estiramiento dinámico del músculo.
d. Paralelo a las fibras musculares extrafusales.
e. Sensibilidad a la longitud en la fase estable del músculo.
4. Las neuronas motoras gamma (g):
a. Inervan y producen contracciones de la región ecuatorial (central) de una fibra intrafusal.
b. Sus cuerpos celulares se encuentran en el asta dorsal de la
médula espinal.
c. Nunca están activadas a la vez que las neuronas motoras a.
d. Pueden regular la sensibilidad del órgano sensorial del huso
muscular.
e. Inervan y regulan la sensibilidad del órgano tendinoso de
Golgi.
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CAPÍTULO 9
Concepto de neurona motora inferior y superior
y sus alteraciones
PUNTOS CLAVE
1. La neurona motora inferior se ha definido clásicamente como neurona
motora alfa (a)
2. Las lesiones de las neuronas motoras inferiores producen unos signos
clínicos estereotípicos.
L
a mayoría de los pacientes veterinarios con enfermedades
neurológicas presentan alguna anomalía de la postura y el
movimiento, que puede variar desde la debilidad o parálisis
hasta la espasticidad, rigidez y convulsiones. El objetivo del proceso
diagnóstico es determinar la localización, la extensión y la causa
de la lesión. Es imprescindible, dentro de la lógica diagnóstica en
neurología, decidir si la lesión afecta a la neurona motora inferior
o superior. (Hay otras dos posibles localizaciones de lesiones que
provocan alteraciones del movimiento: la unión neuromuscular o el
músculo esquelético.)
En este capítulo se definen las neuronas motoras inferior y superior porque estos conceptos son útiles para comprender la fisiología
de la postura y la locomoción, y esenciales para localizar los procesos
patológicos en el sistema nervioso central. También se describen
brevemente las alteraciones funcionales de estas dos poblaciones
de neuronas.
La neurona motora inferior se ha definido clásicamente
como neurona motora alfa (a)
Hace varias décadas que en neurología existe el concepto de neurona
motora inferior. La neurona motora alfa (a) se definió clásicamente
como aquella cuyo cuerpo celular y dendritas se encuentran en el sistema nervioso central (SNC), y el axón se extiende hacia los nervios
periféricos hasta hacer sinapsis con las fibras del músculo esquelético
extrafusal (fig. 9-1). Los cuerpos celulares de estas neuronas se localizan en el asta ventral de la materia gris de la médula espinal o en los
núcleos de los nervios craneales del tronco del encéfalo. Esta es la «vía
final común» a través de la cual se canalizan las órdenes del SNC a los
músculos esqueléticos, para producir el movimiento. Esta definición
precede al descubrimiento de las neuronas motoras gamma (g) que
inervan al huso muscular y que algunos autores consideran también
como neuronas motoras inferiores. Algunos también consideran
que las neuronas autónomas pre y posganglionares son neuronas
motoras inferiores (v. cap. 13). Sin embargo, la gran mayoría de
los signos clínicos provocados por las enfermedades de la neurona
motora inferior pueden explicarse por la pérdida o la alteración de
neuronas motoras a.
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3. Las neuronas motoras superiores se encuentran en el sistema nervioso
central y controlan a las neuronas motoras inferiores.
4. Los signos de las lesiones de las neuronas motoras superior e inferior son
diferentes.
Las lesiones de las neuronas motoras inferiores producen
unos signos clínicos estereotípicos
Al margen de la base patológica de la enfermedad que afecta a las
neuronas motoras inferiores, existen una serie de signos clínicos estereotípicos que aparecen en los músculos esqueléticos que inervan.
• Parálisis o paresia. La enfermedad de las neuronas motoras a
suele impedir la llegada de los potenciales de acción del nervio
a la unión neuromuscular. Por tanto, a pesar de la intención del
cerebro de ordenar la contracción muscular, el mensaje no llega
al músculo y éste se paraliza. Cuando no existe contracción muscular alguna la parálisis es completa, y se describe como flácida.
Puesto que es posible que la lesión no afecte a todos los axones
de la neurona motora a de un nervio periférico, y puesto que
los músculos pueden estar inervados por axones de más de un
nervio espinal, la parálisis puede ser incompleta. Este síntoma se
denomina paresia.
• Atrofia. La atrofia es la reducción de tamaño o adelgazamiento de
la masa muscular distal a la lesión de la neurona motora inferior
(fig. 9-2). Esto ocurre a los pocos días de producirse la alteración.
La causa exacta no se conoce bien, pero las pruebas indican que la
disminución de la frecuencia de la estimulación muscular debido
a la lesión de la neurona motora a hace que se utilice menos el
músculo, por lo que disminuye la síntesis de proteínas musculares
y aumenta la proteólisis. Hay pruebas de que esta anomalía muscular se debe a la activación de la vía proteolítica ubicuitinaproteosoma. La magnitud de esta atrofia por denervación puede
reducirse mediante la estimulación eléctrica directa del propio
músculo. También hay ciertas evidencias recientes de que los
estiramientos manuales repetidos reducen la atrofia por denervación: se ha identificado una vía de señalización molecular que
se sospecha es responsable de esta disminución de la atrofia.
• Pérdida de los reflejos segmentarios e intersegmentarios. Los reflejos
segmentarios e intersegmentarios requieren que el arco reflejo
tenga neuronas motoras a viables para que se produzca una respuesta refleja (v. cap. 7). Por tanto, reflejos como el de estiramiento
muscular, el de retirada al pinchar el dedo de la pata (nociceptivo)
y la propiocepción consciente desaparecen, ya que la porción de la
87
88
SECCIÓN II Neurofisiología
FIGURA 9-2 Atrofia del lado derecho de la lengua de un Golden Retriever
por un meningioma que ha afectado las raíces del nervio hipogloso derecho.
(De Lahunta A, Glass E: Veterinary neuroanatomy and clinical neurology, 3ª ed,
Filadelfia, 2009, Saunders.)
FIGURA 9-1 Organización general de las neuronas motoras inferior y supe-
rior. Azul, Las neuronas motoras inferiores se originan en el asta ventral de la
médula espinal (neurona 1) o en los núcleos de los nervios craneales (neurona
2), y hacen sinapsis en el músculo esquelético. Verde, Las neuronas motoras
superiores se originan en el cerebro y se proyectan hacia las inferiores, a las
que también controlan. Generalmente las neuronas motoras superiores pertenecen a las vías motoras corticobulbar (neurona 3), corticoespinal (neurona
4) o tronco encefálica descendente (también llamada bulboespinal, neurona
5). Las puntas de flecha indican que pueden interponerse sinapsis locales
entre las neuronas motoras superiores e inferiores. Las líneas horizontales
delimitan segmentos de la médula espinal (p. ej. L1, L2) o divisiones encefálicas
importantes (p. ej. bulbo raquídeo, protuberancia).
neurona motora que forma el arco reflejo, que activa el músculo
esquelético, ha desaparecido.
• Cambios electromiográficos. A los pocos días de producirse la
lesión de las neuronas motoras a puede observarse una actividad
eléctrica anormal del músculo en el electromiograma (v. cap. 6).
Dado que las enfermedades de las neuronas motoras a suelen afectar
a nervios periféricos que también llevan axones de las neuronas
sensitivas, también pueden perderse algunas modalidades sensitivas,
aunque este defecto no es un signo de pérdida de neuronas motoras
inferiores.
Las neuronas motoras superiores se encuentran
en el sistema nervioso central y controlan a las neuronas
motoras inferiores
Las neuronas motoras superiores son las neuronas del SNC que
influyen en las neuronas motoras inferiores. Típicamente, se ha considerado que son las neuronas que se originan en las rutas corticoespinal (desde la corteza cerebral a la médula espinal), corticobulbar
(desde la corteza cerebral al tronco del encéfalo) y motora del tronco
del encéfalo descendente (del tronco del encéfalo a la médula espinal; también se denomina bulboespinal) (v. cap. 10). Las neuronas
motoras superiores envían axones hacia la médula espinal o hacia el
tronco del encéfalo para controlar a las neuronas motoras inferiores
(fig. 9-1).
Los signos de lesión de las neuronas motoras superior
e inferior son diferentes
Las lesiones de las neuronas motoras superiores provocan signos
clínicos que difieren significativamente de los ocasionados por las
alteraciones de las neuronas motoras inferiores, aunque en ambos
casos pueden observarse parálisis y paresia.
• Movimiento inadecuado. Las lesiones de las neuronas motoras
superiores pueden causar varios trastornos del movimiento,
dependiendo de la localización de la lesión. Las lesiones de la
médula espinal, que afectan a partes de las neuronas motoras
superiores que se proyectan hacia la médula, suelen producir
diferentes grados de debilidad por debajo de la lesión. Las lesiones del cerebro que afectan a las neuronas motoras superiores
pueden causar rigidez, convulsiones, marcha en círculos y otros
movimientos inadecuados. En los capítulos 10, 11 y 12 se ofrecen
ejemplos más específicos de esta categoría general sobre el control central del movimiento, el sistema vestibular y el cerebelo,
respectivamente.
• Ausencia de atrofia. Puesto que la neurona motora inferior está
intacta, el músculo no se atrofia (mucho más tarde puede aparecer
atrofia moderada por desuso).
• Reflejos segmentarios mantenidos pero exagerados. Puesto que en
la enfermedad de la neurona motora superior no se interrumpe
el circuito neuronal del arco reflejo segmentario (v. cap. 7), se
conservan reflejos como el de estiramiento muscular y el de reti­
rada, que disminuyen o desaparecen cuando la neurona motora
inferior se ve afectada. Normalmente, la neurona motora superior
ejerce un control inhibidor importante sobre los reflejos espinales,
por lo que si la neurona se daña puede disminuir esta inhibición
y producirse una respuesta refleja exagerada (hiperreflexia).
• Electromiograma normal. Puesto que el músculo no se atrofia y las
neuronas motoras inferiores están intactas, la actividad eléctrica
del músculo parece normal.
Los siguientes casos clínicos ilustran ejemplos comunes de las enfermedades de las neuronas motoras inferiores y superiores. Antes
CAPÍTULO 9 Concepto de neurona motora inferior y superior y sus alteraciones
de pasar al capítulo 10, el lector debe comprender estos conceptos y
por qué estos perros presentan los signos clínicos correspondientes.
CASOS CLÍNICOS
LESIÓN DE LA NEURONA MOTORA INFERIOR
Historia. Un macho de Pointer Alemán de pelo corto de 2 años de
edad acude a la clínica veterinaria local con las vacunas actualizadas
y sin antecedentes de enfermedad.
Unos pocos días antes el perro había luchado con un zorrillo. Desde
hacía 48 horas presentaba parálisis ascendente, primero con debilidad,
y más tarde con ausencia de movimientos voluntarios, con afectación
inicial de las patas traseras y más tarde de las delanteras. Durante la
visita no ladró. Era capaz de controlar la vejiga y el intestino y podía
mover la cabeza.
Exploración clínica. En el momento de la admisión, el perro no podía
apoyar peso sobre ninguna de sus patas. A excepción de una mayor
frecuencia respiratoria, el resto de los signos se limitaban al sistema
nervioso. Podía comer, beber y mover la cabeza. Las cuatro patas
presentaban una parálisis significativa y no se obtenían respuestas al
pinchar un dedo de la pata o golpear el tendón del cuádriceps. Existía
una atrofia marcada de los músculos de las cuatro extremidades, el
tórax y el abdomen. El perro parecía percibir estímulos dolorosos (respuesta al dolor profundo). No había alteración en los pares craneales.
Los análisis habituales de sangre y bioquímica sérica se encontraban
dentro de los límites normales.
Comentario. La atrofia generalizada, la parálisis y la ausencia de
reflejos segmentarios indican pérdida extensa y bilateral de neuronas
motoras inferiores. Por fortuna, la enfermedad respetaba los músculos
de la cabeza y el diafragma, aunque el aumento de la frecuencia
respiratoria indica un intento de compensar la parálisis por parte de
algunos músculos respiratorios. Se diagnosticó polirradiculoneuritis
(o «parálisis coonhound»). Esta enfermedad suele estar precedida de
la mordedura de otro animal. Los cambios patológicos se producen
sobre todo en las raíces ventrales de la médula espinal, por donde
salen los axones de las neuronas motoras inferiores. Suelen respetarse las raíces posteriores; por ello, el perro percibía estímulos
dolorosos. Los signos clínicos son los de la lesión generalizada de
las neuronas motoras inferiores. Este síndrome se parece al de Guillain-Barré en los seres humanos, y ambos parecen tener un origen
autoinmunitario.
Tratamiento. Los animales con esta forma de parálisis suelen recuperarse de forma espontánea, aunque es esencial la asistencia durante
la enfermedad. Si aparece parálisis respiratoria puede ser necesario
usar un respirador de manera temporal.
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
LESIÓN DE LA NEURONA MOTORA SUPERIOR
Historia. Traen a la consulta veterinaria local un Dachshund ma-
cho de 5 años. Las vacunas están al día y no tiene antecedentes de
enfermedades o cirugías relacionadas. Dos días antes parecía tener
dolores. A lo largo del día siguiente empezó a presentar debilidad
progresiva en las patas traseras.
Exploración clínica. Las anomalías observadas se limitaban al
sistema nervioso. Estaba consciente, alerta, respondía a estímulos y
podía cargar peso en las patas delanteras. Sin embargo, las traseras
estaban débiles e inestables. No existía una atrofia aparente. Todos
los reflejos de los pares craneales eran normales, así como los reflejos segmentarios espinales de las cuatro patas. Conservaba los
reflejos intersegmentarios de las patas delanteras, incluyendo la
89
reacción postural propioceptiva, aunque no de las traseras (v. cap. 7).
Los resultados analíticos y bioquímicos se encontraban dentro de los
límites normales.
Comentario. La falta de la sensación propioceptiva normal de colocación de una pata nos indica una lesión en alguna parte del recorrido
de la vía sensitiva o motora de esa respuesta. Este recorrido incluye
los nervios periféricos de esa extremidad, la médula espinal rostral
a dicha extremidad del mismo lado y el hemisferio contralateral del
cerebro. Sin embargo, la falta de atrofia y la presencia de reflejos
segmentarios en las extremidades afectadas indicaban normalidad de
las neuronas motoras inferiores, la unión neuromuscular y el músculo
esquelético, aunque existía lesión de las neuronas motoras superiores.
Dado que solo se vieron afectados los miembros traseros por debilidad y se observó una alteración de la propiocepción, suponemos
que la médula espinal y el cerebro deben ser normales, porque las
órdenes hacia las patas delanteras se transmitían de forma correcta.
Por tanto, la lesión se encontraba entre éstas y las traseras. Son una
historia y un cuadro clínico típicos de un perro con una hernia de
disco intervertebral.
Tratamiento. El tratamiento y el pronóstico dependen de la gravedad
del traumatismo medular. El objetivo es reducir el edema, el vasoespasmo, la inflamación y otras consecuencias metabólicas de la enfermedad
que empeoran la lesión medular. Puede estar indicada la cirugía destinada a aliviar la compresión de la médula espinal dada la gravedad
del traumatismo. Muchos perros recuperan la función medular con un
tratamiento médico y quirúrgico adecuado.
Agradecimientos
Los autores quieren dar las gracias a la Dra. Karen Inzana por sus
inteligentes comentarios sobre algunos materiales de este capítulo.
PREGUNTAS PRÁCTICAS
1. ¿Cuáles de las siguientes no se consideran neuronas motoras
superiores?
a. Neuronas motoras bulboespinales.
b. Neuronas motoras corticoespinales.
c. Neuronas motoras a del asta ventral de la médula espinal.
d. Neuronas motoras corticobulbares.
2. Usted examina un perro incapaz de mantenerse sobre las cuatro
patas y apoyarse sobre la pata derecha trasera. Esta tiene un diámetro mucho menor que la izquierda trasera. Al pinchar un dedo de
la pata trasera izquierda el perro la retira, pero si pincha el de la
derecha trasera no la mueve. La respuesta propioceptiva en el lado
izquierdo es normal, sin embargo no aparece en el derecho. ¿Dónde
se localiza la lesión del perro?
a. Neurona motora inferior de la pata derecha trasera.
b. Neurona motora inferior de la pata izquierda trasera.
c. Neurona motora superior que controla la pata derecha trasera.
d. Neurona motora superior que controla la pata izquierda trasera.
e. Sinapsis neuromuscular de la pata derecha trasera.
3. Usted examina una perra despierta, alerta y que responde a estímulos. Puede apoyarse sobre las patas delanteras, pero no sobre
las traseras. Presenta reflejos rotulianos y de retirada en las cuatro
patas. No hay atrofia. La respuesta de propiocepción consciente
es normal en las patas delanteras, pero no aparece en las traseras.
90
SECCIÓN II Neurofisiología
La inyección de un inhibidor de la acetilcolinesterasa no cambia
los signos clínicos. ¿Dónde se encuentra la lesión del perro?
a. Unión neuromuscular.
b. Médula espinal cervical (en el cuello).
c. Médula espinal entre las patas delanteras y traseras (toracolumbar).
d. Neuronas motoras inferiores de las patas traseras.
e. Tronco del encéfalo.
4. Usted examina un perro despierto, alerta y que responde a estímulos, pero no puede apoyarse sobre las cuatro patas. Los reflejos
rotulianos y de retirada (segmentarios) son normales en las cuatro
patas. No hay atrofia. No aparece respuesta de propiocepción en
las cuatro patas. La inyección de un inhibidor de la acetilcolinesterasa no cambia los signos clínicos. ¿Dónde se encuentra la lesión
del perro?
a. Médula espinal cervical (en el cuello).
b. Médula espinal entre las patas delanteras y traseras (toracolumbar).
c. Neuronas motoras inferiores de las cuatro patas.
d. Unión neuromuscular.
5. Le presentan un caballo incapaz de apoyarse sobre las patas traseras. La estimulación eléctrica de los nervios ciático y femoral
con intensidad suficiente no produce contracción muscular. Sin
embargo, la estimulación directa de los músculos gastrocnemio
y cuádriceps femoral de la pata trasera sí produce contracción.
Con estos datos, ¿qué conclusión lógica puede sacarse sobre la
localización de la lesión?
a. Neuronas motoras superiores que controlan las patas traseras.
b. Neuronas motoras inferiores de las patas traseras.
c. Sinapsis neuromuscular de las patas traseras.
d. Músculos de las patas traseras.
e. Tanto b como c.
6. Usted está examinando una gata que no puede apoyarse sobre las
patas traseras. Está despierta, alerta, responde a estímulos y pre-
senta atrofia en las patas traseras. Los reflejos de los pares craneales
están dentro de límites normales al igual que los segmentarios y
la propiocepción consciente en las patas delanteras. No existen
reflejos rotulianos ni de retirada en las traseras. ¿Dónde es más
probable que se localice la lesión de la gata?
a. Tronco del encéfalo.
b. Médula espinal cervical (en el cuello).
c. Médula espinal toracolumbar (entre las patas delanteras y
traseras).
d. Neuronas motoras inferiores de las patas delanteras.
e. Neuronas motoras inferiores de las patas traseras.
BIBLIOGRAFÍA
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denervation-induced atrophy of soleus muscle in rats. Muscle Nerve
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York: Oxford University Press; 2010.
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Kandel ER, Schwartz JH, Jessell TM, editors. Principles of neural science.
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Purves D, Augustine GJ, Fitzpatrick D, et al. Neuroscience. 5ª ed. Sunderland, Mass: Sinauer; 2012.
Tisdale MJ. Is there a common mechanism linking muscle wasting in various disease types? Curr Opin Support Palliat Care 2007;1(4):287-92.
CAPÍTULO 10
Control central del movimiento
PUNTOS CLAVE
1. Las estructuras del sistema nervioso central que controlan el movimiento
están organizadas de forma jerárquica.
2. La médula espinal es el nivel más caudal y más simple de la jerarquía
del control del movimiento.
3. Las rutas de la neurona motora superior del tronco del encéfalo son
el origen, a excepción de otra ruta principal, de todo el sistema motor
descendente que entra en la médula espinal,.
4. Las rutas motoras descendentes medial y lateral del tronco del encéfalo
controlan los músculos posturales proximales y los músculos más distales del movimiento aprendido respectivamente.
5. Los tractos reticuloespinal y vestibuloespinal son rutas motoras mediales
del tronco del encéfalo importantes para mantener el tono muscular
antigravitatorio.
6. El tracto rubroespinal es una ruta motora lateral del tronco del encéfalo
que puede controlar la musculatura de la extremidad distal asociada a
los movimientos dirigidos.
A
diferencia de la mayor parte del sistema sensitivo, que transforma la energía física en información neuronal, el sistema
motor transforma la información neuronal en energía física.
Todo movimiento es el resultado de la contracción de una cantidad
variable de fibras musculares extrafusales en cierto número de unidades motoras (v. fig. 6-8). Estas fibras no se contraen hasta que no reciben la orden de la neurona motora inferior a, que, a su vez, no envía
un potencial de acción si no recibe la orden de las neuronas motoras
superiores descendentes desde el cerebro (v. fig. 9-1) o de los nervios
sensitivos que forman el arco reflejo.
El movimiento puede dividirse en dos formas generales. La primera es la forma voluntaria, consciente y dirigida, generalmente
mediada por la activación de músculos flexores. La segunda se
caracteriza por un tono muscular postural, antigravitatorio, que
suele ser inconsciente e involuntario y que es el resultado de la contracción de músculos extensores. El movimiento mediado por los
músculos flexores se produce por la contracción muy discreta de
pocos grupos musculares, la mayoría distales a la columna vertebral.
El mantenimiento de la postura suele incluir la contracción a largo
plazo de grupos musculares más grandes, la mayoría de los cuales se
localizan cerca de la médula espinal (proximales). Así, en la materia
gris de la médula espinal, las neuronas motoras a que controlan los
músculos más distales tienden a localizarse lateralmente, mientras
que las que controlan los músculos posturales, más proximales y
axiales, se localizan más medialmente.
El inicio del movimiento consciente, dirigido y voluntario de
la musculatura distal es responsabilidad de un grupo de neuronas
motoras superiores que se proyectan a través de las regiones más
laterales de la materia blanca de la médula espinal y terminan en las
© 2014. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
7. El tracto corticoespinal (piramidal) se proyecta directamente desde la
corteza cerebral a la médula espinal, y es responsable de la mayoría de
los movimientos voluntarios dirigidos de los mamíferos.
8. El tracto corticoespinal tiene un componente lateral masivo que controla
la musculatura distal y un componente medial menor que controla la
musculatura axial y proximal.
9. Las cortezas motoras del lóbulo frontal, el nivel más alto de la jerarquía
del control motor, consta de tres regiones funcionalmente distintas.
10. La coactivación de las neuronas motoras inferiores alfa (a) y gamma (g)
del tracto corticoespinal puede intervenir en las pequeñas correcciones
automáticas de los movimientos voluntarios.
11. El sistema motor comparte algunos principios organizativos con los sistemas sensoriales.
12. Los ganglios basales y el cerebelo regulan la actividad de los componentes del sistema motor que intervienen en la selección y el ajuste del
movimiento.
regiones laterales de la materia gris de la médula espinal. El inicio de
la actividad muscular antigravitatoria y postural es responsabilidad
de las neuronas motoras superiores asociadas a las regiones más
mediales de la materia blanca y gris de la médula espinal, respectivamente. Esta diferencia lateral-medial es un principio organizativo fundamental para el control motor del sistema nervioso central (SNC).
El movimiento consciente, voluntario, de la musculatura distal está
controlado principalmente por un sistema lateral de vías espinales de
neuronas motoras inferiores y superiores. Los sistemas más mediales
de estas neuronas y vías controlan principalmente la actividad postural y antigravitatoria de la musculatura proximal y axial.
Las estructuras del sistema nervioso central que controlan
el movimiento están organizadas de forma jerárquica
Otro principio organizativo del control neural del movimiento es la
jerarquía. Generalmente, las partes más caudales del SNC controlan
los movimientos o los patrones de movimiento más simples (partes
inferiores), y los patrones más complejos y aprendidos están controlados por regiones progresivamente más rostrales (partes superiores)
(fig. 10-1).
La médula espinal es el nivel más caudal y más simple
de la jerarquía del control del movimiento
La médula espinal contiene las neuronas motoras inferiores que
hacen sinapsis en los músculos del tronco y las extremidades (fig. 101). Como se ha mencionado en el capítulo 6, una neurona motora
inferior a inerva varias fibras musculares extrafusales de un único
músculo, formando una unidad motora (v. fig. 6-6). Los cuerpos
celulares de las neuronas de las unidades motoras de un músculo
91
92
SECCIÓN II Neurofisiología
determinado se agrupan en una fibra nerviosa motora que se localiza
en la sustancia gris del asta ventral de la médula espinal. La fibra
nerviosa motora de un músculo tiene una organización longitudinal,
con forma de cigarro puro, en la médula, y suele extenderse rostrocaudalmente sobre algunos segmentos de la médula espinal (p. ej.,
L1-L3; fig. 10-2). Estas fibras nerviosas motoras se organizan de
forma somatotópica en el asta ventral, es decir, su posición relativa
en el SNC se corresponde con la posición corporal relativa de los
músculos que inervan sus neuronas. En otras palabras, las fibras
nerviosas motoras cuyas neuronas inervan los músculos distales de
las extremidades tienden a localizarse en las partes más laterales del
asta ventral, mientras que las fibras de la neurona motora asociadas
a la musculatura axial y proximal tienden a localizarse más medialmente dentro del asta ventral.
Las neuronas motoras inferiores que salen de los músculos suelen
activarse sinápticamente por las neuronas premotoras cuyos cuerpos
celulares se localizan en la zona intermedia de la materia gris de la
médula espinal (fig. 10-2). La activación de una neurona premotora
en la parte lateral de la zona intermedia de un lado del cuerpo generalmente activa un número modesto de neuronas motoras a, en
la parte lateral del asta ventral, en el mismo lado del organismo, lo
que a su vez produce la activación de un número modesto de músculos distales de la extremidad que normalmente se utilizarían para
el movimiento consciente, voluntario. La activación de la neurona
premotora en la parte medial de la zona intermedia sobre un lado
del organismo activará un gran número de neuronas motoras a, en
la parte medial del asta ventral, con frecuencia en ambos lados del
cuerpo, y que suelen atravesar más de un segmento de la médula
espinal. Esto, a su vez, activa los músculos antigravitatorios axiales o
proximales de ambos lados del cuerpo. Para la estabilización involuntaria o el ajuste de la postura se necesitará un grupo de músculos. Por
lo tanto, puede observarse que las partes más laterales de la materia
gris de la médula espinal participan en el control de los movimientos
voluntarios aprendidos de la musculatura distal de las extremidades,
mientras que las partes más mediales se asocian al control postural
en el que interviene la musculatura axial y proximal.
El tipo más simple de actividad motora, el reflejo segmentario espinal (p. ej., reflejo rotuliano; v. cap. 7), puede organizarse a nivel de la
médula espinal, sin la participación del control de las divisiones más
rostrales del SNC (p. ej., el cerebro). Sin embargo, aunque puede que
no sea necesario el control por parte del cerebro para tales comportamientos, estos reflejos simples pueden estar influidos por las señales
cerebrales. Es más: en circunstancias diferentes, el cerebro puede
activar las mismas neuronas premotoras y motoras a espinales que
participan en un reflejo espinal simple para producir una secuencia
de movimientos elegantes y practicados.
Las rutas de la neurona motora superior del tronco
del encéfalo son el origen, a excepción de otra ruta
principal, de todo el sistema motor descendente que entra
en la médula espinal
FIGURA 10-1 Jerarquía del sistema motor.
FIGURA 10-2 Organización somatotópica de las neuronas motoras
inferiores en el asta ventral de la médula espinal que inervan respectivamente la musculatura distal y axial/proximal. Los cuerpos celulares de las
unidades motoras que inervan un músculo determinado están dispuestos
en columnas longitudinales en el asta ventral, y se denominan conjuntos de
neuronas motoras. Estos conjuntos que inervan músculos más distales
están laterales a los que inervan la musculatura axial y proximal. Las
neuronas premotoras raquídeas, que hacen sinapsis sobre las neuronas
motoras que inervan los músculos, están localizadas en la zona intermedia
de la sustancia gris de la médula espinal y su organización también es somatotópica. (Modificado de Kandel ER, Schwartz JH, Jessell TM: Principles
of neural science, 3ª ed, Nueva York, 1991, Elsevier Science Publishing.)
En el tronco del encéfalo se originan cuatro tractos de axones principales, que descienden hasta la médula espinal para influir sobre
las neuronas motoras inferiores: el tracto vestibuloespinal, el tracto
reticuloespinal, el tracto tectoespinal y el tracto rubroespinal (fig. 10-3).
En conjunto, los tres primeros participan en el mantenimiento y el
ajuste involuntarios de la postura y en la orientación refleja de la
cabeza. Por lo tanto, se relacionan principalmente con el control de
la musculatura axial y proximal. El tracto rubroespinal participa principalmente en el control de la musculatura distal de la extremidad que
media los movimientos dirigidos, voluntarios. Estos cuatro tractos
(con frecuencia junto con los componentes de los ganglios basales
y el cerebelo) se denominan sistema motor «extrapiramidal», como
término opuesto al de sistema motor «piramidal» que se origina
en la corteza cerebral, y que es la otra ruta motora descendente
principal hasta la médula espinal, que se analizará más adelante. El
término «extrapiramidal» se utiliza con menos frecuencia, ya que
agrupa a un conjunto diverso de estructuras y suele aplicarse de
CAPÍTULO 10 Control central del movimiento
93
FIGURA 10-3 Organización de las vías motoras descendentes
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
del tronco del encéfalo hacia la médula espinal. Las vías motoras mediales son los tractos reticuloespinal, vestibuloespinal
y tectoespinal (flechas rojas con leyenda). Transcurren por las
regiones más mediales de la sustancia blanca de la médula
espinal y hacen sinapsis en las regiones más mediales de
la sustancia gris de la médula espinal, controlando la musculatura axial y proximal. El tracto rubroespinal (flecha verde
con leyenda) es una vía motora lateral del tronco encefálico que
transcurre por las regiones más laterales de la sustancia blanca
de la médula espinal y hace sinapsis dentro de las regiones
más laterales de la sustancia gris que controla la musculatura
distal de las extremidades. No se ha representado el cruce de
algunas de las vías.
forma inconsistente. El grupo formado por los cuatro tractos que
se dirigen desde el tronco del encéfalo a la médula espinal se van a
denominar aquí rutas motoras descendentes del tronco del encéfalo.
El tronco del encéfalo, como la médula espinal, contiene neuronas motoras inferiores que pueden activar sinápticamente los músculos esqueléticos, en este caso los músculos de la cabeza y la cara
(fig. 10-1). Los cuerpos celulares de estas neuronas motoras a residen
en varios núcleos nerviosos craneales (p. ej., motor facial, hipogloso,
oculomotor). El tronco del encéfalo también recibe entradas directas
de los órganos sensoriales de la cara y la cabeza (p. ej., el ojo, el aparato
vestibular). Por lo tanto, como ocurre en la médula espinal, algunos
reflejos segmentarios muy simples pueden organizarse a nivel del
tronco del encéfalo sin necesidad de un control significativo por otros
niveles del sistema motor. Sin embargo, como el tronco del encéfalo
también contiene las rutas motoras descendentes hacia la médula espinal que se han mencionado antes, también proporciona un medio
por el cual los estímulos procedentes de los órganos sensoriales de
la cara y la cabeza pueden alcanzar y controlar las neuronas motoras
inferiores de la médula espinal que actúan sobre los músculos del
tronco y las extremidades (fig. 10-3). Algunas de estas rutas motoras descendentes del tronco del encéfalo también proporcionan un
medio por el cual las regiones más rostrales del sistema motor (p. ej.,
la corteza motora) pueden influir indirectamente en las neuronas
motoras inferiores espinales.
Las rutas motoras descendentes medial y lateral del tronco
del encéfalo controlan los músculos posturales proximales
y los músculos más distales del movimiento aprendido,
respectivamente
Las rutas motoras descendentes que van desde el tronco del encéfalo
hasta la médula espinal pueden dividirse en un grupo medial y en
una ruta lateral. Los tractos vestibuloespinal, reticuloespinal y tectoespinal constituyen las rutas motoras mediales del tronco del encéfalo,
mientras que el tracto rubroespinal representa la ruta motora lateral
del tronco del encéfalo (fig. 10-3). Generalmente, esta distribución
se basa en la posición relativa de estos tractos dentro de la materia
blanca de la médula espinal. Los axones de los tractos que representan
las rutas motoras mediales del tronco del encéfalo (vestibuloespinal,
reticuloespinal, tectoespinal) viajan por las regiones más mediales de
la materia blanca de la médula espinal (p. ej., la columna ventral) y
hacen sinapsis dentro de las regiones más mediales de la materia gris
de la médula espinal. Las regiones mediales de la materia gris de la
médula espinal contienen neuronas premotoras mediales y neuronas
motoras a mediales que controlan la musculatura axial y extensora
proximal que participa principalmente en el mantenimiento y ajuste
involuntarios de la postura. Los axones de la ruta motora lateral del
tronco del encéfalo (rubroespinal) discurren en una región más
lateral de la materia blanca de la médula espinal (columna lateral)
y hacen sinapsis en la materia gris espinal más lateral. Las neuronas
premotoras y motoras a de esta región controlan principalmente la
musculatura flexora distal que participa en los movimientos aprendidos voluntarios.
Así, las rutas motoras mediales del tronco del encéfalo se proyectan hacia regiones mediales de la materia gris de la médula espinal,
cuyas neuronas controlan los músculos extensores de la postura
localizados más medialmente (axiales y proximales), mientras que
la ruta motora lateral del tronco del encéfalo se proyecta hacia las
regiones laterales de la materia gris espinal, cuyas neuronas controlan los músculos flexores localizados más lateralmente (distales)
del movimiento dirigido.
Los tractos reticuloespinal y vestibuloespinal son rutas
motoras mediales del tronco del encéfalo importantes
para mantener el tono muscular antigravitatorio
Una función principal de las rutas motoras descendentes mediales
del tronco del encéfalo es mantener el tono muscular antigravitatorio
inconsciente de la postura. Los tractos reticuloespinal y vestibuloespinal desempeñan un papel principal en este control involuntario de
la musculatura extensora axial y proximal que impide que el animal
caiga al suelo. El tracto reticuloespinal es especialmente importante
94
SECCIÓN II Neurofisiología
para controlar la magnitud del nivel de contracción en estado de
reposo, o tono muscular, de estos músculos antigravitatorios. El
tracto vestibuloespinal desempeña una función esencial activando
los músculos antigravitatorios en respuesta a la desestabilización del
cuerpo con respecto a la gravedad. No debe olvidarse que el control
inconsciente de la musculatura postural es una parte integral de
la capacidad de la musculatura distal para ejecutar correctamente
los movimientos aprendidos, ya que los movimientos voluntarios
requieren una «plataforma» estable sobre la que desarrollarse.
El tracto reticuloespinal se origina en los cuerpos celulares de la
formación reticular del tronco del encéfalo (fig. 10-3). La formación
reticular es una red compleja formada por muchos grupos pequeños de cuerpos celulares (núcleos) y proyecciones de axones poco
organizadas, que se localiza cerca de la línea media. Antes se pensaba
que era un sistema muy inespecífico y difuso, pero ahora se sabe que
esta formación contiene muchos núcleos funcionalmente específicos.
Además de ser el origen de una ruta motora descendente medial del
tronco del encéfalo que llega a la médula espinal, sus proyecciones
ascendentes desempeñan una función principal en la modulación
de la consciencia, la vigilia y la atención. La formación reticular
recibe una gran cantidad de información sensitiva y desempeña
una función principal en la percepción del dolor, la respiración y la
función circulatoria.
Los axones del tracto reticuloespinal hacen sinapsis dentro de
las regiones mediales de la materia gris de la médula espinal que
controlan principalmente la musculatura extensora axial y proximal
(fig. 10-3). En conjunto, el tracto se proyecta a prácticamente todos los
niveles rostrocaudales de la médula. Las partes del tracto reticuloespinal que se originan a partir de las células del núcleo reticular de la
protuberancia tienden a tener un efecto excitador sobre las neuronas
motoras inferiores de los músculos antigravitatorios, mientras que
las partes del tracto que proceden de los núcleos reticulares del bulbo
raquídeo tienden a tener un efecto inhibidor sobre las mismas neuronas. Estas partes opuestas del tracto reticuloespinal interactúan
para regular el tono muscular antigravitatorio. Las influencias de
otras regiones del tronco del encéfalo, el cerebelo y la médula espinal
confieren al núcleo reticular pontino un alto nivel de actividad espontánea. Los efectos de esta actividad excitadora espontánea sobre el
tono muscular antigravitatorio pueden atenuarse por la activación del
núcleo reticular medular inhibidor. Las proyecciones descendentes
desde la corteza cerebral hasta el tronco del encéfalo representan un
origen importante en el prosencéfalo del control relativo sobre las
dos partes del tracto reticuloespinal. Esta ruta cortico-reticuloespinal pone de relieve que algunas de las rutas motoras descendentes
del tronco del encéfalo proporcionan una vía indirecta para que los
niveles más rostrales de la jerarquía del sistema motor influyan en
las neuronas motoras inferiores espinales (fig. 10-3).
Las proyecciones corticales descendentes hasta los orígenes del
tracto reticuloespinal le confieren a este dos importantes funciones motoras, además de su función fundamental en la modulación
inconsciente del tono muscular antigravitatorio. La primera función está relacionada con el movimiento dirigido voluntario que
requiere una postura estable, como se ha mencionado antes. Justo
antes de ejecutar uno de estos movimientos voluntarios, el tracto
reticuloespinal activa de forma inconsciente la musculatura axial y
proximal adecuada que compensará la desestabilización postural
que provocará el movimiento voluntario previsto (generalmente de
la musculatura distal). El tracto reticuloespinal también desempeña
una función en la ejecución voluntaria de los movimientos muchas
veces estereotipados, groseros (no dirigidos), de la musculatura de
la extremidad proximal, como los que participan en la señalización
simple o la locomoción.
Como se ha mencionado en el capítulo 8, generalmente las neuronas motoras g se activan junto con las neuronas motoras a, de forma
que el huso muscular conserva su sensibilidad al estiramiento incluso
cuando está acortado durante la contracción. Esta coactivación a-g
es un principio común de la excitación de las neuronas motoras
inferiores por las neuronas motoras superiores. Sin embargo, en
determinadas circunstancias parece que este proceso puede disociarse, de forma que la sensibilidad del huso muscular mediada por las
neuronas motoras g, y por lo tanto la sensibilidad del reflejo de estiramiento, puede ajustarse de forma independiente a la contracción
del músculo extrafusal. Aunque el tracto reticuloespinal participa en
la coactivación a-g de las neuronas motoras inferiores, parece que
está asociado a la capacidad de regular la actividad de la neurona
motora g de forma independiente. Es probable que esta capacidad
del tracto reticuloespinal para modular la sensibilidad del reflejo de
estiramiento de forma independiente sea la base de su importante
papel en el ajuste del tono muscular antigravitatorio.
El tracto vestibuloespinal se origina en los cuerpos celulares
del complejo nuclear vestibular, que se sitúan principalmente en el
bulbo raquídeo, ventralmente al cuarto ventrículo (v. fig. 11-8). Este
complejo consta de varios subnúcleos que reciben su principal estímulo sináptico de las fibras del VIII par craneal, que transportan
el estímulo sensitivo desde el aparato vestibular del oído interno
(v. cap. 11), el cual proporciona información sensitiva sobre la posición
de la cabeza con respecto a la gravedad y sobre la aceleración de la
cabeza a través del espacio, lo que indica la posición corporal y las
alteraciones del equilibrio. El complejo nuclear vestibular también
recibe una entrada de señales importante desde el cerebelo, pero no
desde los niveles del prosencéfalo de la jerarquía del sistema motor.
Como en el tracto reticuloespinal, los axones del tracto vesti­
buloespinal hacen sinapsis dentro de las regiones mediales de la
materia gris de la médula espinal que controlan principalmente
la musculatura extensora axial y proximal (fig. 10-3). Igual que en
el tracto reticuloespinal, los axones del tracto vestibuloespinal se
proyectan juntos hasta prácticamente todos los niveles rostrocaudales de la médula espinal. Cuando el aparato vestibular detecta una
alteración del equilibrio, excita los músculos antigravitatorios para
intentar contrarrestar la perturbación. Aunque la función principal
del tracto vestibuloespinal es realizar ajustes compensadores de las
alteraciones posturales, parece que también contribuye en el tono
muscular antigravitatorio.
Algunos aspectos de las funciones de estas dos rutas motoras
descendentes del tronco del encéfalo pueden comprenderse mejor
si se tiene en cuenta el estado clínico denominado rigidez de descerebración. Esta patología aparece a veces en las enfermedades
graves del prosencéfalo, y también puede producirse por la sección
transversal quirúrgica del cerebro a nivel mesencefálico, como descubrió el neurofisiólogo británico Charles Sherrington. Como se ha
mencionado antes, la parte del tracto reticuloespinal que se origina
en la protuberancia, que excita las neuronas motoras inferiores de
los músculos antigravitatorios, tiene un nivel alto de actividad espontánea. La excitación de la parte del tracto reticuloespinal que se
origina en el bulbo raquídeo inhibe las neuronas motoras inferiores
de los músculos antigravitatorios. Cuando el prosencéfalo se desconecta del tronco del encéfalo, las proyecciones descendentes de
la corteza cerebral no pueden excitar estas neuronas reticulares del
bulbo raquídeo que se proyectan hasta la médula espinal, por lo que
desaparece un mecanismo importante de inhibición de las neuronas
motoras inferiores de los músculos antigravitatorios. La excitación de
las neuronas motoras inferiores causada por la actividad espontánea
de las neuronas reticuloespinales pontinas pierde una oposición
importante, por lo que el tono de los músculos antigravitatorios es
mucho mayor. El animal adopta una postura de caballo de juguete,
que suele ser tan rígida que se queda de pie en una posición fija.
Si después se corta una parte del tracto vestibuloespinal se reduce
en cierto modo esta rigidez, por lo que, aparentemente, este tracto
CAPÍTULO 10 Control central del movimiento
desempeña alguna función normal regulando el tono de los músculos
antigravitatorios, además de su función principal de responder ante
la desestabilización postural con respecto a la gravedad.
Como se ha indicado, los tractos reticuloespinal y vestibuloespinal contribuyen al control de la musculatura axial y proximal para
mantener el cuerpo erguido. Sin embargo, el ritmo para caminar o
correr está organizado por circuitos de interneuronas espinales que
controlan las neuronas motoras inferiores de forma repetitiva, oscilante. Aunque estas redes de neuronas espinales pueden producir
esta conducta oscilatoria simple sin el control de otras partes más
rostrales de la jerarquía del sistema motor, el tracto reticuloespinal
desempeña una función importante en el inicio de esta actividad
locomotora y el control de su velocidad.
El tracto tectoespinal es una ruta motora medial del tronco del
encéfalo que participa principalmente en la orientación refleja de la
cabeza en respuesta a estímulos del entorno. Las células de origen del
tracto tectoespinal se localizan en el colículo superior del mesencéfalo (que suele denominarse «colículo rostral» en los cuadrúpedos;
fig. 10-3). Como en las otras dos rutas motoras mediales que van
desde el tronco del encéfalo hasta la médula espinal, los axones del
tracto tectoespinal hacen sinapsis dentro de las regiones mediales
de la materia gris de la médula espinal, que controlan principalmente la musculatura axial y proximal. Sin embargo, estos axones solo
se proyectan hasta llegar a las regiones cervicales superiores de la
médula, lo que resulta coherente, ya que el tracto tectoespinal controla principalmente la musculatura que mueve la cabeza. El colículo
superior procesa la información visual, auditiva y somatosensorial
sobre la posición relativa del estímulo del entorno con respecto al
organismo, y también puede controlar los movimientos reflejos
rápidos e irregulares del ojo desencadenados por los estímulos. El
tracto tectoespinal participa en los movimientos de la cabeza hacia el
estímulo que se corresponden con el movimiento rápido del ojo para
que la mirada del animal se dirija directamente al estímulo.
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
El tracto rubroespinal es una ruta motora lateral del tronco
del encéfalo que puede controlar la musculatura de la
extremidad distal asociada a los movimientos dirigidos
Como se ha mencionado, los tractos reticuloespinal, vestibuloespinal
y tectoespinal son rutas motoras descendentes mediales del tronco del
encéfalo cuyos axones discurren rostrocaudalmente principalmente
por las partes más mediales de la sustancia gris de la médula espinal y
sinaptan en las regiones más mediales de la sustancia gris de la médula
espinal. Esta región de la materia gris espinal ejerce un control extenso,
que suele ser bilateral, de la musculatura axial y proximal que participa
en el control postural y en la orientación de la cabeza. Por el contrario, el tracto rubroespinal es una ruta motora descendente lateral del
tronco del encéfalo cuyos axones discurren dentro de las regiones más
laterales de la materia blanca espinal y hacen sinapsis en las partes
más laterales de la materia gris espinal (fig. 10-3). Esta región de la
materia gris espinal ejerce un control unilateral sobre un conjunto
limitado de músculos de las extremidades distales, con frecuencia
flexores, asociados a los movimientos dirigidos de las extremidades.
Los axones del tracto rubroespinal se originan en las células del
núcleo rojo del mesencéfalo, que recibe una entrada descendente
muy importante desde los niveles más altos de la jerarquía del sistema motor en la corteza cerebral. Esta ruta cortico-rubroespinal
proporciona un medio para que la corteza motora pueda influir
directamente en las neuronas motoras inferiores espinales que actúan sobre la musculatura flexora de la extremidad distal. Por lo
tanto, la ruta cortico-rubroespinal participa en el control voluntario
de la musculatura involucrado en los movimientos dirigidos, con
frecuencia de manipulación, de las extremidades (aunque no en los
movimientos más precisos de los dedos). El tracto rubroespinal es
más importante para este tipo de movimientos en los cuadrúpedos
95
que en los primates, en los que las proyecciones directas desde la
corteza motora hasta la médula espinal (el tracto corticoespinal, que
se describe a continuación) son más importantes que el tracto rubroespinal para el control de los movimientos voluntarios, dirigidos,
de las extremidades. Como la mayoría de los núcleos que dan lugar a
los tractos que desempeñan una función directa en el movimiento, el
núcleo rojo también recibe una entrada de señales importante desde
el cerebelo. La función del cerebelo en el control motor se describe
brevemente más adelante, y se analiza con detalle en el capítulo 12.
El tracto corticoespinal (piramidal) se proyecta directamente
desde la corteza cerebral a la médula espinal, y es
responsable de la mayoría de los movimientos voluntarios
dirigidos de los mamíferos
La corteza motora del prosencéfalo constituye la parte de la jerarquía
del sistema motor que está por encima del tronco del encéfalo, y representa el nivel más complejo. Como se ha mencionado antes, estas
regiones corticales juntas son capaces de actuar sobre las neuronas
motoras inferiores indirectamente a través de algunas rutas motoras
descendentes que van desde el tronco del encéfalo hasta la médula
espinal (p. ej., la ruta cortico-reticuloespinal, la ruta cortico-rubroespinal). En los mamíferos existe un sistema más eficaz para el control
cortical de las neuronas motoras inferiores: una proyección directa
desde las células de la corteza motora hasta la sustancia gris de la
médula espinal. Este tracto corticoespinal directo, que también se
denomina «tracto piramidal», es responsable de las secuencias de
movimientos voluntarios más elaborados y precisos que pueden
realizar los mamíferos, especialmente de los movimientos en los
que participan las extremidades. Sin embargo, este tracto también
participa en los movimientos voluntarios menos elaborados de la
musculatura distal y también puede ejercer algún control voluntario
sobre los músculos posturales.
El tracto corticoespinal tiene un componente lateral masivo
que controla la musculatura distal y un componente medial
menor que controla la musculatura axial y proximal
Los axones del sistema piramidal se originan principalmente en las
células que se localizan en la corteza motora del lóbulo frontal del
hemisferio cerebral (fig. 10-4). Todas las células que contribuyen a
formar el tracto se localizan en la quinta capa histológicade las seis
que tiene el tejido cortical (v. fig. 16-1). A lo largo de su camino desde la corteza cerebral, estos axones corticoespinales pasan a través
de la cápsula interna del prosencéfalo, los pedúnculos cerebrales
en la superficie ventral del mesencéfalo y el núcleo pontino de la
protuberancia ventral. Emergen sobre la superficie ventral del bulbo
raquídeo, adyacente a la línea media, como las pirámides. Este aspecto de forma piramidal de su sección transversal inspira en parte el
nombre de tracto piramidal de los axones que atraviesan estas zonas.
Cuando los axones del tracto corticoespinal alcanzan el área espinomedular, la gran mayoría (del 75% en los cánidos hasta el 90% en
los primates) cruza la línea media en una estructura que se denomina
decusación piramidal (fig. 10-4). Después, estos axones forman el
tracto corticoespinal lateral, que se localiza en la materia blanca de
la médula espinal lateral, y hacen sinapsis dentro de las regiones
laterales de la materia gris espinal (fig. 10-5). Como se ha mencionado antes, las regiones laterales de la materia gris de la médula
espinal contienen neuronas premotoras y motoras a que controlan
principalmente la musculatura flexora distal de las extremidades que
participan en los movimientos habitualmente voluntarios, dirigidos
y manipulativos. Debido a esta organización, la lesión de la corteza
motora de un lado del organismo tiene efectos devastadores sobre los
movimientos voluntarios aprendidos de la musculatura flexora distal
del lado opuesto del cuerpo. Un porcentaje mucho más pequeño de
los axones que transcurren por la pirámide medular no atraviesan la
96
SECCIÓN II Neurofisiología
FIGURA 10-4 El tracto corticoespinal es una vía directa, principalmente
desde las cortezas motoras hasta la sustancia gris de la médula espinal contralateral. La mayor parte de los axones del tracto hacen sinapsis sobre las
neuronas premotoras de la zona intermedia, pero algunos, según la filogenia
de su especie, hacen sinapsis directamente en las neuronas motoras inferiores
a y g. Entre el 75% y el 90% (aquí también según la filogenia) de los axones
del tracto cruzan la línea media en el límite espinobulbar para formar el tracto
corticoespinal lateral, y alrededor del 10% al 25% se quedan en el mismo
lado para formar el tracto corticoespinal ventral. También se indican algunas
estructuras anatómicas prominentes formadas por axones del tracto corticoespinal dentro del cerebro, así como sus localizaciones.
línea media en la decusación piramidal y permanecen en el mismo
lado del cuerpo para formar el tracto corticoespinal ventral, mucho
más pequeño (fig. 10-4). Los axones de este tracto se localizan en las
regiones más mediales de la sustancia blanca espinal y hacen sinapsis
en las regiones más mediales de la sustancia gris espinal que controlan
la musculatura postural axial y proximal (fig. 10-5). Muchos axones
del tracto corticoespinal ventral cruzan realmente la línea media de
forma local, exactamente antes de hacer sinapsis en la sustancia gris
de la médula espinal. El tracto corticoespinal ventral proporciona
una forma directa de control voluntario sobre los músculos que
normalmente participan en la función antigravitatoria inconsciente.
La capacidad del tracto corticoespinal para controlar los movimientos aprendidos, más precisos, del organismo deriva del patrón
de la terminación sináptica de varios de sus axones. Cuanto mayor es
el número de sinapsis entre una neurona de la corteza motora y una
neurona motora a del asta ventral de la médula espinal, mayor es el
número de neuronas motoras a activadas y menos preciso es el control de la musculatura. Esto es así porque cada neurona excitada en su
FIGURA 10-5 Relación somatotópica de los componentes del tracto corti-
coespinal. Como las vías motoras descendentes del tronco encefálico, el tracto
corticoespinal se puede dividir en componentes que transcurren, por regiones
más laterales o más mediales de la sustancia blanca de la médula espinal.
Las sinapsis masivas del tracto corticoespinal, situadas lateralmente en las
regiones más laterales de la sustancia gris de la médula espinal, controlan la
musculatura de la extremidad distal. Los axones de este tracto se originan en
las cortezas motoras contralaterales. El tracto corticoespinal ventral, mucho
más pequeño, cuyos axones se originan en las cortezas motoras ipsilaterales,
discurre por regiones más mediales de la sustancia blanca espinal y hace
sinapsis en las regiones más mediales de la sustancia gris espinal que controlan la musculatura axial y proximal.
ruta generalmente activa varias neuronas postsinápticas. Los axones
corticoespinales se desvían para hacer sinapsis con las neuronas de
las rutas motoras del tronco del encéfalo que llegan a la médula, pero,
lo que es más importante, algunos axones corticoespinales se desvían para hacer sinapsis con las neuronas premotoras de la materia
gris espinal, poniéndose así en contacto con las neuronas motoras
a directamente. Por lo tanto, una neurona corticoespinal determinada puede controlar un pequeño número de neuronas motoras a
y un conjunto más pequeño de músculos. Esto permite aumentar el
fraccionamiento del movimiento, aumentando la independencia de
los movimientos de músculos diferentes (p. ej., la capacidad para
mover los dedos por separado en vez de todos los dedos a la vez). La
proporción de las neuronas corticoespinales que realizan conexiones
monosinápticas con las neuronas motoras a espinales está relacionada
con la filogenia. En los gatos no existen estas conexiones; en los monos
CAPÍTULO 10 Control central del movimiento
97
FIGURA 10-6 Cortezas motoras. A, Situación de las cortezas motoras prima-
rias, motora suplementaria y premotora en el cerebro humano. B, Proximidad
de la corteza motora en el cerebro canino.
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
existe una pequeña proporción, la cual es mayor en los homínidos y
mucho mayor en los seres humanos, quienes realizan la mayoría de
los movimientos dirigidos, fraccionados y manipulativos.
Como se ha indicado, los núcleos de los nervios craneales que se
encuentran en el tronco del encéfalo contienen neuronas motoras
inferiores que a través de los nervios craneales controlan los músculos de la cara y de la cabeza(v. fig. 10-1) Un grupo significativo de
los axones que abandonan la corteza motora para formar el tracto
corticoespinal no continúa hasta la médula espinal, sino que abandona el tracto para hacer sinapsis en los núcleos motores de los nervios
craneales del tronco del encéfalo. Este grupo de axones se denomina
tracto corticobulbar («bulbar» es un término que antiguamente hacía
referencia a partes del tronco del encéfalo). Generalmente, un núcleo
de un nervio craneal determinado recibe entradas corticobulbares
importantes de ambos hemisferios cerebrales.
La corteza motora del lóbulo frontal, el nivel más alto
de la jerarquía del control motor, consta de tres regiones
funcionalmente distintas
La corteza motora del lóbulo frontal, origen de la mayoría de los
axones del tracto corticoespinal, está formada por la corteza motora
primaria, la corteza motora suplementaria y la corteza premotora
(figs. 10-1 y 10-6). Aunque estas regiones del prosencéfalo en conjunto
representan el nivel más elevado de la jerarquía del control motor,
parece que las áreas se diferencian por la complejidad de las funciones
motoras que controlan.
En los primates, la corteza motora primaria (MI) se localiza rostralmente al surco central y discurre a lo largo de la circunvolución
FIGURA 10-7 Mapa somatotópico de la corteza motora primaria (MI) que
muestra los orígenes de los axones que van a los distintos músculos esqueléticos del cuerpo. Las partes del cuerpo que se representan proporcionalmente más grandes tienen una zona de MI más grande dedicada a su control
voluntario, y el movimiento de esa parte en general será mucho más preciso y
fragmentado. A, En el ser humano los músculos que controlan las manos/dedos
y la boca se representan desproporcionados porque son músculos necesarios
para los movimientos críticos y precisos de aprehensión/manipulación y del
habla. B, Corteza motora primaria del gato. (A, Nueva interpretación a partir
de Penfield W, Rasmussen T: The cerebral cortex of man, Nueva York, 1950,
Macmillan; de Berne RM, Levy MN: Physiology, 2ª ed, St Louis, 1988, Mosby;
B, de Prosser CL: Comparative animal physiology, 3ª ed, Nueva York, 1988, Wiley).
frontal ascendente (fig. 10-6, A). En muchas especies de mamíferos
no primates no existe el surco central, y la MI se encuentra cerca del
surco cruzado (fig. 10-6, B). Una estimulación eléctrica de baja intensidad de una región muy pequeña de la MI puede activar un pequeño
número de músculos relacionados funcionalmente. Es más, existe
una relación sistemática entre la región del cuerpo donde se han
activado los músculos y la región estimulada de la MI. En este mapa
somatotópico de la musculatura del cuerpo en la MI, los músculos
de la parte caudal del cuerpo (o de los pies en los bípedos) pueden
activarse con más facilidad desde las partes más dorsomediales de la
MI, mientras que los músculos de la parte rostral del cuerpo (o de
la cabeza en los bípedos) pueden activarse con más facilidad desde
las partes más ventrolaterales de la MI, con una representación bastante ordenada de las demás regiones del cuerpo entre estas partes de
la MI. En el mapa somatotópico que aparece en la figura 10-7 no se
representa igual la musculatura de las distintas partes del cuerpo;
se han dibujado más grandes las regiones que tienen un área mayor
98
SECCIÓN II Neurofisiología
de la MI dedicada a su control muscular voluntario, por lo que los
movimientos de esa zona generalmente serán mucho más precisos y
fraccionados. En el mapa somatotópico de la MI de los seres humanos,
los músculos de la mano y de la boca tienen una representación
proporcional más grande, lo que refleja la importancia respectiva de
estas áreas para manipular objetos con las manos y para articular el
habla. La representación proporcional de la musculatura de las distintas partes del cuerpo en la MI varía dependiendo de la filogenia,
pero los mapas somatotópicos de los primates tienden a ser más
detallados, reflejando el control más preciso de los movimientos
voluntarios, dirigidos.
La corteza motora suplementaria y la corteza premotora también
se localizan en el lóbulo frontal, rostralmente a la MI, situándose la
corteza motora suplementaria dorsomedialmente a la corteza premotora (fig. 10-6, A). Ambas áreas también tienen un mapa somatotópico
de la musculatura del cuerpo, pero es menos preciso que el de la MI.
Además de los axones de los tractos corticoespinal y corticobulbar,
en ambas áreas juntas también se originan proyecciones axonales
hacia los núcleos de origen de algunas rutas motoras descendentes
del tronco del encéfalo (fig. 10-1). Sin embargo, lo más destacable es
que la corteza motora suplementaria y la corteza premotora envían
axones que hacen sinapsis dentro de la MI, lo que puede representar
la existencia de «áreas supramotoras» con un estado incluso superior
dentro de la jerarquía del control motor que la MI; estas áreas pueden dar instrucciones a la MI para que organice sus muy discretas
acciones musculares en patrones de movimiento más elaborados. Este
concepto se basa en el hecho de que, en el movimiento voluntario,
las neuronas de estas áreas supramotoras se activan antes que las de
la MI.
Las pruebas indican que la corteza motora suplementaria es especialmente importante para la planificación y la organización de las
secuencias complejas de los movimientos discretos que normalmente
lleva a cabo la MI. Por ejemplo, parece que la corteza motora suplementaria está especialmente activa cuando un individuo practica
mentalmente una secuencia específica de movimientos de los dedos.
También parece que la corteza motora suplementaria es importante
para dar instrucciones a las extremidades (especialmente a las extremidades delanteras) de los dos lados del cuerpo para que trabajen
juntas, simultáneamente, para realizar una tarea. Parece que la corteza
premotora desempeña una función importante en la orientación preparatoria del organismo para la ejecución de una tarea motora específica.
Un ejemplo en los primates podría ser la rotación de los hombros y el
movimiento de los brazos hacia un objeto que se va a manipular con
las manos. Estas dos áreas reciben la entrada sensorial integrada y la
información visual-espacial (de la corteza parietal posterior), lo cual
probablemente juega un papel en sus respectivas funciones.
Utilizando la analogía del pianista, se podría decir que la MI sería
responsable de la activación de los músculos más simples, necesarios
para pulsar una tecla del piano, la corteza motora suplementaria
sería responsable de planificar y organizar la secuencia de los movimientos de los dedos necesarios para tocar una melodía, y la corteza
premotora sería la responsable de orientar los brazos y las manos
hacia la parte adecuada del teclado para tocar las distintas secuencias.
Naturalmente, la interacción entre estas áreas para determinar la actividad adecuada del tracto corticoespinal (y corticobulbar) necesaria
para generar los movimientos voluntarios es más compleja que eso,
y todavía se está estudiando el papel funcional de estas áreas en el
control motor y cómo trabajan juntas.
La gravedad de los trastornos que producen las lesiones del sistema piramidal varía según el desarrollo evolutivo del animal. En
los primates, igual que en el ser humano, en los que el tracto corticoespinal (piramidal) está muy desarrollado, las lesiones del tracto
corticoespinal rostrales a la decusación piramidal provocan gran
debilidad en el lado opuesto del cuerpo. Esta debilidad de la mitad
del cuerpo se llama hemiparesia y es más intensa en los músculos de
la mano y la cara (p. ej., la que provoca el ictus en el ser humano).
Estos síntomas pueden comprenderse por el elevado porcentaje de
axones del tracto corticoespinal que atraviesan la línea media a nivel
del límite espinomedular (la localización de la decusación piramidal)
en los primates, y porque la mano y la cara tienen la representación
proporcional mayor en la corteza motora primaria (figs. 10-4 y 10-7).
En casi todas las especies animales el sistema corticoespinal no
está tan bien desarrollado, y sus lesiones supraespinales causan debilidad contralateral mucho menos grave y apenas alteración de la marcha. Sin embargo, la exploración clínica puede revelar trastornos más
sutiles de los movimientos voluntarios de las extremidades del lado
contrario. Un ejemplo puede ser la reacción postural propioceptiva,
que es la capacidad de un animal de colocar el pie en su posición normal, con las almohadillas hacia abajo, después de que el examinador
se lo haya flexionado hasta tocar el suelo o la mesa de exploración con
la parte dorsal. Esta respuesta requiere que el animal sea consciente
de que el pie está flexionado (propiocepción consciente) y requiere
que el animal sea capaz de responder conscientemente para colocar
el pie en su posición normal. A su vez, a esta última respuesta motora
le afecta la integridad de las neuronas motoras superiores del tracto
corticoespinal. Cuando se lesionan, el animal vuelve a colocar el pie en
su sitio lentamente. Además, arrastra las puntas de los pies y desvía la
pata hacia delante cuando camina. Hay que tener en cuenta que estos
trastornos también podrían estar causados por la lesión de los axones
del tracto corticorrubral (axones hacia el núcleo rojo) que se originan
en las cortezas motoras. Cuando se detectan estas alteraciones de la
propiocepción consciente y otros cambios sutiles de la marcha, resulta
más fácil localizar las lesiones en el SNC.
La coactivación de las neuronas motoras inferiores alfa (a)
y gamma (g) del tracto corticoespinal puede intervenir
en las pequeñas correcciones automáticas
de los movimientos voluntarios
Como se ha mencionado antes, la coactivación a-g es un principio
común de la excitación de las neuronas motoras inferiores por las
neuronas motoras superiores. Se ha sugerido que esta coactivación
puede permitir que el huso muscular actúe como un «sistema de
corrección de errores automático» cuando el movimiento voluntario
contra una carga produce una desviación pequeña del resultado que
se pretende.
Como se expone en el capítulo 8, la activación de las neuronas
motoras g junto con las neuronas motoras a asegura que las fibras
musculares intrafusales se mantengan lo bastante tensas para transducir el estiramiento incluso cuando el músculo alcanza la longitud
más corta al contraerse las fibras extrafusales. La activación de la neurona motora g tensa las fibras intrafusales contrayendo sus extremos
polares, por lo que la sensibilidad del huso muscular se ajusta a la
nueva longitud del músculo. Se cree que la finalidad de la coactivación
a-g causada por una orden motora voluntaria es producir una contracción de las fibras intrafusales que concuerde con la contracción
de la fibra extrafusal, para que el músculo sea lo bastante sensible
para transducir el estiramiento en la nueva longitud muscular. En
estas circunstancias, si la carga es superior a la esperada, la actividad
de la neurona motora a no habrá producido una contracción de la
fibra extrafusal suficiente para acortar el músculo hasta la nueva
longitud deseada. Sin embargo, la actividad de la neurona motora g
habrá producido la contracción adecuada de la fibra intrafusal para
ajustar la sensibilidad del huso muscular a la nueva longitud deseada.
Esta incongruencia, en la que la sensibilidad del huso se ha ajustado
a la nueva longitud del músculo pero las fibras extrafusales no se
han contraído lo suficiente para alcanzar esa longitud, produce un
estiramiento del huso muscular y la activación de los mecanismos reflejos segmentarios de estiramiento. Es decir, el estiramiento del huso
CAPÍTULO 10 Control central del movimiento
muscular produce más potenciales postsinápticos excitadores (PPSE)
en las neuronas motoras a del músculo, aumentando la activación
del potencial de acción y la contracción de la fibra extrafusal para
ayudar a conseguir la nueva longitud deseada.
Este tipo de corrección de errores, en el que los mecanismos reflejos segmentarios del estiramiento ayudan a conseguir el acortamiento
muscular deseado cuando la ruta corticoespinal no ha producido una
activación suficiente de la neurona motora a se denomina función
de servoasistencia. Si se piensa que es el resultado de la coactivación
a-g, esta función de servoasistencia es análoga a la dirección asistida de un coche, en la que un compresor del motor añade potencia
a la dirección del volante cuando los neumáticos encuentran más
resistencia.
El sistema motor comparte algunos principios organizativos
con los sistemas sensoriales
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Teniendo en cuenta muchos de los componentes principales y las
rutas del sistema motor que se han descrito hasta ahora, parece que
el sistema motor comparte principios de organización comunes con
otros sistemas cerebrales (p. ej., sistemas sensoriales). Uno de estos
principios es la existencia de mapas topográficos del organismo.
Como se ha mencionado, en la corteza motora existen mapas somatotópicos organizados de la musculatura del cuerpo. La organización
topográfica también existe en muchos sistemas sensoriales, pero lo
que se representa en el mapa topográfico es la superficie del receptor
periférico. Por ejemplo, los componentes del SNC del sistema somatosensorial (el tacto), como la corteza somatosensorial primaria,
contienen un mapa somatotópico organizado de las distintas regiones
de la superficie cutánea.
Otros dos principios de la organización que comparten los sistemas motor y sensorial son el procesamiento en serie y en paralelo
de la información del sistema nervioso. En los sistemas sensoriales,
el procesamiento en serie generalmente se refiere a la transmisión
de información desde la periferia a regiones sucesivamente más
rostrales del sistema nervioso, de forma seriada. Por ejemplo, en el
sistema visual los axones de las células de la retina hacen sinapsis
en el núcleo genicular lateral del tálamo, y estas neuronas talámicas
99
a su vez envían sus axones para hacer sinapsis en la corteza visual
primaria. Es frecuente que en el procesamiento en serie dentro del
sistema sensorial, la información recogida a niveles sucesivamente
más rostrales del sistema nervioso se organice de una forma más
sofisticada. También puede observarse el procesamiento en serie en el
sistema motor, aunque en una dirección diferente, desde las regiones
más rostrales a las más caudales. Como ejemplo podría citarse la
ruta cortico-reticuloespinal. Sin embargo, en el sistema motor, en
el procesamiento en serie las órdenes suelen provenir de áreas cuya
organización es más compleja y se dirige hacia áreas de organización
más simple (fig. 10-1).
El procesamiento en paralelo se refiere a diferentes rutas dentro de
un sistema sensorial determinado que actúan en paralelo, respectivamente, para transportar formas de información cualitativamente
distintas. Utilizando otra vez el sistema somatosensorial como ejemplo, existen rutas separadas hacia la corteza cerebral que transportan
información sobre el tacto suave de la piel y sobre el contacto cutáneo
intenso que normalmente se percibe como doloroso. En el sistema
motor, un ejemplo de procesamiento en paralelo es el control respectivo de la musculatura antigravitatoria proximal por un conjunto
de rutas motoras descendentes del tronco del encéfalo (vestibuloespinal, reticuloespinal) y el control de la musculatura flexora distal
por una ruta motora descendente del tronco del encéfalo diferente
(rubroespinal).
Indudablemente, para que los sistemas sensorial y motor funcionen de manera integrada es necesario que se combinen el procesamiento en serie y el procesamiento en paralelo.
Los ganglios basales y el cerebelo regulan la actividad
de los componentes del sistema motor que intervienen
en la selección y el ajuste del movimiento
Algunas partes del sistema motor son importantes para que la función
motora sea adecuada, pero no parece que participen directamente
en el inicio del movimiento. Estas estructuras (los ganglios basales y
el cerebelo) sirven principalmente para regular la actividad de otras
estructuras del sistema motor sin producir movimiento directamente
(fig. 10-8).
FIGURA 10-8 Roles de modulación del cerebelo y los
ganglios basales con relación al sistema jerárquico motor. No se representan los relés sinápticos interpuestos.
100
SECCIÓN II Neurofisiología
Los ganglios basales son un grupo de núcleos, la mayoría de ellos
situados en la zona más profunda de los hemisferios cerebrales. Incluyen el núcleo caudado, el putamen (conocidos de forma conjunta
como núcleo estriado), el globo pálido, la sustancia negra y el núcleo
subtalámico. Los circuitos neurales internos de esta unidad funcional
multinuclear son extremadamente complejos y participan en varias
rutas paralelas que discurren a través de los ganglios basales. Reciben
impulsos de la corteza motora y de muchas otras áreas de la corteza
cerebral y, por medio del tálamo, envían las respuestas de nuevo a la
corteza motora, especialmente a la corteza motora suplementaria y
a la corteza premotora (fig. 10-8). Una vez más, estas regiones son
importantes para la planificación y preparación del movimiento. La
señal de salida de algunos ganglios basales se proyecta directamente
a los núcleos del tronco del encéfalo que controlan el movimiento.
Generalmente, se cree que los ganglios basales utilizan la información recibida de la corteza, incluyendo la información sobre el
plan de movimiento y el contexto de la situación, para ayudar a
seleccionar el patrón de movimiento adecuado a la vez que se suprimen
los patrones opuestos, menos adecuados. En los ganglios basales existen
dos circuitos principales que desempeñan una función importante
en este proceso. Un circuito actúa para facilitar la salida de señales
inhibidoras de los ganglios basales, posiblemente actuando para suprimir el patrón de movimiento opuesto, inadecuado. El otro circuito
actúa para reducir la salida de señales inhibidoras de los ganglios
basales, posiblemente «quitando los frenos» del patrón de movimiento adecuado. Las neuronas dopaminérgicas que se proyectan desde
la sustancia negra de los ganglios basales hasta el núcleo estriado
desempeñan una función importante en la regulación de estos dos
circuitos. En los seres humanos, cuando estas neuronas dopaminérgicas degeneran en la enfermedad de Parkinson, se desarrollan graves
deficiencias motoras, como dificultad para comenzar el movimiento
adecuado, enlentecimiento del movimiento, rigidez y temblores en
reposo. La enfermedad de Parkinson no se produce de forma natural
en los animales, pero algunas toxinas destruyen selectivamente las
proyecciones de estas neuronas dopaminérgicas, produciendo algunas de las deficiencias motoras que se observan en la enfermedad de
los seres humanos. En los caballos, la ingestión de cardo estrellado
puede causar lesiones de los ganglios basales. Algunos de los movimientos anormales provocados por esta lesión, que afectan a los labios
y la lengua de los caballos, son reminiscencias de los movimientos
anormales de los dedos de los pacientes humanos con la enfermedad
de Parkinson. Curiosamente, las estructuras respectivas se utilizan en
ambas especies para los movimientos de aprehensión.
En el capítulo 12 se analizan la estructura y la función del cerebelo,
y su papel en el control motor, por lo que aquí solo se han mencionado brevemente. La importancia del cerebelo en el control motor
se deduce de la observación de que prácticamente todos los núcleos
que dan origen a las rutas motoras del tronco del encéfalo reciben
información del cerebelo. Además, el cerebelo recibe información
de la corteza motora (MI, suplementaria y premotora) de forma
indirecta (a través del núcleo pontino). Como los ganglios basales,
el cerebelo no solo recibe información de la corteza motora, sino que
también le envía información de forma indirecta. Es importante el
hecho de que el cerebelo recibe mucha información sensorial de la
piel, las articulaciones, los músculos, el sistema vestibular e incluso
el sistema visual. Por lo tanto, el cerebelo recibe información sobre la
planificación y el inicio del movimiento, así como una retroalimentación sensorial continua sobre el progreso del movimiento (fig. 10-8).
El cerebelo a su vez puede influir en la actividad de la corteza motora
y en las rutas motoras que van desde el tronco del encéfalo hasta la
médula espinal.
Se cree que, debido a esta organización, el cerebelo actúa comparando la información sobre el plan de movimiento con el movimiento
que realmente se está realizando. Posiblemente puede realizar ajustes
del propio movimiento en curso, o incluso ajustar el plan de movimiento. En este marco, parece que el cerebelo está especialmente
relacionado con la obtención de la retroalimentación sensorial sobre
la duración del movimiento, y con el ajuste del control del mismo.
Tanto los estudios clínicos como experimentales han demostrado
que la lesión cerebelar produce deficiencias significativas de la coordinación y la precisión de los movimientos complejos. Es posible que
estas deficiencias se produzcan debido a problemas de la duración de
los componentes de la contracción muscular del movimiento. Si los
componentes de la contracción muscular no están bien sincronizados,
el movimiento puede parecer vacilante y descoordinado, puede tener
una fuerza inadecuada, y puede que no se detenga en el momento
correcto.
CASOS CLÍNICOS
LESIÓN FOCAL DE LA CORTEZA MOTORA
Historia. Usted examina una perra Bóxer de 11 años. Las vacunas
están al día. Hace 6 meses se le extirpó un adenocarcinoma mamario.
El dueño asegura que desde hace unos días la perra presenta
debilidad progresiva en las patas trasera y delantera izquierdas, y en
ocasiones permanece levantada con la pata delantera izquierda apoyada sobre su parte superior. El día anterior tuvo una crisis convulsiva.
Exploración clínica. La exploración física revela los cambios ha-
bituales por la edad y la cirugía mamaria. También se observa que
la perra parece mareada y con debilidad, y presenta alteración de la
respuesta de propiocepción consciente en ambas patas izquierdas.
La radiografía de tórax revela lesiones neoplásicas metastásicas en
los pulmones.
Comentario. La respuesta de propiocepción consciente se evalúa
colocando la pata del animal con la parte dorsal hacia abajo, mientras
se sujeta cuidadosamente el resto del cuerpo. Un perro normal siente
(propiocepción consciente) esta postura incorrecta y vuelve a colocar
la pata en su posición normal (respuesta motora). Esto se denomina
«respuesta» (o reacción) en lugar de reflejo porque requiere cierto
grado de control consciente. Esta respuesta en particular requiere un
funcionamiento normal de los receptores dérmicos y articulares, así
como del nervio periférico de la pata explorada y los tractos neuronales
sensitivos que ascienden al cerebro por la médula espinal homolateral.
A través de una ruta multisináptica, la información sensorial cruza al
lado opuesto a la altura del tronco del encéfalo y termina en la corteza
cerebral contralateral (con respecto al lado del estímulo original). A
medida que el animal es consciente de que la pata se encuentra en
una posición anormal, se envían potenciales de acción por el tracto
corticoespinal a las neuronas motoras inferiores de los músculos de
la pata, haciendo que ésta vuelva a su posición normal.
Si se toma en consideración las rutas neuronales que participan en
esta respuesta, se puede imaginar que los defectos de propiocepción
consciente de las patas delantera y trasera izquierdas podrían deberse
a una lesión en la médula espinal cervical izquierda, en la corteza
motora derecha o las partes supraespinales del tracto corticoespinal
derecho. El hecho de que esta perra presentara crisis epilépticas (manifestación de enfermedad cerebral) más o menos a la vez sugiere que
la lesión se encuentra en la corteza cerebral derecha. El cerebro es un
lugar habitual de metástasis, y las lesiones radiológicas pulmonares
sugieren que el tumor mamario se ha extendido hasta el pulmón y
el lado derecho del cerebro. El primer lecho capilar con el que se
encuentra la célula metastásica cuando entra en el sistema venoso
de la glándula mamaria está en el pulmón. Algunas células se quedan
aquí y proliferan.
CAPÍTULO 10 Control central del movimiento
Tratamiento. Los perros con carcinomas mamarios no suelen tra-
tarse, salvo para aliviar su sufrimiento.
VACA CON HIPOMAGNESEMIA
Historia. Es el mes de mayo en el sudoeste de Virginia y un cliente le
llama por una vaca de dos años de raza Angus que ha parido dos semanas antes. Por la mañana temprano ha visto que la vaca se comportaba
de forma extraña y luego comenzó con agitación e hiperexcitabilidad.
En los últimos 20 a 30 minutos se ha tumbado y parece no poder
incorporarse. El ternero está normal pero por lo visto tiene dificultad
para mamar debido a la agitación y el estado de postración de la vaca.
Exploración clínica. Usted acude inmediatamente y comprueba que
la vaca sigue echada. No parece poder incorporarse y usted observa
que tiene nistagmo y espasmos musculares. La temperatura, la frecuencia cardíaca y la respiratoria están elevadas. Sospecha que, si no
la trata adecuadamente, tendrá convulsiones en breve.
Comentario. Su sospecha, en base a los signos clínicos, el parto
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
reciente y la existencia de hierba fresca, que suele contener mucho
potasio y nitrógeno pero poco sodio y magnesio, es que el problema
es una hipomagnesemia. La hierba fresca también aumenta el pH del
rumen y disminuye el tiempo del tránsito intestinal y ambos efectos
hacen disminuir la absorción del magnesio. El magnesio es cofactor
de una gran cantidad de reacciones enzimáticas y es necesario para
prácticamente todos los procesos que implican al ATP. Por lo tanto es
imprescindible para una gran cantidad de vías metabólicas, incluso las
que controlan las contracciones musculares y la conducción nerviosa
normal. Por tanto, la deficiencia en magnesio limita el metabolismo
y la actividad corporal, y se altera la despolarización de las células
nerviosas y musculares. Puesto que ambos son cationes divalentes,
el magnesio y el calcio suelen competir directamente en los procesos
fisiológicos. Por eso cuando hay hipomagnesemia, el aumento resultante de la unión del calcio altera la actividad nerviosa y muscular, la
liberación de neurotransmisores y la conducción cardíaca. Dentro del
sistema nervioso central la menor cantidad de magnesio hace disminuir la impedancia hacia la entrada normal de calcio, lo que se ve
más exacerbado aun por las acciones del neurotransmisor glutamato
mediadas por el receptor. La excesiva entrada de calcio causa una
activación anormalmente prolongada de la señalización mediada por
el calcio, lo que provoca lesiones neurotóxicas a causa de la excesiva
activación enzimática que pueden llevar a la muerte celular. La consecuencia es que la señalización que proviene de la corteza motora
a través de los tractos corticoespinales ventral y lateral, así como las
neuronas premotoras, las neuronas motoras a y el músculo, todos ellos
resultan afectados. Esto puede causar los importantes signos motores
observados en esta vaca.
Tratamiento. Es imprescindible el tratamiento inmediato con magnesio intravenoso. También se dará un complemento oral de magnesio
para disminuir la probabilidad de recaídas. Después de tratar al animal
no hay que molestarle al menos durante 30 minutos. Las recaídas son
habituales.
PREGUNTAS PRÁCTICAS
1. Un grupo neuronal motor localizado lateralmente en el asta ventral de la médula espinal es más probable que actúe sobre un
músculo que controle el movimiento de:
a. La extremidad proximal.
b. El cuello.
c. La extremidad distal.
d. El abdomen.
101
2. ¿Cuál de las siguientes afirmaciones sobre la rigidez de la descerebración es cierta?
a. Puede estar causada por un trastorno grave del prosencéfalo.
b. La interrupción del control cortical de las neuronas reticuloespinales medulares es un factor principal que contribuye a este
trastorno.
c. En los cuadrúpedos puede provocar una postura fija, rígida,
de caballo de juguete.
d. La eliminación de la inhibición normal de algunos de los músculos antigravitatorios contribuye a este trastorno.
e. Todas las afirmaciones son ciertas.
3. ¿Cuál de las siguientes rutas motoras descendentes del tronco del
encéfalo controla la musculatura de la extremidad distal asociada
a los movimientos dirigidos?
a. Tracto vestibuloespinal.
b. Tracto rubroespinal.
c. Tracto reticuloespinal.
d. Tracto tectoespinal.
e. Todos los anteriores desempeñan una función principal en este
control.
4. El tracto corticoespinal (piramidal), en general, ¿qué tipo de mo­
vimiento inicia?
a. Movimiento antigravitatorio.
b. Tono muscular postural.
c. Dirigido, voluntario, sobre todo flexor.
d. Movimiento trémulo.
e. Ninguno de los anteriores.
5. Le presentan un perro con debilidad intensa y defecto del reflejo
propioceptivo consciente en las patas delantera y trasera izquierdas. Solo una localización de la lesión provocaría estos signos:
a. El lado izquierdo de la médula espinal cervical.
b. La corteza cerebral izquierda.
c. La corteza cerebral derecha.
d. a o b.
e. a o c.
6. El tracto corticoespinal coactiva de forma simultánea las neuronas
motoras inferiores a y g. Si la coactivación inicial no consigue
producir el acortamiento deseado del músculo, ¿cómo influirá la
actividad de la neurona sensorial del huso de ese músculo sobre
las neuronas motoras a del mismo músculo?
a. Aumentando PPSE.
b. Aumentando PPSI.
c. No influyen.
d. Disminuyendo la frecuencia del potencial de acción.
e. b o d.
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CAPÍTULO 11
El sistema vestibular
PUNTOS CLAVE
1. El sistema vestibular es un sistema bilateral de receptores localizado en
el oído interno.
2. Las regiones especializadas del sistema vestibular contienen receptores.
3. Los conductos semicirculares detectan la aceleración y desaceleración
angulares de la cabeza.
4. El utrículo y el sáculo detectan aceleración y desaceleración lineal, así
como la posición estática de la cabeza.
P
ara coordinar la postura y el movimiento, es necesario que
el cerebro conozca el movimiento que se intenta realizar, así
como la orientación del cuerpo y qué movimiento se está realizando realmente. En el capítulo 8 se describe el huso muscular, una
fuente importante de información para el cerebro sobre la posición
y el movimiento del cuerpo. Otro origen importante de información
es el sistema vestibular. Se trata de un sistema bilateral de receptores
localizado en el oído interno, que informa al cerebro sobre la posición
y el movimiento de la cabeza.
El sistema vestibular es el responsable del sentido del equilibrio.
Aporta información sobre la orientación del cuerpo o la inclinación
con respecto a la gravedad y sobre la aceleración del cuerpo a través
del espacio. Para ello, detecta: 1) la inclinación estática de la cabeza
(p. ej., la cabeza está quieta y formando un ángulo de 5 grados con la
vertical), 2) la aceleración lineal de la cabeza (p. ej., la cabeza acelera
en línea recta cuando un individuo empieza a correr o cuando un
ascensor empieza a subir) y 3) la aceleración rotacional de la cabeza
(p. ej., la cabeza acelera de forma circular cuando un individuo empieza a girar la cabeza hacia un objeto de interés o cuando alguien
empieza a dar vueltas en una silla con ruedas). Esta información suele
utilizarse para realizar ajustes posturales inconscientes, automáticos,
con el fin de impedir que un individuo se caiga debido a los cambios
de la orientación del cuerpo impuestos por sí mismo o por el entorno.
El sistema vestibular también ayuda a mantener los ojos fijos en un
objeto de interés aunque cambie la orientación del cuerpo.
El sistema vestibular es una localización frecuente de lesiones que
en casi todas las especies de interés veterinario provocan un síndrome
caracterizado por inclinación de la cabeza, movimientos rotatorios
compulsivos (en círculos, balanceo) y nistagmo espontáneo, que es
un movimiento ocular oscilatorio.
Para comprender cómo aparecen estos signos clínicos y la importancia del sistema vestibular en la fisiología del movimiento, primero
debe estudiarse su anatomía y funcionamiento.
El sistema vestibular es un sistema bilateral de receptores
localizado en el oído interno
El oído interno, o laberinto, se compone de dos partes: el laberinto
óseo y el laberinto membranoso. El laberinto óseo es un sistema de
© 2014. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
5. El sistema vestibular proporciona información sensitiva para los reflejos
relacionados con las neuronas motoras espinales, el cerebelo y la musculatura extraocular del ojo.
6. Los reflejos vestibulares coordinan los movimientos cefálicos y oculares
para maximizar la agudeza visual.
túneles y cavernas que atraviesan el hueso petroso temporal del
cráneo y alberga el sistema vestibular y el receptor para la audición,
la cóclea (fig. 11-1) (v. cap. 17). Los órganos receptores forman parte
del laberinto membranoso, que se encuentra dentro del laberinto
óseo y está constituido por membranas epiteliales finas que se especializan en algunos puntos para dar origen a las células receptoras
sensitivas que forman los órganos receptores vestibular y auditivo.
Este laberinto contiene un líquido llamado endolinfa, y se separa
del laberinto óseo mediante un líquido conocido como perilinfa.
La parte vestibular del laberinto membranoso consta de dos grupos
principales de estructuras: 1) tres conductos semicirculares, que se
localizan formando ángulos rectos entre sí, y 2) un par de estructuras
con forma de saco denominadas utrículo y sáculo, que también se
denominan órganos otolíticos. Como se expone más adelante, cada
grupo principal de estructuras participa en la transducción de una
clase principal diferente de estímulos vestibulares.
Las regiones especializadas del sistema vestibular
contienen receptores
Cada estructura vestibular del laberinto membranoso tiene una zona
recubierta de epitelio especializado en una serie de células receptoras
secundarias (v. cap. 7) que se denominan células ciliadas (fig. 11-2).
Estas células ciliadas forman la base de un órgano receptor sensitivo
dentro de cada estructura vestibular. Cada una tiene varios cilios en
el ápice agrupados según su tamaño. En su base, la célula ciliar hace
sinapsis con una neurona sensitiva que lleva los potenciales de acción
hasta el tronco del encéfalo. Los cuerpos celulares de estas neuronas
sensitivas se localizan en los ganglios de Scarpa, y sus axones juntos
forman la parte vestibular del nervio vestibulococlear (VIII par craneal). Los cilios de todas las células de una estructura vestibular se
proyectan en una masa gelatinosa cuyo desplazamiento provoca que
todos los cilios celulares se inclinen en la misma dirección.
En reposo, cuando los cilios no están inclinados, las neuronas
sensitivas que hacen sinapsis con las células ciliadas vestibulares
transmiten los potenciales de acción de forma espontánea, a alrededor de 100 por segundo (fig. 11-3). Cuando las prolongaciones de las
células ciliadas se mueven en una dirección hacia el cilio más grande,
las células se despolarizan, aumenta la liberación del neurotransmisor
103
104
SECCIÓN II Neurofisiología
FIGURA 11-1 El oído interno contiene bilateralmente sistemas receptores
para la audición (cóclea) y para detectar la orientación y la aceleración/desaceleración de la cabeza (sistema vestibular). El aparato vestibular periférico
de cada lado de la cabeza contiene un utrículo, un sáculo y tres conductos
semicirculares, cada uno de ellos con una ampolla en el extremo.
desde la célula ciliada a las neuronas sensitivas y aumenta la frecuencia de los potenciales de acción de las neuronas. Cuando el desplazamiento es en dirección opuesta, hacia los cilios más pequeños,
las membranas celulares se hiperpolarizan, disminuye la liberación
del transmisor y disminuye la frecuencia del potencial de acción de
las neuronas sensitivas. Por tanto, el cerebro puede detectar el desplazamiento de los cilios de la célula ciliada en cualquier dirección
como un aumento o disminución de la frecuencia de los potenciales
de acción de reposo. Los desplazamientos en otras direcciones son
mucho menos eficaces. Más adelante se describe cómo usa el ­cerebro
esta información para detectar la dirección del movimiento de la cabeza.
Los conductos semicirculares detectan la aceleración
y desaceleración angulares de la cabeza
En los canales semicirculares correspondientes de cada laberinto óseo
se localizan tres conductos semicirculares membranosos (fig. 11-4).
Se sitúan formando aproximadamente ángulos rectos unos con respecto a otros, y los dos extremos de cada conducto lleno de líquido
terminan en el utrículo. Cada conducto semicircular tiene un ensanchamiento en el extremo denominado ampolla, cerca de su unión
con el utrículo. La ampolla contiene un órgano receptor de células
ciliadas denominado cresta de la ampolla (fig. 11-2). Es un reborde
de células ciliares que, en su base, hacen sinapsis con las neuronas
sensitivas que se proyectan hacia el sistema nervioso central (SNC)
y cuyos cilios están embebidos en la masa gelatinosa que las rodea.
Esta masa, que se denomina cúpula, se une a la parte superior de la
ampolla (fig. 11-5). Todas las células ciliadas de una cresta ampular
determinada están orientadas en la misma dirección con respecto a
sus cilios. Juntas, la cresta de células ciliadas y la cúpula que la rodea
abarcan el diámetro de la ampolla.
Los conductos semicirculares, junto con la ampolla y su contenido,
participan en la transducción de la aceleración y desaceleración
angulares de la cabeza. Cuando la cabeza empieza a girar en dirección
rotatoria, el conducto semicircular y su órgano receptor rotan con
la cabeza, pero la aceleración de la endolinfa se retrasa por la inercia. Esta diferencia relativa en el ritmo de aceleración del conducto
semicircular y su endolinfa hace que la cresta ampular «choque
contra» la endolinfa que se mueve más despacio, lo que provoca un
desplazamiento de la cúpula gelatinosa en dirección contraria a la
de la rotación de la cabeza y la inclinación correspondiente de las
células ciliares. Esto cambia la activación de las neuronas sensitivas
que se proyectan hacia el SNC. Con la desaceleración ocurre lo contrario porque el conducto semicircular y la cresta ampular reducen
la velocidad inmediatamente, a la vez que la cabeza, pero la endolinfa
sigue moviéndose debido a la inercia. La cresta ampular se estimula
durante la aceleración o desaceleración de la rotación de la cabeza,
pero no cuando la velocidad angular es constante. Durante ésta,
el movimiento de la endolinfa prácticamente se sincroniza con el
movimiento de los conductos semicirculares, y las células ciliares
no se inclinan.
Los conductos semicirculares localizados a ambos lados de la
cabeza, pero aproximadamente en el mismo plano, trabajan como
un par para proporcionar al cerebro información sobre la dirección
y naturaleza del movimiento cefálico. Por ejemplo, una aceleración
rotatoria en el sentido de las agujas del reloj provoca la inclinación de
las células ciliadas sensibles en uno de los conductos semicirculares
de cada lado de la cabeza, aunque la frecuencia del potencial de
acción que transportan los axones sensitivos que abandonan la cresta
ampular del conducto de un lado de la cabeza sería mayor que en el
lado opuesto. El cerebro interpreta que estos cambios recíprocos de la
frecuencia de los potenciales de acción sensitivos se producen por
la aceleración o desaceleración, en un sentido o en otro, dentro de
un determinado plano de movimiento. En realidad, la aceleración/
desaceleración rotatoria en cualquier plano afecta a los tres grupos
de conductos semicirculares emparejados, pero a cada par en un
grado diferente. De esta forma, el sistema bilateral de seis conductos
semicirculares detecta la dirección de la aceleración y desaceleración
rotatorias de la cabeza, y activa o inhibe estructuras determinadas del
SNC para que realice la respuesta refleja adecuada.
El utrículo y el sáculo detectan aceleración y desaceleración
lineal, así como la posición estática de la cabeza
En el utrículo y el sáculo, el órgano receptor de las células ciliadas
se conoce como mácula (fig. 11-2). Es un área ovalada de células
ciliares con una orientación principalmente horizontal en el suelo del utrículo y una orientación principalmente vertical en la pared
del sáculo. Los cilios de las células maculares se extienden hacia
una capa gelatinosa que se encuentra en la parte superior de las
células. Integrada en la parte superior de esta masa gelatinosa hay
una capa de cristales de carbonato cálcico que se llaman otolitos, esta
capa es más dura y densa que la endolinfa y los demás materiales
que la rodean.
Debido a la organización del sistema receptor que se encuentra
dentro del utrículo y el sáculo, estas estructuras vestibulares pueden
transducir la aceleración y desaceleración lineales de la cabeza, así
como su posición estática (fig. 11-6). Considerando que la mácula del
utrículo está orientada horizontalmente, si la cabeza acelera hacia delante en línea recta, la capa de otolitos densos se queda rezagada por
detrás de las células ciliares maculares, lo que produce una fuerza de
estiramiento que hace que se inclinen los bordes de los cilios de las
células dentro de la capa gelatinosa, hasta que la velocidad se hace
constante y la capa de otolitos alcanza a la capa de células ciliadas.
Al contrario de lo que sucede con la cresta ampular, no todos los grupos de células ciliadas de una mácula determinada están orientadas
en la misma dirección con respecto a sus cilios (fig. 11-7). Además,
como se ha mencionado antes, las células ciliadas del utrículo están
orientadas en el plano horizontal, y las del sáculo en el plano vertical.
Por lo tanto, la aceleración lineal en una dirección específica hará
que se inclinen las células ciliadas de una localización y orientación
determinadas, de forma que aumenta transitoriamente la velocidad
de activación del potencial de acción de sus neuronas sensitivas
asociadas; las que se encuentran en otra orientación y localización
se inclinarán de forma que la velocidad de activación del potencial
de acción disminuirá de forma transitoria; y en las que se hallen en
una localización y una orientación distinta a las anteriores, la inclinación de las células ciliadas afectará poco, o nada, a la velocidad
de activación del potencial de acción. Este patrón topográfico de
la inclinación de las células ciliadas y los cambios transitorios de la
CAPÍTULO 11 El sistema vestibular
105
FIGURA 11-2 Cada estructura del aparato vestibular periférico contiene una zona de células ciliadas que forman
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la base de un órgano receptor sensitivo. A, Cada célula ciliada tiene varios cilios en su ápice, dispuestos según su
tamaño, y hace sinapsis en su base con una neurona sensorial del VIII nervio craneal. B, En cada ampolla de los
conductos semicirculares hay una cresta de células ciliadas cuyos cilios se proyectan hacia una masa gelatinosa
llamada cúpula, formando un órgano receptor denominado cresta de la ampolla. El órgano receptor de la célula
ciliada en el utrículo y el sáculo es la mácula, una capa de células ciliadas cuyos cilios se proyectan hacia una
capa gelatinosa sobre la cual hay una capa de cristales de carbonato cálcico llamados otolitos.
activación del potencial de acción asociados son diferentes de los de la
aceleración lineal en una dirección distinta. El SNC puede interpretar
estos distintos patrones de la actividad neuronal para determinar la
aparición y la dirección de la aceleración lineal e iniciar una respuesta
compensadora adecuada.
Si nos fijamos otra vez en la mácula del utrículo orientada horizontalmente, cuando la cabeza se inclina desde la posición erguida,
la capa de otolitos pesados y densos realmente «se vuelca» atraída por
la gravedad (fig. 11-6, B), por lo que los cilios de las células ciliadas
se inclinan, arrastrados por la capa gelatinosa, y se mantienen así
mientras la cabeza está inclinada. Esta inclinación sostenida (si se
compara con la inclinación transitoria que tiene lugar durante la
aceleración lineal) da lugar a cambios sostenidos de la frecuencia de
activación del potencial de acción (comparados con los cambios transitorios que tienen lugar durante la aceleración lineal) en poblaciones
determinadas de las neuronas sensitivas asociadas. De esta forma, el
utrículo y el sáculo pueden informar al cerebro sobre la inclinación
estacionaria de la cabeza. La dirección de la inclinación se detecta por
un mecanismo parecido al que se utiliza para detectar la dirección
de la aceleración lineal. Los astronautas que se encuentran en un
entorno de gravedad baja reciben relativamente poca información
de sus utrículos y sáculos sobre la posición estacionaria de la cabeza,
y deben confiar más en la vista y en otras señales sensitivas para
determinar la posición de la cabeza.
106
SECCIÓN II Neurofisiología
FIGURA 11-3 En reposo, las neuronas sensitivas con las que las células ciliadas vestibulares hacen sinapsis
transmiten espontáneamente potenciales de acción a una velocidad de aproximadamente 100 por segundo. Cuando
los cilios de las células se inclinan en una dirección, la frecuencia del potencial de acción aumenta; cuando los
cilios se inclinan en la dirección contraria, la frecuencia disminuye.
El sistema vestibular proporciona información sensitiva
para los reflejos relacionados con las neuronas motoras
espinales, el cerebelo y la musculatura extraocular del ojo
FIGURA 11-4 A cada lado de la cabeza hay tres conductos semicirculares,
cada uno situado formando aproximadamente un ángulo recto con los otros
dos, cuya función es detectar la aceleración y desaceleración angular de la
cabeza.
Como se ha mencionado antes, las células ciliadas vestibulares hacen
sinapsis con las neuronas sensitivas cuyos axones forman parte del
octavo par craneal (vestibulococlear), que conduce los potenciales de
acción hasta el bulbo raquídeo. Casi todos esos axones hacen sinapsis
en el complejo nuclear vestibular, que es un grupo bilateral de cuatro
núcleos diferentes que ocupan una parte importante del bulbo y parte
de la protuberancia próxima a la pared lateral del cuarto ventrículo.
Desde aquí, las neuronas secundarias (con las que hacen sinapsis los
axones del VIII par craneal) llegan hasta tres áreas importantes del
sistema nervioso, como se describe más adelante.
Algunas de las neuronas del complejo nuclear vestibular reciben
estímulos importantes del utrículo y el sáculo (los órganos otolíticos),
y sus axones forman el tracto vestibuloespinal lateral. Este tracto
facilita la excitación de las neuronas motoras gamma (g) y alfa (a)
de los músculos antigravitatorios del tronco y las extremidades en
respuesta a la aceleración o desaceleración lineal o a la inclinación
estática de la cabeza (v. cap. 10) (fig. 11-8). Otras neuronas del complejo nuclear vestibular reciben estímulos sensitivos importantes
de la cresta ampular de los conductos semicirculares, y sus axones
forman una vía que se proyecta hasta el núcleo del nervio craneal
que controla los movimientos oculares. Esta vía, que se denomina
fascículo longitudinal medial (FLM), provoca movimientos oculares compensadores en respuesta a la aceleración o desaceleración
angular de la cabeza. El complejo nuclear vestibular también envía
proyecciones al cerebelo y las recibe de él, especialmente del lóbulo
floculonodular. Mediante estas conexiones recíprocas, el cerebelo
puede mejorar la coordinación de los reflejos posturales y oculomotores que son controlados por el sistema vestibular. Por último,
algunas de las proyecciones que abandonan el complejo nuclear
vestibular participan en los circuitos neurales que llegan a la corteza
cerebral, produciendo sensaciones vestibulares conscientes.
CAPÍTULO 11 El sistema vestibular
107
FIGURA 11-5 Las ampollas de los conductos semicirculares contienen una cresta ampular que transduce la
aceleración/desaceleración angulares de la cabeza. Los
conductos están llenos de endolinfa. A, Cresta ampular
del canal horizontal cuando la cabeza está en reposo.
B, Cuando se produce una aceleración rotacional de
la cabeza en la dirección indicada, la inercia relativa
del líquido endolinfático desplaza la cúpula y con ella
los cilios de las células ciliadas, en dirección opuesta. (Modificado de Kandel ER, Schwartz JH, editores:
Principles of neural science, 2ª ed, Nueva York, 1985,
Elsevier Science Publishing.)
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
FIGURA 11-6 El utrículo y el sáculo contienen
una mácula cada uno, que transduce la inclinación
estática de la cabeza y su aceleración/desaceleración lineal. La mácula del utrículo está orientada
horizontalmente. A, Cuando la cabeza está estática
y erguida hay poca o ningúna inclinación de los
cilios de las células ciliadas. B, Cuando la cabeza
se inclina y permanece inclinada, la pesada capa de
otolitos «cae» y produce un arrastre. Esto inclina
los cilios celulares por acción de la capa gelatinosa interpuesta, en la dirección de la inclinación.
C, Cuando la cabeza acelera en línea recta, las células ciliadas aceleran en la misma dirección, pero
la pesada capa de otolitos se queda atrás y causa
un arrastre en la dirección opuesta. Esto inclina a
los cilios celulares por acción de la capa gelatinosa
interpuesta, en dirección opuesta a la aceleración.
(Partes modicadas de Purves D, Augustine GJ, Fitzpatrick D, et al: Neuroscience, 3ª ed, Sunderland,
Mass, 2004, Sinauer.)
108
SECCIÓN II Neurofisiología
FIGURA 11-7 A, La mácula del utrículo está orientada horizontalmente y la del sáculo lo está verticalmente.
Las flechas pequeñas en la mácula representan la orientación aproximada de las células ciliadas en esa región
con respecto a sus cilios. En una célula ciliada determinada, la punta de flecha representa la posición del cilio
más grande y el final de la flecha representa el cilio más corto. B, La aceleración en una dirección dada (flechas
gruesas grandes) hacen que los cilios de las células ciliadas se inclinen en la dirección opuesta (flechas finas
grandes) por causa del arrastre de los otolitos. Las células ciliadas cuyos cilios están inclinados directamente hacia
el cilio mayor (zonas verdes) se despolarizarán en su mayoría y producirán un mayor aumento en la frecuencia de
los potenciales de acción de sus neuronas sensoriales asociadas. A la inversa, las células ciliadas cuyos cilios se
inclinan directamente hacia el lado contrario del cilio más grande (zonas rojas) se hiperpolarizarán en su mayoría
y causarán una mayor disminución en la frecuencia de los potenciales de acción en sus neuronas sensoriales
asociadas. Las células ciliadas cuyos cilios están inclinados a lo largo de otros ejes se verán menos afectados.
(Partes modificadas de Fuchs AF: Peripheral motor control: the vestibular system. En Patton HD, Fuchs AF, Hille B,
et al, editores: Textbook of physiology, 21ª ed, Filadelfia, 1989, Saunders.)
Los reflejos vestibulares coordinan los movimientos
oculares y cefálicos para maximizar la agudeza visual
El control reflejo vestibular de los músculos extraoculares del ojo,
conocido como reflejo vestibuloocular (RVO), coordina los movimientos de los ojos y la cabeza, de forma que cuando esta se gira, los
ojos quedan fijos en el campo visual mientras pueden. Imagine una
perra sentada sobre un taburete de un piano que usted hace girar en
el sentido de las agujas del reloj. A medida que gira lentamente a la
derecha, se produce una lenta rotación de sus ojos a la izquierda, de
manera que permanecen fijos sobre el campo visual el mayor tiempo
posible. Cuando alcanzan el límite de su recorrido hacia la izquierda,
se mueven con rapidez a la derecha en la dirección del movimiento
cefálico, hasta fijarse en un nuevo campo visual. Si la cabeza sigue
girando, se repite el ciclo hasta que se alcanza una velocidad constante. Esto permite que el animal interprete un campo de visión a
pesar de la aceleración rotatoria de la cabeza. Cuando este patrón de
movimiento ocular tiene lugar durante el RVO, se denomina nistagmo
normal o nistagmo fisiológico, que es la desviación lenta opuesta a la
rotación de la cabeza seguida por la desviación rápida en el sentido
de la rotación de la cabeza. Cuando un animal o una persona que
está dando vueltas se detiene de repente, puede observarse un nistagmo posrotatorio transitorio, en el que el movimiento ocular sigue
un patrón inverso al anterior. La inercia de la endolinfa hace que siga
girando en el conducto semicircular, hacia la cresta ampular, aunque
la cabeza y el conducto hayan dejado de moverse.
Este patrón del movimiento ocular reflejo necesita impulsos sensitivos normales desde los conductos semicirculares, que el FLM del
tronco encefálico esté intacto y la integridad de las unidades motoras
de los músculos extraoculares (así como que el cerebelo esté intacto).
El RVO se produce al girar la cabeza en el plano horizontal o en el
plano vertical, o en la rotación de la cabeza en el sentido de las agujas
del reloj o en el sentido contrario. El control voluntario de los ojos
es independiente de los reflejos vestibulares y está controlado por la
corteza cerebral.
En ocasiones, el nistagmo aparece en los trastornos patológicos
del sistema vestibular, incluso cuando la cabeza está en reposo. Este
trastorno se conoce como nistagmo espontáneo, y en los animales con
una enfermedad vestibular aguda suele acompañarse de inclinación
CAPÍTULO 11 El sistema vestibular
109
FIGURA 11-8 Vista dorsal del tronco encefálico (suprimido el cerebelo) y la médula espinal rostral que muestra
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el complejo nuclear vestibular (con líneas discontinuas) con sus principales aferentes (izquierda) y eferentes
(derecha). El complejo nuclear vestibular se compone de los núcleos vestibulares rostral (A), medial (B), lateral (C)
y caudal (D). El complejo comprende partes tanto del bulbo como de la protuberancia. Diferentes subconjuntos
de estos núcleos reciben aferentes de partes concretas del aparato vestibular, y otros subconjuntos dan lugar
a vías eferentes concretas, aunque esta característica no se especifica en la figura. La flecha de puntos indica
que la proyección al cerebelo es recíproca. Nótese que los aferentes y eferentes reflejados existen realmente
en ambos lados de la línea media. (Partes de De Lahunta A, Glass E: Veterinary anatomy and clinical neurology,
3ª ed, Filadelfia, 2009, Saunders.)
persistente de la cabeza y giros o balanceos compulsivos, que tienden
a orientarse siguiendo un patrón consistente con respecto al lado
de la lesión periférica del sistema vestibular. Posiblemente sean un
resultado de los potenciales de acción anómalos y asimétricos que
llegan al tronco del encéfalo desde el sistema vestibular de ambos
lados de la cabeza.
Otro reflejo compensador que se puede provocar por la rotación
es el reflejo vestíbulocólico (RVC), que actúa para estabilizar la cabeza
al activar elementos de la musculatura del cuello. He aquí un ejemplo
extremo de este reflejo: si su perro o su gato estuviesen con usted a
bordo de una barca de remos y de repente la barca comenzara a inclinarse hacia un lado, la cabeza del animal se movería en dirección
contraria a la inclinación para tratar de recobrar la posición original.
Es interesante observar que el RVC es más eficaz en aquellas especies
cuyos movimientos oculares son mínimos, como las palomas y los
búhos. En estas especies el RVC puede tener gran importancia para
estabilizar la mirada.
CASOS CLÍNICOS
SÍNDROME VESTIBULAR EN UN PERRO
Historia. Un Cocker Spaniel macho de 3 años llega a su clínica. El
dueño asegura que durante los dos últimos días tiene la oreja derecha
más baja que la izquierda y tiende a caminar en círculos, hacia la derecha. Usted ya trató al animal de una infección del oído externo derecho.
Exploración clínica. La exploración física revela la persistencia
de la infección del oído externo y confirma la apreciación del dueño
sobre la inclinación de la cabeza con la oreja derecha más baja y los
círculos a la derecha; encuentra que tiene un nistagmo espontáneo
horizontal. Los resultados del resto de las pruebas se encuentran dentro
de los límites normales.
Comentario. La inclinación de la cabeza, los círculos y el nistagmo
constituyen un frecuente grupo de signos denominado síndrome vestibular. Aparece por trastornos del sistema vestibular, generalmente en
el laberinto membranoso. Suele deberse a la extensión de infecciones
del oído externo o medio hacia el laberinto del oído interno. Provoca
desequilibrio de la frecuencia del potencial de acción entre el lado
sano del sistema vestibular y el lado enfermo, con la consiguiente estimulación asimétrica de los mecanismos reflejos oculares y posturales
controlados normalmente por los núcleos vestibulares.
Tratamiento. Cuando esta laberintitis se debe a una infección bac-
teriana, los signos suelen desparecer con el antibiótico adecuado, al
recuperar el receptor periférico su función normal. Los gatos y perros
viejos con síndrome vestibular idiopático suelen recuperarse de manera
espontánea sin antibióticos.
VESTIBULOPATÍA EN UN CABALLO
Historia. Un cliente le llama por una yegua Quarter Horse de 6 años
que desde hace varios días no come ni bebe como de costumbre.
110
SECCIÓN II Neurofisiología
Parece deprimida y en el campo se ha mostrado muy poco activa. Es
la yegua favorita del cliente y hace pocos meses ha regresado de la
escuela de entrenamiento. Durante la primavera sufrió un episodio de
gurma (también llamado distemper), pero parecía haberse recuperado
sin secuelas. El gurma es consecuencia de la bacteria Streptococcus
equi. No tiene más problemas de salud.
Exploración clínica. El animal parecía más tranquilo que lo que
era de esperar. No respondía mucho a los estímulos exteriores. La
temperatura estaba alta (38,9 °C) con frecuencias cardíaca y respiratoria normales. También tenía la cabeza inclinada hacia la derecha,
nistagmo postural (el nistagmo que aparece cuando la cabeza está en
una posición determinada) el cual cambia cuando cambia la postura
de la cabeza, con la fase rápida hacia la izquierda, y estrabismo ventrolateral del lado derecho (los ojos no están fijados en el mismo punto
focal). La fuerza de la yegua es normal pero tiene deficiencias en la
propiocepción consciente (en el lado derecho más que en el izquierdo).
Debido a esta ataxia, tiende a dejarse llevar hacia la derecha cuando
está quieta y cuando camina.
Comentario. De acuerdo con estas deficiencias, incluida la inclina-
ción de la cabeza, es probable que la yegua tenga una vestibulopatía
central. Con esta enfermedad la inclinación de la cabeza va hacia
el lado de la lesión (localización de la masa o foco de la infección).
Además, tanto el nistagmo como el estrabismo apuntan hacia esta
lesión. Para determinar las causas del problema, se deben hacer
radiografías de la unión temporomandibular (UTM), así como una
punción para extraer líquido cefalorraquídeo (LCR) y cultivarlo. Se completará el estudio con un recuento completo de leucocitos y un perfil
bioquímico para ayudar a identificar la causa. Con su historial anterior
de Streptococcus equi los signos clínicos pueden ser consecuencia de
una otitis bacteriana o de un absceso en el sistema nervioso central/
médula espinal.
Tratamiento. La yegua tiene un recuento alto de leucocitos, con
aumento de neutrófilos y fibrinógeno. El panel bioquímico es normal,
igual que las radiografías. La punción raquídea muestra un aumento de
los neutrófilos y las proteínas. El cultivo del LCR revela Streptococcus
equi. La causa de los signos vestibulares es una meningitis bacteriana.
Se tratará al animal con antibióticos intravenosos seguidos de antibióticos orales durante bastante tiempo. De acuerdo con la gravedad de
la infección, el pronóstico es reservado.
PREGUNTAS PRÁCTICAS
1. El sistema receptor que detecta aceleración y desaceleración angulares de la cabeza se localiza en el:
a. Utrículo.
b. Sáculo.
c. Ampolla del conducto semicircular.
d. Escalera media de la cóclea.
e. Complejo nuclear vestibular.
2. De las siguientes respuestas, señale las dos que generalmente no
se asocian a la mácula:
a. Otolitos.
b. Cúpula.
c. Detección de la aceleración lineal de la cabeza.
d. Células ciliadas.
e. Nistagmo normal.
3. Le presentan un perro con la cabeza inclinada, que gira de manera
compulsiva, y con nistagmo espontáneo. La lesión se encuentra
con mayor probabilidad en:
a. Núcleo oculomotor.
b. Corteza cerebral.
c. Sistema vestibular.
d. Médula espinal cervical.
e. Nervio espinal accesorio facial (XI par craneal).
4. ¿Cuál de las siguientes afirmaciones es falsa?
a. Todas las células ciliadas de un utrículo están orientadas en la
misma dirección con respecto a sus cilios.
b. En una célula ciliada vestibular, el desplazamiento de los cilios
hacia el cilio más grande aumenta la velocidad de activación
de la neurona sensorial asociada a la célula.
c. Los axones de las neuronas sensitivas que se asocian mediante
sinapsis a las células ciliadas vestibulares forman el VIII par
craneal.
d. La mácula vestibular se asocia a una capa gelatinosa.
e. El complejo nuclear vestibular se localiza en el tronco del
encéfalo.
5. Un perro normal se sienta en el taburete de un piano, que empieza
a girar (acelerar) hacia la derecha. Señale las dos afirmaciones que
son falsas con respecto al nistagmo observado:
a. El patrón del nistagmo que se observa al principio de la rotación se invertirá brevemente después de detenerse el movimiento bruscamente.
b. Para que se produzca el nistagmo es importante que el fascículo
longitudinal medial (FLM) esté intacto.
c. El nistagmo continuará mucho después de que la velocidad se
haya hecho constante.
d. Los ojos se dirigen lentamente hacia la izquierda, mientras
pueden hacerlo, y después se vuelven rápidamente hacia la
derecha.
e. El nistagmo suele observarse hasta mucho después de que el
movimiento se haya detenido, mientras el perro está quieto.
BIBLIOGRAFÍA
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3ª ed. Filadelfia: Lippincott, Williams & Wilkins; 2007.
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Large animal internal medicine. 4ª ed. St Louis: Mosby Elsevier; 2009.
CAPÍTULO 12
El cerebelo
PUNTOS CLAVE
1. El cerebelo compara constantemente el movimiento que se pretende hacer
con el real y hace los ajustes necesarios.
2. La histología y la filogenia informan sobre la función cerebelosa.
3. El vestibulocerebelo facilita la coordinación del equilibrio y los movimientos
oculares.
4. El espinocerebelo ayuda a coordinar el tono muscular y el movimiento.
L
os capítulos anteriores, que describen la fisiología del movimiento, exponen la función de las neuronas motoras inferiores
a través de las cuales el sistema nervioso central (SNC) puede
comenzar y controlar el movimiento al iniciar la contracción del músculo esquelético. Los sistemas corticoespinal y motor descendente
del tronco del encéfalo se describen en esos capítulos como dos
subgrupos principales de neuronas motoras superiores que actúan
sobre las inferiores. Las porciones más mediales son sobre todo
responsables del control de los músculos axiales y de los músculos
extensores proximales antigravitatorios. Las partes más laterales controlan principalmente los movimientos más dirigidos, aprendidos
y voluntarios, que tienen lugar cuando se contraen los músculos
flexores distales. Este capítulo describe la función del cerebelo, que
forma parte de otro subgrupo de neuronas motoras superiores imprescindible para el movimiento.
El cerebelo, que en latín significa «pequeño cerebro», se sitúa en
posición caudal a la corteza cerebral y dorsal al tronco encefálico
(fig. 12-1). Aunque constituye sólo el 10% del volumen de todo el
cerebro, contiene más de la mitad de las neuronas del SNC, ya que
su estructura está muy plegada. La capa externa de la sustancia gris
del cerebelo, la corteza cerebelosa, tiene un aspecto histológico muy
regular, con tres capas, lo que indicaría que todas las regiones cumplen funciones similares. Como ocurre con la corteza cerebral, los
impulsos que llegan a una región determinada de la corteza cerebelosa y los impulsos eferentes dirigidos hacia los objetivos sobre los
que influye son responsables, en gran parte, de las diferencias funcionales de las distintas regiones del cerebelo. Además de la corteza
cerebelosa y de los axones de sustancia blanca cerebelosa que entran
en la corteza y salen de ella, dentro de la sustancia blanca cerebelosa
se integra un grupo de núcleos cerebelosos profundos (fig. 12-2). Las
células de estos núcleos son el origen principal de los axones que
abandonan el cerebelo. Dos grandes pares de pedúnculos de materia
blanca, los pedúnculos cerebelosos rostral y medio llevan, respectivamente, los axones hacia el exterior y hacia el interior del cerebelo. Un
tercer par de pedúnculos, más pequeños, los pedúnculos cerebelosos
caudales, llevan axones al cerebelo y fuera de él.
El cerebelo no es necesario para el inicio del movimiento. La
fuerza muscular permanece casi intacta aunque se destruya por completo. Sin embargo, sí es imprescindible para coordinar el movimiento
© 2014. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
5. El cerebrocerebelo ayuda a planificar las secuencias de movimientos
sincronizados y coordinados.
6. El cerebelo interviene en el aprendizaje motor.
7. Las lesiones del cerebelo provocan alteraciones del movimiento y explican
con más detalle la función del órgano.
iniciado en otras partes de la jerarquía motora (que se analizaron en
el cap. 10), ya que ajusta y modula los impulsos de salida de la corteza
motora, el tracto corticoespinal, las rutas motoras descendentes del
tronco del encéfalo y la médula espinal. Las lesiones del cerebelo
producen defectos clínicos significativos de la precisión y la gracia
con que se realizan los movimientos.
El cerebelo compara constantemente el movimiento que
se pretende hacer con el real y hace los ajustes necesarios
Para ejercer su función principal de sincronización y coordinación
del movimiento, el cerebelo debe recibir primero la información de
las partes de la jerarquía del sistema motor sobre el movimiento que
ha ordenado. También recibe información de los husos musculares,
los sistemas visual y vestibular y otros receptores sensitivos para
conocer el movimiento que en realidad se está realizando. Cuando el
movimiento pretendido y el real no coinciden, el cerebelo realiza los
ajustes necesarios para igualarlos. Por ejemplo, el cerebro intenta que
un gato dirija la boca hacia el alimento que está en un plato, pero los
receptores sensitivos informan al cerebelo que, según la trayectoria
que lleva la cabeza, no llegará; el cerebelo ajusta los componentes
del sistema motor para corregir la trayectoria correcta de la cabeza.
Puede corregirse el movimiento que se está realizando y el plano para
el siguiente movimiento.
La histología y la filogenia informan sobre
la función cerebelosa
La corteza de todo el cerebelo es bastante uniforme y está formada
por tres capas y sólo cinco tipos de neuronas: estrelladas, en cesta, de
Golgi, granulares y de Purkinje (fig. 12-3). La más externa es la capa
molecular, constituida sobre todo por axones de las células granulares,
conocidos como fibras paralelas (fig. 12-4), las dendritas de las neuronas en capas más profundas y por interneuronas inhibidoras dispersas, células en cesta y células estrelladas. La capa media de células
de Purkinje de la corteza cerebelosa está formada por los grandes
cuerpos celulares de las neuronas de Purkinje, que tienen un campo
dendrítico plano pero extremadamente expansivo que se extiende
hasta la capa molecular (figs. 12-3 y 12-4). Este campo dendrítico
está orientado formando ángulos rectos con las fibras paralelas. Por lo
tanto, un conjunto expansivo de axones de fibras paralelas de células
111
112
SECCIÓN II Neurofisiología
granulares y una fibra paralela individual entran en contacto con las
dendritas de muchas células de Purkinje. Las interneuronas inhibidoras de células estrelladas y en cesta mencionadas antes son capaces
de actuar para refinar, o podar, la extensa configuración espacial por
la que las fibras paralelas pueden activar las células de Purkinje.
La capa de células granulares más interna de la corteza cerebelosa
contiene una enorme cantidad de somas de las células granulares
que dan origen a las fibras paralelas (figs. 12-3 y 12-4). Esta capa
contiene también algunos cuerpos de Golgi. Estas son interneuronas
inhibidoras que pueden regular el nivel general de excitación de las
células de Purkinje por las fibras paralelas de las células granulares.
Los axones de las células de Purkinje se dirigen a los núcleos
cerebelosos profundos, que se localizan en la parte externa de la
corteza cerebelosa, incrustados en la sustancia blanca cerebelosa
(fig. 12-2). Las células de Purkinje son las únicas neuronas que salen
de la corteza cerebelosa y todas son inhibidoras. Pueden inhibir las
neuronas activadas espontáneamente de los núcleos cerebelosos
profundos, cuyos axones abandonan el cerebelo. Esta inhibición se-
FIGURA 12-1 El cerebelo (en latín «cerebro pequeño»), está situado caudalmente con relación a los hemisferios cerebrales y dorsalmente al tronco
encefálico. (Dibujado a partir de Miller ME, Christiansen GC, Evans HE: The
anatomy of the dog, Filadelfia, 1964, Saunders.)
lectiva representa un refinamiento sensorial temporal de los procesos
cerebelosos que complementa el refinamiento espacial y el control
del nivel de excitación, como se ha observado antes. Las neuronas
que salen del cerebelo participan en la regulación de la actividad de
las vías motoras del tronco encefálico y de las cortezas motoras que
participan en la ejecución y la planificación del movimiento.
Los dos grupos principales de axones que conducen los impulsos
hacia el cerebelo son las fibras musgosas y las trepadoras (fig. 12-3).
Ambas son excitadoras; provocan potenciales post-sinápticos excitadores (PPSE) en la corteza cerebelosa y, mediante axones colaterales,
en los núcleos cerebelosos profundos (fig. 12-5). Las fibras musgosas
y trepadoras transportan juntas la información sobre la planificación, el inicio y la ejecución del movimiento desde los componentes
de la jerarquía del sistema motor y desde los receptores sensitivos
periféricos. El circuito más corto de entrada y salida de impulsos
del cerebelo lo forma la estimulación desde las fibras trepadoras y
musgosas a los núcleos cerebelosos profundos que, a su vez, deja
el cerebelo para modificar componentes de la jerarquía de los sistemas motores. Sin embargo, el impulso de salida de los núcleos
cerebelosos se modifica por la inhibición de los axones de Purkinje
que se originan en la corteza cerebelosa. La inhibición de los núcleos
cerebelosos profundos por las células de Purkinje se basa en la propia
integración de la corteza cerebelosa de la entrada de las fibras musgosas y trepadoras. En otras palabras, la misma información que
entra en el cerebelo y que impulsa a los núcleos cerebelosos también
es procesada por la corteza cerebelosa, lo que resulta en una señal de
las células de Purkinje que refina o «esculpe» la señal de los núcleos
cerebelosos que se proyectan a los componentes del sistema motor.
Dentro de la corteza cerebelosa, las interneuronas inhibidoras ayudan
a refinar o «esculpir» los impulsos de las células de Purkinje de la
corteza cerebelosa.
Aunque las sinapsis corticales se conocen bien, no se sabe cómo
el cerebelo integra la información procedente del propio movimiento
con el patrón motor ni cómo modifica los impulsos que salen de
los núcleos cerebelosos profundos. Como se ha mencionado antes,
puesto que el aspecto histológico de la corteza es igual en todo el cerebelo, parece probable que en la corteza exista un sistema subyacente de mecanismo de procesamiento, independientemente de la
FIGURA 12-2 A, Sección sagital media a través de la región del tronco encefálico que muestra la organización
interna del cerebelo. B, Vista lateral de la región del tronco encefálico donde se muestra con especial énfasis los
pedúnculos cerebelosos y las principales direcciones en que viajan los axones dentro de ellos.
CAPÍTULO 12 El cerebelo
FIGURA 12-3 Cinco tipos de neuronas se organizan en tres capas de la corteza cerebelosa. Se ha seccionado
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
verticalmente un solo folio cerebeloso en ambos planos transversal y sagital para ilustrar la organización
general de la corteza del cerebelo. El signo positivo (+) significa un efecto excitador de un elemento neural en
su diana postsináptica. El signo negativo (−) significa un efecto inhibidor de un elemento neural en su diana
postsináptica. (Modificado de Kandel ER, Schwartz JH, editores: Principles of neural science, 4ª ed, Nueva York,
2000, McGraw-Hill.)
FIGURA 12-4 Microfotografía de gran aumento de las tres capas de la corteza cerebelosa: la capa de células
granulares, la capa de células de Purkinje (no marcadas) y la capa molecular. La imagen da un buen ejemplo
de cómo las fibras paralelas, marcadas como procesos de células granulosas, cruzan la región dendrítica de la
célula de Purkinje en la capa molecular. Sin embargo, la elaborada configuración ramificada de las dendritas de
la célula de Purkinje no se ve con esta tinción (Imagen por cortesía del Dr. Tom Caceci, Department of Biomedical
Sciences and Pathobiology, College of Veterinary Medicine, Virginia Tech.)
113
114
SECCIÓN II Neurofisiología
FIGURA 12-5 Organización de entradas y salidas en el cerebelo. Para su
explicación, véase el texto.
región del cerebelo. Sin embargo, dentro del cerebelo los impulsos
de salida y entrada de y desde diferentes partes del sistema nervioso
dan diferentes respuestas motoras. Esto se puede considerar como
una compartimentación eficaz del cerebelo en módulos funcionales
diferentes.
El cerebelo puede dividirse en tres regiones diferentes, tanto desde
la perspectiva funcional como filogenética: vestibulocerebelo, espinocerebelo y cerebrocerebelo (fig. 12-6).
El vestibulocerebelo facilita la coordinación del equilibrio
y los movimientos oculares
El vestibulocerebelo ocupa el lóbulo floculonodular y recibe la
mayoría de los impulsos aferentes desde el sistema vestibular por
vía de los pedúnculos cerebelosos caudales (figs. 12-2 y 12-6). Sus
eferencias regresan a los núcleos vestibulares a través de estos mismos pedúnculos, ya sea directamente desde la corteza cerebelosa o
pasando por los núcleos cerebelosos profundos (específicamente el
núcleo fastigial), donde participan en la coordinación de los músculos axiales y proximales que controlan el equilibrio, por medio
del tracto vestibuloespinal, y en la coordinación de los movimientos
de la cabeza y los ojos por medio del fascículo longitudinal medial
(v. cap. 11). En resumen, el vestibulocerebelo ajusta la coordinación
de los reflejos vestibulares. Dado que esta parte del cerebelo apareció
primero en la evolución de los vertebrados, a veces se denomina
arquicerebelo.
El espinocerebelo ayuda a coordinar el tono muscular
y el movimiento de las extremidades
El espinocerebelo ocupa la posición rostrocaudal de la región medial
del cerebelo (fig. 12-6). Recibe impulsos sensitivos desde los músculos y los receptores cutáneos a través de la médula espinal y los
núcleos trigéminos. También recibe impulsos de las neuronas de
los circuitos reflejos espinales, algunos de los cuales reciben órdenes
de las rutas motoras corticoespinal o descendente del tronco del
encéfalo. Los aferentes cerebelosos que vienen de la médula espinal
forman varios tractos espinocerebelosos, los cuales, en su mayoría,
penetran en el cerebelo por el pedúnculo cerebeloso caudal. La región espinocerebelosa también recibe algunos impulsos procedentes
directamente de las cortezas motora primaria y somatosensitiva
primaria. Por lo tanto, el espinocerebelo recibe información sobre
las órdenes para realizar un movimiento, así como información de
retroalimentación importante sobre la ejecución del propio movimiento. Sus eferencias viajan a través de los núcleos cerebelosos
profundos (específicamente el núcleo fastigial y el núcleo interpósito), hasta los núcleos del tronco del encéfalo que controlan la
musculatura antigravatitatoria (p. ej., el núcleo reticular) y hasta los
núcleos del tronco del encéfalo que controlan la musculatura de la
extremidad distal (p. ej., el núcleo rojo). Algunas de las eferencias
espinocerebelosas viajan hasta la corteza motora primaria, especialmente importante para el movimiento voluntario de los miembros,
pasando por el tálamo. Mediante estas proyecciones eferentes, que
dejan el cerebelo por medio de los pedúnculos caudal y rostral, el
espinocerebelo puede ajustar la sincronización y la coordinación del
movimiento «en realización» y el tono muscular. Es posible que estos
ajustes se basen en una comparación entre los impulsos que llegan
al espinocerebelo con respecto a las órdenes para el movimiento
(p. ej., desde la corteza motora primaria) y la retroalimentación
sobre el propio movimiento que se está realizando (p. ej., impulsos
procedentes de los músculos, las articulaciones y la piel). Dado que
esta parte del cerebelo apareció después en la evolución, a veces se
denomina paleocerebelo.
El cerebrocerebelo ayuda a planificar las secuencias
de movimientos sincronizados y coordinados
El cerebrocerebelo se encuentra en los hemisferios laterales cerebelosos (fig. 12-6). Recibe impulsos de la corteza cerebral motora primaria
y, lo que es más importante, recibe impulsos de la corteza premo­
tora y de la corteza motora suplementaria.
Dichos impulsos corticales llegan al cerebelo a través del sistema
corticopontino-cerebeloso, que penetra en el cerebelo por medio
de los grandes pedúnculos cerebelosos medios. El cerebrocerebelo
no recibe información directamente de los receptores periféricos,
como el espinocerebelo. Sus eferencias, que viajan a través de los
pedúnculos cerebelosos rostrales, vuelven a la corteza motora a través
del tálamo, por lo que el cerebrocerebelo forma parte de un bucle de
comunicación con las regiones de la corteza motora que participan
en la planificación y la preparación del movimiento. Mientras que el
espinocerebelo ayuda a coordinar la ejecución del movimiento «en
realización», el cerebrocerebelo colabora con la corteza motora en la
planificación del siguiente movimiento, para que la transición entre
las partes de la secuencia del movimiento sea suave y adecuada. El
crecimiento espectacular del cerebrocerebelo y la corteza cerebral
fue el principal aporte filogenético al cerebro durante la evolución
de los primates, por lo que a menudo se conoce como neocerebelo.
Es posible que esto tenga relación con la capacidad de los primates
para realizar movimientos voluntarios complejos, bien sincronizados
y elegantes, como coordinar los dedos y también mover la boca y la
lengua para hablar.
El cerebelo interviene en el aprendizaje motor
Existen muchos datos que indican que el cerebelo desempeña una
función importante en el aprendizaje motor. Por ejemplo, los estudios en los que se ha utilizado la resonancia magnética funcional
(RMf) han demostrado que el cerebelo está muy activo cuando se
está aprendiendo una secuencia nueva de movimientos, pero no está
tan activo cuando el movimiento se convierte en algo relativamente
automático. Esto indica que el cerebelo participa en la transición
desde la concentración para aprender una nueva habilidad motora
hasta ser capaz de realizarla automáticamente, con una concentración
mínima, como, por ejemplo, desde colocar cada dedo sobre las teclas
del piano para formar un acorde cuando se está aprendiendo, hasta
tocar el piano de forma automática. Aunque las conductas reflejas
son automáticas, algunas de ellas, como el reflejo vestibuloocular
(v. cap. 11), necesitan ajustarse o afinarse (p. ej., cuánto deben girar los
CAPÍTULO 12 El cerebelo
115
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
FIGURA 12-6 A, El cerebelo se puede dividir en tres regiones
bien diferenciadas, que aquí se ilustran con sus respectivos
impulsos principales, desde un punto de vista tanto funcional
como filogénico. B, Principales dianas de salida y papel general de las tres regiones funcionales del cerebelo. (Modificado
a partir de Kandel ER, Schwartz JH, editores: Principles of
neural science, 2ª ed, Nueva York, 1985, Elsevier Science &
Technology.)
116
SECCIÓN II Neurofisiología
ojos para contrarrestar una rotación de la cabeza con una magnitud
determinada y mantener la mirada fija en un objeto de interés) cuando las proporciones de la cabeza cambian durante el crecimiento. Las
lesiones de determinadas regiones del cerebelo pueden impedir este
tipo de ajustes adaptativos. Además, algunas formas de aprendizaje
asociativo, como algunas respuestas condicionadas clásicas, pueden
quedar abolidas después de una lesión cerebelosa. La capacidad
para realizar adaptaciones motoras tras las alteraciones del mundo
visual, como el aprendizaje para lanzar dardos con precisión después de ponerse unas gafas de prisma, también puede deteriorarse
gravemente en los individuos con lesiones cerebelosas.
Se han observado cambios estructurales y funcionales de los
circuitos cerebelosos durante el aprendizaje motor. Por ejemplo,
se ha observado un aumento del número de contactos sinápticos
entre las fibras paralelas y trepadoras y las células de Purkinje tras
el aprendizaje de una conducta motora compleja. Es más, la activación simultánea de estos dos tipos de fibras que hacen sinapsis
con una célula de Purkinje, donde se supone que la fibra trepadora
lleva una señal motora de error, puede deprimir su actividad a largo
plazo, lo que puede tener un profundo efecto sobre la actividad de
las neuronas de los núcleos cerebelosos profundos que abandonan
el cerebelo para controlar los componentes de la jerarquía motora.
Las lesiones del cerebelo provocan
alteraciones del movimiento y explican
con más detalle la función del órgano
El cerebelo compara constantemente el movimiento pretendido
con el real y realiza los ajustes necesarios. En caso de enfermedad
cerebelosa, estos ajustes no se hacen y aparecen distintas alteraciones
del movimiento. Con frecuencia los animales afectados separan las
patas (marcha con base amplia) y no coordinan al caminar (ataxia),
lo que refleja la incapacidad del vestibulocerebelo y el espinocerebelo
para coordinar el equilibrio y los movimientos del esqueleto axial.
Dichos animales también presentan diferentes grados de dismetría
(determinación errónea de la contracción muscular), en la que los
movimientos son demasiado largos o demasiado cortos, y que suele
manifestarse como dificultad para llegar con el hocico a un punto
fijo, como por ejemplo un plato de comida, y movimientos exagerados al andar con «pasos de pato». También puede observarse
asinergia, un fallo en los componentes que coordinan los movimientos multiarticulares complejos. Es especialmente característico de
lesión en el cerebrocerebelo. En la enfermedad cerebelosa también es
frecuente el temblor intencional (temblor de acción), un movimiento
patológico oscilatorio que empeora cuando el animal se mueve,
sobre todo al final. Los temblores intencionales son mucho menos
graves cuando el animal se relaja y no se mueve, pero empeoran
cuando realiza un movimiento. En los animales, los temblores son
más aparentes en la cabeza y los músculos axiales antigravitatorios
(proximales). Cuando el vestibulocerebelo se ve afectado, también
puede existir nistagmo (v. cap. 11). Estos signos clínicos causados
por un trastorno cerebeloso, que suelen estar asociados, son un buen
ejemplo de cómo el estudio de la fisiología ayuda a comprender el
mecanismo patológico.
Algunos estudios clínicos hechos en seres humanos indican que es
posible que el cerebelo participe también en la función cognitiva. Las
personas con lesión cerebelosa tienen problemas con los movimientos
rítmicos, lo que sería de esperar, pero también parecen tenerlos a la
hora de percibir e interpretar el ritmo. Algunas personas con lesiones
cerebelosas también parecen incapaces de desplazar rápidamente
la atención de un estímulo a otro. Finalmente, algunos estudios de
imagen han demostrado un aumento de actividad en el cerebelo, en
personas normales, cuando cuentan en silencio o mientras imaginan
movimientos. El estudio del papel del cerebelo en la función cognitiva
es muy reciente y controvertido.
CASOS CLÍNICOS
HIPOPLASIA CEREBELOSA
Historia. Una gata de 11 semanas de edad, que vive en un establo,
acude a la clínica para revisión. Su dueño asegura que ésta y otros
gatos de la camada no coordinan desde que empezaron a andar.
Exploración clínica. Las anomalías de la exploración física se limitan
al sistema nervioso. La gata está despierta, alerta, responde a estímulos
y parece tener un tamaño normal para su edad. Todos los nervios
craneales y reflejos espinales segmentarios se encuentran dentro de
los límites normales. No hay atrofia. La gata no coordina (ataxia) cuando
se mueve y tiende a levantar más las patas delanteras cuando anda
(hipermetría con «pasos de pato»). Mantiene separados sus patas al
caminar. Se producen movimientos torpes y rítmicos de la cabeza y de
los músculos proximales antigravitatorios, los cuales desaparecen con
el reposo y se agravan cuando intenta hacer un movimiento preciso,
como acercar la cabeza al plato de comida (temblor intencional). Los
resultados del hemograma completo y del análisis bioquímico de la
sangre están en los límites normales.
Comentario. Esta gata presenta los signos clásicos de enfermedad
cerebelosa. El trabajo del cerebelo es comparar de forma constante
el movimiento pretendido con el real y, si no es el mismo, debe rea­
lizar los ajustes necesarios. Cuando el cerebelo no puede hacerlo,
las alteraciones del movimiento se caracterizan por marcha con base
amplia, ataxia, dismetría, asinergia y temblor intencional, que empeoran
al hacer movimientos precisos y casi desaparecen en reposo.
En este caso, es probable que los signos clínicos se deban a una
hipoplasia cerebelosa, en la que el cerebelo nunca se desarrolló por
completo en el útero. La infección intraútero por el virus de la panleucopenia felina destruye las células de la capa granular (neuronas) que
se dividen activamente e impide el desarrollo completo (hipoplasia)
de la capa granular del cerebelo. También pueden verse afectadas las
células de Purkinje. Los gatos que viven en granjas no suelen vacunarse
contra esta enfermedad, que con frecuencia afecta a varios miembros
de una camada.
Tratamiento. No existe tratamiento para la hipoplasia cerebelosa
provocada por esta infección viral intraútero. No es una enfermedad
progresiva y, si los gatos afectados se mantienen en un ambiente
seguro, su esperanza de vida es normal.
TERNERO RECIÉN NACIDO INCAPAZ DE LEVANTARSE
Historia. Una ganadera le llama para hacerle una consulta sobre una
ternera Angus que ha nacido por la mañana y que no puede levantarse.
Aunque lo intenta, parece que no puede coordinar los movimientos
para mantenerse de pie. La ganadera ha alimentado a la ternera con
calostro mediante una sonda y quiere que le realice una exploración.
Es la segunda ternera que ha tenido este problema durante esta estación. A la primera ternera se le realizó la eutanasia porque a los 23 días no había mejorado. Las terneras son muy valiosas y a la criadora
le gustaría mantener a la ternera en el rebaño. Una anamnesis más
completa revela un aumento del porcentaje de abortos en este año.
El último otoño se compraron varias vacas nuevas y se introdujeron
en el rebaño.
Exploración clínica. La temperatura, el pulso y la respiración son
normales. El animal reacciona a los ruidos, está casi hiperexcitable.
No se observan traumatismos. Cuando se coloca a la ternera de pie,
se balancea hacia atrás y hacia delante; intenta mantener la postura sobre una base ancha, pero a veces se cae o se apoya. Parece
muy descoordinada e hipermétrica (el movimiento continúa durante
mucho tiempo). La puntuación de la ataxia es de 4 sobre 5 (5 indica
CAPÍTULO 12 El cerebelo
la gravedad máxima). Otras anomalías incluyen un gran retraso de la
respuesta frente a un estímulo amenazador y choca con los objetos
cuando intenta caminar. Cuando está recostada y se evalúan los reflejos, se observa hiperreflexia en todas sus respuestas.
Comentario. Basándose en la anamnesis del rebaño y de la ternera,
lo más probable es que se trate de un problema causado por el virus de
la diarrea vírica bovina (VDVB), que posiblemente se introdujo cuando
se incorporaron nuevas vacas al rebaño. El VDVB podría explicar los
abortos y los trastornos de las dos terneras. Este virus infecta las
células germinales del cerebelo y destruye las células de Purkinje. La
infección de estas células produce inflamación local, muerte celular,
hemorragia y necrosis. Debido a la lesión de las células de Purkinje
se interrumpe la función inhibidora, lo que afecta al vestibulocerebelo,
el espinocerebelo y el cerebrocerebelo. Las deficiencias de estas
regiones se asocian a signos clínicos típicos de anomalías del equilibrio
(vestibulocerebelo), de los movimientos oculares (vestibulocerebelo),
ataxia y postura con base ancha (vestibulocerebelo y espinocerebelo)
y anomalías de la coordinación y la secuenciación motoras (espinocerebelo y cerebrocerebelo).
Tratamiento. El pronóstico de esta ternera es malo, ya que el VDVB
produce una lesión celular irreversible. Incluso aunque existiera un
tratamiento, lo más probable es que la ternera tenga el VDVB, y podría
diseminarlo si se reintrodujera en el rebaño. La eutanasia es la mejor
opción en este caso. La ganadera debe realizar un cribado selectivo
del rebaño para identificar a los animales infectados y con infección
persistente (IP). Además, la vacunación contra el VDVB con una vacuna
viva (en vez de muerta) podría mejorar el resultado general.
PREGUNTAS PRÁCTICAS
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
1. De las siguientes estructuras, ¿cuál participa, principalmente, en
la planificación del siguiente movimiento?
a. Vestibulocerebelo.
b. Espinocerebelo.
c. Cerebrocerebelo.
d. Arquicerebelo.
e. a y b.
117
2. La lesión del cerebelo produce deficiencias sensitivas específicas
e impide el inicio del movimiento.
a. Verdadero.
b. Falso.
3. ¿Cuál de las siguientes afirmaciones sobre las células de Purkinje
del cerebelo es cierta?
a. Se localizan en la corteza cerebelosa.
b. Tienen cuerpos celulares grandes.
c. Tienen un árbol dendrítico extenso.
d. Cuando están activas, inhiben la actividad de las células de
los núcleos cerebelosos profundos, cuyos axones abandonan
el cerebelo.
e. Todas las respuestas son correctas.
4. La lesión del cerebelo produce pérdida del reflejo de estiramiento
muscular.
a. Verdadero.
b. Falso.
5. Los gatos con malformaciones congénitas del cerebelo suelen
presentar ataxia, temblor intencional y marcha con base amplia.
a. Verdadero.
b. Falso.
BIBLIOGRAFÍA
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York: Oxford University Press; 2010.
De Lahunta A, Glass E. Veterinary anatomy and clinical neurology. 3ª ed.
Filadelfia: Saunders; 2009.
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­applications. Filadelfia: Churchill Livingstone; 2006.
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WO, editor. Duke’s physiology of domestic animals. 12ª ed. Ithaca, NY:
Comstock Publishing; 2004.
Kandel ER, Schwartz JH, Jessell TM, editors. Principles of neural science.
4ª ed. Nueva York: McGraw-Hill; 2000.
Purves D, Augustine GJ, Fitzpatrick D, et al. Neuroscience. 5ª ed. Sunderland,
Mass: Sinauer; 2012.
CAPÍTULO 13
El sistema nervioso autónomo
PUNTOS CLAVE
1. El sistema nervioso autónomo periférico difiere del sistema motor somático de varias maneras importantes.
2. El sistema nervioso autónomo periférico se compone de dos subdivisiones que se originan en el sistema nervioso central y otra que no se
origina en él.
3. El sistema nervioso simpático se origina en la médula espinal toracolumbar.
4. El sistema nervioso parasimpático sale del tronco del encéfalo y de la
médula espinal sacra.
5. La mayoría de las neuronas simpáticas y parasimpáticas segregan
acetilcolina o noradrenalina como neurotransmisor.
E
l sistema nervioso autónomo (SNA) es una parte del sistema
nervioso que generalmente no se encuentra bajo control consciente y voluntario y tampoco el organismo suele ser consciente de su funcionamiento. El SNA se define habitualmente como
un sistema motor periférico que inerva el músculo liso, el músculo
cardíaco, los tejidos glandulares y los órganos de la cavidad corporal,
llamados vísceras (p. ej. el estómago, la vejiga) que suelen comprender
esos tejidos. No obstante, se debe tener presente que esas dianas
periféricas y su inervación motora suelen formar parte de vías reflejas que también comprenden las aferentes viscerales (v. cap. 3) y
estructuras del sistema nervioso central (p. ej. el hipotálamo); a veces
se incluye estas dos en definiciones más amplias del SNA.
Una función importante del SNA es mantener constante el entorno interior del cuerpo, u homeostasis. Con tal propósito regula
funciones orgánicas como la presión arterial, la frecuencia cardíaca,
la movilidad intestinal, el vaciado de la vejiga, el sudor y el diámetro
de la pupila ocular. La anatomía, la transmisión sináptica y los efectos
sobre los órganos diana de este sistema son únicos.
Este capítulo describe la anatomía general y las funciones del sistema nervioso autónomo. Se centra principalmente en sus aspectos
motores periféricos ya que éstos son importantes para comprender
las acciones de la gran cantidad de fármacos que afectan el SNA. Sin
embargo, también toca las aferencias viscerales y la regulación de la
función autónoma por el SNC. En otros capítulos sobre sistemas corporales se describe su efecto específico sobre determinados órganos diana.
El sistema nervioso autónomo periférico difiere del sistema
motor somático de varias maneras importantes
El sistema nervioso autónomo difiere del sistema motor somático en
el órgano sobre el que actúan, en el número de neuronas del circuito
periférico y en la naturaleza de la sinapsis en el órgano diana. El
sistema motor somático inerva el músculo esquelético, que es el
músculo responsable de todos los movimientos del cuerpo, como se
describe en los capítulos 5 y 6. En contraste, el SNA inerva el mús-
118
6. La acetilcolina y la noradrenalina tienen receptores postsinápticos diferentes.
7. Otros neurotransmisores además de la acetilcolina y la noradrenalina
tienen cierta participación en la función autónoma periférica.
8. Existen diferencias generales entre la función simpática y la parasimpática.
9. Las neuronas aferentes (sensoriales) viscerales desempeñan un papel
importante en la función del sistema nervioso autónomo.
10. El sistema nervioso autónomo participa en muchos reflejos homeostásicos.
11. Las neuronas preganglionares están influidas por muchas regiones
cerebrales.
culo liso, el cardíaco y el tejido glandular (fig. 13-1). El cardíaco es el
músculo del corazón (v. cap. 19) y el liso es el de los vasos sanguíneos,
de la mayor parte del tracto gastrointestinal, la vejiga y otras vísceras huecas. Las células glandulares también pueden ser parte de
los órganos viscerales, así como comprender glándulas no viscerales
(p. ej. las salivales y la lagrimal).
El SNA también se diferencia en el número de neuronas que componen el sistema nervioso periférico (fig. 13-1). El sistema nervioso
somático tiene una neurona cuyo cuerpo celular se localiza en el sistema nervioso central (SNC) y su axón se extiende sin interrupción
hasta el músculo esquelético, donde se produce la sinapsis química
periférica. En contraste, el SNA tiene dos neuronas periféricas. La
primera, denominada neurona preganglionar, también tiene el cuerpo
celular en el SNC; sin embargo, su axón inerva una segunda neurona
en la cadena, llamada neurona posganglionar. El cuerpo celular de
esta última se encuentra en una estructura periférica conocida como
ganglio, que se define como una acumulación de cuerpos neuronales
fuera del SNC. Existen sinapsis mediadas químicamente entre las
neuronas preganglionar y posganglionar, y entre esta última y las células de su órgano diana.
El sistema nervioso autónomo también difiere en la cantidad de
mielina que presentan los axones periféricos; las neuronas posganglionares autónomas suelen tener axones amielínicos de conducción
lenta. Además, las neuronas motoras somáticas siempre excitan los
músculos esqueléticos que son su objetivo, mientras que las neuronas
posganglionares autónomas pueden excitar o inhibir sus músculos
diana. Adicionalmente, a diferencia de la estrecha hendidura sináptica
en la unión neuromuscular focal de una célula muscular esquelética,
las células diana del SNA muchas veces se activan a mayor distancia por medio de una neurona posganglionar ramificada que tiene
botones sinápticos (llamados varicosidades; v. fig. 27-7) distribuidos
todo a lo largo de esas ramas. Esto puede ayudar a una latencia más
prolongada para la activación postsináptica por las neuronas posganglionares autónomas, y que su distribución espacial sea mayor.
© 2014. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
CAPÍTULO 13 El sistema nervioso autónomo
119
FIGURA 13-1 El sistema nervioso autónomo (SNA) difiere del sistema motor somático en la cantidad de neuronas
que tiene en el sistema nervioso periférico. El sistema motor somático tiene una neurona cuyo cuerpo celular está
situado en el sistema nervioso central (SNC) y cuyo axón se prolonga, sin interrupción, hacia el músculo esquelético
donde tiene lugar la sinapsis química periférica. Por el contrario, el SNA tiene dos neuronas en la ruta desde el
SNC hasta la diana. La primera, llamada neurona preganglionar, también tiene el cuerpo celular en el SNC, pero
su axón inerva una segunda neurona en la cadena, llamada la neurona posganglionar. Su cuerpo celular está en
una estructura periférica llamada ganglio.
El sistema nervioso autónomo periférico tiene
dos subdivisiones que se originan en el sistema nervioso
central y una que no se origina en él
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
El sistema nervioso autónomo periférico se divide en dos partes principales según el origen respectivo de sus neuronas preganglionares
en el SNC y según los transmisores sinápticos sobre el órgano que
inervan. Estas dos subdivisiones son el sistema nervioso simpático
y el parasimpático. El sistema nervioso enteral puede considerarse
una tercera subdivisión del SNA periférico. Se trata de una extensa
red de interneuronas sensoriales y motoras interconectadas dentro
de la pared del intestino (aparato digestivo) que es capaz de controlar
la función intestinal independientemente del SNC. Sin embargo, estas
neuronas también pueden recibir la influencia del SNC por medio
de la aportación de las subdivisiones simpática y parasimpática.
Hablaremos con más detalle sobre el sistema nervioso enteral, con
relación a la regulación de la función gastrointestinal, en el cap. 27.
El sistema nervioso simpático se origina en la médula
espinal toracolumbar
El sistema nervioso simpático suele presentar axones preganglionares
cortos y posganglionares largos. Los axones preganglionares salen de
la médula espinal por las raíces ventrales del primer nervio espinal
torácico, a través del tercer o cuarto nervio espinal lumbar (fig. 13-2).
Por ello, este sistema nervioso se suele denominar frecuentemente
sistema toracolumbar. Los axones preganglionares atraviesan la raíz
ventral y después una rama comunicante (rama blanca) para penetrar
en la cadena ganglionar simpática paravertebral (también llamada
«tronco simpático»), donde la mayoría hace sinapsis con una neurona
posganglionar (fig. 13-3, A). La cadena ganglionar se extiende desde
la región cervical hasta la región sacra y algunas de las neuronas
preganglionares toracolumbares prolongan sus axones rostral o caudalmente dentro de la cadena para alcanzar estos ganglios cervicales
o sacros (fig. 13-3, A, asterisco). Un abundante complemento de
axones posganglionares de cada uno de los ganglios en cadena entra
cerca de los nervios raquídeos por medio de una rama comunicante
diferente (rama gris), y se desplazan hacia la pared corporal o las
extremidades para controlar los vasos sanguíneos, las glándulas
sudoríparas o los músculos erectores del pelo (fig. 13-3, A, n.° 1).
Otro complemento de estas neuronas posganglionares, que vienen
principalmente de los ganglios en cadena torácicos o cervicales,
no penetra en los nervios espinales sino que forma nervios aparte
que se desplazan respectivamente a las vísceras del tórax (corazón,
bronquios) o a los órganos y glándulas de la cabeza (ojos, glándula
lagrimal; fig. 13-3, A, n.° 2).
Algunos de los axones posganglionares toracolumbares sencillamente pasan a través de los ganglios parasimpáticos en cadena sin
hacer sinapsis. Estos axones forman los nervios esplácnicos que hacen
sinapsis con las neuronas posganglionares en los ganglios prevertebrales (fig. 13-3, A, n.° 3), y suelen recibir su nombre de los vasos
sanguíneos vecinos (p. ej. celíaco, mesentérico). Las neuronas posganglionares de los ganglios prevertebrales inervan los órganos viscerales
abdominales y pélvicos. Algunas de las fibras nerviosas esplácnicas
antes mencionadas puentean los ganglios prevertebrales y continúan
hasta la médula adrenal, donde hacen sinapsis con neuronas posganglionares rudimentarias que conforman las células secretoras de dicha
médula (fig. 13-3, A, n.° 4). Estas neuronas posganglionares vestigiales
segregan su transmisor directamente a la circulación sanguínea; la
sustancia transmisora, actuando como una verdadera hormona, se
transporta por la sangre a todos los tejidos del cuerpo.
120
SECCIÓN II Neurofisiología
FIGURA 13-2 Lugar de origen de las neuronas preganglionares en el sistema nervioso central tanto para el
sistema nervioso simpático (izquierda) como para el sistema nervioso parasimpático (derecha). También se muestran varios sitios desde donde se proyectan los axones posganglionares. Los rectángulos coloreados destacan
las diferentes rutas que puede tomar el sistema simpático hacia sus dianas después de haber dejado el sistema
nervioso central. Esas rutas, con sus correspondientes números, se pueden apreciar con mucho más detalle en la
figura 13-3. (Modificado a partir de Kandel ER, Schwartz JH: Principles of neural science, 4ª ed, Nueva York, 2000,
McGraw-Hill.)
El sistema nervioso parasimpático sale del tronco
del encéfalo y de la médula espinal sacra
El sistema nervioso parasimpático suele tener axones preganglionares largos y posganglionares cortos. Los primeros salen del SNC
a través de los nervios craneales III (oculomotor), VII (facial), IX
(glosofaríngeo) y X (vago) y de varios nervios espinales sacros. Por
ello se conoce como sistema cráneosacro (fig. 13-2). Los axones
preganglionares parasimpáticos que salen a través de los nervios
craneales III, VII y IX, hacen sinapsis en ganglios bien definidos
fuera del cráneo (p. ej. ótico, submandibular; fig. 13-3, B, arriba).
Las neuronas posganglionares parasimpáticas se proyectan hacia el
músculo liso y las dianas glandulares de la cabeza (p. ej. el músculo
ciliar, la glándula parótida).
Los axones preganglionares que salen a través del par craneal
X viajan hasta la cavidad corporal para hacer sinapsis en ganglios
parasimpáticos más difusos localizados cerca de las vísceras torácicas
y abdominales o dentro de ellas (fig. 13-3, B, abajo). Las neuronas
posganglionares cortas controlan los músculos lisos, el músculo
cardíaco y las células glandulares de estos órganos.
Los axones preganglionares parasimpáticos que salen a través
de los nervios de la columna sacra van a formar los nervios pélvicos
que hacen sinapsis en los ganglios parasimpáticos difusos que están
cerca de las vísceras pélvicas o dentro de ellas (p. ej., recto, vejiga,
fig. 13-3, C). Las neuronas posganglionares cortas controlan estos órga­
nos y también el tejido eréctil de los genitales.
La mayoría de las vísceras reciben inervación tanto simpática
como parasimpática (fig. 13-2). Aunque el sistema parasimpático se
origina en el tronco del encéfalo y en la región sacra, puede proporcionar inervación parasimpática a los órganos torácicos y lumbares
del organismo a través del nervio vago (nervio craneal X). El sistema
toracolumbar simpático puede influir en los órganos de las regiones
craneal y sacra a través de los axones simpáticos preganglionares que
viajan hasta las neuronas posganglionares simpáticas de las regiones
cervical y sacra de la cadena ganglionar simpática (fig. 13-3, A, asterisco). Si bien los vasos sanguíneos de todas las partes del cuerpo
reciben inervación simpática, que casi siempre causa vasoconstricción, la mayoría no reciben inervación parasimpática (salvo los de
las glándulas y los genitales externos).
CAPÍTULO 13 El sistema nervioso autónomo
121
FIGURA 13-3 Organización sináptica de las neuronas preganglionares y posganglionares de las divisiones
simpática (A) y parasimpática (B, C) del sistema nervioso autónomo. El locus anatómico de cada esquema
numerado de la parte A se puede ver en la fig. 13-2, salvo el número 1. Para mayor detalle, véase el texto. RC,
Ramus Communicans (Rama comunicante). (Modificado a partir de Ganong WF: Review of medical physiology,
13ª ed, Norwalk, Conn, 1987, Appleton & Lange.)
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
La mayoría de las neuronas simpáticas y parasimpáticas
segrega acetilcolina o noradrenalina como neurotransmisor
Como se describió en el capítulo 5, la acetilcolina es el neurotransmisor de la sinapsis neuromuscular somática. También la segregan
las neuronas preganglionares en todos los ganglios autónomos
(fig. 13-4). Las neuronas posganglionares parasimpáticas también
segregan acetilcolina en sus órganos diana. Las sinapsis que liberan
acetilcolina se suelen denominar colinérgicas. Casi todas las neuronas
anatómicamente posganglionares simpáticas segregan noradrenalina
en sus dianas, Las sinapsis que segregan noradrenalina se conocen
como adrenérgicas. Sin embargo, en varias especies las neuronas
posganglionares anatómicamente simpáticas que van a las glándulas
sudoríparas segregan acetilcolina, igual que algunas de las neuronas
posganglionares simpáticas que van a los vasos sanguíneos que hay
en los músculos esqueléticos, donde causan vasodilatación.
En el caso de la médula suprarrenal, los axones preganglionares entrantes liberan acetilcolina, pero las células posganglionares
cromafines parecidas a las neuroendocrinas liberan principalmente
adrenalina y algo de noradrenalina en el torrente sanguíneo. Estas
células cromafines pueden considerarse análogos estructurales y
funcionales de las neuronas posganglionares simpáticas.
Un hecho importante es que, cuando se libera, el neurotransmisor no permanece en la hendidura sináptica. Debe destruirse en
la hendidura o disiparse, de forma que la membrana postsináptica
pueda recuperar su potencial de reposo y estar preparada para la
siguiente transmisión sináptica. Puesto que algunas sinapsis pueden
transmitir impulsos hasta varios cientos de veces por segundo, la
destrucción del neurotransmisor debe ser rápida. En el caso de
la acetilcolina, la acetilcolinesterasa destruye la acetilcolina en la
hendidura. En cuando a la noradrenalina, su recaptación por la neurona presináptica es la manera principal en que se da por terminado su efecto sináptico sobre la membrana postsináptica. Pero la
actividad hormonal de la adrenalina y la noradrenalina circulantes
liberadas por la médula adrenal cesa debido a la enzima catecolO-metiltransferasa (COMT) principalmente y, en menor medida,
a la enzima monoamino oxidasa (MAO). Estas enzimas están muy
extendidas por el organismo, y las concentraciones más altas se
encuentran en el hígado y en el riñón.
La acetilcolina y la noradrenalina tienen receptores
postsinápticos diferentes
La estimulación inicial del órgano diana se produce típicamente
mediante la unión de los neurotransmisores segregados por el sistema
nervioso autónomo con un receptor postsináptico. Estos receptores
son proteínas de la membrana celular. Cuando el transmisor se une
al receptor postsináptico, muchas veces cambia la permeabilidad de
122
SECCIÓN II Neurofisiología
FIGURA 13-4 Clasificación de las neuronas motoras autónomas y somáticas con respecto al transmisor o mediador que
liberan, sus receptores postsinápticos y su influencia general
sobre el órgano efector. La acetilcolina (ACh), segregada desde
la membrana presináptica, puede estimular un receptor postsináptico muscarínico (M) o nicotínico (N), según la localización de
la sinapsis. De manera similar la noradrenalina (NAd), es capaz
de estimular receptores a o b, dependiendo igualmente de la
localización de la sinapsis. Ad, Adrenalina; GI, gastrointestinal.
la membrana con respecto a determinados iones y el potencial de la
membrana postsináptica aumenta o disminuye, con la resultante
variación en la probabilidad de los potenciales de acción en la célula
postsináptica.
La acetilcolina estimula dos tipos diferentes de receptores
(fig. 13-4). Los muscarínicos son receptores acoplados a proteínas
G (GPCR, v. cap. 1) que se encuentran en todas las las células diana
estimuladas por las neuronas parasimpáticas posganglionares y las
posganglionares colinérgicas del sistema nervioso simpático. Los
receptores nicotínicos, de acción más rápida, con canales iónicos
dependientes de los ligandos (v. cap. 1) están en todas las sinapsis
entre las neuronas autónomas preganglionares y posganglionares,
así como en la unión neuromuscular somática.
La clasificación de los tipos y subtipos principales de receptores
de neurotransmisores suele basarse en varias combinaciones de lo
siguiente: respuesta a fármacos agonistas o antagonistas, distribución
entre varios tejidos y órganos, mecanismo de transducción de señales
(p. ej. acoplado a proteínas G, dependiente de los ligandos). Los
receptores muscarínicos se llaman así porque se estimulan con la
muscarina, un veneno procedente de una seta que no estimula los
receptores nicotínicos. La nicotina estimula los nicotínicos, pero no
los muscarínicos. La acetilcolina estimula ambos y diferentes sustancias bloquean cada receptor. Por ejemplo, la atropina bloquea
los muscarínicos, mientras que el curare lo hace con los nicotínicos.
Aunque existen subtipos de receptores de acetilcolina, nicotínicos
(Nm, Nn) y muscarínicos (M1-M5), hay pocos fármacos terapéuticos
que puedan distinguir entre los subtipos.
Los receptores adrenérgicos están localizados en las sinapsis
entre los tejidos diana periféricos y las neuronas posganglionares
simpáticas que liberan noradrenalina. No obstante, estos receptores
también pueden estimularse por la adrenalina y la noradrenalina
liberada al torrente sanguíneo por la médula adrenal. Existen dos
tipos importantes de receptores adrenérgicos, a y b. Los receptores b
se dividen en b1 y b2, según el efecto de las sustancias bloqueantes y
estimuladoras adrenérgicas. Existen pruebas de que hay una tercera
clase de receptores b (b3 que se encuentran en los lipocitos) y dos
clases de receptores a: a1 y a2, cada uno de los cuales se puede
dividir en subtipos adicionales. Todos los receptores adrenérgicos
son GPCR y los diversos subtipos, como los de receptores colinérgicos, tienen distribuciones diferenciales entre diversos tejidos.
Hay muchos fármacos clínicamente útiles que son capaces de distinguir entre cada integrante de los grupos de subtipos de receptores
adrenérgicos.
Otros neurotransmisores además de la acetilcolina
y la noradrenalina tienen cierta participación en la función
autónoma periférica
Más como regla que como excepción, cada neurona es capaz de
segregar más de un neurotransmisor. La secreción múltiple suele
depender de cuán vigorosamente resultan activadas las neuronas
por la estimulación presináptica. Por lo tanto, las neuronas preganglionares y posganglionares simpáticas y parasimpáticas que liberan
acetilcolina o noradrenalina son capaces, respectivamente, de liberar
cotransmisores en determinadas circunstancias. Muchos de estos
cotransmisores son péptidos (p. ej. el péptido intestinal vasoactivo,
el neuropéptido Y, la hormona liberadora de hormona luteinizante)
pero también se ha demostrado una cosecreción de purinas (p. ej.
ATP) y un neurotransmisor atípico (p. ej. oxido nítrico). Muchas
veces la respuesta postsináptica a la liberación de un neurotransmisor
resulta modificada por la liberación de un cotransmisor desde la
misma neurona. Por ejemplo, la acetilcolina liberada a partir de las
neuronas posganglionares parasimpáticas pueden activar las glándulas salivales, pero la coliberación del péptido intestinal vasoactivo
desde las mismas neuronas también puede afectar el diámetro del
vaso en la zona diana.
También es posible encontrar acetilcolina y noradrenalina en el
sistema nervioso enteral: la acetilcolina se libera gracias a las neuronas enterales excitatorias del intestino (v. cap. 27) y las neuronas
simpáticas posganglionares liberan noradrenalina en los plexos neuronales enterales para inducir inhibición. Como los sistemas simpático y parasimpático, también diversas neuronas enterales utilizan el
péptido intestinal vasoactivo, el neuropéptido Y, el ATP y el óxido
nítrico. Pero la diversidad de neurotransmisores, adicionalmente a
la acetilcolina y la noradrenalina, que usan las neuronas del sistema
nervioso enteral, es mucho más extensa que la que se encuentra en
los sistemas simpático y parasimpático.
123
CAPÍTULO 13 El sistema nervioso autónomo
Existen diferencias generales entre la función simpática
y la parasimpática
Aunque el sistema simpático y el parasimpático son importantes en
la homeostasia, existen diferencias importantes en su función.
Cuando existe tensión física y algo de estrés emocional, el sistema
simpático es capaz de provocar una respuesta masiva y coordinada con
efectos generalizados en los tejidos y los órganos del cuerpo. Esto se
traduce en aumento de la frecuencia cardíaca y de la presión arterial;
dilatación de la pupila; elevación de los niveles de glucosa y de ácidos
grasos libres en la sangre, y una mayor excitación sexual. Estos efectos
generalizados movilizan los recursos del organismo para que realice un
esfuerzo extraordinario como respuesta a una urgencia. Por lo tanto, a
veces el sistema simpático se denomina sistema de «lucha o huida». El
efecto de la descarga simpática no sólo es amplio, sino que sus efectos
duran más que los de la parasimpática debido a la circulación prolongada
de adrenalina y noradrenalina. En realidad, la secreción de adrenalina
y noradrenalina a la circulación desde la médula adrenal produce estimulación adrenérgica prolongada en todo el cuerpo, incluso en muchos
tejidos que no presentan estimulación posganglionar simpática directa.
En condiciones menos estresantes el sistema simpático interviene
de forma muy importante en la homeostasia, pero su control del or­
ganismo es menos generalizado. Por ejemplo, el control de la piel con
miras a la termorregulación, o del músculo liso dilatador del iris para
que la pupila se dilate en un ambiente de poca luz son dos acciones
que suceden sin una activación extensa de otros órganos.
El sistema parasimpático se caracteriza por un mayor grado de control independiente de los tejidos y órganos, así como por un control más
preciso dentro de un tejido u órgano determinados, en comparación con
el sistema simpático. Por añadidura, a diferencia del sistema simpático
que inerva prácticamente todas las zonas del cuerpo, el parasimpático
no inerva las estructuras de la pared corporal ni las extremidades. En
general el sistema parasimpático se ocupa más de aspectos vegetativos
de la vida diaria. Por ejemplo, la estimulación simpática facilita la digestión y absorción de los alimentos, aumentando la secreción gástrica y la
motilidad intestinal y relajando el esfínter pilórico. Por este motivo, el
sistema nervioso parasimpático a veces se denomina sistema nervioso
anabólico o vegetativo o sistema de «reposo y digestión».
Muchos órganos poseen inervación tanto simpática como parasimpática, con efectos recíprocos. Por ejemplo, la estimulación
simpática aumenta la frecuencia cardíaca, mientras la parasimpática
la disminuye. La estimulación simpática aumenta el diámetro de la
pupila, en tanto que la parasimpática la constriñe. Estos dos sistemas,
además del sistema enteral, actúan juntos en el perfecto mantenimiento del medio orgánico interno.
La tabla 13-1 ofrece un listado más completo de las respuestas
de varios órganos a la estimulación adrenérgica y colinérgica por el
sistema nervioso autónomo periférico.
Las neuronas aferentes (sensoriales) viscerales desempeñan
un papel importante en la función del sistema nervioso
autónomo
Muchas funciones viscerales se regulan por medio de reflejos
­autónomos. Igual que los arcos reflejos del sistema nervioso somático
(v. cap. 7), los autónomos también incluyen una parte sensitiva con
un receptor visceral, una neurona sensitiva denominada neurona
aferente visceral, y una o más sinapsis en el SNC. El SNA se define
como las neuronas motoras periféricas preganglionares y posganglionares. Las neuronas aferentes viscerales no suelen incluirse en esta
definición, pero al ser partes fundamentales del arco reflejo autónomo
se describen brevemente a continuación.
TABLA 13-1 Respuestas de los órganos efectores a los impulsos nerviosos autónomos y a las catecolaminas
en la circulación
Receptor
—
Contracción (miosis)
Contracción para visión cercana
a1
—
b2
Contracción (midriasis)
—
Relajación para visión lejana
Disminución frecuencia cardíaca
Disminución contractilidad
y menor duración del PA
Disminución velocidad de
conducción; bloqueo AV
Poco efecto
b1 > b2
b1 > b2
b1 > b2
Aumento frecuencia cardíaca
Aumento contractilidad y velocidad
de conducción
Aumento velocidad de conducción
b1 > b2
Aumento velocidad de conducción
Poco efecto
b1 > b2
Aumento contractilidad y velocidad
de conducción
Músculos esqueléticos, pulmonares,
vísceras abdominales
Coronarias, renales
Dilatación (a veces músculo
esquelético)
—
Dérmicas y mucosas, cerebrales,
glándulas salivales
Venas sistémicas
—
a1
b2
a1, a2
b2 (también b1 renal)
a1, a2 (cerebral a1
solamente)
a1, a2
b2
Constricción
Dilatación
Constricción
Dilatación
Constricción
Órgano efector
Ojo
Músculo radial del iris
Músculo esfinter del iris
Músculo ciliar
Corazón
Nódulo sinoauricular
Aurículas
Nódulo auriculoventricular (AV)
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Impulsos noradrenérgicos
Respuesta
Impulsos colinérgicos:
respuesta
Sistema de conducción
de His-Purkinje
Ventrículos
Arteriolas
—
Constricción
Dilatación
(Continúa)
124
SECCIÓN II Neurofisiología
TABLA 13-1 Respuestas de los órganos efectores a los impulsos nerviosos autónomos y a las catecolaminas
en la circulación (cont.)
Órgano efector
Pulmón
Músculo bronquial
Glándulas bronquiales
Impulsos colinérgicos:
respuesta
Receptor
Impulsos noradrenérgicos
Respuesta
Contracción
Estimulación
b2
a1
b2
Relajación
Disminución secreción
Aumento secreción
Aumento
Relajación (generalmente)
Estimulación
a1, a2, b1, b2
a1
a2
Disminución (generalmente)
Contracción (generalmente)
Inhibición
Aumento
Relajación (generalmente)
Estimulación
a1, a2, b1, b2
a1
a2
Disminución
Contracción
Inhibición
Contracción
b2
Relajación
Contracción
Relajación
b2
a1
Relajación
Contracción
Aumento (?)
a1
Aumento
Variable*
Erección
a1, b2
a1
Variable
Eyaculación
—
Secreción generalizada
a1
a1
Contracción
Secreción localizada†
Cápsula esplénica
—
Médula adrenal
Secreción de adrenalina
y noradrenalina
—
—
a1
b2
—
Contracción
Relajación
—
a1, b2
a1
b1
Glucogenólisis y gluconeogenia
Secreción de renina disminuida
Secreción de renina aumentada
a
a2
Menor secreción
Menor secreción de insulina
y glucagón
Mayor secreción de insulina
y glucagón
Estómago (Monogástrico)
Movilidad y tono
Esfínteres
Secreción
Intestino
Movilidad y tono
Esfínteres
Secreción
Vesícula y conductos biliares
Vesícula y conductos biliares
Vejiga
Detrusor
Trígono y esfínter
Uréter
Movilidad y tono
Aparato reproductor
Útero
Órganos sexuales masculinos
Piel
Músculos pilomotores
Glándulas sudoríparas
Estructuras del abdomen superior
Hígado
Riñón
Páncreas
Ácinos
Islotes
Aumento secreción
—
b2
Otras Glándulas
Salivales
Lagrimales
Glándula pineal
Secreción de K+ y H2O
Secreción
—
a
a
b
Secreción de K+ y H2O
Secreción
Aumento síntesis y secreción
de melatonina
Modificado a partir de Westfall TC, Westfall DP: Neurotransmission: the autonomic and somatic motor nervous systems. En Brunton L, Chabner B, Knollman B: Goodman and Gilman's the
pharmacological basis of therapeutics,12ª ed, Nueva York, 2011, McGraw-Hill.
*Según el estadio del ciclo estral, la cantidad de estrógeno y progesterona en la circulación, del embarazo y de otros factores.
†
En las palmas de las manos humanas y algunos otros sitios (sudoración adrenérgica).
CAPÍTULO 13 El sistema nervioso autónomo
La parte periférica del axón de una neurona aferente visceral
viaja hasta el SNC por los nervios esplácnicos craneales y pélvicos
que llevan a los eferentes viscerales parasimpáticos hacia sus dianas periféricas. Como las neuronas somáticas aferentes que llevan
información táctil desde la piel (v. fig. 7-2, izquierda), las neuronas
viscerales aferentes tienen los cuerpos celulares localizados en la raíz
dorsal o en los ganglios de los nervios craneales. La parte dirigida
hacia el centro de los axones hace sinapsis en el asta dorsal de la
médula espinal o en el núcleo de un nervio craneal del cerebro.
En general, las neuronas viscerales aferentes que llevan información nocioceptiva (que induce dolor) viajan en nervios simpáticamente caracterizados (p. ej. esplácnicos), mientras que las que
llevan información no nocioceptiva discurren dentro de nervios
parasimpáticamente caracterizados (p. ej. vago, pélvico). Los estímulos nocioceptivos provenientes de las vísceras pueden ser resultado
de una poderosa dilatación o contracción de un órgano, pero suelen
ser de naturaleza química y resultado de inflamación o isquemia
(restricción del suministro de sangre) de un órgano. El estiramiento
o movimiento normal de un órgano o un vaso sanguíneo, o bien modificaciones en la concentración de oxígeno o de dióxido de carbono
en la sangre, son ejemplos de estímulos viscerales no nocioceptivos.
Las señales sensitivas no nocioceptivas de las vísceras no llegan
a la consciencia, pero las que llegan tienden a ser difusas y difíciles
de localizar. Aun cuando las señales viscerales nocioceptivas llegan a
menudo a la consciencia e inicialmente son difíciles de localizar, muchas veces se «refleja» (se siente que viene de ahí) a zonas de la piel más
o menos cercanas al órgano. Se cree que el dolor reflejo es resultado de
la convergencia de los aferentes somáticos (p. ej. la piel) y los aferentes
viscerales dentro del asta dorsal del mismo segmento de médula espinal. En medicina humana, la localización del dolor en la piel muchas
veces es una pista fiable de la localización del órgano afectado.
El sistema nervioso autónomo participa en muchos reflejos
homeostáticos
Los reflejos autónomos son muy frecuentes y se describen con mucho
detalle en los capítulos correspondientes a cada sistema orgánico
en capítulos posteriores. Como ejemplo a continuación veremos
algunos.
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Control de la presión arterial
Una de las principales prioridades del organismo es mantener un
suministro de sangre suficiente al cerebro. Los receptores de estiramiento de la arteria carótida interna y la aorta detectan la presión
arterial sistémica. Cuando estos receptores detectan una caída de
la presión, el aumento en la actividad de las neuronas simpáticas
adrenérgicas causa una vasoconstricción periférica y mayor resistencia vascular al aumento de la presión sanguínea, y restituye el
suministro de sangre adecuado al cerebro. Si la presión de la sangre
supera sus límites normales en los animales, los nervios simpáticos
adrenérgicos vasoconstrictores se inhiben, y la presión arterial disminuye hasta alcanzar su nivel normal.
Reflejo pupilar a la luz
Cuando se acerca una luz potente al ojo del animal, se estimulan los
fotorreceptores de la retina (v. cap. 14). A continuación, los potenciales de acción sensitivos se transmiten al tronco del encéfalo por el
nervio óptico donde, a través de varias interneuronas, las neuronas
colinérgicas parasimpáticas estimulan el músculo liso constrictor del
iris, lo que provoca la disminución del diámetro pupilar.
Micción
La regulación normal de la micción en realidad es una compleja
interacción de la actividad refleja autónoma y el control de los músculos esqueléticos, a los que se superpone un elemento de regulación
125
voluntaria. El control eferente autónomo del vaciado de la vejiga
se logra principalmente por una aportación parasimpática de la
pelvis que hace contraer la pared vesical (músculo detrusor). El
control eferente simpático que se origina en los nervios esplácnicos
lumbares (fig. 13-5, A) facilita la capacidad de almacenar orina.
Esta aportación simpática terminará por inhibir la contracción del
músculo detrusor de forma directa, y también indirectamente al
inhibir las neuronas posganglionares parasimpáticas que estimulan
su contracción. Esta contribución simpática favorece también el
almacenamiento de la orina al contraer el esfínter interno del músculo liso situado en el cuello de la vejiga. A este favorecimiento del
almacenamiento de orina se superpone la contracción de un esfínter
externo del músculo esquelético (músculo uretral) controlado por
las neuronas motoras somáticas de la médula sacra, que también
se puede regular de forma consciente y voluntaria. La facilitación
simpática del almacenamiento de orina, junto con la contracción
del esfínter estriado externo, se puede denominar colectivamente
reflejos del almacenamiento de orina, y se organizan principalmente
a la altura de la médula espinal.
Los aferentes viscerales a la médula espinal sacra desde la pared
de la vejiga y la uretra proporcionan información sobre el alcance
del llenado de la vejiga. A medida que ésta comienza a llenarse de
orina, esta contribución aferente de las vísceras a la médula espinal
activa los reflejos del almacenamiento de orina que hemos descrito
anteriormente (fig. 13-5, A).
Esta información sobre la distensión por llenado de la vejiga
también se envía desde la médula espinal hasta una región del mesoencéfalo llamada materia gris periacueductal (PAG, fig. 13-5, B).
Cuando el llenado alcanza un nivel crítico, la PAG envía una señal
a una región de la protuberancia llamada centro protuberancial de
la micción (PMC) que, a su vez, tiene proyecciones hacia la médula
espinal que coordinan los componentes de los reflejos evacuatorios.
Los reflejos evacuatorios comprenden: (1) inhibición de los reflejos de
almacenamiento mediados por el simpático, que causan la relajación
de los esfínteres interno y externo, y (2) excitación de la inervación pa­
rasimpática de la vejiga, que causa la contracción de ésta.
Desde luego, los animales no orinan inmediatamente al llenarse la
vejiga porque no siempre las condiciones de supervivencia o sociales
son favorables. Existe un elemento de control voluntario sobre si el
PMC está activado para desencadenar los reflejos evacuatorios de
la médula espinal. La información sobre distensión que se envía a la
PAG pasa desde ahí hasta las regiones del proencéfalo capaces de percibir conscientemente la plenitud de la vejiga y hacia otras, también
del proencéfalo, que participan en los procesos cognitivos (p. ej. la
corteza prefrontal), reguladores (p. ej. el hipotálamo) y emocionales
(p. ej. la amígdala) (fig. 13-5, B). Estas zonas pasarán información
relacionada con el control voluntario a la PAG con respecto a la
seguridad y el contexto social de la situación. La PAG integra esta
información, junto con las señales de distención, para determinar
si el PCM debe activarse para iniciar los reflejos evacuatorios que
causan el vaciado de la vejiga.
La secreción gástrica de los jugos digestivos anticipándose a la
comida y el vaciado del recto como respuesta a la plenitud, son otros
ejemplos de reflejo autónomo descritos más detalladamente en los
diferentes capítulos de este libro.
Las neuronas preganglionares están influidas por muchas
regiones cerebrales
Así como la neurona motora superior del sistema somático influye
sobre la neurona motora inferior (v. cap. 9), la neurona autónoma
preganglionar también se ve influida por axones del SNC que descienden desde el tronco encefálico y el proencéfalo. No obstante, se
debe advertir que muchas de las estructuras del SNC que afectan la
función autónoma no pueden asignarse con facilidad a una causa
126
SECCIÓN II Neurofisiología
FIGURA 13-5 Organización de la micción. A, Acontecimientos neurales que participan en los reflejos del
almacenamiento de orina a medida que la vejiga comienza a llenarse de orina. B, Acontecimientos neurales que
participan en los reflejos de evacuación cuando la vejiga está llena y distendida.
simpática o parasimpática y muchas también están involucradas en
el control no autónomo del cuerpo.
Se sabe que muchas estructuras del tronco encefálico influyen en
las neuronas preganglionares autónomas con el propósito de controlar funciones viscerales específicas: acabamos de ver un ejemplo
con respecto a la micción (p. ej. el PMC). Otro ejemplo es el centro
vasopresor del bulbo raquídeo que aumenta la resistencia vascular
periférica y el gasto cardíaco. Muchas veces estos «centros» son
agrupamientos en red de neuronas y no un núcleo bien diferenciado. Algunas estructuras del tronco encefálico se componen de los
cuerpos celulares de neuronas autónomas preganglionares (p. ej. el
núcleo motor del vago).
La mayor parte de las regiones del tronco encefálico que influyen
sobre las neuronas preganglionares autónomas reciben datos del
hipotálamo del diencéfalo, estructura crítica para la homeostasis.
El hipotálamo coordina la actividad de estas regiones del tronco
encefálico como medio importante de regular la función visceral
con propósitos de homeostasis. El hipotálamo ejerce su control
sobre estas regiones del tronco encefálico al dejarse guiar por informaciones corticales y de otras partes del telencéfalo relacionadas
con los procesos cognitivos y emocionales y con la orientación de
informaciones sensoriales tanto somáticas como viscerales. Cumpliendo con su función crítica en la homeostasis, el hipotálamo
no solo regula la función autónoma sino también la endocrina
así como determinadas acciones motoras somáticas. Al coordinar
estas tres actividades, el hipotálamo es capaz de producir algunos
comportamientos complejos con relación a la homeostasis, como
la alimentación.
Gran parte de la información aferente de las vísceras que utilizarán
las estructuras cerebrales que influye en las neuronas preganglionares
autónomas, hace sinapsis en el núcleo solitario del bulbo. Luego el
núcleo solitario distribuye esta información, directa o indirectamente,
al tronco encefálico y las zonas del proencéfalo, como ya se dijo antes,
que influirán sobre las neuronas preganglionares autónomas. Parte de
la información del núcleo solitario hace sinapsis directamente sobre
las neuronas preganglionares del tronco encefálico, dando lugar a
algunos de los reflejos autónomos más sencillos.
Si bien la organización de las estructuras cerebrales que afectan la función de las neuronas preganglionares autónomas se ha
presentado de forma bastante sencilla, jerárquica y de rostral a
caudal, en la realidad su relación es más complicada. Por ejemplo,
el hipotálamo es capaz de proyectarse directamente a las neuronas preganglionares autónomas del tronco encefálico y la médula
espinal; hay proyecciones telencefálicas a estructuras del tronco
encefálico con relación autónoma que puentean el hipotálamo,
y hay interconexiones entre las diferentes regiones corticales que
participan en la función autónoma. Por lo tanto, el control central
de la función autónoma representa más una compleja red autónoma
central que una simple jerarquía de control. Este complejo sistema
de neuronas motoras superiores dentro del SNC ayuda a coordinar
los reflejos autónomos e influye directamente sobre la frecuencia
de los potenciales de acción dentro de las neuronas preganglionares.
A medida que vamos aprendiendo más acerca de estos sistemas
centrales que controlan el SNA, es posible que se nos aclare su
función específica en enfermedades tales como la hipertensión y
varias dolencias gastrointestinales.
CAPÍTULO 13 El sistema nervioso autónomo
CASOS CLÍNICOS
SÍNDROME DE HORNER
Historia. Acude a la clínica un Golden Retriever macho de 7 años para
su evaluación. El dueño asegura que durante las tres últimas semanas
presenta debilidad progresiva de la pata delantera izquierda y ya no
puede apoyarse sobre ella. También ha observado que el párpado
superior izquierdo parece caído.
Exploración clínica. Las anomalías observadas en la exploración física
se limitan al sistema nervioso. El perro es despierto, vivo y responde a
estímulos. Los nervios y los reflejos craneales se encuentran dentro de los
límites normales. El perro no puede apoyarse sobre la pata delantera izquierda y sus músculos están atrofiados. Los reflejos segmentarios (p. ej.,
de retirada) y las respuestas intersegmentarias (p. ej., propiocepción
consciente) de esa pata están abolidos. El párpado superior izquierdo se
encuentra más bajo que el derecho, y la pupila izquierda es más pequeña
que la derecha. La membrana nictitante izquierda (tercer párpado) está
prolapsada (desplazada de su sitio) sobre parte de la córnea, y el ojo
izquierdo parece estar más hundido en la órbita que el derecho.
Comentario. Este perro presenta una lesión del plexo braquial iz-
quierdo, probablemente una neoplasia que provoca un síndrome de
la neurona motora inferior en la pata delantera izquierda con atrofia,
parálisis y pérdida de reflejos. El tumor lesiona las neuronas preganglionares del sistema nervioso simpático izquierdo cuando salen de
los primeros dos segmentos torácicos en su camino hacia el ojo. La
pérdida de inervación simpática hacia la región ocular provoca la pupila
pequeña (miosis), caída del párpado superior (ptosis), apariencia de
hundimiento ocular (enoftalmos) y prolapso de la membrana nictitante.
Esta serie de signos clínicos se denomina síndrome de Horner.
Las neuronas preganglionares simpáticas atraviesan el plexo
braquial (donde están lesionadas en este perro) y ascienden por el
tronco simpático del vago para hacer sinapsis con las neuronas posganglionares en los ganglios cervicales craneales. Después los axones
de éstas se dirigen a la región del ojo, donde inervan el músculo liso
dilatador del iris. Cuando éste se paraliza, las fibras constrictoras
del iris no tienen oposición y provocan miosis. El sistema nervioso
simpático también inerva varias fibras musculares lisas que elevan el
párpado superior y ayudan a mantener la posición de la membrana
nictitante y el ojo en la órbita. Dado que las fibras preganglionares
están relativamente expuestas en el cuello, se lesionan con frecuencia.
El síndrome de Horner puede aparecer también por lesión de las
neuronas posganglionares o las que descienden desde el hipotálamo
hacia la médula torácica rostral para controlar las neuronas preganglionares.
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Tratamiento. El tratamiento consiste en eliminar la causa de la lesión
del nervio simpático, que tiene efectos variables sobre los síntomas
neurales.
CÓLICO POR ADMINISTRACIÓN DE ATROPINA
PARA UNA ÚLCERA DE LA CÓRNEA
Historia. Recibe la llamada de un cliente que dice que la yegua de 14
años que están tratando por una úlcera de la córnea ahora se muestra
agitada, mira hacia los lados y trata de revolcarse. No tiene interés en
comer ni en beber. Esta mañana cuando la trataron estaba bien, pero
por la tarde está agitada.
Exploración clínica. Las frecuencias cardíaca y respiratoria de la
yegua están elevadas pero la temperatura es normal. El ojo que sufre
la úlcera córnea está dilatado (midriático). Los borborigmos gastrointestinales (ruidos como gruñidos) han disminuido en todos los cuadrantes.
Se le da un antiinflamatorio (banamina, flunixin meglumine). A los
pocos minutos no exhibe agitación y su postura se ve más cómoda.
127
Cuando se pasa un tubo nasogástrico se comprueba la presencia de
una cantidad moderada de gases. A la palpación del recto se comprueba más gases en el ciego pero ninguna otra anomalía. La yegua
parece sentirse mejor. Usted le pregunta al cliente si se ha modificado
el tratamiento, las medicaciones o el manejo del animal. Cuando el
cliente le muestra las medicaciones para la úlcera de la córnea usted
se da cuenta de que han modificado accidentalmente la frecuencia
de su administración: estaban dándole el antibiótico triple dos veces
al día y la atropina cuatro veces al día, y deberían haberla administrado el antibiótico cuatro veces al día y la atropina dos, y esto estaba
sucediendo desde hace 3 o 4 días.
Comentario. Aunque las causas del cólico son muchas y variadas. en
este caso es posible que se deba a la sobreadministración accidental
de atropina. La atropina de administración oftálmica se absorbe por
el organismo y bloquea los efectos postsinápticos de la acetilcolina
a nivel de los receptores muscarínicos; también es parasimpatolítica
(interrumpe la función parasimpática), reduciendo así el antagonismo
de los efectos simpáticos en los órganos destinatarios. El aumento relativo resultante del tono simpático puede hacer aumentar la frecuencia
cardíaca, disminuir la movilidad GI y elevar el tono esfintérico, así como
disminuir las secreciones GI y retener la orina.
Tratamiento. Se trata el cólico de la yegua con banamina, que inhibe
la ciclooxigenasa y es tanto antiinflamatoria como analgésica. Además
se le da xyalzina, que es un agonista a-adrenérgico, con o sin butorfanol. La xyalzina reducirá la liberación de neurotransmisores a partir
de la neurona gracias a su unión a los receptores a2 presinápticos
(receptores de retroalimentación negativa). Esto disminuye la eferencia
simpática, y hasta es posible que cause bradicardia (disminución de la
frecuencia cardíaca). El butorfanol, un opiáceo que es un agonista del
receptor k (kappa) y un antagonista débil del receptor m (mu), a veces
se usa en combinación con xyalzina. Además de antiinflamatorios y
posiblemente de analgésicos, también se puede dar a la yegua vaselina
líquida y/o agua por el tubo nasogástrico a fin de corregir una posible
deshidratación. En algunos casos, si hubiera retención fecal o si el
animal hubiera ingerido una cantidad excesiva o irritante de alimentos,
también se dará vaselina líquida.
PREGUNTAS PRÁCTICAS
1. Elija la afirmación incorrecta:
a. Un ganglio es una acumulación de cuerpos de células nerviosas
fuera del SNC.
b. La acetilcolina es un transmisor químico de la sinapsis entre
el parasimpático posganglionar y el órgano diana.
c. Las neuronas posganglionares simpáticas suelen ser más grandes que las del sistema parasimpático.
d. La médula adrenal segrega sobre todo noradrenalina y relativamente poca adrenalina.
e. Los receptores muscarínicos de acetilcolina se encuentran en
los órganos periféricos diana de las neuronas posganglionares
parasimpáticas.
2. Un transmisor químico entre las neuronas preganglionar y posganglionar del componente parasimpático del sistema nervioso
autónomo es:
a. Noradrenalina.
b. Acetilcolina.
c. Adrenalina.
d. Serotonina.
e. Ácido g-aminobutírico.
128
SECCIÓN II Neurofisiología
3. Un neurotransmisor que se encuentra con mucha frecuencia en
la sinapsis entre las neuronas simpáticas posganglionares y sus
órganos diana es:
a. Noradrenalina.
b. Adrenalina.
c. Acetilcolina.
d. Dopamina.
e. Ácido g-aminobutírico.
4. ¿Cuál de las siguientes afirmaciones sobre las neuronas preganglionares simpáticas es verdadera?
a. Sus cuerpos celulares se localizan en las regiones torácica y
lumbar de la médula espinal.
b. Sus axones hacen sinapsis dentro de la cadena ganglionar
simpática.
c. Sus axones forman los nervios esplácnicos.
d. Sus axones viajan en la raíz ventral.
e. Todas las respuestas son verdaderas.
5. El síndrome de Horner se debe a la pérdida de:
a. Inervación simpática del ojo.
b. Inervación parasimpática posganglionar del ojo.
c. Receptores muscarínicos periféricos.
d. Fibras del nervio vago.
e. El músculo liso del iris.
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CAPÍTULO 14
El sistema visual
PUNTOS CLAVE
1. La anatomía del ojo se adapta a su función como receptor visual.
2. Mediante el proceso de acomodación, la lente cambia de forma para
enfocar las imágenes desde diferentes distancias hacia la retina.
3. La retina del vertebrado está formada por cinco tipos principales de
células.
4. En algunas especies la fóvea minimiza la distorsión de la luz en comparación con otras áreas de la retina.
5. Las capas de tejido situadas detrás de la retina principalmente absorben
la luz o pueden reflejarla, en función de los hábitos de la especie.
6. La fotorrecepción y transducción de la luz se produce en los conos y
bastones.
L
os ojos son órganos sensitivos complejos que básicamente
son una extensión del cerebro. Han evolucionado desde las
primitivas manchas sensibles a la luz presentes en la superficie
de los invertebrados, y en algunas especies se han desarrollado muchas
variaciones importantes que aportan ventajas especiales en diversos
nichos ecológicos. Cada ojo tiene una capa de receptores, un sistema
de lentes para enfocar la imagen sobre dichos receptores y un sistema de axones para transmitir los potenciales de acción al cerebro. Este capítulo describe cómo trabajan estos y otros componentes del ojo.
La anatomía del ojo se adapta a su función
como receptor visual
La figura 14-1 muestra la anatomía del ojo normal en el plano horizontal. La capa blanca exterior protectora rodea casi todo el globo
ocular y se denomina esclerótica. En la parte anterior está modificada y forma una región clara llamada córnea que consiste en una
disposición especial de fibrillas de colágeno cubierta por una capa
epitelial escamosa estratificada. En los dos tercios posteriores del ojo,
la superficie interior de la esclerótica limita con una capa vascular y
pigmentada llamada coroides, en cuyo interior se encuentra la retina,
la capa que contiene los fotorreceptores.
Cuando la luz atraviesa la córnea transparente, sufre algunos
cambios de dirección para poder enfocarse en la retina. Después de
atravesar la córnea, la luz entra en un compartimento denominado
cámara anterior (fig. 14-1). Esta y la cámara posterior están llenas
de un líquido claro, parecido al agua, llamado humor acuoso, que
aporta importantes nutrientes a la córnea y el cristalino. Separando
ambas cámaras existe un diafragma de tamaño variable conocido
como iris, que es una estructura pigmentada en la que se encuentran
fibras musculares lisas, dilatadoras y constrictoras, dispuestas para
variar el diámetro de la pupila, el orificio del iris a través del cual pasa
la luz a la retina. El tamaño de la pupila determina la cantidad de
luz que entra en el ojo. Detrás del iris se encuentra el cristalino, que
está suspendido en el ojo por los ligamentos suspensorios (conocidos
© 2014. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
7. El procesamiento de la imagen visual en la retina comienza cuando la
respuesta del fotorreceptor a la luz se transmite sinápticamente a las
células ganglionares por las células bipolares.
8. El electrorretinograma registra la respuesta eléctrica de la retina a una
luz intermitente.
9. Los axones de las células ganglionares transmiten los potenciales de
acción a la corteza visual por medio del núcleo geniculado lateral.
10. El diámetro de la pupila se controla mediante el sistema nervioso autónomo.
11. La retina, el nervio óptico y el nervio autónomo de la pupila pueden
evaluarse con una linterna.
12. El humor acuoso determina la presión intraocular.
como fibras zonulares) que se unen a él y al cuerpo ciliar, una estructura muscular en la base del iris. Como se explica más adelante,
el cristalino puede variar la potencia de enfoque al contrario que la
córnea, que es fija.
Detrás del cristalino existe una cámara rellena con un líquido
gelatinoso denominado humor vítreo. Debido a la viscosidad de
este líquido, a la presión que produce el humor acuoso y a la gran
rigidez de la esclerótica y la córnea, el globo ocular es básicamente
esférico. El humor vítreo también contiene células fagocíticas que
pueden limpiar los restos oculares capaces de obstruir el paso de la
luz. Detrás del humor vítreo se encuentra la capa neural de la retina,
donde la luz se transduce en impulsos eléctricos de las neuronas.
La retina se interrumpe en el punto donde los axones de la capa de
células ganglionares de la retina, que viajan a través de la superficie
interna de la misma, abandonan el ojo para dirigirse al cerebro. Este
punto, el disco óptico, es una estructura reconocible cuando el ojo
se examina con el oftalmoscopio (fig. 14-2). La interrupción de la
retina procesadora de la luz en el disco óptico da lugar a una «mancha
ciega», otro nombre para el disco óptico. Los axones de las células
ganglionares de la retina que abandonan el ojo en el disco óptico
forman el nervio óptico (nervio craneal 2), un nervio craneal tan
rico en axones que hay más axones en los dos nervios ópticos que
en todas las raíces dorsales de la médula espinal.
Sobre la superficie de la retina, también visible con el oftalmoscopio, se encuentran los vasos sanguíneos retinianos (fig. 14-2) formando un gran entramado de arterias y venas que entran en la retina
a través del disco óptico y nutren a la mayor parte de esta. Los vasos
coroideos, que la penetran después de perforar la esclerótica cerca
del disco óptico, se encargan del resto de la nutrición retiniana. El estudio de los vasos retinianos suele proporcionar datos valiosos sobre
las enfermedades de todo el aparato cardiovascular.
La glándula lagrimal, localizada en el ángulo lateral del ojo
(donde se encuentran el párpado superior y el inferior), produce
lágrimas como respuesta a la estimulación nerviosa parasimpática.
129
130
SECCIÓN II Neurofisiología
FIGURA 14-1 Diagrama esquemático de una sección horizontal a través del
ojo derecho tal como se ve desde arriba. (Reinterpretado a partir de Walls GL:
The vertebrate eye and its adaptive radiation, Cranbrook Institute of Science,
Bulletin 19, 1942.)
FIGURA 14-3 El proceso de acomodación según se ve en una sección
horizontal del ojo. Cuando la mirada se mueve desde un objetivo distante a
otro cercano el músculo ciliar se contrae moviéndose hacia adelante y hacia
adentro (flechas negras pequeñas), lo que relaja la tensión de los ligamentos
suspensorios. Esta reducción de la tensión, y la elasticidad inherente del cristalino, permiten que éste se ensanche de forma antero posterior (flecha roja)
hasta su configuración más natural, esférica y no estirada.
terior. Contribuyen a este movimiento los nervios craneales tercero
(óculomotor), cuarto (troclear) y sexto (abductor).
Mediante el proceso de acomodación, la lente cambia
de forma para enfocar las imágenes desde diferentes
distancias hacia la retina
FIGURA 14-2 Fondo del ojo (superficie posterior interna) de un perro de
tamaño mediano, según se ve con un oftalmoscopio, que muestra el disco
óptico, los vasos sanguíneos de la retina y el tapetum. El disco óptico es la
región circular clara con un borde más oscuro, situada un poco más arriba y
a la derecha del centro de la imagen. El tapetum reflector se ve como la zona
más blanca que rodea el disco óptico y comprende el tercio superior de la
imagen. (De Lahunta A, Glass E: Veterinary anatomy and clinical neurology,
3ª ed, Filadelfia, 2009, Saunders.)
Las lágrimas fluyen sobre la córnea y drenan hacia la nariz por el
conducto nasolagrimal. Para mantener el buen estado de la córnea
es necesario un flujo regular de lágrimas.
Los seis músculos extraoculares estriados, que se originan dentro de la órbita y se unen a la esclerótica, dirigen al ojo hacia las
fuentes lumínicas ambientales. Estos músculos pueden hacer rotar
el ojo alrededor de los ejes dorsoventral, mediolateral y anteropos-
Cuando una cámara enfoca las imágenes de objetos a diferentes distancias de la película, la distancia entre la lente y la película varía.
El ojo, sin embargo, enfoca las imágenes cambiando la forma de la
lente, no la distancia entre ella y la retina.
La figura 14-3 muestra el proceso de la acomodación, por el cual
el cristalino aumenta la potencia del enfoque cambiando de forma.
El cristalino del ojo se compone de una cápsula lenticular elástica que
contiene láminas de fibras lenticulares dispuestas de la misma manera
que las capas de una cebolla. Debido a esta anatomía, si se extrajera
el cristalino del ojo, adquiriría una forma esférica principalmente
debido a la elasticidad de su cápsula. Sin embargo, cuando se encuentra suspendido en el ojo relajado, los ligamentos suspensorios tiran
de la zona ecuatorial del cristalino lo que provoca un aplanamiento
anteroposterior. Este cristalino aplanado, menos convexo, causa
menos refracción (desvío) de los rayos luminosos y permite enfocar
en la retina los objetos que se encuentran a más de 7 metros de distancia. Sin embargo, para enfocar la imagen de objetos más cercanos
el cristalino debe hacerse más esférico, con forma convexa, lo que
se consigue mediante la contracción del músculo ciliar del cuerpo
ciliar. Esta contracción hace que el músculo ciliar se mueva de forma
anterocentrípeta (hacia adelante y hacia adentro), lo que causa una
relajación de la tensión de los ligamentos suspensorios. Por la elasticidad inherente a la cápsula del cristalino se consigue una lente más
esférica con mayor refracción a la luz, que enfoca sobre la retina la
CAPÍTULO 14 El sistema visual
131
FIGURA 14-4 Esquema de un segmento de retina de un vertebrado
en la frontera con el disco óptico, que muestra los cinco principales
tipos de células retinianas: las fotorreceptoras (que pueden ser conos
o bastones), las bipolares, las horizontales, las amacrinas y las ganglionares. El disco óptico se forma con los axones de las células ganglionares de la retina, que discurren por la superficie interna de la
retina y salen del ojo para formar el nervio óptico. (Modificado a partir
de Kandel ER, Schwartz JH, editores: Principles of neural science,
2ª ed, Nueva York, 1985, Elsevier Science & Technology.)
imagen de los objetos más cercanos. A medida que el músculo ciliar
se contrae, la lente se hace más esférica.
En los seres humanos, el envejecimiento del cristalino conduce a
una menor elasticidad y tiende a ser menos esférico, incluso cuando
se contraen los músculos ciliares, trastorno que se conoce como
presbicia. Muchas personas mayores de 40 años necesitan gafas de
lectura para ayudar a su cristalino menos elástico a enfocar objetos
cercanos. En los perros y los gatos a veces se produce un trastorno
parecido alrededor de los 7 años de edad: se llama esclerosis nuclear
y no parece que cause una deficiencia visual tan importante como la
presbicia en los seres humanos.
El cristalino debe ser claro y sin opacidades. Sin embargo, en las
cataratas se hace más opaco, lo que produce una refracción irregular
de la luz y visión borrosa, llegando con frecuencia a la ceguera.
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
La retina del vertebrado está formada por cinco tipos
principales de células
Por su elegante arquitectura la retina, que es la porción neural del
ojo, es capaz de realizar un primer procesamiento de la imagen visual
antes de transmitir la información al cerebro.
La retina de los vertebrados está formada por cinco tipos principales de células: fotorreceptoras, bipolares, horizontales, amacrinas y
ganglionares (fig. 14-4). Como en las cortezas cerebral y cerebelosa,
la distribución de estas células es muy constante a través de la retina,
lo que indica la existencia de un mecanismo de procesamiento subyacente básico y le da a la retina un aspecto histológico estratificado.
Sin embargo, las variaciones locales de la densidad de algunos tipos
celulares y de la estructura sináptica son responsables de las variaciones funcionales particulares que se observan en la retina.
Existen dos tipos de células fotorreceptoras: conos y bastones
(fig. 14-4). Tanto unos como otros hacen conexión sináptica directa
con las interneuronas denominadas células bipolares, que conectan los
receptores con las células ganglionares. Los axones de las células ganglionares atraviesan la superficie interna de la retina y convergen en
el disco óptico para salir del ojo en forma de nervio óptico, enviando
potenciales de acción al cerebro.
Modificando el flujo de información en la sinapsis entre los receptores, las células bipolares y ganglionares, se encuentran dos tipos
de interneuronas: las células horizontales y las células amacrinas
(fig. 14-4). Las primeras median las interacciones laterales entre el
fotorreceptor y las células bipolares. Las segundas participan en las
interacciones laterales entre las bipolares y las ganglionares.
En algunas especies la fóvea minimiza la distorsión de la luz
en comparación con otras áreas de la retina
Las células ganglionares de la retina se localizan en la parte interna
(cerca del humor vítreo), mientras que las células fotorreceptoras
(conos y bastones) se localizan en la parte externa (cerca del coroides,
fig. 14-4) de la retina interna. Por lo tanto, en casi toda la retina los
rayos de luz atraviesan las células ganglionares, bipolares, amacrinas
y horizontales antes de alcanzar los fotorreceptores. Aunque estas
células internas no tienen mielina (los axones de las células ganglionares se vuelven mielinizados cuando abandonan el ojo) y, por
lo tanto, son relativamente transparentes, pueden provocar alguna
distorsión de los rayos de luz.
La fóvea, una zona que en muchos primates delimita la retina
central, está diseñada para minimizar esta distorsión. Esta depresión
inclinada se forma cuando el tejido neural cercano a la superficie
interna de la retina se retrae hacia un lado, despejando el paso de
los rayos de luz hacia la retina exterior. La distorsión es menor en el
centro de la fóvea, un área llamada foveola, donde los rayos de luz
gozan de acceso prácticamente despejado hacia los fotorreceptores
(fig. 14-5). Esto tiene importancia funcional porque permite que la
luz siga una ruta menos distorsionada hasta la región de la retina
132
SECCIÓN II Neurofisiología
FIGURA 14-5 En la mayor parte de la retina la luz primero debe pasar por las capas neuronales y sus prolonga-
ciones internas y luego externas antes de llegar a sus fotorreceptores. En el centro de la fóvea (que se encuentra
en muchos primates), en una zona llamada foveola, estos elementos neurales se desplazan hacia un lado; por lo
tanto la luz encuentra un camino prácticamente sin obstrucciones hacia los fotorreceptores de esta región. A la
derecha se ve un dibujo aumentado de la región de la fóvea. (De Kandel ER, Schwartz JH, editores: Principles of
neural science, 4ª ed, Nueva York, 2000, McGraw-Hill.)
asociada a la una mayor agudeza visual (capacidad de distinguir los
detalles). El disco óptico se localiza nasalmente a la fóvea.
Si bien la retina central sigue siendo la zona de mayor agudeza
visual, en muchas especies de mamíferos no se forma una fóvea bien
diferenciada. No obstante en estas especies, lo mismo que en los
primates, los grandes vasos sanguíneos que podrían interferir con la
trayectoria de la luz evitan pasar por la retina central.
Las capas de tejido situado detrás de la retina
principalmente absorben la luz, o pueden reflejarla
en función de los hábitos de la especie
Los animales que dependen sobre todo de la visión diurna tienen
un pigmento oscuro de melanina en la capa epitelial, entre los fotorreceptores y la coroides. Este pigmento absorbe la luz que ha pasado
por los fotorreceptores sin estimularlos. Si dicha luz se reflejara de
nuevo hacia la retina podría emborronarse la nitidez de la imagen
visual. Sin embargo, en los animales nocturnos y la mayoría de los
mamíferos domésticos existe una mancha de material reflector
dentro de la coroides denominada tapetum (fig. 14-2). Cuando existe
el tapetum, la región de la capa epitelial que lo recubre no contiene el
pigmento oscuro, fotoabsorbente, antes mencionado. Esta disposición facilita que la luz no absorbida vuelva a reflejarse en la retina,
permitiéndole utilizar de forma óptima la luz que recibe, aunque a
expensas de la agudeza visual. La reflexión de la luz alejándose del
tapetum es la que provoca los «ojos brillantes» en la oscuridad
del animal nocturno.
La fotorrecepción y transducción de la luz se produce
en los conos y bastones
La anatomía de los fotorreceptores, bastones y conos, es parecida
aunque con algunas diferencias importantes. Los conos y los bastones
son receptores primarios, ya que son neuronas. Ambos tipos celulares
se dividen en tres partes: una terminal sináptica, un segmento interno
y otro externo (fig. 14-6). La terminal sináptica del fotorreceptor
hace sinapsis con las células bipolares. El segmento interno incluye
el núcleo, las mitocondrias y otras estructuras citoplásmicas. Los
segmentos interno y externo se conectan por un cilio que contiene
microtúbulos. Las porciones externas están especializadas en la
fotorrecepción y contienen una serie elaborada de discos membranosos apilados cuyas membranas tienen fotopigmento visual. El
FIGURA 14-6 Los dos tipos de fotorreceptores, conos y bastones, tienen
estructuras características. Los dos se diferencian en los segmentos interno
y externo conectados por un cilio. Los segmentos internos de ambos tipos de
células contienen el núcleo y la mayor parte de la maquinaria biosintética de la
célula y forman un continuo con los terminales sinápticos. Los discos membranosos del segmento externo contienen el fotopigmento transductor de la
luz. Los discos de los segmentos externos de los bastones están separados de
la membrana plasmática, mientras que en los conos no lo están. (Modificado
a partir de O’Brien DF: The chemistry of vision, Science 218(4576):961-966,
1982; de Kandel ER, Schwartz JH, editores: Principles of neural science,
4ª ed, Nueva York, 2000, McGraw-Hill.)
fotopigmento visual es un complejo molecular sensible a la luz que
inicia una cadena de sucesos bioquímicos que transduce la luz en
señales eléctricas neurales.
Estos discos de los segmentos externos de los fotorreceptores se
forman de manera regular cerca del cilio, el epitelio pigmentado los
fagocita y su fotopigmento vuelve a reciclarse en discos de nueva
formación. En varias patologías de la retina existe una pérdida de
esta renovación normal del segmento externo (p. ej., retinitis pigmentaria). El fotopigmento de los discos está constituido por una
proteína llamada opsina, y por retinal, un aldehído de la vitamina
CAPÍTULO 14 El sistema visual
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
A. La molécula retinal sensible a la luz se une a la opsina, que es un
miembro de la familia del receptor de membrana que se acopla a la
proteína G (v. cap. 1). Cuando la luz es absorbida por un bastón o
un cono, el retinal se transforma y activa la opsina, lo que cambia la
concentración de un segundo mensajero intracelular, que cambia
el potencial de membrana de la célula fotorreceptora. El cambio
estructural del retinal es el único evento fotosensible de la visión.
Los fotorreceptores, al contrario que la mayoría de las membranas
celulares de los receptores sensitivos, que se despolarizan con la estimulación, se hiperpolarizan cuando llega la luz. En el caso de los
bastones, el fotopigmento se denomina rodopsina. En el ojo oscuro
permanecen abiertos muchos canales dependientes de los iones de
sodio/calcio, lo que permite el paso de estos iones al interior del bastón, con la consiguiente disminución del potencial eléctrico de membrana. Cuando los fotones de luz chocan con la rodopsina, cambia
la concentración del segundo mensajero, lo que produce el cierre de
muchos de estos canales. El resultado es la hiperpolarización de la
membrana celular del receptor y la disminución del transmisor liberado en la sinapsis con las células bipolares. La fotorrecepción en los
conos es parecida, pero la opsina del fotopigmento no es rodopsina.
Dependiendo de la especie animal, las distintas poblaciones de conos
pueden tener diferentes opsinas. Puesto que las distintas opsinas
tienen una capacidad diferente para absorber luz con longitudes
de onda determinadas, el número de estas poblaciones de conos
diferentes en una especie se relaciona con la capacidad de dicha especie para discriminar los colores.
Las diferencias de las propiedades funcionales de los conos y
los bastones, las diferencias de su distribución en la retina y las diferencias en cuanto a la organización sináptica de otras neuronas
retinianas a las que transfieren su información dan lugar a un «sistema retiniano de bastones» y a un «sistema retiniano de conos»,
con propiedades funcionales diferentes (tabla 14-1). Puesto que los
bastones, individualmente, son más sensibles a la luz que los conos,
y puesto que la entrada sináptica de varios bastones llega a una sola
célula bipolar (convergencia), el sistema de bastones es el sistema
de visión nocturna que permite detectar la presencia de luz. Sin
embargo, debido a la convergencia de muchos bastones sobre una
célula bipolar, el sistema de bastones no permite discernir bien los
detalles de la imagen (poca agudeza visual). Además, puesto que
los bastones están más concentrados en la periferia de la retina que los
conos, esta región es mejor para detectar la presencia de luz que para
apreciar los detalles. Por último, como todos los bastones contienen
el mismo fotopigmento visual, este sistema no puede diferenciar los
distintos colores.
Como se ha mencionado, los conos son menos sensibles a la luz
que los bastones. Además, uno o sólo unos pocos conos envían sus
impulsos sinápticos hasta una única célula bipolar. Por lo tanto, el
sistema de conos necesita niveles más altos de luz que el sistema
de bastones para tener una funcionalidad parecida. De hecho, el
TABLA 14-1 Diferencias funcionales entre
los sistemas de bastones y conos
Sistema de bastones
Sistema de conos
Muy sensibles a la luz
Visión nocturna (poca luz)
Menos sensibles a la luz
Visión diurna (interior normal y luz
del día)
Gran agudeza (capaz de discernir
detalles de imágenes)
Visión en colores
Retina central (fóvea)
Poca agudeza
Acromático
Retina periférica
133
sistema de conos realmente representa el sistema de visión diurna,
porque el sistema de bastones no funciona bien con altos niveles de
iluminación. Sin embargo, debido a la falta de convergencia en las
células bipolares, el sistema de conos permite diferenciar bien los
detalles de la imagen. Puesto que los conos tienen una gran densidad
en la región de la fóvea o retina central, esta es la parte de la retina
donde la agudeza visual es mayor, por lo que se considera que cuando
el animal mira directamente un objeto de interés la luz incide en la
fóvea o retina central. Las diferentes poblaciones de conos pueden
contener fotopigmentos distintos, cada uno de ellos con una sensibilidad diferente a un rango de frecuencias de luz, por lo que el sistema de conos sirve para ver los colores. Generalmente, cuántos más
fotopigmentos de los conos se encuentran en la retina, cada uno en
una población diferente de conos, mejor será la capacidad del animal
para diferenciar las longitudes de onda de la luz, o para «ver» el color.
Los primates poseen tres poblaciones diferentes de conos, cada una
de ellas con un fotopigmento diferente. De acuerdo con la teoría de
Young-Helmholtz, el cerebro asigna un color a una longitud de onda
determinada comparando la activación relativa de las distintas poblaciones de conos. Las personas que pierden uno o más de estos
tipos de conos por defecto de la transmisión genética, no puede ver
los colores de ese espectro en particular. Los tipos más comunes de
esta «ceguera para el color» están ligados al cromosoma X.
Existe mucha controversia acerca de cuál es la intensidad con
la que varias especies veterinarias perciben el color. Se cree que los
ancestros de los mamíferos tenían cuatro tipos de conos, mientras
que los primeros mamíferos nocturnos sólo tenían dos, habiendo
renunciado a la capacidad para discriminar los colores a cambio del
aumento de la sensibilidad a la luz. La mayoría de los mamíferos
actuales, incluyendo los perros, sólo tienen dos tipos de conos. Como
se ha mencionado antes, los primates tienen tres tipos de conos; se
cree que, para poder aprovechar con éxito su entorno arbóreo, muy
rico en colorido, la presión selectiva para el aumento de la capacidad
de discriminar los colores fue mayor que la presión para tener sólo
dos poblaciones de conos. Parece ser que las aves actuales tienen
cuatro poblaciones de conos, una de las cuales es sensible a la luz
del espectro ultravioleta (UV). Los experimentos sobre la conducta
que demuestran la capacidad de las aves para discriminar la luz UV
indican que pueden tener una percepción del color más rica que los
primates. Los lagartos, las tortugas y algunos peces también poseen
conos sensibles a la luz UV. Solamente se sabe que los primates tienen
la forma clásica de visión en color de los humanos.
El procesamiento de la imagen visual en la retina comienza
cuando la respuesta del fotorreceptor a la luz se transmite
sinápticamente a las células ganglionares por las células
bipolares
La respuesta hiperpolarizante a la luz de los bastones y los conos
influye sinápticamente sobre las células bipolares; a su vez, la célula
bipolar influye sobre la frecuencia de los potenciales de acción en los
axones de las células ganglionares en su camino al cerebro. Como se
ha dicho antes, las células horizontales y las amacrinas son capaces
de modular esta transmisión desde la retina externa a la interna
(fig. 14-4). Las células horizontales están en comunicación con las
sinapsis fotorreceptor-célula bipolar y también entre sí, para facilitar
la comunicación lateral entre diferentes sinapsis fotorreceptor-célula
bipolar. Es posible que las células amacrinas cumplan una función
parecida con respecto a las interacciones sinápticas de las células
bipolares y ganglionares. La consecuencia interesante de esta arquitectura es que la luz que toca un punto concreto de la retina sea capaz
de influir sobre la actividad y/o la respuesta a la luz de las células de
un área adyacente a la retina.
En la retina comienza un primer procesamiento de la imagen
visual; la retina tiene una capacidad especial para detectar los cambios
134
SECCIÓN II Neurofisiología
de luminosidad de pequeños puntos de luz. Las fases iniciales de
la discriminación del color, la detección y el realce del contraste
y la sensibilidad direccional también tienen lugar en la retina. Las
interacciones sinápticas entre los fotorreceptores, las células bipolares
y las células horizontales desempeñan una importante función en el
aumento del contraste y la sensibilidad direccional. Las interacciones
de las células amacrinas con las células bipolares y ganglionares
intervienen en algunas funciones, como la capacidad para detectar
los cambios de la frecuencia con que alternan la luz y la oscuridad. La
descripción más detallada de los cambios sinápticos y de la membrana
en la cadena de transmisión dentro de la retina excede el objetivo de
este libro. Para aprender más sobre estos fenómenos tan interesantes
e inusuales producidos en la retina, el lector debe consultar la bibliografía del final de este capítulo.
El electrorretinograma registra la respuesta eléctrica
de la retina a una luz intermitente
El electrorretinograma (ERG) es un registro electrofisiológico clínico
desde la córnea y la piel cercana al ojo. Registra la respuesta eléctrica
de la retina a la luz intermitente que entra en el ojo. Tiene tres ondas:
la onda A, correspondiente sobre todo a la activación del pigmento visual y los fotorreceptores; la onda B, por la respuesta predominante de
las células bipolares de la retina; y la onda C más lenta, posiblemente
originada en el epitelio pigmentario. El ERG es una herramienta de
electrodiagnóstico general, muy simple, para evaluar algunas formas
de disfunción o degeneración retiniana.
Los axones de las células ganglionares transmiten los
potenciales de acción a la corteza visual por medio
del núcleo geniculado lateral
Los grupos de células ganglionares de la retina que abandonan el
ojo participan en tres rutas visuales importantes: la ruta retinogeniculo-estriada, que participa principalmente en la percepción
visual consciente de la forma, el color, el movimiento, la orientación
y la profundidad; la ruta retino-tectal, que desempeña una función
importante en los reflejos pupilares y la orientación refleja del ojo
hacia el objetivo visual; y la ruta retino-hipotalámica, que participa
en la regulación de los ritmos fisiológicos mediante los ciclos de luz
y oscuridad (p. ej., los cambios estacionales de la duración del día).
Para que la imagen creada en la retina, que se origina debido a
la luz del campo visual, se convierta en consciente, la información
debe transferirse a la corteza visual. La figura 14-7 muestra la vía
retino-geniculo-estriada por la que los axones de las células ganglionares se proyectan al núcleo geniculado lateral del tálamo, y las células
de este núcleo proyectan sus axones a la corteza visual primaria del
lóbulo occipital. Obsérvese que los axones de la célula ganglionar de
la retina temporal (más cercana al oído, fig. 14-1) viajan a lo largo del
nervio óptico hasta el quiasma óptico, y después se dirigen al núcleo
geniculado lateral del mismo lado del cerebro. Los axones de las
células ganglionares de la retina nasal (más cerca de la nariz) alcanzan
el quiasma óptico y cruzan al núcleo geniculado contralateral. Los
axones de las células ganglionares de la retina que se encuentran
entre la región del quiasma óptico y los núcleos geniculados laterales
se denominan fibras ópticas. Las células de los núcleos geniculados
laterales envían axones a la corteza visual primaria del mismo lado,
en el lóbulo occipital, por medio de radiaciones ópticas. Debido a esta
organización, la mitad derecha de cada retina envía información a la
corteza visual primaria derecha, y la mitad izquierda de cada retina
envía información a la corteza visual primaria izquierda. Generalmente, la luz que se origina en la mitad izquierda del campo visual
entra por la mitad derecha de la retina de cada ojo, mientras que la luz
que se origina en la mitad derecha entra en la mitad izquierda. Según
el mapa anatómico de la ruta retinogeniculoestriada que aparece en
la figura 14-7, la información de una imagen que se origina en el
FIGURA 14-7 Vía reticulo-geniculo-estriada hacia la corteza cerebral. Los
axones de las células ganglionares retinianas se proyectan al núcleo geniculado lateral del tálamo y los axones de las células del núcleo geniculado
lateral se proyectan a la corteza visual primaria ipsilateral del lóbulo occipital.
El campo visual derecho se proyecta a la mitad izquierda de cada retina, y
el campo visual izquierdo hacia la mitad derecha de cada retina. La mitad
derecha de cada retina envía información al genículo lateral derecho, y desde
allí a la corteza visual primaria derecha. La mitad izquierda de cada retina
envía información al genículo lateral izquierdo, y desde allí a la corteza visual
primaria izquierda. Por tanto, la información del campo visual izquierdo llega
a la corteza visual primaria derecha y viceversa. Los componentes marcados
de cada vía están presentes a ambos lados del cerebro.
campo visual izquierdo llega a la corteza visual primaria derecha,
y la información sobre la imagen que se origina en el campo visual
derecho llega a la corteza visual primaria izquierda.
Las características de la imagen visual a las que responden las
células del núcleo geniculado lateral son asombrosamente similares a
las características que procesa la retina (véase arriba). Sin embargo es
en la corteza visual primaria donde se comienzan a ver características
más complejas. Por ejemplo, mientras la retina procesa información
sobre pequeños puntos de luz y el núcleo geniculado lateral sobre
manchas más grandes formadas por esos puntos pequeños, la corteza visual primaria es capaz de procesar información sobre barras
(segmentos lineales) o los bordes de luz (zonas de contraste) de que
están compuestas esas manchas más grandes. Además, la corteza
visual primaria también procesa información acerca de la orientación
de esas barras o bordes y si la información proviene de un ojo o de
ambos. La información que llega a la corteza visual primaria o V1
(también denominada corteza estriada), pasa a otras áreas del lóbulo
occipital de la corteza visual (p. ej., V2, V3) para un procesamiento
más complejo aun, y después a las áreas de asociación visual de los
lóbulos parietal y temporal para que tengan lugar las formas más
elevadas de procesamiento de la información visual y la integración
con otras modalidades sensitivas. Parece que existe un procesamiento
paralelo de la información de la retina dentro de la ruta retinogeniculoestriada y las regiones de procesamiento de orden superior. Existe
un flujo principal de información en este sistema que tiene que ver
con la identificación consciente de los objetos (p. ej., forma, color),
y un flujo paralelo de información relacionado con la apreciación
consciente de la localización del objeto (p. ej., movimiento, posición).
CAPÍTULO 14 El sistema visual
Las tres rutas de proyección principales de los axones de las células
ganglionares (retinogeniculoestriada, retinotectal y retinohipotalámica) representan otro ejemplo del procesamiento paralelo de la
información de la retina.
El diámetro de la pupila se controla mediante el sistema
nervioso autónomo
El iris tiene dos grupos de fibras musculares lisas. Uno se dispone
en forma circular alrededor de la pupila y provoca la constricción de
ésta (miosis) cuando se contraen las fibras. Estas fibras constrictoras
están inervadas por células parasimpáticas posganglionares, cuyos
cuerpos celulares se encuentran en el ganglio ciliar, justo detrás del
ojo, y secretan acetilcolina como neurotransmisor para el músculo.
Estas neuronas posganglionares parasimpáticas son activadas por
las neuronas parasimpáticas preganglionares cuyos axones viajan en
el nervio oculomotor (nervio craneal 3) y cuyos cuerpos celulares
residen en el núcleo de Edinger-Westphal del mesencéfalo.
Las otras fibras musculares lisas del iris se disponen radialmente
desde la pupila, como los radios de una rueda. Cuando se contraen,
producen un agrandamiento de la pupila (midriasis). Estas fibras
dilatadoras están inervadas por el sistema nervioso simpático. Las
neuronas preganglionares simpáticas nacen en los primeros dos
segmentos torácicos y siguen un trayecto craneal en el tronco vagosimpático para hacer sinapsis con los ganglios cervicales superiores
del cuello. Los axones posganglionares simpáticos se originan en las
células de este ganglio y se dirigen al ojo, donde inervan las fibras
dilatadoras del iris, un músculo que ayuda a levantar el párpado y
uno que ayuda a mantener el «tercer párpado» en el canto medial
del ojo; los axones posganglionares simpáticos también inervan las
glándulas sudoríparas y el músculo liso vascular de la cara.
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
La retina, el nervio óptico y el nervio autónomo de la pupila
pueden evaluarse con una linterna
Cuando la luz entra en el ojo, la pupila se contrae. Este fenómeno se
conoce como reflejo pupilar directo (fig. 14-8). La luz desencadena
el mecanismo de la fotorrecepción que provoca la transmisión del
potencial de acción de la célula ganglionar por el nervio óptico. Algunos axones de las células ganglionares de la ruta retinotectal hacen
sinapsis en los núcleos pretectales del cerebro (cerca de la frontera
entre el diencéfalo y el mesencéfalo). Después, las neuronas pretectales hacen sinapsis con las neuronas preganglionares parasimpáticas
del núcleo de Edinger-Westphal (en el mesencéfalo), cuyos axones
viajan en el nervio oculomotor hasta hacer sinapsis con las neuronas
posganglionares parasimpáticas en el ganglio ciliar (de la órbita). La
estimulación de las células posganglionares provoca la contracción
pupilar estimulando las fibras musculares lisas constrictoras del iris.
Un reflejo pupilar directo normal confirma la integridad de la retina,
los nervios craneales 2 y 3 ipsilaterales, una determinada región del
tronco del encéfalo y el iris. Puesto que una parte importante de los
axones del nervio óptico cruzan la línea media a la altura del quiasma
óptico, y que muchos axones de las neuronas pretectales también
cruzan la línea media (fig. 14-8 B), cuando la luz entra en un ojo
no sólo contrae esa pupila (reflejo pupilar directo), sino también la
contralateral. Esta acción se conoce como reflejo pupilar indirecto
(consensual). También requiere la integridad del nervio oculomotor
craneal (3) contralateral.
El humor acuoso determina la presión intraocular
El humor acuoso es un líquido claro que se encuentra en las cámaras
anterior y posterior del ojo. Su tasa de producción y reabsorción es lo
bastante alta como para reemplazar todo el volumen de las cámaras
varias veces al día.
El humor acuoso lo produce el epitelio que cubre los procesos
ciliares, que son un sistema de prolongaciones digitales del cuerpo
135
ciliar de la cámara posterior. Se cree que se forma por el transporte
activo de los iones sodio, cloro y bicarbonato hacia la cámara posterior, lo que genera un gradiente osmótico que provoca un flujo
pasivo del agua hacia la misma. El humor acuoso fluye desde dicha
cámara hacia la anterior a través de la pupila. Este flujo se debe al
gradiente de presión que se establece por el proceso activo de formación en la cámara posterior.
Este humor se evacua al sistema venoso en el ángulo que forman
la córnea y el iris. Esta evacuación se lleva a cabo por un gradiente de
presión, facilitado en muchas especies por un sistema de trabéculas
y canales. Si se produce una obstrucción del paso del humor acuoso
al sistema venoso, la presión intraocular aumenta, ya que su formación prosigue. Este aumento patológico de la presión intraocular
se denomina glaucoma, y cuando la presión intraocular supera a la
intravascular de los vasos retinianos se produce ceguera.
CASOS CLÍNICOS
HEMIANOPSIA HOMÓNIMA
Historia. Usted examina un macho de pastor alemán de 10 años cuyo
dueño dice que recientemente ha comenzado a chocarse contra objetos
con el lado izquierdo de la cara y que ha tenido dos crisis epilépticas.
Las crisis se caracterizan por rotación de la cabeza a la izquierda y
rigidez de la pata delantera izquierda.
Exploración clínica. Las alteraciones de la exploración física se li-
mitan al sistema nervioso. Cuando se le presentan una serie de objetos
desconocidos para él en la sala de exploración, colisiona con ellos como
si no viera por el lado izquierdo. Parece tener cierta debilidad en la pata
delantera izquierda. Por otro lado, está despierto, alerta y responde
a estímulos. Los nervios craneales y los reflejos segmentarios son
normales, así como las respuestas intersegmentarias de propiocepción
consciente en las patas del lado derecho. Sin embargo, estas respuestas son demasiado prolongadas en el lado izquierdo.
Comentario. Esta historia y exploración física son frecuentes en los
perros con tumores cerebrales. Este presenta un tumor (neoplasia)
que nace en las meninges sobre la corteza cerebral posterior derecha.
Es en este lugar (occipital) donde se interpreta la imagen procedente
del lado izquierdo del campo visual (fig. 14-7). La alteración funcional
inducida por la lesión produce pérdida de la visión desde el campo
visual izquierdo (hemianopsia homónima). En esta zona también se
interpreta la respuesta de propiocepción consciente de las patas
izquierdas. Las crisis epilépticas se caracterizan por la rotación de la
cabeza hacia la izquierda y la rigidez transitoria de la pata delantera de
ese lado porque la actividad epiléptica se genera en la corteza cerebral
a la altura del tumor y se extiende a toda la corteza motora, aunque
limitada en el lado derecho. Puesto que el tracto corticoespinal del sistema piramidal que controla los músculos del lado izquierdo del cuello
y la pata delantera izquierda se forma en la corteza motora derecha
(v. cap. 10), la actividad epiléptica provoca de manera transitoria el
giro de la cabeza hacia la izquierda y la rigidez de la pata delantera
izquierda.
Tratamiento. Este perro padecía un meningioma de la corteza
cerebral posterior derecha. En este caso no se intentó la resección
quirúrgica.
UVEÍTIS EN UN CABALLO
Historia. Un cliente le llama para que examine el ojo derecho de
una yegua Appaloosa de 8 años porque bizquea, tiene dolor y una
supuración desde hace algunos días. El animal no muestra ningún otro
signo más que los del ojo.
136
SECCIÓN II Neurofisiología
FIGURA 14-8 El reflejo pupilar lumínico. A, Estructuras y sinapsis que participan en el reflejo pupilar lumínico
directo representados en un lado del animal. B, Diagrama esquemático que muestra las conexiones que cruzan
la línea media y son responsables del reflejo pupilar lumínico consensual (indirecto). Los axones retinianos que
cruzan la línea media lo hacen a la altura del quiasma óptico (no marcado). Aunque bilateralmente simétricas,
no se destacan las estructuras y las conexiones que se originan en un lado del animal para que el lector pueda
interpretarlas con mayor facilidad.
Exploración clínica. El examen oftalmológico muestra una pupila
miótica (estrechada), edema de la córnea (que le da un aspecto nebuloso) y eritema (enturbiamiento del humor acuoso) en el ojo derecho.
Usted colorea el ojo con tinte de fluoresceína y ve una úlcera superficial
de la córnea de 3 mm ×4 mm. Después de dilatar el ojo con tropicamida, usted ve el disco ocular edematoso (hinchado) en los bordes.
El examen del ojo izquierdo no revela ninguna anomalía.
Comentario. Es probable que esta yegua tenga uveítis junto con una
úlcera en la córnea. La úvea se compone de la coroides, el iris y el
cuerpo ciliar. Posiblemente ha contraído la uveítis por una especie de
Leptospira (una espiroqueta bacteriana) o por otra causa, y al picarle el
ojo se ha rascado la córnea hasta causarse la úlcera. Otra posibilidad
es que la úlcera se haya producido al rascarse la cara o por el roce
de un cuerpo extraño (como polvo, una ramilla) y que la uveítis sea
secundaria a la úlcera.
Con la uveítis se produce una ruptura de la barrera hemoacuosa
normal, lo que permite que las proteínas, células y fibrinas penetren
en el humor acuoso y lo enturbien. También se ven afectadas las
células endoteliales de la córnea, lo que puede causar menor retirada
de líquido del tejido corneal, con resultado de edema. Las glándulas
lagrimales segregan lágrimas gracias a la estimulación parasimpática.
Debido a la inflamación, el cuerpo ciliar y el esfínter de las pupilas
CAPÍTULO 14 El sistema visual
pueden constreñirse o hacer espasmo, lo que afectaría la pupila y
podría ser doloroso.
Tratamiento. Con la presencia de una úlcera corneal no suelen apli-
carse esteroides tópicos porque habría más posibilidades de infección.
Se trata esta yegua con atropina tópica, que es un anticolinérgico,
para ayudar a la dilatación de la pupila y aliviar el espasmo ciliar, disminuyendo así el dolor. También se trata a los caballos con antibióticos
tópicos por una posible infección, así como con antiinflamatorios sistémicos como por ejemplo flunixin meglumine. En algunos casos también se necesitan antiinflamatorios tópicos. Se trata esta yegua durante
algunos días incluso después de resuelta la úlcera a fin de maximizar
las posibilidades de que se normalice la producción de lágrimas. Si el
disco óptico siguiera edematoso y la yegua aún tuviera dolores, que
se traducen en el bizqueo y/o las pupilas mióticas, se podría comenzar
con esteroides tópicos para controlar mejor la inflamación.
PREGUNTAS PRÁCTICAS
1. Un paciente con un diámetro de la pupila izquierda menor al normal, descenso del párpado superior izquierdo y desplazamiento
anormal del tercer párpado izquierdo tiene una lesión, ¿en qué
estructura?
a. Nervio oculomotor izquierdo.
b. Tronco simpático del nervio vago izquierdo.
c. Nervio oculomotor derecho.
d. Tronco simpático del nervio vago derecho.
e. Vía óptica izquierda.
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
2. ¿Cuál de las siguientes no es una característica del sistema de
conos?
a. Muchos fotorreceptores convergen en una única célula bipolar.
b. Buena agudeza visual.
c. Varios fotopigmentos.
d. Visión en color.
e. Todas las anteriores son características del sistema de conos.
3. Su amigo, miembro del equipo de fútbol, está intentando explicar,
sin mucho éxito, la causa del reciente descenso de la puntuación
del equipo. Propone distintas explicaciones poco aceptables hasta
que menciona que está perdiendo de forma progresiva la visión
periférica, pero solo del campo visual izquierdo, y tiene cefaleas
frecuentes. Usted le recomienda que vaya al neurólogo porque es
probable que tenga una lesión en:
a. La vía óptica izquierda.
b. El nervio óptico derecho.
c. La vía óptica derecha.
d. El quiasma óptico.
e. Las radiaciones ópticas izquierdas.
137
4. ¿Cuál de las siguientes afirmaciones sobre el cristalino es falsa?
a. Se encuentra detrás del iris.
b. Desempeña una función importante en el enfoque de una
imagen visual en la retina.
c. Contiene fibras cristalinoides en capas.
d. Normalmente, su forma no cambia.
e. El aumento de su opacidad se denomina catarata.
5. Usted examina los reflejos pupilares de un paciente. Al alumbrar el
ojo izquierdo se produce una respuesta refleja positiva homolateral y consensuada. Sin embargo, al alumbrar el ojo derecho no hay
respuesta pupilar directa ni indirecta. ¿En cuál de las siguientes
estructuras se localiza la lesión?
a. Nervio óptico izquierdo.
b. Nervio oculomotor izquierdo.
c. Nervio óptico derecho.
d. Nervio oculomotor derecho.
e. Corteza visual primaria izquierda.
BIBLIOGRAFÍA
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Sheppard AL, Davies LN. In vivo analysis of ciliary muscle morphologic
changes with accommodation and axial ametropia. Invest Ophthalmol
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CAPÍTULO 15
Líquido cefalorraquídeo y barrera hematoencefálica
PUNTOS CLAVE
1. El líquido cefalorraquídeo tiene muchas funciones.
2. Casi todo el líquido cefalorraquídeo se forma en el plexo coroideo de los
ventrículos.
3. El líquido cefalorraquídeo fluye por un gradiente de presión a través del
sistema ventricular y hacia el espacio subaracnoideo.
E
l líquido cefalorraquídeo (LCR) es un líquido claro que se
encuentra en los ventrículos cerebrales, el conducto ependimario de la médula espinal y el espacio subaracnoideo que
rodea la superficie externa del cerebro y la médula espinal (fig. 15-1).
Tiene muy pocas células sanguíneas y proteínas y difiere del plasma
por lo que respecta a la concentración de diversos iones. Su ritmo
de formación, flujo y reabsorción es lo bastante alto como para
generar su recambio varias veces al día. La determinación de su
presión, el recuento celular y los niveles de varios constituyentes
bioquímicos es un procedimiento diagnóstico frecuente en caso
de patologías del sistema nervioso central, denominado punción
raquídea. La inyección de un medio de contraste radiopaco en el
espacio subaracnoideo es la base de una técnica neurorradiológica
conocida como mielografía, que se utiliza para evaluar la integridad
del canal raquídeo y muchas veces conjuntamente con una tomografía computarizada (TC). La obstrucción del flujo del LCR produce
un trastorno denominado hidrocefalia. Para comprender bien estos
procedimientos diagnósticos, y la fisiopatología de la hidrocefalia,
es imprescindible un buen conocimiento de la formación, flujo y
absorción del LCR.
La barrera hematoencefálica (BHE) se refiere a la naturaleza selectiva de los vasos sanguíneos del sistema nervioso central (SNC)
con respecto a las sustancias que pueden atravesar sus paredes, si se
comparan con los vasos sanguíneos de otras partes del organismo.
Conocer la BHE ayuda a aclarar la forma en que el cerebro queda
protegido de los productos químicos neuroactivos, potencialmente
peligrosos, que hay en la sangre y por qué es difícil que determinados
fármacos lleguen al cerebro.
El líquido cefalorraquídeo tiene muchas funciones
Para funcionar correctamente, el SNC no solo necesita estar protegido
de las lesiones físicas, sino también de los cambios significativos del
entorno de sus neuronas. La acumulación de toxinas o un cambio
importante de la concentración iónica de este microentorno neuronal
podría causar cambios patológicos de la fisiología neuronal.
Una de las funciones más importantes del LCR es amortiguar al
cerebro, protegiéndole de los golpes en la cabeza. La gravedad específica del cerebro es parecida a la del LCR, por lo que el cerebro
flota en el líquido. El LCR absorbe la fuerza de los golpes que recibe la
cabeza, impidiendo que se transfiera directamente al tejido cerebral.
138
4. El líquido cefalorraquídeo se absorbe hacia el sistema venoso.
5. La hidrocefalia es un aumento de líquido cefalorraquídeo en el cráneo.
6. Existen barreras de permeabilidad entre la sangre y el cerebro.
Dado que la composición del LCR está muy controlada y que se
encuentra en equilibrio con el líquido extracelular del cerebro y de
la médula espinal, también ayuda a mantener un medio extracelular
constante para las neuronas cerebrales y las células gliales del SNC.
El equilibrio de difusión entre el LCR y el líquido extracelular, junto
con el flujo y la renovación diaria múltiple del LCR, le convierten
en un sistema de control de desechos eficaz que puede eliminar los
metabolitos celulares peligrosos. Las pruebas indican que, debido
a estas propiedades, el LCR puede actuar como un sistema de distribución cerebral de algunas hormonas polipéptidas y factores de
crecimiento que se secretan en el LCR.
Casi todo el líquido cefalorraquídeo se forma en el plexo
coroideo de los ventrículos
Los ventrículos son una serie de cavidades conectadas entre sí que
se encuentran en el centro del cerebro, están recubiertas por una
capa de células ependimarias y están llenas de LCR (fig. 15-2). Los
ventrículos laterales se localizan, respectivamente, en los dos hemisferios cerebrales, el tercer ventrículo se encuentra en la línea media
del diencéfalo, y el cuarto ventrículo se localiza entre el cerebelo y la
superficie dorsal del rombencéfalo (protuberancia y bulbo raquídeo)
(fig. 15-3).
La mayoría del LCR se forma en los plexos coroideos: se trata de
formaciones pequeñas con forma de coliflor, de vellosidades agrupadas que forman una parte del techo o del suelo de cada ventrículo
(fig. 15-3). Están formados por ramilletes de capilares cubiertos por
una capa de células ependimarias. Estas células, a diferencia de las
células que revisten el resto del ventrículo, forman una barrera estrechamente unida, selectiva, para las secreciones de los capilares y
otros líquidos circundantes (p. ej., LCR, líquido extracelular). Los
transportadores de membrana y los canales selectivos regulan el
paso de los iones y las moléculas a través de la barrera de células
ependimarias, controlando eficazmente la composición del LCR que
se sintetiza en el ventrículo. El transporte activo de iones sodio (Na+)
contribuye a un movimiento neto del cloruro sódico (NaCl) hacia
los ventrículos. Este gradiente osmótico regula el contenido de agua
del LCR, ya que el agua sigue al NaCl hacia el ventrículo de forma
pasiva. Existen pruebas de que el plexo coroideo puede absorber y
eliminar algunos productos de desecho metabólicos potencialmente
perjudiciales que se depositan en el LCR.
© 2014. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
CAPÍTULO 15 Líquido cefalorraquídeo y barrera hematoencefálica
139
FIGURA 15-1 Diagrama esquemático de las relaciones entre el
sistema nervioso central, los ventrículos, el líquido cefalorraquídeo
(LCR) y las meninges. El LCR está coloreado en rosa. VL, Ventrículo
lateral; III, Tercer ventrículo; IV, Cuarto ventrículo; flecha curva
de línea continua, foramen interventricular; flecha recta de línea
continua, acueducto cerebral; flecha curva en línea quebrada,
abertura lateral del cuarto ventrículo. (Modificado a partir de Behan
M: Organization of the nervous system. En Reece WO, editor:
Duke's physiology of domestic animals, 12ª ed, Ithaca, NY, 2004,
Comstock Publishing.)
FIGURA 15-2 Vista lateral de las cavidades ventriculares y su
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
posición aproximada dentro del cerebro. Las flechas representan la
circulación del líquido cefalorraquídeo a través, y en última instancia
fuera de, los ventrículos en las aberturas laterales. (De Lahunta
A y Glass E: Veterinary neurology and clinical neurology, 3ª ed,
St. Louis, 2009, Saunders.)
Es importante destacar que el LCR se forma a una velocidad casi
constante, y que no depende de la presión del líquido ni de la presión
sanguínea. Por tanto, aunque la presión del LCR o la presión intracraneal general aumenten debido a una obstrucción del flujo o una
masa ocupante de espacio, su formación continúa.
El líquido cefalorraquídeo fluye por un gradiente
de presión a través del sistema ventricular y hacia
el espacio subaracnoideo
El LCR fluye por gradiente de presión desde el lugar donde se forma
en los plexos coroideos a través del sistema ventricular y el espacio
subaracnoideo, hasta el sistema venoso. El líquido se forma en los
ventrículos laterales y entra en el tercer ventrículo a través del agujero
interventricular (agujero de Monro) (figs. 15-1 a 15-3), donde se mez-
cla con el líquido formado en este ventrículo. Desde aquí atraviesa
el acueducto cerebral (acueducto de Silvio) del mesencéfalo hacia
el cuarto ventrículo, y posteriormente al espacio subaracnoideo a
través de dos aberturas laterales o agujeros de Luschka. Algunos
mamíferos tienen una tercera abertura, localizada medialmente, que
comunica el cuarto ventrículo con el espacio subaracnoideo (agujero
de Magendie).
Debe recordarse que el cerebro y la médula espinal están rodeados
por hueso (el cráneo y el raquis, respectivamente) y recubiertos por
tres membranas denominadas meninges (v. cap. 3). Desde fuera
hacia dentro, estas membranas son la duramadre, la aracnoides y
la piamadre (fig. 15-1). El espacio subaracnoideo se encuentra entre la aracnoides y la piamadre, y cuando el LCR sale del cerebro a
través de las aberturas (los agujeros) del cuarto ventrículo, el LCR
140
SECCIÓN II Neurofisiología
FIGURA 15-3 Sección sagital media del cerebro que muestra partes de los ventrículos y del espacio subarac-
noideo, los plexos coroides que producen el LCR y el seno sagital dorsal en el que se absorbe gran parte del LCR.
La cisterna magna es donde comúnmente se obtienen muestras de LCR. El LCR que está dentro de los ventrículos
es de color ocre claro y el que se ha vaciado desde los ventrículos dentro del espacio subaracnoideo (a través de
las aberturas laterales) es de color ocre oscuro. La parte más grande del ventrículo lateral está dentro del hemisferio, oculta a la vista. III, Tercer ventrículo; IV, Cuarto ventrículo. (Modificado a partir de Fletcher TF: Spinal cord
and meninges. En Evans HE, editor: Miller's anatomy of the dog, 3ª ed, Filadelfia, 1993, Saunders.)
llena el espacio subaracnoideo y se extiende por toda la superficie del
cerebro y la médula espinal, de forma que todo el SNC flota en una
bolsa membranosa llena de líquido. Cuando el LCR circula sobre la
convexidad dorsal del cerebro, se absorbe hacia el sistema venoso
cerca de la línea media.
Se puede determinar la presión, el recuento celular y los constituyentes químicos del LCR mediante la inserción de una aguja de
punción espinal en el espacio subaracnoideo. Anatómicamente, el
lugar más conveniente para realizar esta prueba varía según las especies. En los seres humanos suele hacerse en la columna lumbar,
ya que la médula espinal se estrecha para formar un cono (la cauda
equina) cerca de la primea vértebra lumbar (los seres humanos tienen
cinco vértebras lumbares), y la duramadre y la aracnoides continúan
hacia abajo para rodear la segunda vértebra sacra. Esto ofrece un espacio subaracnoideo relativamente grande (cisterna lumbar) en
la columna mesolumbar humana del que obtener la muestra. Sin
embargo, en la mayoría de las especies veterinarias, la cauda equina
termina cerca de la sexta o séptima vértebra lumbar, lo que deja solo
un pequeño espacio subaracnoideo en la columna vertebral. Por
lo tanto, casi todos los veterinarios realizan la punción espinal en
el espacio subaracnoideo, región a la que se accede entre el cráneo
y la primera vértebra cervical (el atlas) con el animal anestesiado
(fig. 15-4). Aquí el espacio subaracnoideo, que se forma cuando la
aracnoides se extiende desde la superficie cerebelosa caudal hasta
la superficie dorsal del bulbo raquídeo, se denomina cisterna magna
(también cisterna cerebelomedular) y tiene mayor profundidad
que otras porciones del espacio subaracnoideo (fig. 15-3). Las punciones espinales proporcionan mucha información sobre las lesiones
neurológicas, como, por ejemplo, las masas que ocupan espacio y
la inflamación.
El LCR normal es claro y traslúcido. La turbidez indica un aumento del número de células y un matiz rosado apunta a la presencia
de sangre. Una de las causas comunes del aumento del recuento
celular del LCR es la inflamación del SNC. La presencia de neutrófilos
FIGURA 15-4 Zona de acceso entre el cráneo y la primera vértebra cervical
(atlas) para la recogida de una muestra de LCR de la cisterna magna (cisterna
cerebelomedular) en un caballo tumbado. (De De Lahunta A, Glass E: Veterinary
anatomy and clinical neurology, 3ª ed, Filadelfia, 2008, Saunders.)
puede estar indicando una infección bacteriana. Una hemorragia
subaracnoidea suele ser responsable de la presencia de sangre en el
LCR. En ausencia de un recuento más numeroso de células nucleadas,
el aumento de proteínas en el LCR suele ser consecuencia de una
neurodegeneración o una neoplasia. Si se sospechara una infección,
se deberá hacer un cultivo de LCR.
CAPÍTULO 15 Líquido cefalorraquídeo y barrera hematoencefálica
141
FIGURA 15-5 Sección transversal (coronal) por
la línea media dorsal del cerebro, que muestra la
absorción de LCR en el seno sagital dorsal a través de las vellosidades aracnoideas. El LCR está
coloreado en azul celeste. La pequeña ventana
en la cabeza del perro muestra la posición aproximadamente dorsoventral del seno. (Modificado a
partir de Oliver JE, Lorenz MD: Handbook of veterinary neurology, 2ª ed, Filadelfia, 1993, Saunders.)
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
El líquido cefalorraquídeo se absorbe hacia el sistema venoso
El LCR se absorbe hacia el sistema venoso, principalmente hacia
senos venosos revestidos por la duramadre (el seno sagital dorsal)
que se encuentra entre la superficie dorsal de los hemisferios cerebrales (fig. 15-3), y los senos transversos que están entre los hemisferios cerebrales y el cerebelo. En los primates, el seno sagital dorsal
es el que tiene las funciones más importantes, mientras que en los
cuadrúpedos lo son los senos transversos. La mayor parte del líquido
se absorbe desde el espacio subaracnoideo hacia los senos durales
a través de las vellosidades aracnoideas (figs. 15-3 y 15-5), que son
pequeñas proyecciones con forma de dedos de la membrana aracnoides que se insertan a través de las paredes del seno. Al parecer, la
absorción depende de la presión y es unidireccional, el LCR puede
fluir desde el espacio subaracnoideo hasta el seno venoso, pero la
sangre venosa no puede desplazarse desde el seno hacia el espacio
subaracnoideo. El desplazamiento del LCR hacia el seno venoso se
denomina a veces «flujo a granel», porque todos los componentes
del líquido, incluyendo los productos de desecho y otro material
extraño (p. ej., eritrocitos) se desplazan hasta el seno. Las sustancias
atraviesan las células de las vellosidades aracnoideas mediante transporte vesicular y también mediante la formación y el movimiento
de vacuolas gigantes llenas de líquido. El LCR también puede cruzar
desde el espacio subaracnoideo hasta el seno a través de los espacios
que hay entre las células de las vellosidades. El LCR se produce a una
velocidad de alrededor de 1 mL/h en los gatos, unos 3 mL/h en los
perros y unos 20 mL/h en los seres humanos. Todo el LCR se renueva
varias veces al día; en ovejas y cabras se renueva unas seis veces.
En condiciones normales, la presión del LCR se regula principalmente por su absorción en las vellosidades aracnoideas, ya que la
velocidad de absorción puede responder a cambios de la presión del
LCR, mientras que su formación es bastante constante e independiente de la presión. Por lo tanto, cualquier obstrucción de la absorción del
LCR hacia el seno venoso hace que aumente la presión del líquido casi
inmediatamente. En algunos estados patológicos, como por ejemplo
tumores cerebrales o meningitis, la presión del LCR puede aumentar
de forma significativa.
La hidrocefalia es un aumento de líquido cefalorraquídeo
en el cráneo
La hidrocefalia se define como el aumento del volumen de LCR
en el cráneo, con frecuencia asociado a un aumento del volumen
ventricular y de la presión intracraneal. En teoría, es posible que se
deba a una producción excesiva del líquido en los plexos coroideos,
la obstrucción de su flujo a través del sistema ventricular o el espacio
subaracnoideo, o a alteraciones de la absorción en las vellosidades
aracnoideas. En la práctica, la sobreproducción es poco frecuente y
es más habitual que exista una obstrucción del flujo, sobre todo en lugares vulnerables como el acueducto de Silvio (que conecta el tercer y
el cuarto ventrículos) y las salidas del cuarto ventrículo. Este bloqueo
del sistema ventricular produce una hidrocefalia no comunicante que
hace que el LCR que se forma se acumule en las zonas del sistema
ventricular que se encuentran detrás del bloqueo. Las regiones ventriculares del interior del cerebro se expanden a expensas del tejido
cerebral circundante, y la presión intracraneal aumenta.
La alteración de la absorción (un tipo de hidrocefalia comunicante)
puede deberse a meningitis o hemorragia, presumiblemente por
restos celulares que obstruyen la salida del LCR desde el espacio
subaracnoideo hasta el seno venoso en las vellosidades aracnoideas,
142
SECCIÓN II Neurofisiología
lo que puede aumentar el volumen de LCR en el espacio subaracnoideo, que a su vez aumenta la presión en la superficie externa del
cerebro y la presión intracraneal.
Se desconoce la patogenia de muchos casos de hidrocefalia. Una
forma frecuente de tratamiento en los seres humanos es implantar
mediante cirugía una sonda que deriva el LCR hacia las aurículas cardíacas o la cavidad peritoneal, lo que alivia los episodios de aumento
de presión del LCR y evita un daño cerebral mayor. También se han
aplicado derivaciones ventriculoperitoneales en especies veterinarias.
Se ha utilizado el inhibidor de la anhidrasa carbónica acetazolamida
o el diurético furosemida para disminuir la producción de LCR.
Existen barreras de permeabilidad entre la sangre
y el cerebro
Cuando se inyectan en la sangre, muchos colorantes se depositan
en otros tejidos corporales y no en el cerebro. Esto indica que los
capilares del cerebro tienen la capacidad de limitar el acceso de ciertas
sustancias al tejido cerebral. Esta propiedad fisiológica de los vasos
sanguíneos del SNC se denomina barrera hematoencefálica (BHE),
y contribuye a mantener estable el entorno de las neuronas y las
células gliales del SNC. Esta protección de la exposición directa a la
irrigación sanguínea es necesaria porque existen muchos factores
que pueden modificar la composición de la sangre, como la dieta, el
ejercicio, la actividad metabólica, la enfermedad, la edad y la exposición a toxinas del entorno. Muchos de los nutrientes, metabolitos y
toxinas que transporta la sangre son neuroactivos y pueden afectar a
los receptores de membrana, los transportadores o los canales iónicos.
En ausencia de una BHE, estas sustancias podrían producir cambios
irregulares e indeseables de la actividad y la conducta de las neuronas.
En la mayoría de los capilares, los compuestos hidrosolubles salen
con pocas restricciones a través de las hendiduras existentes entre las
células endoteliales del capilar. Sin embargo, en el cerebro, el paso a
través de estas hendiduras intercelulares está bloqueado por uniones
estrechas, y el intercambio de solutos sanguíneos es muy selectivo
(fig. 15-6). Como regla general, las moléculas pequeñas, sin carga,
liposolubles y no ligadas a proteínas plasmáticas (p. ej., O2, CO2,
etanol, nicotina) pueden atravesar fácilmente el endotelio capilar de
la BHE. Algunas moléculas que no cumplen este perfil (p. ej., glucosa,
algunos aminoácidos) pueden atravesar la BHE por mecanismos de
transporte específicos mediados por portador. Los capilares cerebrales
tienen un gran número de mitocondrias, lo que refleja la actividad de
estos transportadores. Algunas enzimas degradativas que se expresan
en el endotelio de los capilares cerebrales (p. ej., monoamino oxidasa)
limitan aún más las sustancias que pueden atravesar la BHE.
Las células endoteliales de los capilares que caracterizan la BHE
están dentro de un complejo microsistema celular que también
comprende los pericitos circundantes, los «pies terminales» de los
astrocitos gliales y las neuronas (fig. 15-6). Este sistema se llama
unidad neurovascular. La interacción de esos elementos de la unidad
neurovascular, que aún no comprendemos totalmente, parece ser
importante para el desarrollo, el mantenimiento de la estructura
y el funcionamiento de la BHE especializada del endotelio de los
capilares, lo que facilita la homeostasis molecular del cerebro.
La integridad de la BHE puede quedar comprometida por determinados estados patológicos como el ictus isquémico y la lesión cerebral
traumática. La disminución de la integridad de las uniones herméticas
de la BHE es la marca de fábrica de la enfermedad neuroinflamatoria.
Es curioso que hasta la inflamación de los nervios periféricos parece
afectar las uniones herméticas de la BHE. Algunas enfermedades
humanas como la diabetes, la esclerosis múltiple y el Alzheimer
parecen estar relacionadas con una disminución de la integridad de
la BHE, si bien su naturaleza causal no queda clara en estos casos.
Por desgracia para muchos pacientes, normalmente la BHE
también evita que muchos antibióticos y otros fármacos lleguen al
cerebro, en especial los que tienen baja liposolubilidad o se unen a las
proteínas plasmáticas. Parte integrante de este problema es el hecho
de que algunos fármacos que sí poseen propiedades que normalmente
permitirían un movimiento pasivo a través del endotelio de los capilares de la BHE se trasladan activamente desde el endotelio de vuelta
a la sangre por un transporte mediado por portadores que parecen
tener afinidad por algunos de estos fármacos. Los intentos para
resolver este problema se han centrado en la interrupción temporal
FIGURA 15-6 La barrera hematoencefálica (BHE). A diferencia de la mayor parte de los capilares del cuerpo,
las células de las paredes capilares del cerebro están ligadas por uniones estrechas que restringen el paso de
material entre las células. Estos capilares cerebrales son parte de un complejo sistema microcelular, llamado
unidad neurovascular. La unidad comprende también los pericitos circundantes, los «pies terminales» de los
astrocitos y las neuronas. Las sustancias que salen de los capilares del cerebro deben pasar por las células
que forman la pared capilar. Mecanismos selectivos de transporte deben llevar las sustancias no pequeñas, sin
carga y lipofílicas. Se cree que las interacciones entre los elementos de la unidad neurovascular contribuyen al
desarrollo y el mantenimiento de la organización de la unión estrecha.
CAPÍTULO 15 Líquido cefalorraquídeo y barrera hematoencefálica
de la BHE, la liberación directa en el cerebro, «hacer autoestop» a
determinados transportadores de membrana de la BHE y aumentar
la liposolubilidad de los fármacos.
En algunas partes del cerebro, conocidas como órganos circunventriculares, que incluyen el hipotálamo, los capilares cerebrales no forman uniones estrechas, y la BHE aparentemente no es eficaz. Esto es
importante porque estas regiones del cerebro participan en funciones
como el control de la osmolaridad sérica, los niveles de glucosa, la
comunicación hormonal, el apetito, la sed y los vómitos, y por lo tanto
requieren cierta sensibilidad a los niveles de muchos solutos séricos.
CASOS CLÍNICOS
AUMENTO DE LA PRESIÓN INTRACRANEAL
Historia. Usted examina una perra Bóxer de 9 años. El dueño afirma
que últimamente parece estar más adormilada de lo normal y la noche
anterior ha presentado lo que usted reconoce como una crisis epiléptica
tónico-clónica generalizada.
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Exploración clínica. La exploración física de la perra revela una masa dura y nodular en la glándula mamaria. Otros hallazgos se refieren
al sistema nervioso y se caracterizan por una aparente disminución de
la conciencia y confusión, además de una respuesta de propiocepción
consciente alterada en las patas delantera y trasera derechas. Las
radiografías laterales del tórax revelan lesiones metastásicas en los
pulmones. La presión del líquido cefalorraquídeo, determinada con un
manómetro durante la punción de la cisterna magna, es de 310 mm
LCR (la presión normal en los perros es inferior a 180 mm LCR).
Comentario. Se trata de un caso típico de un perro con una neoplasia
mamaria extendida primero a los pulmones, donde las células tumorales encuentran el primer filtro en el lecho capilar cuando invaden el
sistema venoso, y después al cerebro. A medida que aumenta la masa
tumoral en la bóveda craneal rígida, el volumen de LCR y otros líquidos
se desplazan. De manera temporal, la pérdida parcial de mielina puede
compensar la masa intracraneal en expansión pero, en último término,
el aumento de tamaño del tumor en el cráneo provoca elevación de la
presión intracraneal que se refleja en una mayor presión del LCR en
la cisterna magna. Para medirla debe anestesiarse al perro y colocar
una aguja de punción espinal en la cisterna magna. Se retira el estilete
y se coloca un tubo rígido de cristal o plástico (manómetro) en ángulo
recto con una válvula de 3 vías. El LCR sube el manómetro hasta una
altura proporcional a la presión intracraneal. Esta altura se mide con
la graduación milimétrica marcada en el tubo.
La alteración de la respuesta propioceptiva en las patas derechas
delantera y trasera aparece por una lesión focal, asimétrica, en la corteza cerebral izquierda. Las crisis epilépticas también están provocadas
por esta masa. Con la neoplasia mamaria, las lesiones metastásicas en
los pulmones, los signos neurológicos asimétricos, la crisis epiléptica
y el aumento de presión del LCR, es razonable concluir que esta perra
tenía una neoplasia intracraneal que probablemente se extendía desde
la glándula mamaria a los pulmones y al cerebro. Se recomienda realizar una tomografía computarizada (TC) o una resonancia magnética
(RM) para definir mejor el tumor cerebral.
Tratamiento. Si esta perra tuviera un tumor localizado en el SNC
podrían intentarse otros tratamientos. Sin embargo, en este caso el
tratamiento intensivo sería inútil debido a las lesiones metastásicas.
El tratamiento paliativo (que procura alivio pero no curación), los esteroides y los analgésicos pueden ayudar a aliviar el sufrimiento del animal.
POTRILLO CON CONVULSIONES
Historia. Un potro árabe que nació hace 2 días (no se observó el
parto), presenta aletargamiento e incapacidad para levantarse, y hace
143
una hora ha comenzado a tener convulsiones. Se ponía de pie, pero
tardaba más de lo normal. El potro ha mamado, pero parece que la
madre, que es primeriza, no tiene mucha leche. El potro parece menos
activo que los potros normales, y a medida que pasa el tiempo está
más letárgico. Al final, parece que no puede ponerse de pie y ha tenido
una crisis convulsiva mientras viajaba hacia la clínica.
Exploración clínica. El potro tiene fiebre y aumento del pulso y la
respiración. Las mucosas presentan una coloración rojiza más oscura
de lo normal, están secas (deshidratación) y el tiempo de llenado capilar
está aumentado (mala perfusión). La auscultación (escucha de los
sonidos que hay dentro del cuerpo) revela sonidos pulmonares rudos y
crepitaciones. El ombligo está inflamado y húmedo. Tiene hemorragias
petequiales en las orejas y en la esclerótica, así como signos de uveítis
(v. cap. 14) en los ojos. Durante la exploración, el potro no responde
cuando se le manipula o se le golpea, aunque no tiene convulsiones.
El reflejo de succión está ausente.
Comentario. Aunque existen muchas causas posibles de las convulsiones de este potro, las dos razones más probables son la hipoglucemia y una infección (meningitis). La glucemia es alta en este
potro, por lo que lo más probable es que tenga meningitis (inflamación
de las meninges) y septicemia. Es posible que este potro tenga sepsis
(infección transportada por la sangre), basándose en los antecedentes
y los signos clínicos, que apoyan que es posible que no haya recibido
suficiente calostro ni suficiente leche de su madre. Sin un aporte de
calostro y una nutrición adecuados, el sistema inmune del potro es
más sensible a las infecciones. Los signos de inflamación umbilical,
sonidos pulmonares rudos, fiebre, petequias, uveítis y convulsiones son
consistentes con septicemia, que se manifiesta en distintas regiones
corporales. El ombligo podría estar infectado (onfaloflebitis), los sonidos pulmonares son consistentes con una infección (neumonía) y las
convulsiones son consistentes con meningitis.
Se recomienda investigar el hemograma completo, la bioquímica
sérica, los gases sanguíneos y realizar cultivos de sangre para determinar el estado general del potro. En muchos casos, estas pruebas
son suficientes para hacer el diagnóstico y determinar el tratamiento.
Otras veces, para realizar el diagnóstico definitivo, es necesario realizar
una punción atlanto-occipital (A/O) para obtener LCR (recogiendo las
muestras de la cisterna magna); es mejor realizar la punción en esta
zona que en la región lumbosacra porque está más cerca de la zona
de la lesión. La punción también permite realizar un cultivo para poder
elegir el antibiótico más eficaz para tratar al potro. Para realizar la
punción, el potro puede sedarse con diazepam (Valium). Con el LCR
obtenido pueden medirse las concentraciones de proteínas y glucosa,
hacer un examen citológico y un cultivo. Generalmente, en los casos
de meningitis la concentración de proteínas es alta y en la citología se
aprecia un aumento del número de leucocitos (neutrófilos). Siempre
existe la posibilidad de obtener un resultado falso negativo del cultivo.
Tratamiento. El pronóstico de un potro con sepsis y convulsiones
es malo, y deben considerarse muchos factores. El tratamiento de
la meningitis consiste en administrar antibióticos y antiinflamatorios,
y anticonvulsivos cuando sea necesario. Las convulsiones pueden
causar hipoxia de la zona afectada, lo que puede dar lugar a lesiones
permanentes. Además de la meningitis, existen otros problemas, como
la infección umbilical, la infección respiratoria y la uveítis. Cuando
hay septicemia, suele afectar a otros órganos (articulaciones, aparato
gastrointestinal, sistema renal). Existen otros problemas, como la
posible lesión renal causada por la deshidratación o las complicaciones
asociadas a algunos antibióticos. Otra posibilidad son los cuidados de
apoyo. El tratamiento de un potro postrado es difícil, no solo por las
razones que ya se han mencionado, sino también por otros factores,
como las infecciones añadidas, la aspiración y el apoyo nutricional.
144
SECCIÓN II Neurofisiología
PREGUNTAS PRÁCTICAS
1. La obstrucción del flujo de líquido cefalorraquídeo (LCR) en el
acueducto de Silvio produce agrandamiento de:
a. Ventrículos laterales.
b. Cuarto ventrículo.
c. Conducto ependimario de la médula espinal.
d. Espacio subaracnoideo.
e. Cauda equina.
2. El LCR se forma en:
a. Vellosidades aracnoideas.
b. Acueducto de Silvio.
c. Plexos coroideos.
d. Espacio subaracnoideo.
e. Seno sagital dorsal.
3. Usted está realizando una punción espinal y midiendo la presión
del LCR en un caballo anestesiado. Los restos celulares han obstruido las vellosidades aracnoideas debido a una meningitis. ¿Qué
esperaría que ocurriera con la presión del LCR?
a. Sería superior a la normal.
b. Sería inferior a la normal.
c. Sería normal.
4. En muchas especies veterinarias, las muestras de LCR para fines
diagnósticos suelen obtenerse insertando la aguja en:
a. Los ventrículos laterales.
b. El seno sagital dorsal.
c. El tercer ventrículo.
d. El acueducto de Silvio.
e. La cisterna magna.
5. De las siguientes sentencias sobre la barrera hematoencefálica
(BHE), señale las dos que son falsas:
a. La BHE es muy eficaz en los órganos circunventriculares del
cerebro.
b. Se cree que los pies terminales de los astrocitos son parcialmente responsables del desarrollo de la BHE.
c. Generalmente, los capilares cerebrales tienen un gran número
de uniones estrechas endoteliales.
d. Muchos de los colorantes que se inyectan en la sangre pueden
penetrar en la mayoría de los tejidos del organismo, pero no
en el tejido cerebral.
e. Generalmente, las moléculas pequeñas, sin carga y liposolubles
no atraviesan la BHE.
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CAPÍTULO 16
Electroencefalograma y potenciales
evocados sensitivos
PUNTOS CLAVE
1. Todas las áreas de la corteza cerebral comparten características histológicas comunes.
2. El electroencefalograma se ha convertido en una herramienta clínica
habitual.
C
uando un tejido vivo tiene muchas células excitables, la conducta eléctrica puede detectarse con electrodos colocados en
el cuerpo a cierta distancia de estas células. Algunos procedimientos diagnósticos electrofisiológicos con importancia clínica
se basan en este concepto.
La teoría subyacente se denomina conducción de volumen y describe la expansión de corrientes iónicas en el líquido extracelular desde
un grupo de células nerviosas o musculares hasta puntos más distantes
del cuerpo, como la piel, desde donde se pueden medir. La forma de
sus ondas es característica del tejido en el que se forman. El registro
electrofisiológico mejor conocido es el electrocardiograma del músculo cardíaco (v. cap. 20). El electromiograma del músculo esquelético
(v. cap. 6) y el electrorretinograma (v. cap. 14) son otros ejemplos.
Este capítulo presenta otras dos herramientas electrofisiológicas
clínicas: el electroencefalograma y los potenciales evocados sensitivos, particularmente las respuestas evocadas auditivas del tronco
del encéfalo. Estas herramientas representan dos tipos generales de
registros electrofisiológicos clínicos. El primero es el registro de la
actividad espontánea del tejido, y el segundo es el registro de los
potenciales evocados artificialmente mediante la estimulación eléctrica o magnética del tejido o mediante la activación de los órganos
receptores sensitivos. Antes de analizar el electroencefalograma y
los potenciales evocados sensitivos es necesario comprender mejor
la histología y la electrofisiología de la corteza cerebral.
Todas las áreas de la corteza cerebral comparten
características histológicas comunes
Cada región de la corteza cerebral tiene una función diferente. Por
ejemplo, la corteza motora (v. cap. 10) se proyecta hacia el tronco del
encéfalo y la médula espinal para iniciar los movimientos dirigidos,
aprendidos y conscientes. La corteza occipital procesa la información
visual recibida desde la retina (v. cap. 14) y la corteza temporal la
procedente del oído (v. cap. 17). A pesar de las funciones diferentes que
cumplen las distintas regiones corticales, las características histológicas
son básicamente las mismas, lo que sugiere un procesamiento sináptico
cortical de la información similar en todas ellas, y que las diferencias
están en el origen de los impulsos de entrada y los destinos de los de
salida. Sin embargo, las células corticales cerebrales de amplias regiones
del cerebro trabajan juntas en estados normales, como el sueño y la
vigilia, y en estados patológicos, como el coma y las crisis epilépticas.
© 2014. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
3. La conducta colectiva de las neuronas corticales puede estudiarse de forma
no invasiva mediante la utilización de electrodos en el cuero cabelludo.
4. La estimulación de los tractos sensitivos puede registrarse como potenciales evocados.
La corteza cerebral contiene varios tipos de células diferentes,
aunque casi todos pertenecen a dos clases principales: las células
piramidales y las células estrelladas (fig. 16-1). Estas células se disponen en seis capas (I-VI). Las dendritas de las células piramidales,
denominadas así porque su cuerpo tiene forma de pirámide, se dirigen hacia la superficie pial de la corteza, y generalmente llegan hasta
la capa I, donde se ramifican. Estas células también tienen dendritas
basales que se extienden horizontalmente desde el cuerpo celular.
Las células piramidales son neuronas de proyección, sus axones
abandonan la región cortical donde se originan las células y se dirigen
a otras partes del sistema nervioso central (SNC) o a otras regiones
de la corteza cerebral. Por lo general, hacen sinapsis excitadoras.
Las células estrelladas, llamadas así por su apariencia de estrella, son
interneuronas corticales de los circuitos locales, excitadoras o inhibitorias. La mayoría de la información subcortical llega a la corteza
a través de impulsos masivos procedentes de los núcleos talámicos,
la mayoría dirigidos hacia la capa IV. Los impulsos procedentes de
algunas partes del tálamo, así como de otras regiones de la corteza
cerebral, tienen una terminación más difusa a través de las capas
corticales. Los circuitos corticales locales procesan la información
que llega de las vías aferentes corticales, y las células piramidales
transportan esta información procesada a otras regiones del SNC.
Igual que otras regiones del cerebro, la corteza cerebral contiene
muchas más células gliales que neuronas. Aquí existen tres tipos de
células gliales: astrocitos, oligodendrocitos y microglía. No forman
potenciales de acción pero, como se ha mencionado en el capítulo 3,
pueden controlar de forma indirecta la actividad eléctrica neuronal y
regular la eficacia de la comunicación neural. Las células gliales también captan el exceso de iones potasio, neurotransmisores y toxinas
del espacio extracelular, y participan en la función inmune. Además,
ayudan a guiar el curso de las neuronas en desarrollo, participan en
la formación de sinapsis y estabilizan la posición de las neuronas, de
aquí proviene el origen del término glía («pegamento»).
El electroencefalograma se ha convertido
en una herramienta clínica habitual
Desde la década de 1930 se sabe que el voltaje eléctrico fluctuante
que refleja la actividad cerebral puede registrarse mediante electrodos
colocados sobre el cuero cabelludo (fig. 16-2). Este registro se conoce
como electroencefalograma (EEG). La frecuencia de onda registrada
145
146
SECCIÓN II Neurofisiología
FIGURA 16-1 Los principales tipos de neuronas y sus interconexiones son básicamente similares en las diversas
regiones de la corteza cerebral. Nótese que las dos grandes células piramidales (amarillo) en las capas III y V
reciben múltiples contactos sinápticos de la interneurona en forma de estrella (célula estrellada, violeta) de la
capa IV. La inhibición de la célula en cesta (negro) se dirige a los somas de las neuronas corticales. La principal
aportación a la corteza proviene de núcleos específicos del tálamo (aferentes específicas) y se dirige casi siempre
a la capa IV; los impulsos de asociación y del cuerpo calloso (aferentes de asociación o callosas) tienen una pauta
de terminación más extendida entre las capas corticales. (De Kandel ER, Schwartz JH, editores: Principles of neural
science, 2ª ed, Nueva York, 1985, Elsevier Science & Technology.)
varía de manera inversa con su amplitud. Tanto la frecuencia como la
amplitud cambian según el nivel de conciencia (fig. 16-3). El animal
despierto tiene un EEG de alta frecuencia y baja amplitud, mientras
que el animal más relajado presenta una frecuencia más lenta y mayor
amplitud. Cuando está dormido el sueño suele comenzar con ondas
lentas y muy amplias. Paradójicamente, el EEG muestra períodos
de alta frecuencia y baja amplitud durante el ciclo del sueño. Se han
nombrado 4 rangos de frecuencia: alfa (8-13 Hz), beta (13-30 Hz),
delta (0,5-4 Hz) y theta (4-7 Hz).
Esta técnica se ha estado utilizando en la clínica desde los años
1960. Una actividad anormal en el EEG se asocia empíricamente
con ciertas patologías del cerebro. En neurología humana, el EEG se
utiliza para clasificar las epilepsias, localizar lesiones y para ayudar
a definir la «muerte cerebral». Los EEG no se han utilizado tanto
en medicina veterinaria, pero pueden ser clínicamente útiles en
neurología veterinaria.
A continuación se va a analizar dónde se originan estos registros
superficiales y cómo se relacionan con la función cerebral.
La conducta colectiva de las neuronas corticales puede
estudiarse de forma no invasiva mediante la utilización
de electrodos en el cuero cabelludo
El EEG de superficie registra el voltaje fluctuante producido por los
cambios en los potenciales postsinápticos de miles de neuronas situadas bajo el electrodo. Cada cambio de voltaje tiene una polaridad.
Por convenio, los cambios de voltaje determinados por los electrodos extracelulares, como los del cuero cabelludo, presentan una
dirección estándar de la onda cuando se los observa en el registrador.
Cuando el cambio de voltaje se produce en dirección positiva, la onda
se dibuja hacia «abajo»; cuando es negativa, la onda se dibuja hacia
«arriba» (fig. 16-4). La polaridad del cambio de voltaje en el cuero
cabelludo depende de la naturaleza y la localización del cambio de
potencial postsináptico. Si en una capa cortical profunda se produce
un potencial postsináptico excitatorio, los iones positivos (p. ej.,
Na+) entran a la célula, abandonando el líquido extracelular en una
localización relativamente negativa. Siguiendo los principios de la
conducción de volumen, el líquido extracelular se queda cerca de
la superficie cortical positiva con respecto a la región más profun­
da, cargada negativamente, del líquido extracelular (fig. 16-4; para
simplificar solo se muestra una célula). Esto produce un cambio po­
sitivo de voltaje en el electrodo del cuero cabelludo próximo a la
superficie cortical. Basándose en los mismos principios, si se desarrolla un potencial postsináptico excitatorio cerca de la superficie
cortical (fig. 16-4), el voltaje registrado en el cuero cabelludo es
negativo. La polaridad de estos cambios se invierte para los potenciales postsinápticos inhibitorios.
Los cambios de voltaje registrados en la superficie del cuero cabelludo corresponden a la suma de los cambios del voltaje extracelular
provocados por los potenciales postsinápticos de muchas neuronas
corticales activas, sobre todo células piramidales, porque el cambio
en una sola neurona es demasiado pequeño y no se puede observar.
Los potenciales de acción contribuyen poco al EEG con electrodos
de superficie.
La amplitud (altura) de las fluctuaciones de voltaje en el registro
EEG de superficie depende del número de células corticales cuyos
potenciales postsinápticos cambian en la misma dirección y al mismo
CAPÍTULO 16 Electroencefalograma y potenciales evocados sensitivos
147
tiempo. Debido a que el cambio de voltaje de gran amplitud se produce
por la activación sincrónica de un gran número de neuronas, se dice
que el EEG de gran amplitud y baja frecuencia es un EEG sincronizado.
Cuando las neuronas se activan de forma más o menos aleatoria, se
obtiene un EEG de baja amplitud y alta frecuencia que se conoce
como desincronizado.
La frecuencia con la que cambia el voltaje del EEG se establece en
gran parte por el sistema de activación reticular. Como se ha mencionado en el capítulo 10, las proyecciones ascendentes de la formación
reticular desempeñan una función importante modulando la consciencia, la vigilia y la atención. Muchas de estas proyecciones hacen
sinapsis principalmente en el tálamo, el hipotálamo o directamente
en la corteza cerebral de forma difusa. Es posible que las proyecciones
corticales difusas procedentes de partes del tálamo (núcleo intralaminar) y el hipotálamo (hipotálamo lateral), junto con las proyecciones
corticales directas, difusas, de la formación reticular, regulen la consciencia y la vigilia. Las neuronas que se proyectan hacia la corteza
a partir de núcleos de transmisión sensitivos específicos del tálamo
y que reciben impulsos de la formación reticular probablemente
influyen en la atención. El término sistema activador reticular en
conjunto se refiere a estas neuronas ascendentes de la formación
reticular y a las neuronas que transmiten su actividad a la corteza, ya
que ambas afectan a la consciencia, la vigilia y la atención.
La estimulación de los tractos sensitivos puede registrarse
como potenciales evocados
FIGURA 16-2 Puntos que se utilizan habitualmente para colocar los elec-
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
trodos (montaje de los electrodos) en el registro de un electroencefalograma
(EEG). Generalmente, los registros se obtienen de varias combinaciones de
pares de electrodos.
Muchas áreas del cerebro y la médula espinal no se reflejan en el EEG,
y es necesario utilizar otros registros electrofisiológicos clínicos para
examinar la función de estas áreas.
Desde el cuero cabelludo puede registrarse la actividad sináptica
de una vía sensitiva con una técnica computarizada que elimina el
promedio de la actividad de fondo del EEG y realiza un promedio de
la respuesta eléctrica a diferentes estímulos de un sistema sensitivo.
Estas señales se denominan potenciales evocados sensitivos.
FIGURA 16-3 EEG registrado a partir de diversas combinaciones de puntos utilizando una configuración de
electrodos antigua y más sencilla (la configuración de Redding). Muestra como varían la frecuencia y amplitud
entre un animal alerta (44), otro relajado (45), y otro en un sueño ligero (80). Obsérvese la disminución de la
frecuencia y el aumento de la amplitud a medida que el animal pasa desde el estado de alerta al de relajación y al
de sueño ligero. (De Oliver JE, Hoerlein BF, Mayhew IG, editores: Veterinary neurology, Filadelia, 1987, Saunders.)
(Continúa)
148
SECCIÓN II Neurofisiología
FIGURA 16-3 (cont.)
CAPÍTULO 16 Electroencefalograma y potenciales evocados sensitivos
149
FIGURA 16-3 (cont.)
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
FIGURA 16-4 Registros del cuero cabelludo y mecanismos
sinápticos subyacentes. Izquierda, Potencial registrado de
un electrodo fijado al cuero cabelludo después de activar los
impulsos talámicos. Las terminales de las neuronas talamocorticales forman conexiones excitadoras con las neuronas
corticales, predominantemente de la capa IV. De este modo, el
flujo hacia el interior en la capa IV deja el líquido extracelular en
una localización relativamente negativa, mientras que el líquido
extracelular, cerca de la superficie cortical, registra un potencial
relativamente positivo. Debido a que el electrodo de registro está situado en el cuero cabelludo, cerca de la superficie cortical,
registra un potencial positivo. Por convenio, el potencial positivo
registrado extracelularmente se representa con una onda hacia
abajo, a diferencia de los registros intracelulares. Derecha,
Potencial registrado por el impulso de entrada excitador desde
una aferente excitadora callosa de la corteza contralateral. El
axón de esta neurona termina en una capa cortical superficial.
Se registra un potencial negativo (onda hacía arriba) porque el
electrodo está más cerca del punto de entrada de la corriente
que abandona el líquido extracelular cerca de la superficie
cortical relativamente negativa. (De Kandel ER, Schwartz JH,
editores: Principles of neural science, 2ª ed, Nueva York, 1985,
Elsevier Science & Technology.)
150
SECCIÓN II Neurofisiología
FIGURA 16-6 Respuesta evocada auditiva del tronco del encéfalo: dia-
FIGURA 16-5 Perro preparado para un examen de la respuesta evocada
auditiva del tronco del encéfalo mediante tubos insertados en las orejas (tubos
gruesos rojo y azul) y un dispositivo de electrodos colocados en la piel del
vértice mastoide (cables finos). (Imagen por cortesía del Dr. John H. Rossmeisl,
Jr., Department of Small Animal Clinical Sciences, Virginia-Maryland Regional
College of Veterinary Medicine, Virginia Tech.)
Dado que los electrodos de superficie pueden registrar con más
facilidad las señales eléctricas del EEG generadas en las células de la
corteza cerebral más cercana, estas señales de mayor voltaje deben
eliminarse, ya que podrían enmascarar los potenciales evocados
sensitivos. Puesto que las señales de fondo del EEG son relativamente
aleatorias, un ordenador puede promediarlas en conjunto y restarlas
de la onda registrada. Además, el ordenador promedia los potenciales
evocados sensitivos que se registran de forma simultánea al estimular varias veces una vía sensitiva. De esta manera, los electrodos
de superficie pueden grabar los fenómenos eléctricos generados
en el cerebro a gran distancia del electrodo. Por esta razón, estos
potenciales evocados sensitivos se suelen conocer como potenciales
de campo lejano.
Uno de estos potenciales es la respuesta evocada auditiva del tronco
del encéfalo. Este procedimiento electrofisiológico clínico, en el que
la colocación del electrodo se configura para que incluya la primera
actividad procedente del tronco del encéfalo caudal, registra los fenómenos eléctricos durante 10 mseg tras un estímulo auditivo (fig. 16-5).
Por lo general se observan siete ondas, posiblemente generadas por
la actividad neural de los componentes de la vía auditiva que se
dirige desde el nervio auditivo y a través de las radiaciones auditivas
que abandonan el núcleo geniculado medial del tálamo (fig. 16-6).
A veces se toman registros mayores de 10 mseg, que se denominan
registros de latencia media. Estas últimas ondas reflejan la respuesta
cortical a la estimulación auditiva. Los potenciales auditivos troncales
se utilizan en animales y seres humanos para valorar la función del
tronco del encéfalo en general y la función auditiva en particular.
También pueden registrarse potenciales evocados sensitivos de los
sistemas visual, somatosensitivo así como de otras modalidades
sensitivas.
La respuesta evocada auditiva del tronco del encéfalo también
suele utilizarse simultáneamente con el EEG para confirmar la
muerte cerebral. Un EEG plano, un indicador muy tosco de muerte
cerebral, combinado con una respuesta evocada auditiva del tronco
del encéfalo viable puede indicar que la deficiencia funcional no es
irreversible.
grama ideal de las ondas registradas promediando las señales. Los elementos
neurales que se cree que generan las ondas auditivas secuencialmente se
agrupan como sigue: la onda I refleja la cóclea, los ganglios espirales y el par
craneal VIII. La onda II refleja los núcleos cocleares. La onda III refleja el núcleo
del cuerpo trapezoide. Las ondas IV y V representan el lemnisco lateral y los
núcleos lemniscales y el tubérculo cuadrigémino inferior, respectivamente
(estas dos ondas, fecruentemente se combinan y forman una sola). La onda VI
refleja el cuerpo geniculado medial y la onda VII las radiaciones auditivas. Las
positivas están hacía arriba. (De Oliver JE, Hoerlein BF, Mayhew IG, editores:
Veterinary neurology, Filadelfia, 1987, Saunders.)
CASO CLÍNICO
TUMOR CEREBRAL
Historia. Usted evalúa un Boston Terrier de 13 años. El dueño afirma
que durante las últimas tres semanas el perro ha tenido crisis epilépticas cada vez más frecuentes caracterizadas por giro de la cabeza hacia
la derecha, rigidez en las patas derechas delantera y trasera, caídas
al suelo e incontinencia urinaria. Más recientemente parece débil,
mareado y confundido. Tiende a caminar en círculos y parece tener
debilidad en la pata delantera derecha.
Exploración clínica. Los defectos más importantes observados
en la exploración física se refieren al sistema nervioso. El perro está
débil, mareado, confundido y con marcha inestable. Tiende a caminar
en círculos en sentido contrario al de las agujas del reloj. Los reflejos craneales y segmentarios espinales se encuentran en los límites
normales. La respuesta de propiocepción consciente es anormal en
la pata delantera derecha y normal en las otras tres patas (v. caps. 7
y 10). El EEG revela que en la corteza parietal izquierda la frecuencia
dominante es más lenta y la amplitud es mayor que en el resto del cerebro. También se observan paroxismos ocasionales de actividad aguda
en el área de la corteza parietal izquierda. Se recomienda realizar
una tomografía computarizada (TC) o una resonancia magnética (RM)
para confirmar la presencia y determinar la naturaleza de un tumor
que se sospecha debido a los patrones del EEG. Con la RM se obtienen
las mejores imágenes de las lesiones intracraneales para determinar
si se trata de un tumor primario (originado en el tejido cerebral) o de
un tumor secundario (originado en otro tejido; p. ej., osteosarcoma,
linfosarcoma).
Comentario. Se trata de un perro anciano, con antecedentes re-
cientes de enfermedad cerebral progresiva y asimétrica. La historia
sugiere una lesión focal intracraneal, quizá un tumor cerebral, que se
confirma con el EEG y una técnica de imagen cerebral. Los tumores
en los hemisferios cerebrales suelen provocar enlentecimiento focal
de la frecuencia en el EEG con -aumento de la amplitud, lo que se
CAPÍTULO 16 Electroencefalograma y potenciales evocados sensitivos
conoce como foco de ondas lentas. El tumor en sí mismo es inactivo
eléctricamente, sin embargo sus efectos en la corteza cerebral que lo
rodea son enlentecimiento y descargas paroxísticas de ondas eléctricas agudas que representan actividad epiléptica cortical. Entre crisis
se pueden observar estas ondas en el EEG, aunque no se extienden
lo suficiente por la corteza para provocar crisis epilépticas clínicas,
durante las cuales, esta actividad eléctrica normal se extiende más
hasta comprometer regiones de tejido cerebral normal, provocando
los diversos efectos, motores o no, de la crisis. Todavía no se conoce
la razón por la que las ondas sólo se extienden en ocasiones hasta
afectar partes del cerebro más distantes y provocar crisis epilépticas,
ni tampoco el motivo por el que estas cesan.
Tratamiento. Muchas formas de trastornos epilépticos pueden tra-
tarse de forma satisfactoria eliminando la causa subyacente, o puede
reducirse la frecuencia de las crisis con medicación antiepiléptica. En
este caso, la causa probable es un tumor cerebral. Dependiendo del
tipo de tumor, la cirugía y la radioterapia podrían ser posibles y alargar
la vida del animal, pero es probable que el pronóstico sea malo. La
medicación antiepiléptica y esteroidea puede mejorar la calidad de
la vida que le quede al perro.
PREGUNTAS PRÁCTICAS
1. ¿Cuál de las siguientes afirmaciones sobre el EEG es falsa?
a. Sus mediciones se basan en la conducción de volumen.
b. Mide predominantemente los potenciales postsinápticos de la
corteza cerebral.
c. Generalmente, se utiliza para medir la actividad de un pequeño
número de neuronas.
d. Mide la actividad espontánea del tejido cerebral.
e. a y d son correctas.
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
2. ¿En cuál de las siguientes estructuras cerebrales una lesión es
menos probable que influya sobre el EEG?
a. Corteza cerebral.
b. Tálamo.
c. Hipotálamo.
d. Cerebelo.
e. Sistema activador reticular.
3. ¿Cuál de las siguientes afirmaciones es cierta?
a. Se dice que un EEG de baja frecuencia y gran amplitud es
«desincronizado».
b. El EEG, individualmente, se utiliza para confirmar la muerte
cerebral.
c. Durante el sueño se producen algunos periodos de alta frecuencia y baja amplitud.
d. Generalmente, el EEG se mide en respuesta a la estimulación
de un órgano receptor sensitivo.
151
4. La respuesta evocada auditiva del tronco del encéfalo requiere
calcular el promedio de la actividad de fondo aleatoria del EEG
antes del registro.
a. Verdadero.
b. Falso.
5. Un tumor cerebral puede provocar enlentecimiento focal del EEG
en el tejido cerebral que rodea el tumor.
a. Verdadero.
b. Falso.
BIBLIOGRAFÍA
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Bear MF, Connors BW, Paradiso MA. Neuroscience: exploring the brain.
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characteristics of the electroencephalogram in normal horses during
spontaneous drowsiness and sleep. J Vet Intern Med 2008;22(3):630-8.
CAPÍTULO 17
Audición
PUNTOS CLAVE
1. Las ondas sonoras son fases alternantes de compresión y descompresión
(ondas de presión) de las moléculas en el medio externo.
2. El oído externo y el oído medio canalizan las ondas sonoras hacia la cóclea.
3. La cóclea se localiza en el oído interno.
4. La cóclea transduce las ondas sonoras en potenciales de acción en el par
craneal VIII.
N
uestras vidas están enriquecidas por la música y la conversación y se alteran con los sonidos de peligro. Muchas
especies de mamíferos tienen un sentido particularmente
agudo del oído. La audición depende de las propiedades destacadas
de las células receptoras ciliadas en la cóclea que transducen el sonido
en potenciales de acción que se envían al cerebro. Por fortuna, el
sistema auditivo no suele lesionarse en los animales, a excepción de
los defectos congénitos ocasionales y de la exposición a fármacos
ototóxicos. Sin embargo, la audición es lo bastante importante como
para requerir una breve exposición de su fisiología.
Las ondas sonoras son fases alternantes de compresión
y descompresión (ondas de presión) de las moléculas
en el medio externo
Las ondas sonoras son vibraciones longitudinales de las moléculas en
el medio externo, caracterizadas por fases alternantes de compresión
y descompresión (aumentos y disminuciones de presión). El sonido es
la sensación que se produce después de que estos cambios golpeen la
membrana timpánica y se transduzcan en señales neurales que llegan
a la corteza cerebral. Las ondas sonoras que llegan a la membrana
timpánica pueden expresarse como cambios de la presión del sonido
en función del tiempo (fig. 17-1).
En general, el volumen subjetivo del sonido se correlaciona con la
amplitud de la onda sonora; el tono se relaciona con la frecuencia de
las ondas. La amplitud de un sonido se suele cuantificar según una escala de decibelios logarítmica, que expresa la intensidad del sonido en
comparación con la intensidad de un sonido estándar. Este sonido
estándar, que se representa como 0 decibelios (dB), es el umbral de la
capacidad auditiva de los seres humanos, en el que casi puede oírse
el sonido del movimiento de fondo de las moléculas de aire. Una
conversación normal alcanza aproximadamente 60 dB, y el sonido
más fuerte que puede tolerar un ser humano es de aproximadamente
120 dB, casi un millón de veces la amplitud umbral. El registro del
ladrido más alto que se ha notificado fue de 108 dB. La frecuencia
del sonido (el número de ciclos de oscilación de la presión por unidad
de tiempo) suele expresarse en hertzios (Hz), donde 1 Hz es igual a
1 ciclo por segundo.
152
5. La frecuencia de las ondas sonoras empieza a interpretarse en la cóclea.
6. Los potenciales de acción desde la cóclea se transmiten por el tronco del
encéfalo hasta la corteza cerebral.
7. La sordera aparece a causa de una interrupción del proceso de audición.
El oído externo y el oído medio canalizan las ondas sonoras
hacia la cóclea
El oído externo, formado por el pabellón auricular y el conducto
auditivo, canaliza las ondas sonoras hacia la membrana timpánica
(tímpano) (fig. 17-2). Algunos animales pueden mover las orejas
para recoger las ondas sonoras con más eficacia, y la forma natural
de la oreja actúa para filtrar selectivamente determinadas frecuencias
sonoras. El tímpano es una membrana situada entre el oído externo
y el medio. El oído medio es una cavidad del hueso temporal llena
de aire que se conecta con la nasofaringe por la trompa auditiva (de
Eustaquio). En él se encuentran tres huesos pequeños (los huesecillos),
el martillo, el yunque y el estribo, conectados entre sí. El martillo está
conectado al tímpano y el estribo se conecta a la ventana oval, una estructura membranosa que separa el oído medio del oído interno. Los
huesecillos transmiten las vibraciones del tímpano hasta la ventana
oval evitando que la onda sonora pierda intensidad cuando se transfiere desde el oído externo lleno de aire hasta el oído interno lleno
de líquido. En el oído medio también se localizan dos pequeños
músculos esqueléticos, uno unido al martillo y el otro al estribo,
cuya contracción reduce la transferencia de la vibración entre el
tímpano y la ventana oval, lo que puede proteger al oído interno de
los sonidos muy fuertes.
La cóclea se localiza en el oído interno
El oído interno (laberinto) contiene los órganos receptores de dos
sistemas sensitivos: (1) el sistema vestibular, que detecta la posición
de la cabeza y su aceleración (v. cap. 11) y (2) el sistema auditivo, que
detecta y analiza los sonidos. El oído interno está formado por el
laberinto óseo y, en su interior, el laberinto membranoso. El laberinto
óseo es una serie de túneles en el hueso petroso del temporal, dentro
de los que, rodeados por un líquido llamado perilinfa, se encuentra
el laberinto membranoso. Éste sigue el contorno del laberinto óseo y
contiene endolinfa. Las partes vestibular y auditiva del oído interno
son contiguas, y el diseño de «un túnel membranoso dentro de un
túnel óseo» es una característica anatómica de ambas partes. La parte
auditiva de este complejo del oído interno es la cóclea (v. fig. 11-1).
© 2014. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
CAPÍTULO 17 Audición
La parte coclear del laberinto está enrollada como la concha de un
caracol. Si se pudiera desenrollar esta estructura hasta darle forma
lineal y se hiciera un corte transversal, perpendicular a su eje longitudinal (como si se cortara un salchichón y se mirara el extremo
cortado), podrían verse dos membranas, la basilar y la de Reissner,
que dividen la cóclea en tres cámaras o rampas (fig. 17-3). La rampa
vestibular, que se localiza dorsalmente, y la rampa timpánica, que se
localiza ventralmente, contienen perilinfa. La rampa medial flexible,
o rampa media (conducto coclear), está formada por la parte membranosa del laberinto y contiene endolinfa. La membrana basilar es
el suelo de la rampa media, y en su parte superior se encuentra el órgano receptor con células ciliadas para la audición, que se denomina
órgano de Corti. En la parte superior de las células ciliadas del órgano
de Corti se encuentra la membrana tectorial, un pliegue gelatinoso
adherido a estas. Esta organización morfológica es prácticamente
igual a lo largo de toda la cóclea; la única diferencia es que la rampa
vestibular y la rampa timpánica se conectan entre sí en el extremo
distal (el más alejado de la ventana oval).
FIGURA 17-1 Características de las ondas sonoras. A, La expansión y la
contracción cíclicas del diapasón producen una compresión y rarefacción
cíclicas de las moléculas de aire y un cambio cíclico en la presión del aire.
B, Cambio cíclico en la compresión del aire correspondiente a un tono puro.
La cantidad de ciclos por segundo es la frecuencia del tono y se expresa en
herzios (Hz). La frecuencia del tono B es de 3 Hz. La amplitud de la onda refleja
la magnitud del aumento de la presión y suele expresarse en decibelios (dB).
C, Tono que tiene una amplitud mayor y se percibe como más fuerte que el B.
D, Tono con mayor frecuencia que se percibe como más alto que el B y el C.
153
La cóclea transduce las ondas sonoras en potenciales
de acción en el par craneal VIII
El órgano de Corti interviene en la transducción de las ondas sonoras en potenciales de acción. Las células receptoras ciliadas del
órgano de Corti tienen una estructura y función parecidas a las de
las células ciliares que forman los órganos sensitivos vestibulares.
Estas células hacen sinapsis con las neuronas sensitivas que forman
la porción coclear del octavo par craneal (vestibulococlear), que se
proyecta hacia el núcleo coclear del tronco del encéfalo. Los cuerpos
celulares de estas neuronas sensitivas se localizan en el ganglio espi­
ral (fig. 17-3). La flexión de los cilios de estas células inducida por
el sonido cambia la frecuencia de los potenciales de acción en las fi­
bras del octavo par craneal.
Las ondas sonoras del medio externo son recogidas por el oído
externo y provocan vibraciones en la membrana timpánica. Dichas
vibraciones se transmiten por el oído medio gracias al movimiento de
los huesecillos auditivos y producen otras similares sobre la ventana
oval de la cóclea, que a su vez provocan una serie de ondas en la
perilinfa de la rampa vestibular, que transmite la vibración a través
de la endolinfa de la rampa media hasta la membrana basilar. Esta
intensidad produce una serie de ondas que se originan cerca de la
base de la membrana basilar (al lado de la membrana oval) y se desplazan a lo largo de su longitud. La situación es análoga al latigazo
del extremo libre de una cuerda que estuviera sujeta por el extremo
opuesto. En la figura 17-4 se muestra un diagrama de esta forma de
transmisión. El movimiento de la onda viajera hace que las partes
de la membrana basilar flexible se muevan hacia arriba y hacia abajo.
Puesto que el órgano de Corti se encuentra en la parte superior de la
membrana basilar, este movimiento hacia arriba y hacia abajo hace
que los cilios de las células ciliadas se inclinen hacia un lado y hacia
otro contra la membrana tectorial anclada que los rodea (fig. 17-5), lo
que a su vez cambia la liberación del neurotransmisor desde las células ciliadas hacia las neuronas del octavo nervio craneal, alterándose
así la tasa de activación del potencial de acción de estas neuronas.
En este punto, el órgano de Corti ha transducido la intensidad de la
onda sonora en actividad neural. Cuando aumenta la amplitud de
una onda sonora del entorno (que normalmente se percibe como un
sonido más fuerte), se desplaza un área más grande de la membrana
basilar, por lo que se inclinan más células ciliadas contra la membrana tectorial, lo que afecta a la actividad de un número mayor de
neuronas del octavo par craneal. De esta forma, el sistema nervioso
central codifica la intensidad del sonido.
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
FIGURA 17-2 Diagramas esquemáticos de una
sección transversal del oído izquierdo, los huesecillos
auditivos y el laberinto óseo: 1, Pabellón; 2, Canal
auditivo; 3, Membrana timpánica; 4, Huesecillos
auditivos; 5, Laberinto óseo¸6, Octavo par craneal;
7, Ampolla timpánica; 8, Trompa de Eustaquio; 9,
Oído medio; A, Membrana timpánica; B, Martillo; C,
Yunque; D, Estribo; E, Cóclea; F, Utrículo; G, H e I,
canales semicirculares. (De Getty R: Atlas for applied
veterinary anatomy, 2ª ed, Ames, Iowa, 1964, Iowa
State University Press.)
154
SECCIÓN II Neurofisiología
FIGURA 17-3 Representación esquemática de un corte
transversal de una de las vueltas de la cóclea. (De Hall JE:
Guyton and Hall textbook of medical physiology, 12ª ed,
Filadelfia, 2011, Saunders.)
FIGURA 17-4 Representación esquemática de la transmisión de energía sonora desde el oído externo al interno.
A, La energía sonora entra en el oído externo, lleno de aire, y hace vibrar la membrana timpánica, lo que produce
el movimiento de los huesecillos en el oído medio, también lleno de aire. El movimiento de los huesecillos desplaza
la ventana oval del oído interno lleno de líquido, lo que genera una onda viajera en la membrana basilar. B, La
membrana basilar es estrecha y rígida en la base y más ancha y más flexible a medida que se aleja de la base.
C, A medida que disminuye la frecuencia de un sonido, la región de desplazamiento máximo de la membrana
basilar, producida por la onda viajera, se localiza cada vez más lejos de la base. (Modificado a partir de Lippold
OCJ, Winton FR: Human physiology, 6ª ed, Nueva York, 1972, Churchill Livingstone.)
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
CAPÍTULO 17 Audición
FIGURA 17-5 La transducción del sonido en actividad neural se produce en el órgano de Corti. A, Organización
estructural del órgano de Corti y sus células receptoras ciliadas, que están en lo alto de la membrana basilar.
B, Las ondas que viajan a lo largo de la membrana basilar desplazan hacia arriba la membrana y el órgano de
Corti, flexionando los cilios de las células ciliadas contra la membrana tectorial superyacente. Esta inclinación
de los cilios induce la liberación de neurotransmisores desde las células ciliadas a las neuronas sensoriales del
octavo par craneal. (Modificado a partir de Goldstein EB: Sensation and perception, 6ª ed, Pacific Grove, Calif,
2002, Wadsworth.)
155
156
SECCIÓN II Neurofisiología
La frecuencia de las ondas sonoras empieza a interpretarse
en la cóclea
Las propiedades físicas de la membrana basilar no son uniformes en
toda su longitud; esta es más estrecha y relativamente más rígida en su
base (cerca de la ventana oval), y se va haciendo progresivamente
más ancha y más flexible hacia su ápex (fig. 17-4, B), por lo que sus
propiedades de resonancia varían. Los sonidos de alta frecuencia desplazan una región cercana a la base, y a medida que la frecuencia del
sonido disminuye, la región de desplazamiento se va localizando
cada vez más cerca del ápex (fig. 17-4, C). Puesto que el órgano de
Corti se encuentra en la parte superior de la membrana basilar, los
sonidos de alta frecuencia afectan más a las células ciliadas y a las
neuronas asociadas del octavo par craneal cerca de la base de la membrana. Cuando la frecuencia disminuye, estas células y las neuronas
activadas se localizan progresivamente más cerca del ápex. Debido
a esta relación ordenada entre la frecuencia de una onda sonora y la
región de la cóclea que activa dicha frecuencia, se dice que la cóclea
tiene una organización tonotópica. Por lo tanto, una de las formas
principales por la que el sistema nervioso empieza a interpretar la
frecuencia de un sonido es a través de la localización de las células
ciliadas y de las neuronas a las que más afecta el sonido.
Entre las diferentes especies existe una correlación positiva entre
la cantidad de espirales o vueltas que hay en la cóclea y del rango de
frecuencias auditivas, si bien hay excepciones en algunas especies
que tienen cócleas especializadas (p.ej. el murciélago de herradura,
la rata canguro). Las frecuencias situadas en el rango alto parecen
correlacionarse negativamente con la distancia entre ambas orejas.
Los potenciales de acción desde la cóclea se transmiten
por el tronco del encéfalo hasta la corteza cerebral
Los potenciales de acción que se forman en la cóclea viajan por la
porción coclear del octavo par craneal hasta los núcleos cocleares
del bulbo raquídeo. Desde aquí, la actividad neural se transmite
sinápticamente, de forma secuencial, hasta el complejo olivar superior
(un grupo de núcleos que llega a la región del l borde pontomedu-
lar), el tubérculo cuadrigémino inferior del mesencéfalo y el cuerpo
geniculado medio del tálamo, llegando finalmente hasta la corteza
auditiva del lóbulo temporal (fig. 17-6). La percepción consciente
del sonido se realiza en la corteza cerebral. Debido a que las amplias conexiones de las neuronas auditivas centrales atraviesan la
línea media, la información que se origina en el núcleo coclear de
un lado puede llegar a otros núcleos auditivos en ambos lados del
cerebro. Sin embargo, la información que se origina en una cóclea
determinada llega fundamentalmente a la corteza auditiva contralateral. Cada núcleo de la ruta auditiva tiene una representación
tonotópica de la frecuencia del sonido, pero está especializado en
procesar características determinadas del sonido. Por ejemplo, una de
las funciones principales del complejo olivar superior es determinar
de qué lado procede el sonido (con respecto a la cabeza). Para esta
localización direccional son importantes pistas medioambientales
como diferencias en la intensidad y de momento de la llegada de un
sonido a cada oído. Por otra parte, el núcleo geniculado medial está
especializado en detectar ciertas combinaciones de frecuencias, así
como los patrones de sincronización entre los sonidos.
La sordera aparece a causa de una interrupción del proceso
de audición
La sordera clínica puede deberse a la pérdida de la transmisión sonora
en el oído externo o en el oído medio, lo que se denomina sordera
de conducción, o por mal funcionamiento de las células ciliadas cocleares o de las fibras del octavo nervio craneal, lo que se conoce como
sordera nerviosa o sordera neurosensorial. Puesto que la información
auditiva procedente de un oído se distribuye a ambos lados del sistema nervioso central, es difícil detectar o localizar la lesión unilateral
del sistema auditivo en el cerebro mediante una prueba auditiva tradicional. En medicina veterinaria, es frecuente que la causa de la sordera
de conducción sean las lesiones inflamatorias y las neoplasias de los
oídos externo y medio. A veces la inflamación se extiende de forma
secundaria al oído interno y también causa sordera neurosensorial. En
los animales jóvenes la sordera suele estar provocada por un defecto
FIGURA 17-6 Principales componentes de la ruta auditiva desde las células ciliadas hasta la corteza cerebral.
A, Los óvalos representan los ganglios (sistema nervioso periférico) o los núcleos (sistema nervioso central) y las
flechas representan las llamadas conexiones axonales entre ellos. También figuran las principales divisiones del
cerebro (p. ej. bulbo, protuberancia, etc.) en que residen las estructuras. B, Localización de la corteza auditiva en
el lóbulo temporal en los cerebros humano y gatuno. (Modificado a partir de Bear MF, Connors BW, Paradiso MA:
Neuroscience: exploring the brain, 3ª ed, Filadelfia, 2007, Lippincott, Williams & Wilkins.)
CAPÍTULO 17 Audición
congénito de la cóclea (sordera neurosensorial hereditaria), generalmente ligado a la coloración blanca del pelo. Algunos antibióticos,
diuréticos y fármacos antineoplásicos tienen propiedades ototóxicas
que pueden dañar las estructuras cocleares (sordera neurosensorial
adquirida). Como las personas, los perros y los gatos también suelen
perder audición con la edad (presbiacusia).
CASO CLÍNICO
SORDERA CONGÉNITA
Historia. Le traen un Dálmata macho de ocho semanas de edad
casi completamente blanco; el dueño refiere que el cachorro parece
no oír nada.
Exploración clínica. La exploración física revela un cachorro apa-
rentemente normal y sano, excepto por una sordera aparente. Parece
no responder a las órdenes vocales o a los ruidos altos. Los reflejos
vestibulares y otros neurológicos se encuentran dentro de los límites
normales. La respuesta evocada auditiva troncal (v. cap. 16) es plana,
lo que sugiere que el cerebro no recibe ninguna señal de la cóclea.
Comentario. La sordera congénita es más habitual en los perros y
otros animales de pelo blanco. Por lo general, se debe a la ausencia
parcial o completa de la cóclea y en ocasiones a la de otros elementos neurológicos de la vía auditiva. Esto se conoce como «sordera
nerviosa o sordera neurosensorial» y suele aparecer en el momento
del nacimiento (congénita). No se conoce, pero se están investigando
las causas de su relación con la coloración blanca del pelo, aunque es
probable que sea un error determinado genéticamente, generalmente
bilateral, en el desarrollo de la cóclea. Este perro puede tener una vida
relativamente normal mientras sus dueños le presten atención.
PREGUNTAS PRÁCTICAS
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
1. Cuándo una onda sonora entra en el oído, ¿cuál de las siguientes
estructuras es la primera que se desplaza?
a. La ventana oval.
b. La membrana tectorial.
c. La membrana basilar.
d. La membrana timpánica.
e. El estribo.
2. Unas células ciliadas parecidas a las del órgano de Corti, ¿para
la función de qué dos de los siguientes órganos sensitivos son
importantes?
a. El huso muscular.
b. La retina.
c. La cresta ampollar.
d. El órgano tendinoso de Golgi.
e. La mácula utricular.
157
3. ¿Cuál de las siguientes afirmaciones es falsa?
a. El aumento de la frecuencia de la onda sonora se percibe como
un aumento del tono.
b. El área de mayor desplazamiento de la membrana basilar se
acerca hacia su base (hacia la ventana oval) cuando disminuye
la frecuencia de la onda sonora.
c. La disminución de la amplitud de la onda sonora se percibe
como una disminución de la intensidad del sonido.
d. Un aumento de la amplitud de la onda sonora desplaza una
región más grande de la membrana basilar.
e. La contracción de los músculos unidos a los huesecillos auditivos reduce la intensidad del sonido que llega al oído interno.
4. ¿Cuál de los siguientes nervios craneales transmite los sonidos al
cerebro?
a. Par craneal II.
b. Par craneal VII.
c. Par craneal VIII.
d. Par craneal X.
5. De los siguientes núcleos cerebrales, ¿cuál es el último que recibe
la información auditiva?
a. El núcleo geniculado medial.
b. El núcleo coclear.
c. El complejo olivar superior.
d. El tubérculo cuadrigémino inferior.
BIBLIOGRAFÍA
Bear MF, Connors BW, Paradiso MA. Neuroscience: exploring the brain.
3ª ed. Filadelfia: Lippincott, Williams & Wilkins; 2007.
Brodal P. The central nervous system: structure and function. 4ª ed. Nueva
York: Oxford University Press; 2010.
De Lahunta A, Glass E. Veterinary anatomy and clinical neurology. 3ª ed.
Filadelfia: Saunders; 2009.
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Wadsworth; 2009.
Haines DE, editor. Fundamental neuroscience. 3ª ed. Nueva York: Churchill
Livingstone; 2006.
Hall JE. Guyton and Hall textbook of medical physiology. 12ª ed. Filadelfia:
Saunders; 2011.
Purves D, Augustine GJ, Fitzpatrick D, et al. Neuroscience. 5ª ed. Sunderland,
Mass: Sinauer; 2012.
Strain GM. Deafness prevalence and pigmentation and gender associations in dog breeds at risk. Vet J 2004;167(1):23-32.
Strain GM, Myers LJ. Hearing and equilibrium. En: Reece WO, editor.
Duke’s physiology of domestic animals. 12ª ed. Ithaca, NY: Comstock
Publishing; 2004.
SECCIÓN III Fisiología cardiovascular
Robert B. Stephenson
CAPÍTULO 18
Generalidades sobre la función cardiovascular
PUNTOS CLAVE
1. El veterinario debe conocer las funciones y alteraciones del sistema
cardiovascular, ya que este es esencial para la vida y la salud.
2. Las alteraciones cardiovasculares a veces son signos de la existencia
de una alteración o enfermedad primaria; sin embargo, a menudo son
consecuencias secundarias de otras anomalías o enfermedades no cardiovasculares.
3. Las sustancias transportadas por el sistema cardiovascular son nutrientes, productos de desecho, hormonas, electrolitos y agua.
4. El sistema cardiovascular tiene dos métodos de transporte: flujo sanguíneo y difusión.
5. La difusión es muy lenta, por lo que cada célula metabólicamente activa
debe encontrarse muy próxima a los capilares que transportan la sangre.
6. La circulación sistémica y la pulmonar están organizadas en serie, pero
algunos órganos de la circulación general se disponen en paralelo.
El veterinario debe conocer las funciones y alteraciones
del sistema cardiovascular, ya que este es esencial
para la vida y la salud
La fisiología cardiovascular es el estudio de las funciones del corazón,
los vasos sanguíneos y la sangre. La función principal del sistema cardiovascular se puede resumir en una palabra: transporte. El torrente
sanguíneo transporta numerosas sustancias esenciales para la vida
y la salud, entre las cuales se encuentran el oxígeno y los nutrientes
requeridos por las células del organismo. También transporta dióxido
de carbono y otros metabolitos de desecho procedentes de células
metabólicamente activas y los transfiere a los pulmones, riñones o
al hígado, donde son excretados.
Para comprender la importancia del transporte cardiovascular,
pensemos en qué sucedería si el corazón y la circulación se detuvieran
por completo: se produciría una pérdida del conocimiento en unos
30 segundos, y en pocos minutos un daño irreparable en el cerebro
y otros tejidos del cuerpo sensibles a esa falta de riego. Por supuesto,
aunque exista una disfunción grave, la circulación no se detiene del
todo. Por ejemplo, la pérdida de un 10% del volumen sanguíneo
normal impide realizar ejercicios físicos.
El funcionamiento normal de cada tejido corporal depende de
la llegada de un flujo sanguíneo suficiente. De esta manera, cuanto
mayor sea la actividad metabólica de un tejido, mayor será el aporte
de sangre que necesita. Si el flujo sanguíneo que llega a un tejido
cualquiera es insuficiente estamos ante una isquemia, que incluso
siendo transitoria produce una disfunción en esos tejidos. Una isquemia persistente conduce a un daño permanente del tejido (infarto)
y finalmente, a la muerte celular (necrosis).
158
7. El gasto cardíaco es el volumen de sangre bombeado cada minuto por
un ventrículo.
8. La presión de perfusión de la circulación sistémica es mucho mayor que
la de la circulación pulmonar.
9. Cada tipo de vaso sanguíneo tiene propiedades físicas adecuadas a su
función.
10. La sangre es una suspensión de células en un líquido extracelular denominado plasma.
11. El componente celular de la sangre incluye los glóbulos rojos, blancos y
las plaquetas.
12. La mayor parte del oxígeno presente en la sangre es transportada en los
eritrocitos junto a una proteína denominada hemoglobina.
Muchos estudiantes de veterinaria tienen problemas a la hora
de entender la fisiología cardiovascular. Tienden a estar de acuerdo
con William Harvey, el padre de la fisiología de este sistema, cuya
primera impresión fue que los movimientos del corazón y de la
sangre eran tan complicados que ¡solo Dios podía comprenderlos!.
Sin embargo, Harvey persistió en su cuidadoso y deliberado estudio
de la función cardiovascular, y en 1628 demostró, por primera vez,
que el corazón impulsaba la sangre a través de los vasos sanguíneos
según un patrón determinado. Antes de Harvey se pensaba que la
sangre salía del corazón por los vasos sanguíneos, para regresar después por esos mismos vasos en sentido contrario. En otras palabras,
se creía que la sangre fluía como una corriente, de la misma forma
que el aire fluye por las vías aéreas: primero hacia los pulmones y
luego hacia fuera de ellos.
Hoy se da por sentado que el sistema cardiovascular es un sistema circulatorio, no un sistema de corrientes. Sin embargo, lo que
hace difícil su comprensión es la circularidad de este sistema, que no
tiene un comienzo ni un final claramente definidos, y las alteraciones
en una parte del sistema afectan a todas por igual. Debido a esta
complejidad, en los capítulos 18 a 26 se identifican los conceptos
más básicos e importantes de la función cardiovascular normal, con
el fin de preparar al lector para entender, diagnosticar y tratar las
alteraciones cardiovasculares (enfermedad cardiovascular). El resto
de este capítulo trata sobre las características generales del sistema
cardiovascular. En los capítulos 19 a 25 se habla con detalle de los
diversos elementos del sistema. El capítulo 26 resume la función y la
disfunción cardiovasculares a los efectos generales de la insuficiencia
cardíaca, las hemorragias y el ejercicio.
© 2014. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
CAPÍTULO 18 Generalidades sobre la función cardiovascular
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Las alteraciones cardiovasculares a veces son signos
de la existencia de una alteración o enfermedad primaria;
sin embargo, a menudo son consecuencias secundarias
de otras anomalías o enfermedades no cardiovasculares
En medicina veterinaria es frecuente encontrar alteraciones de las
funciones transportadoras del sistema cardiovascular. Algunas de
estas alteraciones son primarias, en cuyo caso son alteraciones o
enfermedades que afectan de manera directa al sistema cardiovascular. Un ejemplo de esta alteración cardiovascular primaria es la
hemorragia (pérdida de sangre desde los vasos sanguíneos). Otro
es la miocarditis (literalmente, «inflamación del músculo cardíaco»)
que puede producirse como consecuencia de una sustancia química
tóxica o por una infección vírica o bacteriana que inflama el músculo cardíaco, disminuyendo su capacidad para bombear la sangre.
Las alteraciones y enfermedades cardiovasculares pueden ser
congénitas (presentes al nacimiento) o adquiridas (se desarrollan después del nacimiento). Las enfermedades cardiovasculares congénitas
se producen con frecuencia por defectos de las válvulas cardíacas, que
no pueden abrirse o cerrarse por completo. Los defectos cardíacos
congénitos son habituales en determinadas razas de perros y caballos.
Aunque un corazón que tiene un defecto congénito o una enfermedad
adquirida es capaz de bombear una cantidad adecuada de sangre
cuando el animal está en reposo, generalmente no puede aumentar
el flujo sanguíneo requerido por el organismo durante el ejercicio. De
este modo, cuando esta disfunción impide el aporte adecuado de sangre, el trastorno se denomina insuficiencia cardíaca, y estos pacientes
manifiestan una disminución de su capacidad o voluntad limitada
para el ejercicio, lo que se conoce como intolerancia al ejercicio.
La parasitosis es causa frecuente de disfunción cardiovascular
adquirida. Por ejemplo, en perros, los gusanos de la sangre adultos
(Dirofilaria immitis) se alojan en el ventrículo derecho y en la arteria
pulmonar, donde impiden el correcto flujo sanguíneo y, además,
liberan sustancias a la sangre que interfieren en la capacidad del
cuerpo para regular la presión sanguínea y el flujo de sangre. En los
caballos, los gusanos de la sangre (Strongylus vulgaris) se alojan en
las arterias mesentéricas y disminuyen el flujo sanguíneo en el intestino, lo que conduce a isquemias que deprimen las funciones digestivas (motilidad, secreción y absorción), de tal manera que el animal
presenta signos de disfunción gastrointestinal (cólico).
En muchos otros estados patológicos, las complicaciones cardiovasculares se desarrollan aunque el sistema circulatorio no sea el
objetivo primario de la enfermedad. Esas alteraciones cardiovasculares
secundarias a menudo se convierten en los aspectos más graves y
potencialmente letales de la enfermedad. Así, en quemaduras graves,
o vómitos persistentes o diarrea, se producen pérdidas importantes
de agua y electrolitos (pequeños iones solubles en los líquidos corporales; p. ej., Na+, Cl−, K+ y Ca2+). Aunque el volumen de sangre
no disminuya hasta niveles peligrosos, la alteración en la concentración de electrolitos puede llevar a ritmos cardíacos anormales
(arritmias cardíacas) y a un bombeo ineficaz de sangre por el corazón
(insuficiencia cardíaca). En estos pacientes las anomalías electrolíticas
pueden ser fatales si no se instaura una fluidoterapia, que si no es la
adecuada, puede conducir a una acumulación excesiva de líquidos en
los tejidos corporales; esta «inundación» de los tejidos se denomina
edema. Si esto ocurre en el parénquima pulmonar se denomina edema
pulmonar, y es un trastorno potencialmente letal, ya que enlentece el
intercambio de oxígeno entre los sacos aéreos pulmonares (alvéolos)
y el torrente sanguíneo.
El edema pulmonar es una complicación secundaria en muchas
enfermedades. Un ejemplo es el síndrome del shock pulmonar, que
se produce cuando determinadas sustancias tóxicas almacenadas en
el cuerpo aumentan la permeabilidad de los vasos sanguíneos pulmonares. Esto permite la salida de agua, electrolitos, proteínas plas-
159
máticas y glóbulos blancos del torrente sanguíneo, y su consiguiente
acumulación en el tejido pulmonar y en las vías aéreas, produciendo
un edema pulmonar que puede llevar a la muerte.
Mientras los efectos del síndrome del shock pulmonar son más
graves sobre la circulación pulmonar, otros tipos de shock deprimen
al sistema cardiovascular en general. El shock hemorrágico es un fallo
cardiovascular generalizado producido por una gran pérdida de
sangre. El shock cardiogénico es un colapso cardiovascular causado
por una insuficiencia cardíaca. El shock séptico se debe a infecciones
bacterianas en el torrente circulatorio (bacteriemia). El shock endotóxico aparece cuando las endotoxinas (fragmentos de las paredes
bacterianas) entran en el torrente sanguíneo, lo que ocurre con frecuencia cuando se produce una lesión en el revestimiento epitelial
del intestino (mucosa intestinal). Este daño epitelial puede deberse a
infecciones bacterianas intestinales o, en otros casos, a una isquemia
en la pared intestinal (como ocurre en el caso de los gusanos de la
sangre en los caballos). Las endotoxinas pueden entrar desde el intestino al torrente circulatorio cuando el epitelio intestinal se rompe,
lo que conduce a la producción de sustancias por el organismo que
deprimen la funcionalidad cardíaca. Esta insuficiencia cardíaca lleva a
una disminución del flujo sanguíneo e isquemia en todos los órganos
vitales, seguida por insuficiencia renal y respiratoria, depresión del
sistema nervioso central (SNC) y la muerte.
Otro problema clínico es la sobredosis anestésica, en la que los
síntomas más graves que pueden poner en peligro la vida son las complicaciones cardiovasculares secundarias. La mayoría de los anestésicos deprimen el SNC, y las señales neuronales que llegan al corazón y
los vasos sanguíneos pueden deprimir el gasto cardíaco y la presión
sanguínea. Algunos anestésicos, particularmente los barbitúricos,
también deprimen directamente la capacidad de bombeo cardíaco.
Aunque existen muchos más ejemplos de disfunciones cardiovasculares primarias y secundarias, las ya mencionadas muestran
la importancia y la variedad de las alteraciones cardiovasculares
habituales en la medicina veterinaria. En algunas ocasiones, la distinción entre alteraciones de origen primario o secundario no está definida con claridad; sin embargo, esta dificultad simplemente
enfatiza la relación íntima del sistema cardiovascular con el resto
de los sistemas del cuerpo y cómo todos ellos dependen del normal
funcionamiento del sistema cardiovascular.
Las sustancias transportadas por el sistema cardiovascular
son nutrientes, productos de desecho, hormonas, electrolitos
y agua
La sangre transporta los sustratos metabólicos necesarios para el
funcionamiento de cada célula del organismo, incluido oxígeno,
glucosa, aminoácidos, ácidos grasos, y varios lípidos. También transporta los productos metabólicos de desecho que recoge de cada
célula, entre los que se incluyen dióxido de carbono, ácido láctico,
residuos nitrogenados procedentes del metabolismo proteico y calor.
Aunque el calor producido por los procesos metabólicos celulares no
es un producto de desecho material, su transporte hacia la superficie
del cuerpo es esencial para evitar que los tejidos profundos sufran
alteraciones por sobrecalentamiento.
La sangre también transporta mensajeros químicos vitales: las
hormonas, sintetizadas y liberadas por las células de un determinado
órgano y transportadas por la sangre hasta otras células de otros órganos donde ejercen su acción. Por ejemplo, la insulina, producida por
células del páncreas, es transportada por la sangre a las células de todo
el cuerpo donde estimula la captación de glucosa por las mismas. Su
producción inadecuada (como ocurre en la diabetes de tipo I) deriva
en una alteración de la entrada de glucosa a las células, con lo que
su concentración sanguínea aumenta hasta niveles muy altos. Una
concentración intracelular de glucosa baja afecta especialmente a la
160
SECCIÓN III Fisiología cardiovascular
función nerviosa, y sus consecuencias pueden ser muy graves (coma
diabético) o incluso letales. Otra hormona, la adrenalina (una mezcla
de epinefrina y norepinefrina), se libera al torrente circulatorio desde
las células de la médula adrenal durante los períodos de estrés. Tanto
epinefrina como norepinefrina son transportadas a varios órganos,
donde ejercen sus efectos y preparan al animal amenazado para la
respuesta de “lucha o huida”. Estos efectos varían desde un aumento
de la frecuencia y la contractibilidad cardíaca a la dilatación de los
vasos sanguíneos del músculo esquelético, incremento de la presión
sanguínea y de la glucogenólisis, dilatación de las pupilas y vías aéreas
y piloerección (se ponen los pelos de punta).
Por último, la sangre transporta agua y electrolitos esenciales,
entre los que se incluyen Na+, Cl−, K+, Ca2+, H+ y HCO−3 . Los riñones
son los órganos responsables de mantener la composición de agua
y electrolitos a niveles normales en el organismo, lo que consiguen
alterando la concentración electrolítica en la sangre cuando esta fluye
a través de ellos. A continuación, la sangre modificada circula por
todos los órganos del cuerpo, donde estabiliza el contenido hídrico
y electrolítico en el líquido extracelular de cada tejido.
El sistema cardiovascular tiene dos métodos de transporte:
flujo sanguíneo y difusión
La sangre se mueve por el corazón y los vasos sanguíneos mediante un flujo de bombeo, cuya característica más importante es que
es un método rápido de transporte a largas distancias. Así, la sangre
bombeada desde el corazón viaja rápidamente a través de la aorta
y varias de sus ramas; en 10 segundos alcanza partes distantes del
cuerpo, entre las que se encuentran la cabeza y las extremidades. Este
transporte requiere un gasto de energía, cuya fuente es la diferencia
de presión hidrostática; a menos que esta presión en un extremo de
un vaso no sea mayor que en el otro extremo, el flujo no se produce. La diferencia de presión entre dos puntos de un mismo vaso se
denomina diferencia de presión de perfusión, o con más frecuencia,
presión de perfusión. El término perfusión significa literalmente «flujo
a través», y la presión de perfusión es la diferencia de presión que
permite el flujo de sangre a través de los vasos. El bombeo cardíaco
crea la presión de perfusión, que constituye la fuerza necesaria para
que se produzca el flujo masivo de la sangre a través de la circulación.
Es importante distinguir entre la presión diferencial de perfusión
y la presión diferencial transmural (conocida normalmente como
presión transmural). Transmural significa «a través de la pared»,
así que la presión transmural será la diferencia entre la presión de
la sangre en el interior de los vasos y la presión del líquido en su
exterior (la presión transmural es igual a la presión interna menos la
externa). Por tanto, la presión transmural es la diferencia de presión
que causaría la salida de sangre del vaso si se hiciera un agujero en
la pared del mismo. Esta presión también se denomina presión de
distensión, porque corresponde al «empuje» neto hacia el exterior
en la pared vascular. En la figura 18-1 se subraya la diferencia entre
presión de perfusión y presión transmural.
La segunda forma de transporte es la difusión, que es el principal
mecanismo por el cual las sustancias disueltas atraviesan las paredes
de los vasos sanguíneos desde el torrente sanguíneo al líquido intersticial, o viceversa. Este es el líquido extracelular que se encuentra fuera de los capilares y que baña cada célula de un tejido. El movimiento
de sustancias entre este líquido y la sangre tiene lugar, sobre todo, a
través de las paredes de los capilares, que son los vasos sanguíneos
de menor tamaño. Para que una sustancia (p. ej., oxígeno) salga del
torrente sanguíneo hacia el tejido tiene que existir una difusión a
través de la pared capilar hacia el espacio intersticial, y luego desde
el líquido intersticial al tejido celular.
La fuente de energía de la difusión es la diferencia de concentración; de esta manera, una sustancia difunde desde el torrente
circulatorio al líquido intersticial a través de la pared capilar solo si
FIGURA 18-1 Presiones de líquidos asociadas a un vaso sanguíneo. Pentrada,
Psalida y Pinterior se refieren a la presión sanguínea dentro del vaso. Pexterior es la
presión en el líquido tisular (intersticial) inmediatamente fuera del vaso. La
presión de perfusión es la diferencia de presión a lo largo de la longitud de un
vaso. La presión transmural (presión de distensión) es la diferencia de presión
a través de la pared del vaso, que aquí se indica en el punto medio del vaso. La
presión de perfusión es la fuerza impulsora del flujo sanguíneo por el vaso,
en tanto que la presión transmural es la fuerza impulsora que haría que la
sangre fluyera fuera del vaso si éste estuviera agujereado.
su concentración es mayor en la sangre que en el líquido intersticial
(y si la pared capilar es permeable a esa sustancia). De otro modo,
si la concentración de la sustancia es mayor en el líquido intersticial
que en la sangre, la sustancia difundirá desde el espacio intersticial al
interior del capilar. Es importante distinguir entre difusión, en la que
la sustancia se mueve de forma pasiva desde un área de alta concentración hacia una zona de baja concentración, y transporte activo, por
el que las sustancias son forzadas a moverse en una dirección opuesta
a su gradiente de concentración. En general, a través de las paredes
capilares las sustancias no se transportan activamente, sino que este
movimiento se produce por difusión pasiva.
La difusión es muy lenta, por lo que cada célula
metabólicamente activa debe encontrarse muy próxima
a los capilares que transportan la sangre
Para entender mejor los dos tipos de transporte (flujo y difusión)
que utiliza el sistema cardiovascular hay que considerar el transporte
de oxígeno desde el exterior a una neurona en el cerebro. En cada
inspiración, el oxígeno (O2) contenido en el aire fresco atraviesa por
flujo masivo a través de vías respiratorias cada vez más pequeñas,
(tráquea, bronquios y bronquiolos), y finalmente entra en los alvéolos
(fig. 18-2, A). La pared de cada alvéolo está recubierta por una red
de capilares (fig. 18-2, B), capilares pulmonares por donde la sangre
fluye muy cerca (a menos de 1 mm) del aire que se encuentra en los
alvéolos (fig. 18-2, C). Esta sangre en un capilar alveolar acaba de
regresar de los tejidos corporales, donde ha perdido parte de su oxígeno, de manera que su concentración en la sangre capilar pulmonar
es inferior a la del aire alveolar, lo que permite la difusión de oxígeno
desde el alvéolo al capilar.
Un perro grande tiene alrededor de 300 millones de alvéolos,
con una superficie total de cerca de 130 m2 (igual a la mitad de la
superficie de un campo de tenis) rodeada de capilares pulmonares.
Así, aunque solo una pequeña cantidad de oxígeno difunda a cada
capilar pulmonar, el paso de oxígeno al torrente sanguíneo pulmonar
es significativo (normalmente 125 ml O2/min en un perro grande y en
reposo, aumentando de 10 a más veces durante el ejercicio extremo).
En resumen, tanto la gran superficie alveolar como la proximidad
del aire alveolar a la sangre de los capilares alveolares permiten una
difusión de oxígeno eficaz; la sangre de un capilar alveolar tarda
menos de 1 segundo en oxigenarse.
Cuando la sangre oxigenada abandona los pulmones, cada 100 ml
transporta normalmente 20 ml de oxígeno, de los cuales alrededor
de un 1,5% se transporta disuelto y el 98,5% restante viaja unido
a una proteína: la hemoglobina, que se encuentra en los eritrocitos
CAPÍTULO 18 Generalidades sobre la función cardiovascular
161
FIGURA 18-2 El oxígeno se transporta desde la atmósfera hasta las células de todo el cuerpo gracias a una
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combinación de flujo masivo y difusión. En primer lugar, el O2 se mueve por flujo masivo a través de las vías respiratorias, desde la atmósfera hasta los alvéolos (pequeños sacos de aire) de los pulmones (detalle A). La pared
de cada alvéolo tiene una malla de capilares alveolares (pulmonares) (detalle B). El O2 se difunde rápidamente
desde el aire alveolar hasta la sangre que está fluyendo por los capilares alveolares (detalle C). Luego el flujo
masivo de sangre lleva este O2 al corazón; desde aquí se distribuye por flujo masivo a los capilares de todos los
órganos del cuerpo (excepto los pulmones). En el cerebro (detalle D), el músculo esquelético (detalle E) y otros
tejidos, el O2 se mueve por difusión desde la sangre capilar hasta dentro del líquido intersticial y luego hasta las
células de los tejidos, donde se utiliza para apoyar el metabolismo oxidativo. El flujo masivo es rápido: es capaz de
transportar O2 a todas las partes del cuerpo en pocos segundos. La difusión es lenta: puede transportar eficazmente
el O2 solo a distancias de menos de 100 mm (véanse las escalas de distancia en los detalles C, D y E). La sangre
oxigenada es de color rojo brillante y la desoxigenada es más oscura, de un rojo azulado.
(glóbulos rojos). Esta sangre oxigenada fluye masivamente desde
los pulmones hacia el corazón; éste la envía a la aorta, desde donde,
por medio de un complejo sistema de arterias, se distribuye a todo
el cuerpo, incluido el cerebro y los músculos esqueléticos (fig. 18-2).
Los capilares que se encuentran en el cerebro llevan un flujo masivo
de sangre oxigenada muy cerca de cada neurona (fig. 18-2, D). Los
procesos metabólicos neuronales consumen oxígeno, por lo que
la concentración intracelular es baja, de este modo se produce un
gradiente de concentración que permite la difusión del oxígeno desde
el capilar al líquido intersticial y desde este al interior de la neurona.
Cada neurona del cerebro requiere, para mantener su metabolismo normal, un aporte rápido y suficiente de oxígeno, y para
ello debe encontrarse a una distancia de alrededor de 100 mm del
capilar, ya que el intercambio por difusión hasta esa distancia tarda
de 1 a 5 segundos. Si la distancia fuera de unos pocos milímetros,
la duración de la difusión sería de minutos, y horas si la distancia
fuese de centímetros. Por tanto, los procesos vitales normales requieren que cada célula del cuerpo se encuentre, como mucho, a
unos 100 mm de un capilar. Si el aporte sanguíneo en esos capilares
se interrumpe por alguna razón, quizás por un trombo (coágulo
sanguíneo) en una arteria que suministre sangre a un área tisular
determinada, en esa zona se produce una isquemia. Como ya se
ha dicho, la isquemia causa una disfunción, pero si persiste una
isquemia severa deriva en un infarto y, en último término, en necrosis. Un infarto cerebral produce lo que se suele conocer como
accidente cerebrovascular.
162
SECCIÓN III Fisiología cardiovascular
La figura 18-2, E, muestra un capilar transportando un flujo de
sangre masivo a una célula muscular esquelética (fibra muscular).
El oxígeno pasa por difusión desde el capilar al líquido intersticial
muscular, y de ahí al interior de la fibra muscular donde se utiliza
en las reacciones metabólicas que proveen al músculo de la energía
necesaria para su contracción. El consumo de oxígeno en el músculo
esquelético depende de la cantidad de ejercicio que se esté realizando;
al máximo, el consumo aumenta unas 40 veces más que en reposo.
Debido a su tremenda capacidad metabólica, el tejido muscular
presenta una alta densidad de capilares; de hecho, varios de ellos
se agrupan alrededor de cada fibra. De esta forma, se amplía más la
superficie de intercambio de sustancias de lo que sería posible con
un solo capilar, y la sangre fluye muy cercana a todas las partes de
cada fibra muscular esquelética.
El músculo cardíaco, como el músculo esquelético, consume
también gran cantidad de oxígeno. La sangre oxigenada llega desde la
aorta al músculo cardíaco por una red de vasos denominados arterias
coronarias. Esta sangre inmediatamente se mueve por flujo masivo
a lo largo de los capilares coronarios que pasan cerca de cada fibra
muscular cardíaca. Si un trombo interrumpe el flujo sanguíneo en
una arteria coronaria, las células cardíacas irrigadas por esa arteria
se convierten en isquémicas. La isquemia se produce, incluso, si el
músculo cardíaco privado de flujo sanguíneo se encuentra a unos
pocos milímetros del ventrículo izquierdo, el cual está lleno de sangre oxigenada, ya que el oxígeno no difunde con suficiente rapidez
desde ese ventrículo hacia las fibras musculares para mantener su
metabolismo. Esa falta de riego hace que pierda su capacidad de
contracción y también pueden llegar a aparecer arritmias cardíacas.
Si la isquemia es grave se produce un infarto de miocardio, o ataque
cardíaco.
La arteriopatía coronaria y la enfermedad cerebrovascular son muy
habituales en la medicina humana, mientras que en veterinaria es más
frecuente la enfermedad cardíaca (disfunción del músculo cardíaco
o de las válvulas, para distinguir de enfermedad de las arterias coronarias). Por tanto, en los capítulos 19 al 26 se tratará con más énfasis
la fisiología cardíaca que la vascular.
La circulación sistémica y la pulmonar están organizadas
en serie, pero algunos órganos de la circulación general
se disponen en paralelo
Como se observa en la figura 18-3, la sangre se bombea desde el ventrículo izquierdo hacia la aorta, que se divide y subdivide en otras arterias, las cuales distribuyen sangre fresca y oxigenada a cada órgano
del cuerpo, excepto a los pulmones. El patrón de ramificación arterial
que transporta la sangre de la misma composición a cada órgano se
denomina paralelo. Una vez que la sangre pasa por esos órganos a
través de los capilares, entra en las venas. Las venas pequeñas se van
uniendo para formar otras de mayor calibre, hasta que toda la sangre
fluye de manera progresiva hacia la aurícula derecha a través de las
venas cavas (incluye la vena cava superior y la vena cava inferior). Los
vasos sanguíneos situados entre la aorta y la vena cava (incluidos los
de los órganos, excepto los pulmones) se denominan, en conjunto,
circulación sistémica. La sangre pasa de la aurícula derecha al ventrículo del mismo lado, el cual la bombea hacia la arteria pulmonar.
Esta se ramifica en arterias cada vez más pequeñas que distribuyen
la sangre hacia los capilares alveolares (pulmonares), desde donde
pasa a las venas pulmonares que la llevan a la aurícula izquierda,
y de ahí regresa al ventrículo de ese mismo lado, completando el
circuito. Los vasos sanguíneos pulmonares, incluyendo las venas
y arterias pulmonares, forman la circulación pulmonar, que junto
con el corazón son denominados circulación central. La circulación
pulmonar y la sistémica están dispuestas en serie, es decir, la sangre
debe atravesar las venas pulmonares antes de comenzar otro ciclo de
circulación sistémica.
FIGURA 18-3 Esquema general del sistema cardiovascular, que muestra
cómo las circulaciones sistémica y pulmonar están dispuestas en serie y cómo
los órganos incluidos en la circulación sistémica están dispuestos en paralelo.
AI, Aurícula izquierda; VI, Ventrículo izquierdo; AP, Arteria pulmonar; VP, Vena
pulmonar; AD, Aurícula derecha; VD, Ventrículo derecho. La sangre oxigenada
es de color rojo brillante mientras que la desoxigenada es más oscura y
azulada. La figura muestra también que si se introdujera en la aorta un tubo
abierto con mercurio (negro), la presión normal dentro de la aorta haría elevar
el mercurio del tubo casi 100 mm, y en ese punto la fuerza ascendente de
la presión de la sangre quedaría igualada por la fuerza descendente de la
gravedad que actuaría sobre el mercurio. Por el contrario, la presión en las
venas cavas es mucho más baja (habitualmente alrededor de 3 mmHg), como
se ilustra del lado izquierdo de la figura. (Modificado de Milnor WR: Cardiovascular physiology, Nueva York, 1990, Oxford University Press.)
En cada paso por esta circulación sistémica la sangre suele encontrarse con solo un lecho capilar antes de entrar en las venas y
regresar al corazón, aunque existen algunas excepciones a esta regla.
Una de ellas implica a la circulación visceral que suministra sangre al
aparato digestivo). Como se muestra en la figura 18-3, la sangre que
abandona los capilares gástricos, esplénicos o mesentéricos, entra
en la vena porta que la conduce al hígado, donde pasa por otra
serie de capilares antes de retornar al corazón. Esta organización
en serie de dos lechos capilares sistémicos se denomina sistema
porta. El sistema portovisceral permite el suministro directo al
hígado de los nutrientes absorbidos en el tracto gastrointestinal,
CAPÍTULO 18 Generalidades sobre la función cardiovascular
donde se transforman para su almacenamiento o pasan a la circulación general. El hígado también recibe sangre directamente de la
aorta a través de la arteria hepática.
Los riñones también están dotados de un sistema porta. Como
se muestra en la figura 18-3, la sangre entra en el riñón desde la
arteria renal y atraviesa dos grupos de capilares (glomerulares y tubulares), antes de regresar al lado venoso de la circulación sistémica.
De esta manera, se produce la filtración de grandes cantidades de
agua, electrolitos y otros solutos que pasan a través de los capilares
glomerulares. La mayoría de estas sustancias filtradas se reabsorben
más adelante, cuando la sangre fluye por los capilares peritubulares,
y el resto se convierte en orina. Los riñones usan ese sistema portorenal para regular las cantidades de agua, electrolitos y otros solutos
en la sangre.
El tercer sistema porta se encuentra en el cerebro, y es importante
en el control de la secreción hormonal de la hipófisis. Tras atravesar
los capilares en el hipotálamo, la sangre entra en los vasos portales
que la transportan a la hipófisis anterior (adenohipófisis) y a otro
grupo de capilares (v. figs. 33-16 y 33-17). La sangre recoge varias
sustancias químicas señalizadoras que controlan la liberación de las
hormonas hipofisarias a medida que atraviesa los capilares hipotalámicos. Cuando alcanza los capilares de la hipófisis anterior, estas
sustancias difunden hacia el líquido intersticial hipofisario a través
de los capilares y actúan sobre las células para estimular o disminuir
la secreción de determinadas hormonas hipofisarias. Este sistema se
denomina sistema porta hipotálamohipofisario.
En resumen, excepto en algunos sistemas porta especializados, la
sangre encuentra un solo lecho capilar en cada ciclo de circulación
sistémica.
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El gasto cardíaco es el volumen de sangre bombeado
cada minuto por un ventrículo
En un perro en reposo se tarda cerca de 1 minuto en realizar la
circulación completa (desde la salida de la sangre del ventrículo
izquierdo hasta su regreso). Como las circulaciones pulmonar y
sistémica se disponen en serie, el volumen de sangre bombeado
cada minuto por el lado derecho del corazón debe ser igual al propulsado por el lado izquierdo. El volumen de sangre bombeado por
minuto por el ventrículo izquierdo o el derecho se denomina gasto
cardíaco. En general, el gasto cardíaco en reposo de todas las especies
de mamíferos habituales en veterinaria es de alrededor de 3 litros por
minuto por metro cuadrado (l/min/m2) de superficie corporal. Un
perro de raza grande (p. ej., un pastor alemán) tiene una superficie
corporal un poco menor a 1 m2 y un gasto cardíaco en reposo cercano
a 2,5 l/minuto.
En un animal en reposo, la sangre que entra en la aorta se divide
de tal manera que aproximadamente el 20% se distribuye por la
circulación visceral, otro 20% por los riñones, otro 20% va a los
músculos esqueléticos. El cerebro recibe un 15% del gasto cardíaco
y las arterias coronarias un 3%; el resto de la sangre se reparte entre
la piel y los huesos.
La presión de perfusión de la circulación sistémica
es mucho mayor que la de la circulación pulmonar
Cuando el ventrículo izquierdo se contrae y envía la sangre a la aorta,
esta se distiende y la presión arterial aórtica aumenta hasta un pico
denominado presión sistólica, que suele ser de 120 mmHg. Entre las
eyecciones la sangre continúa fluyendo hacia afuera de la aorta, lo que
produce la disminución de la presión, cuyo valor mínimo se alcanza
justo antes de la siguiente eyección y se denomina presión diastólica
(normalmente 80 mmHg). El panel central de la figura 22-7 muestra
el aspecto típico de las pulsaciones de presión de la aorta. La presión
aórtica media, el valor medio de la presión pulsátil en la aorta, es de
unos 98 mmHg. Esto significa que si se introdujese en la aorta un
163
tubo abierto que contuviera mercurio, la presión arterial del interior
de la aorta haría subir el mercurio del tubo 98 mm, punto en el que
la fuerza ascendente de la presión arterial quedaría igualada por la
fuerza descendente de la gravedad que actuaría sobre el mercurio.
La presión aórtica media representa la energía potencial que
conduce la sangre a través de la circulación sistémica. A medida
que la sangre fluye por los vasos sistémicos, esta energía se disipa
por fricción, de manera que la presión cuando la sangre alcanza las
venas cavas es de solo 3 mmHg. Por tanto, la presión de perfusión
del circuito sistémico es normalmente de 98 mmHg menos 3 mmHg,
es decir 95 mmHg.
Las contracciones del ventrículo derecho provocan eyecciones
pulsátiles de sangre hacia la arteria pulmonar. Las variaciones de
pulso resultantes en la presión de dicha arteria suelen tener un valor
máximo (sistólico) de 20 mmHg y un valor mínimo (diastólico)
de 8 mmHg. El valor típico de la presión sanguínea media de la
arteria pulmonar es de 13 mmHg. La presión sanguínea en las venas
pulmonares (en el punto donde entran en la aurícula izquierda) es
normalmente de 5 mmHg. Por tanto, la presión de perfusión del
flujo sanguíneo a través de los pulmones es de 8 mmHg (es decir,
13 mmHg menos 5 mmHg).
El mismo volumen de sangre (gasto cardíaco) fluye cada minuto
por la circulación sistémica y a través de los pulmones; sin embargo,
como se ve en los valores del párrafo anterior, la presión de perfusión
para la primera es mucho mayor que para el circuito pulmonar. El
motivo de esta diferencia se debe a que los vasos sistémicos ofrecen
mayor fricción o resistencia que los pulmonares. De este modo, la
circulación sistémica se define como la circulación de alta presión o
de alta resistencia, y la pulmonar como circulación de baja presión
o de baja resistencia.
Por convenio, las presiones sanguíneas siempre se miden tomando
como referencia la presión atmosférica; por tanto, cuando se dice que
la presión aórtica es de 98 mmHg significa que la presión arterial en la
aorta es 98 mmHg mayor que la atmosférica externa. También, por
convenio, la presión sanguínea se mide a nivel del corazón, porque
en el ser humano dicha presión se mide con los detectores colocados
sobre la arteria braquial, en la parte superior del brazo, ya que esta
arteria se encuentra al mismo nivel que el corazón. Si la presión se
midiese en una arteria o vena a otro nivel, tendría que aplicarse un
factor de corrección aritmético para igualarla a la tomada a nivel
cardíaco. Esto es necesario porque la fuerza de la gravedad también
actúa sobre la sangre afectando a la presión sanguínea real dentro
de los vasos, aumentándola en aquellos situados por debajo del nivel
cardíaco y disminuyéndola en los que se encuentran por encima. Este
efecto gravitacional es significativo en un animal del tamaño de un
perro y mayor en animales tan grandes como un caballo. El factor de
corrección es de 1 mmHg por cada 1,36 cm por encima o por debajo
del nivel del corazón.
Cada tipo de vaso sanguíneo tiene propiedades físicas
adecuadas a su función
En un animal en reposo, en cualquier momento, alrededor de un
25% del volumen sanguíneo se encuentra en la circulación central
y un 75% en el circuito sistémico (tabla 18-1). En este, la mayoría
de la sangre se encuentra en las venas, y solo un 20% en las arterias,
arteriolas y capilares. Por ello, las venas sistémicas se conocen como
reservorios de sangre y las arterias son los conductos de alta presión que
la distribuyen rápidamente a los distintos órganos. Por otro lado, las
arteriolas son las «puertas» de la circulación sistémica y se contraen o
dilatan para controlar el flujo sanguíneo a cada lecho capilar. Aunque
solo una pequeña fracción de sangre sistémica se encuentra en los
capilares en cada momento, es en estos vasos de intercambio donde
se produce el importante transporte por difusión entre el torrente
sanguíneo y el líquido intersticial.
164
SECCIÓN III Fisiología cardiovascular
La tabla 18-2 compara varios tipos de vasos de la circulación
sistémica en un perro. A medida que la aorta se ramifica de forma
progresiva en vasos menores, el diámetro de estos disminuye pero su
número aumenta. Así, la aorta abastece de sangre a 45.000 arterias
terminales, cada una de las cuales termina en más de 400 arteriolas,
que a su vez se ramifican en unos 80 capilares. Estos tienen un diámetro tan pequeño que los eritrocitos los atraviesan en una única fila.
Sin embargo, dado el gran número de capilares existentes, el área
total de su sección transversal es mayor que el área de las arterias y
arteriolas precedentes, aunque debido a esta mayor extensión por la
que la sangre debe fluir, su velocidad en los capilares es menor. La
sangre se mueve con rapidez, unos 13 cm/segundo, a través de la aorta
y las grandes arterias, y a esa velocidad su distribución a todas las
partes del cuerpo se realiza en menos de 10 segundos. La velocidad
disminuye a medida que abandona las arterias y entra en las arteriolas
y capilares de cada tejido, donde es tan baja que normalmente tarda
1 segundo en recorrer una longitud de 0,5 mm, durante los cuales
tiene lugar el intercambio por difusión con el líquido intersticial. La
sangre capilar es recolectada por vénulas y venas que la transportan
con bastante rapidez de regreso al corazón.
La comprensión de la dinámica normal del flujo sanguíneo sienta
las bases para la interpretación del tiempo de llenado capilar, que se
mide en el curso de un examen físico clínico normal. El examinador
localiza la zona de la membrana epitelial no pigmentada (lo más
habitual es una zona sin pigmento de las encías). El tejido suele ser
rosado debido al flujo suficiente de sangre bien oxigenada a través de
los vasos pequeños (arteriolas, capilares y vénulas). El examinador
presiona firmemente la zona con un dedo durante uno o dos segundos, lo cual comprime todos los vasos pequeños y exprime la sangre
de ellos. En el momento de dejar de presionar con el dedo, el tejido
se ve muy pálido por la ausencia de sangre en los vasos pequeños. Si
la circulación es normal se restaurará el flujo de sangre a través de los
vasos y el color rosa volverá en 1 a 2 segundos (el tiempo normal de
llenado de los capilares). Si el tiempo de llenado es más prolongado,
nos estará indicando mala perfusión del tejido, y por deducción, una
circulación lenta.
La figura 18-4 representa el patrón de las ramificaciones de los
vasos sistémicos, y la gráfica refleja la velocidad del flujo sanguíneo
en los diferentes tipos de vasos. Esta figura destaca la rapidez con
la que se impulsa la sangre a través de los grandes vasos, en contraposición con la relativa baja velocidad del flujo a través de los
capilares. Tenga en cuenta que la velocidad del flujo sanguíneo es más
baja en los capilares; sin embargo, el mismo volumen de sangre fluye
necesariamente cada minuto a través de una arteria, de los capilares
que alimenta y de las venas que drenan esos capilares.
Además de tener un gran área de sección transversal (y la consiguiente baja velocidad de flujo), los capilares tienen una gran superficie. El área total de las paredes de todos los capilares en la circulación
sistémica de un perro de gran tamaño es de unos 20 m2, lo cual es
unas 30 veces mayor que la propia superficie corporal del animal. Esa
gran superficie es útil para que se produzca una difusión más eficaz
entre la sangre capilar y el líquido intersticial.
La sangre es una suspensión de células en un líquido
extracelular denominado plasma
Como se observa en la figura 18-5, la sangre se puede separar por
centrifugación en sus componentes celular y líquido. La fase líquida es
más ligera que la celular; por tanto, se encuentra en la parte superior
del tubo de centrifugación. Este líquido acelular o extracelular se
denomina plasma, y está constituido en un 93% por agua y entre un 5
y 7% de moléculas proteicas, cuya presencia le dan un color amarillo
pálido típico. Estas proteínas del plasma se sintetizan en el hígado y se
incorporan al torrente sanguíneo cuando este fluye por los capilares
hepáticos. Las proteínas principales del plasma son la globulina, la
albúmina y el fibrinógeno. Las dos primeras desempeñan un papel
importante en la respuesta inmune, mientras que el fibrinógeno
es importante en el proceso de coagulación. Si la sangre sale fuera
del cuerpo, en pocos minutos las moléculas solubles de fibrinógeno
se polimerizan y forman una matriz insoluble de fibrina, lo que
produce la coagulación. Esta se puede prevenir añadiendo a la sangre
un anticoagulante; los más habituales son la heparina y el citrato. Para
preparar la sangre y separarla en sus fracciones celular y plasmática
TABLA 18-1 Distribución del volumen de sangre en
el sistema cardiovascular de un perro
normal
Distribución
Porcentaje
Entre circulaciones central y sistémica
Circulación central
Circulación sistémica
TOTAL
25
75
100
Dentro de los diversos vasos de la circulación sistémica
Arterias y arteriolas
Capilares
Vénulas y venas
TOTAL
15
5
80
100
TABLA 18-2 Geometría de la circulación sistémica de un perro de 30 kg en reposo
Vaso
Aorta
Pequeñas arterias
Arteriolas
Capilares
Vénulas
Pequeñas venas
Venas cavas
Número
1
45. 000
20.000.000
1.700.000.000
130.000.000
73.000
2
Diámetro
interno (mm)
20,0
0,14
0,030
0,008
0,020
0,27
24,0
Área
transversal
total (cm2)
3,1
6,9
140,0
830,0
420,0
42,0
9,0
Modificado de Minor WR: Cardiovascular physiology, New York, 1990, Oxford University Press.
Longitud
(cm)
40,0
1,5
0,2
0,05
0,1
1,5
34,0
Velocidad flujo
sanguíneo
(cm/seg)
13,0
6,0
0,3
0,05
0,1
1,0
4,5
Presión
sanguínea
media (mm Hg)
98
90
60
18
12
6
3
CAPÍTULO 18 Generalidades sobre la función cardiovascular
165
FIGURA 18-4 A medida que las arterias sistémicas se ramifican
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
para formar pequeñas arterias, arteriolas y capilares (A), el área
transversal total de los vasos aumenta, de manera que disminuye la
velocidad de avance del flujo sanguíneo (B). A medida que la sangre
de los capilares se junta en venas y vénulas, el área transversal
total se reduce, de manera que la velocidad de flujo de la sangre
vuelve a aumentar. Por lo tanto, la sangre se mueve con rapidez
desde el corazón hasta los microvasos, donde permanece durante
unos segundos antes de volver rápidamente al corazón.
por centrifugación es necesario añadir uno de estos agentes anticoagulantes.
Hay muchas sustancias importantes disueltas en el plasma además
de esas proteínas plasmáticas. Entre ellas se encuentran iones en
solución (electrolitos). El catión dominante es el sodio (Na+), y los
aniones predominantes son el cloro (Cl−) y el bicarbonato (HCO−3 ).
Otros iones están presentes en menores cantidades como se indica
en la tabla 18-3. La concentración de cada electrolito plasmático debe
mantenerse dentro de unos límites estrechos para el funcionamiento
normal del organismo que dispone de muchos mecanismos para
regularlo. En general, estos iones se difunden con rapidez a través
de las paredes capilares, de tal manera que las concentraciones de
electrolitos en el fluido intersticial y el plasma son similares.
El plasma contiene, además, pequeñas cantidades de gases (O2,
CO2, N2) en solución. En los pulmones, el O2 entra en la sangre
disuelto pero la mayor parte de este O2 se combina rápidamente con
la hemoglobina (en los glóbulos rojos), de tal manera que aproximadamente un 98,5% del O2 total de la sangre es transportado como
oxihemoglobina y solo un 1,5% va disuelto. De igual forma, solo una
pequeña parte del dióxido de carbono (CO2) es transportado disuelto
en la sangre ya que la mayor parte se hidrata para formar HCO3–, o se
combina con la hemoglobina u otras proteínas del plasma formando
compuestos carbamino.
Los nutrientes disueltos en el plasma incluyen: glucosa, aminoácidos, lípidos y algunas vitaminas, así como productos de desecho
metabólico (incluido el CO2) como son: urea, creatinina, ácido úrico
y bilirrubina. El plasma también contiene hormonas (p. ej., insulina,
epinefrina, tiroxina) en cantidades muy pequeñas, aunque no por
ello son menos importantes. La tabla 18-3 muestra un resumen de
los constituyentes normales del plasma.
El componente celular de la sangre incluye los glóbulos
rojos, blancos y las plaquetas
Las células suelen constituir un 30-60% del volumen de la sangre
(variable según las especies). La fracción de células que componen
la sangre se denomina hematocrito (fig. 18-5) y se determina centrifugando una determinada cantidad de sangre a la que se ha añadido
anticoagulante. Las células son más pesadas que el plasma; por tanto,
se depositan en el fondo del tubo durante la centrifugación, por lo que
el hematocrito también se llama volumen de células empaquetadas.
La mayoría de los componentes celulares parecen de color rojo, ya
que gran parte son eritrocitos (glóbulos rojos). Estos deben su color
a la hemoglobina.
Los leucocitos (glóbulos blancos) son algo más ligeros que los
eritrocitos; por ello, tras la centrifugación de la sangre se sitúan
formando una fina capa blanca sobre los glóbulos rojos. Esta lámina
es muy delgada, ya que su número es 1.000 veces menor que el de
eritrocitos. Los leucocitos son esenciales en la respuesta inmune
y alérgica del organismo, y se clasifican en: neutrófilos, linfocitos,
monocitos, eosinófilos y basófilos. El análisis del número total de
leucocitos y la distribución relativa de los diferentes tipos (recuento
diferencial de los glóbulos blancos de la sangre) proporciona datos importantes para el diagnóstico de enfermedades. Tanto los eritrocitos
como los leucocitos se generan en la médula ósea, y se desarrollan
166
SECCIÓN III Fisiología cardiovascular
TABLA 18-3 Algunos componentes del plasma
canino (además del agua,
el componente principal)
Componente
Intervalo normal
Unidades
Proteínas plasmáticas (en suspensión coloidal)
Globulina (total)
Albúmina
Fibrinógeno
2,7-4,4
2,3-3,1
0,15-0,30
g/dl
g/dl
g/dl
Electrolitos (disueltos)
+
Na
K+
Ca2+ (ionizado)
Mg2+ (ionizado)
Cl−
HCO3−
HPO42−y H2PO4−
H+
(H+ expresado como pH)†
FIGURA 18-5 La sangre anticoagulada se puede separar en un componente
extracelular (el plasma) y un componente celular (las células) por centrifugación. El plasma es una solución de muchas sustancias importantes en agua.
El típico color amarillo pálido del plasma se debe a la presencia de proteínas.
Las células son más pesadas que el plasma y por eso se depositan en el fondo.
La mayor parte son glóbulos rojos. Los glóbulos blancos son ligeramente
menos pesados que los rojos y forman una delgada capa leucocitaria encima
de la capa de glóbulos rojos. La mayor parte de las plaquetas terminan
en esta capa leucocitaria, aunque a velocidades bajas de centrifugación
(«centrifugación suave») tienden a quedar suspendidas en el plasma. La
fracción de células en la sangre se llama el hematocrito. En este ejemplo, el
hematocrito es del 45%.
mediante mitosis y diferenciación a partir de una línea común de
células progenitoras, células madre pluripotenciales indiferenciadas.
El componente celular en un tubo de sangre centrifugada también
contiene plaquetas o trombocitos, los cuales son fragmentos celulares
de sus células precursoras, los megacariocitos, que residen en la médula ósea y liberan al torrente sanguíneo fragmentos de su citoplasma
delimitados por la membrana celular. Las plaquetas participan en
la hemostasia (control de la pérdida de sangre proveniente de vasos
sanguíneos dañados o cortados). Durante este proceso un grupo de
plaquetas (agregación plaquetaria) comienza a crear una barrera física
en las fisuras de los vasos sanguíneos. Las plaquetas también liberan
una sustancia llamada serotonina, que hace que los vasos sanguíneos
se contraigan reduciendo así la presión sanguínea y el flujo de sangre
en el sitio de la lesión. Otras sustancias liberadas por las plaquetas,
junto con el fibrinógeno y varios factores de coagulación del plasma,
conducen a la coagulación de la sangre y forman un coágulo estable
sobre una matriz de fibrina.
La coagulación y la agregación engloban una serie de reacciones
químicas complejas e interrelacionadas (cascada de coagulación). Un
paso fundamental en esta cascada es la formación de la trombina,
una enzima que cataliza la transformación del fibrinógeno en fibrina.
Para valorar el estado del sistema de coagulación de un animal se
utilizan varias pruebas de laboratorio, dos pruebas frecuentes son
la determinación del tiempo de protrombina (TP) y el tiempo de
tromboplastina parcial (TTP).
Si se deja coagular la sangre y a continuación se centrifuga, la
fibrina junto con otros factores de coagulación del plasma se deposita
140-150
3,9-5,1
1,2-1,5
0,5-0,9
110-124
17-24
1-1,4
38-49
(7,31-7,42)
mmol/l
mmol/l
mmol/l
mmol/l
mmol/l
mmol/l
mmol/l
nmol/l*
Gases disueltos (valores para el plasma arterial)
O2
CO2
0,26-0,30
2-2,5
ml/dl
ml/dl
Ejemplos de nutrientes, productos de desecho y hormonas
Colesterol
Glucosa
Triglicéridos
Urea
Creatinina
Ácidos biliares (en ayunas)
Tiroxina (T4)
140-280
76-120
40-170
8-28
0,5-1,7
0-8
1,5-4
mg/dl
mg/dl
mg/dl
mg/dl
mg/dl
mmol/l
nmol/l*
*Nótese que [H +] [Tiroxina] está en unidades nanomolares; 10 3 nmol = 1 mmol, y
103 mmol = 1 mmol.
†
pH = −log [H+], donde [H+] se expresa en unidades molares; el pH no tiene dimensiones.
Modificado de Latimer KS, Mahaffey EA, Prasse KW: Duncan & Prasse's veterinary laboratory
medicine: clinical pathology, 4ª ed, Ames, Iowa, 2003, Wiley-Blackwell.
en el fondo del tubo, entre los glóbulos rojos, blancos y las plaquetas.
La fracción líquida que queda como sobrenadante (compuesta sobre
todo por plasma sin fibrinógeno ni otros factores de coagulación) se
denomina suero. La mayoría de los análisis sanguíneos químicos más
habituales en la clínica se realizan en suero. Algunos ejemplos son las
determinaciones de las concentraciones de electrolitos y colesterol.
Si la sangre se trata con un anticoagulante y a continuación se
sitúa en un tubo sin centrifugar, los eritrocitos sedimentan con lentitud. Por razones que no son fácilmente comprensibles, la tasa de
sedimentación tiende a aumentar por encima de lo normal en determinados estados patológicos, y disminuye por debajo de lo normal
en otros. Por ello, la velocidad de sedimentación globular (VSG) es
una determinación diagnóstica clínicamente útil. Un inconveniente
importante es que dicha VSG varía en gran medida entre las distintas
especies animales; por ejemplo, es mucho más rápida en la sangre de
los caballos que en la de los perros.
Los hemogramas o recuento de sangre completo se realizan de
manera manual o automática en un volumen muy pequeño (p. ej.,
1 ml) de sangre completa anticoagulada. La tabla 18-4 resume los
valores hematológicos normales del perro.
CAPÍTULO 18 Generalidades sobre la función cardiovascular
TABLA 18-4 Hematología canina
Prueba
Intervalo normal
Hematocrito
35-57
Unidades
%
Hemograma completo
Glóbulos rojos
Glóbulos blancos
Plaquetas
5000-7900
5-14
210-620
×103/ml
×103/ml
×103/ml
Mediciones de hemoglobina
Hemoglobina en sangre
HCM (hemoglobina corpuscular
media)
CHCM (concentración
de hemoglobina corpuscular
media)
12-19
21-26
g/dl
pg
32-36
g/dl
Modificado de Latimer KS, Mahaffey EA, Prasse KW: Duncan & Prasse's veterinary laboratory
medicine: clinical pathology, 4ª ed, Ames, 2003, Wiley-Blackwell.
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
La mayor parte del oxígeno presente en la sangre
es transportada en los eritrocitos junto a una proteína
denominada hemoglobina
De los 20 ml de O2 transportados en cada 100 ml de sangre oxigenada, solo un 1,5% (0,3 ml) se encuentra disuelto; el resto (98,5%)
se combina con la hemoglobina (en los glóbulos rojos). La hemoglobina oxigenada (oxihemoglobina, HbO2) es de color rojo brillante
y cuando el O2 se libera, se reduce (hemoglobina reducida, Hb) y toma
un color rojo azulado oscuro. En cierto grado, se puede comprobar la
adecuada oxigenación de la sangre de un animal observando el color
de sus membranas epiteliales no pigmentadas (p. ej., encías, ollares o
conjuntiva). Los tejidos bien oxigenados son rosas, mientras que los
poco oxigenados aparecen azulados (cianóticos) debido a la existencia
de gran cantidad de Hb reducida.
La capacidad de la sangre para transportar O2 se determina por
la cantidad de Hb presente en ella y por las características químicas
de la misma. Por ejemplo, cada decilitro (dl) de sangre de un perro
normal contiene unos 15 g de hemoglobina, cada uno de los cuales
puede combinarse con 1,34 ml de oxígeno cuando se satura completamente. Por tanto, cada decilitro de sangre totalmente oxigenada
normal transporta 20 ml de O2. Muchas enfermedades (hemoglobinopatías) producen una síntesis de Hb químicamente anormal, con
una menor capacidad de unión con el O2. Además existen muchos
compuestos tóxicos, como el monóxido de carbono y los nitratos,
que causan alteraciones potencialmente letales en la capacidad de
unión del O2 con la Hb.
Dado que la hemoglobina se localiza en el interior de los eritrocitos, es posible establecer relaciones clínicamente útiles entre el contenido de Hb en la sangre, el número de glóbulos rojos, la cantidad
de Hb en cada eritrocito, y el hematocrito. Por ejemplo, si un perro
normal presenta 15 g de Hbpor cada decilitro de sangre y 6 millones
de glóbulos rojos por microlitro (ml), se puede considerar que cada
eritrocito (de media) contiene 25 picogramos (pg) de hemoglobina:
15g de hemoglobina/dl de sangre
6 × 106 glóbulos rojos/µl de sangre
= 25 ×10−12 g de hemoglobina/glóbulo rojo
Este valor es la hemoglobina corpuscular media (HCM).
167
Existe un cálculo más sencillo para este mismo propósito, que es
la determinación de la hemoglobina contenida en cada decilitro de
glóbulos rojos. Por ejemplo, si un perro con 15 g de Hb/dl de sangre
presenta un hematocrito del 50%, la concentración de hemoglobina
en los glóbulos rojos sería de 30 g por cada decilitro de glóbulos
rojos centrifugado:
15gde hemoglobina/dl de sangre
0,5dl de glóbulos rojos/dl de sangre
= 30g de hemoglobina/dl de glóbulos rojos
El valor calculado de esta manera es la denominada concentración de
hemoglobina corpuscular media (CHCM). El cálculo se resume como:
CHCM = [Hemoglobina]/ Hematocrito
Los corchetes del término Hemoglobina significan concentración.
Un nivel anormalmente bajo de HCM o CHCM es, desde el punto
de vista clínico, importante ya que indica un déficit en la síntesis de
hemoglobina (p. ej., no se sintetiza suficiente cantidad de Hb para
cada glóbulo rojo). Por otro lado, la concentración de hemoglobina
anormalmente baja es menos informativa; la concentración de Hb en
sangre podría disminuir más de lo normal por varias razones, como
por un déficit en la síntesis de hemoglobina, déficit en la síntesis de
eritrocitos, o dilución de la sangre por administración de un exceso
de plasma o por pérdida de glóbulos rojos.
Las variaciones del hematocrito (Hct) normal pueden tener importantes consecuencias en la capacidad de la sangre para transportar oxígeno, pudiendo afectar también a la viscosidad de la sangre, como se
muestra en la figura 18-6. La viscosidad es una medida de la resistencia
al flujo; por ejemplo, la miel es más viscosa que el agua (tiene mayor
resistencia a fluir). El plasma, por sí mismo, es 1,5 veces más viscoso
que el agua debido a la existencia de proteínas plasmáticas (albúmina,
globulina y fibrinógeno). La presencia de células en la sangre tiene un
mayor efecto sobre la viscosidad. La sangre con 40% de hematocrito es
dos veces más viscosa que el plasma. En los hematocritos superiores
al 50%, la viscosidad aumenta con rapidez. Su aumento anormal se
denomina policitemia, que literalmente significa «muchas células en la
sangre». La sangre de un paciente con policitemia puede transportar
más de 20 ml de O2/dl de sangre (suponiendo un CHCM normal), lo
que puede suponer un beneficio. Sin embargo, una viscosidad elevada
FIGURA 18-6 El plasma es más viscoso que el agua debido a la presencia de
las proteínas plasmáticas. La sangre es más viscosa que el plasma debido a la
presencia de las células. La viscosidad de la sangre aumenta mucho cuando
la fracción celular (hematocrito) aumenta por encima del 50%.
168
SECCIÓN III Fisiología cardiovascular
FIGURA 18-7 Tamaños y formas relativos de los princi-
pales constituyentes de la sangre. La figura pone de relieve
dos puntos: primero, que las moléculas proteicas del plasma son enormes en comparación con otros solutos plas–
máticos como la glucosa, el Na+ y el CI , y segundo, que los
glóbulos (rojos y blancos) son enormes comparados con las
moléculas proteicas del plasma. Los números debajo de
los constituyentes son sus pesos moleculares (en daltons).
La escala (arriba a la izquierda) indica una longitud de
10 nm. En comparación, el diámetro del glóbulo rojo es
7,5 mm, es decir 750 veces más grande que el marcador
de escala.
dificulta el bombeo del corazón. Por tanto, la policitemia dificulta el
trabajo cardíaco y puede conducir a una insuficiencia cardíaca, especialmente si el músculo cardíaco no está sano.
El problema contrario se produce cuando el hematocrito es demasiado bajo, entonces recibe el nombre de anemia, que literalmente significa «sin sangre», aunque el término se refiere a cualquier
trastorno en el que la cantidad de glóbulos rojos por dl de sangre,
o la concentración de hemoglobina en cada glóbulo rojo (es decir,
la HCM y la CHCM) es anormalmente baja. En este caso, cada decilitro de sangre de un paciente anémico transporta menos de 20 ml
de O2, por lo que el gasto cardíaco debe aumentar por encima de lo
normal para incrementar así la cantidad de oxígeno que llega a los
tejidos cada minuto. Esta necesidad de aumentar el gasto cardíaco
también exige un trabajo cardíaco mayor, que puede conducir a un
fallo en un corazón enfermo. Por ello, los niveles de hematocrito dentro de su intervalo normal proveen a la sangre de suficiente cantidad
de hemoglobina para transportar una cantidad adecuada de oxígeno
sin imponer al corazón un sobreesfuerzo. El capítulo 48 recoge más
información sobre el transporte sanguíneo de O2 y CO2.
La figura 18-7 da una idea de los tamaños y formas relativos de
los constituyentes principales de la sangre. Las proteínas plasmáticas
son mucho más grandes que los iones y nutrientes disueltos en el
plasma; en cambio, los glóbulos rojos y blancos son mucho mayores
que las proteínas plasmáticas. De hecho, como ya se ha mencionado,
las células sanguíneas son tan grandes que se deforman ligeramente
para deslizarse a través de los capilares.
CASOS CLÍNICOS
CABRITA APÁTICA
Historia. Una cabrita de 6 meses se presenta con apatía y dificultad
respiratoria. Hace dos meses, en abril, compraron esta y otra cabra como animales de compañía para sus hijos. Se les ha dado una
pequeña cantidad de alimento para cabras a diario, con acceso al
pasto. Los propietarios observaron que al principio jugaban mucho,
pero durante el mes siguiente han ido aletargándose progresivamente.
También tienen más dificultad al respirar, incluso en descanso. No han
sido vacunadas, desparasitadas ni tratadas.
Exploración clínica. La cabra está algo delgada y reacia a estar de
pie. Presenta un hinchazón (como un edema) bajo la mandíbula. La
temperatura del animal está ligeramente incrementada. El pulso y la
frecuencia respiratoria están algo elevadas. Las mucosas están muy
pálidas, lo que hace difícil de evaluar el tiempo de llenado capilar. Los
ruidos respiratorios están aumentados (lo que sugiere un posible edema pulmonar). No hay otros hallazgos anormales en el examen físico.
Comentario. La gran palidez de las mucosas sugiere una anemia
considerable. De hecho, al centrifugar la muestra de sangre se observa
que el hematocrito es de solo un 12% y la concentración de proteínas
plasmáticas está también por debajo de lo normal, a 4,5 g/dl. Dado que
no fue desparasitada, se sospecha de una parasitación asociada con
Hemonchus contortus, Ostertagia o Trichostrongylus, siendo el análisis
fecal positivo para Hemonchus y Ostertagia.
El parasitismo es un problema frecuente en ovejas y cabras. Los
parásitos mencionados lesionan el abomaso provocando una pérdida
de sangre y, como consecuencia, una anemia. Esto explicaría la apatía de la cabra ya que el suministro de O2 a los órganos estaría limitado
por esa anemia, especialmente durante el ejercicio. El aumento de
la frecuencia respiratoria y cardíaca refleja el intento del animal por
compensar el bajo suministro de O2 a los tejidos, incrementando el flujo
de aire a los pulmones y de sangre a través de la circulación. La hipoproteinemia, provocada por la pérdida de proteínas plasmáticas junto
con los eritrocitos, podría explicar el edema, ya que estas proteínas
ejercen un efecto osmótico importante que se opone a la tendencia
del agua a salir de los capilares hacia el líquido tisular (intersticial)
(v. cap. 23).
Tratamiento. Lo ideal es que se administrase una transfusión de
sangre completa para restablecer tanto los eritrocitos como las proteínas plasmáticas y que luego fuese desparasitada. Sin embargo,
la transfusión en este animal es un riesgo aunque la sangre completa apropiada estuviese disponible. La reacción de la cabra ante
una situación de estrés es muy comprometida, de tal manera que
hasta la sujeción física necesaria para administrar una transfusión
podría provocar un colapso físico o incluso la muerte. Por otro lado,
sin la transfusión, el animal tiene poca probabilidad de recuperación
si solo se le tratan los parásitos.
CÓLICO Y SHOCK ENDOTÓXICO EQUINO SECUNDARIO
A UNA PARASITACIÓN POR STRONGYLUS
Historia. Una potra de raza Standardbred, de 1 año de edad, llega
a la clínica con su nuevo propietario porque se encontraba inquieta,
revolcándose, pataleando y pateando el suelo. El propietario afirma que
el animal tiene poco apetito desde hace días y ahora rechaza el grano
y el heno. Además, asegura que la ha desparasitado hace poco, pero
desconoce cuándo se había desparasitado anteriormente.
CAPÍTULO 18 Generalidades sobre la función cardiovascular
Exploración clínica. La potra está delgada y tiene el pelo con
mal aspecto. Es obvio que tiene dolor. La exploración física revela
un aumento de la temperatura corporal (39,7 °C), una respiración
rápida y dificultosa (40 respiraciones/minuto) y una frecuencia cardíaca
elevada (80 latidos/min). Los belfos están fríos al tacto. Las membranas mucosas están anormalmente oscuras y el tiempo de relleno
capilar está elevado (ambas observaciones indican circulación lenta).
La auscultación abdominal de los cuatro cuadrantes muestra resultados
anormales: falta de borborigmos gastrointestinales en el lado derecho
e izquierdo, dorsal o ventralmente. La exploración rectal revela varias
asas intestinales distendidas.
Se practica una abdominocentesis y se extrae líquido peritoneal.
Este, normalmente claro y de color pajizo, es más oscuro de lo normal
y con apariencia turbia. La observación en el refractómetro revela
un contenido proteico 5 veces superior al normal, y el estudio microscópico del líquido muestra una cifra de glóbulos blancos 4 veces
mayor, específicamente neutrófilos, además se observa la presencia
de bacterias en las células.
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Resultado. Se informa al dueño que la potra parece tener una alteración intestinal con pronóstico grave y que requiere tratamiento
quirúrgico, haciendo hincapié sobre la posibilidad de complicaciones
postoperatorias costosas porque la infección parece haberse extendido al peritoneo. Tras considerar las opciones el propietario decide
no operar. Se aplica al animal un tratamiento de sostén mediante la
administración de fluidoterapia intravenosa, analgésicos y antibióticos.
Dependiendo de la extensión de la afectación intestinal, los caballos
pueden responder al tratamiento médico. Sin embargo, por los signos
presentes en este caso, entre ellos que la potra ya tiene peritonitis, el
pronóstico es grave.
El estado del animal se deteriora en las 12 horas siguientes. El
ritmo cardíaco aumenta de manera progresiva hasta 100 latidos/
min. Las membranas mucosas muestran un empeoramiento del riego
sanguíneo (color más oscuro y aumento del tiempo de relleno capilar).
El caballo comienza a resollar y a estar letárgico. No existen sonidos
intestinales. A pesar de la fluidoterapia, el animal no ha orinado. Con
el consentimiento del dueño se sacrifica al animal.
La necropsia indica la existencia de trombos (obstrucciones vasculares) en varias ramas principales de las arterias mesentéricas, probablemente a causa de una grave infestación por parásitos (Strongylus
vulgaris). Se observan áreas del intestino necróticas. Del cultivo del
líquido peritoneal y de la sangre se obtuvieron bacterias gram-negativas. Presentaba edema pulmonar y se encontró líquido en las vías
respiratorias y el tórax.
Comentario. En los caballos, S. vulgaris se aloja en las arterias
mesentéricas y disminuye el riego sanguíneo en el intestino. La desparasitación en un caballo muy infestado puede conducir a isquemia
intestinal, ya que los parásitos que están muertos o muriéndose se
desprenden de las paredes de las principales arterias mesentéricas y se
amontonan en arterias más pequeñas, que se obstruyen. Además, los
parásitos moribundos liberan sustancias que desencadenan la formación de coágulos sanguíneos en las arterias, con lo que se enlentecen
los procesos digestivos que incluso pueden cesar por completo. La distensión gaseosa y la isquemia intestinal producen un dolor agudo. Esta
última, si persiste, conlleva daños irreparables en algunos segmentos
del intestino (infartación). La lesión isquémica producida en el epitelio
intestinal permite que las bacterias y sus productos (endotoxinas)
contaminen el peritoneo y la sangre. Los glóbulos blancos salen del
torrente sanguíneo hacia el líquido peritoneal, donde luchan contra las
bacterias mediante la fagocitosis. Sin embargo, la infección sobrepasa
la capacidad del sistema inmune. Las bacterias y sus endotoxinas (de
bacterias gram-negativas) inducen la liberación de sustancias que
deprimen la función cardíaca y alteran el endotelio capilar, sobre todo
169
en los pulmones. La combinación de insuficiencia cardíaca y edema
pulmonar conduce a la insuficiencia respiratoria y posteriormente renal
hasta que el trastorno se convierte en irreversible.
PREGUNTAS PRÁCTICAS
1. De acuerdo con la tabla 18-2, ¿cuánto tiempo tarda la sangre en
pasar por un capilar en un perro?
a. 0,05 segundos.
b. 0,1 segundo.
c. 1 segundo.
d. 10 segundos.
e. 20 segundos.
2. La cantidad de sangre impulsada por el ventrículo izquierdo en
un minuto es igual a:
a. La cantidad de sangre que fluye a través de la circulación coronaria (en el mismo minuto).
b. La mitad del gasto cardíaco.
c. Dos veces el gasto cardíaco.
d. La cantidad de sangre que fluye por los órganos de la circulación sistémica exceptuando el flujo coronario.
e. La cantidad de sangre que fluye por los pulmones.
3. Una transfusión de plasma normal a un perro sano producirá:
a. Descenso del hematocrito en la sangre del receptor.
b. Aumento de la viscosidad en la sangre del receptor.
c. Descenso de la concentración corpuscular media de hemoglobina (CCMH) en el plasma del receptor.
d. Aumento del número de células en la sangre del receptor.
e. Descenso de la concentración de proteínas en el plasma del
receptor.
4. ¿Cuál de las siguientes secuencias de lechos capilares podría encontrar un glóbulo rojo en su circulación normal?
a. Pulmones, piel, pulmones, cerebro.
b. Bazo, hígado, mesenterio, pulmones.
c. Coronarias, riñón (glomerular), riñón (tubular), pulmones.
d. Pulmones, coronarias, estómago, hígado.
e. Cerebro, pulmones, hígado, coronarias.
5. Las paredes de la mayoría de los capilares tienen poros o hendiduras, con un diámetro aproximado de 4 nm (4 × 10–9 m). Según
la figura 18-7:
a. Un poro capilar tiene un diámetro mucho mayor que un ion
de sodio.
b. Una molécula de albúmina es, aproximadamente, 2,5 veces
mayor que el diámetro de un poro capilar.
c. El diámetro de un glóbulo rojo es muchas veces mayor que el
de un poro capilar.
d. Una molécula de b globulina o de g globulina podría deslizarse
a través de un poro capilar si estuviera exactamente alineada.
e. Todas las anteriores son correctas.
6. Considera que las siguientes condiciones existen en un vaso sanguíneo determinado: presión sanguínea (PS) en el interior del
vaso al inicio = 60 mmHg, PS en el interior del vaso en un punto
intermedio = 45 mmHg, PS dentro del vaso al final = 30 mmHg,
PS en el exterior del vaso en un punto intermedio = 5 mmHg. En
estas condiciones:
a. La presión de perfusión para el flujo de sangre a través de este
vaso = 30 mmHg.
170
SECCIÓN III Fisiología cardiovascular
b. La presión de perfusión para el flujo de sangre a través de este
vaso = 15 mmHg.
c. La presión de distensión en el punto intermedio del vaso = 45 mmHg.
d. La presión de distensión en el punto intermedio del vaso = 40 mmHg.
e. Las respuestas a y d son correctas.
7. Comparada con la circulación sistémica, la circulación pulmonar:
a. Transporta más flujo de sangre por minuto.
b. Tiene una presión de perfusión más baja.
c. Presenta una resistencia al flujo de sangre mayor.
d. Transporta sangre con un hematocrito más bajo.
e. Contiene un volumen de sangre mayor.
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CAPÍTULO 19
Actividad eléctrica del corazón
PUNTOS CLAVE
1. Las células musculares cardíacas se contraen debido a un potencial de
acción eléctrico.
2. El proceso de contracción del miocardio es similar al del músculo esquelético.
3. El miocardio forma un sincitio funcional.
4. Las contracciones cardíacas se deben a los potenciales de acción que se
generan de forma espontánea en las células marcapasos especializadas.
5. Cada latido cardíaco es iniciado y organizado por un sistema de células
musculares cardíacas especializadas.
6. Los potenciales de acción cardíacos son muy largos.
7. Los canales de calcio de la membrana desempeñan un papel esencial
en el miocardio.
8. La larga duración de los potenciales de acción garantiza un período de
reposo (y llenado) entre latidos.
9. Los potenciales de acción duran menos en las células auriculares que
en las ventriculares.
10. Los canales iónicos especializados provocan la despolarización de las
células marcapasos cardíacas y forman los potenciales de acción.
11. Los nervios simpáticos y parasimpáticos actúan sobre las células marcapasos para aumentar o reducir la frecuencia cardíaca.
12. Las células del nódulo auriculoventricular actúan como marcapasos
auxiliares e impiden un latido ventricular demasiado rápido.
13. Los nervios simpáticos actúan sobre todas las células del músculo
cardíaco acelerando e intensificando las contracciones.
14. Los efectos del sistema parasimpático son opuestos a los del simpático,
aunque su acción por lo general se restringe al nódulo sinoauricular, al
auriculoventricular y a las aurículas.
15. Las disfunciones de los sistemas conductores especializados provocan
anomalías del ritmo cardíaco (arritmias).
16. El bloqueo del nódulo auriculoventricular es una causa frecuente de
arritmias cardíacas.
17. Las taquiarritmias cardíacas se deben a una formación anómala de
potenciales de acción (por el nódulo sinoauricular o por marcapasos
ectópicos) o a una conducción defectuosa de los mismos («reentrada»).
18. Los fármacos antiarrítmicos más habituales actúan sobre los canales
iónicos responsables de producir los potenciales de acción cardíacos.
Las células musculares cardíacas se contraen debido
a un potencial de acción eléctrico
en ambos tipos de músculo; sin embargo, las características de los
potenciales de acción que inician la contracción son muy distintas.
El corazón es un músculo que bombea sangre a través de los vasos
sanguíneos mediante un sistema de contracción y relajación. Cuando
el miocardio se relaja las aurículas y los ventrículos se llenan de sangre
venosa, parte de la cual se bombea hacia las arterias durante la contracción cardíaca. La contracción cardíaca tiene lugar en dos fases:
1) se contraen las aurículas izquierda y derecha, y 2) tras 50 y 150
mili­segundos (mseg) lo hacen los ventrículos izquierdo y derecho.
La contracción auricular ayuda a finalizar el llenado ventricular de
sangre. El retraso permite el llenado ventricular completo. Posteriormente, la contracción ventricular expulsa la sangre del ventrículo
izquierdo hacia la aorta, y la del derecho hacia la arteria pulmonar.
Después de contraerse las aurículas y los ventrículos, se relajan y
comienzan a llenarse de nuevo. La secuencia de contracción se inicia
y organiza por una señal eléctrica, un potencial de acción que se
propaga de miocito a miocito por todo el corazón.
Este capítulo comienza con una breve descripción del mecanismo
de contracción miocárdica. A continuación, se describen con detalle
los potenciales de acción que inician y organizan las contracciones
cardíacas. También se comentan algunas disfunciones eléctricas
frecuentes del corazón.
A lo largo de este capítulo se compara el músculo cardíaco con el
esquelético (tabla 19-1). En ambos casos es necesario un potencial
de acción para que se produzca la contracción. Los mecanismos moleculares que producen dicho potencial son también muy parecidos
© 2014. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
El proceso de contracción del miocardio es similar
al del músculo esquelético
El miocardio, al igual que el músculo esquelético, tiene una apariencia
estriada cuando se mira al microscopio óptico (fig. 19-1). Estas estrías
cruzadas tienen la misma base estructural en el músculo cardíaco y
en el esquelético. Cada célula del músculo cardíaco (fibra muscular)
se compone de varios cientos de miofibrillas, y cada una de estas
tiene un patrón repetido de bandas claras y oscuras. Las distintas
bandas y líneas reciben nombres de letras (banda A, banda I, disco Z),
y su alineamiento en las miofibrillas adyacentes proporciona la apariencia estriada de toda la fibra muscular. Cada unidad repetida de
bandas miofibrilares se denomina sarcómero, que significa «múscu­
lo pequeño», ya que cada uno constituye la subunidad contráctil del
músculo cardíaco. Por definición, un sarcómero comprende desde
un disco Z hasta el siguiente y mide alrededor de 0,1 mm o 100 mm.
Al igual que en el músculo esquelético, cada sarcómero miocárdico está formado por un grupo de filamentos finos y gruesos.
Los finos se unen a los discos Z, penetran en los gruesos mediante
interdigitalizaciones y están compuestos por moléculas de actina,
mientras que los gruesos están formados por moléculas de miosina.
En presencia de adenosín trifosfato (ATP) y de iones de calcio (Ca2+)
la actina y la miosina interactúan en una serie de pasos denominados
ciclo de puentes cruzados, que provoca la contracción y generación
171
172
SECCIÓN III Fisiología cardiovascular
TABLA 19-1 Secuencia de acontecimientos en la
contracción del músculo esquelético
y el músculo cardíaco
Músculo esquelético
Músculo cardíaco
El potencial de acción se
genera en la motoneurona
somática
Nota: No se necesitan potenciales
de acción en las motoneuronas
autónomas para iniciar los latidos
cardíacos
Nota: No se necesitan
neurotransmisores para que el
corazón lata
Nota: No se necesita activación
de los receptores: un corazón
totalmente aislado o desnervado
aún late
Se abren espontáneamente los
canales marcapasos del Na+
(y se cierran los canales del K+)
en las membranas de las células
marcapasos
Las células marcapasos se
despolarizan hasta el umbral
para la formación del potencial
de acción
En una célula marcapasos se forma
un potencial de acción y luego se
propaga de célula en célula por
todo el corazón
Durante el potencial de acción,
el Ca2+ extracelular («Ca2+
desencadenante») penetra en
la célula por medio de canales
«lentos» del Ca2+
La entrada de Ca2+ desencadenante
extracelular causa la liberación
de más Ca2+ desde el retículo
sarcoplásmico; el Ca2+ se une
a la troponina
Los sitios de unión de actina
se ponen a disposición
de entrecruzamientos de
actina-miosina
Los ciclos de entrecruzamientos
generan una potencia contráctil
entre filamentos de actina y de
miosina
El corazón se contrae («latido»
o «sístole» completo); el Ca2+
es absorbido por el retículo
sarcoplásmico o vuelto a bombear
fuera de la célula al líquido
extracelular
El corazón se relaja
Se libera acetilcolina
Se activan los receptores
colinérgicos nicotínicos en
la membrana de la célula
muscular
Se abren los canales del Na+
dependientes de los ligandos
de la membrana muscular
La membrana muscular se
despolariza hasta el nivel del
umbral para la formación
del potencial de acción
En las células musculares se
forma un potencial de acción
pero no penetra en otras
células
Nota: Las células de los
músculos esqueléticos
no tienen canales del Ca2+
«lentos»
El potencial de acción provoca
la liberación de Ca2+ del
retículo sarcoplásmico; el
Ca2+ se une a la troponina
Los sitios de unión de actina
se ponen a disposición
de entrecruzamientos de
actina-miosina
Los ciclos de entrecruzamientos
generan una potencia
contráctil entre filamentos
de actina y de miosina
El músculo se contrae (breve
«fasciculación»); el Ca2+ es
absorbido por el retículo
sarcoplásmico
El músculo se relaja
de fuerza en cada sarcómero y por consiguiente, en toda la célula
muscular (para detalles, v. figs. 1-3, 1-4, 1-5 y 6-6).
El miocardio forma un sincitio funcional
Aunque la base molecular de la contracción es idéntica en el músculo
esquelético y en el cardíaco, las conexiones eléctricas entre células
FIGURA 19-1 Bajo el microscopio óptico, las fibras musculares cardíacas
(cardiomiocitos) se ven estriadas, similares a los músculos esqueléticos.
La microscopia electrónica revela que las estrías son producto de una disposición ordenada de los filamentos de actina (finos) y de miosina (gruesos)
dentro de subunidades musculares llamadas sarcómeros (como se ve en la
figura inferior). Como en el músculo esquelético, el sarcómero es la subunidad
estructural y funcional del miocardio, pero a diferencia de aquél, las fibras
musculares cardíacas suelen ramificarse y se unen extremo con extremo a
las fibras vecinas formando estructuras que se llaman discos intercalados.
Dentro de los discos intercalados están los nexos, o uniones gap (que no se
ven), diminutos canales citoplásmicos que permiten que los potenciales de
acción se propaguen entre las células.
adyacentes, en ambos tipos musculares, no son iguales, lo que tiene
consecuencias importantes. Las células del músculo esquelético
están aisladas eléctricamente unas de otras, por lo que el potencial
de acción no puede saltar de una a otra. Como se describe en el
capítulo 5, el potencial de acción de una fibra de músculo esquelético
solo se inicia como respuesta a un potencial de acción procedente
de la motoneurona somática que la inerva. Cada potencial neuronal
causa la liberación del neurotransmisor acetilcolina, que activa los
receptores nicotínicos colinérgicos en la fibra de músculo esquelético,
de forma que supera el umbral de despolarización, formándose un
potencial de acción en la fibra muscular. Este se propaga a lo largo
de la fibra muscular y luego se detiene. Este potencial produce la
contracción celular. Las células adyacentes pueden contraerse al
mismo tiempo o no, dependiendo de si sus motoneuronas generan
potenciales de acción en ellas.
CAPÍTULO 19 Actividad eléctrica del corazón
En cambio, las células del músculo cardíaco tienen conexiones
eléctricas entre sí, de tal manera que cuando en uno de ellos se genera
un potencial de acción, este se propaga por toda la célula, y en los
puntos de contacto especializados entre células contiguas las corrientes iónicas creadas por el potencial de acción fluyen dentro de la
célula vecina e inician potenciales de acción también en ella.. Puesto
que los potenciales de acción cardíacos se propagan de célula a célula
por todo el tejido cardíaco, las células musculares contiguas se contraen de manera sincronizada, como si se tratase de una unidad, y a
continuación se relajan. En este sentido, este tejido funciona como
una sola célula, por lo que se dice que forma un sincitio funcional
(literalmente, «funciona como una única célula»).
Las estructuras celulares especializadas que permiten la propagación de los potenciales de acción de célula a célula se pueden observar
con el microscopio (fig. 19-1). El aspecto del miocardio es de un
conjunto de fibras (células musculares individuales) dispuestas de
forma más o menos paralela aunque con algunas ramificaciones.
Las células contiguas están unidas por unas estructuras oscuras
denominadas discos intercalares, que al microscopio electrónico
muestran unos canales muy pequeños entre células vecinas. Estos
nexos, también denominados uniones gap o en hendidura, proporcionan un punto de contacto entre el líquido intracelular de células
adyacentes. Cuando un potencial de acción despolariza la membrana
de una célula a uno de los lados del disco intercalar, los cationes
fluyen a través de dichas uniones hacia la célula vecina, lo que despolariza esa célula hasta el nivel umbral necesario para la formación
de un potencial de acción. De este modo, el potencial se propaga de
célula a célula a través de las uniones gap, localizadas en los discos
intercalares. El músculo esquelético, en cambio, no presenta estos
discos intercalados o nexos (uniones gap).
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Las contracciones cardíacas se deben a los potenciales
de acción que se generan de forma espontánea
en las células marcapasos especializadas
Dado que el tejido miocárdico forma un sincitio funcional y puesto
que el potencial de acción provoca una contracción, cualquier célula
muscular cardíaca puede iniciar un latido. Esto quiere decir que si
una célula cardíaca se despolariza hasta alcanzar el nivel umbral e
inicia un potencial de acción, este se propagará de célula a célula por
todo el corazón y provocará su contracción. La mayoría de las células
musculares cardíacas tienen la propiedad de permanecer estables
cuando el potencial de membrana está en reposo, y no forman uno
por sí mismas. Sin embargo, existen algunas células cardíacas especializadas que pueden despolarizarse de manera espontánea hasta
alcanzar el umbral necesario para iniciar un potencial de acción.
Cuando esto ocurre, se produce un latido cardíaco. Estas células
cardíacas que se despolarizan espontáneamente se denominan células marcapasos, ya que producen latidos y determinan la frecuencia
o el ritmo cardíaco.
Pese a que todas las células con capacidad de despolarización
espontánea se denominan marcapasos, es evidente que solo una
célula marcapasos, la primera en alcanzar el umbral, genera un latido
concreto. En un corazón sano, las células marcapasos que con mayor
rapidez se despolarizan se encuentran en el nódulo sinoauricular (SA),
localizado en la pared auricular derecha, en el punto donde la vena
cava entra en dicha aurícula.
Gracias a estas células, el corazón inicia sus propios potenciales de
acción musculares y su contracción. Las motoneuronas no son necesarias para iniciar la contracción miocárdica, aunque sí son esenciales
para la del músculo esquelético. Esas motoneuronas (tanto simpáticas
como parasimpáticas) actúan sobre la frecuencia cardíaca afectando
a la velocidad con la que las células marcapasos se despolarizan hasta
el umbral, pero las células marcapasos inician potenciales de acción y
por lo tanto el corazón late incluso sin la influencia de dichos sistemas
173
nerviosos. Por tanto, un corazón denervado continúa latiendo, mientras que un músculo esquelético en idénticas condiciones permanece
relajado (de hecho, paralizado). La capacidad del corazón para latir
sin la intervención de órdenes nerviosas permite su funcionamiento
tras un trasplante. Cuando el corazón de un donante se conecta a la
circulación del receptor no hay ningún nervio que se una al corazón
trasplantado. Las células marcapasos del corazón trasplantado inician
sus potenciales de acción y sus contracciones. La única característica
que se encuentra a faltar es el control de la frecuencia cardíaca por
los nervios simpáticos y parasimpáticos.
Cada latido cardíaco es iniciado y organizado por un sistema
de células musculares cardíacas especializadas
Cada latido normal se inicia por un potencial de acción generado de
forma espontánea en una de las células marcapasos del nódulo SA
(fig. 19-2). Cuando se ha formado, se propaga con rapidez de una
célula a otra a través de la aurícula derecha e izquierda, provocando
la contracción de ambas. A continuación, el potencial de acción se
propaga lentamente, otra vez de célula a célula, a lo largo de una ruta
especial de células musculares cardíacas situadas entre las aurículas
y los ventrículos, formada por el denominado nódulo auriculoventricular (AV) y la primera porción del haz AV, también conocido
como haz de His. Tanto el nódulo como el haz, proporcionan la
única ruta para la propagación de los potenciales de acción desde
las aurículas a los ventrículos. En cualquier otro lugar, las aurículas
y los ventrículos se encuentran separados por una capa de tejido
conjuntivo, la cual no puede ni iniciar ni propagar potenciales de
acción. Además de proporcionar la única ruta de conducción entre
aurículas y ventrículos, el nódulo AV y la primera porción del haz
AV tienen la propiedad de ralentizar la velocidad de propagación
del potencial, que tarda de 50 a 150 mseg en atravesar esta zona
(nódulo AV y primera parte del haz AV) y alcanzar los ventrículos.
Esta conducción lenta a través de la unión AV es la responsable del
retraso entre las contracciones auriculares y las ventriculares.
Cuando ha superado a las células conductoras lentas de la unión
AV, el potencial de acción entra en una red de células cardíacas especializadas en la propagación extremadamente rápida de esos potenciales. La zona de transición de células de conducción lenta a las
de conducción rápida está situada dentro del haz AV, compuesto en
una primera porción por las células de conducción lenta (conectadas
con el nódulo AV) y en una porción posterior por las de conducción
rápida. La parte de conducción rápida del haz AV se abre en dos para
formar las ramas derecha e izquierda del haz. En el ápice ventricular,
ambas ramas se abren en una red dispersa de fibras de Purkinje, que
transportan el potencial de acción rápidamente hacia las paredes
internas de ambos ventrículos, a las células musculares cardíacas
FIGURA 19-2 El sistema de conducción especializado del corazón es el
responsable de la iniciación y la organización de las contracciones cardíacas.
El sistema está formado por fibras musculares cardíacas especializadas y no
por nervios. AV, Aurículoventricular; SA, sinoauricular.
174
SECCIÓN III Fisiología cardiovascular
FIGURA 19-3 El corazón en sus cuatro fases durante
el inicio de una contracción normal. El sombreado indica
zonas del corazón en las que hay un potencial de acción
en curso. Arriba a la izquierda (tiempo = 0 seg), La célula
marcapasos en el nódulo sinoauricular (SA) acaba de llegar
al umbral y ha comenzado a propagarse un potencial de
acción hacia afuera por las aurículas. Arriba a la derecha
(tiempo = 0,1 seg), El potencial de acción ha llegado a
todos los sitios de ambas aurículas (potencial de acción en
curso en todas las células auriculares). Centro izquierda
(tiempo = 0,17 seg), El potencial de acción ha pasado a
través del nódulo auriculoventricular (AV) y hacia abajo por
las ramas del haz y acaba de llegar al ápice del ventrículo.
Centro derecha (tiempo = 0,22 seg), El potencial de acción
ha terminado de propagarse fuera de las paredes de los
dos ventrículos (el potencial de acción está en curso en
todas las células ventriculares, pero todas las auriculares
ya han finalizado su potencial). Abajo, La gráfica muestra el tiempo de los potenciales de acción en una célula
de la aurícula izquierda (en el sitio marcado A), y en una
célula del ventrículo izquierdo (en el sitio marcado V). Sus
localizaciones hacen que estén entre las últimas células
auriculares y ventriculares que se despolarizan a medida
que un potencial de acción se propaga por las aurículas y
los ventrículos, respectivamente. Em, potencial de membrana en milivoltios.
situadas en dichas paredes (capas subendocárdicas). De ahí se propaga
rápidamente de célula a célula y hacia el exterior por las paredes
ventriculares, y a medida que llega a cada fibra muscular ventricular,
esta se contrae. Debido a la conducción extremadamente rápida del
potencial de acción cardíaco a través de la porción final del haz AV, las
ramas del haz y del sistema de Purkinje, todas las fibras ventriculares
se contraen de forma casi sincronizada.
El conjunto formado por los nódulos SA y AV, el haz AV, las ramas
del haz y las fibras de Purkinje se denomina sistema de conducción
especializado cardíaco, y se compone de células musculares cardíacas
especializadas, no nerviosas. Las características especiales del sistema
de conducción permiten que cada latido siga una secuencia específica
y establecida. En un latido normal ambas aurículas se contraen de
forma casi simultánea, seguido por una breve pausa (producida por
la propagación lenta del potencial de acción a través del nódulo AV)
y la contracción sincronizada de ambos ventrículos. Por último, todo
el corazón se relaja y se rellena de sangre.
La figura 19-3 pone el acento en el papel del sistema de conducción especializado al comienzo y durante una contracción cardíaca
normal. En la ilustración de este «lapso de tiempo», la excitación
auricular comienza en el momento t = 0, cuando una célula del nó­
dulo SA alcanza el umbral y un potencial de acción comienza a pro­
pagarse fuera del nódulo SA a través del tejido auricular. En 0,1 seg
el potencial se ha propagado por completo a ambas aurículas y
ha comenzado su contracción coordinada. También despolariza
las primeras células del nódulo AV, comenzando en el momento
t = 0,04 seg. Mientras las aurículas se han despolarizado (excitado), el
potencial de acción se propaga con lentitud en las células del nódulo
AV y la primera parte del haz AV. Después de atravesar esta región
de conducción lenta, el potencial de acción se propaga rápidamente
a través del resto del haz de His y sus ramas llegando al ápice ventricular al momento t = 0,17 seg. Es decir, el potencial de acción que
viaja a través del nódulo AV y los haces tarda alrededor de 0,13 seg
(0,17–0,04 seg), que es el retraso existente entre la despolarización
CAPÍTULO 19 Actividad eléctrica del corazón
175
auricular y la ventricular. Desde el ápice ventricular, las fibras de
Purkinje propagan el potencial de acción rápidamente a través
de ambos ventrículos. La excitación ventricular (despolarización)
se completa en t = 0,22 seg, y ambos ventrículos se contraen. Para
entonces, las aurículas se han repolarizado y se encuentran en un
estado de reposo y relajación. Tras la excitación y contracción ventricular, todo el corazón se relaja y permanece en reposo hasta que
las células marcapasos del nódulo SA inician un nuevo latido.
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Los potenciales de acción cardíacos son muy largos
Como se ha mencionado, existen dos diferencias principales entre
los potenciales de acción producidos en el músculo esquelético y el
cardíaco. La primera es que los potenciales de acción se propagan de
célula en célula en el músculo cardíaco, en tanto que las células de los
músculos esqueléticos están aisladas eléctricamente la una de la otra.
La segunda es que el corazón tiene unas células marcapasos que
forman potenciales de acción espontáneos, mientras que una célula
de músculo esquelético solo se despolariza y forma potenciales de
acción cuando sus motoneuronas «le ordenan» hacerlo.
Una tercera diferencia importante es su duración (fig. 19-4). El
potencial de acción entero en una fibra esquelética dura solo de 1
a 2 mseg, y en el músculo cardíaco 100 veces más (100-250 mseg)
debido a los cambios prolongados de permeabilidad en la membrana
cardíaca frente a los iones sodio, potasio y calcio (Na+, K+ y Ca2+).
Los canales de Na+ y K+ de la membrana de las fibras musculares
cardíacas son similares a los del músculo esquelético; sin embargo, la
duración de su apertura o cierre es diferente. Además, las membranas
de las fibras musculares cardíacas también tienen unos canales de
Ca2+ especiales que no se encuentran en el músculo esquelético. El
movimiento de Ca2+ extracelular a través de ellos desempeña un papel
importante en la prolongación del potencial de acción. La presencia
de canales de Ca2+ y el papel importante del Ca2+ extracelular en el
potencial de acción es la cuarta diferencia importante entre el músculo cardíaco y el esquelético.
Además de aprender acerca de la especial importancia de los
canales de Ca2+ en el músculo cardíaco, es útil revisar la función
de los de Na+ y el K+ en el músculo esquelético, y destacar algunas
formas en las que estos son similares en ambos tipos musculares.
Como se mencionó en el capítulo 4, la mayoría de los canales de K+
de la membrana celular de las neuronas o del músculo esquelético se
encuentran abiertos cuando la célula está en reposo, mientras que la
mayoría de los de Na+ están cerrados. Por tanto, la célula en reposo
es mucho más permeable al K+ que al Na+. El resultado de esto es
que hay una mayor tendencia a que el K+ con carga positiva salga o
abandone la célula que a que el Na+ con carga positiva entre en ella.
Este desequilibrio es el principal factor responsable de un potencial
en la membrana en reposo (polarización), en el cual el interior celular
es negativo en comparación con el exterior. El potencial de membrana en reposo en las células del músculo esquelético está entre
−70 y −80 mV normalmente (fig. 19-4, abajo). El potencial de
acción se crea cuando la célula se despolariza (se hace menos negativa
en el interior). Específicamente, la despolarización hasta el voltaje
umbral necesario para la apertura de los canales de Na+ permite el
flujo de Na+ extracelular al interior de la célula. Esta entrada rápida
de iones positivos hace que la parte interna de la membrana se cargue positivamente. La entrada de Na+ cesa y la célula se repolariza
rápidamente para volver a su potencial en reposo. Esta repolarización
viene facilitada también por la apertura de otros canales de K+ que, de
hecho, puede producir la hiperpolarización de las neuronas y de las
células del músculo esquelético (incluso más negativo que el potencial
de membrana en reposo normal) durante unos pocos milisegundos
al final de cada potencial de acción (fig. 19-4, abajo).
En la célula muscular esquelética en reposo, los iones de calcio
quedan secuestrados dentro del retículo sarcoplásmico. Cuando en
FIGURA 19-4 Los potenciales de acción en las células del músculo cardíaco
(arriba) duran 100 veces más que los potenciales de acción en las células
nerviosas o de los músculos esqueléticos (centro). Abajo, El potencial de
acción del nervio o el músculo esquelético se muestra en una escala de tiem­
po muy extensa a fin de ilustrar que un potencial de acción de un nervio o
músculo esquelético tiene forma diferente a la del potencial de acción car­
díaco, y también una duración mucho más corta. La fase prolongada de despola­
rización en las células del músculo cardíaco se llama meseta del potencial
de acción. Las barras oscuras debajo de cada potencial de acción indican la
longitud del período refractario absoluto.
esas fibras se produce un potencial de acción, se libera Ca2+ desde el
retículo sarcoplásmico al líquido intracelular, denominado citoplasma. La contracción se inicia por el incremento de la concentración
de Ca2+ citoplasmático (v. fig. 1-5). La contracción iniciada por un
potencial de acción simple es muy breve en el músculo esquelético, ya
que el Ca2+ citoplasmático vuelve con rapidez al interior del retículo
sarcoplásmico mediante transporte activo, y el músculo se relaja. Hay
que destacar que el Ca2+ responsable del comienzo de la contracción
del músculo esquelético procede íntegramente de su almacén intracelular, el retículo sarcoplásmico. Durante el potencial de acción
no entra Ca2+ desde el líquido extracelular porque las células del
músculo esquelético no tienen canales de Ca2+ en la membrana. En
cambio, en el músculo cardíaco, el Ca2+ penetra desde dicho espacio
176
SECCIÓN III Fisiología cardiovascular
porque sí posee esos canales, y desempeña un papel importante en
el potencial de acción y la contracción.
Los canales de calcio de la membrana desempeñan
un papel esencial en el miocardio
La figura 19-5 ilustra un potencial de acción de una célula muscular cardíaca y la secuencia de los cambios que se producen en la
permeabilidad frente a los iones K+, Na+, y Ca2+, responsables de
la producción de ese potencial. Cuando comienza la línea de tiempo
(en el lado izquierdo de cada gráfica), la célula cardíaca aparece en su
posición normal, con un potencial de membrana de reposo negativo
aproximado de −80 mV. El potencial de membrana cardíaco en
reposo es negativo por la misma razón que en cualquier otra célula
de musculatura esquelética: la mayoría de los canales de K+ están
abiertos en reposo, y la mayoría de los de Na+ están cerrados. El
resultado final es que la permeabilidad de la membrana al K+ es
mucho mayor que al Na+ (fig. 19-5, gráfica del medio). En las células
musculares cardíacas en reposo, los canales de Ca2+ de la membrana
están cerrados, por lo que la permeabilidad a este ion es muy baja
(fig. 19-5, abajo) y el Ca2+ extracelular no consigue entrar al interior
de la célula.
Como en el músculo esquelético, el potencial de acción cardíaco se crea cuando la célula se despolariza hasta un voltaje umbral
capaz de abrir los canales de Na+ dependientes de voltaje. El flujo
rápido de ese Na+ extracelular hacia el interior de la célula hace que
la superficie interna de la membrana se cargue positivamente (fase 0,
fig. 19-5, arriba). Los canales de Na+ se inactivan rápidamente, lo
que causa que la permeabilidad del Na + disminuya rápidamente;
la membrana comienza a repolarizarse (fase 1). Sin embargo, en
el músculo cardíaco la repolarización se interrumpe y se prolonga
la fase plana de despolarización, que dura alrededor de 200 mseg
(fase 2). Esta fase se debe a la confluencia de dos situaciones que no
ocurren en el músculo esquelético y los nervios: 1) algunos canales
de K+ se cierran, con lo que disminuye la permeabilidad al K+, y 2)
muchos de los canales de Ca2+ están abiertos, por lo que aumentan
su permeabilidad. Al ser la concentración de Ca2+ mayor en el líquido extracelular que en el intracelular, aumenta el flujo del mismo
a través de los canales hacia el citoplasma. La disminución de la
salida del K+ de la célula junto con la entrada de Ca2+ a la misma,
mantiene la membrana en estado de despolarización. Después de
unos 200 mseg, los canales de K+ se reabren y los de Ca2+ se cierran,
aumentando la permeabilidad al primero y disminuyendo la del
segundo. La combinación del incremento en la salida de uno y el
cierre de la entrada del otro provoca que la célula se repolarice (fase
3) y, en último término, regrese a su potencial de membrana en
reposo negativo y estable (fase 4).
Los canales especializados de Ca2+ en las membranas de la célula
muscular cardíaca se denominan canales lentos de Ca2+ (o canales
del Ca2+ del tipo L), ya que tardan mucho más en abrirse que los de
Na+ y están abiertos también más tiempo que estos. Como se observa
en la figura 19-5, el aumento y disminución de la permeabilidad al
Na+ (canales de Na+ abiertos y cerrados) se produce en pocos milisegundos, mientras que la permeabilidad al Ca2+, en comparación,
aumenta con más lentitud (la apertura de los canales de Ca2+ es lenta)
y se mantiene elevada durante unos 200 mseg (tiempo en el que los
canales de Ca2+ están abiertos). Por ello, los canales de Na+ del músculo cardíaco en ocasiones se denominan canales rápidos de Na+, en
reconocimiento a sus respuestas mucho más rápidas.
El Ca2+ que entra en la célula cardíaca durante el potencial de
acción desencadena su liberación desde el retículo sarcoplásmico,
lo que se conoce como liberación de calcio dependiente de calcio
(o liberación del calcio inducida por calcio). En menos de 0,1 seg
la concentración de Ca2+ libre en el citoplasma aumenta unas 100 ve­
ces. Como en el músculo esquelético, este incremento de Ca2+ de­
FIGURA 19-5 El potencial de membrana de una célula del músculo cardíaco
(arriba) queda determinada por las permeabilidades relativas de la membrana
celular al K+ (segundo comenzando desde arriba), al Na+ (segundo comenzando
desde abajo), y al Ca2+ (abajo). En reposo (lado izquierdo de las gráficas),
la célula es mucho más permeable al K + que al Na+ o al Ca2+. (Es decir,
que la cantidad de canales del K+ abiertos excede con mucho la cantidad de
canales del Na+ o del Ca2+ abiertos.) Un potencial de acción cardíaco (centro
de las gráficas) se produce por una secuencia característica de cambios de
permeabilidad en el K+, el Na+ o el Ca2+ (es decir, cambios en la cantidad
de canales del K+, el Na+ y el Ca2+ abiertos). El potencial de acción finaliza
cuando las permeabilidades vuelven a su estado en reposo (lado derecho de
las gráficas). Las fases 0 a 4 se tratan en el texto.
sencadena la contracción. Cuando los canales de Ca2+ se cierran al
final del potencial de acción, la mayoría del Ca2+ libre citoplásmico
vuelve al interior del retículo sarcoplásmico, o al líquido extracelular a
través de la membrana celular. Ambos procesos se realizan mediante
transporte activo, ya que el Ca2+ se bombea en contra de su gradiente
electroquímico. La concentración de Ca2+ citoplásmico vuelve a su
bajo nivel de reposo y el músculo cardíaco se relaja. La figura 19-6
muestra la relación entre el potencial de acción y la contracción muscular resultante de la fibra cardíaca.
CAPÍTULO 19 Actividad eléctrica del corazón
FIGURA 19-6 El primero de los tres potenciales de acción (línea continua,
arriba) provoca una contracción cardíaca (línea continua, abajo). Nótese que
el potencial de acción y la contracción tienen duraciones similares. La barra
horizontal gruesa debajo del primer potencial de acción muestra la duración
del período refractario absoluto. La línea de guiones y la línea de puntos de la
gráfica superior muestran la aparición más temprana posible de un segundo
y un tercer potenciales de acción, cada uno de ellos inmediatamente después del período refractario absoluto correspondiente al potencial de acción
precedente. La línea de guiones y la línea de puntos de la gráfica inferior
describen las contracciones cardíacas correspondientes. Debido al largo
período refractario, cada contracción ya casi ha terminado antes de que pueda
comenzar la contracción siguiente. Esto asegura un período de relajación del
corazón entre contracciones.
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
La larga duración de los potenciales de acción garantiza
un período de reposo (y llenado) entre latidos
Los canales de Na+ se inactivan en el pico del potencial de acción,
por lo que el Na+ no puede pasar a través de ellos; por tanto, durante
el tiempo que los canales de Na+ están inactivos, ningún otro potencial de acción puede producirse. La inactivación de los canales de
Na+ finaliza y vuelven a estar susceptibles para reabrirse cuando el
potencial de membrana vuelve a su nivel de reposo o casi al mismo
nivel. Así, la inactivación del Na+ garantiza que el comienzo de un
segundo potencial de acción no pueda producirse hasta que se ha
completado (o casi completado) el anterior.
Mientras los canales de Na+ están inactivos, la célula es refractaria
(resistente) respecto a la formación de un potencial de acción. A este
tiempo posterior al comienzo de un potencial, durante el cual no se
puede iniciar otro, se le denomina período refractario absoluto. Como
la inactivación del Na+ dura hasta que el potencial de membrana
recupera (o casi) su nivel de reposo, este período dura tanto como
el potencial de acción. Por tanto, el período refractario en una célula
del músculo cardíaco dura 100-250 mseg, en tanto que en una cé­
lula nerviosa o del músculo esquelético es de 1 a 2 mseg (fig. 19-4).
Ese largo período en el músculo cardíaco garantiza la existencia de
un período de reposo (de llenado cardíaco) entre las contracciones.
La figura 19-6 (arriba) representa la sucesión más rápida posible de
tres potenciales de acción en una célula muscular cardíaca: el segundo
potencial comienza justo después de la conclusión del período refractario del primero. De la misma manera, el tercero comienza tras
la conclusión del período refractario del segundo. La gráfica inferior
de la fig. 19-6 muestra el patrón de la contracción muscular que
resulta de los tres potenciales de acción. Obsérvese que la fuerza de
la contracción alcanza un pico al final de la fase en meseta de cada
177
potencial de acción y decrece (el músculo se relaja) durante la fase
de repolarización de cada potencial de acción. Como resultado, el
músculo cardíaco se relaja en parte antes de volver a contraerse; es
decir, cada potencial de acción cardíaco produce una contracción
perfectamente diferenciada y separada de la anterior. A causa de ese
largo período refractario, el músculo cardíaco no puede mantener
una contracción continua. Por tanto, el corazón se asegura un período
de reposo (y rellenado) entre latidos.
El patrón de los cambios en la tensión muscular representados en
la figura 19-6 se corresponde fielmente con los cambios en la concentración de Ca2+ citoplásmico, lo cual tiene sentido si se considera
que el aumento de la concentración de Ca2+ citosólico inicia la contracción muscular, y la consiguiente salida de Ca2+ del citosol permite
la relajación muscular. La concentración de Ca2+ citosólico aumenta
durante la meseta del potencial de acción (debido a la liberación de
Ca2+ desencadenada por Ca2+) y disminuye hasta sus niveles de reposo
durante la fase de repolarización del potencial de acción; el transporte
activo bombea el Ca2+ de nuevo dentro del retículo sarcoplásmico, o
hacia el líquido extracelular.
En las células de los músculos esqueléticos ese potencial de acción
dura de 1 a 2 mseg. La membrana se repolariza (y el período refractario termina) incluso antes de la salida de Ca2+ del retículo sarcoplásmico, y muchos milisegundos antes de que este se bombee de nuevo
hacia dentro. Como resultado, la concentración de Ca2+ citoplásmico
alcanza su máximo nivel después del final del potencial de acción, y
la tensión contráctil resultante también alcanza su pico después del
fin del potencial. Debido a que el movimiento contráctil dura mucho más que el período refractario en la musculatura esquelética,
durante una misma contracción pueden actuar varios potenciales
de acción. Esta rápida sucesión de múltiples potenciales de acción
produce un aumento de la concentración de Ca2+ en el citoplasma
hasta unos niveles altos, donde se mantienen. La tensión contráctil
que se produce es más fuerte que la resultante de un potencial simple,
y además, se mantiene durante más tiempo. De hecho, los tirones
musculares producidos por esa sucesión de potenciales se «funden»
todos en uno solo, fenómeno conocido como sumación temporal.
La fusión y la sumación temporal son los mecanismos que permiten
el desarrollo de una tensión gradual y prolongada en el músculo esquelético. Por otro lado, el período refractario más largo del músculo
cardíaco impide la fusión y sumación de las contracciones cardíacas,
por lo que cada una de ellas (es decir, cada latido del corazón) va
seguida inmediatamente de una relajación.
Los potenciales de acción duran menos en las células
auriculares que en las ventriculares
La descripción anterior de los canales iónicos, potenciales de acción
y la contracción se basan en las propiedades de las células ventriculares normales. En las células auriculares el proceso es básicamente
el mismo, excepto que los potenciales de acción son más cortos.
Las células auriculares también tienen canales de Na+ rápidos que
se abren brevemente al principio del potencial de acción y luego se
inactivan. De la misma manera, los canales lentos de Ca2+ se abren
durante el potencial de acción, y los de K+ se cierran. Las diferencias
entre ambos tipos celulares radican en que los canales lentos de
Ca2+ auriculares permanecen abiertos menos tiempo y los de K +
permanecen cerrados también menos tiempo. Como resultado, la
fase de meseta del potencial de acción en las células auriculares
es más corta y no tan plana como la de las ventriculares (fig. 19-3,
abajo). Como consecuencia de ese potencial de acción más corto, el
período refractario de las células auriculares también es más breve,
por ello tienen la capacidad de formar más potenciales de acción por
minuto; es decir, las aurículas pueden «latir» más rápidamente que
los ventrículos. Las consecuencias de esta diferencia se exponen más
adelante en este capítulo.
178
SECCIÓN III Fisiología cardiovascular
Los canales iónicos especializados provocan
la despolarización de las células marcapasos
cardíacas y forman los potenciales de acción
Como ya se ha mencionado, las células marcapasos cardíacas del
nódulo SA se despolarizan de forma espontánea hasta un umbral
y forman potenciales de acción. Esta despolarización espontánea
se denomina potencial marcapasos, y es la característica diferencial
clave de estas células (fig. 19-7, arriba). Estos potenciales tienen
una apariencia redondeada y carecen de la fase rápida (fase 0) de
despolarización observada en las células ventriculares y auriculares.
Las despolarizaciones espontáneas y los potenciales redondeados
de las células marcapasos son consecuencia de unos canales iónicos específicos de estas células. Las células marcapasos carecen de los
canales rápidos de Na+ dependientes del voltaje; en cambio, tienen
canales de Na+ marcapasos (también llamados «canales extraños de
Na+»), que se cierran durante el potencial de acción y comienzan
a abrirse de nuevo, espontáneamente, una vez que el potencial ha
concluido. Esa apertura espontánea de los canales de Na+ marcapasos
produce un aumento progresivo de la permeabilidad celular a este
ion (fig. 19-7, segunda desde abajo), lo que permite su paso al interior
celular desde el líquido extracelular y la consiguiente despolarización.
Las células marcapasos también tienen una serie de canales inusuales
de K+ que también participan en la despolarización espontánea. Al
final de un potencial de acción la permeabilidad de K+ es bastante
alta, ya que la mayoría de sus canales están abiertos. A continuación,
algunos canales de K+ comienzan a cerrarse (fig. 19-7, segundo panel
contando desde arriba). A medida que la permeabilidad disminuye,
abandona la célula una menor cantidad de K+, y ello hace que la carga
interna sea menos negativa de manera progresiva. Por otro lado, los
canales de Ca2+ también contribuyen al potencial marcapasos. En
la fase tardía del potencial de acción, justo antes de que la célula
marcapasos alcance el umbral, los canales lentos de Ca2+ se abren,
la permeabilidad crece, y como resultado se produce su entrada
acelerando la llegada al umbral (fig. 19-7, abajo). Por tanto, el potencial marcapasos se produce por la apertura de los canales marcapasos
de Na+, el cierre de los de K+ y (más tarde en el proceso) por la apertura de los de Ca2+. Todos estos cambios espontáneos en las células
marcapasos contrastan con el estado más estable de los canales en
estado normal de reposo en las células auriculares o ventriculares.
El potencial de acción se origina cuando se alcanza el umbral en
una célula marcapasos. El inicio del potencial de acción es bastante
lento en comparación con el que se produce en la fase 0 de la despolarización en una célula auricular o ventricular normal, ya que
no hay canales rápidos de Na+ y, por tanto, no hay una repentina
entrada de ese ion. El Ca2+ es el ion responsable fundamentalmente
del potencial de acción en las células marcapasos. Cuando se alcanza
el umbral, la mayoría de los canales lentos celulares de Ca2+ se abre
y la permeabilidad a este ion se incrementa y fluye desde el exterior
celular al interior. Los potenciales de acción de las células marcapasos
a menudo se denominan potenciales de acción lentos, ya que carecen
de la fase 0 rápida de la despolarización y porque se deben, sobre
todo, a la apertura de los canales lentos de Ca2+. Por el contrario, los
potenciales de acción auriculares y ventriculares se llaman potenciales
de acción rápidos. Obsérvese, sin embargo, que la duración de todos
los potenciales en el músculo cardíaco (ya sea los «lentos» o los
«rápidos») es mayor comparada con la del potencial de los nervios y
de la musculatura esquelética.
Los nervios simpáticos y parasimpáticos actúan sobre
las células marcapasos para aumentar o reducir
la frecuencia cardíaca
La figura 19-8 ilustra cómo afectan los neurotransmisores norepi­
nefrina y acetilcolina a las células marcapasos cardíacas. La norepine-
FIGURA 19-7 Una célula marcapasos cardíaca se despolariza espontánea-
mente hasta el umbral e inicia su propio potencial de acción (arriba). La despolarización espontánea (llamada potencial del marcapasos) es resultado de
una disminución espontánea y progresiva de la permeabilidad al K+ (segunda
gráfica a partir de arriba) y un aumento de la permeabilidad al Na+ (segunda gráfica a partir de abajo). Un aumento en la permeabilidad al Ca2+ hace
su contribución tardía a la despolarización hacia el umbral (abajo). Cuando
se alcanza el nivel umbral, se produce un potencial de acción. El potencial de
acción está impulsado principalmente por un aumento notable y prolongado
de la permeabilidad al Ca2+. La ausencia de canales rápidos del Na+ en las
células marcapasos hace que el movimiento ascendente del potencial de
acción del marcapasos sea mucho más lento que el que se aprecia en las
células que no son marcapasos (compárese con la fig. 19-5).
frina ejerce su acción activando los receptores b-adrenérgicos de la
membrana de dichas células. Dicha activación acelera los cambios
de los canales iónicos responsables de la despolarización espontánea,
por lo que la contracción es más rápida en su presencia, y se acorta
el intervalo entre latidos, de tal manera que la frecuencia cardíaca
aumenta por encima de su nivel intrínseco o espontáneo.
La acetilcolina tiene el efecto contrario, activando los receptores
muscarínicos colinérgicos de las membranas de las células marcapasos,
lo que ralentiza los cambios que se producen en los canales iónicos
responsables de la despolarización espontánea de esas células. Debido
a que las células marcapasos necesitan más tiempo para alcanzar
CAPÍTULO 19 Actividad eléctrica del corazón
179
FIGURA 19-8 En ausencia de influencias neurohumorales, una célula marcapasos del SA se despolariza es-
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
pontáneamente hasta el umbral e inicia una serie de potenciales de acción, tres de los cuales están representados
por la línea negra. En estas condiciones, el intervalo entre potenciales de acción determina la frecuencia cardíaca
intrínseca, o espontánea (en este caso 0,43 seg entre los potenciales de acción corresponde a una frecuencia
cardíaca de 140 latidos/min). La acetilcolina disminuye la velocidad de despolarización y por lo tanto alarga el
intervalo entre potenciales de acción (es decir, reduce la frecuencia cardíaca). La noradrenalina hace aumentar
la velocidad de la despolarización y por lo tanto acorta el intervalo entre potenciales de acción (es decir, aumenta la
frecuencia cardíaca).
el umbral en presencia de acetilcolina, aumenta el intervalo entre
latidos. Por lo tanto, la frecuencia cardíaca disminuye hasta por
debajo de su nivel intrínseco o espontáneo.
Las neuronas del sistema simpático liberan norepinefrina en
las células del nódulo SA; por tanto, la actividad de estos nervios
incrementa la frecuencia cardíaca. La epinefrina y norepinefrina
liberadas desde la glándula adrenal hacia la sangre tienen el mismo
efecto. Las neuronas del sistema parasimpático liberan acetilcolina
en esas mismas células disminuyendo la frecuencia cardíaca. La
figura 19-9 muestra cómo las neuronas de ambos tipos interactúan
sobre el control de la frecuencia cardíaca. En ausencia de norepinefrina y acetilcolina, el corazón late a una frecuencia intrínseca, que
para un perro grande es de alrededor de 140 latidos por minuto.
Estas frecuencias, por debajo de la intrínseca, se alcanzan por la
acción de la acetilcolina liberada por el sistema parasimpático. De
acuerdo con esto, la gráfica de la fig. 109-9 muestra una actividad
parasimpática alta durante el descanso (90 latidos por minuto) y muy
alta durante el sueño (55 latidos por minuto). Aquellas frecuencias
cardíacas que están por encima de la intrínseca tienen lugar durante
el ejercicio o por estímulos emocionales provocados por la activación
del corazón por los nervios simpáticos y la liberación de noradrenalina (o por la epinefrina o norepinefrina circulante). Los niveles
más elevados posibles de actividad simpática y frecuencia cardíaca
se producen durante un ejercicio fuerte o en la reacción de defensa y
alarma (respuesta de miedo, «lucha o huida»).
La frecuencia cardíaca del perro se adapta, dentro de un amplio
margen, a lo más apropiado para cada situación, dependiendo de
las variaciones en el tono simpático o parasimpático. Cuando ambos
sistemas se activan de forma simultánea, la frecuencia cardíaca que
se origina representa el resultado de un tira y afloja entre la acción
opuesta de ambos. Por lo general, los dos sistemas están parcialmente
activos durante el estado de vigilia, desde el reposo (frecuencia cardíaca de unos 90 latidos/minuto) al ejercicio moderado (frecuencia
cardíaca de unos 175 latidos/minuto). La actividad parasimpática
predomina en los momentos en que esa frecuencia es más baja,
mientras que la simpática lo hace en los momentos en los que es más
alta. Cuando ambas acciones se igualan, sus efectos se anulan, y la
frecuencia cardíaca es como la intrínseca (o espontánea). La acción
simultánea de las neuronas simpáticas y parasimpáticas se produce
FIGURA 19-9 La escala de arriba muestra que la frecuencia cardíaca de
un perro grande normal se encuentra entre 50 y 250 latidos/min, según su
estado. La gráfica ilustra que este amplio intervalo de frecuencias cardícas
está provocado por las interacciones entre la actividad nerviosa simpática, que
acelera el corazón por encima de su frecuencia intrínseca, y la parasimpática,
que lo hace más lento hasta por debajo de su frecuencia intrínseca. Los
nervios parasimpáticos y simpáticos están activos simultáneamente durante
un intervalo considerable de la frecuencia cardíaca (control solapado). Nótese
que el corazón late a su frecuencia intrínseca (alrededor de 140 latidos/min)
ya sea en ausencia de cualquier influencia nerviosa, o cuando los efectos
simpáticos y parasimpáticos son iguales y opuestos.
para que el sistema nervioso tenga un control más exhaustivo sobre
la frecuencia cardíaca en una gran variedad de situaciones relativas
al comportamiento.
Las células del nódulo auriculoventricular actúan
como marcapasos auxiliares e impiden un latido
ventricular demasiado rápido
Al igual que las células del nódulo SA, las del AV suelen tener una
actividad marcapasos y un potencial de acción lentos. Como se observa en la figura 19-10, las células del nódulo AV se despolarizan
de manera espontánea para alcanzar el umbral, aunque mucho más
180
SECCIÓN III Fisiología cardiovascular
FIGURA 19-10 Las células tanto del nódulo sinoauricular (SA) como del
nódulo auriculoventricular (AV) exhiben actividad de marcapasos (despolarización espontánea hacia el umbral). Normalmente las células del nódulo
SA se despolarizan con más rapidez y alcanzan antes el umbral (arriba). El
potencial de acción resultante se propaga dentro del nódulo AV (representado
por la banda azul) y despolariza rápidamente las células del nódulo AV hasta
su umbral, haciendo que formen un potencial de acción (línea continua de
la gráfica inferior). Sin embargo, si las células marcapasos del nódulo SA se
vuelven afuncionales o si los potenciales de acción auriculares no se conducen
dentro del nódulo AV, las células del nódulo AV terminan por despolarizarse
hasta el umbral e inician potenciales de acción por su cuenta (línea de guiones
de la gráfica inferior). De este modo, las células del nódulo AV hacen las
veces de marcapasos ventricular auxiliar (de emergencia).
lentamente que las del nódulo SA. Por tanto, en circunstancias normales, estas últimas son las primeras en alcanzar el umbral e iniciar
el potencial de acción, el cual se propaga de célula a célula a través de
las aurículas hacia el nódulo AV. Una vez dentro de este nódulo AV,
encuentra unas células lentas y que se despolarizan espontáneamente
hasta el umbral. El potencial de acción despolariza rápidamente estas
células marcapasos del nódulo AV hasta el umbral y forman un potencial de acción que se propaga al haz AV y a los ventrículos. De este
modo, en condiciones normales, cada potencial de acción cardíaco se
desencadena en las células marcapasos del nódulo SA, mientras que
la actividad marcapasos de las células del AV es irrelevante.
En determinadas condiciones anormales, la función marcapasos
del nódulo AV es esencial para la supervivencia. Por ejemplo, en
caso de lesión en el nódulo SA que impida la despolarización hasta
el umbral, las células del nódulo AV iniciarán los potenciales de
acción que se propagan a los ventrículos haciendo que se contraigan.
Si no existiese esa función de marcapasos auxiliar, un corazón con el
nódulo SA dañado no podría latir. Como las células del nódulo AV
se despolarizan con más lentitud que las del nódulo SA, la frecuencia
cardíaca que generan es muy baja, siendo en un perro en reposo de
unos 30-40 latidos por minuto, mientras que la frecuencia normal
producida en el nódulo SA sería de 80-90 latidos por minuto cuando
las células del nódulo SA hacen las veces de marcapasos. Además,
los potenciales de acción iniciados por los marcapasos del nódulo
AV no suelen propagarse «hacia atrás», hacia las aurículas y por lo
tanto no hay contracciones auriculares. No obstante, si el nódulo SA
fracasa en su papel de marcapasos, el nódulo AV inicia contracciones ventriculares de frecuencia suficiente para mantener la vida del
animal durante un tiempo, por lo que estas células se conocen como
marcapasos de emergencia del corazón.
Otra característica importante de las células del nódulo AV es
que sus períodos refractarios son más largos que los de las células
auriculares, lo que es útil para impedir contracciones ventriculares demasiado rápidas como para que sean eficaces. Esta función
protectora es esencial para la supervivencia del animal en caso de
que los potenciales de acción auriculares sean extremadamente
rápidos (como se verá más adelante en la discusión de la fibrilación/
aleteo auricular). Este largo período refractario de las células del
nódulo AV desempeña un papel importante incluso en un corazón
sano, ya que cuando un potencial de acción normal llega a los ventrículos, impide que retroceda (y la consiguiente reactivación de
las aurículas).
La tabla 19-2 resume las cuatro características eléctricas más
importantes del nódulo AV previamente discutidas. Obsérvese
que tres de ellas se ven influidas por el sistema nervioso. Como
se indica en la tabla, la actividad simpática aumenta la velocidad
de conducción de las células del nódulo AV, acorta su período refractario y acelera su actividad como marcapasos auxiliar, en tanto
que la parasimpática ejerce efectos contrarios. Estas acciones simpáticas y parasimpáticas son las idóneas ante diferentes frecuencias
cardíacas. Por ejemplo, durante el ejercicio, cuando la actividad
simpática es alta y las células marcapasos del nódulo SA inician
latidos frecuentemente, la velocidad de todo el proceso de contracción-relajación cardíaca debe acelerarse. Por tanto, el sistema
simpático debe acelerar también la velocidad de conducción del
potencial de acción a través del nódulo AV, lo que acorta el retraso
AV. Además, esta activación simpática acorta el período refractario
del nódulo AV, lo que permite la conducción de cada potencial de
acción desde las aurículas a los ventrículos. Por último, también
aumenta la actividad de marcapasos auxiliar, lo que proporciona
al animal una frecuencia ventricular suficiente para hacer frente
a algo de estrés, aunque se produzca un fallo en el marcapasos
del nódulo SA. A la inversa, cuando la acción predominante es la
parasimpática, la frecuencia cardíaca disminuye por los marcapasos
del nódulo SA y, por tanto, todos los aspectos de la contracciónrelajación se realizan con más lentitud. En estas condiciones se
observa una velocidad de conducción en el nódulo AV más lenta y
un alargamiento del período refractario.
Los nervios simpáticos actúan sobre todas las células
del músculo cardíaco acelerando e intensificando
las contracciones
Las neuronas simpáticas liberan noradrenalina en todas las zonas
del corazón, no solo en los nódulos SA y AV, y todas las células musculares cardíacas tienen receptores b-adrenérgicos que se activan
con este neurotransmisor. La adrenalina y noradrenalina circulantes
(ya sea segregadas por la médula adrenal o administradas como
fármacos) también pueden activar estos receptores. Los efectos de
la activación de los receptores b sobre las células de ambos nódulos
ya se han descrito (fig. 19-8 y tabla 19-2). En el resto de las células
auriculares y ventriculares, la activación de estos receptores lleva
a aumentar o a acortar los potenciales de acción, y a fortalecer y
acelerar las contracciones. Una de las razones por las que esto ocurre
es que la activación de los receptores b incrementa el número de
canales de Ca2+ del tipo L que se abren durante la meseta (fase 2)
CAPÍTULO 19 Actividad eléctrica del corazón
181
TABLA 19-2 Características eléctricas del nódulo atrioventricular (AV)
Característica (importancia)
Efecto simpático*
Efecto parasimpático†
Es la única vía de conducción entre aurículas y ventrículos (dirige
los potenciales de acción auriculares al haz AV y las ramas del haz
de conducción rápida)
Tiene una frecuencia de conducción lenta (crea un retraso AV)
—
—
Aumenta la frecuencia (acorta
el retraso AV)
Acorta el período refractario
(adecuado para corazones
con altas frecuencias)
Disminuye la frecuencia (prolonga
el retraso AV)
Alarga el período refractario
(adecuado para corazones
con bajas frecuencias)
Tiene un período refractario muy largo (efectos protectores: limita
la velocidad máxima a la cual las aurículas pueden impulsar
a los ventrículos y evita que los potenciales de acción ventriculares
vuelvan a excitar la zona)
Se despolariza espontáneamente hasta el umbral (actúa como
marcapasos auxiliar)
Despolarización más rápida
Despolarización más lenta (lentifica
(acelera el marcapasos auxiliar)
el marcapasos auxiliar)
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
*Por activación de los receptores b-adrenérgicos en las células del nódulo AV.
†
Por activación de los receptores colinérgicos muscarínicos en las células del nódulo AV.
del potencial de acción, lo que aumenta la cantidad extracelular de
ese ion que se introduce en la célula. Esta entrada influye, sobre
todo, en la despolarización durante la fase de meseta, alargándola
(hace el potencial de membrana más positivo). Una consecuencia
secundaria es que se acortan los potenciales de acción a causa de
un efecto que implica a los canales de K+. Recordemos que estos se
cierran al comienzo del potencial y, tras un período de tiempo,
se reabren (fig. 19-5). Esta reapertura ayuda a repolarizar la célula
hasta su estado de reposo al final del potencial de acción. El tiempo
que transcurre antes de esa reapertura depende del voltaje de la
membrana durante la meseta del potencial de acción. Cuando el
potencial de membrana durante la meseta es mayor de lo normal,
los canales de K+ se reabren antes, lo que acorta el potencial de
acción y acelera la repolarización. En conjunto, la activación de los
receptores b acorta y eleva los potenciales de acción. Un potencial
de acción con una amplitud mayor se propaga con más rapidez a lo
largo de cada célula y de una a otra, lo que acelera la velocidad de
conducción. Un potencial de acción más corto conlleva un período
refractario también menor, lo que permite que haya más latidos
por minuto.
Debido a que la activación del receptor b abre más canales de Ca2+
y aumenta su entrada en las células musculares cardíacas durante un
potencial de acción, también aumenta la fuerza de la contracción
resultante. Además, esto crea un gran estímulo para la liberación
del Ca2+ almacenado desde el retículo sarcoplásmico, por lo que su
concentración en el citoplasma crece hasta niveles muy elevados
durante el potencial de acción, lo que conducen a unas contracciones
más rápidas y más fuertes. Asimismo, la duración de la contracción
es más breve, ya que la activación de los receptores b aumenta la
velocidad a la que el Ca2+ citoplásmico vuelve al retículo y al espacio
extracelular. Aunque en el citoplasma entra más Ca2+ de lo normal
durante un potencial de acción, su retirada al final del potencial
también es más rápida de lo normal. En conjunto, la activación de
estos receptores produce una contracción cardíaca más fuerte, más
rápida y más corta.
En resumen, los nervios simpáticos actúan: 1) sobre las células
marcapasos del nódulo SA aumentando la frecuencia cardíaca, 2) so­
bre las del AV aumentando la velocidad de conducción y acortando
el retraso AV, y 3) sobre el resto de las células cardíacas para acortar el período refractario y producir unas contracciones más rápidas,
fuertes y cortas. Todos estos cambios hacen que el corazón bombee
más sangre a mayor presión como respuesta normal al ejercicio y a
las alteraciones emocionales que sufra el animal.
Dado que los efectos simpáticos en el corazón se realizan por la
activación de los receptores b-adrenérgicos de las células cardíacas,
la administración de fármacos que activen esos receptores (agonistas
b-adrenérgicos) ejerce esos mismos efectos. La adrenalina, la noradrenalina y el isoproterenol son los agonistas b-adrenérgicos más
habituales. Por el contrario, los fármacos que se unen y bloquean esos
receptores reducen el efecto de la acción simpática. Entre los antagonistas b-adrenérgicos más comunes se encuentran el propanolol
y atenolol. Sus aplicaciones se exponen más adelante.
Los efectos del sistema parasimpático son opuestos
a los del simpático, aunque su acción por lo general
se restringe al nódulo sinoauricular, al auriculoventricular
y a las aurículas
Los nervios parasimpáticos actúan sobre el corazón mediante la
liberación de acetilcolina, la cual activa los receptores muscarínicos colinérgicos de las fibras musculares cardíacas. En términos
cualitativos, todos los efectos de esta activación son opuestos a los
de la activación simpática, ya que los efectos que se producen al
activar los receptores muscarínicos colinérgicos son contrarios a
los de la activación de los receptores b-adrenérgicos. Estos nervios
parasimpáticos ejercen acciones muy potentes sobre las células marcapasos del nódulo SA (fig. 19-8) y del AV (tabla 19-2). Además, el
sistema parasimpático ejerce acciones fuertes y antisimpáticas en
las células auriculares, aunque relativamente débiles en las fibras
musculares ventriculares, ya que muy pocas células ventriculares
reciben inervación parasimpática directa. Por el contrario, estas
células ventriculares sí reciben inervación simpática. En resumen,
se puede decir que el efecto parasimpático en el corazón se ejerce
sobre todo en el nódulo SA (donde disminuye la frecuencia), en el
AV (ralentiza la conducción y alarga el período refractario), y sobre
las células supraventriculares (alarga el período refractario y provoca
contracciones más lentas y débiles).
Las neuronas parasimpáticas ejercen un efecto indirecto curioso
sobre las células musculares ventriculares. Liberan acetilcolina sobre
las terminales nerviosas simpáticas, activando de este modo sus
receptores muscarínicos colinérgicos, con lo que inhiben la liberación
de norepinefrina y debilitan el efecto de la acción simpática sobre las
células ventriculares.
La administración de agonistas muscarínicos colinérgicos (p. ej.,
muscarina) puede conseguir acciones parasimpáticas similares y su
bloqueo se realiza con antagonistas (p. ej., atropina). Algunas de sus
aplicaciones terapéuticas se exponen más adelante.
182
SECCIÓN III Fisiología cardiovascular
TABLA 19-3 Tratamiento del síndrome del seno
enfermo por medio del bloqueo
de los efectos parasimpáticos sobre
la frecuencia cardíaca con un
antagonista muscarínico colinérgico
Frecuencia cardíaca
(latidos/min)
Frecuencia intrínseca
Frecuencia en reposo (con
tono parasimpático)
Frecuencia en reposo
después de la atropina
Perro normal
Perro con síndrome
del seno enfermo
140
90
80
30
140
80
Las disfunciones de los sistemas conductores
especializados provocan anomalías del ritmo cardíaco
(arritmias)
Cuando existen problemas en la formación de los potenciales de
acción o en la propagación (conducción) de los mismos se producen
las arritmias cardíacas. Un ejemplo de problema en la formación del
potencial de acción ya se ha mencionado: bloqueo sinusal, en el que
el nódulo SA no puede formarlos. En un paciente con esta anomalía,
la función auxiliar del nódulo AV mantiene el latido ventricular,
aunque a un ritmo anormalmente bajo. El cese completo de la función
del nódulo SA es un caso extremo del trastorno denominado síndrome del seno enfermo. En su forma más habitual y menos grave se
caracteriza por una despolarización lenta de las células marcapasos
del nódulo SA, lo que causa una frecuencia cardíaca intrínseca anormalmente baja. Es típico que los pacientes tengan una frecuencia
cardíaca anormalmente baja en reposo (bradicardia) y un incremento
insuficiente de la misma durante el ejercicio. Para ser más específicos,
el ritmo intrínseco del seno es anormalmente bajo.
Aunque el problema en el síndrome del seno enfermo es específico
del seno, un tratamiento estratégico sería la administración de un antagonista muscarínico colinérgico (como la atropina) para bloquear la
acción parasimpática sobre el corazón. La lógica en la que se basa este
tratamiento se ilustra en la tabla 19-3. En un perro grande normal y
sano, la frecuencia cardíaca intrínseca es de unos 140 latidos/min y en
reposo de 90 latidos/min, porque el tono parasimpático alto enlentece
el marcapasos del nódulo SA a una frecuencia inferior a la intrínseca.
Los fármacos que bloquean esta acción devuelven el ritmo cardíaco
de un perro normal en reposo a 140 latidos por minuto. Un perro
con un seno enfermo tiene una frecuencia intrínseca baja, quizás
de 80 latidos/min, y el tono parasimpático la disminuye aún más,
alrededor de 30 latidos/min. Al administrar fármacos bloqueantes
de ese sistema se restaura el ritmo a su nivel intrínseco, 80 latidos/
min. Por tanto, un perro con el síndrome del seno enfermo y tratado
con atropina tiene una frecuencia cardíaca cercana a la de un perro
sano en reposo.
Otro tratamiento posible es aumentar la frecuencia cardíaca mediante la administración de un agonista b-adrenérgico (p. ej., isoproterenol). Se debe administrar suficiente cantidad de isoproterenol
como para incrementar el ritmo de 30 a 80 latidos/min.
Si el tratamiento con fármacos es ineficaz frente al síndrome del
seno enfermo, una alternativa para aumentar la frecuencia cardíaca
sería la utilización de un marcapasos cardíaco artificial, que aplica descargas eléctricas sobre el corazón de forma periódica y despolariza las
células musculares cardíacas hasta el umbral. Estas descargas aplicadas
en las aurículas inician los potenciales de acción que, si el nódulo AV
funciona con normalidad, se propagan a los ventrículos y estos se contraen. Un tratamiento de emergencia o temporal consiste en insertar
unos electrodos (p. ej., a través de la vena yugular) hasta la cámara
de la aurícula derecha. Para un tratamiento a largo plazo, se requiere
la implantación quirúrgica de un estimulador eléctrico con baterías
bajo la piel del paciente y unido a unos electrodos que se insertan en
una de las cámaras cardíacas o en la superficie externa del corazón.
El bloqueo del nódulo auriculoventricular es una causa
frecuente de arritmias cardíacas
Mientras que el síndrome del seno enfermo es un ejemplo de disfunción en la formación del potencial de acción, el bloqueo del seno
AV es un defecto común de la conducción del mismo. Si el daño en ese
nódulo impide (bloquea) la propagación de los potenciales de acción
auriculares hacia los ventrículos, las aurículas continúan latiendo a
un ritmo determinado por las células marcapasos del nódulo SA. Los
ventrículos laten también, aunque a un ritmo mucho menor. En este
caso, los potenciales de acción ventriculares son iniciados por células
marcapasos auxiliares en el nódulo AV (p. ej., por debajo del nivel del
bloqueo). Debido a que estas células marcapasos se despolarizan con
más lentitud que las del SA, los ventrículos en un perro en reposo
con bloqueo AV normalmente laten a 30-40 latidos/min, además,
desincronizados con respecto a las contracciones auriculares.
Existen tres grados de gravedad del bloqueo AV. El bloqueo completo, en cuyo caso no se conduce ningún potencial de acción desde
las aurículas se denomina bloqueo AV de tercer grado. Si los estímulos
se conducen de forma esporádica desde las aurículas a los ventrículos,
el nódulo AV transmite alguno pero no todos, en este caso hablamos
de bloqueo AV de segundo grado. En un paciente con bloqueo de
segundo grado algunas contracciones auriculares van seguidas de una
ventricular y otras no. Una gran actividad parasimpática puede producir o exagerar este cuadro, ya que aumenta el período refractario de
las células del nódulo AV. Por ejemplo, en caballos en reposo el tono
parasimpático suele ser tan fuerte, y el período refractario tan largo,
que algunos latidos auriculares no se conducen a los ventrículos.
Por tanto, si se palpa el pulso en un caballo relajado y en reposo, es
posible que se note la falta de algunas contracciones ventriculares.
Durante el ejercicio, ese mismo caballo no muestra signos de bloqueo
AV, ya que la actividad parasimpática se reduce y aumenta la acción
del sistema simpático. Ambos cambios acortan el período refractario del nódulo AV y aseguran la conducción de cada potencial de
acción auricular a los ventrículos.
Los bloqueos de segundo y tercer grado a veces se asocian con
fenómenos eléctricos conocidos como conducción defectuosa. Como ya se ha mencionado, los potenciales de acción de las células
del nódulo AV son más lentos, y se caracterizan por una aparición
menos rápida, amplitud de voltaje más baja y menor velocidad de
conducción que los potenciales de acción normales de las aurículas y
ventrículos. Todas estas diferencias hacen que la conducción de esos
potenciales de célula a célula sea menos fiable en el nódulo AV que en
el tejido auricular o ventricular normal. Cuando las células AV están
deprimidas el potencial de acción auricular simplemente muere en el
nódulo y no se propaga hacia los ventrículos. Este desvanecimiento
y parada del potencial cardíaco en la región de conducción lenta se
llama conducción defectuosa.
El grado más leve de bloqueo AV es el bloqueo AV de primer grado,
en el que cada potencial de acción auricular se transmite a los ventrículos, pero se propaga con más lentitud de lo normal a través del
nódulo AV. Por tanto, el retraso entre la contracción auricular y ventricular es anormalmente largo. Como la velocidad de conducción del
nódulo AV puede disminuir por la acción parasimpática y aumentar
por la simpática, el comportamiento del paciente influye sobre la
gravedad de este bloqueo.
El bloqueo AV puede deberse a un traumatismo cardíaco, toxinas,
infecciones víricas o bacterianas, isquemias, anomalías cardíacas congénitas o fibrosis cardíacas. En ocasiones aparece a causa de lesiones
CAPÍTULO 19 Actividad eléctrica del corazón
accidentales del tejido nodular producidas durante reparaciones
quirúrgicas de comunicaciones interventriculares.
El bloqueo AV debe tratarse cuando la frecuencia resultante es demasiado baja para mantener un flujo sanguíneo adecuado al organismo.
En un paciente así, la administración de un antagonista muscarínico
colinérgico (como la atropina) puede reducir lo bastante el período refractario del nódulo AV y la conducción defectuosa como para superar
el estado de bloqueo. El mismo efecto puede lograrse con los fármacos
que simulan la acción de los nervios simpáticos por activación de
los receptores b-adrenérgicos (p. ej., isoproterenol) (tabla 19-2). Si
el tratamiento farmacológico no corrige el bloqueo, es necesario un
marcapasos artificial que debe insertarse en los ventrículos, ya que su
colocación en las aurículas no sería beneficiosa pues los potenciales
auriculares no se conducen a los ventrículos de manera fiable.
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Las taquiarritmias cardíacas se deben a una formación
anómala de potenciales de acción (por el nódulo
sinoauricular o por marcapasos ectópicos) o a una
conducción defectuosa de los mismos («reentrada»)
Las taquiarritmias son arritmias en las que la frecuencia auricular, la
ventricular o ambas son anormalmente altas. Un latido auricular
o ventricular ocasional se denomina contracción prematura o precontracción. Las precontracciones son normales en seres humanos y
animales, y no suelen tener importancia clínica. Si se hacen frecuentes
o continuos se denominan taquicardias, que literalmente significa
«corazón rápido», en cuyo caso sí es clínicamente significativo. La
taquicardia es un latido cardíaco más rápido que lo adecuado al
estado del paciente (p. ej. 160 latidos/min en un perro en reposo) y
se trata de un signo que es necesario estudiar. Las taquiarritmias se
originan por una actividad anormal del marcapasos, el cual inicia
latidos «extra» o rápidos que pueden ser los del mismo nódulo SA.
Suelen aparecer cuando una zona de músculo cardíaco actúa de
forma anómala como marcapasos produciendo la despolarización
espontánea hasta el umbral antes de que una célula marcapasos
normal lo haga. Esta región es conocida como marcapasos ectópico.
Algunas infecciones o traumatismos cardíacos, reacciones a fármacos
o toxinas, desequilibrios electrolíticos, isquemia miocárdica e infarto
de miocardio pueden producir esta actividad de marcapasos ectópica.
Las taquiarritmias reciben su nombre en función del lugar donde se originen. Si la taquicardia parece ser consecuencia de despolarizaciones anormalmente rápidas de las células marcapasos del
nódulo SA se conoce como taquicardia sinusal. Si su origen está en
marcapasos ectópicos dentro de la aurícula, se denomina taquicardia
auricular, frecuente en determinadas razas caninas como el Boxer o
el Wolfhound. La taquicardia de la unión se origina en marcapasos
ectópicos en el nódulo AV o en la primera porción del haz AV. Taquicardia supraventricular es el nombre genérico que engloba estos
tres tipos. Si el marcapasos ectópico está dentro de los ventrículos se
denomina taquicardia ventricular, en cuyo caso los ventrículos laten
rápidamente a causa de un marcapasos ventricular ectópico. En algunos pacientes, algunos potenciales de acción iniciados por marcapasos
ectópicos ventriculares pueden ser conducidos de vuelta a través del
nódulo AV y producir precontracciones auriculares. Sin embargo, esto
no ocurre con frecuencia y las aurículas continúan latiendo según el
ritmo del nódulo SA. En ambos casos las contracciones ventriculares
no vienen precedidas por contracciones auriculares. La disfunción
principal asociada con este tipo de taquicardia es que los ventrículos
no se relajan entre contracciones lo suficiente como para permitir
un adecuado llenado de las cámaras, y el problema se agrava por
la ausencia de contracciones auriculares en el momento adecuado.
Cuando la taquicardia auricular es extremadamente rápida se
denomina aleteo auricular, que no conlleva un aleteo ventricular
a causa del largo período refractario de las células del nódulo AV.
Este conduce solo algunos, pero no todos, los potenciales de acción
183
auriculares hacia los ventrículos y supone un ejemplo de que el nódulo AV impide un latido ventricular demasiado rápido. Si las contracciones auriculares son tan rápidas que pierden la sincronización,
el trastorno se conoce como fibrilación auricular, y se caracteriza
por un paso continuo y aleatorio de los potenciales de acción por las
aurículas. Las aurículas en fibrilación parece que se estremecen, no
hay contracciones eficaces y coordinadas y, por tanto, no se bombea
sangre. La fibrilación auricular es frecuente en caballos y algunas
razas de perros como los «pinschers» Doberman. No suele conducir
a fibrilación ventricular debido al efecto protector del nódulo AV
y a su largo período refractario, durante el cual no se conducen los
potenciales de acción a los ventrículos, Los ventrículos continúan
latiendo de forma sincronizada y eficaz como respuesta a algunos
(pero no todos) los potenciales de acción auriculares, a una frecuencia limitada por el período refractario del nódulo AV.
Las contracciones ventriculares sincronizadas son esenciales
para la vida. Si esta sincronización se interrumpe y los ventrículos
comienzan a fibrilar, el bombeo se paraliza. En la fibrilación ventricular (v-fib), cada pequeña región de la pared ventricular se contrae
y relaja sin orden como respuesta a los potenciales de acción que se
propagan de manera continua y aleatoria a través de ellos, lo que
conduce a una muerte súbita cardíaca.
La mayoría de las veces la fibrilación ventricular puede solucionarse solo mediante desfibrilación eléctrica. En este proceso se aplica una
corriente eléctrica fuerte que pasa brevemente a través del miocardio,
lo que despolariza todas las células cardíacas de forma simultánea y
las mantiene en este estado durante varios milisegundos. Cuando la
corriente cesa, se espera que todo el músculo cardíaco se repolarice
a la vez y alcance el potencial de membrana de reposo, con lo que el
marcapasos cardíaco normal tiene la posibilidad de volver a producir
latidos organizados y sincronizados otra vez. A veces funciona; sin
embargo, si los problemas que produjeron la fibrilación ventricular
inicialmente siguen presentes, esta puede repetirse. Por lo general,
la desfibrilación se realiza aplicando unos electrodos estimuladores
(las «paletas») en cada lado del tórax. La corriente estimuladora
atraviesa y despolariza los músculos esqueléticos del tórax al igual
que el músculo cardíaco. El resultado es una contracción involuntaria
de los músculos esqueléticos que hace que el paciente «salte» en el
momento de la desfibrilación.
La actividad del marcapasos ectópico normalmente aparece
cuando una zona isquémica o lesionada del miocardio desarrolla
las propiedades de conducción lenta de los potenciales de acción y
la capacidad de conducirlos en una sola dirección. La figura 19-11
ilustra cómo un área de conducción lenta en un único sentido en la
pared de una cámara cardíaca puede funcionar como marcapasos
ectópico. El proceso comienza con un potencial de acción originado
con normalidad, que llega a la región de la conducción lenta en un
solo sentido. El potencial de acción solo puede penetrar la zona
anormal desde un lado. Si la conducción en un solo sentido a través
del músculo anormal es tan lenta que todo el tejido sano circundante ha pasado su período refractario en el momento en el que
el potencial de acción emerge de esa zona anómala, este potencial
puede originar otro en el tejido normal. Si ese segundo potencial se
propaga alrededor de la cámara cardíaca y regresa de nuevo hacia
la zona anómala, se perpetúa el ciclo y se repite una y otra vez. El
potencial de acción se propaga otra vez lentamente a través de la
región enferma, y vuelve a surgir después de que el tejido sano ha
terminado su período refractario. El resultado es una secuencia de
potenciales de acción reentrantes, cada uno de los cuales inicia una
contracción (un latido «extra»). El camino tomado por el potencial
reentrante no tiene por qué ser necesariamente alrededor de toda
la circunferencia de la cámara cardíaca. Una zona del miocardio
lesionada, isquémica o infartada puede ser un centro no conductor
alrededor del cual pueden viajar potenciales reentrantes. El paso
184
SECCIÓN III Fisiología cardiovascular
FIGURA 19-11 Sección transversal de una cámara cardíaca (aurícula o ventrículo) en seis momentos diferentes
con el objeto de ilustrar cómo se producen las arritmias reentrantes. Una zona de miocardio anómala (zona rayada)
lleva los potenciales de acción lentamente y en una sola dirección (en este ejemplo, en el sentido de las agujas
del reloj). El sombreado en color indica las zonas del corazón en las que hay un potencial de acción en curso. 1,
el potencial de acción normal acaba de penetrar este anillo de tejido y solo se despolariza la parte sombreada.
2, el potencial de acción se propaga rápidamente en ambas direcciones a través del tejido cardíaco normal pero
no puede propagarse dentro del miocardio anómalo en dirección opuesta a las agujas del reloj. 3, el potencial de
acción que va en la dirección de las agujas del reloj puede penetrar la región anormal. 4, mientras el potencial
de acción se propaga lentamente en la dirección de las agujas del reloj a través de la región anómala, el tejido
cardíaco normal se repolariza hasta un estado de reposo (indicado por la ausencia de sombreado). 5, el potencial
de acción emerge de la región anómala en el tejido cardíaco normal y se propaga por segunda vez a través del
tejido normal. Mientras tanto, el tejido anómalo se repolariza en un estado de reposo. 6, el potencial de acción
comienza a moverse lentamente por segunda vez a través de la zona anómala. Los estados 4, 5 y 6 se repiten.
De este modo, la región anómala funciona como un marcapasos ectópico.
de un potencial de acción alrededor de un centro no conductor se
denomina movimiento circular. Para que el potencial de acción en
ese movimiento circular se pueda regenerar, una porción del camino
circular conductor debe tener las propiedades de ser conductor lento
y en un solo sentido. En realidad, un área de conducción lenta en una
dirección dentro de un camino circular (y alrededor de un centro no
conductor) funciona como un marcapasos ectópico. La reentrada de
los potenciales de acción, a veces, puede producir precontracciones,
taquicardia continua o incluso fibrilación. En alguno de esos casos,
la taquiarritmia resultante se denomina arritmia de reentrada.
Los fármacos antiarrítmicos más habituales actúan
sobre los canales iónicos responsables de producir
los potenciales de acción cardíacos
Mientras que la fibrilación ventricular es normalmente letal si no se
emplea la desfibrilación eléctrica, otras taquicardias pueden tratarse
con éxito con fármacos antiarrítmicos. Dado que las taquiarritmias
son el resultado de potenciales de acción extracardíacos, los fármacos
deben actuar sobre su formación y sobre su conducción.
Los anestésicos locales (p. ej., quinidina, lidocaína o procaína)
constituyen una categoría de antiarrítmicos que actúan uniéndose
a algunos de los canales de Na+ dependientes del voltaje (canales
rápidos de Na+) en las células del miocardio, impidiendo su apertura.
Esto contrarresta la despolarización de la membrana y la formación
del potencial de acción. En esencia, el bloqueo de algunos canales
de Na+ aumenta el umbral para formar el potencial de acción, lo
que tiende a «tranquilizar» los marcapasos ectópicos y también a
reprimir las arritmias de reentrada. Los bloqueantes de los canales
de Na+, como la lidocaína o la procaína (Novocaína), se denominan
«anestésicos locales» porque cuando se aplican a neuronas sensoriales impiden la propagación de los potenciales de acción neuronales
que transmiten la señal de dolor al cerebro. El efecto antiarrítmico
cardíaco de estos fármacos no es el resultado de bloquear las vías
del dolor.
Una segunda categoría de antiarrítmicos son los bloqueantes de
los canales de Ca2 + , entre los que se incluyen verapamil, diltiazem
y nifedipina. Estos fármacos se unen con los canales del tipo L
(lentos) del Ca2+ y evitan su apertura, lo que disminuye la entrada
de Ca2+ en las células musculares cardíacas durante el potencial de
acción. Como la entrada de este ion es el primer paso durante la
fase de meseta (fase 2) del potencial de acción cardíaco, el principal
efecto del bloqueo de estos canales es la disminución de la meseta
(hace al potencial de membrana menos positivo). Una consecuencia
secundaria es el alargamiento del potencial de acción a causa de
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
CAPÍTULO 19 Actividad eléctrica del corazón
un complicado efecto de la altura de la meseta sobre los canales
de K+, que ya se ha comentado, junto con los efectos simpáticos
sobre los potenciales de acción cardíacos. Los fármacos que alargan
el potencial de acción también alargan el período refractario, lo
que hace menos posible la formación temprana de potenciales
adicionales en marcapasos ectópicos o incluso su propagación si se
han llegado a formar.
Los bloqueantes de los canales del Ca2+ tienen efectos especialmente fuertes sobre las células de los nódulos SA y AV. Como se ha
mencionado, la entrada de Ca2+ por sus canales lentos es el principal
acontecimiento que se produce en los potenciales lentos de esas
células. No es sorprendente, por tanto, que la amplitud de los potenciales de acción lentos se reduzca en gran parte por la acción de
los bloqueantes de estos canales de Ca2+; esos potenciales también se
alargan en el tiempo. El consiguiente aumento del período refractario
disminuye la posibilidad de que aparezcan o se propaguen potenciales
de acción precoces en células del nódulo SA o en el AV. El aumento
del perído refractario en el nódulo AV es especialmente eficaz en
la protección de los ventrículos de frecuencias rápidas en caso de
aleteo auricular persistente o fibrilación auricular. Gran parte de los
potenciales auriculares extra sencillamente se disipan (a través de la
conducción disminuida) en el nódulo AV.
Debido a que reducen la entrada de Ca2+ extracelular a las células
musculares cardíacas durante el potencial de acción, no solo suprimen las taquiarritmias, sino que también disminuyen la fuerza
de la contracción resultante. La menor entrada de Ca2+ significa
que se produce un estímulo menos poderoso para que se libere el
Ca2+ almacenado en el retículo sarcoplásmico. Por tanto, la concentración de Ca2+ citoplasmático no aumenta tanto como durante un
potencial de acción normal, por lo que la fuerza de contracción es
menor. Algunas situaciones clínicas en las que es deseable disminuir
la contractilidad cardíaca se tratan en el capítulo 21.
Los glucósidos cardíacos (p. ej., digital) constituyen una tercera
categoría de antiarrítmicos. Inhiben el bombeo de Na+ y K+ en la
membrana celular. Como se mencionó en los capítulos 1 y 4, la bomba
de Na+-K+ es un transportador que utiliza la energía procedente del
ATP para transportar Na+ hacia fuera de la célula y K+ hacia dentro.
Además, la bomba proporciona, indirectamente, la energía necesaria
a un intercambiador de Na+-Ca2+ para el transporte del Ca2+ de nuevo
hacia el exterior, después de su entrada durante el potencial de acción.
La inhibición de la bomba Na+-K+ por un glucósido cardíaco tiene
efectos importantes sobre la función cardíaca, los cuales se enumeran
a continuación sin mucha explicación, ya que su mecanismo es muy
complejo. Primero, las células cardíacas no se repolarizan del todo al
final del potencial de acción; el potencial de reposo de la membrana
no es tan negativo como el normal, como consecuencia, algunos
canales de Na+ se mantienen inactivados, lo que hace que las células
se resistan a la formación de potenciales de acción. Esto tiende a
tranquilizar los marcapasos ectópicos. Segundo, a través de los efectos
sobre el sistema nervioso central hay un aumento en el tono parasimpático, lo que reduce la frecuencia cardíaca, calma los marcapasos
ectópicos auriculares, ralentiza la conducción a través del nódulo
AV y aumenta el período refractario en las células del nódulo AV. El
efecto general es la supresión de los potenciales de acción ectópicos
auriculares o su desaparición en el nódulo AV, de manera que no
se conducen a los ventrículos. Un tercer efecto de los glucósidos
cardíacos es permitir la acumulación de más Ca2+ de lo normal en el
interior de las células cardíacas, lo que causa contracciones cardíacas
más fuertes. En resumen, los glucósidos cardíacos son antiarrítmicos
y aumentan la contractilidad cardíaca.
Los antagonistas b-adrenérgicos (p. ej., propanolol) son la cuarta
categoría de antiarrítmicos. Los b-bloqueantes, como se les denomina,
se unen a algunos receptores b-adrenérgicos en las células musculares cardíacas e impiden su activación por la norepinefrina de
185
los nervios simpáticos o por la epinefrina y la norepinefrina de la
médula adrenal. La activación simpática tiende a producir taquiarritmias por el incremento de la frecuencia cardíaca, acortamiento
del período refractario y aceleración de la velocidad de conducción
de los potenciales de acción, en especial a través del nódulo AV. Estos b-bloqueantes reducen estos efectos y, por tanto, disminuyen la
posibilidad de formación o de la conducción de potenciales de acción
adicionales. Otro efecto de los b-bloqueantes es el invertir el aumento
de la contractilidad cardíaca inducida por el sistema simpático.
En resumen, de los cuatro grupos de fármacos empleados para
tratar las taquiarritmias, tres ejercen sus efectos también sobre la
contractibilidad cardíaca. Los bloqueantes de los canales de Ca2+ y
los b-bloqueantes disminuyen la contractilidad cardíaca, mientras
que los glucósidos la aumentan. Los anestésicos locales tienen muy
poco efecto sobre esta contractibilidad. Esta gran variedad de efectos
permiten al clínico seleccionar el tipo de antiarrítmico más idóneo
para cada paciente según el estado de su contractilidad cardíaca.
La disfunción eléctrica cardíaca se ha detallado en gran medida
para ilustrar cómo anormalías específicas del sistema de conducción
especializado cardíaco pueden conducir a arritmias específicas y
graves. Estas disfunciones eléctricas del corazón son frecuentes en la
práctica clínica, y sus consecuencias a menudo son graves o incluso
letales. Dada su gran importancia, el capítulo 20 explica con detalle el
electrocardiograma, que es la herramienta más habitual para evaluar
la disfunción eléctrica del corazón.
CASO CLÍNICO
BLOQUEO AURICULOVENTRICULAR DE TERCER GRADO
Historia. Bulldog Inglés macho de 5 años de edad que se ha desmayado varias veces durante las 3 últimas semanas. En una ocasión
sufrió un síncope, estuvo aparentemente inconsciente unos pocos
segundos y se recuperó lentamente. Estos episodios fueron más habituales durante esfuerzos. En general, tiende a estar menos activo de
lo normal, aunque no hay signos obvios de enfermedad.
Exploración clínica. El perro está moderadamente obeso. No hay
deficiencias neurológicas evidentes. Sus membranas mucosas están
normales, rosadas, y el relleno capilar también es normal (1,5 seg).
La auscultación torácica revela una frecuencia cardíaca baja y regular,
de 45 latidos/min. La frecuencia del pulso femoral es también de
45 latidos/min y fuerte. La radiografía torácica muestra una ligera
cardiomegalia, aunque dentro de los límites normales.
El electrocardiograma (ECG) revela una disparidad entre la frecuencia auricular (las despolarizaciones ocurren con regularidad 140 veces/
min) y la frecuencia ventricular (cuyas despolarizaciones ocurren
regularmente a un ritmo de 45 veces/min). No hay un intervalo constante entre las despolarizaciones auriculares y ventriculares.
Comentario. Como se explica en el cap. 20, las despolarizaciones
auriculares y ventriculares producen fluctuaciones del voltaje características en la superficie del cuerpo, que el ECG detecta. El ECG de este
perro muestra una completa disociación entre las despolarizaciones
auriculares y ventriculares, y proporciona pruebas para emitir un
diagnóstico definitivo de bloqueo AV completo (de tercer grado). Las
aurículas del animal se despolarizan 140 veces/min como respuesta
a los potenciales de acción que se inician de manera normal en las
células marcapasos del nódulo SA. Sin embargo, no se conducen a
través del nódulo AV. Los potenciales ventriculares se inician con una
frecuencia baja, de 45 veces/min, por las células marcapasos auxiliares
localizadas por debajo de la región bloqueada del nódulo AV.
Esta baja frecuencia ventricular permite un tiempo de relleno cardíaco entre latidos mayor de lo normal en este perro, de modo que el
186
SECCIÓN III Fisiología cardiovascular
volumen de sangre bombeado en cada latido también es superior al
normal. Este incremento de volumen hace que el pulso femoral sea
tan fuerte.
En un perro sano, la frecuencia cardíaca está controlada por los
nervios simpáticos y parasimpáticos que actúan sobre las células
marcapasos del nódulo SA, ajustando la frecuencia para que el gasto
cardíaco sea el adecuado según las necesidades metabólicas del
organismo en ese momento. En un perro con un bloqueo AV completo, los ventrículos no responden a esos cambios. Generalmente,
la frecuencia de contracciones ventriculares es baja durante el descanso y no aumenta mucho durante el ejercicio. Por tanto, el gasto
cardíaco no aumenta lo suficiente como para acomodarse a las
necesidades metabólicas de la musculatura esquelética en ejercicio.
Ese gasto inadecuado conduce a un descenso de la presión arterial.
La disminución de la presión durante el intento de ejercicio hace
que el riego cerebral descienda por debajo de los límites normales
provocándole la pérdida de la consciencia, lo que explica los desmayos del perro.
Tratamiento. El tratamiento implica el bloqueo de los efectos de los
nervios parasimpáticos sobre el nódulo AV (con antagonistas muscarínicos colinérgicos como la atropina) o la administración de fármacos
con efectos similares a los de los nervios simpáticos (utilización con
precaución de agonistas b-adrenérgicos como el isoproterenol o la
dopamina). Hay que basarse en la fisiología para aplicar dichos tratamientos: el bloqueo del nódulo AV se produce porque los potenciales de
acción mueren en el nódulo AV a causa de una conducción defectuosa.
La tendencia de esta conducción aumenta con la activación parasimpática, ya que esta actúa sobre las células AV aumentando el período
refractario y disminuyendo la velocidad a la que los potenciales se distribuyen de una célula a otra. Por tanto, a veces el bloqueo de los efectos
parasimpáticos es eficaz para invertir el bloqueo del nódulo AV. Por el
contrario, la activación simpática disminuye los efectos de la conducción
defectuosa al disminuir el período refractario de las células del nódulo AV
y aumentar su velocidad de conducción. Un fármaco simpaticomimético
(que imita la acción simpática al activar los receptores beta-adrenérgicos) ejerce el mismo efecto y por lo tanto es capaz de desbloquear el
nódulo AV. Incluso si la administración de un fármaco simpáticomimético
no desbloqueara el nódulo, por lo general incrementará la velocidad de
las células marcapasos auxiliares (de emergencia) en el nódulo o en el
haz, donde se inician las contracciones ventriculares. El aumento de la
frecuencia ventricular mejora el gasto cardíaco.
Muchos casos de bloqueo de tercer grado no pueden tratarse
satisfactoriamente con fármacos, en cuyo caso hay que implantar un
marcapasos ventricular artificial. El proceso es directo; los electrodos
del marcapasos pueden insertarse en el ventrículo derecho a través de
una vena sistémica (p. ej., la vena yugular externa) con solo sedación
y anestesia local. Los cables de los electrodos están unidos a una
batería del marcapasos que es implantada después debajo de la piel.
PREGUNTAS PRÁCTICAS
1. El aumento de la frecuencia cardíaca puede ser consecuencia de:
a. Un incremento de la actividad del sistema nervioso simpático
sobre el corazón.
b. Un descenso anormal y rápido de la permeabilidad al K+ de
las células del nódulo SA durante la diástole.
c. Un aumento rápido y anormal de la permeabilidad al Na+ de
las células del nódulo SA durante la diástole.
d. Un descenso de la actividad parasimpática sobre el corazón.
e. Todas las anteriores son correctas.
2. ¿En cuál de las siguientes arritmias habrá más latidos auriculares
que ventriculares?
a. Bloqueo AV completo (de tercer grado).
b. Contracciones ventriculares prematuras frecuentes.
c. Síndrome del seno enfermo (bradicardia sinusal).
d. Bloqueo AV de primer grado.
e. Taquicardia ventricular.
3. El camino normal que sigue un potencial de acción cardíaco
comienza en el nódulo SA y luego se propaga:
a. A través de las aurículas por el haz de His.
b. A través de las capas de tejido conjuntivo que separan las
aurículas de los ventrículos.
c. A través de las aurículas hacia el nódulo AV.
d. De la aurícula izquierda a la derecha.
e. De la aurícula izquierda al ventrículo del mismo lado y de la
aurícula derecha al ventrículo derecho.
4. ¿Qué afirmación es correcta?
a. El período refractario en las células musculares cardíacas es
mucho más corto que su contracción mecánica.
b. El potencial de acción cardíaco se propaga de una célula cardíaca a otra a través de un nexo o unión comunicante.
c. Las fibras de Purkinje son nervios especiales que distribuyen
el potencial de acción cardíaco rápidamente por los ventrículos.
d. Las células musculares ventriculares se despolarizan de forma
espontánea hasta el umbral.
e. La permeabilidad de las células musculares ventriculares al
Ca2+ es menor durante la fase de meseta del potencial de acción
que durante el reposo.
5. ¿Cuál de los siguientes tipos de fármacos es la mejor elección para
tratar a un paciente que padece taquicardia supraventricular con
una contractilidad cardíaca inadecuada?
a. Anestésicos locales (bloqueantes de los canales rápidos de Na+).
b. Antagonistas muscarínicos colinérgicos.
c. Agonistas b-adrenérgicos.
d. Glucósidos cardíacos (inhiben la bomba de Na+-K+).
e. Bloqueantes de los canales de Ca2+.
6. ¿Durante qué fase del potencial de acción normal ventricular es
más probable que los canales rápidos de Na+ estén inactivados, los
canales lentos de Ca2+ estén abiertos y la mayoría de los canales
de K+ estén cerrados?
a. Fase 0 (despolarización rápida).
b. Fase 1 (repolarización parcial).
c. Fase 2 (meseta).
d. Fase 3 (repolarización).
e. Fase 4 (reposo).
7. ¿Cuál de las siguientes respuestas es verdadera tanto para el músculo cardíaco como para el esquelético?
a. El músculo forma un sincitio funcional.
b. El potencial de acción en la membrana celular del músculo es
necesario para iniciar una contracción.
c. Las células marcapasos se despolarizan espontáneamente hasta
un umbral e inician los potenciales de acción.
d. Potenciales de acción frecuentes en una motoneurona pueden
causar una contracción muscular sostenida (tetania).
e. El Ca2+ extracelular que entra en la fibra muscular durante un
potencial de acción provoca la liberación de Ca2+ adicional
desde el retículo sarcoplásmico.
CAPÍTULO 19 Actividad eléctrica del corazón
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CAPÍTULO 20
El electrocardiograma
PUNTOS CLAVE
1. El electrocardiograma es un gráfico realizado por un voltímetro que representa el voltaje en función del tiempo.
2. La despolarización auricular y la ventricular y la repolarización ventricular
producen en el electrocardiograma unos cambios de voltaje característicos.
3. El electrocardiograma muestra la secuencia de los fenómenos eléctricos
que se producen en el corazón.
4. En medicina veterinaria se utilizan seis derivaciones electrocardiográficas
estándar.
5. La presencia de voltajes anómalos en el electrocardiograma indica alteraciones estructurales o eléctricas cardíacas.
6. Las disfunciones eléctricas cardíacas producen ondas ECG anómalas.
7. En los animales grandes la polaridad y la medida de las ondas electrocardiográficas muestran una importante variabilidad.
El electrocardiograma es simplemente un gráfico, realizado
por un voltímetro, que representa el voltaje en función
del tiempo
En la figura 20-2 la pila en la solución NaCl se ha reemplazado por
una tira larga de músculo cardíaco. Se coloca de nuevo un voltímetro
para detectar diferencias de voltaje en el punto A en comparación con
el punto B, y en C en comparación con el D. Las diferencias de voltaje
(A-B y C-D) se trazan en cinco situaciones diferentes. En la situación
1, todas las células de la tira del músculo cardíaco tienen el potencial
de membrana en reposo; cada célula está cargada negativamente
en su parte interna y positivamente en su lado externo. Como las
células se interconectan eléctricamente a través de las uniones gap,
la tira de músculo cardíaco se comporta eléctricamente como si se
tratase de una única célula grande (sincitio funcional). Desde fuera, la
tira de células «parece» una sola cargada simétrica y positivamente en
todo su perímetro. Por tanto, no existe dipolo y no hay diferencia de
voltaje entre el punto A y B (p. ej., VA-B sería cero) ni tampoco entre
el punto C y el D (p. ej., VC-D sería también cero).
En la situación 2 las células marcapasos del extremo izquierdo
de la tira muscular se han despolarizado hasta el nivel umbral y han
formado un potencial de acción que se propaga de una célula a otra
a lo largo de toda la tira, desde la izquierda a la derecha. En otras
palabras, las células de la izquierda de la tira se han despolarizado
y se encuentran en fase de meseta del potencial de acción, mientras
que las de la derecha están todavía con su potencial de membrana
en reposo. En esta situación, el exterior de cada célula despolarizada
está cargado negativamente, en tanto que el exterior de cada célula en
reposo sigue cargado positivamente. La banda muscular ha creado
un dipolo eléctrico positivo en su extremo derecho y negativo en su
extremo izquierdo. Por tanto, existe un voltaje positivo en el punto
A en comparación con el B. Sin embargo, el voltaje entre los puntos
C y D sería todavía cero, ya que ninguno de ellos está próximo al
terminal positivo del dipolo. Las gráficas de la fig. 20-2 resumen la
situación 2 al mostrar que VA-B es positivo en este momento, y VC-D
es cero.
En la situación 3 la tira entera está despolarizada; es decir, todas las
células están en fase de meseta del potencial de acción, con una carga
negativa externa uniforme en cada célula. De este modo, no existen
diferencias de voltaje en el perímetro de la banda muscular. No existe
un dipolo, y así los voltajes registrados (A-B y C-D) son cero los dos.
El electrocardiograma (ECG) es la herramienta más habitual en el
diagnóstico de las disfunciones eléctricas cardíacas. En sus aplicaciones más frecuentes se emplean dos o más electrodos metálicos sobre
la piel, y los voltajes recogidos por ellos se representan en una pantalla
o se dibujan sobre una tira de papel. El mecanismo físico de cómo
produce el corazón esos voltajes que se detectan sobre la superficie
corporal es algo extraordinariamente complejo. Sin embargo, no es
difícil desarrollar un modelo intuitivo del funcionamiento del electrocardiógrafo, que resulta útil para la mayoría de las aplicaciones
clínicas.
Una forma intuitiva de comprender el ECG comienza con el
concepto de dipolo eléctrico en un medio conductor (fig. 20-1). Un
dipolo es un par de cargas eléctricas (una positiva y otra negativa)
separadas por una distancia. Las pilas de una linterna común constituyen un buen ejemplo de dipolo. Una pila tiene un exceso de cargas
positivas en un extremo (el de «+») y en el otro extremo un exceso
de cargas negativas (el de «–»), ambos separados por cierta distancia.
Si este dipolo se sitúa en un medio conductor (p. ej., un recipiente
con una solución de cloruro sódico en agua), se produce un flujo de
corrientes iónicas a través de la solución. Los iones positivos (Na+)
de la solución fluyen hacia el polo negativo del dipolo, y los iones
negativos (Cl−) fluyen hacia el extremo positivo. Este flujo iónico
crea una diferencia de potencial dentro de la solución salina que
puede detectarse mediante electrodos de un voltímetro colocados en
el perímetro de la solución. En la figura 20-1 un electrodo situado
en el punto A está más cerca del polo positivo y un electrodo en
el punto B está más cerca del polo negativo. Por tanto, el voltaje
en el punto A será positivo en comparación con el del punto B. El
voltímetro detectaría una diferencia de voltaje positiva entre ambos
puntos. Usando «V» como abreviatura de voltaje, resumiríamos esta
característica señalando que «VA-B es positiva». Los puntos C y D
están igualmente próximos a los terminales positivo y negativo del
dipolo, por lo que entre los electrodos emplazados en dichos puntos
no hay una diferencia de voltaje. Diríamos que «VC-D es cero».
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CAPÍTULO 20 El electrocardiograma
FIGURA 20-1 Si se coloca un dipolo eléctrico (pila) dentro de un medio
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conductor (p. ej., una solución de NaCl en agua), la diferencia de carga entre
los dos extremos del dipolo hará que los iones positivos (Na +) fluyan dentro
de la solución, como lo indican las líneas de puntos y las flechas. Los iones
negativos (Cl−) fluirán en la dirección contraria. Estas corrientes iónicas crearán
diferencias de voltaje dentro de la solución. Para detectarlas se emplea un
simple voltímetro, como se ve en las gráficas inferiores. En este ejemplo las
corrientes iónicas crearían un voltaje positivo en el punto A comparado con el
punto B, porque el punto A está «expuesto a mayor positividad» que el punto
B (es decir, el voltaje A-B es positivo). No existirían diferencias de voltaje entre
los puntos C y D porque estos dos puntos están «expuestos a igual positividad»
(es decir, el voltaje C-D es cero).
En la situación 4, la banda muscular se está repolarizando; las
células de la izquierda han retornado a su estado de reposo, mientras
que las de la derecha todavía se encuentran en fase de meseta de su
potencial de acción. En esta situación, el exterior de la banda muscular está cargado negativamente en su lado derecho y positivamente
en el izquierdo. Existe un dipolo en que el voltaje del punto A es
negativo en comparación con el punto B. Es decir, VA-B es negativo.
El dipolo no crea una diferencia de voltaje entre C y D, de modo que
VC-D sigue siendo cero.
En la situación 5 todas las células de la banda muscular han regresado a su estado de reposo (igual que en la situación 1). Otra vez,
VA-B y VC-D son cero.
Si la despolarización (situación 2) hubiese ido extendiéndose
de derecha a izquierda en la tira muscular (en vez de izquierda a
derecha), el voltaje en el punto A con respecto a B (VA-B) habría sido
negativo durante la despolarización. Asimismo, si la repolarización
(situación 4) hubiese ido extendiéndose de derecha a izquierda en la
banda muscular, VA-B habría sido positivo durante la repolarización.
La tabla 20-1 resume estas relaciones.
La figura 20-3 lleva un paso más allá el modelo intuitivo del ECG
ilustrando un corazón completo (en vez de una tira de músculo
cardíaco) en una base salina. Los gráficos que se encuentran debajo
del dibujo muestran las diferencias de voltajes detectados por los
FIGURA 20-2 Una banda de células del miocardio en una solución de cloruro
sódico produce diferencias de voltaje entre el punto A y el punto B durante
una fase de despolarización o repolarización, ambas en propagación, pero no
cuando las células se encuentran en un estado uniforme de polarización (es
decir, no ocurre cuando todas las células están en reposo o cuando todas las
células están despolarizadas). No se crea ninguna diferencia de voltaje entre
el punto C y el punto D. La descripción completa se puede leer en el texto.
TABLA 20-1 Signo (polaridad) de los voltajes
creados en el punto A en comparación
con el punto B (VA−B)*
Acercamiento a A
Alejamiento de A
Despolarización
Repolarización
+
−
−
+
*Cuando una banda de músculo dentro de un medio conductor se despolariza o se repolariza.
La disposición del músculo y los electrodos se describe en la figura 20-2.
electrodos en el perímetro del recipiente durante la despolarización
auricular.
La representación comienza en el momento entre latidos cardíacos, cuando todas las células cardíacas tienen el potencial de membrana en reposo. Cada célula cardíaca está cargada negativamente en
la cara interna de su membrana, y positivamente en su cara externa.
Por tanto, todo el perímetro completo del corazón, visto como una
gran célula, tendrá una carga positiva y no habrá diferencias de voltaje
entre los distintos electrodos.
190
SECCIÓN III Fisiología cardiovascular
de acción), las diferencias de voltaje entre todos los puntos vuelven
a ser cero.
La despolarización auricular y la ventricular
y la repolarización ventricular producen en el
electrocardiograma unos cambios de voltaje característicos
FIGURA 20-3 Sumergido en una solución de cloruro sódico, un corazón
en reposo no crearía diferencias de voltaje entre los electrodos A, B y C. Sin
embargo durante la despolarización de las aurículas se crearía un voltaje
positivo en el punto A en comparación con el punto B. La despolarización
auricular también crearía voltajes positivos en el punto C en comparación con
el B, y en el punto C en comparación con el A. La descripción completa se
puede leer en el texto.
Cuando las células del nódulo sinoauricular (SA) se despolarizan
hasta el nivel umbral, inician un potencial de acción que se propaga
de una célula a otra hacia afuera desde el nódulo. Como indican
las flechas en el diagrama superior de la figura 20-3, el potencial
de acción se propaga (expande) simultáneamente hacia abajo en la
aurícula derecha y hacia la izquierda (atraviesa la aurícula derecha
y entra en la izquierda). En el momento que ilustra la fig. 20-3
(arriba), las células de la aurícula derecha cercanas al nódulo SA
están en la fase de meseta de su potencial de acción (p. ej., se cargan
negativamente en su cara externa), mientras que las de la aurícula
izquierda y las de la zona inferior de la aurícula derecha están todavía en reposo (p. ej., cargadas positivamente en su cara externa). Por
tanto, la despolarización auricular crea un dipolo eléctrico con su
terminal positivo dirigido hacia abajo y hacia la aurícula izquierda.
Este dipolo produce un voltaje positivo en el punto A, y otro en el
punto C, con respecto al punto B.. La despolarización auricular
también crea un voltaje positivo en el punto C en comparación con
el punto A, si bien el motivo de esto no es evidente desde el punto
de vista bidimensional descrito por la fig. 20-3. Las diferencias de
voltajes que se crean durante la despolarización auricular están
resumidas en las gráficas de la fig. 20-3. Las gráficas también muestran que una vez que las aurículas se despolarizan del todo (cada
una de sus células se encuentra en la fase de meseta de su potencial
La figura 20-4 representa el corazón en su posición normal en el
tórax de un perro. Los líquidos extracelulares del cuerpo contienen
NaCl (y otras sales) en solución, así el cuerpo puede imaginarse
como el recipiente con la solución salina de la que se hablaba en las
figuras precedentes. La posición de los miembros anterior izquierdo,
anterior derecho y posterior izquierdo en la figura 20-4 se corresponde con los puntos A, B, y C de la figura 20-3. La figura 20-4, A,
muestra que, mientras la despolarización auricular esté en marcha al
comienzo de un latido cardíaco, hay un voltaje positivo en el miembro
anterior izquierdo en comparación con el anterior derecho. Esto es
simplemente una repetición de la idea ilustrada en la figura 20-3, ya
que como se ha mencionado, la extremidad izquierda representaría
el punto A y la derecha el B.
La desviación en el trazado del ECG durante la despolarización
auricular se denomina onda P. Al final de esta despolarización (es
decir, al final de la onda P), el voltaje del ECG retorna a cero. En este
momento del ciclo cardíaco normal, el potencial se está propagando
lentamente de una célula a otra por el nódulo auriculoventricular
(AV) y la primera porción del haz AV. Sin embargo, estos tejidos
son tan pequeños que su despolarización no crea una diferencia de
potencial detectable en la superficie corporal.
Las siguientes diferencias de voltaje detectables en dicha superficie
son aquellas asociadas con la despolarización ventricular, cuya primera parte suele implicar una despolarización que se extiende de izquierda a derecha (es decir, desde la izquierda del perro a su derecha)
a través del tabique interventricular, como muestra la figura 20-4, B.
Esta fase primera, normalmente, produce una pequeña diferencia de
potencial (onda Q) entre el miembro anterior izquierdo y el derecho,
siendo el primero ligeramente más negativo en comparación con el
segundo.
El siguiente acontecimiento en la despolarización ventricular
normalmente produce un voltaje amplio y positivo (onda R) en el
miembro anterior izquierdo frente al derecho, como se observa en
la figura 20-4, C. Para comprender por qué esta onda R es grande
y positiva, hay que recordar que durante la despolarización ventricular las ramas izquierda y derecha del haz de His conducen
el potencial de acción hacia el ápice, desde donde las fibras de
Purkinje lo transportan rápidamente a las paredes de ambos ventrículos. Desde aquí, la despolarización se distribuye de una célula
a otra, hacia fuera, a través de las paredes de ambos ventrículos,
como se muestra por las flechas pequeñas en la figura 20-4, C.
Este potencial de acción que se propaga hacia afuera crea dipolos
en cada zona de la pared ventricular. Por lo tanto, cada una de las
flechas pequeñas de la fig. 20-4, C, se puede considerar un dipolo,
cuyo terminal positivo apunta al exterior de la pared ventricular
(ya que las paredes internas de los ventrículos se despolarizan
antes que las externas). El efecto eléctrico neto de la propagación
de las despolarizaciones hacia fuera a través de las paredes ventriculares es la formación de un gran dipolo eléctrico que apunta
diagonalmente hacia abajo (caudalmente) y hacia la izquierda del
perro. Este dipolo neto está representado por la flecha oscura en
la figura 20-4, C. Este dipolo apunta hacia la izquierda por dos
razones. La primera es que el eje cardíaco está inclinado hacia la
izquierda (es decir, la orientación normal del corazón es con el
ápice ventricular nclinado hacia la pared izquierda del tórax). La
segunda razón es que el ventrículo izquierdo tiene mucha mayor
masa muscular que el derecho, por lo que los dipolos creados por la
distribución de la despolarización en la pared gruesa del ventrículo
CAPÍTULO 20 El electrocardiograma
191
FIGURA 20-4 A medida que se conduce un potencial de acción cardíaco normal a través de las aurículas y
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los ventrículos, se crea una secuencia característica de diferencias de voltaje entre la pata delantera izquierda
(análoga al punto A de la figura 20-3) y la pata delantera derecha (análoga al punto B de la figura 20-3). La descripción completa se puede leer en el texto.
izquierdo predominan eléctricamente sobre los que se forman en
la delgada pared del derecho. El resultado es un voltaje grande y
positivo (onda R) en el miembro anterior izquierdo comparado con
el derecho. La onda R es una de las características principales de los
ECG. Las alteraciones en la magnitud o en la polaridad de esta onda
tienen un gran valor diagnóstico, como se explicará más adelante.
Cuando las despolarizaciones terminan su expansión a través
de las paredes ventriculares, el voltaje en el miembro izquierdo con
respecto al derecho retorna a cero, y durante unos milisegundos se
vuelve ligeramente negativo (representado en la figura 20-4, D). Las
bases físicas de esta onda S pequeña y negativa son poco conocidas.
Después de la onda S, el voltaje en el miembro anterior izquierdo,
en comparación con el derecho, vuelve a ser nulo y permanece así
un tiempo, ya que todas las células de ambos ventrículos se encuentran en fase de meseta de su potencial de acción; por tanto, no existe
dipolo.
En general, el proceso de despolarización ventricular genera un
patrón de voltajes en el ECG denominado onda QRS (o complejo
QRS). La característica principal para comprender el complejo QRS
es por qué su componente principal, la onda R, es normalmente
grande y positiva.
La figura 20-4, E, muestra que la repolarización del músculo ventricular causa una deflexión del voltaje en el ECG, llamado onda T.
Mientras la onda de despolarización se propaga hacia afuera por las
paredes ventriculares, el patrón de repolarización no es tan predecible.
La figura 20-4, E, ilustra un patrón común, en el que la repolarización
se propaga hacia el interior a través de las paredes ventriculares; es
decir, la superficie externa de los ventrículos fue la última zona en
despolarizarse pero la primera en repolarizarse. La repolarización
hacia dentro produciría un dipolo, como se representa por las flechas pequeñas en la figura 20-4, E, con su terminal negativo hacia
la superficie interna de los ventrículos. El dipolo neto resultante de
esta repolarización tiene su terminal negativo arriba (cranealmente)
y a la derecha del perro, como representa la flecha en negrita en la
figura 20-4, E. Este dipolo neto cre un voltaje positivo en el miembro
anterior izquierdo del animal con respecto al derecho (onda T). El
dipolo neto de la fig. 20-4, E, apunta hacia la derecha del perro, sencillamente porque la pared ventricular izquierda es mucho más gruesa
que la derecha. Es decir, que la repolarización que va del exterior al
interior en las grandes paredes del ventrículo izquierdo crea mayores
voltajes (dipolos más potentes) que la que va desde el exterior al
interior en las paredes más delgadas del ventrículo derecho.
192
SECCIÓN III Fisiología cardiovascular
FIGURA 20-5 El tiempo transcurrido entre las diversas ondas del
electrocardiograma corresponde a momentos de acontecimientos
eléctricos concretos en el corazón. La descripción completa se
puede leer en el texto. Las ecuaciones muestran cómo se puede
calcular la frecuencia auricular y la frecuencia ventricular a partir
de los intervalos P-P y R-R respectivamente. Desde luego, en un
corazón que funciona normalmente, la frecuencia auricular = la
frecuencia ventricular = la frecuencia cardíaca.
En muchos perros sanos la repolarización ventricular se produce
en la misma dirección que la despolarización (de dentro hacia fuera
de los ventrículos), lo que crea un voltaje negativo en el miembro
anterior izquierdo con respecto al derecho y, por tanto, una onda T
negativa. En cualquier caso, positiva o negativa, esta onda se debe a
la repolarización ventricular.
En resumen, la onda P se produce por la despolarización auricular,
el complejo QRS por la ventricular, y la onda T por la repolarización
de los ventrículos. El patrón de esta última varía de un perro a otro;
así podemos encontrar ondas T positivas o negativas. La repolarización auricular no causa una onda identificable en un ECG normal
porque la repolarización auricular no se produce con un patrón lo
suficiente ordenado como para que produzca un dipolo eléctrico
neto significativo.
El electrocardiograma muestra la secuencia
de los fenómenos eléctricos que se producen en el corazón
Las ondas predominantes de un ECG se corresponden con acontecimientos eléctricos específicos del corazón; por tanto, el tiempo que
transcurre entre ellas se puede medir para determinar la duración
de esos fenómenos cardíacos. La figura 20-5 ilustra los convenios
utilizados para definir los intervalos y segmentos importantes en
el ECG. El intervalo PR corresponde al tiempo que transcurre entre el
comienzo de la despolarización auricular (comienzo de la onda P)
y el comienzo de la ventricular (comienzo del complejo QRS). El
intervalo PR suele ser de unos 0,13 segundos en un perro grande
en reposo. Durante este tiempo, el potencial de acción cardíaco se
propaga con lentitud por el nódulo AV. La duración del complejo QRS
representa el tiempo que tardan los ventrículos en despolarizarse,
una vez que el potencial de acción emerge desde el nódulo AV y del
haz AV. Por lo general, dura menos de 0,1 segundos. El intervalo QT
(comienzo de la onda Q hasta el final de la onda T) mide el tiempo
desde el inicio de la despolarización ventricular hasta el final de la
repolarización ventricular. Esto se aproxima a la duración de un potencial de acción en el tejido ventricular y suele ser de 0,2 segundos.
El tiempo entre dos ondas P sucesivas (intervalo PP) representa el
tiempo entre dos despolarizaciones auriculares consecutivas (por
tanto, entre contracciones auriculares). Este segmento se puede
utilizar para calcular el número de contracciones auriculares por
minuto (la frecuencia auricular), como se aprecia en la figura 20-5.
Del mismo modo, el tiempo entre dos ondas R consecutivas (intervalo RR) se corresponde con el tiempo que transcurre entre dos
despolarizaciones ventriculares (y por tanto, contracciones ventriculares), y así puede usarse para calcular la frecuencia ventricular.
Por supuesto, en un animal sano las frecuencias auricular y ventricular son idénticas.
En medicina veterinaria se utilizan seis derivaciones
electrocardiográficas estándar
La figura 20-6 ilustra un ECG obtenido de un perro sano. Para
conseguir esos registros los electrodos se sitúan en los miembros
anteriores izquierdo y derecho, y en el miembro posterior izquierdo,
formando un triángulo alrededor del corazón (como los electrodos
en los puntos A, B y C en la fig. 20-3). Los distintos trazados electrocardiográficos de la figura 20-6 se obtuvieron interconectando
esos electrodos según las combinaciones estandarizadas por Willem Einthoven, inventor del ECG. Como se puede observar en la
figura 20-6, B, el voltaje en el miembro anterior izquierdo respecto
al anterior derecho se denomina derivación I. Esta medida se corresponde con las medidas de voltajes que se explicaron en la figura 20-4.
El mismo patrón de las ondas P, R, y T se aprecia en la derivación I
en la figura 20-6, así como en la figura 20-4 (aunque en la fig. 20-6
la onda T resulta ser negativa).
De acuerdo con la teoría de Einthoven, las conexiones de las tres
extremidades estándar se representan en la figura 20-6 formando
un triángulo (triángulo de Einthoven), que indica que para obtener
la derivación I del ECG se debe recoger la diferencia de potencial
en la extremidad anterior izquierda (marcada como electrodo «+»)
con respecto a la derecha (electrodo «–»). De la misma forma, ese
diagrama indica que la derivación II mide el voltaje que se establece
en el miembro posterior izquierdo con respecto al anterior derecho,
y la derivación III en el posterior izquierdo con respecto al anterior
izquierdo. Es importante recordar que los signos + y − del triángulo
de Einthoven son simples anotaciones para saber cómo colocar los
electrodos. Por ejemplo, indican que la derivación I se obtiene midiendo la diferencia de potencial en el miembro anterior izquierdo
con respecto al derecho (no en el otro sentido). Los signos + y − en
el triángulo no se corresponden necesariamente con la orientación
de los dipolos generados en el corazón.
Como puede observarse en la figura 20-6, A, los principales fenómenos ECG (las ondas P, R y T) son normalmente evidentes en
las derivaciones I, II y III, con independencia del trazado observado.
Esas derivaciones estándar simplemente proporcionan diferentes
«ángulos» de visión de los dipolos eléctricos generados por el músculo cardíaco durante las despolarizaciones y repolarizaciones. Hay
otros tres «puntos de vista» eléctricos, proporcionados por las derivaciones unipolares (aVR, aVL y aVF). La derivación aVR mide el
voltaje desde el electrodo de la extremidad anterior derecha con
respecto al voltaje medio de los electrodos situados en las otras dos
extremidades. Del mismo modo, aVL y aVF determinan los voltajes
desde los electrodos del miembro anterior izquierdo y del posterior
izquierdo, respectivamente, en relación con el voltaje medio de los
otros dos electrodos.
CAPÍTULO 20 El electrocardiograma
193
FIGURA 20-6 A, Electrocardiograma (ECG) de seis derivaciones de un perro normal. Las ondas P, Q, R y T (visibles
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en todas las derivaciones) están señaladas en la derivación II. No hay ondas S bien diferenciadas en estos registros
de ECG y las ondas T resultan ser negativas en las derivaciones I, II, aVL y aVF. Estos signos no son anormales.
B, el triángulo de Einthoven (superpuesto en la vista ventral del perro) representa la norma convencional de
interconexión de los tres electrodos de las extremidades para obtener el ECG de las derivaciones I, II y III. La descripción completa se puede leer en el texto. (A, De Tilley LP: Essentials of canine and feline electrocardiography:
interpretation and treatment, 2ª ed, Filadelfia, 1985, Lea & Febiger.)
Las derivaciones I, II y III se usan de forma rutinaria en la electrocardiografía veterinaria, mientras que las unipolares (aVR, aVL
y aVF) se utilizan menos. Existen otras derivaciones especiales que
se obtienen situando electrodos ECG en determinadas zonas del
tórax. Estas derivaciones precordiales son empleadas mucho más a
menudo en la medicina humana que en la veterinaria. Son útiles en
la evaluación de algunos trastornos eléctricos cardíacos específicos.
La calibración vertical estándar en un ECG se realiza igualando
dos divisiones principales a 1 milivoltio (mV). Se utilizan dos velocidades estándar: 25 milímetros por segundo (mm/seg), según la
cual 5 divisiones en el eje horizontal (tiempo) equivalen a 1 segundo,
o 50 mm/seg, donde 10 divisiones principales en el eje horizontal
equivalen a 1 segundo. Al usar la velocidad más rápida (50 mm/
seg) ayudamos a ampliar los trazados ECG en un animal con una
frecuencia cardíaca rápida (p. ej. un gato). La velocidad de la gráfica
es una convención que deriva de las antiguas máquinas ECG que
eran analógicas y emitían la gráfica en una tira de papel. Si bien
actualmente lo más común es que el ECG se capte y se almacene
digitalmente, aún se utiliza la convención de la velocidad de la gráfica
para establecer la resolución de la visión digital. Además, muchas de
estas unidades digitales emiten una impresión permanente en papel
de sus datos que tiene el mismo aspecto que las viejas tiras de papel.
La presencia de voltajes anómalos en el electrocardiograma
indica alteraciones estructurales o eléctricas cardíacas
El ECG de la figura 20-7 pertenece a un perro con hipertrofia ventricular derecha. Nótese que la secuencia de ondas en el ECG parece
normal; es decir, cada latido cardíaco comienza con una onda P ascendente seguida por un complejo QRS y una onda T (positiva en este
perro). Las frecuencias auricular y ventricular son iguales, de unos
100 latidos por minuto. Sin embargo, se observa una alteración evidente, ya que la polaridad predominante del complejo QRS registrada
por la derivación I es negativa. Como ya se ha mencionado, el complejo QRS representa la despolarización ventricular, y su principal
característica es, casi siempre, una onda R grande y positiva a causa
de la inclinación del eje cardíaco hacia el lado izquierdo del tórax, y
porque la pared del ventrículo izquierdo es mucho más gruesa que
la del derecho. Estas dos características consiguen el efecto de que la
dirección predominante de la despolarización ventricular se haga de
derecha a izquierda (como se ve en la fig. 20-4, C).
Por lo tanto, esta polaridad invertida sugiere un cambio del eje
cardíaco hacia la derecha, un aumento de la masa del ventrículo
derecho, o ambos. Los voltajes anormalmente altos del complejo QRS,
registrados por las derivaciones II y III, indican una hipertrofia ventricular. La marcada negatividad de los componentes del complejo en
esas mismas derivaciones sugiere que durante parte de la despolarización ventricular, la dirección predominante es desde la extremidad
posterior izquierda. Esto concuerda con el cambio de dirección del
eje cardíaco a la derecha y el aumento de la masa ventricular derecha.
La hipertrofia ventricular derecha es una consecuencia común de
las alteraciones cardíacas que aumentan la presión que debe generar
el ventrículo derecho durante sus contracciones. Algunos ejemplos incluyen estenosis pulmonar, conducto arterial persistente y
comunicaciones interventriculares (v. cap. 21).
A veces, los voltajes registrados son más bajos que lo normal. Una
causa habitual de las ondas de ECG de bajo voltaje es la acumulación
de líquido en el pericardio, lo que se denomina taponamiento cardíaco. En cierto sentido, el derrame pericárdico crea un cortocircuito de
las corrientes iónicas, que normalmente circularían hacia la superficie
corporal. Por tanto, se crean unos voltajes en la superficie corporal
más pequeños de lo normal.
Las fluctuaciones hacia arriba o hacia abajo del segmento ST,
respecto al resto del ECG, a menudo indican la existencia de áreas
isquémicas o de infarto en el músculo ventricular. Normalmente, las
194
SECCIÓN III Fisiología cardiovascular
FIGURA 20-7 ECG de un perro con hipertrofia ventricular derecha. La velo-
cidad de la gráfica es de 50 mm/seg, por lo tanto las 10 principales divisiones
de la cuadrícula sobre el eje horizontal constituyen 1 segundo. Las marcas de
cada segundo se aprecian como pequeñas deflexiones hacia abajo en el
tope de la cuadrícula. Tanto el intervalo PP como el RR son de 0,6 segundos,
de manera que las frecuencias tanto auriculares como ventriculares son de
100 por minuto. Las anomalías más evidentes son: (1) los complejos QRS
predominantemente negativos registrados en la derivación I, y (2) los complejos
QRS de gran amplitud y bidireccionales registrados en las derivaciones II y
III. (De Ettinger SJ: Textbook of veterinary internal medicine, 3ª ed, Filadelfia,
1989, Saunders.)
FIGURA 20-8 El voltaje registrado durante el segmento ST
es elevado en comparación con el punto de inicio (segmento
TP) en esta derivación II del ECG de un perro con infarto
ventricular inferior (caudal). Los dibujos muestran por qué
una zona isquémica o infartada del ventrículo crea un dipolo
eléctrico neto en el ventrículo en reposo (durante el segmento TP) pero no en el despolarizado (durante el segmento ST).
células musculares ventriculares isquémicas o infartadas no pueden
mantener un potencial de membrana en reposo negativo; siempre se
encuentran más o menos despolarizadas. Por tanto, entre contracciones ventriculares, cuando las células ventriculares sanas tienen su
potencial de membrana en reposo, existe una diferencia de potencial
entre la zona sana y la isquémica (o infartada). Esta diferencia de
voltaje genera un dipolo eléctrico entre ambas partes. La figura 20-8
(abajo a la izquierda) muestra la orientación del dipolo en el caso de
un área isquémica en la zona inferior (caudal) de los ventrículos. El
dipolo genera un voltaje negativo en la derivación II durante el reposo
ventricular (es decir, durante el registro del segmento TP). Cuando
un potencial de acción entra en este ventrículo, el tejido sano se despolariza y se registra el complejo QRS. La zona isquémica no puede
formar potenciales de acción, por lo que simplemente permanece
despolarizada. Como resultado, durante el segmento ST el ventrículo
entero, sano e isquémico, se despolariza (fig. 20-8, abajo a la derecha). Durante el segmento ST no hay diferencia de potencial (no hay
dipolo) entre el área dañada y la normal, y por tanto el voltaje del
ECG se acerca al nivel cero verdadero. Sin embargo, el segmento ST
está elevado con respecto al voltaje más negativo del segmento TP
(reposo ventricular). De este modo, esta elevación del segmento ST
(que en realidad es una «depresión del segmento TP») es indicativa
de un área isquémica o infartada en la zona inferior (caudal) del
ventrículo. Cuando estos daños se encuentran en la zona anterior
(craneal) se produce depresión del segmento ST.
Hacer un diagnóstico en base solo al registro ECG es arriesgado.
Teóricamente, si se conocen con detalle las propiedades estructurales
y eléctricas de un determinado corazón, el aspecto del ECG se puede
predecir con certeza. Sin embargo, el caso contrario no es estrictamente cierto. Existen muchas alteraciones cardíacas diferentes que
pueden producir alteraciones de voltaje similares. Por tanto, un ECG
con alguna alteración en el registro no puede atribuirse con certeza
a una anomalía cardíaca determinada. Sin embargo, junto con otros
datos clínicos (p. ej., radiografías torácicas), las alteraciones ECG, a
CAPÍTULO 20 El electrocardiograma
menudo, son muy indicativas de alteraciones cardíacas eléctricas o
estructurales específicas.
Las disfunciones eléctricas cardíacas producen
ondas ECG anómalas
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La figura 20-9 muestra un ECG de un perro con complejos ventriculares prematuros (CVP). La tira de la derivación I comienza con
cinco latidos normales (cada complejo QRS precedido por una onda
P y seguido por una onda T). Las ondas P están espaciadas de forma
uniforme, con un intervalo PP de 0,5 segundos (la frecuencia cardíaca
es de 120 latidos/minuto). Después de estos cinco latidos normales,
aparece un complejo con un voltaje alto y forma anómala sin su onda
P precedente. Esto indica la existencia de una despolarización ventricular prematura (la despolarización auricular no puede producir
fluctuaciones de voltaje tan grandes). El voltaje predominante en el
complejo anómalo es positivo en la derivación I, lo que indica que
la despolarización ventricular prematura se ha propagado preferentemente desde la derecha hacia la izquierda. Su forma rara y su
larga duración sugieren que la despolarización prematura no se ha
transmitido a través del sistema de conducción rápido formado por
las ramas del haz y las fibras de Purkinje. En otras palabras, su origen
ectópico no se encuentra en el haz AV o sus ramas. En vez de ello,
la despolarización se ha debido transmitir por vías de conducción
más lentas. La onda T anormalmente grande asociada con este latido prematuro destaca más esta propagación del potencial de acción
prematuro por los ventrículos con dirección y velocidad anómalos.
Si se origina una despolarización ventricular prematura en un
marcapasos ectópico en el haz AV o sus ramas, el patrón de la despolarización y repolarización ventricular hubiese aparecido normal;
esto es, el complejo QRS y la onda T del latido prematuro hubieran
tenido el aspecto de las ondas QRS y T normales. La secuencia QRS-T
sencillamente se habría producido antes y no habría ido precedida
por la onda P. A veces, las contracciones prematuras se originan por
marcapasos ectópicos auriculares (contracciones auriculares prematuras, CAP). Si se lleva a los ventrículos una despolarización auricular
prematura (es decir, si el nódulo AV no sigue siendo refractario por
causa de la despolarización auricular anterior), la despolarización y
repolarización ventriculares resultantes seguirían vías ventriculares
normales. Por lo tanto, el ECG mostraría una onda P antes de lo
esperado, seguida por una secuencia QRS-T de tamaño y forma
normales.
La figura 20-10 muestra otros ejemplos de alteraciones eléctricas
cardíacas, registradas en perros en reposo. En el ECG de la figura 2010, A, las ondas R están espaciadas uniformemente e indican una
frecuencia ventricular de 235 latidos/minuto, que es muy rápida para
un perro en reposo. Sin embargo, el patrón de las ondas del ECG
parece normal; cada complejo QRS está precedido claramente por
195
una onda P positiva y seguido de una onda T positiva (que se solapa
con la siguiente onda P). El diagnóstico más probable es taquicardia
sinusal (frecuencia rápida cardíaca iniciada por los marcapasos del
nódulo SA). La figura 20-10, B, muestra el extremo opuesto. El patrón
de ondas del ECG es normal, pero con una frecuencia cardíaca de
solo 55 latidos/minuto. Por tanto, el diagnóstico es bradicardia sinusal
(el nódulo SA es el marcapasos, pero su frecuencia es anormalmente
baja).
El ECG es un método fácil para diagnosticar bloqueos del nódulo
AV. La figura 20-11, A, muestra un ECG normal, a excepción de la
presencia de un intervalo PR anormalmente largo, que sugiere una
conducción demasiado lenta del potencial de acción a través del
nódulo AV y el haz AV. Esto puede indicar un bloqueo AV de primer
grado. En la figura 20-11, B, el espacio entre ondas P indica una
frecuencia auricular de 123 latidos/minuto. Cuatro de estas ondas P
van seguidas de complejos QRS altos (pero apenas visibles) y ondas
T grandes y negativas; sin embargo, las otras siete no van seguidas
de secuencias QRS-T. Parece ser que algunas, aunque no todas, de
las despolarizaciones auriculares se conducen a través del nódulo
AV; por tanto, se trata de un bloqueo AV de segundo grado. Este no
compromete la vida del animal, a menos que se pierdan muchos
latidos ventriculares de forma que el gasto cardíaco disminuya peligrosamente hasta niveles muy bajos.
La figura 20-11, C, muestra un bloqueo del nódulo AV de tercer
grado (completo) (y, a propósito, una depresión del segmento ST).
Los dos complejos QRS son visibles, y a cada uno sigue una onda T
negativa. El intervalo RR dura unos 2,9 segundos, lo que indica una
frecuencia ventricular de solo 21 latidos/minuto. Los complejos QRS
no vienen inmediatamente precedidos de ondas P. Existen unas ondas
P pequeñas, positivas y uniformemente espaciadas que indican que
la frecuencia auricular es de 142 latidos/minuto, pero no hay sincronización entre las ondas P y los complejos QRS. Los potenciales
de acción auriculares están aparentemente bloqueados en el nódulo
AV. Los ventrículos laten con lentitud en respuesta a un marcapasos
auxiliar en el nódulo AV o en el haz de His.
La figura 20-12, A, muestra un registro ECG de un perro con
una taquicardia ventricular fluctuante. Las primeras cinco ondas
son complejos ventriculares con apariencia anormal, que indican
la existencia de un marcapasos ventricular ectópico fuera del sistema de conducción ventricular normal. No hay ondas P evidentes.
A continuación aparecen tres secuencias P-QRS-T aparentemente
normales, lo que sugiere el restablecimiento del ritmo normal. Sin
embargo, el marcapasos ventricular ectópico toma el control de nuevo
y vuelve la taquicardia ventricular.
Este tipo de taquicardia suele degenerar en fibrilación ventricular,
como la que se observa en el ECG de la figura 20-12, B. El registro
muestra fluctuaciones grandes e irregulares del voltaje sin un patrón
FIGURA 20-9 Derivación I del ECG de un perro que muestra cinco latidos normales (pauta P-QRS-T normal)
seguidos por un latido ventricular prematuro. Sería de esperar una sexta onda P en el momento marcado por la
flecha. Esta onda P está oscurecida por los grandes voltajes que se relacionan con el latido ventricular prematuro.
El período refractario asociado al latido prematuro también evitó que se produjera el sexto latido ventricular normal;
esto crea una pausa larga (llamada pausa de compensación) entre el latido prematuro y el latido normal siguiente.
En este ejemplo, como en los restantes, la velocidad de la gráfica es de 50 mm/seg (10 principales divisiones de la
cuadrícula = 1 segundo). (De Ettinger SJ: Textbook of veterinary internal medicine, 3ª ed, Filadelfia, 1989, Saunders.)
196
SECCIÓN III Fisiología cardiovascular
FIGURA 20-10 Taquicardia sinusal (A) y bradicardia sinusal (B) que son evidentes en estos ECG, por lo demás
normales, de dos perros en reposo. La velocidad de la gráfica es de 50 mm/seg. (De Ettinger SJ: Textbook of
veterinary internal medicine, 3ª ed, Filadelfia, 1989, Saunders.)
FIGURA 20-11 A, Ejemplo de bloqueo en primer grado del nódulo AV (conducción AV anormalmente lenta). Cada
complejo QRS está precedido por una onda P positiva y seguido de una onda T negativa, lo cual es normal. Pero
el intervalo PR es de 0,2 segundos (lo normal en un perro es menos de 0,14 segundos). B, Ejemplo de bloqueo en
segundo grado del nódulo AV (conducción AV esporádica). Las pequeñas deflexiones positivas son ondas P. Las
amplias deflexiones negativas son ondas T, que siguen a los altos (pero apenas visibles) complejos QRS. Donde
las ondas P van seguidas de complejos QRS-T, el intervalo PR es normal. Sin embargo, solo cada segunda o
tercera onda P va seguida de un complejo QRS-T, es decir que hay dos o tres latidos auriculares por cada latido
ventricular. C, Ejemplo de bloqueo en tercer grado (total) del nódulo AV. Son evidentes las ondas P regularmente
espaciadas (aunque dos de ellas están oscurecidas por los dos grandes complejos QRS-T). Los complejos QRS-T
no están inmediatamente precedidos por ondas P. También es evidente la depresión del segmento ST, pero esto no
tiene nada que ver con el diagnóstico del bloqueo del nódulo AV. La deflexión rectangular, aproximadamente en el
primer tercio del registro, es una señal de calibración del voltaje (1 mV). La velocidad del registro es de 50 mm/seg.
(De Ettinger SJ: Textbook of veterinary internal medicine, 3ª ed, Filadelfia, 1989, Saunders.)
CAPÍTULO 20 El electrocardiograma
197
FIGURA 20-12 A, Ejemplo de taquicardia ventricular, que vuelve brevemente a ritmo sinusal. La frecuencia ven-
tricular es de alrededor de 165 latidos/min. Esta pauta sería la típica de un perro con un marcapasos ventricular
ectópico que funcionara a casi la misma frecuencia que el marcapasos del nódulo SA; el marcapasos ectópico
iniciaría algunos latidos ventriculares y los otros comenzarían de manera normal por medio del nódulo AV. B,
Ejemplo de fibrilación ventricular. Las fluctuaciones aleatorias del voltaje generadas por los ventrículos fibrilantes
oscurecerían cualesquiera ondas P que pudiera haber presentes, de manera que no es posible determinar si las
aurículas laten normalmente o si también están fibrilando. La velocidad de la gráfica es de 50 mm/seg. (De Ettinger
SJ: Textbook of veterinary internal medicine, 3ª ed, Filadelfia, 1989, Saunders.)
comprensible. Las aurículas pueden, o no, estar fibrilando; es posible
que con regularidad aparezcan ondas P, aunque la actividad eléctrica
aleatoria de los ventrículos las enmascara. Esta fibrilación detiene el
bombeo de sangre del corazón, a pesar de que las aurículas continúen
latiendo de manera sincronizada.
La fibrilación auricular, como la ventricular, normalmente produce dipolos voltaicos aleatorios. Sin embargo, como la masa del
miocardio auricular es relativamente pequeña, los voltajes captados
en el ECG durante la fibrilación auricular son siempre muchos
más pequeños que los observados en la figura 20-12, B. Un ECG
de un animal con fibrilación auricular podría mostrar secuencias
QRS-T con forma normal, en contraposición con las características fluctuaciones de voltaje de baja amplitud generadas durante la
fibrilación auricular. En ese caso, el nódulo AV se ve bombardeado
con frecuentes potenciales de acción desde las aurículas fibrilantes,
algunos de los cuales se conducen a los ventrículos, mientras que
otros son bloqueados (debido al largo período refractario del nódulo AV). Por tanto, en caso de fibrilación auricular, las secuencias
QRS-T tienen una forma normal, pero un espaciado en el tiempo
irregular.
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
En los animales grandes la polaridad y la medida
de las ondas electrocardiográficas muestran una importante
variabilidad
Entre animales, el aspecto de las ondas normales de un ECG varían
más entre los equinos y los bovinos que entre perros y gatos. Por
ejemplo, es probable que el ganado bovino sano tenga complejos
QRS (en cualquier derivación del ECG) que sean bastante diferentes
entre distintos individuos en cuanto a magnitud, duración y forma.
Esta variabilidad proviene de las vías menos constantes que siguen las
despolarizaciones cardíacas en las aurículas y los ventrículos de los
animales grandes en comparación con los pequeños. Como resultado,
el ECG es menos útil a la hora de diagnosticar anomalías estructurales
cardíacas (p. ej., hipertrofia ventricular) en los animales grandes que
en los pequeños. Sin embargo sí existe una coherencia en la secuencia
básica de los acontecimientos eléctricos del corazón de animales
normales, sean grandes o pequeños. Cada latido normal comienza
con una despolarización del nódulo SA y la consiguiente secuencia de
acontecimientos (despolarización de las aurículas, despolarización
de los ventrículos y repolarización de estos últimos) produce ondas de
voltaje que se ven en un ECG. Por lo tanto el ECG es sumamente útil
en animales grandes para detectar y caracterizar las arritmias. Con
este propósito normalmente no es necesario normalizar la colocación
de los electrodos con miras a determinadas derivaciones. Cualquier
derivación del ECG o cualquier colocación del electrodo que nos
dé ondas P, complejos QRS y ondas T claramente discernibles será
suficiente.
Se utilizan técnicas muy sofisticadas para analizar los ECG en
medicina humana y en muchas clínicas veterinarias. El propósito de
este capítulo es introducir solo la suficiente complejidad como para
establecer un modelo conceptual para pensar acerca del ECG y para ilustrar la utilidad de este modelo en el diagnóstico médico de las
disfunciones eléctricas del corazón.
CASO CLÍNICO
MIOCARDIOPATÍA DILATADA CON TAQUICARDIA
AURICULAR PAROXÍSTICA
Historia. El propietario de un San Bernardo macho de 5 años de edad
notifica que el animal presenta distensión abdominal, delgadez, tose y
respira con dificultad. El dueño cree que estos síntomas han aparecido
de forma gradual hace varias semanas, aunque antes de las últimas
semanas el animal tenía episodios ocasionales en los cuales de repente
parecía débil y muy apático.
Exploración clínica. La palpación revela pérdida de masa muscular
y una ascitis marcada (líquido en la cavidad abdominal). Las venas
yugulares están distendidas. El pulso arterial es rápido e irregular, con
pérdida frecuente del pulso (latidos ausentes). La radiografía torácica
revela un corazón ampliado y acumulación de líquidos cerca del hilio
pulmonar.
El ECG registrado de varios minutos muestra una frecuencia de
ondas P de 160 a 170 por minuto, cada una de las cuales va seguida
198
SECCIÓN III Fisiología cardiovascular
de un complejo QRS-T. Sin embargo, también revela episodios frecuentes de 210 a 230 ondas P por minuto, durante los cuales la mayoría
van seguidas de complejos QRS-T, pero otras no. Como resultado, los
complejos QRS-T aparecen de forma irregular y con una frecuencia
de 180 por minuto.
La ecocardiografía revela una dilatación grave de las cuatro cámaras cardíacas, sobre todo de las aurículas. Aunque los ventrículos
están dilatados, las paredes son más delgadas de lo normal, lo que
se denomina hipertrofia excéntrica. Las contracciones ventriculares
son débiles.
del gasto cardíaco. Comienza así un ciclo vicioso en el que dicho gasto
disminuye, se produce más congestión venosa y distensión auricular,
se agrava la arritmia, y así sucesivamente. La taquicardia ventricular
suele evolucionar hacia una fibrilación auricular, cuyo pronóstico es
malo si no se instaura un tratamiento.
Este caso de insuficiencia cardíaca es un buen avance para los
próximos capítulos, en los que se tratan en detalle los mecanismos
fisiológicos del control cardíaco y vascular en ambos estados del
corazón: sano y enfermo.
Comentario. El ECG indica la existencia de taquicardia auricular en
incrementar la producción de orina. Se pretende reducir el volumen de
sangre y la presión auricular y venosa, para disminuir la congestión y el
edema. A veces, la taquicardia auricular paroxística se resuelve tras la
reducción del tamaño auricular inducido por los diuréticos. Si esto no
ocurre, pueden utilizarse antiarrítmicos (p. ej., quinidina o lidocaína, y/o
glucósidos cardíacos como los digitálicos) para reducir la excitabilidad
eléctrica cardíaca del tejido auricular.
este perro. La información presentada no establece la localización
del marcapasos auricular en el nódulo SA o en cualquier otro lugar
en las aurículas. Posiblemente, una zona marcapasos auricular está
iniciando despolarizaciones a una frecuencia de 160 a 170 por minuto,
y otra área las inicia a una frecuencia más rápida de 210 a 230 por
minuto. En el primer caso, el nódulo AV conduce los potenciales de
acción auriculares a los ventrículos, por lo que los estos también se
contraen 160 a 170 veces/minuto. Sin embargo, en el segundo caso,
algunos de los potenciales de acción auriculares llegan al nódulo AV
cuando las células del mismo se encuentran en el período refractario
del potencial de acción anterior; por tanto, no se propagan a los ventrículos, lo que origina solo unas 180 contracciones ventriculares por
minuto. Este es uno de los casos en los que un bloqueo AV de segundo
grado, creado por el relativamente largo período refractario de las
células; resulta beneficioso, ya que impide que los ventrículos se
contraigan demasiado rápido. El problema es que cuando una arritmia
provoca contracciones ventriculares muy frecuentes, el tiempo entre
contracciones se acorta demasiado, lo que impide un llenado ventricular adecuado. Al aumentar la frecuencia ventricular, el volumen
de sangre bombeada por cada latido disminuye, y lo mismo ocurre
con el gasto cardíaco. Con frecuencias ventriculares superiores a 180
por minuto, dicho gasto puede disminuir tanto que el perro puede
sufrir un colapso.
Es probable que el principal problema de este perro sea una debilidad crónica y progresiva del músculo cardíaco (miocardiopatía).
Todos los signos clínicos, incluida la taquicardia auricular, pueden
atribuirse a una miocardiopatía primaria. La miocardiopatía dilatada
es frecuente en razas de perros gigantes, sobre todo en machos, y a
menudo (como en este caso) no tiene una causa conocida.
Aunque la causa de la miocardiopatía no pudo ser determinada
a partir de las evidencias disponibles en este caso, la secuencia de
anomalías debidas a la miocardiopatía permite su deducción. La debilidad ventricular causó una insuficiencia cardíaca; el gasto cardíaco
disminuyó por debajo de lo normal, en especial durante el ejercicio.
El cuerpo del perro intenta compensar la insuficiencia aumentando el
volumen de sangre, lo que incrementa las presiones arterial y venosa
a niveles superiores a los normales. La elevada presión auricular
tiene un efecto beneficioso de «sobrecarga» de los ventrículos con
un volumen de sangre adicional antes de cada contracción, lo que
provoca el retorno parcial del volumen de sangre bombeada por un
ventrículo con cada latido del corazón (volumen sistólico) a lo normal. Sin embargo, este exceso de volumen y presión en las venas
produce edema pulmonar (que causa la tos y dificultad para respirar)
y sistémico (que produce la acumulación de líquido en el abdomen).
Asimismo, la distensión auricular hace que las células auriculares estén
más excitables eléctricamente, lo que se traduce en la formación de
marcapasos ectópicos y el comienzo de la taquicardia auricular. Esta
limita el tiempo de llenado ventricular, con el consiguiente compromiso
Tratamiento. Se administra un diurético (p. ej., furosemida) para
PREGUNTAS PRÁCTICAS
1. ¿En cuál de las siguientes arritmias el ECG muestra un mismo
número de ondas P y de complejos QRS?
a. Bloqueo AV completo (de tercer grado).
b. Bloqueo AV de primer grado.
c. Taquicardia ventricular.
d. Aleteo auricular.
e. Todas las anteriores.
2. El tiempo necesario para la conducción del potencial de acción
cardíaco a través del nódulo AV es aproximadamente igual al:
a. Intervalo RR.
b. Intervalo PR.
c. Intervalo ST.
d. Intervalo PP.
e. Intervalo QT.
3. La onda T en un ECG normal es:
a. Siempre negativa.
b. Siempre positiva si la onda R es positiva.
c. También conocida como «potencial del marcapasos».
d. Producida por el retraso entre la despolarización auricular y
ventricular.
e. Producida por la repolarización ventricular.
4. El ECG de la figura 20-13, A, indica:
a. Arritmia sinusal.
b. Hipertrofia ventricular derecha.
c. Elevación del segmento ST.
d. Contracción ventricular prematura.
e. Fibrilación auricular.
5. El ECG de la figura 20-13, B, indica:
a. Bloqueo AV de segundo grado.
b. Bloqueo AV de tercer grado.
c. Bradicardia sinusal.
d. Taquicardia ventricular.
e. Elevación del segmento ST.
CAPÍTULO 20 El electrocardiograma
199
FIGURA 20-13 Registros de la derivación I de ECG de dos perros. A es la base de la pregunta 4 de los Ejercicios
Prácticos. B es la base de la pregunta 5 de los Ejercicios Prácticos. La velocidad del registro es de 50 mm/seg.
(De Ettinger SJ: Textbook of veterinary internal medicine, 3ª ed, Filadelfia, 1989, Saunders.)
BIBLIOGRAFÍA
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Tilley LP, Smith FWK, Oyama MA, Sleeper MM. Manual of canine and
feline cardiology. 4ª ed. Filadelfia: Saunders; 2008.
CAPÍTULO 21
El corazón como bomba
PUNTOS CLAVE
1. Cada latido cardíaco está compuesto por una sístole y una diástole ventricular.
2. El gasto cardíaco es igual a la frecuencia cardíaca multiplicada por el
volumen sistólico.
3. El aumento del volumen telediastólico ventricular produce un incremento
del volumen sistólico.
4. El volumen telediastólico viene determinado por la precarga ventricular, la
adaptabilidad ventricular y el tiempo de llenado diastólico.
5. El aumento de la contractilidad ventricular produce una disminución del
volumen telediastólico ventricular.
6. Un aumento de la frecuencia cardíaca no incrementa el gasto cardíaco de
una manera significativa, a menos que el volumen sistólico se mantenga.
7. Los soplos son ruidos anómalos que se producen en el corazón como
consecuencia de las turbulencias en el flujo sanguíneo originadas por
algunos defectos cardíacos.
8. Algunas alteraciones cardíacas aumentan el trabajo del corazón lo que
causa una hipertrofia cardíaca.
9. Las consecuencias fisiopatológicas que producen los defectos cardíacos
son un resultado directo de las presiones, volúmenes y trabajos anómalos
creados en las cavidades cardíacas.
Cada latido cardíaco está compuesto por una sístole
y una diástole ventricular
La fracción del volumen telediastólico expulsada durante la sístole
ventricular es la fracción de eyección. Así:
En realidad, el corazón está compuesto por dos bombas (los dos
ventrículos) que trabajan juntas, mano a mano. Cada bombeo ventricular tiene un ciclo, primero se relajan y se llenan de sangre y luego
se contraen y expulsan la sangre. En cada uno de esos ciclos cardíacos
(latidos cardíacos) el ventrículo izquierdo toma un volumen determinado de sangre de las venas pulmonares y de la aurícula izquierda
y lo envía a la arteria aorta; mientras que el ventrículo derecho se
llena con un volumen sanguíneo similar pero procedente de las venas
sistémicas y de la aurícula derecha y lo envía a la arteria pulmonar.
Los fenómenos que se producen en cada ciclo cardíaco se recogen
en la figura 21-1. La parte superior representa un trazado electrocardiográfico (ECG) normal. La contracción auricular comienza con la
despolarización de las aurículas, representada por la onda P. La contracción ventricular comienza por su despolarización, representada por
el complejo QRS. El período de contracción ventricular se denomina
sístole ventricular, durante la cual la sangre se eyecta de los ventrículos.
Cada sístole es seguida por una diástole ventricular, durante la cual los
ventrículos se relajan y se produce el llenado con sangre antes de que
comience la siguiente sístole. La diástole ventricular se corresponde
con el período entre una onda T y el siguiente complejo QRS, cuando
las células ventriculares tienen un potencial de membrana en reposo.
Los ventrículos no se vacían por completo durante la sístole. Como se observa en la gráfica del volumen ventricular (fig. 21-1, segunda
desde arriba), en un perro grande cada ventrículo contiene alrededor
de unos 60 ml de sangre al final de cada diástole, que se denomina
volumen telediastólico. Durante la sístole, desde cada ventrículo se
expulsan unos 30 ml de sangre, pero los otros 30 permanecen en él.
Este se denomina volumen telesistólico. El volumen de sangre que el
ventrículo envía a la circulación con cada latido recibe el nombre de
volumen sistólico y se expresa como:
Volumen sistólico = Volumen telediastólico − Volumen telesistólico
200
Fracción de eyección =
Volumen sistólico
Volumen telediastólico
En el ejemplo de la figura 21-1, la fracción de eyección es el 50%. Los
valores normales para un perro en reposo son de 50 a 65%.
Como se observa en la figura 21-1, la presión ventricular
izquierda es baja al comienzo de la sístole; sin embargo, la contracción tan poderosa que genera la masa muscular ventricular
hace que esta presión aumente con rapidez, lo que provoca un
reflujo momentáneo de sangre desde el ventrículo izquierdo hacia
la aurícula del mismo lado, cerrando la válvula auriculoventricular
(AV) (válvula mitral). Al comienzo de la sístole, la sangre no sale
inmediatamente del ventrículo izquierdo a la aorta, ya que la válvula
aórtica permanece cerrada hasta que la presión ventricular excede
la de la aorta. Por tanto, el volumen ventricular permanece sin
cambios durante la primera fase de la sístole, lo que se denomina
contracción isovolumétrica.
Cuando la presión ventricular izquierda supera la presión
aórtica, empuja la válvula aórtica y se abre, lo que produce una
eyección rápida de sangre dentro de la aorta, seguida de una fase de eyección reducida cuando ambas presiones, ventricular y
aórtica, alcanzan sus valores máximos (sistólicos) y comienzan
a decrecer. (Durante el período de eyección reducida, la presión
ventricular desciende por debajo de la aórtica, pero la eyección
continúa durante algún tiempo, ya que la sangre que sale del
ventrículo lo hace a causa de la velocidad adquirida por inercia
durante la eyección rápida.) Como la presión ventricular continúa
bajando, la eyección termina, y en un determinado momento se
produce un reflujo desde la aorta al ventrículo derecho que cierra
la válvula aórtica, lo que marca el fin de la sístole ventricular y el
comienzo de la diástole.
© 2014. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
CAPÍTULO 21 El corazón como bomba
FIGURA 21-1 Acontecimientos y terminología que se asocian a un solo ciclo
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
cardíaco (latido) en un perro normal. Las escalas verticales a la izquierda de
las gráficas (en rojo) corresponden al lado izquierdo del corazón. Las escalas
verticales a la derecha de las gráficas (en azul) corresponden al lado derecho
del corazón. En la gráfica de presión ventricular, el punto A indica cierre de
las válvulas mitral y tricúspide (las válvulas auriculoventriculares); el punto
B indica la apertura de las válvulas aórtica y pulmonar; el punto C indica el
cierre de las válvulas aórtica y pulmonar y el punto D indica la apertura de las
válvulas mitral y tricúspide. Para más detalles véase el texto.
En la primera fase de la diástole ventricular, el músculo se relaja,
la presión ventricular izquierda desciende desde un valor próximo
a la presión aórtica hasta otro cercano a la presión de la aurícula
izquierda. Sin embargo, todavía no se produce el llenado ventricular
ya que la válvula mitral permanece cerrada hasta que la presión ventricular izquierda disminuye hasta unos valores inferiores a los de la
presión auricular izquierda. La primera fase de diástole ventricular
se denomina relajación isovolumétrica, ya que no hay ni llenado ni
vaciado del ventrículo.
Cuando la presión ventricular izquierda es menor que la auricular, la válvula mitral se ve forzada a abrirse a medida que la sangre
comienza a fluir desde la aurícula al ventrículo. Primero hay un
período de llenado ventricular rápido, seguido de una fase de llenado
ventricular reducido (diástasis), que dura hasta que las células del
201
nódulo sinoauricular inician el potencial de acción y la contracción
auricular (sístole auricular). En un perro en reposo, como se representa en la figura 21-1, el volumen ventricular está cercano a su
nivel telediastólico incluso antes de la sístole auricular. Típicamente,
del 80 al 90% del llenado ventricular se produce antes de la sístole
auricular, la cual simplemente «llena» los ventrículos casi totalmente.
Una consecuencia clínica importante es que los ventrículos de un
animal en reposo son capaces de bombear un volumen sistólico
casi normal incluso en ausencia de las contracciones auriculares
apropiadas (p. ej., durante la fibrilación auricular). Sin embargo,
durante el ejercicio, las contracciones auriculares tienen una gran
contribución al llenado ventricular, ya que la frecuencia cardíaca alta
que se produce deja un corto período de tiempo para el llenado diastólico. Por tanto, los animales con fibrilación auricular manifiestan
una clara intolerancia al ejercicio. El llenado ventricular también se
hace más dependiente de la sístole auricular en los pacientes que
tienen determinadas valvulopatías, como un estrechamiento de la
válvula mitral (estenosis mitral).
Al final de la sístole auricular, las aurículas se relajan. La presión
de la aurícula izquierda disminuye ligeramente; luego, a medida que
los ventrículos comienzan a contraerse, se produce un reflujo de
sangre momentáneo hacia atrás, desde el ventrículo izquierdo a la
aurícula izquierda. El reflujo cierra la válvula mitral, lo que marca
el final de la diástole ventricular y el comienzo de otra sístole ventricular izquierda.
Por definición, el ciclo cardíaco se divide en sístole y diástole ventricular. El cierre de la válvula mitral marca el comienzo de la sístole
ventricular, y la de la válvula aórtica el comienzo de la diástole. Nótese
que la sístole auricular tiene lugar durante la diástole ventricular.
Los seis párrafos precedentes exponen los cambios de presión
en la aurícula y el ventrículo izquierdos y en la aorta. Sin embargo,
todos estos fenómenos del ciclo cardíaco también se producen en el
lado derecho del corazón. Por tanto, todas las afirmaciones que se
han hecho para el lado izquierdo del corazón también son válidas
para el derecho; simplemente hay que sustituir «arteria pulmonar»
por «aorta», «válvula pulmonar» por «válvula aórtica», y «válvula
tricúspide» por «válvula mitral». Como se indica en la figura 21-1,
los volúmenes ventriculares son similares para los lados izquierdo y
derecho, y por tanto, las frecuencias de flujo sanguíneo. Sin embargo,
las presiones son muy diferentes en ambos lados. La presión sistólica
(el máximo) en el ventrículo derecho y en la arteria pulmonar es solo
de 20 mmHg, mientras que la presión sistólica en el lado izquierdo
del corazón alcanza los 120 mmHg. Por esta razón, hay distintas escalas en los ejes de presiones de la figura 21-1 para el lado derecho e
izquierdo del corazón.
El ritmo de los dos ruidos cardíacos más importantes se muestra
también en la figura 21-1 (inferior). El primer ruido cardíaco (S1) se
asocia con el cierre de las válvulas AV (las válvulas mitral y tricúspide). Lo que produce el ruido no es en sí el cierre de las válvulas,
ya que las valvas de las válvulas son muy ligeras y delgadas, por lo
que su cierre sería casi silencioso. Sin embargo, hay un reflujo retrógrado momentáneo de sangre desde los ventrículos a las aurículas al
comienzo de la sístole ventricular que, cuando se detiene de repente
contra las válvulas cerradas, crea una breve vibración en la sangre y
las paredes cardíacas y que son las responsables del ruido.
El segundo ruido cardíaco se asocia con el cierre de la válvula
aórtica en el lado izquierdo del corazón y de la válvula pulmonar en
el lado derecho. Es más breve, agudo y más intenso que el primero.
Tampoco aquí es el cierre de las valvas lo que produce el ruido,
sino la reverberación del reflujo retrógrado de sangre al frenar
repentinamente por el cierre de las válvulas. Ambas, aórtica y
pulmonar, se cierran de forma simultánea. Sin embargo, en determinadas circunstancias, se pueden cerrar con una ligera diferencia
de tiempo, entonces el segundo ruido se oye como dos distintos;
202
SECCIÓN III Fisiología cardiovascular
FIGURA 21-2 Resumen del control del gasto cardíaco. Las
relaciones que aquí se muestran están descritas con más
detalle en el texto.
este fenómeno se conoce como desdoblamiento del segundo ruido
cardíaco.
Las válvulas AV se cierran al comienzo de la sístole ventricular, y
la aórtica y la pulmonar cerca del final; por tanto, la sístole ventricular
a veces se define como la fase del ciclo cardíaco que se produce entre
el primero y el segundo ruido cardíacos.
En los animales grandes (y en ocasiones en los perros) habitualmente se oyen dos ruidos cardíacos adicionales. El torrente de la
sangre dentro de los ventrículos durante la fase de llenado rápido
al principio de la diástole puede crear la turbulencia y la vibración
suficientes de las paredes ventriculares como para que se oiga como
un tercer ruido cardíaco (S3). Un cuarto ruido cardíaco (S4), si es
audible, se produce exactamente al final de la diástole durante la
sístole auricular.
El gasto cardíaco es igual a la frecuencia cardíaca
multiplicada por el volumen sistólico
Todos los fenómenos expuestos en la figura 21-1 se producen a lo
largo de cada latido cardíaco, y cada latido es el resultado de la eyección de un volumen de sangre en la arteria pulmonar y la aorta. El
número de latidos por minuto se denomina frecuencia cardíaca. Por
tanto, el gasto cardíaco (el volumen total de sangre bombeada por
cada ventrículo en un minuto) se expresa como sigue:
Gasto cardíaco = Volumen sistólico × Frecuencia cardíaca
Esta relación acentúa el hecho de que el gasto cardíaco solo puede
incrementarse si aumenta el volumen sistólico, la frecuencia cardíaca,
o ambos. Para comprender cómo controla el cuerpo su gasto cardíaco
hay que entender cómo controla el volumen sistólico y la frecuencia
cardíaca. La figura 21-2 resume los factores que afectan al volumen
sistólico y a la frecuencia cardíaca. Estos factores se describen con
detalle en las tres secciones siguientes.
El aumento del volumen telediastólico ventricular produce
un incremento del volumen sistólico
El volumen sistólico es igual al volumen telediastólico menos el
volumen telesistólico. Por tanto, como se muestra en la figura 21-2,
el volumen sistólico puede incrementarse solo aumentando el volumen telediastólico (p. ej., mayor llenado ventricular durante la diástole), disminuyendo el volumen telesistólico (p. ej., vaciamiento de
los ventrículos más completo durante la sístole), o ambos.
El efecto que produce el aumento del volumen telediastólico ventricular sobre el volumen sistólico se representa en la figura 21-3, A.
Los mecanismos fisiológicos detallados que mantienen esta relación
son complejos. Sin embargo, un mayor llenado ventricular durante la
diástole coloca a las fibras musculares en una posición más favorable
para la eyección de sangre en la siguiente sístole. Asimismo, la dis-
tensión de las fibras musculares ventriculares durante la diástole
produce la liberación de una gran cantidad de calcio (Ca2+) desde el
retículo sarcoplásmico durante la siguiente contracción sistólica, lo
que mejora la fuerza de la contracción. En condiciones de reposo en
un animal sano, se encuentra más o menos en la mitad de su curva
de función ventricular. Por tanto, el aumento o descenso del volumen
telediastólico normal es aproximadamente proporcional al aumento
o descenso del volumen sistólico.
El volumen telediastólico viene determinado por la precarga
ventricular, la adaptabilidad ventricular y el tiempo
de llenado diastólico
La precarga ventricular es la presión que hay en el ventrículo durante
el llenado diastólico. Dado que la presión ventricular cambia a lo
largo del llenado (fig. 21-1), el valor de la presión ventricular al final
de la diástole suele aceptarse como una medida simple de la precarga.
Estos valores normales de la precarga (presión ventricular telediastólica) son de unos 5 mmHg en el caso del ventrículo izquierdo
y de 3 mmHg para el ventrículo derecho. En un corazón sano, la
presión ventricular al final de la diástole es esencialmente igual que
la presión auricular, ya que las válvulas AV están abiertas por completo durante la fase final de la diástole. Además, puesto que no hay
válvulas entre las venas y las aurículas, la presión auricular es casi
idéntica a la presión de las venas vecinas. Por tanto, la presión venosa
pulmonar, auricular izquierda y ventricular izquierda telediastólica
son valores equivalentes a la precarga del ventrículo izquierdo. Del
mismo modo, la presión telediastólica en el ventrículo derecho, la
presión auricular derecha y la presión de la vena cava son medidas
equivalentes a la precarga del ventrículo derecho. En la práctica
clínica, la precarga ventricular derecha se mide mediante la introducción de un catéter en una vena periférica (p. ej., la vena yugular)
y desplazándolo hacia la vena cava craneal (precava) o a la aurícula
derecha. Este tipo de catéter se denomina catéter venoso central, y la
presión que mide se denomina presión venosa central. La precarga
ventricular izquierda es más difícil de medir clínicamente ya que no
hay un camino fácil para emplazar el catéter en la aurícula izquierda
o en venas pulmonares.
La figura 21-3, B, muestra que el aumento de la precarga se asocia
con el incremento del volumen telediastólico ventricular. La gráfica
representa un ventrículo izquierdo que contiene su volumen normal
de 30 ml en un estado de reposo no presurizado (p. ej., cuando la
precarga es igual a 0 mmHg). El incremento en la precarga distiende y
llena el ventrículo. Una precarga de 5 mmHg conlleva que el aumento
del volumen telediastólico del ventrículo izquierdo llegue a unos
60 ml. Sin embargo, el tejido ventricular llega a su límite elástico
cuando el volumen alcanza los 90 ml, por lo que un incremento
mayor de la precarga no va a producir mayor llenado ventricular.
CAPÍTULO 21 El corazón como bomba
203
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FIGURA 21-3 A, El aumento del volumen telediastólico ventricular causa el aumento del volumen sistólico.
B, El aumento de la presión telediastólica ventricular (precarga) provoca el aumento del volumen telediastólico
ventricular. C, Combina las relaciones de A y B para demostrar que un aumento de la precarga ventricular causa un
aumento del volumen sistólico. En cada una de estas relaciones (A a C) se alcanza un límite superior básicamente
porque a altos niveles de volumen telediastólico ventricular, las paredes de los ventrículos se estiran hasta su
límite elástico. Los datos numéricos corresponden al ventrículo izquierdo de un perro de gran tamaño. Los puntos
y las líneas discontinuas indican los valores normales en reposo.
El aumento de la precarga ventricular produce un incremento
del volumen telediastólico (fig. 21-3, B), y este incremento genera
el aumento del volumen sistólico (fig. 21-3, A). Por tanto, el aumento de la precarga va seguido del incremento del volumen sistólico
(fig. 21-3, C). Cada una de estas relaciones alcanza un límite superior.
Están relacionados varios factores, pero el principal (ya mencionado)
es que las paredes ventriculares llegan a estirarse hasta su límite de
elasticidad a niveles altos de volumen telediastólico ventricular. En
un perro en reposo los valores normales de precarga ventricular, volumen telediastólico y volumen sistólico están a medio camino entre
sus valores mínimos y máximos (fig. 21-3). Por tanto, el descenso
de la precarga produce una disminución del volumen telediastólico
ventricular y del volumen sistólico, y esto sucede, por ejemplo, como
respuesta a una hemorragia (v. cap. 26).
La relación entre la precarga ventricular, el volumen telediastólico
y el volumen sistólico fue estudiada con detalle, por primera vez,
por Ernest Henry Starling. La observación de que los cambios en
la precarga producen los cambios correspondientes en el volumen
telediastólico ventricular y en el volumen sistólico se denomina ley del
corazón de Starling. Este mecanismo desempeña un papel decisivo en
los ajustes del volumen sistólico que se producen en cada momento.
Por ejemplo, si el ventrículo derecho comienza a bombear, por alguna
razón, un volumen sistólico mayor, el flujo sanguíneo pulmonar adicional que resulta genera un aumento de la presión venosa pulmonar
queincrementa la presión auricular izquierda, la cual incrementa
la precarga ventricular en ese lado y, después, aumenta el relleno
del ventrículo izquierdo durante la diástole. El resultado final es el
incremento del volumen telediastólico en el ventrículo izquierdo
que conduce a un mayor volumen sistólico desde ese ventrículo. Por
tanto, un volumen sistólico ventricular derecho elevado rápidamente
deriva en el correspondiente aumento de ese mismo volumen en el
ventrículo izquierdo. Y el caso contrario también se cumple.
Esta secuencia puede convertirse en un círculo vicioso, que terminará con el incremento del volumen sistólico, lo que se impide
mediante otros mecanismos de control, los cuales se exponen en el
capítulo 25. El punto a trata